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Renovacion Del Estudio Biblico PDF
Renovacion Del Estudio Biblico PDF
EL MAESTRO Y EL CONTENIDO DE
SU ENSEÑANZA
RENOVACIÓN DEL
ESTUDIO BÍBLICO
por Mary H. Garvin
DEL ESTUDIO
BÍBLICO
MARY H. GARVIN
TRADUCTOR:
JORGE PAPAKIRIAKÓPULES
Al pueblo de Dios,
con amor
Índice
Palabras preliminares de Rosalind Rinker
Prefacio
Reconocimientos
1. Objetivos de un grupo de estudio bíblico
2. Cómo puede cambiarnos el grupo de estudio bíblico
3. Líderes-servidores/Miembros-servidores
4. Evaluación/Cuadro de los procesos del grupo
5. Seis métodos de estudio bíblico
Entrevista Cabeza, corazón y mano
Método sueco Investigación bíblica
Ocho preguntas Paráfrasis
6. La oración como parte del grupo de estudio bíblico
7. Cómo comenzar un grupo de estudio bíblico
8. Para que usted comience: — 46 estudios bíblicos
El precio del discipulado cristiano — 6 estudios
Efesios — 12 estudios
Cuatro aspectos de la oración (Oración conversacional) — 4 estudios
Jesús y las necesidades humanas en el evangelio de Juan — 8 estudios
La persona de Dios en el mundo actual (Salmos) — 6 estudios
La llegada de las buenas nuevas (para Navidad) — 4 estudios
Considerad a aquél (para Pascua) — 6 estudios
9. Dos programas para la capacitación de líderes
Palabras Preliminares
Conocí a Mary Garvin en 1969, cuando mi hermana, Denise Adier, y yo
fuimos invitadas a dar unas conferencias en Taiwan para mujeres misioneras y
militares. Inmediatamente, Mary tomó nuestros materiales y comenzó a
estudiar y orar con tres amigas. Al cabo de un año, diez mujeres de ese grupo
creciente habían elaborado un plan para alcanzar a otras a través de la oración
y el estudio bíblico en sus respectivas iglesias y comunidades.
Fue a partir de este modesto comienzo que los pedidos comenzaron a
acrecentarse. Mary preparó el primero para su traducción al idioma chino a
través de la Iglesia Presbiteriana del Canadá en Taiwan, en la cual sirve con su
esposo. El Comité Nacional Femenil de la Asamblea General lo publicó y lo ha
estado utilizando como material de sus programas durante los últimos cinco
años.
Debido a que el programa fue ampliamente utilizado y ha llevado renovación
tanto a individuos como a grupos, son varios los misioneros de distintas
denominaciones que se han interesado. Para cubrir la demanda de una misión
inglesa, se han reproducido mil copias en offset. Los luteranos de Ontario
invitaron a Mary a dirigir dos talleres para ministros y líderes laicos, que luego
formaron parte de su énfasis de 1973.
Personalmente, estoy encantada con el contenido de este libro, pues he
descubierto que el Espíritu Santo le ha enseñado a Mary muchas de las mismas
cosas que me ha enseñado a mí, pero con mayor frescura. Me escribió
diciéndome que su vida ha cambiado desde que recibió esta enseñanza.
También usted recibirá una visión nueva a medida que estas páginas
comiencen a iluminar su propia mente y de acuerdo con su propio grupo o
iglesia. Este es el primer libro de Mary Garvín y, debido a que combina amor y
practicidad, sé que querrá un ejemplar para usted, pero también uno para su
pastor y otro para la biblioteca de su iglesia.
ROSALIND RINKER
Prefacio
“¡Ser cristiano, seguramente, es algo más que asistir meramente a la iglesia
los domingos! ¿Qué significa realmente ser cristiano?”.
o si no,
“¿Estudio bíblico? ¡Ah, sí! En mi iglesia tenemos un estudio bíblico todas las
semanas. El pastor lo dirige. Aprendemos cosas interesantes acerca de la
Biblia, pero no asiste mucha gente”.
o si no,
“La Biblia no parece muy adecuada a las necesidades de nuestro tiempo.
Puede ser que haya tenido algún significado para nuestros antepasados, pero
no veo cómo puede hablarnos a nosotros”.
Este tipo de comentarios y preguntas de parte de muchos laicos de nuestros
días nos impulsaron a llevar a cabo algunas experiencias en el estudio bíblico
de grupos pequeños. Fijamos como objetivo de nuestro pequeño y heterogéneo
grupo el tratar de descubrir juntos lo que realmente significaba ser cristiano.
Inmediatamente, descubrimos qué significaba ser la Iglesia de Cristo. La
alegría de este descubrimiento trajo consigo dones, fuerza y gozo en las vidas
de los miembros del grupo. Comencé entonces a registrar lo que estábamos
aprendiendo juntos, para poder compartir la experiencia con otros cristianos.
Desde que comenzamos, hace ya cinco años, literalmente cientos de personas
aquí en Taiwan y en Canadá, donde estuvimos enseñando durante un año, han
recibido influencia de este trabajo. El aliento que he recibido de tantos que han
tomado parte en la experiencia me ha impulsado a hacerla conocer a otros.
Los métodos aquí descriptos no son nuevos, pero he sido sorprendida por el
descubrimiento de que no son tan bien conocidos para la gran mayoría de los
laicos. Son simples y todo el grupo aprenderá con rapidez cómo utilizarlos. No
se requieren líderes con experiencia. En realidad, el liderazgo debe ser
rotativo, para que todos tengan oportunidad de dirigir un estudio.
Se necesita un mínimo de materiales: lápices, papel, Biblias, y mentes y
corazones abiertos. Un diccionario de la Biblia y otros comentarios pueden ser
muy útiles. pero el no poder conseguirlos no sirve como excusa para no
estudiar la Biblia. La biblioteca de su iglesia puede facilitarle algunos libros.
El pastor de su iglesia estará capacitado muchas veces para contestar las
preguntas que el grupo no pueda satisfacer.
Mi deseo es que este libro guíe al lector a una aventura completa y nueva en la
vida cristiana y, quizás. pueda utilizarse, aunque modestamente, para ayudar
en la renovación de la iglesia.
Reconocimientos
Deseo agradecer a los muchos autores de los últimos tiempos quienes, al
expresar su propia fe en la iglesia como un agente redentor en el mundo de
Dios, me han alentado a ser miembro activa de ella. Ellos me transmitieron
mucho del ímpetu que me llevó a la experiencia básica que inspiró este libro.
Lucy Noordhoff, Lucille Hanson, Betty Mayo y mi esposo, Murray, leyeron el
manuscrito total o parcialmente y me aconsejaron y alentaron. Gary Whallon
lo transcribió a máquina. ¡Dios bendiga a cada uno de ellos! Otros muchos me
han alentado y han orado por mí. Tal vez a quienes más debo agradecer es a las
muchas mujeres de Taiwan y especialmente a la Sra. Chun- Jean Lee, quien
trabajó conmigo en los comienzos de este programa de estudio bíblico.
A mi esposo Murray y a mis cinco hijos, nunca podré agradecerles lo
suficiente. Han tenido paciencia y comprensión cuando las comidas no estaban
listas a tiempo; me han alentado cuando la tarea de escribir me abrumaba; han
cooperado conmigo cuando necesitaba más tiempo para mi manuscrito y
siempre se han mostrado tolerantes.
Rosalind Rinker, autora de “La oración: una conversación con Dios” y otros
libros, me introdujo en el gozo de la oración conversacional y los grupos
pequeños, cuando visitó Taiwan en 1969. Siempre le estaré agradecida por su
ministerio, que cambió completamente la dirección de mi vida.
Los métodos de estudio bíblico presentados aquí son de diversas fuentes. Estoy
en deuda con:
¿Quiénes Somos?
Como cristianos, creemos tener la respuesta para el dilema del hombre.
¿Quiénes somos? La Biblia nos dice en 1 Ped. 2: 9, 10,
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que
nos llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro
tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro
tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero que ahora habéis
alcanzado misericordia”.
¿Quiénes somos? Pues bien, nosotros somos “pueblo adquirido por Dios”. En
otro tiempo, nos encontrábamos como todas las demás personas del mundo
actual: no sabíamos quiénes éramos, a dónde íbamos, ni para qué vivíamos.
Pero la misericordia de Dios nos fue revelada y descubrimos que somos el
pueblo de Dios y que tenemos un propósito en la vida, porque estamos unidos
al gran propósito de Dios que es que todos los hombres puedan ser llamados su
pueblo, y que cada persona pueda saber quién es, de dónde viene y hacia
dónde va.
El Cuerpo De Cristo
Otra respuesta que nos da la Biblia a los cristianos en relación con la pregunta
“¿Quiénes somos?”, está basada en 1 Cor. 12:27. Pablo resume el capítulo con
estas palabras; “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno
en particular”.
La Iglesia es el cuerpo de Cristo y es un cuerpo viviente. Es dinámica, es
creciente, es activa. No está fundada sobre formalismos rígidos. Así como el
cuerpo humano necesita ser alimentado y la sangre debe ser llevada por todos
sus órganos para poder nutrirlo, la Iglesia, el cuerpo de Cristo, debe proveer
siempre el alimento a los cristianos, para que cada una de sus partes pueda ser
nutrida y alimentada y usada plenamente por el mismo organismo.
La figura que nos brinda Pablo de la Iglesia es verdaderamente significativa.
Todos nosotros hemos tenido la experiencia de un dolor de muelas o de una
espalda molesta, que nos dejó prácticamente inservibles, aunque el resto de
nuestro cuerpo continuara sano. Del mismo modo, la Iglesia es debilitada por
un miembro que se encuentre enfermo. La cabeza de la Iglesia — o podríamos
decir, el dinamismo, la personalidad, el factor que controla su vida — es
Jesucristo. Una mano que no recibe el mensaje enviado por el cerebro, es una
mano inservible y una carga para el resto del cuerpo. Si los cristianos no
reciben el mensaje que Cristo les está trasmitiendo, ellos también se han vuelto
inservibles y una carga para la Iglesia.
El segundo objetivo del programa de un grupo de estudio bíblico es, por lo
tanto,
ayudar a la alimentación y el crecimiento de los demás miembros del grupo,
de manera que ellos puedan ser partícipes, de palabra y de hecho, de las
buenas nuevas del amor redentor de Dios para todo ser humano y,
verdaderamente, para todo lo que Él creó.
La Familia De Cristo
A medida que el niño crece, va comprendiendo lo que significa formar parte de
una familia. Aprende cosas concernientes a sus hermanos y hermanas, la
obediencia a sus padres, el sentido de propiedad, a compartir, a cooperar y. en
fin, otras numerosas lecciones. No nace con el conocimiento de todo esto: lo
aprende luego. Como cristianos también tenemos que aprender y crecer por
medio de la experiencia. La Iglesia es nuestra familia y estamos destinados a
convivir juntos en esta comunidad, junto al Espíritu Santo. Debemos aprender
a vivir en ella y al mismo tiempo aprender a vivir en el mundo. Pero nuestra
vida en el mundo no puede separarnos de esa comunidad, porque nuestra
identidad fundamental proviene de allí. Llevamos siempre en nosotros las
señales de nuestra relación con Jesucristo. Por este verdadero dilema es que
muchos cristianos tienen grandes conflictos.
No es fácil ser cristiano en el mundo. Parte de estas dificultades provienen del
hecho de que, incluso, no es fácil ser cristiano (en el sentido de demostrar el
amor de Cristo) en la propia Iglesia. Pienso que es un arte que debemos
aprender. La comunidad de Dios, la Iglesia, debe ser el lugar de preparación
para nuestro servicio en el mundo. Así como dentro de las relaciones de la
familia mostramos confianza en nuestra propia personalidad, lo que nos
permite relacionarnos como personas con otra gente, en la familia del pueblo
de Dios, mostramos confianza en la vida de Cristo dentro de nosotros, lo que
nos permite vivir redimidamente en el mundo.
Evangelismo
Llegados a este punto, alguno podrá preguntar: “¿Trataremos algo acerca del
evangelismo?”. Y podríamos contestarle: ¿No es acaso uno de los objetivos del
programa de un grupo de estudio bíblico llevar a las personas a creer en
Cristo? No creo que el evangelismo sea una meta en sí mismo, sino que forma
parte de cada uno de los tres objetivos anteriores. Conducir a todo hombre al
conocimiento de Jesucristo es el propósito de Dios y la tarea de la Iglesia. El
grupo de estudio bíblico puede ser la herramienta usada para cumplir con ese
propósito. Cuando un no creyente es invitado a participar en el grupo, vendrá,
sabiendo que allí puede llegar a descubrir qué es lo que Dios quiere decirle. El
primer mensaje que debe ser obedecido es “Cree en el Señor Jesucristo”. Para
esta persona, la salvación será el fruto de este primer objetivo.
Cuatro Énfasis
De todo lo que hemos dicho anteriormente, es importante que recordemos que
hay cuatro énfasis principales en esta clase de programa. El programa no estará
completo, ni será productivo o efectivo, si es descuidado uno solo de estos
énfasis.
1. El primero es en el estudio de la Biblia. Todos los métodos dados en este
libro tienen un común denominador: cada uno de ellos proporciona los medios
necesarios para un estudio individual del pasaje. Luego, el tiempo para
participar y compartir las ideas de cada uno es estipulado por los propios
integrantes del grupo. Finalmente, gran parte de la atención debe ser puesta en
el grupo y en las decisiones individuales para poner en práctica esas ideas. La
Biblia se transforma en la palabra viviente cuando somos obedientes a sus
enseñanzas. Gran parte de la culpa por declaraciones como “la Biblia ya no es
adecuada”, está concentrada en el hecho de que no dedicamos el tiempo
suficiente para pensar cómo poner por obra la palabra que hemos recibido.
2. El segundo énfasis es en el grupo. El mensaje de la redención en Jesucristo
es un mensaje basado en nuestras relaciones. Cuando separamos ese mensaje
de las demás personas, nos estamos separando nosotros mismos de la verdad.
El reino de Dios es a menudo llamado el reino de las relaciones correctas.
Debemos tener una correcta relación con Dios por medio de Jesucristo, una
correcta relación con nosotros mismos, una correcta relación con nuestro
hermano y nuestro prójimo, y una correcta relación con el mundo. ¡Las
personas del grupo son importantes! Si dentro del grupo descuidamos las
necesidades expresadas por los demás, nos volvemos desobedientes a la
Palabra que estudiamos. El “estudio de la Palabra de Dios”, debe convertirse
en la “aplicación de la Palabra de Dios”. No aplicada, la Biblia se transforma
en un juez que condena en vez de redimir.
El grupo es importante porque es el medio en el cual aprendemos a aplicar las
verdades que recibimos de nuestro estudio. Aprendemos a interesarnos por las
personas que se hallan en dificultades, cómo amar a esa persona a la cual,
quizás, no queremos considerar como nuestra amiga, cómo animar a quien ha
fracasado, cómo compartir el peso de las cargas ajenas, cómo abrirnos a los
demás de manera que puedan aceptar el perdón de Dios para sus vidas, y cómo
recibir el amor que otros quisieran darnos.
3. El tercer énfasis es en la extensión. La obediencia a la palabra de Dios que
nos fue revelada es el punto fundamental dentro del programa. A través de la
historia de la Iglesia, y siempre que ella sea una comunidad de servicio. Dios
la ha llamado y la llama, para dar a conocer las “buenas nuevas” de Jesucristo
para todos los seres humanos. Un grupo de estudio bíblico que no se abre para
ayudar a los demás, se convierte en un grupo desobediente.
La extensión tiene dos formas. La primera es la extensión de los miembros del
grupo dentro de la comunidad que nos rodea. El cristiano no puede tener un
excelente ministerio entre los inconversos si sus relaciones interpersonales
están centradas en los círculos cristianos. Es muy peligroso que los cristianos
se encierren en la comunidad de la Iglesia ignorando al resto del mundo. El
grupo de estudio bíblico debe alentar a las personas a salir al mundo,
compelidos por el amor de Cristo hacia ese mundo. El amor y el apoyo del
grupo puede brindar aliento para que cada miembro cumpla con la vocación
que Dios le dio. La Palabra de Dios, estudiada semana a semana, puede darle
la firme seguridad del poder de Dios que le permita cumplir con ese ministerio.
La segunda forma de extensión es en el crecimiento del grupo. Este programa
está basado en el principio de las células de crecimiento. La experiencia nos
enseña que cuando no hay crecimiento el grupo se estanca y muere. Los
nuevos miembros son el signo que confirma nuestra preocupación por los
demás. Ellos renuevan la unidad del grupo porque traen nuevas
preocupaciones, problemas y alegrías con los cuales el grupo puede trabajar,
haciendo que la Palabra de Dios nos enseñe nuevos mensajes. Cuando el grupo
se agranda considerablemente, es tiempo de dividirlo para permitir que siga
creciendo y envuelva a nuevas personas.
4. Esto último nos conduce al cuarto énfasis: la preparación de líderes. Esto es
de suma importancia si el programa está dando frutos. Obviamente, los grupos
no pueden ser divididos en otros nuevos sí no hay líderes disponibles.
Los métodos enseñados en este libro son muy simples: fáciles de aprender y
fáciles de enseñar. Si los programas incluidos son usados en el orden
estipulado, cada miembro de un grupo podrá aprender a dirigir estudios
bíblicos usando los seis métodos dados. En todo grupo, siempre hay “líderes
naturales” y ellos pueden aprender más rápidamente. Sin embargo, los que son
vacilantes necesitan de mayor tiempo y aliento. Es necesario que el grupo se
discipline a sí mismo para que éstos aprovechen las muchas oportunidades de
comportarse como “líderes naturales”.
Lo básico del énfasis en la preparación de líderes, es la teoría de que cada
miembro del grupo es un líder en potencia, porque cada uno de ellos es, o
puede llegar a ser, un integrante del Pueblo de Dios, llamado de las tinieblas a
su luz admirable de manera que pueda anunciar las maravillosas obras de Dios.
Sumario
1. Objetivos.
(a) La iglesia es el pueblo adquirido por Dios, llamada a proclamar sus obras
maravillosas y su mensaje para el mundo. Para proclamar la Palabra es
necesario conocerla y el estudio bíblico es una forma de poder hacerlo.
(b) La iglesia es el cuerpo de Cristo, y como tal, debe vivir y crecer. El estudio
bíblico y la obediencia de lo que Dios revela en su Palabra, proveen el
crecimiento que nos convierte en partes útiles y activas del cuerpo,
experimentando y compartiendo las buenas nuevas del amor de Dios.
(c) La iglesia es la comunidad del Espíritu Santo. El programa del grupo de
estudio bíblico, nos permite experimentar el poder de Dios al trabajar en medio
del grupo y con esto fortalecer nuestra fe, testimoniando que su poder es eficaz
en el mundo entero.
2. Cuatro Énfasis.
(a) El estudio de la Biblia. La obediencia a la Biblia permite al poder de Dios
manifestarse en la vida del cristiano y de este modo él se convierte en el
recipiente del poder de Dios en el mundo.
(b) El grupo. El evangelio trata acerca del reino de las correctas relaciones. El
grupo proporciona el ambiente en el cual aprendemos a ejecutar las verdades
que Dios nos reveló, haciendo con ello que la Palabra de Dios sea algo vital en
nuestra existencia.
(c) La extensión. Los cristianos son llamados a una tarea, la de proclamar y
vivir el mensaje del evangelio en el mundo. Descuidar el objetivo de alcanzar a
nuevas personas es desobedecer la Palabra de Dios y ello puede conducir a la
muerte del grupo. Dios revela nuevos mensajes a aquellos que los han
obedecido. El siempre lo ha hecho antes.
(d) Preparación de líderes. Las células de crecimiento — por ejemplo el
crecimiento por medio de divisiones periódicas del grupo en grupos más
pequeños — sólo son posibles si cada miembro comparte las responsabilidades
del liderazgo.
2. Cómo Puede Cambiarnos
El Grupo De Estudio Bíblico
Philip A. Anderson, en su libro Church Meetings that Matter (“Las reuniones
de la iglesia que valen”), nombra nueve cambios que deben ser esperados de
una persona como participante activo de un grupo cristiano. Vamos a señalar a
continuación cómo estos nueve cambios se producen a través de la experiencia
de un grupo de estudio bíblico.
9. Del movimiento del odio hacia uno mismo, hacia los demás y hacia
Dios, al amor hacia un mismo, hacia los demás y hacia Dios.
Este es el movimiento más importante que persona alguna podrá realizar en el
grupo y, de hecho, en su propia vida. El mundo está lleno de personas que se
aborrecen a sí mismas y como resultado aborrecen al resto de las personas y
también a Dios. Algunos de ellos ocultan el odio hacia sí mismos bajo un
barniz de falsedad que recubre su personalidad de manera que tratan de
convencerse que son realmente buenas personas. Más aún, si no consiguen
siquiera probárselo a ellas mismas, decimos que tienen un complejo de
inferioridad. La alarma se incrementa con la ola de suicidios probando en
forma concluyente que muchas personas han llegado al clímax del odio por
ellas mismas y están camino a su total autodestrucción.
Un grupo que trabaja en Taiwan, donde es alta la tasa de suicidios, con
personas que intentaron o lograron suicidarse, nos relataba que la mayoría de
los casos son causados por “problemas familiares”: infelicidad en el
matrimonio, malas relaciones entre padres e hijos. Las relaciones con otras
personas es el área en la cual más fracasamos. Y cuando fracasamos, nos
odiamos a nosotros mismos. Después de fracasar por mucho tiempo, la vida
nos parece desesperante, y no podemos volvernos hacía otras personas. Vemos
únicamente nuestros propios fracasos e imaginamos que todas las demás
personas también los ven. El éxito de los demás nos parece demasiado grande
para nosotros y eso hace que nuestros fracasos se nos tornen mucho más
evidentes. Es así que comenzamos a odiarlos. Nuestra culpa va creciendo y
entonces odiamos a Dios. Lo odiamos porque Él nos creó, y porque nos dice
que debemos amar a los demás y no podemos hacerlo.
Esto puede parecer exagerado, pero es lo que se produce en el interior de todos
nosotros. ¿Cuál es la solución?
Fundamentalmente, la solución está en el perdón. Ninguno de nosotros
experimenta el perdón totalmente de la misma manera. Algunas veces
experimentamos primero el perdón de Dios en Jesucristo; otras lo hacemos por
medio de uno de sus hijos. No obstante, es solamente cuando experimentamos
el perdón de Dios, de una u otra manera, que comenzamos a perdonarnos a
nosotros mismos.
El Señor Jesús, en esa maravillosa historia de los Evangelios (Luc. 7:36-50)
cuando la mujer pecadora lavó con lágrimas sus pies, le relató a Simón el
fariseo la parábola del hombre que tenía dos deudores, perdonándoles a ambos
su deuda. Luego le preguntó cuál de ellos le amaría más, aquel que tenía una
gran deuda o aquel cuya deuda era pequeña. Por supuesto, Simón respondió
“aquel a quien perdonó más”.
Cuando nos damos cuenta del hecho admirable de que Dios no nos condena,
sino que nos acepta como somos; que no nos desecha, sino que nos saca de la
condición de pecadores en que vivíamos y nos convierte en nuevas criaturas;
cuando comprendemos esas verdades y permitimos que se apoderen de nuestro
interior, ¡entonces somos libres! Tenemos esperanza. ¡Dios nos ama! ¡Dios! El
santo, impecable, perfecto Dios me ama; así como soy, pecador como soy.
Hemos sido perdonados en gran medida.
Y nosotros le amamos. Cuando podemos decir: “Soy un pecador en todas las
cosas de mi vida, pero Dios me ama y me promete todo su poder para hacer de
mí una persona regenerada”, comprendemos que Él también puede obrar en
otras personas, ¡y nosotros también podemos hacerlo! Al formar parte de la
iglesia, pertenecemos a la comunidad de los pecadores perdonados, quienes
reciben no solamente el perdón de Dios sino también el perdón de los demás.
En un grupo de estudio bíblico donde la principal aspiración es estudiar y
aplicar la Palabra de Dios en nuestra vida diaria, aprendemos a recibir el
perdón de Dios a través de su Palabra y a través de la aceptación y el perdón
que cada miembro del grupo le brinda a los demás integrantes. Es así que
podemos movernos del sentimiento de odio hacía nosotros mismos, hacia los
demás y hacia Dios, y pasar a amaros a nosotros, a los demás y a Dios.
3. Líderes Servidores/Miembros-Servidores
Responsabilidades De Un Líder-Servidor
1. El líder-servidor está familiarizado con el pasaje que va a ser estudiado. Ha
dedicado tiempo leyéndolo, meditando acerca de él y orando por él. También
ha investigado el tema a tratar para poder conocer mejor el trasfondo del pasaje
y la información que el grupo pudiera necesitar.
2. El líder-servidor está compenetrado totalmente con el método que pretende
usar. Lo ha usado para trabajar en el estudio del pasaje antes de presentarlo en
la reunión del grupo.
3. El líder-servidor es responsable de explicar el método al grupo y conseguir
que el estudio se inicie. Si el método es nuevo, debe explicarlo en detalle; en
caso contrario, todo lo que se necesita es una simple revisión. El es el
cronometrista. Si el método señala que hay que dedicar veinte minutos para
discutir el tema, nota cuándo los veinte minutos han transcurrido y pide al
grupo que pase a la siguiente fase del estudio.
4. El líder-servidor es responsable, finalmente, de controlar la discusión. Tiene
la responsabilidad de restringir, amable y discretamente, a los miembros del
grupo que acaparan la conversación. Si se ha discutido previamente la
“Disciplina del Grupo” (ver página 43), sólo será necesario recordar al
miembro conversador las responsabilidades que tiene.
Así como debe restringir a aquellos que hablan demasiado, el líder-servidor es
finalmente responsable por alentar a aquellos que hablan poco o nada. Digo
“finalmente responsable”, porque los mismos miembros del grupo toman parte
en hacer de los demás, participantes responsables. El líder-servidor debe ser
muy sensible hacia los sentimientos del grupo y, cuando observe que se están
descuidando las necesidades de alguno de sus miembros, debe hacer tomar
conciencia de esta negligencia al grupo.
5. El líder-servidor no es una autoridad. Si el método señala que el líder debe
introducir el pasaje a estudiar, la introducción debe ser breve y funcional. El ha
preparado previamente el tema y tiene recursos a mano, pero si utiliza todos
esos recursos al mismo tiempo (por ejemp1o, si dice al grupo todas las cosas
que aprendió cuando preparaba el estudio), el grupo se sentirá abrumado y
pensará que no puede contribuir en nada. El líder debe proporcionar los
recursos cuando son solicitados y necesitados. Cuanto menos evidente en esta
clase de programa es el líder-servidor, más capacitado es como un líder. Pero
ya que cada miembro del grupo está llamado a ser un participante responsable,
el líder-servidor dependerá de la ayuda que le brinden en sus responsabilidades
de liderazgo.
6. El líder-servidor es abierto y honesto. Un líder puede hacer mucho por
mejorar la atmósfera del grupo. Si da la impresión de tener todas las
respuestas, encontrará al grupo muy cerrado y poco comunicativo. Sin
embargo, si está abierto a las ideas del grupo, los miembros se sentirán más
dispuestos a expresar honestamente sus sentimientos. Algunas veces podrá
expresar los propios, pero preguntará primero, para que el grupo se sienta en
libertad de tratar aquellos temas en los que está interesado.
7. El líder-servidor es un siervo. Ser líder es ser vulnerable, es estar en una
posición en la cual uno se siente fácilmente lastimado. Generalmente, las
heridas provienen del hecho de que nuestro deseo es ser distinguidos en lugar
de servir a los demás. Un buen líder convierte a los demás en líderes. Hacer
líderes de otras personas, significa que nosotros nos sentimos gustosos cuando
otros reciben el honor mientras nos hacemos a un lado animándolos, y
permitiendo así que puedan realizar grandes cosas. Eso nos es difícil pero es lo
que Jesús quiso decir cuando declaró que deberíamos ser siervos de todos. Esta
clase de programa de estudio bíblico, que crece constantemente y requiere
nuevos líderes, se basa en la idea de un líder-servidor y de compartir los
conceptos del liderazgo.
Sumario
Los conceptos de liderazgo en el programa de un grupo de estudio bíblico
incluyen:
Liderazgo compartido
Líderes-servidores
Miembros-servidores
Observancia de la disciplina del grupo
4. Evaluación/Cuadro
De Los Progresos Del Grupo
Evaluación
La evaluación periódica es importante para el crecimiento y la vida del grupo.
Ella permite al grupo no solamente ver en dónde está fallando, de modo que se
puedan solucionar esos problemas, sino también evitar el estancamiento
mediante un derrotero que lo conduzca hacia una vida productiva. La
evaluación puede ser para los integrantes o para el grupo como un todo.
Por supuesto que existen muchas formas diferentes de evaluar un programa,
pero para simplificar ese objetivo presentamos aquí una serie de preguntas para
el líder- servidor, otras para ayudar a los miembros a evaluar su desempeño
individual, y una evaluación que debe ser realizada por todo el grupo, para
considerar cómo marcha el proceso del mismo.
A. Método De La Entrevista
Para usar en el estudio de los encuentros con Jesucristo registrados en los
Evangelios.
1. El pasaje a estudiar puede ser leído en voz alta, tanto verso por verso,
siguiendo un círculo, como por una sola persona. Puede convenir el uso de una
versión moderna.
2. Divida su grupo en equipos de dos a cuatro integrantes, de acuerdo al
número de personajes bíblicos en la historia a quienes desee entrevistar. Cada
equipo se centrará alrededor de la historia de un personaje. El líder habrá
seleccionado las caracterizaciones y el tamaño de cada equipo antes del
período de estudio.
Cada equipo estudiará el pasaje para reunir datos acerca de la o las personas a
ser entrevistada. La entrevista podría revelar lo siguiente:
(1) quién es la persona,
(2) qué sucedió y
(3) cuál fue su reacción hacía Jesús.
Las preguntas más importantes pueden ser:
¿Quién es usted?
¿Qué es lo que hace?
¿Dónde vive?
¿Qué sucedió cuando, se encontró con Jesús?
¿Qué piensa de Él? ¿Quién piensa que es?
¿Qué diferencias está produciendo Él en su vida?
Uno de los miembros del equipo actúa como entrevistador, mientras que el
otro realiza el papel del personaje o los personajes bíblicos. El entrevistador
debe ser realmente curioso. El entrevistado debe tratar de ponerse en el lugar
de la persona cuyo papel está caracterizando.
Conceda quince a veinte minutos para que el equipo decida qué es lo que era
importante en el incidente, cómo se sintieron, qué efecto tuvo Jesús sobre
ellos. El entrevistador preparará una serie de preguntas que crea que puedan
ser contestadas de modo de poder informar a su audiencia qué es lo que
realmente sucedió. El entrevistado deberá familiarizarse con el personaje que
está interpretando, de manera que pueda conocer cómo responder a las
preguntas que le son formuladas.
3. Durante los siguientes cuarenta minutos, cada equipo presentará su
entrevista (como si se tratase de un reportaje televisivo o radial acerca de un
tema similar) a los otros miembros del grupo. Cada equipo conocerá cuanto
tiempo le es otorgado.
Después de la presentación, los miembros del grupo serán alentados para
comentar las nuevas ideas sugeridas por las entrevistas, formular preguntas y
compartir alguna aplicación para sus propias vidas que se desprenda del
estudio de este pasaje. Los equipos pueden querer compartir algunas de las
discusiones que se suscitaron durante su preparación.
Si su grupo no está acostumbrado a discutir y a compartir dichos conceptos, el
líder hará bien en tener a mano algunas preguntas claves para ayudar a que
pueda llevar adelante sus pensamientos. Algunos ejemplos pueden ser:
“¿Cómo se sintió interpretando su papel? ¿De qué modo trató Jesús a esta
persona en contraste a cómo fue tratado por otra gente?” Note que los actos de
Jesús son siempre un ejemplo para nosotros, mostrándonos la forma en que
debemos tratar a los demás. Podemos asimismo situarnos en el lugar de dicho
personaje y comprender que Jesús nos tratará de igual manera.
Después de esto, dedicar tiempo para orar juntos.
B. Método Sueco
1. Introduzca el pasaje.
¿Quién la escribió, si es una epístola, o quién es el que habla y bajo qué
circunstancias, si es una narración?
¿Para quiénes fue escrito?
Mencione algún material complementario que pueda ser usado en la
comprensión del significado del pasaje.
2. Ore por la guía y la enseñanza del Espíritu Santo.
3. Lean el pasaje todos juntos en voz alta.
4. Reparta papel y lápices, y explique brevemente los símbolos usados. Divida
cada hoja en tres partes, y coloque un símbolo en cada parte.
? Alguna pregunta que tenga acerca del pasaje, por ejemplo, sobre el
contenido, el significado de las palabras o los vocablos difíciles.
∗ Aquellas cosas que, después que se ha recurrido al pasaje repetidas veces,
aportan nueva claridad y brindan una comprensión más amplía del resto del
pasaje o de su propia fe y experiencia personal.
⇒ Alguna cosa que convenza a su corazón, desafiándolo, o despertando su
conciencia por medio de un criterio o un llamamiento; un mandamiento a
obedecer, o una promesa para pedir.
Los cuatro pasos descritos arriba no deben demandar más que diez minutos.
5. Conceda de quince a veinte minutos para que cada persona lea el pasaje y
complete su hoja de símbolos.
6. Comparta las preguntas alrededor de un círculo. Responda únicamente las
preguntas concretas que surjan inmediatamente (por ejemplo, ¿qué es un
fariseo?). Escriba las preguntas referentes al contenido o de orden teológico en
un pizarrón o en un papel.
7. Discusión de ideas. Durante los pasos 7 y 8, permita que sean tratadas las
ideas compartidas. Advierta si de un modo u otro alguno de los pensamientos
compartidos responden a algunas de las preguntas formuladas.
8. Otorgue cinco minutos a los miembros del grupo para agregar debajo de la
flecha alguna cosa que haya salido a luz durante la discusión. Cerciórese de
que cada miembro es estimulado a preguntarse a sí mismo: “¿Qué estoy
haciendo personalmente acerca de lo que leí?” Comparta sus respuestas con
todos los demás, uno por uno si es posible, y discuta la forma en que puede
ayudar a los demás a seguir adelante con su decisión.
9. Discusión general. Alguna pregunta no esclarecida puede ser tratada durante
este período, y si la respuesta no puede surgir del grupo, realice planes para
hallarlas en otra parte (por ejemplo, por medio de su pastor o un libro
competente).
Conceda aproximadamente veinte minutos para los pasos 6 y 7 y veinte
minutos para los pasos 8 y 9.
10. Resuma brevemente los puntos principales, y concluya con una oración.
Cabeza.
Esta parte se ocupa de las realidades del pasaje. Anticipadamente, el líder debe
familiarizarse con el mismo y averiguar el significado de las palabras o
conceptos que pudiesen presentar dificultad. Aparte debe saber, si ello es
aplicable al estudio, quién lo escribió, a quién y por qué. La introducción que
realice deberá responder las siguientes cuestiones:
Significado de términos.
Los hechos de la historia y las ideas principales del pasaje.
El contexto.
Para quién, por qué y por quién fue escrito el pasaje.
Qué clase de personas eran, y cuáles eran sus necesidades.
Primero, lean todos juntos el pasaje hasta el final y aclaren las palabras
difíciles.
Luego, que cada miembro escriba debajo un breve bosquejo del pasaje; tal vez
un título solamente para cada párrafo, o un resumen de cada idea.
Ahora estudie cada sección y trate de poner en sus propias palabras lo que dice
el escritor. Determine el mensaje esencial de cada sección.
Corazón.
En esta sección tratamos de descubrir cuál es el corazón del pasaje y si se
refiere a nosotros como individuos o como un grupo.
Que cada persona lea el pasaje nuevamente en silencio. Cada uno debe
preguntarse “¿Qué significado tiene para mí en mi propia situación? ¿Hay algo
en mi vida que debo cambiar? ¿Soy yo la clase de persona a la que se refiere el
pasaje? ¿Qué es lo más importante que me dice el pasaje?”
De allí surgirán nuevas preguntas del pasaje. Cada miembro escribirá debajo
(únicamente para recordarlo) cuál es a su juicio el corazón del pasaje.
Mano.
Esta es la parte práctica de este tipo de estudio. Es bastante simple conocer
nuestros defectos, fracasos, pecados y necesidades; debemos estar deseosos de
hacer algo con respecto a ellos o permitir que Dios lo haga. En esta parte del
estudio debe ser esclarecido el propósito del pasaje para que cada miembro del
grupo pueda saber qué le dice el pasaje a él como individuo.
Llegados a este punto, invite a cada miembro a compartir lo que el pasaje le ha
dicho y qué es lo que va a hacer al respecto. ¿De qué manera puede ayudarle el
grupo? Tal vez orando per él, o preguntándole en la próxima reunión si ha
hecho lo que creyó que Dios le pedía.
Finalice con oración conversacional.
Cada sección abarcará veinte minutos. No prolongue el estudio: una hora es
suficiente. Recuerde que la tarea del líder es:
Presentar material complementario.
Controlar el tiempo.
Tratar de que todos tengan oportunidades da hablar y que ninguno acapare la
conversación. Tratar de que nadie en el grupo se “cierre”.
El Método De La Cabeza, El Corazón Y La Mano — Ejemplo
Pasaje a estudiar: Col. 3: 9-17
Tiempo: 60-75 minutos
Número de integrantes: Cinco a siete personas
Primera parte — Cabeza. Conceda veinticinco minutos para esta sección,
incluyendo cinco minutos para la siguiente introducción:
La carta a los colosenses fue escrita por Pablo desde la prisión, alrededor del
año 61 D.C. Fue escrita para refutar las herejías de los gnósticos. Estas herejías
se encontraban en oposición con la verdadera fe cristiana de numerosas
maneras, pero para nuestras necesidades de hoy en día señalaremos solamente
tres:
1. El gnosticismo atacaba la total adecuación y supremacía de Jesucristo y
añadía muchos otros mediadores.
2. La materia es mala y eternal. Por lo tanto, también la carne es mala. Este
Jesús, quien vino en la carne, no pudo haber sido Dios. Además de la
doctrina, la ética de los gnósticos era afectada por esta creencia. Resultaban
así dos estilos de vida:
(a) Antinomianismo: la carne era mala; sólo el espíritu era importante. Por lo
tanto, se justificaba cualquier inmoralidad.
(b) Ascetismo: el cuerpo, siendo malo, era lacerado, negado y maltratado en
un esfuerzo por rechazar todas sus necesidades y deseos.
Consecuentemente estas actitudes afectaban sus relaciones con los demás.
3. Su énfasis principal estaba puesto en la comprensión intelectual y en
alcanzar nuevas cimas de conocimiento que los acercaran progresivamente
hacia una verdadera unión con Dios como fin último. Las observancias
rituales, los ejercicios intelectuales, las palabras especiales, las reglas y los
conocimientos secretos eran enfatizados, resultando en una especie de
“sistema de clase” o “elite espiritual” entre aquellos que deseaban conocer a
Dios.
Escritura. Este pasaje puede ser considerado como una guía para el cristiano
en materia de sus relaciones con los demás. Lean el pasaje en voz alta (un
versículo cada persona o bien una sola persona el pasaje completo ).
Conceda ahora veinte minutos para que el grupo estudie el pasaje en forma
individual. Divídalo en párrafos o temas. Dé a cada tema o párrafo un título (o
encabezamiento). Luego haga breves notas debajo de cada encabezamiento,
resumiendo el contenido de cada porción en particular.
He aquí un bosquejo de ejemplo.
Cabeza.
Col. 3: 1-4 — Cómo saber lo que se debe ser.
(a) Buscar primero los valores espirituales (las cosas de arriba).
(b) Poner la atención en los verdaderos principios,
(c) Cristo es el origen de la nueva vida.
(d) Compartiremos su apariencia (su gloria, todo lo que Él es).
F. El Método De La Paráfrasis
1. Sí es posible, antes de que comience la reunión del grupo (o permita utilizar
veinte minutos del tiempo de la reunión para esto), lea dos o tres veces y en
forma reflexiva la porción de las Escrituras que fue escogida. Luego parafrasee
la porción, versículo por versículo, poniéndola en sus propias palabras.
Extraiga simplemente su contenido, sin realizar un profundo estudio teológico.
Medite acerca del significado de las palabras o frases que usualmente da por
supuestas.
2. Anote alguna otra referencia que venga a su mente.
3. Resuma o bosqueje su paráfrasis. Use tanto la primera persona (yo, me, mí,
nos, nosotros) como la tercera persona (él, ella, a él, a ella). La forma del
bosquejo puede ser siguiendo un desarrollo lógico, distribuyendo claramente
las ideas en unidades mediante simples temas o subtítulos.
4. Escriba su propio título de acuerdo al que considere que explica mejor el
tema a tratar.
5. Aplicación. ¿Qué está dispuesto usted a hacer personalmente al respecto?
(a) Una oración de agradecimiento o de petición.
(b) Un registro diario de las bendiciones obtenidas por el estudio.
(c) Un proyecto. Algo que está dispuesto a hacer como resultado del estudio.
6. Líderes del grupo: Lo único que se necesitan son personas que controlen el
tiempo y moderadores (propulsores). El líder debe tratar de que cada uno
dentro del grupo pueda compartir, y que ninguna persona utilice demasiado
tiempo para sí.
7. Los periodos de la reunión pueden ser divididos igualmente entre:
(a) Escribir la paráfrasis individualmente (quince a veinte minutos).
(b) Compartir la paráfrasis y resumir (veinte minutos ).
(c) Compartir las aplicaciones y orar por ellas. Oración conversacional (veinte
minutos).
Método de la paráfrasis
Pasaje: Gál. 5:13-15, 25, 26
Título: Libre para servir
Paráfrasis Referencias
13 El evangelio me invita a la libertad. Ya no estoy sujeto a la antigua 1 Cor. 8: 9
naturaleza de pecado
que existía en mí. La esclavitud es quebrada, Pero no debo pensar que, 1 Ped. 2:16
porque soy libre, puedo hacer lo que yo quiera. Soy realmente
libre cuando puedo demostrar mi amor sirviendo a los demás. Ef. 5:21
14 Todas las leyes del Antiguo Testamento pueden ser resumidas en Lev. 19:18
esto: Debo amar a mi prójimo (cuidar por su bienestar, desear lo mejor
para los demás del mismo modo en que Dios se preocupa por mí).
15 Pero si critico y me sobrepongo a los demás, debo tener en
cuenta que otra persona me tratará de igual manera, y hará
que no pueda ayudarle en nada.
25, 26 Si digo que el Espíritu me da vida, tengo que tratar de Fil. 2: 3
vivir conforme a ello. Ya no hay lugar para el “yo” en mi
vida; no hay
lugar para pensar muy bien de mí mismo, o hacer que los demás se Rom. 12: 3
desalienten o enojen; tampoco hay lugar para desear que los demás
tengan o quieran ser lo que otros son.
Resumen o bosquejo Aplicación
Llamado a la libertad 1. Agradecimiento: porque no estoy obligado
— Debe usarse a reaccionar, sino que soy libre para actuar
positivamente. Ya no tengo
1. No como excusa para pecar que caer en el egoísmo ni en el resentímiento
y esa energía es usada provechosamente en mi
2. Libertad para amar y server vida, porque Cristo me ha liberado.
— La ley 2. v. 15 La crítica es algo destructivo, no
solamente para aquel a quien se critica sino
para el que hace la crítica
1. Amar a tu prójimo como a tí mismo. Yo critico demasiado a mis hijos. Esta
semana voy a tratar de esforzarme para
modificar eso.
Andar en el Espíritu 3. v. 26 Me conduzco de una manera
— No autoengañarse demasiado exigente y ésa es una forma de
— No provocar a otros vanidad. Eso “provoca” a mi familia
— No envidiar a otros haciéndose difícil el convivir, y ello se
produce porque pienso que puedo ser tanto o
más capaz que los demás.
6. — La Oración Como Parte Del Grupo De
Estudio Bíblico
Hay dos formas de oración que son importantísimas para la vida del grupo
encaminado en el estudio de la Biblia. La primera, es la oración como parte de
la vida diaria de cada persona que sea miembro del grupo, y la segunda es la
oración como parte de la reunión que realizamos todos juntos.
Este capítulo no será desarrollado como una teología de la oración, ni tratará
de convencerlo para que su oración “sea eficaz”. Usted mismo debe tratar de
descubrir su propia teología de la oración, probando su valor por medio de la
experiencia y la práctica. (¡Le aguarda un tiempo emocionante!). Más bien, mi
propósito es ayudarle a ver cómo se relaciona la oración con la vida del grupo
y darle algunas sugerencias acerca de cómo orar a solas y con los demás.
¿Qué Es La Oración?
La oración puede ser definida simplemente como la comunicación con Dios.
Note que no digo “hablar a Dios”. El “hablar” implica un esfuerzo parcial; la
oración implica tanto el hablar como el escuchar. Durante una parte de nuestra
oración debemos permanecer en silencio. Creo que existen cuatro requisitos
previos para la comunicación con Dios y que son pertinentes para tratar en este
tema específico de la oración. Los primeros dos tienen que ver con el “hablar”
y el “escuchar”.
1. Debe existir en nosotros la voluntad y el deseo de compartir nuestras vidas
con Dios. Debemos querer decirle lo que pensamos y lo que sentimos. Este es
siempre el primer paso en cualquier conversación. Debe haber el
reconocimiento de la presencia de otra persona con la cual nos comunicamos.
Ese reconocimiento puede o no ser verbal. Comúnmente decimos, “Hola”. En
Taiwán, el saludo de costumbre es “¿Ya comiste?”, o “¿Dónde vas?” o acaso
simplemente “¡Paz!”.
Ya sea que decimos o indicamos que reconocemos la presencia de otra
persona, manifestamos el deseo de compartir con ellas nuestras vidas. Ahora
bien, eso no significa que el nivel de lo que compartimos será siempre
profundo, del mismo modo que decir “buenos días” a su vecino a través de la
cerca, no significa que usted pretende sentarse y abrirle su corazón. Puede que
no desee decirle alguna cosa acerca de usted mismo, pero su reconocimiento es
un comienzo en la relación.
Así sucede con la oración. Cuando comenzamos a orar, podemos tener
reservas con respecto a lo que queremos decir a Dios, pero es manifestándole
alguna cosa como comenzamos nuestra relación con Él. A medida que le
vamos conociendo y confiamos en Él, compartimos más y más de nuestras
vidas.
Algunas veces expresamos lo que queremos decirle. Encontré muy provechoso
el decir en voz alta mis oraciones, no meramente el pensarlas, cuando oro a
solas. Por alguna razón, ello hace que la oración sea más intencional para mí.
Otras veces, solamente “pensamos hacia Dios”. De cualquier modo que lo
hagamos, indicamos el deseo de compartir algo de nosotros mismos con Dios.
2. Otro requisito previo para orar es el deseo de escuchar lo que Dios quiere
compartir con nosotros. Eso significa que durante el período de nuestra
oración debemos guardar silencio. Para muchos de nosotros, esta es la parte
más difícil de la oración. Hay muchas cosas que queremos decir o preguntar al
Señor, pero eso hace más difícil el escuchar lo que Él quiere decirnos.
Hoy en día estamos acostumbrados a los sonidos estrepitosos y a los mensajes
muy explícitos. La radio y la TV nos abruman, y la vida en general es así de
estrepitosa. Estamos perdiendo rápidamente la capacidad de escuchar las
“suaves vocecitas”, ya sea de Dios o de otras personas. Pero cuando no es lo
que le decimos a Dios, sino lo que Él nos dice a nosotros, lo que cambia
nuestras vidas, aprendemos fácilmente a escuchar.
3. También es importante la aceptación de nosotros mismos tal como somos:
pecadores. Ello no significa que debemos quebrantarnos constantemente
delante de Dios. Más bien significa que no nos hagamos ilusiones acerca de
nosotros mismos cuando vamos ante Él. El es santo y nosotros no. Si
pensamos que tenemos alguna cosa para llevarle, algún “poder de regateo”,
erigimos una barrera de sonido en torno nuestro, que impedirá que podamos
escuchar lo que Él quiere decirnos.
¿Qué es lo que Él quiere decir? Él quiere decir que nos ama, que nos perdona,
que quiere ayudarnos y dirigirnos. Pero si no reconocemos nuestra necesidad,
esas palabras caerán en oídos sordos y nos veremos obligados a luchar por
medio de nuestro propio poder.
4. Por último es el reconocimiento del absoluto y completo amor de Dios para
con nosotros así como somos. Dios no se ilusiona acerca de nosotros, tal como
podemos hacerlo nosotros mismos. Él conoce nuestras debilidades, pero no
cambia su amor para con nosotros. De modo que podemos llegar hasta El
abiertamente, sin tener que fabricar excusas para nuestra conducta sin tener
que ocultar ciertos aspectos de nuestra personalidad, sin tener que poner “una
buena cara”, simplemente así como somos, debido a que Él nos ama realmente.
Es la aceptación de nosotros mismos y de Su amor para con nosotros lo que
hace posible que podamos cambiar, crecer y ser nuevas criaturas a la imagen
de Dios.
Básicamente en torno a esto gira toda la preocupación del cristianismo. Dios
creó al hombre a su propia imagen. El hombre se alejó de Dios por su
desobediencia y obstinación, y así deformó la imagen. Pero el amor de Dios
fue más allá de la desobediencia del hombre. Él entregó a su propio Hijo para
llevar sobre sí las cargas de nuestra separación y pecado, de manera que
podemos ser creados nuevamente a la imagen de Dios. Cuando aceptamos la
muerte de Jesucristo como nuestra muerte, y comenzamos a buscar Su vida
para que sea la nuestra, la mira de todo nuestro vivir se centra en este único
objetivo: el poder ser como Cristo.
De acuerdo a la forma en que resplandezca la imagen de Cristo a través de
nuestras vidas podremos saber en qué medida tenemos éxito en nuestra
oración. Si esto suena demasiado piadoso para usted, le sugiero que lea
completamente uno de los Evangelios en versión moderna. Lea alguna porción
determinada, y a medida que se forma un cuadro del Dios-hombre en su mente,
a medida que vislumbra sus valores, a medida que le ve brindar su ayuda a las
necesidades de los hijos de los hombres, pida a Dios que le muestre cómo su
vida puede ser cambiada si su imagen se torna clara en usted.
Tanto si la oración es una nueva experiencia para nosotros, o algo antiguo,
éstos son los cuatro requisitos previos para una exitosa comunicación con
Dios:
1. La voluntad y el deseo de compartir nuestras vidas con Dios;
2. La voluntad y el deseo de escuchar lo que Dios quiere decirnos.
3. La aceptación de nosotros mismos como pecadores.
4. El reconocimiento del completo y absoluto amor de Dios para con nosotros.
Elementos De La Oración
Existen cinco elementos comúnmente aceptados en la oración: la alabanza o
adoración, el agradecimiento, la confesión, la súplica y la intercesión.
La alabanza o adoración consiste en la contemplación de Dios y en demostrar
nuestra admiración y amor por Él. Muchos de estos elementos de la oración
pueden ser encontrados en los Salmos. Si estos elementos no vienen en forma
natural hacia usted (y para muchos de nosotros es así) utilice las palabras del
salmista que expresen su propia apreciación de Dios.
Otro ejercicio provechoso en la alabanza es elegir uno de los muchos nombres
de Dios y pensar acerca de sus implicaciones. Un ejemplo es “Todopoderoso”.
Permita a su mente considerar todo lo que significa que Dios sea el
“Todopoderoso”: significa que nada es imposible para Él; su poder es sobre
todo el universo, atraviesa el universo; no existe problema que Él no pueda
solucionar, circunstancia que no pueda cambiar, situación en la cual no pueda
ingresar, parte de su vida que esté fuera de su control. Y al regocijarse y
maravillarse ante todo eso trate de ver la forma de aplicarlo en su propia vida.
La razón principal de la alabanza a Dios y la manifestación de nuestra
adoración y aprecio es porque Él es digno de mucho más que toda nuestra
alabanza. Pero la alabanza es además la que fortalece la fe. Cuando
comenzamos a comprender la plenitud de la Divinidad, las partes de nuestras
propias vidas empiezan a ponerse en su lugar. El verdadero factor de nuestra
relación con Él se fortalece, y deseamos compartir más y más de nosotros
mismos con Él. Estamos dispuestos a poner más y más de nuestras vidas bajo
su control.
Dos elementos de la oración son impulsados por la alabanza y la adoración. A
veces lo que más sentimos es gratitud. Cuando esto sucede, nos sentimos
inclinados naturalmente a dar gracias a Dios por todo lo que Él significa y hace
por nosotros. Pablo nos dice que debemos dar gracias en toda situación
(Ef. 5:20; Fil. 4: 6; Col. 3:15-17).
La otra respuesta posible para ver al Señor “alto y ¡sublime” — como dice
Isaías ch. 6 — es un sentido abrumador de nuestro propio pecado. Así pasamos
al elemento de la oración llamado confesión o penitencia. Confesamos a Dios
esas fallas y debilidades de nuestras vidas las cuales nos ha revelado como
ofensas hacia Él. Nosotros pedimos su perdón por medio de Jesucristo y luego
le agradecemos porque no solamente tenemos su perdón, sino también la
seguridad de que El nos limpiará de nuestro pecado y nos creará nuevamente a
su propia imagen (1 Jn. 1: 9; 2 Cor. 3:18).
En cualquiera de las dos respuestas el Espíritu Santo nos llama para salir de
nosotros mismos. No debemos olvidar el incluir a los demás en nuestras
oraciones. Si nos sentimos llamados al arrepentimiento, debemos recordar el
agradecer a Dios durante nuestro período de oración. Si experimentamos una
desbordante sensación de gratitud, expresémoslo, pero aprendamos luego a
aguardar en quietud ante la presencia de nuestro Padre Celestial cuando le
pedimos que nos muestre aquellos aspectos de nuestras vidas que necesitan ser
limpiados.
El cuarto elemento de la oración es la denominada súplica, por ejemplo, pedir
lo que necesitamos. Dios es nuestro amante Padre Celestial; cada una de
nuestras necesidades es de interés para Él. La experiencia de Pablo acerca de la
gracia de Dios lo llevó a aconsejar a los cristianos de Filipos diciendo: “Por
nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios
en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4: 6). En alguna
parte leí la historia de la pequeña niña que iba a acostarse cuando la madre la
llamó diciéndole: “¡No olvides decir tus oraciones!”, a lo cual la niñita
respondió: “No me olvidaré. ¿Alguien necesita algo?” Jesús prometió: “Si
permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que
queréis y os será hecho” (Juan. 15: 7).
El quinto elemento de la oración que debemos considerar aquí está
estrechamente relacionado con el cuarto. La intercesión es simplemente el
pedir a Dios que llene las necesidades de los demás. Cuando quiera que el
Señor derrame su amor y su Espíritu en nuestras vidas, no debemos,
verdaderamente no podemos guardar los beneficios para nosotros mismos. Ello
siempre se manifiesta en la preocupación y el amor hacia los demás. Como
cristianos, no solamente tenemos el privilegio sino también la responsabilidad
de llevar las cargas los unos de los otros y así cumplir la ley de Cristo
(Gál. 6: 2).
La oración íntercesora no es un ministerio fácil, pero se la necesita en gran
manera entre el pueblo de Dios. Puede orar por aquellas personas más cercanas
a usted: sus padres, hermanas, hermanos, esposo o esposa, sus hijos, sus
amigos. No olvide orar por su pastor y por los distintos líderes de su
congregación. Ore por los líderes de su comunidad y su nación y por aquellos
que se encuentran en la escena internacional.
Una lista de oración a menudo ayuda grandemente para mantener un trabajo
continuo en la intercesión. Escriba en un papel los nombres de aquellos por los
que quiere orar; también alguna nota que le recuerde las peticiones específicas
que hará en favor de cada uno; el día que comenzó a orar por ese motivo y un
espacio para completar en el momento que comience a notar que la respuesta
de Dios a esa petición se torna evidente. Habitúese a registrar periódicamente
todo lo que sucede en la lista para ver qué peticiones son contestadas y pedir a
Dios por las que deben continuar o ser modificadas.
Puede hallar que su lista de oración ha crecido demasiado para orar a lo largo
del día. En ese caso, pida a Dios que le ayude a escoger por quién orar. Decida
por qué personas puede orar durante el día, y luego divida los otros nombres en
varios grupos. Tal vez solamente podrá orar por las personas de su lista una o
dos veces por semana. Cualquier cosa que haga, realice oraciones específicas,
y no olvide tomar nota de las respuestas. Este ejercicio no solamente
acrecentará su fe, sino que lo hará un efectivo intercesor, un colaborador de
Cristo mientras establece su reino en nuestro mundo.
Estudio Bíblico Personal
La otra parte del período de quietud es el estudio de la Biblia, otra forma de
escuchar a Dios. Así como nuestros cuerpos necesitan una variedad de
alimentos, sucede también con nuestro espíritu. Es importante llevar una dieta
bien balanceada de las Escrituras, y ello demanda un acercamiento sistemático
a la lectura de la Biblia. Si no tenemos alguna clase de plan para leerla,
tendemos a saltar de aquí para allá, o nos sentimos frustrados por nuestra
propia falta de dirección, y decaemos del todo.
La mayor parte de los centros denominacionales publican algún tipo de guía
diaria para la lectura de la Biblia. Otras puede ser obtenidas en una librería
cristiana.
Usted podrá querer realizar otro período de lectura para porciones más
extensas de las Escrituras, pero es mucho mejor limitarse a porciones de cinco
a quince versículos (o la narración de un acontecimiento) durante su período
devocional. Si ha decidido emplear un período más extenso de tiempo (hasta
cuarenta y cinco minutos o una hora), puede emplear con facilidad cualquiera
de los métodos del capítulo 3. El método de la cabeza, el corazón y la mano, la
investigación bíblica, las ocho preguntas, y el método de la paráfrasis, todos
son útiles para un estudio individual. O puede utilizar estas preguntas básicas:
— ¿Qué significaba el pasaje para aquellos a los que estaba escrito
originalmente?
— ¿Qué me dice el pasaje a mí, en mis circunstancias actuales?
— ¿Qué voy a hacer al respecto?
— ¿Qué ayuda necesito?
Recuerde siempre que el Espíritu Santo es su maestro, y necesita pedir su
ayuda para el estudio. Lleve un cuaderno con notas en el cual registre los
resultados de su estudio. Escriba lo que Dios le dice para ayudarle a recordar
su enseñanza. En algunos momentos, cuando se sienta tentado a pensar que
Dios nunca le habla, encontrará los registros de su relación con Él, y de la
comunicación de Dios con usted, lo que constituirá una auténtica inspiración y
ayuda.
No existen “reglas” con respecto a cuál de estas dos actividades se realiza en
primer lugar durante su período de quietud. A veces querrá orar primero.
Otras, le parecerá más natural estudiar en primer lugar.
El Factor Tiempo
Estipule un horario para comenzar la reunión y otro para finalizar. Cuando el
grupo se ha puesto de acuerdo con respecto al horario, cada miembro debe
comprometerse a ser puntual. El tiempo es un don otorgado por Dios, y somos
llamados a ser buenos administradores suyos. Puede que algunos participantes
del grupo sean personas muy ocupadas: tal vez no tengan tiempo para dedicar
media hora esperando que vengan los demás miembros. El verdadero amor por
nuestros hermanos y hermanas en Cristo incluye el respeto por los horarios
fijados. Concluir a tiempo es igualmente importante; los que se sienten libres
para demorarse y distraerse visitando podrán hacerlo.
Debido a que este programa enfatiza el crecimiento personal, recomendamos
las reuniones semanales. Muchas personas piensan que están demasiado
ocupadas, pero muchas veces la práctica nos ha enseñado que si el contenido
de las reuniones satisface las necesidades personales de obtener un profundo
nivel, hasta las personas más ocupadas harán un esfuerzo para estar
disponibles.
Es recomendable que las primeras series de estudios semanales consistan en
ocho estudios. La mayor parte de la gente se encuentra más dispuesta a formar
parte de un programa si pueden prever el final. Ocho semanas proveen el
tiempo suficiente para que el grupo desarrolle un sentido de comunidad y
bastante experiencia en el programa como para que quieran seguir
participando. Al finalizar las ocho semanas, los miembros están animados para
evaluar qué es lo que les sucedió y hacer planes para las series siguientes. Este
es además un buen momento para invitar nuevos miembros al grupo.
Nivel De Interacción
Los grupos de estudio bíblico interactúan en niveles muy diferentes,
dependiendo del propósito específico del grupo. Si un grupo se organiza
alrededor de un experto en la Biblia, como ser el pastor, y el propósito del
grupo es simplemente escuchar lo que él tiene para decir en relación con las
Escrituras, habrá muy poca interacción. Será meramente una forma de
saludarse los unos a los otros y decirse adiós al finalizar la conferencia. Ello
puede o no incluir alguna clase de interacción entre el pastor y las personas
que formulan preguntas.
Un nivel de interacción que tiende a profundizarse puede tener lugar en un
debate grupal, pero ese también estará limitado de acuerdo al propósito del
grupo. El grupo puede decidir, consciente o inconscientemente, que su
interacción será solamente a nivel intelectual. El resultado en este caso es que
las personas pueden aprender una serie de hechos acerca del contenido de la
Biblia y conceptos teológicos, pero nunca podrán ayudar a los demás a lograr
hacer reales esos hechos en su vida diaria. La expresión de sentimientos o el
compartir íntimamente los problemas personales está en contraposición con
este nivel en particular.
Para los que nos esforzamos por llevar adelante esta clase de programa este
libro tiende a profundizar el nivel de la interacción. Estamos buscando no
solamente un crecimiento intelectual, sino un crecimiento en la fe, un
crecimiento como personas. Ello involucra retornar al nivel de los sentimientos
en nuestras vidas. Implica compartir las cosas que realmente nos importan, las
cosas que nos lastiman, o aquellas que nos causan felicidad y victorias. Al
decidir su nivel de interacción, el grupo deberá reconocer Ja honestidad y el
amor a los que son llamados. Ese amor es el amor de Jesucristo, quien acepta a
los seres humanos tal como son y les da la libertad para expresar tanto
sentimientos negativos como positivos. Ese amor nos sana, nos perdona y nos
renueva permitiendo a las personas crecer en todo sentido en Jesucristo.
Liderazgo
Este programa tiene el liderazgo compartido. Asegúrese que todos en el grupo
son conscientes de esto desde el comienzo. No hay “expertos”. Ello hace más
fácil que cada uno dentro del grupo contribuya a la función de liderazgo.
Lugar De Reunión
Es importante que cada miembro conozca exactamente dónde se realizará la
reunión. La mejor manera de asegurarse que todos lo saben es tener la reunión
siempre en el mismo lugar. Si eso no es posible, puede realizarse una lista con
los días y los lugares de reunión, dándole una copia a cada miembro.
Las casas parecen proveer el sitio más apropiado para esta clase de programa,
porque el hogar brinda un aire de informalidad y de intimidad que no es
posible encontrar en un auditorio o en una clase. Sin embargo, si no es posible
tener las reuniones en hogares, los salones de la iglesia son también
apropiados. Las sillas deben ser colocadas en círculo o alrededor de una mesa
de manera que todos los miembros puedan ver las caras de los demás y cada
uno en el grupo se sienta incluido.
Estudio I — En Cristo
Pasaje: Ef. 1: 1-14
Método: Investigación bíblica o Cabeza, corazón y mano
Aplicación: Escriba una descripción actual de una persona “santa” o
“consagrada”. Comparta su descripción con el grupo. ¿En qué aspecto piensa
usted que necesita ayuda para llegar a ser como ese modelo?
Ore específicamente por cada uno de los miembros del grupo, luego de que
todos hayan compartido su necesidad.
Estudio I — Adoración
Primer paso. Lea en voz alta Mat. 18:19-20 y Sal. 105: 1-7. Conceda diez
minutos para respuestas silenciosas de las siguientes preguntas:
1. ¿Cuáles son las dos implicaciones de estos versículos para la oración en
grupo?
2. El Sal. 105: 1-7 contiene un número de sugestiones acerca de las formas en
que podemos adorar a Dios. Haga una lista de estos elementos de adoración.
Segundo paso. Conceda de cinco a diez minutos para compartir sus hallazgos
con los demás.
Tercer paso. Utilice diez minutos para que una persona lea en voz alta los
siguientes Salmos mientras el resto del grupo distingue cuáles de dichos
“elementos de adoración” son llevados a cabo por el salmista cuando alaba a
Dios; Sal. 103, 11, 33.
Cuarto paso. Otorgue de quince a veinte minutos. Pida a cada miembro del
grupo que escriba en sus propias palabras un breve “Salmo de adoración”,
incorporando algunos de los elementos de adoración que haya descubierto en
el Salmo 105. He aquí un ejemplo, si usted lo necesita:
“Gracias, Señor, por tu constante presencia en mi vida. Esta mañana me
ayudaste cuando tuve que tomar una importante decisión. Tú has guiado mi
vida de muchas maneras, y me has guardado del mal. Me has librado del
miedo de estar solo, y me aseguras tu constante cuidado sobre aquellos que yo
amo. Tú eres sabio y omnisciente y por lo tanto me siento feliz de conocerte”.
Quinto paso. Conceda de quince a veinte minutos. Para aplicación práctica:
pida a los miembros del grupo que se levanten y que junten sus manos en un
círculo. Inclinen sus cabezas y cierren sus ojos. Que el líder repita en voz alta
Mat. 18:20: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí
estoy yo en medio de ellos”. Luego diga, “Gracias, Jesús, por estar realmente
aquí con nosotros”.
Dediquen un momento de silencio para reconocer su presencia. Luego uno por
uno, lean en quietud sus Salmos de Alabanza en voz alta, comenzando con el
líder. Cuando todos hayan terminado de leer su salmo, el líder dirá “Amén”.
Concluya cantando un himno o un “coro” que todos conozcan (por ejemplo, la
Doxología).
Estudio II — Gratitud
El agradecimiento debe ser siempre una parte integral de nuestras vidas, de
nuestras oraciones personales y también de las oraciones que ofrecemos como
grupo, parte del cuerpo de Cristo.
Primer paso. Conceda veinte minutos, lean en voz alta Col. 3:15-17;
1 Tes. 5:16-18; y Fil. 4: 4-7. Luego piensen en silencio acerca de estas
Escrituras hasta que los veinte minutos hayan expirado.
(a) Realice breves notas de los pensamientos centrales.
(b) ¿Qué frase en especial o pensamiento importante “viene hacia usted”?
Coloque una flecha — — — — > junto a él.
(c) Haga una lista de las formas que estos pasajes sugieren para expresar
nuestra gratitud a Dios.
Segundo paso. Conceda veinte minutos.
(a) Comparta sus notas.
(b) Dígale al grupo dónde colocó su flecha y por qué ese asunto en particular
lo incomoda. Tómese tiempo para hablar acerca de estos problemas.
(c) Compare su lista con los demás de modo que cada uno tenga una lista
completa.
Tercer paso. Conceda cinco minutos. Haga una lista de las muchas cosas por
las que piensen que deberían dar gracias a Dios. Recuerde que 1 Tes. 5:18 nos
dice que debemos dar gracias en toda circunstancia.
Cuarto paso. Colóquense en un círculo como lo hicieron la semana anterior, y
junten sus manos. Que el líder inicie el primer paso de la oración
conversacional reconociendo la presencia de Jesús. Cerciórese de conceder el
tiempo necesario para adorarle en silencio, o en voz alta, si los miembros del
grupo así lo desean.
Recuerde los elementos de adoración que aprendió la semana pasada. El
agradecimiento es uno de ellos. Dediquen ahora algo de tiempo para dar
gracias a Dios por las circunstancias de sus vidas y por las bendiciones que Él
ha derramado sobre ustedes. Agradézcanle por una cosa cada vez, esperando el
turno, y haciendo oraciones cortas.
No es necesario “cerrar” cada oración. Basta decir: “Gracias. Jesús, por mi
amigo” o cualquier cosa por la que quieran agradecerle. Cuando parece que
ninguno del grupo quiere decir algo más, el líder cerrará la oración.
Traten de limitarse hoy a realizar oraciones de agradecimiento. Si realmente
han ingresado en el espíritu de agradecimiento, experimentarán una sensación
de felicidad y de amor por los demás. No tengan miedo de expresarlo,
Cuarto paso. Conceda quince minutos. (Líder: Primero lea esta sección
enteramente en voz alta para su grupo).
Pida a su grupo que se levante y que junten sus manos formando un circulo de
amor. Reconozcan la presencia de Jesús en medio suyo con alabanza, y
dediquen algo de tiempo en dar gracias.
Ahora, comenzando con el líder, manifiéstenle por turnos a Dios y al grupo su
problema. Exprese uno o dos de sus deseos por medio de oraciones cortas y
luego espere. Cuando una persona manifieste su problema, pida que uno o
todos los miembros del grupo agreguen una oración en su favor. Puede ser así:
Elena podría orar: “Señor Jesús, tengo este problema con mis vecinos.
Reconozco que es en parte mi culpa porque mis chicos corren sobre su césped
recién cortado. Por favor, perdóname por no vigilarlos con más cuidado.
Ayúdame a saber cómo restaurar nuestras relaciones”.
Jorge: “Señor, concede a Elena el valor para ir y disculparse si ello es
necesario”.
Amanda: “Jesús, proporciona por favor una oportunidad para que Elena y su
esposo (Guillermo) puedan ser capaces de hablar con sus vecinos en una
atmósfera amistosa”.
Juan: “Ayuda a los vecinos de Elena a perdonar a los chicos y no limitarse
solamente a Elena y Guillermo”.
Guillermo: “Sí, Señor, y ayúdanos por favor a conseguir una solución
conveniente para nuestra necesidad de una cerca más apropiada que
mantendrá a los chicos y al perro en la casa”.
Graciela: “Gracias, Señor, porque ya estás obrando en esta situación”.
Cuando se haya orado completamente por este problema, alguien más podrá
compartir un problema y algunos de los deseos que tiene con respecto a él.
Continúe hasta que cada uno haya tenido la oportunidad de orar acerca de una
necesidad. Apoye siempre a los otros en cualquier necesidad expresada. Esto
demostrará su amor y preocupación por las personas que lo hacen.
Estudio IV — Intercesión (Pedir a Dios por las necesidades de
los demás)
Primer paso. Conceda de quince a veinte minutos. Lea los siguientes pasajes
en voz alta:
Ef. 6:18-21
Ef. 6:10-19
Col. 1: 9-12
1 Jn. 5:13-18
Luego estúdienlos individualmente y enumeren las distintas súplicas que Pablo
realiza a Dios en favor de sus hermanos. Lean nuevamente Santiago 5:13-16 y
anoten las clases de peticiones enumeradas allí.
Segundo paso. Utilicen de quince a veinte minutos. Comparta sus impresiones
con los demás. ¿Hay algo en particular que resalta para usted en lo que acaba
de leer? ¿Qué es y por qué?
Discusión: ¿Existe alguna situación en la cual no podamos orar por los demás?
¿Cuánto ora usted por los demás? ¿Por qué clase de personas deberíamos estar
orando?
Tercer paso. Conceda de quince a veinte minutos. Pida a cada miembro del
grupo que haga una lista de tres personas por las cuales podrían orar, anotando
una necesidad específica junto a cada nombre.
Cuarto paso. Conceda de diez a quince minutos. Durante su período de oración
de hoy, realicen oraciones de adoración y agradecimiento, omitiendo oraciones
por ustedes mismos a menos que alguna persona manifieste una necesidad
especial. Ore específicamente por cada persona que tenga anotada. Haga
oraciones específicas por sus necesidades. Evite las generalizaciones. No
olvide agradecer a Dios por escuchar sus peticiones y por las respuestas que ya
ha comenzado a dar.
Versículos 2-5:
(a) ¿Cuáles serán las características de ese tiempo? Descríbalo brevemente.
(b) ¿Cuánto espera Dios para llevarlo a cabo? (v. 6).
(c) Escriba en forma individual en su hoja los nombres que son dados para
describir al Mesías prometido en el versículo 6. Enfrente cada uno de los
nombres que anotó con aquellos deseos del pueblo que piense que estos
títulos indiquen: por ejemplo. “Admirable” puede sugerir que ellos estaban
esperando a un héroe, alguien a quien estimar, a quien respetar, alguien que
fuera completamente diferente de ellos mismos, que fuera una persona
verdaderamente notable.
Observe que el término hebreo para “paz” es shalom, lo cual no solamente
significa la cesación de la guerra, sino también una condición de prosperidad,
armonía y positivo bienestar.
Luego de haber utilizado de cinco a diez minutos para realizar esto en quietud,
comparta sus ideas con los demás y agréguelo a su propia lista. En silencio,
examine su lista y escoja los deseos de su propio corazón.
¿Puede — o lo hace — Jesús satisfacer estos deseos para usted ahora? ¿Puede
pensar en un nombre de Jesús que podría indicar que Él puede y desea suplir
sus deseos? Llámelo por ese nombre durante esta semana.
1ª fase:
1. Lean Juan. 1: 1-5; 9-18. Recuerden que Jesús es la Palabra de Dios, el
Logos. ¿Qué es lo que aprende acerca de su relación con Dios en estos pasajes?
¿Qué actitudes hacia Jesús son tomadas por la humanidad?
2. Lean Juan. 3:16, 17. ¿Qué es lo que aprende de la relación de Dios hacia el
mundo a través de estos versículos?
3. Lean Juan. 3:35. ¿Cuál es !a actitud de Dios hacía Jesús?
4. Lean Juan. 5:25-30 e Isa. 53: 6. Escriba una comparación al considerar lo
siguiente:
(a) La actitud de Dios hacia Jesús y su actitud hacia la humanidad.
(b) La relación de Dios con Jesús y su relación con los hombres.
(c) La actitud de Jesús hacia Dios y la actitud de la humanidad hacia Dios.
Note la tensión que hay aquí. Si Jesús fuera su hijo, ¿qué hubiera querido
darle en la Navidad?
2ª fase:
Utilice los siguientes quince minutos en discutir sus respuestas.
3ª fase:
Que un miembro del grupo lea Juan. 19: 1-19 de Lo más importante es el
amor. Luc. 23:44 nos dice que había tinieblas sobre toda la tierra.
Ahora lean Luc. 2:11-20 en voz alta. Observe que los cielos estaban
iluminados por la luz y la alabanza celestial que eso representaba.
¿Qué atributos de Dios se manifestaron aquella noche?
Lean en voz alta Isaías 53:10-12. Concluyan con una oración de alabanza.
Estudio VI — La resurrección
Pasaje: Luc. 24: 1-52 y Juan 20 (los pasajes paralelos son Mateo 28;
Marcos 16).
Método: El método de la entrevista tal como es usado en el estudio V. Los
papeles para ser representados son:
(a) María Magdalena,
(b) Cleofas.
(c) Simón Pedro.
(d) Tomás.
Para la discusión: ¿Esperaban realmente los seguidores de Jesús que se
levantara de la muerte? ¿Qué diferencias produjo ese evento en ellos? ¿Qué
diferencias produce para usted?
9. Dos Programas Para La
Capacitación De Líderes
1. Participación.
(a) ¿Quién concurrirá? Recuerde que este plan funciona mejor si los
participantes tienen una definida capacidad de liderazgo. Experimentar
primero en la comisión de trabajo, grupos de trabajo o estudio, enseñanza, etc.,
facilitará a los participantes la asimilación de la información presentada
durante el día.
¿Qué área geográfica abarcará el surco?
¿Vendrán los participantes de lugares distantes? Si es así, ¿qué arreglos son
necesarios para proveerles alojamiento?
¿La participación será a nivel denominacional? ¿A nivel comunal? ¿Qué
edades comprenderán los grupos?
(b) ¿Cuántas personas? Es posible cualquier número, según las facilidades
disponibles. Cincuenta es una cantidad manejable.
(c) ¿Cómo se promocionará el curso? ¿Quién recibirá las inscripciones? ¿Con
cuánta antelación al día de la reunión serán requeridas las inscripciones?
2. Facilidades.
(a) Las decisiones necesarias para facilitar el curso incluyen el establecer el día
y encontrar un sitio apropiado para tenerlo.
Si su programa abarca una zona extensa, elija una ubicación céntrica.
Necesitará un salón largo con sillas movibles. Si el salón es demasiado largo,
debe ser capaz de disponerlo para los períodos de lectura y las sesiones de los
grupos simultáneamente. En ese caso, son ventajosas algunas mesas pequeñas
suficientes para que de cuatro a seis personas puedan sentarse
confortablemente (Ver Figura A).
Si el salón no es tan grande, dispóngalo primero para el período de
conferencia, pero tenga un amplio diagrama que sea bien visible para poder
mostrarle a los participantes en dónde se reunirá cada grupo durante las
sesiones grupales. Esto ahorrará tiempo durante el ínterin de reacomodamiento
(ver Figura B). He hallado que es mucho más fácil trabajar con un grupo
utilizando esta distribución que haciendo que grupos pequeños vayan a otros
salones durante el período de estudio. Asegúrese que el salón está bien
iluminado y cercano a las demás dependencias.
(b) Recepción. Será necesario proporcionar lo indispensable para el almuerzo.
Oportunamente, un grupo de mujeres podrá encargarse del almuerzo
proveyendo lo que se necesite. O se puede convenir tener el almuerzo
encargando a un restaurante de la zona para que suministre comida para llevar;
o simplemente puede pedir a los participantes que lleven su propia comida. Las
bebidas podrán ser suministradas en el mismo lugar del curso.
Es una gran ayuda para fomentar un espíritu de compañerismo, el tener café o
té disponibles para los participantes en el momento que ellos llegan, además de
ser un refresco para aquellos que pueden haber estado viajando un largo rato
antes de aribar. Asimismo, un refrigerio puede estar programado como un
intermedio durante la tarde.
(c) Material de trabajo. Un pizarrón (con tiza y borrador) y una pequeña mesa
o atril serán útiles para aquellos que hablarán. Un proyector manejado desde lo
alto es preferible a un pizarrón cuando se puede disponer de uno. Todos los
participantes necesitarán papel y lápiz y una tarjeta con su nombre.
(d) Finanzas. Las organizaciones pueden tener diferentes maneras de
financiación para un curso como este, pero una forma simple para hacerlo es
cobrarle a cada participante una cuota de inscripción que cubrirá su
participación en el costo de;
Reserva de participación
Café y almuerzo
Materiales usados
Recursos, incluyendo material impreso y personal
Misceláneas.
Asignar algo del costo del curso a cada participante, le brinda un mayor
sentido de su importancia y pone de manifiesto una profunda entrega para la
experiencia. Por ese motivo le sugiero que, ya sea que se subvencione o no el
curso, se exija a cada participante el pagar una cuota de inscripción.
3. Recursos de liderazgo.
(a) Personal. El programa señala dos períodos de conferencias de media hora
cada uno y una hora de clase para aprender la oración conversacional. El
propósito de las conferencias es sólo introducir el material de los capítulos 1 al
7 lo más breve y eficientemente que sea posible. Elija a alguien con buena
dicción para preparar el material. Idealmente, debería ser una persona que haya
tenido experiencia en esta clase de grupos. Puede decidir pedirle a una persona
que haga ambas sesiones.
Aprender la oración conversacional es una faceta sumamente importante del
curso. Busque alguna persona que esté acostumbrada a utilizar este método de
oración y que lo haya enseñado a otros. Si no puede hallar una persona
experimentada, trate de encontrar a alguien capaz. sensitivo hacia las otras
personas, que crea en el poder de la oración y que trate de enseñarlo. Tan
pronto como progrese en el curso, proporciónele ejemplares de La oración,
una conversación con Dios, y otros libros de Rosalind Rinker.
Sugiero que ensaye este método con algún pequeño grupo de amigos.
Cualquiera que tenga un poco de coraje, y quiera realmente enseñar a los
demás a orar, puede hacerlo si sigue las excelentes direcciones que da la Srta.
Rinker.
Una persona deberá actuar como coordinador para los programas del día.
Podría ser llamado para conducir el breve período devocional programado para
el comienzo del día, y para dirigir la evaluación y el período de preguntas hasta
el final. La tarea del coordinador es permitir al grupo el pasar de una actividad
a otra. Necesitará conocer los planes para la división de los grupos, el arreglo
de las sillas, la comida y la merienda. Es importante que sepa qué directivas
tiene que darle al grupo y cómo hacerlo en forma clara y sucinta. El curso del
día es para ser informal, pero no ineficiente.
El será también el responsable de dar una breve introducción para cada uno de
los métodos de estudio bíblico que serán empleados. Elija su coordinador
cuidadosamente. La suya es una tarea muy importante. Puede tener buenas
conferencias, numerosos materiales y magníficos participantes, pero si tiene un
coordinador confundido, las personas volverán a su casa después del curso
sintiéndose inseguras en lugar de entusiastas y dispuestas para comenzar un
grupo de estudio bíblico en sus propias comunidades.
Para el almuerzo y la merienda se necesitará también la ayuda de algunas
personas.
(b) Material impreso. Idealmente, cada participante debería tener un ejemplar
de este libro. Los estudios bíblicos para ser usados en el curso se encuentran
aquí, y ello evitaría la necesidad de tener que reimprimirlos.
Más importante, pienso, es el hecho de que este curso realmente brinda un
cabal ejemplo de todo lo concerniente al programa de un grupo de estudio
bíblico. Este libro proporcionará valiosos recursos para preparar y programar
estudios mucho después que el curso haya terminado.
El desarrollo de un libro será apreciado por mayor número de personas. Trate
de tener a mano un buen surtido para vender. Si esto no es posible, encuentre
otras formas.
El Curso En Si
Programa sugerido: 9-9:15 Registro y café.
Registrador: Dé a cada persona registrada una tarjeta con su nombre y un
número sobre él. Coloque el mismo número sobre cinco tarjetas de nombres.
Sabrá aproximadamente cuántas personas planean asistir; si tiene cincuenta
personas registradas tendrá diez grupos de cinco tarjetas numeradas del uno al
cinco.
Los participantes se unirán con aquellos que tengan el mismo número para los
grupos de estudio. Por lo tanto, a personas que vengan de la misma iglesia o
comunidad les deben ser dados números diferentes. Cada grupo de cinco
personas debe representar a diferentes localidades o congregaciones. Ello
asegurará una mayor libertad para que los participantes puedan compartir y
una mejor experiencia del curso para las iglesias representadas.
Cada persona registrada debe recibir hojas de trabajo, una lapicera y un
ejemplar de este libro.
9:15-9:30 Devocional.
El devocional debe incluir música animada y canto, un breve pasaje de las
Escrituras, y oración para la guía y la ayuda del Espíritu Santo durante el día,
sin sermón.
12:00-13:00 Almuerzo.
14:30-15:00 Conferencia:
“Cómo comenzar un grupo” (basada en el capítulo 7).
15:00-15:15 Café.