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Vía neural de la visión

La vía óptica, conocida también como vía visual o sistema visual, es la red de
transmisión de impulsos nerviosos desde la retina al cerebro dónde se interpreta la
imagen captada. Está formado por las células fotorreceptoras (conos y bastones), las
neuronas de la retina y los nervios ópticos que llevan la información hasta el área
visual del cerebro, situada en el córtex del lóbulo occipital (corteza visual).

Descripción general

En los conos y bastones, la luz incide y produce una reacción química que transforma
el estímulo lumínico en un impulso nervioso (proceso conocido como transducción).
Este impulso nervioso generado en las células fotorreceptoras es trasmitido mediante
sinapsis a las llamadas neuronas bipolares y estas a las neuronas ganglionares.

Los axones de las neuronas ganglionares forman las fibras del nervio óptico y
abandonan la retina en dirección al núcleo geniculado lateral (NGL), dentro del
tálamo. Las neuronas del núcleo geniculado lateral son las que trasmiten finalmente
el impulso nervioso al córtex visual a través de la radiación óptica (ruta
geniculoestriada). Intervienen, pues, las células fotorreceptoras, 4 neuronas y tienen
lugar 4 sinapsis hasta que el estímulo visual alcanza la corteza cerebral.

Conos y bastones: son neuronas modificadas altamente especializadas. A estas


células se les suele referir como fotorreceptores. Los conos destacan en la visión
diurna (visión fotópica) mientras que los bastones actúan en la visión escotópica.

Neuronas o células bipolares: conectan las células fotorreceptoras con las neuronas
ganglionares.

Neuronas o células ganglionares: sus axones forman el nervio óptico.

Neuronas del núcleo geniculado lateral: aquí se regula el estímulo visual y se


transmite hasta la corteza visual a través de las radiaciones ópticas.

Neuronas de la corteza visual

Funcionamiento del ojo

Para que los rayos de luz se puedan enfocar, se deben refractar. La cantidad de
refracción requerida depende de la distancia del objeto que se ve. Un objeto distante
requerirá menos refracción que uno más cercano. La mayor parte de la refracción
ocurre en la córnea, que tiene una curvatura fija. El resto de la refracción requerida se
da en el cristalino. Al envejecer, el ser humano va perdiendo esta capacidad de
ajustar el enfoque.
Los músculos del músculo ciliar que tienen forma circular y de radio, la abren o la
cierran en función de la luminosidad.

Movimientos oculares:

Los movimientos del ojo se dividen en:

a) laterales (abducción y adicción) en torno a un eje vertical;

b) verticales (elevación y depresión) en torno a un eje horizontal; y

c) rotatorios (rotación interna y externa, tomando como referencia el extremo superior


del meridiano vertical de la cornea) en torno a un eje antero posterior.

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