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ZROARA - -

NEBURA
Historia de los Antiguos
Mauricio Pardo

- - NEBURA
ZROARA - -
Historia de los Antiguos
LiteratuPa Oral Emberá

SEGUN:

Floresmiro Dogiramá

Narradores: Floresmiro Dogiramá


Odi lia Dogiramá
Alip io· Rojas
Jo aquin Conde

Bogotá, 1984
PARDO, Mauricio Compilador
Zroara Nebura, Historia de los Antigaos. Literatura oral
emberá. Centro Jorge Eliécer Gaitán. Bogotá, 1984. 277 p•.

Ilustraciones: César . Landazabal

Derechos Reservados: Centro Jorge ELiécer Gaitán


Calle 42 No. 15-04
A.A. 11343

I.S.B.N. 958-95011-07

Impreso en los talleres del


Centro j'orge Eliécer Gai tán
Bogotá
LISTA DE ILUSTRACIONES

Pág

1. Flo::.~csmiro Dogiramá

2. Mapa 11

3. Hormiga Conga - jeser~ - Paraponera clavata 23

4. Pajaro Luna o Sacaparado - barákoko - Nyc-


tibius griseus 31

5. Pavón - zam5 - Crax rubra 47

6. Chontaduro o Pibijai - jea - Guilielma ga-


sipaes 65

7. Puerco de Monte - ~idó - Tayassu pecari 105

8. Garza vaca, Garza tigra o Vaco - oko - Ti-


grissoma lineatum 117

9. El Tigre - imamá - Felis onca 129

10. Oso caballo u oso Hormiguero tabudá o jo-


so Myrmecophaga tridactila 245

·11. Oso Real - wui - Tremarctos ornatus 249

12. Ñeque o guatín - kuriwa - Dasyprocta aguti 255


TABLA DE CONTENIDO

Pág
Lista de Ilustraciones
Presentación
Reconocimiento

Preámbulo 1
Introducción 13

l. HISTORIAS DEL PRINCIPIO 19


1- El Agua 21
2- El Pájaro Luna 29
3- La Hermana de Carabí 35
4- El Diluvio . 53
5- El Hijo de la Pierna 61

2. HISTORIAS -DE TRUENO 75


6- El Trueno 77
7- El Trueno 91

3. HISTORIAS DE CUÑADOS 95
8- El Rey Gallinazo 97
9- Los Puercos de Monte 105
10- La Nutria 113
12- El Cuervo 121
Pág
4. HISTORIAS DE JAIBANAS 125
13- El Tigre 127
14- El Trueno Jaibaná 139
15- Auka 157
16- El Jaibaná Naribamia 173
17- Ventura 175
18- El Tigre MOjano 195

5. HISTORIAS DE GUERRA 199


19- Los Burumía 201
20- Los Jurá 205

6. HISTORIAS DE CIMARRONES 219


21- Los Cimarrones 221
22- Los Cimarrones 225
23- Los Cimarrones 233

7. HISTORIAS DE ANIMALES 239


24- La. Sierpe 241
25- Los Osos 247
26- El Ñeque y el Tigre 253

Léxico 261
Bibliografía 273
RECONOCIMIENTOS

No podría pasar por alto agradecer a todas las per-


sonas que han brindado su desinteresada ayuda a este
investigador en sus correrías por el Chocó; al ingenie-
ro Diomedes Londoño y al antropólogo padre Héctor Cas-
trillón por su hospitalidad en Quibdó. Al médico Julio
K!inger compañero de algunas jornadas entre los emberá
e incondicional anfi tri6n en Nuquí y Bahía Solano. A
Guillermo García y a su familia en Jurubidá con quienes
tengo imborrables deudas de gratitud por sus inconta-
bles atenciones en cada uno de mis viajes. A Dominga
Palacios, maestra de la escuela de la quebrada Condoto,
quien me dió las claves para comprender muchos aspectos
de la vida de los emberá.

A Italiano Dumasá y a su familia en el rfo Capá. Y


claro, a Isabelino, Odilia, Nene, Yamile, Hueso, dolo-
rosa, Lisenia, Aristóbulo, Lucina, Libardo, Erenia, A-
lipio, Rosalbina, Mesino, Juanita, Enésimo, Albarina,
Turbay, Amparo; Bongo, Abundio, Myriam, Lucindo y a los
demás emberá del Al to Baudó que me han honrado con su
amistad y generosidad.

Mis actividades entre los indígenas chocoanos y es-


ta compilación en particÚlar no hubieran sido posibles
sin el concurso de las sfguientes entidades las cuales
han apoyado la realización de 'diferentes trabajos de
campo : Fundación Friedrich Neumann, Instituto Colombia-
no de Antropología, Instituto Caro y Cuervo, Fundación
para la Promoción de la Investigación y l? Tecnología
del Banco de la República y la Universidad Nacional.
Por último quisiera dejar constancia dela meritoria
labor del Centro Cultural Jorge ELiécer Gaitán, de su
~irectora Dra. Gloria Gaitán y del Jefe de la Sección
de Estudios de Cultura Popular doctor Francisco Ortiz,
por sus constantes esfuerzos en pro de la conservación
y divulgación de nuestros valores culturales y quienes
han estimulado y facilitado la publicación de estos re-
latos de los viejos emberá.

La presentación final de la edición contó con la in-


valuable colaboración de César Landazabal autor de las
magníficas ilustraciones y de Liliana Peña deRodríguez
quien abocó la paciente labor de levantamiento de los
textos.
$aJ111iro 1Jogi~amá
d,902 - 4,9tf2
PRE AMBULO

Un día a mediados de 1979 me encontré en el Departa-


mento de Antropología de la Universidad Nacional eón
Oscar . Olarte,quien acababa de regresar de la costa pa-
cífica chocoana en donde realizaba sus investigaciones
sobre negros e indios; me contó quehabía hecho un via-
je a las cabeceras del río Baudó y de cómo sería impor-
tante desarrollar un trabajo de campo allí. Osear había
recorrido la zona y había hecho un somero censo y le-
vantado algunos cuadros de parientes y claro, había de-
jado innumerables amigos entre los indígenas quienes
nunca olvidan a los compañeros de una velada con buena
chicha y buena carne.

Justamente yo buscaba una zona para adelantar tra-


bajos de campo en la continuación de una investigación
. biT;fl.iográfica sobre indígenas Chocó en que me hallaba
empeñado. Aprovechando las informaciones y contactos
de'l antropólogo .Olarte pude viajar al Baudó en donde la
sola mención del nombre de Osear era un Abrete Sésa-
mo universal.

Al Baudó se. llega desde el caserío de Jurubidá en el


golfo de Tribugá cruzando la serranía del Baudó después
de unas seis horas de camino. Iba yo con dos emberás en
una canoa bajando ya por el Baudó hacía la quebrada Con-
doto en donde hay un caserío indígena alrededor de la
escuela, cuando uno de ellos dice:

- Cacique ze btl.r~a (Viene el cacique).

A lo lejos una piragua con tres indígenas, un viejo


2

de mirada perdida Y. largos cabellvs y dos fornidos hom-


bres que luchaban contra la corriente impulsando la ca-
noa con ·pértigas.

En la selva las noticias se propagan con celeridad y


a donde uno llega siempre lo están esperando. Flores-
miro Dogiramá el anciano cacique de la zona venía a
mi encuentro con un yerno y un nieto a indagar por mis
propósitos antes de permitirme entrar al caserío, me ex-
plicó que no le gustaban los comerciantes ni los "evan-
gélicos". Cuando le dije que era antropólogo sonrió:

- Los antrop6logos son gente buena para conversar,


camine para la casa para que charlemos.

Permanecí allí un mes, era mayo de 1980. Regresé en


octubre y hasta marzo de 1981 prácticamente mantuvimos
una conversación ininterrumpida con este viejo genial.
Floresmiro era ducho en tratar antropólogos, en 1927 fué
baquiano de Erland Nordenskiold uno de los fundadpres
de las disciplinas etnológicas y cimera figura de la
antropología sueca. Floresmiro recordaba los días que
pasó con el científico nórdico:

- Un día estábamo.s con otros muchachos en la playa


de Jurubidá cuando vimos un yatecito que se había fon-
deado cerca de la costa, cogimos una canoay nos fuimos
a curiosear. Cuando llegamos al barco,Erland nos invi-
tó a subir, hablaba medio enredado, nos preguntó en dón-
de había indios por aquí, por el palo de hacer veneno y
otras cosas. Como se vino la noche nos invitó a dormir
en el barco y mientras charlábamos nos brindó whisky y
jamones. El yateci to se llamaba Olga al igual que la
mujer de Erland. Al otro díadesembarcamos y pasamos al
Baudó a pie, Erland siguió hasta la desembocadura del
río con varias canoas mientras su hijo llevaba el yate
por el mar hasta la bocana.

Entre 1968 y 1970 la antropóloga suiza Ariane Deluz


vivió varios meses en la casa de Floresmiro. Deluz fué
al Baudó con ·Brian Moser quién filmó allí uno de sus
magníficos documentales antropológicos. Esta película
que se encuentra en el.Instituto Colombiano de Antropo-
logía constituye un testimonio perdurable sobre algu-
nos momentos de la vida de Floresmiro.

La existencia de este viejo sabio emberá comp.r ende


múltiples episodios que motivan admiración y asombro.
Los primeros viajes por el Chocó en compañía de su pa-
dre en busca de maestros para aprenderjaibanismo; via-
jes de semanas enteras hacía las frías montañas antio-
queñas en donde se podían comprar los mejores perros de
cacería; correrías en compañía de alucinados buscado-
res de oro o de míticos robinhoods negros a los que no
les entraban las balas.

La madre de Floresmiro, Clementina Uainora, era una


emberá panameña que dominaba tanto el español como. el
emberá; esta circunstanciale permitió a Floresmiro ha~
blar correctamente ambos idiomas desde sus primeros a-
ños en una época' en que eran pocos los indígenas cho-
coanos que tenían un conocimiento acabado del español.

- Mi papá, Villamoro Dogiramá, siempre hablaba su


poquito de ·español, no mucho, apenas para hacer negocio.
Mi mamá en cambio, vé! Como cualquier blanco.

El bilinguismo le permitió relacionarse sin proble-


mas con negros ·Y blancos· de la región. A los catorce
años ya era ayudante en los negocios de un comerciante
cartagenero delBaudó de nombre Juanico Castro; Flores-
miro le pidió unas cartillas a Castro y por sus propios
medios, en su casa y preguntando, aprendió a leer y a
escribir.

- Cuando yo aprendí a leer, ningún negro del Baudó


sabía todavía y los indios menos porque ni siquiera sa-
bían español.

A los dieciseis años fué nombrado Comisario de Indí-


genas, cargo ad honorem que existía en la época como
delegación de la autoridad civil en las zonas indíge-
4

nas; estos puestos eran siempre adjudicadosa gentes no


indígenas sin embargo;Floresmiro lo desempeñó por cer-
ca de treinta años desde 1918. Su habilidad en la re-
dacción de cartas, memoriales y documentos lo convir-
tieron en una especie de abogado de toda la región.

- Primero escribía mal, todo seguido, como hablando.


Después con el tiempo aprendí a usar los puntos, ·1as
comas y los puntos y comas.

Pero no por estas circunstancias Floresmiro se "blan-


queó", celoso guardián de la tradición siempre estuvo
pendiente de que no se olvidaran "las cosas de antigua".

- Que los jóvenes no olviden, porque si olvidan es


como si murieran.

Siempre usó el atuendo tradicional auncuando otros


adoptaran ciertas modas venidas sobre todo de Pan~má.
El cabello sobre los hombros y el guayuco rojo y corto
de los viejos tiempos lo caracterizaron hasta el fin de
sus días.

Difícilmente pudiera encontrarse a alguien que po-


seyera conocimientos mas completos sobre su propia cul-
tura. Porque sabía su valor y su importancia fué un per-
manente investigador sobre su sociedad. En sus años ma-
duros no desperdició oportunidad para interrogar a los
ancianos sobre los tiempos antiguos y para aprender
historias y costumbres ya desaparecidas. Viajero incan-
sable por los ríos chocoanos, sus indagaciones se ex-
tendían a los negros y a los blancos y de esta mane-
ra poseía unimpresionante acerbo de conocimientos so-
bre la historia chocoana en general.

A los treinta y dos años comenzó a aprender jaibanis-


mo, la ciencia de los espíritus y las enfermedades de
los chamanes emberá; su primer maestro fué su propio
padre, de él recibió tres bastones. La última vez que
ví a FLoresmi~o a principios de 1982 se ~espedía de mí
a la orilla del río apoyado en uno de los bastones de
5

su papá. Aprendió con jaibanás de Dubasa y de Arqt.iía,


con dos waunana~ del San Juán y su interés uni versalis-
ta lo llevó a aprender éantos y rituales de curación en
lengua inga, cuya traducción no conocía muy bien, per-
tenecientes a ,l a ciencia ch_á mánica de indiós comércian-
tes de los que nace algunas décadas salían del Putuma-
yo . y recorrían e.l país ofreciendo sus servicios medici..;.
nales.

No todo fué color .de :rosa en su existencia; su hÍjo


mayor de unos nueve años y que ya lo acompañaba en sa-
l idas de caza menor murió consumido por fiebres en cues-
tión de horas. Cuando se impulsó .la colonización diri-
gida en Bahía S<?lano allá por los años cuarenta, a Flo-
resmiro le adjudicaron un terreno un poco más al norte
de la población . .Toda su familia cayó enferma, luego le
revocaron la ~djudicación y tuvo que 'regresar de .nuevo
al Baudó_. En ·1950 cruzó por. el Baudó un grupo arma-
do de l~berales; vineron por. el Bojayá e iban a-
veriguando por los conservadores y fusilándolos sin fór-
mula de juicio. Como los indios siempre habían votado.
por los liberales, no les hicieron nada pero la chusma
se les comía los marrano.s y los obligaban a transpor-
tar los •. A Floresmiro por su prestan.c ia l.o obligaban a
hacer las veces de secretario .del jefe de ·ro's rebeldes.
A los pocos meses pasó otra escuadra y como la vez an-
terior los indios tuvieron que movilizarlos. Entonces
se corrió el ru~orde que la policía conservadoraiba a
tomarrepresalias contralos indios. Cuando los unifor~
mados mataron una india que corría aterrorizada a re-
fugiarse en el monte~ se rebosó la copa y la mayoría de
los emberá del Baudó incluídos Floresmiro y su familia
huyeron a Panamá a los ríos Jaqué y Balsas y de allí só-
lo regresaron tres años después cuando el gobierno co-
lombiano envió barcos de la Armada para repatriarlos.

Floresmiro no sólo fué Comisario de Indígenas sino


que también fué uno de los primeros maestros de la zo-
na; los misioneros que conocían de su saber lo 'encar-
garon de una escuela, empleo al cual renunció como a
los dos años.
6

- El sueldi to nct alcanzaba para nada y no quedaba


tiempo p~a montiar y trabajar, nos estabamos muriendo
de hambre. ·

Nunca dejó de ser un indígena . como los otros, con


los mismos trabajos y las mismas necesidades; sus cono-
cimientos procuró ponerlos al servicio de todos, no so-
lamente para su beneficio particular. Más de. una vez
salió en improvisados viajes a hablar con el gobernador
del departamento a interceder por algún indígena preso
o para plantear algún problema de alguien a quien sólo
le bastaba venir a hablar con el viejo así no tuviera
mayor amistad.

Floresmiro era del parecer de que todo conocimiento


tiene su validez y su momento; católico a su manera,
tenía su particular interpretación de la religión roma-
na y pensaba que las distintas mitologías y los evan-
gelios eran una especie de "continuum" sobre las mis-
mas cosas; en ocasiones me ponía en situación -incómoda
al hacerme consultas de carácter teológico a las que mi
ignorancia sobre tales temas me impodía responder sa-
tisfactoriaménte; esta disposición le granjeó la amis-
tad de algunos sacerdotes. Cuando apareció por el Cho-
có un mesías criollo conocido como el "hermánito Ansel-
mo", . Floresmiro lo acogió con respeto, · pero en cuanto
pudo fué a Nuquí y le envío una carta al Papa consui tá:ri-
dole el asunto. Sobra decir que nunca recibió una res-
puesta •

. En 1964 en compaf'lía del padre Rivera, misionero con


quien mantenía una gran amistad viajó a conocer Mede-..
llín y Bogotá. En la capital trató infructuosamente de
entrevistarse con el Presidente. Pero se complació mu-
chísimo en observardetalladamentelas costumbres y las
grandes ciudades de los blancos cuyos pormenores gus-
taba de relatar con la agudeza, no desprovista de hu-
mor, del más .competente etnógrafo.

Era común que se· ·quejara de la descontinuación de


jarabes, tónicos, infusiones, ungüentos y otros farmá-
1

cos que abundaban en las boticas de la primera .mi7ad


del siglo los cuales había aprendido a usar con distin-
tos curanderos. Cada vez que viajaba a los centros .po-
blados incluía largas conversaciones con los droguistas
sobre el uso y propiedades de las medicinas. Y qué no
decir de sus conocimientos botánicos adquiridospacien-
temente en los más remotos lugares y con los más diver-
sos yerbateros indios, negros o blancos; el Baudó, el
Bojayá, el Atrato, Antioquia, la costa pacífica, Pana-
má, fueron testigos de los reiterados desplazamientos
de este hombre en busca de la ciencia de curar.

A los ochenta años y pese a unas cataratas que le ha-


bían nublado la vista, conservaba gran lucidez y capa-
cidad de aprendizaje; siempre estaba pendiente de las
actividades que desarrollábamos en una pobrísima dro-
guería-enfermería que teníamos en el Baudó y su cono-
cimiento sobre medicinas modernas era superior al · de
muchos de los jóvenes alfabetizados.

- Cuando es para curar con jai hay que cantar, cuan-


do es de médico blanco hay que conseguir las drogas o
hacer operación, cuando es de hierba, es con hierba,
yo de todas maneras siempre le ruego a la Virgen del
Carmen, eso nunca sobra, así sea que vaya a cantar esa
misma noche.

Lo que más me sorprendía era su memoria; con base en


sus informaciones se levantaron cartas geneálógicas en
extensión de ocho generaciones a partir de su bisabue-
lo, primer colono emberá de las cabeceras del río; cen-
tenares de nombres, matrimonios, migrantes e inmigran-
tes, divorcios y adopciones. Al procesar la información
y cruzar todos los datos no he encontrado una sola con-
tradicción. Eraimpresionante o1rlo describir con meti-
culosidad casi desesperante una partida de caza en al-
gún día de los años veinte, remotos viajes a Antioquia
con su abuelo o cualquier otro incidente de diversas
épocas; conocía perfectamente hechos correspondientes a
los negros de los caseríos cercanos de los cuales· di-
fícilmente quedaba algún rastro en la memoria de los
8

propios protagonistas o de sus descendientes.

Floreµmiro viaJO c on Ariane Deluz a Bogotá en 1970.


Por aquellos días iba a celebrarse una reunión de indí-
genas de distintas r egiones para exponerle problemas y
necesidades al entonces Presidente Pastrana. Floresmiro
elaboró un memorial de agravios y de la reunión salió
con apoyo gubernamental para impedir los exceso_s por
parte de los inspectores de policía y de algunos veci-
nos morenos abusadores y con la promesa de legalizar
los derechos indígenas sobre las tierras del Alto Bau-
dó. Cuando Floresmiro volvió al Chocó la gente comenzó
a referirse a él como ''el cacique" y el consenso acer-
ca de su autoridad se acrecentó.

El reconocimiento y demarcación del territorio in-


dígena fué una obsesión para el viejo cacique. En 1972
volvió a Bogotá con el fin de presionar dichas diligen-
cias. Al no recibir respuestas concretas, seis años
después en 1978 emprendió un cuarto viaje a la capitaL
Ya muy anciano y c as i ciego acompañado de dos de·" sus
nietos recorrió oficinas y ofic inas s in obtener más que
promesas . Para colmo de infortunios no pudo localizar
a ni nguno de sus conocidos y después de pasar una géli-
da noche en los corredores del Ministerio de Gobierno
acometió e l regreso' a su Baudó con un amargo sabor de
desilusión .

Esta compilación de piezas l i terarias quiere ser un


homenaje a la memori a de Fl oresmiro, un acto mínimo de
r econocimiento por todo lo que signi fi caron su h isto-
r ia y su personalidad . Las histor ias que se transcriben
fueron contadas por él con la excepción de la historia
de los Burumiá contada por su prima Odilia Dogiramá, el
relato de los Jurá narrado por Alipio Rojas, esposo de
una de las nietas del cacique y hoy Gobernador del Res-
guardo y las aventuras del ñeque oídas a Joaquín Conde.

Las historias narradas por Floresmiro las aprendió


en su juventud de diferentes personas pero principal-
mente de su abuelo Lucasún1 ga Dogiramá y de su tío An-
9

toñi to. Algunas las conoció en el río Bojllyá y otras le


fueron referidas por emberás cerreños del lado antio-
queño. La mayoría fueroQ aprendidas en épocas anterio-
res a ·1930. Las historias de El Agua, El Pájaro Luna,
Naribamia, el Rey Gallinazo y Ventura fueron copiadas
al ser dictadas por el narrador, el relato del Tigre
fué traducido de una grabación en idioma emberá por el
compilador y todos los demás fueron transcritos fiel-
mente de la grabación efectuada en castellano, de ahí
algunas diferencias de estilo entre las distintas his-
torias. De todas maneras se ha querido alterar el len-
guaje lo menos posible; de ·esta manera las narraciones
son también un documento sobre el castellano local.

Floresmiro Dogiramá murió en Abril de 1982 en el Al-


to Baudó, sitio en donde había nacido ochenta años a-
trás, sin haber visto realizado el sueño de su vida:
la constitución del Resguardo del Alto Baudó, Chori y
Jurubidá con 85. 000 hás, lo cual ocurrió unas semanas
después de su fallecimiento.

Nota sobre el léxico y el significado de algunas expresiones.


Voces y giros 1 ocales de di Hci l comprens i6n en las historias han
sido aclarados en notas al pie de página. Al final del libro hay
un léxico fundamentalmente de especies biol6gicas aunque también
se incluyen términos del mundo espiritual y cultural Emberá.
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LUGARES MENCIONADOS EN LAS HISTORIAS


INTRODUCCION

Las gentes que a sí mismas se llaman emberá se ha-


llan dispersas por una gran extensión territorial que
va desde la provincia de Darién en Panamá hasta el río
Cayapas en Ecuador. Habitan parajes retirados y cabe-
ceras de pequeños afluentes y rara vez pasan de pocos
centenares en una localidad específica. Las mayores con-
centraciones se encuentran en Panamá y en los departa-
mentos de Chocó, Antioquia, Córdoba y Risaralda aunque
hay comunidades más reducidas ·en Caldas, Quindío, Va-
lle, Cauca y Nariño. Unas pocas familias han migrado en
las últimas décadas al Caquetá y al Putumayo. Los embe-
rá presentan una serie de características comunes con
los indígenas waunanas oriundos del bajo río San Juán.
Cultural y socialmente son muy similares y su diferen-
ciación es principalmente lingüística aunque los estu-
diosos han clasificado estas lenguas como cercanamente
emparentadas y únicas componentes actuales del grupo
lingüístico Chocó. El número total de estas gentes pue-
de estar cerca de los 40.000 individuos.

El idioma emberá presenta una gran dialectización y


se puede hablar de más de diez zonas lingüísticas. Es-
te factor, así como la variedad de apelativos que les
han atribuído sus vecinos negros o blancos han velado
un poco el orígen común de esta etnia, una de las más
numerosas del país. En el Chocó y en la zona del lito-
ral pacífico tanto waunanas como emberás son conocidos
como "cholos"; en Risaralda y Caldas se les denomina
"memes" o "chamíes"; en Antioquia y en Córdoba se les
llama "ca tíos" pero las crónicas coloniales muestran
como los catío eran gentes que tenían por centro el río
14

Penderisco, elaboraban tejidos, tenían repr.esentac.i.on~s


jeroglíficas y 4ue á finales Jel siglo XVI fueron ven-
cid~s y ~xte1minados por los españóles. Los emberá mi-
graron por el Atrato y fueron ocupando estas zonas en
el siglo XVII, posteriormente colonos y misioneros em-
peza1 on a denomiDarlos ~atíos creyéndolos sobrevivien-
tes de éstos.

En la zona de la cordillera occidental las ' c2racte-


:dsticas geográfice:s han ocasione.do algunas diferencia·s
:;on los indígenas df" ~ selva del Pacífico propiarr. .:füte
'cha quienes depende_ .m gran parte del · rí·o como fuen-
te d~ subsistencia y medí? de transporte.

La sel va superhúrrreda de la 11 armra del Pacífico ha


det-~rminado en gran medida el rr.odo de vida de los em.;e-
rá. Lél :nayorí..:. de lot" métodos de aprovechamiento de es-
te medio fcresta: usar:'los hoy, eran ya conocidos por los
indígenas .-.~tes de la llegada de los españoles. La
construcciéi-1 y manejo de canoas, el '3istema de ·cumba de
monte, . la siembra de maíz al voleo., las habi tacióhes
sobr pilotes, el cultivo de caña, de plátano y de la
mayoría de las especiPq vegetales domésticas. Algunos
especialistas han ca~ificado al maíz indígena, conoci-
d.u como chococi to, como una de las espP.cies más antiguas
y la de mayor resistenci~ al m~dio selvático. A su vez
los e.t:l)erá adoptaron d~ 11egros 0.e tlancos una ser·ie
de usos y dt- prácticas El :itanejo de herramientas me-
táli ::as, la cacería con r: erras y con ar:nas de fuego,
:.a cría de ~ · ümal..;s y el uso de óiversas manufact1·.ras
como tel -:e, r ~cir :..ePtes ( c:c . .:l.p1 endieror, de sus vec.irn.)s
afro&mericanC's la música de chirimía y el Célstellano dt;
Ja re¡;ión y a lo largo re los Phos fueron establecier.dv
una de las relaciones ter~tnicas m~nos violentas del
panorama c_::.ombiano. La magia de lm' "lib~:·es", ~orno Sé
llam".n lm; negros pare clí:"erenciarLe de los "cholos" o
indios, prebent~ un si~cretismo de elementos africar.~s,
ee·"'añoles e indígenas pero princip1:ümente del úl ti:nv
componente. í...a tradició11 de cantar _ra relacionarHe
..:on los ªja.!.s"o espíritus y la talla de bastones y fi-
gurillas ri tua1es soh1. elementos l- 1 arai.1ente indíg::mas.
15

Desde las épocas coloniales los emberá apr.endieron


a comerciar con los colonizadores blancos. Las. crónicas
los recuerdan como hábiles para el comercio y para la
guerra. Tradicionalmente- estos indígenas han vendido
oahoas, cerdos, cestos y productos agrícolas como ca-
cao, maíz o plátano; y han comprado sal, combustible
para alumbrado, condimentos, telas, adornos y artefac-
tos. La fortuna de un emberá consiste en gran parte en
los elementos de cocina como molinos, ollas, etc. En los
últimos años los radios-grabadoras se han convertido en
elementos imprescindibles en todas las casas.

Las limitaciones de la fertilidad del medio han sido


sorteadas sembrando huertas que rara vez pasan de tres
hectáreas en las que se cultiva un solo producto sea
maíz, caña o plátano. Las siembras se utilizan máximo
dos años. Es por esto que cada familia necesita un cier-
to trayecto del río y las casas se encuentran separa-
das por trechos hasta de varios kilómetros. En algunas
zonas se han adoptado cultivos permanentes como cacao o.
café con fines comerciales.

Las familias emberá son muy independientes entre sí,


lo cual no obsta para evitar al máximo el mestizaje o
para participar en reiteradas actividades colectivas
como mingas o fiestas. La autonomía familiar posibilita
la migración y la búsqueda de nuevos territorios; es-
ta movilidad permitió durante tres siglos la supervi-
viencia de los emberá primero en la huída ante el poder
militar español y luego ante el avance de la coloniza-
ción en · ciertas zonas.

La vivienda emberá es un ejemplo de adaptación al


medio. Son casas con un piso de esterillade palma o de
guadua elevado unos 2 mts sobre la tierra¡ en un zarzo
o cielo raso se guarda el maíz y diversos objetos que
son preservados de las plagas por el humo del fogón.
Una casa en la que no se cocina con frecuencia se po-
drirá rápidamente, especialmente en las hojas del techo.
De la tierra al piso y del piso al zarzo se sube por
medio de escaleras consistentes en troncos tallados de
balso o guadua. Parece que antiguamente todas las casas
o "tambos" eran de planta circular- pero ahora se ha a-
cogido cada vez con mayor frecuencia el mode~o rectan-
gular el cual es más fácil de construír. La escalera se
encuentra en una de las esquinas de la casa del lado
que da al río o al camino principal. El fogón se en-
cuentra en el sector opuesto a la escalera. De día se
pueden utilizar hamacas para descansar o para arrullar
los niños pero en la noche' todo el mundo duerme en el
suelo sobre telas de corteza. Cuentan los viejos que
anteriormente en las épocas de guerra mientras los de-
más dormían el más anciano vigilaba desde una hamaca.
La costumbre de enterrar los muertos debajo de la casa
ha sido prácticamente desplazada por el uso de cemen-
terios.

Tradicionalmente no existen individuos o insti tucio-


nes que detenten funciones de jefatura o autoridad . . Pa-
rece que al abandonar la guerra a finales del siglo
XVII, la institución delos caciques guerreros decayó y
desapareció. Asímismo tampoco existen grupos estrictos
delimitados políticamente como linajes o clanes. La or-
ganización social se centra en la familia o en grupos
de parientes cercanos. Los ancianos ejercen una auto-
ridad moral de una manera informal. En la actualidad en
númerosas localidades se están creando. los cabildos in-
dígenas como autoridad y representación de las comuni-
dades dentro las actividades de la nueva organiza-
ción.

La llegada a la adolescencia de las muchachas es la


única ceremonia especial relacionada con el ciclo vi-.
tal; nacimientos, matrimonios y defunciones no implican
ritos o actividades mágico-religiosas de mayor :comple-
jidad. El jaibaná es el médico-chamán que tiene contacto
con los espíritus que son los que causan enfermedades y
"accidentes" y en este sentido pueden hacer bien o mal.
Puede ser jaibaná cualquier persona que quiera aprender
y su ejercicio se circunscribe al albedrío del inicia~
do o sea que puede prestar o negar sus servicios. Pue-
den aprender jaibanismo los hombres y las mujeres y se
1'1

será mAs poderoso en tanto más bastones se tengan , los


cuales son los símbolos de cada aprendizaje con - un
maestro distinto.

La posesi6n territorial se reconoce y se respeta


aunque los grupos f'amiliares no están ligados obliga-
toriamente a un territorio, lo cual ocasiona una gran
movilidad migratoria y la colonización de nuevas zonas.
Al contraer matrimonio la pareja puede establecerse en
el territorio de cualquiera de las dos f'amilias o ir a
un nuevo lugar pero por lo general permanecen un tiempo
en la tierra de los padres de la mujer.

Las narraciones tradicionales delos emberá se tras-


miten generación tras generación. Sin embargo el agudo
proceso migratorio y_la innegable inf'luencia de la so-
ciedad capitalista con sus medios de comunicación y sus
modas hacen que la tradición oral tenga cada vez menos
vigencia. Algunos elementos de la mitología permanecen
en unas zonas y van siendo olvidados en otras; se plan-
tea entonces una labor de recuperación y de reivindica-
ción de la expresión literaria y lingüística de la et-
nia emberá.

Una de las zonas hOy· ·p~bladas por emberás es el río


Baudó. En la parte alta de este río y en dos pequeños
af'luentes del Pacíf'ico (Chori y Jurubidá) habitan unos
1000 indígenas. ' Dicha área tiene la característica de
presentar asentamientos indígenas en f'orma continua o
sea que dentro de ella no se encuentra ninguna habi~­
ción o posesión de los negros. De esta manera se tiene
que esta es úna de las áreas de población exclusivamen-
te indígena más considerables del Chocó. Fué allí en
donde se recogieron los relatos consignados en el pre-
te volumen.

Los indígenas emberá se hallan esparcidos en una


vasta zona del Occidente colombiano. Originalmente es-
tablecidos· en los cauces al tos de los ríos Atrato Y San
Juán, migraron a diversos lugares como consecuencia de
la· invasión de los conquistadores europeos. Hábiles
18

guerreros y celosos de su independencia resistieron por


más de un siglo las expediciones militares espafiolas y
luego ante la evidente superioridad militar optaron por
la retirada a sitios apartados. Son una de las pocas
etnias que lograron sobrevivir hasta nuestros días sin
haber aceptado la reducción a poblados y los tributos.
coloniales. Ese mismo espíritu de independencia es el
. que explica su gran resistencia al mestizaje y la de- a
saparición cultural.

No obstante lo anterior, en las zonas .en donde el


capitalismo avanza ya sea tras recursos naturales o en
la ampliación de su infraestructura, los territorios
indígenas se ven amenazados. Los sistemas · comerciales
y educativos atentan contra el trabajo y la cultura in-
dígenas. Ante tal estado de cosas los emberá han deci-
dido abandonar casi tres siglos de resistencia pasi-
va y ahora luchan activamente por sus derechos a través
de la Organización Regional Emberá-Waunana, OREWA,
creada hace dos años y filial dela Organización Na~io­
nal Indígena de Colombia, ONIC.

Nota sobre la transcripción lingU{stica:


En la transcripción del idioma e11berá ha de tenerse en cuenta lo
siguiente. Las letras se deben leer de manera similar al español
con las siguientes excepciones: el signo - sobre las vocales indi-
ca nasalizacion, la 11 es una vocal retralda, se pronuncia con la
lengua como para emitir la u pero sin proyectar los labios. La z y
la j son sonorizaciones de la s y la ch respectivamente. La b, .la d
y la g son consonantes interaedias entre la b y la p, la d y la t
Y lag y la k. La w se pronuncia como la b pero sin unir del todo
los labios.
HISTORIAS DEL PRINCIPIO
1. EL AGUA

Carabi no tenía· plátano, ni candela, ni agua.


Entonces el pájaro cuéndola, tenía su tallo
de plátano pero no daba la semilla. Carabí man-
daba a su gente y la cuéndola le mandaba un po-
quito de plátano.
El zorro tenía la caña y no daba la semi-:-
lla. Carabí mandaba a la gente:
- Vayan traigan un atadito de caña.
Entonces el zorro le mandaba un poquito.
Un lagarto eslabonero, tenía su eslabón y no
le faltaba la candela. Carabí mandaba a su gen-
te a que le pidieran ·candela al eslabonero. El
le mandaba un tizón pero todas las mañanas lle-
gaban y ent6nces el eslabonero los regañaba:
- Cómo yo no dejo apagar mi fogón, lo que
pasa es que ustedes dejan apagar la candela.
La hormiga conga tenía el agua y nunca le
faltaba. Carabí mandaba a su gente para que le
trajeran agua y la conga le mandaba un poqui-
to.
Carabí se volvió como cucarrón amiguito y
se fue a la casa 'del eslabonero y buscó el es-
labón para prender.
22

El t ucán chic::1ui to era el que iba a buscar


la candela a donde el eslabonero pero un día
~l eslabonero dijo:

- Yo no les voy a dar más, ustedes no cui-


dan la candela.
Pero el tucán tenía un guayuco largolatrás
y se acercaba al fogón, prendía el guay'uco por
detrás y salía corriendo.
Y así hacía todos los días hasta que el es-
labonero le dijo:
- Usted se va a volver tucánJ
Y le atrevesó el tizón en el cuerpo. Y se
volvió tucán y no pudo llevar más la candela.
Carabí en forma de amiguito buscó entre la pa-
ja2 y encontró el eslabón y la piedra de h~cer
candela. Ya vuelto gente Carabí volvió y le
dijo:
- Usted porqué volvió tucán a mi sirvien-
te?
- Porqué ustedes no cortan leña buena?
- Ah sí? Como usted es malo se va a volver
lagarto! Y le atravesó el tizón también.
Carabí mandó a un hombre a que espiara a la
cuéndola a ver dónde tenía la semilla de plá-
tano. El hombre se fué a mirar hasta que -la
cuéndola salió, cogió su machete y se fué. El
hombre se fué detrás hasta el platanal y en-

l. Coao la cola del tucán.


2. La paja de la casa es usada para guardar cosas.
_ _ _ _ __¿_---

hormiga conga
/jesera/
tonces se dió cuenta.
- Cómo les fué-preguntó Carabí.
- Ya lo encontramos papá, allá es d.onde lo
tiene.
Entonces Carabí fué allá.
- Usted por qué no me dá la semilla?
- Yo no la tengo, yo siembro es la frutica
de adentro.
- Que va, usted tiene la semilla. Usted por
miserable se va a volver cuéndola.
Y lo cogió y lo botó.
- Volvete cuéndola, carajo!
. Carabí mando a una gente a que espiara al
zorro a ver dónde tenía la semilla de la caf'ia.
Entonces esa gente · se fué a esperar hasta que
el zorro salió, cogió el machete y se fué pa-
ra el caf'ial. La gente se fué detrás y vieron
como sembraba el zorro la caf'ia. Entonces se
regresaron. · .
- Cómo les fu~ ~ preguntó Carabí.
- Ya lo vimos papá, allá es donde lo tiene.
Entonces Carabí se fué para allá.
- Usted porqué no me dá la semilla de la
caf'ia?
Yo no tengo semilla, yo no tengo, yo ape-
nas sembré una sola mata y esa es la que da.
26

- Qué va. Usted tiene la semilla y ahora


por miserable se va a volver zorro.
Y lo cogió y lo empujó.
- Volvete zorro carajo!
Faltaba el agua, no se conseguí.a en ninguna
parte. Carabí mandó entonces una gente para que
averiguaran en dónde tenía la conga el agua.
Ellos se fueron a esperar a la conga y cuando
salió ellos se fueron detrás y vieron que su-
bía a un palo embejucado, un árbol de lano, ·y
de allá bajaba con su calabazo lleno de agua.
Entonces regresaron.
- Qué pasó?- preguntó Carabí.
- Ya sabemos papá. El agua la saca del palo
lano.
.'
Entonces Carabí se fué allá.
-: Usted porqué no me dice en dónde guarda
el agua.
- Yo no tengo, yo apenas recojo cuando cae
un aguacero.
- Mentira! Ahora por mala la voy a volver
conga. V-0lvete conga!
Y Carabí mandó a su gente a labrar cabo de
hacha, al mono, al mico, al aullador, al pá-
jaro carpintero, a la ardilla y al carriceri-
to pequeño.
Por el castigo que Carabí le puso es que a-
hora la conga carga el agua para todas partes.
Se fu.eren a donde el palo de lano a tirar
27

hacha desde mañani tic a. Todo el día tirando


hacha y ya iban a desnucar el árbol cuando vi-
no la noche. Ahí Carabí dijo:
- Hijos dejemos esto para mañana.
Al otro día volvieron pero cuando llegaron
. vieron que el palo estaba sin un hachazo. Se
pusieron a trabajar de una vez y durante todo
el día hachando pero les volvió a coger la no-
che y se fueron. Cuando volvieron al otro día
el árbol estaba intacto. Entonces fué cuando
Carabí dijo:
- Vamos a hachar hasta la noche, vamos a
traer teas.
Ahi sí se pusieron a trabajar, todo el día
y toda la noche y se dieron cuenta que los sa-
pos eran quienes pegaban las astillas por la
noche. A eso del mediodía del otro día empezó
a caer el árbol, pero quedó enredado en un be-
juco chocho. Carabí mandó limpiar.
- Quién va a trozar el bejuco? El que sea
más vivo lo tumba.
Mandó al -paJaro carpintero a trozar un po-
co el ·bejuco. Y Carabí los mandaba a tirar u-
na piedra desde arriba a ver si alcanzaba a
bajar antes de que la piedra tocara al suelo.
La ardilla_ se recogió el cabello y subió con
su hacha pero no alcanzó y así fueron pasando
uno por uno, el mico, el mono, el aullador, y
ninguno pudo pero cuando le tocó al carriceri-
to pequeño~ esa si pudo. Carabí le dijo:
- Usted si va .a poder, vaya suba. Cuando true-
ce el bejuco deje el hacha y corra para abajo.
El carriceri to se subió y cuando troz6 el
28

bejuco se bajó y llegó a tierra antes de que


cayera el árbol. Cuando cayó ese árbol se vol-
vió todo agua, como mar y dónde cayeron los
bejucos se formaron los ríos.
Y la gente pudo tomar agua.
2. EL PAJARO LUNA

Carabí hizo su casa, él vivía ahí. Hizo a


un hermano y luego hizo una mujer para que lo
acompañaran. Más arriba había otra gente en un
tambo~ Éntonces él se enfermó y cogió una bu-
ba y también le salió un cocó que le estaba
trozando los dedos. También le pegó lazarino
y le pego tiña~ Y le salió lepra; estaba lle-
no de granos y ya hedía. Entonces la mujer ya
no lo quería porque estaba feo.
El estaba criando una muchachita y ya no
había quien hiciera el plátano. La mujer se lo
pasaba bebiendo en las fiestas y ya se estaba
acostando con el her'mano. La niñita metía a a-
sar plátano negro. El se lo mandaba a asar con
cáscara y en un momentico estaba. Ahí llegaba
la mujer de la chupata 3 con la barriga toda a-
rañada y él no le decía nada.
- Cómo le fué.
- Bien. Yo estaba chupando4no más.

1. En el occidente colombiano se llama tambo la casa palafrtica de


los eaiberá
2. Enferaedades de la piel.
3. Chupata es una fiesta con bebida alcoh6lica.
4. En el Choc6 "chupar" es sin6nimo de beber trago.
30

- Estaba buena la bebiüa?


- SÍ.

Un día ella le dijo:


- Voy para la chupata.
- Vaya pues yo así enfermo cóíno voy·. a ir.
El quedó solo y se quitó como una camisa
con todo ese granerío, y quedó limpio. Ese día
el hermano no fué a la fiesta porque ya sabía.
Carabí se vistió con sus chaquiras y se fué a
la chupata. Cuando é¡ llegó ella ya estaba a-
hí. Ella creía que era el hermano y se le a-
rrimaba y le decía él: .
- Estese quieta que se va a enojar mi her-
mano.
:. . . Hombre, ese asqueroso que se va a dar
cuenta.
Y se bajaron .del tambo y ahí estuvo con e-
lla. Ya amaneciendo él se vino para la casa y
se puso la camisa y quedó asqueroso otra vez.
Ya entrando el día, fue llegando ella ya ba-
ñada, Le dió de comer a él y él no recibió. E-
lla estaba con un trapo en la barriga porque
él la había arañado~ Ella dijo:
- Hombre por qué está bravo?
- Luego usted no ha estado viviendo con mi
hermano?

l. Los pretendientes se aranan el vientre co10 parte del cortej41.


pájaro luna
/barákoko/
33

- Hombre yo no, qué va!


Y esto?
Y le destapó la barriga arañada. Entonces
le rasgó la boca y la volvió pájaro luna que
también le dicen sacaparado.
Ese pájaro pasa trabajo para empollar, sa-
ca a su hijo parado y siempre está mirando el
sol o la luna. ·
3. LA HERMANA DE CARABI
Contaba el papá, Villamoro Dogi -
ramá.

Eso dizque fué así.


Que Carabí vi v1a en una sola casa, ahí jun-
to con los demás personales. Entonces, pero no
había gente, muchachos jóvenes, sólo él y la
hermana y los viejos. Y no había más gente en
esos tiempos. Apenas una sola casa. Y de allí
dizque por las noches se vestía él de chaqui-
ras, con todos los vestidos que él usaba, am-
burá, cruzadilla, baj apelo, manillasl, todo.
Entonces ya, · cuando ya quedaban dormidos los
viejos, se iba a la cama de la hermana. Bueno
y la primera noche que la buscó, preguntó la
mujer.:
- Usted quién es?
Yo soy de tál parte, no soy de aqui cer-
ca.
Entonces bueno, ya, la mujer quiso y bueno
ya asi:

l. Amburá: Faja de chaquiras que se ponfan los hombres en las cade-


ras. Cruzadilla: tiras de chaquiras cruzadas sobre el pecho.
Bajapelo: diade~a de plata. Manillas: pulseras de plata.•
36

~
Si me va a: coger, bueno, yo lo voy a de-
jar l~ega~.

Porqué · no, yo la cojo, yo lo publico~

- Bueno, está bien.


Entonces ya quedaron vi viendo, bueno, así
estuvo, siempre, todas las noches iba el allá,
a veces no iba, en otras noches se iba.
Y así había estado, hasta que la mujer co-
gió barriga. Entonces ya sintió que tenía un
hijo adentro. Y ya dijo la mujer:
- Usted, bueno, pop qué no sale pues por el
día para que nos casemos.
- No, más tarde.
Siempre decía él así. Así que ella una no-
che, cuando Y.ª venía la noche dizque cogio una
fruta de jagua y ahí rayó y la puso porque e-
sa fruta · se negrea. Bueno entonces la guardé' a-
hí junto de ella. Entonces, cuando ya de no-
che, cuando él llegó, siempre como llegaba él,
lo dejó llegar. Pero entonces luego, se puso a
__ _ comer él a la mujer y cuando estaba en eso ...
y ... cogió la jagua despacito y ahí mismo le
untó la cara con el agua de esa jagua y se fué
al rato, cuando ya salió, se fué, no volvió
más. ·
Bueno al otro día, amaneció, no amaneció el
hermano en su cama y ahí fué que conoció ella
que era su hermano. Entonces ya estaba con ba-

l. Publicar: es .amanec~r · con la muchacha, hacer pública la relaci6n


y quedarse a vivir con ella.
37

rriga ya para dar a luz. Y entonces como él no


estaba ahí, se fué, se huyó, pensó la mujer.
- Yo ahora que hago? Yo ya perdí con · él,
tengo que casarme con él. Voy hasta donde es-
tá él.
Entonces arregló su canasto y se fué de-
trás, cogió su machetico, y se fué. A andar, a
caminar por el camino. Y así caminaba, .cami-
naba: donde le cogió la noche, ahí se quedaba,
dormía en el camino por ahí y así se fué si-
guiendo y a los dos días le hablaron los ni-
· ños de la barriga, del vientre de ella, por-
que eran gemelos.
Mamá, por aquí fué él, mi papá.
- Bueno, bien, ustedes· saben muy bien?
- SÍ, por aqµí se fué él.
Entonces cuando encontraban por ahí unas
flores decían:
- Cojámoslas, mamá, esas flores.
Y así dizque las cogía y las echaba en su
motetel. Y así iba caminando, y se iba caminan-
do, cuando al otrp día dizque dijeron:
- Hoy vamos a encontrar un tipo bien pare-
cido a mi papá~ Cuidado! No vaya a vivir con
ese hombre, él va querer vivir contigo. Diga
que no! Ese no es mi papá; ese es anima12~

l. Canas to.
2. Puede · ser cualquier monstruo, o ser temible, de los que se rela-
cionan con los jaibanás.
38

Bueno y así fué, c~ando verdad, por ahí co-


mo a las tres de la tarde venía el hombre por
el camino y habló la mujer. ·
- Bueno - usted que está por allá, usted no
ha visto gente por aquí, que pasó por aquí?
- ·No, yo no sé eso. Yo era el que yine por
aquí, sino que estuve y me volví.
Bueno ahí entonces estuvieron hablando. Y
ahí dizque él dijo que le diera.1. Entonces ella
le dió creyendo que era él. Bueno, y comió y
se fué.
Cuando más para allá quedaron calladitos
los ninos que estaban ·hablando en la barriga.
Iba caminando y más allá dizque hablaron:
- Hey mamá! casi nos enloquecemos nosotros
porque usted vivió con ese. Nosotros le dÍji-
mos ayer que no en tendiera con ese hombre. Que
era_ animal no le dij irnos nosotros? Usted no
creyó de nosotros ya casi nosotros nos enlo-
quecimos. No haQa más eso.
Ese animal era zorrillo, que parece ardi-
lla, ese animal tiene una hedentina fea, ma-
luca, de esa hedentina era que se iban a en-
loquecer los gemelos.
Bueno se fué más para adelante. Y al otro
día dijeron los niños:
- Hoy encuentra otro. Y tampoco no vaya a
creer en él porque ese no es mi papá. Y así
mismo va a llegar como el otro.

l. Dar· Acceder sexualmente .


39

Bueno, de verdad como a esa hora, venía el


hombre que llegó y ~alud6:
- Usted para dónde va?
Yo voy aquí detrás del hombre que pasó
por aquí.
- Ese era yo que ya estuve allá y .me vine .
.Bueno entonces la mujer le creyó, bueno y
ahora ahí mismo dizque le pidió que le diera
a él.

Bueno, y le di6. Bueno cuando ya acabó que


dijo que él no sabía que si iba por ahí por
ese camino, puede ser que lo encuentre por a-
llá. Ya porque no ·era él. Enton~es más para
allá quedaron locos los muchacho~ y pregunta-
ba ella y nada, hablaba, nada.
Bueno, ya por la tarde dizque hablaron.
- Hey mamá, nosotros casi nos enloquecimo5,
si vamos a quedar locos de esa hedentina, ~n­
tonces usted se pierde, ese animal era coma-
drej ~nube de polvo.
Cuando ese día le dijeron otra vez.
- No vaya a hacer eso más porque si noso-
tros nos enloquecemos entonces usted va a co-
ger mal camino.
Entonces, cuando llegaron adonde se di vídían
dos caminos, entonces ellos le decían:
- Por aquí es, por este ·camino.
Entonces decían:
40

- Si eso vuelve a pasar, nosotros no vamos


a dar con el camino. - Dijeron.
- Muy bien hijos, dijo ella.
Iban caminando y más allá dizque encontra-
ron otro hombre que venía; ese era el zolilro,
hab16 también, también lo mismo dijo. Pregun-
tó la mujer:
- Usted porqué no lo ha visto por aquí pa-
sar un hombre?
No~ es que yo sí anduve allá, es que yo
pasé anteayer y volví por aquí hoy.
Entonces la mujer 1·e creyó.
Verdad usted era?
- Sí yo era.
Así estuvieron hablando, estuvieron hablan-
do, hasta que él le pidiól, que le diera a él.
Bueno, le dió. Ya vivió, estuvieron comien-
40~ estuvieron comiendo, cuando después salió
de eso, se fué él por su camino.
Bueno ahora sí, cuando ya llegaron allá,
adonde · comparten dos caminos, ella preguntó a
los muchachos, pero ya quedaron locos y no ha-
blaron.
Entonces cogió por otro camino. El otro que-

l. Proponer sexualmente.
2. En el Choc6, como· en muchas regiones,el acto sexual es nombrado
como "comer".
41

daba por el otro lado. Y se fueron yendo, se


fueron yendo más para allá, ya se quedaron lo-
cos, no dijeron más~
Bueno, llegaron a donde estaba una casa.
Estaba una chola 1 vieja ahí en la casa.
Ay mija, de dónde viene usted?
- Vengo de tal parte.
Bueno, entonces después de que le dió de
comer, le dijo:
- Hombre, vea muchacha, usted ahora, se va
para el tabanco2porque ahora más tarde vienen
mis hijos, y mis hijos son malos, puede que se
la traguen a us téd, porque el los son malos ;
pero yo ·si la voy a esconder.
Bueno, está bien.
Entonces se escondió allá en el . tabanco,
llegó allá, entró allá y tenía una batea3gran-
de, y la tapó ahí debajo de esa batea, dizque
quedó ahí y la vieja le dijo que no hiciera
bulla. Bueno, se quedó .allá ahí, como ya ha-
bía comido.
Cuando en eso, dizque ya por la tarde ve-
nían llegando los·· hijos, venían llegando, ve-
nían llegando, venían llegando, venían llegan-
do; llegaron dos.

l. En las tierras bajas del occidente se conoce a los indfgenas co-


mo "cholos". Los indios al hablar espanol se refieren a. sr 1is-
•os de esta •anera.
2. Es el cielo raso del ta1bo, se usa ~o•o depósito.
3. Canoa de madera para fer1entar bebidas.
42

Bueno, entonces la mamá les sirvió la comi-


da, bueno, comieron.
Al rato, ella allá arriba estaba tirando
vista a uno que se parecía a su mismo herman~
- Carajo, ese va a ser mi hermano - pensó
ella - él es.
Y ya como los niños de la barriga no habla-
ban, no sabía.
Entonces dizque estaba ahí dere·c hi to, deba-
jo de donde estaba ella, debajo estaba él, sen-
tado. Ese era el quícharo. Entonces que lo es-
cupió ahí. Entonces ahí cuando miró cayó enci-
ma de 1a mano lo que le escupió, entonces lo
lamió.
- Ay hombre, mi mamá que es lo que tiene
guardado allá en el tabanco, que tiene una: co-
mida por ahí.
- Que vá yo no tengo, yo dónde voy a con-
seguir esa comida.
- Y ésta qué agua es que huele a comida?
Está chorreando a'ilá, ahí está la. ~omida.
Y ahí mismo que se treparon. Todos los hi-
jos -de la vieja que eran tigre, león, tigri-
llo, el quícharo, todos esos animales. Enton-
ces llegaron y cuando destaparon eso, ahí es-
taba ella . .Ahí mismo se le echaron y crau,
crau, crau, era, crau, bueno, la mataron y se
la comieron. Y ya se la estaban comiendo tod~
entonces dijo la vieja:
- Hey hijos, déjenme los chiquitos que tie-
ne en la barriga, no se los vayan a comer, dé-
jenmelos, yo lo~Voy a criar, están bonitos o
43

déjenmelos para yo comer,porque eso sí qu·e· es-


tán blanditos.
- Bueno, está bien mamá.
Entonces no se comieron a los niños,queda-
ron. Esa vieja era el sapo. Entonces la vieja
los lav6, los ase6 bien, entonces los envolvi6
con un trapo seco y les ech6 a una olla de ba-
rro que estaba grande, los ech6 adentro y los
tap6. ·
- Bueno y usted porqué no se los va a co-
mer?
- No, no voy a comer. No voy a comer, estoy
llena, mañana cuando me dé hambre voy a comér-
melos.
Bueno, dej6 ahí, y los hijos como no· para-
ban en la casa se fueron, bueno después al o-
tro día dizque fué a ver, pensó:
C6mo estarán, no se ·habrán muerto?
Cuando destap6 y se asomó, estaban dos ni-
ñitos boniticos, ya estaban riendo, sonreían
y ahora sí la vieja los acarició.
- Ay mijos, a estos no los voy a comer, no,
los voy a criar.
..
Bueno, los tapó otra vez. Al otro día des-
tapó a ver y estaban ya más grandes, ya se sen-
taban. Bueno, está bueno. Y ahora ~i. Y al o-
tro día fué a ver, ya estaban grandes, ya ga-
teando. La vieja se dijo:
- Yo los voy a llevar para allá.
Y los llevó y los tenía ahí en la casa.
44

Cuando llegaron los hijos.


- Y esos quienes son?
- Estos son los que Ustedes me dejaron pa-
ra que yo comiera. Estos ya son muchachos bo-
nitos; para qué vamos a comerlos? Yo voy a criar
mis hijos.
- Ah sí mamá, está. bueno, críeselos no más.
Nosotros ya no hacemos caso a ellos. Y hasta
los acariciaban todos ellos.
Bueno, ahí la vieja los estuvo criando, los
es tuvo criando' los estuvo criando' los estu-
vo criando, hasta que los crió. Ya cuando es-
taban más grandecitos, ya más sabiditos, diz-
que se pusieron a . hacer flecha. Se pusieron· a
labrarl y e1 · arco también. Bueno, ya entonces
se iban ·e11os a matar los pajaritos y mataban
Fueron labrando más grande las flechas.Enton-
ces mataban lo que topaban ; paletón, perdiz,
pava de todo animal. Y con eso comían, la vie-
ja también comía eso.
Y así · estaba, asi anduvieron ya estaban jó-
venes y se dijeron:
- Oiga hermanito, vamos a rozar2 maíz para
comer envuelto.
Bueno, vamos pues.
Vea mamá, nosotros queremos ro.z ar un maíz.
- Bueno mijo esta bien, rocen pues.

l. Trabajar la madera, t~Úar objetos o hacer canoas.


2. Tu1bar monte para sembrar.
45

Lo rozaron, en un rato no más rozaron. Ya


dejaron rozado y andaban monteando ellos y ma-
taban, pájaros, venado, ñeque, lo que encon-
traban. Y así un día se fueron, se fueron le-
jitos, cuando al poquito oyeron· roncando el
pavón.
- Ese es pavón, oiga pavón, vamos a matar..
Se fueron. Fueron llegando, entonces esta-
ba ahí el pavón, estaba sentado en la rama de
un palo. Y ahí entonces apuntó el mayor ya pa-
. ra tirarlo, entonces dizque decía el menor:
.,. . Hermano, no lo tire todavía, no lo tire,
cuidado, no vaya a ser gente.
- Qué gente va a ser!
Cuando ya al momento de tirarlo habló el
pavón:
•'
- Hijo no me tire, yo soy su papá.
Entonces el pavón baj6, entonces bajó y se
sentó ahí en un palo. Un hombre! Estaba untado
todavía _la cara de jagua, la seña.
- Vea esta es la seña que su mamá me puso,
por esa pena no fui más para ·allá. Pero ya co-
mo estamos acá, ustedes son mis hijos., Vean
hijos ahpra se va a inundar el agua, siembren
la semilla de la palma de don pedri to, dos jun-
ticas: cuando ya estén grandecitas así, amá-
rr~nlas con una vara · para que se puedan sen-
tar. Entonces vaya busquen allá donde la vie-
ja dice que están los animales que se comieron
a su mamá. Un Au. Ese no es, ahí es que están
los rest"os de _s u mamá. Búsquenlos ahí,. y bus-
quen el hueso del brazo del lado derecho .y ha-
gan una flauta y entonces cúando las '. palmás
46

estén grandecitas tan t éenl as a ve r s i aguan-


tan, siéntese ahí y toquen e sa f laut a. Cuando
ustedes · van tocando, entonces sube , sµ be cre-
ciendo y en e so va a ven ir e l agua . Vean hijos,
es a vi e j a que es t á en la casa les dice hijos
a us t ede s ?
- SÍ , esa es la mamá de nosotros.
Esa no es su mamá, a su mamá se la comie-
ron los hi jos de ella, el quícharo, león, ti-
gre, tigrillos, ellos fué que se la comieron.
La roza que ustedes dejaron ya se la comió el
sapo, esa vieja es sapo, esa no es su mamá.
Se fueron a ver, cuando llegaron a la casa
ahí estaba la vieja.
- Dónde estaban·us tedes, hijos?
- Nosotros por ahí caminando.
Ehh hijos, no caminen así no más.
- Cómo estará ·mamá la rozal de nosotros?
- Hombre yo no sé, corno yo no he estado a-
llá. No se si está choclo 2 o todavía no.
- Usted no estuvo allá? Usted estuvo allá!
Se fueron a ver. Cuando fueron a ver, todo
el maíz en el suelo, ya tumbado, comido todo
por ella. Cuando salieron de allá dijeron:
- Bueno mamá, üsted se comió nuestro maíz?

l. Se•brado de maíz
2. Mafz tierno
pavón
/zárnó/
49

Porqué no nos guardó siquiera un bollo? Un en-


vuelto por ahí?
- Qué! No hijos, yo no he ido para allá.
- Bueno, quién fué el que lo comió? Usted
fué!
- No fuí yo, yo no fuí.
- Bueno, vamos a abrirle la bocal
Y la agarraron y le abrieron la boca, ahí
tenía el afrecho.
- Vea, este no es afrecho de maíz choclo?
Entonces se lo comió, no?
Y Paaaa! ! Carajo! Le abrió la. boca así!
- Volvete sapo. La tiraron al agua y ahí
brincó corno sapo, se volvió sapo.
Bueno ya tenían pues, les dió pues el papá,
les dió el poder. Así de que entonces, se fue-
ron para allá, adonde ellos sembraron las pal-
mas de don pedrito.
·Bueno, ahora sí.
- Vamos a ·montarnos, vamos a anegar este
mundo. Y se montaron ellos en esas don pedri-
to. Y ahora sí se pusieron a tocar esa flaut~
ueeooo, ueeooo, ueooo, ...
Cuando al poquito dizque venía roncando el
agua.
- Tauuuuuu ! ! !
Ajo! La mar! Y viene ese para encima y aho-
50

ra sí , fué anegando; fué anegando; fué anegan-


do; fu~ anegando, cuando ya ·venía cerca así ...
entonces tocaban, e iba subiendo la palma, i-
ba para encima.
Ahí quedaba tranquilo. Y entonces viene su-
biendo el agua, viene subiendo el agua para
encima. Y había veces cuando subía alto, bas-
tante, venía la noche. Ya por la nocheoscur~
no daba cuenta pues, para mirarlo para abajo.
No podían.
Ahí entonces cargaron las palmas de fru-
tas, la palma de don pedrito carga como palma
de. trupa.
Se ponían a tocar; entonces subía al to. Has-
ta que llegaron allá al cielo. A la al tura del
cogollo. Bueno ahora si.

- Hasta ahí no más - dizque dijeron - Como
mi papá dijo así, hasta ahí no más.
Bueno, se paró.
- Bájenos ahora si. Ya queremos bajar a la
tierra.
Y así fué bajando poco· a poco también. Y a-
hí estaba otra guadua larga, por eso la guadua
crece así larga. Ahí estaba encaramada una i-
guana y la iguana dizque decía:
- Baja, baja, baja.
Por eso se quedó así pintada como los nudos
de guadua. Así quedó. Así cuentan los viejos
Bueno ya. Después se secó. Pura playa, pero
estaba pegajoso~ No podían dormir bien, no po-
día tener los dedos así juntos, tiene que es-
tar así. Cada ratico tiene que e~tarabriendo,
51

abriendo los dedos. Y los ojos también abrien-


do. No dejaba pegar; Así no. Quedaba pegado.
Así estaba.
Bueno ese cuento hasta ahí no más.
- 4. EL DILUVIO
Contaba el abuelito, Lucasú-
niga Dogiramá ·

Eso dizque fué así:


En esa época dizqÚe no se podía dormir bien.
La gente cada ratico los dedos de la mano te-
nía que esta~ apartando porque estaba peg~jo­
so, se pegaba. No podía ni dormir, y si dormía
mucho, dizque también se pegaban los ojos.
Así estaba pasando trabajos la gente .. Había
la gente bastante en un solo tambo grande y a-
hí todos se decían hermanos, todos se, decían
11
chabá 11 ~
Entonces empezó a llover y ahora sí eche a-
guacero. Amanecía y anochecía y ahí quedaron
sin leña en la casa y entonces los viejos di-
jeron a un joven:
- Muchacho vaya corte leña. Ahí de es te la-
do, ahí no más hay una leña tumbada, entonces
sí está grande, ctstille una parte para poder
cargar.
Entonces dizque dijo una muchacha joven:

l. Hermano
54

Yo también voy con mi chabá para cargar


las astillas.
- Bueno entonces vaya pues ..
Dizque se fueron, y ahora sí. Espera a e-
llos, dónde están, espera a ellos, dónde están
Lo primero que sonaba fué el hacha, hachando
oían y ahí se quedó callado.
Y qué hicieron? cuando llegó ella estaba
hachando él, estaba astillando todo ya, enton-
ces· dizque dijo la muchacha':
- Hombre porqué nosotros no haqemos. ·
Entonces que dijo él:
- Hombre, no puedo no, porque mi papá des-
pués me pega.
- Que va, qué se van a dar cuenta, acaso no
estamos los dos solos?
Bueno y tanto le dijo que el otro, al fin
hombre, se animó. Bueno ahí se acostó con él.
Cuando ya le estaba dando, ya llevaba .un rati-
co, cuando él ya no lo podía sacar. Quedó tra-
bado. Y ahora sí, estuvieron bregando a ver si
se sacaban y adónde; no pudieron. Así estuvie-
ron bregando.
Entonces mandaron otro muchacho.
- Vaya y agua± te 1 qué están haciendo esos
muchachos.

l. Aguaitar: Mirar, acechar.


55

Bueno cuando fu~ron a ver, estaban pegado~


Y ahora cómo hacer? .
Y ahora sí empezó a crecer ese río y caiga
aguacero todo el_ día y toda la noche. Amanecía
y anochecía. Cuando al otro día venía subiendo
el agua.
Entonces ahí fueron los familiares, los le-
vantaron y los llevaron más para encima.
Esa vez fué que Noé estaba haciendo arca,
ya la tenía lista y los invitaba a que lo ayu-
darán a él, porque cuando sea hora del diluvio
para embarcarse ahí, entonces dizque decían
pues los demás:
- Noooo 1 ! Acaso él estuvo allá en el cielo?
Quién fué que estuvo allá, porqué sabe eso?
Entonces no decía· más, trabajaba apenas con
los hijos y yernos. Bueno, hicieron, ya cuando
sea esa hora~ ahí sí, bueno, ya tenía listo.
Bueno, al poquito va subiendo el agua, y va pa-
ra arriba y ahí se iban levantando más para en-
cima y fueron llevando hasta un al to en una
montaña y ahí va el agua para arriba, va el a-
gua para arriba, hasta que esa arca quedó boya-
da, y ya todos e $t aban adentro y ahora sí la
gente grita:
- Ay hombre Noé , nosotros también queremos
embarcar.
Pero ya todo cerr ado. Por dónde entraban?
- Por eso yo les decía que ayúdenme y no
me ayudaron vea a ver, en que están.
Quedaron jodidos. Bueno se ahogaron se vol-
vieron una parte animal y otra parte se vol-
56

vieron piedra.
Ya entonces fue subiendo,· fueron subiendo
y fueron subiendo hasta allá! hasta el cucuru-
cho del cerro Mojarra y del Chi tré cerca de
cabecera del San Juán.
Allá fueron a montarse, bueno allá si esta-
ba seco. Y ahora sí ahí se iba ahogando un dia-
blo y que decía:
- Ay hombre hijo, hombre llevame hombre no
me deje ahogar, ya me voy a ahogar.
Ese era que estaba apostando con Carabí que
quién podrá hacer subir el agua, quería hacer
salar el agua de mar que estaba dulce, enton-
ces ahí dizque le echaba un poco de sal para
que quedara salada.
Apostando con Carabí, hasta que a lo últi-
mo cuando ya no pudieron.
- Entonces yo voy a tantear para ver quién
sabe más.
Entonces Carabí . que le echó una cucharita
de sal y habló y habló y ahora sí, fué subien-
do el mar. Viene el agua también subiendo en
creciente y la mar también.
Ese era el que andaba ahoqándose. Ahí diz-
que tenía una limita, hizo el altico, ahí que-
dó no llegaba esa agua. Que no llegaba? Y Ca-
rabí que tenía más bajito y ahí se anegó y se
quedó boyadol. Ahí dizque dijo Carabí:

1. Boyar: Flotar
57

- Su madre está _rogando mucho.


Y el otro que lo dejara pegar ahí a la em-
barcación y así lo dejó. Y así dizque quería
hacer hundir el arca pero aguantó ahí .como e-
ra grande. Y que decía.
- Yo después, yo le enseño jai para que es-
tén curando a la gente, para que curen, como
Carabí, yo les enseño.
Por esa palabra fué que lo amarraron, pero
lejos del arca. Bueno ahí aguantó y ahí otro
dizque andaba ahí boyado, un madremonte y ahí
dizque decía:
- - Ay wiu sakel, no me deje ahogar, lléveme
en su barca hombre.
Pero se fué a pique. Bueno, fueron así cua-
renta días y cuarenta noches llovi~ndo. Cuan-
do en eso . ya iban llegando allá al cielo. To-
dito se anegó, apenas ese cerro fué que quedó
seco. Ya estaba aquí el agua, ya anegando, por
la rodilla.
Y ahí dizque llegó un merique, un calabaz~
como una bola,_ dizque venía sonando de afuera
Uhhhhhh. Y venía entonces y le daba a uno. Le
daba a uno que para que agarrara ahí. Entonces
dizque decía los otros:
- Agárrelo - Ellos ya sabían eso - Agárre-
lo ahí. Pero entonces vaya con los ojos cerra-
dos que no se abra la vista y cuando grite, no
haga caso, no voltée para allá.

1. Nieto
b8

Llegando allá cuando allá gritaba:


- Paisano, arrime aquí ., apegue.
Vol te aba a ver, uf. Vol vía a daf'1ar, hasta
ahí no más vol vía. Y otra vez para que lo lle-
vara otro. Así llevo una parte y otra parte
llevó allá adonde estan los hijosl , a-llá es
que tiene unos hijos. Allá donde está pues el
agua, allá dizque corre para abajo, como un
chorro.
Recogió ahí una parte, dejó ahí una par-
te, se vol vieron animal. Bueno ahí se paró a
los cuarenta días. Bueno ahora sí empezó a
bajar.
Ahí dizque estaba tumbando unos corromás
el <;:erro ese, sonaba allá, Moee ! Moee ! co-
miendo! para tumbarlo y bueno ahí dizque,• se
venia abajo y ese cerro está medio ladeado,
así cuentan los viejos.
Entonces de ahí empezó a bajar y fué ba-
jando, bueno ya bajó. Ahí fué que quedaron u-
na parte y los cholos, otros cholos que te ....
nian otra embarcación. Era de piedra de moler,
esa piedra se llama Montorró, Montorró Wiu de
la que usaban los viejos. Entonces se v0l~ió
embarcación. Esa que quedó allá en cabecera
de Mob\i 2, dizque esta el cerro Triubiu, ahí en
ese cerro dizque está. Primero dizque allá i-
ban los cholos pero ya está metido adentro de
un musique3.

l. Ver el país de Ookarrá en el cuento de la guerra con los jurá.


2. Afluente del rí~ Capá, a su vez afluente del alto Atrato.
3. Término sin identi ficá·r.
59

Bueno, así secó; y bajando ahí, ya en la


tierra, dos jóvenes.así de edad de recién ca-
sados, ahí se pusieron a hacer su picardía y
también se pegaron, ahí dizque están. Allá es-
tán en el cerro, los ve la gente. Los cholos
dizque van a allá a ver. Ya hoy en día dizque
hablan esos, se ríen, pero de piedra.
Bueno, ahora sí. Brega la gente, no podía
dormir. Entonces decían que no hagan eso de
ninguna clase, dejen eso. Y fué bajando, ya
bajó.
Bueno ya quedó seco, pero estaba pegajoso,
como brea. No se quedaban quietos pues, para
no quedar pegados. Hasta que ya se secó, bue-
no ahora sí quedó- bueno. Así es que fué.
5. EL HIJO DE LA PIERNA

Eso dizque fué así.


Había una chola, una mujer joven, que ella
no tenía su parte ahí entre las piernas como
las mujeres, sino que la tenía entre los dedos
del pie, entre el dedo gordo y el otro.
Ella estaba joven, los jóvenes la buscaban
siempre a ella y vivían con ella.
De ahí ella cogió barriga en la pierna, fué
creciendo la pierna y quedó ahí preñada, cuan-
do ya era hora de dar a luz, no dió luz por
entre · las piernas sino que se rajó la pierna
y salió el chiquillo.
Entonces los viejos cogieron ese niñito, lo
en vol vieron en un trapo y lo cogieron elios
para criar. La ma~á murió de ese dolor.
Se pusieron a criarlo, una viejita y un vie-
jito. Y fué creciendo el muchacho, ya estaba
grandecito, andaba jugando por ahí. Y .entonces
dizque la vieja le decía:
_ - Para allá no vaya hijo, porque allá hay
Au, dizque monstruo de monte, un animal que
comía, ese fué el que comió a su mamá.
Le decía así porque ahí estaban los restos
de la mamá, para que no fuera para allá.
62

Así estuvo hasta que ya estaba jovenciando;


ya joven dizque preguntó:
- Avísenme de verdad de qué murió mi mamá,
qué animal fué que se la comió.
La vieja que ya le tenía odio porque a ella
también la perseguía le contestó:
A ella se la comió fué la luna.
Entonces yo la voy a tumbar, dijo Jerú Po-

Dizque sembró una guadua y fué creciendo la
guadua. El estuvo allá donde decían que había
animal y se encontró los restos de la mamá, pe-
ro él no sabía. Con el hueso del· .brazo hizo un
flautín. Dizque tocaba uiiii, uiii, uiii, y a-
hí iba creciendo la guadua, cuando tocaba, iba
creciendo. E,ntonces hizo una barbacoa y ahí fué
creciendo y fué creciendo hasta que fué lle-
gando allá a la luna.
Entonces ahí se · paró y subió la mano así
para arrancarla.
Ahí ·carabí mandó al pájaro carpintero:
- Hombre hijo vaya tumbe esa guadua.
Y ahí mismo el carpintero llegó y paaa !
paaa!, bueno, abajo! Lo tumbó, se fué Jerú Po-
tó para abajo, así le· pusieron el nombre Jerú
Potó Oarra porque nació así.

l. Jerú Pot6: Pierna, el título del cuento en Emberá es Jerú Pot6


Oarra, el hijo de l~ pie~na.
63

Y ahí él pregun~aba.

- Mi mamá de qué murió?


- Comida de animal, que ese era AU que co-
mió, que esa es taba ahí,. que no fuera por allá.

Para que no fuera para allá y no viera los


restos porque ellos creen que la botaron allá
y se perdió y allá estaban los restos. Así an-
daba él siempre.
Cuando ya estaba grandecito dizque perse-
guía a las mujeres, cuando les daba la regla,
entonces las perseguía y les decía:
- Hey, hey, Kaul deme de su sangre.
Entonces le pegaban; y así estaba. Entonces
un día recogieron sangre en una totumita y le
dieron para que muriera. Bueno dizque tomó
tranquilo. Bueno ahora sí. Cuando se cortaba
algún muchacho y se iba ahí mismo y pegaba la
boca a la herida y la chupaba y tomaba esa san-
gre, no dejaba perder.
Y así anduvo, así anduvo, a las mujeres per-
segúía cuando se daba cuenta que estaban en su
luna 2. Y así anduvo y las mujeres ya le cogie-
ron odio, que no querían a ese muchacho, que
lo querían matar.
El viejo y la vieja que lo habían criado,
no querían que lo mataran .

•• Hija, tér•ino faiiliar para llamar a las •ujeres


¡. a •enstruaci6n ·
64

Y venía cayendo de allá encima , venía zum-


bando, bajando. Cuando venía_encirnita delco-
gollo de los árboles dizque dijo él:
- - Mónporo , rnónporo, rnónporo, rnónporo~

Y se volvió lana y quedó dando vueltas, la-


na pues.
Así quedó y corno no podía caer, cuando ya
iba así corno encima de la casa, dizque dijo:
- Mongará, rnongará, mongará, rnongará2
Entonces se volvió piedra y cayó en la mi-
tad del río. Bruuurnmrn ! Se fué. Y la gente decía;
- Uy, se murió Jerú Potó.
Se fué, dizque pasó esta tierra, este mun-
do, cayó al otro mundo y pasó ese, y abajo tam-
bién pasó otro, tres, allá dizque cayó. Cayó
entonces, ahí se fué ahí se fué para la casa.
Ahí había casas como de emberás. Cuando subió
a la casa ahí est<¿ban los cholos, ahí hablaron.
- Usted de dónde viene?
- De allá encima.
Ahora sí., cuando ál poquito estaban cocinan-
do chontaduro; entonces cuando ya cocinó, .lo
sacaron caliente y entregaron a él. Y ahí mis-
mo, como cargaba su cuchillo, peló, bueno, a-
hora sí, se puso a comer, come y todito se co-
mió. Y ellos sacaron también un platón grande

l. Literalmente: cabeza ~-e.lana.


2. Piedra.
chontaduro
/iéa/
67

y eso lo ponían ahí y rodeaban ellos y que a-


penas hacían ahhh, · ahhh, ahhh, apenas oliendo
el humo, así comían~ estaban comiendo, no co-
mían. Cuando ya se enfriaba, lo guardaban.
Estaban haci~ndo thicha de chontaduro. L~
hicieron, cuando ya estaba le daban en uná to-
tuma, entonces hacían que olían, estaban toman-
do, y la chicha entera la botaban y le dieron
a él. Venga! y la tragó, bueno, se empipó su
chicha.
Bueno, después dizque hicieron la comida y
también lo llamaron y también se sentó a comer,
pa, pa, pa, comió bien y ellos apenas ahí o-
liendo, no comían nada, apenas el humo.
Así que al otro día fueron a hacer del cuer-
po ahí a la orilla. Y ellos también, fueron pues
los jóvenes. Entonces ellos cuando cagaban era
como unos granitos, así como mierda de cucara-
cha, así era que botaban.
Y él se sentó y ahí mismo buu! Carajo, pa-
ra atuera, y vi~ron esa mierda que iba bajan-
do, amarillando en el agua.
- Ahh ! Ese. cómo caga ·. bonito, hombre, noso..::.
tros porqué no cagamos?
- Porque ustedes no comen.
- Ay, nosotros también vamos a aprender a
comer, bueno usted cómo hace para cagar· así
grande.
- Eso me rompieron con una punta de cuchi-
llo.
- Dame! Yo tainbién voy a mandar romper en
el culo.
68

Entonces dizque rompió él. Eso estaba del-


gadito así para romper, y fué rompiendo y fué
rompiendo, fué rompiendo, bueno ahora si, ven-
ga la comida, venga la chicha.
Unos si cagaron verdad, quedaron bien y co-
mían bien. Pero los demás se aventaron, se les
templó la barriga Y. bueno, ya listos, se nurie-
ron un poco.
Ahí tenían de todo, tenían chontaduro, cai-
mito y ají. Ahí era que tenían ellos.
Entonces se estuvo como dos meses y dijo:
- _ Me voy
Entonces cogió esas semillas. Ahora sí se
vino otra vez para dónde vivía él. Fue cavan-
do, -fué cavando, subió salió al otro mundo, y
de ahí subió otra vez de ahí para donde vivía
él. Fue cavando, subió salió al otro mundo, y
de ahí subió otra vez de ahí para encima, has-
ta que ~alió.
Cuando el día menos pensado, cuando mirarOJ\
y ahí venía subiendo el hombre, tranquil~,
bien bañadito.
- Vea a Jerú Potó, no murió vea ese maldito
no morirse? Cómo hacemos para matarlo?
Bueno, ya tenía su semilla de caimito, chon-
taduro y ají.
Y ahí vuelve a preguntar.
Hombre, verdad, de qué fué que murió mi
mamá?
- A ella .1a comió fué Sierpe, por ahí está
69

en esa c1enaga que se vé allá, en esa es que


está. Eso fÜé lo que se la comió.
Así le decían para que la -sTerpe se --lo-:=--co-
miera a él.
- Yo lo voy a matar. - dijo Jerú Potó.
Ahora si se va a morir el hombre, decían.
Bueno, se fué para el monte a sacar balsa de
la tripa de barrigona y sacó, la armó, bueno
ya, cogió su arma, cogió su yesquerd de hacer
candela, encapachó bien y echó todo. La vieja,
la que lo crió a él le hizo su pokur~, bueno,
lo encapacharon qien también, lo arreglaron,
bueno, quedó listo.
Bueno, se fué al centro de la c1enaga en su
balsa, iba allá afuera tocando su flautín,
ueeooo, ueeooo, ueeooo.
Cua.n do al poquito vino el viento., y se fué
dando vuelta, se fué dando vuelta, se fué dan-
do vuelta, hasta que a lo último, chumbumm! ! .
Se fué a pique, se lo tragó la serpiente.
Pero él di·zque antes había dicho:
- · Ustedes mañana miren, si sale_ humo allá
· afuera de esa ciénaga, estoy vivo y si n() sa-
le es que ya estoy muerto.
Y así que la vieja le puso cuidado y al Q-

l. Una semilla hueca en donde guardaban viruta de balso y piedras


duras para sacar chispas y hacer fuego.
2. Karina de maíz tostado y reventado, se usaba como provisi6n pa-
ra los viajes.
70

tro día amanec10 y miro para afuera y estaba


echando humo en la mitad del agua.
- Ve! Está bueno, está vivo!
Bueno cuando él cayó allá a pique, cayó en
una quebrada bonita, bueno caminó para abajo y
prendió su · ibíra 1 de brea, prendió y alumbró.
Más abajo dizque estaba una chola jovencita,
y más para abajito estaba otra, más abajito
otra ahí.
- Ay hermano, estamos muriendo de hambre.
- Ustedes que están aquí, no saben en dón-
de tiene este animal el corazón?
- Eso está ahí, ve, mire.
Dizque estaba ahí grandote colgado.
Recogió, hizo palizada, dizque había mucha
palizada ahí adentro, recogió esa palizada y
atizó ahí debajo, ahí lo prendió . .
Bueno entonces ahí se partió la punta del
corazón, se le abrió pues un hueco.
Bueno, cuando lo trozó ahora sí se puso a
chupar toda esa sangre hasta que quedó con la
barriga bien inflada. ·
Bueno, ahora sí, preguntó a las mujeres,
bueno ya le dió pokurá también a ellas, toma-
ron. Llevaba otro lonche 2 , también les dió, to-

l. Tea de brea vegetal o de brea de abejas.


2. En el Choc6 se usa el anglicismo "lonche" para la co•ida prepa-
rada que se lleva a los viajes.
71

maron también.
-· Nosotros v·amos a salir. Ustedes no saben
cuando caga él?
- Vea hermano, ese va a cagar mañana.
- Ustedes, cómo saben?
- Porque todas esas palizadas que están a-
quí, corren para allá, para el culo.
- Ah! El culo es allá?
Entonces buscó un palo. Abrió con el palo
as ít para que quedara abierto y dejó abierto.
Entonces bajó su balsa, jaló hasta allá. Enton-
ces las palizadas dizque se iban amontonado a-
hí junto. Ya estaba con ganas de cagar. Esta~
bá malo, ya muriendo porque le había trozado el
corazón. También estaba ahumando con candela.
- Síentese allá.
Y clavó unos palos y a cada una de ellas
las amarró con bejucos, tenía bejuco suficien-
te él.
Bueno, los amarró, clavó su palo, quedaron
ahí amarrados.
Cuando al poquito, va para afuera la pali-
zada. Cuando empujó la palizada, también se fué
afuera él como lo ·tenía encima. Para afuera!
Se vá esa pobre balsa para encima, dando vuel-
ta, dando vuelta, dando vuelta. Ehhhh ! ya no
aguantaba resuello, estaba hondo y ahí en eso
dizque se reventó una mujer, se quedó ... se a-
hogó. Bueno.
Cuando al poquito, como a las doce del día,
72

vieron brincar esa balsa ahí en la mitad de la


ciétiaga, brincó :ahí alto. Pahhhh! 1 Bueno, bo-
ca árriba. Ahí estaban unas · cholas. Con tres
cho~as ahí salió," dos cholas y un cholo.

- Ehhh! Vea, ve a ver. Ese diablo no murió,


ve a ver~ cómo trae las cholas que ahora no se
que día había comido la serpiente. Ve, ve las
trae ahí.
Entonces se alegraron todos, el .papá y la
mamá de esas muchachas que había comido. Bue;..
no, llegó.
- Usted dónde topo hijo esas muchachas?
Allá estaban.
Ehhhh, entonces si es así ...
Bueno, lo acariciaron a él.
- Bendito sea mijo, Usted me trajo a mi hi-
ja.
- Y la otra? ~i hija?
Preguntó la otra, la mamá · de la que se ha-
bía quedado.
- Hombre, se me reventó, se quedó.
- Ay hombre.
Bueno así se estuvo, ahora sí.
Cuando preguntó otra vez:
- Hombre, avísenme verdad, quieri fué el que
COJlliÓ a mi mamá.
73

Y teniendo ahí los huesos de su mamá!!


- Aquí abajo está un animal. Ese fué que co-
mió, en un charco. Pero él llega en seco casi.
- Ese, c6mo está?
- Ese, usted si ve, adonde está sonando, e-
sa es la cola y donde está callado, es la bo-
ca, que no se vaya a ir por allá. Entonces us-
ted puede ir por el rabo, así para darle con
el hacha.
Cuando llegó dizque estaba sonando , uhhhh.
Ese dizque era sierpe de abejón. Cuando ya se
fué y llegó a la boca porque le habían d~cho
que era la cola. Le pegó un hachazo cuando en
eso. Baauu ! ! Lo agarró. Lo agarró, y ahora si,
ahí lo tenia en la boca, y ahora sí.
Volvete murciélagol volvete tábano! volve-
te mosca! volvet~ tábano! De todos. Volvete
zancudo! volvete moscol De todo.
Entonces se fué saliendo, se fué saliendo,
chimbilaco, la otra cosa, aquí de estos tába-
nos. Iiihh ! ! Estaba en grupo, pues. Estaba sa-
liendo, todi tico se volvió animal por eso es
que ellos chupan sangre.
Entonces, bueno, ahí sí se murió. Se murió?.
Adónde va a morir? Se volvió animal todo. Bue-
no ahora sí a molestar esos animales, los zan-
cudos, los jején, las moscas, las chitras, de
todo animalito que chupa acá sangre.
HISTORIAS DE TRUENO
6. HISTORIA DE TRUENO
Contaba·e1 abuelo Lucasúniga Do-
giramá

Eso fué así:


Los emberá de antes usaban flechas y arco.
Con eso era que cazaban y mataban de todo a-
nimal. Entonces ellos hicieron enemistad con
los cuna. Creían que esos eran los que los es-
taban matando. Porque los emberá entraban a
Bojayá a cazar y allá no había gente pero no
volvían. Y así se perdían. Entonces le echaron
la culpa a los cuna e hicieron guerra con ellos
con las flechas. Los emberá iban hasta la bo-
cana de Atrato a buscar a los cuna. En donde
los encontraban, ahí era la pelea de flecha
hasta que los emberá les ganaban, así fueron
reculando y los emberá iban encima en su em-
barcación · para acabarlos. En esa época yo creo
que no había gente por allá. Por esa costa ha-
bía una playa y encontraron una casa sola y
ahí se saltaron y llegaron a dormir.
- Mañana mismo vamos a buscar para abajo.
Pero no sabía que los cuna estaban -r añí
-ismo escondidos en el monte. Vino la noche y
se durmieron. Ya tarde estaban todos dormidos
-enos un muchacho. Ellos no dejaban lejos la
: :echa cuando dormían. Cuando sintió fué los
- . i tos allá y acá, los cuna matan do a los em-
78

berá. El muchacho se brincó -al mont~ y .cogió


el arco' la flecha y un cuchilli to•. A- todos
los · demás los mataron los cuna.
El muchacho por allá fué a dormir, perdido
en el monte. Y amaneció y sigui6 caminando, a
los dos días ya iba con hambre, bu~c? Ja pal-
ma de murrapo, tumbaba con elcuchi111to y co-
mía el cogollito. Anocheció y se quedó dormi-
do. Ya l~evaba como cinco o seis días. Todo e-
se tiempo sin candela. Un día de mañanita ma-
tó una perdiz y en eso miró desde encima de
la cuctiilla y abajo, al pie de una quebradita
estaba una casa humeando.
- Ay, quién será - se dijo.
Y fué llegando y se asomó y apenas estaba
un emberá solo, tenía una páila · en ·'e:r fógón y
el resto de la casa estaba vacía. Y el mucha-
cho pensaba:
- Ay cómo hiciera yo para subir allá para
asarme mi perdiz.
En e·so el viejo se dió cuenta y . lo llamó.
- Churi 1, sube . aquí a la casa, yo también
soy cholo, no tenga miedo churL
,Le dijo así tres veces, a la tercera se a-
nimó, ya tenía la perdiz desplumada y subió.
- Usted no t enga miedo yo soy cholo tam-
bién. Ay churi; Usted no tendr·á hambre?

l. Churi es ratón, en l~s cutntos o historias miticas los persona-


jes suelen tratarse con este apelativo.
79

- Hombre sí, estcy muriendo de hambre.

Hombre ya va a estar la comida, estoy co-


cinando una mazamorra.
Entonc~s el cholito se sent6.
Al poquito el viejo baj6 la paila y probó.
- Ya está bueno - pero era brea lo que es-
taba cocinando. El viejo comía con su cuchara
El joven le dijo:
- Ay churi, yo no sé comer de eso, yo voy
a cocinar lo mío.
- Coma, pues, cuando acabemos vamos a jugar.
El joven asó la perdiz y se la comió de u-
na vez sin sal y sin plátano. Cuando termina-
ron el viejo dijo:
- Vamos a jugar acá atrás.
Llegaron a un derrumbe y ahí había un palo
atravesaao, ahí se sent6 el viejo y preguntó:
- Churí, yo estoy simpático?
- SÍ, usted está simpático.
- Churi; yo estoy de buen color?
- SÍ, está de buen color.
- Churi, yo estoy narigón?
- SÍ, churi, sí está narigón.
- Churí, yo estoy labio delgado?
80

- Sí churi, usted está labio delgado.

- Churi, yo estoy ojichiquito y ojizarco?


- SÍ churi, usted está ojobonito y ojizar-
co.

- Churi, yo estoy piernudo?


- SÍ churi, usted está piernudo.

- Churi, verdad estoy bonito, bonito?


- Sí churi, esta bonito, bonitico.
Ahí mismo el viejo se tir6 de espaldas lo-
ma abajo y fué rodando y se volvió como brea
derretida, como brea cocinada.
Cuando al buen rato miró y venía subiendo
el viejo otra vez y volvió y se sentó. Y vol-
vió a hacerle las mismas preguntas y se vol-
vió a botar y se volvió brea y se volvió a re-
coger como gente otra vez.
El joven ya había calculado el tiempo y a
la tercera vez salió corriendo y corre y co-
rre y corre, has ta que se cansó corriendo y ya
iba caminando y estaba con hambre y levantaron
vuelo los pavones que estaban comiendo pláta-
no, plátano de todo, verde, maduro, de todo y
miró y había una casa ahí con un hombre que
estaba arreglando una flecha y él pensó.
- Este va a ser otro porque el otro viejo
no tenia plátano.
Y estaba atisbando escondido, cuando habló
el hombre.
- Churi, suba a la casa, no tenga miedo yo
81

también soy gentet soy emberá.


El muchacho estaba pensando buscar un palo
para tumbar los maduros, cuando el otro vol-
vió a hablar:
- Churi, suba venga, no tenga miedo, si
tiene hambre venga, yo también soy ernberá.
A las cuatro veces el cholo se animó y su-
bió y saludó:
Ay, cómo está churi?
- Hombre yo vivo aquí solito, yo sabía que
usted estaba con hambre, yo fuí el que lo hi-
zo venir para acá. Ahora churi, viene atrás el
tipo que habló con usted; ese no es gente, e-
se es brea, escóndase.
Se metió en un julón 1 y ahí miraba por un
huequito. En la barbacoa estaba una cabeza de
puerco de monte y por ahí había un poco de plá-
tano maduro. Mientras eso el viejo asó plátano
verde y maduro. Y ahí le pasó con cabeza de
puerco. Y el cholo comió gustoso comida de
gente. En eso el viejo le dijo:
- Ya viene, ya viene, usted estese mirando
por ese huequito
Estaba comiendo su cabeza cuando se oyó la
voz:
Bueno, usted que está aquí, No ha · vis.-t;o
salir gente?

1. Jul6n: cilindro hecho con corteza de balso de un •etro o 1ás de


altura y si•ilar diá1etro, el cual se usa para al•acenar •aiz.
82

- No hombre, yo no he visto, aquí no llega


gente donde mí.
- sí vino, porque hasta acá llega el rastro.
- Hombre, ya le dije que aqúí no ha venido
nadie, no moleste más.
Y ahí mismo sacó la flecha y lo mat6 y en~
seguida se volvió brea.
- Ahora sí salga pues churi, ese lo iba a
hacer vol ver como él por eso yo le hice eso
así para que ustedes se hagan luz de ese que
sirve para alumbrar, y ese de la abeja también
en el hueco de un palo ella hace su casa, ahí
la encuentra. Ahora sí estamos bien, aquí hay
de toda comida, usted come lo que quiera y
prepara lo que quiera.
.'
Ahí tenía de todo animal ahumado.
Ahí quedó vi viendo y pasaron los días. Un
día el viejo dijo:
- Hoy churi, vamos a comer pescado fr€co.
- Muy bien vamos a comer.
- Vaya a buscar chapul1 para pescar.
Y fué a un rastrojo a buscar, y había bas-
tante y lo trajo encapachado en la berija 2•
- Hombre, ya trajo chapul para .pescar?

l. Chapul : saltamontes usado como carnada.


2. En el Choc6 e~ la cuerda que sostiene el guayuco.
83

- si. aquí está¡


- Churi. usted porque cogi6 ese animalito.
pobrecito. suéltelo. ése no es chapul. Espere
aquí yo voy a buscar.
Y se fué al rastrojo. cuando al rato gritó
un venado uee. uee. uee; Y al rato gritó otro
·uee. uee. uee. Cuando f'ué saliendo con los dos
venados vi vos amarrados. Ahí le di6 una vara
de pescar. que era un tronco largo y se fueron
para abajo al borde de una ciénaga. Ahí cogió
un anzuelo grande y lo meti6 por la cabeza de
un venado y lo saco por el culo. Y ahí aismo
lo volió a la ai.tad del charco con el venado
todavía vivo. Cu~do de pronto un oleaje y va
sacando un pez · gigantesco. como n·usil. ahí ai.s-
mo lo garroti6 y lo mató.
Luego volvi6 a hacer lo-mismo~ -Ahi sácfr un
bejuco para cargar y le dijo el cholo:
- Llévelo pues churi.
Pero no lo pudo ni levantar.
Lleve. entonces la vara.
Hombre. eso está pesado.
Bueno pues. yo voy a llevar.
Y cogi6 el tronco en una mano y en la otra
los animalotes y los llevaba como a dos saba-
leticas. Cuando llegaron a la casa. Ahí le pi-
dió un anzueli to pequefto para sacar pescadi to.
El otro se comió el nusi y el cholo su pesca-

l . . .st"o tipntnco ea foru 4e pez. whe H pozos prof•dos.


84

dito. El otro le dijo:


- Si guiere comer pijibayl, vaya ~oja.

Ahí estaba la mata y había de todo. El vie-


jo le dijo:
- Ahora si estoy bueno con compañer~, por-
que a veces vienen unos jurá a matarme.
Un día dijo:
- Churí , mañ.ana vamos a comer cabeza de
puerco de monte fresca.
Y se fueron cada uno con sus flechas; por
ahí estaban roncando los puercos y el joven
dijo:
- Vea, ahí están.
- No churi, esos no son puercos, son tomi-
nejos2, mire ahí sí están los puercos.
Y el cholo miró y eran tominejos que esta-
ban chupando las flores. Ahí mismo se vino un
tominejo y le daba vueltas y el otro sacó la
flecha y lo mató, al rato vino otro y también
lo mató. Y estaba buscando bejuco para cargar
pero el emberá dijo:
- Hombre, bejuco para qué.
Y los metió en la berija. Más adelante el
emberá mató dos puercos_y estaba buscando car-

l. Chontaduro.
2. El no111bre de este toriinejo en e111berá es /º-a!l.idó i•bisú/ lo cual
traduce "colibri, puerco de monte del trueno".
85

gaderal y el hombre dijo:


- Cargadera para qué. Preste para acá.
Y lo metió en la berija.
Bueno, llegaron a la casa. El emberá des-
tripó sus puercos y el hombre descuartizó tam-
bién sus tominejos y pusieron a ahumar. Al o-
tro día todos se habían ·vuelto puercos de ver-
dad, bastante comida que ellos comieron.
El hombre tenía abierto un camino ahí al
frente de la casa y estaba arreglando bastan-
tes flechas. Entonces dijo:
- Ay churi, ya vienen los enemigos.
Cuando en eso se oyó el ruido por allá en-
cima. Cuando el emberá miró, venían un poco de
aves: pavón, pava, perdiz, paletón; pichi, pa ....
vi ta, y debajo de ellos venían los cangrejos
de río y de mar y el camarón~ Ya llegaron y el
hombre brincó al patio.
- Ay churi, me van a tumbar la casa.
Ahí se alegró el corazón del emberá y se
:.ijo - Esos eran los enemigos? Ahora mismo los
_ago.
Y ahí se vino el pavón atacando al hombre
ahí le dió con la flecha, y se vinieron los
~ os pájaros y dele flecha y el emberá tam-
--e. disparaba.

- ~ ·eza de ciertos árboles que se usan para amarrar y cargar.


e~ Chocó hay camar6n de agua dulce y llega a pesar un 1 kg.
86

Mientras eso, los cangrejos y camarones es•


taban bregando debajo de la .casa para tumbar•
la porque los horcones eran huesos de pavón y
el techo de plumas. Y el hombre dijo~
- Churi, cuide la casa, que .no la vayan a
tumbar.
Y el emberá con el mismo arco fué· garro-
tiando los cangrejos y camarones.
- Churi, usted cuide la casa no más, yo pe-
leo aquí con estos.
Y el hombre ya estaba todo arañado de pi-
cotazos de pavón y paletón y de todas esas a-
ves.
s·e fueron retirando Jos pájaros y ahí que ...
daron con una cantidad · de comida ahí muerya.
Y se pusieron a desplumar, el emberá se pu- ·
so a cocinar y a ahumar toda esa comida como
en cuatro barbacoas. Quedó lleno de comida y
la guardó.
El hombre dijo:
- Si usted no hubiera .estado aquí, hoy me
iban a matar.
Como a la semana dijo el hombre.
- Vea churi, hoy voy a ir a bailar.
Cogió su vestido, se fué y rlijo:
- Si cae tempestad por la noche usted no
tenga miedo que a usted no le pasa nada, voy
a traer una . hermanita joven para que usted se
case y voy a traer a mi mamá también. Ya como
87

somos amigos. Por la noche cay6 una tempestad


terrible y rayos y .truenos y el emberá €staba
asustado.
Al otro día amaneció haciendo dia bonit~
el emberá se fué a buscar pescadi to para co-
mer. Cuando volvió a la C9.Sa, el hombre esta-
ba echando al sol el vestido. Ya dentro de la
casa . el emberá vió que ahí en la barbacoa, es-
taban prendidos dos perezosos, uno más grande
y otro más pequeño. Y el hombre dijo:
- Esta es mi mamá y esta es mi hermana.
El emberá pensó - Yo con esta bicha qué me
voy a casar.
A los días el hombre le dijo:
- Usted qué sintió esa noche?
- Hombre una tempestad.
- Churi ese era yo, quiere saber quién soy
yo? Yo soy ese que ustedes llaman Ba, el true-
no. Voy a mostrarle para que ustea vea. Si a
mí me vienen a matar yo mato de un solo golpe.
Y le mostró las flechas 1 •
- Esta es para guagua, esta para el venado,
esta para el ñeque, esta para tatabro y esta
para puerco de monte.
Y las mandó para el monte y ahí se fueron
esparcie.ndo y mató a todos esos animal es .

l. los rayos.
88

Echaron a ahumar todo eso ":( ~a dijo:

- Bueno yo sé que usted quiete ir. a donde


su familia. Eso no está lejos. No churí? Ma-
ñana se va, entonces yo :)..e doy un capachi.t o.l
de carne para que coma allá con su familia.

Hizo dos capachos y le dió el más pequeño.

- Este es para su lonche, y este otro no


lo destape sino cuando llegue a su casa en la
mitad de la sala.

Entonces el emberá cogió los capachos y se


fué caminando ahí adelantico.. a lo que pasó
una cuchilla 2 encontro su trocha, estaba ahí
detrás de la casa. Ba le había dicho:

~ Ya sabe donde vivo, usted va a Volver, ya


conoce el camino. Como usted va a coger a· mi
hermana ...

Ya iba llegando a la casa y se comió el


lonche que lleva.ba en el capacho pequeño.

Y llegó a la casa y salió la familia a ver


el muchacho y decían:

- E}:1h, ya viene mi hijo - Y la familia le


preguntó - Y los demás compañeros, dónde están?

- No me pregunten que lo que yo he pasado


ustedes no lo saben; yo después se los diré -
Y dijo a los muchachos: - Me destapan este ca-
pacho aquí en la mitad de la sala.

1. Envuelto de hojas.
2. Filo de una colina.
~9

Ya iban a abrir mando se reventó el beju-


co y quedó toda la .sala llena de comida. Y le
preguntar~n:~' '
- Y esa comida usted ' dónde la consiguió?
Esa comida me la dió un amigo mío.
- . Y es que allá hay bastante comida?
- Sí, allá hay.
Y usted cuándo vuelve para allá?
Yo en cualquier momento me voy para allá
Nosotros también vamos.
No, no los llevo.
Y porqué no nos quiere llevar?
Sí ustedes van, van a ir a hacer daño a-
llá. y si ustedes llegan a hacerle· daño a r él,
se mueren
- Qué va. Ese hombre solo qué va a poder
con nosotros; nosotros sabemos aventar1 las
flechas.
Tanto dijeron que él al :fin dijo. que sí pe-
ro que tuvieran cuidado.
Cuando ya llegaron se pusieron listos para
disparar las flechas. El muchacho les dijo: -
No le tiren.

l. Los emberá afirman que en el arte de la guerra antiguamente des-


viaban y cogian las flechas con la mano, el cabello, los pies,etc.
90

Pero le tiraron. Péro las flechas se apar-


taron y no le pegaban. Y !!a dijo:
- Churi, si nieren a mi mamá o a mi herma-
na, los mato.
Los otros le tiraron a Ba porque creían que
era él el que había mataao el resto .de los
cholos.
De tanto tirar flecha, una se voló para la
barbacoa e hirió a la mamá perezoso en un bra-
zo. Cuando ~a vi6 eso dijo:
- Ustedes de verdad no creen en mí? Qué es
lo que quieren?
Se levantó y cog10 sus flechas y cogió a
los otros, las mandó con la mano Y· llegaron
una para cada uno y cayeron muertos. ~

Entonces el joven se vino para su casa.


Cuando llegó le preguntaron las mujeres:
- Qué fué?
- Ve, esos por estar de machos se murieron
todos.·
Esa noche cayó una tempestad durísima y se
desapareció la comida que había quedado guar-
dada.
Al otro día el joven se fué has ta donde ~a,
pero no había casa, apenas yarumales y dos pe-
rezosos que estaban en el cogollo de unos ya-
rumos y de resto no había más nada.
El emberá se volvió otra v:ez para su casa
porque no encontró a Ba.
7. HISTORIA DE TRUENO
Contaba el tío Antoñito Dógiramá

Habían dos cholitos, dos hermanitos: y eran


guauchos 1 •
Esos cholitos eran bamberos, y en esa épo-
ca los cholos no podían mentar la cosa de las
mujeres, como mientan ahora que dicen ke2~ Cuan-
do mentó así, ya es muerto, ya en un momento
viene un rayo y ... Paaa ! ! se lo llevaba. Y si
comían piojos, al poquito también .los. mataba,
si topaba· alguna chochcora~ o chochorro y le
dice mire esa chochera, lo vió pues, y eso ya
es muerte, dizque . era malísimo el Ba~
Ay, malo, malo, no' podían reír por cualquier
animalito. Sí reían eso se mueren.
Entonces ·1os viejos, si reían los muchachos
por cualquier animalito, así sea una rana, bue-
no eso era muerte, ya entonces lo echaban al
suelo a rozar allá, cuando en eso lo llevaba
ahí no más·p~ra que no cayera rayo. Así es que

l. Hufrfanos.
2. Vagina.
3. Chochora o cahipolate: lagarto que tiene una cresta en for•a de
hacha.
4. Trueno.
92

era malo el. Ba. :


Bueno, así. estuvo, así estuvo, entonces un
día; Dizque labraron una lanza de guadua, dos
lanzas, cada uno de ellos, y un machete de gua-
dua. -
. . : Hoy sí vamos a matar a Ba, dizqu~ dije-
ron.
Entonces los viejos dijeron:
- Hombre, para que hablan así, van a morir.
De aquí se salen, vayan para la playa para que
los maten. allá.
- Nosotros sí nos vamos.
Bueno, entonces dizque cogieron · su lanza y
su rula y se fueron, bueno en eso toparon un
cachipolate que estaba ahí encaramado y enton- .
ces dijo él, el otro.
- Vea hermano, ahí está un ochorró.
Porque no podían mentar ni eso.
- Bueno yo voy a trepar allá para echarlo
abajo, cuando caiga allá · que no vaya a dejar
ir.
- Déjelo que brinque de allá, ahí le parto
el hacha, e·1 hacha de la cabeza.
- .Le parto el hacha. Dele pues.
Cuando lo echó verdad, él otro .. Cuando brin-
có cachipolate, cuando cayó ahí mismo le brin-
có y Paaaa!! verdad le partió la cabeza.
No le dije que le partía el hacha?
93

Le partí.
Y ahí mismo se reían.
Juá juajuajua juá.
Bueno pues, estaba una playa ahí, bonita y
había charco ahí.
Cuando ahí mismo se fue poniendo siempre
malo.
- Ya viene carajo.
Estaba ya en el agua él.
Cuando al poquito. . . un rayo, mierda! ! .
Paaaa! ! Al agua!! Se tiraron al agua!! Cuando
resollaron dizque todavía estaba la candelada
dando vueltas ahí en la playa. Bueno dejaba
pasar cuando ahí mismo, Paaaa! ! Al agua, · tres
veces. A las cuatro veces cuando resollaron
todavía- estaba dando vueltas ahí esa candela.
Y ahí mismo cogió su lanza, Chaque! En el me-
dio de ese. Lo clavó, al hombre y era un blan-
co, lo tenía traspasado de un lado al otro con
la lanza esa de guadua, y ahí mismo:
- Hombre, dame acá el machete.
El otro estaba en el agua todavía cuando
brincó. Cüando percató de darle al machete,
cuando en ese viene otro rayo Paaa! ! Al agua,
lo soltaron. cuando en eso cuando salieron,
dónde está? Se lo llevó. Ahora sí se acabó, al
poquito quedó silencio ... Se fué, se lo llevó,
lo quitó de ahí la mujer, porque lo iban a ma-
tar de una vez. Ahora sí se quedó. Has ta ahí
que se acabó Ba que estaba jodido, ahora sí
se pusieron a mentar de toda cosa y jugában
con animal y todo, con rana y no hacía nada.
94

Ya tiene miedo. '.


Por· eso, dicen los cholos hasta abora, to-
davía dicen que cuando está cayendo tempes-
tad:
- -Bambero\ bambero, venga, traiga su lanza
de guadua.
Al poquito se calma. Verdad así es. Bueno
hasta ahí no más.

1. Literalmente los indios dicen "Paisá, paisá" • .


HISTORIAS DE cuiAooS
8. EL REY GALLINAZO

Eran unos cholos. Allá abajo había un brujo


grande, un jaibaná~ Entonces otra familia es-
taba viviendo ahí cerca. El jaibaná no gusta-
ba de esa familia así que comenzó a matarlos~
Cuando mató dos huyeron agua arriba a un lu-
gar retirado y ahí siguieron muriéndose esos
cholos. Era un tambo grande, se fueron murien-
do. Ya tenían de todo, siembra, casa, de todo.
El hijo menor tenia unos 18 años, apenas que-
dó ese. El se quedaba llorando solí to en el
tambo, cuando ya se acostumbró, iba para el
monte y mataba animal, había de todo, mono,
puerco, venado. Botaba las tripas y ahumaba
la carne, comía pues su carne. Cuando se le
terminaba se iba para el monte; un día mató
cinco puercos y los trajo para la casa pero
dejo cuatro en una playita al otro lado de la
casa, _se alcanzaba a ver, dejó cuatro porque
estaban flacos y sólo subió uno. Al otro día
fueron llegando lbs gallinazos rey. Cómo lle-
gaban! El miraba, comían. Así se contentaba él
solí to. Y se fue para el monte al otro día y
esa vez sí mató más y se distraía ·mirando cómo
comían los gallinazos rey, los gallinazos blan-
cos. Y se quedaba sentado en el tambo hasta que
terminaba. Cuando comían pasaban para este lado

l. Jaibaná es el médico-brujo entre los emberá.


2. El jaibaná puede matar enviando los espíritus o jais.
98

del agua. Así estaba . é"l cada ·.rato has.ta :que


esós animales.··ya quedaron mansitos.
Al otro día se fué y ahí sí mató más. Los
tiró en la playa y . ;. al .otro día ya estaban ahí
ya estaban mansos. Hacía el- medio día pasaron
para .el lado de la playa grande y él se subió
al tambo. Cuando al rato venía subiendo un .hom-
bre joven, un emberá. Subió a la casa y· ,, enton-
ces saludó.
- Ay hombre ,. A nosotros nos da lástima ver-
lo a usted ahí -- ~foli to, tanta comida que usted
nos dá. Nosotrbs somos gente. Esas plumas que
tenemos son camisa. - Ese pico es como navaja
para cortar carne.
Ahí estuvieron charlando. El cholo era bo-
nito, blanco,· ojizarco.
,•
Así como usted. nos dá de comer a nosotros, _
le vamos a entregar un arma, si usted quiere,
pero hoy ya no porque ya se terminó la comida,
a ia otra vue1ta. ·
Y se · fué. A lo que se fueron cogió su lan-
za y ahí sí mato un pocote de puercos y a to-
dos los cargó para no dejarlos perder. Al o-
tro día fueron llegando los gallinazos. El te-
nía su carne ahumada. Entonces al otro día pa-
saron para la playa y ahí todiqui ticos se qui-
taron la camisa. Quedó el pocote de gente, ha-
bía una chola bonita, era hermana del que le
había venido a hablar primero, ella venía a
ver si le gustaba el cholo. Ellos subieron y
él estaba comiendo.
Ustedes no quieren comer?
- No hombre, -·esa comida está cruda.
99

Exprimió la carne con los dedos y escurrió


la sangre 1•
.... Vio? Está cruda, la de nosotros sí está
bien asada.
Guardaron las camisas a un lado y se acos-
taron a dormir en el tabladti. El cholo por la
noche gatió2a la mujer esa y ella no dijo na-
da.
Bueno,se durmieron.
Amaneció. Al otro día dizque se iban. El
hermano de la chola le dijo:
- Escóndale la camisa a ella para que no se
pueda ir.
Pero ella la agarró y se fueron~

Salió y mató más animales y· los puso ahí al


frente, en donde los sabía poner. Luego llega-
ron ellos. Se quitaron las camisas y cortaban
la carne con las navajas y después se subían
a la casa a charlar con él. Y él pensaba:
- Cómo hiciera yo para tener a esta gente
aquí acompañándome.
Ya por la noche venían a dormir y él se iba
a dormir con la muchacha y ya se estaba ama-
ñando y hasta cogió barriga la muchacha, pero
ni por eso se quedaba, siempre a todo ·tiempo

l. Los animales que comen carro~a como el gallinazo, o el tigre (que


entierra su presa y la come podrida) en los mitos dicen que la car-
ne asada esta cruda y que la carne podrida es la que está bien a-
humada, ver cuento de tigre.
2. Gatiar es visitar a la muchacha en su lecho por la noche.
100

se iba. El quería pero ella no se quedaba. Al


fin se . iba y ahí él se ponía a matar y siem-
pre que mataba él podía dormir con ·ella. El
hermano le dijo.
- Deje y verá que cuando tenga el parto sí
se va a quedar.
Ella se fué a dar a luz a su tierra. El ma-
taba pero sólo llegaban los hombres. Dizque ya
había nacido hombrecito. Cuando ya podía car-
gar el hijito se vino ella y se lo trajo. ·
- Vea a su hijo, acarícielo.
Y él le decía que se quedara.
- No, aq~í no me quedo.
- Usted no me quiere.
Sí lo quiero pero aquí . no me quedo.
Un día la muj~r ya estaba aprendiendo a co-
mer carne asada. Entonces dizque los hermanos
le decían:
- Usted porqué no se queda, a la otra ve-
nida sí nos vamos y le traemos camisa al hom-
bre para que pueda ir también.
- No, yo no me quiero quedar.
Y se fué.
Otra vez mató sus animales y ya no demora-
ban. Por la noche ya sabía cual era la camisa
de ella. La cogió calladito y la escondió. A-
maneció y ya se j.ban' el dia estaba bonito ~
Todos se estaban poniendo las camisas pero e-
lla no la encontraba y lloraba.
101

- No será usted el que la escondió?


- No, yo no sé.
Mientras tanto los otros se fueron y ella
no se pudo ir. En esos días él no fué a matar
animales. Un día mató y ahí volvieron los cu-
ñados, pero no trajeron la camisa de ella. Un
día ·é1 andabal en el monte, ella encontró la
camisa. Cuando él llego ya ella la tenía pues-
ta, él con ganas de echarle mano pero ella se
voló y él se quedo llorando.Llora y llora.
Ahí mismo se puso a matar animal. Bueno lle-
garon. Y llegó ella también. Y ella le dijo:
- Nos vamos, yo le traje camisa.
Entonces él se la puso y ya quedó gallina-
zo.
- Pruebe a ver si puede volar.
Ahí se arrancó, pum pum pum, levantó. Esta-
ba balsudi to2.
- Si puede! si puede volar!
Cuando · acabaron de comer, él se .encapachó
su carneci ta asada. y se fueron y el hombre
sí pudo volar. -Le decían:
- Cuando vayamos por el aire, no mire para
abajo, mire para arriba. Y la mujer le dijo:

l. Montear, andar por el monte, ir al monte son sinónimos de cazar.


En eaiberá cazar se dice Mea uai, ir al 11onte, Mea: 1onte, uai: ir.
2. Liviano.
102

- Cuando vaya volando, vuele juntico a mí.


Si se cae yo le echo mano.
Fueron volando hasta un árbol grandísimo,
u:r;i malambol, ahí se sentaron en las ramas. Lue-
go de ahí se ~levaron y ahí fueron subiendo -
dando vueltas y ella le dijo:
- Por aquí es uria corriente, mucho cuidado,
no vaya a mirar para abajo.
Bueno, pasaron esa corriente y ya estaba
como manso cuando llegaron a una playa. Ahí se
quitaron las camisa.s·. Llevaban una bol si ta,
puros gusanos de esó·s que comen podrido.

- Ese es un arrocito para mi · mamá.


·Esa era una chola con una sola teta, ella
guardaba su arrocito. :
Ellos le mostraban:
- Ahí en ese mundo es en donde está su fa-
milia. Si quiere' nosotros lo llevamos, pero si
lo llevamos usted no vuelve. Su p_apá, su mamá,
sus hermanos, su tío, t~dos están ahí.
Estuvo con los gall{názos pero no se amaft6
por la comida. Ya estaba éomenzando a comer
podrido .. Ellos decían~
- Coma que así está bien asado - Agregaron.
- Vaya usted adelante, con eso mata animal
para nosotros comer.

l. El árbol más alto de la selva chocoana.


103

Y se fué adelante con la · mujer y al otro


día se fué para el monte a matar puerco, mató
seis, cogió uno para él y los otros los dejó.

Volvió y le escondió la camisa a la mujer


para que no se fuera más.

Cuando se fueron los compañeros ella esta-


ba buscando la camisa y no la encontraba. Ella
echó a quemar la del hombre pero seguía bus-
cando la de ella.

Un día él llegó del monte y ella se estaba


poniendo la camisa y ahí forcejearon hasta que
él botó la camisa a la candela y se quemó. Y
ahí sí se quedaron viviendo.
9. LOS PUERCOS DE MONTE

Un cholo viejo tenía cuatro hijos y una hi-


ja. Entonces llegó otro cholo de otra casa y
se casó con esa hija. Bueno, quedó viviendo a- -
hí. En ese tiempo había mucho animal puerco de
monte. Los cuñados se iban al monte y en don-
de topaban lo-s puercos los mataban. Había uno
que no mataba, se cansaba de tirar con la lan-
za, era el cuñado ese, el que había cogido la
única hermana. En una bebezón de chicha le pe-
gaban los cuñados; a lo Último ya le mezqui-
naban la comida a la hermana, ya le tenían o-
dio los cuñados a él porque no sabía matar
puerco de monte. Un día él dijo a la mujer:
Hombre, mujer hágame mañana un fiambre, unos
envueltos.
Los cuñados estaban saliendo oara el mon-
te a buscar puerco y él también se
iba a ir
con ellos y dijo a la mujer:
- Si hoy no mato un puerco, no salgo.
Se fué con los cuñados y toparon los puer- ·
cos. Los espantaron y los corrieron. El se fué
detrás de la huella de un puerco; lo alcanza-
ba, le tiraba con la lanza y no le pegaba. En-
tonces se fué yendo detrás del puerco hasta que
cuando iba cerca se paró a oír y ya no había
caso. Hasta que llegó a una loma con una cue-
va grande y por ahí, por ese hueco se metie-
106

ron. Dejó clavada la lanza en la puerta y se


metió con dos horquetas. De pronto sintió que
salía el puerco y se encaramó en una de las
hor quetas; el puerco siguió derecho, entonces
bajó y sacó las horquetas y sintió que salió
otro y él se fué y al poco trecho de ir entran-
do en la cueva fué aclarando y de pronto una
quebrada. Miró la quebrada, bonita, playada, y
siguió para abajo. Más abaji to estaban comien-
do los puercos y ahí oyó un pájaro ~hicao can-
tando como una mujer. Siguió para abajo, y lle-
gó donde una chola que estaba ·s olita, joven,
estaba en una casa. Cuando él se acercó, la
muchacha le dijo que subiera. Subió y se sen-
tó en la esquina. Ella le preguntó que si. te-
nía hambre y le contestó que sí. Ella le dijo
que lo tenía que esconder.
- Porque ahora van a llegar mis hijos y son
malos, bravos. Suba al zarzo y escóndase.
Ahí había una· batea y se metió ·en ella y
miraba para abajo. Entonces llegaron los hi-
jos que eran · los puercos de monte. Llegaron
bravos y subieron a la casa y se qui taren el
chaleco. Mientras, el cholo que estaba escon-
dido arriba pensaba:
- Dónde voy a topar a esos zancone~!

Anocheció y durmieron así, ahí.


Por la noche bajó al piso, tocó a una n:iujer
y ella no dijo nada y lo recibió. Cuando ama-
neció subió otra vez. Por la mañana se fueron
y la mamá les decía vayan a coger su maíz. El
maíz de ellos era la fruta de la palma barri-

l. De patas grandes.
~
~ÁP

ctaya&J fec~
puerco de monte
/b1dó/
109

gana. Ellos comían y guardaban en el canasto.


Entonces él bajó del zarzo y ella le dió
de comer y dijo:
- Yo no quería que ellos lo mataran. Esos
puercos que andan por ahí no tienen· amo.Usted
va a quedar de amo de ellos; ahora cuando ven-
gan usted se pone en el suelo en cuatro patas.
Cuando llegaron los puercos~ pasaron por
debajo de él y los machos le metían el hoci-
co, pero la que durmió con él pasó pasitico.
Se volvió para su batea hasta el otro día cuan-
do la chola le dijo:
- Usted ya no se va, ya lo conocieron.
A los dos días le dijo:
- Usted va a dar de comer a mis animalitos:
usted ya no va para su casa.
El llevó a los puercos para afuera, para
darles de comer y ahí en la entrada todavía
estaba la lanza, él también cargaba un cuchi-
lli to. Estaba desgranando barrigona para dar-
les de comer cuando llegaron los cuñados y ma-
taron un puerco. Al poquito sonó como un cara-
col1 llamando a los animales. Los cuñados le
contaron a la hermana y ella estaba ahí pen-
sando en su marido.
A los cuatro días volvieron a topar pero
sólo pudieron matar uno. Y él andaba por ahí

l. En los mitos y en el jaibanismo emberá los espíritus y los anima-


les de presa son llamados tocando un caracol de mar a manera de
trompeta, también se usaba el caracol para invitar a fiestas.
110

r:on sus animales . Los cuñados topaban rastre-


río por todas partes y vieron rastro de hom-
bre_.

- Vé, mi cuñado se ha quedado amo de los


puercos. Cómo hacemos para cogerlo. Algún día!
Un día estaba encaramado en una barrigona
d~ndole de comer a sus puercos y los otros lo
vieron y lo rodearon. Cuando él vió ya estaba
rodeado.
- Hombre, déjenme quieto!
Y se brincó pero lo pescaron porque tenía
µelo largo y lo amarraron y lo llevaron para
la casa. Ya ahí, de dónde van a soltarlo, no
lo soltaron. Y los puercos caminaban alrededor
de la casa y ahí si hicieron una matanza y él
decía que no mataran sus animalitos porque.ahí
estaba su mujer. Un día se fueron a coger maíz
los viejos y sólo quedaron los niños.
Los niños salieron al monte y cogieron una
pepa de chinchiburrú, le rajaron una puntica
y tocaba así como caracol; él les dijo:

- Ustedes no saben tocar. Traigan para acá.


Póngamelo aquí en mi boca.
Y se lo pusieron en la boca a él y ahí mis-
mo tocó, tu tu tu. Cuando de pronto fueron
llegando los puercos de monte y esa hembra que
era mujer de él, brincó y trozó los lazos y se
fueron para el monte.
Los cuñados estaban cerca y cuando oyeron
eJ sonido como de caracol dijeron que el cu-
ñado se había volado. Vol vieron a la casa y le
preguntaron a los muchachos y el los dijeron
que se lo habían !Jevado los puercos de monte
111

Ahí mismo los cufiados salieron con lanzas a


perseguirlos pero no los alcanzaron.
Después de eso lo toparon otra vez. Estaba
encaramado en una palma amargo. Lo rodearon
pero se brincó más adelante y no se dejó coger,
desde entonces no se volvió a saber más de éL
10. LA NUTRIA
Contó el tío Ricaurte Dogi-
ramá.

Dizque salió un cholo de cabecera, adonde


estaba un cholo que tenía hijos e hijas. Ve-
nía él a pasear. Y de ahí se iba. Entonces bus-
caba a las muchachas. Como era cholo entonces
le buscó una muchacha. Bueno, él llegaba a sú
cama, estuvieron ahí, o sea que vivía pues
con ella. Ya entonces publicó él a · la mujer.
Ahí que él se iba para arriba a pescar. Se
iba embarcado. Cuando venía traía meras cham-
padaslde pescado. De puro guacuco y sabaleta,
y sábalo y corromá, de todo pescado.
Ay, y ahora sí decía el viejo:
- Ajo! Está bueno mi yerno, ése sí sabe bus-
car2. la vida verdad.
Bueno, y otro día cuando se acababa esa co-
mida, se iba otra vez a buscar y también así
estuvo, hasta ya tuvo hijos. Entonces decían
pues los cuñados:

l. A la canoa se le denomina en el español local también como cham-


pa, potro, potrillo, piragua, chingo.
2. "Buscar la vida": cazar.
114

- Bueno, ese :hombre, cómo mata esos pesca-


dos'? Tanto pescado?! Y nosotros buscamos y no
topamos casi, matamos pero así no, y.con bas-
tante gente. Y él uno solo, cómo mata así en
un rato?
Bueno, entonces ellos dizque se fueron a
atisbarlo a él. Entonces llegó por allá arri-
ba hasta un charco grande, feol, dejó su cham-
pa a un lado, se tiró al agua y se volvió nu-
tria. De ahí sacaba, de dos, de a tres y echa-
ba al chingo, y volvía y caía y traía lo mis-
mo y echaba al chingo. Bueno, hasta que ya ma-
tó bastante, ahora sí entonces se sal taba.
Cuando ya se saltaba, bueno, se volvía cholo
otra vez.
Bueno, ahí supo él que lo estaban atisban-
do los cuñados y entonces dijo él:
- Ay carajo, hey hombre, porqué vinieron a
atisbar?! Yo ya no voy para la casa. Si no fue-
ra ... yo les iba a enseñar a pescar también,
a matar pescando así como yo. Y ahí se volvió
nutria, se tiró al agua.
Bueno, se acabó.

l. Los emberá temen los charcos en los ríos porque allí viven mons-
truos.
11. LA GARZA VACA

Ese es cuento de garza vaca. . . Garza vaca


nosotros decimos . /oko/. Bueno el oko también
dizque llegó de arriba pa'bajo.
Venía un cholo joven, con el cabello lisi-
sito dizque venía. Entonces llegó, saludó ahí
a la gente. Bueno, ahí quedó viviendo. Enton-
ces ya, cuando no había comida en la casa. En-
tonces dizque se iba para arriba él. Cogía su
embarcación y se iba y él no necesitaba com-
pañero. SÍ querían acompañar los cuñados diz-
que decía:
- . No! Yo me subo, yo no necesito gente.
Entonces él dizque andaba con su chuzo, con
su flecha. Llegó allá a un charco así como de
Sokerrél, así dizque . estaba. A un lado estaba
peña, así cortada feo.
Entonces· ahí dizque se paró el hombre, a-
rrimó su embarcación a11·á.
Entonces dizque cogió el chuzo y así pues
desde el bordito de la peña, tass ... quebraba
la peña. A como quebró la peña, de una vez se
secaba el agua, seco, seco! Playa apenas, ahí

l. Monstruo en forma de iaca, con un cuerno azul y otro verde.


mismo jalaba su embarcac1' , ahí mismo iba em-
barcando, iba embarcando e pescado. Cuando ya
embarcó bastante, lleno casi, ahí di·zque, ya
entonces ahí venia el agua. Ya cuando llegó el
agua, vee! Ya pa'qué, ya llenó su champa.
Y ahi se vino, cuando venía, ayyyy! De to-
do pescado. Sábalo, jojorro, de todas ~lases.
- Ayyy ! Es e hombre de dónde mató todo es e
pescado, ehhh! Hombre.yo matara así. Los co-
gió rC ansados para matarlo así bastante.
No mataban, mataban su poquito sí para co-
mer.
Bueno, así anduvo él, asi anduvo él, pasa-
ba el día y venía. Hasta que al fin otra vez
se fué cuando acabó la comida. Y también 9~ra
vez lo mismo.
- Caramba hombre! Ese hombre como mata e-
sos pescados.
Y ya tenía mujer ahí en la casa.
Bueno, y así anduvo. Bueno, más tarde ya
la mujer que estaba con barriga. Entonces él
se· fué a buscar pescado.
Entonces dijeron, maliciaron pues los cu-
ñados:
- Vámonos nosotros acá para atisbar, como
mata ese pescado él, para ver como mata.
Se fueron ·. Bueno, quedaron atisbando por el
monte.
Entonces él arrimó ahí a un charco, arrimó,
entonces se fué por la orilla, y así le dió a
c:ti¡wJoma Íinealum
garza vaca
/Óko/
119

la peña con el chuzo, yasss! Bueno, se rompi6


un pedazo de peffa~ Cuando rompió eso, de una
vez sequecito. Bueno, brincando los pescados
ahí en lo seco. Ahímismo jaló su embarcación.
Bueno, échale, échale, ya para llenar y ahí
venía el agua otra vez. Bueno, así. Cuando ya
recogió eso, estaba mirando pues la gente, no?
- Vea cómo es que hace ese hombre, vea por
eso es que coge tanto pescado. Vea a ver, ese
no es gente, vea a ver.
Ya estaba vuelto garza vaca.
- Vea a ver ese que está así como gente no
es gente.
Y cuando en eso se dió cuenta él.
Ay hombre, achiral porqué vinieron a a-
tisbarme. Si ustedes no hubieran venido aquí a·
atisbarme, yo más tarde les iba a enseñar co~
mo matar animal, pero ya ustedes hicieron mal.
Ya no voy a ir para la casa.
Cuando pummm, se voló. Quedaron los pesca-
dos ahí en el chingo. No volvió más, era 6ko.
Ya llegaron a la casa y le contaron pues
al viejo que ese ~ra pájaro, ese 6ko. No era
cholo, no, se volvió otra vez 5ko y se fué.
- Hey hombre, no hubieran atisbado, el di-
jo dizque se iba a volver cholo también, pero
como lo atisbamos, por eso no viene más. Has-
ta ahí.

1. El tér•ino familiar entre ho1bres es Aché (co1paftero), el plural


es Achirl!.
12. EL CUERVO

Ese cholo dizque vino. Bueno. No sabían que


era, bueno, parecía cholo. Bueno. Llegó ahí,
entonces dizque dijeron.
- Este cholo de dónde viene.
- Yo vivo por allá arriba y por abajo tam-
bién vivo, dizque dijo él:
Bueno, pero él no encontraba casa donde vi-
vir.
Así estuvo él, entonces también cogió una
chola. No mancabal chola.
Bueno, enamoró y bueno, la mujer quiso, bue-
no, la buscó. Ya quedó viviendo con ella, bue-
no ya después cogió, publicó, cuando ya publi-
có vivió ahí él, le ayudaba a trabajar al vie-
jo, hacía lo que hacían los viejos, los cuña-
dos. Cuando no tenían qué comer, entonces que
decía;
- Hombre cuñados, yo voy a ir para arriba
a buscar un pescadito por allá hombre.
Ya tenía un hijo también.

l. Mancar: faltar~
122

Para mi hijito no tiene que comer, voy a


buscar~e un pescadito.
Se fue:
Bueno llegó allá arriba, al agua,
adonde~éstá charco feo y los sacaba él los pes-
cados. Y va echando, sacaba y los entraba a
la cbampa, hasta que sacó un poocoo! ! Bueno,
cuando ya sacó bastante ya venía para abajo.
Cuando ya llegó ayyy! Cómo traía pescado, gua-
cuco, sabaleta, mojarra, de todo pescado,_ajo!.
- Ese hombre en un rato coger todo ese pes-
cado, en un ratico.!
Ya quedaron pensando los cuñados.
Cuando ya se acabó esa comida, se iba él,
y también así anduvo él, hasta que el Último
día, se fué, entonces los cuñados se fueron
atrás, se fueron atrás, caminando por el monte.
El iba allá embarcado, bueno llegó a un char-
co, allá arrimó. Al rato cogió y chus!! Al a-
gua! Un cuervo!
Sacó un pescado y lo embarcó, y e 1 ter·cero,
ay, ese cuervo! para coger pescado?
Ja!!. Cuando al poquito ahí adentro otra
vez, asi se estuvo como media hora allá.
- Bueno, así es que mata ese, vea a ver ,
ehhh! Por eso es que mata tanto pescado! Por-
que cuervo. dígame, no le dá frío ni nada, dí-
game donde hay pescado allá cuando va a llegar
un hombre al plan 1, él llega allá al plan donde
hay bueno, por eso es que mata.

l. El for.do.
123

Y ahí en eso cuan dO resollól los vió miran-


7

do.
- Ay hombre caramba, ustedes han hecho mal,
hombre porqué hacían eso? Hey cuñado, ya aho-
ra sí' · ya no voy para la casa, yo les iba a
enseñar cómo matar el pescado pero ustedes da-
ñaron, bueno ya no voy para la casa.
Bueno entonces ahí mismo, pap pap pap pap,
se fué volando como cuervo. Quedó la piragua
ahí con el pescado, bueno'lo cogieron, cogie-
ron, se lo llevaron para la casa y se lo die-
ron a las mujeres.
- Bueno, y el hombre dónde está?
- Se fué, ese no era cholo, no, ese era
cuervo.
Ya tenía hijo y era cholito y ahí lo cria-
ron. Hasta ahí no más que fué. Lo dañaron los
cuñados.

l. Respirar cuando se está buceando.


HISTORIAS DE JAIBANAS
13. EL TIGRE

Dizque ese cholo vivía :rio abajo. Asi es-


taba y un jaibaná dizque estaba matando a la
familia de ese cholo. Los estaba matando y ya
los iba a matar a todos cuando se huyó para
cabecera con su mujer. Fueron huyendo y lle-
garon a cabecera e hicieron casa. Hicieron ca-
sa y allá quedaron, los hijos que tenían . es-
taban pequefios.
En eso iba al monte, iba al .monte y cuando
iba al monte encontraba puerco de monte y se
espantaban y les tiraba con la lanza. Pero
cuando les tiraba, les daba por el lado o por
debajo. Lanceaba· otra vez y pasaba por encima.
Por eso no mataba puerco de monte.
Entonces con su bodoquera le tiraba a los
monos y al mono si mataba y de ese si comía.
Al tiempo volvía al monte y encontró un rastro
de tigre que iba adelante por el camino. El se
iba detrás del · rastro ·cuando · se encontró un
cholo sentado, era un cholo fiato; estaba sen-
tado en la bambal de un árbol. Entonces lo vió
y dijo:
Chíapea2, cómo está?

l. Ralee~ anchas y .externas de algunos 6rboles.


2. T'r•ino con el que se t~atan . per&on~je:s de algunos •itos.
128

- Yo estoy aquí sentado. Ay chíapea, usted


está pasando mucho trabajo, no cierto? Esa ma-
no que le dañ(51 el brujo para matar puerco de
monte, yo se la voy a componer. - dijo.
Está bien chíapea. - dijo.
Entonces vámonos chíapea. - dijo. ·
Iba para encima, cuando más adelante a un
lado encontraron otro rastro de tigre.
- Mi hijo. - dijo. - Este es mi hijo, es su
rastro. dijo el cholo ñato.
- Allá están roncando los puercos, vamos a
buscar más par.a encima, vamos que allá están
roncando otros. Dele adelante mio, lancéelo.
diJo.
Ahí el cholo lanceó pero no pegó. Volvió,
corrió encima y no pegaba y ya iba a irse,
cuando al ratico gritó clarito un puerco.Wee-
eeee ! ! Lo mató, quedó callado, callado. Cuando
al ratico, más adelantico, así mismo, weeeee ! ! ! •
'Tres. ·
Al rato el cholo corno no había matado salió
al camino a sentarse.
Entonces el cholo ftato salió con un puerco
cargado pero sin amar·rar y lo tiró ahí cerca.
- Chíapea, ahí está uno.
Entonces el cholo cogió ese puerco que es-

1. Un maleficio ·que pue.de hacer el jaibaná es "dañar· la mano" para


errar con la lanz~, La flecha o la bodoquera • .
--
131

taba ahí · tirado..


Chiapea, usted así no sirve. Lleve a · su
casa estos dos puercos.
- Bueno, está bien.
El cholo los amarró con cargadera y . los
llevó para la casa. Y la mujer lo vió llegar
cargado.
- Hoy si mi esposo mató puercos. Cómo los :
mataría?
El botó los puercos en el agua y cuando la
mujer lo .Iba.. a destripar vió que tenía rota
la cabezal y el otro tambíén lo mismo. Enton-
ces fué a la casa y preguntó. .
- Hombre, marido, usted cómo mató esos puer-
cos, usted que no mataba.
Entonces dijo:
.- Ay vieja, los maté así. Yo no sabía co-
mo matar. Cuando yo les tiraba al cuerpo, no
mataba. Si lo lanceo en la cabeza ahí si no
yerro.
Entonces la . mujer quedó callada. Peló. a-
rregló y a~umó esa carne.
Cuando se acab6 se fué otra vez al monte.Y
así como sabía el camino así se fué adelante
encima del rastro del tigre, y así mismo, sen-
tado lo encontró y ~sí hablaron:

1. El tigre mata r·o1piendo la cabeza de la pres.a.


132

- Chíapea, a usted ese brujo le hizo así,


a su familia la estaba matando, entonces yo le
voy. a arreglar su mano.
Y le soból la mano.
Otra vez se fueron para. encima y así mismo
encontraron puercos y otra vez, como antes, le
dijo que lanceara. El cholo tiraba y no pega-
ba, no mataba.
Entonces el otro mató dos otra vez. Le ma-
taba su parte·.
Entonces le entreg.aba, y el cholo amarró,
y lo cargó hasta la casa. Cargó y lo tiró en
el río al pié de la casa.
- Cómo le fué? Hoy si mató no? - Le dije;> la
mujer otra vez.
- Yo maté otra vez, porque yo sé donde tie-
ne el mor.idero.
- Así sí está bien, hombre. - dijo.
Entonces esa carne comían.
Cada vez que se iba al monte, encontraba al
tigre, al cholo de la cara dañada.
Una vez cuando fueron, los puercos daban
vueltas roncando, entonces más para allá fué el
cholo ñato, el tigre, se clavaba en el culo
una hoja de quiche, de esas que se encuentran
rayadas, se la clavaba y entonces se volvía
tigre. Y como tigre, ahí mató dos puercos.

l. f~ jaibaná puede curar frotando.


133

Entonces el cholo no mataba. Cuatro inten-


tos y nada, y otra vez así lo encontró y le
sobaba la mano.
- Ay, si yo pudiera matar así, chíapea, di-
jo el cholo.
- Esta bien, chíapea.
Y le frotaba la mano, se la sobaba el ti-
gre que era jaibaná también.
- Hoy si va a matar chíapea. Vaya a tirar
la lanza.
Entonces el cholo fué y tiró y dizque ver-
dad si pegó. El puerco chilló y murió.
El chíapea mató dos otra vez, y le dió uno
al cholo y dejó uno para él. Entonces el cho-
lo amarró dos puercos con el que él también
había matado.
Ahí el tigre le dijo:
- No le vaya a decir esto a su mujer. Có-
mo mató. Dígale que ya sabe chuzar bien.
Entonces se fué a la casa y la mujer esta-
ba des tri pando uri puerco y miró bien porque se
dió cuenta ~ue no había hueco de lanza~
- Este puerco porqué está roto así en la
cabeza y el otro esta lanceado clarito.
- Ay mujer, yo me encuentro un cholo en el
monte. El sabe componerme la mano. Por eso es
que . hoy sí maté.
Entonces arreglaron la carne y comieron,
cuando se acabó volvió a montear. Y lo vol-
184

vi6 a encontrar.:
- Entonces chíapea, así fué que -mi mujer
supo porqué.
- El día menos pensado voy a pasear a su
casa; Allá donde usted está.
- Sí es así, está bien chíapea.
Entonces vino al otro día a la casa. Salió
con su mujer. Eran dos tigres.
Hablaron y el cholo mandó a la mujer que
hiciera plátano para comer con la carne que
estaba ahí colgada. Ella asó ~arne y les di&.
- Ay chíapea, yo no como esto, está crudo.
- Usted no diga eso porque yo como bien a-
sado.
- Míreme.
Entonces arrancó un pedazo de carne y apre- -
'tó duro.
- Mire como gotea la sangre. Cuando está a-
sí yo no como.
- Bueno; está bien.
- Es que yo sólo se comer ahumado.
Estuvieron ahí pas~an~o y después los ti-
gres se fueron para_ su casa, a su monte otra
vez. El tigre l~: cómpuso la mano, se la sobó
y desde ahí quedó matando ·. Y el tigre ya no le
tráía más.
EL cholo se enfermó de repente y se murié
135

Ya el tigre no .venia ~ás.

Lo enterraron debajo de la casa 1 sus hiji-


tos quedaron solos. Entonces volvio el tigre-
con su mujer.
- Y mi chíapea? Preguntó.
- Ay, su chíapea murió. dijo la mujer.
Entonces el tigre quedó llorando.
- Ju ju ju ju jua.
Estaba llorando y su mujer también.
Ese jaibaná mató a mi chÍapea, pero así
corno lo mató, así mañana muere.
Entonces lloró y ahí mismo al otro día se
fué, su mujer también . lloró y se fué, detrás.
- Cuando esté cortando leña lo mato. - Di-
jo el tigre.
Entonces se fuét se fué, se fué y allá lle-
gó.
El ·jaibaná fué a cortar leña de mañanita y
los hijos le dijeron que iban también.
- Déjenme primero yo voy a cortar.
- Bueno, entonces nosotros vamos al río.
Eran tres los hijos del jaibaná. El viejo
se fué primero, ll~gó y tumbó un palo y lle-
garon los hijos.
- Usted quédese hachando y nosotros vamos
cargando la leña.
136

- Bueno hijos· yo me quedo trozando.


Se quedó trozando y se fueron los hijos.
Entonces el tigre ya llegó cerca, brhic6, lo
tumbó, lo cogió y de una vez le quebró la ca-
beza. Murió ese jaibaná.
Cuando los hijos volvieron ya estapa ahí
tirado muerto.
- Ay! El tigre mató a mi papá! Los perros!
Se fueron a llamar los perros a la casa.
Trajeron las lanzas y los perro_s. Se fueron
detrás. Fueron uchando y los perros ladrando
furiosos. Ahí plantaron al tigre y ahí mató a
un perro de una vez. Se plantó más adelante y
otra vez cogió a otro perro y lo mató. Vino
otra vez ·y mató a otro y ya no corrieron más.
Entonces llevaron a su papá muerto a la ca-
sa.
El tigre volvió a la casa del cholo muerto.
Llegó al otro día llorando clarito:
- Ju ju ju jua.
Llegó a la casa y dijo:
- Murió, así como mató a mi chíapea, así
murió. A es tos chiquitos yo los voy a criar
porque todavía están pequeños. Yo los crió a
todos. No se preocupen por carne.
- Está bueno así - dijo ·1a mujer . .
Al o~ro día, sí verdad, el tigre dejó · ti-
rado un conejo. Al otro día dejó tirado un
puerco. Al otro día dejó tirado un venado. De
todo animal estuvo matando. La mujer hacía la
137

comida. Y así estuvieron hasta que los niños


crecieron. Se criaron y ya estaba joven el
mayor. El tigre dijo:
- Ahora quedan todos solos. Mi chíapea mu-
rió y yo no vuelvo más. Sus hijos ya saben ca-
zar, ya matan puerco.
De · ahí el tigre se fué y no volvió más. Y
el jaibaná tampoco mató más gente porque el
tigre lo mató.
Los niños crecieron todos alentados, todos
se criaron. Entonces el tigre se fué y la mu-
jer se quedó con sus hijos.
14. EL TRUENO JAIBANA

Era un cholo brujo, tenía cuatro hijos. Y


ese brujo vi vía arriba de otro cholo. Y como
tenía su tambo grande siempre hacían bebezón
ahí. Bueno, entonces hacían bebezón y el otro
cholo, el que estaba más abajo tenía un hijo
apenas; no tenía más hijos. Ese muchacho se i-
ba a tomar guarapo allá, con ellos, con los hi- .
jos del jaibaná. Y a los hijos del jaibaná no
les gustaba ese muchacho. Y cuando tomaba el
trago, ahí le botaban el guarapo.
- Eso aché, ustedes porqué me hacen así.
No ven que estoy malo, que estoy tomando?
- Qué quiere pues, entonces?
Y ahí mismo lo agarraban los hijos del jai-
baná al otro.· Y ahí le pegaban. No aguantaba;
ellos le podían y le daban su pisa hasta que
ya entonces se iba para su casa.
Así estaba, así estuvo hasta que, bueno.
En otro tiempo hacían .otro guarapo. Cuando
era bebezÓn Sé iba 'J{ también le echaban guara-
po encima y lo vaciaban y ahí no le gustaba
al otro y ahí lo agarraban y le pegaban tam-
bién. Y así se estuvo. ·
Bueno, ya al tiempo dizque le dijo un vie-
jo:
140

- Hombre, a usted lo tiene así jo4ido esa


gente, si quiere jo lo voy a · ombligar~ con u-
na babilla.
Bueno, entonces lo ombligó el viejo ese.
Tenía buena mano para ombligar.
Bueno, ya le daban ganas de pelear a].. mucha-
cho. Bueno, un día, había otra beb~z6n ahí.
El allá llegó. Entonces a como llegó, tam-
bién le hicieron lo mismo. Cuando estaba ya en
tragos, le echaron el guarapo encima:. No le
gustó a él.
- Hombre, achira para qué me hacen así,
hombre!
- Entonces usted que quiere, ahora mismo e
pego!

Ahí lo agarraron y ahí mismo agarró él a u.-.


no también del cabello? Y ahora sí!
Lo levantó él, le dió su tangarazo, guape ! ,
.gua pe! . A los cuatro viajes ya no aguantaba.
Y cuando ya lo vieron así los hermanos , ahí le
cayó el otro, lo agarró, y tampoco le aguantó.
Y le ·pegó él. Y también entró · otro, bueno, y
también le di6. Y el 6ltimo, el otro, el Glti-
mo hermano, lo agarró.

l. Frotar y rezar una parte del cuerpo o varias con alg6n compuesto
de animal para transferir las cualidades del animal a la gente;
si se ombliga con venado , para correr; si se ombliga con babilla
para pelear etc. También se ombligan los p~rros.
2. En las fiestas alcohólicas los ho•bres luchan tomados de los ca-
bellos.
141

- Conmigo si va a ver. Usted le pegó a mis


hermanos ahora yo veo.
Bueno, y fué saliendo, lo llevó a como lo
azotó, lo metió a un trapiche que estaba ahí,
y le quebró la espinilla, de una vez quebrado
el hueso!
Y ahí mismo, entonces, habló el brujo, el
papá:
- Ajo! Lo quebró de verdad a mi hijo, no?
Entonces el muchacho se embarcó otra vez,
se fué para su casa. Del lado de arriba de la
casa de él, ahí tenía un cañal en una playa.
Ahí apegó para chupar caña. Entonces 9uebró
una caña, estaba quebrando, cuando sono ' allá
en el río, en el chingo. Prururum! ! Pruumm!
- Ahí como que llegó gente.
Cuando al poquito venía subiendo un ,an-
tumiá1 ! !
- Usted fué el que le quebró la pata al hi-
jo de mi patrón no? Ahora verá, si usted a-
guanta, muy Dien. Si no usted verá.
Usted que qriiere pues entonces!
Y ahí mismo se echaron mano con él, fueron
saliendo, fueron saliendo y fueron saliendo,
hasta que al fin se fueron a la pl~ya. Cuando

l. Monstruo del rio en forma de un hoabre con cara de perezoso y con


el cuerpo negro y peludo como el perezoso, son frecuentemente los
guardianes del jalbaná, en espafiol los negros los denominan "Ma-
dre de agua 11 •
142

ya salieron a la playa, el antumiá lo quería


lleva~ al agua y el cholo adónde se iba a de-
jar, lo apañaba, lo levantaba y lo llevaba- pa-
ra ·encima otra vez. Y lo jalaba para el río y
no se dejaba. Y le daba su pisa el cholo al
antumiá. Y ahí dizque chillaba, - uiiiiioo !
Cuando, lo apretaba. - Ahh ! - Que no lo apreta-
ra as1.

- Y porqué no lo voy a apretar. Usted no


dizque me quiere matar a mí?
- Ahora si vamos a ver. Si usted es hombre
está bien, si no usted verá.
- Y usted también, si usted no aguanta a mí
de mi mano usted verá.
Dizque decía el cholo también.
Bueno, hasta que en la Última se cruzó el
cholo, entonces ahí cogió un palo, de esos pa-
los viejos que hay en la playa, con ese dizque
le dió golpes. Puuumm! Puuumm! Hasta que que-
. dó callado. Ya le estaba dando duro, ya muer-
to; cuando en eso, dizque salió el otro. Otro
antumiá y cogió ahí mismo y le quitó de la ma-
no. Al agua.

Y ahora sí el cholo se embarcó y se fué a-


bajo, para su casa. Cuando ya llego a su cas~
ya no lo persiguió más, bueno, quedó ahí.
A los cuatro días, dizque se fué para arri-
ba a pescar. Allá arriba como que fueron a ha-
cer esto con ese muchacho.
Cuando iba subiendo allá arriba había una
playa grande, ahí dizque estaban cuatro, Cua-
tro cholos. Jovencitos. J ovencitos. estaban sen-
.143

tados . Entonces dizque dijeron:


- Vea chaba, apegue aquí hermano.
Bueno,entonces dizque apegó. Entonces ellos
cogieron la champa del cholo y la arrastraron
ahí a la mitad de la playa. Bueno, ahora sí.
- Bueno, hermano. Usted es hombre no? Usted
le quebró la pata al hijo de mi patrórl.
- Oiga hermano si usted aguanta, bien. Si
no.usted verá.
- Bueno, está bien. Si ustedes quieren.
Ahí dizque le dieron un trago de guarapo,,
un traguito, poqui tico, tomó, bueno. Ahora sí.'
Fueron saliendo, eran cuatro. Bueno.
Fueron saliendo y al poquito el cholo los
dominó. Y les daba su pisa~ Cuando ya lo vie-
ron así, bueno.
- Suéltelo.
Y otro.
- Tantéelo usted.
Y mandaba uno. Bueno, y salieron también
otra vez, fueron saliendo, fueron saliendo y
al poquito él, siempre los dominaba y al· poqui-
tó él le daba su pisa, a las cuatro veces que
les dió, bueno ya.

l. Los espíritus llaman patrón al jaibaná que los domina.


2. Paliza.
144

- Suélteme usted.
Ya no aguantaba.
- Ahora déjeme descansar un rato.
Cuando al poquito, otra vez entró otro. Ya
tres. Ajo! Con ese sí que fueron saliendo igua-
lito. Igualito iban. Ninguno le daba al otro.
Hasta que al fin el cholo le dió. También le
dió cuatro veces. Y ahí dizque dijo:
- Bueno, suelte ya, déjeme descansar.
Bueno ya descansó, se sentó él. El se sen-
tó ahí, y ahí estaba.
Bueno y ahí dizque dijeron.
Bueno, viejo. Usted, como más viejo us-
ted. Tantéelo.

Dijo el otro, el que mandaba.


- No, yo no lo voy a tantear a mi.chahá, a
mi hermano, porque ya ustedes muchachos no pu-
dieron. Yo porqué voy a entrar, yo que estoy
más viejo.
Ya no.
- Hombre, hermano. Así a usted le quepa f al-
tando, va a encontrar en el monte pakorel y des-
pués de pakór~ encuentra otro, emberá pichí2,

l. Monstruo del monte, "madre del monte", pakorj en idioma emberá


es "suegra", el monstruo le dice a los hombres "nieto«.
2. Seres en forma de personas chiquitas, muy peligrosos;emberápi-
chI: gente chiquita.
145'

cholo chiquito, qu~ está así como muchachito,


y si aguanta ese, entonces a lo Último con
uera torrólsi no se sabe si usted se salvará.
Para qué sepa le digo así hermano.
Entonces ahí dizqu~ preguntaron.
- .Y usted para dónde iba.
- Yo iba era a pescar.
- Bueno,muy bien hermano.
Entonces, dizque ahí se sentó en su chingo
y ya había tomado trago, le cogió el trago, se
quedó dormido en el plan del chingo. Cuando
despertó, no había nadie.
Ya se habían ido, estaba una bancada de pes-
cado, de sábalo. · Echó el chingo al agua y se
vino para abajo con su pescado.
Bueno arrimó y comieron. Le preguntó el pa-
pá:
- Ay papá, casi me mata esa gente.
- Vea pues;ese brujo que los dejaba pegarle.
Ahora como usted les pegó, entonces ya está ha-
ciendo mal, quiere matar.
Bueno,péro él no le contaba al papá lo que
le habían dicho los cholos que se había encon-
trado. Entonces después de que pasó eso, se
fué pal monte y cuando ya había andado bastan-

l. Ser en for•a de ~~jer que agrede a sus victimas a travEs del se-
xo. uer~ torr6: mujer blanca.
148

te, en una bamba: de un karrálestaban sentados


··1os dos. pakor~; hombre y mujer.
- Bueno Wiu s41ce, guarde su daniá2 ~un .lado
y ponga su ugú3 allá también y \iamos a pelear.
Como usted le quebr6 la pata al hijo de mi pa-
trón·, - ahí vamos a ver, Si usted aguanta, muy
bien.
,
Ahora si agarró el viejo; el pakore viejo,
bueno echaron mano al pelo, tenían el cabello
largo, y se cogieron y fué saliendo y al po-
quito al suelo el pakoré, y ahí lo apretaba el
cholo.
- Ay, Wiu sáke! No me aprete así mucho.
- Cómo no lo voy a apretar, no ve que me
quiere matar.
- No wiu sáke, yo no.
Y dijo a la· mujer:
Tantéelo usted vieja.
- No., yo no voy a tantear a mi ~u sáke,; si
usted que es hombre y no, para qué voy a tan-
tear a mi wiu sáke.
Entonces ya lo dejaron y le dijeron:
- Todavía le faltan dos, uno, ember~ pichi
y otro u~rCl torró .• ·Ahí sí no se sabe usted co-
mo va a salir.

l. Arbol de ba•ba •UJ grande, . ~arr4 en E•ber4 es ralz.


2• .Dad: culebra, pakorl fe dice culebra al machete. .
3. Ug6: bodoquera.
147

Se fué para la .casa, estuvo ahí y a la se-


mana fué para el monte, en eso, allá encima de
un barranco estaban sentados los emberá pichi.
Entonces lo mismo
$'-'
dizque dijeron:
- Chiapea, ponga su ~amá a un lado y su u-
gú también y ahora vamos a ver si usted es hom-
bre; si usted aguanta mano de nosotros, muy
bien, si no usted verá.
,
- Bueno, si ustedes quieren.
Ahí mismo se echaron mano al pelo con uno
de ellos. Pero un muchachito chiquito! Pensó
él:
- Carajo, este muchacho, qué va a aguantar,
ahora mismo lo mato con la mano de un solo a-
pretón.
Ahora si se puso a apretar, . dónde l Y cuan-
do siente que lo levanta y le iba a dar, pero
no se cayó, se paró y ahora sí fue saliendo y
pensó:
- Si yo hago así, ellos me pueden o si no
lo hago de otra manera.
Ahora si lo levantó, lo levantó así como
estaba chiqui to:·y lo sacudió, lo sacudió y lo
echó abajo, allá para el barranco,lo tiró. Y
ahí mismo le cayó otro y luego ahí mismo tam-
bién lo cogió así mismo y lo tiró abajo. 'Cuan-
do al poquito otro ahí lo agarró. Bueno, ahí
mismo también lo tiró abajo, bueno los repasó
a todos cuatro, bueno cuando en eso estuvieron
así y dijeron:
- Bueno chíapea, usted es un hombre de ver-
dad, por eso fué que le quebró esa pata al hi-
jo de mi patrón. Ahora usted como ya es hombre,
148

ay quien sabe con u~ra torró; ah í sí usted se


salva o no. - Le di.jo. - Váyase ya .
.Entonces cogió su lanza y su ugú ·y se vino
para su casa. Estuvo en la casa y a la semana
fué para el monte otra vez; iba caminando por
atrás de la casa. El camino era sí alto. Allá
encima, bastante, dizque estaba en un limpio
en un arenal, sentada una mujer blanca, una
chola blanca, desnuda, así en cueros, tenía la
cosa grande, que lo hacía mirar pues.
- Usted no quiere? - Le decía el l a:
- Entonces ahora me la como - pensó él.
- Usted me va a dar?
Pues s í, hombre. Ahora jugamos primero.
Ent once s c on ganas de cogerla y no de jaba.
- No pue do. - Dizque decía el la.
Bueno ahí la · tumbaba y que decí a :
- No , puedo . Ay, si quiere pues, bueno pues.
Cuando ya quedó montado, le metió y cuando
iba darle, cuando siente, en hueco de tierra!
Ahí tenía metido , adónde e s tá la mujer? Se de-
s apareció.
Ahora s í se asustó .
- Yo me voy para mi casa .
Cogió sus cosas y cuando más adelante y a ve -
nía para acá . Ahí estaba sentada, encima de un
palo viejo .. Ella ahí dizque ~staba riendo.
149

- Que pasó?
- Hombre, usted porque me hizo así, porque
me dejó así.
Ahí estuvieron charlando un rato · otra .vez,
estuvieron charlando y otra vez le dijo:
- Déjeme hacer.
- Bueno, ahora sí lo voy a dejar hacer.
Y también la tumbó, se le montó encimapue-
no le metió y cuando ya le estaba dando, cuan-
do siente, en un palo viejo metido! A dónde es-
tá mujer?
Cuando más para acá ya estaba llegando a ·la
casa. Llegó y ahí estaba.
- Ya no voy a hacer más porque usted no me
dá nada.
- Ahora sí le voy a dar. Pero si usted cree,
usted queda así bien, o si no así usted va a
pasar mal.
- Pues sí, cómo no he de creer.
- Usted va a creer en mi palabra?
- Si lo creo. Cómo voy a hacer pues?
- Entonces usted cuando mete, dele apenas
una sola vez, y cuando yo diga sáquelo y lo ha-
ce morder su cosa en mi boca entonces si usted
come queda b~en o si no entonces ya queda mal.
Bueno, está bien.
- Usted me hace así?
150

- Si le hago así.
_. Muy bien pues.
Entonces sí le dió. Ahora sí dele y dele y
dele y al poquito:
- Ya hombre, ya sáquelo.

Adónde iba a sacar? Y ahora si. fue comien-


do. Cuando al poquito estaba riendo ella, cuan-
do se rió lo vió en la boca, estaba saliendo
por la boca. Estaba saliendo por la boca. Ayy,
ahora sí, ahí mismo se desapareció. Ve! Quedó
con una anima1ota ! Ahora sí .se quedó jodido.
Cómo va a meter en el· guayuco, el pobre!
Entonces se lo echó así al hombro y se vi-
no . para afuera.
Cuando ya llegó ahí atrás de la casa, ahí
quedó y dejó oscurecer, ya por la noche fué que
salió. Bueno,salió y se quedó ahí sentado. Ha-
bló el papá;
- Entonces qué pasó?
Entonces,le contó él:
- Me pasó eso papá. Y ahora yo cómo hago?

Ahí tenía su mujer. Ya tenía un hijito co-


mo de un afto.
Entonces él al otro día amanec10. El tenía
un cerdo, capado grande. Y le dijo al papá que
le matara ese puerco para lonche que él iba a
ir para el monte a morirse por allá. A perder
por allá. Ya no podía seguir en la casa as1. de
feo.
151

Y Je mataron el . puerco y le fritaren todo y


le echaron al canasto y le empacaron bien~ le
dieron plátano frito, le dieron masa: frita.
Cogió su sábana y se fué para el monte de pa-
ra arriba, caminaba y dónde le cogía la noche,
ahí se quedaba. Al otro día ~~anecía, camina~
ba todo el día y dónde le cogía la noche ahí
quedaba. Así fue yendo, caminando hasta acabar
esa comida, ya cuando se estaba terminando, te-
nía apenas una sola comidita y salió a un río,
a una quebrada grande. Y se sentó en una ·Pie-
dra y cogió su Última comidita, estaba comien-
do~ cuando en esas venía silbando de allá arri-
ba, por allá arriba silbando venía para abajo,
cuando miró, un negro, negrito, venía bajando,
caminando, entonces se escondió.
Entonces llegó ahí y estaba buscando mi-
rando y dijo:
- Churi, hombre, sálgase churi, yo no lo
mato no.
Al poquito:
- Churi. ..
Tres, a las cuatro, bueno, salió.
- Voy a ver a ver, si me mata, qué hago pues.
., y 1raJlO
S e sa l 10 i.~·' ,
con el
- Bueno churi, usted esta pasando trabajo
cierto?
- Si churi yo he pasado mucho trabajo con
esta vaina, ye& a ver.
Eso dizque ya le andaba así como culebra,
ella sola buscando. Entre veces dizque la lle-
152

vaba arrastrando.
- Yo vine aquí porque me mandó mi _patrón pa-
ra · que lo llevara a usted allá dónde él.
En eso, bien, dizque dijo que el patrón lo
babi.a mandado para que lo llevara allá donde
él.
- Nosotros no lo matamos a usted churi, va-
mos.
Entonces lo llevó para allá y fué con él.
Llegó ahí, era un blanco, estaba en la casa.
- Hey churi, usted donde estaba?
- Ay churi yo ando perdido.
- Porqué?
- Por esta vaina, porque me he quedado así
feo, ay churi.
Por eso fué que yo lo hice venir para acá,
pero si usted quiere yo luego lo curo.
Muy bien churi, ay siquiera hombre.
- Yo lo curo.
Entonces ahí dizque había un poco de carne
de todo, puerco de monte, carne de todo animal.
Ahí mismo dizque asaren plátano maduro, y le
dieron esa carne, comió.
- Aquí está lo que necesita usted churi.
- Si yo andaba era por eso
- Quién fué que le hizo así?
153

- Hombre, un jaibaná.
- Ese jaibaná es malo, malísimo, pero más
tarde lo castigamos.
Bueno, a los cuatro días le dijo:
- Hoy vamos a curar.
Entonces dizque buscó una cosa como anzue-
lo y ahí la prendió en el cuello de la verga.
Ahora sí lo largó, entonces cuando, iba a aurr~n­
tar tropezaba, y hacía así y fué metiendo, fu·d
metiendo hasta que qued6 como un brazo.
Hasta ahí quiere?
- No, así nomás de largo era.
Bueno, muy bien, hasta que qued6 así.
- Ahí es?
- sí, ahí es.
Ya qued6 bueno ahora sí, busc6 un trapo de
tela. verde y le <lió para que se pusiera de gua-
yuco, y se ·lo puso.
- Bueno churit yo quiero que usted esté a-
quí estas dos semanas. Bueno, siempre como yo
lo curé tiene que pasear adonde mí y después
yo lo voy a llevar a su casa, su casa no está
lejos.
- Churi, - dijo - ahí nomás es~a. en esa
cuchilla que se ve desde aquí, ahí nom·á s está
su camino, - le di-jo él.
- Bueno,está bien churi.
154

- Ahí estuvo, ahí estuvo, hasta que a los


15 días le dijo:
- Hoy nos vamos churi para la casa. Yo lo
voy a dejar allá.
Entonces le d~ó oro, quiso pagarle y le dió:
- Esto es que voy a regalar.
Ahora sí salieron de ahí, cuando al poquito
salieron a la misma trocha de él, al poquito,
ahí mismo detrás de la casa salió, ya conoció.
Ya conoció?
Si, aquí nomás, oiga, está cantando el gallo.
Cuando se puso a oír, verdad.
Bueno, dizque dijo:
Este bastón1 le voy a dar, llévelo.
Y le echó un bastoncito así.
Cuando llegue allá que no hable, apenas
suba guinde su hamaca, - Y le dió una hamaca
- Y dígale a su mujer que haga una chicha pa-
ra cantar. Entonces cuando ya haga chicha,
cuando ya ponga 2 la sala para canta~entonces

l. Los Jaibaná usan bastones tallados que les permiten un mejor con-
trol de los espiritus.
2. Poner la sala es arreglar la parte central del tubo, lavar el piso
con· hierbas, poner una barbacoa con totuáas de chicha de 1arz y ca-
i'la, adornar la casa con hojas de táparo y bajar los aniaales, para
que no espanten los . ~sp{ritus. El Jaibaná canta entonces sentado
en un banquito espe~ial invitando a los esp{ritus a un convite.
155

llámeme a mí,yo vóy.


Entonces, ahí fué que dijo:
- Está bien.
- Usted sabe quien. soy yo? Yo .soy e1 · que
ustedes llaman Ba, el trueno. A ese jaibaná
que ie hizo daño a usted lo vamos a castigar,
para que no sea tan pícaro ese jaibaná.
Bueno, se fué el hombre, subió, vino baña-
do y dijeron:
- Ahí vino mi hijo.
Entonces no contestó y dijo la primera pa-
labra a la mujer.
- Que me haga chicharya. Para cantar maña-
na.
Ahí guindó1 su hamaca. Bueno, _Y-a hicieron
chicha al otro día y estaba listo. Bueno, .guin-
dó ahí su hamaca ahí donde estaba y llámelo:
- Bueno churi, ahora si lo necesito, ya es-
tá la ·chicha; que venga.
Y cante, canto que también le había enseña-
do Ba.
Cuando a la media noche, se vino una tem-
pestad y un rayo. Paaaoooo ! Se veía como una
candelada ahí en la sala, cuatro .veces.
Bueno al otro día por la mañanita, cuando o-

l. En algunas ocasiones los jaibaná cantan sent~dos en una ha•aca.


15ti

yeron t.:n llanto, por allá arriba venían lloran-


do, y a.hí venía una ir.uj er, era la hija del j ai-
baná. Entonces subi6 a la casa.
- Hey tío - dijo al viejo - mi papá muri6,
lo mat6 Ea; cuando esa tempestad cayó, de una
vez le trozó el pescuezo. Estaba la cabeza ahí
en la boca de la escalera y el cuerpo ahí en
la cama, lo mató ~a.
- Ay hombre, mi primo cómo se murió?
- Así murió tío.
Y ahí fue que ella lo vi6.
- Hey muchacho, usted volvió, no?
sí, me vine.
- Cuándo llegó?
- --10 :legué ayer.
- Está bien hombre, dónde andaba perdido?
- Yo andaba por allá.
Ya quedó brujo, brujísimo, le enseño Ba.
15. AUKA
Contaba el tío Antoñito
Dogiramá

Había un cholo yo no sé en que río, en Qui-


to creo que fué. Estaba en cabecera de ese río.
Ellos dizque vivían ahí río arriba, con la fa-
mil i a. Entonces un jaibaná empezó a matar, i-
ban muriendo los cholos, iban muriendo, y ·se
morían de repente, Ihhh ! De todas formas se
morían.
Entonces ellos dijeron que nos vamos, por-
que si vamos a estar aquí, nos acaba ese jai-
baná. Nos vamos a huir, de aquí nos vamos pa-
ra cabecera.
En~onces se fueron. Toda la familia y lle-
garon a donde un sal to, es taba como la cabece-
ra del Baudó, allá era que vivían, arribita
del salto dizque estaba bonito. Bueno, enton-
ces ahí hicieron casa, ahí vivían, sembraron
su plátano, todo, rozaron máíz, sembraron de
toda siembra, y~ quedaron viviendo. Ahora sí.
Fueron muriendo uno por uno, y fueron murien-
do así has ta que ya estaban terminando, apenas
quedaron un joven y un muchachito. Entonces el
joven cayó enfermo y dijo:
- Ay hijo, me voy a morir, ya me voy a mo-
rir aquí.
158

Entonces se botó en el entablado, entonces


ahí que se botó a un lado de un hueco ahí de-
bajo del tambo que covó él mismo, hizo la ro-
tura. Entonces que dijo:
- ·Cuando yo me muera, me echa así para que
caiga ahí en el hueco, entonces cuando caiga
adentro, échele esta tierra que está aquí, é-
chele hasta que quede enterrado.
El muchacho pequeño todavía y lloraba el mu-
chacho. Cuando ya murió, lo botó abajo, cayó
al hueco y le echó tierra encima, lo tapó. Bue-
no entonces quedó solo. Estaba así el muchacho,
llora, llora el muchacho y quedó dormido.
El joven había amontonado plátano encima de
la casa y de eso comía el muchachito. Un día
que se quedó dormido, cuando despertó, estaba
la comida hecha ahí. Entonces comía él. Pero
él se acordaba de toda su familia. Pero él no
murió.
Ese era Auka ,· se llamaba Auka sakel. Enton-
ces quedó viviendo. Cuando amanecía al otro
día y ahí estaba la comida hecha.· Y la comía
ahí él .. Así estuvo, y había alrededor de la
casa platanal y ahí mismo cortaba cuando ya
estaba mas grandecito. Eso comía él.
De toda cosa de la que tenían los viejos
tenía ahí en la casa. Había ugú, había lanza,
flecha, jiorcha~ anzuelo , vara; bueno, todo
eso había. Entonces que un día se bajó para el

l. Auka: es un nombre propio sin traducci6n, Sake es un dimi-


nutivo.
2. Un arpón con una vara de madera fiexible de unos 2 o 3 metros.
159

río, cogió e hizo su bolita de madurol, cogía


sabaleta ,entonces asaba su plátano y comía
con su pescadito.
Así estaba, fué creciendo, fué creci~ndo,
eso se demoró mucho tiempo. Así estaba. Enton-
ces se iba para arriba a pescar, cuando en eso
vió que venían dos tigres. Ahí se asustó el
muchacho, para dónde iba a correr. Ahí lo tum-
bó el tigre y lo puso patas arriba, le puso
una pata en cada brazo y se puso a lamerle la
cara, todo lo lamió y el otro también, bueno
lo soltaron y ahora se fué para su casa, vino
asustado. Entonces no bajaba más, tenía miedo.
Estaba ahí, · cuando ya, como no iba para el
río ni para arriba a pescar, entonces los ti-
gres trajeron una guagua; cuando amaneció es-
taba ahí en el agua. Quién bajaba para allá ?
cuando al poquito venía el tigre, la traía pa-
ra la mitad del patio. Adónde para bajar? Has-
ta que la dejaron ahí al pie de la escalera.
Ahora sí, entonces ahí sí subió el. Ahí se fue-
ron pues los tigres.
La levantó para encima de la casa, peló a-
hora sí su guagua. Bueno y ahí había sal tam-
bién, saló, echó a ahumar. Comío esa y ahí cuan-
do acababa, el tigre le traía otro y así con e-
so así hasta que ya se le quitó el miedo, ya se
olvidó, ya !1º le daba miedo, no le hacían nada.
Entonces, cuando bajaba al río dizque llega-
ban, ahora sí sabía que no le hacían nada y
quedó con sus dos tigres, hembra y macho, esos
eran cuidanderos pues ya adonde iba él, ahí

l. Se pesca con bolitas de plátano o de chontaduro cocinadas, como


carnada.
160

iban a un lado, cuando iba a . pescar allá tam-


bién iban ellos detrás por el monte para que
no fuera a venir otro tigre, mirando:
Hasta que así, entonces ya jovenció. Ahora
sí que se iba para el monte, mataba su animal,
su mono. Bueno, comía eso. Ya no tenía mied~
ya quedaron amañados. Y así un día que había
un chingo debajo de la casa, que lo habían
dejado los viejos arrastrado boca abajo, lo a-
rrastró al agua el cholo. Entonces se embarcó
y se fué para arriba. y por allá arriba, más
arriba, dizque habían dos bocas, en esa punta,
ahí era el camino; decía el tío que se murió:
- Por aquí es · el camino de montiarl.
Llegó ahí, amarró el chingo, se fué. Había
rastro que iba para varias partes. Ahí se #ué
por la cuchilla, por encima. Se fué adelante
bastante, ya tenía su comida, su trocha hecha.
Y se fué yendo, otro día volvió y se fué por
ahí, cuando iba allá encima dizque vió un mon-
tón como mierda,. como así revuelta -con peña mo-
lida.
- Y esto qué diablos es que hay aquí en mi
camino, eso que animal sería?-.Entonces cortó
un palo, entonces lo enterró, para taparlo con
tierra, echó encima y tapó ese montón para que
no estuviera afuera en su camino. Siguió para
adelante y camine y camine, cuando allá adelan-
te topó un mono, entonces mató mono.
Entonces se vino para atrás otra vez, para
la casa y cuando ya venia llegando ahí dond~
estaba ese montón de mierda, cuando oyó un rui-

l. Cada cazador tiene sus rutas especiales en la ~elva.


161
. e:taba pujando. Hacía uhhh, uhh, uhh.
- Este nieto cómo me dejó enterrado aquí.
e dejó enterrado, estaba jugando yo con
• me enterró.
J.
~ ~ ando
el cholo se asomó estaba ahí pakore
Tt- rrado ahí la mitad del cuerpo.
- Ay wiu sake, sáqueme, yo estaba jugando
~- contigo, para qué me enterraste.
r:ntonces el cogió su palo · que estaba ahí,
• ·ncei covó y lo sacó.
- Yo es taba jugando era, wiu sake, como us-
. . . está solí to allí pasando trabajo después
1 q1e mataron a tooa su familia, por eso y.o
~ · a el que le es taba dando comida a usted · pa--
r a que no muriera porque él iba a matarlos a
1..1d.os y yo lo defen.dí a usted por eso no lo
ató. Pues si que ahora noi vamos para la ca-
sa, wiu sake. Y Auka sake dijo:
- Va_mos pues.
Se vinieron para la casa embarcados en el
chingo, ahí se vinieron ahí para abajo, hasta
llegar al tambo donde vivía él, a la casa.
Bueno, subió é.l,quedó . ahí arrimado al fogón,
ellap.Arreg16 su mono, peló, bueno, comió.
- Yo voy a enseñar jail, wiu sake, para que
usted mate también a · él; como él acabó a su fa..:.
rnilia, entonces usted también lo;acaba.

l. Jai: Esp{ritu
162

Bueno, ahí le enseñaba él ~ Auka.


Bueno ,entonces lo llevaba allá a la montaña,
al pueblo de su jai. Y ahí había todo. Ahí an-
daba ella, pasaba su semana y se venía y allá
estaba y ahí que dijo:
- Se quiere ir para abajo? Ahí hay travesía,
vea por ahí se va.
El buscaba para salir y entonces no podía,
había salto de para abajo . .
- Por aquí es la travesía, por aquí está
cerca.
Le enseñó ella.
- Entonces é1 un día dijo:
- Bueno voy a ir.
Allá abajo está su tía, está viva, herma-
na de su papá.
Y que mentaba el nombre también~

- Ella llama así.


Bueno, ahora sí el quedó con ganas de ir
pues.
- Bueno . vamos pues entonces, yo también voy.
Entonces dizque dió un bastoncito así, ella
a Auka sake. ·
- Guárdelo bien. Cuando lleguemos allá yo
le digo, cu~ndo y~ vamos a llegar.
Se fueron para abajo, y eche para abajo y
163

para abajo. Ya por l~ t arde dijo ~

- Ya aquí abajito nomás · es.


Entonces de ahí se divisaba el puerto.
Báfiese si se va a bañar.
- Bueno.voy a bafiarme.
Estaba bafiando, entonces miraron los embe-
rá, miraron para el río que se estaba bañando
un hombre blancooo!
Como no conocían qué cholo era, entonces
fueron allá donde la vieja.
- Oiga, hay un cholo, que está blanco el
cholo, acá abajo.
- Será de mi familia que se fué para arri-
ba. Si no ha muerto alguno será ese.
Bueno, entonces cuando ya acabó de bafiar,
c uando sube ...
Entonces le dijo pakor¿:
- Cuando vaya adeJ ante a caminar, yo me
quedo atrás.
Cogió su machete, en la mano ella.
- Yo me quedo a t.rás, de ahí no me quito.
Ahí en la casa estaba un enfermo, un enfer-
mo que estaba bien enfermo
- Ese tiene es rPuma , todo está lleno de
espi nas .
----- -- ---- ---- -- - - - -

164

Dijo pakorª. Y siguió.


Dígale, a ese están dejando morir, ese
está bueno para curarlo, dígale así.
Entonces va a decir la familia:
- Ay hombre, cúrelo, si sabe curar.
- Bueno, vaya corte pues una hoja de plata-
nillo, la abrimos para ponerle encima.
Bueno, cuando subieron a la casa, se esta-
ba quejando el hombre ahí~ Entonces habló:
Usted quién es sobrinot?
Yo soy su sobrino - dizqu_e dijo él.
Pero yo no tengo, quién será?
Entonces charlaba con la tía:
Mi papá se llama fulano de tal.
Ah, ese era' mi hermanito, vea a ver, ay,
entonces usted está por aquí.
- Toditos se murieron, apenas me quedé yo
solita._ -
Ahí quedó viviendo. A los dos días dijo:
- Ay hombre. Pobre el viejito está enfermo~
Qué tiene?.

l. En el habla cotidiana los viejos y los j6venes se tratan de tío y


sobrino; la diferenciaci6n que se hace con el posesivo: mi tío,•i
sobrino etc., 'denota parentesco.
165

- Me duele todo el cuerpo, me duele y yo no


puedo moverme. ·

- Está bueno para curarlo.


- Y cómo se curá?
- Eso se cura, está fácil. Vayan corten la
hoja .de platanillo, de esa hoja ancha que hay,
y se la pone debajo, la tiende.
Y fueron a buscar eso. Entonces lo pusieron
encima y ahora sí, él se fué para allá. Le re-
corrió el cuerpo con la mano así, sacó su bas-
toncito ese chiquito y entonces le daba acá, y
le daba y le daba, por todo el cuerpo golpea-
ba, y fué golpeando hasta el pie! Y eso cómo
desgranó esa espina! De pura es pi na que tenía,
estaba lleno y volvió y sacudió otra vez, vol-
vió a los tres cuatro y ya, ya no le salió más.
Quedó limpio.
Bueno al otro día ya se levantó el hombre,
no levantaba nada ahí, nada más ahí tirado.
Ahora sí, ya desde que supieron así que ha-
bía salido allá arriba, ese cura inmediatamen-
te ya! Ese es . un curandero grande. Así llega-
~an las cholas jóvenes ya a molestar a él.Es-
taba simpático él. Ve! A él no le gustaba
cuando lo aruñaban, ve! malaya! ahí era que le
daba rabiaL Entonces dizque avis~ba a la tía:
- Esas mujeres, vea a ver, me están aru-
ñando. ·

- No hijo, ellas están es enamorando a us-


ted. Enamorando es que están. Usted es que no
sabe?

- Y eso para qué?


166

- Para coger pues!


- Y para qué voy a coger yo a esas mujeres?
- Es que ellas tienen una cosa ... entonces
ella le da, entonces usted ya come esa y ent(m-
ces usted vive ahí.
Cuando él se iba para arriba, ahí dizque se
iban detrás. Se tiraban al agua, jugaban y en-
tonces ahí jugaban, . se tiraban patas arriba.
Entonces hasta que un día montó el ahí encima,
y entonces le metía sí pero en el ombligo.
Entonces avisó a la tia:
- Me hablaron mala palabra.
- Eso no es ahí, hijo, eso es má·s para aba-
jo.
La tía también le estaba enseñando. Bueno,
hasta
., que al fin. al fin, hasta que al fin co-
mio.
Ahora sí las muje_res para dónde quieren ca-
minar? Vivían amontonadas ahí en la casa. La
una quería coger, la otra quería coger, la o-
tra quería coger. Carajo, cómo hacia?!
En esas supo el jaiba.ná ese que estaba un
cholo que vino allá por cabecera, que estaba _
ahí está lleno de mujeres .
- '! ese qué cholo será? Esa familia como
que la acabé yv. De dónde saldría ese? Voy a
ver! Ahora ese co~o que dizque es jaibaná que
curó un enfermo ahí ráp~do. Ve! Voy a ver. Si
es jaibaná me callo.
Entonces Auka ah:: ya se <lió cuenta _por la
167
,
noche, como estaba cerca, su pakore le aviso:

- Hoy viene, a corno llegue aquí°, que suba


acá en la cabecera, ahí va a venir tocando con
churol. Viene pues haciéndole burla a usted.
entonces llega con los hijos, entonces va su-
biendo para ver su cara. Entonces c uando él en-
tra a hablar: - Cómo esta? - . Dígale: - Aquí
estoy yo - . - Usted de dónde vino? - . · - De
cabecera, de esos que usted acabó, de ese res-
to es que estoy aquí-. Dígale así. Y ahí, yo
lo tapeo2 por la rnitad3.
Cuando al poquito sonó el churo allá abajo .
Viene para arriba, corno estaba diciendo pako-
re. Subió, cuando subió y sa~udó y l e pregun-
to:
Usted adonde vive.
- En cabecera, de esos que usted acabó, de
ese ..resto soy yo .
- Ajo, yo corno que había matado a todos y
usted quedó?

- Yo sí!
Y ahí mismo. Suape ! ! Ahí él no se dió cuen-
~a. El alma, de una, se parte.
Se fue para arriba, mas arribi ta era la ca-
sa del j aibaná. Llegó para tantear de allá

. • Caracol.
2. Tapear: Partir
3. El espíritu mata partiendo el alma de su víctima la cual muere
en pocas horas. ·
168

pues. Ve 1A como llegó, a la cama. Al otro día


como a la hora que subió, listo ya.
Cuando al poquito venía bajando y· llorando
la familia, bajaron.
- .Ahora sí que quedaron llegando esos jai-
baná. Cuando oyeron así, ay, ahora sí.
- Yo voy a ver si es verdad jaibaná, jaiba-
ná zromá1 •

Y lo mismo, a como subían y se iban, al o-


tro día ya para bajárselo.
Así fue yendo, así fué yendo, hasta que co-
gió mujer. Una mujer de ahí.
-Entonces que dijo la tía:
.'
- Vamos para el pueblo, para Quibdó.
- Vamos pues tía.
Y la chola -fue. Así llegó y a como lle-
gó se saltó. Ayy, ahora si esas mujeres co-
mo se iban atrás, como hormi~as persiguiéndo-
lo. Y cuando miraban así los jaibanás, ahí
mismo:
- Ajo! Va con sus mujeres, una tropa de mu-
jeres. Dizque usted es jaibaná.
- Que no, yo no soy jaibaná, no.
- Usted es jaibaná.

1. Zro111<\:. 9r-andP,, jaibaná 2roaá: jai baná grande, de gran poder.


169

Entonces le daba la mano. Entonces saludó,


cuando al otro día ... ya. . . cuando ya habló de
mala palabra, ese es 'ya para morirse. ·-No era
para jugar. Así iba acabando los jaibaná has-
ta que ya supieron los demás y ya quedaron a-
hí. Pero los estaba acabando!!
Bueno, quedó con su mujer. Ahora se vino a
la casa de la tía.
- Bueno, entonces voy a ir a ver mi casa.
Entonces la mujer dijo:
- Yo también voy. Yo también voy contigo,
voy a ir a conocer allá.

- Hombre usted no va a amañar al·lá, porque


yo allá vivo con un animal.
- No, yo me amaño.
Se fué, llegó allá. Cuando llegaron ahí a
boca de travesía ya había rastrerío de tigre
buscando pues al amo. Entonces preguntó la mu-
jer:
- Ay, este tigre ·a nosotros no va a comer?
- Qué va a comer! Ese no come, vamos a la
casa.
Cuando llegaron a la casa, ahí estaba deba-
~º de la casa echado ... Cuando lo vieron, ahí
~ismo se levantó y venía a halagar pues al a-

Ay, la mujer ahora sí se quedó muerta casi


-:e susto. Ahí se estaba junto de él y a como
renía el tigre ella con ganas de saltar a la
:::asa p·e ro la regañaba él. Se subió encima de
170

la casa. Ahora sí esa mujer cuándo iba a bajar,


él sí bajaba para el río. Bueno, ahora sí pa-
ra cocinar, él era el que subía el agua, todo
lo dejaba allá encima de la casa.
Así estuvo, así estuvo, bueno, a la semana,
él dizque dijo:
- Yo voy a ir a pasear por ahí.
Se fué para donde su jai, paró allá sus
quince días.
Entonces la mujer subió la escalera a la ca-
sa para que no subiera el tigre. Ahora sí, es-
pera, espera, por eso él le dejó plátano y de
todo cortado ah í encima de la casa. Agua tam-
bién tenía. En eso ya quedó sin qué comer. Pe-
ro entonces, los tigres mataron. Trajeron co-
mida. Ella solo cogía la comida cuando los :ti-
gres se iban. Así estuvo pasando trabajos; has-
ta que salió el hombre.
- Usted dónde estaba.
- Yo por allá.
Y él tranquilo ahí, como estaba amañado a-
llá. y ahí se vinieron para abajo otra vez.
Entonces que cuando ya llegó le dijo a las de-.
más mujeres:
- Ay hija, una mujer que quiera ir para a-
llá, es a sufrir es que va. Yo sí no voy ni
picada.
Una dijo - Yo sí me voy.

Entonces Auka cogió esa mujer, dejó la otra,


y cogio esa mujer. También es tuvieron, es tuvie-
ron ahí y después se fueron para arriba y lle-
171

garon al tambo.
Ay, eso sí, también lo mismo pasó. Le cogió
miedo al animal. Y quedó vi viendo ahí, los
ja_ibaná no se atrevían más con él.
Hasta ahí l.o contaban.
16. EL JAIBANA NARIBAMJAl

Ese indio no se sabe por dónde resultó, por


Atrato tendría que ser, porque dizque estuvo
hasta en cabecera del Capá. Estuvo en todos
los ríos, en Baudó, en Sambú, en Uva. Había
mucha fiera en todos los ríos. Era como Jaiba-
ná mandado por dios. El fue el que echo a to-
dos los animales: Llegó a Buj ío~ cerca de bo-
ca de Miácora, ahí hizo su casita, ahí subía
la gente entre veces.
Había tigre de agua, Uángano3, Sierpe-tor-
tuga, Sierpe y peces.
El jaibaná andaba con su mujer. Un día e:..,.
lla vió dos animales enormes que llegaban has-
ta donde alcanza la vis ta, eran Sierpe-guadua.
Ella miró ·con cuidado y vi.ó que tenía ca-
chos. le contó al marido, y él le dijo que
tranquila, que esos eran compafiía de él. El
cantó4 para encerrar al tigre de agua. Cuando
él bajó, ahí estaba boyado, la cabeza grandí-
sima y pasó al lado porque estaba profundo.

l. Nartba1ia que se vuelve como humo.


2. Bujío, Hiácora,. el Salto, Bonguito, son sitios del alto Baud6.
3. Todos son monstruos que viven en el fondo del río.
4. El jaibaná se comunica con los espfritus y desarrolla sus po-
deres •
174

Más abaji to J.e cogió el sueño al jaibaná;


ahí cantó, vió los animales; la sierpe, la tor-
tuga y· los peces-fiera. Dijo que ahora sí te-
nía. trabajo y que se iba a quedar unos días.
Cantaba y las fieras quedaban mansas y él pa-
saba al lado. Primero junto a la Sierpe Tortu?-
ga, o~upaba casi todo el pozo _y él pasó al la-
di to, remando. Más abajo vió, como cuando can-
tó, una guacamaya roja dormida con la· cabeza
entre el ala y ahí estaba la Sierpe grandísi-
ma. Cuando él llegó, la guacamaya se despertó
y daba vueltas g~itando despertando a la ser-
piente que era su dueño pero ella no despertó
más y quedó entre el agua. Más abaj i to estaban
los peces flotando, pero ya había·n quedado man-
sos con la boca cosida. Más abajo cantó para
hundirlos y los echó a pique .
.Siguió bajando por el Baudó, pasó . el Sal to,
Ahí estaba una fiera que parecía como lagaI_'lto.
Cantó otra vez. cuando pasó ahí estaba el la-
garto dormido. Siguió y llegó a Bonguito, pe-
ro ya no aguantaba del sueño y paró en una pla-
ya y dijo. que por ahí cerca había más fieras~
Abajito de boca .de Baquerá estaba· Uángano que
es un montón de animales, fiera de toda clase,
cantó y cuando pasó ya estaban dormidos.
Ya para llegar a Nauca no aguantaba del sue-
ño y vió que más abajo también había Uángano;
y cantó.
- Ahí sí hay bastante, vamos a encontrar al-
gunos buceando,pero no hacen nada.
Entonces se fueron. Cuando, llegaron había
unos buceando como nutria; y otros en dos mon-
tones. Pasaron por el lado y' siguieron Baudó
abajo.
17. VENTURA
Contaba el abuelo Lucasúni-
ga Dogiramá.

El primer cholo que llegó a este río, a es-


· ta cabecera se llamaba Caricino Dogiramá. El vi-
vía en cabecera de Boj ayá y montiando descu-
brió la cabecera ·de este Condoto, del Baudó y
del Boro boro. Cancino tenía un primo que se
llamaba Ventura. Ventura era un cholo muy du-
ro para pelear. quando había una chupa ta cogía
a los otros y los bdléaoa como tirando atarra--
ya.
Ventura tenía familia en Bojayá, una her-
mana que se llamaba Josepa que vivía con un
jaibaná llamado Casimiro, era jaibaná grande.
Cancino tenía casa en Boroboro, entonces
Ventura paseaba en Bojayá donde la hermana y
en cabecera de Baudó y en Boroboro donde el
primo Cancino. La mujer de Ventura era Kidá-
chichi 1•
Un día estaba en Bojayá, en donde el cufta-
do Casimiro, en un punto que se llama Ib~zro­
má.2. Entonces hubo una chupata, mas abaJo, en

l. Diente chiquito.
2. Playa grande.
176

Aibí. Casimiro n:o fué y Ventura se fué solo .


Ahí estaba un jaibaná grande · de Lloró que se
llamaba· Kosasá .
cuando ya habían bebido un rato Kosasá le
decía a Ventura.
- Cuñado, usted dizque es muy peleador . Ver-
dad? Vamos a tantiar nosotros.
No, no. Yo no sé pelear, yo no vine a pe-
lear, yo vine fue a tomar.
- No cuñado, siempre podemos pelear un po-
q~~o, sólo para tantear la mano .
A las cuatro veces vino Kosqsá y lo jaló
del pelo . Ventura le dijo.
- Asi no es, no. Paremos.
Y lo cogió del pelo con una sola mano y l o
s acudió cuatro veces contra una piedra de mo-
ler . Kosasá quedó muy humillado y lo amenazó:
- Ah, va a aguantar usted mano de mi dia-
blo.
Ya después Ventura volvió a Ihftdzromá y el
cuñado tenía un trabajadero más abajo en Jam-
báanta y ahí llegó Ventura. En eso toparon tri-
llo de puerco. Al otro día corrieron los puer-
cos y mataron bastantes. Ventura había corta-
do una palma de chakarrá, para · labrar virotes
y la había dejado clavada en la playa, Al otro
día de madrug.a da salió a traer l a palmita cuan-
do de pronto Josepa en la casa sintió fué el
~rito y el totazo.

- Lo cogió el ' antumi6! Lo cogió el qntumi~


Erojó de Kosasá.
177

su hija que se llamaba Bushiály en


fu~ron ~.avisarle a Casimiro.

·:.ejo • a mi hermano lo llevó el diablo, lo


- el antumiá de kosasál
asimiro contestó:
- Déjelo, que si está vivo esta noche tiene
!"esollar,
:sa era una noche oscura, cuando ya comie-
Casimiro se paró:
- Yo voy a mirar La mujer le dijo que la
_ e· ara.
- No, no la llevo. Usted no aguanta porque
'.'an a llevar esos animales, detrás de an.-
~ .iá vá beuará2. Si me llamo Casimiro ese choi-
~ -que está ahí amanece ripiadito. Si cae una
-empestad, usted no tenga miedo que a usted no
~e pasa nada.

A media noche una tempestad y unos rayos


~ue iluminaban hasta la mitad de la sala. Ca-
:reron cuatro rayos y la vieja asustada grita-
~a que no la mataran.

Al otro día temprano fué a l_Q(¡dzroma a


donde el viejo y le preguntó por Ventura, Ca-
simiro le contestó.
- Mi cuñado está vivo. Maftana sale, no llo-

l. Perezoso
2. ~l esplritu de un •uer~o, traduce "propio muerto".
3. El árbol de •adera más dura, no le entra el hacha, sólo se puede
tumbar con fuego.
178

re por él.
Mientras tanto Kidáchichi estaba arriba es-
perando.
Cuando Ventura cayó al plan, al charco, en
una ~olapa, ahí -el antumiá abrió su entraderol
y cayeron a otro río. El antumiá lo llevaba
del cabello. Mas abaji to sintieron un ruido a-
trás.
- Espérenme ahí, carajo!
Era el an tumiá de Casimiro, gritó varias
veces hasta que los alcanzó. Y le quitó a Ven-
tura del cabello y lo tomó del brazo.
Cuando de repente otra voz detrás diciendo
que. esperaran, era la mujer del antul!liá de Ca-
simiro. · .•
El antumiá de Kosasá cogió a Ventura del de- ·
do corazón y lo apretaba para matarlo, enton-
ces el antumiá de Casimiro se dió cuenta y le
dijo: ·

- Porqué apreta así. Suéltelo. Entonces la


mujer lo cogió a Ventura y lo llevó a un lado,
y el antumiá de Kpsasá iba entre los dos antu-
miá de Casimiro, así iban bajando por ese río.
Había mucho puerco comiendo batata. Ahí se
oía un silbido como un canto. Y entre más aba-
jo el río más seco, apenas daba en el tobillo.
Mas abajo vieron una casa y de allí gritó u-
na chola.

l. los monstruos . y los e·spfri tus pueden desplazarse a otros aundos


debajo de hte.
179

- Aguántenme ah'í ! Mándenme a mi hermano pa-


ra acá.
Esa chola era la mamál del puerco de monte.
Ventura subió la escalera.
- Espere ahí no .más. Aquí no entre que us-
ted hiede mucho. Está viendo? usted es muy pe-
leador, es¿ es pecado, pegarle así a todo el
mundo, pegarle a otra persona es malísimo. No
es cierto que usted le pegó a Kosasá? Lo azo-
tó contra la piedra. El es quien lo tiene así,
pero ya lo soltaron usted no tiene hambre?
Y como en ese mundo uno no habla, Ventura
dijo que si apenas con el corazón. Y ella le
dió un envueltico de maiz, pequeñito.
- Estaba sabroso? Eso es hechura mía pero
no puede comer más porque entonces no puede
regresar y le toca morir aquí.
Entonces la mujer le dijo a los antumiá que
llevaran a Ventura a conocer más abajo. Y aho-
ra si lo llevaron para abajo. Se oía tocando
carrizo, tonoa~ caja. Se oía la gente pero no
se veía. En e~o toparon tres cholas sentadas
en el agua cantando borrachas con la cabeza a-
gachada. Una, la del medio, levantó la cabez~
apartó el cabello· y dijo:
- Dokomasá, aguánteme ahí yo voy a charlar
con mi hermano.
Y le dijo a Ventura:

l. Unos espfritus son madres o duenos~ de las especies.


2. Son los instrumentos tradicionales, carrizo es flauta, tonoa un
tamborcito que tocan las mujeres y caja un tambor más grande que
tocan los hombres.
180

- Está viendo? Usted es muy peleador, eso


es pecado, pegarle así a todó el mundo, pegar-
le a otra persona :--es-malísimo. No es cierto
que· usted le pegó a Kosasá? El es quien lo tie-
ne así, pero ya lo soltaron. Por peleador es
que usted está jodido, si no peleara usted no
es taba en estas. En eso latía un perro planta-
do a la orilla del monte.
·ventura pensó, ese latido parece de mi pe-
rro Ptlrtu, está conociéndome, quiere verme.
Antes de eso Ventura había matado otro pe-
rro a golpes porque se cagaba en la casa.
Entonces Purtu llegó y habló:
- Está viendo? Por peleador es que usted
está jodido~

De pronto apareció el perro que Ventura ha- -
bía matado, llegó bravo, a morder. Purtu sal-
tó -a def ender·aI amo y le decía al otro perro:
- Usted por cagón nos hacía llevar palo a to-
dos, por eso fué qu~ lo mataron.
La chola sacó un porongui to de barro y sir-
vió en una totumi ta chiqui ti ca un poquito de
guarapo dulce y sabroso y le dió a Ventura, él
quería tomar más pero ella le dijo:
- No le doy más si no no vuelve a su tierra.
Bajaron hasta donde se secó el río y se de-
volvieron otra vez hasta donde la madre de los
puercos de monte y ella dijo a los antumiá:
- Lleve a mi hermano para su casa.
Caminaron un rato y llegaron al sitio de los
181

antumiá. Había much0s ellos ,viven en la ·playa,. .


ahí estaban. Los antumiá son como una persona
grande pero tienen un pelo largo en el cuerpo
y en la cara, un pelo como el del perezoso pe-
ro negro.
Entonces ya los .á.ntumiá de Casimiro echaron
al antumiá de Kosasá.
- Quítese, no siga jodiendo más, porque si
sigue jodiendo lo matamos. Y tFajeron para a-
fuera a Ventura y ahí mismo salió a Ibftdzromá
Entonces Casimiro le dijo a las mujeres:
- Cuando no esté yo, ese Kosasá no va a de-
jar . a Ventura en paz, se lo va a vol ver a lle-
var. Entonces si no estoy yo griten duro: "Ahí
se llevó a su hermano Ventura el antumiá de I<.'.o-
sasá ! Entonces ahí yo vengo y se lo _qui to otra
vez.
Esa noche llegó Ventura a la casa, venía
borracho con el traguito que le había dado la
chola . - Iiiiiii - Iiiii~ venía gritando.
- Ay, ese es el grito de mi hermano.
Y se fueron a buscarlo, sentían el perfumel
de Ventura, pero no lo veían ya se iban a ir
cuando é1 dijo:
- Hombre, ustedes porqué no me ven?

Y al umbra ron y ahí es taba. Y_se fué con e-


11 as para la casa, alegre. Ventura pasó a Bau-
dó y llegó a Boroboro a donde Cancino.

l. Hombres y 1ujeres se perfu1an con esencias vegetales.


182

En una cacería cogió un puerqui to, a él le gus-


taba criarlos y lo llevó para la casa. Un día
amaneció sin comida el puerquito, Ventura iba
a bus~ar comida cuando lo levantó el 'antumiá.
iJ
Entonces Cancino se puso a gritar: llaman-
do f~ · antumiá de Casimiro: ·
¡
- Inancio Chochobá, _ ahí lleva a su nermano
Ventura el antumiá de Kosasá.
El antumiá abrió una entrada, bajaron y sa-
lieron a donde habían salido antes. Cuando sin-
tieron los gritos atrás:
- Espérenme ahí .
. El .an tumiá SeQuÍa caminando pero a los tres
gritos se par6- y · e1 antumiá de Casimiro cogió
de una mano a Ventura. Al rato sintieron otz-os
gritos atrás y era la mujer del antumiá de ·ca-
simiro que ahora cargaba un hijo ya grande. E-
lla cogió de la otra mano a Ventura.
Baj-aron por el río y de nuevo llegaron a
donde la chola madre de los puercos de monte.
- Aguánten ahí y mándenme para encima a mi
hermano.
Alrededor de la casa estaba lleno de alba-
haca. Ventura subió.
- No le dije que ese jaibaná no le dejaba?
Hasta que no lo mate no lo deja.
Ella le dió otro pedacito de envuelto, el
resto que había dejado de la otra vez. Y ella
le dijo:

- La mezquineza no es buena, cuando alguien
183

anda caminando sea amigo o no hay que darle


comida; a todo pasajero que camina en casa a-,
jena hay que alimentarlo. Todo eso es pecado,
vivir con prima hermana, porque mi Dios traba-
jó con su primo San Juán Bautista. Porque pri-
mo hermano es mas que hermano. Hablar detrás
de otro es malísimo. Vea hermano, usted me pre-
ñó, así no más con pensamiento la primera vez
que estuvo aquí, . así que su mujer allá abajo
me trato de vieja, que tengo garrapata en la
cara.
Ventura pensó: - Yo cuándo he vivido con
esa mujer para que sea mujer mía.
Ahí lo llevaron para abajo hasta donde es-
:aban sentadas. Volvió y habló la chola esa que
estaba bonita como la otra.
- Vea hermano, usted me preñó, así no más
=en pensamiento la primera vez que estuvo aquí,
así que su mujer allá arriba me trató de vie-
~a. que tengo garrapata en la cara.

Ella le dió otro poquito de guarapo y él


ornó y daban ganas de seguir tomando.
- No puedo darle más sino usted se queda a-
~uí - y le dió el mismo consejo que le dió la
: tra - que ·usted nó puede hacer maldad a nac:lie
~ orque Dios lo castiga.

En eso habló un cholo, Francisco Dontá, que


estaba más arribi ta. Ese Francisco Dontá no e-
~ a hechura de hombre, enviado del Dios mismo"
-endría que ser. Le dijo que no dejara ese an-
: umiá vivo, que lo matara porque si no lo iba
a seguir jodiendo. Entonces ya se hicieron her-
1anos.

Siguieron bajando y llegaron hasta donde se


184

secó. Ahí cogieron por un camini to y toparon


una se~piente grandísima toda pintada. Apenas
los vió iba abriendo el culo para tragarlos.
Ahí mismo había una casa y una · chola dijo al
antúmiá que le diera una patada a esa serpien-
te porque era puente sobre el barro. Unas mu-
jeres bajaron de la casa y le daban pata. - .Es-
tese tranquilo! - Le decían a la serpiente.
Ahí en el patio había bejuquillo que huele
sabroso, Ventura se iba a untar pero los antu-
miá no lo dejaron porque entonces no volvía
Ahí se salieron y resultaron en Atrato más a-
rriba. de la boca de Murrí. Ventura vió que un
moreno que venía embarcado era amigo de él y.
pensó: - Si mi amigo me_ viera me llevaba.
Estaban todos en el barrcmco y el antumiá
dec:ía:
- Qu~ va a ver si tiene los ojos llenos de .
l>arro.
Pusieron las manos así por delante y el mo-
reno no los veía'y apenas iba pasando en la ca-
noa se botaron al agua con Ventura y ahí .s e
hundieron, en la ciénaga Chirujamiá. Salieron
a donde el río había secado y siguieron otra
vez para arriba. ·
En Boro boro es taba Cancino pensando - Ahora
si habrán matado a mi primo?
Siguieron para arriba a donde las cholas y
·1a misma de antes le dió a Ventura un poquito
de guarapito y dijo:
- Vaya deje a mi hermano' a su casa.
Y siguie·ron para arriba. Francisco dijo que
mataran al antumiá de I<osasá y ese. antumiá llo-
raba.
'
Llegaron a donde la madre de los puercos.
- Dokomasá aguante ahí y deje subir a mi
hermano.
Ventura subió y ahí estaba ella dando con-
sejo:
- La mezquine za no es buena, cuando alguien
anda caminando sea amigo o no hay que darle co-
mida; a todo pasajero que camina ~n casa aje-
na hay que alimentarlo. No se puede ser mal va-
do con nadie.
Por ahí cerca andaba·un ñeque, dando vuel-
tas jodiendo, estaba bravo, roncaba.
La madre .de los puercos de monte le dijo a
Dokomasá.
- Mate ese ñeque y dele a mi hermc;mo para
que lleve a su casa de comer para su familia.
Ahí mismo los antumiá lo agarraron y lo des-
triparon con la uña y estaba gordo y grasoso.
De ahí para árriba toparon bagre pintado y ma-
taron uno, y una doncella,. y un bagre para
darle a Ventura para que comiera· con la fami-
lia. Y le dieron unas ramas de albahaca y a-
chiote para que pintara con eso a toda la fa-
milia.
Má~ arriba llegaron al puesto de los antu-
miá y el antumiá de Casimiro le dijo a Ventu-
ra:
- ystedes no dicen que si los coge un ani-
mal lQ matan con esa culebra que carga ahí?
186

Y Ventur·a se · miró y todavía tenía su cuchi-


llo pr~ndido en la cuerda del guayuco.

Y el antumiá de Casimiro puso al frente al


de Kosasá y lo agarró a golpes y a puftaladas
con el cuchillo de Ventura. A los tres puñala-
zos se quedó quieto, ya estaba muri"endo. Bota-
ba sangre como cuando uno asa banano .maduro,
así como un agilita verdecita. Ahí . lo destripó
con el cuchillo, le sacó las asaduras, le cor-
tó la cabeza, lo descuartizó.
- Esta cabeza y estas asaduras son de mi· pa-
trón, de Casimiro. Ahora sí vamos que ya no
hay peligro.
Y salieron ahí en Boroboro.
Y los parientes de Ventura oían- el grito
del antumiá allá abajo. Roooooo, como gallo,
cocococo.
- Será que mi primo está muriendo? Porqué
grita ese animal así?
Y oían los pasos del antumiá como de caba-
llo. Y ahí el hijo de antumiá se golpeó con un
guarumo que estaba atravesado y lloraba, ohoh-
ohoh; y oyeron el grito de Ventura borracho, i
iiiii!
Salieron a buscar y no veían nada, apenas
el olor de plantas perfumadas de Ventura, y
alumbraban con la tea de brea y nada.
- Hombre aquí estoy, mírenme, me estaba era
quemando.
Cuando ya llegaron a la casa Ventura pre-
guntó:
- Ustedes no tr~jeron el ñeque, pescado, a-
chiote, albahaca? Vqyan busquen!
Y fueron y lo trajeron.
Después, otro día, ahí en Boro boro, se fue-
ron a .correr puerco. Francisco Dontá se le a-
pareció y le dijo:
- A usted lo va a llevar Kirápauar~ia, el
caraverde.
Entonces ya sabía y mandó hacer cuatro po-
cilli tos de balso, entonces le dijo:
- Por la mañana les echa agüita y los pone
ahí en terradi tos en la arena y les mete cande-" ·
la, si prenden todos cuatro entonces se salva.
Así hizo un día antes de irse para el monte y
prendió los pocillito~ uno por uno.pero se a-
pagaron.
- Hombre, como hago, voy a tener que ir pa-
ra el monte a quebrada Motatál
Ahí en cabecera corrieron puerco. De. veni-
da Ventura pegó el gri~o y se fué, se lo lle-
vó, corrieron . a alcanzarlo pero dónde, yapa-
ra qué: El le había dejado dicho a la mujer:
- Si me lleva un animal que grite: Francis-
co Dontá, a. su hermano Ventura se lo llevó el
diablo!
Y así gritó. Cuando al otro día ya de maña-
nita, venía bajando el mismo Ventura con hier-
ba de sapo olorosa en la corona.
Qué val Ese era Francisco Dontá. Llegó a la
casa · y subió, se quedó en la esquinita. Cuan-
do la hermana de Ventura se le acercó. Francis-
188

co le dijo:
- Quítese de aquí que hiede.
- Este no es mi hermano!
- Su hermano ya va llegando a cabecera de
Atrato.
Entonces Francisco se fué allá donde iba a
Llegar Ventura y se puso a jugar con hojita de
palo de chocho y sonaba cuando caía al agua;;
Al poco rato sintió un tropel ahí encima y se
presentó en la playa. Dijo Francisco al Kirá-
pauaramia:
- Aguánteme a mí, carajo! Luego usted es
más gr·a nde que yo?
Al rato llegó Ventura que ya venía locQ. Y
esperaron ahí con gana de irse. Al oír la voz
de Francisco, Ventura conoció.
- Porqué anda usted corriendo? Así es cuan-
do uno se quiere volver venado. Volvéte vena-
do! - Le dijo Francisco al diablo ese.
No quería caer y le <lió con el bastón. Se
volvió mitad venado, mitad ñeque y jaló cada
uno para su lado hasta que el cuerpo se volvió
delgaditico como un hilito y se rompió.
Ventura ya se estaba vol viendo como diablo,
con la cumbamba grande, como con espuela en el
codo y carrasposo como rallador. Francisco le
dijo:
- Usted está bonito. Va a ir así para la
casa?
Ventura estaba mudo y pensaba: - Yo quiero
189

quedar como estaba~

Y Francisco lo fué arreglando así con un


bastoncito, pero le dejó un poquito larga la
cumbamba para que creyeran los demás.

- Aquí abajo va a topar con el venado, ese


es él. No lo deje mirar! El tiene los ojos
zarcos. Déle con una piedra!
Ven tura caminó y más abajo ahí preciso lle-
gó el venado queriéndole mirar la cara pero
ahí mismo lo echó con la piedra.

Llegó a la casa y ahí se estuvo un tiempo.


Un día dijo:
- Mañana vamos a correr puerco.
Francisco dijo que iba a venir Onasí. Ona-
sí que era cholo quibdoseño estaba en el cie-
lo y quería volver animal a Ventura. Ventura
dejó dicho:

- Si no vuelvo a la casa yo me he vuelto a-


nimal. Busquen por aquí y si encuentran pelo
de animal de JJ!On te, zaíno, venado o guagua,
ese animal me he vuelto. Si encuentran pesca-
do en cantidad me he vuelto pescado y es que
se va a acabar el mundo.

Se fueron los demás al monte y él se quedó


sentado en una piedra lisa como una mesa.
Cuando volvieron toda la arena estaba revuel-
ta como si hubiera habido pelea. Ahí buscaron
y encontraron pelo de tatabro y olor a almiz-
cle. Alrededor del pelo había como zumo de
jagua. Esó_era pecado c·on ·q ue había quedado
embarrado Onasí que estaba limpio.
190

Onasí agarró :a Ventura


- Usted se va a volver animal porque es ma-
lo y bravo.
Y quería tumbar a Ventura para que cayera
en cu·a tro patas y se volviera animal pero no
pudo. Ahí lo quería meter al agua para que se
volviera pescado pero Ventura lo llevaba al se-
co.
- Usted me quiere volver animal, entonces
usted es malo también. Yo voy a volver a usted
animal, si cae en cuatro patas se ·Va a volver
tigre. Apenas chillaba el tatabro ahí en el .
monte.
Ahí llamaron a Francisco Dontá.
- Su hermano Onasi volvi6 tatabro a Ventura!
Pero Francisco estaba borracho en el otro
mundo y no oyó.
Al segundo día oyó y dijo:
- Hombre, ese Ventura nacido Emberá en es-
te mundo. Cómo se va a volver animal! Vamos a
ver quien puede si Onasí o yo.
Volvió a llegar Francisco en forma de Ven-
tura perfitmado con hierba de sapo.
- Hola mi hermano, c6mo está?
- No soy su hermano. El ya se volvió tata~
bro, ya quiere comer fruta de chungat, si él

l. Una palaa.
191

come ya no se puede volver hombre otra vez.


Entonces Francisco se fué ahí en donde chi-
llaba el tatabro y lo llamó. Áhí salió, buscó
como para morderlo, venía con la boca abierta.
- Hombre, qué me va a hacer. Está bonito
así como está.
Entonces ya reconoció la voz y paró y se
quedó quieto.
- Usted quiere volver para su casa?
- Sí - Pensó Ventura.
Entonces cogió · el bastón y le iba dando por
todo el cuerpo y ahí iba desgranando pelo has-
ta que desgrano todiqui tico, cuando ya acabó
de desgranar, le dió la mano.
- Déme la mano. Levántese.
Y ya se paró como gente pero tenía el col-
millo como tatabro.
- Quiere ir con ese colmillo así para la
casa?
- Ay hermano, no! Yo quiero quedar así co-
mo estaba.
Entonces le dió con bastón al colmillo y
fué bajando hasta que quedó como estaba y le
dijo que se fuera para la casa. Ventura llegó
a la casa y su muje~ le dijo:
- Usted dónde estaba?
- Ay hombre, yo no me iba a poder vol ver
gente otra vez. Yo ya iba a comer fruta del
192

mdnte, ya la tenía en la boca cuando llegó mi


hermanq y me volvió gente otra vez.

0nasí hizo volver animal a un choloquibdo-


seño llamado Terímelo. Francisco le dijo a Ven-
tura:
- Terímelo va a caer allá en la orii1a del
mar, en Cuevita, cerca del Valle. Cuando oiga
ruido así, vaya a Boroboro. Si Terímelo cayó
en la playa y no ha llegado · al agua , todavía
no se ha vuelto animal del mar. Entonces únte-
le jagua así de lejitos, así ya no-se vuelve
animal y lo puede llevar para la casa.
Ventura llegó, cruzó la ensenáda de Utría
y llevaba su jagua. Cuando llegó a la playa,
el cholo cayó en el borde de la quebrada. Cuan-
do Ventura llegó ahí,Terímelo ya había covado
y llegado al agua y se volvió tigre de agua,
Q.oirnarná.
Francisco Dontá había dicho que si caía al
agua en tal .día salía v que lo buscara. Ese
día Ventura fué y ya estába saliendo. En los
longos 1 dóimarná quería salirse al seco; cuando
llegaba la marejada quedaba prendido en la ro-
ca y vol vía y caía al agua. Tres veces· cay6 al
agua pero a la cuarta quedó pegado. Ventura
había corrido y estaba parado arriba en los
longos. D.oimarná apenas hacía -Auuuú, Auuuú y
hacía señas con la boca de que le buscara pe-
pa de dientenegro y volvió y cayó al agua.
En la playa estaba amargo del olor del ras-
tro de dos personas que habían estado charlan-
do; habían dejado achiote y un atado de dien-

l. Rocas.
193

te negro, Ventura lo cogió y se fué para la


casa.

Francisco Dontá.dijo:

- Ese no queda ahí ·en la orilla, se va mar


afuera, ahí donde no pasa gente, allá es que
está arrodillado como perro en un profundo mar.
Francisco había quedado picado con Onasí y di-
jo:

- Primero él me va a tirar al suelo porque


yo se andar borracho pero 1 u ego yo lo boto a
él. - Y le ·dijo a Ventura - Hermano, ese día
él. me va a botar aquí en la tierra, en tone es
usted va a encontrar una hormiga hedionda jun-
to a una tela como de arañita. Me va a volver
así como hormiga pero usted pone el bastón.

Ventura un día oyó un ruido y cuando fué a


ver ya se había vuelto hormiga. Le puso el bas-
tón y se volvió gente otra vez.

Francisco dijo:

- En tal día lo boto yo a él y se va a vol-


ver hormiga también, si usted ve, vaya busque
el bastón y si lo encuentra tírelo.

Ventura oyó ruido y encontro la hormiga ,


buscó el bastón y lo botó allá lejos y así 0-
nasí no se volvió gente nunca más.

Ventura decía que de enfermedad no se iba


a morir.

- Cuando yo muera es que mis hijos, los que


quedaron en la barriga de las cholas allá aba-
jo, me llevan.
18 . EL TIGRE MOJ AN01
Lo aprendió el papá de Flores-
miro en Tarena (Alto San Juán)
de boca de Belisario Ebao.

Cuando los emberá estaban peleando con los


jurá, un jaibaná 'grande tenía un solo hijo, y
ese hijo tenía un hijito como de dos años.
Entonces el hijo del jaibaná se enfermó y se
murió. El papá cantó y no pudo. Lo .mandó ente-
rrar debajo de la casa y dijo:
No voy a dejar perd~r la carne de mi hi-
jo, lo voy a volver moj'ano.
Y mandó a hacer chicha y cantaba. Al otro
día veía como pelos de -gatos. Ese era mojano
de él.que v~nía a la tumba.
A la semana oyó una bulla. Después mandó
covar para verlo y ya estaba vivo. Y salió vi-
vo, apenas se le pudrió la nariz. Se puso a
cantar el viejo y lo bañaba con agua caliente

1. Tigre mojano, /aribada/. Entidad 11uy temida por los emberá. Con-
siste en una persona.: que resucita como una mezcla de tigre y
ho1bre; tiene la nariz podrida, pelos en el cuer.po y dos pode:.
rosas garras en el pulgar y el Indice con las que corta el cue-
llo de las víct.has, los pies se le voltean y el rastro queda al
revés.
196

y apenas hacía ~Iiill. Mandó rayar jagua y le


echaba caliente y al rato --Iiii ! Al rato ya
habló: ·
- No me quemen, me está quemando mucho. -
Y -e l papá le fué trozando las uñas de la
mano menos el pulgar y el índice. Y el.mojano
mandó llamar al hijito y el viejo decía que no
porque lo iba a comer. Entonces ya subieron al
tambo y el viejo no le daba el hijito.
Ahí durmió con la mujer. Al otro día ella
decía:
- Mire suegro, que él quiere coger mi hi-
jito.
Entonces el jaibaná le decía al hijo:
- No querrá usted comer su hijito?
- No papá.
Y el viejo cantó.
Entonces ,el mojano escupía en la mano y la
ponía al sol~quedaba dormido, la saliva su-
bía hasta el pecho, entonces ya sabía y se i-
ba para el monte.
Al otro día amanecieron un poco de animales
en el puerto con el guargüero trozado.
Un día iba con el hijito y buscó para co-
gerle la mano. Entonces el muchachito se vino
corriendo a la casa y le dijo al abuelo.
- Vea que mi papá me quiere comer.
El jaibaná regañó y cantó, entonces ya que-
197

dó. Ahí fué cuando ~· supieron . ! que~:..estaban vi-


niemdo los jurá y ·s alió un poco de gente a pe-
lear . . Entonces el mojano dijo:
- Yo voy a ir porque si no los van a matar
a todos , tls'fedes.
En el camino se encontró con esos emberá y
les preguntó para dónde iban.
- Vamos a quedar aquí y mañana vamos a bus-
car.
- Ustedes se iban a morir todos! A9uí no
más, abajito en una playa están los jura.
Por la noche él se fué. Al· otro día estaba
la playa llena de jurá muertos. -Ahora sí, ha-
cían guarapo y él tomaba, le gus~aba mucho.
Cuando él subía a la :casa a todos cqgia un
sueño profundo. Ahora sí, comía las mujeres
ajenas y· eso sí le gu·staba. Las mujeres se
dieron cuenta · y dijeron que lo iban a matar.
El v.i ejo supo y entonces ya se iba para · la
chupata y le dijo:
- Hijo a - ~sted lo van a matar.
- No, si me matan yo no me muero solo, cua-
tro personas se van conmigo~.
Y el viéjo se iba para la chupa con él. En-
tonces las mujeres planearon.
- Cómo lo matamos? Con arma no muere.
Entonces hicieron po, harina de maíz, y re-
partieron a los hombres pero cuando le dieron
a él se lo echaron por la nariz y se ahogó y
buscó y cogió a cuatro y les trozo el guargüe-
198

ro y ahí se cayó al patio y a,_hí ya se murió.


Al ótro . día llegó el viejo y lo . trató de
revivir pero ya no pudo.
HISTORIAS DE GUERRA
19. LOS BURUMIA
Narradora·Qdilia Dogifamá

En la quebrada Usagará que cae al río Bo.ja-


yá vivían los Burumiá y los cholos no sabían.
LQs Burumiá vivían en un al to, así como en sal-
tó y desde ahí podían ver a la gente que venía
subiendo por el río. ·
Los cholos -venían a montiar al Bojayá, en-
tonces los Burumiá los cogían y se los comían.
Un día subieron un poco de cholos, va:ríos chin-
gos con mujeres y niños. Los Burumiá los ata-
caron y los mataron y se los llevaron para co-
mérselos menos a una vieja y a dos niños. Un
niño y una niña que se llevaron vi vos para
criarlos allá entre ellos. Cuando los cholos
venían a montiar, los Burumiá los cogían, los
llevaban al pueblo de ellos, los capaban · y los
encerraban en un chiquero como a marranos. Ahí
al mismo tiempo sembraban una mata de primi ti-
vol; entonces cuando el primitivo cargaba y las
frutas maduras se rajaban; al mismo tiempo la
piel del cholo se rajaba de la grasa y ahí ya
era tiempo de matarlo para comérselo.
El cholito fué creciendo y ya después hizo

1. Plátano de frutas pequeMitas, también conocido como bocadillo o


111anzanito.

·.
202

bodoquera y arco y salia a montiar, pero los


Burumiá no lo dejaban ir para abajo porque de
golpe encontraba el camino. y se volab.a.
- Qué hace por allá! Eche para arriba·, vaya
a montiar par~ arriba!
Y así fué creciendo y él y su herJllana ya
estaban jóvenes. Entonces la vieja les decía:
- Vaya así rodeando, así rodeando, va bus-
cando camino y ahí abajo en el río hay bastan-
te chingo y hachas y machetes de los cholos
que han matado. Coge una de las champas más
grandes y se va y avisa a l.os otros cholos que
los Burumiá se están comiendo a la gente.
Mientras tanto los cholos creían ·que eran
los ·Cuna los que estaban matando la gente. En-
tonces se reunieron cholos de Atrato, de Llo-
ró, de Dubas a, de Pató, de Muriguidó, de toda
parte, bastantes, y se fueron y echaron a los
Cuna. Por eso los Cuna casi no ·quieren saludar-
nos a nosotros. Ellos pidieron permiso al go-
bierno de Panamá para venir a pelear con noso-
tros pero no los dejaron.
Después de esa guerra los cholos se queda-
ron esperando en Bojayá por si venían más cu-
nas.
La vieja un día .hizo un buen fiambre para
los muchachos y ellos se fueron rodeando como
·ella les había dicho. Rodeando, rodeando, has-
ta que salieron al río ahí abajo, ahí. estaban
el poco de chingos, con hachas; machetes, ~a-
naletes\ de todo. Con una de esas h~chas fue-

1. Remo de forma lan_ceolada tallado en una sola pi.eza.


203

ron rompiendo todo.s los chingos y_ dejaron el


más grande y se fueron agua abajo con un perro
grande que llevaban
Allá abajo estaban los cholos escondidos en
el rastrojera y silbaban como paJaro buchelé
para avisar. Cuando ya estaban cerca los mucha-
chos empezaron a disparar flechas esos cholos
y los muchachos las paraban con el canalete y
decían que pararan que no dispararan. Entonces
ya no dispararon más y salieron ese poco de
cholos, como cien, como doscientos. Ya los mu-
chachos contaron que no eran los Cuna, que e-
ran los Burumiá los que cogían a los cholos
para comérselos. Les preguntaron que cuantos
eran, pero los muchachos no habían contado;
dijeron que los Burumiá eran como diablos, que
tenían la cabeza pelada, así como longo, como
peña.
F.ntonces por la noche se subieron y un cho-
lo que sé volvía como murciélago, voló y con-
tó las casas y los Burumiá, pero le faltó una
casa que estaba retirada.
A la otra noche los cholos ya subieron to-
dos armados y vinieron mirando, ya sabían que
el que estaba en una hamaca, en una casa gran-
de, ese era el jefe. Cuando por la noche se
paró a orinar; lo flecharon y ahí mismo ataca-
ron todos los cholos, dos para cada casa, y
mataron a todos los Burumiá menos a los de la
casa esa que estaba retirada. Los de esa casa
se huyeron por cabecera"qe Boj ayá, salieron al
río Valle y ahí tumbaron 'un palo y comenzaron
a hacer una canoa Cuando los cholos se dieron
L

cuenta, hicieron fiambre al otro día y comen-


zaron', a perseguirlos, pero cuando llegaron a
la boc~del río ya los Burumiá habían termina-
do la lart.zha y ya iban costa abajo y como no
tenían emba~~~~ión no los pudieron perseguir.
20. LOS JURA
Contaba el abuélo Domingo
Chamorro. Narrador Alipio
Rojas.

En Dubas a hacia arriba no vivían cholos y


en la parte abajo tampoco, pero bastante ~ba­
jo, en una parte que le dicen La Caimanera por
Pepé, en esa parte sí vivían muchos emberá y
los cunas vivían en las Calles, una parte que
le dicen las Calles.
En ·esos tiempos monteaban la gente de Pepé,
Sandó, para el otro lado monteaban por la par-
te de Torreidó, cabecera Bembá.
En ese tiempo se perdió un emberá. Entonces
ellos decían que se había perdido, pero no sa-
bían que los jurá comenzaron a comerlos, los
mataban y los comían. Ellos-hallaban por allá
bastante arriba de la selva, en las quebradas
a los emberá labrando champa, entonces los ma-
taban con las flechas y se los comían. Enton-
ces eso estaba oculto y ninguno s~ daba cuen-
ta cómo s~ perdía la gente.
Pero así de tanto en tanto, hasta que se
dieron cuenta que eran los jurá que se estaban
comiendo a los emberá.
Entonces una vez salió un cacique a un pa-
seo para arriba a las Calles y el cacique se
desapareció.
206

Entonces ya la gente se enfureci6 sobrema-


nera,pues era raro que se perdiera la gente a-
sí, porque -no venía a la casa Y. allá arriba ha-
bía otro contrario que era el jurá. .Entonces
la gente ya hacfa así, en el largo tiempo, se
fueron, como había un emberá que era ombliga-
do con posaf, ese que llaman zorra los negros.
Y un segundo cacique que había ahí dijo:
- Hombre usted que es ombligado de zorra
porqué no va a revisar a ver por dónde halla
la cabeza del cacique y de otros clientes que
se han perdido por aquí.
Entonces el ombligado de zorra dijo que él
sí se atrevía. Entonces se fué a verlo y se
fué de noche, oculto y .entró adonde los jurá
y ellos dormían en la cañabravera, en las ha-
macas. Fué viendo cerquita, cerquita, y uno de
los· jurá se paró y se meó en la espalda de él
pero él hacía como que estaba muerto pero ~s­
taba vivo, viendo, contando a la gente cuántos
eran. Entonces hasta que v~lvió a la casa y
dijo:
- Hombre, la gente no son bastante, no.
En esa época la gente no sabían contar si-
no no que iban contando así, uno por uno. Por
ejemplo este tiene tantos . dedos, en los pies,
en los dedos de la mano también, entonces i-
ban tomando como cuenta. Ellos calculaban ~en
los dedos. ·
Una comisión se fué a recoger gente, a ca-
becera Pepé, a Quibdó, a Munguidó en el sitio
Rastrojo, al río Quito, a Lloro.
Y llegó la gente a practicar un entrenamien-
to a en Pepé. Entrenamiento de ellos era con
flechas copetarra que es plana en la punta, e-
207

sas flechas le pega en el ojo o en el cuerpo


pero no entra sino que lo deja verde a uno. El
golpe es durito siempre. A lo úl:timo no fué
con copetarra sino con flechas de verdad, con
lanzas. El diente de la flecha era con hueso
de mico, de mono, de esos huesos que son duros
como hierro, que nunca se doblan. Cuando ya
estuvieron bie~ entrenados, ello~ trataban de
aprender a agarrar las flechas, ellos agarra-
ban la flecha con el cabello, porque en esa
época usaban el cabello largo. Envolvían la
flecha con el pelo, con el pie, con el brazo,
con la cabeza las desviaban. Cuando ya estuvie-
ron prácticos se fueron por el día subiendo en
canoa y se toparon los jurá. Se dieron flecha
todo el día y toda la noche, ya cuando amane-
ció, los jurá fueron reculando hacía arriba.
Se fueron yendo hacia arriba y los emberá a-
trás, atrás, atrás, fueron dándole, fueron dán-
dole, llegaron a donde ahora queda Puerto Oli-
via, y ahí siguieron dándole, por .la orilla en
esos chuscaleros, hasta que llegaron a la bo-
ca de Dubasa ·siguieron hacia arriba unos va-
!ios y otros siguieron Baudó. arriba.
Cuando llegaron a la bo.ca . de Ancosó_, vi_eron
un brazo del cacique que estaba guindado y po-
niendo una séña tenía tres flechas atrave-
sando ia paleta del cacique, ahí fue donde
las gentes se pusieron más en condición de pe-
lear y como con más rabia. Porque ya de verlo
que el cacique .estaba traspasado con · la fle-
cha, era seña de que · querían pelear más.Enton-
ces siguieron atrás, atrás, hasta que l¡egaron
a una parte que le dicen la Beringuera, ahí es-
taban otro par de costillas atravesadas con
tres flechas, entonces siguieron atrás otra
vez, hasta que llegaron a la boca de Catrú.
Cuan~Q-. llegaron por ahí estaba un pie atrave-
sado.;¡con tres flechas. Siguieron atrás, atrás,
atrás. Ellos como que no iban caminando de la
208

rabia, pero caminando mismo iban de ver que a


su cacique lo habían matado así. Llegaron a la
bota Chirrincha y vieron otro brazo traspasa-
do; entonces con más rabia entraron a la gente
para arriba, pero como el río Dubas a es muy co-
rrentoso, no sabía la gente palanquiarlporque
en ese tiempo la gente . vivía en rí o manso, la
gen te como ql,le vi vía era a canalete pero en e-
sa parte el río Chirrinchao, Endeudó, Cuisisi,
son las partes mas correntosas que hay en Du-
basa.
t~n tonces llegaron y fueron siguiendo así
has--ta que llegaron · a .la boca de Ocas ira y ahí
vieron la cabeza del cacique con. tres flechas
atravesadas en la lengua. Entonces dijeron que
es·a era una seña para que no hablaran más, pa-
ra que dejaran de hablar de una ve z.
· Siguieron hacia arriba y en.l a boc a de Jan-
capiragua y ahí se les ac'abó la comi da, que e-
. ra po , que ahor a decimos pokurá que es maíz
· tostado y mol i do.
Entonces reg r esaron a su tierra o t ra vez,
a Pepé, en e l sitio en que habían comenzando su
e n trenamient o . Vinieron a hacer un l a nche, las
muj eres estaban e n condición de hacer l o. Todo
el mundo iba haciendo su l onche , su po, hac i en-
do toda clase de l onche s, pero que f ueran bal-
sudos los lanches . Siguieron detr ás hasta que
l legaron otra v e z al sitio en el que estaba la
cabeza del c ac ique. Al otro día siguieron, se
pusieron en camino, llegaron a cabecera de Du-
basa a un s i tio que se llama Bidúazrorná~

1. I•pulsar la !:aMa con_una plrtiga o garrocha.


2. jraduce Pichindi gra~d•
209

Bueno cruzaron esa cabecera, Bid.úazromá y


::::_ Jzaron a Nauca, en cabecera de Nauca durmie-
~n, al otro día sigl.:lieron atrás. en la trocha,
. ;is ta que llegaron a cabecera de Nuquí. Cogie-
~n río abajo, y cuando llegaron a la playa de
: ·qui, los jurá iban embarcados saliendo por
- ~nde quedan unos morros mar afuera, y de aquí
:.e las orillas mandaban unos flechazos, pero
_as flechas no llegaban allá donde iban ellos,
.orque en esa época las flechas eran como más
~cili to. Entonces la gente corrían ahí como
:..~co para alcanzarlos, pero que va! como no e-
-ª nada, en Nuquí no había nadie, ningún indio
·~vía ahí. No habitaba nadie.

En ese tiempo en Chori, Tribugá,no había


~ente, no había gente en las playas. Entonces
se fueron siguiendo así por las playas, como
_.:.co así andando pero con más rabia porque co-
al cacique lo habían matado y como que has-
~a le habían comido una parte de las carnes.

Entonces siguieron así por la orilla, cru-


~aron por bocana de Tribugá que es tan ancho,
~on una balsa de esas que llega en la resaca,
en cualquier balsita así, fueron cruzando al
~ro lado, se cruzaron a la playa de guachali-
~o, luego cruzaron a la boca de Chorí y cuan-
do cruzaron a ·la boca de Chori venía otra tro-
na de la boca de Jurubidá, buscando como a la
~oca de Chori

Entonces· ahí se dieron el tope. Entonces di-


~eron los que iban de Chorí para allá entonces
:e decían, muchachos llegaron nuestros enemi-
;os. Y ahora sí en condición dijo el cacique,
porque aquí a lo mejor los matamos o nos matan.
Y fueron dándole, fueron dándole flechazos,
eso era uno mío y uno suyo pero nada que le
daban a nadie.
210

Como después de media hora dándole flecha


y no caía nadie, : entonces ya se convenció la
gente que esos eran los otros emberá que se ha-
bían subido por el Baudó. Entonces al · que es-
taba ombligado con zorra le dijo el cacique:
- Tú que eres tan guapo y tan veterano que
no le tienes miedo a nadie acercate allá pues.
- Yo sí no tengo que ver nada, bien si me
matan, pero ahí están ustedes que son mis guar-
dias.
Ve! Fué siguiendo, fué viendo, fué viendo a
otra·s islas que estaban, entonces se paró y
dijo:
- Hombre, cómo le parece hombre . - y se a-
brazaron con el ombligado de zorra.
. ..
- Hombre ya nos íbamos a matar nosotros
siendo de los mismos.
- Y ahora qué?
- Entonces ahora hay que labrar una canoa
de un palo de lano 1 a irnos ahí.
- Pues ustedes es que v~n, mi gente.
Y luego regresaron de nuevo a su tierra, a
pepé. Vinieron a hacer su lonche. Luego hicie-
ron bastante lonche_, bastante, bastante, pa-
ra irse ahora si de verdad, hicieron bastan-
te lonche.

l. Un árbol de tronco 1uy ancho y alto, produce lana en sus frutos.


211

Hicieron su lonche,su equipaje, y · regresa-


ron otra vez al sitio donde habían labrado el
bongolde lano. Entonces siguieron atrás, fue- ·
ron atrás y durmieron en la ensenada de Utría.
Al otro día siguieron a la punta Uina, donde
hoy es Bahía Solano. Al otro día siguieron por
la costa y llegaron - Piñita. Al otro día si-
guieron y llegaron a Borojó. Al otro día si-
guieron, llegaron a Patajoná, cerca de Cabo
Marzo. Al otro dí a entraron a Coredó . Al dí a
siguiente siguieron y entraron a JuradÓ, y los .
jurá de ahí se habían ido con los otros. Se
fueron y llegaron a punta Ardi ta, luego al Ce-
dro y de ahí llegaron a Mono, luego a Pitali-
to, luego a Cocali to, luego a Guayabo, al otro
día a Jaqué. Al otro día llegaron a punta Bra-
va, q.l otro día a Caracol. Ahí se fueron a Pla-
ya muerto, ahí a Sambú, fueron · siguiendo, si-
guiendo y nada que veían a los jurá.
La gente se perdió de ruta y llegaron a .D.o-
karrá , corno dicen los viejos. Llegaron a D.oka-
rrá~y hallaron gente chiqui tic a, muy chiqui ti-
ca la gente· y avispadi tos, unos con · 1os brazos
mochos, otros con las ?atas mochas, otros con
la nariz mocha, otros co.n un solo ojo, otros
con la cabeza mocha pero hablando, y así habían
de muchas clases diferentes, pero eran chiqui-
tos. Entonces llegaron esos viejos allá con cua-
tro lanchas.
Llegaron allá y bueno, todo el mundo le de-
cía:
- Hombre, llegó mi papá.

l. Un bote.
2. Tocarra: Literalmente la raíz del rfo.
212

El otro le decía.

- Este es mi papá.
Y les preguntaban
Qué hay de mi mamá? Qué hay de mis herma-
nitos?
Por nombre los fueron llamando pero ellos
sin saber que clase de gente era. La gente de
verlo así pues se asustaron. Pensaron:
- Esta qué clase de gente es. Dicen que son
mis hijos, yo no sé cuándo vino mi hijo acá.-
Entonces les decían:
- Papá, usted no se puede acercar a nosotros
porque usted hiede mucho. Usted . hiede comp a
muerto.
Entonces la gente se asustó cuando les es-
taba diciendo que ellos hedían mucho así. Es-
peraron apartaditos de lejitos, por ahí.
Entonces les dijeron:
- Papá usted mismo piensa en su corazón, en
su pensamiento, qué va a ser mi hijo así, un
mochito asi, no, sabe que en realidad usted
dice que no es mi papá, sin embargo yo le voy
a decir que sj_ es mi papá. Usted en tal día
tuvo contacto con mi mamá, fulana de tal, y mi
mamá fue a lavarse al río, entonces eso, eso
que se lava, entonces estos mochos, estos bra-
zos mochos y todo eso es porque lo comen las
sardinas, los cangrejos, comen los sábalos,
los jojorros, así en fin. Eso es que nosotros
venimos a parar acá porque venimos de su mis-
mo cuerpo. Eso que abortan, cuando las mujeres
salen en embarazo, así con cualquier hombre
213

por ahí todo escondidito, entonces comenzaron


a matarlos con golpes o con otra cosa, enton-
ces la criatura comienza a abortarse.
Entonces le dijo que eso también era malo,
entonces comienza a darles consejos:
- Es malo matar, es malo mezqüinar la comi-
da, es malo matar una presa y no darle al ve-
cino, eso es malo porque esa carne que ustedes
ven allá, eso es lavado del pecado que envían
del cielo. Nosotros tenemos mucho pecado, en- ·
tonces comienzan a lavar como con una agua
limpia, eso se bota, como botar en la casa al
suelo, entonces al botar al suelo comienza ya
a mtil tiplicar como venado, tatabro, pavón, y
así, cosa así, entonces que eso era malo,mez-
quinar.
Entonces ya los viejos quedaron así chipa-
ronci tos, todos asustados porque ya decían
que era malo matar al otro, porque ellos ve-
nían matando jurás. Entonces ellos se asus-
taron.
- Hombre, nosotros · matando a nuestros her-
manos que era jurá también.
Y así ... . a cada cual lo llevaron así a pa-
seo, así a que se pasearan así en su casa, a-
sí. Entonces dijq uno, el más grandecito. ·
- Usted~s, papá, mañana se van para su país.
Allá en :Q_okarrá, la gente, esos chiquitos
que están allá todos mochi tos, todos con su
nariz mocha, esa gente decía:
- Papá de por dios, que ustedes no se pei-
naran en el río, porque ese pelo que va agua
abajo, aquí se vuelve es un carrá, un choibá,
214

u.n epavél. Y noso.tros así mochi tos, tuquitos,


nos damos muy duro para trozarlos. porque si
no los· trozamos el mar se inunda, todas las
cordilleras.
Ellos se quedaron así diciendo que los pe-
los del cuerpo así tampoco se arrancaran~ por-
que ese es un choibá durísimo para hachar-
lo acá. Qüe no se sacaran los piojos e·n el río
porque los piojos allá se vuelven es serpien-
tes, Nusí y es posible que se los comen a ellos.
Decía el más grandecito de los dokarraces:
- Ustedes se van mañana para su país otra
vez. Pero eso sí, ese genio que llevaban así,
que mataban al otro así injustamente porque
todo el mundo no fué que mat6 al cacique, si-
no que fué uno, pero era ma'lo, has ta el más
justo iban matando, hasta los más chiquitos,
así mujeres que no tenían razón.
- Entonces echaron un poco de consejos que
esa gente quedaron fué admirados.
- Ustedes mañana se van y le lleva este
perrito que se llama kusikito.
Un perrito lanudo, con unos ojos grandes y
una orejitas paradas que parece una lechuza.
Entonces decían:
- Este es como brújula, a donde marca la
t~ ompi t a
de este perro, es la tierra de uste-
des y a donde no marque o llore, ustedes van
perdidos de ruta. Lo segundo es que ustedes

l. Arbol de gran ~ama~o


2. Los emberá se depilan el vello corporal.
215

van a oír de . maf'iana o pasado una bulla, una


bebez6n de gente como emberá, borrachos gri-
tando ahí, dicen que:
- Arrime, que arrime, que venga a tomar chi-
cha, arrímese con toda confianza.
Y llego una burrumia1 que llega a pegarse en
el cuerpo' y a lo que golpea el . cuerpo hace u-
na sef'ia como al cáritaro. Entonces les dijeron
que cuando hiciera el burrumia una seña que
golpeara el cuerpo y echara al cántaro, era
porque había chicha añí.
Entonces ellos como ya habían referido a-
sí ya, se daban cue.nta que era chicha que había,
entonces, bueno muchachos, a agarrar la chicha
cuanto puedan. Ahora sí tomaron, había chicha
fuerte, había chicha dulce, de · toda calidad.
Bueno a esos botes ·1os taquearon bien taquea-
ditos de chicha, de puro cántaro de barro.
Durmieron · ese día, al otro día siguieron,
también otra gente, bulla, como bebiendo gri-
tando, era abeja de miel, la abeja de miel
golpeaba el cuerpo también e iba al cántaro.
Entonces les habían dicho que cuando golpeara
la abeja de miel, lo golpeara a uno y fuera al
cántaro, era porque había algo ahí. Entonces .
fueron a asomar ahí y era miel que había.
- Muchachos aquí a agarrar miel a lo loco.
Ultimamente, bueno, que no quedé ni uno, pero
ve, ahi qued6 bastante miel todavía, esa gen-
te se cans6 de echar miel· al bote y ahí siguie-
ron. Más allá también otra gritaz6n de gentes
gritando: ·

l. Mos.qui tas que buscan 1-a chicha y las frutas.


216

- Arri me!!
Cuando llegaron habían era un poco de pe-
rros pero de distinta calidad, pero ahí había
un perro más grande todavía, ese como que era
el cacique. Sin amo esos perros . ahí pero un
pueblo inmenso de puros perros. Entonces esos
perros venían como a.acariciarlo a uno y llo -
raban iiii iiii, que fueran al fog6n. Y esta-
ba la barbacoa de carne! Había distinta clase
de carne, puerco de monte~ guagua, de toda ca-
lidad de comida. Bueno esa gente comi6 y hasta
llevaron carne por cantidades.
- Aqu:í. si. muchachos~ no es de más, si noso-
tros comenzamos a hacer caso lo que dijeron
allá; pues ya acá si es mal rumbo.
Al otro día la gente lleg6 tamb,ién, otra
bebez6n de gente, pero esos eran sapos, chp-
chora, y un bote no hizo caso. Al ver como se
volvían, con mucho cuidado regañaba el jefe,
que no fueran · a ver porque se iban a volver a-
nimal. Entonces siguieron, pasaron eso, allá
adelante otro, a ·ese sí, un bote volti6 a ver
y se volvieron fué lagartos y sapos. ·
Allá arriba otro día también otra bulla, y
un bote asom6 adonde estaban haciendo la bulla
y se vol vieron fué gusanos, culebra, se vol vie-
ron eso.
Al otro día también hallaron otros que no
hicieron caso, así es que llegaron a su país,
a su tierra, dos botes nada más, porque salie-
ron cuatro y . dos se volvieron animales.
Llegaron dos botes a su país, en quince
días llegaron a la parte donde se habían em-
barcado o sea en Chori. Se saltaron en Chorí;
217

el perro cuando saltaron andaba dando la vuel-


ta, amaneció y no a~ocheció.
Siguieron a su país, a Pepé, y la gente
cuando llegó, llegar.o n todos rucios, canosos,
viejitos ya llegaron, y ahí varios preguntaron:
- cómo fué nuestra familia?
- La familia? Ve! se han vuelto gusanos ,
sapos, lagartos, culebras, toda esa gente se
quedó vuelta animal. Y la gente lloraba, otros
se habían muerto, las mujeres, los hijos y así
en fin. Y ahora por el momento ya no existe la
pelea de los jurás y los embera.
HISTORIAS DE CIMARRONES
21. LOS CIMARRONES

Estaba un hombre recién jun.tado con la mu-


jer. Se fueron a montiar dos hermanos y uno
llevó a su mujer. Para no quedarse sola en la
casa la mujer fué a acompafiar. Cayeron a la
cabecera de una quebrada e i _b an para abajo
a conocer; en eso se presentaron cuatro cho-
los y hablaron: vamos paisanos a tomar gua-
rapo, hoy van a tomar acá abajo en el pue".""
blo.
- Hombre, no nos matarán a nosotros?
,.. Hombre no. Para cabecera sí son malos,
nosotros nó .
. Los cazadores. ya conocieron que los otr os
eran cimarrones .
. .
Y ya llegaron al pueblo, ahí estaba el tam-
boradol de chicha .
Llegaron donde el cacique que estaba en su
hamaca~

- Tengan cuidado, quédense aquí frente a mí ,

l. Una batea.
2. Las hamacas son usadas por los emberá para dormir los niilos de d{a
o para descansar pero por la noche se duerme en el piso de l tambo.
222

no vayan a bajar:a1 patio\ si van a mear, sal-


gan aquí por el portillo2, no vayan al patio
porque los matan; y no vayan a mezquinar la mu-
jer si no los matan · también.
Y ahí llegaron los otros · cholos y jalaban
a la mujer hasta que se la llevaron. Uno le
dijo al otro hermano:
Ahora nos vamos solos porque esa mujer ya
para qué.
También llegó una mujer cimarrona3 borracha
y quería estar con ellos y el cacique oecía:
- Si quiere estar con ella estese acá arri-
ba si n6 abajo io matan;
Bueno, al fin perdió la pena y estuvo con
ella; había muchachas por cantidad. ~

El cacique les dijo:


. .
- Yo les aviso cuando sea la hora para ir-
se, ahora no por~ue están guardiando, mas tar-
de yo los echo a ~ada cual a su puesto.
Y dijo a las muchachas también que· fueran
para su casa.
Y así fué. Los cimarrones se fueron retiran-
do. Y el cacique les dijo:

l. La parte despejada alrededor de la casa.


2. La parte de atrás del tambo.
3. Después de la conquista algunos indios huyeron y se escondieron
en sitios apartados eludiendo todo contacto, en el C~oc6 se les
denomina cimarrones.
223

- Ahora es, sobrino; váyanse, usted no pien-


se en su mujer, esa.mujer no es para usted;
pero ahí arriba, por el bejuco, ahí los van a
estar esperando, en ese salto.
Ahí mismo bajaron, y ahí . abajito del salto
habían dejado las lanzas. Ya llegaron al sal-
to y ahí oyeron las voces; estaban con trago y
decían:
- Esa gente va a venir? Yo ya tengo suefto.
- Hombre, esos vienen esperemos.
- No, yo ya tengo suefto; vov· a dormir.
Los hermanos iban a pasar por el lado pero
ahí estaba . un venado y saltó hacia arriba.
Puruum! ·
Y ahí los otros salieron persiguiendo · agua
arriba; al rato volvieron.
- No dizque esos cholos de afuera no corren?
Esos corren más que nosotros.
- sí sería cholo? Para mí era venado.
No, era cholo. Yo lo tropezé en una pier- .
na.
Pero los otros no pudieron pasar porqi.Je
había quedado uno cuidando.
- Yo tengo suefto, yo voy a dormir, - Di-
jo uno de los que cuidaban. - . Si us tédes quie-
ren esperen; yo no.
Y como estaban con trago se fueron acostan-
do poco a poco, hasta que quedaron dormidos to-
dos.
224·

Ya estaba saliendo la luna cuando les iba~


a pasar por el lado. Uno dijo:
- Y .vamos a dejar viva a ·esa gente? Ahora
nos persiguen y nos matan; Y como estaban a._
hí acostados en el claro los fueron matando
con la lanza uno por uno y no gritó sino el. Úl-
timd, pero ya para .qué.
Más arriba cogieron las bodoqueras y echa-
ron hasta que llegaron a la canoa y cuando ya
estaban arracando, llegó la mujer.
- Hombre, espéreme - Y se embarcó.
Y arrancaron, cuando oyeron un grito; los
cimarrones venían detrás apenas diciendo con
la mano que esperaran, pero qué iban a espe-
rar; más rápido bajaban y ya se iban cansan-
do los otros.
- Ustedes mataron a nuestros compafieros y
se van a ir?
Pero.los otros fueron bajando y bajando ·has-
ta que llegaron ~l tambo del papá.
- Hombre, que fué que ustedes no salieron
ayer?
Y le contaron y ahí mismo embarcaron y se
fueron ligero porque los otros venían detrás,
y ahí llegaron más abajo donde otro cholo.
Y donde se había sentado la mujer en el
chingo, ahí botó un poco de porquería porque
había estado con bastantes cimarrones.
Pasó el ·tiempo y de necios los cholos fue-
ron a ver a la cabecera, pero no encontraron gen-
te; las casas. y el ._pueblo ya estaban enmontados.
22. LOS CIMARRONES
Cóhtaba el abuelo Lucas6niga
Dogiramá

Un cholo tenía ~res hijos y tenía un cami-


no para montiar. Un día se fueron los dos hi-
jos menores recién casados a montiar. Amarra-
_ron el chingo y se fueron ~asta donde termin6
la trocha y siguieron para encima, cuando oye-
ron una quebrada y fueron a mirar cuando escu-
charon como picando damagua!
- Esa va a ser gente, vamos a ver.
Y se fueron. Atisbaron y salieron al fren-
te de una casa y. había dos muchachas jóvenes
picando damagua, tenian la paruma 2 colorada, y
en la casa había una viejita.
Los · cholos se devolvieron para su casa pe-
ro no le dijeron nada al viejo.
Después .de unos días volvieron a buscar a
las muchachas jovencitas, se fueron con sus
chaquiras, sus manillas de plata y bien pinta-

l. la daugua es la corteza de un árbol que se usa co•o colch6n,


cuando se arranca se golpea para ablandarla. A esto se de-
nomina "picar".
2. Falda.
226

1os, cogieron la lanza y se fueron.


Amarraron el chingo y caminaron;· cuando
llegaron estaba sonando como tonoa.
- Vamos a ver - Decía el mayor.
Pero el menor no quería ir.
- Vamos a asomar.
Y vieron a las dos mujeres brincando~ las
dos solas y la vieja.
- Vamos para allá - Decía el mayor.
- Yo no voy, esa gente nos mata.
El mayor si se salió a la playa y la v~eja
lo llamó:
- Venga sobrino, suba para la casa, aquí no
hay gente, apenas estas muchachas.
Dejó la lanza y la bodoquera en el monte y
pasó la quebrada. Y ya iba a llegar cuando se
levantó un tigre debajo de la casa. La vieja
bajó con un palo y lo regañó.
Entonces el cholo subió, ahí tenían dos po-
rongos 2 llenos de guarapo. Decía la vieja:
- Ay-, usted porque no vino con más gente,
nosotras estamos so"las, mi marido murió hace
unos días.

l. En la manera ~radicional las aujeres bailan brincando en fila.


2. Ollas de barro.
227

Y déle guarapo.
- Y no habrá mas gente? Nosotras estamos
solas.
Y borracho dijo:
Sí, mi hermano está aquí al otro lado.
- Llámelo que venga.
Y fué y lo llamó, y subieron los dos, y dé-
le guarapo.
Y decía la vieja:
- Hombre, ustedes porqué no cogen a mis hi-
jas.
Y ahí mismo las mujeres les echaron mano,
cada una a uno.
A poco les dieron de comer puerco de monte
ahumado y déle guarapo. · Y decía lá vieja:
- Aquí no llega gente, .nosotras hace rato
salimos del pueblo y necesitamos marido para
tener gente.
El menor no tomaba bien pero el mayor si se
pegó una borrachera. Llegó la hora de dormir y
cada cual se acostó con su ·mujer. Y ya queda-
ron dormidos, cuando de noche se despertó el
menor y oyó cantando debajo de la casa. Y pre-
guntó a la mujer:
- Quién está cantando. No dizque aquí no
llegaba gente?
- Qué va hombre. Ese es mi papá muerto, que
está borracho, cantando debajo de la casa.
228 l)<)Q

Ahí duraron como quince días tomando.


Y las mujeres dijeron:
- Ya esa carne esta vieja, vamos a buscar
para comer fresco. Buscaron la lanza y la bo- ·
<loquera, dijeron a los hombres:
- Ustedes quédense aquí, vamos a buscar
puerco y mono·.
Y los hombres dijeron:
- Nosotros vamos también!
- No, ustedes quédense, nosotros vamos a ir
·lejos.
- No, nosotros vamos también, nosotros ca-
minamos ligero.
- Bueno, ustedes verán si van a caminar li-
gero.
Cogieron las armas y se .fueron todos. Las
mujeres iban adelante quebrada arriba, hasta
~ue los hombres se quedaron atrás.

Llegaron a la boca de una quebrada y ahí


estaban sentados.
- Ustedes porqué se demoran?
- No, es que ustedes caminan muy rápido.
Y así los iban dejando y las mujeres los
esperaban y los hombres corriendo. Más adelan-
te toparon mono.
Las mujeres dijeron que iban de a dos cada
una y flecharon con la bodoquera y ·c ada uno
229

mató dos y siguieron el camino a buscar puerco.


Más adelante los toparon. Las mujeres dijeron
_q ue iban de a dos cada una y tiraron con las
lanzas y cada una mat6 dos.
- Y ustedes muchachos cuántos van a matar?
- Mas que sea uno.
Ahí andaba el tigre con ellos y le dijeron
que no fuera a matar bastantes, que matara dos
no más
Cada uno de los hermanos mató dos , entonces
mataron diez por todos y le dieron uno al ti~
gre.
Los muchachos s·e echaron cada uno dos puer-
cos al hombro y las mujeres de a dos y medio.
Cuando.los hombres llegaron a d6nde . habían de-
jado los monos, ya las mujeres venían subiendo·
de vuelta de la casa. Y ellas se lle~aron los
monos, tres cada una y los hombres se echaron
uno cada uno.
Mas abajito volvieron las mujeres.
- Ustedes hasta ahora vi~nen por aquí?
Y ahí las mujeres se echaron los puercos y
los hombres quedaron con los monos .. Más abaj i-
to ya venían de vuelta. Y las mujeres se · echa-
ron los monos y llevaron a los hombres de la
mano.
Cuando llegaron a la casa ya la mujer vie-
ja había preparado toda la carne y durmieron.
Al otro día comieron carne ahumada sin sal.
Ahí pararon como un mes. Y la vieja decía.
230

- Cuando ya tengan hijos yo quiero ir para


donde ustedes,, porque no quiero vol ver más al
pueblo~

Cuando esas mujeres iban a buscar leña les


decían a los hombres:
- ·No, ustedes quédense aquí.
Pero ellos las acompañaban.
Al mes ellos dijeron:
- Nosotros vamos a ver a mi papá y a mi
mamá y venimos dentro de un mes.
- Bueno, para esa fecha vamos a tener gua-
rapo.
Cuando llegaron a la casa toda la familia
estaba llorando. Y les contaron todo. Ahi~te­
nían sus mujeres y ya tenían hijos.
Y se pasó el plazo.
Después del plazo se fueron a ver. Y fueron
poniendo cuidado si sonaba tonoa, porque ellas
habían dicho que si se pasaba el plazo se iban
para el pueblo. ·
Cuando fueron saliendo, todo silencio.
Cuando llegaron encontraron el rastro fres-
co y en la punta de la escalera una cruz de bija•
señalando para arriba.
Ahí fueron siguiendo el rastro, en cada bo-

l. Achiote.
231

ca de quebrada encontraban la sefta hasta que


las encontraron sentadas.
- Ay, ustedes porqué no vinieron en el pla-
zo, se demoraron dos semanas, mi mamá ya está
allá, ustedes se tienen que devolver si no nos
matan a todos porque esa gente no quiere que
de afuera sepan donde están. Si no los matan a
ustedes nos matan a nosotros y a mi mamá.
- Vamos. No importa, vamos para el pueblo
con ustedes.
Se fueron y ahí donde cayeron escondieron
la bodoquera. Y siguieron con la lanza .hasta
la orilla del pueblo. Las mujeres dijeron:
- Bueno, ustedes esperen aquí, nosotras ve-
nimos con la _sábana de damagua. .·
Ahí esperaron un rato. Oían ~l . ~u.ido ·de las
muchachas jóvenes chapaleando en el río, al
rato hubo silencio y ellas vinieron y· los lle-
varon tapados c _o n la sábana y subieron a la
casa.
Ahí se acostaron en la cama y la vieja es~
taba ahí.
Ay sobrinos, ustedes me van a hacer · matar,
ya mañana me muero, si no hubieran venido pe-
ro ya que vamos a hacer, ustedes ya están aquí.
Al rato latió un perro hacia la cabecera del
pueblo. Unos hombres vinieron a buscar las mu-
jeres por lo que habían llegado solas, y tan-
teaban a uno de los hombres que estaba vesti-
do y decían los que venían:
- Ah, ustedes jodidos.
L9s muchachos tanteaban a los que llegaron
y tenían el brazo lleno de p'elo. Esos eran los
bravos que comen: gente.
De madrugada ellas les dijeron que . se fue-
ran. Ellos cogieron su lanza y se fueron por
el camino y ya amaneciendo cogieron la bodoque-
ra y corre, llegaron a la casa abandonada, lle-
garon· al chingo, trozaron el bejuco. ·
Cuando llegaron a .la mitad de esa recta en
el río, salieron los bravos silbando, dicien-
do que esperaran.
Ellos venían bajando con ~l río correntoso
y llegaron a donde la familia, ahí se corrieron
para abajo~ donde los .otros cholos y no vol- .
vieron · a ir más para allá.
· 23, LOS CIMARRONES
Cont~ba . el tío Ricaurte Dogi-
ramá

Dos hermanos se fueron al monte a cazar.


Eran dos muchachos y llegaron al sitio a donde
siempre llegaban y ahí cogieron cabecera de un
río y dijeron:
- Vamos a ver ese río, cómo se:rá?
Sali~ron a una quebrada y estaba bueno y ahí
vieron un rastro de gente. Cuando venia la gen,;_
te bajando, como cinco. Cada uno con su puer-
co de monte encima. Entonces hablaron. ·
- Qué tal paisano?
Ahí paisano.
- Ustedes de dónde son9
- Nosotros somos de acá afuera.
- Hombre, porqué no vamos a tomar guarapo?
- Y ustedes no nos van a matar?
- No, nosotros no les vamos a hacer nada,
hoy .va ·a haber una chupata grande y ya deben
estar tomando.
234

Uno de los hermano~ llevaba escopeta y los


otros le preguntaron:
- Eso que es que usted carga. Eso mata ani-
mal?
SÍ, si la gente viene a matarnos dispara-
mos esta escopeta y con los plomos qu~ tiene
los mata a todos.
Uno de los hermanos preguntó:
- Sí vamos hermano?
SÍ, si mi paisano dice que no nos hacen
nada, vamos.
Llegaron al tambo en donde estaban chupan-
do. Había mucha gente. Cuando ya subieron a la
casa los llamó un viejo que estaba en tina ha-
maca-:
- Háganse acá junto a mí.
Y ellos se fueron a sentar junto al viejo.
Y ahí les dieron guarapo y empezaron a tomar~
El viejo dijo:
Ustedes no quieren mujer?
- Bueno, si las muchachas nos quieren sí
las cogemos.
El viejo les mostró:
- Esa que va ahí en el medio es mi hija y
aquE:;?lla otra también es mi hija. Si quieren
coja cada uno la que quiera.
Entonces .el viejo llamó a las muchachas:
235

Vénganse acá.
Preguntó a las muchachas y ellas contesta-
ron; preguntó a cada una:
- Cual es que quiere usted. hija?
Y ahí cada una escogió un muchacho. Enton-
ces el viejo dijo:
- Como ustedes ya cogieron las hijas mías,
ya no pueden irse. Ya se pueden quedar aquí
con nosotros. Y ya a ustedes aquí con nosotros
no les pasa nada.
Bueno, estuvieron comiendo, se levantaron y
siguieron tomando, hasta que terminaron la be-
bida. Ya quedaron viviendo ahí. Decían que no
iban más para su casa a11& afuera. Ya se que-
daron con ellos ahí. Ahí era el pueblo y ese
era el primer tambo. Ya quedaron ahí amañados
viviendo con ellos. Pero entonces ellos no ti-
raban la escopeta. Se iban para el monte y ve-
nían, cazando con la- lanza. Entonces los cima-
rrones querían que estallaran la escopeta.
- Estallando eso ustedes no aguantaban el
sonido porque eso suena recio. Y no tiraban.
Y estaban viviendo ahí.
- Cuando es para matar animal. Cómo se ha-
ce?. - Preguntaban los cimarrones.
- Para matar animal tiene que aconsejar1,
que no riegue sino que mate uno solo.
Y dijeron que hiciera un disparo para ellos

l. Aconsejar es decir rezos o conjuros.


236

oír pero que acqnseJara para que no fuera a


regar ahí a la gente.
Entonces rodearon ahí la gente y unos se ta-
paron los oídos y otros no se los taparon.
Y dispararon. Paaaaa! !
Y ahí mismo cayeron al suelo porque no ha-
bían oído un ruido así. Y ahí dijeron:
- Ay hombre, no haga más eso porque eso nos
va a matar a nosotros.
Un día fueron a cazar con los cuñados y to-
paron un .tucán~ Apuntó. y disparó, ahí cayó el
tucán y los cuñados quedaron tontoliados de
una vez.
- Ay hombre, esa cosa está muy temeros al no
tire más, nosotro~ tenemos miedo.
Si. alguno nos hace mal a nosotros, tira-
mos con la escopeta y los matamos a todos.
Ya las mujeres parieron y cada ·uno tenía su
hijito chiquito. Ya estaban aburridos de comer
sin sa~, y pensaron en salirse. ·Y le dijeron
al saegro:
- Nosotros queremos llevar a las mujeres a
que conozcan a mi papá y a mi mamá.
Y la suegra dijo que ya eran como de ahí y
que si iban a vol ver que las llevaran. Y el
suegro dijo:

l. Co110 los cimarrones se .· aislaban, no comer.ciaban y no podfan con-


seguir sal.
- Si han de volver llévenlas pues.
Ellos dijeron que volvían en tres meses.
Y el suegro contestó:

- Sí ustedes se pasan un mes de ese plazo,


cuando vuelvan aquí no nos van a encontrar.
Entonces se fueron con sus mujeres. En la
casa de ellos ya los viejos los daban por muer-
tos. Cuando el día menos pensado van saliendo
con dos cholas.
- Ay hijo, ustedes dónde estaban perdidos?
- Nosotros topamos con la familia de estas
mujeres y nosotros nos quedamos allá, ellos no
nos hacen nada a nosbtroi.
- Ah bueno, siquiera.

-
Ahí se quedaron en la casa y ahí sí comían
.
con sal pero las mujeres no com1an bien pero
~hí fueron aprendiendo poco a poco.

Un día comieron algo aventoso y a una de las


mujere's se ie hinchó la barriga y se murió.
Dijo el otro hermano:
- Ahora cómo vamos a hacer? Si nosotros
llegamos sin su hija ellos nos van a matar,
mejor no volvemos.
Y no fueron más. Mientras, la otra si se
amañó a comer sal.
. Ellos le habían contado a los demás mucha-
chos que allá sí había muchachas en cantidad.
Y les decían:
238

- Vamos a coQer muchachas.


Entonces cogieron otra escopeta y se fueron
con dos escopetas.
El que se quedó viudo, ese no fué. Y el o-
tro se fué solo porque la mujer ya se había
amañado.
Llegaron allá; pero no estaba sino el.sitio
solo, ya se habían ido pues se había pasado el
plazo. Ahí sólo quedaban las casas quemadas .
Entonces tuvieron que volver otra vez. Y se
volvieron para la casa.
HISTORIAS DE ANIMALES
24. LA SIERPE
Contaba José María Chana-
pícama

Habían unos cholos en un río~ En ese río


dizque quedó escaseando la comida como peces,
de todo animales de los que uno come. Entonces
estaba ya arruinado de todo animal.
Entonces fueron a buscar otro río en donde
hubiera comida.
Ent0nces dijo el viejo:
- Bueno mis hijos, vamos nosotros a buscar
otra tierra, porque aquí estamos mal. Aquí no
hay que comer. Vamos por ahí buscando por el
monte, a ver si por esa montaña no saldremos
por ah.í a al'g ún río donde haya comida.
- Bueno papá, vámonos pues.
Dijeron ·los hijos, contestaron. Y las muje-
res y todas las nueras, todos.
Bueno, se fueron ahora sí. Se fueron yendo,
se fueron yendo, caminaban, dormían por ahí en
el monte y al otro día seguían caminando. Bue-
no ahí en eso llegaron a un punto en que es-
taba el monte limpio, como barrido, como - si
vi viera animal. Y ahí dizque se quedaron a dor-
mir.
242

Entonces preguntó alguien como una persona,


que porqué venían adormir ahí en su casa, que
él ahí no quería ninguna clase de gente, que
él vivía era solo ahí. Y ahí mismo pelearon
-· con el jaibaná, el papá,el viejo era jaibaná.
Estuvieron peleando ahí entonces el jaibaná lo
echó. Bueno, durmieron amanecieron ahí.
1

Al otro día se fueron. Ese día dizque dijo


el viejo:
- Hoy vamos a llegar adonde está otra fie-
ra.
Ahí dizque llegó la gente también. - Y ahí ·
también cuando se iban a dormir llegó también
otro animal. Se posesionaron ahí, también pe-
learon con el j aibaná y el jaibaná lo echó y
ahí amanecieron. Bueno, de ahí salieron a un
río, a un río playado, bonito. Entonces dijo
el viejo:
- Hombre aquí si vamos a establecer noso-
tros, este río sí está bonito donde vivir.
Entonces dijeron los hijos:
- Muy bi,e n papá, aquí vamos a establecernos.
Yá hicieron el campamento. Mientras que es-
taban sopli'mdo la candela, se fué una parte
con las mujeres quebrada arriba. Y por allá a-
rriba anduvieron buscando pescado; mataron pes-
cado. Ahí dizque encontraron unos huevos. Unos
huevos de distintos colores. Pintaditos, rojo,
pintado rojo, amarillo, azul, de-todos colores
tenían esos huevos, todos loi huevos. Los· re-
cogieron por cantidad, estaban amontonados a-
hí, los trajeron.
- Bueno, estos huevos de qué serán papá?
243

- Hombre, yo no sé. No sé de qué. Yo nunca


he visto así. Pero es huevo.
- Bueno, huevo es.
Bueno, después de que c;omieron. Entonces
pusieron a cocinar. Entonces dijo:
- Hombre, este huevo no será de comer? Si
es huevo comamos.
Cuando cocinaron comieron y cuando probaron,
ayy ! , huevo estaba sabroso como huevo d~ galli-
na. Bueno, comieron; está bueno este huevo,
está sabros~ entonces decían:
- Sabroso, ahhh! Sabroso ese huevo, sabro-
so.
Y el otro también decía:
~ Sabroso, ahhh! Sabroso ese huevo, sabro-
so!
Comieron y ya por la noche se acostaron a
dormir. Pero uno, un yerno no comió y a la mu-
jer tampoco dejó comer. Esos estaban recién
juntados.
Bueno, cuando , ya por la noche anocheció,
cuando al rato, ohhhhh, venía sonando para a-
rriba como un trueno.
- Hey, qué será hombre?
Entonces decían:
. . , Hombre dizque viene sonando arriba. Hom-
bre!! Levántese mi gente!
Levantar adónde. Tranquilos ahí dormidos.
244

Entonces al poquito, ahí venía subiendo el a-


gua para encima. · Y el yerno ese decía:
Ahí viene el agua, aquí hombre! Leván ten-
se! .
Y dizque jalaba el yerno, para encima, al
seco. Para dónde van a sentir, bien~ ..dormidos,
de muerte, ya muerte.
Ahí que oyeron un ruido de arriba. Venía
subiendo como gente ya brava.
- Veeee, mi hijo, hijo, hijo, hijo ...
Cuando al poquito decía otro:
- Veeee, mi hijo, hijo, hijo, hijo, hijo ...
Le decían mi hijo, es que era huevo de sier-
pe, huevo de sierpe era, estaba bravo poique
comieron su huevo.
Bueno, ya venía el agua, a la mujer llevó
para encima, con los demás se cansó y ya los
dejó. Y eso a toditicos ahí mismo llegó y los
tragó a todos, a la gente.
Apenas se salvaron el yerno y la hija. Al
otro día amanecieron apenas los dosi tos, el
hombre no se durmió; la mujer como tuvo en la
mano para comer, por eso nomás era el sueño ..
Los demás como comieron, esos se quedaron dor-
midos y se .murieron, se los tragó a todos,
bueno, de ahí se - tuvo que regresar. Qu~ hacia
solo allá? Bueno, se regresaron solos. Ese e-
ra sierpe.

Entonces vinieron para su casa, volvieron


para su casa otra vez.
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25. LOS OSOS

Contaban los cholos cerre-


ño sl •

Un cholo andaba en el monte, montiando, ca-


zando. Bueno, iba caminando, caminando, cuan-
do allá encima, bastante, dizque ahí habían
dos cuchillas divididas.
Entonces cuando él miró. para allá venía me-
neando en el monte, entonces miró y era un o-
so hormiguero grande, y de la otra cuchilla ·
venía el oso negro real, entonces el cholo se
escondió, se quedó parado ahí detrás de un pa-
lo, bueno ahora si, iban llegando y se encon-
traron cara con cara y dizque miró el oso ne-
gro real y el oso hormiguero iba descuidado.
Entonces el oso negro real le echó mano al o-
so hormiguero. Lo cogió del rabo y Gu·aape ! ! A-
zotó ahí a la ·tierra y guaape, Guaape ! y Guaa-
pe 1 y que apenas hacía brrr brrr y . dale. El
creyó que lo iba a matar pues de una vez, que
vá, no murió y a como lo soltó, levantó el o~
so y le echó mano al oso hormiguero y lo cla-
vó por aquí con la uña por la costilla, cuan-
do al poquito, al suelo, quedó ahí agarrado.

l. Cerreños son los emberá que viven en las faldas de la cordille-


ra occidental en Antioquia.
248

Y ahora sí, q.hí es·tuvo teniendo, estuvo te-


niendo, cuando al poquito qizque gritaba. El
oso cuando le metió la uffa de la pata, le me-
tió aquí entre la cintura y jalaba· ahí para
encima, entonces gritaba, y al poquito dizque
cogió la mano del oso hormiguero y ahí la sa-
có.
Entonces lo azotó otra vez contra · 1a tie-
rra, guape, guape y ahí dizque le daba con la
mano er. la espalda Paooo 1 Paooo 1 Y no se moría
hasta que lo tuvo que soltar y cuando lo lar-
gó, otra vez lo apafiól.
Bueno ahí estuvo paraclo un rato y de ahí al
suelo otra vez, lo tenia cogido en el suelo.
Y volvió y cuando jalaba él, carajo, que lo
hacía gritar, berriaba el oso negro real.
Cuando al poquito le cogió la mano y lo saca-
ba otra vez y cuando sacó ahí mismo le dab(l su
golpe y ahí que quebró un palo y lé daba,Pauuu!
Pauuu ! .
Adónde va a morir, apenas dizque hacía brrr,
brrrr, brr, antes más bravo se ponía.
Bueno, cuando lo soltó, otra vez le echó
mano. Bueno tres veces, a las tres veces a las
cuatro, bueno entonces no pudo, entonces a co-
mo sacó la ufia se tiró a un lado. No le dió
más golpes, entonces el oso caballo, oso hor-
miguero, paró y llegó apenas y el otro tampo-
co hizo mas caso.
Bueno ahora sí, el oso real, se iba para
donde iba él, se fué. Y el otro, oso caballo .
oso hormiguero, se fué para donde iba también

t. Apaftar ~ agarrar
oso real
/wui/
251

El cholo fué a ver. El sangrerío. El oso


negro real se fué jqdido y el oso hormiguero
tranquilo., apenas aporreado, se fué.
Bueno entonces el cholo se regresó para la
casa, tuvo miedo, se vino para la casa. Enton-
ces vino a contar así a la gente de la casa:
- Hombre, yo me encontré peleando a los dos
osos, pero salían igualito, el oso caballo es
duro también, está igual con el oso real, -
dizque dijo él, el cholo, a los demás.
Hasta ahí es el cuento.
26. EL ÑEQUE Y EL TIGRE
Narrador Joaquín Conde. Miácora

El ñeque andaba por el monte y el tigre lo


vió. Entonces le dijo:

- Si usted quiere, sobrino ñeque, cuide mis


hijos; nosotros ~stamos montiando con mi mu-
jer, si usted cuida traemos comidita por la
tarde.

- Tranquilo tío tigre, ay, yo soy bueno, yo ·


los cuido.

Pero el tigre se -iba era a tirar con la mu-


jer al monte y no traía carne. Entonces el ñe-
que pensó: - Yo no voy a cuidar más.
Otra vez ptro día así mismo pasó, el ñeque
se quedó cuidando los hijos del tigre y cuan-
do llegaron por la tarde no trajeron comida.
El tigre le decía~

- Sobrino ñeque, de noche cuando lloren los


muchachos los lleva a mamar donde la mamá.
Cuando se vol vieron a ir el- ñeque mató a
uno de los hijos del tigre_ e hizo una mazamo-
rra. Cuando volvió el tigre el ñeque le dijo:
- Ay tío, hoy suerte, encontramos un ñeque
en el río, aquí está la comida.
254

Por la noche cuandolloraron el ñeque lle-


vó sólo tres adonde la mamá.
- Dónde está el otro muchacho?
- Es que le acabo de dar comida y está lle-
no.
Al otro día crtra vez los tigres se volvie-
ron a ir dizque a trabajar. El ñeque mató a o-
tro de los muchachos y lo cocinó. Cuando los
tigres volvieron el ñeque les dijo que había
matado otro ñeque y que ahí ~staba la comida.
Cuando le preguntaron por los dos tigres que
faltaban dijo:
- Ahora mismo les acabo de dar mazamorra y
se quedaron dormidos porque ya están llenos.
Cuando amaneció, los tigres dijeron que se i-
ban a trabajar.
- Sobrino ñeque, cuide mis hijos que noso-
·tros vamos a buscar la comida.
Como el ñeque sabía que los tigres se iban
era a tirar y no traían com~da mató otro hi-
jo y cuando volvieron los tigres del monte a-
hí les tenia la comida.
Cuando ya se habían comido todos los mucha-
chos el tigre preguntó:
- Dónde están mis hijos que no los trae pa-
ra que mamen?.
- No ha estado comiéndose a sus hijos todos
estos días? Usted mismo se comió a sus hijos.
La tigre salió persiguiendo al ñeque. El
ñeque· se metió en un hueco en la raíz de . un
choibá y le decía:
ñeque
/kuriwa/
257

- Aquí estoy tía pero así no alcanza, tie-


ne que meter la cabeza.
La tigre metió la cabeza en el hueco de
choibá y quedó ahí trabada, no podía salirse.
El ñeque se salió por otro lado y ahí se le
montó a la tigre y se la comió. Ahí se fué
riendo a la casa del tigre.
Oiga tío tigre su mujer me lo está dando
allá en el monte.
Pero entonces llegó la tigre y le contó al
marido cómo había sido y ahí sí salió el tigre
bravísimo a perseguir el ñeque. El ñeque se
volvió a meter en un hueco de choibá. Ahí el
tigre cortó un garabato de una rama y con eso
hurgaba en el hueco hasta que engarzó una pa-
ta del ñeque.

- Así no tío tigre, ahí lo que tiene aga-


rrado es una raíz, afloje un momento para yo
engarzar bien mi pata. El tigre aflojó y el
ñeque le enredó el garabato en una raíz y el
tigre jale y jale hasta que se rompió el gara-
bato entonces el ñeque se salió y se fué rien-
do.
El tigre buscaba siempre al ñeque por el
monte y un día lo vió y estaba sentado comien-
do táparo.
- Hoy sí te voy a comer, sobrino ñeque.
- Espere tío tigre, pruebe primero estos
táparos tan sabrosos que estoy comiendo.
El tigre probó y le gustó mucho.
- Cómo hace para conseguir esta comida tan
sabrosa, sobrino ñeque?
258

- Yo hago así tío tigre, con una piedra yo


machuco duro mis huevas y ahí es que sale el
táparo. Usted como las tiene más grandes ahí
si va a sacar bastante. ·
Entonces el tigre se sentó y se machucó las
.. t·
huevas y del puro dolor quedó privado de una
vez. Ah1 mismo el fteque salió corriendo.
El tigre seguía buscando al ñeque todos los
días. Una vez encontró el rastro y el ñeque
estaba sentado comiendo queso a la orilla del
río. Cuando el tigre ya se lo iba a comer el
ñeque le dijo:
- Antes de matarme, tío tigre, usted tiene
que probar este queso tan rico.
El tigre comió un pedacito.
•.
- Sobrino ñeque, qué cosa más sabrosa, us-
ted de dónde la saca?
- No ve ahí en el fondo del agua, tío ti-
gre? Todo eso que se ve allá blanqueando, to-
do eso es queso.
- Y cómo hace para sacarlo?
- Yo cuando quiero queso, me amarro un po-
co de piedras y así llegó al fondo fácil.
- Yo sí" no creo que pueda hundirme a traer
de ese queso.
- Tranquilo tío tigre que si usted quiere
yo le amarro las piedras en la espalda para
que pueda traer su queso.
- Ya que as] es c omo hay que hacer, sobri-
no ñeque, amárreme esas piedras en la espalda
259

para poder ir bien a pique.


- Cuando usted llegue ahí donde blanquea
arranque el queso y suba bastante, todo eso es
puro queso. Ahora sí tírese, tío tigre.
· Ahí fué cu.ando el tigre se empezó a asustar
entonces el ñeque lo err:pujó. Ct<ando el tigre
lleqó al fondo escarbaba por todas partes pe-
ro sólo había barro y piedra~, no topa0a que-
~º por ninguna parte. El tigre se estaba que-
dando sin resuello y se puso a romper el be-
juco que amarraba las piedras hasta que se :".'e-
ventó y ahí salió a la playa mecio ahogar y
ya sin fuerza en el cuerpo entonce9 el ñE.que
se fué tranquilo.
L>esoués, ot~o · día, andando por el monte ,
encontró el tigre al ñequ~ y le: dijo:
- Hoy sí te voy a comer, ya no se puE.<ie es-- ·
c&pár por ni~guna parTe.
- No hable tan du~o tío tigre que estoy a-
nvi esperando una dan~a.

- Una d~nta?

'"" í tío tigre, yo ya sé cual es cami.:"lo de


ella. Sí usted me mata :no se va a 1 ~ ~na1· bien,
pero si e:spera va a poder cnmer je esa danta.
- Bueno sob1.'ino ñeque,
. ,__ • vamr:s a comer ese
;:mima

- ljs ted espere aqt;Í tío t.; gre parél. que no


se espante. to lo hago bajar por esta loma y
usted L:· agar:"'a aquí abajo pero cuand") yo le
grite: cierre los ·o~'"'S, tien .... que agarrar la
d::i.nta con los ojos cerrados ;>orque si no se
asusta y se Vd.
260

El ·ñeque se subió y al rato gritó:

- Allá va tío tigre! Cierre los ojos y a-


gárrela.

El tigre cerró los ojos y lo que agarró fué


una piedra grandísima que había rodado el ñe-
que y casi lo mata del to tazo. Entonces el ñe-
que se fué riendo.
LEXICO

Las palabras .en lengua emberá van entre comillas, a


continuación va el nombre científico hasta donde ha si-
do posible determinarlo. Los números indican el relato
en el que aparece el término.

abeja de brea: "kadorrona", Meliponidae spp. Fam. Api-


dae. Abe.ja pequeña de color amarillo, construye
su colmena en el hueco de un árbql. Para obtener
la colmena hay que cubrirse el cabello con barro
pues las abejas atacan trozando el pelo y el ve-
llo. Fuera de la abundante brea en su colmena
hay cierta cantidad de una miel un poco ácida y
tóxica. 6.
abej-6 de miel: "kemíhé5", Meliponidae spp. Fam. Apidae.
Varias especies de abejas casi todas de colmena
esférica externa. 20.
abejón: "aburúma", Bombus spp. Fam. Apidae. 5.
achiote: "kají", Bixa orellana. Fam. Bixáceas. Coloran-
te rojizo extraído del fruto de estaplanta usa-
do en decoración facial, en la confec~ión de
unguentos mágicos y en culinaria. 17, 20, 21.
ají: "pidá", Capsicum spp. Fam. Solanáceas. El ají es
cultivado junto a la casa. 5.
albahaca: "tor j í", ocimum, varias especies. Planta aro-
mática de uso ritual y cosmético. 17.
amargo: ver palma amargo.
"antumiá": ver madre de agua.
araña: "blig1::1rii 11 , varios géneros. Orden Arañas. 17.
ardilla: "bl:itl'.i", Microsciurus spp. Fam. Sciuridae. l.
"au": monstruo que habita en el mónte.
aullador,cótudo: "kotutú", Alouatta villosa. Fam. Ce-
262
..
bidae. Simi? característico por su potente voz
y por andar en bandas numerosas. l.
"ba": el trueno, personaje protagonista de diferentes
relatos; en algunas zonas aparece como el dueño
del oro.
babilla: "korépurru",. "papiá", Caiman. Scherops chiapa-
sius. Fam. Crocodylia. 14.
bagre pintado: "bopá" Pseudoplatystoma spp. Fam • .. Pime-
lodidae. 17.
balso: "mojou" Ochroma lagopus. Fam. Bombacáceas. Este
árbol recibe varios usos. Su corteza para hacer
recipientes para el maíz, su madera para hacer
balsas y numerosas figuras rituales. 17.
bamba: raíces tabulares, anchas y aéreas dealgunos ár-
boles selváticos • . 13.
bambero: "paisá" o "pachade" Fam. Didelphidae. Especie
de zangueya pequeña. 7.
banano: "manana" Musa paradisíaca. Fam. Musáceas. El
banano se consume verde, en agua sin sal, co-
cinado." 17.
barrigona: "arrá" Iriartea spp. Fam. Palmae. La madera
de esta palma se usa en la construcción de ca-
sas, sus hojas en campamentos provisionales. Nu-
merosos animales se alimentan de sus frutos. 5,
9. ' .
_batata: "batatÍ" Ipomea batatas. 17
·bejuquillo: 11 fkera" Vainilla fragrans. Planta muy olo-
rosa usada como perfume. 17
bejuco chocho o pata de vaca: "yarre ~umé". Bejuco muy
grueso de corteza acanalada. 1, 17.
"beuará": espíritu de un muerto, se le oye en las no-
ches sin luna como el graznido de un pájaro;
puede ser utilizado por el jaibaná con fines a-
gresivos o benéficos.
brea: la obtenida de las abejas o de la resina de cier-
tos árboles usada para calafatear canoas o, mez-
clada con ceniza de balso, para elaborar antor-
chas. La preparación de la brea debe hacerse
fuera de la casa pues de lo contrario la inabi-
l i ta para las. actividades de los jaibanás. 4, 5,
6, 17.. . .
263

buchelé o mochilero: "busesé". Cacicua cela. Fam. Icte-


ridae. Ave negr~ de unos 30 cmts; construye ni-
dos colgantes. 19.
cachipolate: ver chochor'a. 7.
caimito: "nezarrajo", Pouteria caimito. Fam. Sapotáceas.
Arbol frutal que se siembra en cercanías de la
casa. 5.
calabazo: "jiado" o "sabfi". Crescienta cujete. Faro.
Bignionáceas. 4.
camarón de río: "~ur~". Macrobrachyum blombergi. 7.
cangrejo: "chikué" Varios géneros. 7, 20.
cantar: los jaibanás cantan usualmente agitando un ma:..
nojo de hojas de palma de don pedri.to, soste-
niendo los bastones mágicos y ante una ofrenda
de bebidas alcohólicas. Al cantar el jaibaná,
los espíritus acuden a complacer sus deseos. 1~
15, 16, 18.
caña de azúcar: "chiase", Sacharum officinarum sp. Fam.
Gramíneas. La caña es un cultivo femenino; se
siembra en parcelas · monocultivadas y es utili-
zada principalmente para la elaboración de
guarapo. l.
caraverde: "kirapauaramia". Entidad maléfica en forma
de una persona con la cara verde. 17.
cargadera: "bid6jauchira". Corteza de un árbol usada
para amarrar las presas muertas y poder cargar-
las sobre la espalda. Hay varios tipos de car-
gaderas. 6, 13.
carpintero: "sor:ré". Varias especies. Fam. Picidae. A-
ves que hacen sus nidos abriendo huecos en los
árboles. 1, 5.
carrizo: "chirú". Nombre con el que sedesignatantola ·
caña como las flautas que se elaboran con ella.
Se elaboran flautas verticales de varios tama-
ños, tradicionales en la cultura indígena, y
flautas traversas adoptadas de los negros. 17.
carrá: "karrá", Tuverodendrum patinoia. Fam. Bombacá-
cea. Arbol de grandes raíces externas, se dice
que en ellas el tigre afila sus garras y la ma-
dremonte lo usa como tambor. 14, 20.
carriceri to: "chidima", Microsciurus sp. Fam. Sciuri-
264

dae. Ardilla pequeña característica por sus ex-


traordinarios saltos. l.
comadreja: ºdaujüra'ra" animal de lomo claro y vientre.
4 patas oscuras. Despide u¿ olor ~étido.
conejo: ver guagua. 13 ·
conga: "j eser~", Paraponera clavata. Fam. Formicidae.
Hormiga negra de unos 4 cmts cuya picada es muy
dolorosa; en otras zonas sele conoce como 'ven-
ticuatro' • l .
corromá: "omá", Plecostamus spp. Pez acorazado de colc;>r
amarillo parduzco. 4, 10.
Cl,lcaracha: 11keberré", Blatta spp y otros géneros. 5.
cuéndóla: "kílbarrá", Gymnostinops guatimozintlS. Fam.
Icteridae. Ave castaña de unos 40 cmts, constru-
ye nidos colgantes y se alimenta de frutas es-
pecialmente plátano.
cuervo o pato cuervo: "dopé", Phalacrocorax olivaceus. ·
Fam. Phalacrocoracidae. Ave acuática de unos 70
cmts y color gris oscuro. Se alimenta de peces
a los que captura buceando. 12.
culebra: "damá", genérico. 13 . . .•
''chakarrá 11: Socratea eschorrhiza (?). Fam. Palmae. Pal-
Ma usada para elaborar las flechas de la · boda-
quera. 17. ·
chapul o sa:)..tamontes: "adíchichi", varios géneros. Or-
den Ort6pter·fi. Insectos muy usados como carnada
en . la pesca. 6.
chicao: "chakoro", Icterus spp. Fam. Icteridae. También
llamado turpial. 9.
chimbilaco o vampiro: "iká",Desmodus rotundus (?). Or-
den Quiroptera. El vampiro que chupa sangre es
el más pequeño de todos los murciélagos '.(unos
10 cmts). 5.
"chinchiburrú", no identificada. Planta con cuya semi-
. lla se hacen pi tos.
chitra: "jedá". Mosquit-0 diminuto que pica por las no-
ches. 5.
chocho: ver bejuco chocho.
chochera: "ochorró". Basiliscus basiliscus. Lagarto que
tiene una especie de cresta, pone sus huevos en
la playa del r.ío unos días antes que la iguana.
Mide unos 40 cmts; su carne es comestible. 7,
20 .
choibá: "soibá", Oleiocarpo panamense. Fam. Fabáceas.
El árbol de madera más dura porsu alto conteni-
do de sílice. Como daña las hachas la gente no
lo tumba y es característico verlo solitario en
los rastrojos y las siembras. 17, 20, 26.
chontaduro o pibijai: "jea", Giulielma gasipaes. Fam.
Palmae. El chontaduro es sembrado en proximida-
des de la casa o en cercanías de otros cultivos.
5.
chunga: "jiuá", Astrocarium standleyanum. Fam. Palmae.
Palma de madera durísima usada para confeccionar
trapiches, arcos, etc. El tronco es muy espino-
so. 17.
"churi": ratón, Myoprocta spp. Fam. Dasyproctidae. El
término "churi" es empleado por los personajes
de algunos mitos para hablarse entre sí. 6, 14.
"~amá": ver culebra. En algunos apartes de los relatos
los personajes se refieren a los cuchillos y ma-
chetes como "damá" . 14 , 17.
damagua: "juéporo" , Poul s enia armata. Fam. Morácea. La
corteza de e~te árbol es usada para dormir sobre
ella. 'Picar' damagua es golpearla para ablan-
darla.
danta o macho de monte: "dadá", Tapirus bairdi. Fam.
Tapiridae . Este gran ungulado hoy está extinto
en varias zonas del Pacífico. La especie norteña
en la costa Pacífica (desde Guatema l a al Ecua-
dor) es un poc o mayor que la amazónica (Tapirus
terr estr is ) . ~6.
diente negro: "ki dawe ", Schr ader a spp (?) . Planta usada
para t eñir los dientes de negro, .antiguament e de
uso cosméti co, hoy se restringe al tratamiento
de enfermedades de las encías. 17.
"doimamá" : ver tigre de agua.
"~okarrá": literalmente 'la raíz del agua' es un l ugar
mítico en donde se encuentran las personas que
no nacieron. · 20.
don pedrito: "parar~", Oenocarpus drianderae. Fam . Pal -
mae. La hoja de esta palma es usada por e l jai-
266

baná para acompañar rítmicamente el canto. 3.


doncella: 11 jesepewede 11 , pez de la vertiente del Atrato
no identificado. 17. ·
eslabonero: "jimó 11 , lagarto que vive en huecos en las
palmas, su piel es corroñosa. l.
epavé o caracolí: 11 aspabé", "karkorí", "jurájaba", Ana-
cardium. Fam. Anacardiácea. Una de las maderas
mas finas. 20.
gallinazo rey: "akosó torró 11 , Sarcoramphus papa. Fam.
Cathartidae. 8.
garza vaca, garza tigra o vaco: "oko 11 , Tigr isoma 1 inea-
tum. Fam. Ardeidae. Algo mas gruesa que las gar-
zas comunes y de colores oscuros, cuando están
jóvenes tienen la garganta desnuda. Se alimenta
de peces. 11.
guacamaya roja: "puná bagará", Ara Chloróptera. Fam.
Psi ttacidae. Anida en árboles al tos como el
choibá o el salero . :6.
guacuco: "jüpé", Chaetostoma spp. Pez acorazado de co-
lor negro; vive chupando las piedras y como no
muerde la carnada hay que pescarlo buceando o
con atarraya. 10, 12.
guadua: 11 chogoró", Guadua latifolia. Fam. Gramínea.
Cerca de la casa se siembran algunos ejemplares
de guadua la cual recibe diversos usos. 3, 5, 7.
guagua o conejo: ",!?eroara", Cunículus paca. Roedor noc-
turno, frecuenta el agua, su carne es tal vez la
más apreciada. En otras zonas se le conoce como
paca, lapa o tinajo. 7, 13, 15.
guarapo: "oarapo 11 , "chi~soba", es la bebida de las gran-
des fiestas; es simplemente el jugo de la caña
cocinado y puesto a fermentar en bateas de ma-
dera hasta por una semana. 14, 17, 22.
guarumo o yarumo: "e borró", Cecrooia spp. Fam. Morá-
ceas. Arbol característico del rastrojo. 7, 17.
guatín: ver ñeque.
gusano: "karagá", genérico.
hierba de sapo: "ebasusúa kerá", Conobea scoparioides.
Hierba aromática usada en medicina y en cosmé-
tica. 17.
"ibíra 11 : teas de brea de abejas o vegetal envuelta en
hojas de palma. 5.
iguana: "opogá", Iguana ürnana. La carne de este reptil
267

es comestible y muy apreciada. 3.


jagua: 11
kipará", Genipa americana. Fam. Rubiáceas. El
fruto verde de este árbol se ralla y su zumo se
usa para pintura negra corporal y facial.. La ma-
dera es muy resistente y usada como cabo de ha-
cha. 3, 17, 18.
11
jai 11 : Los espíritus que causan las enfermedades; pue-
den ser controlados por el jaibaná. 4, 15.
jején: "pochidau 11 , Culicoides spp. Mosquito diminuto
diurno conocido.. también como 'plaga'. 5.
jojorro: 11 jojorro 11 , Pomadasys bayanus.Pez de escama.
Suele pescársele con guacuqui tos vivos como car-
nada; vive en charcos o pozos. 11, 20 .
. "jurá": término con el que se designa a los enemigos de
los emberá en ciertos relatos de guerra, es si-
nónimo de indio cuna pero en los cuentos apare-
cen en zonas extrañas al territorio cuna como el
río Baudó.
!ano: "mo 11 , Pseudobombax. Fam. Bombscáceas. Arbol cuyo
tronco es tal vez el más grueso, hasta unos o-
cho metros de diámetro en su base;· sus frutos
producen lana. 1, 20.
león: "imamá purrú", Felis concolor. Fam. Felidae. Es
el puma o león americano. 3.
madremonte: "pakore", ~er maligno del monte. 4.
maíz: "~e", Zea mays, varias subespecies. Fam. Gramí-
nea. El maíz se cultivaen parcelas monocultiva-
das y se siembra al voleo sobre la vegetación ·-
,......,,...,~tumbada. á,. .,.g, 15, 17.
malambo: "kuipo", Cava,nilesia platanfifolia. Fam. Bom-
bacácea. El árbol más al to de la sel va, su tron-
co de color gris claro presenta una serie de a-
nillos. 8.
masa: bizcochos fritos de maíz. 14.
mico: ''misurrá", Ce bus capucinus. · Fam. Cebidae. Mico
cariblanco con el cuerpo gris y negro. 1, 15.
milpesos: ver trupa. 3.
mojarra: "ponono", Petenia kausii. Fam. Cichlidae.' 12. ·
mono: 11yarré", Ateles geoffroyi. Fam. Cebidae. Simio
negro con sólo cuatro dedos en las manos; su
carne es considerada deliciosa. 1, 8, 13, 20 ,
268

22.
mosco: "mosikita", Simulium spp. Orden Díptera. 5.
mosca: "ajomia", varios géneros. Orden Díptera. 5.
mosquita: "burrumia", Drosophyla 15PP. Orden Díptera.
20.
"motorró wiu": Piedra dúra de colór blanco qué se en---
cuentra en los ríos. 4.
"nusí"": monstruo que vive en los charcos de l'os ríos
en forma de pez gigante y con éara de cerdo,·
suena como tambor. Se cree que quienlo oye o lo
ve va a morir. 6, 16, 20.
nutria: "awí 11 o "baberamá 11 , Lutra soo. Fam. Mustelidae.
Mamífero carnívoro magnífico nadador, se alimen-
ta principalmente de peces. 10.
ñeque o guatín: "kuriwa", basyprocta spp. Fam. Dasyproc-
tidae. Roedor caracterizado por la astucia con
que elúde a los cazadores. 3, 7, 17, 26.
"onasí": Hormiga cabeciroJa. Fam. Formicidae. Hormiga
que viven en algunos árboles frutales. cuerpo ne-
gro y cabeza rojiza.
oso caballo: "tabudá". o "joso", Myrmecophága tridabty-
la. Fam. Myrmecophagidae. También ' conocidó . como
oso palmero u hormigÚero gigante; se dice que si
se le ataca puede ser tan fiero como ·e1 tigre.
25.
oso real: "wui"; T~emarctos ornatus. Fam. Ursidos. U-
nica especie de oso suramericano hoy en peli-
gro de extinción. Habita principalmente en la
cordillera aunque a veces se le ve en la selva
baja. Denominado también oso de anteojos por las
manchas blancas en la cara. 25.
"owé": no identificado. Carnívoro de unos 40 cmts, co-
la vistosa y que despide almizcle como defensa.'
3.
pájaro: "ibaná", genérico.
pájaro luna o sacaparado: "barákoko", Nyctibius gri"'.""
seus. Fam. Nyctibidae. Ave de unos 40 cmts de
color pardo. Suele permanecerinmóvil en los ár-
boles con la cabeza hacia arriba como recurso de
mimetismo; su. canto nocturno característico oca-
siona el nombre indígena. Se le conoce también
269

como mirapalcielo o lechuza. 2.


"pakor~": ver madremont~. 14, 15.
paletón o tucán: "keuar~", Ramphastus sop. Fam. Ram-
phastidae. 1, 3, 6, 23.
palma amargo: "igedé", Welfia regia. Fam. Palmae. 9.
pava: "tusí", Penélope purpurascens. Fam. Cracidae. Ave
comestible de unos 80 cmts. 3, 6.
pavi ta: "tusí.ie", Ortalis garulla. Fam. Cracidae. Ave
de unos 50 cmts. 6.
pavón: "zam5 11 , Crax rubra. La ma:vor de las aves comes-
tibles, un metro aproximadamente. El macho es
negro y la hembra castaña. Conocidos en otras
zonas como pajuiles. 3, 6, 20.
peces: ver nusí. 16.
perdiz: "zokorró", Tinamus major. Fam. Tinamidae. Ave
de unos 40 cmts, comestible, de hábitos terres-
tres. 3, 6.
perezozo blanco: "buchiá", Bradypus sop. Fam. Bradypodi-
dae. También llamados pericos. 3, 6.
perezozo colorado: "jeuará" Bradypus tridactylus. Fam . .
Bradypodidae. 3, 6.
piéhilingo: "Q.ichí", Pteroglosus spp. Fam. Ramphasti-
dae. MáR penueños que los paletones. 1,6.
pichindé: "bidúa", Pi thecelobium turibiam. Fam. Mimo-
sácea. Arbol que crece a la orilla de los ríos
y quebradas en suelos pedregosos, sus ramas se
inclinan sobre las aguas. 20.
pijibay: ver chontaduro.
piojo: "tQ", Pedículus caoi tans. Orden Hemípteros. 7,
20.
platanillo: "jagá", Heliconia spp. Fam. Musáceas. El
cogollo de esta planta abundante en el rastrojo
es usado por los jaibanás para 'chupar' al en-
fermo y en otros procedimientos curativos. 15.
plátano: "patá", Musa sapientum sp. Fam. Musáceas. Los
emberá cultivan mas de 10 especies de plátano;
al igual que la caña y el maíz se cultivan en
parcelas exclusivas. El plátano es comida coti-
diana en numerosas preparaciones. 1, 2, 6, 14,
15.
plátano negro o saramoyo: "bío", Musa sapientum sp.
270

Fam. Musáceas. Plátano de cáscara morada oscura;


por su menor : contenido de fécula es más agrada-
ble de comer sin acompañarlo con otros alimen-
tos. 2.
porongo, poronguito: "sokó", olla de cerámica de cuer-
po globular y cuello estrecho con su interior
cubierto de brea para guardar chicha. 17, 22.
primitivo: "primitiba", Musa spp. Fam. Musácea. Especie
de banano de frutos pequeñitos. 14, 19.
puerco de monte: "bidó", Tayassu pecari. Fam. Tayassui-
dae. El mayor de las dos especies decerdos sal-
vajes, posee una zona blanca en la quijada. Se
le encuentra en manadas de varias decenas de in-
dividuos y son muy fieros cuando se sienten ata-
cados. Con la excepción del Bajo Atrato está
prácticamente extinto en el Chocó. 6, 8, 9, 13,
14, 17, 22, 23.
quícharo: "kidájara", Hoplias malabaricus. Fam. Chara-
cidae. El más carnívoro de los peces chocoanos.
3. •
quiche: "kintorro", no identificada. Parásita de largas
hojas pintadas con franjas. 13.
ratón: ver "churí".
sabaleta: "toá", Acestrocephalus anómalus. Fam. Chara-
cidae. Pez qe escama, hasta 30 cmts, se pesca
con carnadas vegetales como bolitas de chonta-
duro o plátano cocinado. 6, 10, 12, 15.
sábalo: "aparrá", Brycon spp. Fam. Characidae. Similar
al anterior pero alcanza casi el doble de tama-
ño. Es el pez más grande de los cauces estrechos.
10, 11, 14, 20.
sacaparado: ver pájaro luna.
sapo: "bokorr6", Bufo marinos. Fam. Buffonidae. 1, 3,
20.
sardina: "amá"• Hemibrycon darienses. 20.
serpiente: ver culebra. 20.
sierpe, sierpe guadua, sierpe tortuga: "je", monstruos
en forma de serpiente gigante que viven en los
charcos de los ríos. 5, 16, 24.
"sokerré": vaca de monte, monstruo en forma de vaca con
cuernos de colores diferentes.
271

tábano: "chÍdau", varios géneros. Orden Díptera. 5.


táparo: "tonogá", Attalea allenl. Fam. Palmácea. Palma
cuyas hojas salen del suelo, produce frutos co-
mestibles de sabor parecido al coco.
tatabro: "bidobe", Pecarí tajacu, Fam. Tayassuidae. Un
poco menor que el puerco de monte, anda en ban-
das que no pasan de los veinte individuos. Abun-
dante en todas las zonas selváticas. 17, 20.
tea de brea: ver "Ibira".
tigre: "imamá", Panthera onca. Fam. Felidae. 'T'igre ma-
riposa ·o jaguar, el mayor de los félidos ameri-
canos. 3, 13, 15, 17, 22, 26.
tigre de agua: "~oimamá", monstruo del río con figura
de tigre.
tigrillo: "HrÍHri", Felis pardalis, Felis tigrina, Fam.
Felidae. 3.
tominejo, chupaflor, picaflor o colibrí: urbisú", Va-
rias ~species. Fam. Trochilidae. 6.
"tonca": tamborci to en forma d~ barrí 1 de unos 30 cmts.
En las fiestas tradicionales lo toca una vieja
la cual encabeza una fila de mujeres quienes van ·
ejecutando diversos bailes.
totuma: ver calabazo.
trupa o mil pesos: "uruta", J essenia polycarpa. Fam.
Palmae. Las pepas de esta palma silvestre son
comestibles al cocinarlas¡ se pueden comer di.-
rectamente, hacer bebidas o extraerles el acei-
te.
tucán: ver palet6n.
tucán chiquito: ver pichilingo.
uángano: "uagano", monstruos del río, se amontonan en
la playa en forma de cerdos gigantes. 16.
"uera torró": espíritu maligno que se presenta en for-
ma de una emberá desnuda de piel clara. 14.
zaíno: ver tatabro. 17.
zancudo: "je.iena", varias especies. Orden Díptera. 2.
zorra: "bosaí", Nasua spo. Fam. Procyoninae. Carnívoro
de unos 40 cmts de hábitos nocturnos. 20.
zorro: "jojomá", Tayra barbara. Fam. Mustelidae. Este
carnívoro también gusta mucho de las frutas ~ul­
ces y la caña de azúcar. Es similar a una coma-
dreja, cuerpo oscuro y cabeza castaña. 1, 3.
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