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Cómo ser buenos padres

Convertirte en padre o madre puede ser una de las experiencias más


gratificantes y satisfactorias de tu vida, pero eso no significa que sea fácil. No
importa la edad que tengan tus hijos, tu trabajo nunca terminará. Para ser un
buen padre, debes aprender a hacer que tus hijos se sientan valorados y
amados, mientras les enseñas a diferenciar entre el bien y el mal. En última
instancia, lo más importante es crear un ambiente acogedor en el que tus hijos
sientan que pueden desarrollarse y llegar a convertirse en adultos seguros,
independientes y solidarios.

Amar a tus hijos


Bríndales amor y afecto. A veces, lo mejor que puedes brindarles a tus hijos
es amor y afecto. Un toque cálido o un abrazo cariñoso pueden dejar en claro
cuánto realmente te preocupas por ellos. No vuelvas a pasar por alto la
importancia de una conexión física con tus hijos. A continuación, te
presentamos algunas maneras de demostrarles tu amor y afecto:
o Darles abrazos suaves, alentarlos, reconocer su esfuerzo, darles
tu aprobación o incluso una sonrisa pueden aumentar significativamente la
confianza y el bienestar en tus hijos.
o Diles cuánto los amas todos los días, no importa si estás muy
enojado con ellos.
o Dales muchos abrazos y besos. Haz que tus hijos se sientan
cómodos con las demostraciones de amor y afecto desde su nacimiento.
o Ámalos incondicionalmente. No los obligues a comportarse como
tú quieres con el fin de ganar tu amor. Hazles saber que siempre los amarás sin
importar lo que pase.

Elogia a tus hijos. Esta es parte importante de ser un buen padre. Tú quieres
que tus hijos estén orgullosos de sus propios logros y se sientan bien consigo
mismos. Si no les brindas la confianza que necesitan para andar por el mundo
por su cuenta, entonces no van a sentirse capaces de ser independientes y
aventurarse. Cuando hagan algo bueno, hazles saber que lo notaste y que
estás muy orgulloso de ellos.
o Practica el hábito de elogiar a tus hijos por lo menos tres veces
más de lo que les regañas. Aunque es importante llamarles la atención cuando
hacen algo mal, también es importante ayudarles a construir una perspectiva
positiva sobre sí mismos.
o Si son demasiado jóvenes para entender completamente,
elógialos con aplausos y mucho cariño. Si siempre los elogias (desde que
aprenden a usar el inodoro hasta cuando obtienen buenas calificaciones),
puedes ayudarles a llevar una vida feliz y exitosa.
o Evita frases trilladas como "¡Buen trabajo!". En vez de eso,
ofréceles un elogio descriptivo que les permita saber exactamente qué es lo
que estás elogiando. Por ejemplo: "Hiciste muy bien al esperar tu turno cuando
jugabas con tu hermanita" o "Gracias por limpiar los juguetes después de que
terminaste de jugar".

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Evita comparar a tu hijo con otros niños, especialmente con sus
hermanos. Cada uno de tus hijos es individual y único. Celebra sus diferencias
e inculca en cada uno el deseo de perseguir sus sueños. Si no lo haces, tu hijo
podría desarrollar un complejo de inferioridad, o tener la idea de que nunca
será lo suficientemente bueno para ti. Si quieres ayudarle a mejorar su
comportamiento, háblale del cumplimiento de sus objetivos en sus propios
términos, en lugar de reclamarle porque no actúa como su hermana o como el
vecino. Esto le ayudará a valorarse a sí mismo en lugar de desarrollar un
complejo de inferioridad.
o Si haces comparaciones entre tus hijos también puedes hacer
que desarrollen una rivalidad entre ellos. Debes promover una relación
amorosa entre tus hijos, no una competencia.
o Evita el favoritismo. Algunos estudios han demostrado que la
mayoría de los padres tienen un hijo favorito, pero la mayoría de los hijos creen
que son ellos. Si tus hijos están peleando, no te pongas del lado de ninguno,
pero sé justo e imparcial.
o Supera las tendencias del orden natural de nacimientos haciendo
que cada niño se haga responsable de sí mismo. Si haces que tus hijos
mayores se encarguen de los menores, avivarás la rivalidad entre hermanos,
mientras que si haces que cada uno asuma sus propias responsabilidades,
promoverás la individualidad y la autosuficiencia.

Escucha a tus hijos. Es muy importante la comunicación con tus hijos. Hacer
cumplir las reglas no es tu única función. Debes escuchar a tus hijos cuando
tienen problemas. Debes ser capaz de expresar tu interés y de involucrarte en
sus vidas. Debes crear una atmósfera en la que tus hijos pueden acudir a ti
cuando tengan un problema (sea grande o pequeño).
o Incluso, puedes separar un tiempo para hablar con tus hijos todos
los días. Puede ser antes de la hora de acostarse, en el desayuno, o durante
un paseo después de la escuela. Ese momento con tus hijos es sagrado; así
que, evita distraerte revisando tu celular.
o Si tu hijo tiene algo que decirte, tómalo en serio y deja todo lo que
estás haciendo, o separa un momento en el que realmente puedas darle toda
tu atención.

Pasa tiempo con tus hijos. Sin embargo, ten cuidado de no reprimirlos ni
sofocarlos. Existe una gran diferencia entre proteger a alguien y encarcelarlo
dentro de demandas inflexibles. Tus hijos deben sentir que el tiempo que pasan
contigo es sagrado y especial, pero no deben sentirse obligados a pasar tiempo
contigo.
o Pasa tiempo con cada uno de tus hijos de manera individual.
Trata de dividir tu tiempo por igual si tienes más de un hijo.
o Escucha y respeta a tu hijo, y respeta lo que quiere hacer con su
vida. Sin embargo, no olvides que tú eres su padre. Los niños siempre
necesitan límites. Un niño al que se le permite comportarse como le plazca y se
le complace todos sus caprichos sufrirá mucho en su vida adulta cuando tenga
que obedecer las reglas de la sociedad. El hecho de que no permitas que tus
hijos lo tengan todo NO te convierte en un mal padre. Siempre debes explicarle

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la razón por la que le estás negando algo u ofrecerle una alternativa. "Porque
yo lo digo" no es una razón válida.
o Reserva un día para pasear por un parque o visitar parques
temáticos, museos o una biblioteca dependiendo de sus intereses.
o Asiste a las presentaciones escolares. Haz la tarea con ellos.
Consulta con su profesor en las reuniones de padres para tener una idea de
cómo le está yendo en la escuela.

Sé parte de sus triunfos. Es probable que tengas una agenda de trabajo muy
apretada, pero debes hacer todo lo posible para estar presente en los
momentos más importantes de sus vidas, desde sus recitales de ballet hasta su
graduación. Recuerda que los niños crecen rápido y que van a ser
independientes antes de que te des cuenta. Tu jefe puede o no recordar que no
asististe a una reunión, pero con toda seguridad, tus hijos recordarán que no
asististe a su presentación escolar. Aunque no siempre tienes que abandonar
todo por tus hijos, al menos debes tratar de estar presente en los momentos
más importantes.
o Si estabas demasiado ocupado como para estar presente el
primer día de clases u otro momento importante para tu hijo, probablemente te
arrepentirás por el resto de tu vida. No querrás que tu hijo recuerde su
graduación como el día en que sus padres no se presentaron.

Aprender a imponer disciplina

Haz cumplir las reglas de manera razonable. Impón reglas que se apliquen a
todas las personas en general para que lleven una vida feliz y productiva. No
moldees las reglas sobre tu propia perspectiva de lo que consideras ideal. Es
importante establecer reglas que ayuden al niño a desarrollarse y crecer; pero
no seas tan estricto, ya que podría sentir que no puede dar un paso sin pensar
que ha hecho algo mal. Lo ideal es que a tu hijo le importe más el amor que te
tiene que su miedo a infringir tus reglas.
o Comunica tus reglas claramente. Tus hijos deben estar muy
familiarizados con las consecuencias de sus acciones. Si les castigas,
asegúrate de que entiendan la razón y la culpa. Si no puedes articular la razón
y explicarles su falta, el castigo no tendrá los efectos desalentadores que
deseas.
o Asegúrate no solo de establecer reglas razonables, sino de hacer
que se cumplan razonablemente. Evita los castigos excesivamente severos, o
los ridículamente estrictos para infracciones menores. Evita cualquier cosa que
implique lastimar físicamente a tu hijo.

Controla tu temperamento lo más que puedas. Es importante que trates de


estar lo más tranquilo y ser lo más razonable que puedas cuando expliques tus
normas o las hagas cumplir. Tus hijos deben tomarte en serio, no temerte ni
pensar que eres inestable. Obviamente, esto puede significar un reto,
especialmente cuando tus hijos se están portando mal o te están sacando de
quicio. Si sientes que estás a punto levantar la voz, toma un descanso,
discúlpate o deja que tus hijos sepan que estás comenzando a enfadarte.

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o Muchas veces, perdemos los estribos y nos sentimos fuera de
control. Si llegas a ese extremo o dices algo de lo que te arrepientes, debes
pedir perdón a tus hijos, haciéndoles saber que has cometido un error. Si
actúas como si fuera algo normal, entonces tus hijos van a imitar ese
comportamiento.

Sé coherente. Esto es importante para hacer cumplir las mismas reglas todo el
tiempo y para resistir los intentos de tu hijo de manipularte para que hagas
excepciones. Si permites que tu hijo haga algo que él no debe hacer solo
porque está haciendo un berrinche, entonces demuestras que tus reglas se
pueden romper. Si varias veces repites algo como: "Está bien, pero solo por
esta vez...", entonces tienes que trabajar para mantener normas más
coherentes con tus hijos.
o Si tu hijo siente que tus reglas se pueden romper, no tendrá
ningún incentivo para aferrarse a ellas.

Habla el mismo idioma con tu cónyuge. Si estás casado, es importante que


no se desautoricen entre ustedes frente a sus hijos. Ambos deben decir "sí" o
"no" a las mismas cosas. Si tus hijos piensan que su madre siempre va a decir
que sí y su padre va a decir que no (o viceversa), van a pensar que uno de
ustedes es "mejor", o que es más fácil de manipular que el otro. Sus hijos
tienen que verlos como una unidad para que exista orden en la casa, y para
que no se desaten conflictos por no estar de acuerdo en una situación
determinada.
o Esto no significa que tu cónyuge y tú siempre estarán de acuerdo
en todo lo que tenga que ver con los hijos, pero sí significa que deben trabajar
en conjunto para resolver los problemas que involucran a los niños, en lugar de
estar enfrentados unos contra otros.
o Nunca debes discutir con tu cónyuge delante de los niños. Si
están durmiendo, discutan en voz baja. Los niños pueden sentirse inseguros y
temerosos cuando escuchan las disputas de sus padres. Además, los niños
aprenden a discutir entre ellos de la misma forma que lo hacen sus padres.
Demuéstrales que aunque las personas no están de acuerdo, pueden discutir
sus diferencias pacíficamente.

Impón el orden. Tus hijos deben sentir que existe un sentido del orden y la
lógica dentro del hogar y en la vida familiar. Esto puede ayudar a que se
sientan seguros y en paz, y a que tengan una vida feliz (tanto dentro como
fuera de la casa). A continuación, te presentamos algunas maneras en las que
puedes imponer el orden con tus hijos:
o Establece límites, tales como una hora para dormir y toques de
queda, para que aprendan que tienen restricciones. De esta manera,
comprenden el sentido del amor y la preocupación de sus padres. Es probable
que se rebelen, pero por dentro disfrutan al saber que la preocupación de sus
padres se debe a que los aman.
o Fomenta la responsabilidad dándoles trabajos o "quehaceres"
que deben realizar, y como recompensa puedes darles algún tipo de privilegio
(dinero, permisos, un poco más de tiempo para jugar, etc.). Si no los realizan,

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como "castigo" puedes revocarles el privilegio correspondiente. Incluso los
niños más pequeños pueden aprender este concepto de recompensa o castigo.
A medida que tu hijo crece, dale más responsabilidades y más recompensas o
castigos para completar esas responsabilidades o ignorarlas.
o Enséñales a diferenciar lo correcto de lo incorrecto. Si eres
creyente, llévalos a la iglesia. Si eres ateo o agnóstico, enséñales tu postura
moral sobre las cosas. En cualquiera de los casos, no seas hipócrita o
prepárate para tu hijo te juzgue por que no "practicas lo que predicas".

Critica el comportamiento de tu hijo, pero no a tu hijo. Esto es muy


importante, ya que tu hijo aprenderá que puede lograr lo que quiera a través de
su comportamiento, en lugar de creer que siempre tendrá esa cualidad tan
criticable. Hazle sentir que tiene la voluntad para mejorar su comportamiento.
o Cuando tu hijo se comporte de una manera perjudicial y
rencorosa, dile que ese comportamiento es inaceptable y sugiérele alternativas.
Evita frases como: "Eres malo". En vez de eso, dile algo como: "Está muy mal
que seas malo con tu hermanita", y explícale por qué está mal su
comportamiento.
o Sé asertivo pero amable al señalar lo que han hecho mal. Sé
severo y ponte serio, pero no te enfades ni seas cruel al decirles lo que esperas
de ellos.
o Evita la humillación pública. Si se portan mal en público, llévalos a
un costado y regáñalos en privado.

Ayudar a tu hijo para que forme su carácter

Enséñale a ser independiente. Enséñales a tus hijos que está bien ser
diferente, y que no siempre tienen que estar de acuerdo con la mayoría.
Enséñales a diferenciar entre el bien y el mal cuando aún son jóvenes para que
sean capaces de tomar sus propias decisiones (al menos, la mayoría de las
veces), en vez de escuchar o seguir a los demás. Recuerda que tu hijo no es
una extensión de ti mismo. Es una persona que está bajo tu cuidado, y no una
oportunidad para que puedas volver a vivir tu vida a través de él.
o Cuando tus hijos tengan la edad suficiente para tomar sus propias
decisiones, debes animarles a escoger actividades extracurriculares que ellos
deseen realizar o enseñarles con qué clase de amigos se pueden juntar. A
menos que creas que una actividad es muy peligrosa, o un compañero es una
muy mala influencia, debes dejar que tus hijos se den cuenta de las cosas por
sí mismos.
o Tu hijo podría tener una disposición contraria (por ejemplo, es
introvertido cuando tú eres extrovertido) y no será capaz de encajar en el
patrón y el estilo que tú le propongas, por lo que va a tomar sus propias
decisiones.
o Tus hijos tienen que aprender que sus acciones tienen
consecuencias (buenas y malas). Al hacerlo, se les ayuda a tomar buenas
decisiones y a resolver mejor sus problemas. De esta manera, se les prepara
para asumir su independencia en la edad adulta.
o No realices cosas por tus hijos de manera rutinaria para que ellos
aprendan a realizarlas por sí mismos. Aunque llevarles un vaso con agua antes
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de que se acuesten es una buena manera de ponerlos a dormir más rápido, no
lo hagas con tanta frecuencia para que no se acostumbren.

Sé un buen modelo a seguir. Si quieres que tus hijos tengan un buen


comportamiento, debes demostrar el comportamiento y el carácter que esperas
que ellos adopten para que continúen viviendo bajo las reglas que estableciste.
Enséñales con el ejemplo, además de brindarles explicaciones verbales. Los
niños tienen una tendencia a convertirse en lo que ven y escuchan, a menos
que realicen un esfuerzo consciente y coordinado para romper ese molde. No
tienes que ser una persona perfecta, pero debes tratar de comportarte de la
misma forma en la que quieres que tus hijos lo hagan, ya que si les dices que
sean amables con los demás, parecerás un hipócrita cuando te encuentres
discutiendo acaloradamente con alguien en el supermercado.
o Es perfectamente normal cometer errores, pero debes pedir
disculpas o hacerle saber a tu hijo que no está bien comportarse de esa
manera. Puedes decirle algo como: "Tu mamá no quería gritarte. Simplemente,
estaba muy molesta". Esto es mejor que hacer caso omiso al hecho de que has
cometido un error, porque con esto le demuestras al niño que debe moldear su
comportamiento.
o Si deseas enseñarles a tus hijos sobre caridad, involúcrate y
acudan juntos a un comedor de beneficencia o un albergue para
desamparados y ayuden a servir la comida. Explícales por qué realizas actos
de caridad para que entiendan por qué ellos también deberían realizarlos.
o Enséñales a realizar los quehaceres del hogar estableciendo un
calendario y haciendo que ellos te ayuden. No le digas a tu hijo que realice un
quehacer, debes pedirle que te ayude. Mientras más aprenden a ayudarte, más
dispuestos estarán a hacerlo (y por más tiempo).
o Si quieres que tu hijo aprenda a compartir, dales un buen ejemplo
y comparte tus cosas con ellos.

Respeta la privacidad de tu hijo. Respeta su privacidad como te gustaría que


respete la tuya. Por ejemplo, si le enseñas que tu habitación está fuera de sus
límites, de la misma forma respeta su espacio. Dale la seguridad de que nadie
va a entrar en su habitación a rebuscar sus cajones o a leer su diario. Esto le
enseñará a honrar su propio espacio y a respetar la privacidad de los demás.
o Si tu hijo te atrapa husmeando entre sus cosas, es probable que
le tome mucho tiempo volver a confiar en ti.

Anima a tus hijos a que tengan un estilo de vida saludable. Es importante


asegurarte de que consuman alimentos saludables tanto como puedan, se
ejerciten, y descansen lo suficiente todas las noches. Debes fomentar un
comportamiento positivo y saludable sin insistirles demasiado o parecerá que
les estás obligando a comer o actuar de cierta manera. Sé un consejero, no un
dictador. Deja que lleguen a estas conclusiones por su cuenta mientras les
ayudas a comprender el significado y la importancia de llevar una vida
saludable.

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o Una forma de alentarlos a ejercitarse es lograr que practiquen
algún deporte desde temprana edad. De esta manera, encontrarán algo que les
apasione y que además es saludable.
o Si le explicas demasiado a tu hijo por qué algo no es saludable o
por qué no debería hacerlo, puede tomarlo de manera equivocada y sentir que
lo estás condenando. Si esto sucede, es probable que ya no quiera comer
contigo o puede sentirse mal cuando come a tu lado, y podría terminar
consumiendo comida chatarra a tus espaldas.
o Si quieres alentar a tu hijo para que obtenga hábitos saludables
de alimentación, debes comenzar en una edad temprana. Si siempre
recompensas a tus hijos con caramelos, puedes generarles un mal hábito,
porque una vez que crezcan, podrían sentir que deben recompensarse
siempre, lo que podría conducirlos a la obesidad. Mientras están pequeños,
empieza dándoles bocadillos saludables. En lugar de papas fritas, trata de
darles galletas saladas, uvas, etc.
o Los hábitos alimenticios que aprenden cuando son pequeños son
los que seguirán practicando toda su vida. Haz énfasis en que tienen que
terminar el plato de comida, y enséñales a comer en pequeñas porciones. Si
aún tienen hambre, siempre pueden colocar más comida en el plato, pero no
pueden devolver la comida que dejan en el plato.

Haz énfasis en la moderación y la responsabilidad al consumir


alcohol. Puedes empezar a hablar con ellos sobre esto incluso cuando son
pequeños. Explícales que tendrán que esperar hasta que tengan edad
suficiente para tomar una cerveza con sus amigos. Háblales de la importancia
de designar conductores. Si tardas en hablarles sobre estos temas, podrías
contribuir a que experimenten con sustancias a escondidas y se expongan a
situaciones peligrosas.
o Una vez que tus hijos y sus amigos lleguen a una edad en la que
les está permitido tomar alcohol, anímales a que conversen contigo al respecto.
No deben temer tu reacción y terminar haciendo algo lamentable, como
conducir borrachos por tener miedo de pedirle a alguien que los lleve.

Deja que tus hijos experimenten la vida por sí mismos. No tomes


decisiones por ellos todo el tiempo. Ellos tienen que aprender a vivir con las
consecuencias de sus decisiones. Después de todo, van a tener que aprender
a pensar por sí mismos en algún momento. Es mejor que estés presente para
ayudarles a minimizar las consecuencias negativas y a acentuar las positivas.
o Tus hijos tienen que aprender que sus acciones tienen
consecuencias (buenas y malas). Al hacerlo, se les ayuda a tomar buenas
decisiones y a resolver mejor sus problemas. De esta manera, se les prepara
para asumir su independencia en la edad adulta.

Deja que cometan sus propios errores. La vida es una gran maestra. No te
apresures en rescatar a tu hijo de las consecuencias de sus propias acciones si
estas no son demasiado graves. Por ejemplo, si se hace un corte (no de
gravedad), le puede doler, pero eso es mejor a que no tenga consciencia de
por qué se debe evitar los objetos cortantes. Debes ser consciente de que no
podrás proteger a tus hijos todo el tiempo, y que es mejor que aprendan las

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lecciones de la vida más temprano que tarde. Aunque puede ser muy duro dar
un paso al costado y dejar que tu hijo cometa un error, a la larga esto será
beneficioso para ambos.
o No debes reprocharle cuando está aprendiendo una lección de
vida por su cuenta. En vez de eso, deja que saque sus propias conclusiones
sobre lo que pasó.

Renuncia a tus vicios. Los juegos de azar, el alcohol y las drogas pueden
poner en peligro la seguridad financiera de tu hijo. Por ejemplo, si fumas, casi
siempre representarás un riesgo para la salud del entorno de tu hijo. Tu hijo se
volverá un fumador pasivo y podría aumentar el riesgo de contraer
enfermedades respiratorias. Además, podrías contribuir a tu propia muerte
temprana. El alcohol y las drogas no solo representan un riesgo para la salud,
sino también fomentan la violencia en el entorno de tu hijo.
o Por supuesto, si te gusta, puedes beber un poco de vino o unas
cervezas de vez en cuando (eso es algo perfectamente normal), siempre y
cuando moderes tu consumo de alcohol y te comportes responsablemente
mientras bebes.

No coloques expectativas poco razonables sobre tu hijo. Existe una


diferencia entre querer que tu hijo se convierta en un adulto responsable y
obligarlo a ser perfecto o a estar a la altura de tu perspectiva de lo que
constituye ser perfecto. No debes forzar a tu hijo para que obtenga
calificaciones perfectas o para que sea el mejor jugador del equipo de fútbol.
En cambio, debes fomentar buenos hábitos de estudio y un buen espíritu
deportivo, y dejar que se esfuerce hasta donde le es posible.
o Si actúas como si solo esperaras lo mejor, tu hijo sentirá como si
nunca podrá dar la talla, e incluso podría rebelarse en el proceso.
o No debes hacer que tu hijo te odie porque cree que nunca será lo
suficientemente bueno para ti. Debes convertirte en un porrista para tu hijo, no
en un sargento de adiestramiento.

Sé consciente de que el trabajo de un padre nunca termina. Aunque


parezca que tu trabajo ha terminado en el momento en que tu hijo se coloca el
birrete el día de su graduación, esto está lejos de ser cierto. Ser padre es algo
que dura toda la vida y siempre debes darles a tus hijos el amor y el afecto que
necesitan, incluso si están a cientos de kilómetros de distancia. Si bien no
siempre tu presencia va a ser diaria y constante en la vida de tus hijos, siempre
debes hacerles saber que te preocupas por ellos y que pueden contar contigo
para lo que sea.
o Tus hijos siempre te pedirán consejo y tendrán en cuenta tu
opinión, no importa la edad que tengan. A medida que pasan los años, no solo
mejorarás tus técnicas de crianza, sino que estarás preparado para ser un
buen abuelo.

Consejos
 No vivas tu vida a través de tus hijos. Deja que tomen sus propias
decisiones y vivan su vida como quieran.

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 Debes reflexionar sobre tu propia niñez con frecuencia. Identifica los
errores que tus padres cometieron, y haz un esfuerzo para evitar transmitirlas a
las próximas generaciones. Cada generación de padres o hijos realiza una
serie de éxitos y errores nuevos.
 Un joven que está al borde de la edad adulta necesita el apoyo de sus
padres más que nunca. No pienses que porque tiene 18 o 21 años ya tiene
toda la vida resulta. Sin embargo, no interfieras innecesariamente. Tienes que
mantener un balance.
 No menosprecies a sus amigos. Debes tratar de mantener contacto con
tus propias amistades.
 Si estás tratando de dejar un mal hábito por ti mismo, busca grupos que
puedan ayudarte a superarlo. Busca ayuda siempre, y ten cerca a alguien a
quien puedas acudir cuando tengas ganas de recaer en el vicio. Recuerda que
no solo te estás ayudando a ti mismo, sino que también estás ayudando a tus
hijos.
 No compartas con tus hijos tu mal comportamiento pasado, ya que
empezarán a compararse contigo y, por tanto, esperarán menos de sí mismos
(o te reprocharán que heredaron el mal comportamiento de ti).
 Anima a tus hijos para que realicen introspecciones compartiendo con
ellos tus propias autoevaluaciones.
 Atiende tu necesidad de ser amado, pero valora más las necesidades de
tus hijos. No abandones a tus hijos por tus intereses amorosos. Haz que tu hijo
sea una prioridad si estás saliendo con otra persona, y no lo pongas en peligro
al presentarle a alguien que no conoces bien. Los niños necesitan sentirse
seguros y amados. Si de repente comienzas a salir y no atiendes sus
necesidades porque estás tratando de conseguir un nuevo novio o novia, tus
hijos comenzarán a sentirse inseguros y abandonados. Todos tenemos derecho
a rehacer nuestras vidas, pero no a costa de la salud emocional de nuestros
hijos. Esto también se aplica a los hijos mayores.
 Escucha lo que tu hijo tiene que decir. Utiliza frases positivas cuando
realice algo bueno, en lugar de castigarlo siempre. Nunca lo lastimes
físicamente.
 No juzgues a sus amigos. Podrías hacer que piense que no te gustan
sus amigos. Sé amable con sus amigos siempre para que mejore sus
habilidades sociales.
 Si es adolescente y se enamora no le prohíbas tener relaciones
amorosas. En lugar de ello, lo mejor es darle una buena orientación al
respecto. Prohibir los amoríos de adolescentes puede ocasionar resentimiento
y mayor rebeldía.

Advertencias
 No tengas miedo de ser padre. Haz todo lo posible por ser su amigo,
pero nunca permitas que olvide eres es su padre, no su colaborador.
 Mientras elogias a tu hijo, concéntrate en el esfuerzo que realiza y no en
los resultados finales, para evitar que se vuelva adicto a los elogios.
 No creas que dejarás de ser padre una vez que tu hijo crezca. Ser un
buen padre es un trabajo de por vida. Pero recuerda que una vez que tus hijos
se vuelven adultos, las decisiones que toman en la vida son, en última
instancia, suyas (con sus respectivas consecuencias, por supuesto).
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 No sigas estrictamente los estereotipos de comportamiento de los
padres de tu cultura, raza, grupo étnico, familia, u otro factor determinante. No
creas que solo existe una única manera de criar a los hijos.
 Nunca consientas en exceso a tus hijos, ya que podrían desarrollar un
comportamiento obstinado e irresponsable. Tampoco debes actuar con
autoritarismo, esto puede conducir al resentimiento y a la desobediencia como
"protesta silenciosa".

Krishna Deo Santoyo


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