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Gilbert Rist El desarrollo: historia de una creencia occidental DISERO DE CUBIERTA DE JOAQUIN GALLESO PROLOGODE JOSE ANGEL SOTLLO LORENZO -TRADUCOON DE ADOLFO FERNANDEZ MARUGAN (© PRESSES DE LA FONDATION NATIONALE DES SCIENCES POLITQUES, 2002 (© GLBERT Rist 2082 (© LOS LIBROS DE LA CATARATA. 2002 FUENCARRAL. 70, 21004 MADRED Tex. 91932 0506 FAC 9152204 ‘WMTW LOSLIBROSDELACATARATA DRG EL DESARROLLO: HISTORIA DE UNA CREENCIA OCCIDENTAL (SBN, B1919-136-9 DEPHSITO LEGAL: o-30:247-2002 ESTE LIBRO HA SIO0 EDITADO PARA SER DISTRIBUDO. LA INTENCION DE {LOS EDITDRES ES GUE SEA UTILIZADO LO MAS AMPLIAMENTE POSIBLE. ‘QUESEAN ADQUIRIDOS ORIGINALES PARA PERMITIRLA EDICION DE OTROS [NUEVOS ¥ QUE. DE REPRODUGR PARTES. SE HAGA CONSTAR GL TITULO Y Us auToRlA, INDICE INTRODUCCION 13 El pensamiento comin 19 Precauciones metodolégicas 21 Elementos de una definicién 24 Una detinicién escandalosa? 30 E! “desarrollo” como elemento de la religién moderna 32 2.LA METAMORFOSIS DE UN MITO OCCIDENTAL 37 Las consecuencias implicitas de la metéfora 38 Notas para la interpretacién occidental de la historia 40 Conclusion 55 3, LOS COMIENZOS DE LA MUNDIALIZACION 59 La colonizacién 60 La Sociedad de Naciones y el sistema de mandatos 71 Conclusion 79 4, LAINVENCION DEL DESARROLLO 83 El “Punto IV" del Presidente Truman 84 Una nueva vision del mundo: el "subdesarrollo” 87 La hegemonfa estadounidense 90 Una estructura paradigmatica nueva_92. La era del “desarrollo” 93 5. LA PUESTA A PUNTO DE LA DOCTRINA Y DE LAS INSTITUCIONES INTERNACIONALES 97 La Conferencia de Bandung 98 Las nuevas instituciones internacionales de “desarrollo” 106 6.LA MONERNIZACIGN ENTRE 1A HISTORIA YLA PROFECIA 111 ina filosofia de la historia 112 Anticomunismo o marsxismo sin Marx? 118 Las voces disidentes 122 7. LAS PERIFERIAS Y EL ESTUDIO DE LA HISTORIA 129 El neomarxismo de los Estados Unidos 131 Los tedricos latinoamericanos de ladependencia 133 Un paradigma nuevo pero con presupuestos antiguos 137 ‘Anexo 142 8. LA AUTONOMIA SOCIAL: EL PASADO COMUN COMO MODELO DE FUTURO 145 Ujamaa o la experiencia tanzana 148 Los principios de la self-reliance 157 Condusién 159 9. EL TRIUNFO DEL TERCERMUNDISMO 165 El Nuevo Orden Econémieo Internacional (NOEI) 168 Una via original. el informe de Dag Hammarskjéld (1975) 181 La cola del cometa 18. La aproximacion alas “necesidades fundamentales” 189 Condusién 197 10. EL MEDIO AMBIENTE Y LA NUEVA NATURALEZA DEL “DESARROLLO” 199 ‘Vuelta a la economia clasica y nuevas tareas del espiritu humanitario 199 "Desarrollo duradero" o crecimiento eterno? 207 La Cumbre dela Tierra 217 Conclusién 222 11. UNA MEZCLA DE REALISMO Y BUENOS SENTIMIENTOS 227 La Comision Sur 228 EI PNUD y el “desarrollo humano” 235 12. LA ILUSION POSTMODERNA: LA GLOBALIZACION COMO SIMULACRO DEL “DESARROLLO” 243 La utilidad de los malentendidos 245 jOrganizaciones en suspenso o en mutacién? 254 La globalizacion o la vuelta a la normalidad 257 La realidad virtual como refugio de la creencia 260 Mis alld del desarrollo 265 CONCLUSION 273 EP{LOGO. LA LUCHA CONTRA LA POBREZA: ESLOGAN Y COARTADA 265 {Donde esti el problema? 287 {Quées ser pobre? 289 Intervenir en todas las direcciones 290 gla coartada? 292 BIBLIOGRAFIA 297 SIGLAS 305 {NDICE ONOMASTICO 307 PROLOGO JOSE ANGEL SOTILLO LORENZO Profesor de Relaciones Intemacionales de la Universidad Complutense de Madrid Afortunadamente. ya existe un buen nimero de obras en la bibliografia espaiiola dedicadas al estudio del desarrollo y de la cooperacién en este Ambito. Ya no podemos comenzar este texto, por tanto, con la frase reserva~ da hasta hace poco tiempo para estas ocasiones, esa famosa de “esta obra viene a llenar un vacio en los estudios sobre el desarrollo”. Sin embargo, se puede percibir que arrastrados muchas veces por los propios acontecimien- tos y avatares de la situacién espafiola —especialmente por la puesta en esce- na del sistema de ayuda oficial al desarrollo-, los andlisis se han centrado en explicar lo que sucedia, sin entrar en el nucleo duro de por qué sucedi: también es cierto que la tradicién espafiola en estos estudios es todavia escasa, en comparacién con las décadas que nuestros colegas de lugares cer- canos llevan adentrandose en estos terrenos. Por eso es tan importante que esta obra de Gilbert Rist se publique en espariol. Supone una profunda reflexién teérica —eso si, basada en hechos reales desde su dimensién hist6rica— con la que, acudiendo a otro tépico, se podré o no estar de acuerdo, pero que no se debe en absoluto desconocer. En un mundo donde se cuestionan los grandes planteamientos tradicionales de las relaciones internacionales, en el que s¢ lanzan cargas de profundidad contra muchas de las actividades que las han caracterizado, incluyendo la cooperacién para el desarrollo, esta obra supone una critica -en muchos GILBERT RIST casos demoledora— contra alguno de los presupuestos bisicos en los que se sustenta y, como consecuencia de ello, contra las aeciones que se han puesto en practica bajo esa denominacién. Basta examinar cualquier informe sobre la situacién del desarrollo en el mundo para darse cuenta del fracaso de las politicas, las acciones y las medidas que estaban destinadas a su consecuci6n. Rist no se detiene sélo en una critica relativamente facil del estado dela cuestion, sino que nos muestra las causas profundas que han llevado a ese estado de cosas. Su lectura sacude las conciencias, muchas veces adormeci- das por el bombardeo constante de informacién, por la perplejidad de lo cotidiano, por la urgencia de lo coyuntural; sus frases lapidarias remuevenal lector de su asiento y muchas veces encontramos en ellas los argumentos que, como los buenos tesoros, requieren a un buen descubridor parar loca~ lizarlos. Para muestra, un botén: "Hubo un tiempo en que nuestra sociedad construia catedrales. Actualmente construye ‘Disneylandias’, calificadas también de Magic Worlds. (...] z¥ siel mundo estuviera pareciéndose a una enorme Disneylandia, de tamafio natural, en la que todos seriemos figuran- tes de un suefio inacabado, de un relato que todavia se esta escribiendo, de una verdad en busca de realidad? Su punto de partida es crucial: el “desarrollo” (siempre con comillas) como creencia occidental; cémo no compartir con él su primera frase: “La fuerza del discurso del “desarrollo” procede de su capacidad de seduc- cién.” Cuando la doctrina espaiiola ha tratado algo semejante, el término escogido para abordarlo ha sido el del desarrollo como mito. El Diccionario de la Lengua Espaftola nos marca las diferencias, ya que creenciaes el firme asentimiento o conformidad con alguna cosa, o bien el completo crédito que se presta a un hecho 0 noticia como seguros o ciertos; también se define como religién, secta. En cambio, mito es fabula, ficcién alegérica, especial - mente en materia religiosa, o relato o noticia que desfigura lo que realmen- te es una cosa, y le da apariencia de ser mas valiosa o mas atractiva. Un compafiero del [UDC, Carlos [Ilan —gran admirador de la obra de Rist— me comentaba, al calor de la discusién sobre las implicaciones del tér- mino creencia, que quizd deberiamos hablar de profecia... suicida, y desde ese pesimismo con el que podemos desentrafiar el espiritu de esta obra, recordaba una frase del autor: “El ‘desarrollo’ es como una estrella muerta de la que se percibe todavia la luz, aunque esté apagada desde hace mucho tiempo y para siempre. Con respecto a Ja naturaleza profunda de esta cuestién, muy a cuento viene el antiguo epigrama espanol que nos recordaba el profesor Rafael 10 EL DESARROLLO: HISTORIA DE UNA CREENCIA OCCIDENTAL, Grasa: "El sefior don Juan de Robres, filantropo sin igual, mandé hacer este hospital, mas primero hizo los pobres”, para concluir con la advertencia de que debemos luchar contra la pobreza, pero preguntindonos de qué forma contribuimos todos/as a hacer pobres. Frase que enlaza con aquella otra escrita por Vazquez Montalban que resumia el porqué dela situacién dicien- do que hay paises subdesarrollados porque hay paises subdesarrollantes. Es aqui donde podemos hablar de la visién radical de Rist, en la medida en que trata esta situacién desde su raiz. El fondo de la cuestién radica en que Ja pobreza es la consecuencia del subdesarrollo y no su causa; por tanto, la lucha contra la pobreza debe ser un objetivo prioritario. siempre que no olvidemos que la verdadera enfermedad es el subdesarrollo. Abrumados constantemente por la gran cantidad de eventos en los que se supone que el curso de la historia vaa cambiar y en los que se nos presen- tan ofertas mas propias de anuncios de rebajas de verano, lo cierto es que acaban cumpliendo esa otra ley que dice que cuando se celebra reuni6n tras reunion, al final son més importantes las reuniones que los temas a tratar. Por acudir a momentos cercanos, celebradas la Conferencia Internacional sobre la Financiacién para el Desarrollo (Monterrey, 18 a 22 de marzo de 2002), la Sesion Especial de las Naciones Unidas a favor de la Infancia (Nueva York, 8 a 10 de mayo de 2002) y la Cumbre Mundial sobre la Alimentacion (Roma, 10 a 13 de junio de 2002) y a punto la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible (Johannesburgo, 26 de agosto a 4, de septiembre de 2002), los resultados se vuelven, una vez mas, totalmente desalentadores. Cumplido el ritual de la cita, buena parte de quienes acuden a ellas no quie- ren o no pueden poner en marcha aquellas medidas con las que se acaban de comprometer en publieo. Los documentos finales, elaborados desde un consenso artificial, son tan descafeinados que es sumamente dificil encon- trar qué obligaciones reales asumen quienes los suscriben y ante quién deben responder en caso de incumplimiento. Por eso el libro de Rist, ademas de subrayar esa labor de denuncia sobre las implicaciones de una cierta € interesada utilizacién del desarrollo, es desafiante en la medida en que ofrece claves para interpretar en qué se ha fallado, sacando a la luz fundamentadas reflexiones sobre el pasado, el pre- sente y —seguramente— ¢l futuro de un asunto que afecta a buena parte de la humanidad. Otro de sus aciertos es el de no explicar la situacion como des- menuzando una foto, sino desde la idea de movimiento: hemos llegado a este estado en funcién de un proceso hist6rico, en el que se explica la actuacién de los principales protagonistas, sin caer en un maniqueismo barato de buenos GILBERT RIST ymalos. Como un céctel bien preparado, combina en acertadas dosis el fondo de la cuestién, la adecuacién de la metodologia, la profundidad del discurso, Ja claridad en la exposicién y la didactica en la forma de expresarlo. Con toda seguridad, los creyentes del “desarrollo” encontrarén en la obra de Rist el lugar para poner a prueba sus convicciones, y los no creyentes podran contar con una poderosa arma de denuncia fundamentaday rigurosa. Rist no esta solo en este viaje. No hace mucho tiempo era relativamente facil catalogar la obra de un autor en una escuela, corriente o doctrina. En plena invasién de los post, esa tarea ya no es tan sencilla. Lejos, por tanto, de poner la misma etiqueta a distintos casos, se nota que tras unos afios de bocas y mentes boquiabiertas y perplejas ante una realidad en la que se nos acumulaban preguntas para las que no teniamos respuestas (0 las que creiamos validas, no lo eran), llega el momento de desterrar el miedo y de denunciar con conocimiento de causa y sin cortapisas mentales la realidad del subdesarrollo, de la pobreza y de la injusticia. Desde esa orfandad de referencias ortodoxas en las que nos moviamos, Megamos al final de la obra de Rist pidiéndole que nos dé respuesta a la famo- sa pregunta ,qué hacer? Obviamente, no tiene por qué hacerlo; la lecturade su obra es lo bastante jugosa para que cada uno extraiga las conclusiones y derive de ello unas u otras actuaciones. Pero si deberiamos pedirle pistas. A quienes lean el libro quizé les suceda como a quien eseribe estas paginas: la contradic- cién entre cl estar fundamentalmente de acuerdo con la hipétesis que se manejay el trabajo a diario en unos ambitos que generan la duda de si con ello estamos legitimando la situacion que estamos criticando. Dificil papeleta. Porque jqué nos queda? Ser pasotas, el desdnimo més absoluto, la denuncia pura y dura sin propuesta de cambio, el fatalismo ante lo inevitable, reconocer que estamos equivocados..., la lista podria ser larga. A pesar de ello, conservamos —todavia— una cierta ilusién racional por que nuestro esfuerzo (individual, pero sobre todo colectivo) cambie el curso de los acontecimien- tos. Hace unos dias nos daba un nuevo empujén Raquel Martinez-Gomez (en una carta al director de El Pats, publicada el 16 de junio), al calor de la frustra- cién que ocasiona el reiterado incumplimiento de los compromisos que tie- nen como horizonte el afio 2015: no pongamos la excusa en bandeja a los gobernantes que miran a otro lado, exijamos su cumplimiento. A quienes no lo vean, podemos recordarles algotan evidente como: "es la politica, imbécil”. INTRODUCCION La fuerza del discurso del “desarrollo” procede de su capacidad de seduccién. En todos los sentidos del término: atraer, agradar, fascinar, hacer ilusién, y también, engaiiar, alejar de la verdad, embaucar. ,Cémo no rendirse a la idea de que pudiera existir un método para climinar la pobreza que aparece por todas partes? ;Como atreverse a pensar, al mismo tiempo, que el remedio pudiera agravar el mal que se quiere combatir? Ulises tuvo que taponar los oidos de sus compatieros y atarse al mistil de su barco para no ceder alos cantos de las sirenas... Este es el precio inicial que hay que pagar para salir victorioso de la prueba que supone analizar con lucidez la historia del “desarrollo”. gPor qué ha podido pensarse que era necesario, urgente incluso, llevar- lo ala practica —supuestamente, para favorecer la prosperidad tanto de los paises del Norte como los del Sur— cuando durante siglos a nadie 0 a casi nadie se le habia ocurrido aliviar, con medidas estructurales, la miseria de los otros, sobre todo la de quienes viven en otros continentes? ;De donde nace esta tarea colectiva, criticada continuamente por sus fracasos, pero cuya legitimidad nadie puede, al parecer, poneren cuestién? ,Cémono per- derse en los mtltiples debates que desde hace cinco décadas intentan apor- tar una soluci6n a los problemas que plantean las carencias de la mayoria frente a la opulencia de los menos? ;Cémo explicar este fendmeno que no sélo moviliza las esperanzas de millones de personas, sino también 13 GILBERT AIST importantes recursos financieros y que, pese a todo, parece alejarse, como el horizonte, cuando creemos acercarnos a é1? Estas son algunas de las preguntas alas que este libro pretende respon- der. No para afadir una nueva teoria alas que se han presentado hasta ahora, sino para interrogarse sobre la evidencia que parece caracterizar a una idea destinada a lograr adhesiones undnimes y de !a que se olvida, sin embargo, que es el resultado de una historia y una cultura particulares. La perspectiva es, por tanto, histérica o genética porque es necesario resituar en un largo periodo los sucesivos eslabones mediante los que la “comunidad interna- cional” ha acabado por otorgar al “desarrollo” ¢l puesto central que ahora tiene. De ahi la necesidad de remontarse a los origenes lejanos de una idea que se considera habitualmente moderna, con el pretexto de que las expe- riencias practicas que de ella derivan vieron la luz a mediados del siglo XX. Deahi también la importancia que se da ala continuidad del discurso a pesar de las controversias que lo han marcado y que han podido hacer creer que cada nueva aproximacién correspondia a una concepcién original, innova- dora y diferente de todas las anteriores. Esta perspectiva implica un punto de vista que conviene definir para que se disipen las ilusiones de objetivismo o de exhaustividad. Por lo que hace a esta dltima, no era el momento de discutir, una a una, todas las teo- rias que han alimentado la polémica sobre el “desarrollo” desde la Segunda Guerra Mundial! Se trataria mas bien de establecer los “textos fundamen- tales" que, en cada periodo, han intentado plantear una solucién original para sacar aa lula logica que los anima. En cuanto a la objetividad, es sabi- do que no es mas que un afan inutil en tanto nos neguemos a reconocer que el objeto es siempre una construcci6n de quien lo observa. A este respecto, el caso del “desarrollo” tiene valor de ejemplo. Las representaciones que se asocian con él y las practicas que implica varian radicalmente segin se adopte el punto de vista del “desarrollador”, comprometido en hacer lle- gar la felicidad a los dems, o el del “desarrollado”, obligado a modificar sus relaciones, sociales y con la naturaleza, para entrar en el mundo nuevo que se le promete. Sin hablar del tecnécrata encargado de redactar un texto enel que se manifiesta la originalidad de la institucién que le ha contratado, nila 1, Sepuede recurrira obras publicadas recientemente y dedicadasa este tema, entre ellas: Christian Comeliau, Lesrela tions Nond-Sud, Paris, La Découverte, 1991. 124 pigs Elsa Asaidon, Les théorcsécenomigues du développement, Para, La Découverte, 1992, 124 pags: André Cuichaoua, Yves Goussault. Scienoes sociales et développement, Paris, Armand Colin, 1993, 199 pags; Catherine Choquet, Olivier Dolifus, Etienne Le Roy y Michel Vernieres. Fiat des savoirs sur le Aercloppement. Tus éécennes de sciences sociales en langue fangaise Pars, Karthala, 1993, 229 pigs; Louis Haeck, Post-War Development Theories and Fracice, Peris, UNESCO y The Internatinal Social Science Council, 1.993, 139 pigs. EL DESARROLLO: HISTORIA DE UNA CREENCIA OCCIDENTAL. del investigador decidido a demostrar que los indicadores que él ha selec- cionado son los tinicos capaces de dar cuenta del fenémeno que estudia. Afirmar de entrada que este libro se sitta en una perspectiva critica es la menos importante de las advertencias que deben hacerse al lector. Siempre que entendamos el término en su sentido kantiano de “libre y piblico exa- men” y no en la acepeién habitual de “juicio desfavorable”. Entre ambos, la diferencia es en efecto importante. Sin embargo, lo que importa en este caso €s no ceder a las valoraciones establecidas, nacidas de las hipétesis del pen- samiento comin, que fuerzan a dar por hecho que el “desarrollo” existe, lo definen de una manera univoca, le otorgan un valor positivo y lo consideran deseable ¢ incluso necesario”. Nada esta, sin embargo, fijado de antemano. La definicién del fenémeno “desarrollo” varia de acuerdo con el a priori implicito en el origen de la reflexion. Cabria decir otro tanto de una manera de pensar —menos habitual— que partiera del punto de vista opuesto, atribu- yendo, por hipétesis, todos los males al “desarrollo”. La desconfianza episte- mol6gica aparece asi, plenamente justificada en este caso. Hemos dirigido nuestro esfuerzo, en primer lugar, a conseguir el necesario distanciamiento respecto a las connotaciones asociadas al término “desarrollo”, a los juicios de valor que de él se hacen, sobre todo porque el espectaculo de la miseria y el legitimo deseo de ponerle fin lo presentan como una panacea. Por otra parte, estas cautelas de método no deberian desembocar en una neutralidad insulsa, ni en una indiferencia de principios. Por el contrario: obli- gindonosa no establecer juicios antes de haber analizado el problema, conser- vamos la libertad de tomar partido. El riesgo est en mantener hipotesis incon- fesadas y no en la valoracién que pueda hacerse tras haber demostrado (des- montado) el mecanismo del problema. El moralismo inicial —con el deseo de no desanimar las buenas voluntades o de mantener la esperanza de los mas desesperados~es cl que pone en marchala autocensuray oscurece las palabras. Por el contrario, nada parece mas legitimo a nuestros ojos que sacar ala luz lo que el discurso ha intentado ocultar y tomar posicion ante sus consecuencias. Queda por sefalar que este libro se basa también en una serie de opcio- nes. La opcién de tomar distancia respecto al objeto de estudio, como hemos dicho, pero también la opcién de analizar este objeto. La de afirmar, en primer lugar, que, lejos de limitarse a los paises del Sur, el “desarrollo” incumbe a 2. Este punto de vista ha sido puesto de manifiesto esp clandestin etindispensable du discours: le présupposé” en Gilbert développement... Lausena, Editions d'En Bas, 1985, pigs. 71-91 Imente bien por Marie-Dominique Perrot, “Passager Fabrizio Sabeli (dir.) Il était une fois te 15 (UBERT RIST todos, incluyendo los paises industrializados. ;Cémo olvidar que fue en ellos donde surgié el fenémeno del “desarrollo”? ;Cémo ignorar que ha sido enel Norte donde se ha extendido mas (porque el Sur ha estado siempre "subdesa- rrollado”)? {Qué diriamos de un antropélogo que, para estudiar la sociedad bambara, hiciera su investigacion en la periferia de Paris, sin ira Mali, conel pretexto de que, aunque vivan en Paris, los malienses no pierden su condicién de bambara? ;Qué diriamos de un jurista que, para describir la democracia parlamentaria, se basase tmicamente en la forma como se lleva ala préctica en la Reptiblica Democrética del Congo si, aunque las instituciones congoleyias estén bloqueadas, no se pone en cuestién lo imaginario de su existencia? Se trata de considerar al “desarrollo” como un fenémeno global porque, aunque algunos paises se autodenominen “desarrollados”, no han dejado de intere- sarse por su propio “desarrollo”. Prueba de ello es que cada vez que se propo- nen medidas destinadas a mejorar la situacién de los més pobres, se apresu- ran a decir que su éxito est4 intimamente ligado a la prosperidad de los ms ricos. En la carrera del crecimiento, nadie puede pararse a esperar a quienes progresan mas despacio. Se ha pretendido hacer creer que los problemas del “desarrollo” surgieron con la descolonizacién y afectan en primer lugar a los paises del Sur porque es ahi donde reina la miseria més insoportable—, lo cierto es precisamente lo contrario. En primer lugar, por lo que dice la histo- ria, pero también porque los grandes temas de este debate contempordneo (el medio ambiente, el reintegro de la deuda, la liberacién del comercio interna- cional) nacen de preocupaciones de los paises industrializados. Por ultimo, la opcién por determinados “episodios” de esta historia del “desarrollo”. Hemos seleccionado los que nos han parecido mas significativos. Sin duda, de forma arbitraria y reservando una parte fundamental ala segunda mitad del siglo XX. Aunque nos parecié indispensable regresar a la Antigitedad, hemos renunciado a tratar los cambios producidos en la Edad Media y sobre todo en el Renacimiento, cuando las conquistas y las colonizaciones —legitima- das por el deber de la evangelizacién— se combinaban con la aparicién, en Europa, de nuevas actitudes respecto al trabajoy al capital. Unas transformacio- nes importantes, ciertamente, pero cuyas consecuencias —en términos de desi- gualdades internacionales— no se pusieron de manifiesto plenamente hasta después de la Revolucién Industrial. El capitulo dedicado a las empresas colo- niales de finales del siglo XIX se ocupa en lo fundamental del caso francés; no porque sea despreciable la parte que ocupan en ella las demas potencias curo- peas, y en especial la britanica, en este intento de dominar el mundo, sino porque el ejemplo de Francia nos ha parecido suficiente para mostrar las 16 EL DESARROLLO: HISTORIA DE UNA CREENCIA OCCIDENTAL, similitudes y las diferencias entre este periodo y la “era del desarrollo”. Por Ultimo, parece evidente que los “textos fundamentals” del periodo contempo- réneo no constituyen un conjunto exhaustivo’, Su seleccién plantea, ademis, algunos problemas: por ejemplo, el “Punto IV" del presidente Truman que pas6 casi desapercibido en su época, ha ejercido una influencia mucho mayor que el Nuevo Orden Econémico Internacional (NOEI), en torno al que se hicieron correr rios de tinta... Pese a ello, el examen de estos documentos muestra un hilo conductor que parece mas sélido en la medida en la que no ¢s evidente. En efecto, la originalidad (0 la novedad) es la pretensién coman de los textos ana- lizados: cada teoria o cada declaracién quiere aparecer como la solucién por fin descubieria de los “problemas del desarrollo”. Sin embargo, observadas mas de cerca, se comprueha que las supuestas novedades son simples variaciones sobre el mismo tema que permiten a los distintos actores del desarrollo reafirmar su legitimidad. A la simple obligacién de adaptarse a las transformaciones de los medios internacionales sc afiade la imperiosa necesidad de diferenciarse de las demas teorias o de las demis declaraciones que compiten en el “mercado del desarrollo”, para dar lustre alos blasones de su linaje intelectual o al dela insti- tucién ala que pertenezca. De manera que, utilizando una metifora, cada uno de estos textos puede considerarse como un elemento del “mosaico del desarro- lo” Ja variacién de formas y de colorido son tanto mis oportunas cuando hacen resaltar el dibujo (0 la intencién) del conjunto. Que se hayan olvidado algunos fragmentos no impide percibir la forma general. Esto es precisamente lo mas itil en una época en la que la imagen parece difuminarse. En materia de “desarrollo”, se han vuelto raras las novedades a las que nos habian acostumbrado las cinco décadas anteriores. Es un momen- to propicio para volver a analizar la historia de las ideas y "ponerla a toda plana”, tomando la expresién al pie de la letra, es decir, como un fresco o un cuadro en el que aparezcan los distintos elementos que, en su momento, pre- tendieron ocupar todo el espacio. Y no seria la paradoja menor de esta obrala de recurrir a la historia para plantear una visién sincrénica del “desarrollo”. Empezaremos definiendo pues, cémo debe entenderse la palabra “desa- rrollo”. Aunque todos creamos saber de qué hablamos al utilizarla, el consen- so favorable que rodea a este término es el centro de un malentendido que paraliza el debate. Para apelar a su origen, nos hemos interesado por la Antigiiedad griega, su reinterpretaci6n cristiana y su transformacién durante 3. Vease Gilbert Rist, Towards a “New” United Nations Development Strategy? Some Major United Notions Resolutions in Perspective, Nyon (Suiza), ternational Foundtion for development Akematives (IFDA), 1977.74 pigs. (multicopia ay GILBERT RIST el Siglo de las Luces a fin de descubrir—bajo la apariencia de continuidad—una novedad radical. Pasaremos més adelante al periodo colonial para mostrar que el control de los territorios del Sur se ha presentado, durante mucho tiempo, con los rasgos de un internacionalismo generoso y que practicas pretendida- mente nuevas tenian una larga historia. Nos plantearemos saber entonces cémo se inventé, por parte del presidente Truman —de una manera tan gratui- ta como genial— la idea de “subdesarrollo”, que ha contribuido a cambiar el curso de la historia. En efecto, siguiendo a Rostow, parece que todas las nacio- nes podrian compartir la abundancia prometida; después, la escuela de la dependencia moderé estas esperanzas seiialando las responsabilidades que tienen los paises industriales en la miseria de los del Sur. Con la presentacion. del Nuevo Orden Econ6mico Internacional, se creyé haber encontrado, final- mente, el medio de reducir las desigualdades que separaban a los Estados y, preconizando la satisfaccion de las “necesidades fundamentales”, se pens6 en poner fin a la miseria que agobiaba a las poblaciones de los paises mas desfa- vorecidos. Fue entonces cuando se impusicron los problemas dela deuday del medio ambiente —mas urgentes en la medida en la que ponian en causa el sis- tema financieroy el abastecimiento de los paises del Norte—. Al no tener capa- cidad para resolverlos, se consideré que el “desarrollo” fuese a la vez humano y duradero. Se justificaron tanto en el Norte como en el Sur, las intervencio- nes humanitarias que han permitido perpetuar un sistema que mantiene y refuerza la exclusién que pretendia eliminar. Por ultimo, el capitulo final mostrar las razones del progresivo abandono del “desarrollo”, que sélo sobrevive como un residuo para justificar el proceso de mundializacion. Asi es, resumido brevemente, el plan de este libro. Plantea una tesis, basada en una serie de textos que marcaron su €pocay se presentaron, por turno, como soluciones originales y al tiempo que se inscribian, en el momento de su aparicién, en un ambito de problemas antiguo que ahora es necesario abandonar para poder pensar en el “post-desarrollo”. El desafio es tan importante que justifica una demostracién minuciosa. De ahi el ine- vitable recurso a las notas, que se puede omitir si se juzgan excesivas, pero que precisan y contrastan la argumentacién. El texto se redact6 durante un permiso cientffico concedido por el Instituto Universitario de Estudios del Desarrollo de Ginebra. Se beneficié de las observaciones, mis criticas cuanto mis amistosas, que me hicieron mis colegas Marie-Dominique Perrot, Christian Comeliau, Philippe Durand, Serge Latouche, Fabrizio Sabelli y Relf Steppacher. Gracias a todos, aunque, por supuesto, las ideas que siguen s6lo comprometan a su autor. 18 1. DEFINICION EL PENSAMIENTO COMUN Cuando los psicélogos hablan del "desarrollo de la inteligencia”. los mate- miaticos del "desarrollo de una ecuacién” y los fotégrafos del “desarrollo de una pelicula”, el sentido que dan ala palabra “desarrollo” es claro, y todos los que pertenecen a un campo profesional comparten la misma definicién. Sucede de manera muy distinta con la palabra “desarrollo”, tal como se ha impuesto progresivamente en el lenguaje comun para designar unas veces un estado, otras un proceso, relacionados ambos con las ideas de bienestar, de progreso, de justicia social, de crecimiento econémico, de expansién personal, ¢ incluso de equilibrio ecolégico. Nos contentaremos aqui con tres ejemplos: + Enel término “desarrollo”, el diccionario Petit Robert (1987) dice (entre los significados cercanos de crecimiento, expansién, progreso, auge, extension): "Pais, regién en desarrollo cuya economia no ha alcanzado el En realidad, “le developement d'une pellicule” equivale en castellano a su “revelado” (N. del T) GILBERT RIST nivel de Norteamérica, de Europa occidental, etc. Eufemismo creado para sustituir a subdesarrollado”. - Por su parte, ¢l informe de la Comisién Sur, redactado bajo la direc- cion del antiguo presidente tanzano Julius Nyerere y que se considera resume las aspiraciones y las politicas de los paises “en desarrollo”, propone la definicion siguiente: "El desarrollo es un proceso que per- mite a los seres humanos desarrollar su personalidad, lograr confian- za en si mismos y conseguir una existencia digna y armoniosa. Es un proceso que libera a las poblaciones del miedo, de la pobreza y de la explotacién y que hace retroceder la opresién politica, econdmica y social. Es mediante el desarrollo como la independencia politica adquiere su auténtico sentido. Se presenta como un proceso de creci- miento, un movimiento que toma sus raices en la sociedad misma que esté cambiando,”! Por tiltimo, el Informe mundial sobre el desarrollo humano (1991), publicado por el PNUD, afirma: "El principal objetivo del desarrollo hhumano —tal como se definio esta idea el pasado afio en el primer informe-— es ampliar la gama de posibilidades ofrecidas a la pobla- cién, que permitan hacer mas democratico y participativo al desarro- llo. Estas opciones deben incluir la posibilidad de acceder a ingre- sos y al empleo, ala educacién ya cuidados sanitarios, y a un medio ambiente limpio carente de riesgos. El individuo debe igualmente tener la posibilidad de participar plenamente en las decisiones de la comunidad y disfrutar de las libertades humanas, econémicas y politicas.”? Se podrian comentar con gusto estas definiciones y poner de manifies- to las distintas ideas implicitas en ellas: evolucionismo social (alcanzar a los paises industrializados), individualismo (el objetivo es desarrollar la perso- nalidad de los seres humanos), economicismo (crecimiento, acceso a ingre- sos). Se podria también mostrar su cardcter unas veces normativo (lo que debe llegar), otras instrumental (a quién beneficia) o incluso la plétora de términos de intensificacién (“mas democratico y mas participativo”, que sugieren a contrario las "earencias” o los defectos actuales), Sin embargo, la pregunta mds importante es se trata realmente de definiciones? Défsou Sod, rapport del comission Sud, Parte, Boonomisa, 0. pags. 10-18, 2. PNUD, Rapport mondial surle daeloppement hamain, 1991, Paris Econo Econdmiea, 1991, pag. 1. 20 EL DESARROLLO: HISTORIA DE UNA CREENCIA OCCIDENTAL, PRECAUCIONES METODOLOGICAS Sin volver a referirnos a las condiciones necesarias para hacer una defini - cién’, se observaré al menos que, para ser operativa (es decir, para que se pueda identificar sin posible error el objeto del que se trata) una defini- cién debe, en primer lugar, eliminar las prenociones, las “falsas evidencias que dominan la mentalidad vulgar"! y, a continuacién, basarse en los caracteres externos comunes al conjunto de los fenémenos que responden a la definicién®. Para decirlo de forma més sencilla, conviene definir el “desarrollo” de tal manera que un hipotético marciano lograra no sdlo entender de qué se habla, sino identificar incluso los lugares en los que se da, o no, el “desarrollo”. Se entiende asi por qué las referencias al “desa- rrollo pleno de la persona humana” o a la “ampliacién de la gama de opciones individuales” no son de ninguna ayuda ala hora dela definicién, dado que remiten a experiencias individuals (ligadas a contextos especi- ficos) que es imposible percibir por los caracteres externos. Alo sumo se pueden considerar estas exhortaciones normativas como un tipo de bra- julas que permiten mantener un cierto rambo; se puede tener necesidad de saber dénde esta el Norte, para continuar el viaje, sin tener intencién de ir alli. El principal defecto de la mayoria de las pseudodefiniciones del "desa- rrollo” se debe a que estan basadas, por lo general, en la manera en que en una persona (0 un conjunto de personas) se representa(n) las condiciones ideales de la existencia social®. Por supuesto que estos mundos imaginarios —cuyas configuraciones varian segun las preferencias individuales de quienes las producen— son con frecuencia acogedores y deseables y seria poco grato enfrentarse a quienes suefian un mundo mis justo, en el que las gentes serian felices, vivirian mejor y mas tiempo, escaparian a la enfermedad, a la mise- ria, ala explotacion y ala violencia. Esta forma de definir tiene la inmen- sa ventaja de reunir, sin mucho esfuerzo, un amplio consenso a partir de 3. Emile Durkheim. Les rigles de la méthode sociologique. Paris. PU. 1983 [as reglas dal metodo socialigieo y otros escritos, Alianza Editorial, 2000]. 4. Tbid., pig. 32 (por ejemplo, “lograr una exiotencia digna y armoniora” o “participar plenamente en las decisio nes de la comuni¢ad' significan, dependiendo de los contextos, cosas completamente distintas). 5 [0id., pag. 3g. Como indica muy clarameate Durkheim: "Por evidene y por importants que sea esta regla apenas se observa en sociologia. Precisamente porque se trata de cosas de as que hablamos sin cesar ...] estamos tan Dabo aorvicos da atnpaain, quovusien ay of vere lou dela conveseioat,quepre= tprecisarel sentido enel que las utiizamos” (pi 6, Ledbfinieionde las represemtaciones depende erent dela subjetividad de quien habla: un ereyente defi- niré a Dios como el "Ser Supremo, mientras que un agnéstico hablari de mistficaeién 0, mis radicalmente ‘adn, de un término desnudo de cualquier referent, 2a GILBERT RIST valores indiscutibles’. No obstante, jsi el “desarrollo” no es mds que un térmi- no cémodo para reunir al conjunto de las virtuosas aspiraciones humanas, puede Uegarse inmediatamente a la conclusién de queno existe en parte alguna y de que, probablemente, no existiré jamds! Y, sin embargo, el “desarrollo” existe, en cierta manera, a través de las acciones que legitima, las instituciones a las que hace vivir y los signos que atestiguan su presencia. ,Cémo negar que existen paises “desarrollados” y otros “en desarrollo”, proyectos de “desarrollo”, ministros de “cooperacién y desarrollo”, un “Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo”, un “Banco Internacional para la Reconstruccién y el Desarrollo” —mas conocido por el nombre de “Banco Mundial”, institutos de estudio del “desarrollo”, ONG encargadas de promover el “desarrollo” y muchas otras instituciones y acciones que se identifican con el mismo objetivo? Asi, en nombre de esta palabra fetiche, que es también un término comodin o una palabra plastica, se han construido escuelas y dispensarios, se alientan las exportaciones, se cavan pozos, se construyen carreteras, se vacuna a los nifios, se recogen fon- dos, se trazan planes, se redimensionan los presupuestos nacionales, se redactan informes, se contratan expertos, se inventan estrategias, se movi- liza a la comunidad internacional, se construyen embalses, se explotan los bosques, se repueblan los desiertos, se crean nuevas variedades de plantas de alto rendimiento, se liberaliza el comercio, se importa tecnologia, se ins- talan fabricas, se multiplican los empleos asalariados, se lanzan satélites de vigilancia... Pensdndolo bien, todas las actividades humanas modernas puc- den levarse a cabo en nombre del “desarrollo”. Para el pensamiento comin, la busqueda de una definicion oscila entre dos extremos igualmente dificiles de controlar: por una parte, la expresién del deseo, general sin duda, de vivir una vida mejor, pero que parece igno- rar voluntariamente que las modalidades concretas de su realizacién tropie- zan con opciones politicas contradictorias; por otra, la multitud de acciones 7. Unbuen ejemplo de este uso consensual 7 tautol6gico- del término “desarrollo” se encuentra en el articulo primero de la Dédaration surle drt au develonpement (resoluci6n 41/128 de la Asamblea General de Naciones Unidas de 4 de diciembre de 1986). que afirma: "El derecho al desarrollo esun derecho inalienable del hombre cen virtud del cual tods persona todos los pueblos tienenel derecko de participsr y de contribuir a un desarro: No econsmico, social, cultural y politico en el que todos los derechos del hombre y todas las libertades funda~ ‘mentales puedan ser plenameste realizadas, y de beneficiarsede ese desarrollo”. 8. Vase Uwe Porksen, Fastitworer. Die Sprache einer internationalen Diktatur, Stuttgart, Klett-Cotta, 1989, pig. 127. Para Porksen, lo caracteristico de una palabra plistica es haber pertenecido en un primer momento a la lengua colequial en ia que tenia un sentido claro y preciso (el desarrollo de una ecuacién). haber sido utilizada mis tarde por el lenguaje culto (el desarrollo de las especies segin Darwin) y haber sido retomada actualmente por 1 idioma de los teenderaias en un sentido tan amplio que no sigaifiea nada, sino aquello que quiere hacerle decir quien habla en eada caso. 23 EL DESARROLLO: HISTORIA DE UNA CREENCIA OCCIDENTAL, —con frecuencia contradictorias ellas también— a las que se considera capa- ces, a su tiempo, de aumentar el bienestar de la mayoria. La debilidad de estas dos perspectivas deriva de que no permiten identificar al “desarrollo”, que aparece en unos casos como un sentimiento subjetivo de “plenitud”, dis- tinto de unas personas a otras, y en otros, como una serie de operaciones de las que nada prueba, a priori, que contribuyan verdaderamente al objetivo anunciado?. Para encontrar una salida, hay que volver a la exigencia durkheimiana que consiste, por una parte, en incluir en la definicién a todos los fenéme- nos de referencia y, por otra, en no retener mds que los caracteres exter- nos!°. Dicho de otra forma, conviene identificar, desde un punto de vista sociolégico, aquello que permite afirmar, a partir de prdcticas observables en cada caso, que a un conjunto de paises se les considera “desarrollados” mientras otros estén “en desarrollo”. No se trata de comparar —para oponerlos~ dos conjuntos distintos para decir que uno posec mas de esto (escuclas, carrete- ras, reservas monetarias, calorias per capita, automdviles, democracia, telé- fonos, etc.) y menos de aquello (analfabetos, tradiciones culturales, hijos por familia, “pobres absolutos”, mano de obra cualificada, etc.) e inversa- mente!!, sino para poner de manifiesto el proceso que esta en el origen de esta diferencia, que se propaga aun ritmo diferente en los dos conjuntos en cuestién y que los transforma de manera irreversible cuantitativa y cualita- tivamente. Porque el “desarrollo” no atane exclusivamente a los patses del “Sur”, y menos ain a las acciones emprendidas bajo los auspicios de los organismos de “cooperacién para el desarrollo”. Se trata de un fenémeno histérico global del que conviene explicar su funcionamiento para poder mis tarde identificar su presencia o su ausencia. 9. Nosélo no hay nada que indique, por ejemplo, que la construccién de un embalse o la promocién de las e tacionesde tal o cual producto contribuiré efectivamente aun mayor bienestar para las poblaciones que se supo~ nen beneficiariasde este tipo de acciones, sino que se comprueba, ademis. que. segiin el contexto, una misma ‘operacién se considerara unaa veces de “desarrollo”. y otras como una sctividad comercial normal: 9¢ valors de ‘manera distinta la compra de una empresa americana por una sociedad japonesa o la creacién por capitales japoneses de una empresaen Burkina-Faso. Poreupueato, la dcfticioa de cet “cracieres extenos” expone tambien una elessiGny unas alonicioncs, Ningin mete permed nunca abarear oda “reaiday Ls definiién durkcimiana gs pues comparable a tuna carts geogrdfica: los elementos que proporciona son suficientes para reconocer el erritorio: nopermite.sin embargo, deseribir toda la vida que transcurre en é.. 44, Esta manera de “definir” el “desarrollo” esté muy extendida (Encyclopédie universelte Tempo, tomo VI, 1967, vocablo "subdesarrollo"). Permite al grupo dominante definir las caracteristicas del “desarrollo” J, aContinuacion, identificaruna serie de “carencias” que se pretenden llenar en una perspectiva evolu- cionista, A la inversa, hay que poner de manifiesto que los paises llamados "subdesarrollados” son, de ecko, “Tos que han sufrido de manera mis o menos directa la dominacién occidental [..}. que a0 con- siguen encontrar las respuestas que exige su reproduccién [y que no estén earacteritados por su distan- cia respectoa los paises industrisles, sine mas bien] por lz imposibilidad de seguir la misma via". Alain Lipiete, Mirages ¢ miracles, Problémes de Uindustrialisation dans le Tiers Monde, Paris, La Decouverte, 1985, pag. 19. 23 (GuBERT RIST ELEMENTOS DE UNA DEFINICION Para satisfacer las exigencias metodoldégicas mencionadas anteriormente y abarcar el conjunto de fenémenos que forman parte del campo, la definicién deberd describir los multiples mecanismos que determinan el cambio social en el conjunto de las sociedades contempordneas segtin una légica particular, creadora de estructuras nuevas. Porque no basta afirmar que el “desarrollo” se reduce al cambio social. Este constituye, en efecto, una constante en la vida de todas las sociedades desde el alba de la humanidad. Se trata, en este caso, de identificar la especificidad —calificada de “desarrollo”— para dar a conocer lo que distingue a las sociedades modernas de aquellas que las han precedido. Ladefinicion que se plantea se constraye por medio de elementos suce- sivos y se explicitara progresivamente. Fl “desarrollo” estd constituido por un conjunto de practicas a veces aparentemente contradictorias.... Las pricticas (econémicas, sociales, politicas, culturales...) se corres- ponden con los “caracteres externos” sefialados por Durkheim a fin de excluir de la definicion todo aspecto normativo que privilegie lo que se espera, en detrimento de lo que pasa. Dicho de otro modo, no se trata de considerar los hechos a partir de una u otra de las teorias del “desarrollo” de las que disponemos actualmente. porque es sabido que lo que prevé la teoria no se cumple necesariamente en la prdctica y se sabe también que practicas semejantes pueden reclamarse de teorias opuestas. Estaesla razon por la que, como ya se ha hecho notar, estas practicas son innumerables y parecen, a primera vista, contradictorias. Por ejemplo, en el terreno econé- mico, algunas estan orientadas hacia el beneficio (inversiones directas, “transferts” de tecnologia, intercambios comerciales, etc.), otras revelan una cierta liberalidad (préstamos en condiciones de favor, apoyo de toda suerte de ofertas para las ONG, ete.); algunas favorecen los intercambios interna- cionales (exportacién de materias primas, incremento de los cultivos de renta, deslocalizacion industrial, etc.), otras los restringen (limitacion de las importaciones bajo un régimen de ajuste estructural, substitucién de las importaciones, tasas aduaneras, etc.). Unas tienden a aumentar el papel del Estado (constitucién de sociedades nacionales, subvencién a los pro- ductos basicos, ete.), y otras, lo limitan (desregulacién, privatizaciones, etc.); algunas contribuyen a incrementar la deuda externa (concesién de nuevos préstamos, reescalonamiento de préstamos antiguos), y otras se esfuerzan en reducirla (anulacién, acuerdos de permuta entre medio ambiente y financiacién exterior). 34 EL DESARROLLO: HISTORIA DE UNA CREENCIA OCCIDENTAL «+ Que, para asegurar la reproduccién social... Para decirlo de manera mas sencilla, estas practicas tienen por objetivo permitiral sistema mundial reproducirse ampliando su influencia de modo que asegure la existencia de las sociedades (o de las clases sociales) inclui- das en este sistema, desinteresandose de aquellas a las que excluye. ... Obligan a transformar y a desiruir, de forma generalizada, el medio natura El proceso econdémico que, por ejemplo, transforma el mineral en acero, el petréleo en gas de escape o el bosque en “recurso”, implica nece- sariamente destruccién: un recurso disponible hace que se convierta en un objeto o un producto cuyo reciclaje es problematico—porque implica un nuevo coste energético— o imposible, lo que agrava todavia mas la destruc- cion del medio natural (contaminacién). La existencia de este fendmeno entrépico!? no es nueva, puesto que acompaiia al conjunto de los procesos fisicos del planeta. Sin embargo, sus efectos se han incrementado conside- rablemente a partir de la Revolucién Industrial que. por esquematizar, ha consistido en producir energia sustituyendo los molinos de agua o de vien- to (que utilizaban cnergia naturalmente renovable) por unas "maquinas de fuego” (maquinas de vapor, motores de explosion) que, no sélo dan priori- dad al uso de recursos no renovables, sino que pierden una gran parte de laenergia, de manera irreversible'S, bajo forma de calor. Contrariamente ala ciencia econdmica “normal”! que no considera el proceso industrial mas que bajo el angulo de la produccién, hay que insistir en que todo fenémeno de produccién entraria siempre una destruceién y que, desde hace dos siglos aproximadamente, este ultimo aspecto ha ganado constantemente en importancia (contaminacién) aunque haya pasado inadvertido durante mucho tiempo. Por otra parte, la transformacion de la naturaleza toma 12, Yease Nicholas Georgesca-Roegen, Demain a décroissance. Entropie, éeologic. économie, prologo y traduceién de Ivo Rens y Jacques Grinevald. Lausana. Editions Pierre-Mareel Favre, 1979. Pag. 157. 13, Véase Jacques Crinevald, "Science et développementomo Esquisse d une approche socio-épistémologi- que". en La pluralité des mondes. Théories et pratiques du développementomo, Cahiers de 11ED, 1, Ginebra. TED. 1975. pags. 31-98. Este formidable crecimiento de los fendmenos entropicos esta ligado a la dife- rencia de temporalidad que caracteriza los fendmenos vivientes” (comprendidos le fuerza del viento y el flujo del agua, que pertenecen a la biosfera) por oposicién a los que dependen de la explotacién de los ‘minerales, El ritmo de reproduccidn de lo vivo es lento y determina su utilizacion, mientfas que la explo- tacién de los recursos minerales no depende mis que de los medios técnicos disponibles, que, si se amejoran,permiten un crecimiento ripido y acumulatvo (sta precision me ha sido comunicada por Ral teppacher 4g. Sein Thomas S. Kulin (La structure des révolutions scientifiques, Paris, Flammarion, 1983, pigs. 29 y siguien- tes) (Lo estructura de la revoluciones cientificas, Fondo de Gultura Econémi ls “eiencia tiormal” se dasa en una serie de resultados obtenidos en el pasado y que se consideran suficientes para definir a orien- tacidn de las nuevas investigaciones. Esta inscnita en uh paradigma que define los problemas yla manera de resolverlos. 35, GILBERT RIST igualmente otras formas que tienen que ver con unas instituciones y unas técnicas: la més simple es la apropiacin privada de la tierra!’ o la crea- cién de embalses que aseguran el control y. por tanto, la explotaci6n mer- cantil de los recursos hidroeléctricos; la mas compleja depende de las investigaciones biogenéticas que permiten no sélo controlar, sino mani- pular la naturaleza o lo viviente y patentar enseguida el resultado de estas manipulaciones. El espacio mismo no escapa al proceso, y se disputa el acceso a las 6rbitas geoestacionarias'®. Por supuesto, no se trata sino de ejemplos, a fin de poner en evidencia un proceso generalizado, que abar- ca ala totalidad del medio natural y al conjunto del planeta; el poder eco- némico financiero de las sociedades transnacionales participa igualmen- te de esta generalizacién, sinénimo hoy dia de globalizacion o de mundia- lizacién de los mercados. - Ylas relaciones sociale: Las relaciones sociales no escapan al reino de la mercancia y de la explotacién, es decir, al valor de cambio, determinado por la oferta y Ja demanda!”, En este ambito, el cambio mis importante tuvo lugar con la aparicién —y progresiva generalizacién— del trabajo asalariado en las socie- dades modernas!*, Una revolucién importante cuyos efectos contintan haciéndose sentir al menos de dos maneras. La primera atane a la teoria econdémica; en efecto, la “nueva economia” americana, animada por el Premio Nobel, Gary Becker, no duda en generalizar el principio de “econo- micidad”!? al conjunto de las relaciones familiares y propone en lo sucesivo una economia del matrimonio, de la produccién doméstica, de la fertilidad, 15, Véase Kari Polanyi, Primitive, Archaic and Modern Economies led. por George Dalton], Nueva York, Anchor Books, Doubleday & Co. 1968. 16. Como afirmaba sin ambages una publicidad de la conferencia "Space Comerce ~The space for your business—" (Montreux, 3-26 marzo 1992): "Space is a common heritage, make it work or you.” 1, “Indiferentes pues a su modo de existencia natural sin consideracién para la naturaleza especifica de ls necesi- dad pare la que constiruyen valoresde uso, las mercanclasse compensan en cantidades determinadas, se suplen mutuamente en el cambio, actan como equivalentes y representan sf la misma anidad, aunque presenten {ods las apaciencas todoelos colores, [1 Noe pues el tiempo de trabajo quecnclerran aio aelacion dela ofertay a demanda laque determina el valorde cambio delas mercancias”. Karl Marx. ritiquede économie poli- tique, en Oewires, tomo 1, Paris, Gallimard, 1965, pigs. 279 y 316 [Contribucién ala ntica de la economia pola, Madrid, Alberto Coraién editor. 1970). 18, Véase Karl Polanyi. Lagrande transformation. Aux origines politiques économiques de nate temps, prologode Louis Demon Pate Guise 83" cay in llsgres nef mci EdtcoinesEeensn spb Posey tenn talacreacién del mercado de trabajo ala abrogacién dela ey de Speenhamland, que. hasta 1834. aseguraba alos pobres un “derecho ala vida", es decir, un ingreso minimo garantizado, eon independencia de sus gunancias (pigs. 133 y siguientes). 19. El "principio de economicidad” afirma que todo es escaso, no solzmente les recursos naturales, la energia, el dinero, sino sobre todo el tiempo. En consecencia, nada es gratuito y cada uno esté obligadoa ealeular el coste ‘de oportunidad de cada uno de sus gestos: ;merece la pena renunciar a un empleo para poder estudiar? ,Cuil es el precio que atribuyoal ocio sie me propone hacer horas extras? {Cull e el coste de lossacrificios que tendré queaceptar para mantener uns familia? 26 EL DESARROLLO: HISTORIA DE UNA CREENCIA OCCIDENTAL. incluso del altruismo2", Mientras que Marx se indignaba de que la burgue- sia hubiese arrancado a las relaciones familiares “el velo de emocionante sentimentalismo y las haya reducido a simples relaciones de dinero”), la “nueva economia” se basa con jibilo en el hecho de que en lo sucesivo no sobreviva “otra relacion entre el hombre y el hombre que el interés desnu- do”, Esta revolucién en la manera de abordar las relaciones sociales se manifiesta de miltiples formas. Se la ve, por ejemplo, en la inmensa exten- sién del mercado del ocio o en las nuevas posibilidades que ofrece la ciencia médica: lo que, no hace mucho, formaba parte de la intimidad y parecia deber escapar al mercado puede ser hoy objeto de contratos lucrativos. El alquiler de titeros 0 el recurso a los bancos de esperma muestran claramen- te que el reino de la mercancia no ha acabado atin su invasién del conjunto de las relaciones sociales. ... Ala vista de una produccin creciente... El proceso esta orientado hacia la multiplicacién de la produccién, a partir de la hipétesis segdn la cual “mis” significa necesariamente “mejor”, Sin duda, son muchos los casos que confirman esta propuesta implicita que, sin embargo, debe ser matizada teniendo en cuenta el hecho ~ya mencionado— que a toda produccién corresponde necesariamente una destruccién. Este hecho se camufla con mucha frecuencia por la economia dominante que renuncia también a contabilizar los "costes externos” de la produccién, o los hace pasar por un beneficio suplementario”‘. Pero hay algo mis grave atin: el proceso esta hecho de tal manera que sélo puede ser interrumpido a costa de amenazar la reproduccién social de quienes se benefician de él. Esté mds orientado ala produccién del mdximo que del dpti- mo porque s6lo puede existir propagandose o generalizandose de manera extensiva (geogréficamente) o intensiva (invirtiendo en nuevos campos 20, Véase Henri Lepage, Demain le iberolisme, Paris, Le Livre de Poche, Librairie générales franga 1980, pags. 25, ysigulertes 21, LeManifeste du parti communiste, en Oewsres (direceién de Maximilien KubeD), toro 1, Pari, Gallimard, pig. 164. len Marxy Engels. Obras escogidas. tomo I, Madrid, Editorial Fundsmentos. 19771. 2a. Ibid. pag. 163. i. _ Estaproposicién es resueltamente moderna. Incluso silos economistasclésicos celebraban “los progresos de la opulencia” (A. Smith), esperaban, sin embargo, que se llegariaa un “estado estacionario”, 24. Laactual corriente de la “economia del medio ambiente" se esfuerza en combatir eata ceguera inchiyendo especialmente en el precio de venta de ciertos productos su coste de reciclaje o de destruccién; estas dos operaciones permiten mantener una mueva forma de industria, también destructora de energia, lo que no hhace sino aplazar el problema: el principio de “quien contamina, p2ga” puede eventualmente redacir los dans actuando sobre el precio (por inclusién de las “externalidades"), pero no los suprime. Incluso si la contaminacisn se convierte en ut lujo, ee encontrarin siempre actores digpuestos a “comprarecla” (0 a ofrecerla a los demis) 27 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. b) 45 EL DESARROLLO: HISTORIA DE UNA CREENCIA OCCIDENTAL sus propias tradiciones y creencias, nada indica que la sociedad occiden- tal carezca de ellas, aunque sean diferentes a las de otras sociedades. Hay que rechazar, pues, la “gran linea divisoria”! entre “tradicién” y moderni- dad”, porque la modernidad misma se inscribe en una tradicién. Esta creencia moderna debe ser caracterizada. No debe confundirse con el mensaje proclamado por el cristianismo; aunque éste forma parte indiscutible de la herencia occidental, la secularizacion progre- siva de la sociedad ha privado a las Iglesias del monopolio de la defi- nicién de las creencias compartidas por el conjunto del cuerpo social. Sin embargo, desde un punto de vista sociclégico, esta marginacion de las instituciones eclesiasticas no implica la desaparicién de lo reli- gioso, que “emigraa otra parte”, y sobre todo alli donde no se la espe- ra, en especial hacia lo que se toma generalmente por profano. Ademas, dado que las creencias se sitiian mas alla de toda contesta- cién, no deben confundirse tampoco con la ideologia*>: una ideologia se discute —se puede ser, por ejemplo, liberal, socialdemécrata 0 comunista y admitir la pluralidad de las perspectivas sociopoliticas—, mientras que las creencias sociales —por ejemplo los derechos huma- nos o él “desarrollo”— constituyen un tipo de certeza colectiva cuyas modalidades son discutibles, o de las que se puede dudar, en privado, pero que su legitimidad es inconveniente discutir en publico. Estas creencias corresponden, de cierta manera (homeomérfica), con los mitos de las sociedades no occidentales, con la sola diferencia de que los mitos pueden ser relatados, mientras que no existe en la sociedad moderna, un relato fundador propiamente dicho. Ademés, las creen - cias compartidas por la sociedad moderna pueden relacionarse con los mitos o los fragmentos de mitos antiguos, propios de la sociedad occidental. Por tltimo, las creencias no constituyen verdades dogma - ticas con las que todos podriamos identificarnos por intima convic- cién. Sin embargo, se expresan bajo la forma de propuestas sencillas, tenidas por verdaderas de una forma difusa: se cree en ellas porque se piensa que todo el mundo cree, porque no se puede hacer otra cosa que creer, porque todo el mundo lo dice (“el relanzamiento econémi- co resolver el problema del empleo, los progresos técnicos permitiran Brano Latour, Nous navors jamais modemes Esa anrpuaesymrique aris La Déconer, 19, 9 aud. Siguiendo a Mars, la ideologia dominate es producto dela elate dominante: en este ato, ta clase dominante ex ella misma mistficada por su creencia en el desarrollo”. 33 GLBERT RIST oO d) resolver los problemas actuales, la mayoria de los ciudadanos apoyan al gobierno”, etc.). Se trata, por tanto, de “propuestas inestables” que responden a autoridades oscuras (los sondeos, los expertos), legiti- madas por fragmentos de creencias antiguas, en tanto que “reservas de raz6n” juegan el mismo papel que el oro de los bancos que garanti- zaba no hace mucho sin que nadie lo comprobase— el valor de la moneda fiduciaria. Todavia hoy basta con que todo el mundo actie demostrando confianza (es decir, otorgando crédito) a los billetes que se le ofrecen. Son creencias eficaces. Obligan a quienes las comparten a actuar de determinada manera. Aunque, individualmente, cada uno puede dudar de la validez de tal o cual planteamiento, es imposible sustracrse a la obligacién colectiva que lleva consigo: por mas que en privado se formu- Jen reservas sobre un hecho —por ejemplo, que el crecimiento econémi- co pueda crear empleo para todos los parados—, hay, sin embargo, que bajo pena de pasar por un mal ciudadano. El acto de creer es performativo*y si es necesa- rio hacer creer, es para hacer actuar. Mas aiin, la accién determinada porla actuar como si eso fuera, si no cierto, al menos verosimi creencia es obligatoriay no descansa sobre ninguna opeién. Por iiltimo, en la medida en la que son religiosas, estas creencias se rea- vivan constantemente mediante unos rituales y unos signos. Por ejem- plo, los salones, las ferias y las exposiciones de todo tipo (y especialmen- te las “exposiciones universales”) cultivan la idea de que "el progreso esta en marcha” de la misma forma que la inauguracién de una escuela o de una presa en un pais lejano permiten hacer creer en la inminencia de una vida mejor. Igual que los Azandé tenian sus brujos y los romanos sus augures, la sociedad moderna mantiene unos expertos cconémicos encargados de vigilar la coyuntura, de escudrifar los "grandes indica- dores” y profetizar el futuro que se gesta en las “tendencias profundas”. Vaticinios piadosamente meditados durante esos grandes rituales que son las diferentes “cumbres” politicas, las reuniones del G7, los “rounds” de negociaciones comerciales y demas sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas. Acostumbran a equivocarse los unos y los otros sin que el respeto del que se rodea su ministerio se vea “Dicese de un verbo cuya enumeiacién realiza la acoign que signifies o de un enunciado que implica la realiea- cidn sinmulténea por el hablante de la acci6n evocada” (N. dell). EL DESARROLLO; HISTORIA DE UNA CREENCIA OCCIDENTAL en nada disminuido. Su autoridad no depende del resultado obtenido, sino del cuidado que ponen en cumplir con su oficio. Sise considera al “desarrollo” como un elemento de la religion moder- na, se consigue explicar la diferencia que separa la definicién que puede dar el socidlogo de la vision que tienen los "fieles”, y también las razones por las cuales esta diferencia no amenaza la vida de la creencia. Cabe sorprenderse de que cincuenta afios después de que su extensién alos paises del Sur figure en el orden del dia dela comunidad internacional, el “desarrollo” no se haya conseguido todavia. Un politico que haga dema- siadas promesas demagégicas termina abandonado por sus electores. Un investigador puede ser despedido sise empefia en realizar durante demasia- do tiempo experimentos que no consiguen resultados. Sin embargo, nada de esto ocurre en el Ambito del “desarrollo”: las promesas se repiten incansable- mente y los experimentos se reproducen de continuo. ¢Cémo explicar que cada fra- caso sea la oportunidad para una nueva prérroga? Dela misma forma que los cristianos no ignoran la multitud de crimenes cometidos en nombre de su fe, sin por eso renegar de ella, los expertos en “desarrollo” reconocen cada vez con mas frecuencia los errores cometidos sin, pese a ello, poner en cuestién sus razones para perseverar. La creencia se construye de tal manera que tolera con facilidad las contradicciones*®, tanto més cuando, contrariamente a las teorias cientificas, no es refutable. Esta es la raz6n por la que la ciencia cambia ms rapidamente. La creencia est auto- inmunizada contra todo lo que venga a ponerla en cuestién, porque la verdad no sabria mentir: la mentira —o el error— se atribuyen necesariamente a una mala interpretaci6n, ala torpeza humana 0 un fallo de informacién. El brujo azande no actuaba de manera distinta: sin abandonar su creencia en la verdad del oraculo, podia modificar las decisiones repitiendo su procedimiento operativo, cambiando de método o de instrumento hasta que el resultado le conviniese, 0 conviniese a quien le consulta. En cuanto a éste, si se conside- raba mal aconsejado, engafiado incluso, no dudaba de la brujeria en general, sino unicamente de la competencia de este brujo particular, y quedaba libre para recurrir a un colega ms habil*’, Ademés, no es necesario buscar muy 46. Astse justifia con frecuencia l cuoperseidn para el “desarrollo” afirmando, en la misma frase, que esté moti yada a la vex por la no-participacién en los beneficios (la solidaridad) y el interés. 4 “Enrealidad, fe y escepticismo forman parte la tradicin, E! escepiicismo explica los fracasos de los exor~ cistas. y. como silo se refiere a exorcistas particulares, contribuye también a mantener la fe que se tiene en los demis”. Edward Evans-Pritchard, Soreelere, oracles et mogie chez les Azande, Paris, Callimard, 1972, pig. 35 GILBERT RIST lejos ejemplos del arraigo de creencias a pesar de practicas contradictorias a las que justifican; segiin los lugares y las épocas, el cristianismo no ha con- denado en primer lugar y después rehabilitado a Galileo, despreciado y des- pués dado satisfacciones a los judios, tolerado la esclavitud y después predi- cado la igual dignidad de todos los hombres, apoyado a la colonizacién y des- pués saludado a las independencias, puesto a la democracia en el Indice y después exaltado los derechos humanos? Finalmente, “la tiltima defensa de una creencia se plantea en el senti- miento de abandono que surge cuando se decide salir de ella [...] el ntcleo duro se defiende mediante el miedo al vacio”®. ;Como no estremecerse ante Ja idea de que las esperanzas que se han mantenido, los combates en los que se ha participado, las acciones a las que se ha contribuido se van desa- creditando porque la creencia que los sostenia se considera estéril? Lo mas irracional del acto de creer no es lo menos respetable. Se da uno cuenta de ello cuando se escuchan los testimonios de quienes, durante cincuenta afios, habian creido en el futuro radiante que prometian las democracias popula- res de la Europa del Este. Porque la creencia, una vez més, no surge de una iluminaci6n personal. Se crea colectivamente, al hilo de una historia, se relaciona con verdades antiguas e indiscutibles, sella la adhesion al grupo, autoriza el discurso legitimo, permite aceptar medidas a sabiendas de que van contra el objetivo esperado, bajo el pretexto de que, sin embargo, estan “en el orden de las cosas”. El “desarrollo” aparece asi como wna creencia y como una serie de précti- cas que forman un todo a pesar de sus contradicciones. La primera no es menos cierta que las segundas dado que ambas estan indisolublemente ligadas. Juntas reflejan la logica de una sociedad en vias de mundializacién que, para cumplir el programa que se ha fijado —y cuyas consecuencias no se asumen por todos de la misma manera— debe referirse a ciertas verda- des indiscutibles y ampliamente compartidas —que ponen de manifiesto el mito— para basar en ellas su legitimidad. A la progresiva construccién de este mito occidental estaré dedicado el préximo capitulo, reconociendo que la “historia no esta parada en la estaci6n final ni triunfalmente en marcha hacia un futuro radiante. Esta catapultada hacia una aventura des - conocida”!?, 238 Linea, magia onda entre los azande, Anagrama, 1997. gNo es raladable esta afirmacin alas ‘experiencias realizadis por muchas sociedades en materia de “desarrollo”? 48. Edgar Morin, Pour sortir duvingtiéme siedle, Paris, Ferrand Narhan, 1981, pig, 102. 49. Edgar Morin, “La Terre, atre errant”, Le Monde, 14 de febrerode 1999. 36 2, LAS METAMORFOSIS DE UN MITO OCCIDENTAL. Se podia dudar en la eleccién de la palabra a la hora de dotar de un nom- bre genérico a las miltiples practicas destinadas a aumentar el bienestar de la humanidad y designar este nuevo sentido que se daba ala historia: se habria podido conservar e] término "civilizacién” (tomado en su acepcién transitiva), ampliamente utilizado hasta el final de la Primera Guerra Mundial; se hubiera podido hablar de “occidentalizacién” para indicar claramente el origen del modelo implicito; se habria podido escoger el concepto neutro en apariencia de “modernizacién” que tuvo algunos par- tidarios, en una perspectiva militante, habria podido mantenerse "libera- cién” que se aplicaria, mAs tarde, al conjunto de la vida social. Fue "desa- rrollo” la que prevalecié, Sin duda porque la elecciGn no era tan abierta como podria pensarse dado que los conceptos no caen del cielo. La pala- bra “desarrollo” aportaba multiples ventajas: tenia una cierta respetabili - dad porque formaba parte del lenguaje cientifico; permitia presuponer las condiciones de evolucién del proceso deseado; se vinculaba, en fin, con una tradi ién de pensamiento —remontandose al mito— que garantizaba su legitimidad!. 1, Los diversos elementos de este capitulo se apoyan ampliamente en Robert A. Nisbet, Social Ghage and History. Aspects of the Wester. Teory of Development. Nueva York, Oxford University Press. 1969. pig. 335 [Cambio socal Alianza Editorial, 1993] GILBERT IST LAS CONSECUENCIAS IMPLICITAS DE LA METAFORA Describir el cambio social es una empresa dificil, imposible incluso, ya que depende no sélo de la produccién econémiea, de la transformacién de las infraestructuras, del sistema politico, sino también de la evolucién de las mentalidades, de las relaciones con el otro y de la percepcion de la natura- leza. Ademis, todos estos cambios son imperceptibles y seria dificil iden- tificarlos conforme se van produciendo. De ahi la comodidad de la metafo- ra, o de la comparacién, que “toma prestada, de una cosa ajena, una imagen sensible y natural de la verdad”? y que permite expresar. mediante una imagen, una idea compleja: gcudntas explicaciones se necesitarian para expresar lo que se entiende representando a Francia con los rasgos de un “gallo galo"? Es un método habitual que permite pasar facilmente de lo conocido a lo desconocido, aplicando en un ambito determinado razona- mientos o ideas validos en otro. Los fenémenos eléctricos se entienden mejor comparandolos con un sistema hidraulico, con sus flujos, su caudal y su presién. La analogia, que permite pasar de un objeto a otro basandose en semejanzas establecidas por la imaginacién. supone una ayuda util para la reflexién, a condicién de no confundirla imagen y la realidad, la analogta y el sentido verdadero. E] “desarrollo” aparece asi como un término comodo para describir el cambio social que deriva de un proceso econémico en la medida en que tiene ya una variedad de significados cercanos, ligados a la expansién y al creci- miento. Si es dificil dar cuenta con exactitud de las miltiples transforma- ciones sociales que se producen bajo la influencia de la modernidad, todos sabemos, sin embargo, qué significa el desarrollo de un nifio o de una plan- ta. Proceso imperceptible, imposible de advertir en el momento y evidente, y sin embargo, si se le observa cada cierto plazo, tiene lugar de manera espontanea y previsible pese a su aparente inmovilidad. Mediante esta ana- logia se relaciona un fenémeno social con un fendmeno natural, haciendo como si lo que es verdadero en uno, debiera serlo necesariamente en el otro. Es pues esta metafora, es decir, este traslado de lo natural a lo social, lo que conviene analizar primero. gCuéles son los significados implicitos del desarrollo de los seres naturales o vivientes? Cuando se habla del desarrollo de una planta o de un 2, Boileau, Sates IX; citado en Littré, tomo V, término “métaphore", Paris, Callimard-Hachette, 1957, col. 177. 38 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. GILBERT RIST la economia se llama “Investigaci6n sobre las causas y la naturaleza de la riqueza de las naciones”: “el curso del progreso de la opulencia” se pre- senta como “un orden de cosas establecido generalmente por la necesidad [... y] fortalecido por la propensiénnatural del hombre”’?. El “orden de las cosas”, es decir, el progreso se muestra, pues, como una “necesidad natu- ral” que nada podra detener: el “desarrollo” no es una opci6n, sino la fina- lidad -y la fatalidad— de la historia. EL TRIUNFO DEL EVOLUCIONISMO SOCIAL Por ultimo, el nuevo paradigma sera rematado en el siglo XIX bajo la forma del evolucionismo social que permitié anclar s6lidamente en el imaginario colectivo la idea de la superioridad occidental sobre las demas sociedades. Si los distintos autores difieren en cuanto a la manera de identificar los diver- sos “estadios” por los que deben pasar todas las sociedades, estan, sin embargo, de acuerdo en lo esencial: primeramente, el progreso es consus- tancial (0 connatural) con la historia; después, todos los pueblos recorren el mismo camino, y por tiltimo, no todos avanzan al mismo ritmo que la socie- dad occidental que mantiene, en relacién con las demas, una indiscutible “yentaja”, como lo atestiguan la abundancia de su produccién, el papel pre- ponderante que en ella juega la razén y la amplitud de sus descubrimientos cientificos y técnicos. A partir de estos presupuestos ampliamente compartidos, cada uno relata la historia del mundo conforme al interés que mantiene en cada ambito particular del saber*®. Para Jean-Baptiste Say (1767-183), la humanidad da sus primeros pasos con las hordas salvajes, ignorantes del derecho de propiedad y tan sélo capaces de satisfacer necesi- dades limitadas, pasa por civilizaciones inferiores, tales como la India o Egipto, para aleanzar después la civilizacion superior caracterizada por la pro- duccién industrial que permite satisfacer una gran variedad de necesidades. 30. Adam Smith. Recherches aurla natureet let cawes dela rchesse des nations, Parte, Callimard. 1976 L776]. pli. 209 (subrayado por el autor, C.R.) [Investigacidn de la naturaleza...). Se encontraran formulaciones parecidas entre los fisideratas (jprecisamente) y noes una casualidad que Pierre~Frangois Lemercier de la Riviere titule su obra Lonire naturel et essentiel des socitéspolitiques, Londres, Jean Nourse, y Paris, Desaint, 1767, 42. Elevolucionismo actia siempre de la misma forma: una vez elegido un tema construye para él una “ genealogia (Gsiempre la metéfora biol6gica!) ficticia. Por ejemplo, silo que se considera es la velocidad, se imaginari la sucesiénde etapas que conden de a marcha a pie alavién supersénico, pasando por la iavenciénde h rueda, el motorde explosion, etc..como si estas formas distintas del transporte se “engendraran” necesariamente las tunas de las otras, En “Race et histoire”, incluido en Le racisme devont la science, Paris, UNESCO, 1952 (el texto clésico de la critica al evolucionismo social), Claude Lévi-Strauss hace notar ya que un hacha no engendra otro hacka, y Thomas Kuhn (La structure des révolutions scientifiques, Paris, Flammarion, 1983 {1962, 1970} [Leestruc- tura...J ba demostrado suficientemente que la ciencia no procede de forma lineal y acumblativa, sino mediante la desestimacién de paradigmas. 52 EL DESARROLLO: HISTORIA DE UNA CREENCIA OCCIDENTAL En cuanto a las sociedades situadas al margen del proceso, “se civilizaran o seran destruidas. Nada se puede hacer contra la civilizacion y contra las capacidades de la industria. Sélo sobreviviran aquellas especies animales que la industria multiplique"!!. Auguste Comte (1798-1857) intenta demostrar que todas las sociedades han pasado por un estadio teoldgico y luego metafisico para alcanzar el “estado positivo” en el cual triunfa la ciencia, que se basa en hechos verificados por la experiencia!?, Karl Marx (1818-1883) relee la historia y deduce de ella leyes "que se manifiestan y se realizan con una necesidad de hierro”*? para mostrar el encadenamiento del feudalismo al capitalismo burgués, que desembocaré con la misma cer- teza en la sociedad comunista. Porque, dice, “el desarrollo de la formacion econémica de la sociedad es asimilable a la marcha de la naturaleza y a su historia”, Lewis Morgan (1818-1881), que fue uno de los fundadores dela antropologia americana, plantea una explicacién cientifica de la historia segtn la cual todas las sociedades pasan del salvajismo a la barbaric antes de llegar a la civilizaci6n. El salvaje de hoy es, pues, "nuestro antepasado contemporéneo”**; al contrario que Rousseau que hacia del estado de naturaleza el lugar de lo auténtico, Morgan plantea la “etapa primitiva” como un estado incompleto. Hay que distinguir cuidadosamente este evolucionismo social del evolucionismo biolégico, ligado a los trabajos de Darwin (que habla de “seleccion natural” y no de “evolucién”). Antes incluso de que hiciese sus primeras observaciones sobre la adaptacion de las especies vivas a su nicho ecolégico y a su medio ambiente social, Herbert Spencer (1820- 1903) habia propuesto su “ley dela complejidad creciente” segan la cual los 4° Jean-Baptiste Say, Cours complet déconomie politique pratique, Bruseles, Sociesé typographique belge. 1043 [1828]. 2 parte, cap. XI, pig. 24. 4% “Blorden se hace entonces la condicion permanente del progreso, mientras que el progreso constituye el obje~ tivo ininterrumpio del orden. Es decir, para una valoracién: mis profunda. el positivismo representa directa~ ‘mente al progreso humano coasistente siempre en el simple desarrollo del orden fundamental que contiene neccsariamente el germen de todos los progresos posibles.” Auguste Comste, Systeme de politique postive ou Tre de sociolegieinstituant la religionde 'aumonite Paris, edicién del autary de Carillian Goeuvry yV, Dalmont. 185 tomo I, pig. 105. Karl Marx, Oeuvres, Paris, Gallimard, tomo 1, pag. 549. Tei pi. go, Est eouna de ls raz nespor las ey gus considera Marl imo delos economists elt- sicos: no sélo porque, como Adam Smith, hace descansar el valor sobre el trabajo (o la fuerza de trabajo). sino también porque afirma. como sus predecesores, que “la naturaleza que se desarrolla en la historia humana (en, elacto de nacimiento de lasoviedad humana) es la verdadera naturaleza del hombres de abi que la nat como, aunque de forma enajenada, se desarrolla en la industria, sea la verdadera naturalem antro Manuscrts de 1844, op. cit, tomo II, pig. 87 [en Manuscritos: Economia y Flosdfia, Alianza Editorial, s98ol, 45 "Dado que la raza humana iene el mismo origen, ha seguido los mismos caminos, por senderos diferentes pero paralelos, en todos los continentes. y de ana {orn muy similar en todas las tribusy naciones de un mismo esta Gio de desarrollo, Dello se deduce qu a hstovay I experiencia de as trbus india de América ofrce ung imagen mas o menos fiel de la historia riencia de nuestros antepasados en unas condiciones similares.” Lows H. Morgan La eve archotne, Pale, Anthropoe, 1971 LBzq_l peloge no paginade (Le tcielad primti- a, Editorial Ayuso. 1975). th 53 GILBERT RST organismos vivos, como los organismos sociales, pasan de la homogenei- dad (0 estado de indefinicién) a la heterogeneidad (estado definido), de lo inferior a lo superior y de lo informe a lo complejo*®. Sin embargo, la dife- rencia entre estas dos teorias no se debe solamente a que el evolucionismo social sea previo al evolucionismo biolégico, sino sobre todo a que el pri- mero es una filosofia dela historia, basada en una hipotesis no verificable de orden teleolégico (los acontecimientos se encadenan de acuerdo con una finalidad predeterminada), mientras que el segundo es una explicacion basada en miltiples observaciones que permiten entender la evolucion de las especies vivas, sin que obedezea a ninguna necesidad interna (la adap- tacién se hace conforme al método ensayo-error y no corresponde con ningin esquema preestablecido cuya finalidad fuese, por ejemplo, la apa- ricién del homo sapiens). Por otra parte, Darwin no presupone que las espe- cies mas recientes sean necesariamente superiores a las antiguas. Sin embargo, a pesar de esta radical diferencia de aproximacion, el evolucio- nismo social ha sacado provecho de su proximidad (jseméntica!) con el darwinismo, atribuyéndose una cierta garantia cientifica’’. Una confusién socialmente util que permitia contestar de manera aparentemente satis- factoria a dos tipos de preguntas: a) Enel plano teorico, el evolucionismo social permitia conciliar la diver- sidad de las sociedades y la unidad del género humano. Pero este apa- rente respeto a la variedad de identidades culturales es una ficcién por- que la diversidad es provisional, dado que “el pais mas desarrollado no hace ms que mostrar a los que le siguen en la escala industrial la ima- gen de su propio futuro"4’, Este método suprime cualquier asombro ante lo diferente: no se ve, se compara. De pronto, las sociedades no occi- dentales se encuentran privadas a la vez de su historia y de su cultura. La primera se reduce a la imitacion de la epopeya occidental y la segunda sélo sobrevive en forma de restos 0 como vestigios que conviene hacer desaparecer rapidamente. La creencia en un “desarrollo” ineluctable y 46. Etpapel del medio embionte socis eséligido la influencis de R.T: Malthus sobre Darwin, que publics Hon get delas especies. en 1859. Essabido también que Darwin descubriéel principio de scleceiGn natural” al mismo tiempo que Alfred Wallace, en 1058. La cxpresiOn “he survival of the ites"es de Wallace; para Darwin, cl que sobrevive no esnecesariamente el mis fuerte sino el mejor adapta. 47 Lo que no hace sino recordar la convergencia de mito y eiencia en la Antiguedad. Para la pequeta historia, se ‘sabe que Marx admiraba a Darwin ~y le dedicé un ejemplar de El Capital- mientras que Darwin mostraba poco interés por las ciencias sociales (véase Pierre Thuillier, “La correspondance Darwin-Mare: une rectification”, In Recherche. 7, abl 1972). 48. Karl Marx, Oewsres, op. cit. tomo I. pag. 549. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. EL DESARROLLO: HISTORIA DE UNA CREENCIA OCCIDENTAL el “subdesarrollo” parece existir sin causa aparente; es un estado de “pobreza” que supone un “handicap” y produce unas "victimas”, oprimidas por "el hambre, la enfermedad y la desesperacién”; por otra, el "desarro- llo” se caracteriza por un estado de abundancia, por unas riquezas "que no cesan de crecer y son inagotables", unos recursos que basta movilizar y colocar. Ante esta situacion, es imposible no hacer nada. Sin embargo, la accién no se presenta como un traslado de valores, ni como una gestion pedagégica (en la que unos pocos tendrian la iniciativa, como sucedi6 en el periodo colonial), sino como una obra comin, un “esfuerzo mundial”, una "empresa colectiva” basada en el crecimiento de la produccién, una mejor utilizacién de los recursos naturales y humanos del mundo. En adelante, intervenir es "poner recursos a disposicion’, es "ayudar alos demés a ayu- darse a si mismos” (jla expresién hard fortuna!), es incitar a todos a produ- cir mas. Y de este gran reparto de papeles, por afiadidura, cada uno saldré mas rico y mas préspero!®, Por tiltimo, los americanos afirman su hegemonia gracias a una pro- puesta generosa que se pretende por encima del enfrentamiento ideolégi- co capitalismo/ comunismo; la clave de la prosperidad y de la felicidad es el crecimiento de la producciény no un debate sin final en torno a la organi- zaci6n social, de la propiedad de los medios de produccién o del papel del Estado!”, Sin poner en cuesti6n la existencia de una “escala” en la que se podrian ordenar jerarquicamente las sociedades (y que esta en la base de todas las formas de evolucionismo), el "Punto IV” impone simplemente una nueva norma que permite a los Estados Unidos ponerse en cabeza dela clasificacién: el producto nacional bruto. Si la primacfa ligada a la idea de “civilizacién” podia parecer discutible (porque situaria a la civilizacién occidental, aunque se tenga, en competencia con otras civilizaciones o cul- turas), ésta que se basa en “el terrorismo” de las cifras de la contabilidad nacional aparenta serlo mucho menos porque la matematizacién pasa por una garantia de objetividad!®. La solucidn que se propone es auténticamente hegeménica porque se presenta no solo como la mejor, sino incluso como la tinica posible 16. Deacuerdo con la maxima “el tiempo es oro”, se afirma implicitamente que inyectando capitales en las eeono- mias "subdesarrolladas” se les permite “ganar tiempo” y “‘recuperar suatraso”. tq. Ciertamente, se encarecen los valores dela democracia, pero. en este caso, la prociams se dirige mis a los colonizados a la bisqueda de su independencia que a los partidarios de las democracias lamadas “populares”. 18, _Eleilculo del PNB era un instrumento econdmico nuevo. confeccionado en los aos cuarenta, ou GILBERT RST UNA ESTRUCTURA PARADIGMATICA NUEVA El interés del "Punto IV” deriva también de la manera en la que esté estruc- turado. Se puede dividir en cuatro partes de distinta longitud: la primera recuerda la situacién desesperada en la que vive “mas de la mitad de la humanidad”, sometida al horror del hambrey de la miseria. Mas adelante, a quienes estan afectados por una situacién aparentemente sin salida, se les anuncia una buena nueva: “por primera vez en la historia”, algo ha cambia- do que permite transformar su vida; gracias a esta novedad inaudita, la feli- cidad esté al alcance de la mano. A condicién, sin embargo, de movilizar las energias, de producir mis, de invertir, de ponerse a trabajar, de intensificar los intercambios. Por wltimo, sise aprovecha esta oportunidad, si seasumen los esfuerzos solicitados, se abrird entonces una era de felicidad, de paz y de prosperidad que beneficiard a todos. Un evangelista americano no diria nada distinto. A aquellos que se han entregado al pecado y a la muerte, Jesucristo les anuncia la salvacion, en tanto que acepten las exigencias de la fe, porque es asi como podran conse- guir la vida eternay gozar de la felicidad prometida alos elegidos. Eldiscurso del presidente Truman estaba destinado, en primer lugar, a sus compatriotas que no podian permanecer insensibles a esta manera de presentar la historia del mundo; era, en efecto, tanto mas creible cuando correspondia, en el mundo profano, a la verdad proclamada por la Iglesia. Sin embargo, su audiencia iba mucho mas alla de los Estados Unidos, dado que se asentaba sobre una creencia compartida no solamente por el mundo cristiano, sino, de cierta manera, por todos los seguidores de las religiones de salvacién!?. Aprovechando esta homologta de estructura con el discurso reli- gioso, la nueva creencia en el “desarrollo” aseguraba su credibilidad, que refor- zaba ain mas la metéfora naturalista, inscrita desde tiempo atras en la con- ciencia (0 la no-conciencia) occidental. Esta es sin duda la razén por la que este molde discursivo sera reutilizado sin cesar en muchas otras declaracio- nes destinadas a afirmar la necesidad del “desarrollo” como tinica solucién alos problemas de la humanidad?°. Al mismo tiempo, se haré imposible indagar sobre el desarrollo. Ciertamente, se podra debatir sobre sus modalidades, sobre los medios para 1g. Véase a este respecto Marie-Domi nomie des eroyances dans le societé mi 20, Ibid. pags. 196-197. Perrot, Gilbert Fist y Fabriio Sabeli a mytholgie progrommée, Léeo- dere, Paro, PUF pie 95 y siguientes 92 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. GILBERT RIST Ja paz fuese un valor mobiliario de rendimiento variable...); los profetas biblicos sofiaban ya en transformar las espadas en rejas para arados... Ciertamente, esto no significa que los discursos actuales no hagan sino reproducir los antiguos. En ciertos aspectos aquellos eran mds ambiciosos, dado que la ONU esperaba entonces que la ayuda piblica para el “desarrollo” alcanzase el 1 por ciento de los ingresos de los paises avanzados, mientras que se contenta hoy dia con un objetivo del 0,7 por ciento que, por lo demas, se consigue rara vez. En otro sentido, las previsiones de futuro en el comienzo de los afios sesenta se basaban en anilisis simplificadores, dado que se creia que era suficiente un crecimiento anual del 5 por ciento del PNB para resolver los problemas. Se ha aprendido, desde entonces, y a partir de experiencias con frecuencia poco concluyentes, a formular andlisis mas finos. Dicho esto, el marco general en el que ibaa transcurrir la aventura del “desarrollo” estaba definido desde entonces. Los puntos principales de la doctrina se habian enunciado con claridad; las organizaciones internacio- nales habian logrado suscitar el interés general y movilizar recursos cre- cientes: la descolonizacién estaba muy avanzada’? y los dirigentes de los nuevos Estados del Tercer Mundo habian descubierto también los procedi- mientos para beneficiarse de la ayuda internacional que se les ofrecia. En cierta manera, habian concluido los preliminares politicos y la economia triunfante podia entrar en escena. 32, Evidentemente, quedaban on Africa sin resolver ~y lo serfan no sin dificultades- el caso de las colonias porta suesas. de Rhodesia del Sur (Zimbabwe), de Africa del Suroeste (Namibia) y de Africa del Sur no 6, LA MODERNIZACION ENTRE LA HISTORIA Y LA PROFECIA Hoy dia es de buen tono criticar a Rostow ya su teoria evolucionista', Aunque la critica est4, sin duda, justificada, merece sin embargo algunas matizacio- nes, porque es siempre facil sorprenderse del pasado y pretenderlo superado. En cierta forma, Walt W. Rostow jugé para la doctrina del “desarrollo” un papel comparable al de Leroy-Beauliew para la colonizacién. Economistas ambos (aunque Rostow se presente como “historiador de la economia”), publicaron cada uno de ellos una obra dirigida a lectores “advertidos pero no especializados” que tuvo un éxito clamoroso e influyé en la opinién péblica durante mucho tiempo. En los dos casos se estaba al comienzo de un periodo nuevo, surgido de decisiones politicas (Ia coloniza- cién para uno y la descolonizacién para el otro), del que se presentia ponia en tela de juicio las relaciones de los paises industrializados con el Sur, aun- que no se supiera lo que razonablemente podia esperarse de él. Los dos tie- nen el mérito de haber propuesto a cada época una respuesta clara en la que los politicos pudieran inspirarse. En un primer momento, no se trata de saber si tenian raz6n, sino de reconocer su influencia. 1 WNW. Rostew, as apes dea eriians conomiqu, Pari Le Seu, 963 255 pe ediclon ingles: The Stopes of Eeonomic Growth. A Non-Comunist Manifesto. Cambridge, Cambridge University Press, 960 [las eapas del ce- cimiento econémice. Un manifesto no comunisia, México, Fondo de Cultura Economica, 1961). (ILBERT RIST El primer esbozo de las “etapas del crecimiento econémico” se habia pre- sentado en forma de lecciones, dictadas por Rostow en la universidad de Cambridge en 1958” gunta fundamental: ,c6mo "crear, conjuntamente con los politicos ylos pueblos no comunistas de las regiones que estén reuniendo las condiciones previas y comenzando su despegue, una asociacién que les conduzca aun crecimiento sos- tenido, en unclima politico y social que deje abiertas todas las posibilidades para un desarrollo progresivo y democratico"3? Elproblema era portanto doble: habia que mostrar, porun lado, ~a partir esencialmente de la historia econémica euro- pea~cémo los paises recientemente descolonizados podian dar lugar a un creci- miento que les condujese al “desarrollo” y por otro, explicar por qué el comunis- mo no podia ofrecer los medios para conseguir este objetivo, dado que se trata de “una especie de enfermedad que puede afectar a una sociedad en periodo de transicién si no logra organizar eficazmente los elementos que, en suseno, esta~ rian dispuestos a acometer latarea de la modernizacion™. De ahi el subtitulo "un. manifiesto no comunista”, que no ha sido retomado en la traduccién francesa. El inmenso éxito de la obra se debe sin duda a que responde de manera convincente a esta doble preocupacién, aunque la certeza que quiere com- el libro aparecié en 1960. Trataba de responder a una pre- partir se base con frecuencia en una argumentacién discutible. Muestra hasta qué punto podia ser interesante no s6lo para la reflexion, sino también para marcar posiciones en los Ambitos econémico y politico, todo ello cuan- do se constituia el campo del “desarrollo”. Sin embargo, antes de examinar las razones del entusiasmo a que dio lugar, conviene presentar brevemente el contenido de la nueva doctrina. UNA FILOSOFIA DE LA HISTORIA Elexcelente resumen que Rostow hace de su tesis general se abre con a frase siguiente: Teniendo en cuenta su grado de desarrollo econdmico, cabe decir que las sociedades estan en una de las cinco fases siguientes: la sociedad tradicional, las condiciones previas al despegue, el despegue, el progreso hacia la madurez y la era del consumo de masas’. Antes de u obra mée oélebre, Rostow habia eserito, en 1953, The Process of Economic Growth. Walt W. Rostov, Les éapes... op. et. pig. 247 Ibid, pag. 247. Bid. pag. 13, aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. GILBERT RIST d) 2 irresistible, el crecimiento se desembaraza de todo aquello que le estorba. Los procedimientos habituales acogen la nocién de interés compuesto, lo que para Rostow significa probablemente que una nuevatradicién se con- solida, la de la acumulacién!® que determina un cambio global del ethos. Un periodo en el que la inversién pasa del 5 al 10 por ciento del PNB, en el que la agricultura se comercializa y en el que se crean nuevas industrias que utilizan las tecnicas modernas. Se trata ciertamente de una "nueva era”!, dominada por una clase dirigente deseosa de hacer triunfar la modernizacin a la que se considera la antitesis de la tradici6n. Continuando con la analogia, viene después “el progreso hacia la madu- rez” que se alcanza unos sesenta afios mas tarde del comienzo del des- pegucy en el curso del cual "la sociedad se adapta conforme a sus descos a las necesidades de la producci6n de alto rendimiento de la época con- temporénea™°. Rostow describe de manera cautelosa — con el lenguaje darwiniano de la adaptacién— las conmociones estructurales y cultura- les que acompaiian necesariamente la transformacién socialy permiten "vencer” a la sociedad tradicional. sus valores y sus instituciones, gra- cias a la técnica, al espiritu de empresa y ala importacién de inversio- nes (por ejemplo en las infraestructuras, los ferrocarriles, etc.) que pasan del 10 al 0 por ciento del PNB. La quinta etapa es la “era del consumo de masas”, caracterizada por el fordismo americano, es decir, la redistribucién alos trabajadores de los beneficios de la productividad a fin de incrementar el consumo, y la lle- gada del Estado Providencia que proporcionaran a todos “beneficios incontestables”. Es el periodo en que Europa y Japén abordan en los afios sesenta y al que aspira la URSS. Este maravilloso fresco de la humanidad, en marcha hacia una felicidad creciente, plantea sin embargo tres problemas. El primero deriva de la naturaleza del trabajo histérico que es siempre, aunque se tomen precaucio- nes, una reinvencién del pasado. A partir de una situacién contempordnea, definida como “modernidad”, se tiene la tentacidn de identificar unos valores o unos comportamientos que se consideran previos ala modernidad y confundir ast 48. né Esta insistencia en la acumulacién no es exclusiva de Rostow. Esti ya en W. Anhur Lewis en 1954: “El factor esencial para el desarrollo econémico es la acumulacion de capital (que inclaye también los conocimientos y las destrezss)” (en inglés en el original) (Economic Development vith Unlimited Supli of Labour", Manchester ‘School, 22 (2), pig 139); citado por Gerald M. Meier. articalo citado, pag. 176. La expresion recuerda al famoso “por primera vez enla historia..." del Punto LV. Walt W. Rostow. op. et. pig. 21. EL DESARROLLO: HISTORIA DE UNA CREENCIA OCCIDENTAL la causa y el efecto. Por ejemplo, jel individualismo es anterior a la bisqueda de la maximizacién del beneficio o es la necesidad de acumular la que deter- mina las conductas egoistas? ,El espiritu de empresa precede a laindustria- lizaci6n 0, mas bien, es la posibilidad de los beneficios industriales la que da lugar a los empresarios? Dado que en la practica los dos momentos estin inexplicablemente ligados, parece bastante arriesgado distinguir qué va delante y qué le sigue, tal como hace Rostow. Ademés, presentando la modernizacién como una manera de multipli- car las opciones que se ofrecen a la poblacién, se corre el riesgo de no retener mds que lo que se valora actualmente y olvidar lo que se ha perdido alo largo del proceso”!, Las técnicas modernas permiten evidentemente aumentar los bie- nes que se colocan en el mercado, pero hacen desaparecer modos de saber- hacer antiguos; la riqueza nacional progresa gracias a la acumulacién, pero las desigualdades hacen otro tanto; la industrializacién crea nuevos empleos, pero reduce las posibilidades de trabajar de manera creativa y de conseguir reconocimiento social. Llevado al extremo, el consumidor es “libre” de ele- gir entre una vasta gama de automoviles, pero la contaminacion le disuade de ayanzar a lo largo de la carretera. No se trata de idealizar sistematicamente el pasado, sino de reconocer que las “conquistas del progreso” tienen también sus victimas; es demasiado simple no tener en cuenta lo que ha desaparecido. Por ultimo, como todos los evolucionistas, Rostow tiene que enfrentar- se ala definicién del “estadio final”; tarea tanto mis dificil cuando el creci- miento se considera infinito. Asi, aunque sea “imposible predecir la marcha de los acontecimientos”, se interroga sobre el “més all4 del consumo”’, que puede desembocar o bien en el aburrimiento, en el “marasmo espiritual” o —como enlos Estados Unidos de la época—en la recuperaci6n de la natalidad, lo que, a su vez, permitiria proseguir el crecimiento. Sinceramente, Rostow no resuelve el problemay se limita a sugerir algunos de los posibles escena- rios. Ahora bien, a final de los afios cincuenta, todas las perspectivas depen- dian del final de la Guerra Fria que podia desembocar en un conflicto mayor derivado de la carrera armamentista, o en una paz basada en el control de los armamentos y en la inclinacién de los movimientos nacionalistas por con- ducir alos paises que hubiesen alcanzado la madurez hasta la fase del consu- mo de masas. Esta es con seguridad la opcién de Rostow cuando profetiza que a1. Véase Frédérique Apfel Marglin, Stephen A. Marglin (eds.), Dominating Knowledge. Development, Culture and Resistance, Oxford, Clarendon Press, 1990, 292 pigs. 22, Walt W. Rastow, op cit, pig. 24 nq (GRBERT RIST “en esencia, el comunismo languidecerd cuando se alcance la etapa del con- sumo de masas”5. Metodoldgicamente, el procedimiento pone en tela de juicio a todo el sistema porque cuando la historia general de las sociedades ha podido desarrollarse de manera tan uniforme y (retrospectivamente) previsible en los altimos siglos, hay que considerar, de repente, al momen- to actual como una encrucijada de destinos desconocidos”*. ;Por qué ha habido que esperar a mediados del siglo XX para que la historia recupere sus derechos? Rostow no lo explica, se contenta con pensar, de manera optimis~ ta, que a despecho de vicisitudes hist6ricas, el futuro deberd inscribirse en la trayectoria definida por el pasado. gANTICOMUNISMO O MARXISMO SIN MARX? Alo largo de toda la segunda parte de su obra, Rostow intenta mostrar que la situacién en la que se encuentra la URSS (a la que nombra siempre como Rusia) de finales de los afios cincuenta supone una manifestacion de "des- viacionismo” respecto a la teoria general de la modernizacién. Llegada ala madurez, la URSS deberia “légicamente” entrar en la era del consumo a la que aspira su poblacién, pero se pierde por una via descarriada intentan- do imponer el comunismo, lo que le lleva a invertir de manera ruinosa en la carrera de armamentos a la que consagra el 20 por ciento de su PNB, a man- tener un estado policial y a forzar a sus ciudadanos a una austeridad que recuerda la pauperizacién que Marx predecia para los trabajadores de los paises capitalistas. Se trata, para Rostow, de una de las consecuencias del “nacionalismo agresivo que contribuyé a crear la Rusia moderna™5 y que tenderia a mostrar que "el comunismo no es marxista"®. De ahi la impor- tancia, para los paises occidentales, de hacer frente al comunismo””, no solamente por medio de la disuasién militar, sino también persuadiendo a la URSS de que debe renunciar a sus intenciones hegeménicas y aceptar un control de armamentos a fin de que admita que “su dnico destino racional es 23. Ibid. pig. 20 34. “Asi pues, es probable que los historiadores reconozean la existencia en los aos inmediatamente posteriores & gg de una auténtica lines divisoria del siglo” (bid. pig. 185). 35. Tht. pag. 183. 26. Toid., pig. 244. Desputs de todo, esta aseveracién no estan grave, Es conocida, en efecto, la ocurrencia de Marx cferida por Engels: “Todo lo que yo sé. ea que no soy marsiata". Karl Marx, Cewores, tomo I pigs. CXXIIT-CXXIV. “Estos esfuerzos estén plenamente justificados: en mi opinién no son todavia suficientemente grandes” (ibid. pig. 69). Essabido que Rostov (nacido en 1916) legara a ser consejero en la Casa Blanea entre 1961 F 1968 y Jucard un papel importante durante la presidencia de Richard Nixon en la implicacién nort Vietnam, Mas tarde volvi6a ser profesor de economia politica en la Universidad de Texas, en Austin, m. ng aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. FL DESARROLLO: HISTORIA DE UNA GREENCIA OCCIDENTAL DUDLEY SEERS De Dudley Seers —que fue director del Institute for Development Studies de Sussex— cabe retener una sola contribucién cuya importancia es tan grande como la ignorancia casi total en la que se la ha mantenido. Se trata de un articulo breve, publicado en 1963, y titulado "The Limitations of the Special Case‘? en el que Seers muestra que la economia dominante, ensetada en las universidades, se construye a partir de fendmenos observados en los patses hoy dia “desarrollados” (los que constituyen precisamen- te el “caso particular”) y que es, en consecuencia, inaplicable al caso general, que es el de los paises “subdesarrollados”. Rechaza, a partir de hechos histéricos y empiricos, la pretensién de una validez universal de la economia. “No se podria titular Principios de astronomia un libro que no tratase mas que de la Tierra, o del sistema solar, incluso de la tinica galaxia que nos es cercana. Esperamos, con razén, de un curso de geologia que se reficra a continentes distintos al del ponente, a menos que tal cosa nos haya sido debidamente anunciada”5?, Es una supercheria que los economistas anuncien unos “principios” o unas “leyes” aplicables a todos y en todas partes, porque noes legitimo deducir una “teoria general” de casos particulares. Esta es, sin duda, la raz6n por la que la mayoria de los economistas yerran cuando hablan del “desarrollo”; para acertar deberian “desaprender” lo que les han ensefiado Sin repetir aqui su demostracién, sefalaremos simplemente que Seers enumera las diferencias fundamentales que separan, en casi todos los ambi- tos, a los paises industrializados de los demas. Los factores de produccién, la estructura econémica, las finanzas piblicas, el papel del comercio exte- rior, los gastos domésticos, la estructura del ahorro y las capacidades de inversién, el crecimiento de la poblacién..., todo esto difiere radicalmente de un grupo de paises a otros. Por tanto, es imposible pensar, ala luz de estas disparidades, que todos puedan comportarse de la misma manera. Por otro Jado, afiade Seers, los distintos apartados (mano de obra, pleno empleo, ahorro) utilizados por los economistas son inadecuados cuando se les inten- ta aplicar a las condiciones de los paises “subdesarrollados”; por ultimo, es 49: Publicado primeramente en el Bulletin ofthe Oxford Institue of Economics and Satstics.25 (2). mayo 1963, pi 177-98. Tue recuperado.en Gerald Meier (ed) Leading issues in Economie Development. $8. Nueva York Oxford Thiversity Press. 1976, pigs. $3-s8 59. hide poe 54 125 COWLBERT REST imposible entender lo que sucede en estos paises si no se les resitaa en el contexto general de la economia mundial —comercial y financiera— que ejer- ce sobre ellos una influencia mucho mayor que en el caso de los paises industriales. Se trata, concluye Seers, de reconstruir la economéa a partir del eslogan “La economia es el estudio de las economias” (mas que de los mode- los econémicos). No se podrian rechazar con mas claridad las teorias de los universitarios en general y de Rostow en particular. pero también las practicas de multiples “expertos” nacionales e internacionales encargados de asesorar alos minis- terios del Plan de Agricultura o de Comercio Exterior en los Estados del Sur. A través de sus observaciones, Seers proponia implicitamente fundar una nueva disciplina a la que podria denominarse economia del “desarrollo”, pero que correspondia, de hecho, a una economia de los paises no indus- trializados o dominados, que podria tener muchos lazos con la antropologia econémica. No para mantener a los paises del Sur en una pobreza supuesta- mente feliz, sino para tener en cuenta los problemas especificos que plantea la entrada de sociedades llamadas “tradicionales” en un sistema internacio- nal regido por otras reglas. Esta idea tenia muchas implicaciones teéricas: la mas importante era considerar a la economia como una disciplina “local” y no como una “ciencia” con pretensiones universales. Q, lo que es lo mismo, poner a punto una "economia generalizada” dentro de la cual se reconoceria la exis- tencia de una “provincia” atipica, los paises industrializados (the special case), donde se aplicarian reglas particulares. En ambos casos, se trataria de hacer justicia a la diversidad de las situaciones hist6ricas (en relacion con el sistema internacional) y a las practicas aut6ctonas. Seria hacer muy poco caso de la fuerza —o de la violencia simbdlica— ejercida por el paradigma dominante. Para preservar la ficcién de una “ciencia” econémica, la econo- mia del “desarrollo” no podia pretender autonomia alguna y hubo de acep- tar inseribirse en la estela de los maestros neoclasicos o keynesianos®!. Alo sumo le estaria permitido interesarse en esos fenémenos extrafios, que no dependen del mercado (ni tampoco de la manera autéctona de practicar el intercambio) y que se incluyen bajo el titulo genérico de “cooperacién para el desarrollo”. 5! Paraafadir una nota personal a ests afirmacién, recuerdohaber dicho, en esa misma época, a un profesor reco- nocido internacionalmente, que me interesaba la economia de los paises "en via de desarrollo”. Tras mizarme conconmiseracién me dijo que no entendia de qué hablaba porque, segin él, todos los paises det mundo, inclu- {endo elmio, estiban “en vias de desarrollo". Sta duda, esta leccign vale por toda una obra. 126 FL DESARROLLO: HISTORIA DEUNA CREENCIA OCCIDENTAL La critica de Seers ponia en cuestién demasiadas cosas para ser atendi- da. Para proteger su credibilidad, la corporacién de los economistas prefirié el silencio al debate, el olvido a la controversia. Pero el problema estaba planteado y, en muchos aspectos, continua estandolo: raros son los econo- mistas que, treinta afios mds tarde, son verdaderamente conscientes de los limites que el origen occidental impone a su "ciencia”. aaz aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. GILBERT RIST Establecido esto y a pesar de sus importantes aportaciones a la reflexién. sobre el “desarrollo”, la teoria de la dependencia plantea, sin embargo, un cierto ntimero de problemas y conduce a algunos malentendidos que es necesario aclarar: a) 26, aa a8, 29) 138, El uso desmesurado del término “dependencia” ha supuesto con mucha frecuencia una excesiva simplificacién de la teoria, llevando a pensar que el “desarrollo” del centro dependia exclusivamente del “subdesarrollo” de la periferia®®, Las relaciones de dominacién del cen- tro sobre la periferia se entendieron entonces conforme al modelo de la transfusién sanguinea o de los vasos comunicantes que hacian del centro una gran cueva de Ali Baba abastecida sin cesar por ladrones y filibusteros que sangran a una periferia exhausta’”. Ciertamente, el intercambio es desigual especialmente porque, a diferencia del capital que puede invertirse libremente (0 casi) en cualquier parte del mundo, la mano de obra es mucho menos mévil. Por otro lado, es cierto que una parte de los beneficios realizados en la periferia son repatriados al centro. Pero esto no significa, sin embargo, que toda la prosperidad del centro pueda atribuirse a la explotacion de la periferia”®, porque el sis- tema capitalista mundial no funciona en todas partes de la misma manera. Asi, el imperialismo —que se habria hecho necesario por la crisis delos mereados— no supone en modo alguno una necesidad dado que, en el periodo que va del final de la Segunda Guerra Mundial a mediados de los afios sesenta, el crecimiento econémico de los paises industriales ha debido muy poco a los intercambios entre naciones (que de cualquier forma se hacen fundamentalmente entre paises industriales) y se ha basado en el modo de regulacién fordista que ha permitido un crecimiento del mercado interno gracias a la redistribu- cién a los trahajadores de los beneficios de la productividad??. ‘También se habia considerado ala colonizacién comola causa principal del enriquecimiento de las metrépclis. El einocentrismo occidental estd presente no s6lo enla teoriade la modernizacion sino también en algunas de Jas versiones de la teoria de la dependencia que finalmente hacen asumir al centro toda la responsabilidad proceso de "desarrollo/subdesarroll” ytransformana las periferias en victimas pasivas de la extension dels tema capitalist Vease Serge Latouche, Faut-i rfise.. op. cit, pags. 140-159. Un estudio del CEDETIM (Limpérialisme francaise, Paris, Naspero. 1976, pigs. 72-75; citado por S. Latouche.op. cit. pig. 146) considera que el cuatro por ciento de la verunerzei6n de la fuerza productiva francesa puede airi- bbuirse al excedente que procede de la periferia, Por su parte, Alsin Lipietz (Mirages et miracles. Problémes de Vindustrialisotion dans le Tiers Monde, Paris, La Découverte, 1985, 189 pags.) valora también la "sangria" france- sal Tercer Mundo en el cuatro por ciento del PIB. Para que funcione el fordismo debe poder contar con la casi generalizacién del trabajo atalariado, mano de obra ampliamente organizada para que se puedan aplicar los eonvenios colectivos y el sslario minimo, proteccién b) d) 30. EL DESARROLLO: HISTORIA DE UNA CREENCIA OCCIDENTAL El grado de dependencia de un pais (0 de un grupo de paises) con relacién. a otros es, en ultima instancia, dificil de establecer. Si se exceptian los muy grandes paises, como por ejemplo, los Estados Unidos, que en teoria pueden bastarse a si mismos, los paises “independientes” o "no depen- dientes” son raros; la mayoria —comenzando por los paises europeos— importan tecnologia, tienen necesidad de exportar o de importar, imitan los modelos de consumo propuestos por Estados Unidos, pero esto no significa, sin embargo, que scan "subdesarrollados”. A la inverea, si se defiende la idea de que los paises del centro no pueden enriquecerse mas que sangrando a la periferia, hay que admitir al mismo tiempo que son también dependientes, en cierta medida, de aquellos a quienes explotan. Por ultimo, es probable que todos los paises hoy llamados “desarrollados” (zcon la excepcién de Inglaterra?) hayan sido dependientes en otro momento. De hecho, algunas contradieciones que denuncian los teéricos de la dependencia han existido siempre y forman parte guste o no- del funcionamiento “normal” de los intercambios entre naciones. Como ha hecho notar Cardoso, los tedricos de la dependencia no pro- ponen casi ninguna soluci6n para resolver el problema que plantean, como si la espera de la “explosién revolucionaria” debiera suponer la condicién previa para la fase siguiente de reflexién. En términos de movilizacién politica, las consignas no estaban claras aunque cada pais latinoamericano haya experimentado una forma u otra de movimiento revolucionario, desde las guerrillas bolivianas del Che a la eleccién de Allende, pasando por Camilo Torres o los Tupamaros. La opcién mar- xista ha producido ciertamente un rechazo del capitalismo, pero no ha conseguido identificar las fuerzas sociales portadoras de un proyecto social distinto. Los te6ricos de la dependencia "se contentan con proponer el mismo tipo de desarrollo en beneficio de otras clases"°. ;Y si el problema residiera ahi? Sin duda, la escuela de la dependencia recurre con mucha frecuen- ciaa la historia y rechaza considerar al “subdesarrollo” como un estado natural. Si la periferia es incapaz de asegurar su bienestar material. esto social eficaz, etc. Estas condiciones no se dan en los paises del Sur donde, los trabajadoresasalariados son poco rnumerosos én relacién conel total de la poblecién: un aumento de su poder de comprano supone unincremento dela demanda total, tanto més cuando los ingresos de los asalariados se reparten entre gran mimero de perso- nas que dependen de él. La historia del eapialismo ex pues lade la importancia decreciente del comercio exe rior. Véase A Lipiete, op. cit. pig. 53. Sin embargo, es necesario hacer netar que el fendmeno de la gobalizacién Uende a otorgar a partir de aliora un papel importante los intercambios exteriores. F. H. Cardoso, op. ci, pig. Bo (italieas en el texto) GLBERT RIST B. 140 se produce detras de circunstancias histéricas ligadas a la colonizacion yalos efectos dela dominacién del capitalismo central. Pero, a partirde este anélisis, se admite simplemente que el "desarrollo de la periferia ha sido "bloqueado” e, implicitamente, que habria debido (o deberia) seguir su curso “natural” si no sele hubiera obstaculizado, Se recupera aqui la anti- gua idea de la bondad original de Ja naturaleza, desviada por el pecado del hombre y de sus “interferencias” fatales. Para que triunfe la racio- nalidad social, es necesario, segtin algunos, “liberar las fuerzas del mercado”, y segtin otros, purificar el sistema de la injusticia, de las desigualdades o de la propiedad privada. En ambos casos, el principio es el mismo: curar un sistema que se presume bueno en lo fundamen- tal para que pueda seguir su "inclinacién natural”, El mal no seria sino una forma de “desviacién” frente a una trayectoria que se considera “normal”. Esta es la razén por la que siguiendo las teorias de la depen- dencia, se conoce el origen del “subdesarrollo”, pero no se sabe gran cosa sobre el “desarrollo” mismo y no se sabe tampoco qué ocurriria verdade- ramente nuevo si se suprimieran los “obstaculos al desarrollo” —fuesen estos estructurales o histéricos~. Como se ha insistido en el comienzo de este capitulo, la escuela de la dependencia se opone, punto por punto, aladela modernizaci6n. hasta tal punto que cabe preguntarse si la oposicién del centro y de la periferia noes simplemente otra version de la dicotomia entre tradicién y modernidad. Diciendo no al capitalis- mo y si al desarrollo*! los teoricos de la dependencia han arrojado mucha luz sobre los mecanismos del subdesarrollo y sobre los lazos que mantiene con los intereses de clase y el conjunto del sistema interna- cional. Sin embargo, no pusieron en cuestién sus presupuestos funda- mentales que, finalmente, remiten ala idea del crecimiento como con- dicién necesaria para acceder al mundo occidental de consumo. ;El objetivo iltimo noes el de modernizar, industrializar y conquistar los merca- dos exteriores? Y para conseguirlo, las estrategias “anticapitalistas” gno estan obligadas a promover valores burgueses como la racionalidad, la eficacia, la utilidad o el entusiasmo por el trabajo? En realidad, ;podia ser de otra forma estando Ja teoria tan profundamente anclada en el marxismo? Se ha sefialado con frecuencia que Marx propone una notable critica interna al sistema occidental, pero no consigue hacer Tei. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. GILBERT IST 13. 4 as. 16. trabajadores deben ser duefios y controlar los medios de produccin!# y los miembros del TANU deben difundir esta opcién socialista. El pais esté comprometido en una guerra contra la pobreza. Pero “se ha puesto de manifiesto que estamos empleando un arma inadecuada para esta lucha, porque hemos elegido al dinero como medio de defensa. Intentamos salir de nuestro estado de debilidad econémica empleando las armas de los econdémicamente fuertes —armas que, ademas, no poseemos-"!4, Fs totalmente ilusorio creer que el dinero resolverd los proble- mas, por la simple raz6n de que no hay dinero: se obtiene, efectivamente, de unos impuestos que no pueden aumentarse. . La ayuda exterior supone evidentemente otra fuente de financiacién, bajo la forma de donaciones, de préstamos y de inversiones privadas, en tornoa las cuales "se ha discutido mucho”. Pero resulta insensato “ima- ginar que podremos atajar nuestra pobreza contando mas con los recur- sos exteriores que con los nuestros. [...] En primer lugar, porque no obtendremos dinero. Es verdad que hay paises que quieren y pueden ayudarnos. Pero no hay pais enel mundo que esté dispuesto a conceder donaciones o préstamos, o a establecer industrias hasta el punto de capacitarnos para realizar nuestros proyectos de desarrollo”!, . La ayuda exterior pone en peligro la independencia: "Aunque fuera posible obtener suficiente dinero del exterior para nuestras necesidades, jes esto realmente lo que queremos? Ser independiente significa basarse en uno mismo. [...] Las donaciones que nos permiten despegar o que animan nuestros propios esfuerzos son titiles. Pero no deberiamos aceptar las donaciones que tienden a debilitar nuestros esfuerzos, sin plantearnos antes un cierto nimero de problemas.”!6 No se trata de oponerse a las inversiones extranjeras, que son bienvenidas, pero no hay que depender de ellas hasta el punto de alienar la independencia del pais. En estas condiciones, no hay que atribuir demasiada importancia a la industrializacién, al menos al comienzo de los procesos de “desarrollo”: presupone unos recursos financieros, tecnolégicos y humanos que Tanzania no posee. La nacionalizacion de los bancos, de las industrias, de los serviciosy del seetor de exportacién tuvo lugar inme- diatamente después de la proclamaci6n de la Declaracién de Arusha. Declaracién de Arusha (en Julius Nyerere, Socialisme, demoerti et unitéafrcaine, op. cit. pags. 85-86). Ibid. pig. 91. De alguna manera Nyerere hecia de la necesidad virtud tras haber comprabado en los primeros aitos de independencia to dificil que era obtener ayuda internacional que no estuviera llena de condiciona- Tid. pig. 92. EL DESARROLLO, HISTORIA DEUNACREENCIA OCCIDENTAL 8. Procedan de los impuestos o del exterior, los recursos financieros deben destinarse prioritariamente a los campesinos y no a las ciudades, tanto mas cuando los préstamos obtenidos del exterior se financian con la exportacién de productos agricolas. No es justo que los campesinos soporten los costes del desarrollo urbano y que lleguemos a la explota- cién del campo por la ciudad. 9. Sin despreciar los ingresos que pueden obtenerse de los cultivos de exportacién, conviene poner el acento en el cultivo de productos ali- menticios € intentar la autosuficiencia alimentaria. io. “La pasion por el trabajo es la base del desarrollo.”!* No es normal que los empleados no trabajen mds que cuarenta y cinco horas semanales, como en los paises ricos, y que “en los pueblos, sélo las mujeres traba- jen may duro. [...] La fuerza de millones de hombres en los pueblos y de millares de mujeres en las ciudades que, en este momento, se pierden enel cotilleo, el baile yla bebida son un tesoro enorme que podria con- tribuir al desarrollo de nuestro pais mucho mis que todo lo que podriamos obtener de los paises ricos”!*. u1. La pasidn por el trabajo junto con la inteligencia ha permitido ya a los campesinos realizar numerosos proyectos de “desarrollo”: hay que pro- seguir en esta viay "harfamos mejor en dedicar nuestro tiempo a mos- trar alos campesinos como desarrollarsc a partir de sus propios esfucr- z08 que realizando todos esos viajes largos y costosos por él extranjero a la btisqueda de dinero para inversiones”!?. 12. “Para salvaguardar nuestra independencia y la libertad de nuestro pue- blo, debemos basarnos en nosotros mismos en la medida de lo posible y evitar que dependamos de la asistencia de otros paises. Si cada uno se basa en sus propias fuerzas, lo mismo hard la célula de base; si las célu- las se basan en si mismas, todo el barrio lo hard; si los barrios se basan ensi mismos, el distrito lo hard también. Silos distritos se basan en sus propias fuerzas, lo hard también la regién y si las regiones lo hacen, lo haré la naci6n entera y ese es nuestro objetivo.”2" Redactada de manera muy pedagégica, recurriendo a ejemplos concre- tos y a proverbios, la Declaracién de Arusha resultaba inmediatamente 2p Bedpls soe 1st aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. GILBERT RIST Ja explotacién ha variado, pero la explotacién no ha sido éliminada por com- pleto. [...] Tanzania es todavia una nacién dependiente y no una nacién independiente. No hemos conseguido nuestro objetivo: podemos decir incluso que el objetivo no esté a la vista.”$5 Es cierto que los factores exter- nos (sequiasy malas cosechas, alza del precio del petréleo, etc.) contribuye- ron al fracaso de la experiencia. Pero la imposibilidad de cambiar la socie- dad habia tenido también causas internas. Nyerere tenia, sin duda, una visién demasiado idealizada, romantica incluso, de la permanencia de los valores tradicionales y, en consecuencia, calculé mal los cambios de menta- Iidad que se habian producido entre los dirigentes tanzanos, poco inclina- dos a defender un colectivismo que contradecia su deseo de ascenso social y de enriquecimiento personal. La “¢tica del amor al prdjimo” que proponta el presidente no era generalizable. Era dificil, por ultimo, querer a la vez basar las acciones en la tradicién y modernizar la produccién, es decir, cambiar las técnicas y adoptar nuevas variedades de cultivo ligadas a los fertilizantes quimicos y alos pesticidas. Mas allé del "cago tanzano” queda un ultimo problema que hace referencia de manera mis general a la estrategia de la autonomia. Se trata de la “ayuda” exterior. Ciertamente, Nyerere no la habia excluido nunca; todo lo mas habia intentado ponerle condiciones y, especialmente, la de incrementar la self- reliance. Ahora bien, se da ahi una forma de doble supeditacion, presente yaenel “Punto IV" del presidente Truman, quien proponia “ayudar alos demas a ayu- darse asi mismos”. Situaci6n paradéjica en la que la accion contradice el obje- tivo que se le ha fijado. Aunque la autonomfa no presupone la autarquia, no podria acomodarse a una forma de dependencia exterior, pese a que pudiera estar animada de las mejores intenciones. Sin embargo, en este caso, es la misma simpatia que despierta la experiencia tanzana la que va a contribuira hacer- Ia fracasar, En la época dela Declaracién de Arusha, los profesionales del “desa- rrollo” més abiertos a la puesta en cuestién de sus certezas, consideraron a Tanzania como el laboratorio de una formula original que convenia apoyar generosamente. Se hizo asi, hasta tal punto, que el “desarrollo” de Tanzania estuvo financiado, en 1977, en un 60 por ciento por la “ayuda” internacional *6, Lo menos que puede decirse es que las recomendaciones de prudencia inclui- das en la Declaracién de Arusha respecto a la “ayuda” no hab{an sido tenidas en cuenta, dando lugar a una nueva forma de dominacién por medio de donaciones. 35 Bid. pig 4. 36. Thea. pig. 57 156 EL DESARROLLO: HISTORIA DEUNACREENCIA OCCIDENTAL LOS PRINCIPIOS DE LA ‘SELF-RELIANCE'?? Para sintetizar las caracteristicas fundamentales de la autonomia social y poner de manifiesto su originalidad respecto al modelo dominante, se ten- dran en cuenta los elementos siguientes: LO QUENO ES LA ‘SELF-RELIANCE’ La self-reliance no es un modelo abstracto, sino un proceso histérico que lucha contra una estructura que lo rechaza. Laself-reliance no puede ser implantada desde arriba. La self-reliance no debe confundirse con la simple transformacién industrial de las materias primas en el lugar en el que se producen. Esta politica es, quizés, una condicién de la self-reliance, pero es también compa- tible con la extensi6n del mercado capitalista. La self-reliance no se reduce a producir, de entrada, los bienes necesa- rios para los mds desfavorecidos. Una politica de este tipo puede levarse a cabo también en una perspectiva burocratica y gerencial. La self-reliance no se confunde ni con la autosuficiencia ni con la autar- quia econémica, aunque la autosuficiencia alimenticia constituya uno de los objetivos de la self-reliance. LAS BASES DE LA ‘SELF-RELIANCE’ La self-reliance intenta redefinir las prioridades econémicas para producir los bienes titiles al conjunto de la poblacién més que basarse en el comercio internacional para importar bienes de consumo (o armas) que sélo benefi- cian a una minoria. El control democratico de la producci6n es una condicion fundamental de la self-reliance. La self-reliance se basa en la utilizacién prioritaria de los factores de produccién disponibles localmente, en lugar de considerar al comercio internacional como un substituto de la investigacién. La self-relience estimula la creatividad y la confianza en los propios valores. 3, Esteepigrafe resume adaptindolos los puntos principales propuestos por Johan Galtung (articulo citado).. SZ ougERT RST La self-reliance armoniza el modo de vida con el medio ambiente y los factores locales en presencia, lo que lleva consigo repereusiones ecolégicas y culturales positivas. La self-reliance implica una diversidad de modelos de “desarrollo” y rechaza la imitacién de los modelos importados. La self-reliance disminuye la alienacién resultante de la falta de control sobre el proceso econémico y favorece la solidaridad horizontal. La self-reliance permite alcanzar un mejor equilibrio ecolégico: impide que un grupo se apodere o agote los recursos de otro, o que los desechos contaminantes se exporten fuera del lugar en el que se producen. La self-reliance obliga a reinventar en lugar de imitar lo que se hace en otros sitios; supone un proceso permanente de aprendizaje. La self-reliance favorece la solidaridad con aquellos que estan en el mismo nivel. dentro de un pais o en el plano internacional; permite reo- rientar los flujos comerciales evitando que tengan que pasar necesariamen- te por los centros (incluyendo los que estén en el interior del pais). La self-reliance permite resistir la dependencia que leva consigo el comercio internacional y las fluctuaciones de precios; para ello, se esfuerza en conseguir la autosuficiencia en lo que hace a los recursos estratégicos y en especial alos productos alimenticios. La self-reliance incrementa la capacidad de defensa de un pais permi- tiéndole resistir las presiones exteriores y, al descentralizar la economia, hace mis dificil una agresién militar que intente golpearle en el centro. La self-reliance pone fin a la dicotomta centro/periferia: la periferia se transforma en una multitud de “centros” que no dependen de nadie. LOS EFECTOS PERVERSOS DE LA ‘SELF-RELIANCE’ La self-reliance reduce las desigualdades que se derivan de los intercambios comerciales, pero no puede nada contra las desigualdades ligadas a la dota- cién de los factores de produccién, ya que ciertos paises disponen de recur- sos que no existen en otros. Deberia acompajiarse, por tanto, de mecanismos de redistribucién global. La self-reliance puede reforzar la explotacién a nivel local o regional siel sistema democratico no funciona correctamente y reservar a unos pocos el control dela economia. La self-reliance podria acentuar la division del mundo entre un centro “desarrollado” y una periferia “subdesarrollada”. Si la self-reliance implica 158 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. i) D 20. a EL DESARROLLO, HISTORIA DEUNA CREENCIA OCCIDENTAL son las grandes olvidadas del NOEI?®. Ademfs, contrariamente a lo que habia indicado la escuela de la dependencia, se acta como si las trans- formaciones del orden internacional no tuvieran repercusiones en las condiciones sociales internas de los paises. Se supone que la igualdad soberana no es contradictoria con la redue- cién de las desigualdades internacionales y las “actuales injusticias”. Las multiples referencias a la eliminacién de la “brecha creciente” implican una visién evolucionista de la historia, caracterizada por laidea de que los pobres podran “alcanzar” alos ricos. En esta vision la pobreza es siempre escandalosa, nunca la riqueza. Esta es la razén por la que se exige que "se acelere el desarrollo” para asegurar la paz y la justicia”!. La critica del “actual orden econémico internacional” es radical. Los males que supone se atribuyen a una doble causa: por una parte, se ha constituido antes de la independencia de los paises del Sur y, por otra, contradice la evolucién “irreversible” de las relaciones internacionales. Los nuevos actores piden un cambio en las reglas de juego para tener una oportunidad de ganar, es decir, de poder dominar a su vez. Sin embargo, en la escena internacional son las relaciones de fuerza las que definen las reglas y no la Asamblea General de la ONU: jde qué sirve legislar bien si el proceso esta determinado de por si? Se supone la existencia de la “comunidad mundial”, lo que permite definir la interdependencia de una manera totalmente opuesta a como Jo hacia la escuela de la dependencia, que demostraba que era la parti- cipacién en el comercio internacional la que creaba las desigualdades. La “estrecha correlacién” que segun el NOEI existe entre la prosperidad de los paises del Norte y los del Sur contradice todo lo que se habia dicho, de manera radical, sobre el “desarrollo del subdesarrollo” o de forma mas matizada, sobre el “desarrollo dependiente”. La invocacién a un “espiritu de cooperacién, basado en la igualdad soberana y la supresién de los desequilibrios” que se da entre los Es verdad que el NOEI citaa veces alos “pueblos”. o ala “mejoria del bienestar de todos los pueblos”, o incluso a las "generciones presentes y futuras”, pero se trata de un interés marginal. Hay que tenes en cuenta, sin embargo. que la Carta de los derechos y deberes ecendmicos de los Estados precisa: “Cada Estado tiene el derecho soberano ¢ inalienable a elegir su sistema econdmico, y también sus sistemas politico, social y cultural, de acuerdo con la voluntad de su pueblo” (articulo primero). El uso det verbo pronominal ("el desarrollo [..] iré aceerdndose") convierte al “desarrollo” en sujeto sin definir las condiciones. ni los actores responsables de esta aceleracién. Por otra parte. este evolucionismo ent tambien presente en la propuestadeadapar lat téenicas "a os estado variates de esarollo’ de oe patece peices (Stoa (-VD) Md, aa como cn ln wliactn dela Ide de “retac" (8203 (8-VD. Introduccién 1 173 GULBERT RIST Estados, constituye una contradiccién en los términos, dado que es pre- cisamente la igualdad soberana la que crea el interés nacional, fuente de los desequilibrios. Estas notas muestran la ambigtiedad de sus intenciones: si los Estados del Sur (y las burguestas nacionales que los controlan) critican el orden interna- cional es porque no les permite enriquecerse con toda la rapidez que desearian. Bajo el pretexto de crear un “orden nuevo”, se reivindica otro reparto de los beneficios del crecimiento, sin cambiar gran cosa los medios para aleanzar- lo. y sin preocuparse de implantar los procedimientos necesarios para hacer creible ese “nuevo orden” que se reclama. Es verdad que el tono de las reivindicaciones es firme: el sistema actual hace “ imposible” el “desarrollo armonioso”; conviene impedir a las socie- dades transnacionales “inmiscuirse en los asuntos internos de los paises en los que operan y colaborar con los regimenes racistas y las administraciones coloniales”™*; se estimula el papel de las “asociaciones de productores”™ y se reafirma la voluntad de los paises en “desarrollo” de conseguir la “auto- nomia colectiva” (collective self-reliance)*‘. Para apoyar el efecto politico, se retoman también antiguas reivindicaciones (jya planteadas en Bandung!): el derecho ala nacionalizacién?’, una mejoria en los términos de intercam- bio gracias a unos precios “justos y equitativos”** y, por ultimo, una partici- pacién “més efectiva” de los paises del Sur en las decisiones del Banco Mundial y del FMI (Fondo Monetario Internacional)**. Lo que se buscaba es un reequilibrio interestatal, un suplemento de poder que se otorgaria en nombre de la justicia y de la equidad—a los paises del Sur en las negociaciones 3%. 3n02 (S-VD V.a. Este pirrafo alude en primer lugar las responsabilidades de las sociedades transnacionales en la cafda del presidente Allende en Chile en septiembre de 1973 ya su implantacidn en Africa Austral. 3. 3201 (S-VI) 4.ty 3202 (S-VI) L..c, Se alude evidentemente a la OPEP que habia hecho temblar las economiasdel Norte; sin embargo, apresuran a azociar en todos los eazos el apoyo a las asociaciones de produetores con la expansién del comercio internacional MH. o2 G-VD Lib. Vili.c. y 2. Es la primera vee que la expresiga self-reliance aparece en un documento de Naciones Unidas (en el voeabulario de los paises no alineados habia entrado en 1970 en la Confereneia de Lusaka), Hay que senalar, sin embargo, que esta self relionce (que aparece en el capitulo ttulado “promocidn de Ja cooperacion entre paises en vias de desarrollo") significa una forma de "cooperacién regional, subregional e interregional”; su contenido habia sido definido ya en Bandung. Por otra parte. la Corta de las derechos y deberes ‘econdmicos de los Estados dice claramente: "Los Estados tienen el derecho [..1 de participar en la cooperacién subregional, regional e interregional en interés de su desarrollo econémico y social. Todos los Estados que par- ticipan en esta cooperacién tienen dl deter de velar porquelas politicas que sigan festa] agrupscioncs {..] estén orientadas hacia el exterior” (srticulo 12. cursivas del autor). 35 3201 (S-VD) 4.¢. El derecho a lz nacionalizacin habia sido reconocido por la ONU en 1960 (resolucion 1514/XV). 3201 (S-VD 4 j y3202 S-VI La. La idea de precios “justosy equitstivos” es particularmeate difusa: ena pers- pectiva dominante, el precio justo es el que se forma cusnido una oferta exeuentra una demanda solvente. La Carta deias derechos deberes econdimicos de los Estadas precisari esta dea proponiendo “ajustar” es decir. m fear] lor precios dea exportaciones de losplaesenvias de esarrlloenrelacién con el precio de sus impor- taciones (arfeule 28). 7% 3a0a(S-VI) U.2.; Mads Xs. 174 GILBERT RIST todavia: la ampliacién del mercado no es sélo un buen negocio del que hay que obtener beneficios, se trata de un deber: "Los Estados tienen el deberdecon- tribuir al desarrollo del comercio internacional de mercancias.”** Mientras que la escuela de la dependencia habia definido el espacio internacional como un campo dentro del cual se manifestaban los efectos de la dominacién —lo que les llevaba a alentar la retirada y la disociacion del mismo—el NOEI con- sidera al comercio internacional como el motor del crecimientoy proponia en consecuencia un modelo totalmente extrovertido. Lejos de reducir la diferencia que separa al centro de la periferia yen contra de lo que afirma— el NOEI no hace sino incrementarla. Porque es del centro de donde procede, en un ultimo anilisis, todo lo que se supone destinado a contribuir al “desarrollo”: la “ayuda” publica, sin duda alguna, pero también las inversiones privadas, los recursos nuevos que hay que inyectar en las instituciones financieras internacionales, la ciencia y la tecnologia moder- nas, la mejor retribucién de las materias primas, el acceso alos mercados de los paises industriales, la renegociacién de la deuda. etc. Se invita alos pai- ses del Norte a hacer concesiones sobre todos estos puntos lo que significa también que es el Norte quien tiene la llave del “desarrollo” del Sur. Mds que combatirla, el NOEI confirma la dependencia. LOS FALSOS PRETEXTOS Y LOS DESAFIOS DEL PODER Como hace notar con agudeza Inmanuel Wallerstein, “en los sistemas pre- modernos, para permitir un cambio verdadero, se actuaba como si nada hubiese ocurrido. En el mundo modemo, cuando se es incapaz de cambiar las cosas, se empieza por afirmar que todo ha cambiado"9. Ese es el caso del NOEI. Con independencia de su ret6rica reivindicativa, no proponia nada nuevo. Nada, en todo caso, que aportase nuevas luces sobre como mejorar las condiciones de vida de las poblaciones del Sur. En muchos aspectos, el NOEI se colocaba mas atras que algunas de las teorias ya conocidas. Se ignoraban los logros de la teoria de la dependencia y. en cierta medida, los de la self-reliance. Es verdad que como organizacién internacional, las Naciones Unidas no podian identificarse con una escucla de pensamiento determinada (salvo con la del pensamiento dominante), ni 38. Artfeuto6. 12, 14.ete. 39. “An Historical Perspective on the Emer Aspects”, Transforming the World Economy 1 of the New International Onder: Economic, Poltial, Cultural cit, pags. 21-29 (traduceion del autor) 196 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. GILBERT RIST reivindicaciones del NOEI fueron sustituidas rapidamente por problemas nuevos que iban a preocupar durante toda la década siguiente: las crisis financieras, la deuda y el ajuste estructural. Por tiltimo, més all de estos fenémenos coyunturales, hay que recono- cer que el NOEI se basaba enteramente en un ctreulo vicioso que hacia impo- sible su realizacion. El plan imaginado por la Asamblea General consistia, mutatis mutandis, en aplicar al sistema econdmico internacional una serie de mecanismos de redistribucién probados en las economias de los paises socialdemécratas. Ahora bien, para que tal sistema funcionase, habria hecho falta instalar no ya un sistema internacional, sino un sistema auténti- camente mundial (0 supranacional), dotado de poderes coercitivos capaz de organizar los mercados, compartir los beneficios ¢ igualar las riquezas. Una utopia, dado que los Estados-nacién competian por apropiarse del botin del crecimiento y no perseguian otra cosa que su propio interés. El “nuevo orden” no hacia otra cosa que reacondicionar las reglas del orden antiguo en beneficio de actores relativamente nuevos enla escena internacional, inspi- rados en las mismas motivaciones de enriquecimiento y beneficio. EI NOEI aparecia pues, como la tiltima transformacién de la economia dominante. Concedia, en efecto, un lugar de privilegio al crecimiento dela produccién y sélo se preocupaba de forma marginal de los flujos moneta- rios, precisamente cuando la nueva situacién, surgida de la creacién de los petrodélares, ponia en evidencia su importancia decisiva en el sistema eco- némico. No se trataba, en esta oportunidad, de un problema sencillo surgi- do del peso relativo que se pudiera otorgar a fenémenos distintos sino de una contradiccién mayor: los Estados podian tomar las medidas que juzga- sen necesarias para controlar, en su territorio, el volumen de la produccién yel de la moneda (especies y billetes) en circulacién, exactamente igual que podian organizar, en el plano internacional, los intercambios de mercancias; sin embargo, no tenian ninguna influencia sobre esta no-mercancia que suponia la moneda y que los bancos, mediante el crédito, podian crear con toda tranquilidad. En el marco internacional que es el suyo, los Estados bus- caban acuerdos para repartirse las formas de riqueza que podian controlar, pero se les escapaba lo esencial dado que, desde entonces, la circulacién de los flujos financieros es la que determina las auténticas oportunidades de beneficio*®. En 46. Véase Frangois Rachline. De 2ér 6 epsilon. L économie de la capture, Paris, Hachette, 1994, 235 pigs. Ciertamente rrior (esti ya presente en los clisicos). Sin embargo, cl fendmeno toma proporciones nuevas a partir de 1974. 180 EL DESARROLLO; HISTORIA DEUNACREENCIA OCCDENTAL un ambiente de banqueros, los métodos de los cazadores-recolectores no evan muy lejos. UNA VIA ORIGINAL: EL INFORME DAG HAMMARSKJOLD (1975) Las contradicciones del NOEI estaban ligadas directamente con las de la organizacién internacional. El recurso emotivo a la “comunidad internacio- nal" y ala existencia de “intereses mutuos” no lograba disimular los antago- nismos que separaban a los Estados. A partir de esta constataci6n trivial, podia establecerse la hipétesis de que cambiando el marco institucional seria posible elaborar propuestas distintas, mas coherentes y, sobre todo, innovadoras, capaces de definir otros medios para conseguir el objetivo que todo el mundo declara querer alcanzar: eliminar la miseria. Tal es el origen de este informe, més conocido por el titulo con el que fue difundido Qué hacer?*". Por iniciativa de la Fundacion Hammarskjold y del PNUMA, més de un centenar de personas, originarias de todas las partes del mundo y favorables a una aproximaci6n critica al “desarrollo”, se reunieron en pequefios grupos en Upsala, La Hayay Argel y redactaron individualmente docu- mentos de trabajo. La sintesis de estas comunicaciones se confié al director del proyecto, Mare Nerfin, quien con la ayuda de Ahmed Ben Salah, Ignacy Sachs y Juan Somavia, llev6 a buen puerto la operacién en tan sdlo cinco meses", Es un informe original desde distintos puntos de vista. Se considera, en primer lugar, al “desarrollo” como un todo —y no sélo como un proceso eco- némico— que debe ser endégeno, es decir, surgir del fuero interno de cada sociedad. Nace de la cultura y no se reduce a la imitacién de las sociedades desarrolladas. No hay, por tanto, una formula universal de “desarrollo”. En segundo lugar, debe dirigirse hacia la satisfaccién de las necesidades esencia- les de las poblaciones mas pobres"?, para conseguirlo deberan basarse en sus ‘41 Informe Dag Hammarskjald 1975, sobreel desarrollo la eooperacién internacional, (Quéhacer? Preparado con ‘casign dela séptima sesion exrraordinaria Ge la Asambles Gereralde Naciones Unidas. (publicade en la revi ta de la Fundacién Harmmarskjold, Devdpment Dialogue, 1973). 136 pags. (tiulo en inglés: What now). 48. La relacién de los miembros de los grupos de trabajo es psrticularmente ilustrativa. Ademés de las personas ya citadas en la nota 16 de eate capitulo, destacan especialmente FH, Cardoso, R. Staveahagen, |. Pronk, 8. Ramphal, M. Rahnema, M. Strong. L. Yaker, J. Chonchol, J. Caltung, J. Ki-Zerio, P-M. Henry. B. Mabeu, P. Bungener, B. Chidzero, L. Emmerij, D. Ghai, A. Peccel, Ph. de Seynes y M. Zammit-Cutajar. Algunos de entre ellos formaban parte de los 32 autores de la Deelarcidn de Cocoya difundida tras de ua coloquio eonjunto orga nizado por la CNUCED y el PNUMA en México del8 al 12 de octubre de 1974 ypublicada en Development Dialogue. 2, 1974, pigs. 88-96, 49: Destrrollaremoa la “estratogia de la neceatdades fundamentales”oficislmente reconocida por el BIT en 1976, cela parte final de este capitulo. 181 (GLBERT RIST propias fuerzas. En tercer lugar, hay que reconocer que la situacién actual esta ligada a unas estructuras de explotacién que tienen su origen enel Norte, pero que estan representadas en el Sur por unas clases dirigentes que son, a la vez, “cémplices y rivales” de los privilegiados de los paises industrializados. Debe otorgarse la ayuda internacional con prioridad a los Estados comprometidos en corregir las desigualdades internas y negarse a aquellos otros que no res- petan los derechos humanos. Cuarto, el “desarrollo” debe tener en cuenta los limites ecoldgicos, ligados a los sistemas sociales y a las tecnologias. En con- secuencia, los paises del Norte deben transformar sus estilos de vida reajus- tando sus economias y orientdndolas hacia una mayor justicia en las relaciones comerciales internacionales. Por ultimo, el sistema de Naciones Unidas debe modificarse para tener en cuenta las profundas transformaciones politicas que han tenido lugar desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Su funcio- namiento deberd ser aligerado y descentralizado para servir a una coopera- cién internacional renovada cuyos recursos adicionales podrian venir de una tasa sobre los ingresos del patrimonio de la humanidad (y especialmente de los fondos marinos) y del establecimiento de un gravamen especial sobre los gastos militares. Aunque sumaria, esta presentaci6n muestra con claridad las diferencias entre el informe Hammarskjéld y el NOEI. Ambos quieren sacar partido del nuevo reparto politico de cartas, simbolizado por la entrada en escena de la OPEP y (desde 1975) de la derrota norteamericana en Vietnam. Pero sus con- clusiones son radicalmente distintas y no le falta razén al informe Hammarskjéld cuando intenta plantear un “desarrollo distinto” basado en la satis- faccién de las necesidades, la self-reliance, la armonta con la naturaleza y los cambios estructurales. Estos elementos no son necesariamente nuevos, pero estan a partir de ese momento combinados y colocados en un contexto politi- co inequivoco. Lejos de los debates de Naciones Unidas, era posible interesar- se no sélo por las relaciones (econémicas) internacionales, sino también por la politica interna de los Estados sin miedo a denunciar sus incoherencias. La otra novedad del informe Hammarskjéld deriva de su consideracién del “desarrollo” como un fenémeno global que no atare solamente a los paises del Tercer Mundo, sino también a los paises industrializados. Para ilustrar lo que podria ser “otro desarrollo” propone dos ejemplos. Tal como cabia esperar, es el caso tanzano el elegido en el Sur, dado que la “estrategia ujamaa” es la més cercana a las tesis expuestas en el informe, que por otro lado, no disi- mula los puntos débiles de esta experiencia. Ms interesante resulta, sin embargo, el planteamiento de un escenario en el que se describe lo que 183 EL DESARROLLO. HISTORIA DE UNA CREENCIA OCCIDENTAL, podria ser “otra Suecia”. Era una buena oportunidad para discatir las bases del crecimiento econémico y exponer los argumentos de quienes lo consi- deran indispensable y de quienes lo rechazan. El informe opta, finalmente, por un control de los contenidos del crecimiento en funcion de sus conse- cuencias a largo plazo, ecolégicas sobre todo, y afirma con claridad que "no puede defenderse la primacta de lo econdmico”>°. Una afirmacién valerosa, y casi sacrilega, que no volver4 a aparecer en ninguna declaracion internacio- nal y que desemboca en cuatro propuestas para combatir los excesos de la sociedad de consumo: limitar el consumo de carney de petréleo, utilizar de forma més rentable las edificaciones, incrementar la vida media de los bie- nes de consumo, suprimir los vehiculos individuales (sustituyéndolos por los transportes colectivos y multiplicando los vehiculos en alquiler). Para los autores del informe, no se trataba en ningin caso de medidas de austeridad, sino de medios sencillos que permitirian mejorar la calidad de vida favore- ciendo relaciones mAs equitativas con los paises del Sur. Estos ejemplos concretos van seguidos de una puesta en cuestién de los fundamentos teéricos del sistema internacional: existencia de intereses mutuos, igualdad soberana de los Estados, cardcter "natural” de las "leyes” econémicas, eficacia del mercado en la asignacion de los recursos. Por ello, el informe recomienda ala vez el refuerzo de la “autonomia colectiva” de los paises del Tercer Mundo (incorporando asi, aunque de manera mucho mis amplia, una de las recomendaciones del NOED y la participacién selectiva de los paises del Sur en el sistema internacional, tinica formula capaz de garantizarles un estilo propio de “desarrollo” y la independeneia nacional. Qué hacer. El titulo del informe esta perfectamente justificado. Sus pro- puestas son precisas, en todos los ambitos, y también realizables, aunque necesiten consenso politico, tanto en el interior de los Estados como en el plano internacional. Condicién determinante que no podian ignorar quie- nes participaban en su redaccién, puesto que muchos de ellos eran (o habian sido) ministros o funcionarios internacionales. Sin embargo, todo parecia suceder como si, basindose en sus experiencias, prefiriesen insistir en el desfase que s¢ daba entre las teorias econémicas y las practicas efectivas del “desarrollo”, aunque fuese a riesgo de abandonar la prudencia diplomatica necesaria para una amplia aceptacién de su trabajo. Esta interpretacién explica tanto la falta de eco oficial de este informe como su inmenso interés. 5° ;Quéhacer?, pig. 50. 183 GILBERT RIST Hacia falta, sin duda, elegir entre una vision licida de las contradicciones de orden internacional, de sus consecuencias y de las soluciones radicales que era necesario aportar, y la descripcién ideal de un orden aparentemente nuevo pero que, como el antiguo, se abstenia de poner en causa la politica interior de los Estados. La segunda posibilidad de estaalternativa suponia de hecho parafrasear al NOEI. Mas valia pues, hacer una obra original difun- diendo un texto capaz de inspirar no sélo a las ONG, sino tambiéna todos los, que se considerasen insatisfechos por las injusticias del “desarrollo”. LA COLA DEL COMETA Enardecidos por el impulso que nacia del éxito de la retorica del NOEI, los Estados del Sur buscaron diversificar sus ambitos de aplicacién, en especial a través la Declaracién de Lima sobre el Desarrollo Industrial y la Cooperacién®!, que calculaba en el 25 por ciento la participacién de los pai- ses de la periferia en la produccién industrial mundial a aleanzar desde esa fecha hasta el afio 2000, pero sin interrogarse sobre el tipo de industriali- zacién deseable, ni sobre sus efectos medioambientales, ni sobre los meca- nismos de la industrializacion dependiente. Y también intentaron implan- tar en el marco de la UNESCO el “Nuevo Orden Mundial de la Informacién y laComunicacién”> que, aunque intentaba luchar contra el “imperialismo cultural” de los Estados mis ricos, tendia a someter a la informaci6n a un control estatal, conforme al espiritu que predominaba en las disposiciones del NOEL. Sus esfuerzos no produjeron apenas resultados concretos salvo el de abrir una crisis mayor en la UNESCO porque, para protestar contra este atentado a la libertad de expresién, los Estados Unidos y Gran Bretaiia abandonaron la organizacion en 1985. Salidas tanto mds lamentables si se tiene en cuenta que ambos Estados eran los maximos contribuyentes eco- némicos. En cuanto a los paises occidentales, estaban menos impresionados por esta retérica reivindicativa que por los problemas ligados al aumento del precio del petréleo decidido por la OPEPy ala recesin que se instalaba en todas sus economias. Con la intencién de proseguir las discusiones fuera St Declaracién publicada por la Conferencia dela ONUDI. e126 de marzo de 1975 (ID/CONF 3/31). 5% Efectivamente, el NOMIC dio quehacer a la UNESCO desde 1974 a 1984 sin que llegase a ser aceptado formal mente. Pesca la eaperanss de lograr un consenso surgida en 1975. cl Grico documento importante que paresis aceptarlo fue el informe McBride de 1960. titulado Vaces multiples. un solo mando, EL DESARROLLO: HISTORIA DE UNACREENCIA OCCIDENTAL del marco dela ONU, dominada porlos paises del Sur, el presidente Giscard d Estaing convocé en Paris la Conferencia sobre la Cooperacién Econémica Internacional, llamada del “Diélogo Norte-Sur”®* de febrero de 1976 a junio de 1977. No invitaron a los paises llamados socialistas; ocho paises indus- trializados y diecinueve paises del Sur se consideraron representantes de todos los demés para discutir en torno a cuatro temas clave: la energia: las materias primas y el comercio; el desarrollo, y los problemas monetarios y financieros. Tras dieciocho meses de "didlogo” dificil, se consiguié sola- mente un acuerdo que permitia crear un fondo de ayuda especial para los paises mas desfavorecidos y continuar la negociaci6n en el marco del siste- ma de Naciones Unidas. Los paises occidentales no lograron nada sustancial en los temas en los que estaban mis interesados: el aprovisionamiento de petréleo y la seguridad de sus inversiones Es importante, por ultimo, sefialar la existencia de dos informes que intentaron en aquel momento plantear la visién socialdemécrata de un “nuevo orden”. Se trata, en primer lugar, del informe RIO (Reshaping the International Order) presentando al Club de Roma por Jan Timbergen®*. La idea central era proseguir la via trazada por la economia dominante, libera- lizando los movimientos de capitales y los intercambios, pero poniendo mayor atencién en las condiciones de vida de los pobres, de manera que pudicra reducirse la diferencia entre los mas ricos y los més pobres (que se estimaba entonces de 13/1) a 3/1 en el fin de siglo. El informe estaba inspira- do en los puntos de vista predominantes en los medios ligados con el “desarro- Ilo” de los paises nérdicos y de los Paises Bajos y tenia en cuenta también la nueva prioridad que se otorgaba a la satisfaccién de las “necesidades funda- mentales”. Aun reconociendo los efectos de la dependencia, no consideraba la desconexién con el sistema econémico internacional como una via practi - cable a escala nacional; por el contrario, en una perspectiva dualista, estima- ba que las regiones mas pobres deberian adoptar una estrategia basada en sus propias fuerzas, dejando a las mAs ricas modernizarse de acuerdo con la logi- ca dominante. La perspectiva ala vez “mundialista” e “idealista” del informe es al tiempo su fuerzay su debilidad: su fuerza en la medida en la que —con- forme alatradicién de los trabajos del Club de Roma~ no disimula ni los pro- A partir de este momento la expresin “Sur” sustituye progresivamente a lade “Tereer Mundo”. Esta deno: nacidn no estd exenta de malentendidos, especialmente e} de hacer ereer en la existencia de bloques homog¢ xcos. El cambio seméntico intenta difuminar la conzotaciéa politica ligada, desde Sicyés. al "Tercer Mundo” sustituyéndola por un término geogrifico que se creia garantisaba una cierta“neutralidas 54 Reshaping the Intemationat Orde. A Report to the Qub of Rome (Jan Timbergen. coordinad ed.. Jan van Ettinger. dir.), Nueva York, E.P. Dutton & Co...1975. Antony J. Dolman, 185 ‘OILBERT RIST ala altura del objetivo por dos razones al menos. En primer lugar porque, si el informe dirige fuertes amonestaciones a los paises del Norte para que incrementen sus contribuciones al “desarrollo”, no adopta el mismo tono para interpelara los gobiernos del Sur. Sin embargo, ,cémo ignorar quela miseria de numerosas poblaciones tiene causas internas y que una trans- ferencia masiva de recursos del Norte hacia el Sur no cambiara nada, salvo consolidar las dictaduras que son responsables de ella? Ademas, puede advertirse que, desde el punto de vista de los Estados del Sur, el informe Brandt se sitaa mas atras que el NOEI puesto que ignora, por ejemplo, las posibilidades ofrecidas a las asociaciones de productores, desdefa las sendas del “desarrollo autocentrado”, y parece preferir un aumento de la ayuda al de las exportaciones de productos industriales del Sur hacia el Norte. Se podria comentar con amplitud este voluminoso informe que —qui- z4s para evitar el utopismo que se habia reprochado al informe RIO- oscila constantemente entre afirmaciones ciertas, presupuestos discutibles, sugerencias basadas en los buenos sentimientos y el respeto por las “ver- dades” capaces de tranquilizar al establishment internacional. Pero al mismo tiempo seria injusto culpar por ello al presidente Brandt y sus comi- sionarios: su trabajo no hacia sino poner de manifiesto el espiritu de su tiempoy las desilusiones del “tercermundismo”. Que los multiples proyec- tos iniciados en nombre del “desarrollo” hubiesen defraudado, las mas de las veces, las esperanzas que habian despertado, que una parte cada vez mas importante de las poblaciones del Sur estuviese en trance de deslizarse hacia la "pobreza absoluta”, que el Norte se negase, para defender sus inte- reses, a modificar radicalmente las estructuras internacionales, todo esto estaba ya claramente establecido a finales de los aios setenta. Ante este callejon sin salida gqué otro recurso imaginar sino el llamamiento a la moral, a los derechos humanos, a la solidaridad, a la generosidad..., es decir, a los valores que se invocaban en los paises industrializados? Incluso las relaciones Norte-Sur evolucionaban en sentido contrario a tan hermo- sos principios. Pese a que su repercusién en las discusiones internaciona- les sobre el “desarrollo” fue efimera, el Informe Brandt marca una etapa: se sitda al final de una época en la que se esperaba actuar sobre las causas del “subdesarrollo” y el comienzo de otra en la que se decidiré multiplicar—en nombre de esos mismos valores— las ayudas paliativas, que se calificarin mas tarde de “humanitarias”. 188 (GILBERT RIST La idea no era enteramente nueva, porque —como ya hemos visto— habia sido planteada por el Banco Mundial. Pero aparecia también en la Declaracién de Cocoyoc, redactada en 1974, por un aredpago de intelectua- les, buen numero de los cuales eran miembros del Foro del Tercer Mundo”, y en el informe Hammarskjold de 1975 (;Qué hacer?). Ambos afirmaban que el “desarrollo” debia respetar a la vez unos “limites infe- riores” (inner limits, es decir, la satisfaccién de las “necesidades” funda- mentales) y unos “limites exteriores” (outer limits, es decir, las obligaciones medioambientales). Este triple patrocinio (Banco Mundial, OIT, Foro del Tercer Mundo) tuvo como consecuencia no sélo proporcionar a la aproximacién a las “necesidades” fundamentales una audiencia considerable, sino también reconciliar (aunque fuese de manera provisional) a las organizaciones no gubernamentales con el establishment del “desarrollo” y especialmente con el Banco Mundial”. Juntos, se encontraban unidos frente a las "burguesias nacionales”, fuese porque éstas aparecian como “confiscadoras del desarro- Ho" en su propio beneficio, o fuese porque rechazaban plegarse a las “exhortaciones” de los proveedores de fondos. A despecho de estas diver- gencias, sin duda fundamentales, cada participante en esta extrafia alian- za lograba hacerse con una parte del crédito otorgado al otro: ala “respe- tabilidad moral” de las ONG se afiadia la “legitimidad politica” de las organizaciones internacionales. Este episodio muestra que las "teortas del desarrollo” ensetan mds sobre la competencia a la que se entregan, en el plano ideoldgico. los distintos actores de estos procesos (que se sitian en un campo reducido, delimitado por el poder que cada uno es capaz de ejercer sobre los gobicrnos o sobre la opinion publica) que sobre su verdadera adecuacién @ los problemas que afrontan las auténticas victimas del “desarrollo”. Se entiende, a partir de aqui, que una colisién de intereses realmente enfrentados pueda también desembocar en unas perspectivas aparente- mente comunes, expresadas por nuevos sintagmas, a veces realmente sor- prendentes”, 7. La Dectaracion de Cocoyoe se publics tras de un coloquio organizado conjuntamente por la CNUCEDy el ?NUMA fen México, del 8 al 12 de octubre de 1974, en presencia del presidente mexicano, “padrino” del NOEI. Luis Echeverria Alvarer (Development Dialogue, 2.1974. pags. 88-96). Véase pig. 170, nota16, y pag. 181, nota 48. 74 En Suiza, tras de un largo debate parlamentario. la Ley sobre la Cooperacién para el Desarrollo y Ia Ayuda ‘Humanitariade 1976 anunciabs que la Confederacién “apoya con prioridad los esfuerzos de los paises en desa- rrollo, dc las regioncsy los grupos de poblacién mds deafavorecidos” (artiouo 5.2). Esta previsién introdu- cida por la presién de organizaciones de cooperacién para el desarrollo no es ajena a la aproximacién a las “necesidades” fundamentales. 75 Por ejemplo: ajusie de rostro hamano, guerra limpia, desarrollo sostenible,injerencia humanitars, ete. 192 EL DESARROLLO: HISTORIA DE UNA CREENCIA OCCIDENTAL UNA EVIDENCIA ENCANOSA Queda por saber qué importancia puede concederse a la aproximacion a las “necesidades” fundamentales. Esta aproximaci6n se basa en la fuerza de la evi- dencia: hay que comer para vivir. Como indicaba un anuncio del Club Mediterranée. los lugares de vacaciones permiten satisfacer cuatro necesidades: jogar, beber, comery dormir. La sabiduria popular es més realista: metro, curro y cama. Combinando estas listas vamos acercdndonos a las aderezadas por Robert McNamara 0 la OIT. Sin embargo, todas no son tan simplistas. Johan Galtung, por ejemplo, hace mas complejala relacién distinguiendo cuatro clases de "necesidades”: las que favorecen a la seguridad, al bienestar, ala libertad ya la identidad. Por otra parte, esta aproximacién cuenta con el apoyo de algunos psicosocidlogos, como es el caso de A. Maslow que busca demostrar mediante su “piramide de necesidades” que algunos requerimientos fundamentales de la existencia deben ser satisfechos para que otros, mis “elevados”, puedan serloa su vez. Como decian los clasicos, primum siver, deinde philosophari: primero vivir, luego filosofar. Por ultimo, en su Teoria cientifica de la cultura, B. Malinowski no duda en fundamentar la cultura en la “naturaleza humana”, es decir, sobre “el hecho de que todo hombre debe comer. respirar, dormir, reproducirse y elimi- nar sus desechos, alli donde esté y cualquiera que sea su civilizacién””6. A partir de estas certezas —dificiles de poner en cuestién— se desarrollé una intensa actividad “empirico-teérica” en la segunda mitad de los anos setenta con el fin de establecer mds precisamente qué habia que entender por “necesidades fundamentales” y, sobre todo, qué medios debian utilizarse para satisfacerlas””, La OIT se distingui por una serie de estudios que mues- tran con claridad los limites de este ejercicio. Al tratar del “hombre de refe- rencia”, lo define (a partir de un documento de la FAO) como “de 20 a 39 aftos y pesando 65 kilos. De buena salud [...] y psiquicamente apto para trabajar activamente. Cada dia habil, utiliza ocho horas en una ocupacion que, supone, 76 Bronislaw Malinowski, Unethéone scientiquede laculture Faris, Maspero, 1968 [1944]. pag. 66 [Unateoriacien~ tific de la cultura, Barcelona. EDHASA. 1988]. 72 Es imposible pasar revista a la inmensa produccién literaria relativa a este tema. Bestaria remitirse a Katrin Lederer. Hohan Galturg. David Antal, Hunan Needs. A Contnbutien tothe Current Debate. Publication ofthe Science Center Berlin, Cambridge (Mass.) y Kenigstein, Oelgeschlager, Guna & Hain, Anton Hain, 1980, 360 pags. Esta obra reiine esencialmente contribuciones favorebles a la aproximaciOn a las “neceaidades fundamentates” Destacan especialmente unos textos de Carlos Mallmann, presidente dela Fundacién Bariloche en Argentina, que ha desarrollado su propio modelo. Una versién abreviada ¢e la contribuciOn de Galtung fue publicada, con una serie de texts ercns. en I faut manger por sire. Conroe sures eins fondamentaus te devdoppenen, Cahier de YIUED, 1, Paris, PUP, Ginebrs, IUED, 1980. 324 pags. Entre los rity numerosos estudios publicados por la OIT. esespecialmente noiableel deD.P. Chai. AR. Khan. E.LH...Lee. . Alfihan, The Basic Needs Approach to Development. Some Issues Regarding Concepts and Methodology, Ginebra, International Labour Office, 1977. 13 pigs. Por dltimo, para una versién “popular” de esta aproximacidn, eitaremos Ten Basie Human Needs ond Their Satigfacton, Sri Lanka, Moratuwa, Sarvodaya Community Education Series. 26, 1978. 54 pigs. 193 GILBERT RIST normalmente, un gasto energético moderado. Fuera de su trabajo, pasa ocho horas en Ja cama, de cuatro a seis horas sentado o desplazandose muy poco, lo que corresponde a una actividad muy reducida; finalmente, pasa dos horas al dia paseando, practicando algun ocio activo o dedicado a las tareas domésti- cas”’®, Todo esto para descubrir que este “hombre tipo” debe consumir dia~ riamente 3.000 kilocalorias y 17 gramos de proteinas. Sin embargo, jes este en verdad el retrato robot de un campesino del Tercer Mundo? Otro ejemplo: se considera que en Bangladesh cada mujer adulta debe, para ir vestida decentemente, disponer de 10 metros cuadrados de tejido por aio”; incluso, se considera que una familia de seis personas debe poder alojarse en dos cuartos de 18 metros cuadrados cada uno", Asombran tantas ingenuidades burocréticas. Son, sin embargo, representativas de los callejones sin salida a los que nos vemos abocados necesariamente cuando tomamos como premisas las “evi- dencias” que aparecen esponténeamente ante nuestro entendimiento. Sin preten- der cerrar aqui un debate de inmensas proporciones, nos contentaremos con algunas observaciones a modo de conclusién: a) Luaidea de “necesidad” aunque esté en la base de la economia, no tiene, sin embargo, una definicién establecida. Las tradicionales comparaciones robinsonianas con las que se inauguran los cursos de economia y que pre- sentan a un individuo obligado a elegir entre recursos escasos para satisfa~ cersus “necesidades” ilimitadas, ignoran que el hombre no est nunca solo, sino que nace en el seno de una sociedad que, de alguna manera, le impone sus "necesidades”. A partir de ahi, la construccién de normas universales 0 transculturales es una aberracién. La idea de “necesidad” no es sino una “prenocién”, es decir, tomando prestados los términos de Durkheim, una de “esas falsas evidencias que dominan la mentalidad vulgar”®!, b) Larepresentacién esponténea segun la cual hay que comenzar por satis- facer las "necesidades fundamentales” para realizar después las aspira- ciones mas “elevadas”, es negada por la antropologia que ensefia, por el contrario, que "el “minimo vital antropoldgico” no existe: en todas las sociedades viene determinado por la urgencia fundamental de un exce- 28 Citado (a pant de un documento de a FAO) por Michael Hopkins. 75 AR Khan, en The Basic Needs Approach 19 Development. op. ot, pag. 74 El texto ingles propone 12,5 square yands (elyard equivale a 0,914 metros). 8. [hid pag. 86. ;Por medio de céleulos igualmente sabios la Fundacién Bariloche estimaba que un africano debia disponerde siete metros cuadrados paraalojarse, mientras que un latinosmnericano tenia “neeesidad” de io yun habitante de los paises industrializados de 81. Emile Durkheim, Les rigles de la méthode sociologique, Paris, PUF, 1983, (+895). pig. 3x [Las reglas del metodo soci yoron certs: Alianza Editorial, 3000) 194. e) 82. 83, ELOESARROLLO. HISTORIA DE UNA CREENCIA OCCIDENTAL dente, la parte correspondiente a Dios, la parte del sacrificio, el gasto suntuario, el beneficio econdémico. Es este impuesto de lujo el que determina negativamente el nivel de supervivencia y no a la inversa. L...] No ha habido nunca “sociedades de penuria” ni “sociedades de la abundancia”, dado que los gastos de una sociedad se articulan cualquie- ra. que sea el volumen objetivo de los recursos en funcién de un excedente estructural y un déficit también estructural. [...] El umbral de supervi- vencia no esta determinado nunca ni por debajo ni por arriba”®. Antes de comer, hay que reservar la "parte maldita", consagrada al dios; antes de alojarse hay que construir el templo. Los vestigios griegos y romanos, las catedrales o las mezquitas testimonian el cuidado primero que hay que otorgar a lo sagrado antes de poder pensar en uno mismo”, La aproximacién a las “necesidades” fundamentales es totalmente ino- perante en las sociedades vivas; por el contrario, puede ser util en la gestién de “anti-sociedades” o de “no-sociedades”. Desde siempre, en efecto, los directores de prisiones (o de pensionados), los capitanes de navio que viajan a largas distancias o los generales de los ¢jércitos en campania se han preocupado de calcular de la forma mds justa posible las “raciones” necesarias para la supervivencia de aquellos que tenian a su cargo. Por desgracia esto es valido también para los responsables de los campos de refugiados que deben planificar los recursos necesarios para la supervivencia de las poblaciones que les han sido confiadas. Sin embargo, jqué puede hacer creer que esta perspectiva productivista puede aplicarse en las condiciones normales de la vida social, domina- da por lazos simbélicos? De la misma forma que el “desarrollo”/crecimiento est4 basado en una metafora biolégica, la aproximacion a las “necesidades fundamentales” se establece sobre una perspectiva naturalizante de lo social. Es verdad que el hombre esta dentro de la naturaleza. Como el resto de los animales, debe disponer, para sobrevivir, de proteinas, calorias. oxigeno, suefo, ete. Pero no se puede reducir la sociedad aun "jardin antropolégico”. enten- dido a la manera de los parques zoolégicos (en los que se satisfacen la mayoria de las "necesidades” de los animales, con la excepcién de aque- Jean Baudrillard, "La gentee idéologique des besoins” Pour una critique de !Sconomie politique du signe, Paris, Gallimard, 1972, pigs. 84-85, Es significative que determinadas asoclaciones de emigrantes efricanos en Francia eoticen para construir con prioridad, ensus ciudades, una meaquita antes que una escuela o un dispensario. Se legars s las mismas con~ clusiones si se examinan las ceremonias funerariss, el circuito de la kula, ls yanaderia contemplativa, el respe~ to debido a las “vacas sagradas”, ete. 195 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that 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INDICE ONOMASTICO ABDALLA, Ismail Sabri: 170, 229 ACHARD, Pierre: 40 ADDO, Herb: 170 AGO, Roberto: 191 ALETHAN, T.:193 ALLENDE, Salvador: 130. 130. 154, AMIN, Samir. 130 ANGEL, Shlomo: 235 ANTAL, David: 193 ARAGON, Louis: 67 ARISTIDE, Jean-Bertrand: 241 ARISTOTELES: 40. 41, 42. 43, 44, 46, 55,121,236 ARNS, Paulo Evaristo, Cardinal: 229 ARTUS, Patrick: 56 ASSIDON, Elsa: 12 AUBRY, Pierre: 60, 67, 68. 69 AGUSTIN, San: 43, 44, 45. 46, 47: 55 ALIZ, Sartaj: 165, 235 BACON, Francis: 48 BADIE, Bertrand: 258, 260 BADINTER, Elisabeth: 51 BADINTER, Robert: 51 BAECK, Louis: 4. BARAN, Paul A129. 130. 131, 133, 135.152 BATAILLE, Georges: BAUDRILLARD, Jean: 195.2 BAYET, Albert: 63, BEAUD, Michel: 28 BEHRENS, WilliamW.: 166 BEN SALAH, Ahmed: 181 BENACHENHOU, Abdellatif: 229 BENSON, Wilfred: 8 BERGER, Roland: 146 BERNARD DE CHARTRES: 47 BESANCON, Alain: 204, BIFANI, Pablo: 229 BOILEAU, Nicolas: 38. 48 BOKASSA, Joan Bedel: 205 BONAPARTE, Napoleon: 61 BORDA, Orlando Falls: 130 BOURGUINAT, Henri: 258 BRANDT, Willy: 186, 187, 235,250 BRAUDEL, Fernand: 259 BRAUMAN, Rony: 206 BRETON, André: 67 BROYELLE, Jacques: 204 BRUCKNER, Pascal: 203, 204, 218 BRUNDTLAND, Gro Harlem: 207, 208, 211, 212, 214,229 8, 197, 207, 208, 229. BULL, Raymond Leslie: 74 BUBFON: 50. 5: BULGANIN, Nikolai Alexandroviteh: 9 BUMEDIAN, Houari: 169 BUNGENER, Pierre: 121 BUTLER, Rex: 264 CABRAL, Amilear: 168 doz nice oNowASTICO CAILLE, Alain: 268 CANETTI, Elias: 222 CARDOSO, Fernando Henrique: 130, 133, 135, 136,137. ig. aga, 182 CARRIER, Brino: 122 CASSEN, Bernard: 293 CASTRO, Fidel: 196. 130.161 CHAMBERS, Robert: 290 CHAR, René: 67 CHARMES, Jacques: 268 CHAUMONT, Charles: 103, 106 CHAUVEAU, Jean-Pierre: 70 CHAUVENET, Antoinette: 40 CHAZELAS. Vietor: 74 CHESNAIS, Frangois: a58 CHESNAUX, Jean: 65 CHIDZERO, Bernard: 1th, 208 CHONCHOL Jac CHOQUET, Catherines 24, 208 CIPRIANO, San: 14, CLEMENCEAU, Georges: 62 CLINTON, Bill. 28 COLARD, Daniel: 170 COLON, Cristébal: 80 COMBLIAU, Christian: 14. 18, 27 COMTE, Aw CONDORCET: 51, 61,121 COOPER, James Fenimore: 262 COREA. Gamani: 170, 186, 208. 229 CORM, Ceorges: 199 CORNIA, Giovanni Andrea: 202 CORTEN, André: 290 COX, RobertW.: 170 DALTON, George: 26 DARWIN, Charles: 22, 53, 54 DELAUNAY, Jacqueline: 166 DEROULEDE, Paul: 62 DESAL, Meghnad: 235, 236 181 308 DESCARTES, René: 47, 48 DESROCHE, Henri: 249 DESTANNE DE BERNIS, Gérard: 223 DOLLFUS, Olivier: 14 DOLMAN, Antony J.: 185, DRAPER Ii1, William H.: 235 DUCHET, Michéle: 50, 52 DUCROT, Oswald: 58 DUIGNAN, Peter: 60. 80 DUMONT, Louis: 26, ag1 DUPONT DE NEMOURS, Pierre Samuel: 51 DURKHEIM, Emile: n.24. 31, 19. 261 ECHEVERRIA ALVAREZ, Luis: 169 ELMANDJRA, Mahdi: 229 ELUARD, Paul: 67 EMMANUEL, Arghiri: 30 EMMERIJ, Louis: 38, ENGELS, Friedrich D. ESCOBAR, Arturo: 261 119.251 ESTEVA, Gustavo: 160, 241, 279, 280, 282 ETEMAD, Bouda: 60, 80 ETIENNE, Gilbert: 204 ETTINGER, Jan Van: 185 ETZIONI, Amita: 266 EVANS-PRITCHARD, Edward Evan FALETTO, Enzo: 130, 135, FALL, Aminata Sow: 286 FALS-BORDA, Orlando: 130 FERGUSON, Adam: 50 FERRY, Jules: 64, 80 FERRY, Luc: 218 FEYERABEND, Paul: 281 FINKIELKRAUT, Alain: 203 PONTENELLE, Bernard Le Bower de: 48, 49.121, 265, FORNEL, Michel de: 263 FOUCAULT, Michel: 243 FRANK, André-Gunder: 120, 130, 135, 141, 178, 186 FREI, Eduardo: 186 FROBEL, Folker: 167 FURET, Frangois: 204 FURTADO, Celso: 130, 229 CALILEE: 259. 263, CALTUNG, Johan: 130, 145.147, 157. 165.170. 178, 181.193. 19 GANDHI, Mohandas: 105, 146,153 GANN, Lil: 60,80 GARAU, Pietro: 235, GEORGE, Susan: 203,225, 261 GEORGESCU-ROEGEN, Nicholas: GERBET, Pierre: 104 GEREMEK, Bronislaw: 286 CHAL, Dharam: 12x GHEBALI, Vietor-Yves: 191 GIDE, Charles: 66. 67 CIRARDET, Raoul: 60, 62, 63, 65 GIRI, Jacques: 204 GISCARD D'ESTAING, Valéry: 185 GODBOUT, Jacques T: 268 COSOVIC. Branislav: 229 COUSSAULT, Ywes: 14. 281 GRESH, Alain: 204 GRIFFIN, Keith: 235 GRINEVALD, Jacques GUENIN, G.: 64 GUEVARA, Emesto, Che: 130 GUICHAOUA, André: 14, 282 CUNATILLEKE, Godfrey: 170 HAAS, Peter MI: 28 HALLE, Louis J.: 85 HAQ, Makbubul- 170, 186, 229, 235 HARBORTH, Has-Jargen: 208 HARDY, Georges: 60, 69, 70 HEATH, Edward: 186 HEINRICHS, Jtirgem: 167 HENRY, Paul-Mare: iia INDICE ONOMASTICO HERRERA, Amilear 0.170 HETTNE, Bjorn: 142,146 HIRSCHMANN, Albert O.: 250, 252, 253 HOLLY, Daniel: 70. 199 HOPKINS, Michael 194 HORNUT, Claude: 75 HOXA, Enver: 147. 161 HUGO, Vietor: 63 HUME, David: 50 HUSSAIN, Mosharref: 170 IGLESIAS, Enrique V.: 170, 186, 208, 229 ILLICH, Ivan: 289 INSEL. Ahmet: 237, 268 JACOB, Jean-Pierre: 70 JALDUN, Ibn: 56 JALEE, Pierre: 130 JAURES, Jean: 62 JOMEINI: 203, 244. JOLLY, Richard: 202 KANT, Emmanuel: 236 KANTOWSRY, Detlef: 146 KENNEDY, John Fitzgerald: 108, 134 KHALID, Mansour: 208 KHAN, A.Riig3, 294. 235 KI-ZERBO, Joseph: 101, 229 KOCH-SCHULTE. Sarah: 290 KONARE, Alpha: 227 KOO, Wellington: 78 KRUCHEY. Nikita Serguetevitch: 97 KUASSIGAN, Guy: 120 KOUCHNER, Bernard: 206 KREYE, Otto: 167 KRISTEVA, Julia: 218 KUHN, Thomas LA BRUYERE, Jean de: 48 LACOSTE, Yves: 205, 218 LAGE, Elisabeth: 40 abt noice oNoMASTICO LAMPEDUSA, Giuseppe Tomasi de: 211 LAN, Ngo Manh: 170 LAROUSSE, Pierre: 60. 67 LATOUCHE, Serge: 14. 51, 136, 18, 160, 268, 282 LATOUR, Bruno: 83. 56, 248, 283 LAVIGERIE, Charles Martial, Mgr: 63 LAVIGNE-DELVILLE, Philipe: 70 LEBRETOMO, Louis-Joseph, Pere: 123 LEDERER, Katrin: 193 LEIBNIZ, Gottfried Ws 49. 50 LEMERCIER DE LA RIVIERE, Pierre-Frangois: LENIN, Vladimir itch Oulianov dit: 119. 131, 133, 152 8,67. 98. LENTIN, Frangoise: 40 LEPAGE, Henri: LEROY-BEAULIEU, Paul: 60, 66, 87. 121.115 LE ROY, Etienne: LE ROY LADURIE, Emmanuel: 204 LEVI-STRAUSS, Claude: LEVY, Mare A.: 218 LEWIS, W, Artin 93, a6 van, ag3 LPIET2, Alain: LIST, Friedrich: 89, 134 LIVINGSTON, David: 79 LIZOT, Jacques: 114 LOUIS, Paul: 62 LUCRECIO: 14. 43 LUIS FELIPE: 62 LUGARD, Sir Frederick: 75 LUXEMBURGO, Rosa: 13) MacARTHUR, Douglas: 97 MacNEILL, Jim: 208 MacNAMARA, Robert: 186, 189, 190, 193. 255. 287 MAHEU, René: un MALENKOV, Georgui Maximilianoviteh: 97 MALHURET, Claude: 206 MALINOWSKI, Bronislaw: 143 Bio MALLMANN, Carlos: 193 MALTHUS, Robert Thomas: 54. 209, 213. 236 MANDELA. Nelson:207. 22 MANDEVILLE, Bernard de: MANSOUR, Khalid: 208 MAO Zedong: 4.146, 161 MAPPA, Sophie: 268, MARGLIN, Frédérique Apffel: 117 MARGLIN, Stephen A. 117 MARSEILLE. Jacques: 60. 80 wipe tae, aa Bee a gs aes, 249.268 MASINI, Jean: 223 MASLOW, Abraham IL: 193 MAURRAS, Charles: 67 MAX-NEEF, Manfred: 229 MEADOWS. Dennis L.: 166 166 4 248 MEADOWS, Donella H.. MELENBERGER, Norbert: 77 MEIER, Gerald M.:113, 136, 1335, 134. MESTRUM, Francine: 294 MILL, John Stuart: 236 MINC, Alain: 218, 288 MIRABEAU, Honoré Grabriel Riquet. conde de: 61 MOBUTU, Joseph Désiré: 205, 242 MOHAMAD, Mohathir: 2ay MOLINARI, Gustave de: 67 MONTEIL. Vieent: 46.47 MONTESQUIEU. Charles de Secondat, barén des MORGAN, Lewis Hus MORIN, Edgar: 36 MORO, Thomas: 162 MOSS, Alfred George: 169 MOSSADEGH, Mohammed: 104 MUNTZER, Thomas: 251 MYRDAL, Gunnar: 224.134, NANDY, Ashis: 160, 281 NAPOLEON III: 61 NARAYAN, Deepa: 290 NASSAR, Nassif: 47 NASSER, Gamal Abdel: 98, 104, 106 NDIONE, Emmanuel .: 160, 280, 289 NECKER, Jacques: 61 NEHRU, Jawahark 98. 106, 103. 105 NERFIN, Marce: 145. 12.229 NEVE, Patricia: 40 NISBET, Rohert A: 37 NISHIMURA, Fumiko: 165 NIXON, Richard: i 167 NNOLI, Okwudiba: 148 NUJOMA, Sam: 227 NURKSE, Ragnar: 134 NYERERE, Julius Kambarage: 20. 145,148,149. 1G. 152.15. 156, 161, 229, 230, 254 O'BRIEN, Peter: 145, ORWELL, George: 162, 226 OTEIZA, Enrique: 170, 229 OVIDIO: 42 PALEVI, Mohammed Reza: 170 PALME, Olof: 186 PARMENTIER, M.: 50 PARSON, Edward A.: 218 PARTANT, Frangois: 197, 282 PASCAL, Bruckner: 47, 203, 218 PATEL, Mashesh: 235 PATEL, Raj: 290 PATEL, Surendra: 229 PABLO VI: 18; PEARSON, Lester B.: 169 PECCEL, Aurelio: 12 PEREZ GUERRERO, Manvel: 169.170 PERRAULT, Charles: 48. 49 PERROT, Marie-Dominique: 15. 206, 224. 257, 294 PERROUX, Frangois: 122, 123,124. 228 8,3, [noice ONOMASTICO PETESCH, Patti: 290 PHILIPPE Durand: ull. 70, 262.286 PIAULT, Mare-flenri: 60 PICIOTTO, Robert: 266 PIETILA, Hilkka: 208 PINOCHET, Autusto: 205, 227 PIRANDELLO, Luigi 241 PISANI, Edgard: 186 PLATON: 162 POLANYI, Karl: 26.28 POMONTI, Jean-Claude: 271 PORKSEN, Uwe: 23 PRAXMARER, Peter: 87 PREBISCH, Rail: 2 PREISWERK, Roy: 145.170.175, PREISWERK. Yvonne: 294 PRIGOGINE, Iya: 238 PRONK, QUEAU, Philippe: 262 QUESNAY, Frangois: 236 RACHLINE, Frangois: 1c. 258 RACINE, Jean: 48 RADEMACHER. Anne: 290 RADKOWSKI, Georges-Hubert de: 196 RAGHAVAN, Chakravarthi: 229 RAHNEMA, Majid: 57. 160. 1 22, 286, 289 RAMPHAL, Shridath S.: 181, 186, 208, 2a9, RANDER, Jorgen: 166 RANIS, Gustav: 235 RAPPARD, William: 72 RATSIRAKA, Didier: 161 RAYNAL, Guillaume: 61 REAGAN, Ronald: 197. 253 REMOND, René: 218 RENS, Ivor 242.279. 280. REVEL, Jean-Frangois: 204 RICARDO, David: 142, 143, 236 3 “Afirmar de entrada que este libro se situa en una perspectiva critica es la menos importante de las advertencias que deben hacerse”, dice Gilbert Rist en su Introduccion. Sin embargo, es desde esta perspecti- va como el autor repasa la historia de una idea, la del “desarrollo”, que ha fascinado a las sociedades del Norte y del Sur; y también la del “sub- desarrollo”, acufiada a mediados del pasado siglo. ~Cémo explicar un fendmeno que no s6lo atina las esperanzas de millones de personas, sino que también moviliza importantes recursos financieros y que, pese a todo, parece alejarse, como el horizonte, cuando nos acercamos a él? eCémo no rendirse a la idea de que pudiera existir un método capaz de eliminar la pobreza que aparece por doquier? ¢Coémo atreverse a pensar, al tiempo, que el remedio pudiera agravar el mal que se pretende com- batir? Rist se interroga sobre la evidencia que parece caracterizar a una idea como la del “desarrollo”, destinada a lograr adhesiones unanimes, pero que es el resultado de una historia y una cultura particulares. Las representaciones que se asocian con ella y las practicas que implica varian radicalmente segun se adopte el punto de vista del “desarro- llador", comprometido en hacer llegar la felicidad a los demas, o el del “desarrollado”, obligado a modificar sus relaciones con la sociedad y con la naturaleza para entrar en el mundo nuevo que se le promete; sin hablar del tecnécrata encargado de redactar un texto en el que se manifieste la originalidad de la institucién que le ha contratado, ni del investigador decidido a demostrar que los indicadores que éI ha seleccionado son los Unicos capaces de dar cuenta del fenémeno que se estudia. EI autor relee los textos fundamentales del largo periodo optimista del “des- arrollo” (desde la Antiguedad clasica a los afios setenta del pasado Siglo) para llegar a una fase final en la que, reconocida la incapacidad de resolver los problemas que agobian a la mayor parte de la humanidad, las teorfas del “desarrollo” se convierten en modelos que pretenden resolver los “problemas de la deuda”, “del medio ambiente”, justificar intervenciones mas o menos humanitarias y terminar apareciendo como un mero residuo que intenta apoyar los procesos de globalizaci6n Gilbert Rist ejerce la docencia en el Instituto Universitario de Estudios del Desarrollo de Ginebra, tras haberlo hecho en Tunez, haber dirigido el! Centro Europa-Tercer Mundo y haber colaborado en Ia Universidad de Naciones Unidas. En la actualidad, trabaja en una antropologia de la modernidad en la que la sociedad occidental aparece tan tradicional y exdtica, tan cargada de mitos, como cualquier otra sociedad. COOPERACION 9 7884830191361

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