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EXPOSICIÓN DE MOTIVOS.
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Proclama de la Asamblea General de las Naciones Unidas, del 25 de noviembre de 1981,
Resolución 36/55.
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cultos y prácticas de las religiones ancestrales. De acuerdo a lo establecido en el
marco legal vigente.
Breve fundamentación histórica
La pluralidad religiosa que existe en Venezuela, y que reclama reglas claras de
convivencia, guarda una relación estrecha con la larga lucha librada a favor de la
libertad de cultos. Desde los primeros intentos por la independencia, los patriotas se
plantearon el problema de la libertad religiosa. El General Francisco de Miranda, en
su proyecto constitucional de 1811, reconoce al catolicismo como religión nacional
pero se pronuncia por un régimen de tolerancia y por la anulación de la actividad
inquisitorial. Pese a esto, la primera constitución de la Confederación Colombiana de
1811, en su artículo 18, afirma que “La Religión Católica, Apostólica, Romana es
también la del Estado y la única y exclusiva de los habitantes de
Venezuela”. El razonamiento de los sectores más radicales del movimiento
emancipador estaba dirigido a probar cómo la intolerancia religiosa dominante en el
país era un obstáculo al avance del proyecto independentista el cual tenía como
objetivo el establecimiento de una sociedad libre, democrática y pluralista.
Con pocas excepciones, las constituciones que rigieron la república durante el siglo
XIX y comienzos del XX, consagraron de alguna manera la libertad religiosa. La
Constitución de 1961 en su Artículo 65, amplía el derecho de libertad de cultos
estableciendo que “Todos tienen derecho de profesar su fe religiosa y de ejercitar su
culto, privada o públicamente, siempre que no sea contraria al orden público o a las
buenas costumbres. El culto estará sometido a la suprema inspección del Ejecutivo
Nacional, de conformidad con la ley. Nadie podrá invocar disciplinas religiosas para
eludir el cumplimiento de las leyes ni para impedir a otros el ejercicio de sus
derechos”. Por otro lado, el Art.130 invoca también el derecho del Patronato
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Eclesiástico y deja abierta la posibilidad de celebrar convenios para regular las
relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado.
Bases jurídicas
La libertad religiosa y las bases para el funcionamiento de los cultos e iglesias, están
claramente garantizadas en el artículo 59 constitucional, al establecer que “El Estado
garantizará la libertad de religión y de culto. Toda persona tiene derecho a profesar
su fe religiosa y cultos, a manifestar sus creencias en privado o en público, mediante
la enseñanza u otras prácticas siempre que no se opongan a la moral, a las buenas
costumbres y al orden público. Se garantiza, así mismo, la independencia y la
autonomía de las iglesias y confesiones religiosas, sin más limitaciones que las
derivadas de esta constitución y de la ley...Nadie podrá invocar creencias o
disciplinas religiosas para eludir el cumplimiento de la ley ni para impedir a otro u
otra el ejercicio de sus derechos”
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a) La Declaración Universal de Derechos Humanos del 10 de diciembre de 1948,
que en el artículo 18 establece: “Toda persona tiene derecho a la libertad de
pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de
cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o
creencia individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la
enseñanza, la práctica, el culto o la observancia”.
b) La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, acordada en
la IX Conferencia Internacional Americana de 1948, que en su artículo III reza:
“Toda persona tiene el derecho de profesar libremente una creencia religiosa y
de manifestarla y practicarla en público y en privado”.
c) El Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos de 1966, en su artículo
18 reafirma estos derechos, añadiendo lo siguiente: “Los Estados partes en el
presente Pacto, se comprometen a respetar la libertad de los padres y, en su caso,
de los tutores legales, para garantizar que los hijos reciban la educación religiosa
y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”. Otro tanto, aprobó la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, (Pacto de San José de Costa
Rica) del año 1969, en su artículo 12.
La presente ley ha sido dividida en nueve (9) títulos contentivos de cuarenta y cinco
(48) artículos. En el Título I se establece el objeto general de la ley y el deber en
que está el Estado venezolano de velar para que toda persona desarrolle libremente
sus creencias, así como fomentar la participación de las asociaciones religiosas en
la consecución del bien común. Parte importante de las obligaciones del Estado es
garantizar a los pueblos indígenas el derecho a realizar sus ritos y prácticas
religiosas ancestrales en todo el territorio nacional. En este título queda claro que
todas las corrientes o manifestaciones religiosas ancestrales son iguales y libres
ante la ley, y que ninguna organización religiosa ancestral tendrá carácter estatal.
El título II, establece los alcances del derecho a la libertad religiosa y de culto, la
cual implica profesar la creencia religiosa que la persona elija libremente o no
profesar ninguna, y no ser perturbado en el ejercicio de este derecho; también, el
derecho que tienen las personas de recibir asistencia religiosa de su propia confesión
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donde quiera que se encuentre y, principalmente en los centros de salud, recintos
militares y en los lugares destinados a la privación de libertad; así como recibir e
impartir enseñanza o información religiosa de toda índole a quien desea recibirla.
Los padres, tutores y representantes tienen derecho a que sus hijos e hijas,
representados y representadas, reciban la educación religiosa que esté de acuerdo
con sus propias convicciones. Parte importante de este título es reafirmar la plena
autonomía de las entidades religiosas para el desarrollo de los fines que le son
propios. Esto incluye, entre otras, la potestad de celebrar reuniones de carácter
religioso, fundar y mantener lugares para estos fines; así como establecer su propia
jerarquía y organización interna y difundir por cualquier medio su propio credo,
propendiendo a la dignificación de la persona.
El título III determina el marco legal en el cual los ciudadanos ejercerán su derecho
a asociarse con fines religiosos de acuerdo a los trámites previstos en la ley, y
garantiza la permanencia de la personalidad jurídica de las organizaciones
religiosas, así como su derecho a crear y mantener en forma autónoma, instituciones
de carácter educativo o humanitario. En este título se protege la personalidad jurídica
de derecho público y el régimen jurídico que las organizaciones religiosas,
reconocidas como tales, tengan con anterioridad a la publicación de la presente ley,
y se establece que las entidades religiosas debidamente registradas en el Ministerio
del Poder Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz, a través de la
Dirección General de Religión y Cultos, gozarán de personalidad jurídica de derecho
público.
El título V establece el derecho que tienen los padres y tutores a orientar a sus hijos
y representados según sus propias convicciones religiosas, así mismo, abre la
posibilidad de que se imparta educación religiosa en los planteles educativos
oficiales y privados hasta el sexto grado, a solicitud de los padres o representantes.
Este título contiene también, los derechos que tienen las entidades religiosas de
fundar y dirigir planteles educativos de carácter religioso, así como el deber de
registrarlos en el ministerio respectivo si desean obtener el reconocimiento oficial.
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El título VI, contiene las normas a las cuales se acogerán las entidades religiosas
para la adquisición, enajenación y administración de sus bienes y donaciones, los
cuales, en caso de disolución, no podrán pasar a dominio de alguno de sus
integrantes. Se le reconoce a las entidades religiosas, las exenciones y beneficios
tributarios establecidos en las leyes y, finalmente, deja abierta la posibilidad para
suscribir convenios entre el Estado y las entidades religiosas, siempre que estén
enmarcados dentro de objetivos educativos, humanitarios y de culto.
El título VII, se refiere al derecho que tienen las personas y entidades religiosas a
realizar reuniones o manifestaciones de carácter religioso, bien sea privadas o
públicas, dentro de los requisitos establecidos por esta y otras leyes de la República;
así como la obligación en que están los funcionarios públicos de brindar atención y
protección a las reuniones y manifestaciones religiosas. Además, este título postula
la inviolabilidad de los lugares de culto, así como los límites a esta inviolabilidad.
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TÍTULO I:
DISPOSICIONES FUNDAMENTALES
Artículo 4º- El Estado velará para que las personas desarrollen libremente sus
creencias, cultos y prácticas religiosas y promoverá la participación de las
organizaciones, los templos y asociaciones religiosas en ejecución de iniciativas de
responsabilidad social que tengan como objetivo el desarrollo integral de la nación,
los fines del Estado y el logro del bien común de toda la sociedad venezolana.
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Organización religiosa: es toda aquella forma de organización social autónoma
creada libremente por las ciudadanas y ciudadanos con la finalidad de desarrollar
sus creencias y ejercer sus cultos y prácticas religiosas;
Templos: son todos aquellos espacios, privados y públicos, tradicionalmente
utilizados para la realización de los servicios ecuménicos y litúrgicos propios de las
religiones ancestrales;
Asociación religiosa: es toda organización civilmente registrada ante la instancia
designada por el Ministerio del Poder Popular con competencia en materia de
religiones y cultos.
Culto: son las creencias sobre las múltiples deidades y/o manifestaciones de la
divinidad que se adoran en las diferentes religiones ancestrales;
Prácticas religiosas: se expresa en las diversas modalidades y formas de hacer las
ceremonias y liturgias en las religiones ancestrales.
TÍTULO II:
DE LA LIBERTAD RELIGIOSA
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leyes de la república y ordenanzas municipales. Para ello se crearan lugares
específicos para la colocación de tales desechos.
TÍTULO III:
DE LA PERSONALIDAD JURÍDICA Y LOS ESTATUTOS
Sólo por sentencia judicial podrá ser cancelada la personalidad jurídica de las
organizaciones sociales y asociaciones civiles religiosas.
Artículo 14.- Las organizaciones sociales y asociaciones civiles religiosas para sus
actuaciones deberán cumplir con el ordenamiento que se señala a continuación:
a) Solicitud de inscripción por ante la instancia designada por el Ministerio del Poder
Popular con competencia en materia de religiones y cultos.
b) El Ministerio del Poder Popular con competencia en materia de Religiones y
Cultos, dentro del lapso de Diez (10) días hábiles siguientes a la presentación de
la solicitud, se pronunciará sobre la autorización para su actuación.
c) Publicación en la Gaceta Oficial de la República de la decisión del Ministerio del
Poder Popular con competencia en materia de religiones y cultos con un extracto
del acta constitutiva y el respectivo número de registro.
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Artículo 16.- Las organizaciones de las religiones ancestrales que se encuentren
afectadas por las decisiones del Ministerio del Poder Popular con competencia en
materia de religiones y culto podrán solicitar una revisión una vez cuando haya pre
concluido el lapso para decidir por ante los órganos jurisdiccionales.
TÍTULO IV:
DE LOS SACERDOTES Y SACERDOTISAS RELIGIOSOS Y RELIGIOSAS
Las personas que hayan completados los estudios para ser sacerdotes y
sacerdotisas religiosos y religiosas que hayan sido designados como tales por la
asociación religiosa a la que pertenezcan, pueden solicitar el reconocimiento oficial
ante la instancia asignada por el Ministerio del Poder Popular con competencia en
las religiones y cultos.
TITULO V:
SOBRE LA EDUCACIÓN DE
LAS RELIGIONES ANCESTRALES
Artículo 26.- Todos los ciudadanos y las ciudadanas tienen derecho a recibir e
impartir educación religiosa.
Artículo 27.- Los padres que ejerzan la patria potestad sobre sus hijos tienen el
derecho de orientar su educación religiosa.
Los tutores tienen el derecho de orientar la educación religiosa de los menores sobre
los cuales ejerzan su tutela.
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TITULO VI:
DEL PATRIMONIO DE LA PERSONAS JURÍDICAS
Artículo 32.-Las personas jurídicas de las entidades religiosas regidas por esta ley
tendrán los mismos derechos, exenciones y beneficios tributarios que la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela y las leyes reconozca a otras iglesias,
confesiones e instituciones religiosas existentes en el país.
TITULO VII:
DE LAS REUNIONES Y MANIFESTACIONES RELIGIOSAS
Artículo 33.-Todos tienen derecho a realizar reuniones con fines religiosos en sus
hogares sin permiso previo.
Artículo 35.- Los templos y las edificaciones para el culto religioso son inviolables.
No pueden ser allanadas sino para impedir la perpetración de un delito, o para
cumplir, de acuerdo con la ley, las decisiones judiciales. Llegado el caso de un
allanamiento, las autoridades tendrán en cuenta las consideraciones del caso.
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Artículo 36.-Todos tienen derecho a hacer reuniones, desfiles y manifestaciones de
carácter religioso en lugares públicos, tales como plazas, parques, paseos
peatonales, avenidas y calles, conforme a los requisitos previstos en esta ley.
Artículo 37.- Las personas naturales o jurídicas que deseen llevar a cabo una
reunión, desfile o manifestación de carácter religioso en forma pública deben hacer
una participación con veinticuatro horas de anticipación, por lo menos, a la primera
autoridad pública de la jurisdicción, en la cual se indicará el nombre de los
responsables del acto, el lugar, itinerario, el día, hora, objeto y programa del acto. La
autoridad civil acusará recibo de la participación en una copia de la misma en el acto
de su presentación y en la misma oportunidad la misma fecha le entregará a los
interesados la resolución administrativa aceptando el acto público.
Si otras personas hubiesen solicitado con anterioridad una autorización para realizar
un acto público en la misma fecha y lugar, o uno cercano, o el sitio escogido
estuviese afectado por una prohibición general previa, la primera autoridad sugerirá
los cambios en lugar fecha o itinerario, en el sitio o itinerario que sean aconsejables,
a fin de otorgar la aceptación correspondiente.
A los efectos de esta disposición, la primera autoridad civil llevará un libro en el cual
irá anotando en riguroso orden cronológico, las participaciones de reuniones y
manifestaciones públicas recibidas.
Artículo 38.- Los funcionarios policiales velarán por el buen desarrollo del acto
público, en el lugar, itinerario y horario previsto para ello, para lo cual coordinará con
las personas organizadoras de dicho acto las medidas necesarias para garantizar
que no afectará la seguridad pública, ni el orden público, ni la tranquilidad ciudadana.
Artículo 39.- Cuando exista una prohibición general de realizar reuniones, desfiles
o manifestaciones públicas en plazas, parques, paseos peatonales, avenidas, calles
u otros sitios de un municipio, previsto en una resolución municipal debidamente
publicada, los y las alcaldes podrán autorizar en forma excepcional, a solicitud de
una asociación religiosa, reuniones, desfiles o manifestaciones de carácter religioso
en dichos sitios, siempre que no afecten el orden público.
TÍTULO VIII:
DEL CONSEJO CONSULTIVO DE LA RELIGIONES ANCESTRALES
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tramitar cualquier iniciativa, propuesta o proyecto que tengan a bien elevar a la
consideración de cualquiera de los poderes públicos.
c) El Consejo Consultivo de Ancianos y Ancianas de las Religiones Ancestrales es
de carácter autónomo y representa a las diferentes religiones ancestrales
asentadas en el territorio nacional.
TÍTULO IX:
DISPOSICIONES TRANSITORIAS Y FINALES
Artículo 43.- La República, a través del Ministerio del Poder Popular con
competencia en materia de religiones y cultos, favorecerá el diálogo interreligioso
para promover la fraternidad, el reconocimiento, respeto mutuo y apoyar las acciones
e iniciativas interreligiosas que contribuyan al desarrollo integral de la nación, los
fines del Estado y el logro del bien común de toda la sociedad venezolana.
Articulo 46.- Se creará un parlamento religioso ancestral, que será formado por un
número de diputados o representantes elegidos de acuerdo a la proporción nominal
o uninominal según la población religiosa que conforman las religiones ancestrales,
dicho parlamento será el órgano que estará en la obligación de promulgar y
sancionar la reglamentación necesaria y de crear una instancia en consenso con el
Consejo Consultivo de Ancianos de las Religiones Ancestrales, que permita
direccionar y fortalecer la política pública de las religiones ancestrales como base
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fundamental que caracterizan la identidad nacional venezolana, así como el Registro
Público de Organizaciones Religiosas Ancestrales.
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