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EL FAVOR DE DIOS

Job 29:2-5, "¡Quién me volviese como en los meses pasados, como en los días en
que Dios me guardaba, cuando hacía resplandecer sobre mi cabeza su lámpara,
a cuya luz yo caminaba en la oscuridad; como fui en los días de mi juventud,
cuando el favor de Dios velaba sobre mi tienda; cuando aún estaba conmigo el
Omnipotente, y mis hijos alrededor de mí...!"

Job está pasando por un tiempo de sufrimiento intenso y recuerda los días en que
la bendición de Dios estaba sobre él.

¡Qué hermosa descripción nos relata! No puede haber mayor bendición que tener
a nuestros hijos a nuestro alrededor y la presencia de Dios llenando nuestro
hogar.

¿Cuál es el “favor de Dios”? La palabra hebrea para “favor” es sod.

Tiene diferentes significados, pero todos similares: un grupo de amigos íntimos


que comparten acerca de asuntos confidenciales, una conversación entre
amigos, un sillón, almohada o cojín, una persona conocida, el consejo del
Señor.

Es la misma palabra usada en el Salmo 55:14, "Que juntos comunicábamos


dulcemente los secretos (sod), y andábamos en amistad en la casa de Dios."

Por tanto, podemos ver que el “favor o secreto de Dios” en el hogar de Job no era
otra cosa sino la presencia íntima de Dios.

Era como si el Señor estuviera sentado en algún sillón o sofá-bajo (como se


acostumbraba en aquellos tiempos) teniendo comunión con Job, dándole consejos
y contándole sus secretos. Habla de una relación íntima entre ellos.

¿No anhelas tú una relación así?

¿Cómo llega Dios a nuestras vidas? Por medio de su Espíritu Santo.

¿Pero recuerdas lo fácil que es contristar al Espíritu Santo? Se le compara a


una paloma a la cual se “le asusta” fácilmente y el pecado le hace alejarse.

Dios quiere que nuestros hogares sean un lugar secreto de favor e intimidad. Para
poder mantener en nuestro hogar la hermosura de Su prolongada presencia,
necesitamos protegerlo de la crueldad e impiedad del mundo de afuera.
Debemos proteger nuestros hogares de la fealdad del pecado, de las lluvias del
engaño y del vicio, de los vientos hirientes de la aspereza y de las contiendas que
nos lastiman, y de los relámpagos deslumbrantes de la mundanalidad.

Un hogar deja de ser un hogar cuando permitimos que las tormentas ocurran
dentro del mismo.

Aunque de repente tengamos situaciones difíciles dice: Salmo 30:5 Porque un


momento será su ira, pero su favor dura toda la vida.

Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría. Este es el favor de


Dios, esta es la misericordia de Dios, este es el poder de Dios en su amor y en su
bendición para cada uno de nosotros.

Aunque haya situaciones difíciles podemos esperar ahí en esa situación difícil el
favor de Dios.

Podemos esperar en esa situación complicada como dice aquí en la noche aunque
tengamos lloro podemos esperar que pronto vendrá el gozo. ¿Por qué? Porque el
favor de Dios nos sigue en cada momento de nuestras vidas.

Cuando salimos a nuestras actividades diarias, podemos en la mañana


despertarnos, darle gracias a Dios y esperar algo bueno para ese día. ¿Por qué?
Por el favor de Dios.

No porque nosotros lo merezcamos, no porque nosotros así hayamos hecho las


cosas para que nos vaya bien, sino por el favor de Dios. El favor de Dios es el
que nos rodea, el favor de Dios es el que está con nosotros en todo momento de
nuestras vidas. El favor de Dios es el que nos hace tener esperanza y saber que en
cada momento de nuestras vidas, Dios está ahí y Dios nos bendice.

Proverbios 8:35 Porque el que me halle, hallará la vida, y alcanzará el favor


de Jehová.

¿Puedes imaginarte que te encierran en la cárcel por un crimen que no cometiste?

Eso es exactamente lo que le pasó a José. El joven bien parecido rechazó los
incesantes avances sexuales de la Sra. de Potifar, porque él era un hombre de
integridad y eligió serle fiel a Dios (Génesis 39:6-18).

¿Qué recibió a cambio de su fidelidad? ¡Tiempo en prisión!

Sin embargo, el favor de Dios estaba obrando todo el tiempo.


La acusación de violación o adulterio se castigaba con la muerte o algún otro
castigo severo.

Obviamente, el favor de Dios no dejaría que el Sr. Potifar creyera que José era
culpable o que su esposa era completamente inocente.

Dios estuvo con él justo allí en la cárcel. Le permitió al carcelero ver la


integridad de José y sus habilidades administrativas.

Antes de que pasara mucho tiempo, José había sido promovido a supervisor de
internos, y el Señor hizo que todo lo que hiciera prosperara.

Génesis 39 encaja en el esquema más amplio de los planes del pacto para con Su
pueblo.

Ilustra cómo Dios, en Su soberanía, culmina Su misión a través de lo que parece


ser la más devastadora de las circunstancias.

El favor de Dios no puede ser atado con cadenas. Su favor descenderá a los
lugares más profundos y oscuros en nuestras vidas y hará que prosperemos allí
— alcanzando Sus propósitos y dándole la gloria.

Dios tiene un plan para Su pueblo, y no hay prisión lo suficientemente oscura o


segura, ni acusación demasiado injusta para desbaratarlo.

Aun cuando algunas veces quedamos atados por los grilletes de la decepción, del
desasosiego, y de las dificultades, el favor de Dios no se verá limitado. No será
encadenado.

No será encarcelado. Obrará a tu favor e incluso usará los obstáculos —personas,


cosas, y circunstancias— para culminar los planes que Él tiene para tu vida.

Isaías 42:6-8 Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te


guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, 7para que
abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas
de prisión a los que moran en tinieblas. 8Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro
no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas.

Dios bendice pero la gloria no es mía, El que lo intentó, Satanás, fue echado del
reino de Dios. Y si nosotros empezamos a darnos la gloria a nosotros mismos, o a
pedir a los demás que nos den la gloria a nosotros a veces de una manera muy
sutil, bueno Dios nos desechará. ¿Por qué? Porque Dios no comparte su gloria
con nadie, con nadie.

La gloria de Dios con nadie la comparte Él, con nadie. En su misericordia y en


su favor nos hace sentirnos útiles, pero dice Jesús: cuando hagas lo que tengas
que hacer dile al Señor: siervo inútil soy, puesto que lo que tenía que hacer, eso
he hecho.

Cristo murió por nosotros, nosotros siendo malos. Nosotros siendo


corruptos. Nosotros siendo pecadores.

Tú de repente dices: “es que tal persona es más pecadora que yo”. Y no se puede
ser más pecador, simplemente todos somos pecadores.

Todos estábamos perdidos sin Dios. De repente pensamos el ejemplo de que ay


los homosexuales, las lesbianas, las mujeres que venden su cuerpo y decimos:
“esa gente sí que es pecadoras”. Pero nosotros aunque no practicáramos lo
mismo éramos iguales, éramos iguales.

Tenemos paz en nuestra vidas no porque seamos buenos, tenemos paz en


nuestras vidas porque Dios nos rodeo con muro y antemuro.

Porque Él nos defiende, porque Él está con nosotros. Tenemos paz porque Jesús
dijo: “estas cosas os he hablado para que tengáis paz. En el mundo tendréis
aflicción pero confiad yo he vencido al mundo”.

Es decir que la paz que tenemos no es por nuestros méritos, no es porque lo


merecemos, sino es porque Dios en su favor ha hecho rodearnos con muro y
antemuro. Ha hecho que sus alas no cubran, nos ha dado protección por todos
lados.

Cuando el diablo viene en contra de Job y le dice Dios: “no has considerado a mi
siervo Job”. El enemigo dice: “bueno pues lo que pasa es que lo has rodeado,
lo has protegido”.

Y podemos imaginar nuestras vidas y vernos como una ciudad que está
amurallada, donde Dios es nuestra protección, donde Dios es nuestra paz, donde

Él es nuestra confianza. De repente pensamos que realmente son nuestros


cuidados los que hacen que tengamos paz.
Isaías 58: 8-12 Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver
pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu
retaguardia. 9Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme
aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar
vanidad; 10y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las
tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. 11Jehová te
pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos;
y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca
faltan. 12Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y
generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de
calzadas para habitar.

¿Lo crees? Amén. Vamos a bendecir a Dios por su favor, porque no es por
nuestros méritos, porque no es por nuestras obras que Dios está con nosotros. El
favor de Dios se ha manifestado a nuestras vidas.

Dale gracias a Dios por cada uno de sus favores en tu vida. Señor te damos
gracias en esta hora, reconocemos que tu favor está en nuestras vidas,
reconocemos que tu misericordia nos ha alcanzado.

Amado hermano, amada hermana dale gracias a Dios por tu vida, por la
salvación, por los hijos que Dios ta ha dado, y porque Dios te ha dado un lugar en
su propio Cuerpo.

Gracias Señor porque eres grande con nosotros, porque eres maravilloso sobre
nuestras vidas.

Gracias Padre, podemos esperar tu favor manifestándose en este día y en cada


día de nuestras vidas.

Gracias Señor porque podemos esperar cosas grandes, podemos declarar


ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida. Y en
la casa de Jehová moraré por largos días.

Y Señor gracias porque esto es por amor y tu misericordia. Bendito y alabado


seas en el nombre de tu Hijo amado. Amén.

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