EL AUTOR Christopher Hill es decano del Balliol College de Oxford y miembro de la Academia Briténica. De 1934 a 1938 fue fellow del All Souls College de Oxford, y de 1936 a 1938 profesor ayu- dante de Historia Moderna en el University College de Cardiff. Fue fellow y tutor de Historia Moderna en el Balliol College de Oxford de 1938 a 1965, y profesor invitado de Historia Inglesa de los siglos xv1 y xvit en la Universidad de Oxford de 1958 21965. Es autor de numerosos libros, entre los que se cuentan The English revolution 1640 [La revotucién inglasa de 1640, Barce- Jona, Anagrama, 1971J, Lenin and the Russian revolution [La revolucién rusa, Barcelona, Ariel, 1971), Puritanism and revo- lution, The century of revolution, 1603-1714 [EI siglo de la re- volucién, Madrid, Ayuso, 1972}, Society and puritanism in pre- revolutionary England, Intellectual origins of the English revo- tution (Los origenes’ intelectuales de ta revolucién inglesa, Barcelona, Critica, 1982], Reformation to industrial revolution [De ta Reforma a'la revolucién industrial, 1530-1780, Barcelona, Arial, 1980] y Change and continuity in 17th century England. TRADUCCION Me del Carmen Ruiz de Elvira DIRECTOR DE LA COLECCION Enrique Tandeter Historia de los Movimientos Sociales EL MUNDO TRASTORNADO EL IDEARIO POPULAR EXTREMISTA EN LA REVOLUCION INGLESA DEL SIGLO XVII por CHRISTOPHER HILLig yeintiune editores, sa Mena ton siglo veintiung de espafa editores, sa sigio veintiuno argentina editores, sa sige xelntune de cotamle, Naa Primera edicién en castellano, soptiembre de 198 (© stop xxi oe EsPARA eOVTORES, 5, A. Calle Plaza, 5. Madrid:33 Primera edicién en inglés, 1972 © 1972 Christopher © Maurice Temple Smith Ltd. Titulo original: The world turned upside down. Radical ideas during tha English Revolution DERECHOS RESERVADOS CONFORMS A LA LY Impreso y hecho en Espafia Printed and made in Spain ISBN: 88.32500719 Depésito legal: M. 29.681 -1983 Impreso en ClosasOrcoven, S, L, Polfgono Tgarsa Paracuellos del Jararaa (Madrid) En_agradecimiento 9 Rodney por sugerirmeio, ya B, A, D, sin cuya cooperacién y compronsién @ste libro nunca hubiera sido escrito.BI Sefior guarda a Jos emigrantes; sustenta al huérfano y a Ja vite da, ) trastorna el camino de los malvados. Salmo 146, 9 Mirod al Sefior, que hiende Ia tierra y Ja resquebraja, devasta 1a superficie y dispersa a sus habitantes: Io mismo plebe que sacer ote esclavo que seflor, esclava que seflora, comprador que vende Gor, prestatario que prestamista, acreedor que deudor vacila y oscila Ia tiorra como vn borracho, cabecta como una chom."Auuel dle juzgaré el Sobor a Jos ejercitos del clelo en Slele a los reyes de To terra en ia tierra Isaias, oy, 12, 2021 Liegaron a Tesalénica... Pablo... discutié. con ellos. Apoyéndose en Ia Escritura... Algunos judios se convencieron... y no pocas mujeres principales. Eavidiosos los judios, reclutaron unos maleantes del Irreye_y, provocando tumultos, alborotaron la ciudad... vociferan- do: Esos que han revolucionado el mundo. Hechos de tos apéstotes, xv, 16 in ln verslin de lz Nueva Biblia espafola, traducciin de los textos Sein, ser Soe Lats Alonso Scbtkel yuan Mateos. Madrid, Edt titan 95) I. INTRODUCCION Ha sido mi (...] empefio [...] dar a cada miembro y a cada Parte no s6lo su debida proporcién, sino también su debide sitio, y no colocar Ia cabeza donde deberia estar cl pie, ni el pie donde tendria que estar la cabezs. Quizis a muchos pacda parecer culpable de aquel crimen de que fue acusade el Apos- fol, el de trastornar el mundo, y poner en la base aquello con lo que otros coronan ef edificio y situar sobre el tejado To que otros ponen como cimientos. Hear Denne, Grace, mercy and peaces (1645), en Fenstanton Records, p. 422. La revuelta popular fue durante muchos siglos un rasgo esen- cial de la tradicién inglesa, y las décadas centrales del siglo xvit conocieron el mayor cataclismo de los que hasta chora han te- nido lugar en Gran Bretafia, Epresente libro no intenta contar otra vez la historia de cémo el ejército del Parlamento Largo a Carlos I-y su8 defensores, ejecuté al rey y establecid tuna repiiblica que duré poco. Aunque en Ia década de 1640 exis- tid un considerable apoyo popular al Parlamento, las conse- cuencias, a largo plazo, de la revolucién favorecieron a la gen- try? y a los comerciantes, y no al mas humilde 50 por ciento ién_sobre el que trato : * He estimado conveniente mantener a lo largo del texto el término gentry sin traducir, ya que con su éefinicién més generalmente acep, fads —ala clase [social] que sacaba la mayor parte de_sus ingresos de j Th explotaelén de sus tierras y cuyes miembros no pertenecian a la no Dleza> (lacob Bronowski y Bruce Jazlish, La tradicidn intelectual de Oe cidente, Editorial Norte ¥ Sur, Madrid, 1963) no se corresponde exac- tamenté ningdn término espaol, puesto que cl término derratenientes, por el que a menudo ha sido tadueldo el término gentry, abarca tary Bign a ta nobleza, a la Tplesia © incluso a la Corona; y la expresién shi dalgos terratenientess, con la que también se ha venido traduciendo, fe una expresién confusa, que slo Iatamente podria tomarse en el sen. ido de agente de buena posicién social inmediatamente por debajo de * ‘oblezae, que es Ia definicion que del término getttry da el diccionario de Oxford." En su exposielon sobre la interpretacion del termino gentry,2 Christopher Hill Este libro se ocupa de aquellos episodios ¢ ideas de la re- voluaion ingless que desde un determinado punto de vista son sue ting de Ig tentativas por parte de diversos grupos del sccundat ios. mponer sus propiss soluciones. a los pruble cael a tiempo, en oposieidn a los deseos de sus superiores maa te Stablan convocado a la accion politica. El lector que Sees ect tar ou porspectiva puede Teer con proveeho el va (ee SP Get protesor, David Underdown, recientemente pu- de aerpride's marge (Oxtord Uv. 1971), Se ocupa casi exacts: aa aio: pexfodo que yo estudio. en este libro, pero en ct angate completamente distinto, Su punto de vista se desde anon en Whitehall el mio esti situado a rs de siti of JS fadice y el mio. contionen istas de nombres (ota ite diferentes. Ts {nterior de ta revolucién, que constituye et lena de mi ior, tomo eros ove lginas elo 0 hocidas.que otra so flevelers}, fos sears diggers) y. los hombres dela Unt Monarquia [fifth-monar jan nuevas soluciones politicas (y en Cen eros cavadores tambien nevis soluctones econémi Oc de ies outas baptistas, cudqueros, muggletonstas— ca piteriooassoluciones religiosas. Otros. grupos, —10s see- eet a vantert y tambidn los cavadores— planteaban pre- ae tee cas aderea, de todas las instltuciones y creencias Bu eset Ge pn ealidad, quizds una diferenciacion dema Sedo fRjante entre politica, religion y escepticismo general Tos mismoe autores tan a J. Hi, Hexter (Storm over the gentsys, Bix se etic igs) como autor de sun andtiis brillante y agudo Fete mye Se Tawney 9 do. Trevor Ropers, Tawney identifica a, 13 de Uns fers ceva clase media maciente {auel iba en ause, econdmicn Ferry coe eeando ala anstoeracia (3 1a Revolucion de 1610, fue aren eee te taanifestacion politica de io que era ya una realidad so sree qrevor Roper, sla Gran) Rebcién no es. Ta antonfirmacion cate PET gota burguesia la gowry en auge, sno mas bien la pro sees ae pomtry vetida amends [..] und protesta por parte de Lee eee ee eecprenion general transtoria contra, aa burocracla tas tims eaina une cludad ‘capitalist, con 10 que sitia a Ia gentry Priviletada, entes que no pudieronresistir la. revolucidn, de precios some Aig cpor carccer del eréeito o del mumerario para hacer frente Se eee chosclon, pasando alt exphotacion de grandes (inens: (esto 2B eee eatnura “caplalista) 9 salvonde su fortuna mediante mer SEace concedidas por Ia Coronas, (N. de la 71 See te nenbr importarcia, de Tos. seekers con respecto a. Tos de- ards atk eat sects estudiados en este libro y 10 poco ditundida TUS Ga" castellano au teaduccion (ebuseadoreh), mntended ol 1 (tue ot uds's fo, largo de. todo eh texto para evitar confusiones, a ging en ingles Salabra tan covriente en nuestro idioma. (N, de la .] Introduccién 7 pueda ser motivo de confusién. A posteriori sabemos que algu- nos de estos grupos —baptistas, cudqueros— sobrevivirin como secias religiosas y que la mayoria de los demis desaparecerén, En consecuencia, incanscientemente, tendemar a imponer con. tornos demasiado mitidos en la historia temprana de las sectas inglesas, a encontrar en las décadas de 1640 y 1650 creencias que en realidad son posteriores. Uno de los propésitos de este | libro sera el de sugerir que en ese periodo las cosas eran mu: cho més confusas. Desde, digamos, 1645 hasta 1653 se produje yon en Taglaterra’enormes cambios y debates. qu, levaion 9 ‘una nueva evaluacién-de-todas las cosas. Se cuestionaron las viejas instituciones, las viejas ereencias, 105 viejos valores. Los | hombres se desplazaban. con facilidad de un grupo critico a otro, y un cuéquero de los primeros afios de Ia década de 1650 tenta Mucho ms en comin con un nivelador, un eavador o un ran- ter que con un miembro actual de la Sociedad de Amigos (So- ciety of Friends} Nuestro periodo comienza cuando parecia que el Parlamen- to habia triunfado sobre el rey, y la gentry y los comerciantes, que habjan defendido la causa parlamentaria en la guerra civil, esperaban reformar las instituciones de la sociedad de acuer- do con sus deseos, confiaban en imponer sus valores. Si nb se hhubieran visto obstaculizados sus propésitos, Inglaterra podria haber pasado inmediatamente a algo parecido a la solucién po- litica de 1688: soberania parlamentaria, monarquia. limitada, politica exterior imperialista; un mundo a la medida de los hombres de negocio para obtener en él buenos beneficios. Pero en lugar de ello hubo un periodo de espiéndido flujo y de es- timulo intelectual en el que, como dijo Gerrard Winstanley, «el viejo mundo... se-esté. encogiendo-y-Tetoreiendo "como un per- gamino.en.cl fuego»! En realidad, todo parecta posible; no s6lo se pusieron en cuestién los valores de Ja vieja sociedad je-; rarquica, sino también los nuevos valores, In misma ética pro-! testante, Sélo de una manera gradual se fue restableciendo el control durante e] protectorado de Oliver Cromwell, lo que condujo a una restauraciéa del poder de la gentry y luego del poder del rey y de los obispos en 1660. ‘Simplificando en exceso, existieron dos revoluctones en la Inglaterra de mediados del'siglo xvit, Una, que tuvo éxito, es- tablecié los sagrados derechos de la propiedad (abolicién de las tenencias feudales, supsesion de la tributacién arbitraria), dio poder politico a los propietarios (soberania del Parlamen- ¥ Sabine, p. 252.4 Christopher Hitt to y derecho consuetudinaio, abolicién de los tribunales pri: vilegiados) y eliminé tados los impedimentos para el triunfo de la idcologia del propictario, Ia ética protestante. Hubo, sin embargo, otra revollicidn que nunca estallé, a pesar de que de ves en cuando amenazara con producirse. Esta revolucién pudo haber establecido la propiedad comunal y una democracia ru- cho mayor en las instituciones politicas y legales; pudo haber acabado con la Iglesia estatal y arrinconado la ética_prote: tante. El objeto del presente libro es el de examinar esta revuelta qu se produjo dentro de la revolucién, asf como el fascinante flujo de ideas radicales que hizo brotar. La historia tiene que ser reescrita en cada generacién porque, aunque el pasado no Cambia, el presente si lo hace; cada generacién se hace nuevas preguntas sobre el pasado y encuentra nucvas areas de sinto nie conforme vuelve a vivir diferentes aspectos de Ia experien- Gia de sus predecesores. Los niveladores fueron mejor entendi- os cuando a finales del siglo xix —y comienzos del xx— se establecis 1a democracia politica en Inglaterra; los cavadores tienen algo que decir a los socialistas del siglo xx. Ahora que Ja propia ética protestante, el ms importante logro de la so- cietad burguesa europea de los siglos xvi y xvil, esta siendo po- fin cuestionaca después de un dominio de tres 0 cuatro Hilo, podemos estudiar con una nucva simpatia a los cavado- res, a los ranters, y a muchos otros intiépidos pensadores que en el siglo xvi se negaron a someterse y adorarla La narracién histérica, los rasgos principales de los acon- tecimientos, son de sobra conocidos. Ninguno de los detallados trabajos sobre la evidencia existente va a cambiar los hechos esenciales de la historia. Pero la interpretacién variaré con nnuastras actitudes, con nuestras vidas en el presente. De este medo, la reinterpretacién no sélo es posible, sine que es tam- bien necesaria. Lo mismo que cl profesor Barraclough ha pues- to en guardia a nuestra gencracién sobre el estrecho provincia- ligmo que domina la visién de Ia mayoria de los historiadores y nos insta a extender el rca geogratfica de nuestros estudios, asi la experiencia de algo que se acerca a Ia democracia nos hhace darnos cuenta de que la mayor parte de nuestra histor se refiere a un teducido fragmento de la poblacisn, y esti es- rita desde el punto de vista del mismo, y nos hace desear exiendernos tanto en profundidad como en. amplitud, ‘Cada generacién, por decirlo de otra forma, rescata una nuc- va drea de la que sus predecesores se desentendian, con arrogan- Gia y esnobismo, calificindola de «margen Iundtico». Gracias ol 5 Introduccion 5 admirable trabajo de los sefiores Lamont, Toon y Capp vemos hoy el milenarismo como un producto natural y racional de los presupuestos de esa sociedad, compartidos tanto por John Mil- ton y Sir Henry Vane como por Vavasor Powell y John Rogers, Gracias al excelente trabajo del doctor’ Frances Yates, del pro- fesor Rattansi y de los sciiores Webster y Thomas, la alquimia, la astrologia y Ja magia natural, de modo similar, ocupan un lugar como temas razonables en los que los hombres y las mujeres podfan estar interesados, desde Samuel Hartlib a Sir Isaac Newton, Hasta ahora solamente los sefiores A. L, Morton y Frank McGregor han demostrado que los ramtiers deben tam- bign ser tomados en serio, que quizé tienen alo que decir a nuestra generacién. En verdad, los historiadores deberian informarse bien y evi tar la peligrosa frase «franja lunaticar. La locura, como la be- leva, puede estar en el ojo del espectador. En el siglo xvit existieron lunaticos, pero la moderna psiquiatria nos esta ayw dando a entender que la propia demencia puede ser una forma de protesta contra las normas sociales y que el elundticor pue- de en cierto sentido estar mas cuerdo que 1a sociedad que lo rechaza. Muchos escritores, que eran conscientes de que sus opiniones les parecerfan intolerablemente extremistas a sus Fes- petables contempordneos, exageraron sus excentricidades para conseguir atdiencia, como, en un sentido basiante diferente, hizo Bernard Shaw en el siglo xx* Por otra parte, la Tocura tuvo una funcién social en la so- ciedad medieval. Una convencién social establecia gue en de- terminadas ocasiones —Shrove Tuesday (martes de Carnaval), Feasts of Fool (dia de los Inocentes), All Fools Day y otras— la jerarquia social y el decoro social podian trastornarse, Ello constituia una valvula de escape: las tensiones sociales se re Jajaban con el ocasional cambio de papeles; el orden social parecia acaso tanto mds tolerablo*, Lo que en el siglo xvit re- Sultaba nuevo era la idea de que el mundo podfa ser trastorna- do de manera permanente, de que el mundo soriado de la Tie- ra de Jauja o el reino de los cielos podia alanzarse en ese momento. Durante los breves afios de la gran libertad de prensa en Inglaterra tal ver fuera mucho més fécil para los excéntricos tener acceso a la imprenta de Jo que nunca lo habla sido ni nnunea lo seria, Antes de 1641 y después de 1660 existié una cen 7 Véase infra capitulo 101, 3B, Welstord, The fool, 1935, cap. 2%.6 Christopher Hilt sura estricta, En fos aflos de libertad comprendides entre esas dias fechas, una prensa era un bien de equipo relativamente ba- rato y cOmodo de transportar. La edicion no se habia desarro- edo todavia como una industria capitalista. La difunta sefora Itis Marley ponia de relieve la natural armonfa existente entre escritores, impresores y vendedores de folletos niveladores en ura época en que el trabajo de impresién era una ocupacién de gente modesta* Impresores como Giles Calvert estaban dispuestos a correr considerables riesgos por publicar los tra: bajos de los radicales®. Tambign puede haber sucedide que en ur mercado inundado de material impreso se obtavieran bue- nos beneficios de una excentricidad caleulada. Por lo menos, es mejor para el historiador correr el riesgo de equivocarse buscando un significado racional en cualquiera de las ideas que los hombres del siglo xvit tomaron en serio. Si nosotros arcumbamos tales ideas porque nos parecen irracionales, por demos estar privandonos de valiosas ideas sobre la sociedad, como tan brillantemente lo ha demostrado el sefior K. V, Tho: mas en su obra Religion and the decline of magic. No es ne- cesario continuar presentando excusas con demasiada profu- sign por ponernos en el lugar del pueblo Mano del pasado y trztar de entenderle. Los historiadores estén interesados en las ideas no sélo por- que éstas influyen en las sociedades, sino también porque po- nen de manifiesto a las sociedades que inspiraron dichas ideas. Por consiguiente, Ia verdad filoséfica de las ideas carece de importancia para los fines del historiador, aunque todas ten- gamos nuestras preferencias: el lector puede estar seguro de que pronto descubrira las mias. Al estudiar algunas de las ideas menos convencionales que afloran durante Ia revolucién inglesa, el objeto de este libro es el de tener una visién mas profunda de la sociedad inglesa e Io que permiten Jos datos existentes, tanto de antes de 1640 como de después de 1660, cuando la censura garantizaba que no fueran publicadas las’ ideas realmente subversivas. En la medida en que este intento tenga éxito puede aportarnos algo no solo acerca de este periodo unico de libertad, sino también acerca de los periodos més «normales» que le precedieron y le siguieron (normales porque una vez mis ignoramos cémo pen- saba entonces el pueblo Milano). Podemos encontrarnos con que 41, Morley, A thousand lives, 1954, p. 78 5 Vease infra, pp. 36036 Introduccién - los hombres y mujeres humildes que figuran en este libro, jun to con algunos no tan humildes, nos hablan de manera més directa que Carlos I, o Pym, o el general Monck, que aparecen come afiifices de Ia historia en los libros de texto. En si mis- ma, ésta seria una conclusién satisfactoriamen‘e trastomadora ‘que extraer del intento,Tl EL PERGAMINO Y EL FUEGO Enemigos de Ja Tglesia [...] ofenden a los amados santos de Dios con éstos y atras reproches [...] Oh, éstos son los hom ‘bres que quisieran (rastornar el mundo, que llenan a la nacién de tumultos y alborotos, que producen toda clase de disturbios en la Iglesia y el Estado. Convendrfa que tales hombres y congregaciones fueran eliminados [...] que pudiéramos te ner de nuevo la verdad, la paz y el gobierno. Wiutias Det, «The building, beauty, teaching aid establish: ment of the truly Christian and spiritual Curch» (1646), en Several Sermons (1709), p. 108. 1, TENSIONES SOCIALES ee ee ae ane eee ee ee ete ores oe cla gente de condicién més humilde y los sirvientes» estaban Se ceca cea ace Sn SOME I a aa eam eal ease aes ecm i es Tine fmanyeaded monster in ate Tudor and early Stuart politica thinking’, Uy Eee the Ranatsanes to the Cosmet Reformation” essays in Ron Gar icy “eaten cm 0. ee Sonn Brel. leon animoviom, Wid, tadildo a igles por Tr Mla 1631, pp. 1048, i: ee Ve povnton, The Elcobethan mis, 1566163, 1967, pp. yp, BBD. The tart of ettords eatenancy papers, Hb 61, Wi'p bs Mp, comps Witahive Record Soe, 188), prt El pergamino y el fuego 9 ingobernables y no guerrfan continuar sirviendo a sus amos con la debida subordinacién‘. En los siglos xvr y XVI, a me dida que la poblacién crecia rapidamente, Londres, debo re cordarlo, lleg6 a ser el refugio de los «hombres sin amor —las Victimas de los cercamientos, los vagabundos, los criminales— en tal medida que alarmé a los contemporineos *. Uno de tos Srgumentos esgrimidos en la propaganda a favor de la coloni- facion de Irlanda en 1594 fue el de que eel pueblo pobre y se- Gicioso, que constituia una carga para la comunidad, se esta marchando, con lo cual Ia ciudad se ve libre de un foco de sediciéne*, El mismo argumento se usé a menudo con poste Horidad para defender la exportacién a Virginia de la «apes: tosa multitud». El juicioso Hooker, argumentando que «los im- pulsos extraordinarios del espiritu» podian ser muy peligrosos, Jndicaba que esto era especialmente cierto en cl caso de tos hombres cuyas mentes son por si mismas come yesca seca, propensa de antemano a tumultos, sediciones y alborotose, Ta- Tes hombres, pensaba Hooker, se encontraban entre las clases més bajas de la sociedad ’. Se encontraban ciertamente en New- castleupon-Tyne, donde se nos dice que en 1633 «la gente de baja condicién [...] suele transformar todo viso 0 color de agra: vio en alboroto y en Sedicioso motine * ‘No muy por debajo de la superficie de ta sociedad de los Estuardo, pues, el descontento era frecuente. En 1626, un s dado penso asesinar al duque de Buckingham, y quizd también Sl rey, con el fin de establecer una repiiblica 0 de poner en el trono al rey de Bohemia’, Cuando dos afos mas tarde Felton fasesind, en efecto, a Buckingham, su popularidad fue tan gran- de que otros hombres pretendieron ser Felton. «Que el rey y toda su engrefda cuadrilla se vayan al diablo», dijo en 1633 wn herrero de la regidn de Yorkshire, «2A mf qué me importa?» ". ‘Este antagonismo de clases se exacerbé con el desastre finan: clero de los afios que discurren entre 1620 y 1650, que el pro- Ten Russell, The crisis of Parliaments, Oxford. ur. 1971, p. 244 Estoy muy seradecido a1 sefor Russell por haberme indieado que el con ENG BMe.ckiGn cro Herefordshire y no Hertiordshice, como por errata Higuraba en. su bro. S'veace infra, pp. 2950. SDB Guins, Fhe Eltcabethans and the Trish, Cornell wr, 1986, Dy 157. PP BO or Mike laws of eestestastical polity (ed. Everyman), 1h pings 56, FO Vcltora, History of Newcastle and Gateshead, 188487, 15, pp. 31S- 16, Véase infra, pp. 6849. ‘COman, Eteabeth of Bohemia, 1964, p. 294 do or M. Ashley, Life im Stuart England, 1964, pp. 21-2.Christopher Hill nt i Mop aa i nnd ‘elos descamisados», como los Iamé un realista descontento) " ganaron }, " Tn Joon Thitsk, comp., The agrarion history of England and Wa es, w (15004680}, Cambridge vr, 1967, pp. 620-21 eet eer eer water Win Steir tay and treo, (649, p. 3. i ee ueedueeta 3 odes MS $, two, p19 Hey" Achlord, The history of the boroush of High Wycomb rigs 1A ly Srnec oso A. Shon Ce carn SPD iain oy tiSS) Ne Re Ps ethe’ clcedon of Great Mar. jow to 10s, SMI, Dp. HS. El pergamtino y ef fuego un jun asf, cuando el Parlamento Largo se encontré enfrenta- do al rey, que se negaba a ceder a sus demandas, se vio obli gado a buscar ayuda fuera del circulo encantado de la clase Aeininante, En Londres, masas de manifestantes acostumbray pan a wir en tropel hasta Westminster» en los momentos de Btisis, Bran ela mayoria hombres de baja 0 media condicious, no Rabiendo entze ellos concejales, ni comerciantes, ni hombres Nal Ayuntamiento [..-] Bran modestos en su forma de vestir, pero ho en su forma de expresarse». (Un barquero, por cierto, Fijo al alcalde, en mayo de 1641, gue «era Ia hora del Parl fnentor y que zl alealde no era mas que su cxclavo».) «BI Mystante odio de los ciudadanos hacia los ecballeros, y espe- Giaimente hacia los cortesanos, era tal que pecos se aventur fantentrar en la cludad, o si lo hacian, estaban seguros de gue Fecibirian afrentas y de que serian insul:ados» ¥. Un rea: Bite calificaba a Ia Grand Remonstrance* de noviembre de 1641 fomo esa llamada al pueblo», y tenia toda la razon: fue Gmpresa y distribuida por todo él pais. Todos los principales YReursos’ de los parlamentarios de la oposicién fueron publi: sey extensamente distribuidos; podemos estar seguros de Gue futron leidos y discutidos en las tabernas y cervecerias. Psartir de 1641 flayeron de los condados peiiciones de ayuda a parlamento euidadosamente organizadas: 1s reeogida de fir Shas para estas peticiones fue con seguridad una nueva y muy Glicay forma de atracr al pueblo llano hacia la acciém politica Tete panorama de insurreccién social inflay6 naturalmente en es propietarios a la hora de decidirse por el rey 0 por el Garlombnty en los comienzos de la guerra civil. El realismo de Rickard Dowdeswell, apoderado de Lionel Cranfield, conde de Niddleses, segan nos dice la sefiora Prestwich, tenia su base aie preacupacién por el orden social y no en una positive Rantad mi rey 0a la Iglesia. «Los semblantes de los hombres witha tan alterados —escribia Dowdeswell en octubre de 1642— SSpetialmente los de Tos hombres de posicién baja y media, que Seerdin quitame allé esas pajas podria ponerse en llamas an Potdado ‘entero ¥ producirse el saqueo de todas las casas y ve William Lilly, «Several observations on the life and death of King Cae ts ‘Select tracts, F- Mascres, comp, 185, 1. pp. 1627 WM ctaeg, Sosa problems and. rly daring. the. paritan revolution, 930, p. 375. 7 OP Ae to a 1a nacién inglesa de fos dirigentes de ta oposicién rar. Lanner ee tue un factor muy importante en Ia tucha constitucio Tamentarle Sios Ly al Parlameato Largo antes de la guerra, ‘H UBeuno Ryves), Aniglige Raine, 1687, p. 172 Christopher Hill bienes», «Cuando la necesidad nos obligue a utilizar a las multitudes», escribla en agosto de 1642 Sir John Potts a Sir Simonds D'Ewes, «no estoy seguro de salir con vida». Por lo cual segufa trabajando por lograr una paz pactada™. Cuando Hlegé la guerra, tanto Potts como D'Ewes se pusieron de parte del Farlamento, aunque el iltimo de ellos consideraba que ‘ode derecho y toda propiedad», todo to meum et dawn, debe quedar en suspense en una guerra civil, y no sabemos hasta qué punto puede también la clase humilde tomarse el derecho a dividir el producto del saquco del rico y del noble entre los que la integran, que comienzan ya [1642] a alegar que, estando todos hechos del mismo barro, no hay razén alguna para que unos plcdan tener tanto y otros tan poco». «{Qué me decis del nacimiento y la estirpe?s, clamaba en julio de 1643 un se cretario de Northamptonshire. «Espero que dentro de este mis- mo aiio no vea nunca mas un caballero en Inglaterra» Los anos de la guerra civil conocicron cl derrumbamiento de Ios tribunales eclesidsticos y de la censura: los jucces ya no hacian sus recorridos por los distritos. La lucha efectiva no fue muy devastadora, por lo menos si se la compara con lo que estaba sucediendo en Alemania en la misma época. Pero en algunas zonas la ley y el orden se vinieron completamente abaje. En Gloucestershire los realistas expoliaron a todos los pafieros; daban por sentado que «los paficros de todo el reino eran rebeldes a causa de su oficio» ®, En Buckinghamshire, entre 1643 y 1643, los Verney recaudaron menos del 10 por ciento de las rentas debidas®. En 1644, Richard Dowdeswell, desde Gloucestershire, se quejaba también de que «esas clases de gente como los arvendatarios se toman ahora muchas liber- tades con sus superiores. Quienes lo ven no pueden creerlo» ¥ ‘Antes de que comenzara la guerra civil, Carlos I habia pucs- to en aviso a los defensores del Parlamento sobre el peligro de que «al final el pueblo ano» pudicra shacerse independien TN. Prestwich, Cranfield: polities and profits under the early Stuarts, Oxford wr, 196, 599 y 57. ‘DL. Underdown, Pride's purge, p. 6. ® Giado por P. Zagorin, The Court and the country, 1969, p. 323. 2H {Ryves], Angilae Runa, p. 96. (eos cabalieros deberian ‘ser tan raros. como ios toros Blancos en Norfolko, hahia dicho, cerca de un si flo antes, uno de tos rebeldes de Ket) ‘aE, Warburton, Prince Rupert asd the cavaliers, 1889, st, pp. 104 Beaulort MSS. (ite), b 23, que da_una explicacion cconmica de este fendmeno, Véase Edward Hyde, conde de Clarendon, History of the re Dellion, We, D, Macrsy, comp., Oxford wv, 1868, 11, p. 464 D'S! R Gardiner, Te great clvll war, 18913, 11, p. 209 2 Prastwich, ob. ell. p. 57. El pergamino y el fuego 13 te, Hamar a la igualdad y a Ia independencia libertad [...] aca- bar con todos los derechos y propiedades, con todas las distinciones de familias y de mérito»®. El poeta escocés Drummond tuvo la misma pesadilla tres afos antes, hacién- dose la pregunta de «si estas grandes conmociones y discor- Gias no pueden llegar a un caso de bellum servile, y Jos cam- pesinos, Jos patuies, los granjeros, todo el pueblo bajo en armas, no pueden acabar con los nobles y con Ja gettry, hacer- se con sus posesiones, mantenerse juntos mediante un nucvo Pacto y seguir nuestro ejemplo» ®. «¥ seguir nuestro ejemplo»: Ia gentry, al alentar la revuelta en Escocia ¢ Inglaterra habia roto la ‘cadena de mando, habfa hecho saltar la jerarquia de subordinacién tanto tiempo aceptada; sélo a si misma podia reprochar Io que luego sucedié. Numerosos observadores tu- vieran miedo de que el pueblo ano, los que se encontraban por ebajo de la clase de los pequefios hacendados (yeomen) pur Gjcran constituirse como un tercer partido, Esto sucedia en 1645, cuando grupos de campesinos (los clubmen) por todo el este y el sur de Inglaterra tomaron las armas para Tuchar tanto contra los realistas como contra los parlameatarios. No pudieron ser dispersados hasta que no se encontraron frente al Nuevo Ejéreito Modelo (New Model Army), pagado regular. mente y con una estricta disciplina, Tinker Fox, cl herrero de Birmingham que habfa capitaneado a Jas fuerzas populares con- tra los realistas en los primeros afios de la guerra, parecia estar erigiéndose como una tercera fuerza popular en las Mid: Tands hasta que el Nuevo Ejército Modelo le relegé también a 61 aun segundo plano”. El Nuevo Ejército Modelo, cuya creacién fue tan ferozmen- te impugnada por los conservadores, parecia haber salvaguar- dado el orden social: éste, sin duda, fue el razonamiento de muchos parlamentarios que votaron por el mismo. Pero e] Nue- Yo Ejército Modelo, como con orgullo iba a declarar en junio de 1647, no era «un mero ejército mercenario», era el pueblo flano de uniforme, mas cerca de los puntos de vista de éste que de los de la gentry 0 del Parlamento. Y la libre discusién Gue se permitis en este efército singular condujo a un des- arrollo fantasticamente répido del pensamicnto politico, B Comestacién de Carlos I a las Diccinueve Proposicioues, 18 de jv nlo, de 16R2. °4 We. Drummond, The magical mirror, 1639, citado por D. Masson en Drummond of Hawihorndon, 1873 p. 36, ey We WillisBund, A civil war Parliament soldier: Tinker, Foss, Aswoated Arehticcturel Societis’ Reports and Papers, XX1, Dp. 373-403.*cémo la “ Christopher Hilt 2. LA MERESIA DE 1A CLASH BAIA Sumandose a estas tensiones de clase, 0 como expresién de las mismas, existia una tradiclén de anticlericalismo ¢ irreli- giosidad plebeyos. Para no remontarnos mas, Ios lolardos en el siglo Xvi mantuvieron una versién popular de las herejias de John Wyclif. El profesor A. G. Dickens ha puesto de manifiesto fluencia Tolarda sobrevivié en un popular escepticis- mo materialista que hace que uno se «sienta apreciablemente més cerca de Ia época de Voltaire de lo que seria normal en el siglo xvie™, En M91, un carpintero negaba la transustancia- cién, el bautismo y Ia confesién y decia que los hombres no deberian ser condenados por pecar; en 1512, un hombre de Wakefield decia «que si un becerro se encontrara sobre el al- tar, yo le adoraria antes que al [...] sagrado sacramento [...] Ya pasé Ja fecha en que Dios decidié estar en forma de pan» ™. El clero, habla declarado un lolardo de la primera época, era peor que Judas, que vendié a Cristo por 30 peniques, mientras que los curas vendian a las masas por medio penique™. El pueblo, decia otro, «no estaré nunca bien hasta que haya cor tado todas las cabezas de los sacerdotes*. «Corria por el pais el dicho», informaba en 1542 un hombre de Yorkshire, «de que un hombre podia levantar su corazdn y contesarse al Dios to- dopoderoso sin necesidad de ser confesado por un sacerdoter. Un esquilador de Dewsbury razonaba sobre este punto: él no confesaria nunca a un sacerdote sus pecados con una mujer, «porque el cura, a los dos o tres dias, estarfa tan dispuesio como él a utilizarlay*!. El seiior K. V. Thomas ha recogido una serie de ejemplos similares de la época de Isabel y de los dos primeros Estuardo: negacién de Ia resurreccidn, de la exis- tencia de Dios (muy comin en Ia didcesis de Exeter a finales del siglo xv1) © del demonio; todas las cosas vienen de Ia na: turaleza, Thomas pone de relieve cuan equivocado resulta des- cribir como lolardas todas estas expresiones de irreligiosidad del siglo xv y comienzos del xvx y llama Ja atencién a los 2 A. G, Dickens, Lollards and protestants in the diocese of York, 1508- 1559, 1959, p. 13, Ibid, ‘pp. 9 y 17. James Naylor al que, mds adelante encontraremos ccon frecuencia, nacié cerca de Wakefield, Véase infra, pp. 736246. DT ACE thomson, The later Loltards, Oxford vr, 1965, p- 247. Este reproche era corriente!_wéase Dickens, ob. cit, D. 18 Dickens, ob. eit, pp. 12 ¥ 475. El pergamino y ef fuego 15 desconcertados historiadores que las dejan ée Jado como pro: ductos de borrachos 0 de locos®. Tales hombres tienden a ser calificados por sus ene: de anabaptistas 0 familistas. En Inglaterra estos, nombres bastante comunes en el continente— fueron aplicados de una forma muy indefinida: la mayor parte de nuestros datos pro: vienen de informes hostiles de los tribunales ectesiasticos ®. La doctrina esencial de los anabaptistas era que los nifios no de- berfan ser bautizados. La aceptacién del bautismo —la recep. ‘cign de la Tglesia— deberfa ser un acto voluntario del adulto. Esto subvertia claramente el concepto de una Iglesia nacional a la que pertenecieran todos los hombres y mujeres ingleses: en su lugar proponia Ia formacién de congregaciones volunta: rias por aquellos que se consideraran a si mismos como cle- gidos. Un anabaptista [égicamente tenfa que poner objeciones al pago del diezmo, el 10 por ciento de los ingresos de cada ‘uno, que, al menos en teoria, estaba destinado a mantener a Jos ministros de la Iglesia estatal. Muchos anabaptistas se ne- gaban a prestar juramento, puesto que no estaban de acuerdo con que una ceremonia religiosa se utilizara con fines judiciales seculares; otros repudiaban la guerra y el servicio militar. Un nimero atin mayor de anabaptistas fueron cusados de llevar el igualitarismo hasta el extremo de negar el derecho @ la pro- picdad privada. El nombre de anabaptista llegé a ser utilizado en general en un sentido peyorativo para describir a aquellos de quienes se sospechaba que se oponian al orden social y po- Iitico establecido, Los familistas, miembros de la Familia del Amor, pueden ser definidos con alguna mayor precisin. Eran seguidores de Heinrich Niclaes, nacido en Minster en 1502, quien ensefiaba {que el cielo y el infierno se encontraban cn este mundo. A Ni claes se Je acusaba de haber sido colaborador de Thomas Miin- zer en la insurreccién de Amsterdam™. El te6logo puritano John Knewstub dijo de él: sH. N. trastorné la religién. Cons: truyé el cielo aqui en la tierra, hizo hombre a Dios y Dios al hombre» 8, Lo mismo que Francis Bacon, los familistas crefan 1K, V. Thomas, Religion and the decline of megic, 1971, pp. 168-70. 3 Vase C. Burrage, The early Fnglish dissenters, Cambridge vr, 1912, 2 vols, passim; H. FM, Preseott, Mary Tudor, 1952 p. 108. 3D. B. Heriot, «Anabaptism fn’England during the 1th and 17th cen- turiess, Transactions of the Congregational History Soc., X11, p. 27 37. Knewstub, A confutaiion of monstrous ard Horrible heresies taught by H. Ny 1519, eitado por R. M. Jones, Studies in mystical reli- zion, 1903, p. 43,6 Christopher Hill Ghandiao en Inglaterra por Christopher Vittels, un carpintero W Strope, Annals, 1%, primera parte, p. 563; véase CSPD, 166848, pé- Be é seventeen Si Perkins, Works, it, p. 39% véase mi libro Antichrist in 5 he century alan Oxtord We Be 9 HOB a, LS eres ie primers’ fart p. 97, segunda parte, comp A Pee The scosnd parte ofa register, iis, p. 236 J. Rogers, SIE deans Of an horrible sects ag Revs wea. 1. 0, We Newel, Fe tee atormation and Eltbethan ape taken fram the cot sete oat 84 2G He. Malin, The vada! Reformalion, sae Baloo oak 9 1a, 6, K. Hyland, A 'conury oF perseee sees ppcitia y 32223 Vease infra, Dp. 3637, sobre Bly, wesn ae treoces' sclarios. 14 EI pergamino y el fuego 7 alguna para sospechar la existencia en ellas de algo tan sub- versive como el familismo, el ministro fue incitado por su congregacién a renunciar a las ceremonias y vestimenta de Ia Iglesia estatal ®. Ello se debié a que la ruptura con Roma, y en especial las radicales medidas del reinado de Eduardo VI, ha- bian hecho posibies las esperanzas de una reforma continua da que destruyera por completo la maquinaria cooreitiva de la Iglesia estatal. Los acuerdos de Isabel defraudaron amargamen- te las esperanzas de que una Iglesia protestante pudiera diferit de la Iglesia papista en cuanto al poder que olorgaba a los obispos y al clero. La jerarquia episcopal Ilegé a ser vista como el principal obsticilo para una reforma radical. Los ata- ques puritanos a esta jerarquia son a veces menospreciados como exageraciones propagandistieas, a pesar de que donde guiera que hemos podido verificar sus afirmaciones se han c @enciado como sorprendentemente fiables.. Pero la. evidencia més impresionante sobre Ia impopularidad de los obispos y del clero no proviene de sus oponentes, sino de sus defensores. Las palabras con que se inicia la Admonition to the people of England del obispo Cooper (1589) hablan del «nauseabundo desprecio, odio y desdén que fa mayor parte de los hombres sienten en estos dias [...] hacia los ministros de la Tplesia de Dios», Atribuye especialmente estos sentimientos. al pueblo Mano, que cha concebido un birbaro desprecio hada la religign ¥ una desdefosa aversién hacia los ministros de la. misma> *, “Los ministros de mundo», confirmaba el arzobispe Sandys, «se han hecho despreciables a los ojos de las clases mas bajas del pueblo» *!. En 1606, un hombre fue levado ante los, tribunales eclesiésticos por decir que él confiaria antes en un Indrén que ‘en un clérigo, en un abogado o en un gales”, «Si defendemos las cosas que estén establecidass, se que: Jaba Richard Hooker, stenemos que [...] luchar con una si de fuertes. prejuicios, hondamente arraigados en c! corazén de los hombres, que piensan que en esto actuamos de acuerdo con nuestros propios intereses y hablamos en favo- del Estado Presente porque de este modo © bien conservamos o bien bus: » P. Collinson, The Elizabethan puritan movement, 16%, po. 9297 ®T, Cooper," An admonition to the people of Eneland, camp, E. At ber, 1895, pp. 9 y 175; véanse pp. 1025, B19, 139, IME, 168 ¥ 159. Las cursivas so mlas. 1 Citado por L: Stone, The crisis of the aristocracy, 15861641, Oxford vr, 1965, p. 406; Collinson, ob. elt, p. 147 ‘af, W. X. Pincham, «Notes from the ecclesiastical court records at Somerset Houses, TRHS, 4* serie, 1921, p. 136.Il, LOS HOMBRES SIN AMO ‘Vagabundos [...] que no hacen nada sino pasear por las ca Iles, hombres rumes que se alquilan por dinero a cualquiera para acometer todo tipo de malas acciones, hombres como Jos que comuinmente denominames (ruhanes y bajos y viles bribones de todos los pueblos y ciudades [...] En cualquier. pais y lugar al que leguen, ocasionan sedicién y tumultos. Biblia de Ginebra, comentario marginal sobre Los hechos de los apéstoles, xv0, 64 1. Movstrpap ¥ LineRrap La esencia de la sociedad feudal era el vinculo de lealtad y de pendencia entre sefior y vasallo. La sociedad tenia una estruc~ tura jerdrquica: unos eran sefiores, otros eran. sus. siervos. “eA quién perteneces?», preguntaba un personaje de una de las obras teatrales de Middleton. La respuesta: «Soy un siervo y, sin embargo, soy un hombre sin amo, sefior», producia_in- mediatamente una incrédula réplica: «¢Cémo puede ser eso?» ? Los supuestos eran los de una sociedad agricola relativamente estatica, con lealtades locales y controles locales: no podia ha- ber tierras ni hombres sin sefior. Desde Iuego, la realidad nun- ca se correspondia con e] modelo, y en el siglo xvr la sociedad 2 haciéndose relativamente mévil: [os hombres sin amo ya no estaban fuera de la ley y de hecho existian en cantidades 1 Para Ia versién autorizada de los Hechos de los Apéstoles, xvtt, 16, véase el epiurafe de Ta p. XL En ella, los evagabundose de a Biblia de Ginebra se han convertido en smaleantes del arroyos. El objeto del co mentario do Ia Biblia de Ginebra ce desviar In acusacién de sediciin, Je subversién dei estado del mundo, de los radicales religiosos, ¥.aplicar 4a clase baja errante. Los subversores estudindos on este libro eran con frecuencia ambas cosas, radicales religiosos ¥ errantes, 2T, Middleton, The mayor of Qucensborough, ncto Hl, excena Vt, Inv preso por primera vez en 1661, aunque Middleton murié en 1627 Los hombres sin amo 29 alarmantes: una encuesta gubernamental tealizada en 1569 calculaba unos 13000, la mayoria en el norte; en 1602 se pen aba mis rosso modo que s6lo en Londres habia unos 30000 ra cnal fuera su nfimero, tales hombres —siervas de nadie— Constitufan une anomalla, ua aisolvente.potencial de Ta se ciedad. En primer lugar eran picaros, vagabundos y_pordioseros, que merodeaban por el campo, algunas veces en busca de tra: bajo, demasiado a menudo meros desechos de una sociedad en transformacién econémica a los que no se podia dar empleo, sociedad cuya poblacién se encontraba en répida expansion, La necesidad de hacer economias Mev a los seiores a reducir el mimero de personas a su servicio; la busqueda de beneficios condujo al desahucio de algunos arrendatarios de las tierras que ocupaban y a la compra de la parte de otros. Las fluctua ciones del primer mercado capitalista de pafios proporcioné la Fiqueza a unos pocos afortunados, pero arruiné a muchos. Los ineficientes y los desafortunados’ tuvieron que echarse a los, caminos. Ocasionaron un pénico considerable en los circulos dominantes durante el siglo xvr, pero nunca constituyeron una amenaza seria para el orden social. Los vagabundos no asistian a Ia iglesia ni perteneci ‘ngin grupo social organizado. Por esta razén, a los clérigos calvinistas les parecla casi pa- tente que constituian «uma generacién maldicar‘. No fue sino en 1644 cuando la legislacién hizo hincapié en que los pordio- seros, los vagabundos y los mendigos fucran obligados a asistir a Ia iglesia todos 10s domingos. Tales hombres, casi por defini- cidn, carecian de motivaciones ideol6gicas: podian hurtar y ro- bar, pero eran incapaces de ponerse de acuerdo con vistas a una rebelién, Hasta la década de 1640 parece haber existido poco interés en las clases propictarias por ayudar a los vaga- bundos. Presentaban un problema de segurided, s6lo eso. Exis ten abundantes testimonios de la simpatia popular por los po- bres de la sociedad. La gente corriente era remisa a pedir que recayera sobre ellos todo el peso de Ia ley, incluso en los casos fen que robaban. Pero sélo en las décadas revolucionarias es cuando empezamos a encontrar autores de folletos que argu: mentan que las casas de correccién, lejos de remediar la men- icidad, lo que hacfan eran transformar @ hombres honrados 15, Strype, Annals of the Reformation... during quesn Blicabeth's happy reign, Oxford ur, 1824, x, segunda parte, p. 296; W. Tite, comp., Diary of John Manningham, Camden Soc, 1868, p. 73 P and R, pp. 22729; 8, and Pp. WT.30 Christopher Hilt en vagabundos’ y pordioseros al destruir su reputacién y su propia estima’, En segundo lugar estaba Londres, cuya poblacién probable mente se multiplicé por ocho entre 1500 y 1650. Londres fue para los vagabundos del siglo xvi lo que los bosques habian Edo para los fugitives de la justicia de Ja Bdad Media: un fefugo anénimo. Existia més trabajo eventual en Londres que en ninguna otra parte, existia mas beneficencia y existfan ma gores probabilidades dc ganarse la vida de forma poco honrada, N'finales del siglo xvi y comienzos del xvii la gente se dio cuenta de repente de la existencia de un submunde de delin- guencia, Su aparente novedad fue quiza la causa de que se le dliera una publicidad excesiva: era sin duda mucho menos im: portante que el mundo del trabajo partuario, de los barqueros, de los trabajadores de Ia construcciéa y de los jornaleros de toda clase que no tenian ninguna esperanza de llegar a ser maestros, (Los que no poseian propiedad alguna habian sido txcluidos por el Estatuto de Aprendices de 1563 de los oficios Sttesanales que requerian una habilidad especifica.) Lo que ‘nporia para nuestros propésitos es la existencia de una am- glia poblacién, a mayor parte de la cual vivia muy cerca, euando no por debajo, de la linea de la pobreza’, poco influi da por la ideologia religiosa o politica, pero que constitula ‘mn material idéneo para lo que a finales del siglo xvit comenzé a'ser_denominado et «populacho». Pym pudo, 0 no, haber act: ido a tal tipo de apoyo; euarenta afios més tarde, Shaftes- Dury, casi con toda certeza, lo hizo, Pero el «populacho» era 3asicamente apolitico: pudo ser utilizado por los presbiteria- fos contra el ejército en 16877, por los realistas en 1660, por la Iglesia y tos hombres del rey en el reinado de Ana. Util zando tas sagaces palabras de los comentarios marginales de la Biblia de Ginebra, se ealquilaba por dinero @ cualquiera para cometer todo tipo de malas acciones» , Su existencia cons- ~S Por ejemplo, Peter Chamberlen, The poore mans advocate, - star r oer dvocate, 189, ps 3 En menor escala existfan poblaciones de este tipo en otras ciudades, poe ne iam se contfoladas mse faciimemte, por Tas olla Soriganen coi ayia de Toariry Joc Galak sodriumos tiferenciar entre el ponulacho de Ix City y ls po are re Sceblos En agosto 9 septembre de 16, Tos Pibitanees ce Southwark pidieron al jereflo. que interviniese en Lon- thee tn agosto ¥ septiembre de J6H7 para acabar con cl contiol presbi- (lane deta city, basso ch cette apoyo del populache (B. Whitclocke, Momiiats of the Eats affairs, 183, pp. 28348). Véase infra, pp. 34446 Weave cl epierale do este capitulo. Los hombres sin amo 31 situfa siempre una amenaza potencial, especialmente en las épo- cas de crisis econémica, ‘Una especie totalmente distinta de hombres sin amo eran los sectarios protestantes, Estos se puede decir que habian Segido esa condicion al optar por abandonar la Telesia estatal, far estrictamente amoldada a la estructura jerérquica de la MRjcdad, tan firmemente controlada por los parrocos y squi- SoeeATSs ‘Sectas eran fuerles, sobre todo en es ciudades, on Tas que crearon comunidades hospitalarias para los hombres, fnnierantes con frecuencia, que aspiraban a mantenerse, por Encima def aivel del trabajo eventual y de In po>reza: peque- fos artesanos, aprendices, hombres serios y Taboriosos, todos Podian reconscerse mutuamente como los elegidos en un mun To impfo, Tan pronto como tuvieron libertad para funcionar fegalmente, las secias ofganizaron para sus miemoros servicios erates, ayuda a los pobres, etc; proporcionaban seguridad so- Sia tanto en este mundo como en ef venidero’. Tales hombres Ge encontraban fuertemente motivados y Hevaron a sus conch Sones logieas el principio individualista que rechaza cualquicr SRuiador entre cl hombre y Dios. A consecuencia de las cir Tunstancias de su vida en el amplio anonimato dz las ciudades Sverandes poblaciones, habian escapado al domiato feudal. Jee Me se anidad Io constituia la comin aceptacton de la BSherania de Dios, frente a cuyos deseos ningune lealsad terre nal podia ser tomada en consideracion, cAguel que habita en Ios cielos es el mas poieroso», habia dicho al arzobispo Grindal al epoderoso principes Ta reina Is tei, En 1628, sir Henry Slingsby dijo al conde de Huntingdon gue «a 1 le tenian sin cuidado todos los sefores de Inglate Se ecepto el Sefior de los Ejércitos» !, Martin Marprelate fablo sucintamente de aquellos que eran eobedientes stibditos Maia seina y desobedientes traidores a Dios y al reino» ®, dan Go las tres. ltimas palabras un carécter suplementario de CRordacidad a la frase, cuando se piensa en la época posterior Tavgue Carlos I seria ejecutado como traidor al Estado. En las décadas revolucionarias, el argumento y Ja confianza que TPrincinal hacendado de una parroquia rural que hala Tas funcio- nes de Jefe ivi de Ta misma, (Ne de la. Ta 5 fe Jake cil Se I ucden haber Funcionado como, un hogar Telos, del hogat paras primeras generaciones inmigrantesr, dice Mr. ICV, Tho- owar para las Pisa, vease 5. and Ppp. 28687, ¢ infre, pp. 361-364, i PO Gt Pet ef. Edmund Grindal, Oxford uf, 1821, p. S72 M Gide peer Stone, The eriste of the aristacracy, P- 265 B Marprelate, The epitome, 1589, sis. E 12 Christopher Hill ba_descendieron en la escola social, God a good master (Dios, un buen amo) era el titulo de un folleto publi ado por John Goodwin en 16d, «Aguel que teme a Dios esta bre erodes Tow deimiateinoren, a tee a Tos hombres de alta posicions, decfa en 1645 Williams Dell. Er junio de 1649, Jos cavadores dijeron a Faitfax: «Nosotros hemos elegido al Dios todopoderoso para que sea nuestro rey Y nuestro protec tore En 1683, en Fenstanton, un colono sintié miedo de que Su sefior lo echara de sus tierras si se unia a los baptistas Henry Denne le dijo que sconfiara en Dios, que seria mejor fefior que el sefor Bendwichs %, «No tengas miedo de los ho brese, exhort el mismo ae Margate Fell osu mari, «Es mds grande el que esta en ti que el que est en cl mundo» SEI que estd en tis: Dios ha sido democratizado. Ya ha éejado Ae ser simplemente ch mas grande de Tos sefores feudales, una specie de superrey. Esta en todos sus santos, pero es todo jodcroso y les da parte de su poder. vene cuatto Tupat, entre nuestros hombres sin amo estén los equivalentes rurales de los pobres de Londres: Tos labradores J ocupantes ilegales de terreaos comunales, baldios bosques. To mismo que nuestras dos. primeras categorias, fueron victi- thas de Ta tapida expansién ae la poblacion de Inglaterra en el siglo xv1, Vietimas. algunas veces, beneficiarios otras, del na- Gimiento de las nuevas industrias o del desarrollo de fas anti uns A diferencia de la docil y rlativamente estable poblacion fe fas tierras cultivables abiertas, estos hombres, en peligroso quilibrig en Ja insogridad de la semnilegalidad, @ menudo ca Focian de sefior del que csluvieran obligades a depender o del ue podiean esperar proteccion. A veces subsistian el tiempo Siticlente para establecer ‘un precario derecho consuctudinario E qudarse en el terreno ocupado, Lis chozas de los labradores. Tevaniadas a una milla a la redonda de cualquier fabriea meta. Tarpiea, mina de carbon, cantera, ete, no se consideraban in- Cluidas en cl Estatuto de 1589, que prohibia la construceidn de fquellas chozas que no tuvieran cuatro acres de tierra!” To- ies hombres podian constituir una buena fuente de trabajo au: nilian. Pancros, calesteros, sideregicos, propietarios de. minas de carbon, todos podian servitse de este lipo de peones even tuales, y asi estos cltimos. podian gomar ce una posicién rele B Dell, ob. cit, p. 18 % Sabine, p. 284 %S Fenstanlon records, Jeobet Ross, Margaret Fell, 1989, p. 119. H Robert Powell, A treatise of... Courts Leet, 62, pp. 523, | | i | Los hombres sin amo 3 tivamente segura mientras el mercado se mantuviera, Estaban expuestos a los proyectos a gran escala para la mejora de la agricultura: desforestaciém, desecacién de tierras pantanosas, eteétera. Mientras tanto subsistian, en Ios intersticios de la so. ciedad, pero aumentando numéricamente, sin lugar a dudas, debido a la migracién ®. En las baladas de Robin Hood, en el bosque de Arden de Shakespeare y en el sabio «hombre salvaje» que aparece en las obras teatrales de la época de Isabel y Jacobo I se idealiza Ja libertad rural. Estas obras pueden referirse a la inigracién, contemporénea a las mismas, hacia los boscues en busca de seguridad e independencia*, Tradicionalmente, en Tos claros de los bosques se disfrutaba de libertad de posesién: desde el siglo x1v, por lo menos, habfan existide en las zonas bosco- sas multitud de artesanos libres, as como de bandidos®, En The guardian de Massinger (autorizada en 1633) los bandidos aparentemente napolitanos, pero explicitamente relaciona dos con los «gentiles ladrones ingleses»— eran ocupantes de os bosques, opuestos al rey y a sus leyes, Estaban especializa- dos en robar a aquellos que oprimfan a los pobres: cercadores de tierras comunales, usureros que ejecutaban las hipotecas sobre la tierra, «constructores de fundiciones de hierro que arrasaban los bosques con objeto de conseguir Arboles made- eros para la construccién de barcos», tenderos y taberneros tramposos; pero no a los colonos agobiados por fas rentas, ni a Tos necesitados vendedores de los mercados, ni a los peones, nia Jos arrieros, nia Jas mujeres”. Firth seiialé la simpal por el edelito valicnte» en las baladas populares de ese perio: do; esta simpatia continus por lo menos hasta el siglo XVII El bosque de Arden dio albergue tanto a una poblacién flotante de herreros y fabricantes de clavos como a los senci- lios campesinos shakesperianos; tanto a Tinker Fox y sus se- cuaces como a los ranters de Coventry. Richard Baxter se P._A.J. Peutt, The royat Thirsk, Agrarian history, 1¥, pp. 38 y 95 forests of Northamptonshire, Northamptonshire Record Soc 1968, pa inas 14247, 158, 16263 y TTI. * RH, Hilton, «The origins of Robin Hoods, P. and P,, 14; M. H, Kee sRobin Hood, peasant or gentleman, ibid, 19; D. M. Bergeron, Er lish civie pageantry, 1911, esp. pp. $8, 701 y #2. ® Hilton, The dectine ‘of serfdom, Economic History Soc., 1969, pie sinas 1923;"J. Birvel, «Peasant erattesmen in the medieval foreste, AHR, XVIE pp. 21-107. 21 P. Massinger, Plays, 1697, pp. 469 y 487; véase Enslands Heticon, 1600, pp. 19798. 2 EO. Firth, Essays historical and literary, Onferd wr, 1938, p. 25: véase infra, p. 3B.En Christopher Hill rofiere a «la numerosisima poblacién de la regién» en torno a Tudley (Worcestershire), edonde los bosques y tierras comu nales estén repletos de fabricantes de clavos, forjadores de guadafias y otros trabajadores del hierro, como un pueblo pro- Tongado». «Entre los tejedores, sastres y gente por el estilo hay usialmente mayor conocimiento y religion que entre los pobres y esclavizados labradores.r «EI trato y el tréfico conti roados con Londres hace que se desarrolle mucho entre los comerciantes la civilidad y la piedad»®, En quinto lugar, confundida con nuestra cuarta categoria de hombres sin amo, aparece la poblacién que sc dedicaba al comercio itinerante, ‘desde los buhoneros y carreteros hasta los vivanderos e intermediarios. En aquellos dias de mercados restringidas, el mimero de artesanos existentes en los pueblos y aldeas era mucho mas alto queen Ia actualidad ™; en los mmalos tiempos tenfan que buscarse la clientela en un drea mas amplia. El profesor Everitt ha indicado que estos viajeros, sir viendo de enlace entre los paramos y los bosques, pueden haber ayudado a extender las ideas religiosas radicales, como ante- rormente los familistas habian sido tejedores, cesteros, musi 9s, botelleros, carpinteros, que vivian viajando de un sitio a otro, En 1556, un pafiero que iba recogiendo lana actué como enlace en la conspiracién de Dudley. Un zapatero remendén ambulante fue el principal distribuidor de los panfletos de Marprelate *™. Un carretero y un molinero que «recorrian el pafse hicieron propaganda en favor del fracasado levantamien- fo de Oxfordshire en 1595”. Los participantes en el Coveriant de Escocia**, en la década de 1630, fueron acusados de haber BM Sylvester, comp. Religuiae Basteranee, 1686, s, pp. IM y 8 Boxter, Poor hubandnah’s advocate, . Powicke” comp, 196, Ba fos 367, escrito en foo, vase V. i, T. Skipp, «Economie end social Skanee in the forest of Arden, 155016», AVR, son, sul, pp- S411 Beane W. Gr Hoskins, The’ Midland. peasant, 1951p. 2 2B Everitt en ‘Thlrshy dgrarian hators, pp. 483, S623 y 573; Strype, Annals, primera. parte, P48? “preudénimno del autor” de siete panfletos pubicados en 158849 en les que se satraaba los oblepos se abogsbs. por un sistema pres Dterlano SDM, Loades, Two Tutor conspiracies, Cambridge ur, 1965, ps sinas 2061; En Aber, comp, An introductory sketch to the Marprelte Emnuroversy, 19, pp 1i6 9-13 W CSPD, 159557, pp. 34h; vase mi Reformation t0 industriel revolu sion (ed, Penguin) (De ta Reforma a la Revolucion industrial, Barcelona Hie, iO}, pp. 83100. St pact entre el Parlamento Inglés y tos presbiterianos eseoveses, roto al hacerse con el Poder el elercito de Cromwell, Entanecs los covenare tis se aliaron con Carlos IT, pero fueron derrotados 16 Los hombres sin amo 35 utilizado comerciantes ambulantes «para transmitir documen- tos secretos y granjearse partidarios en Inglaterra». El mismo cargo se hizo en 1683 a los conspiradores de Ry> House*#, Ciertamente, el Consejo Privado anduvo preocupado por los arrieros en 1637.38®, En un sermén en que deploraba El des- arrotio y ta difusién de la herejia, pronunciado en la Camara de los Comunes el 10 de marzo de 1617, Thomas Modges atri= bufa a etodos [...] los buhoneros, vagabundos y exrantes» he- rejfas tales como la negacién de la Trinidad, de la autoridad de la Biblia y de Ia historicidad de Jestis. Las posadas y ta- dernas rurales utilizadas por los vagabundos eran conocidas como centros de informacién y discusién. En Ia guerra civil, segin hace notar el profesor Everitt, las tropas se alojaban normalmente en las posadas de las ciudades de provincias”. El doctor Thirsk y cl profesor Everitt, con los que estamos en deuda por haber puesto de relieve la distincién entre Tas zonas productoras de lana y pasto, por una parte, y la campifia cultiva- ble, por otra, nos recuerdan ue en los siglos xvi y xvi esta liltima era mucho mas extensa que ahora, incluyendo, por ejem- plo, North Essex, el Weald, la zona «quesera> de Wiltshire, las zonas industriales de Yorkshire y Lancashire, as{ como las 20- nas forestales de Sherwood, Arden, New Forest, los bosques de Northamptonshire y en general Ia zona de las ticrras altas, El profesor Everitt distingue entre euna sociedad relativamen- to libre y mévil en las parroquias de paramos y bosques y una sociedad relativamente estatica y subordinada én las parroquias de Tanuras cultivadase ®, (Justamente porque era «relativamen- te estética» menciono escasamente a la masa de los simples labradores. Esto podria ser un error si estuviera analizando Ia sociedad en su conjunto, pero parece inevitable en un libro que lo que trata de destacar es el cambio social ¢ intelectual El lector debera tener presente que en las parroquias dedica- * Supuesto complot whig minea demostrado. HJ. Nalson, An impartial collection, 16821, comp., Memoirs of Sir John Reresby, 19%, p. 305n, B Privy Count revsters, 169038 asim, 15D, pp. 4, 457, a1 v3 B Hodges, ob. cits p. $5. 31a. Bveritt, Charge in the provinces in the seventeenth century, Let ester Ur, 1969, p. @. BThirsk, Agrarian history, pp. $4, 1110 D. G. C. Allan, *The rising’ in’ the’ Wests. Economic History Review, 2: serie, v, pp. 7685; GR, Lewis, The stonmaries, Harvard uP. 192% éginas "17875; véase mi Reformation to industrial "revolution, Dp. 623 y P. 285; A Browning, 2, AUA2, 435 y 465 passim36 Christopher Hitt das con preferencia al cultivo, los labradores constituian una mayoria dentro de Ia poblacién rural.) Las zonas de paramos y bosques se encontraban a menudo fuera del sistema parroguial © sus ygundes patioyuias comlubun solamente com ue distante capellania, con lo que existia una gran libertad tanto con res pecto al parroco como al squire: en ellas los hombres podian —con palabras de Winstanley— evivir fuera de la vista y fuera de Ia esclavitud»®. En tales zonas apenas existian vinculos feudales de subordinacion y se daban pocos obstaculos para la intrusin de industrias rurales en busca de trabajo barato en horas libres. Las egentes humildes» de los bosques, nos dice Aubrey, «viven en la ilegalidad, nadie los gobierna; no se pre ‘ocupan por nadie, no dependiendo de nadie». Estas zonas fue- Ton también aquellas en Ins que se dieron mas revueltas cam- pesinas a comienzos del siglo xvtt, por ejemplo Wiltshire y €l bosque de Dean, El doctor Thirsk y el profesor Everitt contindan exponien- do que los colonos ilegales de los bosques y regiones de pasto- 120, lejos con frecuencia de cualquier iglesia, fueron muy sen sibles a las sectas religiosas radieales oa Ja brujeria. (La hos- {ilidad hacia los clérigos constituye un elemento notable en las baladas de Robin Hood. Los bosques de Pendle y Knares- borough albergaban brujas®) El Weald fue cesa sombria co- marca que es receptaculo de todo cisma y de toda rebclidn», opinién confirmada por Thomas Edwards. Los bosques de Northamptonshire, densamente poblados, fueron centros de pu- ritanismo rural, de sectas extranas y de brujeria. El distrito quesero» de Wiltshire, escenario de la violencia resultante de Ja desforestacién en los comienzos del siglo xv1t, fue también tuna zona de trabajadores del pafio a ratos libres y mal pagados y de herejfa religiosa®, Ely, la isla de errores y sectarias» de Edwards, fue durante mucho tiempo un centro de irreverencia B Sabine, p. 359. 3 IC. Holt, «The origins and audience of the ballads of Robin, Hood, P. and Py 18, p. 9. S'Bawird Fairfax, Dacmonotogia, 1621 (W. Graings, comp., 1882), pi- inas $45. Fairfax era Uo del general parlamentario. Véase el bosaue eo Eantade ea Comus de Milton. ‘Thirsk, Agrarian fustory, pp. 112 y 251, Everitt, Change in the pro- vinces in the seventecnth century, pp. 22% ‘The community of Kent and the great rebellion, Leicester Ur, 1956, pp. 86, 225 297: sNonconformity in country parishess, AHR, xviti, suph, pp. 178% Edwards, Gangracra, Tercera parte, p. 98; Pettit, Roxal foresis of Northampronshie, p. 1D. bre, Kerridge, «The revolts in Wiltshire against Chavles Ix, Wilshire Archacolosical wid. Natural History Magazine, wvit, 1958, pp. S67l; VCH Witeshires Wy, pp. 4067, M1234, 417, 427 y BL Los hombres sin amo 37 y resistencia plebeyas, hasta los tiempos en que Oliver Crom: ‘well, «Seftor de los Pantanos» (Lord of the Fens) *, dio nimos a los comuneros. Ely se convirtié en un centro de los seekers en la década de 1640, cuando por algin tiempo fue cuartel general de William Erbery. De los habitantes de la isla de Axholme se decia que, hasta la desccacién de los pantanos, ha- ian sido virtwales idélatras; en 1650-51 apoyaron a los nive- ladores con bastante entusiasmo*, En Cumberland, a media- dos de la década de 1650, los cuiqueros se congregaron comultitudinariamente en los parajes pantanosos» ”, EI profesor Walzer ha sugerido que Ia insistencia puritana en Ja disciplina interior era impensable sin la experiencia de los hombres sin amo, Su objeto era encontrar un nuevo amo en ellos mismos, un rigido autocontrol que modelara una nue- va personalidad. Conversién, santidad, represién, disciplina co- lectiva, fueron la respuesta’a fa incierta situacién de la socie~ dad, el modo de crear un nuevo orden mediante Ia creacion de mucvos hombres. El profesor Walzer establece una comparacién con los jacobinos y los bolcheviques en circunstancias seme Jantes#, Esto encuentra su paralelo en Ia moda contemporanea ide los gitanos, descritos por Cervantes como criticos de la so- cicdad y vistos por el grabador francés Jacques Callot (1592- 1635) y por los poetas ingleses, desde athe raggle-taggle gipsies» a Wordsworth, como hombres que ofrecfan una alternativa mas libre a las imposiciones de la sociedad. La comparacién es ins- tructiva y util, pero el profesor Walzer ve desde un punto de vista —en mi opinién— bastante unilateral el fenémeno de los hombres sin amo. Lo que en algunos produjo alarma y ansic: dad constituyé para otros una oportunidad, aungue no una oportunidad de trepar por Ta escala social habitual. Un hom- bre sin amo no eva siervo de nadie; esto podia significar Ia libertad para aquellos que valoraban en més alto grado Ta in- dependencia que la seguridad. A jovial crew, de Richard Bro- me, idealiza ciertamente la vida de los mendigos en el siglo xvrt inglés, vida que debié de ser cualquicr cosa menos romantica. * The Fens: Distritos pantanosos de Cambridgeshire y Lincolnshire. IN. de la T.] 8K. V. Thomas, ob. cit, pp. 162 y 165; A. L. Merton, The world of thé ranters, 1910, p19; J. D. Hughes, «The drainage disputes in the isle of Axholmes, The Lincolnshire Historian, 1, pp. 1334, véase supra, pa ings 15:17, énjra lll, y_para Erbery, véase ind, pp. 181-18. 2's, T, Rutt, comp., The parliamentary diary of Thomas Burton, 1828, 5p 170, 6 M. Walzer, The revolution of the saints, Harvard ur, 1965, exp. pé sinas 30816,38 Christopher Hill Sin embargo, es interesante la forma que toma su romantiza- cién. Los mendigos son Los iinicos hombres libres de una comunidad; Libres de castigos; que no observan ninguna ley, No obedecen a ningun gobernante, no utilizan ninguna religién; Sino Io que deducen de sus propias y antiguas costumbres O por si mismos establecen, aunque no son rebeldes Bajo la superficial estabilidad de la Inglaterra rural a Ja sazén, de los vastos y plicides campos abiertas que la vista cap- taba, se encontraba Is bullente movilidad de ocupantes ilegales de los bosques, artesanos errantes y obreros de la construccién, hombres y mujeres desempleados que buscaban trabajo, comi cos de la lengua, trovadores y juglares, buhoneros y curande- ros, gitanos, vagabundos y bordoneros: congregados especial- mente en Londres y en las grandes ciudades, pero también existentes en pequeiios grupos allé donde las zonas recién ocu- padas escapaban a la organizacién parroquial o en las zonas ocupadas de antiguo en las que existia demanda de mano de obra. Entre estas clases {nfimas de la sociedad fueron recluta- das las dotaciones del ejército y Ia armada, asi como por lo menos parte de los colonos de Irlanda y del Nuevo Mundo, hombres dispuestos a correr riesgos extremos con la esperanza de obtener ticrras seguras de libre disposicién (y con ellas una pasicién social) a las que nunca podrian aspirar en la super- poblada Inglaterra. En ésta, 1a movilidad se daba por supues- tz, por lo menos fuera de las zonas agricolas de Jas campifas. (Esta es, dicho sea de paso, otra razén més para considerar con escepticismo las cifras totales de poblacién basadas en los archivos que se conservan en los pueblos y aldeas agricolas, mucho mas estables, por definicién, que los de las zonas de bosques. Como indica el sefior Peter Clark, un linaje que puede ser reconstruido es, por ello mismo, un linaje atipico®) La cternamente infructuosa pretensién de los jueces de paz de acabar con las cervecerias no autorizadas estaba dirigida en “IR. Brome, The dramatic works, 1873, 11, p. 376. Representada en. ety publicada por primera ver cn 1652. En fon Donaldson, The world tpsidedown. Oxford vp, 1910, cap. 1, figuran algunos comentarios 3. pro- Disito de Brome. Lamanto no haber leido este interesante libro antes e Daber escrito el mio. ap. Clark y'P. Slack, comps., Crisis and order in English towns, 1520. 1100, 1911, b- Ist; vease A. Mactarlane, The family life of Ralph Josselin, Cembridge, UP, 1970, pp. 89, 114 y 2056, que se muestra igualmente es- efotieo. Bee Los hombres sin amo 39 parte a controlar estas masas méviles, que podfan comprender individuos subversivos, separatistas y predicadores itinerantes. En un medio espiritual favorable, Ios artesanos ambulantes po- dian convertirse con facilidad en ministros itinerantes, clandes- tinamente antes de 1640 y abiertamente en Jas condiciones de libertad de Ia década de 1640, Walter Cradock decfa que en 1610 existian en Gales 600 de esos predicadores *, Loc predica dores errantes podian ascenderse a si mismos a mesias erran: tes, Aparte de otras cosas, existian ventajas econémicas: Wil- liam Franklin y Mary Gadbury fueron hospedades y mantet dos por sus discipulos durante largos periodos de tiempe. Resultaba Idgico, aunque fuera natural que provocara resenti- miento, cl hecho de que los jueces de paz utilizaran los mismos procedimientos contra tales mesfas, los misioneros cudqueros y los caldereros baptistas que contra los vagabundos. La Ley ‘de Vagancia de 1656 iba dirigida contra «todas las personas errantess; Ios culiqueros se quejaban de que podria «haber afec: tado a Cristo» y a los apéstoles Los demégrafos deberian también prestar mayor atencién a las autobiografias y diarios espirituales que se 2onservan de este periodo, Elles confirman el espfritu de libertad de la so- ciedad, la facilidad con que los hombres se desarraigaban y se las ingeniaban para vivir vagabundeando por el campo, solos © con su consorte, Tenfan que ganar de vez en c1ando dinero con el cual podrian asegurarse el retorno a una base estable © instalarse temporalmente en una zona en la que existiera de- manda de mano de obra eventual. La sefiora Clarkson acompa- fiaba algunas veces en sus vagabundeos a su maride ranter, otras veces le esperaba en casa, como hace ta esposa de un marino: Lawrence no dejé nunca de enviarle dinero, aun cuan- do entregara su cuerpo a otras mujeres en 10s lejanos puertos. William Franklin solia volver a Londres de cuanco en cuando para ganar dinero, dejando a Mary Gadbury en Hampshire pro- mocionando su mesiazgo en su ausencia ®. BW. Gradock, Glad ridings, 1688, p. 50. WN Cohn, The pursuit of the millennium, ST [En pos det milenio, Barcelona, Barra, i972}, pp. 31038 infra, p. 30, "EN Penney, comp., Extracts from State papers relating to friends, 1913, p43, vease BE. orrough, The memorable works of a son of thu der’ ated. consolaiion, 1672, p. S00; Burton, Parliamentary diary, 11, P sings 1246 clarkson, «The Jost sheep founde, 1660, em Cohn, ob. city p. M6; ibid, p. 32. Para Clarkson, véase infra, pp. 202205, 208.5,40 Christopher Hilt 2. BOSQUES Y TIERRAS COMUNALES Los semilleros de mendigos son las tierras comunales, como muestran los pantanos y los bosquess, se dijo en 1607% Un inspector de la época de Isabel dijo de Jos ocupantes del bos- que de Rockingham que «mientras que se les permita vivir en tal holgazaneria de su ganado, no se plegardn a ninguna clase de trabajo». «Las tierras de pastos comunales [...} constituyen tun f...] sustento para los holgazanes y Ia mendicidad de los habitantes de las chozasy, pero esto y «la Dlandura que, se muestra [...] hacia los cohechadores y ladrones de lefia y ha- cia los que echan abajo las cercas sin castigo alguno son una focasign tinica para el refugio de tantas personas perversas ¥ ociosas»®, En Northamptonshire, los pobres «habitan en Tos bosques y paramos y viven como zénganos, dedicados al latro- cinjo, entre los cuales ha surgido una verdadera hornada de vagabundos y de pordioseros». ‘La desforestacién y los cerca mientos fueron necesarios para conseguir librarse de la «mul tiplicidad de mendigos»®. En el bosque de Dean vivian agentes de vida y conversaciones depravadas, que habfan dejado sus stenencias y sus pafses y tomado el lugar para hacerse un Cobijo como pretexto de sus villanfass En" 1610, Jacobo 1 propuso que Ja Cémara de Jos Comunes emprendicra acciones contra la multitud de chozas construidas en terrenos baldios y comunales y especialmente en Ios bosques, que eran «semi, eros y receptéculos de ladrones, picaros y_ mendigos», asi ‘como contra los escoceses errantes, acusados de agotar los. pas- tos y bosques de las tiecras comunales. «Los denominados te rrenos montanosos» de Huntingdonshire no eran «propiamente piramos desicrtos» porque «algunos de ellos tienen [...] mucha mendicidad enciman®, WT, Thirsk y J. P, Cooper, comps., Seventeenthcentury economic do- uments, Osford vr, 192, p. IU "S'Thirsk, Agrarian hisfory, 9. xxxxv, 1 9 Petit ob. chee p18. ‘ BE ae, The free miners of te forest of Dean, Gloucester, 1853, POSE Re Toster, Proceedings in Pariament, 1610, Yale vm, 1%, 1, pe sina, 360815 weaso Common debates Jel, W. Notetein, BH. Rolf y H'Simpton, comps, Yale un, 188, b- 32, v, p15) We Notestel, The Howse of Commons HOLI60, Yale tm, itt, pe 28 "thomas Tonlson a Henly Oldenburg, 7 Tie noviembre de 1671, en The correspondence of Henry Oldenburg (A. Re y Me B. Hall, comps), Wisconsin wm vie, 9, 9. 3 Los hombres sin amo a La desforestacién y los cercamientos podrian ast contem- plarse como una obligacién nacional, un beneficio encubierto para los pobres holgazanes, tanto como un beneficio mas in- mediato para los ricos cercadores. Jacobo I pensaba que dese- cando Sedgmoor realizaba «un trabajo religioso»®, «Inglaterra tiene muchos cientos de acres de tierras baldias y estériles», decia Samuel Hartlib en septiembre de 1649, , Pero, jayl, el pueblo vio abrirsele una puerta Que daba fuera de su propia esfera y se precipité a través de ha misma. El pueblo ano, reivindicaba Winstanley, forma «par- te de la nacionm y deberia tener derechos iguales a los de la gentry ¥ el clero®, «Este mundo no sera nunea un mundo bue- no —ofa decir con frecuencia Baxter— mientras nos hagan las Ieyes caballeros y gentileshombres, que son elegides por miedo 3 no hacen otra cosa que tiranizarnos y no conocen los males el pueblo, Nunca nos iré bien hasta que no tengamos un Par- Imento de hombres como nosotros, que conozcan nuestras necesidades»®. No era esto lo que el Parlamento y los predi- cadores se propusieron cuando hicieron st llamada al pueblo en 1641-43, «Cuando hablamos del pueblo —escribia Marcha- mont Nedham con la prudencia de 1652— no queremos referir- nos al confuso y promiscuo conjunto del pueblo». EI Parlamento y Jos ministros presbiterianos estaban natu- ralmente preocupados con la situacién existente en el ejército y furiosos con aquellos capellanes que parecian estar enarde- Gendo a las clases inferiores justo en el momento en que ne- Cesitaban ser apaciguadas. Pero lo peor iba a Tlegar cuando en ‘fa primavera de 1687 el Parlamento intent6 licenciar a parte del ejército (sin pagar en su totalidad Ios atrasos de Jas solda- das) enviar el resto del mismo a la conquista de Irlanda. No habia aprobado siquiera una ley para protezer a los soldados de las consecuencias legales de acciones ejecutadas bajo érde- hes en tiempos de guerra. «Hay soldados como nosotros que Bride, The wounded conscience cured, 1642, pp. 45, 41-4, y 33 * Fuervas dé los condados ds) este de Inglaterra durante la puerra vit ME, Bowles, Plaine English, 168, pp. 254, Debo esta referencia a la amabilidad del ‘profesor C. M.’ Williams Sabine, pp. 371 y 305, m Baxter, The Holy Commonwealth, 1659, p. 231. 1H Mercutius Politieus, 81,29 ce enero de febrero de 1682, p. 13 Tha case of the Commonwealth, 16, pp. 71, 6 y 79, Debo esta referen: Ga 8 la amabilidad del senor I, MeCalman, "23 Agitadores y oficiales del ejército 51 comparecen ante todos los tribunales de los condados por ac ciones simplemente relacionadas con la guerra», declaraba un folleto de abril de 1647, citando 15 casos. Los hombres eran encarcelados incluso por decir algo contra el rey 2, Enfrentados con esta provocacién, los soldados rasos toma- yon en sus manos el problema a finales de marzo de 1661, pi liendo a sus oficiales eacompafismnos en este asunio 0, por lo menos, dejarnos solos y en paz en este nuestro propdsitor 2, {cs soidados eligieron sgitadores, dos por cada reginiento em: pezando por la caballerfa. Hacia mediados de mayo, «cada sol dado de infanterfa dio cuatro peniques por cabezi» para los gastos de una asamblea, de manera que también estaban or ganizados para entonces. Lo soldados Hevaban una cinta roja en el brazo izquierdo, como simbolo de solidaridad hasta la muerte. «Todos o la mayoria de los oficiales se sentaron si josos como otros tantos abejorros y serpientese, escribid més tarde Lilbume ®, Pero después de muchas vacilaciones la mayoria de los oficiales continuaron a la cabeza de la tropa, ‘con objeto de «moderar a los soldados en sus actuaciones y evitar Io mejor que podamos toda ocasién de disgusto» ®, Los agitadores solicitaron de Fairfax que ordenara una ceunién ge- neral, de lo contrario «nosotros [...] nos veremos obligados [...] ‘a hacer tales cosas por nuestra cuenta». El consejo de guerra dejé constancia escrita de su opinién de que los agitadores ac- ‘uarfan, en efecto, oi el general no lo hacia, ste fue el momento en que el portaestandarte Joyce y «un destacamento de caballeia, enviado por el comité de los solder dos de caballeria del ejército» #, se apoderé del rey el 3 de ® (Anén, Apologe of the agitators of eit regiments of horse, de abut co il ERastworth, Historias elicony, 16, san 9 4B ©. H.'Fich, comp. Clarke papers (Camden Soc), 1 18. p, 1 W. Cary som = b Celad of the greet ivi war, 1842, 7, p. 284; Cl,'v, p. M5) rancis White The copy of a liter sent to His Evceleney ir’ Phomas Fairfax, 16Al, b, 8 oe eee aie "Thngnt, An apolote of the solders to all thelr commission cers, 1641, citado por Woodhouse, p. (211. oe 2 Rushworth, obs lly wy, p45. TANGHL], The redribbonénews from the army 2) be mayo ds ear 5 ‘sTiarne, ionake ery from the whales bey 1 The snticaions of the officers, eu Ruruorihy ob, ite, p. 8 dase Clarke papers, 1p. tx: satis resolicones en defen “20a bertad y In justia iurgleron ‘nicamente. entre les, Seliios, rato Weathotse np ei 9 oll p ¥0, P Rushworth, ob. cits vf, p. Bb; HEN. Bralford, The lvellers an the Bnglsk Revolution, ot, p96.) Sw N’ Msistords The tevelers ana “y Witelocke, ob ch, Ba.2 Christopher Hitt junio, e1 dia antes de Ja reunién de Newmarket, Oliver Crom- ‘well sabfa de antemano que Carlos iba a ser hecho prisionero, pero la iniciativa de toda la operacién parece haber surgido de los agitadores. Una semana antes, Fairfax todavia habia estado intentando en vano prohibir las asambleas de Jos soldados. El traslado del rey desde Holmby House, por Joyce y sus hombres, no contaba con autorizacién alguna: cuando Carlos pidié ver al superior de Joyce para destituirle, éste s6lo pudo mostrarle a Jos soldados que formaban detras de él. El dia antes, al serles dado el alto, habfan respondido: «Todos mandamos» ®. Ningtin general hubiera enviado a un simple portaestandarte al mando de 500 jinetes: Fairfax cnvié a un coronel para que tomara el mando tan pronto como se enteré de lo que habia sucedido. Mientras tanto, Joyce informaba: «Sepan los agitadores, una vez més, que no hemos hecho nada en nuestro propio nombre, sino ‘que lo que hemos hecho ha sido en nombre de todo el ejér- citor® Mientras Joyce cabalgaba con ol rey hacia Newmarket, se estaba desarrollando en esta localidad 1a reunién que habian solicitado los agitadores. Dado que éstos dominaban por com: pleto la situacion, el Compromiso Solemne del 5 de junio de 1647 establecié un Consejo del Ejército, «formado por aquellos oficiales generales del ejército que han estatlo de acuerdo con el ejército [...] por dos oficiales en posesién de sus corres: pondientes despachos y por dos soldados elegidos por cada Tegimiento», Los oficiales y soldados del ejército se compro- metieron a eno licenciarse voluntariamente ni separarse» sin Ja satisfaccién y 1a seguridad de que sus reivindicaciones serian atendidas", Los soldados xabuchearon a diversos oficiales has- ta echarles del lugar, hicieron desmontar a algunos y rompie- yon sus trajes y les golpearon [...] Como en aquellos tiempos los oficiales séio eran admitidos por mutuo consentimiento, no podian tener més autoridad que Ia que les era otorgada por los soldados» ® La mayor parte de esta descripcién la he dado con las pro- pias palabras de los agitadores y niveladores, no porque nece- ® Rushworth, ob. elt, vi, p. S14 M Clarke papers, %, p. 125; wase A true impartial narrative, 17 de jux nio de 164%, p. 3: Lilburge, An impeachment of high treason against Olt Ser Cromwell, 1618; p. Str Cary, ob, city % p. 24; Gardiner, Civil War, 1p 2 "witelock, ob. lt. 8 1 Wolte, pp. 2446; vase Faisfax, Short memorialss, en An Enelish garner, E.'Aober, comp, 169597, Vi, pp. 569 y S72 2 Agitadores y oficiales det ejército 3 sariamente sean siempre exactas, propésites lo que importa es 16 que fos hombres creyeran que habla sucedido, el mito de los niveladores/agitadores, Brailsford andaba bastante acertada cuando desia:. «No habia habido nada parecido a esta explosién esponténea de democ: cia en ningin ejército inglés 0 continental antss de este aio de 1687, ni volvié a haber nada parecide hasta los sdviets de trabajadores y soldados que se formaron en Rusia en 1917» Los soldados se organizaron desde la base, guiados por los re. gimientos de caballerfa organizados y compuestos por los pe- guefios hacendados. Se redactaron numerosas peticiones, algu- has de ellas relacionadas con materias tanto politicas como mi litares, En el verano de 1647, los agitadores tenian si propio impresor, un nivelador, John’ Harris; en el apogeo de su in- Fiuencia la imprenta de’ Harris se convirtié en la imprenta off cial del ejército. ¥ los radicales del ejército estaban en con. tacto con los radicales civiles. Desde los buhoneros y quingui- eros de Londres® y desde los condados comenzaron a llegar peticiones exhortando al ejército a proporcionar una direccién politica radical, Alain tiempo después, Clement Walker suge- ra que estas peticiones contra los diezmos, los cereamientos y Jos tributos 0 rentas de Jas enfiteusis habian sido «dictadas> por los agitadores «para animarles a ponerse al lado del ejé cito contra toda la nobleza, Ia gentry'y el clero del pais [1 y para acabar con Ia propia monarquia: puesto que es imposi- bble que un principe sea solamente rey de mendigos, caldereros y tapateros remendones»*, Alentado de esta suette, el ejército comenzs a avanzar sobre Londres. Habla emprendido una via de accién politica decisiva y, aunque en esos momentos se en- contraba unido bajo ei mando de Fairfax y Oliver Cromwell, Ja imiciativa de esta accién habla partido de los soldados ra. sos en estrecho contacto con los niveladores londinenses. Los aprendices de Londres, bajo la influencia de Lilburne, también hablan elegido sus «agitadoress *, sino porque para nuestros Brallsford, ob. cit, pp. 181 y 410412, Todo el capitulo x de Brailsford std relacionadl con este tema. [Anén.}, Londons fawles liberty. the army, septiembre de 1647 3 C. Walker, History of independency, 1661, 1, p. $9. Publicado por vez primera en’ 1649. ‘1G. Unwin, The gilds and companies of London, 1925, pp, 33839 presented to the adjutators of4 Christopher Hill 2. LOS NIVELADORES EN EL EIERCITO la historia de los niveladores ha sido narrada muchas veces: no me propongo repetirla aqui. Lo que quiero poner de relie- xe es que no deberiamos limitar nuestra atencién al movimien to organizado y a sus lideres, sino que deberiamos pensar en zlgo mucho mas extendido aunque menos desarrollado, Tene: nos que ir utilizando informacién fragmentada a medida que Ja vamos encontrando, Asi, en agosto de 1685, un periédico realista criticaba al periddico parlamentario Mercurius Brita- ricus porque estaba al Indo ede la chusma y la hez del pue- Ho [...] para hacerla divertirse todas las semanas, despotri- ando “de todo lo que es noble». El Mercurius Britanicus pensaba que «el ejército y las humildes multitudes» Hegarian sms lejos en ia reforma que algunos de nuestros pretendidos rinistross. Los caballeros eran antipatriéticos pardsites socia- les, que no conocian un trabajo honrado™. «La nobleza y la gentry, que se han perpetuado durante muchas generaciones, ahora estén debilitindose», declaraba en 1645 cl astrélogo Wil. Tam Lilly —un barémetro infalible—; ey una clase de gente inferior [...] est en ascenso»®. En agosto de 1647, un folle- tsta pudo escribir que Ia nobleza y la gentry habian perdido no sdlo el epoder y el mando que anteriormente tenjan sobre sis arrendatarios», sino también el respeto de todos, epues fn estos tiempos ningin hombre aprecia al sefior del que re cibe las tierras (aunque pague su renta) mas que a otro hom- bbre cualquiera 0 apenas nada». Asi, cuando Richard Overton declaraba, en julio de 1647, su confianza en que «tienen que ser las cosas pobres, sencillas y humildes de esta tierra las que confundan a los poderosos y 4 Tos fuertess, estaba inspiréndose en la tradicién foxiana que habfan asumido los. predieadores puritanos, contemplando Jes clases bajas como los mas destacados soldados de Cristo también incitando directamente a los demas soldados del ejé cito contra sus oficiales ®. «Las grandes cosas que ha hecho el 8 Mercurius AntiBritanicus, 3, agosto de 16S; Mercurius Britanicus, 1, ©, 6 y 130, 15. Debo.enias referencias a In. tesis inédita del sefor {ep McCalman,' «A study of the writings of Marchamont Nedhame, 16 46ts, Journalist and Medical Writer Willy, The starry messenger, 1695, p. 2% wéase An astrological prediction 1648, p. 17. = ia z 1B Nicholson, ‘The lawyers bane, 167, p. 5 ® Véase supra, p. 2. iss = 2s | Agitadores y oficiales del ejército 55 Parlamento han sido hechas por los hombres més humildes», afirmaba el nivelador William Walwyn. En tomo a la misma época se cuenta que Walwyn decia a «la gente mas pobre e indigente» que «es algo inconcebible que uno tenga 10000 Ii bras y otro més meritorio y més util para la nacién no valga dos peniques» 7 En Londres, los niveladores aspiraban a situarse a si mis- mos a la cabeza de «los hombres més humitdess. Con frecuen- Cia se les critica por su enfogue excesivamente racional de la politica y por menospreciar la fuerza militar, pero en la pri navera de 1647 establecieron un estrecho contacto con los agi tadoses y tenfan muchos amigos entre los soldados. En este periodo, por lo menos algunos de ellos pensaban que para ser politicamente eficaces tenian que hacerse con el control del Gjercito, Overton, por ejemplo, dijo, en julio de 1647, que el ejército es «la dnica cabeza oficial y visible que le queda al pueblo como proteccidn y salvacionn®. «Es claramente evi Genter, afadia ‘dos meses més tarde Lilburne, «que no existe en estos momentos en Inglaterra més poder efectivo que 1 po- der de la fuerza», siendo una ley justa y moral ejecutada por tin escuadrén de’ caballeria una ley tan buena como Ia que ahora puedo ver dictada por cualquier juez de Inglaterray ®. Durante el verano de 1647 parece que se produjo algin rechy tamiento de mercenarios para el ejército entre radicales poli- ticamente convencidos, en especial por parte del capitin nive- Jador William Bray #. eHubo un tercer partido», decia mas tar- de Cromwell, «apenas imaginado, que hizo todo lo posible por lograr que el tinico poder fuera cl de las armas». Se referia en especial al mayor White, al que D. M. Wolfe lama sun nive- lador inquebrantable> ®. En. 1649, Walwyn fue acusado de ha- ber dicho que «un pusiado de almas diligentes y valientes pue- den trastornar el mundo», aunque él lo nez6 *. ‘White, agitador del propio regimiento de Fairfax, fue expul- sado del Consejo del Ejéreito cl 9 de septiembre por mantener “4 Walwing Wiles, 1689, en H. y D., pp. 200 y 302. Welwyn dijo que las patrafias urdidas contra él fueron recogidas en 166 (Walwye just defer be, 1689, on ibid, p. 35). Wolfe, p. 184. Two tetters writ by LieutCol. John Lilburne, tem, 1647, 8. "a Tenn "aplier, antiguo intendente del capitén Bray, The newmarket Colonel, 1649, pp. til; Pagers from the Armie, octubre de 1647. ‘SW. C. Abbott, Writings and speeches of Oliver Cromwell, Yale vr, 1 2. 507; Wolfe, p. 46. pb. 30 ¥ 364. to Col. Henry Mar- 193747, oH yD,56 Christopher Hitt que no existia «en estos momentos més autoridad visible en el reino que el poder y la fuerza de Ias armas». Dificilmente podia ser ésta una opinién meramente personal: era compa tida por el capitén Bray. Rainborough, al que Gardiner descri- bié como ol principal portavoz entre los oficiales de este tervea partido, también expres6 en cl Consejo del Ejército su temor de que pudiera ser , 1641, en Haller, Tracts on liberty, 1, pie gina 151 3 Haxter, The holy commonwealth, p. 90.VI. UNA NACION DE PROFETAS. [Eseribé Gangraena} por el orgullo y la vanidad de mi propia mente, por el desprecio que suponia que hombres sencillos ignorantes buscaran‘el conocimiento de otra manera que no fuera siendo dirigidos por los que somos instruides; por el vil temor de que, si empezaban a ensefarse los unos a los otras pudigramos [...] perder nuestra autoridad de ser jueces ex clusivos en materia de doctrina y disciplina, con lo que nues- tros predecesores dominaron los Estados y’ los reinos; 0, en iltima justancia, por temor de que pudigramos perder nues- ros beneficios ¥ nuestro abundante sustento debides alos diezmos [...] Yo vefa venie todo esto junto con esa libertad ‘que los hombres humildes se tomaban para juzgar y exami nar todas las cosas [...] Wittiam WaLWys, «A prediction of Mr. Edwards his conver: sion and recantation» (1646), en Haller, Tracts om liberty, X11, pagina 343, 1, ASTROLOGOS Y MALENARISTAS La mayorfa de Tos hombres y las mujeres de la Inglaterra del siglo xvit vivian todavia en tin mundo de magia en cl que Dios y el demonio intervenian a diario, un mutido de brujas, hadas y hechiceros. Si éstos fracasaban, la imposicién de las’ manos del rey podia curar Ja escréfula. Arise Evans, nacido en Merio- hethshire en 1607, contaba que era corriente entre los ladrones acudir a los adivinos o a los astrélogos para averiguar si se- rfan 0 no ahoreados‘. La mayoria de los pueblos tenian su xadivino», su brujo blanco: cobraban menos que los médicos ¥ los abogados. Si pensamos en el mundo en que entonces vie fan los hombres, resulta facil comprender por qué las inter- venciones milagrosas en la vida diaria eran cosa aceptada. Nos- otros creemos en un universo sometido a leyes porque, en realidad, «los actos de Dios» son ahora mas escasos que en el VA Evans, The blowdy vision of John Farley, 1653, p. 3. 30 Una nacién de profetas 7 siglo xvir. La seguridad universal, que incluye la seguridad so- lal, unos servicios médicos mejores y en especial los ancsté- sicos, la erradicacién de la peste, las casas construidas con -nte mucho menoz inflamzbles, el pien- so invernal para el ganado de manera que la primavera ya no ‘es la época del hambre; todo ello ha transformado la existen- cia ordinaria. La tradicional Inseguridad de la vida medieval habla sido intensificada por la nueva inseguridad del mercado capitalista. Crisis de Ambito nacional, como la de la industria del vestido durante la década de 1620, condujeron a la intensi- ficacién de la competencia; as nuevas actitudes —cun hombre Puede hacer lo que quicra con Io que es suyo» y Mactorlane, Josselin, pe 2; véase J. Bunyan, Works, G. Offor, comp, 1860, Mk p. TL; Mercurius’ Polticus, mim. 34, 1656, p. 7356, 33 | | | | Una nacién de profetas 8 en estos tiempos, que también nos pertenece a nosotros» ®, Esta actitud tiene que haber sido compartida por muchas de las victimas de la crisis econémica y politica que se dirigian a la Biblia en busca de una guia para aquellos perturbadores aiios. Las décadas de 1640 y 1650 fueron realmente Ia edad de oro de los «predicadores artesanos», seglares como Bunyan que inter- protaban la Biblia de acuerdo con sus incultas inteligencias, con toda Ja confianza y con toda la excitacién que produce un nuevo descubrimiento «Yo soy como el Pablo de estos tiem pos» exclamaba Evans; «él era un artesano, un fabricante de Jonas, Hechos, 183; yo soy un sastren™. «Los hombres pobres, iletrados, artesanos», decia William Dell de los Apéstoles, «tras- tornaron el mundo» #, La Biblia era la fuente aceptada de todo conocimiento ver dadero, Todo el mundo citaba sus textos para justificar un ar- gumento, incluso hombres como Hobbes y Winstanley, que dustraban con la Biblia las conclusiones a las que habian le- gado mediante medios racionales. La diferencia ea el caso de hombres més sencillos, como Arise Evans, era que éstos creian que Ja Biblia procedia de la inspiracién divina y aplicaban directamente sus textos a los problemas de su propio mundo y de su propio tiempo, sin la menor idea de las dificultades {Que entrafiaba su traduccién ni de los conocimientos histéricos que para ello se requerian, Asf, Arise Evans pensaba que las Rovelaciones 8 y 11 daban una descripeién de Ja guerra civil y que los capitulos 8 y 9 de Amés contenian todo lo que sucedié desde el comienzo del Parlamento Largo. El capitel de Amds, 94, que habia que romper para que el techo se hundicra, debia referirse al presidente del Parlamento, Lenthall®. Pero estas personas no instruidas inclulan a George Fox y a John Bunyan. Se enfrentaban a los problemas de su sociedad, problemas que reclamaban una urgente solucién y utilizaban las mejores he- rramientas que para ello conocfan, Tedlogos puritanos de mayor consistencia habian citado 1a Biblia contra los obispos, con- tra Ia persecucién, contra los diezmos. Los Evans y similares Ja estudiaron con todo cuidado, si bien con menos habilidad 3A. Evans, Am eocha 0 the voice of Heaven, 1653, p. 17. BW. Y Tindall, John Bunyan, meckanik preacher, Nueva York, 1964, passim A. Evans, The bloudy vision of John Farley, sig. 28 4 Dell, Several sermons, p. 164; véase Dell, Power from on High, 1685, pagina 16. Debo esta referencia al sefor Charles Webster. SA, Evans, A volee from Heaven fo the CommonWealth of England, 1682, pp. 27,38 y4 Christopher Hilt y mis sclectivamente, para entender Jo que iba a suceder y llegar a ser as{ capaces de controlarlo. ‘Si a esto afiadimos la creencia familista asumida por los ‘cuaqueros de que solamente el espiritu de Dios en el interior del creyente puede entender acertadamente las Escrituras, po- demos hacemos una clara idea de Ja importancia personal inmediata del mensaje de la Biblia. Los hombres Megaron a conocer tan bien la Biblia que su relacién con ella cra casi pasiva, En Grace abounding los textos son arrojados a la cabe- za de Bunyan como si fueran rayos divinos. La Biblia hablaba directamente, mas alla de la historia, a los hombres que apa- sionadamente crefan que el dfa del Sefior era inminente: sélo ellos entendian lo que el Sefor querfa decir. La apelacién al pasado, a los documentos (ya fucra la Biblia o la Carta Magna), Se convirtié en una critica de las instituciones existentes, de iertos tipos de poder. Si éstos no se ajustaban al texto sagra- do tenfan que ser rechazados. Los sacerdotes y los estudiosos hubieran querido que la interpretacién de la Biblia siguiera siendo el monopolio de una minoria culta, como lo habia sido en los tiempos anteriores a Ia existencia de la Biblia vernacula. La réplica radical consistié en afirmar la posibilidad de que cualquier individuo pudiera recibir el espiritu, la experiencia interior que le capacitaba para entender la Palabra de Dios igual o mejor que a los meros estudiosos que carecian de esta gracia interior. Lutero, que invent el sacerdocio de todos los Creyentes, habia sido capaz de derrotar a los tedlogos en su propio terreno de juego. Pero para los radicales ingleses del Siglo xvir la religién del coraz6n constituyé Ia respuesta a las pretensiones de la teologia académica de las universidades de Ia clase dominante, EL hincapié en Ja interpretacién privada no era, sin embargo, tun simple individualismo. La congregacion era el lugar en el que se cxaminaban y aprobaban las interpretaciones. El viaje de George Fox al norte de Inglaterra en 1651 tuvo un éxito arro- Ilador porque su mensaje era aceptable para las congregacio- hes preexistentes de seekers o grindletonistas. La congregacion garantizaba Ia validez de la interpretacién para una unidad so- ‘ial dada, constitufa un freno 2 los disparates individualistas Toda lectura atenta de la Biblia daba lugar a pensamien- tos acerca del fin del mundo, En la tensisima atmésfera de la década de 1640, mucha gente Io esperaba para un futuro pro ximo. Como ha puesto de relieve el sefior Lamont, ésta no era > Vease infra, pp. 359360, Una nacién de profetas 85 una opinién peculiar de Jos radicales. Era sustentada, entre otros, por el rey Jacobo, por sir Walter Ralegh y por William Chillingworth ®, «La mayoria de los principales tedlogos», in- formaba desde Londres, en 1648, ol escocés Rabert Raillie, «no sélo los independientes, sino también otros [...] son explicitos Guiliastase. Tan pronto como Ia censura se vino abajo, el Book Of Martyrs de Fox, cuya reimpresién habia prohibido Laud, Circul6 de nuevo; s¢ publicaron traducciones y restimenes po- pulares de las obras de Napier, Brightam, Mede y Alsted, que parecian apuntalar las utépicas esperanzas de los més incultos Feetores de la Biblia *, Los predicadores que estaban del lado del Parlamento Hamaban al pueblo Tano a luchar por la causa de Dios y finalmente consegufan un entusiasmo bastante ma Jor del que esperaban, Pero el milenarismo existia en ambos hiveles: debemos considerar las excentricidades de los popula- res hombres de la Quinta Monargufa en la década de 1650 en cl marco de este ambiente erudito, que condujo « Milton a ha- blar de Cristo como del «rey en breve esperado»®. Resulta diffell exagerar 1a extensién y la fuerza de las es peranzas milenaristas entre el pueblo llano en ta década de 1640 y primeros afios de la de 1650: he tratado de exponer las pruebas existentes en otra de mis obras. Estas esperanzas se Baban por igual en niveladores como el teniente coronel John Jubbes, el mayor Francis White y el capitan William Bray que ‘en poetas como George Wither. El sefior Toon sugiere que las mismas alcanzaron su cenit a finales de la décaca de 1640: el novimiento de los hombres de la Quinta Monargufa marcé un declive®. Para muchos hombres, Ta ejecucién de Carlos I en 1649 sélo tuvo sentido como despeje del camino para el rey Testis, como preludio de acontecimienios internacionales més importantes. En 1650, John Spittlehouse advirtié a Roma: «Tened cuidado con el ejército de Nol Cromwell, no vaya a ser que Hugh Peter p, 313; Ralegh, SW. Lamont, Godly rule, 1969, pessim; P. and. R. Works, Oxtord History of the ‘world, 1820, 1, p, 204; W. Chillingwor 1, 1838, tm, p. 300; of. pp. 68:32. ‘Ry Balle, Letters and journals, 1795, 1, p. 136. En 1643 se publicd, por orden de ‘tun comité de Ia Cémara de los. Comunes, una traducciés Beta obra de Joseph Mede The Key of the revelation, con un prefacio fel presidente de la Asamblea de Clérigos de Westminster, La traduccién Ie realizd. tun mierbro del Parlamento (véase mi Antichrist in seven- feenth-century England, 9. 28). 3 Milton, Complete prose works, (ed. de Yale), x p. 616, 1M Vessel Antichrist in soventzenthcentury England, passim. MP, Toon, ob. city, p. 218.Christopher Hilt predique on la cétedra de Pedro.» En el mismo afio, Arise Evans tuvo una vision en la que, a través de Francia, viajaba a Roma, donde «me lleg6 una vor que me decia: ‘Hasta donde has Tlegado ti Meyaré Cromwell's ®, En 1654, un baptista de Bristol, al ofr que habian metido en prisin’a dos franceses Por profetizar el fin del mundo para 1656, se sintié preocu- ado porque no se encontraba preparado para ese aconteci- miento*. Entre 1648 y 1687, Ralph Josselin se dedicé a leer opisculos milenaristas, uno ‘de los cuales anunciaba que Oli ver Cromwell conquistarfa al Turco y al Papa, Cdntinuamente pensaba en el milenio y sofaba con él. En su diario anota que Jos hombres esperaban que el mundo se acabara en 1655 6 1656, adingue é! no compartfa esta creencia. En'1654, John Tillinghast declaraba que «no pasar esta generacién. sin que Iegue el milenio» ®, John Bunyan anunciaba cn 1658 que «el dia del juicio est4 cerca» ®. El doctor Capp ha puesto de manifiesto que en ia década de 1650 Ja fuerza del movimiento de los hombres de la Quinta Monarguia se encontraba entre Ios trabajadores del patio y demas artesanos. Hace hincapié en su conciencia de clase, en su hostilidad hacia Ta aristocracia. John Rogers atacaba a’ los ®. Ahora estamos quizds en condiciones de comprender por qué estaba tan convencido, ‘La religién es la tnica base firme de todo poder», habia dicho Carlos I. «la Iglesia y el Estado deben apoyarse mutua- mente y prestarse asistencia mutuas, escribia el obispo Good man. «El Estado les paga [a los clérigos] y, por tanto, depen- den del Estado», declaraba, de manera mas brutal, Hugh Pe ter®. La funcién de la Iglesia estatal no era simplemente la de conducir a los hombres hacia el cielo: era también la de mantenerlos subordinados aqui en la tierra, Difersntes socie- dades, diferentes Iglesias, pero desear que no existiera ninguna Iglesia estatal Jes parecia a los tradicionalistas la negacién de todo buen orden. ‘Aquellos miembros del Parlamento que en 1641 habian de- fendido a la Iglesia establecida como bastién del orden social existente habjan demostrado estar cn lo cierto. La autoridad eclesidstica y el funcionamiento de Ios tribunales eclesiasticos se habfan venido totalmente abajo; el intento de re:mplazarios por un sistema disciplinario presbiteriano apenas tabia tenido Gxito. Las clases mas bajas se vieron mds libres de lo que nun-' ca se habfan visto: libres de la persecucién por el «pecado», Iibres para reunirse y discutir en sus propias congregaciones, W Edwards, Gangraena, 1, pp, 15356 y 187-09; 11, pp. 26162 y 267 & Sir c, Petrie, Letters of Charles 1, 1935," pp. 200206; G. Goodman, Tha court of king James, 1839, %, p. 421; H. Peter, Good work for a good magistrate, 1651, p. UL.88 Christopher Hill libres (si deseaban serlo) de Ia supervisién y del control de un ministro con formacién universitaria, libres para elegir sus pro- pios predicadores seglares, artesanos como el resto de Ia con- gregacién. El ataque a los diezmos, comtin a todos los radica- Tes, socavé el concepto de una Igtesia estatal, ya que silos feligreses no podian ser obligados legalmente a pagar los diez- , dejaria de haber ebeneficios» para que los ocuparan Ios clérigos, diezmos secularizados para que los cobrara Ia gentry en aquel 40 por ciento de los beneficios que correspondian a los seglares. La separacién de la Iglesia y el Estado privaria a los miembros de la gentry de otro derecho de propiedad: “el derecho de acceso a un beneficio eclesidstico, derecho: por el que ellos 0 sus antepasados habfan pagado en efectivo y que Jes conferia buenas oportunidades para atender a un hijo me- nor oa un pariente pobre, Si no existieran beneficios dispo- nibles para el clero, gqué sucederia con las universidades, cuya funcién principal era la de formar ministros y cuyas finanzas dependian en gran medida de las seculatizaciones? ‘Si los ministros dependieran de las contribuciones volun- tarias de sus congregaciones, como se habia explicitado en el pacto suscrito por las Iglesias independientes, tendrfan tam- ign que reflejar los puntos de vista teoldgicos y politicos de dichas congregaciones, y de este modo dejaria de existir Ia Igle- sia como érgano para imponer y mantener un criterio nico y coherente. En las Iglesias atin més democraticas de los bap- Uistas y otras sectas, la distincién entre clérigos y seglares ha- bia cesado de existir®. Los «predicadores artesanos», que tra- bajaban scis dias a la Semana en sus respectivos oficios, no les costaban nada a Sus congregaciones y estaban mas identifica. dos con los puntos de vista de sus oyentes, tanto en las con sregaciones urbanas como en muchas zonas pastoriles-indus- triales. El principio baptista del bautismo adulto significaba que cada individuo debia elegir una congregacién, o ser elegido por una, al llegar a Ia edad adulta: también esto hacia trizas la propia idea de una Tglesia nacional. «Una vez que deje de bautizarse a toda la infancia de la parroquia», escribia Samael Fisher en su época baptista, «podremos despedimnos de Ia pos- tura parroguial que el papa establecié en toda la cristiandad hace seiscientos aiios y se vendrin abajo la casa parroquial iglesiacampanario, el clero, el estipendio y todo To demiés @ Weane Dell, Several sermons, pp. 26466 y 77324 5S "lahey,‘Chrstianimas redbvus, 16, p, 2 Para Fisher, whe se infra cap. | 36 Una nacion de profetas 89 William Dell, capellén del Nuevo Ejército Modelo, argumen- taba en 1645 y 1646 que «la unidad es cristiana; la uniformi- dad, anticristiana»; que ningin magistrado puede prohibir la Predicacién del evangelio por un seglar con talento; que «la Variedad de formas existentes en el mundo constituye la belle- za del mismo», Cara 2 cara con los miembros del Parlamen- to les dijo que no cra tarea propia de éste la reforma de la Iglesia: era una tarea para los miembros de las congregaciones, em las cuales «un pobre y humilde campesino, por medio del espiritu que ha recibido, esté mas capacitado fara juzgar de la verdad y del error en relacién con las cosas divinas que el mayor de 10s fildsofos, estudiosos 0 doctores de todo el mundo que esté desprovisto de él», En 16H, Sir Edward Dering «se estremecié de espanto y céleras cuando «un osado artesano» Je dijo: «Espero que vuestra merced sea Jo suficientemente sensato como para no creerse eso que lamis vuestro credo» *, Costaba bastante acostumbrarse a estas cosas, Existen abrumadoras pruebas contempordneas de que la fuerza de los sectarios residia en Jo que Lilburre deaominaba «los humildes y desconocidos projimos del mundo» *, Su con tribucién a la teoria y a la préctica de 1a tolerancia religiosa ha sido analizada con frecuencia. Aqui me intereso principal mente por Ios aspectos politicos y sociales que necesariamente presentaba Ia cuestién en In década de 1640. En mayo de 1647, ‘Thomas Case habia dicho en la Camara de los Comunes que si se concedia libertad a los sectarios con el tiempo pueden Hegar a saber también [...] que tienen dere- cho por nacimiento a ser libres del poder del Parlamento y [...] de Jos reyes y a levantarse en armas contra ambos cuando no voten ni legisien de acuerdo con sus caprichos. La falsemente llamada libertad de conciencia puede, con el tiempo, transformarse en Ii bertad de bienes, en libertad de casas y en libertad de esposas*, 3 Dell, ob. eit, pp. 20, 267, 335, 60 y 6A. 3 Tid, p. 4d, No e5 de’ extrafar que Ja Cénara de los Comunes fo le invitara a imprimir este sermOn. A pesar de ello lo imprimi6, ‘Si citade por Jona Forster, Historical and biographical essays, 1858, 10 Me 5: Eilbume, Come out of her my people, Amsterdam, 1639, p. 19. S Vease copecialimente W. K. Jordan, History of religious’ toieration in England, 198240, 4 vole; Woodhouse, Wolle y Haller, Liberty and re- formation in the puritan revolutton, Columbia vt, 1955, passim. BT. Case, Spiritual whordome’ discovered it a sermon before the House of Commons, 187, p. 34.0 Christopher Hitt Los términos sherejese y scisinaticos» no son «més que nom- bres impropiamente utilizados para todos aquellos que se op nen a Jos tiranos y a los opresoress, decia un folleto publicado al mes siguiente‘. De una u otra manera se Megaba con fre. cuencia al punto critico. Una de las tres cosas que a Philip Henry no Je gustaban de «la via independiente» era que xarran- caba la cerca del orden parroquials ®. Winstanley no sélo equi paraba a la Tglesia estatal, sino también a las congregaciones independientes, con la propiedad privada: «Todas vuestras Iglesias particulares son como los cercamientos de las tierras, que cercan en provecho de los herederos vitalicios y dejan fuera a los demas» ®, Otra analogia econémica comin, utilizada por Milton en su Areopagitica, era la que se hacia entre libertad de comercio y tolerancia religiosa: «libertad de comercio de la verdad», La famosa comparacién de Rogers Williams entre «la Iglesia 0 compafifa de adoradores» y «una corporacién, sociedad 0 com. pafia de comerciantes de las Indias Orientales 0 Turquia» fue criticada por Dell, que la consideraba insuficientemente ra dical, puesto que la Iglesia verdadera, a diferencia de «la So- ciedad de Merceros, Paiieros o similares», no puede ser cono. ida con «ayuda de um sentido externo». Al ser «la sociedad nds libre existente bajo el cielo», Ia Iglesia debe, por supuesto, clegir sus propios funcionarios y no que le sean impuestos, como sucede en las iglesias parroquiales ®, Al argumento de que la interpretacién individual de las Es- crituras y la autonomia congregacional conducirian a la anar- guia religiosa, los radicales replicaban que la luz interior es nica y puede ser reconocida por los hijos de la luz. En Are pagitica se da por sentado que, partiendo de la libertad de expresion, Ia razén de todos los hombres tiene que levarles de forma’natural, antes o después, a reconocer las misinas ver- dades, Esta era la clase de idea susceptible de atraer a unos hombres cuya vida econémica exigia la libertad de comercio frente a los monopolios. Ello no resultaba tan patente para los 5 (And, The pooremans admonition unto all the plain people of London, citato por D. W. Peteporsky, Leftaving democracy in the En lish civil war, 1980, p, 113, SMH. Lee, comp., Diaries and letters of Philip Henry, 1882, p. 277 9 Sabine, pp, M546, véase infra, D. 12k, 4% tanén., The ancient’ bounds, or liberty of conscience, 1645, en Wootthouse, p. 258, ‘ ®. ‘ por enemigos que ponian impedimentos al relevo de las tropas en Trlanda ¢ incliso habfa embaucado a muchos hombres Fonrs- dos. Si sus esfuerzos se vefan coronades por el éxito, «nos yeremos envueltos en la anarguia y sometidos a los extran- jeros y a los forasteros»®. Otro folleto del mismo afio, «pu- blicado con autorizacién>, citaba dos folletos de Winstanley New law of righteousness y Light shining in Buckinghamshire, como folletos niveladores, para demostrar que los niveladores eran opuestos a la religidn y a la propiedad®. i ‘Asi, el pensamiento y 1a accién [ap ELI] EL OIFDSMS ‘eqensofaa peplutatp e| e109 sopesod so] 9p wprocew ep ap & eoured £ aised asius opesad opor ap reurdiz0 esne> vp» 59 Pep oidord | onb ap ayosapow a4] ap woIeLEID9p ED) ‘paEsistEN F soisondsyp solo{svoo SeSiaMIp Uo ToXoIAMs9 S9[RISYO sasop "vjaniu saiuodiap so sauosend sequte to :s02nfod SouIBs9p Sof atqos vanjsod ns ua [exper seur any A esorsy[ax ePouEIO|OH ey sivauTayuasoyOo SUI OIpUD}eP FIesapOW Dy, “SoINSOy SOU sewustuos Ws peouapo piNpUD)s ssoqja49} nt FHT O9NARA "eA cere vuuoyer vy v epuesrodumt a1qezoprstos wun eIMGUIE 9704 Spon 247 Jopefoatt oorporied ya ‘owngiry ap eloua!ay"p Y “ye («gs0BttuIua SNS OULS seISHdeqeuE sof BP seOIsyy sey 2qu9s9 uginO?» ‘esoisuNA 2p seisHdeqee soy ['"] op Soymtar o[qond 289 9p eHOISTY espes eS») “seIstuNUIOD 2p sop Ceyses ‘roistnyy 2p seisndeqeue soy vznuo> eprdesp epuededord Zone v{ uequz2idsap UOLTIENG OUIOD BAMTEA, OWT], “gs OPII289P ‘in ex onb ap e| anb elsas spur ugIaesnoe ean sopeateps A sa “uorpuodepur soZtuioua sng © wjsozed 9] “eping ap wos uD ¥js9p ludmjem, Owlod ‘esaumutos uexony ses09 Sef sepoy anb wpssONb & Jopefaatt un so ano» “wjsuanday vos odes a5 anb op resad & ‘aowemnduy visa epumior eroueM op gzeyIar eouNM WANE eoundje ousoiqo8 ap pepisaoan yanstxo ovodures jse A ‘somanut sosnqe {i “sopnesy 1 ‘Svsoja"poo seuosiad qu ‘SouospeL JTS uprpod ou soauojua ['""] £ *soummios tes sesoa se] sepo} anb IStY UIQ FALISS aS LUNN =fISap 9p OpEsNoe any UANTEM “yg esaruatpuadap StI -aouo} safe uotedns anb sopoted op epedsa ™ ap pmita us Souisiur soja esiuo> exrong eum © SAxquIOL, so] & s1NpUT Op sor Ssodoid sms uo sepensnyy asiaq uepand ugmee el 9p pesoal by K aeysou1g je seaojesop seuosiod se] vUNIOS EIS op and ‘ap o12{go woos ‘autotpuadapur opeutsoduies un seai9 v SEyStA tuo so[jAs9s seyououa sel ap ugiyoge eT gundosd 2s ‘e491 ap or sasopojeaqu sosopopson & 2s0prpoaIN 9h | | sy 39g op wn exqonae suey Pee SES C8 Pe Rnd henna ee ae Sin ay intr ey Ree a bat 1sge tm ‘pnop exo owe on s91 ap eoLap Hp se Se rioite mrsiuers sale Sissy ie eons ory ceuaeh Sp poinie t p Saat eastp wl erat Sul soy wrens undoes aay ees oft eer org une nan cet gn de ening op ohne Ey Seed fos off popes et a Pept ne ap “tata eon sau Sposa Secs repelesoce Spartina at tse oye aan Seis sping ey et elante Tope bol oh enous eee ang weap wats tc Sep oP Stee cael steies Sa opares cat otha in oe tampaeiee tay ens ap led ade Lalla ox wimp ws tor stad 3p 8 cps ‘Ghat rae klousoed sp sures Soar a Dae slay ugg) etesgoey Save ylanaey atte ap “peptdond O28 upon op Pst tho eared writ ap Setuiniee sy i ey eCopt 2 Ban toate ig ap ees oh sages sect 2 seid soumte tap peo wo oho eat aeroplane opsasete eit mb oe oe ‘arsenate seornesop ad yay ep ean ay sis Somnath op spa mmm eats ae So sued Smenyatnong Wj Site MTS oe ee ia ty sopra ope waa Soe apres se op sous ass pion ste Caner) fqn pees semi ofiiapr as eee st Peal eee ae chow soununtg ts an us scourge fe Saeeore Some to osnd soy sexe peal nop er Spt lz! 9p shogun okey sore ease oe mH saudossuay aanno Christopher Hilt mucho acerca de lo que tales hombres pensaban de la funcién que debia cumplir el cristianismo) ®. En 1653, después de que hubieran desaparecido los dirigentes constitucionalistas y ‘de gue los niveladores se hubieran convertido en un grupo cons. Pirador clandestino, el iltimo Acuerdo del Pueblo exigié con firmeza la abolicion de todas las tenencias serviles. Todo esto parcee apoyar la suyerencia del profesor Barg de que los cavadores de la colina de St George fueron sélo la Punta visible del iceberg de los verdaderos niveladores y de Que Winstanley hablaba en nombre de aquellos a quienes los niveladores «constitucionalistas» habrian privado de sus dere. chos politicos: sirvientes, jornaleros, indigentes, los econémi. camente dependientes®, Winstanley’ se describe a si mismo como un «sirvientes, aunque muchos de los cavadores eran in. quilinos © propietarios de sus viviendas, nacidos en la parro. quia. Segin nos dice Winstanley, la oposicién a los cavadores Provino, aparte de la gentry y de los parrocos, «s6lo de uno © dos terratenientes codiciosos, [...] que consideran a las tie. tras cercadas como tierras propias» *, Es interesante el hecho de que, en visperas de su prohibicion, los niveladores estuvie. ran empezando a conseguir el apoyo del norte y cl este, las antiguas zonas realistas, desde los mineros del estafio de Cor. nualles hasta los labradores de Northumberland, de Bristol, Hull, Somerset y Lancashire ®. En realidad, ésta puede haber sido una de las razones de su prohibicién. Segin nos dice un folleto oficial, los niveladores enviaron emisarios «para alzar al sirviente contra el amo, al arrendatario contra el arrenda- dor, al comprador contra el vendedor, al prestatario contra el prestamista, al pobre contra el rico», Comoquicra que este folleto confunde deliberadamente a niveladores y cavadores, nos deja Ia duda de si estos emisarios eran niveladores 0 cava. lores ®, Esta exposicién podria ayudarnos también a explicar la fa ilidad con que, a partir de 1649, los niveladores fueron divi didos y reprimidos. Lilburne y los que pensaban como él di ferian s6lo en grado de los grandes del reino de la secta inde. endiente, puesto que ambos admitian Ia inmutabilidad de las ER. W, Blencowe, comp, Sydney papers, 125, pp. 78 y 94 8 Esto ya habla sido sugcrido por Don M, Woife ea Milton in the puc ritan revolution, Nueva York, 194, p. 32. Sabine, pp. 282, 38,395 y 43 © Brailstord, ob. cit.’ pp. 35556; CSPD, 161950, p. 385, & (Anda), Phe discoverer, 1610, pp. 915, 4 Vease infra, pp. 11ST. uy Niveladores y verdaderos niveladores Mm relaciones de propiedad establecidas, El profesor Macpherson ha insistido ya en que la teoria politica de los niveladores es tun anticipo de la de Locke. En los primeros meses de 1649, los grandes se apoderaron del ropaje republicano de los nive- ladores y dejaron a los niveladores constitucionales sin base alguna que atrajera a la mayoria campesina de ia poblacion. Después de que Burford hubiera acabado con sus esperanzas politicas, diversos miembros del partido asumferen las reivin- dicaciones de algunas de las victimas de los cercamientos, es- pecialmente en las zonas de pastos, por ejemplo, en Ia isla de Axholme y en Hatfield Chase®; pero entonces ya era demasia- do tarde para que se convirtieran en dirigentes dz un partido especificamente antisefiorial, Sélo sirvieron para potenciar los argumentos demagégicos de Oliver Cromwell, quien metia en el mismo saco a niveladores y verdaderos niveladores, cali céndolos de egeneracién de hombres despreciables y ruiness, spersonas que difieren poco de las bestiass. «2Acas0 la docti na niveladora no tiende a reducir todo a una igualdad [...] a que el arrendatario alcance un destino tan libre como el pro- pietario? [...] una expresin agradable para todos los pobres y verdaderamente bien recibida por todos los depravados»®. Incluso los regimientos que se rebelaron en Salisbury en mayo de 1649 tuvieron que insistir en que «la nivelacion de vuestras tierrasy no formaba parte de sus objetivos”. El clé- igo milenarista Nathanael Homes rechazaba «una anarquia ni- veladora» ®, William Hartley se quejaba en 1651 de que los sec- farios estaban siendo estigmatizados como «el partido de ‘Tompson, los nivcladores». «La palabra nivelador es un térmi- zo injurioso lanzado sobre muchas personas por el solo hecho de mantener unos principios justicieros.» Sin embargo, incluso I sentia que tenia que hacer algo pare desautorizar ¢l comu- nismo®, En 1653, también Blith creyé prudente rechazar «el @ C, B, Macpherson, The political theory of possessive individuatism, Oxford ue, 1962, pp. 13689 [Teoria politica det individuaitsmo posesivo, Barcelona, Fontanela, 1979}. Los criticos del profesor Macpherson afir- man que describe a los niveladores como un bloque demasiado monoli- Uico en sus puntos de vista. La explicaciéa del profesor Barg podria ser- Wi pata reconciliar 1as dos posturas, ‘#1, D. Hughes, «The drainage disputes in the isle of Axholmes, The Lineotashire Historian, 1h, DD. 1334 “o'Abpott, ob. elt, Ill, pp. 184 y 43536 Hi 1 The unanimous’ declaration of colonel Scroops and cammissary-gene- ral_Tretons regiments, 1&8. ‘aR, Homes, A sermon preached before... Thomas Focte, 1650, p. 325 véase infra, p. 29. "BW. Hartley The prerogative passing bell, 161, pp. 91.“eg swurspd ‘wupmyy aopy “TSeA0W ELE “a “ME 512 “dt “ouapubunn “TEMP oy pun“ yt “en pH03%0 “pos -qazs Guero ‘souvent 9D "V 'spc “et ‘GLE totoutone sistusopuoouon oye outed °s 1 8“ “zea in prope ABH aL fo 2irT ‘OAKNS op “(bg “Ae “eon “aaodduay ystauy ay) osnyno jp ered sede ‘omen ayn ssifeq sod Sepereyos opts weyany axqetsund. 3p sjeunaie> seas SH sel 6s Cy “d puo “d “ un aN YTEUSSAEOD apuOp ‘Sots tod “eveasa wun o vensdey un #9 OU WAH {s 3eLopsuO> WUT Uy I ee Ofn|SUT apong.CepoearasNs wa sod eID said wOU9s wt k IOVS {coo epnop us ealusnous 2yQ) sostuny salopezeD & sovexpel sts 20d ops Syur eproowos £ "saprog uo syuoisixa eistumosg yeoIpes odes un ap co ho vufvaney & sunispreyt stk “Itt 999 59 peptalsod eNO “iaMbED qe sue squany om opgt Uo xxx oye op sane soyorureDID9 2p stofgo anf See qrespt x05 "preOM Te aUorsprepa Sp eimai ey > “GOI © eUeord “way 209 59 pepiiaisod cup, -seeioo sms Uo 0 pIEOM To ua ehzeIs9 sub Jauedhs o2189| 0 "sex0peaeo 9p Peplunusoy eum voy wo Osho 1s O10 Spaog ap arseeion Te fonjtapiey oto © ‘TBE 20 9P FIA SURES 219 ef ‘uo!sioa4d WEAR uod ‘2o1p sou anb uoroerepP—ap uN UareD “land yanoioqauytegy, 9p sazopeato soy ‘spndsap sasaut 294q. “pepmy> v| ap sez -onge sewistar set ua operonsnfe < opermdes ony osed ‘y3nor0q, Buyjam © opp as uosduoys, HEIN “prop wa souopefea Sof ap Plousap e 2p spndssp “6491 ap oXeu! 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Fxistia aun un conflicto de «la bestia conira la bestia, de la codicia y el orgullo contra Ia codicia y el orgullo» . «Ese gobierno que da libertad a la gentry para poseer toda la tierra e impide que el pobre plebeyo disfrute de parte alguna [...] es el gobierno del Anticristo ideal, que s6lo busca su propio interés», y debe ser extirpado de raiz, Winstanley. esperaba que Inglaterra fuera el primer pais que se desprendiera por completo de «esa bestia, Ta propiedad real» ™, Dado que el mundo exterior es la manifestacién det Dios de Winstanley, tenemos que concederle un gran valor a nues tros sentides porque mediantt los mismos conocemos este mundo, El hombre debe vivir en si mismo, no fuera de si mis mo; en sus cinco sentidos, no en vanas imaginaciones, libros doctrinas conocidas de ofdas, Pues Dios se pasea y se deleita en su jardin, la humanidad ®*, Conocemos a Dios mediante los sentidos, «en la penetrante experiencia de una simple criatura, el hombre, viendo, oyendo, oliendo, gustando y tocando» ™. Cuando los cinco sentides actian con su propia percepcién es cuando se aleanza «el estado de simple sinceridad 0 inocencia» Cuando el hombre sitiia su propio bien en los objetos externos, la imaginacién «corrompe los cinco sentidos», y esto conduce al estado de naturaleza hobbesiano, un estado de competencia rayano en la guerra. El hombre no encuentra en elle felicidad alguna: solamente cuando «el poder egoista, imaginario, co cioso y asesino ha sido arrojado es cuando Dios deviene «a ba- rrisco’el Gnico rey en ese alma viviente, o en esa tierra, 0 en e508 cinco sentidos vivientess ™, Winstanley afirmaba apasio nadamente la naturaleza terrenal de ese Paraiso de los sentidos: sjOh, vosotros!, predicadores de oidas, no engafiéis por mis tiempo al pueblo contindole que no conocer4 ni verd esta glo- ria hasta que el cuerpo yazca en cl polva! Yo os digo que este gran misterio comienza a mostrarse y debe ser visto con los jos materiales de la carne, y esos cinco sentides que se ex 1W Sabine, pp. 385 y 20% véanse pp, 248, 210, 534 y 383 19 Tid, pp. 230 y 297; vase p. 437. 1s Tid, pp. 385, 395 y aT2; weanse pp. 613, 631 y 63637. VEase mi An tichrist in’ seventeenitvcentury England, pp. 11648, 1M Sabine, pp, 45849 y 452: veanse pp. A58, MB y A777. 0 Thi 9. 165; vease p. 281 1 Tide, pi 455 y 48586, vase infra, p. 399 ¥ apéndice 1, lel Niveladores y verdaderos niveladores 139 cuentran en el hombre participardn de esta gloria.» «Toda glo- ria externa que se encuentre lejos de los cinco sentidos (...] es de naturaleza pasajera, al igual que el cielo del que vues- tros predicadores os hablan.» El cielo esta aqui, en 2sie mundo. Winstanley remachaba su teoria con su acostumbrado vigor epigramatico exhortando a los sorgullosos sacerdotes» a «de- jar su negocios ¢ cinclinarse ante nuestro Dios» ™, Estaba li teralmente intentando hacerles bajar a la tierra, a Dios en el hombre, La altima linea de la cancién de los cavadores exige: «ila gloria esté agui, cavadores!»™, Pero si Dios esta en to- das partes, si la materia es Dios, entonces no puede haber di- ferencia alguna entre Jo sagrado y lo secular: el pantefsmo con duce al secularismo. ine, pp. 168-70, 227 y 14S. Las eursivas som mas. ‘we Firs, comp., Clarke papers, 1, p. 226.“a6 “4 1m ‘yer “dt “fay ‘90K “0 9P_ SOLS Te “pen “soyounyy uonsuys 94? Jo Suro>r joq00F 24 MSSIPORL “A -oyad sonsodosd soy vied coursnuersaiosd fap eiserey orsadse qe diuourejos avkesqns upfavsosinba wun sa o1od “asieuapuCD v sono A asaeajes e sopeunsapaid uvjso sarquioy soun onb op oysay Joe F{deouyy sey OMISHUEISaVEd [a “SOI UUY LALO ¥ wre arquioy [fe equojoo & viso|ay e] ap osmbupref opeuenue ofaja 9 BTUNSap sayueos9 so] sopoy ap oYoPAsNs op EUBIDIN BULI20p @7 “soqusUINIDeS SO] 2p O SaiopsaseS So] BP UOIOeIpIU [UIs ‘seIsuo!Ques ss sUOUMEIDONP eqeTAEy sold “soi ap iapod ja Johaiut ns uo ueqesueutLedys onb soyonbe wero soptt ‘ap soy “opesad fap Sasousor Sof ap sopexaqt, WeroHUTS as aq Awoy sounaje anb ypey osg “euro ePUaTad wy Jod Soper cedwaat uexo souso}se wofonjosge vf £ OwotuMuodaxte jo: “upqoue> eidord ns uw soprees UN efuDy a1uas—ai9 Epes anbsod Jos op UOTE WesUD} OU VA So[eIOpsedes soLOpEIpauT soy “opeZ|s Couaiuy equiso opesad Jap opnuas [a ‘oustueisaord jo Wa “eotopid eypyp wx]UOD wisaiard ns ogea OAdTT 2159 opuen oxen] @ sendod ofode jop ayred ojueytoduny wun tos Soknyqisuoa ‘seousstMpur ap wWuoa ef ‘Sepnp & EAN] WS ‘oyuour Jeptur toremnamsa sezonbu sedno ‘sorquioy sare, ‘sepe seidosd sng Woo zejoa exed peppedes vidord ns uo Erte oKeW BUN uegep sot EzaNbls syu9foas> wAnd £ sepeZUEA sp SPOIL 2291 se] ap oTuWop Ofna —souEsayre K soyuEIosoUI0D JyUOMT Sago soffanbe sod osnge uN ou1od epIoud.as any UpRDEAIES ef ap uorseziferoioMto> wis onbiog ‘olreUt ua osaUTp ap O8ed [9 aiue(paur sazopeoad so] B soyopraows soy xod seysanduy sej9 Fuottiad se{ ap ugystuiad ‘seIouSSIMpUL ap wIUEA | WO gIPIX fs olag *,o1x019sng [ep UOPUDAUT [HN e[ ap EPMA ef UOD [eID ‘os joruos ap wus{s zed uN opeljoctesop wIqEY [eA2Ipom Prsof#y wy] zoa eurrxoud ef visey “'sopeoad sns op sasqyl aszer ‘aptsuos & soifnsqe 19s Ueypod seisandwy sepeyunoad seus, swuad sepensape sof uequied & oyops09es uN woD UEqUsastIO9 9s Tg worens Ns awpouar seyuOWUT Ered sounuy WesUO} OM 's9s0P ‘esa uxra anb oped “sasopesad uvxa onb ap soprouiantos 105 uespod aitauitiaey ‘ugpensny ns op ‘eous}odusl ns ap Samu “soo wera anb ‘sd1qWOy So “EST | OP ouBepUE jo WequoriDEsd anb ‘saiopiaoes soy sod epezyun ony A owe ojgand [ap UpiA BL vo poded sqrezoduy un upIquier guaduiasap ‘cerapemmeU e[ avjouyuco udu ered onneuDyE eUDYsIS uN ‘eu ey ‘opeparay 49 ‘Te20S PEpHOLO|UE eI K ezeaqod vy] OWOD ‘oper od [g “oaupJsoune oduion ja owes a[qiaopaidury wer equaynsat anb sor un aque vousodusy ns ze3daoe e oysandsyp onmsa It ousayfus yo & opvoad 13 naan ippaaul D asp ‘ezajeameu ef op auquioy ye avsoqy vied ofeq opeiseus 2p any vorDpI vf op [PAI [2 seIUOHY "exEUMY PepmnbIGt e| 8 soSisea outoo setuiopide se & sarquteq set tez9pIst09 190] io “epla v| winBasuy ujreq sexiand sey A sued sey anb vy uo ‘saygasoa se] uequiRojel 2s 1S AIquIeY 9p UELOU 9s K P79] -einyeu ef ap padiaur w uaqenuosuD 95 sauquicy so, anb ey ua “SeantUngse SeD|UD9} UOD "[ERAISOP wjoduste pepeysos wun Ue -eunn0}>4 v| ap spndsop aqueyseg vyseY vorytuts edosng, uo anb oy “wisyodouour uojoisod ns woxorAMrUEM SesUTU Sepr>o}qeIS se[sai3] se] ap wunduqu sod vpeidase 498 omaisuoa e>uNU UO daouo> vjso O1od fopep peprunuso> wun 9p soxqusoqut so, sop -0} wied sousus of 10d 0 saiquioy sof sopor vied uoroeares e teyay> sonata SomualumxoU! soundly “stoMe v| ap spndsap ssigioaul uapand souopisod sop anbune ‘uprmyye ap opeis> uo ‘erogeur esusuME vl fezuEIMUaRLUDTG 2p opelss uD uEN stonoliS 9 soo0d Solin optInur 2389 2p pepa!s vf 9p of>jjar tun so UpIA eno vy] safuaitA souorstax SapuEss se| sepor Ug epia eNO BL UD pEpID!aY wzISoNu serodse onb ‘sond ‘sourouay, euion P| ua viefduioa os apand vounu. uorseipauosad ws “TP 10> ayfouoses 95 sorq anb vied ansixe vpand anb rewuoures9 -¥5 oliauinuistt fo vas [END vas & “topesod aicoumjeiuoutepuny $9 a1quioy 1q “=IqujoNuoDE oUNSsp uN ap pasuszur ® exyMaNaua 38 popluvumny vp & ‘opipud vy 95 2159 voy oad ‘eIDUaI0uT 2 pepioty ap opeiso un opesed [a uo onsta ‘epesod PEP PL ‘eIpeaay ef UPA [ep UIPIEL LP ee ALANS EpLaxA| eUN UOTE -ah soqgond so] ap Bposeu vy £ souoysijan sey 9p YOKE er] ayaata0s 4 oavoaa “1 2d ‘6top ‘outed essunyid “yor Bussnf Aum) y “saa0g weeaEy 12904 out anb of & oped 59 en o| se8zn{ exed owen sopeateut ot cinusdoie’ € woypadan “tioqeip fami, Ue aeope um spss oN To") opeurnan we upisommaceny ty & opesed Fy ONUAIINE Ta A OdVOad TA “IIA12 Christopher Hill Lieos de la vida en sociedad, su importancia radica en ser una dcctrina de la libertad del elegido, que por la gracia divina se ve individualizado de la masa de la humanidad. La mayoria de los hombres, lo mismo que los animales y toda la creacién in- animada, estén sometidos a las fucrzas de Ia naturaleza y de la sociedad —hambre, pestes, muerte— y son impotentes ante las mismas. Estan hundidas en el pecado, Solo el elegice es libre, porque para él las fuerzas que gobiernan el mundo no son unas fuerzas ciegas. EI elegido entiende los propésitos ci: vinos y coopera con ellos, y esta sensacién de intimidad con cl gobernante del universo proporciona una confianza, una se- furidad interna, que puede permitirle prosperar en este mun: de tanto como heredar el mundo futuro. Esto le ovita la exagerada y dura autoseguridad del fata lismo: siempre quedan tensiones, dudas. Solamente Dios con ce a sus elegides, La liberacién de un hombre puede set la desesperacién de otro. Pero las propias tensiones, en circuns- tancias adecuadas, pueden producir una energia moral, wna determinacién para ponerse a si mismo a prueba. La teoria de la justificacién por medio de Ia fe ayud6 a los hombres a vi vir gracias a la esperanza interna que proporcionaba. Es una teoria relativamente democratica: los elegidos constituyen una aristocracia espiritual que no tiene relacion alguna con la mun- dana aristocracia de nacimiento, La teoria dio a un selecto gtupo de hombres pertenecientes al tercer estado carente de privilegios el valor, Ia conviecién y el sentide de la unidad mu tun suficiente para abrirse camino hacia la libertad politica y religiosa por medio de una organizacién estrictamente disc plinada. Necesariamente, sélo un grupo selecto tiene la posi cién econémica, la educacién y el tiempo libre precisos para conocer a fondo esta teologia; slo una minoria puede ser li bre; sélo una minoria constituyen los elegidos. Se diferencian tanto més de la restante masa del desprivilegiado tercer estado carente de privilegios (asi como de la impia clase dominante) cuanto que tienen plena conciencia de que su sentido de la gmcia divina es Jo tinico que les distingue. Esto les hace hu manos, distintos de los animales y de los no regenerados. Ello implica un cambio de valores: porque el orgullo fue el pecado de Lucifer y Prometeo. Tawney se referia especialmente al cal vinismo cuando hablaba de «la paradoja central de la ética re Higiosa: la de que solamente aquellos que estin animados por el valor necesario para trastornar el munde son los que estin 2 Vease wire, pp. 160-16 G El pecado y el infierno 143 convencidos de que ya, en un sentido superior, este trastorno esta dispucsto, con ia ‘mejor intencién, por el Poder del que ellos son sélo’ los humildes instrumentos» 3, La experiencia espiritual de la conversién, para un protes- tante en el periodo que estamos estudiando, era la de una rup- ura total que conducfa a una nueva vida de libertad, Sus preocupaciones se quedaban atrés y adquirfa un sentido de Ia dignidad, de la confianza en si mismo como indivicuo. Thomas Hooker lo expuso muy bien cuando escribid: «La perfecta com tricin y el dolor de coraz6n producen en el mundo una ex- raha y répida alteracién, varian el precio y el valor de las cosas y de las personas més allé de lo que es posible imagi- narse, trastornan el mundo, hacen que las cosas sc muestren como’ son.» «Tales [hombres] juzgan no por la apariencia ex- terna, como lo hacen los hombres de mentes corrompidas, sino con la experiencia que han encontrado y sentido en sus pro- plas corazones»‘. La conversién conferia asimismo una sensa- cién de fortaleza, debida a la unidad con una comunicad de personas que pensaban lo mismo. El espiritu «colectivista» del calvinismo primitivo ha sido sefialado con frecuencia. El mismo sentimiento de intereses y creencias comunes inspiraba a las primeras congregaciones sectarias. Esta doble sensacién de poder —la riqueza en si mismo y la fortaleza debida a le unidad— produjo aquella notable libe- racién de energia que es tipica del calvinismo y de las sectas, durante el periodo que venimos estudiande. Los hombres se sentfan libres: libres con respecto al infierno, libres con res- pecio a los curas, libres del miedo a las autoridades de este mundo, libres con respecto a las ciegas fuerzas de la natura. leza, libres con respecto a la magia. La libertad podia ser ilu- sorla un autoengafio psicolégico interno, 0 podia correspon. der a la realidad exterior, por cuanto que probablemente iba a ser experimentada por hombres que econémicamente eran independientes. Pero incluso una libertad ilusoria podia dar al hombre el poder de conseguir a libertad real, Jo mismo que la magia mimética ayudaba al hombre primitivo a cultivar sus campos, Pero la conversién en s{ misma, el salto desde un mundo con conciencia de necesidad a un mundo con conciencia de libertad, teria gue Uegar como algo arbitrario y externo. TR, Hh Tawney, Religion and the rise of capitaliem (2d. Penguin), ps sina 19, 1. Hooker, The application of Redemption, 1659, p. SST. Esctito an: tes de 16874 Christopher Hitt No se podfa pedir para uno mismo el acceso a un estado de eracia, de la misma forma que no se podia pedir para uno mismo el acceso a una clase social més alta. Era la interven- cién de un Dios en un universo estatico, el milagre sin el cual se permanecia entre la masa inerte de los réprobos, sin el cual la libertad era imposible. I protestantismo, como expone un comentarista perspicaz, conservaba el pecado medieval sin el sistema medieval de se- guridad: la confesién y la absolucién, Los hombres se emar- ciparon de los sacerdotes, pero no de los terrores del pecado, del sacerdote interiarizado en sus propias conciencias*, Sola mente los caracteres muy firmes, o.los muy alortunados, po- dian soportar la tensidn. Si no sc cambiaba, era una doctrina més apropiada para las situaciones de lucha de las ¢pocas de crisis que para la vida normal en una sociedad estable. Y daba lugar a un problema de control social. Las doctrinas protestan: tes ponfan el énfasis en la separacién de los elegidos con res. pecto a Ia masa no regenerada. La confesién y la absolucién fucron abolidas porque los elegidos eran sus propios sacer- dotes; los mediadores sacerdotales tampoco podrian hacer nin: gan bien a los no regenerados. Pero gqué iba a ser de la me yoria no regenerada de la sociedad? La doctrina protestante insistia machaconamente en la importancia de las consecuen- cias sociales de la caida del hombre. Si la caida de Adan no hubiera traido el pecado al mundo, los hombres habrian sido iguales, la propiedad habria sido dis- frutada en comin, Pero desde la caida, la codicia, cl orgullo, la célera y todes los demas pecados han sido transmitidos a’su posteridad, La masa de la humanidad esta irreparablemente condenada a los inficrnos: una pequefia minoria esta predesti nada a Ia vida eterna, El Estado coercitivo es una consecuencia de la caida, necesario para evitar que los hombres pecadores se destruyan mutuamente. La propiedad privada es igualmente tuna consecuencia del pecado; pero, puesto que existe de modo inevitable, debe ser defendida contra Ia voraz codicia de los no propictarios, que deben ser mantenidos como subordina- dos. E] Fstado de los Tudor se hizo cargo de muchas de las funciones de la Iglesia medieval. Esas doctrinas tradicionales no habjan dejado de suscitar oposicién. Los Treinta y Nueve Articulos de la Iglesia de Inglaterra se basan considerablemen- 34. Marlowe, The puritan tradition in English fe, 1956, pp. 13031 La observacin fue originariamente hecha por Marx (Selected essays, ra . El dualismo era tanto més necesario cuanto que 2l_ protes tantismo del siglo xvi era, en cierto sentido, un credo revo- lucionario. «Aqut estoy, de modo que aytdame, Sefior, no pue- do hacer otra cosa.» Utilizara realinente o no Lutero esas pala- bras, éstas expresan el espiritu de sus acciones. El y los que con éf estaban lucharian o sufririan hasta la muerte antes que Someterse a la tiranfa del papa o a un poder secular papista. Pero el protestantismo no era un credo democratics. Procla- maba la libertad cristiana, 1a libertad para los elegidos. Calvino convirtié el dualismo cn’ un sistema, lo que, por una parte, dio lugar a un instrumento de lucha ‘més eficaz que cl lutera- nismo y, por otra, a un mejor régimen disciplinario para las clases bajas. Salomén, escribié Calvino, xexhorta a los pobres a sufrir con paciencia, viendo que aquellos que estin descon- tentos con su suerte procuran sacudirse la carga que Dios les ha echado encima», Les ha echado encima esa carga porque son pecadores. Incluso la esclavitud, para el calvinista William Perkins, «esté, desde luego, contra la ley de la perfecta natu- © Véase The reformation of the ecclesiastical laws, E. Cardwell, comp., Oxford vr, 1830, pp. TI, 146 y 326, T'Setections fram the table taik of Martin Luther, traduscién al in- és del capitin Henry Bell, 1992, pp. 13637. TJ, Calvino, The inctitutes of ‘the Christian religion, traducciéa al in- sits de H. Beveridge, 199, 1, p. 178.46 Christopher Hill raleca como era ésta antes de la caida; pero no lo esté contra Ia ley de In naturaleza corrupta de después de Ia caida», Cal vino habia ensefiado que los piadosos podian utilizar «la ayuda de Jos magistrados para la proteccién de sus bienes 0, guiados por su celo en el interés putblico [...] exigir el castigo de los hombres malvados y dafinos, a los cuales saben que nada fos corregira sino la muerte» Estos lugares comunes eran compartidos por todos, con ex copcién de los protestantes radicales, Richard Hooker los acep- tabs, igual que hacian los calvinistas". Los presbiterianos in- glescs y escoceses se anticiparon a Hobbes al ensefiar que era funcién del gobierno civil refrenar la depravacién connatural a todo hombre. Henry Parker, aliado politico de los presbite- Fianos y predecesor tebrico de Hobbes, escribia en 1642 que, «al estar pervertido el hombre por a cafda de Adan, se habia cor- vertido en una criatura tan indémita y tan incivil que Ia ley de Dios escrita en su pecho no bastaba para impedirle la mal dad o para hacerle sociable» ®, Su enemigo sir Robert Filmer afirmaba que «no era imaginable una libertad natural de ls humanidad sin negar la creacién de Adan» y, por consiguiente, sir implantar el ateismo». De hecho, Filmer argumentaba que el poder politico existia antes de Ia caida del hombre", Las fexp-esiones verbales podian variar, pero nadie negaba la mal: dad del vulgo hasta que el vulgo comenzé a hablar por si mismo, y entonces os propictarios estuvieron todavia mas convencidos de la necesidad de la represién. La ley protege Ja propiedad, declaraba en 1641 John Pym. «Si quitdis la ley, todas las cosas acabarin sumidas en Ia confusién, cada hom bre Ilegaré a ser una ley para si mismo, lo que, dada la depra vada condicién de la naturaleza humana, tiene necesariament ‘que producir muchas y grandes atrocidadess Para los conservadores, los propietarios, la caida era algo que no podia ser contrarrestado. Habia afectado permanente- mente a la naturaleza humana, Intentar ignorar Ia maldad ¢el hombre era hacer caso omiso de los hechos. Veian el mal como alge interno, escondido en el corazén de todos los hombres, TPerkins, Works, m, p. 638 Tealving, Institutes, 1, p. 601 st flocker, The faws’ of” dcclestastical polity (ed. Everyman), tp. 1M [Ite Parker), sObscrvations upon_ some his majesties Tate answers and. expresses», en Haller, Tracts on tiberty, X, p. 178 is'Parriarehd and other political works of Sir Robert Filmer, P. Lax lett, coinp,, Oxford, 198. pp. 25950. We "Rushworth, Trial Of Strafford, 1680, p. 662, Las cursivas son de ©. Mill El pecado y el infierno MT no como un producto externo de !a sociedad. El pecado era una catacteristica heredada, transmitida por el acto sexual. La idea de que es justo hacer recaer los pecados de los padres en to- das las generaciones posteriores forma parte del primitivo complejo de ideas que produjo cl enfrentamiento entre fan lias, y es muy apropiada para una sociedad basada en el es- tatus heredado. Este clima de opinién hizo posible las [para nosotros] sin: gulares afirmaciones de los primitivos tedricos politicos de que los herederos estin vinculados para toda la eternidad por los contratos realizados por sus remotos antepasados. Sir John, Da- vies justificaba a Dios ante los hombres mediante la compa- racién del desheredamiento no sélo de un hijo descarrado, sino también de su [presumiblemente] inocente posterided, ¥ mediante los privilegios conseguidos en el pasado por una cor- poracién®. El pecado heredado era el anverso del derecho hereditario divino de los monarcas, No existe el menor mere- cimiento por Jo que respecta a Ja salvacién. Los hombres fue- ron redimidos solamente por la virtud de Cristo, que reempla- 26 a todos los demas mediadores. Pero tales argumentos cons- ituian un arma de dos filos: los niveladores y otros preten- dan que todos los ingleses nacidos libres tenfan un derecho de nacimiento, heredado de sus predecesores anglosajones, del que era injusto privarles, En una sociedad en la que el contrato estaba legando a ser mas importante que el estatus, tal hincapié en la herencia es- taba empezando a parecer anticuado, como sucedia con Ia teo- ria politica de Filmer. Hobbes y Locke utilizaron el marco del contrato social, pero sus argumentos en modo alguno se fun- daban en su acontecer en la realidad histérica. En los primeros afios del siglo xv la teolog(a puritana estaba reaccionendo ante el nuevo panorama social con la teologia del pacte de Perkins y sus sucesores: Dios pactaba la salvacién con sus ele- sides de una forma sumamente legalista“. Esto tenia una con- secuencia muy curfosa, En la teologia del pacto, Adan Ly Cris- to] se convertian en figuras representativas en las que se resumia cl estado de toda la humanidad: como personas piblicas. Ya no sufrimos por el hecho de ser herederos de Adin, sino por el hecho de que Addn fue nuestro representan- te, La virtud imputada a Cristo no proviene totalmente de fuc- "© Sir John Davies, «Nosce Teipsum>, en Silver pocts of the siatesnth century, G, Bullitt, comp. (ed Everyman), pp. 368-69, 'W Perry Miller, Phe new England mind! the seventesnth century, Nuc ma York, 193, pp. 401.148 Christopher Hill ra, sino que es conseguida para nosotros por nuestro represen: fante®, Esto abria unos horizontes mas amplios de lo. que po- alan imaginar los te6logos del pacto. William Erbery iba a su gerir que el Nuevo Ejercho Modelo cra vel Ejéreito de Dioz Eomo persona piblica y no con fines particularese ". El problema del control social fue resuelto en la Inglaterra de Jos Tudor, de manera provisional, manteniendo los tribuna- les eclesidsticos que imponfan penas pecuniarias por los «pe cados». Estos tribunales seguian siendo denunciados por los protestantes radicales como ineros medios, para sacar dinero El ala presbiteriana de] clero deseaba abolirios en su totali Gad y reemplazarios por un sistema disciplinario que diera a fos componentes de este ala un poder mucho mayor. La derrota del movimiento presbiteriano dentro de la Iglesia de Inglate: tra en la década de 1590 ereé nuevos problemas, El cleso pu itano hizo cada vez mayor hineapié en Ia predicacién, en la Conducta moral, en la construccién de un cuerpo de opiniga faica Conforme los gobiernos de los Estuardo iban cayendo, cada ver més, bajo la influencia arminiana, la consolidacién del partido de los seglares puritanos se fue haciendo cada vez mis Fnportante. A medida que el sacramentalismo revivia on las Iglesias, los puritanos iban consiguiendo el apoyo de muchos seglares, eayos, motives eran mAs anticlericales que teolégi cos ¥ que en Ia década de 1640 encontraban el clericalisino presbiteriano no menos desagradable que el arminiano. Pero Ge momento la alianza era sélida, Existian, en realidad, contradicciones evidentes a ta hora de combinar una teologia que subrayaba que los elegidos const tuian una minoria con Una predicacién moral que se proponia Ilcgat a todos los hombres. Todos los ortodoxos habrian estado deacuerdo con el aforismo de William Crashaw: «La mayor parie es por lo general Ja peor partes, En 1632, Thomas Hooker podia «decir por experiencia que es increible Ia, canti Gad de ignorancia que existe en Ia clase mas baja del pueblo» ® Perkins y otros tedlogos puritanos resolvieron esas contradiccio- nes ensefiando que Dios aceptaria la intencién como si fuera tin hecho, que, aunque no podamos salvarnos gracias @ ues {ros propios esfuerzos, sin embargo, un deseo apasionado de ser salvados seria una sélida prucba presuntiva de que en ree TT Goodwin, Works, Edimburgo, 1861-63, 11, pp. 18033; A, Burgesse The doctrine of original sit, 1638, pp. 2, 389, 46 v 165 ‘a Erbery, Festimony, p. 25: véase Milton, citado infra, p. 390 iW. Crashawy, A sermon preached in London, 1610, sig. F. 2 BT Hooker, The souler preparation for Christ, 1632, p. 70. & El pecado y et infierno 149 lidad nos encontrébamos entre los elegidos. «El Sefior acepta fa inclinacion y el esfuerzo como si fuera el hecho en sb. “aquel que desea ser recto, es recto», declaraba Joha Downa- ner «Aguel que quiere arrepentirse, se arrepiente [...] Si exis: fe una mente dispuesta, es aceptada>, «El deseo de seyuridad y el sentimiento de la necesidad de seguridad», pensaba sir Simonds D'Ewes en 1941, equivalen a sla seguridad misma» ¥. Esto quiere decir que cualquiera que tomara en serio cl pro- blema de su salvacidn podia tener una razonable seguridad de aque se salvaria, Los elegidos constituian la élite. ‘Cuando lego la guerra eivil, le apelacién al apoyo de las masas tuvo que ser todavia més directa, todavia menos discri- Thinatoria, Todo el que quisiera luchar contra el Anticristo se- ta bienvenido. Hasta qué punto los predicadores se permitian Ser conseientes de la profunda contradiccién de su postura es ‘algo que no conocemos. Muchos de ellos Tamaban al pucblo flano ‘a la aceidn politica, dando esperanzas milenaristas: en especial a los pobres y humildes. Con todo, ningtin calvinista podia légicamente tener confianza alguna en la democracia: su Paligign era para los elegides, una minorfa por definicién. Tho- nae Goodwin, que apelaba al evulgor, sabia sin embargo, que constitula «un cierto signo de un estado no regenerado el. ser flevado asf por la corriente y moldeado en Ios mismios princ plos en que 1o son la generalidad de los hombres»%. Exhortar Mas masas impias a Iuchar contra el Anticristo quizés no era Inds flgico que recurrir a un duque de Northumberland 0 de Buckingham, a un conde de Leicester 0 de Essex, para refor- nar la Iglesia. Pero era ms peligroso. Lo ponia todo en ma- hos del clero que conservaba algin control, es decir, que con- Rewaba el apoyo de aquellos sectores del laicado que eran pollticamente importantes. Habfan tenido bastantes dificulta- Fes con los erastianos en el Parlamento Largo; con la creacién Sel Nuevo Ejército Modelo perdieron totalmente el control Mientras cl campo del debate estuvo circunscrite por una Telesia estatal activa, por un sistema de patronazgo activo y por una censura eficaz, el clero y sus aliados pariamentarios Pefavieron seguros. Pero wna vez que todas estas cosas sc vie fieron abajo, una vez que el pueblo Ilano hubo gustado los W Perkins, Works, ut, p. 44. Pero compérese con, ibid, 1 p. S37. Vo ce ee Riorian, sPurians and the poors, P. and P. 3, pp. PP powname, Christian warfare, 16, p. 12. Bf QMeiniel, comp.. The autobiography and correspondence of Sir Simonds €°Ewes, 155, 38, p. 278 aT Goodwin, Works, 1H, p» 29; vase supra, p. 22,150 Christopher Hill probibidos deletes de la libertad, equé suceais? Dotia‘ciertamente recibir con grado el exablecimichto de un Sema dicpiaro sree” parm aplcr un eadigo tal te fio esorpones preshiterianos en gare Lge epacop. cs. Lor tribunaies eclesidsticcs de antes de 1640 habian so tants, poo lace isfeac, Los que eval etesado po Brey pata due vallta fa pene pone na meta orale Sevan roa dsp presitenana tr ago my Sno pods fomarse con Ta mayor seiedad Ie pone a Ya Inte, en codgo ae conducia moral Extn 2 1eNG de’ reforvar el antilericaliomo entre las clases bajes, Sis ie fombicn deig de estmulor ese Techro sninomie de'la‘aclavitad de In Ley moral ue algnos ronter legs asia el rechazo de todo tipo de coerciéa moral tradicional Los enti presbiterianos podrian haber llevado sus convi : ciores hasta la persecucién. Lo mismo podria haber hect b Iaora ent Pvfamonto Lrgoocelguers de ne Caras fc ls Comunes elegidas por sutragie exnsatarie, tanto cn 1 como en 18Sh, 1656 6 1661 Pero a parti de led? fue el clei y no el Parlamento, y todavia menos el clero precbiteriano, ef que tomé las decisiones. ' Ea Los protestantes radicales habian csperado mucho tiempo gare completa i Reforma, que consiiraban se habla que. 4 medio camino con el’ acuerdo elisabetiano, Qucrian abe 7 lbs tribunales eclesidsticos y todos los vestigios del control lege I peso snr een doe tba eee pei Gear econ {de creyente, En la medida en gue tuviera que exist agen po de’ contol soci ete tendria que ser ejereido de manera jemoctétien, sobre sus prepios miostoros, por las congregel ists cy gh sian lo encaradon de poner oven hist del siglo 0 deberda aber ensehado's oe vasiesiee existantes dentro del clero. El protestantismo comenzé presen. tandose. como una. gran lberacion del espirita humane, Pero folanent una decada despcs de In provesta de Later foe ete gue Icey ene una sera chp ue saab prootthd ya subordnacon seca, to como ay entnd ‘eo; y en la década siguiente, los anabaptistas de Miinster 7 Véanse infra capitalos 1X y 2¥, Me i ‘A, Mort por lar dlsisiones que sobre site punto hemos mantenioy véase S. and P., p. 474, y las referencias all citadas. mos mantenides ot BI pecado y et infierno 151 se levantaron contra la totalidad del orden social existente. La imprenta hizo posible el protestantismo porque facilite la ri Pida divulgacién de Ja teologia popular entre las personas que Zabian leer, especialmente en las ciudades. Cuando la Biblia folarda circulaba por decenas de ejemplares, el Nuevo Testa- mento de Tyndale circulaba ya por cientos y la Biblia de Gi- nebra por miles. Pero la imprenta también caus6 serios dafios UI protestantismo como doctrina unica y voherente, porque te Icctura de libros puede controlarse ain menos que Ja lectura de manuscritos. La Biblia de Ginebra en edicién de bolsillo podfa ser asimilada en privado ¢ interpretada en privado. Una Ver que las masas se sumaron a Ia actividad politica, bien en Romania en el siglo xv1, bien en Inglaterra en el xv, era 16 Zico que algunos exigieran Ia salvacién para si mismos. Los Enabaptistas alemanes y holandeses fracasaron en su intento de tomar el cielo por asalto. Fueron devueltos, a estacazo lim- pio, a su estado de sumisidn, tanto en este mundo como en el pro. Su aparicién supuso para Lutero y Calvino una prueba Clara de la maldad inherente a Ja masa de la humanidad cafda- Lutero, dependiendo como dependia de los principes seculares Hlemanes, reaceiond negando a la conciencia individual cual. fuier derecho a la critica 0 a Ia intervencién en Ia esfera del gobierno secular; Calvino, que formaba parte del gobierno, de Ginebra, hizo el mayor hincapié en Ia necesidad de disciplina, en la imposicién desde arriba de un rigido cédigo de conducts. ‘A medida que el pucblo Ilano iba formando sus propias con- gregaciones en Ia década de 1640, libres del control clerical tra Fictional, tba discutiendo todos los aspectos de Ia teologia y de fa politica a la luz de la Biblia. Muchos, como Milton, procla- Thaban que los clegidos podian verse libres de todo tipo de coerciones, incluso de Ix atadura del matrimonio: la coercion Sélo debia aplicarse a los no regenerados. Por consiguiente, el mnimero y Ia identidad de los elegidos se convirtié en un pro- dlema politico importante, En los debates de Putney sobre los derechos politicos, esta cuestién estuvo directamente implica Ga en los tomas discutides. Conforme se iban convenciendo fos sectarios de las clases bajas de que ellos eran los elegidos, él antinomismo, el alter ego del calvinismo en las clases bajas, foa levantando la cabeza. En 1549, un comerciante londinense habia dicho que un hombre regenerado no podia pecar™. En | Inglaterra, en la década de 1640, hab(a muchos hombres como éste. BE Bumet, History of the Reformation, 1825, m1, p. M6.152 Christoptter Hilt 2. LA AMOLICION DEL PECADO De, mane neni st Neda pregnant conden Gin de is mayorta do is humanidad sé enconteabaeounciada com claidad ena Biblia. si, por el contrari, el Nuevo Tes tamento podfa ofrecer a todos a salvacién, gOué es en real dd al pocado? 7B Dios su autox? gO ee pecado un co Siro pormaie sje?" aay is costs fon paras ate io uf? Mito seen use major amie de te men ers Soperton fue pends masini fantasies prog Haron" costinrsltunn Sc dl beso Ceoae Chapman tou Diary Arto aba ge Boe tan sn soa ental pa te cin aoa Jos que exageraban el horror del pecado, haciendo de ‘ un nena ge fee para ensefidrselo a los hom- res 8. cambio el sel Sacros 2 Chapman fue un prolegide de Rateah'y fue posbiemente en el citio ds Ralegh donde, ica file’ del cna de fale cvalarn Poss sane Jo que Dio, {sot wdn,el.eble yo ificmo Cran odor aos ‘Shapes llesionso,sgolatente ehnchorrefosn La religion ers «cn si misma una fabula», inventada de manera deliberada date ‘tmantener a la thee baja lemorzsday cuendo se ete Bisceron in propiedad privada, la fanliay ol Estado™ Ser peckdo' cr wk Invenelon, caus justi. eatonces ts propel privet din de‘ sont case ee. ue Protegia eo propiedad? Nadie pudo evitar que es- (as cucstioncs fueron discudas de maneta goncial en In dca da de 1640, Winstanley invirtié la formula tad ional: i th ca a fo fc eas de a propedd, sino que fr fe Propo a cause de la caldasCuando el etsmp fomensé a surgi en undo et nombre comenss a exces, sCuando fa hua indi pre porta y signe aon norls toda y exciuir a lo. demés, dbligéndoles ase sta fue Ia aide Gl hombre Bi poder ovata, los cjercitos as eyes 1a moqulatia de la sjastila, lx” plone fos Fubclos todo Ube ensts para protege i’ propleed gus ls F Wilton, Complete prose works, (od. Yak 7 (ed. Yale a8, 7 2. 3 Chapman, Comedies and tragedies, 1873, 7 phe ner inhi i "pn SER tae nf, Bo TB, SKK, Lage pose ie pron’ old doa frngeia cing atid 8 EN sin puntvaizacion a Ia amebilidad cel seior Chart Sabine, v.38; wanse np. 25562, 452 y 499 a) El pecado y el infierno 153 ricos han robado a los pobres. La explotacién, no el trabajo, ts la maldicidn, Tenemos que abolir el trabajo asalariado si Gueremos Testaurar la libertad anterior a Ia caida, La compra $'fenta y Ins leyeo que regulan el mercado forman parte de la Taida, En un notable pasaje, Winstanley sugeria que la doctri hha de la predestinacion era un espejo del orden social desiguals TEL gobierno real [...] ha realizado la eleccién y la exclusién Ge los hermanos desde su nacimiento hasta su muerte, o desde la eternidad hasta la cternidad» *. ‘Codo a codo con el protestantismo, el culto de la magia, tan popular en el siglo xv1 y a comienzos del xvu, ofreeia también SVihombre, mediante el dominio de los secretos de Ja naturale ga, la liberacion de las consecuencias de la calda. Esta libe- Tauion era solamente para los iniciados, como la gracia protes- Tante era solamente para los elegidos; pero no existian limi faciones teoricas acerca de guiénes podian compartir los misterios. Francis Bacon hered6 algunas de estas tradiciones en Ia misma medida que ol protestantismo. Porgue, aunque Bacon aceptaba la cafda del hombre, rechazabs la doctrina favinista entera de la depravacién humana. Compartia la es: peranza de los alquimistas y de los escritores magicos en que PSbundancia del Edén podia ser recreada en la tierra, en. el caso de Bacon mediante el experimento, la habilidad mecinica Jal Intenso esfuerzo cooperative. El pecado era para él, of fran parte, cl producto de la ignorancia y de Ta pobreza. Bl Fabajo, la maldicion del hombre caldo, podia ser el medio por el gue de nuevo podria levantarse. George Hakewill mantenta puntos de vista similares. La popularizacién de las ideas de Bacon después de 1640 ayadé asf a liberar a la humanidad del fantasma que la habia Ynarado durante tantos siglos: el fantasma del pecado ori ginal, Lo que Ia alquimia y el calvinismo tenian en comtin ora Eoretensién de que la salvacién procedia del exterior, de le piedra Hlosofal ode Ia gracia de Dios, Bacon extrajo de la Pedicién magico-alquimica la moderna idea de que los hom- bins “ia bumanidad, no simplemente los individuos favorect: doe podian ayudarse a si mismos. Esto, junto con los drama flees acontecimientos de la revolucién inglesa, contribuyé a hunsformar la contemplacién retrospeetiva de una edad do- fida, de un paraiso perdido, en una esperanza de una vida mejor aqui en la tierra que podia conseguirse mediante el es: W Told, pp. 15659, 19099, 305, 323, 42304, Hoh, OL y SW; vase p. 776 BOER, pp. #991 y 20.154 Christopher Hill fuerzo humano. Comenius, discfpulo de Bacon, esperaba eres tituir al hombre su perdida condiciOn de imagen de Dios, esto cs, la perdida perfeccién del libre albedrio, que consiste en la'eleccién del bien y en el repudio del mal», Comenius queria que los hombres «meditaran sobre el libro viviente del mundo en rex de hacerlo sobre papeles mucrtoss. En una comunidad Vibre, pensaba Comenins, na deben existir reyes En 1681 fe invi:ado a Inglaterra por un grupo de partidarios del Parla mento que descaban una dréstica reforma del sistema educe tivo inglés, De esta forma, en la década de 1640 se dieron muchas ten- dencias de pensamiento convergentes que se oponian a los dog. mas ortodoxos y tradicionales del pecado original. ePor natura- leza hemos nacido todos igualmente librés», deciaraba en 1646 el anénimo Vox plebis, xy después todos hemos sido libera dos en la gracia por Cristo», temprana vinculacién de la gracia libre con las doctrinas de Ia libertad politica. Este folleto se desentendia totalmente de la caida, Exactamente lo mismo hizo Lilbumne. Una peticién de septiembre de 1648, supucs tamente firmada por 40000 hombres, consideraba que las pre- rrogativas de los reyes y de los sefiores eran «invenciones de ios hombres» y no tenian ninguna utilidad «al haber hecho Dios iguales a todos los hombres» ¥. uc eegerruPetén de Te naturaleza no santifcada del hombres ¢ utilizada por el coronel John Pyne para justificar la pun de ride. AMios nlveladores esta corrupcién les parecta espe cialmente obvia, ya pertenecieran a la vieja clase dominante ‘© a aquellos que (como el propio Pyne) se habfan elevado a posiciones destacadas durante la revolucién: para preservar @ os gobernantes de Ia tendencia de todo poder a corromperse se propusieron una ampliacién del sufragio, elecciones anuales y los puntos fundamentales del Acuerdo del Pueblo. Esto cons- litufa una notable inversién de las hasta entonces ortodoxas condlusiones sobre las formas de gobierno extraidas de la cal da: que la masa de la humanidad, al ser malvada, s6lo podia ser refrendada por Ia ley y los magistrados. El supuesto ta A, Poldauf, comp., Selections from the works of J. A. Comenius (rage, 106H), pp. 989; Comenius, "Naturall philosophic reformed by di ving ight, 1681, ig. A 6, A 2v. Véase infra, pp. Z16, 288, 5 Ob, cit, 9. & Este folleto ha sido atribuide & Henry Marten, a Rie chard Overton y a John Lilburn. SSillbumne, The freemans fredom vindicated, 1646, pp. 12. % Wolfe, p. 282, 1 Dnderdown, ob. cit, p. 178 6 br pnt ya tee i: hecho, dejé de lado cualquier aproximacién teolégica a la po Sec ced tos de gram peso. La Familia del Amor y los grindletonistas® crefan que la’ ce a eae caida pocia ser alcanzada en ests vida perc anton it pol per dots ero com ante itectradas. Aora ‘nada, podia ser reprimi- hubian’ mantenise ejmatrialistaplcbeyo el antilericalismo to. EL sscepticime fforemente 9" se Kumdleron con el antine patioron SePresatS estado fue un rechsy0 del conto) le msg teal Ei giosa moral y un rechazo. del concepte eal de Ja vide eto dsuagoris, ol pecado. La perfectibil gexaro Gel gran Smee cha pubicamente, por Henry Denne dad fae onsets Gta Bawarde «Yo soy uno que certamen- yor, Jos ate Oma toa Ia humanidad, siendo wo de 1 oe too or eel que todos los hombres se salvenn, 2 ace at awards on 1646. En Jets, Winstanley manitestaba Waly?» Ge toda la hummanidad. Nogar la venida Gear eas a fos santos era negar Ta resurteccin®. Richard Coppin argumentaba que los sujetos de Ia predesti- Richard) Coppin =e pac no eran las personas, sino ls Bue lades del hombre. En 1655, una de Jas doc- Wdades ius fue la de sque todos Tos hor teas que tuvo 986, Ran deberlan salvarsey, PorD se VEMEO bres, cualesauiers Gero evi de lnformar a ios hombres de apadiende ae Gy sator de Tyranipocrit discovered exis. Ue Thee Bh 3 Hkatawe ye, tne Ends, anerarr Pam wege H ¥ Do Bh Sie ern pelt EUS Ps sn te yreakir the day of God, p. 35. Véase infra, p. 167. Dregking of hs day of er 2” dein amanda pace, pp. Sb, rublicado por prkeeen' ven en 166% Truths testimony, 1655, pp. 23 y 31. Véase infrs,156 Christopker Hill todos fos hombres tendrien | i 0 rs mn Ia gracia necesaria para salvarse 5 boscaran a Dios dentro. de ellos mismos, Buscar Dios on otra parte es buscarlo en vano®. El sociniano John Bidle ne. aba el pecado original y' Ta doctrina del tormenta te uando a causa de ello se vio en dificultad. hiveladores ign al inglés del catecismo racoviano fue quemada por orden del Parlamento, Al afto siguiente se publicd una vida de Soc , ¥ el Consejo de Estado comisioné a John Owen para que refutara cl socinianismo. «No existe tna ciudad ni apenas un Pucblo o aldea en los que no se haya derramaco piblicamente alguna poreién de este veneno», deslaraba Owen. Lawreny ce Clarkson predicaba la libre gracia incluso antes de hacerse unter. Los rarters consideraban, lo mismo que el pasaje de Setimus de Greene, que et pecado habia sido inventado por los sacgrdotes y gobermantes pasa mantener al hombre’ somet lo". «Si los elegidos Io son desde toda la cternidads, pre- guntaba Roger Crab, separa qué nos cobran dinero los sacer dotes?«®. George Fox, que en 1648 habia sido restaurado sal sstado de Addn, en el que se encontraba con anterioridad a ls aida», pensaba que la luz de Dios estaba en todos y cada sano, verdaderamente en todos y cada uno®. De este modo fue Jemocratizada Ta oligargia, de In praca, s conservadores se unieron para defender ef peca tmuel Purchas habla dicho que, con la caida, el hombre pesaba lc ser libre a ser villano*. Si esto pudiera invertirse, qué de ‘echo pola dejar de relaoar el hombre Hone’ Eston cea tun simple lugar comtin cuando, en julio de 1643, la Asamblen de Clérigos de Westminster recordaba al Parlamento la «brutal finorancia y la palpable obcecacién que dominan a la mayor Parte del pueblo en todas las regiones del reino» ®. Desde Iue- {f, no deberiamos tomar demasiado al pie de la letra una ob. Figinas 200211, Lawrence Clarkson tambi ona et son también predicé ta salvacién univer: rom feynolds, ob. cit, passim, en especial p. 82. © Harlian ‘misceiteny, vn, pp. 21321; J. Owen, Works, Fenitecentury England, Oxford tm, 135, cap. 10.” phan rc Shateson, The lost sheep found, passim (Anén], The routing of c,ranters, 160, p. 2. Véase supra, pp. 152155, i ‘e'R. Crab, Dagonsdownfat, 1651, 9. 12. 3 Fon Jornal pp. hy ish HMO Dor Perey" Mle, Evand into the wilderness, Harvard uF B Rushworth, Historical collections, vj p. 4S, El pecado y el infierno 157 servacién como ésta: Jo que a un clérigo presbiteriaro parecia ‘brutal ignorancia podia ser un saludable escepticismo con res- pecto a las leyes etermas ®. Pero el triunfo temporal del calvé ismo y el establecimiento del presbiterianismo oblig6 a mu- ha gente (incluyendo a algunos de los mismos «#, ‘La melancolia y la desesperacién religiosas, que provocaban visiones del demonio, fueron descritas con frecuencia por los doctores de Ta época de Tsabel y Carlos y analizadas por Robert Burton Sabemor macho sceic, de esis sentimiontos por las solamente porgus en esas isos Ig desespefacion fue norma mente seguida de la conversién. Unos pocos ejemplos: Tead, thomas: Shepard estuvo. @ punto ‘de coer en la hela srindletonista de Ia perfectibiidad como refupio para. su des- esperacién ®. William Kiffin estaba desesperado en 1632, hasta que fue convertido por John Goodwin”. Las pruebas de que isponemos van en aumento conforme se intensifica la crisis tevolucionaria. John Rogers, hombre de la Quinta Monarqua, tenia miedo del infierno, dudaba de la existencia de Dios y ppnsaba en el suiciio John Saltmarsh sufrié temtaciones Ge sucidio antes de 1645 se sav de ellaggraclas a su con ma la doctrina de la libre gracia®. Sara Wright, antes Ge 16, estovo hundida en ln mis profunda deseperacion Or rante cuatro afios®. Hacia 1646, William Franklin erefa que | Dios te habia abandonado: su médica le recomend6 sangrias™ @H Ballinger, Decades, Parker Soc., 184952, 3H, liner, Decades, oc. N8ABS2, Vp. 187, wet or A.C. Underwood, A hsiory of the English baptist, 1967, OL, Babb, The Elizabethan motady, Michigen, gine S10 HE Er"whie Eur" devottona Heraure, 1ab190 Une iyofMiconsn Studs in Longue and Literature, 2,13, yp 5 iomas, Relizion and the decline of magic, pp. 424675 y 821;"R Bur ton, Anatomy of melancholy, passim. cae Ye Wana D1 W Orme, Remarkable passages in the if war Oe ble passages im the life of Willian, Kiffin, 1823, TE. Rogers, Life and opinions of @ slog 1338 Life and opinions of @ Fifth Monarchy man, 1867, phe T's. Saltmarsh, Free grace, 10° « oie race, 107 ed, 1708, pp. 474, publicedo por WH testes, The exceeding riches of grace ee, a riches of grace adorned by the spirit of "F tAndn fy Paeudockriscas, 0 aa ite is, 18, & Sore Pann, ase Inf, Rh Bt pecado y el infierno 161 Isaac Penington el joven estaba en 1649 «roto y hecho afiicos en 'mi religion [.-.] en una via congregacionals; «todo ¢5 0s. furidad, muerte, vacfo, vanidad, mentira», declaraba posterior fhente®, Anna Trapnel, desesperada y pensando en suicidarse, se cintié atraida por «esos delirantes principios familistas» 7. Los ranters Abiezer Cope y Jacob Bauthumley pretendian ha- ber atravesado un periodo similar de desesperacién™. En Ia década de 1650, Ia esposa de Richard Baxter tuvo dw ‘das sobre Ja vida futura’y la verdad de las Escrituras: su ma Gio habia experimentado con anterioridad dudas similares ”. En la misma década, Thomas Traherne atravess un periodo de Cccepticismo general en el que incluso tuvo dudas acerca de In Biblia ™. Los futuros cudqueros William Deusbury y Edward Burrough estuvieron aterrorizados durante una fase de su vida, aunque en 1654 Burrough no sintié la menor simpatia por Jane unter, de Neweastle-upon-Tyne, que en su desesperacién habia puesto en duda la existencia de Dios. John Crook anduvo des. Feperado, incluso con tentaciones de suicidio, en la década de 1es0, hasta que se convirtié al ofr accidentalmente la predk- cacign de William Deusbury®. Johnston of Wariston luchaba, e654, contra Ia tentacién del atefsmo y del suicidio®. En Nueva Inglaterra, Michael Wigglesworth, por la misma época, tenia duda acerca de las Escrituras®, John Rogers, de Cornua- Iles, segin se contaba, se suicidid en 1652 por el principio de Helwys: «Si habia nacido para condenarse, se condenaria; ”. En 1652, Winstanley analizaba con cicrta sutileza el modo en que esta doctrina de un Dios, un demonio, un ciclo y un infierno, a salvacién y la condenacién después de que muere el hom- bre», puede conducir tanto a Ia desesperacién y al suicidio como a la aceptacion del ascendiente de los sacerdotes®. Con indig: nacién, Thomas Hobbes denunciaba a Jos ministros presbite- rianos que «llevaban a los jévenes a la desesperacién y a creer se condenados porque no podian contemplar un objeto bello sin delite en él (cosa que no puede ningin hombre y ademés es contrario a la constitueién de la naturaleza)» *, Asi, los hombres Ilegaron a poner en tela de juicio no sélo las leyes eternas, sino incluso la existencia de Dios. Hacia 1650, muchos de los conocidos de Lodowick Muggleton «declan tan- to con sus corazones como con sus lenguas que no existe Dios, sino solamente la naturalezay. «Yo no procufaba tanto sal- varmem, afiadfa Muggleton con referencia a su propia deses: peracién, «como evitar ser condenado. Porque pensaba que si SH. y D,, pp. 29859, | Winstanley. The saints Paradice, pp. 324, & Thomas, Religion and the decline of magic, p. $2; J. Stearne, 4 con Jirmation and discovery of witch craft, 1608, p. 59. BE, Rogers, ob. cit, p. 1% % T. Goodwin, Works, 11, pp. 31549; 1¥, p. 208; vi, pp. ISP y 38548. 51 Orwell ¥ Reynolds, ob- cit, p. 69 3 Sabine, pp. 567-70 SS Hobbes, nglish works, vi, pps 19596. B El pecado y el infierno 163 padiera descansar para siempre en la tierra, esto serfa tan buc- ho para mi como si estuviera en la felicidad eterna [...] Me tenfa sin cuidado el cielo, con tal de no ir al infierno»™. Pode mos ver aqui algo del efecto liberador que el Mans mortallitie de Overton debié de tener en 1643. La doctrina no era nuev Ia conocian los lolardos en el siglo xv y los anabaptistas en el Xv En Inglaterra, en Is déada de 1590, Thomas Hariot, pro. tegido de Ralegh, habia cuestionado la inmortalidad del alma y suyerido que habfan existido hombres antes de Adin; cl mun do podia ser eterno%, Milton aceptaba la doctrina del suefio del alma. A través de la narracién de Muggleton podemos per ibir también lo aburrida que parecia a idea tradicional del fielo, mucho menos atractiva de lo terrorifica que era la idea Gel infierno, Esto debié de preparar también a tos hombres f aceptar 1a idea de un cielo material en la tierra, en un mile imminent, 0 la de que el cielo y el infierno eran estados internos de Ja’ mente. En los primeros afios de la década de 1650, John Bunyan estaba aterrorizado pensando en el infierno y deseaba poder ser un demonio para atormentar a los demés, Pero también se preguntaba «si verdaderamente existia un Dios 0 un Cristo y 4 las Sagradas Escrituras no eran mas bien una fabula y {na historia ingeniosa>, eescrita por algunos politicoss, afadia fen 1658, «con el propésito de conseguir que el pucblo pobre & ignorante se someta a una religién y a un gobierno». «¢Cémo podéis asegurar que los turcos no tenian Escrituras igualmente Suenas para probar que su Mahoma era el Salvador?» Muchas decenas de miles de hombres desconocian el verdadero cami- no hacia el ciclo, reflexionaba Bunyan: ¢y si toda auestra fe y Cristo y las Escrituras eno fueran tampoco otra cosa que una opinién?» Se sentia tentado de creer que no existfan cosas lules como el dia del juicio y que el pecado no era una cosa tan lamentable Como si todo esto no fuera suficiente, Bunyan tuvo incluso muchos pensamientos peores «que ahora no puc- do 0 no 030 revelars®, George Fox, que en 1646 y 1647 se vio también tentado por la desesperacién en diversas ocasiones, YL. Muauleton, The acts of the witnesses, S764, pp. 18 y 2436, véase plgina’€2, pablicado por primera ver en 1605, Vease The journal of i Thard Norwood, W. F Craven y W. B. Hayward, comps., Nueva York, 1955, gina 64 Richard Harvey, A theological discourse of she lamb of God, 1590, Debo esta referencia al profesor D. B, Quinn, ® Banyan, Works, 3, PP. 89, 139, 226 y MS; m1, p. TIS; véanse pé inns 646, 681 y TIL.164 Christopher Hilt pensaba con anterioridad a 1649 que «todas las cosas procedes de la naturateza». En 1651, otro eudquero Ie dijo a Fox que smanea evstio nada parecidos a cun Cristo que mnurié en Te En la Edad Media, las herejias populares hablan puesto en tela de juicio la existencia del infierno 0, a Ja inversa, habian expresado sus dudas sobre Ia justicia de un Dios omnipotente que habia creado a millones de hombres y mujeres para ato mentarlos eteramente™. Los Articulos de 1582 de ia. Iglesia de Inglaterra condenaban la créeacia de que cl infierno cra sélo temporal y de que al final todos los hombres se salvarian. (A este articulo conereto se renuncié en 1562) La Familia del Amor creia que el cielo.y el infierno se enconiraban entre nos- ‘otros en este mundo; la Familia del Monte, que se esta en cl cielo cuando se ric y se esti on el infierno cuando se experi menta dolor 0 pena”. En 1585, la reina Isabel se esforzd on denunciar a quienes decian que no existia més inticrno que tormento de Ia conciencia™. En 1593, un zapatero de ‘Sher borne citaba a hombres de su localidad (que era también la dette Walter Raleghy que decian que el inferno era Ia pobre za en este mundo", Con mayor solisticacién, Marlowe Eibordiaad Ur Ralegh Macs decir a Mefstoteless nn oe EL infierno no tiene limites, no estd circunscrito Aun solo lugar: porque donde quicra que estemos estd el ine fierno El Satands de Milton repetia este sentimiento. Del Gangraena de Edwards se desprende claramente que tan pronto como la censura se vino abajo comenzaron a for mularse muchas preguntas embarazosas. La scfiora Attaway y otros declaraban que «io podia ir con Ia bondad de Dios el condenar eternamente a sus propiaé eriaturas». La gente erela % Fox, Journal yo. 4,22 y 2 Braithwaite, m5 Gre Calon erscore Years Cage hn. 0, cype, aamal pemera patie, Ps ee Vohal Réopersy, The ds playa. of an horrible secte, 1578, sig. K. Peer eee ee IEP Neale, Elcaberh Tand her Porkaments, re and her Pariament, 15601, 1951, rans, Sir Walter Ralegh y 38 INA Noise ste acto de hbo ticho que Mois slp era un, sini (Cr Horrcn, comp, Wifoie ie alin, 130 bn. 2; ie), Quien pensaba oe el nfigrao "9 cso ran ste acto ‘escena 5), 7 4 EL pecado y el infierno 165 ‘que Cristo murié por todos, que todos los hombres y mujeres Serian reconciliados y salvados. Otros negaban Ia existencia del infierno y del demonio, ponian en duda la inmortalidad del alma, La nueva astronomfa, popularizada més libremente por medio de almanaques después de 1640, indujo a especulaciones acerca de la exacta localizacién del cielo y del infierno ™. John Boggis, de Great Yarmouth, preguntaba en enero de 1646: «gDonde estd vuestro Dios, en el ciclo o en la tierra, arriba © abajo, o se sienta en las nubes, 0 dénde se sienta con su trasero?» Otros decian que Dios estaba tanto en el infierno como en el ciclo, Otro folleto declaraba en 1647 que los pre- Gicadores artesanos decian que todo el cielo axistente esta aqui en la tierra y que era anticristiano negar la ordenacién de toda la creacién: no existia ningiin pecado original . Mu- hos de los libros familistas de Heinrich Niclees fueron reedi tados en versiones inglesas durante la década de 1640. Lo mis- mo sucedié con las obras de Jacob Boehme, que pensaba que cada hombre lleva en él el cielo y el inficrno en este mundo, y habia profetizado que el lirio floreceria en el norte ™”. Boeb ne ercia que Dios estaba en todos los creyentes. y preferia cl espiritu en el interior de éstos a Ia letra de Ia Biblia. Influyé fen. muchos de los personajes que aparecen en este libro: Fr- bery, Webster, Lilly, Muggleton y Pordage, por ejemplo ", Ri chard Baxter fue el nexo entre Boehme y los cudqueros . El protector de George Fox, cl juez Hotham, escribié una vida de Boehme, y su hermano Charles, a quien también conocla Fox, fue el traductor de aquél. En’ 1653, Samuel Hering insté al Parlamento a que reservara dos colegios universitarios para la ensefianza de las doctrinas de Boehme *. ‘Se decia que William Walwyn habia declaredo que el in- fierno no era otra cosa que la mala conciencia de los hombres Tw Edwards, Gangracna, t, pp. 21, 38, 1639 y 218; 1, pp. 8 y SO; paginas 10, 26, 358 y 110. To TOBR, pp. SO. tet Edwards, Gangraena, 1, p. 163; mi, p. 251. eTraseron es una inser ido mia en el lugar en bianco que recatadamente deja Edwards. ‘ts Tanén), A discovery of the most. dangerous and daranabie tenets that have been spread within this few yeeres, 1647, una sola hoje, oir} Bochme, Ste theosophic points, 1620 (Ann Arbor Paperback, 1958), pigina 98:°R, M. Tones, Mysticism and democracy, p. 135, 4 Vasse infra, pp. 18h, 213216, Lilly, Astrological predictions, Y6S8, p&- ina 24 Astrological judgements... for the year 1635, sig. BT. 1 Reliquiae baxterianae, t, p. 77 to J Nickelts, Original fetters amid papers of State adiressed to Otiver Cromml, T183, p. 98. Blake habla entusissticamente de Bochme (Poetry nd prozé, ed, Nonesuch, D. 201).Christopher Hili rides oy la vin att Dion tran eco someter a tormento eterno a un hombre «] temas ice: har eee besarigtes un cielo o de un ‘ntiemo. ie Bidle, William Exbery, Pete ‘Tany, George Fee venta Ft Sez Hana 7s, Gee Fee lecidic condenacion de determina e estos «deistas» que no creian en el castige tc “hablaban Sb a Sey 1 US he Tienes te Sars Sangeet * ] emancipada de las prisiones en que la habia enc trado su anterior credo», pondria en duda la existenci: “et ys Pee eas Se ee algo insignificante al Jado de una eternidad de tor- aa trumpet, 1650, pp. 52-3; Reeve, A transcendent spiritual 11 tise 1S, pp. 4538 ¥ #23; The form of an'exeemmantcation mate by Mr St isch Sompson.: aeins! Catan Robert Norwood 6h, "p9 28, Bu i fistory of my own time, Oxford ve, 1897, 1, p. 285 oe ise infra, capitulo 1x. 1 4 Et pecado y el infierno 167 azotarlos 0 quemarles 1a mano»'™®, Por el Pentrario, la mayor tolerancia que el profesor Jordan observa: ba en lag clases bajas iba acompafada de un mayor escepti- fismo con respecto a Jos eternos tormentos del infierro. Mu- Shae de las. personas instruidas que tenfan sus propias dudas Seerca del infierno pensaban que era una ficcién necesaria para mantener a las clases bajas cn la debida subordinacidn, El se- for D. P. Walker apunta que los hombres de la Quirta Mo~ farqufa podian hablar publica y francamente contra ia exis: Jencia del infierno porque no se sentian en absoluto alarma- dos por el derrumbamiento de la sociedad que se producirfa SP se climinaba el efecto disuasivo del castigo eterno: creian que la sociedad tradicional se encaminaba de todas mancras facia su derrambamiento™. Winstanley, los ranters y los pri piyos cudqueros se hablan cmancipado virtualmente de la creencia en su conjunto. Winstanley y Coppin cref se salvaria, porque carecia ponerlos en el cepo, fan que al final toda la humanidad de sentido creer en un Dios omni- Jotente ¥ benético dispuesto a atormentar a sus eriaturas por Pola la etcrnidad ™, Esta doctrina era uno de los muches cabos que conductan a Ta decadencia de la creencia en el infiernoy Se, ‘como el senor Walker ha demostrado, tuvo Tugar en cl > Siglo xvit, Yo creo, sin embargo, que no pone suficientemente Qe relieve ta contribucién de los radicales intelectuales a esta Gparicién de una moral mas aceptable. Winstanley lev a una apetiusign Idgica sus prineipios teoldgicos, insistiendo en que fh caida no fue un acontecimiento presocial, sino que las co- Hrupciones de una sociedad basada en la propiedad reviven la Tiida en cada individu conforme van creciendo. Dios [esto ek Razin] redime a les hombres del tinico infiemo, ver: fRuero, el infierno que mutuamente han creado en Ja tierra. Winstanley parece dejar abierta la cuestién de la existencia de Miatquier otro infierno: dice simplemente que nadie sabe ni puede saber nada acerca del mismo, y menos que nadic tos Fredicadores, que tanta importancia le dan. El infierno existe Bios hombres a causa de la mala organizacién de la sociedad, Ww Bunyan, Works, x4, p12; véase mi Reformation to industrial revot tion, pp. 8 ¥ 2046, "io Wanker, Destine of Hell, pp. 183 y 262-63; véase supra, pp, 8586 Bt WiGlbtey, The mysterie of God, passin: The saints Paradice, Wa sginas 1358 Sabine, pp. 361 9 44, Vesse supra, pp. 155.156. El umiver sa: Fa ee ne’ deseinpemtS un papel demasiado grande en EUDIIEN aaa ee ots upnosied | wsxesen{ 4 SOx rer eae ty covoonduas se egg I uo sefos © sq Seta ew eipod Ou HDyrato] sod paHaNo> Fa rebIenD saQaon SetURL, sP OUSIINEN Sw uy ap savontojaudseagsiongts se vA soueyend any uotoedeut 3p, Sonuviqure> sel © souooear Se 2p eu aut ap eos pepysaoe ef U2 efau2519 wt semersan sod"beomer ofooq tage age “pepwernded ene a eam oe op ngoyne oie. wii) Aes OfOFaU UN (BP see ey amy spon uo [~1)epesopysuon any Vt 3p soo sod art Set sd op 201Ke [o WASUOROLO! “OP ees Le chin bts et 4S ‘ey €DOo! 2D cOUETA r ef 20d ae ae ae ep oie Ouloy aezapisuod» © opeaaT Wa Saad son cout op pepentos M| apsap sPiie 2 Se ungeagesera. © onadeou ns ond aiouoyqegead dae ye etl [e ojodsnn etdond ns get U2 & ‘OMD}EIG cA oe ay Ou [Hai aIs0G50 SEU aan ees esouuegeh so sop, Uo SeoseI4 9p SOLO, I ea eee tore im se}008 ae] 3b UO|sesOTOud Sean eee pbtisat of 2p uptanyoxny BL 99 uotsnon aoe ener optepusnoenties ex9 onsauut [op 0 Sold 2 ere eee seha ef and ua opsonae 9p Ueges wu! fo Fee a sgtaome Yo A Zou “epte ns 9p obser Top o1sed ot ousoyfua 10 & opord 13 ot ‘agg “4 “119 “go “umopzapen 10d OPED sa “ee "4 "2961 “9 WZ “ah PrO}XO “nD mwooqwonse soy09 94P ur aamymadiy ysyfeg “UST J0d OPENID cr ‘eig "dd "logh‘syadop uy suaiogy “aoumes et Urs “Ad oswepa aT 6 wT “dd “UES xr ole “zi sng sen ooo wun a,» meendon 20 ea “opeutaioiassoosur~ vol oP. oun wontg Aauop tee “d O59 ‘srnsta20p rived sina Kondampy styn ize "a ‘punio} day 180) 34.4 USCIS yer “yoEzet “dd bidns SUPA et ‘Wor “e “SUIQES euang sed ansesop ais seyas ap opueien 4 ‘g,«sepor ap uppouedesap vj e a1usweUty preaal(» ‘slog, 11eqgoy OUR oUTSTUT [2 ud equsuad ‘«praninus a[qnfoa ep» aiua esquorSyar 2p vor seoydy [tus 818g» “zy Up|oLN oO es0d9 EXO aamnbjens anb esoae sonuysuiou ap aiquim{ua zodeur un opranpaid wiqey e20d2 ws exrave(@uy us anb zs9f Ua vjs9p woIsLLYD IoYEM “wpLayde zs opnd ou ’soiq 9p exgeed ef uese seimuosy set anb o pept 1 8] Uegulau anb sojjanbe @ X svisyeisour sof e atianut 2p vusd e ejuoduy onb ‘391 op oXeuE op ‘serUD;s~Iq aIGos fal PT 'spsempy seuious, ap Souomaypasd susquios sey UEquUETTsUOD fanb soperjnsar ‘peprjear up ‘ofnpoad wsoidyax ersuvi9[01 &] “puosiad soig un 9p vopt wy ered oanannsop oiuowjeniy vio ‘uouNes ap cusoo AaquersuryA, ap owes ‘euiLsI0p PI 9P OPMAIUED [ “we «UY!LAID LE] EPL ap Sourane seysarysa so] A seuDa supIpuogse sej sod ofuays uo au109 anb Epla eso A oquarye asa 'viaso9s osdues uso :soWUTAIA X sowiarous SOU ‘SoWMNSIXa SoAOsoN sopar uot ua oIayred K ound 198 969 $9 soi» anb vqnsuad wowpes ydasor “zy «9 UOd tun savy 96 & avul ye epsaa oxonu op so sondsap ‘oduron o1oa un aiuestip "jos opucisa ‘onb eur jap oxouiLd epeses ene ap upif3uea un OWOD» sped |B 9AjanA CAsEg “cauped 2 buquy apuOP [oIS9}99 HO[F BI so oNb "wiaus UpIVDID e UD opronponut ey 98 muydsa ns £ ‘ezon ef opursyrind ‘exon ey te ‘o1peg [2 PASI ApUOP PISA» “Ka|URISUIM EJQHISA ‘ oja1 jo exedinba Aojueisum “laos ps0 ony 9) 29779] Y¥ Ud “PIP ap ULIaYauIq 8 anb sojjanbe ap e1ed 10d pepsisos wyso senjadied wad ofan, upezytin so uoieurr eX mn s9ydorsisug, oa170 Christopher Hitt eats Bales Walwyn escribia en 1643 que «muchos de vosoiros pods, a traves de la sensacion del vosts pos actin del pecado y de In esleza gue! miso prods, ander en ura sitaein verdad mente desconsolada: en vosotros. pueden pulular miedo terres. Pero estos miedos son innecesation, porgue’ Crist tino por todos los hombres, Sels ‘aos despats hala Hepnde a consasion de que sl ayuno extreme y la peemanenca gn is oracion (nis als Ge Io que sus cocrpos pueden sopor ans podian dar lagar” a que los hombres cavieran visions, gyetan. voces y profetizaran'®. Winstanley reconocia que os onion yas Pvoroas apericones que fs hone ert ver ssurgen de In angustia de su conten 1 partes sus propias pasiones y deseos ™, Gane reer és notable ain os cl andlnis de Winsta ade pb tin oe de Winstanley contenido en meee re unde, Se cree Seer Predomina la pasién por of goce, entonees std alegre y canta y ets pd Seg Saas ed atl ay eee fos cond, gue Bo en sounder ste machas veces Jos hombres se ahorcan, se matan 0 se ahogan, de forma que esa ae aivina, a Ta que Uaméis cosas es tales ‘aferiane 6 Schein peruaatarn” weno som btn 7 Winslanley habia Megado lejos en los tres alos desde que Dios Je hablara en trance. Pe WS aller, Tracts on ttberty, x, is dale Trace 1y, 1, pp. 25691; H. ¥ Dy pp. 25940 17 ibid, S88; véase supra, p. 131 4 El pecado y el infierno Be 4, cx Eco, aun? He tratado de presentar las numerosas tendencias del pensa- miento que condujeron a los hombres a poner en duda los dogmas tradicionales sobre el pecado original y el inficrno. {hinedida que las clases bajas se iban considerando Libres para Giscutir las cosas que a ellas les interesaban, In funcion social del pecado y del infierno iba siendo subrayada cada vex mis Pero demoler resultaba més facil que reconstruir; sugerir que Jos malvados politicos habian inventado el pecado, que el pe cado era producto de una sociedad competitiva, resultaba més facil que ponerse de acuerdo sobre cémo organizar una socie: dad en la gue el pecado no fuera ya un concepto admisible Los hombres podian dar explicaciones psicolégicas de Ja ereen- ‘da en el infierno, podian exponer la ruda moral de la zanaho- fia y el palo y plantear problemas Idgicos acerca de la bene Ficencia y la omnipresencia de Dios. Pero de nuevo, sin una revolucidn total, resultaba mas facil interiorizar el infierso que abolir Ia idea en su conjunto. ‘En la desesperacién y el atefsino gencralizados de los wlti- mos afios de la década de 1640 y primeros de la de 1650 pode- mos pereibir el impacto de la ‘crisis revolucionaria sobre las Cortigumbres del calvinismo tradicional. Las categorias y je farguias sociales aceptadas se vieron trastocadas tanto en este mundo como cn el venidero, La doctrina protestante del sacer- Gocio de todos los creyentes, Hevada a su limite extrano en fa luz interior, junto con la crilica crudita protestante de los textos sagrados, destruy6 1a autoridad de la Biblia. Pero cqué Gtra cosa ocupé su lugar? «Todo procede de Ia naturalezas no fs un credo para los que desean trastornar al mundo, Hasta que los hombres hubjeran desarrotlado una teoria mas sélida geia historia, de la evolucién, el ateismo solamente podia ser wna doctrina negativa, epicirea, en un universo estatico. Los Steve dificilmente podian ser el motor de una transformacién Ge la sociedad: para los revolucionarios, Dios era el principio Ge cambio. Si perdian la fe en Dios, gqué les quedaba? Esto fue lo que hizo que Milton insisticra en Ia libertad y en la res: ponsabilidad del hombre, en su desesperado intento de defer Eer la providencia cterna y justificar ante Jos hombres los Caminos de Dios, El atraso de la historia y de las ciencias haturales imposibilitaba que se abriera camino una teoria evo: 1B Vase infra, apéadice 2172 Christopher Hill lutiva en Ja que Dios pudiera llegar a scr una hipétesis inne- cesaria En el siglo xvir el ateismo era, por lo normal, una postura, luna rebeldia, mas que un sistema filosdfico, ya fuera prof. sado por aristécratas libertinos © por simples raters ™. Para estos ultimos, el atefsmo justificaba Ia pasividad politica, la retirada ante la persecucién que rechazaban los cudqueros a causa de sus mis firmes convicciones religiosas, La teoria de Ja historia de Marwell, Harrington, Hobbes, Clarendon, por im Portante que fuese, no fue desarrollada hasta que Ia escuela escocesa Ia rehabilité en el siglo xvimi'®, Winstanley, que de los radicales fue el que mas se aproximé a un concepto de evolucién, fue también el que més se aproximé a la elabore cidn de un materialismo que no fuera ni totalmente estatico nj susceptible de una transformacién solamente ciclica. Para i, Ia abolicién de la propiedad privada producirfa una revo- lucién fundamental y la ciencia y la invencién continuarian manteniendo en movimiento a la sociedad. Al pecado y al in- fierno les hubiera resultado dificil sobrevivir en la repablica de Winstanley. Sin embargo, tienen un gran interés —en mi opinién— los intentos de los radicales de abolir las coereiones externas en favor de una moral interna, autoimpuesta; una moral cuyas sanciones fueran humanas y’ se aplicaran en este mundo. Po demos reconocerlos como pertenccientes al mundo moderna, Pero no del todo, Por radicales que fueran las conclusiones, por herética que fuera su teologia, su via de escape de la tec. logia era teoldgica, incluyendo la de Winstanley. Esta parado. ja constituird ano de los principales temas de los capitulos si- guientes, YP. and. R, pp. 984; JOER, pp. 1818. 4 Vease infra, p. 349. B IX, SEEKERS Y RANTERS Ellos hablan de Dios; creedto, companeros, No existe tal espantajo; todo fue hecho por Ia Naturaleza, Sabemos que todo proviene de la nada, y volverd AI mismo estado en que una ver estuvo, Gracias al poder de la Naturaleza; y mienten crasamente Quienes dicen que existen esperanzas de inmortatidad, Cuando puedan explicarnos qué es un alma, entonces Nos adheriremos a esos locos chiflados Cancién navidefia de los ranters, en The arraignment and ryall, with a declaration of the ranters, 1650, p. 6. ANTECEDENTES DE LOS ¢RANTERS» El familismo, con tanta frecuencia acusado de engendrar a los seekers y a los ranters', prosiguié existiendo en secreto desde el reinado de Isabel. En 1590 hubo en Manchester un zapatero remendén familista, sospechoso de tener mas de una esposa?, En 1623, John Etherington, un fabricante de embala- jes de Londres, fue acusado de familismo por decir que cl arrepentimiento debia preceder a ia remisién de los pecados y_que el dia de descanso semanal no tenia ninguna importan- ‘ia; todos los das podian ser dias de descanso}. Richard Lane, un sastre londinense, dijo en 1631 que la perfeccién puede al- canzarse en esta vida‘. Diecisiete afios después, Samuel Ruther- ford acusé de familismo a John Saltmarsh por, entre otras atrocidades, negar la obligacién del dia de descanso semanal; 1 Faller, Church history, 1688, 3v, p. 53; prefacio de ‘Milliam Fenn at Journal de Fox, 3, p. xxv. 7 Debo esta informacidn sl doctor R. C. Richardson, 3 John Etherington, The defence of John Etherington against Steven Cenison, 164, pp. 10. Segin Etherington, se le habia impecida publicar con anteriorgad este follete;, a) pareser 10 esribig'a finoles db fa a&- cada de 1620 0 principios de la de 1630 (ibid, pp. 4 ¥ @). ts, ner, Reports of cases in te courts of Star Chamber and ‘Camden Soc, 1885, pp. 18898. High Commis14 Christopher Hill y dijo que los familistas ensefiaban que una educacién acadé- mica no sirve para entender las Eserituras, opinion que man- tuvicron William Dell y muchos otros radicales®. Desde 1646 en adelante se publicaron los libros de Heinrich y Niclaes y muchos otros escritores familistas y antinomistas El sefior Thomas ha sefialado interesantes conexiones, en el siglo xvmr, entre et familismo y ta alguimia hermética y la astrologia, especialmente en John Everard (1575-c. 1650), Eve- rard fue un hereje perpetuo gue estuvo a menudo en prisién durante el reinado de Jacobo I (quien dijo que su nombre de- berfa ser «Never-outs [enunca fueray]). En tiempos de Laud se le multé por familismo, antinomismo y anabaptismo, Eve- rard tradujo a Hermes Trismegistos, asf como muchos libros de teologia mistica, entre los que se encontraba «ese libro. mal dito», Theologia germanica®, Crefa que Dios estaba en el hom. bre y en la naturaleza, localizaba el cielo y el infierno en cl corazén de los hombres y alegorizaba Ia Biblia, «La letra muer- ta no cs la palabra; Cristo es Ja Palabras, decia. «Aferrarse la letra» ha sido «ia ruina de todo progteso en religién», la causa de las controversias y persecuciones. El reino de Dios Ilegé y su voluntad se hizo «cuando Cristo se introdujo en tu carne», No habian dejado de darse milagros, «pero nuestros ‘ojos estén ciegos y no podemos verlos». Everard fue muy elo- giado por John Webster’, La predicacién de Everard estaba dirigida especialmente a los compaiieros pobrese, los «hu des, desdichados y despreciados por el mundom; tales hombres eran «mas gratos para él que tantos principes y potentados» ”. Sin embargo, durante mucho tiempo fue clérigo anglicano. Su > Roger Brearley, grindletonista, vivid y murid siéndolo también ". Resultaria interesante conocer algo mas acerca de Jos lazos que hubo entre ellos. 3S, Rutherford, A survey of the spirituall Antichrist, 161, pp. $5 y 94257. En 164 se habia publicado una hostil Description of the sect called the Familia of Love. T Thomas, Religion and the decline of magic, pp, 27071 y 375; Muggle ton, Aets of the witnesses, p. $3. Vease infra, pp. PTZ. 1 CSPD,” 164848, p. 16. Las palabras entre comillas son del doctor John Lambe, decend del tribunal de Arches y uno de los mis activos parditarios de Laud, "Everard, The Gospel treasury opened, 22° ed, 1689, 1, p. 221; 31, pé ginas 103, 954, 340 y sig, DS; wca8e p. 487, publieado por primera vez en 4653. Véase aller, The rise of puritanism, Columbia UP, 1988; Dp. 20712; Poand Ry p, 19, i Everard, Gospel treasury, 1, sig. a Vease supra, pp. 7114 R Seekers y ranters 115 En realidad, incluso entre los puritanos ortodoxos se die- ron tendencias que apuntaban cn Ja misma direccidn; Ia libre gracia surgié de Preston y Sibbes, decia Erbery%. «El hombre cspirituals, decfa Richard Sibbes, ejuzga todas las cosas, pero 41 mismo no es juzgado por nadie [...] Impera sobre todas las cosas terrenales [..,] gracias al espiritu de Cristo en su inte- Hor, gobierna sobre todo» ®, «Si Dios eo un padre y nosotros somos hermanos, éstas son palabras niveladoras», declaraba Sibbes; aunque la idea de que la justificacién nunca se habla perdido, era «an error que se habia deslizado entre algunas de las més humildes e ignorantes clases del pueblo» John Preston ensefiaba que los elegidos saben por propia experiencia que la Biblia es verdadera y lo que Dios es: «Tal como se des- cribe en las Escrituras, han encontrado que es para ellos» Bolton declaraba que «el mundano es un inicuo usurpador de las riquezas, honores y promociones de esta vida; (...] el san- to, mientras permanece en este mundo, es un justo propieta- rio y poseedor de a tierra» ¥. Tobias Crisp sostenia que «se ha acabado el pecado». «Si sois hombres libres de Cristo, podgis considerar que todos los castigos de la ley os conciernen tan- to como conciernen a Espafia las leyes de Inglaterra.» Un cre- yente no puede cometer un pecado imperdonable: su concien- tia es Cristo. mo, ees y In moral. Cuando, a finales de septiembre de 1617. Thomas Collier dijo al ejército que «Dios se manifiesia, £% Ia Thome todos sus [santos] de forma tan verdadera como A coe ton Cristo» », debla saber que muchos de los soldados fue le escuchaban se creerian santos. ica vite, esta quicbra de Ia confianza, por un tado, ye! cateaneid imiienarista reinante, por otro, no ¢s de exranse que los hombres y las mujeres, enfrentados 2 972 Tibertad de Gxedon sin precedentes, pasaran rapidamente de sects, £0 Ae Seetfobando. todas las cosas, encontrandolas todas defi ttre Thay otra vez encontramos’ en las autobiogratios espirituales Tea’ eoeca a hombres que pasaron por el presbiterian)sre. la {flesia Independiente ¥ el anabaptismo antes de Aesbor siendo Telesia iiyster y Clement Writer™), rancers Salmon, Cop- D Wakes, History of independency, sexunds parte, pp. 15255. Véase supra, D8. 7 Br PF The sung mans warnbee piece, sig. A 4: Vs, A oo ras watfersidad de los Javenes on The, com 1789, 11, pp. 3941, cide pasaje selacionado ocida Posten fife of Edward Earl of Clarendor, setiemoin Grigge, The quakers Jesus, 1658, ps 47 B Ba Woodhouse, pp. 9096 3 En Mogdbouses Ptricism and democracy in the English, rym wen Re Mapes, Moun. pm. Ba, Bawards, Canerocna, 1, ob. 52 NG eat, Havas aye scekor sea is palabra sdecuada para devenbis & Waiter.180 Christopher Hilt pin, Coppe, Clarkson y Francis Freeman ®) 0 cuqueros (Deus- bury, Howgill y Thomas Taylor), Las controversias sobre ¢l goblorno Ue la Iglesia v sobre el bautismo infantil, adulto Sutoimpartide, por inmersién o ningéin tipo de bautismo— dividfan a las’ congregaciones, producian continuos escrapulos de conciencia y pendencias infinites. Todos los protagonistas principales parecian igualmente seguros, todos parecian estar Tespaldados por textos biblicos o por la autoridad del espiritu interior. Muchos acababan por poner en cuestidn el valor de todas las roglas, de todas las formas externas ¢ incluso de to. das las Iglesias”. Puesto que, de cualquier manera, el fin det jmundo probablemente estaba préximo, una de las. soluciones ra una retirada resignada de todas las controversias sectarias, tn rechavo de todas las sectas, de todo culto organizado, Tales hombres fueron lamados seekers (buscadores): Walwyn, aun- que rechazaba la etiqueta ™; Rober Williams ®, John Saltmarsh, John Milton, posiblemente el propio Oliver Cromwell. Edwards lamé seeker 2 Lawrence Clarkson *. Muchos de estos hombres tenian conexiones con los radicales y se sinticron profunda mente defraudados por el fracaso del ejército a la hora de Construir una socicdad democratica en 1647 y después de esta fecha, A pesar de st desilusién, la generacién de la década de i640 fue ganada por el entusiasmo milenarista. Pero gqué fue de sus sucesores en cl mundo insulso y falto de estimulos de Ja década de 1650? «Cuando la gente vio diversidad de sectas fen todas partese, escribié Richard Baxter, «esto constituyé un gran obsticulo para su conversiéne, Muchos «no querian ser de ninguna religion», 1619, pp. 9418; R. Coppin, Truths testimo- ry, BS ee teas, ‘A, Le Morton, The world of ‘he ranzers, pp. ANGI: Ein Fie ourautl of the. millenium, p. 383. F. Freeman, Light var Tehing dartnesse, 1650, pp. 55. Clarkson siguié buscando hasta. conver. Fre imuagletonista, Coppin nego ser ranter, pero results diffil saber Qe que otra modo puede deseribirsele SW. feusbury, The discovery of the great enmity of the serpent ayant the seed of the women, 18, possinty Francis Howgitl, The ine Glance of Jacob ‘discovered, 1655, passim: T. Sippell, Zur Vorkeschichte Mies Ouditertimis, Giessen, 1920, p. 47 eC Burrage, “The restoration of fists and baptists (1610700)», Alseriean 812, en especial p. 7. 3 Edwards, Gangracna, % p, 12% Haller, Tracts on liberty, 11, . 39 3 Burrase, Early Evalish: dissenters, 3, p. 387 © Edwards, Gagracra, 1%, pp. 7 4 Reliquiae baxterianae, 1, p. 87. 3, Salmon, A rout, rout, inmetsion by the English anabape "journal of Theology, enero de WZ Seckers y ranters 181 2. WILLIAM BRBERY [A William Erbery se le describi6, en 1646, como «el campedn de los seekerse ®, Habia sido expulsado de su beneticio eclesiés- tico en Cardiff en 1638 por negarse a leer el Book of sports. Dorante la guerra civil fue ferviente partidario del Parlamento y eapelién del Nuevo Ejército Modelo, Erbery pensaba que Garios I no habia elegido «sino a los ricos como amigos y fa- oritos, un conjunto de bufones y aduladores, a pesar de que Su arnuinada y oprimida nacién estaba a punto ce perecer» ®. Como capellan del ejército, Erbery capitanes a otros soldados en la critica a los ministros presbiterianos, a los diezmos y a la persecucién. Citaba a Bochme con aprobacién. Edwards hnos cuenta que Erbery predicaba Ja redencién universal y ne- gaba la divinidad de Cristo, declarando también que cualguier Seglar podia predicar®. Erbery prociamaba que «la plenitud de la divinidad se manifestard en Ia came de les, santos», lo mismo que en la came de Cristo. Cristo «sufriré incesante mente hasta que resuclte en nosotros». Por consiguiente, los hombres debian «permanecer sentados, sumisos y en silencio, esperando que venga e) Sefior y se Tes manifieste>. «¥ al final, ciertamente dentro de poco, seremos sacados de esta confusion $ de Babilonia, en Jas que todavia nos encontramos, sin dis- linguir claramente la verdad del error, ni el dia de Ja noche: pero en la tarde sc hard la luz.» Sus enemigos presbiterianos fe acusaban de pretender que alos santos tienen un poder mas florioso que Cristo... y realizan obras mas importantes que fas que realiz6 Cristo», Erbery, con mayor modestia, se consi- deraba «leno de desconcierto, como un hombre que busca su camino, sin ver ningano para el hombre en la terra ni nin. guna senda trillada que le conduzca, Que busque en las alturas y dentro de sf simulténeamente, y el camino real, el camino, fo encontraré en Cristo que est en nosotros, en Dios en nues- tra carne», Los santos juzgarén al mundo*: Dios, manifestén- TE thnda), A publike conference betwist the six presbyterian minis: ters, and some independent commanders, held at Oxford, 1646, p. 3. 8 Erbery, Testimony, p. 20. 4 Did, 3. S Eowards, Gangraena, 1, pp. 778 y 10810; 311, pp. #682 y 250. John ‘confirma que la, Trinidad no Webster, admirador tambiéa de Boehine, 264; veanse pie fra enteramente Feconocidar por Erbery (Testimony, einas 276-7). (F, Cheynell?], piging 5; Evbory, Nor tru nor Truth triumphing over errour ond aeresie, 1646(7). error, IOH6(T, Bp. 2 4, 8, 167 y 20;182 Christopher Hill dose en ellos, castigard a los reyes de Ja tierra en Ia tierra ¥ estos santos pertenecian a las clases més bajas. «Dios llega reinando y cabalgando en un asno, esto es, revelndose en su majestad y gloria en los més humildes de’ los hombres.» Los reyes, los lores y los duques «proceden todos de un linaje carnal» © sHabia llegado Ia hora, sein entendfamos, de exigir al se- flor Erbery una explicacions, informaban los iinistros presbi- terianos enviados a Oxford para llevar a cabo una investizacién en el ejército, Erbery, decian, era un sociniano que predicaba una doctrina condenable y unos errores blasfemos. Incitaba a «la masa de soldados» contra los ministros_presbiterianos. «Toda politica bien fundamentada para los asuntos de esta vida esté basada en Ja religién» y «la religién cristiana no puede ser defendida sin un sacerdocio cristiano» *. En enero de 1648, Erbery exhort6 al ejército a acabar con cl poder del rey y corregir las injusticias populares. Puso ob: jeciones a Ia versidn de los oficiales acerca del Acuerdo del Puc- ‘blo, porque establecfa una Iglesia estatal y no extendia la to erancia a los judios, aunque daba su aprobacign a la mayor parte de dicho acuerdo®, El ejército, pensaba Erbery, tenia un doble derecho a actuar en politica, El rey y el Parlamento «eran los dos poderes que mantenian ai pueblo del Sefior y al pueblo de la ticrra alejado de sus esperadas y prometidas Ii: bertades»*, El ejército econtaba con el Hamamiento del reino, manifestado por varios condados, y el clamor general de todos os oprimidos de Ia tierra. Actuaba «con el inmediato poder de Dios [...] para todos los santos y también para todos los hombres», «Dios se manifestaré en los santos como el salvador de todos los hombres.» «Ningiin opresor sc abrir nunca mas paso entre ellos.» «El d{a de Dios ha comenzado, aunque los santos hayan estado y estén ain sumidos en la confusions Durante unos pocos das no podremos soportar la falta de eyes y gobernantes, pero después de muchos dias» 10s hom bres no los echarén ya de menos. Los santos retrocedieron suando deberian haber avanzado. El ejército estaba en su me- ease Testimony, p. 22: (Cheynell], An account given to the Partloment Sythe ministers Sent by them 10 Oxford, 166), mp. 33 y 1820. Every, Festimony, pp. 24, 40 y 207. [Cheyne], Are account given fo. the Parliament, pp. 13, 22, 38 y 30 © Woodhous, pp. 16974; véase Testimony, de Exbery, pp. 28 y 2834, y An account given to the Parliansent, p. 35, sobre la tolerancia de Erbe: Jy hacia los jodios y tureos, aunque no hacia 10s papistas 0 Erbery, Testimony, . 33 Seekers y ranters 183 jor momento cuando actuaba, «Pero en cuanto a sus discursos piiblicos, sus deciaraciones, protestas y amonestacioness, «eso no vale la pena». Erbery esperaba todavia ver «a Dios en el ejército de los santos, destruyendo a todos los poderes opresores de la te. ra [..] Dios lo haré a su tiempo, [...] no sélo destruir el Anticristo interior (...] sino a todos los opresores terrenales ‘con la vor de jas armas+, En juliv de 1652, Erbery eseribis @ Oliver Cromwell exigiéndole que ayudara a Jos pobres y atacando a los diezmos y a los honorarios de los abo- gados®, Propugnaba una imposicién més alta para los sciuda- anos ricos, los propictarios de tierras, que cobreban arrenda- ntos exorbitantes [...] y los hombres sumamente adine- radose, con vistas a constituir «un tesoro para los pobres». «El gran designio que Dios tiene para realizarlo de inmediato es arruinar [...] a los poderosos de Ia tierra [...] ce forma que al fin el hombre exterior e interior pueda ser liberado»®. :Cudntos hombres se han empobrecido para enriquecer a unos pocos ministros?» «Ojalé que los pobres pudieran cobrar sus Strasos de Ias exorbitantes ganancias de los sacerdotes del evan- folio», que «se llevan la quinta 0 la cuarta parte de las tierras ¥ los trabajos de los hombres», El peso de los diezmos era entonces peor en Inglaterra que bajo el papismo o que en los paises papistas. Ya no existian verdaderos minisiyos. «En los itimos dias, Dios se manifestara primero [...] no, desde luego, fen los ministros, sino en los magistrados, tanto civiles como militarese John Saltmarsh habfa hablado de «la apostasia de as Tele- sias» 5. En el pensamiento de Erbery, esta apostasia habia preva- lecido durante «muchos cientos de aftoss, «Cuando los reinos se hicieron cristianos, los reinos comenzaron a ser Iglesias; efectiva- mente, las Iglesias se convirtieron en reinos, y comenzaron las Iglesias nacionales. Entonces también el Anticristo se hizo gran de.» El papado, el episcopado y el sacerdocio habian sido las tres bestias, pero la Iglesia estatal de Ia Commonwealth no fue me jor. Fue Ia ditima bestia o Iglesiaestado, En «nuestro pats, en estos iiltimos tiempos, el misterio de Ja iniquidad ha que- dado totalmente al descubiertor. En lo més intenso de su des- STbid., pp, 25, 30, 402 y 73. HJ. Nickels, Original letters and papers of State addressed to Oliver Crome, 183, DP. B89. 'S'Eehery, Testimony, pp. 15 ¥ 59. 3 Dbid,, bp. Sy 2. 5 Saltsnarsh, Sparkles of glory, 1648, pp. 2157.184 Christopher Hitt ilusién, Erbery dectaraba que «el misterio del Anticristo [...] se manifiesta en todo santo, en toda Iglesia particulars. «El mayor trabajo que en estos momentos tiene Dios con vosotros es e] de haceros ver que estais muertos». «Dios se esta yendo y apartando de toda la predicacion ce los hombres para que los hombres puedan cntregarse por completo a actos publicos de amor a los demas y a toda la humanidad; por ello, todas las instituciones religiosas se vendrin’ abajo para que el poder de la justicia pueda resurgir y manifestarse en todo» ™. «Vivir en soledad y andar solo», conclufa Erbery, «es una condicién salvaje que con Dios resulta el estado més agrada- ble [...] En esta apostasia nos encontramos ahora, no pode. mos acompafiar a los hombres, ni tampoco a Jos santos, en el culto espiritual, a menos que cometamos con elles una pros situcién espirituals ®. En Inglaterra, «la maldad del pueblo de Dios se manifestara primero [...] a todo el mundo», Porque, habiendo sido «instalados en el poder», «todos Jos hombres pueden conocer Ja deshonray si se «muestran opresores, como Jo han sido los poderes anteriores». En el poder, fos «aparen- femente santos» se corrompen de forina inevitable. En el go- bierno civil fueron muy superiores a sus predecesores, «Pero por lo que respecta a las gracias espirituales, gcudnto han tar. dado en marchitarse en los mas sabios? Los hombres buenos del Parlamento, ¢cdmo fueron de débiles cuando Hegaron al poder? gCudndo se cumplié cl mandamiento de Ia abnegacién?» «Los hombres piadosos del viejo ejército y del Nuevo Ejército Modelo [...] todas sus lagrimas estén secas, como hierba mar- chita [...] La flor es més bonita que la hierba comin, pero se marchita antes», «Dios tiene un pueblo al que Hamar para ocu- par su lugar. El pueblo de Dios se convierte en hombres mal- vados, esos hombres malvados pueden convertirse en el pueblo de Dios.» «Antiguamente, los lores y nobles lo podian utilizar mejor [el poder} porque habfan nacido en buena cuna; pero cuando tanto dinero lega a las manos de los santos pobres, joh, cémo lo cogen y se abrazan a él y van tras él como perros tras huesos secos!» «En los santos por vocacién seri en los que antes se manifestaré la apostasia y la defeccién en su ple- nitud» ”, Pero Erbery se Jas arreglé para evitar el farisefsmo: «Con & Erbery, Testimony, pp. 80, 28133, 2669 y N36. 8 Ibid, p. 7, 8 ith, p. 100 9 Ibid) pp. 87, 36 y 1719. Bu Seekers y ranters 185 cudnta frecuencia mi desco de ser rico me hizo sentir temor a ser pobre», admitia; hasta que, Ginalmente, renuncié a su estipendio pithlico procedente de los diezmos®. «La vida del pueblo da Dios, y también la mia, es tan diferente a la de Cris to que a menudo he deseado [...] alejarme de mi mismo y de imi pueblo.» Pero «ellos son mios y yo soy de ellos», Para 1654 habia decidide que, en contra de io que pensaban los hombres de la Quinta Monarquia, el pueblo de Dios no debia inmiscuir- se en los asuntos de Estado. El reino de Cristo no es de este mundo. Decis que el peor de Jos hombres habla biea del gobierno actual, zy esto no esié bien?, ¢no es un camino rezonable hacia la paz y cl amor», xE] pueblo de Dios esté actualmente en cl poder (como antes nunca Io estuvo).» Dios «ha empafiado el orgullo de toda gloria y la gloria de toda carne, trastornando ef mundo y Ianzando de un lado para otro al gobierno, de for- ma que no se ha visto sino confusién. Qué clase de segurida- des pueden, pues, esperarse de tales cambios? ,Qué clase de orden, de tal confusién? Si, gqué verdad, cuando Dios esta ha- ciendo del hombre una mentira?s @. Esta actitud resignada, tras el fracaso del Parlamento de Barebone en diciembre de 1653, hizo que John Webster se sin- tiera obligado a defender a Erbery de la acusacién de defec- cién y contemporizacién. Erbery sabia, decia Webster, «que tanto la prudencia como la obediencia de los santos consistia en conseguir que su cautividad fuera lo mas agradable posible, pero que sacudirse el yugo antes de tiempo era rebelarse con- tra el Sciiors, Erbery da la impresién, en efecto, de haber es- tado dispuesto a aceptar a Cromwell como rey ®, Webster de- cia que Erbery sera més un obstinado que un apdstata», pero parecia haber abandonado Ia esperanza de una solucién politica durante el curso de su vida. «Es posible que otras ge- neraciones puedan ver Ja gloria de que se ha hablado en los itimos tiempos, pero nosotros, por nuestra parte, nos encon- tramos despojados de ella; nuestros hijos pueden poseerla, pero por nuestra parte no tenemos ninguna esperanza de distrutar- la, ni de ser sacados de nuestras sepulturas en esta vida.» Las Iglesias de Inglaterra eviven, ciertamente, en Babilonia. ¥ no solamente eflas, sino también todos los santos dispersos hal © Ibid, pp. 523. Véase supra, p, 91 hid, pp, 18286, véanse. pp. 282 y 22748. Tid, pe 19. 9 Tid, ig. (3) 2, pp. 20010. Bid pp. 260 y 28.186 Christopher Hitt tan alli en estos tiempos, y también yo junto a elles, esperando Ia bberaciome 8 ee . Exbery murié en 1654, siendo éstas casi sus diltimas pala bras publicadas: «He estado siempre completamente entregado a ks intereses de la Commonwealths, Su epitafio fue escrito muy adecuadamente por uno de sus amigos: Algunos que parecen vives estén realmente muertos, Pero ta valia de Erbery siempre sobrevivird 3. EL MEDIO «RANTER* Erbery fue acusado con frecuencia de ser «persona licenciosa © ranter, de tener un espiritu delirante (ranting) *; también se Iz acusé —lo mismo que a los ranters— de ser tortuoso, de recurrir a ambigiiedades para protegerse®. Erbery nego ser un ranier, pero no siempre ‘con absoluta sinceridad. Hablaba de sla felicidad y yectitud en In verdad que emana del poder de Dios en nosotros, al que cl mundo ha calificado de puritanis- mo y algunos, ahora, rantings, aunque él sc ncgaba a defender a «esis profanas gentes llamadas ravtters», que blasfemaban, mal- decian, se prostitufan, refocilindose abiertamente en su mal- dad, Admitia que «generalmente era juzgado por los hombres buenos como uno de esos que tienen esa doctrina y practican esos comportamientos», que «yo alabo lo profano como lo més sagrado y a los santos de Dios como os tinicos ranters; que [oJ tengo amistad con varios prodigiosamente profanos y es- candalosos, [...] que remedan de forma blasfema los sacramen- tos de Ia cena del Sefiors. Negaba haber dicho que los ranters eran los mejores santos: sus palabras habfan sido que Ios aur todenominados santos cran peores que los ranters, ya que codiciaban la sabidurta, el poder, la gloria y el honor de este murdo, Por lo menos los ranters eran honrados al respecto. «Estos, posiblemente, yacen con una mujer una ver al mes, pere aquellos, con sus ojos adtlteros [.] yacen con veinte Tbid., pp. 232 y 33738. 6 Tid, 3 95. L.A small mite in memory of the late deceased... Mr. William Erbery, 1654, portada. @'Eibery, Festimony, pp. 47 y 259, @ Christopher Fowlet, Deemonium meridianum, Satan at noon, or At ehrstian Dlaspheries, 1655, pp. 29 y 12; véase Erbery, Nor ruil nor error, pp. 12. ‘a’ Epbery, Testimony, p. 312. gs Seekers y ranters 187 mujeres entre San Pablo y Westminster». Quizés esto arroje alguna luz sobre la vieja observacién de Erbery, citada ante- riormente, de que los ehombres malvados pueden convertirse en el pueblo de Dios» ®, Es cierto, @ la revelada rectitud formal Que se enzalana con el mds estricto ropaje de letras, Preferisteis de alguna manera el pecador sincero, Contraponiendo los toscos transgresores a los mds sutites. Asf decfa John Webster, obscrvando que Ia doctrina de Erbe- ry referente «a la restitucién de todas las cosas, la libertad de la creacién, [...] la unidad de todos los santos en Cristo con Dios» era malentendida o traducida en précticas que Erbery lamentaba por ealgunos espiritus mas débiles». Creo que pode- mos Icer bastantes cosas entre esas Iineas defensivas. Incluso cen letra impresa, Erbery fuc, con frecuencia, muy grosero, bur- léndose toscamente de fo que otros podian considerar sagrado. Pensaba que Ia santa comunién debia ser una comida comple- ta, con bebida en cantidad. «Por qué no dicen sus oraciones ante una pipa de tabaco?s Esté claro que Erbery se encontraba muy a gusio en ese mundo de tabernas y tabaco en el que muchas de Jas sectas solian reunirse. «La religién se ha convertido ahora en plitica corriente y conversacién de sobremesa en todas las tabernas y cervecerias, se quejaban ya algunos hombres en 1641, «Las cervecerias son por lo general [...] los lugares de encuentro de los malvados y los sectarios», dijo en 1a Camara de los Co- munes un predicador en julio de 1646", Los niveladores so- lian reunirse en las. tabernas: Nicholas’ Culpeper procuraba shacerse famoso en las tabernas y cervecerias»; los mensaje- ros baptistas se reunfan en las posadas, y los servicios baptis- as eran ocasién para fumar en pipa™, «Comed cl cuerpo de Cristo, y por tanto el arbol de la vida, para cenar y bebed su W Toi, pp, 31216 y 231; véanse pp. 126 y 176. 2 Ibid, p. 116, eitado supra p. 18h. Thidy, pp. 240, 266, 19598. y 275.76 % (Anén'}y Religion? enemies, 1641, p. 6, atribuido a John Taylor. 2 Henry Wilkinson, Miranda, stupenda, 1646, p. 26. % John Heydon, A new method of Rosie Crucian physick, 168, 9. 4%: B, Ro White, comp, Association records of the particular bapt sts'of En land, Wales and ireland 10 1660, primera parte, «South Wales and the Midlands», Baptist Historical Soe., 3971, p. 32; Nuttall, comp., Early gua- Kher letters from Swarthmore MSS 10 i¢e0, pp. 2859. Véase V. L. Pea London and the outbreak of the puritan ‘revolution, Oxtore Ut, 1961, piginas 23324, sobre el uso de la¢ tabernas con propdsitos politicos.188 Christopher Hilt sangre, y' alegraos», escribia John Eachard, un pérroco de Suffolk que hablaba sin rodeos a Jos soldados rasos, en 1645". Winstanley estaba de acuerdo en qe Ia santa comunién no er un sacramento, sino comer y beber en cualquier casa, «en amor y dulce coraunién de los unos con los otros» ". Thomas Edwards informaba de «un predicador antinomista de Londres» que sen un dia de ayuno dijo que, para los cristianos, era mejor estar bobiendo en una cerveceria, o estar en un prostibulo, que estar guardando legalmente los ayunos». Otro sectario argumentaba gue la embriaguer no era pecado, sino «una ayuda para ver a Cristo fo més cerca posible». Era un firme partidario del Par- lamento, uno de los participantes en el sccuestro de Somerset ®. ‘La analogia con la moderna adiccidn a las drogas deberta permitirnos entender que —-ademas del elemento del égape comunitario de tales reuniones— con el uso del tabaco y del alcohol se intentaba avivar Ta vision espiritual. Algunos afos mis tarde, cl milenarista John Mason era excesivamente adic- to al tabaco y, epor lo generals, mientras fumaba se encontra ba en una especie de éxtasis» ®. (EI tabaco era todavia un es timulante nuevo y bastante mal visto, aunque hacia 1640 habia aleanzado el primer lugar entre las importaciones londinen- ses). En Nueva Inglaterra, el capitin Underhill dijo al gober- nador Winthrop «que el espfritu le habia introducido el testi monio de Ja libre gracia mientras se encontraba disfrutando con moderacién de la vitualla llamada tabaco»". ;Fue en una taberna 0 en una asamblea religiosa donde, segtin dectaré el capitan Freeman, vio a Dios en la mesa y en cl candelero?» ®, ¢0 donde afirmaba un soldado de cabaileria interesado en la religién comparada: «Si yo adorara al sol o a la luna, 0 a ese WF, Eachard, The axe against sin and error, 186, sig. (av. En Good ewes for ail Christian souldiers, 16iS, habia dado respuesta. ala Dre fHunta: "¢Debe tn soldado leal estar contento con sa soldada?» «Sh, de ia el soldado, siempre que pacda cobrarlav (p. 31). sag, Sobingr np IAB Eine Eawends, Gangrate i, 28 Giles Rem al). Edwards, Gangraona, ¥8, ps 146, 1, p. 10%; D. Underdown, Somer set in the civil war and interreanaim, Newton Abbot, 1873, p. 186 we 1 Mauris, van impartial accor of Mr. John Mason of Warer Stratford, 1685. 9.32. WE. Minchinton, The growth of English overseas trade in the se venteenih century, 1968, p. 2. Sobte el tabaco, veanse fos poemas de Te Frick, «The tobucconints y «The censure» (Poetical works, I. C- Martin. compa, Oxford Ut 1985, Po. 4242) TRC Ms Tones ‘tadieh tn nytt raion, BR Freeman, Light vanguishing darknesse, 1650, p. 3; véase infra paging 189 pee Be Seekers y ranters 189 cacharro de peltre que est4 encima de la mesa, nadie tendria ada que decir al respecto» *. Cuando algunos ‘renters quisie- ron vengarse de los profetas Reeve y Muggleton, que les habfan condenado para toda la eternidad, el aliciente’ que ofrecieron fires de los mas desesperados y ateoss de cllos «para malde- Gitles y maldecir al Sefior Jesucristo, su Dioss, fue prometer: Jes «un buen plato de cerdo»®, En 1653, William Dell se bur- laba de una frase utilizada por Sidrach’Sympson: «Las artes y las lenguas son tas copas con las que Dios brinda con nos: otross, diciendo que «olfa a religién de los ranters»; scomo si Dios fuera la compafia familiar de los clérigos y algunas veces brindara con ellos en una copa de hebreo y otras veces en una de griego [...]». En una reunidn de ranters, de la que tenemos una referer. cia (hostil), Ia variada compafiia se reunié en una taberna, can- 6 canciones blasfemas con la conocida musica de los salmos y particip6 en un festin comunal. Uno de ellos partié un trozo de carne de vaca diciendo: «Esta ¢s la came de Cristo, tomad y comed.» Otro vertié una jarra de cerveza en Ia chimenea di- Ziendo: «Esta es la sangre de Cristo». Clarkson Yamaba a la faberna la casa de Dios; un vino seco era Ja divinidad®, In- cluso un enemigo puritano expresaba lo que casi ¢s una admi- acién envidiosa hacia el buen humor de las dionisiacas orgias de los ranters: «Son los més alegres de todos los demonios paro improvisar canciones lascivas [...] para les brindis, la iisica, la obscenidad descarada y el baile»®, Ura de las acir saciones contra el capitén Francis Freeman era la de que can taba canefones obscenas*. Bunyan decfa que las ideas de los cudqueros no eran mu- cho mejores que las de los ranters, «s6lo que Jos ranters las habfan desgastado en una cerveceria»”. Muggleton nos dice que los ranters se reunian en un hostal en las Minorias, propiedad de uno de ellos; también se reunian en el David and Harp, en Moor Lane, en la parroquia de St Giles (Cripplegate) propie- dad del marido de Mary Middleton, una de las amantes de % Citado por Masson, Life of Mitton, 1m, p. 515. % Muggleton, Acts of witnesses, pp. 567. W Dell, Several sermons, . F fAndn.], Strange new from the old-bayley, 6SI, pp. 23. 1% Clarkson, The last sheep found, pp. 189. ME. Papltt, Heresiographiy, 5° ec, 1684, p, Uae % Freeman, Light vanquishing darkmesse, p. 19. St Bunyan, ‘Works, 11, pp. IND.| : k 190 Christopher Hitt Lawrence Clarkson, Los rariters «tenian una especie de reunio nes», dice Fox, «pero tomaban tabaco y bebian cerveza en las mismas y se iban poniendo cada vez mas alegres y desatados». ™, «Mi espiritu habia con Dios», decia Abiezer Coppe, «cena con él, en él, se alimenta de él, con él, en él. Mi humanidad habitaré con la hhumanidad, cenard con la humanidad, comera con la human: dad, y «por qué no (Si ¢s necesario) con los tabemneros y las rameras?> *, La «comunién con Ia creaciéns, el tabaco «un buen man- jars, parodiando la sagrada comunién: no deberiamos nunca dejar de buscar simbolismos en lo que parecen ser gestos ex travagantes de los radicales del siglo xvi. La defensa ranter de Ia blasfemia, se ha dicho con raz6n, era una expresién sim- Bélica de la libertad con respecto a las coerciones morales. Abiezer Coppe fue acusado en una ocasiGn de haber blasfema- do durante una hora seguida en el pulpito: «Una viruela de Dios inficiona todas vuestras plegarias»®. Un deseo obsesivo de jurar se hab{a apoderado de él en Ios primeros aos de su vida, pero le habia hecho frente a lo largo de veintisiete afos. Entonces se resarcié del tiempo perdido, Coppe declaré que de mejor gana . Spedding, 1. L, Bilis y D. D Heath, The works of Francis Bacon, e107, var, p. 185, crréncamente atribuido a Bacon. IH Vdass Trotsky sobre Ia oposieién bolcheviate a Jas 69 O7UE “SO!d ap somorts XGputus sop soot & pyesnioy > guanen an OOFgHe OID sean ayrenoduny spur oypris so sosios00 9 oI8UD ‘ssano! 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No tenia nada que yer con Dios, decia Jock; Dios era muy codicioso. «El nunca habia recibido nada de Dios, sino que todo lo recibié de la naturaleza.» Fue acusade de’ difundir estas ideas «para com fundir, engafiar y seducir al pueblo ano» ™. Parece haber sido uno de los primeros martires del racionalismo popular. Pero los ranters no eran mértires por naturaleza. Como an- tes que ellos los lolardos y los familistas, normalmente se re- fractaban cuando se veian forzados a hacerlo, aunque algunas veces, como en el caso de Cope, de manera muy tortuosa™, En realidad, si no existe ningin tipo de inmortalidad, Ia satis: facci6n del’ martirio se hace menos evidente: la resistencia hasta la muerte exigiria una ideologia mas profunda y més coherentemente elaborada que la que tenfan la mayoria de los ranters. El movimiento revolucionario, ademas, se encontraba en decadencia antes de que los ranters aparecieran en escena. Los mértires de la época de Maria Tudor eligieron la muerte en los casos en que sus predecesores lolardos se hubjeran re- tractado, porque (entre otras cosas) los avances del reinado de Eduardo VI habian dado un tremendo empuje a su moral, Pero a partir de la década de 1650, dejando aparte a un hombre va- Lente y ya comprometido como el sociniano John Bidle™, so- Iamenie aquellos que crefan apasionadamente que ¢l reino de Cristo no era de este mundo tuvieron el valor necesario para resistir hasta la muerte. Una de las razones més importantes de la supervivencia de Jos cudqueros fue su solidez ante la persecucién, que incluso sus enemigos comentaban ™, 5. ABIEZER COPE Coppe fue un estudiante de Oxford procedente de Warwick Lespués de actuar como predicador para una guarnicién del ejército llegé-a ser, en 1649, a los treinia afios de edad, dir gente de los bebedores, fumadores y blasfemos ranters. En ese mismo aiio publicé Some sweet sips of some spirituall wine, 7 Mercurius Politicus, 3 de julio de 1656, nim. 316, pp. 106466, 131 Véase fre, pp. 20620, 1 Véase supré, p. E M0 Véase Heligiviae baxterianae, 1 pp. 43637. a\ ‘Seekers y ranters 199 seguido de sus dos Fiery flying rolls, obras vigoresas escritas en un estilo diferente de cualquier otro del siglo avn. EI mensaje de Coppe se hacia legar desde «mi més excelsa majestad y eterna gloria (en m#) [...] que soy el amor univer- Sal y cuyo servicio consiste en la libertad perfecta y en el puro libertinajer. El pecado y la transgresién estaban finiquitados y fenecidos, Divs, vese todopoderoso niveladors, «traetornaria, trastornarfa y trastornariay. Después de los obispos, los reyes ¥y los lores, ies tocaba el tumo de sucumbir ante Jos nivelado- es a los «poderosos supervivientes». «El honor, Ja nobleza, 1a istincién, la propiedad, el Iujo, etc», habian sido eel padre del infernal y horrible orgullo [...], la causa de toda la sangre fque siempre se ha derramado, desde la sangre del virtuoso Abel hasta la sangre de los dltimos niveladores que fueron fusilados». Los niveladores murieron como madrtires por su Dios y su pais: su sangre clama venganza. Ahora, «el cuello del ho- Trible orgullo» tiene que ser cortado de un Solo tajo para que ela paridad, la igualdad y la comunidad» puedan establecer «el amor universal, la paz universal y la libertad perfectas. «EI fantasma solo de la nivelacién, nivelacién por el ejército, ni- velacién por el hombre, os espanta (y zquién [...} puede repro- chérosio, puesto que hizo que se resquebrajara vuestro reino?), pero ahora la sustancialidad de la nivelacién ha legado.» Coppe desaprobaba tanto «la nivelacién por el ejército» como la «nivelacién de los cavadorese™'. La prevaricacion de los niveladores Ie habia producido una gran desilusién, Pero su pacifismo era diferente del que mas tarde iban a profesar Jos cudqueros. «No por las armas; nosotros (santamente) des- defiamos hacer la guerra por cualquier cosa; preferimos estar borrachos perdidos todos los dias de Ia semana y yacer con putas en el mercado; y para nosotros son acciones tan buenas Como la de despojar de su dinero a los pobres campesinos es- lavizados y maltratados [...] para la matanza d2 hombres.» Los doloridos lamentos de los pobres prisioneros: «'Pan, pan, pan, por el amor de Dios’, taladran mis oides y mi corazén. No puedo soportarlo.» Los gobernantes deben «doblegarse ante estos desventurados pobres, sticios, piojosos, Sarapientos> y ponerlos en libertad. «No te desentiendas de tu propia carne, Ge un invalido, un vagabundo, un pordiosero, [..] un puta- fiero, un ladrén, ote, ellos son tu propia carne» '@. ying roll, pp. ES y Mt Wl Coppe, A fiery Cohn, 0b. Git, pp. 36263, 30 Coppe, % pp. 17 a alt, Luana 208 wt sqgpt “suusypucnf 1 Pupyoous sed sonorreg 24 "TEAL “T wt ee “eet a “Par ot seat & ot 6a 0 “PAT ‘apnas fo sagen oy 8) wanes 34809 3 ugssod yd 1ST oerd & auywiow ap giquzes oddog ‘upyvmsnersas ‘oudioutrd sepernyged, Sot 2p soumnae yy oysnu £ sepiqaq seyonut HosDTtt renee os xod ap olsndsip wxed :gc9f wa ‘woistd uo eqeriuo> ta os aonb 'xoq. 3100p © 19a e WorOny essoquDs op epueduio> Wot wane A addo3 “yy 2ausyusd ns sod sopeuotsoxdary wet Sams 98 soauysodurayueo sis sopor Ou on Feyesix9 2p 59 ON ‘vuyoqpatt ef 990: 21 Bp SpMASOC $497UTL. 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Pero no existe razin alguna para no ercerle) Su vida itinerante le proporcioné Tas cportunidades y le permitié escapar de las relaciones emba razosas. Quizis los hiistoriadores no han reflexionado todavia suficientemente sobre la importancia de la movilidad social y fisica en la expansién de las posibilidades de libertad, incluida In libertad sexual, en especial para las. mujeres. En realidad parece haber sido muy sencillo para una pareja unirse y viajar de un lado @ otro del pais, predicando y con- indo presumiblemente en ta hospitalidad de sus correligio- narios 0 de aquellos a quienes pudieran convencer. William Franklin y Mary Gadbury hicieron esto, siendo la tinica cosa notable relacionada con ellos (y la dinica razén de que conoz ‘camos su historia) que Mary Gadbury (que no sabia ni firmar) crefa que Franklin era su Sefior y su Cristo, y se Hamaba a si misma Esposa de Cristo. Esto, naturalmente, lamaba Ia aten- cion, Mary aseguré aun clérigo que le preguntaba que el pe- cado deja de existir cuando un hombre y una mujer legan a estar en Cristo. Cuando en enero de 1650 fueron juzgados en Winchester, Mary Gadbury afirmé ante el tribunal que eno iba con él de manera incivil, sino como simpatizante de su desgra- cia; al ofr esto sltimo, todo el tribunal se rié machisimo [...] Realmente una simpatizantes. Franklin, un cordelero. cuyo lenguaje estaba totalmente de acuerdo con el habla de los fa- milistas», abandoné bastante déciimente su pretensién de ser Cristo; Mary Gadbury, indignada por esta traicién, sufrié la humillacién adicional de ser azotada*. Bunyan nos cuenta que oy6 a un hombre sen los tiempos de Oliver» aconsejar a una % Clarkson, The lost sheep found, 1660, pp. 2546; Look about you, 1639, pp. 10 y 928; véase Holland, ob. cit, pd; E. Hide, ob. cit, p. 42, ceuyos Festimencs son bastante ficles, y E. Stokes, The Wulthshire rent, paginas 89, para um ejemplo, "Clark 9 Slack, Crisis and order in English towns, 15000700, p. 18 vase ibid, pp. 135 y 15940, para ejemplos anteriores de parejas itine- Fantes no casadas. SH. Elis, Pscudochristus, 1650, pp. 45453, y passim; wéase Cohn, obra citada, pp. 33033, y Ia Introduccion de D, M. Wolfe al volumen 1 de Complete ‘prose works, de Milton, pp. 735. Mary Gadbury puede ha- ber side una epileptica. 14 Esos besos deshonestos ¢ imptidicos 305 muchacha, a la que estaba tentando «para cometer actos im- puros con éle, que ecuande Megues ante cl juce» dijera «que estis prefiada del Espiritty Santo» *. Lor relatos hostiles se aprovechaban, naturalmento, al_ m4 no de tales historias, Existen muchas’ descripciones graticas de las orglas de los ranters, realizadas por folletistas que ha ian Hegado a dominar el arte de los modernos periodistas para excitar al tiempo que reprucban. En su época baptist, Clarkson fue acusado por un comité de condado de copular dentro del agua con una ehermanay a la que estaba bautizan- do por la noche. La presencia de animo de Clarkson raramente le fallaba, y replicé: «Scguramente vuestra experiencia 0s en- sefia lo contrario, que la naturalez# tiene un menor deseo de copulacién dentro del aguas, «con Io que ellos se rieron>. Acusacioncs similares fueron hechas a muchos oiros radicales: existia una caneién popular sobre un cudquero que practicaba la bestialidad, En 1656, un comité informé solemnemente al Parlamento de que los principios de Nayler le permitian yacer scon ctialquier mujer que sea de su propio parecer». Cope, Segin una fuente atin menos fable, eyacla cominmente en In cama con dos mujeres al tiempor *. No hay que tomar demasiado en serio estas historias, aun- que a Coppe ciertamente le gustaba escandalizar, ¥ podriamos dejar un amplio margen a los gestos simbélicos. Si los hom bres y Ins mujeres creen que han «alcanzado ya esa perfeccién en Cristo que habfan perdido con Adéne, era légico, aunque bastante frio, suponer que «podian andar desmucos ‘como to hizo él y vivir por encima del pecado y Ia vergiienza»®, Re: cordemos también Ias muchas ocasiones en las que cudqueros muy respetables «fueron desnudos en busca de an signo», con sélo un taparrabo sujeto a la cintura en obsequio a Ia decencia, Pero el fondo de Ia verdad que esto hace aflora’ es que, siste- maticamente, los ranters proclamaron el derecho del hombre natural a comportarse de manera natural, Tanto de palabra como de hecho, algunos de ellos se burlaban deliberadamente 7 Bunyan, Works, mt, SiLos que ge interesen por este tema pucden encontrar referencias ‘en Cohn, eb. cit, Morton, ob.’ Barton, Parliamentary diery, 1, p. 24 SUThe routing of the ranters, p. 3. Sobre et indignado desmentido ae Coppe, vsase su Remonsirance of the sincere and realous protest tion, 161, p. 8. "ER. Abbott, The young manz Warning plece, sig. A 3v4. Abbot pre- tendia estar describiendo la conducta de los ranters.306 Christopher Hill de las inhibiciones que Ja ética puritana estaba imponiendo. Clarkson tenia algo parecido a una filosoffa del amor libre®, y existe una documentacién razonable sobre la observacién de | John Holland de que «dicen que el que un hombre se ate 2 juna mujer o una mujer a un hombre es fruto de la maldicion; pero, dicen, nosotros estamos Hiberados de Ia maldicién y, por Consiguiente, estamos en libertad de hacer uso de quien nos plazca». Del teniente Jackson se cuenta que en Escocia, en Jnayo de 1650, andaba diciendo que si no fuéramos libres para gorar de la mujer de otro hombre, las criaturas seguiriamos Slendo esclavas; las criaturas fo pueden hacer nada, por otra arte, como no sean impulkadas y manejadas por Dios ®. Habria resultado dificil en aquella época, e imposible aho- ra, evaluar la importancia relativa del exhibicionismo reprimi- Go y de la sincera propaganda simbdlica. En 1652, una cama Se quedé completamente desnuda durante tn servicio religioso, Eritando: «jBienvenida sea Ia resurreccién!» El incidente fue notable principalmente porque se desarrollé en Ja capilla de Whitehall; sucesos de ese tipo eran menos raros en las asam bleas ranters y cudqueras *. El ranterismo pasé faécilmente a su extremo aparentemente ‘opuesto, ef ascetismo. Fox ayund durante diez dias; Miles Hal- head, durante una quincena, y Nayler, por espacio de uno 0 dos dias mas atin, James Pamell murié a consecuencia de un ayano de diez dias. Anna Trapnell ayuné durante doce dias; Sara Wight, segin se cuenta, durante cincuenta y_tres®. De John Pordage se contaba que decia que el matrimonio era tuna cosa muy mala y que negaba Ia legitimidad de que las mu jeres tuvieran hijos de sus propios maridos. Con bastante. 16- gica, fue también acusado de haber tenido una hija ilegitima ¥ de defender la poligamia, aunque él admitia preferir la vir Zinidad al matrimonio. El ascetismo cudquero dio lugar a ra: mores de que «los cxrdqueros no querian tener hijos». George Fox ‘nunca pensé en cosas tales» como «la procreacién de hijos SMe juzeaba por encima de tales cosas», Winstanley, que no © Véaso supra, pp. 20220, {@ Wolland, The smoke of the Bottontes pit, p. 3. Mth Crome army, Ps 408, weave Fox, Journal, 1, yp. 984. & Gaeier Common protector, 8 8 ata mle, MTA ital James Nopior, pp. 610; Georke Fox" «Book of miractese, pl sinas 5 y 324, "a Portage, Innocence appearing, pp. 9, 189, 304, S68, 7180, 845 91 ease supra, pp. 213216 @ Nuttall; Comp, Early quaker letters, pp. Wl y 277. 135 Fs0s besos deshonestos € impiidicos 307 era ningiin ascético, hizo una oportuna observacién contra esa sexcesiva comunidad de mujeres Hamada rantings, La madre y el hijo asf engendrado es probable que Meven la peor parte, porque el hombre se ira y los dejar y no se preccuparé de ellos mas que de otras mujeres [...] después de que ha conseguido su placer. Por consigniente, vosotras, las mujeres, tenel cuidado, porgue esta practica de los ranters no significa ta restauraclén dei poder de la creacidn, sino su destrucciéa [...] Buscando su propia bertad, esclavizan a los demas™. En realidad, Ja libertad sexual tendfa a ser libertad sola- mente para los hombres en la medida en que no habfa un control eficaz de la natalidad, Esto constituyé Ia base moral prictica del hincapié puritano en la monogamia. El hecho de que haya perdido esta base tiende a hacernos olvidar lo impor- tante que Ia misma fue en su tiempo. A menos que el seductor fucra un Don Juan Io suficientemente rico como para mantener aun bastardo y a su madre (como pudicran hacerlo Carlos 11 y los seductores de la corte de Ia restauracién), la libertad se- val era cuestiéa de tirar Ja piedra y esconder Ia mano. Es seguro que muchos padres putativos se cscaparon, dejando que la madre y las autoridades parroguiales cargaran con el nitio. Quizé podemos ver aqui otro atractivo mas de la vida itine- rante para un ranter como Lawrence Clarkson. Los prudentes y hogarefios, como Samuel Pepys, preferfan andar en amores con las mujeres de otros hombres: preferfan poner sus huevos, como el cuco, en nidos ajenos. Por esto es por lo que los cor- rnudos son tn tema de broma tan inagotable —y para nosotros tan aburrido— en la etapa de las tertulias. A comienzos del si- glo xvix fueron muchas las quejas de que las mujeres de la City se estaban volviendo demasiado independientes para apre- ciar fos cumplidos que les hacian sus pretendientes aristocré- ticos. Los ranters, me parece a mi, dieron forma ideolégica y ex- presién coherente a las pricticas que de antiguo habian sido corrientes entre los vagabundos, los colonos ilegales y Ia cate- goria intermedia de artesanos itinerantes™, Sobre tal poblacién trrante, los tribunales eclesidsticos y los jueces de paz tenfan 1 Winstanley, A vindication of those. called diggers, 1649450), en Sor bine, pp, 299405; vease Englands spirit wnfoulded, . 2, Aylmer, comp., Pand P., 40, pp, 165, En 1659 —bastante después, Clarkson hizo Ja mis: tua observaciéa (Loot about you, pp. 96). “1 Vease supra, pp. 191192,308 Christopher Hilt escaso control: el matrimonio y el divorcio de facto deben ha- ber sido corrientes. Se dijo en 1654 que «los vagabundos son | dados, por lo general, a una horrible obscenidad, no tienen fesposas particulares, tampoco se ardenan en familias, sino que se aparean como las bestias» ®, Los gubbings de Devon consti tuyen, sin duda, un caso extremo, Estaban fuera de la ley, «li bres de obispos, de arcedianos y de toda autoridad, lo mismo eclesiastica que civil». Vivian como cerdos y «se multiplicaban casarse»®, Pero el agrimensor Norden hablaba también de gente criada en los bosques, que vivian ealejados de cualquier iglesia o capillas y eran stan ignorantes de Dios 0 de cualquier forma de vida civilizada como los misinos salvajes entre los | infieles»*, Los contempordneos explicaban la Iujuria de los saleses por el aire de la montafia: los historiadores modernos, mas prudentemente, lo ven como el producto natural de una Sociedad que se negaba a aceptar las leyes matrimoniales pro- testantes de Inglaterra. John Knox habia experimentado pa- recidas dificultades para hacer més indisoluble el vinculo ma | trimonial en Escocia™) Nosotros s6lo podemos conjeturar el | nimero de infanticidios que acompafiaban a esos matrimonios informales oa esas relaciones sexuales todavia més fortuitas, pero, probablemente, la mortalidad infantil seria, en cualquier caso, especialmente alta entre tales grupos sociales. El recharo del matrimonio eclesiéstico por Clarkson, Wins- tanley, los ranters y los cudqueros era en cierto sentido una actitud tradicional de Ia clase baja si tenemos en cuenta la prictica de los lolardos y familistas. Pero los ranters, al ne- far el pecado, proclamar ef amor libre y hacer de esto un tema Ge discusion racional y pitblica, Hegaron mas lejos de lo que sus predecesores pudieron llegar e impusleron un concepto de Ja relacién entre los sexos que era més libertino que cualquie- ra de los que hasta entonces se habian defendido publicamen- te. Clarkson esperaba al menos que su ética liberaria a hom bres y mujeres de atormentarse a si mismos por pecados im: ginarios. «Feliz el hombre que no se condena a si mismo en "ER. Younge, The poores advocate, 1654, p. 1, citado por P. Slack en Clark y Slack, Crisis and orden in English towns, p. 161 2 Fuller, History of the worthies of England, 1840, 1, p. 398, % Citado cn Thicsk, Agrarian history, w, p. 41 % Fenty Williams, The Council in the Marches of Wales under Etizo- beth 1, Cardiff, 1858, p. 10 StF. Knox, The history of the reformation. 1832, pp. 22 y 2. : i 7 Thompson, The later follards, p. 127; véaso supra, p. 298. my mt Scotland, Glasgow, Esos besos deshonestos ¢ impidicos 309 aquellas cosas que se permite hacer». Por desgracia, la teolo- ia ranter estaba por delante de las posibilidades téonicas de su sociedad: Ia igual libertad sexual para ambos sexos tendria ‘que esperar hasta que existieran métodos baravos y eficaces de control de la natalidad. La protagonista de The roaring girl de Middicton s6lo puede conservar su Independencia permanecien- do casta. Seria interesante conocer qué grado de verdad existia ‘ent Ja afirmacién propagandistica de The routing of the ranters de que entre los ranters «la mujer generalmente elige el hom- bre con el que vivirés . Pero los primeros cuiqueros parecen haber anticipado leorfas de parto sin dolor, aun cuando su ra zonamiento —que ellos se encontraban en 1a situacién en que estaban Adan y Eva antes de la caida— no mereceria los para- bienes de un ginecdlogo modern *. La revolucion ayudé a muchas mujeres tanto a establecer su propia independencia como.a imaginar una evasién total en las clases més pobres. Mary Cary, en 1647, llegé a decir que stodos nosotros condenamos ese principio anticristiano del pa- pado [y de otras Iglesias, mutatis mutandis, aunque ella no hacfa hincapié en esto] de obligar a todos a creer Jo que el papa cree»#, Al aflo siguiente se describia a si misma como un eministro» y justificaba mediante la Revelacién la guerra del Parlamento contra el rey. Fechaba la resurreccién de los dos testigos, profetizada en la Revelacién XI, en el 5 de abril de 4645, el dia que el Nuevo Fjército Modelo se puso en mar- cha, y se referia a la «gran victoria» que habfa tenido lugar en el verano de 1647%, En 1651, Mary Cary bosquejé A new and more exact mappe or description of New Serusalems glory, partiendo del supuesto de que en 1645 Jesucristo habia comen- pado la toma de su reino, «Ha legado el tiempo», aseguraba a Sus lectores, en que eno sélo los hombres sino también las mujeres profetizaran; no sélo los hombres de edad, sino tam- bién los jévenes; no sélo los superiores, sino también los in feriores; no sélo aquellos que tienen una formacién universi- taria, sino también aquellos que no la tienen, incluidos los cria- dos y criadas», «Antes de que pasen veinte, o diez, 0 cinco aftos 7 Clarkson, A single eye, p. Il; véase Milton, citado supra, p. 52, infra, p. 384 BO. cit, p. 6; véase Winstanley, citado supra, p. 300 = Nuttall, Early. quaker letters, p. 200. HM. Cary, A word in season {0 the kingdom of England, 1647, p. 9 BM, Cary, The resurrection of the witnesses, l6sE, portada y pp. 82 9, 93-100, 18662 y 18994 En mi Antichrist in seventcenth-century England, Pagina i07, la fecha aparece por un error de imprenta como el 4 dé abril do 164s,310 Christopher Hill veremos, sin lugar a dudas, mucha més de esta gloria espiri- tual sobre los santos de la que ahora hay»; y describia Ia uto- pfa material que esperaba a los santos en Ta tierra, «Tendrén abundancia de oro y plata». Posteriormente, Mary Cary se convirtié en la sefiora Rande, y bajo este nombre, en 1653, inst6 al Parlamento de Barebone a abolir los diezmos y los abogados, socorrer a los pobres y reformar las universidades Tal. vez fuera una coincidencia él que, en 1669, el gran duque de Toscana dijera que los ranters eran «llamados asi a causa de Alexander Ranta, un sastre», puesto que no estaba bien in- formado de tales cuestiones de’ detalle®. Existicron, Finalmente, entre los radicales, tendencias que sobrevivieron’ para contrarrestar el adusto «puritanismos que surgié.a partir de 1660 y de la derrota de los puritanos autén- ticos, La'doetrina cudquera de la perfectibilidad continué tes Lificando en contra de la aversién al cuerpo, aun cuando Fox creyera que engendrar nifios era indigno de él. Pues, como tam- bign decia, «el cuerpo visible no es el cuerpo de la muerte y det pecado; los cuerpos de los santos son los miembros de Cristo y los templos de Dios vivor #. Los cudqueros crefan que el of io de encajero era una ocupacién impropia de los miembros de la Sociedad de Amigos, pero no ponian objecién alguna a fabricar o tener una cerveceria. («¢Por qué no?», se preguntaba Samuel Fisher a propésito de esta tltima ocupacién; «si es un 1M. Cary, The little hors doom and downfall, 1651, pp. 133, 238 y 285317, MM. Rtande), Twelve proposals to the supreme governours of the three nations, 1633, pp. 3 Tl. © IL, Masalout}, Travels of a Cosmo 111, Grand Duke of Tuscany, through England, 1821, pp. 49854. No he sido capaz de identifiesr a marido de Mary’ Cary. En 1650, el apoderade de lady Eleanor Davies era un tal John Rand (P. Hardacre, «Gerrard. Winstanley in I6S0s, Hun ington Library Quarterly, xxi, p. 448). Daniel y ‘Walter Rand firmaron lun opusculo de fos hombres dela Quinia Monaraula en 1657 (Capp, Fifth Monarchy men, p. 248). Una tal Mary, esposa de William Rand, aparece fn lox Stale papers, pero parses haber habido més de un William: Rand (CSPD, 1689, pr. 500; 16523, pp. 335, 341 y BUS; 10854, pp. 146, UIT y 439. William, hijo ‘del boticario Tames Rand, era compafiero de Nicholas Cul- Peper, Samuel Hartl y William Walwyn, médico y traductor de obras Ge quimica que ides el proyecto para un Colegio. de Médicos Graduados (C."Webster, «English medical reformers of the puritan revolution. Ambix, XV, pp. 24, 312 ¥ 369; Nicholas Culpeper, Culpeper's Schoo! Physick, 1089, sig. A 6x, C; W. W., Healths new storehouse opencd, 1661, égina 25). Las obras de’ Mary Cary cran’al parecer conocidas en los ireulos quimicos (véase mi Antichrist in seventeonth-cantury England, Pagina U9n., y supra, p. 278, Fox, Gaspeltruth, p. 1059; véase supra, p. 306, — Esos besos deshonestos ¢ imptidicos Bi oficio [...] honrado [...] aunque a menudo esté may denigra- do») Entre las muchas heterodoxias de Milton estén la de hacer del amor roméntico del hombre por Ia mujer una de las principales causas de la cafda y la de dotar a los angeles de sexo, asi como de la capacidad de apreciar los alimentos, siendo la base de ambas ideas que Ia materia es buena y exis- te justamente para ser disfrutada', Lo que sucediera con las ideas a las que durante un breve periodo dleron publicidad lus radicales y que luego retornaron al anonimato, no lo sabemos. Pero el sefior A. L. Morton ha demostrado que por lo menos Blake heredd ideas similares a las de los ranters, asi como que conoefa intimamente las de Milton ®. WS, Fisher, Testimony, p. S84. Ri. West, Milton ‘and the angels, Georgia ur, 1955, en especial inns 17028. Vaase infra, p- 386. A. L. Morton, The matter of Britain, en especial pp. 10421. Véase infra, pp. 321, 510.