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TERNURA Y AGRESIVIDAD
cas. De existir las mismas — esto es, si la posicion falica no ha sido com-
pletamente abandonada— , su cuerpo aparece menos redondeado, con
una mayor tendencia al desarrollo del torax, con una pelvis mas estrecha
y mayor firmeza en la mirada. Las manos, como expresion del componen-
te oral 11 , suelen ser blandas y debiles, y la pelvis laxa, redondeada y blo-
queada como defensa contra el derrumbamiento masoquista 12 . Las pier-
nas seran mas o menos debiles en funcion del componente oral. Como
rasgo de este caracter, la tendencia masoquista se muestra en una menor
capacidad de resolucion y en la propension a aparecer como personas re-
signadas, lo que les vendra a diferenciar del resto de los rigidos.
con minuciosidad no menor que otros asuntos que sean centra del interes
profesional... Cuanto mas rigido y patologico se presenta este rasgo, tanto
mas se concentra el pensamiento y la atencion en cosas no esenciales,
tanto mas se excluyen del pensamiento los asuntos racionalmente impor-
tantes» 13 . Dice B: «El perfeccionismo es un problema que condiciona mi
libertad por el miedo a que si no lo hago bien no me quede tranquilo.
Tio es tanto porque a mi me interese. Yo evito prolongar momentos de
indecision por miedo a la duda; por eso paso a la accion con rapidez».
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muy bueno, uoy a ser muy malo. Intento ser bueno, pero como deje de
serlo por algun motiuo o algun fracaso, no tengo freno; los tonos gri-
ses nunca me han gustado. Por eso intento ajustarme a mi norma*.
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As! pues, la ira 15 , como pasion dominante en este caracter, tlene su origen
en la envidia que despierta la actitud de un progenitor que se interpone
entre el nino y su objeto de deseo, en tanto que el mismo — transgredien-
do la misma norma moral que impide la tendencia espontanea y natural
del nino a satisfacer sus deseos reales o fantaseados de contacto tierno y
erotico— satisface impunemente sus propios deseos. Estos sentimientos
hostiles de ira mas o menos enmascarada contra el progenitor omnipoten-
te y trasgresor de su propia norma, dan como resultado su descalificacion
moral y su invalidacion como figura de autoridad y respeto, frente a la que
el nino — aunque no deje de desearle y envidiarle— va tomando el poder
como imagen de "autoridad coherente y justa".
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