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Leyendo los comentarios del blog me he dado cuenta que existe un tema recurrente en torno a la seducción (más

específicamente seducir al sexo femenino), y es el afirmar que las mujeres seducidas (o que quieren seducir… o que están
en plan de coqueteo) inevitablemente sonríen al objeto de su afecto (o a su “depredador”, depende de cómo lo vean). Si
bien es cierto que la sonrisa es una de las 10 señales no verbales de que le gustas a una mujer, también es cierto que las
féminas son famosas por enviarnos mensajes abiertamente contradictorios (al punto de que no tenemos la menor idea de
su grado de interés). ¿Qué podremos afirmar entonces de esta expresión universal?
La evolución ha logrado que las mujeres sean increíblemente exigentes en la búsqueda de su areja; por un lado deben
conseguir la mejor mezcla genética posible para su descendencia y por otro, encontrar a un compañero que les permita
sentirse seguras, amadas y que asuma la responsabilidad de la crianza junto a ella. Dado que la manera como estamos
diseñados los hombres es totalmente distinta, a veces una mujer puede coartar los enlaces empáticos contigo (en otras
palabras, no necesariamente te sonreirá), aunque le gustes… quizá porque estará sometiéndote a un riguroso examen
desde todo punto de vista.
No sólamente es una cuestión de “esconder” la propia intención (porque en realidad no es hecho con malicia, pues esa
selección secreta que hacen es totalmente automática y preprogramada en su cerebro), sino la misma inseguridad que a
veces sienten de “¿Será que en verdad le gusto?”. Para la información general de todos los hombres que me leen: la
confusión que ellas sienten con nuestros mensajes contradictorios (que no son pocos) es exactamente igual a la que
sentimos nosotros al considerarnos analfabetos selectivos (pues pareciera que entendemos perfectamente las intenciones
de cualquier mujer… menos de la que nos gusta). ¿No se han sentido así alguna vez?
Un disparo certero a los que ven la seducción como un manual prediseñado. Recuerden que la intuición es lo más
importante (y callar la voz dentro de tu cabeza que te grita con un megáfono que vas a hacer el ridículo). Vamos, que con
un poco de seguridad se pueden hacer muchas cosas.
¿Te has encontrado en una situación similar? no olvides comentarlo más abajo. Si quieres sugerir temas para el blog,
puedes hacerlo con total libertad a través de nuestra página de facebook, y no olvides seguirme en Twitter donde doy tips
rápidos sobre lenguaje corporal, persuasión y seducción.

10 señales no verbales de que le gustas a una mujer

Luego de escribir el post sobre las diez señales o verbales que te dicen si le gustas a un hombre, me pidieron a través de
nuestra página de Facebook que escribiese el complemento obvio; las señales que despliegan las mujeres cuando se
sienten atraídas por un hombre. Un tema nada fácil, pues el coqueteo femenino es un fenómeno tan complejo y enigmático
como ellas mismas. No faltan los sitios de internet donde aseguran tener tales claves, pero las mismas están un poco
desactualizadas (si es que no son absurdas de por sí). A continuación mencionaré diez que no sólo están sustentadas por
investigaciones científicas; tampoco entran en conflicto con el sentido común. Empecemos:
- Su buen humor es espontáneo: Ya sea sonriéndo o riéndo abiertamente, una mujer que disfruta de tu compañía se
notará feliz y agradada. Una que otra risilla nerviosa, o una sonrisa pícara, es un indicio que ella disfruta de tu presencia
(ojo, hasta ahí, mejor ándate sin prisas… recuerda que ellas “huelen” tu desesperación).
- Te toca casualmente: Si de repente te toca el brazo, te acomoda la camisa, o incluso llega a rozarte la pierna con la
suya, es un indicio de que quiere acercarse. ¡No lo desaproveches! Sólo trata de diferenciar toques accidentales de
aquellos hechos intencionalmente.
- Demasiadas “coincidencias”. Si ella gusta de tí, buscará la manera de que se encuentren de manera “fortuita”. ¡No
hablo de acoso, claro está…! Más bien se siente como si te leyeran la mente y adivinaran lo que vas a hacer (el cual es de
hecho un superpoder innato en ellas).
- Las miradas intermitentes: Debes aprender a mirarlas indirectamente. No es difícil; lo que necesitas precisar es si
tratan de verte cuando no las estás mirando. Si es así, has llamado su atención. Recuerda que ellas pueden analizarte y
descartarte en apenas un vistazo. Puedes olvidar los consejos sobre la apertura de las pupilas, son irrelevantes pues
dependen no sólo de su emoción, sino también de la iluminación de donde se encuentren.
- El cabello tiene un significado especial: Creo que ésta es la pista menos comprendida (porque de hecho, es bastante
difícil de precisar). Las mujeres siempre están acomodándose el cabello; es una costumbre automática, que obviamente el
99% del tiempo no tiene que ver con coqueteos (aunque no poco sitios de internet nos inviten a pensar así). Pero ese 1%
restante tiene una función biológica: sacudir las feromonas de su piel hacia nosotros (recuerden la importancia que tiene el
sentido del olfato en la seducción). Por supuesto, no empiecen a olisquear ahí y allá, ¡Se verán bastante raros! Procuren
más bien precisar cuando el gesto de acomodarse el cabello es premeditado, en un movimiento más minucioso de lo
normal (pero no necesariamente más lento), y mas aún si ella mantiene el contacto visual ¿Menudo lío, verdad?.
- Si está sentada a tu lado, al cruzar las piernas pondrá la más alejada de tí por encima de la otra, para mostrar mejor la
pantorrilla. En esta posición, los músculos de la pierna se ven más tersos y provocativos.
- La barbilla, hacia tí: Creo que un enfoque erróneo en la interpretación del lenguaje corporal femenino durante la fase
de acercamiento, es que supuestamente tienden a “mostrar el cuello”, cuando les interesa un hombre. Un poco aventurada
la afirmación, dado que depende ni más ni menos ¡De la postura en la que está sentada! Una forma más adecuada de
identificar esta tendencia es fijarse si su barbilla está ligeramente hacia nosotros (independientemente si vemos su cuello o
no). Si es así, buena señal.
- Los pies, un poco separados: una investigación indica que cuando una mujer está de pie, el dinamismo con el que
mantiene el equilibrio nos dice la emoción que siente. Si ambas piernas están derechas e inexpresivas, su pasión está muy
lejos, ¡Quizá en Japón!. Si están ligeramente abiertas o jugando con los tobillos, está nerviosa (¿pero por qué?), no
podemos saberlo a menos que sigamos indagando. Pero con certeza no está distante.
- Recuerda detalles de conversaciones anteriores (que a veces ni tú mismo recuerdas): ¿Pensabas que sólo se trataba
de mirar cómo se mueve? Una mujer, por distraída que sea, no olvida pequeños detalles de lo que le decimos, si les
parecemos interesantes.
- No se siente intimidada por tu proximidad: Si de verdad le gustas no le importará que te acerques a ella; pero si lo
haces en el momento inoportuno, o si eres demasiado impetuoso, puedes despedirte de todo el esfuerzo que habías
aplicado hasta ese momento. ¿Quieres saber una manera sencilla de acercarte a ella sin “amenazar” su espacio? Dirige
su atención lejos de tí mientras lo haces: busca algo que le pueda llamar la atención (un cachorrito, otra pareja, una
escultura, qué se yo…) y apúntalo con la mirada, mientras te acercas a ella (como tratando de “señalar” con tus ojos lo que
quieres que vea). Debes estar pendiente si ella oscila ligeramente hacia atrás (¡mala señal!)
¿Conocen alguna otra forma de saber si una mujer gusta de ustedes? coméntenla más abajo. También pueden seguirme en
Twitter para hacerme cualquier consulta, o si quieren sugerir un análisis de lenguaje corporal a personalidades de la
farándula o política, pueden hacerlo a través de nuestra página en Facebook.

¿Por qué es tan difícil comunicarnos como pareja?


Ésta es una pregunta que nos hacemos con frecuencia. Parece que por más que nos esforzamos, nos cuesta muchísimo
entender lo que está pasando por la cabeza del sexo opuesto cuando hablamos; Las mujeres se quejan de que no las
escuchamos, y nosotros a veces no tenemos ni idea de qué están hablando ellas. ¿Será posible que podamos entendernos
mejor? ¡Claro que sí!, es sólo cuestión de entender cómo la evolución condicionó nuestros cerebros para la conversación.
Desde hace unos cien mil años, la estructura cerebral de hombres y mujeres no ha cambiado, pero… ¿Qué estábamos
haciendo exactamente en aquella época tan remota…? fácil: Los hombres abandonábamos la cueva todos los días para ir
a cazar, mientras que nuestras mujeres se quedaban en ella para la crianza y los quehaceres de… uhm, la cueva-hogar.
Mientras que nosotros debíamos pasar horas en silencio, sentados sin mover un músculo esperando que alguna presa
apareciese, las mujeres descubrieron que hablar era una excelente forma de relacionarse. ¿De qué hablaban? ¡De todo lo
que se les pueda ocurrir…! pero principalmente notaron que para poder convivir todo el día en un mismo clan o grupo de
familias, era importante descubrir y fomentar las relaciones entre los diferentes individuos de las mismas. ¿Ven la
diferencia principal? los hombres permanecíamos en silencio por horas (Si llegábamos a espantar al antílope, ese día
no comía nadie en la familia), y las mujeres -literalmente- forjaban relaciones a través de la interacción verbal,
conversando todo el día.
Pero las discrepancias no se quedan ahí: Nuestro silencio como cazadores acompañaba una profunda concentración:
pendientes de la dirección del viento que no nos delatara, los ojos fijos escrutando la estepa… en el momento que
debíamos arrojar la lanza de manera certera, todo el mundo a nuestro alrededor debía desaparecer. ¡Enfocarse en la presa
era un requisito indispensable para la caza…! (…mientras tanto, en el hogar-cueva…) Las mujeres tenían docenas de
deberes que hacer a la vez. No sólo conversaban, sino también confeccionaban prendas, arreglaban el hogar, cocinaban y
cuidaban a los pequeños, quién sabe qué mas cosas… todo a la vez. Segunda gran diferencia.
¿Cuántas veces hemos escuchado que los hombres sólo podemos hacer una cosa a la vez, mientras que las mujeres son
“multitarea“? Ya sabemos el origen de esta realidad ineludible: la evolución desarolló nuestras capacidades
comunicacionales y cerebrales de manera diametralmente opuesta.
¿Qué ocurre cuando ambos sexos tratan de plantearle un problema al otro? En el caso de las mujeres, generalmente
necesitan que las escuchen, no importa cuántas veces le den vuelta al problema una y otra vez (y lo mezclen con varias
situaciones, personas, otros problemas, anécdotas e incluso datos que aparentemente no tienen nada que ver). A los
hombres nos cuesta muchísimo admitir que tenemos un problema (¿Acaso teníamos a quién pedirle ayuda cuando
disparábamos la flecha?) y somos parcos, prácticos y directos en la búsqueda de una solución. Es por esta razón que nos
desespera, por ejemplo, la forma de comprar de las mujeres: pueden recorrer 30 tiendas de un centro comercial recordando
tallas, modelos, colores, probarse decenas de piezas e invertir horas mientras deciden qué se comprarán… mientras que
nosotros nos dirigimos cual proverbial flecha directamente a un sólo sitio y detestamos comparar precios o modelos (a
menos claro, que estemos hablando de una nueva televisión para la sala… donde disfrutaremos de los partidos de fútbol
y las películas de guerra a través de las cuales queremos revivir nuestra época de “cazadores“, totalmente apartada de
nuestra cultura actual.)
El verdadero problema son nuestras reacciones a esos problemas que nos plantea el sexo opuesto. A las mujeres les
chocan las soluciones parcas y directas que les ofrecemos los hombres, pues en nuestra practicidad tendemos a “frenar“ la
conversación (al fin y al cabo, si nos están consultando por un problema, es para buscarle una respuesta concreta, ¿no…?)
. Al romper el flujo de la conversa, ellas se frustran (y se quejan de que no las escuchamos). De nuestra parte, obviamente
les choca cuando nosotros somos los del problema, pues nos ponemos a cavilar silenciosamente cual “Pensador de
Rodin“, o en el peor de los casos, cambiando de canal (sí, en la TV nueva de la sala) cada 2 segundos.

Descubre los orgasmos de las mujeres… viendo cómo caminan


Un estudio realizado por el Instituto de Estudios de Sexología de la Université Catholique de Louvain en Bélgica,
comprobó que la forma de caminar de una mujer cambia… si ha experimentado un tipo específico de orgasmos.
La investigación, realizada por expertos en sexología, los sometía a ver videos de mujeres caminando por la calle. ¿La
hipótesis? que es posible determinar si una mujer tiene un historial de orgasmos “internos” o vaginales, simplemente por
la manera como camina. Seguro se están riendo, y los entiendo porque ¡yo mismo no lo creía! pero sigamos…
Es pertinente recordar que el clímax femenino puede alcanzarse, principalmente, de dos formas: Orgasmos “Externos” o
por estimulación del clítoris, u orgasmos “internos”, por estimulación del punto G en la pared anterior de la vagina.
La teoría que querían comprobar afirma que los orgasmos vaginales no sólo mejoran la salud mental (!!) sino que hacen
más fluida la coordinación motora. Luego del estudio (en el que los sujetos estudiaron mujeres con ambos tipos de
orgasmos) los resultados fueron poco menos que asombrosos. ¿Saben cuántas veces lograron determinar historiales de
orgasmos internos? Un 81.25% de las veces.
Estamos hablando de descartar totalmente el azar; evidentemente hay una relación directa entre los orgasmos vaginales y
el movimiento de todo el cuerpo, pues caminar es un acto mecánicamente muy complejo. ¿Cuáles son las características
que pudieron apreciar estos sexólogos? Al parecer los orgasmos internos hacen que las mujeres den pasos más amplios,
presenten mayor rotación de la pelvis y la columna vertebral, y en líneas generales tengan mayor “fluidez, energía y
sensualidad“. Inclusive calificaron su tono muscular como óptimo (ni flácido ni tenso).
¿Verdad que es impresionante? seguro querrán leer la fuente original aquí.

El mito más grande del lenguaje corporal


Si estás leyendo este artículo, muy probablemente habrás, en algún momento, deseado saber lo que pensaba una persona
cuando te hablaba, si un ser querido te escondía algo, o si sospechabas que te mentían pero no podías saber con certeza
por qué. Personalmente, mi interés en el lenguaje corporal se despertó hace diez años cuando estudiaba el comportamiento
del público al efectuar decisiones de compra. Me parecía necesario asegurarme de estar presenciando opiniones verídicas
sobre gustos y preferencias, y no respuestas “por responder” o que no reflejasen fielmente sus opiniones.
El problema que surge cuando se despierta la “espina” de estudiar lenguaje corporal es que -con demasiada frecuencia-
pensamos que será una vía directa a desentrañar todo lo que los demás nos esconden; que seremos capaces de detectar
mentiras como si fuésemos Cal Lightman; y que lograremos manipular a los demás “rompiendo” su voluntad a nuestro
antojo, detectando todos sus miedos y puntos débiles para imponer nuestra autoridad sobre ellos. Ni hablar de nuestro
éxito como seductores, negociantes y prácticamente cualquier rubro que involucre persuadir a otros de lo que queremos.
Nada más alejado de la realidad.
Imaginen que un día nos apuntamos a un gimnasio, con la esperanza de tener la capacidad física de un atleta olímpico. Por
más que nos esforcemos, las probabilidades de que lleguemos a ese nivel van más allá del simple esfuerzo y la dedicación
diaria. La realidad es que tal hazaña es la combinación de una serie de factores (las condiciones de tu nacimiento, tu
crianza, educación, aptitud física, entre otras) que aunados a un riguroso y constante entrenamiento, te ayudan a llegar
más allá que los demás. Pero, ¿Qué sucede si no alcanzamos esa meta tan alta? ¿Terminaremos frustrados? ¿Sentiremos
que hemos perdido el tiempo? Lo más probable (y deseable) es que no sea así. Aún cuando no seamos superatletas, de
seguro contaremos con mejor condición física que el hombre o mujer promedios. ¿No debería ser un motivo para
alegrarse? ¡Claro que sí!.
Lo mismo ocurre con el lenguaje corporal. Es posible que no nos convirtamos en un detector de mentiras ambulante
(Porque ni el mismo Paul Ekman, con 50 años de investigaciones científicas a sus espaldas, se considera tal), ni que
logremos “leer” la mente de las personas simplemente observando sus gestos; Pero mas allá de estos “logros
inalcanzables”, el estudio sistemático nos permitirá ser más asertivos, comunicadores más eficientes e inclusive
mejores seres humanos. Podremos identificar hostilidades en los demás y ajustar nuestra propia expresión corporal hasta
que “pase la tormenta”; podremos entender mejor a nuestros familiares y amigos; estaremos seguros de proyectar nuestro
mensaje de la manera correcta, e inclusive saber a ciencia cierta si nos entendieron; lograremos ser asertivos, destacados
motivadores y excelentes conversadores. ¿Qué más podríamos pedir?
Existe la leyenda de la piedra filosofal, la cual guardaba el secreto de convertir el plomo en oro. Uno a uno, aspirantes a
alquimistas intentaban lograr tal transmutación. Se cree que sólo algunos lograron tal proeza… para luego darse cuenta
que más que la tranformación de un metal, habían logrado un cambio en ellos mismos… que iba más allá de ser ricos. De
la misma manera, cuando estudiamos comunicación no verbal empezamos buscando “superpoderes psíquicos” y
terminamos siendo poderosos comunicadores.

Gestos que hacemos… cuando nos resistimos a hacer algo: un análisis


A través de nuestra página de Facebook me hicieron la solicitud de analizar la expresión corporal de un Guardia Nacional
Venezolano al momento de notificar al diputado Biagio Pilieri sobre su traslado a prisión. Me hacían la acotación que lo
notaban reacio a efectuar tal acción, y aquí les comento lo que pude observar. Les recomiendo que antes vean los primeros
treinta segundos del siguiente video y traten de sacar sus propias conclusiones:
Pilieri es notificado
En el mismo podemos ver cuatro momentos claves:
0:09″ – Manipulador (suelta la hoja, la toca por encima y la vuelve a agarrar), señal obvia de nerviosismo.
0:13″ – Un repentino ladeo de la cabeza hacia la izuierda, quizá por ansiedad o queriendo decir “no” a lo que está
haciendo.
0:21″ – Palmas hacia Pilieri, en franca expresión de “No puedo hacer más nada”
0:26″ – Labios Apretados: no quiso pronunciar las palabras que acaba de decir. Se siente muy incómodo.

También pude notar poca movilidad de los labios (como cuando no queremos que nos escuchen mucho).

5 alimentos que deprimen tu lenguaje corporal


¿Cuántas veces hemos escuchado la frase “Eres lo que comes?” ¿Verdad que más de unas cuantas? pues bien, por más
que la expresión suene trillada, expone una gran verdad: lo que comemos condiciona el cómo nos sentimos.
Decenas de veces nos ha ocurrido que tenemos toda la energía para empezar el día proactivamente; estamos dispuestos a
atacar esa delicada reunión de trabajo con todo nuestro aplomo, y hacer esa presentación tan importante que llevamos
preparando un mes… para luego sentirnos faltos de energía sin razón aparente. Las lecciones de “mantenerse derecho”,
“sonreír”, y “demostrar energía con nuestros gestos”, pareciera que hubiesen saltado por la ventana.
Es posible que algunos alimentos estén interfiriendo en nuestros niveles de energía; por tanto nuestro lenguaje corporal
será el de una persona cansada y sosa. He aquí cinco “vampiros de energía”, los cuales consumimos con demasiada
regularidad:
1.- Frituras: No importa qué tan “light” sea la comida; en el momento en que la pasamos por aceite para freírla, la grasa
extra que ingresamos a nuestro cuerpo requerirá más energía para ser procesada. Por lo tanto, esas papas fritas con las que
acompañas el pollo a la plancha del almuerzo serán las verdaderas responsables del cansancio en horas de la tarde.
2.- Carne Roja: Inclusive superando a las frituras, este rubro nos vuelve lentos al demandar una digestión más
concienzuda cuando comemos ese jugoso pedazo de carne que tanto nos gusta. Haz la prueba: un día come 400 gr. de
pollo y el otro 250 gr. de carne. En el momento, ambos te saciarán igual; el tiempo de digestión será más o menos el
mismo, pero con la carne tendrás una indeseada fluctuación energética. Aún cuando la solución sería comer carne en
pequeñas cantidades, el factor psicológico de “comer menos cantidad” te llevaría a servirte más de lo necesario, y peor
aún si tienes mucha hambre.
3.- Azúcar: Todavía hay personas que piensan que los postres y bebidas con azúcar nos energizan. Están en lo cierto…
pero sólo en parte; cuando ingerimos azúcar, la glucosa en la sangre dispara nuestra energía; pero la insulina segregada
por el páncreas nos detiene en seco… literalmente.
4.- Pasta: Un carbohidrato que no causaría somnolencia, si no fuese por contener almidón. Si ya sabes lo que hae el
azúcar con tu cuerpo, es el momento de saber también que el almidón es almacenado en la sangre… en forma de azúcar.
Nada bueno para tu ánimo.
5.-Pan: El rey de los agujeros negros energéticos, amplifica el efecto de la pasta a lo largo de un período de tiempo
superior. Generalmente creemos que la pasta es aún “peor”, pero esto sólo es debido a que acostumbramos consumirla en
mayores cantidades que el pan.
Como un dato adicional, el consumo en exceso de sodio (Sal, ya sea en la cocción o agregada al servir), exigirá al
organismo una mayor cantidad de líquido, lo que igualmente se convierte en un handicap para nuestro nivel de alerta.

Las 10 leyes del lenguaje corporal seductor (para hombres)


Existen una serie de técnicas que podemos desarrollar para manejarnos mejor en el ámbito de la seducción. Verás que
mientras más las pones en práctica cuando no estás en “modo seductor”, más fácil te será usarlas en el ´momento de la
batalla´.
1.- Evita los movimientos bruscos. Las personas que están “en control” no tienen arranques, rabietas ni gestos
exagerados.
2.- Domina el arte de los ilustradores. Cuando sabes cómo enfatizar y aplicar tus manos en tu conversación, te verán
como un gran comunicador, lo cual es un imán para ellas.
3.- No dudes para empezar a hablar ni con ella, ni con nadie. Si quieres demostrar seguridad, nunca titubees al
dirigirte ni al objeto de tu afecto, ni al panadero. Siempre sé proactivo en tu forma de expresarte con todos y tu
autoconfianza aumentará a pasos gigantes; ¡Y no temas equivocarte al hablar!
4.- Mírala como si no existiese más nada en el universo. Cuando la escuches, silencia tu móvil y haz caso omiso de las
distracciones alrededor de ustedes. Olvida que existe el reloj.
5.- Mantén tus hombros relajados: Es perfectamente normal que las presiones y el estrés diario nos tengan como una
cuerda de violín… pero eso no es nada sexy. ¡El verte relajado le demostrará que tienes todo el tiempo del mundo para
ella!
6.- Usa un tono de voz claro y modula correctamente. Ella no debe tener problemas al escucharte y entenderte. Un tono
de voz muy bajo y una modulación pobre denotan timidez.
7.- No te “robotices”. Algunos hombres piensan que para verse seductor hay que actuar acartonadamente. ¡Así parecerás
más un ridículo galán de novela!
8.- Cuida tu guardarropa y tu higiene personal (No creo que tenga que extenderme al respecto). De todas maneras,
puedes referirte a este artículo.
9.- Usa tus músculos faciales. Sonríe, arrúgate, exprésate. He leído en sitios web donde afirman que “un hombre
seductor mantiene una expresión calmada y suave”. ¡Error! Ellos dicen “seductor”, las mujeres dirán “aburrido”.
Recuerda que se trata de reforzar lo que dices, no de ser un payaso.
10.- Mantén las manos relajadas y fuera de tus bolsillos, donde podrían acumular un exceso de sudor. ¡Una palma
húmeda mata la pasión instantáneamente!

Las mujeres analizan el cuerpo de los hombres (y dan su aprobación) en menos de 2 segundos
Una de las facultades que la evolución dio a las mujeres fue la habilidad de analizar, de un simple vistazo, si un macho de
la especie era capaz de “cumplir sus funciones” a cabalidad. ¿A qué me refiero exactamente? A proveer el sustento.
Obviamente, hace miles de años el “laburo” no consistía precisamente en pasarse ocho horas diarias frente a un
computador; más bien nuestras dotes de cazadores eran las más cotizadas en el mercado laboral de aquel entonces.
De ahí que las mujeres desarrollaron un sentido de selección basado en proporciones físicas, en donde machos más
agraciados para la cacería, que presentaban principalmente un torso amplio (condición sine qua non para poder desarrollar
suficiente potencia) y una complexión armónica (que mejoraba la agilidad del ´prospecto´) eran los preferidos sobre
aquellos menos agraciados. Más tarde, el desarrollo de una familia como núcleo social fundamental (y necesario para la
larga cría de los “cachorros”) presentó la necesidad de una mayor conexión emocional entre ambos sexos; ¿Cuál era la
manera de las féminas de la prehistoria para determinar el éxito futuro de esta posible conexión? la respuesta estaba en el
rostro de su compañero, el cual se volvió el “estandarte” de nuestras facultades más sensibles.
La evolución tan rápida de la civilización y tan lenta de esa “preselección visual”, nos demuestra que las mujeres siguen
aplicando, dentro de ciertas variaciones cultura a cultura, los mismos criterios para determinar si un hombre les gusta o
no… al primer vistazo, en un par de segundos, y en el siguiente orden:
1) Primero, determinan la simetría de nuestro rostro. Es esa mirada con la que se “conectan” cuando nos cruzamos en la
calle, y dura poco más de medio segundo. Si nuestro rostro les parece armónico, emplean el otro medio segundo para
determinar si les gustamos.
2) Luego, la mirada se dirige a la altura de nuestro ombligo. Aquí la cosa se vuelva más complicada, pues el “centro de
estética” integrado en los circuitos del cerebro femenino se encarga de analizar la anchura de la cintura contra el ancho de
los hombros, la longitud de las piernas y la media entre ellas y la altura, la postura al caminar o estar de pie… todo esto en
menos de un segundo.
Si la mirada de una mujer hace este recorrido sobre tí, y dura los dos segundos completos, has pasado la “prueba
preliminar”. Por favor, no eches todo a perder al abrir la boca.

10 cosas que las mujeres quieren que los hombres entendamos (Sin decir una palabra)
Definitivamente, cuando dicen que los hombres somos de marte y las mujeres de venus, no puede ser más cierto. Los dos
sexos somos diametralmente opuestos en muchos aspectos, y uno de los mas relevantes (e importantes para nuestra
convivencia) es la comunicación; Y aún cuando tu esposa o novia estén enviando señales clarísimas a través de su
lenguaje corporal que algo no anda bien, quizá pasen desapercibidas para nosotros.
¿Suena conocido? ¡Tranquilos!, la ayuda, a continuación: He aquí la lista de las 10 cosasque las mujeres esperan que
entendamos sin decírnoslo:
1.- Cuando ella habla, quiere tener toda tu atención; de esa manera le demuestras que es importante para tí. Espero que
sepas cómo demostrarlo.
2.- Debes ser lo suficientemente inteligente como para no asociar todos sus arranques con el famoso síndrome
premenstrual. A veces simplemente se salen de sus casillas porque has metido la pata al hablar… y no te lo van a decir
expresamente.
3.- Debemos desarrollar un Coeficiente Emocional. Por supuesto, ¡Eso no quiere decir que tenemos que llorar a la menor
provocación…! ; Simplemente debemos trabajar nuestro lado sensible, y demostrarlo.
4.- Con las mujeres, la única solucion para los problemas es la comunicación; no simplemente “hablar cosas mundanas”,
sino hablar de sentimientos (¡Cosa que a los hombres nos cuesta muchísimo…!). Recuerda que si no hay comunicación,
los problemas no van a resolverse solos.
5.- Existen actitudes que las mujeres siempre querrán que demuestres, como por ejemplo la caballerosidad y ser agradable
con sus familiares y amigos… aún cuando te caigan “de la patada”.
6.- A ellas les encanta cuando intentamos sorprenderles cocinándoles, Aún cuando el resultado no está a la altura de un
chef internacional.
7.- Tu estatus de “Macho” no está directamente relacionado a la velocidad que conduces; apresurarte mientras te
acompañan, no es nada agradable para ellas. Más aún, parecerá que quieres reducir el tiempo compartido al mínimo.
8.- Sé protector, no posesivo. No son “tu propiedad”, y no hay nada peor para ellas que ser tratadas de esa manera.
9.- ¡Las mujeres se derriten por el romance! que les expreses un amor inagotable e incondicional es absolutamente
necesario todos los días. La manera como lo expreses, queda de tu parte.
10.- Por último pero no menos importante, recuerda que la manera más rápida de perder a una chica es mentirle. La
honestidad es la clave.

10 señales no verbales de que le gustas a un hombre


De seguro te habrás topado con ese chico que parece tomarte en cuenta más que a las
demás… y el sentimiento es mutuo. ¿No te ha asaltado la duda: ¿De verdad le
gustaré…? estas diez pistas de comunicación no verbal te enseñarán a descubrir
silenciosamente lo que siente por tí.
1 – Sonríe mucho cuando está cerca de tí: ¡Hasta pareciera que se ríe solo! le es muy
difìcil ocultar el placer que siente al estar contigo, y lo expresa de la manera más
sencilla: con una sonrisa auténtica.
2 – Te presta especial atención: El umbral de atención de los hombres es muy
limitado, a menos que estés hablando de algo que nos atraiga en verdad. Si nos estás
comentando la última comedia romántica que viste y te estamos prestando todo nuestro
interés, es una buena señal.
3 – En reuniones sociales siempre tratará de tenerte bajo su „radar‟: Aunque no
esté contigo, se asegurará de no perderte de vista; inclusive, si no te ve por algunos
minutos, será capaz de preguntar tu paradero. El sólo hecho de no saber dónde te
encuentras lo llenará de ansiedad.
4 – Saca el pecho, echa los hombros hacia atrás y trata de parecer más alto: Este es
un gesto inconsciente, que heredamos de la época en la que los machos debíamos salir a
cazar. Evidentemente, un compañero con buena complexión física era mucho más
deseable que otro menos agraciado.
5 – Tratará de ser atento y agradarte: La caballerosidad, los halagos y los pequeños
detalles (Por ejemplo, recordar de qué iba aquella comedia romántica de la que hablabas
en el punto No. 2) serán fuertes indicios de que siente algo por ti.
6 – Siempre conseguirá algún pretexto para acercarse a tí o compartir alguna
actividad, así sean unos pocos minutos. Con la atracción no hay “coincidencias”,
aunque parezca que ese chico aparece „casualmente‟ siempre en el momento justo.
7- Puede costarle comunicarse verbalmente: ya hemos aprendido en artículos pasados
que los hombres no tenemos las habilidades comunicacionales de las mujeres.
¡Imagínense cuando tratamos de expresar lo que sentimos!. Es probable un ligero
tartamudeo, manos sobre la boca o súbitas caídas en el tono de voz; recuerden que el
miedo al rechazo nos embarga en esos momentos.
8 – Te “defiende” de los demás „pretendientes‟: Al hablar contigo, puede que al
principio se sienta un poco tímido e incluso llegue a cruzar los brazos; pero a medida
que va ganando confianza, no sólo los soltará, sino que apuntalará una de sus manos (o
incluso ambas) en su cintura y abrirá los codos, como para “bloquear el acceso” a
cualquier otro hombre que quiera acercarse.
9 – Ojos más brilantes: la atracción tiene una reacción directa en nuestros lacrimales; y
no es algo que se pueda evitar, pues es una reacción totalmente involuntaria. Verás que
sus ojos tienen un “brillo” particular, que no sabes describir.
10 – Mirar tu boca: Ésta es una de las señales más fuertes de que un hombre gusta de
ti. Si su mirada se desvía hacia tu boca (Tanto si estás hablando como si no), puedes
asegurar que le atraes.

Cinco reglas cruciales que debes cumplir en tu primera cita


¿Cómo puedes hacer que en tu primera cita demuestres suficiente interés sin parecer
desespera@? he aquí una guía ultrarápida para ambos sexos:
1.- Vístete impecable: Tu ropa, tu peinado y tu perfume deben ser absolutamente
perfectos. No sólo te sentirás más segur@; también transmitirás interés en la persona con la que sales.
2.- Usa tu lenguaje corporal: De seguro que una primera cita puede ponerte los nervios de punta… ¡Especialmente
cuando es alguien que te gusta de verdad! Pero gestos tan simples como sonreír y establecer un cómodo contacto visual
expresarán tus sentimientos. Recuerda la importancia de tus gestos en tu comunicación.
3.- Crea una conección: Haz preguntas acerca de sus pasatiempos, su pasión o su familia. ¡Pon mucha atención a lo que
dice! Evita los temas que l@ incomoden visiblemente, y no olvides narrar tus propias anécdotas personales.
4.- Tu carisma se basa en cómo te expresas. Hazl@ sentir especial diciéndole lo que te gusta de su persona, si tiene una
gran sonrisa o un buen sentido del humor, ¡díselo!
5.- Concreta una cita futura: Si las cosas salieron bien, ¿Para qué esperar? invítal@ a ir a un sitio que tenga que ver con
sus gustos. Tomar la iniciativa de esta manera dará la mejor impresión de ti

Descifrando los movimientos de los ojos: ¿Estamos recordando o estamos inventando?


Creo que desde que tengo uso de razón he leído en cuanta revista pseudocientífica que se me atraviesa, las claves para leer
los movimientos de los ojos cuando estamos respondiendo una pregunta. Por otro lado, es una cuestión que surge
insistentemente en mis charlas, pues siempre el tema sale a colación; en la mayoría de los casos, aconsejaba a los
interesados no preocuparse demasiado por tan sutiles micromovimientos, pues de seguro perderían el hilo de la parte
verbal de la conversa (lo cual de por sí ya es suficientemente grave).
Pero con este post voy a hacer algo distinto. No sólo voy a esclarecer en su totalidad qué significa mirar en esta u otra
dirección; también voy a darles mi truco mnemotécnico para que no lo olviden: Simplemente imaginen la cara de su
interlocutor como un reloj.
En líneas generales, si al responder una pregunta los ojos empiezan a mirar hacia las “3:00″, la persona está accediendo a sus bancos de memoria; ¿Qué significa eso…? que está
recordando experiencias. Por otra parte, si los ojos se dirigen a las 9:00, estamos presenciando un proceso creativo; el cerebro está en plena gestación de un cuento chino.
Pero la cosa no queda ahí; Según la orientación hacia arriba o abajo de la mirada, podemos determinar el tipo de
información que se está procesando (visual, auditiva o kinestésica). Entonces:

- 10:00 – Procesos cognitivos Visuales/Creativos. El otro día vi nada más y nada menos que ¡Una vaca de color verde
con siete patas! Ahí está, se la imaginaron en seguida, recurriendo a su creatividad visual… y sus ojos de seguro se
movieron hacia esa hora.
- 9:00 - Auditivos/Creativos. ¿Cómo sonaría el rugido de un león… bajo el agua? fíjense, para responder a esa pregunta
deben imaginarlo. ¡Claro está, si es que el león no se ahoga primero!
- 8:00 – Orientar los ojos hacia esta área significa que estamos en modo “conversación interna”: Analizando las posibles
consecuencias de nuestra respuesta; como preguntándonos ¿Cuánto me afectará a mí y a quienes me rodean si
respondo de tal o cual manera…?
- Las 2:00 – Visual / Memorística; estamos recordando imágenes, quizá de nuestra niñez… ¿Puedes recordar tu salón de clases en la escuela primaria?
- Las 3:00 – Auditiva / Memorística. Recordamos sonidos grabados en nuestro “disco duro”. Como ejercicio, traten de
recordar la voz de un compañero de escuela. ¿Cómo era el timbre, su tono, su dicción…?
- Las 4:00… es Kinestésica / Memorística. Recordamos sentimientos, olores, sabores… ¿Recuerdas a qué huele la tierra
mojada por la lluvia…?

El error de conversar con las manos ocupadas


Uno de los secretos mejor guardados de la imagen pública es la cuidadosa sincronización de los gestos manuales con la
conversación o el discurso. Es prácticamente un lenguaje en sí mismo, que aprendido y dominado correctamente, permite
impulsar de manera extraordinaria la personalidad de alguien. De esta manera, el discurso más sencillo se transforma en
todo un evento; la conversación más banal puede derivar en la más poderosa herramienta de persuasión.

Lamentablemente, cuando una persona está expresando una idea que le obliga a emitir juicios de valor o quiere establecer
una opinión sólida que será sometida a análisis crítico, tratará de recurrir a las llamadas “muletas”, que son los pequeños
objetos (de cualquier naturaleza) que mantenemos en nuestras manos durante la conversación.
¿Qué quiero decir con muletas?
Imaginen que un día, decidimos ponernos creativos con los patines de nuestros hijos y sobrinos… y de esa ´creatividad´
obtenemos una pierna enyesada, por lo que tendremos que usar muletas para poder caminar, ¿no?
Sería absurdo que una persona sana las usara, y sin embargo, eso es lo que hacemos al tratar de comunicarnos cuando
estamos nerviosos. Ya sean lápices, bolígrafos, apuntadores láser, teléfonos celulares, libros, revistas e incluso sillas al
dirigirnos a una audiencia o a una figura de autoridad, muchas veces sentimos la necesidad de jugar, tamborilear, agitar,
retorcer e incluso malabarear con uno (¡O varios!) de estos artículos. ¿Cuál será la razón?
Simplemente, nuestro cerebro se niega expresar más de la cuenta a través de nuestras manos. Y como mantener las manos
fijas a cada lado del cuerpo sería más que extraño, mantener las manos ocupadas con un objeto es una “excelente” excusa.
Pero en realidad, es una muy mala; es como si la persona sana que usa muletas, lo hace para evitar competir en una carrera
que supone perderá.
¿Qué deberíamos hacer si nos sentimos nerviosos y queremos frenar nuestras manos? aquí van unos trucos muy sencillos:
- Practicar, practicar, practicar: Mucha gente lo sabe pero… ¡no lo hace!. Practicar un discurso o un argumento nos
ayuda en muchos aspectos; por una parte, nos permite tener más fluidez y determinación al hablar. También nos
permite repasar el tema, atar los cabos sueltos e inclusive desarrollar analogías y ejemplos que ilustren mejor
nuestro punto de vista.
- Mantener las manos separadas del cuerpo y de la cara: Es difícil, lo sé… pero absolutamente necesario. Si estamos
desprovistos de nuestras pequeñas muletas, los brazos automáticamente buscarán “proteger” el tronco y las manos estarán
desesperadas por acercarse a la cara para “rascar” la superficie, todo esto manifestando un incipiente nerviosismo.
- Usar las manos de manera creativa: Un error común es mantener las manos en una pose fija, como la palma
semiextendida de un karateka, y moverla siempre así, “para parecer abierto”. He tenido la oportunidad de ver a gerentes
de empresas que bien podrían apodarse “Manos de abanico“, pues la palma se mantiene innecesariamente abierta todo el
tiempo. No podemos sacrificar naturalidad por apertura. Tan especializadas que son las manos, ¡Usémoslas!…
señalemos, hagamos gestos circulares, movimientos lentos de arriba a abajo que afirmen nuestras convicciones, pequeños
movimientos hacia afuera que “espanten” o minimicen las desventajas de nuestra propuesta… ahí tienen la idea.

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