PAISAJE
CASIDA II
El campo DEL LLANTO
de olivos
He cerrado mi balcón
se abre y se cierra
porque no quiero oír el llanto,
como un abanico.
pero por detrás de los grises muros
Sobre el olivar
no se oye otra cosa que el llanto.
hay un cielo hundido
y una lluvia oscura Hay muy pocos ángeles que canten,
de luceros fríos. hay muy pocos perros que ladren,
Tiembla junco y penumbra mil violines caben en la palma de mi mano.
a la orilla del río.
Pero el llanto es un perro inmenso,
Se riza el aire gris.
el llanto es un ángel inmenso,
Los olivos están cargados
el llanto es un violín inmenso,
de gritos.
y no se oye otra cosa que el llanto.
Una bandada
de pájaros cautivos, (F. García Lorca, Diván del Tamarit)
que mueven sus larguísimas
colas en lo sombrío.
(F. García Lorca, en “Poema de la siguiriya
gitana”, de Poema del cante jondo)
Perdóname por ir así buscándote
¡Si me llamaras, sí, tan torpemente dentro
si me llamaras! de ti.
Perdóname el dolor, alguna vez.
Lo dejaría todo, 5 Es que quiero sacar
todo lo tiraría: de ti tu mejor tú.
5 los precios, los catálogos, Ese que no te viste y que yo veo,
el azul del océano en los mapas, nadador por tu fondo, preciosísimo.
los días y sus noches, Y cogerlo
los telegramas viejos 10 y tenerlo yo en alto como tiene
y un amor. el árbol la luz última
10 Tú, que no eres mi amor, que le ha encontrado al sol.
¡si me llamaras! Y entonces tú
en su busca vendrías, a lo alto.
Y aún espero tu voz: 15 Para llegar a él
telescopios abajo, subida sobre ti, como te quiero,
desde la estrella, tocando ya tan sólo a tu pasado
15 por espejos, por túneles, con las puntas rosadas de tus pies,
por los años bisiestos en tensión todo el cuero, ya ascendiendo
puede venir. No sé por dónde. 20 de ti a ti misma.
Desde el prodigio, siempre.
Porque si tú me llamas Y que a mi amor entonces, le conteste
20 -¡si me llamaras, sí, si me llamaras!- la nueva criatura que tú eras.
será desde un milagro,
incógnito, sin verlo. (Pedro Salinas, La voz a ti debida)
UNA MÚSICA
PERFECCIÓN
Una música ya vieja
Queda curvo el firmamento, Vuelve a sonar. La he vivido
Compacto azul, sobre el día. Tan aliada a su atmósfera
Es el redondeamiento Que mi antaño más benigno
Del esplendor: mediodía. 5 Surge a trozos de sus ruinas
5 Todo es cúpula. Reposa, -¡Tantas son!- y resucito
Central sin querer, la rosa, Con aquel mundo que fue.
A un sol en cenit sujeta. Frágil bajo los suspiros,
Y tanto se da el presente Todo sigue en sombras hasta
Que el pie caminante siente 10 -¡Dios!- que nos trague el olvido.
10 La integridad del planeta.
(Jorge Guillén, Cántico) (Jorge Guillén, Clamor)