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La Purificación

Emil Núñez

LA PURIFICACIÓN

Cómo Purificarse

Los Mensajes del reino de Dios para la preparación de la


lluvia tardía.

Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú

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La Purificación

N· 2011 - 15653

ISBN: 978–612–00–0749-5

Quedan rigurosamente prohibidas sin la autorización escrita de los


titulares copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la
reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o
procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento
informático, así como la distribución de ejemplares de la misma
mediante alquiler o préstamo públicos.

Título original: La Purificación


Diseño de la cubierta: Edenson Cerna
Colaboradores: Joaquín Morón, Ronald Cerna.
Impreso en Perú

Se terminó de imprimir el 14 de agosto del 2011, en IMAGEN


VISIÓN, Jr. Puno N· 409 – Lima (Perú).

Copyright © 2011 por Emil Nuñez Rojas


Lurigancho Chosica - Ñaña – La Era mzE – lte 1-C
noverbal@hotmail.com

Todos los derechos reservados

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La Purificación

Estos son los mensajes de Dios para toda


alma sedienta del amor de Cristo que está
dispuesta abrir con sinceridad su corazón a Él y
a permanecer en Él. Humanamente no tengo
ningún valor delante de nuestro Señor entre los
hombres para ser merecedor de esta luz. Por
ahora solo he sido hecho un atalaya de Cristo
gracias a su preciosa sangre, su amor y su
misericordia para conmigo y para con sus hijos.
Con tanta insistencia de parte de Dios sobre mi
persona ha sido terminada esta obra... ¡He aquí
tu obra Señor! ...Doy testimonio de esto último
por sus palabras escritas en la introducción de
este libro.

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La Purificación

Agradezco en particular a algunas personas


a quienes Dios mismo les puso en este camino
para revisar en forma minuciosa este escrito. En
especial a Ronald Cerna y Joaquín Morón. De
una forma más especial a mi madre con quien he
compartido cada luz del Señor, por su cariño y
apoyo allí donde era debidamente necesario.

Introducción
No esperes mas, ni te detengas en predicar el mensaje
de la preparación para los tiempos de refrigerio, porque es

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La Purificación

un mensaje urgente.

Si alguien entendiere esto y lo aceptare en su corazón,


para ponerlo por obra, aun no siendo que tenga un vasto
conocimiento en la Biblia; el Espíritu Santo le ayudará a
impartir el mensaje a su compañero más cercano, de cómo
purificar su vida.

Y si hallares sólo una o pocas personas por el camino


donde el Señor te guiare, a ellos enséñales. No esperes en
llenar una sala con muchas personas; y los que aprenden,
no esperen en poseer vasto conocimiento de la Biblia, sólo
necesitan comprender cómo arar vuestro campo.

Así también ha sido escrito por el profeta Malaquías:

“Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a


su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro
de memoria delante de Él para los que temen a Jehová, y
para los que piensan en su nombre” (Malaquías 3:16).*

*
Todas las referencias bíblicas son citadas de la versión Reina
Valera de 1960, cualquier otra versión de la Biblia, se hará la cita
correspondiente.
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¡Despreciado y desechado entre los hombres, varón de
dolores, experimentado en quebranto; y como que
escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no lo
estimamos!

¡Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió


nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por
herido de Dios y abatido!

¡Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por


nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y
por su llaga fuimos nosotros curados!

¡Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada


cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en Él el
pecado de todos nosotros!

¡Angustiado Él, y afligido, no abrió su boca; como


cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de
sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca!

(Isaías 53:3-7)
La Purificación

ÍNDICE

APOSTASÍA Y PURIFICACIÓN

1. La Apostasía................................................................. 10

2. Las fiestas solemnes ..................................................... 75

3. Las siete columnas ..................................................... 100

4. Porque la verdad es Cristo ....................................... 118

5. La parábola del sembrador ...................................... 128

6. El día de la aflicción .................................................. 137

CÓMO PURIFICARSE

7. El mensaje del primer ángel ..................................... 171

8. El mensaje del segundo ángel ................................... 254

9. El mensaje del tercer ángel ....................................... 284

10. Las tentaciones del Diablo ...................................... 301

11. Orad por la lluvia tardía ......................................... 315

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La Purificación

APOSTASÍA Y
PURIFICACIÓN

“No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías.


Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:19-21).

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La Purificación

Capítulo 1

LA APOSTASÍA
“La fuerza del mundo llamado vanidad”

“Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que
no ven, vean, y los que ven, sean cegados” (Juan 9:39).

En nuestros tiempos en las iglesias del Señor ya se


puede notar ansiedad materialista e hipocresía espiritual.
Nuestra sociedad contemporánea se está volviendo cada
vez más materialista. Están subordinados por pensamientos
comunes como estos: “El cambio de mi apariencia física,
de mi status social, intelectual o económico deben cambiar
el rumbo de mi vida”.

En la sociedad de una iglesia materialista, la gente está


preocupada por los frutos y los resultados, antes que el
cambio de corazón que produce los resultados. Los himnos
son cantados con mucha rapidez, a causa de su estrés. Este
es uno de los efectos de la ansiedad, por satisfacer sus
necesidades materiales.

Algunos llamados cristianos, están buscando filosofías


humanas que circulan por el mundo, para formar su propia
ética, en lugar de escudriñar lo que el Señor mismo dice en
la Biblia. Esperan ser bendecidos a través de la obediencia
superficial, la organización, el control, el respeto forzado,
la predicación del evangelio, el número de almas para el
bautismo y la dadivosidad. Sin experimentar ningún
cambio real en el corazón. Todo lo que se hace es sólo por
cumplir el requisito eclesiástico o por callar la voz de la
conciencia. Es decir, sólo por ansiedad materialista.
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La Purificación

Oran para ser motivados a predicar el evangelio o


buscan “remedios” sólo para combatir la “enfermedad”,
antes que el mal espiritual. Muchos hogares cristianos se
hallan sólo en la búsqueda de comodidad financiera y
“bendición familiar”.

Por otro lado, la teología está afanada en la búsqueda


de nuevas ideas para su propia vanagloria; están
sumergidos en la investigación sintáctica, en los términos
de los idiomas de la Biblia. Pero ¿Cuánto están avanzando
en la investigación del verdadero camino de salvación?
Exponen en qué consiste el plan de salvación de Cristo,
en lugar de mostrar el verdadero camino para llegar a
Cristo. Y esa es la razón de porque las almas de las “pobres
ovejas” han sido descuidadas y la oscuridad del
materialismo va cada vez más en aumento. Complacencias
de placeres, egoísmo, hipocresía, orgullo, soberbias,
búsqueda de lujurias, lascivias, hedonismo y comodidades
se ven por todas partes.
Buscan estar en la “onda” de la sociedad del
conocimiento de este mundo, del nivel académico y la
reputación y el honor que el mundo les da. Y a los deseos
carnales que la Palabra de Dios los presenta como pecado,
les llaman necesidades sanas y normales que requieren ser
justificadas.

¿Por qué hemos venido a parar en el mismo camino de


la de objetividad del mundo? ¿Por qué hemos hecho de las
ansiedades de este mundo nuestras ansiedades? Es porque
la fe ha muerto.

Puesto que el pecado entró en el mundo por Adán (Ro


5:12), todo hombre tiende al pecado (Ec 7:20) y por lo

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La Purificación

tanto a la apostasía. La apostasía es el abandono de la fe,


que nace una vez que el hombre está en pecado. Sin
embargo, sólo podemos vivir en la fe, cuando andamos en
el Espíritu del Señor.

Podemos ir a la iglesia a sentarnos y escuchar


sermones, cantar himnos o podemos poseer un amplio
conocimiento de las Escrituras. Podemos tener rigor en la
investigación teológica, o incluso ser celosos vigilantes de
las doctrinas y de la administración de la iglesia. Además
podemos ser muy amables con todo el mundo y dadivosos.
Pero si no conocemos al Señor en el corazón, sino
andamos en la fe de Jesús, mediante el Espíritu Santo.
Entonces, nos dejamos llevar por las fuerzas que nos
conducen a la apostasía. Es decir, por la corriente de los
deseos de la carne.

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en


Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al
Espíritu” (Romanos 8:1).

Si no vivimos en la fe de Jesús, no podemos recibir su


testimonio, sino nuestro propio testimonio. Esto es lo que
pensamos, planificamos, hablamos y vivimos, esto es sólo
lo que vemos y no los propósitos o la voluntad del Señor
en nosotros. En cambio, si queremos ser salvos, nos
corresponde vivir en el testimonio de Jesús, por medio del
Espíritu Santo, ya que Jesús no acepta nuestro testimonio,
porque es consecuencia del pecado.

“Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; mas digo esto,


para que vosotros seáis salvos” (Juan 5:34).

El camino correcto para recibir el Espíritu de Dios y no


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La Purificación

ser dominados por la fuerza de la apostasía, es dedicar


nuestro corazón a Cristo cada día, para que Él nos limpie
de todo pecado, de todo mal hábito que controla nuestra
“carne”. Cuando hacemos esto, el Espíritu de Dios nos trae
un don, para que a través de este don, andemos en el
testimonio de Jesús. Esto sucede en muchas personas
después del bautismo, porque dedicaron con sinceridad su
corazón a Dios.

Pero, debido a que la carne es débil, el hombre tiende a


caer en pecado nuevamente. Por esta razón se necesita de
una limpieza continua; una purificación, hasta eliminar
toda tentación que le obstaculiza crecer, para alcanzar la
imagen de nuestro Salvador. Así es como nacemos de Dios
y crecemos en Él y si esto hacemos ya no pecamos, porque
la Palabra de Dios que es la semilla o la simiente
implantada en nuestro corazón, por medio del Espíritu
Santo, permanecerá siempre en nuestros corazones (1Jn
3:9).

Desde luego, hay cosas prácticas que deberíamos ver


con urgencia. Pero antes será necesario analizar un tanto en
qué consistió la apostasía de Israel y Judá, del cual habla el
libro de Jeremías, en especial en los capítulos 2 y 3. Pero
antes, veremos algunas definiciones de términos que están
vinculados con el tema de la apostasía. Por tal razón
recomiendo al lector tener un poco de paciencia, para
empezar a profundizar en el tema de la apostasía.

El desvío de nuestro camino a Cristo empieza al inicio.


Cuando conocemos por primera vez al Señor, el nos ofrece
su yugo y su carga. Son dos términos que al principio
tardamos en entender debido a la falta de sinceridad en

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La Purificación

nuestros corazones de querer ser sus verdaderos discípulos.


Muchos nunca lo entendieron. Otros lo entendieron pero al
igual que el pueblo de Israel y Judá abandonaron el yugo y
la carga del Señor.

El yugo y la carga del Señor


Los pueblos, Israel y Judá, decidieron servir a Jehová,
aún cuando estaban en el desierto. Junto a la decisión de
Josué de servir a Dios, ellos también decidieron servirle y
renunciar a otros dioses. Decidieron someterse a la
voluntad de Dios, es decir tomaron su yugo.

“Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis;


si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al
otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis;
pero yo y mi casa serviremos a Jehová. Entonces el pueblo respondió y
dijo: Nunca tal acontezca, que dejemos a Jehová para servir a otros
dioses; porque Jehová nuestro Dios es el que nos sacó a nosotros y a
nuestros padres de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre; el que
ha hecho estas grandes señales, y nos ha guardado por todo el camino
por donde hemos andado, y en todos los pueblos por entre los cuales
pasamos” (Josué 24:15-17).

El “estar bajo un yugo” significa ser sumisos a la


voluntad o la dirección de alguien (Sal 2:3). En cambio la
palabra “carga” se refiere, tanto al pecado como a los
mandamientos o cualquier responsabilidad que se impone
sobre el hombre, para que lo cumpla por sí mismo, sin la
intervención divina (Sal 38:4; 66:11; 73:16; 81:6; Hch
15:28; Ap 2:24).

Tanto el “yugo” como la “carga” pesan sobre una


persona. Los pecados, las preocupaciones y los afanes, son
cargas pesadas, cuando uno los lleva por sí mismo.
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La Purificación

Algunas personas llevan estas cargas e incluso las


acumulan. Pero llevar el yugo voluntad de Dios bajo un
sentido, “que se haga Señor tu voluntad como Tú quieres”,
esto posee un peso insignificante en comparación con el
yugo de hacer la voluntad de Dios por sí mismo. Éste
último nos aumentaría la carga, porque la voluntad de Dios
o su verdad, descubrirían en nuestro corazón cada vez más
nuevos pecados.

Para el pueblo de Dios, llevar su ley o su voluntad,


revelaba una práctica de vida, que les fue dado como un
yugo, el cual les conduciría a la fe en Cristo y no una carga
que tenían que valerse por si solos para cumplirla. La ley
por sí misma, sólo tenía por propósito señalarles sus
pecados, desenterrando errores que uno mismo no podía
ver. La ley o la voluntad revelada de Dios, es como un
espejo, donde nos miramos para mejorar nuestra imagen,
respecto a la imagen de Cristo. Para mejorar nuestro
carácter observando el carácter de Cristo (Santiago 1:22-
25; 2 Co 3:18).

Cuando los ojos de Israel fueran abiertos para ver el


amor del Padre, al dar a su Hijo en sacrificio por sus
pecados, mientras pusieran sus manos para dejar sus
pecados sobre los animales de sacrificio; ellos por fe
encontrarían su deleite en hacer la voluntad de Dios (Sal
40:8). Sólo bajo ésta perspectiva se podrá obedecer los
mandamientos y vivir.

“Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado


difícil para ti, ni está lejos. No está en el cielo, para que digas: ¿Quién
subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo
cumplamos? Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién
pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a

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La Purificación

fin de que lo cumplamos? Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu


boca y en tu corazón, para que la cumplas” (Deuteronomio 30:11-14).

Debían comprender, que sólo dejando con sinceridad y


con fe sus cargas de pecados al Hijo de Dios, quien estaba
destinado a morir por ellos, aunque solo lo comprendieran
simbólicamente, a través de sacrificios; ellos podrían ser
libres del pecado. De ese modo el yugo o la carga de servir
a Dios, cumpliendo sus mandamientos, no era un asunto
difícil, al contrario, era agradable.

Debían entender que la ley les conducía a Cristo.


Acerca de esto, Cristo mismo les dijo: “Llevad mi yugo
sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras
almas; porque mi yugo (mi voluntad) es fácil, y ligera mi
carga (mis mandamientos)” (Mateo 11:29-30).

Sin embargo, sólo después de la muerte de Cristo quedó


revelado con mayor claridad a muchos, el propósito de la
ley, la cual conducía a dejar nuestras cargas en Cristo, para
someternos al yugo voluntad de Dios. Como dice Pablo:

“Pero antes que viniese la fe, estábamos custodiados bajo la ley,


reservados para la fe que había de ser revelada” (Gálatas 3:23).

O como dice en la Nueva Versión Internacional (NVI):

“Antes de venir esta fe, la ley nos tenía presos, encerrados hasta
que la fe se revelara” (Gálatas 3:23).

No pasó mucho tiempo desde que llegaron a la tierra


prometida, hasta que las prácticas continuas de las lujurias
de sus vecinos, fueran también practica para ellos (2 Cr

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La Purificación

36:14), de modo que sus fuerzas de seguir luchando contra


los deseos de la carne y de seguir bajo el yugo voluntad de
Dios, se fue debilitando. Por lo contrario se sometieron y
se aferraron al yugo de las lujurias de la carne,
renunciando así al yugo voluntad de Dios que se les
habían dado.

“Porque desde muy atrás rompiste tu yugo y tus ataduras, y


dijiste: No serviré. Con todo eso, sobre todo collado alto y debajo de
todo árbol frondoso te echabas como ramera” (Jeremías 2:20).

Cuando el hombre renuncia al yugo voluntad de Dios,


no abandona el pecado, esto implica no dejarse conducir
por la voluntad de Dios. Y por supuesto que cualquier otro
yugo, que viene de la carne, le será difícil llevar.

Otro yugo que no es de la voluntad de Dios, es


llamado en el libro de Jeremías, vanidad, que es el estado
o el escenario que nos presenta las intensiones de la carne,
como una imagen de algo que es ilusoria, engañosa e irreal
a fin de conducirnos y controlarnos.

“Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias; mas yo en


Jehová he esperado” (Salmo 31:6).

“Los que siguen vanidades ilusorias, su misericordia abandonan”


(Jonás 2:8).

“¡Ay de los que arrastran iniquidad con cuerdas de mentira, y el


pecado con sogas de carreta!” (NVI, Isaías 5:18).

En el libro de Jeremías se define el estado vanidad,


como una realidad vacía o sin fundamento. Es decir, una
ilusión, donde el hombre renuncia a esto (vanidad), y se
aferra a la verdad.
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La Purificación

“Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres,


que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos?”
(Jeremías 2:5).

“Dos son los pecados que ha cometido mi pueblo: Me han


abandonado a mí, fuente de agua viva, y han cavado sus propias
cisternas, cisternas rotas que no retienen agua” (NVI, Jeremías
2:13).

O sea, pasamos del estado “fuente de agua viva”, que


sólo la hallamos mientras estamos bajo la voluntad de
Dios, al estado “cisternas rotas que no tienen agua”. Estas
son las que hallamos en el mundo de la vanidad. La
siguiente declaración define vanidad como la falta de
realidad, de verdad, de valor o de seguridad que por lo
contrario la hallamos sólo en Dios.

“¿Hay alguna nación que haya cambiado de dioses, a pesar de que


no son dioses? ¡Pues mi pueblo ha cambiado al que es su gloria, por lo
que no sirve para nada!” (NVI, Jeremías 2:11).

“Ciertamente vanidad son los collados, y el bullicio sobre los


montes; ciertamente en Jehová nuestro Dios está la salvación de Israel”
(Jeremías 3:23).

En realidad, el estado de la vanidad, es aquel donde nos


hallamos tan pronto como le damos la espalda a la verdad.
Aquella verdad de Dios que puede definirse como el
camino justo y verdadero, que Dios hace de nuestra vida
(Ap 15:3) un camino de acuerdo a su voluntad (1 Pe 4:2;
1 Jn 2:17). La adquirimos tal cual es, sincerándonos, al
dejar tal como está nuestro corazón, dispuesto al poder
transformador de Dios. Sin dejar nada oculto ante su
voluntad. Es así como iniciamos nuestro camino hacia el
mundo de la fe o de la voluntad de Dios.

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La Purificación

Por lo contrario, el camino en el estado vanidad, inicia


cuando nos engañamos a nosotros mismos, al decidir
esconder de la presencia del que todo lo ve, nuestras
debilidades. Desde aquel instante estamos en el lado del
engaño.

Por lo tanto, según Jeremías, existen dos estados por el


que podemos decidir. Debido a la relación compleja que
guardan entre si estos principios, que son afirmaciones
bíblicas, las cuales presentaré en la forma de premisas. Y
ésta última afirmación será nuestra primera premisa.

Existen según Jeremías dos estados de la vida: El


primero de ellos es la vanidad, la que nos conduce al
engaño (premisa 4a) y el segundo es la voluntad de Dios o
el camino de la fe, la cual nos conduce hacia la verdad
(premisa 2) y a los frutos de esa ver…….........................(1)

La apostasía de Israel y Judá

La palabra apostasía es traducida del hebreo


“hb'Wvm.” (meshubah) que también significa rebeldía,
infidelidad o el carácter propio de alguien que vuelve a
atrás (o retrocede al mundo, del camino de la fe de Dios),
(NIDOTTE, 2:1121).

Concretamente ha sido usada para referirse a la


apostasía de Israel y de Judá (Jer 2:19; 3:22). De la misma
raíz se deriva la palabra apóstata en Jeremías 2:19; 3:6,
11, 12; 8:5. La palabra apostasía ha sido traducida bajo la
forma griega de “αποστασiαν” como una decisión y como
la acción misma de “volverse atrás” (Hechos 21:21), que
significa literalmente “abandonar un estado de vida”
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La Purificación

“desertar de la misión o del yugo” o “abandonar la posta”.

“Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que


se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos?”
(Jeremías 2:5).

Esta última palabra (apostasía) sugiere una figura,


como la de un corredor de postas, que se halla en medio de
una olimpiada, donde hay muchos espectadores, y que
debe luchar y correr por alcanzar el blanco y por el camino

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La Purificación

se cansan de llevar la posta, la deja y prefiere en lugar de


eso conformarse con ser sólo un simple espectador de la
carrera.

Si bien, no se trata de algún cristiano que caiga en


algún pecado. Sin embargo, se trata tanto del estado donde
el profesante cristiano cae en completa oscuridad o
inconsciencia frente al llamado a reconocer la verdad de
Dios (Jer 7:28; 5:1-4; 8:6) como la fuerza que lleva en
acción a dicho estado (2 Ts 2:7).

Entonces, no sólo es la acción del retroceso, sino


también el resultado final de esa acción. De acuerdo a esto,
puede decirse por ejemplo de una persona o de una
congregación que está bajo la acción de la apostasía, pero
no necesariamente en apostasía. Pues el estar en apostasía
indica estar en un estado final de la percepción de la luz,
cuando la verdad en la conciencia del apóstata ha muerto.
Como dice Pablo, tiene la conciencia “cauterizada” (1 Ti
4:2).

Desde luego, no se puede precisar la fecha del inicio de


la apostasía en el antiguo pueblo de Dios. Pero si de su
aproximación o acercamiento. Pablo en la época apostólica
profetizó acerca de su proximidad (2 Ts 2:3,5-7; Hch
20:30; 1 Ti 4:1-5; 2 Ti 4:3-4).

Entonces, cuando hablamos de apostasía no nos


referimos a la tendencia de ser desobedientes, sino a un
retroceso en la fe y este retroceso implica una renuncia a la
lucha por permanecer en los mandamientos de Dios, en la
voluntad de Dios, o peor aún, una renuncia a luchar por
disponer nuestro corazón en todo tiempo a la voluntad de

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La Purificación

Dios.
Desde que salieron de Egipto (el pueblo de Israel), tal
indisposición hacia la obediencia divina era notoria, tal
como se ven en los siguientes textos:

“Acuérdate, no olvides que has provocado la ira de Jehová tu Dios


en el desierto; desde el día que saliste de la tierra de Egipto, hasta que
entrasteis en este lugar, habéis sido rebeldes a Jehová” (Deuteronomio
9 :7 ).

“¡Desde que los conozco han sido rebeldes al SEÑOR!” (NVI,


Deuteronomio 9:24).

La palabra “rebeldes” (“mamrim” en hebreo) que se


hallan en estos dos textos, y es sinónimo de desobediente (a
los mandamientos de Dios) como tendencia insistente
carnal, más que sólo un adjetivo pasajero (NIDOTTE, 2:1100).
Moisés se dio cuenta de esta tendencia, por lo que antes de
su muerte les dijo:
“Pues sé cuán tercos y rebeldes son. Si fueron rebeldes contra el
SEÑOR mientras viví con ustedes, ¡cuánto más lo serán después de mi
muerte!” (NVI, Deuteronomio 31:27).

Pero esta tendencia a la rebeldía aumentó conforme a la


práctica de los pecados de las naciones (Israel y Judá) y de
los líderes (reyes, sacerdotes y falsos profetas) que hicieron
pecar al pueblo, también aumentaron tal como se menciona
en el libro de Jeremías (Jer 8:10; 2:8; 5:31). En la época de
Jeremías entre los años 519 a 188 a.C. El Señor vuelve a
repetir la misma declaración que dijo antes: Pues la
rebeldía del pueblo de Dios sucedió desde que salieron de
Egipto.
“Por cuanto han hecho lo malo ante mis ojos, y me han provocado
a ira, desde el día que sus padres salieron de Egipto hasta hoy” (2
19
La Purificación

Reyes 21:15).
Cuando la conciencia de ellos, producto de la
continuidad en las prácticas concupiscentes, se hizo
imperceptible a la verdad, vino sobre ellos la posesión de
Babilonia en el año 589 o 588 a.C. (Jer 7:24; 7:28; 9:3).
Fue por esta misma tendencia a ser desobedientes
(“mamrim”), que eligieron el gobierno de un rey humano,
antes que el gobierno de Dios y fue esta la causa de su
apostasía, porque “fueron hacia atrás y no hacia delante”
(Jer 7:24b).

Por encima de cada rey gobernó la vanidad. Estos


retrocesos fueron para cada cual diferentes. Primero cayó
Israel, que se hallaba al norte de Palestina. Fue desviada
por ilusión de la idolatría de una nueva religión (1R 12:25-
33), fundada por Jeroboam, el primer rey:

“Me dijo Jehová en días del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho
la rebelde Israel? Ella se va sobre todo monte alto y debajo de todo
árbol frondoso, y allí fornica. Y dije: Después de hacer todo esto, se
volverá a mí; pero no se volvió, y lo vio su hermana la rebelde Judá”
(Jeremías 3:6-7).

Y luego imitando la moda de la idolatría, en la que


había entrado Israel, la siguió Judá.

“Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel, yo la había


despedido y dado carta de repudio; pero no tuvo temor la rebelde Judá
su hermana, sino que también fue ella y fornicó” (Jeremías 3:8).

A diferencia de Israel, el centro de adoración del


verdadero Dios estaba en Jerusalén. Allí se hacían los
servicios de sacrificios y era la ciudad más beneficiada con
los mensajes y testimonios de Dios.

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La Purificación

Pero cuando se entregaron a la idolatría, a pesar de la


reforma física que hizo Josías, sus corazones no habían
experimentado tal reforma, de modo que siguieron
efectuando sus mismas prácticas pecaminosas, a la vez
para acallar la vos de sus conciencias, fingieron
arrepentimiento, ofreciendo sacrificios a Dios.

De ese modo juzgaban que sus maldades no eran tan


malas, sino que eran livianas o pasables. Habían caído en
completa hipocresía. Debido a la luz que se le había dado,
Judá resultó ser más culpable que Israel.

“Cuanto mayor sea el conocimiento de la voluntad de


Dios, tanto mayor será el pecado de los que la desprecien”
(PP, 632).

“Y sucedió que por juzgar ella cosa liviana su fornicación, la tierra


fue contaminada, y adulteró con la piedra y con el leño. Con todo esto,
su hermana la rebelde Judá no se volvió a mí de todo corazón, sino
fingidamente, dice Jehová. Y me dijo Jehová: Ha resultado justa la
rebelde Israel en comparación con la desleal Judá” (Jeremías 3:9-11).

La más baja profundidad en la que cayó Judá, al rendir


cultos a ídolos paganos y en prácticas de adivinación, fue
introducida por el rey Manasés, quien “edificó altares en la
casa de Jehová, de la cual Jehová había dicho: Yo pondré
mi nombre en Jerusalén. Y edificó altares para todo el
ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehová.
Y pasó a su hijo por fuego, y se dio a observar los tiempos,
y fue agorero, e instituyó encantadores y adivinos,
multiplicando así el hacer lo malo ante los ojos de Jehová,
para provocarlo a ira. Y puso una imagen de Asera que él
había hecho, en la casa de la cual Jehová había dicho a
David y a Salomón su hijo: Yo pondré mi nombre para

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La Purificación

siempre en esta casa, y en Jerusalén, a la cual escogí de


todas las tribus de Israel” (2 Reyes 21:4-7).

Tal fue la condición de pecado en los días de Manasés,


que Dios le consideró peor que de los amorreos, a quienes
les fueron quitadas sus tierras.

“Por cuanto Manasés rey de Judá ha hecho estas abominaciones, y


ha hecho más mal que todo lo que hicieron los amorreos que fueron
antes de él, y también ha hecho pecar a Judá con sus ídolos” (2 Reyes
21:11).

Y fue a partir de la inducción de Manasés y de los


pecados del pueblo, que el Señor determinó desechar a
Judá y a Jerusalén como ciudad elegida.

“Con todo eso, Jehová no desistió del ardor con que su gran ira se
había encendido contra Judá, por todas las provocaciones con que
Manasés le había irritado. Y dijo Jehová: También quitaré de mi
presencia a Judá, como quité a Israel, y desecharé a esta ciudad que
había escogido, a Jerusalén, y a la casa de la cual había yo dicho: Mi
nombre estará allí” (2 Reyes 23:26–27).

Sin embargo, cuando Judá fue invadida por Asiria,


Manasés se arrepintió de corazón e hizo una pequeña
reforma, arrojando a los ídolo de la ciudad y mandando a
Judá que adorasen solo a Jehová (2 Crónicas 33:11-13).
Además el pueblo ofreció sacrificios al verdadero Dios en
los lugares altos, donde antes habían ofrecido a sus ídolos
paganos.

Lo que estaba mal en los sacrificios, era que se veían


tentados a sacrificar en algún momento a sus antiguos
ídolos que habían ofrecido en el mismo lugar. A pesar de la
reforma hecha por Josías, quien fue rey después de Amón,

22
La Purificación

al limpiar todas las abominaciones inducidas por Manasés.


Los dos últimos reyes que vinieron después de él,
Joacím y Sedequías, continuaron induciendo a la nación a
las mismas prácticas (2 R 23:31-32; 2 Cr 36:5-8) hasta que
Babilonia invadió Jerusalén, aproximadamente en el 588
a.C.

Si retrocedemos hacia los tiempos inmediatos al exilio,


lo que se puede notar después del episodio del éxodo, una
vez que se establecieron en la tierra prometida, es una
tendencia a la “congelación” (Jer 32:31). La fe en Dios se
trasformó en una forma extraña de religión, donde la
obediencia a Dios fue cambiada por los sacrificios.

Por supuesto, la congelación está en paralelo con el


establecimiento de las ciudades, pero más que eso, es la
independencia del tipo de gobierno, el gobierno de Dios
cambiado por el gobierno de la vanidad.

El reinado al que agregaron los dioses de la vanidad.


Fue en esto que consistió el retroceso o apostasía. Era
como regresar a Egipto y servir nuevamente a sus dioses,
era regresar a la misma esclavitud, pero una esclavitud a la
que amaban, era entonces un esclavismo.
Noten como dice el Señor por medio de Jeremías, como
es que sucedió la apostasía:

“Así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: ¡Junten sus


holocaustos con sus sacrificios, y cómanse la carne! En verdad, cuando
yo saqué de Egipto a sus antepasados, no les dije nada ni les ordené
nada acerca de holocaustos y sacrificios. Lo que sí les ordené fue lo
siguiente: ‘Obedézcanme. Así yo seré su Dios, y ustedes serán mi
pueblo. Condúzcanse conforme a todo lo que yo les ordene, a fin de
que les vaya bien. Pero ellos no me obedecieron ni me prestaron
atención, sino que siguieron los consejos de su terco y malvado
23
La Purificación

corazón. Fue así como, en vez de avanzar, retrocedieron. Desde el


día en que sus antepasados salieron de Egipto hasta ahora, no he dejado
de enviarles, día tras día, a mis servidores los profetas. Con todo, no
me obedecieron ni me prestaron atención, sino que se obstinaron y
fueron peores que sus antepasados. Tú les dirás todas estas cosas, pero
no te escucharán. Los llamarás, pero no te responderán. Entonces les
dirás: Ésta es la nación que no ha obedecido la voz del SEÑOR su
Dios, ni ha aceptado su corrección. La verdad ha muerto, ha sido
arrancada de su boca” (NVI, Jeremías 7:21-28).

Sin embargo, como vemos los términos, en realidad no


nos dicen mucho el contexto histórico de una persona o de
una sociedad. Bajo esta situación tendríamos que analizar
los capítulos del 2 al 5 de Jeremías, la apostasía de Israel y
Judá.
El mensaje que el libro de Jeremías nos deja, es que el
camino hacia la vida o hacia la muerte, inicia tan pronto
como escogemos entre el camino de la verdad o de la
mentira. Para sintetizar el comentario respecto a la
apostasía, según Jeremías y a fin de que podamos
entenderla con claridad, haremos una pequeña aplicación
actual a modo de introducción.

Cuando leemos o escuchamos la Palabra de Dios con


un corazón sincero, llegamos a conocer verdades
espirituales, sobre todo, la voluntad revelada de Dios para
nuestra vida. Tales verdades, dejaré como premisas, que
son en sí resultado de una comparación, las cuales nos
hacen ver, que tenemos pecado. Podemos bien clasificarla
en dos tipos:

Las dos verdades que nos llevan a una decisión hacia el


verdadero camino son (a) la verdad de nuestros pecados y
(b) la verdad del único camino justo y verdadero que
podemos elegir y que nos ofrece Dios.......................(2)
24
La Purificación

(Dn 9:7-9; Ap 15:3).


Es aquí cuando tenemos que decidir, entre dejarnos
llevar por el Espíritu de Dios o por lo deseos de la carne.
La verdad (el verdadero camino que elegimos con el
corazón sincero) o por la mentira (cuando nos mentimos al
tomar el camino erróneo que al principio no queremos).
Pero todo depende de la fuerza de voluntad que
tomemos para decidir someternos a la voluntad de Dios.
Frente a esta decisión existe una verdad; ésta es la
sinceridad del hombre para consigo mismo y para con
Dios, de dejar el pecado que ocultamos, definitivamente en
las manos del Espíritu Santo. En esto consiste la tercera
premisa.

La tercera verdad, que está orientada en la misma


dirección de la premisa 2(b) se llama sinceridad, se puede
medir por la cantidad de la luz que recibimos de Dios y nos
permite ver la verdad (premisa 2) que llega a nuestros ojos
(Sal 36:9; Mt 6:22; Lc 11:34).
Esto es proporcional al esfuerzo de decidir despojar del
corazón toda concupiscencia sin dejar nada más que
guardar en el, para dar más terreno y tarea al Espíritu de la
purificación a fin de entregarse por completo a su
voluntad…..……………………………………………..(3)
(1Co 5:6-8; 1R 3:6; 2 R 20:33).

En la cuarta premisa tenemos dos afirmaciones. La


primera, sobre el engaño y la segunda sobre la malicia.

La decisión por una verdad contraria a la verdad de la


premisa (2) es el engaño (4a) (Jer 8: 5; Sal 32:2). Y
finalmente, la decisión contraria a la verdad de la premisa
(3) se llama malicia (4b)..................................................(4)
25
La Purificación

(1Co 5:8).
Muchos, que al principio se hallan frente a la verdad
(premisa 2), despojándose de sus pecados deciden dejarse
llevar por el Espíritu, por el camino de verdad, y hacen
pacto con el Señor de traer siempre sus cargas a Cristo,
pensando que únicamente en esto consiste aceptar el yugo
de Dios.

Pero a causa de sus pecados no confesos con


sinceridad, pronto pierden el camino, se llenan de dudas y
miedos, y finalmente pierden la voluntad de llevar sus
cargas a Cristo. Luego se convencen de que no saben cómo
permanecer en Cristo y piensan que quizás tampoco nadie
lo entienda, entonces deciden no encomendarle más sus
cargas para dejarse llevar por el yugo deseos de la carne.

Otros prefieren postergar esta decisión, entre la verdad


o la mentira, para seguir llevando sus cargas de vanidad.
Otros aún creen que sus pecados son tan grandes como
para que Dios los perdone, pero ellos no saben que el
Señor solo nos pide las cargas, sin importar cual fuera el
tamaño de ellas, porque “lo que es imposible para los
hombres, es posible para Dios” (Lucas 18:27).
Otros creen que esta decisión les demanda tener mayor
valentía y tienen miedo a perder cosas que aman, de las
cuales depende su libertad, de modo que prefieren por esa
razón renunciar al camino verdadero de Dios.

Sin embargo, al decidir en seguir bajo la práctica de los


deseos de la carne y abandonar el yugo voluntad de Dios,
enseguida buscarán justificaciones para no entregar su
corazón a Dios y para que sus pecados no sean
descubiertos ante la luz de la verdad. Desde luego, aquellos
26
La Purificación

que llegan a amar más la oscuridad, son aquellos que están


más lejos de la penumbra (la zona donde no es tan oscura
ni tan clara) y aborrecen la luz.

“Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a


la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la
verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas
en Dios” (Juan 3:20-21).

A pesar del rechazo que alguien pueda hacer a la luz de


Dios, los deseos del verdadero cambio aun durarían en su
corazón, hasta que las intensiones de la carne (a fin de
tapar la verdad del Señor) le hagan creer que lo que hace es
algo común, que todos lo hacen tan abiertamente. De ese
modo la verdad (premisa 2) queda aniquilada.

No obstante, a pesar de la luz que perdemos de nuestros


ojos (premisa 3), la verdad del Señor (premisa 2), siempre
está allí aunque no lo percibamos, porque el Señor hace
salir su sol tanto sobre malos y buenos, y hace llover sobre
justos e injustos (Mateo 5:45).

La relación entre el deseo de cambio y la sinceridad


podemos resumirlo en la siguiente premisa.

Los deseos de querer cambiar o de desear la verdad


(premisa 2) está en proporción a la verdad, sinceridad o luz
(premisa 3), que nos deja ver la verdad del Señor (premisa
2)......................................................................................(5)
(Jer 7:28; Jn 11:9-10; Lc 11:34-36; Mt 13:12).

Estas cinco premisas que hasta aquí hemos visto, nos


ayudaran a describir los estados por el cual el hombre es
llevado hacia la apostasía o como llega hasta ella. Estos
27
La Purificación

estados son parte del estado vanidad, que antes hemos


descrito y su propósito inteligente de la carne, es
separarnos de la verdad.

Ahora destacaremos estos 4 estados de la vanidad que


conducen hacia la inercia de la conciencia respecto a la
verdad, según el libro de Jeremías. En la dirección en que
se describen los cuatros grupos a continuación. Así es
como el hombre trata de no tener parte en la verdad.

LOS 4 ESTADOS DE LA VANIDAD

PRESENTACION DE LA VERDAD Y EL DESYUGO

Si no fuese por la verdad, no conoceríamos que estamos


en apostasía. El mundo sería tan común para nosotros y sin
embargo estamos esclavizados por el imperio, vanidad de
los deseos de la carne.
Si no fuera por la revelación del Señor por medio de
algún evento, por la naturaleza o por la Biblia, no habría
ningún nexo entre nuestra cárcel y la verdad. El grado de
los 4 estados, de los cuales hablaremos se distinguiría de
este modo: Sin ningún puente que le lleve a la verdad,
como se ve el esquema de la figura 2.

Pero cuando la Biblia u otro evento por el cual se revela


el Señor, nos presenta la verdad. Se produce una
perturbación en nuestra conciencia como producto de haber
adquirido luz para ver la verdad (premisa 2) y el creyente
que retrocede de la verdad, cualquiera sea el grado en que
se halle espiritualmente puede ver por experiencia la fuerza
de la apostasía que se describe en Jeremías, que le arrastra

28
La Purificación

por estos estados hasta el esclavismo o apostasía (figura 3).


Es sólo a causa de esta perturbación de la manifestación
de Dios en que puede notar el conocimiento de la verdad
(premisa 2). Es a partir de este punto de decisión o bien por
la verdad o bien por el engaño donde puede notar que hay
solo dos caminos: o por la voluntad de Dios o por el estado
de la vanidad (premisa 1). Al ver la verdad se da cuenta de
sus cargas de pecado que lleva sobre ellas (premisa 2a). Tal
como dice Pablo cuando la ley señala sus pecados.
“Porque por las obras de la ley ninguna carne se justificará
delante de Él; porque por la ley es el conocimiento del pecado”
(SRV, Romanos 3:20).

“¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera.


Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera
la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. Mas el pecado, tomando
ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la
ley el pecado está muerto. Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero
venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí” (Romanos 7:7-
9 ).

La perturbación de la verdad sobre la conciencia tiene


sus efectos. Si tu corazón rechaza la verdad del Señor
(premisa 2) aunque tú no quieras y sin embargo, estudias la
Biblia y vas a la iglesia para aprender o discutir sobre ella,
es mejor ir antes delante de Dios y entregar con sinceridad
nuestras cargas diciéndole:

“¡Sálvame Señor Jesús porque estas verdades me


matan!”.

Para que el Espíritu imprima en nuestro corazón las


palabras del Señor. Porque la Palabra de Dios en un
corazón impuro es letra muerta, no tiene efecto, más bien

29
La Purificación

mata porque estimula solo conflictos de culpa.


Al declararte que tienes pecado, el conflicto que llevas
en tu conciencia contra la verdad afectará enormemente tu
salud mental y física. La letra nos mata porque nos juzga,
nos dice nuestro pecado y en nuestra hipocresía nos
envanece, por el conocimiento atesorado como riquezas
materiales, además “matamos” a los demás al juzgarles,
porque mientras más sabemos, más criterio o juicio
tenemos para juzgar a otros.

Pero si pensamos que el bien que hacemos de leer sólo


la Biblia y orar por nuestras necesidades es suficiente, de
acuerdo a Pablo, es evidente que nos engañamos, como él
dice:

“Porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me


engañó, y por él me mató” (Romanos 7:11).

30
La Purificación

La Verdad
Desconexión de
la verdad.

Religionalismo

Comodismo
(Legalismo)

Conformismo

Esclavismo
(Apostasía)
Fig. 2.- Los 4 estados de la vanidad sin conexión
con la verdad del conocimiento de la Biblia.
31
La Purificación

La Verdad

La Biblia

Religionalismo

Comodismo

Conformismo

Esclavismo
Fig. 3.- Estados de la vanidad en conexión con la
verdad después del conocimiento
32 de la Biblia.
La Purificación

Cristo “nos hizo ministros competentes de un nuevo


pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata,
mas el espíritu vivifica” (2 Corintios 3:6). El único poder
que nos puede alejar de las fuerzas de la apostasía, es el
Espíritu Santo, quien nos guía hacia la verdad como el
apóstol Pablo afirma “Pero si sois guiados por el Espíritu,
no estáis bajo la ley” (Gálatas 5:18) y esto sucede
únicamente si nuestro corazón está libre de toda malicia
(premisa 4b).

Al principio el creyente lleva esta verdad que ha


revivido sus pecados, porque no podía ver sus pecados. Es
decir, la verdad de su pecados (premisa 2a) que ahora los
lleva como una carga, hasta que se dé cuenta que necesita
encontrarse personalmente con Cristo, para encomendarle
esas cargas y andar tras el yugo voluntad de Dios.

Por lo contrario, si se sujeta a la vanidad que la carne le


presenta a fin de liberarse de las cargas que la verdad le ha
impuesto, entonces dejará el yugo voluntad de Dios. Así es
como le sucedió al pueblo de Dios. Al dejar el yugo
voluntad de Dios se sometieron al yugo vanidad.

“Desde hace mucho quebraste el yugo; te quitaste las ataduras y


dijiste: “¡No quiero servirte!” Sobre toda colina alta, y bajo todo árbol
frondoso, te entregaste a la prostitución” (NVI, Jeremías 2:20).

“Me dirigiré a los líderes y les hablaré; porque ellos sí conocen el


camino del SEÑOR y las demandas de su Dios. Pero ellos también
quebrantaron el yugo y rompieron las ataduras” (NVI, Jeremías 5:5).

“Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que


se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos?”
(Jeremías 2:5).

33
La Purificación

Esta vanidad, que los deseos del mundo (de la carne)


proyectan delante de los ojos de cada hombre, se proyectó
delante de cada habitante de Israel y Judá. Era una imagen
lleno de comodidad material, de identidad personal y
social, cubierta por la moda de los ídolos que entonces
había crecido grandemente.

“Desde el más pequeño hasta el más grande, todos codician


ganancias injustas; desde el profeta hasta el sacerdote, todos practican
el engaño” (NVI, Jeremías 6:13).

Esta imagen engañosa (premisa 4a), fue ofrecida como


justificación para escaparse y esconderse de la verdad del
Señor (premisa 2). Esta imagen, es la vivencia engañosa a
la que se refiere Jeremías y se llama vanidad (premisa 1).

“¿Por qué entonces este pueblo se ha desviado? ¿Por qué persiste


Jerusalén en su apostasía? Se aferran al engaño, y no quieren volver a
mí” (NVI, Jeremías 8:5).

Al elegir la vanidad, la fuerza de la apostasía empieza a


tener su efecto en nuestro corazón, inicia el retroceso de la
verdad (premisa 2) y la entrega al engaño (premisa 4a).

1ER ESTADO: EL RELIGIONALISMO

Hemos dicho que el hombre intenta escapar de la


verdad al justificarse. Esta justificación es ya el inicio del
religionalismo.

El término religionalismo, se refiere cuando una


persona es seducida y luego se entrega a los deseos de la
carne, para huir de la verdad de su pecado. Se apega a
34
La Purificación

cierta ilusión o forma de piedad o religión, que no es más


que una justificación de los deseos de la carne, donde la
persona ha sido cautivada, y a ésta ilusión se le llama
vanidad.

La vanidad aparece como una imagen, una apariencia o


forma de piedad, donde los deseos de la carne se presentan
a todo mortal como algo real, pero es irreal o engañosa. El
hombre que rechaza la verdad y que más bien tiene miedo
a que ella descubra sus errores y su vergüenza, recibe la
ilusión de la vanidad como su justificación para no seguir a
la verdad y se oculta detrás de ella.

Desde luego la ilusión (vanidad) no sólo la puede vivir


una sola persona, sino que puede ser compartida por
muchas, quienes habiendo renunciado a la purificación de
sus concupiscencias, oyen el dictamen de la carne y sus
justificaciones.

Entre estas personas se juntan inconscientemente y ven


la religión de Dios, sólo como una forma práctica de
cumplimiento de reglas o principios, tal como ir a la
iglesia, participar en alguna actividad de la iglesia, dar
estudios bíblicos, diezmar, ir a los retiros espirituales, dar
limosnas u ofrendas, cumplir con los diez mandamiento
bajo una interpretación literal o general, etc.

La práctica sola de estas formas, no nos salva. Fíjense


en los dos textos siguientes. Como es que el pueblo de
Dios sacrificaba ofrendas sólo como práctica de principios,
que según ellos podían salvarles del castigo, pero solo era
el engaño de la vanidad.

“¿Qué derecho tiene mi amada en mi Casa, habiendo hecho tantas


35
La Purificación

abominaciones? ¿Crees que los sacrificios y la carne consagrada de las


víctimas pueden evitarte el castigo? ¿Puedes gloriarte de eso?”
(Jeremías 11:15).

“Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Añadid


vuestros holocaustos sobre vuestros sacrificios, y comed la carne.
Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les mandé acerca de
holocaustos y de víctimas el día que los saqué de la tierra de Egipto.
Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a vosotros por
Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os
mande, para que os vaya bien” (Jeremías 7:21-23).

Satanás les dice a estas personas: “Siguiendo estos


pasos y sin preocuparse por la purificación de sus antiguos
pecados, estarán siguiendo la verdadera religión”. Este tipo
de religión que es contraria a la religión de Cristo que tiene
su origen en la purificación del corazón a través de su
muerte, pertenece al estado de la vanidad, porque es
imagen o la forma de piedad que la carne presenta, para
que el hombre se engañe y continúe en sus antiguas
costumbres de pecado.

Algunos llevan así la verdad a otros y les predican de


un cristianismo con vida cómoda y llena de “bendiciones”
materiales e intelectuales, ofrecen una verdad rebajada a
una religión, bajo la cual pueden ocultar sus prácticas
concupiscentes y pueden seguir ocupados en hacer
riquezas.

Es decir todo tipo de posesiones materiales, antes que


seguir realmente los caminos de Cristo y las personas
aceptan este tipo de religión, porque les parece bien que la
verdad de Dios no señale sus pecados y luego se bautizan.

Sin embargo, Jesús enseñó, que la entrega a hacer


36
La Purificación

riquezas en este mundo es causa de ansiedades, que


degradan el corazón, siendo así el adversario a la causa
primaria. En lugar de ser la búsqueda de la justicia de Dios
y de su reino.

“Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas


cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).

“Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que


posee, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:33).

El evangelio de Cristo, no todos lo recibieron y en


especial aquellos que estaban aferrados a la vanidad
ilusoria de este mundo. Su religión era tan cómoda como la
del joven rico, que prefería ver las leyes del Señor de un
modo tan superficial: “Todo esto lo he guardado desde mi
juventud. ¿Qué más me falta?”. Como el cumplimiento de
un deber o de una carga que ellos debían llevar en lugar de
preferir dejar la vanidad.

Y aquí estaba el verdadero camino, dejar la vanidad y


seguir sólo a Cristo: “Si quieres ser perfecto, anda, vende
lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el
cielo; y ven y sígueme” (Mateo 19:17-30). Esta misma
respuesta Jesús nos dice a todos, porque todo mortal tiende
a seguir los caminos de la carne que son vanidad. Todo
hombre hace una religión contraria a la de Cristo, desde el
instante que retrocede al llamamiento del Señor, hacia una
purificación del corazón.

“Dame, hijo mío, tu corazón y no pierdas de vista mis caminos”


(NVI, Proverbios 23:26).

Una de las fuentes más directas, en la que podemos ver


de cerca este fenómeno de hacer una religión, se halla en la
37
La Purificación

epístola de Santiago. La epístola inicia abordando el primer


capítulo acerca de las pruebas producidas por los deseos de
la carne que hay que vencer. Hasta que en el versículo 19,
el apóstol aconseja a los hermanos en la fe a que sean
discretos en sus palabras.

La relación de este versículo con los 18 anteriores


guarda mayor sentido al explicar el capítulo 3, verso 2
(3:2), que ningún mortal puede refrenar todo su cuerpo a
menos que sea capaz también de refrenar su propia lengua.

“Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para
oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no
obra la justicia de Dios” (Santiago 1:19-20).

“Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz


también de refrenar todo el cuerpo” (Santiago 3:2).

Luego enuncia (ver, Santiago 1:26-27) el fenómeno del


religionalismo donde los cristianos pueden someterse.
Hablar de cosas religiosas o respetar las normas exteriores
de la religión, llevar la organización de una iglesia bajo sus
propias leyes y sin tener control de su propia lengua y
sobre cualquier deseo de la carne que sea ocultada, no se
halla por sí mismo en una religión pura, sino en una
religión de la vanidad, porque ha religionalizado la
verdad, ha rebajado la verdad engañándose a si mismo
mediante las formas externas de piedad, a través de actos
buenos.

“Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua,


sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana” (Santiago
1:26).

La religión pura nace en un cambio, y una consagración


38
La Purificación

y un pacto con Dios, al entregarle nuestro ser entero


(miembros) y nuestro corazón enteramente a Él. Los
impulsos del verdadero cristiano para hacer la obra de Dios
son genuinos, sólo si salen de esta disposición de purificar
el corazón, dejando todo deseo de la carne que lo sujeta.

El visitar a los huérfanos y a las viudas en sus


tribulaciones, siempre va acompañado de guardarse sin
mancha del mundo, de una purificación del corazón de las
vanidades de este mundo, en continua y perseverante
humillación, a fin de que Dios moldee el corazón a su
voluntad “a la perfecta ley de la libertad” (Santiago 1:25).

“La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es ésta:


Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse
sin mancha del mundo” (Santiago 1:27).

“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová


de ti: Solamente hacer justicia, y amar la misericordia, y humillarte
ante tu Dios” (Miqueas 6:8).

En la etapa del religionalismo, a fin de mantenerse lejos


de la verdad, los hombres prefieren justificar sus faltas y
aferrarse a ellas. Durante sus primeros años sobre la tierra
prometida, Israel prosperó y se conformó con las
bendiciones que Dios les había dado y probó de los
placeres de la carne y prefirieron vivir en las comodidades
de sus vecinos. Se engordaron y se olvidaron de los
necesitados (Jr 5:28; Ex 22:22; Is 1:23; Dt 32:15; Sal
73:7, 92:14; Pr 28:25) y soñaron y se aferraron de esos
sueños, confiando que soñar no es malo, y así cayeron en
las vanidades.

Aunque conocían la declaración de Salomón que dice:

39
La Purificación

“Donde abundan los sueños, también abundan las vanidades


y las muchas palabras; mas tú, teme a Dios” (Eclesiastés 5:7).

Vemos aquí una contraposición bien definida. Muy


aparte de la moda que había entonces de tener
“diosecillos”. Mientras en el estado de la fe hay caminos
seguros y confiados bajo la voluntad de nuestro único
Dios. En este estado, la forma directa de hacer de sus
justificaciones seguras, es confiando en otro dios que no es
el Dios verdadero.

Puesto que este dios consiente todo pecado, ya que son


dioses formados por los mismos deseos de la carne, este
dios no es más que una justificación del sentido de la
carne, y existirá sólo mientras sus justificaciones aun
existan. Es decir, hasta que se den cuenta de la verdad de
sus pecados y de la verdad del único camino justo y
verdadero que sólo se halla bajo la voluntad de Dios.

En esta etapa, es como si el hombre fundara una nueva


religión basada en “alimentar los deseos de la carne”. En
obedecer las órdenes de la carne. Sin embargo, por el otro
lado de la moneda se presenta el rostro de un dios.
Cualquiera pues que hacía caso de toda vanidad que se
vendía en el religionalismo estaba de moda, estaba bajo la
modernidad, con los placeres de la carne y estaba sujeto a
un dios.

Esto significa que el dios en realidad representa a la


carne misma, de quien viene todo el conjunto de
justificaciones que ella propone contra la verdad. Para
seguir entregado a los deseos de la carne, el hombre se
justifica y defiende estas justificaciones.

40
La Purificación

“Porque mi pueblo me ha olvidado, incensando a lo que es


vanidad, y ha tropezado en sus caminos, en las sendas antiguas, para
que camine por sendas y no por camino transitado” (Jeremías
18:15).

La justificación de Israel se expresa aquí, como


intentando lavarse con lejía y jabón de sus propias manchas
de pecado.

“Aunque te laves con lejía, y te frotes con mucho jabón, ante


mí seguirá presente la mancha de tu iniquidad —afirma el SEÑOR
omnipotente—” (NVI, Jeremías 2:22).

“¿Cómo puedes decir: No me he contaminado, ni me he ido


tras los baales? ¡Considera tu conducta en el valle! ¡Reconoce lo
que has hecho! ¡Camella ligera de cascos, que no puedes quedarte
quieta!” (NVI, Jeremías 2:23).

Esta tendencia, es la primera predisposición del hombre


tan pronto como rechaza la luz del Señor. Así es como se
muestra en la caída de Adán, donde también surgen de
inmediato dos justificaciones.

“El hombre contestó: —Escuché que andabas por el jardín, y


tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí” (NVI,
Génesis 3:10).

“Él respondió: —La mujer que me diste por compañera, me


dio de ese fruto, y yo lo comí” (NVI, Génesis 3:12).

Cuando el pecado es visto a luz de la verdad, el hombre


tiene miedo a ser descubierto por la verdad, y se esconde
tras el religionalismo, excusando su pecado en lugar de
temer al Señor y arrepentirse de su pecado, ¡he aquí la
justificación creando una nueva forma de religión! La
Palabra de Dios tiene respuesta a este miedo engañoso:
41
La Purificación

“A Jehová de los ejércitos, a Él santificad; sea Él vuestro


temor, y Él sea vuestro miedo” (Isaías 8:13).

Pero la pregunta que nos señala el camino correcto es:

“¿Cómo pues se justificará el hombre con Dios? ¿Y cómo será


limpio el que nace de mujer?” (Job 25:4).

Cuando el hombre sale de la voluntad de Dios, el otro


lugar a donde llega es directamente al religionalismo
excusando la dirección de los deseos de la carne. A elegir,
no hay otro camino más. O el camino de la voluntad de
Dios o el de la vanidad. Los pasos del hombre los dirige el
SEÑOR.

“¿Cómo puede el hombre entender su propio camino?” (NVI,


Proverbios 20:24).

Las justificaciones no necesariamente se manifiestan


con echándole la culpa a cierta situación, incapacidad o
impedimento para escoger la verdad, sino que algunos
prefieren echarle la culpa a las mismas personas para ir al
Señor. Como puede ser algún hermano, anciano o al pastor
de la Iglesia.

Desde luego con esto no defiendo los males que se


puedan estar cometiendo en una congregación, que puedan
ser de tropiezo a algún hermano. Pero cuando los ojos del
creyente son abiertos por el Señor, puede ver claramente
que la aceptación de las justificaciones que la carne le
ofrece, son en realidad las culpables de evitar que aquel se
entregue a Cristo.

El Señor Jesús ya pagó la deuda por ti en la cruz, pero


42
La Purificación

ahora te toca a ti hacer el esfuerzo de llegar a Él,


despojándote de la carga del pecado que llevas sobre tus
hombros para dárselo a Él. La relación sólo es entre Cristo
y tú.

2DO ESTADO: EL COMODISMO (LEGALISMO)

Estando una persona en el Religionalismo, aún no le es


fácil que las justificaciones que ha aceptado contra la
verdad puedan tapar los oídos y los ojos de su conciencia
como para seguir percibiendo la verdad y la luz que les
alumbra desde lejos.

Así que para hacer más cómodo y ligero este conflicto


deciden hacer de sus justificaciones, leyes. Claro que, no
necesariamente las justificaciones pasan por un proceso de
transformación a leyes, sino que hay casos en la que
adaptan algunos pensamientos tradicionales que parezcan
como leyes lógicas, para defender sus justificaciones.

Por ejemplo hay personas que declaran que se sienten


bien en su comodidad o en su tranquilidad y por esa
circunstancia no quieren molestarse en hacer la obra
sacrificada del Señor.

Mientras tanto otros están bien con sólo hacer las cosas
que no les demande hacer sacrificio, para rendir cuentas a
Dios, ya que se sienten bien en sus placeres mundanos y no
quieren sufrir la incomodidad del cambio hacia la verdad.
Ponen muchas excusas para no hacerlo e incluso
involucran a los demás a que apoyen sus falsas
justificaciones, renunciando de ese modo al cambio hacia

43
La Purificación

la verdad del Señor.


El propósito de las intenciones de la carne que origina
el comodismo, es la homogeneidad de pensamiento a
través de una seuda ley.

El sentido de la carne tiene por propósito hacer creer al


hombre que las prácticas de la carne son algo común o
natural. Estas leyes que llevan a lo común o la
homogeneidad se pueden obtener de cuatro formas: La
primera puede ser por la ausencia de fracasos o por el éxito
que se obtiene al efectuar actos malos.

Cuando hasta el momento no han recibido un cierto


castigo a cambio de sus actos malos, entonces la práctica
de tal pecado llega a ser acepto por la persona o por un
grupo como algo natural o común dentro de todo valor que
tiene un buen resultado.

La segunda forma consiste, en el pensar que el tiempo


hará olvidar los deberes del hombre de presentarse ante la
verdad. Como pretende decir Israel en Jeremías 2:35: “De
cierto su ira (del Señor) (ya) se apartó de mí” o como se
interpreta en la NVI.

“Tienes la ropa manchada de sangre, de sangre de gente pobre e


inocente, a los que nunca sorprendiste robando. Por todo esto te voy a
juzgar: por alegar que no has pecado, por insistir en tu inocencia, por
afirmar: ¡Dios ya no está enojado conmigo!” (NVI, Jeremías 2:34-
3 5 ).

La tercera que por la multitud o el aumento de personas


que practican tal deseo de la carne, las justificaciones
pasen a ser una tradición, de modo que la conciencia se
libere para siempre de la verdad de Dios y no haya más
44
La Purificación

remordimientos aunque haya consecuencias adversas.


El pueblo de Judá fue práctico en entrar al comodismo.
A fin de legalizar toda justificación que pueda cubrir la
verdad, los escribas cambiaron las leyes a conveniencia de
continuar en sus prácticas paganas.

“¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está


con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma
mentirosa de los escribas” (Jeremías 8:8).

“¿Cómo se atreven a decir: ‘Somos sabios; la ley del SEÑOR


nos apoya’, si la pluma engañosa de los escribas la ha falsificado?”
(NVI, Jeremías 8:8).

Y pusieron como profetas a personas corrientes para


que profetizasen mentira a favor de las prácticas paganas y
en nombre del dios Baal. De ese modo las leyes fueron
creadas directamente para cubrir la verdad.

“Tus profetas vieron para ti vanidad y locura; Y no


descubrieron tu pecado para impedir tu cautiverio, Sino que te
predicaron vanas profecías y extravíos” (Lamentaciones 2:14).

“Los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por


manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, haréis cuando
llegue el fin?” (Jeremías 5:31).

“Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? y los que


tenían la ley no me conocieron; y los pastores se rebelaron contra
mí, y los profetas profetizaron en nombre de Baal, y anduvieron tras
lo que no aprovecha” (2:8).

“Me dijo entonces Jehová: Falsamente profetizan los profetas


en mi nombre; no los envié, ni les mandé, ni les hablé; visión
mentirosa, adivinación, vanidad y engaño de su corazón os
profetizan” (14:14).

“Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras


45
La Purificación

de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas


esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de
Jehová” (23:16).

La cuarta forma de obtener leyes que lleven a la


homogeneidad ocurre a la inversa de la tercera. Puesto que
una justificación de la carne al pasar a ser tradición es ya
una ley, ya que la práctica pasa a ser común en una
sociedad. Luego esta tradición por ser ley, hace impune al
hombre de lo que era pecado, entonces cualquier tradición
conveniente puede ser también una ley. Ésta es la forma de
legalismo que pasó a ser propia de la nación Judía en
tiempos de Cristo.

“Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas,


mandamientos de hombres” (Mateo 15:9; Marcos 7:7).

Como antes ya se ha mencionado, la apostasía de Judá


era diferente a la de Israel. Mientras Israel se declaró por
una apostasía abierta a los ídolos, Judá se declaró por una
apostasía idolátrica, pero con fingimiento de servir a Dios
(Jeremías 3:10).

Es decir, una apostasía (Hipócrita). Para el Señor, el


fingimiento es más repugnante, por que el hombre toma el
nombre del Señor para justificar su vanidad fingiendo que
está de parte de la justicia, cuando esta contra el tercer
mandamiento del decálogo:

“No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano, porque no


tomaré por inocente al que tomare mi nombre en vano” (Éxodo 20:7).

Esta apostasía del fingimiento fue la que prevaleció


hasta el tiempo de Cristo (Mateo 15:7-8). En conclusión,
aplicando a la actualidad de estos dos tipos de apostasía, es
46
La Purificación

que no necesariamente es apóstata una persona o una


congregación que renuncia a la verdad del Señor por sus
concupiscencias, manifestándolo a través de su inasistencia
concreta a la iglesia o a los servicios formales de la Iglesia
como pasó con Israel; sino que puede estar asistiendo a la
Iglesia, apoyando en alguna área e incluso llevando almas
a las aguas bautismales, pero hace un simple proselitismo
político, mientras se halla declarado enemigo a la verdad
del Señor; por amor a sus prácticas concupiscentes como lo
fue Judá.

3ER ESTADO: EL CONFORMISMO

Después de un tiempo de espera, hasta que las leyes


que se están adaptando o asentando, en una sociedad o en
una persona se hagan una tradición o una costumbre
normal, pues lo que hace una tradición es el tiempo.
Entonces, finalmente el hombre abandona todo deseo de
cambio o de ser parte de la verdad (premisa 5) y se
conforma a satisfacer los deseos de la carne.

A este estado se llama conformismo. Así es como


sucedió con Judá e Israel, después que los escribas y los
sacerdotes cambiaron las leyes, esperaron buen tiempo
para que las prácticas de estas leyes se hagan comunes en
su sociedad y buen tiempo en la que se olvidaron del
Señor.

“¿Se olvida la virgen de su atavío, o la desposada de sus galas?


Pero mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días” (Jeremías
2:32).

Quedarse en este conformismo es muy peligroso. Es la


47
La Purificación

etapa del “adormecimiento” de la conciencia que nos aleja


de la vos del Espíritu Santo. Si antes por ignorancia
andábamos en pecado y después de recibir el Espíritu
Santo en la verdad caemos nuevamente en pecado, no
haremos bien en conformarnos a esta condición de caídos
conociendo el camino de regreso. Como está escrito:

“Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes


teníais estando en vuestra ignorancia” (1Pedro 1:14).

4TO ESTADO: El ESCLAVISMO O APOSTASÍA

Este es el estado último, donde la luz de la verdad de


Dios (premisa 2) ya no se percibe, porque ya no hay
ningún rayo de luz (premisa 3) que llegue a los ojos que
alumbre para ver. La consciencia pierde relación con la
verdad, esta pérdida es como la amputación del miembro
de un cuerpo vivo o como la quema o cauterización de
tejido humano, donde ya no existe remedio para el hombre,
como pueden verse en los textos siguientes.

“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos


algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a
doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo
cauterizada la conciencia” (1 Timoteo 4:1-2).

“Guarda tus pies de andar descalzos, y tu garganta de la sed. Mas


dijiste: No hay remedio en ninguna manera, porque a extraños he
amado, y tras ellos he de ir” (Jeremías 2:25).

Se llama esclavismo, porque en este estado, el hombre


apasionadamente ama ser guiado o estar esclavizado y
vivir para los deseos de la carne, odia la luz de la verdad,
tanto que puede matar por apartarla de sus ojos. Para él, la
48
La Purificación

verdad ha muerto y no puede hablar más del asunto.


“Ésta es la nación que no escuchó la voz de Jehová su Dios, ni
admitió corrección; pereció la verdad, y de la boca de ellos fue
cortada” (Jeremías 7:28).

“Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la


verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham” (Juan 8:40).
Es esa la razón por la que mataron a los profetas, que
fueron enviados por Dios a fin de evitar la apostasía, a fin
de que salieran de ella durante el medio siglo del reinado
de Manasés (2 R 21:16) incluyendo los tiempos en que
dieron muerte a Cristo (2 Cr 36:15-16; Neh 9:26; Mt
23:29-31; Hch 7:52).

“Y Jehová el Dios de sus padres envió constantemente palabra a


ellos por medio de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su
pueblo y de su habitación. Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros
de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas,
hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya
remedio” (2 Crónicas 36:15-16).

“En vano he azotado a vuestros hijos; no han recibido corrección.


Vuestra espada devoró a vuestros profetas como león destrozador”
(Jeremías 2:30).

Las personas que están en este estado, usan la


imaginación para crear diversos medios de cómo apagar la
luz de la verdad que Dios trae ante sus ojos. Por ejemplo,
después que Jesús resucitara a Lázaro, los principales
sacerdotes mandaron a matar a Lázaro por temor a que la
verdad del Mesías hiciera creer a muchos judíos.

“Pero los principales sacerdotes acordaron dar muerte también a


Lázaro, porque a causa de él muchos de los judíos se apartaban y
creían en Jesús” (Juan 12:9-10).

Del mismo modo, por motivo de la resurrección de


49
La Purificación

Cristo y después que algunos guardias dieron aviso de lo


que habían visto a los principales sacerdotes del templo,
ellos les pagaron mucho dinero para que digan a otros que
los discípulos de Cristo vinieron de noche y hurtaron su
cuerpo.

“Y reunidos con los ancianos, y habido consejo, dieron mucho


dinero a los soldados, diciendo: Decid vosotros. Sus discípulos
vinieron de noche, y lo hurtaron, estando nosotros dormidos” (Mateo
28:12-13).

El estado de esclavismo es también el mismo estado de


la apostasía al que se refiere el profeta Jeremías, el estado
final de la vanidad donde se puede ver repetidas veces la
mención del rechazo total a la verdad. Así como se
muestran en los siguientes fragmentos y versículos:

“Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos;


buscad en sus plazas a ver si halláis hombre, si hay alguno que haga
justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré” (Jeremías 5:1).

“...no escucharon mis palabras, y aborrecieron mi ley” (6:19).

“...no hay hombre que se arrepienta de su mal, diciendo: ¿Qué he


hecho?...” (8:6).

“...no hubo hombre que reflexionase...” (12:11).

“¿A quién hablaré y amonestaré, para que oigan? He aquí que sus
oídos son incircuncisos, y no pueden escuchar; he aquí que la palabra
de Jehová les es cosa vergonzosa, no la aman” (6:10).

Uno de los peligros que puede tener cualquier nación


que incluye a la religión dentro de sus deberes políticos, es
la apostasía nacional. Ahora, cuando la apostasía se
combina con la política para llegar a ser legal, entonces, la
nación se convierte en una cárcel: “La cárcel de la
50
La Purificación

Vanidad”, donde impedirán salir aquellos que quieren


seguir la verdad. Como en los tiempos de Jeremías
aquellos que se apartaban del mal eran encarcelados y
asesinados, los mismos que eran reos de la vanidad
encarcelaban aquellos que querían ser libres dentro de su
misma cárcel.

“Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en


prisión; y lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el
derecho” (Isaías 59:15).

En conclusión una persona o grupo que se aleja de la


verdad para dejarse llevar por la corriente de la carne;
primero justifica sus propias intensiones, ocultando así sus
deseos tras una justificación y ocultando el mismo su
conciencia de la verdad, y de ese modo hace de su seuda
justicia un tipo de religión, a este estado se llama
religionalismo.

Sin embargo, debido a la incomodidad de que la luz de


la verdad aún brilla, (los que se encuentran en apostasía) la
tratan de apagar haciendo de sus justificaciones leyes de
modo que les parezca que lo que hacen es algo normal,
común y entonces razonable y justo, esta etapa se llama
comodismo donde lo que se hace para sentirse como es el
legalismo.

Cuando las personas se han adaptado por un tiempo a


estas formas de leyes, entonces, ahora sí, puesto que ya
está todo legalizado pierden toda necesidad aun cambio y
se conforman a esta inercia, es allí cuando han entrado al
estado del conformismo.

Las personas, finalmente se enamoran y se casan con


51
La Purificación

los deseos de la carne, y dicen que son felices con lo que


viven y practican, a tal punto que luchan contra la verdad y
tratan de apagarla, aunque algunos fingen ser verdaderos
cristianos haciendo obras aparentes. Sin embargo, a fin de
cumplir sus propósitos carnales y de que ella no descubra
la inmundicia de su corazón, estarán de parte de la
complicidad de la “mafia”, contra la verdad de la
purificación del corazón. Si no hubiera leyes civiles
matarían por apagar la verdad. Este estado se llama
esclavismo u propiamente apostasía.

En la apostasía se puede ver la “mafia” interna, de una


iglesia que trata de apagar la verdad, para satisfacer sus
conveniencias concupiscentes. Es una lucha entre personas
que ya están en apostasía y tienen las conciencias
cauterizadas y personas que aun luchan por no dejarse caer
en la apostasía y defienden la verdad como puedan.

En algunas iglesias, aún algunos luchan, para que las


perversiones no se generalicen en toda la iglesia, entonces
entran en conflicto contra los de la “mafia”, que actúan
como los sacerdotes de la “mafia” en los tiempos de Cristo.

Pero cuando llegue el momento en que no haya quien


defienda la verdad por la que Cristo murió entonces podrá
decirse que tal iglesia en total esta en apostasía. Hoy en
día, aunque la “mafia” de una iglesia no necesariamente
pueda matar físicamente a causa de las leyes civiles de
cada país, pero lo hacen espiritual y emocionalmente
contra sus rivales. Por tal razón la lucha contra la
esclavitud espiritual, contra el dominio de la carne es más
fuerte que la lucha contra la esclavitud física.

52
La Purificación

La esclavitud de Babilonia no era un hecho aislado de


su situación de esclavitud espiritual, es decir, lo que no se
veía se hizo visible: La esclavitud espiritual llegó a ser
esclavitud física. Sabiendo que todo aquel que hace
pecado, esclavo es del pecado (Juan 8:34), la esclavitud
física es consecuencia de la esclavitud espiritual, eso es lo
que el Señor afirma en el siguiente texto.

“¿Acaso es Israel un esclavo? ¿Nació en la esclavitud? ¿Por qué


entonces lo saquean?” (NVI, Jeremías 2:14).

A pesar del legalismo, la persona que está en este


estado, tiene miedo frecuentemente y aún más que antes.
Pues fuera de la voluntad divina, la verdad ya no dirige sus
pasos pero cualquier camino a elegir no es seguro y puede
traer la ruina de la vida del hombre o la muerte.

Sólo si hemos sido adoptados por el Espíritu del Padre,


podemos sentirnos seguros de que el Señor quien traza el
camino para andar sobre el, es verdadero, firme e
inequívoco.

“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra


vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el
cual clamamos: ¡Abba, Padre!” (Romanos 8:15).

Otra característica del esclavismo es que las personas


creen que la liberación de sus conciencias de la verdad es
la libertad en pleno, porque confunden libertad con el hacer
todo lo que quieren, es decir con satisfacer a todo lo que la
carne les pida.

“¡Oh generación! atended vosotros a la palabra de Jehová. ¿He


sido yo un desierto para Israel, o tierra de tinieblas? ¿Por qué ha dicho
mi pueblo: Somos libres; nunca más vendremos a ti?” (Jeremías 2:31).
53
La Purificación

Podemos luchar para perseverar en la luz de Dios, pero


es nuestro gran Maestro el único quien nos puede salvar de
la cárcel de la vanidad. No podemos ver su luz a menos
que Él mismo alumbre a nuestros ojos con rayos de raudal
de su luz como está escrito:

“Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la


luz” (Salmos 36:9).

Únicamente el Espíritu de verdad nos puede guiar a la


verdad “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él os
guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia
cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber
las cosas que habrán de venir” (Juan 16:13). El Señor da
su luz tanto a buenos y malos, pero es nuestra falta de
sinceridad, por lo correcto, la que enceguece al hombre (Mt
5:45). ¡Y he aquí la respuesta del Señor!

“Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén, para que seas salva.


¿Hasta cuándo permitirás en medio de ti los pensamientos de
iniquidad?” (Jeremías 4:14).

En este verso el Señor señala que son los pensamientos,


de mal que nosotros permitimos o consentimos que entren
a nuestro corazón. Tan solo sino permitiéramos y cerremos
la puerta a estos pensamientos pidiéramos poder de Dios al
Hijo, todo sería distinto. Entonces, el Espíritu Santo abriría
nuestros ojos y la sinceridad estaría más cerca de nosotros,
la cual nos dejaría ver la verdad del Señor y seríamos
libres.

Como nuestros Señor Jesús dice: “Y conoceréis la


verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Los frutos
54
La Purificación

de aquellos que vencen sobre toda tentación de la carne son


hermosos, son “primicias de sus nuevos frutos” (Jeremías
2:3), de plantas, cuyas raíces se alimentan de la verdad y se
hallan en la hermosura de la santidad.

Algunos han llegado a pensar que estos cuatro estados


son una propuesta como para medir la condición de la
apostasía de una persona o de una iglesia. Desde luego se
cumplen, sin embargo sugiero que no se hagan
cuestionamientos en base a estos estados a fin de evitar
caer en juicios carnales.

Más bien sería mejor ocuparnos en nuestra vida


personal, y con este propósito presentaremos a
continuación elementos que caracterizaron al pueblo en
apostasía de la fingida Judá en los tiempos de Cristo. ¡De
quien podríamos haber tomado estas fuentes si no fuera por
los juicios de nuestro gran maestro! Los elementos que se
describen a continuación sólo son algunos elementos de
apostasía que Jesús señaló en su tiempo. Todas estas cosas
detienen o retrasan nuestra purificación:

 Hacer las cosas fuera de la voluntad de Dios

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los


cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”
(Mateo 7:21).

Muy a menudo nos sentimos orientarnos a tomar las


riendas o el control de las cosas que planificamos y
ponemos en primer lugar antes que al Señor. Cuando una
persona planifica las cosas primarias de su vida, quitando
al Señor el primer lugar, anda vigilante intentando que
nada de lo que ha planificado se le escape o se pierda de las
55
La Purificación

manos.
Tiene miedo y continua ansiedad, porque sabe en el
fondo que todas las cosas en este mundo son inestables y
los valores que se construye sin el Señor tropiezan y se
lastiman unas contra otras, porque en el camino que
trazamos sin la justicia divina, nos fallan.

“Porque mi pueblo me ha olvidado, incensando a lo que es


vanidad, y ha tropezado en sus caminos, en las sendas antiguas, para
que camine por sendas y no por camino transitado” (Jeremías 18:15).

No poniendo al Dador de la vida, con sinceridad, en el


primer lugar de nuestra vida, trae como consecuencia
miedo continuo a las pérdidas que puedan producir
nuestros fracasos o las desgracias que puedan traer los
eventos desfavorables y fortuitos a nuestra vida. Pero no
debemos tener miedo. A menos que entreguemos el
corazón a Cristo, a fin de que nos purifique enteramente,
puesta la confianza en Él nada tenemos de que temer como
dice el profeta Jeremías:

“No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama
conspiración; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. A Jehová
de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro
miedo” (Is 8:12-13).

De todos los “ladrillos” con los que edificamos la torre


de nuestros valores, sólo hay uno que nunca cambia y que
no es inestable, es el Señor de quien no podemos
desconfiar, al ponerlo como el primer cimiento de nuestra
vida. Cuando tomamos tal decisión para no volver más a
poner otras bases extrañas con la que trazábamos nuestros
antiguos caminos ningún mortal, ni la muerte, ni este
mundo y ninguna burla de los hombres nos apartará del
amor de quien hemos confiado plenamente como el primer
56
La Purificación

cimiento de nuestra vida.


“Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se
sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para
acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda
acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él” (Lucas
14:28-29).

Algunos cristianos, aunque saben que es una falsedad,


creen que el cristianismo consiste en buscar la felicidad de
la vida en este mundo a través del progreso material. Pero
cuando ven llegar la pérdida de lo que más amaban en este
mundo echan la culpa a la vida o al Creador. Bajo estas
circunstancias algunos asimilan los sucesos malos
lentamente. Vivir en independencia de Dios genera
continuas ansiedades y es así como imitamos los afanes de
los que no conocen al Señor.

“Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro


Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os serán añadidas” (Mateo 6:32-33).

Debemos esforzarnos en tener un encuentro personal


con Cristo y tratar de percibir su voluntad en nuestra vida.
Hemos sido creados por Dios y para Dios (Co 1:16). Si
queremos vivir en armonía con el Dador de la vida
tenemos que confiar en Él, entregar nuestra vida a él,
sabiendo que Jesús el Hijo de Dios murió por nosotros a fin
de que el hombre alcance por medio del Espíritu Santo la
santidad.

El carácter puro del Señor Jesús. Para que esto sea


posible debemos cada día, mañana, tarde y noche dejar
nuestra voluntad en la voluntad del Señor. Orando y
leyendo la Biblia en forma concienzuda, buscando que el
57
La Purificación

Señor haga su voluntad en nuestro carácter a su imagen y


tome todo el control de toda decisión en nuestra vida,
“pues la voluntad activa de Dios es nuestra santificación”
(1Ts 4:3).

Dígale al Alfarero, nuestro Dios, Señor: Hazme


conforme a tu voluntad, moldea mi mente y mi corazón
como tú quieres a fin de ser un siervo tuyo. Hazme
Alfarero, como una vasija preciada de barro conforme a tu
corazón (Lm 4:2). Pero si no hacemos esto, pronto nos
olvidaremos de Dios y de su misericordia como los que no
le conocen (Sal 9:17) y estaremos continuamente en
pecado.

Las verdaderas sendas del cristiano son sendas derechas


que se perciben sólo espiritualmente, son sendas bajo el
estado de la justicia de Dios en nuestra vida. Así, lo único
que le hacía falta a Josué para emprender el viaje a la tierra
prometida, no sólo era ir sino que era cuidar en cumplir
rectamente la ley de Dios.

Este cuidado que es por ayuda del Espíritu Santo


requiere de esfuerzo y valentía. La ley del Señor llega a ser
en nuestro corazón la luz que alumbra el verdadero
camino. La justicia de Cristo en nuestra vida nos abre los
ojos hacia la verdad. El camino se hacía al andar pero bajo
los preceptos de Dios.

“Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer


conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de
ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las
cosas que emprendas” (Josué 1:7).

¿Cómo podremos estar seguros que el camino que


58
La Purificación

hemos seguido o la decisión que hemos tomado es


correcta? En muchas ocasiones es el Espíritu Santo quien
nos pone en el corazón la certeza de que estamos en el
camino correcto, otras veces las puertas se nos abren
rápidamente y los eventos son totalmente favorables y
mientras otras veces se presentan totalmente adversas.

Pero es la luz de la justicia divina que arde en nuestro


corazón la que alumbra el sendero y nos dice que mientras
estemos bajo la voluntad del Señor podemos caminar
confiados. Con un corazón limpio de pecado uno mismo
debe esforzarse en avanzar y cuidar la luz después que ha
dejado las cosas en las manos de Dios. El Señor responde
de muchas maneras, pero se deja sentir y percibir el camino
correcto cuando uno está a cuentas con el Señor.

A medida en que aumenta la visión o claridad del


camino de la fe es proporcional a la medida en que nuestro
corazón esté limpio.

 La predisposición a juzgar a los demás

“No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con
que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será
medido” (Mateo 7:1, 2).

“Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más
bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano”
(Romanos 14:13).

Esta actitud hace que la persona se fije con frecuencia


en los errores de los demás respecto a las leyes, y de ese
modo pierde el cuidado de su propia conducta al recoger en
su corazón poco a poco malicias, iras, enemistades,

59
La Purificación

escándalos o chismes.
Con frecuencia algunas personas justifican su falta de
benignidad diciendo que odian las injusticias y que de ese
modo prestan servicio a Dios. Al murmurar de nuestro
hermano murmuramos y juzgamos la ley de Dios y
sustituimos al único juez que es el Señor y esto es pecado.
Como está escrito:

“Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura


del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley;
pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. Uno solo
es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres
para que juzgues a otro?” (Santiago 4:11-12)

Si alguno es llamado por el Espíritu para advertir,


aconsejar o amonestar a su prójimo. El modo correcto de
llamar la atención a su prójimo es hablándole
personalmente a solas (Mt 18:15).

Algo importante: No divulgues nunca sus faltas para


que seas así su verdadero amigo (Pr 17:9; 16:28; 26:20)
como Jesús el que dio la vida por nosotros es nuestro
verdadero Amigo (Jn 15:13,14).

También ha sido escrito como mandamiento “No


andarás chismeando entre tu pueblo. No atentarás contra la
vida de tu prójimo. Yo Jehová” (Levítico 19:16). Corrige a
tu hermano con mansedumbre (2 Ti 2:24,25) y no le
menosprecies porque finalmente todos compareceremos
ante el tribunal de Cristo (Ro 14:10), mas bien soporta al
débil en la fe como Cristo soportó con paciencia el precio
de nuestras culpas hasta la muerte (Ro 15:1-3).

 La falta de reconciliación y paz con aquellos que

60
La Purificación

nos hemos enemistado (Mt 5:44-48).


Este es el primer paso que debemos dar antes de
empezar con nuestra tarea de purificación. El Señor Jesús
nos dice: “Anda y reconcíliate primero con tu hermano”
(Mt 5:24). Podemos pedir al Señor en oración que nos
disponga de oportunidades para perdonar a nuestros
enemigos o contra quienes tenemos quejas (Col 3:13). Para
que Dios perdone nuestros pecados así como nosotros
perdonamos a todos los que nos deben (Lc 11:4).

Nos corresponde perdonar a nuestros hermanos tantas


veces como sea posible, mientras la gracia perdonadora de
Dios es así también para nosotros (Mt 18:21,22). Si alguien
te ofende a causa de la justicia o la verdad de Cristo, te
insulta o te golpea no le respondas con lo mismo, no le
resistas. Actúa con mansedumbre así como actuó Cristo
ante el tribunal de los judíos, soportando toda injuria, pero
permaneciendo siempre bajo la voluntad de Dios, en la
verdad, en toda palabra y acción. En las palabras de Jesús:

“Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera


que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra” (Mt 5:39).

La “derecha” está relacionado con la justicia, fruto de la


relación continua con Dios (Sal 73:23).

“Y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale


también la capa” (Mateo 5:40).

La túnica también es símbolo de la justicia, y la túnica


blanca representa la justicia divina (Job 30:18; Lv 16:4).
Por la misma causa de tu justicia si alguien te hace
escándalo o te hace pasar públicamente en vergüenza o te
difama, por tu justicia, no hagas tú también lo mismo que
61
La Purificación

él, ni tampoco te vengues, sino espera todo en el Señor y Él


te salvará, Él hará justicia por ti (Pr 20:22).

“Y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve


con él dos” (Mateo 5:41).

La carga significa falta, culpa, pecado o la iniquidad


que se atribuye a una persona (Sal 38:4; 55:22). Si alguien
impone sobre ti faltas por causa de la justicia de Cristo o
falsas acusaciones y te condena o te denuncia, tampoco
hagas como él y le devuelvas con lo mismo, sino espera
pacientemente en la voluntad de Dios y permanece en la
justicia de Cristo. Hagan lo que te hagan permanece en
Cristo.

“Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia,


bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos,
ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones,
y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y
reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay
en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran
de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que
calumnian vuestra buena conducta en Cristo. Porque mejor es que
padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que
haciendo el mal” (1 Pedro 3:14-17).

 Andar tras los afanes y vanidades de este mundo


(Mt 6:33,34).

Vivir sólo para estudiar; o trabajar, para vivir bien y


gozar de los placeres: Comer, beber, vestir bien, para
agradar a los ojos de los demás o para servir y alimentar a
las pasiones de nuestra propia carne y para divertirnos, nos
hace conformarnos a este mundo y nos hace olvidar a Dios;
nos hace olvidar el cuidado que Dios nos ha dado sobre los

62
La Purificación

menesterosos, los afligidos, los enfermos, los huérfanos,


las viudas, los encarcelados y sobre aquellas personas que
no conocen de Dios.

Como bien sabemos, Dios mismo nos pedirá cuenta


sobre esta encomienda al fin de este tiempo que está por
terminar (Mt 25:31-46). Los afanes y las vanidades hacen
que no pensemos en los demás, sino sólo en nosotros
mismos. Nuestras oraciones se hacen débiles y nuestro
estudio de la Biblia es infructuoso.

La vida absorta en las vanidades de este mundo es


contraria a la voluntad del Señor. Todos los afanes de este
mundo vienen a ser suplidas por añadidura, después que
hemos buscado “primeramente el reino de Dios y su
justicia” en nuestra propia vida (Mt 6:33).

 Juzgar las cosas por las apariencias externas (Jn


7:24).

Nuestro juicio es justo y verdadero sólo si andamos


bajo la voluntad de Dios. No juzgaremos sólo
superficialmente diciendo, esto es malo o esto bueno o haré
esto, porque esto es el mejor camino para mí, sin acudir a
Dios (Jer 42:5,6; Ec 7:14-18; Gn 24:50). Porque nuestra
vida es pasajera en este mundo y nadie sabe de sí mismo,
como será el día de mañana a menos que estemos bajo la
presencia del Señor, a quien acudimos para que Él ponga el
camino delante de nuestros ojos.

“¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad,
y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis
lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es
neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.
63
La Purificación

En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y


haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias.
Toda jactancia semejante es mala” (Santiago 4:13-16).

En lugar de preguntarse: ¿Esto es o no es la voluntad de


Dios? Pregúntale al Señor: ¿Cuál es tu voluntad para mí?
Porque sin Dios “hay camino que parece derecho al
hombre, pero su fin es camino de muerte” (Pr 16:25).
Cuando disponemos enteramente nuestro corazón para
recibir lo que viene de la voluntad de Dios no
necesariamente esperaremos obtener el bien sino también
podría ser el mal. Como Job dijo:

“¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En


todo esto no pecó Job con sus labios” (Job 2:10).

La segunda parte del versículo nos dice que si la


declaración de Job habría sido falsa, entonces, Job habría
pecado a causa de su ignorancia en el conocimiento de
Dios. Pero no es así, sino que está diciendo correctamente
que también podemos recibir del Señor tanto el mal como
el bien visto desde nuestro punto de vista, no en la fe.

Pero ¿Cómo entenderemos esto? Job era un hombre


bendecido por Dios y su bendición según la historia bíblica
era una añadidura a su justicia, por lo que dice que Job era
un “hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado
del mal” (Job 1:1).

El camino de la fe se obtiene como un don, una nueva


percepción de la vida, que es en si el conocimiento de la
voluntad de Dios, “el conocimiento del Santísimo”, que
viene a ser llamado en Proverbios, la inteligencia:

64
La Purificación

“El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, Y el


conocimiento del Santísimo es la inteligencia” (Proverbios 9:10).

Sin embargo, la voluntad de Dios está sujeta a sus


mandamientos. Quien con sinceridad se despoja de su
propia voluntad de pecado, para dejarse guiar por la
voluntad de Dios o quien se despoja de todo camino de
mentira, adquiere inteligencia. Es decir, la verdadera
voluntad del Señor, es el conocimiento del Santísimo.

“De tus mandamientos he adquirido inteligencia; por tanto, he


aborrecido todo camino de mentira” (Salmos 119:104).

El conocimiento de la voluntad de Dios en nuestra vida


permanece con nosotros y podemos sólo seguir
percibiéndolo, mientras guardemos los mandamientos del
Señor, por la ayuda misma del Espíritu Santo y vivimos de
ese modo en su justicia.

Si le damos al Espíritu más terreno, más espacio y más


tiempo en nuestro corazón para que dirija nuestras mínimas
decisiones, nuestros mínimos impulsos, nuestros
sentimientos y pensamientos, es decir, si abrimos cada vez
más la compuerta de nuestra alma hacia Él, nos
convertiremos en medios por el cual la voluntad de Dios
opere como “ríos de agua viva” sin fin y el amor nuestro
por el Señor llegará a ser tan natural, así como nuestra
necesidad insaciable de su voluntad.

Cuando esto sucede, podemos ver ya, el propósito para


el cual el Señor por su voluntad nos ha llamado. Y aquellos
que aman de este modo al Señor, nunca les dejará en el
mal, porque su propósito es darles un mejor camino, mejor
que el camino que nuestros ojos o nuestros sentidos
65
La Purificación

racionalmente pueden percibir como bien.


“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les
ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son
llamados” (Romanos 8:28).

Todos aquellos pues que esperan ser saciados de la


voluntad de Dios, esperan también ser saciados de su
justicia y por lo tanto, esperan también ser motivados a
cumplir los mandamientos de Dios. Los que esperan que la
voluntad del Señor dirija sus vidas, deben primeramente
pedir ayuda divina para apartarse del mal camino: “El
temor de Jehová”, este es el primer principio que nos
permite ser partícipes de la sabiduría divina.

“El temor de Jehová es el principio de la sabiduría” (Proverbios


9:10).

Aquel que camina por el camino de la vida en Jesús,


esto es, aquel que está ocupado en la disciplina contra la
carne por el Espíritu, hace caso de toda palabra que sale de
la boca de Dios, es decir, vive a la expectativa de la voz del
Señor y acepta todo lo que venga de parte de Él.

El objetivo de que alguna vez podamos recibir el mal,


en lugar de bien de parte del Señor es sólo uno: Que
permanezcamos bajo la voluntad de Dios, en el camino de
la vida, en el camino de la fe. Esto es una prueba necesaria
para nuestro desarrollo en el conocimiento del Santísimo,
sobre lo cual debemos tener paciencia hasta ver el fin de
esta aflicción, porque el Señor es misericordioso y
compasivo como lo fue con Job.

“He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis


oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el
Señor es muy misericordioso y compasivo” (Santiago 5:11).
66
La Purificación

Cualquiera que ande por el camino del temor de Dios


no temerá al mal venga, sucederán eventos, pero él no
temerá, sino que esperará el instante aquel, cuando el Señor
complete los eventos y vea su voluntad realizada. Por tal
razón, no tendrá temor tampoco de las malas noticias:

“En memoria eterna será el justo. No tendrá temor de malas


noticias; su corazón está firme, confiado en Jehová” (Salmo 112:7).

Aun bajo la plena justicia de Cristo, estando a cuentas


con Él, no debemos tener temor de lo que el enemigo nos
pueda hacer, hay cosas que el Señor permite y que no
comprenderemos pronto, a menos que esperemos verlo con
paciencia, solo con los ojos de la fe.

El rey David consultaba con mucha frecuencia al Señor


y efectuaba su voluntad, porque esperaba hasta que el
Señor le dijera lo que debía hacer. A pesar de su error
cometido en el pasado, respecto a lo de Urías, para el Señor
él había hecho lo recto ante sus ojos, no por sus propios
méritos sino por la dependencia continua de Dios, de quien
venía su justicia.

“Por cuanto David había hecho lo recto ante los ojos de Jehová, y
de ninguna cosa que le mandase se había apartado en todos los días de
su vida, salvo en lo tocante a Urías heteo” (1 Reyes 15:5).

Aparte de las consecuencias que nuestros pecados


puedan traer a nuestra vida y a pesar de que podamos estar
a cuentas con Dios al haberle entregado nuestras cargas.
Con frecuencia el enemigo trae a la memoria nuestros
pecados pasados y nos acusa. Pero es preciso saber que si
estamos con en el Señor debemos esperar sólo que Él
67
La Purificación

mismo haga su propia justicia y no nosotros por nuestra


propia cuenta, porque toda justicia que no viene de Dios es
pecado.

Cuando David iba desde la cumbre de los olivos, de


donde había ido a adorar hacia Bahurim, le salió al
encuentro Simei, quien era un miembro de la familia de
Saúl y le acusaba de que a causa de su propia maldad en el
pasado, su mismo hijo Absalón se había sublevado contra
su reino. Entonces, Abisai su siervo y todos sus hermanos
hijos de Sarvia, inducidos por el enemigo pidieron permiso
al rey para quitarle la vida, pero David quien había acabado
de estar en comunión con el Señor les respondió:
“¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia? Si él así maldice, es
porque Jehová le ha dicho que maldiga a David. ¿Quién, pues, le dirá:
Por qué lo haces así? Y dijo David a Abisai y a todos sus siervos: He
aquí, mi hijo que ha salido de mis entrañas, acecha mi vida; ¿cuánto
más ahora un hijo de Benjamín? Dejadle que maldiga, pues Jehová se
lo ha dicho. Quizá mirará Jehová mi aflicción, y me dará Jehová bien
por sus maldiciones de hoy” (2 Samuel 16:10 -12).

Por un momento, mientras oían estas palabras,


pensaron que Dios callarías a su rival en ese instante, pero
el tentador siguió usando a Simei y él se alejaba
maldiciendo a David, porque el diablo se había propuesto
desalentarlo y distraerlo a fin de que los propósitos de Dios
respecto al establecimiento de su Reino no se lleven a
cabo.

“Y mientras David y los suyos iban por el camino, Simei iba por el
lado del monte delante de él, andando y maldiciendo, y arrojando
piedras delante de él, y esparciendo polvo” ( 2 Samuel 16:13).

Bajo nuestra mente unidimensional, siempre


68
La Purificación

consideramos normal creer que las cosas son resultado de


nuestras acciones. Que una causa lleva a un efecto. En
forma lógica pensamos que si hacemos un buen trabajo
tendremos buenos resultados y si hacemos lo bueno
obtendremos siempre cosas buenas y por el contrario si
hacemos cosas malas, del mismo modo cosas malas
recibiremos y queremos hacernos de estas reglas patrones
universales.

Pero luego nos damos cuenta que no siempre estos


parámetros funcionan. Pues al que hace el mal le va bien y
vive más tiempo que el que hizo el bien y el que hizo el
bien muere pronto y nos preguntamos ¿Qué es lo que
realmente sucede?

Las reglas del Señor que definen lo que llamamos


justicia lineal de pronto no se cumplen. Y algunos dicen, si
estas reglas fueron diseñadas por el Creador, entonces
¿Dónde está Él?

Lo que el Señor nos dice en su palabra, es que la


justicia del tiempo lineal mientras esté dirigida por nuestro
raciocinio, es real. Pero hay días que las cosas no salen
como quisiéramos y aquí las reglas del raciocinio no se
cumplen. Así es como el Señor ha hecho que bajo nuestro
puro raciocinio veamos los días como días, buenos y días
malos y que las cosas siempre funcionen bajo la justicia
lineal, no es seguro a causa del mal de este mundo y causa
del mal controlado por los deseos de la carne.

Esta forma limitada en que vemos nuestros caminos


como días buenos y malos llevan a muchos a prever los
riesgos que puedan darse. Debido a que nadie podría

69
La Purificación

jactarse que todos los días serán buenos para él debido a


sus esfuerzos personales en hacer el bien, pues no
encontrará después de hacer el bien, el mismo efecto (el
bien). Como dice en el pasaje siguiente:

“En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad


considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre
nada halle después de Él” (Eclesiastés 7:14).

Pero he aquí el concejo de la sabiduría:

“Todo esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que


perece por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días.
No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿Por qué habrás de
destruirte? No hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿Por qué habrás de
morir antes de tu tiempo? Bueno es que tomes esto, y también de
aquello no apartes tu mano; porque aquel que a Dios teme, saldrá bien
en todo” (Eclesiastés 7:15-18).

No está diciendo que dejes de hacer el bien por tus


propios medios porque también está escrito: “Y al que sabe
hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” (Stg 4:17), pero
tampoco te empeñes en hacer lo malo, sino que está
diciendo “teme a Dios” nada más. No te preocupes por
tanto de los resultados del día de mañana, aun cuando el
mañana quedara ante tu vista como la última oportunidad.

Sólo si estas a cuentas con Dios y te arrepientes con


corazón sincero con la intensión de depender siempre de la
voluntad del Señor, entonces no te preocupes de los
resultados de tus esfuerzos del día de mañana, si saldrá
bien o si saldrá mal, porque sea lo que sea el día de mañana
malo o bueno para nuestra razón, será después de todo la
voluntad del Señor. Es decir, será bueno porque hemos
permanecido en su voluntad.
70
La Purificación

Si bien al principio no vemos los resultados como


esperamos, pero si aprendemos a esperar que sea la
voluntad de Dios, bajo esta vía el “todo bien” lo veremos
como la imagen de un escenario que se va completando
quizás pronto o lentamente en nuestro horizonte de futuro
como algo inclusive mejor de lo que esperábamos que
fuera la voluntad del Señor.

Los verdaderos caminos de la vida y los viajes no son


terrenales o espaciales sino que son tiempo – espirituales,
son los caminos de la fe como los caminos en que
anduvieron los primeros padres, Abraham, Isaac y Jacob,
donde lo espiritual o mejor dicho el camino que Dios
mismo escoge es el mejor escenario en el tiempo oportuno
de acuerdo a sus propósitos.

Y como ahora vemos el propósito del Señor, es que


permanezcamos en sus caminos bajo su voluntad en sus
caminos de la fe.

 Andar bajo los deseos de los ojos, de las manos y


de los pies (Las concupiscencias y los deseos de la carne).
(Mar 9:43-50).

Se refiere a la completa participación que tenemos en la


ilusión vana (en el estado de la vanidad- premisa 1) en la
que estamos atrapados por la carne. En esta ilusión vana
que la carne nos presenta a manera de justificación; los
ojos, las manos y los pies trabajan para satisfacer sus
deseos y para conservar la ilusión.

Este punto es el principal, es aquí donde debemos

71
La Purificación

trabajar. Son nuestros malos hábitos, nuestras costumbres


malas e irrefrenables de nuestro carácter, nuestras bajas
pasiones o nuestras concupiscencias los que nos tienen
esclavizados y dominan nuestro cuerpo y nuestra mente y
no nos dejan ser verdaderos cristianos.

Pueden ser pensamientos malos e impuros, la


fornicación, el adulterio, la ira, los pleitos, las vanidades,
los hurtos, etc. (Mt 15:19). Considerando lo que el Señor
Jesús dice en el evangelio de Marcos:

“Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en


la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no
puede ser apagado” (Marcos 9:43).
“Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la
vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que
no puede ser apagado” (vr. 45).

“Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en


el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al
infierno” (vr. 47).

“Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será


salado con sal” (vr. 49).

“Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué la


sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con
los otros” (vr. 50).

La ofrenda de pecado a Dios consistía en descuartizar


una vaca por sus partes ojos, patas, cola, cabeza, vísceras,
etc. Y sacarlos fuera del campamento para quemarlos por
completo.

“En fin, todo el becerro sacará fuera del campamento a un lugar


limpio, donde se echan las cenizas, y lo quemará al fuego sobre la leña;
en donde se echan las cenizas será quemado” (Levítico 4:12).
72
La Purificación

Esto representaba la gravedad del pecado que está


enraizado en nuestra carne y también nos dice que toda
obra de purificación de la carne, como a Dios le agrada,
debe ser completa. Tal como dice en la oración de David:

“Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto u


ofrenda del todo quemada; Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar”
(Salmo 51:19).

Esto se hace pidiendo al Espíritu de Dios que elimine


cada mal hábito o debilidad de carácter en nuestro corazón.
Pero antes necesitamos perdonar aquellos con quienes
estamos enemistados o con quienes tenemos quejas, esto es
la sal del pacto, la paz que debemos tener unos con otros,
esto debe a acompañar a nuestra purificación. Jesús
menciona en la parábola:

“Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué la


sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con
los otros” (Marcos 9:50).

No puede faltar la reconciliación con nuestro prójimo


en la dedicación de nuestro corazón a Dios, esta obra es
primaria, y se debe efectuar antes de la purificación.
Limpiándonos de todo mal hábito y de todo pensamiento
malo o inmundo, el Espíritu Santo nos revelará el
significado de los mensajes del reino de Dios, para crecer
como verdaderos cristianos que por ahora pueden estar
velados para nosotros y la palabra del reino de Dios
sembrada en nuestro corazón puro dará sus buenos frutos.

Pero no podemos hacerlo solos, sino por medio del


Espíritu Santo ¿Cómo lo haremos? ¿Qué dice la Biblia

73
La Purificación

respecto a cómo hacerlo? El procedimiento se halla en la


secuencia numérica de las fiestas ceremoniales.

El seguimiento de esta secuencia, era el camino


correcto para ser partícipe del reino de los cielos. Sin
embargo, antes de llegar a estas conclusiones, vamos a
repasar un poco acerca de las fiestas ceremoniales.

74
La Purificación

Capítulo 2

LAS FIESTAS SOLEMNES


“El llamado a la purificación”

Cuando hablamos del reino de los cielos, debemos


comprender el plan que hizo Jesús, a fin de salvarnos del
pecado y de la forma como nosotros debemos prepararnos
para ser participes de este plan de redención. El pueblo
Judío celebraba ciertas fiestas, llamadas fiestas solemnes o
ceremoniales, las cuales se daban durante todo un año, y
representaban la línea del tiempo en que se iba a efectuar el
plan de salvación por nuestro Señor Jesús.
Sin embargo, también se hallan en éstas los tiempos de
la preparación de purificación que es el eje de los mensajes
del reino de Dios para nosotros; por esta razón vamos a
hacer mención de las fiestas ceremoniales antiguas.

De acuerdo a las estaciones como se dan en Israel.

Las 4 primeras se celebran en la época de


primavera:

1. La fiesta de la Pascua
2. La fiesta de los panes sin levaduras
3. La fiesta de los primeros frutos
4. La fiesta del Pentecostés

Y las 3 siguientes en la época de otoño:

1. La fiesta de las trompetas


2. El día de la Expiación
75
La Purificación

3. La fiesta de los tabernáculos


Las tres primeras fiestas se daban en el primer mes del
año hebreo, estas son: La pascua el 14 de Abib, los panes
sin levadura desde el 15 al 21 de Abib, la fiesta de los
primeros frutos el 16 de Abib y la fiesta del Pentecostés en
el tercer mes del año, en el 5to día, es decir, el 5 de Sivan.
Estas tres fiestas la encontramos descritas en Levítico 23,
tal como se muestra en el siguiente esquema (Fig. 1) y de
acuerdo al orden en que se observaban, también se
cumplieron desde la muerte de Cristo, hasta el día del
Pentecostés.

La Pascua se celebraba el 14 del mes de Abib. En el


calendario judío era el día sexto de la semana, entre el 9 y
el 15 del primer mes (ver Fig. 1), donde el cordero era
sacrificado (Ex 12:6). El animal debía ser separado 4 días
antes, es decir el día 10 de Abib (Ex 12:3). El
cumplimiento de esta fiesta se dio con la muerte del
Mesías. Jesús fue crucificado el día donde los judíos
celebraban la pascua (Jn 19:14).

El 15 de Abib. Este día era el séptimo de la semana,


entre el 9 y el 15 del primer mes (ver Fig. 1). Era día de
reposo para el pueblo de Dios y el inicio de la fiesta de los
panes sin levadura desde la puesta del día 14 (Lv 23:6,8).
Jesús fue sepultado este día (Mt 27:5; ver fig. 2). Y su
significado es que gracias a la muerte de Cristo fue posible
que el hombre entrase al reposo de sus antiguas obras de
pecado. Así pues, después de entregar a Cristo nuestras
obras de pecado para que Él nos limpie, reposamos en Él.
“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso
y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”
(Mateo 11:29).

76
La Purificación

La fiesta de los primeros frutos se celebra el 16


Abib. En este día se mecía la gavilla que podía ser granos
en su espiga verde de cebada o de trigo y se ofrecía como
ofrenda a Dios. También un cordero de un año sin defecto
como holocausto. Y con el holocausto 2/10 de flor de
harina amasada con aceite y vino como libación, esto era ¼
de un hin (Lv 23:11-13).

Jesús resucitó el primer día de la semana, el 16 de


Abib. Otro grupo de personas como muestra de los que
resucitarán en su segunda venida también, resucitaron
juntamente con Él. Estas personas son el antitipo de las
gavillas mecidas (Mt 27:52,53; Mr 16:6; 1Co 15:22,23) y
el cordero que se ofrecía con la harina amasada,
juntamente con aceite y el vino, representan que el carácter
de los que resucitaron, es la imagen de nuestro Señor Jesús.

La fiesta de los panes sin levadura se celebraba


durante 7 días. Desde el día 15 de Abib (día de reposo)
hasta el 21 Abib (Lv 23:6). Durante 7 días se comía panes
sin levadura. Cuando murió Jesús. Los que le conocieron
entre sus discípulos y los de Juan el Bautista como el
Cordero que quita el pecado del mundo (Jn 1:29)
celebraron los panes sin levadura, es decir los días de
purificación.

El Pentecostés se celebraba el 5 de Sivan. Esto es en


el tercer mes del año judío. Para llegar a esta fecha se
contaba 50 días desde el 16 de Abib, el día de la fiesta de
las primicias (para nosotros viene a ser desde el día de la
resurrección de Cristo con las primicias) (Lv 23:15,16). El
5 de Sivan se ofrecía el nuevo grano ante el altar.

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La Purificación

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La Purificación

En este día caía la primera lluvia o también llamada


lluvia temprana, para preparar al trigo para la cosecha.

Durante este tiempo los discípulos de Jesús prepararon


sus corazones para recibir el Pentecostés (Hch 2), el
bautismo del Espíritu Santo que Jesús les había prometido
llamada también “lluvia temprana”.

“Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis


bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hechos
1 :5 ).

Jesús se apareció ante sus discípulos durante 40 días


enseñándoles acerca del reino de Dios: En primer lugar,
cómo debían purificar su corazones para ser uno sólo con
Cristo y una vez puros, cómo debía ejercer el ministerio de
la predicación del que tenían que ocuparse (Hch 1:3).

El 5 de Sivan fue el Pentecostés, llegó la lluvia


temprana. Aquel día, el Espíritu Santo vino en forma de
fuego y repartió dones a los varones piadosos, quienes
habían preparado sus corazones purificados con Cristo. Ese
día puso en ellos los dones de profecía y el don de lenguas,
tal como había sido escrito por el profeta Joel (Joel 2:28,
29).

“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y


profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán
sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos
y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días” (Joel
2:28,29).

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La Purificación

81
La Purificación

2.1. El significado y la importancia de los panes sin


levadura.

Ahora leamos el siguiente texto en 1 Corintios 5:6.

“No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de


levadura leuda toda la masa? Limpiaos, pues, de la vieja levadura,
para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra
pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que
celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de
malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de
verdad”.

El texto mismo dice, que el pan representa a nosotros


mismos, por lo que dice: “Para que seáis nueva masa”.
Representa nuestro propio corazón, que es susceptible a
adquirir el pecado.

El pan sin levadura representa nuestro corazón, libre


de toda intensión o propósito, que no intenta sujetarse a la
voluntad de la carne, es decir un corazón sin malicia, un
corazón sincero o conforme a la verdad. Tan pronto como
haya una ligera intensión de aceptar algo de la carne, ya
existe fuera de nuestra voluntad, una fuerza que nos
arrastra a hacer una obra en favor de la intensión de la
carne.

Este trabajo, por más mínima que sea la intensión que


podemos aceptar, esta justificación nos lleva de inmediato
al mundo de la ilusión de la carne, que finalmente es la
vanidad.

Este estado es la condición pecaminosa en sí. Por lo


tanto cuando alguien acepta en su corazón, algo de la
intensión de la carne, aún sin haberlo efectuado, de mirar,
82
La Purificación

juzgar maliciosamente a su prójimo, tomar, fumar o hablar


cosas perversas, que están contra los mandamientos del
Señor, inmediatamente ya estamos en ese otro mundo de la
vanidad de la carne. Así que nadie puede decir que no es
aceptar una mala intensión de la carne, porque así también
el apóstol Pablo dijo:

“No es buena vuestra jactancia ¿No sabéis que un poco de


levadura leuda toda la masa?” (1Corintios 5:6).

Pero cuando quitamos con sinceridad toda intensión


mala sin fingimiento, el Señor pone en nuestra harina una
nueva levadura, una nueva intensión y por lo tanto
llegamos hacer una nueva masa. Ésta intensión nos lleva
por el camino de la verdad. Luego podemos preguntarnos
¿Qué es la verdad? La verdad es Cristo. Pero vamos a dejar
la demostración de este enunciado para el capítulo 3.

El pan sin levadura expone el corazón del hombre, que


permanece purificado en Jesús. Es decir no sólo
perdonado, porque si es así, volvería luego otra vez a caer
en el mismo pecado. Purificado es libre de toda intensión
de la carne, por lo tanto de toda tentación.

Permanecer en Cristo implica pedir continuamente que


su voluntad se apodere de nuestro corazón, bajo la
condición de que no aceptamos ni la más mínima intensión
de los deseos de la carne, porque si ocultamos una fracción
de voluntad por más mínima que sea, nos estamos
engañando. Si permanecemos en Él, rechazando la más
mínima voluntad de la carne, para aceptar su voluntad,
conoceremos su voluntad en nuestra vida, le conoceremos
a Él.

83
La Purificación

“Todo aquel que permanece en Él, no peca; todo aquel que peca,
no le ha visto, ni le ha conocido” (1 Juan 3:6).

Cuando entregamos nuestras debilidades, durante la


tentación a Jesús, anulando toda intensión de quedarnos
algo de la intensión de la carne, entonces Él nos limpia y el
encanto de la ilusión creada por la tentación de la carne se
anula.

Si en nuestra oración personal, a solas con Él, pedimos


con toda sinceridad que limpie nuestro corazón, de toda
mala e inmunda intensión de la carne, recibiremos entonces
sus verdades, que son muchas veces verdades que se hallan
en la Biblia, pero que tienen mucho sentido al ser aplicados
a los caminos de nuestro andar.

Así pues mientras más le demos nuestro corazón, hasta


la más pequeña de nuestras debilidades al Señor, esto es,
mientras más sinceros seamos de corazón, recibiremos más
de su verdad y seremos auténticamente panes sin levadura,
ofrenda del todo quemada (Sal 51:19).

Ésta bienaventuranza puede ser aplicada a la persona


que ha sido perdonado y cuyo corazón es puro y verdadero.
Como dice el Salmista:

“Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y


cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa
de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño” (Salmo 32:1,2).

2.2. El significado y la importancia del Pentecostés.

Hay una pequeña parábola enseñada por Jesús, pero de


gran significado, es la parábola de la levadura.
“Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la
84
La Purificación

levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina,


hasta que todo fue leudado” (Mateo 13:33).

Esta parábola nos enseña acerca del poder del Espíritu


Santo, que obraría en nosotros habiendo sido antes
despojados de la vieja levadura de mentira en el corazón.
Es decir, toda intención falsa con fingimiento o hipocresía
al decidir aceptar la voluntad del Señor, es mentira y por lo
tanto es pecado.

“En esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a


otros se atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos, primeramente:
Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía” (Lucas
12:1).

Es necesario pues despojarse de toda intención falsa de


la carne, que justifica sus intensiones, para seguir andando
en la ilusión vana a fin de “andar en la verdad” (2 R 20:3)
delante de Dios. Cuando la vieja levadura de la carne, es
decir las intensiones de la carne ha sido despojada hasta no
quedar nada en ella, ninguna falsa intensión para aceptar la
voluntad de Dios.

Entonces, la voluntad del Señor, que opera por medio


de Espíritu Santo se ve tan libre para manifestar su poder y
para hacer del fiel creyente un útil instrumento del Señor
sin límites.

La levadura que la mujer ocultó en tres medidas de


harina, representa la intención o el verdadero propósito de
la voluntad de Dios, manifestada a través del poder del
Espíritu Santo, que obra con toda su libertad, en un
corazón totalmente sincero, totalmente despojado de toda
falsa intensión y de toda intensión de la carne. La nueva
levadura representa la inmerecida voluntad o gracia del
85
La Purificación

Señor, que opera en el hombre, haciéndole un instrumento


útil en la obra del Señor.

El número en sí de la cantidad de harina que es tres (de


las tres medidas de harina), debe representar la voluntad de
Dios que gobierna en el corazón (la harina) el hombre que
está dispuesto a recibir y a ejercer la intensión (la nueva
levadura) o propósito de la voluntad del Señor.

En la fiesta del Pentecostés, que celebraba el pueblo de


Israel, era necesario que ofreciesen dos décimas de flor de
harina cocida con levadura. Si comparamos con las tres
medidas la cantidad que permite la igualdad, es que las
décimas sean multiplicadas por 15.

“Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día


en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas
cumplidas serán. Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo
contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová.
De vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que
serán de dos décimas de efa de flor de harina, cocidos con
levadura, como primicias para Jehová” (Levíticos 23:15-17).

La ofrenda de harina cocida con levadura, era contraria


al pan que se debía comer durante la fiesta de los siete días
de los panes sin levaduras. Conforme al orden de las
fiestas, primero era necesario comer los panes sin levadura
y después, en el Pentecostés, era necesario ofrendar la
harina más bien cocida con levadura.

El significado de ambas fiestas en este orden es el


siguiente: Primero es necesario despojar la vieja levadura
del corazón y comer de este pan que representa la carne de
Cristo, que limpia de toda intensión de pecado, que gracias
a su sacrificio tenemos derecho a comerla para que nos
86
La Purificación

limpie de todo pecado y cuando ha sido realizada esta obra


de purificación, el mismo Espíritu Santo pone en nuestro
corazón la nueva levadura, sus intensiones y propósitos
para que seamos nueva masa.

Esta “nueva levadura” fue puesta por el Espíritu Santo


en los corazones de los discípulos de Cristo, en el día del
Pentecostés, cuando entonces esperaban su venida. Esto
ocurrió el mismo día donde los judíos celebraban la fiesta,
el 5 de Sivan. Fue para este día que Jesús preparó a sus
discípulos durante 40 días en Jerusalén (Hch 1:3). ¿Cómo
fue este acontecimiento? Leamos ahora el siguiente texto
en Hechos 2:1-6.

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes


juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento
recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y
se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose
sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y
comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que
hablasen. Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de
todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la
multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su
propia lengua”.

La pregunta que debemos hacernos respecto al texto


leído es ¿Qué características tenían los varones piadosos de
Jerusalén que estaban en esa reunión? O de otro modo:

¿Qué características tienen los varones piadosos


según la Biblia?

 No hablan en falso contra su prójimo (no andan


en chismes y mentiras contra su prójimo). No hablan
con labios lisonjeros y con doblez de corazón (no son
87
La Purificación

hipócritas). No se jactan de su propia gloria. “Salva, oh


Jehová, porque se acabaron los piadosos; porque han
desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.
Habla mentira cada uno con su prójimo; hablan con labios
lisonjeros, y con doblez de corazón (Sal 12:1-4).

 Son aquellos que perseveran en las pruebas con


Jesús, son aquellos que no tientan al Señor con sus
concupiscencias y flaquezas pensando que el Señor les
va perdonar siempre. “A Leví dijo: Tu Tumim y tu Urim
sean para tu varón piadoso, A quien probaste en Masah,
Con quien contendiste en las aguas de Meriba” (Dt 33:8).
Estas personas que tienen el tumim y el urim tienen
madurez en el Espíritu Santo para discernir entre el bien y
el mal (He 5:14).

Los levitas son la representación del pueblo de Dios


que anda en el Espíritu Santo porque han sido purificados
por Jesús (Mal 3:1-3) y disciernen por el Espíritu, el bien y
el mal (He 5:14).

 Aquellos que no andan tras la vanidad, los que


no viven para agradarse así mismos y al mundo,
aquellos que no andan tras la mentira. “Hijos de los
hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia,
amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? Sabed, pues,
que Jehová ha escogido al piadoso para sí; Jehová oirá
cuando yo a él clamare” (Sal 4:2,3).

 Aquellos que perseveran en la esperanza de la


venida del Señor y son guiados por el Espíritu de Dios.
“Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón,
y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de

88
La Purificación

Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él” (Lc 2:25).

 Aquellos que hacen siempre limosnas hacia su


prójimo. “Había un hombre llamado Cornelio...piadoso y
temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas
limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre” (Hch 10:1, 2).

 Los que andan según la ley de Dios y dan buen


testimonio de sus propia vida. “Entonces uno llamado
Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen
testimonio de todos los judíos que allí moraban” (Hch
22:12).

 Son aquellos que buscan a Dios durante todo el


día y confían en El. “Guarda mi alma, porque soy
piadoso; Salva tú, oh Dios mío, a tu siervo que en ti confía.
Ten misericordia de mí, oh Jehová; Porque a ti clamo todo
el día” (Sal 86:2, 3).

Los seguidores de Jesús buscaron la piedad en Cristo y


en esto consistió su preparación de los judíos piadosos (Lc
24:52,53) a fin de recibir el bautismo del Espíritu Santo 50
días después de la resurrección de Cristo. Jesús mismo les
preparó durante 40 días hablándoles acerca del reino de
Dios (Hch 1:3). Continuemos ahora con la lectura del
capítulo 2 del libro de Hechos. Más adelante, desde el
versículo 15, Pedro explica que la venida del Espíritu
Santo en el Pentecostés había sido anunciada por el profeta
Joel.

“Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que


es la hora tercera del día. Más esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en
los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda
carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes

89
La Purificación

verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre


mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi
Espíritu, y profetizarán” (Hechos 2:15-18).

Cuando andamos en camino de piedad, cuando hemos


sido hechos “panes sin levadura” al eliminar nuestros
pecados por medio de la sangre de Cristo, cuando ya no
hay en nosotros mentira delante de Dios, cuando
guardamos los mandamientos del Señor y aceptamos
seguirle, entonces el Señor nos unge con su Espíritu Santo.

Nos da luz, revelación, el testimonio de Jesucristo a fin


de no extraviarnos por sendas de oscuridad y nos transmite
su voluntad y esa luz es vida para nosotros. Nos trae a
través del Espíritu Santo la luz de Jesús que es vida para el
crecimiento de nuestra alma; nos trae la lluvia temprana (el
Pentecostés).

“Porque en Jesús estaba la vida y la vida era la luz de los


hombres” (Juan 1:4).

Esta vida Jesús nos trajo al darse la vida a sí mismo; al


resucitar, nos trajo su palabra por medio de su Espíritu.
Porque las palabras de Jesús son Espíritu y son vida (Jn
6:63). Aquellos que han sido partícipes de los panes sin
levadura y han recibido el Pentecostés, en esencia tienen
esas dos características: “guardan los mandamientos de
Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Ap 12:17c).

El principio es: Mientras mas sincero seas con Dios


(Pan sin levadura) recibirás más de la luz divina, más de
sus verdades de justicia que es el testimonio mismo de
Jesús para andar en caminos de santidad. De modo que
si entregamos al Señor nuestro ser entero como ofrenda de
90
La Purificación

purificación, para que su sangre limpie toda levadura en


nuestro corazón y recibiremos el Pentecostés.

Debemos entender que es necesario morir con Jesús


para resucitar juntamente con Él (Ro 6:1-14). La muerte de
Jesús hace de nosotros panes sin levadura y su resurrección
nos trae la luz por el Espíritu Santo, que es vida para
nosotros, nos trae el Pentecostés (ver fig.3).

Pero no podemos vivir con Cristo si primero no


morimos con Él. No podemos recibir el Pentecostés, si
primero no hemos pasado por los panes sin levadura.

En las palabras de Pablo:

“Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado


juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de
que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido
justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también
viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los
muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en
cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; más en cuanto vive,
para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado,
pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el
pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus
concupiscencias” (Romanos 6:6-12).

En realidad el quiasmo de la figura 3, se deduce de


forma sencilla de los números de las cuatro fiestas de
primavera que se presentan en la figura 2 En este esquema.

Si nos ubicamos en el día 14 que es el día de la pascua


en el que muere Cristo, a partir de este día a la puesta del
sol (prácticamente desde el día 15) se cuenta la fiesta de los
panes sin levadura y a partir del día 16 (que empieza a la
91
La Purificación

puesta del sol del día 15) que es el día en que resucita
Cristo, se cuentan 50 días para dar con el día en el que se
celebraba la fiesta del Pentecostés.

Es así como el quiasmo está formado por dos grupos de


fiestas paralelas y contiguas uno de otro. El objetivo
principal de este quiasmo es llevarnos a la esencia del
principio de la purificación que ya antes se ha mencionado.

92
La Purificación

93
La Purificación

El principio es: “Mientras mas sincero seas con Dios


(Pan sin levadura) recibirás más de la luz divina, más de
sus verdades de justicia que es el testimonio mismo de
Jesús para que andes en caminos de santidad”.

Es el principio que ha quedado en los corazones de muy


pocas personas del pueblo escogido por Dios, incluido el
pueblo de hoy. Porque mientras el antiguo pueblo del
Señor se apartaba de la voluntad de Dios, el Señor
proclamó por boca de Jeremías y de otros profetas este
principio sagrado, que les llevaría de regreso al único
camino del reino de los cielos:

“Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta,


y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado. Que
me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que
hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me
piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios” (Isaías 58:1-2).

Solo aquellos que hacen justicia y andan en las leyes


del señor les son revelados los verdaderos caminos de
Dios. Sobre este quiasmo muy bien relacionado de las
fiestas, el apóstol pablo se ocupa en explicar estos al darle
un significado Cristo-céntrico en los capítulos 6 al 8 del
libro de Romanos y el mismo tema también es tratado por
Juan, Pedro y Lucas (ver Fig. 4).

Las dos primeras fiestas, la pascua y los primeros


frutos, representa lo que Dios hace por nosotros: La muerte
de Jesucristo por el pecado de todos era necesaria, a fin de
que resucitase a vida eterna para dar esta misma vida a
todos los que mueren al pecado en Él. Esto equivale a decir
lo que Jesús dijo:

94
La Purificación

“De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la


tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto” (Juan
12:24).

Es decir, cuando la semilla de trigo cae en la tierra


muere como grano de trigo, porque el nuevo germen que
sale se alimenta del antiguo trigo porque lleva vida en si y
este germen crece y se hace planta de trigo. Luego, al
madurar la planta, da muchas semillas que es el fruto del
trigo. Se siembra cuerpo animal como dice Pablo y
resucitará cuerpo espiritual (1Co 15:44).

Pero es necesario para esto que el trigo que cae a la


tierra muera, la palabra “muere”, no se refiere a la muerte
física en pecado, porque si fuera así no hubiese resucitado;
más bien se refiere a la muerte al pecado en el cuerpo
físico. Porque al morir al pecado en el cuerpo, el Espíritu
de Dios le vivificó. Así también nosotros debemos morir al
pecado aun si fuera posible resistiendo al pecado hasta la
sangre, porque está escrito:

“Porque aún no habéis resistido hasta la sangre,


combatiendo contra el pecado” (He 12:4); renunciando
absolutamente a esta vida en sus apariencias, para que
seamos tenido por el Señor como muertos al pecado, pero
vivos en Cristo. Por eso nuestro divino Maestro declara:
“El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este
mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno me sirve, sígame; y
donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me
sirviere, mi Padre le honrará” (Juan 12:25-26).

En la primera parte del texto, en Hebreos 12:4 “Porque


aún no habéis resistido hasta la sangre”, indica que
debemos disponer nuestro corazón a ser limpiado por el
95
La Purificación

Espíritu de Dios, entregándonos a la más estricta disciplina


que sólo podemos soportar y crecer con las fuerzas del
Señor.

Por lo tanto, no debemos esperar que el Espíritu del


Señor nos exija a reconocer los pecados atesorados en
nuestro corazón, mientras nosotros seguimos viviendo una
vida en conformismo con los deseos de la carne.

Al contrario nos corresponde buscar al Señor en


oración abriendo nuestro corazón, “derramándolo
completamente como el agua se derrama sobre el suelo”
para que Dios lo examine todo sin que detengamos la
intervención de su mano ante algún pecado oculto, porque
el Señor todo lo sabe y no hay nada que nos podamos
ocultarle, sino que espera que confesemos todo pecado y
que pidamos por ellos que nos perdone y no limpie.

Algunos que viven en la carne y en la conformidad con


este mundo, basados en la paciencia que espera el que
siembra la preciosa semilla según Santiago 5:7-8.

“Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor.


Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra,
aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la
tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros
corazones; porque la venida del Señor se acerca”.

Aquellos pues, creen que con la interpretación de que el


Señor es paciente, se han librado de la responsabilidad de
la disciplina que les toca efectuar (de morir a sus pecados),
pero al continuar con esta forma de pensamiento, nunca
verán al Señor.

96
La Purificación

Despreciando de ese modo la muerte de Cristo, afirman


que Él que entregó su vida por nosotros, lo entregó con la
“paciencia de ellos”, como si nuestro Señor fuera
negligente a la labor del Padre.

Por lo contrario la paciencia que se refiere aquí, es la


que nos conviene tener al soportar durante la batalla, contra
las intenciones de la carne al dejar más tiempo y al abrir
más espacio en el corazón, para que Cristo nos limpie de
todo pecado y esta disciplina desde luego no es causa de de
gozo sino de tristeza y aflicción.

Pero esta es la tarea verdadera y necesaria que el Señor


encomienda a sus escogidos. Es el lugar donde los
desobedientes, los cobardes y los hipócritas no quieren
entrar. Sin embargo, debemos hacerlo viviendo la
esperanza pronta del regreso de nuestro Señor Jesús,
porque sin “santidad nadie verá al Señor”. “A menos que
seamos purificados no le veremos” (1Jn 1:4). Sobre esta
paciencia de soportar también Pablo dice a los hebreos lo
siguiente:

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan


grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que
nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por
delante” (Hebreos 12:1).

“Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de


gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los
que en ella han sido ejercitados” (Hebreos 12:11).

Continuemos ahora con el tema de la muerte de la


semilla. Pablo también afirma que esta muerte es necesaria
a fin de que vivamos en Cristo.

97
La Purificación

“Porque si fuimos plantados juntamente con Él en la semejanza de


su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo
esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Él, para
que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al
pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si
morimos con Cristo, creemos que también viviremos con Él; sabiendo
que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte
no se enseñorea más de Él. Porque en cuanto murió, al pecado murió
una vez por todas; más en cuanto vive, para Dios vive. Así también
vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo
Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo
mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco
presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de
iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre
los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de
justicia” (Romanos 6:5-13).

Las dos fiestas paralelas del segundo grupo (fig. 4), los
panes sin levadura y el Pentecostés, representan el
reconocimiento sincero de todos nuestros pecados y el
permiso sincero que debemos dar al Espíritu Santo a
(nuestra muerte al pecado), a fin de recibir la vida que
recibió Cristo al resucitar por medio del mismo Espíritu,
porque también se cumple para nosotros la misma
declaración: “Si el grano de trigo no cae en la tierra y
muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”
(Juan 12:24).

“Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora


en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará
también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en
vosotros” (Romanos 8:11).

De ahí que podemos decir que el que es justificado por


Cristo o declarado justo, primero debe morir al pecado
como Él primero que murió al pecado. Así está escrito en
el rectángulo en el centro de la figura 4: “Porque el que ha
98
La Purificación

muerto ha sido justificado del pecado” (Ro 6:7).

El Espíritu Santo que recibimos después de morir a los


deseos de la carne, es nuestro Pentecostés. El mismo que
creó el mundo por su palabra y nos dio la vida nos sigue
dando hoy en día vida por medio de su palabra, y su
palabra recibida así continuamente por medio del Espíritu
Santo es luz que guía nuestro camino.

“Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino”


(Salmos 119:105).

“Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, Y


camino de vida las reprensiones que te instruyen” (Proverbios 6:23).

La luz que Cristo nos da es la vida verdadera de los


hombres.

“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”


(Juan 1:4).

99
La Purificación

100
La Purificación

Capítulo 3

LAS 7 COLUMNAS
“Las columnas de las Purificación”

Recordemos el principio que trae este quiasmo, que nos


conduce a la purificación y que se ha demostrado a través
de la secuencia de los números de las fiestas de primavera
en el capítulo anterior:

“Mientras mas sincero seas con Dios (Pan sin


levadura) recibirás más de la luz divina, más de sus
verdades de justicia que es el testimonio mismo de Jesús
para que andes en caminos de santidad”.

Este principio me ha hecho recordar más de una vez la


experiencia en el Espíritu, hace más o menos diez años. En
los días en que estaba dedicado al servicio del Señor.

Una experiencia

Conocí a una hermana de la Iglesia que se llamaba


Ena,* muy dedicada a la obra Misionera. Pero tenía un hijo
que se hallaba temporalmente alejado de la iglesia. Su
nombre era Oseas.

Pasado un mes de haberla conocido personalmente, un


día, cuando acabábamos la reunión de grupo pequeño, se
me acercó y me dijo: “Hermano quiero decirle algo sobre
lo que estoy segura que viene de parte del Señor. Hace

*
Los nombres mencionados son ficticios, para proteger la identidad
de las personas.
101
La Purificación

como tres años he estado orando para que mi hijo regrese a


la iglesia. Está totalmente gnóstico respecto a las cosas
espirituales. Pero hace más de tres meses tuve un sueño
justo antes que le conociera y vi en mi sueño a un hermano,
a quien Dios lo había enviado, para traer a mi hijo de
vuelta a la iglesia y yo recuerdo claramente. ¡Ese hermano
era usted! Le ruego pues que ore por mi hijo esta noche
para que el Señor le diga lo que debe hacer”.

Aquella noche después que regrese a mi apartamento


me quede pensativo antes de dirigirme al Señor en oración.
Aquella noche, a las tres de la mañana, el Señor me trajo
en sueño lo que debía hacer. En el sueño:

Me hallaba en la Biblioteca de la facultad de ingeniería


Eléctrica haciendo unas tareas para la facultad de Física. Y
me hallaba junto a una mesa. Sobre la mesa estaba una
Biblia abierta y cuando me acerque a leerla se leía
Proverbios 9, la sabiduría y la mujer insensata. Luego vi al
muchacho (quien era hijo de la hermana Ena). El pasó
detrás de mí, y yo pensé que iba a leer lo que yo estaba
leyendo, pero paso de largo. Entonces vi, que fuera de la
biblioteca pasaban un grupo de señoritas y él se fue tras
ellas como siguiéndolas.

Entonces, me desperté mirando el capítulo que aun veía


en la Biblia abierta y me levante. Quedé convencido que
era un mensaje del Señor, porque algo me decía al corazón
que lo era. Entonces me postré ante el Señor y le dije:

Señor, sé que soy indigno de recibir tu mensaje, pero


cualquier cosa de lo que Tú me digas que haga, eso haré.
Luego el Espíritu del Señor me hablo diciendo: Cuando

102
La Purificación

amanezca dejaras el mensaje al muchacho, irás al lugar


donde vive. No te preocupes porque yo te guiaré.
Mientras leía algunos textos del libro de Juan
amaneció. El Espíritu me habló nuevamente:

--- ¡Alístate y ve ahora!

Su voz era tan clara en mi mente e hice lo que me pidió.


Luego salí a la estación de autobuses.

El espíritu volvió a decirme:

--- ¡Toma la 217, te llevará hasta Dejvicka y de allí


tomarás un tranvía el cual yo te diré!

Así fue luego de bajar, fui hasta una estación donde el


Espíritu me guiaba y subí en el tranvía 24, el cual me llevó
por U Vltava, junto al río del país. Después de unos 20
minutos de viaje me dijo:

--- ¡Baja aquí mismo!

Después de bajar le dije:

--- ¿Señor ahora hacia donde iré?

Me dijo:

---Camina rectamente un par de cuadras y luego voltea


a la izquierda.

Así pues caminé según como me había indicado y


cuando ya había volteado la avenida. Seguí caminando y le

103
La Purificación

pregunte nuevamente:

--- ¿Ahora por donde debo continuar Señor?


Pero no tuve ninguna respuesta. Entonces, me acerque a
una persona a quien le dije:

--- ¿Disculpe donde hay por aquí alguna residencia de


estudiantes?

Y dijo:

--- Eso es a 5 cuadras de aquí.

Y después de caminar 5 cuadras arriba, y pregunté a


alguien más y esta última me dijo:

---No hay ninguna residencia de estudiantes aquí. Eso


hay a tres cuadras abajo.

Camine tres cuadras abajo y no había.

--- ¿Dónde es? Le pregunté nuevamente al Señor y no


había respuesta.

Luego vi a una persona que pasaba por la avenida a


quien me acerqué para preguntarle, pero ya habían pasado
como 20 minutos y me dijo:

---Sube, en la parte de arriba está, en la avenida paralela


a esta.

Fui como me había indicado y al preguntar por allí a


otra persona que estaba en una tienda me dijo:

104
La Purificación

---Por aquí no hay ningún Kolej.

Caminé entonces hacia arriba. Estaba triste porque no


hallaba el lugar y me senté en una banca de la ciudad a
esperar. Luego de 10 minutos pregunté a un Señor que
pasaba por allí y me dijo:

--- ¡Sí! ¡Es el que está al frente!

--- ¿Quéee? Dije para mí – Pero...yo he estado aquí al


frente y no he visto residencia alguna.

Luego fui hasta los porteros y le pregunté al que


atendía:

--- ¡Disculpe! ¿Conoce a un muchacho Oseas?

--- ¡Sí! me dijo... acaba de venir... está en su habitación.

Abrió el cuaderno de registro y me dio el número de su


habitación. Cuando llegué al lugar, me paré junto a la
puerta de su habitación y ore al Señor diciendo:

---Señor he aquí tu mensaje... permíteme darle al


muchacho.

Toque la puerta y salió un muchacho alto y me dijo:

--- ¿Quién eres tú?

Le dije:

---Me llamo Emil, vine a verte porque tengo un

105
La Purificación

mensaje para ti de parte del Señor.

--- ¿Cómooo? Dijo — ¡haber pasa!

--- ¡Siéntate!

Y dijo:

---“Yo me pregunto ¿Cómo sabias que había llegado en


este instante? Hoy es domingo y los domingos nunca suelo
llegar aquí. Solo vine porque me había olvidado un libro y
vine hace un minuto y justo cuando tocabas la puerta ya
estaba por irme”.

Después que de haberme sentado le conté el sueño y le


leí en Proverbios capítulo 9 conforme a lo que el Señor me
había mostrado. Pero luego me di cuenta que tenía en sus
paredes imágenes, que tenían que ver con lo que le tenía
atado: Eran fotos de mujeres.

Vi al muchacho como afligido por lo que le había dicho


y me dijo:

---“Pero... ¿Porqué te cuenta Dios mis problemas a ti y


no a mi?”

Yo le dije:

---No lo sé, solo sé que Él así lo hizo y así quiso.

Luego se puso a meditar y llorando me dijo:

---“Gracias por el mensaje, este texto lo leía mucho

106
La Purificación

cuando era niño. Ahora me doy cuenta que Dios quiere


traerme de nuevo a su Iglesia. Emil... voy a volver a la
Iglesia pero no ahora, pero voy a volver... ¡Dile al Señor si
te volviera a hablar que le agradezco por el mensaje!”

Después de orar con él regrese a casa y le di gracias al


Señor por llevarme con bien a donde me había enviado.

Unos días después la hermana Ena se acercó a mí y me


agradeció y oró por mí. Me dijo con mucha alegría que se
manifestaba en su rostro, que su hijo estaba yendo a la
iglesia por sí solo.

Bien. El mensaje que llevaba al muchacho de parte del


Señor tiene partes en cuyas escenas los personajes son de
caracteres opuestos. La sabiduría y la mujer insensata.
Estos dos personajes tienen la forma de dos negociantes
que ofrecen sus propios productos, el primero, la sabiduría:
ofrece sabiduría e inteligencia y vida en abundancia.

“Dejad las simplezas, y vivid, y andad por el camino de la


inteligencia” (Proverbios 9:6).

“Porque por mí se aumentarán tus días, y años de vida se te


añadirán” (Proverbios 9:11).

Esta sabiduría (la luz de Dios) y la vida son las que


Dios ofrece a través de la muerte del Hijo y solo se
adquiere mediante la purificación, en el Pentecostés.
Requiere de vivir en el temor de Jehová y por eso solo lo
adquieren los justos y los que ya son sabios por su justicia.

“No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; Corrige


al sabio, y te amará. Da al sabio, y será más sabio; Enseña al justo, y
aumentará su saber. El temor de Jehová es el principio de la sabiduría,
107
La Purificación

Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia” (Proverbios 9:8-


1 0 ).

El segundo negociante, la mujer insensata: Ofrece los


deseos de la carne justificándolos como dulces y sabrosos,
engañando de ese modo a lo que van por sus caminos
derechos y conduciéndoles por el camino de la perdición a
la muerte (Pr 9:17-18). Sin embargo, analizaremos ahora
solo los versículos que están vinculados con nuestro tema,
con la obra de la purificación, a fin de demostrar cómo es
que en este capítulo se halla también el principio del
quiasmo de la purificación.

En Proverbios 9:1-12 se habla sobre la sabiduría:

“La sabiduría edificó su casa, labró sus siete


columnas”

Esta primera parte está relacionada directamente con


los 7 días de la purificación, es decir con los panes sin
levadura.

El número de estos días en realidad están bajo la forma


de la suma 6 +1, ya que nos invita a entrar en su reposo en
el séptimo día (en el último día que es el 21 de Abib).
Puesto que la fiesta de los panes sin levadura es desde el 15
hasta el 21 de Abib. Todo aquel que murió en Cristo el día
14 entra en su reposo, que inicia el mismo día 15 por eso
ese día es de reposo y completa este reposo con un corazón
listo para recibir el Espíritu Santo el día 21.

Los primeros 6 días desde el 15 hasta el día 20 es en sí,


la oportunidad para que todo aquel que cree en Cristo
crezca como una nueva planta en el huerto de Dios, es
108
La Purificación

como uno que regresa a la tierra donde fue sembrado, es


decir, al Edén a la presencia del Padre y es por lo tanto una
nueva criatura hecho a imagen de Dios.

Cristo murió para que seamos nuevas plantas


sembradas por el Señor y en Él. Así es como lo afirma
nuestro Maestro dentro de una expresión de juicio
ejecutivo.

“Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre


celestial, será desarraigada” (Mateo 15:13).

El hombre fue creado en el sexto día y la creación fue


terminada justo cuando termina la creación del hombre. Es
decir que el propósito de la creación era hacer del hombre
una criatura a imagen de Dios mismo. “Lo planto como
una planta” y le dio su Espíritu el sexto día (día 6) sobre la
tierra que creó en el tercer día (día 3) y es por eso, que el
número quiásmico del Génesis tiene la estructura:

(Tierra) 3 + 3 (Espíritu del Señor) = 6 (hombre a


imagen de Dios)

Así fue la creación perfecta y por eso descansó el


último día, el séptimo día. Pero después del pecado esta
ecuación se invalidó. Sin embargo, el nuevo plan del Señor
para volver al origen, fue posible solo a través del
sacrificio del Hijo. Solo a través de Él podríamos entrar en
el reposo y es por eso que cuando Cristo muere el día 14 de
los panes sin levadura que inician en el mismo día de
reposo 15 de Abib y duran 7 días, hasta el siguiente reposo,
el 21.

“Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes


109
La Purificación

sin levadura a Jehová; siete días comeréis panes sin levadura. El primer
día tendréis santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis. Y
ofreceréis a Jehová siete días ofrenda encendida; el séptimo día será
santa convocación; ningún trabajo de siervo haréis” (Levíticos 23:6-
1 8 ).

Durante estos 6 días el hombre es tallado, pulido por


medio de la obra del Espíritu del Señor y la fiesta de la
santidad se celebra el día 21 que (7mo día), donde se entra
santo al reposo del Señor o para santificarlo tal como dice
el mandamiento: “Acuérdate del día de reposo para
santificarlo”.

Esta fiesta no solo representa la victoria sobre el


pecado, sino el éxito de la recreación. Es decir, nacer como
una nueva criatura en la presencia del Señor, donde el
Espíritu Santo lo vuelve hacer como imagen y semejanza
de Dios. Al final de los panes sin levadura nuevamente la
ecuación da resultado.

3+3=6

El séptimo día, aquellos que fueron hechos nuevas


criaturas en Cristo al ser despojados de la vieja levadura,
habiendo vencido sobre las tentaciones de la carne y
obtenido los frutos del Espíritu, están en derecho de entrar
en el reposo del sábado que es la séptima columna.

6+1=7

“Seis días comerás pan sin levadura, y el séptimo día será fiesta
solemne a Jehová tu Dios; no trabajarás en él” (Deuteronomio 16:8).

Y aquellos que habían cumplido con la fiesta de los


panes sin levadura, con la purificación del corazón, tenían
110
La Purificación

derecho a regocijarse al recibir el Espíritu Santo, la lluvia


temprana en la fiesta del Pentecostés. Por eso dice en el
libro de Deuteronomio “Te alegrarás en presencia del
SEÑOR tu Dios”.

“Siete semanas contarás; desde que comenzare a meterse la hoz en


las mieses comenzarás a contar las siete semanas. Y harás la fiesta
solemne de las semanas a Jehová tu Dios; de la abundancia voluntaria
de tu mano será lo que dieres, según Jehová tu Dios te hubiere
bendecido. Y te alegrarás en presencia del SEÑOR tu Dios en el
lugar donde él decida habitar, junto con tus hijos y tus hijas, tus
esclavos y tus esclavas, los levitas de tus ciudades, los extranjeros, y
los huérfanos y las viudas que vivan en medio de ti. Y acuérdate de que
fuiste siervo en Egipto; por tanto, guardarás y cumplirás estos
estatutos” (Deuteronomio 16:9-12).

Esta fiesta del Pentecostés representaba entrar en la


presencia del Señor, en su reposo. Estos números que se
cuentan desde la fiesta de las gavillas, desde el 16 de abib,
el día en que Cristo recibe la vida por el Espíritu, la reciben
también los que murieron con Él y en Él, trae toda la
creación al reposo, el corazón del hombre es purificado y
santificado en Cristo, así que está listo para que la luz del
Señor pueda habitar en él, representado por el Pentecostés
o el ú1timo día, la presencia del Espíritu Santo. Esto es lo
que significa los 49 días previos al Pentecostés:

7 +7 +7 +7 +7 +7 +7 = 49

Después de 7 semanas de días, o sea después de 49 días


más 1, viene el maestro de justicia para enseñarnos sus
propósitos e impartirnos su Espíritu, es decir en el día 50.

7 +7 +7 +7 +7 +7 +7 + 1 = 50

111
La Purificación

El último día, cae primer día y es un día de regocijo en


el Espíritu y el hecho de ser un solo día o día 1, se refiere a
la adquisición de la luz que es Cristo (ya que el primer día
fue hecha la luz) o lluvia temprana.

Pero volvamos al tema de los panes sin levadura.


Durante estos los siete días de los panes sin levadura, el
trigo que cae en la tierra, muere y nace una nueva planta en
Cristo, una nueva vida que no es de este mundo y por lo
tanto no ama más la vida que este mundo le ofrece, sino
que la aborrece porque ama la vida venidera con Dios.

“De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la


tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El que
ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para
vida eterna la guardará” (Juan 12:24-25).

Las siete columnas de el libro Proverbios 9, son por lo


tanto indispensables para gozar de la sabiduría del Señor
que otorga en el Pentecostés. La pascua, la muerte que
Cristo hizo posible los panes sin levadura. El Señor diseñó
el plan de las 7 columnas, Él las labró. Es como trabajar
sobre un material y pulirlo y eso es lo que hace en nuestros
corazones por su gracia.

112
La Purificación

La sabiduría que el Señor ofrece es tan contraria a los


caminos de la mujer insensata según Proverbios 9:13-18
como a las mujeres con quienes no se contaminaron los
144 000, “pues son vírgenes” y ellos serán los “redimidos
de entre los hombres como primicias para Dios y para el
cordero” (Ap 14:4-5).

Elena de White en el libro “Primeros Escritos”, se


describe que ella vio el templo donde solo entrarán los 144
mil y tenía 7 columnas que es símbolo de aquellos que
mueran al pecado como panes sin levadura y entran a la
santidad en el Señor. El hermoso templo estaba rodeado de
siete montes y aquel se hallaba asentado sobre el octavo
monte (PE, 19).

Este número representando a la vida que es Cristo y que


solo se consigue a través de Él, porque el mismo resucitó el
octavo día como inicio de un nuevo día, de una nueva
semana. Todo aquel que muere en Cristo al pecado vivirá,
y el que permanezca en Él, tendrá acceso al templo de las 7
113
La Purificación

columnas de la sabiduría. Veamos ahora lo siguiente.

“Mató sus víctimas, mezcló su vino, y puso su mesa”

Esta parte representa la pascua de Cristo e invita a todo


aquel que quiera comer de su pan (su carne) y de su vino
(su sangre). Es una invitación hacia la experiencia del
nuevo nacimiento a través de los panes sin levadura.

Desde el momento en que Cristo muere, los 7 días de


los panes sin levadura se inician de inmediato, donde
nosotros morimos en Él al pecado. Es por eso, que cuando
una persona por primera vez acepta a Cristo como su
redentor debe someterse a la purificación, a la obra del
Espíritu Santo que extrae toda levadura de su corazón.

“Envió sus criadas; sobre lo más alto de la ciudad


clamó. Dice a cualquier simple: Ven acá. A los faltos de
cordura dice: Venid, comed mi pan, y bebed del vino
que yo he mezclado”.

Desde los versículos 3 al 5 el Señor se refiere a la


invitación que hace a todos, a aprovechar de los panes sin
levadura para recibir el Pentecostés. Esta invitación ha sido
más de una vez repetida por los profetas, por ejemplo en
Sofonías, hay una invitación a prepararse para recibir el
sacrificio de Cristo, para morir al pecado en Él.
“Calla en la presencia de Jehová el Señor, porque el día de Jehová
está cercano; porque Jehová ha preparado sacrificio, y ha dispuesto a
sus convidados” (Sofonías 1:7).

La invitación fue también repetida por quien iba a ser la


víctima del sacrificio, como en los libros de Mateo y
114
La Purificación

Lucas. En ambos evangelios se predice el rechazo por parte


de su pueblo a la invitación de una fiesta preparada por el
Señor para los gentiles.
“Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados:
He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados
han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas” (Mateo
22:4).

“Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están


preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos” (Mateo
22:8).

“Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que
hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de
convidados” (Mateo 22:10).

“Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le


dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios. Entonces
Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. Y a
la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid,
que ya todo está preparado. Y todos a una comenzaron a excusarse”
(Lucas 14:15-18).

“El siervo regresó y le informó de esto a su señor. Entonces el


dueño de la casa se enojó y le mandó a su siervo: Sal de prisa por las
plazas y los callejones del pueblo, y trae acá a los pobres, a los
inválidos, a los cojos y a los ciegos.” (Lucas 14:21).

“Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron


convidados, gustará mi cena” (Lucas 14:24).

Pero sólo en el primero se agrega además la predicción


de la destrucción de Jerusalén:
“Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a
aquellos homicidas, y quemó su ciudad” (Mateo 22:7).

Al final de este capítulo, se presenta un juicio de tipo


115
La Purificación

ejecutivo, dando entender que esta sabiduría, es para


salvación de los que la buscan a través de los panes sin
levadura.

“Si fueres sabio, para ti lo serás; y si fueres escarnecedor, pagarás


tú solo” (Proverbios 9:12).

Para nosotros al igual como para Pablo, quien dirige en


su carta a Timoteo, el conocimiento de las Escrituras
prepara el camino del cristiano para obtener la sabiduría.

“Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las


cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo
Jesús” (2 Timoteo 3:15).

Aunque la Biblia señala los pecados y enseña además el


buen camino, su lectura, sin un arrepentimiento de corazón
y una purificación diaria, tienen solo resultados mediocres,
por eso Pablo dice: Tan solo “te pueden hacer sabio para la
salvación”, porque ese es el camino correcto, pero no te
hacen sabio para la salvación, sino hasta después que has
pasado por los panes sin levadura. Esta misma sabiduría
está representada por “los frutos de la tierra que estuvo
bien arada” en la parábola del sembrador.

“Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al


que no tiene, aun lo que tiene le será quitado” (Mateo 13:12).

Cualquiera que tenga su tierra (corazón) bien arada,


tendrá frutos en abundancia y el que tenga la tierra dura,
aún lo que tenga el enemigo la arrebatará. La sabiduría
solo se adquiere en el temor de Jehová, solo la adquiere el
que entiende de ella y solo la entiende el que tiene los ojos
limpios y ve a causa de la pureza de su corazón. Como dice
en Proverbios.
116
La Purificación

“¿De qué sirve el precio en la mano del necio para comprar


sabiduría, No teniendo entendimiento?” (Proverbios 17:16).

La mujer insensata de Proverbios 9 se proyecta sobre la


mujer de Apocalipsis 14:4. Los que no se contaminaron
con mujeres desde el día que recibieron la muerte en Cristo
al pecado, ellos son los 144 000 según el versículo anterior.

Es evidente que esta mujer representa a la mujer


insensata de Proverbios 9, si vemos que el versículo 4
termina enfatizando que aquellas vírgenes son rescatadas
como primeros frutos. Es decir que estas vírgenes murieron
en Cristo y fueron vivificadas en Él en su resurrección,
dando sus primeros frutos.
De modo que al ocuparse de su purificación, durante
los panes sin levadura llegaron a vencer sobre toda
tentación, a tal punto que no han encubierto nada en su
corazón y no han retenido ninguna malicia o inmundicia en
su corazón, que no haya sido eliminada con el poder del
Señor. En esto consiste pues el hecho de que hayan sido
rescatadas como los primeros frutos de la humanidad para
Dios y para el cordero.

Aquí presentamos Apocalipsis 14:4 en las dos


versiones: La primera en RV60 y la segunda es la NVI de
1979:

“Éstos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son


vírgenes. Éstos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va.
Éstos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios
y para el Cordero” (R60, Apocalipsis 14:4).

“Éstos se mantuvieron puros, sin contaminarse con ritos sexuales.


Son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Fueron
rescatados como los primeros frutos de la*humanidad para Dios y el
117
La Purificación

Cordero” (NVI, Apocalipsis 14:4).

Cada persona pasa diariamente ante el juicio del que


todo lo ve. Son leídas las intenciones de nuestro corazón en
toda decisión y tentación, que deciden nuestro destino para
alcanzar el reposo final en Cristo. Al orar en cada
momento, que sea necesario. Cada intensión futura de la
carne que guardamos en el corazón en forma inconsciente
debe ser eliminada.

Debemos buscar con sinceridad que nuestro corazón,


esté limpio de pecado y que al orar, en nuestras bocas no se
halle mentira, al ocultar nuestras mínimas intensiones,
entonces el Espíritu Santo nos abrirá los ojos para ver y
pedir por que los errores que no pudimos ver, y serán
eliminados por el poder de Cristo. Entonces nuestras
manchas serán borradas y para aquellos que hicieron así
rectamente este es el juicio del Señor:

“En sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante
del trono de Dios” (Apocalipsis 14:5).

Debemos pedir por la luz de Dios, que Él nos haga ver


los males, que nos impiden recibir la lluvia temprana del
Espíritu Santo. Debemos someternos y no resistirnos a la
purificación, a la disciplina del Señor que da frutos para
salvación, como dice Pablo a los Hebreos:

“Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de


gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los
que en ella han sido ejercitados” (Hebreos 12:11).

118
La Purificación

Capítulo 4

PORQUE LA VERDAD ES CRISTO

En las Sagradas Escrituras, en uno del versículo del


AT* se halla una lista de materiales que eran botines
ganados en la guerra que Moisés, por mandato del Señor,
ordenó ser seleccionados de acuerdo a su capacidad de
resistir al fuego. Los materiales que no podían ser
purificados por fuego, es decir los que no resistían al fuego
eran separados para ser purificados sólo a través de agua.
Tal como se lee en la siguiente declaración del sacerdote
Eleazar:

“Y el sacerdote Eleazar dijo a los hombres de guerra que venían de


la guerra: Ésta es la ordenanza de la ley que Jehová ha mandado a
Moisés: Ciertamente el oro y la plata, el bronce, hierro, estaño y
plomo, todo lo que resiste el fuego, por fuego lo haréis pasar, y será
limpio, bien que en las aguas de purificación habrá de purificarse; y
haréis pasar por agua todo lo que no resiste el fuego. Además lavaréis
vuestros vestidos el séptimo día, y así seréis limpios; y después
entraréis en el campamento” (Números 31:21 -23).

El primer material que aparece en la lista de Números


31:22-23 es el oro. El orden de la lista se encuentra en
orden ascendente empezando con los que resisten menos al
calor. Es decir, con el que tiene mayor capacidad de ser
conductor al calor. El último de la lista en el mismo texto
es el plomo y es el menor capaz de conducir el calor a
través de él, por lo tanto su resistencia o resistividad que
ofrece ante el calor que es de 0,02857 (en kelvin por metro
cuadrado sobre vatio) (ver Resistividad del material en la
tabla 1), es mayor que en el resto de los materiales. Aunque

*
Antiguo Testamento.
119
La Purificación

según la tabla adjunta, donde se presenta datos


aproximados de la conductividad de los materiales del libro
de Números. La plata dice que soporta más que el oro, casi
cien veces más, aunque en realidad esto es insignificante
porque sólo son datos aproximados.

Conductividad Resistividad
Metales del material del material

(
W
) K .m2
R( )
K .m W
Oro 308,2 0,0032446
Plata 406,1-408,7 0,0024624
Bronce 116-186 0,0086206
Hierro 80,2 0,0124688
Estaño 64 0,0156250
Plomo 35 0,0285714

Tabla 1- Conductividad y resistividad de los metales de


Números 31:22-23.

Sin embargo, lo que nos enseña esto, es que los


materiales de la lista representan la capacidad de cómo
nuestro corazón de cada seguidor de Cristo es capaz de
soportar la purificación del Espíritu Santo con fuego y de
cuánto es capaz de resistir con el agua. Esto, sólo Cristo lo
sabe.

Tras todas estas representaciones la intensión de


nuestro Señor, es que el pecado de nuestra carne por sus
intensiones pecaminosas sea consumido por completo
hasta que no quede nada que resista a la voluntad del
Espíritu del Señor en nuestro corazón y esto es lo que

120
La Purificación

representa el sacrificio de la ofrenda por el pecado (Lv


4:11,12).

Cuando alguno del pueblo pecaba por yerro en algunos


de los mandamientos de Dios debía ofrecer un becerro sin
defecto para expiación (Lv 4:1,2). Este becerro
representaba la condición pecaminosa que en la carne
resiste a la voluntad del Señor, es decir, es decir que le
becerro representaba a nosotros mismo en pecado.

Pero hay otros animales de sacrificios en la lista que


podían medir la condición pecaminosa como también hay
un patrón de medida, con la que todos los demás animales
pueden medir su condición de pecado respecto a él. Por lo
tanto este patrón de medida sería la verdad.

Muchos nos hemos preguntado y también nos hemos


respondido de acuerdo a la declaración bíblica según el
apóstol Juan: ¿Cuál es la verdad con la que debemos
compararnos? Cristo es la verdad:

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene


al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).

Según Números 15:1-12, esta verdad está representado


por el cordero (vr. 5) porque es mas manso, luego en el
orden en que una persona es domable, están representados
los animales que siguen después del cordero y este orden
se da según el tamaño de sus cuernos, es decir que el
tamaño del cuerno y el animal mismo indican la rebeldía
en la carne de la persona, para ser guiada por la voluntad
de nuestro Divino Pastor.

Pero el macho cabrío está al final de este orden (vr. 11)


121
La Purificación

y era designado para la expiación de los pecados en los que


se yerra por ignorancia (vr. 24) y no para yerros con
soberbia. El carácter de este animal, en la persona
representa el carácter de Azazel o del diablo (Lv 16:10,
22).

En la siguiente tabla se muestra el juicio o la verdad en


el orden de rebeldía o mansedumbre del corazón del
hombre ante la voluntad de Dios según Números 15:1-12.

Animales de Flor de Aceite (hin) Vino (hin)


Sacrificio harina
Cordero 1/10 1/4 1/4
Carnero 2/10 1/3 1/3
Novillo 3/10 1/2 1/2
Macho cabrío

Tabla 2- Ofrendas de animales, con sus respectivas


ofrendas de harina y aceite y sus libaciones de vino según
Números 15:1-12.

Según el orden de la tabla, el cordero no tiene cuernos y


eso le hace domable por eso es indefenso y manso.
Representa el carácter de nuestro Señor Jesús.

El carnero tiene cuernos pequeños y eso le hace un


poco defensivo. El novillo en cambio que es un ternero (el
hijo pequeño de una vaca), tiene los cuernos un poco más
grandes que el carnero y la tendencia a ser rebelde o de ser
indómita es mayor que el cordero y en el carnero.

Por otra parte estas ofrendas iban acompañadas con


ciertas porciones de harina, aceite y vino. La harina como
122
La Purificación

ya hemos visto en 1 Corintios 5:6 representa nuestro


corazón donde se guarda la levadura, toda malicia e
inmundicia; el vino representa la sangre que Cristo
derramó por amor a nosotros para limpiar nuestros pecados
(1Jn 1:7; Lc 22:20).

El aceite, la unción de la Espíritu Santo para vivir en la


santidad del Señor (Lv 21:12; Sal 89:20; 1Jn 2:20,27).

Pero para un cordero se necesita menos harina, menos


vino y menos aceite que para las demás ofrendas, en
cambio para el novillo (la vaca) se necesita más de cada
uno de estos elementos que todos.

Lo que significa, es que mientras más rebelde sea una


persona en la carne, necesitará más de su sangre y más del
Espíritu de Dios, a fin de limpiar totalmente la harina de
nuestro corazón, de toda impureza de la carne, de todo mal
hábito irrefrenable. Note que al iniciar este capítulo en
Números 15:2 se declara que el orden de las ofrendas
serían establecidos para los hijos de Israel cuando estén ya
en la tierra de Canaán, la tierra prometida.

“Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y


diles: Cuando hayáis entrado en la tierra de vuestra habitación que
yo os doy” (Nm 15:1,2).

Aunque los animales se presenten como ofrenda por el


pecado, ya estaban prescritos por Dios, como la relación de
animales de la tabla anterior, sin embargo cada persona del
pueblo debía presentar el animal como ofrenda de acuerdo
a su voluntad, el mandato de parte de Dios, era que debía
tomarse el animal de corazón o sea con sinceridad.

123
La Purificación

Esto consistía en ver personalmente su pecado, en su


interior, de la forma de grado de rebeldía a la voluntad de
Dios, de manera que fuera lo que realmente quería dejar o
cambiar y luego elegía el animal que correspondía a este
grado de rebeldía como ofrenda por el pecado. Era abrir el
corazón a Dios de forma verdadera.

“Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo


ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a la puerta del tabernáculo de
reunión delante de Jehová” (Levítico 1:3).

Desde luego si hacemos una analogía a nuestro tiempo,


cuando el texto dice que las ofrendas de corderos, carneros,
vacas y cabritos se deberán ofrecer cuando los hijos de
Israel hayan entrado a la tierra de Canaán (Nm 15:2), no
nos quiere decir que los hijos de Dios que entren a la
Canaán celestial presentarán aun caracteres de novillos o
carneros.

Lo que dice nuestro Señor, es más bien, que al final del


juicio, justo antes que Jesús venga por segunda vez a este
mundo, habrá una diferencia bien definida entre los
verdaderos hijos de Dios, que son imagen de Jesús (ovejas)
y los hijos del diablo (cabritos):

“Y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los


unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos”
(Mateo 25:32).

Para llegar a ser ovejas o imagen de Jesús (2 Co 3:18)


debemos andar en la verdad de Jesús y en su testimonio.
En el día final del juicio, en la separación que hará el Señor
para su reino no aceptará “vacas”, ni “carneros”, ni
“cabritos”, sino solo “corderos”.

124
La Purificación

Lo que Números 15:1,2 nos quiere decir es más bien


que mientras el juicio por la expiación de nuestros pecados
aun dure, los seguidores de Cristo debemos librarnos de
todo pecado cometido por yerro o ignorancia (Nm
15:24,25). O sea evitar ser novillo, en el sentido que por las
trampas del enemigo, en nuestra lucha contra el pecado,
hemos caído sin querer, por ignorancia.
“Pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año,
no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de
ignorancia del pueblo” (Hebreos 9:7).

Pero no debemos andar en pecados por soberbia o


pecados consentidos, porque desde que andamos en estos
tipos de pecados ya estamos fuera del reino de Dios y
nuestra sentencia final, cuando el juicio se termine, será ser
cortado de su pueblo (Nm 15:30).

Entonces debemos alcanzar ser “ovejas” (ver Fig. 4) y


alcanzar ofrecer ante el Señor 1/10 de harina (estar listos
permanentemente para el Señor durante su juicio), 1/4 de
vino (rectitud; Nm 23:10) por la sangre de Cristo) y ¼ de
aceite (santidad en el Espíritu Santo). Pues sin la santidad
será imposible ser parte del pueblo de Dios.

“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al


Señor” (Hebreos 12:14).

Los panes sin levadura (la limpieza por la sangre de


Cristo) y el Pentecostés (la unción del Espíritu Santo)
son las dos condiciones necesarias para alcanzar la verdad,
el carácter de Cristo (el Cordero). Son las mismas
características de aquellos que conforman el verdadero

125
La Purificación

pueblo de Dios y se enuncian en Apocalipsis 12:17.


Ellos son “los que guardan los mandamientos de Dios y
tienen el testimonio de Jesucristo”. Guardar los diez
mandamientos se consigue por la purificación del corazón,
durante los panes sin levadura y el testimonio de Jesús, en
forma directa lo imparte el Espíritu de Dios en un corazón
ya puro.

126
La Purificación

127
La Purificación

El requisito para recibir la unción del Espíritu Santo es


pasar por los panes sin levadura, es estar limpios de
corazón. Mientras más nos purifiquemos en Cristo,
obtendremos más luz del Espíritu Santo, la luz que es vida.
Podemos resumirlo en una frase de otro modo, la que
también ha sido ya mencionada:

Mientras mas sincero seas con Dios en tu corazón,


recibirás más de la luz divina que es vida en
abundancia.

128
La Purificación

Capítulo 5

LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR


“El mensaje central del reino de los cielos”
(Mateo13:1-9)

El propósito de la parábola del sembrador, es enseñar al


creyente como prepararse para ser partícipes del reino de
Dios. En esencia, nos dice acerca de lo primordial, que es
la purificación del corazón a fin de ser merecedores de la
bendición de la lluvia temprana en el Pentecostés. De esta
parábola se derivan todas las demás.

“Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis


todas las parábolas?” (Marcos 4:13).

Por lo que podríamos decir que es el eje de todos los


mensajes del cristianismo. Además como veremos en el
capítulo 10, la esencia de este mensaje está relacionado con
el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6-11.

Todas las demás parábolas tienen el mismo propósito


de la parábola del sembrador: La purificación, el
desprendimiento y el reposo en Cristo.

Vamos a sintetizar lo que dice nuestro Señor en la


parábola del sembrador. Los elementos y sus
interpretaciones son los siguientes:

 La semilla = Es la palabra del reino (Mt 13:4, 19).


 El terreno = Es el corazón del hombre (Mt 3:19).

La Palabra de Dios cayó en diferentes lugares: Junto al


129
La Purificación

camino, en pedregales, entres espinos y en buena tierra.


 Las semillas que cayeron junto al camino las
aves se lo comieron. Junto al camino la tierra no está
arada es por lo tanto dura. “Este es el que oye la palabra y
no la entiende” entonces “viene el malo y arrebata lo que
fue sembrado en su corazón” (Mt 13:19).

Es decir cuando “la tierra” que es el corazón debido a


su dureza no está arada y no está limpia de toda inmundicia
y malicia, que justamente por eso es que no entiende la
palabra. Entonces, llega el enemigo y le quita del corazón
la palabra que ha oído.

Sólo si su corazón estuviera limpio podría entender la


Palabra de Dios, porque todo lo que es de la fe en el
Espíritu, solo es posible percibirlo mientras el corazón esté
limpio y se halle bajo una condición en la que no se resista
en lo más mínimo a la voluntad de Dios, es decir mientras
el corazón no esté endurecido.

 Las semillas que cayeron en pedregales. Es la


palabra que cayó en el corazón de una persona que “al
momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino
que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la
persecución por causa de la palabra luego tropieza” (Mt
13:21).

Es decir, tiene raíz pero en si no tiene, pues la raíz que


tiene es de corta duración, o sea es vana y es como si no
tuviera. El hombre que hecha su raíz entre las piedras son
los que por afirmarse en sus propios caminos vanos y
terrenales olvidan a Dios. Como dice en el libro de Job:

“Tales son los caminos de todos los que olvidan a Dios; y la


130
La Purificación

esperanza del impío perecerá; porque su esperanza será cortada, y su


confianza es tela de araña. Se apoyará él en su casa, mas no
permanecerá ella en pie; se asirá de ella, mas no resistirá. A manera de
un árbol está verde delante del sol, y sus renuevos salen sobre su
huerto; se van entretejiendo sus raíces junto a una fuente, y
enlazándose hasta un lugar pedregoso. Si le arrancaren de su lugar,
Éste le negará entonces, diciendo: Nunca te vi” (Job 8:13-18).

La raíz que se sostiene de piedras para crecer, es el


corazón que se sostiene de sus propios caminos, que está
confiado en su propia voluntad para crecer y que en lugar
de dejar la voluntad al Señor toma la suya propia.

Es decir, las piedras equivalen a los caminos


personales, que son obviamente duros porque no aceptan
con sinceridad la palabra del reino de Dios. En la parábola
dice que “la semilla cayó en pedregales, donde no había
mucha tierra” es decir, había tierra, pero lo que más
abundaba en el corazón eran los caminos del hombre,
entonces la tendencia de esta raíz, era tomarse de aquellas
piedras que son sus propios caminos de justicia, a su
manera, lo que se ha trazado.

Los caminos de justicia propia de aquellos que echan


sus raíces sobre piedras, son llamados caminos de
impiedad.

“El hombre no se afirmará por medio de la impiedad; Mas la raíz


de los justos no será removida” (Proverbios 12:3).

Este camino no está dirigido por Dios, sino que puede


estar dirigido por las riquezas, por los placeres de la carne
o de la gloria y la fama de este mundo. Pero finalmente
estas cosas por ser vanas y perecederas, le engañarán y le
extraviarán del verdadero camino que solo es en la justicia
131
La Purificación

de Dios. La declaración de la muerte del Hijo del hombre y


la ingrata disposición del hombre seguirá repitiéndose, ves
tras ves, en todas partes del mundo y por aquellos que
proclamen el mensaje del tercer ángel.

“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores,


experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro,
fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras
enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por
azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue
sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos
descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas
Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y
afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y
como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su
boca” (Isaías 53:3-7).

Observemos en la cita lo que el hombre hace


comparándolo con lo que hace el Hijo de Dios. Mientras Él
dio el ejemplo del camino, por el precio del pecado,
nosotros no estimamos el precio de su sacrificio.

Mientras el cargó nuestro pecados, pagando por nuestra


paz en una cruz cada cual de nosotros se apartó por su
propio camino. En el versículo “cada cual se apartó por su
propio camino” ¿Porqué? Porque como se ha estudiado, las
piedras representan nuestros propios caminos, entonces,
mientras nuestro Señor cargaba con el precio que demanda
la paga de nuestros pecados, cada cual se fue por sus
caminos, conforme a las piedras que lleva en su corazón.

Necesitamos quitar las piedras de nuestro corazón por


doloroso que sea. Porque si vemos aquel que sufrió tanta
hostilidad de pecadores contra sí mismo, para que nuestros

132
La Purificación

ánimos no se cansen hasta desmayar, veremos que no


hemos luchado contra el pecado, ni aun combatiendo hasta
la sangre. Antes que nuestro redentor muriera en una cruz,
ya había muerto al pecado y triunfado solemnemente en
obediencia, para que nosotros sigamos su camino, el
verdadero camino.

Sólo aquellos que alimentan su raíz por la palabra del


Señor y por sus mandamientos, aquellos que son
sembrados en “un terreno”, en un corazón que ha muerto al
pecado en Cristo, que ha quitado toda tentación gracias a
Cristo tienen verdadera raíz y crecen allí en la justicia de
Dios: Crecen en Cristo.

“Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la


llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se
desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los
ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel” (Isaías 5:24).

Cuando el corazón tiene piedras que no han sido


quitadas, es decir que se ha conformado en su propio
camino de concupiscencias no eliminadas, entonces la
palabra del Señor que trae vida puede crecer un poco, pero
cuando vienen las pruebas que pueden ser tentaciones,
pruebas o aflicciones más grandes; como no tiene raíz en
sí, entonces se seca y muere.

Pero como dice el apóstol Pablo, “si la raíz es santa,


también lo son las ramas” (Ro 11:16). Si dependemos de la
justicia divina para crecer, esto es si nos despojamos de
todo pensamiento malo e impuro por medio del Espíritu del
Señor, a fin de que la semilla que es la Palabra de Dios
germine en nosotros, entonces la voluntad del Señor, Jesús
mismo quien es la verdadera raíz, por que dice:
133
La Purificación

“Yo soy la raíz y el linaje de David” (Ap 22:16), en


quien confiamos y no aferramos, se afirmará en nuestro
corazón despedregado y hará su completa voluntad para
que produzcamos frutos que son el carácter de Jesús.

 Las semillas que cayeron entre los espinos.

“El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra,
pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra,
y se hace infructuosa” (Mateo 13:22).

Esta semilla es la Palabra de Dios que cae en corazones


que viven absortos, en ambientes donde son alimentados de
toda vanidad y de todo placer de la carne. Algunos viven
absortos en ambientes de mucha absorción en el trabajo,
otros en ambientes de lujuria, otros en los estudios; y la
intensidad con que se ejercen estas actividades, pronto les
harán olvidar la palabra de vida que fue sembrada en sus
corazones.

 Las semillas que cayeron en buena tierra. Esto


es, la palabra de vida que fue sembrado en un corazón
despejado de malezas, de piedras y alejado de los espinos.
Esta persona oye y entiende la palabra y da fruto y produce
a ciento, a sesenta, y a treinta por uno (Mat 13:23). Este
consejo del Señor fue escrito por Jeremías:

“Arad campo para vosotros y no sembréis entre espinos”


(Jeremías 4:3).

Y si hacemos caso en despejar nuestro corazón de toda


malicia e inmundicia, cuando llegue la lluvia temprana en
el Pentecostés, la Palabra de Dios traída por el Espíritu
Santo que es vida, para la semilla la hará crecer hasta ser
134
La Purificación

un árbol fuerte (Is 55:10,11). Pero mientras no tengamos


nuestro terreno sin piedras y arado; todavía no podremos
percibir, ni recibir esta lluvia. De lo contrario, nuestra
semilla nacerá y crecerá en Jesús y el que es nacido de
Dios no puedes pecar porque vive en el Espíritu.

“Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque


la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es
nacido de Dios” (1 Juan 3:9).

Hay muchos creyentes que nunca crecen


espiritualmente, por más conocimiento o años de
experiencia que hayan tenido y esto se debe a que la tierra
(su corazón) donde ha sido sembrada la palabra viva de
Dios, no ha sido limpiada o despojada de piedras y toda
maleza. Todo cristiano necesita despedregar, limpiar su
terreno para que el grano germine sin obstáculos en buena
tierra y cuando llegue la lluvia, dará entonces frutos en
abundancia.

Se necesita una purificación cabal de todo pensamiento


y acto malo e inmundo para que la palabra de vida del
Señor sea implantada con mansedumbre y crezca en
vuestros corazones. Tal como se lee en el libro de
Santiago:

“Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia,


recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar
vuestras almas” (Santiago 1:21).

La frase encerrada en un rectángulo del tema anterior


puede entenderse mejor conociendo la parábola del
sembrador. Después que Jesús contara esta parábola en
medio de una multitud, sus discípulos le preguntaron: ¿Por

135
La Purificación

qué les hablas por parábolas? y Jesús les respondió:

“Porque a ustedes se les concede saber los misterios del reino de


los cielos, pero a ellos no” (Mt 13:10,11).

¿Por qué? “Porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni


entienden” (vr. 13). “Porque el corazón de este pueblo esta
engrosado y con los oídos oyen pesadamente” (vr. 15).
“Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más;
pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado” (vr.
12).

Este último versículo nos lleva de vuelta a la parábola.


Noten la diferencia, entre el primer lugar donde cayó la
semilla y el último. La que cayó junto al camino quedó en
un lugar donde no ha pasado el arado y desde luego la
tierra allí es más dura, que la tierra por donde si ha pasado
el arado.

El lugar donde cayó representa el corazón del hombre


que “oye la palabra del reino y no la entiende” (Mt
13:19a) entonces “viene el malo y arrebata lo que fue
sembrado en su corazón” (13:19b). La palabra central aquí
es: Aquel que no tiene su tierra limpia y arada no entiende
la Palabra de Dios y por lo tanto le es quitada. En cambio
el que realmente “entiende la palabra” (vr. 23) es aquella
persona cuyo corazón donde fue sembrada la palabra “es
buena tierra” porque esta arada y despedregada y los
resultados de haber entendido la palabra se ve por sus
frutos.

Como dice en Mateo 13:23. “Este es el que oye y


entiende la palabra”. Lo que no se dice en la parábola para
las demás semillas. Por lo tanto el que entiende más, recibe
136
La Purificación

más de la palabra, más de la sabiduría de Dios y el que


entiende menos recibe menos, de la sabiduría divina y aún
lo que tiene, lo poco que ha oído de sabiduría divina, por
no entenderlo el enemigo mismo lo arrebata. Es tal como
se lee en Proverbios:

“¿De qué sirve el precio en la mano del necio para comprar


sabiduría, no teniendo entendimiento?” (Proverbios 17:16).

Para entender la palabra debemos tener la tierra limpia.


Debemos aprender a “arar” nuestro propio corazón (Is
28:24-29), para obtener frutos de justicia, misericordia y fe,
que es la ofrenda que el Señor desea en nosotros (Mt
23:23). Si tenemos nuestro corazón limpio, entenderemos
el concejo del Señor por medio del Espíritu Santo.

El Señor puede revelar a quien Él quiera dar, pero


cuando el corazón es inmundo como el Faraón o como el
Rey de Babilonia, no estará apto para entenderlo. A menos
que aflija su corazón cada día de toda profunda
contaminación, entonces estará apto para verlo y
entenderlo.

“Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre;


mas el hombre entendido lo alcanzará” (Proverbios 20:5).

137
La Purificación

Capítulo 6

EL DIA DE LA AFLICCIÓN
“El pueblo de Dios debería comprender claramente el asunto del
santuario y del juicio investigador. Todos necesitan conocer por si
mismos el ministerio y la obra del gran sumo sacerdote. De otro modo
les será imposible ejercitar la fe tan esencial en nuestros tiempos, o
desempeñar el puesto al que Dios los llama. Cada cual tiene un alma
que salvar o que perder. Todos tienen una causa ante el tribunal de
Dios” (CS, 542).

¿Cuál es el verdadero propósito de conocer qué es el


día de la expiación? ¿Deberíamos conocer sólo que es lo
que el Señor está haciendo en el cielo? o ¿También
deberíamos saber, qué es lo que el Señor pide de nosotros
para los tiempos del día de expiación? Al parecer nadie
hoy en día cuestiona acerca de la tercera pregunta.

Los apóstoles de Cristo, después que Jesús ascendiera


a los cielos no sólo sabían por teoría el verdadero
significado de los acontecimientos inmediatos a la
resurrección de Cristo, sino que Cristo mismo los preparó
durante 40 días (Hch 1:3) para recibir la lluvia temprana y
cada cual personalmente dedicaba su tiempo para recibir el
don del Espíritu Santo (Hch 1:8; 2:1-4).

Hoy en día, el mismo Espíritu está dispuesto a


prepararnos para la lluvia tardía que el Señor quiere dejar
caer sobre la tierra, pero pocos están interesados en este
llamado, ya que pocos entienden el propósito del Señor
para estos tiempos.

138
La Purificación

El número 10

En el AT,* en muchos eventos históricos se halla el


número 10. Este número está relacionado muchas veces
con un juicio, donde el Señor determina la muerte del
pecador o de los pecadores. Pero otras veces este número
está relacionado con un juicio donde el que muere no es el
trasgresor sino un mediador o mediadores. Como por
ejemplo:

Entre las puertas del muro de Jerusalén que fue


reconstruido en tiempos del rey Artajerjes rey de Persia, la
décima puerta se llamaba la puerta del juicio (Neh 3:31).
Las puertas levantadas que se mencionan en el capítulo 3
son: (1) La puerta de las Ovejas (3:1), (2) la puerta del
Pescado (3:3), (3) la puerta Vieja (3:6), (4) la puerta del
Valle (3:13), (5) la puerta del Muladar (3:14), (6) la puerta
de la Fuente (3:15), (7) la puerta de la casa de Eliasib
(3:20), (8) la puerta de las Aguas (3:26), (9) la puerta la
puerta de los Caballos (3:28) y (10) la puerta del Juicio
(3:31).

Otro de los eventos manifiestos en el AT estructurado


bajo el número 10, se halla en el número de generaciones
antidiluvianas, pues 10 generaciones pasaron antes que el
diluvio cayese sobre tierra. Del mismo modo 10 plagas
cayeron sobre la tierra, antes que el pueblo del Señor sea
liberado de Egipto. La relación de estos dos hechos es que
en la décima generación que corresponde a Noé, fue salvo
el mismo Noé, él y sus hijos y el resto de la humanidad
pereció bajo las aguas y después de la décima plaga sufrida
por los egipcios el pueblo del Señor fue salvo y el ejercito
*
AT: Antiguo Testamento; NT: Nuevo Testamento.
139
La Purificación

de los egipcios pereció bajo las aguas del mar rojo.

A esto se llama juicio ejecutivo, pero antes de un juicio


ejecutivo, el tiempo en que duraron las diez generaciones
antediluvianas y el tiempo en que se iban dando las 10
plagas en Egipto. Estas eran una oportunidad, era la gracia
para aquellos que estaban en oscuridad, para que al ver las
manifestaciones del Señor por medio de sus escogidos a
quienes Dios envió, conozcan al Creador del Universo y
procedan al arrepentimiento.

Es decir este número 10 no sólo indica un juicio


ejecutivo en la que se define que una persona o un grupos
personas son sentenciadas a morir, mientras que otra
persona u otro grupo de personas a vivir. Sino que hay en
el principio un juicio de oportunidad de salvación. Es decir,
un juicio redentivo, para el ser humano que se da mientras
al mismo tiempo se va terminando el tiempo de gracia, el
tiempo del número diez.

Según Elena G. White, a pesar que el Señor repitió tres


veces “yo endureceré el corazón de Faraón” (Ex 4:21; 7:3;
14:1) y la cuarta vez yo “endureceré el corazón de los
egipcios” (Ex 14:17) estas 10 plagas dieron a Faraón y a su
imperio oportunidad para que conocieran a Dios y se
arrepintiera de sus malos caminos en la idolatría.

“Dios había declarado tocante a Faraón: ¨Pero yo


endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo¨
(Exo 4:21). No fue ejercido un poder sobrenatural para
endurecer el corazón del rey. Dios dio a Faraón las
evidencias más notables del poder divino; pero el monarca
rehusó obstinadamente aceptar la luz. Toda manifestación

140
La Purificación

de poder infinito que él rechazaba lo empecinaba más en su


rebelión. Las semillas de rebelión que el rey sembró
cuando rechazó el primer milagro, produjeron su cosecha.
Al continuar aventurándose en su propio curso de acción,
yendo de un grado de terquedad a otro mayor, su corazón
se endureció más y más, hasta que fue llamado a
contemplar el rostro frío de su primogénito muerto” (PP,
273).

El Juicio redentivo

El número 10 no sólo se presenta como juicio redentivo


o ejecutivo. En los eventos bíblicos ambos se dan
simultáneamente. Mientras el redentivo se va terminando,
el ejecutivo es el resultado del fin de redentivo. Sin
embargo, el Señor quiere en su misericordia que el hombre
observe el amor de Dios por su juicio redentivo “el cual
quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al
conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:3-4).

Así pues mientras el juicio redentivo dura, el Señor


ofrece luz y bendiciones para que lo reciban exalten al
Creador y le reconozcan en todos sus caminos. Este juicio
redentivo incluye dar la capacidad de ver la diferencia
entre la luz que Dios da por medio de su justicia y las
tinieblas que son resultado del camino del error.

Tal concepto de juicio se puede observar en la


comparación que pidió Daniel a Melsar, jefe de los
eunucos, que hiciera entre los cuatro jóvenes hebreos (de
entre los cuales él era uno de ellos), que comieran sólo
legumbres y agua y los jóvenes babilonios que comieran de
la comida del rey como solían hacerlo. La prueba duraría

141
La Purificación

10 días (Dn 1:12). Después de 10 días Nabucodonosor los


encontró diez veces mejores (Dn 1:20) que los jóvenes que
le servían en su palacio en todo asunto de inteligencia y
sabiduría, porque Dios les había dado.

Mediante esta evidencia Dios empezaba a mostrar a


Nabucodonosor que el verdadero y único dios en quien él
debía creer, era el Creador que estaba sobre el control de
todo reino y sobre Babilonia. Este fue el inicio de la
manifestación del juicio redentivo de Dios a
Nabucodonosor y a su imperio.

Juicio = Sabiduría

El juicio de Dios fue también manifiesto en Lucifer por


la sabiduría que le había dado como perfección de toda su
creación a fin de que el Creador sea exaltado. Lucifer
estaba vestido de un manto de inmensa luz. La grandeza de
su sabiduría se manifestaba por el número de piedras
preciosas que llevaba en su vestido que eran diez.

“Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de


hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra
preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y
ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus
tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu
creación” (Ezequiel 28:12-13).

Del mismo modo durante el tiempo de las 10


generaciones antediluvianas, el juicio del Señor fue
manifiesto a través de la sabiduría que dio a los hombres
para que ellos glorifiquen al Creador, pero ellos exaltaron a
la naturaleza y al ingenio de sus manos antes que al
verdadero Creador. Veamos respecto a estas afirmaciones

142
La Purificación

las declaraciones de Elena G. de White en Patriarcas y


Profetas.

“Dios otorgó ricos y variados dones a esos


antediluvianos; pero los usaron para glorificarse así
mismos, y los trocaron en maldición poniendo sus afectos
en ellos más bien que en Aquél que se los había dado.
Emplearon el oro y la plata, las piedras preciosas y las
maderas selectas, en la construcción de mansiones para sí y
trataron de superarse unos a otros en el embellecimiento de
sus moradas con las más hábiles obras del ingenio humano.
Sólo procuraban satisfacer los deseos de su corazón
orgulloso, y se aturdían en escenas de placer y perversidad.
No deseando conservar a Dios en su memoria, no tardaron
en negar su existencia. Adoraban a la naturaleza.
Glorificaban al ingenio humano, adoraban las obras de sus
propias manos, y enseñaban a sus hijos a postrarse ante
imágenes esculpidas” (PP, 79).

“Si los antediluvianos hubiesen creído la advertencia y


se hubiesen arrepentido de sus obras impías, el Señor
habría desistido de su ira, como lo hizo más tarde con
Nínive. Pero con su obstinada resistencia a los reproches
de la conciencia y a las advertencias del profeta de Dios,
esa generación llenó la copa de su iniquidad y maduró para
la destrucción” (Ibíd., 84-85).

Sin embargo, desde antes de Cristo hasta los tiempos de


hoy, Dios ha mantenido continuamente al mundo
sustentándole de riquezas, dones y sabiduría, con el mismo
propósito que les dio a los antediluvianos. Para que
reconozcan al único Dios de quien vienen estas dádivas,
que reconozcan que toda sabiduría para vida, viene a través

143
La Purificación

de la purificación del corazón por la justicia divina y que


proclamen su nombre. Con la intercesión de Cristo a través
de su muerte, esta sabiduría de vida vino a todo hombre
que buscaba la luz de Dios como una dádiva del Espíritu
Santo.

Bajo el mismo principio que mantuvo la luz que


recibieron los antediluvianos. Los ojos de los hombres de
nuestra época, quienes recibieron ciencia, fueron abiertos
para darse cuenta que sólo podían mantener esta luz en
dependencia de la justicia divina. Pero muchos de ellos por
amor a las vanidades y placeres de este mundo prefirieron
alejarse del pensamiento que su luz sólo dependía de la
purificación de sus corazones por el Espíritu Santo y por
último los que llegaron a negar a Dios, cayeron en teorías
erróneas. Tal como lo declara Elena G. de White podemos
ver que las mismas corrientes del materialismo del mundo,
que dirigieron a los antediluvianos, dirigen al mundo de
hoy.

“Los hombres eliminaron a Dios de su conocimiento, y


adoraron las creaciones de su propia imaginación;
resultado, se degradaron más y más. El salmista describe el
efecto producido por la adoración de ídolos en quienes la
practican. “Semejante a ellos son los que los hacen, y
cualquiera que confía en ellos” (Salmos 115:8). Es una ley
de la mente humana que somos transformados por medio
de la contemplación. El hombre no se elevará más allá de
sus conceptos acerca de la verdad, la pureza y la santidad.
Si la mente no sube nunca más arriba que el nivel humano,
si no se eleva mediante la fe para contemplar la sabiduría y
el amor infinitos, el hombre irá hundiéndose cada vez más”
(PP, 79-80).

144
La Purificación

La ansiedad por el conocimiento, que es una corriente


del mundo, que el hombre busca sin una contemplación de
la pureza del corazón, sin muerte al pecado. Conduce a la
degradación de la mente humana porque el conocimiento
que los hombres buscan que solo es letra muerta sustituye
al verdadero conocimiento impartido por el Espíritu Santo
que es para exaltación de la gloria de Dios y para salvación
del hombre.

Es a través de Cristo que viene toda verdad al mundo.


Así. Toda tecnología y toda ciencia verdadera que viene a
este mundo hoy en día vienen del Señor. No sólo para
145
La Purificación

sustentación intelectual o material del mundo, sino para


que aquél que la recibe, reconozca y testifique que toda
verdad viene a través de la justicia que Dios hace a través
del Hijo, para que el mundo tema y por lo tanto se
acerquen a la luz que es Cristo. Esta ciencia es parte del
juicio del Señor para que aquellos que no conozcan al
Creador le conozcan. Y este el juicio de este mundo que
Cristo vino al mundo para que todo aquel que en Él cree no
se pierda mas tenga vida eterna.

En tres de las parábolas de Cristo relacionadas con su


juicio redentivo y ejecutivo se halla el número 10. Son las
siguientes: La parábola de las 10 vírgenes (Mt 22:1-14), la
parábola de las 10 minas (Lc 19:11-27) y la parábola de las
10 dracmas (Lc 15:8-10).

El 10 del día de la expiación

Sin embargo, el número 10 como juicio de Dios cobra


mayor significado cuando lo ubicamos dentro del
desarrollo de la redención de Cristo. Es decir, en el
desarrollo de las fiestas ceremoniales que cumplirían su
plan de rescate al mundo. El verdadero juicio sólo es
posible contemplarlo a través de la justicia de Cristo.

Durante estas fiestas hay dos días durante los meses


del calendario judío en que el número 10 se repite. Uno de
ellos se da el 10 de Abib, unos días antes del día de la
Pascua (14 de Tishri). En este día se separaba el cordero
que debía morir por lo pecados del pueblo. El cordero
debía ser designado o separado para morir por los pecados
del hombre.

146
La Purificación

En eso consistía el número 10 en el día 10 de Abib.


Este juicio se llama juicio redentivo o mediador. Este
cordero representa a Cristo y el día 10 representa la
separación, definición o enunciado del juicio de quien
debía otorgar su sangre, es decir Cristo, para la
erradicación de nuestros pecados.

El siguiente número 10 se halla presente en el 10 de


Tishri (eso es entre octubre y noviembre) y para nuestro
contexto cronológico este día de la expiación corresponde
al tiempo actual. Hay dos cosas importantes que se tomaba
en cuenta en este día y que se aplica al mismo tiempo para
nosotros. Donde en este día el pueblo:

 Debía afligir su alma y


 Debía guardar reposo

Sabiendo que el Señor había muerto ya por nosotros


dándonos así su juicio redentivo, entonces nos invita a
realizar ambas cosas: Humillarnos ante el Señor y a entrar
en su reposo. La parte que nos toca hacer durante este
tiempo es afligirnos o humillarnos cada día ante el Señor.
Por eso este día de la expiación es también el día de la
aflicción

“Día de reposo es para vosotros, y afligiréis vuestras almas; es


estatuto perpetuo” (Levítico 16:31).

Afligir implica nuestra dedicación a purificar nuestros


corazones, bajo la forma de cómo nos enseña la parábola
del sembrador en forma minuciosa, sincera y profunda
orientada hacia la meta no sólo de ser perdonados, sino
también de vencer finalmente sobre toda tentación y sobre
todo deseo de la carne para ser partícipes del reino de Dios.
147
La Purificación

Como dice el Señor:

“Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y


humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para
vivificar el corazón de los quebrantados” (Isaías 57:15).

El día de expiación como día de reposo (Lv 16:31), nos


invita no sólo a dejar nuestras cargas de pecado
humillándonos por nuestros pecados cada día en Cristo
sino aun mejor, nos invita a permanecer en su reposo “hoy”
(He 4:7) a permanecer en Cristo en una vida íntegramente
bajo la voluntad de Dios y esto era una orden del Señor
para el pueblo de Israel, como también lo es para nosotros.
Como dice Pablo en Hebreos:

“Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga


en semejante ejemplo de desobediencia” (Hebreos 4:11).

El sábado como día de reposo dado a los ASD* era muy


resaltante desde que el juicio investigador empezó en 1844
no sólo porque el juicio tomaba en cuenta la observación
del día sábado, sino porque el Señor quería mostrarles cuán
importante era tener en cuenta la obra de purificación en
sus vidas que es cada día. Muy aparte del día séptimo de la
semana que debemos guardar de acuerdo al mandamiento
el día de reposo, los días de expiación desde 1844 hasta el
día final del juicio, es el descanso de nuestra antigua vida
de pecado, que es la purificación diaria de nuestra vida que
debemos preservar hasta el día final de este juicio en el que
se cumplirá la profecía que dice:

“El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo sea


inmundo todavía; y el que es santo, santifíquese todavía” (Apocalipsis

*
Adventistas del Séptimo Día.
148
La Purificación

22:11).

En cambio el sábado del mandamiento, es la


celebración que se hace en reconocimiento de que el Señor
descansó ese día de la creación y que el Señor mismo
quiere llevarnos al descanso (reposo), pero por medio de
Cristo en Él mismo, pues la escritura dice:

“Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en
gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto. Fueron, pues,
acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios
en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la
obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en
él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Génesis
1:31, 2:1).

Todas las cosas de la creación fueron hechas buenas.


Éramos uno en su perfección y Dios reposó con todas estas
cosas hechas buenas. Todo era dirigido por su completa
voluntad. Pero siendo que el pecado entro en el mundo ya
no fue posible entrar en ese reposo sagrado del
mandamiento, el cual ofrece alcanzarlo por nuestra
santidad. No podemos cumplir con este mandamiento por
nosotros mismos. Por eso en un inicio se establecieron los
sistemas de sacrificios que señalaban que por medio del
sacrificio de Cristo el hombre sería conducido al verdadero
reposo que es a través de Cristo Jesús. Como dice en
Ezequiel:

“Los saque de la tierra de Egipto, y los traje al desierto, y les di


mis estatutos, y les hice conocer mis decretos, por los cuales el hombre
que los cumpliere vivirá. Y les di también mis días de reposo, para que
fuesen por señal entre mi y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová
que los santifico” (Ezequiel 20:11-12).

El primer día de los panes sin levadura, el 15 de Abib,


149
La Purificación

era día de reposo (Lv 23:11) pues así como Jesús reposo
después de morir por nuestros pecados el día 14 de Abib
así nosotros reposamos habiendo muerto a nuestros
antiguos pecados. Marca el inicio de nuestra entrada en el
reposo junto con Jesús.

El 10 de Tishri (el mes séptimo) era día de reposo (Lv


23:24). Comprende el periodo del juicio investigador y este
reposo consiste en que cada creyente debe purificar y
examinar sus pecados sabiendo que el ángel lleva las
cuentas en su libro en forma diaria. Anota estas tareas
diarias de quienes se despojan con Cristo de sus
debilidades y tentaciones y las presenta ante Jesús quien
nos trae vida y luz a fin de crezcamos en la fe y esto
también es anotado.

El día de las fiesta de las trompetas, el 1ero de Tishri,


era también día de reposo (Lv 23:24) y declaran los
mensajes angelicales de liberación del pecado y la
preparación para el inminente juicio. Los días desde el 1
hasta el 10 de Tishri son llamados por los judíos los días
santísimos.

El día de la fiesta de los tabernáculos (el día 15 de


Tishri), era también reposo (Lv 23:39; ver fig. 6). Es un
día que es imagen del 15 Abib, es decir es un día reposo
logrado gracias al descanso en Jesús el día 15 de Abib.
Significa que finalmente habremos alcanzado entrar en el
reposo del creador, pero gracias a la muerte de Cristo,
gracias al reposo en Cristo. De modo que primero es
necesario pasar por el reposo en Cristo para regresar al
reposo de nuestro Creador tal como Él lo estableció en un
principio.

150
La Purificación

Este día es el verdadero reposo en el cielo que esperan


aquellos que hayan vivido una vida de verdadero reposo en
Cristo. Aquellos que hayan pasado limpios de pecado y de
toda tentación por el día de expiación. El 10 de tishri o día
de la expiación se halla entre la fiesta inicial de reposo, 15
de Abib y la fiesta final 15 de Tishri. Este día tiene por
propósito hacernos entrar en el reposo en Cristo, a fin que
vivamos con Jesús la vida de reposo permanente en el
cielo.

El reposo del tiempo de expiación implica la aflicción


de nuestras almas, la humillación ante nuestros pecados a
fin que Él nos purifique. Así está escrito respecto a este día
de reposo:

“A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación;


tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis
ofrenda encendida a Jehová” (Levítico 23:27).

“Día de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras almas,


comenzando a los nueve días del mes en la tarde; de tarde a tarde
guardaréis vuestro reposo” (Lv 23:32).

Entrar en el reposo

Mientras dura la gracia debemos andar cada día en la fe


y la obediencia, sabiendo que tenemos que dar cuentas a
Jesús el autor de nuestra salvación y nuestro juez justo. Así
como Jesús murió por nosotros y descansó el 15 de Abib
después de morir por nuestros pecados que llevó, así
también nosotros debemos morir al pecado y entrar en su
reposo, habiendo muerto a nuestras antiguas obras de
pecado juntamente con Él.

151
La Purificación

EL Señor esperaba que Israel entrase al reposo que el


ofrece, pero nuestros antiguos padres en la fe no
cumplieron con esta promesa. Sin embargo habiendo
muerto Cristo por nosotros y antes de entrar a la Jerusalén
celestial, el Espíritu de Dios nos invita hoy a entrar en su
reposo, cada día con Cristo que es HOY mismo, antes que
la gracia se termine:

“Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz,


No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en el día
de la tentación en el desierto, Donde me tentaron vuestros padres; me
probaron, Y vieron mis obras cuarenta años. A causa de lo cual me
disgusté contra esa generación, y dije: Siempre andan vagando en su
corazón, Y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi ira: No
entrarán en mi reposo. Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de
vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo;
antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice:
Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del
pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que
retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio”
(Hebreos 3:7-14).

“¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con
los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes
juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que
desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de
incredulidad” (3:17-19).

“Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de


entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado”
(4:1).

“Otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto


tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, No
endurezcáis vuestros corazones. Porque si Josué les hubiera dado el
reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo
para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también
ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues,

152
La Purificación

entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo


de desobediencia. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más
cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el
espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y
las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea
manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y
abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Por tanto,
teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo
de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo
sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino
uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”
(Hebreos 4:7-16).

153
La Purificación

154
La Purificación

La aflicción de nuestras almas en este gran día de


expiación es cada día y este día es día de reposo. Es decir
debemos finalmente alcanzar el reposo en Cristo logrando
vencer sobre toda tentación, orgullo y egoísmo.

Para entrar en Él es necesario morir primeramente con


Cristo. Porque así como el entró en su reposo al morir al
pecado, así también nosotros entramos con Él y así como el
resucitó, así también nosotros debemos resucitar cada día
con Él. Esta tarea es la que el ángel de la expiación anota
cada día.

El día 10, que es día de reposo, está entre el 14 y el 16


porque da a entender que el Señor está mirando
atentamente quienes están cumpliendo con la tarea diaria
155
La Purificación

de purificación.

Quienes mueren a Cristo diariamente para recibir la


vida en Él. Quienes entran en su reposo diariamente.

“Estos son los siete ojos de Jehová que recorren toda la tierra”
(Zacarías 4:10).

El juicio expiatorio cuya escena donde Dios se sienta


en su trono para juzgar es descrito por Daniel en el
siguiente texto:

“Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un


Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su
cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del
mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de
él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían
delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos” (Daniel
7:9,10).

Estos libros que vio Daniel al momento que iniciaba el


juicio son los libros de la vida. Pues Juan describiendo la
misma escena en el Apocalipsis agrega:

“Y otro libro fue abierto, el cual es de la vida: y fueron juzgados


los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus
obras” (Apocalipsis 20:12).

El libro de la vida contiene los nombres de todos los


que entraron alguna vez en el servicio de Dios. Jesús dijo a
sus discípulos: “Gozaos que vuestros nombres están
escritos en los cielos” (Lc 10:20).

San Pablo habla de sus fieles compañeros de trabajo,


“cuyos nombres están en el libro de la vida” (Fil 4:3).
Daniel, vislumbrando un “tiempo de angustia, cual nunca
156
La Purificación

fue”, declara que el pueblo de Dios será librado, es decir


“todos los que se hallaren escritos en el libro” (Dn 12:1).
Y San Juan dice en el Apocalipsis que solo entrarán en la
ciudad de Dios aquellos cuyos nombres “están escritos en
el libro de la vida del Cordero” (Ap 21:27).

Este día se decidía quienes finalmente quedarían como


parte del pueblo y quienes serian cortados. Eran cortados
aquellos que no afligían su vida ante Dios, aquellos que no
habían expiado sus pecados durante todo el año, aquellos
que no habían dejado sus corazones para que el Señor los
purifique, sino que los habían ocultado ante los ojos de
Dios. A este juicio que ejecuta el pago de acuerdo a la
justicia de cada uno conforme haya o haya andado bajo la
voluntad del Señor se llama juicio ejecutivo.

“A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación;


tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis
ofrenda encendida a Jehová. Ningún trabajo haréis en este día; porque
es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.
Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada
de su pueblo” (Lv 23:27-29).

Hagamos un breve repaso sobre el día de la expiación


de acuerdo como se celebraba en el antiguo Israel. Para
empezar debemos conocer en qué espacio o escenario se
está llevando el día de la expiación. La respuesta es en el
Santuario o Tabernáculo del Señor.

El tabernáculo erigido en el desierto por ordenanza de


Dios a Moisés, tenía dos departamentos que estaban
divididos por un velo: El Lugar Santo donde estaba el
candelabro de oro, el altar del incienso y la mesa de los
panes de proposición y el Lugar Santísimo donde se

157
La Purificación

hallaba el arca del pacto el cual contenía la tabla de los


diez mandamientos, el maná y la vara de Aarón. Pero
cuando el sumo sacerdote ofrecía servicios de sacrificios
durante el año nunca entraba al Lugar Santísimo sino solo
al Lugar Santo. Sin embargo, este día el sumo sacerdote
entraba solo por única vez en todo el año al Lugar
Santísimo que se hallaba detrás del velo.
“Habló Jehová a Moisés después de la muerte de los dos hijos de
Aarón, cuando se acercaron delante de Jehová, y murieron. Y Jehová
dijo a Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en
el santuario detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el
arca, para que no muera; porque yo apareceré en la nube sobre el
propiciatorio. Con esto entrará Aarón en el santuario: con un becerro
para expiación, y un carnero para holocausto” (Levíticos 16:1-3).

“Pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año,


no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de
ignorancia del pueblo” (Hebreos 9:7).

El sumo sacerdote entraba para expiar o limpiar el


pecado del pueblo. El propósito de este día era la
purificación final del pueblo de Dios:
“Porque en este día se hará expiación por vosotros, y seréis
limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová” (Levítico 16:30).

Y para que esta purificación fuese posible era necesario


purificar primero el santuario “a causa de las impurezas de
los hijos de Israel y de sus rebeliones y de todos sus
pecados” (Lv 16:16) que habían sido “depositados” en Él
desde el comienzo del año. Porque todos las ofrendas por
el pecado que el pueblo ofrecía durante todo el año
contaminaban con la sangre el velo del santuario, el altar
del incienso y el altar del holocausto.

158
La Purificación

“Y mojará el sacerdote su dedo en la sangre, y rociará de aquella


sangre siete veces delante de Jehová, hacia el velo del santuario. Y el
sacerdote pondrá de esa sangre sobre los cuernos del altar del incienso
aromático, que está en el tabernáculo de reunión delante de Jehová; y
echará el resto de la sangre del becerro al pie del altar del holocausto,
que está a la puerta del tabernáculo de reunión” (Levítico 4:6,7).

El significado Cristo-céntrico de que el “pecado


contaminaba” era que toda la culpa y el peso del pecado
eran cargados por Jesús quien ya ha muerto por nosotros
anticipadamente. Y con un único sacrificio inició la
expiación por nuestros pecados en el cielo.

“Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del


verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros
ante Dios; y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo
sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra
manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el
principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se
presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para
quitar de en medio el pecado. Y de la manera que está establecido
para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”
(Hebreos 9:24-27).

Las 10 vírgenes

Nuestro gran Maestro describió la escena general de la


forma como se desarrollaría el día del juicio expiatorio a
través de dos parábolas. La parábola de las 10 vírgenes que
se halla solo en el libro de Mateo y la parábola de las 10
minas que se halla solo en libro de Lucas. Pero esta vez nos
centraremos sólo en la parábola de las 10 vírgenes. Esta
parábola es la secuencia del relato que Cristo contó a sus
discípulos, acerca de los eventos finales antes de su venida,
en el monte de los olivos.

159
La Purificación

“Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que


tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran
prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no
tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus
vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo,
cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor:
¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas
vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas
dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras
lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para
que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden,
y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar,
vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las
bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras
vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo:
De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el
día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir” (Mateo 25:1-13).

Sin embargo, es posible observar en esta parábola


cuatro sucesos diferentes. Cada suceso la hallamos en las
profecías relacionadas con el plan de redención.

“Entonces el reino de los cielos será semejante a”:

1. Diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron


a recibir al esposo.

Está claro que el número 10 en esta primera escena


indica el juicio de la redención por medio de la sangre de
Cristo que purificó a los primeros cristianos que recibieron
el Espíritu Santo (la luz de las lámparas) en el Pentecostés
y a todos lo que la recibieron en toda época. El evento se
halla en el tiempo de la primera lluvia temprana. El número
indica la misma oportunidad juicio que es dado para todos
a fin de que todos los que se purifiquen reciban el aceite, la
unción del Espíritu Santo a fin de que estén preparados
para recibir al esposo, esto representa la segunda venida de
160
La Purificación

Cristo.

La misma representación en la forma de un encargo y


administración de su juicio redentivo se muestra en la
parábola de las 10 minas cuando Cristo quien representa al
hombre noble que se fue a un país lejano. Tal como se lee
en el versículo siguiente:

“Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo:
Negociad entre tanto que vengo” (Lucas 19:13).

Pero no todas las vírgenes se purificaron es por eso que


no todas recibieron el Espíritu del Señor. Esta división por
la mitad de 5 y 5 ya señala un juicio ejecutivo de inmediato
debido a que los negligentes con el juicio redentivo de
Cristo (las insensatas), se han puesto ellos mismo en el
bando de los que no reciben la vida de Cristo, porque
tampoco han muerto con Cristo.

 Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron


consigo aceite; mas

 Las prudentes tomaron aceite en sus vasijas,


juntamente con sus lámparas.

Las vírgenes sensatas, han hecho todo lo contrario.


Ellas han muerto con Cristo al pecado y por eso que han
recibido el Espíritu de la vida que Cristo recibió al
resucitar, la vida que es la luz de todos los hombres.

2. Y tardándose el esposo

Este tiempo pertenece a la actualidad. Corresponde para


los dos periodos: Para la sociedad que recibió el Espíritu
161
La Purificación

Santo en Pentecostés y después de este. Ellos creyeron que


Cristo vendría muy pronto a su época de modo que
guardaban esperanza de verlo por segunda vez y para la
sociedad que vivió en el inicio del juicio investigador y
después del chasco y hasta el día de hoy, la preparación
aun sigue en vigencia y prácticamente el Señor tarda en
venir. Esta parábola dice que tanto vírgenes prudentes
como insensatas al ver que el esposo tardaba en venir,
ambas cabecearon y durmieron por lo que dice:

3. Cabecearon todas y se durmieron.

Cabecear y dormir son palabras que van en orden y


dirección contraria a despertarse. Guardan relación con
cierto alejamiento del verdadero camino, indisposición al
llamado o disminución en la motivación de un
reavivamiento espiritual como el Señor llama a Sion al
mismo despertar cuando dice Isaías:

“Despierta, despierta, vístete de poder, oh Sion; vístete tu ropa


hermosa, oh Jerusalén, ciudad santa; porque nunca más vendrá a ti
incircunciso ni inmundo” (Isaías 52:1).

Después del gran reavivamiento espiritual en el


Pentecostés, la iglesia primitiva pasó a un periodo de
disminución en su motivación espiritual, igual como
sucedió con los conversos posteriores al gran chasco. Son
sucesos que guardan analogía con la peregrinación a la
Canaán terrenal. Puesto que después de la liberación de
Egipto fue realizada la pascua, al igual que hoy nuestra
pascua que es Cristo ya fue realizada.

El pueblo del Señor, en su viaje por el desierto tuvo


162
La Purificación

caídas continuas por los ataques de la serpiente antigua y


pasaron por desalientos y deserciones que les arrastraban
hacia la apostasía. Un juicio ejecutivo se producía
continuamente para ellos, es por eso que murieron muchos
y solo las generaciones posteriores más jóvenes entraron a
la tierra de Canaán.

Observemos que en la parábola de las diez vírgenes, la


preparación para la boda se realiza en un solo día. ¿Por
qué? Las fiestas ceremoniales tiene cierta duración y cada
duración tiene un significado. Pero el hecho que el día de
expiación o juicio investigador, a comparación de las otras
fiestas solemnes dure solo un día (10 de Tishri), es porque
el significado está en el número en sí. El día 1 implica una
comparación estricta y profunda con Cristo, porque en el
primer día fue hecha la luz que era la vida de los hombres,
por lo tanto es uno representa a Cristo, como dice Juan el
apóstol:

“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” (Juan


1 :4 ).

El hecho de ser un día representa la oportunidad que


nos da el Señor de buscar asemejarnos a quien nos liberó
de “las cadenas del pecado de Egipto”, a fin de que los que
han muerto en Cristo con la pascua y se han purificado de
la vieja levadura, se alimenten de la nueva levadura, del
pan del cielo que es Cristo, de la carne de Cristo, de su
voluntad y de sus intensiones por medio del Espíritu Santo
y sean uno solo con Él y en Él.

Este único día nos exige lograr la perfección en Cristo,


como quien se ve en un espejo y se compara con Cristo,
imitar a Jesús conforme vayamos purificando nuestro
163
La Purificación

corazón y recibiendo en la misma medida la luz de la


salvación en el Pentecostés.

“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un


espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en
la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18).

Este día nos invita a inspeccionar nuestra condición de


pecado y no a dormir en ningún instante sabiendo que el
Señor vendrá en el día en que no esperamos. La decisión
de entrar a la experiencia de la expiación es la misma
experiencia del de la justificación por la fe que la
adquirimos al haber muerto al pecado, “porque, el que ha
muerto ha sido justificado del pecado” (Ro 6:7), es única y
no podemos retroceder ni postergar nuestro llamamiento
después que hemos aceptado y hemos muerto en Cristo, la
expiación es por lo tanto como un todo, una sola unidad o
nada. Si hemos decidido seguir a Cristo no podemos
retroceder.

Mientras el día de expiación dura, nuestro corazón tiene


oportunidad para ir armando la torre de ladrillos de nuestro
templo que se edifica sobre el amor al Señor y con nuestro
prójimo y una vez que está levantado sobre el cimiento que
es Cristo no podemos ya retroceder. Como dice Jesús en la
parábola:

“Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se


sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para
acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda
acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él” (Lucas
14:28-29).

Esta obra no se edifica de la noche a la mañana, pero


también tan pronto como dejamos de edificarla empieza a
164
La Purificación

destruirse por los ataques frecuentes del maligno.

Requiere pues de no dormir, de seguir levantando y


cuidando nuestra casa. La casa que es el templo del Señor
no debe ser descuidada sino que debe ser preparada para la
venida del Señor. Nosotros somos los encargados de cuidar
este corazón, nosotros somos “los padres de familia” que
velan por su casa.

Por lo tanto un día significa día de preparación continua


y de profunda expiación de nuestro corazón sin detención,
en eso consiste el velar.

“Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el


ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Por tanto,
también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá
a la hora que no pensáis” (Mateo 24:43-44).

El juicio es inminente, porque escudriña lo más


profundo de nuestro corazón, y la sorpresa de nuestro
destino recaerá sobre los pecados que hemos descuidado en
confesarlos y desecharlos, sobre pecados que no
pensábamos que seríamos juzgados y sin embargo lo
hemos mantenido vivos durante nuestra existencia, en esto
consiste el juicio y esto representa “la hora en que no
pensáis”.

Esta frase no solo es pues de interpretarse


cuantitativamente sino cualitativamente. Por lo tanto el
juicio es tan estricto que requiere de verdadera
transformación y completa santidad. Mientras aun el día
(de la expiación) dura y la luz nos permita ver, vivamos
conforme a luz realmente durante todo el día porque no
sabemos realmente la hora por la que seremos juzgados, ni
165
La Purificación

la hora en que el Señor nos sorprenderá.

“Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día,
no tropieza, porque ve la luz de este mundo” (Juan 11:9).

4. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene


el esposo; salid a recibirle!

El momento del clamor que predica que el esposo


estaba viniendo y el instante en que fueron a comprar las
vírgenes que no tenían aceite se hallan en secuencia. Es
decir que las 5 vírgenes al oír el clamor fueron a comprar,
porque aun era posible buscar, pero ya no había
oportunidad, porque ya no había lugar para arrepentirse
cuando se oyese el clamor. Así como en el primer suceso
“diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a
recibir al esposo” representa al instante inmediato a la
lluvia temprana, este evento debe representar a la lluvia
tardía.

Antes de la lluvia tardía, la lluvia temprana debe haber


hecho posible el crecimiento de la pequeña planta para dar
sus primeros frutos pero cuando la lluvia tardía caiga solo
será para dar fuerza a las plantas a fin de prepararlas para
la cosecha final, por lo cual ya no habrá tiempo para
empezar a sembrar una nueva planta o para producir por
primera vez. Debe haberse vencido sobre todas las
tentaciones, sobre el orgullo y el egoísmo. Esto es lo que
dice Elena G. de White:

“Vi que nadie podrá participar del "refrigerio" a menos


que haya vencido todas las tentaciones y triunfado del
orgullo, el egoísmo, el amor al mundo y toda palabra y
166
La Purificación

obra malas. Por lo tanto, debemos acercarnos más y más al


Señor y buscar anhelosamente la preparación necesaria que
nos habilite para permanecer firmes en la batalla, en el día
del Señor. Recuerden todos que Dios es santo y que
únicamente seres santos podrán morar alguna vez en su
presencia” (PE, 72).

En este instante las que tenían aun aceite habían tenido


desde el Pentecostés y las que no tenían aceite no había
tenido aceite desde el Pentecostés. Las 5 vírgenes no
recibieron el Espíritu Santo desde el inicio y no compraron,
mientras el esposo se tardaba cuando el reavivamiento
disminuyó su poder. El que compra lo compra con el
precio de la sangre de Cristo, este aceite es posible solo
con la muerte de nuestros pecados mientras la lluvia tardía
es posible recibirla con la victoria sobre todas las
tentaciones.

Así sucederá pronto con aquellos que no hayan


experimentado la vida en el Espíritu Santo, muchos
presumen estar viviendo una vida cristiana correcta sin
haber dado su corazón al Señor para que los talle. Tarde se
darán cuenta de esto y pedirán a los que aprendieron a vivir
la vida en Espíritu que pidan por ellos, pero ellos les dirán
que la muerte a los pecados es personal y cuando ellos
vayan a comprar, por la sangre de Cristo para purificar sus
corazones ya será tarde.

“Quienes se nieguen a ser tallados por los profetas y a


purificar sus almas obedeciendo a toda la verdad, quienes
presuman estar en condición mucho mejor de lo que están
en realidad, llegarán al tiempo en que caigan las plagas y
verán que les hubiera sido necesario que los tallasen y

167
La Purificación

escuadrasen para la edificación” (PE, 71).

Esta tragedia está representada por la experiencia de las


cinco vírgenes que no recogieron aceite a tiempo en la
parte de la parábola en que dice: Entonces todas aquellas
vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.

 Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de


vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.

 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que


no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que
venden, y comprad para vosotras mismas.

5. Pero mientras ellas iban a comprar

La verdadera conversión requiere de tiempo y aquí ya


no había más tiempo como para ir a comprar. Como ya
antes se ha dicho el juicio investigador dura todo el día o
nada, esto significa que la obra del Señor implica la
expiación de lo más intimo de tu corazón.

La expiación se hace en un día. Como dice el Señor por


el profeta Zacarías: “Quitaré el pecado de la tierra en un
día” (Zac 3:9), porque así se dice al tiempo en que aun el
Espíritu Santo está sobre la tierra y durante los demás días
que son horas los frutos del Espíritu se van manifestando
mientras aun dura la luz del día, porque cuando ya
oscurece el tiempo de gracia se termina para los que la
buscan y aunque busque la luz ya no la hallarán.

No es tiempo de que pensemos que el Señor está


haciendo la expiación por si solo aunque nosotros no
168
La Purificación

queramos, sino más bien nosotros debemos ocuparnos en


permitir la examinación. Es como el médico y su paciente,
cuando el paciente confiesa sus dolencias al médico para
que aquel lo trate, la examinación requiere que el paciente
diga la verdad y no esconda nada de sus males.

Del mismo modo la expiación requiere entregar todo el


corazón al Señor como una unidad o nada de tal modo que
la luz del Señor que nos alumbra no halle rechazo alguno
por el corazón humano, es decir que la luz que entra al
corazón debe ser la misma luz que se emita de un corazón
limpio.
Los cristianos de hoy deberían ocupar el tiempo en
vencer sobre toda tentación y de contar sus experiencias de
cómo vencieron sus tentaciones, deberían ocupar el tiempo
en indagar el tiempo en la búsqueda del camino de la
verdad en Cristo.

Si fuese así muchos aprenderían y estarían contagiados


de purificar sus corazones para conocer el único sendero
que nos conduce a Cristo y las señales de las profecías que
nos dan la pista de su proximidad. De nada vale que
muchas vírgenes insensatas aprendan profecías como quien
aprende el mapa de los caminos que conducen a la ciudad
celestial sin saber cómo andar en los caminos que llevan a
la ciudad.

6. Vino el esposo

El reino de los cielos se presenta como una invitación a


aprovechar del juicio redentivo de Cristo. De modo que
cuando la puerta de la oportunidad de la invitación del
reino de los cielos se termina se cierra el tiempo de gracia.

169
La Purificación

La venida del Señor (“el esposo”), sucede entonces


inmediatamente. El reino de los cielos después que los que
estuvieron preparados entran a las bodas, es decir, cuando
los escogidos se definen como escogidos, es allí cuando es
dicha la siguiente declaración:

“El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea


inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el
que es santo, santifíquese todavía” (Apocalipsis 22:11).

La escena se queda muy clara tal como el divino


Maestro lo describe:

 Y las que estaban preparadas entraron con él a las


bodas; y se cerró la puerta.

 Después vinieron también las otras vírgenes,


diciendo: ¡Señor, Señor, ábrenos!

Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os


conozco.

El mensaje del Señor termina con el mismo principio


que se descubre en medio de toda la parábola: el día o el
juicio investigador en si. Demanda a cada persona a expiar
con ayuda del Señor en forma profunda y continua sin
detención ni retroceso los pecados que nos apartan de la
voluntad del Señor, señalando y entregando las zonas
erróneas de nuestros pecados a Cristo con el fin de
asemejarnos aquel que nos llamo de las tinieblas hacia la
vida eterna.

“Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del


Hombre ha de venir” (Mateo 25:1-13).

170
La Purificación

CÓMO PURIFICARSE

“Muchos percibieron el perfecto eslabonamiento de


verdades en los mensajes angélicos y aceptándolos
gozosamente uno tras otro, siguieron al Señor por la fe en
el santuario celeste. Estos mensajes me fueron
representados como un áncora para el pueblo de Dios.
Quienes los comprendan y acepten quedarán libres de
verse arrastrados por los muchos engaños de Satanás”

Elena G. de White, Primeros Escritos, pg. 256.

171
La Purificación

Capítulo 7

EL MENSAJE DEL PRIMER ÁNGEL


“La purificación”

“Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para


recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible”
(1Corintios 9:25).

El efecto producido por el mensaje del primer ángel en


los pregoneros de la segunda venida de Cristo en 1843, es
el mismo que se exhorta en Apocalipsis 14:7. En una
pequeña frase: “Temed a Dios, y dadle gloria”.

“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el
evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda
nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y
dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel
que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”
(Apocalipsis 14:6-7).

Las diferentes clases de grupos que se presentan aquí se


refieren a todo el mundo. En el libro de Daniel se halla una
expresión similar respecto a los pueblos sometidos por
Babilonia cuando dice “todo pueblo, nación o lengua” (Dn
3:29). El mensaje del primer ángel es para todo el mundo
que está sometido a Babilonia simbólica que se menciona
en Apocalipsis 14:8. Este mensaje que viene del Señor es
por lo tanto un mensaje de liberación del gobierno de los
deseos de la carne sobre el corazón del hombre.

En la primera parte del versículo 6 invita al mundo


“Temed a Dios, y dadle gloria” y este temed implica
apartarse del mal (Pr 16:6; 8:13) y buscar la voluntad Dios

172
La Purificación

a fin de dad gloria a Aquél que hace posible la liberación


del mundo que está sujeto al pecado.

La recta decisión o voluntad del Señor que restaura y


depura el mundo se declara en la frase “porque la hora de
su juicio ha llegado”. No sólo se refiere pues a un juicio
ejecutivo o final en la que los justos son separados de los
impíos, sino que también es un juicio redentor que se
extiende a todo el mundo e invita a renunciar a todo pecado
que gobierna sobre los corazones de los hombres y todo lo
que este mundo ofrece. La liberación del Señor se
manifiesta en el versículo 7: “Y adorad a aquel que hizo el
cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”.

En Salmos 69 se halla una declaración similar. Allí


dice: “Alábenle los cielos y la tierra, los mares, y todo lo
que se mueve en ellos. Porque Dios salvará a Sion, y
reedificará las ciudades de Judá; y habitarán allí, y la
poseerán. La descendencia de sus siervos la heredará, Y los
que aman su nombre habitarán en ella” (vrs. 34-36).

En este texto aparece una alabanza al Creador y en


seguida se exalta su poder de salvar a su pueblo. Del
mismo modo se presentan en los siguientes pasajes de los
Salmos:

“Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya


esperanza está en Jehová su Dios, el cual hizo los cielos y la tierra, el
mar, y todo lo que en ellos hay; que guarda verdad para siempre, que
hace justicia a los agraviados, que da pan a los hambrientos. Jehová
liberta a los cautivos; Jehová abre los ojos a los ciegos; Jehová levanta
a los caídos; Jehová ama a los justos. Jehová guarda a los extranjeros;
Al huérfano y a la viuda sostiene, y el camino de los impíos trastorna.
Reinará Jehová para siempre; tu Dios, oh Sion, de generación en
generación. Aleluya” (Salmos 146:5-10).
173
La Purificación

“Alaben el nombre de Jehová; porque él mandó, y fueron creados.


Los hizo ser eternamente y para siempre; les puso ley que no será
quebrantada” (Salmos 148: 5-6).

En estos dos últimos versículos se declaran los juicios


que el Señor dispone en su creación, es decir de las leyes
que Él ha puesto en las cosas creadas. Mientras en
Proverbios estas leyes son también parte del hombre, quien
debe considerar que tenemos un camino de luz, sólo bajo la
voluntad de Dios.

“Jehová con sabiduría fundó la tierra; afirmó los cielos con


inteligencia. Con su ciencia los abismos fueron divididos, y destilan
rocío los cielos. Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; guarda
la ley y el consejo, Y serán vida a tu alma, Y gracia a tu cuello”
(Proverbios 3:19-22).

Liberación del pecado

Los juicios del Señor en la creación presentados en


Génesis 1 se manifiestan organizando las cosas que se
hallaban en desorden, separando la luz de la oscuridad en
el primer día, las aguas de los cielos en el segundo día y la
tierra de las aguas en el tercer día. Así es como ordena los
caminos de todo mortal que se halla esclavizado en la
prisión del pecado y de las vanidades de este mundo, para
llevarlo a un camino de vida en el Señor y de luz
verdadera.

Esta relación creación - liberación del pecado es


presentado por Pablo exhortando a la gente de Listra que
vivían en la vanidad de la idolatría “diciendo: Varones,
¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres
semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas
vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la
174
La Purificación

tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay. En las edades


pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios
caminos” (Hechos 14:15-16).

La relación creación - liberación del pecado aclaran el


significado del mensaje del primer ángel. El primer ángel
aparece diciendo a gran voz: “Temed a Dios, y dadle
gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a
aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de
las aguas” (Apocalipsis 14:7).

De acuerdo a la regla en que se ciñen los textos leídos,


este juicio no debe significar un juicio sólo ejecutivo,
culminante, sino un juicio redentivo, donde exhorta al
mundo a temer a Dios y esto es la influencia que produce
sobre aquellos que la reciben: Temen a Dios. Produce un
cambio en los corazones de todo aquel que se arrepiente de
sus pecados.

El efecto en 1843

Ahora. El efecto de este mensaje sobre el grupo de


personas que proclamaron la venida de Cristo en 1843 fue
purificador. Así declara Elena G. de White en Primeros
Escritos:

“Los pecadores se arrepentían, lloraban e impetraban


perdón; y quienes habían cometido algún hurto o desfalco,
anhelaban restituir la substracción. Los padres sentían
profundísima solicitud por sus hijos. Los que recibían el
mensaje exhortaban a los parientes y amigos todavía no
convertidos, y con el alma doblegada bajo el peso del
solemne mensaje, los amonestaba e invitaba a prepararse

175
La Purificación

para la venida del Hijo del hombre. Eran personas de


corazón muy empedernido las que no quisieron ceder al
peso de las evidencias dadas por las cariñosas advertencias.
Esta obra purificadora de las almas desviaba los afectos
de las cosas mundanas y los conducía a una consagración
no sentida hasta entonces” (PE, 232-233).

Pero además agrega: “Dios quería probarlos. Su mano


encubrió un error cometido en al computar los periodos
proféticos... Dios quiso que su pueblo tropezase con un
desengaño” (Ibíd., 235).

“Los que habían rechazado el mensaje permanecieron


en tinieblas, y la ira de Dios se encendió contra ellos por no
haber recibido la luz que les había enviado desde el cielo.
Pero los desalentados fieles que no podían comprender por
qué no había venido su Señor no quedaron en tinieblas.
Nuevamente se les indujo a escudriñar en la Biblia los
periodos proféticos. La mano del Señor se apartó de las
cifras, y echaron de ver el error. Advirtieron que los
periodos proféticos alcanzaban hasta 1844, y que la misma
prueba que había aducido para demostrar que los periodos
proféticos terminaban en 1843 demostraba que terminarían
en 1844. La luz de la Palabra de Dios iluminó su situación
y descubrieron que había un periodo de tardanza” (Ibíd.,
236).

El propósito del Señor era que sus corazones sean


favorecidos por esta obra purificadora de manera que los
preparase para recibir los siguientes dos mensajes
angelicales y así el Señor habría venido prontamente. Esta
es la misma obra de purificación que el Señor pide aquellos
que viven en este tiempo.

176
La Purificación

¿Cómo podemos ser purificados en el Señor?

De hecho no existe un método concluyente para


resolver el problema de la lucha contra el pecado, solo el
Señor puede salvarte. Porque “¿Quién podrá decir: Yo he
limpiado mi corazón, limpio estoy de mi pecado?”
(Proverbios 20:9). Pero si podemos saber qué es lo que
nos acerca a Dios y que es lo que Dios pide de nosotros a
fin de que alcancemos a ver al Rey de reyes. Podemos
pedirle al Señor que purifique nuestro corazón así como Él
es puro y ésta es la sugerencia fundamental para todo
creyente en la Palabra de Dios.

“El que ama la limpieza de corazón, por la gracia de sus labios


tendrá la amistad del rey” (Proverbios 22:11).

“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a


Dios” (Mateo 5:8).

“Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad


las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros
corazones” (Santiago 4:8).

“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado


lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste,
seremos semejant