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Cristiano

Generación Facebook: Un llamado a


usar las redes sociales para la gloria de Dios.
Por Josué Barrios.
Cristiano Generación Facebook: Un llamado a usar las redes sociales para la gloria
de Dios.
Copyright © 2014 por Josué Barrios.
Todos los derechos reservados. Ninguna porción ni parte de esta obra se puede
reproducir, ni guardar en un sistema de almacenamiento de información, ni
transmitir en ninguna forma por ningún medio (electrónico, mecánico, de
fotocopias, grabación, etc.) sin el permiso previo del autor.
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cual posee una licencia CC BY 3.0. Lo cambios realizados al ícono fueron: Cambio
de color y añadidura de una cruz.
Las citas bíblicas de esta publicación han sido extraídas de la versión Reina – Valera
1960™ © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados
1988, Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Todos los énfasis han
sido añadidos.
Contenido

Iniciando Sesión…
Capítulo Uno: Confesiones de un Cristiano Generación Facebook.
Huér fanos en Facebook
Yo, tuitero.
¿Por qué el mundo ama demasiado las redes sociales?
Ídolo generacional.
Preguntas para discusión y reflexión.
Capítulo Dos: Redes Sociales ¿Para la gloria de Dios?
El evangelio y las redes sociales.
¿La Biblia habla sobre usar las redes sociales para la Gloria de Dios?
Usar las redes sociales para la gloria de Dios es…
Frutos de justicia y amor al prójimo, también en Internet.
Preguntas para discusión y reflexión.
Capítulo Tres: Usando las Redes Sociales Para la Gloria de Dios.
Entendiendo mejor qué es usar las redes sociales para la gloria de Dios.
El peligro de pseudo-glorificar a Dios en las redes sociales.
Amando al prójimo en la web 2.0.
Algunos consejos prácticos y exhortaciones.
Preguntas para discusión y reflexión.
Epílogo: 15 Resoluciones al Usar las Redes Sociales.
Agradecimientos.
Sobre el autor.
Iniciando Sesión…
Antes que nada: Este ebook contiene cosas que necesito leer y recordar. Es una de
las razones por las cuales lo escribo.

Así que, ya puedes deducir que no soy el héroe aquí. Los héroes directos son:
principalmente Jesucristo, a quien no le importó que mucha gente le diera unfollow
y fue a la cruz por el gozo que tenía por delante; Blaise Pascal, que supo hace más
de 350 años por qué esta generación ama las redes sociales y me lo hizo ver; y John
Piper quien me enseñó que “Dios es más glorificado en nosotros [y por tanto en
nuestros perfiles en Internet] cuando estamos más satisfechos en Él”[1].
Es en gran parte una recopilación ordenada de algunos artículos y párrafos que he
escrito para mi blog, algunas frases propias que he compartido en las redes
sociales, fragmentos de notas de algunos de mis sermones y charlas, así como
palabras que he pronunciado en conversaciones con amigos. También algunos
pensamientos que he tenido sobre el ser cristiano en la era de las redes sociales.
Decido publicarlo porque es justo lo que me hubiese gustado leer desde mi
adolescencia. También contiene lo que necesito tener en cuenta cuando uso las redes
sociales. Así que estoy seguro que podrá ser útil para alguien más. Ese es mi deseo.
Como los lectores del blog y mis amigos tal vez sabrán o han notado, suelo escribir
tal y como hablo. Así que, aunque mucho de lo que recopilo y comparto en este
ebook lo edité, expandí o depuré, procuro mantener un tono conversacional para no
invocar tu sueño mientras lees.
La intención es que esto se lea como si estuviese hablando contigo vía chat, durante
una hora entretenida, sincera, retadora y edificante. Oro a Dios para que así sea y
que este ebook sea de edificación para tu vida, tanto y más que como ha sido de
edificación para mí vivirlo y escribirlo.
No voy a hablarte como un experto o algo así. Algunas personas cuando ven que
soy muy leído en Internet, piensan de mí como si fuese un especialista en predicar el
evangelio en la web, pero la verdad es que también soy de esta generación.
Soy joven, y francamente cuanto más conozco sobre Dios, sobre el evangelio,
sobre lo que es realmente la vida y sobre todo a mí alrededor (incluyendo las redes
sociales), me doy cuenta de lo ignorante que soy. Formo parte de lo que llamo
generación Facebook, así que todo esto también es para mí.
La llamo “Generación Facebook”, no porque Facebook sea mi red social favorita,
sino porque Facebook está en la cresta de una ola de redes sociales en Internet que
revolucionan nuestra forma de comunicarnos. ¡Hasta mi abuelita tiene Facebook!
Este ebook no es sólo una recopilación y exposición de información útil, también
es un viaje de aprendizaje para mí y espero que lo sea para ti. Es una conversación
corta. No un librote largo. No un Institutos de la Religión Cristiana Aplicadas A Las
Redes Sociales. Pero es mi oración que sea un chat intenso que te haga pensar, te
confronte, te anime a aprender más, y te inspire a buscar vivir adorando a Dios en
todas partes (incluyendo la web).
Quiero que tengamos esta conversación porque deseo usar las redes sociales para la
Gloria de Dios, porque Él es indescriptiblemente asombroso, y creo (como te
explicaré a continuación) que tú naciste para lo mismo y que esto puede cambiar tu
forma de ver muchas cosas para siempre.
¿Piensas que lo que quiero compartir contigo es sobre lo importante de publicar
versículos en Facebook y cómo ganar seguidores cristianos en Twitter? Si es así,
estás pensando mal. Sí, en las próximas páginas te hablaré de que es bueno
compartir versículos en Facebook y cosas edificantes, pero este ebook se trata de
algo más importante y profundo.
Además, aunque hablaré sobre servir a Dios en Internet, este ebook no va dirigido
únicamente a personas que gestionen perfiles de ministerios o sean pastores y
líderes que compartan la Palabra y reflexiones en la web. Sino a todo cristiano de
esta generación.
En el primer capítulo, te confesaré algunas cosas sobre cómo las redes sociales han
formado parte del día a día a lo largo de mi viaje espiritual hasta ahora, cómo
pueden hacernos más daño del que imaginamos si las usamos mal, y algunas
reflexiones sobre por qué nos encantan las redes sociales (cosas que tal vez nunca
habían pasado por tu cabeza y espero que no te dejen indiferente). Aquí explicaré el
problema de la generación Facebook.
Luego, en el segundo, seré mucho más positivo porque hablaré sobre el evangelio
(el antídoto para los problemas expuestos en el capítulo anterior), el inmenso amor
de Dios, y qué es usar las redes sociales para Su Gloria.
Mi deseo es responder bíblicamente (pido a Dios sabiduría para esto) a preguntas
cruciales para los cristianos de esta generación, sobre las cuales tal vez muchos aún
se cuestionan. Como ¿Qué es usar las redes sociales para la Gloria de Dios? ¿La
Biblia habla algo sobre usar las redes sociales para glorificar a Dios? ¿Por qué usar
las redes sociales para la Gloria de Dios?
En el tercer capítulo compartiré contigo algunos pensamientos fundamentados en la
Palabra de Dios, que han pasado por mi mente sobre lo que es servir y adorar a
Dios en las redes sociales. Pienso que ese capítulo contiene cosas que incomodarán
a muchos, pero creo que también es muy alentador y motivador si lo lees con
mucho cuidado. Es (al igual que los dos anteriores) un intento de hacerte ver que las
redes sociales tienen un propósito eterno. Estás llamado a usar la social media para
la Gloria de Dios.
También te daré algunos consejos prácticos y súper-honestos (sí, esos consejos
también son para mí). El propósito de este tercer y último capítulo es responder de
forma práctica a la pregunta: ¿Cómo usar las redes sociales para la Gloria de Dios?
Luego de esos consejos compartiré contigo mis 15 resoluciones al usar las redes
sociales[2]. Te invito a que las hagas tuyas.
Luego, el ebook se acaba. Nos decimos hasta luego, la conversación se termina y
espero que no sólo te quedes con esta pregunta en la mente, sino que la respondas
positivamente y comiences a vivir conforme a esa respuesta: ¿Usaré las redes
sociales como nací para hacerlo, porque Jesús me ha salvado y Él es infinitamente
valioso? Las redes sociales no son malas y pueden tener un uso realmente
extraordinario y bueno. Quiero que le demos ese uso.
Empecemos.
Capítulo Uno: Confesiones de un
cristiano generación Facebook
¿Qué me califica para decirte las cosas que te diré? Sé lo que es cometer errores en
Internet y vivir algunos epic fails, pero por la gracia de Dios, también sé lo que es
nacer de nuevo, ver cómo las redes sociales tienen un propósito eterno y cómo los
cristianos debemos buscar andar en ellas.
¿Recuerdas esa escena de la película The Dark Knight Rises en la que Batman se
enfrenta con Bane por primera vez, y apaga las luces con un dispositivo para tener
ventaja sobre Bane en la pelea, y Bane se ríe y le dice “Piensas que la oscuridad es
tu aliada, pero tú sólo la adoptaste…”?
Me siento un poco como Bane con respecto a las redes sociales. Nunca las adopté.
Mi generación nunca las adoptó. Siempre estuvieron allí para nosotros. Y cuando
nosotros cambiamos, ellas también. Crecimos juntos. Ellas formaron y siguen
formado parte de nuestro día a día. Las conocemos al dedillo, mientras que
personas de generaciones pasadas, aunque también usen las redes sociales (y hasta
muchos tengan éxito en el propósito con el que las usan), no tienen ni la menor idea
de un montón de cosas con respecto a ellas o no se les da tan natural usarlas como a
nosotros.
Llegué a ser esclavo de la vanidad de las redes sociales por varios años. Por eso
este tema me interesa mucho. Además, algunos de los mayores errores que he
cometido en mi vida los he cometido en Internet. Es muy fácil cometer errores en
las redes sociales. Por eso tanta gente lo hace. Gracias a Dios he podido aprender de
ellos y quiero usar mi experiencia para ayudar a los demás.
También soy testigo de que son más las personas que son usadas por las redes
sociales, que las personas que usan las redes sociales. Ignoramos que las redes
sociales son gratuitas porque el producto somos nosotros
Gracias a Dios también tengo influencia en Internet y he podido compartir muchas
de mis reflexiones (sobre Jesús, cristianismo, fe práctica, la oración, etc.) con miles
de jóvenes en todo el mundo. En la interacción con tantas personas, he visto muchas
cosas sobre las que tenía que escribir algo útil.
H uérfanos en Facebook [3]
“Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros
gentiles, que andan en la vanidad de su mente…” (Efesios 4:17)
Te presento al joven Creyente Tibio. Él tiene alrededor de 18 años y es activo en las
redes sociales como todos los chicos de su edad.
Al ver el perfil en Facebook de Creyente Tibio, podrás notar cosas que son
realmente raras en alguien que dice amar a Jesús y seguirlo, y que asiste
regularmente a alguna congregación local.
Bueno, tal vez esas cosas no parezcan raras a la mayoría de las personas hoy en día,
pero a alguien que ha nacido de nuevo y conoce La Palabra de Dios, sí.
Un cristiano de hace varios siglos o incluso décadas, o que haya formado parte de
lo que se conoce como iglesia primitiva, la iglesia del primer siglo, dudaría
bastante de la fe del joven Creyente Tibio.
Por ejemplo, Creyente Tibio tiene la costumbre de tomarse fotos a sí mismo,
buscando lucir atractivo o interesante, y subir esas fotos por montones a la red.
Como si sus perfiles fueran un culto a él mismo.
A muchas personas les parece normal que alguien se tome un montón de selfies,
pero una vez que piensas en eso, te das cuenta de que es un acto bastante loco e
inútil. Míralo de esta manera: ¿Te imaginas a alguien tomarse fotos para pegarlas
en una pared, en la calle más transitada de la ciudad, para que la gente le diga si es
atractivo, le de likes, lo apruebe, o simplemente para que lo vean? Eso es lo que él
hace en las redes sociales. Recuerda, hay una razón por la cual los perfiles en
Facebook se llaman “muros”.
Creyente Tibio cree que muchas de las cosas que hace son normales porque otras
personas de su edad lo hacen, pero seamos honestos: No es normal. El hecho de que
muchas personas hagan algo no significa que es normal o sensato hacerlo. Por
ejemplo, muchas personas ven durante muchas horas comedias tontas y obscenas en
la televisión y eso no significa que sea algo sensato. De hecho, puede significar
todo lo opuesto.
Creyente Tibio también tiene el hábito de publicar demasiados detalles de su vida
privada. A veces se ha metido en problemas por eso. También le gusta publicar
opiniones que tal vez necesitan madurar y ser reservadas por algún tiempo más. Él a
veces lo hace por imprudencia, pero muchas otras porque le gusta sentir que tiene
atención.
Le gusta recibir likes en sus estados o que todos hablen de él. Le encanta sentir
además cómo su número de “amigos” crece en la red, y cómo todas las otras
personas ven transcurrir su “vida”. Otras veces escribe malas palabras para verse
“genial” (Ignorando que en la Palabra de Dios podemos leer, en pasajes como 2
Timoteo 2:16, que ese no debe ser el comportamiento de un cristiano)[4]. También
es de esos que hacen Humblebrag[5] — busca presumir cosas de una forma que
suene humilde o normal—, pero igual la gente lo nota. Presumir es lo que hacemos
cuando no tenemos gozo en Jesús.
Y es que Creyente Tibio ha perfeccionado el arte de actuar como huérfano en
Facebook. Porque aunque él diga que es cristiano, no está dando frutos de un
cristiano. Y Jesús fue claro cuando habló al respecto: “Por sus frutos los
conoceréis” (Mateo 7:18-20). Lo que Cristo dijo tiene que ver con los falsos
maestros… y los falsos cristianos.
Creyente Tibio tiene un vacío que trata de llenar con vanidades, a pesar de que él
diga que es un Hijo de Dios. En realidad es un huérfano; sin un Padre.
Lo sé porque yo era como él hace años. Lo confieso, y como te dije antes, esa es
una de las razones por las que escribo este ebook.
Como somos pecadores, nos dejamos guiar por la vanidad de nuestros corazones
de piedra ciegos a la belleza de Dios, y así andamos como huérfanos,
despreciándolo, siendo idólatras al preferir otras cosas por encima de Él, pero
Jesús quiere algo mejor para sus ovejas. Algo mejor que la popularidad, que el
sentirnos importantes y que cualquier otra cosa en todo el universo: Él mismo.
Hay personas que piensan que la idolatría es cosa del pasado. Que se trata solamente
de rendir culto a figuritas hechas con madera o piedra, o lo que sea, arrodillándote
ante ellas y adorándolas, pero se equivocan. La idolatría es más que eso. Es en
esencia, atribuir a algo más lo que sólo Dios merece. Es buscar tu máximo gozo, no
en Dios, sino en cualquier otra cosa. Es darle más valor a algo pasajero, a lo
creado, o a una criatura, que al Eterno Dios todopoderoso. Por eso la idolatría es
mala: Es despreciar a Dios, y así nos hacemos daño a nosotros mismos (aunque no
nos demos cuenta de inmediato).
Sé que esto suena duro, pero es lo que hace Creyente Tibio en las redes sociales, al
vivir para la atención de la gente o para venderse a sí mismo.
¿Sabías que el mundo ve cuando alguien actúa como un huérfano? Cualquiera puede
notarlo, aún sin intención.
Algunas personas pueden pensar algo como esto al escucharme: “Huy, Josué es un
tipo muy juzgador. Está pendiente de lo que la gente hace en las redes sociales y se
la pasa buscando errores en los demás”. La verdad, no es mi intención enterarme de
cómo Creyente Tibio usa las redes sociales.
Si caminas por una avenida que está sucia, podrás cerrar tus ojos, podrás tratar de
ignorar la basura en la calle, podrás tratar de no pisarla cuando caminas, pero igual
tu nariz captará el mal olor. Y eso mismo pasa en Internet. Muchas personas
(cristianas o no), nos damos cuenta de lo que hacen mal otras personas, muchas
veces no porque queramos juzgarlas, sino porque es difícil ignorarlas por
completo. Entonces, cualquiera en el mundo puede notar que Creyente Tibio actúa
como huérfano y esto es algo serio, como verás a continuación.
Los Creyentes Tibios le hacen más daño a la proclamación del evangelio que las
críticas de los ateos o los escépticos. ¿Quién querría ser cristiano cuando ve que
alguien que supuestamente lo es, necesita llamar atención para sentirse mejor, y está
inmerso en vanidades de este mundo?
El “cristianismo” de los creyentes tibios no tiene nada que ofrecerle al mundo que
el mundo no tenga… y es que ese “cristianismo” vanidoso es un fraude.
Considera lo siguiente: Si una mujer dice: “Yo solo quiero un hombre que me
quiera por mi inteligencia”, pero se viste y actúa de forma sugerente, para
claramente, llamar la atención del sexo opuesto. ¡Nadie le creería! Su boca dice un
mensaje pero lo que hace otro totalmente distinto.
Así son muchas personas que dicen ser cristianas en las redes sociales (por
ejemplo, Creyente Tibio). Dan mensajes contradictorios. Van los domingos a la
iglesia, pero en sus perfiles en las redes sociales no hay un verdadero rastro de
Cristo. Dicen que Jesús es el Señor, pero viven como si Él no lo fuese para ellos.
Eso no es cristianismo. Eso es ateísmo práctico. Eso es vivir como si Jesús no
existiera a pesar de que Él es más real que todas las cosas en el universo.
Las redes sociales pueden servir en muchas ocasiones como radiografías, que
permiten ver qué hay en nuestros corazones.
Lo que hacemos en Internet no sólo lo ven otras personas. También lo ve Dios. Lo
que decimos, es como si lo gritásemos a Sus oídos porque Él lo conoce todo.
Cuando usamos las redes sociales para lo que no agrada a Dios, lo estamos
insultando. Esto debe hacernos reflexionar.
Creyente Tibio necesita que le digan que, según sus frutos, es muy posible que su
conversión haya sido imaginaria, que tal vez no es creyente, y que nadie creerá que
es un hijo del Rey de Reyes si sigue actuando como huérfano, tratando de llenar su
vida con vanidades y cosas materiales. Porque todo aquel que es guiado por el
Espíritu de Dios, ese es un hijo de Dios (Romanos 8:14). Y el Espíritu no está en los
cristianos para guiarnos a la vanidad y cosas pasajeras, como andan las personas en
todo el mundo que no siguen a Jesús, sino para guiarnos a la verdad y hacernos dar
frutos de Él (Juan 16:13, Gálatas 5:22-23).
La verdad, Jesús, es más que suficiente (Juan 14:6, Filipenses 3:7-8). Por eso los
hijos de Dios son libres de la esclavitud de la vanidad y la opinión de la gente, y
aunque a veces actúen como huérfanos al comienzo de sus vidas en Cristo, y
cometan errores, crecen en la gracia y cada día viven más como hijos de Dios. Es
una contradicción ser hijo de Dios y actuar como huérfano, siendo idólatra con el
dinero, la fama, los bienes materiales… los perfiles sociales en Internet.

Las redes sociales dicen más cosas de nosotros de las que pensamos que dicen[6]:
Pueden decir qué tan productivo somos (si una persona se la pasa todo el día
compartiendo fotos de gatos en Facebook o memes, realmente necesita una vida).
También pueden decir hacia dónde vamos (nuestros perfiles online son un buen
retrato de nuestros gustos e intereses). Y qué es aquello que más nos importa.
Es necesario que nuestras acciones dentro y fuera de Internet no contradigan
nuestras palabras cuando decimos “soy cristiano”.
Se suele atribuir a Agustín la siguiente frase: “Si quieres conocer a alguien, no le
preguntes qué piensa, sino lo que ama”. Yo creo que si Agustín fuese testigo de esta
generación, añadiría: “puede serte útil revisar su perfil en Facebook”.
Yo, tuitero.
También estuve perdido como parece estarlo Creyente Tibio.
Eso se evidenciaba en muchas áreas de mi vida y una de ellas era mi actitud en las
redes sociales.
Pocas personas cercanas a mí lo recuerdan, pero hace varios años llegué a ser muy
popular en Twitter por escribir cosas graciosas y sarcásticas que no agradan a Dios,
y parecer “cool” fingiendo ser alguien que en realidad no era.
La gente me daba muchos retweets y estrellas, también conocidas como “favs”.
Llegué a sentirme como una estrella de rock, cuando en realidad tener muchas
estrellas en Twitter es como tener dinero… en los Sims.
En aquel entonces formé parte de la lista de los 100 tuiteros más influyentes de mi
país según un sitio web sobre Twitter muy popular (cuando no eran muchos los
famosos que usaban Twitter).
Eso era asombroso porque aunque tenía casi 30.000 seguidores, pocos en
comparación a los que puede llegar a tener fácilmente una celebridad de la
televisión o la música nacional, mis seguidores interactuaban demasiado con mis
publicaciones.
Yo estaba sediento de atención, popularidad, admiración, y distracción que me
ayudara a ignorar mi deplorable estado espiritual. Ahora puedo verlo. Perseguía
todas esas cosas de la misma forma en que un perro persigue un palo que le lanzas,
solo para atrapar ese palo, tenerlo entre su boca y seguramente pensar “¿y ahora
qué?”.
Hay gente tan pobre que lo único que tienen son seguidores y fama.
He aprendido que el corazón de cada uno de nosotros es una fábrica de sed
espiritual. Así que todos los días me iba a la cama con sed y me despertaba con sed.
Las redes sociales me daban cierta satisfacción, así que cuando las descubrí en mi
adolescencia, no se me hizo difícil volverme adicto a ellas.
Actualmente puedo llegar a estar varias horas al día en Facebook o Twitter porque
mi trabajo lo amerita, en ocasiones soy community manager, pero hace más o
menos cinco años, dedicaba más de seis horas al día en Internet tratando de hallar lo
que hoy conozco como gozo y verdadera felicidad.
Por supuesto, el tiempo que alguien pase en Internet no es un indicador efectivo de
qué tan mal está su corazón. Hay gente que aunque no usa mucho las redes sociales,
las pocas veces que la usan es para tratar satisfacer algo en ellas y ser idólatras.
Mi punto al contarte lo de mi adicción a Internet es mostrarte lo mucho que
dependía de ellas. La adicción a las redes sociales es un asunto serio y que cada vez
tiene más relevancia.
Y en medio de todo esto, “me volví cristiano” (las comillas son a propósito. En
aquel entonces no era cristiano de verdad).
El Jesús en el que empecé a creer y del cual me hablaron, era un Jesús que parecía
más un genio mágico que un Señor digno de todas las cosas. Era una especie de
hippie cósmico. El Cristo en quien creía amaba todas las cosas que yo amaba y
odiaba todas las cosas que yo odiaba (lo cual no era coincidencia).
Por eso aquel Jesús no se preocupaba por mi vanidad, hipocresía, orgullo y pecado,
por las groserías que decía de vez en cuando, por mi forma de estar en este mundo,
mis tweets y estados en Facebook. No le importaba que la misma boca con la que le
cantaba los domingos en la mañana, hablara palabras ociosas los otros seis días de
la semana y publicase basura en Internet.
Curiosamente, ese falso Jesús sí odiaba las cosas que hacían las personas que
pecaban de forma diferente a mí. Ese Jesús era parecido a mí, cuando en realidad
era yo quien necesitaba, y aún necesita parecerse al verdadero Jesús (Romanos
13:14).
Entonces, Dios hizo un milagro que había planeado desde antes de la fundación del
universo (Efesios 1:5): La Palabra de Dios abrió mis ojos para hacerme entender
que sólo el verdadero Jesús puede llenar mi vida (cf. Juan 8:31-32). Todo es más
claro cuando la Biblia ilumina tu mundo (cf. Salmos 119:105).
Esta es una de las razones por la que escribo al respecto y me importa el tema. Sin
embargo, mi experiencia no será el único fundamento. Necesito partir de algo
mucho más confiable, con más validez y autoridad como verás a continuación.
¿Por qué el mundo ama demasiado las redes sociales?
¿Te has preguntado eso?
Por supuesto, algo que ha hecho que las redes sociales sean exitosas es que ellas
pueden facilitarnos la comunicación con el resto del mundo y mantener el contacto
con amigos y seres queridos. Esto queda implícito cuando hablamos al respecto
(por eso no me detendré en este asunto).
Pero hay otra razón que motiva a millones de personas en el mundo a usar las redes
sociales a pesar de saber que pueden ser muy distractoras.
Intentaré explicarla con gran ayuda de Blaise Pascal, quien fue un matemático y
filósofo cristiano, que usó mucho su cerebro (posiblemente porque nunca tuvo un
televisor o un perfil en Facebook). Creo que llegados a este punto de la
conversación, no vendría mal una dosis de sus palabras inteligentes.
Primero, te mostraré algo que él escribió. Luego responderé brevemente, a un par
de objeciones que pueden presentar algunas personas ante sus palabras. Por último,
veremos si lo que dijo Blaise Pascal es bíblico y así responderemos de forma más
completa a esos argumentos contrarios.
Pascal escribió:
“La distracción es la única cosa que nos consuela por nuestras miserias. Sin
embargo, es la mayor de nuestras miserias. Por encima de todo, es lo que nos
impide pensar en nosotros y así nos conduce imperceptiblemente a la
destrucción. Pero para esto deberíamos estar aburridos, y el aburrimiento nos
llevaría a buscar algunos medios más confiables de escape, pero la
distracción pasa nuestro tiempo y nos trae imperceptiblemente a nuestra
muerte”[7].
Eso puede sonar complicado, pero en realidad lo que Pascal habla es sencillo. En
otras palabras,nos gusta la distracción porque ella nos impide pensar en nosotros
mismos y así nos ayuda a ignorar nuestra condición de miseria. ¿Y sabes cuál es
una de las herramientas más distractoras en todo el mundo que más nos gusta? Las
redes sociales, por supuesto. Por eso creo que lo que dicho por Pascal tiene que ver
con las redes sociales.
Objeción número uno que alguien podría levantar: “Pascal se equivoca porque
todos pensamos con frecuencia en nosotros mismos”. Es cierto. Obviamente, todos
pensamos excesivamente en nosotros mismos todos los días de nuestras vidas, y
creo que Pascal sabía eso. Así que, cuando él hace esa afirmación creo que se está
refiriendo a que la distracción nos impide pensar realmente en nosotros de forma
más profunda, autocrítica, analítica y honesta.
Objeción número dos: “Pascal se equivoca cuando dice que los humanos tienen
miserias”. Yo creo que sí las tenemos. Todo el mundo quiere ser más feliz
(significa que no lo es lo suficiente), todos somos pobres en realidad porque somos
finitos y no podemos retener nada para nosotros, y todos hemos hecho cosas que
están mal y que sabemos que están mal. Más adelante veremos si esta respuesta a
esta objeción es cierta y la completaremos.
Pascal también dijo:
“Alguien que no ve la vanidad del mundo es vano él mismo. ¿Quién entonces
no lo ve excepto la juventud, cuyas vidas son todo ruido, diversiones y sueños
sobre el futuro? Quíteles su diversión y usted los encontrará aburridos al
extremo. Entonces ellos sienten su vacío sin reconocerlo racionalmente. Ya
que nada puede ser más miserable que estar insoportablemente deprimido tan
pronto como uno es reducido a la introspección sin medios de distracción”[8].
En otras palabras, según Pascal, la diversión y el entretenimiento nos encanta
porque nos distraen de sentir el gran vacío que hay en nuestras almas, nuestra sed de
eternidad (Eclesiastés 3:11).
Para ser honestos, no soy de esos que creen que entretenerse siempre es pecado. De
hecho, me gusta leer novelas, ver películas, salir a pasear, ir a un café con mis
amigos… chatear en Facebook a veces.
Lo que creo que es malo (y Pascal estaría de acuerdo conmigo) es cuando usamos
la distracción para tratar de llenar nuestras vidas con ella, olvidando la necesidad
inmensa que tenemos de Dios (cf. Salmos 63:1-3).
Sé que suena duro, pero creo que es cierto. Era lo que yo tenía para tratar de llenar
mi vida sin Dios. Ahora puedo verlo claramente. No está mal querer ser felices. De
hecho, quiero que seas la persona más feliz en todo el universo ¡Espero ayudarte
con este ebook! Lo que está mal es que busquemos serlo de forma incorrecta,
despreciando a Dios. Lo que está mal somos nosotros.
Ahora, lo que sea que haya dicho Pascal no me importa si no está de acuerdo a lo
que enseña la Palabra de Dios. Lo que determina la validez de lo dicho por Pascal
no es mi experiencia personal con las redes sociales, sino lo que Dios ha hablado y
yo creo lo que dice la Palabra de Dios, que es mucho más confiable (2 Timoteo
3:16-17) porque los motivos que tengo para creer en ella son abrumadores.
Entonces, ¿Es bíblico lo que dice Pascal sobre por qué nos encanta la distracción?
Respuesta corta: Sí.
Respuesta más larga: La Palabra de Dios enseña que el hombre sin Cristo está
muerto espiritualmente en sus pecado (Efesios 2:1), ha pecado (Romanos 3:23),
posee un entendimiento dañado y un corazón duro contra Dios (Efesios 4:18), está
ciego espiritualmente y por eso no puede ver la luz del evangelio (2 Corintios 4:4),
es esclavo del pecado (Juan 8:34) y no quiere acudir a la luz que es Jesús (Juan
3:20).
¡Qué bueno que Dios puede dar vida y cambiar corazones de piedra por corazones
que lo amen cada día más (Efesios 2:1, Ezequiel 36:26-27) Él puede eliminar
nuestra ceguera espiritual (2 Corintios 4:6), puede hacernos libres del pecado (Juan
8:36) y puede llevarnos a Cristo (Juan 6:65)!
Pero el hombre sin Dios no quiere a Dios. Es esclavo de su propia maldad. No
quiere acudir a Él y por eso “cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando
y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos”
(Romanos 1:25).
En resumen, la Biblia muestra que el hombre muerto en sus pecados y ciego
espiritualmente, no quiere a Dios, prefiere a cualquier cosa menos a Él y no desea
pensar en Él y reconocer su propia necesidad porque prefiere seguir pecando, ya
que tiene una mente reprobada (Romanos 1:28).
Suena muy incómodo. Sin embargo, es lo que enseña la misma Biblia, que contiene
frases que nos gustan como “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas
les ayudan a bien” (Romanos 8:28). Y aunque sea incómodo, lo que enseña Dios
sobre la condición del hombre es algo que no debemos censurar. De hecho, debe
causar en nosotros mayor agradecimiento a Dios por haber enviado a Su hijo a
morir por Sus ovejas (Juan 10:14-18).
Por lo tanto, una vez expuesto qué enseña la Palabra de Dios sobre la condición del
hombre sin Él, podemos afirmar que lo que dice Pascal es correcto. Al hombre le
gusta la distracción porque así no piensa en su pobreza espiritual. El hombre es
orgulloso y esa es una de las razones del enorme éxito de las redes sociales. El
mundo ama sin medida a las redes sociales porque no ama a Dios.
Piénsalo: Las redes sociales serían poco exitosas si las personas no las usaran para
distraerse de lo realmente valioso y estar a la moda, presumir, chismosear… ser
idólatras de alguna u otra manera.
Algo breve que también quiero mencionar antes de continuar: Las redes sociales no
sólo pueden atraparnos al ofrecernos distracción y vías para buscar satisfacer
nuestra sed espiritual, sino que además pueden deprimirnos, y conducirnos a
depender más de ellas. Justin Mullins escribe en un artículo reciente para la BBC:
“(…) el verano pasado, un equipo de psicólogos de la Universidad de
Michigan en Estados Unidos y de la Universidad de Lovaina en Bélgica
decidieron profundizar un poco más mediante la evaluación de la forma en
que la satisfacción con la vida cambia a lo largo del tiempo con el uso de
Facebook.
Ethan Kross y sus colegas interrogaron a un grupo de personas cinco veces al
día durante dos semanas sobre su estado emocional. Hicieron preguntas tales
como: ‘¿cómo te sientes ahora?’, ‘¿qué grado de soledad sientes ahora?’,
‘¿cuánto has utilizado Facebook desde última vez que hicimos la pregunta?’ y
así sucesivamente.
Esto les dio una visión general sobre el bienestar de cada persona y el uso que
hacía de Facebook durante todo el día.
El equipo descubrió que el uso de Facebook se correlacionaba con una baja
sensación de bienestar de las personas.
‘Mientras más utilizaban Facebook durante un período de dos semanas, menor
era su nivel de satisfacción con la vida a lo largo del tiempo’, según afirman
en el estudio.
‘En lugar de mejorar el bienestar... estos resultados indican que Facebook
puede atenuarlo’.”[9]
¿Por qué y cómo Facebook puede entristecernos? El estudio sugiere que
posiblemente sea por la envidia que nos puede causar ver sólo el lado feliz de la
vida de los demás. Mullins escribe que “algunos investigadores se han referido a
este efecto como el ‘síndrome del mundo amigable’, en el que parece que todos la
pasan mejor en la vida que uno”[10].
En Facebook las personas suelen hablar sólo de las cosas buenas que les pasan.
Debido a que somos pecadores, eso puede invitarnos a ser envidiosos y presumidos
al ver que, por ejemplo, parece que somos menos populares que otros. Facebook
puede ayudarnos a tener una imagen distorsionada de la vida.
Tal vez, luego de leer todo esto piensas que odio las redes sociales y que ningún
cristiano debería usarlas. ¡Te equivocas!
Hay una razón por la que el subtítulo de este ebook es “Un llamado a usar las redes
sociales para la gloria de Dios” y no “Un llamado a cerrar tus perfiles sociales,
lanzar tu Smartphone por el wáter y tirar tu computadora o laptop por la ventana”. Y
es que las redes sociales no son malas. Ellas no pueden hacer al hombre malo, sino
el propio corazón del hombre (Marcos 7:15,21-23).
Las redes sociales pueden tener un uso fantástico y no es casualidad que hayas
nacido en esta época en la que podemos usarlas, pero es necesario cuidarnos de
hacerlo de forma incorrecta.
Ídolo generacional.
Me llama mucho la atención una de las cosas de las cuales habló Pascal y que
compartí contigo unas páginas atrás: El amor de los jóvenes sin Jesús por la
distracción. Cuando somos jóvenes queremos ser felices, pero siendo apasionados
con las cosas pasajeras y vanas de este mundo.
Esto tiene que ver mucho con las redes sociales porque son millones los jóvenes en
todo el mundo que aman distraerse en ellas y usarlas a diario con ese fin. Tal y
como Pascal habló (y vimos que bíblicamente es cierto), cuando estamos sin Dios,
el entretenimiento nos distrae de pensar en lo mucho que lo necesitamos a Él, y en
Su grandeza. Por lo tanto, nos distrae de reconocerlo y amarlo.
Creo que esa es una de las razones por las que el apóstol Pablo le escribió a
Timoteo: “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor
y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor” (2 Timoteo 2:22). Cuando
Pablo escribe eso, le está diciendo a Timoteo en otras palabras: “Huye de las
distracciones típicas de los jóvenes y fija tu mente en lo que necesitas”.
Eso es algo sobre lo que Pablo habla varias veces en sus epístolas. Por ejemplo, a la
Iglesia en Filipos él escribió inspirado por el Espíritu Santo: “… hermanos, todo lo
que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo
lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto
pensad” (Filipenses 4:8).
Y es que, aquello en lo que más pensamos es lo que más amamos. Piensa mucho en
distracciones, y no estarás pensando en realidad como naciste para hacerlo. No
estarás amando a Dios, sino a las cosas del mundo con las que nos contentamos
ignorando que sólo Dios puede hacernos felices de verdad. Por eso Él en Su
Palabra dice:
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al
mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo,
los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no
proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el
que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:15-17)
Esas palabras son para nosotros, la generación Facebook.
Conocer esto marcó profundamente mi vida porque vi que no podía ser un Creyente
Tibio, tener una doble vida al decir que era cristiano, y no amar a Cristo por sobre
todas las cosas.
Creo que toda generación tiene sus ídolos característicos… y el ídolo de la
generación Facebook es sin duda la social media.
Cuando Dios le da las tablas con la ley al pueblo de Israel, el primero de esos
mandamientos es “No tendrás dioses ajenos delante de mí (…) porque yo soy
Jehová tu Dios, fuerte, celoso” (Éxodo 20:3,5).
Ese pasaje en Éxodo muestra que Dios es celoso, pero Su celo es muy diferente al
nuestro. Generalmente, nosotros llamamos celosa a una persona que tiene envidia
de alguien más. Pero Jehová nunca tiene envidia porque Él es santo. Dios, a
diferencia de nosotros, es celoso cuando le damos a alguien o a algo lo que sólo Él
merece.
¿Sabes por qué “no tendrás dioses ajenos delante de mí” es el primer mandamiento
que Dios le da al pueblo de Israel? Porque todos los demás pecados se derivan de
tener ídolos. Si examinas a fondo cada pecado señalado en la Biblia, verás que se
trata de una idolatría. Por ejemplo: Codiciar, sucede cuando no estás satisfecho con
lo que Dios te ha dado, cuando amas más y le das más valor a las posesiones,
cuando piensas que tienes menos de lo que mereces y es justo que tengas, esto es
desconocer la Sabiduría de Dios y considerar mejores tus juicios. Idolatría.
Y algo feo de idolatrar las redes sociales, o mejor dicho, usarlas para idolatrar
otras cosas, es que nunca serán suficientes. Por ejemplo, Una persona adicta a tener
muchos seguidores en Twitter, nunca tendrá suficientes. Una persona que ama que la
gente hable de él, nunca tendrá a suficiente gente que hable de él. ¿Entiendes el
punto? Nada de eso puede hacernos felices
Seamos honestos: Nadie en todo el universo necesita tomarse fotos con poca ropa o
con poses sugerentes y subirlas a las redes sociales. Nadie necesita mentir en
Internet. Nadie necesita presumir cosas en la web 2.0… Nadie necesita hacer muchas
cosas más, que millones de jóvenes de esta generación hacen y disfrutan hacer.
En palabras de David Foster Wallace, “No hay una cosa como no adorar. Todos
adoramos. La única elección que tenemos es qué adorar”[11]. Sé honesto. Todos
vivimos para algo. Cada uno de nosotros adora algo en todo momento, y lo que la
mayoría de la gente adora, no es Dios. Y Facebook, sin duda alguna, es un ídolo
generacional.
Ahora considera lo siguiente: Un ídolo es algo que el hombre ha escogido en vez
de Dios porque cree que es más conveniente… y cuando el hombre hace eso, está
tratando de jugar a ser como Dios, al pretender ser más sabio que Él. En otras
palabras, todo acto de idolatría se resume en adorarse a sí mismo. Más interesante
aún es notar que amar a Dios y a las personas se puede resumir en guardarnos de
los ídolos (cf. 1 Juan 5:21). Cuando promovemos ídolos no estamos amando a las
personas, porque ellas necesitan a Dios.
Veremos la fealdad de la idolatría y de no usar las redes sociales para la gloria de
Dios, y viviremos con más gozo en medio de cualquier circunstancia, cuanto más
veamos a Dios, ¿y cómo lo vemos a Él? Simple: Viendo a Jesús. La Palabra enseña
que Jesús es la imagen misma de Su sustancia (Hebreos 1:3), la imagen del Dios
invisible (Colosenses 1:15), Dios hecho carne (Juan 1:1,14) y Jesús mismo declaró
que quien lo ha visto a Él, ha visto a Dios (Juan 14:9). Cristo es nuestro Padre eterno
(Isaías 9:6). Él es Dios (Colosenses 2:9, 2 Pedro 1:1, Tito 2:13).
Así que el evangelio no se trata de descubrir a Dios, sino de que Él se nos reveló en
Jesús, y que no merecemos esto. Necesitamos ver a Dios en Jesús. Por lo tanto, el
evangelio es la cura que necesita la generación Facebook, igual que la ha necesitado
toda generación.
Preguntas para discusión y reflexión
1. ¿Cuál es el daño que hacen a la proclamación del evangelio las personas que
dicen ser cristianas pero viven como si no tuvieran a Cristo?
2. ¿Habías pensado que las redes sociales pueden servir como radiografías de lo
que hay en nuestro interior?
3. ¿Alguna vez has publicado algo en Internet para buscar atención? ¿Eso te llenó de
un gozo duradero?
4. ¿Crees que las redes sociales serían exitosas si la mayoría de las personas no las
usaran para vanidades?
5. ¿Qué tanto te distraen las redes sociales? ¿Cómo crees que podrías distraerte
menos en ellas de lo que en verdad importa y darles un mejor uso?
6. ¿Qué crees que pasaría en tu vida si no pudieras usar más las redes sociales?
¿Sentirías un enorme vacío y verías lo importante que ellas eran para ti y no lo
sabías?

Capítulo Dos: Redes Sociales ¿Para la
gloria de Dios?
Antes de hablar sobre el usar las redes sociales para la Gloria de Dios, es necesario
hablar del evangelio. Timothy Keller escribe algo interesante al respecto:
“El evangelio no es el ABC, sino el A a la Z de la vida cristiana. Es errado
pensar que el evangelio es lo que salva a no-cristianos y que luego los
cristianos maduran al tratar esforzadamente de vivir de acuerdo a los
principios bíblicos. Es más acertado decir que somos salvos por creer en el
evangelio, y que entonces somos transformados en cada parte de nuestras
mentes, corazones, y vidas por creer el evangelio más y más de forma
profunda a medida que la vida avanza”[12]
Pero de nuevo, lo que haya dicho alguien no es de importancia si no está acorde a
lo que enseña la Biblia. ¿Keller está en lo correcto cuando dice que el evangelio es
el A a la Z de la vida cristiana? Yo creo que sí.
¿Has leído las cartas de Pablo en el Nuevo Testamento? Gran parte del mensaje de
Pablo a las iglesias a las que escribe se puede resumir de esta forma: “Ustedes ya
son cristianos, así que vivan como tales”.
De hecho, siempre que Pablo comienza una carta, empieza llamando santas a las
personas a las que se dirige (incluso a los creyentes en la iglesia de Corintios, en
donde había literalmente un desastre).
Pablo constantemente está recordando a las iglesias a las que escribe lo que Dios ha
hecho por ellas. Por ejemplo, en la carta a los efesios, en los primeros tres
capítulos, el apóstol habla sobre el hecho de que todos aquellos que han creído han
sido predestinados por Dios para que crean, antes estábamos muertos pero Dios nos
ha dado vida, Él nos ha reconciliado con Él mismo por medio de la cruz, somos el
cuerpo de Cristo, etc… Y luego de eso, en los siguientes tres capítulos, Pablo habla
a los cristianos en Éfeso sobre cómo deben vivir a la luz de las enormes
declaraciones del evangelio.
Una y otra vez, Pablo habla de forma similar en sus cartas. Él apunta al evangelio
para mostrarnos cómo vivir. También, cuando escribe a los filipenses sobre la
humildad, él les recuerda lo que Cristo ha hecho por ellos para que sigan Su
ejemplo (Filipenses 2:3-8). Cuando enseña sobre cómo deben comportarse el
hombre y la mujer en la matrimonio, apunta también al evangelio, a lo que Jesús
hizo por nosotros y a la historia de la redención (Efesios 5:25-27).
Así que lo que dice Timothy Keller es cierto. El evangelio no es el ABC de la vida
cristiana, sino el A a la Z. El evangelio afecta nuestros hábitos, nuestros
pensamientos, nuestras relaciones, y por supuesto… la forma en que socializamos
en Internet.
El evangelio y las redes sociales.
Tenemos que ver a Jesús y conocer cada día más el evangelio si queremos usar las
redes sociales de la forma en que Dios quiere que lo hagamos.
¿Te imaginas cómo Jesús usaría las redes sociales?
Actualmente, tengo alrededor de 8.500 seguidores en Twitter. Antes tenía
muchísimos más. Miles de personas me han dejado de seguir desde que cambié el
contenido que publicaba en mi cuenta y empecé a hablar sobre la fe cristiana,
aunque de vez en cuando me siguen personas interesadas en leer lo que ahora tengo
que decir. Por mucho tiempo me convertí en una máquina de perder followers.
Durante esos meses en donde mi popularidad online descendió rápidamente, pude
ver que no importa lo que la gente piense de mí, sino lo que Dios piensa de mí. Pude
ver que de nada sirve tener popularidad si no tengo gozo en Dios. Pude comprender
mucho las palabras de Pablo a la iglesia en Galacia: “Pues, ¿busco ahora el favor de
los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía
agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” (Gálatas 1:10).
Gracias a Dios, mi ejemplo ha inspirado a muchas personas a no buscar complacer
a los demás en las redes sociales. Sin embargo, hay muchas personas como
Creyente Tibio. No buscan vivir como hijos de Dios en Internet. El apóstol Juan nos
habla en su primera epístola que “El que dice que permanece en él [Jesús], debe
andar como él anduvo” (1 Juan 2:6) y eso es algo que también debemos hacer en las
redes sociales. Por eso quiero que las usemos cada día mejor.

Entonces, ¿Qué haría Cristo si Él tuviera un perfil en Twitter, por ejemplo?[13]


¿Actuaría como actúan muchos cristianos en las redes sociales?
Creo que si en la época en la que Él caminó entre nosotros hubiese existido Twitter,
tal vez el tuitearía. De hecho, tal vez hubiese tenido cierta popularidad por
temporadas, ya que en los evangelios podemos ver que por momentos Jesús tuvo
demasiados seguidores. Sin embargo, creo que Él también sería una máquina de
perder seguidores por montón.
El apóstol Juan relata que muchas personas dejaron de seguir a Jesús al escuchar las
cosas tan confrontantes que Él decía (Juan 6:66). En el versículo siguiente, Juan
cuenta que Jesús le preguntó a su círculo cercano de discípulos, “¿Queréis acaso
iros también vosotros?”
Me encanta eso. Jesús usaría las redes sociales de una forma totalmente opuesta a
como yo las usaba antes de nacer de nuevo. Jesús no va a cambiar por nosotros.
Nosotros somos los que necesitamos ser cambiados por Él. Jesús jamás iba a
censurarse a sí mismo porque aunque la verdad pueda incomodarnos, la
necesitamos. Lo necesitamos.
Puedo imaginarme a Jesús perdiendo muchos seguidores en Twitter y tuiteando
“¿Quién más quiere dejar de seguirme?”. Cuando imagino eso, veo que Jesús es
muy distinto a cómo se comportan hoy muchos cristianos dentro y fuera de las
redes sociales.
Por ejemplo, estamos obsesionados con los números. Queremos ser populares y
para eso muchas veces decimos la clase de cosas que este mundo corrompido por el
pecado ama escuchar, y así ganar atención para nosotros. Pretendemos que todos se
lleven bien con nosotros. Si la gente nos deja de seguir, lloramos. Estamos más
interesados en los números que en las personas. Nos importa demasiado agradarle a
la gente.
Jesús no se interesó por ser popular o agradarle a todos porque sabía que hacer la
voluntad de Su Padre era más importante que todo lo demás. Hacer la voluntad de
Dios era Su alimento (Juan 4:34). ¿Ese también es nuestro alimento?
Yo solía dar el consejo “Sé tú mismo” a las personas, pero ahora doy un consejo
mejor: “Sé más como Jesús”. Cristo obedeció a Dios hasta el final porque solo Él es
digno de ser obedecido. Jesús vive una vida perfecta (cf. Juan 8:29).
La Palabra de Dios dice que debido al gozo que le aguardaba, Jesús soportó la cruz,
sin darle importancia a la vergüenza que la cruz representaba (Hebreos 12:2). Jesús
glorificó a Dios en su vida mostrándolo tan valioso como Él realmente es (cf. Juan
17:4).
Cristo no solo vino a morir por nosotros, sino que también vino a vivir por
nosotros, obedeciendo a Dios para imputarnos Su justicia (Romanos 5:19). Dios es
el que justifica (Romanos 8:33). Estábamos perdidos, pero Él vino a encontrarnos
(Lucas 19:10). Dios ha escogido a millones de personas desde antes de la fundación
del mundo para otorgarles una gracia infinita e inmerecida (Efesios 1:3-6). Jesús
vino a justificarnos viviendo una vida perfecta en nuestro lugar; aunque mucha
gente lo dejara de seguir, y yendo al calvario para satisfacer la ira de Dios por
nuestros pecados; la ira de Dios que merecemos (Juan 1:29, Romanos 3:24-26). Él
vino a dar Su vida por Sus ovejas, Su iglesia (Juan 10:11, Hechos 20:28, Efesios
5:25)
En la cruz, Dios es glorificado (se muestra que Él es santo, justo, soberano, digno
de ser obedecido, infinitamente valioso y más), y Jesús también es glorificado
porque Dios aceptó Su ofrenda, lo cual significa que Cristo tiene un valor infinito
superior a todo lo demás y así es como Él puede pagar nuestro rescate de la ira de
Dios por toda la eternidad (1 Timoteo 2:6, 1 Pedro 1:18). Lo ha hecho mientras
somos pecadores (Romanos 5:8). Lo ha hecho para que todo aquel que crea en Él
tenga vida eterna, lo cual significa conocer a Dios por siempre (Juan 3:16, 17:3). Lo
ha hecho para alabanza de la Gloria de Su gracia y nuestro gozo (Efesios 1:6, cf.
Salmos 16:11).
Jesús resucitó, siendo declarado Hijo de Dios con poder (Romanos 1:4). Hoy se
encuentra en el cielo con toda potestad preparando morada para nosotros e
intercediendo por cada una de Sus ovejas (Mateo 28:18, Juan 14:2, Romanos 8:34).
Si hemos sido adoptados por Dios, estamos en paz con Él y estaremos con Jesús
pronto (Efesios 1:5, Romanos 5:1, 1 Tesalonicenses 4:17, cf. Romanos 8:30).
Por eso debemos vivir nuestras vidas a la luz de la eternidad… y desearemos
hacerlo (cf. Filipenses 2:13). Hasta en nuestros tweets. Siguiendo el ejemplo de
Jesús, nuestro Señor y Salvador (cf. 1 Corintios 11:1).
Hay tanto que decir sobre el evangelio, que todo lo que podríamos decir nunca sería
suficiente para expresar la grandeza de la soberanía de Dios, Su justicia, Su
inmenso amor y Su gracia.
Esto afecta la forma en la que vivimos fuera de la web y dentro de la web, si en
verdad creemos el evangelio con todo nuestro corazón.
Es posible tener el evangelio en la mente sin tenerlo en el corazón, pero es
imposible tener el evangelio en el corazón sin tenerlo también en la mente (¡no
podemos amar algo que no conocemos!). Con respecto a lo primero, quiero decir
que no basta con saber intelectualmente que Jesús es grandioso, que el evangelio es
real y que somos infinitamente amados por Dios para alabanza de la Gloria de Su
gracia. Muchos Creyentes Tibios saben esto, y eso no es suficiente. Es necesario
amar realmente esta verdad, el evangelio, y creerlo con todo nuestro corazón, no
solo con nuestras cabezas.
Cuando sabes en tu corazón que tienes la atención infinita de un Dios que te ama con
un amor que supera todo entendimiento (Efesios 3:19), no necesitas la atención de
las personas para ser feliz. Los cristianos no viven para los aplausos como Lady
Gaga. Cuando sabes que en Cristo lo tienes todo, sabes que las cosas que no tienes
no las necesitas y eso, entre muchas cosas, te lleva a renunciar cada día más a la
vanidad, hasta en Facebook (por ejemplo).
Cuando sabes que sin Dios eres más pobre de lo que puedes imaginar y que no
mereces nada de lo que tienes, entonces eres humilde y agradecido, y eso se
evidenciará en tus perfiles en Internet, cuando te relaciones con tu prójimo y te
expreses. Cuando sabes que estas llamado a ser luz en el mundo (Filipenses 2:14-
15), decides tomarte eso en serio y dejar de comportarte como el mundo egoísta y
superficial se comporta, y eres más cuidadoso con las cosas que publicas online.
Cuando sabes quién es realmente Dios, al despertar en las mañanas estás más
sediento de leer la Biblia y orar que de revisar tu Facebook o Twitter.
Y así, de muchas maneras más, el evangelio nos afecta para siempre. Hasta en la
forma en que usamos las redes sociales.
Como bien han hablado muchos cristianos a lo largo de la historia, el evangelio no
es “obedezco y por tanto soy salvo”. El evangelio es “soy salvo, por tanto
obedezco” (cf. Juan 14:15).
El evangelio tampoco es “amo a las personas y a Dios, por lo tanto soy amado por
Dios”. El evangelio es “soy amado por Dios, por lo tanto amo a las personas y amo
a Dios… y entre muchas cosas, por eso soy cuidadoso con qué público en las redes
sociales, porque quiero que la gente vea a Dios en mi vida tan asombroso como Él
realmente es y lleguen a amarlo cada día más”.
Los cristianos generación Facebook son cristianos abrumados por Dios y sus
atributos (Su amor, Su justicia, Su santidad, Su soberanía…). Por eso buscan
obedecer Su Palabra y glorificar a Dios en cada aspecto de sus vidas. Eso incluye
usar las redes sociales para Su gloria. Facebook pasará, Twitter pasará, Instagram
pasará, y Google+ pasará, pero Jesús nunca pasará.
A continuación veremos si la Palabra de Dios habla sobre usar las redes sociales
para Su gloria, y luego veremos qué es hacer eso.
¿La Biblia habla sobre usar las redes sociales para la
Gloria de Dios?
Sé que para muchas personas puede parecer raro escuchar hablar sobre usar las
redes sociales para la Gloria de Dios. “¡La Biblia no dice nada sobre eso!”, piensan
algunos, pero yo creo que sí. No explícitamente, pero sí.
Así que antes de hablar sobre qué es usar las redes sociales para la gloria de Dios,
hay que refutar la objeción de que la Biblia no habla nada al respecto.
El apóstol Pablo escribe: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo
todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31). Allí no habla de hacer algunas
cosas para la gloria de Dios y otras no, sino TODAS las cosas. Ese breve versículo
resume un universo de cosas para hacer.
Si es posible hacer para la gloria de Dios algo que nos resulta tan normal y
cotidiano, como comer o beber, también es posible escribir un tweet, subir una foto
en Instagram y compartir una imagen en Facebook para la gloria de Dios. No sólo
es posible comer o beber para la Gloria de Dios, sino hacerlo todo en nuestro día a
día para Su gloria.
Hace unos meses atrás publiqué un breve artículo en mi blog basado en respuestas
de varios amigos a la siguiente pregunta: “¿Qué consejo le darías a un joven sobre
las redes sociales?”[14] Me gustó mucho la respuesta de mi hermano en la fe
Emanuel Betances:
“Hace unos años entendí que como cristianos fuimos llamados a ser
representantes de Cristo. En esta era digital, donde parece que todo el mundo
está ‘conectado’, las Redes Sociales se han convertido en el Campo Misionero
más grande de la historia. ¡Imagínense cuanto más hubiese hecho el Apóstol
Pablo si hubiese tenido acceso a Facebook o Twitter! Las palabras del mismo
Apóstol Pablo nos sirven para aplicarlas a nuestro diario vivir en las Redes
Sociales: ‘Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el
nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él’
(Colosenses 3:17)”
No sólo creo, al igual que mi amigo, que las redes sociales pueden ser una
herramienta fantástica y que es posible usarlas para la gloria de Dios, sino que
también creo que nacimos para usarlas de esa manera.
¿En qué me baso para creer eso? En que Dios lo sabe todo (1 Juan 3:20), es
todopoderoso (Job: 42:2), nada en todo el universo se interpone en Sus planes
(Isaías 14:27, Daniel 4:35) y “… hace todas las cosas según el designio de su
voluntad” (Efesios 1:11).
Eso me lleva a la conclusión de que no formas parte de la generación Facebook por
casualidad. Naciste el día en que naciste porque Dios lo quiso así. Por lo tanto, parte
del inmenso propósito de Dios para tu vida en el presente es que uses tus perfiles en
Facebook, Instagram, Twitter, y más, para Su gloria, porque en Su Palabra leemos
“hacedlo todo para la gloria de Dios”.
La Palabra enseña que “… somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas
obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”
(Efesios 2:10). La Biblia me enseña que esas buenas obras son buscar hacerlo todo
para la gloria de Dios, y me dice que Dios sabía que tendrías Facebook, entonces
llego a la conclusión de que si tienes a Cristo, una de las muchas razones por las
que naciste en la generación Facebook es para usar las redes sociales para Su
gloria… y glorificar a Dios no es lo que muchas personas creen que es.
Usar las redes sociales para la gloria de Dios es…
Respuesta corta: Adoración.
Respuesta más larga:
Muchas personas creen que hacer algo para la Gloria de Dios es buscar que,
mediante lo que hacemos, Dios sea más grande y glorioso. Incluso creen que
cuando la Biblia dice que Dios ha hecho todo de Él, para Él y por Él (Romanos
11:36), es porque Dios quería ser más Dios. Cuando observan en la Palabra a Dios
decir “… para gloria mía los he creado, los formé y los hice” (Isaías 43:7), asumen
que Dios está diciendo que nos hizo para ser más magnifico al recibir nuestro
servicio o adoración.
Esas personas erran al pensar así, por la simple razón de que si Dios necesitase algo
fuera de Él, no sería realmente Dios ¿no crees?
Ya sea que hablemos de usar las redes sociales para Su gloria o de hacer cualquier
otra cosa para Su gloria, Dios no será más Dios si hacemos eso o no. El apóstol
Pablo enseña:
“El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del
cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es
honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien
da a todos vida y aliento y todas las cosas” (Hechos 17:24-25)
El Salmista también habla sobre la grandeza y supremacía de Dios cuando canta:
“Tuyos son los cielos, tuya también la tierra; El mundo y su plenitud, tú lo fundaste”
(Salmos 89:11). Dios no necesita nada fuera de sí mismo, sino que es el dueño de
todo lo creado.
¿Por qué Dios lo hizo todo? John Piper resume (dando crédito a Jonathan Edwards)
bien la respuesta a esa pregunta cuando escribe:
“Hay algo acerca de la plenitud del gozo de Dios que lo inclina a desbordarse.
Hay una capacidad expansiva en ese gozo. Desea ser compartido. El impulso
para crear el mundo no procede de la debilidad, como si Dios careciera de
algún atributo que pudiera suplir. «No se trata de una fuente vacía o con
escasez de agua, sino que tiende a desbordarse»”[15]
Esa es la única explicación, no solo lógica, sino acorde a lo que muestra la Palabra
de Dios, de por qué Él creó todo. Dios nos hizo porque le plació hacerlo porque
ama ver Su gloria reflejada en lo que Él hace al brindar gozo, no porque Él
necesitase algo.
Así que, Dios no creo todo para ser más Dios o algo así, y no estamos haciendo las
cosas para Su gloria cuando tratamos hacerlo lucir mejor de lo que Él realmente es.
Eso último es un serio insulto, porque es decirle que Él, el Dios santo y
todopoderoso, necesita de nosotros para ser glorioso. ¡Hay que tener mucho
orgullo para pensar algo así! Sin embargo, es lo que millones de personas que
dicen ser cristianas hacen todos los días cuando pretenden suplir las necesidades de
Dios, como si Él tuviese necesidades.
Entonces, ¿qué es usar realmente las redes sociales para la gloria de Dios? Es
usarlas de una forma en que mostremos lo que podamos mostrar de la grandeza
y el valor de Dios (Ya que Dios es infinito y no podemos mostrarlo todo). No es
usarlas de una forma en que pretendamos hacer que Dios sea más Dios.
Esto puede ser complicado de entender, pero es simple una vez que lo analizas.
Creo que si entendemos mejor qué significa que Dios haya hecho todo para Su
gloria, entonces entenderemos mejor qué significa para nosotros hacer algo para
Su gloria. Ahora comparto contigo la mejor explicación que he leído sobre este
asunto, de la pluma de John Piper:
“… [Todo] existe para magnificar la verdad y el valor y la belleza y la
grandeza de Dios. No de la manera en que un microscopio magnifica, sino de
la manera en que un telescopio magnifica.
Los microscopios magnifican haciendo que cosas pequeñas luzcan más
grandes de lo que son. Los telescopios magnifican haciendo que cosas
inimaginablemente grandes luzcan como ellas realmente son.
Los microscopios mueven la apariencia de tamaño lejos de la realidad. Los
telescopios mueven la apariencia de tamaño hacia la realidad.
Cuando digo que todas las cosas existen para magnificar la verdad y el valor
y la belleza y la grandeza de Dios, yo quiero decir que todas las cosas […]
existen para mover la apariencia de Dios en las mentes de las personas hacia
la realidad”[16]
Así que, entendiendo mejor qué significa que Dios haya hecho todo para Su gloria,
podemos entender que hacer algo para la gloria de Dios es hacerlo reconociendo y
mostrando que Él vale más que todo lo demás. “No de la manera en que un
microscopio magnifica, sino de la manera en que un telescopio magnifica”. En
otras palabras, no tratando de mostrar a Dios más grandioso de lo que Él realmente
es (esto es imposible), sino buscando mostrarlo de la forma más cercana a la
realidad, tan grandioso como Él realmente es. Fuimos creados para ser prismas que
reflejen la luz de la gloria de Dios en todos los aspectos de la vida[17].
Dios nos ha dado redes sociales para que mostremos al mundo que Él vale más que
las redes sociales. Más que nosotros mismos. Más que todo lo que hay en el
universo.
Este pensamiento nos conduce a algo que fue revelador para mí: Usar las redes
sociales no es adoración, pero puede llegar a serlo. Sé que es otra afirmación que
puede sonar rara para muchas personas, así que déjame explicarte.
Cuando usamos las redes sociales reconociendo la grandeza de Dios, con un
corazón agradecido, buscando apuntar a lo magnifico que Él es, ¿no estamos
adorándolo en respuesta a conocerlo cada día más, gracias a la obra de Cristo? ¿No
estamos diciendo a Él y a nuestros contactos en Facebook que Él es realmente Dios?
Eso es lo que yo persigo al usar las redes sociales. Usarlas no es adoración, pero
puede serlo si lo hago como Dios quiere que lo haga. Y quiero hacerlo porque Él es
digno y estoy profundamente maravillado.
Ningún cristiano ama a Dios perfectamente, pero sí desea hacerlo porque ha nacido
de nuevo. Si deseas amar a Dios con toda tu alma, con toda tu mente y con todo tu
ser, entonces querrás amar a Dios incluso cuando usas las redes sociales.
La adoración genuina a Dios es consecuencia de conocerlo a Él. Dios quiere que le
adoremos, no porque sea un ególatra o necesite nuestra adoración (¡nada de eso!),
sino porque nuestra adoración a Él significa que estamos teniendo gozo en Él
(¡Nadie adora de verdad a lo que no conoce y disfruta!). Él se lleva la gloria y se
goza al ver Su propia gloria reflejada en nuestras vidas, nosotros hayamos gozo
porque lo tenemos todo en Él y eso es maravilloso. ¿Qué significa glorificar a
Dios? Piper escribe: “Significa reconocer Su gloria, valorarla por encima de todas
las cosas y darla a conocer”[18].
Dios no es glorificado ni en nuestras vidas ni en nuestros perfiles en las redes
sociales cuando la gente se somete a Él sin conocerlo o porque se sienten obligados
a hacerlo. Dios es glorificado cuando se someten contentamente; en adoración por
cuán maravilloso es Él. Eso muestra a Dios como Él es.
Cuanto más conocemos a Dios mediante el infinito amor de Jesucristo, pronto
descubrimos que las palabras no son suficientes para decirle a Dios y al mundo
entero lo maravilloso que es Él. Así que no solo hablamos de Dios con nuestras
palabras, sino con nuestras acciones, hasta en la web. Cuanto más conocemos a
Dios, más queremos adorarlo incluso en Internet. Los cristianos nacimos para eso.
En resumen, ¿Cómo podemos adorar a Dios en todo lo que hagamos? Mostrando
claramente que Dios es más valioso y maravilloso que aquello que hacemos y que
todo lo demás en el universo. ¿Cómo usamos las redes sociales para la gloria de
Dios? Al reconocer en nuestra mente y en nuestro corazón que Él vale más que ellas
y que todo lo demás cuando las usamos, teniendo gozo en Él.
Frutos de justicia y amor al prójimo, también en
Internet.
Si Dios hubiese hecho todas las cosas, no para Su gloria, sino para la gloria de algo
o alguien más, entonces Dios simplemente no sería Dios. Pero Dios es quien tiene el
supremo valor, así que Él es justo cuando se valora a sí mismo por encima de todo
lo demás.
Como Dios es quien lo define todo, entonces llego a la conclusión de que ser justo
es reconocer que Dios vale más que todo lo creado.
Creo que la justicia es, finalmente, reconocer el valor de Dios. En la Biblia
podemos ver de muchas maneras que ser injusto e impío es atribuirle erradamente
más valor a lo creado que al creador. Es lo que se hace al preferir cosas en vez de
Dios, así es un idólatra y peca. En otras palabras, el impío es injusto al confiar en Él
mismo más que en Dios, al amar el dinero por encima de Dios, al amar su
reputación más que a Dios, etc…
¿Por qué, de repente hablo brevemente sobre la justicia?
Porque he aprendido que si lo que más nos importa es Dios, eso se notará en las
redes sociales. Buscaríamos ser justos al usarlas porque sería injusto hacerlo para
criticar, juzgar injustamente, presumir, chismosear, y otras cosas, en vez de usarlas
principalmente para la gloria de Dios en agradecimiento por todo lo que Él nos ha
dado en Jesús.
Los cristianos no aman la injustica. Aman la justicia. El Espíritu Santo ha
derramado amor en sus corazones. (Romanos 5:5), lo cual significa que ellos aman.
No aman perfectamente todavía, pero aman. Y la Palabra también enseña que el
amor “no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad” (1 Corintios 13:6).
Dicho de otra manera, el amor ama la justicia. Ama hacer lo que es justo y se goza
en eso. Puedes tener celo por la verdad sin tener amor, pero no puedes tener amor
sin tener celo por la verdad. Por esa razón el apóstol Juan escribe:
“Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como Él [Dios] es
justo. […] En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo
aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios” (1 Juan
3:7,10)
Así que los hijos de Dios aman y por eso quieren hacer cosas justas… lo cual
significa amar a Dios cada día más y vivir cada día más para Su gloria, hasta en la
web.
Esa es una de las razones por las cuales esta oración de Pablo, inspirada por el
Espíritu Santo, ha tenido un gran impacto en mi vida:
“Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y
en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros
e irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por
medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios” (Filipenses 1:9-10).
En otras palabras, Pablo ora para que el amor de los filipenses crezca conociendo
la verdad, para que entiendan qué es lo que realmente importa y así sepan escoger, y
así estarán llenos de frutos de justicia.
¿No deberíamos orar por esta generación de esa manera? Esta generación de
cristianos necesita dar frutos de justicia (aún en Facebook) si quiere que su gozo sea
cumplido, porque el amor se goza de la justicia, no de la injusticia.
Otra característica de un cristiano (alguien que tiene a Cristo y ama gracias a Dios)
es que quiere que los demás también den frutos de justicia. Nota que Pablo al orar
de la forma en que ora, está dando un fruto de justicia a la vez que desea que los
otros cristianos den más y más frutos de justicia.
Recuerda que el amor se goza de la justicia — ama hacer lo que es justo, lo cual es
vivir para la gloria de Dios porque ama a Dios y ama que los demás también lo
hagan. Así que se puede decir también que alguien que ama es alguien que desea que
los demás amen a Dios y vivan para Su gloria. ¿Y cómo las personas no-cristianas y
los Creyentes Tibios podrán creer en el verdadero evangelio, y en consecuencia
vivir para la gloria de Dios, si nadie les habla de este tal y como está en la Palabra?
(cf. Romanos 10:14).
Por lo cual concluyo que usar las redes sociales para la gloria de Dios, es no sólo
amar a Dios sino también al prójimo porque es apuntar, en nuestros perfiles
sociales, a la obra de Cristo y a Dios. Es buscar edificar a nuestros hermanos en la
fe, llamar a las personas para que crean realmente en Jesús y vivan para la Gloria
de Dios, y dar testimonio de la grandeza de Dios en nuestras vidas.
El apóstol Pablo escribe a la iglesia en Corintio:
“Nuestra carta sois vosotros, escrita en nuestros corazones, sabida y leída de
todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo redactada por
nosotros, no escrita con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas
de piedra, sino en tablas de corazones humanos” (2 Corintios 3:2-3).
En ese pasaje el apóstol está hablando de que ellos, los santos en Corintio, son
cartas que demuestran que él y sus ayudantes en verdad son de Dios. Creo que cada
cristiano está llamado a ser una buena carta de Dios para el mundo, y el mundo
puede leernos conociéndonos en persona y en las redes sociales.
El planeta entero y un montón de Creyentes Tibios están viendo nuestros perfiles en
Facebook, Twitter, Youtube, y un largo etc. ¿Qué es lo que ellos necesitan
encontrar? Que nuestro vivir es Cristo y la muerte para nosotros es ganancia
(Filipenses 1:21). Porque necesitan, por obra del Espíritu Santo, ver a Cristo como
Él es en realidad y reconocerlo como el Señor. Él no es un Señor malo, sino uno
bueno, justo, misericordioso y digno de ser obedecido. Ese es el fin de vivir para la
Gloria de Dios; anunciar a Jesús y Su obra en todo lo que hagamos.
Las redes sociales con mucha frecuencia reflejan qué es lo que más nos importa.
Cuando una vida da frutos de justicia, sus perfiles online también. En las redes
sociales se nota que lo que más le importa es Jesús.
Es mi deseo que nuestros perfiles en la web 2.0 sean como telescopios que muestren
que sólo Dios puede llenar nuestras vidas al mostrar más de su grandeza. Internet es
una gran herramienta para proclamar que Cristo lo es todo y lo demás son
comentarios, y de esa forma amar a las personas.
Preguntas para discusión y reflexión.
1. ¿Cómo el evangelio puede afectar la forma en que usamos las redes sociales?
2. ¿Qué le responderías a alguien que te diga que la Biblia no habla sobre usar las
redes para la gloria de Dios?
3. Cuando hacemos algo realmente para la gloria de Dios, ¿estamos haciendo a
Dios más grande y glorioso de lo que ya es? Argumente su respuesta.
4. ¿Qué es usar las redes sociales para la gloria de Dios?
5. ¿Cuál es la relación entre usar las redes sociales para la gloria de Dios y amar al
prójimo?
6. Si actualmente revisáramos tus perfiles en las redes sociales, ¿A quién veríamos
exaltado en ellos? ¿A Dios o a ti?

Capítulo Tres: Usando las redes sociales
para la gloria de Dios
Ya vimos que usar las redes sociales para la gloria de Dios se trata de hacerlo
reconociendo que Él vale más que ellas y que todo lo demás, y que eso es
adoración, y que así también damos a conocer Su grandeza.
Pero… ¿Hay algo más que necesitemos saber al respecto? ¿Cómo se usan las redes
sociales para la gloria de Dios?
Este capítulo es un intento de mostrarte de forma práctica las respuestas a esas
preguntas. Como te dije al comienzo del ebook, espero animarte a buscar aprender
más, ya que aquí no lo hablo TODO sobre Dios, las redes sociales y las personas.
Entendiendo mejor qué es usar las redes sociales para la
gloria de Dios
La gente suele asumir que usar las redes sociales para la gloria de Dios es sólo
compartir en ellas contenido bíblico y edificante. Así que cuando hablo sobre usar
las redes con el fin de adorar a Dios, muchas veces las personas me responden
diciendo cosas como “Bueno, yo no soy muy religioso y no haré eso que dices
Josué, eso de ‘buscar usar las redes sociales para la gloria de Dios’. Dios sabe que
lo amo y que soy una buena persona y eso es lo que importa” o cosas como “Yo no
siento el llamado a ministrar en Internet”.
Puedo ver graves presunciones mezcladas en esa clase de respuestas. Así que a
continuación aclararé algunas cosas.
Usar las redes sociales para la gloria de Dios no es ser “religioso”.
La religiosidad es mala porque es pretender ganarnos la salvación mediante
nuestras obras, lo cual es negar a Cristo.
Vivir para la gloria de Dios porque eres salvo si crees el evangelio de verdad, no es
ser un religioso: Es vivir realmente como un hijo de Dios (incluso en las redes
sociales), aunque algunas personas te llamen “religioso”.
Tristemente, he visto como muchos que aman a Dios suelen ser tildados de
religiosos por otros “cristianos”. Como si creer de verdad en el evangelio fuese
algo malo.

Busca vivir para la Gloria de Dios y te gritarán “¡Religioso!”[19] Te lo gritarán


algunas personas para excusarse por su falso cristianismo, diciéndote que exageras
al tomarte el evangelio en serio.
Usar las redes sociales para la gloria de Dios tampoco es ser aburrido.
Nada es más emocionante que conocer a Dios cada día más y buscar vivir para Su
gloria. Hace muchos años yo creía que la Biblia era aburrida. Ahora puedo ver que
lo aburrido era yo.
Con respecto a compartir la verdad en las redes sociales, es emocionante ver en
ellas cómo el evangelio puede llegarle a muchas personas, cómo los cristianos
pueden estar más unidos a pesar de las distancias, y mucho más.
Tampoco creo que usar las redes sociales para la gloria de Dios significa no ser
divertido y ameno cuando compartimos cosas edificantes. Creo que eso se puede
hacer de forma respetuosa a la palabra de Dios y Su nombre. Lo importante, creo
yo, es tener claro que cuando se compromete la verdad para sonar divertidos, no se
usan las redes sociales para la gloria de Dios. Una distorsión de la Palabra para
agradarle a la gente no honra a Dios en lo más mínimo. Pero cuando se trata de
predicar la verdad sin alteraciones de una forma amena y llamativa, creo que sí se
usan las redes sociales de forma buena. (Tip: Oremos por sabiduría si queremos
hacer esto bien y estudiemos cada día más la Palabra de Dios).
Además, buscar usar las redes sociales para la gloria de Dios puede servirte mucho
para aprender sobre él. Por ejemplo, formo parte de un grupo privado (bien
moderado, y de sana doctrina) en Facebook en donde se reúnen pastores, estudiantes
y teólogos de todas partes de Latinoamérica para debatir cosas sobre la palabra de
Dios y aprender juntos más y más. Para mí, ese grupo ha sido una bendición ultra-
mega-inmensa porque he sido instruido y edificado en gran manera.
Alguien que conoce realmente el evangelio no se avergüenza de publicar en las
redes sociales cosas edificantes que apunten a Dios, luchar por la verdad aunque a
otros no les guste, y obedecer a Dios. Si amas a Dios y usas las redes sociales,
buscarás hacerlo para Su Gloria.
Veo que a muchas personas les “da pena” publicar cosas cristianas en Internet.
Temen ser criticados por sus amigos en Facebook o sonar “religiosos”.
La Biblia tiene algo que decir al respecto. El apóstol Pablo escribe en su carta a los
Romanos que él no se avergüenza del evangelio porque el evangelio es poder de
Dios para salvación de todo aquel que cree (Romanos 1:16).
Eso me conduce a concluir que alguien que se avergüenza de predicar el evangelio
es alguien que no conoce el evangelio, lo importante que es, lo mucho que la gente
necesita escucharlo, y no está conociendo cuán grande es Jesús.
De hecho, cuando conoces el evangelio, no sólo quieres compartirlo con todos en
Facebook y compartir cosas edificantes aunque alguna gente te vaya a criticar, sino
que también y principalmente quieres hacer eso FUERA de las redes sociales.
Como vimos en el capítulo anterior, y traté de dejar muy claro, usar las redes
sociales para la gloria de Dios es una consecuencia de ser salvo y empezar a
conocerlo. En otras palabras, poner nuestra confianza en Jesús es la razón por la
cual un cristiano usa las redes sociales para la gloria de Dios.
Cuando amas a Cristo, no te quedas callado ni de brazos cruzados, pero tampoco
tratas de servirle a Dios de una manera en que pretendas añadir algo a Su gloria
(como ya hemos visto), sino que buscas hacer cada cosa en adoración a Él por todo
lo que Él es y ha hecho por ti.
Así que, cuando una persona dice que ama a Dios o que es cristiana, pero nunca
habla de Él, simplemente no le creo.
Además, recuerda las palabras del apóstol Pablo a Timoteo, un joven que servía con
él en el evangelio, porque también son para ti y toda esta generación de cristianos:
“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos
y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra;
que instes a tiempo y fuera de tiempo [lo cual para nosotros significa hablar
de Él hasta en las redes sociales]; redarguye, reprende, exhorta con toda
paciencia y doctrina [Eso es algo que debemos hacer dentro y fuera de la
web]. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que
teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias
concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.
Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista
[hasta en la web], cumple tu ministerio” (2 Timoteo 4:1-5).
“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en
palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Entre tanto que voy, ocúpate en
la lectura, la exhortación y la enseñanza” (1 Timoteo 4:12-13)
Usar las redes sociales para la gloria de Dios se trata de extender el ministerio que
TODOS LOS CRISTIANOS tenemos.
La gran comisión, con todo lo que ella implica, no es únicamente para algunos
cristianos. Es para todos.
La Palabra enseña muchas veces que todos los cristianos tenemos dones y talentos
para hacer las cosas que Dios quiere que cada uno de nosotros hagamos. Así que
todos tenemos un llamado especial. Todos tenemos un ministerio que desempeñar
(y esa es una de las razones por las cuales los cristianos nos necesitamos los unos a
los otros).
Usar las redes sociales para la gloria de Dios en realidad no se trata de tener un
ministerio online. Se trata de llevar el ministerio que tenemos fuera de Internet,
también al internet. Que la presencia online no sea un ministerio, sino la extensión
de él — la extensión de lo que por gracia has recibido y tienes para dar al mundo.
Usar las redes sociales para la gloria de Dios es usarlas como un megáfono de lo
que ya hablamos y hacemos fuera de ellas para la gloria de Dios. De hecho, una
característica de los hipócritas es pretender servirle a mucho a Dios en Internet
mientras le sirve poco fuera de la web (sobre esto te hablaré más tarde).
Quiero dejar esto tan claro como me sea posible: Dios no es adorado cuando
pretendemos hacer la gran comisión únicamente por Internet en vez de usar la
Internet como una herramienta. Eso sería desobedecer a Dios porque Jesús nos
llama en Su Palabra a ir hasta lo último de la tierra y a ser activos en la Iglesia, no a
sentarnos frente a un monitor.
De igual manera, Dios no es glorificado cuando sólo buscamos discipular
“personalmente” mediante Internet y no en un trato directo con las personas, o
cuando no servimos a los hermanos que están cerca de nosotros por andar metidos
en Facebook.
Las redes sociales no son para olvidarnos de la vida fuera de ellas, sino que son un
arma de guerra para compartir con más personas lo que YA compartimos fuera de
Internet y servirles de esta manera a quienes están lejos.
Usar las redes sociales para la gloria de Dios no es sólo tener a contactos
cristianos en las redes sociales.
Esto es algo que creo que ha quedado implícito a lo largo del ebook, pero ahora
quiero plantearlo de forma más explícita: No es malo que tengas contactos no-
cristianos en las redes sociales. De hecho, ¡es algo bueno porque puedes compartir
cosas buenas con ellos y dar testimonio de tu fe!
Sin embargo, debemos ser cuidadosos con a quienes seguimos y las cosas que
nuestros contactos puedan compartir en nuestros muros y abiertamente en sus
perfiles.
Mi política personal al respecto es eliminar de entre mis contactos a quienes se
hacen pasar por otros en la web, a quienes tengan perfiles que parezcan muy
sospechosos y tengan aroma de acosador (esto lo hago por motivos de seguridad);
a quienes comparten imágenes desagradables innecesariamente e imágenes
sugerentes o pornográficas; a quienes comparten conmigo de alguna u otra manera
chismes de otras personas (¡Escuchar chismes es igual de malo que ser chismoso);
a quienes atacan al prójimo y hablan mal de la gente sin necesidad; a quienes envían
mensajes molestos una y otra vez; a quienes me demuestran ser demasiado
hipócritas con el evangelio (la hipocresía me entristece y enoja, así que me alejo de
las personas así además de que no quiero ser asociado con ellos) y a quienes obran
persistentemente de forma incorrecta con respecto a mí.
Dios es glorificado cuando somos cuidadosos con quienes aceptamos como
contactos en Facebook porque eso da a entender que buscamos estar firmes en la
verdad, huir de las tentaciones, no distraernos innecesariamente lidiando con
algunas personas que no admiten sus errores, y no tolerar lo que está mal.
Dios además es glorificado cuando buscamos interactuar con hermanos en la fe en
las redes sociales. Para mí es de gran bendición entrar en Facebook y aprender un
poco más todo lo días, gracias a lo que muchos hermanos y amigos comparten.
Usar las redes sociales para la gloria de Dios es más que compartir versículos,
frases, vídeos o imágenes cristianas.
Se trata también de hacer lo correcto cuando estés en ellas. De dar un ejemplo de
conducta en tu trato con el prójimo, y no sólo un ejemplo de publicaciones (de esto
también te hablaré más adelante).
Sin embargo, y esto también quiero dejarlo tan claro como sea posible: Glorificar a
Dios en tus perfiles sociales es más que publicar cosas edificantes pero nunca es
menos de eso.
Tratar de dar a conocer la grandeza de Dios con acciones pero sin palabras es igual
a no dar a conocer nada porque la gente entonces no sabrá por qué hacemos lo que
hacemos y nos estaríamos atribuyendo la gloria a nosotros. En otras palabras, los
frutos de un cristiano (dentro y fuera de Internet) deben confirmar en nuestras vidas
las palabras que decimos (dentro y fuera de Internet), ¡no sustituirlas!
Uno de los primeros frutos de un cristiano, y creo que es el primer fruto que da
como parte del amor, es anunciar a Cristo y compartir sobre Él. Puedes tener a
Cristo en tus palabras sin tenerlo en tu vida, pero no puedes tener a Cristo en tu vida
sin tenerlo también en tus palabras.
El peligro de pseudo-glorificar a Dios en las redes
sociales.
En este ebook he compartido contigo algunos de los descubrimiento más grandes
que gracias a Dios he hecho en mi caminar con Jesús. Éste es otro de ellos: Es
posible pretender “servirle” a Dios de una manera que sea insultarlo a Él[20].
Pienso que es importante hablar del riesgo que muchos corren al creer o hacer
creer a la gente que usan las redes sociales para la gloria de Dios, cuando en
realidad no es así.
Como habrás notado (eso espero), mi plan no es criticar injustamente ni señalar a
otros por el mero hecho de señalar. Quiero ayudar. En mi propio corazón he visto
lo mucho que un joven de esta generación necesita estar enfocado en Jesús de
verdad. Por eso escribo lo que estás leyendo. Muchas veces podemos estar en la
iglesia cantando que somos libres, cuando en realidad somos esclavos de cosas, y
una de esas cosas son las redes sociales y lo que ellas conllevan.
En el comienzo te hablé de Creyente Tibio, un joven que decía ser cristiano pero no
mostraba nada de Cristo en sus perfiles sociales. Ahora te hablaré del problema de
mostrar aparentemente mucho de Cristo en las redes sociales, pero sin amar
realmente a Cristo por encima de todo lo demás y así despreciarlo. El problema de
“vivir” para Dios pretendiendo disfrazar vanidad de cristianismo.
Es posible amar más ser conocidos por hablar de Dios, que lo que amamos a Dios.
Es posible amar más tuitear sobre Dios que a Dios. Son muchas las personas que
tratan de llenar sus vidas con el servicio a Dios y con ser estimados como santos, en
vez de llenar sus vidas con Él mismo. Los fariseos eran así, y los fariseos
modernos siguen siendo así, aunque lo nieguen.
Quiero que te preguntes: ¿En qué se diferencia el corazón de un Creyente Tibio que
dice ser cristiano pero vive como si lo no fuese, de aquel que vive aparentemente
para la gloria de Dios pero su corazón está lejos de Él? La respuesta es simple. No
se diferencian en nada.
No sólo puede alguien ser como Creyente Tibio usando las redes sociales para
publicar pura vanidad, sino también publicando cosas sobre Dios.
Jesús fue claro cuando afirmó: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el
reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”
(Mateo 5:21). En el día del Señor, muchas personas ciegas a la verdad que creen que
usan las redes sociales para glorificar a Dios, se llevarán la sorpresa de que Jesús
sabe que en realidad no hacían eso, sino que eran hacedores de maldad al ser
orgullosos y duros contra la verdad, siendo hipócritas al despreciar a Dios mientras
decían que lo amaban.
Muchos le dirán a Jesús en aquel día cosas como “¿No compartimos cosas bonitas y
versículos en Facebook? ¿No tenía muchos seguidores en Twitter a los cuales les
hablé de ti? ¿No me porté bien en las redes sociales tratando correctamente a mi
prójimo? ¿El título del ministerio online que tuve no decía que se trataba de ti?”
Tal vez incluso dirán “¿No creía mucha gente que yo usaba las redes sociales para
tu gloria?” Y menciono esta pregunta porque aunque es importante testificar ante
nuestro prójimo la verdad, dentro y fuera de la web, en última instancia, cada
cristiano necesita recordar que debe vivir como para una audiencia de una sola
Persona: Dios, el creador del universo. El éxito al usar las redes sociales para la
gloria de Dios no es determinado por lo que dice la gente.
En aquel día Jesús les responderá a los hipócritas: “Apártense de mí, hacedores de
maldad. Nunca los conocí” (Mateo 7:22-23).
Sé que esas son palabras duras, pero Jesús mismo enseñó eso en el Sermón del
Monte. ¿Por qué Jesús habló cosas tan confrontantes? Porque nos ama y
necesitamos conocer la verdad.
Esta generación necesita saber que no todo el que llama a Cristo “Señor, Señor” con
sus labios dice lo mismo en su corazón. No es suficiente decir que Jesús es tu Señor
y publicar un montón de versículos o frases cristianas en Facebook o Twitter. Es
necesario que realmente hagamos la voluntad de Dios. Es necesario que si
obedecemos a Dios, busquemos hacerlo por los motivos correctos, por amor a Él y
a las personas.
Quiero ser franco contigo: Si vas a esperar a tener motivos 100% puros para hacer
lo que Dios quiere que hagas, ¡entonces vas a tener que esperar a que Jesús regrese
y seas como Él, si eres cristiano! (1 Juan 3:2). Ese fue otro gran descubrimiento
para mí. Pero esta misma verdad —que algún día tendremos corazones puros— es
lo que nos debe impulsar a tomar nuestra cruz, no sólo en lo público, sino también
en lo secreto, y procurar hacer las cosas como Dios quiere que las hagamos y con
los motivos que Él quiere que tengamos. Reconociendo que no somos perfectos
pero sin tomar esta imperfección como excusa, sea para justificar la inactividad, la
mediocridad o la injusticia en nuestros actos.
Hablando de motivos, mucha gente no nota los verdaderos motivos de otros. Los
fariseos, por ejemplo, eran muy respetados por los demás. Pero Jesús veía sus
verdaderos motivos y por eso lo odiaron. Por otro lado, a veces es posible notar
cuando alguien hace algo para Dios con impulsos incorrectos. Es como ver sobre la
persona que dice ser cristiana, un enorme cartel con letras gigantes que dice “Jesús
no es suficiente” (¡Eso no glorifica a Dios!). Y alguien que vive de esa manera y
transmite mensajes contradictorios, necesita desesperadamente saber que Jesús es
más que suficiente.
Otra cosa importante sobre los motivos: SIEMPRE habrá quienes leerán malos
motivos en ti aunque no los tengas. Debemos tener cuidado de no hacer lo mismo;
de no juzgar ligeramente. Y aunque haya gente que lea motivos malos en tu corazón
que en realidad no están allí, nuestro deber como cristianos es evitar eso en la
medida que podamos, siendo fieles a la verdad y hablándola, no sólo con firmeza,
sino también con sabiduría y humildad ante Dios. Que si alguien lee malos motivos
en tus acciones, no sea con fundamento. No debemos ser de tropiezo al prójimo (cf.
1 Corintios 8:9). Eso es parte de amar a las personas y tomar nuestra cruz.
Quiero que volvamos al sermón del monte. Jesús dijo:
“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se
puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino
sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre
vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y
glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:14-16).
Así que no está mal que la gente vea nuestras buenas obras... si son hechas para que
las personas glorifiquen a Dios (en otras palabras, para que miren la grandeza de
Dios y den frutos de justicia). El problema está cuando la razón por la que hacemos
buenas obras es que la gente nos alabe a nosotros (de eso habla Jesús en Mateo 6).
El apóstol Pablo nos llama a que seamos imitadores de él, así como Él lo es de
Cristo (1 Corintios 11:1, Filipenses 3:17; 4:9). Y estoy seguro de que Pablo no
usaría las redes sociales como muchas personas las usan. D.A. Carson señala muy
bien que “la mayoría de las personas van a través de sus vidas con miedo a que la
gente no piense lo suficiente de ellas; Pablo fue a través de su vida con miedo de
que la gente pensara mucho de él (2 Corintios 12:5-6)”[21]
Es lamentable que muchas personas que dicen ser cristianas, crean que Internet
define quienes son.
Entonces tenemos a quienes, por ejemplo, publican un montón de frases cristianas,
reflexiones, versículos, oraciones y/o hasta fotos orando en Facebook (ignorando
lo que Jesús habla en Mateo 6 sobre la oración)… para la gloria de ellos mismos.
Para sentirse más sabios o santos que alguien más o para que los perciban así. Por
competencia y atención. Las redes sociales invitan a eso de una forma especial,
porque en ellas podemos ver números de seguidores y cómo parece marchar
nuestra influencia en ellas. Ellas promueven que nos comparemos con los demás
constantemente y eso no es bueno para nosotros.
Incluso hay quienes dan RT a los halagos y cumplidos que reciben en Internet. Esa
actitud está mal vista entre personas que no son cristianas y desagrada a muchos
seguidores. Si se ve feo en alguien que no es seguidor de Jesús, es más horrible en
alguien que dice serlo. Necesitamos recordar el proverbio que dice “Alábete el
extraño, y no tu propia boca; El ajeno, y no los labios tuyos” (Proverbios 27:2).
También están los que denuncian a falsos maestros y critican constantemente a otras
personas en Internet, no con intención de edificar, sino por el arte de sonar como
radicales, expertos en teología y lucir bien. Es necesario denunciar a los falsos
maestros y señalar lo que está mal en muchas congregaciones, ya que eso es parte
de amar (el amor se goza de la verdad y aborrece la injusticia). Esas son cosas que
hacían los apóstoles en sus cartas, y pienso que cualquier persona tendría que odiar
mucho a su prójimo para callar ante lo falso. Sin embargo, debemos tener nuestras
prioridades claras. Si nos encanta buscar figurar jugando a cazar herejes y
contendiendo, somos como gotera en tiempo de lluvia y mejor deberíamos buscar
otra cosa que hacer (cf. Proverbios 27:15). Jesús y luego Sus apóstoles señalaron y
denunciaron la injusticia, lo cual estuvo muy bien, primeramente porque Jesús es
Dios y obviamente todo lo hace bien, segundo, porque fue hecho con sabiduría y
también enseñaron mucho e instruyeron en justicia. Es muy bueno ser valientes al
luchar contra la mentira, pero es mucho mejor cuando se hace de forma correcta, y
cuando esta acción está acompañada de la predicación de la verdad.
Muchas otras personas, en el afán de ganar popularidad, predican en Internet un
falso evangelio, una mentira. Estas personas predican un pseudo-cristianismo lleno
de vanidad y entretenimiento, para “ganar almas”. ¡Si en verdad quisieran ganar
almas predicarían la verdad! Pero quieren agradar a los hombres. Yo les pregunto,
¿Cuándo el evangelio dejó de ser suficiente para predicar el evangelio?
Al actuar como el mundo para no lucir raros y “atraer” a las personas a una idea de
Cristo (en vez de a Cristo), distraemos a los demás del verdadero evangelio, de
Cristo. ¿Cómo podemos ser cristianos si agradarles a todos es más apremiante que
caminar como Jesús caminó?
El evangelio no es para hacernos famosos. Es para hacer a Jesús famoso.
Necesitamos tener en cuenta lo que Pablo habla en 2 Corintios 10:12: “Porque no
nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí
mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose
consigo mismos, no son juiciosos”. Y es que las medidas de este mundo no son
realmente efectivas. Sólo porque parezca que hay éxito en las redes sociales, no
significa que lo haya realmente. El éxito al usar las redes sociales para la gloria de
Dios no está en tener muchos followers, sino en ser fieles a la Palabra de Dios.
Muchos “rockstars cristianos lights” anuncian a Jesús un poco para tratar de callar y
evitar las críticas de los “religiosos” (así llaman a quienes se toman la palabra de
Dios en serio), para luego seguir predicando cosas que entretienen pero no
edifican, aunque parezca que sí: Doctrinas centradas en el hombre, desviadas de la
verdad, que rayan en el legalismo o en pretender abusar de la gracia (ambos
extremos les gusta a la gente sin Dios), ritos mundanos, enseñanzas carnales,
conocimiento superficial, y más. Algunos hasta plagian a otras personas para tener
más fama en Internet y fuera de ella. Todo eso es una pena porque es un desperdicio
tener una plataforma grande y no usarla para predicar la verdad.
Esos “rockstars” creen que es imperceptible cuando predican el evangelio para
figurar, pero la verdad es que no siempre es fácil ignorarlo, porque a veces su
actitud resulta ridículamente obvia para los que leen la Biblia. Una característica de
quien quiere ser un “rockstar del cristianismo light” es que no se preocupa por
tener una teología sólida, sino por ser popular y llenarse de followers. El verdadero
amor se goza de la verdad, no de la mentira.
Así que, es importante que si vamos a usar las redes sociales realmente para
predicar, busquemos hacerlo conforme a la Palabra de Dios y con un corazón que
vea la grandeza de Jesús y lo ame cada día más, por encima de todo lo demás
(incluyendo opiniones, likes, popularidad, etc).
¡Hay quienes hasta creen que alguien que tiene muchos seguidores en Twitter es un
“ungido” por Dios[22]! Eso es tonto porque la unción y madurez espiritual no se
mide por cuantos seguidores se tienen fuera y dentro de Internet.
Hay mucho que podría seguir hablando sobre el peligro de pseudo-glorificar a
Dios., pero considero que ya ha sido suficiente. Te invito a pensar al respecto.
Es mi oración que Dios nos guíe y nos haga vivir el sermón del monte dentro y
fuera de las redes sociales. Es algo que esta generación de profesantes necesita
desesperadamente, porque vivir para la gloria de Dios es vivir con gozo genuino y
conociéndolo cada día más.
Amando al prójimo en la web 2.0.
Amar a Dios y buscar vivir para Su gloria hasta en las redes sociales, es amar a tu
prójimo porque es invitarlo a que haga lo mismo.
Ya te he hablado de que las personas a nuestro alrededor necesitan conocer la
verdad de Dios y ver en nosotros que Él puede darnos vida. A continuación
compartiré contigo tres cosas que son parte de amar a tu prójimo en Internet.
Amar el prójimo en las redes sociales es buscar ser teológicamente correcto en lo
que digas y compartas.
Dios no es glorificado cuando tomamos Su Palabra ligeramente. Recuerda, una vez
más, que el amor se goza en la verdad. Si somos cristianos, debemos buscar hablar
y actuar cada día más conforme a la Palabra de Dios. Esa es una prueba de que en
verdad hemos sido salvos.
Cuando no nos tomamos en serio la Palabra de Dios, estamos diciendo que Él no es
importante y que lo que Él ha hablado no es gran cosa. Por eso vivir y hablar
conforme a la Palabra de Dios lo glorifica. No se trata de cómo (creemos que)
podemos servir, hablar, y hacer muchas cosas, sino de cómo Él ha dicho que quiere
que lo hagamos.
“Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra,
ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios
glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los
siglos de los siglos. Amén” (1 Pedro 4:11)
Como te hablé antes, tendríamos que odiar mucho a nuestro prójimo para compartir
un estado en Facebook de un falso maestro y así recomendarlo (lo cual es algo que
lamentablemente demasiadas personas hacen), por ejemplo. No tenemos excusas
para no reconocer a los falsos maestros y las falsas enseñanzas porque tenemos la
Biblia.

Debemos tener mucho cuidado de no cometer errores que sean de tropiezo para
nuestro prójimo y no hablen del valor de la Palabra de Dios. Y cuando los
cometamos, debemos rectificar públicamente.
Aprendí la lección de una manera bastante dura cuando hace tiempo publiqué un
ebook en mi blog, y meses después Dios me llevó a conocer las doctrinas de la
gracia y noté que en el ebook que había publicado habían algunos errores
teológicos. Literalmente, me costó conciliar el sueño en las noches hasta que
publiqué una segunda edición con las debidas correcciones. Hablar de Dios es un
asunto más serio de lo que crees. Hay que hacerlo con cuidado.
Procura ser bíblicamente correcto en todo lo que compartas en Internet. Y es que las
personas necesitan la verdad y no algo que luzca como la verdad. El amor se goza
de la verdad.
Recuerda el proverbio: “El que hace errar a los rectos por el mal camino, él caerá
en su misma fosa, mas los perfectos heredarán el bien” (Proverbios 28:10).
No hay nada más serio que la Palabra de Dios. Los errores siempre son costosos,
así que necesitamos orar a Dios por humildad y dirección conforme a lo que Él ya
reveló en las páginas de la Biblia, para usar las redes sociales con sabiduría y luz.
Cuanto más me adentro en la palabra de Dios, más veo lo seria y grandiosa que es.
No hablar conforme a ella o no rectificar cuando sabemos que hemos errado, es un
crimen que Dios toma en cuenta.
Amar al prójimo en las redes sociales es pensar bien lo que vas a decir antes de
publicarlo, y ser cuidadoso con las cuentas que sigues.
Pensar bien antes de hacer clic en “publicar” en Internet, es bueno para ti. Es
importante que antes de postear algo en la web nos hagamos preguntas como:
“¿Estoy buscando la aprobación de la gente? ¿Para qué voy a decir/mostrar eso?
¿En serio quiero que las personas se enteren de eso? ¿Es el momento de publicar
esto? ¿Estoy presumiendo?”. Casi nunca nos hacemos esa clase de preguntas antes
de publicar algo, así que necesitamos orar por sabiduría al respecto. Todos
necesitamos pedir sabiduría a Dios y estamos llamados a hacerlo (Santiago 1:5).
Además, es posible que te haya pasado lo mismo que a mí, que hayas visto algo que
escribiste hace años en Internet y pensaras “¿yo era así de tonto?” En Internet
solemos escribir cosas de las cuales podemos arrepentirnos.
Recuerda el proverbio: “¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza
hay del necio que de él” (Proverbios 29:20).
Pensar bien antes de publicar y actuar, también es amar a tu prójimo, porque como
dice la Palabra, no debemos ser de tropiezo para los demás, ya que al usar mal
nuestra libertad pecamos contra Dios y nuestro prójimo (1 Corintios 8:9, 12-13).
Recordemos estas sabias palabras:
“Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo
edifica. Ninguno busque su propio bien, sino el del otro” (1 Corintios 10:23-
24).
Debemos orar por discernimiento para conocer qué cosas que pueden resultarnos
normales o inocentes, pueden tener un impacto negativo en nuestro prójimo si las
publicamos o compartimos en la web. Seamos menos egoístas y pensemos un poco
más en las personas. También oremos por humildad para reconocer cuando hemos
sido de tropiezo y rectificar.
Procurar no ser de tropiezo para el prójimo es parte de tomar nuestra cruz y seguir
a Cristo. Puede parecernos injusto tener que privarnos de publicar algunas cosas,
pero necesitamos ser humildes al respecto y reconocer que tendremos permiso para
quejarnos de esto el día en que hayamos hecho por Jesús más que lo que Él ya ha
hecho por nosotros (O sea, ¡NUNCA!). Si Jesús vino para hacer lo más
extraordinario al vivir y morir por amor a nosotros, ¿Quiénes somos nosotros para
rechazar el deber ordinario de ser cuidadosos con lo que hablamos en Internet por
amor a nuestro prójimo?
Y no solamente con lo que hablamos, sino también con lo que seguimos y leemos.
Seguir a cuentas que no edifican de ninguna manera nos hace daño a nosotros.
“Como quien liga la piedra en la honda, así hace el que da honra al necio”
(Proverbios 26:8). Y tampoco es amar al prójimo porque es dar un mal ejemplo.
Seamos guiados por la palabra de Dios y no confiemos tanto en nosotros mismos
dentro y fuera de la web. Eso nos conviene. “El que confía en su propio corazón es
necio; Mas el que camina en sabiduría será librado” (Proverbios 28:26). Y es bueno
para nuestros amigos y contactos.
Recuerda: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en
palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12).
PD: Cuando pienses antes de publicar algo, aprovecha también para corregir los
errores ortográficos. Eso nunca es malo.
¡No creas todo lo que ves, escuchas o lees en Internet y sé lento para juzgar!
Internet ha hecho que el mundo sea más loco: Ahora los chismes corren más rápido
que nunca, las mentiras ganan más notoriedad y es mucho más fácil juzgar a las
personas.
Parte de amar al prójimo es ser lento y sabio al juzgar, lo cual implica que no debes
creer todo lo que mires en la web. Cuando somos rápidos para señalar o creer
cualquier rumor, no estamos glorificando a Dios porque no estamos siguiendo lo
que nos dice Su Palabra sobre juzgar justamente y no estamos amando a nuestro
prójimo como a nosotros mismos (Juan 7:24).
“Las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las
entrañas” (Proverbios 26:22)… y en las redes sociales estamos expuestos a toda
clase de chismes y también se nos hace fácil ser veloces para juzgar lo que otros
hacen.
Algunos consejos prácticos y exhortaciones.
Para terminar con este tercer capítulo mucho más práctico y conclusivo, quiero
compartir contigo algunos consejos relacionados al usar las redes sociales para la
gloria de Dios, muchos de los cuales respaldo en citas bíblicas, y darte algunas
serias exhortaciones al respecto, en amor.
No digo las siguientes cosas como si fuese un súper-cristiano o un experto en usar
las redes sociales para la gloria de Dios (¿Recuerdas lo que te dije al comienzo de
este ebook?), pero es mi oración que estos consejos queden grabados en nuestros
corazones y los apliquemos en adoración a nuestro Salvador.
Lee más tu Biblia que Facebook, Twitter, tu bandeja de email y todo lo demás.
Sí, ya sé que este consejo era previsible y tal vez un tanto repetitivo, pero es
necesario aclararlo una vez más. Realmente necesitamos adentrarnos en TODA la
palabra de Dios.
Si tu principal fuente de alimento espiritual son versículos, frases cristianas e
imágenes inspiradoras en Facebook, apaga tu computadora, Tablet o Smartphone y
ponte a leer la Biblia. Cuanto más lo hagas, más pensarás “¿Por qué rayos no leía la
Biblia antes? ¡Cuánto quisiera haberlo hecho!”
Cuanto más saturada está tu mente de la Palabra de Dios, tus acciones no pueden
estar saturadas por otras cosas.
Tip: Proverbios es un libro que puede útil y práctico de estudiar para nosotros, la
generación Facebook, ya que contiene mucha sabiduría que podemos aplicar a la
hora de usar las redes sociales, además es fácil de leer si consideras cada verso
como un tuit.
Sé una persona de oración.
“Velad y orad, para que no entréis en tentación…” (Mateo 26:41).
En las redes sociales, al igual que en el mundo offline, somos expuestos a muchas
tentaciones. Necesitamos orar para no entrar en ellas, para que Dios nos haga más
humildes, para vivir realmente para la gloria de Dios tanto dentro como fuera de la
web.
La oración conforme a la Palabra de Dios es usada por Él para hacernos ver todas
las cosas de este mundo, incluyendo la Internet, a la luz de la eternidad. Eso es
bueno para nosotros.
Necesitas más de Dios de lo que tú crees que necesitas. ¡Sin Él es imposible vivir
para Su propia Gloria! R.C. Sproul enseña que “lo que la oración más cambia con
frecuencia es la maldad y dureza de nuestros corazones”[23], y eso es cierto. Dios
usa nuestras oraciones para moldear nuestros corazones y llevar a ellos lo que Su
Palabra ha grabado en nuestra mente.
Además, cuando oras en privado no hay ningún humano al que puedas impresionar
y Dios usa eso para cuidarte de la hipocresía, lo cual es muy importante porque
como hemos visto hasta ahora, la hipocresía es algo a lo que debemos renunciar si
queremos vivir para la Gloria de Dios.
Fuimos creados para tener una relación íntima con Él y orar es parte de eso. Toda
generación necesita de la oración constante, incluyendo la generación Facebook.
Eso es esencial en la vida cristiana.
Hay demasiado que decir sobre la oración, pero espero que estas breves palabras y
reflexiones que he compartido contigo sobre ella te animen a orar más y a aprender
más al respecto.
No descuides tus relaciones cercanas.
Dios no es glorificado en nuestras vidas cuando tenemos nuestras prioridades mal
ajustadas. Las redes sociales pueden acercarnos a personas que se encuentran lejos
de nosotros, apartándonos sin que nos demos cuenta de las personas que se
encuentran cerca. Cuídate de cometer el error de estropear tus relaciones cercanas
por estar muy pendiente de las lejanas. El siguiente consejo es útil para eso.
Considera programar publicaciones si es posible.
¿Quieres estar activo en las redes sociales sin estar todo el día conectado? Entonces
programar publicaciones es una buena opción.
Te recomiendo herramientas y apps como Buffer y Tweetdeck para realizar esa
tarea. Si tienes una página en Facebook, a la hora de publicar algo (lo que sea)
puedes ver en el recuadro de edición un pequeño reloj debajo que te permite
programar la fecha y la hora.
Si quieres publicar lo mismo que programas para alguna red social, en todas las
otras redes sociales en las cuales estás, te recomiendo mucho una herramienta
llamada IFTTT (Búscala en Google).
Considera tomar periodos prolongados de tiempo fuera de Internet o un día a la
semana.
Un periodo decisivo en mi comprensión de las redes sociales hasta ahora, fue
cuando hace algún tiempo desactivé mi Facebook por varios meses. Creo que Dios
usó eso para quitar mi adicción a las redes sociales.
Apartarte de las redes sociales por un periodo prolongado para no distraerte tanto y
enfocarte en lo realmente importante, es algo que recomiendo mucho, porque
cuando regresas a la web, empiezas a ver todo desde una perspectiva más realista y
no la usas de la misma manera.
Actualmente me tomo un día a la semana para estar unplugged. Sé que eso puede ser
peligroso porque alguien puede comentar necedades o cosas inapropiadas en mi
blog o perfiles sociales mientras no estoy, pero he visto que apartarme un día a la
semana de la web es bueno para mi alma, mi cuerpo y mi comunión con el Señor.
Muchas veces, cuando me tomo el día fuera de Internet, me doy cuenta de qué pasa
realmente en mi alma y cómo las redes sociales y lo que veo en ellas me afectan, y
Dios se vale de esto para orientarme, confrontarme y enseñarme a vivir en esta
época tan loca en donde la Internet ocupa más y más espacio en nuestro día a día.
Eso, de nuevo, me ayuda a ver las cosas desde una mejor perspectiva durante los
próximos días, me sirve para estar más enfocado y relacionarme más con las
personas cercanas a mí, y además Dios me enseña a confiar en Él porque
precisamente no estaré pendiente durante ese día de qué sucede en Internet.
Haz la prueba. Toma un día de la semana para estar unplugged. Hazlo durante varias
semanas y luego cuéntame cómo te ha afectado.
Recuerda que lo que dices en Internet tiene un impacto fuera de Internet.
Hace unos cuantos años lo que pasaba en Internet no estaba muy conectado a la
realidad. Ahora los tiempos han cambiado. Las redes sociales no son otra vida fuera
de las nuestras, sino que son extensión de lo que sucede en el plano off-line.
Ten presente que no deberías decir en Internet cosas que no dirías en persona, y que
los críticos y enemigos que tengas online por predicar la verdad y buscar vivir para
la gloria de Dios, también te atacarán offline. Me ha pasado, me seguirá pasando y a
ti también.
No te extrañes cuando seas criticado.
Si buscas vivir para la gloria de Dios, puedes tener certeza de que mucha gente se
levantará contra ti, te juzgará injustamente, dirá mentiras sobre ti y se ofenderá al
ver que proclamas la verdad que los pone a ellos en evidencia a la vez que les llama
al arrepentimiento.
Recuerda las palabras de Jesús:
“Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y
digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos,
porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a
los profetas que fueron antes de vosotros” (Mateo 5:11-12)
También recuerda las palabras del apóstol Pablo:
“Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para
que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis
firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, y
en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es
indicio de perdición, mas para vosotros de salvación; y esto de Dios. Porque a
vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino
también que padezcáis por él…” (Filipenses 1:27-29)
Y estas otras palabras: “… todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús
padecerán persecución” (2 Timoteo 3:12).
Te animo a perseverar dentro y fuera de las redes sociales en la verdad, a pesar de
las críticas. Dios es glorificado cuando vivimos para Su gloria a pesar de la
oposición que tengamos, porque de esa forma estamos diciendo que Él es digno.
Sé sabio a la hora de lidiar con los necios en las redes sociales.
En la Palabra podemos leer:
“Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú
también como él. Responde al necio como merece su necedad, para que no se
estime sabio en su propia opinión” (Proverbios 26:4-5)
Suena contradictorio, ¿no crees? Es por eso que necesitamos orar por sabiduría
para saber cuándo y cómo ignorar, borrar y bloquear, y para saber cuándo y cómo
responder al necio.
Dios es glorificado cuando sabemos cortar con los necios. Así estamos diciendo
que no vamos a darles más importancia a hablar con ellos que la que eso merece,
porque es más importante estar enfocados en Dios.
Dios es glorificado también cuando sabemos cuándo y cómo responderles, porque
una sabia respuesta lo honra a Él. Somos como embajadores del cielo (cf.
Filipenses 3:20).
Prepárate para defender tu fe en la web.
La fe cristiana es atacada por el mundo en todas partes (incluyendo Internet). Dios
no es glorificado cuando no sabemos cómo lidiar con las preguntas y ataques hacia
nuestra fe. Cuando no sabemos cómo defender nuestra fe, estamos siendo muy
malos embajadores del cielo. En Internet eso es algo terrible porque son muchas las
personas que pueden vernos.
Recuerda estas palabras del apóstol Pedro:
“Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia,
bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os
conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad
siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia
ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en
vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de
vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra
buena conducta en Cristo” (1 Pedro 3:14-16)
De nuevo, ora para hacer esto con sabiduría. Como te dije antes, a algunas personas
no hay que responderles, sino darles block y eliminar.
Recuerda que no puedes cambiar los corazones de la gente.
Cuando uses las redes sociales para la gloria de Dios, tal vez te sentirás frustrado al
ver que las personas no se toman en serio las cosas buenas que tú compartes. Eso
puede ser terrible.
Este efecto ha sido común entre muchos pastores y líderes a lo largo de la historia,
pero ahora con Internet, el efecto aumenta porque en la web puedes ver más sobre
las personas a las cuales les hablas de Dios y miras que algunas no dan frutos de
justicia.
Sin embargo, no deberías sentirte fracasado al no cambiar los corazones de la
gente. No puedes cambiar a las personas y es bueno que te acostumbres a esa
verdad, porque necesitamos confiar en que Dios tiene todo bajo control, y Él es
quien hace en realidad la obra y no nosotros. No te sientas mediocre si las personas
no sean cambiadas, pero tampoco dejes de compartir fielmente, con firmeza y
valentía la palabra de Dios. Esa es la Palabra que Él usa para, de forma soberana,
producir el nuevo nacimiento (1 Pedro 1:23).
Sé humilde.
Dios quiere que seas santo y un santo orgulloso es una contradicción. Así que Dios
quiere que seas humilde, y para eso, muchas veces ocultará de ti los frutos de
justicia que dan algunas personas a las cuales tú compartiste la Palabra de Dios, la
semilla que Él hizo crecer en sus corazones para gloria y alabanza Suya (cf. 1
Corintios 3:6-8). Dios te oculta eso porque no quiere que te llenes de vanagloria, y
porque en realidad, todo es gracias a Él.
Así que, sólo porque no notes crecimiento espiritual en tus contactos en las redes
sociales, no significa que algunos de ellos no estén siendo impactados por la gracia
de Dios. No te desanimes. Sigue usando las redes sociales para Su gloria.
También ten presente que la humildad consiste además en no ser rápido para juzgar
a los demás y en saber reconocer cuando nos hemos equivocado.
Dios quiere que seamos humildes en todo lo que hagamos porque sólo las personas
humildes tienen gozo en Él (cf. Mateo 5:3). Así que ora por humildad. No hacerlo es
posiblemente el mayor de los actos de orgullo.
Considera la verdadera influencia.
2 Corintios 10:12 es uno de los versículos que más han impactado mi uso de las
redes sociales y mi blog:
“Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se
alaban a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y
comparándose consigo mismos, no son juiciosos”
Las medidas del mundo sirven para medir un impacto terrenal, no espiritual. Son
medidas creadas por hombres y bastantes superficiales. Si no estás de acuerdo con
esto que te digo, considera el hecho de que la mayor revolución en toda la historia
de la humanidad tuvo como piedras fundamentales a once hombres comunes y
corrientes, a quienes nuestro Señor enseñó y amó.
Sólo porque alguien tenga muchos seguidores en Internet no significa que esté
haciendo las cosas bien y que esté causando un impacto para la gloria de Dios, y
sólo porque alguien tenga pocos seguidores no significa que esté haciendo las
cosas mal.
En un mundo tan superficial, es necesario que no seamos superficiales. Nosotros no
podemos ver el cuadro completo que forman todas las cosas a nuestro alrededor y
en el cual estamos. El día en que Dios nos muestre ese cuadro, veremos que muchas
personas que en el mundo fueron consideradas como poco influyentes, lograron
gracias a Dios un impacto tremendo y muy bueno. ¡No te obsesiones con las
estadísticas!
Y recuerda también: Orar para no caer en la tentación tan suculenta pero
insatisfactoria e inútil, que te muestran de forma constante las redes sociales, de
compararte con los demás innecesariamente. Jesús te dice “¿A ti qué? Tú sígueme a
mí” (cf. Juan 21:23).
No publiques TODA tu vida en Internet.
Aunque tengamos una resolución de usar las redes sociales para la gloria de Dios,
somos propensos a desviarnos del asunto y hablar más de nosotros de lo que
deberíamos.
Recuerda que nadie necesita saber todo lo que haces o piensas, y que no necesitas
contribuir a la corriente vanidosa de este mundo.
Creo que está bien hablar un poco de nosotros en Internet y compartir algún que
otro interés (procurando no ser de tropiezo, claro). Es importante ser percibidos
como humanos, no como perfectos. Sin embargo, necesitamos tener discernimiento
y recordar constantemente la diferencia entre usar las redes sociales para nuestra
gloria y usarlas para la gloria de Dios.
Todos tenemos que escoger entre convertir nuestros muros en Facebook en un culto
a nosotros mismos, o ser justos apuntando principalmente a Dios. Nosotros
debemos y necesitamos menguar. La gente necesita verlo a Él más que verte a ti.
Además, cuando no compartes todo en Internet, tienes cosas especiales y privadas
para compartir con las personas cercanas a ti y a quienes amas. Ser reservados en
Internet es amar a quienes están cerca de nosotros. Piénsalo.
Procura no meterte en discusiones tontas o en pleitos ajenos que no tienen que ver
contigo y tu fe.
Esto es algo importante que, con frecuencia olvidamos cuando nos conectamos a
las redes sociales, tal vez porque a veces creemos, sin que lo notemos, que lo que
pasa en Internet no puede afectar fuera de Internet. Recuerda además que no
necesitamos comentar todo lo que veamos.
¿Te imaginas cómo sería si todos buscásemos aplicar más los siguientes pasajes
bíblicos?
“El que pasando se deja llevar de la ira en pleito ajeno Es como el que toma al
perro por las orejas” (Proverbios 26:17).
“Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la
paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. Pero desecha las
cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas” (2
Timoteo 2:22-23)
Tómate en serio el tratar a tu prójimo como quieres ser tratado.
Las palabras de Jesús no son sobre física nuclear. ¿Cómo puedes tratar a tu prójimo
como Dios quiere que lo hagas? Simplemente trátalo como quieres ser tratado. Ya
te amas demasiado a pesar de tus defectos, así que puedes amar también a los demás
de esa manera. Jesús nos dice que en eso se resume la ley de Dios (Mateo 7:12).
La gente suele interpretar mal ese mandamiento al asumir que cuando tratemos al
prójimo como queremos ser tratados, entonces el prójimo nos tratará de la misma
manera. Pero eso no es así. La Biblia en varias ocasiones da testimonio de que la
gente nos perseguirá y odiará por ser cristianos y amarles. El punto es: No trates a
las personas bien para agradarles y que te amen, sino trátalas así aunque no te amen
porque Dios es más que suficiente para ti.
Pienso que algunas implicaciones de amar a nuestro prójimo en Internet son:
- Cuando tengas que exhortar a alguien con quien puedas hablar en persona, hazlo
en persona (Así te gustaría que te exhortaran a ti, ¿no crees?). Y si no puedes hablar
con esa persona cara a cara y crees que es muy importante hablar con ella, hazlo en
una conversación privada y no en su muro en Facebook o comentando una
publicación. ¡No necesitas hacerlo de esa manera! He aprendido que cuando alguien
exhorta o critica a alguien en público pudiendo hablar con esa persona en privado,
es porque no tiene la mejor de las intenciones.
- Nunca, nunca, y nunca hables mal de nadie innecesariamente. Hay momentos en
los que sí será necesario hablar la verdad mala de alguien, cuando se trata de
defender la verdad y atacar herejías. En la Biblia hay ejemplos de esto. Sin
embargo, si no es necesario decir algo, lo mejor y amoroso es no decirlo.
- Anima en público a tus hermanos en la fe compartiendo palabras esperanzadoras
regularmente. No sólo hay que enseñar doctrina en Internet, defender la verdad y
confrontar, sino que también hay que animar a los otros cristianos a perseverar y
confiar cada día más en Dios. Nunca sabes todas las situaciones difíciles que
atraviesan tus contactos y amigos en las redes sociales, pero sí puedes saber que
todos necesitan ser animados de vez en cuando. “… Animaos unos a otros” (1
Tesalonicenses 5:11).
Por supuesto, tratar al prójimo en las redes sociales como quieres ser tratado
implica muchas cosas más que estas tres que mencioné y lo que he hablado a lo
largo de este ebook, pero esas te las dejo a ti para que las pienses y conozcas por ti
mismo.
Preguntas para discusión y reflexión.
1. ¿Qué responderías a alguien que te dijera que usar las redes sociales para la
gloria de Dios consiste únicamente en compartir versículos y contenido edificante?
2. “Es posible amar más ser conocidos por hablar de Dios, que lo que amamos a
Dios”. ¿Cuál es la diferencia? ¿Cómo conocer esto debe afectar la forma en que
usas las redes sociales?
3. ¿Por qué es importante buscar ser bíblicamente correctos en lo que hagamos en
Internet? ¿Dios sería glorificado si no buscamos apegarnos a Su Palabra en la
forma en que hablamos y actuamos?
4. ¿Cuál de las exhortaciones dadas en la última parte de este capítulo te confrontó
más? ¿Por qué?

Epílogo: 15 Resoluciones al usar las
redes sociales.
Una de las razones por las que naciste el día en que naciste, es para usar las redes
sociales para la gloria de Dios. Eso es algo que quiero que recuerdes. Dios nos ha
dado redes sociales para usarlas como un megáfono al proclamar que Él es más
valioso que todo lo demás.
Es mi deseo y oración que tú y yo demos frutos de justicia dentro y fuera de
Internet.
Para terminar, quiero compartir contigo mis resoluciones al usar las redes sociales,
algunas de las cuales están inspiradas en las famosas resoluciones del teólogo
Jonathan Edwards. Te invito a hacerlas tuyas y usar las redes sociales para
glorificar a Dios.
1. Resuelvo no darle a las redes sociales más importancia de la que merecen.
Quiero usarlas de tal manera, que cuando Jesús regrese no me pregunte por qué
estuve tanto tiempo en Facebook y tan poco tiempo estudiando la Palabra de Dios y
orando.
2. Resuelvo contar hasta diez y pensar antes de publicar o compartir algo en las
redes sociales.
3. Resuelvo examinar mi corazón periódicamente con respecto a mis motivos para
usar las redes sociales, publicar lo que publico en ellas, y cómo estas me afectan. Y
si Dios me muestra que algo está mal en mí, correr a los pies de Cristo,
arrepentirme de inmediato y aprender la lección, para que cuando muera o Jesús
regrese, por la gracia de Dios no sea encontrada ninguna negligencia en mí en
relación a las redes sociales.
4. Resuelvo recordar con frecuencia que los números en las redes sociales no
miden realmente mi influencia y tampoco me dan mi identidad.
5. Resuelvo procurar tomar por lo menos un día a la semana, durante el resto de mi
vida, si es posible, para apartarme por completo de las redes sociales, ya que eso
me ayuda a usarlas con más sabiduría y más confianza en Dios gracias a Sus
promesas en Su palabra y la extraordinaria ayuda del Espíritu Santo.
6. Resuelvo que hasta el día de mi muerte procuraré ser bíblicamente correcto a la
hora de hablar en Internet sobre Dios o algo relacionado a mi fe.
7. Resuelvo pedir disculpas públicamente en Internet y corregir mis errores, cuando
vea que algo que hablé anteriormente sobre Dios o mi fe no era correcto
bíblicamente.
8. Resuelvo amar a mi prójimo en las redes sociales con todo lo que eso implica,
aunque parezca complicado o difícil, descansando en la gracia de Dios.
9. Resuelvo huir de los chismes, las conversaciones vanas y las diputas innecesarias
en las redes sociales, a fin de no distraerme de lo que más importa.
10. Resuelvo ser lento para juzgar y no creer todo lo que vea en las redes sociales.
11. Resuelvo ser cuidadoso con quien sigo y con quien tengo como "amigo" en
Facebook.
12. Resuelvo no permitir que las redes sociales me alejen de la gente que está cerca
de mí y me importa.
13. Resuelvo mostrar en mis perfiles sociales que Dios vale más que cualquier otra
cosa, con mis palabras adornadas con mi conducta.
14. Tomo la resolución de investigar periódicamente, si he actuado en las redes
sociales de la mejor manera que podía hacerlo.
15. Resuelvo usar las redes sociales y obrar en ellas tal como hubiera deseado
hacerlo cuando me muera o Jesús regrese.
Agradecimientos
A Dios primeramente, y luego a mi amada Arianny Parabacuto. Soy muy bendecido
al tenerla en mi vida y ha sido una ayuda y compañera fantástica. Sin su apoyo, sus
oraciones y su ayuda, este ebook seguramente jamás se habría terminado y no lo
estarías leyendo. Gracias por tanto, Ari.
También agradezco a mis padres por su apoyo, y a todas las personas que me leen
en Internet y han apoyado este ministerio tanto dentro como fuera de la web.


Sobre el autor
Josué Barrios, es un blogger cristiano, en español, y está apasionado con la
predicación del evangelio; dentro y fuera de la web. Estudia comunicación social,
vive en Mérida, Venezuela, y cree que la mejor forma de ver las películas de Star
Wars es según el orden en que fueron estrenadas originalmente.
Puedes leer a Josué en josuebarrios.com y seguirlo en Twitter, Facebook y
Google+.

[1] Esta es una frase muy clave en el ministerio de John Piper. La suele repetir en libros y en sermones.
[2] Estas resoluciones ya las he compartido previamente en mi blog. Puedes leerlas en
http://josuebarrios.com/resoluciones-redes-sociales/
[3] En esta parte del primer capítulo NO digo lo que hablan algunas personas al decir que “los cristianos
debemos vivir como hijos del rey de reyes”, refiriéndose a que los cristianos deben vivir con lujos, sonrisas
perfectas, mucho dinero, popularidad, éxito terrenal y cosas así. Estoy en contra de ese pensamiento y digo todo
lo contario. Simplemente que para los verdaderos hijos de Dios, Él es más que suficiente. Creo que esto queda
claro en el resto del capítulo si se lee con cuidado, pero decido añadir esta nota para aclararlo de forma directa
y aparte del contenido del capítulo. Esta parte del primer capítulo es una extensión de un artículo en mi blog:
http://josuebarrios.com/los-hijos-de-dios-no-actuan-como-huerfanos-en-facebook/
[4] En mi blog publiqué hace meses un post titulado “La historia de cómo y por qué dejé de decir palabrotas”. En
ese post relato cómo dejé de decir malas palabras dentro y fuera de Internet. Puedes leerlo aquí:
http://josuebarrios.com/la-historia-de-como-deje-de-decir-palabrotas/
[5] El blogger cristiano Tim Challies tiene un excelente artículo en su blog sobre el humblebrag:
http://www.challies.com/articles/the-art-and-science-of-the-humblebrag
[6] Sobre esto hablo de manera un poco más extensa en mi breve post “3 cosas que tu perfil en Facebook dice de
ti (y que tal vez no conoces)”. http://josuebarrios.com/tu-perfil-en-facebook-dice-de-ti/
[7] Pascal, Blas. Una mente encendida (Miami, Florida: Patmos, 2009), p. 90.
[8] Íbid., p. 54.
[9] Mullins, Justin. ¿Puede Facebook entristecernos? (BBC Mundo, 2014).
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/07/140711_vert_fut_finde_facebook_tristeza_mz.shtml Consultado el
22 de julio de 2014.
[10] Ibid.
[11] Foster Wallace, David. In his own words. http://moreintelligentlife.com/story/david-foster-wallace-in-his-
own-words (Consultado el 15-04-2014)
[12] Keller, Timothy. Center Church (Zondervan, 2012), posición 1083 en Kindle.
[13] Sobre esto hablé por primera vez en mi blog post “Si Jesús tuviera tuviera Twitter”. http://josuebarrios.com/si-
jesus-tuviera-twitter/
[14] Puedes leer el artículo publicado aquí: http://josuebarrios.com/consejos-cristianos-redes-sociales/
[15] Piper, John. Sed de Dios (España: Andamio, 2011), p. 36.
[16] Piper, John. Preparing For Marriage: Help for Christian Couples (Desiring God, 2012), p. 10. Puedes
descargar este ebook gratis en: http://www.desiringgod.org/books/preparing-for-marriage
[17] Sed de Dios, p. 50. Esta tesis es de un valor inmenso en el tratamiento de toda la cuestión del propósito de
la redención y la adoración.
[18] Ibid.
[19] Sobre esto he hablado anteriormente en mi artículo “Si seguir a Jesús es ser religioso…” Pueden leerlo en
http://josuebarrios.com/seguir-jesus-religioso/
[20] Sobre esto he hablado anteriormente en mi post “¿Estás insultando a Dios con tu servicio?” Puedes leerlo en
http://josuebarrios.com/insultando-dios-servicio/
[21] Carson, D.A. Memoirs of an Ordinary Pastor: The Life and Reflections of Don Carson (Illinois: Crossways
Books, 2008), p. 131.
[22] En mi blog post “Alerta: No confundas esto con unción” hablo sobre cómo la gente suele confundir con
unción muchas cosas. Puedes leer el post aquí: http://josuebarrios.com/alerta-no-confundas-esto-con-uncion/
[23] Sproul, R.C. Does Prayer Change Things? (Orlando: Reformation Trust, 2009), posición 119 en Kindle.

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