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5 conclusiones cruciales que sacamos del último informe

sobre el cambio climático

El IPCC, grupo líder de expertos internacional sobre el cambio climático, ha presentado


hoy su último informe sobre los efectos del cambio climático en la humanidad, y lo que
podemos hacer al respecto. El informe es extenso, así que lo hemos resumido en las
cinco conclusiones principales de Oxfam sobre el cambio climático y el hambre.

1. El impacto del cambio climático en las cosechas es peor de lo que


pensábamos.

El cambio climático afectará a la producción alimentaria más duramente y antes


de lo que pensábamos.

No hace tanto tiempo, algunas personas sugirieron que las cosechas podrían ser mejores
gracias al cambio climático. Esta idea ya está desechada El IPCC ha dejado claro que el
impacto del cambio climático en la producción alimentaria ya es tangible, y que los
efectos negativos han sido más numerosos que los positivos, especialmente en los
países más pobres. Esto no es nada nuevo para agricultores y agricultoras
como Vladimir o Auntie Jacoba. Lo más impactante es que el IPCC estima que el
rendimiento de las cosechas mundiales disminuirá en más de un 2% por década a partir
de 2030, mientras que la demanda de alimentos incrementará en un 14%. Los efectos
positivos en algunas regiones no compensarán los negativos en otros lugares. Vamos a
ser testigos de un gran efecto negativo general en el rendimiento de las cosechas.

2. El cambio climático también afecta a la subida de los precios de los


alimentos.

La mayoría de las personas notará el impacto del cambio climático en los


alimentos en los precios al hacer la compra.

Durante los años transcurridos desde el último informe del IPCC, ha habido tres picos
en los precios mundiales de los alimentos, cada uno de ellos ligado en parte a
fenómenos meteorológicos extremos que afectan con dureza a las cosechas. En una
estimación prudente, el IPCC apunta a que los precios de los alimentos podrían
aumentar entre un 3% y un 84% en 2050 debido al cambio climático. Oxfam cree que
los precios de los alimentos serán cerca del doble en 2030, que aproximadamente la
mitad de esa subida se deberá al cambio climático y que, además, habrá más
picosligados a fenómenos meteorológicos extremos. Para las personas que gastan más
de la mitad de sus ingresos en comprar alimentos, esto supone un enorme problema, no
obstante, todos y todas notamos cada vez más cómo van aumentando los precios de
productos como el café premium o el chocolate.
3. Si no se toman medidas, el cambio climático hará retroceder varias
décadas la lucha contra el hambre.

Actualmente, la incidencia del hambre en el mundo está descendiendo, si bien no


lo suficientemente rápido. No obstante, el IPCC cita estudios que prevén un
retroceso de este progreso.

En 2050, 50 millones de personas más (lo que equivale a la población de España)


podrían estar en riesgo de padecer hambre debido al cambio climático, y 25 millones de
niños y niñas más menores de 5 años podrían sufrir desnutrición (lo que equivale a la
población menor de 5 años de Estados Unidos y Canadá juntos). Se prevé que la
disponibilidad de calorías por persona será menor que en el año 2000. Si de verdad
queremos alcanzar el reto del hambre cero para 2025 y mantenernos ahí, es necesario
tomar medidas de manera drástica y urgente tanto para adaptarnos al cambio climático
como para reducir las emisiones de gases que lo provocan.

4. Aún no es demasiado tarde.

La clave consiste, sin embargo, en subsanar las grandes carencias en materia de


adaptación para hacer frente a corto plazo a los efectos del cambio climático en la
alimentación.

Para erradicar el hambre en 2025, deberán multiplicarse los esfuerzos para adaptar
nuestros sistemas alimentarios al cambio climático. Pero como ya señalamos en un
informe la semana pasada, actualmente el mundo no está preparado. El IPCC estima
que el gasto mundial en adaptación es de unos cientos millones de dólares al año (100
veces por debajo de los 100.000 millones de dólares al año que serían necesarios). Los
países más responsables del cambio climático deben ayudar a financiar esto en los
países más pobres. No obstante, Oxfam estima que los países pobres sólo han recibido
alrededor del 2% del dinero que necesitan de los fondos de adaptación en los tres años
posteriores a la cumbre sobre el clima de Copenhague.

5. Es necesario reducir las emisiones de gases de efecto invernadero


inmediatamente.

Si no reducimos los gases de efecto invernadero de manera inmediata,


sobrepasaremos nuestra capacidad de adaptación al cambio climático en la
segunda mitad de este siglo. El IPCC ha dejado claro que la adaptación por sí sola
no será suficiente.

Si seguimos por este camino, en 2050 los riesgos en la seguridad alimentaria de muchos
países superarán “la capacidad adaptativa prevista”. Esto implica que poco se puede
hacer para prevenir los daños irreversibles en la producción de alimentos o en el acceso
a los mismos por parte de la población. El IPCC sugiere que esto puede derivar en
riesgos “muy graves” para la seguridad alimentaria mundial, y podría implicar que “las
prácticas actuales de agricultura no puedan abastecer más a una población mundial de
gran tamaño”. Oxfam ya está empezando a ver las limitaciones de las labores de
adaptación en su propio trabajo. En Zimbabue, un anteriormente exitoso sistema de
riego, que había ayudado a los agricultores y agricultoras a desarrollar sus cultivos a
pesar de las lluvias erráticas, se detuvo cuando las reservas de agua descendieron
demasiado debido a una sequía extrema. El IPCC describe los límites de temperatura
biológicos de los cultivos, por encima de los cuales no son viables. Las consecuencias
son claras: a menos que reduzcamos rápidamente las emisiones de gases de efecto
invernadero, y que redoblemos los esfuerzos en adaptación, el cambio climático
descontrolado acabará con nuestras oportunidades para ganarle la batalla al hambre.
¿Permitirá nuestra generación que esto suceda?

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