Cómo está usted sin mí, seguramente entre la soledad y en el desamparo como yo me encuentro

sin usted, mi amante más distante, mi amante más deseado, el más inalcanzable y sin embargo, el
más añorado.

Revolvía desesperada las hojas sucias, después de haber roto mi promesa de no volver a sangrar
mi pluma por él, loca intentando encontrar las últimas notas que le escribí, entre páginas rotas y
arrugadas que mi ira quiso volver nada, pero mi amor suplicaba no haberlas destruido; por fin
encontré algo entre borrones y tachaduras, que decía…

En mi demencia ansío encontrarle entre los renglones torcidos de mi alma lujuriosa, esa mente
que solo espera leerle para crear los más sucios pensamientos y los más perennes sentimientos,
hallarle entre las líneas agobiadas de mi mente perdida, aunque sé que encontrarle será más
peligroso que el filo una daga en mi corazón y más candente que la fragua de Hefestos en la
hoguera entre mis piernas.

Pero, si le encuentro el ardor de ese horno abrasará no solo mi cuerpo, abrasará mi mente, mi
alma y poco el pudor que pudiera existir en mi consciencia que sufre por despojarse de sus ropajes
libres de pecado y aceptar mi oscuridad, esa oscuridad que el universo grita que la elija y me
arropara con su presencia para que viva por usted y muera por amante más distante, mi amante
más deseado, el más inalcanzable y sin embargo, el más añorado.

San Cortes

¿Los más sucios pensamientos y los más perennes sentimientos? ¡No cabe duda que el universo
me arropa con tu presencia! Una presencia

La soledad y el desamparo son mis crueles carceleros, abandonado en la fría celda de tu olvido, me
encuentro sin usted, mi amante más distante, mi amante más deseada, la inalcanzable, y sin
embargo la más añorada.

Solo Anhelo encontrarle entre los renglones torcidos de mi mente lujuriosa, esa mente que solo
espera leerle para crear los más sucios pensamientos y los más perennes sentimientos.
Sé que este anhelo es más peligroso que una daga, más sutil que un tulipán y más caliente que el
horno del mismo infierno, mi alma será abrasada y el poco pudor que pudiera