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Las obligaciones naturales nacen en el Derecho Romano primitivo para atenuar el rigorismo del derecho

civil –jus civile– que era el derecho quiritario, el derecho de los ciudadanos; eran una creación
pretoriana fundadas en la equidad y en el derecho de gentes, común a todos los hombres, como
respuesta al incremento de las relaciones comerciales con otros pueblos que traía aparejada la
transformación social y económica, haciéndose necesarias para regular las situaciones que iban
surgiendo.

Las obligaciones naturales son las que, fundadas sólo en el derecho natural y en la equidad, no confieren
acción para exigir su cumplimiento pero que cumplidas por el deudor autorizan a retener lo que es dado
en razón de ellas.

La diferenciación entre las obligaciones civiles y naturales se fundaba en el vínculo; eran obligaciones
naturales las del derecho de gentes y tienen el efecto de impedir al deudor que ha satisfecho la deuda a
repetir lo pagado. Conforme surge del Digesto, en ciertos casos estaban provistas de acción y cuando no
eran ejecutables se las designaba con el nombre de “debitum”, denominación con la que aparecen en
los tiempos de Justiniano.

El plano filosófico estudia al Derecho como valor, suscita la axiología de los valores en que el Derecho
debe inspirarse. Considera el tema tradicionalmente llamado Derecho Natural que son las normas
puramente ideales o racionales dotadas de intrínseca y necesaria validez.

Las obligaciones son civiles cuando puede exigirse su cumplimiento, es decir, cuando el vínculo es
fuerte, vigoroso, en consecuencia, el acreedor puede accionar judicialmente para exigir su
cumplimiento.

Desde la antigüedad, en Grecia –pensemos en la Antígona de Sófocles– se ha admitido la concepción de


un orden jurídico válido para todos los pueblos y épocas, superior a las determinaciones contingentes de
los hombres cuyo imperio persiste aún contraviniendo las normas positivas consagradas por los
gobernantes, en La República de Cicerón se consagra que la ley es la razón suma, ingénita en la
naturaleza que manda lo que debe hacerse y prohíbe lo que debe evitarse, en el mismo sentido las
Institutas de Justiniano dicen: “los derechos naturales que existen en todos los pueblos, constituidos por
la Providencia Divina, permanecen firmes e inmutables” (Libro I, Título II, 811), es el criterio sostenido
por San Pablo en la Epístola a los Romanos 2, 14 y 15 donde expresa: “La ley natural es una escritura que
Dios graba en nuestros corazones” y su contemporáneo Séneca “la razón es una porción del espíritu
divino introducida en el cuerpo humano”.
Interesante investigación referente al derecho civil desde la trayectoria de los últimos tres siglos a la
fecha, en dicha investigaciones también es posible ir comparando el desarrollo de la naturaleza de las
obligaciones con la época primitiva versus la actualidad.

En el siglo XIX a mediado de la década VI a la fecha se viene estudiando y analizando por medio de
expertos juristas del mundo todas las contradicciones y errores de la Normativa Civil referente al
comportamiento y las actividades que el hombre realiza, en esas actividades del hombre que son
interdisciplinario, siempre va existir derechos y por lo tanto lo esencial es comprender el
comportamiento de las relaciones económicas y morales del hombre.

Comparando el Derecho primitivo la obligación su concepto estaba totalmente ligado a la persona,


desde ese entonces por allá en el año 450 a.c. ya se establecía un vínculo personal entre el sujeto activo
(deudor) y el sujeto pasivo (acreedor) en ese caso la persona deudor ya establecía un vínculo, es decir
un compromiso personal con su acreedor.

La persona que no cumplía con la obligación, según relata la historia primitiva el deudor se convertía en
un objeto, una cosa, propiedad del acreedor, es decir la penalización era pagar convirtiéndose esclavo y
el esclavo pasaba a ser objeto propiedad del amo.

En esa época donde se establecía la normativa de la Ley de las 12 Tablas, el acreedor se le permitía
disponer en pleno derecho contra la persona deudora ya la única garantía para cumplir con la obligación
era su persona física, también los relatos de Williams Shakespeare basándose en los clásicos de Tito Livio
la pretensión de los acreedores de que los deudores cumplieran con la obligación de forma imposible
haciendo un corte de su anatomía como pago de las deudas, aunque esa condición estaba estipulada en
el documento de la obligación, el juez sabio no lo admitió, diciendo que si al cortar al deudor un pedazo
de su carne, solo derramara una gota de sangre, cosa que era imposible y de allí se fue separando lo
posible de lo imposible. Lo permitido en esa época era la privación de la libertad como esclavo, sí era
totalmente posible, pero cortar un pedazo de carde del deudor sin que el mismo derramara una gota de
sangre, eso era imposible aunque estuviera descrito en el contrato.

Posteriormente las Ley Paetelia Papiria fueron disminuyendo la crueldad a favor de los deudores,
posteriormente se sustituye la prisión privada por la prisión civil, hasta después de la segunda mitad del
siglo XIX.

Las obligaciones naturales nacen del Derecho Romano, desde esa época se viene disminuyendo la
intensidad de la rigurosidad del Derecho Civil, “Jus Civili” que era el derecho quiritario, el derecho de los
ciudadanos.

En la actualidad podemos comparar las acciones primitivas versus las acciones que hoy día el acreedor
puede ejercer, para salvaguardar sus bienes y servicios prestados.

Los Derechos de acción del acreedor son aquellos que la ley le otorga a este, con el objeto de que se
mantenga integro el patrimonio del deudor, evitando que los bienes que lo integran no se destruyan o
desaparezcan o hacer posible el ingreso de aquellos que deberían entrar en él y son los siguientes:

Medidas Conservativas
Acción Subrogatoria

Acción Pauliana

Beneficio de Separación

Retención

A conclusión la base de derecho universal vienen del Derecho Romano prácticamente.

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