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su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.
b) Una de las principales observaciones es que en cualquier modelo que analicemos del
proceso administrativo, las fases que invariablemente encontraremos son las de
planeación y control.
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.
8.1.2. Naturaleza
8.1.3. Principios
Del libro del maestro Agustín Reyes Ponce, Administración moderna, y tomando como
referencia el proceso administrativo de cuatro etapas: planeación, organización, dirección
y control, haremos mención de los principios administrativos aplicables a cada una de las
fases del proceso.
Planeación
Principio de la medición. Los objetivos serán más seguros cuanto más podamos
apreciarlos cuantitativamente, es decir, que sean susceptibles de medición.
Principio de precisión. Los planes deben elaborarse con la mayor precisión posible, y no
con afirmaciones vagas y genéricas, ya que van a regir acciones concretas.
Principio de rentabilidad. Todo plan debe redituar una relación favorable de los beneficios
que espera respecto a los costos que exige. Organización
Control
Principio del carácter administrativo del control. Es necesario distinguir “las operaciones”
de control de “la función” de control.
I. Introducción
Los presupuestos procesales son los requisitos o condiciones que deben cumplirse para la
iniciación o desarrollo válido de un proceso. La corriente más generalizada considera que
los presupuestos procesales en sentido estricto son los relativos a la validez del proceso o
la relación jurídico-procesal, y entre ellos “pueden mencionarse como los más
importantes, los relativos a la competencia del juzgador, al igual que a la capacidad
procesal, representación o personería, legitimación e interés jurídico de las partes”. 1
En el proceso administrativo, como en todos los demás procesos (civil, laboral, penal,
etcétera), se exigen algunos requisitos o presupuestos procesales comunes para admitir la
acción; pero en materia administrativa, además se exigen otros requisitos que establecen
puntualmente las leyes específicas.
De los presupuestos procesales que han de concurrir para que el juez administrativo
pueda verificar si el acto, objeto de impugnación, incurre en alguna infracción del
ordenamiento, la doctrina ha fijado su atención en cuatro de ellos, por constituir
gravísimos obstáculos de un eficaz control jurisdiccional de la actividad administrativa: a)
los plazos para presentar la demanda; b) el principio solve et repete; c) la exigencia del
acto administrativo previo, y d) el agotamiento de la vía administrativa.3
1. Planteamiento
Los problemas que se presentan son, por una parte, que el establecimiento de un plazo
general para presentar la demanda ante los tribunales va en contra de normas
supranacionales y constitucionales, en vigor; y por la otra, que al vencerse estos plazos, el
particular pierde el derecho a demandar al Estado.6
de una resolución favorable a un particular...”. Por encima de lo que las leyes parecen
decir literalmente, es propio de la interpretación indagar lo que ellas dicen jurídicamente;
es decir, en conexión con las demás normas que integran el ordenamiento general del
país, a modo de obtener su armonización y concordancia entre sí, especialmente con los
principios y garantías establecidos tanto en la Constitución federal como en los tratados
internacionales de derechos humanos.
No es posible que los jueces, encargados de interpretar y de aplicar las normas jurídicas
en el caso concreto, tomen en cuenta el sentido literal de normas inferiores a la
Constitución haciendo abstracción del contexto de aplicación de las normas
supranacionales, constitucionales, del objeto y fin de estas normas.8 Los jueces deben
tomar sus resoluciones apegadas al marco constitucional y supranacional, siempre en
beneficio del administrado; por ejemplo, en una tesis del Segundo Tribunal Colegiado del
Décimo Cuarto Circuito se decidió que
Lo mismo sucede con los administrados, se debe privilegiar el derecho de fondo que se
está debatiendo, los jueces deben estudiar el fondo del asunto, verificar si efectivamente
el administrado tiene razón, y no desechar la demanda por simples formalidades. La
efectividad de las normas de jerarquía superior es de fundamental importancia en un
orden jurídico, y puede ocurrir que la falta de efectividad de una disposición afecte su
existencia como norma jurídica.10 La inobservancia de ciertas formalidades no siempre es
relevante, pues lo esencial en un proceso judicial es que se preserven las condiciones
nece-sarias para que los derechos procesales de las partes no sean disminuidos o
desequilibrados, que se alcancen los fines para los cuales han sido diseñados los distintos
procedimientos.11 Desde luego, no proponemos que los particulares, a través de sus
abogados, acudan a los tribunales el día y hora que más les convenga, pues esto también
sería violatorio de principios constitucionales; por el contrario, que los jueces valoren
situaciones específicas, analizándolas a la luz de los principios de razonabilidad, tutela
judicial efectiva, acceso a la justicia, etcétera.
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Podemos afirmar que el simple transcurso del tiempo “no puede convertir en legal lo que
es ilegal, y menos aún, puede dar estabilidad a decisiones que por ejemplo, estén viciadas
de nulidad absoluta o violen derechos constitucionales”.12 En opinión de Daniel Márquez
Gómez, el artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
Establece que toda persona tiene derecho a que se le administre justicia, es muy
importante recalcarlo, justicia, no legalidad, lo que implica una satisfacción plena
de las pretensiones que aduzca el promoverte ante los órganos encargados de la
administración de justicia, lo que va más allá de la simple tutela judicial, entendida
como el acceso a la jurisdicción. Esa justicia debe estar pronta a obrar y libre de
todo estorbo, como se desprende de los dos significados de la palabra “expedita”;
además, debe ser impartida en los plazos y términos que imponga la ley. Por otra
parte, los sujetos obligados: los tribunales, deben emitir sus resoluciones de
manera pronta, completa e imparcial. Esto es, las decisiones jurisdiccionales deben
estar listas en los plazos que establece la ley, agotar los puntos sujetos a debate y
constituir verdaderos monumentos a la justicia, sin cargarse a favor de ninguna de
las partes contendientes.
Esto significa que constitucionalmente todos los habitantes del país tenemos derecho a
una tutela judicial efectiva. Esta tutela se impone a la administración activa y a los
tribunales administrativos, atendiendo a que la Constitución plasma los derechos mínimos
de los administrados frente al poder público.
1. Planteamiento
Se trata, en efecto, de una derivación práctica de la no suspensión de los efectos del acto
administrativo, configurado como una prerrogativa de la administración, sin ningún
fundamento jurídico sólido, y cuya finalidad consiste en garantizar drásticamente, y sin
piedad, la recaudación de los tributos, así como también la presión directa de las
sanciones administrativas, actuando en defensa de los intereses inmediatos de la
administración pública, contemplados con una mirada miope sin trascendentalismo
alguno.17
Además de los argumentos anteriores, otro de los efectos fundamentales del principio
solve et repete es el de constituir un requisito de admisibilidad del proceso judicial en
materia administrativa, que además viola el principio de acceso a la justicia, en clara
contradicción con lo que establecen tanto la Constitución como los tratados
internacionales sobre derechos humanos.
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2. Origen y evolución
Y, además:
Los motivos que se han argumentado para defender la regla solve et repete en Argentina
están basados en que dicho instituto constituye un privilegio del fisco, instituido con la
finalidad práctica de asegurar la percepción normal de la renta pública; otros sostienen
que la exigencia del pago previo es derivación de los principios de legitimidad y
ejecutoriedad del acto administrativo. Pablo Fernández Lamela sostiene que
los medios pertinentes para enfrentar la erogación, en un menoscabo real del derecho de
defensa en juicio. Podemos decir que en la actualidad el principio solve et repete
constituye un privilegio de la administración pública que atenta contra el principio de
igualdad de las partes en el proceso22 y ante la ley, ya que en muchas ocasiones el
contribuyente está obligado a pagar antes de haber podido demostrar la inexistencia de la
deuda.23 Al respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos opina que para
satisfacer el derecho de acceso a la justicia “no basta que en el respectivo proceso se
produzca una decisión judicial definitiva”,24
Con todo, sostiene Agustín Gordillo que el pacto de San José de Costa Rica concede una
suerte de medida cautelar de pleno derecho, al establecer que no se puede exigir el pago
previo como condición de cuestionar un tributo.26
Los tratados que han sido incorporados al sistema jurídico mexicano establecen el
derecho al libre acceso de la función jurisdiccional y a la tutela judicial efectiva; y una
interpretación o consideración contraria o restrictiva implicaría vulnerar la propia
Constitución.
La regla solve et repete constituye un privilegio injustificable a favor del fisco, en franco
abandono en el derecho comparado, e incluso, como vimos anteriormente, en el caso de
algunos países, como Italia, España y Argentina, se encuentra en conflicto con principios,
garantías y derechos fundamentales de jerarquía constitucional; y dicho dogma, que se
había desarrollado como un privilegio de la administración pública, progresivamente ha
sido cuestionado y eliminado en los países antes mencionados. Es necesario, como
analizamos en este punto, que el legislador derogue esta figura jurídica de las leyes
mexicanas, pues viola, como apuntamos, los principios constitucionales y supranacionales.
Coincidimos con la opinión del profesor Brewer-Carías, en el sentido de que “La
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Fragmento tomado de: López, M. A. (s.f.). Los principios del proceso administrativo
(documento electrónico). México: UNAM.
http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/4/1594/12.pdf
I. INTRODUCCIÓN
Cabe destacar que además de los anteriores, también existen una serie de principios
aplicables al procedimiento administrativo que han sido reconocidos por la mayoría de los
sistemas jurídicos y que están contemplados en ordenamientos de jerarquía superior, o
incluso, han sido reconocidos por órganos y disposiciones de carácter supranacional. En el
caso de México, los principios que se aplican al procedimiento administrativo están
reconocidos en ordenamientos de carácter tanto supranacional como nacional y a su vez,
por disposiciones constitucionales, legales y jurisprudenciales. En la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, en los tratados internacionales que México ha ratificado
y en las leyes de procedimiento administrativo, se encuentran contenidos los principios
que sirven de garantía para el administrado dentro del procedimiento administrativo. Las
normas jurídicas constitucionales y supranacionales, que son de jerarquía superior a
cualquier otra norma del sistema jurídico, consagran principios jurídicos que a lo largo de
la historia han ido tomando un protagonismo importante dentro del procedimiento
administrativo, y que en la actualidad, desconocerlos, resulta casi imposible.
En primer lugar, debemos aclarar que “El derecho se compone tanto de realidad como de
valores y normas”.1 Los principios o valores representan proposiciones jurídicas o
directivas, pero no tienen un desarrollo normativo; es decir, el principio es más bien un
criterio fundamental en sí mismo, que marca, de alguna manera, el sentido de justicia de
las normas jurídicas.
Los principios que informan el propio sistema legal están implícitamente contenidos en el
mismo; aplicarlos es aplicar el espíritu de las leyes, y ello es aplicar las leyes mismas, que
de espíritu y letra se componen. Los principios de la ley, afirma Mans Puigarnau, entran
inmediatamente en vigor con la propia ley.6 Se han enunciado como principales
características de los principios, su principalidad y su dinamismo potencial. Por la primera
se entiende la preeminencia de los principios sobre las normas; y por la segunda, en el
sentido de que, dichos principios, son gestores de las soluciones que van demandando un
derecho en formación.
Los principios generales del derecho son las premisas fundamentales jurídicas que buscan,
con su aplicación, la justicia, la equidad, el bien común, el bienestar social;7 son el
contenido básico del sistema, además de que tienen una superioridad jerárquica
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inevitable sobre los demás elementos del sistema, de tal forma que la norma congruente
con un principio general será la que deba prevalecer.8 Por otra parte y desde el punto de
vista constitucional, los principios generales del derecho son una garantía individual,
porque su aplicación se desprende del artículo 14 de la Constitución, y dicho artículo está
dentro del título primero de nuestra Constitución, que es donde se consagran,
precisamente, las garantías individuales o derechos fundamentales. El Tercer Tribunal
Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, en tesis de jurisprudencia,
estableció:
Hay que distinguir también los principios fundamentales, que son la base del
ordenamiento, que se ubican en la Constitución y ahora también en fuentes
supranacionales; de aquellos principios institucionales, derivados de una determinada
institución a partir de su idea organizativa. En el procedimiento administrativo, se
reconocen una serie de principios que prevén que tanto el particular como la
administración tengan un conocimiento total y acabado de la cuestión planteada. Los
principios que rigen el procedimiento son, fundamentalmente, los de legalidad, legalidad
objetiva y debido proceso adjetivo, sin dejar de tener en cuenta que los de seguridad
jurídica, gratuidad, celeridad, economía, sencillez, eficacia, eficiencia, publicidad, buena
fe, descentralización, desconcentración y de coordinación, también son muy importantes.
Aunque, cabe aclarar que cualquier principio general de carácter normativo, congruente
con el espíritu del sistema, puede ser empleado con fines hermenéuticos o de
integración.14
El mejor vehículo legal que tienen las autoridades administrativas para cumplir con la
garantía de audiencia prevista en el artículo 14 de la Constitución, es el procedimiento
administrativo. “En él la administración antes de pronunciarse y dictar resolución, conoce
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la realidad concreta que examina y oye a los administrados con la amplitud necesaria,
recibiendo y valorando las pruebas que éstos presentan y analizando las razones de hecho
y de derecho que se deduzcan para evitar pretensiones que puedan resultar injustas o
ilegales”.16 El procedimiento administrativo constituye una garantía de los derechos de los
particulares y asegura la pronta y eficaz satisfacción del interés general, mediante la
adopción de medidas y decisiones necesarias, por los órganos de la administración. Por
ello, dicho procedimiento sirve como protección jurídica para el particular. Ya desde
épocas pasadas, la Suprema Corte de Justicia de la Nación se había pronunciado sobre el
contenido del artículo 14 constitucional, estableciendo no sólo la obligación de las
autoridades administrativas a que se sujeten a la ley,
El equilibrio al que deben propender las relaciones que existen entre el administrado y la
administración pública requiere un justo y eficaz sistema de garantías que compensen las
situaciones de sujeción en que aquél se encuentra.
Este principio obliga a que la administración pública se someta a la norma dictada por el
Congreso,22 ajustando sus actuaciones en todo momento a una ley preexistente.23 La ley
constituye el límite de la administración.24 En virtud de este principio no se aceptan ya
poderes personales; todo el poder es de la ley, toda la autoridad que puede ejercitarse es
la propia de la ley; sólo “en nombre de la ley” se puede exigir la obediencia. Las
autoridades administrativas no pueden basarse, a falta de leyes expresas, en el ejercicio
de las facultades discrecionales de la administración pública, pues en tal caso el proceder
o las determinaciones de dichas autoridades administrativas se extralimitarían al grado de
que los particulares quedarían sujetos a su capricho; al contrario, las autoridades
administrativas deben ceñir sus determinaciones a los términos claros y precisos de la ley,
porque de lo contrario esas determinaciones conculcarían violación de garantías
individuales.25
…la legalidad no implica la convivencia dentro de cualquier ley, sino de una ley que
se produzca dentro de la Constitución y con garantías plenas de los derechos
fundamentales, es decir, no se vale cualquier contenido de la ley sino sólo aquel
contenido que sea conforme con la Constitución y los derechos humanos.26
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Cuando los escritos que presenten los interesados no contengan los datos o no
cumplan con los requisitos aplicables, la dependencia u organismo descentralizado
correspondiente deberá prevenir a los interesados, por escrito y por una sola vez,
para que subsanen la omisión dentro del término que establezca la dependencia u
organismo descentralizado. De no realizarse la prevención mencionada en el
párrafo anterior dentro del plazo aplicable, no se podrá desechar el trámite
argumentando que está incompleto.32
2. Principio de oficialidad
El sistema anglosajón acuño, como es sabido, el concepto del debido proceso legal y la
jurisprudencia de la Suprema Corte de Estados Unidos, en larga tarea de consolidación y
ajuste, le han impuesto, sucesivamente, una entonación constitucional —legal—
funcional, de efectiva vigencia en la práctica. Cuando en 1791 se aprobaron las diez
primeras enmiendas a la Constitución norteamericana, destacó la enmienda V, que
disponía: “Ninguna persona será privada de su vida, su libertad o su propiedad, sin el
debido proceso de ley”. Originariamente, el criterio judicial prevaleciente limitó los
efectos de la norma a cuestiones procesales.40 La garantía del debido proceso se
encuentra satisfecha cuando el individuo ha sido notificado de la existencia del
procedimiento que se le sigue o ha seguido, y cuando, además, se le ha dado la
oportunidad de ser oído y de probar, de algún modo, los hechos que creyere conducentes
a su descargo.41 Dicha garantía, en la actualidad, ha sido incorporada al sistema jurídico
mexicano, y especialmente al procedimiento administrativo, por medio de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.
El artículo 8o. de la Convención que se refiere a las garantías judiciales consagra los
lineamientos del llamado “debido proceso legal” o “derecho de defensa procesal”, que
consisten “en el derecho de toda persona a ser oída con las debidas garantías y dentro de
un plazo razonable por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal
formulada en su contra o para la determinación de sus derechos de carácter civil, laboral,
fiscal u otro cualquiera”.42 Además, por influencia del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos de Nueva York de 1966,43 se incorpora al sistema jurídico y por
consiguiente al procedimiento administrativo, el principio de la tutela administrativa
efectiva, que derivada del artículo 2.3, incisos a y b, que respectivamente disponen:
a) Que los Estados partes se comprometen a garantizar que toda persona cuyos
derechos o libertades reconocidas en el presente pacto hayan sido violados,
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podrán interponer un recurso efectivo, aun cuando tal violación hubiera sido
cometida por personas que actuaban en ejercicio de funciones oficiales.
Esta norma consagra, no sólo en el ámbito de la justicia sino que también opera como
una garantía exigible a la administración pública, el derecho a la tutela efectiva. Incluso
aunque normas reglamentarias expresamente nieguen este derecho o pretendan
cercenarlo, de todas maneras debe cumplirse el principio de vista, audiencia y prueba,
aplicando así la norma de jerarquía superior.44
Dicho principio abarca el derecho a ofrecer la prueba de descargo de que quiera valerse el
particular, de que si ella es pertinente sea producida, que esta producción sea efectuada
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antes de que se adopte alguna decisión sobre el fondo del asunto, que la administración
requiera y produzca las diligencias necesarias para el esclarecimientos de los hechos, que
exista un contralor de los interesados respecto de la producción de la prueba hecha por la
administración; presentar alegatos y descargos una vez concluido el periodo probatorio.
que también deben señalarse, con precisión, las circunstancias especiales, razones
particulares o causas inmediatas que se hayan tenido en consideración para la
emisión del acto; siendo necesario, además, que exista adecuación entre los
motivos aducidos y las normas aplicables, es decir, que en el caso concreto se
configuren las hipótesis normativas.48
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II. DEFINICIÓN
Desde un punto de vista etimológico, la palabra recurso deriva del vocablo latín recursus
(marca hacia atrás, acción y efecto de recurrir). Por lo que los recursos son los medios de
impugnación que otorga la ley a las partes y a los terceros para que obtengan mediante
ellos, la revocación omodificación de una resolución o acto administrativo.4 Existe, pues,
una idea de retorno al punto de origen. Recurso administrativo es la denominación que la
ley da a los procedimientos de impugnación de los actos administrativos, a fin de que los
administrados defiendan sus derechos o intereses jurídicos ante la administración,
generadora de los actos impugnados.5 Según Nava Negrete, el recurso administrativo es
“un medio legal que reparte por igual una defensa a quien lo promueve y una oportunidad
de rectificación para el que lo resuelve”.6 “Es la oportunidad legal y práctica que
representa a fin de que la administración a través de su procedimiento revise, reflexione,
reforme y corrija sus decisiones sometiéndolas al derecho y al interés público que las
orienta”.7
III. CARACTERIZACIÓN
Los recursos administrativos se pueden estudiar de diversos puntos de vista, debido a las
características que presentan. Es decir, se caracterizan de diversas formas por presentar
múltiples usos lingüísticos. Entre los más destacados que ha estudiado la doctrina,
encontramos que un recurso administrativo puede ser o bien un derecho, o un acto
jurídico, o un medio de defensa.
1. El recurso es un derecho8
Sin embargo, estos recursos administrativos son del conocimiento de la propia autoridad
que emitió el acto o la resolución administrativa. La emisión de un acto o una resolución
administrativa que considere contraria a derecho, en primera instancia faculta a los
afectados a utilizar como medios de impugnación los denominados recursos
administrativos de carácter no jurisdiccional. Sin embargo, estos recursos administrativos
son del conocimiento de la propia autoridad que emitió el acto o la resolución en
cuestión, o en su caso de su superior jerárquico, quienes en la mayor parte de los casos no
actúan con la imparcialidad y justicia debida. Por lo tanto, el juicio contencioso
administrativo o, también llamado juicio de nulidad se convierte en el medio de control
jurisdiccional por excelencia, sobre los actos y resoluciones ilegales de la Administración
Pública.
Por su parte, el artículo 8 de la misma Ley, establece: El acto administrativo será válido
hasta en tanto su invalidez no haya sido declarada por autoridad administrativa o
jurisdiccional, según sea el caso.
Los juicios que se promueven ante el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa,
se regirán por las disposiciones que establece la Ley, sin perjuicio de lo dispuesto por los
tratados internacionales de los que México sea parte. A falta de disposición expresa se
aplicará supletoriamente el Código Federal de Procedimiento Civiles, siempre que la
disposición de este último ordenamiento no contravenga las que regulan el juicio
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4.- De su Procedencia.
El tribunal contará con cinco Magistrados Supernumerarios de Sala Regional, que cubrirán
las faltas de los Magistrados de Sala Regional en los casos previstos en esta Ley, y
sustituirán a los dos Magistrados de Sala Regional que se integren a la Junta de Gobierno y
Administración, durante su encargo. Los Magistrados Supernumerarios, durante el tiempo
que no cubran las faltas señaladas en el párrafo anterior, deberán desempeñar las tareas
que les encomiende el Pleno de la Sala Superior.”9
El Pleno estará integrado por el Presidente del Tribunal y por diez Magistrados de Sala
Superior. Son facultades del Pleno, las siguientes: I. Elegir de entre los Magistrados de Sala
Superior al Presidente del Tribunal; II. Aprobar y expedir el Reglamento interior del
Tribunal en el que se deberán incluir entre otros aspectos, las regiones, sede y número de
Salas Regionales, así como las materias específicas de competencia de las Secciones de la
Sala Superior o de las Salas Regionales y los criterios conforme a los cuales se ejercerá la
facultad de atracción; III. Expedir el Estatuto de Carrera a que se refiere el párrafo
segundo del artículo 10 de esta Ley; IV. Elegir a los Magistrados de Sala Superior y de Sala
Regional que se integrarán a la Junta de Gobierno y Administración conforme a lo previsto
por el artículo 40 de esta Ley; V. Aprobar y someter a consideración del Presidente de la
República la propuesta para el nombramiento de Magistrados del Tribunal, previa
evaluación de la Junta de Gobierno y Administración; VI. Fijar y, en su caso, cambiar la
adscripción de los Magistrados de las Secciones; VII. Designar al Secretario General de
Acuerdos, a los Secretarios Adjuntos de las Secciones y al Contralor Interno, a propuesta
del Presidente del Tribunal; VIII. Resolver todas aquellas situaciones que sean de interés
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para el Tribunal y cuya resolución no esté encomendada a algún otro de sus órganos; IX.
Estableces, modificar y suspender la jurisprudencia del Tribunal conforme a las
disposiciones legales aplicables, aprobar las tesis y los rubros de los precedentes y ordenar
su publicación en la Revista del Tribunal; X. Resolver los juicios con características
especiales, en términos de las disposiciones aplicables, incluidos aquéllos que sean de
competencia especial de las Secciones; XI. Dictar sentencia interlocutoria en los incidentes
y recursos que procedan en contra de los actos emitidos en el procedimiento seguido ante
el Presidente del Tribunal para poner en estado de resolución un juicio competencia del
Pleno, inclusive cuando se controvierta la notificación de los actos emitidos por éste, así
como resolver la aclaración de sentencia, la queja relacionada con el cumplimiento de las
resoluciones y determinar las medidas que sean procedentes; XII. Ordenar que se reabra
la instrucción, cuando se amerite en términos de las disposiciones aplicables; XIII. Resolver
sobre las excusas, excitativas de justicia y recusaciones de los Magistrados del Tribunal y
respecto a los Magistrados de Sala Regional designar de entre los Secretarios a quienes
deban sustituirlos; XIV. Dictar sentencia definitiva en los juicios promovidos por los
Magistrados del Tribunal, en contra de sanciones impuestas por la Junta de Gobierno y
Administra ción, en aplicación de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de
los Servidores Públicos, y someter a la consideración del Presidente de la República la
destitución de un Magistrado, en los términos del artículo 7 de esta Ley; XV. Las que se
funden en un Tratado o Acuerdo Internacional para evitar la doble tributación o en
materia comercial, suscrito por México, o cuando el demandante haga valer como
concepto de impugnación que no se haya aplicado en su favor alguno de los referidos
Tratados o Acuerdos; XVI. Las demás que establezcan las leyes”10.
El Presidente del Tribunal será electo por el Pleno de la Sala Superior en la primera sesión
del año siguiente a aquél en que concluya el periodo del Presidente en funciones. Durará
en su cargo tres años y no podrá ser reelecto para el periodo inmediato siguiente. Serán
elegibles los Magistrados de Sala Superior cuyos nombramientos cubran el periodo antes
señalado. En caso de falta temporal, el Presidente será suplido alternativamente, cada
treinta días naturales, por los Presidentes de las Secciones, siguiendo el orden alfabético
de sus apellidos. Si la falta es definitiva, el Pleno designará nuevo Presidente para concluir
el periodo del Presidente faltante. El Magistrado designado para concluir el periodo no
estará impedido para ser electo Presidente en el periodo inmediato siguiente.” 11.
Las Secciones estarán integradas por cinco Magistrados de Sala Superior, adscritos a cada
una de ellas por el Pleno. El Presidente del Tribunal no integrará Sección, salvo cuando sea
requerido para integrarla ante la falta de quórum, en cuyo caso presidirá las Secciones, o
cuando la Sección se encuentre imposibilitada para elegir su Presidente, en cuyo caso el
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Son facultades de las secciones las siguientes: I. Dictar sentencia definitiva en los juicios
que traten las materias señaladas en el artículo 94 de la Ley de Comercio Exterior, a
excepción de aquellos en los que se controvierta exclusivamente la aplicación de cuotas
compensatorias; II. Resolver los juicios con características especiales, en términos de las
disposiciones aplicables; III. Dictar sentencia interlocutoria en los incidentes y recursos
que procedan en contra de los actos emitidos en el procedimiento seguido ante el
Presidente de la Sección para poner en estado de resolución un asunto competencia de la
propia Sección, inclusive cuando se controvierta la notificación de los actos emitidos por
ésta, así como resolver la aclaración de sentencias, la queja relacionada con el
cumplimiento de las resoluciones y determinar las medidas que sean procedentes; IV.
Ordenar que se reabra la instrucción, cuando se amerite en términos de las disposiciones
aplicables; V. Dictar sentencia definitiva en los juicios promovidos por los Secretarios,
Actuarios y demás personal del Tribunal, en contra de sanciones impuestas por la Junta de
Gobierno y Administración, en aplicación de la Ley Federal de Responsabilidades
Administrativas de los Servidores Públicos; VI. Establecer, suspender y modificar la
jurisprudencia de la Sección y apartarse de ella, conforme a las disposiciones legales
aplicables, aprobar las tesis y los rubros de los precedentes y ordenar su publicación en la
Revista del Tribunal; VII. Resolver los conflictos de competencia que se susciten entre las
Salas Regionales, y VIII. Resolver los demás asuntos que establezcan las leyes.”13.
Los Presidentes de las Secciones serán designados por los integrantes de la Sección
correspondiente en la primera sesión de cada año, la cual será privada. Durará en su cargo
un año y no podrán ser reelectos para el periodo inmediato siguiente. En el caso de faltas
temporales de los Presidentes, serán suplidos por los Magistrados de la Sección siguiendo
el orden alfabético de sus apellidos. Si la falta es definitiva, las Sección designará
Presidente para concluir el periodo del Presidente faltante. El Magistrado designado para
concluir el periodo no estará impedido para ser designado Presidente en el periodo
inmediato siguiente.”14.
El Tribunal tendrá Salas Regionales, con jurisdicción en la circunscripción territorial que les
sea asignada, integradas por tres Magistrados cada una. Las Salas Regionales conocerán
de los juicios que se promuevan en los supuestos señalados en el artículo 15 de la Ley
Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, con excepción de los que
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corresponda resolver al Pleno o a las Secciones de la Sala Superior. Para los efectos del
artículo 31 de esta Ley, el territorio nacional se dividirá en regiones con los límites
territoriales que se determinen en el Reglamento Interior del Tribunal, conforme a los
estudios y propuesta de la Junta del Gobierno y Administración, con base en las cargas de
trabajo y los requerimientos de administración de justicia. En cada una de las regiones a
que se refiere el artículo anterior habrá el número de Salas que establezca el Reglamento
Interior del Tribunal, en el que también se determinará la sede, su circunscripción
territorial, la distribución de expedientes, la fecha de inicio de funciones y, en su caso, su
especialidad”15.
Las Salas Regionales conocerán de los juicios por razón de territorio, atendiendo al lugar
donde se encuentre el domicilio fiscal del demandante, excepto cuando: I. Se trate de
personas morales que: a) Formen parte del sistema financiero, en los términos de la Ley
del Impuesto sobre la Renta, o, b) Tengan el carácter de controladoras o controladas, de
conformidad con la Ley del Impuesto sobre la Renta, y determinen su resultado fiscal
consolidado. II. El demandante resida en el extranjero y no tenga domicilio fiscal en el
país. III. Se impugnen resoluciones emitidas por la Administración General de Grandes
Contribuyentes del Servicio de Administración Tributaria o por las unidades
administrativas adscritas a dicha Administración General. En los casos señalados en estas
fracciones, será competente la Sala Regional de la circunscripción territorial en que se
encuentre la sede de la autoridad que hay dictado la resolución impugnada y, siendo
varias las resoluciones impugnadas, la Sala Regional de la circunscripción territorial en que
se encuentre la sede de la autoridad que pretenda ejecutarlas. Cuando el demandante
resida en territorio nacional y no tenga domicilio fiscal, se atenderá la ubicación de su
domicilio particular. Si el demandante es una autoridad que promueve la nulidad de
alguna resolución administrativa favorable a un particular, será competente la Sala
Regional de la circunscripción territorial en que se encuentre la sede de la autoridad
actora. Se presumirá que el domicilio señalado en la demanda es el fiscal salvo que la
parte demandada demuestre lo contrario. Los asuntos cuyo despacho competa a las Salas
Regionales serán instruidos por turno por los Magistrados que integren la Sala de que se
trate.”16.
Los Presidentes de las Salas Regionales serán designados por los Magistrados que integren
la Sala en primera sesión de cada ejercicio, durarán en su cargo un año y no podrán ser
reelectos para el periodo inmediato siguiente. En el caso de faltas temporales, los
Presidentes serán suplidos por los Magistrados de la Sala en orden alfabético de sus
apellidos. Si la falta es definitiva, la Sala designará nuevo Presidente para concluir el
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.
Las resoluciones emitidas por el Pleno, las Secciones de la Sala Superior o por las Salas
Regionales que decreten o nieguen el sobreseimiento, las que dicten en términos de los
artículos 34 de la Ley del Servicio de Administración Tributaria y 6 de la Ley Federal de
Procedimiento Contencioso Administrativo, así como las que dicten conforme a la Ley
Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado y las sentencias definitivas que emitan,
podrán ser impugnadas por la autoridad a través de la unidad administrativa encargada de
su defensa jurídica o por la entidad federativa coordinada en ingresos federales
correspondiente, interponiendo el recurso de revisión ante el Tribunal Colegiado de
Material compilado sin fines de lucro, en beneficio de la educación. Prohibida
su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.
Circuito competente en la sede del Pleno, Sección o Sala Regional a que corresponda,
mediante escrito que se presente ante la responsable, dentro de los quince días siguientes
a aquél en que surta sus efectos la notificación respectiva, siempre que se refiera a
cualquiera de los siguientes supuestos: I. Sea de cuantía que exceda de tres mil quinientas
veces el salario mínimo general diario del área geográfica correspondiente al Distrito
Federal, vigente al momento de la emisión de la resolución o sentencia.
VI. Sea una resolución en materia de aportaciones de seguridad social, cuando el asunto
verse sobre la determinación de sujetos obligados, de conceptos que integren la base de
cotización o sobre el grado de riesgo de las empresas para los efectos del seguro de
riesgos del trabajo o sobre cualquier aspecto relacionado con pensiones que otorga el
Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado. VII. Sea una
resolución en la cual, se declare el derecho a la indemnización, o se condene al Servicio de
Administración Tributaria, en términos del artículo 34 de la Ley del Servicio de
Administración Tributaria. VIII. Se resuelva sobre la condenación en costas o
indemnización previstas en el artículo 6º de la Ley Federal de Procedimiento Contencioso
Administrativo. IX. Sea una resolución dictada con motivo de las reclamaciones previstas
en la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado. En los juicios que versen
sobre resoluciones de las autoridades fiscales de las entidades federativas coordinadas en
ingresos federales, el recurso podrá ser interpuesto por el Servicio de la Administración
Tributaria, y por las citadas entidades federativas en los juicios que intervengan como
parte. Con el escrito de expresión de agravios, el recurrente deberá exhibir una copia del
mismo para el expediente y una para cada una de las partes que hubiesen intervenido en
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su reproducción o redistribución sin autorización de los autores originales.
el juicio contencioso administrativo, a las que se les deberá emplazar para que, dentro del
término de quince días, comparezcan ante el Tribunal Colegiado de Circuito que conozca
de la revi sión a defender sus derechos. En todos los casos a que se refiere el artículo 63
de la Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo, la parte que obtuvo
resolución favorable a sus intereses puede adherirse a la revisión interpuesta por el
recurrente, dentro del plazo de quince días contados a partir de la fecha en la que se le
notifique la admisión del recurso, expresando los agravios correspondientes; en este caso
la adhesión al recurso sigue la suerte procesal de éste. Este recurso de revisión deberá
tramitarse en los términos previstos en la Ley de Amparo.”22. Si el particular interpuso
amparo directo contra la misma resolución o sentencia impugnada mediante el recurso de
revisión, el Tribunal Colegiado de Circuito que conozca del amparo resolverá el citado
recurso, lo cual tendrá lugar en la misma sesión en que decida el amparo.”23
I.- Contra leyes federales o locales, tratados internacionales, reglamentos expedidos por el
Presidente de la República de acuerdo con la fracción I del artículo 89 constitucional,
reglamentos de leyes locales expedidos por los gobernadores de los Estados, u otros
reglamentos, decretos o acuerdos de observancia general, que por su sola entrada en
vigor o con motivo del primer acto de aplicación, causen perjuicios al quejosos;
II.- Contra actos que no provengan de tribunales judiciales, administrativos o del trabajo;
En estos casos, cuando el acto reclamado emane de un procedimiento seguido en forma
de juicio, el amparo sólo podrá promoverse contra la resolución definitiva por violaciones
cometidas en la misma resolución o durante el procedimiento, si por virtud de estas
últimas hubiere quedado sin defensa el quejoso o privado de los derechos que la ley de la
materia le conceda, a no ser que el amparo sea promovido por persona extraña a la
controversia. III.- Contra actos de tribunales judiciales, administrativos o del trabajo
ejecutados fuera de juicio o después de concluido; Si se trata de actos de ejecución de
sentencia, sólo podrá promoverse el amparo contra la última resolución dictada en el
procedimiento respectivo, pudiendo reclamarse en la misma demanda las demás
violaciones cometidas durante ese procedimiento, que hubieren dejado sin defensa al
quejoso; Lo anterior será aplicable en materia de extinción de dominio. Tratándose de
remates, sólo podrá promoverse el juicio contra la resolución definitiva en que se
aprueben o desaprueben; IV.- Contra actos en el juicio, que tengan sobre las personas o
las cosas una ejecución que sea de imposible reparación; Contra actos ejecutados dentro
o fuera de juicio que afecten a personas extrañas a él, cuando la ley no establezca a favor
del afectado algún recurso ordinario o medio de defensa que pueda tener por efecto
modificarlos o revocarlos, siempre que no se trate del juicio de tercería; VI.- Contra leyes o
actos de la autoridad federal o de los Estados, en los casos de las fracciones II y III del
artículo 1º de esta Ley. VII.- Contra las resoluciones del Ministerio Público que confirmen
el no ejercicio o el desistimiento de la acción penal, en los términos de lo dispuesto por el
párrafo cuarto del artículo 21 Constitucional.”24
NOTA IMPORTANTE: Recuerda que si alguno de los siguientes enlaces está roto o bien ha
sido retirado de Internet, siempre puedes hacer una investigación complementaria para
localizar los documentos sugeridos en otra parte.
UNAM. http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/2/911/12.pdf
http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/5/2391/13.pdf
http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LFPCA.pdf
http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/4/1973/8.pdf