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Feminarios Julieta Kirkwood _ Compilacién y notas de Sonia Montecino BST ck Gi Eto’ vogtiono ringrasiare Ascocisione Amiel dell Avante i ‘40 Presidente On, Francesco Coluci, per il conributo dato all edzione di ‘quest iro, quae segno della encibid democratia dela stampa {ovialstaialiona Las Bitores desean agradecer a Ta ‘Asocacin Amigos del dato Avant y alee, por Ta ediion de ete libro, signo de a sensibiidad (emocrétien de a prensa scilista italiana fence! Gaihene $E6b die B70 EDICIONES DOCUMENTAS ene EDICIONES DOCUMENTAS ‘San Antonio 427 -Of.317 Fon 353524 Director Fredy Cancno itor Gonzalo Fuentes Coordindora sere Mujer ‘Vietora Ste © hie Kikwood Inserpeia 67.937 Disco y monisie ‘Angela Maria Primers Edicién (Octubre de 1987 IMPRESO EN CHILE nent INDICE Pags. INTRODUCCION «..++5+ 9 PARTE re Sexo-Género PARTE IL Feminismo y rebeldia - PARTE Ill Mujer e historia «+++ PARTEIV Docencia feminista oD Sostienen visiblemente entre las ma nos unos libritos, dicen ellas que son feminarios. (Las Guerilleras, Monique Wittig) Lilith es la primera rebelde, la luna ne- gra que da fuerza a todas las mujeres. INTRODUCCION Feminarios,es la compilacién de parte del material de clases, cursos, seminarias y charlasrealizadas por Ju- lieta Kirkwood y que corresponden ala labor docente que ella efectud durante cuatro aftos (desde 1981 a 1984) en distintos espacios y a diversas audiencias. Su propio orden, la metodologia que seguia fue una ayuda inmensa para nuestra tarea de recopilacién. Julieta escribfa pacientemente sus exposiciones ora- les, no en vano ella expresa al dar cuenta al antiguo Circulo de Estudios de la Mujer de su trabajo: “Por cada una hora de clases invierto. ocho horas en la preparacién! ”. Y es precisamente esa dedicacién la que ha hecho posible reunir los principales temas 9 INTRODUCCION Feminarios, es la compilacién de parte del material de clases, cursos, seminarios y charlas realizadas por J- lieta Kirkwood y que corresponden a la labor dacente que ella efectud durante cuatro atios (desde 1981 1984) en distintos espacios y a diversas audiencias, Su propio orden, la metodologia que seguia fue una ayuda inmensa para nuestra tarea de recopilacién. Jilita eseribta pacientemente sus exposiciones ora les, no en vano ella expresa al dar cuenta al antiguo Cireulo de Estudios de la Mujer de su trabajo: “Por cada una hora de clases invierto ocho horas en la preparacién! ”. Y es precisamente esa dedicacion la que ha hecho posible rewnir los principales temas 9 aren en su gesto de difusion pedagigica det Para editar este Feminarios, hemos dividido los rmamuscritos de sus clases en tres grandes probleméti- cas: Sexo—Género; Heminismo y- Rebeldia; Mujer e Historia; ehadimos na cuarta parte, Docencia Femi nista por las interesantes ideas que all se vierten sobre la generacién de un programa y una pedagogia feminista en nuestro pais. La opcién por este orden se debe a que en distintas épocas y tipos de exposiciin, los problemas tratados eran ~algunas veces~ rect rrentes 0 retomados en otras dimensiones. Por ello, conjuntanos los t6picos que coincidian y ast lege- ‘mos alos temas que hoy proponemos ‘Muy poco se ha afiadido o restado a os originales, con leves correcciones de estilo, engarzamientos de {frases u oraciones realizamos nuestro trabajo de re- escritura. Mantuvimos la sintaxis casi en su integridad para que la voz de Julieta pudiera ser ofda por ls(os) lectoras(es) y se restituyera la fuerza de sus palabras. Anelamos.que estos Feminatios sean una prolor gacion de los esfuerzos pedagdgicos de la autora, que expanda el-conocimiento de y desde la mujer y qrie sirva como motivacién a quieres se empevien en conti- nuar con la labor de ensenanza y aprendizaje del feminismo. Facturar esta compilacién fue wna aventura que ‘nos hizo estar en un permanente didlogo con Julieta, ssistir a su propia.instalaciOn de Lilith, la primera rebelde como ella la llama, conocer y aprender el esto de curiosidad que la animé, sus movimientos de repensar lo dicho y escrito por otros. Bn este sentido, 3 importante enfatizar cémo incorporé al pensamien 10 40 feminista descubrimientos 0 nociones teéricas que agregaban mayor profundidad y peso a las ya elabora das. Asi, por ejemplo, es notable su re-lectura de Camus, imprimiéndole aquello que éste no pudo decir 1 que slo una mujer podia reclamar: el hombre Tebelde se torna en la mujer rebelde, en la que dice NO a sw opresin. Las miradas de Weber, Scheller, Nun, Sartre, Foucault, entre otras, erin revertidas y conjuntadas con las de la Beauvoir, Juliet Mitchell, ‘Arm Oakley y otras pensadoras feministas para echar 4 andar wn pensamiento singular, elaborado en un espacio: Chile Asi entonces, que esa luna negra que es Lilith y que hoy se nos presenta en estos Feminarios de Julio ta Kirkwood siga dando fuerza a las mujeres para rebelanos en el conocimiento y en la accion SONIA MONTECINO Otofo, 1987. SEXO-GENERO! ‘ata expecificdades de disciminacion de la mujer son construidas sci y cultural ‘mente, entonces, pueden y deben see modifi cadas cultural y socilmente: no sbandonar ‘ucatro sexo, sino desconsruir nuestro géne- 16 Las mujeres y el feminismo Antes de iniciar estas clases sobre Sexo~Género, qui- siera hacer tres advertencias: En primer lugar, éte no es un ciclo de reuniones feministas ~en el sentido de “toma de conciencia’” como grupo y 2 partir de la experiencia de cada una —por el cardcter académico de esta institucién y por- gue considero necesario el desarrollo de la teoria del feminismo, tanto como su prictica (creo que hacer 0 42, Hama sexo-pinero fe tata enol Cato “Majer Femina” lead en ls FLACSO™ Santiago durante el pines somare de 1982 difundir la teoria es, también, hacer ferninismo). De thi, esta distribucin espacial arbtraria de profeso- ‘a-alumna que connota cierto aire de autoridad. En segundo lugar, lo que voy a decir en estas reuniones, aungue sea académico, no tiene nada que ver con la neutralidad de la ciencia, sino que corres- pponde, mas bien, a una vision del mundo (la mia), onsteuida a partir de una determinada configuracion de valores. Porque aun cuando la mayor parte de lo ique diga provenga de libros gscritos por otras(os), la relectura de ellos iene ya una connotacién valorica. Si tuviese que ponerle nombre, seria el de compromiso con el cambio social total y con el cambio de la vida cotidiana, esto es: socialismo y feminismo. Es mis sano explicitarlo, En tercer lugar, un seminario de seis sesiones, so- bre feminismo, en cualquier parte del mundo resulta- rit necesariamente pobre e itconcluso, por la enorme ccantidad de libros, articulos, documentos que se han producido en la dlkimas dos décadas: y por la enorme fantidad de aspectos que deben tocarse. En sentido {deal, las ciencias del comportamiento humano debe- rian ser dimérficas, no para sacalizar dos formas hu- rmanas, sino para darle cabida a la segunda forma, condcida como “segundo sexo”. Hasta hace poco (no uy poco) las ciencias fancionaban con el supuesto del género neutro, que es obviamente, el masculino, con el empobrecimiento de cada una de las ciencias. Pero, la economia politica, la psicologia, la linguist. a, etc., empiezan a considerar este dimorfismo. Sien- to decitles que el seminario seré doblemente pobre en hile porque: a) las earencias de informacién se mul- tiplican; 6) por la relativa novedad de los movimien- tos feminists; y ) por el idioma en que estin los trabajos teéricos. Pero, estas carencias se pueden su- perar por el incretble dinamismo que se manifiesta en algunas ocasiones. Deseo decirles que el objetivo final del feminisimo ef proyectr, « fur un terera iene fee nina: de madre—esposa a persona, ;Cémo? Pensando disidentemente en cuanto mujer: Yo, mujer —noso- ‘ras— me dispongo a mirar lo que ha sucedido con y conmigo en cuanto género femenino, en la so- ‘edad humana. Y si alguna vez el feminismo es cit cia, va set, primero, ciencia participante sin preten- didas separaciones entre sujeto y objeto de conoci- miento, salvo que sea generada por hombres. ¢Cémo surge la tematica femenina? Un primer problema que se presenta, es par qué este seminatio se planted por mujeres y para mujeres y 10, por ejemplo, con ottos especialistas en Ciencias Hu- ‘anas (como sociélogos, ideblogos, politicos, etc). ‘Un segundo problema es el por qué del titulo “Las mujeres y el feminismo". Casi parece una redundan- cia, sin embargo, tenemos algunas razones. El primer problema, de por qué realizar el semina- rio con mujeres puede ser explicado como lo hizo Simone de Beauvoir: “..esto es problema de mujeres; som ellas las que sienten la inconformidad de su situa- cién—condicion, Es en ellas (nosotras) que surge la Gaestén de "gue dablos signin ser mujer": Un hombre jamés se lo pregunta de si mismo, salvo en el sentido de la “neutralidad” que su propio sexo impli ca: “el es la humanidad”, “Lo hombre” es “Lo huma- 19 no”, y para esta pregunta —cuando se la hace~ tiene respuestas de “derechos humanos” y de utopias va- 0 sea, sélo las mujeres tienen el problema de pre- ‘guntarse por s{ mismas, por el significadp de su condi- cién, La mujer es lo ofro, en tanto el hombre es lo uno {todas las culturas tienen estas categorfas de lo propio y lo marginal, con las consecuencias obvias de a negaeién de derechos). De ahi viene la cuestién del tftulo "Las mujeres y el feminismo”. ¥ ya que decidi- ‘mos partir de los comienzos preguntémosnos: Qué es ser mujer? Para la Real Academia de Ia Lengua, ‘mujer es igual a “persona de sexo femenino”, y feme- ming ot el enero gue corresponde ala subelase mujer por ‘‘caracterisicas faciles de distinguir como sexo... ete.” ¥ an més, dice que el género puede ser atri- buido o no atribuido (neutro).. Para Ann Oakley, sociéloga inglesa, sexo es un ténino biolégico y género es un término psicolégico 'y cultural? El sencido comin sugiere que se trata, simplemente, de dos formas distintas de enfocar una misma situacién, y que alguien que tenga sexo=mujer, pertenece autométicamente al género correspondien te, al femenino. Pero, esto no es tan sencillo: ser hom- bre o ser mujer depende tanto de la vestimenta, los 2, Se rte & To gland por Simone de Benuvat en needs ‘lin del tomo I de "ET Segando Sezo™ "A un hombre ho sees ‘eu et un Ube Sceea dea stuaci glare span Iacho us maniad. Us hombre ao emples mines por tts fs{rmimo coma un indiidco de cto sexo; va de nyo que c hombre" (Op ce 1). aus Sena lo Ingp de ste cape el testo “Le mujer ict elo» vce One pre cota Bi dierencs paterde decd I bilogs 7 Sede a cles en i edn de ot concptas de sexo y de gneco 20 estos, el trabajo, las relaciones sociales y la personali dad, como de poseer un determinado tipo de érganos genitals. Sin embargo, todo el mundo sabe que hombres y inujeres son diferentes. :Hasta.qué punto lo son? :En qué medida y qué significa esto para la forma en que son tratados y se comportan en sociedad? La diferen- cia entre sexos fisicas es una cuestién de hecho, no cobstante, las formas de comportamiento y los modos como son tratados en Ia sociedad hombres y mujeres, se refieren a una cuestién de valores. La gran confu- sin entre hechos y valores, es uno de los temas cru- ciales en las “diferencias” entre hombres y mujeres. Los problemas que se plantean més candentemén- te las feministas son: 2El origen de las diferencias entre hombres y mu- jeres radica en a biologia o en la eultura? Silla biologie determina el papel del hombre y la mujer, mediante qué procesos lo hace y cual es, en tonces, la funcién de la cultura? Estos problemas se han planteado desde siempre, pero hoy dia tienen mas sentido por la simple razén de que podemos descartar las consecwencias de los roles biolégicos: el conteol de la natalidad y los métodos de alimentacién artificial permiten que las parejas puedan clegir cudndo tener hijos y quién los alimentard; hay un avance personal para las mujeres (salen del hogar) y existe una importancia cultural ppotencial para ambos sexos: pueden compartir el trabajo y Ia alegria de criarninos (el hombre vuelve al hogar). Pero, por mucho que cambie la relacion tradicio- nal de la mujer con su propio papel bioldgico, la a direecion que tome el cambio social, seguird siendo tuna cuestion de eleccién de valores y una decision politica. Los valores no se cambian 0 caen por su propio peso con la aparicién de la pildora y los cspirales. Las ideas de masculinidad y feminidad no han mostrado, socialmente, una tendencia al cambio. De allf Ia necesidad de revisar los contenidos de sexo 1 ginero y el error de proyectar, automaticamente, ‘sexo en género, ‘Ann Oakley hace un estudio exhaustivo de lo genéticamente sexo varon y lo genéticamente sexo hembra, para afirmar sus conclusiones del peso del factor cultural, Trataré de sintetizar sus planteamien- tos En los humanos la reproduccién-es-sexual, existe un intereambio de materia celular entre varén y hembra. EI varon y la hembra aportan cada uno material genético en la reproduccién; pero sélo ef vardn determina el sexo, XX 0 XY (el eromosoma ¥ es igual aX incompleto y es 1/5 de su tamaiio). =Los 6vulos de la hembra sélo tienen cromosoma X, el del varbn transporta X 0 Y. EI sexo queda determinado, cromosomatica- ‘mente, en el momento de la concepcién. Sin embargo, las diferencias en el desarrollo son producto de nueve meses Hasta la séptima semana, la apariencia de los ‘rganos genitales externos es idéntica, tienen el mis- ‘mo plan bisico de desarrollo (son hembras). “Del tercer a cuarto mes se manifesta un desarro- lo sexual diferenciado, Para el biélogo 8. Levine, la forma humana 22 i bisica es la de la hembra, y la masculinidad surge como algo afi. ara no detenernos demasiado en este punto, digamos que el cambio de sexo se da en un periodo critico, en el tercer mes, y estd relarionado con un ‘complicado proceso —que no es del caso consignar que es mas complejo en las hembras (cielos) que en les varones, Entonces, puede decirse que el sexo est determinado bioldgicamente en tanto Srganos para la reproduccién; pero eso no nos dice nada en términos de sexo débil o fuerte. {Qué otras diferencias sexuales vienen determina- das biologicamente? El varén, ademis del pene, tiene ‘mayor estatura, peso y fuerza al nacer (proporciona- do por el cromosoma Y), pero esto se altera también por factores socio~ambientales (un hijo de profesor es mas grande que un hijo de un obrero). Pero, también hay determinaciones biologicas negativas, ‘yeamos el lado negativo del cromosoma Y: ‘2) Hay 72 enfermedades, originadas en gran me- dida por genes del sexo, que se presentan mas en los hombres (hemofilia, afecciones al corazén,ete.). 'b) En todas las etapas de la vida mueren mis varones que hembras; pero también nacen mis. Se conciben de 120 a 150 hombres por 100 hembras. En al parto desciende a 106/100. Se producen mis aborts de varones; un 54% més varones que hembras rueren por el trauma del parts. ‘Descartada la biologia en tanto origen genético de Jos patrones de conducta, aparece ms explicativa la ‘eategorfa género como categoria cultural. Los'antro- pélogos hablan de las grandes variaciones que existen, fn las distintas culturas, para definir el género. Todas 23 las sociedades usan el sexo biolégico para atribuir sgénero: pero no hay dos culturas que estén completa- ‘mente de acuerdo sobre qué diferencia un género del otro. Volviendo a la biologfa, la opinién generalizada de los bidlogos es que el papel de la biologia en determinar la identidad de género (vivir como hombre 4. La emplibaclén de ett se encoentn en ls obra inde de Oakley: "Margaret Mend en as bro "Sexo ) fomperamonto ates tociedades prin, describe tes hus de Nate Caines: Tot fap los mandopumoe os thambll. Enel ape slo ‘Gaal ane ona mane. der amabl, pat y protestors que t ‘smal po fomenino de meres cli. En it aones ete lot ‘exon incase sbereamente seals, las ape ne manfestan en fsclte nlnpune diferencia temperamental El “wabajo”fundanenal todos ios ads, sean hombres 0 meee tener yer eenmnan“teabajo" a relacion ecu canndo ne por Roaiad In rocreacin~, Bl coito ep ana oblgcion en los primers meses de “barn, pesto gue pens que ei se formal mesclar elsemer petro con ls sangre ates, El verbo "pur hs {bducriminadamente pars ambor sexon Mead event gue # alin “omen sobre el buen apecto de un hombre de medians ead a ene ontexa: "Guapo? ‘fy pera ena que haber rit antes Je ue Esta acenracion de Ta pateridad y Ta “feminidad” en le peorldads y paples de smbos sexo a 'svste completamente [lear de lor mlndopumor entre lo qe lt dor enor aptoxina = ‘ussvo modelo manna Las mujeas Son ten entries y gore emo lov hombres dstestan pai rar jo, jl hombres 25 vee Sketanan gue us majeres we quden embarazadan Amos sso et daca passer independents y arco, lo hea y aces poe fpertontdades may snares, Ta tercrs lb, as chambal musta diferencias de prenaidad a etrba dal sexo, Las var Se sen ty ey ‘minesdad Toe hembrar a de marclindad. Bo bro smuer lead seals goer neers ares, putes y nando: ‘at mientras qo ls hombre sto son "eogoeiny selena fon ‘os oth iersades por ol arte, cl tes Y por pequeat, Surmsracones y cotllcn Redomiaun’en ellos lx tentnientor de ber sido olenddor.. el malbumor de aquellos quem nenten dies 7 ssdos. Lox homes lcenbellorsdomoe (us mujeres no leva ‘orot ys afta In cabera), hacen In compra, tals, pinta ‘sian | 62-68 : ™ * o4 ‘0 mujer) es minima, ya que la predisposicién biologi- ca del género, de hombres o de mujeres, puede ser invalidada de forma definitiva y decisiva por el apren- dizaje cultural. Aquellos que han trabajado en trastor- nos hermafroditicos y problemas de identidad del sgénero, parecen muy impresionados por la capacidad de La cultura para ignorar completamente a la biolo- iat Con estos antecedentes, y aplicdndolos a la gene: ralidad de las mujeres como grupo cultural, no es extrafio encontrarle la razén a Simone de Beauvoir: “La mujer no nace, se hace. No se nace mujer, se es hhecha mujer’, y habria que agregar: tampoco nace el macho, se le hace (con mayor o menor éxito)* ‘Asi, si estas especificidades de discriminacion de | mujer son construidas social y culturalmente, en- tonces, pueden y deben ser modificadas cultural y 5. La alsin correspane al tert de Ann Oshey, yt mencionado, en donde st pntn’ "Loe dacores qa titans pacientes hermaeaditas fan desobnrte gue et eetmo eognoseisva imapacines erties, Sones y sues) os ota vasnle mis del givero y, como tl independcne del nivel» fonstnamiento hormonal BY doer oh Morey: alec sbve it ormonas seals 9 ors variables ene ori hirano, dice! "Resimente la masculhdnd Tae SUTat hombres las mujeres stn eam stable gue shmpe Se ha pentado gue ls aentacn sal dob renirdeterminada de alguna Raver automa, completamente independiente de lx expenenes ‘al por sherpioy stave de lor genta oa hormonal. Ba uaa neces separ que Is peropectiny ocentacn tea {un fendmeno paclipcoautSnomo, Independiente de os genes ¥ Houmonan Jo gue es mis, rests pormanente ¢-inexipe Bore 19596 6. Bets relerenciacomesponde ala famosa fae dela Besson e Gapialo Primero del Tomo Il de "ET Segando Sexo" No se nace Ima lege ana el Ning destino ‘Eizo o ecnsmico {sfne la gars gue veviste en leno el soetedad la berbrs homens 12 chactn en conanto ex quien eakors exe produto intrmedio (hte macho cartado sl ques elie como femenina™ 13 % socialmente (no deja de ser un alivio: no abandonar uesiro sexo, sino desconstruir nuestro género} Races de la discriminacién ‘Simone de Beauvoir explica las rafces de Ta discrimi acién de la mujer situindala en la existencia de ualidades que son tan antiguas como la conciencia. Esta dualidad en lo genérico sexual se expresa no en “iferencias biolbgieas, sino en la constitucion de te Conciencia, El discurso del Uno se diferencia del Giecurso de la Otra, el primero define, es.sujeroi el Segundo es definido, es objeto, Toda conciencia al cafrentarse a otfa presenta una hostilidad fundamen tal (ver Hegel), toda conciencia tiene la misma preven, tion Lo que nos preocupa, entonces, es ls dficultad 4de explicarnos por qué la conciencia femenina no copone reciprocidad a la masculina ‘Osea, spor qué los hombres no se han vistoy bligades a reconocer la relatvidad de su concienc seeee Uno? y- zpor qué las mujeres aceptamos | {calturalmente) set definidas las otras, 1o acesori, [0 | ceaeial? Vemos que hay muchas categorlas de-° finidas como otras pot los mas que imponen la Soph anatatertchsmannag on ————¥: at re dominacién: el proletariado por la burguesias el judo por el régimen racista ario; el colonizado. por el {mperio; los negros por los blancos; los esclavos por Jos amos. Si comparamos la categoria mujer con éstas, ‘vemos por ejemplo, que son mayoria numérica (igual que el proletariado), que no son una colectividad separada, etc, Pero, no siempre ha habido proletarios y siempre hubo mujeres. Bs decir, la alteridad de la mujer no es un hecho histérico, como la conquista, la guerra, la clase some- tida, la esclavitud, Un hecho se puede cambiar con otro hecho histérieo. Lo que se astme como natu- ral”, parece resistiral ambio.* En términos generales, el feminismo tiene por objeto desentrafiar las rafces de la discriminacién sexual, con el fin de promover la modificacion de las pautas culturales y sociales que la sustentan. La gran mayor‘a de la gente sostiene (lo que se lama el send comtn) que exten Siferencias inna tas entre los sexos, que esto es “eficaz” para la sociedad y que es una ley natural, Esta fied prictica consecuente ~preminencia del hombre, sub- ordnacin de a mujer en ‘todos los ambitos de la vida social pasaré a constitu el primer problema que se ante el oninoma peso gue eno armen de lo “natural” radica el fundamento de la discrimina ci6n, no solo sexista sino también racista, clasista ete. ‘Es as{ que las feministas se plantearon la necesi- Les de qu expm Ro onc tb fae aan de ep adeno ae dept Takis chercicl dea encom een Seater deal Spue lSone ox ke shi, Elegie pe enka et 27 dad de desentraias el contenido de la discriminacion, sus fundamentos, con el fin de descubrie cémo haba, coperado esta idea hasta legar a nuestros dias Recordemos algo de lo planteado por Ann Oakley: el sexo es un término biolégico en tanto femenino, el género corresponde a un término psico- Togico y cultural. Para el sentido comin decir sexo es Jo mismo que género, no plantea diferencias entre ambos y les atribuye caracteristicas “naturales”, Vi mos que la diferencia entre sexos fisicos es una cuestién de hecho; pero las formas de comportamien- to y los modos en que son tratados en la sociedad los hombres y las mujeres, es una cuestion de valores. La confusion entre hechos y valores, es un punto crucial en las supuestas diferencias entre hombre y iujer. El anilisis de la biologfa, realizado por la autora mencionada, nos mostré, incluso, cémo algo- has caracterfsticas cromosométicas que distinguen al varén de la mujer, conducfan a pensar que éstas mas bien favorectan a la mujer, y no hablaban de “sexo aébil” exactamente. Es deci, hay efectivamente dife rencias en el sexo bialégico: pero ellas constitayen ventajas biolégicas para la mujer. De este modo, tanto los anilisis de la biologia ‘como los antecedentes proporcionados por la antro- pologia, hacen descartar el origen sexo genético de las patrones de conducta —femenina y masculina— y parce como mis expat dele diferencias categoria de género, como categoria cultural. Vimos Gie'cr una opinion generalizada de los bidlogo que el papel de la biologia en la determinacién de Ia identi- dad de género es minima, ya que la predisposicion bioldgice del género masculino 0 femenino puede ser 28 invalidada, en forma definitiva, por el aprendizaje cultural. ‘Lo que hemos expuesto hasta aqui, puede ser una iuestra de cémo la revision eritica de las ciencias y) de algunos supuestos del conocimiento ~propuestas | por la cultura dominante (masculina y patriarcel | ademas de clasista) puede porporcionar nuevas bases a aquellos movimientos sociales que persiguen el cam- bio (como, por ejemplo, para el feminismo que | persigue un doble cambio). 7 En ofecto, a la luz de las transformaciones produ cidas en la sociedad industrial (anticoncepeién, méto- dos artificiales de alimentacion, onganizacion social de la produccién) y a Ia luz de los avances cientificos, que han develado una construccion social de la mujer Prejuiciosa e ireal, etd el feminismo en condicién de proponer la construccién de un orden social alternati- vo, que no se encuentre basado en diferencias supues- tas de género, de sexo, ni de clase (el feminismo extiende el rechazo de Ia discriminacién a todos los Ambitos sociales). Pero, como lo expresiramos, por mucho que cambie la relacién tradicional de la mujer con su propio papel biolbgico, la direccién que tome el cambio social seguiré siendo una cuestién de eleccién de valores, es decir, politica (de ahi la importancia que el movimiento tenga presencia). Las ideas de rmasculinidad y femineidad no han mostrado, social mente, una tendencia al cambio congruente con los adelantos sefalados, De ah{ que el feminismo es una posibilidad; pero no es una tarea fil. Bs, para usar el simil-de-Grémsei una: guerra de: posiciones'(ayer la pildora, hoy la biologia, mafana la politica)” En elvidebate. sobre: ia-relaciéw\ ehtve. sexo inteligencia podemas ver:otro ejemplo: de la discrimi: nacién sexual,"Un tema muy teeurrente en los antife: rinistas, es la» afirmacién -de que el cerebro mas pequetio de las mujeres constituirfs una prueba biol6: gica de su inteligencia inferior. Es verdad que la media de'la cireunferencia de, cabezas masculinas’es mayor a cualquier edad (cabezotas}; pero: no se’ recottoce ninguna correlacién entre circunferencia cerebral e inteligencia: ‘El tama del cerebro esté #elacionado con el del cuetpo 'y- las ‘thujeres'son mas pequefas (pero, en relacién-con su estatta, as mujeres tienen el cerebro ligeramente mayor que el de los hombres}. Un hecho significaivo es que las ninas suelen obtener puntuaciones mds’ elevadas en ‘os primeros' 6° aiés) tendencia que se revierte después. ‘Conozcamos algunos’ de los Factores’ de Ta inteli gencia, sus componenies’ son capacidadés: verbales, ‘uhitsieas, eapdctalesy anal fticah; y creatives? La capacidad verbal: es una especialidad feineni nna, las nifas hablan antes; son las primeras en usar 9." ath th dt Gent pnd copa en ef re veg Poitin y'el Bttado- Modem" Segunda: Pcte| "Hl pie roderno” donde el astge ene tap ors ef "Le lucha (hormemedte mis cope ex ete fro, e pacde compare eon Ie eras clr cn ein Era ogi A pot ‘Gunso, chs politin de andi contra ls nls. conocer fips de guea! be morniena, de poscines'y mbterines La fetta gus “66 Ghana rt uaa facts de possess got se tren pur de mevinieata gh algunos momentos ¥en bree ween oto bicatehuna gueta de poscont as hls seh a aces demon Inpropasicionclandstin Jeary 20 ‘enor combatvo de abo ex una guea subterdnea' 129130 a0, frases largas; aprenden a leer antes; en capacidad lingafstica sobresalen en habla y comunicaci6n; en comprensién verbal y razonamiento las diferencias son insignificantes respecto a los nis. En capacidad rumérica: en los primeros afios no hay ‘diferencias; a partir de los 11 afios se acentia levemente esta capacidad en los hombres. La capacidad espacial: tiene que ver con “depen dencia del campo". Al realizar un test de una silla en tuna habitacién se aprecia que en general las mujeres rmanifiestan mayor dependencia del campo que los hombres (para analizar este problema es de gran utilidad el trabajo realizado por Erik Erikson con 300 nifas(os) entre 2 y 12 aftos a los cuales se les entrego tun nimero idéntico de juguetes). La relativa incapaci: dad de las nitias para distinguir la posicién correcta de dos figuras interelacionadas (en el test del cvarto y la silla) parece corresponder a la predileccién por lo estitico y cerrado en el juego de construccién de escenas, Fors pts lo ios muestan mejor pe cepcién de planos verticales, lo que se confirma por so exploratorio del espacio’ que realizaron en al juego."® Este experimento demostraria una diferen 10, Bison expres afl configaracin tipea de los nis y de las “ka ercma dete or una eben nero cepeeenads © Sen por oe coniaracan de mucble sn laguna pte aededor © por en eto ceo seni consi co blogues de jguetes Lat Feta las animals oe encuntanfundaentamente dence dee ‘rity ey tn ov un pv wie os pace tenor denen fared bat por eemplo, de uh slo Bogue, so {lpuna tends mi cabad de Seren cuando ston intros de eas, [Shon peed, son ons mayors vblomente apace. "arcs de lo chicos son casas on ptedes bien consti © ‘achaine con nlenen, tr como canoe elideos, gue representa ‘enamenvan 0 eae, Aprtcen tres ay exces extra: Hay 31 cia espectfica de orientacién espacial que se da entre los sexos. 1a capacidad analitica: 0 sea, “descomponer un conjunto” o reestructarar un problema. Esto est relicionado a la ereatividad y al tipo de orientacton espacial, el que se vincula a la capacidad espacial que yaexpusimos, 1a capacidad creativa: ésta vasiarésegtin la forma de defini lo “‘creativo”. Las nifas se inclinan mas por lo estético, la misicay las bellas artes; y los hombres, a partic de los 7 aflos, se mostrarin mis diestros.con Tos juguetes. ‘Ora capacidad asociada a la inteligencia es la capacidad de concentrarse intensamente en una tarea Esta suele ser diferente por sexo: los hombres apare- ‘cen menos influidos por los estimulos de fondo (mis ‘concentracion); las mujeres captan mejor todos los cestimulos, estén o no relacionados con la tarea que sealizan (menos concentracion). Otra diferencia importante: el coeficienteintelec tual (CL) tebrico (de los test) es distinto del rendi- mento intelectual que se demuestra en la practica en hhombres y mujeres. Por ejemplo, un trabajo con su perdotados no revel6 ninguna relacién entre el nivel alcanzado académicamente y el puntaje C.l. entre las mujeres (es decit, mayor inteligencia no implica nece- nds gets animales fonts de los rent 0 consrucconssy seven Inks bjetoe autometore ys annals movldose en as cls y ‘occ Se aberan seskenes que han ocutido los objets gue ‘musren peo también taco canalado o detnilo por um poli ‘Runguy prealecen it cossveconr serdar, ae jaega mis eon ‘al de desprendiienes 0 derrmbamiento, Ie ruins aparecen ‘Glamente cn br constucciones lor chloe" (Oakley, Op. ct on, 32 —~ sariamente un mayor rendimiento académico). Sin embargo, entre los hombres existfa una correlacin sustancial, Otro trabajo de seguimiento de superdota dos en edad adulta consignd una estrecha relacion entre Cl. y nivel profesional para los varones; para las mujeres la relacion era précticamente nula (aunque ambos grupos tenian un elevado C.l. en la infancia) Las ocupaciones de dos tercios de las mujeres ~en esta muestra~ eran: amas de casa, oficinistas, subal- ternas (y todas ellas con un C.l, de 170 0 mis). {Qué sugieren estas disparidades entre rendimien- | toy aptitudes de inteligencia? : El comportamiento lingiistico—verbal favorece a las mujeres “Los factores externos influencian la conversion de la inteligencia en rendimiento intelectual, lo que favorece a los hombres. “EI descenso del rendimiento de las mujeres se produce en la adolescencia (se dice que es por razones hhormonales, lo que es falso) ero, en este mismo momento es cuando se ini. cian, en cada sexo, importantes aspectos de su papel dle adultos: en el hombre, el énfasis en el rendimiento (que se vincula al éxito profesional); en la mujer, la Conformidad (ellas saben, adems que el papel de la mujer adolta guarda menos relacién con el rendimien- to y la capacidad académica y lo importante es estar bien presentada, ser coqueta, obsequiosa, ete. Todo esto ~dice Ann Oakley—, unido ala conducta piblica de Jos chicos hacia ellas, les hace tener —si siguen “indiendo” de la misma manera— que pagar con la pérdida de su feminidad, de su popularidad entre los sovenes. a8 Lo anterior ha sido probado en trabajos empii- cos la mayoria de las mujeres de 14 2 16 afos, no tiene més ambicién, ni espera conseguir otra cosa que no sea casatse y tener un hogar. Se observan muy Poca interesadas en una carrera. Muchas declaran que su vida futura transcurriré en Ia casa, y ain “el trabajo fuera lo vefan como algo que provocaria la célera del matido”. Luego, la conformidad y domesti- Cidad, sea real o anticipada, afecta negativamente al rendimiento académico de las mujeres, y ellas pueden ‘star conscientes del problema. Un informe en Estados Unidos sefala que mis de 4a mitad de las alumnas universitarias pretendian ser incelectualmente inferiores a los hombres ton que salfan. Las chicas “populares” deben ser dependien- tes; por lo tanto, a las mujeres de cualquier edad, después de la pubertad, les resulta dificil eseapar de las nociones tradicionales sobre la inferioridad feme- nina (a riesgo de quedae solteras) En cuanto alo que nos afecta a nosotras, y para terminar el punto, examinemos esta conexién entre rendimiento académico y la personalidad femenina: —Las mujeres parecen ser relativamente incapaces de valorar, en forma realista, sus propias capacidades (creen que su rendimiento depende mis de la suerte). ~Tienen més miedo al fracaso y estin mis afecta- das por dl: los varones erecen ante un desafio intelec- tual; las mujeres abandonan la pelea. Por ejemplo, en tun trabajo hecho con nies y nifas de 9 aos, cuando se pedfa volver a clegir entre realizar tareas en que se habia fracasado o efectuar aquellas en las que se hhabla tenido éxito, las mujeres elegfan esta iltima 34 posibilidad. Y lo peor: esto persste en la vida como conducta ritual, Para Ann Oakley, ls relaciones entre rendimiento académicofprofesional y C.l. estin asociados, tanto en los hombres como en las mujeres a —Ausencia general de dependencia —Identificacién durante la infancia con el proge- nitor del sexo opuesto.!* Este descubrimiento es muy importante para el debate sobre el origen de las diferencias entze los sexos y el funcionamiento intelectual. El aprendizaje de los géneros La socializacién nos transforma como “grupo”, a las mujeres, en “grupo” minoritario, subordinado (Sha- Keespeare dice: nacemos principes y nos transforman, en mention). Y too et comecuenca de cSmo se retransmite el aprendizaje de los roles de género. Ya planteamos que si el ser femenino o masculino no es biolbgico, ni tampoco lo es la inteligencia 0 personali- 1, Die ato: “De ch acorn en ind {iy epachndsultea es Becoentemeste mis leraa en los mbes even bu mjc Fo elo erga eae pe ae IS teres de penonaliadasocador tt stneno progeto dl puso de munfieto que ls ependencs ra tn factor que 3 a Erba saxon, pero aan es mayor ene eo de force. tanto, es publ que I educaion ms indepednte que poo ener eto secs exiled de on home ne omalencoanaies, “HTek rago de e personalidad que fa rested et fundamental = pete ln nal in eerie Eadades que deen del ipo de eoiiaron que esi ona SEmrrll fon at podce Tanto en bs muchaches como. en las Shocachas in denteacon conel pare de sexo opens vans sn topo de randiniero blr (Op. es 186407) 35 dad que se liga a cada género, podemos actuar culeu- ralmente para cambiatlo, pero para ello necesitamos conocer los mecanismos por los cuales se ensesian los géneros (y asf vigilar més: no hay mecanismos ind- nos, neutrales). Examinemos, brevemente, algunas formas concre tas en que se aprende el género, vale decir, cules son Jos mecanismos sociales y las respuestas de los indivi- duos en dicho proceso de aprendizaje: =No bien nace una criatura, se le asigna inmedia- tamente un gro (ys ne vp) es nto y tiene una erecciOn se dice “mujeriego y bien macho”, "sels ese ses nia y gail: “eoqueta™, “ate tiva”. Se les pondrin sibanas rosadas o celestes (colo- res que los acompafiarin toda la vida). La manera en que los nifios adquieren sus papeles, desde muy pequetos, no es verbal, ni dscplinara,e cinestésica (gestual, de movimientos), Este es propia- mente un proceso de “manipulacion" que se da entre 1 y 5 afios, diferenciado por sexo (también para adecuar el rol genérico masculino o femenino}: 4) A la iia: peinarla, hacerle rules, con lo que se inceralia Ta sgidd detente atacti, eoguets (la sensualidad ligada ala estética); se le ensefa pasivi- dad (estitica y dependencia del cuerpo. Este es bisi- camente un proceso de “smoldamiento” que tiene efectos duraderos, ) Al mito: se Te ensea a luchar (el abrazo del 80), a subir y bajar, a marearlo (con lo que internali- za agresividad, movilidad, proyecci6n espacial, inde. pendencia del campo). EL segundo proceso es el de canalizactin: consiste 36 cn dirigir Ia atencién del nifio a determinados objetos ¥ Fecompensarlo por su uso correcto, Por ejemplo, los Juguetes diferenciados por sexo: Crean en el adulto aficién por las cosas que representan. —Los objetos familiares tendrén una ventaja emo- cional sobre otros. —Constituyen una fancién de ensayo de roles faturos. Algunas conclusiones sobre las relaciones entre sexo y género 41, Si el género tuviese cualquier base biologica—se- xual, Ja culzura hace que ésta resulte invisible, por la infinidad de asociaciones que pueden darse entre gé nero y sexo (la prueba antropologica). 2, En lo que respecta a la mujer podemos con- cluir que su género (ser hecha mujer, la feminidad tal como la conocemos) no tiene origen biolégico, como no lo tiene la masculinidad, 3. Las relaciones entre sexo y género no estén, en absoluto, regidas por leyes naturales, biolbgicas ai deterministas 4, Si alguna relacion hay entre ambos es precisa monte la conta: la cultura intruduce modiiesco- nes en la biologia y hoy dia los biélogos manejan el concepto de plastcidad biolégica, 37 Algunas conclusiones feministas sobre 1a relacion sexo—género 4, Casi todas las discusiones vulgares en torno al género, tienden a mostrar que las mujeres son diferen- tes a los hombres, y no al revés: notarlo es suficiente para explicar la tendencia patriarcal de nuestra socie- dad. 2, Son las mujeres las que “piden” Derechos’ de log hombres 0 se defienden de declaraciones de inferioridad. 3. El feminismo pone en cuestién los papeles de ambos. sexos, Unos sufren por exceso, otfos por carencia de privilegios (ambos términos de la relacién estin pervertidos). 4, El exceso de privilegios mata progresivamente nnis hombre atin lean, ora, ue, ae dentes) que mujeres; la falta de privilegios sustrae a las mujeres, como grupo, de su realizscién como seres humanos, 5. En las sociedades primitivas, la estructura de la iferenciacién de los sexos no esté relacionada tanto con la personalidad, inteligencia o sexualidad, como con la supenivencia de la sociedad (més embarazos, més muertes y el amamantamiento como tinica fuente de alimentacion de las creaturas, 6, La sociedad occidental se encuentra liberada de esta preocupacién por la especie debido a los adelantos tecnolégicos (la pildota, la alimentacién, etc.); pero no esti liberada dela funciGn asignada a la mujer: al servicio de la fuerza de trabajo industrial 38 (compuesta predominantemente por hombres), a la teproduccién de las fuereas productivas, 7. Vale decir, la fuerza de trabajo doméstica, produce y reproduce la fuerza de trabajo general 8, Proporciona, ademas, un ejército de consumi- doras cuyo papel es esencial al éxjto del eapitalismo. 9, Fara las pesinstas: un scones seo, Holmberg, afirma que si se acaba la diferenciaci tne lor exon, amentrla-comsiderblemente Is productividad, pese al coste de readaptacién y reorga- nizacion que supondria reeducar a las mujeres domes- ticadas 10, Pero, en las diferenciaciones por género, mis firme que los argumentos de’ eficacia 0 ineficacia social, esd la supervivencia de una conviccién ideolé- ica, sostenida, de que una sociedad “sin diferen- ciacion’” entre los sexos es algo equivocado en si ‘mismo. Pregunta: qué importa que no existan dife- rencias? Respuesta: “Deben ser diferentes porque sentimos que deben ser diferentes” (una tautologia). Aqu{ si cabria una respuesta econmica y politica: por el patriareado y el “modo de produccién” 11, Por dltimo, pareceria cbmico si no fuera que 1 fancionamiento de este tipo de creencias y convie- ciones mantiene la diferenciacién entre géneros al gual que una caste, ;Qué es una casta?, es una atribucién social que no guarda necesariamente rela- cién con los atributos y capacidades del individu. El sénero y la casta sonidénticos sociolbgicamente y le capacidad que tienen para sobrevivir, es también idéntica. 39 Entonces, geuil seri la acci6n feminista? Descas- tificar el género. No s6 si lo hemos hecho, pero jempezamos! 40 PARTE IT FEMINISMO Y REBELDIA “La mujer rebelde dice NO a se presente ya ia hictoria que la encerraba en lo sagrado y Safina, dice SIa lo que ella misma contiene de humonidad; dice Sa su virtulidad como Ihermandad~humenidad”. Patriarcado y poder En el primer semestre se realizd un seminario sobre “Nociones Elementales del feminismo”.!' Después de terminada la experiencia, muchas (y yo) vimos abso- utamente necesario continuar, ojalé, profindizando algunos problemas. De ahi naci6 la idea de realizar este II Seminario con temas mas especificos y que 1, tema Rebelié y Feminamo fue tatado en el caro Mule omiinno dictado en FLAGSO-Seningo en 1982 y en uso Races e's Opraign dade ea Academis de Humaniono Cistano ene ‘eeunde ener de 1983. 43 requieren: de mas preparacién y lectura, de abandonar los puros momentos de la experiencia de la opresin personal para pasar a la “reflexién”. Antes de la revolucién esté la ira, después viene la reflexions y de conectar con el resto del conocimiento, con lo que se vive y piensa en otras partes (lo internacional, el problema civilizatoro). ‘Ahora, en la aproximaci6n que haremos también hay ciertas diferencias: antes, habia necesidad de justificar, de no decir tonterfas, de no soltar la imaginacién. Porque era tremendamente ilegitimo ala de feminism ° Yo creo que esto se debia principalmente, a lo que algunes llaman economia politica del conocer, © més propiamente la economia politica dominant Esta economia del saber estd regida por ciertos principios selectivos, que eliminan del conjunto del saber reconocido a todos aquellos conceimientos que, yya sea por la forma en que se producen (experiencia) © por su contenido (mujer, sexo, amor, etc), resultan perturbadores de la armonia del saber. Vale decir, son tipos y formas de conocimiento que perturban el statu-quo del conocimiento admitide-reconocido. Para esta postura, todo lo que perturba la armo- nia del saber (social, cientifico, politico) es produci- do por “ignorantes” (otros/as). El paradigma cientéf- co reconocido” (patriarcal) ‘no admite conocimien- tos, que puedan poner en cuestién el orden posible (ideado y explicado por él) y, menos ain admite aquellos conocimientos (forma y contenido) que se atreven a postular ordenamientos tedricos alternat- vos. Ya sabemos que, en este plano, cualquier conoci- miento diferente es desautorizado y perseguido bajo “4 Ia calificecién de herético (chncer marxista), desviado, tn impotanla, "ones", "eons de mujeres, et {Bs precisamente en este dmbito—mundo en donde aparecen (0 reaparecen) las demandas y la reflexién feminista. Aqui es donde el pencamiento feminista se tata relizondo, De allt, enconcen/au imagery conte ‘tio de contacultutg de contre-doninio yd Contraclnguse 7 también de conne-poder,¥ de SHU anbide fuesn tan alamente subveniv, Pot otro lado, este mismo hecho lo hace a su vez presen- tarse como violencia idealista. ‘Recordemos que este feminismo subvertor apare- ce con fuerza, en momentos como hoy, en un Scampo historico” en que impera una tremenda islocacion ideologica (guerras, hambre, riqueza, opu- lencia, ditaduras, bombas atémicas, et.), donde hay an ngitante pda de pespectia”yen donde ate ponds ter expinde por a ola rnin Teatica, Y donde, ‘aiin mas, se sospecha la necesidad de explicaciones mis subjetivas de parte de grandes cantidades de masas humanas (no “técnicas efi- Sits") ‘Asi, es posible reconocer en los “nuevos movi- tmientos socales™ un cierto rechazo a wn mundo en donde todo aquello que “no se explica”” por las telaciones de clase, por la economfa, por la produe- Sion y dl mevado, pola groplisc, es de, todo absolutamente todo lo que se refiere a la subjetividad andes no eri a na tr que ae be edusen, como sea, a algin objetivismo material). Es un zechazo a los {que dicen que lo que ‘no esté en la teorfa, no existe” Bl feminismo como reflexién y como. moviliza- cién, ha significado la posbilidad de inclu nuevas 45 dimensiones en el conocimiento y en la praxis politi- o-social, Asf lo ha reconocido Touraine? tanto en lo metodolégico tedrico, como en la prictica cotidia- na, Por su lado, José Nun? dice que el feminismo es por excelencia la “rebelién del coro”, esto es, que hhablan los condenados, los negros, las mujeres, los nifios, los viejos. Los que no tenfan derecho a expre- sarse como tales se han tomado la palabra y la usan en sus términos. Las mujeres pasan la cuenta al tedrico, al “tribuno” de la plebe, por su ropa sucia, por la ctianza de los hijos, por todo un trabajo que no tiene! nombre, por su explotacién: las mujeres hablan de libertad e igualdad. No quiero decir que s6lo el feminismo produce tal transformacién en la préctica y la teorfa, Podria | afirmarse que foda la historia de la humanidad no es | mas: que la historia de las sucesivas luchas —de sus triunfos y fracasos— por realizar, concretizar en la vida real, material, inmediata, las nociones humanas de libertad, igualdad, solidaridad. Estas ideas~fuerza | hhan sido él motor de la historia humana y también | hhan sido la razén iltima de todas las “rebeld{as” hhumanas. Aunque parezca no directamente relacionado, quiero profundizar un poco en el sentido de la tebeldia humana como sustento de la propuesta feminista dentro de la teoria del patriarcado. Peto antes, vamos a avanzar en una pre definicion de lo que entendetemos 0 connotaremos por el concepto atriarcado, 2, Se refers ala chal itd por Alain Tournn y organiza pre Ciesla de Beane de Mujer eo tptiembre de 1983 3, ner referencias de Nutt mata "La Ree de Cora” 46 Este concepto tiene varias acepciones. En el Dic- cionario de la Real Academia el término patrarca aparece como: —Nombre que se daa algunos personajes del Antiguo Testamento. =Titulo de dignidad concedido a los dignatarios de igesias, “Persona que por su edad y; sabiduria ejerce autoridad moral en una familia 0 en una colectividad; ye La expresién: “Como un patriarca” ..expresion figurativa que se usa para ponderar las comodidades 0 descanso de una persona (reposo del guerrero), “tiene tuna vida como un patriarca”, LLuego, tenemos el patriarcado: “Gobierno o ato de un pata, —Organizacién social primitiva en que la autori- dad se ejetee por un varGn jefe de cla familia, extendiéndase este poder a los parientes ain lejanos de un mismo linajes tperlodo de'tiempo en que dura o predomina este sistema Y también, patrarcal “Perteneciente 0, teatvo al patiaea y a su autoridad y gobierno; y —Dicese de la autoridad y gobierno ejercidos con sencillez y benevolencia. En esta definicién abundan ciertos contenidos je se relacionan con: SN ombce, varon,raligibn, “verdad”, “mol, edad-reposo, sabiduria, familia (sumisi6n)s y —Otr0s ‘contenidos que hablan de la idea de superacion, como cuandg se refiere a “organizacién a social primitiva”, refiriendo el concepto a tiempos lejanos, ausentes, “ya pasados" * Podriamos hilar mis fino, pero prefiero dejérselo a las concepeiones feministas cuando las veamos en detalle; por ahora destaguemos dos caracteristicas que sf son evidentes: —Autoridad (superioridad); masculinidad (varén, sgénero sexual); sumisién; familia. Estas caracter(sticas son transformadas en privile- gios: cientificas, religiosos, morales, biolbgicos. Y es frente a estos rasgos que se va a plantear la rebelién feminista o rebelign de la mujer. Pero, para ir mis alld, veamos cémo elabora el concepto de patriarcado Max Weber* (no hay para qué botar todo lo dicho por los patriareas). Cuando él analiza los distintos tipos de dominacién, habla de dominio patriarcal en oposicion al dominio legal 0 burocritico (propio de los estados modernos). Asi, sostiene que “la estructura patriarcal de dominacién no se basa en al deber de servir a una entidad 0 “finalidad impersonal” y “objeiva, a cavés de la obediencia a normas “abstractas”: leyes (dominio legal 0 burocritico), sino justamente en lo contrario. Es decir, se trata de la sumision de los muchos en virtud de una devocién rigurosamente personal”. EI germen o la génesis del patriarcado, segin Weber, radica en la autoridad de un “dominus” 4. La defnelén yl cxplicacln de Max Weber sobre el paaeado se Seuencs ex by sis emomia Sociedad" on a Capitlo 1X ‘Slade Soiolops dela Daminucgn em donde ol utr se referee ‘aminae generale nein poe de domain. Max Weber eas de tuner dtl dominacin pained ena pare TV del capalo 1 tid, gee por tombe Domini ptt pane (°Sertor”, del latin: senior # dueito de una cosas propiedad sobre ella; vencedor de disputa o conflicto} dentro de una comunidad doméstica, Jo que significa que el origen del dominio esti siempre en una ‘comunidad familiar, con relaciones de parentesco que son jerarquizadas. Ahora bien, para Weber, la lgitim- dad de esta autoridad radiea en la tradicin, esto es: “en la creencia en el cardcter inquebrantable de lo {que ha sido siempre de una manera determinada’” (asf hha sido y seri siempre, es la “ley saprada”). La tradicion. significa: “encerrado en el pasado”, no susceptible de cambio, es lo “sagrado”, lo no cucstio- nable...en donde no eabe imaginar otra posibilidad fatura. Lo que garantiza como legitimas las normas procedentes del patriarca dominante es, justamente, [a “sumisién personal” al seftor (hay un “voto” de sumision). Todo esto significa © presupone que el sefior conereto (el patriarea) es en la conciencia de los sometidos “el Sefior” por excelencia ‘Cabe preguntarse entonces scwindo las feministas se refieren al patriarcado, se refieren a supervivencias de dimensiones que, al parecer, estarfan superadas en las formaciones sociales? Pareciera que no y que si. Bl problema es bastante complejo y, tal vez, nos tprocmaremonaexplcarlo si tamaman el ema desde ‘otra perspectiva: desde el punto de vista de la supera cidn del patriarcado, vale decir desde la rebeldfa que se le interponga. ,Quiénes y cémo se rebelan? Para responder a ello voy a utilizar lo afirmado por Camus en “El hombre rebelde”.* 5. Baise varie adistonesy wadaccones de “El Hombre Rebelde”, ‘cponemos gue Jules lla edi de Bator Lotada, Bustos ‘Aber 1960 ig a1 sma gee aparece ene texto “Ser 49 Rebeldia humanalRebelafa de mujeres El feminismo, como reflexi6n y movilizaciOn de las trjeres, ha significado la posibilidad de incluis masvas Tiwensiones en el conocimiento y en la praxis politi ay soeal. Vimos las “ideasfuerza” que han sido ol Seer de la historia humana (ibertad, igualdad, Solidaridad) y la razén siltima de todas las rebeldfas JRmanas. Ahora nos referiremos al tema de la rebel- dia humana porque ella estd en a base de la propues ta feminista y también en las teorias sobre el patriar- ado. Para el conocimiento comin ~y aun parael de las ciencias sociales establecidas— la idea de patriarcado Siempre aparecia ligada al mundo primitvo, tribal, © uanl prehistoric, Desde ali surgio la pregunta: Se fratarfa de un concept superado, como la esclavi- tud? Dijimos que el problema era bastante més Complejo y que, en lo que respecta a las mujeres, no fe tratarfa de la sola existencia de resabios patriarcales fn sectores © personas muy “‘machistas” o atrasadas, Sino que la idea y la praxis del dominio patriareal esté von la raiz constitutiva de nuestra civilizacion humana cite", Finer Saag, 1986) Sin embargo, no eros encontrado ie te ans dela ima edict en donde “BI Home SESSISSR Ree jane “Etat de io", coya primes eicn en Reb GeTigg ape tame ress recditne De oe mode capa 1a Tans exlictad aos pins estas de ‘Sterner dd solamente coma heres “aise amor. so.menciona ou Hiro ta ebele eet rents ince sero "ge de reanerpeac sen acer pas Gou Ge on modo setico coment eee ee speed elector, em pias aoe ae cB on plantennento de Carts dee a forma em qe 50 pepe emis A % 49 ("Seor”, del latin: senior = duefio de una cosas Broiedd sobre els rencedor de dps o contflieto) fentro de una comunidad doméstica, lo que significa que el tigen del dominio esti ‘iempie cr = comunidad familiar, con relaciones de parentesco que son jerarquizadas. Ahora bien, para Weber la legitimi- dad de esta autoridad radica en la tradicin, esto es: “en la creencia en el cardcter inquebrantable de lo aque ha sido siempre de una manera determinada” (asi ha sido y serd siempre, es la “ley sagrada”), La tradicién significa: “encerrado en el pasado”, no susceptible de cambio, s lo ‘sagrado”, lo no cuestio- nable...en donde no eabe imaginar otra posibilidad facura, Lo que garantiza como legitimas las normas procedentes del patriarca dominante es, justamente, Eire sevsona” al sor (hy un "voto" de sumisién), Todo esto significa 0 presupone que’ el ‘Shor corto el patina) ern lconclenla dos ssometidos “el SeRor” por excelencia Cabe preguntarse entonees zcudndo las feministas se refieren al patriarcado, se refieren a supervivencias de dimensiones que, al parecer, estarfan superadas en las formaciones sociales? Pareciera que no y que si. El problema es bastante complejo y, tal vet, nos aproximaremos a explicarlo si comamos el tema desde otra perspectiva: desde el punto de vista de la supera- cién del patriarcado, vale decir desde {i rebeldia que see rong ss y ee rebelan?, Para responder a ello voy a utilizar lo afirmado por Camus ctthontewsae mer Sg, eelbc i ‘ll ein auc I Hote eee Julai din de Edt Loma, Bos ‘96H oh nina ge apne em eat Ser Polen Rebeldia humanalRebeldia de mujeres Hl feminismo, como reflexién y moviizacion de las iujeres, ha significado la posibiidad de incluir nuevas dimensiones en el conacimiento y on la praxis polfti ea y social. Vimos las “ideas—fuerza” que han sido el motor de la historia homana (libertad, igualdad, solidaridad) y la razén diltima de todas ls rebeldfas hhumanas, Ahora nos referiremos al tema de la rebel- dfa humana porque ella estd en la base de la propues- ta feminists 9 también en las tcorlan sobre paar cada. fara el conociiento comin ~yaun para el de as iencias sociales establecidas— la idea de patriarcado siempre aparecfa ligada al mundo primitivo, tribal, o casi prehist6rico, Desde all{ surgié la pregunta: ;Se trater(a de un concepto superado, como la esclavi- tad? Dijimos: que el problema era bastante mis eemmelegs eTaem mls aca vera eeearas se trataria de la sola existencin de'regibios patriarcales on sectors 0 penonas muy “macht” 6 stndas, Sino gue la deny leprt del dominio patra st en la ratz constitutiva de nuestra civilizacion humana ‘ie, Facto, Sango, 1966). Sin embargo, no hemos encontndo Sita ei, prof ana dea mimes eitoal en donde 1 Hombre Rebelde” spate jen "EM lS aya primera edicion on fipusel cde 1983 y que Sone sesivar reticent: Dest modo, {Ole ves gue alts forbs exletado Iso ae pins de sts del ‘tar ems dja salam s coms. ‘tien Alber Camas ao mesclons en ou bro te rebeldia emenng 8 sunt interests ver el "pesto de eaepetalon fpr labor i nuora pac dotar de on mde teGie consistent Eni. an como ape litre la ppm gue sg a fonna en gue son “spieadon lor planamlentos de Cas die ns Dept Sent (hablo de civilizacibn porque es un concepto més ‘extenso que el de cultura, el cual nos remiee siempre a tuna especificidad: occidental, oriental, indoameriea- na, ete). ‘La argumentacin expuesta se debe a que parecen no haber’ signos comprobados de formas de dominio matriarcal, salvo Iineas de parentesco matrlineales*. Por otto lado, las hipétesis que hablan de “matriarea- do son bastante discutidas por las feministas y rechazadas por sus implicancias polfticas (por ejem- plo, los planiteamientos de Lenin y Engels). Pero, esto no significa que haya una base biolégica de inferior? dad que justifique la sumisién, aunque siempre se justfica como natural ‘Ahora bien, dado que esta tendencia patriarcal pareciera estar presente desde los origenes de nuestra tivlizacion, suspendamos este aspecto por ahore y vyeamos otro tema de gran importancia para el femi- nismo: ¢Cémo es posible cambiar la relacién domi- nante—sometida? Es decir, tomemos al patriarcado desde el punto de vista de su superacién. Esto es importante puesto que nos acercamos a través de los ‘mecanismos que hoy superan la condicién diserimina- da, cuando de etablece as relacones posible con cl origen (por ejemplo, no sabemos la génesis sich 0. coors los mecanismos para detener- Toy bloguestlo}. Ypagemos enconces al segundo tema, es deci, la perspectiva de la superacién del patriarcado, de la evden moa aa en ‘equ sendo hombre —el herman pode alien de sla soda poe 51 rebeldia que se le interponga a su. dominacién, Para referirme a esto voy usar los planteamientos de Camus en el texto ya mencionado. Pero antes, una pequetta precaucién o salvedad: 1. cuando hablemos de rebeldia no hablaremos de una pura rebeldéa individual de una mujer frente a tuno mis hombres en particular, esto serfa quedarse en la biograffa o en la poestas 2, se trata mis bien, para el feminismo, de la rebeldfa social de las mujeres, 0 sea, de ‘lo mujer” constituido en categoria, en grupo, en “sujeto social” y que se perciba a s{ misma como miembro de. tal grupo: de la “comunidad de las mujeres” por neces: dad de “identidad” por oposicion: como proyecto. Cuando Camus habla de la rebeldia humana, la clasifica en: ~ rebelde metafisico (contra la creacién) ~ rebelde dandy ~ rebelde romantico ~ rebelde social = rebelde solitario (niega a Dios) = rebelde absoluto (Sade = sueRo de la destruc- cién universal. Para ubicar a su “hombre rebelde”, genérico, (es preciso tener en cuenta que éste es también un andli- Sis patriarcal; no se habla de las mujeres y ya veremos ‘mis adelante por qué). Camus parte considerando tres tipos bisicos de culturas o sociedades: primitiva o de iguales, de castas y occidental (greco—jud{a—cristia Estos tres tipos bisicos de sociedades los configu- 14 bajo el criterio de como se da al interior de cada tuna de ellas la nocion de igualdad que seria la base 52 para la “libertad” y la solidaridad, Ast: 4) Lassociedad primitiva exhibe “ideologias’ de {qualdad absoluta, No existe en ellas nada mas que “el individuo" y éste “estd encerrado en su sentimiento y desarrollo”, dice Camus, Esto significa que al interior de la sociedad, no existe nada mis que el interés de “an hombre y este interés no puede abandonarse por otra idea como ser‘a, por ejemplo, un “valor de humanidad” (idea = préctica). Es la sociedad de la extrema igualdad: todos son iguales; pero no existe otra entidad superior a “un” hombre: el hombre es lo sagrado, No existe a idea de “humanidad” y tampoco Ta de libertad y diferencia. ) En la sociedad de castas las desigualdades son tan grandes y cerradas, que es inconcebible la “identi- dad” con otros y, menos ain, con un “valor de la Jhumanidad”, También agu‘ cada pariaestd encerrado en s{ mismo, separado, atomizado. Y ese si mismo se corresponde con la imagen sagrada de la sociedad que no puede ser modificada: es la sociedad de la extrema desigualdad. En estos dos tipos de sociedad —de extrema igual- dad y extrema desigualdad~ la respuesta a cualquier pregunta humana es lo sagrado: “asi es y sera siem- pre", asi fue establecido por Dios, el totem o el mito (es decir, no hay diferencia entre la vida concreta y la teorfa, los valores. En su interior todo (conflictos, igualdad, desigualdad, roles, ritos, etc.) esté resuelto en la fundacién, de una vez y para siempre. Estas dos sociedades son estétcas, inméviles,ce- rradas: nadie cuestiona, nadie traspasa la valla de lo sagrado: con ritualistas. Va estin dados los fines y los ‘medios. En ellas ni el miembro del clan ni el paria se 55 plantean el problema de ls rebelién ya que, como Aeclamos, todo ha sido seul en Te adion antes de que siguera hubiesen podide plantedrclo (as verdadsrereladas nose cusseonan), "Asi, la respuesta « cualquier posible cvestiona- mit so saga dc oy Hai regnta que pregunta por el ser, como dice Camus “Si en el mundo de Io sagrado no se encuentra el problema de la rebelién, es que, en verdad no se encuentra en él ninguna problemtica real, ya que todas as ess ei’ dada de a ve y pare siempre. La metafisica es susttuda por el mito” ys na hay preguntas, no hay mis que respuestas y co. mentarios eternos” (Op. cits 612). Esto de que no exstacuestionainiento no implica she no ext dolor: el pate membre en aceptan el suftimiento en lo sagrado (“dolor de ma. dre": el part, “paziis con dolor"), Per, como ya decfamos, lo que no hay en estas socedades es con. tradiccin entre vida concreta mundo. valvico. ll aria vive condtn de pri on un mundo real constraido por una idea sagrada que inscivaye x Aesigualdad, eee “Ambos tipos de sociedad conducen al inmovil me stl fo nope cb varicines en sigos (salvo por invasiones) ni rebeldfa alguna. Sin cmb det Cans "antes de ae at hombre entre en el mundo de lo sagrado, y para que entre también en dy o desde el momento gu salle Grey Para que salga también, hay pregunta y hay sebelién EV homie rebelde eee hombre std ance 6 después de lo sagrdo y dedicado a reivindicr un orden humano en el que todas las respuesas sean 54 hhamanas, es decie, razonablamente formuladas” (Op. cits 603) c} El tercer tipo de sociedad que define el autor es la occidental. De ella afirma que todo el desarrollo de Ia teorfa de la igualdad politica en estas sociedades hha originado un desarrollo en el hombre de la nocién de “libre e igual”, y los sucesivos intentos de practicar esta libertad e igualdad le ha originado las frustracio- nese insatisfaeciones correspondientes. 0 sea, en nuestra sociedad van por un camino el desarrollo efectivo, concreto, de la libertad y de la iqualdad y por otro camino, el desarrollo tedrico-polé- fico de sus valores (como ejemplo, ver la belleza de las cconstituciones y declaraciones de derechos del hom- bre/mujer). Es decir, que la conciencia que el hom brefmujer toma (en occidente) de estas nociones da- das como supremas conformadoras de la sociedad, ppara nada (0 poco) se corresponden con la prictica Concreta de sus vidas (y esta frustracién incide en la impaciencia). Peto, es también precisamente esta dis- tancia entre teorfa (valores) y prictica concreta, Ta que permite que las sociedades oecidentales ostenten tun claro dinamismo, frente a la ‘“primitiva” © de castas” que son inmovilisas, De este modo, en nuestras sociedades, Ia libertad yyla igualdad, de hecho, no han aumentado proporcio- halmente a Ta conciencia que el hombre ha adquirido de ellas. Todos los grupos oprimidos, en mayor 0 menor medida, han adquirido conciencia 0 precon- ciencia, han comenzado a contrastarla con sus vidas reales (en la segunda mitad del siglo, la més revolucio- naria, la del coro). Este hecho, de comenzar a poseer la conciencia de 55 sus derechos (iy de su escamoteo! } es lo que hace decir a Camus que la Rebeldia o la rebelién es el hecho del hombre informado, Pero jojo! no se trata solamente de estar “informado" de los derechos de un individ, def mismo; se ata de una conciencia cada vez mas ampliada que la especie humana toma de si misma a lo larg desu aventura (de su historia) Asi, podriamos decir que la historia occidental es la historia de los avances de sucesvas rebeldia, siem- pre de una situacién que no se soporta hacia otra mis libre y més congruente con la ideologia que se ha postulado. Luego, la posibilidad misma de rebelarse (lo que nos interesa) nace de la conciencia que se foma de la contradiccin entre totalidad concreta (la que vivimos como orden internacional, lases, grupos, sex0s, trabajos, ete), y esas valores alos que recono- cemos como cimientos de nuestra cultura. La rebeldia de las mujeres, entonces, habré de ser el hecho de las “mujeres informadas" que poseen conciencia de sus derechos, como grupo, en tanto srupos pero que ala vez son capaces de ver y rechazar su situacién anterior y de “oponerle limites” al hecho de su diseriminacion, de su opresion. ‘Asi, se trata de oponerle limites a la opresion dzide Ia “conviccin® de tener uno mismo, e alguna manera, “la razon”; tener el sentimiento de que se tiene “derecho a”. ¥ en este sentido el hombre/mujer rebelde dice a la vez SI y NO, en palabras del autor: “Demuestra con tozudez, que hay algo en él “que vale la pena de...”. En cierta manera opone al Orden que lo oprime una especie de derecho a no ser oprimi- do mis alld de lo que puede admits... Hasta entonces 1 se callaba, abandondindose a esta desesperacin en 56 aque una condicion se acepta incluso si se la juzge injusta, El callase es dejar creer que no la juzga y no desea nada, y en ciertos casos, es no desear nada, en efecto, El silencio traduce bien esta desesperanca.. Pero, a partir del momento en que habla, incluso diciendo NO, desea y juzga... Andaba bajo el litigo del dueko. Héle aqui que hace frente.” (596). Entonces, para nosotras, la mujer rebelde dice NO ee presente aes storia qe le encerraba en lo tagrado 1 afirma, dice SI alo que ella misma contiene “reeled hee Sta ou stud como “he mandad-humanidad”, Para mayor precision y clari- dad en cuanto al NO que'se promuncia en el momento de la rebeldfa, veamos las palabras de Camus: "..con {a impaciencia, comienza por el contrario, un movie miento que puede extenderse a todo lo que antes era acoptado, Este impetu es casi siempre retroactivo: el tesclavo, en el instante en que rechaza Ia orden humi- Ilante de su superior, rechaza al mismo tiempo sa propio estado Gk esclavo, El movimiento dela rebe- {fon le lleva mas lejos de to que habia en su simple negativa.. El hombre se identifica en la resistencia y Coloca por encima del resto esta parte de sf mismo gque queria hacer respetar, y la proclama preferible a todo, incluso a la vida, Se convierte para él en el bien fupremo, Instalado antes en un “compromiso” con el famo, el esclavo se arroja de un golpe ("‘puesto que es asi”) al Todo 0 Nada, La conciencia nace con la rebelién” (598). ‘O sea, la mujer rebelde seré la mujer sitwada “después de lo sagrado”” y dedicada a reivinicar un orden humano en el que todas [as respuestas sean fumanas, vale decir, sean razonablemente formuladas. 87 En el caso de nuestras reuniones, ya es un acto de rebeldia dudar y exigir que se demuestre en la reali- dad_concreta biolégica, la_atribucién de “esencias femeninas". Exigir respuestas razonablemente formu- ladas significa no aceptar respuestas que contienen resabios primitivos, miticos, religiosos, historicos o de prejuicios (lo que esta antes del juicio). Como, por ejemplo, pedir una respuesta a aquellas argumentacio- nes que mencionan “los humores” (hoy hormonas) gue hacen de las mujeres “sores esencialmente cam- Biantes”, Veamos estas aflrmaciones expuestas por Enrique Lafourcade en un articulo aparecido en El Mercurio (1/12/81) titulado: “La Moda, zuna forma de locura?: La mujer: bomba bioguimica”. Alli ex- presa: ‘Me aseguraba un cientifico que la mujer es tuna compleja construccién bioquimica, cuyo cuerpo esti en constante cambio y ebullicién, de modo tal que cada dia en ella es “un cuerpo distinto”, Io que supone una conducta diferente, “Inconstancia, nombre es mujer” le deefan los rominticos a sus amadas. Ahora, 2 la luz dela ciencia menos romantica todo esto se ex iY conste que no es una argumentacién del siglo pasado! Las mujeres como grupo cultural discriminado (“grupo minoritario”), debemos enfrentar en la vida cotidiana un doble patron de exigencias: a) Ser “hombres” en cuanto al “rendimiento”, sea este laboral, productivo, intelectual, profesional, en virtud de los preceptos de “igualdad tebriea’ entre los géneros,razas, religiones, clases, etc. o esforzarse por serlo, ) Ser “mujeres”, como préctica concreta funda- BR mental, puesto que “lo somos” (lo que se traduce como vimos y veremos, en ssignacién forzosa de fancionessocsfes] como eeproducts y mantnedo- ras de la fuerza de trabajo. Este tltimo patrén es impuesto a las mujeres por amenazas 0 por alabanzas que refuerean su socializa- cién intensiva previa Frente a este tipo de problemas contradictorios, el feminismo decidi6 investigar, en la biclogla misma, la pista de la diseriminacion. Como ya dijimos, no se hha encontrado ni en el sexo (genérico), inteligencia 0 personalidad de la mujer ningion fundamento biolbgi- fp iio que justificarasu condicion de segundo sexo (por el contratio, es el sexo originario y biologicamen- {© mis furs). Pademonafirmar, entonces, concert certeda, que esta discriminacin posee un indudable origen cultural Esto ha permitido y proporeionado al feminismo, tan camo doctina (trea) y come movimiento social, la posibilidad por una parte y la fuerza, por ota, de rindcaseen le ets noe Le oe significa que el movimiento de las mujeres ha recono- cido para si su derecho a decidir cusles habrin de ser Jas pautas culturales que desean que las rijan dentro de la sociedad (como personas y en un mundo de igus gees) sto no ha de verse como una simple vuelta de tortilla; mis bien significa la multe de un “pro-| xyecto social y cultural alternativo” al orden, 0 sea, al Proyecto patrarcal dominante y que habrd de ser| Propuesto desde las mujeres mismas. Lo que implica | entre otras cosas, la necesidad de pensar en la socie- dad global, desarrollar teorias del cambio y actuar en consecuencia~ romper el silencio cultural de las mu- jeres, Lo anterior conlleva: ser sujetos y no abjetos de las formulaciones poltticas alternativas. Es decir, no mas “cultivar el lugar de la mujer” en el mundo del hombre, sino deseatificar lo femenino, sacatlo de su condicién minoritaria, ponerse en accion, Esto signifi- ca también, para el feminismo, que todo deberd ser discutido de nuevo y en eso estamos: las ferinistas fopinan que todo les compete (desde las mamaderas Jos emplazamientos de misiles at6micos), tal y como les compete a los varones y somos responsables de lo gue suceda. Si el origen de la discriminacion no es biolbgico ~y no lo ha sido nunca esto significa que ha sido y ¢s siempre cultural, Io que nos lleva ala historia de la Cultura humana. Obviamente, no podemos remontar- nnos a tna pesquisa tan minuciosa en Ie historia, como hhicimos en la biologia, para descubrir cudndo fue que perdimos la batalla (gDénde fue que te jodieron Zavalita? ").7 Peto, dejemos por ahora en suspenso el relato de esta historia y busquemos en ella desde una perspectva feminista ‘bs, dadas las condiciones de cuss eternidad del “estilo de opresién de la mujer", cabe preguntarse: es el feminisino (su sentido) una protesta reciente, nueva, caracteristica sélo de nuestro tiempo 0 e& posible pensar que han existido otras formas o mani- festaciones de rebeldia, de contestacién en ottos tiempos y espacios culturales? Y si no fue asi, ¢don- de y bajo qué condiciones fue posible? zquiénes eran 1. Ale « una exprsn reurente en It novela de Masio Vass Tio NGonveraions oma Catedral” 60 2 et esas mujeres? gqué relacion tienen con nosotras? {consticuimos solo wna historia (la gran historia) o a nuestra empieza hoy? Para el feminismo de hoy: “hay que recuperar el pasado para comprender el presente”. ¥ asf, hay una verdadera pasién por recuperar el pasado de las muje- res, encontrarlo y explicarlo en todos los resquicios de la historia, lo que no es nada ficil: toda la historia hha sido narrada por los hombres, Decfamos que para el feminismo era importante identificar otras formas de contestacién o rebeldia femenina, en el tiempo y en la cultura. Para ello, obvio, tendremos que ponernos de acuerdo primero sobre qué tipo de rebeld‘ estamos hablando y, como vimos, no es la pura rebeldia individual de una mujer, sino mis bien la rebeldia social de las mujeres la que estamos buscando, Nos planteamos, entonces, el significado de la rebeldja para el feminismo haciéndonos las siguientes preguntas: se rebelan las mujeres en contra de su fopresion? Contra quién y cémo se rebelan? :Qué es To que hace posible a robeldia? Partimos de consta- tar un hecho: la opresién de la, mujer es wn acto cultural, un hecho cultural arbitrario, instituido por tuna sitwacién de poder y no un dato de la naturaleza. Luego: la reversion de la opresion es también un acto cultural, y puesto que de poder se trata, Ja reversion fs una posicion al poder o la negacién del poder que Jmpone la condicién sometida, Ya habfamos dicho que toda situacién de poder conlleva intentos de contra~poder, que todo esfuerzo ppor imponer una determinada legalidad coexiste, si- ‘multinea y autométicamente con una o varias iegali- 61 dades. Lo que se puede traducir en que, desde que existe Ia opresién femenina, coexiste también la posi bilidad —realizada 0 no, expresada o no, traducida a los diversos ropajes culturalesthistoricos— de la rebel- dia femenina. Asi, esto ha dado al feminismo como doctrina y movimiento social, la pasibilidad y la fuer- 2a de reivindicarse en la cultura misma. EE punto de partida es, de este modo, el momento de la rebelda social de las mujeres y seré la sociedad occidental la que nos interese como feministas, pues en ella la posibilidad de rebelarse, socialmente, nace de la conciencia que se tome de la contradiccién entre “totalidad concreta” (Jo que vivimos como clase, la Aiscriminacion, el poder) y los valores de justicia e {gualdad propuestos y postulados como cimientos de Ta sociedad. Pero, para rebelarse hay que tener conciencia de esa falta de correspondencia entre teor‘a (postulados) 1y realidad concreta; de como es esa realidad y cules son los “colchones ideolégicos” que se interponen entre ambos términos (que inventa el orden). La rebelién, para Camus, es “el hecho del hombre infor- mado”; asi, la rebelién del feminismo es el hecho de las mujeres informadas que toman conciencia de sus derechos como grupo y que deciden accuar Para no extender el tema, vamos a reflexionar sobre cémo se velan y distorsionan las verdaderas relaciones sociales concretas, bajo mantos ideoldgicos que proporcionan aparente satisfaccién a la feustra- 1, Bats ier corteponden al pensmiento &e Mickel Posen ‘enconsdo arian veces por Is autorn be apaecen tanto en "icrefsice del Podar’s diciones de Pgues, Madd, 1979 ot x "Um digs sobre el poder, Aianea Bao, Madrid 1981, 62 cién humana. Por ejemplo: somos iguales, sf, pero hay certs “esencin (emeninu)oincinaconer ne turales (el ocio y el canto de los negros, th peteza y apatia de los indios, etc.), En el fondo, en las socieda- des occidentales, superviven intentos de entremezclar las partes ventajosas (para el grupo dominante) de las sociedades de parias y de las de extrema igaaldad (por ejemplo: todas las mujeres son iguales, incapaces de abstraccién y razonamiento, la made es madre, etc). Sabemos, y veremos en més detalle, cémo opera histéricamente el orden para evitar la toma de con- ciencia femenina que la pondré en siruacion de rebel fa, porque. esta sitvacién es irreversible. Dice Ca- mus: “La rebelién nace del especticulo de la sin razén ante una condicion injusta e inaceptable”; es pot lo tanto, en un primer momento ética. Es la percepcion del especticulo del mal que rechaza la razén del hombre/mujer, cuando éste es capaz de ver y tomar conciencia de su forma de ver. Mas adelante ‘agrega este autor: ‘La conciencia del hombre nace de la rebeldfa del esclavo; la conciencia del hombre libre nace de la rebeldia de verse obligado en un mundo ajeno”. Es un “estado de impaciencia” que mira hacia, atts y juzga. Cuando el esclavo, negando el mal que percibe, opta por el rodo 0 nada; cuando sobrepasa el Iimite impuesto por el Orden de su adversario es entonees cuando nace la conciencia. Es una concien- cia de un fodo que aparece como irrenunciable “pues cs Io mis preciado al mismo tiempo que devela, de tuna vez y para siempre, la nada de la situacién ante- Es evidente, entonces, 1o realmente insoportable que es para el Orden dominante —que se postula como perfecto y ya realizado~ este proceso de rebel- dita (golpes, muerte, dictadura, burlas, todo se util za). Con el feminismo ha ocurrido algo semejante: se actéa tanto para impedir esa toma de conciencia como para aniquilara, ies que aflora Para analizar si el feminismo es algo nuevo o viejo, como tebeldia y protesta —y ya que no podemos revisar toda Ia historia— formulamos una hipdtesis simple: desde el momento mismo en que se produce la contradicein entre lo tedrico propuesto 7 lo vivi- do, quedard también determinada la posibilidad de la rebeliin fersenina. Para terminar,resumatnos 1. Bn las sociedades occidentales, las nuestras, hay con respecto a las mujeres una enorme distancia y contradiccién entre las igualdades tebricas y las préc- ticas discriminatoras 2. Esta distancia, y la toma de conciencia de ella ppor las mujeres, abre la posibilidad de la rebeldi, del euestionamiento del orden de parte de las mujeres. 43, Bl orden patriareal se vale de discursos ideolé- gicos, que velan y distorsionan las verdaderas relacio- nes establecidas con las mujeres al interior de la sociedad (tal como los velan para otros grupos minori- tarios). 4, Este manto ideolégico proporciona apazente satisfacci6n a la “frustracion permanente” de las mu- jeres (por esa contradiceién no resuelta), apelando a Ciertas “esencias” y postulaciones "naturales", en vr cud de las cuales se escamotea la respuesta. 5. Mientras el orden patriarcal avanza en ciencia, tecnologia y progreso social, a la mujer, en su inte- fon ae la maniene enw orden esata semejante a lo “sagrado” (el mundo privado). 64 El feminismo como rebeldia social (asi como ‘otros ismos, otras rebeld{as) s6lo es posible en el marco de un tipo de sociedad como es la muestra (occidental), en donde ha habido un gran desarrallo tedrico de la nocién de igualdad politico—social, la cual, a su ver, ha desarrollado entre sus miembros la nocién de “libre e igual”. Y todos los intentos de practicar esta “libertad” e “igualdad”, de vivicla (co- ‘mo grupo), han ocasionado las frustraciones e insatis- facciones correspondientes. Esto es lo que Camus, sintetizando, llamaba un “estado de impaciencia” que antecede a la rebeldia individual (la exasperacién de contestar en la prictica concreta que “todos somos iguales, pero algunos somos més Yguales que otros”). El estado de impaciencia es producto de ver desarro- Ilarse, por un lado, la teoria politica de la igualdad, losvalores y, por otro, un no desarrollo efectivo con- creto de la igualdad y libertad, que corresponde ya a tun primer grado de conciencia, la “conciencia infor- mada’ La conciencia informada es la que puede captar, contrastar y compara los sistemas de relaciones reales en la sociedad con la teorfa o principios que la cons- tituyen, Ahora, con las mujeres, este problema de la conciencia informada se torna més complejo: si bien estamos definidas en el plano de los principios (el verbo), de las constituciones politicas (la teor‘a poli- fica) como iguales —junto con las clases y las razas 0 etnias~ la verdad es que también hay todo wn plano de los principios culturales que nos definen como desiguales. Son aquellos principios de sentido comin ‘que se expresan (apoyados por la tradicién, fa moral y las religiones) como “creencias” (muy arraigadas) en 65 estas “diferencias esenciales” entre los sexos. O sea, en la biologta, en la vida misma. Esto pone a la mujer occidental en una situacién muy “curiosa” ~por decir lo menos— y que se corres: ponde con lo que llamdbamos el “doble patrin de conducta” o doble modelo de conducta: sé hombre, sé mujer. Es decir, la mujer est con un pie en cada civilizacién: en la occidental, con todo lo que implica la posibilidad de seguir el plan o secuencia: frustra- cién - insatisfacci6n - conciencia informada -rebelion individual - rebeldia social; en las de extrema igual- ‘dad-desigualdad que se expresa en: todas las mujeres son iguales (madres, esposas, desde la primera dama a la ltima inguilina}: todas las mujeres son desiguales al hombre. ‘Asi, se define la extrema igualdad de “lo mujer” por “lo madre” o “esposa”, sin considerar ala perso- na; se define Ta “asta” de las mujeres como grupo minoritario. Estas dos definiciones pueden ser (y lo son para las feministas) recursos del orden patriarcal para evitar la toma de conciencia femenina que pon- ddefa a las mujeres en situaciOn de rebeldia, porque si esta situacion de rebeldia es social es jirreversible! (eleesclavo no vuelve atri). Es decir, una parte de cada una de las mujeres experimenta frustraci6n, insatisfaccién constante (im- paciencia del hecho entre teorfa y prictica) y, otra parte experimenta satisfacciOn de la ansiedad, por correspondencia entre practica concreta y principios (respuesta sagrada de la madre que cumple su rol). Este tipo de interpretacién, nos puede explicar iertos rasgos 0 caracter(sticas del feminismo como rebeldia y una aplicacién: directa de lo que estamos 66 tratando, podemos descubrirla en ciertos métodos (que usa el feminismo para trabajar en el sentido de la rebeldfa Pero, es importante hacer una aclaracién: es fre~ cuente que se confunda rebeldia con resentimiento, sobre todo cuando se, refiere a nosotras., Veamos cémo lo conceptia Scheller. Para él el resentimiento : “como una autointoxicacion, la secrecion nefasta, en vaso cerrado, de wna impotencia prolongada. La rebelion, por el contrario, fractura el ser y le ayuda a desbordarse. Libera oleadas que, de estancadas, se hacen furiosas” (Camus: 125)? En este sentido, los métodos del feminismo para canalizar la rebeldia se vineulan mis a la ‘toma de conciencia”. Juliet Mic- chel lo expresa asi en su libro La Condicion de la Mujer: “El proceso de transformacién de los temores secretos individuales de la mujer, hasta alcanzar un grado de conciencia en que se hace posible compartir su significado como problema social, el poder descar- gar Ia ira, la ansiedad, la lucha que entrafia el poder 5, Baca defini no apareie cada en los mansterts gue bemos mld, Joliet sade al concepto de resentment en Shell eo ‘huthae de tr cae, pro no lo explicit Le its que exponent even ators ge ol prop mess be conan 2 eeomientawtliado por ef Ssofoalemdn, Nos ha pure SMteteane cntiauae con tat eft: “Scheler mmo sensi el apeto| puso del seentinieno, obeerando el pam laar que ocope ln Bologa de as majesen devindsr 1 Gomo y+ psesin (EL tome Rebelde: 125, editorial Louds, 1967). Noe incinamot pons gut la store tbls con ela referencias (en varias optus Ebr hace afar on In dine enge rebelde y reretanent); peo ‘poner tambien que se ras de fuentes deta, ya que eae Inka de gue tls sonsltaba Rabies la ob de Schller “ET saber le cafture Lalo) letora(s) intredon en profudicat sobre ete ne pasdenconultar ol ext Ge Schell Uber resentment {a9ia), waducldo al expatel como EL Resenciniento en ix Moral, Madd 1927 proclamar lo doloroso y transformarlo en lo politico: este es el proceso llamado creacién de conciencia” (72-73) Corolario para el feminiswio Podemos, a la luz de lo expuesto, resumir y sacar algunas conclusiones para el feminismo: 1, El feminismo como rebeldia social es posible en el marco de un tipo de sociedad como la nuestra (occidental y ya universal), en donde ha existido un desarrollo tebrico de la nocién de igualdad polftico— social la que ha traido como consecuencia, asu ver, la nocién de “libre ¢ igual”, 2. Pero, todos los intentos de “practicar” esta “dibertad e igualdad”, de vivirla como “grupo”, nos han ocasionado frustraciones e insatisfacciones (desde el grito: “‘cillese”, a no tener un trabajo adecuado como profesional, incluso a no poder definir la “liber- tad" 3. Esto es lo que Camus llamaba el “estado de impaciencia” que antecede a la rebeldia individual, es decir, la constatacién en la prictica conereta de que: “todos son iguales, pero algunos son més iguales que 4, Este estado de impaciencia —producto de ver en la practica la inequivalencia de teoria y realidad— corresponde a un primer grado de conciencia: la “conciencia informada”. 5. Esto es, la conciencia capaz de ver y verse, mirando los contrastes de las relaciones sociales reales en la sociedad y en los valores. 6. La rebeldia inicial, individual, se hard social 68 con un proceso de identidad con las “otras” percibidas en idéncica contradiccién; la rebelda octal femenina, constituye la teoria y la praxis del femi 7. Bl problema de la “conciencia informada” se toma mas complejo para las mujeres; puestoque esta- mos definidas en el nivel de los principios~ como ““guales” y en el plano de la cultura como ‘desigua- les”, Esto coloca a la mujer en una situacién ‘‘diffeil” yy que se vincula con lo que Ilamamos el doble patrén de exigencias, con recibir el doble mandato: sé hom- bre, sé mujer. 8, Esta situacion podria explicarse diciendo que la mujer es un ente con un pie en cada civilizacion (siempre al filo de la navaja): en la occidental (lo que implica seguir la secuencia que la Ilevaré hasta la rebeldia social) y en lade extrema igialdad—desigual- dad, expresada en actos rituales gratificantes: todas Jas mujeres son iguales (madres) y todas son desigua les al hombre. 9. Lo anterior nos lleva a que cada una de noso- ‘ras experimenta una frustracion constante (impacien- cia de la contradiceién entre teoria y prictica) y también satisfacciOn de la ansiedad por corresponden- cia de la prictica conereta (la madre como respuesta sagrada, la amante que otorga favores sexuales, etc.) 10." Esta contradiccién vivida permanentemente, nos sume en la culpa constante: con uno de los rmundos estamos mal. 11, Todas estas interpretaciones que hemos visto, nos pueden explicar ciertos rasgos caracteristicos del feminismo como rebeldia, ‘A pattir de estas conclusiones podemos decir algo 69 sobre el surgimiento del feminismo: a) Empieza en las sociedades occidentales y desa- rrolladas (por la mayor posibilidad de avance de la teorfa democritica, y también por la existencia de ‘mucha més informacion que genera una insatisfaccién que se expande a la totalidad planetaria). 'b) Es también, més_probable en las sociedades “modems” que en las sociedades “‘tradicionales” (amis cercanas alo sagrado). ¢) Es mis probable en los sectores medios que en los altos y bajos (hay un mayor acceso a la “informa- cién’” en los miembros femeninos de la clase media y, también, menos rigor en la socializacién, Cf. Oakley). 4) Como contaprtd, es menos pba que surja esponténeamente en las mujeres populares, en tanto ne posen “coniencia nformada” aun cuando experimentan mas vivamente el dolor (el dolor sagra- do: es asi, “no somos nada”). «) Lo anterior leva aconeluira Juliet Mitchel que isLa liberaci6n femeiina tuvo alimento revolucionario de dos fuentes: la pobreza econdmica de la mujer dentro del pais mis rico del mundo (al igual que los negros), y su degradacién mental y emocional, en algunas de las “condiciones” sociales y culturales mas ‘ptimas proporcionadas por ese pais (al igual que los ‘estudiantes y a javentud). Una conciencia en desarro- Ilo de Io segundo, permitié la realizacién, comproba- cién de lo primero. La pobreza como factor aislado no puede protestar por sf misma, jamés las privacio- nes extremas producen al revolucionario.. las revolu- ciones no surgen del fondo del abismo: es desde la perspectiva no de una elispide (utopias) sino cuando menos de una colina factible de ascender. Las mujeres y los estudiantes se encontraban lejos de los campesi- nos “en el fondo del pozo”; pero la brecha entre las privaciones que sufrian y la gloria de la que ‘supues- tamente gozaban”, era lo suficientemente alarmante, como para desafiar a ambas. De esta perspectiva sur- gen los movimientos revolucionarios de los 60 en las sociedades capitalistas avanzadas”. Desde este punto de vista, la composicién “clase media” de “liberacién femenina’” no constituye un hecho desdichado o una fuente de ansiedad 0 “mea culpa” interminable, sino una parte intrinseca de la conciencia feminista. Asi, “la mujer ms menesterosa —tcofiémica y socialmente~ se encuentra mucho mas atada a su condieién por un consenso que lo considera algo “natural” y por ende ineludible: una chica con educacién superior que pasa todo el tiempo estudian- do “economia doméstica”, para recibir un grado aca- démico, cuando menos se siente en posicién de pre- guntar zpor qué? .. La opresién trata de algo més que de explotacién econémica, tal y como fue demostra- do por el grupo econdmicamente mas despojado, per- teneciente a los primeros movimientos radicales: “el poder negro” 10, Bata tay Is anterior conenponden a texto "Woman State” de Julie Mitchel, pp. 2. Penguin Books, London, 1971, 99.23. (Vern ‘utipacl “La Conds de la Moje", i. Anagrama, Barcelona, isn n Este surgimiento de la conciencia rebelde femeni- nnaen las clases medias, también es vilido para nuestro pais: tanto los movimientos sufragistas, como emanci- patorios nacen en nuestro pais de capas medias con educacibn superior; posteriormente adhieren “muje- res politicas”, “representantes” de sectores populares y algunas mujeres “populares” ““informadas” ~por su ruptura con el mundo interior, doméstico— pero siempre atrapadas por el sesgo “economicista” patriar siempre atrapadas por el seg P Uno de los procesos por el cual, actualmente, (y con bastante éxito) esté trabajando el feminismo para transformar la impaciencia la frustraci6n de la mujer en rebeldfa social, es el proceso de ‘toma de concien- Plantearse la rebeldfa es plantearse la politica y ‘vamos a ver ahora, eémo opera en el caso de Chile (no veremos el lado de la derecha, porque alli se postula un orden sagrado). 1) En nuestro pais, las mujeres no han voleado, Jamis, masivamente su rebeldfa social via las ideolo- pias contestatarias(s6lo el 25%). 4 2) Historicamente, las. posturas democriticas 0 inquierdistas han intentado cautivas, apelar, a las bases femeninas para sus proyectos... pero siempre hhan perdido frente al tradicionalismo (el 75%) y, sin embargo, “siempre siguen confiando” en que las “condiciones materiales” vuelquen a las mujeres a mirar a la izquierda como su salida... y la salida ofrecida es la oftecida a la “familia proletaria”, Pero, tradicionalmente no hay mas que eso. Las mujeres, y ain las mujeres populates no perciben, no entienden el oftecimiento politico que les presenta la izquierda. R iYesclaro que ast sea! Se les ofrece subvertir el orden del capital y el trabajo: ellase sabe “no trabajadora”. No es fuerza productiva (el trabajo doméstico es reproductivo); ¥ —Nunca podré tomar el poder (el poder es capita- lista o proletario). Mis ain, ni se le dice duefa del “otro poder”, poder de Ia casa, del afecto, del chantaje emocional (es reina, angel o demonio del hogar). Hasta agui hemos definido la rebeldia de las mujeres desde la perspectiva de su posibilidad. Ahora ppodemos afirmar con respecto a hoy y entre nosotras: 1. La posibilidad de la rebelién existe y ha cexistido desde siempre, pero actualmente: —Existe la contradiccién entre el marco valotico y Ja realidad concreta. —Existe informaci6n de la contradiccién (aunque sea vaga). —Existe el estado de impaciencia 0 exasperacion generalizada entre las mujeres de clase media: la pequefia colina entre nosotras. 2. Bl problema es como encauzar, la practica de la rebeldfa y la reflexi6n, la teorfa orientadora, Frente a este doble problema, tenemos dos even- tuales soluciones: —Meterse, incorporarse las mujeres al mundo de la politica contestataria y llevar nuestra especificidad; ‘militar, hacer conciencia entre los hombres de que es ‘un problema politico el apoyar las luchas progresistas y esperar el dia de la revolucion, Agregar a la reflexién politica, las especifi dades, Ia idea del patriareado, lo piblico y privado. Asi, a alternativa es hacer mi polttica, mi teora, mi praxis. PARTE WIT MUJER E HISTORIA “nuestta historia es insble, como es nv Die toda lt historia de los oprimidos” 15 La invisibilidad femenina y la rebelion del coro Hablar de historia es dificil; pero hablar de historia de la mujer’ lo es mas por varias razones: la casi 1, wma Majer ¢ Historia Sue eatado por Jullta durante lov aos 1983 y Toe. La pinera exponelén que prsetanos careponde * a aca dictads ent! DOMOS en el tltno cado. La ependa, Goela donde macs a ag de las mers expafolas, ex e250 385, y suponemr queen el asso Rae de a Opresin efectanda en Ia ‘Academia Ge Humanism Cesena terceray que able sobre la ‘stra del movinonto femintsen Chile et ans ponenla reentads fn al Breventro de Hitoladors aupiido por FLACSO #80 i902, 7 inexistencia de libros e investigaciones sobre el tem: las mujeres no cuentan su historia (ademas no soy historiadora) Pero, la razon de fondo es que sumergiise en la historia es una aventura muy compleja, de gran res- ponsabilidad y que trae una serie de efectos, Bloch? 7 lo plantea asi La incapacidad que tenemos de comprender el presente, nace fatalmente de la ignorancia del pasado; pero agrega ques =No es menos vano y absurdo querer entender el pasado sino se sabe nada del presente, porque aqui testa la vida-viva y sobre ella y desde ella actuamos; fen cambio, para reconocer la vida—viva en el pasado, tenemos que desarrollar tremendos esfuerzos de ima- ginacién, . ‘Ahora bien,'si entrar a la historia, en general, es dificil y requiere de un gran esfuerzo, la historia de la mujer supone uno doble y ain més imaginacién, Porque apenas conocemos el presente de nuestra con- dicion; apenas sabemos cémo y evinto tabajamos: como vrs: got sn igs cme somos aliens las zcudl es nuestra identidad? ;somos algo més que Ia clase del marido, del padre, del eae iecae nuestra biologia, nuestra sexualidad? ;cOmo es nues- ‘ra psiquis, nuestra inteligencia? ,cbmo nos compor- tamos politicamente, en las organizaciones? cual es nuestro papel en la educacion, la salud, etc.? Recién estamos construyendo laboriosamente nuestro presente, De nuestra historia pasada casi nada ‘0 poco sabemos. js Gabriela Mistral, premio Nobel, 2, La ceernca esa Mare Bloch. Que la ira? 78 —e nuestra historia? Es Fresia? De esos mitos individua- Tizados algo sabemos. ZY de las otras, de esas millones aque trabajan en fabrieas, en el empleo doméstico, en Tis casas, en las cocinas prendidas por siglos? La conclusign a que se llega: nuestra historia es invisible, ‘como es invisible toda la historia de los (conguista- dos) oprimidos. ‘Asi, las mujeres también hemos heredado una ) “historia general” y una historia de nuestra participa: | cién en particular (de apoyo), narrada y constituida | por los Hombres (por Ia cultura masculina), Esto ha Eupuesto (al igual que la historia de la conquista), una tierta desviacion que nos ha dejado en silencio © invsibles frente ala historia. Enere otras cosas, lo anterior también ha implica- do para las mujeres, aleanzar conciencia politica a través de las ideas, acciones y organizaciones consti tuidas s6lo por el poder y la cultura masculina, y en gus términos, sus valores, su lenguaje, sus formas de cnganizacion, A partir de estas formas de ser y de querer ser (valores) se va a establecer lo que €5 apro- piado y bueno para las mujeres y lo que es peor: lo ‘que es posible para las mujeres. Estas formas, hasta ahora (hay pocas excepcio- nes), han determinado las modalidades de la participa- Ton de la mujer en el mundo piblico, asi como también, obligan ~ideolégicamente— a que lo acepte- mos como vilido, justo, necesario. Estas formas de introducimos en lo pablico son: a) el trabajo:. para ayudar ala casa, a los “jefes de hogar”, un “comple- mento”; la contra—respuesta de las mujeres de clase media: “para mis gastos”, y b) la politica, como bases de apoyo, en labores complementarias (escribir, reca- dos, contactos), para la realizacién obediente, discipl- nadd, de 6rdenes que no contribuimos a constuir y como’ base “explosiva” por el orden, 0 ‘‘detonante” por el hambre (la movilizacién de las mujeres esta siempre ligada a la “familia”, alas huelgas de hambre, 4 las tomas); en general, actividades totalmente ajenas a la formulacién de polfticas y a la toma de decisio- Bien, decfamos que o no tenfamos historia o ésta ‘sth narrada por los hombres que nos hacen invisibles. Pero, todo el mundo sabe que ser hombre es distinto 4 ser mujer, y que probablemente ha sido asf antes. Luego, tendrfamos una historia no conoeida. De allf que un primer paso para superar este peso de la hidtoriografia masculina (hegeménica), en nuestras conciencias y en nuestro hacer, tendrd que querer mostrar las caracteristicas de masculinidad de esa historia y reconocer, tornar visible (sacar a luz, parr) todo lo actuado por las mujeres, especialmente, todo Jo hecho por aquellas que antes que nosotras han resistido, han luchado, por cambiar nuestra condi- Cuando hablo de “‘masculinidad”, no me refiero a Ja maldad de un hombre (aungue a veces..}, sino de tun sistema cultural total que establece y fija roles rigidos en virtud del orden, de la religion, de la filosoffa, etc., también inventados por los hombres. La mayoria de las veces, los origenes de los logros actuales en la condicién de la mujer nos son descono- cidos, no identficables. Asi, tendemos a creer que on “concesiones” de nuestros amantes protectores, € jgnoramos que otras antes que nosotras han suftido castigos, presiones, prisiones, torturas, muerte, para 0. jue hoy nos paremos cua4/Zeonts BR humainos, Sdadanas, con derecho a pelicans ‘con flere- cho a trabajar, a proteger nue vvendarse los pies, a no deformarse hi pechos. En suma, a paramos como aspirantes a “personas integrales”. Ta historia global, sstemdticamente ha olvidado, cuando no ha desvirtuado, el origen de las concepcio~ nes que cambiaron la vida de las mujeres, haciéndonos dlvidar, como decia, que cada uno de es0s logros ha Supuesto luchas, resistencias, vitinica voluntad (las mujeres inventan muchos de los procedimientos que pasan a la izquierda: asalto al congreso, huelgas de hhambre, encadenarse, etc.) ‘Si se ha mantenido “invisible” nuestra historia, también se mantiene en la sombra una verdad del porte de un buque: “toda situacién de poder conlleva Intentos de contrapoder, toda legalidad coexiste con J una o varias ilegilidades, toda cultura dominante | contiene y oprime a una contra~cultura que inevita | Flemente se aa expresar, que es lo miamo que deci: toda opresion genera rebelda humana, ; 3 ero, antes de la zebeldia, nuestra conciencia esti | inmersa, replegada frente a aquello que nos define y nos oprime, En ese momento somos objetos y no sujetos. Los hombres estin en lo piibico, en lo politico, en el Ambito de la libertad; las mujeres en lo privado, en lo doméstico, en el Ambito de la neces dad; es deci, privadas de ser sujeto son objeto. 'A toda opresidn se opone ung rebeldia, jcémo ha sido la rebeldfa de las mujeres? Veamos la historia, el crigen de nuestra cultura; pero antes permitanme decitles que si hoy podemos saber que no tenfamos 81 historia eseria, visible, y que si shora estamos empe- zando a tenetla, esto se debe al trabajo de mujeres feminista, comprometidas con su lucha y la de la hhumanidad, desde la segunda mitad del siglo XX. ‘Los movimientos feministas que han surgido en cesta segunda mitad del siglo, han sido definidos mis por lo que pretenden, que por lo que efectivamente Son, Pot ello no importa que sean muchas, que estén en los desfiles, que cengan teorla (qué valientes viejitas del 9 de agosto del 84! “por la vida y algo rmis..”), Lo que es esencial es su desco de echarse a andar en contra dela opresion Una dé las formas mis explicativas de lo que son Jos “nuevos movimientos sociales” la da José Nun Segin 4 los movimientos de hoy (feminismo, pacifis- ‘mo, ecologismo, pobladores, et.), son el equivalente de la “rebelign del coro”, Antes, en la tragedia griega estaba el héroe, el dueRo de las grandes acciones, de las ideas y del contacto con los diosgs, el futuro, la historia, Ia bertad, Y también estaba el coro, que era Jo cotidiano, murmmullo anénimo de alabanzas y rtos de obediencia: gozaba y se lamentaba por el héroe. EL coro no tiene existencia propia, no es mis que el Sesto wlon de fondo peal telizcion del héroe. Para este autor, nosotros, en Latinoamérica en este siglo ~y em los anteriores habriamos vivido en tna concepcion “heroica” del mundo y de la politica ‘A esta concepcién “heroica” se opondefa una concep- cin libertaria y partieipativa, que es lo que estarfan expresando lot nuevos movimientos de mujeres. La concepeién heroica (de mis de 2.000 afis) entrega el gobierno, el poder, la decisiGn, la legtimidad, a los hréroes (Jos hombres), que son los expertos, que estin fen contacto directo con la “verdad”, la “doctrina”, el “saber”, En la politica heroica, la verdad ya esté estableci- da, de una vez y para siempre. Ha definido quiénes son vanguardia (los héroes), cules los abjetivos y metas, los procedimientos y ha definido sus bases: el coro (las masa, las mujeres). En esta concepeién, lo politico es siempre lo grandioso y lo opuesto alavida privada: “lo cotidiano”. Y se dice que “no es bueno que la gente se tome demasiado en serio lo de Ie Sparticipacion’”"; 0 que se exceda del dmbito que ‘conoce (mujer en la casa, la olla comin), porque “no saben més” 0 no tienen ‘teorfa”” o no estén “organi- vadas". Esta forma de la politica, tan ortodoxs, Siempre pone la teorfa en la vanguardia (los héroes) la prictica en las masas (el coro): Pero, ccurre que en nuestra Epoca, Ia “vida. cotidiana” ha empezado a rebelarse... Tal vex de formas menos deslumbrantes que la Revoluei6n Fran- cesa, que la Toma de la Bastlla, ue la Revolucion de Octubre, Sin embargo, las actuales rebeliones del coro son menos episodicas y mis persistentes. Ahora, el toro rebelado se coma la palabra, habla cuarido le corresponde, plantea quejas y reivindicaciones que no Sa hres on "lo sero en To cient iio” FL coro esté saliéndose del lugar que le corresponde plantea nuevas dimensiones. Y no sélo se toma fa palabra: también se toma la conciencia de sus propias ersiones, se toma la “accion” y pretende enunciar brs propiasorientaciones. Asi, el coro antes silencioso © “eoreando” al héroe, © lo que es lo mismo: “los Condenados de la tierra” se hacen presentes, hacen ofr su propia voz. 83 Podramos decir que lo “nuevo” en estos movi- iientos sociales del siglo 20 es que, mis que pedir el poder politico por un “gobierno”, lo que expresan y ‘exigen ¢s una demanda de-participacién total, de ser cfectivamente parte della decision (una presencia direc- 13, no mediatizada, no mds detrés de las cortinas o en la eama del poder). Los movimientos como “coro rebelado”, rechazan la divin entre héroe y coro, centre palabra y silencio o “\pasividad”, entre decidir y compli, entre teorla y prictica, entre intelecto y La rebelién del coro significa: todas "todos estamos igualmente cerca o lejos de los dioses (la verdad), ¥ es, en este sentido, profundamente revolu- cionaria, puesto que rompe esa “‘marginalidad” en que se estaba: se hace sujeto quien era objeto. Ahora, 16 ot por propio chainiamo qu digo (como Nes) que el movimiento que por excelencia ejemplifica la ibaliéa del ero, ef el movimiento fernnista Por qué? Porque las mujeres hemos sido siempre el simbolo de la vida cotidiana: coro y reposo del guerrero (y “base” por excelencia). La mujer es, somos, la vida cotidiana por definicién e imposicién cultural (no biol6gica) (la familia y el rol doméstico es lo cotidiano, aunque busquemos escape). Cuanido se produce a rebelién de las mujeres, ‘Nun habla del colmo de ta sorpresa de los guerreros, de los “tribunos dela plebe”, de los ide logos, cuando las mujeres les “pasan la cuenta” por: su ropa sucia, la crianza de los hijos, la‘cautela de su siesta el sexo sin ganas, el callarse para evitar conflictos, ete. Pero, el feminismo no sélo es revolucionario por este ajuste de cuentas, lo es por su contenido y por su acto liberar 84 dor: lo personal es politico, queremos también liber- tad. ‘Ahora, quiero contarles algunos ejemplos de nues- tra historia invisible. Remontemos a los origenes: la primera mujer fue Lilith,’ no Eva, En la primera Biblia, Génesis 1-27 se relata: “Y cred Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creo. ¥ lo creé macho y hembra”, El hombre era Adin y la mujer “como lo afirman los textos hebreos del Zohar (El Cairo)— era LILITH, Pero Lilith no es solamente la primera mujer, es también Ia primera en tener una 4, No uber us fron a Gnesi Iara obra garde iy pero at esau imagen muy seviniena por Ie ‘Soloisfeinivta (ot, Rommary Radfoed, "Sexi and God Tak ‘Towa a Femini Tology Betcon ress, Boston, 198) 7 temo Tvs muy amiguoe del Seen semis que abn de Lith como a ser Aden, En Bib, nombre naente aparece. [Eo tag (S14) en el ju sobre Blom. Et oon uel roices que dies que todo lot princges edn aniquadon, qué todo TE decile: “All se jtacin on gto sae con os pass, © {Sci Sele chovon al también be echard « deseansarelmonstve iaeds tdi (bray ose), (iba Lasincamercas), Bente ant? denen ae mr en veine ete mismo hecho apace a "it gean sense fan con bien Un ssro Daath al oo, ‘Yanblln af repel Lily on anconentd. deveano™ (Biblia de Jeu). Perey en le Volga ae fees" ve encontrar ale emonier ores maligne, on ft onocetauos, y pterin unck ten ots lotion oc acon I ma conta su epouo” {itmis rune sete de serpiete) ‘Mari Tere Povey clogs e0 na poneciaprvenads en el. neue de Mandors (1980) dios "Eh middn de Be Sic el prix Be‘Powrnimésie, nats que lth habla ido i primer mujer de ef exvoordnara bbetay qo lo habla duel Pero, aden, ‘Enh tau oer fare convence de igual de devechor Frente © Adin, Bs peled con ie plpes, Adin se asst, Lith Shandoné'a Alin y poral Mac Rojo. Ad pd es gel uel rane bscrs pve ella no guesargrec, oe dgeles aaa y| fvonce la cop en eat palabra Teh, en Bere, neque vr Ta que gee Gc noche. Ar, econ en a iar de truer devon que ive ene mar en el abe, fpara dea noche, emoniae,smenseane" (12), 85 actitud positiva hacia la vida y en desarrollar curios: dad respecto del entorno, Adin s6lo se interesa en sf mismo, carece de fantasfa. Lilith es la primera rebelde, “de la que no se debe hablar” y no se hablé (la'censura). {Por qué? Porque ella ha dicho: “He sido hecha de arcilla y de barro igual que ui, zpor qué he de obedecerte? ”, Lilith es Ia curiota, la desobediente, la otra cara de Ta luna, ta luna negra que da fuerza a todas las mujeres, La ina negra es la sexualidad femenina en toda su sabidurfa y su potencia triunfante, Ella se fue al Mar Rojo, con Jos sétizos y Adin se quedé solo, entonces pidi6 a Eva, 1a recuperacién feminista norteamericana ‘Ya nos habfamos acercado al tema de la historia de la rebeldia femenina, esto es, de la rebelda cultural y social de las mujeres. Tenfamos la hipdtesis de que desde el momento mismo en que se constituyen rela ciones opresoras y_discriminatorias para la mujer, también quedaria. determinada la posiilidad del re chazo a la dominacién. Estas formas de rechazo, de contestacién, de re- beldia, pueden ser mas 0 menos, o nada exitosas; pero para nosotras no pueden dejar de ser vistas como parte de una “historia no escrita” de la rebeldia femenina. Recordemos que los movimientos de mje res han sido sucesivamente ealificados por las culturas dominantes de, primero, antinatura (las bacantes, las amazonas) 0, segundo, perversién demonfaca (las bra- jas y las disidentes medievales). Frente a ellas se reacciona con la violencia o con la ley (humana o de 26 ios). En los tiempos modernos, a la protesta sufta- gista se la intentaba apagar con la risa, la burla, la caricatura, 0 lo que es lo mismo: como perspectiva de blanco y negro (en dicotomias cerradas, binarias: si no quiere ser mujer querré ser hombre). En la segunda mitad de este siglo, la recuperacién feminista norteamericana de los afios 60-70 no tuvo mejor suerte. Es verdad que no fueron quemadas, es verdad que quemaron algunos sostenes. En otras orga- nizaciones politicas radicales, las mujerés no hatenido mejor suerte: si durante una discusi6n politica una ‘mujer toma la palabra, los hombres se salen del cuarso co hacen como si no la hubieran oido. La division del ‘abajo ~al interior de los partidos o movimientos es tipica: hacer café, la limpieza, escribir a miquina, entregar citatorios, ete., esas son las labores de las “yor el ao 67, en Estados Unidos, la siruacién de las mujeres se habia hecho critica; a los comentarios de “pinche vieja castrante” o de “necesitas una buena cogida”, sobreviene el “‘ompimiento” entre lo que sera el movimiento de liberacion de la mujer y el movimiento de la nueva izquierda (paradojalmente, el movimiento de liberacién de 1a mujer ha erecido y se hha multiplicado, y Ia nueva izquierda suma, junto con la vieja, crisis, tas crisis), Veamos lo que ocurtié con nuestra hermanas norteamericanas. Dentro del movimiento denominado “la nueva izquierda”, que marca un punto eritico en el desarro- lo del capitalismo, es cuando por primera vez. un ‘grupo de mujeres cuestiona su rol y Ia opresién de la ‘mujer dentro del sistema, sentando las bases para un feminismo de izquierda. Las confrontaciones politicas que se dan en Estados Unidos tienen como conse- cuencia una amplia participacin politica de la juven- tad, Dentro de las organizaciones democrdticas de regros y estudiantes, se empiczan a dar fuertes enfrentamientos entre los sexos. En 1964, un peque fio grupo de mujeres analiza y cuestiona su papel dentro del Comité de No Violencia y presenta su trabajo escrito: “La posicién de la mujer en el SNCC”. El conocido lider (negro) Stokeley Carmi- chel, hace entonces su famoso comentario machista “la diniea posicién para las mujeres dentro de la SNCC cs con las patitas abiertas” Por otro lado, en Chicago se habia realizado el primer seminario sobre temas de la mujer y de éste hhabfa salido un grupo de mujeres militantes que se planteaban hablar del tema prohibido (opresion de la mujer), durante la primera reunién nacional de los srupos de izquierda, Feministas ahora muy conocidas, Como Jo Freeman y Schulamith Firestone, formaban arte de ese primer grupo (no un departamento feme- io, sino las primeras mers radeales que deft nieron auténomamente). Aungue su participacion es taba en el orden del dia, cuando subieron a hablar, fueron abucheadas por el pblico masculino. Los ot- ganizadores les cortaron la palabra, se las criticé de “triviles” y “zeaccionarias”. La indignaci6n no las eg: se reunieron sisteméticamente para analizar y discutir los roles femeninos dentro de la politica radical, intentando establecer una relacién entre el snovimiento de mujeres y el movimiento radical Em: iezan a organizarse en lo que seré la forma organiza- fre por exclencia del moviniento de mujeres: el pequefio grupo o grupo de concientizacién y se edita 88 ” cl primer periédico que genera innumerables grupos por todo el territario. Asl, a las mujeres norteamericanas, como a las anteriores, les debe el feminismo internacional el va- lor de sobrepasar la violencia masculina, la burla, la ofensa, ademas de las formas organizativas auténomas ¥ mo jerarquizantes, Al movimiento feminista actual ie ha llegado por no pocos ensayos y exrores, pero, sin embargo se mueve ‘Las mujeres espaiolas epublicanat ‘Conozcamos ahora elrelato de uno de esos momentos que han obligado a las feministas a plantearse la consigna “hay que recuperar el pasado para compren- der el presente”. Se cata del caso de las mujeres espafiolas republicanas durante, antes y después de la guerra civil, Paradojalmente, esta historia ha sido re- cupetada, primero, por una italiana: Giuliana di Febo, “Resistencia y movimiento, de mujeres en Espana, 1936-1976" Seleccionamos este “episodio”, porque ha resulta- do (hasta hace poco) tan desconocido y olvidado por la historia universal de los movimientos sociales contesta- tarios, como el sexocidio de las brujas del medioevo, En Espatia, ¢s el propio fascismo quien en un primer momento oculté el hecho de la represién a las mu- 4, Dessfortnndamente, no hemos pedo conegus en Chile allio de Gioia di Febo ent que bso Juliet eta cae: Por elo, slo hemotincorporado ls cites que apiretan os Betas dl coror emit ceferencasapeecidas en lot anus, aludlends san a ‘monies del texto, dbieon sx elinnada Jjeres, mientras levantaba altares y discursos morales a la “eterna femenina” (Ia organizacién se llamd la “Seccién Femenina Franguista”) Sin embargo, an hoy dia, “importantes sectores politicos democrdti- cos no aciertan a recoger el patrimonio que les perte- rece”, dice Giuliana, de la Espana del 76. ‘Ahora, para el ferinismo mundial, es doblemente importante recoge et protest no Glo pa eos jerar el’ pasado” y explicar el presente, sino para Monocer que all también, en exe periodo diff, y en contra de lo que se ha sostenido coménmente, las ‘mujeres han sido protagonistas de la historia; y por- que, para esas mujeres que lucharon en defensa de la Repiblica y de una revolucin social, en la guerrilla posterior y en el exilio, los sacrificios que debieron enfrentar en las cérceles y campos de concentraci6n, than sido en ciertos aspectos, muy superiores a los de los hombres. El hecho mismo de ser mujeres no impidi6 que las golpearan, torturaran, vejaran y violaran con especial Sadismo, ni tampoco impidié que se les aplicara la pena de muerte, ain siendo madres, todo ello con un empalagoso discurso del caudillo: “Este ha sido uno de los aciertos de nuestro movimiento: encuadrar a la ‘mujer a la politica, sin matar ni mermar su espirituali- dad; antes al contrario, despertindola y estimuléndola a empleata en mgr doors, edimir met, y espertar a la esperanza y a la ilusién a tantas otras mujeres, venidasy atapadas qe estaban en tance de perder esos tesoros de ternura y de espiritualidad aque son el mejor adoro de nuestras mujeres” (Dis- ceurso de Francisco Franco dirigido a a Seccién Feme- nina Franquista, Op. cit: 139). fp it Peor ain, el ser mujer para las espafiolas de la época y el haber asumido papeles protagénicos en la vida social y politica, en contra dela ideologta domi- nante, las hacia doblemente victimas y doblemente culpables. Doblemente victimas, puesto que la repre- sign se ensafia en quienes “evaden el rol pasivo” tradicional y se ‘'meten” en politica, lucha de hom- bres; doblemente culpables porque “se culpaban a si mismas y eran culpadas de abandonar su funcién de madres". En todos los relatos, aparece una y otra veo la angustia por la muerte de los hijos, y por sentirse las linicas y tleimas responsables de ellos (los maridos estaban presos o en la guerrilla). Las mujeres que cafan presas, enfrentaban siempre la misma alternati- va brutal: tenerlos en la eércel con ellas, donde mo- rian por falta de alimentos y de cuidados, 0 dejarlos es lexi por aso para siempre, Vale dct gue 2 todo el rigor de la represion se agregaba el de “no habe sido buenas made" eee Pero, donde mis claramente se expresa el dolor y la culpa es en el de las detenidas madres, Como vimos, la maternidad era uno de los soportes ideolégicos fondamentales de la marginacién de la mujer espafio- la, durante el franquismo y atin en el ao 1967 podta escucharse el discurso del caudillo que ya citéramos, Para las detenidas esta concepcién franquista se tradu- jo en la implantacién de ciertos reglamentos especia Te. proctor: "podian disfrutar de ls priodos de amamantamiento, como rescate de la pena, con tal que dieran sefiales de “arrepentimiento”. 0 sta, a 1 estis mujeres se les presentaba el angustioso dilema de ronegar de sus propias ideas y dignidad o renunciar a la reduceién de la pena (este chantaje subsiste, vedado en todas las legislaciones proteccionistas). El dolor por los ninos se expresa en algunos testimonios de mujeres, por ejemplo, el de Antonia Garcia: “Con sinceridad he suftido mas por los nifios que por las penadas a muerte. Las dos cosas me resultaban impresionantemente brutales; pero la situa- cién de los nifios era enloguecedora, También estaban muriendo y muriendo con suftimiento atroz: tengo clavadas miradas, ojitos hundides, sus quejidos conti- wos, su olor pestilente. Estaban muriendo con noso- A esto se afladia que después de los tres afios, ran entregados a organismos de la Falange, que los sducabanen ideas y eoncepeiones del mundo contra las cuales haban luchado sus madres y padrés.” Sin embargo, pese a todo el suftimiento ¥ rigor padecidos por las mujeres a causa de la politica, ellas siempre jugaron un papel politico secundario: no secundario en el riesgo y el dolor, sino en la capacidad de decision. Todos los puestos politicos directivos en la guerra, resistencia y exilio, eran ocupados por hom- bres, y esto, independientemente de la capacidad y espititu de entrega de las mujeres espafolas. Una de cllas, Tomasa Cuevas, recrimina que no se la haya preparado para tareas politicas: “en la lucha antifas- cista, dieron las mujeres todo lo que tenfan y nadie ha invertido nada en ellas". Se esti as{ refiriendo a la ninguna capacitacin para la vida politica posterior, a Ia Mugencis de la guerra y reautenca", t que eran ayudistas, no tomaban decisiones, no discutian politi- 92 cas, Es muy posible que a muchos hombres les haya sucedido Io mismo; pero lo que es seguro es que a todas las mujeres les ocurri6 lo mismo por el hecho de serlo. ‘También, en la mentalidad de los luchadores re beldes, subyacia un trasfondo discriminatorio ¢ ins- trumental hacia la mujer. Siempre ella era aceptada en tun “mientras tanto”, en los trabajos peligrotos y clandestinos, porque esa incorporacién era impres- cindible, Pero, detris, estaba la idea de que vendrian tiempos mejores para ir cada uno a lo suyo: el hom- bre ala vida politica y pablica; las mujeres, a la casa y a la familia, Por supuesto, mirada desde el franquismo esta situacién era peot. Bl franguismo no perdond las mujeres que querian ser personas politicas y las fuerzas democriticas (en los casi 40 aiios) no com- prendieron la dimensién hist6rica del hecho de la incorporacion politica de la mujer. En la época de Ia Repiblica (1936), no es nada raro encontrar que junto alos llamados a las mujeres, 4 incorporarse al trabajo productivo, se dubs todo tipo de garantfas a los hombres de que “recupers- fan” sus puestos una ver pasada la “emergencia”, la guerra, Los franquistas (como toda derecha), habjan eaptado muy bien, la importancia (el peligro) de la incorporacién de la mujer ala vida politica, p6blica, y por ello, abolicron todas las leyes progresistas para la ‘mujer que se habia dado la Repiblica antes del 36 (incluyendo el derecho a voto) ¢ implantaron oteas, retrOgradas, que colocaban 2 las mujeres junto a los menores de edad, los sordomudos y los incapacitados mentales. Y todo esto, en un pais, con un contexto, en donde se habia empezado todo wn debate (por los(3s) 93 anarquistas) en torno a la libertad sexual, el contacto con la naturaleza, la maternidad libre, ete. Respecto a la cuantfa de la represién franquista hacia las mujeres, ésta puede medirse por la cantidad de presas politicas; no se ha caleulado aén con exact ‘ud, pero entre los aios 1939 y 1949 alcanza una cifra de a lo menos “30 a 40 mil", también hay ‘muchas mujeres condenadas a muerte (1.000 hasta el Bo 43) y a 30, 20 y 10 alos de cércel. En cuanto a las caracteristicas de la represién, es preferible ver los testimonios ditectos de las presas, por ejemplo el de Martirio Romero (condenada a muerte el ao 39, por rilitar en las juventudes libertarias, se le conmuté la pena, el afio 1967 a los 62 aos), quien narra su experiencia en la circel de Les Corts en Barcelona: “Durante el dia, las que de nosotras habfan sido condenadas a muerte, eran hacinadas junto con las comunes en el patio, Debfamos matar fos piojos con piedras porque las ufas las tenfamos ya consumidas, Respecto a las politicas, detenidas por actividades clandestinas desarrolladas inmediatamente después de la guerra, el régimen era més duro: nos exclufan de los paquetes (alimentos), del trabajo de oficina... cada noche se levaban a alguna para matarla, Al dia si guiente nos daban café, pero nadie lo tomaba y se vefan obligados a tirarlo. Mataron a una vieja de 82 ais y después le legé el indulto” (Op. cit.: 23). Aparte del trato carcelario inhumano, existéan otros tormentos psicologicos y fisicos cotidianos: eje- cuciones por fusilamiento en las vecindades, de com- pafleros, esposos, etc.; interrogatorios nocturnos, in- cluidas torturas; embratecimiento (hambre y sed) de las detenidas; imposiblidad de desarrollar actividades 94. laborales o creativas; ausencia de libros (salvo la vide de Santa Teresita), También habfa religiosas mujeres como celadoras, las que tenfan un fuerte poder de control y de manipulacién de la conciencia: censura- ban las cartas, estaban presentes en las visitas, ejerefan Ja vigilancia nocturna y mostraban pasticular “safi por esas mujeres que se habfan “‘salido de su rol sagrado”; por otro lado se ocupaban de los “refuerzos ideolégicos”; obligacién de asistir a misa y de cantar al caudillo “cara al sol” con el brazo en alto. La libertad provisional, estaba condicionada al examen de religion, Pero, las reclusas también resistieron y lo que hizo posible esta fuerza fue la solidaridad de las mujeres ris politizadas. Se organizaron en grupos, en “‘comu- nas", usaron dialectos, combatieron el individualismo, el egoismo (“hemos logrado dividir un huevo en 13 porciones”), inventaron canciones, poemas. Las maes- tras organizaron clases, seminarios; constieuyeron gru- pos de culeura, Soplos de Rebeldia A pattir de los afios 42-43, aumenté el nivel politico de las mojere, dbido a a reclusiin de otras con mayor grado‘de preparacién politica. Se realizan reu- ones y ais pliticsllamados "Gomis de Uni dad’; las més fuertes preparaban a las mas débiles. Se ‘organizaron protestas contra la mala alimentacién, el més importante éxito politico fue una huelga de hhambre, ralizada en 1946, que dur6 seis dias. Para finalizar: todas estas mujeres tuvieron que olvidar en muchos momentos su propia condicion de mujer, en la clandestinidad, en la guerrilla, en las cérceles. La imagen de la “mujer débil que hay que proteger” se iba borrando. El fascismo no perdoné a las mujeres que querfan ser “personas” y las fuerzas democriticas tampoco fueron capaces de entender la dimensién historica de este hecho. Sin embargo, la propia represién fascista, que acab6 con la teayectoria progresista de incorporar a la mujer ala vida politica, hizo posible que las mujeres se incorporaran al anti fascismo, a la lucha por la demoeracia. De ah{, como fen otras partes —y como sucede cada vez. que se buscan los “verdaderos contenidos” de la democra- cia las mujeres espafiolas llegaron, después, al femi- nismo, Pero esa es otra historia Expresiones hist6ricas del feminismo en Chilet Yo soy una de esas personas ~como alguien decia~ que “‘asustan” a la historia, puesto que no soy histo- riadora y solamente me he introducido en el tema por intereses propios. Cuando me pidieron que participara en este Seminario,* cave que optar enére contarles cuales habfan sido los supuestos, los métodos que clegi para realizar la investigaci6n sobre el feminismo en Chile o narrarles directamente lo que encontré. ‘Ahora, si les hablaba de los supuestos no podia comu- nicarles lo que encontré a partir de ellos, De este modo, hoy voy a hablarles de algunos aspectos que Hl tema Movniinto Feminists en Chile, fe tatado por la autora Cavresponde a la preenacién relia on ol I Encuent de Fisordores,aupicdo por FLACSO- Santiago, en noviembre de 1982 96 visualicé indagando en la historia de las mujeres. Esto, es parte de un trabajo més grande, més vasto, que hice en la FLACSO y euyo objetivo fue buscar la relacin entre los movimientos feministas y la politica. En este sentido he intentado vincular toda la diversidad de expresiones histOrieas del feminismo en Chile, con los contenidos reales de la politica: los contenidos de fuerza, de lucha, de conciliacién y de violencia, y ver cémo los habian asu imientos en los distintos momentos historicos. Tal como ha sido demostrado por las feministas fen todo el mundo ~y como otras veces he expresa- do-,la historia de las mujeres, la que heredamos, es una historia constituida y narrada solamente por los hombres. Esto nos ha llevado a decir que tenemos una historia invisible. El silencio y la invisibilidad supone ‘que no tenemos impresiones propias, ya que hemos sido “‘contadas” desde afuera. Entonces, mi intento hha sido ver como las mujeres. mismas fant narrado desde adentro de sus movimientos su contingencia. El problema de este ser “narrado desde afuera”, ces que ha determinado las modalidades de la partici ppacion politica de las mujeres y también incide en la aceptacion, de parte de éstas, de las formas de su participacion en las organizaciones. Y, generalmente estas formas son: las mujeres constituimos bases de apoyo; complementariedad en las labores de la politi- ca; realizacién obediente de las instrucciones de la dizectiva y de la jerarqu‘a y por Gltimo —en algunos momentos de a historia~ se les ha asignado también el rol de constituirse en movilizaci6n explosiva o detonante, de algunas reivindicaciones ligadas a la problemitica de la familia, dela relacién madre—hijo, estos movi 7

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