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San Andrés Totoltepec es un pueblo localizado al sur de la Ciudad de México, que tiene sus
origenes en el siglo XIV d.c. cuando un grupo de tecpanecas se asentaron en un cerro que llamaron
Totoltepec (del náhuatl, cerro de aves). Fue en los primeros años de la evangelización del valle del
Anáhuac cuando unos frailes dominicos dieron a cada asentamiento existente un santo patrono
como intercesor, así para el año 1547 encontramos ya un registro de una capilla dedicada a San
Andrés Apóstol en Totoltepec.
Fue con la llegada de la evangelización que nuestro pueblo comenzó a celebrar a finales de
noviembre al primero de los apóstoles San Andrés, desde entonces el sincretismo de estas
cosmovisiones, la católica y la nahua ha generado lo que en el siglo XXI es la fiesta patronal del
pueblo de San Andrés Totoltepec.
Nuestra feria se desarrolla con muchas y variadas actividades que en este año se desarrollaron
entre el 23 de noviembre y el 8 de diciembre.
El día 24 tuvimos un festival de talentos, en donde varios de los productores y personas que
ofrecen servicios en nuestra comunidad pueden tener difusión, al tiempo que se genera un
espacio de sana convivencia.
Los días posteriores fueron enmarcados por procesiones, tres con la imagen del santo patrono y
una con el Santísimo Sacramento, aquí podemos destacar además del signo de iglesia peregrina la
manifestación de la comunidad, pues en cada lugar se preparaban para recibirnos y compartían
alimentos con nosotros.
A partir del 30 de noviembre iniciamos con la verbena popular, pirotecnia, danzas ( concheros,
arrieros, chinelos, santiagueros), comida y visitantes de distintas partes de México e incluso de
otros países.
Todo para dar gloria a Dios desde nuestra propia cultura, Fe y tradición.
Fiesta patronal San Andrés Totoltepec
Me enfrento al reto más grande que he tenido en mis manos, resumir en 350 palabras la fe,
cultura y tradición de mi pueblo, y es que para quienes hemos nacido en Totoltepec San Andresito
es lo que la Virgen de Guadalupe es para México; con orgullo cualquiera de los tácuaros (gentilicio
de mi pueblo), podemos hablar de las muchas historias que hay en nuestra comunidad en torno a
la imagen del primero de los apóstoles.
Nuestra fiesta patronal si bien es una serie de actividades que pueden ser estudiadas desde el
punto de vista antropológico, religioso-espiritual o cultural; es sobre todo el vínculo con nuestros
ancestros, lo que nuestros abuelos y los abuelos de nuestros abuelos nos han heredado y que con
orgullo en este momento de la historia tomamos en nuestras manos y engrandecemos para
transmitirlo a las siguientes generaciones.
Desde pequeño recuerdo días antes del 30 de noviembre como todo el pueblo se preparaba de
diversas maneras para la “fiesta grande”, los mayordomos colectando lo necesario para los
festejos de la iglesia, las casas siendo pintadas para recibir a los visitantes, el olor a mole en las
calles, los sincolotes siendo incensados para ofrecer a Dios los frutos que de la tierra nos regala.
Escuchar los cohetes cimbrar el cielo, el sonar de la banda en las calles, las campanas del templo
repicando, es sin duda uno de los momentos que hace que el espíritu de nuestro pueblo se eleve;
por eso el papa Francisco escribe: “en la piedad popular, subyace una fuerza activamente
evangelizadora que no podemos menospreciar” EG126; porque cada acto realizado en estos días,
cada ofrenda llevada al altar es sin duda la muestra de lo mucho que amamos a nuestro Dios y de
lo bueno que Él ha sido con nosotros y nuestras familias.
Las palabras convencen, pero el testimonio arrastra. Para resumir nuestra feria puedo asegurar
que es: Testimonio de la Riqueza Espiritual de nuestro pueblo, que si bien tiene mucho que
purificar ha sido, es y será el método más efectivo de evangelización de mi comunidad.