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BIBLIOTECA ELECTRÓNICA PARA EL MAESTRO

EL MAESTRO Y EL CONTENIDO DE
SU ENSEÑANZA

RENOVACIÓN DEL
ESTUDIO BÍBLICO
por Mary H. Garvin

EDITORIAL MUNDO HISPANO


© 2007
RENOVACIÓN

DEL ESTUDIO

BÍBLICO

©1976 POR ZONDERVAN CORPORATION

MARY H. GARVIN

TRADUCTOR:

JORGE PAPAKIRIAKÓPULES

Al pueblo de Dios,
con amor
Índice
Palabras preliminares de Rosalind Rinker
Prefacio
Reconocimientos
1. Objetivos de un grupo de estudio bíblico
2. Cómo puede cambiarnos el grupo de estudio bíblico
3. Líderes-servidores/Miembros-servidores
4. Evaluación/Cuadro de los procesos del grupo
5. Seis métodos de estudio bíblico
Entrevista Cabeza, corazón y mano
Método sueco Investigación bíblica
Ocho preguntas Paráfrasis
6. La oración como parte del grupo de estudio bíblico
7. Cómo comenzar un grupo de estudio bíblico
8. Para que usted comience: — 46 estudios bíblicos
El precio del discipulado cristiano — 6 estudios
Efesios — 12 estudios
Cuatro aspectos de la oración (Oración conversacional) — 4 estudios
Jesús y las necesidades humanas en el evangelio de Juan — 8 estudios
La persona de Dios en el mundo actual (Salmos) — 6 estudios
La llegada de las buenas nuevas (para Navidad) — 4 estudios
Considerad a aquél (para Pascua) — 6 estudios
9. Dos programas para la capacitación de líderes
Palabras Preliminares
Conocí a Mary Garvin en 1969, cuando mi hermana, Denise Adier, y yo
fuimos invitadas a dar unas conferencias en Taiwan para mujeres misioneras y
militares. Inmediatamente, Mary tomó nuestros materiales y comenzó a
estudiar y orar con tres amigas. Al cabo de un año, diez mujeres de ese grupo
creciente habían elaborado un plan para alcanzar a otras a través de la oración
y el estudio bíblico en sus respectivas iglesias y comunidades.
Fue a partir de este modesto comienzo que los pedidos comenzaron a
acrecentarse. Mary preparó el primero para su traducción al idioma chino a
través de la Iglesia Presbiteriana del Canadá en Taiwan, en la cual sirve con su
esposo. El Comité Nacional Femenil de la Asamblea General lo publicó y lo ha
estado utilizando como material de sus programas durante los últimos cinco
años.
Debido a que el programa fue ampliamente utilizado y ha llevado renovación
tanto a individuos como a grupos, son varios los misioneros de distintas
denominaciones que se han interesado. Para cubrir la demanda de una misión
inglesa, se han reproducido mil copias en offset. Los luteranos de Ontario
invitaron a Mary a dirigir dos talleres para ministros y líderes laicos, que luego
formaron parte de su énfasis de 1973.
Personalmente, estoy encantada con el contenido de este libro, pues he
descubierto que el Espíritu Santo le ha enseñado a Mary muchas de las mismas
cosas que me ha enseñado a mí, pero con mayor frescura. Me escribió
diciéndome que su vida ha cambiado desde que recibió esta enseñanza.
También usted recibirá una visión nueva a medida que estas páginas
comiencen a iluminar su propia mente y de acuerdo con su propio grupo o
iglesia. Este es el primer libro de Mary Garvín y, debido a que combina amor y
practicidad, sé que querrá un ejemplar para usted, pero también uno para su
pastor y otro para la biblioteca de su iglesia.
ROSALIND RINKER
Prefacio
“¡Ser cristiano, seguramente, es algo más que asistir meramente a la iglesia
los domingos! ¿Qué significa realmente ser cristiano?”.
o si no,
“¿Estudio bíblico? ¡Ah, sí! En mi iglesia tenemos un estudio bíblico todas las
semanas. El pastor lo dirige. Aprendemos cosas interesantes acerca de la
Biblia, pero no asiste mucha gente”.
o si no,
“La Biblia no parece muy adecuada a las necesidades de nuestro tiempo.
Puede ser que haya tenido algún significado para nuestros antepasados, pero
no veo cómo puede hablarnos a nosotros”.
Este tipo de comentarios y preguntas de parte de muchos laicos de nuestros
días nos impulsaron a llevar a cabo algunas experiencias en el estudio bíblico
de grupos pequeños. Fijamos como objetivo de nuestro pequeño y heterogéneo
grupo el tratar de descubrir juntos lo que realmente significaba ser cristiano.
Inmediatamente, descubrimos qué significaba ser la Iglesia de Cristo. La
alegría de este descubrimiento trajo consigo dones, fuerza y gozo en las vidas
de los miembros del grupo. Comencé entonces a registrar lo que estábamos
aprendiendo juntos, para poder compartir la experiencia con otros cristianos.
Desde que comenzamos, hace ya cinco años, literalmente cientos de personas
aquí en Taiwan y en Canadá, donde estuvimos enseñando durante un año, han
recibido influencia de este trabajo. El aliento que he recibido de tantos que han
tomado parte en la experiencia me ha impulsado a hacerla conocer a otros.
Los métodos aquí descriptos no son nuevos, pero he sido sorprendida por el
descubrimiento de que no son tan bien conocidos para la gran mayoría de los
laicos. Son simples y todo el grupo aprenderá con rapidez cómo utilizarlos. No
se requieren líderes con experiencia. En realidad, el liderazgo debe ser
rotativo, para que todos tengan oportunidad de dirigir un estudio.
Se necesita un mínimo de materiales: lápices, papel, Biblias, y mentes y
corazones abiertos. Un diccionario de la Biblia y otros comentarios pueden ser
muy útiles. pero el no poder conseguirlos no sirve como excusa para no
estudiar la Biblia. La biblioteca de su iglesia puede facilitarle algunos libros.
El pastor de su iglesia estará capacitado muchas veces para contestar las
preguntas que el grupo no pueda satisfacer.
Mi deseo es que este libro guíe al lector a una aventura completa y nueva en la
vida cristiana y, quizás. pueda utilizarse, aunque modestamente, para ayudar
en la renovación de la iglesia.
Reconocimientos
Deseo agradecer a los muchos autores de los últimos tiempos quienes, al
expresar su propia fe en la iglesia como un agente redentor en el mundo de
Dios, me han alentado a ser miembro activa de ella. Ellos me transmitieron
mucho del ímpetu que me llevó a la experiencia básica que inspiró este libro.
Lucy Noordhoff, Lucille Hanson, Betty Mayo y mi esposo, Murray, leyeron el
manuscrito total o parcialmente y me aconsejaron y alentaron. Gary Whallon
lo transcribió a máquina. ¡Dios bendiga a cada uno de ellos! Otros muchos me
han alentado y han orado por mí. Tal vez a quienes más debo agradecer es a las
muchas mujeres de Taiwan y especialmente a la Sra. Chun- Jean Lee, quien
trabajó conmigo en los comienzos de este programa de estudio bíblico.
A mi esposo Murray y a mis cinco hijos, nunca podré agradecerles lo
suficiente. Han tenido paciencia y comprensión cuando las comidas no estaban
listas a tiempo; me han alentado cuando la tarea de escribir me abrumaba; han
cooperado conmigo cuando necesitaba más tiempo para mi manuscrito y
siempre se han mostrado tolerantes.
Rosalind Rinker, autora de “La oración: una conversación con Dios” y otros
libros, me introdujo en el gozo de la oración conversacional y los grupos
pequeños, cuando visitó Taiwan en 1969. Siempre le estaré agradecida por su
ministerio, que cambió completamente la dirección de mi vida.
Los métodos de estudio bíblico presentados aquí son de diversas fuentes. Estoy
en deuda con:

— la Asociación Cristiana de Jóvenes de Suecia por el método sueco, que


adaptamos convenientemente;
— la Comisión Juvenil de la Iglesia Escocesa, que publicó “Guía para una
aventura” (Edimburgo, 1962) de la que adaptamos el método de cabeza,
corazón y mano y: el de las ocho preguntas;
— Christian Outreach Inc, de Huntingdon Valley, Pensylvania, que publicó
“Crecimiento por Grupos” de Lyman Coleman (1965, 1967) de la que
adaptamos el método de la paráfrasis;
— los Navegantes, de Colorado Springs, Colorado, quienes fueron los
primeros en presentar el método de investigación bíblica;
— Tamiko Nakamura, quien nos enseñó el método de la entrevista.
1. Objetivos De Un Grupo De Estudio Bíblico
Vivimos en un mundo dividido. Las relaciones deterioradas prevalecen entre
las naciones, entre gobernantes y gobernados, en el matrimonio, en la familia,
dentro de nosotros mismos. Hoy más que nunca el hombre se pregunta:
“¿Quién soy yo? ¿Por qué estoy aquí? ¿Es la vida alguna broma colosal? ¿Es
un juego en el cual el hombre está destinado a ser siempre el perdedor? La
superpoblación, la contaminación, la potencia increíble de las armas que
construimos y la violencia de nuestro propio odio, amenazan con
extinguirnos. La soledad se convirtió en la gran palabra de nuestro tiempo.
Estamos separados de Dios, si es que realmente existe un Dios, separados
entre nosotros y separados en nuestro interior. Aborrecemos lo que somos y lo
que hacemos y, hasta ahora, no tenemos el poder para convertirnos en aquello
que, en nuestros corazones, soñamos que podríamos ser. ¿Cuál es la
respuesta?”.

¿Quiénes Somos?
Como cristianos, creemos tener la respuesta para el dilema del hombre.
¿Quiénes somos? La Biblia nos dice en 1 Ped. 2: 9, 10,
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que
nos llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro
tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro
tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero que ahora habéis
alcanzado misericordia”.
¿Quiénes somos? Pues bien, nosotros somos “pueblo adquirido por Dios”. En
otro tiempo, nos encontrábamos como todas las demás personas del mundo
actual: no sabíamos quiénes éramos, a dónde íbamos, ni para qué vivíamos.
Pero la misericordia de Dios nos fue revelada y descubrimos que somos el
pueblo de Dios y que tenemos un propósito en la vida, porque estamos unidos
al gran propósito de Dios que es que todos los hombres puedan ser llamados su
pueblo, y que cada persona pueda saber quién es, de dónde viene y hacia
dónde va.

El Pueblo De Dios: Un Pueblo Con Un Mensaje


¿Cómo recibimos nosotros la misericordia de Dios? Es evidente que no
podemos recibir algo que no conocemos. Ese es el motivo por el cual la
comunicación verbal es una parte sumamente importante de la vida y el
mensaje de la Iglesia cristiana. Usamos términos como testificar, confesar,
proclamar. Juan dice que “en el principio era el Verbo, y el Verbo era con
Dios, y el Verbo era Dios” (Juan. 1: 1). El mensaje, o sea la palabra de Dios
para nosotros, es que El nos hizo a su propia imagen y para su propio
propósito. En Jesucristo, El nos ha redimido y es por eso que su propósito
puede ser realizado. Jesucristo mismo es el Verbo que Dios envía. Jesús te está
diciendo:
“Mírame. El Padre se complace en mí y desea que también puedas ser así.
Déjame vivir dentro de tu, y tu vida tendrá significado y sentido. En mí hay
perdón y aceptación y conmigo ya nunca más te sentirás solo”.
Y ese es el mensaje que el pueblo de Dios está llamado a proclamar: un
mensaje de redención, de propósito, de esperanza. ¿Cómo podremos
proclamarlo si no lo conocemos? En la respuesta a esta pregunta se encuentra
el primer objetivo del programa de un grupo de estudio bíblico:
Descubrir, por medio del estudio de las Escrituras, que la Palabra cíe Dios
es apropiada para nosotros en la actualidad.
La Biblia ha demostrado que es la Palabra de Dios porque, a través de los años,
continúa vigente el poder del Espíritu Santo que habla y transforma los
corazones de los hombres. Pero de esta realidad depende una importante
premisa: a menos que permitamos que el Espíritu de Dios haga que las
verdades de las Escrituras sean algo real en nuestra vida diaria, en nuestra
relación con Dios, con nosotros mismos y con otras personas, la Biblia será
para nosotros solamente un libro más. La Biblia tiene un tremendo poder
potencial, así como las aguas de una extensa represa poseen la fuerza necesaria
para suministrar la energía eléctrica; sin embargo, es sólo cuando las
compuertas del dique son abiertas, las aguas liberadas y la energía activada,
que ese poder potencial se transforma en electricidad capaz de iluminar cada
una de las lamparitas eléctricas. Así también sucede con la Biblia. A menos
que la abramos con un propósito claro, con corazones deseosos de conocer la
verdad y con la voluntad de permitir a1 Espíritu de Dios que la use en nuestras
vidas, no encontraremos en ella redención ni esperanza, ni para nosotros ni
para el resto del mundo.

El Cuerpo De Cristo
Otra respuesta que nos da la Biblia a los cristianos en relación con la pregunta
“¿Quiénes somos?”, está basada en 1 Cor. 12:27. Pablo resume el capítulo con
estas palabras; “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno
en particular”.
La Iglesia es el cuerpo de Cristo y es un cuerpo viviente. Es dinámica, es
creciente, es activa. No está fundada sobre formalismos rígidos. Así como el
cuerpo humano necesita ser alimentado y la sangre debe ser llevada por todos
sus órganos para poder nutrirlo, la Iglesia, el cuerpo de Cristo, debe proveer
siempre el alimento a los cristianos, para que cada una de sus partes pueda ser
nutrida y alimentada y usada plenamente por el mismo organismo.
La figura que nos brinda Pablo de la Iglesia es verdaderamente significativa.
Todos nosotros hemos tenido la experiencia de un dolor de muelas o de una
espalda molesta, que nos dejó prácticamente inservibles, aunque el resto de
nuestro cuerpo continuara sano. Del mismo modo, la Iglesia es debilitada por
un miembro que se encuentre enfermo. La cabeza de la Iglesia — o podríamos
decir, el dinamismo, la personalidad, el factor que controla su vida — es
Jesucristo. Una mano que no recibe el mensaje enviado por el cerebro, es una
mano inservible y una carga para el resto del cuerpo. Si los cristianos no
reciben el mensaje que Cristo les está trasmitiendo, ellos también se han vuelto
inservibles y una carga para la Iglesia.
El segundo objetivo del programa de un grupo de estudio bíblico es, por lo
tanto,
ayudar a la alimentación y el crecimiento de los demás miembros del grupo,
de manera que ellos puedan ser partícipes, de palabra y de hecho, de las
buenas nuevas del amor redentor de Dios para todo ser humano y,
verdaderamente, para todo lo que Él creó.

La Comunidad Del Espíritu Santo


Los seres humanos nunca son redimidos en un lugar vacío. El amor redentor de
Dios sirve, no solamente para restablecer nuestra relación personal con Él, sino
también para restaurar nuestras relaciones con los demás. Así como Dios, por
medio del Espíritu Santo, nos muestra la necesidad que tenemos de lograr una
correcta relación con Él, su Espíritu obra de tal manera en nosotros, que nos
muestra esa misma necesidad con respecto a nuestros prójimos y a nosotros
mismos.
Pero en la práctica, ¿de qué modo nos brinda Dios la realidad de la redención y
la restauración? Al ser convencidos de nuestras necesidades, sólo logramos
sentirnos miserables. ¿Cómo termina Dios esta tarea? Como expresó una
señorita: “Pero, ¿cómo puedo amar a alguien que no me agrada?”. La respuesta
es, por supuesto, que “nosotros no podemos”. No podemos ser redimidos
simplemente a causa de que lo deseemos. Somos redimidos por la muerte de
Jesucristo en la cruz del Calvario. Es así que tampoco es posible reconciliarnos
con nuestro prójimo, o con nosotros mismos, sólo por el hecho de quererlo. En
estas relaciones, estamos reconciliados también, a causa de Jesucristo. Así
como Él vive en nosotros y en todos los que creen en Él (ver Juan 15; Ef. 3:14-
21; Gál. 2:20; Fil. 1:21; Col. 1:24-28, especialmente el v. 27; Col. 3: 1-4), es
su Espíritu el que ama, el que perdona y el que reconcilia. Esa es la razón por
la que aquellos que se llaman a sí mismos cristianos, por ejemplo, la Iglesia, a
menudo son mencionados como “la comunidad del Espíritu”. La Iglesia es el
conjunto de hombres y mujeres en los cuales Cristo vive, por medio de su
Espíritu, y a través de los cuales él ministra su ayuda a las necesidades de la
humanidad. Esta definición de la Iglesia, la comunidad del Espíritu Santo, nos
conduce a entender mejor el tercer objetivo del grupo de estudio bíblico.
Alentarnos a tener conciencia y comprensión de lo que significa formar parte
de la comunidad cristiana.

La Familia De Cristo
A medida que el niño crece, va comprendiendo lo que significa formar parte de
una familia. Aprende cosas concernientes a sus hermanos y hermanas, la
obediencia a sus padres, el sentido de propiedad, a compartir, a cooperar y. en
fin, otras numerosas lecciones. No nace con el conocimiento de todo esto: lo
aprende luego. Como cristianos también tenemos que aprender y crecer por
medio de la experiencia. La Iglesia es nuestra familia y estamos destinados a
convivir juntos en esta comunidad, junto al Espíritu Santo. Debemos aprender
a vivir en ella y al mismo tiempo aprender a vivir en el mundo. Pero nuestra
vida en el mundo no puede separarnos de esa comunidad, porque nuestra
identidad fundamental proviene de allí. Llevamos siempre en nosotros las
señales de nuestra relación con Jesucristo. Por este verdadero dilema es que
muchos cristianos tienen grandes conflictos.
No es fácil ser cristiano en el mundo. Parte de estas dificultades provienen del
hecho de que, incluso, no es fácil ser cristiano (en el sentido de demostrar el
amor de Cristo) en la propia Iglesia. Pienso que es un arte que debemos
aprender. La comunidad de Dios, la Iglesia, debe ser el lugar de preparación
para nuestro servicio en el mundo. Así como dentro de las relaciones de la
familia mostramos confianza en nuestra propia personalidad, lo que nos
permite relacionarnos como personas con otra gente, en la familia del pueblo
de Dios, mostramos confianza en la vida de Cristo dentro de nosotros, lo que
nos permite vivir redimidamente en el mundo.

El Grupo De Estudio Bíblico Es Como Un Laboratorio


El grupof1 de estudio bíblico es como un laboratorio de experimentos dentro de
la Iglesia. Un científico que conduce un experimento, debe llevar el control de
lo que hace antes de poder extraer conclusiones exactas. El grupo proporciona
los controles necesarios dentro de los cuales se puede experimentar en la
misma vida cristiana y de este modo sacar conclusiones que nos permitan
crecer en el conocimiento y la experiencia de la vida de Cristo dentro de
nosotros. La cantidad de integrantes del grupo es una de las formas de control.
Aprendemos así a pensar de los miembros de la Iglesia como individuos en vez
de verlos como una gran masa de gente. Los mismos integrantes son los
controles del grupo. Ellos nos recuerdan que necesitamos tener sabiduría y nos
ayudan a llevar las metas hacia su cumplimiento total.
El principal control es, por supuesto, Jesucristo mismo. En la persona del
Espíritu Santo, El está enseñando, dirigiendo, alertando, reprimiendo,
disciplinando, amando, perdonando.
La Palabra de Dios es el catalizador del grupo de estudio bíblico. Es usada por
el Espíritu Santo para modificar las relaciones dentro de él. Más adelante,
trataremos algo acerca de las modificaciones que podemos esperar que se
produzcan.

Usando Los Dones


Para permitirle realizar su tarea, el Espíritu Santo otorga dones a la Iglesia.
Algunos de ellos son mencionados en 1 Corintios 12 y en Rom. 12: 3-8. Pablo
dice en Ef. 4:11-13 que Dios da dones a los hombres “a fin de perfeccionar a
los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”.
El resultado es la unidad en nuestra fe y en nuestro conocimiento de Cristo y
una constante madurez en Él.
Esto es lo importante para que recordemos que todos los miembros no tienen,
ni necesitan tener, los mismos dones. Debemos estar dispuestos a descubrir
nuestros propios dones y a ayudar a los demás a descubrir los suyos. Luego, en
unidad, podemos ayudarnos unos a otros a usar esos dones en nuestras iglesias,
en nuestras familias y en nuestras comunidades. El grupo de estudio bíblico, es
una manera de tomar conciencia del trabajo del Espíritu en medio de nosotros,
pues Él nos ayuda a averiguar cuáles son nuestros dones y nos permite
funcionar realmente, como Iglesia cristiana.
Los tres objetivos de este programa son, por lo tanto, los siguientes:
1. Descubrir, por medio del estudio de las Escrituras, que la Palabra de Dios
es apropiada para nosotros en la actualidad.
2. Ayudar a la alimentación y el crecimiento espiritual de los demás miembros
del grupo, de manera que puedan ser partícipes, de palabra y de hecho, de las
buenas nuevas del amor redentor de Dios para todos los seres humanos y,
verdaderamente, para todo lo que Él creó.
3. Alentarnos a tener conciencia y comprensión de lo que significa formar
parte de ]a comunidad cristiana.

Evangelismo
Llegados a este punto, alguno podrá preguntar: “¿Trataremos algo acerca del
evangelismo?”. Y podríamos contestarle: ¿No es acaso uno de los objetivos del
programa de un grupo de estudio bíblico llevar a las personas a creer en
Cristo? No creo que el evangelismo sea una meta en sí mismo, sino que forma
parte de cada uno de los tres objetivos anteriores. Conducir a todo hombre al
conocimiento de Jesucristo es el propósito de Dios y la tarea de la Iglesia. El
grupo de estudio bíblico puede ser la herramienta usada para cumplir con ese
propósito. Cuando un no creyente es invitado a participar en el grupo, vendrá,
sabiendo que allí puede llegar a descubrir qué es lo que Dios quiere decirle. El
primer mensaje que debe ser obedecido es “Cree en el Señor Jesucristo”. Para
esta persona, la salvación será el fruto de este primer objetivo.

Cuatro Énfasis
De todo lo que hemos dicho anteriormente, es importante que recordemos que
hay cuatro énfasis principales en esta clase de programa. El programa no estará
completo, ni será productivo o efectivo, si es descuidado uno solo de estos
énfasis.
1. El primero es en el estudio de la Biblia. Todos los métodos dados en este
libro tienen un común denominador: cada uno de ellos proporciona los medios
necesarios para un estudio individual del pasaje. Luego, el tiempo para
participar y compartir las ideas de cada uno es estipulado por los propios
integrantes del grupo. Finalmente, gran parte de la atención debe ser puesta en
el grupo y en las decisiones individuales para poner en práctica esas ideas. La
Biblia se transforma en la palabra viviente cuando somos obedientes a sus
enseñanzas. Gran parte de la culpa por declaraciones como “la Biblia ya no es
adecuada”, está concentrada en el hecho de que no dedicamos el tiempo
suficiente para pensar cómo poner por obra la palabra que hemos recibido.
2. El segundo énfasis es en el grupo. El mensaje de la redención en Jesucristo
es un mensaje basado en nuestras relaciones. Cuando separamos ese mensaje
de las demás personas, nos estamos separando nosotros mismos de la verdad.
El reino de Dios es a menudo llamado el reino de las relaciones correctas.
Debemos tener una correcta relación con Dios por medio de Jesucristo, una
correcta relación con nosotros mismos, una correcta relación con nuestro
hermano y nuestro prójimo, y una correcta relación con el mundo. ¡Las
personas del grupo son importantes! Si dentro del grupo descuidamos las
necesidades expresadas por los demás, nos volvemos desobedientes a la
Palabra que estudiamos. El “estudio de la Palabra de Dios”, debe convertirse
en la “aplicación de la Palabra de Dios”. No aplicada, la Biblia se transforma
en un juez que condena en vez de redimir.
El grupo es importante porque es el medio en el cual aprendemos a aplicar las
verdades que recibimos de nuestro estudio. Aprendemos a interesarnos por las
personas que se hallan en dificultades, cómo amar a esa persona a la cual,
quizás, no queremos considerar como nuestra amiga, cómo animar a quien ha
fracasado, cómo compartir el peso de las cargas ajenas, cómo abrirnos a los
demás de manera que puedan aceptar el perdón de Dios para sus vidas, y cómo
recibir el amor que otros quisieran darnos.
3. El tercer énfasis es en la extensión. La obediencia a la palabra de Dios que
nos fue revelada es el punto fundamental dentro del programa. A través de la
historia de la Iglesia, y siempre que ella sea una comunidad de servicio. Dios
la ha llamado y la llama, para dar a conocer las “buenas nuevas” de Jesucristo
para todos los seres humanos. Un grupo de estudio bíblico que no se abre para
ayudar a los demás, se convierte en un grupo desobediente.
La extensión tiene dos formas. La primera es la extensión de los miembros del
grupo dentro de la comunidad que nos rodea. El cristiano no puede tener un
excelente ministerio entre los inconversos si sus relaciones interpersonales
están centradas en los círculos cristianos. Es muy peligroso que los cristianos
se encierren en la comunidad de la Iglesia ignorando al resto del mundo. El
grupo de estudio bíblico debe alentar a las personas a salir al mundo,
compelidos por el amor de Cristo hacia ese mundo. El amor y el apoyo del
grupo puede brindar aliento para que cada miembro cumpla con la vocación
que Dios le dio. La Palabra de Dios, estudiada semana a semana, puede darle
la firme seguridad del poder de Dios que le permita cumplir con ese ministerio.
La segunda forma de extensión es en el crecimiento del grupo. Este programa
está basado en el principio de las células de crecimiento. La experiencia nos
enseña que cuando no hay crecimiento el grupo se estanca y muere. Los
nuevos miembros son el signo que confirma nuestra preocupación por los
demás. Ellos renuevan la unidad del grupo porque traen nuevas
preocupaciones, problemas y alegrías con los cuales el grupo puede trabajar,
haciendo que la Palabra de Dios nos enseñe nuevos mensajes. Cuando el grupo
se agranda considerablemente, es tiempo de dividirlo para permitir que siga
creciendo y envuelva a nuevas personas.
4. Esto último nos conduce al cuarto énfasis: la preparación de líderes. Esto es
de suma importancia si el programa está dando frutos. Obviamente, los grupos
no pueden ser divididos en otros nuevos sí no hay líderes disponibles.
Los métodos enseñados en este libro son muy simples: fáciles de aprender y
fáciles de enseñar. Si los programas incluidos son usados en el orden
estipulado, cada miembro de un grupo podrá aprender a dirigir estudios
bíblicos usando los seis métodos dados. En todo grupo, siempre hay “líderes
naturales” y ellos pueden aprender más rápidamente. Sin embargo, los que son
vacilantes necesitan de mayor tiempo y aliento. Es necesario que el grupo se
discipline a sí mismo para que éstos aprovechen las muchas oportunidades de
comportarse como “líderes naturales”.
Lo básico del énfasis en la preparación de líderes, es la teoría de que cada
miembro del grupo es un líder en potencia, porque cada uno de ellos es, o
puede llegar a ser, un integrante del Pueblo de Dios, llamado de las tinieblas a
su luz admirable de manera que pueda anunciar las maravillosas obras de Dios.

Sumario

1. Objetivos.
(a) La iglesia es el pueblo adquirido por Dios, llamada a proclamar sus obras
maravillosas y su mensaje para el mundo. Para proclamar la Palabra es
necesario conocerla y el estudio bíblico es una forma de poder hacerlo.
(b) La iglesia es el cuerpo de Cristo, y como tal, debe vivir y crecer. El estudio
bíblico y la obediencia de lo que Dios revela en su Palabra, proveen el
crecimiento que nos convierte en partes útiles y activas del cuerpo,
experimentando y compartiendo las buenas nuevas del amor de Dios.
(c) La iglesia es la comunidad del Espíritu Santo. El programa del grupo de
estudio bíblico, nos permite experimentar el poder de Dios al trabajar en medio
del grupo y con esto fortalecer nuestra fe, testimoniando que su poder es eficaz
en el mundo entero.

2. Cuatro Énfasis.
(a) El estudio de la Biblia. La obediencia a la Biblia permite al poder de Dios
manifestarse en la vida del cristiano y de este modo él se convierte en el
recipiente del poder de Dios en el mundo.
(b) El grupo. El evangelio trata acerca del reino de las correctas relaciones. El
grupo proporciona el ambiente en el cual aprendemos a ejecutar las verdades
que Dios nos reveló, haciendo con ello que la Palabra de Dios sea algo vital en
nuestra existencia.
(c) La extensión. Los cristianos son llamados a una tarea, la de proclamar y
vivir el mensaje del evangelio en el mundo. Descuidar el objetivo de alcanzar a
nuevas personas es desobedecer la Palabra de Dios y ello puede conducir a la
muerte del grupo. Dios revela nuevos mensajes a aquellos que los han
obedecido. El siempre lo ha hecho antes.
(d) Preparación de líderes. Las células de crecimiento — por ejemplo el
crecimiento por medio de divisiones periódicas del grupo en grupos más
pequeños — sólo son posibles si cada miembro comparte las responsabilidades
del liderazgo.
2. Cómo Puede Cambiarnos
El Grupo De Estudio Bíblico
Philip A. Anderson, en su libro Church Meetings that Matter (“Las reuniones
de la iglesia que valen”), nombra nueve cambios que deben ser esperados de
una persona como participante activo de un grupo cristiano. Vamos a señalar a
continuación cómo estos nueve cambios se producen a través de la experiencia
de un grupo de estudio bíblico.

1. Del movimiento de concentrarnos en nosotros mismos hacia la


preocupación por los demás.
Nuestra reacción inicial en un grupo incluye preguntas como “¿Estaré cómodo
en él? ¿Qué pensarán ellos de mí? ¿Tendrán interés en lo que yo siento?”. En
un grupo de estudio bíblico aprendemos a aceptarnos y a aceptar a otros,
porque nos sentimos seguros constantemente de pertenecer a Dios y de que Él
nos ha salvado. Él nos perdona y de igual manera perdonamos a los demás.
Con esta confianza comenzamos a preguntarnos “¿Cómo podría ayudar a
Roberto? ¿Se sentirá lastimado cuando el grupo no esté de acuerdo con él? ¿De
qué manera puedo demostrarle que me intereso por él aunque también
discrepe?” Nuestro foco de atención ha cambiado así de nosotros mismos hacia
los demás.

2. Del movimiento de la duda hacia la confianza en nosotros mismos.


Tenemos distintos grados de dudas con respecto a nuestra propia capacidad. La
buena aceptación por parte del grupo de la contribución que aportemos a su
vida y el constante recuerdo por parte de las Escrituras que nos dice que somos
creados a la imagen de Dios y redimidos plenamente, nos ayuda a descubrir
que cada uno de nosotros es una persona de importancia y valor en Jesucristo.
Confiando en esta libertad podemos participar de esta admirable convicción.

3. Del movimiento de la irresponsabilidad hacia el sentido de


responsabilidad por nosotros y por los demás.
Es imposible “aislarse” dentro del grupo. Cuando algún miembro del grupo es
irresponsable todo el grupo sufre. En un grupo pequeño, ese sufrimiento es
obvio. En un grupo numeroso, siempre habrá alguien que será responsable,
mientras la mayoría del grupo permanece silenciosa e inactiva, siendo ello
evidentemente destructivo. En un grupo, cada miembro es importante, y si uno
o dos personas tienen que cargar con toda la responsabilidad el grupo pronto se
viene abajo. La vida del grupo depende del sentido de responsabilidad de cada
miembro, por sí mismo y por las demás personas que lo componen.

4. Del movimiento de guardar hacia el de compartir.


Existen dos maneras de guardar en secreto nuestros pensamientos e
intimidades. Una de ellas es permanecer callados; la otra es hablar
constantemente de cosas que nos mantienen “a salvo” de revelar nuestro
interior y que no se tornan amenazantes. De cualquiera de las dos maneras, no
estamos revelando al grupo nuestros verdaderos pensamientos y sentimientos.
Generalmente, el secreto se guarda por miedo a ser rechazados por el grupo o
por estar a la defensiva. A ninguno de nosotros le gusta ser criticado, pero
todos queremos ser conocidos. En una oportunidad comentaba a una amiga,
que la gente iba a los cocktails con el objeto de conocer a otras personas.
“¡Estás en un error!”, me respondió. “La gente va a esas fiestas para que otras
personas las conozcan a ellas”.
Todos anhelamos que alguien nos conozca como realmente somos y que nos
acepte de esa manera. Los cristianos somos libres de aceptarnos como somos
porque Dios nos acepta también así. El grupo cristiano puede, por lo tanto,
alentarnos a compartir auténticamente nuestra personalidad con los demás y
llenar de este modo una necesidad básica que se encuentra en todo ser humano.
Sin embargo, nunca debemos compartir algo simplemente por consideración,
sino que debemos esforzarnos por ser honestos cuando lo hacemos. Y cuando
alguien se haya abierto a nosotros, debemos rogar a Dios que nos otorgue el
amor, la lealtad y la sensibilidad que nos permitan ingresar en su vida humilde
y amorosamente, reconociendo que es ése el ministerio al cual Él nos ha
llamado y que, únicamente cuando Jesucristo vive dentro de nosotros, somos
realmente capaces de llevarlo a cabo.

5. Del movimiento de la esclavitud hada la liberación*


Cada uno de nosotros tiene en su vida cosas de las que quisiera liberarse.
Quisiéramos estar libres de nuestros sentimientos inadecuados, de nuestras
frustraciones, de la necesidad de defendernos, del miedo a ser rechazados por
los demás. Quisiéramos ser libres de compartir nuestra fe, de servir a los
demás, de admitir nuestros defectos. Pero, esencialmente, lo que todos
queremos es libertad para ser nosotros mismos.
El problema se origina cuando preguntamos qué pensamos acerca de
“nosotros”. La mayoría quiere, en realidad, ser perfecto. Podemos aceptar
imperfecciones, defectos y pecados en otras personas, pero no los aceptamos
en nosotros mismos. Queremos ser mejores de lo que somos y que otras
personas puedan pensarlo también. Tenemos temor de que, puesto que no nos
gusta ser como realmente somos, tampoco agrademos a otras personas. En
consecuencia nos ponemos máscaras falsas. Cuando hacemos algo equivocado
y estamos obligados a admitirlo, decimos que “perdimos la máscara”. En otras
palabras, la máscara se cae y la gente puede ver cómo somos realmente.
Uno de los fundamentos de la fe cristiana es la doctrina del perdón de los
pecados. Creemos que Dios perdona los pecados y que por ese motivo Él
perdona lo que está mal en nosotros. Él es realmente libre de amarnos tal como
somos. Porque Dios me perdona y me ama como realmente soy, debo
perdonarme y amarme a mí mismo como soy.
Cuando pasamos a formar parte de un grupo de personas que creen también
que Dios las perdonó, y que se han perdonado a sí mismas por no ser perfectas,
estoy libre para ser yo misma. ¿Por qué? Porque la consecuencia inmediata de
esta seguridad es la capacidad de perdonar y aceptar a las personas como son
en realidad.
La siguiente historia demostrará lo que quiero decir. Durante un estudio
bíblico, había en el grupo que yo atendía una joven madre que nos invitó a
compartir la paráfrasis que había hecho del salmo en el cual estábamos
trabajando. “Antes de empezar”, dijo ella, “hay algo que quisiera decirles. Hoy
estoy muy enojada y ello se demuestra en la forma en que escribí mi paráfrasis.
Estuve levantada toda la noche a causa de un hijo enfermo y estoy muy
fatigada. Me encuentro resentida por haber perdido el sueño y porque mi
marido estuvo durmiendo mientras ocurría todo esto. Estoy enojada con él, y
estoy enojada con mi hijo, y estoy enojada conmigo misma”. En aquel instante,
yo deseaba saber cómo tomaría el grupo esta confesión. Había, por lo menos,
tres posibilidades. Podríamos haber ignorado lo ocurrido y ella se hubiera ido
del grupo, sintiendo que no podíamos ayudarla y preguntándose si nosotros le
contaríamos a nuestras amigas lo desamorada e irresponsable que era ella
como madre (porque éste era el modo en que se sentía). O podríamos haberla
criticado,
“¡Ah, mi querida! ¡Tú no puedes sentir de esa manera! ¡Esa es tu obligación
como esposa y como madre! ¡Deberías estar enojada contigo misma!”
Y mi amiga se hubiera marchado a su casa con un sentimiento de culpa y
disgustada, no con su marido y con su hijo, sino con el grupo que la había
juzgado y le había dicho efectivamente, aunque no en estas palabras:
“Eres una inadaptada. Pensamos que somos mejores que tú ya que nunca
experimentamos esas actitudes”.
O el grupo pudo haber respondido de la tercera manera. Algún miembro podría
haber dicho: “¡Oh, Joan! ¡Yo sé cómo te sientes! ¡Eso me ha sucedido a mí
también y siempre me siento culpable por ello!” Y otra persona podía haber
recalcado: “Sí, yo también. ¿Qué podemos hacer con respecto a esa culpa y ese
resentimiento?” Alguien más pudo haber contestado que ello le servía para
agradecer a Dios por todas las preciosas bendiciones que se experimentan
siendo madre, y que nos prestan ayuda en los momentos de dificultad al
considerar el valor que tienen. Tal vez otro miembro del grupo pudo haber
sugerido que oraran por Joan. La oración podría incluir el agradecimiento a
Dios que, en Cristo Jesús, ha perdonado nuestras faltas y defectos. Alguien
más le pudo haber pedido a Dios que ayude a Joan a perdonarse a ella misma,
y otro más pudo haberle rogado que ayude a todos los miembros del grupo
cuando se presenten cosas similares.
Con esta tercera forma de responder, Joan hubiera partido sintiendo que no
estaba sola en su esfuerzo por ser una verdadera cristiana. También se hubiera
sentido comprendida y aceptada. Ya no necesitaría defenderse de la actitud
equivocada que había asumido. Ahora podía estar libre para ser, realmente,
ella misma — no el ser humano perfecto que había erigido como modelo para
sí — , sino la persona perdonada, que era libre para pedir la ayuda de Dios al
haber admitido su necesidad.
Lamentablemente, el grupo optó por no tratar la franca confesión de Joan. Ella
partió del estudio bíblico ese día, deseando no haber sido tan vulnerable y
sintiendo resentimiento hacía las otras mujeres que habían rehusado compartir
sus problemas.
El grupo es una pequeña porción de la iglesia, el pueblo de Dios. El Espíritu de
Dios mora en el grupo. Cuando como miembros de ese grupo, estamos
determinados a ser honestos con cada uno de los demás integrantes en la
presencia del Espíritu de Dios, el mismo Espíritu está en medio nuestro
ayudándonos a amar y a aceptar a esas personas. Si no podemos admitir
nuestras necesidades e imperfecciones ante los demás, entonces tenemos que
edificar un muro alrededor nuestro (o ponernos la “máscara”), que nos
guardará de que los demás puedan conocer la clase de persona que somos.
Mientras ese muro esté rodeándonos, no somos libres de amar y ser amados, de
perdonar y ser perdonados, de ayudar y ser ayudados.
Un grupo de estudio bíblico ayuda a sus miembros a escapar de las cadenas del
miedo y la culpa, porque provee el ambiente propicio en el cual es
relativamente fácil poder ser uno mismo. Cuando somos libres para ser
nosotros mismos, ya no necesitamos usar nuestras energías en protegernos. Es
así que, entusiastamente, nos lanzamos a servir y amar a los demás, y si
fallamos, tenemos en la seguridad del perdón de Dios y el perdón del grupo el
aliento y la libertad necesarios para intentarlo nuevamente.

6. Del movimiento de la desconfianza a la confianza.


En un estudio bíblico que tuvimos hace poco tiempo, invité al grupo a pensar
por unos minutos en las pruebas que habían experimentado en sus vidas.
Luego compartir, si fuese posible, alguna de esas experiencias y lo que cada
uno sintió como consecuencia de esas pruebas. Inmediatamente, uno de los
miembros objetó:
“¿De qué nos sirve compartir estas cosas? Eso no puede ayudarnos. En la
práctica, a veces, ello nos hace más mal todavía. La persona con la que
compartes tus problemas no puede, realmente, ni comprenderte ni ayudarte y
además incluso puedes haberlo compartido con una mala persona que podría
llegar a traicionarte”.
El problema de esta mujer no es algo fuera de lo común. Todos
experimentamos esta clase de temor y desconfianza hacia otras personas. Un
grupo pequeño proporciona el ambiente en el cual nos sentimos confiados.
Fundamentalmente, la confianza es tener fe en alguien más. Como miembros
de la Iglesia de Cristo, nuestra fe básica es en Él, pero también debemos creer
que Él vive en otros cristianos.
Mi amiga tuvo dificultades al confiar en otras personas porque, como nos
sucedió a todos, su confianza fue probablemente defraudada.
Aquí encontramos un verdadero problema para el grupo. Cada miembro se
siente renuente a confiar en él porque no sabe con seguridad si el grupo es o no
confiable. Pero el grupo no puede mostrar esa confiabilidad, a menos que
alguno dentro de él tenga la suficiente valentía como para poner a prueba esa
confianza.
Si cada miembro del grupo recibe ayuda de los demás, sin un sentido de
crítica, y verdaderamente se esfuerza por ser comprensivo, se establece un
clima de confianza. Los integrantes del grupo pasan de una relación de mero
conocimiento y familiaridad a una relación de profunda e íntima amistad. El
grupo se siente cómodo y cada miembro siente que forma parte de él.
En un grupo confiable, un miembro siente que puede ser realmente él mismo, y
que el grupo le ayudará a crecer y a convertirse en la persona que
verdaderamente desea ser.
7. Del movimiento de la necesidad de recibir ministerio a la
preocupación por brindar ministerio.
El lector recordará que este programa de estudio bíblico surgió, primeramente,
de la necesidad que tres o cuatro personas sintieron por una forma de estudio
que les ayudara a crecer en su propia fe. La gente fue invitada a participar del
estudio bíblico sobre esa base. Los miembros concurrían con el objeto de
recibir ministerio; ellos querían forjarse una fe que se convirtiera en algo
activo en su vida diaria. Un año después, ese grupo de diez mujeres había
ideado un plan para alcanzar a otras mujeres en sus iglesias y comunidades. El
anhelo ahora era compartir con otras personas el ministerio que habían
iniciado. Este es un ejemplo de crecimiento de grupo.
Sin embargo, el crecimiento se produce, constantemente, a nivel individual.
Una de las mujeres con quienes tuvimos un grupo vino con una tremenda
necesidad personal. Durante la primera reunión se mantuvo quieta. observante,
analizando el clima del grupo y sin contribuir en gran medida. Luego que
comprobó que el grupo era confiable y que realmente se interesaba por ella,
comenzó a compartir las necesidades más profundas de su ser. Cuando
encontró dentro del grupo la ayuda para esas necesidades mediante el estudio y
la obediencia a la Palabra de Dios, se dio cuenta que otras personas podían
también hallar la ayuda en él. De manera que invitó a sus amigos a asistir,
comenzó a escuchar los motivos de necesidad de otras personas y estuvo
dispuesta a orar por ellas.
Únicamente cuando la iglesia tenga un real sentido de comprensión y
aceptación del gran ministerio que Dios ha preparado para ella en Jesucristo,
será capaz de llegar y ministrar al resto del mundo.
En un grupo de estudio bíblico, sus integrantes aprenden cómo recibir la
ministración de Cristo y cómo ministrar a los demás en su nombre.

8. Del movimiento de una mente cerrada hacia


una mente abierta para aprender.
Hoy en día, se están revirtiendo algunos conceptos acerca de la educación de
los adultos. Los educadores están descubriendo que las personas aprenden
mejor cuando se sienten personalmente envueltas con el contenido de lo
enseñado; de modo que el énfasis en la educación de los adultos debe ser
puesto en la participación y el compromiso de cada uno de ellos.
El protestantismo, con un notable énfasis histórico en la “predicación de la
Palabra”, se ha colocado a sí mismo en una gigantesca rutina. El énfasis no
está equivocado; simplemente ha sido demasiado exclusivo. La Iglesia creció
con el sentimiento de que el predicador tenía la Palabra de Dios y el laico
oídos para escuchar. El resultado es que el pastor tiene sobre él la tremenda
responsabilidad de ser el único a través de quien los oráculos de Dios son
escuchados, y la gente no se siente llamada a ser templos del Espíritu Santo, a
través de quienes Dios trabaja y ministra a su iglesia. Todo ello conduce al
fracaso: el pastor sobrecargado de trabajo tiene muy poco tiempo para
escuchar la voz de Dios y los perezosos y despreocupados creyentes, duermen
tanto física como mentalmente mientras la Palabra de Dios es predicada.
En un grupo de estudio bíblico, ninguno es llamado a desempeñar el “papel de
autoridad”. El participante del grupo descubre que, aun cuando las personas
comparten conflictos y problemas que están más allá de su propia experiencia,
él está, a menudo, capacitado para poder ayudarlas. Se convierte en un
maestro. Pero también descubre que cuando comparte su personalidad y sus
propios conflictos, los demás se convierten en maestros para él. Debido a que
comparte en un proceso de enseñanza, se transforma en un excelente alumno.
En un grupo de estudio bíblico, aun hasta los integrantes nuevos por el hecho
de ser personas en las cuales Cristo mora y a través de quienes el Espíritu
Santo trabaja, pueden también contribuir en el proceso educacional.
Debido a que otros tienen la posibilidad de preparar y dirigir el estudio bíblico,
ellos también pueden hacerlo. Mientras que anteriormente pensaban que lo
único que podían hacer era sentarse y escuchar a un experto que exponía las
Escrituras, encuentran que ahora pueden conducir al grupo hacia la experiencia
del aprendizaje. en la cual ellos comparten y participan tan plenamente como
el resto de los integrantes.
En 1 Ped. 2: 9, 10, se nos dice que la Iglesia es el real sacerdocio llamado a
declarar las maravillosas obras de Dios. El pasaje no dice “algunos de ustedes
son escogidos”. Está hablando a todos los cristianos (1 Ped. 1: 1) diseminados
por diversas regiones. Se dirige a cada cristiano en todo tiempo y lugar. Cada
cristiano está llamado a ser un discípulo de Jesús, un alumno suyo, de modo
que pueda formar parte del sacerdocio ministrante. El grupo de estudio bíblico
nos proporciona el medio en el cual nos convertimos en alumnos de Jesucristo.

9. Del movimiento del odio hacia uno mismo, hacia los demás y hacia
Dios, al amor hacia un mismo, hacia los demás y hacia Dios.
Este es el movimiento más importante que persona alguna podrá realizar en el
grupo y, de hecho, en su propia vida. El mundo está lleno de personas que se
aborrecen a sí mismas y como resultado aborrecen al resto de las personas y
también a Dios. Algunos de ellos ocultan el odio hacia sí mismos bajo un
barniz de falsedad que recubre su personalidad de manera que tratan de
convencerse que son realmente buenas personas. Más aún, si no consiguen
siquiera probárselo a ellas mismas, decimos que tienen un complejo de
inferioridad. La alarma se incrementa con la ola de suicidios probando en
forma concluyente que muchas personas han llegado al clímax del odio por
ellas mismas y están camino a su total autodestrucción.
Un grupo que trabaja en Taiwan, donde es alta la tasa de suicidios, con
personas que intentaron o lograron suicidarse, nos relataba que la mayoría de
los casos son causados por “problemas familiares”: infelicidad en el
matrimonio, malas relaciones entre padres e hijos. Las relaciones con otras
personas es el área en la cual más fracasamos. Y cuando fracasamos, nos
odiamos a nosotros mismos. Después de fracasar por mucho tiempo, la vida
nos parece desesperante, y no podemos volvernos hacía otras personas. Vemos
únicamente nuestros propios fracasos e imaginamos que todas las demás
personas también los ven. El éxito de los demás nos parece demasiado grande
para nosotros y eso hace que nuestros fracasos se nos tornen mucho más
evidentes. Es así que comenzamos a odiarlos. Nuestra culpa va creciendo y
entonces odiamos a Dios. Lo odiamos porque Él nos creó, y porque nos dice
que debemos amar a los demás y no podemos hacerlo.
Esto puede parecer exagerado, pero es lo que se produce en el interior de todos
nosotros. ¿Cuál es la solución?
Fundamentalmente, la solución está en el perdón. Ninguno de nosotros
experimenta el perdón totalmente de la misma manera. Algunas veces
experimentamos primero el perdón de Dios en Jesucristo; otras lo hacemos por
medio de uno de sus hijos. No obstante, es solamente cuando experimentamos
el perdón de Dios, de una u otra manera, que comenzamos a perdonarnos a
nosotros mismos.
El Señor Jesús, en esa maravillosa historia de los Evangelios (Luc. 7:36-50)
cuando la mujer pecadora lavó con lágrimas sus pies, le relató a Simón el
fariseo la parábola del hombre que tenía dos deudores, perdonándoles a ambos
su deuda. Luego le preguntó cuál de ellos le amaría más, aquel que tenía una
gran deuda o aquel cuya deuda era pequeña. Por supuesto, Simón respondió
“aquel a quien perdonó más”.
Cuando nos damos cuenta del hecho admirable de que Dios no nos condena,
sino que nos acepta como somos; que no nos desecha, sino que nos saca de la
condición de pecadores en que vivíamos y nos convierte en nuevas criaturas;
cuando comprendemos esas verdades y permitimos que se apoderen de nuestro
interior, ¡entonces somos libres! Tenemos esperanza. ¡Dios nos ama! ¡Dios! El
santo, impecable, perfecto Dios me ama; así como soy, pecador como soy.
Hemos sido perdonados en gran medida.
Y nosotros le amamos. Cuando podemos decir: “Soy un pecador en todas las
cosas de mi vida, pero Dios me ama y me promete todo su poder para hacer de
mí una persona regenerada”, comprendemos que Él también puede obrar en
otras personas, ¡y nosotros también podemos hacerlo! Al formar parte de la
iglesia, pertenecemos a la comunidad de los pecadores perdonados, quienes
reciben no solamente el perdón de Dios sino también el perdón de los demás.
En un grupo de estudio bíblico donde la principal aspiración es estudiar y
aplicar la Palabra de Dios en nuestra vida diaria, aprendemos a recibir el
perdón de Dios a través de su Palabra y a través de la aceptación y el perdón
que cada miembro del grupo le brinda a los demás integrantes. Es así que
podemos movernos del sentimiento de odio hacía nosotros mismos, hacia los
demás y hacia Dios, y pasar a amaros a nosotros, a los demás y a Dios.
3. Líderes Servidores/Miembros-Servidores

El Liderazgo Reside En Una Función


Un concepto básico de liderazgo, inherente a nuestra propuesta de estudiar la
Biblia en grupos pequeños, es el del liderazgo compartido. Ello nos lleva a la
aseveración que el liderazgo reside en una función, no en una persona. Los
elementos de esta función pueden ser clasificados en dos categorías. La
primera categoría es en lo referente a la tarea de orientar al grupo hacia los
objetivos propuestos. Estos elementos son:
Iniciación (p. ej., “Vamos a comenzar”)
Búsqueda de información
Entrega de información
Clarificación
Elaboración
La segunda categoría es en lo que concierne al grupo y en realizar una
orientación personal hacia los objetivos. Podemos llamar a éstos, los elementos
que sostienen y conservan la estructura del grupo. Consisten en:
Alentar
Mediar en los conflictos
Anular las barreras
Señalar las normas
Aliviar las tensiones
En el liderazgo compartido, ninguno en el grupo puede ser escogido para llenar
uno o todos estos elementos en la forma en que se necesita.

Las Ventajas Del Liderazgo Compartido


Cuando estamos tratando con adultos (y especialmente con cristianos adultos),
como lo hacemos generalmente en esta clase de programas, debemos recordar
que cada persona trae al grupo determinados dones, habilidades, educación,
experiencia y un tipo específico de liderazgo potencial. Es así que el Espíritu
de Dios que vive dentro de él, le permite ser un medio para ministrar como
cualquier otro integrante del grupo. Puesto que los demás integrantes son
suficientemente capaces como para asumir las funciones de liderazgo, ello
puede ser compartido. De hecho, las funciones de liderazgo deben ser
compartidas a causa de que ninguna persona es capaz de cuidar de todas las
necesidades.
Cuando el liderazgo es compartido, aumenta la importancia de cada miembro y
ellos mantienen una lealtad más intensa y una mayor responsabilidad hacia el
grupo. Este sentido de responsabilidad se demuestra en forma práctica en una
asistencia regular y puntual, una mayor conciencia de la propia importancia y
del ministerio al cual fuimos llamados para cumplir dentro del grupo. De este
modo, seremos más honestos y abiertos al acercarnos a las Escrituras. Una
profunda experiencia de la naturaleza comprensiva y amorosa del grupo,
permitirá que los miembros respondan más fácilmente cuando esas Escrituras
revelen el mensaje que Dios le está transmitiendo.
Con este concepto en mente, podemos pasar a hablar acerca de los líderes-
servidores y de los miembros-servidores. En Juan. 13: 1-17 el mismo Jesús
demuestra la manera de ser un líder servidor. Su posición en el grupo no es un
hecho importante. El sabe quién es y está seguro de ese conocimiento; sabe
que viene del Padre y que está volviendo al Padre. Este seguro conocimiento le
otorga la libertad para poder hacer las cosas que son necesarias para su grupo.
En este caso, los pies de sus discípulos necesitan ser lavados y, aparentemente,
ninguno de ellos está dispuesto a hacerlo.
Los seis métodos presentados en el capítulo 5 requieren un líder-servidor:
alguien que llevará a la práctica las tareas que deben ser ejecutadas. Las
responsabilidades reseñadas más abajo, son ideales para ser compartidas por
cada miembro del grupo, y esa debe ser la meta hacia la cual debe esforzarse
por llegar cada grupo. Pero teniendo alguna persona designada como una
especie de moderador (cambiando en forma rotativa), el grupo experimenta un
sentimiento de seguridad que es especialmente necesario durante las primeras
etapas.

Responsabilidades De Un Líder-Servidor
1. El líder-servidor está familiarizado con el pasaje que va a ser estudiado. Ha
dedicado tiempo leyéndolo, meditando acerca de él y orando por él. También
ha investigado el tema a tratar para poder conocer mejor el trasfondo del pasaje
y la información que el grupo pudiera necesitar.
2. El líder-servidor está compenetrado totalmente con el método que pretende
usar. Lo ha usado para trabajar en el estudio del pasaje antes de presentarlo en
la reunión del grupo.
3. El líder-servidor es responsable de explicar el método al grupo y conseguir
que el estudio se inicie. Si el método es nuevo, debe explicarlo en detalle; en
caso contrario, todo lo que se necesita es una simple revisión. El es el
cronometrista. Si el método señala que hay que dedicar veinte minutos para
discutir el tema, nota cuándo los veinte minutos han transcurrido y pide al
grupo que pase a la siguiente fase del estudio.
4. El líder-servidor es responsable, finalmente, de controlar la discusión. Tiene
la responsabilidad de restringir, amable y discretamente, a los miembros del
grupo que acaparan la conversación. Si se ha discutido previamente la
“Disciplina del Grupo” (ver página 43), sólo será necesario recordar al
miembro conversador las responsabilidades que tiene.
Así como debe restringir a aquellos que hablan demasiado, el líder-servidor es
finalmente responsable por alentar a aquellos que hablan poco o nada. Digo
“finalmente responsable”, porque los mismos miembros del grupo toman parte
en hacer de los demás, participantes responsables. El líder-servidor debe ser
muy sensible hacia los sentimientos del grupo y, cuando observe que se están
descuidando las necesidades de alguno de sus miembros, debe hacer tomar
conciencia de esta negligencia al grupo.
5. El líder-servidor no es una autoridad. Si el método señala que el líder debe
introducir el pasaje a estudiar, la introducción debe ser breve y funcional. El ha
preparado previamente el tema y tiene recursos a mano, pero si utiliza todos
esos recursos al mismo tiempo (por ejemp1o, si dice al grupo todas las cosas
que aprendió cuando preparaba el estudio), el grupo se sentirá abrumado y
pensará que no puede contribuir en nada. El líder debe proporcionar los
recursos cuando son solicitados y necesitados. Cuanto menos evidente en esta
clase de programa es el líder-servidor, más capacitado es como un líder. Pero
ya que cada miembro del grupo está llamado a ser un participante responsable,
el líder-servidor dependerá de la ayuda que le brinden en sus responsabilidades
de liderazgo.
6. El líder-servidor es abierto y honesto. Un líder puede hacer mucho por
mejorar la atmósfera del grupo. Si da la impresión de tener todas las
respuestas, encontrará al grupo muy cerrado y poco comunicativo. Sin
embargo, si está abierto a las ideas del grupo, los miembros se sentirán más
dispuestos a expresar honestamente sus sentimientos. Algunas veces podrá
expresar los propios, pero preguntará primero, para que el grupo se sienta en
libertad de tratar aquellos temas en los que está interesado.
7. El líder-servidor es un siervo. Ser líder es ser vulnerable, es estar en una
posición en la cual uno se siente fácilmente lastimado. Generalmente, las
heridas provienen del hecho de que nuestro deseo es ser distinguidos en lugar
de servir a los demás. Un buen líder convierte a los demás en líderes. Hacer
líderes de otras personas, significa que nosotros nos sentimos gustosos cuando
otros reciben el honor mientras nos hacemos a un lado animándolos, y
permitiendo así que puedan realizar grandes cosas. Eso nos es difícil pero es lo
que Jesús quiso decir cuando declaró que deberíamos ser siervos de todos. Esta
clase de programa de estudio bíblico, que crece constantemente y requiere
nuevos líderes, se basa en la idea de un líder-servidor y de compartir los
conceptos del liderazgo.

Responsabilidades Del Grupo


Del mismo modo que la persona a quien se ha dado la responsabilidad
temporal de ser “el líder” o “moderador” debe pensar de sí mismo como un
líder-servidor, también cada miembro del grupo debe verse como un miembro-
servidor. Cada miembro es llamado a ser un participante responsable. ¿Qué
significa eso? ¿Ante quién debe ser responsable? ¿Para qué debe ser
responsable?
Si pensamos en los conceptos de los cuatro énfasis de este programa, podemos
ver que cada miembro es responsable de participar en:
El estudio bíblico
La vida del grupo
La extensión
El liderazgo
1. Ser un participante responsable en el estudio bíblico, significa que cada
miembro del grupo vendrá con un sincero deseo de saber qué es lo que la
Biblia le está diciendo y con la abierta voluntad de tratar de ser obediente a la
Palabra revelada. Recordará que Dios nos transmite su Palabra, no sólo a
través de las Escrituras, sino también por medio de su Espíritu Santo que
trabaja en los miembros del grupo. Por ese motivo, el participante responsable
estará atento a lo que los otros miembros del grupo tienen para decir, y
comprenderá que si Dios le da un conocimiento es para ser compartido con los
demás y no simplemente para ser acumulado en su propia mente. Si hay algo
acerca de la Palabra de Dios o de su aplicación que no comprende o acepta,
tiene la responsabilidad de hacerlo conocer, de manera que el grupo, como la
comunidad del Espíritu Santo, pueda ayudarle a comprenderlo.
Si alguno más tiene un interrogante, el miembro-servidor responsable que ha
hallado una respuesta, compartirá humildemente su experiencia con la
esperanza de que ello pueda ser beneficioso. Someterá todas sus
contribuciones al escrutinio de Dios y de su Santo Espíritu, en un esfuerzo por
alcanzar una auténtica comprensión. Alguien hizo la acusación de que las
discusiones del grupo parecen a menudo “el estanque de la ignorancia”. El
participante responsable intenta contribuir honestamente para hacer que la
discusión sea provechosa.
2. En segundo lugar, el miembro-servidor es responsable por el grupo. Hay
que recordar qué es este grupo: el cuerpo de Cristo. Cada miembro es amado
por Jesucristo, y todos son llamados a amarse entre sí.
El pecado ha quebrado nuestras relaciones, separándonos de Dios y de
nuestros prójimos.
En consecuencia, todos los seres humanos usamos máscaras. Estas máscaras
nos protegen porque nos permiten desempeñar papeles aceptables en nuestras
relaciones con los demás. De este modo, ocultamos cómo somos en realidad y
evitamos que nos critiquen, nos condenen, y nos rechacen.
En Cristo, sin embargo, somos libres de ser nosotros mismos, de sacarnos
nuestras máscaras, porque somos personas perdonadas y redimidas. Dios hace
ahora una “nueva obra” en nosotros, nos crea nuevamente a su imagen. Nos
ama. En consecuencia, no necesitamos estar temerosos de las críticas y el
rechazo de los demás.
Pero por otra parte, sobre este hecho descansa la responsabilidad de ser
miembros provechosos del cuerpo en el cual Cristo vive y por medio del cual
continúa llevando a cabo su obra redentora. Esto quiere decir que ya no
podemos criticar, condenar o rechazar a otros cuando se muestren tal como
son. En lugar de eso, nos convertimos en los canales a través de quienes
Jesucristo ama, redime y renueva constantemente a los demás.
Habiendo sido perdonados, somos capaces de perdonar.
Habiendo sido amados, somos capaces de amar.
Habiendo sido sanados, somos los medios para sanar.
En Ef. 4:15 y 16, Pablo dice que siguiendo la verdad en amor, crecemos en
todo sentido en Jesucristo. Este es el objetivo de reunirnos en grupos
pequeños. Queremos madurar en nuestra fe por medio de la gracia de Dios. Él
ha dado diferentes dones y funciones a los distintos miembros del cuerpo de
Cristo. El grupo hace posible que cada miembro de Jesucristo pueda usar
plenamente esas funciones y dones, creando un clima mutuo de fortalecimiento
y afirmación de su Iglesia.
Algunas de las palabras fundamentales en el programa de un grupo son:
Amor
Sinceridad (disposición a compartir y recibir)
Honestidad
Confesión
Participación
Confianza
Fidelidad
Aceptación
Perdón
Sanidad
Atención
Crecimiento
Como Cristo vive en su pueblo en la actualidad por medio del Espíritu Santo,
es capaz de hacer de nosotros gente de provecho en el mundo. Mat. 7: 7-11 y
Luc. 11: 9-13 nos dicen que todo lo que necesitamos es pedir. Él desea darnos
las cosas que le pidamos, también ahora.
Aquí, en el grupo, donde Jesús vive, puede perdonarnos, purificarnos,
renovarnos, fortificarnos, crearnos nuevamente, y restaurar nuestras relaciones
rotas. Cualquiera sea nuestra necesidad, Cristo vive en el grupo del cual
formamos parte. Si estudiamos la lista de las palabras claves y nos entregamos
a lograr que sean una realidad, con la seguridad de que Cristo está en medio
nuestro, Él hará todo lo que nosotros deseamos y, lo más importante, todo lo
que Él desea.
Es así que dejamos de sentirnos temerosos de despojarnos de nuestras
máscaras y logramos ser honestos dentro de nuestro grupo. Ya no nos sentimos
molestos por el hecho de que Cristo nos ministre por medio de otro miembro
de su cuerpo en el cual Él es el factor de Vida. Asimismo, no tenemos más
egoísmo, permitiendo que Cristo ministre a otros a través nuestro.
“Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros
amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos
unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha
perfeccionado en nosotros” (1 Jn. 4:11, 12).
Otra palabra que nos recuerda lo concerniente a la responsabilidad de cada
miembro es unidad. Debido a que el grupo es el cuerpo de Cristo, cada
miembro es responsable de ayudar a lograr y mantener la unidad. Esta unidad
provendrá del amor común del grupo por Jesucristo y por cada uno.
En términos prácticos, esto significa que cada miembro, debido al amor que
siente por los demás, será honesto en compartir sus opiniones, dudas y
sentimientos. El sabrá que el grupo lo ama tal como es porque Jesucristo
también lo ama de ese modo. Recordará que todos los miembros tienen
necesidad de compartir y sabiendo eso no acaparará todo el tiempo para
discutir. Si no es consciente de esto y algún miembro del grupo le señala lo
que está haciendo, deberá aceptar la observación con amor. Del mismo modo,
será responsable de advertir amab1emente a los otros miembros del grupo que
caigan en el mismo error.
A causa de que tiene amor e interés por el grupo, el miembro responsable
asistirá a las reuniones a tiempo y, sí no puede hacerlo, informará al grupo sus
dificultades de manera que puedan sentirse tranquilos para comenzar sin él.
El integrante responsable recordará su papel como miembro-servidor. En todas
las relaciones del grupo, hará lo posible por guardar la disciplina que el grupo
haya establecido para sí mismo.
3. La tercera área de responsabilidad es la extensión, y nuevamente vamos a
dividirla en dos categorías. Cada miembro intentará llevar a la comunidad en
que vive las verdades que Dios le revela. Buscará la dirección de Dios
sinceramente, en todas sus relaciones, tanto en su familia, como en su iglesia,
en su trabajo y en la sociedad. Compartirá las buenas nuevas del amor de Dios
con las demás personas, por medio de sus actividades y de sus palabras. De
esta manera, ayudará a cumplir el propósito de la iglesia.
Además, llevando las Buenas Nuevas a los demás. procurará introducirlos en
la vida del grupo, invitando a sus amigos y conocidos a pasar a formar parte
del programa de estudio bíblico.
4. La cuarta esfera de responsabilidad es el liderazgo. La importancia de
continuar preparando líderes dentro del programa ya ha sido tratada. Cada
miembro-servidor debe reconocer su potencial para ser un líder-servidor. Si el
grupo se expande y nuevos miembros son llevados constantemente; si los
métodos sugeridos para aplicar demuestran su efectividad y si cada miembro
del grupo continúa sintiendo que su contribución a la vida del grupo es
importante, el grupo debe estar preparado para dividirse periódicamente.
El número de miembros recomendado por grupo es entre cinco y diez
integrantes. Si el grupo tiene más de siete integrantes, se lo podrá dividir en
dos para períodos de discusión. De lo contrario será muy difícil no pasar del
límite de tiempo que el grupo ha estipulado.
Cada miembro es un líder en potencia que tendrá algún día la responsabilidad
de preparar a otros. A veces, este hecho puede resultar amilanante. No debe ser
así. Ninguno que no esté preparado para asumir las responsabilidades del
liderazgo puede ser forzado a hacerlo. Al mismo tiempo, muchas personas
descubren, al cabo de cinco meses de programa, que son capaces de servir
como líderes, debido a que el mismo grupo los está asistiendo en esta función.
A la luz de estas cuatro áreas de responsabilidad, los miembros del grupo
deberán tratar de adoptar alguna forma de disciplina personal. Las siguientes
sugestiones pueden resultar provechosas. Este convenio puede ser usado
beneficiosamente en la forma en que está escrito, pero es prerrogativa del
grupo el poder modificarlo.
Como miembro me comprometo a:
— Asistir cada semana excepto en caso de fuerza mayor.
— Dedicar por lo menos veinte minutos diarios a la lectura de la Biblia y la
oración.
— Cumplir con el límite de tiempo previsto para las reuniones (puntualidad
tanto al comenzar como al concluir).
— Someter a Dios cada decisión de mi vida, buscando sinceramente su
dirección por medio de la oración y el estudio de las Escrituras.
— Participar, tan plenamente como me sea posible, en la vida y las
responsabilidades del grupo.

Sumario
Los conceptos de liderazgo en el programa de un grupo de estudio bíblico
incluyen:
Liderazgo compartido
Líderes-servidores
Miembros-servidores
Observancia de la disciplina del grupo
4. Evaluación/Cuadro
De Los Progresos Del Grupo

Evaluación
La evaluación periódica es importante para el crecimiento y la vida del grupo.
Ella permite al grupo no solamente ver en dónde está fallando, de modo que se
puedan solucionar esos problemas, sino también evitar el estancamiento
mediante un derrotero que lo conduzca hacia una vida productiva. La
evaluación puede ser para los integrantes o para el grupo como un todo.
Por supuesto que existen muchas formas diferentes de evaluar un programa,
pero para simplificar ese objetivo presentamos aquí una serie de preguntas para
el líder- servidor, otras para ayudar a los miembros a evaluar su desempeño
individual, y una evaluación que debe ser realizada por todo el grupo, para
considerar cómo marcha el proceso del mismo.

1. Para el líder del estudio bíblico,


(a) ¿Se siente cada miembro del grupo realmente involucrado en el estudio?
(p. ej.: ¿Todos los miembros del grupo están interesados en lo que se dice o
hay alguno que se encuentra aburrido o se siente “excluido” del grupo?).
(b) ¿Comprende cada persona las aspiraciones del grupo?
(c) ¿Modifica el estudio actitudes, ambiciones, o acciones?
(d) ¿Están los miembros atentos (o solícitos) para escuchar la Palabra de
Dios?
(e) ¿Aprendo yo con el grupo?
(f) ¿Envuelve el estudio bíblico alguna actividad?
(g) ¿Es el estudio “informal”?
(h) ¿Los miembros quedan estimulados a realizar nuevos estudios?

2. Para los miembros del grupo.


Esta serie de preguntas están tomadas de “Aprendiendo juntos en la
Comunidad Cristiana” por Sara Little.
(a) ¿Me preparé antes de venir, tanto en la oración como en el estudio?
(b) ¿Intenté escuchar realmente a cada persona y comprender exactamente lo
que estaba diciendo?
(c) ¿Acaparé la conversación? ¿O, cuando hablé, dije algo importante para
contribuir a alguna pregunta para responder y así ayudarnos a continuar con
nuestra reflexión?
(d) ¿Me esforcé por ayudar cuando vi que alguna cosa era necesaria, ya sea
una pregunta, una acción o una respuesta para alguna persona? ¿O
simplemente critiqué sin hacer nada?
(e) ¿Fui honesto? ¿O dije sólo lo que pensé que el grupo esperaba?
(f) ¿Me esforcé por pensar y hablar claramente y escuchar con expectativa a
los demás, creyendo que Dios puede hablarnos, y nos habla, por medio de
otras personas?
(g) ¿Me siento deseoso de buscar las implicaciones que tenga para mí alguna
de las verdades que vislumbro? ¿O solamente veo lo que significan para las
otras personas?

3. Hoja de evaluación para el grupo


En Esta Reunion (Marque una opción en cada uno de los puntos)
1. EL LIDERAZGO Dominado por un Dominado por un Centrado en una Compartiendo
ESTABA persona subgrupo parte del grupo con todos los
miembros

2. LA Mala y bloqueada Dificultosa Regularmente Muy abierta y


COMUNICACIÓN abierta espontánea
ERA

3. LAS PERSONAS Falsas Retraídas Regularmente Honestas y


ERAN abiertas auténticas

4. EL GRUPO Eludiendo su Holgazaneando Encargándose de Esmerados en


ESTABA tarea alguna tarea su tarea
iniciada

5. YO ME SENTÍ Incomprendido y Algo Algo aceptado Completamente


rechazado incomprendido acepto y
comprendido

6. La palabra que usaría para describir el clima de esta reunión es ______


7. Sugestiones
Peligros
En la discusión de un grupo de estudio bíblico, sería injusto no alertar a sus
participantes de los peligros implicados. Pueden ser el producto de la debilidad
humana, pero todos pueden ser evitados si el grupo es consciente de su
existencia y si está dispuesto a prevenirlas.
1. Está el peligro del subjetivismo. Esto sucede cuando el grupo comienza a
ocuparse demasiado con sus propios problemas, excluyendo a aquellos que no
estén directamente relacionados con él, particularmente los de la comunidad y
el mundo.
2. El peligro del sentimentalismo, un peligro que presenta dos aspectos. El
primer aspecto tiene que ver con la actitud del grupo con respecto a la Palabra
de Dios. Si los miembros dedican la mayor parte de su tiempo hablando acerca
de las preciosas verdades de la Biblia y de la experiencia cristiana y no aplican
esas verdades en su vida diaria y en la tarea que Dios les ha encomendado en
el mundo, el grupo pierde su utilidad. Dicha actividad puede ser agradable por
un tiempo, pero finalmente el grupo perderá el sentido de propósito qué lo
debe animar, y los miembros se volverán disconformes o simplemente se irán
alejando.
El otro aspecto del sentimentalismo tiene que ver con la composición del
grupo mismo. Este peligro es muy común especialmente entre los cristianos
que nunca antes tuvieron la experiencia de lo que significa pertenecer
realmente a la comunidad del Espíritu Santo. Cuando repentinamente la
maravilla de este principio se introduce en el grupo, experimentan tal amor,
preocupación y compañerismo con los demás integrantes, que se vuelven
reacios a introducir a nuevas personas en el grupo o a dividirlo. No creo que
esto puede ser evitado totalmente, pero es necesario que el grupo venza el
obstáculo del sentimentalismo. Ello se puede lograr únicamente cuando los
miembros permanecen abiertos a la voz del Espíritu Santo y salen llenos de
confianza a realizar aquello que les es requerido, ya sea invitar a nuevas
personas o dividirse. Una experiencia de este tipo podrá inmunizar en forma
apropiada a cada miembro contra un problema semejante, de manera que cada
uno pueda descubrir que cada nuevo grupo es mucho más interesante que el
anterior y aún más, que es también la comunidad del Espíritu Santo.
3. Está el peligro del orgullo espiritual. Cualquier grupo que comienza a
criticar a otros cristianos que les parecen poco interesados en lo que ellos
consideran más importante, automáticamente se aíslan ellos mismos como los
únicos capaces de ministrar y recibir el ministerio de otros integrantes del
cuerpo de Cristo. La obediencia sincera a la Palabra de Dios podrá prevenir
este peligro.
Ante Dios no hay favoritos. Él desea ser tan real v eficaz en la vida de un
cristiano como de otro. Cuando los grupos cristianos establecen sus propias
“reglas de espiritualidad”, cesan de escuchar a la Palabra de Dios y a su Santo
Espíritu. Son como la sal que ha perdido su sabor (Mat. 5:13) y ya no sirve
para nada.
4. Está el peligro de la propia suficiencia. Es necesario estar alertas ante este
verdadero peligro que determina que las reuniones del grupo dejen de otorgar
importancia a los cultos dominicales o al profundo compañerismo del cuerpo
de Cristo organizado. Cuando el grupo se aparta de estas relaciones, ello
tiende, por consiguiente, a alejarlo del sentido de responsabilidad por la
comunidad. Es necesario guardar el mandato de Jesucristo de predicar el
evangelio a toda criatura y ministrar las necesidades de todo hombre; con todo,
el apóstol Pablo advierte sobre lo indispensable que es congregarse con otros
en reuniones públicas, como así también el llevar las cargas ajenas, lo que
puede ayudar al grupo a evitar el riesgo de la autosuficiencia. A medida que el
grupo toma más seriamente el mandato de extenderse y preparar a otros, se
sentirá menos autosuficiente.
5. Otro peligro es el del ascetismo. Cuando el grupo comienza a espiritualizar
todas las cosas, ignorando y dejando de confrontarse con la realidad, con los
diarios problemas de la vida, el Espíritu de Dios no puede ser usado libremente
en su plenitud como un poder redentor en Su mundo.
6. Por último, se encuentra el peligro de la herejía. Este programa ha sido
concebido para cristianos laicos que no tienen una preparación especial en la
interpretación de las Escrituras. Por ende, el grupo puede caer más fácilmente
en la interpretación errónea. A veces, por peligroso que pueda parecer, la
valoración por parte del laico de lo que aprende por medio del estudio de la
Palabra de Dios y la aplicación en sus vidas de lo aprendido, es mucho más
importante que el propio peligro.
La herejía puede ser prevenida si el grupo, en sus estudios, trata de relacionar
hasta la más pequeña cosa leída en las Escrituras con el evangelio como un
todo. Puede ser prevenida, cuando se discute a menudo sobre el significado de
algo que surge en el estudio, buscando el apoyo de una autoridad (su pastor o
un libro cuya seriedad sea indiscutida) quien podrá esclarecer el problema.
Finalmente, la herejía puede ser prevenida si el grupo permanece abierto al
testimonio y las enseñanzas de las Escrituras.
En resumen, es necesario recordar:
1. La evaluación es un elemento sumamente provechoso para ayudarnos a
alcanzar los objetivos previstos.
2. Los grupos de estudio tienen peligros potenciales. Podemos evitar estos
peligros transformando nuestras propias realidades, si estamos dispuestos a ser
guiados por el Espíritu Santo tanto en nuestra vida individual como en nuestra
vida como grupo, a través del apoyo y la enseñanza de las Escrituras y de la
Iglesia.
5. Seis Métodos De Estudio Bíblico
Los métodos de estudio bíblico que proponemos aquí no son nuevos y
representan solamente una parte de los muchos que pueden ser usados en el
estudio de la Palabra de Dios.
Estos métodos en particular han sido seleccionados por varias razones. Los
métodos son simples, fáciles de aprender y fáciles de aplicar. Requieren la
participación de todo el grupo, y alientan a un estudio personal de las
Escrituras. Ellos enfatizan la importancia de la aplicación práctica de lo que se
aprende, no solamente en lo que se refiere a la vida personal, sino también a la
vida de la iglesia, de la comunidad y del mundo.
No ha sido posible delimitar los orígenes de todos. Algunos de estos métodos
han sido adaptados para servir mejor a la serie de principios sobre los cuales
este programa en particular está basado.
Los estudiantes experimentados de la Biblia pueden sentirse un tanto
desorientados por los métodos cuando el grupo comienza a usarlos. Hasta
podría parecer que más tiempo y energía son empleados en aprender el método
que en el estudio de la Biblia. ¡Que esto no los desanime! Aprender bien los
métodos traerá grandes beneficios.
Aquellas personas encargadas de dirigirlos podrán encontrar pronto una forma
apropiada y provechosa de ponerlos en práctica, no solamente en el grupo, sino
también en el estudio personal de la Biblia. Pretenden ser, no impedimentos
que restrinjan al grupo, sino puertas que se abren a las emocionantes y
desconocidas aventuras del reino de Dios.
Pero ahora es preciso reflexionar sobre la siguiente advertencia. Lo mejor que
puede hacer un grupo es insistir en poner en práctica las indicaciones dadas
para usar un método hasta que cada miembro esté perfectamente familiarizado
con él.
Cada uno de los seis métodos encara de una manera diferente el acceso al
pasaje de las Escrituras que debe ser estudiado, pero todos requieren una
respuesta basada de una forma u otra en las siguientes preguntas:
1. ¿Qué dice el pasaje?
2. ¿Qué me dice a mí?
3. ¿Qué estoy haciendo con respecto a ello?
4. ¿Cómo me puede ayudar el grupo?
Para muchos de nosotros, los estudios bíblicos tradicionales consistieron en
responder únicamente las dos primeras preguntas, lo que probablemente
justifica la protesta generalizada que dice que “el estudio bíblico no tiene valor
práctico”. Habiendo dejado en manos de los predicadores y maestros la
responsabilidad de la enseñanza de la Biblia, escuchamos en gran medida todo
lo que la Biblia contiene. A menudo, si bien tales personas pueden ser hábiles
en la explicación del contenido de las Escrituras, están considerablemente
limitadas en la interpretación de ese contenido a nivel individual porque, en
general, no son conscientes de las circunstancias y problemas que viven sus
oyentes. Como resultado de esto, la aplicación del mensaje de las Escrituras se
generaliza y las personas pierden el interés en continuar preguntando acerca de
la tercera pregunta y mucho menos en responderla,
Esto no quiere decir que la “predicación” no debe ocupar su lugar. Pablo nos
dice en Rom. 10:17: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de
Dios”. Todos sabemos que el Espíritu de Dios ha usado poderosamente la
predicación como una forma de llevar el evangelio a los hombres.
Pero esto nos indica, no obstante, que una persona puede recibir una
inestimable ayuda del grupo de estudio bíblico que se transforma en el medio
para que esa persona vea el valor práctico que tiene el evangelio en su propia
vida.
La cuarta pregunta, “¿Cómo me puede ayudar el grupo?”, raramente ha sido
formulada en los grupos tradicionales de estudio bíblico. Esto puede haberse
debido al número de integrantes del grupo, a la forma en que el liderazgo era
ejercido o al hecho de que los miembros del grupo no se conocían lo
suficientemente bien como para poder pedirse ayuda los unos a los otros.
Para comprender mejor qué clase de respuestas esperamos al formular estas
cuestiones, es necesario considerar cada pregunta por separado.

1. ¿Qué dice el pasaje?


Para interpretar el mensaje de Dios para nuestros días, es importante que
comprendamos el contexto en el cual la Biblia fue escrita originalmente. Todo
aquel que tenga el firme propósito de averiguarlo, podría, por ejemplo, tratar
de leer algo acerca de cómo apareció la Biblia y fue finalmente compilada.
Quizás podrían invitar a su pastor para que instruya al grupo acerca del origen
y la historia de la literatura bíblica. Su iglesia o una biblioteca pública podrán
también brindarles provechosas informaciones.
Conjuntamente con la comprensión del contexto en el cual nos ha sido dada la
Biblia como un todo, es importante comprender el contexto del pasaje
particular que se estudia. El libro que contiene el pasaje puede darnos una idea
más amplia de su significado, pudiendo ser de beneficio también la lectura de
un comentario sobre el pasaje. Tratemos de descubrir el significado de las
palabras desconocidas, conceptos culturales o costumbres que nos son ajenas.
¿Son diferentes las formas de adoración con respecto a las que se observan hoy
en día? ¿En qué forma?
Luego, también es importante conocer para qué clase de personas fue escrito el
pasaje. ¿Cuáles eran sus circunstancias? ¿Se trataba de creyentes o no?
¿Sufrían persecución? ¿Eran desobedientes? ¿Ancianos? ¿Jóvenes? ¿Ricos?
¿Pobres? En otras palabras, ¿bajo qué situaciones envió Dios su mensaje?
¿Cuáles eran las circunstancias en las que debía ser aplicado?

2. ¿Qué me dice el pasaje a mí?


Esta es la pregunta que nos hace ver el valor práctico de la Palabra de Dios.
Antes de poder responderla, cada persona debe experimentar la decisión en
cuanto a ella, de reconocer honestamente sus necesidades, dones y
circunstancias particulares. Debemos estar deseosos no solamente de reconocer
las verdades acerca de nosotros mismos, sino también de admitirlas. También
debemos tener el deseo de pensar sinceramente en nuestras relaciones con
otras personas. Luego, querer aplicar la Palabra de Dios en esas circunstancias,
necesidades y relaciones.
Este hecho de la aplicación de la Palabra de Dios, envuelve el concepto de que
no es algo estático. Es una palabra viva. Siempre que este mismo principio es
tenido en cuenta, Dios nos habla por medio de su Palabra en la actualidad del
mismo modo como Él habló a su pueblo en los siglos anteriores. Y así también
como en aquel entonces. Dios ahora demanda una decisión de nuestra parte.
Para escuchar qué es lo que Dios nos está diciendo es necesario que estemos
dispuestos a hacer algo acerca de lo que escuchamos. Ese es el motivo por el
que formulamos la siguiente pregunta.

3. ¿Qué estoy haciendo con respecto a ello?


Dentro del ámbito de la iglesia se halla inserta la errónea concepción
generalizada (aunque pocos de nosotros, si es que hay alguno, lo admitimos)
que afirma que cuando Dios nos habla se produce algo así como un estruendo
o una repentina iluminación, o más aún, un sentimiento místico de paz y
felicidad. Cuando respondemos a ese llamado hacemos posible la adquisición
de más luz, todo esto acompañado por un fantástico, notorio y evidente cambio
en el carácter personal.
Esta idea, por ridícula que pueda parecer, tiene una sutil pero importante
influencia sobre la evolución de nuestro crecimiento espiritual. Usualmente,
ello resulta en el ensordecimiento funcional de nuestros oídos espirituales, y es
así que no logramos comprender qué es lo que Dios nos dice acerca de las
pequeñas cosas (como las llamamos) en nuestras vidas. Cuando Dios nos
habla, puede hacerlo en lo relativo a las grandes o a las pequeñas cosas de
acuerdo a cuáles sean los modelos que consideramos. Pero el modelo de Dios
para nosotros es Jesucristo mismo. Su propósito es que seamos transformados
de acuerdo a su apariencia; es ahí que cualquier obstáculo en nuestra vida que
impida ese proceso es importante para Él. La decisión que realizamos con
respecto a lo que Dios nos dice en su Palabra puede parecernos algo muy
pequeño o algo muy grande, pero si no lo llevamos a cabo nos estancamos en
el camino que Dios tiene como propósito para nosotros.
Jesús nos dice en Juan. 14:23: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi
Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada”. El estudio
bíblico que no conduce a la aplicación práctica del mensaje de Dios, se halla
sólo parcialmente concluido.

4. ¿Cómo me puede ayudar el grupo?


Antes de que el grupo pueda ayudar a alguno de sus integrantes a llevar a cabo
la decisión a la que ha arribado, debe conocer cuál es esa decisión. Compartir
algo tan personal como es una determinación que atañe a nuestras vidas y la
forma en que nos desenvolveremos en nuestra relación con Dios, con otras
personas y cosas, no es nada fácil. Pero cuando tomamos el coraje necesario
para compartir todo esto con los demás, descubrimos una nueva perspectiva
para el crecimiento. La primer forma en la que el grupo puede ayudar es
simplemente escuchando. Lyman Coleman sugiere cuatro puntos para que el
grupo tenga en cuenta cuando una persona “decide permitir a los demás
ingresar en su vida”.
Primero, no interrumpa.
Segundo, no indague.
Tercero, no dé consejos.
Cuarto, no juzgue.
Solamente escuche.
Esta forma de compartir honestamente en un grupo cálido y confiable, hará
que encontremos que ese es realmente el significado de formar parte de la
comunidad de la fe. Gran parte de las Escrituras están dirigidas a sostener este
tipo de experiencias dentro de dicha comunidad. Hablamos de llevarnos las
cargas los unos a los otros “y así cumplir con la ley de Cristo” (Gál. 6: 2) para
“ser siervos los unos de los otros” (Gál. 5:13). Rom. 15: 1, 2 nos habla acerca
de los fuertes que cargan con las debilidades de los débiles. El mismo concepto
de la iglesia como el cuerpo de Cristo, implica la interdependencia de los
cristianos entre sí para el crecimiento, el apoyo y la alimentación.
Tan pronto como los integrantes del grupo comienzan a escucharse los unos a
los otros, el grupo se convierte en el agente a través del cual Cristo expresa su
amor por cada persona. Este amor es evidente en el genuino interés que el
grupo muestra, no solamente en la forma en que sus miembros escuchan, sino
también en lo que hacen al respecto. Recuerdo una vez, cuando como esposa
de pastor con cinco hijos jóvenes y un abrumador programa de actividades,
manifesté en un grupo de estudio bíblico mi fatiga y mi necesidad de
determinar cuáles eran las cosas más prioritarias. Luego pedí que oraran por
mí, siendo eso todo lo que yo esperaba y deseaba. Pero a la mañana siguiente,
una de las mujeres llegó hasta el umbral de mi casa llevando su delantal. En
un. autoritario tono de voz me comunicó su intención de realizar el trabajo de
planchado ¡y ella realizó el planchado pese a mis orgullosas protestas!
Habiendo alguna vez compartido nuestras necesidades con el grupo, tenemos
diversos recuerdos del interés demostrado en esas ocasiones, y esto puede ser
muy beneficioso para mantenernos firmes en nuestras mejores intenciones para
con los demás.
Si lo que Dios nos pide que hagamos se nos torna dificultoso, somos propensos
a olvidar qué es lo que Él nos pidió o lo que decidimos hacer al respecto. Tener
alguien que nos ame, que quiere ver el propósito de Dios cumplido en nuestra
vida, refresca regularmente nuestra memoria y nos estimula para cumplir con
nuestra intención.
Otro recurso que es muy provechoso para nosotros dentro del grupo es la
experiencia. No siempre es prudente dar consejos sobre la base de la
experiencia, a menos que conozcamos todos los hechos, pero sí puede ser lo
provechoso el compartir nuestras propias experiencias cuando se relacionan
con las necesidades expresadas. A través de los años, he recibido mucho
aliento, particularmente en lo que se refiere a las relaciones familiares, por
medio de las sinceras experiencias compartidas por madres y esposas que eran
más maduras que yo.
La oración es una de las más importantes ayudas que un grupo puede
proporcionar a sus miembros. Podemos orar unos por otros, durante el
transcurso de la reunión, o hacerlo constantemente los días que separan una
reunión de otra. El capítulo 6 trata más acabadamente acerca del tema de la
oración.
En las páginas siguientes, podrá encontrar seis métodos de estudio bíblico. La
descripción de cada método va acompañada por un verdadero estudio bíblico
que puede realizar con el grupo para demostrar cómo se usa el método. Al final
de este capítulo, se halla un cuadro que compara los métodos y describe el uso
particular de cada uno. Este cuadro podrá ayudarlo a decidir qué método debe
usar cuando comienza a elegir su propio pasa;’e de las Escrituras para estudiar.

A. Método De La Entrevista
Para usar en el estudio de los encuentros con Jesucristo registrados en los
Evangelios.
1. El pasaje a estudiar puede ser leído en voz alta, tanto verso por verso,
siguiendo un círculo, como por una sola persona. Puede convenir el uso de una
versión moderna.
2. Divida su grupo en equipos de dos a cuatro integrantes, de acuerdo al
número de personajes bíblicos en la historia a quienes desee entrevistar. Cada
equipo se centrará alrededor de la historia de un personaje. El líder habrá
seleccionado las caracterizaciones y el tamaño de cada equipo antes del
período de estudio.
Cada equipo estudiará el pasaje para reunir datos acerca de la o las personas a
ser entrevistada. La entrevista podría revelar lo siguiente:
(1) quién es la persona,
(2) qué sucedió y
(3) cuál fue su reacción hacía Jesús.
Las preguntas más importantes pueden ser:
¿Quién es usted?
¿Qué es lo que hace?
¿Dónde vive?
¿Qué sucedió cuando, se encontró con Jesús?
¿Qué piensa de Él? ¿Quién piensa que es?
¿Qué diferencias está produciendo Él en su vida?
Uno de los miembros del equipo actúa como entrevistador, mientras que el
otro realiza el papel del personaje o los personajes bíblicos. El entrevistador
debe ser realmente curioso. El entrevistado debe tratar de ponerse en el lugar
de la persona cuyo papel está caracterizando.
Conceda quince a veinte minutos para que el equipo decida qué es lo que era
importante en el incidente, cómo se sintieron, qué efecto tuvo Jesús sobre
ellos. El entrevistador preparará una serie de preguntas que crea que puedan
ser contestadas de modo de poder informar a su audiencia qué es lo que
realmente sucedió. El entrevistado deberá familiarizarse con el personaje que
está interpretando, de manera que pueda conocer cómo responder a las
preguntas que le son formuladas.
3. Durante los siguientes cuarenta minutos, cada equipo presentará su
entrevista (como si se tratase de un reportaje televisivo o radial acerca de un
tema similar) a los otros miembros del grupo. Cada equipo conocerá cuanto
tiempo le es otorgado.
Después de la presentación, los miembros del grupo serán alentados para
comentar las nuevas ideas sugeridas por las entrevistas, formular preguntas y
compartir alguna aplicación para sus propias vidas que se desprenda del
estudio de este pasaje. Los equipos pueden querer compartir algunas de las
discusiones que se suscitaron durante su preparación.
Si su grupo no está acostumbrado a discutir y a compartir dichos conceptos, el
líder hará bien en tener a mano algunas preguntas claves para ayudar a que
pueda llevar adelante sus pensamientos. Algunos ejemplos pueden ser:
“¿Cómo se sintió interpretando su papel? ¿De qué modo trató Jesús a esta
persona en contraste a cómo fue tratado por otra gente?” Note que los actos de
Jesús son siempre un ejemplo para nosotros, mostrándonos la forma en que
debemos tratar a los demás. Podemos asimismo situarnos en el lugar de dicho
personaje y comprender que Jesús nos tratará de igual manera.
Después de esto, dedicar tiempo para orar juntos.

Método De La Entrevista — Ejemplo


Pasaje a estudiar: Mat. 14:22-33
Tiempo: 60-75 minutos
Número de integrantes: cinco personas
Primera parte. Pida al Espíritu de Dios que le enseñe por medio de su Palabra
y a través de los demás. Lean el pasaje en voz alta, dos versículos cada
miembro del grupo hasta llegar al final del pasaje.
Haga que un miembro del grupo lea lo siguiente:
Observe que Jesús había terminado de recibir la noticia de la muerte de su
primo Juan Bautista (Mat. 14: 1-12), y notamos que cuando supo esto se apartó
a un lugar desierto (v. 13). Pero la muchedumbre le siguió y sintiendo
compasión por ellos dedicó el día a ministrar sus necesidades, sanando a los
que estaban enfermos y, llegada la tarde de aquel día, alimentando a cinco mil
hombres (¡sin contar las mujeres y los niños!), cuando todo lo que Él tenía para
emplear no eran nada más que cinco pequeños panes y dos peces. Recuerde
que Pedro y los demás discípulos habían visto a Jesús realizar este maravilloso
milagro. En efecto, ellos habían ayudado a distribuir la comida y a recoger lo
que había sobrado. Considere la impresión que esto les debe haber causado
cuando estudia Mat. 14:22-33.
Segunda parte. Divida el grupo en dos equipos de dos o tres personas cada
uno.
El primer equipo comprende un entrevistador y dos discípulos.
El segundo equipo comprende un entrevistador y Pedro. Decida en cuál de
ellos Ud. interpretará su papel.
Otorgue quince minutos para ambos equipos de manera que puedan encontrar
las respuestas a las preguntas que siguen. Puede usar su imaginación, pero
únicamente cuando lo que usted piense tenga respuestas que se cimenten sobre
hechos concretos; por supuesto que puede utilizar otras referencias en su
Biblia. Si usted es el reportero, trate de ser curioso; extraiga algunas preguntas
de su propia experiencia. Si es usted Pedro o los otros discípulos, trate de
imaginar qué es lo que pudieron sentir; póngase en su situación, y comparta
sus sentimientos.
He aquí algunas preguntas, además de las que usted determine:
¿Quién es usted?
¿Dónde vive?
¿Qué es lo que hace? (¿A qué se dedica?)
¿Cuánto hace que conoce a Jesús?
¿Qué ocurrió fuera del bote esta noche?
¿Qué sintió al respecto?
¿Qué piensa acerca de Jesús?
¿Quién piensa que es Él?
Ese conocimiento de Él, ¿lo hará cambiar algún aspecto de su vida?
Tercera parte. Después de quince minutos, reúna a todo el grupo. Simule estar
en un programa de radio o televisión. Sea entusiasta y conduzca su entrevista
para los demás comenzando con el equipo N” 1. Limite cada entrevista a cinco
o siete minutos.
Después de cada entrevista, permita que los otros equipos formulen sus propias
preguntas de la entrevista.
Cuarta parte. Dedique quince minutos para tratar juntos las siguientes
preguntas:
1. Si usted hubiera sido Pedro y Jesús lo hubiera llamado para salir del bote y
venir hacia Él, ¿cómo hubiera reaccionado?
2. ¿Hay alguna parte en especial de la historia que esté “hablando” a su vida
en este momento?
3. ¿Cómo reacciona frente al peligro?
4. Si reconoce que fracasaría, ¿qué quisiera tener en el futuro inmediato?
¿Qué está impidiendo que usted pueda lograrlo? Por ejemplo, ¿confianza?
¿fe? ¿planeamiento? ¿suficiencia? ¿decisión? ¿coraje? ¿alguna otra cosa?
Junten sus manos formando un círculo. Pida a un miembro del grupo que diga
“tiempo” cuando finalice el lapso comprendido por un minuto. Durante ese
minuto, incline su cabeza y ore en silencio por la persona que se encuentre a su
derecha, pidiendo a Dios que Él le dé lo que necesita para “lanzarse al agua” y
realizar lo que Él quiere que haga.

B. Método Sueco
1. Introduzca el pasaje.
¿Quién la escribió, si es una epístola, o quién es el que habla y bajo qué
circunstancias, si es una narración?
¿Para quiénes fue escrito?
Mencione algún material complementario que pueda ser usado en la
comprensión del significado del pasaje.
2. Ore por la guía y la enseñanza del Espíritu Santo.
3. Lean el pasaje todos juntos en voz alta.
4. Reparta papel y lápices, y explique brevemente los símbolos usados. Divida
cada hoja en tres partes, y coloque un símbolo en cada parte.
? Alguna pregunta que tenga acerca del pasaje, por ejemplo, sobre el
contenido, el significado de las palabras o los vocablos difíciles.
∗ Aquellas cosas que, después que se ha recurrido al pasaje repetidas veces,
aportan nueva claridad y brindan una comprensión más amplía del resto del
pasaje o de su propia fe y experiencia personal.
⇒ Alguna cosa que convenza a su corazón, desafiándolo, o despertando su
conciencia por medio de un criterio o un llamamiento; un mandamiento a
obedecer, o una promesa para pedir.
Los cuatro pasos descritos arriba no deben demandar más que diez minutos.
5. Conceda de quince a veinte minutos para que cada persona lea el pasaje y
complete su hoja de símbolos.
6. Comparta las preguntas alrededor de un círculo. Responda únicamente las
preguntas concretas que surjan inmediatamente (por ejemplo, ¿qué es un
fariseo?). Escriba las preguntas referentes al contenido o de orden teológico en
un pizarrón o en un papel.
7. Discusión de ideas. Durante los pasos 7 y 8, permita que sean tratadas las
ideas compartidas. Advierta si de un modo u otro alguno de los pensamientos
compartidos responden a algunas de las preguntas formuladas.
8. Otorgue cinco minutos a los miembros del grupo para agregar debajo de la
flecha alguna cosa que haya salido a luz durante la discusión. Cerciórese de
que cada miembro es estimulado a preguntarse a sí mismo: “¿Qué estoy
haciendo personalmente acerca de lo que leí?” Comparta sus respuestas con
todos los demás, uno por uno si es posible, y discuta la forma en que puede
ayudar a los demás a seguir adelante con su decisión.
9. Discusión general. Alguna pregunta no esclarecida puede ser tratada durante
este período, y si la respuesta no puede surgir del grupo, realice planes para
hallarlas en otra parte (por ejemplo, por medio de su pastor o un libro
competente).
Conceda aproximadamente veinte minutos para los pasos 6 y 7 y veinte
minutos para los pasos 8 y 9.
10. Resuma brevemente los puntos principales, y concluya con una oración.

El Método Sueco — Ejemplo


Pasaje a estudiar: Salmo 51
Tiempo; 75 minutos
Número de integrantes: Cuatro a siete personas
Primera parte. Pida al Espíritu de Dios que le enseñe a través de su Palabra y
de las demás personas. Lean juntos el pasaje en voz alta, leyendo cada persona
tres o cuatro versículos hasta el final.
Que alguien lea en voz alta la siguiente introducción al pasaje:
Este es un salmo de David. Fue escrito después que Natán el profeta vino a
acusar a David de su pecado con Betsabé. La historia puede ser hallada en
2 Sam. 11: 1-12:15. Brevemente se refiere a la situación en que el rey David
— habiendo llegado a una época de su vida en la que alcanzó notoriedad en lo
religioso, en lo político y en lo económico — tomó para sí a Betsabé, la
esposa de Urías, uno de sus soldados. Cuando descubrió que estaba
embarazada de un hijo suyo, trató de ocultar su pecado haciendo regresar a
Urías a su casa desde el frente de batalla. Pero el plan fracasó al rehusar Urías
volver a casa con su esposa, así que David dispuso la muerte de Urías durante
la batalla. Luego, él tomó a Betsabé como esposa.
El Salmo 51 es la canción del gran dolor de David por su pecado. Es el llanto
de cualquiera de los hijos de Dios cuando su Espíritu lo convence de su falta.
(Para informarse acerca de los sacrificios mencionados en los versículos 16 y
19, vea Levítico 4-7:10).
Segunda parte. Permita que cada persona estudie durante veinte minutos el
pasaje en forma silenciosa e individual y llene el espacio debajo de cada
símbolo. Cada participante necesitará una hoja dividida en tres secciones con
un símbolo en cada una.
(Vea las páginas 75 y 76 para una explicación de los símbolos y la forma en
que deben ser usados).
Tercera parte. Durante veinte minutos comparta sus preguntas con los demás
miembros, alrededor del círculo. Conteste primero las preguntas concretas.
Coloque las “preguntas centrales” sobre un pizarrón o en una hoja de papel.
Descubra si alguien tiene la respuesta para alguna de ellas en la sección de la
estrella. Trate esto brevemente. Continúe compartiendo lo que cada uno
escribió debajo de la sección de la estrella.
Cuarta parte. Permanezca quieto durante cinco minutos y medite en el pasaje
y en lo que fue dicho acerca de el. Coloque en la sección de la flecha que
figura en su papel algo nuevo que Dios le está diciendo personalmente.

C. Método De La Cabeza, El Corazón Y La Mano


Para grupos de cualquier tamaño. Es conveniente dividirlos en grupos más
pequeños que faciliten la discusión si tienen más de siete integrantes. Tipo de
pasaje: casi cualquiera del Antiguo o del Nuevo Testamento.

Cabeza.
Esta parte se ocupa de las realidades del pasaje. Anticipadamente, el líder debe
familiarizarse con el mismo y averiguar el significado de las palabras o
conceptos que pudiesen presentar dificultad. Aparte debe saber, si ello es
aplicable al estudio, quién lo escribió, a quién y por qué. La introducción que
realice deberá responder las siguientes cuestiones:
Significado de términos.
Los hechos de la historia y las ideas principales del pasaje.
El contexto.
Para quién, por qué y por quién fue escrito el pasaje.
Qué clase de personas eran, y cuáles eran sus necesidades.
Primero, lean todos juntos el pasaje hasta el final y aclaren las palabras
difíciles.
Luego, que cada miembro escriba debajo un breve bosquejo del pasaje; tal vez
un título solamente para cada párrafo, o un resumen de cada idea.
Ahora estudie cada sección y trate de poner en sus propias palabras lo que dice
el escritor. Determine el mensaje esencial de cada sección.

Corazón.
En esta sección tratamos de descubrir cuál es el corazón del pasaje y si se
refiere a nosotros como individuos o como un grupo.
Que cada persona lea el pasaje nuevamente en silencio. Cada uno debe
preguntarse “¿Qué significado tiene para mí en mi propia situación? ¿Hay algo
en mi vida que debo cambiar? ¿Soy yo la clase de persona a la que se refiere el
pasaje? ¿Qué es lo más importante que me dice el pasaje?”
De allí surgirán nuevas preguntas del pasaje. Cada miembro escribirá debajo
(únicamente para recordarlo) cuál es a su juicio el corazón del pasaje.

Mano.
Esta es la parte práctica de este tipo de estudio. Es bastante simple conocer
nuestros defectos, fracasos, pecados y necesidades; debemos estar deseosos de
hacer algo con respecto a ellos o permitir que Dios lo haga. En esta parte del
estudio debe ser esclarecido el propósito del pasaje para que cada miembro del
grupo pueda saber qué le dice el pasaje a él como individuo.
Llegados a este punto, invite a cada miembro a compartir lo que el pasaje le ha
dicho y qué es lo que va a hacer al respecto. ¿De qué manera puede ayudarle el
grupo? Tal vez orando per él, o preguntándole en la próxima reunión si ha
hecho lo que creyó que Dios le pedía.
Finalice con oración conversacional.
Cada sección abarcará veinte minutos. No prolongue el estudio: una hora es
suficiente. Recuerde que la tarea del líder es:
Presentar material complementario.
Controlar el tiempo.
Tratar de que todos tengan oportunidades da hablar y que ninguno acapare la
conversación. Tratar de que nadie en el grupo se “cierre”.
El Método De La Cabeza, El Corazón Y La Mano — Ejemplo
Pasaje a estudiar: Col. 3: 9-17
Tiempo: 60-75 minutos
Número de integrantes: Cinco a siete personas
Primera parte — Cabeza. Conceda veinticinco minutos para esta sección,
incluyendo cinco minutos para la siguiente introducción:
La carta a los colosenses fue escrita por Pablo desde la prisión, alrededor del
año 61 D.C. Fue escrita para refutar las herejías de los gnósticos. Estas herejías
se encontraban en oposición con la verdadera fe cristiana de numerosas
maneras, pero para nuestras necesidades de hoy en día señalaremos solamente
tres:
1. El gnosticismo atacaba la total adecuación y supremacía de Jesucristo y
añadía muchos otros mediadores.
2. La materia es mala y eternal. Por lo tanto, también la carne es mala. Este
Jesús, quien vino en la carne, no pudo haber sido Dios. Además de la
doctrina, la ética de los gnósticos era afectada por esta creencia. Resultaban
así dos estilos de vida:
(a) Antinomianismo: la carne era mala; sólo el espíritu era importante. Por lo
tanto, se justificaba cualquier inmoralidad.
(b) Ascetismo: el cuerpo, siendo malo, era lacerado, negado y maltratado en
un esfuerzo por rechazar todas sus necesidades y deseos.
Consecuentemente estas actitudes afectaban sus relaciones con los demás.
3. Su énfasis principal estaba puesto en la comprensión intelectual y en
alcanzar nuevas cimas de conocimiento que los acercaran progresivamente
hacia una verdadera unión con Dios como fin último. Las observancias
rituales, los ejercicios intelectuales, las palabras especiales, las reglas y los
conocimientos secretos eran enfatizados, resultando en una especie de
“sistema de clase” o “elite espiritual” entre aquellos que deseaban conocer a
Dios.
Escritura. Este pasaje puede ser considerado como una guía para el cristiano
en materia de sus relaciones con los demás. Lean el pasaje en voz alta (un
versículo cada persona o bien una sola persona el pasaje completo ).
Conceda ahora veinte minutos para que el grupo estudie el pasaje en forma
individual. Divídalo en párrafos o temas. Dé a cada tema o párrafo un título (o
encabezamiento). Luego haga breves notas debajo de cada encabezamiento,
resumiendo el contenido de cada porción en particular.
He aquí un bosquejo de ejemplo.

Cabeza.
Col. 3: 1-4 — Cómo saber lo que se debe ser.
(a) Buscar primero los valores espirituales (las cosas de arriba).
(b) Poner la atención en los verdaderos principios,
(c) Cristo es el origen de la nueva vida.
(d) Compartiremos su apariencia (su gloria, todo lo que Él es).

Col. 3: 5-11 — Despojándose de lo que se era.


(a) Hacer morir, por un acto de voluntad, todo lo que forma parte del viejo
hombre (nombrado en los vs. 5-8).
(b) Ello forma parte de nuestra vida pasada.
(c) Revestirse del “nuevo hombre” (v. 10).
(d) Ya nadie es excluido. Cristo es todo, y en todos.

Col. 3:12-17 — Cómo se debe vivir la nueva vida.


(a) Vestirse con las “vestiduras de justicia” — aquellas que Dios escogió para
que usáramos; vs. 12, 13 — , compasión, benignidad, humildad,
mansedumbre, paciencia, tolerancia, amor.
(b) Que la paz gobierne en el corazón, trayendo unidad.
(c) Ser agradecido (vs. 15-17).
(d) Seguir sus enseñanzas (“La palabra de Cristo more en abundancia en
vosotros”).
(e) Hacer todo siguiendo el ejemplo de Jesús.
Segunda parte — Corazón. Permita veinticinco minutos para esta sección. Que
cada persona relea el pasaje durante cinco minutos y que escoja cuál es para él
el corazón del pasaje (por ejemplo, ¿Cuál es la Palabra de Dios para mí en
particular?). Escríbalo abajo concisamente.
Conceda luego veinte minutos para recorrer dos veces el círculo y
1. Compartir los encabezamientos que preparó;
2. Compartir (durante la segunda vuelta) lo que Dios le está diciendo (el
corazón).
Asegúrese que cada uno tenga la oportunidad de compartir lo que puso, y que
cada uno se sienta en libertad de realizar preguntas al miembro del grupo que
esté compartiendo lo que piensa. Use la Biblia para apoyar sus respuestas.
Tercera parte — Mano. Conceda veinte minutos para esta sección.
Dedique cinco minutos del tiempo para que cada persona considere en quietud
qué es lo que la discusión y la Palabra le muestran, y qué actitud o acción en
particular necesita cambiar en su vida como resultado de este período de
estudio en grupo.
¿Qué acción específica está dispuesto a llevar a cabo? Escríbala abajo.
Durante los diez o quince minutos siguientes, comparta sus decisiones con los
demás alrededor del círculo, expresando la ayuda que podría necesitar para
poder cumplirlas.
Período de oración. Haga que el grupo se ponga de pie. Juntando sus manos en
un círculo, y dedique cinco o diez minutos en una oración conversacional por
cada uno de los miembros para que puedan cumplir con las decisiones que han
tomado.
Las oraciones deben ser específicas y breves. (Si usted utiliza todo el tiempo
con oraciones largas, el equipo tendrá la libertad de decírselo).
Esté seguro de haber orado por todos los integrantes del grupo antes que el
líder servidor concluya el período de oración.

D. El Método De Las Ocho Preguntas


Propósito: Descubrir el mensaje que el pasaje tiene para nosotros
personalmente. Lo relacionamos así con nuestra propia situación y con los
demás en el mundo actual.
Conceda el tiempo suficiente para la lectura silenciosa del pasaje en forma
individual, o léanlo en voz alta todos juntos. Luego, ya sea como grupo usando
pizarrón y tiza, o individualmente empleando papel y lápiz, responden a las
siguientes preguntas:
1. ¿Dónde y cuándo tuvo lugar este incidente? (Si el pasaje es de una epístola,
averigüe, si es posible, quién la escribió y a quién estaba dirigida).
2. ¿Quiénes son los principales personajes del pasaje?
3. ¿Cuáles son las palabras o frases difíciles?
4. ¿Qué situación histórica se desarrollaba entonces?
5. ¿Cuáles son las ideas principales del pasaje?
6. ¿Qué significado tenía el pasaje para aquellos a quienes estaba
originalmente destinado?
Para contestar estas preguntas, trate de ponerse en la situación de aquellos
para quienes el mensaje fue originalmente pensado. ¿Llenaba ese mensaje una
necesidad?
7. ¿Qué le dice el pasaje a la gente de hoy en día? ¿Cuáles son los elementos
comunes de la situación original y de nuestra situación en la actualidad?
8. ¿Cuál es el significado del pasaje para mí?
(a) ¿Qué cambios en mi propia actitud o en mis acciones me son demandadas
por medio del estudio de este pasaje?
(b) ¿Estoy dispuesto a aceptar esta demanda ahora? ¿Qué ayuda necesito?

División del tiempo.


1. Las preguntas del uno al cuatro pueden ser respondidas brevemente por el
líder a modo de introducción, o bien todo el grupo puede responderlas si han
preparado la lección antes de reunirse. Conceda de cinco a diez minutos.
2. Las preguntas del cinco al siete deben ser respondidas por escrito en forma
individual. Conceda de quince a veinte minutos para estudiar el pasaje en
silencio.
3. Conceda quince minutos para la discusión y para compartir las respuestas.
4. Conceda de cinco a diez minutos para responder individualmente la
pregunta ocho.
5. Permita compartir por espacio de diez minutos las respuestas hasta la
pregunta ocho. Dedique un pequeño período para una oración conversacional
después del estudio.

Las Ocho Preguntas — Ejemplo


Pasaje a estudiar: Mat. 22: 1-14
Tiempo: sesenta a setenta y cinco minutos
Número de integrantes; cuatro a siete personas
Primera parte. Pida al Espíritu Santo que dirija su mente y su corazón hacia la
verdad de Dios, y que le enseñe a través de su Palabra y de las demás personas.
Utilice de diez a quince minutos para la primera parte.
Lean el pasaje en voz alta siguiendo el círculo.
Pida a una persona que lea las respuestas a las preguntas uno al cuatro dadas
más abajo. (En realidad esta es la forma de introducir el pasaje del estudio y
normalmente debe ser preparada antes de la reunión por el líder designado para
ese día).
1. ¿Cuándo, para quién y por quién fue pronunciado este discurso o escrito este
pasaje?
Las dos parábolas de este pasaje formaban parte de un discurso pronunciado
por Jesús mismo a los sacerdotes y fariseos, los líderes religiosos judíos de
aquellos días.
2. ¿Quiénes son los personajes principales del pasaje?
Los personajes son un rey, sus siervos, los invitados a la fiesta de bodas y un
hombre que concurrió sin estar vestido adecuadamente.
3. ¿Cuáles son las palabras o frases difíciles?
Uno de los detalles llamativos es con respecto a la costumbre que existía de
difundir la invitación para la fiesta de matrimonio sin tener una hora
preestablecida para realizarla. Cuando todo estaba preparado, los siervos eran
enviados a recoger a los invitados y traerlos a la fiesta.
Era también usual el llevar una buena vestimenta para la fiesta. Aun ahora, nos
arreglamos para nuestros amigos, no porque les importe nuestra ropa, sino
porque, por la forma en que lo hacemos, demostramos respeto y afecto por
ellos. Un invitado a una fiesta de bodas era esperado limpio, llevando
ungüentos perfumados y portando una vestimenta especial para la ocasión,
demostrando de ese modo estima por el anfitrión.
4. ¿Qué situación histórica acompañaba al pasaje?
Mateo coloca su relato dentro de la Semana Santa. Jesús estaba preparado para
entrar en Jerusalén montado en un pollino de asna, proclamando así su
mesianidad. Los judíos aguardaban al Mesías como un poderoso líder político
quien instauraría el reino de los cielos. Jesús hacía muy poco que había
purificado el templo.
Ahora los líderes Judíos cuestionaban su autoridad. Él dijo ser el Rey, el
Mesías. Ellos querían saber si venía de Dios. Jesús les respondió en parábolas,
y a través de estas historias les decía que tenían un concepto equivocado del
Reino de Dios.
Segunda parte. Conceda quince minutos para un estudio individual del pasaje
en forma silenciosa y para escribir breves respuestas a las siguientes preguntas:
5. ¿Cuáles son las ideas principales del pasaje?
6. ¿Qué significado tenía el pasaje para aquellos a quienes estaba
originalmente destinado? (Para contestar esta pregunta, trate de ponerse en el
lugar del auditorio original. ¿Llenaba este mensaje una necesidad?)
7. ¿Cuál es el mensaje del pasaje para la gente de hoy en día? ¿Cuáles son los
elementos comunes de Ja situación original y de nuestra situación en la
actualidad?
Tercera parte. Durante los siguientes veinte minutos que cada uno alrededor
del círculo comparta sus respuestas una a la vez. Tome tiempo para comentar
las respuestas o las preguntas que formulen los demás. Cerciórese de que todos
tuvieron oportunidad de compartir.
Cuarta parte. Otorgue de cinco a diez minutos para poner por escrito, en forma
individual, las respuestas hasta la pregunta ocho.
8. ¿Cuál es el significado del pasaje para mí, en forma inmediata?
(a) ¿Qué cambios en mi propia actitud o en mis acciones me son demandados
por medio del estudio de este pasaje?
(b) ¿Estoy dispuesto a aceptar ahora esta demanda?
(c) ¿Qué ayuda necesito?
Quinta parte. Dedique el tiempo restante a compartir sus respuestas hasta la
pregunta ocho con los demás miembros. Escuche cuidadosamente y con una
mente abierta lo que está siendo dicho.
Sexta parte. Junten sus manos alrededor del círculo y dedique unos pocos
minutos a la oración, en silencio o en voz alta, por cada uno de los demás. Pida
a Dios el aliento y la ayuda necesarios para que cada uno pueda cumplir con lo
que se ha propuesto. Designe a un miembro del grupo para que cierre el
período de oración.

E. Método De La Investigación Bíblica


Divida una hoja de papel, plegándola en cuatro partes. Utilice una cuarta parte
del papel para cada uno de los siguientes puntos:
1. Características del pasaje.
2. Escritura paralela.
3. Problema.
4. Fruto.
Primera parte. Estudio personal. Después de leer el pasaje todos juntos,
permita utilizar veinte minutos para completar las primeras tres secciones.
Características del pasaje: Analice el pasaje versículo por versículo,
escribiendo debajo un breve resumen (u oración) de cada versículo o
pensamiento.
Escrituras paralelas: En la segunda sección escriba alguna otra referencia de
la Biblia acerca del tema, que venga a su memoria. Y, sí hay algo en el pasaje
que le interese especialmente, puede buscar en las referencias dadas en su
Biblia.
Problemas: Escriba en esta sección las preguntas que quiera formular, o
algún concepto que no tenga claro.
Segunda parte. Pida a alguna persona que comparta lo que hizo, e invite a los
demás a añadir algo o a comentar acerca de ello. Pregunte luego si alguno tiene
referencias paralelas para compartir.
Tercera parte. Pregunte cuáles son los problemas. Es mejor ir enumerándolos
sobre un pizarrón. Si pueden ser resueltos fácilmente por el grupo, dedique
algún tiempo (cinco a diez minutos) para discutirlos. Si alguna pregunta
presenta mayor dificultad, asigne miembros que averigüen las respuestas y las
traigan la próxima semana.
Cuarta parte. Conceda cinco minutos para que en quietud cada persona escriba
el Fruto del pasaje.
Fruto del pasaje: Escriba debajo los pensamientos relativos al significado
particular que tuvo este pasaje para usted, y qué es lo que intenta hacer al
respecto.
Comenzando con la persona más próxima al líder. compartan todo lo posible la
cuarta sección. Finalice este período con una oración.
División del tiempo.
Primera parte: veinte minutos.
Segunda parte: de cinco a diez minutos.
Tercera parte: de cinco a diez minutos.
Cuarta parte: de veinte a treinta minutos.

Investigación Bíblica — Ejemplo


Pasaje a estudiar: Ef. 4:25; 5:15-20
Tiempo: De sesenta a setenta y cinco minutos
Número de integrantes: Cinco personas
Primera parte. Pida al Espíritu de Dios que lo dirija y le enseñe a través de su
Palabra y de las demás personas. Lean el pasaje hasta el final, todos juntos y en
voz alta, tres versículos cada uno.
La carta a los Efesios fue escrita por el apóstol Pablo desde su prisión en
Roma. Fue concebida como una carta en forma de circular para las iglesias
jóvenes. El pasaje que nos preocupa tiene que ver con nuestras relaciones
interpersonales tanto en la comunidad como en la iglesia.
Segunda parte. En silencio, cada persona debe llenar su hoja de tareas a
medida que estudia el pasaje trabajando alrededor de veinte minutos. Llenar
únicamente las secciones 1, 2 y 3. Las instrucciones son dadas en la hoja de
ejemplo que se encuentra más adelante.
Tercera parte. Pida a alguna persona que comparta lo que ha reseñado y
permita que todos expresen su opinión o agreguen algo o bien señalen
conceptos diferentes. Luego compartan las referencias paralelas y discutan los
problemas. Conceda veinte minutos para esta sección.
Cuarta parte. Conceda cinco minutos para que cada persona complete la parte
correspondiente al fruto del pasaje.
Quinta parte. Por espacio de quince minutos, compartan lo que escribieron en
la sección del “Fruto”. Estimule a los demás a ser honestos y precisos,
especialmente en lo relativo a las acciones a tomar como resultado de este
estudio.
Emplee un par de minutos del tiempo en inclinar todos juntos la cabeza y orar
silenciosamente por cada uno y por las intenciones específicas que Él
manifestó. No olvide encomendar a Dios su propia intención.

Método de la investigación bíblica


Pasaje: Ef. 4:25; 5: 2; 5:15-20
1. Características del pasaje (escriba una oración resumiendocada versículo o
concepto.)
Ef. 4:25 No mentir a los demás, ya sea de palabra o silenciosamente, porque
somos miembros los unos de los otros.
Ef. 5: 2 Ser como Cristo. Amar a los demás, aunque nos cueste.
Ef. 5:15 Vivir sabiamente.
Ef. 5:16 Hacer todo el bien que se pueda a cada minuto porque los días son
malos.
Ef. 5:17 Por esa razón, no debemos ser insensatos. En lugar de ello, debemos
tratar de descubrir qué quiere Dios que hagamos.
Ef. 5:18 No regocijarse en el vino. Ser llenos del Espíritu Santo.
Ef. 5:19 Leer la Biblia todos juntos y entonar cantos al Señor.
Ef. 5:20 Agradecer a Dios por todo, en el nombre de Jesús.
2. Escrituras paralelas (Escriba debajo algún versículo paralelo que venga a su
memoria, y si le interesa algún concepto en particular, busque los pasajes
relacionados por medio de las referencias dadas en su Biblia).
Ef. 4:25 — Col. 3: 9
Ef. 5: 2 — 1 Jn. 4:10, 11
Ef. 5:17 — Juan. 6:27-29
Ef. 5:18 — Fil. 4: 4-7
Ef. 5:19 — Col. 3:16, 17
3. Problemas (Alguna pregunta que tenga, o algo en lo que no esté en
desacuerdo o no comprenda).
¿A quién se refiere Pablo en Ef. 4:25 cuando utiliza la palabra prójimo?
¿Tiene que ver con el “hermano en Cristo” o con todos aquellos con los que
estoy en contacto?
4. Frutos.
(¿Qué aprendí al estudiar este pasaje? ¿Qué voy a hacer con respecto a ello?)
1. Ser absolutamente honesto con los demás cuesta mucho. Es mucho más
fácil mentir callando, pero yo voy a amar con un amor cristiano, y voy a ser
honesto aunque ello me duela.
Si vivo sabiamente y soy un buen administrador de mi tiempo y
oportunidades, haciendo realmente lo que Dios quiere, ya no tendré nada que
quiera ocultar. ¡La honestidad no será ya algo doloroso!
2. Voy a hacer un esfuerzo consciente para ser más agradecido a Dios desde
este momento.

F. El Método De La Paráfrasis
1. Sí es posible, antes de que comience la reunión del grupo (o permita utilizar
veinte minutos del tiempo de la reunión para esto), lea dos o tres veces y en
forma reflexiva la porción de las Escrituras que fue escogida. Luego parafrasee
la porción, versículo por versículo, poniéndola en sus propias palabras.
Extraiga simplemente su contenido, sin realizar un profundo estudio teológico.
Medite acerca del significado de las palabras o frases que usualmente da por
supuestas.
2. Anote alguna otra referencia que venga a su mente.
3. Resuma o bosqueje su paráfrasis. Use tanto la primera persona (yo, me, mí,
nos, nosotros) como la tercera persona (él, ella, a él, a ella). La forma del
bosquejo puede ser siguiendo un desarrollo lógico, distribuyendo claramente
las ideas en unidades mediante simples temas o subtítulos.
4. Escriba su propio título de acuerdo al que considere que explica mejor el
tema a tratar.
5. Aplicación. ¿Qué está dispuesto usted a hacer personalmente al respecto?
(a) Una oración de agradecimiento o de petición.
(b) Un registro diario de las bendiciones obtenidas por el estudio.
(c) Un proyecto. Algo que está dispuesto a hacer como resultado del estudio.
6. Líderes del grupo: Lo único que se necesitan son personas que controlen el
tiempo y moderadores (propulsores). El líder debe tratar de que cada uno
dentro del grupo pueda compartir, y que ninguna persona utilice demasiado
tiempo para sí.
7. Los periodos de la reunión pueden ser divididos igualmente entre:
(a) Escribir la paráfrasis individualmente (quince a veinte minutos).
(b) Compartir la paráfrasis y resumir (veinte minutos ).
(c) Compartir las aplicaciones y orar por ellas. Oración conversacional (veinte
minutos).

Método De La Paráfrasis - Ejemplo


Pasaje a estudiar: Gál. 5:13-15, 25, 26
Tiempo: setenta y cinco minutos
Número de integrantes: Cinco personas
Primera parte. Pida al Espíritu de Dios que le enseñe a través de la Palabra y
de los demás. Pida a algún miembro del grupo que lea en voz alta Gál. 5:13-15,
25. 26.
Recuerde que la epístola fue escrita por el apóstol Pablo a los cristianos de
Galacia. Cierto grupo denominado judaizante, trataba de convencer a los
nuevos cristianos que debían convertirse al judaísmo si querían ser realmente
cristianos. Ello implicaba que debían obedecer todas las leyes y observar todos
los ritos de la fe judía, incluyendo la circuncisión. La salvación era así
“salvación por medio de las obras” — algo que debía ser ganado — más que
“salvación por medio de la gracia”, la cual ya había sido obtenida por la fe en
Jesucristo y su muerte en la cruz.
Para Pablo, la salvación por gracia significaba estar libres de las demandas de
la ley como asimismo de su condenación. Pero dicha libertad incluía tanto
responsabilidades como privilegios. En los versículos de nuestro estudio, Pablo
propone una alternativa para la libertad irresponsable.
Segunda parte. Que cada miembro complete en silencio su hoja de trabajo.
Conceda veinte minutos para esto.
Tercera parte. Lean por turno sus paráfrasis en voz alta. anunciando primero
su título. Trate de descubrir por qué los miembros del grupo escribieron de tal
o cual manera. ¿Cómo se relaciona la paráfrasis que escribió con su propia
vida? Sea honesto, abierto y solícito con los demás.
Cuarta parte. Dedique cuatro a cinco minutos a examinar su aplicación.
¿Desea agregarle algo más? Planee una acción específica y concreta en
respuesta a lo que ha estudiado.
Quinta parte. Comparta sus aplicaciones con los demás, y diga al grupo qué
acción específica planea como resultado del estudio. Discuta la forma en que
se puede ayudar a cada uno.
Dedique un par de minutos hasta el final del tiempo estipulado para orar en
silencio por los demás, inclinando su cabeza.

Método de la paráfrasis
Pasaje: Gál. 5:13-15, 25, 26
Título: Libre para servir
Paráfrasis Referencias
13 El evangelio me invita a la libertad. Ya no estoy sujeto a la antigua 1 Cor. 8: 9
naturaleza de pecado
que existía en mí. La esclavitud es quebrada, Pero no debo pensar que, 1 Ped. 2:16
porque soy libre, puedo hacer lo que yo quiera. Soy realmente
libre cuando puedo demostrar mi amor sirviendo a los demás. Ef. 5:21
14 Todas las leyes del Antiguo Testamento pueden ser resumidas en Lev. 19:18
esto: Debo amar a mi prójimo (cuidar por su bienestar, desear lo mejor
para los demás del mismo modo en que Dios se preocupa por mí).
15 Pero si critico y me sobrepongo a los demás, debo tener en
cuenta que otra persona me tratará de igual manera, y hará
que no pueda ayudarle en nada.
25, 26 Si digo que el Espíritu me da vida, tengo que tratar de Fil. 2: 3
vivir conforme a ello. Ya no hay lugar para el “yo” en mi
vida; no hay
lugar para pensar muy bien de mí mismo, o hacer que los demás se Rom. 12: 3
desalienten o enojen; tampoco hay lugar para desear que los demás
tengan o quieran ser lo que otros son.
Resumen o bosquejo Aplicación
Llamado a la libertad 1. Agradecimiento: porque no estoy obligado
— Debe usarse a reaccionar, sino que soy libre para actuar
positivamente. Ya no tengo
1. No como excusa para pecar que caer en el egoísmo ni en el resentímiento
y esa energía es usada provechosamente en mi
2. Libertad para amar y server vida, porque Cristo me ha liberado.
— La ley 2. v. 15 La crítica es algo destructivo, no
solamente para aquel a quien se critica sino
para el que hace la crítica
1. Amar a tu prójimo como a tí mismo. Yo critico demasiado a mis hijos. Esta
semana voy a tratar de esforzarme para
modificar eso.
Andar en el Espíritu 3. v. 26 Me conduzco de una manera
— No autoengañarse demasiado exigente y ésa es una forma de
— No provocar a otros vanidad. Eso “provoca” a mi familia
— No envidiar a otros haciéndose difícil el convivir, y ello se
produce porque pienso que puedo ser tanto o
más capaz que los demás.
6. — La Oración Como Parte Del Grupo De
Estudio Bíblico
Hay dos formas de oración que son importantísimas para la vida del grupo
encaminado en el estudio de la Biblia. La primera, es la oración como parte de
la vida diaria de cada persona que sea miembro del grupo, y la segunda es la
oración como parte de la reunión que realizamos todos juntos.
Este capítulo no será desarrollado como una teología de la oración, ni tratará
de convencerlo para que su oración “sea eficaz”. Usted mismo debe tratar de
descubrir su propia teología de la oración, probando su valor por medio de la
experiencia y la práctica. (¡Le aguarda un tiempo emocionante!). Más bien, mi
propósito es ayudarle a ver cómo se relaciona la oración con la vida del grupo
y darle algunas sugerencias acerca de cómo orar a solas y con los demás.

¿Qué Es La Oración?
La oración puede ser definida simplemente como la comunicación con Dios.
Note que no digo “hablar a Dios”. El “hablar” implica un esfuerzo parcial; la
oración implica tanto el hablar como el escuchar. Durante una parte de nuestra
oración debemos permanecer en silencio. Creo que existen cuatro requisitos
previos para la comunicación con Dios y que son pertinentes para tratar en este
tema específico de la oración. Los primeros dos tienen que ver con el “hablar”
y el “escuchar”.
1. Debe existir en nosotros la voluntad y el deseo de compartir nuestras vidas
con Dios. Debemos querer decirle lo que pensamos y lo que sentimos. Este es
siempre el primer paso en cualquier conversación. Debe haber el
reconocimiento de la presencia de otra persona con la cual nos comunicamos.
Ese reconocimiento puede o no ser verbal. Comúnmente decimos, “Hola”. En
Taiwán, el saludo de costumbre es “¿Ya comiste?”, o “¿Dónde vas?” o acaso
simplemente “¡Paz!”.
Ya sea que decimos o indicamos que reconocemos la presencia de otra
persona, manifestamos el deseo de compartir con ellas nuestras vidas. Ahora
bien, eso no significa que el nivel de lo que compartimos será siempre
profundo, del mismo modo que decir “buenos días” a su vecino a través de la
cerca, no significa que usted pretende sentarse y abrirle su corazón. Puede que
no desee decirle alguna cosa acerca de usted mismo, pero su reconocimiento es
un comienzo en la relación.
Así sucede con la oración. Cuando comenzamos a orar, podemos tener
reservas con respecto a lo que queremos decir a Dios, pero es manifestándole
alguna cosa como comenzamos nuestra relación con Él. A medida que le
vamos conociendo y confiamos en Él, compartimos más y más de nuestras
vidas.
Algunas veces expresamos lo que queremos decirle. Encontré muy provechoso
el decir en voz alta mis oraciones, no meramente el pensarlas, cuando oro a
solas. Por alguna razón, ello hace que la oración sea más intencional para mí.
Otras veces, solamente “pensamos hacia Dios”. De cualquier modo que lo
hagamos, indicamos el deseo de compartir algo de nosotros mismos con Dios.
2. Otro requisito previo para orar es el deseo de escuchar lo que Dios quiere
compartir con nosotros. Eso significa que durante el período de nuestra
oración debemos guardar silencio. Para muchos de nosotros, esta es la parte
más difícil de la oración. Hay muchas cosas que queremos decir o preguntar al
Señor, pero eso hace más difícil el escuchar lo que Él quiere decirnos.
Hoy en día estamos acostumbrados a los sonidos estrepitosos y a los mensajes
muy explícitos. La radio y la TV nos abruman, y la vida en general es así de
estrepitosa. Estamos perdiendo rápidamente la capacidad de escuchar las
“suaves vocecitas”, ya sea de Dios o de otras personas. Pero cuando no es lo
que le decimos a Dios, sino lo que Él nos dice a nosotros, lo que cambia
nuestras vidas, aprendemos fácilmente a escuchar.
3. También es importante la aceptación de nosotros mismos tal como somos:
pecadores. Ello no significa que debemos quebrantarnos constantemente
delante de Dios. Más bien significa que no nos hagamos ilusiones acerca de
nosotros mismos cuando vamos ante Él. El es santo y nosotros no. Si
pensamos que tenemos alguna cosa para llevarle, algún “poder de regateo”,
erigimos una barrera de sonido en torno nuestro, que impedirá que podamos
escuchar lo que Él quiere decirnos.
¿Qué es lo que Él quiere decir? Él quiere decir que nos ama, que nos perdona,
que quiere ayudarnos y dirigirnos. Pero si no reconocemos nuestra necesidad,
esas palabras caerán en oídos sordos y nos veremos obligados a luchar por
medio de nuestro propio poder.
4. Por último es el reconocimiento del absoluto y completo amor de Dios para
con nosotros así como somos. Dios no se ilusiona acerca de nosotros, tal como
podemos hacerlo nosotros mismos. Él conoce nuestras debilidades, pero no
cambia su amor para con nosotros. De modo que podemos llegar hasta El
abiertamente, sin tener que fabricar excusas para nuestra conducta sin tener
que ocultar ciertos aspectos de nuestra personalidad, sin tener que poner “una
buena cara”, simplemente así como somos, debido a que Él nos ama realmente.
Es la aceptación de nosotros mismos y de Su amor para con nosotros lo que
hace posible que podamos cambiar, crecer y ser nuevas criaturas a la imagen
de Dios.
Básicamente en torno a esto gira toda la preocupación del cristianismo. Dios
creó al hombre a su propia imagen. El hombre se alejó de Dios por su
desobediencia y obstinación, y así deformó la imagen. Pero el amor de Dios
fue más allá de la desobediencia del hombre. Él entregó a su propio Hijo para
llevar sobre sí las cargas de nuestra separación y pecado, de manera que
podemos ser creados nuevamente a la imagen de Dios. Cuando aceptamos la
muerte de Jesucristo como nuestra muerte, y comenzamos a buscar Su vida
para que sea la nuestra, la mira de todo nuestro vivir se centra en este único
objetivo: el poder ser como Cristo.
De acuerdo a la forma en que resplandezca la imagen de Cristo a través de
nuestras vidas podremos saber en qué medida tenemos éxito en nuestra
oración. Si esto suena demasiado piadoso para usted, le sugiero que lea
completamente uno de los Evangelios en versión moderna. Lea alguna porción
determinada, y a medida que se forma un cuadro del Dios-hombre en su mente,
a medida que vislumbra sus valores, a medida que le ve brindar su ayuda a las
necesidades de los hijos de los hombres, pida a Dios que le muestre cómo su
vida puede ser cambiada si su imagen se torna clara en usted.
Tanto si la oración es una nueva experiencia para nosotros, o algo antiguo,
éstos son los cuatro requisitos previos para una exitosa comunicación con
Dios:
1. La voluntad y el deseo de compartir nuestras vidas con Dios;
2. La voluntad y el deseo de escuchar lo que Dios quiere decirnos.
3. La aceptación de nosotros mismos como pecadores.
4. El reconocimiento del completo y absoluto amor de Dios para con nosotros.

A. Nuestra Vida Devocional Individual


La calidad de la vida en el grupo de estudio bíblico es afectada en gran manera
por la clase de vida devocional practicada por los miembros del grupo. Ese es
el por qué la disciplina presentada en la pág. 40 exige por lo menos veinte
minutos diarios para ser dedicados a la oración y el estudio de la Biblia.
Sabemos que la formación y el mantenimiento de una profunda relación con
otra persona en nuestra vida diaria, tanto si es una relación de amigos, de
esposos, o entre padres e hijos, requiere una gran cantidad de tiempo y
contacto. Pero por alguna razón pensamos que una relación profunda con Dios
es algo que puede ser “contraído” así como el sarampión. ¡La felicidad
cristiana puede ser contagiosa, pero no el crecimiento espiritual! No podemos
establecer una profunda relación con Dios simplemente por estar en contacto
con otros cristianos; la establecemos estando en contacto con Dios.
Necesitamos un constante reconocimiento de su presencia que es firmemente
cimentada por medio del estudio regular y personal de la Biblia y la oración.
Cuando cada participante del grupo de estudio bíblico viene al período de
estudio con la abierta disposición de establecer una comunicación entre él y
Dios, la disposición entre los demás participantes es abierta también. El amor
de Dios fluye a lo largo de esas líneas dispuestas, haciendo que el grupo sea
receptivo al Espíritu que se encuentra en medio de ellos; sintiendo amor los
unos por los otros, y habilitándolos como individuos y como grupo para ser los
canales de amor y de bendición para el mundo que los rodea.
Estoy convencida de que nunca se termina de aprender en materia de devoción
individual. Guardando un “período de quietud” (como muchos de nosotros
aprendimos a llamarlo) se ha producido un admirable cambio en mi
experiencia cristiana ¡y muchos de los santos podrían también testificarlo! La
tentación de “eludirlo” o “rozarlo” se encuentra siempre presente. Existen
frecuentes dolores de crecimiento a medida que el Espíritu desciende a
nuestras vidas enfermas. Hay angustia y dolor cuando Dios nos muestra lo que
somos en el espejo de su amor y santidad. Y hay pesar, que proviene de la
preocupación cristiana por los demás.
Por otra parte, hay un constante hallazgo de nuevas verdades reveladas, y un
profundo sentido de la realidad y el amor de Dios para con nosotros, nuevas
experiencias de su presencia, momentos de éxtasis y felicidad en la adoración,
satisfacción de ser colaboradores de Cristo cuando nuestras oraciones por los
demás son contestadas, y la increíble maravilla de darnos cuenta de que Jesús
nos hace su motivo de preocupación personal.
A causa de que nuestra vida devocional es una eterna aventura en el
aprendizaje, me atrevo a compartir algunos de los tipos de prácticas que han
sido provechosas para mí y otros aventureros, de la fe.
Antes que nada, establezca un lugar y tiempo regulares para sus momentos
devocionales. Si utiliza siempre para hacerlo el mismo período del día, ello
facilitará la formación y mantenimiento al hábito de tener un período de
quietud. Eligiendo siempre un mismo horario, es más probable estar libre de
interrupciones. La mayor parte de los cristianos continúan eligiendo la mañana
temprano para su período devocional. Un amigo cirujano me decía: “¡Si no
tengo mi período de quietud con el Señor muy temprano en la mañana, ya no
puedo tenerlo!” Muchas madres de adolescentes utilizan la hora después de
que sus hijos han partido para la escuela como su período de quietud; padres
de preescolares eligen la hora de la siesta. Tenerlo en la mañana proporciona la
oportunidad de pensar todas las actividades del día con el Señor, buscando su
voluntad y su guía para cada parte de la jornada. Pero no existen reglas
inflexibles. Descubra el horario que es más apropiado para usted, y cúmplalo...
aun cuando no sienta ganas de hacerlo.
La disciplina mencionada previamente exige un mínimo de veinte minutos
diarios para ser dedicados en la oración y el estudio de la Biblia. Muchos
encuentran, bastante pronto, que esto no es suficiente pero que es un buen
comienzo. Es mucho más provechoso dedicar veinte minutos estando
realmente “presentes” para Dios, que una hora haciéndolo como un ritual.
Elija un lugar relativamente privado, alejado de la distracción de la vida diaria.
Por ejemplo, no se siente en la mesa entre los platos sucios del desayuno
después que la familia ha partido para sus actividades diarias. Y a menos que
usted sea una persona sumamente disciplinada, no elija permanecer en la cama
para su “período de quietud”.
Habiendo establecido un lugar y elegido una hora del día, ¿cómo debemos
hacer para proseguir? Teniendo en mente las cuatro actitudes descriptas
anteriormente, podemos definir al período de quietud como un período de
comunicación con Dios. Hablamos de Dios, y Él nos habla. Le hablamos por
medio de la creación y Él nos habla a través de su Palabra y en el silencio de
nuestros propios seres. Así que, básicamente, nuestro período de quietud está
dedicado a estas dos actividades: hablar y escuchar.
Siéntese en una silla confortable, el cuerpo derecho, los pies sobre el piso.
Cierre sus ojos, realice un par de aspiraciones profundas, y relaje su cuerpo.
Abra su mente al Espíritu de Dios, reconozca su presencia. Trate de dejar todo
lo demás fuera de su mente cuando se prepare para la oración.

Elementos De La Oración
Existen cinco elementos comúnmente aceptados en la oración: la alabanza o
adoración, el agradecimiento, la confesión, la súplica y la intercesión.
La alabanza o adoración consiste en la contemplación de Dios y en demostrar
nuestra admiración y amor por Él. Muchos de estos elementos de la oración
pueden ser encontrados en los Salmos. Si estos elementos no vienen en forma
natural hacia usted (y para muchos de nosotros es así) utilice las palabras del
salmista que expresen su propia apreciación de Dios.
Otro ejercicio provechoso en la alabanza es elegir uno de los muchos nombres
de Dios y pensar acerca de sus implicaciones. Un ejemplo es “Todopoderoso”.
Permita a su mente considerar todo lo que significa que Dios sea el
“Todopoderoso”: significa que nada es imposible para Él; su poder es sobre
todo el universo, atraviesa el universo; no existe problema que Él no pueda
solucionar, circunstancia que no pueda cambiar, situación en la cual no pueda
ingresar, parte de su vida que esté fuera de su control. Y al regocijarse y
maravillarse ante todo eso trate de ver la forma de aplicarlo en su propia vida.
La razón principal de la alabanza a Dios y la manifestación de nuestra
adoración y aprecio es porque Él es digno de mucho más que toda nuestra
alabanza. Pero la alabanza es además la que fortalece la fe. Cuando
comenzamos a comprender la plenitud de la Divinidad, las partes de nuestras
propias vidas empiezan a ponerse en su lugar. El verdadero factor de nuestra
relación con Él se fortalece, y deseamos compartir más y más de nosotros
mismos con Él. Estamos dispuestos a poner más y más de nuestras vidas bajo
su control.
Dos elementos de la oración son impulsados por la alabanza y la adoración. A
veces lo que más sentimos es gratitud. Cuando esto sucede, nos sentimos
inclinados naturalmente a dar gracias a Dios por todo lo que Él significa y hace
por nosotros. Pablo nos dice que debemos dar gracias en toda situación
(Ef. 5:20; Fil. 4: 6; Col. 3:15-17).
La otra respuesta posible para ver al Señor “alto y ¡sublime” — como dice
Isaías ch. 6 — es un sentido abrumador de nuestro propio pecado. Así pasamos
al elemento de la oración llamado confesión o penitencia. Confesamos a Dios
esas fallas y debilidades de nuestras vidas las cuales nos ha revelado como
ofensas hacia Él. Nosotros pedimos su perdón por medio de Jesucristo y luego
le agradecemos porque no solamente tenemos su perdón, sino también la
seguridad de que El nos limpiará de nuestro pecado y nos creará nuevamente a
su propia imagen (1 Jn. 1: 9; 2 Cor. 3:18).
En cualquiera de las dos respuestas el Espíritu Santo nos llama para salir de
nosotros mismos. No debemos olvidar el incluir a los demás en nuestras
oraciones. Si nos sentimos llamados al arrepentimiento, debemos recordar el
agradecer a Dios durante nuestro período de oración. Si experimentamos una
desbordante sensación de gratitud, expresémoslo, pero aprendamos luego a
aguardar en quietud ante la presencia de nuestro Padre Celestial cuando le
pedimos que nos muestre aquellos aspectos de nuestras vidas que necesitan ser
limpiados.
El cuarto elemento de la oración es la denominada súplica, por ejemplo, pedir
lo que necesitamos. Dios es nuestro amante Padre Celestial; cada una de
nuestras necesidades es de interés para Él. La experiencia de Pablo acerca de la
gracia de Dios lo llevó a aconsejar a los cristianos de Filipos diciendo: “Por
nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios
en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4: 6). En alguna
parte leí la historia de la pequeña niña que iba a acostarse cuando la madre la
llamó diciéndole: “¡No olvides decir tus oraciones!”, a lo cual la niñita
respondió: “No me olvidaré. ¿Alguien necesita algo?” Jesús prometió: “Si
permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que
queréis y os será hecho” (Juan. 15: 7).
El quinto elemento de la oración que debemos considerar aquí está
estrechamente relacionado con el cuarto. La intercesión es simplemente el
pedir a Dios que llene las necesidades de los demás. Cuando quiera que el
Señor derrame su amor y su Espíritu en nuestras vidas, no debemos,
verdaderamente no podemos guardar los beneficios para nosotros mismos. Ello
siempre se manifiesta en la preocupación y el amor hacia los demás. Como
cristianos, no solamente tenemos el privilegio sino también la responsabilidad
de llevar las cargas los unos de los otros y así cumplir la ley de Cristo
(Gál. 6: 2).
La oración íntercesora no es un ministerio fácil, pero se la necesita en gran
manera entre el pueblo de Dios. Puede orar por aquellas personas más cercanas
a usted: sus padres, hermanas, hermanos, esposo o esposa, sus hijos, sus
amigos. No olvide orar por su pastor y por los distintos líderes de su
congregación. Ore por los líderes de su comunidad y su nación y por aquellos
que se encuentran en la escena internacional.
Una lista de oración a menudo ayuda grandemente para mantener un trabajo
continuo en la intercesión. Escriba en un papel los nombres de aquellos por los
que quiere orar; también alguna nota que le recuerde las peticiones específicas
que hará en favor de cada uno; el día que comenzó a orar por ese motivo y un
espacio para completar en el momento que comience a notar que la respuesta
de Dios a esa petición se torna evidente. Habitúese a registrar periódicamente
todo lo que sucede en la lista para ver qué peticiones son contestadas y pedir a
Dios por las que deben continuar o ser modificadas.
Puede hallar que su lista de oración ha crecido demasiado para orar a lo largo
del día. En ese caso, pida a Dios que le ayude a escoger por quién orar. Decida
por qué personas puede orar durante el día, y luego divida los otros nombres en
varios grupos. Tal vez solamente podrá orar por las personas de su lista una o
dos veces por semana. Cualquier cosa que haga, realice oraciones específicas,
y no olvide tomar nota de las respuestas. Este ejercicio no solamente
acrecentará su fe, sino que lo hará un efectivo intercesor, un colaborador de
Cristo mientras establece su reino en nuestro mundo.
Estudio Bíblico Personal
La otra parte del período de quietud es el estudio de la Biblia, otra forma de
escuchar a Dios. Así como nuestros cuerpos necesitan una variedad de
alimentos, sucede también con nuestro espíritu. Es importante llevar una dieta
bien balanceada de las Escrituras, y ello demanda un acercamiento sistemático
a la lectura de la Biblia. Si no tenemos alguna clase de plan para leerla,
tendemos a saltar de aquí para allá, o nos sentimos frustrados por nuestra
propia falta de dirección, y decaemos del todo.
La mayor parte de los centros denominacionales publican algún tipo de guía
diaria para la lectura de la Biblia. Otras puede ser obtenidas en una librería
cristiana.
Usted podrá querer realizar otro período de lectura para porciones más
extensas de las Escrituras, pero es mucho mejor limitarse a porciones de cinco
a quince versículos (o la narración de un acontecimiento) durante su período
devocional. Si ha decidido emplear un período más extenso de tiempo (hasta
cuarenta y cinco minutos o una hora), puede emplear con facilidad cualquiera
de los métodos del capítulo 3. El método de la cabeza, el corazón y la mano, la
investigación bíblica, las ocho preguntas, y el método de la paráfrasis, todos
son útiles para un estudio individual. O puede utilizar estas preguntas básicas:
— ¿Qué significaba el pasaje para aquellos a los que estaba escrito
originalmente?
— ¿Qué me dice el pasaje a mí, en mis circunstancias actuales?
— ¿Qué voy a hacer al respecto?
— ¿Qué ayuda necesito?
Recuerde siempre que el Espíritu Santo es su maestro, y necesita pedir su
ayuda para el estudio. Lleve un cuaderno con notas en el cual registre los
resultados de su estudio. Escriba lo que Dios le dice para ayudarle a recordar
su enseñanza. En algunos momentos, cuando se sienta tentado a pensar que
Dios nunca le habla, encontrará los registros de su relación con Él, y de la
comunicación de Dios con usted, lo que constituirá una auténtica inspiración y
ayuda.
No existen “reglas” con respecto a cuál de estas dos actividades se realiza en
primer lugar durante su período de quietud. A veces querrá orar primero.
Otras, le parecerá más natural estudiar en primer lugar.

B. La Oración En El Grupo De Estudio


Uno de los más importantes aspectos que se encuentran en este programa de
estudio bíblico para un gran número de participantes, ha sido el aprender a orar
en voz alta con otros cristianos. Por alguna razón la oración en voz alta es una
actividad que tendemos a relegar a los obreros cristianos. A aquellos laicos que
se atreven a orar en alta voz ante los demás, los designamos tanto como
“cristianos muy devotos” o como teniendo una “dirección especial”. La
mayoría de nosotros, a menos que estemos acostumbrados a hacerlo en
nuestros hogares o iglesias, tememos en gran medida el orar en voz alta. El
solo pensar en ello hace detener nuestros corazones y pone nuestras mentes en
blanco.
Recuerdo haber dirigido en una oportunidad un grupo de estudio bíblico,
después del cual uno de los pastores me comentó acerca de las experiencias de
su propio grupo. Antes de la reunión, no se había hecho la indicación de que
íbamos a aprender a orar en voz alta, por la sencilla razón de que uno de los
organizadores estaba seguro de que ninguno asistiría si lo hacíamos.
Cuando anuncié que estábamos por presentar un método para orar en grupo,
una de las mujeres de mi pastor amigo declaró que nadie — ¡pero nadie! —
debía unirse a ella para orar en voz alta. Otras dos asintieron vehementemente.
Mi amigo estaba temeroso de que ellas se fueran, así que hizo decididamente
lo que ellas pensaban al respecto. Sin embargo, a medida que se fueron
introduciendo en la experiencia de un grupo numeroso con cerca de cuarenta y
cinco personas, invité que cualquiera del grupo al que le gustaría decir
“gracias” a Dios por cualquier motivo, así lo hiciera. ¡El pastor no podía creer
lo que escuchaba cuando la primera persona en orar en voz alta fue la mujer
que había expresado vigorosamente su intención de no orar en voz alta! Y
antes que el tiempo de la oración hubiese concluido, las tres habían ingresado
en el período del agradecimiento.

Por Qué Estamos Temerosos


Existen muchas razones por las que tenemos miedo de orar en voz alta. Creo
que una de ellas es porque pensamos que la oración requiere un vocabulario
especial. Pensamos que debemos conocer una serie de palabras particulares
para designar a Dios, y que necesitamos saber cómo utilizar nuestro lenguaje
con referencia a todos los Tus y Tis que debemos emplear. Y eso hace que la
oración pública sea la tarea de un conocido especialista, el pastor.
Otra razón por la que rehusamos orar en voz alta es porque ello demanda
honestidad de nuestra parte. Sabemos que no podemos decirle a Dios verdades
a medias. Nos damos cuenta que Él puede ver más allá de nuestras máscaras. A
menudo no confiamos en los demás lo suficiente como para permitirles ver
detrás también, porque podemos ser lastimados si lo hacemos. O tenemos
miedo que los demás nos acusen de una actitud de “soy más santo que tú” si
oramos en voz alta.
En el grupo de estudio bíblico utilizamos un método denominado “oración
conversacional”. Dicho método ha sido presentado extensamente, en sus varios
libros sobre el tema, por Rosalind Rinker. Por ese motivo, no solo sería
superfluo, sino también inadecuado. Recomiendo que su libro “Transmitiendo
el amor por medio de 1a oración” sea usado conjuntamente con este.
La oración conversacional constituye una gran ayuda con respecto a la razón
precedente del temor a orar en voz alta. Utilizamos un lenguaje común. Dios es
nuestro Padre Celestial: Él nos ama y no precisa de cosas sin importancia
como son palabras formalistas para separarnos o evitarnos el gozar de todas las
riquezas de esta provechosa forma de compañerismo cristiano.
La naturaleza misma del grupo podrá aliviar cualquier ansiedad acerca de la
confiabilidad de sus miembros. A medida que crezca en el conocimiento de los
demás por medio de su estudio y del compartir juntos, se volverá más confiado
y digno de la confianza de los demás.
La oración incrementará la profundidad del nivel de lo que comparte con los
demás como así también con Dios. Se agrandará su amor por los otros, y su
ayuda hacia los demás se hará más firme y consistente.
El miedo a ser acusado de una actitud de “ser más santo que los demás” será
eliminado inmediatamente por la honesta expresión de sus necesidades,
confesión de pecados y participación de las preocupaciones mutuas.

Por Qué Orar En Voz Alta


He aquí tres razones por las que recomendamos la oración como parte del
estudio bíblico del grupo.
1. Orar acerca de lo que Dios nos ha revelado de su Palabra en nuestro estudio
es la confirmación de nuestra intención de ser obedientes a esa revelación.
Cuando oramos, nos estamos entregando al propósito que tiene Dios para
nosotros. Cuando oramos en voz alta en la presencia de otros, nos entregamos
al propósito de Dios ante testigos. Dichos testigos, en virtud de su relación con
Jesucristo, nos ayudan a lograrlo; ellos también se entregan a sí mismos al
propósito de Dios para nosotros. Por lo tanto, no tomemos nuestra oración a la
ligera. Nos proponemos realizar lo que Dios nos ha mostrado que debíamos
hacer, y llevamos a cabo aquello que le expresamos a Dios oralmente en la
presencia de otros. Ellos estarán pendientes para ayudarnos a continuar con
aquello que hemos manifestado.
2. Otra razón para orar en voz alta es que así podemos tener una experiencia de
aceptación. Hasta el momento en que expresamos nuestras ideas y
pensamientos, nuestras dudas y temores, nuestros sentimientos más auténticos,
no estamos completamente seguros de que las otras personas nos aceptarán tal
como somos. Por lo tanto, vacilamos en mostrarnos a nosotros mismos por
temor a descubrir que no agradaremos a los demás. Podemos decir que no nos
cuidamos de lo que los demás piensen de nosotros, pero el hecho es que
confiamos en nosotros mismos para que así muy pocos puedan negar lo que
decimos.
Es posible que cuando admitimos quiénes somos en realidad y nos despojamos
de nuestras máscaras, no gustemos a alguien. Y podemos sentirnos heridos.
Pero lo interesante es que, curiosamente, rara vez hemos encontrado que
suceda durante el estudio bíblico, y nunca he visto que ocurra durante el
período de oración. ¿Por qué? Debido a que todos nos quitamos las máscaras
cuando tomamos conciencia de encontrarnos en la presencia de Dios. Sabemos
que, cuando nos vemos como realmente somos, no tenemos derecho de criticar
o condenar a los demás.
Al comienzo de este capítulo se mencionan cuatro requisitos previos para la
oración. El tercero es que nos aceptemos como somos: pecadores; el cuarto es
que recordemos que Dios nos ama y nos acepta tal como somos. Hay otros dos
requisitos previos para la oración en grupo que se encuentran íntimamente
relacionados: que aceptemos a los demás como son, y que recordemos que
Dios ama y acepta a los otros integrantes del grupo de la misma manera.
Algo sucede dentro de nosotros cuando oramos todos juntos. Nos encontramos
comprendiendo a cada uno y llegando positivamente a los demás para darles
ayuda y amor de una manera en que nunca antes lo habíamos hecho. Cuántas
veces escuché decir después de orar en conjunto: “¡Oh, sentía ganas de darle
un fuerte abrazo a cada uno! (¡A veces debemos salir bastante de nosotros
mismos para poder hacerlo!).
Todos necesitamos experimentar esta aceptación porque nos libera del miedo
de la propia preocupación que tan a menudo nos impide expresar activamente
nuestro amor y cuidado por los demás. Cuando somos amados, nos sentimos
libres para amar.
3. Pero probablemente la razón de mayor peso para incluir la oración como
parte del período de estudio es porque por medio de la oración conseguimos
activamente el poder de Dios para nuestras vidas. Admitimos que no podemos
vivir por nuestros propios medios y que necesitamos ayuda. Pedir a Dios que
nos ayude es una respuesta de fe hacía su Palabra. Jesús mismo señaló que
existe gran valor en la oración colectiva. En Mat. 18:19, 20 dice: “Otra vez os
digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de
cualquier cosa que pidieran, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.
Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en
medio de ellos”. La clave parece estar en que Jesús es el Hi|o obediente al
Padre, y Dios siempre escucha sus peticiones. Cuando Jesús está en medio
nuestro, cuando buscamos sinceramente su voluntad para que nos sea dada, y
cuando abiertamente nos ponemos de acuerdo para ello. Dios escucha nuestras
oraciones y las contesta.
Este no es un “plan de acción” que los cristianos han inventado: es el plan de
Dios. Él desea que sepamos acerca de la profundidad del nivel de compartir
con Él en medio de su familia; cuando somos obedientes a lo que Él desea para
nosotros, nos acepta para eso. Podemos contar con su todopoderosa ayuda en
la tarea de vivir en nuestra vida diaria como sal y luz (Mat. 5:13-15) en su
mundo.

Cómo Oramos En Conjunto


Pues bien… ¿cómo hacemos para orar en conjunto? Expresándolo
sencillamente, realizamos una conversación con Dios como grupo. Usamos un
lenguaje común y oraciones cortas. Escuchamos a los demás, atendiendo tanto
al significado como a lo que es dicho, y tratamos de comprender lo que siente
el que lo dice. Oramos por temas, y no cambiamos el tema hasta que
percibimos que todo el grupo está listo para hacerlo. Rosalind Rinker describe
cuatro pasos para la oración conversacional en el citado libro. Son los
siguientes (los paréntesis son míos):
1. “Jesús está aquí” (reconocer su presencia, recibirlo).
2. “Gracias, Señor” (expresar nuestra gratitud).
3. “Ayúdame, Señor” (decirle lo que necesitamos, pedir su ayuda).
4. “Ayuda a mí hermano” (orar en beneficio de otros).
He utilizado estos pasos como base para una serie de cuatro estudios bíblicos
en el capítulo 8. Si la oración de conjunto en voz alta es una experiencia nueva
para su grupo, úselos como el contenido de sus reuniones por el lapso de un
mes. Obtenga un ejemplar de “Transmitiendo el amor por medio de la oración”
y “La oración: una conversación con Dios”, de la misma autora, que
constituyen excelentes ayudas.
En su experiencia como grupo traten de adquirir el hábito de orar en conjunto
tan pronto como sea posible. Reconozco que en un grupo de dos personas,
ninguno está acostumbrado a orar en voz alta con otros cristianos (excepto un
esposo). Después de habernos reunido juntos tres o cuatro veces, alguien
notificó al grupo que la oración hablada debía alentarse como parte del estudio
bíblico. Una mujer se ofreció para leer las instrucciones impresas que les
habían sido dadas y para instruir al grupo. Todos concordaron, y a la semana
siguiente “trataron de hacerlo”. No había allí líderes eclesiásticos preparados:
el grupo consistía en un comerciante, un carpintero, un maestro y un
constructor de casas. Gente común, gente típica, gente de todos los días.
Desde entonces, Dios literalmente ha transformado las vidas dentro de ese
grupo. Ellos descubrieron que Dios es sumamente personal en su forma de
contestar la oración. Descubrieron que cuanto más específicas son sus
oraciones, más específicas son sus respuestas. Todos ellos testifican de tener
en sus vidas un nuevo sentido de la presencia y el poder del Espíritu.
La oración y el estudio de la Biblia en grupos cambiará su vida también. Y a
medida que lo cambia y lo reconstruye como individuo, la iglesia será
cambiada y reconstruida. Porque “vosotros sois linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las
virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”
(1 Ped. 2: 9).
7. — Comó Comenzar Un Grupo
De Estudio Bíblico
Cualquiera puede comenzar un grupo de estudio bíblico. Para eso no se
requiere ser experto. Sin embargo, se necesita un auténtico deseo de estudiar la
Biblia y de poner en acción lo que se aprende por medio del estudio. Si tiene
estos deseos, los siguientes pasos le ayudarán.

Primer paso. paso. Forme un núcleo.


Hable a sus amigos y conocidos, tal vez a los de su iglesia o hasta los de su
propio vecindario. Averigüe si hay otras personas que piensan como usted y a
las que les gustaría formar parte de un grupo de estudio bíblico. Comparta este
libro con ellos y luego invítelos a su casa o a un lugar apropiado para tratar la
idea.
Nuestros hogares son una parte de nosotros mismos que necesitamos aprender
a compartir con los demás. Pedro nos dice en sus instrucciones para los
cristianos en 1 Ped. 4: 8-11 que debemos amarnos los unos a los otros,
practicar la hospitalidad gustosamente — por ejemplo, compartir nuestros
hogares con los demás — y recordar que todo lo que tenemos es un don de
Dios, y debe utilizarse para glorificar al Señor Jesús. Donde quiera que decida
encontrarse para esta primera reunión, trate en lo posible de estar libre de
interrupciones.

Segundo paso. Preparen juntos un plan específico.


Es importante que cada miembro del grupo tenga la misma comprensión que
los demás integrantes acerca del propósito y la marcha del grupo. El propósito
de su primera reunión podría ser el descubrir los siguientes elementos de la
vida del grupo. Estos elementos pueden ser aplicados para cualquier clase de
vida grupal, pero como estamos hablando acerca de un tipo específico de
programa, las decisiones ya están básicamente tomadas para muchos de ellos.
Propósito. En el capítulo 1 establecimos las metas de este programa. Dedique
un poco de tiempo a tratar estos tres objetivos de modo que todo el grupo los
comprenda y consienta en realizarlos. Ellos son:
— Descubrir, por medio del estudio de las Escrituras, que la Palabra de Dios
es apropiada para nosotros en la actualidad.
— Ayudar a la alimentación y al crecimiento espiritual de los demás
miembros del grupo, de manera que ellos puedan ser partícipes,
de palabra y de hecho, de las buenas nuevas del amor de Dios y así
compartirlo.
— Alentarnos a tener conciencia y comprensión de lo que significa formar
parte de la comunidad cristiana.

Tamaño Y Composición Del Grupo


Los participantes deben estar completamente enterados y conformes en cuanto
al tamaño y la composición del grupo. Un grupo demasiado numeroso pierde
su capacidad para la confianza y la intimidad; demasiado pequeño, pierde
fuerza y tiende a volverse indisciplinado. Los expertos en el terreno de los
procesos grupales nos señalan que cuatro es el número mínimo y doce el
máximo absoluto para lograr relaciones satisfactorias en cualquier clase de
grupo. En los grupos de estudio bíblico hemos estipulado de cuatro a ocho
integrantes para lograr mejores resultados.
También es importante la composición del grupo. Idealmente, el grupo debe
contar con variedad de personas, porque no importa cuan diferente sea nuestra
educación básica, nuestra posición social, nuestro trabajo, o nuestra edad,
podemos siempre aprender los unos de los otros. Anteriormente hemos
señalado al grupo cristiano como un laboratorio en el cual experimentamos
para “ser la iglesia”. La iglesia, probablemente, tiene en su membresía mayor
variedad de personas que cualquier otra organización en el mundo. Un grupo
que experimenta en la realidad de ser miembros del cuerpo de Cristo, sólo
puede beneficiarse por medio de la variedad dentro de él.
Frecuentemente los miembros querrán invitar amigos, pero es imprudente
recibir a nuevos miembros hasta que el grupo se haya reunido durante seis u
ocho sesiones. Una verdadera relación entre los miembros toma tiempo para
desarrollarse. Invitando a personas nuevas para participar mientras el grupo
original se está esforzando por acrecentar esa confianza, puede tornar a los
miembros inseguros y a la defensiva. Además de ser perjudicial para el
crecimiento del sentido de comunidad dentro del grupo, puede resultar una
mala experiencia para el recién llegado. Un grupo que se siente inseguro
acerca de sus relaciones interpersonales, no se sentirá libre como para dedicar
sus energías e intereses en hacer que los nuevos integrantes se sientan
recibidos y aceptados.

El Factor Tiempo
Estipule un horario para comenzar la reunión y otro para finalizar. Cuando el
grupo se ha puesto de acuerdo con respecto al horario, cada miembro debe
comprometerse a ser puntual. El tiempo es un don otorgado por Dios, y somos
llamados a ser buenos administradores suyos. Puede que algunos participantes
del grupo sean personas muy ocupadas: tal vez no tengan tiempo para dedicar
media hora esperando que vengan los demás miembros. El verdadero amor por
nuestros hermanos y hermanas en Cristo incluye el respeto por los horarios
fijados. Concluir a tiempo es igualmente importante; los que se sienten libres
para demorarse y distraerse visitando podrán hacerlo.
Debido a que este programa enfatiza el crecimiento personal, recomendamos
las reuniones semanales. Muchas personas piensan que están demasiado
ocupadas, pero muchas veces la práctica nos ha enseñado que si el contenido
de las reuniones satisface las necesidades personales de obtener un profundo
nivel, hasta las personas más ocupadas harán un esfuerzo para estar
disponibles.
Es recomendable que las primeras series de estudios semanales consistan en
ocho estudios. La mayor parte de la gente se encuentra más dispuesta a formar
parte de un programa si pueden prever el final. Ocho semanas proveen el
tiempo suficiente para que el grupo desarrolle un sentido de comunidad y
bastante experiencia en el programa como para que quieran seguir
participando. Al finalizar las ocho semanas, los miembros están animados para
evaluar qué es lo que les sucedió y hacer planes para las series siguientes. Este
es además un buen momento para invitar nuevos miembros al grupo.

Nivel De Interacción
Los grupos de estudio bíblico interactúan en niveles muy diferentes,
dependiendo del propósito específico del grupo. Si un grupo se organiza
alrededor de un experto en la Biblia, como ser el pastor, y el propósito del
grupo es simplemente escuchar lo que él tiene para decir en relación con las
Escrituras, habrá muy poca interacción. Será meramente una forma de
saludarse los unos a los otros y decirse adiós al finalizar la conferencia. Ello
puede o no incluir alguna clase de interacción entre el pastor y las personas
que formulan preguntas.
Un nivel de interacción que tiende a profundizarse puede tener lugar en un
debate grupal, pero ese también estará limitado de acuerdo al propósito del
grupo. El grupo puede decidir, consciente o inconscientemente, que su
interacción será solamente a nivel intelectual. El resultado en este caso es que
las personas pueden aprender una serie de hechos acerca del contenido de la
Biblia y conceptos teológicos, pero nunca podrán ayudar a los demás a lograr
hacer reales esos hechos en su vida diaria. La expresión de sentimientos o el
compartir íntimamente los problemas personales está en contraposición con
este nivel en particular.
Para los que nos esforzamos por llevar adelante esta clase de programa este
libro tiende a profundizar el nivel de la interacción. Estamos buscando no
solamente un crecimiento intelectual, sino un crecimiento en la fe, un
crecimiento como personas. Ello involucra retornar al nivel de los sentimientos
en nuestras vidas. Implica compartir las cosas que realmente nos importan, las
cosas que nos lastiman, o aquellas que nos causan felicidad y victorias. Al
decidir su nivel de interacción, el grupo deberá reconocer Ja honestidad y el
amor a los que son llamados. Ese amor es el amor de Jesucristo, quien acepta a
los seres humanos tal como son y les da la libertad para expresar tanto
sentimientos negativos como positivos. Ese amor nos sana, nos perdona y nos
renueva permitiendo a las personas crecer en todo sentido en Jesucristo.

Liderazgo
Este programa tiene el liderazgo compartido. Asegúrese que todos en el grupo
son conscientes de esto desde el comienzo. No hay “expertos”. Ello hace más
fácil que cada uno dentro del grupo contribuya a la función de liderazgo.

Disciplina Del Grupo


Al fin del capítulo 3 se encuentra la disciplina para los miembros del grupo.
Repásenla juntos. Agreguen todo aquello que consideran importante para su
grupo en particular y quiten lo que piensan que es innecesario. Lo más
importante es que oren con respecto a ello y que cada miembro del grupo se
comprometa definidamente con el trabajo del grupo. El participante que se
compromete, crece. El que no lo hace, obtiene pocos progresos y retarda el
crecimiento de los otros miembros.
Bajo este título, el grupo puede querer hacer además otras decisiones menos
formales. Ellas incluyen cuestiones como el ser honestos y abiertos con los
demás, no repetir a los de afuera cualquier información personal que es
compartida, y determinar el papel que juega la oración en la vida del grupo.
Pueden tomarse algunas decisiones con respecto a las personas nuevas que
vendrán.

Lugar De Reunión
Es importante que cada miembro conozca exactamente dónde se realizará la
reunión. La mejor manera de asegurarse que todos lo saben es tener la reunión
siempre en el mismo lugar. Si eso no es posible, puede realizarse una lista con
los días y los lugares de reunión, dándole una copia a cada miembro.
Las casas parecen proveer el sitio más apropiado para esta clase de programa,
porque el hogar brinda un aire de informalidad y de intimidad que no es
posible encontrar en un auditorio o en una clase. Sin embargo, si no es posible
tener las reuniones en hogares, los salones de la iglesia son también
apropiados. Las sillas deben ser colocadas en círculo o alrededor de una mesa
de manera que todos los miembros puedan ver las caras de los demás y cada
uno en el grupo se sienta incluido.

Tercer paso. Planee una serie de estudios.


Elija el pasaje de la Biblia que desee estudiar durante las primeras ocho
semanas. Seleccione los métodos de estudio que son más apropiados para el
pasaje elegido. Como el método de la entrevista es simple y es excelente para
ayudar a las personas a relajarse y a disfrutar del estudio bíblico, puede ser
bueno para comenzar. Utilice cada método por tres veces consecutivas. En una
serie de ocho semanas, puede aprender tres métodos.
Escoja un líder para cada estudio. Haga rotar el liderazgo de modo que tres
personas diferentes tengan oportunidad de usar un método. Ayude a cada uno
cuando lo necesite. ¡Recuerde siempre que usted está aprendiendo junto con
todos!
He aquí dos planes para ayudarle a comenzar.

Serie I — Crecimiento en Cristo


Reunión Líder Método Pasaje
1. semana Sra. Pérez Entrevista Estableciendo prioridades Mar. 10:17-31
2. semana Sr. García Entrevista Conociendo lo que sucedió Juan. 9: 1-41
3. semana Sra. González Entrevista Caminando en la fe Mat. 14:22-33
4. semana Sra. Martínez Sueco Llamado a la vida santa 1 Ped. 1:13-25

5. semana Sra. Pérez Sueco La nueva vida Ef. 4:17-32

6. semana Sr. Pérez Sueco Guardando juntos los mandamientos


Col. 3: 1-17
7. semana Sr. García Paráfrasis Viviendo en el amor 1 Cor. 13: 4-10
8. semana Sra. González Paráfrasis La nueva vida en el hogar Col. 3:18-21
Serie II — Constituyendo la Iglesia
Reunión Pasaje Título Método
1a semana 1 Ped. 2: 9, 10 ¿Quiénes somos? Paráfrasis
2a semana Rom. 12: 1-13 Muchas partes Un cuerpo Cabeza, corazón. y mano
3a semana Ef. 4: 1-16 Crecimiento del cuerpo Cabeza, corazón y mano
4a semana Rom. 14: 1-15: 6 Ninguno de nosotros vive 8 preguntas
para sí
5a semana Ef. 4:25-5: 2 Imitadores de Dios 8 preguntas
6a semana Juan. 5:13-20 Un ejemplo de communion 8 preguntas
7a semana Ef. 6:10-20 ¡Estamos en guerra! Investigación bíblica
8a semana 1 Tes. 4:13-5:11 Como aquellos quienes Cabeza, corazón y mano
esperan su venida
8. — Para Que Usted Comience:
46 Estudios Bíblicos
Los siguientes estudios están preparados para ayudarle a comenzar un
programa regular de estudio bíblico utilizando los principios y los métodos
presentados en este libro. Cada serie contiene de cuatro a doce estudios.
Las primeras dos series se encuentran al final del capítulo 7. Están preparadas
con un interés especial por enseñar al grupo cómo usar los métodos. El énfasis
del contenido está puesto en vivir la vida cristiana y en constituir el pueblo de
Dios.
Los estudios subsiguientes no siguen ningún patrón en particular para utilizar
los métodos, puesto que se espera que usted pueda familiarizarse ahora con los
seis métodos. En el final de este capítulo están incluidos varios estudios
bíblicos para festividades cristianas especiales.
A medida que estudia la Biblia, encontrará provechoso el tener disponible una
variedad de versiones y paráfrasis para el grupo. Sin embargo, le recomiendo
que emplee una versión reconocida y ampliamente aceptada para realizar un
estudio básico de la Biblia. Es importante diferenciar para ello entre una
paráfrasis de las Escrituras y una versión, la cual trata de preservar el
contenido de los manuscritos originales tan completamente como sea posible.f2

El Precio Del Discipulado Cristiano — Seis Estudios

Estudio I — “Una cosa te falta”


Mar. 10:17-31 El joven rico
Método: Entrevista (1) el Joven rico; (2) los discípulos o Las ocho preguntas

Estudio II — Considerando el precio


Luc. 14:25-33 “Y el que no lleva su cruz”…
Método: Investigación bíblica o Cabeza, corazón y mano o Sueco

Estudio III — ”Lo que debíamos hacer, hicimos”


Luc. 17: 1-10
Método: Cabeza, corazón y mano
Estudio IV — El precio fundamental
Juan. 12:24-26 (lea también los vv. 20 y ss.
(Observe que este discurso sigue a la entrada triunfal en Jerusalén y que se
presenta la pasión de Jesús.)
Método: Paráfrasis

Estudio V — ¿A qué se debe esto?


Rom. 5: 1-6 y 8:28-30
Método: Investigación bíblica o Cabeza, corazón y mano

Estudio VI — ¿Tiene esto valor?


2 Cor. 4: 5-18
Método: Cabeza, corazón y mano o Investigación bíblica

Efesios — Doce Estudios Introducción


Esta carta fue escrita por el apóstol Pablo desde su prisión en Roma alrededor
del año 62 D.C. Su estilo es muy diferente al utilizado en otras cartas, y esto es
generalmente atribuido al hecho de que tenía más tiempo para escribir. La
mayor parte de sus otras epístolas fueron escritas mientras estaba viajando y
predicando.
Efesios es también la carta más impersonal del apóstol Pablo, lo cual resulta
extraño cuando se considera que permaneció durante tres años con los efesios.
Por esta y otras razones, se cree firmemente que la Epístola a los Efesios es, en
realidad, una carta circular que Pablo escribió con gran interés con el propósito
de instruir a los cristianos primitivos en la comprensión de la función de la
Ig1esia. El tema de la epístola es que todas las cosas deben estar centradas
siempre en Jesucristo (Ef. 1: 9,10).
William Barclay nos dice al respecto:
“El pensamiento central en Efesios es la comprensión de la desunión del
género humano; desunión en el hombre, desunión en el tiempo, desunión en la
eternidad, desunión entre Dios y el hombre, y la convicción de que toda
desunión sólo puede convertirse en unidad cuando todos los hombres y
poderes se reúnen en Cristo”.
La carta a los Efesios se encuentra estrechamente conectada con la carta a los
Colosenses. Se piensa que Colosenses fue escrita en primer lugar y que Efesios
es una ampliación del tema de la total suficiencia de Cristo que Pablo
desarrolló en Colosenses. Sea como fuere. Efesios es considerada por muchos
eruditos como el más elevado y admirable de los escritos de Pablo.
En los siguientes bosquejos de estudios, se han incluido preguntas o
sugestiones para la aplicación y la discusión. Deben ser usadas como un
suplemento del estudio, y no tomar el lugar de la discusión que debe surgir
naturalmente del estudio mismo.

Estudio I — En Cristo
Pasaje: Ef. 1: 1-14
Método: Investigación bíblica o Cabeza, corazón y mano
Aplicación: Escriba una descripción actual de una persona “santa” o
“consagrada”. Comparta su descripción con el grupo. ¿En qué aspecto piensa
usted que necesita ayuda para llegar a ser como ese modelo?
Ore específicamente por cada uno de los miembros del grupo, luego de que
todos hayan compartido su necesidad.

Estudio II — Inmensas riquezas


Pasaje: Ef. 1:15-23
Método: Investigación bíblica
Aplicación: ¿Qué métodos prácticos ha desarrollado para tomar conciencia de
las inmensas riquezas de Cristo y así poder hacer uso de ellas en su vida?
Compártalas con su grupo.

Estudio III — Las manifiestas riquezas de Dios


Pasaje: Ef. 2: 1-10
Método: Cabeza, corazón y mano o Investigación bíblica
Aplicación: ¿Qué riquezas manifiestas de Dios se encuentran en su vida en
este momento? ¿Por qué?

Estudio IV — No más barreras


Pasaje: Ef. 2:11-22
Método: Cabeza, corazón y mano
Aplicación: ¿Cuáles son algunas de las barreras erigidas en nuestro mundo
actual y que suelen apartar al hombre de los demás y de Dios? Medite acerca
de su propia comunidad y de las barreras que existen allí. ¿Qué puede hacer al
respecto?
Estudio V — La fuente de poder de Pablo y la nuestra
Pasaje: Ef. 3: 1-21
Método: Sueco
Aplicación: ¿A quién otorga Pablo el crédito por sus frutos como apóstol? ¿Es
usted capaz de admitir sus frutos y dar a Dios la gloria por ellos? ¿Le dice
algo el pasaje acerca de la humildad? ¿Existe algo que necesita llevar a cabo
en su vida y que piensa que es imposible? Aplique el versículo 20 para ello.

Estudio VI — La unidad del cuerpo


Pasaje: Ef. 4: 1-16
Método: Investigación bíblica
Aplicación: ¿Cuáles son las implicaciones del versículo 15 (en su contexto)
para su grupo de estudio bíblico? ¿Qué parte de su vida necesita ser puesta
bajo el control de Jesucristo de manera que la Iglesia de Dios pueda ser
edificada?

Estudio VII — Viviendo la nueva vida (1)


Pasaje: Ef. 4:17-32
Método: Investigación bíblica
Aplicación: El versículo 26 parece ser un plan de acción para triunfar sobre
nuestro enojo. ¿Puede pensar en algo de su vida que es característico del
“viejo hombre”? Elabore un plan para vencer esa característica. ¡No olvide
pedir a Dios la dirección y la ayuda!

Estudio VIII — Viviendo la nueva vida (2)


Pasaje: Ef. 5: 1-20
Método: Sueco
Aplicación: Las amonestaciones de este pasaje tienen que ver con nuestras
relaciones. ¿Qué alternativas propone Pablo para vivir como “hijos de
desobediencia”? ¿Cuán importante es el compañerismo cristiano como un
medio para posibilitarnos ser imitadores de Dios?

Estudio IX — Esposos y esposas


Pasaje: Ef. 5:21-33
Método: Ocho preguntas
Nota: Para poder contestar la pregunta Nº 4 (¿En qué situación histórica se
encontraban?) se beneficiará en gran manera si realiza alguna investigación
sobre la situación social en los días de Pablo en cuanto a la relación de la vida
en familia. Asimismo, William Barclay en su comentario Las epístolas a los
Gálatas y los Efesios, posee una excelente descripción de las condiciones del
matrimonio y de las actitudes hacia la mujer en la época del Nuevo
Testamento.
Sin algún tipo de investigación, no podrá comenzar a asimilar la naturaleza
radical de la enseñanza de Pablo acerca del matrimonio cristiano.
Aplicación: Escriba una breve descripción de las actitudes y costumbres
actuales hacia y en el matrimonio en la parte del mundo en que vive y en su
propia comunidad. ¿Cuán radical es la enseñanza de Pablo con respecto al
matrimonio en la actualidad? ¿Qué comparaciones establece con su propio
matrimonio?

Estudio X — Padres e hijos


Pasaje: Ef. 5:21 y 6: 1-4
Método: Paráfrasis
Aplicación: ¿Cuál es la “disciplina y la amonestación del Señor”? ¿Qué
problemas tiene usted en educar a sus hijos de esta manera?
Comparta con el resto del grupo alguna respuesta práctica que haya
establecido para dichos problemas.

Estudio XI — Empleados y empleadores


Pasaje: Ef. 5:21 .y 6: 5-9
Método: Paráfrasis
Aplicación: ¿Qué servicio en particular rinde usted a la sociedad? ¿Cuál dice
Pablo que debería ser nuestra motivación? ¿Cómo afecta esto la calidad de
nuestro servicio en particular?

Estudio XII — La armadura del cristiano


Pasaje: Ef. 6:10-24
Método: Investigación bíblica
Aplicación: ¿Dónde está el punto débil de su armadura? ¿Y el más fuerte?
¿Por qué? ¿Qué puede hacer con respecto al punto débil? ¿Sabe de alguien
que necesite la fortaleza que su “punto fuerte” podría ofrecerle? Haga un plan
práctico para llegar hasta esa persona.
Cuatro Aspectos De La Oración — Cuatro Estudios
Este estudio no utiliza un método prescrito. Está preparado especialmente para
ser usado en grupos que están aprendiendo a orar juntos. Notará que cada
estudio es correlativo con cada uno de los cuatro pasos utilizados en la oración
conversacional tal como están descritos por Rosalind Rinker en sus libros.

Estudio I — Adoración
Primer paso. Lea en voz alta Mat. 18:19-20 y Sal. 105: 1-7. Conceda diez
minutos para respuestas silenciosas de las siguientes preguntas:
1. ¿Cuáles son las dos implicaciones de estos versículos para la oración en
grupo?
2. El Sal. 105: 1-7 contiene un número de sugestiones acerca de las formas en
que podemos adorar a Dios. Haga una lista de estos elementos de adoración.
Segundo paso. Conceda de cinco a diez minutos para compartir sus hallazgos
con los demás.
Tercer paso. Utilice diez minutos para que una persona lea en voz alta los
siguientes Salmos mientras el resto del grupo distingue cuáles de dichos
“elementos de adoración” son llevados a cabo por el salmista cuando alaba a
Dios; Sal. 103, 11, 33.
Cuarto paso. Otorgue de quince a veinte minutos. Pida a cada miembro del
grupo que escriba en sus propias palabras un breve “Salmo de adoración”,
incorporando algunos de los elementos de adoración que haya descubierto en
el Salmo 105. He aquí un ejemplo, si usted lo necesita:
“Gracias, Señor, por tu constante presencia en mi vida. Esta mañana me
ayudaste cuando tuve que tomar una importante decisión. Tú has guiado mi
vida de muchas maneras, y me has guardado del mal. Me has librado del
miedo de estar solo, y me aseguras tu constante cuidado sobre aquellos que yo
amo. Tú eres sabio y omnisciente y por lo tanto me siento feliz de conocerte”.
Quinto paso. Conceda de quince a veinte minutos. Para aplicación práctica:
pida a los miembros del grupo que se levanten y que junten sus manos en un
círculo. Inclinen sus cabezas y cierren sus ojos. Que el líder repita en voz alta
Mat. 18:20: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí
estoy yo en medio de ellos”. Luego diga, “Gracias, Jesús, por estar realmente
aquí con nosotros”.
Dediquen un momento de silencio para reconocer su presencia. Luego uno por
uno, lean en quietud sus Salmos de Alabanza en voz alta, comenzando con el
líder. Cuando todos hayan terminado de leer su salmo, el líder dirá “Amén”.
Concluya cantando un himno o un “coro” que todos conozcan (por ejemplo, la
Doxología).

Estudio II — Gratitud
El agradecimiento debe ser siempre una parte integral de nuestras vidas, de
nuestras oraciones personales y también de las oraciones que ofrecemos como
grupo, parte del cuerpo de Cristo.
Primer paso. Conceda veinte minutos, lean en voz alta Col. 3:15-17;
1 Tes. 5:16-18; y Fil. 4: 4-7. Luego piensen en silencio acerca de estas
Escrituras hasta que los veinte minutos hayan expirado.
(a) Realice breves notas de los pensamientos centrales.
(b) ¿Qué frase en especial o pensamiento importante “viene hacia usted”?
Coloque una flecha — — — — > junto a él.
(c) Haga una lista de las formas que estos pasajes sugieren para expresar
nuestra gratitud a Dios.
Segundo paso. Conceda veinte minutos.
(a) Comparta sus notas.
(b) Dígale al grupo dónde colocó su flecha y por qué ese asunto en particular
lo incomoda. Tómese tiempo para hablar acerca de estos problemas.
(c) Compare su lista con los demás de modo que cada uno tenga una lista
completa.
Tercer paso. Conceda cinco minutos. Haga una lista de las muchas cosas por
las que piensen que deberían dar gracias a Dios. Recuerde que 1 Tes. 5:18 nos
dice que debemos dar gracias en toda circunstancia.
Cuarto paso. Colóquense en un círculo como lo hicieron la semana anterior, y
junten sus manos. Que el líder inicie el primer paso de la oración
conversacional reconociendo la presencia de Jesús. Cerciórese de conceder el
tiempo necesario para adorarle en silencio, o en voz alta, si los miembros del
grupo así lo desean.
Recuerde los elementos de adoración que aprendió la semana pasada. El
agradecimiento es uno de ellos. Dediquen ahora algo de tiempo para dar
gracias a Dios por las circunstancias de sus vidas y por las bendiciones que Él
ha derramado sobre ustedes. Agradézcanle por una cosa cada vez, esperando el
turno, y haciendo oraciones cortas.
No es necesario “cerrar” cada oración. Basta decir: “Gracias. Jesús, por mi
amigo” o cualquier cosa por la que quieran agradecerle. Cuando parece que
ninguno del grupo quiere decir algo más, el líder cerrará la oración.
Traten de limitarse hoy a realizar oraciones de agradecimiento. Si realmente
han ingresado en el espíritu de agradecimiento, experimentarán una sensación
de felicidad y de amor por los demás. No tengan miedo de expresarlo,

Estudio III — Petición (Pedir a Dios por nuestras propias


necesidades)
Primer paso. Dediquen quince minutos. Lean en voz alta Stg. 5:13-16;
Juan. 14:12-14: Mat. 18:19, 20: 2 Cor. 1: 8-11. Pida a cada persona que escriba
un breve resumen de los pensamientos de cada pasaje cuando hablen de pedir
la ayuda de Dios.
Segundo paso. Utilice treinta minutos. Comparta sus hallazgos. Discuta y
conteste lo siguiente:
(a) ¿Existe alguna ventaja en orar en grupo?
(b) ¿Qué clase de situaciones son mencionadas en estos pasajes como
justificando la oración en favor de otros cristianos?
(c) ¿Hay situaciones o cosas por las que no podamos orar? Recuerde algunos
de los pasajes que estudiamos la semana pasada, por ejemplo, Filipenses 4: 4-
7.
(d) ¿Qué nos brinda la libertad necesaria para orar honestamente en la
presencia de otros cristianos acerca de nuestras flaquezas y pecados?
Tercer paso. Utilicen de cinco a diez minutos. Escriba un problema de su
propia vida que le parezca verdaderamente grande y que pueda compartir con
el grupo. Escriba luego todos los deseos que tenga en relación con ese
prob1ema. He aquí algunos ejemplos:
Problema Deseos
Relaciones con mi prójimo — que el rencor entre nosotros pueda ser borrado.
— que tenga el coraje para invitarlo/la para tomar un
café
— que él pueda estar de acuerdo para colocar una buena
cerca entre nuestras casas o alguna tarea en común.
Mi empleo no me satisface — que pueda encontrar un empleo mejor.
— que tenga el valor de dejarlo.
— que tenga más instrucción o preparación para mi
trabajo.
— que mi patrón pueda darme mayores
responsabilidades.

Cuarto paso. Conceda quince minutos. (Líder: Primero lea esta sección
enteramente en voz alta para su grupo).
Pida a su grupo que se levante y que junten sus manos formando un circulo de
amor. Reconozcan la presencia de Jesús en medio suyo con alabanza, y
dediquen algo de tiempo en dar gracias.
Ahora, comenzando con el líder, manifiéstenle por turnos a Dios y al grupo su
problema. Exprese uno o dos de sus deseos por medio de oraciones cortas y
luego espere. Cuando una persona manifieste su problema, pida que uno o
todos los miembros del grupo agreguen una oración en su favor. Puede ser así:
Elena podría orar: “Señor Jesús, tengo este problema con mis vecinos.
Reconozco que es en parte mi culpa porque mis chicos corren sobre su césped
recién cortado. Por favor, perdóname por no vigilarlos con más cuidado.
Ayúdame a saber cómo restaurar nuestras relaciones”.
Jorge: “Señor, concede a Elena el valor para ir y disculparse si ello es
necesario”.
Amanda: “Jesús, proporciona por favor una oportunidad para que Elena y su
esposo (Guillermo) puedan ser capaces de hablar con sus vecinos en una
atmósfera amistosa”.
Juan: “Ayuda a los vecinos de Elena a perdonar a los chicos y no limitarse
solamente a Elena y Guillermo”.
Guillermo: “Sí, Señor, y ayúdanos por favor a conseguir una solución
conveniente para nuestra necesidad de una cerca más apropiada que
mantendrá a los chicos y al perro en la casa”.
Graciela: “Gracias, Señor, porque ya estás obrando en esta situación”.
Cuando se haya orado completamente por este problema, alguien más podrá
compartir un problema y algunos de los deseos que tiene con respecto a él.
Continúe hasta que cada uno haya tenido la oportunidad de orar acerca de una
necesidad. Apoye siempre a los otros en cualquier necesidad expresada. Esto
demostrará su amor y preocupación por las personas que lo hacen.
Estudio IV — Intercesión (Pedir a Dios por las necesidades de
los demás)
Primer paso. Conceda de quince a veinte minutos. Lea los siguientes pasajes
en voz alta:
Ef. 6:18-21
Ef. 6:10-19
Col. 1: 9-12
1 Jn. 5:13-18
Luego estúdienlos individualmente y enumeren las distintas súplicas que Pablo
realiza a Dios en favor de sus hermanos. Lean nuevamente Santiago 5:13-16 y
anoten las clases de peticiones enumeradas allí.
Segundo paso. Utilicen de quince a veinte minutos. Comparta sus impresiones
con los demás. ¿Hay algo en particular que resalta para usted en lo que acaba
de leer? ¿Qué es y por qué?
Discusión: ¿Existe alguna situación en la cual no podamos orar por los demás?
¿Cuánto ora usted por los demás? ¿Por qué clase de personas deberíamos estar
orando?
Tercer paso. Conceda de quince a veinte minutos. Pida a cada miembro del
grupo que haga una lista de tres personas por las cuales podrían orar, anotando
una necesidad específica junto a cada nombre.
Cuarto paso. Conceda de diez a quince minutos. Durante su período de oración
de hoy, realicen oraciones de adoración y agradecimiento, omitiendo oraciones
por ustedes mismos a menos que alguna persona manifieste una necesidad
especial. Ore específicamente por cada persona que tenga anotada. Haga
oraciones específicas por sus necesidades. Evite las generalizaciones. No
olvide agradecer a Dios por escuchar sus peticiones y por las respuestas que ya
ha comenzado a dar.

Jesús Y Las Necesidades Humanas En El Evangelio De Juan


— Ocho Estudios

Estudio I — La necesidad de un nuevo comienzo


Pasaje: Juan. 3: 1-21.
Método: Las ocho preguntas.
Para la discusión: En algunos momentos de nuestras vidas, todos o nosotros
experimentamos con dolor el deseo de tener otra oportunidad, un nuevo
comienzo. Los versículos 16 y 17 proveen una base para los nuevos
comienzos que siempre necesitamos a lo largo de toda nuestra vida.
¿En qué parte de su vida necesita usted un “nuevo comienzo” en forma
inmediata? ¿De qué manera Jesús puede brindárselo? Comparta sus
necesidades con los demás y oren en forma conjunta.

Estudio II — La necesidad de la aceptación


Pasaje: Juan. 4: 1; 39-42.
Método: Entrevista.
Los personajes para ser entrevistados incluyen:
(1) los discípulos;
(2) la gente de la ciudad;
(3) la mujer samaritana.
Para la discusión: ¿Puede recordar algún momento de su vida en el que la
aceptación por parte de alguna persona tal-como-usted-era le permitió ser
honesto con respecto a sus pecados?
¿Existe alguna persona en el círculo de sus relaciones a quien no pueda aceptar
tal como es? ¿Un hijo o hija? ¿un esposo o esposa? ¿yerno o nuera? ¿hermana,
hermano, padre, vecino, amigo? ¿usted mismo?
¿Puede compartir algunos de los detalles de su problema con el grupo y
pedirles que oren por usted para que trate de aceptar a esa persona sin pedirle
que cambie primero?

Estudio III — La necesidad de la sanidad total


Pasaje: Juan. 5: 1-15.
Método: Sueco.
Para la discusión: Jesús es capaz de hacer hombres plenos tanto en lo
concerniente a las necesidades espirituales, mentales o físicas, pero Él
requiere nuestra cooperación. Algunas veces, tal como el paralítico del pasaje,
hemos estado padeciendo durante tanto tiempo que nos hemos acostumbrado
a nuestro sufrimiento y, en lo profundo de nuestro ser, realmente no queremos
cambiar.
Jesús nos está pidiendo siempre que lo reconsideremos. ¿Existe alguna
necesidad en tu vida a la que has comenzado a acostumbrarte y por la que estás
dispuesto a pedir ayuda? Empleen el tiempo de hoy en considerar todo esto.
Compartan sus necesidades con los demás y oren por cada uno.
Estudio IV — La necesidad del alimento
Pasaje: Juan. 6: 1-15; 25-59.
Método: Las ocho preguntas.
Para la discusión y aplicación: Jesús desea que le conozcamos y le amemos,
no porque tiene el poder de darnos cualquier cosa que necesitemos, sino
porque Él mismo es todo lo que necesitamos. Cuando tenemos nuestras
prioridades ubicadas en forma correcta, cada cosa ocupa su lugar. Él no niega
la necesidad que tenemos del alimento físico, pero esa necesidad no debe ser
el factor gobernante de nuestras vidas.
¿Qué piensa acerca del significado del versículo 35?
¿Cuáles son las prioridades en su vida? Sea honesto.
¿Necesitan ser cambiadas? ¿Cómo?
Oren unos por otros.

Estudio V — La necesidad de la libertad


Pasaje: Juan. 8:31-36; Gál. 5: 1, 13, 14.
Método: Cabeza, corazón y mano.
Para la discusión y la aplicación: Los judíos en el tiempo de Jesús se
encontraban bajo dos tipos de esclavitud: esclavitud bajo el pecado y
esclavitud bajo la ley. Cristo era la fuente de libertad para ambas clases de
esclavitud. ¿Bajo qué clase de esclavitud nos encontramos hoy en día? ¿Qué
tipo de paralelismo se podría establecer con respecto a la esclavitud de los
judíos hacia la ley? ¿Existe en su vida algún tipo de esclavitud que impide que
pueda responder libremente a Dios y a los que se encuentran alrededor suyo?
Compártalo con el grupo si es posible, y ore por los demás a medida que
clama a la Verdad por su liberación.

Estudio VI — La necesidad de expresar nuestra adoración


Pasaje: Juan. 12: 1-13.
Método: Entrevista.
Los personajes para ser entrevistados son:
(1) los invitados;
(2) Judas Iscariote, y
(3) María.
Para la discusión: Sí Jesús estuviera en medio nuestro en forma física, ¿cómo
desearía expresar sus sentimientos hacia Él?
¿Cómo podemos expresar nuestra adoración y amor por Él, cuando Él está
presente por medio de su Espíritu a quien no podemos ver ni tocar?
Lea Mat. 25:40.
Pida al Señor que le muestre alguno de sus “hermanos” a través del cual podría
manifestar su amor por Cristo. Escriba alguna cosa concreta que le gustaría
hacer en favor de esa persona por amor a Jesús. Comparta sus intenciones con
el grupo, y ore por cada uno. No olvide llevar a cabo su propósito antes de la
próxima semana.

Estudio VII — La necesidad de una identidad


Pasaje: Juan. 15: 1-17.
Método: Investigación bíblica.
Para la discusión: Extraiga de este pasaje todos los factores que pueda y que
nos dan identidad como hijos de Dios. Comparta con su grupo sus aspectos de
identidad más necesarios, y ore por cada uno cuando le agradezca al Señor
por ser el origen de su identidad. ¿De qué aspecto de su propia identidad está
inseguro? ¿su importancia para los demás? ¿el provecho de su vida? ¿el
propósito de su vida? ¿si es amado? ¿sus “orígenes”? ¿su futuro? ¿qué más?

Estudio VIII — La necesidad de un salvador


Pasaje: Juan. 19: 1-30.
Método: Pida a alguno de su grupo que sea un lector expresivo, que lea este
pasaje en voz alta mientras los demás escuchan con los ojos cerrados.
Después de la lectura, cada miembro escribirá en quietud un relato imaginario
de los sentimientos de alguna de las personas que se hallaban presentes en el
momento de la crucifixión. Imagine ser esa persona y estar haciendo una
anotación en su diario o escribiendo una carta a un amigo muy íntimo. Piense
cómo se sentiría.
Después de veinte minutos, permita que cada uno de los miembros del grupo
lea lo que ha escrito y comparta sus ideas y preguntas.
Para la discusión: ¿Qué significaba para usted que Jesús llenara su necesidad
de un salvador? ¿Por qué necesita un salvador?
Evidentemente, Jesús creía en la necesidad de un salvador para la humanidad,
alguien que tomara los pecados de los hombres y los sufriera sobre sí cargando
con el castigo del mundo. ¿Lo cree realmente? ¿Qué clase de resultados se
deben evidenciar en nuestras vidas si creemos realmente que la muerte de
Jesucristo en la cruz fue importante para nosotros?
Durante el período de oración de hoy, dedique parte del tiempo a agradecer a
Jesús por su precioso y voluntario sacrificio.

La Persona De Dios En El Mundo Actual — Seis Estudios

Estudio I — El beneficio de la santidad


Pasaje: Salmo 1.
Método: Paráfrasis.
Para la discusión: A la luz de los evangelios, tal como lo encontramos en el
Nuevo Testamento, ¿cómo definiría a los justos y a los pecadores7
¿Qué beneficios de la santidad encuentra expresados en este salmo? ¿Cómo ve
esos beneficios expresados en su propia vida?

Estudio II — “¡Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque


estoy enfermo!
Pasaje: Salmo 6.
Método: Paráfrasis.
Para la discusión: ¿Qué sentía el escritor de este salmo? ¿Experimentó usted
alguna vez estos sentimientos? ¿Cuál es el origen de los problemas del
salmista? ¿Qué hace él con los problemas?
¿Tiene problemas en su vida que necesita poner en las manos de Dios? ¿Le ha
dicho honestamente a Dios la forma en que se siente con respecto a esos
problemas y le ha preguntado el por qué de esos sentimientos?

Estudio III — “En medio de una generación maligna y


perversa”
Pasaje: Salmo 12.
Método: Paráfrasis.
Para la discusión: Compare este pasaje con Fil. 2:14-16 y con un diario de la
fecha. ¿Cuáles son las características de la sociedad en el tiempo de David
comparadas con las de los tiempos de Pablo y con nuestro propio tiempo?
Como cristianos, somos llamados a “brillar como luminares” en nuestro
mundo sombrío. ¿Necesita confesar algunos de estos pecados y buscar hoy la
purificación del Señor para poder ser contado entre aquellos que traen luz en
lugar de sumarse a las tinieblas?
Estudio IV — ”Porque está a mi diestra, no seré conmovido”
Pasaje: Salmo 16.
Método: Paráfrasis.
Para la discusión: Versículo 4 — ¿Cuáles son algunos de los dioses que las
personas eligen como merecedores de sus vidas en la actualidad? ¿De qué
manera podemos unirnos a ese ritual o encaminarnos en la dirección de ese
homenaje? De acuerdo con el salmista, ¿cuáles son los resultados de elegir
definidamente al Señor?
Pida que Él le muestre si el versículo 8 podría ser realmente su testimonio.

Estudio V — ”¡Yo sé de quién es este mundo!”


Pasaje: Salmo 24.
Método: Cabeza, corazón y mano.
Para la discusión: La actitud del cristiano ante la marcha de la historia
debería ser de un optimismo gozoso debido a que en razón de que sabe de
quién es este mundo y conoce que la historia se encamina hacia el regreso del
Rey de Gloria.
¿Existe alguna faceta de pesimismo en su vida actual? ¿Qué sucede cuando se
coloca frente al cuadro del mundo que ofrecen los versículos 1, 2, 7-10?

Estudio VI — “¡Con tu ayuda, Señor, podré hacerlo!”


Pasaje: Salmo 27.
Método: Investigación bíblica.
Para la discusión: A diferencia de lo que acontecía con David, la mayoría de
nosotros no tiene enemigos humanos que busquen matarnos. Sin embargo, los
principios que David presenta como medios para vivir una vida victoriosa
pueden ser aplicados para otras clases de batallas. Lea Ef. 6:12.
¿Cuáles son algunas de las tentaciones a las que cada uno tiene que hacer
frente y que le dificultan el vivir la vida cristiana? ¿Cuál es la aplicación de
este salmo para su vida?
Comparta con los demás, y oren juntos acerca de estas cosas.
La Llegada De Las Buenas Nuevas —
Cuatro Estudios Para La Época De Navidad

Estudio I — La llegada de las buenas nuevas para Israel


Introducción. Isaías era probablemente el primo del rey Urías. Su ministerio
se extendió durante un período de aproximadamente cuarenta años (740-701
A.C.). Era un estadista que, en medio de los conflictos políticos de su época,
practicaba la palabra de Dios y trataba de interpretar su voluntad. Era también
el mensajero por medio del cual Dios hacía saber a su pueblo su propósito para
el presente y el futuro.
Las profecías que consideraremos en este estudio tenían probablemente un
significado geográfico e histórico para Isaías y los líderes de su tiempo. La
venida de Jesucristo aportó un nuevo significado para las profecías, y como
cristianos debemos reflexionar en ellas con completa comprensión.
Pasajes:
Isa. 2: 1-5.
Isa. 7:14.
Isa. 9: 1-9.
Lean juntos estos pasajes y discútanlos utilizando las preguntas dadas a
continuación.
1. Isa. 2: 1-5. A menudo, cuando Dios envía sus promesas, Él las da en
respuesta a los deseos y necesidades específicas que su pueblo expresa.
(a) ¿Qué clase de necesidades piensa que fueron manifestadas a Dios para que
Él realizara estas promesas? ¿Cuáles serán las características de ese día
maravilloso? ¿Qué es lo que anhelaba Israel? Escriba sobre un pizarrón o un
papel.
(b) Lean 2 Cor. 6:16 b. Si la iglesia (el pueblo de Dios) es el templo o la
morada de Dios en nuestro mundo actual, ¿qué es lo que sabe de su propósito
en el mundo?
2. Isa. 7:14. Emanuel — ”Dios con nosotros”. ¿Qué deseo entre su pueblo
determinó esta promesa por parte de Dios?
3. Isa. 9: 1-9. Esta profecía aparece como un aliento para Israel, que está
pasando por una etapa de gran sufrimiento y tribulación. Dios promete que la
tribulación terminará debido a que Él está enviando una gran luz.

Versículos 2-5:
(a) ¿Cuáles serán las características de ese tiempo? Descríbalo brevemente.
(b) ¿Cuánto espera Dios para llevarlo a cabo? (v. 6).
(c) Escriba en forma individual en su hoja los nombres que son dados para
describir al Mesías prometido en el versículo 6. Enfrente cada uno de los
nombres que anotó con aquellos deseos del pueblo que piense que estos
títulos indiquen: por ejemplo. “Admirable” puede sugerir que ellos estaban
esperando a un héroe, alguien a quien estimar, a quien respetar, alguien que
fuera completamente diferente de ellos mismos, que fuera una persona
verdaderamente notable.
Observe que el término hebreo para “paz” es shalom, lo cual no solamente
significa la cesación de la guerra, sino también una condición de prosperidad,
armonía y positivo bienestar.
Luego de haber utilizado de cinco a diez minutos para realizar esto en quietud,
comparta sus ideas con los demás y agréguelo a su propia lista. En silencio,
examine su lista y escoja los deseos de su propio corazón.
¿Puede — o lo hace — Jesús satisfacer estos deseos para usted ahora? ¿Puede
pensar en un nombre de Jesús que podría indicar que Él puede y desea suplir
sus deseos? Llámelo por ese nombre durante esta semana.

Estudio II — La llegada de las buenas nuevas para cuatro


personas
Pasajes:
Mat. 1:18-25.
Luc. 1: 1-24.
Para seis u ocho personas.
(Líder: Familiarícese con el método de la entrevista que se encuentra en el
capítulo V antes de realizar este estudio).
Primera parte. Pida a uno de los miembros del grupo que realice una oración
pidiéndole al Espíritu Santo que guíe al grupo hacia la verdad y el
entendimiento.
Lean en voz alta los pasajes a estudiar, turnándose alrededor del grupo con
cada persona leyendo veinte versículos.
He aquí alguna información complementaria para ayudarle a comprender los
pasajes:
(a) Costumbres del matrimonio. En el matrimonio judío había tres etapas:
(1) Compromiso. Este convenio era realizado por los familiares de ambos
interesados y a menudo mientras éstos eran aún pequeños y posiblemente
nunca se habían encontrado.
(2) Desposorio. Esta era la ratificación del compromiso. Duraba por un lapso
de un año y era como el apresto para el matrimonio. La pareja era conocida
como marido y mujer, pero no tenían que cumplir todavía con las
obligaciones conyugales. El desposorio sólo podía anularse por medio del
divorcio.
(3) El matrimonio formal.
(b) El nombre Jesús es la forma griega de Joshua, que significa “Jehová es
salvación”.
(c) Parecería que José y María eran extremadamente pobres, ya que Luc. 2:24
nos dice que ellos llevaron dos palominos al templo para sus ritos de
purificación. Compare con Lev. 12: 6-8.
Segunda parte. Dediquen quince minutos. Divida al grupo en cuatro equipos
de dos.
En el equipo 1 estarán Elisabet y un reportero.
En el equipo 2 estarán Zacarías y un reportero.
En el equipo 3 estarán María y un reportero.
En el equipo 4 estarán José y un reportero.
Otra alternativa para dividir un grupo de seis, podría ser dos equipos de tres
comprendiendo:
(1) Elisabet y Zacarías y un reportero;
(2) María y José y un reportero.
En sus equipos de dos (o tres) dediquen los siguientes quince minutos a
aprender lo más posible acerca de la persona (s) en particular que le ha .sido
asignada y lo que esa persona (s) experimentó y sintió acerca del
Advenimiento.
Prepare un reportero para que presente al resto del grupo los detalles que
considere más importantes e interesantes con respecto a la experiencia de los
personajes. No dedique tiempo a las declaraciones proféticas de Luc. 1:46-55 y
68-79, ya que el próximo estudio desarrolla un análisis concienzudo de esos
pasajes.
Tercera parte. Utilicen veinte minutos. Conceda a cada equipo cinco minutos
para presentar sus reportajes al resto del grupo. Después de la representación,
traten juntos las respuestas a estas preguntas:
1. ¿Qué cosa(s) nueva aprende de la historia de la navidad?
2. ¿Qué clase de personas eran María y José, Elisabet y Zacarías? ¿Tienen sus
vidas algún mensaje para su propia vida hoy en día?
Concluya con una oración.

Estudio III — La llegada de las buenas nuevas para el mundo


Pasajes: Luc. 1:46-55; 68-79.
(Líder: Para esta reunión necesitará tijeras, goma de pegar, algunas revistas
viejas y un trozo de cartulina gruesa de 30x45 cms).
Primera parte. Conceda veinte minutos. Ore para que el Espíritu de Dios los
guíe hacia la verdad y el entendimiento mientras estudian, Lean en voz
alta los dos pasajes del estudio.
Otorgue quince minutos para un estudio personal y silencioso de los pasajes,
con papel y lápiz en mano.
Haga una lista en sus propias palabras de los efectos que Cristo produce en el
mundo (por ejemplo, en la sociedad). Escriba debajo algunos nuevos
pensamientos o preguntas que tenga acerca del pasaje.
Segunda parte. Dediquen veinte minutos en compartir sus hallazgos con los
demás.
William Barclay opina que Cristo trae una revolución moral, social y
económica para nuestro mundo. ¿Puede recordar algunos ejemplos concretos
de estas revoluciones:
(a) en el mundo;
(b) en su propia comunidad, y
(c) en su propia vida?
Comparta estos ejemplos con el grupo.
Tercera parte. Conceda veinte minutos. Utilizando la cartulina como fondo,
recorten fotografías y anuncios de las revistas y realicen un collage que
exprese lo que significa para la sociedad el que Cristo haya venido para vivir
en nuestro mundo y participar en nuestras vidas.
Concluya con una oración.
Estudio IV — La llegada de las buenas nuevas por parte de
Dios

1ª fase:
1. Lean Juan. 1: 1-5; 9-18. Recuerden que Jesús es la Palabra de Dios, el
Logos. ¿Qué es lo que aprende acerca de su relación con Dios en estos pasajes?
¿Qué actitudes hacia Jesús son tomadas por la humanidad?
2. Lean Juan. 3:16, 17. ¿Qué es lo que aprende de la relación de Dios hacia el
mundo a través de estos versículos?
3. Lean Juan. 3:35. ¿Cuál es !a actitud de Dios hacía Jesús?
4. Lean Juan. 5:25-30 e Isa. 53: 6. Escriba una comparación al considerar lo
siguiente:
(a) La actitud de Dios hacia Jesús y su actitud hacia la humanidad.
(b) La relación de Dios con Jesús y su relación con los hombres.
(c) La actitud de Jesús hacia Dios y la actitud de la humanidad hacia Dios.
Note la tensión que hay aquí. Si Jesús fuera su hijo, ¿qué hubiera querido
darle en la Navidad?

2ª fase:
Utilice los siguientes quince minutos en discutir sus respuestas.

3ª fase:
Que un miembro del grupo lea Juan. 19: 1-19 de Lo más importante es el
amor. Luc. 23:44 nos dice que había tinieblas sobre toda la tierra.
Ahora lean Luc. 2:11-20 en voz alta. Observe que los cielos estaban
iluminados por la luz y la alabanza celestial que eso representaba.
¿Qué atributos de Dios se manifestaron aquella noche?
Lean en voz alta Isaías 53:10-12. Concluyan con una oración de alabanza.

“Considerad A Aquel” — Seis Estudios Para La Pascua


“Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí
mismo...” (Heb. 12: 3).
Estudio I — ”Herido fue por nuestras rebeliones”
Pasaje: Isaías 53.
Método: Sueco.
Para la discusión: A la luz de todo lo que Jesús sufrió por nosotros, ¿cómo
deberían los cristianos luchar con el problema del pecado en su vida? El
sacrificio de Jesucristo es la base de nuestro vivir positivo, pleno y victorioso.
¿Hay algún pecado (falta, vicio, relación) que es la causa de que esté
desanimado? ¿Cómo puede aplicarse el sacrificio de Cristo para su necesidad
actual? ¡No permita que el sufrimiento y la muerte de Jesús no influyan en
algún aspecto de su vida!

Estudio II — La última cena


Pasaje: Luc. 22: 7-39.
Método: Cabeza, corazón y mano.
Para la discusión: Después de haber estudiado este pasaje, elija un color que
sienta que simboliza el ambiente de la Ultima Cena. Luego piense en un
sonido que podría describirla y escriba debajo dos adjetivos. Cada miembro
esperará su turno para decir al grupo qué color, sonido y adjetivos ha elegido.
¿Cómo es la descripción particular de Lucas sobre este último momento de
compañerismo que tuvieron juntos comparado con el cuadro que por lo general
tiene en mente?

Estudio III — La soledad del Getsemaní


Pasaje: Mat. 26:30-46.
Método: Sueco.
Para la discusión: ¿Cómo cree que se sintieron los discípulos con respecto a
este suceso? ¿Cuál es la actitud de Jesús hacia ellos?
Este pasaje demuestra la humanidad de Jesús como pocos otros lo hacen. Haga
una lista de las características humanas que se pueden encontrar en él.
Como seres humanos, también nosotros debemos elegir tanto si presentamos
nuestra humanidad para obedecer a Dios como si sucumbimos a su debilidad.

Estudio IV — Las traiciones


Pasajes: Mat. 26:14-16; 47-58; 69-75; 27: 1-5.
Método: Cabeza, corazón y mano. (Debajo de la sección de “la cabeza”,
resuma cada grupo de versículos. Realice un contraste y una comparación
entre Pedro y Judas en sus actos de traición).
Para la discusión: Observe en el versículo 56 que todos los otros discípulos
huyeron. Esta es, también, una forma de traición. ¿Quién de nosotros está sin
pecado? ¿Qué deberíamos hacer cuando el Espíritu nos señala la traición en
nuestras vidas? ¿Cuáles son algunas de las formas sutiles en que traicionamos
a Cristo? ¿Y a otras personas?

Estudio V — El juicio y la crucifixión


Pasaje: Mat. 26:57-68; 27: 1-66.
Método: Adaptación del método de la entrevista. Lean el pasaje todos juntos
en voz alta. Asigne un papel a cada miembro del grupo. Los papeles para ser
representados son:
(a) Caifás, el sumo sacerdote.
(b) Pilatos, el gobernador.
(c) Uno de los soldados en el momento de la crucifixión.
(d) Simón de Círene.
(e) María Magdalena (Ver Luc. 8: 2-3).
Conceda diez minutos para que cada personaje lea los pasajes paralelos en
Marcos, Lucas y Juan. Luego, todo el grupo preguntará por turno a cada
personaje (centrándose en un personaje a la vez) preguntas como si estuvieran
en un programa informativo.
Después de treinta minutos, permita que cada persona en forma individual y
silenciosa, extraiga la idea o el hecho que le parece más significativo.
Compartan estos pensamientos con los demás y finalicen este período orando
juntos.

Estudio VI — La resurrección
Pasaje: Luc. 24: 1-52 y Juan 20 (los pasajes paralelos son Mateo 28;
Marcos 16).
Método: El método de la entrevista tal como es usado en el estudio V. Los
papeles para ser representados son:
(a) María Magdalena,
(b) Cleofas.
(c) Simón Pedro.
(d) Tomás.
Para la discusión: ¿Esperaban realmente los seguidores de Jesús que se
levantara de la muerte? ¿Qué diferencias produjo ese evento en ellos? ¿Qué
diferencias produce para usted?
9. Dos Programas Para La
Capacitación De Líderes

A. Curso De Una Jornada


El curso de una Jornada está planificado como un método para presentar
rápidamente el programa de un grupo de estudio bíblico a un gran número de
personas. Idealmente estas personas con conocimientos de las habilidades del
liderazgo son las que están preparadas para tomar responsabilidades en sus
comunidades y congregaciones. Este curso es apropiado para preparar líderes
en una comunidad o distrito. Puede ser denominacional o interdenominacional,
según el propósito de los que lo organizan.
Una desventaja del curso de una jornada es que no constituye un
adiestramiento suficiente para aquellos que carecen de iniciativa. El envío de
participantes en pareja de una congregación o localidad puede ayudar a
asegurar que el material presentado se utiliza correctamente después que el
curso ha finalizado.

Proyecto Para El Curso


El primer prerequisito para el planeamiento de un buen curso es una comisión
correctamente planeada. Son suficientes de tres a cinco personas que estén
profundamente interesadas en el proyecto. Los siguientes son detalles que
necesitarán ser arreglados. Asegúrese que la responsabilidad de cada pormenor
es asignada a alguien de su comisión.

1. Participación.
(a) ¿Quién concurrirá? Recuerde que este plan funciona mejor si los
participantes tienen una definida capacidad de liderazgo. Experimentar
primero en la comisión de trabajo, grupos de trabajo o estudio, enseñanza, etc.,
facilitará a los participantes la asimilación de la información presentada
durante el día.
¿Qué área geográfica abarcará el surco?
¿Vendrán los participantes de lugares distantes? Si es así, ¿qué arreglos son
necesarios para proveerles alojamiento?
¿La participación será a nivel denominacional? ¿A nivel comunal? ¿Qué
edades comprenderán los grupos?
(b) ¿Cuántas personas? Es posible cualquier número, según las facilidades
disponibles. Cincuenta es una cantidad manejable.
(c) ¿Cómo se promocionará el curso? ¿Quién recibirá las inscripciones? ¿Con
cuánta antelación al día de la reunión serán requeridas las inscripciones?

2. Facilidades.
(a) Las decisiones necesarias para facilitar el curso incluyen el establecer el día
y encontrar un sitio apropiado para tenerlo.
Si su programa abarca una zona extensa, elija una ubicación céntrica.
Necesitará un salón largo con sillas movibles. Si el salón es demasiado largo,
debe ser capaz de disponerlo para los períodos de lectura y las sesiones de los
grupos simultáneamente. En ese caso, son ventajosas algunas mesas pequeñas
suficientes para que de cuatro a seis personas puedan sentarse
confortablemente (Ver Figura A).
Si el salón no es tan grande, dispóngalo primero para el período de
conferencia, pero tenga un amplio diagrama que sea bien visible para poder
mostrarle a los participantes en dónde se reunirá cada grupo durante las
sesiones grupales. Esto ahorrará tiempo durante el ínterin de reacomodamiento
(ver Figura B). He hallado que es mucho más fácil trabajar con un grupo
utilizando esta distribución que haciendo que grupos pequeños vayan a otros
salones durante el período de estudio. Asegúrese que el salón está bien
iluminado y cercano a las demás dependencias.
(b) Recepción. Será necesario proporcionar lo indispensable para el almuerzo.
Oportunamente, un grupo de mujeres podrá encargarse del almuerzo
proveyendo lo que se necesite. O se puede convenir tener el almuerzo
encargando a un restaurante de la zona para que suministre comida para llevar;
o simplemente puede pedir a los participantes que lleven su propia comida. Las
bebidas podrán ser suministradas en el mismo lugar del curso.
Es una gran ayuda para fomentar un espíritu de compañerismo, el tener café o
té disponibles para los participantes en el momento que ellos llegan, además de
ser un refresco para aquellos que pueden haber estado viajando un largo rato
antes de aribar. Asimismo, un refrigerio puede estar programado como un
intermedio durante la tarde.
(c) Material de trabajo. Un pizarrón (con tiza y borrador) y una pequeña mesa
o atril serán útiles para aquellos que hablarán. Un proyector manejado desde lo
alto es preferible a un pizarrón cuando se puede disponer de uno. Todos los
participantes necesitarán papel y lápiz y una tarjeta con su nombre.
(d) Finanzas. Las organizaciones pueden tener diferentes maneras de
financiación para un curso como este, pero una forma simple para hacerlo es
cobrarle a cada participante una cuota de inscripción que cubrirá su
participación en el costo de;
Reserva de participación
Café y almuerzo
Materiales usados
Recursos, incluyendo material impreso y personal
Misceláneas.
Asignar algo del costo del curso a cada participante, le brinda un mayor
sentido de su importancia y pone de manifiesto una profunda entrega para la
experiencia. Por ese motivo le sugiero que, ya sea que se subvencione o no el
curso, se exija a cada participante el pagar una cuota de inscripción.

3. Recursos de liderazgo.
(a) Personal. El programa señala dos períodos de conferencias de media hora
cada uno y una hora de clase para aprender la oración conversacional. El
propósito de las conferencias es sólo introducir el material de los capítulos 1 al
7 lo más breve y eficientemente que sea posible. Elija a alguien con buena
dicción para preparar el material. Idealmente, debería ser una persona que haya
tenido experiencia en esta clase de grupos. Puede decidir pedirle a una persona
que haga ambas sesiones.
Aprender la oración conversacional es una faceta sumamente importante del
curso. Busque alguna persona que esté acostumbrada a utilizar este método de
oración y que lo haya enseñado a otros. Si no puede hallar una persona
experimentada, trate de encontrar a alguien capaz. sensitivo hacia las otras
personas, que crea en el poder de la oración y que trate de enseñarlo. Tan
pronto como progrese en el curso, proporciónele ejemplares de La oración,
una conversación con Dios, y otros libros de Rosalind Rinker.
Sugiero que ensaye este método con algún pequeño grupo de amigos.
Cualquiera que tenga un poco de coraje, y quiera realmente enseñar a los
demás a orar, puede hacerlo si sigue las excelentes direcciones que da la Srta.
Rinker.
Una persona deberá actuar como coordinador para los programas del día.
Podría ser llamado para conducir el breve período devocional programado para
el comienzo del día, y para dirigir la evaluación y el período de preguntas hasta
el final. La tarea del coordinador es permitir al grupo el pasar de una actividad
a otra. Necesitará conocer los planes para la división de los grupos, el arreglo
de las sillas, la comida y la merienda. Es importante que sepa qué directivas
tiene que darle al grupo y cómo hacerlo en forma clara y sucinta. El curso del
día es para ser informal, pero no ineficiente.
El será también el responsable de dar una breve introducción para cada uno de
los métodos de estudio bíblico que serán empleados. Elija su coordinador
cuidadosamente. La suya es una tarea muy importante. Puede tener buenas
conferencias, numerosos materiales y magníficos participantes, pero si tiene un
coordinador confundido, las personas volverán a su casa después del curso
sintiéndose inseguras en lugar de entusiastas y dispuestas para comenzar un
grupo de estudio bíblico en sus propias comunidades.
Para el almuerzo y la merienda se necesitará también la ayuda de algunas
personas.
(b) Material impreso. Idealmente, cada participante debería tener un ejemplar
de este libro. Los estudios bíblicos para ser usados en el curso se encuentran
aquí, y ello evitaría la necesidad de tener que reimprimirlos.
Más importante, pienso, es el hecho de que este curso realmente brinda un
cabal ejemplo de todo lo concerniente al programa de un grupo de estudio
bíblico. Este libro proporcionará valiosos recursos para preparar y programar
estudios mucho después que el curso haya terminado.
El desarrollo de un libro será apreciado por mayor número de personas. Trate
de tener a mano un buen surtido para vender. Si esto no es posible, encuentre
otras formas.
El Curso En Si
Programa sugerido: 9-9:15 Registro y café.
Registrador: Dé a cada persona registrada una tarjeta con su nombre y un
número sobre él. Coloque el mismo número sobre cinco tarjetas de nombres.
Sabrá aproximadamente cuántas personas planean asistir; si tiene cincuenta
personas registradas tendrá diez grupos de cinco tarjetas numeradas del uno al
cinco.
Los participantes se unirán con aquellos que tengan el mismo número para los
grupos de estudio. Por lo tanto, a personas que vengan de la misma iglesia o
comunidad les deben ser dados números diferentes. Cada grupo de cinco
personas debe representar a diferentes localidades o congregaciones. Ello
asegurará una mayor libertad para que los participantes puedan compartir y
una mejor experiencia del curso para las iglesias representadas.
Cada persona registrada debe recibir hojas de trabajo, una lapicera y un
ejemplar de este libro.

9:15-9:30 Devocional.
El devocional debe incluir música animada y canto, un breve pasaje de las
Escrituras, y oración para la guía y la ayuda del Espíritu Santo durante el día,
sin sermón.

9:30-10:03 Conferencia introductoria.


Debe estar basada en el contenido del capítulo 1 de este libro.

10:00-11:15 Método de estudio bíblico de la entrevista.


Introduzca el método brevemente (5-10 minutos).
Divida en grupos de cinco a los participantes de acuerdo a los números de las
tarjetas de nombres. Reacomode las sillas si es necesario. Asegúrese que cada
grupo sabe dónde tiene que reunirse.
Haga que cada grupo designe a un “iniciador”. El coordinador puede sugerir
que la persona cuyo cumpleaños esté más próximo a la fecha del curso sea el
iniciador.
Pida que cada uno vuelva al método de la entrevista y comience el estudio de
Mat. 14:22-33.
El iniciador debe leer las instrucciones y vigilar el tiempo. El “líder de estudio
bíblico” para esta hora es la página impresa.
11:15-12:00 Presentación déla oración conversacional.
Líder: Mientras enseña los pasos 3 y 4, pida a los participantes que se dividan
en sus propios grupos de cinco.

12:00-13:00 Almuerzo.

13:00-14:30 Método de la cabeza, el corazón y la mano o las ocho


preguntas.
Use el mismo plan que para el método de la entrevista. Presente el método
elegido.
Estudie lo relativo al método de la cabeza, el corazón y la mano de Col. 3: 9-
17 o método de las ocho preguntas para el pasaje de. Mat. 22: 1-14.
Estimule a los grupos para utilizar los últimos cinco minutos en la oración
conversacional.

14:30-15:00 Conferencia:
“Cómo comenzar un grupo” (basada en el capítulo 7).

15:00-15:15 Café.

15:15-16:30 Método de la paráfrasis o método de la investigación


bíblica.
Utilice el mismo plan que antes.
El estudio de la paráfrasis de Gál. 5:13-15, 25, 26 y el de la investigación
bíblica de Ef. 4:25-5: 2 y 5:15-20 se encuentran en el capítulo 5.

16:30-17:00 Evaluación y período de preguntas.


En el capítulo 4 se halla una hoja de evaluación simplificada. Una copia
mimeografiada de dicha hoja para cada participante le ayudará a enumerar sus
impresiones durante el día del curso y ayudará a la vez a la comisión
planificadora para preparar eventos futuros. Pueden ser completadas
rápidamente y recogerse sin necesidad de ser firmadas. Utilice el resto del
tiempo para preguntas y discusión del contenido del día.
Otra posibilidad
15:0016:15 Método de la paráfrasis/Método de la investigación
bíblica.

16:15-17:00 Merienda durante la evaluación y el período de


preguntas.

B. Programa De Ocho Semanas Para La Capacitación De Líderes


El programa de ocho semanas está proyectado para utilizarse en una
congregación local o comunidad y es apropiado para un grupo de ocho a doce
personas. Requiere dos horas semanales para ser dedicadas en las sesiones
grupales y alienta el trabajo en el hogar mediante lecturas asignadas y
preparación, así como también en forma de lecturas suplementarias en la
medida que el tiempo lo permita.
Este programa proporciona una capacitación más completa que el curso de una
jornada, ya que hay más tiempo para la práctica del liderazgo. La verdadera
experiencia grupal es mucho más intensa y altamente instrumentada para
lograr un profundo compromiso con el grupo de estudio bíblico que lo que
generalmente resulta de este programa de ocho semanas.
A menudo, a algunas personas les es muy difícil el dedicarse a un curso
durante ocho semanas consecutivas, pero vale la pena el esfuerzo. Una vez
comenzado, los participantes harán lo posible por asistir.
Cada reunión supone una media hora de presentación de algún aspecto de la
vida del grupo, introducción del método de estudio bíblico a ser usado, y una
hora y cuarto en un estudio bíblico propiamente dicho. Divida su grupo en
cuatro pequeños subgrupos de cuatro a seis personas para el período de estudio
bíblico. Es mejor mantener los mismos grupos de estudio a 1o largo de todo el
curso.
Para planear el programa de las ocho semanas, no es necesario establecer una
comisión formal. Una persona puede ser el iniciador. Generalmente es el caso
de aquellos (¿como usted?) que promueven entusiastamente la iniciación de
algunos grupos de estudio en su comunidad y logran que otros se interesen en
la idea. Todos juntos examinarán este programa y decidirán quién es capaz de
tomar la responsabilidad para sus distintas partes. O puede que alguno en el
grupo sea experimentado y tenga el tiempo disponible para tomar la
responsabilidad de todo el programa.
De cualquier modo que haga su grupo, redacte un plan de su programa con
cada parte asignada para alguien antes que comience el curso. Los recursos
principales serán los mismos miembros del grupo, este libro y la Biblia. El
Espíritu Santo es siempre su maestro.
Una casa ubicada en un lugar céntrico, o un jardín o una pequeña aula de la
iglesia son posibles lugares de reunión. Es preferible reunirse en el mismo sitio
durante las ocho semanas del curso. Pueden ser servidos refrescos, pero
precediendo o siguiendo el período de estudio y no durante él.
Cada participante necesitará una Biblia, anotador, lápiz, e, idealmente, un
ejemplar de este libro.

Plan General Del Programa De Ocho Semanas


Primera semana
(a) “Metas y principios de un grupo de estudió bíblico”, basado en el capítulo
1 de este libro. Conceda treinta minutos para la disertación y/o la discusión.
(b) Introducción al método de estudió bíblico de la entrevista (quince
minutos).
(c) Estudio bíblico. Utilice el ejemplo de estudió del método de la entrevista
(una hora y cuarto).
(d) Tarea asignada para la próxima semana: leer los capítulos 2 y 3 el método
de cabeza, corazón y mano en este libro
Segunda semana
(a) “Responsabilidades del líder-servidor y de los miembros-servidores”,
basado en el capítulo 3. Conceda treinta minutos para la disertación y/o la
discusión.
(b) Introducción al método de la cabeza, el corazón y la mano (quince
minutos).
(c) Estudio bíblico. Utilice el ejemplo de estudio del método de la cabeza, el
corazón y la mano (una hora y cuarto).
(d) Tarea asignada para la próxima semana: leer el “método sueco” y el
capítulo 6.
Tercera semana
(a) “Vida devocional de los participantes”, basado en el capítulo 6. Conceda
treinta minutos para la disertación y/o la discusión.
(b) Introducción al método sueco (quince minutos).
(c) Estudio bíblico. Utilice el ejemplo de estudio del método sueco (una hora
y cuarto).
(d) Tarea asignada: leer el método de las ocho preguntas y el capítulo 6.
Distribuya, si es posible, ejemplares de algunos de los libros de Rosalind
Rinker, acerca de la oración conversacional.
Cuarta semana
(a) “Los primeros dos pasos de la oración conversacional”, basado en el
capítulo 6. El líder para esta sesión y para la próxima, debe prepararlas por
medio de la lectura de los libros de la Srta. Rinker. Conceda treinta minutos.
Incluya una verdadera experiencia de oración.
(b) Introducción al método de las ocho preguntas (quince minutos).
(c) Estudio bíblico. Utilice el estudio de ejemplo de ese método (una hora y
cuarto).
(d) Tarea asignada; leer el método de investigación bíblica y el capítulo 2 de
este libro.
Quinta semana
(a) Tercer y cuarto pasos de la oración conversacional (treinta minutos).
Incluya una verdadera experiencia de oración.
(b) Introducción del método de la investigación bíblica (quince minutos).
(c) Estudio bíblico. Utilice el estudio de ejemplo de ese método (una hora y
cuarto).
(d) Tarea asignada: leer el capítulo 7 y método de la paráfrasis.
Sexta semana
(a) “¿Cómo comenzar un grupo?” Basado en el capítulo 7. Disertación y/o
discusión.
(b) Introducción al método de la paráfrasis (quince minutos).
(c) Estudio bíblico. Utilice el estudio de ejemplos de ese método.
(d) Tarea asignada: Repaso del capitulo 5 y escribir las preguntas que tengan
acerca de los métodos.
Séptima semana
(a) “Comparación de los métodos”. Esta sesión debe incluir una discusión
sobre cómo elegir un método para cualquier pasaje dado de las escrituras y
proporcionar alguna experiencia práctica. Planee una serie de estudios por su
propia cuenta, escogiendo un tema o un libro corto de la Biblia, dividiéndolo
en porciones razonables y eligiendo un método de estudio para cada porción.
Vea el cuadro comparativo de los métodos al fin del capítulo V. Discutan
cualquier pregunta que hagan surgir los participantes durante esta reunión
(dos horas).
(b) Tarea asignada: leer el capítulo 4 de este libro.
Octava semana
(a) Evaluación del curso y discusión de los problemas suscitados. Aquellos
que han realizado lecturas extras tendrán materiales sumamente útiles y
conocimientos para contribuir en esta parte. Si para las preguntas surgidas no
pueden, como grupo, encontrar respuestas satisfactorias, hagan planes para
hallarlas de otras maneras (una hora).
(b) “Planeando el futuro”, ejercicio (cuarenta y cinco minutos). Comience este
ejercicio con todo el grupo junto.
Primera parte (diez minutos). Reparta papel y lápiz, y pida a los participantes
que escriban una respuesta para lo siguiente:
— Escriba los nombres de tres personas a quienes le gustaría invitar para
unirse a un grupo de estudio bíblico.
— ¿Qué desea que suceda en ese grupo? ¿Qué imagina que sucedería con las
tres personas de su lista si ellas asisten?
— ¿A qué parte del liderazgo de un grupo de estudio bíblico le teme más?
¿Por qué?
— ¿Cuál cree que es su don en el liderazgo de un grupo de estudio bíblico?
Segunda parte. Pida a los participantes que se reúnan en sus grupos regulares
de estudio, con las sillas formando un estrecho círculo.
Escoja a una persona. Pida a cada miembro del grupo que le diga a esa persona
lo que piensa que es el don que puede brindar a un grupo de estudio bíblico.
Por ejemplo, si Tomás es elegido para ser el primero, María podría decirle:
“Tomás, pienso que tu gran sensibilidad hacia los sentimientos de otras
personas es el don que puedes aportar a un grupo de estudio bíblico”, después
de lo cual Jorge diría: “Tomás, creo que la manera en que llegas y les hablas a
las personas es tu don principal”.
Después que cada uno ha hablado con respecto a esa primera persona (por
ejemplo. Tomás), permita que esa persona comparta las respuestas que escribió
en el tercer y cuarto pasos de la primera parte.
Haga rotar a las personas, hasta que cada uno haya recibido la afirmación de
grupo y haya tenido una oportunidad de compartir sus respuestas.
Tercera parte. Junten sus manos y dediquen algunos minutos a orar por cada
uno.
(c) Celebre la experiencia de haberse reunido durante las pasadas ocho
semanas formando un círculo y entonando un himno juntos. Este es un buen
momento para la camaradería.
Notas
ft1
La palabra que traducimos por “grupo” en el original es small group o sea
“grupo pequeño”, que, como explica la autora, no es menor de cuatro ni
mayor de ocho, de acuerdo a lo que considera adecuado para el estudio
bíblico. (N. del T.)
ft2
En castellano la única paráfrasis es “Lo más importante es el amor” (sólo del
Nuevo Testamento); todo lo demás son traducciones o versiones que
pueden considerarse buenas. (N. del T.)

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