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Diciembre

NECESIDAD ESPIRITUAL MUNDIAL

Colosenses 1:9
“…No cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su
voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual.”

DÍA 26 - Mansedumbre

La mansedumbre es a menudo malinterpretada, sin embargo, Jesús dice que debemos


aprender de Él que es manso, y que los mansos recibirán la tierra por heredad…
La mansedumbre es una gloriosa virtud que tiene muchos efectos buenos y que nos
benefician, además de que son de gran importancia para nuestro servicio y en el trato con
nuestros semejantes. La paciencia nos permite actuar en todo tipo de pruebas de la
manera correcta. La mansedumbre nos permite hacer lo correcto a través de la práctica
de nuestro servicio y nuestras obras.

La mansedumbre hace que una persona considere sus acciones antes de actuar. Por esa
razón, todo lo que dice y hace será dicho y hecho de una manera completamente
diferente de como si hubiera actuado impulsivamente, y muy a menudo dejará de hacer
por completo lo que había pensado realizar o decir. Lo que leemos en Santiago 1:19 nos
da una idea de cómo se manifiesta la mansedumbre “Por esto, mis amados hermanos,
todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse.”

Jesús nos invita a que vayamos y aprendamos de Él, por eso dice: “Soy manso y humilde
de corazón…” Mateo 11:29. La mansedumbre se había hecho carne en Jesús. Se había
convertido en parte de su ser, y lo mismo puede pasar en nosotros si somos diligentes
cuando venimos y aprendemos de Él. ¡Alabado sea Dios!
Diciembre

NECESIDAD ESPIRITUAL MUNDIAL

Colosenses 1:9
“…No cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su
voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual.”

DÍA 27 - Templanza

Necesitamos templanza y dominio propio en:


 La manera en que pensamos. Él es la vid y nosotros los pámpanos
 La manera en que comemos, hablamos, administramos el dinero, en el uso del
tiempo. En nuestras actitudes.
 Levantarnos temprano para buscar a Dios.
 Para vencer la lentitud y la pereza, para servir a Dios.
 En los deseos sexuales.
 En la manera de vestirnos. etc.

Templanza es estar bajo el control del Espíritu Santo. La templanza o dominio propio es la
fuerza interior que controla nuestras pasiones y deseos.

Debemos andar en el Espíritu. Si andamos en la carne, según nuestros deseos o


pensamientos, lo que surgirá ante una tentación o dificultad o una agresión será nuestra
naturaleza caída, nuestro yo. Generalmente ofrece poca resistencia.
La templanza o el dominio propio nos dan el control para las decisiones. Debemos ejercer
el dominio propio con la ayuda del Espíritu Santo.

Dice la Palabra de Dios que la lengua es pequeña pero se jacta de grandes cosas y que
contamina todo el cuerpo.
Los médicos han comprobado que una persona por lo que habla o piensa puede influir
sobre su organismo, porque va mandando órdenes a su sistema central nervioso.
“Estoy cansado: no tengo fuerzas no puedo hacer nada” y el centro nervioso dice: “si es
cierto”.

Debemos volver a tomar la Palabra de Dios y usar su lenguaje que es creativo, edificante,
y victorioso.

Extendiendo el Reino.
Diciembre

NECESIDAD ESPIRITUAL MUNDIAL

Colosenses 1:9
“…No cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su
voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual.”

DÍA 28 – Fidelidad

Se define “fidelidad” como “el estado o la calidad de estar comprometido con una causa,
actividad, etc.”.

El relato de Sadrac, Mesac y Abed-nego en Daniel 3 debe inspirarnos a buscar un grado


más elevado de valor, convicción, dedicación y lealtad. Observemos las tres cosas a las
cuales estos hombres eran fieles (vss. 16-18), y esto nos ayudará a desarrollar fidelidad
en un mundo que carece de esta virtud. Estos siervos de Dios fueron fieles a:

La Palabra de Dios (vss.:16)


Esto indica que Dios ya había hablado sobre el tema. Si Dios dice algo, entonces no hay
nada más que decir. El Salmo 119:89 dice: “Para siempre, oh Jehová, permanece tu
Palabra en los cielos”. Juan 10:35 dice: “La Escritura no puede ser quebrantada”. La
inmutabilidad de la Palabra de Dios no puede ser cambiada o ignorada. Se puede
encontrar la frase “Escrito está” algo de 80 veces en las Escrituras (aproximadamente 16
veces en el Antiguo Testamento). En particular, en el Nuevo Testamento el verbo está en
tiempo presente, portando la idea de que la Palabra “está escrita actualmente y
permanentemente”.

La naturaleza de Dios (vs. 17)


Primeramente, ellos mencionaron el poder de Dios. “Fortaleceos en el Señor, y en el
poder de su fuerza” (Efesios 6:10). Otro aspecto de la naturaleza de Dios que instó a
estos hombres a permanecer fieles al Dios del cielo fue la bondad de Dios. Ellos
añadieron: “Y de tu mano, oh rey, nos librará”. Esto refleja la buena voluntad de Dios
( Romanos 8:28). Dios es bueno. Él nunca hará nada que no sea para el beneficio final de
Sus hijos. Dios se encargará de que todo lo que nos pasa resulte para nuestro beneficio,
mejoramiento y crecimiento hacia la imagen y semejanza de Cristo.

Sus convicciones (vs. 18)


Estos hombres permanecieron firmes en sus convicciones. La frase “Y si no” indica que
ellos reconocían que Dios no existía para servirles. Dios no era su marioneta; no estaba
en sus bolsillos y era sacado cuando se Le necesitaba. Los caminos y pensamientos de
Dios son más altos que los nuestros (Isaías 55:8).

“Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua
que has levantado”. ¡Eso es integridad! “Integridad” es vivir según nuestras convicciones.
Esta palabra viene de “integro”, que significa “completo”. Significa que nuestro
comportamiento externo refleja nuestras convicciones internas. La integridad es lo
opuesto de la hipocresía.

Sea fiel a la Palabra de Dios, a la naturaleza de Dios y a sus convicciones espirituales.


Las recompensas son eternas.

Traducción de, “How Can I live a Committed life”


Diciembre

NECESIDAD ESPIRITUAL MUNDIAL

Colosenses 1:9
“…No cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su
voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual.”

DÍA 29 - Lealtad

“Y Jehová pague a cada uno su justicia y su lealtad…” 1 Samuel 26:23.

Lealtad se entiende por: “Firmeza en los afectos y en las ideas que lleva a no engañar ni
traicionar a los demás. Comportamiento de una persona o animal que guarda la máxima
fidelidad, que no engaña”. “La lealtad es una virtud que se desarrolla en la conciencia, y
que implica cumplir con un compromiso aun frente a circunstancias cambiantes o
adversas”.

Se dice que la lealtad tiene tres ingredientes: el honor (cualidad moral que nos lleva al
más severo cumplimiento de los deberes morales, respecto al prójimo y a uno mismo), la
fidelidad (lo que se refiere a cumplir con los compromisos adquiridos), y la gratitud (lo que
se refiere a corresponder y devolver lo recibido). LEALTAD, “es la virtud que exige honor,
fidelidad y gratitud”.

En Oseas 2:19-20 se puede notar la lealtad y amor de Dios para con su pueblo, al
prometerles desposarles en justicia, juicio, benignidad, misericordia y lealtad (fidelidad).
Lamentablemente el pueblo no cumplió y fue desleal permitiendo el pecado y la idolatría,
algo que delante de Dios es considerado como traición, ocasionando el colapso total del
pueblo de Israel.

La lealtad es un atributo de Dios y por eso Él la demanda a su pueblo, porque Él es leal.

Hoy en día la Iglesia, como pueblo de Dios, debe considerar esta realidad y entender que
es una obligación para todos los cristianos. La lealtad, es lo que identifica al cristiano
como hijo de Dios.

La lealtad es una virtud que es necesario recuperar para que la iglesia del Señor pueda
enfrentar los desafíos de los días en que vive. Desde el comienzo hasta el final de las
Sagradas Escrituras se puede observar la lealtad. Iniciando por la lealtad de Dios a su
palabra y promesas, como también la lealtad de muchos hombres y mujeres al llamado de
Dios.

La lealtad a Dios es lo que condujo a los héroes bíblicos a combatir problemas difíciles y a
no mirar atrás. La lealtad es lo que permite arrebatarle triunfos importantes a los tiempos
adversos. La lealtad permite que el espíritu del hombre logre lo que piensa que es
imposible. La lealtad jamás promete recompensa alguna. Una vida que se basa en la
lealtad se fundamenta y construye sobre una roca fuerte e inamovible.

Hoy en día, se vive en medio de una naturaleza que se basa en “seguir solo cuando todo
está bien”, y eso ha acarreado grandes problemas y situaciones vergonzosas para las
sociedades.

El presentar como relativos los fundamentos que se han sostenido por años de historia,
ha provocado el caos y la degradación moral como espiritual. La Biblia, la sana doctrina,
la función correcta del Espíritu Santo, la lealtad a los absolutos, a los valores y principios
originales sostienen gran lucha y una fuerte oposición a causa de la influencia
postmodernista. Elementos como el individualismo, el relativismo, el humanismo, el
empirismo, entre otros, han provocado un alejamiento más extenso entre el hombre y
Dios.

Hoy en día, el hombre se ha olvidado de ser leal. No se sabe cómo ser digno de confianza
ni como confiar en alguien más. Muchos no conocen el significado valioso que hay en
esta expresión. Esto ha llevado a la humanidad a alejarse de su Creador, pecando y
traicionándole con su proceder.

Como hijos de Dios no se puede caminar igual que el mundo. Las Sagradas Escrituras
enseñan que el creyente debe ser luz para el mundo.

No se puede pretender ser leal a Dios y comportarse desleal con el prójimo. Se debe
aprender a ser leal a Dios y al hermano. La Iglesia debe ser un buen ejemplo para el
mundo de lo que significa ser leal. El creyente debe dejar evidencia de la lealtad para con
Dios, su Palabra, sus mandatos y su voluntad.

Amado hermano, la lealtad es un asunto serio y real, la lealtad no toma vacaciones, ni


vacila, sino que debe ser vivida y practicada, solamente así se podrá vencer los ataques
del enemigo y se avanzará con la frente en alto. Sin lealtad nunca entenderá como vivir
de verdad y ser útil.

La Iglesia del Señor necesita líderes y miembros fieles, que estén dispuestos a predicar y
defender la verdad del Evangelio. Que estén decididos a mantenerse firmes en sus
convicciones espirituales. Hombres y mujeres que estén dispuestos a ser leales a Dios, a
Su Palabra y a Su Obra. Que no importando el lugar, los peligros, las necesidades o los
enemigos que se tengan que enfrentar, puedan sostener firme la bandera del verdadero y
único Evangelio de Jesucristo.
Que Dios nos ayude a entender la carga grande que implica ser leal. Luchemos por lograr
la lealtad que Dios demanda, no le defraudemos, no pequemos contra Él desobedeciendo
y olvidando sus preceptos. Sea leal con Dios y con su prójimo, demos la cara por Aquel
que nos ha dado todo.

Gustavo Martínez
Diciembre

NECESIDAD ESPIRITUAL MUNDIAL

Colosenses 1:9
“…No cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su
voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual.”

DÍA 30 - Integridad

El diccionario define integridad como la característica de una persona completa, sin


mancha, intachable, recta y proba. Y entre las muchas referencias y ejemplos que
contiene la Santa Escritura sobre esta cualidad podemos destacar tres atributos:

La integridad es una herencia valiosa

Proverbios 20:7 “El justo que lleva una vida irreprochable; ¡felices sus hijos después de
él!”

Esto quiere decir que quien se conduce con integridad en la vida, deja un legado de honor
y buen nombre para sus hijos y nietos. Pero más importante aún es que les da testimonio
de una vida posible bajo el amor y el entendimiento de las promesas de Dios. Ese
testimonio es contagioso y eterno.

La integridad es en lo que debemos poner la mirada

Carta a los Filipenses 4:8: “Por lo demás, hermanos, fíjense en todo lo que encuentren de
verdadero, noble, justo, limpio; en todo lo que es fraternal y hermoso; en todos los valores
morales que merecen alabanza.”

Como vimos en la definición del diccionario; la integridad es más como la unión de


muchas cualidades, de hecho la raíz etimológica hebrea de la palabra da lugar a otros
conceptos como “entero” e “intacto”. La palabra entonces resalta la invariabilidad de lo
moral y destaca la búsqueda real de nosotros mismos y de nuestros hermanos.

La integridad es una brújula segura

Proverbios 11:3 “La integridad guía a los hombres rectos; la perversidad lleva a los impíos
a su perdición.”

Sabemos que en la vida tenemos dos caminos y que uno nos lleva a Dios y otro nos aleja
de su Gracia. Este versículo confirma de manera contundente que los actos y
pensamientos entregados a la voluntad y enseñanzas del Padre son garantía de
salvación. Muy a pesar de los muchos caminos que hoy nos muestran como verdaderos y
que en realidad no lo son.
Desestandarizar el bien y lo bueno nos ha metido en una confusa realidad cada vez más
subjetiva y caprichosa. El intento de sacar a Dios de toda actividad humana no nos
permite entender de manera uniforme la virtud de una sociedad que rige su
comportamiento en un código íntegro y basado en la dignidad y el amor. El
pluriculturalismo desmedido, invasivo y sin restricciones nos ha hundido en una falta
grave de identidad y ha creado una diversidad amorfa que escurre y socaba a las
sociedades en sus más arraigadas tradiciones.

Para los creyentes la integridad tiene sustento sólido en cuanto a las leyes divinas, las
leyes naturales y las leyes impartidas por el hombre que garantizan el verdadero bien
común. El compromiso con la integridad en cada aspecto de la vida del cristiano certifica
la felicidad propia, de nuestros semejantes, de nuestra descendencia y la misericordia de
Dios para la vida eterna.

Reflexiones
Diciembre

Llegamos al último día de esta guía reflectiva de oración. ¡A Él sea la Gloria y la


Honra!

DÍA 31 - Santidad

La salvación es todo lo que el Señor hace por nosotros cuando vamos ante su presencia y
reconocemos que somos pecadores y necesitamos aceptarle para gozar de su comunión
plena. La salvación implica la liberación del pecado, de la muerte eterna, además de la
culpa sicológica que deriva de quebrantar los mandamientos divinos.

Ser salvo es ser una nueva criatura, es iniciar una nueva vida en la que reconocemos a
Jesús como nuestro Señor. Se trata de un hecho recordable que se produce en un tiempo
concreto en la vida de cada creyente. El impacto y realidad de la salvación es lo que nos
da conciencia de que estábamos perdidos, de que estábamos alejados de Dios y de sus
promesas; sin embargo, ya salvos somos reconciliados con Él y reconocidos como sus
hijos con pleno derecho a todas sus bendiciones y promesas.

El creyente recibe el testimonio de la salvación a través del Espíritu Santo que mora en su
vida. Este mismo Espíritu es el que motiva ese gozo inefable que acompaña a cada
cristiano. Existe la plena certeza en el cristiano que los males de este mundo serán un día
erradicados; incluso, los tormentos de la vida personal se sufren en la esperanza de que
pronto serán felizmente superados.

Sabemos que los golpes de la vida no podrán destruirnos, que, a fin de cuenta, mayor es
el que está en nosotros que el que está en el mundo. Por eso la salvación se convierte en
bandera de esperanza que anuncia la victoria contra los poderes del mal. No se trata de
un escapismo que posterga toda posibilidad de mejoría al más allá, es una esperanza que
debemos vivirla como si ya tuviéramos con nosotros todos sus beneficios.

La salvación es una realidad dinámica que nos hace nueva criatura, pero que al mismo
tiempo nos introduce en un proceso de crecimiento. Al momento que aceptamos a Cristo,
Dios nos declara justos. Todos nuestros pecados son cargados a la cuenta del Señor
Jesucristo, quien murió por cada uno de nosotros.

“Justificados, pues, por la fe tenemos paz para con Dios, por medio de nuestro Señor
Jesucristo”. (Ro 5:12) La justificación tiene que ver con nuestra posición delante de Dios.
Somos justificados por la fe. Se trata de un asunto legal. Cuando comparecemos ante un
juez, él nos declara culpable o inocente. Dios, a través de su Hijo Jesucristo, nos ha
declaro justos. Esta es una parte importante de esa unidad total que es la salvación.

No existe una escala sobre la que podamos ser calificados “más o menos culpable” o
“más o menos inocente”. O somos una cosa u otra. Lo mismo sucede delante de Dios. La
fe en Jesucristo a través de la cual nos acogemos a su sacrificio vicario, nos apropia de la
justicia de “aquel que no conoció pecado, se hizo pecado para que nosotros fuésemos
hechos justicia de Dios en él” (2 Co 5:21).

Hasta aquí hemos hablado de lo que es la justificación. Luego dentro de la unidad del
concepto salvación viene lo que se llama la santificación que es un aspecto que tiene que
ver con el nivel y la calidad de relación que mantenemos con Dios. La justificación es un
acto, la santificación es un proceso. Sabemos que hemos sido justificados, pero vivimos
momentos en nuestras vidas que apenas percibimos que Dios está ahí. La salvación se
da dentro de una naturaleza caída y estropeada por el pecado, dentro de un mundo bajo
el dominio de Satanás; pero a pesar de esto pasamos a ser propiedad legítima de Dios.

Con todo el peso de la caída sobre nuestra naturaleza: los dolores, sufrimientos, incluso la
muerte física, nosotros los creyentes en Cristo podemos celebrar la victoria obtenida. El
Señor ha triunfado sobre Satanás y sus emisarios, y ahora Dios es nuestro escudo y
protector. Son realidades que debemos vivirlas. Son realidades que impulsan y estimulan
una relación cercana con Dios que es la base de la santidad.

De manera que la santidad tiene que ver con nuestra calidad de vida cristiana, con la
distancia que podamos, por la fe en Cristo, guardar ante el pecado. Nuestra vida
espiritual es más sana mientras mayor sea la distancia que podamos, siempre en gracia
de Dios, mantener ante el pecado.

La santificación la vivimos en un subir y bajar, tendremos ascensos y descensos en


nuestra vida espiritual, por lo que no siempre marcaremos una línea ascendente y
sostenida. No se trata de una lucha simulada. Es una lucha real contra el pecado, contra
Satanás y contra los valores del mundo.

La santidad se vive por la fe. Tiene, además, una expresión exterior que se refleja en las
relaciones con nuestros semejantes. Nuestro grado de santidad de alguna manera afecta
a quienes nos rodean; sin embargo, ellos no están para determinar ni juzgar nuestros
niveles de santidad, ya que la verdadera santidad es más que poses y apariencias
piadosas.

La santidad ha sido tema de luchas interreligiosas, de controversias en las iglesias y entre


hermanos, de censuras, chismes y hasta competencias. Todo porque se desconoce el
sentido y el valor de la santidad, un concepto que lamentablemente ha perdido impacto, y
ya muchos no lo consideran relevante, pero es innegable que será siempre parte esencial
de la vida cristiana.

El creyente que ha crecido en santidad siempre obra en fe y amor, aunque no siempre se


proyecte tan sumiso y domesticable como lo quieren los hombres, pero siempre tratará de
alejarse del pecado y mantener una cercana relación con su Dios.

Para vivir la fe
¡1 de Enero del 2020!

Hoy comenzamos un nuevo año, ponemos sobre la mesa nuestras victorias, los fracasos,
los motivos de ambos, las nuevas resoluciones… Pero, ¿sabes que es importante?,
¡Actuar! Usar este día y, poner sobre la mesa familiar o personal las nuevas resoluciones
y COMENZAR. Y repito la sabiduría de mi pastora, “orando y con el mazo dando” No hay
que esperar a que lo toxico desaparezca hay que destruirlo o aislarlo para que fluya la
sanidad.

Desde luego que no podemos eludir los problemas en este nuevo año, ni las
preocupaciones que pueden afligirnos. Pero recordemos como dice el dicho, ¡mientras
hay vida, hay esperanza!, entonces ¡regocijémonos! Pero no adentrándonos en la falsa
felicidad que el mundo ofrece a caudales, sino teniendo una relación personal con Cristo,
ya que Él es el único que puede dar la verdadera alegría. Que estemos vivos ya es una
bendición, aún estamos en el tiempo de Gracia (favor inmerecido de Dios), todavía
podemos recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador y echar mano de la vida
eterna a su lado (1 Timoteo 6:19).

Busquemos a Cristo, quien nos llama con amor, y desea darnos una libertad interior
verdadera, profundo gozo, Su paz que el mundo no conoce y una esperanza viva. No nos
promete un año fácil y sin problemas, pero quiere que lo vivamos con El (y eso es una
enorme diferencia), confiando en El y en la inmensidad de Su amor por nosotros.
Dios alcance a los que no están aún en el redil, Dios nos siga bendiciendo, redarguyendo
de pecado, guiando, fortaleciendo y señalando la senda antigua que conduce a Su
presencia eterna. ¡Feliz Año Nuevo!

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