Está en la página 1de 42

Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación.

Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

Fragmento tomado de: Proceso administrativo [documento electrónico] (s.f.). México:


UNAM. http://fcaenlinea.unam.mx/2006/1130/docs/unidad8.pdf

Unidad 8. Proceso administrativo

8.1. El proceso administrativo

8.1.1. Concepto y características

La administración, como ciencia, exige en su desarrollo teórico y práctico un estilo de


pensamiento sistematizado, con bases sólidas en la investigación y en la elaboración de
sus teorías, que rompa con sistemas rutinarios e improvisaciones por parte de quien la
práctica. Éstas son algunas de las características de la administración que da como
resultado el uso de la herramienta más importante que pudo haber adoptado el
administrador en su práctica: el método científico, y con ello, la creación de una verdadera
estructura de trabajo adecuada a su particular forma de ser: el proceso administrativo.

El proceso administrativo ha sido un modelo a seguir durante generaciones, el cual fue


desarrollado y utilizado a finales del siglo XIX y principios del XX por Henry Fayol, y a partir
de ese momento se le ha identificado como la estructura básica de la práctica
administrativa, otorgándole a ésta una capacidad de abstracción más amplia y la
posibilidad de generar conceptos teóricos cada vez más particularizados a las necesidades
de las organizaciones, siendo también un modelo con el cual se estandariza la función del
administrador. El proceso administrativo se define como una consecución de fases o
etapas a través de las cuales se lleva a cabo la práctica administrativa. Algunos autores
que estudian dicho proceso lo han dividido de acuerdo con su criterio en tres, cuatro,
cinco o seis etapas, pero sólo se refieren al grado de análisis del proceso, ya que el
contenido es el mismo que manejan todos. Por eso, en la actualidad, la división
cuatripartita, de cuatro fases, es la más aceptada universalmente: planeación,
organización, dirección y control.

Considerando la importancia de este instrumento, mencionaremos algunas características


del proceso administrativo:

a) El proceso administrativo está formado por un conjunto de fases o pasos de manera


cíclica, es decir, el fin se convierte de nuevo en el principio de la tarea administrativa.

b) Una de las principales observaciones es que en cualquier modelo que analicemos del
proceso administrativo, las fases que invariablemente encontraremos son las de
planeación y control.
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

c) El principal objetivo es sistematizar el conocimiento y generar una estructura de


eficiencia.

d) Estimula la innovación y el progreso.

e) Fomenta el desarrollo de una filosofía y cultura gerencial y empresarial.

8.1.2. Naturaleza

La naturaleza del proceso administrativo se encuentra en su razón de ser, es decir, el


proceso nace como una necesidad de explicar y estructurar toda una función
administrativa que tiene como objetivo coordinar las demás funciones de la organización.
Además, está basada en disciplina, orden, flexibilidad, creatividad y eficiencia.

La disciplina que exige se encuentra en los principios que lo regulan; el orden se


manifiesta en la consecución de las fases, nos organiza, nos enseña a pensar y trabajar en
un estilo lógico y sistémico en el proceso de decisiones; la flexibilidad, siendo una
característica natural de la administración, crea un modelo manejable de trabajo, para
amoldarse a las necesidades, cultura organizacional y estilos gerenciales de la
organización de que se trate. El proceso administrativo no se debe considerar como una
fórmula rígida.

La eficiencia del proceso administrativo no está proyectada exclusivamente para los


aspectos de sistemas, procedimientos y maquinaria de una organización. El factor humano
es un recurso escaso (mano de obra calificada), con sentimientos y valores, que merece
ser tratado como tal. De esto emanan la creatividad y la productividad de una
organización.

8.1.3. Principios

Terry y Franklin, en su libro Principios de administración, nos definen el concepto de


principio: “Se puede definir un principio como una declaración o verdad fundamental que
proporciona una guía para el pensamiento o la acción”. Los principios aplicados a la
administración son producto de la sociedad, han sido formulados a partir de años de
experiencia y pruebas en todo tipo de organizaciones, públicas o privadas, grandes o
pequeñas. Los principios son básicos pero no absolutos, tienden a reformularse de
acuerdo con las condiciones de tiempo y espacio en que se vive. Conforme se lleven a
cabo más investigaciones, surgirán nuevos principios administrativos, se modificarán otros
y varios serán descartados por no ser más representativos de la práctica administrativa
actual.
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

Del libro del maestro Agustín Reyes Ponce, Administración moderna, y tomando como
referencia el proceso administrativo de cuatro etapas: planeación, organización, dirección
y control, haremos mención de los principios administrativos aplicables a cada una de las
fases del proceso.

Planeación

Principio de previsibilidad. Las previsiones administrativas deben realizarse tomando en


cuenta que nunca alcanzarán certeza completa, ya que existe siempre el riesgo.

Principio de objetividad. La práctica administrativa debe apoyarse en hechos, y no en


opiniones subjetivas.

Principio de la medición. Los objetivos serán más seguros cuanto más podamos
apreciarlos cuantitativamente, es decir, que sean susceptibles de medición.

Principio de precisión. Los planes deben elaborarse con la mayor precisión posible, y no
con afirmaciones vagas y genéricas, ya que van a regir acciones concretas.

Principio de flexibilidad: Es cierto que debe existir precisión en la elaboración de los


planes, pero en su implementación debe haber margen para los cambios que surjan en
forma imprevista.

Principio de unidad. Dentro de la organización se elaboran planes en cada una de las


áreas de trabajo, pero estos planes deben ser de tal naturaleza que pueda decirse que
existe un solo plan general.

Principio de rentabilidad. Todo plan debe redituar una relación favorable de los beneficios
que espera respecto a los costos que exige. Organización

Principio de especialización. El trabajo tiende a dividirse cada vez más en actividades


concretas. El individuo reditúa mayor eficiencia, precisión y destreza al responsabilizarlo a
una actividad más limitada y concreta. La especialización genera mayor creatividad e
iniciativa.

Principio de unidad de mando. Un subordinado recibirá ordenes de un solo jefe.

Principio del equilibrio de autoridad-responsabilidad. Debe precisarse el grado de


responsabilidad que corresponde a cada jefe dentro de los niveles de la organización,
estableciendo al mismo tiempo la autoridad correspondiente a aquélla.
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

Principio de dirección-control. A cada grado de delegación debe corresponder el


establecimiento de los controles adecuados para asegurar la unidad de mando. Dirección

Principio de coordinación de intereses. Es importante lograr una comunión de intereses


particulares y generales dentro de la organización, para el logro de los objetivos.

Principio de impersonalidad del mando. El ejercicio de la autoridad debe verse como


producto de una necesidad de todo el organismo, y no como resultado exclusivo de la
voluntad del que manda.

Principio de la vía jerárquica. Las órdenes, quejas y comunicaciones en general deben


seguir los conductos previamente establecidos, y jamás omitirlos sin razón, ni en forma
constante.

Principio de resolución de conflictos. El conflicto debe resolverse lo más pronto posible,


sin lesionar la disciplina y que produzca el menor disgusto de las partes involucradas.

Principio de aprovechamiento de conflictos. El conflicto no es una amenaza; por el


contrario, administrativamente se considera como una oportunidad y debe aprovecharse
para forzar el encuentro de soluciones.

Control

Principio del carácter administrativo del control. Es necesario distinguir “las operaciones”
de control de “la función” de control.

Principio de los estándares. El control es imposible si no se fijan anticipadamente, en


forma precisa y cuantitativa, los estándares correspondientes a la operación en turno.

Principio de excepción. El control administrativo es más eficaz y rápido cuando se


concentra en los casos en que no se logró lo previsto.
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

Fragmento tomado de: López, M. A. (2013). Los presupuestos procesales y la tutela


judicial efectiva (documento electrónico). México: UNAM.
http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/7/3282/38.pdf

I. Introducción

Los presupuestos procesales son los requisitos o condiciones que deben cumplirse para la
iniciación o desarrollo válido de un proceso. La corriente más generalizada considera que
los presupuestos procesales en sentido estricto son los relativos a la validez del proceso o
la relación jurídico-procesal, y entre ellos “pueden mencionarse como los más
importantes, los relativos a la competencia del juzgador, al igual que a la capacidad
procesal, representación o personería, legitimación e interés jurídico de las partes”. 1

Otra postura considera que los presupuestos procesales

...son aquellas condiciones para que se consiga del tribunal un pronunciamiento


cualquiera, favorable o desfavorable al actor, sobre la demanda. Tales
presupuestos son, entre otros: a) que exista un órgano estatal regularmente
investido de jurisdicción y que este órgano sea objetivamente competente en la
causa determinada y subjetivamente capaz de juzgarla, b) que las partes tengan
capacidad de serlo.2

En el proceso administrativo, como en todos los demás procesos (civil, laboral, penal,
etcétera), se exigen algunos requisitos o presupuestos procesales comunes para admitir la
acción; pero en materia administrativa, además se exigen otros requisitos que establecen
puntualmente las leyes específicas.

De los presupuestos procesales que han de concurrir para que el juez administrativo
pueda verificar si el acto, objeto de impugnación, incurre en alguna infracción del
ordenamiento, la doctrina ha fijado su atención en cuatro de ellos, por constituir
gravísimos obstáculos de un eficaz control jurisdiccional de la actividad administrativa: a)
los plazos para presentar la demanda; b) el principio solve et repete; c) la exigencia del
acto administrativo previo, y d) el agotamiento de la vía administrativa.3

II. Plazo para presentar la demanda

1. Planteamiento

El establecimiento del plazo para presentar la demanda en el proceso contencioso


administrativo constituye una de las prerrogativas tradicionales de la administración
pública, que se justifica, según la doctrina, por la necesidad de que las actuaciones
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

administrativas tengan cierta estabilidad en beneficio de la seguridad jurídica, y que se


materializa en la exigencia legal de que como condición de admisibilidad de la demanda, y
que se ejerzan en un lapso, vencido el cual los actos adquieran firmeza y no puedan ser
impugnados.

En efecto, según algunos doctrinarios, la regulación de los plazos establecidos para


interponer la demanda en contra de la administración pública se justifican por la
necesidad de otorgar seguridad jurídica al administrado, ya que de esta manera se da
estabilidad y certidumbre a la actividad administrativa4 para que continúe con su
desenvolvimiento normal; además, la administración pública debe conocer el periodo
dentro del cual sus actos pueden ser atacados y las consecuencias que de ello se deriven.5
También se ha justificado su establecimiento señalando que son una derivación de los
principios de presunción de legitimidad y ejecutividad propia de los actos administrativos,
y que resulta necesario asegurar su estabilidad y dotar de agilidad a la acción
administrativa, no obstaculizándola por intereses privados, frente a los fines públicos
comprometidos y la seguridad jurídica en juego.

Los problemas que se presentan son, por una parte, que el establecimiento de un plazo
general para presentar la demanda ante los tribunales va en contra de normas
supranacionales y constitucionales, en vigor; y por la otra, que al vencerse estos plazos, el
particular pierde el derecho a demandar al Estado.6

La existencia de un plazo general para presentar la demanda, consideramos, es


incompatible con el sistema jurídico mexicano, ya que el derecho de acceso a la justicia
nace directamente de la Constitución sin ningún tipo de limitación temporal; justamente,
el establecimiento de plazos generales para demandar a la administración pública es
contrario a los principios y normas, tanto supranacionales como constitucionales, de
tutela judicial efectiva, debido proceso, entre otros.

2. Los plazos en la Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo

El establecimiento de plazos, como está regulado actualmente en la Ley Federal de


Procedimiento Contencioso Administrativo, para interponer la demanda ante el Tribunal
Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, es violatorio del principio constitucional de
igualdad ante la ley, en tanto que la autoridad administrativa tiene un plazo mayor para
interponer su demanda, y el particular un plazo muy corto; y por ende, se compromete la
garantía constitucional de la tutela judicial efectiva, dada la exigüidad de dichos plazos. 7

El artículo 13 de la Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo establece


que “la demanda se presentará por escrito directamente ante la sala regional competente,
dentro de los plazos que a continuación se indican: I. De cuarenta y cinco días...”, para el
particular; “III. De cinco años cuando las autoridades demanden la modificación o nulidad
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

de una resolución favorable a un particular...”. Por encima de lo que las leyes parecen
decir literalmente, es propio de la interpretación indagar lo que ellas dicen jurídicamente;
es decir, en conexión con las demás normas que integran el ordenamiento general del
país, a modo de obtener su armonización y concordancia entre sí, especialmente con los
principios y garantías establecidos tanto en la Constitución federal como en los tratados
internacionales de derechos humanos.

No es posible que los jueces, encargados de interpretar y de aplicar las normas jurídicas
en el caso concreto, tomen en cuenta el sentido literal de normas inferiores a la
Constitución haciendo abstracción del contexto de aplicación de las normas
supranacionales, constitucionales, del objeto y fin de estas normas.8 Los jueces deben
tomar sus resoluciones apegadas al marco constitucional y supranacional, siempre en
beneficio del administrado; por ejemplo, en una tesis del Segundo Tribunal Colegiado del
Décimo Cuarto Circuito se decidió que

Para el examen de la constitucionalidad del decreto expedido por el presidente de


la República, mediante el que se transforma Banco Mexicano Somex, de sociedad
nacional de crédito a sociedad anónima, es irrelevante la circunstancia de que se
haya incumplido el plazo para su expedición establecido en el artículo séptimo
transitorio de la Ley de Instituciones de Crédito, vigente a partir del 19 de julio de
1990, toda vez que la constitucionalidad o inconstitucionalidad de tal decreto
radica en las facultades conferidas al citado mandatario por el artículo 89, fracción
I, de la carta magna, lo que no guarda relación alguna con el cumplimiento del
plazo a que alude aquel dispositivo legal, pues el solo transcurso o vencimiento de
este no puede limitar el ejercicio de la facultad del Ejecutivo Federal con base en la
cual emitió el decreto en cuestión.9

Lo mismo sucede con los administrados, se debe privilegiar el derecho de fondo que se
está debatiendo, los jueces deben estudiar el fondo del asunto, verificar si efectivamente
el administrado tiene razón, y no desechar la demanda por simples formalidades. La
efectividad de las normas de jerarquía superior es de fundamental importancia en un
orden jurídico, y puede ocurrir que la falta de efectividad de una disposición afecte su
existencia como norma jurídica.10 La inobservancia de ciertas formalidades no siempre es
relevante, pues lo esencial en un proceso judicial es que se preserven las condiciones
nece-sarias para que los derechos procesales de las partes no sean disminuidos o
desequilibrados, que se alcancen los fines para los cuales han sido diseñados los distintos
procedimientos.11 Desde luego, no proponemos que los particulares, a través de sus
abogados, acudan a los tribunales el día y hora que más les convenga, pues esto también
sería violatorio de principios constitucionales; por el contrario, que los jueces valoren
situaciones específicas, analizándolas a la luz de los principios de razonabilidad, tutela
judicial efectiva, acceso a la justicia, etcétera.
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

3. La tutela judicial efectiva y los plazos para interponer la demanda

Podemos afirmar que el simple transcurso del tiempo “no puede convertir en legal lo que
es ilegal, y menos aún, puede dar estabilidad a decisiones que por ejemplo, estén viciadas
de nulidad absoluta o violen derechos constitucionales”.12 En opinión de Daniel Márquez
Gómez, el artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos

Establece que toda persona tiene derecho a que se le administre justicia, es muy
importante recalcarlo, justicia, no legalidad, lo que implica una satisfacción plena
de las pretensiones que aduzca el promoverte ante los órganos encargados de la
administración de justicia, lo que va más allá de la simple tutela judicial, entendida
como el acceso a la jurisdicción. Esa justicia debe estar pronta a obrar y libre de
todo estorbo, como se desprende de los dos significados de la palabra “expedita”;
además, debe ser impartida en los plazos y términos que imponga la ley. Por otra
parte, los sujetos obligados: los tribunales, deben emitir sus resoluciones de
manera pronta, completa e imparcial. Esto es, las decisiones jurisdiccionales deben
estar listas en los plazos que establece la ley, agotar los puntos sujetos a debate y
constituir verdaderos monumentos a la justicia, sin cargarse a favor de ninguna de
las partes contendientes.

Esto significa que constitucionalmente todos los habitantes del país tenemos derecho a
una tutela judicial efectiva. Esta tutela se impone a la administración activa y a los
tribunales administrativos, atendiendo a que la Constitución plasma los derechos mínimos
de los administrados frente al poder público.

Como ha sostenido la Corte Interamericana de Derechos Humanos: “Pueden ser


dispensadas ciertas formalidades a condición de que exista equilibrio entre la justicia y la
seguridad jurídica”;13 en este sentido, se puede aplicar lo dicho por la corte referido a los
plazos razonables; es decir, se podría, en los casos presentados extemporáneamente,
aplicar el concepto y los elementos que ha elaborado la CIDH sobre el “plazo razonable”.
En efecto, el artículo 8.1 de la convención se refiere a los plazos razonables; este no es un
concepto de definición sencilla, según la CIDH; pero se pueden invocar, para precisar, los
elementos que ha señalado la Corte Europea de Derechos Humanos en varios fallos, en los
cuales se analizó este concepto, pues el artículo de la Convención Americana es
equivalente en lo esencial al artículo 6o. del Convenio Europeo para la Protección de
Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales; de acuerdo con la CIDH, citando a
su similar europea, se deben tomar en cuenta tres elementos que determinan la
razonabilidad del plazo para interponer la demanda: “a) la complejidad del asunto; b) la
actividad procesal del interesado; y c) la conducta de las autoridades”.14
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

III. El principio solve et repete

1. Planteamiento

Otro de los presupuestos procesales, o requisitos de admisibilidad del proceso


administrativo, es la exigencia del principio solve et repete, o pago previo, cuando el acto
que se pretende impugnar contiene la obligación de pagar una cantidad al fisco. Dicho
principio se aplica, según la autoridad administrativa, en razón de la necesidad que tiene
el Estado de percibir, sin dilación, los recursos tributarios, pues la actividad administrativa
es continua y necesaria, y presupone la percepción regular de los ingresos fiscales para
prever el funcionamiento de los servicios públicos.

Otro argumento de la autoridad es que si la impugnación del acto administrativo que


determina el pago de una cantidad al fisco impide el cobro de esa cantidad mientras se
tramita el juicio, causa un perjuicio a la financiación normal del gasto público, que es
esencial para la existencia del Estado; que además, “con la suspensión del acto
impugnado, se afectaba el cálculo de recursos que se efectúa cada año al elaborar el
presupuesto”;15 en este sentido, afirma Jesús González Pérez:

A la administración financiera no le basta el privilegio de la ejecutoriedad de sus


actos, no le bastaba la posibilidad de utilizar todos los poderosos aparatos
coactivos a su disposición para que se cumplan sus mandatos, sino que llegó a
establecer que el cumplimiento del acto era un requisito procesal para que los
tribunales pudieran examinar la pretensión deducida contra el mismo.16

Se trata, en efecto, de una derivación práctica de la no suspensión de los efectos del acto
administrativo, configurado como una prerrogativa de la administración, sin ningún
fundamento jurídico sólido, y cuya finalidad consiste en garantizar drásticamente, y sin
piedad, la recaudación de los tributos, así como también la presión directa de las
sanciones administrativas, actuando en defensa de los intereses inmediatos de la
administración pública, contemplados con una mirada miope sin trascendentalismo
alguno.17

Además de los argumentos anteriores, otro de los efectos fundamentales del principio
solve et repete es el de constituir un requisito de admisibilidad del proceso judicial en
materia administrativa, que además viola el principio de acceso a la justicia, en clara
contradicción con lo que establecen tanto la Constitución como los tratados
internacionales sobre derechos humanos.
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

2. Origen y evolución

Este privilegio de la administración pública tuvo su origen en el derecho romano, y de ahí


pasó a la legislación de algunos países europeos, entre los cuales se encuentran Italia y
España. En Italia, por ejemplo, la Ley de Procedimientos Administrativos, del 20 de marzo
de 1865, establecía en su artículo sexto: “En toda controversia sobre impuestos los actos
de oposición para ser admisibles en juicio deberán acompañarse con el certificado de
pago del impuesto, excepto el caso en que se trate de reclamo de suplemento”. Después
de más de un siglo de aplicar la regla del solve et repete, por parte de los tribunales
italianos, la corte Constitucional, por sentencia del 31 de marzo de 1961, lo declaró
inconstitucional, argumentando que el principio era contrario a los artículos 3o., 24 y 113
de la Constitución, que establecen el derecho de igualdad y acceso a la justicia.

En España, la regla solve et repete fue introducida por la Ley de Procedimiento


Administrativo de 1888, también conocida como Ley Santamaría de Paredes. Pero en 1983
el tribunal Constitucional español18 declaró inconstitucional la regla solve et repete,
argumentando que

El artículo 24.1 de la Constitución española, que garantiza a todos la tutela efectiva


judicial de sus derechos e intereses mediante el acceso al proceso y a los recursos
previstos en la ley, sólo puede limitarse en aras de otro derecho o libertad
fundamental constitucionalmente protegido. Si este es el caso en lo que respecta a
la consignación del importe de la condena, no sucede lo mismo en relación al
recargo del 20 por 100 sobre tal importe, ya que, cualquiera que sea el destino de
esta carga, su cuantía es desproporcionada y gravosa, y cumple una función en
último extremo sancionadora con base objetiva, y obstaculiza gravemente el
derecho a la tutela judicial en su aspecto de acceso al recurso, lo que no se ajusta
al contenido esencial del derecho establecido en el artículo 53.2 de la Constitución
española.

Y, además:

…constitucionalmente no son admisibles aquellos obstáculos que puedan


estimarse excesivos, que sean producto de un innecesario formalismo y que no se
compaginen con el derecho a la justicia, o que no aparezcan como justificados y
proporcionados conforme a las finalidades para que se establecen, que deben, en
todo caso, ser adecuadas al espíritu constitucional.

Precisamente esta consideración es la que llevó a la jurisprudencia española a calificar de


inconstitucional la norma que establecía el requisito del pago previo.19 En Argentina, el
principio solve et repete fue incorporado por la jurisprudencia de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación; así, el máximo tribunal lo estableció como exigencia en acciones que
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

tenían por objeto la impugnación de tributos locales, con objeto de no dificultar o


paralizar el desenvolvimiento normal del gobierno. En ese sentido, la corte argentina
consideró que la percepción inmediata de la renta podría verse frustrada si el
contribuyente, por vía de apelación o por otro medio, pudiera eludir o diferir su pago.20

Los motivos que se han argumentado para defender la regla solve et repete en Argentina
están basados en que dicho instituto constituye un privilegio del fisco, instituido con la
finalidad práctica de asegurar la percepción normal de la renta pública; otros sostienen
que la exigencia del pago previo es derivación de los principios de legitimidad y
ejecutoriedad del acto administrativo. Pablo Fernández Lamela sostiene que

Aceptar la legitimidad del previo pago de la multa administrativa para poder


recurrir a los órganos judiciales implicaría avasallar las bases mismas del Estado de
derecho. Significaría, en definitiva, ir en contra de las garantías más elementales,
que constituyen el acervo jurídico común de los pueblos de occidente.21

3. El solve et repete en la Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo

En nuestro país, el artículo 28, fracciones IV y VI, de la Ley Federal de Procedimiento


Contencioso Administrativo, contienen la figura jurídica del principio solve et repete, al
establecer que

El demandante podrá solicitar la suspensión de la ejecución del acto administrativo


impugnado, cuando la autoridad ejecutora niegue la suspensión, rechace la
garantía ofrecida o reinicie la ejecución, cumpliendo con los siguientes requisitos...
IV. Ofrecer garantía suficiente mediante billete de depósito o póliza de fianza
expedida por institución autorizada, para reparar el daño o indemnizar los
perjuicios que pudieran ocasionarse a la demandada o a terceros con la suspensión
si no se obtiene sentencia favorable en el juicio contencioso administrativo... VI.
Tratándose de la solicitud de la suspensión de la ejecución en contra de actos
relativos a determinación, liquidación, ejecución o cobro de contribuciones o
créditos de naturaleza fiscal, procederá la suspensión del acto reclamado, la que
surtirá efectos si se ha constituido o se constituye la garantía del interés fiscal ante
la autoridad ejecutora por cualquiera de los medios permitidos por las leyes
fiscales aplicables. El órgano jurisdiccional está facultado para reducir el monto de
la garantía, en los siguientes casos: a) Si el monto de los créditos excediere la
capacidad económica del quejoso, y b) Si se tratase de tercero distinto al sujeto
obligado de manera directa o solidaria al pago del crédito.

De acuerdo con la lectura de las disposiciones anteriores, consideramos que deben


evaluarse situaciones patrimoniales fundamentalmente concretas de los particulares, a fin
de evitar que ese previo pago se traduzca, a causa de la falta comprobada e inculpable de
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

los medios pertinentes para enfrentar la erogación, en un menoscabo real del derecho de
defensa en juicio. Podemos decir que en la actualidad el principio solve et repete
constituye un privilegio de la administración pública que atenta contra el principio de
igualdad de las partes en el proceso22 y ante la ley, ya que en muchas ocasiones el
contribuyente está obligado a pagar antes de haber podido demostrar la inexistencia de la
deuda.23 Al respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos opina que para
satisfacer el derecho de acceso a la justicia “no basta que en el respectivo proceso se
produzca una decisión judicial definitiva”,24

También se requiere que quienes participan en el proceso puedan hacerlo sin el


temor de verse obligados a pagar sumas desproporcionadas o excesivas a causa de
haber recurrido a los tribunales. Esta última situación se agrava en la medida en
que para forzar el pago procedan las autoridades a embargar los bienes del deudor
o a quitarle la posibilidad de ejercer el comercio.25

Con todo, sostiene Agustín Gordillo que el pacto de San José de Costa Rica concede una
suerte de medida cautelar de pleno derecho, al establecer que no se puede exigir el pago
previo como condición de cuestionar un tributo.26

Los tratados que han sido incorporados al sistema jurídico mexicano establecen el
derecho al libre acceso de la función jurisdiccional y a la tutela judicial efectiva; y una
interpretación o consideración contraria o restrictiva implicaría vulnerar la propia
Constitución.

En la actualidad consideramos que el principio solve et repete resulta inconstitucional, ya


que viola las disposiciones supranacionales y constitucionales, que establecen las
garantías de acceso a la justicia y la tutela judicial efectiva. Por ello, coincidimos con
Fernández Lamela cuando expresa que la exigencia del previo pago “es inconstitucional,
pues es violatoria de principios fundamentales y básicos” —que es el de la presunción de
inocencia y el del acceso a la justicia por un medio llano y expedito—,27 contenidos en la
Constitución federal y en tratados internacionales sobre derechos humanos que nuestro
país ha incorporado a su derecho interno.

La regla solve et repete constituye un privilegio injustificable a favor del fisco, en franco
abandono en el derecho comparado, e incluso, como vimos anteriormente, en el caso de
algunos países, como Italia, España y Argentina, se encuentra en conflicto con principios,
garantías y derechos fundamentales de jerarquía constitucional; y dicho dogma, que se
había desarrollado como un privilegio de la administración pública, progresivamente ha
sido cuestionado y eliminado en los países antes mencionados. Es necesario, como
analizamos en este punto, que el legislador derogue esta figura jurídica de las leyes
mexicanas, pues viola, como apuntamos, los principios constitucionales y supranacionales.
Coincidimos con la opinión del profesor Brewer-Carías, en el sentido de que “La
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

jurisdicción contencioso-administrativa debe verse básicamente como un instrumento


judicial destinado a asegurar la protección del administrado frente a la administración y
contra las arbitrariedades de los funcionarios, y no como un instrumento judicial para
proteger a la administración frente a los ciudadanos”.28

Fragmento tomado de: López, M. A. (s.f.). Los principios del proceso administrativo
(documento electrónico). México: UNAM.
http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/4/1594/12.pdf

I. INTRODUCCIÓN

En el procedimiento administrativo se aplican una serie de principios que sirven de


garantía para el administrado en la tramitación del expediente. Dichos principios surgen
de diversas normas jurídicas que integran el sistema jurídico. Al respecto, la Ley Federal de
Procedimiento Administrativo, dispone: “La actuación administrativa en el procedimiento
se desarrollará con arreglo a los principios de economía, celeridad, eficacia, legalidad,
publicidad y buena fe”; por su parte, la Ley de Procedimiento Administrativo del Distrito
Federal establece que “La administración pública del Distrito Federal ajustará su actuación
a la ley, conforme a los principios de descentralización, desconcentración, coordinación,
cooperación, eficiencia y eficacia”.

Cabe destacar que además de los anteriores, también existen una serie de principios
aplicables al procedimiento administrativo que han sido reconocidos por la mayoría de los
sistemas jurídicos y que están contemplados en ordenamientos de jerarquía superior, o
incluso, han sido reconocidos por órganos y disposiciones de carácter supranacional. En el
caso de México, los principios que se aplican al procedimiento administrativo están
reconocidos en ordenamientos de carácter tanto supranacional como nacional y a su vez,
por disposiciones constitucionales, legales y jurisprudenciales. En la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, en los tratados internacionales que México ha ratificado
y en las leyes de procedimiento administrativo, se encuentran contenidos los principios
que sirven de garantía para el administrado dentro del procedimiento administrativo. Las
normas jurídicas constitucionales y supranacionales, que son de jerarquía superior a
cualquier otra norma del sistema jurídico, consagran principios jurídicos que a lo largo de
la historia han ido tomando un protagonismo importante dentro del procedimiento
administrativo, y que en la actualidad, desconocerlos, resulta casi imposible.

La finalidad del procedimiento administrativo consiste en el dictado de un acto


administrativo y para llevar a cabo dicha finalidad, se deben respetar ciertos principios
que tienen por objetivo que, dentro del menor tiempo posible y reuniendo la mayor
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

cantidad de información, se pueda declarar la voluntad de la administración pública. En


este trabajo, precisamente, explicaremos los principios que han desarrollado la legislación,
la jurisprudencia y la doctrina, tanto internacional como nacionales, y que son de
aplicación directa al procedimiento administrativo.

II. NOTAS PRELIMINARES SOBRE LOS PRINCIPIOS

1. Sobre los principios en general

En primer lugar, debemos aclarar que “El derecho se compone tanto de realidad como de
valores y normas”.1 Los principios o valores representan proposiciones jurídicas o
directivas, pero no tienen un desarrollo normativo; es decir, el principio es más bien un
criterio fundamental en sí mismo, que marca, de alguna manera, el sentido de justicia de
las normas jurídicas.

Aunque podemos afirmar que jurídicamente, la expresión regla de derecho, es más


antigua que la de principio, el empleo de la primera en la jurisprudencia romana arranca
de la época preclásica, y en ella constituye ya un término propio de la técnica jurídica. La
distinción que aclara más las relaciones que median entre ambos es la que considera a los
principios como conceptos o normas fundamentales y abstractos, hayan sido o no objeto
de una formulación concreta, y a la regla, como la locución concisa y sentenciosa que sirve
de expresión a un principio jurídico.2 Los principios, “no son ‘reglas’ de las que se pueda
deducir conclusiones por un razonamiento lógico, son formas de comprender y hacer
funcionar el derecho para que sea justo”.3 Por ello, afirma Agustín Gordillo, “los valores o
principios jurídicos son más importantes que las normas; que éstas no pueden
contradecir, en la solución del caso, aquéllas”.4 El principio de derecho contenido en la ley,
prácticamente ya no es principio como fuente supletoria: es precepto legal.5

Los principios que informan el propio sistema legal están implícitamente contenidos en el
mismo; aplicarlos es aplicar el espíritu de las leyes, y ello es aplicar las leyes mismas, que
de espíritu y letra se componen. Los principios de la ley, afirma Mans Puigarnau, entran
inmediatamente en vigor con la propia ley.6 Se han enunciado como principales
características de los principios, su principalidad y su dinamismo potencial. Por la primera
se entiende la preeminencia de los principios sobre las normas; y por la segunda, en el
sentido de que, dichos principios, son gestores de las soluciones que van demandando un
derecho en formación.

2. Sobre los principios generales del derecho

Los principios generales del derecho son las premisas fundamentales jurídicas que buscan,
con su aplicación, la justicia, la equidad, el bien común, el bienestar social;7 son el
contenido básico del sistema, además de que tienen una superioridad jerárquica
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

inevitable sobre los demás elementos del sistema, de tal forma que la norma congruente
con un principio general será la que deba prevalecer.8 Por otra parte y desde el punto de
vista constitucional, los principios generales del derecho son una garantía individual,
porque su aplicación se desprende del artículo 14 de la Constitución, y dicho artículo está
dentro del título primero de nuestra Constitución, que es donde se consagran,
precisamente, las garantías individuales o derechos fundamentales. El Tercer Tribunal
Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, en tesis de jurisprudencia,
estableció:

Tradicionalmente se ha considerado en el sistema jurídico mexicano que los jueces


para la decisión de los asuntos sometidos a su conocimiento están sujetos a la
observancia no sólo del derecho positivo-legal, sino también de los dogmas
generales que conforman y dan coherencia a todo el ordenamiento jurídico, que se
conocen como principios generales del derecho según la expresión recogida por el
constituyente en el artículo 14 de la carta fundamental. La operancia de estos
principios en toda su extensión, para algunos como fuente de la cual abrevan todas
las prescripciones legales, para otros como su orientación a fin, no se ha entendido
restringida a los asuntos de orden civil tal y como podría desprenderse de una
interpretación estricta del artículo constitucional invocado, sino que aun sin
positivización para otros órdenes de negocios, es frecuentemente admitida en la
medida en que se les estima como la formulación más general de los valores
ínsitos en la concepción actual del derecho. Su función no se agota en la tarea de
integración de los vacíos legales; alcanza sobre todo a la labor de interpretación de
la ley y aplicación del derecho, de allí que los tribunales estén facultados y, en
muchos casos, obligados a dictar sus determinaciones teniendo presente, además
de la expresión de la ley siempre limitada por su propia generalidad y abstracción,
los postulados de los principios generales del derecho, pues éstos son la
manifestación auténtica, prístina, de las aspiraciones de la justicia de una
comunidad.9

Generalmente, estos principios están plasmados en la ley y sirvieron de base al legislador


para elaborar la ley; “sin embargo, existen otros que sin estar en la ley, sirven al juzgador
para decidir conforme a buen derecho”.10 Asimismo, dichos principios generales del
derecho cumplen la función limitativa cuando éstos demarcan ordenadamente relaciones
entre normas jurídicas de jerarquía superior con otras de rango menor.11 Con el correr de
los siglos, han aumentado bastante los principios “pero en cambio lo han hecho de
manera exponencial las normas, sobre todo de carácter administrativo. Ellas contradicen a
veces los principios rectores del orden jurídico”.12

Una de las mayores dificultades de la aplicación del ordenamiento jurídico administrativo,


afirma Agustín Gordillo, es partir de las normas y principios supranacionales y
constitucionales y luego ir subsumiendo en ellas las normas de rango legislativo y
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

reglamentario con decreciente valor normativo. El no jurista tiende a invertir el orden de


jerarquía normativa y dar mayor importancia al más mínimo reglamento, aunque
contravenga los principios generales del derecho, normas y principios legales,
constitucionales y supraconstitucionales, etcétera.

Así como se cometen crímenes que no siempre la justicia llega a castigar, no es


infrecuente que se cumpla una pequeña regla administrativa absurda, injusta, maliciosa,
irracional y no los grandes principios del ordenamiento jurídico.13

3. Los principios del procedimiento administrativo

Hay que distinguir también los principios fundamentales, que son la base del
ordenamiento, que se ubican en la Constitución y ahora también en fuentes
supranacionales; de aquellos principios institucionales, derivados de una determinada
institución a partir de su idea organizativa. En el procedimiento administrativo, se
reconocen una serie de principios que prevén que tanto el particular como la
administración tengan un conocimiento total y acabado de la cuestión planteada. Los
principios que rigen el procedimiento son, fundamentalmente, los de legalidad, legalidad
objetiva y debido proceso adjetivo, sin dejar de tener en cuenta que los de seguridad
jurídica, gratuidad, celeridad, economía, sencillez, eficacia, eficiencia, publicidad, buena
fe, descentralización, desconcentración y de coordinación, también son muy importantes.
Aunque, cabe aclarar que cualquier principio general de carácter normativo, congruente
con el espíritu del sistema, puede ser empleado con fines hermenéuticos o de
integración.14

III. EL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO COMO GARANTÍA PARA EL ADMINISTRADO

La garantía de audiencia contenida en el artículo 14 constitucional

...impone la ineludible obligación a cargo de las autoridades para que, de manera


previa al dictado de un acto…, cumpla con una serie de formalidades esenciales,
necesarias para oír en defensa de los afectados. Dichas formalidades y su
observancia, a las que se unen, además, las relativas a la garantía de legalidad
contenida en el texto del primer párrafo del artículo 16 constitucional, se
constituyen como elementos fundamentales útiles para demostrar a los afectados
por un acto de autoridad, que la resolución que los agravia no se dicta de un modo
arbitrario y anárquico sino, por el contrario, con estricta observancia del marco
que la rige.15

El mejor vehículo legal que tienen las autoridades administrativas para cumplir con la
garantía de audiencia prevista en el artículo 14 de la Constitución, es el procedimiento
administrativo. “En él la administración antes de pronunciarse y dictar resolución, conoce
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

la realidad concreta que examina y oye a los administrados con la amplitud necesaria,
recibiendo y valorando las pruebas que éstos presentan y analizando las razones de hecho
y de derecho que se deduzcan para evitar pretensiones que puedan resultar injustas o
ilegales”.16 El procedimiento administrativo constituye una garantía de los derechos de los
particulares y asegura la pronta y eficaz satisfacción del interés general, mediante la
adopción de medidas y decisiones necesarias, por los órganos de la administración. Por
ello, dicho procedimiento sirve como protección jurídica para el particular. Ya desde
épocas pasadas, la Suprema Corte de Justicia de la Nación se había pronunciado sobre el
contenido del artículo 14 constitucional, estableciendo no sólo la obligación de las
autoridades administrativas a que se sujeten a la ley,

…sino obligando al Poder Legislativo para que en sus leyes establezca un


procedimiento adecuado en que se oiga a las partes. Claro que esto no quiere decir
que el procedimiento que establezca la ley, tratándose de procedimientos de
autoridad administrativa, sea exactamente igual al procedimiento judicial, pero sí
debe estimarse que en un procedimiento administrativo, puede caber la
posibilidad de que se oiga al interesado y que se le dé oportunidad de
defenderse.17

El equilibrio al que deben propender las relaciones que existen entre el administrado y la
administración pública requiere un justo y eficaz sistema de garantías que compensen las
situaciones de sujeción en que aquél se encuentra.

El procedimiento administrativo regulado por una norma legal, se convierte en una


garantía para el administrado, de modo que dicho procedimiento es una garantía con
muchas garantías. La existencia y regulación del procedimiento, sostiene Tomás
Hutchinson, ya de por sí es una garantía, pero además él debe reunir una serie de
garantías.18

Dicho procedimiento administrativo supone la obligación de cumplir la norma que la ley


establece, “y ello requiere, por parte de la autoridad, el deber de amoldarse a las
formalidades determinadas a tal fin, y en el particular, el derecho de que sean obedecidos
dichos requisitos, sirviendo de este modo de garantía de la recta aplicación por la
administración de los preceptos legales que regulen el ejercicio de la función”. 19

El procedimiento administrativo, afirma Julio Rodolfo Comadira, “cumple una ‘función de


garantía’, al proteger tanto al interés público como al particular frente a la ilegitimidad o
inconveniencia del obrar de la administración pública, siendo sus principios susceptibles
de protección judicial”.20 Por ello, si el procedimiento administrativo no sólo es garantía
de los derechos de los ciudadanos, sino también del interés público, “lógico es que resulte
informado por principios que responden perfectamente a una y otra perspectiva”. 21
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

IV. PRINCIPIO DE LEGALIDAD

La Constitución Mexicana de 1917 consagra en el primer párrafo del artículo 16 el


principio de legalidad, que, según ha interpretado la Suprema Corte de Justicia, constituye
una de las bases fundamentales del Estado de derecho. La interpretación del Alto Tribunal
ha reconocido este amplio significado del primer párrafo del artículo 16 constitucional.
Así, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha sostenido, en tesis de jurisprudencia, que
“las autoridades sólo pueden hacer lo que la ley les permite”, y asimismo que dentro “del
sistema constitucional que nos rige, ninguna autoridad puede dictar disposición alguna
que no encuentre apoyo en un precepto de la ley”, que “el requisito de fundamentación y
motivación exigido por el artículo 16 constitucional […] implica una obligación para las
autoridades, de cualquier categoría que éstas sean, de actuar siempre con apego a las
leyes y a la propia Constitución”, que “dentro de nuestro régimen constitucional, las
autoridades no tienen más facultades que las que expresamente les atribuye la ley”, y que
“los actos de autoridades administrativas que no estén autorizados por ley alguna,
importan violación de garantías”. Por ello, el principio de legalidad previsto en el primer
párrafo del artículo 16 debe ser entendido dentro de estas ideas, pues son las que han
inspirado el surgimiento del Estado de Derecho. La ley a la que se refiere el principio de
legalidad contenido en el artículo 16 es la disposición general, abstracta e impersonal
aprobada por el órgano legislativo, electo por el sufragio libre del pueblo.

Este principio obliga a que la administración pública se someta a la norma dictada por el
Congreso,22 ajustando sus actuaciones en todo momento a una ley preexistente.23 La ley
constituye el límite de la administración.24 En virtud de este principio no se aceptan ya
poderes personales; todo el poder es de la ley, toda la autoridad que puede ejercitarse es
la propia de la ley; sólo “en nombre de la ley” se puede exigir la obediencia. Las
autoridades administrativas no pueden basarse, a falta de leyes expresas, en el ejercicio
de las facultades discrecionales de la administración pública, pues en tal caso el proceder
o las determinaciones de dichas autoridades administrativas se extralimitarían al grado de
que los particulares quedarían sujetos a su capricho; al contrario, las autoridades
administrativas deben ceñir sus determinaciones a los términos claros y precisos de la ley,
porque de lo contrario esas determinaciones conculcarían violación de garantías
individuales.25

Además, cabe destacar:

…la legalidad no implica la convivencia dentro de cualquier ley, sino de una ley que
se produzca dentro de la Constitución y con garantías plenas de los derechos
fundamentales, es decir, no se vale cualquier contenido de la ley sino sólo aquel
contenido que sea conforme con la Constitución y los derechos humanos.26
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

Es decir, el principio de legalidad no debe ser entendido como el referido a un tipo de


norma específica, sino al ordenamiento entero, a lo que Hauriou llamaba “el bloque de
legalidad” (Constitución, leyes, reglamentos, principios generales); o también llamado por
Merkl “principio de juridicidad” de la administración; y más recientemente también se le
ha denominado “principio de constitucionalidad”. La aplicación del principio de legalidad
es tan universal, que incluso ha sido incorporado dentro de los principios jurídicos de la
Comunidad Europea.27

V. PRINCIPIO DE LEGALIDAD OBJETIVA

No se debe confundir este principio “con el apego a la irrazonabilidad de la norma


reglamentaria, como supuesto cumplimiento de la ley.28 Más bien este principio se refiere
a que en el dictado de un acto o decisión administrativa, la administración pública haya
agotado todos los medios para investigar los hechos que determinan tal accionar y que
estos hechos se adecuen a lo que realmente aconteció, estableciendo una adecuada
relación entre la norma y los hechos.

El principio de la legalidad objetiva es la aplicación razonada y jerárquica de los


grandes principios jurídicos, tales como el de razonabilidad o justicia natural,
ambos de nivel constitucional y supranacional, por encima de los frecuentes
desvaríos de la norma reglamentaria o del acto o comportamiento
administrativo.29

Lo que se busca con este principio es la verdad material, el conocimiento de la realidad.


No es posible que la administración se quede con el mero estudio de las actuaciones, sino
que debe buscar los medios por los cuales, al momento del dictado de la decisión, se
conozcan todas aquellas cuestiones que permitan el conocimiento exacto o lo más
próximo a los hechos.30 Dentro de este principio se encuentran incorporados otros dos
principios, son los de informalismo a favor del administrado y el de oficialidad.

1. Principio de informalismo a favor del administrado

En el procedimiento administrativo, en muchas ocasiones, suele prescindirse de muchas


condiciones formales, tanto en los escritos iniciales como en su tramitación. Por ello, la
inadecuación a las formas, no conlleva, en principio la pérdida de un derecho dentro de
dicho procedimiento.31

La Ley Federal de Procedimiento Administrativo dispone al respecto, en el primer párrafo


del artículo 15: “La administración pública federal no podrá exigir más formalidades que
las expresamente previstas en la ley”; es decir, la norma establece un mínimo de
formalidades que debe de cumplir el administrado al dirigirse a la administración.
Complementando lo anterior, el artículo 16 de la citada norma impone a la administración
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

pública, en sus relaciones con los administrados, las obligaciones de “proporcionar


información y orientar acerca de los requisitos jurídicos o técnicos que las disposiciones
legales vigentes impongan a los proyectos, actuaciones o solicitudes que se propongan
realizar”; y de “tratar con respeto a los particulares y a facilitar el ejercicio de sus derechos
y el cumplimiento de sus obligaciones”. Pero por otro lado, no se puede llegar al extremo
de que las peticiones de los administrados se formulen con tal laxitud y vaguedad que la
administración no tenga elementos de juicio suficientes para acceder o denegar lo
solicitado. En este sentido, el artículo 17-A de la Ley Federal de Procedimiento
Administrativo, establece:

Cuando los escritos que presenten los interesados no contengan los datos o no
cumplan con los requisitos aplicables, la dependencia u organismo descentralizado
correspondiente deberá prevenir a los interesados, por escrito y por una sola vez,
para que subsanen la omisión dentro del término que establezca la dependencia u
organismo descentralizado. De no realizarse la prevención mencionada en el
párrafo anterior dentro del plazo aplicable, no se podrá desechar el trámite
argumentando que está incompleto.32

La administración pública intimará al particular para que subsane los defectos u


omisiones, pero nunca debe rechazar o no dar curso a sus prestaciones. Esta falta de
rigidez en las formas se aplica únicamente para el administrado, y no debe aplicarse este
principio para la actuación de la administración pública, la cual es reglada y debe ser
desarrollada dando pleno cumplimiento a lo establecido en la ley.33 Por eso decimos que
el procedimiento administrativo carece de formas estrictas, de fórmulas sacramentales
que obstaculicen o impidan la participación del interesado, flexibilizando los requisitos
para hacerla efectiva. En virtud de lo anterior, la doctrina ha considerado que es mejor
denominar a este principio como de “formalismo moderado” ya que la denominación de
“informalismo a favor del administrado” está alejada de la realidad, pues la ley que regula
el procedimiento administrativo establece un mínimo de formalidades que debe cumplir
el administrado al dirigirse a la administración pública.34

2. Principio de oficialidad

El procedimiento administrativo debe ser impulsado de oficio por la administración


pública, puesto que dicho procedimiento no sólo debe representar una garantía para los
administrados, sino una regla de buena administración de los intereses públicos. 35 Es
decir, en aplicación del principio de oficialidad el órgano administrativo impulsará el
procedimiento en todos sus trámites, ordenando los actos de instrucción adecuados. 36
Dicho principio supone, no solamente la impulsión de oficio, sino también la instrucción
de oficio. Corresponde a la autoridad administrativa la adopción de los recaudos
conducentes a su impulsión, hasta el dictado del acto final y, asimismo, el desarrollo de la
actividad necesaria para obtener las pruebas pertinentes para su adecuada resolución.
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

La carga de la prueba recae así sobre la administración y si la prueba ya aportada al


expediente no satisface al funcionario, le corresponde producir o hacer producir los
informes, dictámenes, pericias, etcétera, que a su juicio resulten necesarios para llegar a
la verdad material.37 La administración pública y sus órganos tienen la obligación y
responsabilidad de dirigir el procedimiento administrativo y ordenar que en él se
practiquen cuantas diligencias sean necesarias para dictar el acto o resolución final,
independientemente que el mismo se inicie de oficio a petición o gestión del interesado. 38
Aunque, muchas veces, si bien la teoría jurídica indica la aplicación del principio de la
impulsión de oficio, la práctica es en verdad la impulsión directa por la gestión personal
del particular o interesado.39

VI. PRINCIPIO DEL DEBIDO PROCESO ADJETIVO

El sistema anglosajón acuño, como es sabido, el concepto del debido proceso legal y la
jurisprudencia de la Suprema Corte de Estados Unidos, en larga tarea de consolidación y
ajuste, le han impuesto, sucesivamente, una entonación constitucional —legal—
funcional, de efectiva vigencia en la práctica. Cuando en 1791 se aprobaron las diez
primeras enmiendas a la Constitución norteamericana, destacó la enmienda V, que
disponía: “Ninguna persona será privada de su vida, su libertad o su propiedad, sin el
debido proceso de ley”. Originariamente, el criterio judicial prevaleciente limitó los
efectos de la norma a cuestiones procesales.40 La garantía del debido proceso se
encuentra satisfecha cuando el individuo ha sido notificado de la existencia del
procedimiento que se le sigue o ha seguido, y cuando, además, se le ha dado la
oportunidad de ser oído y de probar, de algún modo, los hechos que creyere conducentes
a su descargo.41 Dicha garantía, en la actualidad, ha sido incorporada al sistema jurídico
mexicano, y especialmente al procedimiento administrativo, por medio de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.

El artículo 8o. de la Convención que se refiere a las garantías judiciales consagra los
lineamientos del llamado “debido proceso legal” o “derecho de defensa procesal”, que
consisten “en el derecho de toda persona a ser oída con las debidas garantías y dentro de
un plazo razonable por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal
formulada en su contra o para la determinación de sus derechos de carácter civil, laboral,
fiscal u otro cualquiera”.42 Además, por influencia del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos de Nueva York de 1966,43 se incorpora al sistema jurídico y por
consiguiente al procedimiento administrativo, el principio de la tutela administrativa
efectiva, que derivada del artículo 2.3, incisos a y b, que respectivamente disponen:

a) Que los Estados partes se comprometen a garantizar que toda persona cuyos
derechos o libertades reconocidas en el presente pacto hayan sido violados,
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

podrán interponer un recurso efectivo, aun cuando tal violación hubiera sido
cometida por personas que actuaban en ejercicio de funciones oficiales.

b) La autoridad competente judicial, administrativa o legislativa, o cualquiera otra


autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado, decidirá sobre los
derechos de toda persona que interponga tal recurso y ha de desarrollar las
posibilidades de recurso judicial.

Esta norma consagra, no sólo en el ámbito de la justicia sino que también opera como
una garantía exigible a la administración pública, el derecho a la tutela efectiva. Incluso
aunque normas reglamentarias expresamente nieguen este derecho o pretendan
cercenarlo, de todas maneras debe cumplirse el principio de vista, audiencia y prueba,
aplicando así la norma de jerarquía superior.44

El principio del debido proceso adjetivo dentro del procedimiento administrativo


comprende diversos aspectos: derecho a ser oído, derecho a ofrecer y producir pruebas, y
derecho a una decisión fundada.

1. Derecho a ser oído

La ley de procedimiento administrativo dispone que con el derecho a ser oído, el


administrado tiene la posibilidad de:

Exponer las razones de sus pretensiones y defensas antes de la emisión de actos


que se refieren a sus derechos subjetivos o intereses legítimos, interponer recursos
y hacerse patrocinar y representar profesionalmente. Cuando una norma expresa
permita que la representación en sede administrativa se ejerza por quienes no
sean profesionales del derecho, el patrocinio letrado será obligatorio en los casos
en que se planteen o debatan cuestiones jurídicas.

Esta garantía comprende un leal conocimiento de las actuaciones administrativas,


posibilidad de exponer las razones de sus pretensiones y defensas antes de la emisión del
acto, y desde luego también después, interponiendo los recursos correspondientes, a
hacerse patrocinar y representar profesionalmente. El derecho a ser oído cuando se va a
tomar una decisión que afecta los derechos de una persona es tanto una regla de buena
administración como de buena decisión judicial. Es también un importante criterio de
eficacia política y administrativa, hasta de buenas relaciones públicas y buenas maneras. 45

2. Derecho a ofrecer y producir pruebas

Dicho principio abarca el derecho a ofrecer la prueba de descargo de que quiera valerse el
particular, de que si ella es pertinente sea producida, que esta producción sea efectuada
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

antes de que se adopte alguna decisión sobre el fondo del asunto, que la administración
requiera y produzca las diligencias necesarias para el esclarecimientos de los hechos, que
exista un contralor de los interesados respecto de la producción de la prueba hecha por la
administración; presentar alegatos y descargos una vez concluido el periodo probatorio.

3. Derecho a una decisión fundada

El artículo 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que


todo acto de autoridad debe estar fundado y motivado. El Primer Tribunal Colegiado del
Noveno Circuito sostiene que por fundamentación, debe entenderse la cita precisa del
precepto legal aplicable al caso; ahora bien, esto último se refiere no sólo al artículo
exacto,

sino también a la ley o reglamento particularmente aplicable, de modo que en


aquellos casos en que se invocan determinados artículos, y varias leyes o
reglamentos, explicándose que aquéllos pertenecen a uno y/o a otro, es decir, a
cualquiera de los ordenamientos referidos, en tal caso no puede considerarse que
ese acto satisfaga el requisito constitucional de fundamentación, ya que no
corresponde a los gobernados el relacionar su conducta a las diversas hipótesis
legales en que pudiera encuadrar, de las varias leyes o reglamentos que se
invocaron como fundamento del acto de autoridad, para con ello averiguar cuál es
la disposición y ley o reglamento exacto que enmarca su caso, y por el contrario, es
dicha autoridad la que está constreñida a hacerlo.46

La fundamentación de los actos es la esencia de un régimen republicano, en el que el


funcionario ejerce su función por delegación de la soberanía que reside originariamente
en el pueblo que tiene derecho a controlar sus actos. El derecho a una decisión fundada se
conecta en su faz pasiva con el deber genérico de motivar los actos administrativos. Por
ello, dicho principio comprende la consideración expresa de todas y cada una de las
cuestiones propuestas y de los principales argumentos. La administración no está obligada
a seguir a la parte en todas sus argumentaciones, sino en las que considere conducentes a
la solución de la cuestión. Pero la decisión, además de ser fundada, debe resolver todas
las pretensiones de la parte, por aplicación del principio de congruencia, y estar
motivada.47 Por motivación, estableció el Primer Tribunal Colegiado del Vigésimo Primer
Circuito, debe entenderse:

que también deben señalarse, con precisión, las circunstancias especiales, razones
particulares o causas inmediatas que se hayan tenido en consideración para la
emisión del acto; siendo necesario, además, que exista adecuación entre los
motivos aducidos y las normas aplicables, es decir, que en el caso concreto se
configuren las hipótesis normativas.48
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

Fragmento tomado de: López, M. A. (s.f.). El recurso administrativo como mecanismo de


control de la administración pública (documento electrónico). En El recurso
administrativo. México: UNAM. http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/5/2396/18.pdf

II. DEFINICIÓN

Desde un punto de vista etimológico, la palabra recurso deriva del vocablo latín recursus
(marca hacia atrás, acción y efecto de recurrir). Por lo que los recursos son los medios de
impugnación que otorga la ley a las partes y a los terceros para que obtengan mediante
ellos, la revocación omodificación de una resolución o acto administrativo.4 Existe, pues,
una idea de retorno al punto de origen. Recurso administrativo es la denominación que la
ley da a los procedimientos de impugnación de los actos administrativos, a fin de que los
administrados defiendan sus derechos o intereses jurídicos ante la administración,
generadora de los actos impugnados.5 Según Nava Negrete, el recurso administrativo es
“un medio legal que reparte por igual una defensa a quien lo promueve y una oportunidad
de rectificación para el que lo resuelve”.6 “Es la oportunidad legal y práctica que
representa a fin de que la administración a través de su procedimiento revise, reflexione,
reforme y corrija sus decisiones sometiéndolas al derecho y al interés público que las
orienta”.7

III. CARACTERIZACIÓN

Los recursos administrativos se pueden estudiar de diversos puntos de vista, debido a las
características que presentan. Es decir, se caracterizan de diversas formas por presentar
múltiples usos lingüísticos. Entre los más destacados que ha estudiado la doctrina,
encontramos que un recurso administrativo puede ser o bien un derecho, o un acto
jurídico, o un medio de defensa.

1. El recurso es un derecho8

Cuando el administrado es notificado por la administración pública de la existencia de un


acto o resolución administrativos en contra del primero, el administrado puede impugnar
dicho acto o resolución, entonces hablamos de un derecho que nace a favor del
administrado para impugnar el acto o resolución de la administración pública que lo
afecta. El derecho que tiene el administrado de impugnar un acto administrativo, nace de
la propia Constitución, por cuanto dicha norma fundamental reconoce a todos los
individuos el derecho de defensa. Además, en la actualidad, este derecho de defensa está
reconocido en tratados internacionales sobre derechos humanos que nuestro país ha
firmado y ratificado.
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

2. El recurso es un acto jurídico9

La manifestación de la voluntad del administrado en interponer un recurso en sede


administrativa, constituye un acto jurídico consistente en pedir a la administración
mediante el recurso, que modifique o revoque un acto o resolución administrativos. Al
escrito mediante el cual el administrado interpone un recurso impugnando un acto
administrativo, la mayoría de los doctrinarios le da el calificativo de acto jurídico. El acto
de interposición del recurso implica un reclamo, o una pretensión o solicitud, etcétera,
pero ello no significa sino que el reclamo o la pretensión son el contenido del acto de
recurrir.10

3. El recurso es medio de defensa

La principal función que tiene en recurso administrativo es la de constituir un medio de


defensa de los derechos del administrado ante la administración pública. Es decir, dichos
remedios se han establecido a favor del administrado, en beneficio de este, para
contrarrestar los abusos y las extralimitaciones de la administración pública. En esta
posición, encontramos la opinión de Serra Rojas, quien explica que el recurso
administrativo es un medio de impugnación y directo de “defensa legal que tienen los
gobernados, afectados, en contra de una acto administrativo que lesione su esfera jurídica
de derechos o intereses, ante la propia autoridad que lo dictó”. Como mecanismo de
defensa de los administrados, el recurso administrativo puede ser una valiosa herramienta
tanto de la administración como de los administrados. Sabemos que la credibilidad y la
confianza hacia la administración es casi nula en la actualidad y que los ciudadanos cada
vez más acuden a los tribunales para que se resuelvan sus controversias con la
administración. Sería importante y muy valioso que las autoridades le dieran al recurso
administrativo la importancia, la seriedad y la función para la cual fue creado, para revisar
nuevamente con objetividad e imparcialidad un acto o resolución dictada por la
administración pública.
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

Fragmento tomado de: López, M. A. (s.f.). Fernández, A. (s.f.). El derecho procesal


administrativo (documento electrónico).México: UNAM
http://www.derecho.unam.mx/investigacion/publicaciones/revista-
cultura/pdf/CJ2_Art_2.pdf

1.- El Derecho Procesal Administrativo.

El Derecho Procesal Administrativo tiene por objeto y fin la protección de los


administrados frente a la Administración Pública, así como mantener la eficacia del
Derecho Administrativo a través de la función jurisdiccional, es decir, el Derecho Procesal
Administrativo como disciplina jurídica es un conjunto de normas, debidamente
ordenadas, sistematizadas, y jerarquizadas cuyo objeto específico es el ejercicio de la
función jurisdiccional administrativa. La emisión de un acto o una resolución
administrativa que se considera contraria a derecho, en primera instancia faculta a los
afectados a utilizar como medios de impugnación los denominados recursos
administrativos de carácter no jurisdiccional.

Sin embargo, estos recursos administrativos son del conocimiento de la propia autoridad
que emitió el acto o la resolución administrativa. La emisión de un acto o una resolución
administrativa que considere contraria a derecho, en primera instancia faculta a los
afectados a utilizar como medios de impugnación los denominados recursos
administrativos de carácter no jurisdiccional. Sin embargo, estos recursos administrativos
son del conocimiento de la propia autoridad que emitió el acto o la resolución en
cuestión, o en su caso de su superior jerárquico, quienes en la mayor parte de los casos no
actúan con la imparcialidad y justicia debida. Por lo tanto, el juicio contencioso
administrativo o, también llamado juicio de nulidad se convierte en el medio de control
jurisdiccional por excelencia, sobre los actos y resoluciones ilegales de la Administración
Pública.

De modo que, salta a la vista la importancia jurídica, política, y social de la función


jurisdiccional administrativa, porque mediante ella, el Estado cumple en última instancia,
con la obligación de administrar justicia, sin la cual la sociedad no puede subsistir, ni
mucho menos desarrollarse. Dicha importancia queda de manifiesto en la Constitución
Federal, en la Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, en la
Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo, y en el Reglamento de la Ley
Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, las cuáles definen y
delimitan perfectamente el Proceso Administrativo, establece los órganos
correspondiente para su ejercicio, y señala los recursos en contra de sus resoluciones,
incluyendo al juicio de amparo que es el medio de control constitucional por excelencia.
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

Así pues, antes de comenzar la elaboración de éste trabajo, debe distinguirse


perfectamente entre Procedimiento Administrativo y Proceso Administrativo.

El Procedimiento Administrativo es el conjunto de actos en los cuáles se materializa la


acción de la Administración Pública para la satisfacción de los intereses y los fines
particulares; la Ley de Procedimient6o Administrativo del Distrito Federal en su artículo
2º, f. XXII, establece el procedimiento administrativo es el conjunto de trámites y
formalidades jurídicas que preceden a todo acto administrativo como su antecedente y
fundamento, los cuales son necesarios para su perfeccionamiento, condicionan su validez
y persiguen un interés general. Por el contrario, el Proceso Administrativo es una serie de
actos que tienen como fin primordial y específico el que el órgano jurisdiccional
administrativo declare la verdad jurídica correspondiente entre las partes. Siendo
incontrovertible que el Proceso Administrativo es un verdadero proceso, su naturaleza
jurídica es la misma que la del Proceso Civil, Penal, Mercantil.

Para Eduardo García de Enterría, el Procedimiento Administrativo, se singulariza en el


mundo del Derecho Administrativo como el modo de producción de los actos
administrativos, es decir, es el cauce formal de la serie de actos en que se concreta la
actuación de la Administración Pública para la realización de los intereses y los fines de los
administrados. Por el contrario, el Proceso Administrativo tiene como fin esencial la
averiguación de la verdad y la satisfacción de las pretensiones ejercitadas por las partes,
mediante la decisión de una instancia neutral e independiente de ellas, el Juez o Tribunal
según la legislación vigente en cada país. Es decir, la ley regulará el Procedimiento
Administrativo a través del cual pueden producirse los actos administrativos, garantizado
cuando proceda, el derecho de audiencia del interesado, y en todo caso, está forma
peculiar de gestión de los asuntos públicos, por estar sometida al principio de legalidad,
exige, el cumplimiento de determinadas formalidades que, permitirán después el control
jurisdiccional, mediante el Proceso Administrativo.” (García de Enterría Eduardo, Curso de
Derecho Administrativo. Editorial Civitas, 2001, Madrid, p. 437).

Con otras palabras, producido un Acto Administrativo a través del Procedimiento


Administrativo correspondiente, el orden jurídico reconoce a sus destinatarios la
posibilidad de impugnarlo, bien ante la propia Administración Pública de quien el acto
procede, bien ante Tribunales Administrativos. Existen, pues, en principio una dualidad de
recursos administrativos y jurisdiccionales, una doble garantía a disposición de los
gobernados que se ven afectados en su persona o en su patrimonio por los actos y
resoluciones de la Administración Pública. La Ley de Procedimiento Administrativo del
Distrito Federal en su artículo 2º, f.I, establece: Para los efectos de la presente ley, se
entenderá por acto administrativo, la declaración unilateral de voluntad, externa,
concreta y ejecutiva, emanada de la administración Pública del Distrito federal, en el
ejercicio de las facultades que le son conferidas por los ordenamientos jurídicos.
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

La Ley Federal de Procedimiento Contenciosos Administrativo en el artículo3, establece:


Son elementos y requisitos del acto administrativo: I. Ser expedidos por órgano
competente a través de servidor público, y en caso de que dicho órgano fuere colegiado,
reúna las formalidades de la ley o decreto para emitirlo; II. Tener objeto que pueda ser
materia del mismo; determinado o determinable; preciso en cuanto a las circunstancias
de tiempo y lugar, y previsto por la ley; III. Cumplir con la finalidad de interés público
regulado por las normas en que se concreta, sin que puedan perseguirse otros fines
distintos; IV. Hacer constar por escrito y con la firma autógrafa de la autoridad que lo
expida, salvo en aquellos casos en que la ley autorice otra forma de expedición; V. Estar
fundado y motivado; VI. (Se deroga); VII. Ser expedido sujetándose a las disposiciones
relativas al procedimiento `prevista en esta Ley; VIII. Ser expedido sin que medie error
sobre el objeto, causa o motivo, o sobre el fin del acto; IX. Ser expedido sin que medie
dolo violencia en su emisión; X. Mencionar el órgano del cual emana; XI. (Se deroga); XII.
Ser expedido sin que medie error a la referencia específica de identificación del
expediente, documentos o nombre completo de las personas; XIII. Ser expedido
señalando lugar y fecha de emisión; XIV. Tratándose de actos administrativos deben
notificarse deberá hacerse mención de la oficina en que se encuentra y pueda ser
consultado el expediente respectivo; XV. Tratándose de actos administrativos recurribles
deberá hacerse mención de los recursos que procedan, y XVI. Ser expedido decidiendo
expresamente todos los puntos propuestos por las partes o establecidos por la ley.

Por su parte, el artículo 8 de la misma Ley, establece: El acto administrativo será válido
hasta en tanto su invalidez no haya sido declarada por autoridad administrativa o
jurisdiccional, según sea el caso.

Asimismo, la Ley de Procedimientos Administrativos del D.F., en el artículo 108, establece


el recurso de inconformidad: Los interesados afectados por los actos y resoluciones de las
autoridades administrativas podrán a su elección interponer el recurso de inconformidad
previsto en esta ley o intentar el juicio de nulidad ante el Tribunal. El recurso de
inconformidad tendrá por objeto que el superior jerárquico de la autoridad emisora
confirme, modifique, revoque o anule el acto administrativo recurrido. Por su parte el
artículo 2, f. XXIV de la misma ley, establece:

La Resolución Administrativa es el acto administrativo que pone fin a un procedimiento de


manera expresa, o presunta en caso de silencio de la autoridad administrativa
competente, que decide todas y cada una de las cuestiones planteadas por los interesados
o previstas por las normas.

Por su parte, la Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo en su artículo 2,


establece: El juicio contenciosos administrativo federal, procede contra las resoluciones
administrativas definitivas que establece la Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia
Fiscal y Administrativa. Asimismo, procede dicho juicio contra los actos administrativos,
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

decretos y acuerdos de carácter general, diversos a los reglamentos, cuando sean


autoaplicativos o cuando el interesado los controvierta en unión del primer acto de
aplicación. Las autoridades de la Administración Pública Federal tendrán acción para
controvertir una resolución administrativa favorable a un particular cuando estime que es
contraria a la ley.

2.- De los Tribunales Administrativos.

La Constitución Federal establece en relación a los Tribunales Administrativos en sus


artículos 73, XXIX-H; artículo 116-V; artículo 122, apartado C, BASE QUINTA. El Congreso
tiene facultad: Para expedir leyes que instituyen Tribunales de lo Contencioso
Administrativo, dotados de plena autonomía para dictar sus fallos, y que tengan a su cargo
dirimir las controversias, que se susciten entre la Administración Pública Federal y los
Particulares, estableciendo las normas para su organización, su funcionamiento, el
procedimiento y los recursos contra sus resoluciones. Las Constituciones y leyes de los
Estados podrán instituir Tribunales de lo Contencioso Administrativo dotados de plena
autonomía para dictar sus fallos, que tengan a su cargo dirimir las controversias que se
susciten entre la Administración Pública Estatal y los particulares, estableciendo las
normas para su organización, su funcionamiento, el procedimiento y los recursos contra
sus resoluciones. El Estatuto de Gobierno del Distrito Federal se sujetará a las siguientes
bases: BASE QUINTA. Existirá un Tribunal de lo Contenciosos Administrativo, que tendrá
plena autonomía para dirimir las controversias entre los particulares y las autoridades de
la Administración Pública Local del Distrito Federal. Se determinarán las normas para su
integración y atribuciones, mismas que serán desarrolladas por su Ley Orgánica (la cual
será expedida por la Asamblea Legislativa).

Ahora nos ocuparemos del Juicio Federal. De su procedencia. Del sobreseimiento. De la


naturaleza e integración del tribunal. De la Sala Superior. Del nombramiento de los
Magistrados. De los Magistrados Instructores. De los Magistrados Supernumerarios. Del
pleno y sus facultades. Del presidente del tribunal. De las secciones. De la competencia de
las secciones. De la designación de los presidentes de las secciones. De las salas
regionales. De la competencia de las salas regionales. De la designación de los presidentes
de las salas regionales. Del recurso de reclamación. Del recurso de revisión. Del juicio de
amparo. Del juicio de amparo indirecto. Del juicio de amparo directo.

3.- Del Juicio Federal

Los juicios que se promueven ante el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa,
se regirán por las disposiciones que establece la Ley, sin perjuicio de lo dispuesto por los
tratados internacionales de los que México sea parte. A falta de disposición expresa se
aplicará supletoriamente el Código Federal de Procedimiento Civiles, siempre que la
disposición de este último ordenamiento no contravenga las que regulan el juicio
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

contencioso administrativo federal que establece la Ley Federal de Procedimiento


Contencioso Administrativo. Cuando la resolución recaída a un recurso administrativo, no
satisfaga el interés jurídico del recurrente, y éste la controvierta en el juicio contencioso
administrativo federal, se entenderá que simultáneamente impugna la resolución
recurrida en la parte que continúa afectándolo, pudiendo hacer valer conceptos de
impugnación no planteados en el recurso. Asimismo, cuando la resolución a un recurso
administrativo declare por no interpuesto o lo deseche por improcedente, siempre que la
Sala Regional competente determine la procedencia del mismo, el juicio contencioso
administrativo procederá en contra de la resolución recurrida en la parte que continúa
afectándolo, pudiendo hacer valer conceptos de la impugnación no planteados en el
recurso. Asimismo, cuando la resolución a un recurso administrativo declare por no
interpuesto o lo deseche por improcedente, siempre que la Sala Regional competente
determine la procedencia del mismo, el juicio contencioso administrativo procederá en
contra de la resolución objeto del recurso, pudiendo en todo caso hacer valer conceptos
de impugnación no planteados en el recurso.”.

4.- De su Procedencia.

El juicio contencioso administrativo federal, procede contra las resoluciones


administrativas definitivas que establece la Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia
Fiscal y Administrativa. Asimismo, procede dicho juicio contra los actos administrativos,
Decretos y Acuerdos de carácter general, diversos a los Reglamentos, cuando sean
autoaplicativos o cuando el interesado los controvierta en unión del primer acto de
aplicación. Las autoridades de la Administración Pública federal, tendrán acción para
controvertir una resolución administrativa favorable a un particular cuando estime que es
contraria a la ley.”2. La Ley de Procedimiento Administrativo del Distrito Federal denomina
procedimiento de lesividad, al procedimiento incoado por las autoridades administrativas
del Distrito Federal ante el Tribunal, solicitando la declaración de nulidad de resoluciones
administrativas favorables a los particulares, por considerar que lesionan a la
administración pública o al interés público.”3.

5.- Del Sobreseimiento.

Procede el sobreseimiento: I. Por desistimiento del demandante. II. Cuando durante el


juicio aparezca o sobrevenga alguna de las causas de improcedencia. III. En el caso de que
el demandante muera durante el juicio si su pretensión es intransmisible o, si su muerte,
deja sin materia el proceso. IV. Si la autoridad demandada deja sin efecto la resolución o
acto impugnados, siempre y cuando se satisfaga la pretensión del demandante. V. Si el
juicio queda sin materia. VI. En los demás casos en que por disposición legal haya
impedimento para emitir una resolución en cuanto al fondo. El sobreseimiento del juicio
podrá ser total o parcial.”4.
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

6.- De la naturaleza e integración del Tribunal.

El Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa es un tribunal de lo contencioso-


administrativo, dotado de plena autonomía para dictar sus fallos, con la organización y
atribuciones que la Ley establece. El Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa se
integra por: I. La Sala Superior; (que actuará en Pleno y en dos Secciones). II. Las Salas
Regionales, y III. La Junta de Gobierno y Administración”5.

7.- De la sala superior

La Sala Superior del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa se compondrá de


trece Magistrados especialmente nombrados para integrarla, de los cuales once ejercerán
funciones jurisdiccionales y dos formarán parte de la Junta de Gobierno y Administración,
durante los periodos que señala esta Ley. La Sala Superior del Tribunal actuará en Pleno o
en dos Secciones. Los dos Magistrados de Sala Superior que formen parte de la Junta de
Gobierno y Administración del Tribunal, no integrarán el Pleno ni las Secciones por el
tiempo que dure su encargo en dicha Junta, salvo en los casos previstos en las fracciones I,
I, III, IV y V del artículo 18 de esta Ley”6.

8.- Del nombramiento de los Magistrados.

EL Presidente de la República, con la aprobación de la Cámara de Senadores, nombrará a


los Magistrados del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa. En los recesos de la
Cámara de Senadores, los nombramientos de Magistrados que haga el Presidente de la
República serán sometidos a la aprobación de la Comisión Permanente del Congreso de la
Unión. Los Magistrados de la Sala Superior serán nombrados por un periodo de quince
años improrrogables, los que se computarán a partir de la fecha de su nombramiento. Los
Magistrados de Sala Regional y los Magistrados Supernumerarios de Sala Regional serán
nombrados por un periodo de diez años, los que se computarán a partir de la fecha de su
nombramiento. Las personas que hayan concluido el periodo para el que fueron
nombradas como Magistrados de Sala Regional, podrán ser consideradas para nuevos
nombramientos. Las personas que hayan concluido el periodo para el que fueron
nombradas como Magistrados Supernumerarios de Sala Regional, no podrán ser
nombradas nuevamente para ocupar dicho encargo.”7

9.- De Los Magistrados Instructores.

Los Magistrados instructores tendrán las siguientes atribuciones: 1. Admitir, desechar o


tener por no presentada la demanda o su ampliación, si no se ajustan a la ley; 2. Admitir o
tener por no presentada la contestación de la demanda ó de su ampliación o, en su caso,
desecharlas; 3. Admitir o rechazar la intervención del tercero; 4. Admitir, desechar o tener
por no ofrecidas las pruebas; 5. Sobreseer los juicios antes de que se cierre la instrucción,
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

cuando el demandante se desista de la acción o se revoque la resolución impugnada, así


como en los demás casos que establezcan las disposiciones aplicables; 6. Admitir,
desechar y tramitar los incidentes y recursos que les competan, formular los proyectos de
resolución, de aclaraciones de sentencia y de resoluciones de queja relacionadas con el
cumplimiento de las sentencias, y someterlos a la consideración de la Sala; 7. Dictar los
acuerdos o providencias de trámite necesarios para instruir el juicio, incluyendo la
imposición de las medidas de apremio necesarias para hacer cumplir sus determinaciones,
acordar las promociones de las partes y los informes de las autoridades y atender la
correspondencia necesaria, autorizándola con su firma; 8. Formular el proyecto de
sentencia definitiva y, en su caso, de cumplimiento de ejecutorias; 9. Dictar los acuerdos y
providencias relativas a las medidas cautelares provisionales en los términos de la Ley
Federal de Procedimientos Contencioso Administrativo, así como proponer a la Sala el
proyecto de resolución correspondiente a la medida cautelar definitiva que se estime
procedente; 10. Las demás que les correspondan conforme a las disposiciones legales
aplicables.”8

10.- De Los Magistrados Supernumerarios.

El tribunal contará con cinco Magistrados Supernumerarios de Sala Regional, que cubrirán
las faltas de los Magistrados de Sala Regional en los casos previstos en esta Ley, y
sustituirán a los dos Magistrados de Sala Regional que se integren a la Junta de Gobierno y
Administración, durante su encargo. Los Magistrados Supernumerarios, durante el tiempo
que no cubran las faltas señaladas en el párrafo anterior, deberán desempeñar las tareas
que les encomiende el Pleno de la Sala Superior.”9

11.- Del pleno y sus Facultades

El Pleno estará integrado por el Presidente del Tribunal y por diez Magistrados de Sala
Superior. Son facultades del Pleno, las siguientes: I. Elegir de entre los Magistrados de Sala
Superior al Presidente del Tribunal; II. Aprobar y expedir el Reglamento interior del
Tribunal en el que se deberán incluir entre otros aspectos, las regiones, sede y número de
Salas Regionales, así como las materias específicas de competencia de las Secciones de la
Sala Superior o de las Salas Regionales y los criterios conforme a los cuales se ejercerá la
facultad de atracción; III. Expedir el Estatuto de Carrera a que se refiere el párrafo
segundo del artículo 10 de esta Ley; IV. Elegir a los Magistrados de Sala Superior y de Sala
Regional que se integrarán a la Junta de Gobierno y Administración conforme a lo previsto
por el artículo 40 de esta Ley; V. Aprobar y someter a consideración del Presidente de la
República la propuesta para el nombramiento de Magistrados del Tribunal, previa
evaluación de la Junta de Gobierno y Administración; VI. Fijar y, en su caso, cambiar la
adscripción de los Magistrados de las Secciones; VII. Designar al Secretario General de
Acuerdos, a los Secretarios Adjuntos de las Secciones y al Contralor Interno, a propuesta
del Presidente del Tribunal; VIII. Resolver todas aquellas situaciones que sean de interés
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

para el Tribunal y cuya resolución no esté encomendada a algún otro de sus órganos; IX.
Estableces, modificar y suspender la jurisprudencia del Tribunal conforme a las
disposiciones legales aplicables, aprobar las tesis y los rubros de los precedentes y ordenar
su publicación en la Revista del Tribunal; X. Resolver los juicios con características
especiales, en términos de las disposiciones aplicables, incluidos aquéllos que sean de
competencia especial de las Secciones; XI. Dictar sentencia interlocutoria en los incidentes
y recursos que procedan en contra de los actos emitidos en el procedimiento seguido ante
el Presidente del Tribunal para poner en estado de resolución un juicio competencia del
Pleno, inclusive cuando se controvierta la notificación de los actos emitidos por éste, así
como resolver la aclaración de sentencia, la queja relacionada con el cumplimiento de las
resoluciones y determinar las medidas que sean procedentes; XII. Ordenar que se reabra
la instrucción, cuando se amerite en términos de las disposiciones aplicables; XIII. Resolver
sobre las excusas, excitativas de justicia y recusaciones de los Magistrados del Tribunal y
respecto a los Magistrados de Sala Regional designar de entre los Secretarios a quienes
deban sustituirlos; XIV. Dictar sentencia definitiva en los juicios promovidos por los
Magistrados del Tribunal, en contra de sanciones impuestas por la Junta de Gobierno y
Administra ción, en aplicación de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de
los Servidores Públicos, y someter a la consideración del Presidente de la República la
destitución de un Magistrado, en los términos del artículo 7 de esta Ley; XV. Las que se
funden en un Tratado o Acuerdo Internacional para evitar la doble tributación o en
materia comercial, suscrito por México, o cuando el demandante haga valer como
concepto de impugnación que no se haya aplicado en su favor alguno de los referidos
Tratados o Acuerdos; XVI. Las demás que establezcan las leyes”10.

12.- Del Presidente del Tribunal

El Presidente del Tribunal será electo por el Pleno de la Sala Superior en la primera sesión
del año siguiente a aquél en que concluya el periodo del Presidente en funciones. Durará
en su cargo tres años y no podrá ser reelecto para el periodo inmediato siguiente. Serán
elegibles los Magistrados de Sala Superior cuyos nombramientos cubran el periodo antes
señalado. En caso de falta temporal, el Presidente será suplido alternativamente, cada
treinta días naturales, por los Presidentes de las Secciones, siguiendo el orden alfabético
de sus apellidos. Si la falta es definitiva, el Pleno designará nuevo Presidente para concluir
el periodo del Presidente faltante. El Magistrado designado para concluir el periodo no
estará impedido para ser electo Presidente en el periodo inmediato siguiente.” 11.

13.- De las secciones de la Sala Superior.

Las Secciones estarán integradas por cinco Magistrados de Sala Superior, adscritos a cada
una de ellas por el Pleno. El Presidente del Tribunal no integrará Sección, salvo cuando sea
requerido para integrarla ante la falta de quórum, en cuyo caso presidirá las Secciones, o
cuando la Sección se encuentre imposibilitada para elegir su Presidente, en cuyo caso el
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

Presidente del Tribunal fungirá provisionalmente como Presidente de la Sección, hasta


que se logre la elección.”12.

14.- De la Competencia de las Secciones

Son facultades de las secciones las siguientes: I. Dictar sentencia definitiva en los juicios
que traten las materias señaladas en el artículo 94 de la Ley de Comercio Exterior, a
excepción de aquellos en los que se controvierta exclusivamente la aplicación de cuotas
compensatorias; II. Resolver los juicios con características especiales, en términos de las
disposiciones aplicables; III. Dictar sentencia interlocutoria en los incidentes y recursos
que procedan en contra de los actos emitidos en el procedimiento seguido ante el
Presidente de la Sección para poner en estado de resolución un asunto competencia de la
propia Sección, inclusive cuando se controvierta la notificación de los actos emitidos por
ésta, así como resolver la aclaración de sentencias, la queja relacionada con el
cumplimiento de las resoluciones y determinar las medidas que sean procedentes; IV.
Ordenar que se reabra la instrucción, cuando se amerite en términos de las disposiciones
aplicables; V. Dictar sentencia definitiva en los juicios promovidos por los Secretarios,
Actuarios y demás personal del Tribunal, en contra de sanciones impuestas por la Junta de
Gobierno y Administración, en aplicación de la Ley Federal de Responsabilidades
Administrativas de los Servidores Públicos; VI. Establecer, suspender y modificar la
jurisprudencia de la Sección y apartarse de ella, conforme a las disposiciones legales
aplicables, aprobar las tesis y los rubros de los precedentes y ordenar su publicación en la
Revista del Tribunal; VII. Resolver los conflictos de competencia que se susciten entre las
Salas Regionales, y VIII. Resolver los demás asuntos que establezcan las leyes.”13.

15.- De la designación de los Presidentes de las Secciones.

Los Presidentes de las Secciones serán designados por los integrantes de la Sección
correspondiente en la primera sesión de cada año, la cual será privada. Durará en su cargo
un año y no podrán ser reelectos para el periodo inmediato siguiente. En el caso de faltas
temporales de los Presidentes, serán suplidos por los Magistrados de la Sección siguiendo
el orden alfabético de sus apellidos. Si la falta es definitiva, las Sección designará
Presidente para concluir el periodo del Presidente faltante. El Magistrado designado para
concluir el periodo no estará impedido para ser designado Presidente en el periodo
inmediato siguiente.”14.

16.- De Las Salas Regionales

El Tribunal tendrá Salas Regionales, con jurisdicción en la circunscripción territorial que les
sea asignada, integradas por tres Magistrados cada una. Las Salas Regionales conocerán
de los juicios que se promuevan en los supuestos señalados en el artículo 15 de la Ley
Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, con excepción de los que
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

corresponda resolver al Pleno o a las Secciones de la Sala Superior. Para los efectos del
artículo 31 de esta Ley, el territorio nacional se dividirá en regiones con los límites
territoriales que se determinen en el Reglamento Interior del Tribunal, conforme a los
estudios y propuesta de la Junta del Gobierno y Administración, con base en las cargas de
trabajo y los requerimientos de administración de justicia. En cada una de las regiones a
que se refiere el artículo anterior habrá el número de Salas que establezca el Reglamento
Interior del Tribunal, en el que también se determinará la sede, su circunscripción
territorial, la distribución de expedientes, la fecha de inicio de funciones y, en su caso, su
especialidad”15.

17.- De la Competencia de Las Salas Regionales

Las Salas Regionales conocerán de los juicios por razón de territorio, atendiendo al lugar
donde se encuentre el domicilio fiscal del demandante, excepto cuando: I. Se trate de
personas morales que: a) Formen parte del sistema financiero, en los términos de la Ley
del Impuesto sobre la Renta, o, b) Tengan el carácter de controladoras o controladas, de
conformidad con la Ley del Impuesto sobre la Renta, y determinen su resultado fiscal
consolidado. II. El demandante resida en el extranjero y no tenga domicilio fiscal en el
país. III. Se impugnen resoluciones emitidas por la Administración General de Grandes
Contribuyentes del Servicio de Administración Tributaria o por las unidades
administrativas adscritas a dicha Administración General. En los casos señalados en estas
fracciones, será competente la Sala Regional de la circunscripción territorial en que se
encuentre la sede de la autoridad que hay dictado la resolución impugnada y, siendo
varias las resoluciones impugnadas, la Sala Regional de la circunscripción territorial en que
se encuentre la sede de la autoridad que pretenda ejecutarlas. Cuando el demandante
resida en territorio nacional y no tenga domicilio fiscal, se atenderá la ubicación de su
domicilio particular. Si el demandante es una autoridad que promueve la nulidad de
alguna resolución administrativa favorable a un particular, será competente la Sala
Regional de la circunscripción territorial en que se encuentre la sede de la autoridad
actora. Se presumirá que el domicilio señalado en la demanda es el fiscal salvo que la
parte demandada demuestre lo contrario. Los asuntos cuyo despacho competa a las Salas
Regionales serán instruidos por turno por los Magistrados que integren la Sala de que se
trate.”16.

18.- De la designación de los presidentes de Las Salas Regionales.

Los Presidentes de las Salas Regionales serán designados por los Magistrados que integren
la Sala en primera sesión de cada ejercicio, durarán en su cargo un año y no podrán ser
reelectos para el periodo inmediato siguiente. En el caso de faltas temporales, los
Presidentes serán suplidos por los Magistrados de la Sala en orden alfabético de sus
apellidos. Si la falta es definitiva, la Sala designará nuevo Presidente para concluir el
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

periodo del Magistrado faltante. El Magistrado designado para concluir el periodo no


estará impedido para ser electo Presidente en el periodo inmediato siguiente.”17.

19.- Del Recurso de Reclamación

El recurso de reclamación procederá en contra de las resoluciones del Magistrado


Instructor que admitan, desechen o tengan por no presentada la demanda, la
contestación, la ampliación de ambas o alguna prueba; las que decreten o nieguen el
sobreseimiento del juicio antes del cierre de instrucción; aquéllas que admitan o rechacen
la intervención del tercero. La reclamación se interpondrá ante la Sala o Sección
respectiva, dentro de los quince días siguientes a aquél en que surta efectos la notificación
de que trate.”18. Interpuesto se ordenará correr traslado a la contraparte por el término
de cinco días para que exprese lo que a su derecho convenga y sin más trámite dará
cuenta a la Sala para que resuelva en término de cinco días. El magistrado que haya
dictado el acuerdo recurrido no podrá excusarse.”19. Cuando la reclamación se interponga
en contra del acuerdo que sobresea el juicio antes de que se hubiera cerrado la
instrucción, en caso de desistimiento del demandante, no será necesario dar vista a la
contraparte.”20. Como único caso de excepción, las sentencias interlocutorias que
concedan o nieguen la suspensión definitiva, podrán ser impugnadas mediante la
interposición del recurso de reclamación ante la Sección de la Sala Superior en turno del
Tribunal, mediante escrito que se presente ante la Sala Regional que haya dictado la
sentencia, dentro de los cinco días siguientes a aquél en que surta sus efectos la
notificación respectiva. Interpuesto el recurso en los términos señalados en el párrafo
anterior, la Sala Regional ordenará correr traslado a la contraparte por el término de cinco
días para que exprese lo que a su derecho convenga. Una vez transcurrido dicho plazo, la
Sala Regional remitirá a la Sección de la Sala Superior que por turno corresponda, dentro
de las veinticuatro horas siguientes, copia certificada del escrito de demanda, de la
sentencia interlocutoria recurrida, de su notificación y del escrito que contenga el recurso
de reclamación, con expresión de la fecha y hora de recibido. Una vez remitido el recurso
de reclamación en los términos antes señalados, se dará cuenta a la Sala Superior que por
turno corresponda para que resuelva en el término de cinco días.”21

20.-Del Recurso de Revisión.

Las resoluciones emitidas por el Pleno, las Secciones de la Sala Superior o por las Salas
Regionales que decreten o nieguen el sobreseimiento, las que dicten en términos de los
artículos 34 de la Ley del Servicio de Administración Tributaria y 6 de la Ley Federal de
Procedimiento Contencioso Administrativo, así como las que dicten conforme a la Ley
Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado y las sentencias definitivas que emitan,
podrán ser impugnadas por la autoridad a través de la unidad administrativa encargada de
su defensa jurídica o por la entidad federativa coordinada en ingresos federales
correspondiente, interponiendo el recurso de revisión ante el Tribunal Colegiado de
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

Circuito competente en la sede del Pleno, Sección o Sala Regional a que corresponda,
mediante escrito que se presente ante la responsable, dentro de los quince días siguientes
a aquél en que surta sus efectos la notificación respectiva, siempre que se refiera a
cualquiera de los siguientes supuestos: I. Sea de cuantía que exceda de tres mil quinientas
veces el salario mínimo general diario del área geográfica correspondiente al Distrito
Federal, vigente al momento de la emisión de la resolución o sentencia.

En el caso de contribuciones que deban determinarse o cubrirse por periodos inferiores a


doce meses, para determinar la cuantía del asunto se considerará el monto que resulte de
dividir el importe de la contribución entre el número de meses comprendidos en el
periodo que corresponda y multiplicar el cociente por doce. II. Sea de importancia y
trascendencia cuando la cuantía sea inferior a la señalada en la fracción primera, o de
cuantía indeterminada, debiendo el recurrente razonar esa circunstancia para efectos de
la admisión del recurso. III. Sea una resolución dictada por la Secretaria de Hacienda y
Crédito Público, el Servicio de Administración Tributaria o por autoridades fiscales de las
Entidades Federativas coordinadas en ingresos federales y siempre que el asunto se
refiera a: 1) Interpretación de leyes o reglamentos en forma tácita o expresa. 2) La
determinación del alcance de los elementos esenciales de las contribuciones. 3)
Competencia de la autoridad que haya dictado u ordenado la resolución impugnada o
tramitado el procedimiento del que deriva o al ejercicio de las facultades de
comprobación. 4) Violaciones procesales durante el juicio que afecten las defensas del
recurrente y trasciendan al sentido del fallo. 5) Violaciones cometidas en las propias
resoluciones o sentencias. 6) Las que afecten el interés fiscal de la Federación. IV. Sea una
resolución dictada en materia de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de
los Servidores Públicos. V. Sea una resolución dictada en materia de comercio exterior.

VI. Sea una resolución en materia de aportaciones de seguridad social, cuando el asunto
verse sobre la determinación de sujetos obligados, de conceptos que integren la base de
cotización o sobre el grado de riesgo de las empresas para los efectos del seguro de
riesgos del trabajo o sobre cualquier aspecto relacionado con pensiones que otorga el
Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado. VII. Sea una
resolución en la cual, se declare el derecho a la indemnización, o se condene al Servicio de
Administración Tributaria, en términos del artículo 34 de la Ley del Servicio de
Administración Tributaria. VIII. Se resuelva sobre la condenación en costas o
indemnización previstas en el artículo 6º de la Ley Federal de Procedimiento Contencioso
Administrativo. IX. Sea una resolución dictada con motivo de las reclamaciones previstas
en la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado. En los juicios que versen
sobre resoluciones de las autoridades fiscales de las entidades federativas coordinadas en
ingresos federales, el recurso podrá ser interpuesto por el Servicio de la Administración
Tributaria, y por las citadas entidades federativas en los juicios que intervengan como
parte. Con el escrito de expresión de agravios, el recurrente deberá exhibir una copia del
mismo para el expediente y una para cada una de las partes que hubiesen intervenido en
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

el juicio contencioso administrativo, a las que se les deberá emplazar para que, dentro del
término de quince días, comparezcan ante el Tribunal Colegiado de Circuito que conozca
de la revi sión a defender sus derechos. En todos los casos a que se refiere el artículo 63
de la Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo, la parte que obtuvo
resolución favorable a sus intereses puede adherirse a la revisión interpuesta por el
recurrente, dentro del plazo de quince días contados a partir de la fecha en la que se le
notifique la admisión del recurso, expresando los agravios correspondientes; en este caso
la adhesión al recurso sigue la suerte procesal de éste. Este recurso de revisión deberá
tramitarse en los términos previstos en la Ley de Amparo.”22. Si el particular interpuso
amparo directo contra la misma resolución o sentencia impugnada mediante el recurso de
revisión, el Tribunal Colegiado de Circuito que conozca del amparo resolverá el citado
recurso, lo cual tendrá lugar en la misma sesión en que decida el amparo.”23

La Constitución en el artículo 104, fracción 1-B, establece: Corresponde a los Tribunales de


la Federación conocer de los recursos de revisión que se interpongan contra las
resoluciones definitivas de los Tribunales de lo Contencioso-Administrativo a que se
refiere la fracción XXIX-H del artículo 73, de esta Constitución, sólo en los casos que
señalen las leyes. Las revisiones de las cuales conocerán los Tribunales Colegiados de
Circuito, se sujetarán a los trámites que la Ley Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de
esta Constitución fije para la revisión en amparo indirecto, y en contra de las resoluciones
que en ellas dicten los Tribunales Colegiados de Circuito no procederá juicio o recurso al
alguno.

21.- Del Juicio de Amparo.

El Juicio de Amparo es el máximo medio de control constitucional a cargo de un órgano


jurisdiccional: Juez de Distrito, Tribunal Unitario, Tribunal Colegiado, Suprema Corte, y
tiene por objeto la protección de los gobernados en los casos señalados en los artículos
103 y 107 constitucionales, restituyéndolos en el pleno goce de las garantías individuales
violadas, y restableciendo las cosas al estado que guardaban antes de la violación, es
decir, obligando para ello a las autoridades responsables a respetar y cumplir las garantías
individuales de que se trate. Los fundamentos del Juicio de Amparo se encuentran en los
artículos 103 y 107 constitucionales, el primero norma el fin del Juicio de Amparo, y el
segundo su estructura; la Ley de Amparo es reglamentaria de dichos preceptos. En un
principio el Juicio de Amparo tenía como finalidad el constituir un medio superior para
garantizar la supremacía y la observancia de la Constitución Federal contra cualquier ley o
acto de autoridad violatorios de garantías individuales, hoy no sólo es un medio de control
constitucional de leyes y acatos que violen dichas garantías, sino también de la
constitucionalidad de los reglamentos, decretos o acuerdos de observancia general que
por su sola entrada en vigor o con motivo del primer acto de aplicación causen perjuicio al
quejoso, así como de los tratados internacionales, a través de la garantía de legalidad
consagrada en los artículos 14 y 16 de la Carta Magna.
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

22.- Del Juicio de Amparo Indirecto

El amparo se pedirá ante el Juez de Distrito:

I.- Contra leyes federales o locales, tratados internacionales, reglamentos expedidos por el
Presidente de la República de acuerdo con la fracción I del artículo 89 constitucional,
reglamentos de leyes locales expedidos por los gobernadores de los Estados, u otros
reglamentos, decretos o acuerdos de observancia general, que por su sola entrada en
vigor o con motivo del primer acto de aplicación, causen perjuicios al quejosos;

II.- Contra actos que no provengan de tribunales judiciales, administrativos o del trabajo;
En estos casos, cuando el acto reclamado emane de un procedimiento seguido en forma
de juicio, el amparo sólo podrá promoverse contra la resolución definitiva por violaciones
cometidas en la misma resolución o durante el procedimiento, si por virtud de estas
últimas hubiere quedado sin defensa el quejoso o privado de los derechos que la ley de la
materia le conceda, a no ser que el amparo sea promovido por persona extraña a la
controversia. III.- Contra actos de tribunales judiciales, administrativos o del trabajo
ejecutados fuera de juicio o después de concluido; Si se trata de actos de ejecución de
sentencia, sólo podrá promoverse el amparo contra la última resolución dictada en el
procedimiento respectivo, pudiendo reclamarse en la misma demanda las demás
violaciones cometidas durante ese procedimiento, que hubieren dejado sin defensa al
quejoso; Lo anterior será aplicable en materia de extinción de dominio. Tratándose de
remates, sólo podrá promoverse el juicio contra la resolución definitiva en que se
aprueben o desaprueben; IV.- Contra actos en el juicio, que tengan sobre las personas o
las cosas una ejecución que sea de imposible reparación; Contra actos ejecutados dentro
o fuera de juicio que afecten a personas extrañas a él, cuando la ley no establezca a favor
del afectado algún recurso ordinario o medio de defensa que pueda tener por efecto
modificarlos o revocarlos, siempre que no se trate del juicio de tercería; VI.- Contra leyes o
actos de la autoridad federal o de los Estados, en los casos de las fracciones II y III del
artículo 1º de esta Ley. VII.- Contra las resoluciones del Ministerio Público que confirmen
el no ejercicio o el desistimiento de la acción penal, en los términos de lo dispuesto por el
párrafo cuarto del artículo 21 Constitucional.”24

23.- Del Juicio de Amparo Directo

El Juicio de Amparo directo es competencia del Tribunal Colegiado de Circuito que


corresponda, en los términos establecidos por las fracciones V y VI del artículo 107
constitucional, y procede contra sentencias definitivas o laudos y resoluciones que pongan
fin al juicio, dictadas por Tribunales Judiciales, Administrativo o del Trabajo, respecto de
los cuales no procede ningún recurso ordinario por el que puedan ser modificados o
revocados, ya sea que la violación se cometa en ellos o que, cometida durante el
procedimiento, afecte a las defensas del quejoso, trascendiendo al resultado del fallo, y
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

por violaciones de garantías cometidas en las propias sentencias, laudos o resoluciones


indicadas. Para los efectos de este artículo, sólo será procedente el Juicio de Amparo
directo contra sentencias definitivas o laudos y resoluciones que pongan fin al juicio,
dictadas por Tribunales Civiles, Administrativos o del Trabajo, cuando sean contrarias a la
letra de la ley aplicable al caso, a su interpretación jurídica o a los principios generales del
derecho a falta de ley aplicable, cuando comprendan acciones, excepciones o cosas que
no hayan sido objeto del juicio, o cuando no las comprendan todas, por omisión o
negación expresa. Cuando dentro del juicio surjan cuestiones, que no sean de imposible
reparación, sobre constitucionalidad de leyes, tratados internacionales o reglamentos,
sólo podrán hacerse valer en el amparo directo que proceda en contra de la sentencia
definitiva, laudo o solución que ponga fin al juicio.”25
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.

Mesografía (para consulta complementaria)

NOTA IMPORTANTE: Recuerda que si alguno de los siguientes enlaces está roto o bien ha
sido retirado de Internet, siempre puedes hacer una investigación complementaria para
localizar los documentos sugeridos en otra parte.

 El amparo mexicano en materia administrativa y la revisión fiscal [documento


electrónico]. (s.f.). México:

UNAM. http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/2/911/12.pdf

 Márquez, D. (s.f.). Algunos problemas que se advierten en el juicio de nulidad


regulado en el Código Fiscal de la Federación [documento electrónico]. México:
UNAM.

http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/5/2391/13.pdf

 H. Congreso de la Unión (2013). Ley Federal de Procedimiento Contencioso


Administrativo (Última reforma publicada DOF 24-12-2013). México: Autor.

http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LFPCA.pdf

 Fix-Zamudio, H. (s.f.). Introducción al estudio de los recursos administrativos


(documento electrónico). México: UNAM.

http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/4/1973/8.pdf

También podría gustarte