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Así que, ya puedes deducir que no soy el héroe aquí. Los héroes directos son:
principalmente Jesucristo, a quien no le importó que mucha gente le diera unfollow
y fue a la cruz por el gozo que tenía por delante; Blaise Pascal, que supo hace más
de 350 años por qué esta generación ama las redes sociales y me lo hizo ver; y John
Piper quien me enseñó que “Dios es más glorificado en nosotros [y por tanto en
nuestros perfiles en Internet] cuando estamos más satisfechos en Él”[1].
Es en gran parte una recopilación ordenada de algunos artículos y párrafos que he
escrito para mi blog, algunas frases propias que he compartido en las redes
sociales, fragmentos de notas de algunos de mis sermones y charlas, así como
palabras que he pronunciado en conversaciones con amigos. También algunos
pensamientos que he tenido sobre el ser cristiano en la era de las redes sociales.
Decido publicarlo porque es justo lo que me hubiese gustado leer desde mi
adolescencia. También contiene lo que necesito tener en cuenta cuando uso las redes
sociales. Así que estoy seguro que podrá ser útil para alguien más. Ese es mi deseo.
Como los lectores del blog y mis amigos tal vez sabrán o han notado, suelo escribir
tal y como hablo. Así que, aunque mucho de lo que recopilo y comparto en este
ebook lo edité, expandí o depuré, procuro mantener un tono conversacional para no
invocar tu sueño mientras lees.
La intención es que esto se lea como si estuviese hablando contigo vía chat, durante
una hora entretenida, sincera, retadora y edificante. Oro a Dios para que así sea y
que este ebook sea de edificación para tu vida, tanto y más que como ha sido de
edificación para mí vivirlo y escribirlo.
No voy a hablarte como un experto o algo así. Algunas personas cuando ven que
soy muy leído en Internet, piensan de mí como si fuese un especialista en predicar el
evangelio en la web, pero la verdad es que también soy de esta generación.
Soy joven, y francamente cuanto más conozco sobre Dios, sobre el evangelio,
sobre lo que es realmente la vida y sobre todo a mí alrededor (incluyendo las redes
sociales), me doy cuenta de lo ignorante que soy. Formo parte de lo que llamo
generación Facebook, así que todo esto también es para mí.
La llamo “Generación Facebook”, no porque Facebook sea mi red social favorita,
sino porque Facebook está en la cresta de una ola de redes sociales en Internet que
revolucionan nuestra forma de comunicarnos. ¡Hasta mi abuelita tiene Facebook!
Este ebook no es sólo una recopilación y exposición de información útil, también
es un viaje de aprendizaje para mí y espero que lo sea para ti. Es una conversación
corta. No un librote largo. No un Institutos de la Religión Cristiana Aplicadas A Las
Redes Sociales. Pero es mi oración que sea un chat intenso que te haga pensar, te
confronte, te anime a aprender más, y te inspire a buscar vivir adorando a Dios en
todas partes (incluyendo la web).
Quiero que tengamos esta conversación porque deseo usar las redes sociales para la
Gloria de Dios, porque Él es indescriptiblemente asombroso, y creo (como te
explicaré a continuación) que tú naciste para lo mismo y que esto puede cambiar tu
forma de ver muchas cosas para siempre.
¿Piensas que lo que quiero compartir contigo es sobre lo importante de publicar
versículos en Facebook y cómo ganar seguidores cristianos en Twitter? Si es así,
estás pensando mal. Sí, en las próximas páginas te hablaré de que es bueno
compartir versículos en Facebook y cosas edificantes, pero este ebook se trata de
algo más importante y profundo.
Además, aunque hablaré sobre servir a Dios en Internet, este ebook no va dirigido
únicamente a personas que gestionen perfiles de ministerios o sean pastores y
líderes que compartan la Palabra y reflexiones en la web. Sino a todo cristiano de
esta generación.
En el primer capítulo, te confesaré algunas cosas sobre cómo las redes sociales han
formado parte del día a día a lo largo de mi viaje espiritual hasta ahora, cómo
pueden hacernos más daño del que imaginamos si las usamos mal, y algunas
reflexiones sobre por qué nos encantan las redes sociales (cosas que tal vez nunca
habían pasado por tu cabeza y espero que no te dejen indiferente). Aquí explicaré el
problema de la generación Facebook.
Luego, en el segundo, seré mucho más positivo porque hablaré sobre el evangelio
(el antídoto para los problemas expuestos en el capítulo anterior), el inmenso amor
de Dios, y qué es usar las redes sociales para Su Gloria.
Mi deseo es responder bíblicamente (pido a Dios sabiduría para esto) a preguntas
cruciales para los cristianos de esta generación, sobre las cuales tal vez muchos aún
se cuestionan. Como ¿Qué es usar las redes sociales para la Gloria de Dios? ¿La
Biblia habla algo sobre usar las redes sociales para glorificar a Dios? ¿Por qué usar
las redes sociales para la Gloria de Dios?
En el tercer capítulo compartiré contigo algunos pensamientos fundamentados en la
Palabra de Dios, que han pasado por mi mente sobre lo que es servir y adorar a
Dios en las redes sociales. Pienso que ese capítulo contiene cosas que incomodarán
a muchos, pero creo que también es muy alentador y motivador si lo lees con
mucho cuidado. Es (al igual que los dos anteriores) un intento de hacerte ver que las
redes sociales tienen un propósito eterno. Estás llamado a usar la social media para
la Gloria de Dios.
También te daré algunos consejos prácticos y súper-honestos (sí, esos consejos
también son para mí). El propósito de este tercer y último capítulo es responder de
forma práctica a la pregunta: ¿Cómo usar las redes sociales para la Gloria de Dios?
Luego de esos consejos compartiré contigo mis 15 resoluciones al usar las redes
sociales[2]. Te invito a que las hagas tuyas.
Luego, el ebook se acaba. Nos decimos hasta luego, la conversación se termina y
espero que no sólo te quedes con esta pregunta en la mente, sino que la respondas
positivamente y comiences a vivir conforme a esa respuesta: ¿Usaré las redes
sociales como nací para hacerlo, porque Jesús me ha salvado y Él es infinitamente
valioso? Las redes sociales no son malas y pueden tener un uso realmente
extraordinario y bueno. Quiero que le demos ese uso.
Empecemos.
Capítulo Uno: Confesiones de un
cristiano generación Facebook
¿Qué me califica para decirte las cosas que te diré? Sé lo que es cometer errores en
Internet y vivir algunos epic fails, pero por la gracia de Dios, también sé lo que es
nacer de nuevo, ver cómo las redes sociales tienen un propósito eterno y cómo los
cristianos debemos buscar andar en ellas.
¿Recuerdas esa escena de la película The Dark Knight Rises en la que Batman se
enfrenta con Bane por primera vez, y apaga las luces con un dispositivo para tener
ventaja sobre Bane en la pelea, y Bane se ríe y le dice “Piensas que la oscuridad es
tu aliada, pero tú sólo la adoptaste…”?
Me siento un poco como Bane con respecto a las redes sociales. Nunca las adopté.
Mi generación nunca las adoptó. Siempre estuvieron allí para nosotros. Y cuando
nosotros cambiamos, ellas también. Crecimos juntos. Ellas formaron y siguen
formado parte de nuestro día a día. Las conocemos al dedillo, mientras que
personas de generaciones pasadas, aunque también usen las redes sociales (y hasta
muchos tengan éxito en el propósito con el que las usan), no tienen ni la menor idea
de un montón de cosas con respecto a ellas o no se les da tan natural usarlas como a
nosotros.
Llegué a ser esclavo de la vanidad de las redes sociales por varios años. Por eso
este tema me interesa mucho. Además, algunos de los mayores errores que he
cometido en mi vida los he cometido en Internet. Es muy fácil cometer errores en
las redes sociales. Por eso tanta gente lo hace. Gracias a Dios he podido aprender de
ellos y quiero usar mi experiencia para ayudar a los demás.
También soy testigo de que son más las personas que son usadas por las redes
sociales, que las personas que usan las redes sociales. Ignoramos que las redes
sociales son gratuitas porque el producto somos nosotros
Gracias a Dios también tengo influencia en Internet y he podido compartir muchas
de mis reflexiones (sobre Jesús, cristianismo, fe práctica, la oración, etc.) con miles
de jóvenes en todo el mundo. En la interacción con tantas personas, he visto muchas
cosas sobre las que tenía que escribir algo útil.
H uérfanos en Facebook [3]
“Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros
gentiles, que andan en la vanidad de su mente…” (Efesios 4:17)
Te presento al joven Creyente Tibio. Él tiene alrededor de 18 años y es activo en las
redes sociales como todos los chicos de su edad.
Al ver el perfil en Facebook de Creyente Tibio, podrás notar cosas que son
realmente raras en alguien que dice amar a Jesús y seguirlo, y que asiste
regularmente a alguna congregación local.
Bueno, tal vez esas cosas no parezcan raras a la mayoría de las personas hoy en día,
pero a alguien que ha nacido de nuevo y conoce La Palabra de Dios, sí.
Un cristiano de hace varios siglos o incluso décadas, o que haya formado parte de
lo que se conoce como iglesia primitiva, la iglesia del primer siglo, dudaría
bastante de la fe del joven Creyente Tibio.
Por ejemplo, Creyente Tibio tiene la costumbre de tomarse fotos a sí mismo,
buscando lucir atractivo o interesante, y subir esas fotos por montones a la red.
Como si sus perfiles fueran un culto a él mismo.
A muchas personas les parece normal que alguien se tome un montón de selfies,
pero una vez que piensas en eso, te das cuenta de que es un acto bastante loco e
inútil. Míralo de esta manera: ¿Te imaginas a alguien tomarse fotos para pegarlas
en una pared, en la calle más transitada de la ciudad, para que la gente le diga si es
atractivo, le de likes, lo apruebe, o simplemente para que lo vean? Eso es lo que él
hace en las redes sociales. Recuerda, hay una razón por la cual los perfiles en
Facebook se llaman “muros”.
Creyente Tibio cree que muchas de las cosas que hace son normales porque otras
personas de su edad lo hacen, pero seamos honestos: No es normal. El hecho de que
muchas personas hagan algo no significa que es normal o sensato hacerlo. Por
ejemplo, muchas personas ven durante muchas horas comedias tontas y obscenas en
la televisión y eso no significa que sea algo sensato. De hecho, puede significar
todo lo opuesto.
Creyente Tibio también tiene el hábito de publicar demasiados detalles de su vida
privada. A veces se ha metido en problemas por eso. También le gusta publicar
opiniones que tal vez necesitan madurar y ser reservadas por algún tiempo más. Él a
veces lo hace por imprudencia, pero muchas otras porque le gusta sentir que tiene
atención.
Le gusta recibir likes en sus estados o que todos hablen de él. Le encanta sentir
además cómo su número de “amigos” crece en la red, y cómo todas las otras
personas ven transcurrir su “vida”. Otras veces escribe malas palabras para verse
“genial” (Ignorando que en la Palabra de Dios podemos leer, en pasajes como 2
Timoteo 2:16, que ese no debe ser el comportamiento de un cristiano)[4]. También
es de esos que hacen Humblebrag[5] — busca presumir cosas de una forma que
suene humilde o normal—, pero igual la gente lo nota. Presumir es lo que hacemos
cuando no tenemos gozo en Jesús.
Y es que Creyente Tibio ha perfeccionado el arte de actuar como huérfano en
Facebook. Porque aunque él diga que es cristiano, no está dando frutos de un
cristiano. Y Jesús fue claro cuando habló al respecto: “Por sus frutos los
conoceréis” (Mateo 7:18-20). Lo que Cristo dijo tiene que ver con los falsos
maestros… y los falsos cristianos.
Creyente Tibio tiene un vacío que trata de llenar con vanidades, a pesar de que él
diga que es un Hijo de Dios. En realidad es un huérfano; sin un Padre.
Lo sé porque yo era como él hace años. Lo confieso, y como te dije antes, esa es
una de las razones por las que escribo este ebook.
Como somos pecadores, nos dejamos guiar por la vanidad de nuestros corazones
de piedra ciegos a la belleza de Dios, y así andamos como huérfanos,
despreciándolo, siendo idólatras al preferir otras cosas por encima de Él, pero
Jesús quiere algo mejor para sus ovejas. Algo mejor que la popularidad, que el
sentirnos importantes y que cualquier otra cosa en todo el universo: Él mismo.
Hay personas que piensan que la idolatría es cosa del pasado. Que se trata solamente
de rendir culto a figuritas hechas con madera o piedra, o lo que sea, arrodillándote
ante ellas y adorándolas, pero se equivocan. La idolatría es más que eso. Es en
esencia, atribuir a algo más lo que sólo Dios merece. Es buscar tu máximo gozo, no
en Dios, sino en cualquier otra cosa. Es darle más valor a algo pasajero, a lo
creado, o a una criatura, que al Eterno Dios todopoderoso. Por eso la idolatría es
mala: Es despreciar a Dios, y así nos hacemos daño a nosotros mismos (aunque no
nos demos cuenta de inmediato).
Sé que esto suena duro, pero es lo que hace Creyente Tibio en las redes sociales, al
vivir para la atención de la gente o para venderse a sí mismo.
¿Sabías que el mundo ve cuando alguien actúa como un huérfano? Cualquiera puede
notarlo, aún sin intención.
Algunas personas pueden pensar algo como esto al escucharme: “Huy, Josué es un
tipo muy juzgador. Está pendiente de lo que la gente hace en las redes sociales y se
la pasa buscando errores en los demás”. La verdad, no es mi intención enterarme de
cómo Creyente Tibio usa las redes sociales.
Si caminas por una avenida que está sucia, podrás cerrar tus ojos, podrás tratar de
ignorar la basura en la calle, podrás tratar de no pisarla cuando caminas, pero igual
tu nariz captará el mal olor. Y eso mismo pasa en Internet. Muchas personas
(cristianas o no), nos damos cuenta de lo que hacen mal otras personas, muchas
veces no porque queramos juzgarlas, sino porque es difícil ignorarlas por
completo. Entonces, cualquiera en el mundo puede notar que Creyente Tibio actúa
como huérfano y esto es algo serio, como verás a continuación.
Los Creyentes Tibios le hacen más daño a la proclamación del evangelio que las
críticas de los ateos o los escépticos. ¿Quién querría ser cristiano cuando ve que
alguien que supuestamente lo es, necesita llamar atención para sentirse mejor, y está
inmerso en vanidades de este mundo?
El “cristianismo” de los creyentes tibios no tiene nada que ofrecerle al mundo que
el mundo no tenga… y es que ese “cristianismo” vanidoso es un fraude.
Considera lo siguiente: Si una mujer dice: “Yo solo quiero un hombre que me
quiera por mi inteligencia”, pero se viste y actúa de forma sugerente, para
claramente, llamar la atención del sexo opuesto. ¡Nadie le creería! Su boca dice un
mensaje pero lo que hace otro totalmente distinto.
Así son muchas personas que dicen ser cristianas en las redes sociales (por
ejemplo, Creyente Tibio). Dan mensajes contradictorios. Van los domingos a la
iglesia, pero en sus perfiles en las redes sociales no hay un verdadero rastro de
Cristo. Dicen que Jesús es el Señor, pero viven como si Él no lo fuese para ellos.
Eso no es cristianismo. Eso es ateísmo práctico. Eso es vivir como si Jesús no
existiera a pesar de que Él es más real que todas las cosas en el universo.
Las redes sociales pueden servir en muchas ocasiones como radiografías, que
permiten ver qué hay en nuestros corazones.
Lo que hacemos en Internet no sólo lo ven otras personas. También lo ve Dios. Lo
que decimos, es como si lo gritásemos a Sus oídos porque Él lo conoce todo.
Cuando usamos las redes sociales para lo que no agrada a Dios, lo estamos
insultando. Esto debe hacernos reflexionar.
Creyente Tibio necesita que le digan que, según sus frutos, es muy posible que su
conversión haya sido imaginaria, que tal vez no es creyente, y que nadie creerá que
es un hijo del Rey de Reyes si sigue actuando como huérfano, tratando de llenar su
vida con vanidades y cosas materiales. Porque todo aquel que es guiado por el
Espíritu de Dios, ese es un hijo de Dios (Romanos 8:14). Y el Espíritu no está en los
cristianos para guiarnos a la vanidad y cosas pasajeras, como andan las personas en
todo el mundo que no siguen a Jesús, sino para guiarnos a la verdad y hacernos dar
frutos de Él (Juan 16:13, Gálatas 5:22-23).
La verdad, Jesús, es más que suficiente (Juan 14:6, Filipenses 3:7-8). Por eso los
hijos de Dios son libres de la esclavitud de la vanidad y la opinión de la gente, y
aunque a veces actúen como huérfanos al comienzo de sus vidas en Cristo, y
cometan errores, crecen en la gracia y cada día viven más como hijos de Dios. Es
una contradicción ser hijo de Dios y actuar como huérfano, siendo idólatra con el
dinero, la fama, los bienes materiales… los perfiles sociales en Internet.
Las redes sociales dicen más cosas de nosotros de las que pensamos que dicen[6]:
Pueden decir qué tan productivo somos (si una persona se la pasa todo el día
compartiendo fotos de gatos en Facebook o memes, realmente necesita una vida).
También pueden decir hacia dónde vamos (nuestros perfiles online son un buen
retrato de nuestros gustos e intereses). Y qué es aquello que más nos importa.
Es necesario que nuestras acciones dentro y fuera de Internet no contradigan
nuestras palabras cuando decimos “soy cristiano”.
Se suele atribuir a Agustín la siguiente frase: “Si quieres conocer a alguien, no le
preguntes qué piensa, sino lo que ama”. Yo creo que si Agustín fuese testigo de esta
generación, añadiría: “puede serte útil revisar su perfil en Facebook”.
Yo, tuitero.
También estuve perdido como parece estarlo Creyente Tibio.
Eso se evidenciaba en muchas áreas de mi vida y una de ellas era mi actitud en las
redes sociales.
Pocas personas cercanas a mí lo recuerdan, pero hace varios años llegué a ser muy
popular en Twitter por escribir cosas graciosas y sarcásticas que no agradan a Dios,
y parecer “cool” fingiendo ser alguien que en realidad no era.
La gente me daba muchos retweets y estrellas, también conocidas como “favs”.
Llegué a sentirme como una estrella de rock, cuando en realidad tener muchas
estrellas en Twitter es como tener dinero… en los Sims.
En aquel entonces formé parte de la lista de los 100 tuiteros más influyentes de mi
país según un sitio web sobre Twitter muy popular (cuando no eran muchos los
famosos que usaban Twitter).
Eso era asombroso porque aunque tenía casi 30.000 seguidores, pocos en
comparación a los que puede llegar a tener fácilmente una celebridad de la
televisión o la música nacional, mis seguidores interactuaban demasiado con mis
publicaciones.
Yo estaba sediento de atención, popularidad, admiración, y distracción que me
ayudara a ignorar mi deplorable estado espiritual. Ahora puedo verlo. Perseguía
todas esas cosas de la misma forma en que un perro persigue un palo que le lanzas,
solo para atrapar ese palo, tenerlo entre su boca y seguramente pensar “¿y ahora
qué?”.
Hay gente tan pobre que lo único que tienen son seguidores y fama.
He aprendido que el corazón de cada uno de nosotros es una fábrica de sed
espiritual. Así que todos los días me iba a la cama con sed y me despertaba con sed.
Las redes sociales me daban cierta satisfacción, así que cuando las descubrí en mi
adolescencia, no se me hizo difícil volverme adicto a ellas.
Actualmente puedo llegar a estar varias horas al día en Facebook o Twitter porque
mi trabajo lo amerita, en ocasiones soy community manager, pero hace más o
menos cinco años, dedicaba más de seis horas al día en Internet tratando de hallar lo
que hoy conozco como gozo y verdadera felicidad.
Por supuesto, el tiempo que alguien pase en Internet no es un indicador efectivo de
qué tan mal está su corazón. Hay gente que aunque no usa mucho las redes sociales,
las pocas veces que la usan es para tratar satisfacer algo en ellas y ser idólatras.
Mi punto al contarte lo de mi adicción a Internet es mostrarte lo mucho que
dependía de ellas. La adicción a las redes sociales es un asunto serio y que cada vez
tiene más relevancia.
Y en medio de todo esto, “me volví cristiano” (las comillas son a propósito. En
aquel entonces no era cristiano de verdad).
El Jesús en el que empecé a creer y del cual me hablaron, era un Jesús que parecía
más un genio mágico que un Señor digno de todas las cosas. Era una especie de
hippie cósmico. El Cristo en quien creía amaba todas las cosas que yo amaba y
odiaba todas las cosas que yo odiaba (lo cual no era coincidencia).
Por eso aquel Jesús no se preocupaba por mi vanidad, hipocresía, orgullo y pecado,
por las groserías que decía de vez en cuando, por mi forma de estar en este mundo,
mis tweets y estados en Facebook. No le importaba que la misma boca con la que le
cantaba los domingos en la mañana, hablara palabras ociosas los otros seis días de
la semana y publicase basura en Internet.
Curiosamente, ese falso Jesús sí odiaba las cosas que hacían las personas que
pecaban de forma diferente a mí. Ese Jesús era parecido a mí, cuando en realidad
era yo quien necesitaba, y aún necesita parecerse al verdadero Jesús (Romanos
13:14).
Entonces, Dios hizo un milagro que había planeado desde antes de la fundación del
universo (Efesios 1:5): La Palabra de Dios abrió mis ojos para hacerme entender
que sólo el verdadero Jesús puede llenar mi vida (cf. Juan 8:31-32). Todo es más
claro cuando la Biblia ilumina tu mundo (cf. Salmos 119:105).
Esta es una de las razones por la que escribo al respecto y me importa el tema. Sin
embargo, mi experiencia no será el único fundamento. Necesito partir de algo
mucho más confiable, con más validez y autoridad como verás a continuación.
¿Por qué el mundo ama demasiado las redes sociales?
¿Te has preguntado eso?
Por supuesto, algo que ha hecho que las redes sociales sean exitosas es que ellas
pueden facilitarnos la comunicación con el resto del mundo y mantener el contacto
con amigos y seres queridos. Esto queda implícito cuando hablamos al respecto
(por eso no me detendré en este asunto).
Pero hay otra razón que motiva a millones de personas en el mundo a usar las redes
sociales a pesar de saber que pueden ser muy distractoras.
Intentaré explicarla con gran ayuda de Blaise Pascal, quien fue un matemático y
filósofo cristiano, que usó mucho su cerebro (posiblemente porque nunca tuvo un
televisor o un perfil en Facebook). Creo que llegados a este punto de la
conversación, no vendría mal una dosis de sus palabras inteligentes.
Primero, te mostraré algo que él escribió. Luego responderé brevemente, a un par
de objeciones que pueden presentar algunas personas ante sus palabras. Por último,
veremos si lo que dijo Blaise Pascal es bíblico y así responderemos de forma más
completa a esos argumentos contrarios.
Pascal escribió:
“La distracción es la única cosa que nos consuela por nuestras miserias. Sin
embargo, es la mayor de nuestras miserias. Por encima de todo, es lo que nos
impide pensar en nosotros y así nos conduce imperceptiblemente a la
destrucción. Pero para esto deberíamos estar aburridos, y el aburrimiento nos
llevaría a buscar algunos medios más confiables de escape, pero la
distracción pasa nuestro tiempo y nos trae imperceptiblemente a nuestra
muerte”[7].
Eso puede sonar complicado, pero en realidad lo que Pascal habla es sencillo. En
otras palabras,nos gusta la distracción porque ella nos impide pensar en nosotros
mismos y así nos ayuda a ignorar nuestra condición de miseria. ¿Y sabes cuál es
una de las herramientas más distractoras en todo el mundo que más nos gusta? Las
redes sociales, por supuesto. Por eso creo que lo que dicho por Pascal tiene que ver
con las redes sociales.
Objeción número uno que alguien podría levantar: “Pascal se equivoca porque
todos pensamos con frecuencia en nosotros mismos”. Es cierto. Obviamente, todos
pensamos excesivamente en nosotros mismos todos los días de nuestras vidas, y
creo que Pascal sabía eso. Así que, cuando él hace esa afirmación creo que se está
refiriendo a que la distracción nos impide pensar realmente en nosotros de forma
más profunda, autocrítica, analítica y honesta.
Objeción número dos: “Pascal se equivoca cuando dice que los humanos tienen
miserias”. Yo creo que sí las tenemos. Todo el mundo quiere ser más feliz
(significa que no lo es lo suficiente), todos somos pobres en realidad porque somos
finitos y no podemos retener nada para nosotros, y todos hemos hecho cosas que
están mal y que sabemos que están mal. Más adelante veremos si esta respuesta a
esta objeción es cierta y la completaremos.
Pascal también dijo:
“Alguien que no ve la vanidad del mundo es vano él mismo. ¿Quién entonces
no lo ve excepto la juventud, cuyas vidas son todo ruido, diversiones y sueños
sobre el futuro? Quíteles su diversión y usted los encontrará aburridos al
extremo. Entonces ellos sienten su vacío sin reconocerlo racionalmente. Ya
que nada puede ser más miserable que estar insoportablemente deprimido tan
pronto como uno es reducido a la introspección sin medios de distracción”[8].
En otras palabras, según Pascal, la diversión y el entretenimiento nos encanta
porque nos distraen de sentir el gran vacío que hay en nuestras almas, nuestra sed de
eternidad (Eclesiastés 3:11).
Para ser honestos, no soy de esos que creen que entretenerse siempre es pecado. De
hecho, me gusta leer novelas, ver películas, salir a pasear, ir a un café con mis
amigos… chatear en Facebook a veces.
Lo que creo que es malo (y Pascal estaría de acuerdo conmigo) es cuando usamos
la distracción para tratar de llenar nuestras vidas con ella, olvidando la necesidad
inmensa que tenemos de Dios (cf. Salmos 63:1-3).
Sé que suena duro, pero creo que es cierto. Era lo que yo tenía para tratar de llenar
mi vida sin Dios. Ahora puedo verlo claramente. No está mal querer ser felices. De
hecho, quiero que seas la persona más feliz en todo el universo ¡Espero ayudarte
con este ebook! Lo que está mal es que busquemos serlo de forma incorrecta,
despreciando a Dios. Lo que está mal somos nosotros.
Ahora, lo que sea que haya dicho Pascal no me importa si no está de acuerdo a lo
que enseña la Palabra de Dios. Lo que determina la validez de lo dicho por Pascal
no es mi experiencia personal con las redes sociales, sino lo que Dios ha hablado y
yo creo lo que dice la Palabra de Dios, que es mucho más confiable (2 Timoteo
3:16-17) porque los motivos que tengo para creer en ella son abrumadores.
Entonces, ¿Es bíblico lo que dice Pascal sobre por qué nos encanta la distracción?
Respuesta corta: Sí.
Respuesta más larga: La Palabra de Dios enseña que el hombre sin Cristo está
muerto espiritualmente en sus pecado (Efesios 2:1), ha pecado (Romanos 3:23),
posee un entendimiento dañado y un corazón duro contra Dios (Efesios 4:18), está
ciego espiritualmente y por eso no puede ver la luz del evangelio (2 Corintios 4:4),
es esclavo del pecado (Juan 8:34) y no quiere acudir a la luz que es Jesús (Juan
3:20).
¡Qué bueno que Dios puede dar vida y cambiar corazones de piedra por corazones
que lo amen cada día más (Efesios 2:1, Ezequiel 36:26-27) Él puede eliminar
nuestra ceguera espiritual (2 Corintios 4:6), puede hacernos libres del pecado (Juan
8:36) y puede llevarnos a Cristo (Juan 6:65)!
Pero el hombre sin Dios no quiere a Dios. Es esclavo de su propia maldad. No
quiere acudir a Él y por eso “cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando
y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos”
(Romanos 1:25).
En resumen, la Biblia muestra que el hombre muerto en sus pecados y ciego
espiritualmente, no quiere a Dios, prefiere a cualquier cosa menos a Él y no desea
pensar en Él y reconocer su propia necesidad porque prefiere seguir pecando, ya
que tiene una mente reprobada (Romanos 1:28).
Suena muy incómodo. Sin embargo, es lo que enseña la misma Biblia, que contiene
frases que nos gustan como “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas
les ayudan a bien” (Romanos 8:28). Y aunque sea incómodo, lo que enseña Dios
sobre la condición del hombre es algo que no debemos censurar. De hecho, debe
causar en nosotros mayor agradecimiento a Dios por haber enviado a Su hijo a
morir por Sus ovejas (Juan 10:14-18).
Por lo tanto, una vez expuesto qué enseña la Palabra de Dios sobre la condición del
hombre sin Él, podemos afirmar que lo que dice Pascal es correcto. Al hombre le
gusta la distracción porque así no piensa en su pobreza espiritual. El hombre es
orgulloso y esa es una de las razones del enorme éxito de las redes sociales. El
mundo ama sin medida a las redes sociales porque no ama a Dios.
Piénsalo: Las redes sociales serían poco exitosas si las personas no las usaran para
distraerse de lo realmente valioso y estar a la moda, presumir, chismosear… ser
idólatras de alguna u otra manera.
Algo breve que también quiero mencionar antes de continuar: Las redes sociales no
sólo pueden atraparnos al ofrecernos distracción y vías para buscar satisfacer
nuestra sed espiritual, sino que además pueden deprimirnos, y conducirnos a
depender más de ellas. Justin Mullins escribe en un artículo reciente para la BBC:
“(…) el verano pasado, un equipo de psicólogos de la Universidad de
Michigan en Estados Unidos y de la Universidad de Lovaina en Bélgica
decidieron profundizar un poco más mediante la evaluación de la forma en
que la satisfacción con la vida cambia a lo largo del tiempo con el uso de
Facebook.
Ethan Kross y sus colegas interrogaron a un grupo de personas cinco veces al
día durante dos semanas sobre su estado emocional. Hicieron preguntas tales
como: ‘¿cómo te sientes ahora?’, ‘¿qué grado de soledad sientes ahora?’,
‘¿cuánto has utilizado Facebook desde última vez que hicimos la pregunta?’ y
así sucesivamente.
Esto les dio una visión general sobre el bienestar de cada persona y el uso que
hacía de Facebook durante todo el día.
El equipo descubrió que el uso de Facebook se correlacionaba con una baja
sensación de bienestar de las personas.
‘Mientras más utilizaban Facebook durante un período de dos semanas, menor
era su nivel de satisfacción con la vida a lo largo del tiempo’, según afirman
en el estudio.
‘En lugar de mejorar el bienestar... estos resultados indican que Facebook
puede atenuarlo’.”[9]
¿Por qué y cómo Facebook puede entristecernos? El estudio sugiere que
posiblemente sea por la envidia que nos puede causar ver sólo el lado feliz de la
vida de los demás. Mullins escribe que “algunos investigadores se han referido a
este efecto como el ‘síndrome del mundo amigable’, en el que parece que todos la
pasan mejor en la vida que uno”[10].
En Facebook las personas suelen hablar sólo de las cosas buenas que les pasan.
Debido a que somos pecadores, eso puede invitarnos a ser envidiosos y presumidos
al ver que, por ejemplo, parece que somos menos populares que otros. Facebook
puede ayudarnos a tener una imagen distorsionada de la vida.
Tal vez, luego de leer todo esto piensas que odio las redes sociales y que ningún
cristiano debería usarlas. ¡Te equivocas!
Hay una razón por la que el subtítulo de este ebook es “Un llamado a usar las redes
sociales para la gloria de Dios” y no “Un llamado a cerrar tus perfiles sociales,
lanzar tu Smartphone por el wáter y tirar tu computadora o laptop por la ventana”. Y
es que las redes sociales no son malas. Ellas no pueden hacer al hombre malo, sino
el propio corazón del hombre (Marcos 7:15,21-23).
Las redes sociales pueden tener un uso fantástico y no es casualidad que hayas
nacido en esta época en la que podemos usarlas, pero es necesario cuidarnos de
hacerlo de forma incorrecta.
Ídolo generacional.
Me llama mucho la atención una de las cosas de las cuales habló Pascal y que
compartí contigo unas páginas atrás: El amor de los jóvenes sin Jesús por la
distracción. Cuando somos jóvenes queremos ser felices, pero siendo apasionados
con las cosas pasajeras y vanas de este mundo.
Esto tiene que ver mucho con las redes sociales porque son millones los jóvenes en
todo el mundo que aman distraerse en ellas y usarlas a diario con ese fin. Tal y
como Pascal habló (y vimos que bíblicamente es cierto), cuando estamos sin Dios,
el entretenimiento nos distrae de pensar en lo mucho que lo necesitamos a Él, y en
Su grandeza. Por lo tanto, nos distrae de reconocerlo y amarlo.
Creo que esa es una de las razones por las que el apóstol Pablo le escribió a
Timoteo: “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor
y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor” (2 Timoteo 2:22). Cuando
Pablo escribe eso, le está diciendo a Timoteo en otras palabras: “Huye de las
distracciones típicas de los jóvenes y fija tu mente en lo que necesitas”.
Eso es algo sobre lo que Pablo habla varias veces en sus epístolas. Por ejemplo, a la
Iglesia en Filipos él escribió inspirado por el Espíritu Santo: “… hermanos, todo lo
que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo
lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto
pensad” (Filipenses 4:8).
Y es que, aquello en lo que más pensamos es lo que más amamos. Piensa mucho en
distracciones, y no estarás pensando en realidad como naciste para hacerlo. No
estarás amando a Dios, sino a las cosas del mundo con las que nos contentamos
ignorando que sólo Dios puede hacernos felices de verdad. Por eso Él en Su
Palabra dice:
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al
mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo,
los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no
proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el
que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:15-17)
Esas palabras son para nosotros, la generación Facebook.
Conocer esto marcó profundamente mi vida porque vi que no podía ser un Creyente
Tibio, tener una doble vida al decir que era cristiano, y no amar a Cristo por sobre
todas las cosas.
Creo que toda generación tiene sus ídolos característicos… y el ídolo de la
generación Facebook es sin duda la social media.
Cuando Dios le da las tablas con la ley al pueblo de Israel, el primero de esos
mandamientos es “No tendrás dioses ajenos delante de mí (…) porque yo soy
Jehová tu Dios, fuerte, celoso” (Éxodo 20:3,5).
Ese pasaje en Éxodo muestra que Dios es celoso, pero Su celo es muy diferente al
nuestro. Generalmente, nosotros llamamos celosa a una persona que tiene envidia
de alguien más. Pero Jehová nunca tiene envidia porque Él es santo. Dios, a
diferencia de nosotros, es celoso cuando le damos a alguien o a algo lo que sólo Él
merece.
¿Sabes por qué “no tendrás dioses ajenos delante de mí” es el primer mandamiento
que Dios le da al pueblo de Israel? Porque todos los demás pecados se derivan de
tener ídolos. Si examinas a fondo cada pecado señalado en la Biblia, verás que se
trata de una idolatría. Por ejemplo: Codiciar, sucede cuando no estás satisfecho con
lo que Dios te ha dado, cuando amas más y le das más valor a las posesiones,
cuando piensas que tienes menos de lo que mereces y es justo que tengas, esto es
desconocer la Sabiduría de Dios y considerar mejores tus juicios. Idolatría.
Y algo feo de idolatrar las redes sociales, o mejor dicho, usarlas para idolatrar
otras cosas, es que nunca serán suficientes. Por ejemplo, Una persona adicta a tener
muchos seguidores en Twitter, nunca tendrá suficientes. Una persona que ama que la
gente hable de él, nunca tendrá a suficiente gente que hable de él. ¿Entiendes el
punto? Nada de eso puede hacernos felices
Seamos honestos: Nadie en todo el universo necesita tomarse fotos con poca ropa o
con poses sugerentes y subirlas a las redes sociales. Nadie necesita mentir en
Internet. Nadie necesita presumir cosas en la web 2.0… Nadie necesita hacer muchas
cosas más, que millones de jóvenes de esta generación hacen y disfrutan hacer.
En palabras de David Foster Wallace, “No hay una cosa como no adorar. Todos
adoramos. La única elección que tenemos es qué adorar”[11]. Sé honesto. Todos
vivimos para algo. Cada uno de nosotros adora algo en todo momento, y lo que la
mayoría de la gente adora, no es Dios. Y Facebook, sin duda alguna, es un ídolo
generacional.
Ahora considera lo siguiente: Un ídolo es algo que el hombre ha escogido en vez
de Dios porque cree que es más conveniente… y cuando el hombre hace eso, está
tratando de jugar a ser como Dios, al pretender ser más sabio que Él. En otras
palabras, todo acto de idolatría se resume en adorarse a sí mismo. Más interesante
aún es notar que amar a Dios y a las personas se puede resumir en guardarnos de
los ídolos (cf. 1 Juan 5:21). Cuando promovemos ídolos no estamos amando a las
personas, porque ellas necesitan a Dios.
Veremos la fealdad de la idolatría y de no usar las redes sociales para la gloria de
Dios, y viviremos con más gozo en medio de cualquier circunstancia, cuanto más
veamos a Dios, ¿y cómo lo vemos a Él? Simple: Viendo a Jesús. La Palabra enseña
que Jesús es la imagen misma de Su sustancia (Hebreos 1:3), la imagen del Dios
invisible (Colosenses 1:15), Dios hecho carne (Juan 1:1,14) y Jesús mismo declaró
que quien lo ha visto a Él, ha visto a Dios (Juan 14:9). Cristo es nuestro Padre eterno
(Isaías 9:6). Él es Dios (Colosenses 2:9, 2 Pedro 1:1, Tito 2:13).
Así que el evangelio no se trata de descubrir a Dios, sino de que Él se nos reveló en
Jesús, y que no merecemos esto. Necesitamos ver a Dios en Jesús. Por lo tanto, el
evangelio es la cura que necesita la generación Facebook, igual que la ha necesitado
toda generación.
Preguntas para discusión y reflexión
1. ¿Cuál es el daño que hacen a la proclamación del evangelio las personas que
dicen ser cristianas pero viven como si no tuvieran a Cristo?
2. ¿Habías pensado que las redes sociales pueden servir como radiografías de lo
que hay en nuestro interior?
3. ¿Alguna vez has publicado algo en Internet para buscar atención? ¿Eso te llenó de
un gozo duradero?
4. ¿Crees que las redes sociales serían exitosas si la mayoría de las personas no las
usaran para vanidades?
5. ¿Qué tanto te distraen las redes sociales? ¿Cómo crees que podrías distraerte
menos en ellas de lo que en verdad importa y darles un mejor uso?
6. ¿Qué crees que pasaría en tu vida si no pudieras usar más las redes sociales?
¿Sentirías un enorme vacío y verías lo importante que ellas eran para ti y no lo
sabías?
Capítulo Dos: Redes Sociales ¿Para la
gloria de Dios?
Antes de hablar sobre el usar las redes sociales para la Gloria de Dios, es necesario
hablar del evangelio. Timothy Keller escribe algo interesante al respecto:
“El evangelio no es el ABC, sino el A a la Z de la vida cristiana. Es errado
pensar que el evangelio es lo que salva a no-cristianos y que luego los
cristianos maduran al tratar esforzadamente de vivir de acuerdo a los
principios bíblicos. Es más acertado decir que somos salvos por creer en el
evangelio, y que entonces somos transformados en cada parte de nuestras
mentes, corazones, y vidas por creer el evangelio más y más de forma
profunda a medida que la vida avanza”[12]
Pero de nuevo, lo que haya dicho alguien no es de importancia si no está acorde a
lo que enseña la Biblia. ¿Keller está en lo correcto cuando dice que el evangelio es
el A a la Z de la vida cristiana? Yo creo que sí.
¿Has leído las cartas de Pablo en el Nuevo Testamento? Gran parte del mensaje de
Pablo a las iglesias a las que escribe se puede resumir de esta forma: “Ustedes ya
son cristianos, así que vivan como tales”.
De hecho, siempre que Pablo comienza una carta, empieza llamando santas a las
personas a las que se dirige (incluso a los creyentes en la iglesia de Corintios, en
donde había literalmente un desastre).
Pablo constantemente está recordando a las iglesias a las que escribe lo que Dios ha
hecho por ellas. Por ejemplo, en la carta a los efesios, en los primeros tres
capítulos, el apóstol habla sobre el hecho de que todos aquellos que han creído han
sido predestinados por Dios para que crean, antes estábamos muertos pero Dios nos
ha dado vida, Él nos ha reconciliado con Él mismo por medio de la cruz, somos el
cuerpo de Cristo, etc… Y luego de eso, en los siguientes tres capítulos, Pablo habla
a los cristianos en Éfeso sobre cómo deben vivir a la luz de las enormes
declaraciones del evangelio.
Una y otra vez, Pablo habla de forma similar en sus cartas. Él apunta al evangelio
para mostrarnos cómo vivir. También, cuando escribe a los filipenses sobre la
humildad, él les recuerda lo que Cristo ha hecho por ellos para que sigan Su
ejemplo (Filipenses 2:3-8). Cuando enseña sobre cómo deben comportarse el
hombre y la mujer en la matrimonio, apunta también al evangelio, a lo que Jesús
hizo por nosotros y a la historia de la redención (Efesios 5:25-27).
Así que lo que dice Timothy Keller es cierto. El evangelio no es el ABC de la vida
cristiana, sino el A a la Z. El evangelio afecta nuestros hábitos, nuestros
pensamientos, nuestras relaciones, y por supuesto… la forma en que socializamos
en Internet.
El evangelio y las redes sociales.
Tenemos que ver a Jesús y conocer cada día más el evangelio si queremos usar las
redes sociales de la forma en que Dios quiere que lo hagamos.
¿Te imaginas cómo Jesús usaría las redes sociales?
Actualmente, tengo alrededor de 8.500 seguidores en Twitter. Antes tenía
muchísimos más. Miles de personas me han dejado de seguir desde que cambié el
contenido que publicaba en mi cuenta y empecé a hablar sobre la fe cristiana,
aunque de vez en cuando me siguen personas interesadas en leer lo que ahora tengo
que decir. Por mucho tiempo me convertí en una máquina de perder followers.
Durante esos meses en donde mi popularidad online descendió rápidamente, pude
ver que no importa lo que la gente piense de mí, sino lo que Dios piensa de mí. Pude
ver que de nada sirve tener popularidad si no tengo gozo en Dios. Pude comprender
mucho las palabras de Pablo a la iglesia en Galacia: “Pues, ¿busco ahora el favor de
los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía
agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” (Gálatas 1:10).
Gracias a Dios, mi ejemplo ha inspirado a muchas personas a no buscar complacer
a los demás en las redes sociales. Sin embargo, hay muchas personas como
Creyente Tibio. No buscan vivir como hijos de Dios en Internet. El apóstol Juan nos
habla en su primera epístola que “El que dice que permanece en él [Jesús], debe
andar como él anduvo” (1 Juan 2:6) y eso es algo que también debemos hacer en las
redes sociales. Por eso quiero que las usemos cada día mejor.
[1] Esta es una frase muy clave en el ministerio de John Piper. La suele repetir en libros y en sermones.
[2] Estas resoluciones ya las he compartido previamente en mi blog. Puedes leerlas en
http://josuebarrios.com/resoluciones-redes-sociales/
[3] En esta parte del primer capítulo NO digo lo que hablan algunas personas al decir que “los cristianos
debemos vivir como hijos del rey de reyes”, refiriéndose a que los cristianos deben vivir con lujos, sonrisas
perfectas, mucho dinero, popularidad, éxito terrenal y cosas así. Estoy en contra de ese pensamiento y digo todo
lo contario. Simplemente que para los verdaderos hijos de Dios, Él es más que suficiente. Creo que esto queda
claro en el resto del capítulo si se lee con cuidado, pero decido añadir esta nota para aclararlo de forma directa
y aparte del contenido del capítulo. Esta parte del primer capítulo es una extensión de un artículo en mi blog:
http://josuebarrios.com/los-hijos-de-dios-no-actuan-como-huerfanos-en-facebook/
[4] En mi blog publiqué hace meses un post titulado “La historia de cómo y por qué dejé de decir palabrotas”. En
ese post relato cómo dejé de decir malas palabras dentro y fuera de Internet. Puedes leerlo aquí:
http://josuebarrios.com/la-historia-de-como-deje-de-decir-palabrotas/
[5] El blogger cristiano Tim Challies tiene un excelente artículo en su blog sobre el humblebrag:
http://www.challies.com/articles/the-art-and-science-of-the-humblebrag
[6] Sobre esto hablo de manera un poco más extensa en mi breve post “3 cosas que tu perfil en Facebook dice de
ti (y que tal vez no conoces)”. http://josuebarrios.com/tu-perfil-en-facebook-dice-de-ti/
[7] Pascal, Blas. Una mente encendida (Miami, Florida: Patmos, 2009), p. 90.
[8] Íbid., p. 54.
[9] Mullins, Justin. ¿Puede Facebook entristecernos? (BBC Mundo, 2014).
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/07/140711_vert_fut_finde_facebook_tristeza_mz.shtml Consultado el
22 de julio de 2014.
[10] Ibid.
[11] Foster Wallace, David. In his own words. http://moreintelligentlife.com/story/david-foster-wallace-in-his-
own-words (Consultado el 15-04-2014)
[12] Keller, Timothy. Center Church (Zondervan, 2012), posición 1083 en Kindle.
[13] Sobre esto hablé por primera vez en mi blog post “Si Jesús tuviera tuviera Twitter”. http://josuebarrios.com/si-
jesus-tuviera-twitter/
[14] Puedes leer el artículo publicado aquí: http://josuebarrios.com/consejos-cristianos-redes-sociales/
[15] Piper, John. Sed de Dios (España: Andamio, 2011), p. 36.
[16] Piper, John. Preparing For Marriage: Help for Christian Couples (Desiring God, 2012), p. 10. Puedes
descargar este ebook gratis en: http://www.desiringgod.org/books/preparing-for-marriage
[17] Sed de Dios, p. 50. Esta tesis es de un valor inmenso en el tratamiento de toda la cuestión del propósito de
la redención y la adoración.
[18] Ibid.
[19] Sobre esto he hablado anteriormente en mi artículo “Si seguir a Jesús es ser religioso…” Pueden leerlo en
http://josuebarrios.com/seguir-jesus-religioso/
[20] Sobre esto he hablado anteriormente en mi post “¿Estás insultando a Dios con tu servicio?” Puedes leerlo en
http://josuebarrios.com/insultando-dios-servicio/
[21] Carson, D.A. Memoirs of an Ordinary Pastor: The Life and Reflections of Don Carson (Illinois: Crossways
Books, 2008), p. 131.
[22] En mi blog post “Alerta: No confundas esto con unción” hablo sobre cómo la gente suele confundir con
unción muchas cosas. Puedes leer el post aquí: http://josuebarrios.com/alerta-no-confundas-esto-con-uncion/
[23] Sproul, R.C. Does Prayer Change Things? (Orlando: Reformation Trust, 2009), posición 119 en Kindle.