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ASOCIACIÓN VENEZOLANA DE EDUCACIÓN CATÓLICA

SECCIONAL CUMANÁ-COORDINACIÓN PEDAGÓGICA

Espiritualidad e Inteligencia Espiritual


“Todo lo que necesitamos y buscamos fuera, está dentro de nosotros mismos”

El ritmo de la vida moderna nos desgasta. Vivimos apurados solucionando lo urgente y posponiendo para un
después que nunca llega, lo necesario. No hay tiempo para la reflexión ni para enriquecer el alma por medio del silencio, las
lecturas reposadas y profundas, la meditación. Sin embargo, y como nos lo recuerda Torralba, la contemplación callada del
rostro ajeno abre las puertas a una experiencia inédita en el campo empírico: es la experiencia del misterio, de la extrañeza,
de la sorpresa, de la inefabilidad del otro.

No le falta razón a José María Castillo cuando dice que espiritualidad es un concepto pobre y empobrecido”. De ahí
la urgente necesidad de clarificar el significado de la genuina espiritualidad, pues lamentablemente, todavía son muy
numerosas las personas que están atrapadas en una concepción dualista que opone cuerpo y alma, espíritu y materia,
espiritualidad y vida cotidiana. En el uso corriente de la lengua, la palabra espiritual se usa para expresar lo opuesto a
material, corporal, temporal.

A otros muchos, la palabra espiritual le suena demasiado a iglesia, a culto e incluso les trae recuerdos no siempre
gratos. La ligan a experiencias religiosas que hoy les parecen absurdas e infantiles. Vivieron una religión castrante y poco
humana. Heredaron una fe excesivamente simple y no supieron sustituirla por otra más madura.

De ahí que, por lo general, todavía muchos perciben a las personas espirituales como aquellas que se dedican a las
cosas “divinas”, al rezo, a las actividades religiosas, que se la pasan en la iglesia y en el culto, que se preocupan
fundamentalmente por la salvación de su alma y suelen vivir despreocupados por los problemas de este mundo, que los
consideran como castigo de Dios. En la percepción general de las mayorías, cuando se dice que una persona es muy
espiritual, se suele pensar en una persona que frecuenta las actividades religiosas, que parece vivir allá arriba, anclada en
un mundo inexistente, poco ocupada de la vida cotidiana y de los problemas de la realidad.

La espiritualidad no es para huir de la realidad, sino para sumergirse en ella y tratar de humanizarla. La
espiritualidad no niega la vida, sino que le da un verdadero sentido desde la relación consigo mismo, con los otros, con la
naturaleza y con Dios. Para la vivencia cristiana, Espiritualidad es comunión con Dios, con los hermanos y con la naturaleza.
La espiritualidad está centrada en el Reino de Dios, se alimenta de un Dios que sólo busca y quiere una humanidad más
justa y más feliz, y tiene como centro y tarea decisiva construir una vida más humana. (Pérez Esclarin).

¿Qué es la espiritualidad? Es la dimensión profunda del ser humano que trasciende las dimensiones más
superficiales y constituye el corazón de una vida humana con sentido, con pasión, con veneración de la realidad. (Torrealba,
2011, pág. 17). En este orden de ideas a este concepto señala el Dr. Ramón Gallegos (2000) “la espiritualidad es la base de
una vida sana, creativa y feliz. Sirve para vivir responsablemente, para estar de manera creativa y plena en la sociedad. Hace
a los seres humanos pacientes, abiertos, accesibles, comprensivos y creativos”. (pág. 54).

No puede ser reducida a creencias religiosas. Creer o no creer en Dios o en lo espiritual o en lo transcendente no
tiene relación directa con la espiritualidad, porque la creencia está a un nivel de pensamiento, a un nivel cognitivo y lo
espiritual trasciende la dimensión cognitiva en el sentido de racionalidad instrumental. La espiritualidad no se basa en
creencia religiosa, sino en la experiencia directa de lo transcendente.

La espiritualidad no puede reducirse a una categoría psicológica. Algunos investigadores han propuesto que la
espiritualidad deberíamos pensarla en términos psicológicos, como pensamiento y sentimientos, pero la vida mental no es
la esencia de la espiritualidad; cuerpo memoria, pensamientos y sentimientos cambian, mientras que la espiritualidad
permanece como aquello a lo que recurrimos como la última fuente en donde encontramos el significado y las respuestas a
las preguntas fundamentales de la vida.
No depende de la riqueza o de la pobreza económica. No hay una relación de causa y efecto entre la vida espiritual
y la riqueza o la pobreza material. Es un mito la idea de que primero necesitamos tener riqueza material para luego
desarrollar la espiritualidad. Los seres espirituales son seres sencillos, son seres humildes en el sentido de que se perciben
en una relación de igualdad con todos los demás. No es necesario tener primero dinero para empezar luego con una vida
espiritual.

Es amor universal. El amor universal es central porque el conocimiento es importante pero nunca suficiente para un
comportamiento responsable. El conocimiento en sí mismo no nos hace mejores personas, por eso tenemos que ir más allá
del conocimiento, tenemos que entrar a una dimensión que trascienda el conocimiento, la razón y el lenguaje. Trasciende la
razón, no la reprime, no la rechaza. Esto quiere decir que el hombre espiritual es razonable pero va más allá de la razón.
Aquí es donde el concepto de inteligencia espiritual es importante.

El despertar espiritual no depende del tiempo ni del conocimiento. No por realizar durante una gran cantidad de
años algún tipo de práctica espiritual seremos más espirituales; no hay una relación causal directa. El despertar espiritual
puede suceder en poco o mucho tiempo, lo importante es la sinceridad del buscador, es relativa al tiempo que invertimos
en ella. Algunas personas tienen discernimientos profundos en poco tiempo, otros tardan mucho más, y algunos nunca la
tienen.

Esta independencia del tiempo hace que la espiritualidad, así como puede estar a gran distancia puede también
estar disponible en cada momento de nuestra vida. Lo mismo se aplica al conocimiento, no por leer muchos libros de
budismo nos convertimos en un Buda. Hay grandes eruditos que no son compasivos y lo contrario también sucede, gente
que no tuvo estudio formal y son grandes seres espirituales.

En consecuencia, la espiritualidad no nos hace más individualistas sino más universales, menos personales y
egocéntricos, nos lleva a interesarnos en el bienestar de todos los seres, no solo en el propio bienestar. El fin de toda
espiritualidad auténtica está en el servicio desinteresado por toda la humanidad

Recientemente el concepto de inteligencia espiritual ha venido a revolucionar el campo de estudio de las


inteligencias. A principios del siglo XX el concepto de inteligencia intelectual fue la gran novedad. El Francés Binet impulsó
este concepto desarrollando los test de coeficiente intelectual (C.I.) y la inteligencia se entendió básicamente como una
habilidad intelectual lógico-matemática, una habilidad para el desempeño técnico eficiente.

El Psicólogo Howard Gardner en 1983 propone su teoría de las inteligencias múltiples, ahora todos somos
inteligentes pero no en las mismas cosas, entendiendo la inteligencia como la capacidad de resolver problemas, crear
nuevos productos dentro de un contexto y cultura determinada. Según Gardner no existe una inteligencia sino muchas, y
todos poseemos capacidades similares pero que siempre somos más hábiles para unas cosas que para otras. Más
recientemente surgió el concepto de inteligencia emocional, Daniel Goleman fue el gran promotor argumentando que tenía
una importancia igual que la inteligencia intelectual ya que las emociones equilibradas nos permiten pensar mejor. Ahora
ha surgido una tercera inteligencia que engloba a las dos anteriores y las supera, convirtiéndose en el centro del desarrollo
para todos los campos de la experiencia humana: la inteligencia espiritual.

La inteligencia espiritual es la más importante de las tres, además es exclusivamente humana. Mientras que
animales y computadoras muestras evidencias de inteligencia emocional e intelectual, la inteligencia espiritual es de
exclusividad humana. La inteligencia emocional está arraigada en nuestro cuerpo biofísico, depende de nuestros instintos,
sentimientos, pulsiones, hormonas, etc., para dar una respuesta emocional aceptable a una situación particular. Los
animales también muestran inteligencia emocional. Para lograr atrapar su presa, un tigre necesita ser silencioso, esperar la
oportunidad, posponer la satisfacción, atacar en el momento indicado.

La inteligencia espiritual está arraigada en la totalidad de lo que somos, en nuestra esencia que es el Ser
transpersonal. Danah Zohar señala que es la inteligencia con que afrontamos y resolvemos problemas de significados y
valores, la inteligencia con la cual ponemos nuestras vidas en un contexto más amplio y significativo, es la base necesaria
para el eficaz funcionamiento de la inteligencia intelectual y de la inteligencia emocional.
Es capacidad de trascendencia, capacidad de hacer las cosas cotidianas con un sentido de lo sagrado, usar recursos
espirituales en problemas prácticos, capacidad de actuar con conducta virtuosa basada en la gratitud, paciencia, humildad,
compasión, sabiduría y amor universal. Es la última vía de conocimiento, es el conocimiento directo del ojo del espíritu
conociendo los significados últimos, la usamos para clarificar posibilidades no realizadas, y para trascender el materialismo
de la vida. La utilizamos para entender el sufrimiento humano y ponerle fin. La utilizamos para contestar a las preguntas
filosóficas básicas y encontrar significado existencial y trascendental.

La inteligencia espiritual es la que nos permite ser felices. Es el poder para alcanzar y comprender la felicidad. Es la
capacidad para conducir bien la propia vida, tomando el control y la responsabilidad de los pensamientos, sentimientos,
acciones y valores, decidiendo la manera de responder a los eventos de la vida. Es el discernimiento de que no necesitamos
ninguna circunstancia externa para ser felices.

Nos permite, entonces, construir tres niveles básicos de inteligencia.

Primer nivel: Inteligencia emocional: Este nivel es el más básico y “está basado en nuestros instintos, impulsos y
sensaciones y opera con el ojo de la carne… necesaria para la supervivencia” Así mismo este nivel de inteligencia que es el
subhumano, que no es el desarrollo de la educación formal, que está basada en el desempeño de las capacidades lógicas y
es aquella que tiene que ver con la aceleración del desarrollo intelectual del ser humano en la inteligencia.

Segundo Nivel: inteligencia intelectual: Está establecida “en nuestra capacidad de razonamiento, en lo cognitivo, en
nuestro pensamiento lógico, y opera con el ojo de la mente”. (Ibít, párr.8) la cual está relacionada con las capacidades del
ser humano de razón y de pensar dando una mirada global de las cosas y así poder dar diferentes opiniones sobre un mismo
tema o partiendo desde un amplia mirada desde lo intelectual, sirviéndonos también para examinar y medir el mundo.

Tercer nivel: Inteligencia Espiritual: Este nivel nos presenta la capacidad de trascendencia, es ir más allá de lo físico y social,
más allá del cuerpo y las emociones... “Opera con el ojo de la contemplación. Es una inteligencia transpersonal y se sitúa
más allá del ego narcisista. Es la capacidad de relacionarnos armónicamente con la totalidad”. (Ibít, párr. 9). Es la capacidad
de ser felices no a causa de las circunstancias, sino a pesar de ellas. La inteligencia espiritual, como nivel superior, incluye a
las inteligencias emocional e intelectual como partes constitutivas, pero ninguna de estas dos incluye a la inteligencia
espiritual. Ramón Gallegos (2006, pág. 6).

La inteligencia espiritual celebra el valor de la paz, nos lleva a rechazar causar daño innecesario a cualquier ser
sensible. Es una capacidad centrada en preguntar “¿Por qué?”, más que preguntar “¿Cómo?”, esta última pregunta es
instrumental, aquella es esencial, va al fondo de las cosas, es capacidad indagadora de la verdad.

Bibliografía
Gallegos, R. (2006). Inteligencia Espiritual. Más Allá De Las Inteligencias Múltiples y Emocional. Guadalajara México: Fundación para la
educación Holista.
Torrealba, F. (2011). Inteligencia Espiritual. Editorial Plataforma.
Mendel, B. Propuesta para estimular la inteligencia espiritual en el alumnado de primer ciclo de educación primaria.
Antonio Pérez Esclarín. Inteligencia Espiritual y Espiritualidad Cristiana.
Villalba, G. (2014). Educar la inteligencia Espiritual. Recursos para la clase de religión. Madrid España.

Prof. Danilo Márquez


Este material es de uso didáctico

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