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El éxito de un buen retrato no se encuentra en contar con un buen modelo, o que se realice
en un entorno envidiable, o que haya sido realizado en las mejores condiciones de luz
posibles, o que se haya tomado con un objetivo retratero, o que... Todos estos puntos
pueden ayudar, pero en muchas ocasiones la diferencia la marca el factor compositivo.
Como es posible que cuando abordes un retrato tiendas a centrarte en los aspectos
mencionados y no des a la composición de tu retrato la importancia que tiene, hoy te voy a
contar unas pautas tremendamente sencillas para conseguir que tus fotos de retrato
destaquen a nivel compositivo. Verás como cuidando este aspecto de tus retratos, lograrás
potenciar aún más el resto de componentes y tus fotos destacarán.
¿Por qué también en retrato es una regla muy importante? Pues porque evitarás
distracciones y conseguirás que el protagonista de tu imagen, tu modelo, destaque y no vea
reducida su importancia en la fotografía por ningún otro elemento que pueda aparecer
en ella.
Es posible que haya una puerta, unas ramas, una ventana, o cualquier otro elemento que
actúen como marco para nuestro sujeto. Con estos elementos presentes en la escena, si
abrimos un poco más el encuadre, estaremos incluyendo una mayor cantidad de
información del enclave en que se realiza la fotografía, pero sin restar importancia al
verdadero protagonista de la imagen.
A través de todas estas opciones, lo que se pretende es hacer que resalte nuestro sujeto y
conseguir que los ojos de quien observa la imagen, que prefieren lo nítido y bien
iluminado, se centren en el sujeto y prescindan del contenido del resto de la fotografía.
Una forma de lograr esto último es a través de la presencia de líneas en nuestro fondo.
¿Has visto esas imágenes con fondos de ladrillos cuyas líneas, aunque desenfocadas, guían
tu mirada hacia el sujeto? Pues a esto me refiero cuando hablo de dirigir la atención.