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La televisión se inició con la recepción de las ondas electromagnéticas (Ondas con campo
magnético y campo eléctrico), por medio de antenas ubicadas en cada domicilio. Estas llegaban
así en forma directa a los usuarios y en forma libre, es decir, completamente gratis.
Por otra parte, la introducción de la Red Internet para todo tipo de usos y aplicaciones,
más el aumento exponencial de los contenidos que en ella se alojan, han llevado a buscar
tecnologías que permitan mejorar significativamente las velocidades.
Las Redes de Distribución de Televisión por Cable evitaron la necesidad inicial de tener
que utilizar antenas para recibir las señales, normalmente de corto alcance entre las estaciones
transmisoras y los usuarios.
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Los nuevos canales se incorporaban a la red mediante la recepción de señales utilizando
satélites geoestacionarios. Los satélites geoestacionarios son satélites artificiales que se
encuentran en órbita sobre el ecuador terrestre, con la misma velocidad angular que la Tierra, es
decir, parecieran que permanecen inmóviles sobre un determinado punto sobre nuestro globo. De
esta manera se podía sumar una cantidad importante de canales adicionales con contenidos
diversos.
Los operadores de estas redes, según la norma que utilizaban, podían llegar a ofrecer en
su zona de influencia hasta más de una centena de canales diferentes.
Este tipo de redes, al principio, solo tenían como propósito el transporte de las señales de
televisión con fines de entretenimiento en forma unidireccional, es decir, en la modalidad que
hemos llamado transmisión por difusión o modo simplex.
Un sitio central o cabecera transmitía hasta cada uno de sus subcriptores las mismas
señales generadas por los equipos electrónicos existentes en dicho centro, utilizando alguno de
los tres estándares técnicos de la televisión:
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Los sistemas utilizaban, para la distribución de las señales, cable coaxial con impedancia
característica de 75 Ω y requerían amplificadores cada 500 o 1000 metros. Esta necesidad de
tener amplificadores a tan corta distancia era un inconveniente que obligaba a que los
distribuidores solo pudieran tener un número reducido de suscriptores, pues la red no se podía
extender más allá de un área limitada.
Los amplificadores eran unidireccionales. En las redes construidas de esta manera, los
usuarios más alejados del centro de distribución recibían señales cada vez más degradadas por el
ruido propio de los amplificadores que se iban agregando al generado por la propia señal en su
recorrido.
Las redes tenían una topología árbol con muchas derivaciones. La figura siguiente
muestra un ejemplo de este tipo de redes.
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Por su parte, el cable coaxial tiene la siguiente estructura:
Cable coaxial
Los cables coaxiales están construidos con dos conductores concéntricos: uno interno o
central por el que se trasladan señales eléctricas y uno externo, que lo rodea totalmente.
La malla exterior conductora confina dentro del cable al campo electromagnético
generado por la señal, que circula por el conductor interno o central.
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Impedancia característica de los cables coaxiales:
138 D
Zo = log []
E d
Por lo tanto, se desprende que los valores de atenuación crecen con la frecuencia de
operación, es decir, son directamente proporcionales, limitando el alcance en la transmisión de
las señales.
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Posteriormente, la necesidad de hacer crecer el negocio transformó las redes que estaban
construidas solamente con cables coaxiales en redes de mixtas de fibra óptica y cable coaxial,
denominadas generalmente hibridas, y los amplificadores unidireccionales fueron reemplazados
por equipos bidireccionales. De esta manera se fue concentrando el negocio, pues desde un único
centro de distribución se podía alcanzar distancias importantes.
Actualmente, la mayoría de las redes son de tipo HFC: distribuyen la señal desde la
cabecera del proveedor hasta la zona próxima al usuario por fibra y llegan a las viviendas por
cable coaxial.