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ribunal Emisor: SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA PROVINCIA (SCBA)

Causa: I 1588
Fecha: 7/3/2001
Nro Registro Interno:
Caratula: Amacri S.A. c/Municipalidad de Ayacucho s/Inconstitucionalidad Ordenanza 1416/1992

TEXTO COMPLETO
Dictamen de la Procuración General:
El doctor Alejandro N. Helguera invocando su condición de apoderado de la firma Amacri
S.A. se presenta en los términos de los artículos 161 inciso 1ro. de la Constitución de la
Provincia, 683, siguientes y concordantes del Código Procesal Civil y Comercial a los fines
de que el Alto Tribunal de Justicia de la Provincia de Buenos Aires declare la
inconstitucionalidad de los artículos 31, 32, 46, 47 y 51 de la Ordenanza nro. 2.416/92 de la
Municipalidad de Ayacucho, por reputarlos violatorios a los artículos 1, 9, 10 y 27 de la
citada Carta constitucional (fs. 54/68).
I.-
Luego de exponer del cumplimiento de los requisitos de admisibilidad y, entre estos, en
cuanto al plazo, que la acción se plantea con carácter preventivo, manifiesta, a todo evento,
que ante la falta de publicidad, la acción se interpuso dentro de los treinta días de
anoticiada la sociedad cuando se procedía al abono de la cuota correspondiente al mes de
diciembre de 1992.
Expresa que la empresa Amacri S.A. es propietaria de una fracción de doscientas hectáreas
en el Partido de Ayacucho y titular del dominio sobre un campo lindero de mil
cuatroscientas cincuenta y cuatro hectáreas, siendo sujeto pasivo de la tasa por
conservación, reparación y mejorado de la red vial municipal.
En cuanto a los hechos refiere que la Ordenanza en ataque en sus Títulos, XIV y XX,
establece la normativa respecto a la tasa por conservación, reparación y mejorado de la red
vial, y disposiciones generales, respectivamente, (transcribe los correspondientes a los
artículos 31, 32, 46, 47 y 50) y luego pasa a atender a los agravios que causan tales
preceptos.
Manifiesta que el presente constituye un tributo que se cobra por un sistema “progresivo”
en base a que se abone una suma mayor por hectárea por quiénes tienen mas tierra en
propiedad tratándose de una tasa retributiva del servicio de conservación, reparación y
mejoramiento de los caminos municipales, establecido anualmente por la Ordenanza
tributaria. Que respecto a la unidad de consumo, definida por la hectárea, expresa -entre
otras consideraciones-, que se logra un igualitario prorrateo partiendo de quien mas
hectáreas tiene abone más, donde cada hectárea rural en el Partido debe pagar exactamente
igual a cada una de las otras, y que, “...la elección arbitraria de la hectárea como base
imponible, acerca el tributo peligrosamente a otros tributos...de suerte que al menor
desliz ... se puede caer en la tergiversación de la naturaleza jurídica del gravamen y en
inconstitucionalidad.”, (fs. 57 vta.).
Luego pasa a exponer diversas consideraciones doctrinarias en torno al concepto de tributo,
a los principios de igualdad y proporcionalidad y al sistema de progresividad, conforme a
la naturaleza del tributo en cuestión.
En cuanto a la progresividad afirma que los únicos tributos de carácter progresivo son los
impuestos, que atendiendo al tipo de alícuota distingue en fijos, proporcionales y
progresivos, y que éste último “...nada tiene que hacer ...en una tasa por contraprestación
de servicios...” (fs. 60 vta.). Que en el caso -agrega-, sola ha de tenerse en cuenta no la
mayor o menor riqueza, sino el costo total del servicio, el cual es pagado en mayor o menor
medida, según su consumo.
Asimismo expone que la circunstancia de mezclar el costo del servicio con la riqueza del
contribuyente se lesiona el principio de igualdad , cuando el gravamen debe ser idéntico
para cada unidad de consumo.
Aduna que la progresividad no lo es tampoco en la mayor o menor riqueza del
contribuyente sino en base a “...una arbitraria disposición normativa” (fs. 61) y se establece
en función de poseer más hectáreas, siendo ésta -la hectárea- la base imponible, no su
valuación fiscal o su evaluación productiva, en violación al principio de igualdad y a la
equidad. Adjunta estudio agronómico del campo y la rebaja de valuación efectuada por
Catastro territorial. También dejan a posterior demostración la circunstancia de campos de
gran productividad y que sin embargo abonan menos en concepto de tasa, como
demostrativa de la desigualdad que genera la norma atacada. Cita doctrina jurisprudencia
de ese Alto Tribunal de Justicia en torno al concepto de igualdad, de las causas I-1121,
sentencia del 27 de diciembre de 1988 e I-1.297, sentencia del 8 de mayo de 1990.
De tal manera sostiene que la forma de distribuir las cargas en función de escalas
progresivas que separan el concepto de tasa con el de uso del servicio para vincularlo con
el de capacidad contributiva viola lo dispuesto en el artículo 10 de la Constitución
Provincial.
En otro aspecto afirma que de acuerdo a la calidad del campo gravado, la progresividad
degenera en confiscatoriedad en la medida en que el monto del tributo que surge de la
aplicación de las Unidades Cárnicas a la escala progresiva, es de imposible pago para el
actor sin consumir la totalidad del producido.
Desde el ángulo del servicio público al que responde la tasa en análisis esgrime que no
puede haber retribuciones diferentes por iguales servicios públicos prestados, de allí que
entiende que la progresividad entendida como un distinto pago de tarifa por igual tarea
resultaría atentatoria a la equidad e igualdad del servicio.
aduna que ante la naturaleza acordada por el sistema de progresividad el tributo en cuestión
aparecería como “un impuesto disfrazado” que se acercaría a un impuesto directo a la
propiedad, faltando entonces la delegación legal al Municipio para ser titular de la
competencia para propiciar tal tributo (fs. 64)
Haciendo mención a la confiscatoriedad aduce que superaría en cuatro veces por lo menos
el importe que el mismo campo paga en concepto de impuesto inmobiliario provincial,
como señalamiento de la distorsión operada por la tasa municipal.
Sostiene en otro aspecto la violación a la ley de convertibilidad y al artículo 1ro. de la
Constitución de la Provincia, en relación a las unidades utilizadas y que se fijan un valor de
diez centavos cada una, haciendo recaer que la variación del precio de la carne determinará
inexorablemente la variación del a unidad “cárnica” con menoscabo de lo normado en la
ley 23.983.
Asimismo manifiesta la falta de prestación del servicio y la falta de causa para exigir la
percepción del tributo, en tal sentido alega que existe en el caso tal supuesto dada la
imposibilidad del actor de usar los caminos cercanos a su establecimiento y se ve impedido
a movilizar su producción. Deja su demostración sujeta a la prueba a producirse. Ofrece
prueba documental, pericial y formula reserva del caso constitucional federal.
II.-
V.E. dispuso el traslado de la demanda (fs. 73), presentándose por apoderado el Municipio
de Ayacucho (fs. 80/90),
En primer lugar y luego de la negativa de rigor y de consentir el cumplimiento de las
condiciones de admisibilidad de la actora (fs. 81 vta. /82), pasa a referirse a la pretensión
procesal considerando que queda limitada a los ataques a los artículos 31 y 46 por falta de
impugnación y por ende de exteriorización del agravio en relación a las restantes normas
mencionadas.
En cuanto al fondo sostiene que el tributo ha sido sancionado conforme a competencias
conferidas al Municipio tanto por la Constitución como por las leyes provinciales, hace
mención a los artículos 181 a 183, de la Constitución local (n.a.) y 226 a 228, de la ley
Orgánica de las Municipalidades.
Argüye que en consecuencia se dictó la Ordenanza Nro. 2.416/92, la cual goza de
presunción de razonabilidad dado su evidente protección al interés público y reconociendo
que la misma no resulta desproporcionada a la contraprestación brindada por el Municipio
y que su monto pueda ser fijado tomando en cuenta la capacidad económica del
contribuyente.
En cuanto a los sostenido por la actora en relación al sistema de progresividad del tributo
replica que sus quejas deben de ser desestimadas, apoya en doctrina que cita su postura en
torno a demostrar su aplicación también a esta especie de tributo y a que el quantum no
hace a su esencia importando solamente su razonabilidad en la determinación y la admisión
como determinante de la tasa de la capacidad contributiva representada por el valor del
inmueble o de su renta, con el fin de equilibrar el costo total del servicio. Cita doctrina
jurisprudencial de la causa B-40.278, sentencia del 25 de marzo de 1958. Pasa luego a
hacer mención a doctrina de ese Alto Tribunal de Justicia en cuanto al principio de
igualdad.
Afirma que tampoco puede tener acogida la postura de la arbitrariedad que importaría la
aplicación de una escala progresiva basada en la cantidad de hectáreas sin tener en cuenta
su productividad, y ello por cuanto sostiene que la determinación de la tasa se ubica dentro
de las potestades financieras originarias de las comunas pudiendo establecer validamente
escalas progresivas para su pago con basamento en la extensión de la tierra poseída u otras
pautas con fundamento en razones de política y justicia fiscal cuya evaluación es privativa
del Municipio, y en la medida que no se demuestre su confiscatoriedad.
En cuanto a éste presupuesto esgrime que es veraz que las cifras tabuladas en el artículo 31
están referenciadas a “unidades Cárnicas”, y se determinan aplicando lo dispuesto en el
artículo 46; pero niega la configuración de confiscatoriedad en base a que la tasa por
conservación, reparación y mejorado de la red vial para los campos de mas de mil
hectáreas, determinada en el artículo 31, es una manifestación de las potestades impositivas
municipales, “...aplicada en forma justa, equitativa y razonable a esa categoría de
contribuyentes en función de la naturaleza de los servicios: potestades en cuyo ejercicio las
Municipalidades son soberanas...y en tanto no se demuestre que la tasa así fijada tiene, con
relación al giro patrimonial del contribuyente, carácter prohibitivo, destructivo o
confiscatorio...”. Cita doctrina del Alto Tribunal de Justicia.
Niega que pueda surgir de comparar su monto con el importe del impuesto inmobiliario
provincial, o desgravaciones tributarias, ante los diferentes principios que los informan.
Cita las causas I-828, sentencia del 27 de marzo de 1979 e I-824, sentencia del 6 de marzo
de 1979.

Niega que la vía elegida sea la apta para provocar la demostración de perjuicio derivado de
la inaplicabilidad de la ley 23.928, y a todo evento que los artículos 31 y 46 no establecen
mecanismo alguno de indexación de la tasa legislada, que de ninguna de las disposiciones
de la Ordenanza nro. 2.416 se establece que las unidades estén referidas al precio de la
carne, no pudiendo hablarse de indexación, y que de tener que provocar su aumento no
configuraría tal situación “...sino que el aumento estaría respondiendo a un ejercicio
regular, razonable y equitativo de las potestades impositivas que son originarias de las
Comunas”. (fs. 88 vta.).
Niega por último la falta de prestación del servicio, asigna el contenido de “una conjetura”
(fs. 89), y de “ligereza” la imputación de desvío de los fondos recaudados, hechos que
consideran futuros e inciertos y que llevarían a la calificación de abstracta y por ello, de
insuceptible tratamiento por el Tribunal.
Por último desconoce de la documentación agregada, los estudios agrónomos de los
manifiesta no tuvo traslado.
III.-
Abierto el juicio a prueba (fs. 96), se ordena la producción de la ofrecida (fs. 67 y 105, y
107), formándose el correspondiente cuaderno de la parte actora (fs. 104/143). Se adjunta
en fs. 126/130 prueba pericial y explicaciones a fs. 141 de las actuaciones.
Puestos los autos para alegar, luego de certificada la prueba por Secretaría (fs. 144), se
agrega el alegato de la parte actora (fs. 145/146 vta.), resolviendo V.E. el pase en vista a la
Procuración General, en los términos del artículo 687 del Código Procesal Civil y
Comercial (fs. 148).
IV.-
Soy de la opinión que la presente demanda debería prosperar parcialmente, ello por las
razones de hecho y de derecho que pasaré a desarrollar.
No está en discusión la competencia municipal en cuanto a la facultad de disponer el
tributo en tratamiento, sino la forma en que ha sido ejercida por el Municipio al proceder a
determinar los importes ha abonar por dicho servicio y sin considerar aún, la forma de
cumplimiento de la prestación por la Comuna.
De allí que entran en juego, para el análisis, los principios que informan la materia
tributaria, los que mas de una vez se presentan con sus notas entrelazadas.
En el caso el actor no se agravia de que el Municipio imponga una mayor contribución en
base a la mayor extensión del campo en cuestión (cf. fs. 59vta.), sino que lo haga
discriminando entre los contribuyentes dando un valor de partida distinto conforme al
parámetro de la extensión territorial.
Tal circunstancia en mi opinión afectan los principios de igualdad y razonabilidad que
imperan ante la carga tributaria.
Si bien se ha reconocido que el sistema de progresividad se muestra constitucional, aún
para el tipo de tributo en tratamiento (cf. causa I-1.541, “Bernal de Palacio”, sentencia del
29-XII-98), como que no se le puede privar al legislador la facultad de crear categorías
especiales de contribuyentes (cf. “Fallos” 151:359; 273:245; 301:391, entre otros), ello lo
es, en la medida de que éstas no sean arbitrarias ni forzadas, establecidas para hostilizar a
determinadas personas o clases.
En el caso, la medición o base imponible de la tasa en cuestión no guarda directa
proporción con el volumen territorial de cada usuario -solamente-, ya que se establece
asimismo, sumas desiguales e “in crescendo” atendiendo a ese dato: la mayor extensión de
la fracción en propiedad, pero sin justipreciar elementos para justificar dicha mensura y
estipulación presupuestada. Tal es el caso de lo dispuesto en el artículo 31 de la Ordenanza
impugnada.
Ello lleva ha demostrar que la simple extensión no solamente califica el peso de la cantidad
a oblar por el contribuyente, sino que también presume su mayor capacidad contributiva en
base también a una presunta mayor rentabilidad por extensión, lo que por cierto en el caso
aparece desprovisto de todo fundamento (cf. estudio pericial realizado (fs. 126/130,
especialmente fs. 129).
Por lo que aquí entiendo que el criterio de igualdad se fractura cuando no se tienen en
cuenta la igualdad de situaciones sino presunciones de idénticas capacidades económicas
que no recibieron sustento en datos económicos que le sirvieran de sustento al Municipio
para establecer un tributo diferenciado.
A tal óbice, cabe sumar el referido a la cuantía del tributo, dado que el monto de la tasa en
cuestión no guardaría proporción con la absorción de una parte sustancial de las ganancias
razonablemente previstas, es decir en su aplicación al volumen o giro patrimonial del
contribuyente resultando confiscatorio (cf. causa I. 1.595, “Tapera Arteche S.C.A”,
sentencia del 5-VII-96 y su cita), afectando el derecho de propiedad y la libertad de trabajar
y comerciar invocados por la firma actora.
Por último en cuanto al planteo de la no prestación del servicio por el Municipio entiendo
que en el caso no se acredita lo suficiente como para ser evaluado en esta instancia (cf.
pericia citada).
Por tales razones, que estimo suficientes, entiendo que correspondería acoger la pretensión
actora en cuanto pide para su caso la declaración de inconstitucionalidad, si bien
limitándola al artículo 31 de la Ordenanza Tarifaria nro. 2.416/92, ante la falta de
demostración del quebrantamiento que produciría el resto de los preceptos atacados, y que
sólo permiten acercar a esa Corte disconformidad con el sistema adoptado (cf. doct. de las
causas I-1-604, sent. del 22-IV-97, entre otras).
Tal es mi dictamen.
La Plata, 24 de marzo de 1999 - Eduardo Matias De La Cruz
ACUERDO
En la ciudad de La Plata, a siete de marzo de dos mil uno, habiéndose establecido, de
conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden
de votación: doctores Negri, Pettigiani, Hitters, Salas, de Lázzari, se reúnen los señores
jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia
definitiva en la causa I. 1588, “Amacri S.A. contra Municipalidad de Ayacucho.
Inconstitucionalidad Ordenanza 1416/1992”.
ANTECEDENTES
1. Amacri S.A., por apoderado, deduce acción originaria de inconstitucionalidad en los
términos del art. 161 inc. 1º de la Constitución provincial contra la Municipalidad de
Ayacucho, impugnando la Ordenanza tarifaria 1416/1992 -que, expresa, resulta ser una
copia agravada en cuanto a los montos de la anterior 2343/1991-. Ello, por considerar que
los arts. 31, 32, 46, 47 y 51 de dicha Ordenanza vulneran en forma directa los arts. 1, 9, 10
y 27 de la Carta local.
Manifiesta que se encuentran reunidos los requisitos de procedencia y que la acción se
entabla con carácter preventivo. Afirma que su legitimación activa surge de la condición de
propietaria de fracciones rurales en el Partido de Ayacucho, demostrada con los testimonios
que acompaña. En tal condición -expresa- es sujeto pasivo de la tasa por conservación,
reparación y mejorado de la red vial municipal.
Tras desarrollar los hechos y fundamentos de la demanda, solicita que el Tribunal efectúe la
declaración de inconstitucionalidad pretendida.
2. La Municipalidad del Partido de Ayacucho contestó la demanda, solicitando su rechazo
con costas.
Sostiene que si bien se impugnan los arts. 31, 32, 46, 47 y 51 de la Ordenanza 1416/1992,
sólo se desarrollan argumentos en relación a los arts. 31 y 46, por lo que solicita se tenga
por no planteada la acción con relación a los restantes.
Argumenta a continuación sobre la cuestión de fondo para concluir que, a su criterio, a la
accionante no le asiste razón y, por tanto, que su pretensión debe ser desestimada.
3. Producida la prueba, agregado el alegato de la actora -derecho que no ejerció la
contraparte-, oído el señor Procurador General -que dictaminó en sentido favorable al
progreso parcial de la pretensión actora- y hallándose la causa en estado de pronunciar
sentencia, corresponde plantear y votar la siguiente
CUESTION
¿Es fundada la demanda?
V O TAC I O N
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Negri dijo:
I. 1. La firma actora, invocando su condición de propietaria de fracciones rurales en el
Partido de Ayacucho, cuestiona varias disposiciones de la Ordenanza tributaria municipal
relativas a la tasa por conservación, reparación y mejorado de la red vial.
Sostiene que las normas que ataca -arts. 31, 32, 36, 47 y 51 de la Ordenanza 2416/1992-
transgreden en forma directa los arts. 1, 9, 10 y 27 de la Constitución de la Provincia.
Denuncia los siguientes agravios constitucionales: progresividad de la tasa, pues los que
más tierra tienen deben pagar más por cada hectárea; que dicha progresividad tergiversa la
naturaleza jurídica del gravamen el que deja de ser una tasa para pasar a ser un impuesto,
único este último que pueden ser progresivos y establecido teniendo en cuenta la capacidad
contributiva del sujeto; que dado el fundamento de la tasa, sólo puede tener en cuenta el
costo total del servicio y no la mayor o menor riqueza del sujeto, pues de lo contrario se
viola el principio de igualdad; que la progresividad impugnada no es en función de una real
mayor riqueza sino de una arbitraria disposición normativa ya que depende de la posesión
de más hectáreas, no de mejores hectáreas lo cual, en el caso, degenera en confiscatoriedad
por ser de imposible pago sin consumir la totalidad del producido del campo; que en
nuestro derecho las tasas no pueden ser progresivas, pues de lo contrario se altera la
naturaleza de la tasa para convertirse en un impuesto; que el importe de la tasa según ha
sido sancionado superaría en cuatro veces por lo menos el importe que el mismo campo
paga en concepto de impuesto inmobiliario provincial.
Por otra parte, aduce que como la Ordenanza no se refiere a pesos sino a unidades de
referencia que llama Unidades Cárnicas (varía según el precio de la carne), se menoscaban
las disposiciones de la Ley de Convertibilidad 23.928, violándose de este modo los arts. 31
de la Constitución nacional y 1 de la provincial.

Por último sostiene que no ha mediado un razonable destino de fondos para atender el pago
del servicio que con la tasa se pretende cubrir.
2. La Municipalidad del Partido de Ayacucho al contestar la demanda sostiene que, como la
actora circunscribe sus agravios a los arts. 31 y 46 de la Ordenanza tributaria, no
explicitando ninguno en relación a los arts. 32, 47 y 51 (en realidad, art. 50) del mismo
cuerpo, por lo que solicita que se tenga por no planteada la demanda respecto de estos
últimos.
En cuanto a la cuestión de fondo, aduce que la comuna ha actuado dentro de las facultades
impositivas que le acuerdan tanto la Constitución provincial y la Ley Orgánica de
Municipalidades.
Agrega que el gravamen impugnado es una “tasa” cuya legitimidad esta dada por la
efectiva prestación del servicio que retribuye.
Afirma que la relación costo importe del servicio no puede ser una igualdad matemática o
una equivalencia estricta.
Manifiesta que la tasa por conservación, reparación y mejorado de la red vial no resulta
confiscatoria ni irrazonable en tanto ésta es aplicada en base a categorías de contribuyentes
y en función de la naturaleza del servicio.
Por último en referencia a la alegada violación de la Ley de Convertibilidad considera que
la acción de incoada no es la vía idónea para impugnar una norma municipal por ser
contraria a una ley provincial, a lo cual agrega que no existe mecanismo alguno de
indexación pues las unidades cárnicas tienen atribuido por la misma Ordenanza un valor
fijo y no variable.
II. 1. En primer término, asiste razón a la demandada en cuanto a que debe circunscribirse
el examen de la impugnación constitucional a los arts. 31 y 46 de la Ordenanza 2416/1992,
debido a que sólo a ellos se limita el desarrollo de agravios de la demanda.
Dichas disposiciones expresan: art. 31 “De acuerdo a lo establecido en el Código tributario,
los mismos importes a abonar por hectáreas o fracción por bimestre, serán los siguientes,
teniendo en consideración la suma de superficies de los inmuebles rurales pertenecientes a
un mismo contribuyente: 1. De una a doscientos cincuenta has: 4540; 2. De doscientas
cincuenta y una a quinientas has: 5985; 3. De quinientas una a mil has: 7119; 4. De mil una
en mas has: 8237”; art. 46 “Las Tasas por Conservación, Reparación y Mejorado de la Red
Vial Municipal y la Tasa por Control de Marcas y Señales, será referenciadas en la presente
Ordenanza en Unidades Cárnicas (U.C.) cuyo valor unitario es de 0,1 pesos”.
2. Así delimitado el contenido de la decisión, no obstante lo dictaminado en autos por el
señor Procurador General y siguiendo un precedente de este Tribunal -en el que me he
pronunciado- donde se abordó cuestión similar (causa I. 1541, “Bernal de Palacio”, sent.
29-XII-1998), corresponde rechazar la pretensión declarativa de inconstitucionalidad.
En el aludido fallo se recordó que lo reiteradamente resuelto por esta Corte en el sentido de
que la sola razón de medirse en base a la cantidad de tierra propiedad del contribuyente no
transforma a la tasa en un impuesto, desde que ambos tributos se diferencian en cuanto al
presupuesto de hecho adoptado por la ley para poder exigirlo: la prestación efectiva o
potencial de una actividad de interés público que afecta al obligado en el caso de la tasa, el
hallarse en una de las situaciones consideradas por la ley como hecho imponible, en el caso
del impuesto (cfr. causa I. 1288, sent. 23-IV-1990).
Resulta indudable que el gravamen que en autos se cuestiona es una “tasa”, pues halla su
fundamento en la prestación de un servicio: el de conservación, reparación y mejorado de
la red vial, teniendo en consideración la suma de superficie de los inmuebles rurales
pertenecientes a un mismo contribuyente, es decir la capacidad contributiva del obligado,
criterio que es aceptado por la doctrina, legislación y jurisprudencia modernas (cfr. causa I.
1541, cit. y sus referencias doctrinarias).
3. En este orden de ideas, el Tribunal ha sostenido en numerosos precedentes que no existe
norma constitucional o legal que obligue a que las tasas exhiban proporcionalidad entre el
costo del servicio y el monto del gravamen, ya que mediante lo que se percibe no debe
atenderse únicamente a los gastos de la oficina que lo prestan, ya que tanto la existencia de
ésta como el cumplimiento de sus fines dependen de la total organización municipal, cuyas
erogaciones generales deben incidir en las prestaciones particulares en una medida cuya
determinación es cuestión propia de la política financiera (“Acuerdos y Sentencias”, 1957-
IV-542; 1966-II-187; doct. causas I. 824, “Alincurá”, I. 825, “La Constancia”; I. 1139,
“Sanatorio Argentino”, sent. 22-XI-1983; I. 1243, “Empresa Hípica Argentina S.A.”, sent.
6-IV-1989; I. 1273, “Torres y Liva S.A.”, sent. 18-IV-1989; I. 1288 cit., entre otras).
Pues bien, en cumplimiento de los preceptos constitucionales correspondientes (arts. 183
incs. 5º y 6º, 184 inc. 2º, Constitución provincial), la Ley Orgánica de las Municipalidades
ha conferido a las comunas la potestad de crear tributos y dentro de ellos está comprendido
el gravamen por reparación y conservación de pavimentos, calles y caminos (arts. 226 incs.
6 y 31; conc. 25, 27 inc. 2º, 227 y 228, dec. ley 6769/1958, t.o.; causas I. 1243 cit.; B.
50.259, “Consorcio de Propietarios Mayling S.A.”, sent. 28-III-1995).
En cuanto a la supuesta desproporcionalidad de la tasa en cuestión, cabe recordar que el
pago de la tasa presupone la prestación efectiva o potencial de una actividad de interés
público y como consecuencia de ello y en los términos de la doctrina jurisprudencial
atinente a la no necesaria proporcionalidad entre costo del servicio y monto del gravamen
antes referida, no puede prosperar la impugnación vinculada en el vicio de
desnaturalización del tributo en cuestión.
4. Con relación al agravio de la demandante sobre la garantía de igualdad ante la ley que
consagra el art. 11 de la Constitución local, corresponde señalar que la misma no supone, al
menos necesariamente, una igualdad aritmética o absoluta (aquélla que supondría una
imposición matemática igual en su quantum para cada uno de los habitantes) sino la
equiparación de tratamiento frente a la igualdad de situaciones o circunstancias. Ya
Aristóteles había formulado tal principio de igualdad en proporción geométrica, que puede
sintetizarse en su célebre frase “no hay peor injusticia que tratar igual a los desiguales”
(“Etica a Nicómaco”, libro V, “Teoría de la Justicia”, Ed. Espasa Calpe; cf. causa I. 1487,
“Microómnibus Quilmes S.A.C.I.F. y otro”, sent. 14-VI-1994).
De allí que dicha garantía no prive al legislador de la facultad de crear categorías especiales
de contribuyentes, siempre que éstas no sean arbitrarias ni forzadas, establecidas para
hostilizar a determinadas personas o clases (Fallos: 151-359; 273-245; 301-391).
En esa inteligencia considero que el denominado “sistema progresivo” del gravamen
establecido por la Municipalidad de Ayacucho mediante la Ordenanza impositiva, no
lesiona aquel postulado sino, por el contrario, esta enderezado al cumplimiento del mismo.
Parece razonable y congruente que la medición o base imponible de la tasa en cuestión
guarde directa proporción con el volumen territorial de cada usuario.
En todo caso, como ha señalado el Tribunal, si el legislador distinguió diversas clases de
contribuyentes y brindó un tratamiento desigual a quiénes se encuentran en situaciones
diferentes, lo ha hecho actuando dentro de los límites de su competencia privativa por
razones de política tributaria y cuya conveniencia u oportunidad no es dado a los jueces
discutir. Ello dentro del marco de razonabilidad en que dicha competencia debe
desenvolverse y que, en materia tributaria, debe analizarse con menos rigurosidad, desde
que en el Estado moderno es necesario reconocer la existencia de finalidades extrafiscales
en la política impositiva (causa I. 1297 y sus citas).
Razón por la cual este agravio también debe ser desestimado.
5. En cuanto al planteo de que el monto de la tasa resulta confiscatorio, dado que no guarda
proporción con su capacidad contributiva afectando así la garantía establecida por el art. 27
de la Constitución provincial, recuerdo que esta Corte ha expresado que es competencia
exclusiva del legislador elaborar la política financiera del Estado y, en consecuencia,
determinar la medida en que las diferentes categorías de contribuyentes deben aportar para
la formación del erario. Por esa razón es que las impugnaciones basadas en la cuantía del
gravamen sólo deben acogerse en caso de que se demuestre que en su aplicación al
volumen o giro patrimonial del contribuyente, resulta prohibitivo, destructivo o
confiscatorio (causa I. 1183, “Nida S.A.”, sent. del 31-V-1988 y las allí citadas).
Sentado lo que antecede, estimo que la accionante no acredita ninguno de estos extremos,
toda vez que se limita a señalar la incidencia de la tasa vial sobre la producción de la
explotación rural pues, si bien el porcentaje que en orden a la actividad agronómica
suministra el informe pericial a fs. 126/130 puede estimarse alto, juzgo que ello de por sí
no revela el límite que, traspuesto convertiría el gravamen en confiscatorio. Ello así porque
a fin de determinar tal cosa, debe evaluarse si la correspondencia entre el perjuicio irrogado
-a consecuencia de la tributación- y el beneficio que se obtiene por ese mismo concepto,
para poder así concluir si las pautas fijadas para establecer el monto del tributo -en el caso,
una tasa por conservación de calles y caminos rurales- determinan la absorción de una
porción sustancial de la renta de la propiedad, y a los efectos de su apreciación cuantitativa
debe estarse al valor real del inmueble considerando asimismo la productividad posible del
bien (conc. causas I. 1297 y B. 50.259 citadas).
6. Por último con referencia a la falta de prestación del servicio aducida por la actora cabe
poner de resalto que la misma se ha limitado a la mera alegación de dicha circunstancia sin
que ello haya sido abonado por la prueba rendida en la causa, por lo que este agravio
también debe ser rechazado.

III. En mérito de las razones expuestas, no obstante lo dictaminado en contrario por el


señor Procurador General, concluyo que el accionante no ha logrado acreditar los vicios de
inconstitucionalidad que atribuye a la normativa impugnada por lo que corresponde el
rechazo de su pretensión.
Las costas se imponen a la firma Amacri S.A. por su objetiva condición de vencida (art. 68,
C.P.C.C.).
Voto por la negativa.
Los señores jueces doctores Pettigiani, Hitters, Salas y de Lázzari, por los fundamentos
expuestos por el señor Juez doctor Negri, votaron también por la negativa.
Con lo que finalizó el acuerdo, dictándose la siguiente
SE NTENC IA
Por los fundamentos expuestos en el acuerdo que antecede, oído el señor Procurador
General, se rechaza la demanda interpuesta.
Con costas a la actora por su condición de vencida (art. 68, C.P.C.C.).
Por su actuación profesional en autos, regúlanse los honorarios de los doctores Alejandro
N. Helguera y Jorge L. Posik en las sumas de pesos ... y pesos ... , respectivamente (arts. 9,
14, 15, 16, 21, 26, 28 inc. “a”, 49, 51 y 54, dec. ley 8904/1977), cantidades a las que se
deberá adicionar el 10% (ley 8455).
Habida cuenta que los honorarios de los peritos deben adecuarse, además del mérito,
importancia y naturaleza de la labor cumplida, a los emolumentos de los profesionales que
han intervenido en la causa (causas B. 47.489, “Cegelec”, D.J.B.A., t. 119, pág. 602; L.
44.096, “Taraborelli”, sent. del 27-XI-1990), regúlanse los honorarios del perito ingeniero
agrónomo Galo O. Delavaut en la suma de pesos ... .
Regístrese y notifíquese.

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