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La Última Carta de

Robert Jay Matthews

Robert Jay Matthews

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La Última Carta de Robert Jay Matthews
Por Robert Jay Matthews

En la década pasada, yo fui un residente de Northern Pend Oreille Country. Cuando llegue por
primera vez a Metaline Falls, yo solo tenía 25 dólares a mi nombre, el deseo de trabajar duro y
de estar solo, y el sueño de que algún día pudiera comprar mi propia pequeña granja. Durante
mis tres años en la mina y siete años en la fábrica de cemento, puedo decir con seguridad que
fui conocido como un trabajador duro. Permanecí sin impedimentos y cuidándome a mí mismo.
Cualquiera que sea familiar con Boundary Dam Road sabe cómo mi difunto padre y yo creamos
un hermoso lugar en las afueras del bosque. Todas las metas que me propuse fueron cumplidas,
salvo una... no pude estar solo.

Después de meses de mi llegada el FBI fue a la oficina de la mina e intento que me despidieran
del trabajo. Yo estaba trabajando en el departamento eléctrico en ese momento y mi jefe,
afortunadamente, tuvo una profunda y larga aversión con los Federales. Él fue informado por el
secretario de la mina. Entonces en vez de hablar con el secretario, el Gobierno hablo con el
director de la mina, entonces perdí mi trabajo.

Esta campaña de hostigamiento e intimidación comenzó por mi participación en el Movimiento


de Rebelión de Impuestos, desde que tenía 15 a 20 años. El Gobierno estuvo muy sobre mí en
Arizona, sobre todo luego de un incidente cuando tenía 18 años, en que agentes del IRS me
dispararon por nada más que una mala conducta por violación de impuestos. Abandone Arizona
y la Rebelión de Impuestos cuando tenía 20 años. No me fui por miedo al IRS o porque me
sometiera a su tiranía, sino porque estaba totalmente disgustado con el pueblo Americano. Yo
afirme en ese entonces como ahora, que nuestro pueblo cayó como uno de los más cobardes,
vergonzosos, y degenerados que jamás haya parido la faz de este planeta.

Tenía la esperanza de empezar una nueva vida en el estado de Washington, pero los poderes
que mandan tenían otros planes para mí. Cuando aprendí sobre la prueba altamente ilegal con
la que me despidieron, escribí esta carta a la oficina de Seattle y les dije a ellos "No quiero mas,
o me dejan en paz o voy a responder de una manera que le va a resultar muy doloroso a ciertos
agentes". Después de la carta, ellos empezaron gradualmente a molestarme.

Yo pronto me asenté para casarme, limpiar mi tierra y leer. Leer se convirtió en una obsesión
para mí. Consumía volumen tras volumen, en temas relativos a la historia, política y economía.
Me gustaron especialmente los libros de Spengler "La Decadencia de Occidente" y "¿A Dónde
Va El Hombre Occidental?". También me subscribí a numerosos periódicos sobre los actuales

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problemas americanos, especialmente en todo los concerniente a la siempre e incrementante
declinación de la América Blanca.

Mi conocimiento de la antigua historia Europea empezó a despertar una emoción erróneamente


suprimida y grabada en el fondo de mi alma, de orgullo y conciencia racial. Mi gran amor por mi
gente creció, y mi odio se profundizo con todos aquellos que quieren destruir mi raza, mi
herencia y obscurecer el futuro de mis hijos.

Con el tiempo llego mi primer hijo y entendí que la América Blanca, realmente mi raza entera,
fue encaminada al olvido a menos que los Blancos se levanten y cambien la corriente. Mientras
más amaba a mi hijo, comprendí que a menos que las cosas cambiaran radicalmente, cuando él
tenga mi edad, va a ser un extraño en su propia tierra, un Ario rubio y de ojos azules en un país
poblado en su mayoría de Mejicanos, Mulatos, Negros y Asiáticos. Su futuro se iba haciendo más
oscuro con el correr de los días.

Llegue a entender que lo que ocurría no era por accidente, había un pequeño y cohesivo grupo
de extranjeros que estaban trabajando noche y día para que esto pasara. Aprendí que esos
falseadores de la cultura manejaban con mano de hierro a los dos mayores partidos políticos,
en el Congreso, en los medios, en las agencias de publicidad, y en casi todas las ramas del
Cristianismo de esta nación aunque siempre esos extranjeros subscribieron a una religión
diametralmente opuesta al Cristianismo.

Es esa misma gente de la que el Ex Senador William J. Fulbright y el difunto General Brown
intentaron prevenirnos. Henry Ford y Charles Lindberg también vanamente quisieron alertarnos.
Tenemos que ser más atentos, sino el futuro de mis hijos no puede ser más oscuro y funesto. De
este modo yo no tenía opción. Tenía que ponerme de pie y presentar batalla.

Una guerra secreta se estaba desarrollando este último año entre el régimen de Washington y
el siempre creciente número de gente Blanca que está determinada a recuperar lo que nuestros
antepasados descubrieron, exploraron, conquistaron, asentaron, construyeron y murieron por
ello. El FBI fue hábil para mantener esa guerra en secreto solo porque hasta ahora nosotros no
hicimos nada más que crecer y prepararnos. El gobierno, sin embargo, se vio determinado a
forzar los resultados, así nosotros no tuvimos más opción salvo resistir y pelear en su contra. En
este momento deseo tratar la multitud de mentiras que los federales estuvieron diciendo acerca
de Gary Lee Yarbrough y de mí.

Gary no "embosco" a ningún agente. Algunas semanas antes del incidente ellos estuvieron
hostigando a Gary, siguiéndolo a donde fuese, incluso al hospital cuando fue a visitar a su hija
gravemente enferma. El día de la mítica emboscada, Gary estaba afuera del patio de su casa
cuando vio un camión del servicio forestal manejando a través de su propiedad en una obvia
desobediencia a los numerosos carteles de "no traspasar" esparcidos por toda la casa. El grito al

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camión para que se detenga, pero este siguió en dirección a la casa hasta que choco y destruyo
una puerta. En ese momento Gary hizo disparos de advertencia al aire y el camión se retiró.
Esta... fue la gran emboscada.

Los diarios están diciendo ahora que Gary no solo embosco a tres agentes sino que disparo e
impacto a los tres. Gary no iba a hacer lo que hizo el FBI en ese momento, lo que fue afortunado
para ellos, porque Gary es un experto tirador y si hubiera decidido emboscar al FBI fácilmente
hubiera podido matar a todos los federales que estuvieran al alcance de su arma.

Fue entonces a las 8:00 PM de esa noche cuando Gary comprendió realmente lo que estaba
pasando. Ahí fue cuando aproximadamente 30 agentes del FBI llegaron a la casa de Gary. Gary
y un joven invitado a su casa fueron hacia fuera a investigar la conmoción. Cuando los Federales
empezaron a gritar por Gary, él se tiró al suelo y rodando se metió en una zanja atrás de la línea
de vehículos del gobierno. El joven invitado regreso corriendo a dentro de la casa de Gary.
Después de esperar por 3 horas el FBI uso a la esposa de Gary como escudo y rehén y entraron
dentro de la casa. Que hombres tan valientes...

Como incrédulo que suene, Gary estuvo escondido en la zanja atrás de los agentes por cinco
horas con su arma apuntando a sus espaldas. Si Gary realmente quería emboscar a esos
invasores, tenía ahí una maravillosa oportunidad de hacerlo. Gary en vez de eso eligió darles una
oportunidad, algo de lo que después llego a lamentarse. Gary eventualmente de deslizo fuera
de la zanja y se metió dentro del bosque.

La incompetencia de esos burócratas armados nunca dejo de asombrarme. Especialmente


después de su intento de emboscarme y asesinarme en un motel de Portland. Primero, déjenme
decir que el FBI no estaba ahí para arrestar a Gary, pero si para emboscarme a mí. Ellos no sabían
que Gary estaba en el cuarto. La única razón capaz para buscarme fue por un amigo del Cuarto
14 en que confié, y se convirtió actualmente en un traidor y un informante. El FBI tiene enormes
recursos y la última tecnología, pero la capacidad de sus agentes se está desplomando a cada
nuevo reclutamiento. Eso es porque la mayor parte los mejores hombres Blancos de este país
están empezando a entender que lo que hace un agente del FBI no es nada más que lo que hace
un mercenario del ADL y Tel Aviv.

Cuando yo descendí de mi habitación del motel esa mañana, una banda de hombres armados
vino corriendo hacia mí. Ninguno de esos hombres llevaba uniforme y la única cosa que decían
era "Alto, bastardo". Es ahí cuando yo le grite a Gary que todavía estaba adentro y baje saltando
la escalera y salí afuera corriendo adentro del estacionamiento. Una agente mujer disparo a mi
espalda pero la bala erró e impacto al director del motel. Yo doble la esquina del motel y salí
hacia abajo por la pendiente hacia dentro del área residencial. Después de correr por 2 cuadras,
decidí dejar de ser el cazado y convertirme en cazador. Yo saque mi arma y espere atrás de un
muro de concreto a los agentes para tenerlos cerca. Cuando yo apunte mi arma al agente más
cercano, vi a una elegante cara de un joven hombre Blanco, y baje mi puntería a su rodilla y pie.

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Yo no había terminado y podía haber matado a los dos agentes, y todavía usar mi mano, la cual
estaba ahora destrozada lejos de poder repararla y la cual es muy posible que la pierda en su
totalidad. Esta es la última vez que les doy chance.

Y para el traidor del Cuarto 14, nosotros vamos a buscarlo eventualmente. Si esto toma 10 años
y tenemos que viajar hasta el fin de la Tierra, pero lo vamos a encontrar. Y de verdad a nuestro
juramento cuando lo encontremos, le vamos a quitar la cabeza de su cuerpo. No tengo
remordimientos ni apologías que hacer a Gary y a mí. De hecho, estoy orgulloso de que
tengamos el coraje y la determinación de ponernos de pie y pelear por nuestra raza y nuestra
herencia cuando tal proeza es llamada crimen y no un acto de valor.

Aproximadamente hace 9 meses el FBI fue a mi casa cuando yo no estaba y amenazaron a mi


hijo de 2 años. Es que hay una muy gran equivocación de su parte. Después del tiroteo en
Portland, ellos fueron a mi casa y amenazaron a mi madre de 63 años de edad. Tales hombres
son muy valientes. No voy a esconderme, más bien voy a presionar al FBI y les voy a dejar saber
que se siente convertirse en el cazado. Haciendo esto lo único lógico es asumir que mis días en
el planeta están disminuyendo rápidamente a nada. Igualmente, yo no tengo miedo. Pero la
realidad de mi vida es morir, y lo peor que puede hacer el enemigo es acortar mis deberes en
este mundo. Yo les voy a demostrar que haré el último sacrificio para asegurar el futuro de mis
hijos.

Como siempre, por la sangre, suelo, honor, por la lealtad y por la raza.

Robert Jay Matthews

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