Dirección de Formación Docente en Servicio (DIFODS)

Programa de Inducción Docente

MÓDULO IV UNIDAD 1 Tema 1 LECTURA BÁSICA

El desarrollo profesional y la dimensión ética de la profesión

docente
¿Cómo entendemos el desarrollo profesional del docente?

El desempeño docente, según el PID 2019, nos refiere que los desafíos y retos a la educación están
enmarcados en las tendencias sociales y aspiraciones que el país demanda respecto a qué deben
aprender los estudiantes en la educación básica. En ese sentido, el CNEB visibiliza y da forma al
derecho a la educación de nuestros estudiantes a través del Perfil de Egreso de la Educación Básica
(CNEB, 2016).

Asimismo, señala que el ejercicio de la docencia es complejo respecto de los desafíos que supone
alcanzar las expectativas de aprendizaje señaladas en el CNEB por lo que la práctica pedagógica
docente debe transitar de un modelo de enseñanza tradicional que se orienta a la acción repetitiva,
transmisora y memorística hacia un modelo de enseñanza que enfatiza la acción del sujeto que
aprende, en que el aprendiz participa directamente en la construcción de su conocimiento, desde
un aprendizaje complejo y cambiante que le permita responder a los problemas actuales y futuros
de su vida cotidiana y social (MBDD, 2012).

En tal sentido, el componente sobre el desempeño docente enfatiza la importancia de que los
docentes comprendan y reflexionen sobre el perfil de egreso de los estudiantes de la educación
básica como visión común e integral de los aprendizajes y la relevancia del enfoque por
competencias. Esto con el objetivo de identificar y reflexionar sobre sus fortalezas y debilidades de
su práctica pedagógica para transformar y replantear sus propios procesos aprendiendo de su
quehacer, innovándolo permanentemente e incorporando sus desafíos en el Plan de Desarrollo
Profesional Docente en un marco de mejora continua.

En ese sentido podemos afirmar que el desarrollo profesional del docente consiste en el crecimiento
personal que obedece a las necesidades de autosuperación que experimenta cada persona. Este
desarrollo profesional exige que los docentes cuenten con los apoyos necesarios para facilitar su
quehacer como educadores, también que tengan acceso a recursos pedagógicos innovadores, una
formación continua y asesoría técnico-pedagógica para trabajar de manera planificada y
actualizada. El desarrollo profesional docente genera diferentes iniciativas de formación y
actualización docente que permiten a la comunidad académica incorporar dentro de su dinámica
educativa las mejores prácticas que provoquen aprendizajes profundos y duraderos en sus
estudiantes.
Por ello, considerada la formación continua como estrategia para el desarrollo profesional docente
es importante mencionar que se trata del conjunto de acciones complementarias y permanentes
que guiarán el actuar de los docentes en las aulas desde que son noveles y que, mediante la
reflexión, se buscará la mejora de su práctica docente en beneficio de sí mismos y de sus
estudiantes.

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¿Hacia dónde direccionar la formación continua para la mejora del desarrollo profesional?
Es necesario considerar, para una efectiva mejora de los profesionales docentes, que los profesores
noveles y expertos deben tener tareas con diferente nivel de complejidad. Por tanto, el reto para
las escuelas es definir de manera precisa las siguientes preguntas: “¿Cómo son los docentes? ¿Qué
aspiran a tener y cuál es el tipo de prácticas que les gustaría ver en sus salas de clases?”. De esta
manera se puede trazar adecuadamente el camino que un profesor debería seguir para pasar a ser
un experto.

¿Cómo pueden hacer las escuelas para seguir potenciando a los profesores?
A continuación, manifestamos algunas de las prácticas de desarrollo profesional que han mostrado
ser más efectivas:

❑ Estudio de la sesión de clase. Es la observación de clases por un grupo de docentes quienes

recolectan datos y luego, de manera colaborativa, los analizan. El ciclo completo de estudio
de la sesión de clase incluye trabajo inicial con la investigación de un tema específico del
currículo; luego el diseño de una clase en conjunto que será observada en su ejecución y,
finalmente, discuten y reflexionan a la luz de los datos obtenidos, configurando un ciclo que
se repite.

❑ Comunidades profesional de aprendizaje o comunidades de aprendizaje para el desarrollo

profesional. Se define como un grupo de personas que comparte y reflexiona críticamente
sobre su práctica, en un trabajo constante, colaborativo, inclusivo, orientado al aprendizaje
y que promueve el crecimiento de los profesores. Entre los factores que hacen efectiva a
una comunidad de aprendizaje se encuentran la responsabilidad colectiva, la actitud de
investigación, la colaboración y la promoción de aprendizaje personal y grupal (Stoll, Bolam,
McMahon, Wallace y Thomas, 2006).

❑ Mentoría. Incluye los programas en que profesores experimentados realizan procesos de

inducción y socialización en la escuela a profesores noveles. Facilita la entrada a la cultura
escolar, la apropiación del currículo y otorga capacidad para enfrentar desafíos cotidianos.

❑ Evaluación formativa como proceso de mejora continua para la calidad educativa.

Tiene como propósito que los docentes y el sistema educativo cuenten con referentes bien
fundamentados para la reflexión y el diálogo conducentes a una mejor práctica profesional.
El objetivo de la evaluación no es aprobar o desaprobar, al contrario, es buscar lo que se
está haciendo bien o las dificultades para mejorar.

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La dimensión ética en la profesión docente

Es claro que el docente para realizar esta labor tiene que conocer los códigos éticos y plantearse
cómo debe ser su comportamiento como educador. Es así que desde las leyes y normas que rigen
al magisterio, se enfatizan las condiciones de un comportamiento basado en valores, que el docente
debe conocer y evidenciar en su desempeño docente.

En el Perú, la Ley de la Carrera Pública Magisterial que, entre otras cosas, busca la revaloración
docente y la mejora de la educación pública, en concordancia con el tercer objetivo del Proyecto
Educativo Nacional y la Ley General de Educación vigente establecen los siguientes:

Capítulo I. Objetos y principios

Artículo 2. Principios

El régimen laboral del magisterio público se sustenta en los siguientes

principios:

[…]

b. Principio de probidad y ética pública: La actuación del profesor se

sujeta a lo establecido en la Constitución Política del Perú, la Ley del
Código de Ética de la Función Pública y la presente Ley.

[…]

Artículo 3. Marco ético y ciudadano de la profesión docente

La profesión docente se ejerce en nombre de la sociedad, para el

desarrollo de la persona y en el marco del compromiso ético y ciudadano
de formar integralmente al educando. Tiene como fundamento ético para
su actuación profesional el respeto a los derechos humanos y a la dignidad
de los niños, niñas, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores y el
desarrollo de una cultura de paz y de solidaridad, que coadyuven al
fortalecimiento de la identidad peruana, la ciudadanía y la democracia.
Esta ética exige del profesor idoneidad profesional, comportamiento
moral y compromiso personal con el aprendizaje de cada alumno.

En ese contexto el Minedu a través del MBDD (2016) define las características o dimensiones
compartidas de la docencia, entre ellas, la dimensión ética:

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Se manifiesta principalmente en el compromiso y la responsabilidad moral

con cada uno de los estudiantes, sus aprendizajes y su formación humana.
En ese contexto, se expresa también en el reconocimiento y respeto de las
diferencias y en la elección de los medios empleados. El docente atiende
diversos grupos de estudiantes y se hace responsable por cada uno de ellos,
toma decisiones y selecciona estrategias que aplica con arreglo a la misión
de la escuela y a los fines del sistema educativo nacional.

El fundamento ético de la profesión docente incluye el respeto de los

derechos y de la dignidad de las niñas, niños y adolescentes. Exige del
profesor idoneidad profesional, comportamiento moral y la búsqueda
sistemática de medios y estrategias que promuevan el aprendizaje de cada
uno de los estudiantes. La complejidad del ejercicio docente demanda una
visión de la diversidad que reconozca la pluralidad étnica, lingüística, cultural
y biológica que caracteriza a nuestro país, y pensar en la manera cómo la
escuela puede canalizar sus aportes hacia la construcción de sociedades más
democráticas.

El docente ejerce la enseñanza prestando un servicio público cuyo principal

beneficiario son sus estudiantes. Se trata de una actividad profesional
regulada por el Estado que vincula su desempeño laboral con los procesos y
resultados que derivan de ella, y, por ende, le confieren responsabilidad
social ante sus estudiantes y sus familias, la comunidad y la sociedad. En esta
dimensión resulta importante que el docente rechace las prácticas de
corrupción, discriminación, violencia y terrorismo, y que se constituya más
bien en un referente de conductas y actitudes éticas en su entorno social.

REFERENCIAS

❑ IPNM. (2018). La dimensión ética de la formación docente (PID 2018). Lima-Perú.

❑ Minedu. (2014). Marco del buen desempeño docente. Lima: autor. Recuperado de
http://www.perueduca.pe/documents/60563/ce664fb7-a1dd-450d-a43d-bd8cd65b4736
❑ Minedu. (2019). Programa de Inducción Docente 2019. Lima - Perú.
❑ Volante, P., Llorente, C. (2016). El desafío de la mejora continua de los profesores. Programa
Avanzado en Liderazgo Escolar UC. Tomado y adaptado de
http://liderazgoescolar.uc.cl/index.php?option=com_content&view=article&id=595:el-desafio-de-
la-mejora-continua-de-los-profesores&catid=13:noticias&Itemid=291
❑ Visión Industrial (2013) Calidad, educación, evaluación, mejora continua. Tomado y adaptado de
http://www.visionindustrial.com.mx/industria/en-la-educacion/evaluacion-educativa-como-
proceso-de-mejora-continua-para-la-calidad-educativa