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Análisis de la ley 1996 de 2019 “Por medio de la cual se establece el régimen para

ejercicio de la capacidad legal de las personas con discapacidad mayores de edad”

Por: Leidy Laura Lopez Grondona

En primer lugar, retomaremos los conceptos básicos de los cuales tratará la temática del
presente ensayo, una discapacidad es una condición que hace que una persona sea
considerada como discapacitada. Esto quiere decir que el sujeto en cuestión
tendrá dificultades para desarrollar tareas cotidianas y corrientes que, al resto de los
individuos, no les resultan complicadas. El origen de una discapacidad suele ser algún
trastorno en las facultades físicas o mentales, esta definición esta estrechamente
relacionada a la capacidad legal.

La reciente Ley 1996 del 26 de agosto del 2019 incorpora cambios sustanciales en el
tratamiento de las personas con discapacidad mental y elimina la limitación de la capacidad
legal o de ejercicio que respecto de ellas contemplaba el artículo 1504 del Código Civil. En
consecuencia, se derogan, entre otras disposiciones, artículos de la Ley 1306 del 2009,
dentro de las cuales se definían las circunstancias que permitían declarar bajo interdicción
a una persona en condición de discapacidad mental absoluta, en los términos que preveía
el artículo 17 de dicha normativa, o inhábil a quienes se encuadraran en los parámetros
previstos para la discapacidad mental relativa conforme al artículo 32.

Recordemos que la capacidad legal de una persona, conforme al inciso final del artículo
1502 del Código Civil, consiste en que poderse obligar por sí misma, sin el ministerio o la
autorización de otra. Dicha norma se compila con el artículo 1503 del Código Civil, que
establece la presunción de la capacidad legal, al indicar que “Toda persona es legalmente
capaz, excepto aquellas que la ley declara incapaces”. Y la ley civil declaraba quiénes eran
incapaces, en el artículo 1504, cuyo tenor, hasta ahora, disponía: “Son absolutamente
incapaces los dementes, los impúberes y sordomudos, que no pueden darse a
entender (por escrito)”, sus actos no producen ni aún obligaciones naturales, y no admiten
caución.

Gracias a esta nueva ley se establece la presunción de capacidad; así, en ningún caso la
existencia de una discapacidad podrá ser motivo para restringir el ejercicio legal de una
persona. Ahora bien las personas que tengan una discapacidad, no van a tener una
capacidad libre ya que esta estará sometida bajo unos mecanismos para el ejercicio de la
capacidad legal para la realización de actos jurídicos y serán los siguientes:

1. Acuerdos de apoyo entre la persona titular del acto jurídico y las personas
naturales mayores de edad o personas jurídicas que prestarán apoyo en la
celebración del mismo.
2. Proceso de jurisdicción voluntaria o verbal sumario, según sea el caso, para
la designación de apoyos, denominado proceso de adjudicación judicial de
apoyos.

Ambos están acompañados de una herramienta denominada directivas anticipadas, por


medio de la cual una persona mayor de edad puede establecer la expresión fidedigna de
voluntad y preferencias en decisiones relativas a uno o varios actos jurídicos, con antelación
a los mismos. Estas decisiones pueden versar sobre asuntos de salud, financieros o
personales, entre otros actos encaminados a tener efectos jurídicos. Ningún acuerdo podrá
extenderse por un periodo superior a cinco años, pasados los cuales se deberá agotar de
nuevo alguno de los procedimientos previstos en la ley recién firmada. La naturaleza de los
apoyos que la persona desee utilizar podrá establecerse mediante la declaración de
voluntad, sobre sus necesidades de apoyo o a través de una valoración de apoyos y estos
acuerdos podrán suscribirse ante notarios o centros de conciliación.

La presente ley busca garantizar el derecho a la capacidad legal plena de los mayores de
edad con discapacidad, valiéndose de los apoyos que se requieran y con las salvaguardias
adecuadas para su debido ejercicio. Las salvaguardias pretenden impedir abusos y
garantizar la primacía de la voluntad y las preferencias de la persona titular del acto jurídico.

Así las cosas, hoy debemos entender que la discapacidad mental, absoluta o relativa ya no
es causal de limitación de la capacidad de ejercicio y que, por lo tanto, la capacidad legal
de estas personas se presume expresamente por esta nueva ley.

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