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LA POESÍA ÉPICA

1.1 Homero: Aedo y poeta oral

Sin duda alguna hubo manifestaciones poéticas en Grecia antes


de Homero. los mismos poemas homéricos aluden a veces o suponen
implícitamente la existencia de otros cantos, Hubo, pues, formas
épicas y líricas de las que no tenemos testimonio directo, ya que
durante siglos la transmisión fue de carácter oral.

La aparición y difusión de la escritura permitió la fijación escrita


de las creaciones poéticas. Este hecho debió producirse entre los
siglos IX-VIII a. C., al entrar los griegos en contacto con los fenicios,
de quienes tomaron el alfabeto. Esta es también la fecha que
generalmente se admite como muy probable para los poemas
homéricos: la ILIADA y la ODISEA.

Los poemas homéricos han sido objeto de atentísimos estudios


desde la Antigüedad hasta nuestros días; estos estudios han dado
origen a técnicas de investigación literaria muy delicadas, que han
tenido aplicación muy eficaz en otros géneros y en otras literaturas.
Pero a pesar de tan arduos trabajos, siguen, sin embargo, en pie
numerosos problemas en torno a los poemas homéricos en sus
diversos aspectos. Enumeraremos a continuación los más
significativos:

a)Personalidad de Homero.

Los debates sobre su existencia se han venido planteando desde


la época alejandrina hasta nuestros días. Muchos críticos han llegado
incluso a negar la existencia de Homero, afirmando que sólo es un
"nombre". Sin embargo la presencia del poeta se deja sentir en el
tratamiento de datos legendarios y en la creación y reinterpretación
de tipos, así como en la organización de los poemas (especialmente
la ILIADA) centrados en torno a un tema. En cuanto a su vida, se
cree que probablemente habría sido un rapsodo, y como tal, habría
conocido algo de mundo, vinculado a las cortes principescas de su
tiempo. Sobre las siete ciudades que se disputan el honor de ser su
cuna, Esmirna tiene mucho a su favor, y, en todo caso, puede
designar el ámbito poético del Asia Menor reflejado en los poemas.
Una estancia prolongada en Quíos, así como su muerte en la isla de
Ios, pueden ser datos históricos. Las noticias de su ceguera es un
rasgo típico de su leyenda (era conocido por el sobrenombre "el que
no ve", traducción literal de la palabra Homero). Creemos que la
época de su creación corresponde a la segunda mitad del siglo VIII a.
C.
b) La cuestión homérica.

Todas las diferencias que en los poemas han planteado el


problema histórico-literario conocido como la "cuestión homérica":
¿Son la ILIADA y la ODISEA obras de un mismo autor? Desde la
época helenística hasta el siglo XIX, las distintas corrientes e
interpretaciones resultaron positivas para el mayor conocimiento de
los poemas. Pero, es a partir del siglo XIX donde las
teorías Analíticas, que niegan la unidad poética de la obra, encienden
de nuevo el gran debate. Después de la Primera guerra mundial se
comenzó a considerar la unidad de las epopeyas homéricas, con las
llamadas teorías Unitarias. En resumen, Homero es una terminación
y un comienzo, y más de una discrepancia de su obra se explica por
esta razón. Las raíces de su creación se hunden profundamente en la
antigua esfera de la canción heroica oral.

c) Transmisión de los poemas.

Hasta la época alejandrina, en que se acometieron estudios


cuidadosos de los poemas y se fijó el texto de los mismos, la
transmisión del legado homérico se realizó de una forma un tanto
incierta. Primero por los rapsodos o recitadores, más tarde por los
maestros de escuela como texto escolar básico, y sobre todo por las
"ediciones especiales" de cada ciudad con destino a los concursos de
recitadores en las fiestas locales que habían dado lugar a la
proliferación de variantes e interpolaciones en los textos. La
pregunta sigue viva: ¿Cuál fue el texto primero y original de los
poemas?

d) La lengua homérica.

Es una lengua artificial, es decir, que no ha sido hablada en


ningún momento por ningún grupo humano: es una lengua literaria,
utilizada con fines estrictamente poéticos y que se quedó como
vehículo de expresión propio de las formas épicas y que influyó
poderosamente en la formación de las restantes lenguas literarias.
Pero, ¿Cómo se originó? La respuesta queda abierta a la Crítica
Literaria del pasado, presente y para el futuro.

e) La métrica homérica.

La forma métrica de los poemas es el hexámetro dactílico,


utilizado en series indefinidas de versos. La cuestión está en quien
elaboró esta forma métrica. Constituye una creación sumamente tan
delicada que no puede ser en manera alguna la invención de un solo
poeta, por genial que éste fuera. Por otra parte, no se adapta
fácilmente al ritmo natural de la lengua griega. Incluso se defiende la
posibilidad de que ya fuera utilizado por los cantores aqueos en el II
milenio a.C., pero en definitiva su origen y elaboración son todavía
inciertos.

Estos son los problemas más considerados por la crítica y de


difícil solución, no sólo ahora, sino por siempre.

Haciendo un análisis de los poemas desde el punto de vista de la


poesía oral, podemos percibir que no surgieron por sí solos, sino que
suponen la cristalización de una larguísima tradición épica de
carácter oral, que se inició probablemente a mediados del II milenio
a. C. Aparte de suponer un largo proceso de creación poética, estas
obras son también el punto de transición desde la antigua poesía de
los aedos o cantores (épica cantada), a la de los rapsodos o
recitadores (épica recitada).

En ambas epopeyas se habla de la gloria del héroe a través de la


canción, pero ocurre de manera muy diversa. La ILIADA nos permite
reconocer una etapa más temprana, en la que los héroes mismos
cantaban. La ODISEA, en cambio, nos presenta a cantores
profesionales, y, nos permite reconocer y conocer muchos aspectos
acerca de la posición que ocupaba el cantor y la naturaleza de su
exposición. Vemos al "aedo" vinculado a una corporación. Por lo
general se trasladaría de una población a otra, como se nos presenta
a Homero en relatos posteriores. Pero podía vincularse asimismo a la
corte de un príncipe y adquirir allí un prestigio considerable.

La pregunta decisiva es si debemos imaginarnos al "aedo" y otros


cantores similares cantando de acuerdo con un texto fijo, o bien
improvisando. Sabemos que la ILIADA y la ODISEA, aún en la época
en que el libro ya se había desarrollado plenamente, se conservaban
vivas principalmente gracias a la exposición oral de los "rapsodos" en
la fiesta de los dioses.

Estos rapsodos ya hace tiempo que no tañen la lira, sino que


sostienen un bastón en la mano; no cantan, sino que recitan
levantando la voz. Tienen una memoria extraordinaria y se hallan
atados a un texto determinado, que en épocas antiguas imaginamos
constituía el valioso patrimonio de algunas familias y
gremios. Indudablemente, esta dependencia del texto no es absoluta.

Si volvemos a remontarnos a los "aedos" prehoméricos,


advertimos sin más una diferencia: al recitador con el bastón se le
enfrenta el cantor con su lira. Pero, ¿de dónde toma el "aedo" el
contenido de su canto?

La base de estas investigaciones se vio notablemente ampliada


por el libro de Maurice Bowra, Heroic Poetry (1952), que parte de
un estudio de la poesía épica de todas partes del mundo como base
de una investigación que se propone conocer los rasgos distintivos de
la poesía épica oral. Una poesía de este tipo se encuentra en la
mayoría de los pueblos de la tierra y en no pocos hasta el día de hoy.
Siempre encontramos en el núcleo de tales canciones al "héroe" que
se destaca frente a los demás por su valor y fuerza física. Sus
acciones se hallan determinadas únicamente por el concepto, aún no
problematizado, del honor.

Esta poesía tiene su origen y cultivo por lo general en una clase


alta de caballeros, que pasan la vida dedicados a la lucha, la caza y
los placeres de la mesa, entre los cuales se cuenta asimismo
la canción del cantor. Lo que se canta en tales círculos se convierte
más tarde en patrimonio de la comunidad.

En todos los casos, esta poesía heroica tiene la pretensión de


narrar hechos verdaderos, y los fundamenta en la venerabilidad de la
tradición o en la inspiración divina.

En cuanto la forma, domina la narración en verso, cuya unidad


no está constituida por la estrofa, sino por el verso. Los discursos
desempeñan un papel importante en el relato. Sin embargo, el rasgo
principal lo constituye el papel dominante de elementos típicos.
Entre éstos se cuenta el adjetivo tópico, la fórmula más extensa, que
se repite una y otra vez, y las escenas características, tales como los
preparativos, la partida, la boda y los funerales.

Se trata de un arte artesano, que el maestro transmite al


discípulo o, como ocurre con frecuencia, el padre al hijo.

El cantor debe estar provisto de dos cosas: del conocimiento del


tesoro de leyendas de su pueblo, y de la aparato de fórmulas
adecuado. Pero esto es todo; no cuenta con un texto prefijado y crea
su canción de nuevo en cada actuación. Naturalmente, para ello se
basa por lo general en lo que él y otros han cantado, pero nunca se
halla atado a un texto que simplemente tendría que reproducir. Va
variando constantemente su texto, y, por lo general, esto supone la
ampliación de lo anteriormente cantado. En conclusión, lo que
exponían los "cantores" no era una poesía prefijada de una vez para
siempre, sino un relato oral que cada vez volvía a configurarse de
nuevo y que, con el auxilio de numerosas fórmulas elaboraba los
temas tomados de entre un conjunto de leyendas muy desarrollado,
tomando la forma de una tradición artesanal.

Esta poesía responde por completo a un carácter oral (los


norteamericanos hablan de oral composition), y ello incluso en el
caso de que se conociera la escritura en amplios círculos.
1.2 La Ilíada y la Odisea: temática. El héroe homérico

La Ilíada es un poema épico en torno a la legendaria guerra de


Troya. Su fondo histórico es innegable hoy día, sobre todo tras el
hallazgo del estrato denominado” TROYA VII a “por el arqueólogo
Schliemann, que se ha identificado con la Troya Homérica, y narra la
conquista de esta ciudad por los griegos.

El tema inmediato de la obra es el enfrentamiento entre


Agamenón y Aquiles -dos héroes griegos- y sus consecuencias,
enmarcado dentro de otra acción más general como es la guerra de
Troya. Ambas están admirablemente entretejidas y mezcladas con
todo el aparato divino.

En el Canto I se presenta la cólera de Aquiles motivada por la


pérdida de la esclava Briseida, arrebatada por Agamenón, que le
había correspondido en el reparto de un botín y la petición de ayuda
a su madre Tetis, una semidiosa, quién logra de Zeus la promesa de
vengar la afrenta que Agamenón ha infringido a su hijo, haciendo que
los griegos sufran descalabros. Este plan de Zeus no se cumplirá
hasta el Canto XI, mientras tanto tienen lugar diversas descripciones,
revistas de tropas, proezas de caudillos griegos y troyanos, escenas
en el palacio de Troya (por ejemplo la despedida de Héctor y
Andrómaca del Canto VI ) o en el campamento griego, disputas entre
los dioses favoreciendo a unos u otros, etc.

La retirada de Aquiles de la guerra no supone inmediatamente


una derrota de los griegos, sino que hasta el Canto VI son más bien
los troyanos los que pasan apuros. Tras una serie de alternativas y
viéndose la situación insostenible para los griegos, en el Canto XI
deciden enviar una embajada a Aquiles para rogarle que vuelva al
combate, prometiéndole a su esclava y otros regalos, pero éste se
niega.

En los cantos siguientes alternan las victorias griegas y troyanas


de acuerdo con las ayudas de los diferentes dioses. Por fin ,en el
Canto XVI, Aquiles permite a Patroclo, su amigo y compañero, que
intervenga en la batalla, y logra alejar a los troyanos de las naves
griegas ocasionando una gran matanza de enemigos, pero éste cae a
manos de Héctor, hijo de Príamo ( rey de Troya ) y hermano de Paris,
ayudado por Apolo. Cuando Aquiles se entera de la muerte de
Patroclo, en el Canto XVIII, desesperado decide volver al combate
con afán de venganza, y así se llega al punto culminante de la acción,
que es la muerte de Héctor, en el Canto XXII. En el Canto XXIII se
narran los funerales de Patroclo y los juegos fúnebres celebrados en
su honor. La obra termina en el Canto XXIV donde el rey Príamo se
humilla ante Aquiles suplicándole que le devuelva el cadáver de su
hijo Héctor. No obstante la guerra continua, pero los datos que nos
han llegado de ella son fragmentarios.

En la Ilíada, la guerra de Troya, que transcurre en su noveno


año, se nos presenta casi con la novedad del primer día : así la
narración de los contingentes de ambos ejércitos, en el Canto II (
Catálogo de las naves ); o el duelo entre Paris, raptor de Helena, y
Menelao, esposo enamorado de ella, en el Canto III; o bien las
intervenciones de otros caudillos como Diomedes, Áyax, Ulises,
Idomeneo, etc., cuyas apariciones constituyen auténticas “novelitas”
o narraciones aparte.

En la narración abundan, además, pasajes descriptivos, por


ejemplo de la “copa de Néstor” o del “escudo de Aquiles”, que hacen
crecer el suspense, por un lado, e introducen cierto relax en el clima
tenso de las luchas. No obstante el conjunto de la obra refleja cierta
unidad, por ejemplo con la idea siempre presente de que Troya caerá
y será arrasada, hecho que coincide con el desmoronamiento y
muerte de Héctor.

El tema central de la Odisea es el accidentado regreso de Ulises


de Troya, perseguido por Poseidón, su llegada a Ítaca y la venganza
de los pretendientes ávidos de ocupar su puesto en el trono y en el
corazón de su esposa. Es un tema típico de relatos populares en
muchas literaturas, que en el caso de la Odisea parece que el
personaje de Ulises, como protagonista de la leyenda del héroe que
regresa, es muy antiguo, conocido sin duda antes de la guerra de
Troya. Este tema se iría ampliando con material folklórico de distintas
procedencias, así se han encontrado semejanzas con la epopeya
babilónica, o con las leyendas hititas y egipcias. Esta historia del
retorno y venganza de un héroe y sus aventuras fabulosas se integra
dentro del ciclo troyano, haciendo que su protagonista, Ulises, fuese
uno de los héroes aqueos que vuelven a su patria tras la toma de
Troya.

La Odisea, bajo su forma actual, se compone de tres conjuntos


épicos:

1) La Telemaquia (Cantos I-IV) especie de prólogo donde se narra


la leyenda del regreso de los aqueos de la guerra de Troya. la
tardanza de Ulises, la difícil situación creada en Ítaca, y los viajes de
Telémaco en busca de noticias sobre su padre.

2) Los relatos en la corte de Alcinoo (Cantos V-XIII) adonde


Ulises ha llegado en su largo peregrinar. Aquí relata Ulises todas las
aventuras de su viaje desde la caída Troya, y tiene lugar la decisión
de los dioses de acabar con las penalidades del héroe y dejarle
arribar a su patria. En esta narración se encuentran los elementos
más antiguos del folklore primitivo y está llena de evocaciones
legendarias: los cíclopes, las sirenas, la bajada a los infiernos, las
vacas del Sol devoradas por los compañeros de Ulises, etc.

3) La matanza de los pretendientes (Cantos XIII- XXIV), antes de


la cual se produce la vuelta de Ulises a Ítaca, el regreso de Telémaco,
el progresivo reconocimiento del héroe por sus leales, actitud
insolente de los pretendientes, hasta que se llega, en el Canto XXII,
al punto culminante de la acción con la victoria de Ulises, como un
mendigo, en la prueba del arco y la posterior matanza de los que
asediaban a su esposa y su patrimonio. En el Canto XXIII se produce
el reconocimiento del héroe por su esposa, y en el XXIV se describe
la llegada de los pretendientes al Hades, la visita de Ulises a su padre
Laertes, y la pacificación de Ítaca cuando Ulises asume de nuevo el
mando.

***

Hermann FRÄNKEL nos ha presentado al hombre homérico en su


sencillez y unidad, y en la forma incondicional de abrirse al mundo.
En la Ilíada los seres humanos son más impenetrables y cerrados
pero en la Odisea encontramos nuevos tonos de una mayor hondura
psicológica, por ejemplo la delicadeza con la que es sugerida la
naciente simpatía de Nausica por el forastero, el hecho de que Ulises
ocupe el mismo asiento que un poco antes había ocupado el dios
Hermes en la caverna de la ninfa Calipso, o la tendencia a acentuar
la ironía cuando, en el Canto XVII, el porquerizo conduce a su señor,
con aspecto de un mísero mendigo, a la ciudad.

Un problema que se presenta es al preguntarnos por la


conciencia individual y las posibilidades de decisión del héroe
homérico. El lenguaje homérico no cuenta con ninguna expresión que
equivalga plenamente a nuestra palabra “alma”. Lo que expresa con
la palabra ψυχή es algo que aparece al morir el ser humano, cuando
abandona al cuerpo para llevar una miserable existencia en el Hades,
que mientras el ser humano vive es fuente de todos sus sentimientos
y deseos, pero no se llega a saber nada sobre su naturaleza y
dinamismo. Solo llegamos a captar aspectos parciales de ella, a los
que se alude con términos como: φρήν - diafragma como asiento de
la actividad racional -, νοῦς -pensamiento -, etc. Se ha señalado
cierto paralelismo entre estas expresiones relativas a lo psíquico con
la manera en que los personajes homéricos se refieren al cuerpo; así
la palabra σῶμα aparece en Homero aplicada al cadáver, con lo cual
tenemos otra parcialidad del significado global de este término.

SNELL nos ha señalado esta manera de expresarse los personajes


homéricos, pero no debemos sacar la conclusión de que en el mundo
de Homero no se hubiera visto en absoluto la totalidad de una
persona, al contrario los personajes de estos poemas poseen en alto
grado la personalidad. El ser humano es sentido como una totalidad,
que se halla incluida en cada una de sus partes por naturaleza, sin
mediar ninguna reflexión.

A la cuestión de la conciencia personal se vincula otra que se


plantea hasta qué punto estos hombres toman decisiones propias y
son responsables de ellas. La intervención de los dioses se halla tan
ligada a la acción humana, es tan frecuente, que se ha querido negar
toda existencia de decisiones propias a los personajes homéricos.
Para aclarar esto hay que señalar aquellos momentos en los que el
héroe homérico toma decisiones por sí mismo, como en Odisea 6 -
145 cuando Ulises decide la manera de asegurarse la ayuda de
Nausica. Pero ¿qué ocurre en los otros muchos casos en que un dios
inspira, frena o alienta la acción del héroe? No se puede plantear así
la cuestión, pues la voluntad humana y los planes divinos se
encuentran completamente entrelazados, y esta conexión es tan
íntima que toda separación basada en criterios lógicos destruiría la
unidad que supone esta visión del mundo.

No obstante ambas esferas, la divina y la humana, pueden llegar


a contraponerse, pero no es lícito aislar a una de ellas, puesto que la
vinculación entre ambas se hace de una manera irreflexiva.

También se puede ver una diferencia entre Ilíada y Odisea en


este tema, pues en la segunda no solo el ser humano se ha vuelto
más autónomo, sino también los dioses, y es el hombre mismo quién
decide su proceder y es responsable de él.

Snell piensa que la poesía homérica refleja una concepción del


poeta de un individuo dotado de conceptos psicológicos elementales,
los cuales serán compartidos por el público de Homero y, en general,
por toda la sociedad homérica. Poco a poco, a través de la lírica,
poeta, público y sociedad iría aumentando esos conceptos hasta
alcanzar la plenitud de los atributos psicológicos. Por ejemplo en el
vocabulario homérico faltarán términos para designar la
introspección, es decir la interiorización de ciertas actuaciones que le
afectan sin saber porqué: las pasiones o emociones que actúan sobre
él no se comprende y el hombre homérico las atribuye a causas
externas. El héroe homérico no se siente sujeto sino objeto de
acciones que le afectan, y cree que una fuerza exterior opera sobre
él.
Temática de la poesía homérica y la realidad histórica:

La poesía homérica ha sido redactada en el s. VIII a. C. y tanto


por su contenido como por su temática no pretende ser una poesía
contemporánea y sí una poesía histórica. Hay un contraste entre el
mundo contemporáneo y aquello a que el autor quiere referirlo, no
obstante este mundo contemporáneo irrumpe en la poesía homérica
aun en contra de la intención del autor.

El poeta quiere referir un pasado que es la Grecia de mediados


del II milenio a. C., donde se había forjado la mayor parte de la
mitología griega, pero ¿ constituye ésta un recuerdo histórico
concreto? ¿es histórica la referencia de los poemas a la guerra de
Troya y las peripecias de sus héroes?

A finales del s. XIX, SCHLIEMANN sostuvo que la poesía homérica


comportaba al menos un fondo de veracidad histórica, y tras diversas
excavaciones encontró en la zona de Troya restos identificables con la
Troya homérica. Tras él BLEGEN concluyó que un estrato
arqueológico, llamado VII A, datado en 1200 a. C., fecha de la
destrucción de Troya, coincide con la Troya homérica.

También se ha intentado buscar un testimonio escrito,


contemporáneo de la guerra de Troya, y se creyó encontrar en unos
textos hititas hacia el 1200 a.C. PAGE fue el principal impulsor de
estas ideas y aportó varios nombres que, procedentes de estos
textos, coincidían con los de los hechos históricos : Ahiyawa(acaia =
tierra de los aqueos) y Truisa (Troya). Además Assuwa podría ser una
comarca de Asia Menor a la que pertenecería Troya como cabeza de
partido.

No obstante, debido a las objeciones planteadas por los


adversarios de estas ideas, el problema de la historicidad de los
poemas homéricos sigue sin resolverse y últimamente se ha
estudiado la guerra de Troya tomando como argumento la literatura
comparada, aunque este tipo de estudio presenta como dificultad la
heterogeneidad de los poemas épicos que se conocen : unos
históricos (poema del Cid) y otros no históricos (Chanson de Roland).

La sociedad reflejada en la poesía homérica y su correlato en


la realidad social griega:

El punto de partida para su conocimiento seria el estudio de la


arqueología y las tablillas micénicas, es decir los materiales de ambos
periodos y las instituciones que aparecen, pero es difícil por la
escasez de información. Se puede deducir lo siguiente:

En cuanto a la estructura política la poesía homérica la recoge


bien referida al periodo micénico, donde hay una civilización palacial
cuya cabeza visible es el rey, rodeado de una nobleza nombrada por
él con carácter reversible y un complejo aparato burocrático, pero no
existe una estructura religiosa autónoma, ya que el sacerdocio está
sometido al poder real. El paralelo en los poemas homéricos lo
tenemos en la descripción del reino de Menelao.

En cuanto a la organización social del mundo micénico la


podemos ver clara en los poemas homéricos, y está centrada en la
unidad de cultivo familiar. El campesino es libre y posee una cantidad
de tierra autosuficiente, es autárquico: produce los alimentos y
vestidos necesarios. Se dispone de algún esclavo, que apenas se
ocupa de la tierra, con carácter doméstico haciendo labores
complementarias.

De otro lado están los artesanos, hombres libres que incluyen


desde el médico al carpintero o al poeta, y el terrateniente, que
recurre a los jornaleros para el cultivo de la tierra.

Se suele decir que la Odisea refleja una proximidad del señor al


campesino que no se da en las tablillas micénicas, por ejemplo
cuando Odiseo desafía a Eurímaco para ver quién labra mejor la
tierra.
1.3 HESÍODO

Conectado desde antiguo con Homero aparece entre la segunda


mitad del siglo VIII a.C. y la primera del siglo VII a.C. la figura de
Hesíodo. Ambos tienen en común la métrica en hexámetros, el
lenguaje épico y las coincidencias formales, pero también se pueden
observar diferencias como:

 el mundo mostrado por la poesía de Hesíodo es el de su propia


época y país, mientras Homero se refiere al legendario pasado.
 Hesíodo nos muestra en su poesía sus propias inquietudes, y
Homero apenas refleja su personalidad en sus versos.
 Mientras Hesíodo es un personaje histórico del cual poseemos
datos de su vida, la existencia de Homero ha sido puesta en
duda.
 Hesíodo pertenece al mundo de los pequeños campesinos
beocios, que lucha por la vida en un suelo poco fértil y bajo el
dominio de una nobleza arbitraria, por su parte Homero vive en
las ciudades jonias enriquecidas por el comercio y la industria.

a) Vida y personalidad de Hesíodo:

 su padre era comerciante de Cime, ciudad de Asia Menor, que,


arruinado, se trasladó a la región de Beocia donde consiguió
alguna fortuna.
 mantuvo pleitos con su hermano Perses a causa de la herencia
paterna, saliendo perjudicado.
 las Musas lo iniciaron en la poesía mientras cuidaba sus
rebaños al pie del Helicón.
 participó como aedo en los juegos fúnebres de Anfidamante,
rey de Calcis, y ganó un trípode que dedicó a las Musas
Heliconíadas.

b) Hesíodo y la crisis social y política de su época.

Si observamos el mundo de Hesíodo se puede destacar como hecho


más importante en esa época la consolidación de la “ polis “ griega
como forma de convivencia, que sustituye a la de parentesco
predominante en los poemas homéricos, lo cual se debe a tres causas
principalmente:

1. La aparición del comercio y del artesanado como actividades


normales, frente a la agricultura.
2. Del régimen monárquico de los reinos micénicos, pasamos a un
predominio de las familias aristocráticas y a un incipiente
sistema electivo.
3. Los nuevos métodos de producción estimulados por la actividad
colonizadora introducen nuevas formas de enriquecimiento
económico.

c) El problema de la autenticidad de las obras de Hesíodo.

El Escudo de Heracles desde antiguo se viene considerando como


un poema no hesiódico viendo los rasgos distintos que presenta esta
obra con respecto a las otras dos. Los críticos racionalistas del s. XIX
han puesto de manifiesto la incoherencia de estos poemas y muchos
filólogos han pensado que no eran tales, sino conglomerados de
poemas. Especialmente se ha sostenido esto para la Teogonía. Para
los Trabajos y Días se niega la paternidad hesiódica de la parte de
los Días.

La actitud unitaria, que piensa en Hesíodo como autor de estas


tres obras, parte de dos supuestos:

1. La poesía griega arcaica era episódica por naturaleza, luego el


que estos poemas se organicen por episodios no es prueba de
que no haya un solo autor.
2. Las fuertes interconexiones que hay entre los diferentes
episodios.

La cuestión es irresoluble, pues para pronunciarnos con certeza


tendríamos que conocer bien la estética de la poesía griega arcaica al
margen de la propia poesía, y esto no existe. Tanto analíticos como
unitarios han exagerado defendiendo sus posturas y todo porque la
poesía hexamétrica griega se prestaba muy bien a las adiciones, al
ser muy formal, organizada en episodios y construidos estos sobre un
corto número de esquemas.

d) Influjo oriental sobre la poesía hesiódica.

En la Teogonía aparecen mezcladas diversas generaciones de


dioses; así se nos narra la violenta sustitución de Urano por Cronos y
de éste por Zeus en lo que se conoce como mito de la sucesión, y
desde los años 50 se ha visto que este mito encuentra su paralelo en
poemas de oriente próximo.

Sobre esta influencia oriental de las obras hesiódicas hay tres


interpretaciones:

1. Influjo directo a través del padre de Hesíodo que en su estancia


en Asia Menor pudo conectar con esta cultura.
2. Influjo no directo, según el cual habría habido contactos entre
el mundo micénico y el próximo oriente, claros en las artes
plásticas y muy posibles a nivel de lengua y poesía oral.
3. Pura coincidencia.

Tres son las obras que nos han llegado de Hesíodo a través de
manuscritos medievales: la Teogonía, los Trabajos y Días, y el Escudo
de Heracles, así como un buen número de fragmentos de otras once
a él atribuidas.

En la Teogonía canta Hesíodo el destronamiento de Urano por


Cronos y de éste por Zeus, que se convierte en patrocinador del
orden y la justicia, y amo del mundo. Este núcleo temático se
entremezcla con elementos diversos: comienza con el origen del
mundo, que se desarrolla a través de sucesivas uniones y
descendencias entre las primitivas fuerzas de la naturaleza ( el Caos,
La Noche, Las Tinieblas, el Eter, el Cielo...). Todo ofrece gran
variedad de contenido que hace difícil, a veces, seguir el argumento.

En Los Trabajos y Días el punto de partida lo constituye la


disputa de Hesíodo con su hermano Perses, que le ha desposeído de
su patrimonio y logra sobornar a los jueces para que fallen a su favor
cuando Hesíodo le lleva a juicio. Este hecho inicial es el pretexto para
preguntarse en la obra por las fuerzas que rigen la existencia
humana. Aparece también Zeus como ordenador del mundo y valedor
de la justicia, lo cual es contradictorio con la injusticia que Hesíodo
tiene alrededor. Aconseja también a su hermano que se deje de
juicios y se busque el sustento con el trabajo honrado, y pone como
ejemplo el mito de las dos Eris ( dos diosas, una buena, que ayuda a
los hombres a superarse, y otra mala, que los conduce a la guerra).

Con respecto a los infortunios del mundo habla del mito de las
edades en las que la humanidad ha ido sucesivamente decayendo
hasta su postración actual. Hace también unas consideraciones sobre
los distintos tipos de trabajos y la forma de hacerlos más productivos.

La posteridad ha tratado a Hesíodo de forma diferente : los


griegos lo valoran como forjador de su mitología, en la Edad Media se
copiaron abundantemente sus dos obras principales, y en la Edad
Moderna se le consideró un precedente importante de los primeros
filósofos griegos. Hoy se vuelve a Hesíodo para contrastar la
mitología de algunos pueblos orientales.

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