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b- Oran por sus enemigos y les dan de comer cuando tienen hambre.
(Romanos 12:20)
Jesús no hizo nada malo, sino que tomó la culpa por lo malo
que nosotros habíamos hecho, haciendo así la paz.
Imagine que alguien le dijera con toda certeza que dentro de algunas
horas, será arrestado, severamente torturado y luego condenado a morir
injustamente, la muerte más dolorosa que los seres humanos hayan podido
concebir y hayan podido diseñar en su maldad.
Una de las cosas más extraordinarias y más dulces que podemos ver en la
Biblia en este mensaje del evangelio de Juan, es que el Señor Jesucristo
se encontraba precisamente en esas circunstancias, cuando se reunió con
los discípulos en el aposento alto, para comer con ellos la cena de la
Pascua. Él sabía que Judas ya había consumado su traición, él sabía que
en pocas horas sería arrestado por los líderes religiosos de Israel, sería
sometido a torturas crueles y luego condenado en una farsa de juicio, a
morir en una cruz.
Por más de 3 años estos hombres habían compartido sus vidas con él, en
una relación intensamente personal, intensamente cercana.
Pero ahora Cristo dice que se va, y que ellos no pueden seguirlo
inmediatamente. Preguntas: ¿Qué pasaría con ellos después de su
partida? Y lo que era todavía más crucial, ¿Qué iba a suceder con la obra
que él vino a llevar a cabo? Sobre todo, porque él estaba dejando su obra
en manos de hombres débiles. No olviden que Pedro negaría al Señor esa
misma noche, y que todos los discípulos lo abandonarían durante el
arresto.
Dentro de esta porción del evangelio de Juan, vamos a ver uno de los
pasajes que muchos creyentes, seguramente tienen memorizado Juan
14:27 “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la
da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. Cuando vemos ésta
promesa en su contexto, podemos entender mejor, de qué tipo de paz es
de la que el Señor está hablando aquí. Pero también podemos entender
algunos de los obstáculos que muchas veces, nos dificultan experimentar
en la práctica, esa paz que Jesús nos dejó.
Una de las cosas que vemos al leer los evangelios, es que los apóstoles no
entendieron muchas de las enseñanzas del Señor Jesús. Y esa falta de
comprensión los llevaba constantemente a sacar conclusiones
equivocadas. Ahora que el Señor se va, ¿Cómo recordarían sus palabras?
Y ¿Qué entenderían ellos, de aquellas cosas que lograran recordar? No
olvide que la época del Señor era muy diferente a la nuestra, en aquella
época no había teléfonos que podían grabar las voces o hacer videos. De
hecho ni siquiera los discípulos, por lo que vemos en los evangelios,
andaban con un bloque de notas, escribiendo las cosas que el Señor decía.
Pero ésta promesa de Juan 14:25 es mucho más específica. Veamos Juan
16:12-14 “Aun tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis
sobrellevar. 13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a
toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará
todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 14 él me
glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber”.
Cuando el Espíritu Santo vino sobre los apóstoles, ellos no solo recordaron
y entendieron todas aquellas cosas que ahora mismo no entendían, sino
que alguno de ellos, fueron elegidos por el Señor para escribir un registro
inspirado, infalible, en los libros del NT, de todo lo que la iglesia necesitaría
conocer a través de los siglos.
No olvide que ese Espíritu Santo que inspiró a los apóstoles, también se
encuentra en el creyente, iluminando su entendimiento para que podamos
entender y recordar lo que ellos escribieron en el NT. El Espíritu Santo
está permanentemente con nosotros, recordándonos la palabra de Dios.
Jesús nos dejó una herencia cuando se fue. Y esa herencia es su “paz”.
Y eso nos dice que la paz que Jesús nos ofrece, no tiene nada que ver con
nuestras circunstancias, porque las circunstancias de Cristo eran terribles
en ese momento. La paz de Cristo no se trata de una sensación de
bienestar, que sienten las personas cuando todo parece estar saliendo
bien.
“La paz que Cristo nos ofrece, es una serenidad del alma, que brota
de saber que nuestras vidas están en las manos de un Dios Sabio y
Todopoderoso, que nos ama con un Amor inalterable”
Note que he dicho Sabio primero, antes que Todopoderoso. Hay algunos
que dicen: “Mi Dios tiene poder” Él es Todopoderoso” “Me puede sanar si
Él quiere” “Me puede dar el dinero que yo necesito” “Mi Dios me puede
dar”. Sí, Él puede hacer todo eso, pero a veces en su sabiduría Él decide
no hacerlo. Hermano, si nosotros solo confiamos en el poder de Dios, a la
larga vamos a tener problemas. Nosotros tenemos que confiar en la
Sabiduría de Dios, en el Poder de Dios y en el Amor inalterable de Dios.
Esa era la paz que nuestro Señor Jesucristo estaba experimentando en ese
momento tan difícil de su vida terrenal. Y fue la paz que Él dejó como
herencia para todos los que confían en Él.
Ahora, ésta promesa no es para todo el mundo. La Biblia nos enseña que
el hombre está en enemistad contra Dios a causa de su pecado. Y por lo
tanto, nadie podrá disfrutar de la paz de Dios…
…hasta que tenga la paz con Dios, por medio de la fe en nuestro Señor
Jesucristo, por medio de la obra que Él llevó a cabo en la cruz del Calvario.
Rom 5:1 “Justificados pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por
medio de nuestro Señor Jesucristo”.
En otras palabras, lo que Pablo está diciendo aquí, es que Dios declara
“justo” a todo pecador culpable, que deposite su fe únicamente en la obra
redentora de Cristo. Y cuando tenemos paz “con” Dios, entonces y sólo
entonces, podremos disfrutar de la paz de Dios en medio de cualquier
circunstancia.
Por eso es que Pablo dice en Fil 4:6-7 “Por “nada” estéis afanosos, sino
sean conocidas vuestras peticiones delante de “Dios”… (De ese Dios Padre
que tiene su rostro sonriente sobre ti, que ha decidido bendecirte con toda
bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, ese Dios que te
amó cuando tú ni siquiera habías nacido, es Dios que te eligió por su
voluntad)
…en toda oración y ruego, con acción de gracias. (¿Y sabe lo que sucederá?
Sí, que Dios va arreglar todas mis circunstancias, mi esposo inconverso se
va a convertir, mi problema de salud se va a ir. No, no, no y no, sino que:
7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros
corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.
Escuche, Dios no sufre sobresaltos, Dios no siente temor, Dios nunca está
ansioso, Dios nunca está inquieto. Porque Él sabe, que Él tiene el control
de todo cuando ocurre. Y él sabe que nada ni nadie, puede frustrar sus
planes. Y ahora él dice: “Mi paz es la que yo les voy a dar a uds”. Esa paz
es sobrenatural, es una paz que es fruto del Espíritu. Esa paz es el antídoto
de Dios, contra la turbación y el temor.
Una vez más el Señor habla del tema de su partida, pero ésta vez es para
hacerle ver a los discípulos, que esa tristeza tan profunda que ellos estaban
experimentando esa noche, no era una señal de amor por Él. Era una señal
de egoísmo. Si ellos no hubieran estado tan centrados en ellos mismos,
se habrían regocijado de saber que Jesús regresaba al Padre. ¿Por qué?
Dice Jesús, porque el Padre es mayor que yo.
Esta declaración de Jesús en Juan 14:28: “El Padre mayor es que yo”, nos
muestra claramente, no que Jesús no era Dios, sino que Jesús no se veía
a sí mismo simplemente como un hombre.
Eso es una ridícula aclaración en el caso nuestro, pero en el caso del Señor
Jesucristo, esta aclaración más bien nos revela uno de los aspectos más
sorprendentes de su obra redentora y de su Amor por nosotros, es que
para poder sustituirnos en la cruz del Calvario…
…para poder morir como hombre en nuestro lugar, la Segunda Persona de
la Trinidad estuvo dispuesta a cubrir su gloria con el velo de su humanidad.
Cristo nunca dejó de ser Dios al encarnarse, pero durante su ministerio
terrenal él decidió cubrir su gloria con el velo de su humanidad, él decidió
someterse voluntariamente como un siervo humilde a la autoridad del
Padre.
Esa noche los discípulos estaban sumidos en una tristeza absoluta. Ahí no
había gozo porque Jesús se iba, su egoísmo estaba muy por encima de su
amor por Cristo y por esa misma razón no podían experimentar un
verdadero gozo y la verdadera paz. Escuche, nadie que viva centrado en
sí mismo, puede experimentar el gozo y la paz de Dios.
Ellos debían haber experimentado gozo por el bien de Jesús. Pero no solo
eso, ellos debían haber sentido gozo, por el bien que Jesús estaba
obteniendo para ellos, por medio de esa misma partida, que querían evitar
a toda costa. Si Jesús no se hubiera ido al cielo, la redención no se hubiera
consumado, no hubiéramos tenido lugar en la casa del Padre, no hubiera
venido el Espíritu Santo.
Pregunta: ¿Se da cuenta el daño tan grande que nos hacemos a nosotros
mismos, cuando vivimos centrados en nosotros mismos?
Los discípulos del Señor estaban contemplándolo todo, esa noche, a la luz
de su pequeño reino. Y por eso estaban llenos de temor y de ansiedad.
Él estaba alimentando su fe. El Señor sabía que esa noche, los discípulos
iban a recordar sus palabras cuando viniera el Espíritu Santo y cuando
todas estas cosas se cumplieran. Eso iba acrecentar su fe de tal manera
que ellos iban a poder luchar más eficazmente, contra la ansiedad y el
temor.
La traición de Judas fue incitada por satanás (Juan 13:2 y 27). Todo lo
que sucedió esa noche contra Jesús, desde ese mismo momento de su
arresto hasta su crucifixión, fue un despliegue aterrador de poder diabólico.
Y sin embargo, el Señor quiere que sus discípulos entiendan que satanás
no tenía voz ni voto, en todo lo que iba a suceder esa noche y a la mañana
siguiente. ¿Por qué? Porque: “él nada tiene en mí”. Ésta es una expresión
hebrea que significa: “él no tiene poder alguno sobre mí, porque no tiene
nada con qué acusarme”
Nosotros decimos que Jesús murió en la cruz por amor a nosotros, y esa
es una gran verdad, una extraordinaria verdad, pero no es toda la verdad,
y ni siquiera es la parte más importante de la verdad. La razón por la que
Cristo dio su vida en la cruz del Calvario, fue porque el Padre se lo mandó,
por obediencia al Padre. En Fil 2:8 Pablo dice: “…se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”
Pregunta: ¿Por qué el Padre le ordenó a Jesús que muriera en la cruz del
Calvario? Porque él quería salvarnos, porque el Padre nos ama:
Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su
Hijo unigénito, para todo aquel que él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna”
Rom 5:8 “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo
aún pecadores, Cristo murió por nosotros”
Y fue por causa de ese mismo amor que Cristo fue a la cruz. Pero no
debemos perder de vista que lo que revela cruz de Cristo es la profundidad
del amor de Jesús por el Padre, que lo lleva a obedecer hasta la muerte.
Pregunta: ¿Por qué eso es importante?
Recuerda Juan 14:21 “El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése
es el que me ama…”. El amor y la obediencia también son virtudes que
siempre caminan juntas. En Juan 14:23 dice: “El que me ama mi palabra
guardará”
Ahora Cristo quiere ilustrar esa verdad, con su propio ejemplo. La razón
por la que voy a la cruz, es porque yo amo al Padre. Y porque yo amo al
Padre, lo obedezco. Todo aquel que de verdad me ama, dice Jesús, lo
manifiesta exactamente de la misma forma.
Ésta es una paz que se experimenta por medio de la fe, Cristo dice en el
V29 Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda,
creáis”. Y así experimenten mi paz.
Jesús nos da una paz distinta, diferente. Recuerde que nadie puede
experimentar la paz de Dios, hasta que obtenga la paz con Dios,
arrepintiéndose de sus pecados y confiando únicamente en Jesús y su obra
redentora en la cruz del Calvario. Jesús promete paz para aquellos que
creen en él, para aquellos que se reconcilian con Dios, porque han sido
perdonados de todos sus pecados.
Amén.