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EL DERECHO LABORAL Y LAS PLATAFORMAS DIGITALES

Manuel Enrique Alvino Alburqueque

Un punto de inflexión que significo


el paso del siglo veinte al siglo
veintiuno, fue la caída del Muro de
Berlín el 09 de noviembre de 1989, y
el descenso del régimen Comunista y
disolución de la Unión Soviética, lo
que conllevó a la independencia de
15 países, fin a la Guerra Fría que
mantuvo tantos años al mundo en
vilo; y consolidación del régimen
Capitalista como modelo de
producción de producción.

la humanidad del siglo veintiuno, experimenta un aumento en la dispersión de la


información, acompañado por un creciente abuso en el manejo de las palabras y de sus
significados, siendo la de mayor impacto “Globalización”, una palabra que se ha puesto
muy de moda en la década de los noventa, y que es utilizado como título y/o tema en
libros, artículos de revistas, conferencias, cursos universitarios, y en múltiples foros y
reuniones de organismos internacionales, entes públicos, empresarios, cámaras,
sindicatos, cooperativas, ONG, y otros1.

Podemos indicar que el mundo de hoy se encuentra sumergido en este proceso de cambios
que conocemos como globalización, y ello es producto de la creciente gravitación de los
procesos económicos, sociales y culturales a nivel mundial sobre aquellos de carácter
nacional o regional. Asimismo, existe una notable subordinación de las determinaciones
sociales, humanas y naturales al ciclo producción y reproducción del capital, sin dejar de
lado los drásticos cambios en los espacios y tiempos generados por la revolución de las
comunicaciones, y con ello el caudaloso acceso a la información le han dado nuevas
dimensiones, que representan transformaciones cualitativas con respecto al pasado.

1
(MORALES A., 1999)
En ese mismo orden de ideas, el equivalente el equivalente en castellano al término
Globalización es Mundialización, ello a que ambos conceptos significan en sensu lato la
expansión de las relaciones económicas a escala planetaria. Sin embargo, tras esta
apariencia de progreso e integración entre los países del mundo mediante el comercio,
oculta una realidad que hoy se hace cada vez más notable y es la interdependencia entre
los países, así como la dominación de los países del primer mundo hacia los países los
países subdesarrollados o en términos más amigables, países en vías de desarrollos y un
violento aumento de la desigualdad en beneficio de los más fuertes.

Como lo indicamos en el párrafo anterior, un producto de este fenómeno llamado


globalización, es la violenta desigualdad que puede existir en beneficio de los más fuertes;
dicha dicotomía transportada al terreno del derecho del trabajo, se refleja en la
coexistencia que existe entre un patrono y un trabajador, en virtud de una relación de
trabajo o acuerdos de voluntades.

El Derecho Laboral ha jugado un papel preponderante en el libre juego económico de un


Estado de Derecho o de un Estado Social de Derecho, pues ha establecido una serie de
pautas de reordenamiento de los nexos laborales que brotan de toda actividad
remuneradora y la postura del Estado alrededor del fomento de ese mercado. Desde ese
ángulo el rol del Derecho Laboral será de equidad, ideal central de una justicia que no se
ha visto reflejada en la realidad bien porque las condiciones políticas no lo han permitido
o porque la ideología dominante del orbe capitalista ha puesto sus trabas para que tal
proceso se cumpla a satisfacción2.

En un contexto en donde se podría indicar que la sociedad se encuentra enajenada al


fenómeno de la globalización, y medio de intermitentes crisis económicas y sociales que
se ha agudizado en algunos países de la región, el Derecho Laboral cumple un papel
fundamental en el sentido de instrumento que ayuda a identificar aspectos sociales
sustanciales como:

2
(CABANELLA, 2001).
La desigualdad social que se puede apreciar en una nación, la cual en muchos casos carece
de fundamentos objetivos, obedece a un presupuesto de la condición humana, nadie es
igual a otro y en tal marco, se legitima a tal forma de hacerlo un estilo de vida; dentro de
este contexto el Derecho Laboral como instrumento, será la propiciar de alguna manera
los mecanismos idóneos para que aquella brecha que se ocasiona entre patronos y
trabajadores, pueda alcanzar un nivel apropiado, y de esa forma tratar de resanar las
heridas que esas diferencias y que tanto resquemores han producido a lo largo y ancho
del orbe capitalista.

Cambiando radicalmente el mundo laboral, y ello en beneficio notable a favor del


capitalismo, no existe duda alguna de ello; y la posibilidad de revertir dicho panorama en
muchos casos es desesperanzadora, debido a que la agresividad con la que este opera no
conoce límites, adaptándose como que si fuera un camaleón al entorno en que se
encuentra, capaz de mutar si las circunstancias así lo apremien y ello en complicidad e
indiferencia de los gobiernos, este ha logrado mediante una serie de estrategias adaptarse
a entornos.

Así como, la imposición de un imperio categórico de tipo tecnológico, pudiéndose


entender esta como la aplicación de sistemas científicos para resolver problemas prácticos
a través de la interactividad, conectividad, Internet, maquinaria de última tecnología, que
han endurecido una nueva fuerza creativa y han simplificado muchos procesos de todo
tipo. La secuela obvia de tal imposición ha sido el nacimiento de una nueva cultura y el
origen de una nueva sociedad amén de un reposicionamiento de los puestos de trabajo
con la disminución de contratos laborales, afectando el mercado de la oferta y demanda
de mano de obra. El problema es de incalculables repercusiones a mediano plazo.

La nueva cultura significa un proceso novedoso de conocimiento y de comportamiento


social, religioso, mercantil, familiar, político, etc., una manera singular de proyectarse, de
comunicarse, de establecer relaciones y de explayarse en una comunidad, ofreciendo
alternativas que antes ni se soñaban. Una nueva lógica de la seducción ha emergido por
consecuencia de esa cultura en donde la imagen vale más que mil palabras y en donde el
curriculum vitae tiene más encanto que la misma verdad.
Dentro de este contexto de globalización, la
aparición de nuevas modalidades de prestación
de servicios a través de plataformas digitales,
tales como lo son: Rappi, Cabify, Glovo, entre
otras. Ha apuesto en evidencia nuevas formas
de trabajo atípicas las cuales se ejecutan de
forma descentralizada y con mayor
flexibilidad, y todo ello dentro del contexto de
sistema de colaborativa, fenómeno que no se
encuentra definido, ni delimitado de forma
uniforme, bajo una subordinación económica;
y ello se fundamenta en el simple hecho de que, estas nuevas formas de trabajo no se
encuentran contenidas en el concepto tradicional de trabajo, el cual es objeto de
protección por el Derecho Laboral, el cual se originó mucho antes de la aparición de este
nuevo sistema económico.

Partiendo de la idea de que, la tecnología no solo ha influenciado en la forma en como


nos relacionamos, sino también en la actividad productiva a partir de un cambio en el
paradigma económico y social, es por ese motivo que nos hacemos la siguiente
interrogante - ¿Sera necesario una nueva regulación que evolucione y permita adaptar
al Derecho Laboral esta realidad compleja? -.

Las propias empresas como Rappi, Cabify, Glovo, consideran a sus "colaboradores",
como independientes, socios, prestadores o emprendedores a quienes realizan el reparto
domiciliario a través del uso de plataformas digitales, pero la definición de este nuevo
modelo económico no es única. Por ejemplo, la Comisión Europea la considera como “un
modelo de negocio en los que se facilitan actividades mediante plataformas colaborativas
que crean un mercado abierto para el uso temporal de las mercancías o servicios
ofrecidos a menudo por particulares”, evidenciándose por completo una vulneración, de
todos sus derechos laborales.

Por otro lado, en relación a las prestaciones a la seguridad social (sistema previsional y
sistema de salud) son soportadas por el repartidor. Estos son, a grandes rasgos, los
elementos en los que se apoyan las empresas para calificar a los prestadores como
autónomos o cuentapropistas, y así vincularlos a través de contratos de locación de
servicios expulsándolos de la protección tuitiva del derecho laboral.

Es por ese motivo que, el pasado 04 de abril pasado se presentó ante el Congreso de la
República el Proyecto de Ley N° 4144-2018-CR, que propone regular la labor que
desarrollan los trabajadores mediante una plataforma digital. Dicho proyecto de ley
desarrolla conceptos básicos que deben tenerse en cuenta en este tipo de relaciones, tales
como Empresas de Servicio Digital y Trabajador Digital. En ese sentido, se propone
denominar a la relación entre la Empresa de Servicio Digital y el Trabajador Digital como
“Trabajo Digital Dependiente”. Asimismo, se plantea reconocer que las empresas
digitales tengan obligaciones respecto a sus trabajadores, como el pago de comisiones;
afiliación de sus trabajadores en el sistema de seguridad social de pensiones y de salud;
entre otras condiciones de trabajo y, el proyecto de Ley N° 4243/2018-CR del empleo
digno que regula a los trabajadores de plataformas digitales. Ambos pretenden legislar
algunos trabajos que actualmente se ejecutan en el modelo de economía colaborativa por
trabajadores autónomos e independientes, tales como los repartidores y conductores, por
lo que no se genera relación laboral entre el prestador del servicio y el propietario de la
plataforma digital.

En ese sentido, citados proyectos normativos del párrafo anterior, tienen como sustento
el Informe Inicial para la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo, elaborado
por la OIT, el cual indica que aún no queda claro qué fracción de la fuerza de trabajo
mundial acabará representando el trabajo virtual, tampoco se sabe si estas formas de
trabajo acabarán entrando en la esfera de la relación laboral, si se convertirán en nuevos
tipos de trabajo informal o si no podrán encajar en los marcos normativos existentes.

Se trasluce que, a la fecha, aun no se determinado si precisamente los trabajos realizados


bajo la modalidad de plataformas digitales podrán ser objetos de protección de Derecho
del Trabajo, debido a que la prestación de servicios de esas plataformas digitales, se
encuentran ubicadas aun dentro del campo propio del trabajo autónomo.

A modo de comentario y reflexión cito la siguiente frase de Ernesto Sábato “Al parecer,
la dignidad de la vida humana no estaba prevista en el plan de globalización”,
indistintamente si es que existe una regulación o no para los trabajadores o colaboradores
de las plataformas digitales, se debe considerar los presupuestos clave que presumen la
existencia de un contrato de trabajo y la existencia de un vínculo laboral, que son la
prestación personal de servicios, la subordinación o dependencia y la remuneración, en
base a ello nos daremos cuenta la existencia de múltiples contratos laborales encubiertos
bajo la modalidad trabajadores o colaboradores de plataformas digitales, es por ello que
es preciso una reforma laboral en donde se incluya dentro del T.U.O del Decreto
Legislativo Nº 728, - Ley de Productividad y Competitividad Laboral, esta nueva figura
de contratación laboral, porque si bien el avance tecnológico es deseable e inevitable, este
nunca puede ser una razón para naturalizar y aceptar los abusos.

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