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LAS TIERRA.

<; BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HJSTÓRICAS Y Al\i'TROPOLÓGICAS

rre en el centro de la TCO yuki (ahora TIOC: Tierra Indígena Origi-


naria Campesina). Los yukis asentados respetan a sus familiares sin
contacto y evitan penetrar en esta zona.
En 2004, las familias que viven aisladas espiaron a la comunidad
yuki del río Chimoré. Algunos yukis de la misión están dispues-
tos a buscar a sus compatriotas, porque temen que actores externos
pueden entrar en la TCO y matarlos. Este temor tiene bases rea-
les porque los propios yukis de la misión han sufrido muertes en
manos de los colonos que penetraron en su hábitat. Pero también
tienen miedo, porque reconocen que los yukis aislados son excelen-
tes flechadores. Tampoco se registran intenciones por parte de los
misioneros de la New Tribes Missions de ir en busca de las familias
aisladas. Una de las razones puede ser las grandes discrepancias
entre los misioneros norteamericanos y el actual jefe de la misión,
un indígena mojeño. Gracias a la intervención del viceministerio de
tierras, se pudo frenar a madereros que habían comenzado a abrir
un carnina hacia la zona habitada por los familias yukis sin contacto.

j) El caso pakawara
Los pakawaras pertenecen a la familia lingüística pano. Los 24
pakawaras en contacto con la sociedad nacional conviven con los
chákobos en la TCO que comparten los dos pueblos. Su hábitat es el
extremo norte del departamento del Beni y partes del departamento
de Pando. Múltiples indicios sugieren la existencia de dos grupos
pakawaras en aislamiento voluntario. En sus entradas anuales al
extremo este del departamento de Pando, los recolectores de cas-
taüa encuentran huellas, ramas quebradas y palos cruzados como
advertencias para no seguir adelante. Los pakawaras sin contacto
recorren la región entre los ríos Pacahuaras y Negro.

g) El caso yora (nahua) o yaminawa

Existen evidencias de grupos en aislamiento en la región fronte-


riza con el Perú, entrando en la reserva de vida silvestre Manuripi
del departamento de Pando. Se supone que se trata de grupos yo-
ras, pero no se puede excluir que se trate de grupos yaminawas en
aislamiento.

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Bernd Fischemumn

La situación de los pueblos en aislamiento voluntario

En las últimas décadas Bolivia ha legalizado una serie de grandes


parques nacionales y otros territorios protegidos, que se encuentran
naturalmente en regiones que al tiempo de su formación presenta-
ban medioambientes intactos y una muy reducida población seden-
taria.
A partir de 1994 el gobierno boliviano introdujo el concepto de
Tierra Comunitaria de Origen (TCO), abriendo paso a la formación
de extensos territorios de los diferentes pueblos indígenas, ante
todo en las tierras bajas. También las TCO se formaron en zonas con
medioambientes intactos y poca presencia de terceros. Estos territo-
rios protegidos son espacios legales donde pueblos y grupos indíge-
nas sin contacto pueden existir con rela tiva tranquilidad. Son estos
parques, regiones protegidas y TCO los que albergan en su mayoría
a los últimos grupos indígenas sin contacto.
Pero las grandes dimensiones que tienen estas regiones protegi-
das dificultan tm control eficiente de sus lindes. Las denuncias so-
bre saqueadores de recursos naturales o colonos en busca de tierras
para cultivar, que penetran en parques y territorios indígenas, son el
pan de cada día. Los asentamientos y chaqueos de colonos sin tierra
sólo podrán ser frenados cuando el gobierno logre solucionar el pro-
blema de la tierra y reestructurar su tenencia. La legislación existe,
pero falta en muchos casos la aplicación. El peligro más grande para
los pueblos aislados son los saqueadores de los recursos naturales,
que en posibles encuentros pueden llegar a cometer atrocidades
contra ellos.
En su primera temporada, el actual gobierno comenzó a regular
el problema de la tierra y dar pasos para proteger mejor las regio-
nes protegidas y sus reservas naturales, una obra gigantesca que
todavía requiere muchos esfuerzos. En la actualidad estos esfuerzos
han disminuido o han desaparecido, como lo muestra el problema
alrededor del TIPNIS y el abandono de la implementación de la au-
tonomía indígena en los territorios indígenas.
El caso de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y ais-
lamiento voluntario intermitente merece una atención especial del

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LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA: MIRADAS HISTÓRICAS Y A.1\'iTROPOLÓGICAS

Estado. En lo que se refiere a la protección del territorio que ellos


recorren, existe cierta seguridad para los pueblos que viven en par-
ques nacionales o territorios indígenas reconocidos. Pero el caso de
los yukis en aislamiento voluntario muestra que aun estas condicio-
nes favorables valen poco cuando madereros o empresarios logran
a convencer a dirigentes indígenas de abrir caminos hacia los aisla-
dos con pretexto de la explotación de la madera.
En los tres casos de pueblos en aislamiento voluntario que reco-
rren territorios no protegidos, el Estado debe cumplir con lo que
demanda la nueva constitución: delimitar y consolidar legalmente
estos territorios. Se trata de un proceso que requiere una serie de
preparativos. Para definir el territorio en uso se debe realizar un
monitoreo, juntando toda clase de pruebas de la presencia de estos
pueblos como huellas, avistamientos, restos de uso del medioam-
biente como extracción de miel entre otros. Con miembros del mis-
mo pueblo, ya en contacto pero conocedores del territorio, deben
definirse los lugares más importantes para la sobrevivencia del
grupo en aislamiento, dándoles prioridad en la protección. De igual
importancia es el trabajo de sensibilizar a la población envolvente
sobre la existencia y los derechos de los pueblos no contactados,
evitando que sean cazados como salvajes, como ocurrió en muchos
casos documentados.
De suma importancia es la prohibición de penetrar, bajo ningún
pretexto, las regiones recorridas por los pueblos en aislamiento vo-
luntario. Los peligros provienen de los madereros ilegales y los co-
lonos, y en territorios fronterizos de la entrada de saqueadores de
recursos de los países vecinos. Un caso especial es la situación de
los grupos ayoréode que cruzan constantemente la frontera entre
Paraguay y Bolivia, considerando las zonas en ambos lados de la
frontera como su territorio en uso. Este problema debe ser resuelto
por convenios de los ministerios de relaciones exteriores de ambos
países. En el caso de los pakawaras no contactados, está en proceso
una demanda para proteger a estos grupos.
La prohibición de entrar y buscar un contacto vale igualmente
para los misioneros. Algunos de ellos, especialmente los de New
Tribes Missions, no ceden en su afán de contactar a los últimos pue-

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