10 {LA REINVENCION DE LA FAMILIA
3. Dela historia del nacionalsocialismo: equién
8 fUdiO? nese 209
Gradaciones de la segregacién. 21
En el laberinto delos abuelos «verdaderos»
y los «falsos».... . 215
Qué aspecto tiene hoy en dia la bésqueda
dé huellas? .... ae
4, Conceptos dificiles: la carga de la historia .
5. La Repiiblica Federal Alemana en la
actuplidad: gquién es alemén?
Las perfidias de las estadfsticas de los
matrimonios y familias internacionales ...
6, De la vida entre varias culvura
Esperanza prudente.
Bibliografia
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‘DECRETO LEGISLATIVO #22
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BECK-GERSHEIM, E. La reinvencién de la familia: en busca de nuevas
formas de convivencia. Barcelona, editorial PAIDOS, 2003
CAPITULO
de la familia
En las industrializadas sociedades occidentales de
los aiios cincuenta y sesenta se canté la glorificacién
de la familia. En la Repiblica Federal Alemana, la fa-
milia fue anclada en la Constitucién y acogida bajo la
especial proteccién del Estado; en la vida cotidiana
1a familia constitufa l modelo de vida reconocido y al que
se aspiraba; la teoria social entonces dominante la con-
sideraba necesaria para el fancionamiento del Estado y
de la sociedad. Pero luego, a finales de los aiios sesenta
y comienzos de los setenta, Iegaron el movimiento es-
tudiantil y el movimiento feminista, que llamaban ala
rebelién contra las estructuras tradicionales. La familia
fue desenmascarada como ideologia y prisién, como la
sede de la violencia y la opresidn cotidianas. Lo cual
hizo que aquellos que alzaron sus voces en «defensa
de la familia burguesa»? pasaran a la ofensiva y descu-
Drieran de nuevo en ella el «puerto de un mundo sin
1. Berger y Berges, 1984.2 LA REINVENCION DE LA FAMILIA
coraz6n».* Habja estallado la «guerra por la familia»
Asimismo, dejaba de estar claro quién o qué forma la
familia: zqué formas de relacién han de ser designadas
con el nombre de familia y cudles no?, écuéles son nor-
males y cules constituyen una desviacién, cules mere~
cena proteccién estatal, cuales deben recibir una ayuda
econémica?
Hoy en dia, a comienzos del siglo 200, ha aumenta-
do la complejidad de la situacién, Las consignas de
principios de los setenta contra la familia han enmude-
cido y en su lugar va tomando forma —sobre todo en
Estados Unidos, pero también aquf entre nosotros—
‘una nueva cruzada que insta a retornar alos «valores fa-
miliares».* Pero quien deduzca de ello que esté ocu-
rriendo un retroceso se equivoca, pues la retérica fami-
liar fundamental es, més bien, una reaccién, el intento
de un contramovimiento, y no un retorno de hecho a
formas y normas de otros tiempos. Como muestran las
encuestas, si bien es verdad que en algunos grupos per-
siste la imagen tradicional de la familia, otros estan de-
Cididamente en contra y, ea la mayoria, se da una mez-
cla contradictoria de nostalgia por lo tradicional y de
nuevas expectativas, que las generaciones y los sexos
comparten indistintamente. De esa diversidad de deco-
rados de esperanzas y decepciones que se alzan a partir
de esta mezcolanza de relaciones han surgido, en-la
préctica, multitud de formas de vivit, amar y relacio-
zarse, esperadas por unos, por otzos més bien soporta-
2. Lasch, 1977.
3. Berger y Berge, 1985 (edici original en inglés de Berger
sy Berger, 1984).
4. Stacey, 1995,
LA NUEVA COMPLEJIDAD DE LA FAMILIA B
das, y que otros, a su vez, impugnan encamnizadamente.
Y el resultado de todas estas transformaciones es el si
guiente: tanto en la politica como en el émbito cientifico
en la vida cotidiana, con harta frecuencia ha dejado de
estar claro quién 0 qué constituye la familia. Los limi-
tes se hacen borrosos, las definiciones vacilantes; crece la
inseguridad,
Los conceptos ya no cuadran
En estas circunstancias es dificil hablar simplemen-
te sobre el concepto de «familia», pues muchos de los
conceptos habituales ya no concuerdan con la realidad,
suenan anticuados y puede que incluso un poco sospe-
chosos, al ser incapaces de reproducir el sentimiento y
Ja realidad vital de las nuevas generaciones. Tomemos,
por ejemplo, uno de los conceptos fundamentales en
este ambito, el de «matrimonio». Enseguida se dice que
uno no quiere atars¢ 2 una forma ficticia de casamiento.
Cada vez es més frecuente el discurso sobre «parejas» y
«crelaciones de hecho» 0 de «compaiieros», tanto en el
campo profesional, en el del tiempo libre o en la vida de
todos los dias como incluso en formularios oficiales
o en tarjetas de presentacién. La tendencia actual es
hablar del «compaiiero» o «compafiera» que comparte
lavida de uno y hasta —con un quiebto iténico— del
compafiero de un determinado «tramo de la vida».
Claro que en las'estadisticas oficiales sigue vigente
atin el concepto de «soltero», pero quien piense que los
solteros se distinguen por vivir solos se equivoca. Algu-
nos de los incluidos en esta designacién de «soltero»
conviven con otras personas en una vivienda comin.4 LA REINVENCION DE LA FAMILIA
Otros tienen una relacién de pareja estable, pero sin vi-
vir juntos. De esta forma de relaci6n, frecuente en la
gran ciudad, se puede decir: «El hecho de tener una
vienda individual y el estado social de solteria no signi.
fica, por tanto, una renuncia ala pareja, sino tinicamen-
te que dos personas no han elegido la forma de vida
matrimonial y, ademés, han decidido no vivir juntas,
prefiriendo esa forma de vida que consiste en living
‘pert together [“vida de pareja sin convivencia”l»? En
este ejemplo se evidencia que seha ido desplegando un
abanico de variantes, una sutil diferenciacién de formas
de convivencia que no tienen cabida en las categorias,
tusvales de nuestra mentalidad —o bien, como aqui, en
las categorfas acostumbradas de las estadisticas oficia~
les sobre los hogares—. El intento, no obstante, de en-
cajar a la fuerza lo nuevo en los viejos compartimentos
acaba produciendo, necesariamente, una visiéni falsa de
las cosas.
Resulta atin més complicado cuando hay hijos de por
medio. En la sociedad burguesa el prototipo era la uni-
dad para toda la vida, legitimada oficialmente, padre-
madre-hijo. En casos de desviacién de ese modelo se
hablaba de «madres solteras» o «madres no casadas»,
con la connotacién de que el hombre las habfa abando-
nado. Implicaba una forma de existencia de mala repu-
taci6n, una situacién como de haber sido utilizada o
rechazada, una situacién vergonzosa de «muchacha
caida», Hoy en dia contamos, en cambio, con una nueva
categoria, la figura «monoparentab», que se ha hecho
del todo respetable y que hace su aparicién incluso en
Jos circulos de las mejores familias de la burguesia. Este
5. Bertram, 1994, pig. 23.
cose
LA NUEVA COMPLEJIDAD DE LA FAMILTA b
concepto abarca formas de convivencia diferenciadas:
por un Iado, Ja mujer que, habiendo estado casada, se
hha divorciado y luego se encarga sola de su hijo o hijos;
por otro, la mujer que nunca esruvo casada y que desde
él principio eria sola a su hijo (guiza porque asi lo ha
querido y planeado 0 acaso porque la relacién con el
padre quedé rota antes del nacimiento del hijo); y, i-
nalmiente, la mujer que segiin las categories de la esta-
distica oficial aparece como figura «monoparental»,
pero, de hecho, no es tal cosa, dado que comparte con
él padre mesa y cama, la vida cotidiana y la educaci6n
de los hijos, con la salvedad de que ha renunciado al cer-
tificado matrimonial y a una legitimacién oficial de sus
relaciones de hecho. Y Ia enumeraciéa no es, en absolu-
to, exhaustiva, pues fltan, por ejemplo, las madres viu-
das, los hombres que se encargan por si solos de criar a
sus hij y las parejas de homosexuales con un hijo (no re-
‘conocidas como tales parejas con hijo en Alemania)
Por otra parte, gracias alos progresos de las actuales
recnologfas médicas, que nos han proporcionado distin-
tas variantes de inseminacién artificial, el concepto de
«paternidads o «maternidad> se ha vuelto confuso.
Como todo el mundo sabe, antes se decfa: pater semper
incertus, al no poderse afirmar nunca con total seguri-
dad quién era el padre. Hoy, en cambio, es posible for-
ular un enunciado inequivoco: basta con dejarse hacer
una prueba genética. Ademés, existe en la actualidad el
donante de semen, que no es més que el progenitor (y
esto sélo por via tecnolégica) y que con frecuencia no
conoce en absoluto a la madre, ni menos atin habra
tenido un contacto intimo con ella. Al mismo tiempo
también se da ahora la figura de mater incerta, pues en
tal caso es dificil establecer quin es, realmente, la madre.16 LA REINVENCION DE La FAMILIA
Refirémonos, por ejemplo, a la madre de alquiler, que
se deja inseminar con el semen de algtin donante y que,
a cambio de una retribucién, lleva a término el embara-
zo afin de que una pareja ajena consiga al hijo que de-
sea con tanto anhelo. (No pocas véces se vuelven a en-
contrar todos ante el juez, donde se discute quién de
ellas es 1a madre «verdadera». (Pobre juez!) O pense-
‘mos en la mujer mayor que ya esté en la menopausia y
que decide dejarse implantar los 6vulos de una mujer
mis joven para quedarse embarazada (si bien el hijo
que dé a luz no seré, desde un punto de vista biolégico,
hijo suyo). Baste lo dicho acerca de los casos més cono-
cidos; se pueden encontrar muchas variantes leyendo
Jos informes de la medicina que se encarga de la repro-
duccién y la fertilidad. Lo dinico que aqui nos importa
es lo siguiente: gracias a Jas nuevas opciones de la tec-
nologia médica se hacen posibles formas de paternidad
y maternidad que hasta ahora no se habfan dado en la
historia de la humanidad; es més, parecfan completa-
mente inimaginables. A raiz de la aparicién de estas
nuevas técnicas, hoy en dia se distingue entre la pater-
nidad o maternidad biolégica y social, siendo posible
nuevas combinaciones de ambas
El confuso baile de nombres
Por afiadidura, no sélo la tecnologia médica se ha
, determinéndose con ello
al mismo tiempo también cl apellido de los hijos. Des-
de 1977 se han hecho posibles, paulatinamente, nuevas
formas y combinaciones, completadas por regulaciones
transitorias con un plazo determinado. De modo que
ahora uno puede decidirse por un nombre familiar
comin (sea éste el apellido de la familia del padre 0
el dela madre); 0 cada miembro de la pareja puede
ostentar un doble apellidos o ambos pueden recobrar
7. Anja Dil, «Das neue Namensrecht in der Praxis: GroBes
Durcheinander», Die Zeit, 12 de mayo de 1995, pég. 77.
LA NUEVA COMPLEJIDAD DE LA FAMILIA 9
sus apellidos de solteros; 0, en un caso dado, renunciar
al apellido de su ex compatiero separado; o bien deci-
dirse, tras afios de vida en comtin —cada uno con un
apellido distinto—, por un mismo apellido. Y estas re-
gulaciones no sélo son de principio, sino que cada vez
se hace més uso de ellas. Tal como hace saber la asocia-
cién de Registros civiles, el 20% de los que contraen
matrimonio ya no accede, como era tradicional, a llevar
, Siiddeutsche Zettung,
13 de noviembre de 1996, pég. 13.