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10 de septiembre de 2004
http://www.unav.es/gep/JornadaArgentinaHynes.html
Catalina Hynes
(catyhynes@hotmail.com)
1. Introducción
2. Verdad y límite
Este texto de Quine tiene fuertes resonancias de William James3 y nos señala
que la ciencia es producto tanto de la fuerza externa— que podríamos denominar
la "presión de los hechos" o adecuación empírica— como de las fuerzas internas
del conservadurismo (perturbar el sistema lo menos posible) y la simplicidad.
La amplia libertad de juego de estas dos últimas es la responsable, en última
instancia, de que los enunciados no tengan significado empírico tomados
aisladamente sino sólo en conjunto. Si bien Quine se retractó parcialmente de este
excesivo holismo, siempre conservó esta visión de la ciencia. Pero no ofrece una
definición ajustada de lo que debe entenderse por cada una de estas fuerzas. Es
por ello que Creath introduce fácilmente una definición de límite para teorías
sucesivas utilizando el concepto quineano —apenas caracterizado— de
conservadurismo (CREATH, 1998: 109-112):
Una Teoría T es el límite de una secuencia de teorías si para cualquier teoría T’,
con T de T’, llega un punto tal en la secuencia que para cualquier teoría T’’
posterior en la secuencia, T’’ es una modificación más conservadora que T de lo
que T’ es con respecto a T.
3. Verdad y unicidad
al principio pueden obtener resultados distintos, pero, a medida que cada uno
perfecciona su método y sus procedimientos, se encuentran con que los
resultados convergen ineludiblemente hacia un centro de destino. Así con toda la
investigación científica (...) Esta enorme esperanza se encarna en el concepto de
verdad y realidad (PEIRCE, 1878: nº 20).
Y aun pasando por alto todos esos defectos7, identificando la verdad, un tanto
imaginativamente, con el resultado ideal de la aplicación correcta del método
científico a la entera futura totalidad de las irritaciones superficiales, seguirá siendo
deficiente la atribución de unicidad ("el resultado ideal"). Porque, como se ha dicho
antes, no tenemos razón alguna para suponer que las irritaciones de la superficie
sensible humana, aunque sea considerándolas por toda la eternidad, sean
susceptibles de una sistematización científicamente mejor o más simple que todas
las demás posibles (QUINE, 1960: 37).
Esto es así, según Quine, porque las asignaciones de verdad sólo tienen
sentido intrateoréticamente. únicamente desde el seno de una teoría podemos
decidir si una sentencia dada es verdadera o falsa. Si esa teoría no está disponible
para nosotros ¿cómo podríamos decidir en los casos concretos? El caso es que
aceptar que la verdad está al final de la investigación parece dejarnos sin poder
juzgar aquí y ahora sobre las verdades expresadas por las sentencias particulares.
Tal vez Peirce no tendría problemas en admitir esta lectura, aunque no como
una objeción sino como una ilustración de su propio punto de vista. En la carta a
Lady Welby del 23 de diciembre de 1908 vimos las reservas de Peirce con
respecto a la posibilidad de conocer infaliblemente que hay una verdad. Susan
Haack nos recuerda que "Peirce escribe a veces como si la ciencia alcanzara
finalmente la verdad; otras veces muestra menos confianza" (HAACK, 2001: 34).
De todas maneras, el aprecio peirceano por los métodos científicos (fidelidad a los
hechos) antes que por los resultados (la teoría), permitiría —según creo— hablar
de verdad con independencia de las teorías concretas.
4. Conclusiones
Que se pueda ser al mismo tiempo falibilista y antiescéptico es, tal vez, la intuición
fundamental del pragmatismo norteamericano. Quizás un equilibrio de este tipo
pueda parecer frágil (algunos dirán imposible), pero representa la situación en que
vivimos (PUTNAM, 1992: 36).
Siendo esto así, hay muchas razones para llamar pragmatista a Quine, puesto
que toda su epistemología podría leerse desde esta intuición fundamental. De
modo que si hay aquí problemas, que los hay, sin lugar a dudas recaen también
sobre las propuestas de Quine.
Notas
2. Angel M. Faerna parece ser de la misma opinión cuando dice: "el propósito
último de su "definición" parece ser desviar nuestro interés de la cuestión
abstracta "qué es la verdad" hacia las investigaciones empíricas concretas, ligadas
a contextos definidos, en que preguntamos "cuál es la verdad", esto es, qué
debemos creer a propósito de esto o aquello, cómo fijar nuestra creencia"
(FAERNA, 2001: 183).
Bibliografía
JAMES, W., Pragmatism. A New Name for Some Old Ways of Thinking,
Longmans, Green, and Co., New York, 1907.
QUINE, W. V. O., Word and Object, MIT, Cambridge (Mass.), 1960 (Palabra
y Objeto, traducción castellana de Manuel Sacristán, Labor, Barcelona,
1968).
QUINE, W. V. O., Theories and Things, Harvard UP, Cambridge Mass. and
London, 1981 (Teorías y Cosas, traducción castellana de Antonio Zirión,
UNAM, México, 1986).