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Francisco Sierra Caballero

(Editor)

Golpes Mediáticos
Teoría y análisis de casos
en América Latina

Economía y Políticas
de Comunicación 5
Golpes Mediáticos
Teoría y análisis de casos en América Latina
Golpes Mediáticos
Teoría y análisis de casos
en América Latina

Francisco Sierra Caballero


(Editor)
Golpes Mediáticos
Teoría y análisis de casos en América Latina
Francisco Sierra Caballero (Editor)

CIESPAL
Centro Internacional de Estudios Superiores
de Comunicación para América Latina
Av. Diego de Almagro N32-133 y Andrade Marín • Quito, Ecuador
Teléfonos: (593 2) 254 8011
www.ciespal.org
http://ediciones.ciespal.org/

Primera edición
Noviembre de 2016
Quito, Ecuador
ISBN: 978-9978-55-143-1
Edición
Noemí Mitter
Maquetación
Arturo Castañeda Vera
Ediciones CIESPAL, 2016

Los textos publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores.


Reconocimiento-SinObraDerivada
CC BY-ND
Esta licencia permite la redistribución, comercial y no comercial, siempre y cuando la obra
no se modifique y se transmita en su totalidad, reconociendo su autoría.
Índice

9  Introducción
21  Comunicación e intervencionismo en América Latina.
Marco histórico estructural
131  El terrorismo mediático con resultado de golpe: el
despliegue histórico de la espiral del poder (Chile, 1973)
155  El conflicto entre Cuba y Estados Unidos.
Una visión desde la comunicación
181  El Golpe Mediático continuado contra Venezuela
213  Todas son noticias viejas: la parcialidad de los medios
de comunicación en Brasil
241  Golpe de Estado en Paraguay. El rol de la prensa durante
el derrocamiento de Fernando Lugo
273  Banderas negras, redes sociales y agitación
contrarrevolucionaria en Ecuador
Introducción

Francisco Sierra Caballero


www.franciscosierracaballero.com

En su célebre libro, Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de la


interculturalidad (Gedisa, Barcelona, 2004), García Canclini describe las
tensiones y conflictos culturales que, como consecuencia de la globali-
zación y la crisis de las políticas públicas que la llamada Sociedad del
Conocimiento, se han venido manifestando en la región. Una década
después de la edición del texto, América Latina es menos desigual, sigue
afirmando su riqueza y biodiversidad y tiende a superar los tradiciona-
les aislamiento y desvertebración sufridos históricamente por acción u
omisión de gobiernos mediatizados –nunca mejor expresada la inten-
ción– por los intereses geopolíticos de Estados Unidos. El reciente capí-
tulo de la Cumbre de las Américas en Panamá representa, para algunos
analistas, el punto de inflexión que cierra la larga y cruenta Guerra Fría
desplegada por el Departamento de Estado y la Casablanca en el subcon-
tinente. Pero pensar que no es recurrente la historia como farsa resulta
un tanto ingenuo, a tenor de lo vivido en los últimos años en la región.
Más allá de las amenazas coyunturales de la Administración Obama a
Venezuela, capítulos como este bien merecen al respecto, cuando menos,
dos consideraciones importantes: en términos de historia (de la memo-
ria dolida, que diría Galeano) y de geopolítica.
10  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Sabemos que no es posible comprender el campo de las mediacio-


nes y producción o disputa del sentido sin tratar de pensar la Geopolítica
de la Comunicación desde el Sur. Este es un ejercicio de reflexividad
necesario e insoslayable en la comunicación internacional. Un ensayo
más que pertinente y necesario en el que es preciso abordar tanto la
historia y factores de integración latinoamericana –en espacios como
alba, la can, celac y Unasur– como las estrategias desestabilizadoras
vividas de forma prolongada y continua como antaño en la región. La
utopía regional, hoy en parte materializada en la propuesta de la Patria
Grande después de más doscientos años de lucha, es, en fin, la historia
de una política de construcción en común continuamente amenazada
por los intereses dominantes de Estados Unidos y sus aliados.
Si algo hemos aprendido de grandes intelectuales como Mariátegui
es que no es posible futuro político ni autonomía sin volver a las raíces y
hacer historia de las injerencias y procesos golpistas vividos en la región.
La memoria es condición del principio esperanza. Y esta, en el caso de
América Latina, retrotrae a una dinámica de la comunicación internacio-
nal que debe ser ‘develada’ –si la práctica teórica se reclama heredera de
la potencia crítica del pensamiento de la liberación–, cuestionándonos,
en su radicalidad concreta e histórica, los procesos que mediatizan las
democracias del subcontinente. Cabe en este sentido preguntarse, por
lo mismo, sobre las causas reales y el trasfondo de los episodios nacio-
nales vividos recientemente en el plano político y de coyuntura a escala
regional: qué sucede en Brasil, por qué tuvo lugar el impeachment; qué
fue de la democracia en Haití; qué sabemos de los escuadrones de la
muerte en Perú y el asesoramiento externo de la dictadura Fujimori; qué
continuidad se observa en este y otros países de la Alianza del Pacífico;
de qué institucionalidad estamos hablando en Paraguay; a qué obedece
la sincronía y recurrencia de ciertos relatos mediáticos sobre los gobier-
nos de progreso; cuál es la estructura de comando y articulación de los
intereses transnacionales en la construcción del clima de opinión en las
redes interferidas, vigiladas y controladas por la nsa; ¿podemos hablar
de una estrategia o efecto dominó en las campañas de propaganda de
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 11

Venezuela, Argentina, Bolivia y Ecuador? No es mi intención hacer aquí


recuento de los conflictos habidos y presentes de la región. Podríamos,
sin duda, continuar con la lista de preguntas pertinentes, aún a riesgo
de aburrir al lector, pero seguiríamos obteniendo por única respuesta,
a estas y otras muchas cuestiones, el desconcierto y la mirada perpleja
de incredulidad o simplemente ignorancia sobre la situación en estos y
otros puntos calientes de la geopolítica internacional. Es normal. Mu-
chos de los dispositivos desde el laboratorio chileno y la doctrina del
shock que hoy vivimos coinciden en imponer, con independencia del
contexto, la lógica de los silencios y elipsis de la comunicación-mundo
hegemónica y su pensamiento administrativo. De ahí el sentido e im-
portancia de la memoria.
Nuestro tiempo, si por algo se distingue es, justamente, por la pre-
eminencia de una cultura pragmática y una percepción del presente
perpetuo, marcada –incluso teóricamente– por el olvido de la historia
y la negación de toda lectura crítica sobre las cenizas del pasado. La
complejidad y velocidad de los cambios informativos han penetrado
tan profundamente en las estructuras y formas de sociabilidad que la
naturalización, al nivel del discurso público, de las lógicas dominantes
de mediación se han revestido de tal consistencia y opacidad, que, bajo la
apariencia de una falsa transparencia, parecen irreductibles a la crítica
científica; mientras el proceso de estructuración y organización de la
comunicación y la cultura públicas incide en las lógicas de dominación
y desigualdad material y simbólica características del modo de produc-
ción capitalista.
La naturalización de las formas desvertebradas y alienantes de la
cultura contemporánea ha reafirmado, como consecuencia, una con-
cepción individualizada de la vida social que debe ser objeto de crítica
para hacer visibles las causas sociales de fenómenos desconcertantes
de la “modernidad líquida”, que fragmentan y descomponen los marcos
axiológicos y de convivencia. En este sentido, dos obstáculos fundamen-
tales para la teoría crítica son, por un lado, el poder dominante de la
metafísica burguesa –en especial la ilusión extensamente propagada de
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que el mercado capitalista y el régimen capitalista de producción son


eternos e insuperables– y, por otro lado, el imperio de una teoría miope
que no es capaz de pensar más allá de los límites formales que determina
el proceso o la lógica de acumulación. Esta miopía intelectual sobre los
dispositivos de control y subsunción social de los mundos de vida por el
capital es la clave de la renuncia a una idea de sociedad crítica y compro-
metida con los espacios próximos de reproducción cultural y con la arti-
culación dialógica de las complejas relaciones a distancia que median los
sistemas desterritorializados del poder basado en flujos de información,
que hoy también colonizan el pensamiento y la producción teórica, con-
dicionando una nueva concepción del intelectual y de los trabajadores
de la cultura. Más aún, todo conocimiento revelador de esta lógica de
la devastación o destrucción creativa es descalificado como invención,
propia de las teorías conspirativas, pese a las evidencias ilustradas y las
continuidades existentes en el modo de operar los medios mainstream
como verdaderos aparatos ideológicos del proceso de acumulación, aún
por procedimientos atentatorios al propio derecho a la vida.
El libro recientemente editado por el profesor Bernardo Díaz Nosty
en la Cátedra Unesco de Málaga, que presentamos en CIESPAL, cuestio-
naría tales descalificaciones. En su estudio, el profesor Díaz Nosty da
cuenta de la racionalidad intencional prevaleciente en el discurso públi-
co cuando se habla de desaparición de periodistas en Colombia y México
y se cargan las tintas con los países que han tratado, como Argentina, de
regular un derecho –el de la comunicación– que requiere de una clara
intervención del Estado, si realmente hablamos de garantizar de forma
efectiva los derechos de la ciudadanía. Una lectura atenta a su informe
y diagnóstico sobre la situación de los periodistas en la región debería
llevar a otras conclusiones bien distintas de aquellas a las que nos tienen
acostumbrados los voceros oficiales de la ‘prensa libre’, pero no cabe es-
perar que los guardianes de la libertad procuren denunciar la violación
a los derechos humanos en procesos golpistas como los que ha vivido la
región. Antes bien, aprovechando el papel preponderante de institucio-
nes como la oea, por la ausencia de una política nacional en la materia y,
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 13

peor aún, la inexistencia de organismos internacionales específicamen-


te latinoamericanos, esta ha sido una pauta o lógica sistemática con el
beneplácito de los grandes grupos oligopólicos de comunicación. Así, la
ausencia de una estrategia regional que, en el plano nacional, aborde la
disputa comunicacional en el ámbito público ha terminado debilitando
la acción del gobierno y las políticas públicas progresistas en los países
inmersos en procesos democráticos revolucionarios, hasta el grado de
vivir golpes mediáticos como el de Brasil, o antes en países como Para-
guay u Honduras, por no mencionar el caso de Venezuela.
En este sentido, los planes desestabilizadores de las clases acomo-
dadas en países como Ecuador dan que pensar. Más allá de la reedición
de la historia como farsa, los acontecimientos en curso apuntan hacia
la necesidad de abordar cuestiones sustantivas sobre el decir (informa-
ción) y el hacer (acción política) en tiempos de libre comercio. Primero,
porque socavan las bases de toda posible convivencia democrática y, se-
gundo, porque el conflicto –la guerra económica y social– anula toda
posibilidad de mediación pacífica, instaurando la violencia como forma
de resolución del antagonismo y salida a la crisis. En el escenario que
configura el Capitalismo Cognitivo, toda voluntad de construcción de
alternativas democráticas es tipificada como utópica, como inviable, o
directamente fuera de la ley, en función de un proceso de inversión se-
miótica por el cual el capital rentista aparece como única garantía de
salida a la propia crisis, dado que el capital financiero apuesta sobre el
futuro y funciona como una representación general de nuestras futuras
capacidades productivas comunes. “[Aunque] el lucro del capital finan-
ciero es probablemente la forma más pura de expropiación de lo común”
(Negri & Hardt, 2004, p. 182).
De esta forma, en las nuevas condiciones del capitalismo extremo
las clases dominantes recurren a una lógica de los silencios, estable-
ciendo marcos normativos y constitucionales de excepción y exclusión
de toda mediación democrática. Como advierte David Harvey, el capita-
lismo del siglo xxi parece estar tejiendo ahora una red de restricciones
en la que los rentistas, los comerciantes, los magnates de los medios
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de comunicación y, sobre todo, los grandes financieros exprimen des-


piadadamente el flujo vital del capital industrial productivo, la riqueza
social general, en función de sus propios intereses, recurriendo a fór-
mulas virtuales y físicas de extensión del terror. La pérdida de control
de la política monetaria y, en general, el dominio del capital financiero
internacional en su ofensiva de recomposición de la tasa de ganancia se
han traducido, especialmente en el propio campo de la comunicación,
en la imposición de la lógica especulativa, de subasta y concentración,
liquidando todo control público (sea eliminando proyectos institucio-
nales de regulación, sea interviniendo contra gobiernos de progreso
que no garantizan la flexibilidad necesaria para un rápido e intensivo
proceso de acumulación, según el programa de legitimación del proceso
de expropiación impulsado por el capital financiero internacional). En
este escenario, al tiempo que se precariza la autonomía del sector de la
comunicación y las condiciones de producción de los intermediarios cul-
turales, los Estados-nación ven cercados sus dispositivos de regulación
de las políticas públicas por una cobertura espectacular de la crisis que
naturaliza el Estado Nacional de Excepción Permanente, lo que, en al-
gunos casos, se ha traducido en procesos de privatización de los medios
públicos, su reducción drástica (en personal laboral e incidencia social)
cuando no su cierre extraordinario o la sistemática censura, como he-
mos visto en Argentina o, históricamente, en México y Brasil.
De la era Reagan a las proclamas parafascistas de la Fox, pasando
por la doctrina del shock de los Chicago Boys en Chile y la instrumen-
tación activa de los medios de comunicación para ampliar las tasas de
beneficio del capital especulativo y rentista, es posible, en resumen,
rastrear una historia oculta, un hilo rojo y lógica de dominio, eludida
y apenas representada por la academia y la opinión pública, que nos
permite comprender el papel estratégico de la mediación espectacular
en la actual cobertura de la crisis internacional. Un proceso que tiene su
génesis en la progresiva mercantilización de la industria periodística y
en la paulatina dependencia del capital financiero internacional, por las
que hoy se restringe y anula toda posibilidad de pluralismo ideológico
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 15

y diversidad editorial en el tratamiento de las alternativas de salida del


círculo vicioso –implementado por los amos del mundo– y de la informa-
ción en lo que, conforme a las tesis de Navarro y Torres, podemos consi-
derar, sin duda alguna, un proceso ideológico de imposición del terror y
de propaganda, ideado con el único objetivo de imponer la sumisión de
la población al entramado de intereses de Wall Street y, en general, del
capital rentista (Navarro & Torres, 2012) .
Las guerras imperialistas de nuestro tiempo han instaurado una
lógica de espiral del silencio por la que la manipulación mediática y la
propaganda han vuelto tolerables las masacres, el terrorismo interna-
cional, la ruina y la podredumbre económica, a condición de su desco-
nocimiento, de su absoluta ignorancia y ocultamiento a la vista de la
mala conciencia occidental. No en vano, el perfil militar del siglo xxi ha
sido definido por los pensadores de la guerra informacional como un
‘profesional silencioso’, capaz de neutralizar problemas que el público
no cree que sean de interés nacional urgente. “Los generales americanos
de hoy día han estudiado marketing. Cómo generar la información de
guerra, cómo filtrar o neutralizar las noticias molestas, cómo ocupar el
tiempo mediático y eliminar de él al enemigo, es decir, a cualquier punto
de vista contrario al oficial” (Collon, 2000, p. 81).
En esta operación, el discurso informativo espectacular es un dis-
curso terrorista.

La sociedad del espectáculo manda utilizando una antigua arma. Hobbes


reconoció tiempo atrás que, a los efectos de una dominación adecuada, la
pasión más efectiva es el miedo. Para Hobbes, es el miedo el que conduce
y asegura el orden social, y aún hoy el miedo es el mecanismo primario de
control que inunda la sociedad del espectáculo. Aunque el espectáculo
parece funcionar mediante el deseo y el placer (deseo de mercancías y
placer de consumo), lo hace en verdad mediante la comunicación del
miedo –es decir, el espectáculo crea formas de deseos y placer que están
íntimamente asociadas al miedo (Negri & Hardt, 2000, p. 157).

De manera que la construcción noticiosa del pánico moral de las


multitudes, impulsada por la prensa, valida la hipótesis de Klein sobre
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la doctrina del shock como pérdida de sensibilidad y conciencia de la


situación real vivida. Del Chile de Pinochet a la guerra de Irak, pasando
por los conflictos de los profesionales del silencio, las ideas de Milton
Friedman cobran así hoy actualidad en una situación de Estado de emer-
gencia en el que, como critica Agamben, la excepción es la norma y la
mediación informativa una comunicación del pavor orientada a reprodu-
cir la narrativa estática del neoliberalismo; es decir, el aislamiento físico,
psicológico y, claro está, político contra las medidas de expropiación de
los bienes comunes por las clases opulentas (Klein, 2007).
La discreción actual de los ejércitos ha llegado a tal grado que toda
distancia entre el cuerpo militar y los servicios de espionaje queda re-
ducida a la mínima expresión, en su esfuerzo por conquistar eficazmen-
te los ‘corazones y mentes’ de la población. Así, sobre el estruendo de
explosiones y el clamor del sufrimiento y la muerte humana, se tiende
hoy un sepulcral silencio que nos hace pensar en la inexistente o loca-
lizada situación de guerra en el mundo, como si de un problema me-
nor, periférico o ‘limitado’ se tratara, instalados en la comodidad de la
videopolítica y las máquinas espectaculares de televidencia. Datos, sin
embargo, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos hablan de
37 conflictos bélicos y más de 100.000 muertos al año en la maquinaria
de guerra oculta a la opinión pública internacional, conocedora solo de
aquellas hazañas bélicas espectacularizables, como la guerra del Golfo
o la de Siria.
Se puede objetar que este no es el caso de América Latina, territo-
rio de paz e históricamente apenas con conflictos. La noción de ‘golpes
mediáticos’ remite, de hecho, a una concepción bélica, como la guerra
en tiempo real del primer conflicto del Golfo Pérsico: limpia, quirúrgica,
sin violencia, una gestión militar de cero muertos; esto es, una no-guerra.
Pero sería equívoco pensar que las nuevas formas del Plan Cóndor tienen
un frente fundamentalmente protagonizado por los ejércitos, pese a la
documentada presencia de fuerzas paramilitares estadounidenses. La
propia doctrina militar del Pentágono –antes, los Documentos de Santa
Fe– define para la región una estrategia irregular de intervención focali-
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 17

zada en la cooptación y adiestramiento ideológico del ejército (Instituto


del Hemisferio Occidental, antigua Escuela de las Américas), el dominio
y control del poder judicial y la hegemonía en los medios de comunica-
ción, a lo que hoy cabría añadir la ciberguerra o dominio de las redes
digitales, siguiendo así la tradición de la estrategia Kissinger y la llamada
tecnotrónica.
Si tomamos en cuenta que nuestra época ha sido definida por ser la
era de la comunicación global y omnipresente, la era de la información,
tales carencias sobre los conflictos locales que tienen lugar en América
Latina nos debería plantear, al menos, significativas reflexiones sobre
la cobertura mediática de las crisis sociales por los medios globales y
sus apéndices. Cabría preguntarse, en otras palabras, qué papel desem-
peñan los medios de información en el desarrollo del sistema mundial,
de qué manera contribuyen a la comprensión y resolución pacífica de
estos conflictos o, más bien, por el contrario, qué límites y condiciones
del sistema internacional determinan su participación en las estrategias
de propaganda y seguridad nacional en el proceso de globalización que
legitima y amplifica los procesos golpistas y de intervención regional.
No se trata desde luego de dar detalladas respuestas a tales cuestiones
en el libro que tiene el lector en sus manos. Pero sí, al menos, traaremos
de apuntar los posibles ángulos alternativos desde los que plantear el
problema referido, en este caso, a la comunicación global y a las inter-
venciones locales para comprender este fenómeno denominado ‘golpe
mediático’; en modo alguno nuevo en la historia de la región pero que,
sin duda, actualiza las formas y técnicas de la injerencia imperialista en
Latinoamérica, en lo que el presidente Correa denuncia como “nuevo
Plan Cóndor”. La edición de este volumen trata así de contribuir con
estudios de casos relevantes al conocimiento sociocrítico de la agenda
secreta que gobierna la acción militar y mediática en el espacio de la
comunicación-mundo y las campañas contrarrevolucionarias en la re-
gión, cuáles son los objetivos y función actual de la propaganda de gue-
rra psicológica en las redes sociales, qué bases y principios rigen en las
formas contemporáneas de socavamiento de la legitimidad democrática
18  Francisco Sierra Caballero (Editor)

y los ataques a los procesos de transformación social. En resumen, en


qué consisten y cómo operan los procesos de golpismo mediático como
proceso restaurador que actualiza y da continuidad a las estrategias de
control y hegemonía de los intereses geopolíticos transnacionales que
han dominado la historia política de la región.
Marx decía –con razón– que un problema de actualidad comparte
con cualquier problema justificado por su contenido –es decir, razona-
ble– el destino de que no es la solución, sino el problema lo que constitu-
ye la principal dificultad. Por tal razón, la verdadera crítica no analiza las
respuestas, sino las preguntas. Esperamos, con los aportes compilados
en el presente volumen, contribuir a clarificar el estado del arte en este
ámbito. La pretensión modesta de este ejercicio es vislumbrar las bases
que atraviesan los distintos enfoques, perspectivas y procesos que vie-
nen desplegando la nueva doctrina de seguridad pública estadounidense
en la era del cibercontrol, con el fin de tratar de entender no solo las
bases ideológicas de reorganización del imperialismo y del terrorismo
internacional estadounidense, sino –más allá aún– el desarrollo de la
lógica de guerra total y prolongada a través de las máquinas de infor-
mación en los conflictos periféricos habidos recientemente y por venir.
Para ello, el presente volumen monográfico procura aportar una
mirada crítica, adecuada a la nueva biopolítica contemporánea, sobre
realidades y factores estructurales que históricamente gobiernan en la
era imperial de la sociedad televigilada en América Latina; contextua-
lizando, a partir de un marco teórico y análisis estructural, las formas
de representación y el discurso público que han operado en cada estu-
dio de caso, a partir de la doctrina de Guerra de Baja Intensidad (gbi) y
las nuevas formas de intervención mediatizada desde Estados Unidos y
los países del Norte. Se trata, en fin, no de otra cosa que, desde la pers-
pectiva de América Latina, deconstruir y cuestionar las formas de gue-
rra irregular y el uso persuasivo y propagandístico de los medios en la
construcción de la esfera pública, como parte de los procesos de acoso y
derribo de los gobiernos de progreso de acuerdo a los lineamientos de la
doctrina de seguridad de Estados Unidos –que han venido jalonando, en
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 19

cada episodio histórico, el proceso de transformación de las culturas de


injerencia: del Documento de Santa Fe y la era Reagan a la nueva política
hemisférica de Clinton/Obama.
Esperamos que este libro sirva de útil caja de herramientas para
académicos, activistas de derechos humanos y organizaciones de la so-
ciedad civil que, de acuerdo con el principio pacífico de no injerencia y
de respeto al derecho ajeno, defienden la democracia y soberanía nacio-
nales contra viento y marea, pese a vivir en un tiempo de multiplicación
de ‘bases mediáticas’ que, reemplazando las estrategias estrictamente
militares, siguen imaginando la ideopolítica como la imposición por la
fuerza de la agenda neoliberal dominante a través de la superioridad
informativa.

Quito, 11 de Septiembre de 2016.

Bibliografía

Aganbem, G. (1998). Homo Sacer. Valencia: Pre-Textos.


Caccia Bava, S. (2012). “Clases mèdias ?”, Le Monde Diplomatique, Brasil, p. 3.
Collon, M. (2000). Monopoy. La otan y la conquista del mundo. Donostia: Hiru.
García López, D. (2013): “El silencio de las sirenas en el corazón de las tinieblas. Sobre la
lógica de las reformas.” En Revista Pensar desde Abajo, nº 2, Fundación Andaluza
Memoria y Cultura, pp. 77-91.
Klein, N. (2007). La doctrina del shock. Barcelona: Paidós.
Navarro, V. & Torres, J. (2012). Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero.
Madrid: Espasa.
Negri, A. & Hardt, M. (2000). Imperio. Barcelona: Debate.
—. (2004): Multitud. Guerra y comunicación en la era del Imperio. Barcelona: Debate.
Comunicación e intervencionismo en América Latina.
Marco histórico estructural

Francisco Sierra Caballero

Por muy críticas que sean la situación y las circunstancias


en que os encontréis, no desesperéis. En las ocasiones en las
que cabe temer de todo, es preciso no temer nada; cuando se
está rodeado de todos los peligros, no hay que dejarse intimidar
por ninguno; cuando se está sin ningún recurso, hay que
contar con todos los recursos; cuando se ha sido
sorprendido, hay que sorprender al enemigo.

Sun Tzu, El arte de la guerra.

Todo proceso de producción de conocimiento suele ser disruptivo.


Emerge cuando las condiciones dadas no favorecen la ilustración del
objeto a aprehender. Más aún en ciencias sociales, sujetas a la sobrede-
terminación de los contextos de vida y pensamiento. Así sucedió con el
modelo de análisis institucional más acabado sobre la propaganda y el
dominio de la comunicación internacional. Cuando en 1988 vio la luz
la primera edición de Manufacturating Consent. The Political Economy
of the Mass Media, de Noam Chomsky y Edward S. Herman, en eeuu
estaba a punto de concluir la “era Reagan” (1981-1989), período que a
pocos dejaría indiferente, marcado por el conservadurismo político y el
22  Francisco Sierra Caballero (Editor)

intervencionismo en política exterior, especialmente en América Latina,


hasta el grado de condenar por vez primera en un tribunal internacional
al gobierno de Estados Unidos por la guerra sucia en Nicaragua. Es en
este contexto en el que Chomsky y Herman llevan a cabo una minuciosa
investigación sobre el funcionamiento interno de la industria mediática
de eeuu, sus patrones de conducta, las motivaciones en la producción
de los mensajes y su función social: la producción del consenso en torno
a una serie de valores destinados a mantener el statu quo del momen-
to, dentro y fuera del territorio estadounidense. Para abordar el marco
lógico de los estudios de caso que presentamos en sucesivos capítulos
conviene revisar algunas de las tesis que ilustran la función de los me-
dios en procesos golpistas, como los que vivimos en la actualidad en la
región. Primero porque, de forma sistemática y crítica, ambos autores
demuestran, en el primer capítulo de Los guardianes de la libertad (título
de su traducción española), los factores explicativos que operan en toda
mediación periodística a la hora de la cobertura de un conflicto o guerra
irregular. Segundo, porque sitúa consistentemente la economía política
del terror que ha distinguido a las relaciones internacionales de Estados
Unidos con relación al papel de los medios y el control hegemónico que
ostentan en su conformación de la experiencia espaciotemporal de las
audiencias a nivel global.
Hoy, cuando el modelo de propaganda está a punto de cumplir vein-
te años, vemos cómo la administración Obama sigue los pasos de sus an-
tecesores –de acuerdo a las lecciones de Nixon, que Reagan actualizaría
en la década de los ochenta impulsando la filosofía de “hablar suave y
utilizar firmemente el garrote”– a través de la industria mediática, lo que
valida, si cabe, de forma más consistente la pertinencia de introducir di-
cho modelo de propaganda en el análisis del llamado golpismo mediático
y los procesos políticos vividos en la región.
A partir del estudio sistemático y de las pautas institucionales de
actuación vigente en los medios estadounidenses, el modelo de propa-
ganda propuesto en Manufacturing Consent. The Political Economy of
the Mass Media por Edward Herman y Noam Chomsky ilustra cómo los
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 23

medios de comunicación de masas operan como eficaces transmiso-


res de mensajes y símbolos culturales según criterios estratégicos de
manipulación informativa, dirigidos a moldear, predecir y controlar el
comportamiento público de las clases medias y los sectores populares
en beneficio de las clases dirigentes:

Los factores estructurados cruciales derivan del hecho de que los me-
dios de comunicación dominantes están firmemente incrustados en el
sistema de mercado. Estos son negocios con fines de lucro, propiedad de
personas muy ricas (o de otras compañías); se financian en gran parte a
través de los anunciantes, que también son entidades con fines de lucro
y que desean que sus anuncios aparezcan en un entorno favorable a las
ventas. Los medios de comunicación dependen también del gobierno
y de las grandes firmas empresariales como fuentes de información, y
tanto por cuestiones de eficiencia como por consideraciones políticas –y
frecuentemente por intereses coincidentes– prevalece un cierto grado
de solidaridad entre el gobierno, los principales medios de comunicación
y otras grandes compañías. El gobierno y las grandes empresas ajenas
a los medios también están mejor situados (y poseen suficiente poder
económico) como para poder presionar a los medios de comunicación
con amenazas de retirada de campañas publicitarias o de licencias de
televisión, pleitos por difamación y otras formas de ataque, directas o
indirectas. Los medios de comunicación también sufren un sesgo anti-
comunista, impregnado desde antes y durante la época de la Guerra Fría,
frecuentemente movilizado para evitar que los medios de comunicación
criticasen las agresiones contra pequeños países etiquetados como co-
munistas (Herman, 1998, pp. 12-13).

En el presente capítulo, vamos tratar de introducir los fundamentos


y perspectivas críticas sobre las bases y validez del modelo de propagan-
da y su aplicación en la cobertura de acontecimientos de interés perio-
dístico que han tenido recientemente lugar en la región, destacando al
tiempo su aplicabilidad a los procesos históricos de injerencia que ha
vivido América Latina.
24  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Filtros, agenda y modo de producción informativa

Con el fin de incorporar las principales ideas y líneas estratégicas del tra-
bajo de Chomsky y Herman, quisiéramos primero reseñar brevemente
los fundamentos lógicos de esta dinámica institucional dominante en
los medios, cuya estructura viene configurada por cinco factores prin-
cipales en la orientación del discurso periodístico:

1. La envergadura, la concentración de propiedad, la riqueza del pro-


pietario y la orientación de los beneficios de las empresas dominan-
tes en el ámbito de los medios de comunicación. Las presiones del
mercado determinan la actividad mediática, limitando las opcio-
nes informativas, el enfoque editorialista de los medios y el modo
de organización del trabajo periodístico –sujeto a las fluctuaciones
financieras, en el proceso de concentración y conglomeración de
la industria cultural, que marca como prioritario el criterio de ren-
tabilidad por encima de cualquier pretensión de servicio público.
Los grupos de control de las grandes redes de telecomunicaciones
y conglomerados multimedia estrechan, de tal forma, los vínculos
económicos con el capital financiero e industrial que los medios de
comunicación terminan reproduciendo fielmente la línea ideológi-
ca de las elites y el statu quo de las clases dominantes. Existe así
una relación estrecha y determinante entre los grandes intereses
económicos y la función mediadora de la comunicación.
2. La publicidad como fuente de ingresos y financiación de los medios.
El discurso publicitario –como ha hecho ver Armand Mattelart– ac-
túa como ideología del mercado libre y de los intereses capitalistas
en la sociedad de consumo, hasta el punto incluso de influir y de-
terminar la existencia de los medios y sus contenidos. La comercia-
lización de los espacios mediáticos como soportes publicitarios no
solo deriva en una directa dependencia de los medios respecto a los
anunciantes, sino que, además, la profesión informativa ha acaba-
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 25

do plegándose a los intereses de la poderosa industria de relaciones


públicas. “Si se plantea un conflicto entre el interés por contar las
cosas que ocurren y el de una empresa que se anuncia en el me-
dio (por tanto, lo financia) no hay ninguna duda de que el medio
se acabará decantando por la segunda” (Quirós, 1998, p. 228). Se-
gún Ibáñez, Chomsky demuestra, en Ilusiones necesarias, cómo “el
equilibrio del mercado se alcanza cuando están en sintonía los edi-
toriales y los anuncios. Por su estructura: el poco espacio y tiempo
de que disponen los redactores se prestan más a la regurgitación
de beaterías convencionales que a presentar pensamientos poco
familiares o conclusiones sorprendentes” (1992, p. 9). La publici-
dad juega además un rol significativo en el proceso de concentra-
ción informativa, como factor de desarrollo de los conglomerados
multimedia que ha terminado restringiendo los estrechos márge-
nes del pluralismo informativo en detrimento de la prensa obrera
y radical. “Con la publicidad, el mercado libre no ofrece un sistema
neutral en el que finalmente decide el comprador. Las elecciones
de los anunciantes son las que influyen en la prosperidad y la su-
pervivencia de los medios” (Chomsky & Herman, 1990, p. 43). Y,
peor aún, determinan la orientación de los contenidos y la estra-
tegia de programación de los medios masivos, especialmente de la
radio y la televisión, cuya oferta resulta ‘banalizada’ por la lógica
del rating, que obliga a cautivar a grandes volúmenes de audiencia,
en un marco de desregulación competitiva cuyo resultado es el cre-
ciente declive y empobrecimiento cultural de la oferta mediática;
sin olvidar la funcionalidad de esta cultura del entretenimiento,
criticada por Neil Postman, como una forma de bárbara intromi-
sión del show business en la configuración del espacio público, fun-
cional –en última instancia– a los fines de las elites del poder.
3. La dependencia de los medios de la información proporcionada por
los expertos, el gobierno y las empresas, financiada y aprobada por
los proveedores principales y otros agentes del poder. Los medios de
26  Francisco Sierra Caballero (Editor)

comunicación colectiva mantienen una relación simbiótica con las


fuentes de información poderosas, tanto por necesidad económica
como por reciprocidad de intereses. La regularidad con la que ope-
ran los medios de información está fuertemente determinada por
supuestos restringidos, impuestos –a su vez– por la dependencia
acrítica de las fuentes de información de las elites y su participación
en campañas de propaganda. Así, por ejemplo, Fishman demuestra
el principio de afinidad burocrática según el cual solo otras buro-
cracias pueden satisfacer las necesidades iniciales de una burocra-
cia informativa (Fishman, 1980). Los medios han de proporcionar
un flujo constante y fiable de materia prima informativa que –en
satisfacción de la necesidad diaria de noticias y sus apremiantes
horarios– la estructura administrativa de los gabinetes de prensa
y la industria de las relaciones públicas pone a su disposición gra-
tuitamente, facilitando la labor periodística de los profesionales de
los medios. Las fuentes gubernamentales y empresariales tienen el
mérito de ser respetables y ser reconocidas como veraces ante la
opinión pública, debido a su estatus y prestigio.

Para consolidar su privilegiada posición como fuentes de información,


los promotores de informaciones gubernamentales y empresariales se
esfuerzan por facilitar las cosas a los organismos informativos. Así, les pro-
porcionan instalaciones en las que reunirse, dan a los periodistas copias
de discursos por adelantado e informes posteriores; programan confe-
rencias de prensa teniendo en cuenta las horas de cierre de recepción de
noticias; escriben comunicados de prensa en lenguaje asequible, y orga-
nizan cuidadosamente sus conferencias de prensa y sesiones fotográficas
[…]. Debido a los servicios que proporcionan, a los continuos contactos
que genera su actividad normal y a la dependencia mutua, los podero-
sos pueden utilizar relaciones personales, amenazas y recompensas para
influenciar y coaccionar aún más a los medios de comunicación. Estos
pueden sentirse obligados a dar por buenas historias extremadamente
dudosas y a acallar sus críticas para no ofender a sus fuentes de infor-
mación y perjudicar su estrecha relación con estas (Chomsky & Herman,
1990, pp. 55-56).
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 27

Las fuentes oficiales de información tienden, de este modo, a apro-


vecharse de las rutinas y de la dependencia de los medios para re-
forzar sus posiciones y puntos de vista en el espacio público y mani-
pular el debate político mediante el establecimiento de una agenda
temática.
4. Las contramedidas y correctivos diversos como método para discipli-
nar a los informadores y a los medios de comunicación. En el caso de
periodistas o espacios críticos disidentes en sus líneas editoriales
y modo de representar informativamente la realidad sociopolítica,
el sistema de control de la comunicación pública dispone de diver-
sas formas de respuesta para restablecer la función social asignada
por las elites y el poder económico a los medios informativos, silen-
ciando las réplicas y críticas al sistema dominante. “El gobierno es
uno de los mayores productores de estas respuestas críticas, que
ataca, amenaza y corrige habitualmente a los medios de comunica-
ción, que intentan poner cualquier desviación en la línea estable-
cida. La propia gestión de las noticias está diseñada para producir
estas respuestas críticas” (Chomsky & Herman, 1990, p. 68). De tal
forma que, antes de que la autocensura ponga en juego su función
de adaptación a la norma dominante de las elites, el sistema em-
presarial, las elites del gobierno y los mismos propietarios de los
medios disponen de amplios resortes de coerción para presionar
sobre los informadores –incluidas listas negras que hagan efectiva
la sumisión del sistema público de información al servicio de los
‘intereses especiales’.
5. El anticomunismo como religión nacional y mecanismo de control. La
ideología de la Guerra Fría ha extendido, además, entre los medios
estadounidenses una cultura de movilización contrarrevoluciona-
ria, arraigando entre los profesionales y propietarios de los medios
los mecanismos ultraconservadores de control (por la fe instau-
rada en la bondad de las políticas internacionales e internas del
gobierno estadounidense contra la amenaza soviética). Chomsky
28  Francisco Sierra Caballero (Editor)

observa que, a partir especialmente de la Segunda Guerra Mundial,


los medios de comunicación adoptan un modelo de organización
y desarrollo de la producción informativa adaptado al proceso de
expansión imperialista de la política exterior norteamericana; de-
finiendo públicamente los problemas políticos de actualidad de
acuerdo a los intereses del nuevo orden mundial emergente, como
parte de un proceso que el padre de los estudios de opinión públi-
ca en Estados Unidos, Walter Lippman, denomina la “fabricación
del consenso” (Lippman, 2003). “Esta ideología ayuda a movilizar
a la población contra un enemigo y, dado que este es un concepto
difuso, puede utilizarse contra cualquier persona que propugne
una política que amenace los intereses de la propiedad o apoye los
acuerdos con los estados comunistas y los radicales. De esta mane-
ra ayuda a fragmentar a los movimientos obreros y de izquierdas, y
actúa como mecanismo de control político” (Chomsky & Herman,
1990, p. 68). La importancia de este filtro no solo es identificable
en Estados Unidos y el contexto de la Guerra Fría. En los países
occidentales, toda referencia a políticas alternativas en el ámbito
económico es descalificada y representada marginalmente por el
discurso anticomunista reinante en los medios, prevaleciendo en
otros casos la implementación de un discurso periodístico acerca
de la amenaza oculta como paranoia informativa, en forma de gue-
rra santa (Guerra del Golfo Pérsico), guerra humanitaria (Guerra de
Kosovo) o diatriba contra el “peligroso fundamentalismo islámico”.
En la esfera mediática se imponen así, de forma totalizadora, diver-
sas dicotomías ideológicas y culturales que hacen efectiva y durade-
ra la actuación de los filtros de control político sobre la población.

El modelo de propaganda describe, por tanto, un sistema descentra-


lizado de control social de la información por el que se ejerce el poder y
la coacción ideológica según las necesidades administrativas del gobier-
no, el capital privado y las elites del sistema dominante. En palabras de
Edward Herman:
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 29

El poder del sistema de propaganda estadounidense radica en su habi-


lidad para movilizar un consenso entre las elites, para dar la apariencia
de consentimiento democrático y crear un nivel suficiente de confusión,
malentendido y apatía en la población general como para permitir que
prosperen los programas de las elites (Herman, 1998, p. 14).

Los cinco filtros reducen, en consecuencia, la pluralidad de las no-


ticias de acuerdo al programa o lectura preferencial de las elites, llegán-
dose a dar contradicciones como las analizadas por Chomsky en la infor-
mación internacional –que distingue entre víctimas dignas e indignas–,
según los intereses dominantes.
Pero no es nuestra intención desplegar aquí los razonamientos e
ideas básicas del modelo de propaganda que Chomsky y Herman es-
bozan en su trabajo de referencia, ya de sobra conocido. Más bien, el
cometido de nuestro trabajo es evaluar las aportaciones teóricas y las
insuficiencias subyacentes en el análisis de ambos autores al criticar
la mediación informativa dominante en América Latina –en el marco
de los llamados golpes mediáticos–, así como las críticas liberales que
se formulan habitualmente sobre su interpretación de las industrias
culturales o, desde otro punto de vista, los problemas discutibles en
torno a su propuesta –desde un enfoque más consistente y complejo
de la teoría crítica–, para que el lector saque sus propias conclusiones
sobre la realidad sociopolítica objeto de análisis en los estudios de caso
compilados.
Podemos empezar señalando que, en su formulación, el modelo
de propaganda tiene la virtud de apuntar seis principios y puntos de
partida estratégicos para una lectura alternativa y democrática de los
medios de comunicación y el nuevo golpismo espectacularizado, que
no pueden ser ignorados en ningún proyecto teórico de envergadura
o, en particular, en cualquier análisis de casos a este respecto. A saber:

a. Principio constructivista. Los medios no informan, sino que cons-


truyen o producen la realidad, manufacturan el consentimiento, re-
definen las percepciones y el conocimiento público del mundo. Toda
30  Francisco Sierra Caballero (Editor)

teoría crítica debe, por tanto, reconocer en su interpretación de los


medios esta función productiva de la mediación, recuperando la di-
mensión representacional y transformadora de la dialéctica informa-
tiva frente a la visión liberal de los medios como ventanas abiertas a
la realidad o el mito de la supuesta transparencia de los canales de
difusión pública (como medios de transporte objetivo de la realidad).

b. Lectura institucional. Herman y Chomsky explican su modelo de pro-


paganda en términos de análisis institucional de los imperativos y fac-
tores estructurales del funcionamiento de los medios masivos. De ahí
que la principal contribución del modelo de propaganda sea su poder
deconstructivo de las lógicas organizativas, que constituyen el com-
plejo sistema de mediación interna y las formas de dependencia de los
poderes políticos y económicos. El análisis institucional de la media-
ción presupone, desde este punto de vista, observar las formas con-
cretas y sobredeterminadas de disposición de los medios, su funciona-
miento y reglas de protocolo, las lógicas productivas y las culturas del
trabajo, así como los climas organizativos e ideológicos que inciden di-
rectamente en la producción de información de actualidad. Podemos
hablar, en este sentido, del modelo de propaganda como un enfoque
‘estructurado’ de las organizaciones informativas. Los criterios de ob-
jetividad, independencia o responsabilidad social de los informadores
juegan aquí un papel secundario respecto al poder ideológico y estruc-
tural que establecen las relaciones de control asociadas a cada filtro. Si
acaso, la única función reconocible es –como critica Bagdikian– la de
cegar y omitir explícitamente los compromisos y dependencias que
ligan a los profesionales de la información con las autoridades y los po-
deres económicos. Las lógicas institucionales que orientan la acción
informativa determinan así las premisas de construcción de los dis-
cursos y las interpretaciones mediáticas, delimitando qué es periodís-
tico y digno de publicarse y qué no, según las bases de funcionamiento
del sistema y las necesidades de las campañas propagandísticas pro-
movidas desde la industria de relaciones públicas.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 31

c. Principio simbiótico de la hegemonía. Medios y otras instituciones


ideológicas convergen en la reproducción social, trenzando redes
de discursos e intereses sociopolíticos estratégicos. Existe pues una
coordinación, o una lógica de acoplamiento funcional, de cada institu-
ción con los fines estratégicos del capital. En particular, es posible re-
conocer relaciones simbióticas entre profesionales de la información
y fuentes oficiales vinculadas a los grupos de poder político y econó-
mico dominantes.

La censura es en gran medida autocensura, por un lado de periodistas


y comentaristas que se ajustan a la realidad de los requerimientos or-
ganizativos de las fuentes y de los medios de comunicación y, por otro,
de los responsables de alto nivel de dichos medios, que fueron elegidos
para poner en práctica las constricciones –que en muchos casos han
interiorizado– impuestas por los propietarios y por otros centros de
poder, tanto del mercado como gubernamentales (Chomsky & Herman,
1990, p. 14).

La actuación de este principio simbiótico entre los intereses dominan-


tes exige un enfoque global e integrado de lo que Gramsci calificó como
‘problema de la hegemonía’; esto es, la cultura y moral dominante en la
industria de los medios y los intereses que sostienen este sistema de
reproducción asimétrico.

d. Principio del poder descentralizado y multifactorial. Una lectura he-


gemónica del poder presupone que toda legitimación y/o, específica-
mente, la producción del consentimiento no es un proceso cerrado ni
acabado, sino antes bien una dinámica de reconstitución permanente
del dominio de la clase o bloque dominante. En otras palabras, el po-
der es un poder no concentrado únicamente en la propiedad de los
medios, sino en diversas formas difusas y multifactoriales de domi-
nio y control del proceso de desarrollo histórico y cultural. Por tanto,
toda teoría crítica de los medios debe reconocer la estructura descen-
tralizada, difusa y múltiple de los resortes de poder y control social
32  Francisco Sierra Caballero (Editor)

de la información, como en parte hace el modelo de propaganda de


Chomsky y Herman.

e. Teoría radical de la democracia. El modelo de propaganda puede, sin


duda, ser calificado de crítica radical. La lectura del poder y de la diná-
mica de conformación ideológica de la sociedad concibe los medios de
comunicación pública como instrumentos de control social, moviliza-
ción y hegemonía de los intereses especiales de las elites. Al poner un
mayor énfasis en la desigualdad de riqueza y poder, así como en los efec-
tos que esta produce a diferentes niveles en los intereses y elecciones de
los medios de comunicación de masas, el modelo de propaganda cobra
plena vigencia. Más aún, cuando, como comenta Edward Herman:

[…] los drásticos cambios ocurridos durante la pasada década en la eco-


nomía, las industrias de la comunicación y la política tienden a acrecentar
la aplicabilidad del modelo de propaganda. Los primeros dos filtros –pro-
piedad y publicidad– han adquirido una importancia creciente. El declive
de la radio y la televisión públicas, el aumento de poder de las empresas y
su extensión a nivel global, las fusiones y la centralización de los medios
de comunicación han vuelto aún más decisivos los resultados económi-
cos. La competencia por el suministro de anunciantes se ha hecho más
intensa. Las salas de redacción se han visto aún más completamente
incorporadas en imperios empresariales transnacionales, con encogidos
recursos y un entusiasmo editorial cada vez menor por un periodismo
de investigación que pueda desafiar a las estructuras de poder. En suma,
la autonomía profesional de los periodistas ha empequeñecido (Herman,
1998, p. 22).

Y la depauperación de la oferta cultural es la tónica imperante, que


solo se puede evitar desde un enfoque radical de la democracia que
reivindique la libertad y el pluralismo informativos, la propiedad so-
cial de la información y las industrias culturales, desde una imagi-
nación comunicológica alternativa, es decir, desde otros parámetros
ideológicos.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 33

f. Análisis ideológico de los contenidos informativos. El modelo de propa-


ganda es, pues, una descripción institucional de los medios de difu-
sión colectiva como sistemas de poder, regulados por los parámetros
ideológicos y los intereses elitistas implicados y unificados en una po-
sición ideológica compartida –más o menos flexiblemente– en cada
información, según el grado de importancia y el modo en que afecta el
contenido de la noticia a sus intereses especiales. Reactualizando al-
gunas de las premisas de la noción frankfurtiana de ‘industria cultu-
ral’, Herman y Chomsky ponen el énfasis, no tanto en la pasividad del
consumidor de la industria mediática, como en la orientación ideoló-
gicamente marcada de los textos y contenidos de los ‘aparatos ideoló-
gicos del Estado’, donde se valoran ciertas voces, se omiten o descar-
tan determinadas versiones y se favorecen casi siempre las mismas o
similares interpretaciones de los acontecimientos, con independen-
cia del canal o línea editorial del medio en concreto donde aparezcan.
El efecto ideológico se consigue en virtud del orden y enfoque de la
información. La crítica que el modelo perfila a los ‘guardianes de la
libertad de expresión’ se constata empíricamente, en este sentido,
cuando se observa que, del flujo total de información que ofrecen los
principales medios de comunicación colectiva, prima un sesgo siste-
mático orientado al mantenimiento de las disposiciones existentes
funcionales al poder y a las ventajas o privilegios especiales de las
elites. Esto es, la actividad de los gatekeepers está orientada por un
fuerte sesgo ideológico en la elección de los contenidos y tematiza-
ciones informativas, ajustadas a la criba previa de profesionales que
“piensan lo que deben pensar”, de acuerdo a nociones interiorizadas
en un proceso de adaptación personal a las limitaciones de la organi-
zación, la propiedad, el mercado y el poder político. El dominio de los
medios de comunicación por parte de la elite –y la marginación de la
disidencia que se deriva de la actuación de los filtros explicados– se
realiza de manera tan natural que los comunicadores que trabajan en
las organizaciones informativas son capaces de convencerse de la li-
bertad de elección, tratamiento e interpretación de las noticias como
34  Francisco Sierra Caballero (Editor)

profesionales independientes, mientras el modelo de dominación lo


impregna todo.
El modelo de propaganda revela así el origen de las formas de con-
trol de los medios de comunicación colectiva y los mecanismos concre-
tos a través de los cuales se imponen en los contenidos mediáticos los
intereses hegemónicos que guían y dan origen al flujo de mensajes –se-
gún las constricciones propias de la economía política–, concibiendo
los medios de comunicación colectiva como instituciones relativamente
independientes sujetas a la paradójica dialéctica de servilismo extremo
y mínimo control estatal, jurídica y políticamente, pero a la vez funcio-
nales a las demandas recurrentes y a la ideología hegemónica de los
grandes intereses políticos y económicos de las elites en su operatividad
y lógica de organización. Siguiendo estrategias de análisis similares a
la ‘agenda-setting’, Chomsky y Herman demuestran, por comparación,
cómo los medios cumplen una función estratégica de propaganda. En el
modo de introducir los temas, en el tono, contexto, tratamiento y manejo
de fuentes, se observan constantes registrables que –sobre todo, en la
información internacional– revelan la lógica de producción del consen-
timiento y su génesis ideológica. En efecto, la agenda de los medios es
mucho más restringida si se ha de tratar la situación del Tercer Mundo
y las interconexiones con las políticas y decisiones gubernamentales
que afectan a los grandes intereses capitalistas de Estados Unidos, lle-
gándose a distinguir sistemáticamente dos tipos de víctimas: las dignas
de contemplación y conocimiento público masivo (en función de la lec-
tura dominante) y las víctimas indignas, desplazadas u ocultas, salvo
episódicamente, al escrutinio de la opinión pública nacional. De modo
que se presenta al público telespectador, como natural, una suerte de
dicotomía en las noticias y los discursos de la información internacional,
seleccionando y exponiendo hasta la saturación ciertas voces, mientras
otras permanecen fuera del contexto y de la esfera mediática.
Ahora bien, como parte de un sistema bien estructurado, los medios
no presentan, tal y como hemos argumentado, una imagen monolítica
y unificada por completo en la representación del universo social. En el
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 35

modelo de propaganda, los propios propietarios y directivos de los me-


dios de comunicación colectivos están sujetos también a restricciones.
Existen desacuerdos entre las elites, la interpelación de los diferentes
grupos sociales no representados en el tratamiento y representación
periodística de la realidad, así como voces discrepantes que, aun margi-
nalmente, contradicen la coherencia del discurso ideológico dominante
en los relatos de actualidad y dan cuenta de la existencia de una compleja
dinámica social en el ciclo vital de toda información.
Si bien la gama de posiciones destacadas por los medios, los temas
de debate público que acentúan, la oportunidad de las historias, las
fuentes que son tratadas como respetables y la propia interpretación
del papel de los medios son explicados por Chomsky y Herman como
altamente funcionales para los poderes establecidos y sensibles a las
necesidades del gobierno y de los más importantes grupos de poder, la
teoría del control mediático que desarrollan presupone la diversidad
de juegos de articulación y contradicción propios de las democracias
formales, donde los derechos de expresión, asociación y prensa hacen
posible que la coerción física y el control del pensamiento para el man-
tenimiento del orden social sean mucho más complejos y subliminales.
Tampoco describen los medios como una institución total, como un
ejército poblado de actores sometidos a la disciplina absoluta de la jerar-
quía de intereses y de sus propietarios. Más bien, la virtud del modelo
de propaganda es proyectar un enfoque –en palabras de Adorno– totali-
zante de la mediación, una lectura sistémica y estructural –institucional,
reconocen ambos autores– que pone en evidencia los mitos y prejuicios
liberales de la prensa libre y sus rutinas tematizadoras de la agenda pú-
blica bajo el aura de la hegemonía capitalista. Para ello, nos proponen
una teoría de los medios y su funcionamiento regular como canalizado-
res de percepciones y conocimiento público, desde una teoría crítica con
la estructura social desigual que conforma su inserción dependiente y
funcional de acuerdo a los intereses hegemónicos, tal y como podemos
observar en el caso de América Latina, que a continuación vamos a ana-
lizar desde una perspectiva histórico-estructural.
36  Francisco Sierra Caballero (Editor)

La política de mentes y corazones

La evolución, a partir de la segunda mitad del siglo xx, de las políticas de


inteligencia y manipulación informativa en la intervención y prevención
de conflictos bélicos –liderada por Estados Unidos– ha estado marcada
por tres acontecimientos determinantes:

a. El fracaso norteamericano en Vietnam.


b. La revolución conservadora y la liberalización de las comunicacio-
nes en la década de los ochenta.
c. Y la guerra del Golfo Pérsico.

Si bien comprender el Nuevo Orden Mundial sobre el que descansa


el poder cultural estadounidense en el ámbito de las comunicaciones
exigiría –según advierte Chomsky– una mirada retrospectiva sobre el
mapa político surgido a partir de la Segunda Guerra Mundial –y, aún
antes, en relación a la fase de constitución del llamado “neocapitalismo
informativo” en los años treinta–, el análisis del papel de los medios y las
formas de propaganda en los actuales conflictos bélicos debe ser aborda-
do, a tenor del tema que nos ocupa, a partir de las ‘lecciones aprendidas’
por Estados Unidos en la guerra de Vietnam –por ser este el principal
punto de inflexión histórico en la doctrina de la información y la pro-
paganda de guerra, cuando el Pentágono asume una nueva estrategia
basada en la integración político-militar de la comunicación como par-
te del programa unificado de la política exterior estadounidense. En el
replanteamiento de las estrategias de información y propaganda, los
halcones del Pentágono identifican entonces tres frentes de batalla en
la política de seguridad: el control político-informativo del Congreso, la
orientación de la opinión pública y la actuación de los medios de comu-
nicación social. Desde entonces, en palabras de Barnet:

[…] ante la obstaculización de la opinión pública para librar una guerra


convencional, los estrategas militares han delimitado su nuevo territorio
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 37

con base en las amenazas que más preocupan al estadounidense prome-


dio, al mismo tiempo que han prometido conducir una guerra indolora
contra el nacionalismo revolucionario, utilizando un nuevo armamento
y desplegando un nuevo fervor (Barnet, 1990, p. 268).

Washington reconocía, de este modo, la función de los medios infor-


mativos y la cultura como instrumentos neurálgicos de confrontación
política. Si ya antes en la década de los sesenta el papel de la cultura y
la comunicación había sido valorado decisivamente por el sistema de
poder norteamericano –a raíz de proyectos como la Alianza para el Pro-
greso (Eudes, 1984)–, las actividades diplomáticas y propagandísticas
van a ser consideradas a partir de entonces, por primera vez, como un
factor estratégico en la doctrina político-militar; hasta el grado de in-
fluir en programas académicos como los que CIESPAL, en el marco del
paradigma modernizador y colonial, desplegó con ayuda de la Unesco
(Quirós & Sierra, 2016).
En 1970, un comité selecto de la ultraderecha estadounidense re-
dacta un informe para el Consejo de Seguridad Interamericana, que
servirá de base doctrinal para la política exterior durante la adminis-
tración Reagan. El Documento de Santa Fe marca entonces una nue-
va era en la política estadounidense de defensa y seguridad nacional
(Roitmann, 1989). Entre otras aportaciones significativas, el Documento
de Santa Fe establece la guerra total y permanente como doctrina po-
lítico-militar del Estado, articulando –bajo la falsa disyuntiva ‘demo-
cracia/comunismo’– las actividades públicas y civiles con los objetivos
militares de información y propaganda. En lo sucesivo, el campo de
la confrontación ideológica y cultural será percibido por el Pentágono
como un problema de conquista de las mentes y los corazones (borran-
do los límites estrictos de demarcación de lo militar, lo político y lo
civil, en función de las necesidades de seguridad nacional), como un
problema de guerra.
La tarea irremplazable entre los círculos conservadores de ‘reparar
la imagen’ de Estados Unidos, ante la opinión pública mundial, para
restablecer la mermada autoridad internacional y la hegemonía políti-
38  Francisco Sierra Caballero (Editor)

co-ideológica, en un contexto crecientemente adverso, será abanderada


por la administración Reagan, en la década de los ochenta, mediante la
asunción de una nueva cultura mediática en el ámbito de la comuni-
cación política y la propaganda; determinante no solo en el desarrollo
futuro de los conflictos bélicos en diversos países de América Latina
y Asia, sino también en la consolidación interna de un modelo de pro-
paganda internacional eficaz y consistente. Paralelamente a la priva-
tización y concentración de la industria cultural norteamericana, la
cruzada conservadora hizo posible para ello incluso el olvido del sín-
drome de Vietnam y la colonización belicista de la conciencia pública
estadounidense:

Al asumir Reagan la presidencia, el 20 de enero de 1981, tenía perfecta-


mente delineados los aspectos básicos de su futura actuación en los cam-
pos internacional e interior. Se proponía revertir los efectos del llamado
síndrome de Vietnam y de los deshonrosos subproductos del escándalo
Watergate; desarrollar una política agresiva de roll-back, esto es, de recu-
peración de espacios políticos, geográficos y estratégicos supuestamente
perdidos por la débil y obsequiosa conducta de su antecesor James Car-
ter; emprender un faraónico programa de armamentismo, superador de
todos los ejemplos precedentes y, merced al dinamismo que cuantiosos
presupuestos inyectarían en la alicaída economía, obtener el respaldo do-
méstico que sobrevendría de una prosperidad sin fisuras, para sustentar
una diplomacia capaz de afrontar todos los desafíos (Selser, 1988, p. 15).

Por medio del programa de diplomacia pública, que incluía el esta-


blecimiento de oficinas dependientes directamente del poder ejecutivo
–como la Oficina de Diplomacia Pública del Departamento de Estado o
el Grupo de Difusión de la Política de la Casa Blanca para Centroamé-
rica, creadas para difundir el punto de vista oficial en los medios–, el
gobierno priorizó estratégicamente una política de desinformación y
manipulación de la opinión pública, impulsando una poderosa industria
de relaciones públicas y expertos analistas orientados por la tradicional
ideología imperialista y los valores tradicionales del ‘modo de vida ame-
ricano’. En este proceso de reconstrucción del Nuevo Orden Mundial, la
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 39

opinión pública estadounidense –y, por extensión, la opinión pública


internacional– habría de convertirse, funcionalmente –parafraseando
a Habermas–, en una opinión por aclamación. Más aún, la falsedad sin
respuesta con el tiempo lograría hacer desaparecer casi por completo
la existencia de una opinión pública independiente en Estados Unidos
y los países occidentales, que –como comenta Debord– primero se vio
incapaz de hacerse oír y luego, muy pronto, incluso de formarse siquiera.
Reagan y el nuevo movimiento conservadurista norteamericano te-
nían muy claro que cualquier proceso de refundación de la hegemonía
mundial estadounidense pasaba previamente por una política de control
y conformación del consenso público, que respaldara las actuaciones gu-
bernamentales. El sistema de propaganda surgido de la Segunda Guerra
Mundial debía cumplir rigurosamente, en la nueva etapa histórica de
dominio cultural e ideológico norteamericano, con las tareas encomen-
dadas por las élites del establishment político y empresarial. Conforme
con una estricta dialéctica de control y difusión de los objetivos de la pro-
paganda, vinculados a los intereses dominantes de la élite en el gobierno
y el mundo de los negocios, la ‘revolución conservadora’ alcanzará así
una hegemonía casi absoluta de control de la opinión pública. Por ello,
es posible afirmar que en este proceso tiene lugar un antes y un después
en el modelo de desarrollo de la propaganda. La administración Reagan
inaugura con su gobierno, de hecho, un nuevo estilo y una nueva política
de relación con los medios y los informadores, basada en la persuasión
intensiva antes que en la fuerza; siguiendo, cabalmente, las lecciones
aprendidas por su referente Nixon en la derrota de Vietnam.
El primer objetivo del nuevo gobierno republicano va a ser el de-
sarrollo de una amplia campaña de relaciones públicas dirigida a cam-
biar la percepción pública estadounidense en la redefinición global de
la doctrina de seguridad nacional. Buena parte de los recursos de los
departamentos de operaciones especiales se centrará en la misión de
persuadir al pueblo norteamericano de la supuesta amenaza comunis-
ta y someter a la opinión pública, en la guerra de las ideas, con el fin
de garantizar posteriormente el apoyo a la guerra de baja intensidad
40  Francisco Sierra Caballero (Editor)

(gbi) en regiones como Centroamérica. En este empeño, los medios se


vieron poblados de numerosos expertos derechistas que se encargaron
de analizar el panorama internacional y la seguridad interna de Estados
Unidos defendiendo los puntos de vista oficiales, pagados por firmas
comerciales o fundaciones de investigación ligadas entre sí por intereses
mutuos con el Pentágono. Como analiza Sara Miles,

La guerra contra el terrorismo dio lugar a toda una industria casera de ex-
pertos derechistas, muchos de ellos con acceso directo al diseño de estra-
tegias de la administración, que vinieron a proporcionar la parte intelectual
que pondrá a la opinión pública en pie de guerra [...]. El terrorismo se volvió
una etiqueta para prácticamente todas las formas de conflicto que emana-
ban del proceso de cambio en el Tercer Mundo (Miles, 1988, p. 32).

En su estudio de los Derechos Humanos y la Doctrina Kissinger, el


periodista Gregorio Selser, por su parte, afirma:

Los círculos ultraconservadores lograron crear a principios de los años


ochenta una atmósfera extremadamente asfixiante de chovinismo y
patriotería e intolerancia ante cualquier opinión contraria. Esta campa-
ña tomó tales dimensiones que, hasta aquellos escasos personajes del
Congreso a quienes repugnaba esta conducta política, optaron por callar
o dejar hacer a los demagogos ultraderechistas. Temían con razón ver-
se convertidos en blanco de sus ataques manejados por organismos de
fama reciente, como Moral Majority, American Enterprise Institute o la
Heritage Foundation (Selser, 1988, p. 102).

Todo, para el nuevo gobierno, era susceptible de ser tildado a partir


de entonces como subversivo y, por extensión, también como terrorista.
En el fragor de la campaña propagandística de acoso a las ideas libera-
les y al pluralismo ideológico en los medios, la administración Reagan
iniciará una caza de brujas interna en contra de la disidencia social. Las
nuevas formas de ‘vigilancia electrónica’ fueron incluso utilizadas por
el gobierno como medio de domesticación de los movimientos sociales,
desmantelando toda posible resistencia al proceso de reestructuración
de la hegemonía político-militar estadounidense.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 41

En palabras del expresidente de Rand Corporation, el mayor pro-


blema no era el Tercer Mundo sino Estados Unidos. Por lo que la nueva
derecha construyó un discurso político paranoico y demagógico entre
la opinión pública norteamericana sobre la supuesta amenaza del co-
munismo, el narcotráfico y el terrorismo internacional –que tan buenos
resultados había proporcionado en otras épocas recientes de la historia
de los Estados Unidos.
En este contexto, habría de originarse la nueva estrategia informativa
y propagandística desarrollada por el complejo militar del Pentágono y
la correspondiente contrainsurgente de guerra de baja intensidad (gbi).

La doctrina de la guerra irregular y psicológica

Como parte del plan de confrontación y guerra psicológica en la con-


figuración de la hegemonía estadounidense y la estabilidad del Nuevo
Orden Mundial –conformado históricamente como espacio de desarrollo
y expansión de la transnacionalización económica–, el Pentágono expe-
rimenta en Centroamérica durante la década de los ochenta una nueva
maniobra política integrada en la doctrina militar y propagandística
del ejército. La nueva técnica de intervención en los países del Tercer
Mundo se inicia en 1985 con el proyecto de guerra de baja intensidad.
La doctrina de la seguridad nacional se transforma entonces en guerra
total contrainsurgente y lucha antiterrorista. Las fuerzas de operacio-
nes especiales, integradas por expertos en contrainsurgencia, se erigen
entonces en la punta de lanza de las fuerzas militares estadounidenses
en la intervención en zonas de conflicto del llamado Tercer Mundo.
En 1986, el Congreso norteamericano aprueba la Ley de Reorgani-
zación del Departamento de Defensa en apoyo de las operaciones de los
Boinas Verdes y las tropas de asalto, con el respaldo de las campañas de
desinformación y propaganda de la Agencia de Información (usia) y el
apoyo logístico de la Agencia para el Desarrollo Internacional (aid). La
nueva estrategia contrainsurgente será concebida como una respuesta
42  Francisco Sierra Caballero (Editor)

del ejército a la consciencia de la necesidad de una nueva doctrina, or-


ganización táctica y disposición de fuerzas en el contexto de las diver-
sas guerras irregulares generadas en la periferia del sistema de poder
internacional.
En síntesis, la gbi nace como instrumento político-militar para la
restauración de la hegemonía estadounidense en el Tercer Mundo; un
mecanismo dirigido a frenar y revertir el avance de los movimientos
populares mediante la aplicación global de diversas formas de interven-
ción no convencionales. Seis características fundamentales definirán
esta nueva doctrina:
• La defensa de los regímenes e intereses económicos del orden
social dominante en los países aliados frente a levantamientos y
movilizaciones masivas.
• La implementación de iniciativas sociales, políticas y económi-
cas dirigidas a ganar las mentes y los corazones de la población
en favor de los intereses aliados.
• El despliegue de unidades y operativos especiales de élite adies-
trados en la intervención en ‘acciones quirúrgicas’ encubiertas.
• El recurso a una amplia gama de operativos militares según el
contexto de intervención.
• El desarrollo y aplicación de las fuerzas de despliegue rápido,
orientadas por el uso aplastante de la fuerza y la potencia de
fuego.
• La dirección política y la guerra psicológica de legitimación de
la aplicación intensiva de la fuerza militar a través de las campa-
ñas de información y propaganda, pensadas para modificar las
actitudes y percepciones públicas de la población civil, median-
te la persuasión de acuerdo con los objetivos y valores de orden
y seguridad militar (Aguirre & Mathews, 1989).

A partir de la apreciación de esta distinta naturaleza del nuevo es-


cenario geopolítico en el panorama de las relaciones internacionales y
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 43

de la necesidad de un nuevo enfoque operativo en la estrategia de inter-


vención del Pentágono, Estados Unidos varía sustancialmente su cultura
militar intervencionista –y hasta el marco doctrinario de la política de
expansión de sus intereses económicos– a favor de una concepción de la
guerra total y prolongada. Desde entonces, la doctrina político-militar
ha asimilado como propia una concepción de la seguridad internacional
basada en el cuestionamiento del concepto de soberanía, de los límites y
fronteras regionales y hasta incluso de los márgenes de definición de la
guerra y la paz que hoy podríamos aplicar, adecuadamente, al contexto
del nuevo golpismo mediático experimentado en América Latina.
A este respecto, la noción de ‘desarrollo progresivo’ ilustra de forma
clarividente la nueva concepción de la guerra en nuestro tiempo, enten-
diéndola como un proceso gradual de intervención conforme a la inten-
sidad e importancia de la escalada bélica. Se trata, en fin, de un significa-
tivo cambio desde una estrategia de despliegue (concepción distributiva
de la guerra) hacia una visión proyectiva de los ejércitos y el aparato
militar; siendo lógicamente la información (el espacio de los medios y
tecnologías informativas) el principal instrumento de intervención y la
guerra una maquinaria de vencimiento a través del con-vencimiento,
una guerra mediática y de propaganda que, desde el conflicto del Golfo
Pérsico, viene legitimando la actuación de un discurso y una política
informativa regida por el principio absoluto de la seguridad pública.
A diferencia de la concepción clásica de seguridad nacional, la ac-
tual extensión de la gbi como filosofía de guerra total y permanente pre-
supone la realización hasta sus últimas consecuencias de una cultura
mediática de videovigilancia global, en la que la seguridad es consagrada
como principio rector de la vida pública. La pedagogía militar de la gue-
rra de la información consiste, precisamente, en la calculada y ambigua
ampliación de la lógica de dominación militar contrarrevolucionaria en
el conjunto de la vida política y social, hasta extenderse, de esta manera,
a todas las formas de comunicación electrónica.
Si la guerra y la paz no son hoy situaciones claramente discernibles
ni diametralmente opuestas, sino componentes de un mismo proceso a
44  Francisco Sierra Caballero (Editor)

escala de gestión de un orden mundial precario y acechado por nuevos


conflictos internacionales, las turbulencias y desórdenes globales de una
geopolítica del caos legitimaría –como necesaria– esta técnica de guerra
total y permanente, en la que se relacione adecuadamente la aplicación
de la fuerza con los resultados políticos deseados; recurriendo de forma
combinada a los medios y las técnicas de desinformación y propaganda
como soportes indispensables de los ejércitos, independientemente de
las convenciones de derechos humanos y otras obligaciones que limitan
toda acción intervencionista a este respecto.
Para lograr la unidad de esfuerzos y el plegamiento de los objetivos
políticos de la administración pública (Departamento de Estado) a los
objetivos militares (Departamento de Defensa), a través de la coordina-
ción del Consejo Nacional de Seguridad, el alto mando del ejército nor-
teamericano propuso, durante la administración Reagan –como acción
militar prioritaria–, la técnica de la manipulación informativa, a partir
de la comunicación y la acción disuasorias, las filtraciones administra-
das, la guerra psicológica y la centralización de fuentes por los medios,
agencias y servicios especiales de los Estados Unidos. La doctrina de
la guerra informacional tiene como referente, en este punto (además
de la iniciativa neoliberal conservadora liderada por Ronald Reagan), la
experiencia del Golfo Pérsico, donde la experiencia tecnomediática y
comercial sirvió para relanzar proyectos herederos de la filosofía de la
Guerra de la Galaxias para alcanzar la preeminencia absoluta de Esta-
dos Unidos en este milenio, tanto en el potencial de recursos materiales
como en la distribución informativa y las redes de telecomunicaciones:
“Para Estados Unidos, el objetivo central de una política exterior en la
era de la información ha de ser el de ganar la batalla de los flujos de la
información mundial, dominando las comunicaciones, al igual que Gran
Bretaña dominó una vez los mares” (Rothkopf, 1998, p. 18).
Ahora, si bien la política informativa de manipulación y ocultación
de los hechos considerados sensibles ha sido, en el siglo xx, un elemento
estratégico en la planeación y desarrollo de los conflictos bélicos por
los estados mayores de los ejércitos, el diseño actual sobre la guerra ad-
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 45

ministrada por el ‘grifo de imágenes’ es planteado de manera flexible y


multifuncional, según el caudal de noticias y las necesidades de mayor
o menor saturación mediática, por los actores protagonistas del conflic-
to, con el fin de convertir los acontecimientos mediáticos en un hecho
banalizado y asimilable para los profesionales de los medios, desde una
filosofía y estrategia global de la sociedad de la información –como ha
sucedido en el último bombardeo de Irak, la novelada crisis Lewinsky,
siguiendo la experiencia de la guerra del Golfo, o recientemente los aten-
tados terroristas en París y la lucha contra isis.
Esta nueva forma de actuar asume como propios los principios de
la Guerra de Baja Intensidad, manejando –en función de la situación y
características del conflicto– formas distintas de intervención, desde la
persuasión a la disuasión, pasando por el uso de la violencia política y
militar masiva y coordinada. Tal política militar –y su integración defi-
nitiva en el sistema mediático y las redes e infraestructuras de informa-
ción– es, en cualquier caso, planificada en función de lo que Chomsky
denomina la “producción del consentimiento”, que encuentra hoy su
correlación en la llamada ‘doctrina de la superioridad informativa’.

Guerra informativa y cultura digital

La concepción cibernética, la logística y la ingeniería armamentística


basada en la computación, los sistemas de información en línea y la in-
teligencia artificial prefiguran una teoría y una práctica castrense diri-
gida por un modelo holístico de análisis de la cultura y la comunicación,
entendidas como sistemas de dominio y reproducción del poder y una
visión globalizada del Nuevo Orden Mundial. En ella, la estrategia militar
ha reorientado sus esfuerzos hacia el desarrollo y control de los sistemas
de información y las telecomunicaciones aeroespaciales, con el objetivo
de evitar futuribles desórdenes, movimientos de subversión y acciones
puntuales de ‘grupos desestabilizadores’ que amenazan el mapa geoes-
tratégico de la comunicación-mundo.
46  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Si en los años setenta se establece la doctrina de la seguridad na-


cional como principio rector de las comunicaciones internacionales,
en esta última década el sistema global de vigilancia político-militar ha
iniciado una renovación y perfeccionamiento de la tradicional teoría de
defensa estratégica –basada en el desarrollo de las nuevas tecnologías
de la información–, para perfilar la fuerza y la acción bélica del siglo
xxi, de acuerdo a las características de lo que algunos de los principales
pensadores del Pentágono denominan ‘guerra digital’. En lo referente
a América Latina, es posible observar, en esta línea, un proceso de con-
tinuidad entre las enseñanzas de la tristemente célebre Escuela de las
Américas y la política llevada a cabo en los llamados ‘golpes blandos’,
teorizados por Gene Sharp como herramienta contrarrevolucionaria.
Así, en el actual contexto histórico, cinco supuestos enmarcan la
reflexión del Pentágono sobre la propaganda en la nueva doctrina
de seguridad pública:
• Las fronteras geopolíticas de las naciones han perdido impor-
tancia para los propósitos de la política de defensa.
• La noción de seguridad nacional comprende aspectos de la rea-
lidad social que van más allá del campo estrictamente militar, al
incluir ámbitos de la actividad social y pública (como el inter-
cambio comercial o los sistemas jurídicos).
• La tradicional distinción entre lo público y lo privado ha queda-
do abolida.
• Al observar el carácter aleatorio e incierto de toda política de
defensa, la estrategia militar depende de la recolección y proce-
samiento de la información y el desarrollo de formas organizati-
vas adecuadas a la toma fundada de decisiones, apuntando así la
necesidad de ‘ejércitos inteligentes’.
• Toda estrategia de seguridad se apoya, por lo mismo, especialmen-
te en las infraestructuras telemáticas de información, configuran-
do un sistema global de vigilancia (Breham, 1993, pp. 36-43).
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 47

Según estos mismos lineamientos, la guerra del futuro es, en lo


esencial, una guerra informativa, una guerra electrónica de control,
procesamiento y difusión de información; en la cual la informática, los
medios digitales y las formas de guerra psicológica basadas en el manejo
de la información y la propaganda juegan un papel primordial en la era
de las redes sociales. El factor tecnocomunicativo es, de hecho, una re-
ferencia permanente, tanto en las crecientes necesidades de movilidad
y actuación rápida de las fuerzas aéreas y terrestres como en la gestión
de los datos de estrategia e intervención, la ramificación descentralizada
de las fuerzas de contingencia, la coordinación operativa de las diferen-
tes divisiones del ejército y, por supuesto, el control de los sistemas de
información y decisión. De esta forma, el mando militar concentra las
acciones políticas, diplomáticas y civiles a través de diversas formas de
control de la opinión pública y de manipulación de la información de
actualidad, de acuerdo con algunos de los principios fundamentales de
la gbi (de plena vigencia en la estrategia propagandística desarrollada
en conflictos como el de Siria, con nuevas modulaciones, técnicas y he-
rramientas de intervención en el campo de operaciones).
No disponemos del tiempo y espacio precisos para desgranar los
principales elementos de esta lógica ideopolítica de extensión interna-
cional de la doctrina de seguridad pública del Pentágono en la región,
sin embargo, en otro libro abordaremos, extensamente, algunas ideas
presentadas en este capítulo. Sí que nos arriesgamos a afirmar –anti-
cipamos, a modo de hipótesis, para pensar el golpismo mediático– que
las nuevas formas de injerencia y guerra psicológica se centran en su
dimensión simbólica o psicosocial. El propio origen histórico –y políti-
co-ideológico– de la filosofía de la ‘guerra de la información’ que respalda
el (viejo y) Nuevo Orden Mundial realimenta los procesos experimenta-
dos en Latinoamérica en esta dirección, actualizando elementos sustan-
ciales de la experiencia vivida en el laboratorio centroamericano (nos
referimos a la guerra sucia contra Nicaragua).
De esta forma, un concepto funcional estratégico en esta visión de
los nuevos modelos de guerra psicológica e intervencionismo imperia-
48  Francisco Sierra Caballero (Editor)

lista es la noción de ‘guerra virtual’. La guerra informacional es teorizada


por el Pentágono como una ‘no guerra’, en la medida en que la legiti-
midad de la intervención armada, para la opinión pública y las institu-
ciones políticas nacionales e internacionales, es inversamente propor-
cional al número de muertos o su visibilidad. En efecto, “en esta época
de transmisiones en vivo mediante la CNN, el público estadounidense
manifiesta muy poca tolerancia a las bajas. Ante el relativamente poco
apoyo popular que inicialmente recibió la liberación armada de Kuwait,
es difícil creer que el pueblo estadounidense acepte la pérdida de mu-
chas bajas en cualquier conflicto futuro” (Metz, 1994, p. 78). La ‘guerra
quirúrgica’ es pues una condición de la nueva conciencia bélica que, en
coherencia con el discurso científico, cibernético y racionalista de Oc-
cidente, es respaldada por una vaga e interesada noción instrumental
de progreso, común a la filosofía de la comunicación que instituye la
acción de los medios.
La concepción de ‘limpieza bélica’ es, paradójicamente, coincidente
con la redundante noción de ‘limpieza étnica’ de los relatos periodísticos
ficcionalizados, parte de la cultura del espectáculo que gobierna sobre
la puesta en escena audiovisual. El reinado de la televisión favorece, en
este sentido, la representación de la guerra como un simulacro, como
un acontecimiento no vivido en lo concreto y real, sino salvo por sus
efectos semióticos.
Este sistema de dominación espectacular, tal y como ha sido de-
finido críticamente por Guy Debord, opera concentrada y descentra-
lizadamente: por un lado, obedece a un proceso de expansión hacia
los extremos, hacia todos los lados y ‘tiempos sociales’ (de ahí que la
temporalidad discontinua, simultánea y diversa de la experiencia cul-
tural –lejos de ser emancipadora, como aseguran algunos teóricos de
los estudios culturales– en realidad responda a una misma lógica de
“sincronización espectacular difusa”); al tiempo que, por otra parte, se
refuerza la densidad de control centralizado. Estamos, pues, ante un
modelo ‘espectacular integrado’ que “se manifiesta a la vez como con-
centrado y difuso”:
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 49

En cuanto al lado concentrado, el centro dirigente ha pasado a estar ocul-


to: no lo ocupa ya nunca un jefe conocido ni una ideología clara. Y, en
cuanto al lado difuso, la influencia espectacular jamás había marcado
hasta tal extremo la casi totalidad de las conductas y de los objetos que
se producen socialmente (Debord, 1999, p. 21).

La realidad virtual constituye, en este sentido, un elemento de for-


mación y adiestramiento individual y colectivo, así como de instrucción
para el liderazgo y puesta en escena de la guerra. La idea de ‘ejército
inteligente’ descansa precisamente en este concepto proyectivo de las
nuevas tecnologías de la información. El futuro/presente de la gue-
rra electrónica es la intervención en tiempo real y la supresión de las
transmisiones televisivas de las fuerzas enemigas, modificando imáge-
nes, situaciones y escenarios audiovisuales, incluso con proyecciones
holográficas. La simulación tridimensional del teatro de operaciones
y la unificación del mando del ejército como sistema de información y
acción tecnológica anticipa así una concepción tecnocomunicacional y
una morfología del cuerpo militar completamente distinta.
Dicha instauración de un nuevo sistema hegemónico de ‘domina-
ción espectacular’ ha supuesto una transformación social tan profunda
que, lógicamente, también ha cambiado el arte del gobierno y de la gue-
rra. Si Clausewitz hizo célebre la distinción entre táctica (como empleo
de la fuerza en combate para alcanzar la victoria) y estrategia (como
el empleo de las victorias para alcanzar los objetivos de la guerra), hoy
día la solución de continuidad entre una y otra es prácticamente indis-
cernible en la definición de la escalada de intensidad, baja o alta, de los
conflictos; hasta el extremo de que toda la vida social aparece como un
problema de seguridad pública, sujeto a la táctica y a la estrategia militar,
en una concepción de la guerra –representada en los medios– total y
prolongada, entre otras razones por la lógica difusa de la infraestructura
comunicacional.
En la era tardomoderna de la sociedad-red, el particular desarrollo
definido por la economía en nuestra época impone, en cualquier ámbito,
la formación de nuevos vínculos personales de dependencia y protección:
50  Francisco Sierra Caballero (Editor)

En todas partes se observa la formación de redes de influencias y de


sociedades secretas, porque así lo exigen imperiosamente las nuevas
condiciones de una gestión lucrativa de los negocios, desde el momen-
to en que el Estado juega un papel hegemónico en la orientación de la
producción y que la demanda de toda mercancía depende estrictamente
de la centralización alcanzada por la información-incitación espectacular,
a la cual tienen que adaptarse también las formas de distribución (De-
bord, 1999, p. 82).

La noción de ‘ejército-red’ nace vinculada a una concepción infor-


macional de la guerra, como incluso ‘guerra civil preventiva’, pensada
para la anticipación calculada de previsibles puntos de intervención
conforme a lo que Debord denomina “lo espectacular integrado”:

Esa fuerza de vigilancia e intervención se ve llevada precisamente por


las necesidades presentes que condicionan su empleo a adentrarse en
el terreno mismo de la amenaza para combatirla por adelantado. Por ese
motivo, la vigilancia tiene interés en organizar ella misma unos polos de
negación a los que informará al margen de los medios desacreditados
del espectáculo, esta vez a fin de influir no ya en los terroristas, sino en
las teorías (Debord, 1999, p. 97).

Ello facilita procesos de gestión creativa del caos en la era de las


redes, conformando las opiniones o diluyendo los vínculos históricos
en todo proceso político colectivo subalterno:

Dentro de una misma red que persigue aparentemente un mismo fin,


aquellos que no constituyen más que una parte de la red están obligados
a ignorar todas las hipótesis y las conclusiones de las otras partes y, sobre
todo, las de su núcleo dirigente. El hecho bastante notorio de que todos
los datos acerca de lo que sea pueden ser datos enteramente imaginarios,
falseados o interpretados de manera inadecuada, les complica los cál-
culos a los inquisidores e introduce entre ellos un grado considerable de
incertidumbre; pues lo que basta para hacer condenar a alguien, quizá no
sea tan fiable a la hora de conocerlo o de utilizarlo. Como las fuentes de
información rivalizan unas con otras, las falsificaciones hacen lo propio
(Debord, 1999, p. 96).
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 51

El ejemplo de Ecuador y la guerra de redes es un caso ilustrativo de


esta lógica; como el referéndum de Bolivia, con una agenda marcada por
la desinformación, el flujo de falsificaciones y la desorientación de los
públicos. El concepto rector de la sociedad informacional popularizado
por Manuel Castells es, en la actualidad, la metacategoría directriz con
la que se piensa y organiza el ejército de la comunicación-mundo. En la
política de redefinición de la doctrina militar del Departamento de Es-
tado norteamericano, la seguridad de los sistemas de información y las
redes telemáticas es la base de articulación de las estrategias militares:

Las fuerzas conjuntas; las coaliciones, a veces ad hoc; las operaciones


entre agencias; las reglas precisas de combate, ejecutadas bajo la mirilla
de los medios de comunicación mundial casi instantáneas; tal vez per-
cepciones erróneas respecto a las bajas; la reducción de tiempo entre
la crisis observada y el desplazamiento de las tropas, al igual que entre
el momento de llegada al país y el cumplimiento de la misión, todo lo
que contribuye a que el uso de la fuerza militar sea único […] (Dubik &
Sullivan, 1995).

Todos estos elementos son indicativos de las nuevas y diversas for-


mas de intervención militar que justifican una estrategia flexible en la
ambigua definición del ‘enemigo’. La noción de ‘red’ se asocia, en este
punto –informacionalmente–, a la concepción del sistema mundial como
un espacio caótico, amenazado por múltiples desestabilizaciones, con-
flictos locales, fisuras, desórdenes y terrorismos varios. En este esce-
nario, cuasi anárquico a juzgar por las descripciones de la doctrina de
defensa, los think tanks norteamericanos identifican como amenazas
de la comunicación-mundo:
• La pobreza y el subdesarrollo económico en el Tercer Mundo.
• Los desastres ecológicos.
• El nacionalismo.
• El fundamentalismo religioso.
52  Francisco Sierra Caballero (Editor)

• Las agresiones contra fronteras internacionales de ‘Estados re-


accionarios’ (Irak, Irán o Corea del Norte, por ejemplo).
• La proliferación de armas de destrucción masiva y sistemas ba-
lísticos avanzados.
• Guerras y conflictos civiles por razones étnicas, religiosas o te-
rritoriales.

La infosfera mediada por los sistemas de información periodística


–y, por tanto, los circuitos de producción y almacenamiento electróni-
cos– es descrita por la nueva doctrina militar del Pentágono como un
escenario paradójico y complejo, un espacio azaroso e incierto, amena-
zado por múltiples conflictos locales y diversos e imprevisibles factores
del campo de la economía, la sociedad civil y la cultura. Así, frente a
una cultura militar distributiva, operativamente mecanizada y de inter-
vención masiva, la organización bélica de la sociedad-red establece un
modelo de organización descentralizado, fluido, dinámico y virtual. La
reestructuración de los ejércitos en función de un modelo organizativo
reticular, glocal y desterritorializado se convierte en la premisa ideal
de la política de desarrollo militar en el nuevo milenio, así como en las
estrategias de injerencia e intervencionismo imperial hacia los países
del Sur o periféricos.
En este contexto prefigurado, la nueva estrategia estadounidense
de seguridad nacional comprende el desarrollo de un proceso de aper-
tura (free flow of information) y de control continuado y flexible (televi-
gilancia), frente a la habitual doctrina de contención de la época de la
Guerra Fría. El objetivo político-militar del Pentágono es el dominio de
las redes de información para el gobierno del mundo y, en consecuencia,
la implantación de un sistema de vigilancia total y permanente –que
fue descubierto por Wikileaks y, muy especialmente, por el ciudadano
Snowden. En suma, la arquitectura del sistema mundial de poder en
torno al complejo tecnocomunicacional de los medios descansa en una
calculada operativa electrónica.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 53

La multiplicación y flexibilidad de las redes informáticas, como


parte de esta estructura básica de organización militar, ha multiplica-
do los sistemas de seguridad y las técnicas de registro criptográfico para
el control centralizado de la información considerada sensible. Como
señala Herbert Schiller, citando fuentes oficiales, si la supremacía nu-
clear era la condición sine qua non para dirigir las condiciones de antaño,
hoy el aparato de distribución de poder se concentra en los medios de
información:

Para Estados Unidos, el objetivo central de una política exterior en la


era de la información ha de ser el de ganar la batalla de los flujos de la
información mundial, dominando las ondas, al igual que Gran Bretaña
dominó una vez en los mares [...]. A Estados Unidos le interesa económica
y políticamente velar por que, si el mundo adopta una lengua común,
esta sea el inglés; que, si ese mundo se orienta hacia normas comunes en
materia de telecomunicaciones, de seguridad y de calidad, estas normas
sean armoniosas; que, si sus diferentes partes están interrelacionadas
por la televisión, la radio y la música, los programas sean americanos; y
que, si se elaboran valores comunes, se trate de valores en los cuales se
reconozcan los norteamericanos (Schiller, 1998, p. 18).

Tal y como afirma Schiller, los procesos sociales articulados en


torno a los flujos de información son la base del pensamiento adminis-
trativo que propone la organización de nuevas formas de producción,
consumo, socialización, expresión cultural y, por supuesto, de organi-
zación de la guerra, bajo la filosofía y el liderazgo de los Estados Unidos.

Inteligencia, contrarrevolución y redes sociales

Actualmente, la retórica de la guerra se apoya en una lectura sistémica


de la globalización, inspirada en el principio de incertidumbre, en las
nociones básicas de las teorías del caos y de las catástrofes, como un
marco legitimador de la política bélica y de las injerencias imperiales.
Los sistemas de vigilancia y control planetario con sede en Fort Meade
54  Francisco Sierra Caballero (Editor)

tejen mundialmente, por tanto, un dispositivo de espionaje y gestión


informativa al servicio de los intereses geoestratégicos estadouniden-
ses, según una nueva doctrina de seguridad nacional que coordina el
servicio de información americano –integrado por un amplio cuerpo
de funcionarios (lingüistas, informáticos, relaciones públicas, analistas
de sistemas, expertos en flujos de datos, etc.)–, cubriendo todo el área y
formas de contraespionaje, tal y como se teorizara antiguamente en la
Escuela de las Américas.
La National Security Agency (nsa) es la agencia responsable de
la protección, desarrollo y control de las comunicaciones militares y
administrativas, el desarrollo de las tecnologías de la información, la
seguridad de las redes informáticas, el espionaje vía satélite y hasta la
coordinación de la guerra en el espacio:

La agencia es el mascarón de proa de un pacto de recogida de informa-


ción entre los Estados Unidos y los servicios de información de Reino
Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda [...]. Sus atribuciones han ido
aumentando en poder a partir de las décadas 70 y 80, cuando se puso
en marcha la red Echelon. En todo el mundo, todas las comunicaciones
por correo electrónico, teléfono y fax son regularmente interceptadas
por Echelon, cuyos ordenadores extraen de la masa de informaciones
los mensajes que contienen palabras-clave sensibles (Rivière, 1999, p. 28).

Esta entramado de espionaje y los servicios de información para in-


terceptar las señales de comunicaciones importantes para la seguridad
nacional amplían, de esta forma, el poder de influencia de los sistemas
de seguridad al control de las comunicaciones telefónicas, ciberespacia-
les y personales de los países del Sur. La unidad de mando e integración
–bajo la coordinación de los servicios de inteligencia e información de
Estados Unidos, de los poderes públicos del Estado– ha llevado incluso a
situaciones comprometidas recientes, como la supeditación del Consejo
de Seguridad de las Naciones Unidas a las directrices político-militares
de la otan, concentrando las prerrogativas de intervención en manos del
Pentágono, o las denuncias de la presidenta Dilma Rousseff por espiona-
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 55

je telefónico, ampliado a los líderes europeos, tal y como el informe del


Parlamento demostró con respecto a la red Echelon.
En este nuevo modelo de guerra informacional, “el secreto gene-
ralizado está detrás del espectáculo como complemento decisivo de lo
que muestra y, si vamos al fondo de las cosas, como su operación más
importante” (Debord, 1999, p. 24):

El secreto domina este mundo, y ante todo como secreto de la domi-


nación. Según el espectáculo, el secreto no es más que una necesaria
excepción a la regla de la información abundante que se ofrece en toda la
superficie de la sociedad, lo mismo que la dominación se habría reducido,
en este mundo libre de lo espectacular integrado, a no ser más que un
departamento ejecutivo al servicio de la democracia (Debord, 1999, p. 72).

Para todo servicio de inteligencia, el saber –en palabras de Debord–


debe convertirse en poder, de acuerdo en este punto con la acertada
teoría clausewitziana de la guerra:
Desde las redes de promoción y control se pasa sin solución de con-
tinuidad a las redes de vigilancia y desinformación. En otros tiempos
solo se conspiraba en contra de un orden establecido. Hoy en día, un
nuevo oficio en auge es conspirar a su favor. Bajo la dominación espec-
tacular se conspira para mantenerla y para asegurar lo que solo ella
misma puede llamar su buena marcha. Esa conspiración forma parte
de su propio funcionamiento (Debord, 1999, p. 86).
En otras palabras,
“el espectáculo ha logrado que triunfe el secreto, y se halla forzosamen-
te cada vez más entregado a los especialistas del secreto, que no todos,
claro está, son funcionarios que van adquiriendo diferentes grados de
autonomía respecto al control del Estado; que no todos son funcionarios”
(Debord, 1999, p. 93). Antes bien, son las grandes corporaciones trans-
nacionales, en alianza con el complejo industrial-militar del Pentágono,
los principales propietarios de la minería de datos que, so pretexto de la
lucha contra el terrorismo y en defensa de la seguridad nacional, se usa
y aplica para derrocar gobiernos, planificar golpes blandos y socavar la
56  Francisco Sierra Caballero (Editor)

soberanía nacional de los países históricamente dependientes del siste-


ma de telecomunicaciones hegemonizado por Estados Unidos.
Por ello, podemos afirmar que el cambio de la estrategia militar no
significa una modificación sustancial de sus presupuestos ideológicos
de partida. Los golpes mediáticos son el Plan Cóndor del siglo xxi. Más
aún, la argumentación política y la retórica oficial del establishment
norteamericano no ha variado –en lo sustancial– el discurso esgrimido
durante los años setenta por razones de seguridad: del derrocamiento de
Allende a la destitución de Dilma Rousseff. La guerra de Kosovo y otros
conflictos liderados por la acción directa o encubierta de los Estados
Unidos siguen, por otra parte, reeditando mundialmente una doctrina
de la seguridad nacional en la que, junto a un militarismo exacerbado
y el más ferviente anticomunismo, se desarrolla la nueva concepción
regional de los conflictos bélicos basada en el dominio de los factores de
infraestructura, producción y circulación de la información por las re-
des tecnocomunicativas, cuyo principio es la extensión total de la fuerza
y de la política de seguridad (espacial y temporalmente).
En otras palabras, junto a los mitos deconstruidos por Armand
Mattelart en su genealogía moderna de la comunicación –como el mito
de la paz–, hoy podemos afirmar que existe el mito de la transparencia,
según la cual –supuestamente–, en un mundo informado, los procesos
de injerencia obedecerían a infundadas teorías conspiratorias, pese a las
evidencias documentales del propio Pentágono y la propia orientación
estratégica de las políticas de gobernanza de internet que Estados Uni-
dos impone en plataformas dominadas, como la Unión Internacional de
Telecomunicaciones (uit). Pero lo cierto es que la guerra en tiempo real,
basada en la gestión de los procesos de explotación informativa a través
de las redes telemáticas, no solo ha promovido el desarrollo de internet y,
mucho antes, de las plataformas espaciales de satélites de teledetección
y vigilancia global de los escenarios geoestratégicos; sino, más allá aún,
la asimilación de una cultura bélica de la comunicación totalitaria y om-
nipresente. De modo que esta noción imperial de la guerra informativa
se ha extendido a la concepción de los sistemas comunicativos como
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 57

medios de vigilancia permanente en la interceptación, transmisión y


control de las comunicaciones civiles.

Esto explica la urgencia de superar la antigua perspectiva del espacio real


desde el punto de vista de la fuga, en beneficio de la puesta en marcha a
escala global de una perspectiva en tiempo real, de la fuga instantánea de
todos los puntos, los píxeles de la imaginería digitalizada (Virilio, 1998, p. 4).

La condición funcional de la nueva doctrina bélica de la guerra in-


formacional es la realización en directo de la guerra, la organización des-
informativa del acontecimiento, de ‘eventos mediáticos’; manipulando lo
que está pasando, lo que pasó y el conocimiento sobre las consecuencias
derivadas del conflicto. En la nueva concepción militar de la comuni-
cación colectiva, “el primer designio de la dominación espectacular es
hacer desaparecer el conocimiento histórico”:

Cuando lo importante se hace reconocer socialmente como lo que es ins-


tantáneo y lo seguirá siendo al instante siguiente, que es otro y el mismo,
y que reemplazará cada vez a otra importancia instantánea, entonces
cabe decir también que el medio utilizado garantiza una especie de eter-
nidad a esa insignificancia que grita tanto (Debord, 1999, p. 27).

La descomposición de la experiencia histórica es hoy uno de los


factores estratégicos de la cultura mediática, instrumentada por la po-
lítica de desinformación militar. De acuerdo con la hipótesis expuesta
por Dominique Wolton, la guerra en tiempo real experimentada mun-
dialmente con motivo del bombardeo sobre Irak inaugura una nueva
escalada de violencia simbólica en la extensión de los conflictos bélicos
y las formas de injerencia en estados soberanos. La transmisión en tiem-
po real de los episodios de conflictos como el de Kosovo significa, en fin,
la abolición pública de la historia, la administración y anulación de la
dialéctica de los ‘acontecimientos sociales’ por la sobresaturación de
relatos hiperrealistas, datos irrelevantes, explicaciones especializadas
y noticias difícilmente verificables.
58  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Recordemos que, durante la guerra del Golfo, la preocupación por la


duración del conflicto hacía manifiesto –como en la guerra de Kosovo– el
principio de la nueva doctrina militar del Pentágono. Según esta, el éxito
de la guerra depende de la capacidad de control de la opinión pública
y del dominio en la intensidad y orientación temática de las noticias a
cargo de la cobertura informativa por los medios, en la que se privilegia
el objetivo de mostrar el acontecimiento inmediatamente, ocultando el
proceso de hipermediatización para movilizar internacionalmente a la
ciudadanía en favor de la estrategia de agresión y la solución bélica a
los conflictos:

La capacidad para controlar la velocidad, especialmente en la informática


y los espacios inmateriales, se ha hecho primordial. El considerable desa-
rrollo de medios nacionales de información y su orientación hacia nuevos
riesgos, confiere a Estados Unidos una forma de liderazgo de los países
industrializados. Estas opciones diseñan una estrategia que no permite
evitar sistemáticamente los enfrentamientos violentos y la gestión del
combate, pero que favorece la selección de empresas, la economía en
vidas humanas y una gestión más flexible de los conflictos que hay que
justificar ante una opinión pública y unos responsables políticos cada vez
más informados (Najman, 1998, p. 4).

Las cámaras digitales incorporadas en los cascos de los marines


norteamericanos que cubrieron en directo la guerra de Haití o la ocu-
pación de Somalia son, en este sentido, un pálido reflejo del ‘grifo de
imágenes administradas’ según la lógica bélica de la nueva guerra in-
formacional. Especialmente desde la guerra del Golfo Pérsico, la guerra
televisiva es una guerra ficcionalizada, una guerra high tech, de infor-
mación-espectáculo en directo.
La idea de la guerra en tiempo real es, en este punto, complemen-
taria y plenamente funcional a la narrativa audiovisual, mostrando la
historia mientras se hace, bajo el manto y la retórica populista del in-
foentretenimiento, remedo del mercado y el discurso del pensamiento
único. Como apunta Norman Birnbaum, “no hay debate nacional sobre
el papel de Estados Unidos en el mundo. Aunque tampoco lo hay sobre
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 59

los contornos de la sociedad estadounidense. Estas carencias genera-


les tienen un denominador común, la despolitización generalizada de
una nación que, sorprendentemente, todavía se considera un modelo
de democracia”:

La destrucción de las alternativas políticas es también una consecuencia


de la mala educación sistemática propagada por los medios de comuni-
cación. El frenético mosaico de imágenes que nos avasallan últimamente
denota el nacimiento de una nueva formación histórica: el Estado nacio-
nal del espectáculo. Las fronteras entre el conocimiento y la ignorancia, las
ideas serias y la ficción ridícula se han desvanecido (Birnbaum, 1998, p. 15).

Como también se borran y vuelven imprecisos los límites de la gue-


rra y la paz, de la fuerza militar y de seguridad pública o la táctica y la
estrategia militar, entre el momento de la planeación y el momento de
la intervención en la galaxia de internet.

Los ejércitos de la era de la información conocerán la ubicación de sus


propias fuerzas con mayor precisión que antes, a la vez que podrán im-
pedir que el enemigo tenga acceso a esta información. Por último, esta
información amiga y enemiga se distribuirá entre las fuerzas terrestres,
marítimas, aéreas y espaciales con el fin de crear una percepción común
del campo de batalla entre las comandantes y estados mayores de los
ejércitos de la era de la información. Este conocimiento compartido de
la situación, complementado con la agilidad para conducir operaciones
continuas diurnas y nocturnas, es lo que les permitirá a los ejércitos en la
era de la información observar, decidir y actuar con mayor rapidez, más
precisión y mayor decisión que sus enemigos. La velocidad y la precisión
se están tornando en los requisitos predominantes en el campo de ba-
talla (Sullivan & Dubik, 1995, p. 37).

La optimización de la velocidad y calidad del procesamiento de


información, así como los sistemas de inteligencia y de toma de deci-
siones, constituyen en este punto los principios de consolidación de
la nueva estrategia de operatividad y táctica bélica, siendo la tecnolo-
gía inteligente (y sus modalidades de vínculo social y político, de liga
60  Francisco Sierra Caballero (Editor)

y estructuración organizativa a ella asociadas) el eje articulador de la


guerra informacional, cuya estrategia globalizadora incluso compren-
de la conversión de los derechos humanos en otra arma de guerra y
las actividades de cooperación en un medio disuasorio y eficazmente
persuasivo de la nueva guerra psicológica, tal y como vemos a diario en
la región latinoamericana.

Intervencionismo, cooperación y guerra ideológica.


Una breve genealogía

La asistencia e intervención por motivos humanitarios constituye un


nuevo eje revitalizado en la doctrina de la guerra informacional, como
argumento legitimador en la retórica propagandística de este nuevo mi-
lenio. La guerra humanitaria de Kosovo –bajo la coartada de combatir el
genocidio– o, en otros casos, la asistencia frente a catástrofes provocadas
por hambrunas y desastres naturales fueron los antecedentes con los
que en la actualidad se produce en el discurso mediático una inversión
paradójica de las misiones de paz bajo el liderazgo de los marines es-
tadounidenses, a través de la cual se consigue supeditar el poder y la
iniciativa civil al control del mando militar, como un instrumento más
de propaganda en la guerra psicológica. En las nuevas formas de inter-
vención, el Pentágono contempla el recurso a los cuerpos de paz –tan
conocidos en las estrategias de información y contrainsurgencia aplica-
dos en Latinoamérica desde la década de los sesenta– ante situaciones de
violencia masiva contra poblaciones, actos de terrorismo o subversión.
De hecho, durante la administración Clinton se impulsaron agresivas
operaciones de ‘pacificación’ en lo que se ha llamado la ‘segunda gene-
ración de operaciones de la paz’.
Las estrategias de intervención no convencional y de acción directa
comprenden la integración de las unidades de asuntos civiles con las
divisiones de operaciones psicológicas, las fuerzas especiales y las activi-
dades de inteligencia del ejército en la realización de acciones defensivas,
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 61

el control de la inmigración, el contraterrorismo, las misiones humani-


tarias o las acciones ecológicas. Las actividades de las ong, de organis-
mos internacionales como la Cruz Roja y, por supuesto, de organismos
como los cuerpos de paz de las Naciones Unidas son así utilizadas como
soporte de la guerra psicológica, la inteligencia militar y la difusión de la
propaganda legitimadora de las guerras humanitarias en nuestro tiempo.
Pero en este proceso no es posible comprender la lógica de los golpes
blandos sin el papel de los medios de comunicación, cuya estructura de
comando tiene una historia definitiva para la conformación del sistema
internacional de comunicación.
Después de la II Guerra Mundial, la derrota del eje alemán y la firma
de los tratados de paz en Europa inauguran mundialmente el inicio de
un nuevo período histórico que producirá el reparto geopolítico de las
zonas de influencia entre las potencias vencedoras y la instauración de
un nuevo orden internacional, con un claro dominio estadounidense
en el campo de las relaciones internacionales como potencia política,
económica y militar en progresivo auge y desarrollo expansivo. El pano-
rama de las industrias culturales experimenta un cambio notable en su
evolución hacia un ‘neocapitalismo informativo’, al que durante la dé-
cada de los treinta el desarrollo masivo de la radio ya había contribuido
relativamente como medio privilegiado de difusión publicitaria. A partir
de 1947, la investigación en materia de comunicación se dedica funda-
mentalmente al servicio de los monopolios privados estadounidenses
en su consolidación nacional y, más tarde, al servicio de la expansión
imperialista de las elites norteamericanas en la nueva fase de acumu-
lación de capital. Pues bien, justamente a partir de 1945 se inicia el ac-
tual proceso de internacionalización de los intercambios económicos y
culturales, paralelamente a la extensión de los procesos de fordización
económica y de reestructuración mundial del capitalismo en la reorgani-
zación de la división internacional del trabajo. Los innovadores cambios
introducidos en la organización de la producción, en la administración
de empresas, en las técnicas de mercadotecnia, publicidad y ventas con-
tribuirían a que, en poco tiempo, Estados Unidos se convirtiera en la
62  Francisco Sierra Caballero (Editor)

primera potencia económica del sistema capitalista y en el núcleo más


dinámico de la economía occidental.
El papel indiscutiblemente hegemónico de los Estados Unidos, en
el liderazgo y dirección del nuevo sistema político-militar, favorecerá
la conformación de un nuevo espacio transnacional –en cuya configu-
ración la potencia norteamericana será juez y parte en el proceso de
desarrollo del monopolio y control de los mercados internacionales.
La nueva fase de integración expansiva del modelo capitalista inicia-
do en la posguerra favorecerá sobremanera el crecimiento y dominio
de las empresas transnacionales con capital estadounidense que, en el
proceso de aceleración de la mundialización económica, van a poder
instaurar una nueva pauta de consumo de masas, según el patrón cul-
tural por ellas propuesto. En efecto, a través de la internacionalización
del mercado publicitario y de la expansión acelerada de las grandes
firmas comerciales, Estados Unidos situará a la economía cultural en
el nuevo espacio transnacionalizado, en detrimento de la autonomía
cultural de amplios espacios locales, cada vez más dependientes de las
representaciones socio-ideológicas de la economía norteamericana y
de sus industrias culturales, apoyadas en una exitosa alianza estraté-
gica con el complejo militar del Pentágono en virtud de los objetivos de
seguridad nacional.
El modo de inserción estadounidense de la tecnología de los saté-
lites en la década de los sesenta es, en este sentido, revelador de cómo
la industria de telecomunicaciones recurrió al campo cultural de la in-
formación y la educación mediante una alianza entre las corporaciones
privadas y el aparato del Estado, con el fin de garantizar así, en términos
económicos, la expansión transnacional del capital. Es, precisamente
en este contexto y en el marco de la alianza del Estado con el capital
privado estadounidense, como se produce la extensión de la red mun-
dial de telecomunicaciones, integrada en los planes de asistencia técnica
hacia los países del Tercer Mundo. Con la justificación de un rol público
ampliado por los esfuerzos latinoamericanos de desarrollo, el gobierno
de Washington tomará la iniciativa en la aplicación de las políticas de
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 63

comunicación educativa para el subcontinente, explotando productiva-


mente a posteriori los frutos de la rápida expansión transnacional. La
retórica de la Alianza para el Progreso, bajo el aspecto de un programa
y objetivos de contenido modernizador, será utilizada en este sentido
por el capital norteamericano para coordinar sus políticas de seguri-
dad, así como las inversiones corporativas en la región, con vistas a un
mayor reforzamiento del dominio económico estadounidense sobe los
recursos y políticas de los países del hemisferio. La planificación estatal
en el campo económico, informativo, cultural e incluso educativo, de las
naciones latinoamericanas se justificaba, de esta forma, como una con-
dición imprescindible para la reproductibilidad del capital monopolista.
En un clima prebélico, característico de la Guerra Fría, la Alianza
para el Progreso recurrirá entonces a la comunicación educativa al ser-
vicio del desarrollo, a partir de una premisa ilustrativa fundamental: si la
pobreza y la ignorancia son el origen de los movimientos revolucionarios
y caldo de cultivo para la ‘demagogia comunista’, el desarrollo educativo
debería ser considerado como una condición necesaria para un genuino
cambio social en los países pobres. Por ello, inaugurará –dentro de un
proceso cívico de educación cultural– el uso de los medios y las moder-
nas tecnologías de la información para servir a los intereses imperialis-
tas de control ideológico de la población local, mediante la utilización de
las fuerzas armadas autóctonas en proyectos útiles para la ciudadanía en
todos los campos, tanto en la educación como en el adiestramiento, las
obras públicas y todos los demás sectores que contribuyen al desarrollo
económico y social, con el fin de mejorar las relaciones de las fuerzas
armadas con la población civil.
A partir de entonces, el desarrollo de la comunicación y la comuni-
cación al servicio del desarrollo significarán lo mismo que el desarrollo
de las necesidades de seguridad. Este nuevo concepto implicaba, en el
fondo, una ampliación de las funciones del ejército, más allá de sus tra-
dicionales actividades castrenses, integrando bajo un mando único los
servicios de inteligencia, la guerra psicológica, la publicidad, la propa-
ganda, los servicios información y la administración de las relaciones
64  Francisco Sierra Caballero (Editor)

públicas, implementadas por diversas instituciones civiles responsables


de los programas de ayuda y cooperación para el desarrollo.
Esta nueva propuesta de acción cívica –encabezada por las fuer-
zas militares con asesoramiento y apoyo del Pentágono– sería, por otra
parte, el primer antecedente de la doctrina de seguridad nacional que,
importada de la teoría realista estadounidense en materia de relaciones
internacionales, acabará siendo objeto de los discursos ideológicos en
los que se sustentarán los regímenes militares a lo largo de la década
de los setenta. De hecho, la viabilidad de la economía norteamericana
comenzará, a partir de esta época, a depender –aún más directamente si
cabe– de la extensión del poder militar del Pentágono y, paralelamente,
de las operaciones culturales efectuadas por las empresas transnacio-
nales, que encuentran en las comunicaciones un fuerte soporte para
la internacionalización de la economía en un contexto de desordenada
expansión de la producción de mercancías y de crecimiento de la de-
manda externa.
El vínculo establecido entre las ciencias de la comunicación, las
nuevas tecnologías informativas, los sistemas de información y las es-
trategias militares del Pentágono será, por ejemplo, puesto en eviden-
cia con motivo del ambicioso Proyecto Camelot (1963-1964), diseñado
para frenar militarmente las alternativas de cambio sociopolítico en
el subcontinente latinoamericano; cuando, mediante la firma de un
convenio con la Special Operations Research Office, prestigiosos inves-
tigadores estadounidenses participen en la elaboración de manuales
de psicología militar, utilizados como guías de orientación en la polí-
tica cultural del gobierno norteamericano hacia los países del Tercer
Mundo. El sentido de la nueva función económica de la industria cul-
tural y la importancia dada por el sistema de poder estadounidense a
las operaciones culturales para el dominio político-militar del espacio
transnacional formaba parte ya de la nueva estrategia estadounidense
para el mantenimiento y estabilidad de su hegemonía, revelando de ma-
nera manifiesta el verdadero papel de las actividades de imperialismo
cultural desplegadas por su industria de la comunicación y la cultura,
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 65

de forma complementaria al control político-militar hacia los países


económicamente dependientes.
La nueva estrategia contrainsurgente norteamericana comenzará
a instrumentar la guerra electrónica, utilizando los sistemas de satéli-
tes, de telecomunicaciones y la nueva infraestructura de tecnologías de
información en la intercepción y el bloqueo de las informaciones del
enemigo. La denominada cuarta dimensión política en las relaciones
internacionales se convierte entonces en su punta de lanza, en respuesta
al reto planteado por la guerra de guerrillas y los movimientos antiim-
perialistas de insurrección popular en las regiones bajo control político
y económico de Estados Unidos. Concebida teóricamente como un con-
junto de técnicas y métodos de persuasión por el que tanto gobiernos
como individuos y grupos privados influyen, directa o indirectamente,
en las actitudes y opiniones públicas relacionadas con las decisiones de
política exterior de otros gobiernos, la denominada ‘nueva diplomacia
pública’ estadounidense procederá pues a buscar la extensión de una
densa red de comunicaciones que –desplazando la diplomacia políti-
ca tradicional– logrará los objetivos políticos imperialistas de Estados
Unidos por medio de estrategias publicitarias de persuasión que garan-
tizarán su hegemonía en el convulsionado panorama político de las re-
laciones internacionales.
Como señalara Hoffman, la apertura de fronteras nacionales y la
exigencia de una política exterior en tiempo real exigía una mejor com-
prensión del papel de las comunicaciones internacionales –desde la cien-
cia de la conducta– para mantener el control político e ideológico sobre
los pueblos del Tercer Mundo, en función de los intereses estratégicos
de los Estados Unidos. El uso de los medios de comunicación comenzaba,
de hecho, a ser un instrumento fundamental en la estrategia imperia-
lista estadounidense: un medio de proyección internacional al servicio
de la hegemonía política norteamericana, de reafirmación del consen-
so entre los países en torno al reconocimiento de la legitimidad de su
liderazgo mundial. Las relaciones educativas y culturales pasaron así al
primer plano de las relaciones internacionales. La educación y la cultura
66  Francisco Sierra Caballero (Editor)

difundida a través de los medios se considerarían, a partir de entonces,


unos de los principales componentes de la política exterior. Puesto que
‘la guerra empieza en el cerebro de los hombres’, la seguridad nacional,
según esta nueva concepción, debería pasar a depender de la educación
de los pueblos subdesarrollados, cuyas mentes ‘embotadas’ los llevaban
a un reduccionismo persistente en la comprensión de sus problemas, así
como en su participación en los mismos, y de los motivos del conflicto
internacional, en virtud de estereotipos aceptados por la maléfica in-
fluencia de la subversión comunista y la ideología soviética, aún perju-
dicando seriamente sus intereses como nación (según argumentaran los
defensores de esta nueva doctrina de la diplomacia pública).
El desarrollo y aplicación de la ciencia de las comunicaciones in-
ternacionales se fundará así en la comprensión comparativa de las psi-
cologías nacionales de cara a la formación de políticas educativas que
uniformen actitudes y mentalidades culturales, según los intereses
‘universales’ del patrón cultural norteamericano. En otras palabras, los
problemas internacionales y las luchas de liberación nacional contra el
imperialismo estadounidense se debían básicamente, según esta nueva
doctrina militar, a problemas de comunicación derivados de actitudes
despectivas y suspicaces de uno de los bandos respecto a la cultura na-
cional del otro, bien por desconocimiento o por falta de información. La
comprensión de estilos nacionales específicos de percepción, razona-
miento y acción, en la escena internacional, podría por lo tanto resolver
el problema de los desequilibrios y la interdependencia global. Dado que,
según los nuevos visionarios de la diplomacia total, la aplicación sistemá-
tica de los conceptos y métodos de las ciencias sociales y de la conducta,
en combinación con un enfoque global de las comunicaciones interna-
cionales, podría evolucionar rápidamente hasta formar una ciencia de
solución de problemas en los análisis de comunicación intercultural,
para contribuir, por ejemplo, al desarrollo de la planificación racional
de la economía, según los objetivos previamente identificados por los
técnicos especialistas de la metrópoli. La nueva cultura diplomática re-
currirá pues a los análisis psicologistas de la educación y la cultura de
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 67

masas en el diseño de políticas de persuasión y marketing internacional,


con el fin de modificar la actitud de los pueblos latinoamericanos en su
aceptación del orden internacional, evitando así prejuicios y estereo-
tipos antiimperialistas, debidos –en opinión de estos teóricos– a una
cultura primitiva que carecía de suficiente información sobre la cultura
estadounidense (además de compartir un sistema educativo contrario a
los valores de la democracia, la libertad y la propiedad privada).
Frente a la persistencia de estos tópicos culturales, la comunicación
podía ser, por tanto, el conducto mágico hacia la definitiva paz univer-
sal. Si los países latinoamericanos y de otras regiones del mundo eran
‘in-formados’ ‘correctamente’ sobre los problemas de la nación a través
de una ‘política de comunicación democrática’, las naciones amenazadas
por la pobreza y el comunismo podrían superar sus rezagos económicos
y, lo que es más importante, también integrar las necesidades de seguri-
dad nacional haciendo efectivo el principio de que un pueblo informado
es un pueblo armado.
En esta misma tónica, el Nuevo Orden Mundial prefigurado en los
cincuenta tendrá, a partir de esta década, un sólido punto de apoyo fun-
damental en el pilar corporativo de la industria cultural, que –a través de
la estrategia de la nueva diplomacia pública estadounidense– asumirá
funciones ya no solo ideológicas al servicio del poder imperialista de Es-
tados Unidos, sino también importantes actividades de carácter militar
en el mantenimiento del sistema global de poder norteamericano. A lo
largo de los sesenta, de hecho, el exitoso papel de las comunicaciones
internacionales en la política de desinformación, propaganda y mani-
pulación mediática bajo mando del Pentágono militarizará aún más las
comunicaciones en una lenta pero progresiva adaptación de la esfera
pública a la cultura mediática impuesta violentamente por el complejo
industrial-militar norteamericano en el escenario internacional.
Pese a la exitosa aplicación de los medios al servicio de la gue-
rra, esta tendencia a la militarización informativa experimentará, sin
embargo, un cambio radical en la década de los setenta, coincidiendo
con la crisis global del capitalismo y la pérdida táctica de poder políti-
68  Francisco Sierra Caballero (Editor)

co-militar de Estados Unidos en algunas regiones conflictivas que ha-


bían venido cuestionando sistemáticamente la hegemonía imperialista
estadounidense. En efecto, el agravamiento de la crisis de acumulación
capitalista y el notable florecimiento de movimientos populares anti-
imperialistas en la periferia del sistema mundial se tradujo finalmente
en un incipiente resquebrajamiento del control ideológico norteameri-
cano, llegando Estados Unidos incluso a experimentar la primera gran
derrota parcial en una conflagración bélica (que en el futuro marcará de-
cisivamente la política exterior estadounidense e incluso la concepción
militar, política y también, por supuesto, informativa, en el desarrollo
de sus planes de dominio imperial). La década de los setenta marcará
un antes y un después en la interpretación el imperialismo norteame-
ricano y, por ende, en el uso propagandístico y militar de los medios de
comunicación social, sentando así las bases de lo que hoy denominamos
la ‘guerra total’.
Para comprender este papel de los medios y formas de propaganda
en el Tercer Mundo frente a los conflictos insurgentes iniciados en dis-
tintas regiones a partir de la década de los setenta, es necesario recapitu-
lar las lecciones aprendidas por Estados Unidos en el período posterior
a la guerra de Vietnam, con el fin de poder ilustrar más incisivamente
el sentido de lo que Miles denomina “la verdadera guerra”, en donde el
Pentágono asumirá una nueva estrategia de la integración político-mili-
tar de la comunicación en un programa más coherente y unificado para
el desarrollo exitoso de la campaña imperialista de Estados Unidos.
Los frentes de mejora y perfeccionamiento del movimiento contra-
insurgente se orientaron entonces a un desarrollo de los servicios de in-
teligencia y las políticas informativas. El primer blanco de las estrategias
estadounidenses para superar el síndrome de Vietnam será justamente
la coordinación de las instancias políticas y diplomáticas en el control
informativo de la cobertura de la guerra, mediante un uso más eficaz de
los servicios de inteligencia y las actividades propagandísticas, con el fin
de lograr el respaldo de los medios de comunicación. Para obtener una
victoria segura en sus intervenciones militares en los países del Tercer
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 69

Mundo, los halcones del Pentágono identificaron tres frentes de batalla


que debían ganar: Washington, el interior de la propia administración y
los medios. El gobierno de Estados Unidos asumirá como principio, por
tanto, que nunca se puede ganar una guerra sin el control del Congreso,
la opinión pública y los medios de comunicación.
Esta premisa orientará, pues, la política imperialista norteame-
ricana en un sentido mucho más político e ideológico, además de, por
supuesto, comunicativo; replanteando a nivel estratégico el modo opera-
tivo de intervención y control social, tanto interna como exteriormente.
Como advierten Aguirre y Mathews, Nixon y muchos generales estadou-
nidenses consideraron, desde el principio de la década de los ochenta,
que la guerra de los países más pobres del mundo era el mayor desafío,
y que Estados Unidos y sus aliados no podrían vencer si empleaban las
formas tradicionales de hacer la guerra. Consideraron que la superio-
ridad de las fuerzas convencionales nada podía conseguir contra fuer-
zas no convencionales. Desde entonces, ellos se propusieron realizar
un cambio global en su estrategia militar contrarrevolucionaria bajo el
lema “No más Vietnams”.
De hecho, la doctrina oficial estadounidense de la propaganda de
guerra buscará, a raíz de Vietnam, ganar a la opinión pública antes que al
enemigo en el campo de batalla. Los dirigentes estadounidenses –como
señalara el propio presidente Nixon– no pueden hacer la guerra sin el
apoyo firme de la opinión pública, y el pueblo americano solo apoyará
la guerra si está convencido de que se hace por una causa justa. Según
reconociera más tarde públicamente el propio presidente Nixon, la Gue-
rra de Vietnam se había perdido por la cobertura noticiosa que llegó
a la opinión pública nacional. De hecho, había sido la primera guerra
televisada en la historia. Una guerra cruenta, costosa y demasiado larga
como para mantener el apoyo a la intervención de la opinión pública
estadounidense, cada día más sensibilizada por los cruentos resultados
en términos de costos de vidas humanas y recursos, ante las imágenes de
sangre y sufrimiento humano producido por la guerra masiva desatada
en el sudeste asiático.
70  Francisco Sierra Caballero (Editor)

La guerra no fue, sin embargo, cubierta tan libremente por los me-
dios como interpretara el propio presidente Nixon. A diferencia de la
Guerra de Corea, en Vietnam las normas de censura fueron mucho más
duramente aplicadas en el tratamiento noticioso de los hechos. Claro
que la situación típica de guerra de guerrillas hacía más difícil contro-
lar la información filtrada a los medios por sus fuentes. Por ello, la ex-
periencia de Vietnam recomendaría, a los entonces responsables de la
política informativa del Estado, una mayor restricción de libre acceso a
las fuentes de noticias y la asunción del principio de control suministra-
do de la máxima cantidad de información técnica como estrategias de
desinformación de acuerdo con las necesidades de seguridad nacional;
una estrategia aplicada con todo el rigor durante la experiencia de la
Guerra del Golfo.
Washington reconocía, de este modo, el espacio neurálgico de la
confrontación social y la contrainsurgencia en el campo de la cultura,
ocultando su acción al pueblo estadounidense y a la opinión pública
mundial para llevar adelante sin trabas legales su programa de inter-
vención imperialista. Como señalara Barnet, ante la obstaculización
de la opinión pública, para poder librar una guerra convencional, los
estrategas militares delimitaron su nuevo territorio basándose en las
amenazas que más preocupaban al estadounidense promedio, al mismo
tiempo que prometieron conducir una guerra indolora contra el nacio-
nalismo revolucionario, utilizando un nuevo armamento y desplegando
un nuevo fervor. Así pues, si ya antes de la década de los sesenta el papel
de la cultura y la comunicación era valorado como ‘decisivo’ por el sis-
tema de poder estadounidense en su proyecto de expansión económica
transnacional, a partir de esta nueva política en la década de los seten-
ta, las actividades diplomáticas y propagandísticas serían consideradas
esenciales para lograr el apoyo de la opinión pública estadounidense a
su política de intervención, en la que se recurriría sistemáticamente al
control y manipulación nacional e internacional de la estructura de la
información periodística.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 71

La primera contienda bélica en la que Estados Unidos intenta en-


sayar estos principios –por medio de algunas formas tradicionales de
control editorial de los medios informativos durante la cobertura de
una guerra– será en el largo y decisivo conflicto bélico mantenido entre
Irán e Irak. La importancia y magnitud del conflicto en la región, y la
trascendencia política de los intereses económicos estadounidenses en
juego, darán lugar al primer intento serio de orientación propagandísti-
ca del sistema de medios para un mayor dominio informativo del sistema
mediático norteamericano, conforme a los principios interpretativos
que establece el gobierno. El complejo militar-industrial del Pentágono
orientará, en consecuencia, la cobertura noticiosa de esta guerra y el
trabajo de los corresponsales desplazados a la zona del conflicto, estable-
ciendo un rígido marco disciplinario de sometimiento a las normas mili-
tares para una mayor homogeneidad de fuentes y contenidos noticiosos,
sustituyendo la habitual competición informativa entre periodistas y
medios de comunicación por el reagrupamiento en un pool de informa-
dores –o agrupamiento selectivo de periodistas– bajo el estricto control
militar. La introducción de esta técnica manipuladora será, sin embar-
go, esporádica, al igual que la política informativa y censora del ejército,
que no se llevará a efecto sistemáticamente hasta la fuerte ofensiva con-
servadora del militarismo republicano impulsado por Reagan. En otras
palabras, la guerra Irán-Irak será, en la práctica, un episodio sin apenas
importancia en el proceso de aprendizaje teórico de los pensadores del
Pentágono dentro de la política propagandística de control mediático.
En realidad, el primer paso realmente importante en la recupera-
ción de la hegemonía político-militar de Estados Unidos y la construc-
ción de la nueva doctrina contrainsurgente –y pro-insurgente– de inter-
vención en el extranjero y de control de la información y de la opinión
pública en función de los intereses militares imperialistas será la inva-
sión de la pequeña isla de Granada. Aprovechando las mínimas condicio-
nes internas favorables para la intervención, Estados Unidos decide en
octubre de 1983 invadir este diminuto país caribeño para lograr, de ese
modo, el reforzamiento y liderazgo definitivo en su cruzada particular
72  Francisco Sierra Caballero (Editor)

contra el imperio soviético. Con el objeto de legitimar la agresión, la ad-


ministración Reagan arguyó la necesidad de liberar a 400 estudiantes
norteamericanos que –supuestamente– se encontraban en peligro en
la isla. El objetivo, sin embargo, era lograr la primera demostración de
fuerza en su pulso contra el Tercer Mundo. En la invasión se llegó incluso
a recurrir a las fuerzas de operaciones especiales, que en la nueva estra-
tegia de agresión militar desempeñarán un papel protagonista, a través
de los batallones de Asuntos Civiles y la agrupación de operaciones psi-
cológicas del ejército, con base en Fort Bragg, como fuerza pacificadora
y de control de la población civil. La operación, denominada “Furia ur-
gente”, representará el primer gran operativo internacional de control
militar de la información noticiosa por parte de la administración del
Pentágono: con el argumento de que en los tiempos de guerra los pro-
fesionales de la información son incapaces de mantener secretos de los
que depende la seguridad nacional, el alto mando impidió totalmente la
presencia en el terreno de operaciones de los informadores que habían
solicitado el acceso al lugar de los hechos, hasta el punto de que el con-
trol sobre los periodistas en la intervención fue casi absoluto.
Esta estricta observación de las normas militares había sido apli-
cada ya un año antes –con todas las consecuencias deontológicas y po-
líticas que implica todo control de la información–, en la Guerra de las
Malvinas. Siguiendo con la experiencia acumulada por el ejército esta-
dounidense en sus confrontaciones bélicas, el ejército británico impon-
drá un férreo procedimiento de selección mediática y aislamiento infor-
mativo de los corresponsales, estableciendo un sencillo sistema de pools
de periodistas para limitar el acceso informativo al teatro de operaciones.
Lo novedoso del pool no solo será el sistema de marginación de las líneas
editoriales socialmente disidentes, sino también el sometimiento defi-
nitivo de los informadores a los objetivos y directrices de los estrategas
militares, motivo por el cual los informadores admitidos en los pools
eran obligados a firmar un documento de aceptación de la censura en la
fuente misma, al ser privilegiados como corresponsales desplazados con
las fuerzas expedicionarias. De este modo, el ejército británico garanti-
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 73

zaba de antemano el control directo de todos los medios, favoreciendo


así una orientación patriótica de las líneas editoriales. Como en el caso
de la dictadura militar argentina, a los hogares británicos solo llegaron
imágenes de heroísmo, celebración y victoria. El tratamiento informa-
tivo de la Guerra de las Malvinas mostró, tanto en Argentina como en
Inglaterra, una guerra de buenas noticias.
Visto el éxito obtenido, el Pentágono aplicará entonces sistemática-
mente el sistema de pools y control de acceso al terreno de operaciones
de todos los periodistas, mientras introduce por vez primera el uso de
las técnicas de sondeo de opinión e investigación social, para legitimar
la acción de guerra y el control de la prensa en la orientación y dominio
de la opinión pública nacional.
Tal y como hemos apuntado, la intervención en Granada fue, preci-
samente, el campo experimental de aplicación de las nuevas técnicas y
la prueba de laboratorio en la que se utilizó la nueva política informativa
del ejército y la aplicación de las nuevas tecnologías de información. Los
medios altamente tecnificados de fotografía, señales y comunicaciones
electrónicas serán utilizados masivamente durante este conflicto, como
máquinas de guerra de sofisticada efectividad, para el logro de una mejor
cobertura en la operación liderada por los marines. Estos, acompañados
simbólicamente por fuerzas aliadas de Jamaica, San Vicente y Barbados
–entre otros–, tenían la pretensión de controlar la información militar
y periodística, con la vista puesta en la eliminación de cualquier obstá-
culo informativo durante el combate militar contra el gobierno rebel-
de de la pequeña isla de Granada. Por supuesto, el objetivo se cumplió
con total exactitud, obteniendo el silencio cómplice y el plegamiento
editorial como única respuesta entre los profesionales y los medios de
información estadounidenses, e incluso entre buena parte de los me-
dios occidentales que, años más tarde, en la Guerra de Panamá, sucum-
birán definitivamente –en la cobertura de las intervenciones militares
norteamericanas– a los parámetros ideológicos y comunicacionales del
modelo de propaganda estadounidense, al asumir los puntos de vista
informativos del Pentágono.
74  Francisco Sierra Caballero (Editor)

La importancia de la invasión de Panamá será decisiva por varias


razones fundamentales, en términos de aprendizaje experimental del
control de la opinión pública nacional e internacional. Básicamente,
conviene destacar este conflicto porque en él se aplican por primera
vez los principios básicos de la guerra total, una vez sistematizados los
conocimientos que aportara –tal y como luego veremos– la larga y cruen-
ta guerra desplegada por Estados Unidos en Centroamérica. En efecto,
Panamá será en 1989 el terreno de operaciones para la experimentación
masiva de la gbi. Bajo la excusa, en este caso, de detener al presidente
de Panamá como responsable de las redes de narcotráfico, las tropas
estadounidenses invadieron el canal causando, según sus propias es-
timaciones, más de 2000 muertos de civiles panameños. La prensa no
recogió en sus páginas el grave costo de vidas humanas ni el verdadero
motivo que dio origen a la intervención de los marines estadounidenses
en el canal, mientras los medios informativos, controlados directamente
por el Pentágono, se limitaban a reproducir la versión oficial.
En la práctica, la guerra de la información en Panamá fue una de las
principales victorias estadounidenses en su aplicación de la propaganda
y la guerra psicológica total. El éxito de su estrategia comunicativa fue tal
que más del 80 por ciento de las fuentes noticiosas fueron filtradas por
instituciones dependientes del sistema militar-industrial del Pentágono
y del gobierno; siendo el teniente Peter, experto en guerra psicológica,
el encargado de filtrar la mayoría de las informaciones difundidas en
torno al conflicto. Al ignorar el trasfondo del problema de la negociación
respecto al control del canal, la mayor parte del flujo informativo sobre
la crisis panameña terminaría centrándose, de manera casi exclusiva,
en la figura del ‘peligroso’ general Noriega y reduciendo el problema de
las relaciones Estados Unidos-Panamá a la permanencia o no, como jefe
de las fuerzas armadas panameñas, del “único responsable del conflicto
internacional” que exigía la ‘intervención responsable’ de los Estados
Unidos.
La operación, denominada “Causa Justa” –que además procuró
lograr la efectividad por medio de la sorpresa y la rapidez en la inter-
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 75

vención militar–, basó todo el éxito y la legitimidad injustificable de la


intervención en Panamá (por medio de la conquista de mentes y cora-
zones) en una campaña propagandística de difamación y acusaciones
infundadas en contra del General Manuel Antonio Noriega. La campaña
publicitaria sobre la peligrosidad del presidente panameño, que incluyó
la presentación a la prensa de grandes cantidades de harina como car-
gamentos descubiertos de cocaína fina, logró preparar a la opinión pú-
blica estadounidense y mundial para una intervención poco justificable
contra la soberanía nacional, pese a ser denominada “Causa Justa”. Por
supuesto, ninguno de los medios occidentales que cubrían el conflicto se
centró en la verdadera ‘causa justa’ que motivó la intervención estadou-
nidense. Aunque con matices, la mayoría de la prensa norteamericana y
europea desarrolló editorialmente el conflicto de forma personalizada,
centrando el problema político en las actitudes y cuestionable reputa-
ción del General Noriega, sin tratar la polémica devolución del canal en
el año 2000 –comprometida legalmente en el Tratado Carter-Torrijos.
Todos los medios occidentales plantearon, por el contrario, el conflicto
en torno al Canal como un enfrentamiento político alrededor de la figura
del General Noriega y nunca con relación al marco general del trasfondo
político-económico de las relaciones de ambos países.
En el caso de la prensa estadounidense, el delirio informativo beli-
cista sería, claro está, mucho más grave que en Europa. La propaganda
militar del Pentágono, difundida diligentemente por los medios, repro-
duciría mecánicamente la versión exitosa de una actuación ‘correcta’
que, en el tratamiento informativo, parecía limpiar la imagen deteriora-
da del ejército estadounidense por los crímenes cometidos en Vietnam.
Frente a la supuesta libertad de información en la guerra del sudeste
asiático, el alto mando del ejército estadounidense por fin había sido
capaz de experimentar una nueva forma de control militarizado de los
informadores, de gran eficacia para el acomodamiento de la información
y de la opinión pública, según los objetivos e intereses intervencionistas.
Si en Vietnam la transmisión televisiva hizo perder la guerra y du-
rante la invasión de Granada el Pentágono logró el éxito propagandístico
76  Francisco Sierra Caballero (Editor)

deseado –con fuertes críticas de la prensa por impedirse la cobertura


noticiosa en el escenario de los hechos–, en esta ocasión el aparato de
propaganda y desinformación norteamericano buscaría implementar,
con el pool de periodistas, un término medio que, filtrando la informa-
ción, permitiera un cierto número de imágenes y entrevistas bajo vigi-
lancia directa de los militares. De esta forma, el plegamiento y dominio
de la información sería más eficaz, gracias al entusiasmo mediático de
los profesionales de la comunicación encargados de transmitir como un
espectáculo las continuas agresiones internacionales del ejército esta-
dounidense. El pool representará, a partir de este momento, una forma
hábil de censura sobre el terreno, creado por el ejército estadounidense
para controlar a los informadores, según los intereses de las propias ope-
raciones militares. El estado mayor podía así conciliar la doble exigencia
de libertad de información y de seguridad nacional. De nuevo bajo la ex-
cusa de garantizar la seguridad y protección de los secretos oficiales, y
con el argumento de buscar la protección física de los profesionales de la
información, el Pentágono podía ahora controlar la libertad de movimien-
tos de los periodistas, convirtiendo en justificable el control de la infor-
mación y la manipulación informativa en la representación de la guerra.
En el caso de la invasión de Panamá, el periodista Fred Hoffman,
redactor de la oficina de prensa del Departamento de Defensa nortea-
mericano, será el encargado de desarrollar, a partir de la Comisión Sid-
le, la National Media Pool: una agrupación encargada de seleccionar a
los corresponsales que acompañarían al ejército estadounidense en la
intervención de Panamá. Con el fin de imitar en parte los éxitos propa-
gandísticos obtenidos durante la experiencia de Granada y las Malvinas
–siguiendo la nueva doctrina militar de la otan– el Pentágono organizó
la National Media Pool para la adecuada y deseable militarización de
la información. El éxito, en este sentido, de la operación “Causa Justa”
contra el Tratado Carter-Torrijos fue tan rotundo que los informadores
del pool llegaban siempre al escenario de los hechos cuatro horas más
tarde de los enfrentamientos. La censura y el control de la información
suscitó, en consecuencia, críticas espontáneas y un pequeño debate en
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 77

defensa de la libertad de expresión –ante las protestas airadas de los


periodistas por la política selectiva y manipuladora del ejército estadou-
nidense–, pero la militarización aceptada de las noticias por parte de los
profesionales de la información había sido ya definitivamente instaura-
da con la asunción tácita o la queja timorata de los propios medios de
comunicación.
Siguiendo pues las nuevas prácticas de agrupamiento informativo
impuestas por el Pentágono, el plegamiento editorial del sistema de me-
dios al servicio de la estrategia de seguridad nacional fue casi absoluto.
Esto fue, en parte, debido al clima de restauración conservadora. Tal y
como hemos argumentado, la asunción militar de una nueva cultura
mediática en el ámbito de la comunicación política y la propaganda no
es comprensible sin profundizar con detenimiento en las bases de lo que
algunos analistas denominan la ‘revolución conservadora’. El decisivo
papel desempeñado por la administración Reagan en la construcción
de la nueva hegemonía imperialista y la adopción de una nueva retórica
mediática será determinante para la evolución de los principales conflic-
tos bélicos en el hemisferio y, más allá aún, influirá incluso en la política
instrumental de liberalización y control de la información, en Estados
Unidos y a nivel internacional.
Por otra parte, la cruzada conservadora no solo hizo posible una
profunda revisión cultural en Estados Unidos, sino también el olvido
del síndrome de Vietnam y la colonización belicista de la conciencia
pública norteamericana. El éxito de la ofensiva conservadora, iniciada
por la administración Reagan, consistió precisamente en la superación
del síndrome del miedo al fracaso, originado por la derrota en el sudeste
asiático. Como es sabido, la crisis de hegemonía de Estados Unidos en
la década de los setenta se centraría en dos frentes: por un lado, el reto
anti-imperialista de los países del Sur y, por el otro, la crisis institucional
interna del modelo de acumulación; ambos factores habían tenido como
resultado durante la administración Carter una grave crisis institucional
que minaba la estabilidad de Estados Unidos y su credibilidad y hegemo-
nía a nivel internacional. El objetivo de esta cruzada será, precisamente,
78  Francisco Sierra Caballero (Editor)

la reversión de los movimientos revolucionarios en el área de influencia


militar estadounidense y la creación de un nuevo consenso público de
autoconfianza entre la opinión pública norteamericana –a nivel interno–,
para así restaurar las bases de un nuevo dominio global; en lo que en
realidad significará una involución restauradora fundada en los valores
conservaduristas de la derecha ultramontana, inspirada en el mito del
sueño americano.
En consecuencia, la obtención del consenso público sobre la política
Reagan –ganar las mentes y los corazones del pueblo estadounidense– se
convirtió en una cuestión muy importante para la administración repu-
blicana. Por medio del programa de diplomacia pública –que incluyó el
establecimiento de oficinas dependientes del poder ejecutivo creadas
para difundir los puntos de vista del gobierno y el uso orquestado de la
retórica–, el gobierno priorizó su política de desinformación y manipula-
ción de los medios. De este modo, se insistió en un esfuerzo perseverante
orientado hacia, en palabras del secretario Weinberger, el planteamiento
de los puntos de vista gubernamentales ante el tribunal integrado por
la opinión pública nacional e internacional. La nueva política interven-
cionista para los ochenta consistía en una nueva forma de diplomacia
efectiva, basada en la persuasión antes que en la fuerza.
La preocupación conservadora por exorcizar el miedo al fracaso
imperialista en las intervenciones en el extranjero llevará al gobierno
estadounidense a utilizar –sistemáticamente y de manera regular– el
alcance masivo de los medios de comunicación para promover sus obje-
tivos e intereses estratégicos en la cobertura de los programas de inter-
vención. El popular magazine Nightline (abc) llegará incluso a organizar
un debate televisivo sobre la forma en que el gobierno podía obtener
el apoyo de la ciudadanía y de los medios de comunicación para librar
exitosamente una guerra de baja intensidad en Centroamérica, lo que
realmente constituía un realineamiento de los medios y los profesiona-
les de la información hacia el apoyo a la operación de reestructuración
mundial de la hegemonía estadounidense en los ámbitos político, eco-
nómico y militar.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 79

A partir de una crítica a la política exterior de la administración


Ford –y, en especial, de la estrategia militar del presidente Carter–, la
revolución conservadora reaganeana representará de manera ostensible
en el campo de las relaciones internacionales un enérgico incremento
de la actividad interventora norteamericana. Los planteamientos de la
administración Reagan llevarán hasta sus extremos, radicalizándolos,
los principios de la doctrina realista estadounidense en materia de re-
laciones internacionales, a partir de la creencia de que gran parte del
planeta –sobre todo, el Tercer Mundo– se halla amenazado por la violen-
cia y que, por tanto, es necesario que Estados Unidos intervenga militar-
mente para proteger sus intereses en el extranjero contra los múltiples y
repentinos disturbios, de acuerdo al principio dicotómico ‘Democracia
contra Terrorismo’.
Así, la década de los ochenta representará el nacimiento de la doc-
trina Reagan de ‘seguridad nacional’, como programa estratégico de
ofensiva mundial contra el comunismo en la periferia del imperio so-
viético. Como hemos señalado, esta nueva doctrina retoma, de forma
actualizada, los planteamientos de la contrainsurgencia –implementada
educativa y propagandísticamente por la Alianza para el Progreso, defen-
dida por Kennedy–, con un enfoque global de la economía que, basado
en la paranoia anticomunista, combatirá ideológicamente las políticas
descalificadas como ‘liberales’. Si, durante la administración Kennedy,
el gobierno estadounidense desarrolló un agresivo belicismo dentro
de la lógica bipolar de la Guerra Fría –con programas de asistencia so-
cial y comunicación al servicio del desarrollo, a la vez que se instituía
el cuerpo de los Boinas Verdes y se comenzaba a prestar atención a la
denominada cuarta dimensión de las relaciones internacionales–, Re-
agan intentará superar el síndrome de Vietnam retomando la política
imperialista norteamericana a través de una fuerte ofensiva ideológica,
por medio de la información y la propaganda, basada en un programa
político teóricamente consistente y mucho más fortalecido –en términos
ideológicos– por el uso intensivo de la información.
80  Francisco Sierra Caballero (Editor)

La ultraderecha fascista estadounidense (Heritage Foundation, el


Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos de la Universidad
Georgetown, el Instituto Hoover, etc.) iniciará de este modo una amplia
ofensiva contra la debilidad demócrata del presidente Carter, con el fin
de impulsar una agresiva intervención estadounidense en las áreas de
influencia estratégica que planteaban un reto de liderazgo al imperialis-
mo norteamericano. La amenaza soviética y el tan temido advenimiento
del comunismo serán solo coartadas políticas en las que, de nuevo, se
apoyen estas críticas a la supuesta debilidad en la estrategia imperialista
de la administración Carter. Estos elementos servirán para justificar, de
paso, el fortalecimiento de las posiciones militares de Estados Unidos
en los centros neurálgicos de la economía mundial, lo que, en el interior
del propio territorio estadounidense, significó además una feroz perse-
cución de los sectores liberales y de la oposición social organizada por
desafiar el poder y la libertad de actuación del Pentágono, es decir, por
su disidencia política.
Y es que, bajo la excusa de combatir y lograr el control de la delin-
cuencia, la administración republicana aprobó en 1984 un paquete de
leyes contra el terrorismo, que incluía –entre sus blancos– perseguir
todo tipo de subversión y disidencia social. Con la ayuda, connivencia
y encubrimiento de los medios de comunicación, la ultraderecha nor-
teamericana iniciaba así una campaña de persecución contra los disi-
dentes sociales, encarcelando por razones ideológicas o de convicción
política a pacifistas, líderes étnicos, defensores de los derechos humanos
y miembros destacados de las organizaciones de solidaridad con los paí-
ses del Tercer Mundo. Cualquier cosa podría ser, a partir de entonces,
tildada como subversiva y, por extensión, también como terrorista para
el nuevo gobierno conservador. Muchos miembros de organizaciones
cooperantes con el Tercer Mundo serían víctimas de acoso y persecución
gubernamental por sus actividades de solidaridad. La presión ejercida
sobre las organizaciones sociales llegaría hasta el punto de coaccionar
a aquellos ciudadanos estadounidenses que viajaran a Cuba, Nicaragua
o El Salvador, confiscándoles objetos turísticos, cámaras fotográficas
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 81

y manuscritos ‘sediciosos’ que, supuestamente, ponían en peligro los


sistemas de seguridad nacional.
Paralelamente a estas actividades de coacción a ciudadanos estadou-
nidenses provenientes de ‘puntos sensibles’ en el Tercer Mundo, la vigi-
lancia de grupos políticos –utilizando técnicas corrientes de información,
como la filtración de la correspondencia y la interceptación de las co-
municaciones telefónicas– se convirtió en la era Reagan en una práctica
bastante común entre los cuerpos de seguridad del Estado. Antes de las
mencionadas leyes antiterroristas, desde el inicio de la administración
Reagan, el organismo federal de investigación (FBI) fue reforzado en sus
efectivos para incrementar su presencia e importancia en el sistema de
seguridad interna y, complementariamente, reforzar la política represiva
de los conservadores para el control, sabotaje y persecución de los ciuda-
danos y las organizaciones de oposición política y social.
Las nuevas formas de ‘vigilancia electrónica’ van a ser utilizadas por
el gobierno como la principal estrategia de ‘domesticación’ de los movi-
mientos sociales a la hora de desmantelar cualquier posible resistencia
social al proceso de reestructuración tardocapitalista de la hegemonía
político-militar estadounidense. Los casos de ataques ilegales de los ser-
vicios de seguridad nacional a las organizaciones sociales democráticas,
pacíficas y progresistas se multiplicaron por cinco a partir de 1981, en una
campaña de diferenciación que los propios medios llegarán a organizar.
Gregorio Selser menciona, por ejemplo, el ataque sufrido por el
Consejo de Paz de Chicago, acusado por el Departamento de Policía de
actividades subversivas mientras soportaban las calumnias de artículos
denigrantes en la prensa local –en los que se calificaba a los miembros
del consejo como “radicales” y “comunistas”, llegándose incluso a darse
la circunstancia de que el Chicago Tribune denunciara que el Consejo de
la Paz había realizado una sesión secreta dedicada a la elaboración de
planes revolucionarios, cuando en realidad celebraba una conferencia
abierta, en la que se trataron los métodos de lucha no violenta contra
la política militarista, el racismo y la represión. Pese a ser tan burda y
falseada la información noticiosa ofrecida por los medios, en este y en
82  Francisco Sierra Caballero (Editor)

otros casos, la manipulación informativa será multiplicada y difundida


a los cuatro vientos por los medios de comunicación sin ningún tipo de
críticas ni denuncias profesionales o de la propia sociedad, salvo la de
los propios grupos minoritarios de oposición civil, ya que en este con-
texto de privación y coacción informativa de los grupos de solidaridad
y las organizaciones no gubernamentales, la eficacia del terrorismo de
Estado y la campaña propagandística para atemorizar a la oposición fue
tan exitosa que el propio sistema de control, espionaje e intimidación
ciudadana llevará a los sectores demócratas y liberales a un repliegue
y retraimiento político-ideológico, frente a la ofensiva fanática del con-
servadurismo republicano, en un momento de fuerte militarización de
los servicios policiales y de fortalecimiento del núcleo duro que defendía
posiciones militaristas ortodoxas en el Pentágono y en el propio Con-
greso de la Unión.
El resurgimiento de la ultraderecha estadounidense será pues el
contexto político que dé origen a la nueva estrategia informativa y propa-
gandística de manipulación de los medios desarrollada por el complejo
militar del Pentágono. La consideración del problema Norte-Sur y de
las peligrosas amenazas revolucionarias en el Tercer Mundo dará pie a
la nueva derecha para una concepción política y comunicativa de con-
trainsurgencia, adecuada al carácter de baja intensidad que planteaba
el reto de la guerra de guerrillas, siguiendo las recomendaciones de la
Comisión Trilateral, en forma de discurso reformista.
Como consecuencia, todas las formas de guerrilla fueron acusadas
en Latinoamérica como terroristas o narcotraficantes, para legitimar
así cualquier ataque militar de la administración Reagan en la región,
respaldando política y moralmente las acciones exteriores del nuevo
gobierno republicano. Como bien han señalado numerosos investigado-
res, el principal y verdadero cometido de este nuevo discurso mediático
será el de la unificación nacionalista en torno a la idea de recuperar el
liderazgo mundial, devolviendo la estima y la autoconfianza imperialista
a la opinión pública estadounidense, en virtud del carácter justo de su
intervención en el escenario de las relaciones internacionales.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 83

Los ‘tanques’ del pensamiento conservador estadounidense, ex-


pertos en contrainsurgencia, economistas, preclaros sociólogos, altos
cargos de la administración y líderes republicanos del ala derecha, sen-
taron así las bases de la nueva política global de Estados Unidos hacia
América Latina, basada en el anticomunismo visceral y la lógica de con-
frontación heredada de la Guerra Fría. En el marco generalizado de la
crisis estructural que vivía la economía estadounidense a lo largo de la
década de los setenta –motivada, en parte, por la reacción de los países
del Tercer Mundo (opep, Nomic, noei, etc.)– las élites conservadoras de
este país se pusieron manos a la obra para consolidar un nuevo modelo
de acumulación y dominio de los países del Sur. La estrategia seguida
por Estados Unidos consistía básicamente en imponer las guerras de
baja intensidad, el bloqueo económico y la dominación imperialista que
ha venido instaurando reiteradamente el Pentágono. Nicaragua, Guate-
mala, Honduras, El Salvador, Chile, Brasil y, por supuesto, también Cuba
serían, de nuevo, algunos de los países en el punto de mira de la agenda
estadounidense. Aunque el movimiento, por supuesto, fue generalizado:
frente a la insurgencia de las clases marginadas, los trabajadores desem-
pleados, los estudiantes sin futuro y las familias expoliadas a lo largo y
ancho de América Latina, Estados Unidos volverá a cargar la bayoneta.
Prueba de ello son los –ya citados– Documentos de Santa Fe, que habrían
de organizar la política imperialista estadounidense hacia América Lati-
na, siguiendo los principios ultraderechistas de la Heritage Foundation,
el ejército y el gran capital norteamericano.
La doctrina de la seguridad nacional se transformará entonces
en una guerra total contrainsurgente y una lucha antiterrorista, que
establecerá claramente la nueva política militar como la estrategia de
intervención del Pentágono y la Casa Blanca, dentro de los programas
contrarrevolucionarios que posteriormente se llevaron a cabo en el sub-
continente latinoamericano. La nueva política exterior hacia América
Latina, en materia de seguridad, quedará coordinada, a partir de enton-
ces, en función de tres objetivos políticos básicos:
84  Francisco Sierra Caballero (Editor)

1. Revitalizar el sistema de seguridad hemisférica apoyando el Trata-


do Interamericano de Asistencia Recíproca (tiar) y asumiendo el
liderazgo en la Junta Interamericana de Defensa (jid).
2. Estimular acuerdos de seguridad regional que contribuirán a la
seguridad, tanto hemisférica como regional, contra las amenazas
externas o internas.
3. Reactivar, como tercer elemento del sistema de seguridad hemis-
férica, las vinculaciones militares tradicionales en el continente,
brindando entrenamiento militar y ayuda a las fuerzas armadas del
hemisferio, poniendo un particular énfasis en los oficiales más jó-
venes y en los suboficiales, para ofrecer ayuda técnica y psicológica
a todos los países del hemisferio en su lucha contra el terrorismo,
independientemente del origen de aquellos.

Estas metas militares debían ser coordinadas, a su vez, con las ac-
tividades civiles de información y propaganda, que asumirían un papel
complementario no subordinado, decisivo para la nueva estrategia global
de ofensiva ideológica. Partiendo del principio del vínculo integral entre
la subversión interna y la agresión externa, los autores firmantes del
Documento de Santa Fe atribuirían un papel determinante a la informa-
ción en la insurgencia y la peligrosa amenaza comunista internacional.
Según los firmantes del mismo, la formulación de la política de Estados
Unidos debía aislarse de la propaganda que aparece en la prensa común
pues –como criticara permanentemente el propio Ronald Reagan– la co-
bertura informativa de la realidad política latinoamericana por la prensa
de Estados Unidos era inadecuada y mostraba un sesgo sustancial que
favorecía a los partidarios de la transformación socioeconómica radical
de los países menos desarrollados, con lineamientos colectivistas y esta-
talizadores que ponían en peligro la seguridad nacional y el modo de vida
americano. Los principales artífices de esta intoxicación desinformativa
eran, como señalara más tarde el Segundo Documento de Santa Fe, las
organizaciones no gubernamentales, las asociaciones de derechos hu-
manos y otros colectivos procomunistas.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 85

La asunción de lo ideológico como un campo de confrontación cul-


tural será, por consiguiente, percibida por el Pentágono como un aspec-
to esencial en la estrategia de reconstrucción de la hegemonía imperia-
lista. La conciencia comunicativa de la nueva derecha estadounidense
planteará pues, como lógicamente necesaria, la estrategia de conquista
de mentes y corazones en la nueva doctrina de seguridad nacional. No
queremos detallar más información para que el lector pueda corroborar-
lo en otras publicaciones, informes y portales de internet, pero conviene
tomar en cuenta este período y los debates habidos en el campo de dispu-
ta de la comunicación para entender los procesos históricos que estamos
viviendo en estos momentos. La hipótesis de partida, junto al modelo de
análisis institucional que nos proporcionan Chomsky y Herman, es que
el modelo de dominio de los golpes mediáticos tiene su antecedente en
la articulación de la hegemonía imperial que marca la década perdida y
el neoliberalismo con la revolución conservadora de la administración
Reagan. Sin un análisis pormenorizado de los factores, principios y pro-
cesos que tuvieron lugar en esa década, no es comprensible el llamado
nuevo Plan Cóndor.
La estrecha vinculación entre el sector industrial, el capital finan-
ciero, el complejo industrial militar del Pentágono, las fundaciones
privadas de investigación, la universidad y los medios de comunicación
será determinante, como analiza Petras, en el éxito propagandístico de
la cruzada ideológica neoliberal y el pensamiento único que durante
décadas se ha impuesto en la región. Hasta hoy, instituciones como la
Heritage Foundation (‘una especie de ministerio de propaganda de la
derecha goldwateriana’), que contaba entre sus directivos con persona-
jes como Frank Shakespeare –presidente de la firma de cine y televisión
rko General–, en las campañas de orientación de la opinión pública res-
paldada por la ‘fabricación de estudios’, el reclutamiento de reporteros
y corresponsales y la cooptación de intelectuales y líderes de opinión,
siguen operando como tanques del pensamiento de la contrarrevolución.
La proyección de una imagen de seriedad, congruencia y sistematicidad
académica ante los medios de comunicación nacionales y foráneos ser-
86  Francisco Sierra Caballero (Editor)

virá como experiencia a los sistemas de información del movimiento


derechista reaganeano para el desarrollo de políticas de desinformación
y manipulación informativa en estrategias propagandísticas, como la
campaña de difamación e intoxicación noticiosa en contra del Nuevo
Orden Internacional de la Información (Informe MacBride) y la propia
Unesco, cuando apenas iniciaba su andadura la recién estrenada admi-
nistración Reagan. Una estrategia que hoy se replica en los países con
gobiernos progresistas, a través de plataformas como Open Society o –lo-
calmente– Fundamedios, como instancias de legitimación de la agenda
conservadora en la región contrarias a los llamados despectivamente
‘gobiernos populistas’. Existe, de hecho, una continuidad e hilo histórico
evidente.
Así, por ejemplo, tras el exitoso resultado de las políticas ultrali-
berales obtenido por la Plataforma Republicana durante la administra-
ción Reagan, su natural heredero, el presidente George Bush, contaría
de nuevo con el asesoramiento ideológico de los firmantes del Primer
Documento de Santa Fe para elaborar el informe reeditado de un nuevo
texto político con el que delinear las directrices maestras de la política
conservadora norteamericana para la nueva década de los noventa. La
aparición del Segundo Documento de Santa Fe sentará las bases de la fu-
tura estrategia de consolidación imperialista que el complejo militar-in-
dustrial del Pentágono llevará a buen puerto durante los siguientes años,
a lo largo y ancho del hemisferio.
Para el nuevo período, la subversión comunista, el terrorismo y el
narcotráfico serán identificados, sin el menor asomo de distinción, como
los peligros globales más problemáticos que Estados Unidos debía afron-
tar internacionalmente para la década de los noventa; sobre todo ante la
escasa capacidad de maniobra de los regímenes latinoamericanos a la
hora de combatir estos ataques, ya que las democracias en Latinoamé-
rica habían sido progresivamente socavadas por el grave estancamiento
económico sufrido en toda la región con el estrangulamiento de la deuda
y las propias recetas neoliberales. El deterioro de las condiciones de vida
sufrido por la mayoría de las economías latinoamericanas desde 1983 ha-
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 87

bía favorecido un incremento de la ‘violencia comunista’ y la ‘influencia


perniciosa’ del narcotráfico y el terrorismo internacional. La amenaza
terrorista subversiva –según el informe– no disminuyó, sino que, por el
contrario, creció en la década de los ochenta. El informe vinculará, de
este modo, la subversión comunista con el terrorismo (ya identificado
así en el Primer Documento de Santa Fe) y el narcotráfico internacional.
En tal contexto, el sistema de seguridad norteamericano debía, según el
informe, hacer frente a:

• Mayores actitudes hostiles latinoamericanas.


• Más estados pro-soviéticos.
• Mayores amenazas al sistema financiero internacional.
• Más crímenes y narcotráfico, impulsados por elementos sub-
versivos.
• Más olas de inmigración.
• Mayor probabilidad de participación militar norteamericana.
El reconocimiento tácito de las dimensiones continentales de estos
retos –que amenazaban de nuevo la región con grandes conflictos– lle-
vará a los tanques del pensamiento conservador a proponer un mayor
reforzamiento de la estrategia de cooperación regional, en torno a la
doctrina de la seguridad nacional, a partir de un enfoque más integrador
de los conflictos sociales en el subcontinente latinoamericano, que dis-
tinguirá el poder formal del control fáctico en el dominio hegemónico y
la dirección política de los países aliados. Por ejemplo, respecto a México
fijará dos objetivos básicos ‘inexcusables’: el apoyo para la liquidación de
empresas públicas de propiedad estatal y la mejora del sistema policía-
co-judicial en la lucha contra el narcotráfico, advirtiendo previamente
–en este último sentido– la necesidad de combatir la red de terrorismo
internacional en Latinoamérica (que, según el informe, se extendía hasta
los Andes, en Chile, comenzando por la región de Chiapas).
En opinión de los autores del informe, la política estadounidense ha-
cia América Latina para la década de los noventa debía prestar especial
88  Francisco Sierra Caballero (Editor)

atención a la amenaza genérica que enfrentaban las frágiles democracias


latinoamericanas y a la difícil transición política tras la superación de
un gobierno autoritario. De forma insistente, los autores firmantes del
informe destacarán, como el más importante reto de la política exterior
estadounidense, la formación democrática de las fuerzas armadas loca-
les en los países del hemisferio, con el objetivo de evitar la penetración
ideológica del comunismo. El fortalecimiento de proyectos sectoriales,
como el Programa de Entretenimiento y Educación Militares Internacio-
nales (imet), y el mayor protagonismo de la Agencia de Información de
Estados Unidos (usia) en la política exterior norteamericana obedecerán
justamente a este importante cometido que centrará la atención y los
esfuerzos políticos de la administración republicana.
No casualmente, los firmantes del Segundo Documento de Santa Fe
van a definir con gran clarividencia el panorama conflictivo de la región
como un problema de carácter esencialmente cultural e ideológico. El
problema de la democracia versus el estatismo pro-soviético en el sub-
continente latinoamericano plantea, según el documento, un profundo
conflicto cultural al que la administración Bush debería hacer frente
mediante el impulso de un nuevo proyecto programado, inspirado en
la ideología del discurso restaurador, ya propuesto en la cruzada dere-
chista de la refundación conservadora que Reagan iniciara en su estra-
tegia de reestructuración de la hegemonía estadounidense mediante el
fortalecimiento del imperialismo cultural. El diagnóstico político del
Segundo Documento de Santa Fe es más que explícito a este respecto.
El principal éxito de la era reaganiana –los procesos de democra-
tización en Latinoamérica– estaba en peligro por la lucha cultural del
marxismo y su estrategia gramsciana de conquista contrahegemónica
de los regímenes liberales en la región, que reclamaban como necesaria
una nueva visión ‘ideopolítica’ de la realidad explosiva y prerrevolucio-
naria de los países latinoamericanos; bajo la permanente amenaza de
la táctica subversiva que, en forma de contracultura comunista, pre-
sagiaba la conquista del poder político de forma antidemocrática, por
medio del dominio ideológico de la cultura. A partir de la consideración
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 89

integral de los problemas derivados de este contexto de amenaza pen-


diente en el campo ideológico, en el ámbito informativo y, en general,
en el campo de la cultura, el Segundo Documento de Santa Fe llegará a
la conclusión de que, al menos, tres debían ser los frentes básicos que
debían ser combatidos prioritariamente por el gobierno estadouniden-
se en su particular guerra cultural e ideológica contra las fuerzas anta-
gonistas del comunismo: la religión, el sistema educativo y los medios
de comunicación.
El principal peligro que, en primer lugar, identificarán las elites con-
servadoras estadounidenses en América Latina será la extendida y de-
cisiva influencia de la Teología de la Liberación, que diferentes escritos
teóricos de la ultraderecha republicana calificarán como “una doctrina
política disfrazada de creencia religiosa con un significado anti-libre
empresa y antipapal, para debilitar la independencia de la sociedad y
el control estatista”. La supuesta amenaza cultural de los ‘curas rojos’
vendría a estar representada, según el informe, por la redefinición del
catolicismo y la subversión de los valores que, en el pensamiento so-
cial y en su práctica religiosa, ha venido defendiendo esta nueva opción
de los pobres. Al igual que en el primer Documento de Santa Fe, en el
que los autores firmantes pondrían en evidencia la amenaza interna y
externa sobre la seguridad nacional –producida, según ellos, por la cre-
ciente influencia de la Teología de la Liberación en América Latina–, el
Segundo Documento de Santa Fe volvería a llamar la atención sobre el
hecho de que las fuerzas marxistas-leninistas hubieran utilizado a la
iglesia como un arma política contra la propiedad privada y el capitalis-
mo productivo, infiltrando en la comunidad religiosa ideas que serían
menos cristianas que comunistas, lo que hacía urgente y necesario un
planteamiento global de Estados Unidos frente a esta amenaza global
a la moral y las buenas costumbres católicas de esta peligrosa filosofía
político-religiosa; con el objeto de poder contrarrestar la influencia de
la Teología de la Liberación y la movilización de los sectores populares
campesinos, organizados a lo largo y ancho de Latinoamérica, en torno
a las comunidades eclesiales de base.
90  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Continuando con el maniqueísmo típico del primer documento, el


Comité de Santa Fe distingue entre una iglesia buena y una mala, del
mismo modo que establecerá una clara diferenciación excluyente entre
grupos de derechos humanos que apoyan al régimen democrático (bue-
nos) y grupos de derechos humanos que apoyan el estatismo comunista.
De este modo, como apunta Gregorio Selser, uno de los objetivos de las
persecuciones policiales de los años ochenta será el ataque y desarti-
culación de los sectores críticos de la Iglesia, legitimando su ilegal caza
de brujas por parte de los cuerpos de seguridad del Estado, por medio
de la clasificación subversiva –y al margen de la ley– de las actividades
desarrolladas por los sacerdotes, los pastores evangélicos y las organiza-
ciones laicas humanitarias opuestas a la cruzada derechista del gobierno
republicano, en un contexto de confrontación social y marginación ideo-
lógica que pondrá a la defensiva a los grupos religiosos de solidaridad
con el Tercer Mundo, hasta el punto de ser utilizados como chivos expia-
torios de todos los males que atenazaban a la sociedad norteamericana
en medio de la crisis económica.
Los sectores religiosos conservadores aprovecharán, de paso, esta
situación para desprestigiar como ‘no católicas’ las posiciones sociales
en defensa de los sectores más desfavorecidos en Estados Unidos y otros
países de la región. De hecho, la ultraderecha estadounidense, la elite
político-conservadora y el complejo militar-industrial del Pentágono
contarán con el apoyo entusiasta de la ‘iglesia electrónica’ en la campa-
ña de difamación y persecuciones políticas iniciada contra los grupos
religiosos ‘liberales’, tal y como sugiriera implícitamente el Segundo Do-
cumento de Santa Fe –y cuya continuidad en la región hoy evidenciamos
con la proliferación de iglesias evangélicas y el dogmatismo conservador
del amplio movimiento de radios y medios televisivos de la extrema de-
recha en Brasil, que lideraron la restauración conservadora. De hecho,
esta misma política será exportada a todos los países latinoamericanos
donde el apoyo e influencia social de la Teología de la Liberación jugaba
un papel determinante en la organización de los sectores populares y la
defensa de los derechos humanos frente a la política de sistemática re-
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 91

presión de las oligarquías y grupos caciquiles locales, como por ejemplo


Centroamérica. Esta campaña de persecuciones y desinformación en
contra de los grupos eclesiales de base, partidarios de la Teología de la
Liberación, será uno de los objetivos prioritarios de Estados Unidos en
la década de los noventa, llegando a jugar un papel central en la nueva
política de lucha contrainsurgente, tal y como quedará evidenciado en
el conflicto de Chiapas.
Junto a él, el segundo frente determinante de combate ideológico
identificado por los firmantes del Documento de Santa Fe será el campo
de la educación. Según los ideólogos de la nueva derecha, América Latina
estaba experimentando una lenta pero progresiva penetración cultural
de los teóricos marxistas de la educación en escuelas y universidades.
Los tanques del pensamiento conservador argumentarían –como prueba
irrebatible de esta penetración ideológica del comunismo– el progresivo
control del estado sobre las actividades públicas de educación, a través
del monopolio en la edición de los libros de texto y manuales de estu-
dio y el presente de las burocracias en la administración educativa. Un
razonamiento este poco consistente, a la vista del proceso privatizador
de la educación básica y superior, en la mayoría de los países latinoame-
ricanos durante la década de los ochenta.
Y es que, la cultura ‘paranoica’ fomentada por el sistema de propa-
ganda estadounidense, llevará a obsesionar a los intelectuales y políticos
derechistas hasta el punto de ver subversivos y comunistas en cualquier
manifestación cultural no ortodoxa –o, al menos, no suficientemente pu-
rista, ideológica y políticamente. Así, por ejemplo, los autores firmantes
del informe de Santa Fe llegarán a destacar sorprendentemente “el pre-
dominio de la izquierda en gran parte de los medios de difusión en toda
América Latina” como principal obstáculo a la transición y consolidación
democrática de los países latinoamericanos. La afirmación concluyente
del informe es bastante ilustrativa en este sentido. El documento esta-
blece, en otras palabras, que el desarrollo de una política cultural es
más que determinante para el apoyo de Estados Unidos a la gestión lati-
noamericana, encaminada a mejorar la cultura democrática, ganando
92  Francisco Sierra Caballero (Editor)

la hegemonía –en el ámbito religioso, la educación, la cultura militar, la


cultura cívica y los medios de comunicación– al esfuerzo gramsciano
por socavar y destruir la tradición democrática mediante la subversión
de las instituciones. No en vano, el Segundo Documento de Santa Fe
advertirá del peligro inminente que debían enfrentar los regímenes de
América Latina como un conflicto de baja intensidad, “una forma de
guerra que incluye las operaciones psicológicas, la desinformación, la
información errónea, el terrorismo y la subversión cultural y religiosa,
cuyo principal actor será el campesinado indígena, como eslabón más
débil de las políticas neoliberales aplicadas en la región”.
El Comité de Santa Fe asumirá, en coherencia, la nueva doctrina
militar de contención activa como el programa estratégico con el que
Estados Unidos reforzará, teórica y prácticamente, su proyecto de domi-
nio político-militar en la región, asumiendo definitivamente esta nueva
doctrina como marco general de análisis e intervención en su combate a
la insurgencia indígena, a la hora de enfrentar la creciente influencia de
lo que denominará ‘la cultura gramsciana contrahegemónica del nacio-
nalismo’. La primera medida de combate cultural a la contrainsurgencia
será, por ello, justamente la de la formación y ayuda socioeconómica a
las fuerzas militares aliadas, frente al supuesto aumento del campo de
influencia del comunismo.
A través de la ayuda financiera y la formación de cuadros y altos
mandos militares, Estados Unidos iniciará desde los ochenta, a partir de
las recomendaciones del Primer Documento de Santa Fe, una agresiva
política de cooperación bilateral con los países de la región, que a medio
plazo significará una importante penetración e influencia cultural nor-
teamericana en los cuerpos de seguridad de los países latinoamericanos.
De hecho, una de las primeras medidas del nuevo gobierno republicano
al llegar a la Casa Blanca será financiar, mediante la inyección de nuevos
recursos, la ampliación de la capacidad militar del ejército estadouni-
dense. Amparada bajo la excusa de la necesaria modernización de las
fuerzas armadas, la administración Reagan incrementará –hasta casi el
cien por cien– los recursos destinados presupuestariamente a las Fuer-
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 93

zas de Operaciones Especiales del Pentágono y a diversas organizaciones


paramilitares, activas en Centroamérica bajo el control de la Agencia
Central de Inteligencia.
Las Fuerzas de Operaciones Especiales, constituidas por expertos
en contrainsurgencia, se erigirán en la punta de lanza de las fuerzas
militares estadounidenses para la intervención en zonas de conflicto
del Tercer Mundo. Estos cuerpos de élite desempeñarán un papel activo,
adiestrando y capacitando mandos militares en toda América Latina,
gracias a quintuplicar los recursos y presupuestos asignados por el Pen-
tágono para tales menesteres. En 1986, el Congreso aprobó además la
Ley de Reorganización del Departamento de Defensa para lograr apoyar
adecuadamente las guerras encubiertas de desinformación y propagan-
da, creándose posteriormente un comando unificado para una mayor
planificación de los conflictos de baja intensidad con la estrategia global
de contrainsurgencia frente a los problemas de terrorismo, narcotráfico
y subversión.
Las fuerzas especiales del pentágono quedarán integradas entonces
por seis grupos distintos:

1. Los Boinas Verdes, que desempeñarán principalmente el papel de


entrenamiento y asesoría en los países aliados del Tercer Mundo,
integrando –cada vez más– numerosos equipos de capacitadores
militares enviados al extranjero para enseñar métodos contrain-
surgentes.
2. Los Rangers o tropas de asalto, cuya principal función será comba-
tir al enemigo más allá de las fronteras nacionales.
3. La Fuerza Delta, especializada en intervenciones antiterroristas.
4. La Task Force (“Cazadores nocturnos”), una unidad aérea de inter-
vención en operaciones especiales.
5. El grupo Civil Affairs, encargado de adiestrar y asesorar a las fuer-
zas militares extranjeras en todo lo relativo a programas cívicos,
con el fin de lograr el apoyo de la población –mediante asistencia en
94  Francisco Sierra Caballero (Editor)

materia de desarrollo económico y social– para mejorar la reputa-


ción de las fuerzas militares.
6. El personal de las “operaciones psicológicas”, encargado de em-
plear todas las formas de comunicación de masas (radio, prensa,
televisión y publicidad), además de sistemas de radiotransmisión.

La ampliación y renovado alcance de las llamadas ‘operaciones


especiales’ favorecerá por ello, como consecuencia, un incremento del
uso con fines políticos de las fuerzas militares de élite en operaciones
paramilitares clandestinas. El gobierno estadounidense comenzará a
transformar su complejo aparato de seguridad nacional, reorganizan-
do el armamento operativo en función de los retos planteados por las
demandas sociales de las poblaciones del Tercer Mundo. La doctrina
reaganiana significará, en la práctica, el inicio de una amplia ofensiva
global contra la subversión en la periferia del imperio soviético, siguien-
do las recomendaciones sugeridas en sendos documentos por el Comité
de Santa Fe.
La nueva política militar de intervención se inicia en 1985 con el
Proyecto sobre la Guerra de Baja Intensidad, estableciendo las pautas,
la táctica y la estrategia política de la nueva doctrina de combate anti-
guerrillera. Otra de las medidas de la nueva ofensiva contrainsurgente
será la militarización del programa de ayuda externa. Si ya el programa
de la Alianza para el Progreso incluía elementos importantes de segu-
ridad interna en los planes de desarrollo y cooperación económica, en
los ochenta la administración republicana recuperará el papel decisivo
de la Agencia para el Desarrollo Internacional (aid) y de la Agencia de
Información (usaid), como instrumentos de propaganda al servicio de
las estrategias militares del Pentágono.
Los proyectos de auxilio, la ayuda material, la asistencia humani-
taria y otras formas de cooperación civil, considerados como asisten-
cia neutral, jugarán un papel decisivo en la contienda armada bajo el
patrocinio de Estados Unidos, como una forma eficaz de control de la
población civil, objetivo de las operaciones de baja intensidad. La ayuda
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 95

humanitaria se convierte así en una poderosa herramienta al servicio


de los fines militares. Como han señalado los expertos en materia de
guerra de baja intensidad, la ayuda humanitaria es tan importante como
la provisión de instrucción y tecnología. En la medida en que los planifi-
cadores de la guerra de baja intensidad consideran todos los aspectos de
la vida social como frentes de guerra –clasificando a la población entre
insurgentes, retaguardia y población neutral–, el objetivo único de la pro-
paganda y la guerra psicológica será la utilización de todo tipo de asis-
tencia, garantizando así, además, la legitimidad de la intervención es-
tadounidense. La participación de organizaciones no gubernamentales,
de las asociaciones civiles, la iglesia, las empresas y otras organizaciones
privadas de ayuda y cooperación internacional serán solo instrumentos
utilizados para contribuir a ofrecer una imagen de consenso público que
respalde la guerra sucia del Pentágono.
Por medio de este planteamiento, Estados Unidos favorece que las
acciones cívicas tácticas, coordinadas por el Pentágono, sean ejecutadas
a través de la aid y la usia, logrando el imprescindible apoyo de la socie-
dad civil al ejército, en las zonas de combate donde las agencias civiles
pueden operar –garantizando, posteriormente, el control militar del te-
rritorio y de la población. Con el tiempo, estas operaciones se ampliarían,
intensificándose su poder de acción, en el siglo xxi, con el ascenso de los
gobiernos progresistas, comenzando por Venezuela, de forma considera-
ble. La cuarta dimensión jugará, en este sentido, un papel primordial en
la guerra de desinformación entre la imagen y las declaraciones pacifi-
cadoras frente a la intervención real en la guerra sucia y las operaciones
encubiertas. De tal modo que, al enmarcar cuestiones de guerra y paz
como una competencia entre pláticas y tropas, Estados Unidos podrá
presentar su verdadera estrategia de conflicto de baja intensidad como
una alternativa moderada, permitiendo que la verdadera guerra se ven-
da fácilmente al público estadounidense. El objetivo de la negociación
política estará supeditado, en esta doctrina de la guerra total, al servicio
de la lógica de la seguridad nacional.
96  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Considerando que la crisis en América Latina, lejos de ser resuelta,


se había visto agravada, y multiplicados los problemas de terrorismo,
insurgencia, drogas y emigración como factores de desestabilización re-
gional, los estrategas estadounidenses llegarán a la conclusión de que
era necesario fortalecer su política exterior con un mejor sistema de
propaganda, en una solución o suerte de pancomunicacionismo. Los
conflictos de baja intensidad serán entonces orientados hacia la guerra
de guerrillas, a partir de nuevos parámetros, reconsiderando en la lucha
contrainsurgente la función de los medios, la propaganda y la política
informativa en la –ya de por sí– importante función de la guerra psico-
lógica en las estrategias contrarrevolucionarias.
Partiendo de la amplia experiencia táctica, acumulada por el ejér-
cito estadounidense en sus numerosas intervenciones militares de ca-
rácter contrainsurgente, el Pentágono recurrirá –a comienzos de los
ochenta– a un significativo despliegue de recursos políticos-militares,
orientados a enfrentar con eficacia el auge revolucionario de los mo-
vimientos populares en los países del Tercer Mundo. La doctrina es-
tadounidense de baja intensidad surge, de hecho, como una respuesta
contundente del Pentágono al creciente reto representado por los mo-
vimientos populares tercermundistas. Tras el fracaso experimentado
en Vietnam, el síndrome militar norteamericano revelará una lección:
las revoluciones no son un problema militar, sino principalmente polí-
tico; por lo tanto, su solución no puede ser exclusivamente militar sino
también política, económica, social, psicológica y, en última instancia,
comunicativa. La guerra convencional debe ser, en consecuencia, reem-
plazada por una perspectiva globalizadora. Pues la contrainsurgencia, si
se quiere lograr una mayor efectividad operativa, debe ser considerada
antes que nada una ‘guerra total’, sobre todo teniendo en cuenta que la
guerrilla y los movimientos populares insurgentes plantean, en el fondo,
como verdadero reto la confrontación política del consumismo frente a
la perspectiva de la cultura democrática.
De la guerra disuasoria –la Guerra Fría en Europa– el Pentágono pa-
sará a centrar su atención en la guerra real del Tercer Mundo. La nueva
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 97

estrategia contrainsurgente será, pues, concebida como una respuesta


del ejército a la necesidad de una nueva doctrina, organización táctica
y disposición de fuerzas en el contexto polarizado y la confrontación
entre las dos grandes potencias mundiales. La causa política aducida
por el complejo militar norteamericano para intervenir en este nuevo
escenario de operaciones seguirá, por ello, recayendo en la participación
del Kremlin y en la explotación calculada de la inestabilidad política y
económica de los soviéticos que, en opinión del Pentágono, estaban de-
safiando seriamente en el Tercer Mundo la autoridad y el liderazgo de
los Estados Unidos.
A partir de la apreciación de la naturaleza distinta del nuevo escena-
rio geopolítico en el panorama de las relaciones internacionales y de la
consciencia de la necesidad de un nuevo enfoque operativo en la estrate-
gia de intervención del Pentágono, Estados Unidos se verá pues obligado
a modificar sustancialmente su cultura militar intervencionista y hasta
su marco doctrinario imperialista. En primer lugar, por ejemplo, el com-
plejo militar norteamericano relegará a un segundo plano su estrategia
de enfrentamiento contra el bloque soviético, a favor de la atención pre-
ferencial hacia los movimientos insurreccionales del Tercer Mundo. Por
otro lado, la política de seguridad nacional estadounidense renunciará
a la estrategia disuasoria militar por una clara vocación ofensiva en el
campo de las relaciones internacionales dentro de su área geoestraté-
gica de influencia. Será precisamente en este contexto cuando, apenas
iniciado el ascenso al poder en la Casa Blanca, la administración Reagan
inicie su ofensiva internacional, volcándose política y militarmente so-
bre Centroamérica –empeñada en poner orden en lo que consideraba
un campo desorganizado y peligrosamente desestabilizador, debido a lo
que, según su evaluación, era una pasiva actitud en materia de relaciones
exteriores por parte del presidente Carter.
Entre 1981 y 1983, la conflictividad social en Centroamérica empeo-
ró hasta tal punto que la región habría de sufrir una intensificación de
la escalada militar en un clima de progresivo enfrentamiento, según la
lógica de confrontación Este-Oeste. La región centroamericana será, de
98  Francisco Sierra Caballero (Editor)

hecho, en estos mismos años, el centro de operaciones en el que se ponga


a prueba la hegemonía imperialista estadounidense y la construcción
del Nuevo Orden Internacional en el proceso de reestructuración del ca-
pitalismo mundial. La capacidad de Washington para controlar y revertir
los movimientos populares y el cambio social en Centroamérica será, en
este sentido, decisivo para la reconstrucción de la hegemonía estadouni-
dense en la región y a nivel mundial. De hecho, esta región se convertirá
en el laboratorio de experimentación de los modelos contrainsurgentes
de baja intensidad. Los éxitos logrados en las guerras centroamericanas
influirán de tal forma en el pensamiento de la dirigencia de la seguridad
nacional norteamericana, que incluso modificarán los puntos de vista
tradicionales del ejército, influyendo poderosamente en la doctrina mi-
litar norteamericana y en posteriores conflictos bélicos.
Bajo Carter, ya se había iniciado el proceso de reforma de la política
exterior estadounidense hacia Centroamérica y el Caribe, pero ahora la
administración republicana dará la consistencia ideológica necesaria a
la política imperialista estadounidense, para estructurar las estrategias
de contención contrarrevolucionaria en la región. Se trataba de recupe-
rar, en opinión de los estrategas del Pentágono, la hegemonía de Estados
Unidos, perdida durante los años de la distensión, con el fin de poder
contener y enfrentar el expansionismo soviético, exitoso en las últimas
décadas en algunas regiones del Tercer Mundo, en donde había con-
quistado posiciones y estaba deteriorando aceleradamente el balance
del poderío norteamericano. Contener y enfrentar el supuesto avance
del consumismo desde una posición de fuerza serán los dos objetivos
prioritarios de la política exterior que despliegue el gobierno Reagan. La
región centroamericana será, por lo mismo, el escenario experimental
donde la administración republicana ponga a prueba su estrategia global.
Para dotar de coherencia el discurso y la acción política conservadora
en plena campaña electoral, los expertos ultraderechistas asesores de
Reagan elaborarán el mencionado Documento de Santa Fe, que, como
hemos visto, servirá de guía y matriz ideológica de la política de Esta-
dos Unidos hacia Centroamérica y el subcontinente latinoamericano, en
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 99

una guerra particular que la doctrina Reagan denominará “contención al


comunismo”. Este principio, eufemísticamente considerado y repetido
hasta la saciedad por la retórica propagandística oficial, será asumido
plenamente al finalizar su primer mandato el gobierno Reagan. Los es-
trategas conservadores del Pentágono y los ideólogos ultraderechistas de
la administración republicana coincidirán , en estas mismas fechas, en
defender la noción de contención activa sin agresión y sin intervención
militar en Nicaragua, tras ser sancionada la propuesta por el documento
Mandato para un Segundo Liderazgo que elaborara Heritage Foundation,
como la política de intervención más conveniente y eficaz para los inte-
reses estadounidenses.
En la nueva concepción estratégica del alto mando del ejército, Esta-
dos Unidos no debía enviar tropas al extranjero salvo que fuera estricta-
mente urgente y necesario para su seguridad. Solo podrían intervenir en
operaciones militares de confrontación directa si era segura la victoria,
y los objetivos políticos y militares habían sido previamente definidos,
una vez se garantizaba también el apoyo de la opinión pública y el Con-
greso estadounidense. La perspectiva de la guerra de baja intensidad
orientará, en consecuencia, las acciones militares de eeuu en los países
del Tercer Mundo, centrando la intervención en el mejoramiento de las
destrezas militares y policíacas locales mediante el entrenamiento y la
asesoría: la ayuda en la coordinación e integración de todas las activi-
dades contrainsurgentes que eviten la participación militar directa de
Estados Unidos; el fomento del desarrollo a través de la ayuda económi-
ca; la realización de reformas sociales y políticas y el reforzamiento de
sindicatos, asociaciones y partidos políticos favorables. Así, mientras el
Departamento de Defensa norteamericano y los Grupos de Asesores en
Asistencia Militar habían venido otorgando recursos y entrenamiento
militar contrainsurgente a los ejércitos y fuerzas paramilitares del Ter-
cer Mundo –favoreciendo la militarización de las fuerzas locales, reo-
rientadas prioritariamente en la construcción nacional y la acción cívica
ciudadana–, la usia ampliaría los programas de operaciones psicológicas
para mejorar las técnicas de comunicación masiva en estos países, con
100  Francisco Sierra Caballero (Editor)

el fin de limpiar la imagen pública de las actividades paramilitares diri-


gidas de manera encubierta por la cia (como sucede hoy de forma activa
en Brasil, Venezuela, Bolivia y Ecuador, entre otros países).
El objetivo del programa de contrainsurgencia en Centroamérica
era, sobre todo, de carácter psicológico y disuasorio. La intención no
era desarrollar una invasión militar directa, sino más bien la de crear un
clima bélico que desmovilizara a los sectores opuestos al régimen aliado
de Washington. Con esta estrategia, la administración Reagan propor-
cionará armas, entrenamientos militares a los ejércitos de El Salvador
y Honduras, además de armar a la Contra, mientras reforzaba las redes
de comunicación e inteligencia regionales e instrumentaba una campa-
ña de imagen –con apoyo de los sectores privados–, desinformando a la
opinión pública estadounidense para desarrollar libremente la guerra
sucia contra los opositores políticos en el exterior, sin ninguna crítica
de la oposición ni denuncia alguna entre los medios de comunicación
nacionales.
El principal éxito político de Ronald Reagan es justamente el con-
trol y manipulación de la información y los relatos noticiosos con el fin
de legitimar ante el Congreso y la opinión pública estadounidense la
guerra sucia en el Tercer Mundo. Así, mientras Estados Unidos violaba,
en su propio territorio y en los países objeto de intervención, todas las
garantías individuales –apoyando activamente la guerra encubierta y las
acciones paramilitares, en contra de la integridad física y las libertades
individuales y colectivas de los grupos de oposición en los países aliados
del Tercer Mundo, a pesar de las denuncias de las organizaciones no
gubernamentales por la continua violación de los derechos humanos–,
el sistema de información político-militar de la Casa Blanca no desapro-
vechaba ninguna ocasión para hacer pública, a efectos de propaganda
interna y exterior, su vocación protectora de los derechos del hombre
y el ciudadano, conculcados sistemáticamente en su guerra encubierta
‘contra el comunismo’.
El nuevo realineamiento republicano se traducirá socialmente
en una nueva cultura política y en la asunción ideológica de las bases
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 101

fundamentales del discurso ultraderechista radical. Reagan adoptará


incluso las formas y el lenguaje político típicos del modo de discurso
religioso. Su defensa, sustentada en los conceptos de la Familia, el Or-
den, la Tradición y la Propiedad, adquirirá los tonos y tintes bíblicos
propios del catolicismo más ortodoxo. La cruzada ideológica de Reagan
y la nueva derecha uniformará, hasta tal punto, la línea editorial de
los medios de comunicación que llegará a radicalizar hasta extremos
insospechados el tradicional conservadurismo del discurso informativo
mainstream.
Uno de los efectos sintomáticos de esta nueva cultura mediática será
la influencia y el notable aumento presencial de los telepredicadores
en las pantallas estadounidenses, paralelo al reforzamiento notable de
la simplificación y el estereotipos, acentuado sectariamente por el re-
duccionismo ideológico ortodoxo asumido por el sistema dominante de
información. El fanatismo ideológico de la iglesia electrónica y la cru-
zada conservadora reaganiana agudizará, por ejemplo, en los medios
de comunicación un discurso latente connotado por el racismo contra
las minorías marginales de Estados Unidos (hispanos, afroamericanos,
asiáticos, árabes, etc.), con graves consecuencias para los diferentes gru-
pos étnicos del país. Un informe del Comité Contra la Discriminación
publicado en 1987 pondrá, en este sentido, en evidencia la existencia de
frecuentes actos de violencia y amenazas a los árabes en Estados Unidos
a raíz de la campaña propagandística antiárabe impulsada por la admi-
nistración Reagan con el apoyo de las principales cadenas de televisión
(nbc, abc y cbs). Cualquier parangón con la actualidad está más que ser-
vido. Pero volvamos a la genealogía del modo de intervencionismo del
llamado ‘golpismo mediático’.
Hemos señalado, reiteradamente, que el desarrollo de la estrategia
de baja intensidad en Centroamérica y su control informativo, por parte
del gobierno estadounidense y los medios de información occidentales,
es un caso paradigmático en el análisis de la comunicación política y su
manejo manipulador en tiempos de guerra, digno de estudio por lo que
significa en nuestro tiempo. Los propios análisis empíricos de Chomsky
102  Francisco Sierra Caballero (Editor)

y Herman validan sus hipótesis sobre el modelo de propaganda hege-


mónico en la información internacional. Tanto la estrategia de guerra
desplegada en Nicaragua, como la masiva guerra contrainsurgente enca-
bezada por Estados Unidos en El Salvador, muestran de manera ejemplar
el modus operandi del sistema de propaganda estadounidense, así como
las estrategias implementadas por los ejércitos occidentales en el ocul-
tamiento, propagación y desinformación mediática en torno a la guerra
real contrarrevolucionaria, desplegada para desmovilizar a los sectores
populares. Como bien comenta Chomsky, merece la pena detenerse en
algunos datos producidos en ambos conflictos, para comprender el sen-
tido y la lógica social de la comunicación instrumentada funcionalmente
por el sistema de comunicación estadounidense según los objetivos del
Pentágono, por ser precisamente Centroamérica el primer campo de
aplicación de la nueva doctrina de guerra de baja intensidad que hoy se
aplica, por ejemplo, en el Estado de Chiapas, salvando –claro está– las
distancias de la nueva fase que vive México con la necropolítica.
En particular, la experiencia nicaragüense, representará, en la prác-
tica, la primera prueba de laboratorio de las tácticas y métodos caracte-
rísticos de la nueva guerra anticomunista llevada luego a efecto en toda
América Latina y en otras regiones neurálgicas. Este hito militar sigue,
por cierto, el marco de la teorización sintetizada en el Primer Documen-
to de Santa fe antes analizado, después de un largo debate y reflexión
interna dentro del sistema industrial-militar del Pentágono (que, como
hemos visto, se inicia en la década de los setenta a raíz del síndrome de
Vietnam). En este pequeño país será donde la doctrina Reagan ponga en
aplicación, con la mayor contundencia posible, su firme política exterior
de contención activa contrarrevolucionaria, con el objetivo declarado
de favorecer a la oposición proinsurgente y, finalmente, conseguir el
derrocamiento militar del sandinismo, a través de una larga y costosa
guerra de desgaste. Como señalan Lozano y Benítez, la contención activa
del sandinismo en Nicaragua –plasmada con anterioridad en el Informe
Kissinger y legitimada dentro de Estados Unidos como la acción que, sin
costos económicos, políticos y militares, se implementó a través de la
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 103

contrarrevolución– se encuadra ya en la nueva doctrina militar, conoci-


da como Guerra de Baja Intensidad, convirtiéndose en oficial con el ini-
cio del segundo período presidencial de Ronald Reagan en enero de 1985.
Meses después del triunfo de Maurice Bishop en la isla de Granada
(víctima más tarde de la invasión estadounidense), la victoria sandinis-
ta en Nicaragua (1979) movilizó al republicanismo y a la ultraderecha
conservadora nucleada en torno al sector duro del complejo militar del
Pentágono, ante la preocupación de lo que suponía un auténtico peligro
que amenazaba, con su ejemplo, toda América Latina, siguiendo la estela
de Cuba. Expertos militares y asesores de los servicios de información
e inteligencia, descontentos con la debilidad del presidente Carter, se
unirán a los ideólogos conservadores en una nueva alianza que, agrupada
en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de la Universidad
de Georgetown y el Centro Nacional de Información Estratégica, inicia-
rán una amplia ofensiva ideológica para afrontar la supuesta amenaza
comunista y el terrorismo internacional.
Nicaragua se convertirá entonces, por gracia de las necesidades es-
tratégicas del imperialismo estadounidense, en un campo privilegiado
para la aplicación experimental de las nuevas ‘operaciones especiales’
con las que la administración Reagan intente demostrar, ante todo el
mundo, el poderío militar estadounidense y su deseo de desarrollar, a
toda costa, una estrategia de contención y retroceso de los movimientos
revolucionarios en Centroamérica y otras latitudes del continente. Nica-
ragua representa, en este sentido, la reanudación más libre de trabas de
las actividades de inteligencia de la cia –en una prueba de apoyo incon-
dicional de la Casa Blanca– y la aplicación intensiva y global de los planes
de contingencia militar planeados al calor de la nueva estrategia contra-
rrevolucionaria. La guerra sucia encubierta de Estados Unidos en contra
del régimen sandinista será decisiva en el ámbito político para que el
gobierno conservador confirme, definitivamente, la pertinencia de las
nuevas formas de lucha que debían llevarse a cabo en el enfrentamiento
efectivo de los desafíos que venían presentando los movimientos anti-
imperialistas del Tercer Mundo en el contexto de los conflictos de baja
104  Francisco Sierra Caballero (Editor)

intensidad. Este ejercicio táctico de demostración del poderío militar de


la administración Reagan confirmaba, al menos propagandísticamente,
la eficiencia de esta estrategia de guerra silenciosa para la legitimidad y
el poder hegemónico del imperialismo norteamericano.
El exitoso desarrollo de los planes de contingencia y las operaciones
encubiertas contra el gobierno sandinista representaría, de este modo,
el espaldarazo definitivo a la política reaganiana de ampliación de las
actividades de inteligencia e información en el área del conflicto centro-
americano, así como en el resto de las zonas sensibles de Latinoamérica
y el resto del Tercer Mundo, gracias a que las fuerzas contrainsurgentes
pudieron experimentar, con total libertad, en el teatro de operaciones
las diferentes opciones de guerra psicológica y de guerra de guerrillas,
con un único objetivo político-militar: la derrota ideológica y propagan-
dística absoluta de la revolución sandinista.
En contra de cualquier vía de negociación, Estados Unidos buscó,
por encima de todo, el derrocamiento del fsln, a través de una costosa,
violenta y desmoralizante guerra prolongada que agudizó las dificulta-
des económicas, favoreciendo la penetración ideológica de la propagan-
da del fdn en contra del ‘marxismo totalitario’; siguiendo la estrategia
global de la nueva doctrina contrainsurgente, en la que la victoria es la
derrota moral y política –ideológica diríamos– del proceso revoluciona-
rio. Como resultado de esta insistente presión a través de las actividades
especiales de la propaganda estadounidense y los cuerpos de élite del
ejército norteamericano en apoyo a la Contra, el régimen sandinista se
vio obligado a declarar el estado de emergencia, aplicando la censura de
prensa y movilizando a sus tropas hacia la frontera con Honduras, dando
así argumentos no fundados a la administración Reagan en su ofensi-
va propagandística de desprestigio del gobierno de Managua, en lo que
constituía una campaña masiva de desinformación sin precedentes en
la historia política de la región (a excepción de los dos grandes conflictos
revolucionarios protagonizados por Cuba y Chile).
En efecto, los esfuerzos informativos y de comunicación política
de la administración Reagan serán lo suficientemente extraordinarios
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 105

como para revertir la corriente de oposición editorial reflejada en los


medios occidentales, en su proyecto de guerra sucia contra el sandinis-
mo. Solo así, implementando un esfuerzo masivo de recursos humanos
y financieros –destinados a orientar la cobertura noticiosa de la ‘gue-
rra civil nicaragüense’–, bajo la coordinación directa de la Casa Blan-
ca, y fortaleciendo la dimensión propagandística y diplomática de las
actividades políticas en los foros internacionales, pudo la propaganda
oficial estadounidense difundir mundialmente cuatro mitos básicos
que favorecerían a su victoria en la guerra ideológica contra el sandi-
nismo. Todo ello conseguido a través de la hegemonía discursiva en los
relatos difundidos por los medios de comunicación internacionales en
torno a la situación en Nicaragua. Gracias al inconmensurable poder
amplificador del sistema propagandístico –dependiente de la derecha
republicana– y merced también a la capacidad de control informativo
a nivel mundial de las redes comunicativas a cargo del Pentágono, los
medios occidentales se ciñeron, aunque con matices, a la versión oficial
del Departamento de Estado estadounidense, repitiendo –de manera
más o menos fidedigna– las tesis –luego desmentidas por infundadas–
que situaban a Nicaragua como un país desestabilizador en la región y
altamente conflictivo. Como en el relato del derrocamiento de Aristide
en Haití, la prensa comulgó con la cobertura oficial mientras la admi-
nistración Reagan desplegaba una incesante campaña propagandística
y de relaciones públicas, denunciando la situación de Nicaragua como
la de un verdadero ‘gulag centroamericano’, a la vez que ensalzaba la
honestidad y el trabajo de los ‘luchadores por la libertad’; inundando
sistemáticamente los editoriales y las redacciones de los principales me-
dios nacionales de comunicación con información falsa, propaganda ne-
gra difamatoria y un sinfín de anuncios publicitarios que, junto con sus
comunicados oficiales, pretendían construir una imagen del pequeño
país centroamericano que nada tenía que ver con la auténtica realidad.
Paralelamente a la persecución y marginación editorial de las voces di-
sidentes en Estados Unidos, el gobierno Reagan desplegó a nivel mundial
una fuerte ofensiva propagandística para reorientar favorablemente la
106  Francisco Sierra Caballero (Editor)

oposición de los gobiernos y los medios occidentales, que venían criti-


cando tímidamente la guerra sucia contra la revolución sandinista. Esta
maniobra obtuvo, finalmente al cabo de los años, excelentes resultados,
pues, siguiendo la versión estadounidense, la prensa internacional acabó
presentando la guerra contrainsurgente en Nicaragua como una lucha
de nicaragüenses contra nicaragüenses.
Tal y como señala Kornbluh, desde enero de 1983 la cia contrató
los servicios de una empresa de relaciones públicas, con sede en Miami,
para que proyectara una imagen positiva y publicitaria de los contras en
los países occidentales, a través de artículos y en diarios y revistas que
explicasen las demandas del fdn. Bajo la coordinación del Pentágono –y
con el amplio respaldo económico y político de la ultraderecha reaccio-
naria estadounidense–, la Contra se verá, sin duda, notablemente bene-
ficiada por esta gran campaña propagandística de apoyo a su causa en
los medios occidentales, gracias a la red de financiación estadounidense
integrada por los sectores conservadores de la nueva derecha beligeran-
te, que dará respaldo y cobertura informativa a la Contra en todos los
niveles. En esta estrategia de marketing y propaganda contrarrevolu-
cionaria, la cia incluyó el asesoramiento y formación de los ‘luchadores
de la libertad’ en cuestiones de información y propaganda, llegando in-
cluso a diseñar un polémico manual de entrenamiento (Psychological
Operations in Guerrilla Warfare) en propaganda armada y neutralización
de las funciones civiles, para que los contras ganaran ‘las mentes y los
corazones’ del pueblo nicaragüense –a través del proselitismo político
y los aparatos de acción cívica que, basados en maniobras psicológicas,
debían favorecer el éxito de la guerra de baja intensidad, restando apo-
yos populares al sandinismo.
Durante la ofensiva de la Contra en el acoso y derribo al gobierno
nicaragüense, la cia llegó a editar más de cinco mil ejemplares de este
‘manual de los luchadores de la libertad’, para formar a la Contra en ac-
tividades de sabotaje y operaciones de propaganda psicológica en su
estrategia de acorralamiento del sandinismo. El apoyo y asesoramiento
estadounidense incluía, entre otras muchas enseñanzas y recomenda-
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 107

ciones militares, la instrucción y entrenamiento en todas las diversas


formas de asesinato y tortura contra la población civil y funcionarios
del gobierno revolucionario. Lo grave será que la versión de los medios
fue también similar a la versión oficial de la Casa Blanca. Se trataba de
una guerra civil, ningún viso de que existiera violación de los derechos
humanos y mucho menos de probada y evidente agresión militar de Es-
tados Unidos para derrocar al nuevo gobierno. Como explica Chomsky
en su modelo de análisis de propaganda, la administración norteameri-
cana impone una serie de filtros mediante los que se orienta y produce
el marco adecuado de representación de los hechos políticos, diplomá-
ticos y militares sobre los que, inevitablemente, terminan girando los
medios de comunicación. A partir de este poder institucional emisor, el
Pentágono utiliza en su beneficio, con eficacia, los hábitos, las rutinas
y los prejuicios profesionales de los periodistas, incluso de los críticos
de la administración Reagan, que terminan sucumbiendo a la presión
informativa de tal volumen de desinformación; hasta el punto de que la
participación de Estados Unidos en la guerra contra Nicaragua termi-
nará siendo completamente desconocida en su verdadero significado
político para la opinión pública norteamericana y mundial hasta fines
de 1982. Y cuando se hizo público, no obstante, se mantuvieron ocultas a
la opinión pública estadounidense las continuas violaciones de los dere-
chos humanos de las tropas que Reagan calificó –propagandísticamente–
como los “combatientes de la libertad”.
En el marco del supuesto enfrentamiento Este-Oeste de la Guerra
Fría, la prensa internacional ofrecerá una imagen del conflicto mar-
cada por la agenda de las dos principales potencias implicadas en la
confrontación. En 1981, habiendo llegado apenas a la Casa Blanca, Re-
agan se hará eco del informe “El Libro Blanco sobre El Salvador” para
justificar su política de intervención en Centroamérica. El documen-
to, que recopilaba información supuestamente capturada a un grupo
guerrillero, fue utilizado por los halcones del Pentágono con el fin de
legitimar la guerra sucia contrainsurgente contra la subversión comu-
nista, pues la guerrilla salvadoreña estaba siendo financiada, según se
108  Francisco Sierra Caballero (Editor)

comprobaba falsamente en el mencionado informe, por Cuba y el régi-


men sandinista, así como por los países soviéticos. Aunque las citadas
informaciones fueron claramente manipuladas, con la acción psicoló-
gica y la propaganda que siguieron a la difusión del citado Libro Blanco,
se hizo posible para Reagan la inserción de los argumentos típicos de
la confrontación Este-Oeste en las peripecias geoestratégicas del istmo
centroamericano.
Cualquier versión diferente de los hechos será rechazada por el sis-
tema occidental de información en forma de autocensura o mediante la
represión directa en el acoso y persecución a los periodistas. Los círcu-
los del complejo militar e industrial de Estados Unidos y el aparato de-
pendiente del sistema comunicativo transnacional de información darán
soporte a la ofensiva de baja intensidad en la pequeña nación centroame-
ricana; aplicando, para ello, junto a la censura y manipulación informa-
tiva en el teatro de operaciones, un riguroso control de los propios infor-
madores en el ocultamiento mediático de la realidad difundida en torno
al conflicto en la región. Como bien apuntan numerosos autores, la gbi
hacía factible el proyecto de librar una guerra no definida como tal. Sin
necesidad de efectuar ningún reclutamiento, solo enviarían unos pocos
soldados al combate y aún serían menos los que regresaran muertos a su
país. Aquí reside el gran atractivo ejercido por la doctrina de la gbi: per-
mite salvar los límites impuestos al poder estadounidense y, al mismo
tiempo, posibilita la persecución de las metas contrarrevolucionarias
de un presidente decidido a restaurar el dominio de Estados Unidos en
aquellos lugares donde dicha dominación corre peligro o se ha acabado.
Tal y como demostrara la experiencia centroamericana, toda la
concepción de la guerra de baja intensidad descansa justamente en el
objetivo de evitar el acto molesto de la información a la opinión pública.
El secretismo como norma será el principio básico del silencio admi-
nistrativo gubernamental que garantiza, en este marco, el éxito de las
acciones terroristas y nada honestas del Pentágono, en aquellos países
dependientes de la influencia política norteamericana. En otras pala-
bras, la gbi es una estrategia dirigida a librar guerras que carecen del
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 109

apoyo popular, por medio de la censura, el ocultamiento y la manipula-


ción informativa de la opinión pública y los propios informadores, con la
condición –por supuesto– de mantener un tipo de intervención ‘especial’,
ya sea oculta o indirectamente.
Cualquier estudioso que analice en detalle la guerra sucia en Centro-
américa iniciada por Reagan en los años ochenta, puede descubrir, con
relativa facilidad, cómo la perspectiva de la guerra de baja intensidad
orienta las acciones estadounidenses en los países del Tercer Mundo,
centrando la intervención en el mejoramiento de las destrezas militares
y policíacas locales mediante: el entrenamiento y la asesoría; la ayuda
en la coordinación e integración de todas las actividades contrainsur-
gentes que eviten la participación militar directa de Estados Unidos; el
fenómeno del desarrollo a través de la ayuda económica; la realización
de reformas sociales y políticas; y el reforzamiento de sindicatos, aso-
ciaciones y partidos políticos favorables –a través de la financiación y
ocasionalmente la cobertura militar– que otorgan una importancia no-
table como instrumento de guerra a las llamadas operaciones especiales
y a la guerra psicológica y de propaganda.
La reestructuración del ejército estadounidense durante la admi-
nistración Reagan se centró, por ello, en varios objetivos principales:
• La unificación del mando.
• La obtención de armamento y equipo de los comandos con tec-
nología avanzada.
• La modificación legal para la realización directa de operaciones
especiales en el desarrollo de estrategias de guerra no conven-
cional.
• La mejora de los servicios de inteligencia, con un incremento
del número de agentes de la cia y un crecimiento del respaldo
multinacional a las actividades de información e inteligencia.
• La mejora de las estrategias de propaganda y guerra psicológica.
110  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Así, mientras el Departamento de Defensa norteamericano y los


Grupos de Asesores en Asistencia Militar otorgaban recursos y entre-
namiento militar contrainsurgente a los ejércitos y fuerzas paramilitares
del Tercer Mundo –favoreciendo la militarización de las fuerzas locales,
reorientadas primordialmente a la construcción nacional y, paradójica-
mente, también a la acción cívica ciudadana–, la usia ampliaba también
los programas de operaciones psicológicas para mejorar las técnicas de
comunicación masiva en estos países, con el fin de limpiar la imagen
pública de las actividades paramilitares, dirigidas de manera encubier-
ta por la cia. Pues, en lo esencial, como hemos dicho, la guerra de baja
intensidad es, antes que nada, una guerra total de información, propa-
ganda y guerra psicológica.
Por ello, hemos insistido, al analizar las experiencias internaciona-
les de guerra y contrainsurgencia protagonizadas por Estados Unidos, en
considerar el uso y manejo de los medios de comunicación como parte
de la estrategia bélica. Comprender el papel mediático de la cultura y la
información en las guerras contrainsurgentes y en las intervenciones
militares de carácter multinacional exige actualmente un enfoque glo-
bal de las operaciones militares, que comprenda, además, la inserción
funcional de los medios en la construcción del escenario de los operati-
vos militares. Y, si hablamos de pensar los llamados golpes mediáticos
o golpes blandos ideados por Sharp para la nueva administración esta-
dounidense, precisamos conocer las líneas de continuidad históricas
que se producen en la región; ya que, en lo esencial, el modus operandi y
concepto estratégico no han variado significativamente de lo definido en
el Instituto del Hemisferio Occidental –si pensamos en la región.

Apuntes y conclusiones para un tiempo nuevo

La pluralidad de definiciones sobre el significado real de la estrategia


contrainsurgente ha producido interpretaciones tan diversas y nume-
rosas que, al analizar aquellos conflictos cuya naturaleza y curso político
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 111

se podrían incluir dentro del rubro de guerra de baja intensidad, la con-


fusión y falta de consenso sobre el sentido original de esta estrategia no
ha favorecido un análisis consecuente de la aplicación de esta forma de
guerra en los países del Tercer Mundo. En la actualidad, además, como
hemos visto, la llamada guerra informativa o ciberguerra –dependiendo
la literatura consultada– apunta a un nuevo escenario de intervenciones
y operaciones encubiertas. Sabemos, en efecto, que las formas de guerra
de baja intensidad o irregulares son muchas. Se asocian con situaciones
de inestabilidad, contención agresiva, paz armada, conflictos militares
cortos, antiterrorismo, antisubversión, conflictos internos, guerra de
guerrillas, guerras civiles, insurrecciones, guerra irregular o no conven-
cional, guerra encubierta, guerra psicológica, operaciones paramilitares,
operaciones especiales, invasión y un largo etcétera de formas de inter-
vención. Pero, en lo esencial, podemos concluir que se trata de formas
fundamentalmente contrarrevolucionarias de estrategia e intervención,
con un componente ideológico central y una doctrina orientada al im-
pacto o efecto psicológico en la población movilizada. Podemos coincidir
con Sara Miles en considerar la gbi como una estrategia político-militar
de restauración de la hegemonía estadounidense sobre el Tercer Mundo
y los movimientos populares revolucionarios, inspirada –según la doctri-
na norteamericana de seguridad nacional en materia de política exterior
que hoy tiene continuidad en la guerra informativa y los golpes mediá-
ticos– en una suerte de estrategia de inteligencia, videovigilancia e in-
tervención multimodal, orientada a restaurar los intereses geopolíticos
del imperio en países bajo la influencia hemisférica de Estados Unidos.
En la misma línea, Klare resume los principios básicos de la guerra
de baja intensidad en seis características principales –que podrían, a
nuestro entender, ser aplicados a los llamados golpes mediáticos–:
• La guerra de baja intensidad se caracteriza, generalmente, por
una estrategia contrarrevolucionaria dirigida a defender los re-
gímenes existentes y los intereses económicos del orden social
dominante en los países aliados, frente a los levantamientos y
movilizaciones revolucionarias.
112  Francisco Sierra Caballero (Editor)

• La campaña contrainsurgente de intervención incluye formas


militares y políticas de combate en la lucha contrarrevoluciona-
ria. En virtud del carácter social de los movimientos revolucio-
narios, las acciones militares de Estados Unidos incluyen todas
las formas posibles que puedan neutralizar el descontento pú-
blico mediante iniciativas sociales, políticas y económicas, diri-
gidas a ganar las mentes y corazones del gobierno aliado.
• La participación militar comprende el despliegue de unidades y
operativos especiales de élite, altamente adiestrados, con el fin
de intervenir eficazmente en acciones quirúrgicas que requie-
ren el concurso y liderazgo de Estados Unidos.
• La naturaleza ambivalente de la guerra de baja intensidad favo-
rece el recurso a una amplia gama de operativos militares, al-
ternando diferentes tipos de maniobras según el contexto de
intervención.
• El desarrollo y aplicación de la doctrina de la guerra de baja in-
tensidad en el extranjero exige un tipo de acción militar rápida
y eficaz, mediante el uso aplastante de la fuerza y la potencia de
fuego.
• El exitoso y buen desempeño militar en la guerra exige una
continua intervención política en el plano militar, ganando la
batalla del frente civil mediante la lucha política y psicológica;
lo que legitima la solución de la fuerza militar como el mejor
instrumento político para combatir las amenazas desestabiliza-
doras de los movimientos subversivos y sediciosos, a través de
una sofisticada e impactante campaña informativa, con objeto
de modificar las actitudes públicas, educando a la ciudadanía
en los valores del orden y la seguridad nacional.

Ocho puntos caracterizarían, en esta línea, la lógica de lucha con-


tra la insurgencia y los procesos revolucionarios presente en los golpes
blandos que vive la región:
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 113

• El enfoque de ‘corazones y mentes’, cuyo objetivo será conquis-


tar la voluntad de la población más que la ocupación militar de
territorios.
• El moderado uso administrado de la fuerza militar, asumiendo
la idea de que las matanzas pueden ganar batallas pero, al final,
perder las guerras, por lo que prevalecen las labores o interven-
ciones encubiertas.
• El trabajo de inteligencia acerca de las condiciones políticas, so-
ciales, económicas y culturales para tomar en cuenta las carac-
terísticas del contexto de intervención.
• La estrategia de construcción nacional, basada en el estableci-
miento de un sistema social alternativo, mediante reformas par-
ciales; siempre favorables, como es lógico, a los intereses trans-
nacionales y de las elites.
• La modernización y capacitación de las fuerzas locales aliadas
para ganar el apoyo y prestigio nacional entre la población, en
aras de la participación en los proyectos de construcción nacio-
nal según la dirección política de la guerra.
• El enfoque regional de los conflictos, frente a la perspectiva mi-
litar localista, que explicaría la validez de la hipótesis de un nue-
vo Plan Cóndor en la región.
• La coordinación dinámica de las diversas fuerzas armadas, así
como las agencias de inteligencia civil, de ayuda y desarrollo, y
los sistemas de información.
• La política informativa de control, censura, desinformación y
propaganda para lograr el apoyo de la población norteamerica-
na y de la población extranjera durante las estrategias de contra-
insurgencia; que busca la confusión de la opinión pública críti-
ca, opuesta a la guerra sucia en otros países.

Aunque algunos autores hablan de ‘operaciones especiales’ y de


‘operaciones psicológicas’, este tipo de estrategias –que marcaron la
114  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Primavera Árabe y hoy la restauración conservadora en América Lati-


na– consiste, básicamente, en una lucha político-ideológica contrarre-
volucionaria prolongada, cuya principal estrategia se orienta a utilizar
las acciones políticas, económicas y sociales más allá del ámbito militar,
manejando también los aspectos comunicativos al servicio de la victoria
ideológica, política y, en último término, militar de las fuerzas contrarias
a los intereses geopolíticos de Estados Unidos.
Conviene resaltar, al respecto, la importancia de la preeminencia
de un enfoque integrado y multidimensional de los conflictos contra-
rrevolucionarios, pese a la aparente dispersión propia de la era de las
redes. Un análisis pormenorizado de los hechos, coberturas, tiempos y
procesos vividos en golpes como el de Brasil dan cuenta de una dinámica
y aplicación sinergética de esfuerzos totalizadores a nivel político, social,
económico, comunicativo y psicológico. Conceptualmente, se trata de in-
tegrar un amplio frente y despliegue operativo desde la paz hasta la gue-
rra convencional, instrumentando maniobras de terrorismo, operacio-
nes psicológicas, actividades de sabotaje, acciones militares, maniobras
de antiterrorismo, contrainsurgencia civil e insurgencia. Tal elasticidad
y amplitud en su aplicación y alcance favorece, en este sentido, un vasto
ámbito de actuación, capaz de configurar un espacio intermedio para la
intervención localizada.
De esta forma, una definición preliminar o tentativa de los golpes
mediáticos podría ser la de aquella estrategia basada en el arte y la cien-
cia de utilización del poder político, económico, psicológico y militar
–incluyendo a la policía y las fuerzas internas de seguridad–, dirigida
a evitar o revertir un proceso de transformación social o aquellos go-
biernos adversos a los intereses geopolíticos estadounidenses, con apo-
yo de la opinión pública nacional e internacional. Entre los rasgos de
esta nueva forma de intervención estadounidense destaca, por ello, su
informalidad, su secretismo (se trata de una guerra no declarada) y su
permanencia. Más que de guerra contrarrevolucionaria podríamos ha-
blar de un ‘clima de guerra total’, que afecta al conjunto de la población
y que se desarrolla de manera permanente a través de diversas formas
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 115

de guerra sucia, siempre bajo la condición de que la opinión pública –es


decir, los medios de comunicación– no esté informada y divulgue las
pequeñas escaramuzas en favor de los intereses dominantes, tal y como
se observa en Venezuela.
La globalización mediática favorece este tipo de injerencias e inter-
vencionismo al facilitar una cobertura favorable por la concentración de
la industria en las últimas décadas, a la vez que se integra –de acuerdo a
los lineamientos estratégicos– la cobertura con otras acciones políticas
y sociales que inciden en el curso y favorable desempeño de la interven-
ción. Por la misma razón, la nueva doctrina de seguridad nacional esta-
dounidense –que apela a fronteras imprecisas– asume el principio de la
guerra total en el despliegue militar de la ciberguerra para reconocer,
por norma, que, si las raíces de todo movimiento o amenaza potencial
no son estrictamente militares, deberían, en consecuencia, ser consi-
deradas militarmente otro tipo de respuestas más allá de las soluciones
estrictamente militares (como, por ejemplo, la interceptación y video-
vigilancia de las redes sociales).
La nueva doctrina de seguridad nacional terminará, de este modo,
extendiendo el alcance de la estrategia militar al conjunto de las activida-
des sociales. Lo más importante y característico de esta nueva estrategia
es, precisamente, que el principal escenario de lucha se focaliza en torno
al problema de las mentes y los espíritus de los hombres involucrados en
el conflicto; basándose en métodos psicológicos de persuasión y propa-
ganda que buscan modificar las actitudes y reacción de la población civil,
para una adecuada y exitosa operatividad del proceso de moldeamiento
y control del gobierno de lo público.
El pensamiento comunicacional del ejército estadounidense modi-
ficará, de este modo, su percepción operativa para priorizar, al menos
en parte, los aspectos ideológicos, políticos y sociales. Si en la guerra
de masas tradicional los factores de estrategia militar eran los funda-
mentales, en la nueva estrategia el conflicto se enfrenta como un tipo
de guerra política, económica y psicológica (comunicativa), donde los
militares deben cumplir una función cultural de liderazgo. Esto es, los
116  Francisco Sierra Caballero (Editor)

instrumentos de poder y persuasión pública introducen una nueva di-


mensión a la hora de atender con éxito los conflictos. Entre las tareas
de inteligencia, un elemento esencial será, por ejemplo, la difusión de
documentos falsos del enemigo, con el fin de desacreditar a los ene-
migos o provocar divisiones entre sus filas. Gracias a la utilización de
una amplia gama de canales de comunicación, las nuevas operaciones
psicológicas están orientadas a mejorar la imagen favorable a los alia-
dos de Estados Unidos, a la vez que a desacreditar a aquellos gobiernos
progresistas o contrarios a los intereses estratégicos del imperialismo,
para lograr actitudes públicas partidarias de los objetivos políticos de
la nueva Santa Alianza.
Si la guerra de baja intensidad se caracteriza por ser, en cierto
modo, una forma renovada de guerra sucia encubierta que se destaca
por permanecer oculta a la opinión pública, es necesario destacar la
naturaleza de la doctrina de los golpes blandos, como una nueva visión
adaptada a la era mediática y la galaxia de internet, como una suerte de
guerra prolongada en la que se emplea todo tipo de medios psicológicos
y de persuasión para la derrota política –y, si es preciso, militar– de las
fuerzas adversarias a los intereses imperialistas. Es más aún, la guerra
y la propaganda son aquí una y la misma cosa. La guerra constituye
actualmente el factor político-militar decisivo para la victoria en la es-
trategia de intervención. En ella, se integran numerosas actividades de
tipo militar, político, ideológico, cultural e informativo. Las operaciones
psicológicas incluyen, así, todas aquellas acciones políticas, militares,
económicas e ideológicas y propagandísticas en la difusión de ideas, doc-
trinas y llamamientos públicos, cuyo objetivo sea –básicamente– exaltar
ciertas emociones en determinados grupos sociales, con el fin de poder
influir en las conductas y actitudes de los mismos de manera favorable
a los objetivos previamente determinados.
El recurso a la paranoia, la desestabilización psíquica y la inseguri-
dad moral son, por ejemplo, algunas de las fórmulas tradicionales uti-
lizadas como elementos decisivos en la derrota. Los manuales al uso de
la guerra de baja intensidad norteamericanos asimismo recomiendan
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 117

otras muchas técnicas de guerra psicológica, basadas en la difusión de


los hábitos y la cultura del modo de vida americano y el individualismo
estadounidense para lograr la derrota ideo-lógica del enemigo, creando
en él la incertidumbre propia del extrañamiento y enajenación cultural,
a través de una política global de desestabilización propagandística a
nivel psicológico inspirada, sobre todo, en la propaganda negra.
Este tema recurrente de la industria cultural norteamericana está
estrechamente relacionado con el filtro del ostensible anticomunismo
visceral difundido por el sistema comunicativo norteamericano, tal y
como disecciona Chomsky. El recurso a esta estrategia propagandística
de ‘defensa paranoica’ es una constante del sistema cultural estadou-
nidense. El cine, la radio, la televisión y los libros insisten una y otra
vez en la omnipotencia del enemigo rojo, la subversión y el terrorismo
internacional para crear en el ciudadano estadounidense una concien-
cia paranoica y a la defensiva frente a cualquier amenaza terrorista de
grupúsculos del Tercer Mundo –que, supuestamente, amenazan el orden
y el modo de vida americano–; de esta forma, estos prototipos de una
sociedad abierta –como la estadounidense– pueden hacerse extensivos
al imaginario de las culturas populares latinoamericanas.
En este campo, tal y como hemos explicado al inicio del capítulo,
se ha constituido una coalición informal y operacional a la vez, en la
que convergen intereses gubernamentales, militares y comerciales que
abarcan las industrias de la información de los medios y de la informáti-
ca. “La percepción del mundo que tienen estos actores es resueltamente
electrónica. Lo mismo que los geoestrategas, su campo de visión es un
planeta bajo control norteamericano. El medio de alcanzar ese objetivo,
proclama insistentemente esta coalición, es el complejo información/
media, porque confiere el poder cultural y el poder simplemente” (Schi-
ller, 1998, p. 18).
Una voz tan autorizada como la de Zbigniew Brzezinski es ilustrati-
va, a este respecto, de la importancia asignada por Estados Unidos a los
factores tecnocomunicacionales como ejes estratégicos de organización
del potencial estadounidense (en su empeño por prolongar el lideraz-
118  Francisco Sierra Caballero (Editor)

go en el escenario de los nuevos compromisos globales y las complejas


relaciones de poder con otras potencias antagónicas, como Europa). El
dominio estadounidense sobre las comunicaciones y la cultura de ma-
sas, junto con el liderazgo tecnológico en el ámbito de las telecomuni-
caciones y la industria militar, es hoy –según este ex-alto cargo de la
administración Nixon– el núcleo de concentración de los ámbitos de
poder global:

Los Estados Unidos han mantenido e incluso ampliado su liderazgo en


la explotación de los últimos adelantos científicos para fines militares,
creando por tanto un establishment militar sin par desde el punto de vista
tecnológico, el único con un alcance global efectivo. Además, siempre
mantuvieron una importante ventaja comparativa dentro de las tecnolo-
gías de la información, un sector clave desde el punto de vista económico.
La superioridad estadounidense en los sectores punta de la economía del
mañana permite suponer que no es probable que la primacía tecnológica
estadounidense desaparezca a corto plazo, particularmente porque en
los terrenos clave desde el punto de vista económico los estadouniden-
ses están manteniendo o incluso ampliando sus ventajas en términos
de productividad sobre sus rivales europeo-occidentales y japoneses
(Brzezinski, 1998, p. 31).

Este contexto, auspiciado por Schiller, garantizaría la capacidad de


intervención y reversión de procesos como el nuevo regionalismo lati-
noamericano, desfavorable a sus intereses.

A corto plazo, [por tanto] el poder económico del capital transnacional y


la receptividad de la gente al marco comercial multimedia sobre el que
está basada la economía norteamericana no pueden más que estimular
el sueño acariciado por Washington de dominar el mundo durante el
próximo siglo gracias al control de la electrónica (Schiller, 1998, p. 18).

Tradicionalmente, como hemos tratado de explicar, Estados Uni-


dos ha privilegiado el control de las comunicaciones internacionales
como su principal estrategia de propaganda en la confrontación bélica
regional. Así, por ejemplo, continuando con esta estrategia de control
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 119

y dominio de los sistemas de comunicaciones, en Oriente Próximo el


poder informativo de la BBC y la Voz de América ha sido complementado
por diversas alianzas político-mediáticas con países amigos como Arabia
Saudí –a través de empresas multimedia como NBC, ORBIT Comunica-
tions y la Arab Network Agency–, en la particular cruzada occidental
contra el avance islámico y los movimientos políticos nacionales antiim-
perialistas que afectan a los intereses estratégicos de Estados Unidos en
la zona (Naba, 1998). Ahora bien, si la supremacía nuclear era la condi-
ción sine qua non para dirigir las condiciones de antaño, hoy el sistema
de distribución de poder se concentra especialmente en los sistemas
de información:

Para Estados Unidos, el objetivo central de una política exterior en la


era de la información ha de ser el de ganar la batalla de los flujos de la
información mundial, dominando las ondas, al igual que Gran Bretaña
dominó una vez en los mares […]. A Estados Unidos le interesa económica
y políticamente velar por que, si el mundo adopta una lengua común,
esta sea el inglés; que, si ese mundo se orienta hacia normas comunes en
materia de telecomunicaciones, de seguridad y de calidad, estas normas
sean armoniosas; que, si sus diferentes partes están interrelacionadas
por la televisión, la radio y la música, los programas sean americanos, y
que, si se elaboran valores comunes, se trate de valores en los cuales se
reconozcan los norteamericanos (Schiller, 1998, p. 18).

Para comprender, en este sentido, el rol de los medios informativos


en procesos como los golpes blandos es necesario observar la actuación
del sistema mediático en relación con el proceso general de control polí-
tico e ideológico desde una perspectiva institucional. La noción de red y
los procesos sociales articulados en torno a los flujos de información son,
desde esta perspectiva crítica sugerida en el modelo de Chomsky y Her-
man, la base del pensamiento administrativo que propone la organiza-
ción de nuevas formas de producción, consumo, socialización, expresión
cultural y, por supuesto, de organización de la guerra, bajo la filosofía
y el liderazgo de los Estados Unidos, en el proceso de configuración de
la sociedad global, de acuerdo a un relato y representación del mundo
120  Francisco Sierra Caballero (Editor)

caótica, anárquica y bárbara. Del optimismo idealista inicial tras la caída


del muro de Berlín, los estrategas estadounidenses revisaron las directri-
ces políticas de la seguridad nacional proyectando un futuro inestable y
amenazante, cercado por numerosos frentes de combate –originados por
el terrorismo, los conflictos regionales, el nacionalismo y, desde luego,
por el papel de las nuevas tecnologías para amplificar su poder blando
en el mundo, a través de los nuevos dispositivos de organización social.
Lo verdaderamente revelador de la vinculación de los medios de
información y la guerra en la periferia del sistema mundial es observar,
en este sentido, cómo la nueva estrategia estadounidense proyecta un
escenario de la globalización cercado por múltiples crisis potenciales a
nivel local, para justificar las continuas agresiones y la escalada inter-
vencionista, legitimando las diversas agresiones a países que ponen en
cuestión su hegemonía.
La ideología realista y moralizante de Robert Kaplan, periodista y
consultor de las Fuerzas Especiales del ejército norteamericano, ilustra
al respecto el camino a seguir por el conservadurismo eficientista de la
comunicación global y las nuevas guerras locales. En La anarquía que
viene, el célebre libro de cabecera de los halcones del Pentágono, Kaplan
dibuja los escenarios del trasfondo del pensamiento americano en la era
post-Guerra Fría. La enfermedad, la superpoblación, el crimen infun-
dado, los escasos recursos, las migraciones de refugiados, la creciente
erosión de naciones-Estado y fronteras internacionales y la autorización
de ejércitos privados, empresas de seguridad y cárteles internacionales
de tráfico de drogas, unidos al desorden creciente de la política inter-
nacional, validarían –según la lógica del pensamiento de Hobbes– una
política global de intervención activa basada en los sistemas de vigilancia
electrónica y en la organización de fuerzas especiales de choque. Kaplan
entiende que, ante situaciones explosivas –como las de la India o Nigeria
en su día– la política exterior estadounidense debe plantear una estra-
tegia bélica de contención activa y vigilante, considerando –eso sí– la
naturaleza geopolítica inestable, global y difusa de los conflictos locales;
lo que hace necesario un nuevo tipo de intervención de los ‘profesiona-
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 121

les del idealismo’. Frente a una cultura militar distributiva, operativa-


mente mecanizada y de intervención masiva, la organización bélica de
la sociedad-red establece la necesidad de un modelo de organización
descentralizado, fluido, dinámico y virtual. La reestructuración de los
ejércitos –en función de un modelo organizativo reticular, global y des-
territorializado– se erige, pues, de acuerdo al escenario caótico de la
comunicación-mundo, en la premisa ideal de la política de desarrollo
militar en el nuevo milenio.
Las visiones proféticas y futuristas a ‘lo Toffler’, inspiran esta vi-
sión, hoy fuertemente influida por otro texto de cabecera de los ‘guar-
dianes de la libertad’. Nos referimos al trabajo dedicado a la trans-
formación de la guerra escrito por Van Creveld, quien perfila una
representación de los nuevos conflictos periféricos en el marco de un
sistema mundial poliárquico y primitivo, organizado en sociedades
guerreras, en el que la escasez de recursos y la pérdida del monopolio
legal de la fuerza armada hará –como en el Medioevo– indiscernible la
guerra del crimen organizado. Esta circunstancia localizará, en conse-
cuencia, la defensa nacional en los contextos periféricos donde tienen
lugar conflictos de baja intensidad, derivados de situaciones de lucha
por razones políticas y religiosas, raciales y culturales, medioambien-
tales o de territorio. En este escenario, “el reto para los diplomáticos
siempre será cómo mantener una apariencia de orden mediante un
equilibrio basado en el terror, en la cooperación y en mecanismos de
defensa, ya sean diplomáticos, militares o, como en el caso de las epi-
demias, científicas” (Kaplan, 2000, p. 150).
En definitiva, y para entender los sucesos que atraviesan la actuali-
dad de América Latina, el ámbito de acción de las operaciones del ejér-
cito es, pues, ilimitado. Los máximos responsables de la política militar
estadounidense proyectan una estrategia de intervención flexible, poli-
valente y abierta que abarca todas las formas de intervención imagina-
bles, rompiendo así las tradicionales barreras y límites de la estrategia
militar moderna:
122  Francisco Sierra Caballero (Editor)

El mundo es aún un lugar peligroso, lleno de regímenes autoritarios y de


organizaciones criminales, cuyo impacto combinado produce aumenta-
dos niveles de sufrimiento humano por cuanto exacerba la disparidad
entre los ricos y los pobres. Fomentan un ambiente de radicalismo y el
ímpetu de adquirir capacidades asimétricas y crisis de destrucción ma-
siva. También alimentan las demandas incontenibles de libertad y de
una más amplia participación de ‘la buena vida’. Las amenazas a la paz y
la estabilidad son numerosas, complejas y muchas veces producidas o
agravadas por desastres naturales. El espectro de operaciones manifiesta
la necesidad de contar con fuerzas terrestres en formaciones conjuntas,
combinadas y multinacionales, diseñadas para cumplir una variedad de
misiones, desde la asistencia humanitaria y el auxilio a la población civil
en casos de desastre, a la consolidación y mantenimiento de la paz, hasta
las guerras principales a nivel de teatro, incluyendo aquellos conflictos
que implican el empleo potencial de armas de destrucción masiva. El
Ejército demostrará su capacidad de reacción y predominio en todos los
puntos de ese espectro […]. El despliegue del Ejército es el indicio más
sofisticado del compromiso estadounidense al cumplimiento de cual-
quier misión que se le asigne en la tierra (Caldera & Shinseki, 2000, p. 2).

En palabras de Chomsky,

[…] aunque la Guerra Fría ha terminado, Estados Unidos todavía tiene la


obligación de proteger el mundo… pero ¿protegerlo de qué? Es obvio
que no puede ser de la amenaza del nacionalismo radical, esto es, de la
renuencia a someterse a la voluntad de los poderosos. Estas ideas solo
son apropiadas para los documentos de planificación interna y no para
el público en general (1990, p. 135).

No vivimos desde luego en el mejor de los mundos posibles, tal


y como se vanagloria –entre otros– el historiador británico Michael
Howard (Howard, 1999), pero tampoco en el umbral del desastre civi-
lizatorio y la anarquía total, como prevé Kaplan. Entonces, ¿de qué te-
nemos que defendernos, de qué tiene que defenderse Estados Unidos?
Para hacer la guerra total y prolongada en los medios, no vale con odiar
globalmente y temer las amenazas difusas de esta geopolítica del caos;
también es necesario personificar al enemigo, mostrar a la población a
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 123

los ‘otros’, a los verdaderos responsables del desorden mundial, que ame-
nazan la estabilidad y el orden planetario, demostrando que la actividad
bélica es en defensa propia, de acuerdo a una de las leyes básicas de la
propaganda de guerra. Es necesario, en otras palabras, desbloquear las
resistencias e ‘inhibiciones enfermizas’ de la población, contrarias a la
fuerza militar, amplificando, por ejemplo, la peligrosa imagen criminal
de los enemigos potenciales como delincuentes peligrosos e irracionales
dispuestos a destruir el mundo en su loco afán de poder. En el informe
Principios fundamentales de la disuasión tras la Guerra Fría, el Alto
Mando del Pentágono reemplaza, de este modo, al enemigo rojo por los
estados delincuentes o fuera de la ley (como Irak, Cuba o Sudán).
Las vulnerabilidades del viejo orden se traducen así en textos como
el de Van Creveld, en la alteración de las reglas del juego de la guerra,
convertida en actividad criminal.

Es en este mapa también donde trazan sus líneas las redes parasitarias
del inmundus (el sucio y amoral, contrapunto del mundus, el limpio, el muy
ordenado), los nuevos frentes planetarios del desorden, los espacios de
la sombra o redes del mercado negro de la vida. Circuitos de la economía
subterránea, redes mafiosas y tráficos ilícitos […], frentes del integrismo,
frentes de las sectas, flujos transnacionales de las diásporas clandesti-
nas. Los estrategas del soft power y de la netwar no se engañan cuando
evalúan el riesgo que, según ellos, entrañan para la seguridad colectiva
la utilización de internet, tanto por parte del narcotráfico como por las
nuevas formas del activismo político internacional a través de las redes
(Mattelart, 2000, p. 426).

Las ‘guerras privadas’ de la sociedad de la información perfilan, se-


gún Bunker, un nuevo guerrero semibárbaro que actúa entre el terro-
rismo, la clandestinidad y las acciones encubiertas. De acuerdo a esta
lógica, los medios de comunicación americanos han difundido la noción
estratégica de ‘Estados delincuentes’ y ‘Estados anárquicos’, para legiti-
mar los ataques y la guerra sucia en países periféricos. Previamente, un
estudio secreto del mando estratégico estadounidense resucita, a este
respecto, en 1996 la vieja idea de Nixon del peligro e inestabilidad de
124  Francisco Sierra Caballero (Editor)

la seguridad pública ante la naturaleza irracional e imprevisible de los


nuevos enemigos-criminales (como Irak, Libia o Corea del Norte).
La difusión, a través de los medios de comunicación, de un discurso
paranoico que reaviva en el ciudadano el temor ante el poder ilimitado
y destructivo de los ‘enemigos de la libertad y del progreso’ favorece así
la escalada militar y el desarrollo de la doctrina de la guerra total y pro-
longada en el espacio público, como principio rector de las políticas
de comunicación dentro y fuera del país. La globalización/localización
de la guerra ha normalizado, de este modo, el derecho de injerencia y
la guerra humanitaria como un proceso necesario en la mundializa-
ción del capitalismo total. La violación del principio de soberanía es
hoy traducida en el discurso de los medios como una acción policial,
recuperando el discurso de Harry Truman de la Guerra de Corea, más
tarde aplicada en República Dominicana (1965), Granada (1983) y Pa-
namá (1989). La guerra en legítima defensa, por la que se justifica el
bombardeo a instalaciones civiles en Afganistán o Sudán, anticipa así –
años después– la noción de guerra humanitaria, en un nuevo ejemplo de
operación lingüística calculada, en forma de oxímoron, para legitimar
públicamente el imperialismo y la conculcación del derecho interna-
cional por el poder de injerencia (Chomsky, 1999). En este escenario hay
que situar la experiencia obtenida por el alto mando estadounidense
en conflictos como el del Líbano, Somalia, Haití, Ruanda o Bosnia, al
diseñar su estrategia de guerra informativa (Bunker, 1997). De tales epi-
sodios bélicos cabe observar cómo la escenificación misma de la guerra
en las pantallas de todo el mundo contribuyó a reforzar y difundir el
creciente dominio estadounidense de las redes y canales de comuni-
cación planetaria.
Debido a ello, conviene pensar los golpes blandos y la doctrina po-
lítico-militar de la sociedad-red planetaria de acuerdo a la concepción
caótica y amenazadora del sistema internacional, como un discurso o
panoplia argumental que favorece la centralización del poder (de una
estructura bipolar a un modelo de concentración monolítico); conti-
nuando con la misma estrategia que, años antes, los halcones del Pen-
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 125

tágono proyectaran a todo el mundo, insistiendo en su popular idea del


desorden mundial en el Tercer Mundo, para intervenir sin trabas en
aquellos puntos de la geopolítica internacional donde sus intereses es-
tuvieran mínimamente en peligro. Hoy, por ello, la concentración del
poder geopolítico, hegemonizado por Estados Unidos es la lógica con-
trapartida de la globalización geoeconómica definida doctrinalmente
como la descentralización a escala planetaria.
Esta unipolaridad es la conditio sine qua non que asegura el libre
despliegue de los flujos de mercancías allá donde esta “lonely power” y
sus asociados estiman que está su interés (Mattelart, 2000, p. 429), va-
lidando así una estrategia de seguridad basada en el desarrollo de un
proceso de apertura (free flow of information) y de control continuado
y flexible (televigilancia), frente a la habitual doctrina de contención de
la época de la Guerra Fría. En último término –como ya hemos visto
a lo largo de nuestro texto–, el objetivo político-militar del Pentágono
es el dominio de las redes de información para el gobierno del mundo
y, en consecuencia, la implantación de un sistema de vigilancia total
y permanente que asegure su dominio internacional: política, cultural,
económica y militarmente. Ahora bien, esta complejidad e incertidum-
bre referidas encubre, en la doctrina oficial del Pentágono, lo que Ramo-
net identifica en su último libro sobre la sociedad vigilada como crisis
global de la información y la comunicación en nuestro tiempo, ante el
déficit democrático que gobierna la expansión de las redes mundiales
de la información –según los intereses estratégicos y político-militares
del sistema-mundo descrito y analizado por Wallerstein–, en la que los
medios de información son el nuevo centro emergente de las políticas
de propaganda e intoxicación informativa que promueven la cultura
pública belicista contraria a la paz y la soberanía de los pueblos del Sur
(Ramonet, 1998). Es, como vimos con Debord, un requisito para la efi-
ciencia de los golpes mediáticos.
Como advierte un alto mando del ejército estadounidense, “la na-
turaleza volátil, incierta, compleja y ambigua del siglo xxi promete dos
garantías: las tropas continuarán desplegándose en situaciones de peli-
126  Francisco Sierra Caballero (Editor)

gro; y los militares continuarán avanzando de la mano de los medios de


comunicación, en una feliz armonía agridulce.” (Willey, 1999, p. 8). Los
medios juegan ciertamente un papel clave para avalar ante la opinión pú-
blica las estrategias de intervención, sea en el plano regional o mundial.

Alejados del análisis y la serena reflexión, los medios de difusión existen


principalmente para cumplir la misión que les indique el gobierno y no
para producir un correctivo o expresar disconformidad. Los medios de di-
fusión son, en resumen, una extensión de la guerra (Chomsky, 1999, p. 123).

Más aún, la información ya es la guerra. La información es el bra-


zo armado invisible del nuevo imperialismo estadounidense en su es-
trategia de agresión a los enemigos ocultos que amenazan la paz y la
democracia en el mundo a través de sus actividades criminales y des-
estabilizadoras.

Si primero los ‘media’ de la Guerra Fría nos escenificaron un apocalíptico


‘peligro soviético’ sistemáticamente inflado (como lo prueban estudios
americanos recientes), para justificar el enorme desarrollo de las fuerzas
militares de eeuu. Después le siguió el ‘peligro amarillo’. Después Irak y su
‘cuarto ejército del mundo’. Actualmente, el que amenazaría a Occidente
sería todo el Tercer Mundo (Collon, 1999, p. 378).

Como resultado, uno de los efectos de la política global de guerra


psicológica difundida planetariamente –explotando esta tendencia pa-
ranoica en la opinión pública internacional– es la acentuación de una
guerra civilizatoria sin precedentes, que amplía las diferencias y frac-
turas culturales entre el mundo occidental y las culturas oprimidas y
subyugadas del Sur, paralelamente a la extensión de una conciencia pa-
ranoica en la propia teoría social, con los planteamientos dominantes
sobre la amenaza de desórdenes y peligros virales. Así, por ejemplo, en
las preocupaciones de los diseñadores y responsables de los sistemas
de seguridad se apunta el problema de la ciberguerra, no solo como un
aspecto de control único de las redes de comando y organización militar
continuamente amenazado por los hackers y enemigos virtuales que in-
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 127

tentan introducirse en los sistemas de seguridad nacionales –poniendo


en peligro la estabilidad mundial–, sino sobre todo un problema vital
de imprevisibles efectos desestabilizadores en los flujos financieros
mundiales por los continuos intentos de sabotaje económico –pese a
las revelaciones de Snowden.
El propio discurso periodístico de los medios de información ha
popularizado el objetivo de la seguridad nacional como prioritario, por
encima de otros aspectos reguladores –como el control de los monopo-
lios o el libre acceso y democratización de las redes de comunicación
pública. No en vano, la cultura paranoica de seguridad nacional, tan co-
mún a las políticas editoriales de los medios impresos y audiovisuales
norteamericanos, coincide con la extensión de la ideología del control
social en la agenda política occidental:

De hecho, el papel eminente que incumbe a los think tanks neoconserva-


dores en la constitución y después en la internacionalización de la nueva
doxá punitiva pone de relieve las relaciones orgánicas, tanto ideológicas
como prácticas, entre el deterioro del sector social del Estado y el des-
pliegue de su brazo penal […]. De ahí toda una serie de balances que se
dan para un análisis, al ritmo de los cuales, Estados Unidos es utilizado
no como elemento de una comparación metódica que mostrará a con-
tinuación que la pretendida subida inexorable de las violencias urbanas
es ante todo una temática político-mediática que busca facilitar la re-
definición de los problemas sociales en términos de seguridad, sino por
turnos, como un espantajo y como un modelo a imitar, aunque sea con
precaución (Wacquant, 1999, pp. 12-13).

Señala Loïc Wacquant que hoy es difícil para una autoridad euro-
pea expresarse sobre la seguridad continental sin que salga de su boca
alguna consigna made in usa, por ridícula que esta sea. La obsesión
paranoica de una cultura represiva difundida insistentemente por los
medios de información norteamericanos se convierte así –debido a la
hegemonía de Estados Unidos en la geopolítica mundial de las industrias
culturales– en un elemento legitimador de las estrategias sociopolíticas
de vigilancia total y permanente, a través de los nuevos sistemas de in-
128  Francisco Sierra Caballero (Editor)

formación y procesamiento de datos, más allá de cualquier proyecto de


Estado o regional, para hacer públicamente aceptables las premisas de
la doctrina de seguridad nacional del Pentágono, en la sanción y control
coercitivo de aquellas conductas consideradas desviadas o simplemente
diferentes, en virtud del principio de seguridad total que hoy es univer-
salmente asumido y validado en la construcción de la sociedad global de
la información, para tiempos de paz y de guerra. Pero no echen mucha
cuenta a este trabajo e hipótesis de revisión histórica. De acuerdo con el
pensamiento dominante, se trata solo de una teoría conspiratoria. Nada
que pueda documentarse en Military Review, los archivos del Pentágono
o Parametters.
Quede pues a voluntad del lector hacer la lectura propicia en el
actual marco histórico que vive la región. Solo sugerimos que formule
sus preguntas, aquí y ahora, mientras se suceden los golpes mediáticos,
las ‘dictablandas’, que –lejos de mejorar las condiciones de vida de las
mayorías en Oriente Medio o Latinoamérica– reeditan la historia como
farsa. Urbi et orbi.

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Carlos Del Valle Rojas,


Universidad de La Frontera, Chile.
Juan Del Valle Rojas,
Universidad de La Frontera, Chile.

“Pero si hacen ese proyecto de camino al socialismo del que habla Allende, vamos a tener pro-
blemas serios en Francia e Italia, donde hay socialistas y comunistas divididos, que con este
ejemplo podrían unirse. Y eso afecta sustancialmente el interés de Estados Unidos. No vamos a
permitir que tengan éxito. Tengan eso en cuenta” (Kissinger, en Granovsky, 2013).

“Mediante la celebración de esta reunión tan solo tres días después de que la Cámara Baja de
Brasil votó a favor de destituir a la presidenta Rousseff, Shannon le enviaba una señal a los
gobiernos y a diplomáticos en toda la región y en el mundo de que para Washington el juicio
político es más que aceptable” (Shannon, en Weisbrot, 2016).

1 Este trabajo forma parte del Proyecto: “La construcción del imaginario social de la justicia
en los relatos periodísticos publicados por el diario El Mercurio de Chile, entre 1850 y 2014, en el
contexto del conflicto Estado-nación y pueblo mapuche: Continuidades y cambios”, financiado por
el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico de Chile, Fondecyt número 1150666;
y del Proyecto: “Cultural Narratives of Crisis and Renewal”, financiado por el Research and
Innovation Staff Exchange: The Marie Skłodowska-Curie Actions in Horizon 2020 (European
Commission. Ref. 645666, 2015-2019).
132  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Introducción

Este trabajo tiene como propósito revisar desde una perspectiva histó-
rica el apoyo explícito, progresivo y coordinado entre el principal medio
de comunicación masivo de Chile, las diferentes corporaciones empre-
sariales, los gremios patronales y profesionales, los partidos políticos de
derecha (el Partido Nacional y la facción de derecha de la Democracia
Cristiana) y el gobierno de Estados Unidos para llevar a cabo una es-
trategia de cuestionamiento, debilitamiento, crisis y derrocamiento del
gobierno de la Unidad Popular encabezado por Salvador Allende.
El caso histórico del Golpe Mediático en Chile muestra, en la pers-
pectiva de lo que actualmente observamos en América Latina, que estos
requieren al menos la concurrencia de los siguientes aspectos: una alian-
za amplia para desarticular cualquier proyecto de reformas, como el de
la Unidad Popular de Salvador Allende durante 1970 y 1973 (Mattelart &
Bigo, 2009); y una coincidencia de intereses, voluntades y deseos entre
los diferentes actores del pacto, quienes de hecho “comparten intere-
ses de clase y asociaciones con dirigentes empresariales y del estado y
otros sectores privilegiados [lo cual implica] un flujo regular de gente
de alto nivel entre corporaciones, gobierno y medios de comunicación”
(Chomsky, 2006, p. 109). Todo lo anterior lo podemos observar actual-
mente en los casos de Brasil y Argentina.
El periódico El Mercurio, que era en esa época el periódico más in-
fluyente de Chile (Mattelart, 2013) y se jactaba de ser una suerte de ‘Ti-
mes de América Latina’, funcionó como dispositivo de poder ideológico
alineado plenamente con los sectores de la derecha política de Chile, los
sectores empresariales y oligárquicos. Durante la década de los sesenta,
su único propósito era impedir la elección de Salvador Allende. Luego,
tras las elecciones, su objetivo era impedir que el Parlamento chileno
lo ratificara como presidente de Chile. Y, finalmente, a partir de 1970,
el fin era directamente desestabilizar al gobierno mediante diferentes
estrategias, con el importante apoyo externo del gobierno de Estados
Unidos, en plena Guerra Fría Inter-Americana (Harmer, 2011).
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 133

Tan gravitante fue el rol de El Mercurio, que fue incluido en las inves-
tigaciones llevadas a cabo por el Informe sobre Prisión Política y Tortura
(2004), el mismo que concluye que la prensa sufrió censura y practicó
la autocensura, pero que también apoyó activamente al régimen militar.
Criticó y persiguió duramente a quienes habían sido simpatizantes del
gobierno derrocado y contribuyó a validar montajes de la dictadura en
contra de sus opositores, a quienes los medios calificaron como terro-
ristas, guerrilleros, apátridas o traidores.
Finalmente, este capítulo considera el trabajo audiovisual La Spirale
(1975) de Armand Mattelart, Jacqueline Meppiel y Valérie Mayoux, en
colaboración con Chris Marker y producida por Jacques Perrin (Reggane
Films, hoy Galatée Films), como un esfuerzo por explicar de manera ex-
traordinariamente didáctica cómo se articularon los diferentes actores
sociopolíticos para producir el golpe cívico-militar en Chile –de modo
que, por ejemplo, se basa en la creación de personajes de un juego de
simulación para lograr una adecuada comprensión–; y como un apor-
te sustancial para construir la memoria social, política y mediática en
Chile. El texto se desarrollará siguiendo los diferentes hitos que Matte-
lart presenta en el documental, para lograr un mejor desarrollo de los
acontecimientos que culminaron con el golpe militar.

La Spirale de Armand Mattelart: una clave histórica para la


comprensión del terrorismo mediático, cívico, político y militar
en el mundo

La Spirale fue estrenada en Chile en el año 2006, es decir, exactamente


30 años más tarde. Su difusión en esa oportunidad fue muy discreta, con
solo dos presentaciones con la presencia de Mattelart, una organizada
por la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi en Santiago, y la
segunda organizada por la Facultad de Educación, Ciencias Sociales y
Humanidades de la Universidad de La Frontera en Temuco.
Salvador Allende Gossens, un veterano miembro y uno de los fun-
dadores del partido socialista chileno, fue electo presidente de Chile en
134  Francisco Sierra Caballero (Editor)

1970, respaldado por una coalición de partidos y grupos de izquierda


denominada Unidad Popular, logrando ser el primer presidente socia-
lista electo democráticamente en el mundo. El gobierno de Allende se
inspiraba en la ética de la justicia social y atrajo a una gran población
proveniente de los sectores sociales. Allende propuso y llevó a cabo di-
versas reformas sociales para dar cumplimiento a su programa de pla-
taforma política y, aunque otras reformas ya habían sido impulsadas
por los gobiernos anteriores –como la reforma agraria–, en su gobierno
fueron intensificadas con un gran impacto sobre la transformación so-
cial y las relaciones económicas del país (Lira, 2011).
Sin embargo, Allende estará en la memoria chilena no solo por ser
el primer socialista electo democráticamente en el mundo y por haber
sido víctima de uno de los golpes de estado militar más sangrientos, sino
también porque en el centro de su política social contemplaba la preo-
cupación por los obreros, los campesinos, los pueblos originarios, los
pequeños y medianos empresarios, las madres e hijos, los jubilados; en
definitiva, se preocupaba por la gente sencilla del país (Corvalán, 2003).
Los Estados Unidos de América han utilizado la guerra económica
para atacar cualquier intento de revolución o transformación radical
del modelo socioeconómico en América Latina, a través de los bloqueos
y la presión internacional, con el fin de anular la soberanía de los paí-
ses. Particularmente, el gobierno de Salvador Allende en Chile sufrió
un intenso boicot por parte de los servicios de inteligencia de Estados
Unidos, específicamente la Agencia Central de Inteligencia, cuando tomó
la presidencia de Chile. Las clases dominantes de Chile temían perder
sus privilegios y su estabilidad económica, mantenidos a lo largo de
toda la historia del país. Por estas razones, decidieron apoyar las ideas
estadounidenses de provocar inestabilidad en el país para ocasionar
un golpe militar contra el gobierno. El proyecto nace desde que exis-
te la posibilidad misma del gobierno de Allende y, de hecho, Estados
Unidos invirtió recursos millonarios, primero para impedir el gobierno
de Allende –“Estados Unidos destinó más dinero per cápita para apoyar
a su candidato en Chile, en 1964, del que gastaron sus dos candidatos
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 135

(Johnson y Goldwater) en las elecciones de ese año” (Chomsky, 2004, p.


111)– y luego para derrocarlo.

Cuando la prensa es un actor económico y político al servicio poder

El Mercurio es un periódico chileno de tendencia conservadora y sim-


patizante de los ideales de la derecha política chilena. Su rol ha estado,
históricamente, cercano al poder, sea este el del Estado-nacional –en
cuyo caso defendió férreamente el genocidio mapuche entre 1860 y 1883
para lograr la consolidación del modelo Estado-nación– o el del mode-
lo neoliberal –de la mano del empresariado y de la élite que transitaba
sin escrúpulos desde el Estado al Mercado. En este sentido, El Mercurio
tendrá una participación activa durante el gobierno militar entre 1973 y
1989. Fue fundado en 1827 por el norteamericano Thomas Well y el chi-
leno Ignacio Silva. Más tarde, en 1842 es comprado por el español José
Santos Tornero, año en que comienza a tener más relevancia el periódico
en Chile. Sin embargo, se consolida como un periódico importante en
Chile cuando es comprado por Agustín Edwards Mac-Clure en 1879 (se
publicaba en Valparaíso a partir de 1875, período en el cual sucede al
periódico La Época). Desde entonces, el periodismo chileno ha estado
marcado por la empresa periodística de los “Edwards” (Lagos, 2009).
Este periódico, muy reconocido en Latinoamérica, cumplió un rol ac-
tivo durante los procesos de planificación y ejecución del golpe militar
en Chile, especialmente mediante su discurso sobre la ‘inestabilidad’,
el ‘caos económico y social’ y los riesgos de un ‘gobierno marxista’. De
hecho, a la información periodística respecto de la inconveniencia de la
elección de Salvador Allende como el primer presidente socialista en el
mundo, le siguió la información sobre las consecuencias de ello, hasta
lograr su derrocamiento el año 1973. Es preciso destacar que El Mercurio
fue opositor de Salvador Allende en sus cuatro intentos de llegar a la
presidencia de Chile y, durante su gobierno, controlaba 58 sociedades
anónimas y siete periódicos regionales, de modo que constituía el segun-
136  Francisco Sierra Caballero (Editor)

do grupo más influyente del país. En este contexto de poder mediático


de El Mercurio, se concertó el derrocamiento de Allende, tras lo cual
desaparecieron varios periódicos de izquierda y de la Unidad Popular,
aumentando notablemente su poder para pasar de siete a quince perió-
dicos regionales (Lagos, 2009). Este nuevo escenario de poder y control
por parte de El Mercurio será la base de la dictadura militar.
Por otro lado, conviene enfatizar que Agustín Edwards, por aquel
entonces dueño de El Mercurio, tenía también vínculos con los propie-
tarios de los periódicos más grandes de Estados Unidos y América Lati-
na. Edwards no solo será miembro activo sino incluso presidente de la
Sociedad Interamericana de Prensa, función que, por cierto, ocupó en
el mismo momento en el que Allende se preparaba para ser el próximo
presidente de Chile (Mattelart, 2013). En la actualidad, el periódico cuen-
ta con otros dos periódicos: La últimas Noticias y La Segunda, además de
periódicos regionales como El Austral de La Araucanía y El Llanquihue.
En total, la empresa El Mercurio S.A.P. posee hoy 21 periódicos regiona-
les. Sus propietarios desean influir en el periodismo de regiones, a la vez
que logran posicionar a El Mercurio como un periódico influyente en el
acontecer noticioso económico-político del país: “Lo que vale es marcar
la agenda política, influir ahí donde se toman decisiones” (Lagos, 2009,
p. 26). Hoy en día, el tamaño físico de El Mercurio, tanto en la magnitud
de su planta de trabajadores como en el tamaño del diario en sí, no tiene
comparación en Chile.

El terrorismo mediático y los hitos de la espiral del poder

La Spirale no constituye solo un extraordinario esfuerzo teórico, ético y


estético, en tanto documental político clave para Chile, América Latina y
el resto del mundo; sino que también es un excelente modelo para expli-
car de manera didáctica y crítica cómo se planifica, cómo se generan las
condiciones socio-culturales y económico-políticas, cómo se implemen-
ta y cómo se desarrolla un plan de terrorismo mediático y cívico-militar,
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 137

a partir de las alianzas adecuadas. Por lo tanto, entenderemos que La


Spirale es una didáctica en dos sentidos:
a. En el uso pedagógico de lo audiovisual y su elocuente fuer-
za performativa, que permite la transmisión generacional de
una parte significativa de la memoria histórica de Chile.
b. Al constituir un modelo comprensivo utilizado –en tanto
estrategia específica y singular– para dar cuenta del tejido
que conforma el relato histórico del golpe mediático y cívi-
co-militar en Chile.

A continuación, revisaremos cada una de las fases que integran el


desarrollo del terrorismo mediático y cívico-militar en Chile con resul-
tado de golpe, según lo narrado en La Spirale. Lo importante es que estas
fases del documental no solo hablan del caso chileno, sino que sirven de
referencia para los diferentes golpes mediáticos que, lamentablemente,
aún podemos observar en América Latina y el mundo; ya sea que estos
terminen con un golpe militar –como en el caso de Chile en 1973–, con
resultados electorales para la derecha conservadora –como en el caso
reciente de Argentina–; o bien con espurias medidas parlamentarias –
como en el impeachment a la presidenta Dilma Rousseff en Brasil.

El Plan: la alianza cívico-militar-política-empresarial por el poder

Constituye la fase en la cual comienza a urdirse la alianza, en la que


políticos, civiles y militares –especialmente políticos de derecha y cen-
tro-derecha, entre los primeros, y empresarios entre los segundos–, jun-
to al gobierno de Estados Unidos (o parte del mismo, encabezado por
Henry Kissinger), se coordinan y organizan, en primer lugar, para evitar
la elección del presidente Salvador Allende y, luego, para desestabilizar
su gobierno y producir, finalmente, su derrocamiento.
Es un plan que tiene una historicidad particular que se entreteje
(una cierta onomástica burguesa local, intentos anteriores, una oligar-
138  Francisco Sierra Caballero (Editor)

quía criolla y una infundada herencia constitucional), pero que se inte-


gra a un relato histórico más amplio, que obedece a los patrones comu-
nes del movimiento de una espiral (con sus actores, miserias y obras)
y con una historicidad global que forma parte de la trágica tradición
golpista en América Latina. Por ejemplo, observamos voces que se alzan
durante los primeros días y que hoy seguimos escuchando, como la de
Andrés Zaldívar, uno de los primeros en ‘predicar’, conforme al Plan, que
“la economía ahora es un caos”, lo que se suma al asesinato del general
Schneider, en ese momento Comandante en Jefe del Ejército, para evitar
que el Congreso ratifique a Allende como presidente, un episodio previo
al inicio del gobierno.
Estas primeras acciones del Plan no lograron los efectos esperados
por quienes habían decidido el camino de la conspiración, infundiendo
el pánico en lo económico y político, sin escatimar incluso el crimen.
Y utilizo aquí la noción de pánico en el sentido de constituir la fase de
hundimiento, después de una fase de especulación, aun cuando ya en
la fase especulativa es posible observar el pánico, porque “la fase páni-
co permanece sometida a la lógica de la especulación. Se trata de los
mismos mecanismos que hacen que la burbuja se infle –ya que esa es la
metáfora consagrada– y estalle” (Dupuy, 1999, p. 89).
En esta primera fase aparecen dos actores claves: la International
Telephone and Telegraph Corporation, con un rol importante ya desde
el financiamiento de la campaña de otro de los candidatos que aspiraba
a la presidencia, por parte de la derecha conservadora y los liberales,
Jorge Alessandri; y el periódico El Mercurio, medio de comunicación
masiva que asumirá el rol como vocero oficial del ‘anticomunismo’ y
cuya vocación es la defensa de los intereses de la burguesía, a través del
discurso del pánico como principal estrategia psicopolítica –esto es, el
uso de técnicas de carácter psicológico (como la difusión de situacio-
nes alarmantes para construir un clima de pánico) con fines políticos
(desestabilizar al gobierno y justificar la intervención militar). De he-
cho, es elocuente observar cómo la prensa internacional se suma a este
discurso de El Mercurio empleando expresiones como ‘desconfianza’,
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 139

‘pánico’, etc.; como se registra en periódicos como L’Aurore Politique o


Le Figaro, entre otros.

Hubo muchísima propaganda negra sobre cómo sería el país si Allende


ganaba: las madres se verían obligadas a enviar a sus hijos a Rusia en cali-
dad de esclavos, y otras estupideces semejantes. Estados Unidos también
amenazó con destruir la economía, cosa que podía hacer... y, por supuesto,
hizo (Chomsky, 2004, p. 111).

Así, el Plan va adquiriendo una connotación global. Prueba de ello es


que el cobre se transforma en uno de los elementos centrales. Primero,
porque su nacionalización supondrá un elocuente ejemplo a nivel inter-
nacional y, segundo, porque la intervención de los mercados interna-
cionales será una de las principales estrategias empleadas para generar
la desestabilización del gobierno del presidente Salvador Allende; pero
aquí ya estamos en el Juego.

El Juego: simular el golpe para asegurar el efecto. La tecnociencia


en acción

Los movimientos de la espiral no solo formaban parte de un plan, sino


también de un exhaustivo ejercicio de simulaciones, que buscaban esta-
blecer las mejores estrategias y tácticas para lograr el objetivo.
Este juego de estrategias viene a reemplazar el modelo de interven-
ciones anteriores que ya no logran la victoria habitual de Estados Unidos
en América Latina. Atrás quedan los resultados de las intervenciones
punitivas que permitieron quitar el Canal de Panamá a Colombia y evitar
los intentos nacionalizadores en Guatemala. Cuba será el primer fracaso
militar de esa racionalidad bélica de confrontación directa y abierta y la
intervención en Santo Domingo en 1965 será un caso ejemplar de logro
militar, pero fracaso en la imagen generada en la opinión pública inter-
nacional; la posterior intervención en Vietnam confirmará este nuevo
escenario global. Desde aquí en adelante se requerirán otras estrategias,
donde nada puede ser dejado al azar.
140  Francisco Sierra Caballero (Editor)

En la construcción de esta nueva racionalidad surge un escenario


que, desde ahora, será cuidadosamente estudiado: el rol de la sociedad
civil, que desde Cuba comienza a constituir una variable no controla-
da para Estados Unidos. El principal dilema será, entonces, saber si es
posible anticipar el comportamiento civil y, aún más, si puede ser con-
trolado. Comienza una nueva forma de guerra, que conjuga elementos
psicosociales y militares, donde se explorarán al máximo las opciones
de un control externo que permita, incluso, el empleo de las fuerzas
militares del propio país a intervenir. Un juego perfecto que requerirá
un arduo y paciente trabajo de ‘inteligencia militar’ para desestabilizar
los gobiernos y crear las condiciones para una nueva modalidad: los
golpes militares. Será precisamente el conocimiento de la existencia de
un juego de simulaciones llamado ‘política’, empleado en estas nuevas
estrategias, que inspirará la forma en que Mattelart presentará su do-
cumental: haciendo de la base de la estrategia golpista orquestada por
Estados Unidos, la derecha y las fuerzas armadas en Chile, la base de
la estrategia didáctica para presentar su documental. Una sutil ironía.
Un nuevo escenario donde las ciencias sociales (especialmente la
antropología y la sociología) adquieren un rol paramilitar. “Descubrí
la existencia de ese juego, bautizado ‘Política’, algunas semanas des-
pués del golpe de Estado, gracias a las revelaciones de un investigador
chileno, Daniel del Solar, radicado en Estados Unidos, que había parti-
cipado en su elaboración. ‘Política’ había sido encargado, en 1965, por
el Pentágono a la Fletcher School of Law and Diplomacy y a un think
tank, abt Associates Inc., de Cambridge, en Massachusetts.” (Mattelart
& Bigo, 2009, p. 6)
Fue elaborado precisamente en el período en el que el gobierno de
los Estados Unidos estaba obsesionado por la contra-insurrección y los
enemigos interiores. Sobre todo, le preocupaba la eventualidad de que
un gobierno de izquierda accediera al poder por la vía electoral en algu-
nos países latinoamericanos. Y, digamos, el modelo de simulación que
le pidieron a la escuela Fletcher y a abt Associates, consistía –en última
instancia– en simular la victoria de un gobierno de izquierda en un país
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 141

llamado Cupria. Un país supuestamente imaginario pero cuya empresa


principal era la Anaconda Copper Co., una compañía real, norteameri-
cana, propietaria de minas de cobre. A decir verdad, Cupria y Anaconda
solo podían remitir a Chile. Por un lado, era el único país en el que la
riqueza principal era la materia prima cuprífera. Por otro lado, era el
único país en el que las fuerzas de izquierda tenían una fuerte probabi-
lidad de ganar las próximas elecciones presidenciales.

La función primera del juego era identificar, describir, predecir y con-


trolar un conflicto revolucionario interno […] “Política” testeaba varios
escenarios tomando en cuenta toda una serie de variables y de prota-
gonistas. El gobierno, los partidos políticos de derecha, de centro y de
izquierda, la oligarquía urbana o aristocracia del dinero, los terratenien-
tes, las clases medias, el proletariado, los estudiantes, los capitalistas
extranjeros, las embajadas extranjeras, los militares, etc. (Mattelart &
Bigo, 2009, p. 6).

Pero este juego de simulaciones –que se comporta como un tablero


de ajedrez– tendrá, en el caso de la obra de Mattelart, una particularidad,
porque no hay personajes interpretando categorías y comportamientos
sociales, sino una escena con piezas y diseños desarrollados por el di-
bujante y pintor belga Jean-Michel Folon. Cada acontecimiento repre-
sentado por estas figuras despliega una “especie de juego de guerra, an-
tecesor de los videojuegos de guerra, que permite visualizar los actores
colectivos en su movimiento” (Mattelart, 2013, p. 121). Y precisamente
aquí radica la extraordinaria fuerza didáctica del trabajo de Mattelart.
De hecho, en este sentido, La Spirale aborda uno de los aspectos de
mayor preocupación para los estrategas militares: el Terreno Humano,
el Cultural Turn o Etnographic Turn, un factor cada vez más crucial a
la hora de emprender la guerra. Por esta razón, La Spirale –después de
cerca de 40 años de ser estrenada– ocupa un rol relevante en los estudios
sobre la acción cívico-militar realizados hasta el día de hoy: “refiriéndose
a la película como ilustrativa de la historia de la doctrina y de las prácti-
cas del Terreno Humano” (Mattelart, 2013, p. 122).
142  Francisco Sierra Caballero (Editor)

El Frente: romper la utopía

Evidentemente, la espiral en sus movimientos implica la confrontación,


porque, en efecto, todas las estrategias previas constituyen desplaza-
mientos pensados cuidadosamente para provocar un conflicto cívico-mi-
litar interno. De hecho, el Juego que se configura desde el inicio de este
intrincado Plan es, en realidad, un juego dialéctico, cuyo primer objetivo
es romper la utopía construida por la Unidad Popular y que, por lo tanto,
genera la conformación de, al menos, dos frentes: el frente de quienes
sostienen la utopía y el de quienes luchan por romperla. En este senti-
do, el frente es, ciertamente, una pluralidad de actores, donde utopía y
ruptura serán comprendidas de maneras diversas y complejas por los
diferentes actores. Evidentemente, no se construye un frente a partir
de individualidades o sectores cerrados, donde quienes confrontan la
utopía forjarán otra.
La particularidad del frente de ruptura es que incluye políticos, mi-
litarles y civiles, y en estos últimos están representados también los em-
presarios, “los partidos políticos de derecha, la oligarquía urbana o aris-
tocracia del dinero, los terratenientes, las clases medias, los capitalistas
extranjeros, las embajadas extranjeras, etc.” (Mattelart & Bigo, 2009, p. 6).
Por otra parte, la conformación del Frente también obedece a la idea
de ‘recuperación de su propia utopía’:

La clave era ver cómo el frente de derechas reactivó la acumulación que


en el curso de la larga historia de su hegemonía había realizado, en mate-
ria de inversiones culturales, ideológicas y políticas, para afrontar la crisis
abierta por la llegada al poder de una clase y de unos grupos portadores
de un proyecto diferente de relaciones sociales (Mattelart, 2013, p. 118).

El Acercamiento: generar las condiciones externas


e internas favorables

Dicho lo anterior, obviamente, entre las fuerzas y actores que van confi-
gurando el Frente se deben producir articulaciones sostenidas por los
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 143

mismos fines. Y esto, básicamente, porque se trata de actores con pro-


yectos y orígenes diferentes, que coincidirán en esta coyuntura, pero
que deben buscar sus afinidades, organizar y ordenar sus proyectos y
arreglar sus lógicas diferencias. En estos diálogos se entrecruzan los
negocios, la política, los valores y, especialmente, un modelo económi-
co. El Acercamiento es uno de los movimientos más relevantes, porque
permite abordar dos tipos de desafíos: uno internacional, referido a los
fracasos recientes de las intervenciones de Estados Unidos, y otro local,
relacionado con las incertidumbres propias de los conspiradores chile-
nos ante posibles conspiraciones internas. En ambos tipos de desafíos
concurren dos requerimientos cruciales: la necesidad de anticipar situa-
ciones y la necesidad de controlar cualquier variable emergente.

El Ataque: el control espacial y temporal del golpe

Esta fase se caracteriza por tener, al menos, dos momentos que no ne-
cesariamente coinciden en el tiempo o, dicho de otro modo, ocurren en
niveles diferentes.
Por una parte está el Ataque en tanto operación o ejecución del Plan,
en cuyo caso se trata de una potencialidad que requerirá luego de los
actores que la lleven a cabo. Este es un momento, por lo tanto, en el que
el Ataque está construido mentalmente, programado y encubierto. Pero,
por otra parte, tenemos el Ataque en tanto hecho consumado, como
imagen que ilustra lo ocurrido. El ataque, en este sentido, es una acción
concreta, visualizable y que actúa como referencia histórica.
Efectivamente, en Chile se habla de dos ‘líneas’ de ataque: una ‘sua-
ve’, consistente en agredir la economía, y otra ‘fuerte’, que incluía el
golpe. En una primera fase, al Embajador de Estados Unidos en Chile,
Edward Korry, se le asigna la tarea de implementar la ‘línea suave’: “ha-
cer todo lo posible para condenar a Chile y a los chilenos a la máxima
privación y pobreza” (Chomsky, 2004, p. 111).
144  Francisco Sierra Caballero (Editor)

El Ejército: el verdugo del sacrificio

Es el actor que permite pasar del Ataque, en tanto potencialidad, al Ata-


que en tanto hecho concreto. El ataque planificado requiere de sus eje-
cutores, para pasar del plan conspirativo al hecho consumado. Y esta
tarea no era fácil. No podía garantizarse. O, al menos, supondría –como
sabremos luego– la resolución de algunas tensiones internas asociadas
al protagonismo, al poder y a la ambición. Esta vez no es el ejército de
Estados Unidos o de otra potencia con afanes imperialistas y hegemóni-
cos, de las que siempre están disponibles. No, esta vez es el ejército local,
preparado, capacitado y motivado para ello. Es una estrategia nueva, de
‘manos limpias’. Y es que, tras los resultados de Cuba y Vietnam, entre
la derrota y la ‘mala prensa’, el propósito será generar la crisis pero con
actores locales: con civiles, empresarios, políticos y militares del propio
país. La ambición, la violencia y la crueldad internas parecen ser sufi-
cientes y solo es necesario mover adecuadamente las piezas. He aquí la
clave del Juego y el éxito del Plan.

El Golpe: acción y reorganización

Se trata de la consumación plena del Plan trazado. El Golpe deviene


ataque y represión desde el propio ejército. Un golpe más eficiente que
cualquier otra empresa bélica que incluya desgaste y pérdidas para el
ejército invasor, ya sea actuando solo o sumando huestes locales. Aquí
los resultados son los mismos y algunas declaraciones desafortunadas
que apenas generan daño diplomático. Nada que no se pueda luego negar
eficazmente.
El Golpe es el aseguramiento del Plan. El bombardeo no es suficien-
te. Se requerirá de una fase prolongada de actuaciones –primero, emi-
nentemente militares– que incluyan arrestos, torturas y muertes, para
dar paso luego a un proyecto económico de los políticos y empresarios
que participen tan activa como convenientemente de este Plan.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 145

Este aseguramiento de los resultados del Golpe vendrá nuevamente


de la mano de estudios desde las ciencias sociales en Estados Unidos,
esta vez de los teóricos de la Escuela de Economía de la Universidad de
Chicago (especialmente Milton Friedman), cuyos representantes en Chi-
le y responsables de implementar las reformas serían 26 economistas
chilenos egresados, especialmente de la Pontificia Universidad Católica
de Chile, y que ocuparon cargos importantes durante el gobierno militar
–varios de ellos aún vigentes–, conocidos como Chicago boys –aunque se-
rían unos 100 los economistas chilenos que pasarían por las aulas de esta
Escuela de Chicago desde 1956, aunque no todos regresarían doctorados
(Délano & Traslaviña, 1989, pp. 32-36).
Ahora bien, para lograr asegurar los resultados se genera una convi-
vencia muy atípica entre los militares con sus aparatos represivos y los
economistas de Chicago con sus profundos cambios económicos:

Hubo, en este aspecto, un pacto de no agresión, entre los Chicago boys


y los altos mandos militares para no interferirse entre sí. De esta mane-
ra, los discípulos de Harberger y Friedman pudieron experimentar los
cambios en la economía chilena sin riesgo de contrapeso político, y los
militares procedieron a ejercer tareas represivas sin fijarse en gastos. Para
los observadores y críticos del modelo neoliberal chileno resultó curioso
constatar la extraña convivencia entre un grupo de tecnócratas que pre-
dicaba la más irrestricta libertad económica, con un conjunto de unifor-
mados que ahogaban sistemáticamente las libertades políticas (Délano
& Traslaviña, 1989, p. 21).

Conviene recordar que el grupo de egresados de la Escuela de Chi-


cago comienza a reunirse a mediados de 1972, un año antes del golpe
militar, para elaborar un programa económico alternativo a la Unidad
Popular; siendo integrado y respaldado por los departamentos técnicos
de dos sectores políticos gravitantes: el Partido Nacional y el Partido De-
mócrata Cristiano. Hay una segunda versión que incluso señala que las
reuniones tendientes a la desestabilización comenzaron en septiembre
de 1971, lo que implica el año siguiente al inicio del gobierno de Salvador
Allende.
146  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Obviamente, el golpe puede ser de naturaleza cívico-militar como


en el caso descrito de Chile –en cuyo caso podemos hablar de un ‘golpe
de estado duro’–, como también pueden concurrir en él apariencias de
democracia “bajo la intriga palaciega de diputados y senadores, la com-
plicidad de sectores jurídicos y empresariales”, empleando una estra-
tegia de ‘golpe de estado blando’, donde es el propio Parlamento el que
criminaliza “un acto de gobierno público y legal que habían utilizado
otros gobiernos y, sin que hubiese un delito comprobado –como exige la
Constitución–, destituyó a Dilma Rousseff” (Pérez, 2016, p. 99).
Siguiendo el propósito de este análisis y en el afán de configurar un
modelo explicativo del golpe, podemos observar el siguiente esquema:

1. Alianza de los actores implicados (cívicos, empresariales, mediáticos,


políticos, militares): Definición de objetivos, alcances, medios, etc.
A. Los medios de comunicación articulan el discurso de los actores, a
nivel interno y externo.
2. Centros de pensamiento, think tanks que analizan todos los escena-
rios posibles.
3. Operación psicopolítica de crítica, canalización y ruptura de las
utopías que sostienen el proyecto que se pretende destruir.
B. Los medios de comunicación transmiten discursos psicológicos
(desorden, desestabilización, inseguridad, etc.) con fines políticos
(rechazo, oposición, etc.).
4. Evaluación de las condiciones internas y externas para proceder.
5. Control espacio-temporal: ¿cuándo proceder? ¿Dónde atacar?
C. Los medios de comunicación establecen alianzas con otros medios
internacionales para alinear el discurso y controlar los tiempos.
6. Decisión de quién será el verdugo: ¿el ejército? ¿El Congreso?
7. ¿Cómo asegurar los resultados? Distribución de los nuevos roles de
los actores. Reparto del botín.
D. Los medios de comunicación reordenan discursivamente para man-
tener el apoyo y evitar la oposición.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 147

Los hitos relevantes en la intervención mediática de El Mercurio


para propiciar el golpe cívico-militar en Chile (1973)

Para una mejor comprensión del golpe mediático en Chile, asociado


directamente al posterior golpe militar de 1973, presentamos los prin-
cipales hitos que organizan los sucesos más relevantes, considerando
otros aspectos. Observaremos cómo aparecen diversos actores que dan
sentido y viabilidad al golpe.

Hito 1: Salvador Allende, electo presidente de Chile


El candidato Salvador Allende, de la coalición política de izquierda de-
nominada Unidad Popular –que agrupaba a los partidos de izquierda,
entre ellos, el Partido Socialista y el Partido Comunista–, es electo como
Presidente de la República de Chile el día 4 de septiembre de 1970, con
tan solo treinta mil votos más que su contendor, el candidato del par-
tido de derecha –Partido Nacional–, Arturo Alessandri. El detalle es el
siguiente:
• La conformación de la coalición electoral de partidos políticos
de izquierda de Chile denominado Unidad Popular en octubre
de 1969.
• El apoyo del partido de la derecha, Partido Nacional, al candida-
to independiente Arturo Alessandri en las elecciones presiden-
ciales de 1970: el desarrollo del programa político denominado
‘Nueva República’.
• El Parlamento de Chile ratifica a Salvador Allende como presi-
dente electo de Chile el día 24 de octubre de 1970.

Hito 2: el plan de la derecha política de Chile para sabotear la presidencia


de Salvador Allende (1970-1973)
El sector político de la derecha en Chile, con ayuda del gobierno de los
Estados Unidos, los empresarios y la oligarquía chilena, comienza a coor-
dinar y organizar un plan para evitar que Salvador Allende fuese elegido
148  Francisco Sierra Caballero (Editor)

presidente de Chile y, más tarde, para desestabilizar su gobierno con el


fin de lograr su derrocamiento. Veamos el detalle:
• El discurso Andrés Zaldívar (Ministro de Hacienda del gobierno
de Eduardo Frei Montalva) sobre el ‘caos’ económico existente
en Chile el 23 de septiembre de 1970.
• La fundación del grupo de ultraderecha Frente Nacionalista Pa-
tria y Libertad, el 10 de septiembre de 1970.
• La intervención de la corporación International Telephone &
Telegraph en Chile: la adquisición del 70% de la Compañía de
Teléfonos de Chile en 1970.

Hito 3: el Juego, intento del gobierno estadounidense de ‘recuperar’ a


Chile del marxismo
La política intervencionista en el exterior por parte de los Estados Uni-
dos no había funcionado de buena forma, por lo que no podía utilizar el
mismo plan para intervenir el primer gobierno ‘marxista’ en Latinoa-
mérica. Ante esto, idearon una nueva estrategia de intervención más
racional y cuidadosamente estudiada, mediante el cual describe, predice
y controla un ‘conflicto interno’, en este caso, en Chile.
• La reunión de Richard Nixon, Henry Kissinger y Richard Helms
en la Casa Blanca el día 15 de septiembre de 1970: la idea de rea-
lizar un golpe de estado militar en Chile para impedir la llegada
de Salvador Allende a la presidencia.
• El discurso de Salvador Allende ante la Organización de Nacio-
nes Unidas, el día 4 de diciembre de 1972.
• La inserción publicada en el diario El Mercurio, por parte de los
dirigentes de los camioneros, el comercio minorista, los agri-
cultores, la Sociedad Nacional de Agricultura, la Cámara del Co-
mercio, la Sofofa, la pequeña industria y la Confederación de la
Producción y el Comercio dirigida al presidente Salvador Allen-
de a fines de septiembre de 1972.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 149

Hito 4: el Frente de la resistencia de movimientos obreros, campesinos y


de la industria en Chile y los intentos de Estados Unidos por intervenir
y controlar el país
Comienza una etapa en la que se piensa desde el exterior –específica-
mente, en los planes de los Estados Unidos– en una intervención psicoso-
cial y militar que pretende controlar la situación del país en el gobierno
de Salvador Allende y en el empleo de las fuerzas militares de Chile para
intervenir el país. Así comienza a orquestarse la estrategia golpista por
parte de la derecha, apoyada por las fuerzas armadas en Chile y de los
Estados Unidos, en el exterior.
• El surgimiento del Movimiento Campesinos Revolucionarios a
comienzos de 1971: movimiento perteneciente al denominado
Frente de masas, llevado a cabo por el Movimiento de Izquierda
Revolucionaria.
• El surgimiento del Frente de Trabajadores Revolucionarios a
mediados de 1971.
• Los intentos de nacionalización del cobre: la enmienda cons-
titucional propuesta por Salvador Allende que autorizaba la
nacionalización de la industria chilena del cobre el día 21 de di-
ciembre de 1970 y su aprobación por parte del Congreso chileno,
el día 15 de julio de 1971.
• Los intentos de nacionalización de los bancos: el anuncio de Sal-
vador Allende del proyecto de nacionalización de la banca el 30
de diciembre de 1971.

Hito 5: el acercamiento al golpe de estado militar


La agrupación de la derecha, las fuerzas armadas de Chile y los Estados
Unidos comienzan a articular y organizar los proyectos, según los pasos
que seguirán al derrocamiento del gobierno de Salvador Allende. Se co-
mienza a organizar un golpe militar, tomando en consideración la futu-
ra política, los negocios y el modelo económico que se quiere instaurar.
Además, desde los Estados Unidos se comienza a pensar en estrategias
150  Francisco Sierra Caballero (Editor)

que permitan anticipar cualquier situación que pueda ocasionar una


fallida intervención –como lo ocurrido en Vietnam– y, desde el plano
local, la oligarquía y la derecha comienza a verificar cualquier variable
que pueda surgir y pueda afectar los intentos de derrocar el gobierno de
Salvador Allende (Del Valle, 2016).
• Fidel Castro y su visita oficial a Chile, el día 10 de noviembre de
1971, y su discurso de despedida junto a Salvador Allende en el
Estadio Nacional, el día 2 de diciembre de 1971.
• Se crea la coalición de partidos de derecha, denominada Confe-
deración de la Democracia, que incluye al Partido Nacional y a la
Democracia Cristiana, en julio de 1972.
• Se inicia la huelga de los camioneros el 11 de octubre de 1972 y las
compañías norteamericanas del cobre amenazan con embargar
los cargamentos de cobre en el extranjero, en septiembre de 1972.

Hito 6: el ataque de la derecha al gobierno de Salvador Allende


Comienza a ejecutarse el plan de atacar el gobierno de Salvador Allende
desde dos planos: desde la construcción mental, programada y encubier-
ta, cuyo objetivo claro es dañar la economía del país; y desde la acción
concreta y visible, que no es más que el golpe militar en sí (Del Valle,
2016; Chomsky, 2004).
• Los partidos Democracia Cristiana y Partido Nacional declaran
al gobierno de Salvador Allende ilegal: la presentación de acusa-
ción constitucional, el 23 de agosto de 1973.
• La creación de la Junta de Abastecimiento y Control de Precios,
el 4 de abril de 1972.
• El surgimiento de los “Cordones de Trabajadores” en las indus-
trias: sus inicios el 19 de junio de 1972.
• El primer anuncio de Salvador Allende de una nueva formación
de gobierno.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 151

Hito 7: la intervención del ejército chileno y de los Estados Unidos en el


gobierno de Salvador Allende
En esta ocasión, no es el ejército de los Estados Unidos el que interviene
un país enemigo y ‘marxista’, sino que es el propio ejército chileno (con la
preparación y motivación de los Estados Unidos) el que realiza un golpe
militar con el fin de derrocar al presidente Salvador Allende, el que fuese
elegido democráticamente. Esta estrategia permite a los Estados Unidos
generar una crisis cívico-militar interna en el país y, a su vez, eximir de
toda responsabilidad intervencionista a los Estados Unidos, algo apren-
dido de sus malas experiencias en Cuba y Vietnam (Del Valle, 2016).
• El asesinato de 50 protestantes simpatizantes del gobierno de
Allende por parte de las fuerzas armadas de Chile.
• Es asesinado el edecán naval del Presidente de Chile, el coman-
dante Arturo Araya, el 27 de julio de 1973.
• La consigna de Allende en su discurso presidencial de 1973: “so-
mos el gobierno, pero no tenemos el poder”.

Hito 8: el golpe militar al gobierno de Salvador Allende (11 de septiembre


de 1973)
En la madrugada del día 11 de septiembre de 1973, las fuerzas armadas de
Chile bombardean el Palacio de La Moneda. El presidente socialista, Sal-
vador Allende, dirige la defensa del palacio presidencial. El presidente
fue el primer muerto de la lucha armada que conducirá a una dictadura
militar sangrienta que durará 17 años (1973-1989).
• Las elecciones parlamentarias del 11 de marzo de 1973.
• El presidente Salvador Allende nombra a Augusto Pinochet como
Comandante en Jefe del ejército de Chile, el día 23 de agosto de 1973.
• El fallido intento de golpe militar, denominado como “el tanque-
tazo”, el día 29 de junio de 1973.
• El ataque al gasoducto de Valparaíso, el día el 1 de agosto de 1973,
y el ataque al gasoducto de la Empresa Nacional del Petróleo de
152  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Curicó en Chile, el 26 de agosto de 1973, por parte del grupo de


ultraderecha Patria y Libertad.
• El anuncio de Salvador Allende de una nueva formación de go-
bierno, denominado “de seguridad nacional”, el día 28 de agosto
de 1973.
• El aniversario de la elección de Salvador Allende como presiden-
te de Chile: las manifestaciones en todo Chile el 4 de septiembre
de 1973.
• El bombardeo de La Moneda al mediodía del 11 de septiembre
de 1973: el derrocamiento de Salvador Allende como presidente
de Chile.

Consideraciones finales

“No veo por qué tenemos que mantenernos al margen y observar a un país convertirse en comu-
nista debido a la irresponsabilidad de su propio pueblo” (Henry Kissinger).

Durante una incómoda pero elocuente reunión sostenida en Washington


entre una delegación chilena –integrada, entre otros, por Orlando Lete-
lier (Ministro de Defensa del Presidente Salvador Allende), asesinado
en esta misma ciudad en un atentado orquestado por la dictadura cívico
militar– y una delegación estadounidense –que integraba, entre otros,
Henry Kissinger (en ese momento Consejero de Seguridad Nacional)–,
Kissinger realizó una intervención que revela de manera inobjetable las
intenciones y el espíritu intervencionista de Estados Unidos:

América Latina es una región de casi ninguna importancia... Chile no tiene


ningún valor estratégico. Nosotros podemos recibir cobre de Perú, Zam-
bia, Canadá. Ustedes no tienen nada que sea decisivo. Pero si hacen ese
proyecto de camino al socialismo del que habla Allende, vamos a tener
problemas serios en Francia e Italia, donde hay socialistas y comunistas
divididos, que con este ejemplo podrían unirse. Y eso afecta sustancial-
mente el interés de Estados Unidos. No vamos a permitir que tengan éxito.
Tengan eso en cuenta (Granovsky, 2013).
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 153

El movimiento de una espiral, desde ciertos enfoques, puede en-


tenderse como una secuencia que integra el nacimiento, la muerte y el
renacimiento. Así, el renacimiento puede configurarse desde la misma
utopía que estaba en el centro de la tensión dialéctica que dio origen al
movimiento de la espiral. Y esta utopía dialectizada, en tanto conjunto
de ideas, principios y valores, está, al mismo tiempo, en el nacimiento
y en el renacimiento.

Habíamos perdido a muchos seres queridos. Quedaban los rastros de una


experiencia personal y colectiva, en el que la mezcla social que generó no
ha cesado de alimentar mi esperanza de otro mundo posible. Un mundo
gobernado por la igualdad y la justicia social; una convicción de que la
humanidad no podía pararse allí. Es esta convicción la que me ha permi-
tido, primero sobrevivir y, luego, vivir (Mattelart, 2013, p. 114).

De hecho, más de 40 años más tarde asume por segunda vez la pre-
sidencia de Chile la socialista Michelle Bachelet, esta vez integrando el
conglomerado llamado la Nueva Mayoría, junto al Partido Comunista.
Ahora la utopía es apenas recuperar la utopía. Aunque, sin duda, es una
forma de renacimiento porque Chile sigue luchando por el renacimiento
de sus utopías.

Con esperanzas, pero sin fatalismos. Con la dignidad de quienes desean


lo mejor para todas y todos. Sin temor, ni clamor ni dolor, porque ya se ha
pagado el precio por el derecho a tener una utopía. Ha pasado el tiempo
de morir por ella, ahora solo hay que vivirla. Todo lo demás es corrupción.
Todos los demás son corruptos, dispuestos a obtener cualquier miserable
interés personal en forma de lucro y tráfico de influencias (Del Valle, 2013).

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Watzlawick, P. (1994). La realidad inventada. Barcelona: Gedisa.
El conflicto entre Cuba y Estados Unidos. Una visión desde la
comunicación
Olga Rosa González Martín

Hablar sobre golpes mediáticos en Cuba resulta sumamente difícil. Si


tenemos en cuenta que, por lo general, tal término se utiliza para refe-
rirse al uso intensivo que en determinados momentos ciertas personas,
grupos, instituciones o clases sociales hacen de los medios de comuni-
cación privados para debilitar y derrocar gobiernos en el poder, pues
tendríamos que partir del criterio de que tal situación no se ha produ-
cido en Cuba en los últimos cincuenta años. De hecho, el artículo 53 de
la Constitución de la República de Cuba establece que:

Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a los


fines de la sociedad socialista. Las condiciones materiales para su ejercicio
están dadas por el hecho de que la prensa, la radio, la televisión, el cine y
otros medios de difusión masiva son de propiedad estatal o social y no
pueden ser objeto, en ningún caso, de propiedad privada, lo que asegura
su uso al servicio exclusivo del pueblo trabajador y del interés de la so-
ciedad. La ley regula el ejercicio de estas libertades (2013, p. 64).

Por su parte, el Código Penal cubano (1987) establece –dentro de los


acápites relacionados con la propaganda, la clandestinidad de impresos
y el delito contra la libre emisión del pensamiento– las sanciones a las
156  Francisco Sierra Caballero (Editor)

que estarían sujetas aquellas personas que violaran lo establecido. Por


ejemplo, en su Sección Quinta, Propaganda Enemiga, el Artículo 103 (pp.
54-55) estipula que:
1. Incurre en sanción de privación de libertad de uno a ocho
años el que:
–– incite contra el orden social, la solidaridad internacional o
el Estado socialista, mediante la propaganda oral o escrita
o en cualquier otra forma;
–– confeccione, distribuya o posea propaganda del carácter
mencionado en el inciso anterior.
2. El que difunda noticias falsas o predicciones maliciosas
tendentes a causar alarma o descontento en la población, o
desorden público, incurre en sanción de privación de libertad
de uno a cuatro años.
3. Si, para la ejecución de los hechos previstos en los aparta-
dos anteriores, se utilizan medios de difusión masiva, la san-
ción es de privación de libertad de siete a quince años.
4. El que permita la utilización de los medios de difusión masi-
va a los que se refiere el apartado anterior, incurre en sanción
de privación de libertad de uno a cuatro años.

En cuanto a los Delitos contra el Orden Público, el Capítulo IX, titu-


lado Clandestinidad de Impresos, establece en el Artículo 210 (p. 94) que
“El que confeccione, difunda o haga circular publicaciones sin indicar la
imprenta o el lugar de impresión o sin cumplir las reglas establecidas
para la identificación de su autor o de su procedencia, o las reproduzca,
almacene o transporte, incurre en sanción de privación de libertad de
tres meses a un año o multa de cien a trescientas cuotas”.
El acápite dedicado a los Delitos contra los Derechos Individuales,
refrenda en su Capítulo 4, Delito contra la Libre Emisión de Pensamien-
to, Artículo 291 (p. 124) que:
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 157

1. El que, en cualquier forma, impida a otro el ejercicio del


derecho de libertad de palabra o prensa garantizado por la
Constitución y las leyes, es sancionado con privación de liber-
tad de tres meses a un año o multa de cien a trescientas cuotas
o ambas.
2. Si el delito se comete por un funcionario público, con abu-
so de su carga, la sanción es de privación de libertad de seis
meses a dos años o multa de doscientas a quinientas cuotas.

Por otro lado, la Ley Número 80, Ley de Reafirmación de la Dignidad


y la Soberanía Cubanas, establece en su Artículo 8 (1996, p. 300) que “se
declara ilícita cualquier forma de colaboración, directa o indirecta, para
favorecer la aplicación de la ‘Ley Helms-Burton’”.2 Asimismo, estipula
que por ‘colaboración’ se entiende:

Buscar o suministrar información a cualquier representante del Gobier-


no de Estados Unidos de América o a otra persona con el objeto de que
pueda ser utilizada directa o indirectamente en la posible aplicación de
esa ley o prestar ayuda a otra persona para la búsqueda o el suministro
de dicha información.
Solicitar, recibir, aceptar, facilitar la distribución o beneficiarse de cualquier
modo de recursos financieros, materiales o de otra índole procedentes
del Gobierno de Estados Unidos de América o canalizados por este, a
través de sus representantes o por cualquier otra vía, cuya utilización
favorecería la aplicación de la Ley “Helms-Burton”.
Difundir, diseminar o ayudar a la distribución, con el propósito de favore-
cer la aplicación de la Ley “Helms-Burton”, de informaciones, publicacio-
nes, documentos o materiales propagandísticos del Gobierno de Estados

2 Esta Ley es esencial en el desarrollo del conflicto entre Cuba y los Estados
Unidos pues no solo codifica el bloqueo como ley al establecer un conjunto de
condicionamientos políticos que un gobierno de transición en Cuba, reconocido por el
gobierno estadounidense, debe cumplir para que se elimine el bloqueo, sino que procura
sanciones internacionales contra el gobierno cubano. Con esta ley el Presidente de los
Estados Unidos perdió sus prerrogativas ejecutivas para emitir una orden que pusiera
fin al bloqueo. De ahí que la eliminación del mismo dependa del Congreso.
158  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Unidos de América, de sus agencias, o dependencias, o de cualquier otro


origen.
Colaborar de cualquier forma con emisoras de radio o televisión u otros
medios de difusión y propaganda con el objetivo de facilitar la aplicación
de la Ley “Helms-Burton”.

Por lo tanto, tratar de ejecutar un golpe mediático en un país don-


de está explícitamente regulado el uso de los medios de comunicación
tradicionales, tanto en su Constitución como en su Código Penal y en la
Ley 80, es prácticamente imposible. Sin embargo, eso no significa que,
tanto estos como los nuevos medios –entendidos por Murphy (2008, p. 4)
como “cualquier capacidad que empodere a un amplio grupo de actores
(desde individuos a Estados-nación) para crear y diseminar información
a tiempo real o casi a tiempo real con la capacidad de ejercer influencia
en una gran audiencia (regional o global)” no se hayan utilizado desde
el triunfo de la Revolución en 1959. Y es que la historia de la Revolución
cubana, y la de Cuba también, ha estado marcada desde sus inicios por
una compleja relación con los Estados Unidos de Norteamérica, en la que
la dicotomía ‘dominación versus soberanía’ ha sido su piedra angular y
el uso subversivo de los medios de comunicación relevantes al servicio
de los intereses de la potencia norteña.
Varias han sido las definiciones hechas para explicar este fenómeno.
Elliston, por ejemplo, habla de las operaciones psicológicas (PSYOS por
sus siglas en inglés) y las define como “las operaciones planificadas para
transmitir información y datos seleccionados a audiencias extranjeras
con el objetivo de influir en sus emociones, motivaciones, razonamiento
objetivo y, en última instancia, en el comportamiento de gobiernos ex-
tranjeros, organizaciones, grupos e individuos” (1999, p. 3).
Valdés-Dapena (2006), por su parte, prefiere hablar de la relación
entre las PSYOS y la propaganda. Para ello, explica que el concepto de
‘guerra psicológica’ se empleó por primera vez en 1948 y que fue elabo-
rado por especialistas de seguridad nacional estadounidenses en el pe-
ríodo de la Guerra Fría, si bien en el año 1953 fue redefinido para verse
como “la acción de propaganda y otros medios de información empren-
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 159

dida por una o varias naciones contra grupos enemigos, neutrales o


amigos de la población para influir en sus concepciones, sentimientos
y conductas, de manera que apoyen la política de la nación o grupos de
naciones que llevan a cabo la Guerra Psicológica” (Valdés-Dapena, 2006,
p. 12). La propaganda, para este mismo autor, es (p. 12) “un proceso de
comunicación social a través del cual una persona, grupo, clase social
o institución, ejecuta acciones con el propósito de influir en los gustos,
sentimientos, emociones y la conciencia política de otras personas, gru-
pos o clases sociales con el fin de influir en estos para que modifiquen
su conducta en interés de los fines del ejecutor”.
El gobierno de Obama, por su parte, ha preferido hablar de comu-
nicación estratégica y la define como:

La sincronización de nuestras palabras y acciones y cómo estas van a


ser percibidas por los otros, así como (b) programas y actividades deli-
beradamente dirigidos a comunicarse y atraer las audiencias planifica-
das, incluyendo aquellas actividades y programas llevados a cabo por
las oficinas de asuntos generales, diplomacia pública y profesionales de
operaciones de información (National Framework for Strategic Commu-
nication, 2012, p. 2).

En la concreta –llámeseles psyos, propaganda o comunicación estra-


tégica–, de lo que se está hablando es de labor de influencia y persuasión
en función de objetivos previamente definidos. Por lo tanto, y teniendo
en cuenta que la esencia de la política de los Estados Unidos hacia Cuba
ha sido lograr el llamado cambio de régimen y la destrucción de la Revo-
lución –amén de que las estrategias empleadas hayan ido del aislamiento
total al engagement durante el gobierno de Obama–, el uso de los medios
de comunicación con fines subversivos ha sido una constante desde el
triunfo de la Revolución. Por ello, explicar la manera en que han sido
usados contra ella para lograr los objetivos de los Estados Unidos, aun
y cuando la Constitución de la República de Cuba y determinados artí-
culos de su Código Penal y la Ley 80 regulen el uso de los mismos, es el
objetivo central de este trabajo.
160  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Sin embargo, para explicar esto se impone, primero, que tengamos


claro que el uso de los medios de comunicación contra Cuba no surge
como resultado de la confrontación Cuba-Estados Unidos después del
triunfo de la Revolución en 1959, sino que, al igual que el conflicto entre
los dos países, tiene raíces históricas. Durante el siglo xix, los intereses
expansionistas de los Estados Unidos en torno a Cuba se justifican a
partir de la Ley de Gravitación Política, la Doctrina Monroe y el Destino
Manifiesto. La materialización de todo esto se logra con la intervención
estadounidense en la Guerra Hispano-Cubano-Americana, que frustra
la independencia de Cuba para pasar de colonia española a protectorado
estadounidense. Este fue un proceso que los medios estadounidenses
ayudaron a diseñar. Como bien dijo McNamara en la primera sesión de
la Conferencia Tripartita sobre la Crisis de Octubre, en La Habana en
enero de 1992 (Editora Política, 2013, p. 7), “Se ha enseñado a los esta-
dounidenses que fueron los Estados Unidos los que liberaron a Cuba de
España, mientras que los cubanos aprendieron que esta liberación fue
resultado de su larga lucha por la independencia”.
Esto se logró, entre otros factores, gracias a lo poco que se sabía
sobre Cuba, pues no es hasta finales del siglo xix cuando aparece como
noticia y elemento de interés para el público estadounidense. Por ello, la
campaña propagandística organizada por Hearst surtió efecto entre los
estadounidenses. Cuba fue mostrada como una pequeña isla colonizada
por una potencia europea que había cometido atrocidades y de la cual
no se podía liberar por su debilidad e, incluso, incapacidad. De ahí que
se enfatizara en la necesidad de que Estados Unidos interviniera para
liberar y salvar a los cubanos del yugo español (Sánchez, 1998). De esta
manera, se vendió la imagen de los estadounidenses como héroes y la de
los cubanos como aquellos que nada o bien poco hicieron para alcanzar
su libertad. La prensa cubana de ese siglo, por su parte, fue utilizada por
sus dueños con el objetivo de construir el consenso entre las principales
tendencias políticas de la época.
Una vez ocupado el territorio cubano, el gobierno de Estados Unidos
consolidó el control de la isla con la imposición de la Enmienda Platt en
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 161

la Constitución de 1901, el Tratado Permanente, el Tratado de Recipro-


cidad Comercial y el Tratado Naval. Durante todo este tiempo, y hasta
el triunfo de la Revolución en 1959, Cuba fue una verdadera neocolo-
nia. La política de Buen Vecino de Roosevelt fue para “ayudar a Cuba
y a los latinoamericanos” mientras “dormían su siesta”. De ahí que esa
representación de Cuba en los medios estadounidenses sirviera para que
periodistas de la talla de Matthews –que cubrieron las acciones del mo-
vimiento revolucionario cubano en la Sierra Maestra– no entendieran la
esencia de la revolución cubana como parte de un proceso histórico que
no solo se centraba en la lucha por la independencia nacional, sino que
tenía un marcado carácter anticolonialista y antiimperialista.
Es por ello que, cuando triunfa la Revolución y el gobierno revolu-
cionario comienza a aplicar medidas de carácter nacionalista que afec-
tan a los intereses estadounidenses en Cuba, se produce la ruptura total
de las relaciones entre los dos países. Surgen, así, los cuatro grandes
pretextos sobre los que se comenzaría a perfilar la política de los Esta-
dos Unidos hacia Cuba y que, a su vez, se convierten en los macrotemas
sobre los que se construye la ‘realidad’ cubana. Estos son: expropiación
de propiedades a compañías estadounidenses, Cuba como país comu-
nista, Cuba como país que apoya el terrorismo internacional (desde
1982 y hasta 2015) y, por último, la violación de derechos y la necesidad
de la llamada transición hacia la democracia. De ahí que, durante más
de 50 años, los líderes revolucionarios hayan sido satanizados por los
medios estadounidenses y la imagen que se haya dado sobre los cuba-
nos sea la de un pueblo que ha vivido bajo la ‘represión’ de un ‘dictador’,
que no respetó los más mínimos derechos humanos, que no permitió
elecciones libres y democráticas y que no pretendió abandonar el po-
der bajo ningún concepto (Prieto, 1989, 1990, 1995; Fernández, 2000;
Solomon, 2000); los ‘exiliados’ en Miami son las víctimas que han logra-
do escapar de la ‘tiranía’ y los contrarrevolucionarios que viven en la
isla son los ‘disidentes’ que abogan pacíficamente por una Cuba libre y
democrática (Arboleya, 2000; Calvo & Declercq, 2003; Elizalde & Báez,
2003).
162  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Sin embargo, estos macrotemas también se han tratado de utilizar


desde los Estados Unidos para provocar descontento en Cuba y estimu-
lar a los cubanos a levantarse en contra de su gobierno. Como una de
las primeras medidas del gobierno revolucionario fue reorganizar el
sistema de comunicación pública del país para que estuviera al servicio
del gobierno y el pueblo revolucionarios, no quedaron medios de comu-
nicación privados que sirvieran a los intereses de la contrarrevolución y
de los Estados Unidos. Por ello, la nación norteña no solo se propuso for-
talecer los mecanismos de propaganda clandestina dentro de Cuba, sino
financiar estaciones de radio que pudieran llegar al pueblo cubano para
así ejercer influencia en determinados sectores de la población. Todo
esto se realizó como parte de planes encubiertos, aparte de aquellos
encaminados a asesinar a Fidel Castro y a hacer sabotajes y acciones
con los contrarrevolucionarios que quedaron en el país. Ilustrativo al
respecto resulta el documento de marzo de 1960 titulado “Programa
de Acciones Encubiertas en Contra del Régimen de Castro” (citado
por Elliston, 1999, pp. 16-19). En el mismo se establecen cinco accio-
nes propagandísticas que debían realizarse fundamentalmente desde
el exterior, aunque también incluía operaciones dentro de Cuba. Las
acciones fuera de la isla se concentraban, además de en la impartición
de conferencias en América Latina por cubanos funcionales a los inte-
reses estadounidenses, en la compra de espacios en estaciones de radio
privadas –tanto en Miami como Massachusetts y Florida en general–,
aunque ya aquí se menciona la creación de Radio Swan. Asimismo, se
habla del apoyo que periódicos nacionalizados en Cuba –como Avance,
El Mundo, Diario de la Marina– recibían, como publicaciones en el lla-
mado ‘exilio’, y de la posibilidad de introducirlos clandestinamente en
Cuba. Dentro de Cuba las acciones se concentraban en los grupos que,
controlados por la cia, se dedicaban a producir y distribuir publicacio-
nes de manera regular.
En este sentido, es importante resaltar que, si bien ya existía la Voz
de América (voa, por sus siglas en inglés) su público objetivo no era el
cubano, aunque sí lo era para Radio Swan. La misma surgió bajo los aus-
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 163

picios de la cia en mayo de 1960 y tenía como elemento distintivo que


quienes les hablaban a los cubanos eran cubanos también –que, además,
en algunos casos eran conocidos por el pueblo de Cuba– pues tenía vín-
culos con la Empresa cmq, que había sido intervenida en septiembre de
1960. Radio Swan fue conocida por este nombre hasta el verano de 1961,
cuando fue renombrada como Radio Américas, y estuvo funcionando
hasta mayo de 1968.
También en abril de 1960 tuvo lugar una reunión en el Consejo de
Seguridad Nacional en los Estados Unidos, donde el director de la Agen-
cia de Información de ese país (usia, por sus siglas en inglés), George
Allen, habla sobre la posibilidad de crear ya una estación de radio en Flo-
rida –que transmitiera hacia Cuba– y de hacer transmisiones televisivas
desde un transmisor aéreo (Elliston, 1999, pp. 29-31); si bien consideró
que esta última posibilidad podía ser denunciada por el gobierno de La
Habana como tele-agresión (algo que sucedió, de hecho, posteriormente).
Asimismo, y después de la invasión por Playa Girón contra el gobier-
no revolucionario, se lleva a cabo por parte del gobierno estadounidense
la Operación Mangosta. Esta incluía una serie de acciones encubiertas
que se irían implementando de manera gradual para socavar las forta-
lezas del gobierno cubano. Dentro de ellas, se destacó notablemente el
uso de operaciones psicológicas, no solo contra el pueblo cubano, sino
contra el propio pueblo estadounidense y latinoamericano. La idea gene-
ral era provocar el descontento en la población cubana, de forma tal que
se revelara contra el gobierno y se produjeran acciones que justificaran
una posible intervención estadounidense en Cuba. Por otro lado, la usia
tuvo un papel relevante al producir “unas 30 mil copias de cuatro libros
anti-Castro, cinco millones de copias de seis folletos de caricaturas an-
ti-Castro y un film animado de diez minutos sobre los problemas eco-
nómicos de Cuba” (Elliston, 1999, p. 104). No obstante, Mangosta no dio
los frutos esperados y, cuando empieza la Crisis de Octubre (así le dicen
los cubanos a la Crisis de los Misiles de 1962), era un proyecto derrotado
cuya sentencia de muerte fue dictaminada por el gobierno de Kennedy
en noviembre de 1962.
164  Francisco Sierra Caballero (Editor)

El año 1963 llega después de un incremento notable de las transmi-


siones radiales contra Cuba durante la Crisis de Octubre y con la reco-
mendación por parte de la cia de llevar a cabo un Programa Integrado
de Acciones contra el país que, entre sus particularidades, incluía labo-
res de propaganda encaminadas a estimular el sabotaje de bajo riesgo
y otras formas de resistencia activa y pasiva. De manera general, entre
1960 y hasta la década de los ochenta, se estimula el uso dentro de Cuba
de rumores, volantes, materiales fotográficos falsos, etc., y se define la
utilidad de la radio y la televisión para tratar de ejercer influencia dentro
de la isla. De esta forma, entre 1960 y 1970 se registran ocho emisoras
piratas que transmitían desde Florida, si bien en los setenta se reducen
a cuatro para llegar a ser catorce en los ochenta (Valdés-Dapena, 2006).
Las principales temáticas transmitidas fueron: “rechazo a supuestas
ejecuciones en masa, dificultades económicas inmediatas y crónicas,
ataques a la iglesia y la estructura social, militarización del trabajo y
otras limitaciones de la libertad individual” (Valdés-Dapena, 2006, p. 46).
Mas, con el gobierno de Johnson, tiene lugar un proceso de rece-
sión de la propaganda radial contra Cuba, asociado –entre otros facto-
res– a los fracasos de los planes de la cia contra Cuba, la consolidación
del proceso revolucionario y el activismo internacional de los Estados
Unidos en otras regiones del mundo. Así, y según informe del Ministe-
rio del Interior (Minint) de la República de Cuba del año 1974 (citado
por Valdés-Dapena, 2006), se lleva a cabo un proceso de organización
de las emisoras existentes hasta ese momento y se desmantela Radio
Swan, si bien se mantiene el uso de emisoras clandestinas de manera
coyuntural.
De esta manera, entramos en la década de los ochenta y los Estados
Unidos llegan con la idea de recuperar una economía con serios proble-
mas y restablecer la hegemonía perdida en los setenta –debido, entre
otras cosas, a la derrota sufrida en Vietnam, Angola, Irán y Nicaragua,
además del trauma que significó el escándalo del Watergate para la ima-
gen tanto nacional como internacional de la nación norteña.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 165

Por ello, la esencia de la política exterior de Reagan quedó definida


y reflejada en los famosos Primer y Segundo Documento de Santa Fe y
Mandato para un Liderazgo de la Fundación Heritage. Estos textos abo-
garon por la alteración sustancial de la política de distensión seguida
hacia la antigua Unión Soviética y los países de Europa del Este, además
de una línea de confrontación y enfrentamiento en la arena internacio-
nal que se caracterizara por la presión económica, ideológica, política
y militar.
Con relación a nuestro hemisferio en particular, Alzugaray (1983) in-
dica que la Plataforma Republicana proclamaba que los Estados Unidos
reconocían la importancia de los países del área y que mantendrían su
posición para con aquellos que ellos consideraran que buscaban desa-
rrollar sus sociedades, a la par que combatirían la llamada subversión
y violencia exportada por Cuba y por Moscú. Sobre Cuba, en particular,
el Primer Comité de Santa Fe plantea:

Estados Unidos ya no puede aceptar el status de Cuba como Estado vasa-


llo de los soviéticos. Hay que calificar a la subversión cubana claramente
como tal, y hay que resistirla. El precio que La Habana debe pagar por
tales actividades no debe ser un precio bajo. Estados Unidos solamente
puede restaurar su credibilidad tomando una acción inmediata. Los pri-
meros pasos deben ser francamente punitivos. Los diplomáticos cubanos
deben irse de Washington. Hay que reanudar la exploración aérea. Hay
que cortar los dólares de los turistas norteamericanos. Hay que revaluar
el acuerdo de pesca de 1977, altamente ventajoso para la flota de pesca
cubana […]. Entre estas medidas estará el establecimiento de Radio Cuba
Libre bajo el patrocinio abierto del gobierno de Estados Unidos, que pro-
porcionará información objetiva al pueblo cubano que, entre otras cosas,
detalle los costos de la lamentable alianza de La Habana con Moscú. Si
fracasa la propaganda, hay que lanzar una guerra de liberación nacional
contra Castro (Bouchey et al., 1980, p. 24).

Pero, ¿cómo se ejecutaría en la práctica el establecimiento de Ra-


dio Cuba Libre para tratar de influir en la población cubana? Antes de
responder a esto es importante comentar que, en el año 1983, el Minis-
166  Francisco Sierra Caballero (Editor)

terio del Interior de Cuba emite otro informe (citado por Valdés-Dapena,
2006) en el que aclara que en Cuba penetraban las emisoras de ochenta
países en onda corta y larga, aunque entre las más importantes había 18
que podían escucharse en todo el territorio nacional o en algunas partes.
De ellas, siete eran de los Estados Unidos, seis de Europa Occidental,
cuatro de América Latina y una de Canadá. Relevantes resultaron la voa
y la wqba, conocida como La Cubanísima.
Es en este contexto en el que, en 1981, Reagan funda la Comisión
Presidencial para las Transmisiones hacia Cuba con el objetivo de que,
entre otras cosas, hiciera recomendaciones con relación a una estación
de radio que fue, posteriormente, Radio Martí. Esta comisión estaba
formada por once personas y contaba con un Comité Ejecutivo de tres,
entre los que se encontraba Mas Canosa. En 1983, la Casa Blanca lo se-
leccionó directamente para que presidiera un panel o junta de asesores
presidenciales que se encargaría de supervisar las operaciones de la es-
tación y fue aprobado para este cargo en 1984.
Aunque la idea de crear una nueva emisora contra Cuba fue bien
recibida por determinados sectores de la sociedad estadounidense, es
importante destacar que las estaciones privadas de radio de los Estados
Unidos se alarmaron con la propuesta de Reagan, pues sabían que Cuba
tenía posibilidades reales de bloquear las transmisiones directas desde
el territorio de los Estados Unidos y afectar a las frecuencias por las que
ellas transmitían. Estas estaciones fueron respaldadas por la Asocia-
ción Nacional de Radiodifusores (National Associaton of Broadcasters)
la que le mostró al Congreso un mapa que mostraba las potencialidades
que tenía Cuba de interferir las frecuencias que ellas usaban y el daño
que sufrirían (Elliston, 1999, p. 220). Por su parte, el entonces Jefe de la
Oficina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana, Wayne Smith,
también manifestó su desacuerdo con la medida al Departamento de
Estado y a la antigua usia.
Cuando el 20 de mayo de 1985 Reagan autoriza a la usia a que co-
mience las transmisiones de Radio Martí contra Cuba, el pretexto que
utilizó fue el de la llamada ‘libertad de información y de pensamiento’,
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 167

cuando en realidad pretendía subvertir el orden interno en Cuba. Así lo


expresa la Directiva 170 del Presidente Reagan:

Es la política de los Estados Unidos apoyar el derecho del pueblo de Cuba


a buscar y recibir información e ideas a través de cualquier tipo de medio
y, sin importar las fronteras, en correspondencia con el Artículo 19 de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos […]. Sobre la base de
una revisión en torno a la voa […] y en correspondencia con la legislación
aprobada por el Congreso en 1983, la usia queda autorizada por la pre-
sente a comenzar las transmisiones totales de Radio Martí el 20 de mayo
de 1985 (National Security Decision Directive 170, 1985).

Sin embargo, hay un elemento que casi nadie menciona cuando de


Radio Martí se trata y es que su programación no estaba originalmente
destinada única y exclusivamente a la población que se encontraba en el
archipiélago cubano, sino hacia aquellos que estaban en países a los que
Cuba brindaba ayuda humanitaria y militar, como era el caso de Angola.
Según establece la Directiva 274:

[…] Los esfuerzos de información de los Estados Unidos buscarán también


socavar la capacidad de Cuba de desplegar tropas hacia Angola a través de
la transmisión de programas de radio especialmente centrados en Cuba,
por medio de Radio Martí y de programas en idioma español dirigidos a
las tropas cubanas desplegadas en Angola. Hasta donde sea posible, los
Estados Unidos deberán buscar la exacerbación de las diferencias entre el
mpla y sus partidarios del bloque soviético y la socavación de los esfuer-
zos soviético/cubanos de mostrarse como que ayudan a un gobierno afri-
cano legítimo y asediado (National Security Decision Directive 274, 1987).

A medida que se acercaba el fin de los ocho años de gobierno de


Ronald Reagan, la Fundación Heritage hizo un balance de los resultados
alcanzados en torno a la política seguida por los Estados Unidos con
relación a Cuba y sugirió lo siguiente:
168  Francisco Sierra Caballero (Editor)

[…] El nuevo presidente debe: 1) informar a la Unión Soviética y a Cuba,


formalmente, de que debido a la presencia militar soviética en Cuba y al
involucramiento de Cuba en las guerras dirigidas y financiadas por los
soviéticos y en otras actividades militares en el exterior que violan el
acuerdo Kennedy-Khrushchev de 1962, los Estados Unidos no se van a
sentir más atados a ese acuerdo que, en efecto, garantiza que los eeuu no
van a socavar al régimen de Castro; 2) denunciar repetidamente en las
Naciones Unidas y en otros foros internacionales las opresivas políticas
internas de Cuba, al igual que sus negativas políticas internacionales; 3)
tratar de convencer a los bancos occidentales de que no le presten más
fondos a Cuba; 4) publicar los nombres de las corporaciones de los Esta-
dos Unidos y de sus […] compañías que violen el embargo de los Estados
Unidos en el comercio con Cuba; 5) apoyar la creación y establecimiento
de una estación de televisión que transmita hacia Cuba (tv Martí) para
complementar las transmisiones exitosas de Radio Martí; y 6) estimular
y apoyar el crecimiento de una oposición interna en Cuba (Heatherly &
Yale, 1989, pp. 546-547).

Por su parte, el Segundo Documento de Santa Fe (Bouchey, Fontain-


te & Jordan, 1990) se mueve en la misma tónica que la Fundación Heri-
tage, haciendo casi las mismas recomendaciones. La única diferencia
radica en que este apuesta por la desaparición de Fidel como líder en la
década de los noventa y sugiere que se inicien conversaciones con oficia-
les de las fuerzas armadas revolucionarias cubanas como “poseedores
del poder”. Pero veamos cómo se materializan todas estas sugerencias.
El mandato de George Bush padre coincide con la caída del campo
socialista de Europa del Este y con la desaparición de la antigua Unión
Soviética. De ahí que, en los Estados Unidos, se apostara también a la
caída de Cuba y se incrementaran tanto la guerra económica como la
ideológica contra la isla. Cuba, definitivamente, no cabía como nación
en la visión de un nuevo orden mundial concebido por el gobierno de
Bush. La misma fue presentada por él ante el Congreso de los Estados
Unidos en septiembre de 1990, unos pocos días después de la invasión
de Irak a Kuwait y, más allá de explicar la política hacia el Medio Oriente
y el Golfo Pérsico en particular, define lo que pudiéramos considerar
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 169

sustancioso para el caso cubano: a saber, la no existencia ya de un ene-


migo como la Unión Soviética pero sí la de algunos adversarios en el
tercer mundo que servían para justificar su esfuerzo armamentístico,
que no solo contribuiría a la mejoría de las relaciones Este-Oeste, sino
a combatir las llamadas ‘violaciones del derecho internacional y de los
conflictos regionales’.
Dentro de estos adversarios del Tercer Mundo se encuentra Cuba
(incluida en 1982 en la lista de países patrocinadores del terrorismo),
aunque no es mencionada en el discurso de George Bush padre, pues
solo se centra en justificar su política hacia Irak. Así, en el año 1992 se
aprueba la Ley Torricelli, cuyo nombre real es Ley de la Democracia Cu-
bana (The Cuban Democracy Act). Su objetivo era buscar la denominada
“transición hacia la democracia” en Cuba y, para ello, el gobierno de los
Estados Unidos declara abiertamente su intención de inmiscuirse en los
asuntos internos de Cuba y de exigirles a otros países determinar el rum-
bo de su política para con el archipiélago cubano según sus intereses. Por
otro lado, con la misma ley se persigue la eliminación de cualquier otra
opción comercial del gobierno cubano, al prohibirle a subsidiarias es-
tadounidenses en el exterior entablar relaciones comerciales con Cuba,
además de prohibir la entrada en territorio de los eeuu de cualquier
buque que hubiera tocado puerto cubano en los 180 días anteriores de
su llegada a los eeuu, según la sección 1706.
Debe aclararse que esta ley tuvo un impacto extraordinariamen-
te significativo en términos de recrudecimiento económico, dado que
eliminó toda posibilidad real que había tenido Cuba de comerciar con
determinadas subsidiarias estadounidenses desde que se impusiera
el bloqueo contra la isla. A pesar de lo establecido en leyes anteriores
–como la de Asistencia al Extranjero de 1961 y la de Comercio con el
Enemigo de 1917–, en 1975, durante el gobierno de Ford, se le permitió
a subsidiarias estadounidenses de terceros países comerciar con Cuba,
siempre y cuando las transacciones se realizaran con una subsidiaria
que tuviera personalidad jurídica propia, que las mercancías exportadas
a Cuba no fueran consideradas como estratégicas, no se transfirieran los
170  Francisco Sierra Caballero (Editor)

datos técnicos estadounidenses, no se autorizaran ni el financiamien-


to ni las cuentas en dólares, que no participara ninguna persona física
o natural estadounidense en las transacciones, las subsidiarias fueran
independientes de la firma estadounidense, las leyes del país en donde
se encontrara ubicada consintieran el comercio con Cuba y que las ex-
portaciones y las importaciones hacia y en Cuba fueran permitidas. Sin
embargo, esta posibilidad quedó anulada después de que se aprobara la
Ley Torricelli.
Mas el gobierno de Bush padre no solo se limitó a tratar de aho-
gar económicamente a Cuba sino que, fiel a las recomendaciones de la
Fundación Heritage, del Segundo Comité de Santa Fe y a su doctrina en
torno al nuevo orden mundial, decidió aprobar el lanzamiento de una
estación de televisión para, así, continuar su labor de subversión contra
Cuba. En la Resolución Presidencial Nº 90-35 del mes de agosto de 1990,
el Presidente de los Estados Unidos expresó:

De conformidad con la autoridad que me confiere la sección 247 de la


Ley de Autorización de Relaciones Exteriores, Años Fiscales 1990 y 1991
(Public Law 101- 246) […], determino por la presente que la prueba en las
transmisiones de televisión hacia Cuba (como autoriza el título V de los
Departamentos de Comercio, Justicia, y de Estado, el Poder Judicial y la
Ley de Asignaciones de las Agencias Relacionadas, 1989 […] ha demostra-
do que las transmisiones de televisión hacia Cuba son posibles y que no
causarán interferencia censurable con las transmisiones de los titulares
de licencias domésticas […]. Los autorizo y les ordeno que transmitan esta
resolución a los respectivos comités del Congreso (según se establece en
la sección 248 de la Ley [22 U.S.C. 1465ff]) y que se encarguen de su pu-
blicación en el Registro Federal. (22USC1465ee -Authorization of Appro-
priations, Title 22: Foreign Relations and Intercourse, Chapter 18: United
States Information and Educational Exchange Programs Subchapter V:
b-Television Broadcasting to Cuba).

Después de esto, la usia comenzó las operaciones regulares de tv


Martí en agosto de 1990. No obstante, las primeras transmisiones de
prueba se hicieron desde el mes de marzo, aunque la labor que iba a
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 171

ser desarrollada por la estación ya había sido aprobada en 1988 como


parte de la Ley de Transmisiones Radiales hacia Cuba. Esta perseguía
los mismos objetivos de subversión que la Radio Martí pero, desde el
principio, sus resultados fueron desastrosos –debido, en gran medida,
a las contradicciones entre sus directivos y el lobby anticubano del sur
de Florida, liderado por Mas Canosa.
Resulta interesante el hecho de que todas estas acciones se desarro-
llen contra Cuba cuando los acontecimientos tanto en América Latina
como en el resto del mundo apuntaban hacia una posible mejoría en las
relaciones bilaterales. No olvidemos que entre finales de los ochenta y
principios de los noventa se terminaron las guerras en América Central,
las tropas militares cubanas desplegadas en Angola regresaron a la isla
–tras la firma de los acuerdos de paz de África Sudoccidental– y desapa-
recen el bloque socialista de Europa del Este y la Unión Soviética, dando
paso al llamado fin de la Guerra Fría. Por lo tanto, todo apuntaba a que
una posible mejoría en las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos
no parecía totalmente descabellada. Pero la historia fue otra.
Con ese fin de la Guerra Fría y con la tranquilidad de que ya la isla
no constituía una amenaza para los Estados Unidos, la ‘realidad’ de Cuba
comienza a perfilarse a partir de la dinámica interna de lo que ocurre en
el país y se deja a un lado el activismo internacional de Cuba. Así, surge
lo que Prieto González (1995) calificó como la tríada mercado-pluripar-
tidismo-elecciones libres. El énfasis en que la economía cubana había
caído en crisis fue uno de los platos fuertes del orden del día. Funda-
mentalmente, se hizo hincapié en los pobres resultados que se estaban
alcanzando en la industria azucarera y en la reducción de las impor-
taciones –provenientes, en su gran mayoría, de los países socialistas y
de la URSS. De esta manera, se destacaba la dependencia de Cuba de
la antigua Unión Soviética y se demostraba la incapacidad del sistema
económico cubano de satisfacer las necesidades básicas de la población.
Pero estos no fueron solo los temas de la prensa corporativa esta-
dounidense, sino las principales líneas de mensajes utilizadas por las
emisoras que transmitían en contra del gobierno cubano. Puede decirse
172  Francisco Sierra Caballero (Editor)

que entre 1981 y 1995 fueron 34 (Mastrapa en Valdés-Dapena, 2006). De


ellas, tres fueron clausuradas por la Comisión Federal de Comunicacio-
nes de los Estados Unidos (fcc por sus siglas en inglés) y ya en 1998 que-
daban activas solo 13. En 1999 había siete emisoras transmitiendo desde
Florida hacia Cuba (Valdés-Dapena, 2006). Quizás, el elemento más re-
levante dentro de las líneas de mensajes es el reconocimiento explícito
a los ‘disidentes’, que es algo que se realza desde ese momento hasta la
actualidad. En el año 2006, un documento en torno a la caracterización
del Centro de Monitoreo del Instituto Cubano de la Radio y la Televisión
(icrt) explicaba que ellos no solo monitoreaban la Radio Martí, sino otra
emisora (Centro de Monitoreo, 2006), algo que ya no hacen, según en-
cuentro de esta autora con la directora de ese centro el pasado lunes 1
de agosto de 2016. No obstante, eso no significa que puedan existir otras
emisoras de radio transmitiendo contra Cuba, sino que su impacto es
básicamente nulo en la sociedad cubana.
Lo cierto es, no obstante, que durante la segunda mitad del siglo xx
se estimuló desde los Estados Unidos el uso de la radio y la tele-agresión
contra el proceso revolucionario, aunque es necesario aclarar que, apar-
te de Radio Swan que fue creada por la cia, solo Radio y tv Martí forman
parte de una agencia federal del gobierno estadounidense y, por ende,
reciben financiamiento oficial. Las demás emisoras pertenecen a grupos
opositores al proceso revolucionario que radican en la nación norteña.
En estas casi tres décadas de transmisiones hacia Cuba con el pre-
texto de promover la ‘libertad’ y ‘democracia’ al estilo estadounidense,
consignadas tanto en la Ley Torricelli como en la Ley para la Libertad y
la Solidaridad Democrática Cubanas de 1996 (Libertad Act en inglés y co-
nocida como Ley Helms-Burton por el nombre de sus patrocinadores), el
Congreso le ha entregado a la Oficina de Transmisiones hacia Cuba (ocb
por sus siglas en inglés) más de $770,000,000. Esta oficina es la encarga-
da de Radio y tv Martí y forma parte de la Junta de Gobernadores para
las Transmisiones (bbg por sus siglas en inglés), que es la agencia federal
independiente del gobierno estadounidense que regula el funcionamien-
to de todo el sistema de transmisiones civiles de ese país. En los últimos
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 173

dos o tres años se ha discutido si la ocb debe mantener su estatus federal


y, en este sentido, se han destacado tres posturas básicamente:
• la que aboga por su eliminación, por lo que le ha costado a los
contribuyentes estadounidenses y su falta de efectividad y
transparencia;
• la que apoya el mantenimiento de su statu quo como parte de
una agencia federal, aunque teniendo en cuenta los cambios
que debe enfrentar la bbg;
• la que respalda su posible desfederalización como parte del es-
tablecimiento de una organización mediática internacional en
idioma español, que incluiría a la ocb y la división latinoameri-
cana de la Voz de las Américas (voa).

Entre los que abogan por su eliminación, destacan tanto John Kerry
como el mismo Obama, pues cuando eran senadores comentaron que
ni Radio ni tv Martí habían cumplido con los objetivos para los que fue-
ron creadas. Por su parte, los defensores del statu quo de la ocb alegan
que no debe sufrir cambios ya que, como entidad, es necesaria para
cumplir con la misión de las transmisiones internacionales de los Esta-
dos Unidos, tal y como se concibieron desde el principio. Por otro lado,
consideran que la confianza hacia la marca (el nombre de la entidad)
se pudiera perder de haber un cambio, dado que ya han desarrollado lo
que ellos consideran una relación duradera con sus públicos. La última
tendencia, que es la que ha generado más noticias en los últimos dos
o tres años, es la relacionada con el proceso de desfederalización. Se
está proponiendo que este se complete para principios de 2017 y que
sea operacional para mediados de ese mismo año. De hecho, el resumen
ejecutivo del presupuesto para el 2017 es muy claro: se quiere crear una
organización mediática no federal que reciba financiamiento público
de la bbg y que siga haciendo, básicamente, lo que ha estado haciendo
la ocb hasta ahora.
174  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Sin embargo, cualquiera que sea la posición que finalmente se im-


ponga, lo cierto es que en las distintas inspecciones que se le han rea-
lizado a la bbg para evaluar lo que pudiera interpretarse como un Plan
Estratégico de Transmisiones hacia Cuba se han señalado diversos pro-
blemas –como bajos niveles de audiencia en la isla, análisis nulos sobre
la efectividad de los métodos de transmisión empleados y del costo que
los métodos alternativos pudieran tener, mal uso de los fondos guberna-
mentales, problemas en los contratos y dificultades en el cumplimien-
to de estándares periodísticos elementales como objetividad, precisión
y veracidad de la información (United States Department of State and
the Broadcasting Board of Governors Office of Inspector General, 2007,
2014; United States Government Accountability Office, 2009, 2011). En
resumen, no haber cumplido con su mandato como entidad federal y no
haber logrado el cambio de régimen en Cuba.
No obstante, la mantienen porque, a pesar de no haber sido efecti-
va, no ha habido cambio en la política que se definiera desde el triunfo
de la revolución cubana y se buscan alternativas para adaptarse a los
cambios que, en materia de uso y consumo de las tic y los nuevos me-
dios, tienen lugar en Cuba. Por ello, el uso de memorias flash y cual-
quier otro dispositivo similar que sirva para copiar la programación
de las ‘Martís’ debe mantenerse o aumentar en dependencia del grado
de conectividad que vaya alcanzando la población cubana. Según la
propuesta de presupuesto de la bbg para 2016, las ‘Martís’ han logrado
crear una red de distribución en todo el país que “incluye ocho centros
de copia, 18 puntos de recepción y 85 puntos de distribución” (p. 46). La
ocb también lanzó su aplicación de martinoticias.com para Android e
iOS para los usuarios de Apple (bbg, 2015, pp. 52-53). Asimismo, la bbg
considera que tv Martí ha estado llegando a casi un millón de cuba-
nos semanalmente a través del email y de los sms. Según la propuesta
para el 2016, el tráfico en la web de la ocb alcanzó en 2014 la cifra de
3,921,079 visitas. La página en Facebook de Martí Noticias llegó a más
de 2,347,895 seguidores. No obstante, no se puede asegurar que ese
número de visitantes sea cubano o residente en Cuba, pues el acceso
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 175

a esas páginas está bloqueado en la isla, al igual que las transmisiones


de la tv Martí.
En lo personal considero que, en la medida en que la sociedad cu-
bana se conecte, serán otras las alternativas que usará la ocb para tratar
de influir en el pueblo cubano. Recordemos que en el año 2011 el Comité
de Inteligencia del Senado estadounidense recomendó que, para lograr
los objetivos de política exterior de los eeuu en América Latina, debían
utilizarse los medios sociales a partir de la aplicación de programas
basados en conectividad efectiva, enfocados hacia la implementación
de programas de entrenamiento tecnológico y la generación de una in-
fraestructura de baja complejidad que se manifestara en la preparación y
socialización de contenidos en la red, que se diseñan teniendo en cuenta
la velocidad de conexión de Cuba (us Government Printing Office, 2011).
Por otro lado, el mismo documento reconoce que en la antigua Ofi-
cina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana –actual Embajada
de ese país en Cuba– el Departamento de Estado ha entrenado a una
buena cantidad de personas en el uso de la blogosfera, la computación
o el inglés, entre otras, de forma tal que puedan provocar lo que ese país
define como “cambio positivo en Cuba” –a saber, cambio de régimen.
De ahí que, tal y como se reconoce en la propuesta de presupuesto de la
bbg para el 2016, las ‘Martís’ tengan no solo la mayor, sino la única red
de periodistas independientes trabajando dentro de Cuba (bbg, 2016).

Estos periodistas envían reportes (que incluyen audio, texto, vídeo y fo-
tografía) de toda Cuba vía teléfono, sms e internet. Debido a una licencia
otorgada por la ofac en 2012, las Martís han podido contratar a nacionales
cubanos que trabajan dentro de Cuba como periodistas multimedia y
productores, creando una red de reporteros que trabajaban a lo largo y
ancho de la isla exclusivamente para las Martís […] Los reportes también
se presentan en martinoticias.com y se distribuyen en la isla en memorias
flash y DVDs (bbg, 2016, p. 42).

Sin embargo, el trabajo de las personas formadas por los cursos


impartidos por el Departamento de Estado en La Habana, así como el
176  Francisco Sierra Caballero (Editor)

de otros que no comparten la ideología revolucionaria (hayan sido for-


mados o no por universidades cubanas), no se limita a la colaboración
con la ocb, sino que se ha extendido a la creación de periódicos online
y blogs que responden a intereses diferentes a los del estado socialista.
No obstante, es importante aclarar que la blogosfera cubana va mucho
más allá de los llamados ‘ciberdisidentes’, de la misma manera que no
todos los diarios o periódicos online son contrarrevolucionarios. El sitio
web Blogs sobre Cuba reportaba en diciembre de 2013 la cifra de 1239
blogs (Blogs sobre Cuba, 2013), mientras que en 2011 Henken apuntaba
que, en una selección no sistemática y representativa, el sitio Bloga-
laxia reconocía que en Cuba solo existían 414 blogs (p. 94). Lo cierto es
que la blogosfera ha crecido y, según informe del Centro de Monitoreo
y Análisis de Información del icrt, en 2014 se monitorearon 76 blogs
identificados como contrarrevolucionarios. De ellos, 59 eran internos
y 17 externos (Centro de Monitoreo, 2015). Actualmente, se monitorean
con regularidad por su perdurabilidad en el tiempo solo 17 blogs, 11 si-
tios y 11 grupos de contrarrevolucionarios en Facebook para un total de
39 (Centro de Monitoreo, 2016). Por lo tanto, estamos hablando de una
cantidad bastante limitada si tenemos en cuenta que la tendencia es el
crecimiento de sitios y blogs en Cuba.
En cuanto al uso de Twitter por parte de los contrarrevolucionarios
identificados por el Centro de Monitoreo del icrt, solo 164 se mantie-
nen activos –si bien se le da seguimiento a unos 255 en el año en curso.
“Hasta el mes de junio del 2016 se emitieron un total de 47.161 tuits, des-
tacándose por su incremento el mes de marzo debido a la cobertura y
repercusión de la visita a Cuba del presidente Barack Obama” (Centro
de Monitoreo, 2016, p. 5). Sin embargo, lo curioso es que la persona más
activa en el uso de Twitter solo “mantiene 269 seguidores en la red y ha
emitido desde el 2011 un total de 22.883 tuits” (Ibídem, p. 7). Por lo tanto,
pudiera decirse que su capacidad de influencia es bastante limitada en
el país.
Según el Centro de Monitoreo del icrt (febrero, marzo, abril, mayo
y junio, 2016), las principales líneas de la propaganda realizada por las
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 177

‘Martís’, los sitios y blogs calificados como contrarrevolucionarios en in-


ternet, Facebook y Twitter en lo que va de 2016 han estado encaminadas
a demostrar que, a pesar de haberse iniciado el proceso de normaliza-
ción entre Cuba y los Estados Unidos, nada ha cambiado en la isla y se
mantienen las llamadas violaciones a los derechos humanos. Por otro
lado, se resalta la importancia de Radio y tv Martí para el pueblo cubano,
se estimula la subversión del orden y la creación de disturbios sociales
que conduzcan a acciones de desobediencia civil, se intenta desacredi-
tar la viabilidad del proyecto social cubano, la propiedad estatal y las
conquistas de la revolución; se magnifica el fenómeno de la emigración,
haciendo hincapié en la búsqueda del sueño americano por parte de los
jóvenes cubanos y las posibilidades que tienen de alcanzarlo a través
de la Ley de Ajuste Cubano y el Programa de Parole para los Médicos.
Asimismo, se intenta demostrar la organización y fortalecimiento de la
contrarrevolución interna en Cuba divulgando la creación, fusión y ac-
ción de sus grupos, se puntualiza la necesidad de una transición lenta en
la que la contrarrevolución interna debe desempeñar un papel relevante
como ‘verdaderos’ representantes de la sociedad civil cubana, se apunta
la necesidad de una nueva constitución y ley electoral, se destacan la
discriminación de género, raza y las desigualdades en la isla, así como
la propagación de enfermedades y de la violencia.
Por otro lado, uno de los proyectos que más polémica generó fue
Para la Isla. Fue desarrollado por Alan Gross y le costó una sanción de
15 años de privación de libertad por actos contra la independencia o
integridad territorial del Estado (Popular Provincial Court, 2011), si bien
fue liberado por razones humanitarias por el gobierno de Raúl Castro
como parte del proceso de negociaciones secretas entre él y Obama y que
condujeron al restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba
y los Estados Unidos y al inicio del proceso de normalización entre los
dos países. Alan Gross estuvo preso en Cuba durante cinco años y había
ingresado varias veces en el país como supuesto subcontratista de la
agencia Development Alternatives Inc. (dai), al servicio de la Agencia
para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (usaid por sus
178  Francisco Sierra Caballero (Editor)

siglas en inglés). Su objetivo era desarrollar en Cuba una infraestruc-


tura tecnológica de redes inalámbricas con conexión satelital directa
para facilitar la transmisión y recepción de materiales entre elementos
opuestos al gobierno revolucionario hacia, desde y dentro de Cuba, que
les permitiría no solo la difusión de información que el gobierno cubano
consideró distorsionada, sino encaminada a ejercer influencia negativa
en determinados sectores de la población cubana, desacreditar al gobier-
no y promover el descontento para generar actos de desobediencia civil
(Popular Provincial Court, 2011).
Asimismo, la usaid se involucró en el programa ZunZuneo, conocido
como el Twitter cubano, con el objetivo de llevar a cabo la llamada Prima-
vera Cubana. El mismo comenzó en 2009 con el Concierto de Juanes en
La Habana y se mantuvo activo hasta 2012, cuando se produjo el escánda-
lo. Según la ap logró tener 40 mil suscriptores en Cuba, mientras que la
usaid afirma que fueron 68 mil (usaid, 2014). Lo cierto es que el gobierno
cubano lo consideró como un proyecto “dirigido a crear situaciones de
desestabilización en Cuba para provocar cambios en el ordenamiento
político de la isla”, según dijera el Viceministro de Comunicaciones de
Cuba en la primera Conferencia Mundial de internet celebrada en China
en 2014 (Cubadebate, 2014).
A pesar de su fracaso, la ocb decidió después lanzar Piramideo (red
social basada en el uso de los sms para los cubanos, lanzada en 2013) y que,
según sus datos (bbg, 2015, p. 75), tenía en mayo del año pasado 659.000
usuarios. No obstante, lo cierto es que esta red tampoco ha logrado los
objetivos propuestos por el gobierno estadounidense contra Cuba.
Sin embargo, es importante apuntar que, si bien ninguna de las ac-
ciones llevadas a cabo por el gobierno de los Estados Unidos en materia
de propaganda para socavar el proceso revolucionario ha tenido éxito
hasta ahora, Cuba sí debe prestarle atención priorizada a la comunica-
ción como herramienta esencial de la seguridad nacional del país pues
los formuladores de política cubanos deben comprender que “el poder
depende no solo de la propiedad de los medios de producción, sino cada
vez más del control de los bienes simbólicos y del capital intelectual que
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 179

excluye y territorializa los dispositivos de control a partir de los sistemas


de información y conocimiento” (Sierra, 2005, p. 19).
De ahí que en Cuba sea necesaria hoy la definición e implementa-
ción de una política de comunicación que parta del presupuesto bási-
co de la Teoría Social de la Comunicación, que considera que existen
afectaciones mutuas entre el sistema político y el sistema de comunica-
ción pública de cualquier país, y que debe entenderse como el conjunto
explícito, sistemático y orgánico de principios, normas y aspiraciones
que orienten, encaucen la creación, producción, difusión y consumo
de productos culturales y comunicativos que respondan a los intereses
colectivos de la sociedad cubana; en función del modelo de desarrollo
económico, político y social que se ha escogido democráticamente por
la mayoría de los cubanos.
Digo todo esto porque es vital que los medios de comunicación cuba-
nos, como parte de ese sistema de comunicación pública, sean el media-
dor esencial que les explique a los cubanos y al mundo también eso que
llamamos ‘realidad cubana’ para poder, no solo enfrentar el desmontaje
que en torno a la historia cubana se hace hoy en día a nivel internacional
y nacional por parte de los opositores, sino conformarse en una fuente
de información creíble para todos.

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El Golpe Mediático continuado contra Venezuela

Fernando Casado

Introducción

Desde la llegada al gobierno de Venezuela de la Revolución Bolivaria-


na, los medios de comunicación privados nacionales e internacionales
la han sometido a un hostigamiento continuado y sistemático. Tanto
el proceso político como muchos de sus protagonistas, especialmente
el fallecido presidente Hugo Chávez, son criticados para construir de
ellos una imagen nefasta, a veces exagerada, otras distorsionada, falaz
o simplemente falsa.
El presente trabajo aspira a mostrar el funcionamiento de la guerra
mediática contra el gobierno bolivariano a través de las declaraciones de
los propios periodistas, editorialistas y gerentes de algunos de los prin-
cipales diarios de prensa latinoamericana y española. Los entrevistados
fueron responsables de manera directa o indirecta de lo publicado en sus
diarios sobre Venezuela. Las entrevistas fueron realizadas en el marco de
una investigación que tuvo como resultado la publicación del libro Antipe-
riodistas. Confesiones de las agresiones mediáticas contra Venezuela. Ahora
se recogen algunas de aquellas confesiones que son muy ilustrativas de
cómo se desarrolla el golpe mediático continuado contra Venezuela.
182  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Como advertencia previa, se parte de la premisa de que al analizar


el funcionamiento de la producción informativa se observará que las
empresas productoras de contenidos informativos suelen estar orga-
nizadas en conglomerados de gran influencia y vínculos con el poder
establecido, tanto a nivel político como económico. Como resultado de
estas estrechas relaciones con el poder, se constata que los grandes me-
dios de comunicación han abandonado, en muchos casos, su función de
controlar al poder y servir como contrapeso, para pasar a compartir los
mismos intereses y objetivos.
El modelo político ensayado en Venezuela desde la llegada de Chávez
al poder constituye una amenaza al sentido común hegemónico basado
en la visión liberal económica de la sociedad, especialmente en los mo-
mentos actuales de crisis que todo el sistema de dominación capitalista
atraviesa. La alternativa de Venezuela, que aspira a construir un siste-
ma social basado en el socialismo del siglo xxi y el Buen Vivir, no debe
prosperar bajo ningún concepto. De lo contrario, su expansión podría
convertirse en una amenaza para el imperante orden mundial ‘Occi-
dental’, tal como hoy día lo conocemos, con sus privilegios, jerarquías
y desigualdades. De ahí que el sistema liberal capitalista utilice todos
los mecanismos a su alcance para acabar con el peligro que acecha a su
statu quo. Ya que una guerra al estilo tradicional no tiene justificación
–al menos por ahora, aunque se está trabajando arduamente para que
la opinión pública occidental llegue a aceptar una potencial agresión a
Venezuela– y tendría elevados costos, la manera en que se ataca a Vene-
zuela es a través de los medios de comunicación privados y hegemónicos,
en un sentido gramsciano.
Las estrategias propagandísticas utilizadas en contra del gobierno
revolucionario de Venezuela y los fines perseguidos han sido de muy di-
versa índole y han tenido unas características específicas, dependiendo
del país donde cada uno de los diarios analizados tiene su casa matriz.
Hoy día, por ejemplo, es más que obvia la relación entre los ataques a
Venezuela por la prensa española para tratar de dañar la imagen del in-
cipiente partido político Podemos. Pero algo en lo que todos los diarios
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 183

han coincido ha sido en la demonización de la imagen de los presidentes


Chávez y Maduro. Así lo han admitido muchos de los entrevistados.
Este trabajo se centra en las agresiones sufridas por la Venezuela
bolivariana de mano de los periodistas que trabajan para la ‘gran prensa’,
entendiendo dichas agresiones como los ataques infligidos para causar
daño a la reputación e imagen del país, que llegan incluso a tener el ob-
jetivo oculto de provocar el derrocamiento de su gobierno y que forman
parte de un golpe continuado.
Se tratarán algunos casos y ejemplos representativos de la manipu-
lación mediática a la que se somete a Venezuela, la muestra original del
libro Antiperiodistas fue de 70 periodistas de once diarios (El tiempo y
el Espectador de Colombia; El País, El Mundo y abc de España; Clarín y
El Nacional de Argentina; El Comercio de Ecuador; El Mercurio de Chile;
El Universal de México; y abc Color de Paraguay). A continuación se re-
latarán los ejemplos más representativos.

La caricaturización del presidente Chávez

Académicos españoles, como Carlos Sixirei, han descrito la caracteri-


zación del Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, por parte de los me-
dios de comunicación desde los primeros años de su llegada al poder
“como un dirigente de tendencias populistas, autoritarias y casi fascistas”
(Sixirei, enero 2011, p. 170), prejuicios en torno a los cuales gira toda la
información que se publica sobre el mandatario venezolano.
Entre los periodistas se registra también una imagen muy caricatu-
rizada del mismo. El redactor de Política de El Tiempo, Nelson Enrique
Parra le describió de la siguiente manera: “Chávez es un personaje co-
lombiano, adoptado, ya no hay nada que hacer; es una persona que está
allí enloquecida, haciendo unas vainas absurdas” (Nelson Enrique Parra.
Entrevista personal n°1. Marzo de 2011). Tras esto se atrevió a señalar que
la cobertura relacionada con Venezuela fue “muy neutral; siempre se tra-
ta de tener cierta neutralidad, pero es que Chávez es un personaje que en
184  Francisco Sierra Caballero (Editor)

determinados momentos es bastante hostil” (Ibídem). Con estas afirma-


ciones, el periodista deja ver cómo su percepción individual sobre este
personaje (Chávez) afecta al tratamiento informativo que le da al mismo.
Reconoció entonces la existencia de un periodismo de reacción, donde
la palabra ‘neutralidad’, que de por sí no tiene mayor sentido, pierde
todo atisbo de credibilidad en los comentarios de Parra, quien la utilizó
de manera contradictoria al tomar partido frente a la figura de Chávez.
Una de las articulistas que ha debatido en alguna ocasión –más en
privado que en sus artículos publicados en El Tiempo– la visión este-
reotipada que los medios han ido construyendo en torno a Venezuela,
y confrontado su sentido común, es Socorro Ramírez. Durante la en-
trevista dio unas interesantes pautas para entender la relación colom-
bo-venezolana:

Antes de Chávez, si uno miraba Venezuela vía El Tiempo, solo se veían los
negocios; Colombia no tenía más interés en Venezuela […] entonces el en-
foque de El Tiempo era solo eso. Con la llegada de Chávez hay un tono muy
reactivo contra Chávez: varios años de tratarlo de un pobre militarote,
incapaz, inepto, bruto, o sea, una caricatura que yo creo desmontó la ca-
pacidad colombiana de entender lo que pasaba con Chávez; compártelo
o no, creo que la caricatura empobrece la capacidad de entender qué está
pasando. Me parece que por mucho tiempo el periódico, y era un poco la
opinión colombiana y gubernamental, como que todos esperando que
se cayera; entonces Colombia se preparó para la caída de Chávez durante
mucho tiempo (Socorro Ramírez. Entrevista personal n°2. Marzo de 2011).

Existe, por tanto, un reconocimiento claro de la construcción de


una imagen estereotipada del presidente Chávez por parte del diario
El Tiempo. Al preguntarle a Ramírez si los medios habían contribuido
a construir esta imagen distorsionada y demonizada del presidente de
Venezuela, llevando a cabo una selección maliciosa de ciertos fragmen-
tos de su discurso, sacándolos de contexto, respondió:

[…] Sí, la hubo, sin duda que la hubo; por ejemplo, no había ningún in-
terés por mirar por qué tiene medio país que lo apoya, qué representa,
qué fenómeno es ese; solo se quedaba en la imagen que Chávez además
ayuda a crear, pero no se hacía ningún intento por entender un poco ese
fenómeno (Ibídem).

Se admite que los medios ocultan importantes facetas de la perso-


nalidad del presidente Chávez y la realidad de Venezuela, aunque se trata
de justificar apelando a que el propio mandatario venezolano contribuye
a la creación de dicha imagen, lo cual –como se verá más adelante– es
otra falacia de los medios.
La caricatura del presidente Chávez construida por los medios de
comunicación también fue afirmada por el editor jefe de la sección de
Opinión de El Tiempo, Francisco Miranda, quien acabó reconociendo,
tras mostrarle varios ejemplos de artículos en los que se detectó previa-
mente algún tipo de manipulación lo siguiente:

De acuerdo, hay una caricatura; estamos claros en todo eso […]. ¿Los
medios son culpables de un mal manejo de la imagen de Chávez, o de
una espectacularidad en la imagen de Chávez? Puede ser, no te lo niego;
puede ser que los medios colombianos hayamos cubierto al presiden-
te Chávez enfocados en lo espectacular, de acuerdo (Francisco Miranda.
Entrevista personal n° 3. Marzo de 2011).

Chávez como una noticia banal y de espectáculo

La banalidad y el espectáculo son las características predominantes en


la imagen fabricada del presidente Chávez y sus acciones de gobierno.
En este sentido, señaló el columnista de El Tiempo Daniel Samper:

[Chávez] es una gloria para las redacciones de los periódicos, es decir, es


un personaje fantástico; canta, baila, dice toda clase de cosas; sus pre-
sentaciones en público son siempre un espectáculo; lo aplauden, es decir,
para la redacción difícilmente se consigue un mejor personaje; yo creo
que buena parte de las salidas en público de Chávez garantizan que van
a tener un interés para la redacción (Daniel Samper. Entrevista personal
n° 4. Marzo de 2011).
186  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Es decir, hay un componente del presidente Chávez que los medios


anhelan, prefieren y seleccionan con avidez: el espectáculo. La noticia
se transforma en entretenimiento y sobre la explotación de esta faceta
se suele volcar el enfoque de las redacciones. La banalidad está de moda,
aunque en el caso del presidente Chávez llega a su clímax. El autor Ca-
sablancas afirma que “la prensa tiende cada vez más a fijar su pauta de
selección de noticias a partir de criterios basados en la espectacularidad
y el entretenimiento” (Casasblancas, 2005, p. 23). A ello se une la obse-
sión por no aburrir, “generando realidades tan potentes o más que la
realidad misma” (ibíd., p. 43). Como resultado, lo anormal se convierte
en noticia y lo extravagante es promocionado como parte de la cultura
del espectáculo (Galdón, 2006, pp. 35-36).
En el periodismo serio, la función informativa de los medios no es
la de distorsionar la realidad, sino investigar las diversas caras de la rea-
lidad para proporcionar una síntesis equilibrada. Sin embargo, se com-
prueba cómo los periodistas prefieren la distorsión antes que el rigor.
Para el más puro entretenimiento, los diarios tienen a sus periodistas es-
pecializados en farándula. El Tiempo de Colombia posee un columnista
muy particular llamado Poncho Rentería, su estilo se basa en la ironía y
en la sátira del personaje que elige como blanco de sus mordaces críticas.
Pero, como explicó Rentería en relación con sus propias publicaciones,
no cree que tenga completa libertad en los artículos de opinión, pues
un artículo sin límites:

[…] no es equilibrado con la víctima; la opinión debe ser responsable y


jugarle limpio a la víctima; no debe pegarle 17 puntapiés en la cara; debe
ser inteligente para castigarlo, para acusarlo, para criticarlo, y entender la
desigualdad que hay entre el que paga y el que recibe (Poncho Rentería.
Entrevista personal n° 5. Marzo 2011).

En total, Rentería publicó desde mediados de 2009 a mediados de


2010 trece artículos en los que el presidente Chávez fue mencionado.
Dicha cifra sorprendió, al enterarse, incluso al propio columnista por
su elevado número, lo que ya demuestra un uso recurrente de la imagen
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 187

del presidente Chávez por los periodistas de la farándula, que viven casi
exclusivamente de la espectacularidad y la información banal. Al comen-
tarle a Rentería que con el presidente Chávez rompía su propia regla de
no sobrepasarse y decir cualquier cosa, ni ‘golpearlo’ demasiado duro,
Rentería tuvo que admitir que lo hacía y dio una serie de explicaciones
al respecto:

[…] le he ridiculizado mucho, sí, sí, se lo ha ganado, hombre, se lo ha ga-


nado, pero es que no se puede ser el matón del barrio, el bravucón de
la plaza. Sí lo ridiculizo mucho, y lo jodo mucho pero me gusta más esa
tónica, le censuro el ego porque es que, además, yo tenía enormes sim-
patías por Chávez. En Venezuela estaba la clase política más corrupta y la
burguesía más corrupta y entonces, cuando tú tienes un país rico, mul-
timillonario como Venezuela, tienes que tener un gobierno sano, bueno,
decente, justo y que los pobres conozcan la carne, el pollo, el huevo, la
televisión, perfecto, pero es que el tipo le ha metido mal gusto, le ha me-
tido unas bravuconadas que ha hecho antipática esa llamada Revolución
Bolivariana. Por esa razón yo soy antipático con Chávez, pero le guardo un
abono: que los pobres de Venezuela conocieron la leche y los huevos con
Chávez. Sí, en verdad se lo abono (Poncho Rentería. Entrevista personal
n° 5. Marzo 2011).

La distorsión de la figura de Chávez no se articula solo sobre una


maniobra metonímica de presentar un detalle como síntesis del carácter
de un personaje, ni tampoco se queda simplemente en la falsificación.
Es interesante observar cómo, además, se retienen rasgos positivos de
la gestión del presidente Hugo Chávez: afirma Rentería que “los pobres
de Venezuela conocieron la leche y los huevos con Chávez”. Sin embargo,
no hay una sola referencia al reconocimiento de estas políticas en todos
los artículos que ha publicado este columnista sobre el mandatario vene-
zolano. Lo que sabe no coincide con lo que escribe. Los aspectos nunca
revelados en sus artículos se basan en argumentos racionales, como es
que la gente humilde se alimenta mejor, pero la crítica, que es recurrente
en las piezas de Rentería, se sustenta en lo irracional y empático: Chávez
es un bravucón que le ha metido mal gusto.
188  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Al editor de la sección internacional, Eduardo Soto, se le mostraron


varias piezas periodísticas de El Tiempo cuya información sobre Vene-
zuela era claramente sensacionalista. Así lo demostró el titular “Los nue-
vos juguetes de Chávez”, en relación con una adquisición de armamento.3
La nota –procedente de Agencias– fue calificada por Soto como “algo de
mofa, pero no sé si excesiva” (Eduardo Soto. Entrevista personal n° 6.
Marzo 2011). De nuevo, el mismo tratamiento tendencioso es justificado
por el redactor Soto al señalar que “de alguna manera identifica lo que se
pensaba en ese momento de los anuncios de Chávez”. El periodista quiso
hacer creer que lo que piensa el diario es lo que piensa el público. Sobre
la caricaturización de la imagen de Chávez con este tipo de recursos
periodísticos basados en el sensacionalismo, Soto afirmó que “no es la
intención, no es la idea, porque ese no es un titular que salga todos los
días, o sea, ese juego no se hace todos los días; es uno entre muchos” (ibí-
dem). Inmediatamente las disculpas: Soto admitió que no es aceptable
tal tratamiento, pero alegó que no importa porque no es representativo.
Cuando se le comentó que sobre los presidentes Obama y Zapatero
no sería posible titular notas relacionadas con la adquisición de material
bélico de esta manera, Soto señaló: “no creo, pero de Evo sí”, debido a que
el presidente de Bolivia también tenía “exabruptos de ese tipo” (ibíd.).
Claro, Evo Morales también pertenece a los gobiernos progresistas que
ponen en tela de juicio al sistema liberal y, por lo tanto, también es parte
del ‘Eje del Mal’.
La demonización del presidente Chávez se lleva a cabo bajo cual-
quier excusa y tema. Con la editora de la sección internacional del dia-
rio El Espectador, Angélica Lagos, también se conversó sobre una nota
titulada “La obesidad es la nueva amenaza para Venezuela: Chávez”.4 La

3 “Los nuevos juguetes de Chávez”, El Tiempo, 15 de marzo de 2010, <http:// www.


eltiempo.com/archivo/documento/MaM-3881421>.
4 “La obesidad es la nueva amenaza para Venezuela: Chávez”, El Espectador, 17 de
noviembre de 2009, <http://www.elespectador.com/noticias/elmundo/articulo172572-
obesidad-nueva-amenaza-Venezuela-chavez>.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 189

palabra ‘amenaza’ apareció también en el texto como si fuera parte de


una cita del mandatario venezolano; sin embargo, nunca fue pronun-
ciada por él. Lagos volvió a reconocer, después de haberle mostrado una
gran cantidad de artículos, “quedarse sin defensa”, pero le echó la cul-
pa de la publicación a la sección digital de ElEspectador.com (Angélica
Lagos. Entrevista personal n° 7. Marzo 2011). Para Leonardo Rodríguez,
responsable de dicha sección, este artículo contenía una “carga editorial”
(Leonardo Rodríguez. Entrevista personal n° 8. Marzo 2011).
Los ataques a la figura del mandatario venezolano rozan en muchas
ocasiones lo ridículo: “Polar, la cerveza favorita en Venezuela, en la mira
de Chávez”.5 La información de nuevo pierde relevancia; lo importante es
que el artículo tenga pegada, de ahí su entradilla: “en un hecho inédito,
ordenó desmontar la ‘esfera Pepsi’, ubicada en la terraza de la torre Polar,
en Plaza Venezuela”. En este artículo se interpretó que la ‘esfera Pepsi’
–una increíble construcción en lo alto de uno de los grandes edificios
caraqueños de 80 toneladas– fue desmontada por motivos únicamente
políticos y en ningún momento se mencionó siquiera que, según infor-
mes técnicos, la estructura estaba en mal estado y era un peligro, dada
la ubicación de la gran esfera en una zona sísmica de Caracas.6 Tanto
Angélica Lagos como Leonardo Rodríguez estuvieron de acuerdo en que
el olvido de este tipo de argumentos para enfocar la nota únicamente
desde una perspectiva ideológica fue un error periodístico (entrevista
realizada a Angélica Lagos y Leonardo Rodríguez. Entrevistas n°6 y 7.
Marzo 2011).

5 “Polar, la cerveza favorita en Venezuela, en la mira de Chávez”, El Espectador, 3 de


junio de 2010, <http://www.elespectador.com/noticias/elmundo/articulo206783-polar-
cerveza-favorita-de-los-venezolanos-mira-de-chavez>.
6 “Comenzó desmontaje de la esfera Pepsi”, Aporrea.org, 4 de junio de 2010, <http://
www.aporrea.org/actualidad/n158645.html>.
190  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Chávez demonizado como arma política contra la izquierda

El redactor de la sección Política de El Tiempo, Enrique Parra, al carac-


terizar al expresidente venezolano en el marco de las elecciones presi-
denciales en Colombia del año 2010, aseveró que:

Según la posición que asuma el candidato en esa campaña frente a un


personaje como Chávez, eso le da más o menos puntos en la opinión
pública. Aquí hay un 90 por 100 de rechazo a la figura de Chávez; el que
diga “me voy a dar picos con Chávez”, se muere (Nelson Enrique Parra.
Entrevista personal n° 1. Marzo de 2011).

En consecuencia, la figura del mandatario venezolano fue utilizada


para neutralizar a cualquier político o programa que tuviera un tinte
progresista. Daniel Samper admite como resultado de la demonización
a la que se sometió a Chávez que “es un personaje que se necesita mucho
valor para defenderlo incluso cuando pudiera tener razón” (Daniel Sam-
per. Entrevista personal n° 4. Marzo de 2011). La corriente hegemónica
no solo la tienen que seguir los políticos, sino que los propios periodistas
y articulistas también se ven constreñidos en su trabajo. La articulista
Socorro Ramírez manifestó que en sus artículos, donde mantenía pos-
turas que en ningún momento podrían haberse catalogado de chavistas
o filochavistas –pero sí diferentes a las planteadas por el pensamiento
hegemónico–, se la insultaba de manera “brutal” en los comentarios por
parte de los foristas, hasta el punto de que El Tiempo se vio obligado a su-
primir y dejar de mostrar la gran cantidad de insultos que se publicaban
(Socorro Ramírez. Entrevista personal n° 2. Marzo de 2011).

Chávez, un gobernante incómodo para el gran capital

Uno de los motivos fundamentales por los que se adversó al presidente


Chávez, y que en algún momento se han mencionado, fue su desafío a la
visión liberal del mundo. La Revolución Bolivariana no encaja dentro del
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 191

modelo de la ideología imperante y, por lo tanto, los medios de comuni-


cación son usados para desacreditarla. Así lo admitió Francisco Miranda,
editorialista del diario El Tiempo de Colombia:

[…] las elites latinoamericanas, que podríamos llamar elites liberales, elites
construidas dentro de la década de los noventa, elites que implementa-
ron en sus países modelos neoliberales, consenso de Washington, ellos
asumen a Chávez como un enemigo porque Chávez comienza a apoyar
a sus contradictores (Francisco Miranda. Entrevista personal n° 3. Marzo
de 2011).

Miranda retrata la lucha de clases y cómo las ‘elites’ hacen todo lo


posible por preservar su statu quo. Dado que el propio diario El Tiem-
po expresamente se posiciona a favor de los valores que persiguen las
‘elites latinoamericanas’, se puede concluir que en el diario, desde su
editorial, también se percibe al presidente Chávez y el modelo de socie-
dad que defiende como un enemigo, aunque pretendan disfrazarse tras
la objetividad periodística. Hay que tener en cuenta que el presidente
Chávez abogó, y la Revolución Bolivariana aún sigue haciéndolo, por
una democracia social que promociona la intervención del Estado en
la transición económica al socialismo. El Tiempo, ante la amenaza que
significa la Revolución Bolivariana a sus intereses, trata de construir un
sentido común (como diario hegemónico) contrario a Venezuela, y para
ello utiliza todas las técnicas de manipulación y propaganda a su alcance.

Algunos de los principales temas de ataque a la Revolución


Bolivariana en la prensa

A continuación, se mostrarán algunos temas que han servido como pun-


ta de lanza para atacar a Venezuela en el golpe mediático continuado
desde la prensa hegemónica. Se ha seleccionado un número limitado
de temas, pero son muchos más los que casi a diario se siguen usando
para hostigar la Revolución Bolivariana.
192  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Venezuela, armada y peligrosa


Las compras de armas de Venezuela a países como china y Rusia –que
llegó a convertirse en uno de los temas por los que más se atacó al expre-
sidente Chávez– fueron utilizadas con gran frecuencia, pero especial-
mente durante la crisis bilateral con Colombia en los últimos años del
otrora presidente, Álvaro Uribe, para exasperar los ánimos de la opinión
pública internacional en general y especialmente la colombiana. Edulfo
Peña, editor de la sección Política de El Tiempo, se refirió a este tema de
la siguiente manera: “Si tú ves que un tipo como Chávez compra cinco
mil millones de dólares en armas, Colombia no tiene ninguna posibili-
dad de igualar o equiparar un nivel de compra de armas de esa magnitud,
y ves que habla de alianzas con Irán para la energía nuclear” (Edulfo
Peña. Entrevista personal n° 8. Marzo de 2011).
La falta de veracidad de la información en este tema es bastante
alarmante porque supone un caso prototípico de propaganda bélica.
De hecho, la desatinada percepción que Peña sostuvo sobre el supuesto
armamentismo venezolano se demuestra con sencillos datos al alcance
de todo el mundo, revelados por los organismos más autorizados en la
materia. El gasto de Venezuela en defensa, en relación con el pib, es me-
nor que la media de América Latina, cifra que además ha disminuido en
los últimos años, mientras se incrementó en la región. En primer lugar,
cabe destacar que el gasto de Venezuela en defensa para aquel momento
(año 2009) se encontraba en un 1,3% del Producto Interno Bruto (pib),
mientras que en el 2003 fue del 1,4% –datos establecidos por el Instituto
de Estocolmo para la Investigación de la Paz Internacional (sipri por sus
siglas en inglés)–.7 Al mismo tiempo, al comparar el monto total gastado
en defensa, según la Red de Seguridad de América Latina y el Caribe
(ResDaL), para Venezuela se estableció en 4.185 millones de dólares ese

7 En relación con el porcentaje del gasto del PiB, Venezuela fue también superada
por otros muchos países como Cuba (3,5%), Ecuador (3%), Bolivia (1,9%) y Uruguay
(1,4%).”Budgetary Priorities in Latin america: Military, Health and education spending”,
SIPRI, diciembre de 2011, p. 4, <http://books.sipri.org/files/insight/siPRiinsight1102.pdf>.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 193

año, cifra que se redujo a 2.501 para el año 2010.8 Venezuela se erigió en
el único país que redujo su gasto en armamento en la región para ese año,
y fue superado en términos totales por varios países de la región; entre
ellos Colombia, que gastó 6.178 millones de dólares en armamento en el
año 2010, superando los 5.534 de 2009.
Peña tampoco tomó nunca en cuenta el embargo de armamento
realizado por eeuu a Venezuela –proveedor tradicional de este tipo de
material–, lo que provocó que el país caribeño tuviera que renovar gran
parte de su arsenal, que quedó rápidamente obsoleto por falta de piezas
de recambio.9 Además, el embargo ha impedido que otros países como
Brasil hayan podido venderle aparatos, como fue el caso de los aviones
Super Tucano para entrenamiento militar y vigilancia, por tener compo-
nentes estadounidenses. El redactor jefe de la sección internacional de
El País, Fernando Gualdoni, al tratar de describir al presidente Chávez
se apoyó en el armamentismo para desprestigiarle:

[…] yo, como latinoamericano, si un presidente de un país como Vene-


zuela, al que quiero mucho y en el que viví de pequeño, me dice que van
a comprar tanques y submarinos o no sé cuántos cazas rusos, pues yo
pensaría: “¿No sería bueno gastar ese dinero en otras cosas?” Esa no-
ticia yo no la veo positiva, que un país con muchísimo por hacer para
el desarrollo y para el afianzamiento de las instituciones democráticas
compre miles de tanques […] y donde las amenazas no son las militares;
son la delincuencia organizada, la falta de educación, es decir, hay otras
prioridades y nosotros estamos a favor de esas prioridades: la educación,
la salud, etc. (Fernando Gualdoni. Entrevista personal n° 10. Febrero 2012)

La reflexión de Gualdoni sobre los problemas éticos que plantea el


gasto en armamento es una preocupación general que no solo afecta a

8 ResDaL, Atlas Comparativo de la Defensa en América Latina y Caribe. Edición 2010,


26 de octubre de 2010, p. 52, <http://www.resdal.org/ebook/atlasResDaL2010/print/
atlas-completo.pdf>.
9 “eeuu prohíbe venta de armas a Venezuela”, BBC, 15 de mayo de 2006, <http://news.
bbc.co.uk/hi/spanish/latin_america/newsid_4774000/4774531.stm>.
194  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Venezuela; sin embargo, estas críticas no suelen escucharse de los paí-


ses occidentales amigos, sino únicamente de los Estados de los que se
pretende crear una imagen adversa. El razonamiento de Gualdoni sería
el adecuado si todos los países fueran tratados del mismo modo desde
El País, algo que no ocurre en absoluto.
Ante la pregunta de si se elaboró la misma cantidad de artículos
sobre otros países como Chile, cuyo gasto en armamento en relación con
el PIB y en gastos totales es superior a Venezuela, aunque su población
es aproximadamente la mitad, Gualdoni contestó afirmativamente.10
Sin embargo, al hacer la búsqueda de artículos en El País, se pudo
comprobar que los enfoques en relación con Chile y Venezuela son com-
pletamente distintos. Al introducir en el buscador de El País las palabras
“armamentismo Chile” y “armas Chile”, las primeras notas que apare-
cieron en el archivo de la hemeroteca digital son de los años ochenta
y noventa, durante la dictadura de Pinochet. Al hacer lo mismo con
relación a Venezuela, todas las notas encontradas datan del gobierno
de Chávez. Al introducir en el buscador “armamentismo Venezuela”, la
primera nota que apareció fue “Estados Unidos suspende las ventas de
armas a Venezuela”,11 que comenzó con la siguiente frase: “El Departa-
mento de Estado anunció ayer la interrupción de todas sus ventas de
armas al gobierno venezolano para sancionar su nula cooperación en la
guerra contra el terrorismo”, mientras que al buscar “armas Venezuela”
en primer lugar surgió: “Zapatero y Lula sellan la paz entre Colombia y
Venezuela para vender armas a Chávez”,12 cuyo subtítulo fue: “Estados

10 Debemos recordar en este momento algunas cifras: el gasto de Chile en armamento


fue de 4.778 millones en 2010, más que los 4.353 en 2009. Atlas Comparativo de la
Defensa en América Latina y Caribe, Edición 2010, ResDaL, 26 de octubre de 2010, p. 52,
<http://www.resdal.org/ebook/atlasResDaL2010/ print/atlas-completo.pdf>.
11 “Estados Unidos suspende las ventas de armas a Venezuela”, El País, 16 de mayo de 2006,
<http://elpais.com/diario/2006/05/16/internacional/1147730403 _850215.html>.
12 “Zapatero y Lula sellan la paz entre Colombia y Venezuela para vender armas a
Chávez”, El País, 29 de marzo de 2005, <http://elpais.com/diario/2005 /03/29/internacio-
nal/1112047202_850215.html>.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 195

Unidos relaciona el rearme del gobierno de Caracas con el terrorismo en


la zona”. Gualdoni se equivocó y el trato dado por el diario a Venezuela y
Chile difiere. Aunque Chile es, junto a Colombia, el país que más dinero
gasta en armamento en relación con el PIB –y en muchas ocasiones no
hay transparencia alguna en sus adquisiciones–, El País no ha escrito
ningún artículo sobre este tema en las últimas dos décadas.
Finalmente, al introducir en el buscador “presupuesto defensa Chi-
le”, la primera nota que apareció es de 2004 en un tono positivo: “Lagos
[expresidente chileno] promete a Bono [exministro de Defensa español]
aumentar las compras de armamento español”.13 El enfoque de la publi-
cación fue completamente diferente al utilizado con Venezuela; ejemplo
de ello es que, al utilizar las mismas palabras de búsqueda con respecto
a este último país, se encontró en primer lugar la nota: “Bono [en ese
momento parlamentario de la oposición y ya no ministro] acusa al PP de
practicar una doble moral con las ventas de armas a Venezuela”.14 Aun-
que el actor de ambas notas coincide (José Bono, político histórico del
Partido Socialista Obrero español), respecto a Chile el enfoque es que
vender armas es un buen negocio, mientras que con Venezuela es un
acto reprochable.

Ataque a medios de comunicación y falta de democracia


La acusación de que Venezuela coarta la libertad de expresión mediante
la censura a los medios de comunicación y que presenta carencias demo-
cráticas se ha convertido en una especie de justificación general para cri-
ticar todos los actos del gobierno venezolano. Validar estas aseveraciones,
desde la perspectiva de la democracia representativa liberal, significaría
arrebatarle la legitimidad al gobierno venezolano y su revolución.

13 “Lagos promete a Bono aumentar las compras de armamento español”, El País, 20 de


septiembre de 2004, <http://elpais.com/diario/2004/09/20/espana/1095631221_850215.
html>.
14 “Bono acusa al PP de practicar una doble moral con las ventas de armas a Venezuela”, El
País, 19 de abril de 2005, <http://elpais.com/diario/2005/04/19/ espana/1113861626_850215.
html>.
196  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Juan Luis Cebrián, consejero delegado del grupo Prisa y exdirector


de El País, acabó haciendo un ejercicio demagógico al comparar a Chávez
con el dictador español Francisco Franco durante la entrevista conce-
dida en el marco de esta investigación: “¿Que el señor Chávez hará co-
sas bien? Pues probablemente, y que de algunas nos enteraremos, pues
también. También hizo cosas, hubo cosas buenas durante el franquis-
mo; en cuarenta años alguna carretera había recta y bien pavimentada,
¿no?” (Juan Luis Cebrián. Entrevista personal n° 11. Febrero 2012). La
parcialidad ideológica de Cebrián es la que impregna los puntos de vista
de la inmensa mayoría de los artículos que escriben los columnistas y
redactores de El País. Pues, ¿quién se atrevería a llevarle la contraria al
presidente ejecutivo del grupo Prisa?
Dada la insistencia de Cebrián respecto a la falta de calidad demo-
crática y ataques a la libertad de expresión del gobierno de Venezuela,
se le preguntó por qué no considerar también como parte del progreso
democrático en Venezuela los logros en materia de educación, salud y
reducción de la pobreza que han redundado a favor del desarrollo del
país, pero que nunca eran reflejados por su diario. A esto Cebrián con-
testó negando cualquier avance, aún en materia social, en Venezuela:

Yo no lo creo, es decir, y a lo mejor puede ser que algunas cosas se hagan


bien, yo creo que con una inflación de más del 20% y del 30% Chávez
está empobreciendo a su país; no está haciendo las infraestructuras que
tiene que hacer, o sea, está hipotecando el futuro del país con esa política
de subsidios y de repartición. Yo no lo creo; en fin, no me cabe duda de
que haya logros que no se hayan puesto. Pero nuestra crítica es exclu-
sivamente sobre la democracia y el debate que quieres hacer sobre los
derechos sociales; eso podría llevar a un debate muy amplio, pues qué
duda cabe de que hay derechos sociales, pero te vuelvo a decir que en
eso soy un liberal anglosajón. La democracia es un sistema…, un método,
un sistema de gobierno que consiste en la elección de los gobernantes
por los gobernados, fundamentalmente eso… y en la garantía de igualdad
ante la ley de todos los ciudadanos y, por lo tanto, el respeto a las mino-
rías, las minorías políticas, las minorías de género, de raza, de religión, etc.
y tal (Juan Luis Cebrián. Entrevista personal n° 11. Febrero 2012).
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 197

Cebrián no quiso hablar de posibles logros sociales en Venezuela; en


cambio, se enfrascó en la discusión de los alegatos a déficits democráti-
cos. Para el presidente ejecutivo de El País, la democracia es un método
que consiste en la elección de los gobernantes por los gobernados, nada
más, lo que calificó como una perspectiva liberal anglosajona.
No obstante, la definición que ofreció Cebrián de la democracia
como un método o sistema de gobierno sin tener en cuenta los dere-
chos sociales es anacrónica y está superada. La Declaración y Progra-
ma de Acción de Viena de 1993, uno de los documentos de avanzada en
materia de protección de los Derechos Humanos y con más de veinte
años de vigencia, establece claramente la relación entre la democracia
y los derechos sociales: “La democracia, el desarrollo y el respeto de los
derechos humanos y de las libertades fundamentales son conceptos in-
terdependientes que se refuerzan mutuamente”.15
El desarrollo y los derechos sociales no pueden ser excluidos al eva-
luar la democracia en Venezuela. Pero, además, respecto a las libertades
y derechos civiles y políticos mencionados por Cebrián –como la igual-
dad ante la ley, la libertad de expresión y el respeto de las minorías–, no
hay constancia ni prueba alguna de que sean violadas por las institu-
ciones del Estado de peor forma que en otras democracias occidentales,
aunque por supuesto todos los sistemas son perfectibles.
En relación con Venezuela, Cebrián expresó una visión bastante es-
tereotipada al hacer la comparación entre Colombia y Venezuela, iden-
tificándose prejuicios y clichés de manera clara:

En Venezuela es obvio que ha habido retrocesos sustanciales con el ré-


gimen de la Revolución Bolivariana y lo que se refiere a aspectos funda-
mentales de la democracia, como son el respeto a la libertad de expresión,
respeto a las minorías, etc. y tal. Es una democracia vigilada y un poco
amputada, no solo en Venezuela, sino en Nicaragua o Ecuador donde
están ocurriendo cosas semejantes.

15 ONU, a/conf.157/23, Declaración y Programa de Acción de Viena, 12 de julio de 1993,


<http://www.unhchr.ch/huridocda/huridoca.nsf/(symbol)/a.cOnF. 157.23.sp>.
198  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Colombia es un país con otros problemas, con una democracia que fun-
ciona, pero es un país todavía en guerra civil, con grandes porciones del
territorio que no son controladas por el Estado. Lo que tratamos de apo-
yar es a las instituciones democráticas colombianas para que haya un
proceso de pacificación que permita estabilizar la situación política (Juan
Luis Cebrián. Entrevista personal n° 11. Febrero 2012).

Cebrián afirmó unos retrocesos en Venezuela en cuanto a “aspectos


fundamentales de la democracia”, pero no dio datos ni razones, sino que
vagamente aseguró una falta de “respeto a la libertad de expresión y a
las minorías”. Nos preguntamos si por minorías se referirá Cebrián a las
clases sociales privilegiadas que se han visto afectadas por medidas de
redistribución de la riqueza, ya que Venezuela muestra la menor dispa-
ridad entre ricos y pobres en América Latina.16 El consejero delegado del
grupo Prisa pretendió endilgarles esa misma imagen a países que llevan
a cabo políticas sociales afines a Venezuela y contrarias al liberalismo
económico, como Ecuador y Nicaragua. Pero frente a Colombia, pese
a reconocer que existe una guerra civil, la retrató como si no tuviera
problemas en el funcionamiento de su democracia.
El consejero delegado Cebrián utilizó la imagen estereotipada que
su diario fue construyendo del expresidente Chávez para presionar de
manera descarada a distintos líderes políticos. Así le ocurrió a Ollanta
Humala, que recibió una enorme presión durante las dos campañas pre-
sidenciales en las que participó –la del año 2006, que perdió en segunda
vuelta, y la del año 2011, que finalmente ganó–17. Juan Luis Cebrián fue

16 Venezuela, según la Cepal, ha sido el país en el que más ha disminuido la desigualdad


en la última década. “Según la Cepal, el país que más disminuyó la desigualdad en la
última década es Venezuela”, Noticias 24, 4 de octubre de 2012, <http://www.noticias24.
com/Venezuela/noticia/129513/Venezuela-es-el-paisque-mas-disminuyo-la-desigualdad-
la-ultima-decada-segun-la-cepal/>.
17 Fueron muchos los artículos que publicó El País advirtiendo sobre los peligros de la
llegada al poder de Ollanta Humala en la campaña del año 2006 y del 2011, como se puede
apreciar en los siguientes artículos: “El Chávez peruano”, El País, 23 de enero de 2006,
<http://elpais.com/diario/2006/01/23/espana/1137970801_850215.html>; “Viaje al feudo
del caudillo peruano”, El País, 30 de marzo de 2006, <http:// elpais.com/diario/2006/03/30/
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 199

el encargado de redimirle personalmente en una entrevista que le hizo


a Humala en Perú, tras haber sido investido Presidente. En la entrevista
a modo de crónica que escribió al llegar a Perú, expresó lo siguiente:

Yo tenía de él [Ollanta Humala] la imagen estereotipada que la mayoría


de los medios occidentales y la casi totalidad de los de su país habían
difundido: un militar golpista, un Chávez a la peruana que había cambiado
la exuberancia caribeña por la severidad del inca, pero que en el fondo
constituía la misma amenaza para la democracia que la representada
por cualquiera otro de los caudillos latinoamericanos de nuevo cuño.18

Nuevamente, apreciamos un claro uso ideológico de la imagen de


Chávez, lo que es reconocido, y tiene una íntima relación con el cumpli-
miento o no de los parámetros económico-liberales en los que se fun-
da la prensa occidental. A Ollanta se le quitó la etiqueta denigrante de
chavista únicamente cuando aseguró que no afectaría los intereses de
la inversión privada internacional y daría continuidad al modelo neoli-
beral en Perú, sin alteración del statu quo. El paladín de la democracia
liberal que supervisa si Ollanta Humala hace lo correcto es El País, que
para esta ocasión envió a su mejor cancerbero, el mismísimo Juan Luis
Cebrián; todo un honor.19
Tras preguntarle a Cebrián sobre la recurrencia a imágenes estereo-
tipadas de las que él mismo reconoció su existencia en esta entrevista,
respondió con evasivas aferrándose a su argumento de la falta de demo-
cracia en los países bolivarianos:

internacional/1143669612_850215.html>; “Ollanta Humala, el presunto moderado”, El


País, 10 de abril de 2011, <http://internacional. elpais.com/internacional/2011/04/10/
actualidad/1302386414_850215.html>.
18 “Es una prioridad defender el Estado de Derecho”, El País, 22 de enero de 2011, <http://
internacional.elpais.com/internacional/2012/01/21/actualidad /1327168389_228019.html>.
19 “Ollanta Humala, de ‘caudillo peruano’ a ‘buen guerrero’”, El País, 9 de junio de 2012,
<http://www.analisis365.com/2012/06/09/ollanta-humala-decaudillo-peruano-a-buen-
guerrero/>.
200  Francisco Sierra Caballero (Editor)

[…] no cabe la menor duda de que Chávez, Correa y Ortega en Nicaragua


representan retrocesos democráticos, aunque hayan sido elegidos en las
urnas […]. No sé si esto es un estereotipo o no, pero no cabe la menor
duda de que en lo que se refiere a la libertad de expresión, de lo que… de
lo que más conozco, pues ha habido retrocesos muy importantes (Juan
Luis Cebrián. Entrevista personal n° 11. Febrero 2012).

No todos los periodistas estuvieron de acuerdo con la maniquea vi-


sión de Cebrián. Una de las periodistas más veteranas de El País, Soledad
Gallego-Díaz, quien ha pertenecido a su plantilla prácticamente desde su
fundación, señaló en torno a Venezuela y su calidad democrática:

Venezuela es evidentemente un régimen democrático: el presidente ha


ganado varias elecciones. Se ha sometido a varios referéndums el señor
Chávez; es un régimen democrático, nadie lo puede dudar, es así. Pero el
hecho de que sea un gobierno democrático no quiere decir que te au-
torice, ni al gobierno español, ni al venezolano, ni al húngaro, no hay por
qué consentirle y dejar de publicar determinadas actuaciones que desde
el punto de vista de la visión del periódico menoscaban la libertad indivi-
dual. No criticamos al presidente Chávez por posiciones de izquierda, sino
por ataques a libertades individuales; yo no creo que se haya cuestionado
en ninguna editorial las posiciones sociales del presidente Chávez (Sole-
dad Gallego-Díaz. Entrevista personal n° 12. Marzo 2012).

Gallego-Díaz da a conocer una obviedad –pero que, por desgracia,


muchos de sus colegas no tienen clara, incluido el consejero delegado
Cebrián–, como es el carácter democrático del gobierno de Venezuela.
La segunda parte del comentario de Soledad Gallego constata que El País
está interesado primordialmente en los derechos individuales, debido a
que son los valores netamente liberales en los que se sustenta. Finalmen-
te, en su exposición la veterana periodista nos asegura que no se critica
a Venezuela por sus políticas sociales aunque, como hemos podido com-
probar, esas políticas sociales son sistemáticamente ocultadas e incluso
negadas, como hizo en varias ocasiones Cebrián. Durante su exposición,
Soledad Gallego admitió: “Estoy de acuerdo en que esto seguramente se
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 201

produce; nos enfocamos más en los problemas que en los éxitos” (Sole-
dad Gallego-Díaz. Entrevista personal n° 12. Marzo 2012).
La imagen falseada de que Venezuela no es un país democrático se
produce continuamente. Fernando Laborda, jefe de editoriales del diario
argentino La Nación, confirmó que “La imagen que tenemos de Vene-
zuela es la de un país con un gobierno que tiende a concentrar el poder,
que no respeta los principios republicanos de división de poderes, y que
está al borde de un gobierno totalitario” (Fernando Laborda. Entrevista
personal n° 13. Octubre 2010).
El jefe de editoriales de La Nación expresó de tres formas diferentes
la misma idea de que Venezuela avanza hacia la dictadura, una predic-
ción que todavía se está esperando que se cumpla y que los medios no
han dejado de profetizar sin aportar pruebas.
La supuesta persecución a los medios de comunicación va de la
mano de la supuesta falta de democracia, que sería parte de lo que Ga-
llego-Díaz describió como el ataque a las libertades individuales, pero,
como veremos a continuación, se sobredimensiona continuamente. El
diario El Tiempo publicó el titular: “Chávez iría tras control de internet”.20
Al preguntarle a Eduardo Soto, editor de la sección internacional de este
diario colombiano, por el hecho de que el uso de un verbo en forma con-
dicional en un titular provoca confusión y es censurado por los libros de
estilo, opinó que “normalmente no es el diario, sino una fuente quien lo
dice, no sé” (Eduardo Soto. Entrevista personal n° 6. Marzo 2011). Soto se
equivocó: al no haber ninguna fuente a la que se atribuya la especulación,
su origen es el propio diario.
Pero Soto además está completamente de acuerdo con las especu-
laciones de su diario: “Que no lo han acabado [internet], pero se busca
una central única, un servidor único para internet en Venezuela; están
en eso, no lo han acabado de hacer” (Eduardo Soto. Entrevista personal
n° 6. Marzo 2011). Soto y su diario se equivocaron: desde la publicación

20 “Chávez iría tras control de internet”, El Tiempo, 18 de febrero de 2010, <http://www.


eltiempo.com/archivo/documento/MaM-3845080. 25 entrevista a Eduardo Soto>.
202  Francisco Sierra Caballero (Editor)

del artículo en febrero de 2010 hasta el momento de escribir estas líneas


(junio de 2016) en Venezuela no se ha llevado a cabo ningún mecanismo
para establecer el control de internet. Los periodistas acaban tratando
de convertir sus deseos en realidad para justificar la manipulación que
realizan.
Los alegatos sobre una supuesta violación a la libertad de expresión
en Venezuela quedan patentes en artículos de El Tiempo como “Cuando
opinar da cárcel”,21 en que se señala:

El “delito de opinión” se configura en Venezuela como la más reciente y


potente arma del gobierno de Hugo Chávez contra sus detractores. Así
parece confirmarlo el apresamiento del exgobernador del Zulia, Oswaldo
Álvarez Paz, por haber cuestionado en un programa de tv las reaccio-
nes del gobierno venezolano ante algunos informes internacionales, y la
detención y anuncio de juicio contra el presidente de Globovisión, por
ofender la majestad presidencial. El abogado Rafael Chavero ve una clara
campaña de intimidación.

Todas las valoraciones del artículo provienen de El Tiempo, aunque


al final se introdujo como fuente al “abogado Rafael Chavero”, que es
parte interesada por ser su cliente uno de los protagonistas de la nota.
Sobre Álvarez Paz, no se menciona en el artículo que, sin presentar nin-
guna evidencia, durante una entrevista televisada acusó al gobierno y al
presidente Chávez de complicidad con el narcotráfico; tras un proceso
judicial fue condenado por difusión de información falsa a dos años de
prisión, por lo que no fue a la cárcel.
Eduardo Soto trató de justificar las especulaciones de su diario
plasmadas en el titular, alegando que “eso también forma parte de la
dinámica de Chávez, que hace un montón de anuncios, pero no los
concreta, o sea, da el titular, pero no estructura la noticia” (Eduardo
Soto. Entrevista personal n° 6. Marzo 2011). Otra vez la lógica de que

21 “Cuando opinar da cárcel”, El Tiempo, 28 de marzo de 2010, <http://www.eltiempo.


com/archivo/documento/MaM-3899574>. Consultado en febrero de 2015.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 203

puede haber una norma periodística para sujetos particulares, lo que


supondría que habría un periodismo distinto para cada sujeto del que
se informa, como si algunas personas merecieran un periodismo de
peor calidad. En este artículo, nunca se mencionó en qué momento el
Presidente de Venezuela convirtió opinar en un delito, y es porque algo
así nunca ocurrió.
Jaime López, ex-colaborador de El Mundo desde Caracas, también
escribió un artículo sobre el supuesto delito de opinión, e hizo hincapié
en la falta de libertad de expresión e inexistente separación de poderes
en Venezuela, al utilizar el presidente Chávez los organismos judiciales
a su antojo para quitarse de en medio opositores políticos. Para ello, usó
la palabra ‘mordaza’, que entusiasma a la prensa hegemónica: “Chávez
aprieta la mordaza bolivariana”:22

Con el último arresto de un dirigente de la oposición, Hugo Chávez lanza


un nuevo aviso a sus detractores. El delito de opinión, que no está esti-
pulado por vía legal, sí existe en Venezuela. Aunque sea resultado de la
jurisprudencia. La primera víctima es Oswaldo Álvarez Paz, gobernador
de Zulia entre 1989 y 1992, que fue detenido por hablar en una televisión
local sobre las “relaciones del régimen venezolano con estructuras que
sirven al narcotráfico, como las Farc y otras en el continente”.

Para demostrar que el artículo no fue excesivo, pese a establecer


sin tapujos la existencia de connivencia entre las decisiones judiciales
y los intereses del gobierno venezolano, Francisco Herranz, editor de la
sección internacional de El Mundo aseveró: “Para mí no hay duda de que
los hay”, y ofreció la siguiente explicación:

Puedes decir que un millón de moscas no se equivocan, pero no come-


mos mierda. Pero para mí esto parece verídico, que es muy fuerte [el
titular]; sí, es muy fuerte, pero a mí esto no me rechina tanto. Pero es

22 “Chávez aprieta la mordaza bolivariana”, El Mundo, 24 de marzo de 2010, <http://www.


elmundo.es/america/2010/03/25/noticias/1269487614.html>. Consultado en febrero de
2015.
204  Francisco Sierra Caballero (Editor)

que hay una mordaza; no es que lo piense, es que la he visto, y que la


aprieta, a los hechos me remito (Francisco Herranz. Entrevista personal
n° 14. Marzo 2012).

Para demostrar que su diario decía la verdad, Herranz puso su pala-


bra como testigo, pero no dio un solo argumento concreto ni verificable.
El ex-editor de la sección internacional de El Mundo recurrió a un acto
de fe como demostración del rumor y la especulación, sus convicciones
y sus apreciaciones por encima de la razón, el esoterismo periodístico
tan usado cuando el tema a cubrir es Venezuela.
Volviendo a la discusión sobre la detención del tal Oswaldo Álvarez,
cabe preguntarnos: ¿qué ocurriría en España si alguien en un programa
de televisión sin prueba alguna se atreviera a hablar de las relaciones
entre el rey (Jefe de Estado) Felipe vi y eta? ¿O si alguien se atreviera
a decir que el rey es un mafioso narcotraficante? ¿Los tribunales y la
Fiscalía se quedarían de brazos cruzados?
La versión de López al analizar sus artículos volvió a diferenciarse
de la dada por su jefe Herranz. El reportero expresó no tener “ningún
tipo de margen de maniobra” para elegir el enfoque, pues “este reportaje
estaba hecho” (Entrevista a Jaime López. Entrevista personal n° 15. Mar-
zo 2012). Así que el artículo es un encargo del diario en el que de poco
sirvió el olfato del periodista y encontrarse sobre el terreno; había que
dar por ciertas las relaciones entre el gobierno de Venezuela y las farc;
poco importa el resto. López acusó a El Mundo de colocar al mandatario
venezolano en el centro de la toma de todas las decisiones para hacerle
parecer como un autócrata: “[…] sí que todo es Chávez; aunque sea el
Poder Judicial el que emite una orden contra un opositor, es Chávez el
que enjuicia y acusa, o el que mete en la cárcel a un opositor, y en verdad
lo hace la Fiscalía” (Entrevista a Jaime López. Entrevista personal n° 15.
Marzo 2012).
El inexistente delito de opinión apareció en otros artículos de El
Mundo: “Opinar contra el gobierno podría ser delito en Venezuela”. En
este caso, se presentó en la forma futurible en la redacción del artículo.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 205

Los libros de estilo censuran la utilización de un verbo en forma


condicional en un titular; sobre ello, Herranz comentó que, algo así, “a
nivel de estilo, yo lo evito”. El ex-editor de la sección internacional no
mencionó que el artículo se basó por completo en las declaraciones de
un opositor al gobierno y, al no presentarlas como una cita en su titular,
El Mundo dio a entender que estaba sentando posición a favor del en-
trevistado y en contra del gobierno del presidente Chávez. Es, sin duda,
un titular editorializado que confundió al lector al presentar la opinión
como información.
Con Miguel Ángel Bastenier, jefe de opinión de El País, también se
tuvo la oportunidad de comentar algunos de los editoriales relacionados
con la supuesta falta de libertad de expresión en Venezuela. Al pregun-
tarle, en primer lugar, por el editorial titulado “Venezuela amordaza-
da”,23 se afirmó que el gobierno del presidente Chávez estaba llevando a
cabo “la ofensiva contra Globovisión, la última cadena nacional crítica
con el chavismo”. La defensa de este canal de televisión venezolano fue
continua, al que se mostró como si fuera acosado por el gobierno de
Venezuela. Globovisión nunca ha sido “la última cadena nacional crítica
con el chavismo”; la mayoría de los canales privados lo son, cuyo número
además es superior a los pertenecientes al Estado.
Bastenier, en una clara referencia a este canal pero sin mencio-
narlo, expresó en una de sus columnas: “La libertad de expresión de
los medios venezolanos sigue siendo hoy aún considerable, y algunos
dicen cosas contra el sistema y su creador que en Europa costarían la
cárcel”.24 Durante la entrevista a Bastenier, dos años después de escribir
el mencionado artículo, siguió manteniendo la veracidad de lo expresado
en su columna y reiteró sobre Globovisión: “Ahí salen diciendo ‘Chávez
ha asesinado a mi padre por televisión’ y todo” (Miguel Ángel Bastenier.

23 “Venezuela amordazada”, El País, 1 de agosto de 2009, <http://elpais.com/


diario/2009/08/01/opinion/1249077603_850215.html>.
24 “Las palabras de la tribu”, El País, 27 de mayo de 2009, <http://elpais.com/
diario/2009/05/27/internacional/1243375209_850215.html>.
206  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Entrevista personal n° 16. Febrero 2012). Bastenier, ante la contradic-


ción en torno al tema de Globovisión entre su artículo y el resto de las
publicaciones aparecidas en El País, alegó: “Yo no estoy de acuerdo del
todo con la cobertura de este periódico, pero qué le vamos a hacer, que
yo me identifique o que el periódico se identifique completamente con lo
que yo digo pues eso sería utópico” (Miguel Ángel Bastenier. Entrevista
personal n° 16. Febrero 2012).
Bastenier reconoció de forma muy diplomática que su diario miente
sobre la supuesta persecución a Globovisión, canal que, de estar en Euro-
pa, seguramente habría sido cerrado hace mucho tiempo por violación
al derecho a la libertad de expresión y la información veraz.
Para la redactora de la sección Política de Clarín, Natasha Niebieski-
kwiat, “Sobre Chávez había una mirada más contemplativa antes de que
se metiera con Globovisión” (Natasha Niebieskikwiat. Entrevista per-
sonal n° 17. Octubre de 2010). A partir de ese momento, comenzó una
mayor hostilidad contra las acciones del gobierno bolivariano (Natasha
Niebieskikwiat. Entrevista personal n° 17. Octubre 2010). Según esta pe-
riodista, existieron motivos corporativos que justifican la animadversión
y deformación de la información sobre Venezuela.
Muchos han sido los editoriales de El País en los que se ha recurri-
do al uso de una palabra tan poco periodística como ‘mordaza’. Menos
de seis meses después del editorial “Venezuela amordazada”, apareció
otro editorial muy parecido: “Chávez amordaza”,25 lo que denota ade-
más una gran falta de imaginación y recursos lingüísticos por parte
de El País o su interés por fijar este código en el ideario de sus lectores.
Este editorial llevó por subtítulo: “Caracas acentúa su política de silen-
ciamiento de los medios informativos críticos”. Soledad Gallego-Díaz,
excorresponsal en Buenos Aires y posteriormente colaboradora de
editoriales de El País, tuvo interesantes reflexiones en relación con el

25 “Chávez amordaza”, El País, 26 de enero de 2010, <http://elpais.com/diario/2010/01/26/


opinion/1264460402_850215.html>.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 207

uso de la palabra ‘mordaza’ en los titulares de los artículos que escribió


estando en Argentina, que pueden ser comparados con Venezuela:

[…] No es el director que dice pongamos editoriales violentos contra una


opinión; no, es un chaval que tienes allí, que se encarga de eso, que dice
que la palabra ‘amenaza’ es la que se reproduce, la palabra ‘guerra’ es la
que se reproduce, la palabra ‘mordaza’ es la que se reproduce. Y tú has
escrito una crónica que no tiene nada que ver con la ley mordaza, como
se conoce a la ley de medios que es muy discutible, pero que en lo ab-
soluto no es una ley mordaza porque sientes que hay plena libertad de
expresión en Argentina. Pero el titular es “la ley mordaza”, pero, si estás
diciendo que no, si la crónica dice que no, que no es una ley mordaza, que
es una ley muy discutible, polémica, que tiene elementos muy discuti-
bles, pero si ahí dice específicamente que no es una ley mordaza, ¿por
qué? Porque esos clics provocan más clics y, hasta que no lleguemos a
la manera de controlar eso, vamos a tener problemas seriamente, pero
eso supongo que poco a poco se va corrigiendo (Soledad Gallego-Díaz.
Entrevista personal n° 12. Marzo 2012).

Gallego viene a decir nuevamente que la información está por de-


bajo de las ventas. Hay que vender, y lo que vende es el espectáculo y el
sensacionalismo. Aunque no haya mordaza, se debe decir que la hay si
queremos que la nota se lea y, por lo tanto, pueda vender publicidad. Se
actúa de acuerdo a la atracción de la publicidad y el dinero; por eso hay
especialistas que saben cuáles deben ser los titulares para que se hagan
más clics, cuyo criterio está por encima de los más experimentados pe-
riodistas de El País.
La referencia a la mordaza se encuentra en piezas informativas que
llegan al sinsentido publicadas por El País: “Hugo Chávez amordaza a
Alejandro Sanz”,26 en relación con un concierto que no dio el cantante
pero que nada tenía que ver con el mandatario venezolano. Otro artículo
de la colaboradora Maye Primera fue titulado “Chávez prepara una ‘ley

26 “Hugo Chávez amordaza a Alejandro Sanz”, El País, 10 de octubre de 2007, <http://


elpais.com/diario/2007/10/10/agenda/1191967202_850215.html>.
208  Francisco Sierra Caballero (Editor)

mordaza’ para castigar a la prensa crítica”;27 este artículo también apa-


reció bajo el titular: “Chávez pone límites a la libertad de expresión”.28
El texto tenía relación con un proyecto de Ley especial sobre Delitos
Mediáticos, que nunca llegó a aprobarse, pero que además no planteó
ninguna disposición que pudiera calificarse como contraria a las reglas
democráticas de cualquier otro país; aun así, los ataques al proyecto de
ley desde los medios fueron continuos e indiscriminados.
Al referirse a la situación de la libertad de expresión en Venezuela
bajo el gobierno de Chávez, la colaboradora de El País en Caracas, Maye
Primera, expresó que no existían diferencias con gobiernos anteriores,
e incluso se refirió a que la situación habría mejorado bajo el gobierno
de la Revolución Bolivariana:

[…] los gobiernos de Lusinchi, los gobiernos anteriores a este fueron súper
duros con el tema de la libertad de expresión. Tampoco era que había más
libertad de expresión de la que hay ahora; probablemente había menos
porque había como más complicidad en los medios [de comunicación]
con el Estado, había directores de medios que eran diputados, o sea, que
los partidos les daban espacios dentro de sus listas, así como para ca-
llarles la boca (Maye Primera. Entrevista personal n° 18. Octubre 2011).

Maye Primera afirmó la connivencia entre el poder político y los


medios de comunicación en los gobiernos anteriores a la Revolución Bo-
livariana, lo que para la colaboradora de El País no pasó durante la era
Chávez, por lo que incluso podría hablarse de una mejoría de la situación
de la libertad de expresión. Nunca encontraremos esta información en
los medios hegemónicos. De hecho, pese a que la situación con respecto
a la libertad de expresión en los gobiernos anteriores a Chávez fuera, en

27 “Chávez prepara una ‘ley mordaza’ para castigar a la prensa crítica”, El País,
31 de julio de 2009, <http://internacional.elpais.com/internacional/2009/07/31/
actualidad/1248991212_850215.html#despiece1>.
28 “Chávez pone límites a la libertad de expresión”, lainformacion.com, 31 de julio de
2009, <http://noticias.lainformacion.com/economia-negocios-y-finanzas/radio/chavez-
pone-limites-a-la-libertad-de-expresion_nZZq99dgf7mtYut3xngkZ/>.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 209

el mejor de los casos, similar, en los diecisiete años en los que Ludmila
Vinogradoff trabajó como colaboradora de El País –en el año 2002 pasó a
trabajar a abc– no apareció ninguna noticia que pusiera en tela de juicio
la libertad de expresión en Venezuela, como, sin embargo, sí ha ocurrido
de manera sistemática durante el tiempo en que Chávez estuvo al frente
del gobierno de este país. El redactor jefe de la sección internacional de
El País, Fernando Gualdoni, pieza clave en la cobertura de Venezuela, dio
una visión distinta referente a los medios de comunicación y el trato a
los periodistas: “El gobierno de Venezuela te cierra una televisora por
más opositora que sea. Nosotros no estamos a favor de eso; si nuestra
corresponsal allí está amenazada o denuncia acoso, tampoco estamos
a favor de eso” (Fernando Gualdoni. Entrevista personal n° 10. Febrero
2012). En Venezuela ni se cerró un canal –como afirmó Gualdoni quizá
refiriéndose a RCTV, televisora a la que no se le renovó una concesión
en el año 2007– ni la colaboradora Maye Primera reveló durante la en-
trevista concedida ningún tipo de acoso o amenaza desde el gobierno
venezolano. Gualdoni mintió de manera descarada para justificar la
manipulación a la que se somete desde El País a Venezuela.

Una economía desastrosa


Acusar a la Venezuela revolucionaria de fracasar en sus políticas econó-
micas es un trabajo de años, pese a las positivas cifras macroeconómicas
que este país arrojó durante todo el período de gobierno del presidente
Chávez.
Marcelo Cantelmi, editor jefe de la sección internacional de Clarín,
negó rotundamente algún avance en Venezuela durante quince años de
revolución (Marcelo Cantelmi. Entrevista personal n° 19. Octubre 2010).
Para explicar que organizaciones como la Cepal hayan reconocido gran-
des progresos en la lucha contra la pobreza o que la FAO alabe que Vene-
zuela se encuentre entre los países que más han combatido el hambre
en el mundo, Cantelmi afirmó que Chávez fue un populista, que “sostuvo
de manera improductiva a una masa de millones de pobres” (Marcelo
Cantelmi. Entrevista personal n° 19. Octubre 2010). Así lo defendió en
210  Francisco Sierra Caballero (Editor)

uno de sus artículos, en el que afirmó que “los pobres, según la Cepal, si-
guen siendo la mitad del país”.29 La cifra real de la pobreza en Venezuela
para el momento en que Cantelmi escribió su artículo era muy inferior;
según la propia Cepal, no llegaba al 30%, por no hablar de su exponencial
reducción en una década en más de un 50%.30 Nos permitimos afirmar,
por tanto, sin miedo a equivocarnos, que Cantelmi está mintiendo en
cuanto a los datos que ofrece. Los artículos de Cantelmi reflejaron cierta
obcecación por mostrar una Venezuela que estaría inmersa en una crisis
económica. Los titulares llegaron incluso a repetirse en sus enunciados
y líneas discursivas, tal como lo podemos apreciar en dos artículos que
fueron publicados en menos de un mes: “Contradicciones de un país
que flota en petróleo”;31 “Venezuela: fase declinante de un proyecto con-
tradictorio”.32 Cantelmi, la persona a cargo de la sección internacional
de Clarín, negó rotundamente que la gente haya salido de la pobreza
en Venezuela. Para él, mientras que en Cuba la mayoría de la población
disfruta de una buena educación y salud, ni siquiera eso se logró en Ve-
nezuela (Marcelo Cantelmi. Entrevista personal n° 19. Octubre 2010).
La obsesión de Cantelmi por las notas económicas negativas relati-
vas a Venezuela es bien conocida en la sección internacional de Clarín.
La redactora Silvina Heguy dijo, en relación con esta inclinación de su
jefe: “es un enloquecido; sabes que, si le mandas una propuesta sobre
economía, va a ser feliz. Lo haces un hombre feliz”; aunque la propia
periodista confesó: “A mí la economía no me gusta mucho” (Silvina He-
guy. Entrevista personal n° 20. Octubre de 2010). Estos comentarios se
produjeron a raíz de la nota publicada por Heguy titulada “Venezuela:

29 “Venezuela: fase declinante de un proyecto contradictorio”, Clarín, 6 de febrero de


2010, <http://edant.clarin.com/diario/2010/02/06/opinion/o-02134551.htm>.
30 “Panorama social de América Latina 2012”, Cepal, p. 22, <http://www.cepal.org/
publicaciones/xml/5/48455/Panoramasocial2012.pdf>.
31 “Contradicciones de un país que flota en petróleo”, Clarín, 7 de enero de 2010, <http://
edant.clarin.com/diario/2010/02/06/opinion/o-02134551.htm>.
32 “Venezuela: fase declinante de un proyecto contradictorio”, Clarín, 6 de febrero de
2010, <http://edant.clarin.com/diario/2010/02/06/opinion/o-02134551.htm>.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 211

una fuerte suba de la inflación complica la economía”,33 tema predilecto


de Cantelmi:

[…] al jefe le gusta eso. Y, además, hay dos factores para el tratamiento
del tema: el reflejo de Venezuela en Argentina, como mirarse en lo que
le está pasando a Venezuela; vamos por el mismo camino, y además los
dos estamos pasando por una inflación elevada (Silvina Heguy. Entrevista
personal n° 20. Octubre de 2010).

Esta nota encaja perfectamente en la dinámica de criticar al gobier-


no argentino a través de lo que ocurre en Venezuela, una de las principa-
les líneas de ataque de Clarín contra el gobierno argentino.

Conclusiones

La imagen de Chávez y la Revolución Bolivariana es sistemáticamente


atacada por la ‘gran’ prensa española y latinoamericana, como hemos
podido comprobar en el presente trabajo, y lo mismo ocurre y puede ex-
trapolarse al resto de medios de comunicación ‘occidentales’. Este com-
portamiento puede calificarse como una guerra mediática sin cuartel
contra Venezuela.
La figura del presidente Chávez en vida fue vilipendiada y
banalizada, en un intento por vaciar de contenido a un personaje que
significó una amenaza a los valores liberales y el capitalismo que los
medios de comunicación representan y defienden. Los temas utilizados
para los ataques fueron y siguen siendo de la más diversa índole, aquí
tan solo hemos mostrado algunos que se encuentran entre los más
recurrentes, como el supuesto belicismo venezolano, las carencias
democráticas y vulneraciones a la libertad de expresión y la desastrosa
gestión económica.

33 “Venezuela: una fuerte suba de la inflación complica la economía”, Clarín, 7 de agosto


de 2009.
212  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Para demostrar cómo se llevan a cabo las agresiones mediáticas que


sufre el gobierno venezolano, han sido los propios periodistas y respon-
sables de que se publique la información con un enfoque determinado
quienes nos lo han contado. Los prejuicios y el sesgo entre los profesio-
nales de la prensa hegemónica están muy marcados, lo que claramente
impide que puedan realizar un trabajo riguroso. El resultado de esta
guerra mediática contra Venezuela se traduce en una continua deforma-
ción y manipulación de la información producida al servicio de agendas
políticas desestabilizadoras contra la Revolución Bolivariana y que viola
sistemáticamente el derecho a recibir una información veraz por parte
de los lectores y audiencias.

Bibliografía

Casasblancas, D. (2005). Alterperiodismo. Los medios de comunicación y las causas solida-


rias. Barcelona: Intermón Oxfam.
Galdón, G. (2006). Desinformación. Método, aspectos y soluciones. Orcoyen: Eunsa.
Sixirei, C. (enero 2011). “El primer Chávez en la prensa española (12 Años de política vene-
zolana en El País).” Americanía, n° 1, pp. 150-194.
Todas son noticias viejas: la parcialidad de los medios de
comunicación en Brasil

Rogério P. Campos

La profecía de Adorno y Horkheimer

Cuando Adorno y Horkheimmer (2002) pensaron por primera vez en la


industria cultural y en el impacto que este sistema tendría en las socie-
dades occidentales, se puede decir casi que profetizaron el futuro tene-
broso que vivimos en la actualidad. A lo largo del siglo xx vimos cómo el
periodismo y los medios de comunicación e información se convirtieron
en agentes de la libertad –de bases inmorales– de las tendencias políticas
en beneficio propio, en una especie de actividad de presión ilícita en
busca de mejores oportunidades para satisfacer sus intereses.
Es decir, desde la segunda mitad del siglo xx vemos su transforma-
ción: de agente que combate la corrupción y las acciones políticas ilícitas
en ejecutor de acciones irregulares; el bueno se convierte en el villano. El
periodismo ha dejado de ser informativo, combativo y delator para caer
en la complacencia, controlado por estos agentes corruptos que actúan
en las sociedades (y llegando a asociarse a ellos). Esta situación no solo
pone de relieve la participación del Estado en este proceso, sino que im-
214  Francisco Sierra Caballero (Editor)

plica a toda la cadena de medios de comunicación públicos y privados,


a las empresas implicadas en escándalos políticos, además de hacer pa-
tente el alto grado de maniqueísmo ejercido por todos los agentes que
debieran condenar estas condiciones.
Las transformaciones en la era digital –como denuncian Canclini
y Castells en varias de sus obras– se producen tan rápidamente que no-
sotros como ciudadanos tenemos dificultades para asimilar y compren-
der estos procesos, pues la generación de tanta información resulta tan
perjudicial como la falta de ella. En este barco a la deriva en el mar de
información, internet es –más que nunca– una red que trata de captu-
rar cualquier información que las personas busquen en tamaño océano;
pero para ella todos los peces son iguales, sean estos aptos o perjudicia-
les para el consumo. Recaerá en el pescador saber cómo evaluar si es
posible alimentarse o no con lo que se pesque.
En este gran océano residen todas las formas de vida posibles del
mundo acuático y este es el espacio ocupado por todo el mundo de inter-
net. Entre las referencias sugeridas por esta analogía con el océano, los
individuos deben estar alerta acerca de la pesca y el uso de este espacio
y tener presente el riesgo de daño ocasionado por las diferentes maneras
de pescar. Una inmersión demasiado profunda en estas aguas abiertas –y
supuestamente claras– puede causar falta de aliento y una desconexión
con la realidad, justo cuando la sociedad aún no está preparada para
distinguir eficazmente la brecha entre lo real y lo virtual (que es todavía
grande), especialmente cuando pensamos en estructuras como las agen-
cias estatales y gubernamentales. Hay que volver constantemente a la
superficie para respirar, ante el riesgo de ahogarse en aguas profundas
y quedarse sin ninguna respuesta concreta.
Del mismo modo, también es peligroso tirar basura al mar, no solo
porque contaminamos el medio ambiente, sino por el riesgo de resultar
perjudicados por tales sustancias contaminantes. Si otra persona obtu-
viera este objeto perjudicial y pudiera relacionarlo con quien contami-
na, el responsable de la contaminación sería incriminado y sancionado.
Todo individuo goza de libertad para usar el océano de la forma que crea
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 215

conveniente pero, con el creciente número de embarcaciones y pesca-


dores, hay que estar atentos a aquellos que buscan su propio provecho y
respetar el derecho de navegación de toda persona.
En este gran océano también pueden vivir monstruos, leviatanes
y otras criaturas que aterrorizan y tratar de comerse los mismos peces
que todos quieren pescar, pues el mejor pescado es aquel que puede ali-
mentar al pescador no solo un día, sino alimentarlo durante un largo
tiempo, con lo que las grandes bestias de las profundidades saldrían
perjudicadas. Estos monstruos tienen el único objetivo de mantenerse
vivos, alimentándose de lo que necesitan –sin preocuparse de la compe-
tencia– y, de ser necesario, destruyendo a sus propios rivales. Con el fin
de permanecer en las profundidades, donde se encuentra el espacio que
habitan, estos monstruos no se preocupan por el daño que ocasione la
destrucción de quienes se le opongan.
Damos por sentado que estas grandes bestias hambrientas que
buscan mantenerse vivas son todos los grandes conglomerados de la
sociedad capitalista contemporánea, incluyendo las megaempresas de
comunicaciones de todo el mundo que han definido precisamente sus
propios intereses y que no encuentran oposición alguna para realizar
sus trabajos en beneficio propio –incluso si esto significa presentar
contradicciones en su supuesta ‘conducta ética’ en la transmisión de
información. Este es un problema presente en todos los países, tanto
del hemisferio occidental como del oriental. Estas manipulaciones de
la información se producen en los ámbitos que mejor demarcan las ten-
dencias que cada empresa de comunicación defiende. En América Latina
hay que prestar atención a un caso en particular que involucra al perio-
dismo y los medios de comunicación históricamente ligados al poder de
forma irregular: la capacidad de influir en las decisiones del Estado, que
persigue la manipulación directa de la sociedad no para el mejoramiento
de la misma como foco central, sino en defensa de sus propios intereses.
A título de ejemplo claro y actual de este problema para hacer frente
a la información, citamos el caso de los ataques terroristas en Europa en
los últimos años. Cuando los terroristas invadieron la sede de Charlie
216  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Hebdo en la capital francesa y asesinaron a algunos de sus periodistas, el


mundo vio con sorpresa y angustia los actos de los agentes extremistas
que trataban de silenciar al autor de varias publicaciones que criticaban
abiertamente y ofendían a culturas y religiones, especialmente el Islam.
Tales actos son injustificables, pero siempre hay una explicación.
Mientras los medios de comunicación occidentales hacían hincapié
en la barbarie del ataque, hablando de defender la libertad de expresión
y los derechos civiles en constante expansión en Francia, en otro sentido
geopolítico del debate hubo periódicos y medios de comunicación del
Medio Oriente que exaltaban la caída de un periódico ofensivo y repulsi-
vo para su cultura, a manos de agentes de una guerra santa, celebrando
al mismo tiempo este acto. Lo que no hemos visto en ninguno de esos
dos casos es un análisis de cómo se llegó a tal extremo y de las motivacio-
nes verdaderas detrás de esos ataques, ni un esfuerzo por comprender
lo que realmente está en juego en todos estos casos. Pocos canales de
comunicación brindan espacio para el debate y, los que lo hacen, quizás
sufran acoso por parte de medios de comunicación que tienen intereses
que defender.
Después de esta breve crítica del modelo corrupto y maniqueo de
la sociedad de la información que la sociedad vive en la actualidad, cen-
traremos nuestros esfuerzos en el caso de Brasil: un caso muy particular
de los medios del mundo en relación con el control de la información de
forma monopolista y tendenciosa. Sobre este tema, hablaremos directa-
mente del grupo de comunicación Organizações Globo de Comunicação
(conocido como Grupo Globo), que ahora abarca no solo a los medios
de televisión, sino medios impresos y digitales; y llega a más de 200 mi-
llones de televidentes. Desde su fundación, Globo fue un proyecto de
construcción monopolista de la información con el apoyo directo de los
gobiernos de Brasil, especialmente en el período de la dictadura militar.
Hablar del Grupo Globo es hablar directamente de una historia de
corrupción y desvío de la política brasileña, donde se hace imposible
separar las dos cuestiones. El periodismo obtuvo estrategias de control
tan profundas que no era imposible conectar la verdad de los hechos
con lo que aparecía en la televisión. La historia del grupo de periódi-
cos, especialmente del departamento de televisión, está directamente
conectada con el diseño del control y la manipulación de la población
brasileña por parte del mismo Estado, como puede verse en la propia
concesión de Globo. Se solicitó esta concesión el 5 de enero de 1951 du-
rante el gobierno de Eurico Gaspar Dutra, después de la primera fase
del gobierno de Getúlio Vargas, y el 13 de marzo fue sancionada su im-
plantación. Dos años más tarde, con la presencia de Vargas de nuevo
en el poder –en mitad de la Segunda Guerra Mundial–, se decidió que
este proyecto propuesto para los medios no respondía a los intereses del
país. El proyecto Rede Globo de Televisión solamente entraría en vigor
en 1957, después de la muerte de Vargas y durante la administración de
Juscelino Kubitschek.
En este período ya existía la cadena de televisión Tupi, lanzada en
1950 por Assis Chateaubriand con inversiones nacionales, con la mira de
cubrir temas de interés para la sociedad brasileña. Otras estaciones sur-
girán en el curso de las décadas de 1950 y 1960 en Brasil, como Excelsior
tv, tv Río (más tarde se unirá a la tv Record, aún en funcionamiento),
tv Continental, tv Bandeirantes y otras. Sin embargo, pocas sobreviven
el período de la dictadura militar en Brasil –entre ellas tv Globo, que
se convertirá en un agente propagandista del modelo dictatorial para
confeccionar una imagen positiva de la sociedad de la época, en un in-
tento por construir un escenario positivo para un gobierno represivo
y censurador. Por lo tanto, tv Globo no solo goza de la protección del
régimen militar (nunca recibió una sola amonestación en su desempeño
informativo, siendo la única emisora brasileña que lograra salir ilesa del
tamiz de la censura), sino que también ve cómo el gobierno elimina a sus
competidores, con lo que surgiría el panorama de lo que sería el imperio
monopolista de la información.
Se vislumbra claramente un modelo de información y divulgación
parcializada y tergiversada de la realidad brasileña, con el que la edi-
ción de noticias llega a expresiones extremas, y con el mismo tenor se
realizan cambios en beneficio de las partes interesadas, tanto si están
218  Francisco Sierra Caballero (Editor)

conectadas al poder político como al mundo empresarial. Al acabar con


los rivales también se busca eliminar la contradicción de los datos que
puedan surgir en temas sensibles, por lo que la sociedad brasileña llega
a mostrarse muy tolerante y a dar incluso apoyo a un modelo de gobierno
represivo, como lo fue el régimen militar en el poder.
No es sorprendente que, tras el golpe de 1964 en el que los militares
asumieran el poder, la expansión de Globo tuviera un crecimiento expo-
nencial, gracias a concesiones en todo el país y a las audiencias públicas,
que tratan de adquirir información a través de las noticias de televisión
de la única manera posible –en una nación con grandes brechas salaria-
les y también educativas. El alcance de la televisión no conoce barreras
físicas ni monetarias, lo cual deja en segundo plano a la prensa escrita
que supone un alto costo para la población en general. La gratuidad de
los programas de televisión, combinada con incentivos del gobierno para
financiar la compra de televisores entre los más pobres, posibilita la ho-
mogeneización del discurso deseada por el modelo dictatorial de la época.
En 1969, el período más profundo de la represión de la dictadura
militar, Globo amplió su infraestructura, mientras que las otras redes
tenían dificultades para mantener la captación de las inversiones fi-
nancieras. No es mera coincidencia que todos los anuncios del Estado
brasileño, uno de los mayores compradores de espacios publicitarios de
la televisión abierta en el país, se vendieran por valores astronómicos a
favor de la concesión de Roberto Marinho, lo que permite su crecimien-
to. En el mismo año, Globo presentó una asociación irregular, según la
legislación brasileña, al obtener la inversión extranjera de Time Warner
(en el orden de millones de dólares, lo que superaba con creces las posi-
bilidades de sus rivales). Las normas de concesión pública de estaciones
de radio y televisión prohíben expresamente la participación de grupos
externos en el proceso.
Como consecuencia del embrollo nada accidental de Roberto Ma-
rinho, Time-Warner salió castigada –prohibida en Brasil– aunque mantu-
vo sus inversiones en la Rede Globo, grupo absuelto de toda culpa. Otros
dos factores tuvieron un efecto decisivo para explicar el monopolio de
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 219

larga duración de la estación de Río de Janeiro en Brasil. tv Excelsior


fue el gran rival durante el período inicial del grupo Globo, sin embargo,
esta situación iba en contra de la dictadura militar, que buscaba ven-
garse en la primera oportunidad que se le presentara. Con la expiración
de su concesión en 1970, el entonces Presidente Medici, responsable de
determinar las concesiones públicas de los medios de comunicación,
negó la renovación del convenio, lo que dio fin al gran rival de la estación
de Roberto Marinho.
En 1971, se produjo un incendio en Globo Studios en Sao Paulo, cau-
sando trastornos en las producciones de la estación; por otra parte, le
permitió cobrar seguros y la inversión en instalaciones en Río de Janeiro,
la casa matriz de la estación. Con la expansión de su capacidad para
producir novelas y programas propios, la Rede Globo amplió el público
nacional receptor y eliminó la competencia con el patrocinio directo del
gobierno militar de la época.
En 1975, cuando los conflictos laborales comienzan a tomar impulso
en las principales industrias –especialmente en Sao Bernardo do Cam-
po–, comienza a surgir la figura de Luis Inacio Lula da Silva, como un
importante rival del modelo industrial en funcionamiento en Brasil. Es
la primera vez que el nombre de Fernando Collor de Melo aparece en la
escena política nacional, en este caso como un personaje bon vivant a
punto de casarse con Lilibeth Monteiro de Carvalho, hija de un millona-
rio socio de Roberto Marinho. Este enlace daría lugar al futuro primer
presidente elegido por el pueblo, con la bendición de la Rede Globo. Lo
que se observa es el control comprometido de las acciones del Estado a
largo plazo, puesto que este proyecto se llevaría a cabo en la década de
1990, como se analizará a continuación.
A partir de este momento, se puede ver la influencia sobre la infor-
mación en Brasil, donde más del 80% de los hogares brasileños confor-
man la audiencia del noticiario nacional Jornal Nacional, de Globo. En
este punto, podemos analizar el hecho de que Adorno y Horkheimer
temían criticar el modelo propagandista e ideológico de Hitler antes
de la Segunda Guerra Mundial, con el fin de reflexionar sobre nuestra
220  Francisco Sierra Caballero (Editor)

existencia para la sociedad propiamente dicha y la indiferencia de vivir


en una película de Hollywood como actores de reparto.
Deleuze también discutirá, en su artículo titulado Post-Scriptum
sobre as Sociedades de Controle (Posdata sobre las Sociedades de control)
de 1990, que el amoldamiento de la sociedad es uno de los factores más
importantes de las estructuras contemporáneas del Estado centraliza-
dor, donde vemos la reproducción casi idéntica de la estructura social
y política en Brasil durante los años de la dictadura y que, por culpa
de este fantasma de la ignorancia selectiva, continúa hasta los tiempos
actuales. Los moldes, estas formas construidas por los individuos en la
segunda mitad del siglo xx, no han sido abandonados y todavía producen
resultados satisfactorios en el siglo xxi, a pesar de la influencia externa
de internet y de otros canales de información.
Según el filósofo francés, la construcción de la disciplina para el or-
denamiento y el mantenimiento del poder en las sociedades modernas
tiene cuatro etapas: la organización del espacio, el control de tiempo, la
vigilancia y el registro continuo del conocimiento. En todos estos ámbitos,
con variaciones para cada tiempo, Globo sirvió como instrumento de ins-
titucionalización de la información permitida, aceptable y adoctrinadora.
La búsqueda de consenso dentro de la estructura de la dictadura era ne-
cesaria para evitar el agravamiento de la represión directa de los descon-
tentos, por lo que la aceptación adquiría el carácter de sentencia de paz.
La persona entonces quedaría sentenciada a un solo tipo de trans-
misión de información y de objeto de análisis de la situación política,
económica, social y jurídica de su sociedad, a través de un único canal
de comunicación que no ha tenido problemas, a lo largo de su historia,
para corromper o tergiversar la información en beneficio propio, en
lo que supone una clara intromisión del derecho a la información que
requiere la democracia. Los cambios se hicieron más sensibles a esta
lógica en Brasil solo con la popularización de internet y la imposibilidad
de acceder a las noticias a través de diferentes canales, con lo que las
personas comenzaron a cuestionarse acerca de la Rede Globo y de sus
posicionamientos parciales, ya advertidos en sus programas de noticias.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 221

Este modelo de comunicación monopolista posibilitó la creación


de una contradicción ideológica en la sociedad brasileña, al transfor-
mar el pensamiento –en la esfera política– de la misma en una mayoría
conservadora, a pesar de tratarse de una sociedad de exclusión y gran-
des abismos sociales. No existe el cuestionamiento ni la reflexión sobre
la condición del conservadurismo para un segmento importante de la
población, que vive en condiciones precarias y con salarios bajos, en
relación con el funcionamiento de esta estructura cada vez más cen-
tralizadora y que beneficia a grupos específicos de personas. Cuando
termina el período dictatorial en Brasil, lo que vemos es ya un ciudadano
modelo esbozado de acuerdo con la coherencia política necesaria que
exigen las elites del país.
Sin acusar inconsistencia alguna en su modelo de influir en el pen-
samiento de la población brasileña, las telenovelas cumplen un papel
decisivo en la construcción del pensamiento conservador y mitigado del
individuo (en su mayoría de las clases media y baja, que sufren las difi-
cultades impuestas por el Estado). Sus historias esbozadas, que cuentan
con la estructura social de la familia brasileña tradicional, traen consigo
la concepción de la forma de comportamiento deseada de la población
brasileña, que define los parámetros de lo que es aceptable y lo que es
aborrecible en la conducta social, una especie de manual del comporta-
miento, al mejor estilo determinista de Durkheim (2007) sobre el ‘hecho
social’. De este modo, se crea a través de la novelas la naturalización de
las diferencias de clase, de género y de los grupos étnicos en Brasil, una
sólida contribución al mito de la democracia racial y la nación pacifista,
como se detallará más adelante.

La domesticación de la sociedad brasileña

Hay que dejar claro que el hecho de que se le permitiera al ciudadano


brasileño opinar y elegir a sus representantes solo fue posible gracias a
la insostenibilidad de la continuidad del modelo de decisión propuesto
222  Francisco Sierra Caballero (Editor)

por los militares en Brasil, como ocurriera en otros países de América


Latina. El neoliberalismo exigía una restricción más pronunciada del
gasto estatal que de la inversión privada en el control de la economía
para el progreso interno de los países. Lo que se buscaba por encima de
todo era la expansión del mercado de consumo, una condición que las
dictaduras en la subregión no podían ofrecer.
Además de esto, se necesitaba una nueva perspectiva de la propia
sociedad brasileña, la búsqueda de una expansión del consumo para ab-
sorber el creciente modelo de producción, como había indicado Harvey
(2001). Lo que se estaba construyendo era un nuevo perfil del fetichismo
de la mercancía propuesto por Marx –más allá de las necesidades de la
sociedad–, como el motivo principal del funcionamiento social, con el
cual el subconsciente de los latinoamericanos fuera bombardeado de
distintas maneras, ya fuera a través de la publicidad, de las películas
producidas en Hollywood o de la masificación de la información en el
propio internet, factores analizados a fondo por Canclini (2006).
El gran dilema que se presentaba al Estado brasileño era precisa-
mente su papel en esta nueva organización política mundial que el neoli-
beralismo exigía de los países como un factor necesario en el proceso de
globalización. Al igual que en el modelo clásico del liberalismo político y
económico propuesto por Locke en el siglo xvii, el neoliberalismo tiene,
como uno de los objetivos de implementación, la reducción efectiva de la
participación del Estado en los asuntos económicos y personales para ga-
rantizar así el libre mercado y la competencia de los grupos interesados.
Por otro lado, Brasil siempre ha sido un país centrado tradicionalmente
en el poder del Estado, de quien recibía su guía política y cuya sociedad
era guiada por directrices centrales.
Como gran agente propagandístico extraoficial del gobierno, Globo
creó una campaña para demostrar las ventajas del mercado mundial,
así como para realzar a su candidato Fernando Collor de Melo como
sucesor de José Sarney, en un período de reelección inexistente en la
política brasileña. Collor ya había hecho aparición anteriormente en
el panorama sociopolítico brasileño por sus vínculos indirectos con
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 223

Roberto Marinho, a través de su matrimonio, y en virtud de su modelo


de corrección política como gobernador de Alagoas, proyectando una
imagen de político caballeresco y honrado en la tradición de los héroes
de novela de su emisora.
Su gran rival en las elecciones de 1989, etapa donde aún estaban
latentes la redemocratización y las sombras del régimen militar, fue Luis
Inacio Lula da Silva, un enemigo declarado de Roberto Marinho y altavoz
con causas contrarias a los proyectos de la Rede Globo o al modelo de
gobierno neoliberal que intentaba implementarse en Brasil. Este fue el
momento de oposición política en el país, el duelo citado repetidamente
por Marx entre la burguesía y el proletariado, ambos en lados opues-
tos del discurso. Lula representaba la resistencia y la lucha contra el
régimen militar, mientras que Collor había sido un cero a la izquierda
en política nacional hasta la fecha, situación que se inviertió con una
intensa campaña publicitaria por televisión.
Era necesario crear un antagonista con el perfil de Lula para que
representara los intereses de la elite nacional –y también de Globo– y
que fuera aceptado por el pueblo brasileño, con el temor de que una rup-
tura en el modelo conservador de la política y de temáticas tenebrosas
como la reforma agraria y la redistribución del ingreso llegaran a formar
parte del plan central del Estado. Collor era esa persona, un novato en
política, que representaba el cambio, que sería visto como un salvador
de la patria para recuperar el tiempo perdido con una imagen de galán
de telenovela. Así se vende intensamente la estética del candidato, donde
Lula representa lo feo, el pueblo, la pobreza –condiciones de las que la
población quiere escapar, a pesar de sí misma– y la conducta ética en
la política, dado que no había presentado indicios de corrupción en su
breve vida política.
Lo que no apareció en las noticias fue la larga carrera política de la
familia en la vida pública: Arnón Afonso de Farias Mello, el hijo del due-
ño de una plantación (Manuel Afonso de Melo), representa a la perfec-
ción el conservadurismo político brasileño. Se convirtió en gobernador
del estado de Alagoas en 1950 y más tarde fue elegido senador en 1962
224  Francisco Sierra Caballero (Editor)

por Arena (Alianza Renovadora Nacional), partido de la base de apoyo


militar durante la dictadura. Arnon de Mello se convirtió en un buen
ejemplo de la impunidad política que todavía existe hoy en Brasil, cuan-
do el 4 de diciembre de 1963 disparó tres veces a su oponente político
Silvestre Péricles, pero fatalmente hirió al senador de Acre, José Kairala.
Debido a su inmunidad parlamentaria, el senador no sufrió consecuen-
cias –aparte de ser encarcelado durante un período corto– y, más tarde,
fue declarado inocente por el tribunal de justicia de Brasilia. Arnon de
Melo sería senador de su estado hasta 1983, manteniendo un fuerte vín-
culo con el gobierno militar y también con Roberto Marinho, cuyo diario
O Globo muestra el hecho, exonerando las de actitudes Melo Arnon en
la primera página de su editorial:

La democracia, a pesar de ser el mejor de los regímenes políticos, cuando


el electorado es engañado o no tiene los hechos muy claros, da lugar
a que el pueblo de un solo Estado –como es este caso– ponga en la
misma casa legislativa a un candidato primario violento, como el señor
Silvestre Péricles, y a un intelectual, como el señor Arnon de Mello, para
reunirlos en tan triste episodio, aunque sean de temperamento, cultura
y educación diferentes.

Convenientemente, este acontecimiento macabro y otros eventos


de la familia Collor de Mello se omitieron durante el período electoral
de 1989, durante las disputas entre Collor y Lula. Incluso el texto citado
del diario O Globo se puede encontrar en la base de datos de la empresa,
acompañado por algunas viejas imágenes de la primera página en inter-
net, lo que demuestra la veracidad de la posición política de la empresa.
Arnon de Melo era un amigo cercano de Roberto Marinho y también uno
de los factores que dieron impulso político a su hijo, Fernando Collor.
Del mismo modo en que se creó una imagen de inocencia del padre, lo
mismo se hará con el hijo en una nueva lucha ideológica sobre la política
nacional.
Más que nunca, la televisión ejercerá un papel primordial para in-
fluir sobre el electorado brasileño, ya que, según lo informado, es el
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 225

medio de mayor acceso a la comunicación en Brasil, cuyas emisiones


tienen cobertura de casi el 100% de los hogares. La mayor parte de la
audiencia se centraba en la Rede Globo, entidad divulgadora de infor-
mación y también del calendario electoral obligatorio para todos los
canales. Vale la pena resaltar a otros medios de comunicación que, a
pesar de su menor alcance poblacional, también impactaron sobre el
proceso de ideologización del electorado, como en el caso de la revista
Veja de la Editora Abril, cuando publicó un reportaje durante las elec-
ciones que daría fama a la definición de Fernando Collor, titulado “El
cazador de maharajás”, en referencia a la supuesta reputación de su
gobierno en el estado de Alagoas y a los privilegios de casación de polí-
ticos y administradores.
De esa manera se gestó el mito del salvador de la patria, el héroe
nacional siempre buscado en la historia de Brasil, la persona que nos
salvará de nuestro martirio y de nuestras tribulaciones, el gran líder. En
el otro lado de la ecuación, teníamos a Lula, que representaba la incerti-
dumbre, la ignorancia y la falta de capacidad para gestionar la compleja
estructura del Estado brasileño.
Sin embargo, no fue posible apostar solamente a la simple evalua-
ción del sentido común de la sociedad brasileña para elegir al candidato
favorecido por las elites brasileñas, por más que ahora lo nieguen. Se
creó un plan de difamación y manipulación sin precedentes en la his-
toria de Brasil, según el modelo estalinista de gobierno. Después de los
días de debate antes de la segunda vuelta electoral, la Rede Globo llevó a
cabo una edición de extractos del debate que aparecieron en la emisión
televisiva. Esta edición favorecía abiertamente al candidato Collor con
sus mejores momentos y a Lula con los peores. Debido a que la audiencia
del Jornal Nacional era mucho más numerosa que la que presenció el de-
bate en sí, la imagen que el electorado se llevó era la de que el candidato
más preparado para asumir la presidencia era Collor, lo que terminó por
suceder en las elecciones.
El documental producido por Heinz (2010), con testimonios de per-
sonas que trabajaron en la estación emisora en esa época, demuestra
226  Francisco Sierra Caballero (Editor)

concretamente la interferencia directa del propio Roberto Marinho en


esa edición, con la garantía de vender el candidato ‘correcto’ a la pobla-
ción. El 22 de abril de 2015, el Jornal Nacional presentó una disculpa
pública, sin especificar el asunto en cuestión, en la que asumía la respon-
sabilidad en el manejo de ideas e imágenes, sin mencionar ni una sola
vez el caso de Lula versus Collor. Este mea culpa indigerible ni siquiera
será recordado, debido a la mala memoria de la población brasileña, de
modo que los casos de distorsión de la información y de manipulación
política en favor propio seguirán adelante.

Las reproducciones de eventos y la mala memoria

Tras la elección de Collor en 1990 como Presidente de la República de


Brasil –el primero elegido directamente después de la dictadura mi-
litar–, hubo un corto período de paz y una sensación de victoria en la
sociedad brasileña. En otro ámbito, las elites nacionales se sentían
tranquilas y Roberto Marinho se sentía confiado en continuar directa-
mente conectado al poder y al modelo de Estado deseado para el país.
El siguiente paso sería poner en marcha los cambios económicos de
apertura al mercado mundial y la búsqueda de la modernización de la
industria brasileña.
Este fue uno de los grandes retos del gobierno de Collor, crear un
modelo económico que retirase la articulación del Estado y que generara
las condiciones de baja intromisión en la libre competencia del mercado.
Sin embargo, los inversores de elites vinculadas a empresas, productos
y grupos de producción de mercancías no estaban dispuestos a invertir
sin garantías del propio Estado de Brasil, con el temor de perder valores
mucho mayores que sus inversiones para estimular la economía. Una
vez más, el debate sobre la centralidad del Estado brasileño estuvo en el
orden del día y será tema recurrente de este trabajo, como veremos más
adelante. Lo que mantuvo la estructura geográfica del país durante el
período de la independencia es también el vínculo que aún lo mantiene:
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 227

esta centralización política excesiva y que ralentiza la política a nivel


local para la mejora en esferas más pequeñas. En economía, el compor-
tamiento es también similar, complicado aún más por otro factor: la falta
de espíritu empresarial.
Brasil es un país conservador y tradicionalista, mucho más de lo que
se informa a nivel nacional e internacional. Convertir esta nación en un
mercado libre según los modelos de los Estados Unidos o de Inglaterra
es un sueño lejano y quizá inalcanzable. Al igual que la elite siempre
ha ocupado la administración del Estado, también utiliza el funciona-
miento de la máquina estatal para fomentar y garantizar sus inversiones
con cambios relacionados con los períodos históricos y con productos
específicos. Las inversiones que se han producido siempre han sido, de
alguna manera, garantizadas por el Estado, por lo que las acciones de
los inversores no tienen pérdidas; de esta manera, la economía queda
sometida a las orientaciones políticas.
Esta breve historia de funcionamiento sigue siendo válida en las
estructuras estatales de Brasil, no solo para esbozar esta dependencia
sino para representar la pereza de los inversores, todo lo cual deja a las
empresas brasileñas muy por detrás de sus competidoras en el mercado
mundial. La falta de innovación fue un problema al que tuvo que enfren-
tarse Collor si quería abrir el mercado brasileño en el escenario global
que se había anunciado y para ello se necesitaría una inversión estatal
sólida –para motivar dicha innovación sin causar el quiebre o el fallo de
las empresas brasileñas.
Alentar este nuevo modelo de desarrollo fue uno de los puntos po-
sitivos de su gobierno, en tanto que esta abertura forzaría al mercado
interno brasileño a moverse para no perder terreno ante los nuevos
competidores. Lo que desagradó a las elites y también a los partidarios
de su gobierno fue manifestar la necesidad del gobierno de Brasil de
satisfacer una carencia que no era su obligación, dejando al descubierto
a los privilegiados de este movimiento político.
Como no le bastara su declaración abierta de inoperatividad de
las principales clases económicas en Brasil, Collor declararía la guerra
228  Francisco Sierra Caballero (Editor)

abierta a los inversores silenciosos con el retiro de las garantías econó-


micas que tenían del gobierno de Brasil, con lo que les obligó a asumir
riesgos en el mercado mundial, así como sucede con todas las empresas
que practican lo que se llama ‘neoliberalismo’. Ese fue el límite de acep-
tación de sus bases de apoyo electoral, teniendo en cuenta el fin de los
privilegios que interesaban especialmente a grupos como la Rede Globo,
Editora Abril y todos los medios que incurrieron en grandes deudas y
que dependían de la financiación estatal como garantía.
Con la implementación del denominado ‘Plan Collor’, que tiene por
objeto congelar los ahorros y reducir el flujo de las inversiones públicas
en el mercado nacional –incluyendo la reducción del financiamiento de
compañías y de las deudas por parte del bndes (Banco Nacional de Desa-
rrollo Económico y Social)–, se redujeron los incentivos para la agricultu-
ra, la industria y los servicios, lo que produjo la reducción de la inflación
y también de la producción y del consumo interno del país. Al afectar
directamente a los grandes inversores, Collor se declaró su enemigo y
con ello dio fin a su gobierno.
A partir de este momento, los medios de comunicación brasileños se
tornaron hacia los intereses de las empresas. En consecuencia, poco más
de dos años después de su elección, la imagen del salvador se transformó
en la de un político conspirador y corrupto, tal como sucedió con mu-
chos ya conocidos de la política nacional. La revista Veja, que al principio
había producido la imagen de buena reputación de este político, publi-
có en coberturas consecutivas los escándalos personales y familiares
reprimidos hasta ese entonces, una avalancha de datos omitidos pero
ahora necesarios para que la población pudiera conocer a la persona que
estaba destruyendo el proyecto de un Brasil democrático. Del mismo
modo, los noticieros de Jornal Nacional publicaban artículos cada vez
más extensos sobre la corrupción de su familia, incluidos los informes
de su hermano Pedro Collor y su campaña política (entre otros, la mis-
teriosa muerte de su tesorero de campaña Paulo César Farías).
Por conveniencia inexplicable, todas estas irregularidades que sir-
vieran de apoyo al juicio político del presidente Collor solo surgen en las
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 229

noticias después de que sus acciones dañaran directamente los intereses


de los grandes inversores y de los mismos canales de comunicación. El fin
de los privilegios de las oligarquías tradicionales fue el punto final de este
modelo democrático, el quiebre del primer gobierno elegido por el pueblo.
Este evento marcará la fragilidad de la importancia electoral del
voto popular, cuando un grupo de políticos cuestiona la inversión de la
elección de la sociedad y dicho grupo tiene el poder de eliminar a un can-
didato elegido directamente por votación. Esta ruptura de la plataforma
política de Brasil será la primera conmoción y la condición precedente
para lo que vendrá después, para lo que estamos viviendo ahora. Por un
lado, esta fragilidad resta importancia al votante y también produce la
sensación de exonerarle de toda culpa por el proceso, sin tener en cuenta
que fue el mismo votante quien escogió a los congresales.
Lo que vemos hoy es el reflejo de aquel tiempo de Collor: un gobier-
no elegido democráticamente con políticas impopulares y que perderá
el apoyo de las masas electorales bajo su aprobación. En consecuencia,
será la víctima del vaciamiento político de los estratos de coalición. No
es casualidad que las dos veces esté presente la base de aliados compues-
ta por el pmdb, el primer partido en número de diputados y senadores
y numéricamente necesario para constituir este modelo de coalición
funcional. En ambos casos, tenemos a un partido que hereda el poder
y que reanuda las direcciones conservadoras de la política. En ambos
casos también veremos el apoyo mediático para construir la campaña y,
más tarde, para concretar la ruptura del gobierno.
La falta de memoria de la sociedad y la profundización de la indus-
tria cultural provocan que la sociedad no reflexione sobre sus errores,
cada vez en intervalos de tiempo más cortos, con lo que construye una
etapa definida por los intereses de aquellos que producen estas infor-
maciones. La sensación que tenemos es que no importa a quién se elija
democráticamente, pues, o se somete a los intereses de las elites o se
manipula a la gente para convencerla de su error al elegirlo, con lo cual
se crea una especie de ataque por la espalda, un hecho común de agentes
cobardes y traidores.
230  Francisco Sierra Caballero (Editor)

El fuego amigo

¿Qué razones llevaron a muchos grupos de intelectuales y agencias de


noticias independientes a informar de un golpe político en curso en
Brasil? La respuesta se encuentra precisamente en las bases aliadas del
gobierno de coalición, en este caso el pmdb. El vicepresidente, Michel
Temer, fue el operador político que mantuvo la base aliada con Rous-
seff y con el pt para mantener la gobernabilidad del país. Aquí viene la
crítica de este modelo de coalición, donde la ideología política ocupa
un papel de fondo de los objetivos comunes para convertirse solo en un
alistamiento del número de diputados y senadores que representan a
la mayoría en el Congreso para la aprobación de leyes. De este modo, el
poder ejecutivo depende directamente del legislativo, se produce una
interdependencia de los dos poderes, con lo cual se lesiona el principio
máximo de independencia de las esferas de poder.
Esta será la motivación para el intercambio de influencias y puestos polí-
ticos y, como resultado, se dan pretextos para la corrupción institucional.
La subasta de cargos a cambio de apoyo político generará este comercio
contaminado por intereses personales –por encima de la política y de la
nación–, con lo que ya está servida la corrupción sistémica de la política
brasileña. Por lo tanto, podemos decir que se trata de un modelo de po-
lítica impuesto desde la recuperación de la democracia post-dictadura,
un modelo que nació con la base dañada.
Sin embargo, dentro de estas lagunas existentes en la política de la coa-
lición, se aprecia la inclusión de otros agentes corruptibles en busca de
beneficios por encima de los intereses de la nación –agentes de todo
tipo, como empresas en varias áreas, incluidos los grandes medios de
comunicación. El Estado se convirtió en el mayor financiador de las
deudas de los grandes grupos de comunicación, y no es casualidad que
pasaran a estar en manos de los propios políticos. Cuando hablamos de
la corrupción, nunca se analizan los méritos de los políticos que hacen
uso de la máquina de la información en provecho propio, una conducta
condenada en la Constitución brasileña.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 231

El sector de las comunicaciones maneja astutamente los conceptos del


bien y del mal, en defensa de sus dueños y en contra de sus enemigos.
Collor simbolizó uno de estos objetivos. Ahora que Dilma también fue
retirada del poder, este vuelve a las manos experimentadas del pmdb: los
titulares del lastre político del país. Este partido simboliza claramente el
llamado ‘fuego amigo’ en la guerra, cuando un combatiente sale herido
–a propósito o no– a manos de su propio compañero de ejército. En este
caso, tenemos como la intención declarada –y apoyada– de Temer y sus
aliados para deshacerse de un gobierno elegido democráticamente me-
diante turbias maniobras legales.
Los cargos requeridos para expulsar a un político de su cargo público
presuponen reglas incomprensibles y que no se divulgan a la sociedad.
Las verdaderas razones de tal movimiento no importan, al igual que no
fueron importantes en el caso de Collor, ya que la población está conven-
cida de la necesidad de retirar a ese político de su cargo. Las construccio-
nes simbólicas, en ambos casos, son favorables en el momento en que se
realizan medidas satisfactorias para la elite económica, al igual que los
medios de comunicación nacionales sacarán a luz su lado malo. La dife-
rencia en el caso actual de Dilma fue la falta de apoyo de los principales
medios de comunicación para su reelección.
En su primer término de gobierno, vemos que el apoyo de Globo a su
plataforma de gobierno que tiene un atractivo popular, pero ya con un
programa económico conservador llevado a cabo por el Banco Central
y el Ministerio de Finanzas. Se toleraban las pequeñas migajas para los
programas sociales, en contraste con las elevadas tasas de utilidades
cosechadas por los grandes bancos y las compañías durante ese período.
La reducción del escenario externo favorable para el modelo de gobierno
‘neodesarrollista’, dependiente de las exportaciones primarias a China
para invertir en la economía, causó la reducción de las inversiones en
todas las áreas, pero sin afectar a las áreas sociales.
Este es el punto incómodo para estas elites, cuando el entorno eco-
nómico ya no es favorable y comienza a afectar a los inversores especu-
lativos. Los medios de comunicación difundirán esta crisis económica
232  Francisco Sierra Caballero (Editor)

como si tuviera un gran peso para toda la sociedad. En esa narrativa,


las pérdidas afectan directamente a la clase media y se culpa a los pro-
gramas sociales como los principales responsables de la crisis, en una
inversión de valores. En contradicción con esta teoría, ipea llevó a cabo
un análisis que muestra que cada R$ (real) invertido en la Asignación
familiar (Bolsa Família) causaría la devolución de R$ 1.78 al pib de Bra-
sil. En contradicción con el escenario de gastos en programas sociales,
este estudio aporta una imagen diferente no solo en este aspecto, sino
también en el estudio del nivel de mejoramiento y en la reducción de la
tasa de natalidad de los sectores más pobres.
En otro sentido, no hay una descripción clara de las grandes for-
tunas ni de los beneficios económicos crecientes de las elites, quienes
–de hecho– resultaron realmente perjudicadas por las políticas sociales,
pues la inversión de estos fondos podría hacerse en otras áreas de inte-
reses colectivos. Se propone unilateralmente la iniciativa de un Estado
mínimo, para eliminar la seguridad social de los estratos inferiores de
la sociedad y así no eximir el auxilio al mercado de inversiones de riesgo
o de innovación. Los medios brasileños siempre presentaron a las gran-
des empresas y a los bancos como víctimas de un Estado con proyectos
onerosos, sin siquiera hacer un análisis racional de las utilidades.
En esta área, la similitud entre Collor y Dilma es casi idéntica. Con
la aparición del primer indicio de debilitamiento en el sector económi-
co, perdieron todo su apoyo a expensas del conservadurismo político
(la mejor imagen del pmdb, independientemente de la idoneidad de la
base del gobierno).
Uno de los argumentos proferidos por los medios de comunicación
–sobretodo por la Rede Globo– fue la inundación de la corrupción que
afectó al gobierno de Dilma, sin tener en cuenta que el propio pmdb fue
parte de este gobierno. Políticos vinculados directamente al pt y al go-
bierno del presidente informaron de numerosos casos, pero en ningún
momento llegó una evidencia directa de corrupción de la propia Dilma.
Las acusaciones o sospechas fueron suficientes para cuestionar su man-
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 233

dato e incluso antes de poner a prueba la evidencia, Dilma fue expulsada


del poder.
Por otro lado, en respuesta a diversas investigaciones por antece-
dentes penales, Temer termina siendo inelegible para participar en las
próximas elecciones. Igualmente, la Policía Federal somete a investiga-
ción a siete de sus ministros, precisamente en conexión con la operación
Lava Jato34 que investiga al gobierno de Dilma. En ningún momento se
difundieron estos cuestionamientos por los canales de televisión, es-
pecialmente en Globo. Esto demuestra el sesgo de los implicados y de
los grandes medios, que encubren a unos y acusan a otros. Esto no solo
era un proyecto para eliminar al gobierno del poder, sino también un
proyecto de destrucción de la ideología del gobierno de centro-izquierda
en Brasil, en pos de un retorno a la derecha.

La justicia es más ciega para algunos

La imagen construida sobre la base de los símbolos políticos en Brasil


es enorme desde la primera elección directa para presidente de 1989
–como vimos en el caso de Collor–, tanto positiva como negativamente.
La impunidad o inocencia de los acusados en los delitos del gobierno
de Collor de la época carecen de importancia, como es evidente en el
pensamiento actual de la sociedad, teniendo en cuenta que el político es
actualmente senador por el ptb (Partido Laborista Brasileño) en Alagoas,
la cuna de su familia. El capital político acumulado durante décadas fue
capaz de superar, no solo sus escándalos, sino también los de su padre y
abuelo en el Congreso Nacional.

34 Operación Lava Jato: Comenzada el 17 de marzo de 2014, es la mayor investigación


criminal de contexto político realizada en Brasil en su historia. Investiga las desviaciones
de fondos y corrupción en las empresas estatales y la influencia política que vendían en
beneficio de grupos empresariales específicos en los procesos de competición pública.
Unos de sus principales objetivos son las cuentas de Petrobrás, pues se estima que dicho
cártel movió más de 10 millones de reales (unos 3 millones de dólares).
234  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Aparte de ello, como relata Carolina Brígido en el diario O Globo –el


mismo grupo de medios de comunicación que ayudó a construir y des-
truir la carrera presidencial de Collor–, el 24 de abril de 2014 Collor fue
absuelto de todas sus acusaciones, cuando el siguiente Congreso brasile-
ño le impidió continuar como Presidente. El juicio se llevó a cabo ‘solo’ 22
años después de su destitución, haciendo patente la falta de importancia
jurisdiccional tras su retirada del poder. La preocupación con la que los
medios han tratado el hecho también demuestra cómo cobra forma el
sentido común político en Brasil. Independientemente de sus delitos y de
la veracidad de las alegaciones, Collor siempre representará la imagen de
la corrupción ante la sociedad brasileña, aunque los miembros de su go-
bierno continúen circulando libremente en Brasilia con cargos políticos.
Al igual que el expresidente de la década de 1990, Rousseff también
fue expulsada del poder por indicios de crímenes vinculados a su perso-
na, aunque no sean compatibles con todas las investigaciones. La Policía
Federal de Brasil aún sigue su investigación de la Operación Lava Jato,
pero el impulso de noticias y difusión de las acciones ha caído en picado
desde su salida, lo que algunos politólogos ven como el fin último de
todo este proceso legal. Una vez más, los medios, y la sociedad influi-
da por estos canales de comunicación, no exigen pruebas directas de
la participación del presidente en ejercicio en estas investigaciones, lo
que puede conducir a la sociedad brasileña a cometer el mismo error
de hace 24 años.
Dado el tamaño error de este tipo de acciones en el análisis poste-
rior de la caída de la presidenta Dilma y la solidificación del gobierno de
Temer, Barros (2016) analiza las variaciones en la plataforma operativa
que produciría los cambios reclamados para mejorar la sociedad brasile-
ña, para encontrarse, sin sorpresa alguna, que este cuerpo político está
compuesto por las mismas personas que participaron en los gobiernos
anteriores, desde Fernando Henrique Cardoso (1994-2001) hasta Lula
(2002-2009). De hecho, nada ha cambiado, excepto la retirada del mando
de Dilma, pues la base de operaciones sigue estando bajo la influencia
directa del pmdb y de los políticos tradicionales de Brasil.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 235

La imagen que las grandes redes de comunicación venden es la de


esperanza en los cambios realizados desde el primer día del nuevo go-
bierno. Sin embargo, en términos concretos se ve un retroceso que afec-
tará precisamente a la clase que fue influenciada y manipulada por estos
medios de comunicación. La mística de la crisis económica sobre la base
de la falta de fondos del Estado, en cualquier momento dado, plantea
la falta de fondos de la gran riqueza (200 millones de dólares que no se
obtienen de 71 millonarios brasileños) y también la exención impositiva
de iglesias y entidades religiosas.35 Existe en Brasil una ley de exención
en el cobro de utilidades y dividendos: solo Brasil y Estonia tienen este
tipo leyes que eximen a las grandes fortunas de contribuir al tesoro de
la ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).
Este no es el discurso visto en la televisión.
Por el contrario, las grandes empresas y el comercio se quejan al
público, a través de este medio, de la elevada presión fiscal a la que el
gobierno federal los somete. Dentro de este grupo, como lo expresa Gra-
zielle Custodio David del idesc (Instituto de Estudios Socioeconómicos),
los que viven con utilidades patrimoniales y dividendos pagan impuestos
de alrededor del 3 %, mientras que el promedio mundial es de entre el 8
y el 12%. Lo que se construye como propaganda en este caso es vender el
discurso fácil de que todos sufren los altos impuestos, aunque sean las
clases medias y bajas de la población las que pagan las cuentas estatales
de Brasil. Se crea, por consiguiente, el mito de que los altos impuestos
generan la falta de innovación y de crecimiento de la industria.
A este grupo pertenecen precisamente las principales radioemiso-
ras y las estaciones televisoras del país, así como sus propietarios, que
participan directamente en la política. Es un círculo vicioso de beneficio
a particulares a expensas de la sociedad, lo cual deja en segundo plano
todo intento de formular un Estado de derecho. Cuando los intereses de
estos grupos influyentes son sacudidos por las propuestas que pueden

35 Datos proporcionados por la Receta Federal del Brasil, 2016.


236  Francisco Sierra Caballero (Editor)

beneficiar más a la sociedad que a ellos mismos, producen noticias para


apoyar sus argumentos distorsionados y divorciados de la realidad.
Volviendo a la operación Lava Jato, un centro de investigación nacio-
nal de espectro nacional y con intervenciones internacionales, esta tiene
dos fases de visibilidad clara en las cadenas de televisión –y, en especial,
de la Rede Globo–, divididas entre el proceso de juicio político de Dilma
y tras la votación en el Congreso nacional. Durante las noticias de Jornal
Nacional, con las que se intenta vincular a Dilma a la investigación pe-
nal, Sergio Moro y Lava Jato obtenían áreas significativas del noticiario
principal de la Rede Globo en horario de máxima audiencia, con perío-
dos de alrededor de 9 minutos en algunos días. Teniendo en cuenta que
un programa televisivo de noticias completo dura, como promedio, 30
minutos, se dedicó casi una tercera parte del tiempo para informar de
todos los delitos del gobierno de la política vinculada al pt.
En la segunda etapa, después de la votación de la Cámara de Repre-
sentantes y la aprobación de la solicitud de remoción de Dilma de su
cargo –encabezada por (sic) Eduardo Cunha, político del pmdb acusado
de numerosos crímenes jamás enjuiciados–, el asunto fue perdiendo
gradualmente importancia, reflejada en el tiempo dedicado a las inves-
tigaciones de Lava Jato; algunos días ni siquiera aparece en las noticias
de televisión. Tal como le pasó a Dilma después de la votación, le tocó a
Eduardo Cunha ser removido de la presidencia de la Cámara de Repre-
sentantes después de cumplir su función en todas las maquinaciones
políticas del pmdb –que ahora tiene la intención de eliminar estos cabos
sueltos.
En otro orden de cosas, el Tribunal Supremo Federal –el órgano
superior judicial del país y responsable de la realización de los procedi-
mientos legales contra un presidente de la República elegido por el pue-
blo– espera la llegada del proceso de juicio político para que sea juzgado
en su esfera. Sin embargo, cuando se trata de un régimen de coalición
política entre pt y pmdb, debemos cuestionar la validez de separar con-
venientemente esta placa electoral durante el proceso judicial. Además,
¿qué validez tiene juzgar a Dilma por sus referidos fracasos económicos
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 237

de responsabilidad fiscal en los documentos no aprobados por el Congre-


so Nacional y no juzgar a Temer, el presidente actual que, en ocasiones,
también los firmó? ¿Cuál es la legalidad y validez de todo el proceso si
está marcado por momentos y no por las circunstancias?
En ningún caso la sociedad brasileña se cuestionó este corto perío-
do democrático después de la dictadura militar (poco más de 30 años),
en el que la validez del proceso electoral fue puesta en tela de juicio en
dos de las cuatro elecciones presidenciales en las que pudo votar direc-
tamente a sus representantes. ¿Cómo se armó este cuerpo electoral y
cómo fue elegido? ¿Cómo es que las campañas electorales televisadas,
sin presentar propuestas coherentes de gobierno, influyen o crean imá-
genes distorsionadas de estos políticos? Collor fue elegido en 1989 por
representar, en gran medida, el estereotipo de un político guapo y ele-
gante, en contraposición a un Lula que todavía lleva colgada la imagen
de una planta de fábrica. En las últimas elecciones, Aécio Neves también
basó su campaña en una figura personal elegante y de familia tradicional
frente a una mujer que era vista como una guerrillera.
En 2012, la Rede Globo, que se opuso abiertamente a la continuidad
del pt en el poder y que deseaba ampliar los préstamos personales para
negociar sus deudas, lanzó una miniserie llamada O Brado Retumbante36
para crear un escenario favorable a Neves en la contienda electoral de
2014. La imagen y las circunstancias políticas son similares a un esce-
nario en el que el Presidente y el Vicepresidente de Brasil desaparecen
en un accidente. Ya se ponía en marcha la idea de, si no fuera posible
elegir a Aécio Neves, cómo podría aceptarse que él asumiera el cargo de
presidente indirectamente en el caso de retirada de Dilma.
Este tipo de maniqueísmo, así como otros representados en sus no-
velas y miniseries, es el que lleva a la media de la población a transitar
por senderos poco centrados en los intereses de la sociedad. Son ideas
pautadas por el tradicionalismo y el conservadurismo patriarcal here-

36 “El Brado Rotundo”, estrofa del himno brasileño.


238  Francisco Sierra Caballero (Editor)

dados de Portugal. Se modifican las figuras emblemáticas de políticos


tradicionales para adaptarlas a cada momento histórico de Brasil, lo que
conlleva un perfil adecuado a las necesidades del país, pero siempre de
acuerdo con la norma de calidad de la Rede Globo.

¿Quién transmite la democracia?

Por último –y este aspecto debe ser el centro del debate político en Bra-
sil–, ¿quién defiende los derechos primordiales de la democracia en una
nación frágil y de baja representatividad? ¿Cuáles son las propuestas y
las necesidades de la sociedad brasileña en medio de una crisis política?
¿Es Temer la respuesta adecuada a los cambios necesarios en la econo-
mía? Si es así, ¿serán favorables los cambios económicos a un grupo en
particular, a la gran masa de la población o al pequeño grupo de élite?
Son cuestiones que también los medios brasileños de comunicacio-
nes deberán plantearse, noticias que siguen apareciendo en pequeños
destellos sin merecer la debida consideración. Internet ofrece un con-
trapunto importante a la falta de información o a la manipulación de
datos, lo cual no permite las condiciones de control absoluto por parte
de la Rede Globo como sucedía en décadas pasadas, pero todavía hay que
conducir esta alternativa a lograr la misma proporción que la televisión.
La difusión de desinformación en el panorama de los medios varía de
acuerdo con las necesidades y oportunidades que se presenten.
Las manifestaciones callejeras continúan, así como en las redes so-
ciales, y las investigaciones de la Lava Jato, aunque con menos noticias.
Solo cabe preguntarnos hasta qué punto la sociedad está interesada en
independizarse y cortar el cordón umbilical con las grandes empresas
de comunicación de Brasil.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 239

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Golpe de Estado en Paraguay. El rol de la prensa durante el
derrocamiento de Fernando Lugo

Arlenin Aguillón

Introducción

El ascenso de Fernando Lugo, en 2008, a la Presidencia de Paraguay, re-


presentó, aparentemente, un corte del dominio impuesto por la Asocia-
ción Nacional Republicana-Partido Colorado (anr-pc) en ese país.
Tras la caída del dictador Alfredo Stroessner (1954-1989) por medio
de un golpe de estado –voces muy calificadas no lo consideraron un golpe,
sino una negociación–, poderosas cúpulas ultraconservadoras describie-
ron el nuevo período como una ‘transición democrática’.
Esa transición, sin embargo, se instauró para legitimar un sistema
político controlado, fundamentalmente, por los colorados, agrupación
política que acumula ya 21 presidentes, incluyendo al actual gobernante,
Horacio Cartes.
Lugo, un obispo católico conectado simbólicamente con el pueblo,
llegó al poder en medio de un sólido avance de gobiernos de izquierda
en la región y rompió con 60 años de dominio colorado en el Palacio de
los López (el palacio presidencial).
242  Francisco Sierra Caballero (Editor)

El kirchnerismo en Argentina inició su ruta desde 2003; Evo Mo-


rales ganó la presidencia de Bolivia en 2005; Luiz Inácio Lula da Silva
gobernó en Brasil a partir de 2003; Daniel Ortega lideró el regreso al
poder en Nicaragua del frente sandinista en 2007; ese mismo año, Rafael
Correa ganó la Presidencia en Ecuador; antes de concretarse este pano-
rama político, ya en Venezuela gobernaba el presidente Hugo Chávez des-
de 1999. Paralelamente, y de manera estratégica, fueron surgiendo, en
la región, bloques de integración que chocaban con las pretensiones de
Estados Unidos, que intentaba mantener el control de los países del Sur.
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado
de Comercio de los Pueblos (o alba-tcp), surgió en 2004; en junio de
2005, se activó Petrocaribe, una instancia de integración energética que
reúne a los países del Caribe y Centroamérica con Venezuela; la Comu-
nidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) fue creada en
2010 y constituida en 2011; la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur)
surgió en 2007.
En torno a Lugo se conformó una alianza que acabó con la hegemo-
nía presidencial colorada, de 60 años, incluidos los 35 años de dictadura
stroesnerista.37
La constitución de gobiernos y bloques integracionistas de izquierda
no convenía a Washington. En 2009 el 60% de la población latinoameri-
cana aprobaba la gestión de sus gobiernos (Latinobarómetro, 2015, p. 18).
En 2010, continuando con la consolidación de un bloque de izquier-
da en la región, alcanzó el poder, Pepe Mujica, en Uruguay. La concre-
ción de un mundo multipolar y pluricultural se afianzaba desde América
Latina. No se trataba solo de una época de cambios, sino de un cambio
de época. 38

37 Alfredo Stroessner fue un militar de origen alemán que estuvo al frente de la


dictadura más sangrienta de Paraguay. Un informe final de la Comisión de Verdad y la
Justicia, divulgado en 2008, concluyó que durante la dictadura de Stroessner fueron
ejecutados o desaparecieron 425 personas, hubo casi 20.000 detenidos y 20.814 exiliados.
38 Rafael Correa a rt: «América Latina no vive una época de cambios, sino un cambio
de época». Disponible en <https://actualidad.rt.com/actualidad/view/35794-Rafael-
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 243

La victoria de Lugo fue descrita como, el inicio de una nueva etapa,


realidad o estadio histórico en Paraguay. En 2008, el presidente para-
guayo gozaba de una aprobación del 86% (Latinobarómetro, 2015, p. 38).
Siendo Paraguay un país con un débil estímulo a la participación,39 la
victoria de un factor político que venía del mundo religioso consolida-
ba el nuevo escenario político en la región. Además, estaba aún en la
memoria colectiva, aunque en otro contexto, la derrota electoral que
sufriera el Partido Revolucionario Institucional (PRI), tras más de 70
años gobernando en México.
La llegada de la izquierda al juego democrático paraguayo abrió la
posibilidad de una verdadera articulación entre los movimientos popu-
lares y progresistas, por primera vez en más de 60 años. Subvertir el
orden establecido, definitivamente, era una posibilidad, un riesgo que
no querían asumir los factores políticos internos, ni sus aliados externos.
La Asociación Nacional Republicana-Partido Colorado (anr-pc) ha-
bía perdido las elecciones. No obstante, conservaba mayoritariamente,
aún, el poder en las instituciones del Estado (Congreso, Poder Electoral,
Poder Judicial, Binacionales, Aduanas).
El Departamento de Estado de los Estados Unidos de Norteamérica,
a través de su Embajada en Paraguay –que también fue factor determi-
nante para que Lugo ganara las elecciones–, desde un comienzo, financió
y articuló toda la acción política que lograra cortar el avance progresista
y que bloqueara, a su vez, cualquier propuesta para subvertir el statu quo.
Paraguay, de esta manera, con un presidente de izquierdas y el po-
der en manos de la derecha, iniciaba su integración al concierto de na-
ciones progresistas que gobernaban en Latinoamérica.

Correa-a-RT-Am%C3%A9rica-Latina-no-vive-una-%C3%A9poca-de-cambios%2C-sino-
un-cambio-de-%C3%A9poca>.
39 El promedio de la participación electoral en América Latina se sitúa en un 67%
(Latinobarómetro, 2015, p. 31), tomando en cuenta la población en edad para votar (pev).
Siendo Honduras (64,1%), El Salvador (63,4%), México (62,6%), Costa Rica (62,2%), Chile
(60,1%), Paraguay (52,7%), Colombia (46,9%) y Guatemala (41,3%) los únicos países que se
ubican por debajo del promedio.
Lugo promovió cambios que impulsaban la recuperación de unas
tierras que, en su mayoría, estaban en pocas manos. Según Oxfam (2015),
el 2,6% de la población, a los que en el informe llamó propietarios, poseía
el 85,5% del territorio paraguayo. Una situación de inequidad, incluso,
advertida por la fao.40 Los poderes fácticos en Paraguay, uno de los paí-
ses con mayor concentración de tierras del mundo, no aceptaban las
políticas de igualdad social que pregonaba Lugo.
En 2010, Paraguay tuvo un crecimiento del pib del 15% (Cepal, 2014,
p. 93), pero la pobreza no disminuyó ni el 1%. El mandatario paraguayo
inició líneas políticas con el fin de reducir esa brecha de desigualdad so-
cial, pero su proyecto político se sustentó en alianzas con organizaciones
de derecha que luego lo traicionaron.41

La prensa como factor político

Tras la caída de la dictadura, en 1989, los medios de comunicación se


consolidaron como uno de los poderes fácticos. Durante el golpe de Es-
tado contra Lugo, existían 701 medios de comunicación paraguayos en
todas sus plataformas, incluyendo 78 repetidoras para los medios au-
diovisuales. Estas 700 empresas de comunicación estaban controladas
por tres centros de poder, que también dominaban el ámbito político,
económico y social del país. No obstante, en 2012, era el diario abc Color,
el que imponía la agenda política y, además, lograba controlar la mayor
parte de la opinión pública.
Los medios de comunicación, junto con la Iglesia y los movimientos
juveniles, forman parte de las tres instancias de mayor credibilidad en
América Latina, un comportamiento que constatamos en Paraguay. La

40 Ver informe 2014 de la fao: “Reflexiones sobre la concentración y extranjerización


de la tierra en América Latina y el Caribe”.
41 Federico Franco, del Partido Liberal, era vicepresidente de Fernando Lugo y su
partido fue uno de los artífices del golpe de Estado.
Iglesia (69%), los movimientos juveniles (62%), la radio (49%) y la televi-
sión (47%) lideran el listado de instituciones con mayor confianza en la
Región (Latinobarómetro, 2015, p. 8-b).
La elevada confianza en la Iglesia le dio un importante soporte a
Lugo, que en ningún momento se deslastró completamente de su imagen
como sacerdote, ni siquiera de su vestimenta.
Aunque la radio y la televisión gozaban de alta credibilidad, según el
estudio de Latinobarómetro, entre 2006 y 2011 dicho aspecto se desmo-
ronó. La confianza en la radio bajó de 69% a 51% en ese período, mientras
que la televisión se desplomó, de un 63% a un 46%. A diferencia de estas
dos plataformas, la confianza en la prensa escrita mantuvo un compor-
tamiento más plano, incluso subió tres puntos porcentuales, entre 2006
y 2011, al ubicarse de un 46% a un 49%.
abc Color se fundamenta en el poderío económico del empresario
Aldo Zuccolillo, antiguo colaborador stroesnerista.42 Un documento gu-
bernamental, al que tuvimos acceso,43 describe a ese periódico como el
principal desarticulador de las fuerzas políticas y el mayor extorsiona-
dor de la sociedad paraguaya.
El diario abc Color –según el mismo documento– promulga un dis-
curso fascista dirigido a los políticos, a la clase media urbana y a los pro-
pietarios rurales, con elementos nacionalistas, católicos y neoliberales.
Es tan marcado el poder fáctico de este medio de comunicación, que
toda la estructura de mando de la Asociación Nacional Republicana-Par-
tido Colorado (anr-pc), antes del golpe de Estado, tomaba sus decisiones
dependiendo de las editoriales y publicaciones del abc Color.

42 Aldo Zuccolillo hizo su fortuna durante la dictadura de Alfredo Stroessner. El dueño


del abc Color fue cooperador del dictador. Fundó el diario abc Color en 1967 y 40 años
después, gracias al poder dado por el medio, el Grupo Zuccolillo es un emporio que lidera
el negocio de la tierra en Paraguay en todas sus formas: inmobiliaria, agroindustrial,
bancos.
43 En 2012, en pleno golpe de Estado, pudimos corroborar varios papeles oficiales,
que no pueden ser divulgados, para esta investigación. No obstante, garantizamos su
absoluta autenticidad.
246  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Ángel Ramón Barchini, miembro del Parlasur y del partido Colorado


paraguayo en 2012, admitió que el Partido Colorado se basaba en las pu-
blicaciones de la prensa paraguaya, específicamente del abc Color, para
hacer sus análisis del entorno político y tomar decisiones.44
La Embajada de los Estados Unidos en Asunción, responsable de la
capacidad de influencia que tiene el abc Color, incide de manera directa
en la política editorial de este medio de comunicación, para manipular
y limpiar la imagen de los grupos de poder que están bajo su control.45
La alianza entre el Departamento de Estado de los Estados Unidos,
el abc Color y el Partido Colorado se constata a través de los siguientes
datos:
• El 61% de los paraguayos siente cercanía hacia algún partido
político. La tercera cifra más alta en la región (Latinobaróme-
tro 2011, p. 75). Este dato cobra mayor relevancia si recordamos
que agrupaciones políticas, como el Partido Colorado, analizan
y toman decisiones basadas en lo que se publica en el abc, y no
en la realidad.
• Solo el uno por ciento (1%) de los paraguayos piensan que eeuu
tiene influencia en América Latina (Latinobarómetro 2011, p.
100). Este dato tiene dos lecturas directas: a) que los paraguayos
no creen en la conducta injerencista de eeuu, ante temas de la
región; b) que los paraguayos, debido a la influencia mediática,
no ven esa actitud del gobierno estadounidense.
• El 78% de los paraguayos tienen una muy buena opinión, o una
buena opinión, de eeuu (Latinobarómetro 2011, p. 102). Repre-
senta la quinta cifra más alta en la región. A este dato le debe-
mos agregar que eeuu tiene en Asunción, siendo Paraguay un

44 Ángel Ramón Barchini admitió tal comportamiento del partido Colorado, en una
reunión de trabajo a la que asistimos.
45 Un agente de inteligencia, consultado en abril de 2012, detalló que funcionarios de
la Embajada de eeuu en Asunción revisaban a diario las principales informaciones que
se publicarían en el abc Color.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 247

país muy pequeño, una de las Embajadas más grandes de Sud-


américa.46
Fernando Lugo inició su gobierno con un 86% de aprobación, la más
alta en la región (Latinobarómetro 2011, p. 23), sin embargo, tres años
después, se sostenía con un 49% de aprobación, una cifra que, aunque
no era despreciable, lo ubicaba como el sexto mandatario peor evaluado
en Latinoamérica (Latinobarómetro 2012, p. 01). La caída de 37 puntos
porcentuales representó la disminución más significativa entre los pre-
sidentes latinoamericanos que gobernaban en ese período (2008-2011).
En otras palabras, tras la llegada de Fernando Lugo al poder, 9 de
cada 10 habitantes lo aprobaba, pero, tres años más tarde, el Presidente
era reprobado por poco más de la mitad del país.
Una tendencia similar se precisó en la confianza hacia Lugo, que cayó
de un 84%, en 2008, a solo un 37% en 2011 (Latinobarómetro 2012, p. 02).
¿Qué ocurrió durante esos tres años para que el panorama de acep-
tación cambiara en esas proporciones? Poderes fácticos influyeron en la
opinión pública, para moldear la realidad perceptiva,47 de acuerdo con
sus propios intereses.
Los medios de comunicación crearon, en el imaginario colectivo,
las condiciones objetivas para impulsar, avalar, legitimar y justificar un
golpe de estado en contra del presidente Fernando Lugo.
¿Cómo cumplieron los medios con esa tarea? La presente investiga-
ción precisará la estrategia discursiva, empleada por la prensa paragua-
ya, para promover la ruptura del hilo constitucional. No pretendemos
que los resultados de esta investigación sean los definitivos. Al contrario,
las conclusiones deben ser vistas como bases para nuevas líneas de in-
vestigación en diferentes áreas de las ciencias sociales.
Un análisis semiolingüístico permitió precisar la estrategia discur-
siva de la prensa paraguaya, antes, durante y después del golpe de Estado.

46 La Embajada de eeuu en Asunción utilizaba 120 carros diplomáticos, según precisó


una fuente de inteligencia consultada en abril de 2012.
47 En la Guerra de Cuarta Generación, la realidad perceptiva se impone a la realidad real.
248  Francisco Sierra Caballero (Editor)

El análisis se fundamentó en los aportes teóricos de Pottier (1992, 1993),


Molero, (1998, 2003), Franco (2002 y 2006), Van Dijk (1989, 1994, 1998,
2001, 2006), Vilches (1987), Orozco (2003) y Barthes (1977). La muestra
se tomó de los diarios abc Color, Última Hora y La Nación. Se analizó el
componente pragmático, el semántico y el sintáctico.

Golpe parlamentario: el nuevo guion

Cinco grandes campañas mediáticas sirvieron para armar los cinco pun-
tos del libelo acusatorio que se empleó en contra del presidente Fernan-
do Lugo para expulsarlo del poder.
El libelo acusatorio,48 que presentó el Parlamento paraguayo para
justificar la destitución del Presidente Lugo, se armó con los siguientes
casos:

Acto político en el Comando de Ingeniería de las Fuerzas Armadas


En el año 2009, con autorización del presidente Lugo, se realizó una
concentración política de jóvenes en el Comando de Ingeniería de las
Fuerzas Armadas, que fue financiado por instituciones del Estado, in-
cluyendo a la Entidad Binacional Yacyreta […]. Esas instalaciones fue-
ron utilizadas para la reunión de los jóvenes, quienes colgaron bande-
ras con alusiones políticas, llegando a izarse una de ellas en sustitución
del pabellón patrio. Ese acto de naturaleza netamente política, y con los
‘exabruptos ampliamente difundidos y magnificados por los medios de
prensa’, solo pudo ser realizado con la autorización del Comandante
en Jefe.

48 Una fuente vinculada a la defensa de Fernando Lugo aportó el libelo acusatorio. Se


corroboró su autenticidad, antes de incluirlo en esta investigación. Por su extensión, no
podemos colocarlo de forma íntegra en el cuerpo del trabajo.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 249

Caso Ñacunday
Se acusó al gobierno del presidente Lugo de ser el único responsable,
como instigador y facilitador, de las recientes invasiones de tierras en
la zona de Ñacunday. El presidente Lugo ha utilizado a las fuerzas mili-
tares para generar un verdadero estado de pánico en toda esa región […],
mientras esas invasiones se producían y se daban a conocer amenazas de
otras más, en otros departamentos de la República, el presidente Lugo se
mostraba siempre con puertas abiertas a los líderes de esas invasiones
[…], dando un mensaje claro a toda la ciudadanía sobre su incondicional
apoyo a esos actos de violencia.

Creciente inseguridad
El presidente Lugo ha sido absolutamente incapaz de desarrollar una po-
lítica y programas que tiendan a disminuir la creciente inseguridad ciu-
dadana. En estos 4 años de gobierno, a pesar de los importantes recursos
financieros que le fueron proveídos por el Congreso Nacional para poten-
ciar a la fuerza pública, los resultados han sido, no solo insatisfactorios,
sino también ‘ha quedado, por demás demostrada’, la falta de voluntad
del gobierno para combatir al Ejército del Pueblo Paraguayo,49 que se ha
convertido, al amparo y con la complicidad del gobierno, en el azote de
los ciudadanos de los departamentos de Concepción y San Pedro.

Protocolo de Ushuaia II
Este documento constituye ‘un atentado contra la soberanía’ de la Repú-
blica del Paraguay, y ha sido suscrito, por el presidente ‘Fernando Lugo
Méndez’, con el avieso propósito de obtener un supuesto respaldo en su
descarada marcha contra la institucionalidad y el proceso democrático

49 Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP): Elemento político-mediático con orígenes


en la infiltración de la base popular a inicios de los noventa. Se le conoce como grupo
subversivo de características terroristas. Es un producto creado para justificar la
presencia militar y de inteligencia estadounidense, israelí y colombiana en la zona norte
del país.
250  Francisco Sierra Caballero (Editor)

de la República. Dicho documento ya ha motivado un pronunciamiento


de la Comisión Permanente del Congreso Nacional, destacándose la falta
de transparencia en el procedimiento que dio lugar a la firma del docu-
mento y a su contenido, al punto que hasta la fecha, el Poder Ejecutivo
no lo ha remitido al Congreso para su conocimiento y consideración. A
través de ese documento, los países vecinos podrían cortar el suministro
de energía a la República del Paraguay.

Caso Matanza de Curuguaty


‘Ha quedado demostrado’, con los hechos acaecidos en los Campos Mo-
rombi, Curuguaty, Departamento de Canindeyú, la patente inoperancia,
negligencia, ineptitud e improvisación de este gobierno, liderado por
presidente Fernando Lugo Méndez […] ‘No cabe duda’ de que la respon-
sabilidad política y penal de los trágicos eventos registrados el 15 de junio
del presente año, que costó la vida de 17 ciudadanos paraguayos, entre
policías y campesinos, recae en el Presidente de la República, Fernando
Lugo, que por su inacción e incompetencia, dieron lugar a los hechos
acaecidos, de conocimiento público, ‘los cuales no necesitan ser proba-
dos’, por ser hechos públicos y notorios.
Debemos destacar varios elementos del documento oficial que aca-
bamos de leer, de manera resumida:

• En primer lugar, el punto tres del libelo acusatorio dice, de mane-


ra textual, que “todas las causales mencionadas más arriba (las 5
acusaciones que leímos), son de pública notoriedad, motivo por
el cual no necesitan ser probadas”. Es decir, las publicaciones
del abc Color, Última Hora y La Nación, fueron prueba suficiente
para montar el expediente acusatorio, utilizado por el Senado pa-
raguayo para sentenciar a Lugo y apartarlo del poder.
• La Resolución N° 881, que sentenció la salida de la Presidencia
de Fernando Lugo, expuso que se basaron en “todas las pruebas
presentadas por la parte acusadora”. Sin embargo, el equipo ju-
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 251

rídico50 que defendió al presidente Lugo, develó que las pruebas


presentadas consistían en fotocopias de recortes de prensa y
otras informaciones similares.
• En el texto de la defensa se lee lo siguiente: “En ninguna parte
del escrito de denuncia [el libelo acusatorio] se citó un artículo
de carácter penal, no se realizó tipificación alguna, no se descri-
bió la comisión del delito alguno”.
• La decisión se fundamenta, únicamente, en una decisión polí-
tica tomada por el Senado paraguayo, amparada en las publica-
ciones de los medios de comunicación.

El rol de los medios

El Senado paraguayo concluyó que las acusaciones no necesitaban ser


probadas porque los hechos fueron de pública notoriedad, divulgados
a través de la prensa nacional. Tomando en cuenta tal decisión, a con-
tinuación explicaremos cuál fue el comportamiento de la prensa para-
guaya, antes, durante y después del golpe de Estado.

Aislar a Paraguay
Previamente al golpe, existió una marcada descalificación, fundamental-
mente, de Brasil y Argentina, las dos principales economías del Merco-
sur. En el siguiente cuadro podemos precisar algunas caracterizaciones
de ambos países:

50 Uno de los abogados del presidente Fernando Lugo nos facilitó el documento que
se empleó en la defensa. La autenticidad del documento se corroboró con fuentes
diplomáticas y de inteligencia.
252  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Brasil Argentina
Una fuente de las Fuerzas Armadas del Bra- Las inadmisibles y perjudiciales
sil no descarta la acción militar de su país por medidas proteccionistas que adop-
el conflicto de tierras con brasiguayos, ante tó este país, a partir del pasado 1
la debilidad del Gobierno de Fernando Lugo de febrero, están afectando muy
(Última Hora, 2012). severamente el comercio exterior
de Paraguay y Uruguay (abc Color,
2012).
El diputado paraguayo José López Chávez El Mercosur de ninguna manera
planteó reforzar la presencia militar en la debe permanecer impasible ante
frontera con Brasil, ante la versión de una su- el grave avasallamiento que la Re-
puesta posibilidad de una intervención del pública Argentina viene haciendo
vecino país en Alto Paraná (abc Color, 2012b). contra la letra y el espíritu de la in-
tegración regional (abc Color, 2012).

El Gobierno de Dilma Rousseff, con el argu- Las restricciones y trabas comercia-


mento de proteger su industria, de la inunda- les que impuso la Argentina, no solo
ción de productos asiáticos –especialmente afectan al Paraguay, sino que tam-
chinos–, decidió ampliar drásticamente las bién a Perú, Chile, Colombia y a Uru-
exigencias a la mercadería importada, en tex- guay, miembro pleno del Mercosur
tiles, juguetes, confecciones en cuero, y otro (abc Color, 2012c).
tipo de prendas (La Nación, 2012).

Es menester dejar de seguir aceptando, con la cabeza gacha, las arbitrarias y uni-
laterales disposiciones que se adoptan en Brasilia y Buenos Aires […]. Sería preciso
que dejaran de lado su acostumbrada hipocresía, sus poses artificiales y su retórica
evocadora de una falsa hermandad (abc, 2011).

La deslegitimación de la imagen-país se dio de manera directa


(como lo vimos en el cuadro anterior) o indirecta (cuando se habla de
‘vecinos’ sin mencionar a Brasil o Argentina).
Paralelamente, la prensa paraguaya descalificó toda posibilidad de
integrarse en el bloque Bolivariano, impulsado desde Venezuela.
El tratamiento a los presidentes y gobiernos de izquierda fue, sis-
temáticamente, de deslegitimación. Crearon en el imaginario colectivo
un escenario de ‘vecinos enemigos’.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 253

La prensa paraguaya presentó la Integración Bolivariana como un


retroceso a la dictadura stroesnerista. Tergiversaron la realidad e impu-
sieron, en el imaginario colectivo, un escenario de aliados conflictivos,
para justificar el aislamiento de Paraguay de esos ‘diabólicos’ vecinos.
Veamos los descriptores empleados, para referirse a los gobernantes
latinoamericanos:51
• Miembros del ‘club bolivariano’ latinoamericano; club boliva-
riano; Hugo Chávez y otros; la mayoría de estos dictadores bo-
livarianos; inescrupulosos, aprovechadores, arrasadores, hos-
tigadores, sometedores, arbitrarios, represores, perseguidores;
iguales a Stroessner; gobernantes mentirosos, autoritarios,
corruptos; mandatarios fallidos, abusivos, negligentes o exce-
didos en sus ambiciones de poder; dictaduras disfrazadas y se-
midictaduras de corte ideológico castro-bolivariano-marxista;
los actuales gobernantes del club bolivariano de Latinoamérica;
gobernantes que desprecian la institucionalidad; descalificado-
res, despotricadores, guerrilleros, terroristas, golpistas, antide-
mócratas; actual club bolivariano; mentirosos y violadores de la
libertad de expresión; estos personajes; estos tipos; autoritarios
y antidemócratas; actitud autoritaria y excluyente; estos tipos,
falsos, mamarrachos, bolivarianos totalitarios.

Antes del golpe de Estado, la prensa consolidó la idea de que no ha-


cía falta pertenecer al Mercosur, porque ese grupo deseaba destruir al
pueblo paraguayo. Los países del bloque fueron presentados, constan-
temente, como enemigos.
A continuación, precisaremos, cómo la prensa recalcó la separación
‘ellos-nosotros’. Bajo ninguna circunstancia hablan de un ‘nosotros’ in-
cluyendo a Paraguay. Al contrario, cuando hablan de socios le colocan

51 Estos descriptores, o lexías asociadas, fueron precisadas entre marzo, abril y mayo de
2012. Acá solo se publica una muestra.
254  Francisco Sierra Caballero (Editor)

las comillas, como argumento retórico para deslegitimar el significado


real del término. Veamos:
• Estos, ellos, nuestros ‘socios’ (las comillas son una estrategia re-
tórica que le cambia el significado al término), (ellos) sostienen,
por ellos, nosotros (se separan de ellos), por ellos, que ellos, los
países miembros del Mercosur (pero no Paraguay), y ‘socios’.

Un dato muy particular es que el idioma guaraní tiene la potestad


de utilizar el nosotros incluyente y el nosotros excluyente. Los expertos
en el manejo del discurso saben emplear todo este tipo de tácticas, al
conocer el objetivo del mensaje que se va a desarrollar.
Además de la descalificación y la criminalización de los países alia-
dos, la prensa paraguaya le restó valor político al Mercosur e instó a salir
del bloque. Veamos:
• Lo que hasta ahora salta a la vista es que el Mercosur no es ni la
sombra de lo que sus fundadores habían proyectado que fuera
[…]. El esquema regional atraviesa una severa crisis de identidad
y carece de los más básicos principios que deben animar todo
proceso integrador (abc Color, 2011).
• El senador liberal, Alfredo Jaeggli, aseguró que Mercosur no le
conviene a Paraguay. Agregó que las trabas que impone Argen-
tina a las importaciones hacen que se deba rever la utilidad del
bloque regional para el comercio. A Paraguay no le conviene es-
tar en Mercosur.
• El Presidente de la Asociación de Industriales Confeccionistas
del Paraguay (aicp), Roberto Eguía, dijo: “Es la guerra de la doble
alianza de Brasil y Argentina contra Paraguay, entonces, vamos
a salir o renegociar nuestra permanencia dentro del Mercosur
hasta que revean las trabas […], se debe analizar la posibilidad
de retirarnos del Mercosur, ahora que Argentina está en la
presidencia pro témpore” (Mercosur Radio, 2012).
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 255

• El presidente de la industria Maahsa, Esteban Morábito, consi-


deró que salir del Mercosur no era mala idea. “Si estamos fuera,
podemos aplicar aranceles. Es mejor, porque aquí vienen pro-
ductos argentinos y entran como quieren, ni siquiera les aplica-
mos las normas permitidas. Eso nos resta puestos de trabajo”,
insistió (Última Hora, 2012).

En todo proceso comunicacional, que involucra a dos o más actuan-


tes, se establece una relación de agente-paciente. El agente causa cambio
en el paciente. En otras palabras, es una relación atacante-atacado.
En el caso paraguayo, la prensa describió, como ‘agentes’, a los paí-
ses del Mercosur y otras naciones de la región. El atacado, en todo mo-
mento, fue Paraguay. Esta táctica genera en el colectivo la necesidad de
defenderse o, al menos, aprobar cualquier acción política que proteja
los intereses del país.
En el caso analizado, defenderse es aislarse de los países vecinos.

Imponer la agenda política


Ángel Ramón Barchini, miembro del partido Colorado paraguayo, co-
rroboró que el Partido Colorado revisa la prensa paraguaya, específica-
mente el abc Color, para analizar el entorno político y, posteriormente,
tomar decisiones como factor político. Su declaración concuerda con lo
precisado en el siguiente cuadro. En la columna izquierda, colocamos
ideas centrales difundidas por la prensa y, a continuación, hacemos una
comparación con los comunicados oficiales del Partido Colorado. Noten
la similitud en las ideas y hasta en los términos empleados. En este caso,
tomamos en consideración, solo algunas de las ideas difundidas en torno
a la firma del Protocolo de Ushuaia II:
256  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Prensa Paraguaya Comunicados Partido Colorado


Las formulaciones del citado Protocolo son Contiene términos vagos sin definición
confusas, ambiguas e inexactas. concreta que se prestan a interpretacio-
nes subjetivas.

El pérfido acuerdo regional [es] una patética No nos engañemos, desean que nosotros
y burda reedición del oprobioso y genocida mismos nos coloquemos el dogal al cue-
Tratado Secreto de la Triple Alianza [suscrito] llo.
con la siniestra intención de borrar al Para-
guay del mapa y aniquilar a su población.

El único objetivo del Protocolo es precau-


telar el poder presidencial y no preservar las
instituciones democráticas.

Es evidente, pues, que dicho instrumento Si por si acaso se le inicia un juicio polí-
regional fue concebido con el único objetivo tico a Lugo, este, inmediatamente, va a
de preservarle a Lugo el poder presidencial, y denunciar la ‘ruptura del orden demo-
no para custodiar a las otras instituciones de crático’.
la República.

Paraguay es el único destinatario de las ex- ¿Cuáles serán los países sujetos a esta
tremas y graves medidas adoptadas por el medida? ¿Acaso Argentina o Brasil? ¡Ja-
Protocolo de Montevideo. más! Seremos nosotros.

El comunicado en cuestión es la más feha- Es notorio que, para estos poderosos Es-
ciente muestra de la grosera y alevosa hipo- tados, parte de la integración regional se
cresía que rige en las relaciones existentes circunscribe a la retórica vaciada de con-
entre los miembros del proceso de integra- tenido y repleta de incumplimientos de
ción regional. los convenios firmados y de la constante
hipocresía de los discursos pletóricos de
promesas y buena voluntad.

Siguiendo un libreto ya habitual, Argentina Atravesamos un nuevo capítulo de las


vuelve a burlarse del Mercosur al poner tra- desmesuradas trabas que imponen la
bas para-arancelarias a las exportaciones Argentina y el Brasil al comercio de im-
paraguayas. De este modo, convierte en ce- portación y exportación de cualquier
nizas el proyecto integrador regional, ya que, naturaleza –que perjudica, de manera
a la hora de activar mecanismos proteccio- insoportable, al Paraguay.
nistas, los poderosos utilizan esquemas de
protección que afectan a los países de me-
nor desarrollo.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 257

Nuestro país podría convertirse en víctima de En su oportunidad advertimos a nuestros


un ignominioso bloqueo político, económico legisladores la inconveniencia de la ratifi-
y comercial cuando los países vecinos, con la cación del tratado del  Unasur por conte-
excusa de ‘defender la democracia’, interven- ner –un presente griego o Caballo de Troya–
gan en Paraguay para defender sus propios una cláusula que, de aprobarse, nos dejaría
intereses nacionales. a merced de los grandotes del grupo, en la
actualidad, muy afectos al socialismo del
siglo xxi. Pero, aun así, pisamos la trampa.
El doble discurso argentino persiste: en las Seguir en el Mercosur en estas condicio-
reuniones del organismo se deshace en loas a nes es atentar contra los reales intereses
favor de la solidaridad y la necesidad de estar del Paraguay.
unidos para ser más fuertes y, sin embargo, a la
hora de aplicar las palabras a la realidad, para
facilitar el intercambio comercial entre sus
miembros, implementa medidas que perju-
dican a sus socios supuestamente igualitarios.
Esa actitud solo tiene una calificación: cinismo.

La firma del Protocolo Ushuaia II se concretó en la ciudad de Mon-


tevideo, en la República Oriental del Uruguay, el 20 de diciembre de 2011.
La rúbrica provocó un ataque frontal de la prensa, en contra del presi-
dente Fernando Lugo. Incluso, este fue uno de los cinco puntos del libelo
acusatorio en contra del mandatario.
Existen varios tipos de discursos y, a su vez, cada uno de esas catego-
rías discursivas, cuentan con una serie de funciones que cumplen obje-
tivos específicos. En el discurso político es fundamental la legitimación
del ‘yo’, y la deslegitimación del ‘otro-oponente’.
En el caso paraguayo, la prensa se encargó de legitimar al ‘yo-opo-
sición’, y de deslegitimar al ‘otro-gobierno’. Toda acción política que
decidía el gobierno era satanizada. Veamos, por solo citar un ejemplo,
algunas evidencias lingüísticas detectadas para descalificar el Protocolo
Ushuaia II, tomando en cuenta varios editoriales del abc Color:52

52 Ver los siguientes editoriales del abc Color: “Descarado cinismo de los ‘socios’ del
Mercosur” (20-01-2012). “La violencia de los carperos y el Protocolo de Montevideo”
(25-01-2012). “Somos un país indefenso” (30-03-2012). “A las Malvinas no se las puede
bloquear, al Paraguay sí” (02-04-2012).
258  Francisco Sierra Caballero (Editor)

• Adefesio legal, documento injerencista, instrumento violento,


documento de marras, documento indecente, documento con-
fuso, documento impreciso, documento golpista, documento
mentiroso, comunicado grosero, comunicado hipócrita, el pér-
fido acuerdo, documento patético, documento burdo, documen-
to extremista, documento grave, ambiguo, inexacto, confuso,
oprobioso, tratado genocida, documento siniestro, protocolo
antidemocrático, protocolo inicuo, protocolo descarado, proto-
colo cínico.
Es muy importante destacar que todas estas características arro-
jadas sobre el Protocolo se le atribuyen, de inmediato y de forma implí-
cita, a los firmantes del documento; es decir, al ‘otro-oponente’. Todos
los países miembros del Mercosur firmaron el texto. Por lo tanto, si el
Protocolo es injerencista, violento, ambiguo, confuso, descarado, cínico,
extremista, entre otros descalificativos, entonces, los países firmantes
de dicho Protocolo adquieren la misma caracterización. Ese proceso de
asociación lo ejecuta el receptor, sin necesidad de verlo explícito en un
medio de comunicación.

Condiciones objetivas para el golpe de Estado


La prensa creó un constante escenario de inestabilidad interna, previo
al golpe de Estado. Activaron, en paralelo, varios casos que, durante días,
se difundieron para elevar la histeria colectiva. Estos hechos noticio-
sos coparon la agenda política y, posteriormente, se constituyeron en
los argumentos presentados por el Senado paraguayo para sentenciar y
tumbar al Presidente Lugo.
Desde inicios de 2012 se constató una clara y peligrosa criminaliza-
ción de Lugo. La prensa lo describió como un genocida, que justificaría
cualquier accionar en su contra para perpetrarse en el poder.53 Se tildaba

53 La acusación de “querer perpetrarse en el poder” se utilizó, en Venezuela, en contra


del presidente Hugo Chávez. Ha sido utilizada, también, en Ecuador, Nicaragua, Bolivia,
Argentina y Brasil.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 259

a Lugo de asesino. Observemos las ideas principales, implícitas, con las


que abc caracterizó a Lugo:
• El plan del gobierno es asesinar para justificar su perpetuación
en el poder.
• El plan del gobierno es asesinar y protegerse, mediante tratados
internacionales firmados recientemente (Protocolo de Ushuaia
II). 
• El gobierno estructuró un plan para las confrontaciones.
• Hay pruebas de la existencia del plan.
• El gobierno ordenará un asesinato para ejercer el poder.
• Se debe enjuiciar a Lugo.
• Gobierno nacional manipula los hechos.
• El plan de generar caos para perpetuarse en el poder está mili-
métricamente pensado.
• El objetivo es generar caos, hasta tener el poder absoluto del país.
Todo este escenario de inestabilidad interna propició que Lugo fue-
se amenazado, de abrírsele juicio político, en 23 ocasiones, durante su
mandato. En la oportunidad 24, la derecha logró lo que se propuso: dar
un golpe de Estado y disfrazarlo de juicio político.

El escenario post-golpe
Luego del golpe de estado, la prensa en Paraguay continuó el guion esta-
blecido por la derecha internacional. Legitimar al golpista y criminalizar
al presidente derrocado. Veamos algunos ejemplos:
• No hubo golpe de Estado. La prensa suprimió el término ‘golpe
de Estado’, y se dibujó de la siguiente manera:

–– No es golpe de Estado, se trata de un ‘proceso político


singular’.
–– Es preciso puntualizar que nuestro país se ciñó estricta-
mente a las disposiciones constitucionales que estable-
260  Francisco Sierra Caballero (Editor)

cen la ‘sucesión presidencial’ y garantizan la preserva-


ción del orden democrático. En el Paraguay no se produjo
ninguna ruptura del orden constitucional.
–– La ‘decisión del Senado’ fue resuelta de un modo orde-
nado, pacífico y ‘respetuoso de la legalidad’, la institucio-
nalidad y los esenciales criterios de equidad que deben
presidir procesos tan delicados, como el que acaba de
ser llevado a buen término.
–– Lo que ‘el Congreso paraguayo hizo’ con Fernando Lugo,
con pleno respaldo de la inmensa mayoría de la ciuda-
danía y ‘en estricto marco de lo plenamente legal’, bien
podrían hacerlo también otros congresos latinoameri-
canos regidos por dictaduras disfrazadas y semidictadu-
ras de corte ideológico castro-bolivariano-marxista. ¡He
aquí el problema!
–– La ‘deposición legal’ de mandatarios fallidos, abusivos,
negligentes o excedidos en sus ambiciones de poder,
siempre será un recurso justo de los pueblos y legítima-
mente aplicable por las autoridades republicanas que,
constitucionalmente, estén facultadas para ello.
–– La ‘destitución constitucional’ de Fernando Lugo consti-
tuye una lección política, ética e histórica que los demás
pueblos latinoamericanos sabrán valorar.
–– Es una demostración práctica de que las medidas demo-
cráticas extremas, de corrección de los rumbos desvia-
dos de gobernantes abusivos, no son meras declaracio-
nes retóricas, sino ‘disposiciones constitucionales’ que
sí es posible hacerlas valer plenamente.
• La prensa criminalizó a las instancias y a los factores políticos in-
ternacionales que solicitaron restablecer el hilo Constitucional:

–– Países de Unasur violan estatutos de la onu, de no inter-


vención en asuntos internos.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 261

–– El Canciller venezolano, Nicolás Maduro, se tilda de


arrogante, descarado, presumido.
–– Unasur es una bravata reforzada por Alí Rodríguez, otro
venezolano y bolivariano.54 ¡Ojo! Se emplea el término
‘bolivariano›, como insulto.
–– Hugo Chávez, uno de los peores gorilas violadores de las
libertades y derechos humanos en su país, quien en el
año 1992 organizó y comandó dos golpes de Estado con-
tra presidentes democráticamente electos, fracasando
ciertamente, pero dejando más de 300 víctimas fatales e
incontable número de heridos y lesionados de por vida.
• La prensa tuvo, como aliado estratégico, a la Organización de
Estados Americanos. La prensa paraguaya legitimó la presencia
de la oea y magnificó una visita que hiciese ese organismo, des-
pués del golpe. Expuso que la Organización tenía ‘ojos neutrales’,
a diferencia de los países miembros del Mercosur y de la Unasur,
que fueron tildados de ser manipulados por el dictador Chávez.
Advertimos que la legitimación de la oea fue una táctica de reci-
procidad. Legitiman a la oea y este organismo, a su vez, legitima
el golpe de Estado. Describieron a la oea como neutral, y a Mer-
cosur, como “atajo de socios que castigaron a Paraguay”. Veamos:

–– La República del Paraguay fue víctima de una de las más


graves arbitrariedades jamás cometidas en su perjuicio,
cuando, sin siquiera otorgarle el derecho a ejercer
su legítima defensa, se le suspendió injustamente su
participación en el Mercosur.
–– En suma, se condenó al Paraguay sin escucharlo, negán-
dosele el derecho a la defensa.
–– Esta caprichosa forma de proceder del Mercosur, que

54 La prensa paraguaya, constantemente, utilizó el concepto del ‘bolivarianismo’ como


insulto.
262  Francisco Sierra Caballero (Editor)

como se vio tenía por fin último asegurar la incorpo-


ración forzada, y por la ventana, del gorila bolivariano
Hugo Chávez al bloque, más que cualquier otra cosa, in-
digna con justa razón a las paraguayas y los paraguayos.
–– En este sentido, es de esperar que este tipo de actitudes
cerriles y atentatorias del derecho internacional no sean
seguidas por otros organismos internacionales de los
que el Paraguay es miembro, tales como la Organización
de los Estados Americanos (oea).
–– Sin duda, los integrantes de la comitiva podrán cons-
tatar, de manera personal, que en el Paraguay no se ha
producido ninguna alteración del orden democrático, ni
mucho menos, una ruptura constitucional.
–– Cabe esperar, pues, que en la oea primen la racionalidad
y la sensatez, que en el Mercosur y la Unasur brillaron
por su ausencia.
–– La altanería, la prepotencia y el secretismo en el trato [que
Mercosur dio] a nuestro país no harán más que despertar
sospechas y crear un sentimiento de rechazo en la inmen-
sa mayoría del pueblo paraguayo, harto de que se cometan
en su perjuicio injusticias y atropellos sin cuento.
• Bloqueo informativo. Las voces que criticaron al gobierno de
facto fueron anuladas. Y los pocos voceros de izquierda que tu-
vieron acceso a los medios, fueron criminalizados. Todo lo con-
trario ocurrió con las múltiples reacciones de factores conser-
vadores en la región. Veamos, a continuación, algunos hechos
relevantes:

–– El diario abc, al oficializarse el ingreso de Venezuela al


Mercosur, tildó el momento histórico como un “humi-
llante trato de la renovada triple alianza”. Paralelamente,
divulgó que se excluía a un ‘socio pleno’ para sentar al
“Canciller de Chávez y comitiva”. Este diario reclamó que,
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 263

a Paraguay no se le concediera el debido derecho a la de-


fensa ante los representantes del Mercosur. Nunca pu-
blicaron que la suspensión se hizo como consecuencia
del golpe de Estado.
–– El senador Miguel Abdón Saguier describió de hipócri-
tas y golpistas a los miembros del Mercosur: “Todo este
teatro hipócrita del Mercosur era para suspenderle a
Paraguay, y para que entre Venezuela. El golpe lo dieron
ellos, el Protocolo de Ushuaia, en el artículo 4º dice que,
en caso de ruptura democrática, los países tienen que
hacer consultas, y nunca hicieron consultas. Siempre
nos han juzgado, por mala ley, esta gente. Tenemos que
estudiar en frío esta cosa, estos son taimados, y debemos
jugarle con las mismas armas de hipocresía y astucia”.
–– El Presidente de facto se mostró cauteloso en sus decla-
raciones pero adelantó la posibilidad de negociar un tra-
tado con eeuu. “La situación del Paraguay con respecto
al Mercosur se tiene que ir revirtiendo, el Canciller para-
guayo tiene instrucciones claras y precisas de actualizar
las relaciones con los países vecinos. Al ser suspendido,
Paraguay está liberado para tomar decisiones. Podemos
analizar. Vamos a sopesar costos, beneficios. Vamos a
hacer lo que más convenga a los intereses del Paraguay.”
Al ser consultado sobre la posibilidad de negociar acuer-
dos comerciales con eeuu, China u otros países, Franco
señaló que “es una posibilidad”.
–– Observen el sincronismo de la derecha internacional.
El expresidente de Uruguay, Luis Alberto Lacalle, dijo
que la decisión del Mercosur de suspender a Paraguay y
sumar a Venezuela fue un golpe de Estado por parte del
bloque. Condenó lo que llamó una intromisión, de los
demás países, en cuestiones internas del país. Lacalle
asumió la misma postura de Miguel Abdón Saguier. De-
264  Francisco Sierra Caballero (Editor)

clararon en diferentes sitios, y ante diferentes medios,


pero con un mismo concepto.
–– Otro ejemplo del sincronismo de los factores conser-
vadores lo precisamos en las siguientes declaraciones
de Jorge Azar Gómez, ex-representante de la República
Oriental del Uruguay ante la onu: “El Mercosur tomó la
resolución en tiempo récord; jamás se dieron las garan-
tías institucionales de legítima defensa al Gobierno de
Paraguay”.
–– La derecha uruguaya tuvo un mayor centimetraje. Ade-
más de Lacalle y Azar, en Paraguay se divulgaron las
palabras de Jorge Batlle, otro expresidente de la Repú-
blica Oriental del Uruguay. “Es una arbitrariedad. La
integración de Venezuela es ilegal, absolutamente ilegal.
No traerá paz al Mercosur y creará serios problemas po-
líticos y sociales”.
–– La prensa paraguaya insistió en insertar, en el imagina-
rio colectivo, el concepto de la ‘Triple Alianza’. Tildaron
de enemigos a los países vecinos. Esto, para justificar la
ruptura de relaciones comerciales con Brasil, Uruguay
y Argentina. Veamos unos ejemplos de lo aquí expuesto:

Diario ABC Color Diario La Nación

Infamia de la Triple Alianza contra Nueva “Triple Alianza” suspende a Paraguay


el pueblo paraguayo: meten por la e incluye a Venezuela.
ventana a Venezuela en el Mercosur.

Suspenden ilegalmente a Paraguay y Argentina, Brasil y Uruguay, de la mano de


aprueban ingreso venezolano, a espal- Chávez.
das de nuestro país.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 265

Atropello a la dignidad, a las institu-


ciones y a los derechos internaciona-
les de la República.

Dicen que no es contra el pueblo, lo


mismo que manifestaba el funesto
tratado de 1865

–– Se buscó generar dos escenarios en el imaginario colec-


tivo: 1) que todo estaba tranquilo, y que el país seguía su
rumbo con el gobierno de facto; 2) se creó una apatía ge-
neralizada para que el sector de la población que pedía la
restitución del orden democrático pensara que “no valía la
pena protestar, porque nadie estaba en la calle”. La prensa
paraguaya cubrió algunas protestas contra el golpe, pero
con una visión de burla y minimizando su alcance.
–– Se fustigó duramente el ingreso de Venezuela a Merco-
sur. Veamos cómo fue la cobertura del caso:
§ Tal como lo habían planeado, Argentina, Brasil y
Uruguay decidieron, desvergonzadamente y en un
mismo acto, suspender al Paraguay del Mercosur,
hasta la celebración de nuevas elecciones genera-
les, e incorporar a Venezuela al bloque, a partir del
próximo 31 de julio.
§ Vendieron al cuarto socio para entregarle la membre-
sía plena del grupo al gorila Hugo Chávez que, con sus
petrodólares, se encargará de ‘agradecer’ oportuna
y generosamente el ‘gesto’ de sus deudores, Cristina
Fernández de Kirchner, Dilma Rousseff y José Mujica.
§ El circo estaba preparado de antemano para meter
a Chávez, por la ventana, al proceso de integración
regional.
§ Entregaron al Paraguay a cambio de la petrocheque-
ra del gorila caribeño.
266  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Consideraciones finales

Esta investigación no abordó, en profundidad, todos los factores polí-


ticos, internos y externos que se articularon en Paraguay para tumbar
al Presidente Fernando Lugo, el 22 de junio de 2012. El trabajo apenas
se limitó a describir el rol que cumplieron los medios de comunicación
durante el proceso que rompió el hilo constitucional en Paraguay.
Los resultados pudieran funcionar como base, para otras investiga-
ciones en diferentes áreas de las ciencias sociales.
Aclarado este punto, pasamos a precisar el rol que cumplieron los
medios de comunicación en Paraguay, antes, durante y después del golpe
de Estado.
El golpe contra el Presidente Fernando Lugo debe ser analizado des-
de una dimensión global: la política. Para captar el fondo del asunto, es
importante comprender que hubo un conflicto político interno, que abar-
có mucho más de lo ideológico, lo simbólico, e incluso, de lo económico.
Paraguay es un país de elevada relevancia geoestratégica para la
política exterior de los Estados Unidos. Entendiendo este asunto, po-
demos comprender el resto de los factores que intervinieron. Para las
consideraciones finales de la investigación, nos centramos en solo dos
de los factores:
• Elemento político:

–– La decisión del Senado paraguayo no tuvo sustento jurí-


dico. Se trató de una sentencia basada en elementos polí-
ticos. En 23 ocasiones intentaron proceder a la apertura
de un juicio contra el Presidente Fernando Lugo.55
–– Los medios de comunicación, guiados desde Washing-
ton, armaron el expediente utilizado por el Senado para

55 El portal Cooperativa.com.py divulgó, una a una, las 23 ocasiones en que intentaron


abrirle un juicio político al presidente Fernando Lugo. Léalo en el siguiente enlace: <http://
cooperativa.com.py/cultura/agronegocios/756-las-23-amenazas-de-juicio-a-lugo>.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 267

concretar el golpe. Cinco grandes campañas de comuni-


cación sustentaron el libelo acusatorio. Los hechos, al ser
de pública notoriedad, no necesitaron ser demostrados.
–– El golpe no afectó a las instituciones del Estado, como el
Congreso o el Poder Judicial, ya que su nivel de legitimi-
dad, ante la población, era bastante bajo.
–– eeuu cumplió su táctica de aislar a Paraguay y convertirla
en su bunker. Como ejemplo, citamos el tratamiento que
le dieron al Mercosur. Para cumplir su objetivo, la prensa
mantuvo sendas campañas impulsando dos ideas en co-
mún: no necesitamos estar en Mercosur y Mercosur no
es un espacio político relevante. eeuu sabía que, al dar
el golpe, Paraguay sería expulsada del bloque comercial.
Por eso, se inició, previamente, una campaña de satani-
zación en contra del Mercosur y sus países miembros.
–– La prensa insertó en el imaginario colectivo, la necesi-
dad de defenderse de los ‘diabólicos vecinos’. En el caso
paraguayo, defenderse significó separarse o aislarse de
sus socios comunes.
–– Se satanizó el ‘bolivarianismo’. El concepto de inte-
gración regional se comparó con la guerra de la ‘Triple
Alianza’, un conflicto bélico desarrollado entre 1864 y
1870 que provocó la muerte del 60% de la población, in-
cluyendo el 90% de los hombres. La integración se des-
cribió como “la senda del bolivarianismo chavo-marxis-
ta” o la “vulgata chavista del socialismo del siglo xxi”.
–– Previo al golpe, la prensa construyó las condiciones obje-
tivas para tumbar a Fernando Lugo. Veamos:
ü Creó un ambiente de inestabilidad política.
ü Provocó un conflicto interno a través de varias cam-
pañas mediáticas.
ü Criminalizó las acciones políticas de Fernando Lugo,
a lo interno y a lo externo del país. Luego, tildó de cri-
268  Francisco Sierra Caballero (Editor)

minal al propio mandatario paraguayo y lo describió


como un presidente ilegítimo.
• Conflicto por las tierras:

–– Un documento oficial,56 al que tuvimos acceso, concluyó


que el conflicto por las tierras en Paraguay fue uno de
los elementos de fondo para iniciar el proceso de des-
estabilización que, finalmente, logró sacar del poder al
Presidente Fernando Lugo. El texto expuso lo siguiente:
ü El proceso de demarcación, revisión y mensura de
las tierras en Paraguay, trajo serios conflictos a nivel
social, político y económico […]. Desde el anuncio
de las mensuras,57 los medios de prensa y los grupos
económicos desarrollaron una campaña mediática y
política, en contra de la revisión de la propiedad de
las tierras, a nivel nacional; la campaña mediática,
liderada por abc Color, llamó a la conformación de
autodefensas, al legítimo derecho a la defensa de la
propiedad privada y a culpabilizar al gobierno por
cualquier conflicto que surgiera en torno al tema de
las tierras.58
ü En el caso específico de los territorios del Este del Pa-
raguay, la designación de una comisión de efectivos
del Instituto Geográfico Militar (igm) de las Fuerzas
Armadas paraguayas (ff.aa.), activó, como respuesta,
una campaña mediática en contra del Ejecutivo, bus-
cando implantar la matriz del juicio político a Fer-
nando Lugo por “atentar contra la propiedad privada”

56 Por ser un documento de carácter oficial, no podemos revelar la identidad del autor.
57 Septiembre de 2011.
58 Para profundizar sobre el tema se pueden revisar los editoriales del abc Color
publicados en las siguientes fechas: 30/10/2011; 23/01/2012; 24/01/2012
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 269

e instigar a la violencia entre los grupos de campesi-


nos sin tierras, y los grupos de terratenientes “bra-
siguayos”59 […]. El caso concreto se conoció como
las “Tierras de Ñacunday”, o las “tierras de Favero”,
por pertenecer, supuestamente, a Tranquilo Favero,
empresario brasileño que se convirtió en uno de los
mayores productores de soja del Paraguay, llamado
también el ‘rey de la soja’.

Desde inicios del 2012, la prensa paraguaya intensificó su ataque en


contra de la institucionalidad del país y, más específicamente, en contra
del gobierno de Fernando Lugo. El gobierno no supo responder de mane-
ra eficiente y eficaz a los sistemáticos ataques de la prensa. Advertimos
que no se trataba de ser eficaz y eficientes al momento de ejecutar obras
de gobierno, sino de comprender que, en la guerra de cuarta generación,
o en un conflicto de baja intensidad, la percepción de la realidad es mu-
cho más ‘real’, que la ‘realidad real’. El Presidente Lugo no observó que
los operadores políticos que lo adversaron, trabajaron en el plano simbó-
lico y fueron construyendo referentes muy diferentes a los que pretendía
su gobierno. En otras palabras, las operaciones psicológicas difundidas
por la prensa, acompañadas por una serie de estrategias no convencio-
nales de comunicación política, impidieron que el pueblo paraguayo se
mantuviera conectado con el gobierno. ¿Resultado? La confianza hacia
Lugo cayó de un 84% a un 37%, entre 2008 y 2011. Al siguiente año, el
Presidente fue derrocado.

59 Colonos brasileños radicados en Paraguay.


270  Francisco Sierra Caballero (Editor)

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Banderas negras, redes sociales y agitación
contrarrevolucionaria en Ecuador

Daniela Favaro Garrossini


Francesco Maniglio
Francisco Sierra Caballero

Introducción.
De la guerra de movimientos a la guerra de posiciones

Cuando hablamos de procesos tecnopolíticos lo hacemos en los térmi-


nos de lo que Gramsci definió como “guerra de posiciones” (Gramsci,
1999), es decir, procesos de confrontación donde las fuerzas económicas,
políticas y sociales no se enfrentan ‘militarmente’ sino que actúan para
reforzar, parar o derrumbar a las fuerzas hegemónicas en un determi-
nado contexto temporal. Con esta análisis queremos contribuir al debate
general sobre la tecnopolítica y, específicamente, al debate latinoame-
ricano, abarcando algunos aspectos específicos que han caracterizado
a los procesos tecnopolíticos ocurridos en Ecuador durante la ultima
década.
Principalmente, perseguimos subrayar la dimensión histórica de la
transformación del Estado durante los gobiernos de Rafael Correa. Se
trata, ante todo, de denunciar las perspectivas de marca neocoloniales,
274  Francisco Sierra Caballero (Editor)

presentes, por ejemplo, en las continuas evaluaciones de los sistemas


democráticos de la región o en la definición de estos como ‘regímenes
híbridos’ (Morlino, 2008; Diamond, 2002), en tanto que funcionales a las
mismas lógicas de dominio que se han impuesto históricamente con la
teoría de la dependencia y del subdesarrollo. En efecto, estas posturas
han ido reforzando una visión neoliberal de la democracia, el sustento
de un paradigma de derechos liberales (pensemos en la encrucijada de
los derechos fundamentales, encabezada por la defensa de las libertades
de expresión, de movimiento, etc.) como base de un sistema político de
Estado.
En Ecuador, esta hibridez ha significado que el Estado ya no se
construye siguiendo modelos puros –impuestos por los aliados nortea-
mericanos y funcionales a las doctrinas neoliberales–, sino dirigidos
por las exigencias de la transformación social demandada por aquellos
problemas históricos –como la desigualdad socioeconómica estructural,
la concentración de poder económico, la debilidad de los aparados del
Estado– que nunca habían ocupado las agendas públicas de los puristas
democráticos. En este sentido, estamos convencidos de que cuando “el
problema del poder se resuelve únicamente en las urnas, se oculta la
fuerza de los que no necesitan ganar las elecciones para incidir en la
toma de decisiones públicas” (Ramírez, 2012, p. 108). Desde los años no-
venta y hasta la primera década de 2000, el poder del Estado en Ecuador
se ha legitimado a raíz de una sociedad civil criolla, ligada a los intere-
ses de las castas (prevalentemente) urbanas y de las fuerzas armadas.
Estas correlaciones de fuerzas han sido las protagonistas de la guerra
de movimientos que podemos fácilmente identificar en los golpes de
Estado de Bucaram (en 1997), de Mahuad (en 2000) y de Gutiérrez (en
2005). Fueron, sin duda, parte de una estrategia militar internacional
(Operación Cóndor) que perseguía establecer regímenes políticos que
erradicaran de la región todos los espacios y campos relacionados con
una perspectiva social de la gestión política del Estado. En Ecuador, el
ultimo acto de esta estrategia se ha vivido el día 30 de Septiembre de
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 275

2010, con el intento repentino y violento de derrocar al gobierno elegido,


perpetrado por una parte del cuerpo policial y otros aparados militares.

Los hechos del 30 de septiembre se desenvuelven en un nuevo escenario,


ya no de crisis, sino de ‘refundación’ del Estado y del régimen; ya no frente
a gobiernos des-prestigiados sino con una administración que cuenta con
el respaldo de la población, refrendado en cinco procesos electorales; ya
no con un sistema de partidos fragmentado sino con una fuerza política
que logró captar el ejecutivo, el legislativo y tiene influencia en las fun-
ciones electoral y de control (Ortiz, 2011, p. 21).

En efecto, en el temblor que estaba viviendo el Estado de Ecuador el


30S se podía entrever una sociedad civil finalmente presente. El Estado
había creado una cadena de poder y fortalezas en la sociedad que le per-
mitieron enfrentarse a una guerra de movimiento, a un intento de golpe
militar. Sin embargo, con la crisis del 30 de Septiembre de 2010 terminó
una táctica de guerra, pero no la guerra. No solo porque inaugurara una
nueva estrategia de control civil sobre las fuerzas armadas,60 sino más
bien porque el 30S ocurrió durante un proceso de democratización que
empezó en Ecuador en 2007, en el que la acción política del gobierno es-
taba marcada por una lógica de la ampliación del rango de legitimación
de los gestores del Estado. En este proceso político, la adopción de una
ideología post-neoliberal en el discurso del gobierno de Ecuador, sobre
todo respecto al posicionamiento político-económico internacional, ha
jugado un papel fundamental para la consecución de las políticas de
equidad social que se han venido implementando desde 2008.

60 Cfr. (Ramirez, 2012, p. 128).


276  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Coeficiente de Gini de los ingresos 2003-2013

0,65 0,63

0,62
0,60

0,55
0,54
0,55
0,51 0,55 0,52
0,50 0,51
0,51 0,49
0,50 0,48
0,47 0,48
0,50 0,50 0,48
0,49 0,47
0,48 0,46 0,46
0,45
0,46
0,44 0,44 0,45 0,44
0,40
2003 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013

Nacional Urbana Rural

Fuente: Banco Central Ecuador, 2013 (Muñoz Jaramillo, 2014).

La relación entre los procesos de democratización y la disminución


de la pobreza en Ecuador demuestra el intento político de sustentar so-
cialmente el progreso del Estado. En palabras de Gramsci, construir una
sociedad civil que se haga Estado.
La guerra, entonces, no acabó sino que se pasó de ser una guerra
de movimientos hacia un estado débil e históricamente frustrado a
convertirse en una guerra de posiciones hacia un estado socialmente
más fuerte. En efecto, en términos hegemónicos, las fuerzas sociales
que lucharon para derribar los regímenes autoritarios han acortado la
distancia entre lo que comúnmente se ha entendido como sociedad po-
lítica en la región (o sea las elites criollas) y la sociedad civil (partidos,
organizaciones y movimientos).
Este hecho inaugura nuevas características en las formas de legi-
timación del Estado, a la par que nuevas tácticas de guerra que, si bien
no conllevan inmediatamente una irrupción violenta por parte de las
fuerzas armadas, sí intervienen con acciones tácticas para generar y
promocionar un clima de malestar en la sociedad civil.
Los movimientos de oposición al gobierno de Correa en Ecuador
en Junio de 2015 van en este sentido: desarrollar intensas campañas
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 277

mediáticas para acusar al gobierno de totalitarismo, promocionar in-


trigas, divulgar falsos rumores, minar la reputación económica del país
amenazando con agudas recesiones, con desinversiones y pérdidas de
empleo. El objetivo es provocar el debilitamiento gubernamental, su des-
estabilización, hasta llegar a la fractura institucional. En este sentido,
entendemos que la relación entre Estado y sociedad civil está supeditada
a la relación entre producción y política y aclara la imposibilidad de con-
cebir la revolución ciudadana como un proceso ‘puramente democrático’.

Contextos transmediáticos y lucha tecnopolítica

En las últimas dos décadas, en los diferentes contextos regionales y glo-


bales, el campo de la tecnología de la comunicación ha sido testigo de un
cambio radical hacia nuevas formas de uso y apropiación políticas y so-
ciales, como las inauguradas a raíz de la denominada ‘democracia digital’.
Los procesos participativos en la producción de mensajes informativos
se han disparado. En este contexto, se han disuelto las líneas divisorias
entre medios tradicionales (tv, radio, prensa) y las nuevas tecnologías
de la comunicación e información. La producción y circulación de in-
formaciones a través de plataformas y redes sociales se han convertido,
de hecho, en fundamentales para la construcción de la opinión pública,
en tanto que los mismos ciudadanos se han vuelto actores comunica-
cionales activos. Sin embargo, la ciudadanía no es un medio. Nuestra
participación en los procesos mediáticos se conforma al comenzar a
ser co-productores de noticias, dejando de ser simples receptores. Por
esto, defendemos la importancia de una estructuración coherente de
los mensajes informativos en las redes sociales, con la convicción de que
esto afecta de forma bidireccional y tiene un papel protagonista en los
medios tradicionales para la conformación de la opinión pública.
En las siguientes páginas abordaremos un ejemplo ilustrativo de lo
que sucede con las formas tecnopolíticas contemporáneas en la región
latinoamericana. Es el caso de las manifestaciones de junio de 2015 en
278  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Ecuador, en las que el volumen de las comunicaciones políticas en las


redes sociales se multiplicó exponencialmente. Este trabajo analiza pro-
piamente el estado de correlación de fuerzas en las redes sociales, para
evidenciar, en este campo, los logros tácticos de la comunicación polí-
tica de los movimientos opositores y la vulnerabilidad del gobierno de
Ecuador en esta materia. Se han identificado las estrategias que afectan
a dicha comunicación, las deficiencias y las malas prácticas comuni-
cativas y la insociabilidad emergente de la creación de estrategias de
participación ciudadana.
En esta fase es importante especificar que la utilización de las re-
des sociales para fines específicos –como campañas políticas o la cons-
trucción de la imagen de diversos personajes públicos, entre otros ob-
jetivos– se determina a través de dinámicas y estrategias particulares.
Las estrategias dependen en la misma medida de ‘personas’ o ‘perfiles’
(formadores de opinión e ‘influenciadores’) que utilizan los vínculos e
interacciones entre los usuarios comunes y las herramientas capaces
de monitorear, gestionar y difundir informaciones, con el objetivo final
de vincular ideas a usuarios y provocar, de esta manera, el logro de los
objetivos y cambios pretendidos.
La utilización de estrategias vinculadas a la creación de perfiles de
usuarios en las redes sociales para influenciar en la adhesión a las cam-
pañas o ideas y opiniones, va más allá del uso de ‘trols’, conocidos como
grandes ‘enemigos’ por su capacidad de recurrir a un discurso agresivo
para atacar a personajes públicos o ideas. En realidad, cabe afirmar que
estos son solo una parte muy restricta de ese aparato de ciberguerra. Las
estrategias tácticas destinadas a las redes sociales son más sofisticadas
y los ‘influenciadores’ de opinión no son solo trols, se trata de perfiles
creados y construidos por organizaciones especializadas, basados en
investigaciones comportamentales y en análisis de estratificación social.
Los perfiles de los ‘influenciadores’ exigen tiempo y esfuerzo para
su creación y manutención, y no son creados exclusivamente para el uso
de una campaña sino que son mantenidos durante años, mezclándose
con personas reales, con gustos, miedos, preferencias, preconceptos y
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 279

virtudes. No son aleatorios, están desarrollados a partir del análisis de


grupos sociales para ser introducidos dentro de estos mismos grupos.
Cado uno de esos perfiles es responsable de alcanzar a otros equipos
de ‘influenciadores’ para lograr la mayor cantidad de personas posibles.
Ellos utilizan, como forma de monitoreo, un aparato tecnológico capaz
de detectar la difusión de opiniones en la web, tomando las actitudes
necesarias para ampliar y cambiar el camino y/o alcance de las infor-
maciones. Esos perfiles son construidos a partir de estudios profundos
divididos en distintos grupos, para trabajar en dos frentes: uno de cons-
trucción y otro de deconstrucción.
En una campaña política, por ejemplo, los ‘influenciadores’ son los
responsables de construir la reputación positiva de un personaje públi-
co. En contraposición, el grupo de deconstrucción utiliza la discreción
y otros artificios para la derribar el discurso de sus opositores. Los dos
tipos de perfiles actúan de manera independiente y, generalmente, por
separado. En el primer caso, los perfiles son reales y, en el segundo, son
perfiles ficticios creados especialmente para entrar en comunidades o
grupos –como si compartiesen ideas de ese grupo– y posteriormente
implantar dudas con el objetivo de generar desconfianza y desequilibrar
el discurso previamente construido.
No siempre vamos a encontrar un combate directo de los ‘influen-
ciadores’, pueden mezclarse con grupos que apoyen una campaña deter-
minada o unas ideas específicas, concordar con las ideas que ese grupo
tiene y utilizar todo el aparato de informaciones para garantizar el éxito
de una campaña de deconstrucción de estas mismas ideas de forma or-
ganizada, estratégicamente, según objetivos jerárquicos. Los ‘influencia-
dores’ empiezan por apoyar, a veces durante meses, una determinada
campaña, continúan atacando al grupo por el que normalmente fueron
contratados y, en siguiente lugar, en un determinado momento, inician
un proceso de ‘reflexiones’ y planteamiento de ‘dudas’ sobre las ideas
que hasta entonces estaban apoyando. Es notable que el sentimiento
de manada existe y que con facilidad consiguen modificar la opinión de
280  Francisco Sierra Caballero (Editor)

gran parte de los participantes de estos grupos a favor de otra perspec-


tiva, utilizando la deconstrucción del discurso.
Es la relación humanizada, entre personas comunes, la que con-
vierte en eficaz la percepción de que la información y la noticia fueron
construidas por ellos mismos y de que dicha difusión de información
por parte de otros perfiles es verdadera, por no tratarse de medios de co-
municación institucionalizados. Esas personas están en un espacio que
promueve la ‘sensación’ de construir colectivamente el discurso, donde
los miembros pueden exponer sus opiniones, debatir, cuestionar, dudar
o concordar desde arriba tales informaciones.
Además de esta estrategia de vincular a los ‘influenciadores’ a los
perfiles de personas comunes, utilizan los mapeos y vínculos con me-
dios de comunicación y personas formadoras de opinión, intelectuales
o grupos de interés, para estudiar las tendencias e influencias de ellos y
de qué manera pueden ser utilizados como ‘influenciadores’. No necesa-
riamente utilizan noticias falsas, tan solo abordan la noticia o la opinión
de esos grupos como aporte positivo para lograr añadirle una idea que
desean difundir, alcanzando un número de voces cada vez mayor.
Además, estas tecnologías posibilitan una distribución exponencial
(grupos, listas de usuarios y medios de comunicación tradicionales) de
un determinado ‘comentario’ de Facebook o de un Tweet construido
por estos ‘influenciadores’. Obviamente es posible detectar la repetición
de posts en los perfiles semejantes y, a través del rastreo de IP, conocer
la tipología de los perfiles construidos. Sin embargo, el proceso de de-
nuncia y eliminación de determinados usuarios de las redes sociales es
complejo, en tanto que normalmente los ‘influenciadores’ actúan por
la vía del acceso remoto, a través de máquinas virtuales, dificultando el
registro y garantizando el anonimato.
La pertinencia del tema es de fundamental relevancia para la ac-
tualidad. Lo que presentamos aquí es apenas una pequeña parte de un
inmenso arsenal que sirve para la construcción o deconstrucción de una
campaña basada en internet. El impacto puede ser altamente ampliado,
desde el momento en que se recurre a tácticas y técnicas particulares
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 281

y con un costo mucho menor que el que tendría una campaña en los
medios de comunicación tradicionales.
La construcción de este tipo de estrategias se aplica en diferentes
contextos políticos, sea en pequeñas, medias y grandes escalas. No existe,
en efecto, una sola forma de planificación táctica. En América Latina,
por ejemplo, podemos citar diversos casos que son conocidos como el
‘gran despertar’ de la población que, cansada de los procesos de ‘corrup-
ción’ o de la ‘retirada de derechos’, o incluso de la ‘crisis económica’, se
‘autoconvoca’ en grandes manifestaciones ‘populares’. No son estrategias
construidas del día para la noche, son movimientos, grupos, ‘influencia-
dores’ muy bien formados, entrenados, capacitados y financiados que
inician, en tiempos determinados, ataques y campañas contra gobier-
nos, como en los casos más recientes de Brasil y Ecuador. En el caso
de Ecuador, analizamos los hechos ocurridos en 2015, al margen de la
promoción por parte del gobierno nacional de un paquete de leyes para
la redistribución de la riqueza (ley de herencia y plusvalía): la ‘autocon-
vocación popular’ culminada en las denominadas “Marchas de Junio”.

Metodología: análisis de redes sociales mediante


la utilización de la herramienta Scup®

En el mes de junio de 2015 se inicia un movimiento de protesta, defi-


nido por los medios informativos tradicionales como ‘autoconvocado’,
de oposición al gobierno del país. Las marchas identificadas como ‘de
oposición’ comienzan a convocarse a partir de la propuesta de la Ley
Orgánica para la Justicia Tributaria para la Redistribución de la Riqueza
(conocida como ley de herencia y plusvalía). La ley pretendía “incluir
mecanismos de equidad para promover la redistribución de la riqueza,
mecanismos que prevengan y eviten la elusión fiscal del impuesto a la
renta sobre herencias, legados y donaciones, y establece incentivos para
la democratización del capital a favor de los trabajadores” (Presidencia
de la República de Ecuador, 2015). La reacción de la oposición al gobier-
282  Francisco Sierra Caballero (Editor)

no fue inmediata e inicia los ataques en los medios tradicionales (prensa,


televisión, radio) y, a la vez, en las redes sociales.
En un primer momento, estos ‘medios’ comenzaron a dar voz a los
partidos opositores y, junto con ellos, establecieron espectáculos polí-
tico-mediáticos cuyo objetivo fue debilitar al Presidente Rafael Correa,
acusándolo –junto al movimiento Alianza País y a sus ministros– de co-
rrupción y malversación de fondos públicos.
El discurso de la oposición vinculaba así la presentación de una ley
de manera impositiva y sin apertura al diálogo. Aprovechando la oportu-
nidad, la oposición, con ayuda de los medios de comunicación tradicio-
nales, amplia y conecta el asunto a otras insatisfacciones de la población,
como salvaguardias, prepotencia del mandatario, libertad de expresión,
acceso a servicios, ley de aguas, fondo de cesantía de los jubilados, entre
otros temas. Se inician, de este modo, las grandes convocatorias de las
manifestaciones del mes de junio de 2015, en el marco general de que
“hay un gobierno inestable que está haciendo las cosas mal y a espaldas
de la ciudadanía”.
Este trabajo es una evaluación de las estrategias utilizadas por los
movimientos de oposición para la desconstrucción de la imagen del go-
bierno de Ecuador. Sus consecuencias emergentes describen los modos
de articulación del nuevo golpismo, mediación que usa el potencial polí-
tico de las redes sociales como herramienta de organización, conducción
e influencia.
Para llevar a cabo el análisis hemos elegido utilizar la herramienta
Scup Analytics de Sprinklr. Scup es una api (Application Programming
Interface) que nos permite el monitoreo, análisis, crm Social, sac 2.0 y
una serie de funciones automáticas para la diferenciación y clasificación
de cada mención, según los objetivos del análisis. En efecto, este rastrea-
dor y analizador de contenidos nos permite la búsqueda por palabras
claves, el recuento de menciones, la identificación de fuentes y usuarios.
La aplicación Scup Analytics es considerada una herramienta oportuna
para este tipo de análisis, pues nos permite una claridad en los resul-
tados y unas representaciones graficas relevantes, teniendo en cuenta:
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 283

• la fidelidad de los resultados;


• la coherencia interna;
• la representatividad de los datos en forma detallada: permitir
inferencias comparativas.

Este estudio se ha estructurado según unas etapas principales:


• Planeación: seleccionar qué redes sociales monitorear, el perío-
do de tiempo y el alcance del público.
• Análisis: identificar cuáles son los contenidos relevantes para
los objetivos políticos del gobierno.
• Clasificación: identificar el contenido respecto a parámetros
cualitativos.
• Consolidación de resultados: estructurar los datos obtenidos se-
gún la clasificación en gráficos para una interpretación óptima.

Principales resultados: el ataque al gobierno Correa entre los días


13 y 15 de junio de 2015

Entre los días 13 y 15 de Junio de 2015, el grupo de investigación de Ci-


espal en Comunicación Estratégica empieza un monitoreo y análisis
de redes sociales, seleccionando una muestra representativa del flujo
de comunicación política en las redes sociales (Twitter y Facebook). Se
recopilaron 3.777 ítems comunicativos (posts y mensajes), de los cuales
1.000 fueron clasificados en positivos (para el Ejecutivo), negativos (con-
tra el Ejecutivo) y neutrales. La muestra fue seleccionada basándonos en
criterios cualitativos: hashtag (#), mensajes, posts y usuarios represen-
tativos (por actividad).
284  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Figura 1: muestra (selección de la muestra siguiendo filtros cualitativos).

Fuente: elaboración de los autores -Scup Software- (junio de 2015).

Los movimientos de oposición organizaron la comunicación políti-


ca 2.0 por medio de ‘influenciadores’ claves, personas estratégicas que
generaron información y la reprodujeron en grandes redes y medios
tradicionales, y que, mediante una red piramidal, llegaron a alcanzar
de forma masiva a cada uno de los diferentes sectores de la población.
Fueron identificados los principales 200 ‘influenciadores’, directos y co-
nectados entre ellos. En la próxima imagen presentamos algunos.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 285

Figura 2: opositores (selección de la muestra según filtros cualitativos).

Fuente: elaboración de los autores -Scup Software- (junio de 2015).

En pocos días, la imagen del Ejecutivo –medida por las citas y dis-
cursos en las redes sociales positivos (a favor) y negativos (en contra)– re-
sulta enormemente debilitada. La imagen positiva es de un 24%, con una
tendencia decreciente en esos días, frente a una oposición del 75,40% (fig.
3). La red configurada por la oposición al gobierno se presenta con un
alto poder de organización, tanto en la distribución de la información
como en la influencia ejercida sobre los ciudadanos, ya que, hasta esa fe-
cha, la aceptación del gobierno de Ecuador estaba en aproximadamente
un 70%. Además, la imagen del Ejecutivo medida en virtud del alcance
–es decir, por el número de personas que han sido alcanzadas por la ola
mediática 2.0– y diferenciadas en positivas (a favor) y negativas (en con-
tra), resulta aún más debilitada (18%) (fig. 4).
286  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Figura 3: imagen del ejecutivo por numero de citaciones (selección de la muestra según
filtros cualitativos).

Fuente: elaboración de los autores -Scup Software- (junio de 2015).

Figura 4: imagen del ejecutivo según el alcance de personas.

Fuente: elaboración de los autores -Scup Software- (junio de 2015)

En efecto, resulta evidente que a las 23 horas del día 14 de Junio de


2015, mientras que los mensajes de los movimientos de oposición llega-
ban a tener influencia sobre 584.221 usuarios, el Ejecutivo solo alcanzaba
a 136.783, generándose una relación en contra de cinco sobre uno (fig.5).
Si tomamos como ejemplo los hashtag, mensajes y posts más utilizados
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 287

por los movimientos de oposición (#fueracorreafuera, #domingonegro),


y por el Ejecutivo (#somosrevolución, #somosmuchísimosmás), pode-
mos afirmar con rotundidad que el alcance político de los mensajes en-
viados por el Ejecutivo han tenido unos resultados bastante deficitarios,
mientras que los movimientos de oposición han logrado penetrar en la
mayoría absoluta/virtual de los usuarios (fig. 6). Resulta evidente que
los movimientos de oposición emplean, en ese momento, una estrategia
estructurada de forma piramidal, similar a la que fue utilizada por los
movimientos de protestas en otras latitudes –pensemos en la famosa
Primavera Árabe o, con diferente alcance y filosofía, en la campaña del
presidente de Estados Unidos en la penúltima contienda electoral–, lo
mismo que pasó en Brasil en las marchas de junio de 2013, donde se
utilizaron las mismas ‘banderas de protesta’, basadas en el mal uso del
dinero público o en la mala administración.

Figura 5: alcance total en el día 14 de junio de 2015.

Fuente: elaboración de los autores -Scup Software- (junio de 2015).


288  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Figura 6: representación del alcance total en el día 14 de junio de 2015.

Fuente: elaboración de los autores (junio de 2015).

Otro resultado verificado fue la centralidad del discurso, basado


fuertemente en el ataque al Presidente de Ecuador, Rafael Correa. Tal y
como se observa en la figura 7, los mensajes de oposición resultan muy
próximos entre ellos, lo que indica una estructura organizada con una
cumbre bien definida. Están dispuestos en el espacio de forma horizon-
tal, lo que les permite fortalecerse mutuamente (así se amplifica la noti-
cia), indicando un grado de difusión óptimo. Por otro lado, los mensajes
del Ejecutivo resultan distantes entre sí, lo que indica una desestruc-
turación a un nivel comunicativo central, y ocupan el espacio de forma
aleatoria, lo que no permite su fortalecimiento: la noticia se pierde, in-
dicando un pésimo grado de difusión y organización.
Figura 7: estructura de significación.

Fuente: elaboración de los autores (junio de 2015).


Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 289

De manera paralela a esos resultados, se realizaron análisis sobre


la calidad y adecuación del contenido comunicacional, distribuido por
el Ejecutivo, en redes sociales o medios tradicionales. En general, los
mensajes comunicativos en las redes 2.0 producidos por parte del Eje-
cutivo de la República de Ecuador, fueron deficitarios en lo referente
a la estructura de producción y difusión, y de muy poco impacto en la
estructura de significación (fig. 7).
En este sentido, debemos señalar que incluso algunos casos pro-
vocan un contraataque de la oposición, que utilizó el discurso del Eje-
cutivo contra él mismo. Estos tipos de mensajes tienen un significado
fácil de atacar por parte de los movimientos de oposición, puesto que
abren el espacio a interpretaciones y respuestas de contraataque, uti-
lizando los mismos datos. En este sentido, la estrategia del Ejecutivo
basada en el tema «#estuvesacandocuentas» –que fue utilizada en re-
ferencia a la oposición para evidenciar las malas prácticas de algunos
personajes políticos– evidencia las consecuencias nefastas de este tipo
de contenidos: se ha permitido generar una polémica ineficiente para
el Ejecutivo y muy rentable para los movimientos de oposición. Abajo
vemos los posts del perfil del Presidente Rafael Correa y las respuestas,
utilizando los mismos tags en contra. Entendemos que la estrategia de
sacar estas informaciones no fue propicia, en un momento en el que la
población esperaba más detalles sobre un tema que no estaba claro: la
Ley de Herencia (fig. 8 y 9).

Figura 8: estructura de significación.


290  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Fuente: elaboración de los autores (junio de 2015).

Figura 9: reacción del hashtag #EstuveSacandoCuentas.

Fuente: elaboración de los autores (junio de 2015).


Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 291

Los movimientos de oposición efectivamente emplearon el tema


#estuvesacandocuentas para sacar ‘sus propias cuentas’, no solo en un
campo específico, sino en todos los campos en los que han podido atacar,
generando –de esta forma– un proceso de noticiabilidad de alto impac-
to. Las consecuencias fueron nefastas para la imagen comunicativa del
Ejecutivo y para la imagen del Presidente de la República, incluyendo
nuevas convocatorias de manifestaciones por parte de los grupos oposi-
tores. En relación con los discursos promovidos por la comunicación del
gobierno, entendemos que casi en todas las instancias se encontraron
diversos problemas, que evidencian una falta de estrategia referida a la
comunicación institucional, en la medida en que presenta poca signifi-
cación y aproximación a la ciudadanía.
El discurso creado en un momento de crisis debería ser más claro y
objetivo, explicando a la ciudadanía exactamente el contenido de la ley
y ofreciendo explicaciones y apertura de diálogo, siguiendo las deman-
das de los ciudadanos. Pero el Ejecutivo y los grupos afines presentan
otra vez una (des)organización sin estrategia. Crean hashtags para el
contraataque que estaban sufriendo en aquel momento como, por ejem-
plo, #DefenderemosLoLogrado o #EcuadorYaCambió –si “Ecuador ya
cambió” entonces no hace falta mantener al Gobierno, parece evidente
el fallo comunicativo: si ya se ha logrado todo, nuestro futuro solo se
limita a la defensa de lo existente. En fin, no hay futuro. Otro ejemplo,
#PorQuéMientesPaez: este hashtag contiene una clara referencia a un
personaje de la oposición, lo que en un nivel de impacto comunicativo,
está posicionando y amplificando (dando fuerza) a este personaje y no
al Ejecutivo –y, menos aún, atiende a las demandas emergentes.
Este tipo de estrategia comunicativa destruye el capital político del
Ejecutivo, minimizando los logros, sus objetivos de futuro y el alcance
real de los cambios ideológicos y políticos que se están dando en Ecuador,
bajo una metodología comunicativa deficiente en su ámbito estructural
y en el ámbito de la significación estratégica. Los movimientos de opo-
sición, por su parte, han estructurado lo que se denomina un task force
comunicativo bastante efectivo. Si observamos los hasthags de gran im-
292  Francisco Sierra Caballero (Editor)

pacto que han generado: #fueraCorreafuera y #domingonegro, los dos


ítems son claros en términos de contenidos, por lo que no precisaron
más de dos tags para la difusión de la información (la única complemen-
tariedad fueron hashtags como #15J, marcando las fechas de encuentro
de la oposición).
Los ataques actuales, la convocación de las marchas y campañas que
utilizan banderas como la ‘corrupción’ en los países latinoamericanos
con gobiernos progresistas, están fuertemente estructurados y articula-
dos en relación con las estrategias comunicativas. Incluyen, en sus redes,
medios tradicionales y redes sociales, cuentan con financiamiento de
capital extranjero, años de planeamiento y formación de ‘influenciado-
res’ de opinión. Generalmente, los gobiernos no están preparados para
este tipo de confrontaciones, es decir, no están organizados a partir de
una red de comunicación política fuerte. Es posible revertir esta situa-
ción utilizando una metodología estructurada de comunicación políti-
ca 2.0, con la finalidad de crear una red comunicativa fuerte que sea
difícilmente atacable (sin fragilidad). En esta dirección, una estrategia
de comunicación efectiva es aquella que implica e involucra a los ciuda-
danos, a ‘influenciadores’, medios tradicionales y medios alternativos,
entre otros actores sociales. La estrategia debe estar articulada con las
campañas de comunicación integral, con las áreas de proyectos políticos;
siguiendo la misma dirección en la producción y retransmisión de los
‘influenciadores’ políticos.

Conclusiones: las redes comunicativas como espacios políticos de


la ciudadanía

Ciudadanía, democracia y participación política, derechos civiles, políti-


cos y sociales son conceptos que se articulan para formar una idea de in-
clusión enfocada en la participación social en el gobierno. Considerando
que la esencia de la democracia está en la participación, es necesaria la
adquisición de derechos fundamentales, pasando prioritariamente por
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 293

el debate de cómo la inserción de nuevos canales puede llevar al ejerci-


cio de la práctica democrática, ampliando y configurando el proceso de
aproximación del ciudadano en la elaboración de las políticas públicas
actuales en Ecuador.
Es notorio que todos los países que pasaron por los procesos de ata-
ques mediáticos no presentan espacios participativos suficientes para
lograr la aproximación a los ciudadanos. Las bases actuales siguen es-
tructuras básicas, frágiles, por tanto, en el sentido de ampliación de los
vínculos. Algunas características comunes en ese tipo de redes son: el
uso de redes sociales para la difusión; el espacio de producción de la
noticia o información restringido al equipo de medios sociales; y están
monitoreadas solamente por relatorías y mensuraciones que usan indi-
cadores de medios, como por ejemplo los re-tweets. En una perspectiva
a medio y largo plazo, la configuración debe caminar en dirección a la
construcción de redes fuertes o anti-frágiles, presentando otras caracte-
rísticas importantes y complementarias a las anteriores, como facilitar
estrategias de dialogo; posibilitar que las redes sean ambientes de en-
señanza de la institución en relación con las necesidades del colectivo;
incentivar el trabajo con redes sociales para mejorar la aproximación
con las personas; considerar que las informaciones que circulan en las
redes sociales pueden impactar en otras áreas de las campañas y pro-
yectos; provocar cambios en los caminos de las campañas o proyectos;
y, por fin, alcanzar la ampliación de ‘influenciadores’ del gobierno, por
ser parte del proceso.
Sabemos que crear una red de comunicación política fuerte no es
un trabajo sencillo. Demanda de los gobiernos tiempo, formación, es-
fuerzo, herramientas tecnológicas que faciliten las interacciones y, prin-
cipalmente, estrategias comunicacionales que consideren la inserción
de la participación ciudadana como parte indisoluble del proceso. Es
prioritario desarrollar estructuras que faciliten la creación de vínculos
entre los actores sociales, minimizando los ataques, la falta de informa-
ción accesible y transparente para, por fin, abrir espacios en los que los
ciudadanos se sientan partícipes y responsables de la construcción del
294  Francisco Sierra Caballero (Editor)

país. Para eso es necesario que las interacciones en las redes sociales no
sirvan solo para difusión de ideas o campañas, sino para que la escucha
activa de los ciudadanos allí presentes pueda hacer cambiar campañas
y proyectos.
Las redes políticas pueden ser definidas según diversas tipologías.
Podemos destacar: tipologías que utilizan la teoría del Estado tradicional
para identificar sus modelos ideales –encontrándose, entre los más in-
fluyentes, Atkinson & Coleman (1989) y Van Waarden (1992)–; tipologías
que utilizan conceptos nuevos, cuyo análisis más influyente fue realiza-
do por Phoedes & Marsh (1992) en Gran Bretaña. Según los autores, las
clasificaciones en su modelo son la comunidad política y la red temática.
La comunidad política se caracteriza por ser un tipo de red con un
número restringido de participantes, que frecuentemente intercambian
información y recursos acerca de un interés común, sobre el cual se
tiene un alto grado de consenso en torno a las normas que articulan
la intermediación de intereses entre los actores envueltos. El consenso
también permite determinar los problemas que serán tratados (su con-
tenido), así como su resolución. Todos los participantes poseen recursos
en el proceso de elaboración de las políticas, basados en la negociación.
En consecuencia, se presume la capacidad de los grupos de asegurar que
sus miembros se sometan a una decisión.
Esta clasificación es una forma institucionalizada de relación que
favorece algunos intereses y excluye a otros. Una comunidad política
puede comprender instituciones formales (consejos sectoriales, órga-
nos consultivos) o informales (contrato informal, día a día), así como un
conjunto de creencias que abrigan un acuerdo de las opciones políticas
disponibles. Funciona con un alto grado de autonomía con respecto a
los intereses que son considerados ajenos a la red. Ese tipo de redes es
propio de aquellos sectores o subsectores en los cuales se combina la re-
presentación de una acción centralizada y de amplio alcance del Estado.
La red temática es definida como una red con un amplio número
de participantes que mantienen relaciones constantes (fluctuantes) y
con poco valor. Se basa más en la consulta que en la negociación sobre
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 295

la definición de las políticas. Los bajos niveles de cohesión existentes


entre los actores de la red favorecen la ausencia de consenso y la pre-
sencia del conflicto. El gobierno, por su parte, queda reducido al papel
de garantizar las reglas formales, abstractas y universales que cada cual
debe respetar cuando persigue sus propios objetivos. Este tipo de redes
se da principalmente en aquellos escenarios en los que los intereses pri-
vados privilegian la acción individual sobre la colectiva en áreas donde
el recurso a la competencia es, básicamente, algún tipo de regulación.
Asimismo, se desenvuelven generalmente en áreas nuevas en las que
ningún grupo tiene un dominio establecido o donde no existen institu-
ciones establecidas que posibiliten la exclusión.
Las principales características de las dos tipologías presentadas son
definidas por sus dimensiones y su relación entre la comunidad polí-
tica y las redes temáticas. Las dimensiones principales se encuentran
relacionadas con los miembros que componen la red o comunidad, la
integración y los recursos disponibles. En las figuras 10 y 11 presentamos
las dimensiones y diferencias de las características de cada tipología.
Figura 10: tipología de Comunidad Política.

Fuente: elaboración de los autores (Marsh & Rhodes,1992; Porras,2003).


296  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Figura 11: tipología de Red Política.

Fuente: elaboración de los autores (Marsh & Rhodes,1992; Porras, 2003).

La tipología propuesta por Atkinson y Coleman (1989), identifica


seis tipos ideales de redes políticas a partir de tres dimensiones distin-
tas: concentración del poder dentro del Estado; autonomía del Estado
con relación a los grupos sociales; grado de movilización de los grupos
sociales. A partir de las tres variables se identifican seis tipos de redes,
que se configuran como estructuras políticas distintas. Por ejemplo, una
red de carácter pluralista se caracteriza por la competencia continuada
de los grupos de interés, que intentan monopolizar la representación
de los intereses privados frente al Estado. El grado de concentración
de poder es bajo y existe competencia entre las agencias estatales, lo
que facilita el acceso al campo político de los grupos de interés. Una red
corporativista se caracteriza por el carácter cerrado de las negociaciones
entre el Estado y unos pocos grupos de interés en la formación, en la
decisión y en la gestión de políticas públicas.
La tipología presentada por Atkinson y Coleman enfatiza el carácter
estructural de la relación de poder entre el Estado y los grupos sociales.
Presentan hipótesis concretas sobre el tipo de red y la dimensión de
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 297

estilo de las políticas públicas. Para los críticos de este modelo, el prin-
cipal fallo es la falta de diferenciación de las dimensiones utilizadas para
definir las relaciones Estado-sociedad, así como las consecuencias de un
determinado tipo de relación.
Para Van Waarden, que propone otro modelo, el objetivo es ofrecer
una versión sistemática y organizada de las dimensiones que deben ser
consideradas para definir una red política. Su objetivo es incluir en el
análisis de las redes todas las variables que determinan el proceso de
elaboración de las políticas públicas, superando el carácter conciso de
las tipologías anteriores. Sería un camino alternativo a las versiones
anteriores, en el que se detallan de forma sistemática las dimensiones
y las propiedades de cada red política, para que se puedan explicar las
relaciones y establecer las comparaciones entre sí (Van Waarden, en
Bonafont, 2004).
La tipología propuesta por Van Waarden presenta siete dimensio-
nes que considera esenciales, aunque casi imposibles de aplicar a los
estudios de red empíricamente. El cuadro de abajo (fig. 12) presenta las
dimensiones y las características propuestas por el autor. De las siete di-
mensiones, seleccionamos las tres que consideramos especialmente re-
levantes para la comprensión del tipo de red de que se trate. La primera
dimensión es la que trata del número y del tipo de participantes, siendo
las agencias gubernamentales, el grupo social dominante, los grupos en
conflicto, los partidos políticos, un número ilimitado de participantes.
Se observa aquí una diferencia importante comparada con el modelo de
Rhodes, que propone el análisis de una red política como un grupo ce-
rrado con el número de participantes limitados. La segunda dimensión
de Waarden incluye las funciones que la red realiza, dependiendo del
acceso de la formulación y también de la implementación de las políticas.
Por último, la dimensión de las relaciones de poder gobierno-sociedad.
298  Francisco Sierra Caballero (Editor)

Dimensión Características
Número: determina el tamaño de la policy network.
Tipo: individuos u organizaciones, públicas o privadas.
Actores
Características: necesidades e intereses, recursos y tipo de actua-
ción; grado de profesionalismo, formación.
Canalizar el acceso al proceso decisorio.
Consulta e intercambio de informaciones.
Negociación y movilización de recursos.
Funciones
Coordinación de actuaciones independientes.
Cooperación en la formulación, implementación y legitimación de
la política.
Tipos de relaciones entre los actores definidos por:
Tamaño.
Limites: abiertos, fluidos, cerrados o monopolios.
Afiliación: voluntaria u obligatoria.
Tipo de relación: caótica u ordenada; duración, intensidad, simetría
Estructura
y reciprocidad de interrelación.
Grado de centralización.
Tipo de coordenación: jerárquica, horizontal, consulta, negociación.
Naturaleza de las relaciones: conflictivas, cooperativas, competitivas.
Estabilidad relativa a los participantes y a las relaciones entre ellos.
Carácter formal o informal de la estabilidad de la estructura a lo
Institucionali-
largo del tiempo. Es mayor si el acceso es restringido, tiene adhe-
zación
sión obligatoria, relaciones jerárquicas e intensas.
Reglas básicas que gobiernan los intercambios de la policy ne-
twork. Las percepciones, actitudes, intereses, la formación intelec-
tual y social, crean una cultura específica. Debe considerarse:
Tipo de relación que prevalece entre grupos rivales (el oportunis-
mo, la negociación entre intereses en conflicto o la búsqueda de
consenso y compromiso entre visiones diferentes a problemas
Normas de
sociales).
conducta
El objetivo de los participantes se centra en la búsqueda del inte-
rés general y el bienestar social, o del interés particular.
Las decisiones son tomadas en un ambiente de secretismo, opaci-
dad o transparencia.
Grado de politización.
Segmentación de naturaleza pragmática o ideológica.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 299

La distribución de poder depende de los recursos y necesidades


de los participantes y, en el caso de la estructura organizacional,
del tamaño, grado de centralización y fragmentación de la repre-
sentación. Las relaciones de poder pueden ser:
Relaciones de Captura o colonización del Estado por parte de los grupos de inte-
poder reses (clientelismo).
Autonomía del Estado frente a los grupos empresariales (estatismo).
Instrumentación de los grupos de intereses por parte del Estado
(corporativismo estatal).
Simbiosis o equilíbrio de poder (pluralismo).
La estrategia depende de:
Acceso de los grupos privados al proceso de elaboración de polí-
ticas públicas.
Ventajas comparativas para ciertos grupos de intereses, con acce-
Estrategias de so privilegiado frente al resto. Inclusive puede ser garantizado el
los actores poder de monopolio en la representación de determinados gru-
pos.
Dependencia del Estado sobre los recursos de grupos privados.
Voluntad de crear estructuras estables que reduzcan la incerti-
dumbre del proceso de elaboración de políticas públicas.

Figura 12: tipología de red propuesta por Van Waarden.


Fuente: Bonafont, 2004.

Uno de los principales aspectos observados en el modelo de Waar-


den es que elimina como variable de análisis la autonomía del gobierno
e identifica al actor que domina la relación (gobierno, partidos o grupo
social), en función de su papel en la red. En el contexto de este modelo,
las funciones de cada actor son una variable explicativa, lo que permite
diferenciar entre un modelo de red pluralista o un modelo corporativista.
En el modelo de red pluralista, la red desempeña funciones al inicio de
la formulación de los problemas y en la toma de decisión. Con el modelo
corporativista no se resuelve la formulación del problema con la toma
de decisión, en tanto que reproduce funciones limitadas a la gestión fun-
cional de los problemas.
Las tipologías desarrolladas y presentadas para los estudios de re-
des políticas son instrumentos útiles y efectivos para describir el proce-
300  Francisco Sierra Caballero (Editor)

so de aceptación, comunicación y elaboración de las políticas públicas.


A partir de la definición de las variables específicas (de cada modelo) se
puede describir la diversidad de procesos de intermediación de intere-
ses en áreas de actuación concretas. Sirven para desarrollar un modelo
de interacción y se pueden utilizar como un modelo base, en el sentido
de búsqueda de un mejor desarrollo y prácticas que lleven a la mejoría
del proceso comunicacional. De otro modo, se percibe que algunos mo-
delos se limitan apenas a describir el estilo de la política sin exponer las
relaciones causales entre la red y el resultado final.
Supone un buen instrumento de partida para identificar el tipo de
red que es necesario construir y mantener. Por medio de esta identifi-
cación y de los análisis de redes sociales basados en sistemas complejos
de interacción, podemos clasificar una red, mapear los actores y com-
prender ‘quién gobierna’, ‘por qué gobierna’ y bajo el interés de ‘quién
gobierna’. Podemos incluir cuestiones que definan la red y, mediante el
análisis, comprender los equilibrios, las centralidades, las conexiones
entre otros factores primordiales para la estabilidad del sistema social,
como: ¿cuáles son los actores que participan del proceso? ¿Qué tipo de
relaciones se establecen entre ellos? ¿Qué factores determinan el com-
portamiento entre ellos? ¿Quiénes son los formuladores de los procesos
comunicacionales? ¿Quiénes deberían ser? ¿Los afectados por las deci-
siones legitiman estos procesos?
Estos análisis sirven como base para comprobar hipótesis sobre los
factores determinantes de continuidad y de cambios en el proceso de es-
tructuras comunicacionales, así como para identificar la distribución de
poder existente en los sistemas políticos. Debe resaltarse que el objetivo
central de todas las tipologías es definir un conjunto de variables a partir
de las cuales se describan las formas de integración entre los actores que
formen parte de ella. Existen, además, problemas en el análisis de redes,
como por ejemplo las diversas terminologías y variables que lo componen.
No siempre existe un acuerdo acerca de los conceptos que explican las va-
riables. El resultado de esto es una enorme proliferación de nuevos concep-
tos que explican las realidades estudiadas.
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 301

El conocimiento sobre las tipologías de redes políticas abre el espa-


cio para nuevas concepciones y formatos en el uso de las redes políticas
como instrumentos de formulación de políticas públicas. Pensar los
mecanismos participativos como instancias integradas en el proceso
decisorio, demanda la elección de un camino que abarque un análisis
profundo de tales cuestiones.

Consideraciones finales

El estudio emprendido en relación con los ataques sufridos por los go-
biernos progresistas en América Latina –en ese caso particular, las Mar-
chas de Junio en Ecuador–, sumado a los estudios estratégicos de redes
sociales y estructuración de redes políticas deja ver claramente la ausen-
cia de acciones coherentes, articuladas y eficientes en lo que concierne a
la comunicación 2.0 y a las prácticas de participación ciudadana. Se pue-
de apreciar una deficiencia –en términos de estrategia de la información
y comunicación a nivel central– por parte del gobierno, configurando
una estructura vulnerable en la elaboración de la significación de los
mensajes e informaciones generadas, poca accesibilidad, comprensión e
información. Corremos el riesgo de estar viviendo una realidad concreta
de analfabetismo funcional, es decir, una dificultad de la ciudadanía en
los niveles de interpretación de la realidad político-social.
Las malas prácticas comunicativas en red dejan en evidencia el des-
gaste acelerado del capital político, por la falta de acciones prácticas y
planes estratégicos que tengan en el foco de todo proceso comunicacio-
nal al ciudadano. En el caso específico de Ecuador, a partir del análisis
expuesto, queda demostrado que el contexto generado por la oposición
en las redes en el mes de junio, debe ser considerado en términos de
ciberguerra, pues la imagen del gobierno ha sido debilitada en la esfera
de las redes sociales, afectándole, al mismo tiempo, en los medios tra-
dicionales. Las menciones positivas al gobierno representaron en junio
apenas el 24%, el alcance de mensajes positivos con relación al gobierno
302  Francisco Sierra Caballero (Editor)

llegaba a tan solo el 18% de los usuarios de internet, lo que representa


un fuerte distanciamiento entre el gobierno y la ciudadanía o sociedad
civil. En este contexto de ciberguerra, el proceso de reversión de las ten-
dencias negativas en los planos simbólico, ideológico y político, se basa
en la conformación de estrategias de comunicación tácticas. Primero, la
creación de estrategias comunicacionales integradas no para responder
a ataques, sino para generar acciones en las que los ciudadanos sean par-
tícipes del proceso de coproducción y expansión de las informaciones,
al considerar que el fortalecimiento de la red es parte indisociable de la
participación ciudadana.
Segundo, comunicar para la ciudadanía y considerar áreas de pro-
ducción de la comunicación integradas, con la generación de estrategias
articuladas entre los diferentes actores relacionados con el proceso po-
lítico. Tercero, la producción y articulación de sentidos y contenidos
de mensajes específicos debe conformarse a partir de cuatro actores
principales: el gobierno, los partidos, los formadores de opinión y los
movimientos sociales, comunidades y ciudadanos. Considerando esos
puntos, una estructura de difusión ampliada es aquella que permite
generar información de manera integrada, articulada y políticamente
coherente, mediante una red de ‘influenciadores’-productores, que sean
capaces de implicar a un mayor número de ciudadanos. Una estrategia
de comunicación efectiva es aquella que involucra a los diversos actores–
tanto políticos como de la sociedad en su conjunto–, articulados alrede-
dor de una campaña de información y comunicación permanente, que
tiene la capacidad de organizar y maximizar las acciones del gobierno
y, finalmente, formar una opinión pública robusta capaz de anular los
posibles ataques de movimientos de oposición con fines golpistas.
Más allá de las herramientas tecnológicas, conexiones, velocidad,
interacciones y vínculos, merece la pena recordar las ideas del educador
Paulo Freire que inspiran los movimientos de comunicación dialógica
y participativa, ejercitando la dimensión política de la comunicación,
donde el oprimido tiene derecho a hablar; por lo tanto, es imprescindi-
Golpes Mediáticos. Teoría y análisis de casos en América Latina 303

ble trabajar de manera integrada las dimensiones crítica, libertadora,


participativa, horizontal y dialógica de la comunicación.
Finalmente, en la región vivimos una serie de transformaciones de
los vínculos sociales en el ciberespacio, que anticipan nuevas formas de
actuación política. Por ello, los movimientos políticos y la sociedad civil
deben asumir la centralidad de la tecnopolítica y definir estrategias –en
la medida en que toda máquina “es una concatenación no solo de tecno-
logía y saber, sino también de órganos sociales, llegando al extremo de
ejercer una coordinación de los trabajadores y las trabajadoras indivi-
duales” (Raunig, 2008, p. 28). En este proceso de construcción política
debemos ser claros: la visión matricial en red implica, por un lado, mayor
flexibilidad, interconexión, horizontalidad y cercanía; y, por otro, más
comunicación y menos información, de acuerdo al paradigma o enfoque
de la mediación.
La cuestión, pues, es ver si las redes digitales nos permiten articu-
lar espacios políticos socialmente abiertos, innovadores y autónomos;
si contribuyen a establecer reglas y procedimientos, contrapoderes y
espacios de interlocución y empoderamiento; o si, por el contrario, ac-
tualizan las viejas lógicas de dominio, tal y como se esta observando en
muchas estrategias contrarrevolucionarias de la región (es el caso de
Bolivia, Venezuela y Brasil, entre otros). Por ello, quizás hemos de volver
a transitar el desplazamiento de lo tecnoinstrumental a lo sociopolítico,
aprendiendo de nuevo a politizar críticamente la generación social de
la comunicación y la cultura en una época de creciente disgregación y
mercantilización del universo simbólico por las lógicas de mercificación
de la innovación tecnológica y social. De no hacer, como viene plantean-
do Mattelart, una crítica al cibercontrol, los procesos de cambio que
vive América Latina corren el peligro de ser presas de la jaula digital
y las estrategias de dominio de lo que antaño se denominara cultura
tecnotrónica.
304  Francisco Sierra Caballero (Editor)

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Este libro se terminó de imprimir
en noviembre de 2016, siendo
Director General de CIESPAL
Francisco SIERRA CABALLERO

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