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específicamente seducir al sexo femenino), y es el afirmar que las mujeres seducidas (o que quieren seducir… o que están
en plan de coqueteo) inevitablemente sonríen al objeto de su afecto (o a su “depredador”, depende de cómo lo vean). Si
bien es cierto que la sonrisa es una de las 10 señales no verbales de que le gustas a una mujer, también es cierto que las
féminas son famosas por enviarnos mensajes abiertamente contradictorios (al punto de que no tenemos la menor idea de
su grado de interés). ¿Qué podremos afirmar entonces de esta expresión universal?
La evolución ha logrado que las mujeres sean increíblemente exigentes en la búsqueda de su areja; por un lado deben
conseguir la mejor mezcla genética posible para su descendencia y por otro, encontrar a un compañero que les permita
sentirse seguras, amadas y que asuma la responsabilidad de la crianza junto a ella. Dado que la manera como estamos
diseñados los hombres es totalmente distinta, a veces una mujer puede coartar los enlaces empáticos contigo (en otras
palabras, no necesariamente te sonreirá), aunque le gustes… quizá porque estará sometiéndote a un riguroso examen
desde todo punto de vista.
No sólamente es una cuestión de “esconder” la propia intención (porque en realidad no es hecho con malicia, pues esa
selección secreta que hacen es totalmente automática y preprogramada en su cerebro), sino la misma inseguridad que a
veces sienten de “¿Será que en verdad le gusto?”. Para la información general de todos los hombres que me leen: la
confusión que ellas sienten con nuestros mensajes contradictorios (que no son pocos) es exactamente igual a la que
sentimos nosotros al considerarnos analfabetos selectivos (pues pareciera que entendemos perfectamente las intenciones
de cualquier mujer… menos de la que nos gusta). ¿No se han sentido así alguna vez?
Un disparo certero a los que ven la seducción como un manual prediseñado. Recuerden que la intuición es lo más
importante (y callar la voz dentro de tu cabeza que te grita con un megáfono que vas a hacer el ridículo). Vamos, que con
un poco de seguridad se pueden hacer muchas cosas.
¿Te has encontrado en una situación similar? no olvides comentarlo más abajo. Si quieres sugerir temas para el blog,
puedes hacerlo con total libertad a través de nuestra página de facebook, y no olvides seguirme en Twitter donde doy tips
rápidos sobre lenguaje corporal, persuasión y seducción.
Luego de escribir el post sobre las diez señales o verbales que te dicen si le gustas a un hombre, me pidieron a través de
nuestra página de Facebook que escribiese el complemento obvio; las señales que despliegan las mujeres cuando se
sienten atraídas por un hombre. Un tema nada fácil, pues el coqueteo femenino es un fenómeno tan complejo y enigmático
como ellas mismas. No faltan los sitios de internet donde aseguran tener tales claves, pero las mismas están un poco
desactualizadas (si es que no son absurdas de por sí). A continuación mencionaré diez que no sólo están sustentadas por
investigaciones científicas; tampoco entran en conflicto con el sentido común. Empecemos:
- Su buen humor es espontáneo: Ya sea sonriéndo o riéndo abiertamente, una mujer que disfruta de tu compañía se
notará feliz y agradada. Una que otra risilla nerviosa, o una sonrisa pícara, es un indicio que ella disfruta de tu presencia
(ojo, hasta ahí, mejor ándate sin prisas… recuerda que ellas “huelen” tu desesperación).
- Te toca casualmente: Si de repente te toca el brazo, te acomoda la camisa, o incluso llega a rozarte la pierna con la
suya, es un indicio de que quiere acercarse. ¡No lo desaproveches! Sólo trata de diferenciar toques accidentales de
aquellos hechos intencionalmente.
- Demasiadas “coincidencias”. Si ella gusta de tí, buscará la manera de que se encuentren de manera “fortuita”. ¡No
hablo de acoso, claro está…! Más bien se siente como si te leyeran la mente y adivinaran lo que vas a hacer (el cual es de
hecho un superpoder innato en ellas).
- Las miradas intermitentes: Debes aprender a mirarlas indirectamente. No es difícil; lo que necesitas precisar es si
tratan de verte cuando no las estás mirando. Si es así, has llamado su atención. Recuerda que ellas pueden analizarte y
descartarte en apenas un vistazo. Puedes olvidar los consejos sobre la apertura de las pupilas, son irrelevantes pues
dependen no sólo de su emoción, sino también de la iluminación de donde se encuentren.
- El cabello tiene un significado especial: Creo que ésta es la pista menos comprendida (porque de hecho, es bastante
difícil de precisar). Las mujeres siempre están acomodándose el cabello; es una costumbre automática, que obviamente el
99% del tiempo no tiene que ver con coqueteos (aunque no poco sitios de internet nos inviten a pensar así). Pero ese 1%
restante tiene una función biológica: sacudir las feromonas de su piel hacia nosotros (recuerden la importancia que tiene el
sentido del olfato en la seducción). Por supuesto, no empiecen a olisquear ahí y allá, ¡Se verán bastante raros! Procuren
más bien precisar cuando el gesto de acomodarse el cabello es premeditado, en un movimiento más minucioso de lo
normal (pero no necesariamente más lento), y mas aún si ella mantiene el contacto visual ¿Menudo lío, verdad?.
- Si está sentada a tu lado, al cruzar las piernas pondrá la más alejada de tí por encima de la otra, para mostrar mejor la
pantorrilla. En esta posición, los músculos de la pierna se ven más tersos y provocativos.
- La barbilla, hacia tí: Creo que un enfoque erróneo en la interpretación del lenguaje corporal femenino durante la fase
de acercamiento, es que supuestamente tienden a “mostrar el cuello”, cuando les interesa un hombre. Un poco aventurada
la afirmación, dado que depende ni más ni menos ¡De la postura en la que está sentada! Una forma más adecuada de
identificar esta tendencia es fijarse si su barbilla está ligeramente hacia nosotros (independientemente si vemos su cuello o
no). Si es así, buena señal.
- Los pies, un poco separados: una investigación indica que cuando una mujer está de pie, el dinamismo con el que
mantiene el equilibrio nos dice la emoción que siente. Si ambas piernas están derechas e inexpresivas, su pasión está muy
lejos, ¡Quizá en Japón!. Si están ligeramente abiertas o jugando con los tobillos, está nerviosa (¿pero por qué?), no
podemos saberlo a menos que sigamos indagando. Pero con certeza no está distante.
- Recuerda detalles de conversaciones anteriores (que a veces ni tú mismo recuerdas): ¿Pensabas que sólo se trataba
de mirar cómo se mueve? Una mujer, por distraída que sea, no olvida pequeños detalles de lo que le decimos, si les
parecemos interesantes.
- No se siente intimidada por tu proximidad: Si de verdad le gustas no le importará que te acerques a ella; pero si lo
haces en el momento inoportuno, o si eres demasiado impetuoso, puedes despedirte de todo el esfuerzo que habías
aplicado hasta ese momento. ¿Quieres saber una manera sencilla de acercarte a ella sin “amenazar” su espacio? Dirige
su atención lejos de tí mientras lo haces: busca algo que le pueda llamar la atención (un cachorrito, otra pareja, una
escultura, qué se yo…) y apúntalo con la mirada, mientras te acercas a ella (como tratando de “señalar” con tus ojos lo que
quieres que vea). Debes estar pendiente si ella oscila ligeramente hacia atrás (¡mala señal!)
¿Conocen alguna otra forma de saber si una mujer gusta de ustedes? coméntenla más abajo. También pueden seguirme en
Twitter para hacerme cualquier consulta, o si quieren sugerir un análisis de lenguaje corporal a personalidades de la
farándula o política, pueden hacerlo a través de nuestra página en Facebook.
También pude notar poca movilidad de los labios (como cuando no queremos que nos escuchen mucho).
Las mujeres analizan el cuerpo de los hombres (y dan su aprobación) en menos de 2 segundos
Una de las facultades que la evolución dio a las mujeres fue la habilidad de analizar, de un simple vistazo, si un macho de
la especie era capaz de “cumplir sus funciones” a cabalidad. ¿A qué me refiero exactamente? A proveer el sustento.
Obviamente, hace miles de años el “laburo” no consistía precisamente en pasarse ocho horas diarias frente a un
computador; más bien nuestras dotes de cazadores eran las más cotizadas en el mercado laboral de aquel entonces.
De ahí que las mujeres desarrollaron un sentido de selección basado en proporciones físicas, en donde machos más
agraciados para la cacería, que presentaban principalmente un torso amplio (condición sine qua non para poder desarrollar
suficiente potencia) y una complexión armónica (que mejoraba la agilidad del ´prospecto´) eran los preferidos sobre
aquellos menos agraciados. Más tarde, el desarrollo de una familia como núcleo social fundamental (y necesario para la
larga cría de los “cachorros”) presentó la necesidad de una mayor conexión emocional entre ambos sexos; ¿Cuál era la
manera de las féminas de la prehistoria para determinar el éxito futuro de esta posible conexión? la respuesta estaba en el
rostro de su compañero, el cual se volvió el “estandarte” de nuestras facultades más sensibles.
La evolución tan rápida de la civilización y tan lenta de esa “preselección visual”, nos demuestra que las mujeres siguen
aplicando, dentro de ciertas variaciones cultura a cultura, los mismos criterios para determinar si un hombre les gusta o
no… al primer vistazo, en un par de segundos, y en el siguiente orden:
1) Primero, determinan la simetría de nuestro rostro. Es esa mirada con la que se “conectan” cuando nos cruzamos en la
calle, y dura poco más de medio segundo. Si nuestro rostro les parece armónico, emplean el otro medio segundo para
determinar si les gustamos.
2) Luego, la mirada se dirige a la altura de nuestro ombligo. Aquí la cosa se vuelva más complicada, pues el “centro de
estética” integrado en los circuitos del cerebro femenino se encarga de analizar la anchura de la cintura contra el ancho de
los hombros, la longitud de las piernas y la media entre ellas y la altura, la postura al caminar o estar de pie… todo esto en
menos de un segundo.
Si la mirada de una mujer hace este recorrido sobre tí, y dura los dos segundos completos, has pasado la “prueba
preliminar”. Por favor, no eches todo a perder al abrir la boca.
10 cosas que las mujeres quieren que los hombres entendamos (Sin decir una palabra)
Definitivamente, cuando dicen que los hombres somos de marte y las mujeres de venus, no puede ser más cierto. Los dos
sexos somos diametralmente opuestos en muchos aspectos, y uno de los mas relevantes (e importantes para nuestra
convivencia) es la comunicación; Y aún cuando tu esposa o novia estén enviando señales clarísimas a través de su
lenguaje corporal que algo no anda bien, quizá pasen desapercibidas para nosotros.
¿Suena conocido? ¡Tranquilos!, la ayuda, a continuación: He aquí la lista de las 10 cosasque las mujeres esperan que
entendamos sin decírnoslo:
1.- Cuando ella habla, quiere tener toda tu atención; de esa manera le demuestras que es importante para tí. Espero que
sepas cómo demostrarlo.
2.- Debes ser lo suficientemente inteligente como para no asociar todos sus arranques con el famoso síndrome
premenstrual. A veces simplemente se salen de sus casillas porque has metido la pata al hablar… y no te lo van a decir
expresamente.
3.- Debemos desarrollar un Coeficiente Emocional. Por supuesto, ¡Eso no quiere decir que tenemos que llorar a la menor
provocación…! ; Simplemente debemos trabajar nuestro lado sensible, y demostrarlo.
4.- Con las mujeres, la única solucion para los problemas es la comunicación; no simplemente “hablar cosas mundanas”,
sino hablar de sentimientos (¡Cosa que a los hombres nos cuesta muchísimo…!). Recuerda que si no hay comunicación,
los problemas no van a resolverse solos.
5.- Existen actitudes que las mujeres siempre querrán que demuestres, como por ejemplo la caballerosidad y ser agradable
con sus familiares y amigos… aún cuando te caigan “de la patada”.
6.- A ellas les encanta cuando intentamos sorprenderles cocinándoles, Aún cuando el resultado no está a la altura de un
chef internacional.
7.- Tu estatus de “Macho” no está directamente relacionado a la velocidad que conduces; apresurarte mientras te
acompañan, no es nada agradable para ellas. Más aún, parecerá que quieres reducir el tiempo compartido al mínimo.
8.- Sé protector, no posesivo. No son “tu propiedad”, y no hay nada peor para ellas que ser tratadas de esa manera.
9.- ¡Las mujeres se derriten por el romance! que les expreses un amor inagotable e incondicional es absolutamente
necesario todos los días. La manera como lo expreses, queda de tu parte.
10.- Por último pero no menos importante, recuerda que la manera más rápida de perder a una chica es mentirle. La
honestidad es la clave.
- 10:00 – Procesos cognitivos Visuales/Creativos. El otro día vi nada más y nada menos que ¡Una vaca de color verde
con siete patas! Ahí está, se la imaginaron en seguida, recurriendo a su creatividad visual… y sus ojos de seguro se
movieron hacia esa hora.
- 9:00 - Auditivos/Creativos. ¿Cómo sonaría el rugido de un león… bajo el agua? fíjense, para responder a esa pregunta
deben imaginarlo. ¡Claro está, si es que el león no se ahoga primero!
- 8:00 – Orientar los ojos hacia esta área significa que estamos en modo “conversación interna”: Analizando las posibles
consecuencias de nuestra respuesta; como preguntándonos ¿Cuánto me afectará a mí y a quienes me rodean si
respondo de tal o cual manera…?
- Las 2:00 – Visual / Memorística; estamos recordando imágenes, quizá de nuestra niñez… ¿Puedes recordar tu salón de clases en la escuela primaria?
- Las 3:00 – Auditiva / Memorística. Recordamos sonidos grabados en nuestro “disco duro”. Como ejercicio, traten de
recordar la voz de un compañero de escuela. ¿Cómo era el timbre, su tono, su dicción…?
- Las 4:00… es Kinestésica / Memorística. Recordamos sentimientos, olores, sabores… ¿Recuerdas a qué huele la tierra
mojada por la lluvia…?
Lamentablemente, cuando una persona está expresando una idea que le obliga a emitir juicios de valor o quiere establecer
una opinión sólida que será sometida a análisis crítico, tratará de recurrir a las llamadas “muletas”, que son los pequeños
objetos (de cualquier naturaleza) que mantenemos en nuestras manos durante la conversación.
¿Qué quiero decir con muletas?
Imaginen que un día, decidimos ponernos creativos con los patines de nuestros hijos y sobrinos… y de esa ´creatividad´
obtenemos una pierna enyesada, por lo que tendremos que usar muletas para poder caminar, ¿no?
Sería absurdo que una persona sana las usara, y sin embargo, eso es lo que hacemos al tratar de comunicarnos cuando
estamos nerviosos. Ya sean lápices, bolígrafos, apuntadores láser, teléfonos celulares, libros, revistas e incluso sillas al
dirigirnos a una audiencia o a una figura de autoridad, muchas veces sentimos la necesidad de jugar, tamborilear, agitar,
retorcer e incluso malabarear con uno (¡O varios!) de estos artículos. ¿Cuál será la razón?
Simplemente, nuestro cerebro se niega expresar más de la cuenta a través de nuestras manos. Y como mantener las manos
fijas a cada lado del cuerpo sería más que extraño, mantener las manos ocupadas con un objeto es una “excelente” excusa.
Pero en realidad, es una muy mala; es como si la persona sana que usa muletas, lo hace para evitar competir en una carrera
que supone perderá.
¿Qué deberíamos hacer si nos sentimos nerviosos y queremos frenar nuestras manos? aquí van unos trucos muy sencillos:
- Practicar, practicar, practicar: Mucha gente lo sabe pero… ¡no lo hace!. Practicar un discurso o un argumento nos
ayuda en muchos aspectos; por una parte, nos permite tener más fluidez y determinación al hablar. También nos
permite repasar el tema, atar los cabos sueltos e inclusive desarrollar analogías y ejemplos que ilustren mejor
nuestro punto de vista.
- Mantener las manos separadas del cuerpo y de la cara: Es difícil, lo sé… pero absolutamente necesario. Si estamos
desprovistos de nuestras pequeñas muletas, los brazos automáticamente buscarán “proteger” el tronco y las manos estarán
desesperadas por acercarse a la cara para “rascar” la superficie, todo esto manifestando un incipiente nerviosismo.
- Usar las manos de manera creativa: Un error común es mantener las manos en una pose fija, como la palma
semiextendida de un karateka, y moverla siempre así, “para parecer abierto”. He tenido la oportunidad de ver a gerentes
de empresas que bien podrían apodarse “Manos de abanico“, pues la palma se mantiene innecesariamente abierta todo el
tiempo. No podemos sacrificar naturalidad por apertura. Tan especializadas que son las manos, ¡Usémoslas!…
señalemos, hagamos gestos circulares, movimientos lentos de arriba a abajo que afirmen nuestras convicciones, pequeños
movimientos hacia afuera que “espanten” o minimicen las desventajas de nuestra propuesta… ahí tienen la idea.