Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
EMDA
EMDA
online 1
El monstruo del armario reúne a los lectores con personajes de la exitosa serie de Karen
Rose en Baltimore.
Una madre ha muerto, y ahora su asesino caza al niño que presenció el brutal crimen....
El investigador privado Clay Maynard localiza a niños desaparecidos para sus clientes,
pero casi ha perdido la esperanza de encontrar a su propia hija, cruelmente alejada de
él por su ex-mujer hace veintitrés años.
Prólogo
Baltimore, Maryland,
Jazzie Jarvis redujo la velocidad de sus pasos mientras subía por la tercera parte de los
cuatro tramos de escaleras hacia su apartamento. El sudor manchaba su cara y el peso de
su mochila casi la doblaba por la mitad. Mamá se había olvidado de recogerla. Otra vez.
La mayoría de los días no importaba si ella lo olvidaba. Hacía mucho calor para ir
caminando a casa desde el campamento de día, pero Jazzie podía manejar eso. El
problema era el calor combinado con su mochila llena. Había sudado todo el camino a
casa.
Al menos el sudor escondía las lágrimas que no había podido contener. Porque mamá no
solo se había olvidado de recogerla. Se había olvidado de la feria de arte. Y eso que se lo
había recordado una y otra vez. Había prometido que vendría. Ella lo había prometido.
Pero no lo había hecho. Jazzie había permanecido en su mesa durante más de una hora,
con los ojos fijos en la puerta, todos sus proyectos del campamento diurno perfectamente
arreglados. La vasija de barro que había pintado, glaseado y horneado sola, los bocetos en
los que había trabajado tan duro para hacerlo bien. La bonita pieza de roca que había
lijado hasta que brillaba como un diamante. Todo había estado allí, esperando a que
mamá lo viera.
Pero mamá se había olvidado de venir y Jazzie apenas había logrado no llorar mientras
todas las demás mamás y papás pasaban por allí, sonriéndole y felicitándola. La
compadecían porque era la única cuya mamá no había venido. Todas las otras mamás y
papás habían ayudado a sus hijos a empacar sus cosas y llevarlas a los autos que les
esperaban.
Siempre había sido mamá quien había venido a la escuela, quien había asistido a recitales
de conciertos y ceremonias de premiación. Pero mamá no había sido… ella misma, no
desde hacía mucho tiempo.
No desde que su papá se había ido. Tal vez incluso antes. Su hermanita Janie era
demasiado pequeña para recordar cuándo habían sido felices. Jazzie apenas podía
recordarlo.
Así que, mientras que todas las mamás y papás estaban empacando los proyectos de arte
de sus hijos y los materiales sobrantes, Jazzie había empacado los suyos, manteniendo su
barbilla obstinadamente hacia arriba. Le ardían los ojos, pero no iba a dejar que nadie la
viera llorar. Especialmente no los niños ricos que se burlaban porque su madre conducía
un auto viejo con una pintura horrible.
Jazzie había sido una de los niños ricos una vez. Antes de que su padre se fuera. Habían
tenido una casa bonita, un coche bonito. Un montón de ropa. Un montón de comida.
Todavía tenían comida porque el tío Denny, el hermano de su padre, no las dejaría pasar
hambre. Eso lastimaba el orgullo de mamá, pero lo había permitido, porque tampoco las
dejaría pasar hambre. Jazzie y Janie también tendrían ropa escolar, debido a la tía Lilah.
No serían elegantes ni tendrían etiquetas de diseñador porque la tía Lilah era… ¿Cuál era
la palabra de nuevo? Correcto. Frugal.
No era amarreta. No era egoísta. Sólo cuidadosa. Qué era lo que mamá estaba
aprendiendo a ser, porque ahora tenía que trabajar y no ganaba mucho dinero. Ahora
vivían en un pequeño apartamento de dos habitaciones en el cuarto piso de un edificio
con un ascensor roto. Un apartamento que debían compartir con su abuela.
Los labios de Jazzie se curvaron en una burla porque no le gustaba la mamá de su padre.
La abuela podía ser odiosa a veces. Ella fue la que llamó a tía Lilah egoísta y barata. Todo
porque la abuela era estúpida. Había pedido prestado demasiado dinero y perdió su casa.
Todo por culpa del padre de Jazzie, quien rompió todas sus promesas.
"Gilipollas", Jazzie murmuró en voz baja, más que un poco orgullosa de que no había
tartamudeado, ni siquiera un poco. “Imbécil” “Tonto del culo”, repitió ella con firmeza,
enunciando de la forma en que su terapeuta del habla le había enseñado a hacer, porque
Mamá se había esforzado tanto para mantener la casa, pero no ganaba suficiente dinero
como secretaria. No era su culpa. Eso era todo sobre su padre, quien, según la abuela, no
podía hacer nada malo y volvería pronto para cuidarlos nuevamente. "Pronto" se había
convertido en casi tres años.
Jazzie agarró la barandilla y subió la última escalera. Todo lo que quería era acurrucarse en
el sofá, mirar dibujos animados y dejar que el aire acondicionado enfriara su piel.
No otra vez, mamá. Hoy no. Jazzie estaba tan cansada, tan sudorosa, pero sabía que
tendría que limpiar a mamá. No quería que Janie viera a su mamá de esa manera. Nunca.
Sus hombros se desplomaron, sus ojos se llenaron de nuevas lágrimas. Maldita sea,
mamá. A veces su madre estaba tan triste. Ella y Janie trataban de animarla, pero nada de
lo que hicieran era lo suficientemente bueno. Algunos días mamá no se levantaba de la
cama. Y algunos días llegaba a casa del trabajo temprano y bebía hasta que se quedaba
dormida en el sofá. Esos eran los días en que se cerraban las cortinas para que no pudiera
entrar la luz. Los días oscuros, en más de un sentido.
Esos eran los días en que Jazzie recogía las botellas vacías y las tiraba, luego limpiaba a su
mamá, la cubría con una manta y trataba de hacer que pareciera que en realidad solo
estaba tomando una siesta y no desmayada borracha. Jazzie no quería que Janie supiera
nada de eso. Su hermanita solo tenía cinco años. Ella no entendía los días oscuros.
Jazzie se ocuparía de su mamá y luego llamaría a la tía Lilah para que recogiera a Janie de
la guardería, porque mamá no conducía cuando estaba borracha. Porque Jazzie nunca la
dejaría. Lo que significaba encontrar las llaves de su auto y esconderlas. Otra vez.
Empujó la puerta con cuidado para abrirla. Estaba oscuro en el apartamento, pero sabía
que lo estaría. Todavía arrastrando su mochila, entró de puntillas en la sala de estar, no
queriendo despertar a su madre, «porque mamá borracha no era muy paciente». Se abrió
camino entre los muebles, algunas de las únicas cosas que habían guardado de la otra
casa. Eran muebles de lujo que no se veía bien en esta destartalada habitación, pero era
familiar. A mamá le gustaba dormir en el sofá casi todas las noches, probablemente
porque tenía que compartir un dormitorio con la abuela. Jazzie pensó que estaba mejor
teniendo que compartir solo con Janie.
El sillón de orejas en la esquina era el de Jazzie y siempre lo había sido, incluso antes de
que se mudaran aquí. Había venido con ellos de la vieja casa. Acurrucarse profundamente
en el sillón la hacía sentirse protegida. Y detrás de él siempre había habido un buen
escondite cuando sus padres habían peleado. Ella se había escondido detrás del sillón
muchas veces en los viejos tiempos. «Así que tal vez no éramos tan felices después de
todo».
Tropezó cuando su pie golpeó algo desconocido. Agarrando el brazo del sofá, logró
mantenerse erguida, justo cuando escuchaba un sonido. Un sonido fuerte. Crujidos y
golpes y roturas. Y luego la voz de un hombre, jurando.
El hombre en el armario comenzó a maldecir de nuevo, con la voz apagada. Pero podía oír
las palabras. Perra, más malas palabras. Y...
Oh no. Oh Dios. Conocía esa voz. « ¿Qué está haciendo aquí? ¿Dónde está mamá?»
Se concentró en respirar en silencio… Hasta que sus ojos se enfocaron en el piso frente al
sofá. Un zapato. Se había tropezado con un zapato.
Horrorizada, seguía mirando, porque no podía dejar de hacerlo. La falda de mamá. El traje
bueno que usaba para bodas y ceremonias de premiación en la escuela. Ella lo tenía
puesto.
Iba a ir hoy, se dio cuenta Jazzie. Mamá no se había olvidado. Pero estaba tendida en el
suelo. Así que estaba herida. Está herida y yo tengo que ayudarla.
La lastimó. Otra vez. La rabia explotó dentro de ella y quería hacerle daño en la espalda.
Quería golpearlo y patearlo hasta que los dejara en paz. Pero él era más grande y más
fuerte. Y más malo. Así que se quedó dónde estaba. «Solo espera. Espera a que se vaya.
Entonces puedes ayudarla. Puedes llamar al 911.» Entonces llamaría a tía Lilah. La tía Lilah
siempre sabía qué hacer. «Solo espera. Espera a que se haya ido.»
Recitó las palabras en silencio, en su propia mente. Su madre estaba tan quieta. «Deja que
esté bien. Por favor déjala estar bien.» Ella se había caído entre el sofá y la mesa de café, y
Jazzie no podía ver su rostro desde donde estaba escondida. No podía ver el pecho de su
mamá para ver si estaba respirando. «Di algo, mamá. Cualquier cosa. Por favor.»
Esperando ver una contracción o escuchar un gemido, Jazzie siguió mirando la falda del
traje de su madre.
La cual… estaba oscura. No se suponía que fuera oscura. El traje bueno de mamá era
blanco. Se suponía que era blanco. Pero no lo era. Era casi negro. Grandes manchas de
negro.
Las manchas. «Oh Dios. Oh Dios. Oh Dios.» No. No. Las manchas eran de sangre. Mamá
estaba cubierta de sangre. Jazzie se tapó la boca con la mano porque podía sentir el grito
que le subía por la garganta. «Y me encontrará. Él también me lastimará.»
«No mires. No mires.» Cerró los ojos con fuerza, no queriendo ver más a su madre en el
suelo. Pero escuchó otro fuerte ruido y vidrios que se rompían.
Las cosas de mamá. Sus recuerdos. Sus adornos navideños. Él los estaba rompiendo. Los
abrigos fueron arrojados desde el armario, aterrizando en el suelo en un montón. Él
estaba buscando algo. ¿Qué? ¿Por qué?
Pero eso era estúpido. Era alto. Ella no podía hacerle daño. No podía escapar.
Se quedó repentinamente en silencio. Tal vez se había ido. Se arriesgó a echar un vistazo
alrededor del sillón mientras una nueva ronda de maldiciones venía del armario. No.
Todavía estaba aquí. Sólo un poco más de tiempo. «Espera, mamá. Pediré ayuda pronto.»
Desde allí podía ver más allá de la mesa de café. Entrecerró los ojos en la oscuridad para
ver si los ojos de su madre estaban abiertos, y...
Esa… cosa en el suelo. No podría ser su mamá. No podía ser… una persona. Pero lo era.
Sabía que lo era. Mamá. Un sollozo llenó su pecho y presionó su mano más fuerte contra
su boca. «Oh dios mamá. Mi mamá.»
Jazzie se congeló. Él era alto, tal como recordaba. Pero más delgado. Parecía más salvaje.
Incluso más malo. Pateó la pila de cosas que había tirado en el suelo, luego se agachó y
miró a… la cosa en el suelo. Su mamá.
— ¿Qué hiciste con el maldito dinero? —Gruñó, y luego le dio una patada a la… la cosa. A
mamá. — ¡Dímelo!
—Santa mierda, —murmuró. Se puso de pie y retrocedió, con los ojos bien abiertos y
repentinamente asustados. — Está muerta.
Juró de nuevo, esta vez sonaba más confundido que enojado. Él estaba volviendo en sí
mismo. Jazzie lo recordaba haciendo eso cada vez que le gritaba a su mamá. Cada vez que
él abofeteaba a mamá y la hacía llorar.
Retrocedió unos pasos más, tropezando con el montón de abrigos en el suelo. —Oh Dios
mío. La maté. —susurró, y se miró las manos. — Oh, mierda. Mierda, mierda, mierda.
Respiró hondo y luego dejó escapar el aire. —Mantén la calma. Solo permanece calmado.
Puedes arreglar esto. Puedes arreglarlo. —Respiró un par de veces y luego volvió a jurar,
Jazzie se meció detrás de la silla. Su rostro estaba mojado. Sus dientes se hundieron en su
palma y su cuerpo temblaba como si estuviera enferma. Pero no hizo ningún sonido. No es
un solo sonido.
Oyó correr el agua y luego olió algo áspero. Le hizo cosquillas en la nariz y arrugó la cara
para no estornudar. Blanqueador. Ese era el olor. La abuela lo mantenía bajo el fregadero.
Siempre estaba limpiando con eso.
Reapareció, sus manos ahora limpias. Agarró una sudadera con capucha, mientras ella
observaba, completamente adormecida. Usando una toalla del fregadero, limpió las
mesas, la cerradura, la manija de la puerta y la puerta antes de empujar la toalla por la
parte delantera de su sudadera con capucha. Luego se fue, la puerta se cerró fuertemente
detrás de él.
Taylor sabía que el ceño fruncido de la niña no estaba dirigido a ella, pero casi lo deseaba.
Una perfeccionista en botas de vaquero de cebra, Janie estaba enojada consigo misma.
Enojada por haber tenido que ser corregida. Porque no era perfecta.
Taylor tragó un suspiro. «He estado allí, he hecho eso.» Mirando rápidamente a su
derecha, se encontró con los ojos preocupados de la hermana mayor de Janie, que estaba
al otro lado de la cerca, observando a Janie con un ojo de águila. Taylor le dio a la niña una
sonrisa alentadora. Jazzie no le devolvió la sonrisa, su expresión era una mezcla de
desesperación mal escondida y determinación estoica. A los once años, se había
convertido en la cuidadora de su hermana pequeña. Su protectora. Su protectora
incondicionalmente silenciosa.
Debido a que Jazzie Jarvis no había pronunciado una sola palabra, no en las dos semanas
que Taylor había estado colaborando para Healing Hearts with Horses 1. Según Maggie
VanDorn, la jefa de Taylor, Jazzie tampoco había hablado en las dos semanas anteriores,
no desde que encontró el cuerpo roto de su madre en un charco de su propia sangre, su
rostro casi irreconocible.
«Estarás bien», Taylor quería prometerle. «Ambas estaréis bien.» Pero no podía prometer
eso. Nadie podría. Janie y Jazzie habían pasado por un infierno que ningún niño debería
soportar.
Además de su filantropía, Daphne era una fiscal de tiempo completo para la ciudad de
Baltimore. De alguna manera, lograba recaudar dinero para el programa en su "tiempo
libre", echando una mano a las sesiones de terapia siempre que podía. Todos los detalles
del día a día se dejaban en manos de Maggie VanDorn, una exitosa hípica y terapeuta con
licencia, que tenía años de experiencia trabajando con niños víctimas de delitos violentos.
Hacer que Janie cantara la haría respirar sin que supiera que lo estaba haciendo.
Taylor era buena para decir verdades no exactas que tampoco eran mentiras. Había
perfeccionado la habilidad a los pies de la maestra de las mentiras y el engaño. «Gracias
por eso, mamá.»
Un gesto cauteloso, pero sin respuesta, lo cual no fue una sorpresa. A diferencia de Jazzie,
que había permanecido en silencio, a veces Janie hablaba. Sus archivos decían que Jazzie
había sido tímida antes del asesinato de su madre porque tenía un doloroso tartamudeo,
pero Janie había sido una gran conversadora, sin encontrar un silencio que no pudiera
— ¿Sabes Las ruedas en el autobús?— Preguntó Taylor, y sonrió cuando Janie puso los
ojos en blanco. Era un gesto maravillosamente normal de un niño que había olvidado
cómo comportarse como un niño.
«Y tú eres tan vieja», pensó Taylor con tristeza, pero obligó a sus labios a permanecer
curvados. —Tienes razón. ¿Qué tal “Twinkle, Twinkle, Little Star", entonces? ¿Conoces
esa?
Taylor comenzó a cantar la canción en voz alta y fuera de tono, porque el universo no le
había regalado ninguna habilidad musical. Logró pasar por la canción una vez en solitario
mientras Ginger caminaba pacientemente por el anillo de entrenamiento, Janie todavía
rígida como una tabla. La segunda vez, sin embargo, Janie comenzó a cantar también.
Taylor no hizo más preguntas, inmediatamente se lanzó a "Tú eres mi sol", con la
esperanza de que Janie también supiera esa, y se sintió satisfecha cuando la niña siguió su
ejemplo. Después de la segunda vez a través de esa canción, Taylor comenzó a ver el
efecto deseado. Los hombros de Janie se suavizaron, su postura se relajó una fracción.
Estaba cantando con una cuidada concentración, como hacia todo lo demás, así que no lo
estaba disfrutando, pero estaba respirando y ese era un buen comienzo.
Taylor buscó en su mente las canciones que había cantado con los niños en la guardería
del campus, donde se había ofrecido como estudiante de pregrado, eliminando
rápidamente a todas aquellas que eran violentas, como la anciana que tragó una mosca y
finalmente murió, o las que mencionaban a una mami, y vinieron con… nada. Mierda.
Pero Janie resolvió el problema ella misma, llenando el silencio con una versión
descarnada, murmurada y enojada de "Let It Go".2 «Gracias, Disney», pensó Taylor.
Oyó que la puerta se abría y se cerraba, los pasos detrás de ella eran demasiado pesados
para pertenecer a Jazzie, que tenía demasiado miedo de los caballos para acercarse a ellos
de todos modos. Era Maggie VanDorn, entonces. La gerente del programa era una mujer
2
let it go: Déjalo ser, una de las canciones de la película “Frozen”.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
12
mayor, eficiente, con un gran corazón y años de experiencia en trabajo social. Maggie
presionó una botella de agua fría en la mano de Taylor.
Los labios de Taylor se curvaron ante la alabanza. Se había enterado de que Maggie nunca
regalaba elogios.
—La alegría lleva tiempo. —Maggie suspiró—. Mucho tiempo. Y hablando de tiempo, la
sesión de Janie ha terminado y necesitas un descanso. Has hecho cuatro sesiones seguidas
y es hora de salir del sol por un rato.
—Estoy bien, —dijo Taylor secamente—. Soy de California, ¿recuerdas? Crecí bajo el sol.
—Sea como sea, toma un descanso, —insistió Maggie—. No quiero tener que
reemplazarte porque tienes un golpe de calor. Tu cara está más roja que los tomates de
mi huerta.
Bebió la mayor parte de la botella de agua, luego se echó el resto en la cara. Tenía que
hacer mucho calor aquí, tenía que admitirlo, mucho más que en casa en el norte de
California, donde las temperaturas rara vez subían por encima de los ochenta y la
humedad era inexistente. Este suburbio de Baltimore tenía ochenta grados para el
desayuno y se suponía que el máximo era noventa y nueve. El aire era tan bochornoso
que empezaba a desear tener branquias.
—Déjame bajar a Janie y limpiarla, —dijo Taylor—. Luego la llevaré a ella y a Jazzie con su
tía.
La tía cuyos ojos eran una mezcla constante de pena, miedo y furia.
Lilah Cornell había perdido a su hermana y ganó la responsabilidad de sus dos sobrinas en
el mismo día. Una ex fiscal que había trabajado con Daphne, ahora estaba en la vía rápida
en la oficina del fiscal general, lo que significaba que trabajaba muchas horas, casi siete
días a la semana.
Todo lo cual había cambiado bruscamente cuando su hermana fue asesinada, pero nadie
en la granja la había oído quejarse. Lilah tenía ayuda al menos. El padre de las niñas ya no
Pero tanto Lilah como Eunice parecían ser buenas mujeres que amaban a las chicas. Lilah
las acompañaba a las sesiones de terapia del sábado, mientras que la abuela Eunice las
llevaba durante la semana.
Taylor señaló la casa de campo, la gran ventana que daba una vista del anillo de
entrenamiento, completa con audio, cortesía de micrófonos colocados discretamente.
Daphne y Maggie habían convertido el comedor de la granja en una sala de estar donde
los padres y tutores podían vigilar a sus hijos. Healing Hearts giraba alrededor de la
seguridad. El programa se enorgullecía de hacer que los niños y los adultos se sintieran
seguros.
—Yo me encargaré de Ginger. Ha terminado por hoy. Usaremos a Gracie para las lecciones
de esta tarde.
—Sí, señora.
Taylor se acercó a Ginger y Janie, sonriendo cuando escuchó que la niña seguía cantando
en voz baja. Janie había soltado su agarre de hierro en las riendas y estaba acariciando el
cuello de Ginger.
Ninguna sonrisa doblaba los labios de Janie, pero las pequeñas líneas de tensión alrededor
de su boca habían desaparecido. Ningún niño debería tener líneas de estrés. Pero los
niños como Janie las tenían. «Yo también. Todavía las tengo.»
—A Ginger le gustas.
Taylor extendió las manos, lista para atrapar a la niña si se caía, pero Janie ejecutó un
desmonte perfecto, luego se quedó inmóvil durante unos duros latidos, mirando a Ginger.
Luego sorprendió a Taylor lanzando sus brazos alrededor del cuello del caballo e
inclinándose hacia la oreja de Ginger.
Taylor rápidamente miró por encima del hombro a Maggie, cuyos ojos tenían una
satisfacción que era tierna y feroz al mismo tiempo, subrayando que Janie había hecho un
gran avance. «Y tengo que estar aquí para eso,» pensó Taylor, sus ojos picaban.
Taylor no se engañó pensando que había hecho el gran avance con Janie. Maggie VanDorn
había hecho todo el trabajo, de verdad. Pero eso no le impidió sentir un poco de la
satisfacción de Maggie. Esto podría volverse adictivo. «Salvo que no me voy a quedar.»
Baltimore, Maryland,
Gage Jarvis se ajustó la corbata contra el cuello de su nueva y fresca camisa, casi
suspirando ante la sensación de lino de calidad contra su piel, de la corbata de seda entre
sus dedos, todo resbaladizo y suave.
¿Cuánto tiempo había pasado desde que se había puesto una corbata? Demonios, ¿que se
había puesto una camisa de vestir?
Sus manos vacilaron en el nudo Windsor. Él sabía exactamente cuánto tiempo. Dos años,
nueve meses y catorce días. El día en que fue despedido de su trabajo en Stegner, Hall y
Kramer. Por supuesto, les dijeron a todos que se habían resignado a perderlo ya que él se
iba a "perseguir otros intereses", pero la verdad era que lo habían despedido por hacer lo
mismo que todos los demás abogados de la firma. Pretenciosos, santos, idiotas.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
15
Juzgándome. A mí. Había sido el principal socio junior, había traído más negocios que
todos los demás. Casi uno detrás de otro. Los socios lo habían elogiado, hasta que Valerie
hizo su pequeña llamada telefónica a la policía. Violencia doméstica. La puta perra.
Demonios, él ni siquiera la había lastimado tan mal esa vez. Y él no lo lamentaba. Ella lo
había estado pidiendo, como siempre lo hacía. Él podría haberla lastimado mucho peor.
Pudo haber hecho lo que había hecho hace un mes. Golpearla hasta que no se levantara.
Nunca más. La pudo haber matado hace dos años, nueve meses y catorce días. Habría
ahorrado a todos, un montón de problemas.
Ella se había retractado en aquel entonces. Retirado su denuncia. Pero era demasiado
poco, demasiado tarde. Los socios habían ordenado que registraran su oficina, habían
encontrado el escondite en el cajón de su escritorio. Escondidos, por supuesto, pero lo
encontraron fácilmente porque tenían sus escondites en el mismo lugar en los cajones de
los escritorios.
Así que había tenido un poco de coca. ¿Y qué? Igual que todos los demás. Lo necesitaban
solo para despertarse, porque las horas eran agotadoras, la competencia feroz.
Demasiados aspirantes y muy pocas posiciones. Los socios mayores de mierda tenían que
retirarse o morir antes de que cualquiera de los socios menores de trabajo esclavo
recibiese la llave proverbial del baño ejecutivo. Porque Stegner, Hall y Kramer aún tenían
esas llaves, y Gage había querido una.
Arruinó mi estúpida puta vida. Uno de estos días vería a su cuñada humillada y despedida,
tal como ella lo había arruinado. Pero al menos Valerie había sido atendida. Eso tendría
que ser lo suficientemente bueno. Por ahora.
Porque estoy de vuelta. De vuelta en mi ciudad, listo para reclamar la vida que había
tenido. No, no la vida que tuve. Una mucho mejor.
Porque tenía un nuevo trabajo. Uno mejor que el que había tenido en la antigua firma.
Pronto volvería a tener una cuenta de gastos y podría comer y cenar…
Se dio cuenta de que estaba frunciendo el ceño en el espejo de cuerpo entero del vestidor
y se sonrió bruscamente. Eso es mejor, pensó, masivamente agradecido por no haberse
metido metanfetamina como lo había hecho el idiota de Romano. Gage podría tener
algunas marcas de huellas y un poco de resfriado, pero sus dientes todavía estaban bien.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
16
Contempló su reflejo con un asentimiento satisfecho. El traje, aunque no estaba a la altura
de sus estándares anteriores, era un gran salto por encima de lo que había estado usando
durante los últimos años. Era un ajuste decente, no muy bueno, pero no tan malo como lo
habría sido hace un mes, y la camisa blanca hacía que su piel bronceada se viera aún más
oscura. El bronceado por el que había ido honestamente, cortesía de los dos años y medio
que había pasado peinando las playas de Florida. Le había ayudado a verse… no tan
muerto. Había estado demacrado allí al final. Todavía estaba muy delgado, pero al menos
ya no parecía un cadáver andante.
Estar debajo del radar el último mes había sido un dolor en el culo, pero había usado el
tiempo para comenzar a poner su cuerpo en forma nuevamente, y eso había valido la
pena. Parecía más fuerte, y casi sano. Más joven. Teñirse el pelo y dejarse crecer la barba
había sido una necesidad práctica al principio. Después de Valerie… bueno, no quería que
nadie supiera que estaba en la ciudad.
Ahora, realmente le gustaba la barba. Le dio un toque en la mandíbula con el pulgar. Justo
lo suficiente como para hacer que se viera como un pirata. Sexy como una mierda y un
poco malvado.
Sus manos se detuvieron una vez más, luego cayeron a sus lados brevemente antes de
abotonar uno de los botones en el traje porque estaba nervioso.
Y malvado. Sí, él lo era. No estaba orgulloso de algunas de las cosas que había tenido que
hacer desde que su vida patinara. Pero él estaba de vuelta ahora. Le dio un pequeño tirón
a la chaqueta del traje y se quitó una pelusa de la solapa. Esta mañana había sido el final.
Lo último que había tenido que hacer.
Esta mañana se había librado de los cabos sueltos, poniendo a Valerie y su maldito,
todavía abierto, caso de asesinato a descansar. No había querido hacerlo de esa manera,
pero la policía de Baltimore no le había dejado otra opción. Había pasado un mes desde
que Valerie recibió lo que se merecía, y casi había entregado a un sospechoso en manos
del departamento de policía de Baltimore a los pocos días del asesinato, pero los
bastardos perezosos no se habían movido todavía. No habían arrestado al tipo.
Claramente habían tenido dudas. Pero las dudas de la policía ya no eran su problema.
Había esperado tanto como pudo, (les había dado un mes, por el amor de Dios), pero
tenía que presentarse en su nuevo trabajo el lunes, y no estaría reiniciando su carrera con
un cargo de asesinato sobre su cabeza. Así que él había ayudado al proceso a lo largo. Lo
envolvió todo en un paquete ordenado y lo dejó para que lo encontraran.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
17
Se quedó mirando el espejo, con la mandíbula dura e inflexible. Todo bien. No había sido
tan ordenado, admitió para sí mismo. Hubo daños colaterales involuntarios. Pero no hubo
testigos y él había tenido su rostro cubierto, por si acaso. Había escuchado la radio de la
policía y no había boletines oficiales. Así que nadie había visto lo que había hecho hoy.
No se arrepentía. Había sido necesario. Tan pronto como apareciera en la ciudad, habría
sido acosado por jodidos policías. Ahora la pizarra estaba limpia. Él podía "llegar", pasar
por allí para ver a su madre, y cuando le preguntara dónde había estado durante el último
mes, tenía la historia perfecta lista.
Le creería, por supuesto. Ella siempre estaba dispuesta a creer lo mejor de él.
Lo que significaba que tenía que ver a las hijas de Valerie y hacer los ruidos apropiados de
pena ahora que estaba de vuelta en la ciudad. Él resopló, irritado. Tendría que esperar.
Sería raro que no lo hiciera. Así que él mordería la bala y vería a los engendros de la perra.
Él incluso se haría cargo de ellas. Financieramente. Una vez que estuviera listo otra vez, lo
que sería un buen rato largo. Hasta entonces, la tía Lilah podría pagar la cuenta. Para eso
tenía la custodia, después de todo.
— ¿Señor?
Era el empleado de ventas, un hombre apuesto con plata en su cabello. Gage lo había
elegido porque nunca había visto al hombre antes. No quería que nadie supiera que había
estado aquí. No quería tener que atar más cabos sueltos.
Dejó salir el aliento con cuidado. — ¿Sí?, —Preguntó, cuidando su nivel de voz.
—No.
Gage miró los chinos y su boca se curvó en una sonrisa. El bolsillo de su pantalón estaba
lleno de veinte mil, en un fajo de billetes más pequeños que se había apropiado esa
mañana al regalarle a la policía de Baltimore un sospechoso que ya no podían ignorar.
Hubo un daño colateral desafortunado, cierto, pero también hubo una recompensa
monetaria muy afortunada.
—Efectivo—, dijo.
Regresé. Lo tendré todo. Y nunca dejaré que nadie me lo quite, nunca más.
Taylor acompañó a una silenciosa Janie al granero para que pudiera guardar su casco de
montar y lavarse las manos y la cara. Jazzie estaba esperando afuera y tomó la mano de
Janie con firmeza, llevándola a la casa principal. Ninguna de las dos dijo una palabra.
Hasta que entraron. Taylor se tomó un momento para dejar que el aire acondicionado se
apoderara de ella, tratando de no gemir de lo bien que se sentía salir del calor.
—Gracias. — Susurró.
Conmovida, Taylor tuvo que recordarse a sí misma exhalar. Sus pulmones se habían
congelado momentáneamente.
—De nada—, le susurró de vuelta. Luego siguió su instinto y rodeó los delgados hombros
de Jazzie—. Perdí a mi madre también, no hace mucho tiempo, y me dolió. Me dolió
mucho.
Lo cuál era una verdad del evangelio, porque, aunque Donna Dawson le había mentido
durante toda su vida, Taylor la había amado.
—La extraño todos los días. Extraño su voz y su olor y la forma en que sonreía, y
especialmente la forma en que me decía que me quería. A veces la extraño tanto que
siento como un gigante sentado sobre mi pecho, sacando todo el aliento. Como si nunca
fuera a volver a respirar normalmente—. Consideró sus siguientes palabras y volvió a
soltar con lo que tenía en el interior, diciendo lo que deseaba que alguien le hubiera dicho
—. Y a veces deseo que el gigante me aplaste más fuerte porque entonces podría ver a mi
madre de nuevo.
Un repentino endurecimiento de los hombros de Jazzie le dijo a Taylor que había golpeado
un nervio. Pasaron un segundo, luego dos, luego los brazos de Jazzie estaban alrededor de
la espalda de Taylor, apretándola con fuerza. Enterró su cara en el hombro de Taylor, su
pequeño cuerpo temblaba con sollozos que partían el corazón de Taylor en dos.
Taylor se apoyó en una rodilla para mantener el equilibrio y meció a la niña, acariciándole
el pelo.
Después de unos minutos, los sollozos de Jazzie se calmaron, pero no se apartó. Taylor
siguió acariciando su cabello, recordando lo mucho que ella misma había necesitado un
toque suave después de que su madre muriera. Qué agradecida había estado cuando su
padre había puesto su propio dolor a un lado para consolarla.
—Sé que te dolió, —murmuró al oído de Jazzie— Sé que a Janie le duele. Está bien llorar
¿Me escuchas?
Jazzie asintió de nuevo antes de alejarse. Dio un paso atrás, con los ojos bajos, claramente
avergonzada por su arrebato. Taylor levantó suavemente su pequeña barbilla para que
Jazzie la mirara a los ojos.
—Lloré mucho cuando murió mi madre. —Taylor pasó los pulgares suavemente por las
mejillas de Jazzie—. Y yo tenía veintidós años. «Y mi madre no fue brutalmente golpeada
hasta morir», pensó. —Tuve la oportunidad de decirle adiós. —Jazzie y Janie no habían
tenido esa oportunidad—. Entonces, no te avergüences de llorar, ¿de acuerdo?
Jazzie asintió, sollozando, con sus ojos oscuros bordeados de rojo. Taylor sacó una de sus
tarjetas de visita de su bolsillo.
—Está un poco doblada, pero tiene mi número y mi correo electrónico. Puedes enviarme
un mensaje de texto si tú o Janie necesitan algo, ¿de acuerdo?
Jazzie se guardó la tarjeta en el bolsillo, luego se volvió y caminó hacia donde esperaban
Janie y su tía. Lilah presionó la palma de su mano contra su corazón, su rostro tan mojado
como el de Jazzie. —Gracias, —dijo, dándole a Taylor una sonrisa temblorosa antes de
tomar a sus sobrinas de la mano y sacarlas.
Un paso detrás de ella destrozó el momento. Tuvo una fracción de segundo para detectar
la sensación de calor corporal en su espalda antes de que doce años de entrenamiento de
defensa personal y la voz de su padre se hicieran cargo de su pensamiento consciente.
Uno al plexo solar. Ella regresó con el codo, entrando en contacto con algo sólido. Al
escuchar un gruñido, giró, con los puños apretados, sus ojos registrando al hombre alto
cuando su puño derecho dio un giro hacia arriba. Dos a la mandíbula.
Una viciosa maldición pronunciada con una voz profunda y desconocida llenó sus oídos
mientras el dolor le quemaba el brazo hasta el hombro. Cuatro, corre como el infierno.
El miedo se retiró lentamente cuando se quedó allí, sin apartar los ojos de él, la adrenalina
escapaba constantemente como el aire de un pinchazo en el neumático. Su cerebro
consciente comenzó a retroceder, fríamente lógico. Estás segura. Estás aquí. En la granja.
Estás en la granja.
Un nuevo y diferente tipo de pánico se apoderó de ella. Oh Dios mío. ¿Qué acabo de
hacer? ¿A quién acabo de herir…? Un gemido se levantó en su garganta, afortunadamente
bloqueado por el grito que todavía estaba atascado allí, así que todo lo que salió fue el
sonido de su propia respiración pesada.
Era alto, más alto que ella por unos buenos seis centímetros. Sus hombros eran anchos, su
pelo rubio corto. Parecía tener más o menos su edad, pero sus ojos parecían mucho más
viejos. Tenía el rostro de un modelo, todo cincelado y guapo y...
Y lo había golpeado. Oh Dios mío. Se dio cuenta de que tenía la boca abierta y la cerró de
golpe. Esta vez el grito dejó pasar el gemido y se tapó la boca para sofocar el sonido.
No soy un caballo, amigo, quería patearlo por eso. Pero él se había disculpado y ella había
venido a esta granja por una razón y conocer a los lugareños era parte del plan. Así que no
arruines esto. Bajó las manos a los costados, sacudiendo sus dedos aún palpitantes.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
22
Miró hacia arriba con un intento de sonreír y se encontró mirando a los ojos que tenían el
tono azul más bonito que había visto nunca. Al igual que…
«Golpeé al hijo del jefe. Estoy despedida.» Pero el horror se cortó al darse cuenta que
Ford acababa de regresar de un viaje de campamento de una semana de duración que
había servido como despedida de soltero para Dillon, una de las manos estables de la
granja. Era lo que había estado esperando.
Los viajeros habían regresado. Todos ellos. Sus tripas se retorcieron. Era hora de
mostrarse.
— ¿Estás bien?
El destello de ira en los ojos oscuros que miraban a Ford tenía las palabras congeladas en
su garganta. Luego los ojos parpadearon en reconocimiento, después de lo cual ellos y la
cara bonita que los acompañaba se pusieron cuidadosamente en blanco, sin ninguna
expresión en absoluto.
«Deja de pararte aquí como un idiota», se dijo a sí mismo. Di algo. Se sacudió un poco y se
miró las manos para asegurarse de que ella no había resucitado los puños apretados.
Tenía un gancho derecho bastante bueno.
—Hasta que Maggie me despida. —Su suspiro fue casi silencioso—. Lo siento mucho. Yo…
¿Te lastimé?
—Hola, Taylor. Soy Ford Elkhart. Tú debes ser la nueva terapeuta. —Él soltó el aliento que
había estado conteniendo cuando le estrechó la mano con firmeza antes de dejarla caer
de lado.
—Encantada de conocerte.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
24
Su agarre había sido fuerte, pero su piel era suave. Y Ford se sorprendió de que se hubiera
dado cuenta. Había pasado mucho tiempo desde que una mujer lo había dejado tan
nervioso. Que la última vez hubiera terminado tan mal, no era algo en lo que quisiera
pensar en este momento.
Taylor sonrió, poco más que una curva de sus labios, pero era genuina.
—No soy terapeuta todavía. Sólo una interna. Todavía no tengo licencia.
Lo que él había sabido, por supuesto. Que lo golpearan en el culo lo había puesto
nervioso. Eso, y la forma en que sus ojos se iluminaron cuando sonrió.
—Lo sé. Mi madre me dijo que estás entre la licenciatura y la escuela de posgrado.
Daphne es mi madre.
Su sonrisa se convirtió en una risa, una chispa burlona iluminando sus ojos oscuros. —Lo
sé. Tu madre habla de ti. Mucho.
—Infiernos.
Una risa calmó su irritación. —Está orgullosa de ti y no le importa quién lo sepa. —La
sonrisa se apagó, la chispa dio paso a un destello de tristeza—. Alégrate de tenerla.
Ford frunció el ceño. Se encontró vacilando sobre sus siguientes palabras antes de
liberarlas de su boca. —Tu madre no está. Te oí hablar con Jazzie.
—Lo siento, —murmuró—. Mi madre también tuvo cáncer. Fue aterrador, pero tuvimos
suerte.
—No creo que le importe demasiado, —dijo Ford en voz baja, apartándose para dejar
pasar a Taylor—. Se veía emocionada con el progreso de Janie hoy. Janie ha estado
viniendo aquí por un mes y hoy estuvo más relajada de lo que cualquiera de nosotros la
haya visto. Así que creo que Maggie pensará que te has ganado tu descanso.
—Sí, la última parte de todos modos. Mi madre dijo que estabas allí con Janie, y tengo que
admitir que soy… curioso.
Había venido al salón para observar la sesión de Janie, pero se había encontrado mirando
a la joven alta con la trenza oscura que se derramaba desde la parte posterior de una
gorra de los Raiders de Oakland. Era agraciada y enérgica al mismo tiempo. Él no había
podido apartar sus ojos de ella. Y cuando Janie había abrazado a Ginger…
Bueno, la tía de Janie, Lilah, no había sido la única que se tuvo que secar las lágrimas.
Normalmente, habría abandonado la habitación antes de que Janie y Jazzie regresaran,
porque odiaba la idea de molestarlas, pero se había quedado, y estaba tan contento de
haberlo hecho. Janie no era la única hermana que había dado un salto ese día. El salto de
Jazzie fue… gigante. De pie en las sombras, había visto la confianza cruda en sus ojos y la
emoción en la cara de Taylor.
Taylor lo estudió.
—Sobre la interna que tiene a Maggie y a mi madre muy complacidas. —Se metió la mano
en el bolsillo para evitar frotarse la parte posterior de su sudoroso cuello—. De todos
modos, buen trabajo. Me he ofrecido aquí desde el principio. Las hermanas Jarvis han sido
dos de las tuercas más difíciles de romper.
—Y sabiendo que su asesino todavía está por ahí, —dijo con gravedad—. Hubo una
investigación, pero hasta el momento no hubo arrestos.
—Janie no parece preocuparse por eso, pero Jazzie tiene la edad suficiente para saberlo.
Taylor cerró los ojos, suspirando cansada. —Saber. Tener miedo. Siempre preguntándose
si está al acecho, esperando saltar desde detrás de un árbol para arrastrarlas.
—Ni siquiera puedo imaginar ese tipo de miedo, —dijo en voz baja antes de que él
pudiera decir una palabra más, y supo que ella estaba mintiendo. No tenía que imaginarlo.
Ella conocía ese miedo. Pero por ahora él no la desafió, porque parecía necesitar la
mentira.
—Sí, así que he estado canalizando eso. Hasta ahora, todo bien. —Inclinó la cabeza, la luz
del sol recogiendo los reflejos rojos en su cabello—. ¿Por qué te escondiste en las
sombras?
—No me estaba escondiendo. Me mantenía fuera del camino de Jazzie. —Ford suspiró—
Se asusta con los hombres.
— ¿Fue asaltada?
—Ella no lo dirá de una manera u otra y no está en su archivo oficial. Pero los hombres por
aquí han aprendido a darle espacio. Es mucho más fuerte de lo que parece. Y tiene un
gran gancho de derecha, —agregó con pesar—. Al igual que el tuyo.
—Era la primera vez que las chicas venían aquí y ambas eran un montón de nervios. Janie
estaba llorando y Jazzie estaba tratando de consolarla. Cole solo estaba tratando de
ayudar, pero él la apretó – involuntariamente– y ella se volvió hacia él. Lo derribó uno o
dos pasos hacia atrás. No estoy seguro de quién estaba más sorprendido: Cole, Janie o la
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
27
propia Jazzie. No creo que tuviera la intención de golpearlo, y mucho menos derribarlo así.
No creo que ella creyera que podría.
—Bueno, esa parte la tengo. —Taylor puso los ojos en blanco—. Yo tampoco esperaba
golpearte. Solo conocí a Cole una vez, antes de que todos fueran a su viaje de
campamento, pero recuerdo que es de tu tamaño. ¿Cómo llegó Jazzie a su mandíbula?
—Se había inclinado para hablar con ella, pensando que estaba haciendo lo correcto. Él no
entendió por qué se había asustado tanto. Cole es grande, pero aún es un niño. Sólo tiene
quince años.
— ¿Quince? Se ve de veinte.
—Lo sé. Pobre niño. Solía meterlo en problemas en la escuela. Los maestros esperaban
más de él y los niños se burlaban de él porque parecía que había fallado algunas
calificaciones. Ahora está en una escuela mejor y nadie lo molesta. Creo que había
olvidado que puede ser tan intimidante.
Ford se encontró sonriendo. —No espero que lo haga. Y tampoco lo hará su hermano.
—Dios. Todavía no puedo creer que haya hecho eso. —Luego frunció el ceño— ¿Por qué
no me dijo Maggie sobre el miedo de Jazzie a los hombres?
Ford reprimió su propio ceño fruncido. Si Maggie no había dicho nada, significaba que no
confiaba completamente en su pasante. Lo que le hizo querer patearse por soltarlo.
Tendría que decirle a Maggie que había dejado salir al gato de la bolsa. No le iba a gustar
esa conversación.
—Eso suena como Maggie, —coincidió Taylor—. Gracias por decírmelo. Me he centrado
en lograr que Janie se sienta cómoda en la silla de montar, principalmente porque Jazzie
—Um… —Vaciló, no queriendo meter la pata otra vez. Esperando que no estuviera a
punto de sorprenderla una vez más—. No será el lunes. El programa está cerrado.
—Es verdad. Por la boda de Dillon. Dillon me pidió que viniera, —agregó con
incertidumbre.
Ford apretó los dientes, abruptamente molesto con ella. Parecía que no quería ir, o que al
menos se sentía incómoda por lo que Dillon le había preguntado.
— ¿Pero? —La palabra salió de su boca demasiado rápido, demasiado duro y demasiado
corto, pero no pudo evitarlo, maldita sea—. ¿Te hacen sentir incómoda? —Si alguien
quería decirle algo a Dillon, responderían con él. Eso iba también por la prometida de
Dillon, Holly. Nadie se podía meter con ella.
Ambos acercándose a los treinta, Holly y Dillon tenían síndrome de Down. Lucharon duro
por su independencia y Ford sería condenado antes de permitir que alguien los lastimara,
especialmente el día de su boda. Eso incluía a la interna más nueva de la granja,
independientemente de sus ojos oscuros y su cara bonita.
Giró sobre sus talones, dejándolo con la boca abierta mientras salía.
Ford tardó un segundo en procesar sus palabras. Otro segundo para procesar que se
estaba alejando. Y un tercero para darse cuenta de que no quería que se fuera. Así no.
—Taylor. Espera. —Él la alcanzó antes de que llegara a la puerta del salón. Él golpeó su
palma contra la puerta, evitando que la abriera—. Pensé eso, y lo siento.
Se quedó paralizada, su mano agarró el pomo de la puerta con tanta fuerza que sus
nudillos se pusieron blancos.
Ford tragó. Él la había asustado de nuevo, lo último que había querido hacer. Recordando
claramente ese gancho derecho, apartó la palma de la mano de la puerta, haciéndose tan
pequeño y tan inofensivo como pudo.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
29
—Lo siento, —repitió en voz baja—. He visto demasiadas personas lastimar a Dolly y
Dillon, y acabo de reaccionar. El hermano mayor de Dolly, Joseph, es el marido de mi
madre, por lo que, técnicamente, es la tía Dolly, pero es más como una hermana para mí.
Soy más que un poco protector. Todos lo somos.
—Mi hermana menor, Julie, tiene parálisis cerebral, —dijo, manteniendo la mirada fija en
la puerta que tenía delante—. Tiene veinte años, pero con la capacidad de aprendizaje de
un estudiante de cuarto grado. La amamos. Justo como es ella.
—Amamos a Dillon y Holly de la misma manera. No debería haberte juzgado. Espero que
aceptes la invitación de Dillon y vengas a la boda. —Él obligó a sus labios a curvarse—
Holly trabaja para la panadería de su hermana. El pastel va a ser increíble.
—Solo para que quede claro, dudé porque no quería ser una extraña en la boda. Conocí a
Dillon unos días antes de que se fueran todos a su viaje de campamento. No he conocido a
Holly todavía. No quería estar en el camino. Pero si mi alejamiento lastimará a Dillon,
estaré allí con las campanas encendidas. Ahora, si me disculpas, tengo que volver al
trabajo.
La puerta se cerró detrás de ella y Ford dejó escapar el aliento que había estado
conteniendo. —Mierda, —murmuró—. Cuando metes la pata, lo haces a lo grande,
Elkhart.
Si Taylor renunciaba, su madre se enfadaría y Ford caminaría sobre las brasas para evitar
eso. Pero aún más importante…
Porque ella se iría a casa al final de su pasantía. California, había dicho su madre. Al otro
lado del maldito país. Nada podía salir de ninguna relación, incluso si ella estaba
Pero estaba interesado, aunque iba a mantener su interés para sí mismo, porque todos se
meterían de por medio y lo harían en gran medida debido al hecho de que no había
tenido una cita en casi dos años. No desde…
Kimberly.
Escupió el nombre en el silencio, maldiciendo a su ex una vez más. Por lastimarlo. Por
traicionarlo. Preparándolo para ser secuestrado, por el amor de Dios. Pero sobre todo por
hacerle sentir miedo de acercarse a alguien nuevo.
Ford cerró los ojos. Él tenía miedo. No del dolor físico. Él había manejado eso. Fue la
humillación que había seguido a su rescate. La lástima. Odiaba la pena. Estaba mejor
ahora, pero todavía había susurros a sus espaldas.
“Pobre Ford. Que buen joven. Lástima que tuviera que pasar por todo eso. Ojalá
encontrara una buena chica. Pobre Ford”.
Si salía con una interna solo para verla irse al final de su contrato, los susurros se
convertirían en palabras reales una vez más. “Pobre Ford. Otra vez le rompieron el
corazón. Tiene tanta mala suerte con las mujeres”.
Y eso no era algo que fuera a pasar. Tan bonita como era, estaba fuera de los límites. Eso
era todo lo que había al respecto.
Baltimore, Maryland,
Y mantenerlo vivo, añadió ácidamente en su propia mente. Héctor no había cubierto ese
trabajo muy bien. Por eso JD se había desviado a la morgue en lugar de ir directamente a
Debido a que Toby Romano estaba acostado en una mesa de autopsia de acero
inoxidable, con su piel fría y gris. Él no tenía ni veinte años.
JD evitó mirar a los tres hombres que estaban de pie alrededor de la mesa, aprovechando
los momentos que tardó en adaptarse para llorar en silencio a un joven que no debería
estar muerto. Quién nunca había tenido la oportunidad de vivir. El chico había estado en
un mal camino desde el momento en que respiró por primera vez, todavía conectado a su
madre adicta a las drogas. Podría haber sido yo. Tan malditamente fácil. Pero JD había
tenido una tía que lo había acogido. Toby no había tenido tanta suerte. Ahora nunca la
tendría.
JD cerró los ojos mientras se ponía un par de guantes. Le había prometido a Toby Romano
seguridad. No a la cara del hombre, porque Toby ni siquiera sabía que estaba en peligro.
Pero se había prometido a sí mismo que el joven se mantendría a salvo.
Maldita sea, Héctor. Te pedí que hicieras una puta cosa. Una cosa de mierda.
Una vez más, JD se tragó el gruñido, recordándose a sí mismo que Héctor era un policía
excelente– un detective experimentado– y que nunca había eludido sus deberes en el año
en que trabajaban juntos. Al hombre le importaba y había apoyado a JD al cien por cien
desde que comenzó el caso. Lo que hubiera sucedido, JD tenía que creer que Héctor
tendría una buena explicación.
Se volvió hacia los tres hombres que estaban de pie en silencio junto al cuerpo de
Romano. Neil Quartermaine, el médico forense, parecía cansado. El jefe de JD, el agente
especial Joseph Carter, normalmente ilegible, lanzó una mirada de advertencia tensa hacia
Héctor. Porque el detective Héctor Rivera se veía absolutamente devastado.
JD se acercó al grupo con cautela. No había razón para que Héctor se viera tan destrozado.
Sí, esto los enviaba de vuelta al punto de partida en su búsqueda del asesino de Valerie
Jarvis, y sí, Romano estaba muerto, pero Toby había sido el informante confidencial de JD.
Héctor ni siquiera lo había conocido antes de que comenzara este caso.
— ¿Qué pasó? —Preguntó JD—, con el estómago desgarrado cuando los ojos de Héctor se
cerraron. No podían ser las niñas. Joseph le habría dicho eso por adelantado. Aun así, sus
ojos pasaron de una camilla a otra, buscando un cuerpo cubierto de sábanas que fuera de
tamaño infantil Pero no había ninguno.
—No, —le aseguró Joseph—. Jazzie y Janie están bien. Están en la granja hoy, de hecho.
—Entonces, ¿por qué demonios parece que Héctor perdió a su mejor amigo? —Héctor se
estremeció—. Lo siento, hombre, —agregó JD con más suavidad—. Dime que pasó.
—Romano perdió a su escolta anoche, —dijo Héctor en voz baja—. Entró en una bodega y
salió por la puerta trasera. El oficial me llamó tan pronto como se dio cuenta. Buscamos a
Romano, pero el tipo no estaba en ninguna parte. Sacamos una orden de búsqueda, pero
no conseguimos nada. Finalmente le dije al oficial Mancuso que fuera al callejón donde
Romano había estado durmiendo y esperara por él. Pensamos que volvería cuando se
cansara. Era su costumbre.
Héctor se encogió de hombros. —No por su propio pie y hasta el amanecer. —Señaló otro
cuerpo en una camilla, un hombre de unos veinte años mayor que Toby—. Parece que ese
tipo lo tiró al callejón. Romano estaba muerto. El segundo tipo pudo haber estado
revisando los bolsillos de Romano, porque todos fueron vaciados. Lo mejor que podemos
decir, es que el Oficial Mancuso se enfrentó al segundo hombre, pero no estaba
preparado para que él tuviera un cuchillo.
Joseph Carter negó con la cabeza. —No lo logró—, dijo bruscamente. —No tenía actividad
cerebral cuando los técnicos de emergencias médicas lo encontraron, pero intentaron
traerlo de vuelta. Héctor estuvo sentado con la esposa del oficial en la sala de espera de
cirugía toda la mañana. Recibieron la noticia hace unos quince minutos.
— ¿Lo conocías bien?, —JD le preguntó a Héctor con la mayor delicadeza que pudo.
—Yo también lo siento, Darren Mancuso está muerto y lamento no haber encontrado
antes al chico.
—Toby era un drogadicto, —dijo tristemente JD—. Comenzó a usar cuando aún era un
niño. Lo conocí cuando estaba en Vicios. Él tenía una anfetamina por cabeza. Era una
cuestión de tiempo. Pero él era mi vínculo con el asesino de Valerie Jarvis. Estoy de vuelta
a la casilla uno.
—Tal vez él realmente fue el asesino de Valerie Jarvis, —dijo Joseph en ese maldito e
ilegible tono de él. Lo que hizo que no estuviera claro si realmente creía lo que estaba
diciendo, o si estaba actuando como abogado del diablo.
—No pudo haber sido él, Joseph. Estaba al otro lado de la ciudad el día en que asesinaron
a Valerie Jarvis. Murió golpeada en su propia sala de estar, con el rostro irreconocible.
—Su coartada no cubrió toda la ventana de la hora de la muerte que nos dio
Quartermaine. —La voz de Joseph era tan suave que resonó.
3
John Doe: Se dice de cuerpos sin identificar. En femenino sería Jane Doe.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
34
JD lo fulminó con la mirada. —Tú sabes qué parte de esa ventana se tiene en cuenta.
Neil Quartermaine habló. — ¿De qué estáis hablando? ¿Cómo se contabiliza parte de la
ventana de tiempo de muerte de la mujer Jarvis?
JD tomó aire y lo dejó salir en forma de suspiro. —Estamos guardando silencio sobre eso.
Quartermaine le dio una mirada agria. —Tienes que estar tomándome el pelo. Ustedes
nunca me han excluido antes. ¿Por qué ahora?
«Porque la vida de una niña de once años depende de ello». Pero JD se lo guardó para sí
mismo, tal como lo había hecho durante el último mes.
—Tu caso acaba de cambiar, JD, —murmuró Héctor—. Tenemos un policía muerto. Habrá
una investigación. Asuntos Internos se involucrará. No creo que puedas guardar los
secretos de las niñas por más tiempo.
JD quería decirle a Héctor que estaba equivocado, pero él sabía mejor que nadie que no
era así. Héctor había sido uno de los pocos en los que había confiado todos los detalles de
este caso. Solo Héctor, José y Brodie, su investigador de la escena del crimen, lo sabían
todo. Todos los demás obtuvieron solo la información que acordaron divulgar. Eso incluía
policías. Y Médicos forenses.
Joseph miró la pared de cajones que contenía los restos de las víctimas.
—El oficial Mancuso será colocado en uno de esos cajones una vez que su esposa se
despida. Necesitamos hacer un cambio aquí, JD. Nuestro plan no está funcionando.
—Por el momento, ¿aquí mismo? Solo nosotros, —dijo Quartermaine, con clara irritación.
—Otros tres patólogos están trabajando hoy, pero han salido a almorzar. ¿De qué se trata
todo esto?
—Valerie Jarvis fue golpeada hasta la muerte hace cuatro semanas, —comenzó JD.
—Lo sé, —Quartermaine espetó con impaciencia—. Hice su autopsia. —Él apartó la
mirada, apretando la mandíbula—. Lo siento. Fue una tarea difícil. Su cara… estaba
destrozada.
—Nada por lo que lamentar. Parecía ser un robo que salió mal. La casa había sido
minuciosamente registrada. Destrozada. La hermana de Valerie, Lilah Cornell, fue a
buscarla después de que Valerie no recogió a su hija menor de la guardería. Janie, que
tiene cinco años, estaba con su tía cuando descubrió el cuerpo de Valerie. Según su tía,
también estaba Jazzie, la hija mayor, que tiene once años. Todo lo que está en el informe
policial. Lo que no está en el informe oficial, sin embargo, es que encontramos huellas
sangrantes secas en la escena, que van desde el cuerpo hasta detrás de un sillón en la
esquina. Coinciden con el tamaño y la forma de los zapatos de Jazzie.
—Creemos que sí, —dijo JD—. Su tía la encontró escondida detrás del sillón cuando llegó
allí unas horas más tarde.
—No pensé que pudiera imaginarme algo peor que las dos chicas que encuentran a su
madre, así golpeada. ¿Pero imaginar a la niña sola con ese cuerpo durante horas? Sí, eso
es peor. Aun así, ¿por qué el secreto?
JD hizo una mueca. —Porque creemos que tenemos una fuga en algún lugar del sistema.
Si esa niña vio algo… No puedo dejar que se escape. El asesino se fue creyendo que nadie
lo había visto. ¿Si se entera?
—Volverá a por la niña, —dijo Héctor con pesadez—. Todos vimos el cuerpo de la madre.
Sabemos lo que es capaz de hacer.
Quartermaine dio un breve asentimiento. —Sí, lo sabemos. Pero, ¿por qué crees que hay
una fuga?
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
36
—Pusimos en el informe preliminar que había un marido distanciado y lo estábamos
buscando, —dijo JD—, porque un hombre grabado en el video de seguridad del
apartamento de Jarvis tenía la altura adecuada. El nombre del esposo es Gage Jarvis y él
tiene un historial de abuso doméstico. Pusimos una orden de búsqueda y captura sobre él.
En menos de veinticuatro horas, tenía una coartada. Un oficial del alguacil de Texas llamó
para decir que había visto a Gage el día del asesinato, pero nadie lo había visto ni un día
después ni en ningún momento desde entonces. Mantuvimos el boletín activo, y dos días
después, uno de los artículos robados del apartamento de Jarvis aparece en una casa de
empeños. Un broche. Valía apenas unos cincuenta dólares. En la cámara de seguridad de
la tienda, el que vende el broche, es Toby Romano, que parece despreocupado. Me dijo
que lo había encontrado en el suelo, al lado de donde dormía. Obtuvo diez dólares y los
usó para comprar metanfetaminas.
—Le creí en que no la mató. No creí que hubiera encontrado el broche en el suelo. Había
alguna conexión con el asesino. Nunca supe cuál era.
—Lo habría cambiado en la calle o se lo habría llevado a una tienda más grande, hizo una
venta en un callejón sin salida.
JD se encogió de hombros otra vez. Él había estado alrededor y sobre eso tantas veces,
que había perdido la cuenta.
—El oficial tiene una buena reputación por ahí. Necesitaríamos pruebas para acusarlo de
mentir.
—Lo sé. Valerie presentó una denuncia contra él hace casi tres años, pero la retiró. Él
desapareció poco después, dejando su trabajo. Su jefe insistió en que Gage se fue por
razones personales. Que se le había dado una recomendación estelar y que sería
bienvenido de nuevo.
—No. El jefe era demasiado suave, lo que no me sorprendió, ya que era el socio principal
de Stegner, Hall y Kramer. La firma de defensa criminal Ritzy, —agregó JD cuando el
médico pareció confundido.
—Son conocidos por representar a cualquier persona con suficiente dinero para pagar,
incluidos los conocidos capos de la droga. La oficina del fiscal sospecha que han comprado
jurados en el pasado, pero nunca han podido demostrarlo. Gage Jarvis era uno de sus
prometedores jóvenes socios antes de “renunciar”. Era conocido por sacar a sus clientes
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
38
cuando parecía que los fiscales tenían un gran remate, y era uno de los socios menores
más productivos de la firma.
Quartermaine hizo una mueca agria. —Y si se supiera que había sido despedido, tendrían
un montón de apelaciones o demandas civiles porque todas las demás víctimas olerían
sangre en el agua.
JD frunció el ceño. —Toby Romano no usaba cocaína. Que yo sepa, nunca usó. Era
demasiado cara para él.
—A menos que vendiera más artículos robados, —dijo Joseph—. Que acababa de
encontrar en el suelo junto a él.
Quartermaine revisó sus notas. —Tenía algunos artículos con él cuando lo trajeron. Un
reloj y un par de aros fueron cosidos en un bolsillo oculto dentro de la cintura de sus
pantalones. Tomamos un inventario de rayos X y se lo enviamos todo al Agente Brodie en
CSU4. El Agente abrió la bolsa y confirmó que los artículos estaban en la lista de cosas
robadas a Valerie Jarvis.
JD negó con la cabeza. —Es difícil de decir. La caja de joyas de Valerie estaba vacía, pero
su hermana dijo que había estado vendiendo cosas para pagar las cuentas. La víctima
había poseído muchas piezas valiosas, pero la señorita Cornell estaba bastante segura de
que todas se vendieron hace mucho tiempo.
4
CSU: Unidad de Escena del Crimen, un forense en algunos grupos policiales, se refiere a los
investigadores de la escena del crimen que responden a una escena del crimen.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
39
Quartermaine señaló el cuerpo aún cubierto del segundo hombre. —Bueno, John Doe
también tenía uno de los artículos: una alianza que había pertenecido a la madre de la
víctima. Era un aro de oro. No vale mucho.
JD negó con la cabeza. — ¿Por qué Toby no escondería el anillo con los otros artículos?
—Tal vez estaba planeando venderlo por más cocaína, —dijo Joseph—. Tal vez se lo
mostró a John Doe allí, y John Doe decidió quitárselo.
—Espera. Lo conozco. ¿Su nombre…? ¿Clyde? No. No, Cleon. Él era un traficante. Pero no
de Toby Romano.
Baltimore, Maryland,
Estaba en alerta, sus sentidos agudos. Súper consciente. Echó un vistazo al armario donde
había escondido el alijo que había encontrado.
Sus vecinos mantenían la cabeza baja, al igual que él. Nadie quería que nadie más supiera
que estaban allí. Porque era ese tipo de lugar.
Su casero nunca entraba en este edificio, probablemente debido a las ratas. Gage no
podía decir que lo culpaba. Había vivido en lugares como este una y otra vez durante los
últimos años, una vez que su dinero se había agotado. Al menos las ratas en Baltimore
eran más pequeñas que las de Florida, donde realmente eran del tamaño de chihuahuas.
El propietario recogía el efectivo en la puerta trasera los lunes, entre las siete y las ocho de
la mañana. “Este allí con el dinero o será desalojado a las ocho y quince” era su lema. Gage
ni siquiera sabía el verdadero nombre del hombre y no le importaba.
Gage golpeó el tobogán de la Glock cuando se acercó a la puerta. No había mirilla, porque
los inquilinos rara vez, si acaso, tenían visitas. Aparte del propietario, solo otra persona
sabía que estaba allí.
Bueno, si no contaba todas las veces que Gage se había plantado en la calle de la casa de
Denny para poder observar la rutina de su hermano y, lo que es más importante, la de su
familia. Uno nunca sabía cuándo tales cosas podrían ser útiles.
Sobre todo, porque Denny era el único que sabía lo que Gage había hecho ese día. Denny
probablemente no lo diría, pero Gage sabía que podía convertir ese “probablemente” en
“definitivamente” con la amenaza correcta. La familia de un hombre era un blanco fácil.
¿Y si Denny se volvía valiente de repente? Entonces él moriría. Era tan simple como eso.
Sosteniendo la Glock a su lado, Gage abrió la puerta lo suficiente para asegurarse de que
Denny estaba solo. Lo estaba, así que Gage lo dejó entrar, deslizando la pistola en la parte
posterior de su cintura.
—Con los brazos abiertos, —ladró Gage antes de que Denny pudiera decir una palabra.
—Solo hazlo.
Gage lo miró fijamente hasta que Denny obedeció, abriendo sus brazos con los ojos en
blanco. Gage lo ignoró, concentrándose en darle palmaditas, asegurándose de que no
llevaba armas. Incluso revisó las orejas de Denny. -Los malditos cables se estaban
volviendo cada vez más pequeños-.
— ¿De verdad, Gage? —Dijo Denny, exasperado y enojado—. No estoy usando un alambre
de mierda. Te conseguí tu coartada, por el amor de Dios. No te voy a entregar.
A Gage no le podía importar menos que su hermano estuviera molesto. Demonios, a Gage
no le podía importar menos que su hermano siguiera vivo. Pero Denny le había dado la
coartada, así que eso contaba para algo.
Gage deseó por enésima vez no haber llamado a Denny en estado de pánico después de
abandonar el lugar de Valerie ese día. Se arrepintió al instante. En retrospectiva, podría
haberlo manejado él mismo. Denny le había prestado algo de dinero, lo suficiente como
para que Gage pudiera alquilar este lugar y alimentarse por algunas semanas. Luego trató
de ayudar a Gage a parecer inocente, pero había jodido la situación aún más, lo cual era
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
42
típico de Denny. El hecho de que un ayudante de alguacil de Texas llamara
voluntariamente para decir que había visto a Gage el día del asesinato había hecho
sospechar a la policía.
Aun así, Gage tenía una coartada y había construido la historia de rehabilitación a su
alrededor para explicar dónde había estado en el ínterin. Él diría que esta vez no había
sido un centro de rehabilitación lujoso, porque había estado sin dinero y sin hogar. Esta
vez la rehabilitación había sido en la casa de un amigo –un drogadicto que había estado
sobrio-. Se había conectado e investigado las ciudades cercanas al agente que le había
dado la coartada. Había encontrado a uno de esos buenos señores: un drogadicto
convertido en pastor de una mega iglesia que había sido de gran ayuda una vez que Gage
le había hecho una visita personal. Había tenido que robar a algunos viejos barrigudos
para el transporte, pero valió la pena.
Le había tomado una semana de su tiempo y la mayor parte del dinero que había tomado
del joyero de Valerie, pero fue una buena inversión. Una prostituta hábilmente elegida
para seducir al antiguo drogadicto y llevarlo a una habitación de hotel más unas cien fotos
que Gage había tomado en su teléfono de los dos yendo hacia él como comadrejas en la
cama del hotel para un mega pastor muy desesperado.
Pensó que Gage quería su dinero, y Gage se había llevado parte de él. Pero lo que
realmente quería era que el predicador respondiera por él, que le contara una historia de
desintoxicación y recuperación que Gage pudiera repetir. Un drogadicto reformado
tendría toda la jerga correcta, por lo que su descripción sería acertada.
No habría registros médicos ni rastro de dinero que los fiscales puedan seguir. El pastor se
pondría de pie ante el tribunal si alguna vez se enfrentara a un gran jurado. Había mucha
duda razonable. Había defendido y ganado casos que eran mucho más débiles que los
suyos.
Dio un paso atrás, satisfecho de que lo único que Denny llevaba era unos cuantos kilos de
más. — ¿Por qué estás aquí? —Gruñó, y su hermano negó con la cabeza.
Hasta que recibiera su primer cheque de pago. Lo que esperaba fuera en dos semanas.
Los ojos de Denny se estrecharon. —No te hagas el listo conmigo, Gage. ¿Por qué sigues
en esta ciudad? Te di una coartada.
—Entonces sé agradecido en otra ciudad. Otro Estado. Mejor aún, ¡otro maldito país!
Gage levantó una ceja. — ¿Hay putos países? Demonios, ahí es donde quiero ir. Dios sabe
que no he tenido ninguna en un tiempo.
Las fosas nasales de Denny se ensancharon, su respiración agitada y dura, como un toro
listo para cargar.
Gage le dirigió una mirada, la que había otorgado como abogado defensor a los clientes
que eran culpables, pero que no estaban lo suficientemente agradecidos por haber
aceptado su caso. El que había dado como cliente a los distribuidores que habían tratado
de estafarlo. Y, al final, el que le había dado a cualquier otro adicto lo suficientemente
tonto como para tratar de llevar su cuna en el refugio de Miami donde finalmente había
tocado fondo.
Esa mirada había tenido el mismo efecto entonces que tenía en Denny en este momento.
Su hermano palideció visiblemente y dio un paso atrás. Pero para crédito de Denny, no
estaba orinando en sus pantalones. Aún no. Su hermanito estaba encontrando su mirada
con uno de las suyas, igualada y… honesta. Por encima de todo, Denny había sido honesto.
La disputa de que la coartada del hombre de la ley de Texas debió haberle costado a su
hermano una parte de su alma. Porque Denny también era un perdedor. Por eso su
hermano trabajaba en una oficina de Ayuda Legal cuando Gage era socio menor de la
firma más prestigiosa de la ciudad.
Sin embargo, Denny se había crecido en una columna vertebral en los dos años, nueve
meses y catorce días que Gage había estado fuera. Lo cual era una pena.
—Te lo preguntaré una vez más, —dijo Gage con silenciosa amenaza—. ¿Por qué estás
aquí?
La mandíbula de Denny se apretó. —Un segundo hombre fue encontrado muerto a pocas
cuadras de distancia. Herido de bala. He oído que creen que era un traficante.
Gage negó con la cabeza. —Un final triste para todos, pero los agentes de la ley viven con
riesgo. Es parte del trabajo.
Los ojos de Denny brillaron con tanta furia que Gage estuvo tentado de retroceder un
paso, pero por supuesto que no. —Maldito bastardo, —susurró Denny—. Los mataste a
todos, ¿verdad?
—Por supuesto que no, —mintió Gage descaradamente. Luego sonrió—. ¿Qué querías
que dijera?
Porque matar a un traficante tenía sus bonos. Cleon Perry había tenido más de quinientos
dólares metidos en los bolsillos y otros dos grandes escondidos en el Chevy descompuesto
que Gage se había apropiado.
Había conseguido veinte mil quinientos dólares, y eso no contaba la cantidad considerable
de coca que Cleon había llevado con la intención de distribuir. Lástima que murió primero.
—Si no tienes más acusaciones, te puedes ir. Te devolveré el dinero que te pedí prestado
cuando reciba mi primer cheque de pago.
—Empiezo el lunes.
La boca de Denny se abrió, pero durante unos segundos no surgió ningún sonido.
— ¿El lunes? —Finalmente logró decir—. ¿Quién en la tierra verde de Dios te daría un
trabajo?
—Cesar Tavilla.
Denny tropezó hacia atrás hasta que su espalda golpeó la puerta, sus rodillas se doblaron,
el pánico horrorizado llenó sus ojos. — ¿Vas a trabajar para un jefe de pandillas de El
Salvador?
Gage se encogió de hombros. —Me imagino que prefiere que lo llamen el jefe del imperio
de negocios de su familia. “Jefe de pandillas” es tan peyorativo, ¿no te parece?
— ¿Falsamente acusados por BPD5?, —Denny hizo eco en voz baja—. Cómo… ¿Cómo
conseguiste este trabajo?
Había escuchado que el hombre estaba en South Beach de vacaciones y había seguido al
séquito de Tavilla, esperando hasta que pudo acercarse lo suficiente para hablar con él.
Todo mientras hacía que pareciera un encuentro casual, por supuesto. Acercarse había
sido la parte difícil. La comitiva de Tavilla había incluido varios guardaespaldas.
—Nos pusimos a hablar y él recordó que yo defendí a su hijo hace unos años. —Porque
Gage le había recordado a Tavilla explícitamente que su hijo podría haber estado en el
corredor de la muerte si no hubiera sido por él—. Y que le salvé la vida. —Pequeño
bastardo engreído. El hijo de Tavilla siempre había sido un jodido y siempre lo sería—. Y
que me debía un favor. Me preguntó si quería un trabajo. Necesitaba uno, así que dije que
sí. —Porque se había quedado sin el dinero que había escondido en cuentas en el
extranjero en caso de que alguna vez fuera auditado. Dinero que nadie había sabido más
que él—. Entonces, en resumen, hermanito, es por eso que tengo un traje y por eso
todavía estoy aquí.
— ¿Pero por qué aquí? —Denny gimió—. ¿Por qué no ir a otro lugar para encontrar un
trabajo?
—Porque, —Gage chasqueó con los dientes apretados, luego se contuvo, respirando y
suavizando su expresión—. Porque, continuó con calma, esta es mi ciudad. Me obligaron a
salir una vez, pero pronto verán que cometieron un gran error. Verán exactamente lo que
dejaron escapar porque eran estúpidos.
Gage le dio una mirada compasiva. Su hermano no era la bombilla más brillante en la
araña, por supuesto.
5
BPD: Abreviatura de Departamento de Policía de Baltimore.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
47
—Todos en esta puta ciudad. Pero sobre todo Stegner, Hall y Kramer, los bastardos
gordos. Mis clientes pagaron sus salarios, pero no apreciaron nada. Me obligaron a
renunciar y lo perdí todo. Me rogarán que regrese a la empresa y solo me reiré en sus
viejas caras arrugadas. Esta es una oportunidad por la que matarían, pero es mía.
Denny negó con la cabeza, los ojos brillando con furia desconcertada. — ¿Regresaste para
impresionar a tu antigua firma al conseguir un trabajo con un jefe de pandilla? ¿Mataste a
tu esposa y acusaste a un crío inocente por el crimen para poder ir a trabajar para un
criminal asesino? ¿Un maldito señor de las drogas? Mataste a tres personas hoy. Uno era
un policía. Maldita sea, Gage. Mentí por ti.
—Y dije que estaba agradecido, —dijo Gage con suavidad—. Ahora, necesito hacer
algunas cosas hoy. Me reuniré con mi nuevo jefe para cenar esta noche. Odio ser grosero,
pero necesitas irte.
Denny no se movió.
Esa respuesta pareció satisfacer a Denny hacía un mes, pero hoy no lo estaba
satisfaciendo. — ¿Qué es exactamente lo que te robó, Gage?
—Mi casa. La que yo pagué para que la tengan unos extraños. Nunca vi un centavo.
—Tú, hijo de puta. ¡Tu esposa se vio obligada a dejar su hogar porque huiste y dejaste de
pagar la hipoteca porque te metiste todo el dinero por la nariz! ¡Te fuiste por casi tres
años! Valerie no te robó, Gage. Fue desalojada. Se tuvo que declarar en bancarrota.
Gage lo sabía ahora. No lo sabía cuándo había regresado por primera vez a Baltimore,
cansado y caliente y hambriento después de hacer autostop desde la puta Florida y solo
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
48
quería dormir en su maldita cama, en su maldita casa por la que había pagado. Pero había
extraños viviendo allí ahora. Un anciano con un Ferrari rojo en el garaje y una esposa
apenas legalmente fumadora y que fumaba en la piscina –que Gage había pagado– y no
llevaba puesto mucho más que un trozo de cuerda.
Si no le hubiera mentido tantas veces antes, podría haberlo hecho. Pero Valerie era una
mentirosa en serie. Así que la golpeó para hacerla hablar. Y luego lo había amenazado con
llamar a la policía y él la había golpeado de nuevo. La tiró al suelo, sobre sus manos y
rodillas. ¿Y entonces? Ella se había reído. Arrodillada en el suelo como un perro, levantó la
vista y se echó a reír. De él. De lo que se había convertido. Así que la había golpeado una y
otra vez. Y otra vez. Hasta que ella no se había reído más.
Fue solo debido a los años de práctica que mantuvo su voz fría y sus emociones ocultas.
—Si hubiera necesitado dinero para la hipoteca, debería haberle pedido a Santa Lilah. La
mujer está cargada.
Debido a que Lilah Cornell era una perra hambrienta de poder y que odiaba a los
hombres, pensaba que era algo especial porque trabajaba para el fiscal general.
Gage quería reírse. Su nuevo jefe tenía la oficina de la Fiscalía en su bolsillo. Huh. Eso
significaba que tendría a Lilah contra una pared. Tal vez literalmente. Estaba imaginando
ese pensamiento optimista en su mente cuando Denny dio un paso inesperado hacia
adelante, sus ojos brillando una vez más.
—Si no fuera por “Santa Lilah”, tus hijas no tendrían hogar porque mataste a su madre. Y
mamá, abandonó su casa, la vendió todo, para poder cuidar de ellos, porque Valerie
trabajaba todo el tiempo. Ma cocina su comida y lava su ropa. ¿Sabías eso?
Lo sabía, en realidad. Y sabía que su madre no había vendido su casa. Había sido
desalojada también. Mujer estúpida. Gage no le había pedido que hipotecara el lugar para
enviarlo a rehabilitación. No había necesitado rehabilitación, porque no era un adicto. La
mujer idiota había pagado todo por adelantado.
Nada de ese dinero era reembolsable. Lo sabía, porque lo había comprobado. Quería el
dinero. Lo que él habría resoplado por la nariz. Lo que era su maldito negocio.
Pero no eran los hijos de Gage. Lo que era realmente el quid de todo el asunto, ¿verdad?
Inclinó la cabeza. —De nuevo, estoy agradecido.
— ¿Agradecido? ¿Estás agradecido? —Denny dio otro paso adelante, sus zapatos casi
tocaban los de Gage, sus ojos muy abiertos y furiosos a pesar de que seguía hablando en
susurros—. ¿Has visto a tus hijas en el mes desde que regresaste? ¿Sabes por lo que
están pasando? ¿Acaso te importa? ¿Sabías que encontraron a su madre? ¿Sabías que
tienen pesadillas todas las noches? ¿Cómo puedes haberles hecho esto? ¿Cómo duermes
por la noche? —Las lágrimas llenaron los ojos de su hermano—. ¿Tienes una jodida alma?
—Te sugiero que retrocedas, Denny. Puede que no tenga alma, pero tengo mal genio y
estás peligrosamente cerca de hacerme perderlo. —Él arqueó una ceja fríamente—. Y
sabes lo que pasa cuando pierdo la paciencia.
Denny no dio un paso atrás. En cambio, se inclinó más cerca. — ¿Me estás amenazando?
—Siseó.
El control de Gage sobre su temperamento disminuyó. —Parece que sí. Sal. Sólo sal.
Curiosamente, fue la vista de los puños de Denny lo que calmó a Gage. ¿Quién diablos era
este extraño? él se preguntó. No el hermano que conoció. Si Denny hubiera sido así todo
este tiempo, Gage podría haberle respetado más. Le sonrió a Denny, y no era una linda
sonrisa.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
50
—Tal vez todo lo anterior. O tal vez solo me centre en Missy. Después de todo, ella es tan
pequeña. Sus huesos son tan frágiles. —Y tuvo el placer de ver a su hermano volverse
blanco.
Gage alcanzó la pistola que tenía en la espalda y la apretó contra la garganta de Denny
antes de que su hermano pudiera ponerle una mano encima. Denny se quedó inmóvil, con
la mirada fija en la pistola.
— ¿O qué? —Gage se burló, solo para ver la reacción. Denny dio un paso gigante hacia
atrás, buscando el picaporte detrás de él.
—Porque Ma todavía cree que tienes remedio. Que eres digno. —Escupió la palabra—.
Porque no quería que tuviera que verte en la cárcel por el resto de su vida. Porque pensé
que te irías y ella nunca tendría que saber que estabas aquí. Te di una coartada, mentí por
ti, porque saber qué eres realmente le rompería el corazón y no le haré eso a ella.
—No me importa. Porque valoro a mi familia más que mi precioso trabajo. Te prometo,
Gage, si tocas un pelo en la cabeza de Missy, si miras a mis hijos, te entregaré tan rápido
que tu cabeza aún estará girando cuando te pongan una aguja en el brazo.
Gage puso los ojos en blanco. —No seas dramático. Maryland no tiene la pena de muerte.
Denny se inclinó hacia adelante una vez más. —No dije que el estado lo haría.
Gage se quedó muy quieto por un largo momento, mirando a la puerta. Luego sacudió la
cabeza. Denny nunca lo delataría. Claro, su hermano había aprendido a farolear,
fanfarronear. Engañar, incluso. Pero nunca lo diría.
Baltimore, Maryland,
JD estudió el rostro del hombre muerto. —Sí, ese es Cleon Perry, está bien. Distribuidor,
aspirante a proxeneta. Escoria general. Paso un tiempo por posesión y distribución cuando
estaba en Antivicio. —Miró a Héctor, que estaba mirando fijamente el cadáver, mientras
un músculo hacia tictac en su mandíbula tensa.
Héctor hizo un gesto desagradable con la cabeza. —Él tiene razón. Es Cleon Perry.
JD sabía que Héctor también había estado un tiempo en antivicio antes de ser reclutado
por el Equipo de Ejecución de Delitos Violentos, el pequeño grupo de trabajo conjunto de
FBI / BPD de Joseph. Se sorprendió de que Héctor no hubiera reconocido a Cleon en la
escena del crimen.
— ¿No sabías que era él? —Preguntó JD—. Quiero decir, tú lo encontraste, ¿verdad?
Héctor negó con la cabeza. —Estaba en la ambulancia con Darren Mancuso. Me quedé en
el hospital con su esposa hasta... —dio un paso atrás, sus puños apretados a los costados
—. Pero ese es Cleon. Nunca lo arresté, pero lo conocí. No lo tenía por un asesino.
—Lo sé, —dijo Héctor con gravedad—. Supongo que cambió su modus operandi. —Tomó
una respiración profunda e inestable. Se mantenía entero, pero apenas—. Hijo de puta.
—Ingresé sus huellas, pero aún no he recuperado ninguna coincidencia. Por ahora,
asumiré que ambos están en lo cierto y este es Cleon Perry. Bien, entonces el señor Perry
aquí recibió un disparo en el hombro. Sangró mucho, empapando la ropa. Él los miró. —
¿Había un rastro de sangre que conducía a su cuerpo?
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
52
—No, —respondió Joseph en voz baja—. Los oficiales lo encontraron durante una
búsqueda en el vecindario, en el siguiente callejón. Se arrastró detrás de un contenedor
de basura y murió, el arma de Mancuso se atascó en su cintura. Había un rastro de sangre
en esa escena. Al parecer, se había sentado, de espalda a la pared del callejón, y luego se
arrastró hasta el contenedor de basura. Tal vez escuchó sirenas y pensó que podía
esconderse. Pero el respaldo de Mancuso llegó rápido.
—Debería haber habido sangre en el camino que tomó Perry desde la primera escena del
crimen hasta donde murió, a una cuadra de distancia. Estaba sangrando profusamente
por la herida del hombro – el primer disparo del arma del oficial– pero el segundo disparo
debería haber dejado aún más sangre. Dame un minuto. —Caminó hacia la computadora
en el mostrador y sacó varios archivos de imágenes—. Sé que tu equipo de CSU tomó
fotos, pero mis técnicos también tomaron algunas.
—Ah. Éste. Mira el rastro de la sangre. El segundo disparo fue al muslo de Perry. Golpea su
arteria. ¿Ves este charco de sangre? Yació allí durante al menos un minuto, sangrando por
ambas heridas. Querrá que su experto en salpicaduras de sangre lo confirme, pero si se
arrastró por sus propios medios, debería haber chorros arteriales a lo largo de este
camino desde el charco de sangre hasta el basurero. Deberían ser más largos al principio,
luego más cortos, aterrizando más cerca de su cuerpo mientras se arrastraba.
—Pero no hay, —dijo JD, procesando todos los detalles—. Sólo esta amplia franja de
sangre. Él no se arrastró. Fue arrastrado.
—Esa sería mi conclusión, —acordó Quartermaine—. Había muy poca sangre detrás del
contenedor de basura. En su mayoría, se desangró aquí. —Señaló el charco de sangre—.
Creo que le dispararon donde lo encontraste, las dos veces. De hecho, no creo que
estuviera consciente cuando le dispararon en la pierna, o si lo estaba, su presión arterial
había bajado peligrosamente. La sangre se acumulaba constantemente. No hay indicios de
ningún chorro en absoluto.
—Así que no le dispararon en el callejón donde murió el oficial Mancuso. Perry fue
asesinado en el callejón donde lo encontraron, luego le pusieron el arma en la cintura y lo
arrastraron.
—Fue encontrado en su persona. El agente Brodie lo tiene ahora. El tendrá que decirte si
le encontraron alguna huella.
—Perry dio positivo, —confirmó Quartermaine—, pero eso solo significa que sostuvo el
arma al menos una de las veces que fue disparada. Ambos disparos se realizaron a una
distancia bastante corta, pero la herida en la pierna se hizo con el arma casi tocando su
piel.
—El disparo se hizo cuando ya estaba inconsciente. Estás diciendo que alguien puso el
arma en la mano de Perry, apuntó a su pierna y apretó el gatillo.
—Dije que solo creo que estaba inconsciente, —advirtió Quartermaine—. No tengo
evidencia para apoyar eso. Pero... esencialmente sí. Lo que acabas de decir.
—Si no había rastro de sangre donde encontraron a Toby y Mancuso, Perry no recibió un
disparo allí. Si no estaba consciente cuando le dispararon la segunda vez, e hizo todo su
sangrado donde fue encontrado, ¿es probable que alguna vez haya estado en el callejón
con Mancuso?
—Brodie dice que la sangre en la hoja coincide con el tipo de Mancuso y encontró las
huellas de Perry en la empuñadura del cuchillo. Perfectos identificadores de diez puntos.
No hay manchas. El resto de la empuñadura fue limpiada.
La cara de Héctor se arrugó en un ceño fruncido, como si no quisiera pensar que Perry no
lo había hecho. Porque significaba que el asesino de su amigo todavía estaba suelto.
—Tal vez eso es exactamente el por qué, —dijo Joseph pensativamente—. Nadie lo
extrañará. Nadie buscará venganza. Él simplemente desaparece. Una nota a pie de página.
—Y el hijo de puta que mató a una madre, a un adicto de veinte años, un traficante de
mierda y un policía condecorado sale gratis.
JD trató de alinear todo en su mente. —Así que... Toby está inculpado por el asesinato de
Valerie Jarvis, pero sin arrestar. En algún momento de la noche anterior, se mete la
suficiente coca para matarlo. ¿Alguna idea sobre su hora de la muerte?
—De cuatro a seis horas antes de que el oficial Mancuso y Cleon Perry murieran, —dijo
Quartermaine.
—Eso hubiera sido útil saberlo desde el principio, —dijo Joseph, molesto.
—Es poco probable, —dijo Quartermaine—. No hay marcas de ligaduras. Pero Toby
también tenía ketamina en la orina. No mucho. Ciertamente no suficiente para darle
mucho de alta. La ketamina y la coca a menudo se toman juntas, pero si la ketamina fue
dada primero, lo habría sedado. Al menos lo suficiente para bombearlo con cocaína. —
Cogió otro archivo en la computadora, la pantalla ahora estaba llena de números—. Lo
mismo con Perry. Haré algunas pruebas más para ver cómo se habría administrado.
—Todavía no, —dijo Quartermaine—. Tengo una pregunta. Dijiste que cuando lo
reconociste, Cleon Perry no era el vendedor de Toby. ¿Cómo lo supiste?
La inclinación de Quartermaine fue reticente. —Sólo hazlo pronto, ¿de acuerdo? Tengo
suficientes adictos en mi mesa. La idea de un traficante caminando gratis para vender su
veneno a los niños… Sólo arréstalo pronto.
JD levantó una ceja al médico y luego dijo: —Está bien. Toby se dispara con coca, aunque
no era un usuario de coca. Él muere y alguien deja su cuerpo en su lugar normal, pero no
espera que haya un policía allí. Hay una pelea, el oficial Mancuso saca su arma y alguien –
lo más probable es que no sea Perry– lo acuchilla. —Miró a Héctor, que cerró los ojos—.
—Lo siento, — murmuró JD—. ¿Dónde fue apuñalado Mancuso?
—Por debajo de su chaleco, —respondió Joseph—. Hoja larga. Solo le corto las entrañas.
El disparo fue a un lado de su cabeza.
—Ya estaba en el suelo cuando le dispararon, —dijo Héctor en voz baja—. Jodido cobarde
para dispararle a un hombre cuando ya está caído.
JD aceptó de todo corazón. —La misma clase de cobarde que golpearía a una mujer hasta
que fuera irreconocible.
—Entonces realmente piensas que es el mismo hombre. —Héctor no lo expresó como una
pregunta, pero JD respondió de todos modos.
—Sí. Toby había empeñado una de las piezas robadas en el apartamento de Valerie Jarvis,
pero ni siquiera lo traje para interrogarlo por el asesinato. Yo sabía que él no lo había
hecho. Su empeño del artículo en una tienda con una cámara estaba demasiado
ordenado. Así que el asesino de Valerie debe haberse cansado de esperar. Tenía que
hacer tan obvio que Toby había asesinado a Valerie para que tuviéramos que llegar a esa
conclusión. Hubiera sido más creíble si él también hubiera colocado el arma homicida en
Toby, pero no podría haberlo hecho.
—Ha pasado un jodido mes, —dijo Héctor con amargura—. Se habría curado.
—Tomé fotos de las manos de Toby en cuanto recibí el informe de la casa de empeños, —
le dijo JD—. Eso fue sólo dos días después. Ni siquiera estaban hinchadas. Deberían haber
sido cortadas y cosidas. Se encontraron rastros de la sangre y la piel del asesino en Valerie
durante la autopsia.
Los ojos de Héctor se entrecerraron. — ¿Suficiente para obtener una muestra de ADN?
—Para que podamos probar que no fue la sangre de Toby en Valerie Jarvis, —dijo Joseph.
—El ADN no coincide con ninguno en la base de datos, —dijo JD—, pero eso simplemente
significa que su asesino no está en el sistema. —Vaciló, luego suspiró—. No coincide con el
ADN de Jazzie tampoco. No se superponen en absoluto.
—Su tía me dio una muestra de cabello. —JD miró a Joseph—. Acabo de recibir los
resultados. Iba a decírtelo, entonces todo esto sucedió primero.
—Así que el asesino no era el padre de Jazzie. —La voz de Héctor fue tensa cuando
devolvió la conversación al tema—. O al menos no su padre biológico. ¿Es Gage Jarvis el
padrastro?
—Así que pensemos en esto, —JD replicó—. Como he estado queriendo. ¿Bueno? Bueno.
Así que alguien mata a Valerie y trata de hacer que parezca que Toby lo hizo. Pero no
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
57
arresto a Toby y el tiempo pasa y alguien se impacienta. Quiere que creamos que Toby lo
hizo, así que lo prepara con más artículos robados del apartamento. Toby no utiliza
cocaína - no es su droga habitual. Alguien lo deja en el callejón, pero no contaba con
Mancuso y lo acuchilla, luego le dispara para asegurarse de que no lo identifica. —Se
detuvo un momento, pensando en lo que tenía que haber sucedido a continuación—.
¿Mancuso consiguió llamar antes de enfrentarse a quien estaba tirando el cuerpo de
Toby?
Héctor asintió. —Él pidió refuerzos, luego me llamó, por eso llegamos a él tan rápido. Dijo
que vio a un tipo con una sudadera con capucha, de unos seis pies de altura. No podía
decir mucho más.
—Está bien, —dijo Joseph lentamente—. Puedo comprar eso. Pero por qué Perry estuvo
allí en primer lugar sigue siendo una gran pregunta.
—Es verdad. —JD se rascó la cara debajo de la máscara que aún llevaba puesta—. Esa es
una muy buena pregunta. ¿Y si no hubiera estado?
—Quiero decir, ¿y si Perry no hubiera estado allí? ¿Vivo o muerto? —JD resopló con
impaciencia—. Si no puedes pensar hacia adelante, piensa hacia atrás. Por ahora, deja al
oficial Mancuso fuera de él por completo. Fue un desarrollo inesperado. No planeado
¿Qué estaríamos pensando en este momento si hubiésemos encontrado solo el cuerpo de
Toby Romano, si hubiéramos tenido más artículos robados de Valerie Jarvis?
—Que había estado en el apartamento de Jarvis el día del asesinato, —dijo Héctor—. Que
te había mentido acerca de tener solo un artículo que había “encontrado”
convenientemente, por lo que probablemente mintió sobre otras cosas. Podríamos
concluir que Romano mató a Valerie Jarvis.
Héctor se encogió de hombros. —Cleon Perry era un comerciante de coca. Romano fue
bombeado con coca. Su asesino tenía que conseguirla de alguna parte. Tal vez se la
compró a Perry y planeó matarlo para mantenerlo tranquilo, pero más tarde.
—Habría una gran presión para encontrar y arrestar a un asesino de policías, —estuvo de
acuerdo Joseph—. De esta manera, parece que todo está atado con un pequeño lazo
limpio. Los dos malos están muertos. Podemos cerrar el caso. Alejarnos.
— ¿Por qué? —Quartermaine presionó—. ¿Por qué se toma tantas molestias para que
cierren el caso?
—Porque si cerramos el caso, no investigaremos a nadie más, —dijo Joseph en voz baja.
JD asintió. —Y nuestro sospechoso inicial –el marido separado de Valerie– Gage Jarvis,
nunca se investiga. ¿Qué quieres apostar a que Gage se materializa mágicamente en las
próximas semanas?
Los ojos de Joseph se estrecharon. —Si lo hace, tenemos que estar listos para agarrarlo—.
Y si Gage Jarvis no está involucrado, todavía tenemos un asesino ahí afuera– tiene cuatro
víctimas, incluido un policía. ¿Y si descubre que había un testigo escondido en el
apartamento de Valerie Jarvis ese día?
Héctor dejó escapar un suspiro que le quitó la máscara de papel. —Mataría a esa niña sin
perder un minuto de sueño.
Dillon rascó la nariz de Gracie y el caballo se inclinó hacia él. —Oye, cariño, —dijo en voz
baja, obligándola a inclinarse aún más cerca para escucharlo. Él le besó el hocico—. ¿Me
extrañaste?
—Ciertamente lo hizo, —dijo Taylor, y Dillon saltó, presionando su mano contra su pecho.
Dillon inspiró profundamente. —No, no lo hice. Pero está bien. —Él sonrió—. El corazón
todavía late.
Los ojos de Taylor se abrieron de par en par. — ¿Tienes una afección cardíaca?
No era infrecuente en personas con síndrome de Down. Ella quería patearse a sí misma.
Santa mierda. Casi le di un ataque al corazón al novio.
—Lo tenía. —Tiró del escote en V de su camiseta unos centímetros para mostrar una
cicatriz—. Me operaron cuando tenía cinco años. La cicatriz baja hasta el ombligo. Pero el
doctor dice que estoy bien ahora. Solo estaba bromeando.
—Eso es increíble. Desearía haber tomado karate en una escuela real. Nunca conseguí un
cinturón. Y… ella no había querido decir eso. Mierda. Estaba revelando detalles personales
en todo el maldito lugar hoy. Sólo estás confundida. Había sido una especie de día
ruidoso. El arrebato de Jazzie y luego…
Ford. Ella tomó aliento. Sí. Él. A ella le gustaba. Ni siquiera lo pienses. No puedes tenerlo.
Se iba a casa. Tan pronto como obtuviera lo que había venido a buscar. Probablemente.
Parpadeó, buscando tiempo para poder recordar de qué habían estado hablando. Oh.
Correcto. Kárate.
—Mi padre me enseñó lo que sabía. —Le dirigió una sonrisa triste—. Se preocupa por mí,
especialmente todo el camino hasta aquí sola.
Dillon asintió a sabiendas. —Mi mamá y mi papá también se preocupan por mí. Pero me
dejaron ir. Me dejaron tener mi inde… Independencia. —Él tropezó con la palabra y ella
se quedó callada mientras la forzaba a salir—. Me dejaron vivir solo. Y ahora voy a vivir
con Holly. —Su sonrisa regresó, el orgullo en sus ojos—. Tendremos nuestro propio
apartamento.
—Bien por ti, —dijo Taylor con un fuerte asentimiento—. Por ustedes dos. Nunca he
tenido mi propio apartamento.
Los labios de Taylor se torcieron. —Suficientemente cierto. Pero hasta hace dos semanas,
nunca había estado fuera de casa sin mi papá o mi hermana Daisy. O mi mamá, cuando
estaba viva—.
—Correcto. —Él frunció el ceño, pensando—. Si quieres, puedes ir a la clase de karate con
Holly. Tal vez todavía puedas conseguir tu cinturón.
Debería haberle dicho que se iría a casa al final de la pasantía. Pero no lo hizo y no estaba
segura de por qué.
Taylor echó la cabeza hacia atrás y se echó a reír, y Dillon se echó a reír con ella. Se deslizó
del puesto y se aseguró de que la puerta estuviera cerrada.
Él le dio un lento guiño. —A Holly también. ¿Vienes a nuestra boda? Ella quiere conocerte.
—Voy, absolutamente. Todavía tengo que conseguir un regalo. Espero que quede algo en
tu lista de registro. —Levantó un dedo para silenciarlo cuando abrió la boca—. Y espero
que no planees decirme que no tengo que llevar nada. Mi madre me crio mejor que eso. Si
me presentara a una boda sin un regalo, bajaría del cielo para perseguirme con una
escoba.
Si de hecho era ahí donde su madre había terminado. Taylor no estaba tan segura.
—Entonces no diré eso. —La acompañó hasta la puerta del establo, con una expresión un
tanto tímida—. Escuché sobre lo que pasó con Janie y Jazzie hoy. Eso es muy bonito,
Taylor—.
—Eres agradable. Ambos lo saben. Los niños y los caballos saben, —dijo sabiamente.
Él sonrió de nuevo. —Lo sé. También se lo digo a ella todos los días. Tengo que irme a casa
ahora. No me ha visto desde antes del viaje de campamento.
—Oh sí. Fue increíble. Ford y Cole vinieron, Grayson y JD también. Y Clay pudo estar allí
durante los últimos días.
Las mejillas de Taylor se calentaron con el primer nombre, pero su corazón comenzó a
tronar en su pecho cuando escuchó el último. Finalmente. Finalmente, alguien había
mencionado su nombre de una manera que le permitía hacerle preguntas.
Preocupada por el tono de Dillon, Taylor eliminó el cosquilleo de la conciencia que había
sentido al oír el nombre de Ford. Y el puro terror en el de Clay. —A ti… ¿No te gusta
Joseph?
Dillon se encogió de hombros. —Me gusta él, está bien, pero… Bueno, una vez nos atrapó
a Holly ya mí… Bueno, ya sabes. Estábamos en el sofá de la casa de sus padres y…
El agente especial del FBI, Joseph Carter, era el marido de Daphne Montgomery, y la
única vez que Taylor lo había conocido fue durante su entrevista. Había revisado su
historial con un peine de dientes finos, sus ojos parecían láseres. Se había preguntado
honestamente si el hombre tenía una visión de rayos X o algo así. Pero no le había
parecido malvado. Simplemente terriblemente cauteloso. Le recordó a su padre a ese
respecto. Dada la vulnerabilidad de los niños en el programa, había apreciado la
precaución de Joseph.
—Oh, Joseph es bueno conmigo, —dijo alegremente Dillon—. Él y Daphne me dieron este
trabajo. Gano mucho dinero aquí.
— ¿O te dan un ataque al corazón? —Bromeó, pero entendió lo que quería decir. La volvía
loca cuando la gente balbuceaba como un bebé cuando hablaba con su hermana Julie.
Julie también lo odiaba. «Enfócate, Taylor. Haz las preguntas que viniste a buscar». Pero
de una manera que no hiciera a Dillon sospechar o sentirse incómodo.
—Conocí a Ford hoy, y a Joseph cuando me entrevistó, pero ¿quiénes son los demás?
Por supuesto que sabía quiénes eran. Había investigado a todos los asociados con la
granja, leyendo cada artículo que aparecía. Algunos de los nombres tenían más
información de fondo que otros. Por supuesto, la persona que más le interesaba tenía la
menor información.
—Sólo dos. Ella vive en la casa cerca de Baltimore, porque trabaja allí. Maggie vive aquí.
Maggie me dijo una vez que Daphne compró esta granja porque quería comenzar el
programa de terapia, aunque todavía no lo sabía.
—Daphne me dijo eso también. Cuando me entrevisté. —Taylor había sentido dentro de
Daphne un espíritu afín, una mujer que entendía lo que era ser una niña pequeña
asustada. Por supuesto, el trauma de Daphne había sido bastante real. Taylor siempre
había considerado real su propio trauma, también. Hasta que descubrió que toda su vida
había sido construida sobre una sola mentira colosal—. No sabía que Cole era su hijastro,
sin embargo. Ella lo llamó su hijo.
El padre de Ford era Travis Elkhart, un rico juez que vivía en Virginia. Elkhart y Daphne se
habían divorciado cuando Ford era más joven. No había registro de animosidad dentro de
la familia, pero esas cosas a menudo no se convertían en artículos periodísticos.
—Tal vez yo también necesito entrenar, —dijo Taylor con pesar—. Puedo llevar balas,
pero no puedo tirarlas.
Dillon frunció el ceño de nuevo, esta vez con perplejidad. —Pero no es tu trabajo tirar
fardos. Es mi trabajo.
—Entonces con gusto te dejaré hacer todo el trabajo pesado, —dijo con una sonrisa.
Dudó, sintiéndose culpable por presionar a Dillon para obtener información. Pero era
necesario. Al menos ella no estaba actuando con él. Eso hubiera sido cruel y a Taylor le
gustaba creer que no era capaz de tal cosa—. ¿Qué pasa con las otras personas que
fueron en tu viaje de campamento?
—Correcto. Bueno, Grayson es mi amigo. Él trabaja con nosotros a veces. —Los ojos de
Dillon se agrandaron—. Él puede cargar más peso que todos nosotros. Es una locura. Es un
abogado como Daphne. Él es su jefe. Él y Joseph son como hermanos, por lo que Grayson
también es el hermano de Holly. También está casado con Paige, quien le enseña karate a
Holly. Así que somos amigos.
Otra mueca. —Sí. uak. —Entonces se iluminó—. Tienen un niño pequeño, Jeremiah, y una
nueva niña llamada Bronwynne. Holly y yo los cuidamos a veces. Son muy lindos.
—Vi el nombre del detective Fitzpatrick en el archivo de Janie y Jazzie. Él era el detective
que investigaba el asesinato de su madre.
—Lo sé. —Dillon suspiró—. JD tiene que ver gente muerta todo el tiempo. Yo no podría
hacer eso. Estaría demasiado asustado.
—Sí. Eso es importante. Los niños tienen que sentirse seguros, —dijo Dillon con fuerza—.
Eso es lo más importante aquí.
Dillon la miró como si hubiera preguntado si el Papa era católico. —Bueno sí. El ama a los
niños Cordelia es su hijita.
— ¿Tiene una niña?— Eso no había aparecido en ninguno de los artículos que había leído.
Porque Taylor había mirado. Porque siempre se lo había preguntado.
Debía pensar racionalmente. Por supuesto que tiene una familia. Realmente no creía que
él hubiera pasado todos estos años solo. Cordelia. Había visto ese nombre recientemente.
—Ella debe venir aquí, — dijo, al escuchar la debilidad en su voz. Intentó tranquilizarse,
de modo que las siguientes palabras salieron sin un estremecimiento—. Vi su nombre en
una de las sillas.
—Parte del programa de Cordy. —La tristeza parpadeó en los ojos de Dillon—. Se asustó
una vez por un hombre con un arma. Todavía tiene pesadillas. —Él contuvo el aliento, su
expresión bruscamente abrumada—. Se supone que nadie debe saber acerca de las
pesadillas. No le digas a nadie lo que te lo dije, por favor.
—No lo haré, por supuesto. Pero ¿por qué es un secreto? Pensé que vino aquí por ayuda
con las pesadillas.
Taylor ni siquiera intentó controlar su ceño fruncido, porque a pesar de estar consternada
de que Clay tuviera una hija, estaba enojada en nombre de la niña. Ningún niño debería
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
66
tener miedo de buscar consuelo en sus pesadillas. — ¿Por qué no? ¿La amenazó su
madre?
—Oh no. No. —Dillon meneó la cabeza—. Stevie, esa es la madre de Cordy, no amenazó a
Cordy. Jamás. Mira, Stevie solía ser policía. Fue por eso que Cordy fue capturada por el
hombre con el arma. Lo que el hombre quería era a Stevie.
—Oh. —Taylor exhaló en voz baja—. Usó a Cordelia como un peón. Una herramienta, —
aclaró cuando Dillon parecía inseguro—. Una herramienta para herir a su madre. Así que
su madre se siente culpable. Taylor se preguntó si su propia madre había sentido alguna
vez una mota de culpa cuando ella había sido la niña asustada. —Y Cordelia no quiere que
su madre se sienta aún peor.
Dillon no pareció darse cuenta. —No lo sé. Todo lo que sé es que él va a buscarla, cada vez
que puede. Él estaba allí buscándola justo antes de nuestro viaje de campamento. Él se
pone muy triste cuando regresa porque todavía no puede encontrarla.
—En la costa este. Es divertido el camping allí. Los insectos son malos, sin embargo.
Ella lo miró fijamente, sacudida por sus palabras. Clay había estado buscando a su hija.
Todo este tiempo. Tragó saliva. Pero él no la iba a encontrar en California. No ahora
mismo de todos modos.
— ¿Dillon? Gracias.
— ¿Por qué?
«Por ayudarme a saber que venir aquí no fue estúpido ni tonto». Pero ella no podía decir
eso.
—Por hacerme sentir tan bienvenida y por invitarme a tu boda. Tenía miedo de venir aquí,
pero me has ayudado con eso.
—Claro que estaba asustada. Es mi primera vez tan lejos de casa. Lejos de mi familia. —No
le estaba mintiendo. Esos habían sido verdaderos miedos. Simplemente no los más
grandes—. Me hiciste no estar tan asustada. Así que gracias.
Con el pecho hinchado de orgullo, Dillon regresó a donde estaba Taylor, se puso de
puntillas y le rodeó el cuello con un abrazo.
—De nada. Tienes amigos aquí. —Se apartó, con una sonrisa encantadora—. Como yo.
Lo vio irse, luego cerró los ojos, recostándose cansada contra el poste. La fase uno estaba
completo. Ella había viajado tres mil millas para escuchar, lo que necesitaba saber, de una
fuente confiable. Dillon sabía la diferencia entre lo malo y lo bueno. Dijo que Clay era un
buen hombre.
Todos los demás asociados con la granja que había conocido hasta ahora habían sido
amigos de Clay. Ellos dirían que él era un buen hombre por lealtad, sino por nada más.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
68
Dillon, por otro lado, parecía más preocupado por el bienestar de Cordelia que por el de
su padrastro.
Taylor no había detectado ningún engaño en Dillon. Sin embargo, su radar de engaño no
era infalible. Su propia madre le había mentido durante años ¡años! creando una adulta
emocionalmente dañada que había estado aterrorizada de ir a cualquier parte sola. Quién
siempre había estado observando al hombre que se escondía detrás de una roca, debajo
de la cama, en el armario. Quién había saltado en las sombras. Pero esa no soy yo. Ya no.
Taylor sabía que ya era hora de que recuperara su vida.
Ahora la fase dos: encuentro con Clay cara a cara. Eso requeriría un poco más de coraje. Él
había sido su pesadilla durante tantos años, su rostro era el que había aprendido a temer.
Odiar. Y aunque su mente estaba aceptando lentamente la verdad, no significaba que el
miedo y el odio desaparecieran mágicamente.
Solo esperaba que no tomara mucho tiempo. Su pasantía era solo por seis semanas, y dos
semanas ya habían volado.
Hablando de eso, todavía tenía un trabajo que hacer durante el tiempo que faltaba. Y si
Maggie ya había escuchado que había golpeado a Ford Elkhart, ese tiempo podría ser muy
corto.
Ford salió de las sombras de la esquina del establo más cercano a la puerta de la oficina.
No había tenido la intención de espiar a Taylor de nuevo, pero sí lo había hecho. En
realidad, la había estado buscando para poder decirle que fuera a ver a Maggie cuando
escuchó el grito alarmado de Dillon y la sincera disculpa de Taylor.
Ford casi se había revelado, pero cambió de opinión en el último momento, no queriendo
que pensara que él creía que Dillon necesitaba estar protegido de ella. En cambio, se
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
69
había quedado a escuchar, y ahora no podía lamentar haberlo hecho. Aprendió más sobre
Taylor Dawson en unos pocos minutos de escuchas que en horas de buscar en línea.
Taylor nunca había salido de casa antes, por ejemplo. Había tenido miedo de venir aquí, lo
que podría explicar parcialmente su respuesta cuando la había sobresaltado antes.
También la había escuchado hacerle a Dillon más preguntas sobre Clay que todos los
demás juntos. Con la excepción de asegurarse de que Joseph fuera bueno con Dillon, se
había centrado en Clay, y eso no le sentó bien a Ford. Clay era su amigo, y Ford protegía a
los suyos.
Los reporteros olfateaban alrededor de la granja una o dos veces, pero la mayoría
buscaban pistas de noticias sobre los niños, no sobre el personal. Si Taylor Dawson era
una reportera que buscaba algún tipo de ángulo, ya podía ir regresando a California. Tan
rápido como fuera posible.
Travis Elkhart era un egoísta que había engañado a Daphne y se había divorciado de ella
sin un centavo –ni seguro de salud– cuando lo había descubierto con su secretaria. Travis
Elkhart había usado a Ford como elemento de negociación, aceptando la custodia no
disputada solo si Daphne no luchaba por la pensión alimenticia -o el seguro de salud.
Lo que habría sido una sentencia de muerte, porque su cáncer de mama había sido grave.
Afortunadamente, Ford tenía su teléfono con cámara cuando se topó con la escena, sin el
conocimiento de los participantes. Y, por suerte, la abuela de Ford, Elkhart, había estado
en peligro de extinción. En lugar de no obtener nada, Daphne había logrado un acuerdo
Ford no permitiría que nadie amenazara a su madre o al programa. Lo que hizo que sus
pensamientos volvieran a la pista. Taylor Dawson. Haciendo preguntas. Lobo potencial en
el gallinero.
Excepto... ella había sonado tan perdida Y su voz se había roto cuando le preguntó a Dillon
dónde había buscado Clay a su hija. En California.
Ford se congeló cuando la posibilidad lo golpeó directamente en la cara. Sus ojos. Los
conocidos ojos oscuros de Taylor. Ahora sabía dónde los había visto.
En la cara de Clay.
Una vez –ni siquiera hacía dos años– se habría reído de su propia paranoia. Ni siquiera
habría pensado en hacer la pregunta. Pero luego había conocido a Kimberly, que había
hecho exactamente eso. Se había insinuado en su vida con el único propósito de
Whoa. Ford respiró hondo y dejó escapar el aire lentamente, calmándose. No todos los
que hacían preguntas tenían la intención de dañar a las personas que amaba. Lógicamente
lo sabía. ¿Pero emocionalmente? Mierda. Kimberly lo había jodido, pero bien. Dejar que
su miedo condujera sus acciones significaba que estaba dejando que Kim ganara. Y eso no
iba a pasar.
Se tomó otro minuto para dejar que su miedo disminuyera hasta un punto en el que al
menos pudiera pensar con claridad. Taylor Dawson podría ser la hija de Clay, Sienna. No
era imposible Pero incluso si no lo era, estaba haciendo preguntas que hacían que Ford se
sintiera incómodo. Ella todavía podría estar tramando algo.
Excepto... Pensó en cómo se había hundido contra el poste cuando Dillon se fue.
Cualesquiera sean sus razones para sus preguntas, no estaba contenta de haberlas hecho.
Tal vez la estaban coaccionando.
Clay necesitaba saber que había alguien en la granja preguntando por él. Alguien que
tenía sus ojos, con los condenados antecedentes verificados.
Pero si Taylor era la hija de Clay, ¿por qué no solo le hablaba? Eso no tenía ningún sentido.
Aunque tal vez lo tenía. Había escuchado la comprensión en su voz cuando había hablado
de que Jazzie sabía que el asesino de su madre todavía estaba ahí afuera. Como si ella
supiera cómo era tener miedo, había dicho. «Siempre me pregunto si está al acecho,
esperando saltar desde detrás de un árbol para arrastrarlos».
Ford sabía que la ex esposa de Clay había escondido a su hija, pero no sabía mucho más
que Dillon acerca de por qué. Siempre se lo había preguntado. Ahora él necesitaba saber.
Necesitaba entender exactamente por qué Taylor Dawson estaba aquí. Si realmente era
Taylor Dawson. Lo que sonaba paranoico como el infierno.
Solo que había aprendido a confiar en su paranoia. Kimberly le había mentido y casi había
muerto. Su madre casi había muerto. Ford no podía permitirse confiar en nadie más.
Incluso con un buen sentimiento interno que lo hacía querer consolarla y protegerla –y
eso era solo para empezar.
Salió del establo y fue al patio, donde su teléfono tenía una mejor señal. Se quedó
mirando la pantalla durante mucho tiempo antes de marcar el número de Clay. Cuando lo
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
72
hizo, el teléfono sonó tantas veces que Ford pensó que iría al correo de voz, pero luego
Clay contestó, respirando con dificultad.
La boca de Ford se abrió, se cerró y volvió a abrirse, pero las palabras correctas
simplemente no llegaban. Todo lo que quería decir sonaba demasiado loco. — ¿Estás
bien?
—Sí, —Clay dijo bruscamente—. Sólo tuve que correr por las escaleras para llega al
teléfono.
—Ah, vale. Um, ¿puedes venir aquí? —Tal vez la reacción de Taylor al encontrarse con
Clay respondería a sus preguntas sin que él tuviera que hacerlas.
«Porque la nueva pasante hace preguntas sobre ti y tiene tus ojos». ¿Y si Taylor era
exactamente quien dijo que era y simplemente tenía curiosidad? Podría estar preparando
a Clay para una gran decepción. Había venido directamente al camping desde el
aeropuerto y había quedado claro lo devastado que estaba de que su última búsqueda
hubiera sido infructuosa. ¿Si Ford le sugería a Clay que Taylor podría ser su Sienna y
resultaba no serlo? No quería imaginar el dolor de Clay.
Así que mintió. —Una de las cámaras en el granero está actuando mal.
—Mira, Ford, acabo de llegar a casa después de haber estado fuera por dos semanas.
Estoy exhausto. Y ese es el trabajo de Alec, de todos modos. Él sabe cómo arreglar esa
mierda mejor que yo. Llámalo. Si los dos no pueden arreglarlo, llámenme. Lo
resolveremos. Todos los niños se han ido por hoy, ¿verdad?
Por supuesto, Clay diría que las cámaras eran el trabajo de Alec, porque lo eran. El tipo de
informática de Clay -que también era uno de los mejores amigos de Ford– había instalado
casi toda la tecnología en la granja. Las cámaras eran los bebés de Alec. Debería haber
sido la primera llamada de Ford.
—Cierto, —murmuró Ford, llamándose a sí mismo un idiota. Había arruinado esa y ahora
no podía encontrar otra razón sin sonar como un idiota aún más grande.
—Luego, pon la alarma cuando cierres por la noche y veré que esto esté solucionado a
primera hora de mañana, — dijo Clay—. ¿De acuerdo?
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
73
—Está bien. Gracias, Clay.
Terminó la llamada y miró el granero, luego la casa de la granja. Él no vivía aquí, pero tenía
una habitación aquí y esta noche la usaría. En caso de que su paranoia fuera correcta para
variar y Taylor no fuera lo que parecía.
Y si él pasaba algún tiempo conociéndola mejor, bueno, eso era solo una ventaja.
Clay Maynard arrojó el teléfono a la mesita de noche y se giró para estudiar a la mujer en
su cama. Su cama, su casa. Se había casado con Stevie Mazzetti la víspera de Navidad, y
después de Año Nuevo había adoptado Cordelia. Finalmente tenía una familia propia.
Él había amado a Stevie Mazzetti desde el primer momento en que la había visto, pero
cuando la conoció aún no había terminado de llorar a su marido. Había esperado a que
estuviera lista, simplemente porque su corazón no le permitiría hacer nada más. Ahora lo
tenía todo.
Si solo hubiera podido pasar unos minutos con su hija… solo unos minutos… No estaba
seguro de lo que podía esperar lograr razonablemente, pero no importaba. Había
redoblado sus esfuerzos de búsqueda desde la muerte de Donna, pero se había quedado
completamente seco. Sienna no estaba por ninguna parte.
Casi se había dado por vencido unas cuantas veces, pero Stevie no lo dejaba, y era una de
las cosas que más le gustaba de ella. Que sabía lo que significaba para él encontrar a su
hija y juró que tendrían éxito, sin importar cuánto tardara. Odiaba tener que decirle que
había fracasado una vez más.
Stevie se acurrucó contra él, pasando suavemente sus dedos por el pelo en su pecho.
Lo que hizo que Clay sintiera que medía diez metros y a prueba de balas. Había venido
directamente a casa del viaje de campamento de Dillon, esperando que Cordelia, de
nueve años, se encontrara con él en la puerta con un gran abrazo, pero lo que encontró
en su lugar fue a Stevie con un pequeño trozo de encaje por el que perdió la cabeza.
Cordelia estaba tomando un helado con su tía Izzy, así que él y Stevie habían tenido toda
la casa para ellos solos y se habían aprovechado de ese hecho. La primera vez había sido
contra la puerta principal, y ese pequeño trozo de encaje negro todavía estaba en el piso
del vestíbulo.
Necesitaban recogerlo antes de que llegara Cordelia a casa, pero tenían una hora más o
incluso más. Izzy podría hacer que una cita de helados durara horas, dándole a él y a
Stevie un tiempo precioso solos, y por eso Clay estaba profundamente agradecido.
Su segunda vez había sido en la cama, y él se había tomado su tiempo. Después de un año
y medio, todavía no estaba seguro de qué manera le gustaba más, pero estaba bastante
seguro de que no iba a poder ir por tercera vez para romper el empate. No en la próxima
hora, de todos modos. Los últimos días realmente lo habían agotado.
Ford tuvo mucha suerte de no haber llamado unos minutos antes o Clay no habría sido
capaz de un pensamiento inteligente, y mucho menos de un discurso apropiado para el
consumo público. Especialmente al hijo de su jefa. Daphne fue su amiga primero, pero en
asuntos de Healing Hearts, ella era su jefa y Clay nunca lo olvidaba. Hicieron un pacto para
mantener el negocio separado de su amistad y tenían éxito, incluso cuando estaban en
desacuerdo con vehemencia.
A menos que el teléfono hubiera sonado cuando Clay había estado muy dentro de Stevie,
ocupada conduciéndola a gritar su nombre. No creía que Daphne lo culparía por su
descortesía en ese caso.
Él puso una expresión de agravio que era todo espectáculo. —Lo suficientemente bien
como para hacerte gritar dos veces en una tarde.
—Sabes a lo que me refiero, Clay. No has dicho ni una palabra sobre lo que sucedió en
California. Necesito saber qué está pasando aquí. —Le dio un golpecito en el pecho—. No
me dejes fuera.
—No lo hago. Te lo prometo. —Tuvo que tragar con fuerza contra la emoción que se
alzaba para obstruir su garganta—. Es difícil decirlo en voz alta, incluso a ti. Es... Mierda.
Soy un infierno de Investigador Privado. Y ni siquiera puedo encontrar a mi propia hija. Es
como si se hubiera desvanecido en el aire. Ya no sé dónde mirar.
—Tu padre me llamó cuando entraste en California, —dijo Stevie, en un tono serio que
hizo que él abriera los ojos para mirarla—. Estaba preocupado por ti.
6
RV es una furgoneta que está equipada con cosas tales como camas y equipo de cocina, para que
la gente pueda vivir en ella, por lo general mientras están de vacaciones. RV es una abreviatura de “vehículo
de recreo”.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
77
—Lo entiendo. —Luego añadió en voz baja—: No me llamaste.
—Quería. Pero todavía estabas con Cordy en Disney World y no quería arruinar tu buen
momento. —Clay los había acompañado el verano anterior y durante un largo fin de
semana de primavera, pero esta vez se había negado, sus instintos le decían que
necesitaba ir a California. Que algo podría haber cambiado.
—La casa de la tía de Donna ha sido vendida, —murmuró—. Está muerta y Sienna está…
en alguna parte.
Mientras había estado viva, Donna había ignorado repetidamente sus súplicas para ver a
su hija. Su tía había sido un poco más amable después de la muerte de Donna, pero había
continuado diciéndole que Sienna no quería verlo. Ahora la tía estaba muerta, su último
vínculo con Sienna se había roto.
Oír que su hija no quería verlo, le había roto el corazón cada vez. Amar a Stevie, Cordelia y
saberse amado lo habían ayudado a superarlo.
—La universidad dijo que Sienna nunca regresó después de que murió Donna. Ella es
como… un fantasma. Sin rastro de dinero, sin uso de tarjetas de crédito. Nadie la ha
visto… No había nada. Podría haber pensado que ella también habría muerto, excepto que
no pude encontrar ningún certificado de defunción o registros de cuerpos no reclamados
que cumplieran con su descripción.
—Sí. —No podía pensar en que su hija estaba muerta. No cuando nunca la había conocido
—. Si no lo supiera mejor, creería que nunca existió. —Pero él lo sabía mejor, porque la
había visto. Una vez. Ella tenía seis años y jugaba en el patio de la escuela. Hasta que ella
se dio vuelta y vio su rostro. Entonces había corrido gritando de miedo.
Su bebé había huido de él. Y esa había sido la última vez que la había visto. Todo porque
su ex esposa era una perra mentirosa, malvada y maliciosa, acusándolo de un crimen que
nunca había cometido. Y ni siquiera podía confrontar a Donna al respecto, porque estaba
muerta. Eso lo podía probar. Tenía el certificado de defunción.
Pero no había tumba, ni obituario. Nada de lo que pudiera usar para llevarlo a su hija.
Quien ahora era una mujer. La había perdido. Perdió toda su infancia. El dolor volvió a
—Pensé lo mismo, —dijo Stevie—. Que era como si nunca hubiera existido. —Ella respiró
con cuidado—. Así que hice algunas excavaciones mientras estabas en la fiesta de
acampada.
Clay se incorporó, trayendo a Stevie con él. — ¿Excavación? ¿Qué tipo de excavación?
—Del tipo por el que me habría metido en problemas cuando trabajaba para la policía de
Baltimore, —dijo secamente—. Hice que un asociado buscara los registros de los
estudiantes en la universidad a la que asistió Sienna.
— ¿Por “asociado”, quieres decir que Alec hackeó los archivos de la universidad?
—Por supuesto, pero no había ninguna razón para piratear. La oficina de la universidad
me entregó los archivos. Asistió durante dos semestres, luego abandonó durante el
tercero para cuidar de Donna.
—Normalmente no, —dijo con cautela—, pero la secretaria de la oficina sentía cierta
lástima por mi “cliente”.
Por supuesto, había sido él mismo, pero le había dicho a la mujer que tenía un cliente que
estaba buscando a su hija. Que había sido escondida por su madre. Todo perfectamente
cierto a excepción del nombre del cliente.
—Que hubo tres Siennas que se habían registrado en los últimos quince años, pero dos
están ahora en sus treinta y la tercera tiene la edad correcta, pero es afroamericana. No a
tu hija.
—Así me iría y dejaría de hacer preguntas. El colegio era una cortina de humo. —Cerró los
ojos—. Donna creó una desviación. Sienna nunca estuvo allí. —Él tragó saliva—. Sienna no
quiere ser encontrada, ¿verdad?
—No cariño. No creo eso en absoluto. Se lo debes a Sienna y a ti mismo poder aclarar las
cosas. Donna la envenenó con mentiras sobre ti durante años. Te mereces que escuche tu
versión. Saber que nunca la olvidaste, que le enviaste tarjetas en su cumpleaños y en
Navidad cada año, rogándole por unos minutos de su tiempo. Solo para que puedas estar
seguro de que ella escuchó la verdad al menos una vez. Te mereces esos pocos minutos,
Clay. No me detendré hasta que los tengas.
—Y, suponiendo que la encontremos alguna vez, ¿si todavía me odia? ¿Entonces qué?
—Querré abofetearle la cara, pero no lo haré. Sigue siendo tu hija y también ha sido
víctima. De las mentiras, la manipulación… Todo porque su madre dijo una mentira que
creció hasta que no pudo controlarla. Pero si no la encuentras, siempre te preguntarás
qué pudo haber sido si ella hubiera escuchado. Si te hubiera creído. Como dije, mereces
esa oportunidad, Clay.
—Ya no sé por dónde empezar. Demonios, no puedo creer que no haya revisado la
transcripción, —agregó con tristeza—. ¿Pero por qué la universidad me daría una
falsificación? ¿Por qué mentirían por Donna?
—Me pregunté eso también. ¿La mujer con la que hablaste? ¿La empleada de la oficina?
Ella vive al lado de la tía de Donna. Encontré fotos en la página de Facebook de la
secretaria de las dos mujeres juntas. Fueron mejores amigas por años.
Se aclaró la garganta.
—Estás demasiado cerca del caso. Eres un padre que busca a su hija No estoy tan cerca,
así que estoy viendo las cosas de manera un poco diferente. No te preocupes, lo
resolveremos. Juntos.
Ella le besó la mandíbula. —Demasiado tarde. Estás atrapado conmigo para siempre. Te
amo.
Su corazón se sacudió con fuerza en su pecho, como lo hacía cada vez que la oía decir esas
palabras.
Sacudió la cabeza con pesar. —El espíritu está dispuesto, nena, pero la carne simplemente
no está cooperando.
Stevie meneó las cejas, dándole a su ingle una expresión exagerada. —Porque trabajé esa
carne hasta el hueso.
Ella rió. —No pude resistirlo, —dijo—. En serio, estaba pensando en un baño. Ha pasado
un tiempo desde que hicimos eso, —dijo, tirando de su mano—. Apaga tu cerebro y
déjame cuidarte. Encontrar a Sienna puede esperar otra hora.
JD dejó caer su bolsa de lona en el piso de la lavandería, luego la abrió, haciendo una
mueca al sentir el olor de su ropa sucia en el vestuario. Bueno, él había estado en un viaje
de campamento por varios días. En agosto. Dios, deseaba que Holly y Dillon hubieran
escogido una época más fresca del año para casarse. Pero Dillon era uno de ellos, un
amigo, y cuando solicitó el viaje de campamento en lugar de una noche de despedida de
soltero, todos estuvieron de acuerdo.
JD tiró la ropa en la lavadora y agregó el detergente extra poderoso que eliminaba los
olores, que Lucy compró para la ropa que usaba cuando investigaba escenas de
homicidios particularmente espeluznantes y malolientes. Comenzó el ciclo, luego fue a la
cocina a la sala de la familia, donde se detuvo en la puerta y se tomó un momento para
simplemente mirar.
Su esposa desde hacía tres años se sentaba en su silla mullida, cuidando a su hija de dos
meses, mientras que su hijo de dieciocho meses construía una torre con bloques blandos,
con el ceño fruncido por la concentración mientras colocaba el bloque superior con la
mayor precisión. Jeremiah se estaba convirtiendo en un perfeccionista. Justo como su
mamá, pensó JD, con el pecho apretado.
Estaba tan feliz de estar en casa. Debió haber emitido algún sonido porque Lucy levantó la
vista, con una sonrisa brillante.
—Ahí estas.
— ¡Papá! —Jeremiah se levantó de un salto y corrió a saludarlo con los brazos extendidos
—. Arriba.
Se inclinó más para rozar con un beso en el cabello blando y suave del bebé, del color de
un amanecer. Al igual que su mamá.
— ¿Cómo está mi Wynnie?, —Dijo en voz baja, porque Bronwynne se había quedado
dormida contra el pecho de Lucy, con su pequeña barriga llena.
—Dormí toda la noche anoche, —dijo Lucy con una sonrisa cansada.
—Eso es por ser mujer, —bromeó. Jeremías había tardado más meses en dormir toda la
noche—. ¿Quieres que la ponga en su cuna?
—Por favor, —dijo con gratitud—. He subido y bajado esas escaleras cincuenta veces hoy.
—Constrúyeme una torre muy alta, ¿de acuerdo? Voy a meter a Wynnie.
—A menos que surja algo. Tengo que hacer una llamada telefónica a Joseph, pero después
de eso estoy libre. ¿Por qué?
Lucy levantó las cejas. —Porque tengo una niñera por unas horas. Gwyn está recogiendo a
los dos niños y llevándolos a su casa.
Oh sí, pensó JD, instantáneamente alerta. Al instante cachondo. Solo se había ido unos
días, pero Lucy solo había recibido autorización para tener relaciones sexuales por su
médico dos semanas antes de eso. JD tenía muchas necesidades almacenadas.
—Sí, puedes jugar con el perro de la tía Gwyn, —le dijo Lucy, y luego se encontró con los
ojos de JD, los de ella oscureciéndose de deseo—. Pensé que podríamos quedarnos.
¿Debo llamarla para que venga y los recoja?
—Por supuesto, si, si, espera. —JD se corrigió a sí mismo en el último momento—. Déjame
dejar a Wynnie para su siesta y haré esa llamada. Entonces necesito una ducha. Estaba en
la morgue.
—Cansado. Creo que necesita unas vacaciones. Pero él mandó saludos. Volveré en un
momento.
Tomó las escaleras con cuidado y colocó a Wynnie en su cuna. Asegurándose de que el
monitor del bebé estuviera encendido, le dio un cuidadoso beso en la sien y se retiró de la
habitación, llamado a Joseph.
—Oye, JD. —Su jefe sonaba… descansado. Hizo sonreír a JD. Ambos habían estado fuera
de casa demasiados días—. ¿Está todo bien?
—Está bien. Tal vez mejor que bien. La tía de Jazzie me llamó esta tarde. Dijo que Jazzie
habló durante su sesión en la granja hoy. Parece que le ha quitado brillo a la nueva
interna.
—Sólo “gracias”, pero luego se derrumbó en los brazos de Taylor y lloró. Aparentemente
se unieron porque Taylor perdió recientemente a su madre. La tía está extasiada,
llamándola un gran avance.
—Es más de lo que teníamos esta mañana. La tía de Jazzie – Lilah Cornell– se preguntaba
si podríamos establecer un lugar seguro para que Jazzie se reuniera con Taylor, lejos de
todos los adultos, porque siente que han estado flotando. Estaba pensando en el
restaurante de Giuseppe. Si podemos obtener la sala privada, podemos observar sin que
Jazzie sepa que estamos allí. —El restaurante tenía una sala que estaba cableada con
cámaras y micrófonos—. La señorita Cornell estaría allí como la guardiana de Jazzie. Tal
vez la niña se sienta más cómoda hablando con Taylor fuera de la terapia estructurada.
Taylor podría conseguir que Jazzie le cuente lo que vio.
Joseph suspiró. —Eso es mucha presión para una interna que solo ha estado en la granja
por unas semanas.
—Oye, JD, —dijo Daphne, con su voz mostrando una sonrisa—. Creo que Taylor está
realmente dotada. Ella tiene una empatía y conexión con los niños que pocos de nuestros
internos han demostrado. Acabo de decirle a Joseph que debes intentarlo. Siempre que
puedas garantizar su seguridad.
—Ya llamé a Maggie, —dijo JD. Lo había hecho inmediatamente después de terminar su
llamada con Lilah Cornell—. Va a preguntarle a Taylor esta tarde.
—Taylor estará feliz de hacerlo, si soy un buen juez de carácter, —le aseguró Daphne.
—Y tú siempre lo eres, —dijo JD con una sonrisa propia. Daphne Montgomery-Carter era
una de sus personas favoritas. Tenía una habilidad especial para ver lo que otros trataban
de ocultar, una habilidad valiosa para un fiscal—.Tengo otra cosa que discutir contigo,
Joseph. Te afecta a ti también, Daphne. Denny Jarvis y su esposa, Missy.
En este punto era la única teoría que tenía sentido. Missy Jarvis trabajó en la oficina de
Daphne y tuvo acceso a todos los informes de la policía –cualquier cosa que entrara en la
base de datos, incluso si era preliminar.- Ahí fue donde JD notó que Gage era un
sospechoso, después de lo cual se produjo una coartada, y también donde JD notó que
había tenido dudas sobre esa coartada, luego de la cual Toby Romano fue señalado. Era
más probable que Denny estuviera involucrado que Missy, pero el acceso sería suyo.
Daphne suspiró. —Espero que Missy sea una participante involuntaria en este lío. Ha sido
nuestra empleada de oficina durante dos años y es muy buena en su trabajo. A todos nos
gusta.
— ¿Te refieres a plantar una anotación de que el caso está cerrado y Gage Jarvis ya no es
un sospechoso?, —Preguntó Joseph.
—Exactamente. Hemos mantenido todo lo importante fuera de esa base de datos desde
que nos dimos cuenta de que algo estaba mal.
—Si hacemos eso, debemos hacer que valga la pena desde un punto de vista probatorio.
Sin la declaración de Jazzie, no tenemos nada más que evidencia circunstancial contra
Denny y Missy.
—No es suficiente para una orden, ya sea para registrar su casa o para tocar sus teléfonos,
—se quejó JD—. Créeme, lo he intentado.
Debido a que Denny era un abogado defensor, era muy difícil lograr que un juez aceptara
una intervención telefónica.
—Lo sé, —dijo Joseph—. Pero podemos poner un marcador en la propia base de datos
porque es propiedad del estado. Podemos rastrear a cualquier persona que inicie sesión y
anotar si está ingresando desde la oficina o de manera remota desde su casa.
—Tendré a dos oficiales vestidos de civil, para ambos, —dijo Joseph—. Si solo Denny está
involucrado, y ha encontrado alguna manera de obtener la información de la contraseña
de Missy. Si fuera yo, esperaría hasta que mi esposa estuviera fuera de la casa antes de
tener la oportunidad de revisar la base de datos. Esperemos que Denny sea tan cuidadoso.
Haré que eso suceda, JD. Déjame saber lo que Taylor Dawson dice acerca de reunirse con
Jazzie tan pronto como lo sepas.
—Lo haré.
Cerró la puerta del bebé y envió una oración para que Taylor Dawson fuera tan buena
como Daphne creía que era. La vida de Jazzie Jarvis dependía de ello.
Taylor tomó una botella de agua y se sentó en la silla al otro lado del escritorio de Maggie.
Maggie había vuelto a poner las botas en el suelo y estaba revisando el contenido de una
carpeta de archivos de Manila.
— ¿Está todo bien?, —Preguntó Taylor con cautela, su preocupación por su pelea con
Ford fue empujada hacia abajo para acomodar un miedo aún mayor.
« ¿Ella lo sabe?» «No, no puede saberlo. Joseph Carter no pudo encontrar ningún agujero
en mis antecedentes. Nadie lo sabe».
Maggie levantó la vista del archivo, sus ojos eran amables y la tripa de Taylor se relajó un
poco.
—Lo estás haciendo genial. En realidad, por eso te llamé aquí. —Maggie cerró el archivo y
lo deslizó de nuevo en su cajón—. Hiciste una conexión con Jazzie Jarvis hoy. Me gustaría
que pases más tiempo con ella.
El alivio se estremeció a través de ella. Ese era un tema mucho más agradable.
—Está bien, —dijo Taylor lentamente cuando Maggie no dijo nada más.
— ¿De qué otra manera puedo pasar más tiempo con una niña de once años? Supongo
que podría llevarla a tomar un refresco o algo así. Si eso está bien.
Taylor se relajó un poco más. —Me encantan. Podemos agarrar un cono cerca de su casa.
—Bueno. Su tía dice que a Jazzie le encanta lo dulce y los helados son a la única cosa que
realmente ha respondido desde la muerte de su madre.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
88
—Entonces eso es un plan. —Taylor decidió arriesgarse—. Pero si voy a pasar más tiempo
con ella, necesito saber todo. Incluso las cosas que no están en el archivo que acaba de
guardar.
Las cejas de Maggie se levantaron. —Ese no era el archivo de Jazzie. Ese era el tuyo.
—Porque pensé que querrías saber más sobre Jazzie y quería estar muy segura antes de
decírtelo.
¿Segura de qué? Taylor tuvo que dejar su molestia a un lado. Había pasado la maldita
verificación de antecedentes, por el amor de Dios. ¿Qué más quería Maggie VanDorn?
Maldita sea. Odiaba esa voz. Era tan engreída. Además de irritantemente astuta.
— ¿Te refieres al hecho de que les tiene miedo a los hombres? —Taylor preguntó en voz
alta, orgullosa de que su voz permaneciera tranquila—. Ford me lo dijo. Sugirió que Jazzie
podría haber sido abusada.
—Sí, Ford mencionó que había soltado esa información. Pero él no sabe toda la historia.
Lo que voy a decirte no está en el archivo oficial de Jazzie. Se mantuvo así a propósito,
para mantenerla a salvo y viva.
—No entiendo.
—Los hechos que el detective Fitzpatrick compartió con nosotros para el archivo oficial de
Jazzie no estaban realmente completos.
La mirada de Maggie se clavó en la de ella. —Estoy segura de que eso es muy cierto, —
murmuró.
Un escalofrío de aprensión recorrió la espalda de Taylor. Luchó por pensar en algo que
decir, pero Maggie avanzó rápidamente.
—Así que, de vuelta a Jazzie. El informe oficial dice que Lilah Cornell encontró a su
hermana, Valerie, y que las niñas estaban con Lilah cuando llegó la policía, lo que implica
que las niñas también habían estado allí cuando descubrió el cuerpo.
— ¿Pero no estaban con ella? ¿Las chicas estaban solas cuando la encontraron?
Maggie suspiró.
—Específicamente Jazzie. Tenía once años y había vuelto a casa desde el campamento de
día sola. Su abuela normalmente estaba allí para saludarla, pero estaba atrapada por el
tráfico haciendo recados. Jazzie entro y…
—Oh, Dios mío, —susurró Taylor, capaz de visualizar la escena – y el horror de Jazzie.
—Lilah recibió una llamada del preescolar de Janie unas horas después, cuando Valerie no
la recogió. Aparentemente, eso ya había sucedido algunas veces, cuando la madre de las
niñas se retrasaba en el trabajo y perdía la noción del tiempo. Lilah era el contacto de
emergencia. Recogió a Janie, la llevó a su casa y descubrió a Valerie en el suelo, muerta a
golpes. Lilah se hizo pedazos cuando encontró el cuerpo de su hermana, pero
rápidamente se recuperó cuando se dio cuenta de que Janie estaba allí de pie en shock,
viendo todo. Y entonces Lilah se dio cuenta de que Jazzie ya debía haber estado en casa.
Dijo que escuchó un ruido, un gemido —como un animal herido—, proveniente de detrás
de una silla. Ahí fue donde encontró a Jazzie, meciéndose y sollozando. También en
estado de shock.
—Por lo tanto, es posible que aún estuviera en el apartamento cuando Jazzie llegó a casa.
—Sí. La policía descubrió que alguien se había lavado en la cocina, pero toda la sangre que
encontraron pertenece a la madre. El hombre no dejó nada que pudiera identificarlo.
—Exactamente.
Taylor reprimió un estremecimiento. — ¿Su madre venía a casa a esa hora del día con
regularidad?
—Buena pregunta. Aparentemente no, pero ese día se había tomado unas horas para ver
el trabajo de Jazzie en la feria de arte del campamento. Según Fitzpatrick, no había hecho
ninguna llamada inusual ese día, ni había recibido ninguna. Nadie la vio hablando con
nadie diferente.
— ¿Sospechosos?
—Creo que el primero en la fila es el ex marido de Valerie, Gage. La dejó hace tres años y
no se la ha visto desde entonces. Él es un adicto conocido que había sido acusado de
agredir a Valerie. Aparentemente, sin embargo, estaba en Texas en el momento del
asesinato. Tiene una buena coartada, según el detective Fitzpatrick. Alguien que lo vio esa
tarde.
Las coartadas podían ser falsificadas, al igual que los registros de nacimiento, pensó
Taylor, pero no estaba dispuesta a decir eso en voz alta.
—No que estén compartiendo. Pero quieren averiguar lo que vio Jazzie, en todo caso.
Lilah llamó a Fitzpatrick hoy y le dijo que Jazzie había hecho una conexión emocional
contigo. Quiere que tomes un helado con ella en un lugar seguro. Quiere saber si puede
identificar al asesino de su madre.
—La policía tiene consejeros, y tanto Jazzie como Janie continuarán viéndolos. Pero Jazzie
no ha conectado con ellos. Mientras tanto, Lilah está nerviosa, y se pregunta si el asesino
se dará cuenta en algún momento de que Jazzie estaba detrás de esa silla.
—Oh Dios. Es por eso que Jazzie se mantiene tan cerca de ella. No puede dejar que Janie
lo diga. —Eso explicaba la miseria en los ojos de Jazzie mientras observaba a su hermana
—. Quiere que Janie se mejore, pero tiene miedo de lo que diga.
—Esa es mi opinión.
Mierda. Taylor quiso huir. No estaba preparada para esto. Había venido aquí para obtener
la verdad sobre Clay Maynard.
Taylor suspiró.
Maggie se encogió de hombros. —Es una corazonada. He estado tratando con niños
víctimas durante mucho, mucho tiempo. Jazzie sabe algo que no está diciendo. Mira, no
tienes que hacer esto si no quieres. No es parte de la descripción de su trabajo.
Taylor pensó en la pobre Jazzie y en la pesadilla que la niña había soportado. Una
verdadera pesadilla, no la fabricada por Taylor. Sin embargo, el efecto era el mismo. Una
niña con miedo en sus ojos.
«Y Lilah está en el mismo lugar donde papá estuvo todos esos años». Nunca apartando la
vista de la niña, temiendo dormir, aterrada por el día en que el depredador viniera y la
Taylor le debía mucho a su padre. Pero la verdadera tragedia era que ni Taylor ni Frederick
Dawson deberían haber pasado por nada de eso. La amenaza había sido una mentira total.
«Gracias mamá».
El trauma de Jazzie, sin embargo, era muy real, el riesgo para su vida era tangible.
Maggie le sonrió. —Gracias. Fitzpatrick quiere hacer esto en un restaurante italiano cuyo
dueño es amigo de Joseph.
—El restaurante tiene helado en su menú. Más importante aún, tiene una habitación
privada con una sola puerta. Fitzpatrick no puede protegerla en la heladería, pero en el
restaurante tendrá protección en todo momento. Él estará vigilando la puerta, por
supuesto. Y también tendré a una de nuestras personas allí. —Maggie vaciló un solo latido
—. Clay Maynard, nuestro gerente de seguridad. No creo que lo hayas conocido todavía.
El corazón de Taylor se hundió. La vacilación de Maggie lo gritaba que hasta los sordos la
oirían. «Sabe quién soy yo. Por qué estoy aquí». El instinto de Taylor también era bastante
bueno, y todo dentro de ella decía que su tapadera había volado. Pero, ¿cómo lo había
sabido Maggie?
—Sí. —La respuesta fue directa. Sin pedir disculpas—. El granero está cableado para audio
y video. Lo veo y oigo todo. —Señaló el monitor en su escritorio—. Mi propio ojo en el
cielo.
Maldita sea. Taylor se había olvidado por completo de las putas cámaras. Sólo… maldita
sea. Ella levantó la barbilla.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
93
—Nunca te mentí sobre nada. Taylor Dawson es mi nombre.
—Tienes sus ojos, Taylor. Lo vi la primera vez que miré la foto que adjuntas a tu solicitud.
Lo supe antes de que Joseph te entrevistara. Esperaba que la verificación de antecedentes
de Joseph revelara algo… inconsistente.
¿Maggie la había traído aquí sabiéndolo? ¿O al menos sospechándolo? Eso dejó a Taylor
totalmente asombrada.
—Sólo… no le hagas daño No sé por qué estás aquí, pero por favor no le hagas daño. Él ha
pasado por suficiente.
—Bueno, maldita sea, ¡yo también!, —Le espetó, y Maggie se estremeció—. Lo siento, —
dijo Taylor rápidamente—. No quise gritar. No planeo hacerle daño. No planeo lastimar a
nadie. Solo quería conocerlo.
Taylor negó con la cabeza, no quería explicar eso. No hasta que lo hubiera visto. —Vine
aquí para conocerlo, —repitió con firmeza—. Sin expectativas. No hay riesgos. ¿Puedes
respetar eso?
—Por ahora. Sin embargo, por favor no pospongas esto. Puedo traerlo aquí esta noche.
—Está bien. —Taylor asintió con fuerza una vez. — Lo siento. Tráelo. Pero por favor, no le
digas para qué. No quiero que se decepcione.
—No entiendo, Taylor. ¿Cómo podría estar decepcionado? Te ha buscado toda tu vida...
—No quiero hablar con nadie sobre esto. No hasta que lo conozca. Yo quería observarlo.
Sin peligro. Pero ahora ya no puedo hacerlo.
—Querías poder alejarte. Desaparecer de su vida sin dejar rastro. Otra vez.
Pero no sin un rastro. No esta vez. Maldita sea. Su padre había tenido razón. Venir aquí
había sido una tontería. A menos que Clay fuera realmente sea un buen hombre.
—Sin embargo, me siento obligad a señalar que tú “otra vez” es injusto. No me hice
desaparecer la primera vez. Yo era sólo una niña. Mi madre me “desapareció”.
—Disculpas aceptadas. —Taylor respiró hondo, soltó el aire—. Hablaré con Jazzie antes de
irme, cuando así lo decida y si así lo deseo. Lo prometo. Y no rompo mis promesas.
—Entonces organizaré una reunión con ella mañana por la tarde, después de que todas las
sesiones de terapia hayan finalizado.
—Gracias. Voy a llamar a mi padre en California. Prometí hablar con él, y estoy atrasada.
Me gustaría privacidad.
—Tu habitación es privada. ¿Eso te satisface, o debo traer un detector para verificar si hay
micrófonos que te lo demuestren?
Tan pronto como estuvo sola en el establo, se le doblaron las rodillas. Se aferró a un poste
del granero y lo apretó, deseando que sus piernas la sostuvieran. Su estómago se agitaba,
su cabeza palpitaba.
«Esto es para lo que viniste. Viniste a conocerlo. Pero no así. No siendo… empujados uno
contra otro». Había querido hacerlo de forma segura. «Así podrías agacharte y correr
como un conejo si te asustabas».
Sí, esa era la triste verdad. Pero por todo lo que había oído, Clay se merecía algo mejor.
Tal vez ella también. Mientras tanto, necesitaba apuntalar su coraje. Y actualizar a su
padre.
Endureciendo su espina dorsal, se dirigió hacia la granja para poder llamar al único padre
que había conocido.
Sentado en la mesa de la cocina, Ford cerró su computadora portátil cuando Taylor entró
por la puerta, ocultando la ventana del navegador que mostraba la cámara del granero. La
había visto mientras salía de hablar con Maggie, queriendo ver su expresión después de la
conversación.
Había ido a la oficina un rato antes para confesar que le había contado demasiado la
historia de Jazzie a Taylor, solo para descubrir que no había leído bien la situación. La
mujer que había sido como una abuela para él toda su vida rápidamente había puesto en
claro sus suposiciones, diciéndole que JD creía que Jazzie les tenía miedo a los hombres
porque podría haber sido testigo del asesinato de su madre, aunque no había admitido
ver nada, Pobre niña. Esa era una carga tremenda para todos, y mucho más para un niño
de once años.
Ford se imaginó que Maggie quería ver a Taylor para poder compartir la misma
información, pero después de escuchar la conversación de Taylor con Dillon, no estaba
seguro de poder confiar en ella. Pero no había tenido tiempo de decírselo a Maggie, ni
tampoco quería admitir que había acechado en las sombras para espiar. Eso lo hacía sonar
como una enredadera.
Pero él no estaba preparado para la expresión que realmente había visto en su rostro
cuando entró por la puerta del establo. Se veía estoica, con el mentón en alto hasta que la
puerta se cerró, pero luego se derrumbó, con los ojos vidriosos y pálidos. Aferrándose a
uno de los postes como si fuera la única cosa que la mantenía en pie. Temblando como
una hoja, pareciendo que estaba a punto de vomitar.
Cristo, esperaba que Maggie no la hubiera despedido. No podía pensar por qué, a menos
que su falta de conocimiento sobre el miedo de Jazzie a los hombres había hecho que
Taylor se arriesgara porque sabía demasiado. No había mencionado el golpe que Taylor le
había dado en el salón. Maggie podría haberlo visto en una de las cámaras, pero no lo
había mencionado.
—Hola, Taylor, —dijo mientras ella cerraba cuidadosamente la puerta detrás de ella.
— ¿Estás bien? Pareces un poco verde alrededor de la boca. —Demonios, se veía más
blanca que la porcelana de hueso—. A veces el calor puede patearte en el trasero si no
estás acostumbrado. —Cogió una botella de agua fría de la nevera y la puso en su mano,
curvando sus dedos alrededor de ella cuando no la tomó de inmediato—. Necesitas
sentarte. Me estás asustando.
Asintió aturdida, sin protestar siquiera cuando él la llevó a una silla y la empujó
suavemente sobre ella. Se sentó mirando fijamente la botella en su mano como si fuera
—Mira, no me conoces de nada, pero soy un buen oyente. Prometo que no te juzgaré
como lo hice antes. —Cuando él asumió que su reticencia a asistir a la boda de Dillon y
Holly era debido a su discapacidad—. Lo siento por eso.
Ella no dijo nada más y, demasiado lleno de energía nerviosa, Ford descubrió que tenía
que llenar el silencio. —Escuché que eras de California, —dijo con tono sociable mientras
buscaba en la despensa algunas galletas saladas.
— ¿Quién te dijo eso? —Preguntó, su voz todavía muy baja. Deseaba que ella le gritara
como lo había hecho esa mañana. Quería ver el fuego en esos ojos oscuros.
—Mi madre. Todavía te ves verde. Poner algo en su estómago podría ayudar. ¿Qué parte
de california? ¿LA?
Taylor tomó una galleta y mordisqueó la esquina. —No. La parte norte. Estamos al este de
Eureka. Hacia Oregón.
—Debes saber de caballos para haber conseguido el puesto interno. ¿Montas en casa?
—Sí. Tenemos un rancho, uno pequeño. Cerca de mil cabezas de ganado. Todos
montamos.
—Lo recordaste. —Ella levantó su galleta en un saludo falso—. Puntos por eso. Sí, Julie
también monta, pero con un equipo especial.
—Me interesó el programa Healing Hearts por muchas razones, pero una de ellas fue
comenzar un programa similar en casa. Julie aprendió a montar como parte de su terapia
física, pero no había pensado en los beneficios terapéuticos emocionales de la terapia
equina.
Ford se arriesgó.
Sus ojos se levantaron, encontrándose con él por primera vez desde que había entrado en
la cocina, y fue como una patada en el estómago. Había comprensión allí. Y compasión. Y
posiblemente algo más. ¿Tal vez respeto? Esperaba que sí.
—Sí, bueno. —Se obligó a continuar, porque ella estaba esperando pacientemente—.
Antes de mi secuestro yo era un jinete competitivo. Un hockey.
Algo dentro de él se agitó. ¿Ese cuerpo delgado con las curvas sutiles hacia carreras de
barriles? Le gustaría verlo. Le gustaría ver mucho más, pero no podía dejarse pensar en
eso o terminaría con un bulto embarazoso en sus pantalones vaqueros, y no quería que
ella se hiciera una idea equivocada.
Pero Ford no estaba completamente seguro de que la última parte fuera cierta. Taylor
nunca había estado fuera de casa sin un miembro de la familia. Había tenido miedo de
viajar hasta la granja. « Sin embargo, lo hizo».
Porque tenía preguntas sobre Clay. Ford tenía que mantener la mente clara y centrada
hasta que supiera exactamente por qué ella estaba allí. Y debido a que esperaba un “quid
pro quo” él continuó compartiendo.
—Bueno, después del secuestro dejé de competir. Mi corazón no estaba en eso. Pero sigo
montando. Justo ahora… Bueno, ahora, es diferente. Siempre amé a mi caballo antes,
pero después del secuestro se convirtió en...
—Por la forma en que hablaste de que Jazzie tenía miedo de que el asesino de su madre
estuviera al acecho detrás de un árbol, esperando saltar. Sonaba como si hablaras por
experiencia personal.
Fue interrumpida por la apertura de la puerta. Maggie se quitó las botas y luego le dio una
mirada evaluadora al plato de galletas saladas.
Taylor asintió, sintiendo la garganta estremecida. Sin palabras, a pesar de que parecía que
estaba tratando de hablar. Su piel había perdido un poco del color que acababa de
recuperar, pero no apartó la mirada, manteniendo el mentón en alto.
La cara de Taylor se volvió de nuevo blanca. Con cuidado, se puso de pie, temblando de
los pies a la cabeza. —Volveré a bajar en treinta minutos, entonces.
Ford quería correr a su lado para ayudarla a subir las escaleras, pero veía desesperación
en ella, como un animal atrapado en una trampa. No le pareció que agradecería su ayuda,
por lo que se quedó dónde estaba y se sintió miserable por ello.
Él y Maggie esperaron en silencio hasta que oyeron una puerta cerrarse en el piso de
arriba. Luego, Maggie se apoyó en la nevera y apoyó la frente en la puerta del congelador.
—Dios omnipotente.
—No lo sé. Insiste en que su nombre es Taylor Dawson. Lo que sí sé es que ha pasado por
algún tipo de infierno. Sin embargo, no sé cuál.
—Tenía miedo, de niña. —Le contó lo que había dicho sobre Jazzie—. Ella lo confirmó
conmigo, pero dijo que no quería hablar de eso, lo que entiendo. Tampoco me gusta
hablar de lo que me pasó a mí.
—Me lo preguntas mucho. Y estoy bien. No soy el mismo y probablemente nunca lo seré.
No desde que fue secuestrado y retenido, no por dinero, sino para atraer a su madre a
una trampa. Su secuestrador había planeado matarla. Ford estaría siempre agradecido a
Joseph Carter por evitar que eso suceda.
—Me he estado preguntando lo mismo. Odié poner esa mirada en sus ojos. Pero también
odio la mirada en los ojos de Clay cada vez que piensa en ella.
—Y cada vez que regresa de California sin haberla encontrado, —agregó Ford—. ¿Le dijiste
por qué tenía que venir?
—Yo tampoco. Traté de traerlo aquí inventando una mentira acerca de que la cámara en
el establo se rompió.
Taylor agarró su teléfono con tanta fuerza que le dolió la mano, esperando a que su padre
contestara. Después de unos pocos tonos, lo hizo, y su pulso latió más fuerte.
—Hola, bebé, ––dijo de esa manera tranquila suya. Frederick Dawson era un tipo de
hombre equilibrado, pero cualquiera que lo considerara débil era sacado de su error
rápidamente. Era como un lago profundo que escondía un río submarino con una
corriente asesina. Fuerte y silencioso y… siempre allí. Siempre vigilante. Y siempre
dispuesto a hacer lo que fuera necesario para mantenerla a salvo––. ¿Estás bien?
—Nada. Nada. Han sido súper amables. Es solo... Me voy a encontrar con él. Esta noche.
— ¿Les dijiste? —Preguntó con cuidado—.Pensé que habíamos acordado que al menos
esperarías hasta después de que lo conocieras. Después de que fuera y me encontrara con
él.
Una vez que Clay demostrara que era digno de confianza, no lo dijeron, pero su padre no
tuvo que decir las palabras. Él las había dicho demasiadas veces mientras discutían sobre
el hecho de que ella aceptara la pasantía.
—Por supuesto que sí. No hubiera llegado tan lejos si no lo hubiera hecho.
Aparentemente tengo sus ojos. Y... Maggie me escuchó hablar con una de los ayudantes
—Tienes que venir a casa, bebé. —El miedo en su voz era tan claro como el día—. Ahora.
No me importa cuánto cuesta el boleto de avión. Solo ven a casa.
Taylor sacudió la cabeza, olvidando por un momento que su padre no podía verla.
—Sabes que te quiero, papá, —dijo. Y era verdad. Frederick Dawson había sido el único
padre que había conocido. Los sacrificios que él había hecho por su seguridad… El
conocimiento todavía la ahogaba. Pero Taylor también sabía que temía perderla, que una
vez que conociera a Clay se olvidaría de su cara. Pero nada podría estar más lejos de la
verdad.
—Lo sé. Yo también te amo. —Su voz se quebró—. Ven a casa. Por favor. Solo ven a casa.
—Papá, escucha. Por favor, escucha. Estoy muy agradecida por todo lo que has hecho por
mí. Cada abrazo y cada vez que me trataste como a una de tus propias hijas.
—Claro que lo soy. Y siempre lo seré. Siempre serás mi papá. Pero papá, mamá mintió.
Mintió sobre Clay. Me ha estado buscando durante años. Años, papá.
Silencio.
“Esto” era el hecho de que su madre, su esposa, había mentido durante todo su
matrimonio acerca de su ex marido, describiéndolo como un hombre seriamente
peligroso que la había maltratado y del que había huido por desesperación. Quién no se
detendría ante nada para matarla y llevarse a su hija.
Su esposa, que había dejado que la mentira continuara, fuera de control. Obligándolo a
sacrificar completamente su antigua vida, cambiando su exitosa carrera de abogado en
Oakland por la de un ranchero en medio de la nada en el norte de California.
Permitiéndole sacrificar a sus propias hijas.
—Lo hice, aunque solo busqué en los registros de la corte local. Tal vez se casaron en otro
lugar. Pero lo importante es que la niña es hija de su nueva esposa, de un matrimonio
anterior. Una niña cuyo padre murió. La chica es parte del programa aquí, pero todavía no
la conozco. Aparentemente, fue amenazada por un hombre con un arma y todavía tiene
pesadillas sobre él.
—Sí. Dillon me dijo que Cordelia no le cuenta a su madre las pesadillas porque no quiere
molestarla, pero confía en Clay con ellas. Al igual que confié en ti con las mías.
—Me gustaría que tú también pudieras estar. Pero estoy tratando de no pensar que es
una confrontación.
Ella estaba tratando, pero lo cierto era que no estaba funcionando. Deseaba haber
agarrado las galletas saladas antes de subir. Eso había sido tan considerado por parte de
Ford.
Cuyas experiencias también sonaban tristemente familiares a las suyas. Obligó a sus
pensamientos a volver a Clay, tratando de imaginarse a sí misma como una adulta
racional, no como una niña aterrorizada. —Me gustaría poder pensar que es algo que me
ayudará deshacerme de mis pesadillas.
Ahora comprendía por qué Maggie la había enganchado para ayudar a Jazzie, para que se
sintiera obligada a permanecer como fuera que saliera la situación entre Clay Maynard y
ella. Maggie era una mujer inteligente. Taylor haría bien en recordar eso.
Más silencio, luego un suspiro estremecido. Había estado llorando. Su fuerte, tranquilo y
leal padre había estado llorando y Taylor tuvo que contener sus propias lágrimas.
—Sé que necesitas extender tus alas. —Un pequeño y triste resoplido—. Solo esperaba
que las extendieras más cerca de casa. Como, digamos, McKinleyville.
— ¿Dos horas enteras de distancia? ¿Estás seguro de que podrías manejar eso?
El sollozó.
—Creo que no puedo pedir más que eso, porque eso es todo lo que importa. Ve a conocer
a Clay. Y luego dile que la próxima vez que venga a California, debería pasar por el rancho.
Tendremos una charla. Tal vez una cerveza.
Baltimore, Maryland,
—Jazzie! ¡A cenar!
Jasmine se acurrucó un poco más bajo las sábanas y cerró los ojos, concentrándose en la
profunda respiración rítmica que parecía engañar a la tía Lilah y a la abuela para que
creyeran que estaba dormida. Siempre la dejaban sola cuando estaba dormida.
Jasmine. Soy Jasmine. Ella ya no era Jazzie. Había dejado de ser Jazzie hacía un mes.
Tía Lilah suspiró y cerró la puerta silenciosamente. Jasmine esperó a que el olor de los
limones se desvaneciera antes de asomarse por debajo de las mantas.
Ella se había ido. Jasmine sabía que debería sentirse culpable por pretender dormir,
porque era una especie de mentira, pero…
Tía Lilah tenía buenas intenciones. Jasmine sabía esto, pero… Solo quiero que me dejen
sola.
Porque ella sufría. En el fondo, sufría. Todos querían que sonriera. Que fuera feliz de
nuevo. Que lo superara. Aunque la señorita Taylor lo había entendido.
«Se me permite sufrir». Jasmine quería gritar en voz alta, pero eso nunca iba a suceder.
Ella tartamudearía y lo arruinaría. Solo por una vez le encantaría pararse en medio de un
campo y gritar todas las palabras en su cabeza para que el mundo prestase atención. Pero
los discursos dramáticos solo funcionaban si podías hablar. ¿Cuándo la gente trataba de
terminar sus oraciones para “ayudarla”? No tanto.
Así que mantuvo los discursos en su cabeza. Junto con la voz susurrante que la hacía
querer vomitar. Siempre estaba ahí. Siempre susurrando.
«Él volverá. Él descubrirá que estuviste allí y regresará. Por ti. Y luego terminarás igual que
tu mamá».
Jasmine se acurrucó en una bola, tratando de dejar de temblar. Estaba tan asustada. Y
cansada. Ver cada palabra que salía de la boca de Janie era difícil. Ella no entendía lo que
no debía decir. Y no tartamudeaba. La gente la escuchaba. «Si Janie dice que yo estaba
allí, que me estaba escondiendo…»
Alguien le diría a otra persona y podría terminar en las noticias. Y entonces la gente se
preguntaría por qué se había estado escondiendo. Se preguntarían si había visto algo y
luego especularían. Esa era la palabra que usaba la tía Lilah. Ellos especularían y los
rumores comenzarían.
Podía escuchar a la tía Lilah en su cabeza junto con la voz susurrante. “Habla con el policía
agradable, Jazzie. Dile lo que viste. Él te protegerá”.
Jasmine quería creer eso. Realmente quería. Pero no era estúpida, miraba la tele. Los
policías hacían promesas para que la gente hablara. Para hacer su trabajo más fácil. El
detective Fitzpatrick podría incluso querer decir lo que prometió, pero no que sucedería.
El detective tendría que irse a casa alguna vez, y él estaría esperando. Y entonces estaría
muerta.
Alguien tenía que saberlo. «Por si acaso él me encuentra. Y me mata. Alguien necesitaba
saber quién había matado a su mamá. Janie necesitaba saberlo para poder esconderse.
Así ella no confiaría en él».
Porque Janie no sabría que no confiar en su propio padre a menos que alguien le
advirtiera.
Jasmine buscó debajo de la almohada y sacó la tarjeta de visita de la señorita Taylor. Ella
era tan buena. A Jasmine realmente le gustaba. Y ella no le había dicho que llamara. Se
aseguró de decirle que estaba bien enviar un mensaje de texto o un correo electrónico
porque sabía lo difícil que era para ella decir las palabras. No tenía un teléfono todavía,
pero sí sabía las contraseñas de la computadora de la abuela. Podría enviar un correo
electrónico y luego eliminar el registro para que la abuela nunca lo supiera.
Y a la señorita Taylor no se le permitía decirle a nadie lo que dijo Jasmine, porque Healing
Hearts era una terapia, ¿verdad? Tendría que guardar sus secretos. Era una ley. Era algo
para pensar.
Ford estaba caminando frente a la ventana de la sala de estar, esperando ver entrar la
furgoneta de Clay, cuando escuchó a Taylor bajar las escaleras. La encontró en la cocina,
buscando en los armarios.
Ford no dijo nada, solo le bajó la caja de galletas y una botella de agua, luego se sentó a su
lado.
Era una declaración, no una pregunta, pero aun así ella asintió.
—Sí.
—Sí.
Se escuchó un susurro ahogado, y Ford sintió que tenía que tranquilizarla de alguna
manera.
—Clay Maynard es un buen hombre, Taylor. Uno de los mejores que he conocido.
—No. Ya lo había descubierto por mi cuenta. Yo… humm… estaba en el establo cuando
estabas hablando con Dillon.
— ¿Espiando de nuevo?
—No al principio. No salí porque temía que pensaras que estaba espiando otra vez y que
te enfadaras conmigo.
Él le sonrió.
—No. Estoy… Dios, estoy tan asustada. Estoy a punto de saltar fuera de mi piel. Tomaré
toda la ayuda que pueda obtener. Así que no te detengas. Por favor.
— ¿Por qué? —Preguntó Ford, manteniendo su voz tan suave como su toque,
emocionado cuando ella se apoyó en él, buscando más consuelo—. ¿Por qué diría eso,
Taylor?
Ford podía sentirla temblar bajo su mano y la sentía tan indefensa. Su madre le había
mentido. La traicionó. Le hizo temer a su propio padre, que era un hombre muy bueno.
Taylor asintió tristemente, con los ojos pegados a la etiqueta que sistemáticamente estaba
pelando de la botella.
—Les dijo a mis abuelos que Clay la había golpeado y violado. Que nunca la dejaría ir a ella
o a su bebé. Así que decidieron decirle que había tenido un aborto involuntario y ella
solicitó el divorcio cuando él estaba fuera en la Infantería de Marina y no podía luchar
contra eso. —Se encogió de hombros—. Solo se habían casado por mi culpa. O lo que iba a
ser yo. Supongo que él pensó que dejarla ir sería lo más fácil para ambos.
Ford quería gritarle de rabia a su madre, por arruinar tantas vidas para su propia
conveniencia. Pero él no gritó. No levantó la voz. Él no quería alterar a Taylor más de lo
que ya estaba.
Despegó la esquina de la etiqueta y la puso con cuidado sobre la mesa antes de comenzar
en la siguiente esquina.
—Clay hace eso —murmuró Ford—. Pela la etiqueta y pone las piezas sobre la mesa.
¿Planeas volver a armarla como un rompecabezas?
—Sí.
—Él hace eso también. La cosa del rompecabezas. Sigue hablando si quieres. Si no lo
haces, solo podemos sentarnos aquí hasta que él llegue. Sin presión.
—Gracias. Pero, por favor, entiende, no quise hacer daño a nadie viniendo aquí. A nadie.
Sólo quería verlo. Si no funcionaba, podría irme a casa y él nunca sabría que estuve aquí.
Ford pensó en la tristeza en los ojos de Clay cuando finalmente llegó al campamento la
semana pasada.
—No sabía que él estaba haciendo eso. Honestamente. —Su voz se elevó, ligeramente
asustada—. No hasta que Dillon me lo dijo. —Las lágrimas se derramaron de sus ojos y
bajaron por sus mejillas, y eso pareció abrir las compuertas. Un sollozo salió de repente y,
en un instante, ella estuvo en sus brazos, llorando como si su corazón se hubiera roto en
mil pedazos—. No lo sabía. Lo juro.
Él envolvió sus brazos alrededor de ella, acercando su silla para poder mecerla.
Maggie entró entonces en la habitación, con una caja de pañuelos en la mano. Los deslizó
sobre la mesa hasta donde estaban sentados, y Ford metió algunos en el puño que Taylor
había apretado contra su pecho.
La meció hasta que sus sollozos se calmaron, pero ella no se apartó y eso le gustó. Le
gustaba la forma en que se sentía en sus brazos. Le gustaba que hubiera tenido el valor de
viajar tres mil millas para encontrarse con el hombre que la había engendrado. Y que
mantuviera una lealtad feroz hacia el hombre que la había criado.
—Él está estacionando ahora. Su esposa y su hija están con él. Sécate los ojos, Taylor.
Estarás bien. Nos quedaremos si quieres que lo hagamos, o nos vamos. Tú decides.
Ford le alzó la barbilla, sin sorprenderse al descubrir que era tan bonita con la nariz roja y
los ojos hinchados como lo había estado antes.
—No. Quedaros. Por favor. —Taylor intentó una sonrisa—. Y gracias. Realmente eres
bueno escuchando.
Ella se apartó cuando la puerta se abrió. Enderezó su columna vertebral y cuadró sus
hombros como Ford la había visto hacer en el granero. Tomó su mano y le dio un pequeño
apretón, y cuando trató de apartar su mano, no lo dejó.
Clay entró por la puerta como siempre hacía, grande, fuerte y confiado. Porque él era
todas esas cosas. Stevie estaba justo detrás de él, apoyada pesadamente en su bastón.
Cordelia la seguía, dándole a Ford una soleada sonrisa de saludo.
— ¿De qué se trata todo esto? —Preguntó Clay cuando vio a Ford—. ¿La Cámara?
—No, —dijo Maggie—. Creo que ese fue un truco. Era la manera en que Ford intentaba
traerte aquí.
—Por mi causa, —dijo Taylor en voz baja, y todos los ojos se movieron en su dirección.
Clay había dado un paso adelante, extendido la mano para saludarla, pero tropezó y se
quedó inmóvil. Su expresión pasó de una confusión educada a un reconocimiento
cauteloso y a una incredulidad asombrada en cuestión de segundos.
Durante un largo, largo momento, nadie dijo una palabra. Era como si todos estuvieran
conteniendo la respiración de forma colectiva. La mirada de Clay se fijó en la cara de
Taylor. Su boca estaba abierta, su garganta trabajaba para hablar.
Se acercó, levantando su mano lentamente, casi con miedo, luego tocó su mejilla con un
dedo como si necesitara demostrarse que ella era real y no un sueño.
—Sienna, —susurró, con la esperanza encendiéndose en sus ojos, tan parecidos a los de
ella—. Eres tú. ¿No es así? ¿Realmente eres tú?
Taylor asintió una vez, luego parpadeó, enviando nuevas lágrimas por sus mejillas.
En un solo movimiento, Clay la tomó en sus brazos, sus grandes hombros temblando, y
por primera vez Ford vio a su amigo llorar. No una o dos lágrimas, sino profundos sollozos
que desgarraron el corazón de Ford. No pudo contener sus propias lágrimas, no importa
cuánto lo intentara.
Felices lágrimas por la reunión que Clay había buscado durante tantos años. Lágrimas
tristes por los años que se habían perdido por una mentira. Lágrimas de angustia por las
disculpas que Taylor repetía una y otra vez.
Stevie se puso de pie, con la mano sobre su boca, las lágrimas rodando también por su
cara. Maggie se contenía, pero apenas. Ford se secó los ojos sin avergonzarse.
Cordelia estaba claramente preocupada y confundida. Pero se quedó dónde estaba, sin
interrumpir la escena que se desarrollaba ante ella. Ford le ofreció una sonrisa alentadora
y ella le devolvió una sonrisa tentativa. “Está bien”, le susurró, y la niña se relajó
visiblemente.
—Sshh. —La voz de Clay era áspera, rompiéndose—. Está bien, bebé. Estás aquí ahora.
Todo va a estar bien. Estás aquí y eso es todo lo que importa.
—No me odies, —suplicó Taylor—, sonando como la niña asustada que debió haber sido,
y Ford deseó que su madre no hubiera muerto para que la mujer pudiera ver la
devastación que había causado a su propia hija. —Por favor, no me odies.
Levantando la cabeza, acunó la cara de Taylor con ternura, mirándola como si fuera un
milagro.
Ella era simplemente hermosa. Y él no estaba siendo parcial porque fuera su hija.
Basándose en la forma en que Ford flotaba a su otro lado, el chico también lo creía. Ella
había estado agarrando la mano de Ford cuando entraron, y ahora aunque las cosas se
habían calmado, la seguía sujetando.
Se preguntó qué estaba pasando entre ellos, y luego lo dejó pasar. Era para pensar en otro
momento. Este era su momento. «He esperado tanto tiempo… y aquí está. Justo debajo
de mi nariz».
Había venido a buscarlo, y eso hizo que su corazón se hinchara. Pero ella había venido con
un nombre falso, y eso hacía que su corazón quisiera romperse en dos. ¿Por qué? ¿Por
qué había venido aquí con un nombre falso? ¿Cómo había pasado la verificación de
antecedentes? Porque Joseph no cometía errores.
Dijo que su nombre era Taylor, pero en su mente ella era Sienna. La niña de la que había
sido engañado. Pero no iba a permitir que la amargura le carcomiera. No esta noche, con
ella sentada a su lado.
Maggie estaba en el otro extremo de la mesa, con Cordelia sentada en su regazo. La cara
de Cordelia estaba cuidadosamente en blanco, era la forma que tenía de expresar cuando
estaba molesta y no quería que nadie lo supiera porque se preocuparían. Esto les había
sorprendido a todos, Cordy solo tenía nueve años y no confiaba fácilmente. «Pero confía
en mí». Clay no iba a sacrificar ese milagro por nada.
—Lo sé, —dijo Cordelia en voz baja. Pero podía decir que todavía no estaba convencida,
por lo que la abrazó con fuerza.
—Tú eres mía, —le susurró él en su oído con fiereza—. Te habría buscado hasta los
confines de la tierra si hubieras desaparecido lejos de mí. ¿Lo sabes verdad?
Clay tragó con fuerza. Cordelia había tardado varios meses, más la visión de un anillo de
compromiso en el dedo de su madre, antes de que lo llamara “papá” por primera vez. Lo
hacia todo el tiempo ahora, pero aun así le quitaba el aliento.
—Lo haré, pero nunca podría amarte menos. Como dije, estás atrapada conmigo.
—No vine aquí para crear problemas para ti y tu familia, — dijo—. Lo siento.
Clay alcanzó su mano que no estaba agarrando la de Ford Elkhart y la sostuvo con fuerza.
—No estás creando problemas. Yo… Todavía no puedo creer que estés aquí. Esta misma
tarde me preguntaba si estabas muerta.
—Sin embargo, te escondiste, —dijo Stevie, en voz tan baja, que no era un buen augurio.
Pero Stevie había estado en esta montaña rusa con él durante el año y medio que llevaban
juntos, y él pensó que le debía la oportunidad de responder a sus preguntas también.
El asentimiento de Sienna fue inseguro, pero se encontró con la mirada de Stevie y dijo:
Clay cerró los ojos. Solo podía imaginar lo que Donna le había dicho.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
115
— ¿Cuál es la verdad que sabes?
—Sé que no hiciste ninguna de las cosas de las que mi madre te acusó. Ella me lo dijo,
horas antes de morir. Sé que te mintió, mintió sobre ti y manipuló a todos a su alrededor.
Incluyéndome a mí. Y a mi padre.
—Sí, —dijo con calma, pero sus labios temblaron—.Su nombre es Frederick Dawson.
—Se casó con tu madre cuando tenías nueve años. Pero se divorciaron cuando tenías once
años y tu madre se mudó con su tía fuera de Oakland. Viviste allí hasta que tu madre
murió. Ahí es cuando perdí el rastro.
—No, eso no es lo que pasó. Eso es justo lo que dejaron que todos pensaran. Papá quiso
que mamá se casara con él durante años antes de que lo hicieran, pero tenía miedo de
que la encontraras si dejaban un rastro de papel, como una licencia de matrimonio. Papá
la convenció de que estaría bien, pero luego se dio cuenta de que ella tenía razón. Al
menos él pensó que así era. Se divorciaron cuando yo tenía once años, de modo que
dejaron un rastro de papel falso que podrías seguir. Luego mi padre nos llevó a todos,
incluida mi madre, al norte de California. Era socio de un gran bufete de abogados, pero lo
dejó todo para cruzar el país y criar ganado. La hermana de mi madre continuó viviendo
en su casa fuera de Oakland y ellos fingieron que mi madre y yo también vivíamos allí. A
mamá se le reenviaba su correo de una casilla postal en Oakland a una caja de UPS 7 cerca
del rancho. Cualquier cosa que llegara a la casa de su tía, su tía lo enviaría.
Clay frunció el ceño. Eso no encajaba en absoluto con lo que había descubierto a lo largo
de los años.
—Mi padre se aseguró de ello. Lo compró a nombre de una corporación. Su nombre nunca
estuvo atado a nada. Mantuvimos un perfil bajo durante años. Casi nunca iba a la ciudad.
7
UPS: Marca de un Servicio de correo y paquetería privada.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
116
Nunca fui a una escuela real. Ni siquiera íbamos a la iglesia. —Sus hombros se hundieron
—. Porque no queríamos llamar tu atención.
—Pensó que estaba haciendo lo correcto, —susurró Sienna, como si pudiera leerle los
sentimientos—.También es un buen hombre.
También. Clay obligó a su mandíbula a relajarse y trató de verlo desde el punto de vista de
Dawson, por el bien de Sienna. Lo que el hombre había hecho había mantenido a Clay
separado de su hija, pero tenía que admitir que Dawson había hecho un gran trabajo
escondiéndola. Habría hecho lo mismo, dada la misma mentira.
—Nunca capté el olor de la corporación. Pensé que había tenido suficiente de Donna y se
alejó. Que era exactamente lo que él quería que pensara. —Sacudió la cabeza, incapaz de
comprenderlo todo.
— Me la jugó un abogado —Dijo en voz baja sin poder ocultar su disgusto por eso.
La pena se levantó de la furia, cerrando su garganta hasta que apenas pudo respirar. «Mi
hija, la que nunca llegué a conocer. Nunca llegó a abrazarme. Nunca pude leerle un cuento
a la hora de dormir o decirle que la amaba. Nunca llegué a escucharla decir que me
amaba».
«Maldita seas, Donna. Espero que estés ardiendo en el infierno por lo que hiciste. A todos
nosotros».
Stevie le apretó la mano y encontró su fuerza cuando la miró a los ojos. Pero él todavía no
podía hablar. No podía superar el dolor que estaba destrozando su corazón.
—Lo sé, —murmuró Stevie—. Pero ella está aquí. Necesitas guardar todo eso, por ahora.
Stevie llevó sus manos unidas a sus labios y besó sus nudillos.
—Lo sé. Puedes trabajar a través de la ira más tarde. Por ahora, quiero respuestas. —Se
volvió hacia Sienna—. ¿Por qué el señor Dawson hizo algo tan drástico?
Sr. Dawson. Clay prefería eso a tu padre. Cada vez que escuchaba a Sienna decir “mi
padre”, era como una patada en los huevos.
—Por el Investigador privado que contrataste para buscarme. Mi madre estaba tan
asustada que hizo arrestar al hombre y lo acusaron de pedófilo. Fue entonces cuando mi
padre decidió que teníamos que desaparecer. Él sabía que nunca te darías por vencido
tratando de encontrarme.
—Maldición.
—No, —dijo Clay con firmeza—. Lo contraté para asegurarme de que Sienna tuviera un
buen hogar. Donna era una buena madre. Una vez que probé que lo había contratado, los
cargos en su contra fueron retirados. Sabía que tu madre mintió acerca de mí. —Él
sostuvo la mirada de Sienna—. Tenía que estar seguro de que ella no te estaba
maltratando.
—Habrías tenido unos trece años para entonces. Fui a su casa para tratar de hablar
contigo, y simplemente me sentí devastado cuando tu madre me dijo que no querías
verme. Tu tía me siguió al auto y me contó lo que tu madre les había contado a sus
padres. Al parecer, tu madre había confiado en ella cuando ustedes dos vinieron a vivir
con ella por primera vez. Me contó cómo Donna había mentido para obtener su bendición
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
118
por su divorcio y que no podía decir la verdad porque su padre tendría un ataque al
corazón. Pero tu tía también dijo que nunca admitiría que me había dicho algo así, y que,
si intentaba emprender acciones legales contra Donna o recuperarte, las dos se
asegurarían de que todos creyeran que yo... —Miró a Cordelia—. Que había hecho las
cosas de las que Donna me acusó. Arruinarían mi carrera y se asegurarían de que
estuvieras escondida en algún lugar donde nunca podría encontrarte. La hermana de
Donna también dijo que ella era la única que lo sabía. Así que nadie podría corroborar la
verdadera historia.
—Creo que lo que te dijo mi tía era verdad. Pero no completa. Mi madre realmente no
quería que mi papá lo supiera. Tal vez pensó que él ya no la amaría. Tal vez habría tenido
razón. Todos estos años he pensado que algún detective me seguía.
—Bueno, sí que lo había —dijo Clay—, pero solo porque tenía miedo de acercarme. La
única vez que logré verte saliste corriendo y gritando.
—Ese día en el patio de recreo, —dijo ella, tan suavemente que casi no la escuchó.
Lo que era la subestimación del siglo. Él se había sentido aplastado, con el recuerdo de su
huida gritando convirtiéndose en pesadillas desde entonces.
La mandíbula de Clay se apretó cuando imaginó las cosas que ella habría oído sobre él.
—No te iba a agarrar y salir corriendo, eso seguro, —dijo con rudeza—. Pero mi
investigador privado dijo que parecías saludable y feliz, que tenías una casa con una cerca
y un perro.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
119
—Rufus, —dijo con una cariñosa sonrisa que tiró del corazón de Clay—. Era un buen
perro. Mi primera mascota. Nunca supe que querías tenerme contigo, —agregó con
nostalgia.
—Lo siento. No quise gritar. ¿Qué te dijo tu madre? Aunque tengo miedo de saberlo.
—Dijo que estabas furioso porque se había escapado y que había prometido que la
matarías antes de dejarla vivir con alguien más. Me dijo que estabas esperando
encontrarnos juntas así podrías matarme también.
— ¡Eso es una mentira! —Gritó Cordelia—. Mi papá nunca te haría daño. ¡Nunca!
—Tienes razón. Fue una mentira. Y debido a sus mentiras, tuve miedo todos los días de
mi vida. Mi padre tenía miedo de perderme de vista. Hasta este viaje, lo más lejos que he
estado de mi casa fue la universidad a la que asistí, y eso fue solo porque mi hermana
mediana, Daisy, también asistió a la escuela, y porque estaba lo suficientemente cerca
como para no tener que vivir en el campus. Estábamos en edad universitaria, pero nos
llevaba a la mañana y nos recogía en la tarde como si fuéramos niñas pequeñas.
Llevábamos a spray de pimienta y cuchillos en caso de que nos atacaran alguna vez y
dispositivos rastreadores en caso de que nos secuestraran. Incluso tuvimos un
guardaespaldas que se inscribió en las mismas clases que nosotros: el hijo del capataz del
rancho. Nunca he estado de vacaciones. Nunca he tenido una pijamada. Nunca me
tomaron una foto de la escuela. Fui educada en casa todo el camino hasta la escuela
secundaria. Mi primer día de universidad fue la primera vez que puse el pie en un salón de
clases y lo hice pensando que Clay podía aparecer en cualquier momento y secuestrarme.
O peor. Así que tienes razón. Fue una mentira. Pero no puedo confrontar a mi madre al
respecto porque está muerta.
— ¿Pero por qué?, —Se quejó Cordelia—. ¿Por qué mintió sobre mi papá de esa manera?
Buena pregunta, pensó Clay con amargura. Que él supiera, nunca había sido más que
amable cuando estaban casados. Solo tenía dieciocho años cuando Donna quedó
embarazada, pero quiso hacer lo correcto. Y por eso, su ex esposa había hecho de su vida
un infierno.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
120
Sienna suspiró.
—Dijo la primera mentira para que sus padres no le impidieran divorciarse, porque quería
casarse con otra persona y…
Sienna negó con la cabeza. —No. Esto fue mucho antes de que conociera a mi padre. Ese
habría sido su ex novio en la escuela secundaria.
—Por el que ella me estaba usando para regresar, —dijo Clay—, cuando solo teníamos
dieciocho años. Eso es lo que me dijo la hermana de Donna.
—Sí. Entonces mi madre mintió la primera vez para divorciarse, pero la mentira creció y
creció. A veces me pregunto si ella misma lo terminó creyendo, de tanto repetirlo.
—Pero te dijo la verdad en su lecho de muerte, —dijo Stevie, con una expresión plana
como la de un policía interrogador.
—Eso fue hace más de un año y medio. —La voz de Stevie era casi áspera—. ¿Por qué te
tomó tanto tiempo venir aquí?
—No, tiene razón, —dijo Sienna, manteniendo la mirada fija en la de Stevie a pesar de
que siguió hablando con él—. No vine de inmediato porque no le creí al principio. Estaba
tomando medicamentos pesados para el dolor y casi se volvió loca al final. También dijo
que no debería olvidarme de alimentar a Rufus, y que él había muerto años antes. Tomé
su confesión como una alucinación.
Stevie asintió. —Todo bien. Puedo aceptar eso ¿Pero al final la creíste?
—Sí, —dijo Sienna rotundamente—. Después del funeral, cuando las cosas volvieron a la
normalidad, no pude sacar de mi mente lo que había dicho. —Miró a Clay—. Te busqué en
Google. No había hecho eso antes.
Las cejas de Stevie se dispararon. — ¿Ni una sola vez? ¿Ni siquiera tenías curiosidad por
saber qué aspecto tenía?
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
121
Un resoplido de risa que no contenía alegría. —Yo sabía lo que parecía. Mi madre solía
mostrarme su foto y decirme que si alguna vez lo veía debía salir corriendo y gritar.
Clay sintió que las palabras apuñalaban su corazón con tanta seguridad como si hubiera
usado un cuchillo. Pero no había terminado.
Ella bajó la mirada hacia la mesa, su cabello se deslizó hacia delante para ocultar sus
rasgos de la vista.
—Vi tu cara en mis sueños, —susurró con voz ronca—. En mis pesadillas. Lo siento mucho.
Nuevo dolor brotó dentro de él. Dolor porque ella le había temido, pero mayor dolor
porque llevaba la carga de la culpa cuando nunca debería haber tenido ninguna de las dos
emociones. Únicamente amor.
—Te habría amado, —le susurró, con la voz quebrada—. Te habría amado tanto.
Ella asintió, su rostro aún oculto, nuevas lágrimas cayendo sobre la mesa. —Te creo.
— ¿Le dijiste al señor Dawson lo que tu madre te había contado?, —Preguntó Stevie, con
más amabilidad ahora.
Levantó la vista, arrastrando su cabello hacia atrás para revelar el intenso dolor que
cruzaba su rostro.
—Tengo tres hermanastras, las hijas de papá con su primera esposa, que también murió.
Mi hermana menor, Julie, siempre ha necesitado una terapia física que podría haber
recibido en una ciudad más grande, pero vivimos tan lejos que papá tuvo que contratar a
un terapeuta residente. Mi hermana mayor, Carrie, se escapó unos años después de su
“sentencia en el oeste del culo del mundo”, como ella lo llamó, porque se sentía como si
estuviera en la cárcel. Odiaba el rancho y se escapó a Los Ángeles. Cayó con malas
compañías y murió de sobredosis. No llegó a su cumpleaños número 20.
—Daisy es de mi edad. Hicimos todo juntas porque éramos las únicas niñas que
conocíamos. Ella también ha estado aterrorizada de dejarme fuera de su vista. Toda la
mierda del rastreador y la navaja la tenían tan ansiosa que comenzó a beber. Mucho. Papá
finalmente se rompió y la envió a rehabilitación porque iba por el mismo camino que
Carrie. Ahora Daisy es una alcohólica en recuperación a los veintitrés años. Tenía miedo
de dejarla sola para venir aquí, pero tenía que irme. Tenía que saberlo. —Tragó saliva, se
encontró con los ojos de Clay otra vez, su devastación le rompía el corazón—. Tenía que
verte. Tenía que saber si estabas bien. Y ahora todo lo que puedo decir es que lo siento.
Stevie suspiró.
—Mira, yo también lo siento. Lamento escuchar sobre sus hermanas y los sacrificios que
hizo el Sr. Dawson. Pero he llorado con Clay y tengo que entender por qué tardaste tanto
en encontrarlo. Dijiste que lo habías buscado en Google. ¿Cuándo?
—Ella no está en juicio aquí, nena. Sé que estás pensando por mí ahora, y te lo agradezco,
pero ¿puedes pensar de manera un poco menos… hostil?
—Está bien, —dijo Stevie en voz baja—. Taylor, ¿cuándo finalmente buscaste en Google a
tu padre?
Un músculo se contrajo bajo el ojo izquierdo de Sienna. “Igual que yo cuando estoy
realmente enojado”, pensó Clay. Le hacía feliz y triste a la vez.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
123
—Marzo. Hace un año. Hubo una noticia sobre usted, detective Mazzetti. Clay había sido
herido salvando su vida.
Todo el desastre volvió a Clay a toda prisa, recordando al hombre que había asesinado al
primer marido y al hijo de Stevie diez años antes, porque ese mismo hombre había
resurgido, apuntando a Stevie y Cordelia. Habían tenido suerte de que todo hubiera salido
bien. Stevie estaba a salvo. Cordy estaba a salvo. Ellos lo amaban. Lo único que faltaba
había sido Sienna.
—Ya no soy policía, —le dijo Stevie a ella—. Soy un investigador privado ahora. Trabajo
con tu padre.
—Eso es bueno. —Sienna sonaba rígida pero sincera—. Me alegra que la tenga para vigilar
su espalda. De todos modos, el artículo decía que estaría bien, que actuó heroicamente y
ayudó a llevar a un asesino ante la justicia. Eso no sonaba como el hombre que había sido
el monstruo en mi armario durante todo el tiempo que podía recordar. Cavé un poco más,
pero no había mucha cobertura de los medios. —Miró a Clay—. Te mantienes bajo el
radar.
Ella asintió. —Lo entiendo. Encontré fotos tuyas en un evento para recaudar fondos con
Daphne el año anterior. Pensé que eras su novio. Me imaginé que habías superado tratar
de encontrarnos a mí y a mi madre desde que ella se había ido. Que habías encontrado a
alguien más. Yo estaba… aliviada.
—Porque aún tenías miedo, —murmuró Ford detrás de ella, y Sienna se giró en su silla
para mirarlo.
—Sí. —Respiró hondo y habló con Ford, aunque Clay sabía que las palabras estaban
destinadas a él—. Aun le temía. Se tarda un poco en cambiar las imágenes en tu mente.
Incluso cuando sabes que no son ciertas.
—Yo no lo hago, —dijo Stevie sin rodeos—, y Sienna se giró en su silla para mirarla—. Has
googleado a tu padre hace un año y cinco meses. ¿Por qué esperaste tanto para
encontrarlo?
Sienna le lanzó a Stevie una mirada furiosa que Clay entendía demasiado bien. Estaba más
loco que el infierno por todo esto, pero no podía atacar. Donna no estaba viva y todos los
demás también eran víctimas. Pero eso no significaba que la rabia desapareciera, para él o
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
124
para su hija. Francamente, él estaba orgulloso de ella por su moderación. A su edad, él
habría estado haciendo agujeros en las paredes.
Taylor presionó las puntas de sus dedos contra su sien izquierda, en un vano intento de
calmar el dolor de cabeza que volvía a marearla. Esto no iba bien. Entendía la ira de la
esposa de Clay, pero maldita sea, esto no era fácil para ninguno de ellos. La mujer no tenía
que ser tan perra.
De repente, deseó haber esperado hasta que su padre pudiera haber estado allí para
apoyarla. Pero Ford se había pegado a ella y estaba agradecida por eso. Solo esperaba
poder hacer que Clay entendiera lo que le había llevado tanto tiempo. No le importaba si
Stevie Mazzetti entendía o no.
—Vamos a tomar un descanso, amigos. —Ford se levantó, sacó una botella de analgésico
del armario y volcó algunas pastillas—. Toma esto, —dijo, entregándoselo a Taylor—, y
come una galleta o dos, o tu estómago te castigará.
—Ya me está haciendo pagar, —murmuró Taylor, pero tragó las pastillas, y comió un par
de galletas mientras todos esperaban pacientemente, incluso la niña de nueve años al
final de la mesa.
Cordelia todavía tenía pesadillas sobre su propio roce con la violencia, le había contado
Dillon. Un hombre con una pistola. Eso no había aparecido en ninguno de los artículos que
Apartó las galletas y un poco de queso que Ford le había pedido que comiera. Susurró un
agradecimiento, calmándose aún más cuando él le tomó la mano otra vez. Era un buen
chico, haciendo que toda esta escena fuera mucho más fácil de lo que podría haber sido,
simplemente por estar allí.
— ¿Mejor?, —Preguntó Ford—. Bien, —dijo cuando ella asintió—. Entonces tal vez
podamos volver a… ¿Qué te hizo decidirte a encontrarlo ahora?
Con una mirada de “retrocede puta” a Stevie, Taylor se dirigió a Clay para contarle el
resto de la historia. Le debía eso, al menos.
—Como dije, hace seis meses, la cuenta de mi madre en el almacén de buzones de UPS se
retrasó. Esto fue más de un año después de su muerte. Como había tenido una caja con
ellos durante tanto tiempo, le dieron un período de gracia de tres meses. Finalmente,
llamaron a casa y yo contesté. Esto fue en mayo. Les dije que había muerto en diciembre y
estaban aturdidos. Ni siquiera sabían que estaba enferma.
—Solo se pueden pagar los buzones de correo con doce meses de antelación. No importa
si se trata de cajas de UPS o de correos, hay un límite de doce meses. Si murió en
diciembre, ¿cómo pagó su caja antes del siguiente mes de febrero?
Por supuesto que la mujer tenía que dar en el clavo a la primera. Taylor estaba molesta,
pero por debajo de ello, estaba agradecida de que Clay tuviera a alguien tan inteligente
de su lado.
—Ella le dio los cheques de renovación a mi tía Laura en Oakland, quien los envió por
correo el mes después de que mi madre murió. Fue entonces cuando la factura anual
venció la primera vez. Mi madre se había encargado de pagar las facturas y administrar los
libros de contabilidad del rancho durante años. Si bien le había entregado la mayor parte
de sus responsabilidades a la tía Laura unos meses antes de morir para que mi padre
pudiera continuar concentrándose en dirigir el rancho y cuidar de nosotros.
— ¿Por qué tú tía envió el cheque por correo? —Stevie insistió—. Ella podría simplemente
haber cancelado la casilla y cualquier cosa dirigida a tu madre habría sido devuelta al
remitente.
—Exactamente. Laura debe haber agarrado los sobres de la carpeta de enero y enviado
por correo. No sabía que ella había pagado la factura. No sabía el período de la caja hasta
que la tienda local me llamó el año siguiente. Para entonces, la tía Laura también había
muerto. Ella nunca había cancelado la caja, y así, cuando no quedaba nadie para pagar la
factura, la cuenta venció. Cuando vi lo que había en la caja, supe que mi madre realmente
había mentido y que nunca tuvo la intención de decirme la verdad. Por alguna razón,
cambió de opinión en el último minuto. —Taylor se frotó la frente—. El hecho de que haya
dicho la verdad al final no limpia su pizarra de ninguna manera, porque tiene toda la
razón. Su comportamiento fue imperdonable. No estoy segura de qué más puedo darle,
señora Mazzetti. A menos que quiera que la desentierre y escupa sobre su cadáver, —
terminó con amargura.
Stevie se estremeció.
—Sienna. —Ella sacudió la cabeza—. Taylor. Lo siento. Sé que era tu madre y sé que estás
luchando con todo esto. No te estoy ayudando, pero necesito entender cómo sucedió.
Clay no merece menos.
El cambio en el tono de la mujer hizo que los ojos de Taylor ardieran, pero ella ya no
quería llorar. Su cabeza ya le dolía lo suficiente.
—Tarjetas y cartas dirigidas a mí. Tuyas. Nueve de ellas. La más nueva era desde el
octubre antes de que muriera mi madre. Supongo que se enfermó demasiado para revisar
la caja. —Se frotó las lágrimas de los ojos con el dorso de la mano—. Una tarjeta de
cumpleaños, dos tarjetas de Navidad, más dos del día de San Valentín, Pascua y
Halloween. —Taylor asumió que habría una décima tarjeta para su cumpleaños a fines de
agosto.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
128
Estaba tan contenta de no haber esperado más tiempo para averiguarlo.
—Sí.
Quería decirlo con firmeza, pero la palabra salió con la misma emoción que había sentido
la primera vez que las había leído. Porque en cada una de ellas le había dicho cuánto la
amaba y cuánto le gustaría conocerla. Sólo una vez.
La había quebrado.
—Gracias.
—Envié muchas más. Más regalos envueltos cada año en tu cumpleaños y navidad. Tu
madre siempre los devolvió, sin abrir. Tarjetas, cartas, regalos. Todo ello.
—Desde que me enteré de que existías. Bueno, y desde que descubrí a dónde había ido tu
madre, de todos modos, —enmendó.
Se preguntó cómo había descubierto su existencia, pero él continuó antes de que pudiera
preguntarlo.
Taylor había pensado que su corazón no podía romperse más, pero estaba equivocada.
Dios, se lo imaginó escribiendo todas esas tarjetas durante todos esos años… El corazón le
dolía físicamente.
—Nunca lo supe. Lo siento. —se estremeció—. Sé que no hice nada, pero todavía lo
siento. No solo me disculpo. Estoy triste. Por nosotros dos. Ojalá lo hubiera sabido. Hay
ocasiones en que me siento tentada a desenterrarla y escupir su cadáver. La cosa es que…
ella no era una mala persona cuando se trataba de todo lo demás. Me cuidó. Jugo
conmigo. Me enseñó a coser, tejer y vendarme cuando me desuello las rodillas. No
entiendo de donde… de dónde salió esa maldad. Nunca lo imaginé.
El asintió.
Taylor realmente quería poner los ojos en blanco, pero luchó contra la urgencia.
—Sí, ¡podrías haberlo hecho! ¡Y deberías haberlo hecho! ¿Sabes lo que le ha costado ser
cauteloso? Cada maldito día que esperabas porque fuiste demasiado cautelosa lo ha
matado. ¿No lo entiendes?
La mirada de todos se dirigió al final de la mesa donde estaba sentada Cordelia, aún en el
regazo de Maggie. Maggie parecía tan sorprendida como cualquiera de ellos.
—No todos pueden hacer que sus pesadillas se vayan así. —Cordelia chasqueó sus
pequeños dedos, pareciendo una reina en un trono. Pero luego pareció darse cuenta de
que en realidad había dicho las palabras en voz alta y se acurrucó en sí misma—. No sabes
cómo es, mamá, —dijo en voz baja—. Nunca tienes miedo. Eres valiente. Pero el resto de
nosotros… Tenemos miedo. —Levantó su pequeña barbilla, un gesto tanto más
desgarrador porque temblaba—. Creo que Taylor o Sienna o como se llame… Creo que es
valiente. Ella vino todo este camino sola, aunque estaba asustada. Clay no está gritando y
él está más herido, así que no le vuelvas a gritar. —Se hizo un silencio atronador—. Por
—La pura verdad en la boca de los bebés, Stevie. Has criado bien a esta chica. Creo que
deberías escucharla.
Pero Stevie estaba mirando a Cordelia, con los ojos llenos de horror.
Stevie miró alrededor de la mesa, como Cordelia lo había hecho, sin ver ninguna sorpresa
en sus caras.
—Stevie, —Clay murmuró una vez más—. Cordelia no quería que te preocuparas. Deja
pasar esto por ahora. Nos ocuparemos de ello más tarde. En casa.
Taylor presionó sus dedos en ambas sienes esta vez. El dolor de cabeza se había
extendido, a pesar de los analgésicos que Ford le había dado. Miró a Stevie, suspirando
cuando vio que los labios de la mujer temblaban.
—Esto mismo, es por lo que no quería simplemente acercarme y decir: “Oye, papá”. Me
preocupaba tener miedo y eso lo lastimaría. No supe hasta que lo vi que no volvería a
correr gritando. Pero también quería evitar esto. Ya he interrumpido bastante su vida. No
quería estropear nada más para él.
—Absolutamente, —dijo Stevie, en un tono libre de enfado—. Esta parte no es sobre ti.
—Por supuesto que sí. He sacudido a todos como un tornado. —Miró a los ojos de Stevie,
ahora cuidadosamente en blanco—. Hubo otra razón por la que no salí corriendo después
—Sí. En su caso, no causaron ningún daño permanente, pero no iba a dejarlo hasta que se
hubiera sometido a un examen completo y su médico dijera que estaba bien. Todavía me
preocupa el efecto que todo esto tiene en él. Los TIA son uno de los motivos por los que
no vino conmigo a Baltimore. Se supone que se lo está tomando con calma. Pero entonces
surgió esta oportunidad de la pasantía y... —Taylor miró a Clay—. Tenía que saberlo. Así
que lo dejé en casa con mi hermana, Daisy. Ella está cuidando de él y de Julie en este
momento.
—Gracias.
Taylor se volvió para dar a Cordelia una sonrisa alentadora, agradecida cuando la niña le
devolvió una pequeña sonrisa.
—Y gracias, Cordelia, por defenderme. Es agradable cuando alguien sabe cómo te sientes.
Lo hace no tan solitario o aterrador. Pero tengo que decirte, chica, te equivocas en una
cosa. Tu madre puede ser ruda, pero tú eres tan valiente como ella. Defender los
sentimientos de alguien cuando se ponen en riesgo los tuyos… eso es coraje. Espero que
tengamos la oportunidad de hablar un poco más.
Cordelia asintió, la pequeña sonrisa se desvaneció al mirar a su madre. —Lo siento mamá.
No por lo que dije, sino por sorprenderte. Sé que no te gusta eso.
Tomando su bastón, Stevie se movió de la silla al lado de Clay hasta el extremo de la mesa
donde estaba Maggie y llevó a su hija a su propio regazo. —Te amo. No estoy molesta
contigo.
8
TIA:( Transient ischemic accident) Un accidente isquémico transitorio (AIT) es cuando se detiene el
flujo de sangre a una parte del cerebro por un breve período de tiempo. Una persona tendrá síntomas
similares a un accidente cerebrovascular hasta por 24 horas. En la mayoría de los casos, los síntomas duran
entre 1 y 2 horas. Un accidente isquémico transitorio es un signo de advertencia de que se puede presentar
un accidente cerebrovascular verdadero en el futuro si no se hace algo para prevenirlo.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
132
—Por supuesto que lo estás, —dijo la niña, sonando demasiado adulta—. Pero no lo
hagas. Y no te enojes con Clay. Él también tiene pesadillas.
—Por supuesto que sí. —Stevie imitó el tono de su hija, haciendo que Cordelia se riera—.
Hablaremos de esto más tarde, ¿de acuerdo?
— ¿Con un helado?
Las cejas oscuras de Stevie se elevaron. —Acabas de comer helado con tía Izzy.
—No creo que puedas alguna vez tomar demasiado helado, Stevie, —dijo Ford, y le hizo
un guiño a Cordelia, haciéndola reír. Y así de rápido, el humor en la habitación se levantó.
Taylor se volvió hacia Clay. —Escuché que tenemos una cita de helados con Jazzie mañana
después de que termine mis sesiones de terapia.
Maggie tosió.
—Bueno, podría haberte ofrecido como voluntario para acompañar a Jazzie y Taylor a una
sesión de terapia fuera del sitio. JD lo está coordinando. Te informaré más tarde.
Los ojos de Clay se encontraron con los de Taylor, y por primera vez desde que había
entrado a la habitación, la alegría superó la tristeza. —Eso está bien para mí, —dijo—. De
cualquier manera puedo pasar tiempo contigo. Hay tanto que quiero saber…
—Preguntaré sobre el nuevo nombre, —advirtió a la ligera—. Sobre todo porque necesito
saber cómo Dawson pudo colármelo. Es una vergüenza profesional.
Dawson. No “tu padre”. Taylor no podía culparlo, y no lo corregiría por eso. —Te lo diré
todo, lo prometo. También tengo muchas preguntas.
—Ven mañana por la mañana, Clay, —dijo Ford—. Les prepararé el desayuno y les dejaré
tranquilos para que hablen. Las sesiones de terapia no comienzan hasta las diez.
Taylor miró por encima del hombro al joven que había sido una roca tranquila. —Tengo
establos para limpiar, también.
—Gracias.
Se volvió hacia Clay y sus mejillas se calentaron ante la ceja que él levantó.
Baltimore, Maryland,
Tenía una cena con su nuevo jefe esta noche y quería ser agudo. Necesitaba ese sueño
extra. Golpeó el reloj, pero la alarma seguía sonando.
Oh. Era su celular. Entrecerró los ojos ante el identificador de llamadas. Denny.
Probablemente llamando para disculparse. Estúpido. «Deja que lo intente. Deja que se
arrastre. Déjalo rogar». Gage esperaba que su hermano le rogara. Denny necesitaba saber
su lugar.
—Soy Denny. —Y no sonaba como disculpándose. Sonaba asustado—. Mamá llamó, tan
feliz que casi estaba llorando. Jazzie hizo algún tipo de avance.
Gage se pellizcó el puente de la nariz mientras su cerebro se deslizaba a través del dolor
de cabeza, reconstruyendo lentamente la pared de información que se había roto
mientras dormía. Jazzie. Su labio se curvó en una mueca. La pequeña bastarda de Valerie.
— ¿Qué tipo de avance? ¿De qué estás hablando?
—No lo sé, —insistió Denny como si no hubiera hablado—, excepto que mataría a Mamá
si arrestaran tu trasero por asesinato. Así que es mejor que escuches lo que te digo. Tu
hija, que no ha hablado con una maldita alma desde que mataste a su madre, comenzó a
hablar con un maldito terapeuta hoy.
— ¿Y qué? —Pero el corazón de Gage dio un vuelco. Esto se sentía importante y no sabía
por qué—. Bueno, ¿qué dijo ella?
Gage esperó, luego frunció el ceño cuando estuvo claro que ya no diría nada más.
—Eso es todo por ahora. Jazzie también lloró por primera vez desde que encontró el
cuerpo de su madre. Mamá dijo que Lilah lo elogia como una especie de avance. Jazzie se
reunirá con su terapeuta mañana por la tarde para un helado y un poco de charla íntima.
—Entonces, ¿por qué mamá está feliz con esto? —Exigió Gage.
—Porque realmente cree que estabas en Texas y piensa que, si la terapeuta logra que
Jazzie hable, les dirá a todos quién fue “el verdadero asesino”.
Oh por el amor de Dios. Qué mierda. Denny estaba tirando de la cadena de Gage.
—Ella no sabe nada, —dijo él con desdén—. No vio nada. Nadie lo hizo. No había nadie allí
cuando salí del apartamento de Valerie.
Otra larga pausa. — ¿Estás seguro? Mamá parece pensar que Jazzie sabe algo.
El corazón de Gage comenzó a latir más fuerte. No, no es posible. ¿Era posible?
—Hice mi parte. Te di una coartada. Podrías haber dejado la ciudad. Podrías haber estado
en México ahora mismo.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
135
—Te lo dije. Tengo un nuevo trabajo.
—Sí, —dijo Denny con disgusto—. Con un señor de la droga. Maldita sea, Gage, sólo vete.
Corre mientras puedas.
Gage frunció el ceño. — ¿Qué sabes? ¿Me han vuelto a nombrar como sospechoso?
—Todavía no. —Pero Denny había vacilado. Solo lo suficiente para hacerle saber a Gage
que estaba mintiendo sobre algo.
—Lo descubriré por mí mismo, —dijo Gage en voz baja—. Y si descubro que has estado
mintiendo… Tus hijos tienen juegos de softball mañana. Espalda con espalda, comenzando
a las dos en punto. Missy nunca se pierde sus juegos, lo cual es muy bueno para los chicos.
Sería tan triste si ella nunca llegara al juego mañana...
El jadeo de Denny fue audible. —Tú, hijo de puta, —susurró, con voz temblorosa—. No la
tocarás.
— ¿O qué? ¿Lo dirás? —Gage se burló—. Adelante, Denny. Ambos sabemos que no lo
harás. Entonces, ¿por qué no nos ahorras a los dos tu histeria y me dices lo que necesito
saber?
Un exabrupto fue seguido por un gruñido frustrado. —Te han despejado. El caso está
cerrado. Aún no es oficial. El papeleo tiene que ser firmado.
—Revisé el correo electrónico de Missy justo después de que Mamá me llamara para
hablarme sobre Jazzie. Pero si Jazzie vio algo, reabrirán el caso. Es por eso que debes irte
mientras puedas.
—Me enteraré por Mamá. La iba a llamar esta noche o mañana de todos modos. Ya sabes,
para decirle que he estado en rehabilitación durante el último mes. En Texas. Gracias por
la coartada, por cierto, estoy realmente agradecido.
Denny bufó enojado. —Sí claro. Llama a mamá. Ella siempre ha comprado tu mierda:
gancho, línea y plomada.
—Pregúntale sobre Jazzie, —agregó Denny con amargura—. Solo sé que, si te arrestan,
me estoy lavando las manos. Como señalaste, esto podría arruinar mi carrera.
«No se perdería nada importante», —pensó Gage, pero no lo dijo en voz alta—. Gracias
por la llamada.
La hija de Valerie no pudo haber visto nada ese día. El apartamento no era tan grande y él
había mantenido a Valerie con él, arrastrándola al dormitorio para obligarla a mostrarle
dónde había escondido su dinero. Estaba en su joyero, un fajo de billetes grandes junto
con el anillo de boda de platino que Gage le había puesto en el dedo. El anillo estaba en
un sobre con un boleto de tasación y un recibo por la venta del anillo de compromiso de
diamantes. Ella ya había vendido el anillo de cinco quilates, que él había pagado.
Fue entonces cuando se había enfurecido. Fue entonces cuando la arrastró de vuelta a la
sala de estar y la golpeó hasta que estuvo muerta.
No se dio cuenta de que había apretado los puños hasta que se contrajeron. Alguien
podría haber entrado cuando la había arrastrado a la habitación.
O cuando buscaba en el armario de los abrigos sus registros bancarios, aún convencido de
que le estaba mintiendo sobre no tener dinero de la venta de su casa. Val había estado
desmayada para entonces. Él la había arrojado a la mesa de café y ella no se había movido
después de eso. Así que la había dejado tirada en el suelo mientras buscaba en el armario.
Y entonces él había descubierto que estaba muerta…
Excepto que había estado fuera de su mente, tan malditamente enojado. La hija mayor de
Valerie siempre había sido una niña escuálida. Tímida. Como una ardilla. Ella había
tartamudeado y eso le había molestado sin fin, y entonces él todavía pensaba que era
suya.
Jazzie había sido muy buena escondiéndose en ese entonces. Podría haber estado
escondida en el apartamento. Su estómago se enroscó enfermándolo. ¿Y si Jazzie hubiera
visto algo? En este momento, nadie sabía lo que la niña había visto porque ella no había
Su madre le creería porque querría. Le diría a su madre que había visto la cobertura del
asesinato de Val en las noticias. Que saber que sus niñas lo necesitaban era la bota que
había necesitado para patearlo hasta rehabilitación y hacer que se quedara.
—He estado limpio y sobrio durante treinta y tres días, mamá, —practicó diciendo en voz
alta, y sonrió. Sonaba perfectamente sincero. Creíble, incluso. Cogió el teléfono para
llamarla, pero su despertador comenzó a sonar de verdad, recordándole que tenía una
cita que cumplir. Necesitaba ducharse, recortar sus rastrojos y vestirse con su traje nuevo.
No quería llegar tarde.
Él no quería lastimarla. No era su culpa que fuera un pequeño bastardo ilegítimo o que su
madre fuera una perra adúltera, calculadora y mentirosa.
Él no iba a pedir prestados problemas hasta que él mismo controlara a Jazzie. Tenía un
poco de tiempo. Denny dijo que se reuniría con el terapeuta mañana por la tarde. Si aún
no había dicho nada, era poco probable que se desahogara en las próximas horas.
Y si ella hubiera visto algo, él se ocuparía de eso. De algún modo. Porque lo único que
sabía era que no iba a dejar que nadie lo pusiera en una jaula. Haría lo que se necesitaba
hacer para mantenerse libre.
Pero él vio en ella una fuerza aún mayor, lo que la hizo un poco más caliente. Bien vale. Se
dirigió al lado del conductor de la camioneta de Clay, fuera de la visión de los demás para
que nadie lo viera ajustarse. Había estado duro como una roca desde el primer momento
en que la había tocado.
Desde el momento en que la vio por primera vez en el cruce que tuvieron, si tenía que ser
totalmente honesto.
—Taylor se aplicó al programa primero y fue aceptada. Todavía estoy convencido de que
la verificación de antecedentes de Joseph no levantó ninguna bandera. Si crees que
estabas avergonzado profesionalmente, piensa en lo jodido que va a estar Joseph cuando
lo descubra.
La sonrisa de Clay fue rápida y perversa. —Me voy a divertir con eso.
Ford se echó a reír. —Apuesto a que lo harás. —Sabía que Clay y Joseph eran amigos
sólidos, pero tenían una larga historia de competencia.
La sonrisa de Clay se desvaneció cuando Maggie ayudó a Cordelia a subir al asiento trasero
y a abrocharse el cinturón de seguridad.
—Maldita sea, Ford, Cordy se ve tan perdida. Justo cuando creo que hemos superado un
obstáculo…
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
139
—Lo sé. Tampoco sabía sobre las pesadillas, si eso hace que Stevie se sienta mejor.
Escuché a Dillon hablar con Taylor esta tarde en el establo y él accidentalmente lo soltó. Él
le hizo prometer que no lo repetiría.
—Demonios sí. Pensé que podría ser una reportera. No quería que se acercara a ti ni a
nadie más de la familia.
Los ojos de Clay se calentaron al ser llamado familia, luego su mandíbula se tensó ante la
mirada que Stevie le dio cuando ella agarró la barra giratoria y se levantó para sentarse en
el asiento del pasajero. —Sí, bueno, no creo que nada de eso vaya a enojar a Stevie.
—Parte de una relación, supongo. —Miró hacia la puerta de la cocina de Maggie, detrás
de la cual se sentaba su hija—. No quiero dejarla fuera de mi vista otra vez, ¿sabes?
Un asentimiento sobrio. —Ella es buena escondiéndose. Una golondrina dura. Odio que
haya tenido que ser…, —susurró—. Maldita sea. Odio ser el hombre por el que ella ha
tenido tanto miedo toda su puta vida.
—No es tu culpa, Clay. Hiciste todo lo humanamente posible para encontrarla. La amabas
incluso cuando parecía inútil. Creo que ella consiguió eso esta noche. Me aseguraré de
que esté aquí por la mañana. —Aun si él tenía que quedarse despierto toda la noche y
vigilar las puertas.
—Gracias, chico. Nos vemos mañana. —Clay tomó su lugar al volante y salió del camino de
entrada.
Ford y Maggie se quedaron mirando hasta que desaparecieron las luces traseras del
camión.
—Sí, noté un poco eso. Creo que todos en Hunt Valley sintieron el escalofrío. —Ford
exageró un escalofrío—. Espero que entienda que Clay solo estaba manteniendo la
confianza de Cordelia.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
140
La expresión de Maggie era preocupada. —Yo era la confidente de tu madre cuando tenía
la edad de Cordelia. Nunca se lo conté a tu abuela, y cuando se enteró, casi terminó
nuestra amistad.
Ford frunció el ceño. Conocía los detalles de la traumática infancia de su madre, pero no
sabía que Maggie había estado al tanto de esos secretos en ese momento.
—Tú y la abuela seguís siendo amigas, ¿verdad? Así que debes haberlo resuelto todo.
—Lo hicimos, pero fue duro por un tiempo. Tu madre tenía sus razones para mantener
secretos a tu abuela, al igual que Cordelia. Es difícil mantenerse imparcial cuando estás
personalmente involucrado con todos los participantes en una situación emocional. —Ella
inclinó la cabeza y arqueó las cejas—. ¿No estás de acuerdo?
Maggie resopló.
—Sí claro. Me sorprende que aún puedas mover los dedos considerando lo fuerte que
estaba apretando tu mano. Sin embargo, es muy bonita, ¿no es así?
—Se los darás tú misma. Sabes que estarás hablando por teléfono con ella tan pronto
como regreses a la casa, hablándole de la reunión.
—Me conoces muy bien, hijo. Y yo también te conozco. No estás planeando irte a casa
esta noche. Te quedarás aquí para que Taylor pueda tomar tu mano un poco más.
Ford se puso rígido, porque eso estaba demasiado cerca de la verdad. Demonios, era la
verdad.
Maggie sonrió con cariño. —Siempre fuiste multitarea. —Tomó su brazo y se dirigió a la
casa—. Te haré caso si haces la cena. Tengo un pollo en la nevera. Con suerte, con todo
eso, Esa chica podrá comer algo más que galletas.
Le golpeó cuánto tiempo había pasado desde que se había sentido así. Veinte meses.
Veinte. Ese era el tiempo que había pasado desde que Kimberly había sacado la alfombra
de debajo de él. Por primera vez en veinte meses, no estaba rabioso pensando en Kim.
Porque se sentía bien.
Maggie le dio a Taylor un abrazo alentador antes de excusarse y entrar a la sala de estar.
Segundos después, tal como Ford había predicho, ella estaba usando el teléfono.
Ford se sentó junto a Taylor, inhalando tan discretamente como pudo. Olía bien y él
quería llenar su cabeza con su aroma. Señaló el teléfono en su mano. — ¿Has llamado a
tu…? —Se tropezó con la palabra, no queriendo traicionar a Clay. Pero aún más,
descubrió que no quería lastimar a Taylor. Ella amaba a su padrastro. El hombre la había
amado, la había protegido, incluso cuando no lo había necesitado, y todo a causa de una
maldita mentira—. ¿Llamaste a tu padrastro?
Taylor le dirigió una mirada de desesperado aprecio. —Aún no. No sé cómo decirle sobre
todo esto. No quiero hacerle daño.
—Puedes amar a tus dos padres, Taylor, —dijo con suavidad—. El hombre que has
descrito seguramente lo entenderá.
—Lo hará, pero eso no es lo que más lo va a lastimar. — Volvió a mirar su teléfono—. Él no
quería que viniera aquí. No quería que conociera a Clay, de ninguna manera. Al principio
pensé que temía que lo amara menos, pero no era eso. No quería descubrir que Clay era
legítimamente bueno, porque eso significaría que mi madre realmente le había mentido
todos estos años. Que ella siguió mintiendo, le hizo pensar que teníamos que ocultarnos,
incluso cuando Carrie se escapó. —Sus labios se torcieron amargamente—. Incluso
después de que Carrie muriera y Julie necesitara una terapia física intensa. Mi madre era
tan egoísta y él lo abandonó todo. Por una mentira.
Ella levantó la vista entonces, sus ojos se llenaron de grave comprensión. —Yo sé que tú…
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
142
No pudo controlar su estremecimiento. Ella sabía. Sabía lo que Kimberly había hecho. Qué
estúpido había sido. Cuánto costó la mentira de Kim a las personas que amaba.
Por supuesto que lo sabía. Taylor había investigado a todos y cada uno de ellos. Uno solo
tenía que buscar en Google “Ford Elkhart” para obtener cientos de páginas sobre Kimberly
y el juicio.
Ford no quería que Taylor lo supiera. No quería que nadie lo supiera. Pero ya era
demasiado tarde para eso. Y ahora la gente sabría que el padrastro de Taylor también
había sido engañado. No estaría en los periódicos, esperaba Ford, por lo que la cantidad
de personas conscientes de la humillación de Frederick Dawson sería mucho menor que la
que tenía conocimiento de Ford, pero aun así… El padrastro de Taylor se iba a sentir
humillado durante mucho, mucho tiempo.
Porque todavía lo hacía sentir estafado, y Kimberly ni siquiera había sido su esposa.
Aunque él quería que ella lo fuera. Casi había hecho la maldita pregunta. Gracias a Dios no
fue tan lejos.
Pero por mucho que Ford simpatizara con el padrastro de Taylor, él no quería su simpatía
ni su compasión por sí mismo. ¿Y en este momento? Eso era exactamente lo que estaba
viendo en sus ojos.
Echando un vistazo a la sala de estar, solo podía ver a Maggie sentada en su gran sillón,
moviendo un pie mientras hablaba por teléfono. No podía escuchar el final de la
conversación de Maggie más de lo que ella podía escuchar la suya, pero lo miró a los ojos
desde el otro lado de la habitación, con las cejas arqueadas.
Inmensamente agradecido por el desvío, Ford le hizo a Maggie una breve inclinación de
cabeza antes de volverse hacia Taylor. —Maggie está hablando con mi madre. Tu secreto
está fuera, me temo.
Taylor parecía resignada. —Esperaba que esto sucediera. Ustedes son un grupo muy
unido.
—Sí que lo somos. Querrán conocerte, todos ellos. ¿Estás lista para eso?
— ¿Serán como Stevie? —Preguntó con incertidumbre—. No quiero volver a pasar por esa
inquisición de nuevo.
—Querrán respuestas a las mismas preguntas, solo porque la mayoría de nosotros hemos
visto cuán devastado estaba Clay cada vez que regresaba de California sin encontrarte.
Hablaré con ellos primero. No te preocupes. Te aceptarán porque eres la hija de Clay.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
143
Incluso Stevie vendrá por aquí. —Se encogió de hombros, con la esperanza de no estar
diciendo una mentira—. Eventualmente.
—Eventualmente. —Ella miró hacia otro lado—. Supongo que también esperaba eso. Es lo
que merezco.
—No, no es así. Tú también has pasado por un infierno y tomaste la iniciativa para
conocerlo. Que lo hicieras en tus tiempos es cosa tuya.
Su sonrisa era pequeña pero real, y lo iluminó por dentro como un árbol de Navidad.
—Gracias, Ford. Has sido muy amable conmigo cuando no tenías que serlo.
—Soy… Está bien. —Misión cumplida. La simpatía en sus ojos había sido erradicada. Ahora
de regreso al tema principal—. ¿Lo vas a llamar? ¿A tu padrastro?
—Tengo que hacerlo. Sé que está esperando al lado del teléfono. Puedo verlo paseando
ahora mismo.
De repente, se veía años más joven de lo que era segundos antes. Más joven y un millón
de veces más vulnerable.
— ¿Te quedarías?
—Por supuesto. —Él extendió su mano, parpadeando cuando ella la agarró aún más
fuerte que antes, lo que él no había creído posible.
—No sé qué decirle, —susurró—. Nunca he temido llamarlo, no en toda mi vida. No hasta
que vine aquí.
—Las mentiras de tu madre no fueron tu culpa, Taylor. Eres una víctima, igual que tu
padre. Al igual que ambos padres.
El corazón de Ford dolió. Por Clay, por ella. Pero también por Frederick Dawson, el
hombre que la había protegido durante todos estos años.
—Él también está llorando, —dijo moviendo los labios, y luego comenzó a llorar también,
con profundos sollozos. El pecho de Ford se apretó. Necesitaba hacer algo, así que puso su
brazo libre alrededor de sus hombros, acercándola y meciéndola suavemente.
—Lo siento mucho, —le dijo a su padrastro, y Ford se dio cuenta de que había perdido la
cuenta de cuántas veces había dicho esas palabras desde que había estado cara a cara con
la verdad—. Di algo, —suplicó—. Por favor, papá. Me estás asustando.
Escuchó de nuevo, una fracción de su tensión se desvaneció incluso cuando sus lágrimas
continuaron cayendo. —Yo diría que es bastante concluyente. Ella mintió, papá. Y él lo
sabía. Todos estos años. Clay también lo sabía. La tía Laura se lo dijo. Hace años.
Ford agarró una servilleta del soporte y la apretó en su mano, sin dejarla ir mientras se
secaba la cara. Ella lo miró con una mueca agradecida antes de volver a mirar la mesa, con
el rostro oculto tras la cortina de su cabello. Los dedos de Ford ansiaban retirarlo para que
él pudiera ver su expresión, pero se contentó con una suave caricia en la parte posterior
de su cabeza, su corazón latió más rápido cuando ella se apoyó en él.
Otra pausa fue seguida por su suspiro gigante. —Sí, él contrató al investigador, pero no
para secuestrarme. Dijo que quería asegurarse de que mamá fuera una buena madre.
Quería la custodia compartida, pero para entonces ya habíamos desaparecido.
Su barbilla se alzó bruscamente. Su cabello se deslizó hacia atrás, revelando su rostro una
vez más. —Te dije, —dijo con cuidado—, que terminaré esta pasantía antes de volver a
casa. Se estremeció, el dolor recorriendo su expresiva cara—. Tienes que confiar en mí,
papá. Necesito estar aquí. —Sus ojos se llenaron de lágrimas nuevas—. No es justo. Te
quiero. Tú eres mi padre. —Las últimas palabras fueron susurradas ferozmente—. Te
llamaré mañana, lo prometo. —Cerró los ojos y las lágrimas se derramaron por sus
mejillas—. Voy a hacerlo. Te lo prometo también. Adiós papá. Yo también te quiero.
Ella sacudió su cabeza. —No. Eso fue… mucho más difícil de lo que pensé que iba a ser.
Parecía tan sola, parada allí con la cabeza gacha. Antes de que pudiera decirse que esto
era una mala idea, la giró para que quedara frente a él, luego, tan gentilmente como
pudo, la atrajo a sus brazos. Ella se dejó, tímidamente, pero de buena gana. Más muñeca
que mujer. Al principio al menos.
Y tratando de ignorar la suave presión de sus senos contra el pecho y la forma en que su
cuerpo comenzaba a relajarse, volviéndose tan flexible como la cera derretida,
moldeándose contra él mientras los segundos pasaban. Intentó ignorar todas esas cosas,
pero su propio cuerpo no estaba totalmente de acuerdo. Estaba tan duro que le dolía, y
sus caderas querían meterse con tanta suavidad que temblaba por el esfuerzo de
contenerse.
Apretando los dientes, se movió para que ella lo tocara solo de la cintura para arriba,
lamentando haber comenzado algo que no tenía ninguna esperanza de terminar. Bueno,
tal vez no había esperanza. Era un hombre después de todo. Todos los hombres
esperaban. Pero ciertamente no tenía ninguna oportunidad de terminar nada con ella.
Ella era temporal. Se iría a casa en un mes. Esto solo podría ser una aventura.
¿Así qué? Y, de todos modos, había aviones entre Baltimore y California todos los días.
No. Ella estaba sufriendo. No podía aprovecharse. Pero… Él también sufría. Su corazón,
su orgullo y hasta su masculinidad habían recibido un gran golpe cuando Kimberly lo había
traicionado. Era lo suficientemente hombre para admitir eso, aunque solo fuera para sí
mismo. Había estado tan solo por tanto tiempo. Taylor era la primera mujer que lo
motivaba para intentar cambiar eso. Así que tal vez darse un respiro no era demasiado
malo. ¿O sí?
Bueno, el respiro sin duda sería parte de ello. Eran dos personas solitarias, ambas lo
suficientemente mayores para saber lo que querían. ¿Cuál era el daño?
«Ella es la hija de Clay», le recordó la voz con brusquedad, «y él puede asesinarte de una
manera que nadie sospechará y luego esconder tu cuerpo donde nadie lo encontrará».
De acuerdo, esa discusión era suficiente para sacar al viento de sus velas. O debería
haberlo sido. Su cuerpo tenía otros pensamientos. Demasiados otros pensamientos.
“Demonios, Elkhart, necesitas buscarte una cita. Una que no te mate.
Él alivió la respiración que estaba retrocediendo en sus pulmones. Taylor había dejado de
llorar al menos, y por eso estaba agradecido. Sus manos soltaron lentamente su camisa y
cuando levantó su barbilla, sus ojos se encontraron con los de él. Se obligó a abrir los
brazos para que pudiera retroceder.
Pero ella no se alejó. Se quedó allí en el silencio de la cocina, mirando fijamente su cara,
su mirada… consciente. Interesada. Desafiante. Y solo un poco imprudente.
No, no, no. Mala idea. Muy mala idea, por demasiados motivos. Pero la vista de la punta
de su lengua aventurándose a lamerse el labio inferior le hizo olvidar cada una de esas
razones. Levantó la mano hacia su cara lentamente, dándole tiempo para retroceder si
esto no era lo que quería. Pero se quedó quieta. Mirándolo como si estuviera tratando de
ver bajo su piel. Él pasó el dorso de sus dedos sobre la mejilla, su pecho se expandió
dolorosamente cuando ella volvió su rostro hacia la pequeña caricia. Sus ojos se cerraron y
su expresión era una de… curiosidad.
Mierda. Ella nunca había sido tocada así. Hasta que vino aquí, nunca había estado fuera de
casa sin una escolta. ¿Su sobreprotector padrastro dejándola salir? Ford simplemente no
podía ver que eso sucediera.
El sería el primero. La realidad fue la salpicadura de agua fría que necesitaba. Él no iba a
hacer esto. No ahora. No cuando ella había tenido un shock tras otro.
Abrió los ojos y Ford vio el destello de comprensión avergonzada. —Mierda, —le susurró,
apartándose de su mano, sus mejillas rojas de vergüenza—. Soy… No importa. Me voy a
mi habitación.
—Espera. —Lentamente, dejó caer sus manos a los costados—. No es lo que piensas.
—La verdad es que estoy aterrorizado de decir algo incorrecto. —Ford hizo una mueca
—.Tienes un gancho de derecha aterrador.
Él le sonrió, una vez más a gusto. —Gracias. —Se puso serio, su sonrisa se desvaneció
rápidamente—. No sé lo que pensabas en este momento, pero realmente quería besarte.
—Porque no soy un imbécil, —dijo con pesar—. Tuviste un shock hoy. Tuviste una
conmoción hoy. —Se frotó la mandíbula—. Más de una, en realidad. No voy a
aprovecharme de ti.
Levantó la barbilla y tuvo la sensación de que había entrado en ella una vez más.
—Estás diciendo que soy demasiado frágil para saber lo que quiero.
—“Frágil” no es la palabra que tenía en mente, —dijo con ironía, haciendo que sus labios
se contrajeran de nuevo—. “Confundida” podría ser mejor. “Sacudida”. —Decidió que
volver a tocarla valía la pena, así que le tomó la cara con la palma de la mano—. Soy lo
suficientemente egoísta como para querer que un beso signifique algo. Quiero que sea
porque me deseas. No porque tú estés sacudida y yo estoy disponible.
Ella estuvo en silencio durante casi un minuto antes de mirarlo directamente a los ojos.
—Entonces, si aún lo deseas, lo querré, —dijo simplemente—. Hasta entonces, estoy aquí
para cualquier otra cosa que necesites.
—Porque me gusta pensar que soy un buen chico. Y porque se te ha dado una mano de
mierda, pero parece que todavía te preocupas por otras personas. Como tú padrastro y
Clay. Y la pequeña Jazzie. —Se inclinó en su espacio para susurrarle al oído—. Y porque
cuando ya no estés asustada, quiero que te preocupes por mí. Quiero que quieras estar
conmigo.
Sus pechos se levantaron y cayeron cuando respiró hondo, sus mejillas se oscurecieron
otra vez, pero esta vez no fue de vergüenza. Era necesidad. Él comenzó a abrazarla una
vez más, pero metió las manos en los bolsillos. Necesitaba cambiar de tema, y su
estómago cooperó gruñendo ruidosamente. Comida. Le había prometido a Maggie que
iba a hacer la cena.
Dio un paso atrás gigante, rodeando la mesa para recoger los ingredientes del
refrigerador. Sosteniendo el paquete de pollo en una mano, se volvió para encontrar a
Taylor escapando por las escaleras. Quería rogarle que se quedara, pero sabía que ella
necesitaba espacio al igual que él. Así que mantuvo su tono ligero.
—No. Crecer en un rancho de ganado, eso habría sido un poco hipócrita, ¿no crees? Voy a
mi habitación a acostarme un rato. Como dijiste, hoy tuve un shock. Creo que solo me
alcanzó. Voy a bajar para la cena.
Baltimore, Maryland,
Gage se tomó un momento para comprobar su reflejo en la puerta de vidrio del muy caro
restaurante que César Tavilla había elegido para su primer encuentro. Se veía bien.
Realmente muy bien. Lo suficientemente bien como para atraer miradas de admiración de
muchas de las mujeres sentadas en la mesa de Tavilla. Esa era solo una de las muchas
cosas que Gage admiraba del tipo. Se rodeaba de mujeres increíblemente hermosas.
Había pasado un tiempo desde que Gage había tenido una mujer increíblemente hermosa.
Había tenido un amplio suministro cuando se fue de Baltimore por primera vez al
condominio que había mantenido en Miami, establecido bajo capas de corporaciones para
que nunca pudiera ser rastreado hasta él. Se recompensó a sí mismo con el condominio
luego de su primer gran cheque de bonificación, poco después de convertirse en socio
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
149
menor en su antiguo bufete de abogados. Lo había usado para escapar cuando necesitaba
un descanso. Era su retiro secreto.
Valerie nunca había sospechado. Ella había estado demasiado ocupada con sus amantes
mientras él se había ido. Que él también se estuviera acostando con otras era irrelevante.
Él había trabajado duro, así que había jugado duro. Se había ganado el dinero y no era
asunto de nadie más cómo lo gastaba. El único trabajo de Valerie había sido mantener a
su familia funcionando sin problemas y criar a sus hijos.
Pero ahora no iba a pensar en eso, porque su nuevo jefe lo estaba esperando en su mesa,
una mujer a su lado y otra en su regazo. Tavilla les dio un codazo a todos, indicándole a
Gage que se sentara en uno de los asientos vacíos.
—Señor Jarvis, —dijo, mostrando una sonrisa muy blanca—. Es bueno verle otra vez.
—Del mismo modo, señor. —Gage se sentó y levantó la copa de vino que un camarero
puso inmediatamente cerca de su codo—. Tengo ganas de empezar a trabajar.
Gage parpadeó.
— ¿Mi familia?
—Leí la historia del periódico sobre su esposa. Que fue asesinada en su casa. En una
tragedia sin sentido.
—Es.... Por alguna razón, Gage no esperaba que Tavilla conociera su negocio. Aunque
debería haberlo sabido. El hombre no habría tenido tanto éxito si no hubiera sido
exhaustivo y muy cuidadoso. Gage no volvería a cometer ese error. Bajando la vista hacia
el mantel blanco, se puso una máscara de desesperación.
—Sí. Once y cinco. Tienen ayuda, pero... —Levantó la vista y se encontró con los ojos de su
empleador—. Estoy haciendo mi mejor esfuerzo para estar allí para ellas.
—Me tomé la libertad de ordenar para usted, señor Jarvis. La especialidad de la casa.
—Gracias, —dijo Gage, un poco molesto y tratando de decidir si debía mostrarlo. Decidió
que era conveniente hacerlo, y le sonrió a Tavilla.
—Gracias. —Gage dio unos bocados del gran bistec que habían puesto delante de él, y
luego se limpió con una servilleta la comisura de la boca. Realmente estaba delicioso.
—Me gustaría saber un poco sobre los casos que abordaré cuando comience el lunes.
Gage acababa de tomar un trago de vino y tuvo que respirar por la nariz para no ahogarse.
Tavilla lo había cronometrado perfectamente. Gage se aclaró la garganta. —Sí, así es. Fue
lo que la policía me informó.
—La noticia es que el joven idiota tuvo una sobredosis y que el que le vendió el veneno
fue asesinado por un policía.
Gage levantó sus hombros en un encogimiento de hombros muy ligero. —Me dijeron que
un oficial y un comerciante también fueron asesinados. —Debido a que, como viudo
afligido, la policía le informaría—. Pero no me di cuenta de quién había matado a quién. La
policía mantiene algunos de los hechos fuera del informe oficial.
—Eso es lo que hacen, —dijo Tavilla llanamente—. Es un buen cierre para el asesinato de
su esposa.
—Es…
Gage se encogió de hombros otra vez. —No voy a mirar la boca de un caballo regalado.
—Sí, bueno, espero que su caballo de regalo no sea una trampa de troyanos. Odiaría que
haya algunas… repercusiones una vez que haya entrado oficialmente a trabajar para mí.
—No las habrá, —dijo Gage, en voz baja, pero con firmeza.
—Bien —asintió Tavilla—. Tenga cuidado con eso. Ahora, por favor, coma, señor Jarvis.
¿Y si la cría en realidad vio algo? ¿Y si lo dice? No tendría más remedio que correr, tal
como Denny le había recomendado. Estaba claro que Tavilla no toleraría ninguna…
complicación. Y estaba bastante seguro de que su nuevo jefe preferiría soluciones rápidas
y decisivas cuando surgieran los problemas.
«No voy a correr. Porque una vez que lo haga, nunca podré descansar.» Siempre estaría
mirando por encima de su hombro. Si la chica hubiera visto algo, tendría que desaparecer.
Que Denny moriría había sido un hecho desde el momento en que había amenazado con
contarlo. Gage había planeado hacer que sucediera en unos pocos meses, cuando podría
parecer un accidente desafortunado. Si Jazzie hubiera presenciado algo… Bueno, los
accidentes ocurrían todos los días.
Clay no recordaba una comida tan tensa como esta. El viaje desde la granja de Maggie a la
pizzería había sido glacialmente silencioso, sus entrañas se apretaban cada vez que Stevie
se mordía su labio inferior, algo que hacía cuando quería llorar, pero se negaba a
permitirse hacerlo.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
152
Quería disculparse, pero no estaba seguro de por qué se estaría disculpando. Sabía que
Stevie se sentiría herida cuando descubriera que Cordy todavía tenía pesadillas, pero
pensó que tendría un poco más de tiempo para engrasar los resbalones entre Cordy y su
madre, para que su pequeña niña pudiera contarle todo a su madre por sí misma. Eso
hubiera sido lo mejor.
Pero fue un cosquilleo de corta duración, porque quedaban muchas cosas sin resolver. Ella
había cambiado su nombre, vivía a tres mil millas de distancia. Ya tenía un hombre al que
llamaba papá.
Clay esperaba que la cena de Sienna con Ford y Maggie fuera menos estresante que esta.
Básicamente, él y Stevie habían masticado y tragado, mientras Cordelia empujaba su
comida en su plato con una expresión hosca.
Los dedos de Cordelia se apretaron en su tenedor. Su barbilla se alzó y sus ojos brillaron.
—No soy un bebé y no tengo hambre. —Hizo una pausa por un instante—. Mamá. —
agregó con firmeza.
Clay abrió la boca para decir algo, pero tanto Stevie como Cordelia lo miraron mal. Cerró
la boca, apartó su cena a medio comer y le hizo una seña a la camarera.
—Necesitaremos cajas para llevarnos a esto a casa, —dijo cuando la joven se acercó con
comprensible precaución. Como unidad familiar, eran una olla a fuego lento, lista para
hervir.
—Nunca pensé...
Dejó que las palabras se alejaran. Sienna había sido la chispa que encendió esta situación,
pero la hoguera estaba preparada desde hacía mucho tiempo. Tan pronto como accedió a
mantener el secreto de Cordelia.
—Yo no lo soy, así que déjame advertirte que no te será más fácil.
—Vamos a casa.
Baltimore, Maryland,
No. Mamá no estaba haciendo galletas, porque mamá ya no estaba aquí. Porque está
muerta Dilo, Jasmine. Di. Eso.
Bien, gruñó para sí misma. Está muerta, ¿de acuerdo? Ella. Esta. Muerta. Arrancó la manta
y se sentó en el borde de su cama, tan malditamente loca. Pero no había nadie a quien
culpar.
Nadie más que el hombre que realmente había matado a su madre, y Jasmine no podía
decirlo. No en voz alta, de todos modos. La abuela no iba a creerle. Le diría a la policía
que estaba mintiendo.
Porque la abuela lo había hecho antes, jurándole a la policía que su hijo no era capaz de
golpear a nadie. Pero Jasmine sabía la verdad, aunque solo tenía ocho años. Mamá se
había acostado temprano esa noche con una bolsa de hielo en la cara, porque se había
vuelto todo negro y azul. Y mamá había estado llorando tanto que Jasmine se asustó y
llamó a la tía Lilah.
La tía Lilah se había acercado y había llamado a la policía, que tomó fotos de la pobre cara
de mamá. Mamá le dijo a la policía que su esposo la había golpeado y que lo había
obligado a irse.
Jasmine había esperado que todo estuviera bien entonces. Su papá se había vuelto
realmente aterrador y estaba contenta de que él no regresara. Pero la tía Lilah tuvo que ir
a trabajar al día siguiente y fue entonces cuando la abuela llegó a su casa, gritando tan
fuerte que Janie había empezado a llorar y Jasmine se había escondido detrás de su silla
con orejas. La misma donde se había escondido hacía un mes, aunque estaba en su
antigua casa en ese entonces.
La abuela llamó a mamá mentirosa y le dijo que también se lo había dicho a la policía. Ella
dijo que mamá había arruinado la vida de papá al acusarlo de haberla golpeado y que él
sería inhabilitado y perdería su trabajo. Entonces la abuela había bajado tanto la voz que
Jasmine casi no la oyó llamar a mamá una puta sucia. Había dicho que sabía que mamá
tenía un novio que venía cuando Jasmine estaba en la escuela y Janie estaba durmiendo la
siesta. La abuela juró que si mamá no llamaba a la policía y le decía que había mentido
sobre quién la había golpeado, se lo contaría a su hijo y no habría pensión alimenticia.
Para entonces, Jasmine estaba en la cama y escuchaba mientras mamá le decía a la tía
Lilah con calma, que se había dado cuenta de que no habría una pensión alimenticia si su
padre era declarado culpable de agresión, porque no tendría dinero para darle si perdía el
trabajo. No mencionó la visita de la abuela ni su amenazan ni tampoco al novio secreto.
Ni una sola vez.
Y fue entonces cuando Jasmine supo que era verdad, que su madre había hecho trampa.
Ella también sabía que no podía decir nada. Necesitaban esa pensión alimenticia porque
mamá no tenía una buena educación como la tía Lilah. Mamá no conseguiría un buen
trabajo y serían pobres.
La tía Lilah acabó por suspirar y le había dicho a mamá que todo estaría bien. Que ella
también se quedaría callada, porque pagar la pensión alimenticia probablemente
lastimaría más a su padre a largo plazo.
Mamá y la abuela no hablaron mucho tiempo después de ese día que Jasmine se había
escondido detrás de la silla. No hasta que mamá los hubo trasladado al apartamento.
Jasmine recordó estar dormida en su cama, despertándose para escuchar la voz de la
abuela. Preguntándose por qué, ella se había escapado de la cama para escuchar.
La abuela también había perdido su casa para pagar la rehabilitación de su padre. Estaba
mejorando, la abuela estaba segura de ello, y se merecía otra oportunidad de reconstruir
su vida después de que la mamá de Jasmine la hubiera arruinado haciendo trampa. Pero
ahora la abuela no tenía dónde vivir. Mamá había dicho que no… hasta que la abuela le
recordó que aún podía contarle acerca del novio secreto de mamá. Y que mamá había
estado bebiendo.
La abuela había amenazado con denunciar a mamá a las personas de protección infantil.
La amenazó con demandar por la custodia, para alejarlas de su madre para siempre.
Mamá también estaba aturdida, y asustada. Lo siguiente que supo Jasmine fue que la
abuela se había mudado, tomando la habitación de mamá y haciéndola dormir en el sofá.
Jasmine no había dicho una palabra, porque no quería que su madre estuviera aún más
triste. Ella había obedecido a su abuela, a pesar de que odiaba tanto a la anciana.
Jasmine había sido la “niña buena de mamá”, pero ahora mamá estaba muerta. La policía
había venido y les preguntó a todos ellos (la abuela, Lilah y Jasmine) sobre su padre,
¿podría haberlo hecho? Lilah había dicho que sí, y Jasmine se había sentido muy aliviada,
¡no tendría que decir lo que había visto!
Pero ella se sorprendió una vez más cuando la abuela le dijo que su padre no podría
haberlo hecho, porque él estaba en Texas. El detective Fitzpatrick se lo había preguntado
a la abuela. Sin embargo, Jasmine había esperado que regresara y dijera que no era cierto.
Pero él no lo había hecho. Había creído en la coartada, lo que significaba que era estúpido
o perezoso, solo quería hacer su trabajo más fácil. No podía ser porque la coartada fuera
cierta, porque Jasmine sabía que no lo era.
Lo que daba miedo era que Jasmine sabía que su abuela realmente creía que su hijo
estaba en Texas. Ella creía que no había golpeado a muerte a su esposa, tal como había
creído que no había golpeado a mamá cuando Jasmine tenía ocho años. O que no era
realmente un adicto, a pesar de que había suspendido tres veces la rehabilitación y la
había hecho perder su casa. Que de alguna manera él cambiaría.
La abuela no iba a creerle. Nunca. Pero no importaba, porque una vez que Jasmine se lo
contara a alguien, lo averiguaría. Y a menos que la policía lo atrapara súper rápido, él
regresaría.
Pero no podía seguir así, observando cada movimiento de Janie, observando cada palabra
que salía de su boca. Era agotador. Pero lo que era más importante, la escuela comenzaba
Palpando bajo su almohada, Jasmine sacó la tarjeta de la señorita Taylor. Tal vez le enviara
un correo electrónico más tarde esta noche cuando la abuela se hubiera ido a dormir.
Tenía que haber una manera de salir de esto.
Su estómago aprovechó ese momento para gruñir, y Jasmine recordó que se había
perdido la cena. Y las galletas olían muy bien.
Se dirigió a la cocina, donde la abuela estaba en el fregadero lavando los platos, mientras
que Janie y la tía Lilah colocaban la masa de galletas en una bandeja para hornear.
Tía Lilah estaba sonriendo, y eso era bueno de ver. Lilah tampoco había tenido muchos
motivos para sonreír últimamente. Somos mucho trabajo, Janie y yo. Además, a Lilah
tampoco le gustaba la abuela, pero no había estado dispuesta a echar a una anciana sin un
hogar al que ir. El viejo murciélago podría haberse mudado con el tío Denny y la tía Missy,
pero a Missy tampoco le gustaba la abuela.
Y a la abuela no le gustaba Denny. «Así que estamos atrapados con la vieja perra.»
— ¡Jazzie! —Janie tenía harina en la nariz y una sonrisa soleada en la cara, y el humor
oscuro de Jasmine se iluminó solo un poco, como solía decir mamá—. ¡Yo y tía Lilah
estamos haciendo galletas, Jazzie! ¿Quieres un poco de masa?
La abuela lanzó una mirada de exasperación por encima del hombro. —Janie, te dije que
no comieras la masa. Tendrás gusanos o algo así.
—No veo ningún gusano, —dijo Janie, mirando de reojo el trozo de masa en su cuchara.
La tía Lilah se rio entre dientes, sonando tan parecida a su mamá que los ojos de Jasmine
ardieron.
—No bebé. Pero los adultos tienen que decirte que no comas la masa, por si acaso.
—Eunice, —respondió Lilah con paciencia—. He comido masa de galletas toda mi vida y
nunca he estado enferma. Las chicas no necesitan tener miedo de todo. ¿Verdad?
Tía Lilah puso los ojos en blanco y luego sonrió a Jasmine. —Estamos teniendo un festín
esta noche. Una pequeña celebración. Ven y siéntate con nosotros.
Jasmine se arrastró hasta la mesa y se sentó junto a la tía Lilah, inclinando su cabeza en
pregunta.
— ¿Por qué estamos celebrando?, —Preguntó la tía Lilah—. Creo que solo porque fue un
buen día.
—Tú también vas a celebrar el día de mañana, y no es justo. ¿Por qué no puedo tomar
helado también, tía Lilah?
—Si dejas de quejarte, podría conseguirte algo, —dijo la tía Lilah, y luego se volvió hacia
Jasmine—. Has trabajado bastante bien con la señorita Taylor en la granja, ¿verdad?
Jasmine asintió con recelo, preguntándose si podrían haberla visto mirando la tarjeta de
presentación.
—Bien, —dijo la tía Lilah—. ¿Disfrutarías algún tiempo con ella lejos de los caballos?
Jasmine asintió con fuerza. Porque los caballos eran terriblemente aterradores.
Los ojos de Jasmine se ensancharon. «No hablé con ella. Dije gracias». Pero la tía Lilah
parecía tan esperanzada que Jasmine asintió por última vez. Tal vez esto era una señal de
que debería decirle a la señorita Taylor la verdad. Solo para que alguien lo sepa. En caso
de que volviera.
— ¿Sí?
—La cena estará lista en cinco minutos, —dijo Maggie a través de la puerta—. Ford quería
que te dijera que, si quieres, te puede hacer un plato. Si no quieres bajar.
Taylor casi dijo que sí, que la idea de esconderse de Ford era demasiado atractiva. Ella casi
se tiró sobre él, pero él no la había atrapado. En su lugar, tenía que ser un buen chico. En
el momento Taylor no se sentía muy bien. Estaba... Necesitada. Cachonda, admitió para sí
misma.
Pero Ford tenía razón. Hoy no habría sido un buen momento para comenzar nada, para
ninguno de ellos. Él era vulnerable también. Ella no quería hacerle daño. No quería
lastimar a ninguno de ellos. Pero lo haría. Ya había lastimado a Clay.
La puerta se abrió un poco y Maggie asomó la cabeza e hizo una mueca al ver los ojos de
Taylor, rojos e hinchados.
—No. Joseph estaba en condiciones de ser atado cuando escuchó la noticia. —Una
pequeña sonrisa se curvó en las comisuras de la boca de Maggie—. Quiere saber cómo le
distrajiste en su verificación de antecedentes.
—Usó una palabra diferente, menos educada. Por suerte él está en un caso y no podrá
interrogarte hasta mañana por lo menos. Creo que Daphne está enojada consigo misma
por no ver el parecido entre tú y tu padre. Estaba plomada aplanada.
El leve acento de Virginia estaba siendo acentuado y Taylor entendió que era para
desarmar y encantar. Había escuchado a Maggie volver a caer en el acento con algunos de
los participantes del programa. Lo hacía para tranquilizar tanto a los niños como a sus
padres. Estaba haciendo lo mismo con Taylor.
—A menos que aparezca alguien más, pero no deberían. Les pediremos a todos que
esperen hasta que tú y Clay hayan tenido más oportunidad de hablar.
—Odio pensar que le he creado problemas con su nueva familia. No vine para eso.
—Yo sé eso. Igual que Daphne y Clay. Stevie vendrá porque lo ama. Esto con Cordelia se
ha estado gestando durante mucho tiempo, así que no te preocupes por eso. Daphne
también entenderá si quieres comer en tu habitación esta noche. Viene a hablar con Ford
tanto como para verte.
—Habría pasado si Ford no se hubiera detenido. Y antes de que te pongas las bragas
torcidas, nadie se enoja por eso. Es solo que Ford es nuestro hijo. Daphne, su madre y yo
lo vimos crecer, le enseñamos cómo un hombre debía tratar a una mujer. Dios sabe que
nunca tuvo un buen ejemplo de su propio donante de esperma, —agregó en un murmullo.
—El padre de Ford fue el primero, —dijo Taylor en voz baja, entendiendo—. Daphne sólo
tenía quince años. Se aprovechó de su inocencia.
Y, por lo tanto, Ford no se aprovecharía de Taylor cuando ella estaba aturdida. Eso tenía
sentido. Era dulce, en realidad.
«Pero todavía estoy cachonda», pensó irritada. «Debería haber sido yo quien decidiera lo
que haríamos. Porque sabía lo que quería.»
—Mira, perdiste a tu madre, Taylor, así que seré presumida y te daré una charla maternal.
Estás, literalmente, no solo fuera de la granja, finalmente libre de la correa de tu papá. Es
normal explorar. Totalmente normal. Pero tienes que tener cuidado con quien exploras.
Una vez que se ha abierto esa puerta, no se puede volver a cerrar. Ford te trataría bien,
pero... —Inclinó la cabeza hacia adelante, con una sonrisa suave—. Tal vez ambos
merecen algo más que una rápida caída en mi cocina.
Oh. Oh Dios. —No lo habría hecho…. nunca lo hubiera hecho... Espera. ¿Cómo lo sabes? —
Las mejillas de Taylor se incendiaron—. ¿Nos espiaste? ¿Cámaras en la cocina? ¿De
verdad?
Maggie parecía impresionada. —Así que no estás tan verde fuera de la granja como
pareces.
—Leí las transcripciones de la corte de Ford. Leí sobre todos ustedes, con la esperanza de
encontrar algo de información sobre Clay. —Sin embargo, realmente no había habido
nada, y todo lo que Taylor había aprendido era que la ex de Ford era una persona horrible
—. Sé que la ex novia de Ford lo preparó para ser secuestrado. Sé que ella solo pretendía
amarlo. No soy estúpida, Maggie.
—No, no lo eres. —Le dio una palmadita en el hombro a Taylor—. Tienes cerebro y
agallas. Y creo que tienes un buen corazón. Solo recuerda que Ford se ve grande, fuerte y
musculoso, pero en el fondo puede estar tan asustado como tú.
Maggie se levantó y caminó hacia la puerta, su paso más lento de lo que había sido antes
en el día. Era difícil creer que la mujer tenía unos setenta años hasta que la veías moverse
al final de un largo día.
— ¿Debemos traer tu cena aquí? Quítate los pantalones de niña grande, Taylor. Mira a
Ford a los ojos y no te avergüences.
—Buena chica, —dijo Maggie con aprobación—. Lávate la cara, niña, y pon un trapo frío
sobre tus ojos. Están a solo un paso de la hamburguesa molida.
Cuando Taylor llegó a la mesa, Maggie se había ido, al igual que su plato. Ford estaba
esperando en una silla en silencio, su plato aún vacío. Él había puesto el lugar de Taylor
justo al lado del suyo.
—Maggie llevó su cena al porche delantero, —dijo—. Dijo que iba a entretener a mi
madre por un tiempo. Solo para que termines de comer antes de que mamá venga a
hablar contigo.
Ford le dirigió una sonrisa compasiva mientras les servía pollo y verduras a ambos.
— ¿Preocupada?
Levantó un hombro. —Te creo, pero… Viniste aquí bajo falsas pretensiones. No sé si habrá
alguna repercusión por eso. —Él la miró a los ojos de lleno—. No mentiste sobre tus
calificaciones, ¿verdad?
—No. Realmente tengo un título en psicología y realmente crecí alrededor de los caballos.
Lo único que escondí fue mi nombre de nacimiento.
—Oh, Dios.
Taylor no había considerado realmente lo que pasaría después de decirle a Clay quién era
realmente. No había esperado que le gustaran tanto todos en la granja. No esperaba que
el programa fuera tan importante.
—La junta estatal de licencias podría poner el programa en libertad condicional. En el peor
de los casos, le retirarán la licencia a mi madre y tendrá que cerrar.
—Eso en el peor de los casos. En el mejor, no pasa nada porque nadie se entera. Intenta
relajarte. Mamá podría estar preocupada, pero no va a gritarte. —Pero la mano de Ford
no era exactamente estable cuando él levantó la botella de vino sobre la mesa y se sirvió
un medio vaso. — ¿Quieres un poco?
Pensó en Jazzie y Janie y en los otros niños que habían asistido a terapia durante las
últimas dos semanas. Este programa era importante, crítico, para su recuperación. « Por
favor, no me dejes dañar el programa. Por favor».
Baltimore, Maryland,
—Detective Fitzpatrick.
—Detective, soy Lilah Cornell. La tía de Jazzie. ¿Es éste un mal momento?
—No, por supuesto que no, señorita Cornell, —murmuró—. Pero no estoy en un lugar
donde pueda hablar en voz alta en este momento. ¿Habló con Jazzie sobre la reunión con
Taylor Dawson?
—Sí, lo hice. Parece gustarle la idea. Sobre todo, porque no estarían alrededor de los
caballos. Jazzie les tiene miedo, creo.
—Bueno. Voy a hablar con la señorita VanDorn. Ella iba a comprobar la disponibilidad de
la señorita Dawson. Le llamaré con la hora.
Quería tranquilizarla, hacer promesas, pero había sido un policía demasiado tiempo. Él
sabía que nunca debía prometer. Pero con suerte él podría darle un poco de consuelo.
—No está sola en esto, señorita Cornell. Nuestro departamento está trabajando en el
caso como su máxima prioridad, y Healing Hearts también lo apoyará, sin embargo, usted
los necesita.
Él dudó. Pero ella necesitaba ser consciente del peligro potencial. — ¿Ha oído algo del
padre de las chicas?
—No. ¿Puede esperar un momento? —Desde el otro extremo hubo una conversación
tranquila, luego el sonido de una puerta cerrada—. Lo siento. No quería tener esta
conversación en torno a Eunice, la abuela de las niñas. Ella es... Bueno, todavía confía en
su hijo.
— ¿Usted no lo hace? —Le había hecho esta pregunta a Lilah antes y su respuesta siempre
había sido coherente. A JD le gustaba la consistencia, y Lilah lo había puesto menos
nervioso con las niñas bajo su cuidado mientras buscaban al asesino de Valerie. Una vez
más, le dio la misma respuesta.
—No, —dijo Lilah bruscamente, sin dudar—. Es un mentiroso y un maltratador. ¿Por qué?
¿Lo ha encontrado? —Su voz se volvió inestable—. ¿Está aquí? ¿En la ciudad?
—No lo sabemos. No hemos tenido ningún informe sobre él. Solo estoy tratando de cubrir
todas las bases.
—No lo sé, —respondió con sinceridad—. Manténgala cerca suyo durante los próximos
días. —Le había dicho a Joseph que esperara que Gage Jarvis saliera a la superficie. Su
instinto le decía que sería más temprano que tarde—. Sé que eso es vago, y no tengo más
información para usted en este momento, pero tan pronto como lo haga, se lo haré saber.
—Absolutamente. Tenemos una habitación segura con una entrada privada en la parte
posterior. Envíeme un mensaje de texto cuando falten cinco minutos, luego aparque en el
estacionamiento detrás del restaurante. Le estaré esperando allí, y la acompañaré dentro.
Podemos proteger la seguridad de Jazzie en la sala privada y escuchar su conversación con
la señorita Dawson sin que sepa que estamos allí.
—Se siente mal, escuchar su conversación cuando cree que es privada, —admitió Lilah—.
Pero me aseguraré de que esté allí. Estoy al final de mi cordura por la preocupación. Algo
tiene que cambiar o todos estallaremos del estrés.
—Si escucha algo sospechoso, llame al 911, luego a mí. No lo dude, incluso si cree que es
una tontería.
—No se preocupe, —le aseguró con una risa temblorosa—. No lo haré. Gracias.
Colgó, luego volvió a mirar hacia abajo para encontrar los ojos de Lucy todavía cerrados,
su respiración era uniforme. Tenía que hacer algunas llamadas más, pero no quería
despertarla. Él consideró moverse, pero sabía que eso la despertaría, y ella necesitaba
dormir.
—Soy JD, —dijo cuando ella respondió—. No puedo hablar en voz alta porque Lucy está
dormida. ¿Puedes escucharme?
—Puedo. La pobre chica necesita dormir. Perseguir a ese pequeño demonio tuyo es un
trabajo duro, JD, —dijo Maggie con cariño—. Pero ella sonaba apagada. Suave.
—Nada. De verdad. ¿Supongo que estás llamando por la reunión de Taylor con Jazzie?
Taylor ha aceptado. Estará de servicio mañana, pero las lecciones deberían haber
terminado alrededor de las dos. Ella necesitará tiempo para cepillar los caballos y limpiar
después de las lecciones. Supongo que podría estar allí a las cuatro.
—Suena como un plan. ¿Estás segura de que estás bien, Maggie? No suenas como tú.
Sospechaba que ella lo estaba tranquilizando a su manera, pero sabía que no debía
empujar. Maggie llevaba tantos secretos sobre sus hombros como él.
—Bien. —La única palabra estaba llena de rabia contenida—. Encontré una descripción del
auto de Cleon Perry. Conduce un Chevy de mierda que nadie ha visto desde ayer.
Demasiado viejo para el GPS, por lo que no podemos rastrearlo. Le puse un aviso de
búsqueda. Pensé que así es como el bastardo se escapó tan rápido esta mañana.
—Sí. Escucha, estoy en la casa de Mancuso con su esposa y su hijo. Necesito estar. Ella
está… —Héctor inspiró fuerte y lo dejó escapar—. Ella no lo está llevando nada bien.
Maldita sea.
—Lo siento, —dijo JD, odiando las palabras porque eran tan inadecuadas—. Haznos saber
cualquier cosa que necesite, ¿de acuerdo? Además del al asesino de su marido en una
parrilla.
La risa de Héctor fue un graznido—. Sí. Gracias, JD. Hablamos más tarde, hombre.
Con un suspiro silencioso, JD llamó a Lilah Cornell, le dijo a qué hora debía estar allí al día
siguiente, colgó y colocó su teléfono en la mesita de noche, con cuidado de no hacer
ningún ruido. Se deslizó un poco por las almohadas y cerró los ojos cuando comenzaron a
arderle.
Pensó en Jazzie y su hermana, sin madre, y el hijo de Mancuso, sin padre, todo porque un
pedazo de mierda estaba atando cabos sueltos. Su respiración entrecortada era
temblorosa y él se estremeció por la exhalación mientras trataba de contener las lágrimas.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
169
Maldita sea, nunca solía ser tan emocional. La paternidad lo había cambiado de una
manera que nunca había imaginado.
—Está bien, ya sabes, —dijo Lucy suavemente contra su pecho—. Puedes llorar un poco.
Se puso rígido.
—No. Has estado demasiado inquieto. —Ella le dio un beso en el pecho, presionando su
mano contra su corazón—. Estás dolido y más tenso que un tambor. ¿Quieres hablar de
ello?
—No quieres escuchar esto, —dijo, pero incluso él podía escuchar lo necesitado que
sonaba.
—Tal vez no, pero hablar de eso podría aclarar tu mente. Háblame, JD, Entonces ambos
podemos dormir.
Él la había usado como una caja de resonancia cuando había sido la forense, y nunca
fallaba en ayudarlo a resolver las cosas, incluso cuando no decía una palabra. Así que él le
contó todo, acariciando su cabello mientras hablaba.
—Entonces, ¿te gusta el ex marido para los asesinatos?, —Preguntó cuándo terminó.
—No ex. Sólo alejado, Valerie nunca se divorció de él. Pero sí, se ve bien para eso.
— ¿Por qué volvería?, —Preguntó—. Quiero decir, él se fue por casi tres años. ¿Por qué
elegir ahora para volver?
—Por ahora, asume que tienes razón y que él regresó. ¿Qué hay de sus amigos? Si volviera
después de tres años, podría contactar a mis amigos antes que a mi familia y antiguos
compañeros de trabajo.
—No pude encontrar a nadie que reconociera a Gage Jarvis como un conocido, y mucho
menos un amigo. No parecía tener amigos fuera del trabajo. No hay clubes, aficiones,
equipos. Trabajaba todo el tiempo y sus compañeros de trabajo me dijeron la misma clase
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
170
de mierda. Afirmaron que era un gran tipo, que todos lo amaban. Pero nadie pudo darme
un ejemplo de por qué era un tipo tan bueno, y nadie ha tenido contacto con él desde que
dejó la firma. Era como hablar con los abogados de Stepford.
—Tal vez has estado preguntando a la gente equivocada, —dijo ella, sofocando un
bostezo—. Era un abogado defensor de alto perfil, ¿verdad? Pregunta a otros abogados.
Tal vez lo conocían, o al menos sabían dónde pasaría el rato cuando vivía aquí. —Le dio
una palmadita en el pecho—. Pregúntale a Thorne. Él conoce a todos en la ciudad, creo.
Especialmente los abogados. Si hay algo que encontrar, lo desenterrará.
Eso era una ligera exageración, pero Lucy tenía razón. Ella, Thomas Thorne y Gwyn
Weaver habían sido los mejores amigos durante años. Los tres eran copropietarios de
Sheidalin, un club nocturno que ofrecía música en vivo y arte de performance. Gwyn
dirigía el club con la ayuda de Thorne según fuera necesario. Lucy era una de las favoritas
del club cuando tocaba con su violín eléctrico, aunque no había estado en el escenario en
varios meses. Sus bebés eran definitivamente su primera prioridad. Thorne manejaba el
frente, mezclándose y charlando con los invitados. Él era la cara pública del trío.
También era un exitoso abogado defensor, pero a diferencia de Gage Jarvis, Thomas
Thorne era un buen tipo. Honesto. Mientras Thorne ayudaba a Gwyn con el
funcionamiento del club, ella ayudaba a Thorne en su bufete de abogados, y de alguna
manera los dos hacían que funcionara. JD les confiaría a ambos su vida y, lo que era más
importante, las vidas de su familia. Gwyn era la madrina de Bronwynne y Thorne era el
padrino de Jeremiah.
Aun así, JD vaciló cuando marcó el teléfono de Thorne. La música a todo volumen llegó a
sus oídos.
—Espera, — dijo Thorne, y medio minuto después, la música fue silenciada abruptamente
—. Tenía que ir a mi oficina por paz y tranquilidad. ¿Qué pasa?
—No estoy seguro, pero podría usar cualquier información que tengas sobre un tipo que
fue abogado defensor en la ciudad hace tres años. Su nombre es Gage Jarvis.
—Cualquier cosa que puedas decirme. Quiénes eran sus amigos, a dónde salía, a dónde
pudo haber ido cuando se largó hace tres años. Si alguien lo ha visto aquí en la ciudad en
las últimas cuatro semanas.
Fue el turno de Thorne de dudar—. Déjame ver lo que puedo encontrar, —dijo finalmente
—. Me pondré en contacto contigo si encuentro algo útil.
—Gracias, Thorne. Lucy dice hola, —agregó cuando su esposa saludó al teléfono.
—Así que ahora es tu turno, —dijo JD ligeramente, luego se puso serio—. ¿Thorne? Nadie
puede saber que estoy preguntando por Jarvis.
—Tienes mi palabra.
Sentado en la mesa de la cocina de la granja, Ford observó cómo los labios de Taylor se
movían sin hacer ruido. “Por favor, no me dejes dañar el programa. Por favor”.
No como su madre lo había hecho. Maldita sea todo. En su lugar, se dirigió a ella, casi
lamentando la negativa del vino.
—No después de lo que le pasó a mi hermana mayor. Carrie comenzó a beber cuando nos
mudamos al rancho. Las drogas siguieron más tarde. Cuando encontraron su cuerpo, tenía
una dosis enorme de heroína y su alcohol en la sangre era más de 0.45.
—Santo infierno. —Eso era cinco veces y medio el límite legal. La sobredosis de heroína
era una cosa. Un chasquido de una aguja y estaba hecho. Pero, ¿cómo una persona
lograba físicamente beber tanto? Ford apartó su vino, ya no lo quería.
—Sí. Así es como me siento al respecto. Cuando Carrie comenzó a beber, mis padres no
sabían qué hacer para detenerla, y cuando la policía encontró su cuerpo… mi padre estaba
devastado, como estoy segura que puedes imaginar.
—No sé cómo imaginar eso, —dijo Ford en voz baja—. Perder a una hija de esa manera...
—Yo tampoco puedo. Cuando mi hermana mediana, Daisy, comenzó a beber, casi empujó
a papá al límite. Está sobria ahora, pero él se preocupa. Así que no volveré a someterlo a
eso. —Otra mirada, esta vez de reojo—. Además, mi madre me dijo que mí… Bueno, que
Clay era un borracho malo. Un alcohólico. Pensé que, si era cosa de familia, sería
inteligente y evitaría por completo la tentación.
—Nada. Estoy segura de que está bien. Es solo... —Miró a través de la puerta de la cocina
hacia la puerta principal. Luego cerró los ojos—. Desde que me enteré de que mi madre
había mentido, he estado tan enojada. Pero ahora… Yo también mentí. —Sus labios
temblaron—. La manzana no cayó demasiado lejos de ese árbol.
Ford quería consolarla, pero se contuvo. La verdad era que había mentido. Había usado el
programa para sus propios fines.
—Si tenía que hacerlo…, —dijo, pero sus labios temblaban—. Si lo conocía y él no era
amable o si no podía mirarlo sin gritar… Sí, planeaba correr a casa y hacer que todos
ustedes no supieran nada de ello.
— ¿Pero ahora?
—Me voy a quedar, —dijo con firmeza—. Se lo debo a Maggie y Jazzie. Y Clay.
—Y a ti misma, —dijo en voz baja—. Te debes a ti misma conocer a tu padre. —Era posible
que ella no pudiera aceptar que Clay era su padre, al menos no en voz alta, pero Ford no
iba a estar de acuerdo con eso—. Clay es tu padre, Taylor.
Abrió la boca, negando con los ojos, pero suspiró en lugar de expresarlo.
—Nunca esperé que Clay me conociera a primera vista. Nunca esperé que tú o Maggie
sospecharan. Por supuesto que vi fotos de él, pero nunca me di cuenta de cuánto me
parecía hasta que lo vi en persona.
—En las fotos que encontré en línea, se ve frío y aterrador. Como si él pudiera romperte el
cuello sin pensarlo. Ver su foto hizo que cada palabra que mi madre decía sobre él se
hiciera realidad. No hubiera venido si no hubiera leído sus cartas. —Ella tragó—. No eran
nada frías, en absoluto.
Eso era cierto. Clay se veía como un rudo matón en sus fotos públicas.
Ford sonrió.
—Demonios, no, es él por todas partes. Cuando está trabajando. Cuando está fuera del
reloj, es un malvavisco. Cordy lo tiene envuelto alrededor de su dedo meñique.
—Aquí. Mira esta. —Eran Clay y Cordelia sosteniendo el mango de un cubo pesado
mientras se arrastraban de puntillas, encorvados como si estuvieran acechando a alguien,
ambos con sonrisas conspirativas—. Tomé esta en la fiesta de cumpleaños de Cordy hace
unos meses. —Él inclinó el teléfono hacia Taylor, disfrutando cuando ella se inclinó más
cerca para ver. Ella olía muy bien. Como las flores dulces. Tenía que contenerse para no
olisquearla como si fuera un cachorro.
Un cachorro. Kimberly había sido la primera. La había amado, pero solo había sido su
cachorro. Al menos no lo había dicho en el estrado de los testigos, esperando en cambio
para herirlo con esa flecha final en la privacidad de la cabina de visita en la prisión. No lo
hizo menos humillante.
Sin prestar atención a su infierno mental, Taylor había soltado un suspiro de sorpresa, con
la mirada fija en la foto.
Ford forzó una carcajada al pasar el nudo en su garganta y pasó un dedo por la pantalla de
su teléfono, mostrándole la siguiente foto. El cubo estaba vacío en el suelo y una Stevie
empapada de agua escupía en shock.
—Cordelia y Clay se estaban riendo como locos, —dijo, sonando apagado a sus propios
oídos.
Taylor se giró hacia atrás para estudiar su rostro, sus ojos ligeramente entornados—.
¿Estuvo enojada Stevie?
Les dijo a sus labios que se curvaran y oró para que obedecieran.
—Nah. ¿Cómo podría estarlo? Cordy se estaba riendo y eso no sucede muy a menudo.
Clay baja su guardia alrededor de Stevie y Cordy.
— ¿Pero no con sus otros amigos? Parece que tiene tantos amigos.
Una vez más, Ford sintió su tristeza y pensó en lo sola que debía haber estado en ese
rancho en medio de la nada. Sabía cómo era la soledad, a pesar de que había estado
rodeado por una ciudad llena de gente.
—Él tiene muchos amigos, y lo ven reír y sonreír, pero de alguna manera está más
controlado. Con Cordy y Stevie él está…
— ¿Estás bien?
Infierno no. Pero él lo estaría. Empujó a Kimberly fuera de su cabeza, imaginándola caer
sobre su trasero en la tierra, luego se visualizó dándole la espalda y dejándola allí.
—Estoy bien. Sólo viejas cintas. «Cállate, Ford». Nada que ver con esto. Con Clay o
Cordelia o contigo. —Se quedó en silencio, su mirada permaneció vigilante—.
Pensamientos vagabundos, ya sabes, —continuó, con la boca decidida a llenar el silencio a
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
176
pesar de que su cerebro le estaba gritando que se callara—. Te golpean cuando menos los
esperas. —Cerró los ojos. Por el amor de Dios, cállate.
—Si quieres hablar, estoy aquí, —murmuró—. No voy a decir una palabra. Y obviamente
sé cómo guardar secretos.
—Gracias. —Era todo lo que podía manejar. Abriendo los ojos, fijó su mirada en el plato
que aún no había tocado, señalándolo—. Come.
Ambos estuvieron tranquilos mientras comían, Ford mantuvo los ojos en su plato hasta
que la oyó empujar su silla de la mesa. Miró a su plato vacío, luego a su cara. Parecía
nerviosa, pero su boca estaba decidida.
—Voy al porche para hablar con tu madre y enfrentar la situación, —dijo—. Nunca pensé
que me gustaría quedarme después de conocer a Clay. —Sus labios se curvaron
tímidamente—. Pero ahora me encuentro con la esperanza de que Daphne no me eche.
Deséame suerte.
Que ella y su trasero podían quedarse con él si su madre la echaba del programa Healing
Hearts flotaba en la punta de su lengua, pero él la mordió.
—No te echará, —dijo en su lugar—. Hasta hoy ella pensó que caminabas sobre el agua.
Clay siendo tú padre no cambiará eso. Probablemente hará que le gustes aún más.
— ¿Eso crees?
—Viniste a él por tu propia voluntad, así que sí, lo creo. —Trató de sonreír por su bien—.
Pero buena suerte, por si acaso.
—Gracias por la cena y... —Ella vaciló, luego se inclinó hacia delante y rápidamente besó
su mejilla—. Y por ser tan amable. Quiero pensar que podría haberlo superado hoy sin ti,
pero estoy realmente contenta de no haber tenido que averiguarlo.
Con la respiración entrecortada en sus pulmones, Ford esperó hasta que ella salió de la
cocina antes de exhalar de prisa. Su casto beso lo había mecido, dejándole el cerebro en
blanco y con deseos de más.
Clay encontró a Stevie exactamente donde se había imaginado que estaría, apoyada en la
ventana de su habitación viendo el cielo oscurecerse. La ventana daba al oeste, y le
encantaba ver la puesta de sol sobre los árboles que bordeaban el patio trasero. Los
árboles se extendían hasta donde el ojo podía ver. Todo de ellos. Les daban un espacio de
privacidad. De seguridad. De tranquilidad.
Todo tan importante para la niña que le robó el corazón cuando abrió el suyo.
—Cordy quiere que la acuestes, —dijo, cubriendo los rígidos hombros de Stevie con sus
manos. Ella todavía estaba herida. Clay sabía que tenía derecho a estarlo, pero maldito si
él sabía qué hacer al respecto—. Stevie. —Él le besó el cuello debajo de la oreja y aspiró su
aroma—. Lo siento.
— ¿Por qué? ¿Por no ser lo que mi bebé necesita? Estoy… feliz de que te tenga para poder
hablar. Para confiar. —Se le quebró la voz—. Realmente lo estoy.
Un asentimiento tembloroso.
—Me he esforzado mucho, Clay. Lo arruiné antes por estar demasiado ocupada,
demasiado remota. Lo sé y pensé que lo había arreglado. ¿Qué más puedo hacer?
—No estoy seguro de que entiendas completamente por qué Cordelia no te está contando
las pesadillas, —dijo en voz baja.
—Has renunciado a todo por Cordy: tu trabajo, tu casa, incluso tu identidad, de alguna
manera. Ella es solo una niña pequeña, pero entiende que ser policía era una gran parte
de lo que eres tú. —A Stevie le habían ofrecido un ascenso después de haberse
recuperado de su lesión. El trabajo sería un nuevo rol importante, creado solo para ella,
teniendo en cuenta su discapacidad. Nunca volvería a ser detective, pero podría haber
seguido contribuyendo de manera significativa al Departamento de Policía. Stevie lo había
rechazado, eligiendo en cambio unirse a la empresa de Investigación Privada de Clay,
principalmente debido a lo que le había costado a su hija la carrera de policía.
—A veces, claro, —admitió—. Cuando JD se acerca para hablar sobre un nuevo caso, de
vez en cuando me siento melancólica. Pensé que lo había ocultado, pero Cordy lo sabe,
¿no es así?
—Por supuesto que sí, porque es tan inteligente como su madre. Sabe que lo extrañas.
Entiende que ella es la razón por la que te alejaste de tu carrera, y parte de ella está de
acuerdo con eso. La mayoría está de acuerdo con eso, en realidad. Pero quiere que valga
la pena tu sacrificio.
—Vendiste la casa en la que vivías con su padre, Stevie. El hombre que amaste mucho
después de que murió, que aún amas.
—Sshh, —La tranquilizó—. Por supuesto que lo sé. Cordy también. Pero vendiste la casa
porque ella tenía miedo de vivir allí. —Después de que un sospechoso en uno de los casos
de Stevie irrumpiera y detuviera a Cordelia a punta de pistola para forzar la cooperación
—No quiere que piense que vendí la casa por nada, —susurró Stevie—. Oh Dios, Clay. Ella
no quiere que piense que hice todos los cambios por nada.
—Dime esto: si hubieras sabido de las pesadillas, ¿qué habrías estado haciendo diferente?
—Yo… —Stevie vaciló—. No lo sé. La llevo a terapia. Estoy aquí cuando se despierta y
cuando se va a dormir y cuando llega a casa de la escuela.
—Cordy también necesita entender que hice todos esos cambios por mí tanto como por
ella. Me gusta lo que estoy haciendo. Me gusta donde vivo. —Se alzó de puntillas y lo besó
—. Tengo que despertarme a tu lado. Y cuando termino cada día, sé que he construido un
poco más nuestro negocio. Estoy ayudando a construir nuestras vidas. Aquí, juntos. —Lo
besó de nuevo, esta vez más tiempo—. Y después de que termine el día, puedo irme a la
cama contigo, y me haces muy feliz. Por dentro y por fuera, —agregó en un sensual
ronroneo.
Ella rió.
—Me lo imaginé yo sola. —Se balanceó sobre sus talones, de pie en el círculo de sus
brazos, su expresión seria—. Yo soy la que debería lamentarlo, Clay. Tuviste la sorpresa
más asombrosa que puedas imaginarte esta noche con Sienna apareciendo, pero la
estropeé para ti, convirtiéndolo en algo sobre mí.
—No, no lo está. Me disculparé con Sienna a primera hora de mañana. La llamaré “Taylor”
y seré muy amable. Lo prometo.
—A menos que no quieras que lo hagamos. Cordelia y yo no hemos ido a montar en dos
semanas y estamos atrasadas. Podemos ir a casa de Maggie contigo en la camioneta,
puedo disculparme, luego Cordy y yo podemos hacernos las ocupadas.
—Y luego, más tarde, puedes ver a Sienna dando lecciones a los niños en el programa,
solo para asegurarte de que está en el nivel.
—Sí, —dijo a regañadientes—. Daphne dice que Sienna es buena, así que creo que eso es
cierto. Pero no solo quiero pensarlo. Necesito saber. Necesito estar doblemente, tres
veces segura de que ella es realmente buena, porque cuido lo que es mío. Y tú eres mío.
Sus hombros se relajaron. Al menos esta parte de su vida parecía estar nuevamente bajo
control.
Taylor se preparó para lo peor y abrió la puerta principal, luego salió al porche. Daphne y
Maggie estaban en el columpio, bebiendo copas de vino. Daphne estaba empujando el
columpio sin hacer nada, pero lo detuvo cuando vio a Taylor de pie allí.
—Hola, dulzura. Ven, siéntate con nosotros. —Señaló una mecedora de mimbre al lado
del columpio, luego se inclinó para mirar la cara de Taylor una vez que se sentó—.
Maldición, —susurró—. Tienes razón, Maggie. No puedo creer que me lo haya perdido.
Taylor no tenía idea de qué decir, así que se retorció las manos en el regazo.
— ¿Y tú deseo de hacer terapia equina con niños que han sufrido un trauma emocional?
Taylor se estremeció, dándose cuenta de que había apretado sus manos con fuerza hasta
el punto del dolor.
—Bueno, ese no fue mi primer plan, —dijo nerviosamente—. Pero ahora que estoy aquí…
Es un buen lugar. Healing Hearts, con caballos, quiero decir. Ahora que lo he visto en
acción, puedo verme a mí misma trabajando con niños. Mucho mejor que mi primer plan,
en realidad.
—Pero en aquel entonces le creíste. ¿Y por qué no lo harías? Nadie espera que las
personas que se supone que te quieren te mientan.
— ¿El agente Carter está muy molesto conmigo?, —Preguntó Taylor, tentativamente, y
luego parpadeó cuando Daphne sonrió bruscamente.
—Se está preparando para el final de su vida en la boda de Holly el lunes, porque todos
estarán allí y sabrán que se equivocó. Pero sobre todo, él quiere saber cómo lo hiciste.
Taylor vaciló.
— ¿Por qué? Usted es una fiscal. Está casada con un agente federal. ¿Por qué me permite
hablar de manera extraoficial?
—Le diré lo que necesita saber para que el sistema de selección del programa sea más
seguro. Él y yo ya hemos discutido esto. No queremos castigar a tu padrastro, Taylor.
Parece que él fue tan víctima como tú y Clay.
Aguantando la respiración, Taylor miró fijamente a las dos mujeres y luego decidió confiar
en ellas. Y rogó no tener que lamentarlo.
—Cuando mi padre nos mudó de Oakland a Reedsville, esto fue después de que Clay
contratara al investigador privado para encontrarme, obtuvo nuevas identidades para mí
y para mi madre. Papá era un abogado defensor en Oakland. Él tenía… contactos.
—Compró tus identidades en el mercado negro, —dijo Daphne de una manera sensata.
—Básicamente sí. La de mi madre no era tan firme como la mía porque no iba a trabajar
fuera de la casa, y como ella y papá se habían divorciado legalmente, no estaba incluida
en sus impuestos. Pero él quería que mi identidad fuera sólida como una roca para que
pudiera hacer cualquier cosa que escogiera con mi vida. Él no quería que se me impidiera
postularme para la universidad o para un trabajo una vez que creciera. —Suspiró—. No
supe nada de esto hasta que cumplí los dieciocho años y tuve que usar mi número de
seguro social por primera vez. Sabía que mi madre siempre había estado preocupada de
que la suya pareciera falsa, y molesté a mi padre hasta que me dijo por qué estaba tan
seguro de que la mía no lo sería. No robé la identidad de nadie más, aunque en aquel
entonces estaba tan asustada que podría haberlo hecho. De haber sido necesario.
—Mi padre tenía una ama de llaves llamada Clara que tenía una hija de mi edad. Tiene,
quiero decir. Tanto Clara como su hija están vivas y bien en Oakland. De todos modos,
Clara conocía a papá desde que eran niños, su madre era el ama de llaves de su madre.
Eran familia. Nadie quería verme llevada por Clay, así que la familia tuvo una reunión de
lluvia de ideas. Lo que hicieron en realidad fue idea de Clara. Mi madre y yo habíamos
vivido con mi padre por un tiempo a estas alturas y Clara me amaba como a todas las
niñas en la casa: Julie, Carrie y Daisy, las hijas biológicas de papá, así como su propia hija,
Nicole. Hasta entonces era Sienna Smith.
—Smith era el apellido de mi tía Laura por matrimonio. Mi madre cambió legalmente
nuestros apellidos cuando la tía Laura la acogió. De todos modos, mi padre cambió mi
nombre a Taylor Williamson, una niña abandonada de uno de sus antiguos clientes, un
adicto que casi había dejado a Taylor en su puerta. El cliente adicto fue fabricado, por
supuesto. Como supuestamente me habían abandonado sin ningún documento, el estado
tuvo que emitirme un nuevo número de seguro social. Papá solicitó la adopción de Taylor
Williamson y él tenía amigos en los tribunales, por lo que sucedió rápidamente, sin
problemas, sin complicaciones. Mi madre no estaba en la solicitud de adopción porque ya
se habrían divorciado legalmente, así que incluso si Clay la hubiera encontrado, no habría
ningún vínculo conmigo. Papá quería que todos mis papeles fueran completamente
legales, sin lagunas legales en ninguna parte. Eso significaba cumplir con las visitas
domiciliarias de los trabajadores sociales y saltar a través de todos los aros que los padres
adoptivos deben saltar. Cada vez que los trabajadores sociales lo visitaban, la hija de Clara,
Nicole, fingía ser Taylor. De esa manera, cualquier fotografía o descripción física en mi
archivo no era mía.
—Eran de Nicole, —dijo Daphne con una inclinación de cabeza—. Entonces, si Clay alguna
vez investigaba a Frederick Dawson y veía que había ocurrido una adopción, tu rostro no
estaría en ninguno de los registros.
—Esencialmente, pero no fue un pago por ayudar con la adopción. Él había establecido el
fondo universitario de Nicole mucho antes de que nos conociera a mi madre y a mí. Nicole
y yo éramos las mejores amigas. —Taylor inspiró profundamente—. Odié dejarla atrás.
Todos odiamos dejar nuestras vidas atrás, pero pensamos que, si Clay me encontraba, me
arrebataría de la calle y nunca me volverían a ver. Así que una noche nos metimos en el
coche y nos fuimos. Ninguno de nosotros, los niños, pudimos despedirnos de nuestros
amigos. Fue especialmente difícil para mí hermanastra mayor.
—La que murió de sobredosis, —Daphne dijo con tristeza—. Maggie me habló de ella.
—No entiendo por qué tu padrastro simplemente no compró una identificación falsa y le
dijo a la gente eras su hija, sin pasar por todo el proceso de adopción.
—Debido a mi hermanastra más joven, Julie. Tiene un retraso cognitivo y, a veces, dice
cosas que preferiríamos que mantuviera para sí misma. Podría haberle dicho a alguien que
no siempre había vivido con ellos, o que tenía una madre diferente. La adopción resolvía
eso. Y con eso logré una identidad a prueba de antecedentes.
—Por favor, dime que no estás planeando entrar en el negocio de la identificación falsa.
Prométemelo. Con la biblia en la mano, niña.
—No. Sólo… no. No vamos a arriesgar el programa de terapia haciendo cosas ilegales
como esa. Por favor, Daphne.
—Cómo es más fácil que por qué. Sienna está registrada como educada en el hogar en
Oakland, donde ella y su madre vivían con la tía de su madre. En realidad, fui educada en
casa en nuestro rancho. Mi madre mantuvo dos juegos de registros para demostrar que
había completado el trabajo, porque no quería que pareciera que Sienna simplemente
había desaparecido. Si eso sucedía, alguien podría venir a buscarla, o si Clay lo
comprobaba, investigaría más a fondo para averiguar qué me había sucedido. Mamá me
llevaba a la casa de la tía Laura de vez en cuando para que los vecinos me vieran. Tomé el
examen de Administración de empresas como Sienna y Taylor lo usé para poder asistir a
la universidad como Taylor. En cuanto al por qué, fue para que Clay siguiera buscando a
Sienna, porque mientras él creyera que ella existía, no profundizaría más.
—Y Taylor se deslizaría bajo el radar, —finalizó Daphne—. Por mucho que haya odiado ver
a Clay perseguir su cola todos estos años, debo admitir que fue un movimiento
inteligente. Pero todavía no entiendo por qué tu madre se mantuvo en una vendetta
durante tanto tiempo. No podría haber odiado tanto a Clay, ¿verdad?
Taylor podía escuchar el veneno en su propia voz y apretó los dientes para no decir nada
más sobre su madre.
—Pero supongo que eso es toda el agua debajo del puente ahora. Solo puedo avanzar y
arreglar lo que pueda. ¿Qué le dirá al agente Carter?
—Yo tampoco. Pero ambas fuimos niñas que crecimos mirando por encima de nuestros
hombros y temiendo al monstruo en el armario.
Taylor tragó saliva. — ¿Alguna vez desaparece? ¿El miedo? ¿Los ataques de pánico?
—No. Vivíamos en un área bastante aislada, y cuando fui a la universidad, nunca estuve
sola. Me especialicé en psicología. Tal vez pensé que algo de eso se borraría y podría…
arreglarlo yo misma. Pero… —Sí. Sonaba absolutamente tonto cuando dijo las palabras en
voz alta—. Probablemente debería hablar con un profesional de verdad, ¿eh?
—No lo sé. Me gustaría conocer mejor a Clay. —Y a Ford, también, pensó. El recuerdo de
ese casi beso ardió en su mente y bajó la mirada a sus dedos, rogando al cielo no estar
sonrojándose—. Pero tengo a mi padre en California y él también me necesita. Se sacrificó
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
188
tanto para protegerme. No puedo abandonarlo. —Las lágrimas picaron sus ojos y levantó
la mirada para encontrar a Daphne y Maggie con miradas compasivas—. Estoy
quebrándome en dos.
—Bueno, no tienes que decidirte esta noche, —dijo Daphne—. Todo seguirá aquí mañana.
—Y pensarás más claramente después de una buena noche de sueño, —agregó Maggie
amablemente.
Amabas cosas le vendrían genial: una buena noche de sueño y pensar con claridad.
Mañana debía estar alerta. Se enfrentaría a Clay de nuevo durante el desayuno, luego a
Jazzie después del almuerzo. Y, por supuesto, estaba Ford, que parecía estar al menos esa
noche.
Pero él le había dejado una nota que la hizo sonreír. Duerme bien. Todo saldrá bien.
Baltimore, Maryland
—Hermosa, —murmuró JD, detrás de Lucy, donde estaba de pie frente al espejo,
cepillándose el pelo. Él deslizó sus brazos alrededor de su cintura, tirando de ella contra su
pecho, agachándose para apoyar su barbilla en su hombro de modo que sus caras se
reflejaran una al lado de la otra—. Me quitas el aliento.
Su sonrisa fue un poco tímida. —No tenemos tiempo para otra ronda.
—Tal vez Gwyn cansó a los niños por nosotros. Tal vez se vayan a dormir de inmediato y
tengamos una noche tranquila. —JD la besó en el cuello y supo que eso la haría
estremecerse y sonrió cuando lo hizo.
—Sigue soñando, —dijo Lucy rodando los ojos, luego les dio a sus reflejos una mirada
crítica—. Somos todo sonrisas y me veo relajada por primera vez en días. Gwyn sabrá lo
que hemos estado haciendo.
JD se rio de nuevo.
—La dejaré entrar. —JD le robó un rápido beso—. Busca pensamientos realmente
estresantes para no verte relajada y frunciré el ceño para que no piense que hemos
estado haciendo algo, —dijo, y el sonido de la risa de Lucy lo siguió escaleras abajo. No
había manera de que pudiera fruncir el ceño. No cuando tenía todo lo que siempre había
deseado.
Abrió la puerta para encontrar a Gwyn con maquillaje de escenario completo, sosteniendo
a Bronwynne torcida en un brazo y a Jeremiah de la mano. Echó un vistazo a la sonrisa de
JD y puso los ojos en blanco.
—Dime que no hiciste más de esto, —dijo dramáticamente, indicando a los niños. Él sabía
que su actitud sarcástica era solo teatro. Amaba a los dos hijos de él y de Lucy como si
fueran los suyos.
También sabía que el maquillaje de escena se había convertido en su rostro normal ante el
mundo, un escudo detrás del cual se escondía porque temía que alguien se acercara
demasiado.
—Todavía no, —dijo—. Dos es suficiente. Por ahora, de todos modos. —Buscó a Jeremiah,
riéndose cuando vio la cara de su hijo maquillada como un miembro de KISS—.
Reclutándolos temprano para la banda, ¿verdad? —Colocó a Jeremiah en su cadera y dio
un paso atrás para dejar entrar a Gwyn.
Ella frunció el labio a JD, una vez más su fanfarronería era únicamente una actuación.
—Estamos tomando cualquier talento que podamos encontrar. Hemos tenido que luchar
para llenar el hueco que Lucy dejó en el calendario durante meses gracias a ti. Todo
porque la embarazaste por segunda vez.
Las actuaciones de violín eléctrico de Lucy eran muy populares, pero habían tenido varios
artistas invitados desde que había estado de baja por maternidad. JD sabía que Lucy había
estado ansiando estar en el escenario de nuevo, haciendo que su violín cantara. Sin duda,
había disfrutado de la actuación privada que le había regalado arriba.
Su sonrisa se ensanchó.
JD se encogió de hombros.
—Me siento demasiado bien en este momento para preocuparme por eso. —Se inclinó
para besar la mejilla de Gwyn, con cuidado de no manchar su maquillaje—. Gracias, —
susurró—. Necesitábamos este tiempo para nosotros.
Una fisura temporal el escudo de sarcasmo permitió que su verdadera sonrisa se asomara
—. En cualquier momento, — le susurró de vuelta.
— ¡Santa vaca! —Exclamó Lucy, bajando las escaleras—. ¡Jeremiah, te ves increíble! —Le
revolvió el pelo—. Creo que tenemos una estrella de rock en ciernes.
Gwyn volvió a poner los ojos en blanco—. Thorne vino a llevarme al club, pero creo que
solo quería pasar un tiempo con los niños. —Colocó al bebé en los brazos de Lucy—. El
maquillaje de Jeremiah se irá con agua.
Gwyn asintió—. El acto programado nos rescató en el último minuto. Estoy dando fuerte.
—Su habilidad para el piano no estaba cerca de la de Lucy en el violín, pero no importaba.
El verdadero talento de Gwyn era su voz. Podía cantar canciones antiguas, tocar el piano,
cantar blues y cantar rock clásico u ópera como nadie más, había escuchado JD. Sólo
dependía de su estado de ánimo. El maquillaje y el vestuario de esta noche sugerían que
iba con heavy metal. Siempre una opción interesante.
Gwyn miró por encima del hombro con el ceño fruncido—. Thorne estaba justo detrás de
mí con toda la mierda del bebé. ¿A dónde se fue? Tenía una sola tarea, llevar la basura del
bebé.
—Ya estoy, —dijo Thorne mientras subía la calle y entraba por la puerta principal, cargado
con asientos de automóviles y bolsas de pañales. Se encontró con los ojos de JD y le dio un
rápido asentimiento antes de reanudar su perorata—. Los niños deberían ser entrenados
para llevar su propia basura.
—Cuando se vuelven lo suficientemente grandes como para llevar toda esa basura, ya no
la necesitan, —Gwyn replicó a Thorne. Los dos discutían entre sí todo el tiempo—. ¿Qué
te tomó tanto tiempo?
—Me temo que nos cazaron, dulzura, —fue la respuesta, cuando Daphne y Joseph
entraron detrás de Thorne por la puerta principal. Ambos llevaban bolsas de ropa con
cremallera—. Fuimos asignados por la novia para entregar el atuendo de boda.
—Tu traje, —dijo secamente Joseph, dándole a JD una de las bolsas. JD pudo decir por la
expresión de Joseph que la entrega había sido una excusa y que había surgido algo más.
—Y tus vestidos, —agregó Daphne, entregando bolsas a Lucy y Gwynn—. ¡Estoy tan
contenta de que estés aquí, Gwynn! Nos has ahorrado un viaje.
A Lucy y Gwynn se les había pedido que proporcionaran la música para el preludio y el
camino al altar. Algunos serían simples duetos instrumentales, Gwynn en el piano y Lucy
en el violín acústico, que aún agitaban las emociones de JD cada vez que dibujaba su arco
sobre las cuerdas. Algunas de las selecciones que Gwyn cantaría, Lucy proporcionaría el
acompañamiento. La pareja había hecho otros arreglos para la música durante la
ceremonia.
Lucy se dio cuenta, reflejando la expresión de Gwyn—. Pensamos que solo íbamos a usar
la ropa de nuestro club.
JD se rio entre dientes, pasando Jeremías a Joseph para poder colgar todas las bolsas en el
armario. Gwyn y Lucy llevaban micro-minifaldas de cuero cuando actuaban en el club—.
Personalmente me gusta mucho esa idea, —dijo, agitando las cejas.
Daphne ensartó a Lucy y Gwyn con una mirada—. Si no puedo usar una minifalda para la
boda, tú tampoco puedes.
—No podría usar la mía de todos modos, —dijo Lucy con un suspiro—. No he perdido
suficiente peso del bebé para meterme en una.
Lucy negó con la cabeza—. No, cariño, realmente no. ¿Qué está mal?
Daphne miró brevemente a Joseph, que ahora estaba frunciendo el ceño abiertamente—.
¿Tienen un par de minutos? —Preguntó—. Tenemos algunas noticias y queríamos
asegurarnos de que la gente lo supiera antes de la boda para que se pueda superar toda la
sorpresa.
— ¿Qué está mal? —Thorne repitió la pregunta de Lucy antes de que JD pudiera.
Daphne suspiró.
— ¿La Sienna de Clay? ¿La hija que ha estado buscando durante veinte años? —Atrapó la
maldición justo a tiempo, porque Jeremiah había desarrollado un talento reciente para
repetir malas palabras—. ¿Acaba de aparecer?
— ¡Malvadas! — JD interrumpió.
—Espera, —dijo JD, sacudiendo la cabeza—. ¿Dijiste que estaba en la granja? ¿En Healing
Hearts?
Bueno, eso explicaba el tono tenue de Maggie en el teléfono, pensó JD, aturdido.
—Pero ¿cómo? —Exigió Gwyn—. Soy voluntaria allí y tuve que donar prácticamente un
riñón para pasar la verificación de antecedentes. ¿Cómo no supiste que estaba allí?
— ¿Lo es? — Lucy preguntó muy seriamente. Clay y Stevie formaban parte de su familia y
Lucy no se mostraba amable con las personas que molestaban a su familia—. ¿Tiene la
intención de hacerle daño a Clay? Más de lo que ya hizo de todos modos, escondiéndose
de él durante tanto tiempo.
Daphne suspiró de nuevo—. Es una larga historia y todos la escucharán, pero sepan que
ella no quería lastimar a nadie. Su madre, la ex esposa de Clay, le mintió. Los llevó a creer
que Clay era una persona horrible y que la lastimaría si alguna vez la encontraba. Taylor
sabe que eso no es cierto ahora, pero era algo que creyó toda su vida.
JD parpadeó—. Taylor Dawson? ¿Cómo la interna que se conectó con Jazzie Jarvis?
La mente de JD ya estaba cargando por delante a la velocidad de la luz. ¿La hija de Clay
acaba de aparecer y se conecta con el único testigo de un brutal asesinato? ¿El mismo día
en que murieron tres personas para que pareciera que el asesino de Valerie Jarvis había
encontrado su propio fin?
—Tal vez deberías contarnos toda la historia, Daphne, —dijo JD en voz baja.
Cosa que JD le preguntaría a Joseph más tarde—. ¿Cómo lo está tomando Clay?, —
Preguntó JD en su lugar.
—No lo sé, —murmuró Daphne—. No estaba allí. Me enteré de eso por Maggie y fui a
hablar con Taylor después de que Clay y Stevie se habían ido. Maggie dijo que lloraba.
Otro momento de tranquilidad. Todos ellos sabían lo duro que Clay había buscado a su
hija y lo devastado que había estado cada vez que salía con las manos vacías.
—Otra vez no estaba allí, —dijo Daphne, luego negó con la cabeza—. Pero no tan bien.
Maggie dijo que estaba furiosa con la chica, pero que Taylor se lo devolvió. Le habían
mentido durante toda su vida, pero vino a encontrar la verdad. Quedé satisfecha con la
historia de Taylor, al igual que Maggie. Clay estaba simplemente abrumado de que
estuviera allí. Me imagino que Stevie vendrá por aquí.
— ¿Cómo sabes que está diciendo la verdad? ¿Que es realmente su hija? —Preguntó
Gwynn, con voz quebradiza. Amarga—. La gente puede decir que es una determinada
persona todo lo que quieren, pero mienten.
Thorne puso su brazo alrededor de sus hombros en un gesto de apoyo platónico. Hacían
una imagen extraña, Gwyn con apenas un metro cincuenta y Thorne con casi dos.
—Tengo que cambiarla. Gwyn, ¿puedes echarme una mano con Jeremiah? ¿Tal vez darle
un baño y limpiarle la cara? Sospecho que JD va a estar ocupado discutiendo cosas de
policías.
Gwyn levantó a Jeremiah y le hizo cosquillas cuando se quejó de tener que dejar sus
juguetes—. ¿Tenemos tiempo? —Le preguntó a Thorne—. Se supone que debo estar en el
escenario pronto.
—Sí. Sigue. Le haré saber al club que llegaremos un poco tarde. —Thorne se volvió hacia
Joseph y JD—. ¿Qué tiene que ver la hija de Clay con la hija de Gage Jarvis?
—No creo que Taylor tenga otra cosa en mente que no sea conocer a su padre. Y
ciertamente no puedo imaginar cómo podría estar conectada con el asesino de Valerie,
ahora que sabemos quién es realmente y por qué está aquí. Pero estamos hablando de la
vida de una niña de once años, así que mantendré mi voto por un tiempo.
— ¿Sabe Clay que Taylor se reunirá con Jazzie mañana?, —Preguntó JD.
—Lo sabe, —dijo Daphne—, pero no estoy segura de que sepa los detalles. Prepárate para
un ataque de mierda cuando descubra que has planeado la reunión en Giuseppe.
Especialmente dado el hecho de que el asesino de Valerie Jarvis ya ha matado a otras tres
personas para mantener su secreto.
—Saldré a la granja mañana, —decidió JD—. La encontraré por mí mismo. Hasta entonces,
cuéntanos lo que sabes sobre Gage Jarvis, Thorne.
—Mierda, Thorne, —dijo JD en voz baja, sin querer que se pronunciara el nombre de
Tavilla en su casa. El jefe de la pandilla de Los Señores de la Tierra en Baltimore era un
matón sediento de sangre disfrazado de hombre de negocios legítimo. Incluso su nombre
era una burla. Señores de la tierra, y una mierda.
Aunque la notoria pandilla de la MS-13 era mucho más fuerte en Los Ángeles y San
Francisco, había sido la más grande en el área de Washington durante años. Tavilla estaba
buscando alterar ese carrito de manzanas, y luego volarlo a gran altura. Se avecinaban
guerras territoriales, y todos los agentes de la ley sabían y temían el derramamiento de
sangre que sin duda resultaría.
—Quería que yo manejara el caso de su hijo, —dijo Thorne con gravedad—. El hijo había
sido acusado de asesinato. Tavilla había intentado sobornar a la familia de la víctima para
hacer que todo desapareciera, pero la familia no aceptaba una recompensa. Querían
justicia.
—Imagínate, —dijo Daphne con sarcasmo—. Lo siento, continúa. Recuerdo ese caso. No lo
defendiste.
—No, nunca lo habría hecho, — dijo Thorne, luego esperó mientras los ojos de Daphne se
ensanchaban.
Thorne asintió.
—Sí, y él consiguió que el niño saliera. Hubo especulación sobre algunos de los jurados.
Creo que Gage los compró o los amenazó con algo. Era un trabajo sucio.
Thorne levantó un hombro—. Le presto mucha atención a Tavilla, porque cuando su hijo
la cagó por segunda vez el año pasado, Tavilla me pidió nuevamente que lo defendiera.
Nuevamente dije que no.
—La mayoría de mis clientes son punks, —admitió Thorne encogiéndose de hombros—.
No significa que sean culpables, aunque la mayoría de ellos también lo son. En cualquier
caso, tienen derecho a un juicio justo y hago todo lo posible por cada uno de ellos. Pero
tengo mis límites. No podría haber vivido conmigo mismo si hubiera defendido al niño de
Tavilla. Además, no quería estar en su bolsillo, y una vez que haces un trabajo para él, lo
estas.
—Él lo está ahora. —Thorne sacó su teléfono celular, luego los miró a los tres a los ojos,
uno a la vez—. Les enviaré voluntariamente la foto que tengo, pero quiero su promesa de
que no usarán esto para intentar obtener una orden para buscar el resto de mi teléfono.
Lo limpiaré más rápido de lo que pueden obtener la firma de un juez.
—De eso no tengo ninguna duda, —dijo Joseph secamente—. Tienes mi palabra.
—Todo bien. Enviando un mensaje de texto con la foto a JD ahora. —Thorne miró a JD de
reojo—. Esto fue tomado hace unas horas.
El teléfono de JD zumbó, y cuando abrió la foto, se puso furioso. Mostraba a Gage Jarvis,
vestido para matar, sentado junto a Tavilla, comiendo una comida lujosa.
—Hijo de puta. Mata a su esposa, a un policía y a otras dos personas que no tienen nada
que ver con esto y luego bebe vino como si fuera Don, el maldito Corleone. —Le pasó el
teléfono a Joseph, quien suspiró.
Daphne estaba estudiando la foto sobre el hombro de su marido—. ¿Por liberar al hijo de
Tavilla del cargo de asesinato?
—Quid pro quo, —dijo Thorne a la ligera, pero sus ojos estaban enojados—. ¿Por qué
mencionaste a la hija de Gage antes?
JD y Joseph intercambiaron una larga mirada—. Creemos que vio al asesino de su madre,
—dijo Joseph.
La frente de Thorne se frunció al instante—. ¿Por qué demonios no está bajo custodia
protectora?
—Nadie sabe que ella vio algo, —dijo JD—. Solo nosotros, Héctor Rivera, el Agente Brodie,
nuestro especialista forense, y Quartermaine, el médico forense. Y su tía y su hermanita,
por supuesto, porque la encontraron escondida detrás de una silla en la escena, en estado
de shock.
Thorne frunció el ceño, y JD casi podía oír las ruedas girando antes de que los ojos de
Thorne se abrieran de par en par.
—Oh Dios mío. Tienes una fuga. No te preocupes, no le mencionaré esto a nadie. Tienes
mi palabra.
—Gracias, —dijo Joseph de nuevo—. No tienes que responder a esta pregunta, pero la
pediré por mi propia conciencia. Sé que el hijo de Tavilla está cumpliendo tiempo por su
último asesinato. Supongo que tienes a alguien dentro de la organización de Tavilla, ya
que esta noche te informaron muy rápidamente. Supongo que lo has hecho para
protegerse contra una amenaza específica, hecha por un padre enojado que cree que su
hijo está en prisión porque te negaste a defenderlo.
— ¿Estás en algún peligro actual con César Tavilla?, —Preguntó Joseph sin rodeos.
Los labios de Thorne se curvaron—. Agente Carter, casi creo que le importo.
—Gracias por entregar los vestidos, Daphne, —dijo, saludándolos mientras abría la puerta
principal—. JD, la cara de tu hijo ahora está limpia. Le leí un cuento y él está dormido.
—Lo sé. Él me envió un mensaje de texto desde tu porche delantero. Te veo mañana en la
cena de ensayo.
—No creo que Taylor tenga nada que ver con esto, —dijo de nuevo Daphne—. Creo que
era la voz que Jazzie necesitaba escuchar en el momento.
—Eso espero, —dijo tristemente JD—. Odiaría que Clay finalmente encontrara a su hija
solo para tener que visitarla en la cárcel.
Clay se despertó en una habitación oscura y con un peso cálido y sólido sobre su pecho.
Manos acunando su cara y una suave boca besándolo. Stevie. Su olor llenó su cabeza, su
cabello cayendo en una cortina alrededor de ellos. Él zumbó en el beso y pasó sus manos
por la espalda desnuda, explorando su camino hacia abajo para encontrar nada más que
una piel sedosa.
Ella no dijo una palabra en respuesta, besándolo por el cuello hasta su pecho, agarrando
sus manos entre las suyas cuando él trató de rodarla sobre su espalda.
Había algo en su voz, una urgencia que hizo que él entrecerrara los ojos mientras miraba
la parte superior de su cabeza—. Dejarte qué Stevie?
Sus manos se aferraron a las suyas, sosteniendo sus brazos a los costados cuando trató de
moverse. Él podría haberse librado fácilmente de su agarre, pero su lengua le dio un
golpecito en el pezón y aspiró un fuerte suspiro cuando un estremecimiento recorrió su
piel.
—Espera. —Algo había sucedido. Parpadeó con fuerza, tratando de despejar la niebla de
su cerebro. Habían estado hablando de Cordelia. Stevie había ido a arroparla. Miró el reloj
de la mesita de noche. Eso había sido hace horas. Debió haberse quedado dormido
esperando que volviera—. Stevie? Cariño, ¿qué es esto?
—Sshh. —Ella se deslizó por su cuerpo, dejando caer besos en su pecho—. Cállate, Clay.
Y luego no le dio otra opción que obedecer, cortocircuitando sus ondas cerebrales
llevándolo a la boca y chupándolo profundamente. Él siseó, arqueando la espalda de la
cama.
Metiendo sus dedos en los costados, lo presionó contra el colchón, liberando su polla el
tiempo suficiente para mirar hacia arriba y susurrar—, Déjame cuidarte.
De repente, no quería tener placer a solas. Él la atrapó bajo sus brazos, la levantó de su
cuerpo, la puso de espaldas y la llenó con un fuerte golpe.
Stevie jadeó, luego tiró de su cabeza hacia abajo para darle un beso caliente, con la boca
abierta, enganchando sus tobillos alrededor de sus pantorrillas y empujando sus caderas
contra él. Encontró sus manos y pasó sus dedos a través de los de ella, aferrándose con
fuerza mientras se abrían paso hacia el clímax.
Tan cerca. Él no iba a durar mucho más tiempo. El sudor que goteaba por su frente,
arrancó su boca de la de ella, encontró sus ojos en la oscuridad.
Ella echó su cabeza hacia la almohada, su grito completamente silencioso. No estaba muy
lejos, el clímax era tan poderoso que, por un momento, todo lo que pudo ver fue una luz
blanca. Agotado, él cayó contra ella, enterrando su rostro en su cuello. Respiraba con
dificultad, sus pulmones luchaban por respirar. Su cuerpo se asentó debajo de él, sus
manos aun agarrando las suyas.
—Oh, Dios mío, dijo cuándo pudo formar las palabras—. Stevie.
—Te dije que me dejaras cuidarte, —murmuró con aire de suficiencia, y él se echó a reír.
Se apoyó en sus codos y tomó la última parte de su energía, pero él sabía que tenía que
estar aplastándola, así que se obligó a moverse. Ella le estaba sonriendo.
Ella llevó sus manos unidas a sus labios y le besó los nudillos—. No es un sueño.
—Por supuesto no. Es bueno saber que todavía puedo hacer que pierdas el control.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
202
Él rodó a su lado, llevándola con él.
— ¿Qué hice para merecer eso? Porque lo haré totalmente todos los días.
Stevie se rió entre dientes, luego la sonrisa en sus labios se convirtió en algo más serio.
Levantó una ceja, todo el movimiento para el que aún tenía fuerzas.
—En parte. —Suspiró en voz baja—. Hablé con Cordelia. Me contó sus pesadillas.
—No, no si ella te pidió que no lo hagas. Dijo que pensaba que, si su padre aún estuviera
vivo, querría que ella se mantuviera a salvo de las pesadillas. Dijo que al decírtelo estaba
haciendo exactamente eso. —Una pequeña sonrisa iluminó sus ojos—. Dijo que pensaba
que su padre realmente te habría aprobado. Si no pudiera estar aquí, se alegraría de que
estuvieras porque nos cuidas.
—No parece estarlo. Aunque sobre todo hablamos de sus pesadillas. Me aseguré de que
supiera que nunca lamenté mi decisión de abandonar la policía, que lo hice por todos
nosotros. —Suspiró de nuevo—. Dios, Clay. Sus pesadillas son mucho peores de lo que
nunca pensé que podrían ser.
—Ella dijo que no te ocultaba nada, así que eso es bueno. Solo lamenta que hayas tenido
que llevar sus malos sueños en la cabeza junto con los tuyos.
Clay tocó su frente con la de Stevie—. Pero, ¿no es eso lo que hacen los padres?
—Eso es exactamente lo que le dije. La abracé hasta que se durmió, y también debo
haberme dormido. Cuando me desperté, todo lo que podía pensar era en cuánta suerte
tengo y cuánto te amo. No podría manejar esto yo sola. — Respiró hondo—. En el lado
—Eso espero, —dijo con fervor—. Sienna lleva una carga increíble sobre sus hombros.
Stevie sonrió entonces, el alivio llenando sus ojos—. De Verdad. Así que… ¿Estás de
acuerdo con esto?
Él se deslizó hacia abajo para recostarse a su lado, pasando su mano por su brazo y
entrelazando sus dedos nuevamente.
—Demonios sí.
—Parte de mi reacción esta noche… — hizo una mueca—. ¿Cómo perra? Voy a echarle la
culpa a las hormonas, si te parece bien.
Él llevó sus manos unidas a sus labios—. Todo lo que tú digas. ¿Cuándo lo supiste?
—La semana pasada, cuando estabas fuera. Iba a sorprenderte con eso esta noche, y
luego todo el drama sucedió. Quería esperar hasta que las cosas se calmaran, pero… —Su
sonrisa fue tímida—. Como dije, me sentí abrumada por lo mucho que te amo y luego no
pude decírtelo. Además, creo que, si esperara para decírtelo hasta que estuviéramos
libres de drama, el bebé te lo diría él mismo, justo después de que te pidiera las llaves del
coche.
— ¿Él?
El embarazo y el parto y los pañales y los primeros pasos. Primeras palabras. Historias para
dormir. Primer día de escuela. Todo lo que extrañaba con Sienna. Porque Donna le había
robado esas cosas.
Ella trazó sus labios con su dedo—. Sí, sí, —le susurró de vuelta, con la voz quebrada.
Parpadeó con fuerza, sin vergüenza cuando dos lágrimas corrieron por su rostro.
— ¿Cuándo nacerá?
—El próximo abril. Apenas estoy de un mes—. Presionó un dedo sobre sus labios—. Así
que no deberíamos decirle a nadie por el momento.
—Tienes que estar bromeando. ¿Honestamente esperas que mantenga esto en secreto?
Él no podría haber contenido la risa que brotaba si su vida dependiera de ello—. Eso es
bueno, porque no creo que pueda dejar de sonreír. —Él la abrazó y le dio un beso en la
cabeza—. Te amo.
—Bien, porque yo también te amo. Ahora duerme. Nos reuniremos mañana temprano
con Sienna.
Se quedó allí largo rato, sosteniendo a Stevie hasta que se durmió, con el corazón
acelerado. Todo lo que siempre había querido de la vida era una familia, hijos, propios.
Cuando regresó del viaje de campamento esta tarde, lo tenía: una esposa que lo amaba y
una hijastra de nueve años que lo llamaba papá. Si hubiera vivido el resto de su vida de
esa manera, podría haber estado contento. No estaría completo, porque esta tarde
todavía creía que Sienna estaba perdida para él. Aun así, podría haber estado contento.
Pero ahora… ahora estaba realmente completo. Él había encontrado a Sienna. O, más
correctamente, ella lo había encontrado. Después de todo este tiempo.
Y él iba a ser padre otra vez. Su mente aún se tambaleaba ante el pensamiento. Él cedió a
la necesidad de tocar a Stevie, extendiendo cuidadosamente la mano sobre su estómago.
Su bebé estaba creciendo allí. Mi niño. Él y Stevie habían hecho un hijo. Se imaginó
Sienna no estaba en ese pequeño retrato de familia imaginario, porque todavía no parecía
del todo real. Sí, la había abrazado. Escuchó su voz. Le acarició el pelo. Aun así, su llegada
se sentía más como un sueño, un sueño hermoso.
Pero no fue un sueño, se dijo a sí mismo. Sienna vino a mí. Me buscó. La había buscado
durante tantos años. Y ahora está en casa. Suspiró en voz baja. No, ella no estaba en casa.
La realidad era que su hogar, y su padrastro, estaban a cuatro mil quinientos kilómetros
de distancia. Ella no planeaba quedarse para siempre. Lo había dejado perfectamente
claro.
Baltimore, Maryland,
Gage conocía a mucha gente verdaderamente mala. Matones violentos, peligrosos. Era un
riesgo laboral de ser abogado defensor. Supuso que ahora sería considerado uno de esos
matones violentos y peligrosos. Ese hecho no parecía molestar a Tavilla. Su nuevo jefe
solo se había preocupado de haber cubierto sus huellas y no haber sido atrapado.
Era bueno cuando las metas de un hombre eran consistentes con las de su empleador.
Compraría otro auto tan pronto como tuviera unos cheques de pago bajo su cinturón, tal
vez un sedán Mercedes. Siempre había ido a por los llamativos autos deportivos en el
pasado, pero tenía que ser más discreto en su nueva vida.
Gage esperaba mejorar significativamente su arsenal esta noche. Incluso si resultaba que
Jazzie realmente no había visto nada y había cerrado todos los cabos sueltos, su nuevo
trabajo requería ciertos accesorios. Un coche discreto, bonitos trajes y armas muy
poderosas, por si acaso alguna vez necesitaba defenderse.
Poniendo los ojos en blanco, comenzó a caminar por el camino de grava que conducía a
través de un trozo de bosque a un viejo cementerio. El particular violento matón que
había venido a ver tenía un don para lo dramático.
Se volvió cuando oyó pasos en el camino detrás de él. Manteniendo sus manos visibles,
asintió una vez al hombre que estaba parado frente a él.
—Reverendo.
Blake tenía unos sesenta años, con ojos engañosamente amables y una serie de mechones
que habían crecido mucho más en sal que pimienta en los años desde que Gage lo había
representado en un juicio por intento de distribución. Blake había sido tan culpable como
el pecado, pero Gage había sido un muy buen abogado. La mirada de abuelo bondadoso
había sido idea de Gage, y había marcado la diferencia con el jurado. Nadie quería poner a
un buen viejo en la cárcel.
—Porque llevo mierda, —dijo Gage, consciente de que el abrazo solo había sido una
excusa para buscar armas—. Mi situación ha cambiado.
—Oh, lo sé. Lo sé. Cenaste con César Tavilla y se corrió la voz. Así que… ¿Qué estás
buscando para adquirir?
—Depende de los precios. —Gage era cuatro mil dólares más rico de lo que había sido
hace unas horas. El cajero automático en su antiguo vecindario atraía exactamente el tipo
de víctima que había estado buscando: un hombre que retiraba dinero en efectivo a la
hora en que los hombres bien educados debían estar en la cama, manteniendo a sus
esposas despiertas con sus ronquidos. Pero este tipo había sido preparado hasta la
empuñadura y vestido para recoger polluelos. Había estado manejando un Bentley y había
retirado una gran cantidad de dinero del cajero automático, lo que indicaba que tenía una
tarjeta de crédito de límite alto, luego se había sentado en la línea de tránsito y contaba
su dinero con la ventana aún abajo. No fue en absoluto un esfuerzo tomar su billetera y
todo su dinero.
La suerte de Gage había continuado, porque en realidad el tipo tenía varias tarjetas de
crédito de límite alto y había escrito los números PIN en un trozo de papel que había
guardado en su billetera. Una hora más tarde, Gage había cobrado el adelanto de efectivo
máximo de cada tarjeta, tomando el cajero automático de un banco diferente para cada
retiro. Siempre había usado una máscara, pero había tenido la suerte de no haber sido
atrapado, y él lo sabía.
—Me gustaría un rifle con buen alcance, una pistola semiautomática modificada. O que
pueda modificar fácilmente yo mismo. Un par de gafas de noche. Algún gas lacrimógeno.
—Me dejaste fuera de la cárcel, Sr. Jarvis. Creo que puedo hacerte un descuento.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
208
—Excelente. —Gage se puso a caminar con el hombre, quien le dirigió una curiosa mirada
de reojo.
—Sí. —Gage no era estúpido. Sabía que una vez que comenzara a trabajar para Tavilla,
sería la espada y el escudo del hombre durante el resto de su carrera—. He hecho cosas
peores.
—Lo sé. Pero es posible que desees considerar la compra de un pasaporte con un nombre
diferente. En caso de que te encuentres en desacuerdo con tu nuevo empleador.
Blake resopló—. Sólo la mejor calidad. —Llevó a Gage a un sedán sin personalidad y abrió
el maletero, que estaba lleno de rifles y armas suficientes para impulsar una revolución—.
Después de esto, nunca nos vimos. Nunca hablamos. Ni siquiera te conozco.
Gage no apartó sus ojos de toda esa potencia de fuego—. Lo que digas.
Baltimore, Maryland,
Era importante que llamara a su madre cuando Lilah no estaba en casa, de lo contrario la
perra interferiría y evitaría que mamá aceptara darle acceso a las niñas.
Necesitaba ver a Jazzie por sí mismo. Necesitaba ver su expresión cuando lo miraba. Si ella
hubiera visto algo, él lo sabría. Y si le hubiera dicho algo al terapeuta, ambas tendrían que
ser silenciadas. En este punto esperaba lo mejor y planeaba lo peor.
La puerta al otro lado de la calle se abrió y apareció Lilah, deteniéndose bajo una farola
para estirarse. Date prisa. Por el amor de Dios, apúrate. Finalmente, salió a la calle y Gage
marcó el teléfono celular de su madre. Una luz se encendió en el apartamento de Lilah y
un momento después escuchó la voz de su madre por primera vez en más de un año.
— ¿Mamá? Soy yo. Tu hijo, —agregó rápidamente cuando ella no dijo nada.
Su madre exhaló en un sollozo—. Gage. Supe que eras tú de inmediato, pero después de
todo este tiempo escuchar tu voz… me dejó sin aliento. Oh mi Señor, eres realmente tú.
¿Dónde estás, hijo?
—Por todas partes, pero más recientemente Texas. Yo… Quería volver a casa, mamá.
—Oh, dulce Jesús, —susurró su madre a través de sollozos—. Odio decirte, Gage… Cosas
malas han sucedido aquí. Cosas terribles.
—Lo sé, mamá. —Él bajó la voz, hizo que su tono quedara silenciosamente devastado—.
Lo escuché en las noticias cuando estaba en Texas. Yo… Estaba mal ese día. Saliendo de lo
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
210
alto. Pero luego vi en las noticias lo que le pasó a Val y supe que las chicas me
necesitarían.
—Lo hicieron, Gage. Todavía lo hacen. Pero… ¿Dónde has estado durante el último mes?
Espera, Espera...
—En rehabilitación, mamá. Sabía que tenía que luchar contra este demonio dentro de mí
para poder cuidar de mis hijas. Finalmente fui a rehabilitación, mamá, y lo terminé. He
estado limpio por treinta y tres días. Para las chicas.
Su madre se rio con alegría—. Oh, hijo, esas palabras son música para mis oídos. Sabía que
podías si realmente querías. Estoy tan feliz en este momento.
—Yo también, ma. Quiero ver a mis chicas. Las he echado mucho de menos. No quiero
esperar otro día. ¿Puedo ir?
Tuvo que aguantar la respiración unos segundos más de lo que había esperado mientras
esperaba que respondiera, porque ella vaciló. Su genio se encendió, pero él se controló.
Lo pierdes ahora y ella nunca confiará en ti.
—Bueno, ahora están durmiendo, —dijo—. Y tengo que llevarlas a la iglesia en una hora.
Puedes venir a la iglesia con nosotros.
—Mamá. —Trató de hacer que su voz fuera razonable pero vulnerable—. Eso es un
montón de gente en un solo lugar. Estoy trabajando para volver a estar cómodo en una
multitud. Tratando de manejar mi estrés, ya sabes. Solo hasta que haya estado sobrio un
poco más.
Bueno. Ella estaba viniendo alrededor. Ahora para el golpe de gracia. Cuidado...
—Tenemos una rutina, —repitió con firmeza—. Necesitan estabilidad. Me temo que esta
mañana no podrá ser.
Su madre tomó aliento y supo que significaba que contaba hasta diez. Él lo había echado a
perder. Maldita sea al maldito infierno.
—Tus bebés han perdido a su mamá, Gage. Fue terrible. Y la vieron así, toda
ensangrentada y golpeada. Sé que necesitas verlas. Pero Janie y Jazzie necesitan
estabilidad en este momento. Es importante que nos ocupemos de ellas. No sabes por lo
que han pasado. Tus necesidades tienen que ir en segundo lugar.
Su madre suspiró.
—Tristes. Asustadas. Jazzie no ha dicho una palabra desde que encontraron a Valerie. Ella
tiene pesadillas, pero no habla de eso. Janie está un poco mejor. Es Jazzie la que más me
preocupa.
— ¿Está ella viendo a alguien? —Háblame de ese maldito terapeuta, mamá. No me estoy
volviendo más joven aquí—. ¿Un consejero o algo así?
— ¡Oh sí! Tiene un nuevo terapeuta que ha estado trabajando para sacarla de su
caparazón.
—Mucho, —dijo su madre—. —Maggie VanDorn ha estado haciendo terapia con niños
durante décadas, pero es una mujer mucho más joven a la que Jazzie se ha aferrado.
Taylor Dawson es su nombre. Es nueva en la granja. Acaba de graduarse de la universidad,
creo. De hecho, va a llevar a Jazzie a tomar un helado hoy, incluso en su propio tiempo.
Taylor es una buena chica. Muy inteligente.
Muy mal para Taylor Dawson. En su caso, inteligente podría significar muerto.
—Creo que eso sería bueno, Gage. Lilah y Jazzie planean irse al restaurante poco antes de
las cuatro de la tarde. Podrías pasar por el apartamento a las dos.
—Haré eso, mamá. —En realidad, él no lo haría, porque Lilah estaría allí. Tenía que
alejarlos de Lilah o estaría jodido incluso antes de comenzar.
—En realidad, lo hice. Él fue quien me dijo que estabas viviendo con Lilah ahora. Llamé a
su casa anoche, buscándote. Hablamos mucho tiempo. Cuando terminamos, era
demasiado tarde para llamarte. Así que los veré a todos a las dos.
—Estoy tan feliz de que te hayas limpiado, Gage. Soy la mamá más feliz y orgullosa del
planeta en este momento. Ahora puedes ser el papá que tus hijas necesitan que seas.
Puso los ojos en blanco y se mordió las palabras antes de que llegaran a la lengua. Sí,
como sea, ma. Él no necesitaba ser un padre. No quería ser padre. Nunca había querido a
ninguna de esas niñas. Lo que él quería era que lo dejaran solo. Pero él inyectó una
saludable cantidad de humildad en su tono.
—Yo también, mamá. Escucha… Quiero volver a empezar con las chicas. Pero soy
consciente de que Lilah no me aprueba.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
213
Un aliento cuidadosamente dibujado.
El infierno no lo era—. Bueno, sean cuales sean sus razones, no le gusto. Creo que las
niñas y yo tendríamos una mejor oportunidad de reconciliación si Lilah no estuviera cerca
cuando las visite. ¿Podrías traerlas al parque? —Él contuvo el aliento cuando su madre se
quedó en silencio—. ¿Mamá? ¿Todavía estás ahí?
—Lo sé, —dijo en voz baja—. Pero Lilah es su tutor legal porque nadie pudo encontrarte
cuando asesinaron a Valerie. Y no puedo tenerla enojada conmigo. Aquí es donde vivo
ahora.
— ¿Cómo puede ya ser declarada su tutor legal? Valerie solo lleva un par de semanas
muerta.
No le gustaba su tono. Estaba empezando a sonar irritada con él. Necesitaba volver a
ponerla en modo de simpatía.
—Lo siento, mamá. He estado tratando de estar limpio y sobrio. Solo necesito ver a mis
hijas. —Temblaba su voz para darle un efecto—. Necesito ver a mis chicas.
—Lo sé, —dijo de nuevo, y su voz se había suavizado—. Es solo que hemos estado
tratando de mantener a Jazzie cerca de casa.
Mierda, maldita sea, joder. Su hermano había tenido razón. La niña había visto algo y su
madre lo sabía o al menos lo sospechaba. Pero nadie sabía exactamente lo que Jazzie
había visto, porque si lo supieran, su rostro habría estado pegado en las noticias como un
hombre buscado.
—Pero dijiste que va a una granja y monta a caballo, —dijo, tratando de sonar
desconcertado y no enfurecido—. ¿Qué tiene de diferente el parque?
Ella respiró hondo, exhalando bruscamente—. Está bien. Llevaré a las chicas a verte en el
parque. Pensaré en algo para contarle a Lilah.
—Gracias, Ma. Eres la mejor. Te veré a las dos. —Él apretó los dientes y convocó las
palabras que sabía que ella quería escuchar—. Yo… Te amo ma.
Terminó la llamada y dejó escapar un suspiro. Hasta ahora, todo bien, pero Lilah volvería
pronto. Salió del vestíbulo, se detuvo un momento para buscar a los corredores, luego
salió a la calle y entró en el callejón donde había dejado el auto de Cleon.
Se puso una gorra, se bajó el borde para ocultar los ojos y luego salió cautelosamente del
callejón a tiempo para ver a Lilah correr a la vuelta de la esquina del siguiente bloque. Se
dio cuenta de que no había ganado ninguna velocidad en absoluto. Simplemente había
acortado su ruta yendo alrededor de su bloque inmediato.
Para poder quedarse cerca de Jazzie. Mamá no estaba bromeando cuando dijo que
estaban manteniendo a la niña cerca. Mierda. Esperaba que Lilah no interfiriera con que
su madre llevara a Jazzie al parque más tarde. Se estaba quedando sin tiempo.
Al menos ahora tenía más información. La terapia equina era dirigida por Maggie VanDorn
y el terapeuta acababa de salir de la universidad. Taylor Dawson debería ser fácil de
encontrar. Los universitarios volcaban su vida en las redes sociales.
Taylor se deslizó por las escaleras, tratando de no hacer ningún ruido. El domingo era el
día de Maggie para dormir, y quería que la mujer mayor descansara. No estaba
amaneciendo, la casa y la tierra estaban tranquilas e inmóviles.
Sus manos también estaban arriba, con las palmas hacia fuera en señal de rendición.
Taylor tomó otra respiración, presionando un puño contra su pecho donde su corazón se
había acelerado. Entonces el aliento que contenía lentamente se filtró de sus pulmones.
Ford estaba sin camisa y sin zapatos, con el pelo despeinado y sus pantalones vaqueros sin
abrochar sobre las delgadas caderas.
Él era… dorado. Simplemente dorado, su piel besada por el sol. Sabía que él era sólido, lo
había sentido cuando la abrazó la noche anterior, pero esto… Oh Dios mío.
—Um, ¿gracias? —Él murmuró, y sus ojos se dispararon hacia su cara. Él se estaba
sonrojando, y en otro duro latido de su corazón, ella también.
Cerró los ojos con fuerza, deseando poder correr escaleras arriba y comenzar de nuevo la
mañana.
—Sí. —Sonaba divertido, así que se arriesgó y abrió los ojos a tiempo para verlo
abrocharse el botón superior de sus pantalones vaqueros y tirar de ellos una pulgada más
arriba en sus caderas.
Maldita sea.
—Está bien. —Se aclaró la garganta, forzando su mirada de nuevo a su cara, donde un
lado de su boca se levantó en la más pequeña de las sonrisas. Lo que sería lo único
pequeño de él.
—Sí.
— ¿Por qué? Aquí tienes una habitación propia. —Maggie se lo había dicho cuando se
mudó por primera vez. Taylor entrecerró los ojos cuando se respondió a si misma—.
Estabas vigilando las puertas. —El estremecimiento fue microscópico, pero confirmó sus
sospechas. ¿Creías que me iba a escapar?
—No, —dijo cortante—, pero a Clay le preocupaba que pudieras. Le prometí que me
aseguraría de que estuvieras aquí cuando regresara esta mañana.
Cruzó la cocina en dos zancadas, agarrando ligeramente su brazo antes de que ella
pudiera abrir la puerta.
Ella se encogió de hombros—. No puedo dormir. —Se había quedado mirando el techo la
mayor parte de la noche, sus pensamientos saltaban salvajemente de la devastación de su
padre a la esperanza de Clay a la traición de su madre. Cuando finalmente se durmió, soñó
con Ford, despertándose aún más inquieta. Y necesitada. Realmente, realmente
necesitada, pero no había nada que pudiera hacer al respecto, aparte de complacerse a sí
misma. Lo había intentado, pero terminó sintiéndose aún más inquieta, y sola, que antes.
Así que se había levantado de la cama y se había vestido, decidida a aliviar el zumbido
frustrado que llenaba su mente. Al igual que lo hacía en casa. Excepto que ahora el
zumbido tenía un nombre. Y una cara. Y un pecho para morirse.
—Te ayudare.
Estaba demasiado cerca, su aroma llenaba su cabeza. Olía demasiado bien, tentándola a
dar un paso adelante, a cerrar la brecha entre ellos. Pero él la había rechazado la noche
anterior y ella no iba a darle la oportunidad de hacerlo dos veces. Su ego no era lo
suficientemente fuerte como para aceptar otro rechazo, incluso si se daba por razones
honorables.
Dio un paso hacia atrás, pero la puerta bloqueó su retirada. Su pecho llenó su campo de
visión y ella retiró sus dedos hacia atrás antes de que pudieran descubrir si el cabello rubio
era suave o áspero. Una vez más, forzó su mirada hacia arriba y lo encontró mirándola
fijamente, sus ojos azules oscuramente intensos. Su boca se secó.
—No tienes que hacer eso, —dijo en voz baja—. Es mi trabajo. Puedo hacerlo yo sola.
—Sé que puedes. — Su murmullo era bajo y muy…. Íntimo—. Pero tampoco pude dormir.
Un escalofrío se deslizó por su espina dorsal—. Supongo que no, —dijo, con los nervios
haciendo su voz retumbante—. El sofá no es demasiado cómodo. Me dormí en él una vez.
Se inclinó, bajando la cabeza hasta que su nariz rozó su cabello—. Esa no fue la razón.
Ella se tragó un gemido—. Realmente tengo que irme. Tengo trabajo que hacer.
—Puede esperar por un minuto o dos, —susurró, con el aliento cálido en su oído.
Ella pretendía que las palabras fueran agudas y poderosas, pero salieron suaves y
suplicantes.
—No lo hago. Estoy… —Se rio entre dientes tímidamente, pero no movió un músculo—.
Estoy tratando de ser suave, pero aparentemente no está funcionando muy bien.
Ella parpadeó hacia él, el levantamiento repentino de su barbilla trajo sus labios incluso
con su mandíbula. Un ligero giro de cabeza y él la estaría besando.
Muy ligero. Más, era todo lo que podía pensar. Él todavía no la había tocado en ningún
otro lugar, y necesitaba que lo hiciera. Necesitaba tocarlo. Sus palmas soltaron la puerta y
ella alcanzó su pecho, tentativamente acariciando el cabello con las puntas de sus dedos.
Suave. Era muy suave. Ella comenzó a alejarse, jadeando de sorpresa cuando él agarró sus
muñecas con suavidad, tirando de sus manos hacia su pecho.
—Tócame, —susurró con voz ronca, apoyando su frente contra la de ella—. Por favor.
Una emoción la recorrió mientras obedecía, pasando los dedos por el pelaje claro, luego
deslizando sus palmas sobre el grueso bulto de sus pectorales hasta sus hombros. Exhaló
un áspero suspiro que sonó aliviado.
—Pero entonces esta mañana me miraste como si estuvieras tan malditamente... —Él
rozó sus labios sobre los de ella, atormentándola—. Hambrienta, —susurró.
Ella se estremeció, sus rodillas se debilitaron—. Lo estaba, —susurró entre sus ligeros
besos—. Lo estoy. —Tomó aire para pedir coraje, luego le pasó las manos por los
hombros, siguiendo los músculos hasta su cuello hasta que pudo meter sus dedos en el
cabello de su nuca, todo grueso y ondulado—. Soñé contigo. —Ella presionó su cuerpo
más cerca hasta que pudo sentir ese bulto atractivo en sus pantalones, fuerte y pulsante
contra su abdomen—. Sobre esto.
Sus manos agarraron sus hombros con tanta fuerza que casi le dolían. Se preparó para
otro beso más caliente, pero su cuerpo se había congelado, sus hombros y su espalda
estaban rígidos. Su mandíbula se apretó con tanta fuerza que un músculo en su mejilla se
contrajo. Se estaba reteniendo, manteniendo un control feroz que lo tenía temblando. Un
control que ella quería romper. Así que se inclinó sobre sus pies para susurrar en su oído:
—Soñé que estabas allí, en la cama conmigo. Y me desperté tan malditamente
hambrienta.
Sus pechos se sentían pesados, sus pezones repentinamente sensibles contra el algodón
de su sujetador. Ella se movió experimentalmente, torciendo la parte superior de su
cuerpo, arrastrando sus pechos a través de su pecho, gimiendo de sorpresa por la
sacudida de electricidad que salía de sus pezones hacia abajo entre sus piernas. Se sintió
tan bien que lo hizo de nuevo, deseando que no hubiera capas entre ellos.
Gruñó de nuevo, su boca casi castigando, sus empujes más fuertes. Más rápido. Más
insistente. Sus manos se deslizaban arriba y abajo de sus lados sin descanso, sus dedos se
clavaban en su espalda, sus pulgares rozaban los lados de sus pechos solamente. Taylor
quería más. Demasiado mucho más.
Por favor por favor por favor. Ella no estaba segura de lo que estaba pidiendo, pero él
parecía saberlo porque sus manos se deslizaron hacia su trasero y la levantó con facilidad.
Envolvió sus piernas alrededor de sus caderas, cerrando sus tobillos detrás de él, dejando
que su cabeza cayera contra la puerta. Sí.
—Sí, —siseó. Finalmente. Podía sentirlo justo donde le dolía. Pero todavía no era
suficiente. Él le dio un fuerte beso en el cuello, justo detrás de la oreja, antes de lamer un
camino por su garganta. Más más, más. Ella golpeaba sus caderas al mismo tiempo que el
canto que le resonaba en la cabeza.
Y luego él giró sus caderas, arrancando un crudo gemido de su garganta que resonó
sorprendentemente fuerte en el silencio de la cocina. Oh Dios mío. En la cocina. Un
parpadeo de conciencia la sacudió milisegundos antes de que sus pies cayeran al suelo.
Aplastó sus palmas contra la puerta detrás de ella para permanecer erguida cuando sus
rodillas amenazaban con doblarse.
Guau. Casi había tenido un orgasmo justo allí contra la puerta. Probablemente debería
estar avergonzada, pero no lo estaba. Su cuerpo se revolvía como un coche de carreras.
Nunca se había sentido tan bien en toda su vida.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
220
Todavía… en la cocina. Donde cualquiera podría entrar y verlos como comadrejas. No seas
estúpida. Nadie está aquí… todavía. Y Maggie dormía como un muerto. No seas grosera,
Taylor.
Ford dio un paso atrás y cerró los ojos, su pecho funcionando como un fuelle. Sus manos
se apretaron en puños a los lados y agachó la cabeza mientras resoplaba como un toro en
el ring. — ¿Qué quieres, Taylor? —Gruñó.
—Más que esto, —susurró, agradecida de que él hubiera tenido el autocontrol para
detenerse, porque no estaba segura de haber podido—. Pero no aquí. Así no.
— ¿Seré el primero?
Ella hizo una mueca, su cara se puso caliente por todas las razones equivocadas.
—Lo siento.
Sus ojos brillaron, de repente tan intensos como lo habían sido antes.
—Es justo... —Ella puso los ojos en blanco, totalmente mortificada por su inexperiencia—.
Tengo veintitrés años, por el amor de Dios. Yo debería estar…
—Serás la segunda mujer, —dijo finalmente. —No soy el Sr. Experiencia yo mismo.
Sus ojos se ensancharon. Oh. Guau. Eso significaba que no había tenido a nadie desde
Kimberly. Sin presión, Taylor. — ¿Qué pasa después? —Ella murmuró contra su dedo,
luego lo besó.
—Nos tomamos las cosas con calma, —dijo en voz baja—. Aunque lento podría matarme.
Los ojos azules se arrugaron en las esquinas mientras su sonrisa se volvía satisfecha.
—No lo sé. Tal vez me gusta la forma en que me miras. —Él la sorprendió de nuevo
envolviéndola con sus brazos, acercándola. Este abrazo era diferente de los demás. La
noche anterior había sido sobre la comodidad. Contra la puerta, justo ahora, había sido
sobre la lujuria. Esto era… dulce—. Para que lo sepas, también me gusta abrazarte así, —
dijo con voz ronca, apoyando la mejilla en su cabeza—. No quiero presionarte.
Ella se fundió con él, deslizando sus manos por la suave piel de su espalda y sujetándola.
—Lo sé.
—Pero voy a hacerlo. De cualquier manera, que lo haga, alguien saldrá lastimado. Si me
quedo, rompo el corazón de mi padre. Si voy a casa, lastimo a Clay. Y a ti
El hecho de que él no le hubiera negado sus palabras le hizo aumentar su estima. El hecho
de que él se concentrara en la única pregunta que no podía responder la hizo llorar.
—No lo sé. Durante tanto tiempo quise ser invisible. No estoy segura de saber qué hacer
ahora que todos pueden verme.
Ella asintió. Se dejó fingir por un minuto que todo podría salir bien. Que podría tener su
pastel y comérselo también. —Está bien.
—Cada vez que hay demasiado en mi cabeza, me voy a dar una vuelta. Ayuda. ¿Ya has
tenido la oportunidad de hacer eso?
—No. He estado dando clases y sesiones de terapia casi todos los días. Maggie ha estado
demasiado ocupada para ir conmigo en mis días libres, especialmente cuando Dillon
estaba en su viaje de soltero. Nos quedamos cortos, así que eché una mano. No quería
que me fuera sola hasta que me pudiera mostrar los caminos al menos una vez.
Gage puso los ojos en blanco mientras pasaba por la entrada cerrada del centro de terapia
equina donde Jazzie había hecho aparentemente una conexión con la terapeuta Taylor
Dawson. Healing Hearts con caballos. Dios. ¿Podría el lugar volverse más ridículo?
Ahórrame los corazones sangrantes.
Excepto que no eran solo corazones sangrantes. En teoría, debería haber sido fácil
deslizarse por la puerta principal de la granja y sacar a la terapeuta sin mucho esfuerzo,
pero esto no era una granja común.
Era gestionada por Maggie VanDorn, pero era propiedad de Daphne Montgomery-Carter,
una perra fiscal a la que Gage se había enfrentado en sus años como abogado defensor. Y,
odiaba admitir, inteligente. Ella lo había superado en la corte más a menudo de lo que él
la había superado a ella. Era, por desgracia, honesta. Nunca había intentado sobornarla,
porque otros habían tratado y habían terminado inhabilitados o incluso haciendo trabajos
comunitarios.
El programa era gratuito para los niños que habían sido víctimas de violencia, con los
costos operativos cubiertos por las donaciones. Un montón de cenas de recaudación de
fondos. Muchas fotos de Daphne y algunas de con el Agente Carter, generalmente en
eventos de etiqueta negra. Incluso en un traje, el hombre parecía peligroso.
Había varias fotos de Maggie VanDorn, la terapeuta principal. Muy pocas de Clay
Maynard, el jefe de seguridad de Daphne. El hombre parecía aún más amenazador que
Carter.
Gage solo conocía a Carter y Maynard por su reputación, pero sabía que no debía cruzarse
con ninguno de ellos directamente. Carter era un tipo de James Bond. Maynard era el
perro macho equivalente a Daphne. Afortunadamente, Gage no estaba interesado en
eliminar a ninguno de los hombres. Sólo a una joven terapeuta. Pero él ni siquiera sabía
cómo era físicamente.
Así que este viaje era de reconocimiento. Había que cuidar a los caballos, alimentarlos,
limpiar los puestos, ese tipo de cosas. Alguien iría al granero pronto. Esperaba que fuera
Taylor Dawson.
Había aprendido de las oportunidades de empleo en el sitio web que los internos estaban
alojados en la propiedad. Era un beneficio, porque el trabajo no pagaba casi nada.
Vestido todo de negro, cruzó al otro lado de la carretera mientras caminaba hacia la
puerta, deteniéndose de vez en cuando para mirar a través de las gafas. Apenas podía ver
la cerca que bordeaba la propiedad. En su mayoría estaba oculta por los árboles, pero
podía ver cámaras montadas a intervalos regulares.
Gage colocó su rifle en su hombro mientras estudiaba a la pareja, luego lo bajó. Los dos
parecían tener síndrome de Down. Probablemente no sea fueran terapeutas.
Una vez que el coche hubo entrado, la puerta se cerró detrás y Gage se acomodó para
esperar, observando cuidadosamente el granero a través de las gafas. Unos minutos más
tarde, una mujer entró en su línea de visión: alta, fluida, larga y negra cabellera en una
cola de caballo. Ciegamente, alcanzó el rifle, pero solo podía verla desde atrás, maldita
sea. Gírate. Vamos, cariño. Solo un poco. Pero ella no lo hizo, caminando enérgicamente,
con un propósito. En el momento en que él había puesto el rifle en su hombro y apuntó,
ya estaba fuera de la vista.
Ford no creía que alguna vez se hubiera vestido tan rápido. Subió las escaleras tras dos
grandes saltos y corrió hacia el granero. Él y Taylor iban a dar una vuelta y sabía
exactamente dónde la llevaría. Había descubierto el pequeño claro cerca del arroyo
cuando tenía doce años, y desde entonces había sido su lugar de meditación.
Nunca había llevado a nadie allí. Ciertamente no a Kimberly. La aterraban los pequeños
perro salchicha, y mucho más los caballos. Gracias a Dios por eso, porque seguramente le
habría mostrado su claro. Y entonces no sería especial para Taylor. Quería que fuera
especial para ella.
Hizo una mueca, no estaba seguro de cómo se las arreglaría para hacer las tareas con una
enorme erección, pero lo resolvería. No era como si no lo hubiera hecho antes. Pero
definitivamente había sido hacía un tiempo. Kimberly se había ocupado de eso. Lo derribó
y lo dejó adormecido. Por dentro y por fuera. Ayer había sido la primera vez que se había
sentido verdaderamente vivo en mucho tiempo.
Disfrútalo mientras dure. Su paso vaciló y tropezó cuando se acercó al granero. Iba a doler
como el infierno cuando Taylor se fuera. Porque ella lo haría, eventualmente. Regresaría
con el padre que la había criado, con las hermanas que aún la necesitaban. Era demasiado
leal para no hacerlo.
Ford casi podía escuchar la lógica en su mente y sabía qué elección haría ella. La esposa de
Frederick Dawson estaba muerta. Su hija mayor estaba muerta. Su hija mediana era una
alcohólica en recuperación y su hija menor tenía necesidades especiales y dependería de
él todos los días por el resto de su vida. Dawson había renunciado a su carrera y a sus
amigos, mudándose al medio de la nada para mantener a Taylor a salvo.
Clay, por otro lado, sobreviviría. Visitaría a su hija en cumpleaños y días festivos
importantes. Durante el resto del año, tenía a Stevie y Cordelia. Tenía su negocio de
seguridad y un montón de amigos.
Pero eso sería en un mes a partir de ahora. Seguiría su propio consejo y cruzaría ese
puente cuando llegara allí. Al menos ya no tenía que preocuparse por limpiar los puestos
con una erección, pensó con gravedad. Solo pensar en volver a la soledad entumecida del
último año y medio había sacado el almidón de sus velas, por así decirlo.
Pero, se repitió a sí mismo, eso es un mes a partir de ahora. Pegando una sonrisa en su
rostro, endureció su columna vertebral y abrió la puerta del establo. Y se detuvo en seco
cuando escuchó una voz femenina enojada que no pertenecía a Taylor.
Al apresurarse dentro, Ford parpadeó al ver a Dillon y su novia, Holly, parada en el pasillo
entre las filas de puestos, bloqueando el camino de Taylor. Holly estaba hablando, con los
brazos cruzados con fuerza sobre su pecho, una expresión siniestra en su rostro
normalmente sonriente. Dillon se paraba detrás de ella, luciendo miserable.
Y agotado, notó Ford mientras se acercaba. Ni Holly ni Dillon parecían haber dormido.
Únete al club.
— ¡Lo usaste! —Holly decía enojada. Sacudiendo su dedo índice, se levantó en la cara de
Taylor, no era una hazaña pequeña considerando que Taylor tenía casi un metro ochenta
de altura con sus botas puestas. Holly solo tenía un metro treinta, pero lo compensaba
con una personalidad poderosa.
—Tus juramentos no significan nada. Simplemente fingiste que lo apreciabas para poder
obtener información sobre Clay.
Ah. Esto era sobre la conversación que Ford había espiado sin vergüenza el día anterior. Se
acercó con cuidado, habiendo estado antes en el extremo receptor de la ira de Holly.
Normalmente tranquila, también era ferozmente leal, y nadie se metía con las personas
que amaba.
—No te utilicé, Dillon. Y no pretendía que me gustaras. Me gustas, —dijo con seriedad—.
Por eso confié en que me dijeras la verdad.
—Viniste aquí con una mentira. Mentiste sobre tu nombre, mentiste sobre quién eras.
Todo lo que dijiste era mentira.
La barbilla de Dillon se levantó. Tenía su orgullo, Ford lo sabía. Dillon había rechazado
firmemente la ayuda financiera de la familia adinerada de Holly porque él quería proveer
para ella. Había trabajado duro, aquí en el granero y empaquetando víveres en el mercado
local, ahorrando hasta el último centavo hasta que él y Holly tuvieran un ahorro lo
suficientemente grande como para obtener un apartamento y un auto propio.
Con determinación, Dillon y Holly rechazaron la idea de que tener síndrome de Down
significaba que tenían que depender de sus familias por el resto de sus vidas. Ford estaba
muy orgulloso de ellos. Pero en este momento en particular, la determinación decidida de
Holly la estaba llevando por el camino equivocado.
—Crees que porque tiene síndrome de Down no puede mentir, —dijo Holly con amargura
—. Crees que es un niño tonto al que puedes engañar para que te cuente todo lo que
quieres saber.
— ¡Sé que no lo eres! Sé que puedes mentir. Todos pueden mentir, pero no creí que
tuvieras ninguna razón para hacerlo. — Bajó la mirada y dejó caer los hombros—. No soy
el mejor juez de carácter, sin embargo. Mi propia madre me mintió durante toda mi vida y
nunca sospeché nada. Me dijo cosas terribles sobre Clay. La creí porque era mi madre y
yo era una niña pequeña. Pero tampoco soy una niña pequeña y estoy realmente cansada
de que me mientan. Pensé que si no sabías quién era yo, no tendrías ninguna razón para
mentir. —Ella cuadró los hombros y se encontró con la mirada de Dillon, que se había
suavizado considerablemente—. Lo siento, te he engañado. No quise lastimarte a ti ni a
nadie más. Solo estoy tratando de encontrar mi camino a la verdad.
Dillon sostuvo sus ojos por varios latidos del corazón, luego asintió y sonrió—. Está bien.
Aliviadas, las rodillas de Taylor se tambalearon. Ford puso su brazo alrededor de su cintura
para ayudarla a mantenerse erguida, su corazón dio una pequeña patada cuando se apoyó
en él.
—Gracias, —le susurró, luego se aclaró la garganta—. ¿Qué están haciendo ustedes dos
aquí tan temprano?
—Lo mismo que tú, —dijo Dillon con una sonrisa de lado—. Limpiar las caballerizas. Holly
vino para hacerme compañía. —Él levantó las cejas—. Y para gritarte.
Holly asintió.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
229
—Por supuesto. A menos que vuelvas a herir sus sentimientos, entonces te patearé el
culo.
—Y puede patearte el trasero bastante bien, en realidad, —agregó Dillon con orgullo—.
Toma clases de karate.
—Lo sé. También leí sobre ella. También sé que está casada con el jefe de tu madre,
Grayson Smith. Tuve que hacer una hoja de cálculo para mantener en mi mente a todos
los amigos interconectados de Clay y sus esposos, esposas e hijos. —Se volvió hacia Holly y
Dillon—. Me aseguraré de comportarme en el futuro. Gracias, Dillon, por hablarme de mi
padre. Traté de saber sobre él antes de venir, pero no había mucho en línea.
Ford se preguntó si había llamado Clay a su padre para no enfadar más a Holly y Dillon, o
si se había dado cuenta de que lo había hecho.
—Lo sé. Podría haberle preguntado a mucha gente sobre Clay cuando llegué por primera
vez, pero no sabía en quién confiar. No confío en mucha gente, pero confié en ti. Espero
que podamos seguir siendo amigos.
—No entiendo por qué tu nombre no es Sienna, pero supongo que entiendo por qué
mentiste. Estabas asustada. Pero por favor no mientas más. Dillon es un chico sensible.
Realmente heriste sus sentimientos.
—No le patearé el trasero, —dijo Holly—. Eso es todo lo que prometo por ahora. —Señaló
con el dedo a Taylor, con los ojos repentinamente serios—. No lastimes los sentimientos
de Clay tampoco. O.… ya sabes.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
230
—Mi culo será pateado, —dijo secamente Taylor—. Lo tengo. Aunque sospecho que
tendrás que ponerte en fila detrás de Stevie y un grupo de otras personas. — suspiró—.
Haré mi mejor esfuerzo para no hacerle daño.
—Holly, —dijo en voz baja—. Ella dijo que haría todo lo posible. Eso es todo lo que puede
prometer. Eso es todo lo que puedes pedir.
Holly miró a su hombre, su expresión se convirtió en una de amor, alegría y un orgullo tan
feroz que hizo que el corazón de Ford doliera. Eso es lo que quiero. Alguien que me mire
así. Como que soy todo lo que necesitan.
—Tienes razón, —murmuró Holly y palmeó la mejilla de Dillon—. Llévame a casa ahora.
—Tiene razón, ya sabes, —dijo Ford en voz baja—. Dillon, quiero decir. Todo lo que
cualquiera de nosotros puede pedir es que hagas lo mejor que puedas. Pase lo que pase.
—Lo sé, —susurró Taylor—. En mi cabeza lo sé. Es mi corazón lo que está siendo difícil.
Él aligeró su tono.
—Entonces vamos a poner tu culo en una silla de montar para que tu cabeza pueda poner
tu corazón en línea. —Él le dio un manotazo en el culo y ella parpadeó, claramente pillada
con la guardia baja.
Gage esperó a que Taylor Dawson saliera del establo, agachándose una vez más cuando el
auto con la pareja con síndrome de Down salió de la propiedad. Luego colocó su rifle de
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
231
modo que tuviera la puerta del granero a la vista, apuntando hacia donde estaría el
cuerpo de la joven de cola de caballo negro. Una vez que apareciera por la puerta, tendría
solo unos segundos para disparar antes de que saliera de su campo de visión.
Ella todavía estaba allí, junto con el joven que había entrado en el establo unos minutos
después de que ella lo hubiera hecho. Gage estaba bastante seguro de que el hombre era
Ford Elkhart. Había visto brevemente su cara mientras seguía el mismo camino que la
chica con cola de caballo. Su investigación sobre el programa de terapia y Daphne
Montgomery había dado muchas fotos de su hijo, quien había estado en el extremo
receptor de una extensa cobertura de los medios de comunicación después de que fue
secuestrado. Tenía sentido que trabajara en la granja. Una vez más, Gage no tenía ningún
problema con Ford Elkhart. Él sólo quería a la chica.
Pero ¿y si la chica no era Taylor Dawson? Sí, tenía la edad adecuada, pero ¿y si no era la
chica adecuada? Entonces él tendría que encontrar otra manera de llegar a ella.
¿Y si Denny y Ma estaban equivocados y Jazzie no vio nada? Incluso si esta joven es Taylor
Dawson, no significa que sepa nada. Mentalmente él empujó las dudas lejos. Taylor
Dawson era un potencial cabo suelto. Sí, sería una pena que muriera si no sabía nada,
pero sería una pena que supiera algo y se lo contara a la policía. Y si Jazzie no hubiera
dicho una palabra todavía, nunca lo haría si su terapeuta estuviera muerta. De cualquier
manera, los beneficios superaban con creces los riesgos.
Y ya había matado a otras tres personas que no habían participado en absoluto. ¿Qué era
uno más? Especialmente uno que presentaba un riesgo aún mayor.
Voy a trabajar para Tavilla. Será mejor que me acostumbre a matar por conveniencia.
Los músculos de sus brazos comenzaron a contraerse a medida que pasaban los minutos,
pero él apretó los dientes y mantuvo su posición, resolviendo hacer más entrenamiento
de fuerza de la parte superior del cuerpo en el futuro. Después de unos diez minutos, Ford
y la mujer en cola de caballo abandonaron el granero, pero a caballo. Maldita sea. Su
pecho ya no estaba en su vista. Se había movido varios pies más arriba.
Su brazo, rígido por los músculos apretados, se alzó para ajustar su puntería, pero para
entonces, la chica y el caballo ya no eran visibles. Joder, joder, joder.
Era hora de recoger. El sol ya estaba completamente arriba y él era un pato sentado,
vestido de negro de la cabeza a los pies, tal como estaba.
Al menos sabía que Taylor Dawson tenía el pelo largo y negro, si esa joven era ella. Las
posibilidades eran mejores que las que había tenido, por lo que el viaje aquí no había sido
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
232
una pérdida total de tiempo. Corrió de vuelta a su coche, guardó su rifle y acababa de
apartarse del hombro cuando vio que se acercaba un camión. Tiró del borde de su gorra
hacia abajo, apretando la mandíbula cuando se dio cuenta de que el conductor no era
otro que el hombre de seguridad Clay Maynard. Mierda. ¿Lo habían visto? Maldición,
maldición, maldición.
Salir aquí era una estupidez. Estúpido. No te inmutes. No te detengas. Ni siquiera te fijes
en el otro coche. Solo mantén tus ojos rectos y conduce.
Sus vehículos se cruzaron y Gage miró por el retrovisor, aliviado cuando Maynard siguió
conduciendo por el otro lado. Dios. Eso estuvo cerca.
Con las manos temblorosas, apretó el volante y se dirigió hacia su habitación alquilada. En
el camino, giró por un camino lateral, sacó una pequeña bolsa de debajo del asiento y
preparó una bonita línea larga en el espejo que había cargado durante años. Inhaló.
Allí, pensó con un suspiro de alivio. Mejor ahora. Podía pensar de nuevo. Y necesitaba
pensar. Necesitaba planear. Necesitaba una manera de limpiar el desastre que la niña
había hecho, si lo había visto de alguna manera. Sólo una solución realmente se haría
cargo del problema.
La vieja cita de Ben Franklin apareció en su mente y él quería gritar. No habían sido tres
personas al principio, solo dos. Sólo Denny y yo. Pero si Jazzie lo había visto… y si ella le
había dicho al terapeuta… podrían ser hasta cuatro. Cuatro personas que conocían su
secreto.
Estás hablando de matar a Jazzie. ¿Lo sabes bien? Estás hablando de matar a una niña de
once años que solía llamarte papá. ¿Puedes realmente hacer eso? ¿Puedes matar a un
niño?
¿Podría él? Nunca pensó que podría matar en absoluto. Luego lo hizo. Pero nunca pensó
que podría matar a un niño. Ni siquiera consideró la pregunta.
Tal vez se estaba molestando por nada. Tal vez Jazzie no había visto nada.
Pero… infierno. Cerró los ojos con un suspiro. El no saber lo estaba volviendo loco. Al final,
haría lo que tenía que hacer. Ni más ni menos. Y él sabría lo que era lo suficientemente
pronto.
Ford había tenido razón, pensó Taylor mientras cepillaban los caballos después de su
paseo temprano por la mañana. Había necesitado el silencio para que su cabeza pudiera
aclararse. Desafortunadamente, su cabeza aún no había tenido esa conversación con su
corazón, y se demoró más de lo necesario, dando al caballo un último golpe en su cuello y
una última hojuela de heno.
—Te estás retrasando, Taylor, —dijo Ford suavemente, poniendo sus manos sobre sus
hombros y girándola suavemente hacia la puerta abierta del granero—. Clay, Stevie y
Cordelia llegarán en cualquier momento y les prometí que les prepararía el desayuno.
Taylor miró por encima del hombro con una mueca de dolor—. ¿Stevie también viene?
El asintió.
—Maggie me envió un mensaje de texto cuando salíamos a cabalgar para avisarme. Stevie
y Cordelia desayunarán con nosotros, luego irán a dar un paseo.
—No lo sé, —susurró—. Tuve esta pequeña y ordenada vida en medio de la nada, Ford. Mi
mayor exposición a la gente fue cuando finalmente pude ir a la universidad. Era una
escuela pequeña y vivía en casa. No socialicé. Ni siquiera conducía de ida y vuelta todos
los días.
Ella resopló con una risa vacía—. El hijo del capataz de papá, en realidad. Al menos Jacob
se graduó en psicología, ya que tomó las mismas clases que yo. Pero incluso con él a mi
—Ahora has conocido a tu padre biológico y él tiene este gran círculo de amigos. Y te van
a poner bajo un microscopio.
—Como un insecto, —dijo con tristeza—. Espero no ser aplastado como uno.
—No será tan malo. Holly y Dillon probablemente ya han respondido por ti ante la familia
de Joseph. No pasará mucho tiempo antes de que esto se asiente. —Él besó un lado de su
cuello, enviando un escalofrío por su espalda—. Es sólo un desayuno. Gofres y tocino. —Él
soltó su agarre, luego tomó su mano—. Ven. Tienes unos minutos para lavarte antes de
que lleguen.
Puso un pie delante del otro y se concentró en su mano sosteniendo la de ella y no en las
personas que la estarían esperando—. Gracias por el paseo. Lo necesitaba.
Ella le lanzó una mirada al rostro, su corazón tartamudeando un poco en su pecho. Era un
buen chico. Hermoso. Y ciertamente no había olvidado lo que estaba pasando debajo de la
camiseta que llevaba. Pero ahora estudió su rostro, feliz de verlo lucir mucho más
relajado que antes.
—Sólo ocupado en el trabajo. Estaba tratando de cerrar algunos proyectos antes de tomar
dos semanas de descanso. Quería pasar tiempo con Dillon y los demás en el viaje de
campamento y le prometí a Maggie que la ayudaría con los caballos mientras Dillon y
Holly están en su luna de miel.
Sí. Un tipo realmente bueno. Y, pensó, tan solo como estaba, lo cual era desconcertante.
Tenía que preguntarse por las mujeres que él conocía, por qué una ya no lo había
atrapado.
—Así es. He estado haciendo una pasantía en la compañía del padre de Joseph durante
unos años. El Sr. Carter fue lo suficientemente bueno como para ofrecerme un trabajo de
tiempo completo cuando terminé la escuela, pero sabía que no quería seguir estudiando
de momento.
—Sí. Es un trabajo realmente increíble. Tengo suerte de haber llegado a la planta baja
como lo hice.
— ¿Qué es?
—Y tocino. —Él tocó sus labios con los suyos, haciéndola reír de nuevo justo cuando
subían las escaleras traseras y entraban a la cocina.
Ella no tenía una sola duda de que él lo había calculado específicamente para que se
echara a reír.
Clay y Stevie ya estaban sentados a la mesa con Maggie, tomando café y hablando. Una
mirada a la sala de estar reveló a Cordelia en el sofá viendo dibujos animados. Clay se
puso de pie de inmediato, una enorme sonrisa se apoderó de su rostro incluso cuando sus
ojos parpadearon con lo que parecía alivio.
Pensó que me echaría a correr, pensó Taylor con tristeza, pero mantuvo su propia sonrisa
en su rostro—. Buenos días, —dijo, tentada a agarrar la mano de Ford cuando él soltó la
—Buenos días. —Clay dio un paso tentativo hacia adelante, la incertidumbre ahuyentando
el alivio.
—Me fui a montar con Ford. No me escapé de ti. Yo no haría eso—. Su sonrisa se volvió
triste—. Ahora que te conozco, de todos modos.
Su gran pecho se elevó y cayó mientras él soltaba un suspiro—. Sabía que no lo harías.
—No, no lo hiciste. —Por el rabillo del ojo vio a Stevie poner los ojos en blanco y supo que
tenía razón.
—Siéntate, Taylor.
—Dame unos minutos para lavarme para no oler a caballo. Enseguida regreso.
Taylor se lavó rápidamente, saliendo del baño al final del pasillo justo cuando Ford salía de
su habitación, recién bañado. Y sin camisa. Otra vez. Se estaba secando el cabello con una
mano mientras que la otra sostenía una camiseta limpia. Se detuvo y miró fijamente. Otra
vez.
Con una sonrisa, extendió los brazos y movió las cejas hacia ella, haciéndola reír. Había
planeado esto, el imbécil.
—No. Solo trato de distraerte de tus problemas por un minuto o dos, ya que tu cabeza y
tu corazón aún no se hablan en términos amigables.
En respuesta, la rodeó con sus brazos y la acunó como a un niño, apretando su agarre
cuando se estremeció contra él—. Todo estará bien, —le susurró al oído—. Ya verás.
— ¡Ford! —Maggie llamó en voz alta—. Estamos a punto de morir de hambre aquí abajo.
Deja a la niña sola, baja las escaleras y comienza a cocinar.
Taylor se sacudió de sus brazos, su cara en llamas, pero Ford solo se rió.
—Ya voy, Maggie, —dijo afablemente—. No hay necesidad de desenterrar tu látigo. —Se
sacó la camiseta de la cabeza, la colocó en su lugar, saltó las escaleras y le lanzó un guiño
por encima del hombro.
Taylor todavía estaba sonrojada mientras tomaba la silla que Maggie había indicado,
agradecida de que alguien hubiera puesto una taza de café en su lugar. Tomó un gran
trago, haciendo una mueca cuando escaldó su boca. Aun así, fue una distracción
bienvenida por la atención no deseada de los tres adultos en la mesa, que la miraron,
luego a Ford, y luego a ella.
Stevie volvió a poner los ojos en blanco, pero esta vez de una manera incómoda y
autocrítica.
—Antes de que alguien diga algo, necesito disculparme. Ayer fui grosera contigo, Taylor, y
lo siento mucho. Mi hija tenía razón. Fuiste muy valiente al venir aquí y, según lo que se
me dijo, muy inteligente tomar las precauciones que tomaste. Independientemente de
dónde elijas establecerte permanentemente, aquí o en California o en cualquier otro
lugar, siempre serás bienvenida en nuestra casa.
—Usted tenía todo el derecho de proteger a su marido. Pero gracias. Disculpa aceptada.
Clay sonrió a su esposa, algo cálido y encantador estaba pasando entre ellos. Obviamente
se habían besado y se habían recuperado de la noche anterior, que era otro peso fuera de
los hombros de Taylor. Ella no había querido interponerse entre ellos.
—Les conté sobre tu adopción, —dijo Maggie—. Para que no tengas que pasar por eso
otra vez.
—Tengo que decir que estoy aliviado, —dijo Clay—. Me he sentido tan incompetente
todos estos años, al no poder encontrar a mi propia hija cuando me gano la vida ayudando
a otros padres a encontrar los suyos.
—Yo también lo creo. No estoy contento de que hayamos estado separados durante tanto
tiempo, pero puedo entender sus razones. Pero basta de lo pasado. Quiero saber todo lo
que está pasando en tu vida ahora. Estudios, aficiones y todo eso.
El resto del desayuno fue relajado. Ford colocó grandes bandejas de comida en la mesa,
luego tomó la silla vacía al otro lado de Taylor. La conversación fluyó naturalmente con
Taylor y Clay simplemente conociéndose. Stevie y Maggie agregaron detalles cuando la
recitación de los hechos por parte de Clay era demasiado escasa, como la forma en que
había salvado a sus compañeros soldados en Somalia, terminando con la adjudicación del
Corazón Púrpura y la Estrella de Plata. Y la forma en que había cortejado a Stevie durante
años antes de que finalmente dijera que sí.
Las historias pintaron la imagen de un hombre realmente bueno, y muchas veces Taylor
maldijo mentalmente a su madre por negarle esta relación.
Mientras comía, también se encontraba preocupada por quién elegiría. Parecía que Ford
podía leer su mente, porque cada vez que sus pensamientos vagaban, él le apretaba la
mano, devolviéndola al presente. El pasado estaba hecho. Los años perdidos no podían
ser recuperados o revividos. El futuro… Taylor todavía no sabía lo que haría, pero se
encontraba disfrutando del presente casi lo suficiente como para dejar de preocuparse
por cómo terminaría todo. Casi.
Finalmente, cuando se comieron los gofres y el tocino era historia, Clay sacó un sobre de
su billetera.
Ella le había contado todo sobre su familia. Sus hermanas. Su padre. Pero no le había
preguntado a Clay nada sobre él. Sobre sus abuelos.
—Silencio. No quiero que digas que lo sientes más. —Le entregó el sobre—. Fotos de mi
familia. Tu familia.
Mis ojos. Y mi cara El parecido… Dios mío. Era como mirar en un espejo. Esta era su
abuela. Maldita sea, mamá. ¿Cómo pudiste?
La mujer, su abuela, sonreía a la cámara, tan despreocupada y feliz que las lágrimas
llenaron los ojos de Taylor, desenfocando la foto con las manos que ya no temblaban, sino
que temblaban tanto que apenas podía ver, incluso después de parpadear. Con
impaciencia, se limpió las mejillas con una servilleta antes de mirar a Clay.
Clay le sonrió.
—Por un momento pensé que estaba viendo un fantasma. —Le dio al borde de la foto una
breve caricia, sus ojos se volvieron más brillantes y su sonrisa se puso realmente triste—.
A ella le hubiera encantado conocerte, —susurró él, encontrándose con la mirada de
Taylor una vez más—. Me hizo prometer que nunca dejaría de buscar hasta que te
encontrara. Fue una de las últimas cosas que dijo.
Taylor lo miró, aturdida. Estaba muerta. Mi abuela está muerta y nunca pude conocerla.
Ella está muerta y él lloró por ella. Él todavía lo hace. Al igual que él lloraba por mí. Un
sollozo se levantó y lo empujó hacia abajo, pero se atascó a la mitad, obstruyendo su
garganta.
A su lado, Ford le acarició la espalda, dándole consuelo en silencio. Pero sus ojos
permanecieron fijos en los de Clay. Tragó saliva y luego tragó de nuevo, audiblemente.
Las fotos fueron sacadas suavemente de su mano mientras su cuerpo temblaba de dolor.
Ford, pensó ella. Pero era Clay quien la abrazaba, meciéndola como a un bebé. De alguna
manera, estaba sentada sobre sus rodillas, con los brazos alrededor de su cintura, su cara
hundida contra su cuello.
Una abuela que se parecía a ella—. ¿Hace cuánto tiempo?, —Preguntó, su voz como de
grava.
— ¿Hace cuánto murió?, —Preguntó Clay, y ella asintió—. Cuatro años y medio. Pero al
final de su vida, estaba pensando en ti. Y yo.
Taylor oyó crujir una silla y recordó dónde estaba. En una mesa rodeada de personas que
la habían visto caer dos veces en otros tantos días. Avergonzada, se sentó y se cubrió los
ojos con la mano porque la luz que venía de la pequeña araña sobre la mesa era
demasiado brillante. Le dolía la cara. Le dolía aún más la cabeza.
—Odio llorar, —dijo Cordelia desde el otro lado de la mesa—. Te deja la cara como un
culo.
—Por supuesto que no, —dijo Cordelia, que parecía mucho mayor que nueve años—. Fue
mamá.
Mucho mayor de nueve años, pobre niña—. Lo estaré. Taylor se deslizó de nuevo en su
propia silla, e instantáneamente el olor de Ford llenó su cabeza. Él todavía estaba allí. Sus
labios se curvaron a pesar de su dolor de cabeza. Por supuesto que estaba. El tipo era
sólido como una roca.
Ford abrió el puño, no se había dado cuenta de que se había apretado y dejó caer dos
tabletas blancas sobre su palma.
—Gracias. —Tomó las pastillas y las tragó con un café que se había enfriado. Hizo una
mueca, tanto por el café frío como por la idea de que Ford estaba viendo su cara cuando
parecía carne de res molida. Pero una mirada hacia arriba lo reveló sosteniendo una bolsa
de guisantes congelados.
Ford sonrió.
Lo mantuvo allí el tiempo suficiente para atenuar el latido sordo, luego arrojó la bolsa a la
mesa y se volvió hacia Clay, que estaba observando a Ford con algo entre la diversión y la
grave advertencia.
—Mi madre fue la mejor. Fue una madre soltera durante los primeros años de mi vida, es
decir, hasta que conoció a mi padrastro, Tanner St James. Este es el día de su boda.
—Sí, dijo, —y era obvio que el recuerdo era dulce—. A mi madre siempre le preocupaba
no encontrar a nadie que quisiera tener el hijo de otra persona, pero Tanner sí. Él siempre
ha sido el padre que no tenía que ser, al igual que tu padrastro era para ti.
—Sí, —dijo de nuevo, con la boca curvada en una sonrisa que la hizo sonreír—. Y él quiere
conocerte también. Solo pude hacerle prometer que esperaría hasta la hora de la cena
antes de que viniera. Tiene un pequeño amarradero en Wight, en la bahía de Chesapeake.
Espera que vayas a verlo antes de que vuelvas a California.
—Es pacífico allí, —agregó Stevie—. A veces salgo sola, solo para pensar.
—El abuelo tiene perros, —intervino Cordelia—. Lacey y Columbo. Tengo uno de los bebés
de Lacey, pero Mannix ya no es pequeño. Te gustan los perros, ¿verdad? ¿Incluso grandes,
peludos, babosos?
—Los amo, —le aseguró Taylor—. Cuanto más grandes, más peludos y babosos, mejor.
—Estarás bien, entonces, —dijo Stevie con ironía—. Porque Mannix es todo lo anterior.
—Y tú lo mimas con golosinas cuando crees que nadie está mirando, —dijo Cordelia con
aspereza.
—Atrapada, —dijo Maggie con voz cantarina, y ella y Cordelia chocaron los puños.
—No puedo esperar para reunirme con él, —dijo, y luego hizo una mueca—. Con Tanner,
quiero decir, aunque estoy segura de que también me gustarán los perros. —Cordelia
sonrió, haciendo que Taylor le devolviera la sonrisa—. Pero tengo una cita en la ciudad
esta tarde. Jazzie Jarvis y yo nos reuniremos para tomar un helado.
—Oh, cierto. —La conversación de Taylor con Maggie en la oficina del granero parecía
años atrás—. Así es como empezó todo esto ayer. Eres mi seguridad.
—Maldita sea, — murmuró—. Haré que papá venga a nuestra casa a las seis.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
244
—Aunque llegará antes, —dijo Stevie con cariño—. No podrá esperar.
—Puede ver una película conmigo antes de que llegue Taylor, —dijo Cordelia—. Porque él
va a querer pasar todo el tiempo con ella después. —Las palabras fueron dichas sin rencor
ni mala voluntad, pero aun así captaron la atención de Taylor.
—Sabes que no estoy aquí para robarlo, —dijo Taylor en voz baja—. ¿Correcto?
—Tú, pequeñaja.
Las mejillas de Taylor se calentaron en un rubor que la delató totalmente. Evitando los
ojos de Clay, le dirigió a Cordelia una mirada aguda.
—Muy seguros. —Stevie sonrió a Clay, y luego a su hija. Tomando su bastón, se puso de
pie—. Vamos, tenemos caballos a la espera de ser montados.
—Oh mierda. Tengo niños que llegan pronto para las sesiones de terapia. Tengo que hacer
subir los caballos.
Maggie lo siguió, dejando a Taylor sola en la mesa con Clay. Mi padre. Mi padre que se
perdió mucho de mi vida. Tomó aliento. Mi padre, pensó de nuevo. Y las palabras ya no
daban tanto miedo.
Sus mejillas, que no se habían enfriado completamente por las burlas de Cordelia, se
calentaron de nuevo.
—Ha sido muy amable. Y creo que ambos estamos un poco solos.
—Sólo... —Él negó con la cabeza, con una sonrisa triste—. ¿Puedo decirte que tengas
cuidado?
Sus ojos se estrecharon una fracción, claramente confundido—. ¿Qué significa eso?
—Significa que eres mi padre, pero se te negaron los derechos paternales más básicos sin
que sea tu culpa. Significa que tenemos mucho que poner al día. Y que no hay razón para
que no te comportes como un padre mientras lo estamos haciendo. — Tragó saliva—.
Significa que no tengo idea de cómo llamarte, porque no mereces que te llame por tu
primer nombre, pero no puedo llamarte “papá “, lo que simplemente apesta. Y significa
que no tengo ni idea de qué demonios voy a hacer cuando termine esta pasantía, —
finalizó. Dejó caer su barbilla contra su pecho y suspiró pesadamente—. Eso fue un poco
mucho. Lo siento.
Su mano se deslizó bajo su cabello para acunar la parte de atrás de su cuello. Fue un toque
tierno y se apoyó en su mano.
—No tienes que preocuparte por nada de eso hoy, —murmuró—. Especialmente lo que
harás cuando termines tu tiempo aquí en la granja. —Luego la atrajo hacia sí y la besó en
la sien—. Veamos el resto de esas fotos, ¿de acuerdo?
—Él se ve feliz.
—Debería parecer agotado, —dijo secamente Clay—. Él tiene una nueva esposa que no es
mucho mayor que yo.
—Oh, —dijo, entonces el verdadero significado de sus palabras la golpeó y se echó a reír,
lo que sospechaba que había sido su intención—. Ohhhh mi...
—Oh, Dios mío, está bien. —Pasó a la siguiente foto, que mostraba a su padre con una
hermosa rubia que llevaba un uniforme de policía—. Esta es Nell.
— ¿es policía?
—Ambas.
—Conoce y le gusta Nell. Conoce y tolera a Lou. La mayoría de las veces, —agregó con un
pequeño respingo—. A veces ellas… bueno, digamos que afilan sus garras la una en la
otra.
—Cobarde, —bromeó.
—Y no me avergüenzo de serlo. —La siguiente foto mostraba a Clay, mucho más joven, en
su uniforme de la Infantería de Marina con el brazo sobre los hombros de Tanner.
Ninguno de los dos sonreía. La mandíbula de Tanner estaba apretada de ira. Clay más
joven simplemente parecía adormecido—. Era un poco más joven aquí que tú ahora, —
dijo en voz baja—. Y acababa de descubrir que tenía una hija.
—Vi a algunos de los chicos de mi antigua escuela secundaria cuando estaba en casa con
un permiso. Me dijeron que Donna se había casado con su viejo novio, con el que estaba
tratando de poner celoso… coqueteando conmigo.
Parecía incómodo por el tema de la noche de sexo que había sido su concepción, un
sonrojo que manchaba su cara rugosa.
—Sí. De todos modos, me dijeron que al chico, ni siquiera le importaba que ya tuviera un
hijo. Me quedé impactado. Luego hice los cálculos y me golpeó como un ladrillo que había
mentido. Me había dicho que había abortado. Inmediatamente fui a la casa de sus padres
para averiguar dónde estaba y así poder confrontarla, pero ya se había ido. Sus padres
fueron… —Él dudó—. No voy a entrar en detalles. Amenazaron con arrestarme si no me
retiraba y la dejaba en paz. Su padre… — Se encogió de hombros—. En realidad me
golpeó. Quería devolverle el golpe, pero entonces sería arrestado de verdad. Descubrí que
ella ya se había divorciado del viejo novio, porque resultó que él era abusivo. No tuve
tiempo de buscarte en ese momento. Mi permiso había terminado y tenía que informar o
me declararían ausente sin permiso.
Su corazón dolía una vez más por el joven que había sido, desconcertado, usado y
traicionado. Él debía haber estado tan enojado. Su padrastro, mi abuelo, ciertamente
parecía estarlo en la foto.
—Oh no, cariño. No conmigo. Por mí. Él fue a buscarte. Al principio porque estaba
desplegado y ni siquiera estaba en el país. Luego, más tarde, cuando era policía en DC, él y
yo buscábamos juntos a veces, y otras veces por separado. Se fue a California dos veces al
año antes de retirarse de la fuerza, y más a menudo después. Te buscó cuando casi había
perdido la esperanza. —Un trago audible—. Él siempre ha estado ahí para mí. Él es mi
padre en todo lo que importa. Así que entiendo tus sentimientos por Dawson. Más de lo
que sabes.
Ella no pudo decir una palabra. Su corazón estaba demasiado lleno. Presionó su mejilla
más fuerte contra su hombro y él le acarició el pelo, pareciendo entender.
—A veces llamo a Tanner papá, —continuó él cuando ella no dijo nada—. Y a veces lo
llamo Tanner. —Apoyó la mejilla contra su cabello—. Cuando era muy pequeño, lo llamé
tío Tanner, hasta que un día, unos seis meses después de que él y mi madre se casaran,
empecé a llamarlo papá. Él nunca lo forzó. Esperó hasta que yo estuviera listo. Esperaré
—Gracias, —dijo con voz ronca. Él la había llamado Taylor. No Sienna. Debería haber sido
un alivio, pero por alguna razón la puso triste. Como si hubiera renunciado a su sueño.
Como si estuviera dispuesto a conformarse con cualquier cosa que pudiera conseguir. Y
eso no era justo. Nada de eso era justo—. No tienes que llamarme Taylor.
—Lo sé. Pero lo haré, porque ese es tu nombre. —Él encogió suavemente el hombro en el
que se apoyaba—. Yo tampoco te puse el nombre de Sienna, ya sabes, así que no estoy
exactamente atado a eso. En realidad, me gusta usar el nombre que Dawson escogió en
lugar del que eligió tu madre.
—Lo sé, —dijo de nuevo—. Pero ahora estás aquí y estamos empezando de nuevo.
¿Correcto?
—Bien. —Se quedó callado por un largo, largo momento—. Parece que crees que me
debes algo, Taylor. Tu no. Nada de lo que sucedió fue culpa tuya, y cuando te diste cuenta
de la verdad, viniste a mí. Siempre estaré agradecido por eso y siempre te amaré, porque
eres mi hija. Sshh, —él dijo gentilmente cuando ella trató de desairar una respuesta—. No
he terminado todavía. También pareces pensar que le debes algo a tu padrastro. No creo
ni por un momento que él piense que sí. Por todo lo que me has contado sobre él,
incluidos los esfuerzos que hizo para mantenerte a salvo, Frederick Dawson te quiere. El
amor que un padre le da a un niño es gratis, Taylor. Gratis. Nada se debe. No se requieren
devoluciones. Sólo ámalo. Eso es todo lo que quiere.
—Sí, lo hizo. Porque durante mucho tiempo pensé que le debía. Pensé que, si no era el
hijo perfecto, él se iría y mi madre volvería a sentirse sola. Cuando finalmente se dio
cuenta, me llevó aparte y dijo exactamente las mismas palabras que acabo de decirte.
—Necesito más guisantes congelados. Los niños sabrán que he estado llorando.
—Aquí. Ponte esto. —De su bolsillo trasero sacó una gorra de béisbol negra con M&B
cosida en oro en la parte delantera. Él se la puso en la cabeza y bajó el borde para ocultar
sus ojos—. Así. Nadie lo sabrá. Si suenas sofocada, culpa a las alergias. Stevie lo hace todo
el tiempo cuando llora. Y sí, negaré haber dicho eso hasta el día de mi muerte.
Ella le sonrió.
—Lo espero con ansias. — Se puso de pie de mala gana—. Será mejor que vaya a dar mis
lecciones.
Ella estaba en la puerta cuando él soltó una carcajada, como si el nombre acabara de
hundirse.
9
Pop: sería una abreviatura de “papito” juego de palabras imposible de traducir.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
250
Taylor solo le lanzó una sonrisa por encima del hombro y dejó que la puerta se cerrara
detrás de ella.
No era solo que deseara estar en casa con Lucy y los niños, aunque por supuesto que sí.
No quería conocer a la hija de Clay, sabiendo de primera mano cuánto dolor le había
causado su ausencia a uno de sus amigos más confiables.
Y estoy actuando como Jeremiah cuando él no quiere probar un nuevo alimento. Deja de
hacer pucheros. Ve a observar al terapeuta interno en acción. Si ella es real, es tu mejor
oportunidad para que Jazzie Jarvis hable.
Ahí estaba. Sienna Maynard, también conocida como Sienna Smith, también conocida
como Taylor Dawson. Estaba vestida prácticamente con una simple camiseta blanca y
pantalones vaqueros que no eran demasiado ajustados. Su largo cabello negro estaba en
una cola de caballo y llevaba una gorra negra. Una de las gorras de Clay, en realidad. La
joven no parecía que pudiera herir a una mosca.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
251
Como si realmente se viera amenazadora, él se burló de sí mismo. Taylor había revisado
los antecedentes de Joseph y había mentido acerca de su razón para estar aquí por dos
semanas. Era una mentirosa demasiado hábil para tomarla en serio.
Mentirosa o no, Taylor trabajaba actualmente con una niña pequeña que parecía tener
unos cinco años y estaba aterrorizada por el caballo pequeño en el que estaba sentada.
Aterrorizada, pero decidida. Taylor fue paciente con la niña, guiándola alrededor del anillo
una y otra vez. Era paciente y… competente. Y compasiva. Al final de la sesión, la niña no
era completamente intrépida, pero se reía y le daba palmaditas en el cuello del caballo,
pareciendo relajarse más con cada momento que pasaba. Cuando terminó la sesión,
Taylor extendió los brazos y ayudó a la niña a levantarse de la silla de montar, bajándola
suavemente hasta que sus pies tocaron el suelo.
Una mujer estaba al otro lado de la cerca, en el otro lado del anillo, poniendo cara de
valiente donde había estado secándose las lágrimas, minutos antes.
—Del granero. Estaba montando con Cordelia, pero he estado parada aquí durante los
últimos dos minutos. Detective de pacotilla que eres, —agregó con una sonrisa. Tenía un
brazo curvado alrededor del poste de la cerca, apoyado en él, mientras que la otra mano
agarraba el mango de su bastón. Cualquiera que no la conociera la consideraría casual,
pero JD vio sus nudillos blancos y el ligero dolor que le rodeaba la boca, aunque sonrió.
Montaba a caballo con Cordelia porque a su hija le encantaba, pero la actividad no era
cómoda para ella.
—Totalmente vale la pena, —dijo sin dudarlo—. ¿Qué estás haciendo aquí esta mañana?
—Creo que lo habría mantenido en secreto por mucho más tiempo si hubiera sido su
decisión, —dijo Stevie, pensativa—. Ella es… un poco tímida. Probablemente porque vivió
en una pequeña comunidad durante los últimos diez años o más. No se siente cómoda en
grupos grandes.
—Oh por el amor de Dios. ¿Daphne les dijo a ustedes que estaba enojada? Eso estuvo mal
por su parte. Solo necesitaba tiempo.
—Ella no dijo que estabas enojada. Acababa de escuchar que no lo habías tomado bien. Y
Daphne solo lo dijo porque Lucy preguntó. Porque estaba preocupada por ti.
—Estaba molesta, más por Clay porque he visto de cerca y personalmente lo mucho que
lo han lastimado sus búsquedas infructuosas. Pero Taylor parece real, JD. Y ella parece una
buena persona. ¿Realmente viniste aquí solo para mirarla boquiabierto?
—No. Vine a hablar con ella. Accedió a tener una sesión individual con uno de los niños
del programa que no se había unido con nadie más. Quería ver qué tenía de especial la
señorita Dawson que la niña en cuestión habló con ella cuando no ha hablado con nadie
más durante un mes entero.
Le dio la versión resumida de la historia de Jazzie y observó cómo Stevie fruncía el ceño
mientras juntaba las piezas. Su capacidad para dar sentido al caos era una de las cosas que
más admiraba. Y los más extraviados. Héctor era un buen policía, pero no era Stevie
Mazzetti.
—Bueno, JD, hay algunas cosas que debes saber. Primero, Clay va a golpear tu maldita
cabeza si involucras a su hija en algo que sea remotamente peligroso.
—No haría eso, — dijo JD, sintiéndose un poco herido—. Pensé que me conocías mejor.
JD se estremeció.
—Bueno. Estoy advertido. Pero Joseph y yo hemos establecido esto en el ambiente más
seguro posible. También tenemos que preocuparnos por la seguridad de Jazzie.
—Te escucho. Sólo te advierto. Lo segundo es que Ford siente algo por Taylor, y después
de que Clay te arranque la cabeza, Ford será el que la pateará a través de los postes. —
Señaló la puerta del granero, donde Ford era apenas visible, parado en las sombras
Observando a Taylor Dawson con casi adoración. Y mucha lujuria.
JD gimió.
—Tienes que estar bromeando. ¿Todo este tiempo Ford se queda sin novia y de repente
está enamorado de la hija de Clay? —Luego se la imaginó y sus labios se torcieron a pesar
de sus dudas sobre la sinceridad de Taylor—. Me encantará ver cómo se desarrolla. Ford
tendrá que lidiar con Clay cuando lleve a Taylor a una cita. —Se rio entre dientes—. Esto
podría ser totalmente entretenido.
—No al principio. Todavía soy un poco escéptica, porque hay muchas preguntas sin
responder, o preguntas que no contestó con lo que quería escuchar.
— ¿Cómo?
—Como qué le tomó tanto tiempo para venir a Clay después de la confesión del lecho de
muerte de su madre. — Se encogió de hombros—. Pero Cordelia me explicó. Me dijo que
es más difícil para algunas personas superar sus miedos que otras.
—Sí. Yo soy su padrino Le compro helados. Ella me dice cosas. Supongo que también te lo
ha dicho.
Y por alguna razón eso la hizo sonreír. Pero antes de que él pudiera preguntarle por qué,
su celular sonó.
—Maggie—, dijo, leyendo el texto—. Dice que la próxima sesión está cancelada porque el
niño tiene un resfriado. Taylor estará libre durante los próximos veinte minutos. Voy a ir a
la oficina para reunirme con ella ahora, para asegurarme de que está dispuesta a hacer la
entrevista personal con Jazzie.
Stevie lanzó una cautelosa mirada por encima del hombro hacia la granja de Maggie. —Yo
también iré. Una vez que tenga toda la información, se la transmitiré a Clay.
—Mi cabeza te lo agradece, —dijo secamente JD—. A Lucy le gusta que esté conectada a
mi cuello. Así que tal vez podamos mantenerla allí.
Ella asintió.
—Solo me duelen los músculos porque no he montado en mucho tiempo. Aunque podría
pasar un tiempo antes de volver a montar. Ven. Te presentaré a Taylor.
Taylor se encontró sentada frente a la mesa de Maggie por segunda vez en menos de
veinticuatro horas. Y sintiéndose casi tan nerviosa como la de anoche. Sin embargo, este
era un tipo diferente de nervios. La noche pasada fue todo, mierda, estoy destrozada.
Pero hoy… sería la primera vez que conocía a una de los amigos de Clay, ahora que sabían
quién era ella.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
255
El detective JD Fitzpatrick quería reunirse con ella porque hoy se reuniría con Jazzie. Pero
era más que eso y Taylor lo sabía. Era importante que JD la aprobara, porque él era
importante para Clay.
—Es fácil para usted decirlo, —murmuró Taylor—. Usted no es la que está bajo el
microscopio.
—Es cierto, pero no creo que nadie te juzgue. —Maggie sonrió—. Y si lo hacen,
responderán ante mí.
Taylor quería devolverle la sonrisa, pero no podía obligar a sus labios a curvarse.
—Estas personas son todas importantes, Maggie. Quiero decir, Fitzpatrick es el amigo de
Clay. Él era el compañero de Stevie cuando era policía, ¿verdad?
—Sí. — La voz de Maggie era tranquila—. Pero JD y Stevie van mucho más lejos que eso. Él
es el padrino de Cordelia, y Stevie es la madrina del hijo de JD.
—Dios, esto simplemente se pone peor. Stevie está a punto de querer patearme el trasero
a California. Este tipo de Fitzpatrick se siente como si yo podría cambiar de opinión.
—Me arriesgaré a sonar como un cliché al decirte que solo seas tú misma. — Se inclinó
sobre el escritorio para palmear la mano de Taylor—. Estarás bien. Esto no es sobre Clay y
no es realmente sobre ti en este momento.
—Se trata de Jazzie. —Taylor se enderezó—. Haciendo que hable. Manteniéndola a salvo.
Stevie entró por la puerta primero y se dejó caer en una de las sillas de Maggie. Se veía un
poco pálida. La siguió un hombre que Taylor reconoció de algunos de los artículos
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
256
periodísticos que había estudiado. El detective de homicidios JD Fitzpatrick estaba a la
altura de Clay, pero se inclinaba donde Clay era voluminoso. Tal vez unos años más joven
que Clay. Parecía no sentirse afectado por el calor, a pesar de llevar un traje azul marino y
una corbata. Su cabello oscuro estaba cubierto de plata en las sienes. Sus ojos eran azul
oscuro, más oscuros incluso que su traje, y enfocados con láser en su rostro. Su boca se
curvó en una sonrisa educada mientras extendía su mano para saludar.
Taylor parpadeó, ocultando su sorpresa. Oh. Había esperado nombres de pila. Bueno.
Formales entonces. Le estrechó la mano.
—Del mismo modo, —dijo, luego hizo un gesto hacia la silla en la que había estado
sentada—. Por favor.
Taylor se sentó con cautela. Esto no había comenzado como había esperado. Una mirada
de reojo a Maggie confirmó que la mujer mayor también estaba sorprendida.
—Por el amor de Dios, JD, sé un ser humano. Taylor, este es JD. JD, Taylor. La hija de Clay.
—Por supuesto, Stevie, —dijo—. Tienes razón. Es un placer conocerte, Taylor. Tendrás que
disculparme. Estaba esperando conocer a la terapeuta interno, pero en cambio me
encontré con la hija perdida de Clay. Todavía estoy procesando esa información.
La molestia y la ira, decidió Taylor. Y no, señor, no te disculparé. Pero sería educada. Por
Clay. Había abierto la boca para hablar cuando Stevie resopló con irritación.
—JD, pensé que habíamos resuelto esto. Clay está sobre la luna porque Taylor está aquí.
Yo también. No estoy molesta. Por lo tanto, no se te permite estar molesto. ¿De acuerdo?
—Sin esperar una respuesta, Stevie se volvió hacia Maggie—. Realmente podría tomar un
poco de agua y galletas si tienes.
— ¿Estás bien? —Preguntó Taylor, preocupada porque Stevie todavía estaba muy pálida.
—Sí. —Se pasó una mano por la corbata—. ¿Qué te han dicho, Taylor?
Taylor se encontró con los ojos de Fitzpatrick sin pestañear. Si iban a tener una relación
menos que amistosa, no quería comenzar luciendo débil. Frederick le había enseñado
eso, hace mucho tiempo.
—Sé que cree que Jazzie vio al asesino de su madre. Sé que su principal sospechoso es el
padre de Jazzie. Sé que lo mantuvo en secreto porque le preocupa que descubra que
Jazzie fue testigo y que intentara matarla también. Sé que Jazzie no ha hablado en un mes,
excepto para decir “gracias” a mí ayer. Y sé que espera poder sacarla de su caparazón y
hacer que revele lo que realmente vio. No estoy segura de que sea una expectativa
razonable, pero haré todo lo posible para que ella hable. Eso es todo.
—Lo que también necesitas saber es que creemos que este hombre mató a otras tres
personas ayer por la mañana: un adicto sin hogar, un comerciante y un oficial de policía.
Creemos que el asesinato del adicto fue planeado. Lo habían armado para que pareciera
que mató a Valerie Jarvis. El oficial fue asesinado porque sorprendió al asesino mientras el
asesino estaba tirando el cuerpo del adicto. El comerciante fue asesinado para
proporcionar un sospechoso del asesinato del oficial.
Santa tormenta de mierda. ¿El hombre que Fitzpatrick buscaba había asesinado a cuatro
personas? Pero Taylor mantuvo su expresión neutral.
—Lo entiendo, —dijo de manera uniforme—. Eso significa que, si está acorralado, saldrá y
no le preocuparan los daños colaterales. Si llamamos su atención esta tarde, no dudará en
actuar, si se le da la oportunidad. Fácilmente podría matar de nuevo.
—Detective Fitzpatrick, me acaba de decir que este hombre mató a cuatro personas. No
juegue conmigo, por favor. Si Jazzie identifica a su padre, ¿qué va a hacer? Supongo que
no sabe dónde está, porque si lo hiciera, lo habría llevado para interrogarlo. ¿Pondrá su
cara en las noticias y dirá que es un hombre buscado?
Taylor miró por encima del escritorio. Maggie estaba observando la alimentación de la
cámara de seguridad, pero volvió a mirar a Taylor.
Taylor le dio vueltas en su mente. Su padre se volvería loco. Sus dos padres se volverían
locos. Debería estar volviéndose loca. Pero ella no lo estaba. De hecho, se sentía bastante
tranquila.
—No estoy segura. ¿Qué protección planea proporcionar, detective Fitzpatrick? ¿Y por
cuánto tiempo?
Fitzpatrick no parpadeó.
—Oh, creo que lo haré. Preocuparme es mi mejor habilidad. ¿Así que, básicamente, me
quedaré atrapada aquí, en la granja, durante mi estadía?
Taylor dejó escapar un suspiro. Déjalo salir. Sigue así. Mantén la calma
—Si encuentro que es necesario, por supuesto que lo haré. Por ahora, planeamos tenerla
en el apartamento de su tía, en el ambiente donde se sienta más cómoda.
Proporcionaremos seguridad para que esté a salvo. Y si alguien viene tras ella, estaremos
listos para ellos.
JD se levantó de un salto, con la mano en su arma, pero dejó caer la mano a un lado
cuando Ford irrumpió.
—Hijo de puta, —gruñó Ford, sus ojos brillando con furia. Se puso en la cara de JD—. Las
estás utilizando como cebo. ¡Para el puto cebo! De ninguna manera. No jodas. Fuera.
Durante un largo momento, Taylor solo pudo mirar, aturdida. Y también cautivada. Ford
era… eléctrico. La energía se desprendía de él en ondas mientras su cuerpo vibraba de
rabia. Dios. Él era absolutamente precioso.
Taylor se colocó frente a él, envolviendo los dedos de una mano alrededor de su duro
bíceps, que continuó flexionando mientras apretaba y cerraba los puños, todavía a sus
costados. Posó la otra mano sobre su pecho, suavizándolo.
—Relájate, —murmuró.
Él la miró fijamente, sus ojos azules tan intensos como el interior de una llama.
—No lo seré. —Apretando la mandíbula, lanzó una mirada feroz a Fitzpatrick—. Jazzie lo
será. Lo que no está bien.
—Tú también lo serás. —Ford ya no resoplaba como un toro. La furia en sus ojos se
transformó en algo más. Parecía dolor, pero no podía estar segura, porque apartó su
mirada de la de ella y miró por encima del hombro a Fitzpatrick—. No serán carnada.
—No estás a cargo de esto, Ford, —dijo Fitzpatrick con suavidad—. Pero entiendo que
estás molesto.
Ford apretó los dientes y apretó los puños de nuevo—. No me jodas, JD, —gruñó.
Taylor miró por encima del hombro para ver a Fitzpatrick extendiendo las manos como un
policía de tráfico.
—Lo discutiremos más a fondo, —dijo—. Por ahora, Taylor y Jazzie se están reuniendo
para un helado. Si Jazzie no nos dice nada, nada cambia. Ni Jazzie ni Taylor estarán más en
peligro de lo que están en este momento. Si Jazzie habla y si vio a su padre, lo
atraparemos antes de que pueda hacer daño a alguien más.
—No puedes prometer eso, —dijo Ford con los dientes apretados—. Mierda. Tú lo sabes.
Los ojos de Fitzpatrick se suavizaron—. Sí, lo sé. Nos ocuparemos de ello cuando sepamos
más. ¿De acuerdo?
—Voy a decirle a Clay lo que está pasando. Voy a suavizar las cosas lo mejor que pueda,
JD. —Hizo una pausa al lado de Taylor y sonrió—. Buen trabajo, niña. Mantuviste tu
temperamento y calmaste a este. —Inclinó la cabeza hacia Ford, luego se encontró con los
ojos de Taylor, que se pusieron serios—. Esto es totalmente decisión tuya. Nadie te
culpará si dices que no.
Taylor negó con la cabeza—. Ella dice que sí, —dijo, moviendo la mano de su pecho para
cubrir su boca—. Ve a la casa, Stevie. Estaremos allí en unos minutos.
—Sí. —Taylor apretó los dientes, permitiendo que algo de su temperamento saliera a la
superficie—. A pesar de que en lo que respecta a planes el suyo realmente apesta. Es solo
una niña, detective.
—Y si no hacemos nada, podría no vivir para ser una niña grande, —dijo Fitzpatrick con
seriedad.
—Lo sé. Por eso digo que sí. Se merece una vida, una sin miedo. —Luego se inclinó hacia
un lado para mirar a Maggie—. Supongo que estabas mirando tu monitor porque Ford
estaba espiando afuera.
Los labios de Maggie se contrajeron—. Sí. Estoy realmente sorprendida de que haya
durado tanto como lo hizo antes de cargar aquí.
Taylor suspiró.
—Mírame. — esperó hasta que él lo hizo, sus ojos azules aún intensos y enojados.
Impulsivamente, se inclinó sobre sus dedos de los pies y presionó sus labios contra los de
él, queriendo darle un beso, pero él gruñó contra su boca, sus manos se deslizaron
alrededor de su cintura para cubrir su trasero.
La levantó sin esfuerzo y en unos largos pasos la hizo volver contra la puerta. Él se hizo
cargo del beso y fue… Su cerebro se cortocircuitaba y no podía pensar en nada más que
acercarse a él. Levantó los brazos y los cerró alrededor de su cuello, y luego sus piernas,
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
262
agarrando sus caderas, y ella le devolvió el beso. Él lamió su boca y ella abrió para él,
codiciosa por más.
Él empujó contra ella y estaba duro entre sus muslos. Cerró los ojos y habría gemido, pero
él todavía la estaba besando, como si estuviera hambriento. Porque él lo estaba. No había
tenido a nadie que le diera afecto, que lo tocara, en mucho tiempo.
Taylor dejó caer los brazos de su cuello y tiró del dobladillo de su camisa, tirando de él
hacia arriba cuando él se inclinó para darle espacio. Aplastando sus manos contra los
músculos duros, le acarició el pecho con movimientos amplios y fuertes, y luego golpeó
sus pezones con sus pulgares.
Eso lo aceleró más y sus embestidas se volvieron urgentes. Agarró la tela de su manga con
una mano y tiró hacia abajo, le mostró el hombro, luego separó sus labios de los de ella y
lo besó por el costado de su cuello hasta que llegó a la correa de su sostén. Soltando su
camisa, empujó la correa hacia abajo y sujetó su boca abierta a la piel donde había estado
la correa, chupando con fuerza.
Duro. Tan duro que tendría un moretón. Y no parecía haber una razón para hacer que ella
palpitara entre sus piernas, pero lo hacía. Se arqueó, empujando contra él, sintiendo su
dura longitud empujando hacia atrás. Y luego él empujó su mano por su camisa para
cubrir su pecho con su palma, y ella pudo sentir su calor a través del fino algodón de su
sujetador.
Se enderezó, dejando que su hombro volviera a su boca y su beso fue todo movimiento y
una dura demanda.
—Sí, —le susurró de vuelta, pero no estaba segura de lo que estaba aceptando. Por el
momento, no le importaba.
Él movió la mano que acunaba su pecho, acariciando para hacer una pausa en el borde de
su sostén, y ella contuvo la respiración, esperando que él profundizara dentro, esperando
el toque contra su piel desnuda. Pero él no lo hizo. Durante un largo, largo tiempo se
Presionando sus labios sobre la piel que había chupado, la besó allí, suavemente.
Tiernamente incluso.
Ella levantó una mano temblorosa hacia su cabello, tamizando las suaves hebras a través
de sus dedos. Se quedó inmóvil, sus labios aún tocaban el lugar donde había chupado tan
fuerte. Él estaba jadeando y ella también.
—Lo sé, —murmuró. Ella siguió acariciando su cabello hasta que él retiró los labios de su
piel y ajustó la correa del sujetador y la camisa. Luego enderezó la espalda y dejó que sus
piernas se deslizaran por las suyas hasta que sus pies tocaron el suelo.
—Lo sé.
—No soy tonta. Haré lo que Fitzpatrick me dice que haga. No me arriesgaré.
—Pero Jazzie…
Él cortó su protesta cubriendo suavemente su boca como ella había hecho con la suya.
—Sé que no puedo estar en la habitación con ustedes dos. Sé que les tiene miedo a los
hombres. Pero estaré allí. Tengo que estar ahí.
Taylor tiró suavemente su cabeza hacia abajo para darle un beso más, este cargado de
ternura.
—Lo entiendo. Prométeme que no golpearás a Fitzpatrick. No quiero tener que llevarte un
pastel con una lima dentro.
—Está bien.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
264
Y así de rápido, se calmaron. Bien. Ella le sonrió.
—Sí, pero no todavía. No puedo... No quiero que tu padre me vea así. Solo dame un
minuto para pensar en algo que desinfle otros… pensamientos.
Sus mejillas se calentaron y él se rio suavemente, besándola, primero una mejilla y luego
la otra. Dio un paso atrás y caminó alrededor de la pequeña oficina, recogiendo
herramientas y libros hasta que tomó una respiración algo normal.
Clay estaba sentado a la mesa cuando Stevie regresó de su paseo, con la garganta aun
ardiendo. Y él todavía estaba riendo. “Pop”. Sí, claro.
Pero si así era como su hija quería llamarlo, él lo tomaría. Excepto que podía escuchar a
Cordelia recogiéndolo. Y entonces el bebé también lo haría.
— ¿Sobre qué estás sonriendo?, —Preguntó Stevie, dejándose caer en la silla junto a él,
luego frotando la pierna con una expresión de dolor—. Ay.
—Cállate, Maynard, —dijo Stevie con suavidad—. Cordelia y Maggie ya se han reído y me
han dado una conferencia por dejar pasar demasiado tiempo entre mis paseos. — Se
acercó y le pasó un dedo por los labios—. En serio, estabas sonriendo como un loco aquí.
¿Cuál era la causa?
Pop. No.
—Guarda tus secretos, papi. Está bien para mí. —Stevie tomó su mano cuando él se la
ofreció y dejó que la sentara en su regazo—. Estuviste aquí con Taylor por un tiempo. ¿Vio
el resto de las fotos?
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
266
—No todas ellas todavía. Tuvimos una charla sobre Tanner. Pareció ayudarnos a los dos.
—Bien. — Le besó la mandíbula—. Hablé con JD hace un momento, por cierto. Te llevará a
ti y a Taylor al encuentro con la niña. Jazzie.
Que Stevie y JD Fitzpatrick ya habían hablado esta mañana no era una sorpresa para Clay.
Los dos habían sido amigos durante años, cuando ambos estaban casados con sus
respectivos cónyuges. Se apoyaron mutuamente emocionalmente cuando murieron esos
cónyuges, y más tarde fueron socios en el departamento de homicidios.
JD era el padrino de Cordelia y Stevie era la madrina del hijo de JD, Jeremiah. Clay no creía
que hubiera pasado un día desde la jubilación de Stevie que ella y JD no hablaran al menos
una vez, y por lo general se trataba del trabajo. JD era uno de los mejores recursos de
Stevie cuando se trataba de los casos que investigaba para su negocio.
—Piensa que Jazzie sabe quién mató a su madre. También está nervioso de que haya una
filtración en el departamento. Es por eso que ha suprimido algunas de las pruebas de los
informes archivados.
—La coartada del extraño drogadicto del marido es… conveniente. El esposo, Gage Jarvis,
era un abogado defensor de los tiburones con una firma del centro y el hermano Denny es
un abogado defensor en la oficina de Ayuda Legal.
La reacción instintiva de Clay era odiar a los abogados defensores, pero sabía que al
menos uno era decente, así que se encogió de hombros—. No quiere decir que estén
sucios, simplemente engañados.
—La coartada del marido fue proporcionada por un alguacil adjunto en Texas, menos de
un día después de que JD notara que el marido era un sospechoso. Esta mañana, JD pasó
por los viejos casos judiciales de Denny. La esposa del sheriff adjunto tiene un primo que
escapó de una larga sentencia de cárcel. Fue defendido por Denny Jarvis.
—Está bien, —concedió Clay—. La coartada parece conveniente. Pero todavía no veo algo
sólido que indique una fuga en el departamento.
—La esposa de Denny Jarvis trabaja en la oficina del fiscal como empleada. Para Daphne.
—Joder. La esposa tuvo acceso a los detalles del caso antes de que terminaran en un
informe final de departamento de policía.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
267
—Exactamente. La esposa de Denny sabía sobre el programa de terapia de Daphne y le
rogó que se llevara a Jazzie y Janie. El programa está lleno, aun así, Maggie aceptó a las
chicas.
—No lo sabe. Daphne no lo cree, pero no se arriesga. Todos esperaban que el programa
ayudara a sacudir los secretos de Jazzie de forma sencilla para poder poner el trasero de
Gage en una sala de interrogatorios.
—No se lo había visto desde el día del asesinato, cuando supuestamente estaba en Texas,
pero desde ayer está de regreso en Baltimore.
—Si estás preguntando si alguien más sospecha que Jazzie lo vio, la respuesta es “No lo
sé”. Si estás preguntando si a JD le preocupa que el padre de Jazzie la lastime, la respuesta
es: “ha organizado para que Jazzie se reúna con Taylor en la habitación privada de
Giuseppe”.
Clay sintió que el color desaparecía de su rostro. El restaurante de Giuseppe era un lugar
seguro que usaban los federales y el Departamento de Policía de Baltimore cuando
querían controlar cada aspecto de un encuentro. El lugar estaba cableado para sonido y
video y tenía escondites para media docena de policías.
Esto se había intensificado abruptamente para ser una charla informal con una niña sobre
un helado.
—No. De ninguna manera. Taylor no va a hacer esto. No sabía cuán serio era esto cuando
aceptó tomar un helado con Jazzie.
—Sí, Clay, lo sabe. Se lo dijo Maggie. Lo mismo hizo JD. JD le contó todo lo que acabo de
decirte.
—Detente allí. —Stevie le dirigió una mirada de reproche—. Si planeas decir que es
demasiado joven para saber lo que piensa, o que Dios te ayude, que es demasiado
delicada o una niña para hacer esto, es mejor que lo vuelvas a pensar.
Su boca se abrió y se cerró como un pez mientras trataba de encontrar palabras que no
hicieran enojar a su esposa—. Ha estado protegida, Stevie.
—Sí y no. Es cierto que creció aislada de otros niños, pero también creció mirando por
encima del hombro y esperando que un monstruo salte de los arbustos.
—No. —Stevie sonrió—. Se acercó a tu hija por detrás ayer sin avisar. Ella se dio la vuelta y
lo tumbó. Ford dice que tiene un gancho de derecha infernal. Lo sentó de culo.
—De verdad. Y también sabe disparar. Dawson le enseñó. Ella y Maggie fueron a practicar
el fin de semana pasado. Maggie dijo que puede golpear la diana a cien metros.
El orgullo de Clay floreció tan grande que no sabía si su pecho podía contenerlo. Pero no lo
suficiente como para cambiar de opinión.
— ¿Qué peligro? Tú estarás allí. Así lo hará JD. Y estoy pensando que tendrás que
encadenar a Ford a la pared del granero para evitar que te acompañe.
—Ambos sabemos que estas cosas pueden irse por el retrete en un abrir y cerrar de ojos.
—Lo sabemos, —dijo con calma—. Pero también sabemos que Jazzie está sufriendo.
Necesita hablar con alguien y, nos guste o no, ha elegido a Taylor.
—No, —gruñó.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
269
Stevie tomó aire y lo soltó lentamente.
— ¿Y si fuera Cordelia? ¿Te gustaría que ella caminara con este secreto en su pecho? ¿Sin
nadie que la ayude a descargarla?
—Entiendo tu miedo, Clay. Realmente lo hago. Pero confío en JD con mi vida. Confío en él
con la vida de Cordelia. Si él dice que esto es seguro, será seguro. Es solo un helado. Esta
niña ha comenzado a abrirse a tu hija. Según Maggie, Taylor tiene algo en torno a los
niños. Es una roca firme y dulce. Ellos la aman.
—No tengo derecho a sentirme tan orgulloso. No contribuí nada a que creciera así. Ese
fue Dawson.
—Todavía puedes sentirte orgulloso, Clay. No la hagas desafiarte en esto, porque tengo la
sensación de que lo hará. Se siente muy convencida de que puede ayudar a esta niña a
superar su miedo.
Clay sacudió la cabeza, la desesperación hacía que su corazón latiera más fuerte.
— ¿Y qué pasa si esta niña se derrama las tripas? Jazzie y Taylor llevarán blancos gigantes
para un asesino drogadicto.
Ella siguió sentada en sus rodillas, fresca como un pepino, lo que solo lo hizo enojar más.
Con cuidado, con mucho cuidado, él la levantó y la puso de nuevo en su propia silla, luego
enderezó su columna vertebral. Stevie todavía lo miraba, casi inexpresiva.
—Unos tres minutos antes de que entrara por esa puerta. —Señaló su bastón—. Me tomó
todo ese tiempo cojear aquí desde el granero.
Sus hombros se relajaron una fracción. Había venido a decirle de inmediato. En realidad,
había venido a informarle de inmediato, permitiéndole llegar a sus propias conclusiones.
De esa manera ella era leal tanto a él como a JD.
JD. Ese maldito bastardo. ¿Cómo se atrevía a poner a Taylor en peligro de esta manera?
Stevie todavía lo observaba, sus ojos un poco menos intensos ahora. Estaba claramente
esperando que él decidiera qué quería hacer con respecto a la situación.
Más tensión fluyó de él. Bueno. Ella estaba enojada, también. Pero no se estaba volviendo
loca ni amenazaba con castrar a JD, así que obviamente estaba de acuerdo con al menos
una parte del plan de su ex pareja.
—Creo que me estás creando un nudo en el cuello. Siéntate, Clay. — cambió su tono a
uno que era ligero y burlón—. Respira, bebé, —dijo—. La respiración es buena.
Él hizo lo que ella le pidió, bajando su cuerpo a la silla. Ese tono fue el mismo que usó en
ella cuando la estaba estirando después de una de sus sesiones de terapia física. Había
pasado un año y medio desde que le habían disparado en la pierna en el cumplimiento de
su deber, pero todavía necesitaba terapia y ejercicios regulares. Stevie cumplió,
quejándose y protestando, porque aún era doloroso, pero él generalmente podía hacer
que se sintiera mejor después de estirarla y ejercer presión sobre los músculos que había
castigado.
Era su compañera, en los negocios y en la vida. Ella tenía su espalda. Y estaba menos
emocionada que él en este momento. Las cabezas más frescas prevalecen, su padre
siempre había dicho.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
271
— ¿Qué piensas de esto?, —Preguntó de nuevo, con más calma esta vez.
Ella le sonrió entonces, una sonrisa de amor y orgullo. Clay estaba contento de estar
sentado, porque esa sonrisa lo hacía sentir tan débil como un gatito.
—Primero que nada, —dijo —, creo que todo esto apesta. Pero también creo que JD ha
dado vuelta cada maldita roca que puede encontrar buscando a Gage Jarvis y se está
desesperando.
—Ambos. —Ella vaciló—. Gage Jarvis enroscó a otra persona por el asesinato de su esposa
hace un mes: un adicto sin hogar. Ese adicto fue encontrado muerto ayer por la mañana.
—Respiró hondo—. Junto con otras dos personas. Uno de ellos era un policía.
Clay no había pensado que pudiera estar más aterrorizado, pero descubrió que podía.
—Está escalando.
—Sí. Y JD sabe que, si el padre de Jazzie fue el que mató a su madre, es solo cuestión de
tiempo antes de que papá asesino se ponga nervioso por dejar a un testigo con vida.
Además, Jazzie no puede seguir llevando esto dentro de ella. Se está comiendo a esa
pequeña niña viva de adentro hacia afuera.
Clay arrastró sus palmas por su cara. Hace una hora su hija lo había besado en la mejilla.
Ahora estaba caminando hacia un posible peligro. «No si puedo evitarlo.»
—La víctima, Valerie Jarvis, fue golpeada hasta la muerte. Su asesino usó los puños. Luego
robó algo del contenido de su joyero. Algunos artículos han sido recuperados, pero nada
valía dinero. Aparentemente, ella había vendido todas sus joyas caras para ayudar a pagar
sus cuentas después de que su esposo desapareciera. Su ex jefe dijo que se fue
voluntariamente, pero JD cree que el tipo se estaba cubriendo el culo, que Jarvis fue
despedido después de que su esposa presentó cargos de agresión doméstica, que luego
ella retiró. También hubo uso de drogas, cocaína. Según la hermana de la víctima, el uso
de drogas era importante y el asalto doméstico había ocurrido con frecuencia. La madre
de Jarvis dice que su uso de drogas no fue tan malo y que nunca ocurrió el asalto, que la
víctima era una mentirosa.
—Estoy pensando en eso, —Clay le dijo con sinceridad—. Siéntate, JD, y convénceme de
que la hija que acabo de encontrar después de veintitrés años no será un peón en un
juego de mierda.
JD obedeció, cruzando los brazos sobre su pecho, sus bíceps tensaron las mangas de su
abrigo. Demonios, pensó Clay con un respingo. Stevie tenía razón. Podría ser capaz de dar
un buen golpe, pero él limpiaría el suelo con su culo. Excepto, si se tratara de eso, Clay
estaría jodidamente furioso y eso le daba fuerza a un hombre.
—Me equivoqué, —murmuró Stevie—. Incluso en las probabilidades. Pero no dejes que
llegue a eso.
—No importa. ¿Crees que la esposa de Denny está usando su acceso en la oficina de
Daphne para alimentar a su cuñado?
—No es lo que he visto, pero no lo estaba siguiendo las veinticuatro horas. —JD hizo una
mueca—. Además, hay toda la burocracia con cualquier tipo de orden contra un abogado.
Y ni siquiera pienses en solicitar una conexión telefónica, no con toda esa mierda de
confidencialidad legal.
—No. Aún no. Pero si lo hiciera, este es el número que estaría mirando. —Deslizó su
propio teléfono sobre la mesa. En la pantalla estaban las notas de su caso. Resaltado y en
negrita un número de teléfono.
—Cuéntale sobre la abuela, JD, —dijo Stevie en voz baja—. Estaba llegando a ella.
JD suspiró.
—La madre de Gage, Eunice, vive con las niñas y su tía Lilah, que es la hermana mayor de
su madre. Eunice vivió con las niñas y su madre, Valerie, antes del asesinato. Se había
mudado con Valerie porque había hipotecado su casa hasta el tope para enviar a Gage a
rehabilitación, que nunca terminó, y el banco ejecutó la hipoteca. Entrevisté a Eunice
como parte de mi investigación y ella… bueno, llamarla facilitadora es un eufemismo. Solo
tenía cosas buenas que decir sobre Gage, a pesar de que él la llevó a la bancarrota.
— ¿Qué hay de su otro hijo?, —Preguntó Clay—. ¿Denny, el tipo de Ayuda Legal?
—Eunice trata a Denny como un fracaso. —JD se encogió de hombros—. Dice que trabaja
para Ayuda Legal porque era el único trabajo que podía conseguir después de apenas
graduarse en la facultad de derecho y apenas pasar el examen. Nada de lo cual es verdad.
Denny se graduó alto en su clase. Estuvo en la oficina del defensor público durante años y
fue muy respetado allí. Él es muy respetado en Ayuda Legal ahora. Denny es
definitivamente la segunda opción de Eunice, pero es un hijo cariñoso. Le da el dinero de
su bolsillo para gastos y paga su parte de los gastos en el lugar de Lilah, además de
comestibles para las dos niñas.
— no es una buena mentirosa, así que no lo creo. Realmente cree que él está en algún
lugar de Texas. —JD puso los ojos en blanco—. De todos modos, también la hemos estado
observando, pero hasta que tengamos pruebas sólidas de que ella o Denny han ayudado a
Gage o conocen su paradero, o que Gage estuvo involucrado en el asesinato de su esposa,
en realidad no tenemos motivos para las órdenes.
—A menos que Jazzie identifique a su padre como quien estuvo en la escena del crimen,
—murmuró Clay.
—Puede que no, —JD aceptó de mala gana—, pero en este momento no tengo una mejor
idea, y si mi instinto está bien y su padre es culpable y se está poniendo nervioso,
entonces no tengo mucho más tiempo.
— ¿Conmigo? Sí. Pero a los efectos del informe que es visible en la base de datos, ya no es
una persona de interés. Quería que se sintiera lo suficientemente seguro como para sacar
su cabeza de su escondite. El asesino no dejó ninguna evidencia en el apartamento de
Valerie. Ni una sola huella dactilar, y limpiamos cada milímetro cuadrado. Todo lo que
tengo es una coartada endeble y mi instinto.
—Y Jazzie, —dijo Clay con un suspiro—. De acuerdo, JD, ¿cuál es tu plan para que mi hija y
esta niña entren y salgan de Giuseppe en una pieza sin daños?
Baltimore, Maryland,
Ella llegaba tarde. De pie detrás del gran seto que bordeaba el parque, Gage miró su
teléfono por décima vez en tantos minutos. Maldita sea, mamá, será mejor que vengas. Y
será mejor que tengas a la niña. Necesito saber de una manera u otra.
Dio golpes con el pie con impaciencia. Luego su pie se detuvo y miró a su alrededor con
suspicacia. ¿Podría haber llamado a la policía? ¿Lo llevó a una trampa?
No. Su madre nunca haría eso. Me ama. Y confía en mí. Lo cuál es su error, supuso.
Ah. Ahí está ella. Caminaba de la mano con las chicas. Han crecido, pensó. Lo cual era
comprensible. Habían pasado algunos años. Solo esperaba haber traído suficiente sedante
para su mayor peso corporal. Por si acaso Jazzie se asustaba y él tenía que calmarla. Sin
embargo, tenía suficiente para su madre. Era del mismo tamaño que siempre había sido.
Podía decir cuándo lo había visto en el borde del seto, porque podía ver sus ojos cada vez
más brillantes, incluso desde esta distancia. Se inclinó y les dijo algo a las chicas, lo que
llevó a Janie a correr hacia los columpios gritando que su hermana la empujara hacia el
cielo. Jazzie lo siguió con más cautela, sus ojos lanzándose por todas partes. La niña estaba
asustada. Eso no se veía bien. Por supuesto, podría ser simplemente que ella había
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
275
descubierto el cuerpo de su madre después de que él se había ido. Lo sabría seguro en
unos minutos.
— ¡Gage! —Eunice Jarvis demostraba cada uno de sus sesenta años, más un par de
docenas más. Caminó rígidamente hacia donde él se encontraba y envolvió sus brazos
alrededor de su cuello. Debido a que ella era baja, él se inclinó, tomando su cuerpo
regordete en un fuerte abrazo.
—Mamá, te ves estupenda. —Por supuesto que no, pero ¿qué era una mentira más?
Un temblor audible.
—No. La envié al centro comercial. Le dije que Jazzie necesitaba suministros de arte. —Su
risa fue forzada—. Esa niña gasta lápices y cuadernos de dibujo como nadie.
Especialmente desde… bueno, desde que encontraron a Valerie así.
Fingió un suspiro de dolor—. Lamento no haber estado aquí para ellas, Ma.
—Estás aquí ahora, — dijo con firmeza—. Y eso es todo lo que importa.
—Que tengas sueños agradables, —murmuró él en su oído—. Sueña que viste a tu hijo
otra vez. —Su cuerpo se relajó en sus brazos.
Los estudios demostraban que los usuarios de ketamina estaban abiertos a sugerencias
antes de la administración del medicamento. Los estudios generalmente se realizaron en
un entorno quirúrgico y tenían que ver con si el paciente soñaría agradablemente
mientras se encontraba bajo sedación con ketamina frente a las alucinaciones aterradoras
que eran comunes. Él había citado uno de esos estudios hace años mientras defendía a un
violador de citas que había usado ketamina para dejar a su víctima inconsciente. Había
pintado el recuerdo roto de la víctima del asalto como un mal sueño. Su cliente era
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
276
culpable, sin duda, pero el joven había limpiado bien y podía fingir seriedad de una
manera verdaderamente sociopática, y la joven tenía un historial de fiestas. El jurado
había comprado la defensa del mal sueño.
Gage, personalmente, nunca había recordado nada después de haber caído en un coma,
no en todas las veces que había usado la droga. Con suerte, la fisiología de su madre sería
la misma y simplemente se despertaría con una pizarra en blanco.
La bajó con cuidado al suelo detrás del seto. Esperemos que no la haya sedado por nada.
Esperemos que el miedo de Jazzie fuera un simple trauma al encontrar a su madre. Si ese
fuera el caso, él cuidaría a las niñas hasta que ella volviera en sí y le diría que la había
encontrado desmayada. No lo cuestionaría, ni le diría a Lilah, porque tendría que
admitirle a Lilah que había mentido, y su madre nunca admitiría que se había equivocado.
Así era como ella había podido pasar por alto sus pecados todos estos años.
¿Y si Jazzie lo hubiera visto? Agarraría a ambas niños y luego… Bueno, primero tendría que
averiguar cuánto había visto. Entonces tendría que conseguir una coartada. Denny sería
bueno para eso. Había hablado mucho el día anterior, pero no había manera de que le
estuviera diciendo la verdad a la policía. Lo perdería todo. Denny no era tan valiente
Hurgó en el bolso unos segundos más. Una bolsa de plástico llena de frascos de pastillas
era la única otra cosa de valor. Las etiquetas de la farmacia tenían su nombre, así que él
también tomó las botellas. Él ordenaría las pastillas más tarde para ver si había algo que
valiera la pena vender.
Alejándose del seto, vio a las chicas. Habían dejado los columpios, y ahora Janie estaba
subiendo los escalones del tobogán, Jazzie justo detrás de ella. Janie estaba sonriendo.
Jazzie no lo hacía. No parecía querer jugar.
Ella se veía… conmocionada. Pero no lo había visto todavía. Y no podría haber escrito este
momento mejor si lo hubiera intentado. Esperó hasta que Janie comenzó a deslizarse
hacia abajo, luego comenzó a correr. Él la agarró cuando llegó al fondo y la hizo girar en
un círculo antes de que tuviera la oportunidad de incluso chillar.
Janie luchó, luego lo reconoció, probablemente por las fotos que Valerie había guardado
en su apartamento.
— ¡Papá! —Su grito fue de pura alegría, y por otro momento sintió la más breve de las
punzadas. Lamento. Una vez había tenido esta bienvenida todas las noches, pero no había
sido real. Las chicas no eran suyas. Valerie había mentido y arruinado toda su vida.
Jazzie se había congelado en la parte superior del tobogán, su cara se puso blanca como
una sábana. Abrió la boca y respiró, como si quisiera gritar.
Mierda. Mierda, mierda, mierda. En ese momento se dio cuenta de que todavía tenía
cierta esperanza de que no lo hubiera visto en el apartamento de su madre. Pero ella lo
había hecho. Ella sabía. Vete ahora. Ahora mismo.
Pero si lo hiciera, sería un hombre perseguido por el resto de su vida. Siempre mirando
por encima de su hombro. Tragó saliva. Cuando Janie apretó sus pequeños brazos
alrededor de su cuello y hundió la cara en su hombro, Jazzie lo miró con horror, congelada
en su lugar.
Prisión, gilipollas. Esa pequeña niña que te mira como si fueras el monstruo de
Frankenstein podría enviarte a la cárcel por el resto de tu puta vida. Eso no puede pasar.
Eso no sucedería.
Sosteniendo a Janie con una mano, metió la mano en el bolsillo de su abrigo y sacó su
pistola, lo suficiente para que Jazzie la viera. Lo guardó de nuevo en su bolsillo, pero
mantuvo su mano en el arma.
Qué fue lo que ella hizo. Con las piernas temblorosas, bajó la escalera y se acercó a él
como si fuera una serpiente, enrollada para atacar. Sí. Chica inteligente.
Los ojos de Jazzie eran salvajes, sus labios una línea tensa. Cualquiera que la mirara sabría
que estaba jodidamente aterrorizada.
—La abuela fue a la tienda, —mintió sin problemas—. Quería darnos un tiempo a solas.
Para conocernos otra vez. —Las palabras fueron para Janie. Estaba claro que Jazzie no le
creía—. Vamos a tomar un poco de helado.
— ¡Helado! — Janie dijo alegremente. Jazzie no dijo nada, y Janie le dio unas palmaditas
en el hombro—. No te preocupes por ella. Ha estado así desde que mamá… —Su cara se
arrugó, las lágrimas rodaban por sus mejillas.
Los ojos de Jazzie brillaron, el conjunto de su boca francamente hostil. Él había visto esa
mirada antes, en la cara de Valerie cuando se abrió camino hacia su apartamento hace un
mes. Ella no había usado esa actitud por mucho tiempo. Él se la había borrado a golpes.
Junto con su cara. Jazzie sabía que había hecho eso. Así que sí, él podía entender su
hostilidad. Pero cualquiera que la mirara ahora mismo llamaría al 911.
—Sonríe, —dijo, dando a Janie un pequeño impulso para sentarse más alto en su cadera.
—Lo digo en serio, Jazzie.
— No lo hará, —confesó Janie en voz alta—. Está triste, enojada y amargada todo el
tiempo.
—Bueno, el helado podría endulzarla, —le dijo a Janie, haciendo un gesto a Jazzie con la
pistola en el bolsillo—. Mi auto está allí.
Las condujo al auto, puso a Jazzie en el asiento trasero y cerró la puerta. No confiando en
el seguro para niños para mantenerla dentro, había quitado las manijas de todas las
puertas, excepto la suya. Los labios de Jazzie empezaron a temblar, y una vez más, sintió
esa maldita puta madre. Resueltamente lo apartó.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
279
Puso a Janie en el asiento del pasajero delantero y la sujetó con un cinturón.
—Se supone que no debo sentarme adelante, —le informó, con los ojos muy abiertos—. A
causa de las bolsas de coche.
— ¿Las bolsas de aire? —Esperaba como el infierno que Jazzie fuera lo suficientemente
inteligente como para no intentar correr. Él no quería lastimarla. Pero lo haría si tenía que
hacerlo. No me hagas matarte, Jazzie.
—Sí, esas. La tía Lilah dice que pueden explotar y romperme la nariz. —Se inclinó hacia
delante—. O tal vez incluso matarme, —agregó en un susurro teatral.
—No tienes que preocuparte por este auto. Es demasiado viejo para tener bolsas de aire.
—Entonces no es seguro.
—Estará bien. No todos tienen dinero como tu tía Lilah, —agregó, al escuchar la nota de
amargura en su propia voz. Para. De vuelta al plan. Desde el pequeño refrigerador a sus
pies, tomó la taza de jugo que había preparado y se la dio.
—Bebe esto, cariño. Es un día caluroso y este auto tampoco tiene aire acondicionado.
En la parte de atrás, Jazzie abrió la boca como para advertir a Janie que no bebiera, pero
Gage la detuvo con una mirada.
—Lo recuerdo. —En realidad, no lo recordaba. Valerie había manejado toda la mierda de
las niñas, pero el jarabe infantil Benadryl tenía sabor a uva, por lo que pensó que el jugo
enmascararía el sabor.
Se metió en el auto y lo puso en marcha, solo para ver a Janie mirando por encima del
hombro, con expresión desconcertada.
—Jazzie está llorando. Te olvidaste de darle jugo. Sus sentimientos están heridos.
¿Pero cuáles eran sus próximos pasos? Habían visto su cara. No podían vivir. No había
pensado en cómo exactamente hacerlo… Dios. Sus manos apretaron el volante. No había
planeado exactamente cómo las mataría. Tendría que ser indoloro. Más sedante, pensó.
Les daría pastillas para dormir y se morirían mientras dormían. Sin dolor.
Jazzie estaba temblando como una maldita hoja. En el espejo retrovisor, él vio como
levantaba la barbilla y tragaba saliva.
—No, sólo dormida. Le di medicamentos para hacerla dormir, igual que a Janie. No está
muerta, lo prometo.
—Yo… No te creo.
Se encogió de hombros—. Lo que sea. Cree lo que quieras. Simplemente no intentes nada
loco o Janie no vivirá para ver a las seis.
—Te odio, —dijo, todo en un suspiro de aire—. Quisiera que estuvieras muerto.
Él no podía culparla. —Ponte en la cola, chica. Mira, solo quiero información. No te voy a
hacer daño.
Sintió el cambio y comprobó la vista trasera para ver un poco de la tensión que se filtraba
de sus huesudos y pequeños hombros.
—Si haces lo que te digo, no te haré daño a ti ni a Janie. —Dios, él fue convincente. Casi lo
creía él mismo.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
281
Ella asintió con incertidumbre. —E-est – está bien.
—N-nadie.
Ese era un plan mejor. Su tartamudeo le irritaba. Fue detenido en un semáforo, por lo que
hurgó en la guantera, esperando que el anterior propietario del coche hubiera dejado algo
con qué escribir. Encontró un trozo de lápiz y una tarjeta de registro del vehículo
amarillenta.
Le entregó la tarjeta y el lápiz a Jazzie con una mirada severa—. No intentes nada
divertido, o me harás enojar. No te gustará cuando esté enojado. —Él levantó las cejas
amenazadoramente—. De hecho, ya has visto lo que puedo hacer cuando estoy enojado.
Ella asintió trémulamente mientras tomaba los artículos de su mano. La niña tenía agallas,
debía admitir. La luz se puso verde, así que comenzó a conducir de nuevo.
Condujo en silencio hasta que fue detenido en otra luz roja. Miró detrás de él. Jazzie
estaba extendiendo la tarjeta. Debido a que temía que te enteraras y me mataras,
escribió en uno de los márgenes. Se lo devolvió.
Una respiración entrecortada desde el asiento trasero lo hizo volverse para mirar la tensa
tajada de su mandíbula.
El tráfico comenzó a moverse, y se abrió paso por las calles hasta su habitación alquilada.
Aparcó el coche detrás de la casa de huéspedes y extendió la mano hacia la tarjeta.
Ella puso los ojos en blanco—. Gr- gr- gracias e- es – es lo que dije. Gracias.
—Eso es todo.
Ella había mentido acerca de no mentir. Ella lo hace. Miente casi tan bien como su madre,
de hecho.
— ¿una palabra? ¿Eso es todo lo que le dijiste? ¿Esperas que me crea eso?
—Es t-cierto.
—Sí, claro. —Apretó los dientes, deseando que sus puños no se apretaran. Él podría
sacarle la verdad de otra manera. Pero él realmente no quería tener que hacer eso.
Él dejó escapar un suspiro. Había sido su padre una vez. Él la había mecido para dormir,
había estado allí para sus primeros pasos, leía sus historias a la hora de dormir. Algunas
veces. Cuando había llegado a casa del trabajo a tiempo.
Tenía que dejar de pensar en eso. Necesitaba saber a quién le había contado sobre él.
Consideró las opciones, luego intentó otra táctica.
—Eso no es lo que dijo tu tío Denny. Dijo que les habías dicho todo.
Su mirada se disparó hacia él, amplia y alarmada. Y dolida, ¿El tío D-D-Denny lo sabe?
—Sí. No porque quisiera que te silenciara para siempre, por supuesto. Quería asustarme
para que me fuera de la ciudad.
Basta. Había terminado de hablar. Se acabó escuchar. Y no quería mirar sus ojos heridos ni
un segundo más. Tomó otra taza de la nevera, salió del coche, se dirigió a su lado y abrió
la puerta—. Bébelo.
Ella frunció los labios, así que le abrió la mandíbula, vertió un poco en su boca y mantuvo
la nariz y la boca cerradas hasta que se lo tragó. Se atragantó, se ahogó, tosió y le lanzó
una mirada asesina—. ¡B-bastardo!
Él suspiró–. Jesús, niña, estás haciendo esto difícil. No quieres hacer esto difícil. Créeme.
¿Beberás el resto o tendremos que llenar y repetir? Es solo Benadryl. —Él sacó la botella
de su bolsillo para probárselo—.Te hará dormir por un rato. Eso es todo. Lo juro.
Su risa lo sorprendió. Era adulta y lleno de desprecio. — ¿S-s-so, así puedes lastimarnos
en nuestro s-s-sueño?
—Dije que no te haría daño y – Oh. —Hizo una mueca cuando captó su significado, luego
se irritó de que ella siquiera lo pensara. Él agarró su barbilla y la obligó a mirarlo—. Soy
muchas cosas, Jasmine Marie Jarvis, pero nunca he violado a un niño.
Ella no parpadeó. —J-solo s--secuestras y d-drogas, —dijo con amargura—. E- e-eso está
bien entonces.
—Es por tu propio bien, chica, —dijo, suavizando la voz. Más engatusador. Siempre había
funcionado con su madre, pero por la mirada dura en los ojos de Jazzie, no estaba
haciendo efecto en ella—. Mira, realmente no quiero lastimarte. Pero lo haré. Sabes que
lo haré. Y luego correré y Janie estará aquí sola. Tú no quieres eso, ¿verdad?
Jazzie finalmente miró hacia otro lado, pero no antes de que él viera las lágrimas en sus
ojos. Enderezándose los hombros, vació la taza y se la devolvió con los modales de una
reina.
Ella asintió.
—U-u- u… — dejó escapar un suspiro y él esperó a que ella terminara, porque pensó que
se lo había ganado—. Una pregunta más. ¿La A-abuela también lo sabía?
Sus ojos eran planos ahora, y él reconoció la mirada. Ya sabía la respuesta, pero
necesitaba escucharla en voz alta. Al mismo tiempo, se estaba protegiendo de la angustia.
Más dolor de corazón, de todos modos.
—Sí, —dijo, y la vio cerrar los ojos, su estremecimiento inconfundible—. Sabía que te
estaba trayendo a verme. Pero pensó que solo quería hablar contigo.
Lo suficientemente justo.
—Si te sirve de consuelo, —dijo en voz baja—, tu tío Denny solo me ayudó porque
amenacé a su esposa e hijos. —Eso no era cierto, al principio no. Pero él pensó que se lo
debía para salvar algo de su decepción en los adultos que eran responsables de su
bienestar.
Ella le dirigió una mirada incrédula que era demasiado adulta—. L-lo que sea.
Él dio un paso atrás y le permitió salir del auto—. Voy a buscar a tu hermana ahora. No
intentes nada. Por favor.
Jasmine cruzó los brazos sobre el pecho y miró hacia otro lado mientras él levantaba a
Janie del asiento delantero y recuperaba el refrigerador de sus pies, luego lo siguió a su
habitación.
Baltimore, Maryland,
Gage abrió y cerró con llave la puerta de su habitación, luego puso a Janie en la cama,
cubriéndola antes de volverse para mirar a Jazzie.
Con la mandíbula apretada y la barbilla levantada, le dio una mirada mientras caminaba
hacia el otro lado de la cama. Se sentó en el colchón y puso a su hermana dormida en su
regazo, alisando el cabello de Janie de su frente, mirándolo como si tuviera algo que decir.
—Pensé que habías dicho que la última pregunta era tu última pregunta.
—He mentido.
—Sí. Ninguno de los dos fuimos los mejores padres del mundo.
—Tengo una pregunta más para ti ahora. ¿Dónde estabas ese día?
—Detrás de la silla. Llegué a casa de la escuela de verano. Y s-la vi allí. Te oí. En el armario
—. Su tartamudeo disminuyó cuando el Benadryl comenzó a tomar fuerza—. Te s-vi.
—Me lo imaginé, —dijo, sintiendo que le ardían los ojos. Él no quería matarla.
Se sentó en la silla y trató de pensar, de planear. Necesitaba pastillas para dormir. Fuertes.
Las aplastaría y las pondría… ¿Qué? ¿Pastel? Lo había leído en alguna parte una vez.
Conocía a docenas de traficantes que seguían vendiendo pastillas. Solo necesitaba elegir
uno. Y entonces… Joder… murmuró. No solo necesitaba una coartada. Necesitaba
encontrar a alguien a quien culpar por la desaparición de dos niñas. Él podría haber
utilizado Toby Romano. Pero ya lo había matado. Maldita sea.
Se metió los dedos por el pelo y tiró con fuerza de frustración. Esto era malo. Realmente,
muy malo. Quienquiera que eligiera, debía encajar. Todas las piezas tendrían que
ajustarse, comenzando por Valerie, hasta llegar a Jazzie, o la policía estaría sobre él más
rápido de lo que le llevaría respirar. ¿Quién? ¿Quién tendría sentido?
Oh. Bueno. El pánico retrocedió cuando la respuesta se hizo evidente. Denny, Denny sería
el perfecto chivo expiatorio. Y mataría a dos pájaros de un tiro, porque Denny era su
último extremo suelto. Pensaría en otra coartada. Eso sería más simple que presentar una
explicación plausible para el asesinato de dos niñas.
Sus ojos estaban cerrados, su voz un poco confusa—. Que no éramos tuyas.
Por alguna razón se encontró diciéndole a ella—. Janie se lastimó cuando tenía dos años.
También recordó con entusiasmo haber despertado esa mañana como padre de dos niñas
y esposo de una mujer que lo amaba. Se había ido a la cama esa noche… cambiado.
—Janie necesitaba sangre y yo ofrecí la mía. Tu madre intentó que yo no fuera voluntario,
pero fui insistente. Janie era mi bebé y estaba herida. —Hizo una pausa—. Pero luego
descubrí que no era mi bebé.
—Lo aprendimos en la clase de ciencias. Algunos tipos no se pueden mezclar para hacer
otros tipos.
Chica lista—. Exactamente. Tu madre y yo éramos del tipo A. Tú y Janie debían ser A. Pero
la de ella es el tipo O. Yo sospechaba para ese entonces, e hice pruebas de paternidad en
ambas. Ambas salieron negativas. Me enfrenté a tu madre, luego salí y me coloqué.
También era justo. Sintió una punzada de pesar por el hecho de que una niña supiera lo
que significaba estar colocado. Él había sido una demostración en vivo durante los últimos
días de que había vivido con ellos—. Bastante. —Había consumido cocaína en el pasado
de forma recreativa, o para mantenerse despierto cuando tenía un caso importante, pero
no lo había necesitado. Después de descubrir que sus hijas no eran suyas Él lo había
necesitado entonces.
—La golpeaste, —dijo dormida—. Ese día también estaba escondida detrás de la silla.
—Sí, bueno. —Él no tenía la energía para discutir con ella—. La empresa encontró coca en
mi escritorio y me despidió. No era un adicto. Consumía, pero no.
—Una… una más. Jazzie parpadeó con fuerza, luchando por mantener los ojos abiertos—
¿Por qué no hay divorcio?
Él le frunció el ceño—. ¿Qué quieres decir con por qué no hay divorcio?
—No éramos… tuyas. Por qué… ¿huiste? ¿Por qué no quedarse y divorciarse?
—La noche que golpeé a tu madre, tu tía llamó a la policía. Si hubiera sido juzgado y
declarado culpable de asalto, habría sido inhabilitado. Básicamente, eso significa que
habría perdido mi trabajo. —El cual había terminado perdiendo de todos modos—. Tu
madre aceptó no presentar cargos si yo aceptaba no divorciarme de ella y seguir pagando
la hipoteca.
—La abuela hizo lo mismo, al revés. — suspiró—. Sabía que mamá te estaba engañando.
No sabía que nosotros no éramos tuyas. Le dijo que no diría que te engañaba si mamá no
presentaba cargos.
Sintiéndose nervioso, se levantó al menos para quitarle los zapatos. Al menos podrían
dormir cómodas. Viendo como estarían durmiendo por mucho tiempo.
Puso las pequeñas zapatillas de Janie en el suelo y luego quitó las Jazzie.
Jazzie había estado hablando con la terapeuta. Ella había mentido. Furioso, él la agarró del
hombro y la sacudió.
— ¡Despierta!
Tuvo un breve estremecimiento. Lo había prometido. Pero ella había mentido. «Porque le
apuntaste con un arma a su hermanita.» « ¿Qué creíste que haría ella?», Tomó aliento,
sabiendo que, tan furioso como estaba con la chica, estaba más furioso consigo mismo
por haber sido engañado por sus mentiras.
Los policías ya estaban involucrados. Lo habían estado desde que había dejado a Valerie
en un charco de su propia sangre. Pero ellos aceptaron su coartada. Habían aceptado que
Toby Romano había matado a Valerie. Denny sabía esto a ciencia cierta, y Denny era
demasiado estúpido para mentir.
Jazzie estaba temblando, agarrando a su hermana en sus brazos. Bueno. Necesitaba tener
mucho miedo.
—P-p-por favor. D-no nos hagas daño. Te lo diré. Lo que quieras, lo que quieras.
Tomó aire, trató de calmarse. O la mataría. Y él no quería hacer eso, no con sus puños.
Con pastillas. Sin dolor. Solo se iban a dormir.
Estaba llorando tanto que él temía seriamente que se ahogara. Ella hablaba tonterías.
— ¡Jazzie! —Su voz restalló como un látigo, pero no se dio cuenta de que le había
abofeteado la cara hasta que sintió el escozor en su palma—. Deja de llorar y dime lo que
quiero saber o le haré daño a tu hermana a continuación. —Levantó la mano de nuevo
amenazadoramente—. Dime lo que le dijiste a la terapeuta. Ahora.
—E-todo lo que sea. Le dije todo a ella. D-no le pegues a J-Janie. Por favor. —Rodó sobre
su hermana para protegerla, dispuesta a soportar el dolor para que Janie no sufriera, y por
un momento Gage volvió a ser su padre. Por un momento estuvo allí, en la vida que había
dejado atrás. Por una fracción de segundo quiso calmar. Confortar. Prometerle que no
pasaría nada malo.
— ¿Todo?
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
291
Ella asintió tristemente.
—No lo haré. Por ahora. —Añadió lo último como una idea de último momento, para
mantenerla lo suficientemente asustada como para obedecer—. ¿Dónde ibas a
encontrarte con la terapeuta para tomar un helado?, —Preguntó.
¿Giuseppe? ¿El lugar italiano? Era una elección extraña para un helado, pensó. Él había ido
unas cuantas veces cuando vivía aquí. Él sabía el diseño, la ubicación. Sabía exactamente
dónde podría instalarse y cómo alejarse una vez que estuviera hecho. Estaba contento de
haber comprado el rifle. Lo necesitaría debido a la distancia que tendría que poner entre
él y el frente del restaurante, pero sería un tiro limpio y sin obstáculos, a diferencia de
esta mañana en la granja de caballos.
— ¿Qu-qué estás haciendo? —Sus ojos se abrieron con terror cuando él sacó el rifle de su
armario y revisó el cañón. Todavía cargado—. ¡Tú-s-s-dijiste que no nos harías daño!
— ¡No! ¡P-p-por favor no lo hagas! Mentí. No le dije nada. ¡N-nada! ¡Lo juro!
Levantó la vista de los bolsillos donde metía las municiones—. Entonces, ¿por qué dijiste
que lo hiciste?
—Así no ibas a lastimar a J-Janie. —Las lágrimas corrían por sus mejillas.
—No importa en este punto, Jasmine. No puedo creer lo que dices, así que tengo que
asumir lo peor.
Si el terapeuta sabía algo, por supuesto que se lo contaría a la policía. Era probable que ya
lo hubiera hecho.
Mierda. ¿Y si ella les hubiera dicho? Respira, relájate, se dijo. Había defendido a muchos
clientes que en realidad cometieron los asesinatos de los que fueron acusados, pero no
hubo testigos, por lo que no hubo juicio. Por supuesto que ellos mismos mataron a todos
los testigos, pero el final fue el mismo. No hay testigos, no hay juicio. Todo estaría bien.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
292
Pero… Si Jazzie ya le había contado todo a la terapeuta, ¿por qué tener esta pequeña
reunión?
Entrecerró los ojos cuando se dio cuenta de la organización. La cita del helado era una
trampa.
Denny. Infierno. Nunca te di crédito por esto. Fue Denny quien le habló sobre la
terapeuta. Sobre el paseo con helado. Denny que sabía que Gage no estaba huyendo.
Era una puta trampa. Esperaban atraerlo y luego llevárselo. Ponerlo en una jaula.
La bilis se levantó para quemarle la garganta mientras ataba las muñecas y los pies de
Jazzie. Gracias, Valerie. Sólo… Gracias. Maldita puta. Si solo hubieras sido la esposa que se
suponía que eras, nunca habría llegado a nada de esto.
Él colocó una tira de algodón en su boca antes de atarla alrededor de su cabeza. Quería
que pudiera respirar. Simplemente no gritar. Luego hizo lo mismo con Janie, quien
afortunadamente continuaba dormida. Cuando terminó, sus manos también temblaban.
—Volveré, —dijo con voz gruesa mientras recogía sus cosas y las ponía en una bolsa de
lona. Cerró la puerta detrás de él, la cerró con llave, luego se dirigió al auto y se dirigió al
restaurante italiano de Giuseppe, sabiendo que escucharía el gemido asustado de Jazzie
en su cabeza todo el camino.
Tal vez por el resto de su puta vida. Pero al menos tendré una vida.
Clay apartó la vista del tráfico el tiempo suficiente para darle una mueca compasiva.
— ¿Nerviosa también?
— ¿También? — Ella levantó las cejas—. ¿Tú? ¿Nervioso? Dime que no es así, —dijo en
seco, porque Clay había sido un cable tirante desde que se había enterado del plan de JD
Fitzpatrick. Había criticado e irritado, llamando al detective con todos los nombres
insultantes que conocía, y luego algo que Taylor nunca había escuchado. Sin embargo,
Fitzpatrick parecía inmune, sentado a través de la perorata con una expresión que era una
mezcla de aburrimiento y cansancio cuando Clay gritó todas las cosas que Taylor misma
había considerado decir, pero no por la misma razón.
Taylor había estado furiosa porque Jazzie estaba siendo utilizada como cebo. Clay también
estaba furioso por eso, pero protestó mucho más vocalmente porque su hija también
estaba siendo utilizada. Su diatriba hubiera enorgullecido a Frederick Dawson.
Ella frunció el ceño. Papá. Habría hecho que su padre se enorgulleciera. ¿Cuándo había
llegado a pensar en él por su nombre de pila? Siempre había sido papá. Siempre lo sería.
Pero Clay estaba asumiendo rápidamente una posición equivalente. Lo conocía desde
hacía menos de veinticuatro horas, y ya había tomado asiento junto a su padre en su
corazón y en su mente. ¿No soy yo la leal?
Los ojos de Clay se habían estrechado ante su sarcástica respuesta, y desde el asiento
trasero, Ford soltó una carcajada.
La propia Paige no había sido lo que Taylor había estado esperando. Tenía un leve
parecido con Taylor y, por extensión, con la madre de Clay. Clay le había dicho que había
confiado en Paige a primera vista, y Taylor se preguntó en silencio si el parecido con su
madre había entrado en eso, al menos en un nivel subconsciente. Pero nadie más parecía
notarlo, así que Taylor se lo guardó para sí misma.
—Ese picor de Kevlar podría salvar tu vida, —murmuró Clay—. Salvó la mía.
Taylor frunció el ceño—. Eso es molesto. Que tu vida tuviera que ser salvada, quiero decir.
¿Con qué frecuencia te disparan?
Ford resopló de nuevo—. No muy a menudo esta semana, —dijo, sacudiendo la cabeza.
—No es cierto, —dijo Clay con calma, pero dirigió una mirada al espejo retrovisor—.
Cállate, Ford.
Ford extendió las manos, con las palmas hacia fuera—. Solo digo lo que veo.
—Nunca dije que lo fueras, —dijo Ford con seriedad—. Pero te pones en situaciones
peligrosas. También Stevie. Y a Paige, también.
Ford puso los ojos en blanco—. ¡Porque Paige está embarazada! —Se encontró con la
mirada de Taylor cuando ella miró por encima del hombro con sorpresa—. Se supone que
nadie lo sabe todavía, pero todos lo sabemos. Es difícil mantener secretos en un grupo tan
unido. Especialmente los realmente buenos. —Le dio a Taylor un guiño lascivo, ella se
sonrojó furiosamente y miró hacia otro lado.
Clay se estremeció.
—Jesús, Ford. ¿De Verdad? Te das cuenta de que su padre está sentado aquí mismo.
Ford no se inmutó.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
295
— ¿Y que tu arsenal personal de armas rivaliza con el de varios países pequeños? ¿Y que
puedes romperme el cuello con tu meñique? Sí, me doy cuenta de todo eso.
—Así que... —Taylor levantó la barbilla y fingió que sus mejillas no estaban en llamas—.
Con Paige estando embarazada, ¿esto significa que tú y Stevie tendrán que tomar su
trabajo? ¿Eso significa una mayor exposición a las personas con armas de fuego?
—No por parte de Stevie, —dijo Clay firmemente, luego hizo una mueca.
Las mejillas de Taylor se habían enfriado tanto que se sentía segura mirándolo otra vez—.
¿Acerca de?
—Que Stevie también está embarazada, —dijo Ford, con los ojos brillantes—. Maggie
también lo cree.
La mirada de Taylor se fijó en la cara de Clay justo a tiempo para verlo enseñar su
expresión, desde una feroz alegría hasta una leve sorpresa.
—Porque la oí vomitar sus entrañas en el baño del establo, —dijo Ford con ironía—. Y ella
se comió medio paquete de galletas saladas en la oficina de Maggie esta mañana.
Excepto que la alegría que había intentado apagar lo inundó y pequeñas líneas en la
esquina de sus ojos se arrugaron en una sonrisa a pesar de que su boca no se curvaba en
nada.
Taylor sintió un asentamiento en su pecho. Una especie de paz. Si lo dejaba para volver a
casa, estaría bien. Tendría otro hijo para amar.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
296
—Creo que eso es encantador, —dijo en voz baja, y lo dijo con todo su corazón—.
Felicidades.
—Lo sé. —Ella esperaba que su ceño fruncido se desvaneciera, pero se hizo aún más
pronunciado—. Estoy encantada por ti, Clay. De verdad. — le sonrió con incertidumbre. —
Así que… ¿Por qué estás frunciéndome el ceño?
—Piensas que porque seré papá otra vez no te necesitaré. Que puedes volver a California
y ser la hija de Dawson y que no me romperás el corazón.
—Ahora escúchame, Taylor, y escucha bien. Sería el padre más feliz del planeta si te
quedaras aquí, pero sé que tienes una vida allí y alguien que te quiere tanto como yo. Si te
vas, te echaré de menos. No voy a mentir. Acabo de encontrarte y quiero más tiempo para
conocerte. Pero los aviones vuelan en ambos sentidos. Puedes volver a visitarme y volaré
allí cuando pueda, y eso es una promesa. Porque, en definitiva, solo quiero ser parte de tu
vida.
—Pero un nuevo bebé ayudará, ¿verdad? —Ella estudió su rostro con ansiedad—. Estarás
tan ocupado que no tendrás tiempo de extrañarme.
Había tristeza en sus ojos, aunque él le devolvió la sonrisa, como si supiera que ella había
tomado una decisión. ¿Pero lo había hecho?
—Estaré ocupado, eso es verdad. —Se inclinó unos centímetros más cerca, con sus ojos
oscuros intensos—. Pero todavía te extrañaré. Y siempre tendré tiempo para ti. Siempre.
—Gracias, —susurró.
—Serás una hermana mayor, así que también tendrás responsabilidades. Tendrás que
volver a visitarnos. Ahora, vamos a tomar un poco de helado.
— ¿Ford? —Ella dijo tentativamente—. Mira, me gustas. Mucho. Más que mucho, en
realidad. Yo tampoco quiero lastimarte.
Ford suspiró.
—No estoy tratando de hacer que te sientas culpable, Taylor. Estoy decepcionado. Sabía
que esta era la elección que harías. Solo esperaba que no lo hicieras por unas semanas
todavía. O al menos no decirlo en voz alta. —Él vaciló—. No he estado con nadie desde
entonces… Kimberly. No he querido estarlo. Hasta ti. Solo esperaba que tuviéramos un
poco más de tiempo. Y hablando de tiempo... —Miró su teléfono—. Llegamos muy
temprano, pero eso está bien. Giuseppe debería tener el comedor privado ya limpio.
Podemos esperar mientras JD tiene todo organizado. Al menos podemos salir del calor.
Así que hizo eso ahora, apoyando su frente contra el músculo duro de su pecho,
suspirando cuando sus brazos la rodearon para abrazarla. Se aferró a la parte de atrás de
su camisa, maldiciendo en silencio al Kevlar que Clay los había hecho llevar a todos, lo que
le impedía tocarlo.
Por supuesto, no tocar su piel desnuda era probablemente algo bueno, considerando que
estaban parados en un lugar público. La última vez, ella terminó contra una puerta, siendo
besada hasta dejarla casi sin respiración. Quería eso otra vez. Desesperadamente.
Quería decirle que funcionaría. Que estaría bien. Que no le haría daño. O que no lo
dejaría. Que podrían tener todo el tiempo que necesitaban para ver si esto… La química
entre ellos iba a cualquier parte. Pero no podía prometerle ninguna de esas cosas, así que
simplemente sostuvo su mano con fuerza mientras seguían a Clay por la acera.
— ¿Lista? —Clay le preguntó, con una expresión tan amable que la hizo querer llorar.
Se obligó a sonreír.
—Preparada como siempre lo estaré, supongo. Esto se sentirá muy tonto si todo lo que
Jazzie dice es “gracias” nuevamente.
—Eso seguirá siendo más de lo que ha dicho a nadie más, ¿verdad? Esto puede ser un
proceso de varios pasos. Y podría ser mucho peor. Al menos estarás comiendo helado.
Podrían ser coles de Bruselas o algo igual de asqueroso.
—Pequeñas bendiciones.
Baltimore, Maryland,
Taylor Dawson mantenía un perfil muy bajo, pensó Gage con el ceño fruncido. Había
estado sentado en el auto de Cleon, recostado en un callejón a media cuadra del
restaurante donde Jazzie debía encontrarse con su terapeuta. Una vez más había revisado
Facebook y el resto de Internet buscando una foto de la mujer, pero no había encontrado
nada. Ni siquiera una mención de ella. Sabía que debía haber ido a la universidad en algún
lugar, pero podría haberse recibido en un convento de clausura, porque no había fotos de
la fiesta, nada. Todo lo que sabía era que tenía el pelo largo y negro.
Solo un poco. Sólo lo suficiente para quitarse el temblor. Así puedo pensar.
Sacó la bolsa del bolsillo, preparó rápidamente una línea y la aspiró, luego respiró hondo,
sintiendo que los temblores se calmaban casi instantáneamente. Ahora podía pensar.
A Lilah, quien había estado estacionado a la vuelta de la esquina, fuera de su vista, y ahora
caminaba rápidamente hacia las tres personas en la acera. Esa sería la terapeuta
entonces. Taylor Dawson.
Baltimore, Maryland,
Ford se obligó a sonreírle a Taylor mientras caminaba a su lado, logrando no hacer una
mueca incluso cuando sostenía su mano tan fuerte que él pensó que ella se rompería los
dedos. Se va a ir. Tú lo sabías. La situación no es diferente a la de ayer.
Excepto que dos veces ahora él había probado su boca, la había oído gemir. La sintió
contra él. Y él había visto cómo se relajaba su cara mientras avanzaban por el bosque. Ella
había encontrado algo de paz en el claro que siempre había sido su lugar favorito. Y se
sentaron juntos en la mañana en silencio con muy poca conversación.
No estaba seguro de haber conocido a nadie con quien hubiera compartido un silencio tan
cómodo. Y entonces… Dios, la mirada en su rostro cuando había visto la foto de su abuela.
Ford pensó que probablemente fue en ese momento cuando finalmente le golpeó
exactamente cuánto le habían costado las mentiras de su madre: la propia Taylor. No Clay.
No Frederick Dawson. Hasta ese momento, su preocupación había sido por todos los
demás. Pero cuando se dio cuenta de que había perdido la oportunidad de conocer a la
abuela que la habría amado, sus lágrimas le habían roto el corazón.
Al menos el padre de Clay todavía estaba vivo. El áspero policía retirado, que dirigía un
servicio de chárter de pesca, había adoptado legalmente a Ford y a los otros miembros
más jóvenes de su círculo de familiares y amigos. Tanner St James la amará.
—Y eres un muy mal mentiroso, —dijo en voz baja, con una sonrisa aún más forzada que
la de él—. Pero continuaremos con eso si te hace sentir más cómodo. —Ella parpadeó con
fuerza y sacudió la cabeza—. Jazzie, —murmuró, como para recordarse a sí misma por qué
estaban allí.
Taylor se detuvo, su mirada se centró en la calle cuando una figura solitaria apareció en
una esquina, acercándose a ellos.
—Allí está Lilah. Pero no tiene a Jazzie. —Un fuerte suspiro—. Apuesto a que Jazzie tenía
dudas. El detective Fitzpatrick no estará feliz.
— No, pero tengo que decir que estoy aliviado. Esta idea de JD estuvo mal desde el
principio. Todo lo que necesitábamos era un asesino sociopático que apareciera para
eliminar a su testigo y quedar atrapados en el fuego cruzado. Este fue un plan estúpido.
—Señorita Dawson.
Lilah sonrió, pero era una rígida flexión de labios. No es una verdadera sonrisa.
Ford se puso rígido. Algo andaba mal. Taylor se había quedado muy quieta a su lado,
estudiando el rostro de la mujer mayor.
— ¿Pasa algo malo, señorita Cornell?, —Preguntó Taylor antes de que Ford pudiera.
—No, no, —dijo Lilah—. La abuela de las niñas y yo pudimos haber tenido una confusión
en los planes. Salí al centro comercial y, cuando volví a casa, no estaban allí. Pensé que
ella traería a Jazzie aquí. Déjame llamarla y…
—Entremos, —Clay interrumpió. Se colocó frente a Taylor, la tomó del brazo y la empujó
hacia la puerta principal del restaurante.
La primera ráfaga de disparos derribó a Clay como una tonelada de ladrillos, y después de
eso todo fue en cámara lenta. Lilah gritó y corrió en dirección por donde había venido.
Taylor se arrodilló, arrastrada por Clay, que no había soltado su brazo, a pesar del hecho
de que su pierna estaba disparando sangre como un maldito géiser.
Ford se arrodilló junto a la pierna de Clay. La herida sangraba más rápido de lo que había
creído posible.
— ¡Taylor, corre! —Ordenó, pero no se movió del lado de Clay. Detener el sangrado, era
en todo lo que podía pensar. Arrancó los botones de su camisa mientras miraba hacia los
tejados, buscando una persona, una sombra, una pistola. Cualquier cosa. Pero no había
tiradores, ni pistolas, ni siquiera metal que brillara a la luz del sol.
La calle entre el camión de Clay y el restaurante era una zona de incendio. No había
cobertura. Ni un árbol, ni un coche aparcado, nada. ¿Dónde diablos estaba JD? Ford
reprimió su pánico, luchando por mantener la calma. JD estaba en el restaurante,
demasiado lejos para oírlo si gritaban pidiendo ayuda.
Pero Ford no sabía el número de JD y no tenía tiempo de buscar su propio teléfono. Había
empezado a marcar el 911 en el teléfono de Taylor con su mano libre cuando el dolor le
desgarró la espalda, un segundo disparo dividiendo el aire. Tropezó, volviendo a
arrodillarse, y el teléfono voló hacia adelante, aterrizando en algún lugar de la calle. Por
un momento se quedó allí, sin aliento. Alcanzó detrás de él para tocar su espalda, aliviado
cuando su mano salió libre de sangre. La suya, de todos modos. Clay todavía estaba
soltando sangre como una boca de incendios, y había salpicado en los pantalones
vaqueros de Ford y la parte delantera de su camisa. Agarró a Clay, pero un tercer disparo
fue hecho, rozando su propio muslo, seguido de un cuarto, lo que provocó un gruñido de
Clay y otra mancha roja que se extendía rápidamente, esta vez en el brazo de Clay.
—Entra, Taylor, —ordenó Clay, pero débilmente. Su rostro había palidecido, su piel se
volvía gris a un ritmo alarmante—. Ahora.
Se está desangrando, pensó Ford, un nuevo horror estimuló sus músculos, y se arrastró
para agacharse junto a la pierna de Clay. Bajando la cabeza, le dio la espalda al tirador,
utilizando su cuerpo para proteger a Clay y Taylor.
Afortunadamente, se agachó, porque una ráfaga de balas pasó volando por su hombro,
golpeando la pared del restaurante, rociando fragmentos de concreto sobre sus cabezas.
La siguiente bala volvió a golpear a Ford en la espalda, pero estaba preparado. Se inclinó
hacia delante con el impulso, luego apretó los dientes y se enderezó de nuevo.
Clay agarró el cuello del cuello de tortuga de Taylor e intentó empujarla, pero había
perdido demasiada sangre para moverla.
Una vez más, Taylor los ignoró a ambos, entrando en lo que Ford solo podría describir más
tarde como modo robot-ninja-guerrero. Presionó el pecho de Clay hasta que él se recostó
contra el pavimento, deslizándose hacia atrás sobre su estómago en el mismo movimiento
para que su cuerpo quedara plano contra el suelo.
Antes de que Ford se diera cuenta de lo que pretendía, le quitó la funda a Clay, sacó su
pistola, la amartilló y comenzó a disparar cuando se hicieron dos disparos más desde el
otro lado de la calle, ambos pasaron por encima de su cabeza.
Ella disparó dos veces, el primer disparo hizo añicos un vidrio y el segundo produjo un
grito ensangrentado. Tomó un microsegundo para ajustar su puntería, luego disparó por
tercera vez antes de dejar la pistola de Clay a un lado con calma, sacando el cinturón de
sus jeans, envolviéndolo alrededor de la pierna de Clay por encima de la herida y
apretándolo con fuerza.
Ford también estaba hipnotizado, pero por razones muy diferentes. Oh Dios mío. Eso
había sido increíble. Y caliente. Tan malditamente caliente. Respiró hondo para controlar
la repentina sacudida de adrenalina mezclada con la excitación más potente que jamás
había experimentado. No te pongas duro. Ahora no. No delante de su padre. Luego.
Ahora, pon a salvo Clay o Stevie te golpeará hasta dejarte sin sentido. Aunque nadie
podría culparlo por estar excitado. Taylor Dawson estaba jodidamente caliente.
«Sabes, California realmente no está tan lejos. Y tienen empresas para trabajar allí, como
aquí.» Sacudió la cabeza con fuerza. Maldita sea, muchacho, enfócate.
— ¿Qué demonios?, —Gritó JD, observando la escena—. Santo Dios. Oh, mierda. Clay.
Usó la radio para pedir una ambulancia, mientras enviaba a los otros dos policías al coche
en el callejón de enfrente.
—Diles a los paramédicos que se apuren antes de que se desangre hasta morir, —espetó
Ford, y luego volvió a centrar su atención en la pierna de Clay. Levantando el cuerpo de su
camisa, lo presionó contra la herida, luego envolvió las mangas alrededor de la pierna y las
anudó con fuerza, asegurando el vendaje improvisado hasta que llegaran los paramédicos.
—El sangrado ha disminuido, —dijo Ford a JD, ignorando a Clay—. En parte porque Taylor
aplicó un torniquete y en parte porque ya ha perdido mucha sangre.
—Él está justo aquí y todavía está consciente, así que, ¿qué tan malo podría ser?
—Dame algo para envolver su brazo, —dijo Ford con fuerza, ignorando la pregunta por
ahora—. No puede perder más sangre.
—Las toallas están limpias, detective. El dueño del restaurante me los dio.
—Yo no fui, —protestó él, con voz débil—. Ford me protegió y Taylor se hizo cargo del
tirador. Infierno de disparo, bebé, —agregó con orgullo.
Ni siquiera vi el auto, pensó Ford, aturdido por el conocimiento de que nunca podría
haber hecho un disparo así, incluso bajo las condiciones controladas de un rango objetivo.
Pero Taylor simplemente lo había hecho… actuó Guau. Ahora que lo que ella había
logrado se estaba hundiendo, él también se sintió un poco intimidado. Y todavía
demasiado excitado para su propia comodidad.
—Está bien, vamos a empezar desde el principio. ¿Qué pasó exactamente aquí?
—Nos acercábamos al restaurante y él abrió fuego, —dijo Clay—. O está muerto o está
corriendo. Todo lo que sé es que dejó de disparar.
—Estaba parado detrás de la puerta de su auto, —dijo Taylor, su voz casi tan débil como la
de Clay.
Fue entonces cuando Ford se dio cuenta de que Taylor estaba demasiado quieta, con la
cara demasiado pálida. Estaba sentada sobre sus talones, su cuerpo flojo, los ojos oscuros
se habían vuelto vidriosos. La adrenalina se estrelló, pensó, junto con la realidad de que
acababa de dispararle a un hombre.
—Tenía un rifle con mira telescópica, —continuó sin tono—. Eso es lo que vi primero: el
destello de la luz sobre la lente. Tenía el pelo oscuro. No sé su altura. Estaba inclinado
hacia delante con el rifle balanceado en la parte superior de la puerta abierta del auto, así
que ahí es donde apunté.
JD se puso de pie.
Corrió por la calle, dejando a los tres en una burbuja de inquietante tranquilidad.
— ¿Taylor? —Ford se estiró a través de Clay para tocar su brazo, y ella se estremeció.
Ford se arrodilló a su lado y la atrajo hacia sus brazos, meciéndola suavemente. Ella se
quedó inerte, como una muñeca.
Baltimore, Maryland,
Taylor se estremeció a pesar del ardiente calor del día de agosto, y Ford apretó sus brazos
alrededor de ella. Nadie puede culparte si lo hiciste. Bien, pensó Taylor, aturdida, ahí era
donde Ford estaba equivocado. Puedo culparme Si maté a ese hombre, me culparé.
Porque jalé el gatillo. Nadie más que yo.
Ella había escuchado su grito. Lo había visto caer. Observó cómo el rifle que había estado
usando se deslizaba fuera de sus manos para caer al asfalto. Cuando cerró los ojos, lo vio
todo de nuevo, en un bucle de video interminable.
Por favor no lo dejes estar muerto. No había estado tratando de matarlo. Solo quería
deshabilitarlo. Pero años y años de entrenamiento intenso habían tomado su mente,
moviendo sus extremidades como una marioneta en una cuerda. Memoria muscular, lo
había llamado su padre. Comenzó a enseñarle a manejar un arma desde el primer día que
se mudaron al rancho. Él había entrenado y probado sus habilidades, luego entrenado y
probado un poco más. Una risa brotó de la nada, saliendo histérica y chillona.
—Mi padre. —Ella trató de tragar, pero la saliva se atascó en su garganta y le dolía respirar
—. Mi otro padre. Me enseñó a disparar.
— ¿Por mi culpa? —La pregunta de Clay fue cruda, aguda y llena del mismo dolor que le
apretaba el pecho como un tornillo.
A través de la cortina de pánico, escuchó un agudo sonido chillón y casi volvió a reírse. Yo.
Esa soy yo. Maldita sea, Taylor. Para esto. Ahora mismo. Pero no podía parar. No podía
respirar. Como correr cuesta abajo, cada vez más rápido, hasta que sus pies no se
detienen. No se pudo detener.
— ¡Ay! —Un dolor agudo en el cuero cabelludo la sacó bruscamente del pánico. Otro tirón
fuerte la hizo volverse en los brazos de Ford para ver a Clay todavía sosteniendo su cabello
con su mano ilesa.
Su padre la observaba con los ojos entrecerrados. — ¿Estás de vuelta conmigo, Taylor?
—Lo sé. Estabas en espiral en un ataque de pánico y tu cabello era todo lo que podía
alcanzar.
Taylor se frotó el cuero cabelludo. Él no había arrancado ninguno de sus cabellos por sus
raíces, pero aun así tenía un terrible escozor—. Me quedaré calva, —se quejó, y luego
suspiró—. Pero gracias. Principalmente.
—De nada. —La mirada de Clay todavía se estrechó—. ¿Dawson te enseñó a disparar así?
¿Qué era él? ¿Fuerzas especiales o algo así?
—O algo así, —murmuró Taylor. Sabía que su padre había sido un soldado, hace mucho
tiempo. Se lo había preguntado una vez y él se había vuelto extrañamente meditabundo
durante días. Así que nunca lo mencionó de nuevo—. Quería que estuviera lista en caso
de que vinieras a agarrarme cuando no estaba en casa. — Se encogió de hombros—.
Nunca pensé que en realidad le dispararía a alguien. — Cerró los ojos y su corazón
comenzó a acelerarse de nuevo—. ¿Qué pasa si lo he matado?
—Estás más que bien, —dijo Clay, su feroz orgullo en plena exhibición—. Salvaste nuestras
vidas, porque ese imbécil iba a seguir disparando.
—Dos en la espalda, —dijo—, pero el Kevlar los detuvo. Todavía me duele como una
perra. —Apretó los dedos en la parte superior de su muslo y los retiró cubiertos de sangre
—. Y al parecer uno a la pierna.
Taylor le miró los dedos ensangrentados durante un instante, luego buscó una de las
toallas y el botiquín de primeros auxilios que habían traído del restaurante. Ella limpió la
sangre de las manos de Ford, luego presionó la toalla contra su muslo. Ahora que estaba
concentrada, podía ver la mancha oscura en sus jeans negros, pero afortunadamente no
era muy grande.
Del bolsillo trasero de sus propios pantalones vaqueros, sacó la navaja suiza que su otro
padre le había regalado para su cumpleaños número trece. Abriéndola, cortó la tela
rasgada de los vaqueros de Ford hasta que pudo ver la herida.
—Sabías que era solo un rasguño, ¿verdad?, —Preguntó. Cuando él solo asintió, ella
sonrió tristemente—. Gracias.
—De nada. Está bien que estés sacudida, Taylor. Nunca antes tuve que dispararle a un
hombre. Estuve cerca varias veces, pero nunca tuve que hacerlo.
Cuando fue secuestrado, Taylor lo sabía. Había leído la descripción completa en las
transcripciones de la corte. Había hecho lo que tenía que hacer para escapar. Para
sobrevivir.
El detective Fitzpatrick se reunió con ellos, con aspecto sombrío. El corazón de Taylor se
hundió.
Taylor tomó una respiración que se sintió aliviada y horrorizada. Yo no lo maté. Pero él
todavía está ahí fuera. Ella hizo un escaneo visual de la calle, pero no vio nada sospechoso.
No lo verías. Él se aseguraría de eso.
Ford juró.
—El tercer disparo, —dijo Ford, maravillado de nuevo—. ¿Estabas apuntando hacia el
neumático?
—Sí. No quería que él pudiera acercarse más a nosotros con el auto. Ya sabes, dar la
vuelta y hacerlo otra vez.
—Era Jarvis, —dijo Ford entre dientes, sus ojos azules ahora destellaban furia.
Fitzpatrick asintió.
Clay levantó la cabeza y miró el coche oxidado que había dejado el tirador, luego
parpadeó varias veces.
—Sí, —dijo Fitzpatrick, frunciendo el ceño con seriedad—. Se lo robó a Cleon Perry, el
traficante que mató ayer. ¿Por qué?
—Porque estuvo en la granja esta mañana, —dijo Clay con los dientes apretados—.
Rebasé el auto a quinientos metros de la puerta principal. Debería haber revisado las
cintas de seguridad, pero tenía prisa.
Ella asintió, el miedo en sus entrañas se derrumbó en una bola fría y dura.
—Entiendo eso, —dijo, tratando de evitar el pánico de nuevo—. Pero tienes cercas y
sistemas de alarma. No pudo entrar.
—Pero si hubiéramos ido un poco más lejos, podría habernos visto desde la carretera, —
dijo Ford con voz ronca—. Y él tenía un rifle. Jesús.
—Miraremos las cintas, —prometió JD—. Junto con todas las cintas de seguridad en los
alrededores. Por ahora, he sacado un BOLO10.
— ¿Todavía está armado?, —Preguntó Ford, con voz firme otra vez.
10
BOLO es un acrónimo que significa "estar atento". Los BOLOs usualmente incluyen detalles sobre
el sospechoso de un crimen, tales como edad, raza, estatura y peso. También pueden dar descripciones de
vehículos y ropa a los oficiales cuando estas cosas se conocen y son aplicables.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
312
—Estamos asumiendo que sí, aunque dejó su rifle en el suelo y su pistola en el coche.
También dejó cien cartuchos de munición para el arma y otros cien para el rifle. Se había
preparado para un tiroteo. Él iba a matarte.
—No es suficiente para que no pueda arrastrarse, pero perdió mucha sangre en el
callejón. Yo diría que Taylor golpeó algo vital con seguridad.
—Detente, Clay. No voy a arrestar a tu hija. Haremos una investigación, pero será
papeleo. Sólo punteando las i para los burócratas. Ya sabes qué hacer.
—Está bien, —dijo Clay a regañadientes, recostándose mientras las sirenas sonaban en la
distancia—. Se demoraron lo suficiente para llegar hasta aquí.
—Entonces, ¿qué demonios, —dijo Clay, cada palabra saliendo forzadamente —te tomó
tanto tiempo para salir?
Su voz había subido con cada palabra, y Taylor estaba lista para decirle que retrocediera
su ira cuando lo reconoció por lo que era: verdadero temor por su amigo.
Fitzpatrick parpadeó.
— ¿Lo olvidaste? No te olvidas, Clay. Nunca te olvidas. Especialmente los planes que
mantienen a tu familia segura.
Taylor frunció el ceño. ¿Distraído? Por qué… Y entonces recordó de qué habían estado
hablando cuando Clay había aparcado el coche en el lugar equivocado.
—Estaba distraído por mí. —«Otra vez,» dijo Taylor en voz baja, deseando como el
infierno poder regresar y rebobinar la última hora. Ella casi le había dicho a Clay que
volvería a California. Parecía que estaba… bien con eso, pero como si lo hiciera lo mejor
posible. Obviamente, él había sido mucho menos frío de lo que quería que ella creyera—.
Estábamos hablando de mis planes para regresar a casa. No me di cuenta de lo distraído
que estaba. No lo sabía.
—Esto no es tu culpa, Taylor. —Clay cogió su mano y ella lo sostuvo con fuerza—. Esto es
mi culpa y solo mía. Será mejor que no te sientas culpable por nada de eso.
Ford puso los ojos en blanco—. Esa es la subestimación del maldito siglo.
—Está bien, está bien, me hago una idea. ¿Quién me va a decir qué pasó después?
—Lo haré yo, —dijo Ford, y transmitió rápidamente toda la escena, incluida su creencia de
que algo estaba mal con Lilah incluso antes de que comenzara el tiroteo.
Taylor se giró para mirar hacia el restaurante. Se había olvidado por completo de la tía de
Jazzie.
—Ni idea. No entró al restaurante por ninguna de las puertas. Haré que alguien vaya a su
apartamento y me aseguraré de que ella y las niñas estén bien.
Dos paramédicos levantaron a Clay en una camilla. A pesar de que eran lo más suaves
posible, el dolor tensó sus rasgos, sus ojos parecían alarmantemente más hundidos en los
segundos que tomó para tranquilizarlo. Su cuerpo entero pareció encogerse sobre sí
mismo y de repente lo vio… frágil. Dios mío. Se ve tan frágil.
Taylor se levantó con las piernas temblorosas para sostener su mano mientras los médicos
lo conectaban con una inyección intravenosa.
—Te quedas conmigo, —ordenó ella, agradecida de que su voz fuera más fuerte que sus
piernas—. Tu cabello es demasiado corto para tirarlo o estaría devolviéndote el favor en
este momento.
—Sabelotodo.
Se aclaró la garganta, agradecida cuando Ford se movió para pararse detrás de ella,
sosteniéndola en posición vertical cuando sus rodillas temblaron.
Clay se estremeció.
—Papá. Padre. Pa. Sabelotodo, viejo. —Tomó una respiración entrecortada que la asustó
—. Pero no pop.
Los paramédicos empezaron a llevarlo hacia la ambulancia cuando otro tipo de pánico se
apoderó de ella. No quería que él estuviera solo. — ¿Puedo ir con él? —Preguntó—. Soy
su hija—, agregó antes de que pudieran cuestionarla.
—Clay es un duro hijo de puta. Luchó mucho peor. —La empujó suavemente para que se
sentara de lado en el asiento trasero, luego le levantó la barbilla y la obligó a mirarlo a los
ojos. Estable y honesto y azul—. Y no lo olvides, él también te ha encontrado. Luchará tan
duro como sea necesario. Él tiene una familia para vivir, incluida tú.
Fitzpatrick los siguió hasta el coche patrulla, su gran cuerpo arrojando una sombra sobre
ellos.
—La llamaré, —prometió Fitzpatrick—. Encontraré tu teléfono y haré que alguien lo lleve
al hospital. Ford, les dejarás que te revisen la pierna, ¿verdad?
Taylor estaba molesta consigo misma por haber olvidado la herida en la pierna de Ford tan
pronto. Incluso un rasguño podría infectarse—. Él tiene razón. Maldición.
—No estoy de acuerdo con él, —dijo Ford, tratando de burlarse de ella—. Ya se cree
bastante superior.
—No empieces conmigo, chico, —advirtió Fitzpatrick, pero eran solo más burlas. Ambos
estaban tratando de evitar que se desmoronara.
Ford la deslizó para que pudiera sentarse a su lado—. Te das cuenta, —dijo en voz baja—
que, en este mismo momento, Clay está en esa ambulancia pensando lo mismo que tú,
que esto es culpa suya. Excepto que lo pensará una octava o menos, porque, ya sabes, los
mega cubos de testosterona que le quedan de ser un infante de marina.
Ella resopló con una risa cansada—. Tienes razón—. Lo conozco menos de veinticuatro
horas y puedo escucharlo pensar que está bien conmigo.
—No se están haciendo ningún bien por sentirse culpables, —continuó con suavidad—.
Así que basta.
—No debería decir que me alegro de que estés aquí porque te lastimaron. Pero me alegro
mucho de que estés aquí.
Baltimore, Maryland,
Maldita sea. Esa perra. Ella solo tomó la pistola y la disparó. Como un maldito soldado.
¿Qué clase de terapeuta dispara de esa manera?
Al parecer, Taylor Dawson lo hacía. Al menos él había dado en el blanco a los dos hombres
con los que estaba, Clay Maynard y Ford Elkhart. Había lastimado bastante a Maynard,
pero a Elkhart solo lo rozó. Los hombres habían formado un escudo protector alrededor
de Taylor y llevaban Kevlar, lo que significaba que habían venido esperando problemas.
Gage había fallado. Espectacularmente. Había dejado ADN por todo el maldito lugar.
Maldita puta. Había sangrado por todo el callejón y en el auto que le había robado a la
anciana que había estado cojeando hacia él, con las llaves apretadas en una mano
artrítica.
Ahora él había abandonado ese auto porque era lo suficientemente nuevo como para
tener un GPS y estaba buscando otro. Tendría que zigzaguear en su camino de regreso a la
pensión. Y no dejes más sangre para que la encuentre la policía.
Se acercó a un coche que había quedado con el motor en marcha. Las ventanas estaban
arriba y el aire acondicionado tan bajo que el vidrio de la ventana estaba frío. Un perro
pequeño se sentaba en el asiento delantero del pasajero, gruñendo. Una pegatina del
parachoques proclamaba que el dueño amaba a su shih-tzu11.
Gage puso los ojos en blanco, tentado de dispararle al pequeño perro que ladraba. Había
dejado atrás la nueva semiautomática y el rifle, pero todavía tenía su pistola de mierda.
Usó la culata de la pistola para romper la ventanilla del pasajero, luego tomó la camisa
que había envuelto alrededor de su hombro sangrante, alcanzó a través del cristal roto, y
lo empujó sobre la cabeza del perro, levantando al perro y tirándolo al suelo. Sacudió la
camisa para deshacerse de los vidrios rotos, luego la apretó. Tendría que tirarla en un
contenedor de basura en algún lugar del camino. Desbloqueando el lado del conductor, se
deslizó detrás del volante.
Llevó el auto tan lejos como se atrevió, y luego lo abandonó también. Robó algunas
camisas de un tendedero, usando una para envolver la herida y encogiéndose en la otra lo
mejor que pudo. Era varios tamaños demasiado grandes, pero serviría por ahora. Su
hombro aún sangraba, pero se había reducido a un delgado hilo en comparación con el
chorro que había tenido.
Necesitaría puntos de sutura. Mierda. Se había cosido una vez antes, cuando había sido
cortado con una botella rota en una pelea de bar. Él podría hacerlo de nuevo. Él tendría
que hacerlo.
Estaba a solo unas pocas cuadras de su habitación alquilada cuando su celular sonó en el
bolsillo de su pantalón. Sólo dos personas tenían su número, Denny y Cesar Tavilla. Era
Tavilla.
— ¿Sí? —Gage respondió, con la esperanza de que su voz no sonara demasiado débil.
—Usted dijo que no habría ninguna repercusión, señor Jarvis, pero ni veinticuatro horas
después, escucho que su nombre se está transmitiendo por la radio de la policía. Lo
buscan por disparar frente al restaurante de Giuseppe.
Gage no sabía qué decir, así que simplemente suspiró cansado—. Me imaginé eso.
11
shih-tzu: El Shih Tzu es una raza de perro originaria de Tibet. Los chinos los criaban y arreglaban
para que se parecieran a alfombras vivientes, de acuerdo con la cultura china, siendo muy apreciados como
perros guardianes.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
318
—Nuestra asociación empresarial ha terminado. Será solo cuestión de tiempo antes de
que su rostro esté en la televisión. Una de sus víctimas es el hijo de una fiscal en la oficina
del fiscal del distrito. Esa fue una jugada particularmente mala de su parte, señor Jarvis. Le
sugiero que corra muy lejos, muy rápido.
—Sí, lo haré, —murmuró, apenas capaz de mantenerse en pie—. Correré como el maldito
viento.
Al menos ahora sabía que Denny no lo había preparado para ser atrapado en el
restaurante. Había sido demasiado fácil dispararle a Dawson y a los dos hombres. Si
hubiera sido una trampa, habría habido francotiradores en los tejados, y no los había.
Como mínimo, habría policías frente al restaurante, y eso tampoco había sucedido.
Se sentó en la única silla de la habitación y cerró los ojos, muy cansado. Necesitaba
comida, agua, dinero y puntos de sutura en su maldito hombro. No necesariamente en
ese orden. Todavía le quedaban unos doscientos dos mil dólares en efectivo.
Ronald Lassiter.
Tampoco tenía suficiente dinero. Dos grandes y un poco de cambio no lo llevarían muy
lejos, incluso si viviera de forma barata, bajo la red. Necesitaba salir del país. ¿E ir a
dónde? En cualquier lugar que no extraditaran por asesinato.
—Enfócate, —gruñó—. Necesitaba obtener más dinero y más rápido, antes de que lo
rastrearan hasta aquí.
Su mirada se posó en las dos chicas en la cama, todavía atadas y amordazadas. Podría
usarlas como fichas de negociación, pero para hacer eso tendría que acercarse lo
suficiente a los policías para estar a la vista de sus francotiradores. Las niñas eran
Pero… Un lado de su boca se levantó. Lilah tenía dinero y amaba a las niñas.
Era realmente lo mejor de ambos mundos. Él podría obtener el dinero que necesitaba y
sin tener que matar a las niñas. Él no iba a hacerlo demasiado complicado. No tenía el
tiempo ni la concentración. Se estaba mareando por la pérdida de sangre.
Se puso de pie para tomar un vaso de agua y una hoja de papel. Haría una lista de las
cosas que necesitaba y luego llamaría a Lilah.
Baltimore, Maryland,
—Oficial Nelson, necesito que lleven a esos dos a la sala de emergencias. —Señaló a Ford
y Taylor—. Ella era el objetivo de este ataque, así que tengan cuidado, y por el amor de
Dios, hagan que mantenga la cabeza baja. Él también. Tratará de protegerla.
JD estaba francamente trastornado, de una manera que no había estado desde… Dios, no
desde que Stevie había recibido un disparo hacía un año y medio. Tomó aire, tratando de
calmarse lo suficiente como para pensar con claridad.
—No, —respondió JD automáticamente, pero una vez más se preguntaba por Taylor
Dawson. O tuvo la peor de las suertes o no era tan inocente como todos los demás
pensaban que era. Desde que había aparecido, había sido un jodido desastre tras otro. La
mayoría de los cuales probablemente no eran su culpa, razonó. Pero aun así—. Vigila a la
chica. Creo que está bien, pero… Sólo obsérvala. Y cuando lleguen a la sala de
emergencias, haz guardia hasta que llegue el Agente Carter. Él es el padrastro del chico.
—Sí, señor, —dijo el oficial, y JD se dio cuenta de que el hombre no era mucho mayor que
Ford, a quien JD acababa de llamar “chico”. Dios. ¿Cuándo se volvieron todos tan jóvenes?
— ¿Él es el tirador?
—Muy probablemente. Gracias. —JD esperó hasta que el oficial se alejó antes de hacer la
llamada que temía como la plaga. De sus favoritos, pulsó Jefe, y se dijo a sí mismo que
debía respirar una vez más.
— ¿Otra vez? —Joseph gruñó, su voz tan enojada como JD nunca lo había escuchado.
— ¿Taylor?
—Una locura, ¿verdad? Estoy francamente sorprendido. Maggie dijo que podía disparar,
pero este fue un blanco que yo podría haber errado y era francotirador—. Podía escuchar
la desconfianza en su propia voz y no le importaba—. Ella no es lo que parece, Joseph.
—Creo que sí, pero no estoy seguro. Los oficiales repasarán las cintas de seguridad
disponibles y las verificaremos. Dejó su coche atrás. Taylor también lo disparó. Coincide
con la descripción del automóvil que conducía Cleon Perry, aunque las matrículas son
diferentes. Probablemente robadas.
—Ya he puesto su descripción en el cable. Recortaré la foto que Thorne me dio para que la
cara de Tavilla no se vea y también la pondré allí.
—Bueno. Ahora, me dijiste que Clay estaba herido y que Taylor le disparó al tirador. No
has mencionado a Ford y sé que él estaba allí. Así que... —La voz de Joseph se quebró—.
Dime.
—Está bien. Le dispararon. Tres veces. Dos veces en la espalda, pero el Kevlar lo detuvo.
Una vez en la pierna, pero es apenas un rasguño. Dudo que incluso necesite puntos.
Necesitará una camisa limpia. Usó la suya para detener el sangrado de Clay.
Probablemente le salvó la vida. Acabo de enviar a Ford y Taylor a la sala de emergencias
en un coche patrulla. El oficial que los conduce sabe cómo es Gage. Él va a hacer guardia.
—Buen trabajo, JD. —Joseph se aclaró la garganta con brusquedad—. Le diré a Daphne.
¿Ya llamaste a Stevie?
—Me haré cargo de ello. Ella está aquí, decorando con nosotros. Obtienes la confirmación
de que era Gage Jarvis. Luego subes por el culo de Tavilla y descubre si sabe dónde se
esconde Jarvis.
—Si lo hace, lo sabremos. Puse una cola sobre Denny y su esposa, ¿recuerdas?
—Y en ese sentido, —agregó Joseph—, no uses la foto que te dio Thorne. Mi instinto dice
que Thorne tiene a alguien dentro de la organización de Tavilla. Podríamos necesitar a esa
persona algún día, así que no comprometas su cobertura. Encuentra otra foto. ¿Le
tomaron a Gage una foto policial cuando lo arrestaron por el cargo de abuso doméstico?
—Encontraré algo. Necesito irme ahora. Llámame si escuchas algo. Haré lo mismo.
Baltimore, Maryland,
—Estoy seguro de que tu papá está bien, —le aseguró con esa voz firme como una roca de
la que ella había llegado a depender en un período de tiempo bastante aterradoramente
breve. Él besó la parte superior de su cabeza—. Tus dos papás.
Taylor se acurrucó contra su pecho, frunciendo el ceño con preocupación, incluso cuando
apreciaba el calor de sus brazos alrededor de ella. La sala de emergencias estaba helada y
ella había estado temblando, así era como él la convenció para que se subiera a la cama
con él y lo acompañara mientras él la mantenía caliente. Pero realmente estaban
acurrucados, y era muy agradable.
Excepto que Taylor no había podido comunicarse con su padre en California en todo el
día.
—Me temo que escuchará todo esto en las noticias y pensará que estoy herida. Me
gustaría que el detective Fitzpatrick me trajera mi teléfono. Papá puede haberme dejado
mensajes.
Le había dado a Ford su teléfono para llamar al 911 cuando a Clay le habían disparado por
primera vez, pero el disparo que había golpeado a Ford en la espalda (aún no había
superado el susto de eso) lo había hecho caer de rodillas y su teléfono había caído. Volado
de su mano, aterrizando en algún lugar en la escena del crimen.
Ford le había dicho esto dos veces antes, pero aún sonaba paciente—. Lo siento, —dijo —.
Sé que soy TOC12 para ti.
No es que planearan abandonar el hospital mientras Clay todavía estaba en cirugía. Que
no es mi culpa. O eso se decía a sí misma. Estaba tratando de no asumir la culpa de esto,
pero era difícil romper los hábitos arraigados durante toda la vida.
—Es fácil para ti decirlo, —se quejó sin amargura—. Te dieron un analgésico. —Porque la
bala que rozó su pierna no era muy larga, pero sí profunda. Y porque su espalda era una
masa de moretones de las balas atrapadas por el Kevlar.
En realidad, le habían ofrecido un Valium, porque había tenido otro ataque de pánico leve
cuando habían llegado a la sala de emergencias, pero se había negado. Aun así, trató de
relajarse por el bien de Ford, igualando su respiración profunda y uniforme. Él continuó
acariciando su cabello perezosamente, y la combinación la dejó a la deriva, hasta que dos
sonidos familiares fuera de la cortina la despertaron.
Taylor le besó la frente. Estaba un poco confundido y ella se preguntaba si se refería ahora
o dentro de un mes—. Sshh. No voy a ir a ningún lado por un tiempo, —susurró, y él se
acomodó—. Tu madre está aquí. Suena como que Maggie, también.
—Bueno, —murmuró.
— ¿Te dieron noticias sobre Clay? Él está… ¿Aún vivo? ¿Todavía bien?
Daphne se apresuró a la cama y Taylor trató de apartarse, solo para tener un fuerte
abrazo.
—No, no, —dijo Daphne con voz ronca—. Nada nuevo. Fue solo… Stevie y Tanner están en
la sala de espera. Fuimos allí primero. Ambos están destrozados.
Taylor se sintió enferma. Conocer a su abuelo por primera vez podría haber sido una
ocasión alegre y feliz, pero ahora sería tensa y triste.
Torpemente Taylor le dio una palmada en la espalda a Daphne cuando la mujer no la soltó
del abrazo.
—Bueno, solo saldré de tu camino. Sé que quieres tiempo con Ford. Él realmente está
bien, por cierto. Solo está durmiendo porque le dieron un analgésico.
—No estoy dormido, —murmuró Ford, con los ojos todavía cerrados—. Deja que Taylor se
vaya, mamá. La estás sofocando.
Con una llorosa risa, Daphne soltó el abrazo, pero se aferró al brazo de Taylor—. Sé que
estás bien, hijo, en gran parte debido a esta joven. —A Taylor agregó: —Lo abrazaré para
asegurarme y lloraré un poco más, estará completamente mortificado, pero yo, me
derrumbaré en un minuto.
—Silencio, hijo. Taylor, mi madre quiere conocerte. Mamá, esta es la hija de Clay. Taylor,
esta es mi madre, Simone Montgomery.
—Es un placer conocerla, señora. —Taylor extendió la mano, pero se vio envuelta en otro
fuerte abrazo. Daphne había sido dura y feroz, pero Simone era cálida. Y olía a galletas de
chocolate, como si hubiera estado horneando.
Más incómodas palmaditas en la espalda. Hasta que Taylor recordó que su propia abuela,
la madre de Clay, había muerto antes de que Taylor pudiera abrazarla. Así que tomó lo
que esta mujer le ofrecía, hundiéndose en el abrazo—. De nada, —dijo—. Pero no era
como si tuviera la intención de hacerlo. Parecía ser solo lo correcto en ese momento.
Simone la dejó ir, ahuecando sus mejillas con sus palmas, con una sonrisa encantadora en
su rostro.
—No hay “solo” al respecto. Fue increíble, niña. No escondas tu coraje debajo de
modestia, o tu habilidad. No minimices el valor de las vidas que salvaste. —Sonrió
cariñosamente a Ford, luego apartó las manos de la cara de Taylor y frunció el ceño a su
nieto en un cambio de estado de ánimo—. ¿Los protegiste con tu cuerpo, Ford? ¿De
verdad? ¿Estás loco? El Kevlar no es infalible, chico tonto.
—Mis sentimientos exactamente, —dijo Daphne, abrazando a su hijo tan fuerte como ella
había abrazado a Taylor, provocando una maldición gruñida—. Pero todavía estoy
orgullosa de ti, cariño.
Taylor trató de salir de la habitación, pero Maggie deslizó un brazo alrededor de su cintura
—. Quédate. No estás en el medio. Eres la hija de Clay y solo eso te convierte en familia.
Todos empezaron a hablar al mismo tiempo, y Taylor sintió que el pánico aumentaba.
Sorprendentemente, fue Joseph quien se apiadó de ella.
Dillon se derrumbó en una de las sillas de la sala de espera—. Demasiada gente, —resopló
—. Me pone nervioso.
—Me gusta más el granero, —dijo Dillon—. El granero está tranquilo. Los hospitales no
son tranquilos.
Cole la estaba estudiando cuidadosamente, y Taylor se sorprendió una vez más de que el
joven solo tuviera quince años. Parecía de la edad de Ford, pero se debía en gran medida a
su tamaño.
—Sí, —dijo con tristeza—. Y ahora que he tenido tiempo de pensarlo, desearía haberlo
matado. Entonces él no estaría todavía ahí afuera.
Sacudió la cabeza.
—Realmente no. Parecías un animal salvaje listo para masticar su propia pierna para
escapar. Aunque sí quería hablar contigo. Maggie y Daphne me contaron todo lo que les
dijiste. Me gustaría conocer a Frederick Dawson algún día. Suena impresionante.
—Oh. —Joseph sacó una bolsa de plástico de pruebas de su bolsillo, junto con un par de
guantes de látex—. Fitzpatrick lo encontró. Aún es evidencia, pero puedes revisar tus
mensajes y los registros de llamadas para ver si te ha llamado. Sin embargo, lo necesitaré
de vuelta después de que hayas terminado.
—Gracias. —Aliviada, Taylor se puso los guantes y revisó sus mensajes. Nada de su papá.
Intentó marcar, pero aún no respondía. Tampoco lo hacía en la línea de la casa. Probó el
teléfono de su hermana Daisy con el mismo resultado. Le devolvió el teléfono a Joseph—.
Algo tiene que estar mal.
—Esa es la verdad, —murmuró Taylor, luego se sobresaltó cuando las puertas de la sala de
emergencias se abrieron de golpe. Un equipo médico empujó una camilla más allá de la
sala de espera y Taylor entrecerró los ojos cuando vio el rostro de la víctima. Cuando
reconoció el rostro de la víctima.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
328
Se volvió hacia Joseph una vez que la camilla había desaparecido en una sala de examen.
—Joseph, esa es la abuela de Jazzie. Estoy casi segura de ello. Solo la he visto unas cuantas
veces, pero tiene el mismo color de cabello. Está teñido de rojo brillante. Algo inolvidable.
Y un poco de coincidencia, también, especialmente con Lilah actuando tan extrañamente
esta tarde. Ella preguntó si la abuela de las niñas había llegado con ellas y dijo que habían
tenido una mala comunicación sobre quién las llevaría a Giuseppe para tomar un helado.
Pero fueron Lilah y Eunice quienes organizaron la reunión. Ellas fueron los que
convirtieron la pequeña conversación de dos palabras de Jazzie conmigo en este gran
asunto. Bueno, Jazzie también lloró sobre mí, y no creo que haya hecho eso con nadie
desde que murió su madre. Pero aun así…
Cállate. Deja de hablar. Fueron los nervios. Estaba corriendo en círculos y las palabras
seguían saliendo sin control. Apretó los dientes para detenerse, encogiéndose de hombros
cuando Joseph le lanzó una mirada especulativa, como si dudara de su cordura.
—O tal vez solo estoy siendo ridícula, —dijo, avergonzada ahora—. Está bien. Mis nervios
están todos sobresaltados y sé que parezco loca. Puedes decirlo.
Sus labios se curvaron hacia arriba, haciéndolo un hombre muy guapo en una forma
peligrosa y melancólica. No era del estilo de Taylor, pero sin duda podía ver por qué atraía
a Daphne. Taylor había tenido suficiente del peligro y mirar por encima del hombro para
toda la vida. Pensó en Ford acostado en la cama unos minutos antes, abrazándola.
Sujetándola.
Dame lento y firme como una roca cualquier día de la semana. Rubio tampoco estaba de
más...
—En realidad, —dijo Joseph, sorprendiéndola—, estaba pensando que pareces perceptiva.
Déjame verificarlo.
—Pero es el caso del detective Fitzpatrick, —dijo Taylor con el ceño fruncido—. ¿Se le
permite al hospital hablar con usted?
Cole se apoyó en el lado de la puerta opuesta a Taylor cuando Joseph se había ido.
Taylor negó con la cabeza—. No puede ser. Uno es el FBI, el otro policía. Uno es federal, el
otro local.
—Equipo de Ejecución, —suministró Dillon, luego puso los ojos en blanco cuando Cole
pareció sorprendido—. Leo las noticias, Cole. Además, él será mi cuñado y solía asustarme
hasta la muerte, así que aprendí sobre sus casos para impresionarlo. —Dillon se
estremeció—. Así él no me mataría.
Cole sonrió—. Solo quería matarte porque te atrapó a ti y a Holly en pelotas la primera vez
que te conoció. —Le guiñó un ojo a Taylor—. Escuché que sus ropas estaban arrojadas por
toda la sala de estar y que el pobre Dillon estaba desnudo.
Cole le dio unas palmaditas en el hombro—. Bueno, todo tu trabajo duro dio sus frutos. Él
ya no quiere matarte.
—También deberías leer el periódico, Cole, —dijo Dillon con seriedad—. Él es tu padre
ahora. Lee sobre sus casos. Si pudiera leer rápido como tú, leería aún más.
—Lo haré, —prometió Cole, pero Dillon puso los ojos en blanco de nuevo y Taylor se
preguntó con qué frecuencia tenían conversaciones similares.
—La trajeron como Jane Doe. Una señora que paseaba a su perro la descubrió en el suelo,
bajo unos árboles de sombra en un parque, a pocas cuadras del apartamento de Lilah. No
tenía identificación ni teléfono, pero su cabeza estaba apoyada en su bolso vacío. Puede
haber estado drogada, pero en este momento está sufriendo de insuficiencia cardíaca.
Estaban usando las palas de desfibrilación y no se veía bien.
—Lilah dijo que las chicas estaban con ella. Si la abuela está aquí, ¿dónde están Jazzie y
Janie?
Gage tomó una foto de las chicas durmientes y luego volvió a revisar su lista. Había
preparado todo lo que necesitaba para pedirle el rescate a Lilah. Esto en realidad iba a
ser… divertido. Lilah había empezado todo este lío presionando a Valerie para que lo
denunciara por abuso doméstico. Era justo que pagara la limpieza.
— ¿Eunice? —Dijo Lilah, levantando al primer tono—. ¿Dónde estás? Llegué a casa del
centro comercial y tú y las chicas se habían ido. No estabas en el restaurante y te he
estado buscando por todas partes.
Tiempo de la función.
—Tengo a tus chicas, —dijo con calma, sin tratar de disfrazar su voz. Quería que supiera
quién era él, porque sabría lo que él era capaz de hacer. Vaciaría su cuenta bancaria para
evitar que las niñas terminaran como su madre.
Su declaración fue recibida con silencio. Silencio mortal. Finalmente, Lilah pudo hablar.
Él sonrió. Sabía exactamente con quién estaba hablando. Solo estaba ganando un poco de
tiempo
—Estoy perdiendo la paciencia contigo. Si deseas ver a tus sobrinas con vida, irás a tu
cuenta bancaria en línea y pasarás cincuenta mil dólares a la cuenta de la abuela. Lo
tomaré desde allí. Cuando esté satisfecho de tener el dinero en mi poder, te diré dónde
encontrar a las chicas. ¿Me has entendido?
Otro momento de silencio—. ¿Dónde está Eunice? Ella estaba con las chicas.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
331
— está viva. Las chicas no lo estarán si no obedeces. Si le dices algo a alguien, las mataré.
Y sabes que, si mueren, estarán en tu conciencia.
Él sabía que ella le preguntaría. Ya tenía un sitio web separado cargado en el navegador de
su teléfono que le permitiría falsificar un mensaje de texto, otra vez del número de
teléfono de su madre como remitente. Adjuntó la foto que había tomado de las chicas
dormidas y presionó ENVIAR.
Él supo el momento en que Lilah lo recibió. Lanzó un grito ronco seguido de un sollozo.
Varias respiraciones estremecedoras.
—Tu… Hijo de puta. Las ataste. Solo son niñas pequeñas. Eres un monstruo.
Colgó, satisfecho de que ella cumpliría con la demanda. Realmente necesitaba tres o
cuatro veces esa cantidad, pero tendría que conformarse. Vivir de forma sencilla. Dejar de
usar drogas.
Se atragantó con la fuerte aspiración de aire que parecía apuñalar sus pulmones desde
adentro hacia afuera. Maldita sea. Inhala, Gage.
Cerró los ojos. Ya no Gage. Gage nunca más. Soy Ronald. Ronald Lassiter.
Porque Lilah le daría el dinero. Ella estaría demasiado asustada para no hacerlo.
Una vez que lo hubiera hecho, lo guardaría en la cuenta en el extranjero que había
establecido años antes para esconder los activos de Valerie. Entrar en las cuentas de su
madre no sería un problema porque, como sus números de PIN, ella nunca cambió su
contraseña. Siempre fue el nombre de su padre con los años en que nació y murió.
Tendría que abrir otra cuenta a nombre de Ronald Lassiter y transferirlo todo. Y luego él
saldría rápidamente del país y se iría a otro lugar. A algún lugar cálido y soleado.
Estaba pensando en México. Desde allí, se abriría camino hacia Nicaragua, que no tenía
tratados de extradición con los Estados Unidos. Su español no era tan malo. Y la coca era
probablemente más barata allí. No tendría que dejar de fumar por completo. Sólo
recortar. Utilizar de forma recreativa. Lo había hecho antes.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
332
Y si necesitaba un trabajo, siempre estaban los carteles.
Tenía una llamada más que hacer. Marcó directamente a Denny, sin molestarse en el sitio
de suplantación de identidad.
—Pensé que te dije que no me llamaras más, —dijo Denny, sin pasar por ningún saludo.
Ma no lo había llamado todavía. Tampoco había visto las noticias. Si cualquiera de las dos
cosas hubiera sucedido, Denny habría estado demasiado furioso para hablar
coherentemente, pero no parecía enojado en absoluto—. Sólo quería que supieras que
me iré de la ciudad más tarde esta noche. Tengo un paseo que sale después de la puesta
del sol.
—Muy Wyatt Earp13 viniendo de ti, —dijo Denny con sarcasmo—. Adiós, Gage.
—Sólo un minuto, —Gage espetó—. Solo quería asegurarme de que sabes que, si veo a
algún policía husmeando en mi casa antes de que anochezca, el trato está cancelado.
— ¿Qué trato?
—No lo haré. No, a menos que rompas tu parte del trato. En cualquier momento. Ahora o
en el futuro.
—Y quiero que recuerdes eso, hermanito. Dices una palabra sobre mí y todo lo que eres,
todo lo que posees y todos los que amas se desvanecerán ante tus ojos.
Denny suspiró con cansancio—. Bien, bien. Te escucho, Gage. Te oigo y comienzo a
temblar. ¿Es por eso que llamaste?
Gage colgó y se acercó a la cama. Janie todavía estaba resoplando suavemente mientras
dormía, pero podía decir que Jazzie estaba despierta a pesar de que fingía estar dormida.
La había visto estremecerse varias veces durante su conversación con Lilah—. Podrías
13
Wyatt Berry Stapp Earp, nacido en Monmouth, Illinois, fue un afamado marshal que ocupó varios
puestos policiales en el oeste de Estados Unidos. Fue uno de los protagonistas del tiroteo en el O.K. Corral
en Tombstone, Arizona, junto con Doc Holliday, Virgil Earp y Morgan Earp.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
333
abrir los ojos, —dijo cáusticamente—. Sé que estás despierta. —Hojeó el nudo que había
atado con la cuerda suave con la que los había atado, tratando de aflojarlo con una mano.
Finalmente lo logró, luego le quitó la mordaza. Dejó los de Janie en caso de que se
despertara—. Levántate y ayúdame.
Con cautela, Jazzie se levantó y se quedó de pie junto a la cama, tan lejos de él como
pudo. Sus ojos se agrandaron cuando vio la sangre.
Estaba temblando tanto que él podía verlo desde el otro lado de la habitación.
—Sí, —mintió rotundamente—. Lo siento, niña. Ven aquí y ayúdame—. —Lanzó una
mirada amenazadora a Janie—. Ahora.
Jazzie dio pasos tambaleantes, claramente deseando que sus pies se movieran. Maldita
sea, la niña tenía agallas. Lástima que no fuera suya.
Se hundió en la silla.
Saltó, cerró los ojos, frunció los labios, luego los abrió deliberadamente y dejó caer la
barbilla para mirar solo los botones. Sus dedos flacos y temblorosos los aflojó uno a la vez.
Ella retrocedió cuando terminó, mirando la camisa empapada de sangre que había sacado
del tendedero para presionar la herida.
—Es sangre.
Una vez más, él no podía culparla. Apretó y flexionó los dedos. Al menos no había daño
nervioso. Pero la bala todavía estaba allí.
—En el cajón. Coge la botella. Agarró el whisky que guardaba de cuando allanó el gabinete
de licores de Val después de haberla matado. En realidad, no le gustaba el whisky, por lo
que primero había bebido todo lo demás e incluso había comprado más de lo que le
gustaba, dejando el whisky en gran parte intacto. Todavía debería haber suficiente como
para anestesiarlo hasta que pudiera sacar la puta bala. Jazzie obedeció, aun temblando
tanto que parecía una marioneta andante. El líquido ámbar se derramó en la botella
cuando ella se lo devolvió. Tomó unos cuantos buenos tragos, luego se limpió la boca con
el dorso de la mano.
Asintió como un ratón tímido, con los brazos cruzados sobre el pecho. Parecía que iba a
vomitar.
—Es mejor que no sueltes la pota, chica, porque lo estarás limpiando. Tuya y mío. Aunque
tenía que apretar los dientes contra la náusea tal como era. Él buscó en su bolsillo la
navaja y ella gimió cuando la vio.
—Cállate, gruñó—. No voy a usar esto en ti. No si te callas la boca. Tengo que sacar esta
bala de mi brazo. Mientras hago eso, serás mi enfermera. ¿Lo entiendes? Doblarás esas
toallas y las apretarás contra la herida para absorber la sangre.
— ¿Y Jazzie? —Él miró fijamente a sus ojos aterrorizados—. No intentes nada. Haré lo que
tenga que hacer para escapar de aquí con vida. ¿Me entiendes?
Un destello de furia cortó su miedo—. Sí, —susurró, y él estaba impresionado de que ella
pudiera dotar a una sola sílaba con tanto odio.
—Bien por ti, chica. Mantén esa rabia cerca. Te ayudará cuando todo se vuelva realmente
horrible.
Aunque esto aquí era tan horrible como podía serlo, supuso. Sin embargo, no era un mal
consejo para una chica que ni siquiera era suya. Tomó otro trago de whisky para calmar la
contracción en sus manos, luego sacó un pequeño kit de costura empaquetado, un
recuerdo de un hotel donde se quedó hacía un millón de años. En otra vida.
Miró su brazo y se encogió. Extraer esa puta bala iba a doler. Todavía no estaba lo
suficientemente borracho para hacerlo.
Se demoró en ganar tiempo, sí, era lo suficientemente hombre para admitirlo, comprobó
la cuenta bancaria de Eunice en su teléfono y una sonrisa sombría torció sus labios. Lilah
había hecho una transferencia de cincuenta mil dólares. Rápidamente. Tan rápido que se
dio cuenta de que debería haber pedido más.
Miró a la niña. Ella lo observaba como si fuera una serpiente, lista para atacar.
—Voy a hacer otra llamada telefónica. Cuento con que continúes comportándote
inteligentemente. No dirás nada que yo no te diga que digas. ¿Lo entiendes?
—No es que realmente deba preocuparme, —se burló, retorciendo la hoja metafórica
mientras sostenía la verdadera con una firmeza que lo sorprendió. Huh El whisky
realmente funcionaba. Tendría que tener eso en cuenta—. Antes de que salieras el
segundo— AA — en — a-a-a-ayuda, tendría tiempo más que suficiente para colgar.
Ella se estremeció— Yo… Te odio. —Jasmine había expulsado la palabra con una
respiración áspera, y él le sonrió.
—Esa es una buena técnica, chica. Deberías recordar eso. Ahora mantén la boca cerrada o
la cara de Janie ya no será tan bonita.
No tenía ninguna intención de tocar a Janie con el cuchillo o cualquier otra cosa, pero la
amenaza tuvo un efecto inmediato en Jazzie.
Se puso tan blanca que él pensó que se desmayaría. —E-e-eres un hombre muy malo.
Un sollozo.
—Oh, lo hare. Pero no todavía. Las chicas están bien. No terriblemente felices en este
momento, dijo, mirando a Jazzie a los ojos—, pero están bien. Si quieres que se
mantengan bien, harás otro depósito en la cuenta de mi madre. Haz éste de cien mil.
Otro jadeo.
—Creo que lo tienes. Eres una solterona jodida cuya idea de diversión es correr alrededor
de la cuadra. Se dio cuenta de que la jodida y la solterona probablemente eran un
oxímoron14, pero también culpaba al whisky.
— ¡No!, —Gritó Lilah—. Me dijiste que no lo hiciera, así que no lo hice. He hecho lo que
dijiste que hicieras. Todo. No tuve que decirles una palabra. Saben que tú fuiste el tirador
hoy. Tu cara está en todas las noticias. Tú no…
Gage obligó a su cuerpo a relajarse. Él la creyó. Ella no se lo había dicho. Además, incluso
si lo hubiera hecho, no sabían dónde encontrarlo. Solo Denny lo sabía y él no arriesgaría
la seguridad de su familia. Él no lo diría. Así que estoy bien. Por ahora de todos modos.
14
El oxímoron, dentro de las figuras literarias en retórica, es una figura lógica que consiste en usar
dos conceptos de significado opuesto en una sola expresión, que genera un tercer concepto. Ej.: apresúrate
lentamente’
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
337
—Por favor, dime que no estás a punto de decirme que no me saldré con la mía. —
interrumpió, haciendo que su tono sonara aburrido—Sí, los policías me están cazando. Lo
que significa que no tengo absolutamente nada que perder. —Dejó colgar las palabras,
satisfecho cuando ella exhaló derrotada.
—Está bien, —dijo amablemente. Podría ser todo lo que tenía en una cuenta corriente,
pero tenía más. Podría estar atado en acciones o propiedades, pero estaba allí en alguna
parte—. Cinco minutos. O…
—Sí, sí, sí. Te olvidaste del “maldito”, —dijo inexpresivo—. Cinco minutos, Lilah. — Colgó y
volvió a poner el teléfono en el bolsillo, porque Jazzie lo miraba como un halcón. Ella
estaba planeando su escape. Maldita sea, la niña tenía agallas.
Baltimore, Maryland,
La sala de espera de la sala de emergencias estaba tan tensa que Ford se encontraba
inquieto en su silla como un niño en la iglesia. Una vez que había sido liberado
oficialmente de la sala de emergencias, casi todos habían ido a la sala de espera de la otra
sala para sentarse con Stevie y Tanner. Su madre, Maggie y Joseph se quedaron con él y
Taylor en la sala de emergencias, esperando que llegara JD.
Maggie había identificado oficialmente a Eunice Jarvis y el hospital había llamado a Lilah
para informarle. Querían llamar a Denny Jarvis, el menor de sus dos hijos, pero Joseph les
pidió que no lo hicieran porque nadie sabía cuál era el papel de Denny en todo esto. Le
dolió a Joseph hacerlo, especialmente después de que el médico le dijera que el
pronóstico de Eunice no era bueno en absoluto, pero la vida de dos niñas podría estar en
la balanza.
Ford se levantó y caminó hacia la puerta abierta de la sala de espera, revisando el pasillo
una vez más. No vio a Lilah. Se dio vuelta para encontrar a su madre mirándolo con
preocupación, y eso lo puso furioso. Porque sabía que lo miraba así a menudo, desde que
había sido secuestrado más de un año y medio antes. Le hizo sentirse sofocado. Como si
ella estuviera esperando que él se cayera para poder vendarlo.
Suponía que no era su intención y, dadas las circunstancias, probablemente tenía derecho.
Aun así, le dio ganas de buscar algo de espacio. Un poco de espacio para respirar.
—La dejé con Lucy, —respondió Maggie—. Iba a llevar a todos los niños al acuario.
Nosotros, uh, no le dijimos a Cordy sobre Clay. No la habrían dejado entrar en la sala de
espera y parecía cruel hacerla sufrir sin poder estar cerca de Stevie.
—Eso tiene sentido, —dijo Ford, le dolía el pecho por la niña. Cordelia había pasado por
muchísimo. Clay tiene que estar bien, Dios. No puedes alejarlo de esa niña. Cerró los ojos,
otro pensamiento lo golpeó con fuerza—. Stevie está embarazada.
Porque el primer marido de Stevie había sido asesinado a tiros mientras estaba
embarazada de Cordelia.
—No va a ser un problema, porque Clay estará bien, —dijo Daphne con firmeza. Pero sus
labios temblaron, arruinando todo ese maravilloso, si no falso, optimismo.
Ford besó la mejilla de su madre, luego volvió a sentarse junto a Taylor. No le preguntó
cómo estaba, porque odiaba que la gente le hiciera eso. Así que él solo tomó su mano, sin
sorprenderse cuando la apretó tan fuerte que unos pocos huesos saltaron audiblemente.
El silencio fue roto por el trino de un teléfono celular, el de su madre. Daphne frunció el
ceño ante la pantalla por un momento.
—Clay estará bien, ya sabes. —Ford repitió las palabras de su madre, entendiendo que
tenía que decirlas tanto como Taylor necesitaba escucharlas.
Ella abrió los ojos y los enfocó en los suyos—. Él sabía que estaríamos allí, —dijo en voz
baja.
—Definitivamente fue Gage Jarvis. El detective Rivera obtuvo las cintas de seguridad de las
empresas del área y está convencido de que fue Jarvis quien huyó de la escena.
—Pobre Jazzie, —dijo Taylor en voz baja—. Tenía la esperanza de que no fuera su padre,
¿sabes?
—Sí, lo entiendo. Por cierto, Gage está bastante herido. Las imágenes muestran que le
diste en el brazo derecho. Estaba sangrando mucho.
—Bien, —dijo con fiereza—. Sabía que estaríamos allí con Lilah y Jazzie. Abrió fuego tan
pronto como Lilah comenzó a hablarnos— Ella respiró hondo—. Me estaba disparando. Le
disparó a Ford y a Clay porque estaban bloqueando su línea de fuego. —La mirada que le
dio a Joseph fue de autocrítica—. Pero ya has descubierto todo esto.
—Sobre que Gage sabía que ibas a estar, sí, —dijo Joseph—. Pero continúa.
—Bueno, él sabía que estaríamos allí y cuándo, pero no creo que él supiera cómo me veía.
Tuvo que esperar hasta que Lilah nos habló. Si hubiera estado apuntando a Jazzie, no
habría disparado hasta que ella llegara, porque una vez que comenzara a disparar, habría
mostrado su mano y Jazzie habría sido llevada lejos. No solo sabía que íbamos, sino que
creo que sabía que Jazzie no estaría. — Hizo una mueca—. Porque tal vez él ya la tiene.
—Está bien, —dijo Joseph—, asumamos que ella es un objetivo. ¿Por qué esperar hasta
hoy?
—La han observado con mucho cuidado, —dijo Ford—. Tal vez él no tuvo una
oportunidad. —Y luego el significado de Joseph hizo clic en su cabeza—. Oh. JD dijo que lo
mantuvieron fuera de la prensa y que la policía no informó que Jazzie estaba escondida
detrás de la silla y que había visto al asesino de su madre. Tal vez se acaba de enterar.
—Las únicas personas, aparte de nosotros, que sabían que Jazzie había encontrado el
cuerpo de su madre primero, eran Lilah, Janie y tal vez Eunice. No tengo claro cuánto le
habría dicho Lilah, pero mi dinero aún está en la madre de Jarvis. Apuesto a que Lilah no le
diría ni la hora.
Joseph asintió.
—Estoy de acuerdo. Pero si Lilah no le había dicho a Eunice que Jazzie estaba escondida
detrás de la silla porque no confiaba en que ella no se lo contara a nadie y pusiera a Jazzie
en peligro, incluso si era inadvertidamente. ¿Cómo se habría enterado Eunice?
—Lilah estaba tan emocionada que Jazzie habló ayer. Probablemente le dijo eso a Eunice.
— Lo hizo, —confirmó Maggie—. Lilah me llamó después de que se fue con las chicas ayer.
Quería asegurarse de que había escuchado sobre el avance de Jazzie. Podía escuchar a
Eunice charlando en el fondo. Ambas estaban tan emocionadas. — frunció el ceño,
concentrándose—. Eunice también estaba al teléfono, creo. Su voz es fuerte, así que la oí
hablar, pero había huecos, como si la persona en el otro extremo de la línea también
estuviera hablando. Le estaba diciendo a alguien que este fue un gran avance.
—Eso podría haber sido suficiente, —dijo Taylor tentativamente—. Si Gage supo que
Jazzie estaba hablando y que Lilah y Eunice lo estaban anunciando como un gran avance
para atrapar al asesino. — se calló, claramente desconcertada por la mirada fija de Joseph.
Tragó saliva y continuó—. Gage es inteligente, ¿verdad? Fitzpatrick nos dijo esta mañana
—Gage dejó un broche donde Romano podría encontrarlo fácilmente. Romano fue
recogido después de intentar venderlo, pero Fitzpatrick no creía que Romano fuera
culpable. Gage se impacientó porque Romano aún no había sido arrestado, por lo que
aumentó la apuesta al colocar algunas de las joyas robadas de Valerie en los bolsillos de
Romano para que se encontraran con su cuerpo. Esa es la teoría, de todos modos.
—Y, —dijo Ford, rechazando la ira que una vez más cobró vida dentro de él—, estaba
esperando a Taylor, no a Jazzie. —La ira se mezcló con un temor enfermizo—. Él tiene a
sus hijas, Joseph.
— ¿Cuáles son las probabilidades de que esos bebés aún estén vivos? —Preguntó Maggie
con voz temblorosa.
Ford sintió el estremecimiento que atravesó a Taylor y él le apretó la mano. No era justo.
Jazzie era solo una niña y nada de esto era justo. Por otra parte, las cosas malas que le
habían sucedido a él y a Taylor tampoco eran justas.
Taylor se estremeció. Dios mío. Lilah dijo que las chicas habían salido con Eunice. Esa
mujer entregó a sus nietas. ¿Qué tipo de persona hace eso?
—Eunice nunca pensó que Gage era culpable, —dijo Maggie en voz baja—. No creía que
él fuera capaz de la violencia utilizada contra Valerie. Pero ella ama a esas chicas. No las
habría entregado como corderos a la matanza. Gage debe haber llegado a su madre. La
manipuló para que trajera a las chicas con él.
—Supongo que Eunice descubrió su error un poco tarde, —dijo Ford con amargura,
pensando en lo asustadas que tenían que estar las chicas. Si todavía estuvieran vivas. Por
favor, déjalas estar vivas—. Pero… el hospital le dijo a Lilah que la madre de Gage estaba
aquí, que estaba en estado crítico, que las niñas no estaban con ella en el parque. ¿Por
qué no ha llamado Lilah a la policía?
—Creo que esa es la pregunta en la que debemos centrarnos, —dijo Joseph—. Lilah no me
parece una mujer irresponsable. O las chicas están a salvo con ella, o algo más está
sucediendo.
Ford estaba a punto de preguntar qué estaba haciendo el equipo de Joseph para descubrir
cuando una maldición creativa pronunciada en voz alta en la ventana hizo que los cuatro
se volvieran hacia su madre, quien todavía estaba involucrada en una conversación en su
teléfono celular que de repente se había vuelto intensa.
Taylor miró el reloj en la pared. Clay había estado en cirugía por casi dos horas.
José negó con la cabeza—. No. Todavía está tratando con su oficina.
Taylor observó a Daphne con cautela, como si no creyera la afirmación de Joseph. Joseph,
para su crédito, no parecía alterado, pero ese era el tipo de persona que era. Ford estaba
feliz de que su madre hubiera encontrado a alguien que la cuidara. Por solo un momento,
pensó que podría haberlo encontrado por sí mismo. Todavía puedes. Ella no ha subido a
ese avión de regreso a California todavía. Y los aviones vuelan en ambos sentidos. Y tienen
empresas de ingeniería en California también.
—Tu madre se desmoronó cuando le conté lo de Clay, —murmuró Joseph, cortando sus
pensamientos—. ¿Y cuándo le dije que te habían disparado? Pensé que se iba a desmayar.
—Ella lo sabe. Eso es lo que la mantiene en marcha en este momento. —Joseph se aclaró
la garganta y luego continuó con un volumen normal.
Baltimore, Maryland,
—Señorita Cornell, soy es el detective Fitzpatrick. ¡Por favor abra esta puerta! Necesito
hablar con usted.
Él sabía que ella estaba allí. O alguien estaba allí. Había visto el ligero movimiento de las
cortinas en la ventana de su sala de estar, y su auto estaba estacionado en el frente. Pero
ella se negaba a responder a sus intentos, o los de cualquier otra persona, de comunicarse
con ella.
El hospital había llamado a su teléfono celular y a su casa para contarle sobre Eunice. Lilah
tampoco respondió y ellos dejaron mensajes. Ella les había devuelto la llamada casi
inmediatamente, diciéndoles que estaría allí tan pronto como pudiera. Pero no había
aparecido, y tanto él como Joseph estaban preocupados. JD la había llamado, pero ella
tampoco había respondido a sus llamadas. Así que él vino en persona. Y ahora los
segundos se estaban acelerando en su cabeza cuando llamó, llamó al teléfono de Lilah, y
le pidió a través de la puerta.
Si esas pequeñas niñas habían sido llevadas por el gilipollas de su padre, el tiempo se
estaba acabando rápidamente.
Llamó de nuevo.
—Señorita Cornell, si no abre esta puerta, me veré obligado a romperla. Me preocupa que
haya resultado herida en el tiroteo.
JD frunció el ceño.
— ¿Y las chicas?
—Ellas también están bien, pero están agotadas. Están durmiendo, o tratando de hacerlo.
Está haciendo suficiente ruido para despertar a los muertos.
—Puedo asegurarle, detective, —dijo, su tono cambiando bruscamente del tono de la tía
caritativa con la que había hablado durante el último mes a uno que estaba al mando y
más que un poco áspero. De repente, sonaba como la abogada que era—. Sé cuándo un
niño simplemente necesita dormir. Eunice las llevó al parque para que soltaran un poco de
energía porque Jazzie estaba nerviosa por encontrarse con la señorita Dawson. Janie dijo
que Jazzie tuvo un ataque de pánico cuando no pudieron encontrar a su abuela, que
estaba aterrorizada. Pensaron que tal vez ella también los había perdido y que se había
ido a casa, pensando que era a donde iban. No tenían idea de que ella se había
desmayado.
—Ellas caminaron a casa, y Jazzie estaba en una crisis emocional casi cuando llegaron
aquí, aterrorizada de haber sido abandonada. Además, el calor no ayudó. Estaban
sobrecalentadas y deshidratadas. Cuando regresé, las dos estaban en la sala de estar,
enfriándose y dormitando. Janie me contó lo que había pasado. Jazzie escribió en su
libreta que no quería ver a la señorita Dawson hoy. Las puse en la cama y me di un baño
de burbujas. Es por eso que no respondí sus llamadas o sus golpes en mi puerta. Ahora
está al día, detective.
Ella habló demasiado cuidadosamente y él deseó poder ver su rostro, porque no creía una
palabra de lo que ella dijo. Era demasiado ordenado. Demasiado ensayado
No, no estaba satisfecho. Estaba mintiendo. No había preguntado ni una vez sobre Eunice
o las consecuencias del tiroteo. No había preguntado si alguien estaba herido. La mujer
con la que había tratado durante el último mes no sería tan insensible y fría.
Su expresión parecía estar molesta, pero sus ojos y el conjunto de su boca eran sombríos.
Además, no había tomado un baño de burbujas. Si acababa de salir de la bañera, él habría
detectado algún olor, y no había ninguno, pero sí olía a sudor. La habitación detrás de la
puerta principal estaba fresca. Podía sentir la diferencia de temperatura desde donde
estaba parado. Ella no debería estar sudando. La bata era una artimaña, con la intención
de asustarlo para que se fuera. Estaba aterrorizada y lo ocultaba bien, sin duda gracias a
su experiencia en el procesamiento de delincuentes.
—Señorita Cornell, su cuñado Gage Jarvis fue el tirador esta tarde. Estaba tratando de
matar a la señorita Dawson. Casi logró matar al jefe de seguridad de Healing Hearts. El
señor Maynard está en cirugía. Puede que no lo logre. —Incluso cuando dijo las palabras,
JD rezó por estar equivocado, pero quería pintar la imagen más precisa y aterradora para
Lilah Cornell.
Él le dirigió una mirada intensa y en voz muy baja preguntó: ¿Está Gage allí con usted?
Lilah sacudió la cabeza—. No, —dijo en voz alta—. Aquí no hay nadie más que yo y mis
sobrinas. Ahora necesito que se vaya. Si continúa llamando a mi puerta, presentaré una
queja a BPD.
—Señorita Cornell, —dijo con urgencia—. Le dispararon esta tarde. Está herido. Él puede
venir a usted en busca de ayuda.
—Puedo asegurarle que Gage Jarvis no me pedirá ayuda. Ahora, buen día.
Cerró la puerta con un chasquido y él pudo oír cómo giraban los cerrojos.
Su instinto le dijo que no lo estaban. Por ahora, tendría que tratar esto como una situación
de rehenes hasta que supiera más. Envió una serie de mensajes de texto a Joseph,
actualizándolo sobre el estado y recomendando un equipo de recuperación de rehenes.
Eso era cierto, JD lo permitía. Sería difícil escapar de este edificio de apartamentos, y Gage
había demostrado talento para la planificación. Si estuviera herido y sangrando, Lilah
Cornell sería la última persona a la que le permitiría cuidarlo.
Esa era una buena elección. Héctor había sido entrenado en la recuperación de rehenes.
Bueno. ¿ETA15 e identificación del agente de vigilancia?
Excelente, pensó JD. El agente Ingram era nuevo en su equipo, pero había demostrado ser
un buen policía. Bueno. Te mantendré al día.
15
ETA: Tiempo Estimado de Llegada.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
347
JD se guardó el teléfono en el bolsillo, se apoyó en la pared frente a la puerta de Lilah y
esperó, escuchando el sonido de la vida interior, pero no oyó nada. Su apartamento
estaba tan tranquilo como una tumba.
Baltimore, Maryland,
Ford y Taylor saltaron cuando el teléfono de Joseph comenzó a sonar como un enjambre
de abejas. Estaban sentados en silencio, de la mano, esperando noticias de algún tipo.
Maggie había regresado a la sala de espera de la cirugía para sentarse con Stevie, y
Daphne todavía estaba hablando por teléfono, alternando su tono entre la conversación
susurrada y la fuerte maldición. De lo que estaba hablando, no parecía ser bueno.
Taylor abrió la boca, sin duda para preguntarle si tenía información sobre Clay o las niñas,
pero Joseph negó con la cabeza antes de que ella pudiera hablar.
—Estos son todos de JD, —dijo. Disparó una serie de respuestas, luego levantó la vista
para encontrarse con sus miradas expectantes—. Habló con Lilah Cornell y dice que las
niñas llegaron solas del parque y estaban durmiendo. Ella no le permitió entrar y él no
cree en su historia.
—Técnicamente, ella no aceptó la llamada del hospital, —la corrigió Joseph—. Le dejaron
un mensaje para devolverles la llamada y ella lo hizo.
Joseph negó con la cabeza—. No. Solo le dijeron que volviera a llamar. ¿Por qué?
—Llamar al hospital de vuelta hace que parezca que estaba preocupada de que alguien
estuviera herido. Como tal vez las chicas. Porque ella no lo sabía. No están allí con ella. —
Se encogió de hombros—. Lilah no va a hablar con usted, pero ella intentó hablar con
nosotros tres antes, Ford, Clay y yo. Tal vez hable con Ford y conmigo si vamos allí.
—Y allí estaba pensando que tenías un cerebro real en tu cabeza. Uno de tus padres está
luchando por su vida ahora mismo. ¿En qué universo paralelo pensaste realmente que
dejaría que alguno de ustedes hiciera eso?
Taylor no se inmutó y Ford respetó el infierno fuera de eso. También estuvo de acuerdo al
cien por cien con Joseph en que Taylor no debería estar cerca de Lilah, por proximidad,
¿pero hablar con ella? Sí, eso parecía una mejor idea que tener a JD golpeando su cabeza
contra una pared.
—En el universo donde dos niñas han sido secuestradas por un asesino, —dijo Taylor de
manera uniforme—. Puede intentar forzar a Lilah a hablar con usted, pero no lo hará. No
hasta que sepa que las niñas están a salvo. O muertas. Una o la otra. —Se levantó y miró
su ropa, salpicada de la sangre de Clay—. Me gustaría ducharme y cambiarme de ropa,
pero lo que necesito es ir a la sala de espera del quirófano ahora y sentarme con Stevie. Y
conocer a mi abuelo. Lo he pospuesto el tiempo suficiente. —Su sonrisa tenía un borde
afilado—. Creo que tengo suficiente cerebro para encontrar el piso de la cirugía sin ayuda,
siempre y cuando sea seguro viajar por el hospital. Pero, por supuesto, seguiré sus deseos.
—Este testigo debe ser acompañado a la sala de espera del quirófano. Taylor, quédate con
el oficial Meyer. Por favor. —Joseph esperó hasta que Taylor se fue—. ¿Ella hará lo que le
he pedido, Ford? Por favor, dime que es lo suficientemente inteligente como para no
intentar salir del hospital para hablar con Lilah.
—Ella es…, —dijo Ford—. No le gustará, pero estará segura por el bien de Clay. —Y se
aseguraría de ello. La seguiría hasta la sala de espera de cirugía después de que
descubriera con quién había estado hablando su madre. Había escuchado a Daphne decir
las palabras “IT” y “violar”, y ninguna de las dos sonaba bien.
—Se disparó la alarma silenciosa que puso IT en la base de datos de informes policiales.
Alguien accedió al archivo de asesinato de Valerie Jarvis hace una hora usando la cuenta
de Missy Jarvis.
— ¿La esposa de Denny, la mujer que está a tu lado?, —Preguntó Ford, manteniéndose
tranquilo por fuera, pero por dentro estaba gruñendo. Esa es la conexión. JD sabía que
Gage estaba obteniendo información privilegiada a través de Denny o su esposa. O si JD
no lo sabía, al menos lo sospechaba. Sin embargo, todavía había enviado a Taylor a lo que
se había convertido en una situación explosivamente peligrosa. Y ahora Clay luchaba por
su vida. Eres un hijo de perra, JD.
Ford quería golpear algo. Demonios, quería golpear a JD, pero forzó los puños que había
apretado para relajarse. JD tenía que sentirse como una mierda. Como bien debería
hacerlo. Sin embargo, enojarse con él en nombre de Taylor no iba a mejorar las cosas y
era en momentos estresantes como este cuando la gente decía cosas que no podían
borrar. Así que se mordió la lengua y esperó la respuesta de su madre.
—Se utilizó la cuenta de Missy, sí, pero el acceso se estableció de forma remota desde su
casa. Ella ha estado en los juegos de softball de sus hijos toda la tarde. Su esposo está en
su casa en este momento y ha estado toda la tarde. Solo.
— ¿Le pusiste una cola? Eso es cosa de policías. No es una cosa del fiscal.
— Joseph lo hizo. En ambos. Me alegra saber con certeza que Missy no lo hizo.
Joseph suspiró.
—Es seguro asumir que su esposo de alguna manera tuvo acceso a sus códigos.
Esperemos que no se las haya dado voluntariamente.
—Nunca me ha gustado ese hombre, —dijo Daphne suavemente—. Denny siempre fue…
repulsivo. Como un niño que estaba orgulloso porque pensó que se había salido con la
suya.
—Al menos ahora tendremos motivos para obtener una orden para sus registros
telefónicos, —dijo Joseph—. Antes de esto no lo hicimos. Si ha estado en contacto con su
hermano, lo descubriremos.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
350
— ¿Cuánto tiempo tomará?, —Preguntó Ford—. Si Gage tiene Jazzie y Janie… —No quería
pensar en eso. Sabía el terror de ser secuestrado, y tenía veinte años en ese momento.
Jazzie sólo tenía once años. Janie sólo cinco. Las pobres bebes debían estar simplemente
aterrorizadas. Si todavía estaban vivas. E incluso si estaban muertas, todavía había
urgencia—. Sin mencionar que Taylor es un objetivo hasta que atrapen a este tipo.
La expresión de Joseph se mantuvo firme, pero sus ojos revelaron que estaba más
afectado de lo que decía.
—Yo sé eso. Sé todo eso. Haré que suceda lo más rápido posible. —Levantó una ceja—. Si
te vas ahora, puedes alcanzar a Taylor y al oficial Meyer. Asegúrate de que Taylor sepa
que la seguiré también si es lo suficientemente estúpida como para tratar de hablar con
Lilah Cornell por su cuenta.
El genio de Ford burbujeaba. No les había parecido una estúpida esta mañana cuando
aceptó el loco plan de JD. Estaba a punto de abrir la boca para decirlo cuando su madre
irrumpió.
—Estúpida es una palabra dura, Joseph. Taylor parece una mujer joven muy madura. —Su
madre habló en voz baja, descarrilando el mal genio de Ford—. Ella es muy cautelosa.
Pero ha pasado por un escurridor emocional y podría ser… menos cauta ¿Y si eso sucede?
Ford, tú puedes ser la única voz de la razón que escuchará. Es posible que debas ser lo
suficientemente sabio para ambos.
—No la dejaré ser… menos cautelosa, mamá. —Pero la siguiente persona que llamara a
Taylor tonta o estúpida o que cuestionara su cerebro oiría todas las palabras que contenía
el suyo.
Baltimore, Maryland,
Era la voz de Ford, así que Taylor detuvo las puertas del ascensor, permitiéndole deslizarse
e ignorando el ceño fruncido en la cara del Oficial Meyer.
—Podría haber sido el tipo que le disparó, —la regañó Meyer—. No puedo mantenerla
segura si permite a alguien tan cerca de usted. La próxima vez, que espere el próximo
ascensor.
Taylor supuso que tenía a Joseph a quien culpar por la actitud condescendiente de Meyer.
Cerebro real, mi culo. Se las arregló para no poner los ojos en blanco ante Meyer,
sonriendo en su lugar con dulzura.
—Lo siento. Soy un poco nueva en ser el objetivo de un maníaco homicida. Todavía no
conozco todas las reglas.
Junto a ella, Ford se rio, y Meyer le frunció el ceño también—. Niños, —murmuró.
Taylor sintió que sus mejillas se calentaban de ira—. Tengo veintitrés años, oficial Meyer,
—dijo con frialdad.
—Entonces deje de tomar riesgos estúpidos o no vivirá para ver los veinticuatro, —replicó
Meyer.
—Su mayor riesgo estúpido fue una operación autorizada por el grupo de trabajo del FBI /
BPD que prometió mantenerla a salvo mientras la colgaba como cebo para un asesino, —
dijo bruscamente.
—Cálmate, —dijo en voz baja. Hizo un gesto con la cabeza, sin decir nada más mientras
salían del ascensor y caminaban de la mano a la sala de espera, Meyer bajó la marcha.
—No. Bueno, sí, eso es peligroso, pero no se trata de la cuestión del cerebro. Joseph
puede ser un gilipollas arrogante a veces, pero es muy bueno en su trabajo. A mi modo de
ver, te involucraron cuando te hicieron cebo. A lo que me opuse, por si no lo recuerdas.
No solo había estado en contra de eso. Casi había roto la puerta de la oficina de Maggie
después de escuchar la conversación de JD con ella y Maggie esa mañana, su furia le
recordaba más a un toro.
Ella miró por casualidad su rostro y contuvo el aliento. Sus ojos eran agudos, intensos.
Como un cable vivo que la desafía a tocarlo.
— ¿Cómo?
—Te lo diré una vez que nos hayamos instalado. —Comenzó a caminar por la puerta de la
sala de espera de cirugía, pero Taylor se contuvo, vacilando. Era más ruidoso allí que la
sala de espera de la sala de emergencias. Mucha gente. Todos los amigos de Clay, lo más
probable. Y su padrastro.
No, su corazón se corrigió. Tanner es su padre al igual que Frederick es mío. Su padre en
todos los sentidos que importa. Clay lo había dicho esa misma mañana. Tanner era su
abuelo.
Sin embargo, no la forzó. El ruido se calmó bruscamente cuando salió del umbral solo.
—Todavía no. —Era la voz de un hombre. Más viejo. Preocupado. Entonces casi
lamentablemente esperanzador. Ansioso, incluso.
—Dile que entre, Ford. —Era Stevie, y sonaba tan cansada que le dolía el corazón a Taylor.
Pero había un humor seco en su voz cuando agregó: Y Taylor, te juro por Dios que, si dices
que lo sientes incluso una vez, te quitaré tu iPad y te enviaré a la cama sin tu cena.
Eso envió una risita a través de la habitación, y fue en ese sonido que Taylor cruzó el
umbral y se encontró cara a cara con Tanner St James.
Estaba más cerca de su altura que de la de Clay, su cabello gris todavía lucía algunas
hebras de color rojo. Los hombros eran anchos sin ser voluminosos. Sus ojos eran azules,
aunque en ese momento estaban inyectados en sangre, con líneas de sonrisa en las
esquinas. Pero ahora no estaba sonriendo. La estaba mirando fijamente, justo como Clay
la había mirado veinticuatro horas antes, con un respeto reverencial y una saludable
porción de incredulidad. Como si ella fuera un fantasma o algún truco del ojo.
—Oh, Dios mío, —susurró—. Me dijo que te parecías a ella, pero… —Se sacudió un poco,
recuperando la compostura—. Lo siento, Taylor. Perdona las divagaciones de un anciano.
Pero tú… tú podrías ser ella.
Respiró hondo y lo dejó escapar, y fue como si hubiera arrojado el peso del mundo.
—Bueno, ahora lo sabes. Ahora estás en casa. —Él envolvió sus brazos alrededor de ella y
ella lo respiró. Un poco de sal, un poco de sudor. Y sólo un toque de Old Spice.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
354
—Bienvenida a casa, Taylor, —susurró ferozmente, con lágrimas en su voz—. No importa
dónde vives o con quién vives, o con qué frecuencia nos visitas o por cuánto tiempo.
Somos parte de ti ahora. Parte de tu corazón Nos llevarás contigo dondequiera que vayas.
Y siempre seremos tu hogar.
—Ven, siéntate un poco, —dijo, llevándola a un sofá de dos plazas vacío y acomodándose
con su brazo alrededor de sus hombros como si la hubiera conocido por siempre—.
Tendrás que perdonarme si te miro fijamente. Hemos esperado mucho, mucho tiempo
para que vuelvas a casa.
Fue entonces cuando Taylor notó las otras caras en la habitación. Sabía acerca de la mitad
de ellos. Holly y Dillon y Cole. Paige, dormitando en el hombro de un enorme hombre de
pelo oscuro, un tipo que Taylor asumió que era Grayson Smith, el esposo de Paige y el jefe
de Daphne.
Stevie estaba sentada con una pareja mayor y una versión un poco más joven de sí misma.
—Los Nicolescus, los padres de Stevie, —le dijo Tanner—. Emil y Zina. Y esa es su
hermana, Izzy.
Stevie atrapó a Taylor mirándola y le dio una sonrisa que era demasiado brillante.
—No puedo prometer que no me preocuparé, —dijo Taylor con sinceridad—. Soy muy
buena en eso.
—Mi esposa, Nell, —dijo Tanner, levantándose para recibir un abrazo y un beso y la bolsa
de comida—. Nell, esta es Taylor.
Taylor esperaba que su sorpresa no se mostrara, porque Nell era muy joven.
—Estamos contentos de que estés aquí, —dijo Nell calurosamente—. Has hecho a mi
chico muy feliz. —Con un gesto de asentimiento, se volvió enérgicamente profesional—.
Traje sándwiches. Y no me digas que no tienes hambre, Tanner St. James. Sabes que
necesitas comer. ¿Has revisado tu nivel de azúcar en la sangre?
—Sí, querida, —dijo pacientemente Tanner, luego puso los ojos en blanco—. Tengo
diabetes. Ella se preocupa. —Partió un sándwich por la mitad y le dio a Taylor un pedazo
—. Ayuda a un abuelo aquí. —Miró a su esposa, que ya había empezado a repartir
bocadillos a los demás en la habitación—. Sólo no se lo digas a Nell.
Taylor sonrió.
Nell llevó algunos bocadillos a la pequeña mesa en la esquina donde Ford y Alec, quien era
el asistente de TI de Clay, estaban inclinados sobre la computadora portátil de Alec.
Levantaron la vista para darle las gracias y luego se inclinaron para mirar la pantalla del
portátil.
Taylor se dio cuenta de que esto era a lo que Ford se había referido en el pasillo, su forma
de contactar a Lilah que era menos peligrosa que el acercamiento más directo de Taylor a
tocar a su puerta. De cualquier manera, no estaba segura de que Tanner no los reportaría
a Joseph, así que simplemente se encogió de hombros.
Taylor había conocido a Alec en su primer día en la granja, pero él había estado ocupado y
la había saludado con un rápido apretón de manos antes de ir a trabajar en los sistemas
de cámaras. Ahora tenía la oportunidad de mirarlo realmente, específicamente al
hardware detrás de su oreja. Era una especie de audífono, verde neón, igual que sus
zapatillas altas.
Ford le dio su asiento junto a Alec, luego se movió detrás de su silla, inclinándose sobre su
hombro para ver la pantalla del portátil—. Tomada, —dijo a la ligera, y Alec puso los ojos
en blanco.
—No lo pensaría, —susurró Taylor de nuevo, estudiando qué llenaba la pantalla de Alec.
Era una lista de docenas de números de teléfono, cada uno con una hora, fecha y duración
de la llamada. Ford se inclinó por encima de su hombro, colocando casualmente su
teléfono en su mano.
Los muchachos hablaron como si estuvieran jugando un juego mientras Taylor leía la ola
de mensajes de texto que se habían enviado entre ellos después de que ella hubiera salido
de la sala de espera con el agente Meyer.
Ford: Registros telefónicos de Denny Jarvis. ¿Nombre Dennis? Def atty. Hermano de
tirador
16
League of Legends: videojuego del género multijugador.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
357
Alec: ¿Su número?
Ford: NLS
Alec: Lo intentaré.
Alec abrió una ventana de texto en su computadora portátil y comenzó a escribir. Ellos
comparten una cuenta. Pulsó ENVIAR, y el teléfono de Ford zumbó en su mano.
Ah. Taylor se dio cuenta de que los dos se habían estado comunicando a través de un
texto bajo las narices de todos en la sala. Denny paga por el teléfono de su madre, ella
leyó. Un pedazo de pastel para romper. Alec puso los ojos en blanco. Su contraseña eran
los nombres de sus hijos.
Taylor estudió las columnas de números, viendo rápidamente los patrones—. Allí, —dijo,
señalando un número que era común a ambos. Denny había llamado y recibido llamadas
del número varias veces durante el último mes. Eunice había recibido una sola llamada,
temprano esa mañana. Fue entonces cuando la convenció para que trajera a las niñas al
parque, Taylor escribió en el teléfono de Ford.
Ford recuperó su teléfono y tecleó unos minutos. Cuando presionó ENVIAR, el nuevo texto
apareció en la computadora portátil de Alec.
Joseph tiene una cola para Denny y su esposa. Si Denny recibe una llamada de este
número, con el cebo correcto, podría ir a Gage. Su cola lo sigue hasta donde está Gage.
Si todavía tiene a las chicas, espero que ellas también estén allí. De cualquier manera,
obtenemos a G.
Alec le dio a Ford una mirada oscura. Los COPS lo consiguen. Nosotros no. No U.
¿¡¿¿¿¿¿¿¿¿?
Ford asintió con seriedad—. Por supuesto, —dijo en voz alta, pero habló en voz baja.
Taylor alcanzó el teléfono de Ford. ¿Cómo llamamos desde este número de teléfono? Es
el teléfono de Gage y no tenemos eso.
Taylor frunció el ceño. Nunca había oído hablar de tal cosa. Está bien, escribió. Ofréceme
como cebo. No tenía la intención de ser un cebo literal, por supuesto. Había escuchado la
advertencia de Joseph y por mucho que su condescendencia hubiera irrumpido, sabía que
él tenía razón. Ella no iba a salir del hospital. Pero Gage no lo sabía.
—No. —La respuesta hablada de Ford fue casi silenciosa, pero no tuvo que gritar para que
Taylor supiera que estaba furioso. Podía oír rechinar sus dientes—. De ninguna manera.
Yo… Lo prohíbo.
Quedó interrumpida por los repentinos saludos que brotaron de todos en la sala de
espera para un hombre que acababa de entrar por la puerta con una maleta con una
mano y una bonita pelirroja con la otra. El hombre era joven, pero tenía una cabeza de
pelo blanco y no se había quitado las gafas de sol envolventes a pesar de estar dentro. Y
tenía una presencia eléctrica. Incluso desde la parte posterior de la habitación, Taylor
podía sentir su energía cuando entró como si fuera el dueño del lugar.
— ¡Deacon!, —Todos gritaron, al igual que la gente en el bar Cheers saludaba a Norm.
—Deacon —sería el Agente Especial del FBI, Deacon Novak. Taylor había leído sobre él en
las transcripciones para el juicio de los secuestradores de Ford. Novak había trabajado con
Joseph para llevar a Ford a casa. Lo habían trasladado a algún lugar del Medio Oeste hacía
casi un año. A Cincinnati, recordó Taylor. Obviamente era un favorito de la familia.
La reacción de Ford fue diferente a la de los demás. Gritó el nombre de Deacon como
todos los demás, pero sus hombros se hundieron cuando algo de la tensión en su cuerpo
se desvaneció ante sus ojos. Él pareció… Aliviado, como si finalmente hubiera llegado la
caballería.
Holly fue la primera en correr hacia la puerta, lanzándose a Novak. — ¡Deacon! ¡Estás
aquí!
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
359
Novak la agarró por la cintura, girándola una vez antes de poner cuidadosamente sus pies
en el suelo.
—Por supuesto que sí. No había manera de que me perdiera tu boda. —Miró a su
alrededor, y se puso serio cuando su mirada se posó en Stevie—. ¿Estás bien, Mazzetti?,
—Preguntó en voz baja.
Un lado de la boca de Stevie se levantó—. Realmente no. Pero me alegro de que estés
aquí.
—Los caballos salvajes no podrían haberme mantenido alejado, —dijo con suavidad,
luego se levantó de nuevo, frotándose las manos—. ¿Dónde está Joseph? Dillon sigue
vivo, así que supongo que no está en condiciones de cometer un asesinato.
—No quiere matarme. —La mueca de Dillon era linda—. No más, de todos modos.
—Es bueno saberlo. Podría enfrentarlo en una pelea, pero no sería bonito. Para un viejo,
tiene algunos movimientos serios. Entonces, ¿dónde está él?
—Bien hecho. Si te importa algo de alguien en esta sala, encontrarás otra forma, porque
nadie querrá explicarle a Clay cómo permitieron que te hirieran una vez que se despierte.
Y se despertará. —La voz de Alec se había vuelto dura cuando habló de que Clay estaría
despierto, pero sus ojos estaban llenos de devastación y Taylor sintió que simplemente
estaba tratando de mantenerse entero—. Clay… él es como un padre para mí. Lo que
podría ser incómodo para ti porque realmente es tu padre, pero… —Se detuvo sin poder
decir nada.
—Está bien, —dijo tan gentilmente como pudo—. No sabía que ustedes dos estaban tan
cerca. Sabía que él era tu jefe y tal vez tu mentor, pero eso es todo.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
360
—Sí, él también es eso, —dijo Alec con brusquedad—. Pero él me salvó la vida, ya sabes.
—Fui secuestrado cuando era un niño, al igual que Ford, solo que más joven. Yo tenía
doce. Ford y yo… nos hicimos amigos porque teníamos demasiada mierda en común para
no hacerlo. Nos hemos mantenido amigos porque tenemos demasiadas cosas buenas en
común como para no hacerlo.
—Él fue quien me encontró, me sacó del agujero de rata donde me habían escondido,
todo drogado y cerca de…. Bueno, si no me hubiera encontrado cuando lo hizo, no estaría
aquí hoy. —Alec se volvió hacia ella con una expresión feroz—. Él te ha esperado, te ha
buscado, te ha amado desde que lo conozco. No le hagas llorar por ti. Por favor.
Ahora Taylor se sentía aún peor—. Realmente no quise decir que en realidad sería un
cebo, ya sabes. Solo quise decir que podríamos ofrecerlo. Que sea una oportunidad que
Jarvis no pueda rechazar.
—Está bien, lo entiendo. ¿Pero Ford? Creo que todo lo que puede ver es que te disparan
de nuevo y quizás no tengas tanta suerte por segunda vez. —Vaciló—. Lo he visto en su
punto más bajo. Me senté con él cuando estaba tan deprimido por lo que Kimberly le
había hecho que no podía siquiera hablar. Ella robó más de él que su seguridad. Le robó la
luz. Pero cuando te mira, vuelvo a ver esa luz. Ten cuidado con él, eso es todo lo que estoy
diciendo. —Dejó su computadora portátil a un lado y se levantó—. Voy a saludar a
Deacon. ¿Vienes?
Taylor negó con la cabeza—. No, está bien. Me quedaré aquí. Se sentía mucho más
cómoda observando que participando, sobre todo porque no conocía al hombre.
—Todos, esta es mi novia, Faith Corcoran. Faith, esta es solo parte de mi familia de
Baltimore.
— ¿Es ella? —Le preguntó a Ford—. ¿La que disparó al tirador? ¿La hija de Clay?
Baltimore, Maryland,
Dios. La mano de Gage temblaba mientras tensaba el último punto. Está hecho.
Finalmente. Casi se desmayó por el dolor cuando sacó la bala. Intentó que Jazzie hiciera
las costuras, pero sus manos temblaban más que las suyas y temía que le agrandara más
la herida, incluso si no tenía la intención de hacerlo.
Que su miedo era real nunca había estado en duda. La miró con atención, preguntándose
si podría confiar en ella para cortar el hilo sobrante que colgaba de su brazo. Él decidió no
arriesgarse, porque estaba verde y temblando. Todo lo que necesitaba es que ella
arrancara accidentalmente las suturas de su brazo o… Dios. Vomitara sobre él. Parecía que
estaba en el borde.
Le dio una palmada en el brazo y aulló por el dolor que le atravesó el cuerpo. Sus
movimientos eran bruscos y menos controlados de lo que le hubiera gustado. Había
bebido mucho alcohol, las dos botellas vacías en la mesa atestiguaban el hecho. Su
estómago se revolvió y su visión se volvió borrosa.
—Deberías poder pegar la gasa por lo menos. —Él le dio lo que esperaba que fuera una
mirada amenazadora—. No me hagas daño o acabaré contigo y con tu hermana, —gruñó.
— ¿Me entiendes?
Ella asintió, sus ojos vidriosos y su cuerpo flaco temblando como una hoja, y él sintió una
oleada de vergüenza. Qué macho eres. Acosando a una niña pequeña.
Una pequeña niña acostada, se recordó. Él apretó los dientes mientras ella enrollaba la
cinta alrededor del vendaje. Ella miró las tijeras sobre la mesa, mirando hacia él, su labio
inferior atrapado entre sus dientes.
Su tartamudeo estaba de vuelta, molestándolo aún más. Puso los ojos en blanco y se
arrepintió al instante de haberlo hecho, porque la habitación se inclinaba.
—Voy a atarte, pequeña perra. Entonces me voy a dormir. Entonces me voy a ir. Si no te
cruzas de por medio, volverás con tu preciosa tía antes del desayuno. —El martes por la
mañana, se agregó en silencio.
Esperaría hasta que estuviera seguro en México antes de llamar a Lilah con la ubicación de
las chicas. Estarían hambrientas y sedientas, pero por lo demás no se verían afectadas.
Físicamente al menos. Estarían marcadas emocionalmente por siempre. Que no era su
culpa.
Todavía temblando, obedeció. Dio unos cuantos pasos hacia la cama y se dejó caer
pesadamente de rodillas, hurgando con la cuerda. La ató alrededor de sus manos, sus
tobillos, y luego volvió a meterle la mordaza en la boca. Notó las lágrimas que corrían por
sus mejillas.
—No llores, —dijo, odiando la forma en que su voz sonó—. Tu nariz se tapará y luego no
podrás respirar.
Levantó a Janie de la cama y la puso en el suelo junto a Jazzie. Suavemente, se dio cuenta.
Había manejado a la niña con suavidad. Entonces él no era totalmente un monstruo. Sólo
el noventa y nueve punto nueve por ciento.
Al menos eso le ayudaría a estar sobrio más rápido. Simplemente había lanzado lo que
parecía la mitad del alcohol que había bebido. Cayó de rodillas, tentado de dormir aquí en
el suelo, pero sabía que se le saldría la espalda si hacía eso. Tenía un largo, largo día
mañana.
Según Google Maps, era un viaje de veintiséis horas a Laredo, Texas, donde tendría que
encontrar un cruce fronterizo sin vigilancia. Justo como Tavilla había predicho, la cara de
Gage estaba en todas las noticias. Tendría que permanecer bajo el radar mientras
escapaba, por lo que podría tardar aún más. Él no necesitaba la complicación de un golpe
fuera de lugar por encima de todo lo demás.
Necesitaba la cama. Agarró el fregadero, poniéndose de pie. Unos pasos más tarde, su
cuerpo golpeó primero la cara del colchón y dio la bienvenida a la oscuridad del sueño.
Baltimore, Maryland,
Ford miró a través de la sala de espera hacia donde estaba sentada Taylor, su expresión de
extrema incomodidad por ser de repente el centro de atención una vez más. Sabía que
debía extender su mano y acercarla a donde estaban los demás, pero todavía estaba
demasiado conmovido por la idea ridícula y exasperante de que ella se estaba ofreciendo
como carnada. Otra vez. No podía confiar en sí mismo para ser amable, ni siquiera
civilizado. No todavía.
La esposa de Tanner, Nell, reanudó la conversación y la bendijo. Tomó a Faith del brazo y
la presentó a todos, desviándose de Taylor. Taylor se dejó caer en su asiento con
cansancio, con los ojos cerrados. El corazón de Ford se apretó con compasión, pero el
miedo no disminuyó.
—Sí, —dijo en voz baja—. Esa es la hija de Clay. Sin embargo, se llama Taylor Dawson. No
Sienna.
—Sólo una rozadura y unos pocos moretones. Ni siquiera necesité puntos. Pero Clay... —.
Suspiró, contento de que Nell había llevado al grupo lejos, dejándolos solos para hablar.
Debido a que su único suspiro habría destruido las vibraciones positivas que Deacon había
liberado en la habitación. Sin embargo, ahora se sentía mejor que antes ´de su llegada.
Ver a Deacon de nuevo fue como un disparo en el brazo. Un buen disparo. No del tipo de
bala que te ponen gasas y antibióticos. O cirugía, pensó, incapaz de apartar su mente de
Clay. Aun así, Deacon había ayudado. Él solo había bajado de un avión hacía una hora, y
solo al entrar por la puerta se había animado toda la habitación.
De todos los policías que Ford había conocido después de escapar de su secuestrador,
Deacon era quien más le había gustado. El hombre había entendido su dolor ante la
traición de Kimberly y nunca había minimizado la situación al darle falsas esperanzas,
centrándose en lo que Ford necesitaba hacer a continuación, dándole los objetivos a los
que debía apuntar. Simplemente hicieron clic y habían sido amigos desde entonces.
De todos los policías y ex policías que Ford conocía, Deacon tenía más probabilidades de
aprobar su plan para atraer a Gage Jarvis. Era un buen hombre para tener en tu equipo.
Por primera vez, Ford sintió un poco de esperanza.
Holly se había acercado a ellos y había enrollado sus brazos alrededor de Deacon con un
afecto dulce y sin restricciones—. Eso espero, —dijo ella, con voz baja.
—Ya lo verás. Es demasiado molesto como para dejar que una pequeña cosa como una
bala lo saque. Además, tiene un discurso preparado para tu recepción. Él iba a hacer que
todos lloraran a gritos. Tal vez nos permita que uno de nosotros lo lea por él.
Una vez más, la habitación estuvo en silencio hasta que Taylor, todavía sentada en la parte
posterior de la habitación, se aclaró la garganta.
—Podemos usar Skype, —sugirió—. Él puede verlo en tiempo real, desde su cama de
hospital. Él no estará allí en persona, pero es la siguiente mejor cosa.
—Absolutamente, Holls, —dijo Alec con cariño—. Buena idea, Taylor. —Volvió a sentarse
a su lado, y Ford trató de no sentirse celoso cuando los dos se inclinaron para ver la
pantalla del portátil de Alec, sus cabezas casi se tocaban.
Maldito cebo, pensó Ford con un gruñido. Taylor no iba a hacerse carnada.
—Oh, Ford. —Deacon negó con la cabeza—. Lo tienes mal, muchacho. Ojos de cachorrito
incluidos.
—Cállate, —dijo Ford, pero sin ningún calor, porque era cierto—. Escucha, puede que
necesite tu ayuda. Es importante. Y tal vez peligroso. Dos niñas pequeñas, y una niña
mayor que es demasiado tonta como para que se le permita vagar sola, podrían correr un
gran peligro, y el reloj no se detiene—. Sí, había usado la palabra “tonta” Y no iba a
disculparse. Hacer ella misma cebo, ¿verdad? Joder, no.
Deacon y él salieron al pasillo, donde Ford le dio la versión abreviada, y Deacon asintió en
todos los lugares correctos.
—Taylor no tentará a Denny porque Denny no quiere matarla. Tentamos a Denny con algo
que sea importante para él.
Ford asintió.
Deacon sonrió.
—La pregunta es, ¿qué es importante para Denny? Apostaría cualquier cosa a que Lilah
sabe lo que está pasando, pero no le está diciendo nada a nadie.
—Lo resolveremos. —Deacon se puso serio—. Pero primero le decimos a Joseph tu plan.
Él tiene que controlar toda la comunicación con cualquier persona involucrada en este lío.
—De ninguna manera. —El genio de Ford brotó—. Maldita sea, Deacon, pensé que lo
entenderías.
Deacon se quitó las gafas de sol envolventes para apretar el puente de la nariz y Ford
contuvo el aliento. Los extraños ojos bicolores de Deacon estaban turbulentos y llenos de
pena y dolor que no tenían sentido.
—Mira, Ford, acabo de terminar un caso difícil en Cincinnati. He visto morir a más
personas solo las últimas dos semanas de las que espero que veas en toda tu maldita vida,
así que créeme cuando te digo que entiendo la urgencia. He visto a mi Faith aterrorizada
Ford respiró hondo, sorprendido de haberse calmado aún más por la explosión de ira de
Deacon que por su lógica.
—Sí, incluso para mí, imbécil. La verdad es que ambos se han conducido admirablemente
considerando todo el estrés y la tensión del día. Ahora, estoy de acuerdo contigo en que
Joseph está siendo un poco demasiado cauteloso en estas circunstancias.
Ford se encogió de hombros, a pesar de que las palabras de Deacon lo calentaron desde
adentro.
—Él tiene que serlo. De lo contrario, lo culparían cuando un juez deniegue su caso y el
asesino se escape. Lo entiendo. Por eso me imaginé que podríamos diseñar esto para que
Gage saliera de su escondite y fuera directamente a los brazos de los policías que están
siguiendo a Denny. A nadie se le culpa y se hace el trabajo. Dos niñas estarían a salvo. Si
todavía no están muertas.
Deacon suspiró.
— ¿Te gusta el rescate? —Lo había pensado, por supuesto, pero le ayudó a su ego que
Deacon también lo hiciera.
—No está fuera de discusión. Me dijiste que la tía no hablaría con la policía. Debe creer
que Gage la está vigilando. Ya ha demostrado que es capaz de asesinar matando a la
madre de los niños.
—Y en base a las pocas veces que he hablado con ella en la granja cuando las chicas iban a
montar a caballo, no parece ser del tipo que evita el peligro para sí misma, —dijo Ford.
—Tal vez. Hay una mejor oportunidad con Taylor que con nadie. Hombre, deberías haber
visto la mirada de Lilah ayer cuando Jazzie se arrojó a los brazos de Taylor y comenzó a
llorar. Era como si Taylor fuera milagrosa o algo así. Sigo pensando que intentar que Lilah
hable con Taylor es un buen plan.
—No había planeado hacerlo, —dijo honestamente Ford, luego suspiró—. Pero estoy más
que un poco involucrado emocionalmente, por lo que Joseph arrastrando sus pies me
tiene impaciente.
—Por supuesto que sí. El bastardo le disparó a Clay y trató de dispararle a Taylor. Por
supuesto que vas a estar impaciente.
—No es sólo eso. Sobre todo, es que esas dos niñas han pasado por un infierno.
Encontraron el cuerpo de su madre, y Gage la había golpeado tanto que es bueno que
dejara sus huellas intactas, porque no podían haber usado los registros dentales para su
identificación. En este momento, ese tipo tiene a esas niñas. Si él no las ha matado,
entonces están asustadas. Especialmente Jazzie, porque ella sabe lo que él puede hacer.
—Supongo que te relacionarías con el terror del secuestro mejor que el resto de nosotros.
—Excepto tal vez Alec, —dijo Ford en voz baja—. Yo tenía veinte años. Alec tenía doce.
Solo un año mayor que Jazzie. Janie sólo tiene cinco.
—Bueno. Vamos a Joseph, le dices lo que me has dicho y luego me lo dejas a mí. Él hará lo
correcto. Siempre lo hace.
Cualquier discusión adicional se cortó cuando el teléfono de Ford zumbó en su mano. Era
un texto de Alec. Hablemos. Tu chica tiene una idea para un mejor cebo. Creo que
estarás bien con esto. Ford le mostró el teléfono a Deacon, quien pareció complacido.
—Sigue adelante, —dijo Deacon con un gesto elegante. —También me gustaría tener la
oportunidad de hablar con tu chica.
Baltimore, Maryland,
Jasmine inclinó la cabeza, escuchando con atención. Desde donde estaba tendida en el
suelo, no podía verlo en el colchón, pero él estaba roncando ruidosamente y lo había
estado haciendo durante lo que parecieron horas. Pero no pudo haber sido tanto porque
todavía podía ver el sol a través de la ventana.
Por favor, déjalo estar realmente dormido. Pero estaba bastante segura de que él lo
estaba. Se movió lentamente, con cuidado de no hacer ruido, incluso cuando fue capaz de
separar sus muñecas una fracción de pulgada. Quería suspirar de alivio, pero solo exhaló
tan cuidadosa y silenciosamente como se había movido.
Estaba tan borracho cuando la ató después de que ella lo había vendado. Tan borracho
que se arriesgó y mantuvo sus muñecas juntas en ángulo, tocando la piel solo en un lado.
Ella había dejado un hueco entre sus muñecas en el otro lado, rezando para que él no se
diera cuenta.
Él no lo hizo. Esperó mientras él ponía a Janie en el suelo junto a ella y luego corría al
baño para vomitar en el inodoro. Se había mantenido perfectamente quieta mientras él se
tambaleaba hacia la cama y se caía sobre ella, hasta que comenzó a roncar.
Consigue tus manos libres. Lo cantó dentro de su mente una y otra vez mientras tiraba,
tiraba y retorcía sus muñecas. Visualizó sus manos detrás de ella, enfocándose en la
sensación de la cuerda mientras quemaba su piel. De lo contrario se asustaría y lloraría y
él se despertaría.
Él había dicho que las devolvería a Lilah, pero no le creía. Había mentido sobre tantas
cosas. No podía arriesgarse a que él no mintiera acerca de liberarlas.
Baltimore, Maryland,
Héctor estaba sentado en su propio escritorio, de espaldas a la entrada, con los brazos
cruzados sobre el pecho. JD se preguntó brevemente qué estaba haciendo allí, ya que se
le había encomendado la tarea de liderar el equipo de recuperación de rehenes y debería
estar frente al edificio de apartamentos de Lilah o dentro del mismo edificio. Obviamente,
Héctor también había golpeado una barrera con Lilah.
JD estaba extremadamente familiarizado con las barreras que Lilah Cornell había erigido.
El comportamiento de la mujer era inaceptable. Tanto Jazzie como Janie estaban
desaparecidas, su abuela estaba casi muerta, pero Lilah había ignorado cada uno de sus
intentos de comunicarse.
Al igual que César Tavilla, JD aún no sabía dónde se escondía Gage Jarvis.
—Joder, —murmuró.
— ¿Eso te hizo sentir mejor?, —Preguntó una voz suave con un fuerte acento.
No la voz de Héctor.
JD se quedó quieto, luego levantó la vista cuando el hombre en la silla de Héctor giró
lentamente hasta que se enfrentaron. Era un hombre elegante, de unos cuarenta y tantos
años, impecablemente vestido. Descruzó los brazos y luego cruzó las piernas con
elegancia, balanceando distraídamente un pie.
—El señor Tavilla, —dijo JD con un tono frío, aunque por dentro estaba lejos de ser genial.
¿Cómo diablos había entrado el bastardo aquí? Estaba sentado en el escritorio de Héctor
como si fuera el propietario del lugar. Teniendo en cuenta que estaba aquí sin escolta,
sugirió que tenía al menos un policía en el edificio. Mierda sobre mierda.
—Gage Jarvis, —dijo JD sin rodeos—. Sé que él trabaja para usted. ¿Dónde está?
—No lo sé, —le aseguró Tavilla, sin mostrar ninguna sorpresa—. Y el Sr. Jarvis nunca
trabajó técnicamente para mí. Debía haber empezado a trabajar mañana por la mañana,
pero hoy lo despedí. Después de la debacle frente al restaurante italiano esta tarde, no
quiero tenerlo cerca.
Una leve mueca—. Muchas cosas que no son apropiadas para repetir.
—No lo sé. Lo llamé a su celular. No puedo darte su ubicación, pero puedo darte su
número de teléfono. —Sacó un pedazo de papel de su bolsillo y se lo entregó a JD—. Ese
es el número. Me imagino que es un prepago, pero espero que aún pueda encontrarlo
útil.
Tavilla se reclinó en la silla, alisándose con una mano la corbata que probablemente
costaba el salario de JD durante una semana. Los zapatos del hombre, el salario de un
detective por un mes. Tal vez dos o tres meses. El salario de un detective honesto al
menos.
—Nada me gustaría más que sentarme aquí y mirarle durante todo el día, señor Tavilla,
pero tengo cosas que hacer, así que vamos a al grano. ¿Qué quiere de mí?
—Le dijo a su madre que finalmente iba a volver a casa, que tenía un trabajo con usted.
Ella nos lo dijo.
— ¿Por qué? —Preguntó Tavilla, pareciendo sinceramente curioso—. ¿Por qué te lo diría?
¿A la policía?
—Porque está orgullosa de él. Ella no sabía que él abrió fuego contra tres personas frente
a ese restaurante hoy. Apenas estaba consciente en ese momento y no queríamos
molestarla. Estaba jactándose de su hijo.
Tavilla suspiró.
—A veces son los errores más simples los que hacen tropezar, ¿no?
La sonrisa de Tavilla era real esta vez, y el humor brillaba en sus ojos oscuros.
Oh Dios mío, el hombre lo estaba adulando. JD escondió su irritación. ¿El bastardo piensa
que soy tan superficial? ¿Que la adulación lo llevará a algún lado?
—Es por eso que lo contraté, —estuvo de acuerdo Tavilla—. Bueno, te dejo con tu
investigación. Ha sido un placer conocerte finalmente, detective Fitzpatrick.
—Solo una pregunta más, si no le importa, —dijo JD, y Tavilla se detuvo a media altura y
se acomodó en la silla, levantando una ceja—. ¿Buscó a Jarvis o él fue a usted a buscar
trabajo?
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
373
— ¿Por qué es eso importante, detective?
—Sólo trato de rastrear sus movimientos, para dar cuenta del tiempo perdido. Y para
entender por qué volvió hace un mes.
—Él vino a mí. Parecía cansado, delgado. Se rumoreaba que había partido duro con el
dinero que había escondido, pero que sus fondos se habían agotado y se había reducido a
hacer trabajos ocasionales en la playa. Cuando me recordó que le debía un favor, pensé
que pediría dinero. Pero él quería un trabajo. Podría respetar a un hombre que quería
trabajar, así que dije que sí.
—No. Estaba vestido con una camiseta raída, pantalones cortos y chanclas, pero todavía
tenía un aire de… —Tavilla frunció el ceño, buscando la palabra—. Orgullo, supongo. Le
pregunté si tenía un lugar para quedarse en Baltimore y me dijo que tenía una casa. Él
parecía… ¿Cómo lo dices? —Él inclinó sus hombros hacia arriba y sacó su pecho.
Tavilla sonrió.
—Exactamente. Como un pájaro enojado. Dijo que no era un mendigo. Pero tengo la
sensación de que estaba cansado de vivir como un vagabundo en la playa. —Su expresión
se volvió pensativa. Tal vez incluso melancólica—. Creo que simplemente estaba listo para
volver a casa. —Sacudió la cabeza como para aclararlo, luego fijó su mirada en JD, con los
ojos fríos una vez más—. ¿Algo más, detective?
—Sí. —JD sonrió de forma autocrítica—. Una pregunta más. ¿Quién fijó su fecha de inicio?
¿Usted o Jarvis?
Tavilla inclinó la cabeza, estudiándolo con los ojos entornados—. ¿Por qué?
—Lo hizo él, —finalmente respondió—. Dijo que necesitaba algo de tiempo para poner sus
asuntos en orden. Lo llamé el viernes y le pregunté si aún estaba planeando comenzar el
lunes ya que no había tenido noticias suyas desde nuestra primera reunión. Dijo que sí, así
que arreglé una cena con él para la noche anterior. —La sonrisa de Tavilla fue fácil pero
Pero aun así mantuvo su expresión neutral, ante la posibilidad de que Tavilla estuviera
pescando.
— ¿Sombreada?
—Si eso es. Tenía una barba de dos días. —Una ceja oscura se arqueó—. Así que debes
actualizar la foto que adjuntas a su BOLO. Esa fue la foto policial que le tomaron hace tres
años cuando fue arrestado por asalto doméstico.
—Me encargaré de eso directamente, —dijo JD sin problemas. Ahora solo estaban
bailando uno alrededor del otro. Había conseguido todo lo que iba a sacar del hombre. Y
sabía muy bien que no había recibido nada que Tavilla no hubiera planeado darle. Excepto
ese momento de anhelo cuando dijo que Jarvis solo quería volver a casa.
JD se puso de pie.
—Gracias por venir, señor Tavilla. Aprecio la información y que la haya dado de buena
gana, sin esperar nada a cambio, —agregó—. Los buenos ciudadanos son demasiado
raros.
—Acabo de recibir una visita, —dijo cuándo Joseph atendió—. Cesar Tavilla.
— ¿En serio? —Joseph sonaba sorprendido, lo que no sucedía a menudo—. ¿Qué tenía
que decir?
—Que él había despedido a Gage esta tarde, y luego me dio el número de teléfono de
Gage.
—Todavía en cirugía. Deacon está aquí. Y al parecer Ford, Alec y Taylor han estado
tomando alguna iniciativa. Tienen un plan y Deacon dice que no apesta. Sus palabras.
—Por supuesto que son sus palabras. Sabes, no pensé que extrañaría al bastardo de pelo
blanco tanto como lo he hecho.
Baltimore, Maryland,
Joseph Carter era un hombre difícil de leer, pensó Taylor, estudiándolo mientras estaba
sentado al otro lado de la mesa que casi llenaba la pequeña sala de consulta del hospital
en la que ella, Ford y Alec habían compartido su plan. La expresión de Joseph no daba
ninguna indicación de si su respuesta sería abierta o desdeñosa. Su título de cuatro años
en psicología era inútil contra la máscara de granito del hombre. Demonios, no creía que
un doctorado de Harvard pudiera ver debajo de su cara.
JD Fitzpatrick, por otro lado, era fácil de leer, o tal vez simplemente estaba demasiado
cansado para ser enigmático. Fitzpatrick había llegado con aspecto cansado, acalorado y
frustrado. Él y su equipo habían interrogado a posibles testigos, habían analizado la
escena del crimen, habían rastreado la cadena de coches que Gage había robado durante
su escapada. Pero Gage abandonó el último automóvil y caminó hacia donde estaba
escondido o tomó un automóvil que aún no había sido reportado como robado. De
cualquier manera, no estaban más cerca de conocer su escondite.
Taylor, Ford y Alec habían presentado su plan a Joseph y Fitzpatrick mientras Deacon
Novak y Daphne Montgomery observaban. Daphne era fácil de leer. Estaba llena de
preocupación. Taylor se imaginó que en la sala del tribunal tendría más cara de póker
desde que era fiscal, pero aquí, sentada junto a su hijo, era toda mamá oso. Qué era
exactamente como debía ser.
Novak nunca se quitó las gafas de sol, por lo que Taylor no podía obtener una buena
lectura de su rostro. Parecía a bordo. Más moderadamente anticipatorio que cualquier
otra cosa. Ford y Alec confiaban en él, por lo que Taylor no tenía más remedio que confiar
en su juicio.
Fitzpatrick estaba demasiado caliente y cansado para preocuparse por esconder algo.
Estaba claramente molesto de que Alec hubiera comprometido los registros de los
teléfonos celulares de Denny, pero sobre todo porque Alec no los había presentado tan
pronto como los había recibido. Al parecer, Fitzpatrick y Clay tenían un acuerdo debajo de
la mesa sobre el intercambio de información mal obtenida.
Y él no confía en mí. Eso había quedado perfectamente claro en cada conversación que
habían tenido hasta ahora. Era obvio en el lenguaje corporal de Fitzpatrick mientras
escuchaba a Ford y Alec hablar. Taylor no estaba seguro de por qué no confiaba en ella,
pero esta reunión no era el lugar para averiguarlo. Se trataba de encontrar a las chicas, y
llevar a Gage a la justicia. No sobre mí. Así que permaneció casi en silencio, dejando que
Alec y Ford hablaran casi todo el tiempo.
—Así que quieres enviar un mensaje de texto a Denny Jarvis a través de un servicio de
suplantación de identidad, para que parezca que proviene del número de celular del
registro de Denny, que podemos asumir con seguridad que es el teléfono de Gage, porque
coincide con el número dado a JD. Quieres que este texto sea tan convincente que Denny
abandone su hogar e inmediatamente vaya a donde vive Gage. El oficial que sigue a Denny
lo seguirá y nos dirá dónde está Gage. —Levantó las cejas—. ¿Estoy en lo correcto?
—Está bien, —dijo Joseph en el mismo tono—. Tú asumes que Denny sabe dónde vive
Gage o al menos se ha escondido. Y asumes que ahí es donde está Gage y que tiene a las
niñas con él.
—O al menos que podamos hacer que nos diga dónde están, —dijo Alec—. Pero sí, nos
damos cuenta de que son suposiciones. También asumo que todavía no tienes los
registros celulares de Denny.
—Todavía no, —dijo—. Puede que no tenga esta información legítimamente por unos
días.
Ford y Alec se miraron fijamente—. ¿Hubo alguna pregunta ahí?, —Preguntó Ford.
—Creo que quiere decir que nos hemos olvidado de que Denny podría responder al texto
de, Gage, con una llamada de voz real, porque todos somos menores de veinticinco años y
nunca usamos el teléfono para hablar. Mi papá siempre hizo que Daisy y yo lo llamáramos
de la universidad al menos una vez durante el día para poder escuchar nuestras voces. Le
preocupaba que me agarraran y que Cl… quiero decir, el agresor usara mi teléfono para
enviarle un mensaje de texto de que estaba bien y podría estar a tres estados de distancia
antes de que supiera que estaba desaparecida. Así que siempre teníamos que hacer una
llamada de voz. — Parpadeó con fuerza porque había perdido el punto—. Está bien.
Realmente no importa de ninguna manera, sin embargo, si Denny lo llama o le devuelve el
mensaje de texto. Si responde a nuestro texto de alguna manera, irá al teléfono de Gage,
no a nosotros. ¿Cierto, Alec?
Alec asintió.
—Sí, y pensé en eso, la parte del texto de la respuesta, de todos modos. Escribiríamos el
mensaje para que Denny estuviera demasiado molesto o temeroso de responder.
—Eso es un gran riesgo, —dijo Daphne en voz baja—. Si uno de ellos huele una trampa,
podrían trabajar juntos para formar una emboscada y no lo sabríamos. Nuestra gente
podría salir lastimada.
— ¿Por qué?, —Exigió. Alec había cruzado claramente una línea—. Pensé que entrarías,
copiarías los registros y te retirarías. Acechando todo el día no es lo que firmé. ¿Por qué
correrías ese riesgo?
Novak y Ford agarraron cada uno de los brazos de Alec, instándole a que se recostara en
su silla cuando se habría puesto de pie.
Taylor se estremeció un poco y no dijo nada, porque ¿qué podía decir? Alec consideraba
que la custodia de Clay era un trabajo sucio. Eso siempre era tan agradable de escuchar.
—No por lo que te dije, —espetó Alec, y luego calmó su voz—. Por Taylor, —dijo, y cuando
se encontró con sus ojos, se veía como disculpándose—. Supongo que estoy más
confundido con el regreso de la hija pródiga de lo que pensaba que estaba. No fue un
trabajo sucio. Era un trabajo necesario que Clay quería hacer. Nadie pudo haberlo
detenido. Espero que puedas perdonarme, porque estaba fuera de lugar.
—Nadie ha matado a un becerro gordo todavía, así que creo que estamos bien.
—Es posible que no haya iniciado sesión para poder estar al acecho en la cuenta de
Denny, pero ¿usarás esta información?
Lo que fue al menos alentador, pensó Taylor mientras empujaba impresiones de los
registros de llamadas de Denny y Eunice frente a Joseph, uno al lado del otro.
—He resaltado…
Taylor, Ford y Alec tomaron una respiración profunda colectiva. Cualquiera podía ver que
Alec todavía se aferraba a su temperamento con un hilo, pero frunció los labios y no dijo
nada. Taylor contó hacia atrás desde diez. Dos veces.
Fitzpatrick miró a los tres cuando nadie respondió de inmediato—. ¿Bien, lo hiciste?
Dando otra respiración profunda, Ford se inclinó para susurrar en su oído—. JD no suele
ser un imbécil. Él también está asustado. —Se aclaró la garganta—. No, JD, —dijo en voz
baja—. Alec tiene una impresora en el maletero de su coche. Él usó esa. Funciona con
pilas, por lo que ni siquiera usamos la electricidad del hospital. Nadie sabe de esto excepto
nosotros. Ahora, como Taylor estaba tratando de decir…
— ¿Por qué la visitaste, Taylor? ¿Te sientes mal por ella? Porque si Gage tiene a esas dos
niñas, es porque su madre se las entregó directamente a él.
Taylor deseó una vez más poder ver sus ojos, porque tenía la sensación de que esto era
una prueba.
—Sí puedo. Entonces, por el aspecto de todas las llamadas resaltadas en el registro
telefónico de Denny, llama mucho a su mamá.
—Denny llama a su madre cada mañana y cada tarde, —dijo enérgicamente—, como un
reloj. Tres veces el domingo.
—Así que Denny es un buen hijo, —dijo Joseph—. O posiblemente un niño de mamá. De
cualquier manera, ¿estás pensando en usar a Eunice como cebo?
Ford asintió.
—Sí. Denny la llamó esta mañana y hablaron durante cuatro minutos, que es la duración
promedio de todas sus llamadas. La llamó de nuevo hace aproximadamente una hora. La
duración de la llamada fue lo suficientemente larga para que le dejara un mensaje. Él no
sabe que ella está aquí.
—Creo que estaría aquí si lo supiera, —dijo Taylor, tratando de no sonar obstinada—.
Mira estos registros. Denny llama a Eunice. Ella nunca lo llama. Sus llamadas son cortas.
No se pone loca con él. Le dijo al detective Fitzpatrick que Denny era básicamente el hijo
perdedor. Si le dijo eso a un policía, ciertamente no lo ha mantenido en secreto para
Denny. Hubiera habido más relación a través de los años. Y, sin embargo, Denny sigue
llamando fielmente. Él quiere que ella lo ame. Si le hacemos pensar que está en peligro o
enferma, él irá a donde está ella.
—Él lo hará, —agregó en voz baja. Luego cerró la boca, frunciendo los labios para evitar
balbucear más.
Con la columna vertebral rígida, Taylor sintió que Ford se erizaba a su lado. Le dio una
palmadita en la rodilla, esperando que él entendiera el mensaje y se calmara. Joseph
todavía la estaba probando, tal vez los estaba probando a los tres, y eso también la estaba
frustrando.
—Joseph, déjala en paz. Tiene razón, ya sabes. El último día de la madre, la esposa de
Denny, Missy, recibió un bonito ramo de rosas de té en su escritorio. Nada especial, pero
la felicité y ella tenía una mirada amarga. Dijo que, si me gustaba la suya, debería ver lo
que Denny le envió a su madre. Aparentemente, él envía a Eunice arreglos florales
extravagantes en todas las fechas, pero le da a Missy ramos de flores mucho más
pequeños, y eso cuando él la recuerda. Missy se echó a llorar y dijo que siempre había
jugado un papel secundario con Denny. Y Taylor también tiene razón en que Eunice no
ocultó que a ella nunca le gustaba Denny. Gage era su descarado favorito. Denny rompe
su espalda haciendo cosas para Eunice. Cuando ella todavía tenía su casa, él cortaba el
césped, arreglaba los electrodomésticos, generalmente le preguntaba qué tan alto cuando
Eunice decía salta, y todo eso cuando su propia casa necesitaba reparaciones. Gage
siempre estaba demasiado ocupado trabajando para hacer su parte. Y cuando Gage se
salió del extremo profundo, Eunice lo perdonó una y otra vez mientras hacía que Denny
sintiera que nunca sería lo suficientemente bueno.
Las cejas blancas de Novak aparecieron sobre la parte superior de sus sombras
envolventes.
Debido a que Novak sonaba genuinamente curioso en lugar de acusatorio como lo había
sido Fitzpatrick, Taylor le respondió con sinceridad.
—Tengo que estar de acuerdo en que Denny sabía. Pude conectarlo con el agente del
alguacil que proporcionó la coartada de Gage. La esposa del diputado tiene un primo que
le debe a Denny por sacarlo de lo que habría sido una sentencia de prisión muy larga. Pero
no puedo probarlo.
—Entonces, pensamos enviarle un mensaje de texto, algo como esto. —Desplegó el papel
en el que lo había escrito y lo leyó en voz alta: Met Ma en el parque. Ella me siguió, se
sobrecalentó. Desmayada. No puedo llamar al 911. Hay demasiados policías
buscándome. Deshazte de este teléfono, así que no me contactes. Ven a buscarla.
—Entonces podemos adjuntar esta foto de Eunice. La sacamos cuando fuimos a visitarla a
la sala de emergencias.
—Ahora eso tiene sentido como una razón para su visita, —dijo Novak—. Pero no es una
gran imagen, Ford.
—Esperas que esté demasiado molesto para mirar de cerca, —dijo Daphne, y Ford asintió.
— ¿De quién fue la idea de usar a Eunice como gancho?, —Preguntó Joseph, estudiando la
foto.
Taylor tuvo que tirar de su mano hacia atrás porque había empezado a levantarla como
una niña en la escuela.
—Es un muy buen plan, —murmuró Alec, y Taylor le lanzó una sonrisa agradecida.
—Sí, —dijo sin pedir disculpas—. Si uso esta información, debo estar preparado para las
consecuencias si algo sale mal. Los llamaré mis informantes confidenciales, pero necesito
saber que mi red de informantes es lo suficientemente emocional como para manejar un
interrogatorio sin grietas.
—No completamente. Pero basta con considerar la logística de tu plan. ¿Estáis planeando
enviar mensajes de texto desde uno de sus propios teléfonos?
—No puedo, incluso si no tuviera suficiente de un “cerebro real” para saber que eso es
una estupidez, —dijo Taylor de manera deliberada—. Tomaste mi teléfono como
evidencia.
—También obtendré uno para ti, Taylor, —dijo Alec—. Puede ir a tu cuenta en línea para
reenviar sus llamadas a su número de prepago, para saber si su otro papá llama.
Alec se encogió de hombros, pero parecía complacido—. Al menos puedo hacer eso.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
385
Sintiéndose un poco más en control, solo sabiendo que pronto tendría un teléfono en la
mano, se volvió hacia Joseph.
—No, no lo hago, —dijo Joseph—. Ha sido menos que honesta con nosotros. No me
importa por qué se está conteniendo. No podemos confiar en ella. ¿Por qué?
—Podemos ponerla en una de las camionetas SWAT resistentes a las balas y estacionarla
lo suficientemente lejos. Pero tienes que prometer que te quedarás, Taylor. No dejes que
nadie más se distraiga para que olviden el plan.
Se obligó a sonreír, aprovechando la experiencia de cada uno de los años en que se había
educado en su expresión mientras se escondía para que nadie se diera cuenta de lo
asustada y enojada que estaba realmente.
—Volviendo a Lilah, —dijo Ford—. ¿Alguien ha podido ponerse en contacto con ella,
aparte de cuando JD le habló antes?
—Héctor lo hizo, pero solo a través de la puerta, —dijo Fitzpatrick—. Todavía está
diciendo que las chicas están en el apartamento con ella. Que todavía están durmiendo la
siesta.
—Pero Gage podría estar en su apartamento por lo que sabemos, abrazándola a ella ya las
niñas a punta de pistola—. ¿No puedes obtener una orden de arresto, JD?
—No, no puedo obtener una orden, —respondió Fitzpatrick—. ¿No crees que lo haría si
pudiera? ¿Escuchaste la parte de sus jueces conocedores? Lo intenté. Dos veces. Dos
jueces diferentes. Ambos dijeron que no tenía motivos suficientes para una orden judicial.
Probablemente te llamen también, Joseph. Yo fui… insistente. Todavía dijeron que no.
—Aun así, sería bueno saber si las niñas realmente están desaparecidas, —comentó
Novak con suavidad, haciendo caso omiso de la mirada de irritación de Fitzpatrick—.
Antes de que nos metamos en todo este problema. Especialmente considerando que
Joseph tendrá que actuar en base a una sugerencia proporcionada por un informante
confidencial. Esto podría estallar en su cara.
— ¿Joseph? — Comenzó con incertidumbre—. Queremos que las niñas estén a salvo, por
supuesto, pero hagámoslo con prudencia, de una manera que nos permita usar cualquier
evidencia que encuentres. Si es el fruto del árbol envenenado, no podremos acusar a Gage
de secuestro.
Gage había hecho tantas otras cosas terribles. Tenían buenas pruebas para acusarlo del
asesinato de Valerie y de esas tres personas la mañana anterior. Después de que
encontraran a las chicas. No podían volver al principio.
Joseph dijo que nuestro plan era bueno. Pero Taylor captó el más mínimo destello de
vacilación en sus ojos. Estaba reconsiderando. No, no Por favor, no dejes a esas chicas con
Gage Jarvis.
—No me importa mucho si le gusta mi aspecto o cualquier otra cosa sobre mí, detective.
—Con el ceño fruncido, Fitzpatrick abrió la boca para responder, pero ella apartó las
palabras—. ¿Le he dado alguna razón para hacer esa declaración? No, no lo he hecho —
continuó, sin darle la oportunidad de responder—. Lo que he hecho es exactamente lo
que me pidió, incluso hasta convertirme en un maldito cebo para un asesino psicópata.
Se levantó levemente de su asiento, su dedo golpeando el aire para subrayar las palabras
que ya no podía contener.
—Me reclutó. Pidió mi ayuda. Me involucró. Estaba muy feliz de usarme como carne de
cañón cuando le convenía, pero en el momento en que las balas comenzaron a volar de
alguna manera se convirtió en mi culpa. Sí, distraje a mi padre. Y sí, lamento que esté
herido. —Se le quebró la voz—. Lo siento muchísimo. Pero por mucho que lo sienta, no
fue mi culpa. ¿Por qué no tenía francotiradores en el maldito techo? ¿Por qué no puso a
nadie fuera del restaurante? Porque no esperaba que un jodido pistolero estuviera
escondido al otro lado de la calle, por eso. Y lo entiendo. Lo hago. No lo culpo, así que no
me culpe cuando todo lo que he hecho es cooperar.
—Hoy le disparé a un hombre, —susurró, luego tragó saliva—. Nunca le disparé a nadie
antes, pero le disparé a un hombre después de que él le disparara a mi padre, que podría
morir antes de que yo lo conozca. — Miró sus pantalones vaqueros—. Todavía estoy
cubierta de su sangre. Porque cooperamos. Entonces, detective Fitzpatrick, si no me he
ganado su respeto, al menos me he ganado la oportunidad de ver esto sin ninguna de sus
tonterías condescendientes.
Se secó los ojos y se sentó en su silla. Por un segundo, podrías haber oído caer un alfiler.
Luego Ford se movió incómodo en su silla, agarró su mano y la apretó con fuerza.
—Jesús, Taylor, —suspiró en su oído, sus palabras solo para su oído—. Avísame la próxima
vez.
Confundida, ella lo miró por el rabillo del ojo y lo entendió rápidamente. Sus mejillas
estaban enrojecidas, sus ojos azules afilados y enfocados. Y despertó. Era todo lo que
podía hacer para mantener su rostro en blanco mientras miraba a los otros rostros
alrededor de la mesa, encontrándose con los ojos de cada persona. Pero debajo de la
mesa apretó la mano de Ford, dándole una caricia con el pulgar antes de dejarlo ir.
Al parecer, a Ford le gustaba una mujer que decía lo que pensaba. Bueno saberlo. No
durarían mucho si él hubiera querido una violeta que se encogía. Taylor podría haber
estado protegida, pero Frederick Dawson siempre había respetado sus opiniones y le
había enseñado a defenderse cuando las expresaba. Gracias Papá.
—Tienes razón, —dijo—. Pero también estás equivocada. Has hecho lo que te he pedido.
Has cooperado. Y te has ganado el derecho de ver esto. Pero no te culpo por haber
disparado a Clay.
Fitzpatrick suspiró.
—Bueno. De vuelta a Lilah. ¿Quieres intentar hablar con ella? —Lo que él preguntó sin un
indicio de condescendencia fue más para calmar su ira que su disculpa.
Y ahora Taylor tenía que fingir que no era consciente del gran hombre excitado que estaba
sentado a su lado.
—Sí, pero si no está recibiendo llamadas de la policía, hay muchas posibilidades de que
no tome la mía tampoco. Sin embargo, si Gage tiene a las chicas, ella podría aceptar una
llamada de él.
Taylor asintió.
—Podría ser contraproducente para nosotros, por supuesto. Especialmente si Gage está
allí con ella y ve el identificador de llamadas en su teléfono. Pero si no lo está y yo juego
bien, Lilah podría darnos detalles que podrían salvar las vidas de Jazzie y Janie.
Joseph asintió.
Luego el brazo de Ford estaba alrededor de sus hombros y él la estaba acercando a él.
—Está bien, —le susurró al oído cuando los gritos y aullidos estallaron por toda la
habitación—. Está fuera del quirófano y va a estar bien.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
390
Taylor se derrumbó contra él, deshecha de alivio. Abrió los ojos justo a tiempo para
encontrarse de lleno en medio de un enorme abrazo grupal cuando todos se reunieron
como si estuvieran haciendo una maravillosa danza cuadrada, desorganizada. Estas
personas eran la familia de su padre y celebró con ellas hasta que, después de
aproximadamente un minuto, Alec se separó del grupo.
Baltimore, Maryland,
Ford se alegró cuando su madre se apresuró a regresar a la sala de espera del quirófano
para sentarse con Stevie. ¿Porque cómo mirar a tu madre a los ojos después de casi
correrte durante una reunión con policías? Demasiado jodidamente embarazoso para las
palabras.
Pero él no había podido ayudarse a sí mismo. Taylor había sido increíble. Y ella usó mis
palabras, pensó Ford, con el orgullo hinchándose en su pecho hasta que pensó que iba a
romperse. No estaba seguro de que hubiera absorbido lo que le había dicho cuando el
oficial Meyer los había menospreciado antes, en el ascensor de camino a la sala de espera
de la sala de emergencias. Que Joseph y JD le debían su participación después de haberla
involucrado en este plan en primer lugar. Estaba tan nerviosa por conocer a Tanner que él
no había pensado que realmente estaba escuchando. Pero había escuchado y hecho sus
palabras suyas.
Ella había dejado la habitación unos minutos antes para “refrescarse”. Una enfermera le
había traído un par de batas para que no tuviera que usar pantalones vaqueros con la
sangre de su padre. Ford pensó que su madre había enviado a la enfermera, porque eso
era exactamente el tipo de cosas que hacía. Era una madre increíble. Cuando no lo
estaba avergonzando, de todos modos.
Quitándose los lentes, Deacon inclinó la cabeza hacia atrás con un suspiro y se frotó los
ojos—. Maldición, estoy cansado.
—Mira, Deacon, lamento haber sido un imbécil antes. Sé lo que sientes en estas
situaciones. Y lamento que hayas visto morir a tanta gente recientemente.
—Gracias. Algunos de los que perdimos eran importantes para la gente de Faith en
Cincinnati. Ha sido duro. Algunos de los funerales en particular solo… arrancaron mi
corazón. Es difícil cuando tienes que decirle a un extraño que su esposo o su hijo nunca
volverán a casa. Pero cuando es familia. . . Dios. —Vaciló, luego suspiró—. Y no es sólo
eso. ¿Recuerdas cuando te encontramos en West Virginia?
—Sí, —dijo Ford en voz baja—. No es como si alguna vez fuera a olvidar algo de eso. ¿Por
qué?
— ¿Recuerdas cuando te conté sobre mi hermana Dani, la que estaba enferma porque
había confiado en un novio que le dijo que estaba libre de enfermedades?
Ford contuvo el aliento, recordando la conversación tan claramente como si hubiera sido
ayer. Deacon le había pedido que lo sometieran a unos análisis porque Kimberly era una
zorra mentirosa y Ford había tenido intimidad con ella. Porque confiaba en ella. Y Deacon
había confiado en Ford, con información que no todos conocían. Fue el momento en que
Ford supo que él y Deacon serían amigos.
—Ella no es… no es una de las... —No la dejes estar muerta—. Dios, Deacon, ¿está bien?
—Yo espero que sí. Fue atacada. Apuñalada. Pasó por la cirugía y se está recuperando,
pero… Maldita sea, Ford, tengo miedo por ella. Es VIH positiva y estoy jodidamente
aterrorizado de que se vaya a enfermar. Y no puedo perderla. No puedo.
Ford respiró hondo y se dio cuenta de que no importaba cuanto necesitaran a Deacon, su
amigo podría haberlos necesitado más. Apretó el hombro de Deacon suavemente.
—Pero está a salvo por ahora. ¿Correcto? Puede que tengas que aferrarte a eso hoy y
mañana también. Y luego todos los días después de eso. Preocuparse por esto solo
desperdicia el tiempo que podrías estar pasando con ella.
La boca de Deacon se curvó hacia arriba y Ford sintió una ola de dulce alivio.
Los labios de Deacon se fruncieron con fuerza y su garganta funcionó, pero al final se
mantuvo entero.
—Gracias, niño, —susurró, y luego tomó una gran respiración, su pecho expandiéndose.
Se relajó en la silla, luego giró la cabeza, abriendo un ojo para darle a Ford una mirada
perpleja—. Me sorprende que no hayas leído en línea mi caso. Han sido noticias
nacionales durante la semana pasada.
—Por supuesto. Dillon quería dormir en tiendas de campaña porque nunca lo había hecho
antes, pero Clay lo convenció de usar la RV porque Tanner era demasiado viejo para
dormir en una tienda de campaña.
Deacon resopló.
—Espero que Tanner no haya escuchado eso. A Clay solo le gusta tener aire
acondicionado.
—No fue el único. —Ford hizo una mueca—. Hacía más calor que en el infierno. De todos
modos, acabo de regresar ayer por la tarde. —Se frotó la mandíbula con tristeza—. Y me
reuní de inmediato con el gancho de derecha de Taylor.
Deacon sonrió encantado, lo que había sido la razón de Ford para contárselo. Odiaba ver a
su amigo tan triste.
—Tengo que decir que las últimas semanas han sido tan malas que casi llamé a Holly para
decirle que no podía asistir a la boda. Estaba completamente metido en papeles y rodeado
de demasiada muerte. Y luego con Dani herida… Pensé que solo iba a amargar la fiesta.
Dani quería que me fuera, pero no quería. Entonces Faith me obligó a subir al avión y me
alegro de que lo hiciera. Verlos a ustedes era exactamente lo que necesitaba.
—Lo que necesitábamos también. La sala de espera era como un velatorio antes de que
aparecieras.
La puerta se abrió y Alec entró sosteniendo dos teléfonos, Taylor detrás de él y Ford se
sentó un poco más recto. Evidentemente, había tomado prestado un cepillo para el pelo y
un lápiz labial, estaba toda limpia y viéndose... maravillosa. Maldita sea. Lo tengo mal.
—Gracias.
—Tal vez llame al teléfono de Lilah y espere a ver quién contesta, —dijo Joseph—. Si se
trata de Gage, Deacon, puedes pretender ser un vendedor por teléfono o algo así.
Falsifican todo el maldito tiempo. —Miró a Taylor—. No te ofendas, pero no te veo como
una tonta. Deacon, por otro lado, es el rey de los tontos.
—No tengo problemas con el agente Novak manejando a Gage. Pero, —agregó Taylor en
un tono amonestador—, nunca subestimes a alguien que ha pasado toda su vida haciendo
trampas porque pensó que tenía que esconderse para mantenerse con vida. Si no tuviera
los ojos de Clay, nadie aquí hubiera sospechado que no había nacido como Taylor Dawson.
—Gracias. Ahora, si Lilah responde, hice una nota con lo que debería decir. —Empujó el
papel sobre la mesa para que los policías pudieran leerlo. Todos asintieron con
aprobación.
Alec marcó y contuvieron la respiración colectiva. El teléfono sonó varias veces y Ford
pensó que iría al correo de voz, pero en el último momento, Lilah contestó.
— ¿Hola? ¿Quién es? —Sonaba vacilante, su voz ronca y cruda, como si hubiera estado
llorando. Luego un aliento cuidadosamente dibujado, seguido de un susurro—. ¿Gage?
Taylor abrió la boca, pero Joseph levantó la mano y le pidió que esperara en silencio.
Pasaron unos segundos mientras su expresión se tensaba con indecisión, luego sacó un
pañuelo de su bolsillo, cubrió el teléfono y lanzó su voz a un gruñido ronco—. Sí.
—Gracias a Dios. ¿Dónde están? ¿Están bien? Voy a ir por ellas. Sólo dime dónde. Nadie lo
sabrá, lo prometo. Solo dime dónde están.
—No, —gimió Lilah—. No otra vez. Por favor. Hice lo que dijiste. Ambas veces. ¿Qué
puedes querer ahora? Limpié mis cuentas bancarias, así que no hay más efectivo.
Después de unos diez segundos de silencio continuo, Lilah comenzó a llorar, enormes
sollozos desgarrados.
—Maldita sea, Gage, son solo niñas pequeñas. Son tus niñas pequeñas. ¿Cómo puedes
hacerles esto? Te lo ruego. ¿Es eso lo que quieres? ¿Quieres que te suplique de rodillas?
Lo haré, entonces. —Se ahogó con las lágrimas—. No me queda ningún orgullo. Sólo
devuélvemelas. Por favor.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
395
Joseph asintió a Taylor y ella respiró hondo.
—Oh Dios mío. Oh, Dios mío. —Lilah simplemente lloró más fuerte—. ¿Él te tiene,
también?
—No, no. Estoy a salvo, completamente a salvo. Sé que piensas que esto es cruel, y lo
siento, pero quería saber la verdad sobre Jazzie y Janie y no contestabas ninguna de
nuestras llamadas telefónicas. Así que engañé al teléfono para que mostrara el número de
Gage.
—No. —La voz de Lilah estaba horrorizada—. Se dará cuenta de que has llamado. Él lo
sabrá ¿Y si tiene mi teléfono intervenido? ¿Cómo pudiste hacer esto?
Taylor cerró los ojos, pero no antes de que se llenaran de lástima y pánico. Ford cubrió la
mano que ella descansaba sobre la mesa con la suya, apretándola ligeramente.
—Gage está herido, Lilah, —dijo Taylor en voz baja pero rápida—. Está sangrando mucho.
Lo sé, porque le disparé yo misma. No puede ir a un hospital porque lo entregarán a la
policía. Él va a correr o va a hundirse y dejar que sus heridas sanen. Tendrá que estar en
un lugar donde se sienta seguro. Puede que ya lo haya hecho. Si él muere, nadie sabrá
dónde están las chicas. ¿Tienes alguna idea de dónde las tiene? ¿Alguna pista, ruido de
fondo o algo así?
—No. —La voz de Lilah se había endurecido hasta convertirse en una cáscara delgada y
quebradiza—. No sé nada, excepto que, si mis chicas son heridas porque él me atrapó
hablando contigo, no tendrás que preocuparte por Gage. Te haré desear que nunca hayas
nacido. No me vuelvas a llamar.
Y la línea se cortó.
—Lo hiciste bien, —dijo Joseph, luego suspiró—. Al menos sabemos que Gage las tiene.
—Tal vez, — admitió Joseph—. También sabemos que no está en su apartamento. Todo lo
que podemos hacer por Lilah ahora es proteger su seguridad. El agente de guardia fuera
de su puerta hará eso. Alec, adelante y envía el texto.
—Vamos a salir. JD, estás conmigo. Alec, quédate aquí, y cuida tu teléfono. Es posible que
tenga que llamarte si necesitamos más… Información obtenida de forma no convencional.
Ford, Taylor, debes viajar en la parte trasera de la furgoneta SWAT y quedarte quieta.
Deacon, ve en la furgoneta SWAT con ellos, si quieres.
—Hubiera cumplido con las reglas establecidas incluso sin una niñera federal, —dijo en
voz baja.
—No soy una niñera, —dijo amablemente Deacon—. Más como un guardaespaldas en
caso de que algo salga mal. Para que no tengas que dispararle a nadie más hoy.
Todos los demás se habían retirado, pero Ford se quedó en la mesa, con la mano en la
rodilla de Taylor, pidiéndole en silencio que se quedara también.
Baltimore, Maryland,
Un segundo después de que Novak cerrara la puerta detrás de él, Ford puso a Taylor en su
regazo, le metió los dedos en el pelo y le tomó la boca con un beso tan caliente, tan duro,
tan posesivo que todo lo que podía hacer era aferrarse a su vida. Terminó rápidamente,
dejando sus labios magullados y su corazón golpeando una vez más. Ella estaba
temblando y él también.
—Tenía que hacer eso solo una vez antes de que nos fuéramos, —susurró, su aliento
cálido contra su sien—. Para sacarlo de mi sistema por un tiempo. Me has enredado tanto
que apenas puedo ver con claridad. Y tengo que ver con claridad porque no puedo dejar
que te lastimen de nuevo.
—No le dejaste lastimarme la primera vez, Ford, —dijo, frotándose la mejilla contra el
músculo inflexible de su pecho—. Nos protegiste. Dejaste que te dispare por la espalda,
por el amor de Dios. No vuelvas a ser un héroe, ¿de acuerdo?
—Lo prometo. —Se estremeció de nuevo, esta vez con el recuerdo de la foto que había
tomado esa tarde—. Sé que Gage merece ser castigado, pero… Dios. Sigo escuchándolo
gritar. No puedo hacer eso otra vez. No puedo dispararle a una persona otra vez.
—Amén, —dijo con firmeza y esperó no estar mintiendo. Porque esas dos niñas pequeñas
estaban en peligro, y ella sabía que haría todo lo que tenía que hacer para mantenerlas
seguras. Incluso si eso significaba dispararle a Gage para matarlo. Afortunadamente,
Novak y los demás se encargarían de esa tarea ellos mismos, si llegara a eso.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
398
Se deslizó fuera del regazo de Ford y le tendió la mano.
No le soltó la mano cuando corrieron a la planta baja, donde Novak estaba parado junto a
una camioneta pintada con el logotipo de un fontanero, mirando su reloj.
Novak finalmente se había quitado las gafas de sol, y ella solo tuvo un momento para
notar el marcado contraste entre sus cejas blancas como la nieve y su rostro, bronceado
con un bronce de aspecto saludable, porque rápidamente evitó sus ojos, sus mejillas se
calentaron ante el cuidadoso escrutinio que él le estaba dando.
— ¿Por qué me alegro tanto de verte otra vez?, —Le espetó Ford, mirando a Novak.
—Eres algo…, está bien, —murmuró Ford cuando se subió detrás de Taylor y cerró las
puertas de lado a lado.
—Tal vez un poco. Como si extrañaras un diente después de que lo sacaron, —admitió el
conductor, luego se dio la vuelta para mirar a Taylor—. Soy el detective Héctor Rivera.
Trabajo para Joseph y hoy seré tu chófer. ¿Cómo estás, Ford? Escuché que antes tuviste
algo de emoción.
—Hola, Héctor. Me duele la espalda y me palpita un poco la pierna, pero por lo demás
estoy bien.
—Bueno, dejémoslo así, —dijo Rivera—. Hay chalecos y cascos allá atrás. Vístete. Tu
madre tendrá mi pellejo si te lastimas con mi reloj.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
399
Ford miró a Taylor, rodando los ojos mientras su rostro se enrojecía de vergüenza. —
Tengo que salir de esta ciudad, murmuró—. Ella me envolvería en plástico de burbujas si
pudiera.
—No la conozco desde hace mucho tiempo, pero dudo que algo tan insignificante como la
distancia la impida ser la tu madre.
Ford apretó las correas de su propio chaleco con más fuerza de la necesaria.
—Al menos todavía la tienes, —murmuró Taylor—. Mi madre me mintió durante toda mi
vida, pero todavía la extraño.
Ford se estremeció.
—Está bien. Y, de todos modos, tu madre sigue siendo mejor que mi papá. Nunca me dejó
fuera de su vista, y luego solo con una escolta. Hablando de papá, me gustaría revisar mi
registro de llamadas nuevamente y configurar el desvío de llamadas a este número de
teléfono. ¿Puedo usar tu teléfono?
No le tomó mucho tiempo arreglarlo todo, pero una vez más no había nada. No había
llamadas, no había textos. Nada. Su fuerte suspiro hizo que Ford se inclinara para mirar la
pantalla de su teléfono.
— ¿Cambió el estado de Clay en los dos minutos que tardaste en llegar aquí?, —Preguntó
con cuidado.
—Si no ha llamado para cuando hayamos terminado con este trabajo, haré algunas
llamadas y haré que alguien de la oficina del alguacil más cercano vaya a su casa y lo
revise.
—Bien, —dijo Novak con una inclinación de cabeza—. Te necesitamos con la cabeza
despejada.
No había sido condescendiente. Sólo señalaba un hecho. Había algo en él en lo que ella
confiaba.
—No he tenido la cabeza clara desde que le disparé a Gage Jarvis. No lo siento, —agregó.
Él tenía que ser detenido. —Ella se movió en su asiento para poder ver mejor su rostro—.
Le has disparado a gente, ¿verdad?
—Demasiados, —dijo Novak con cansancio—. Pero todos ellos también tenían que ser
detenidos. ¿Por qué?
Miró por encima del hombro y la miró a los ojos, y ella parpadeó, momentáneamente
sorprendida. Ahora ella vio lo que había estado cubriendo con esos anteojos envolventes
suyos. Sus iris eran bicolores, azul y marrón. Pero los modales básicos se activaron, junto
con la capacidad de suavizar su expresión.
—Como una caja de sorpresas demente, —dijo, abatida. Realmente no había esperado
que hubiera una solución mágica para olvidar lo que había hecho hoy, pero aun así
esperaba.
Ford le apretó la rodilla—. A mí también, —dijo en voz baja. Cerrando los ojos, se
acomodó en el asiento, pero su mano se mantuvo en su mantuvo la mano en su rodilla.
Viajaron en silencio durante varios minutos, luego la voz de Novak volvió a resonar.
—Cuando realmente puedas olvidar a la persona que has herido o disparado… o matado…
entonces deberías estar preocupada. Porque eso significa que has perdido parte de tu
alma.
Taylor tragó su suspiro, sintiendo que ya había perdido parte de su alma, simplemente
apretando el gatillo. Se preguntaba por el efecto acumulativo de todos esos disparadores
en las almas de los dos hombres sentados en los asientos delanteros.
Y les agradeció a sus afortunadas estrellas que nunca había considerado una carrera en la
aplicación de la ley. Aconsejar a los emocionalmente traumatizados para que puedan
recoger los pedazos de sus vidas sería lo suficientemente difícil sin tener que preocuparse
por el destino de su propia alma.
Pero era lo mismo. La realización le robó el aliento. ¿Si sus futuros clientes no recogían las
piezas, si las niñas pequeñas como Jazzie y Janie nunca se curaran y vivían vidas plenas y
gratificantes? A ella le importaría. Y ella lo recordaría. Cada cara y cada nombre. Y me
dolería. Un infierno de mucho. ¿Cómo trato con eso?
—Sí. Todos los condenados. Los niños son los peores. Espero que lleguemos a estas chicas
a tiempo. Tengo suficientes fantasmas bebé flotando dentro de mi cabeza.
—Me gustaría tener algunas marcas en la columna “ganancias” para recordar cuando la
columna “pérdidas” me despierte a las tres de la mañana.
Así es como me ocuparé de ello cuando sea terapeuta. Recordaré las victorias. Por favor,
Dios, que Jazzie y Janie sean una victoria. Por favor.
Baltimore, Maryland,
La voz de Joseph sonó por la radio al frente y Ford se giró en su asiento para permitir que
Deacon pasara desde la parte delantera de la camioneta para sentarse en la consola de
vigilancia en la parte de atrás. Héctor corrió la cortina, bloqueando su vista de la calle (y la
vista de la calle de ellos), pero, segundos más tarde, la vista de la calle apareció en el
monitor montado en la pared.
La calle era una larga hilera de casas conectadas que se veía en todo Baltimore. Parecía
que esta sección de la ciudad había visto días mucho mejores, pero podría haber sido
peor. Ahora estaba tranquilo, con muy poco tráfico de autos o peatones. Lo que era
bueno, pensó Ford. Si Gage comenzara a disparar de nuevo, no habría nadie atrapado en
el fuego cruzado.
—Tenemos video y audio, —dijo—. Estamos a una cuadra detrás de ti. Una vez que tengas
a las niñas, nos acercaremos.
—Cruzamos los dedos para que Gage no regresara aquí después de que Taylor le disparó,
—respondió Joseph—, y Denny salga cuando nadie responda o se las arregle para abrir la
puerta de la habitación de Gage y encontrar a las chicas.
Ford no había considerado completamente el riesgo para Joseph cuando aceptó los
números de teléfono que Alec había encontrado a través de su piratería. Pero Joseph
había considerado el riesgo y había venido de todos modos. Mamá eligió bien, pensó.
—Pero, ¿y si Gage regresara? —Deacon respondió—. ¿Y si él está allí ahora? Sabemos que
tiene acceso a armas.
—Entonces pedimos que nos envíen respaldo y seguimos los protocolos de los rehenes, —
dijo Joseph con gravedad—. La prioridad uno es sacar a las niñas de manera segura. Nos
ocuparemos de las consecuencias más tarde.
—Espero haber lastimado tanto a Gage que no haya podido regresar aquí, —susurró
Taylor con fiereza—. Tal vez está sangrando en un callejón en algún lugar.
Ford agarró su mano con fuerza y la sostuvo, con los ojos pegados al monitor.
—Yo también.
Baltimore, Maryland,
Pero eso no había sucedido. Él había continuado roncando y sus pies ahora también
estaban libres. Había comenzado con las cuerdas del tobillo de Janie a continuación, pero
eso también le hacía respirar con dificultad. No se había emborrachado cuando ató las
cuerdas de Janie, y estaban muy apretadas.
Sin embargo, no se había rendido y se las había arreglado para aflojar los nudos de Janie,
pero no completamente, porque los había atado dos veces.
A través de todo esto, Janie no se había despertado, y Jasmine estaba empezando a sentir
pánico por eso. Janie normalmente dormía pesadamente, pero no se había movido ni
siquiera cuando Jasmine había necesitado hundir los dedos en la piel de su hermana para
llegar a los nudos.
¿Y si Janie estaba demasiado drogada? ¿Podría alguien morir de Benadryl? ¿Y si ella nunca
se despertaba? ¿Qué pasa si tengo que llevarla? Jasmine no estaba segura de poder
hacerlo.
Había necesitado descansar solo un minuto, así que ahora estaba recostada en el suelo,
tendida junto a su hermana, tratando de regular su propia respiración. Tratando de fingir
estar dormida, sin realmente quedarme dormida. Eso sería lo peor si eso sucediera. Él me
mataría, Jasmine no tenía ni una sola duda. Él me mataría, luego mataría a Janie.
La pretensión de dormir no era difícil de hacer. Había tenido mucha práctica, después de
todo, fingiendo dormir cuando la tía Lilah entraba para ver cómo estaba, porque si Lilah
veía que estaba despierta, se acurrucaba y le preguntaba a Jasmine si quería leche
caliente.
¿Leche caliente? ¿De verdad? Jasmine quería vomitar. Era la idea de la leche caliente, se
aseguró a sí misma. No tenía nada que ver con la sangre que se había secado en su ropa
después de que lo ayudara. O de su propia sangre secándose sobre su piel. Piensa en
Porque ella no podía vomitar. Necesitaba alejarse. Necesitaba liberar a Janie sin ser
atrapada. ¿Y entonces? Bueno, entonces el plan era súper simple.
Una vez que Janie pudiera caminar, Jasmine la agarraría y correría tan rápido como
pudiera. Fuera de la puerta y a la calle. Alguien los ayudaría. Alguien tiene que ayudarnos,
pensó desesperadamente.
Se preguntó si alguien los estaba buscando. Lo escuchó hablar con Lilah, escuchó a su tía
prometiendo no llamar a la policía. Esperaba que Lilah no fuera tan estúpida como para no
llamar a la policía. Esperaba que alguien hubiera encontrado a la abuela, que estuviera
bien. A pesar de que básicamente había entregado a sus propias nietas a un hombre loco.
Debería haberle dicho a Lilah lo que vi ese día. Debería haber dicho que lo vi, que él mató
a mamá. Debería haberle dicho algo a alguien. ¿Por qué no lo hice? ¿Por qué fui tan
estúpida?
Lo que no cambiaba nada, porque ella todavía estaba aquí, tendida en un piso sucio al
lado de su hermana, tratando de averiguar cómo escapar. Sólo quédate dormido,
bastardo. ¡Por el amor de Dios, no despiertes!
Una ruido en el pasillo la tenía rígida, escuchando. Abrió la boca y respiró hondo, tratando
de decidir si debía gritar pidiendo ayuda. Pero si alguien vivía aquí, probablemente eran
drogadictos como él. Ellos no la ayudarían y eso solo lo volvería más loco. Así que cerró la
boca, rezando para que se callaran y lo dejaran dormir.
Así puedo correr. Por favor. Por favor, sólo déjalo dormir.
Sus esperanzas se vieron frustradas cuando alguien agitó el pomo de la puerta y maldijo.
La puerta crujió cuando el que estaba afuera se lanzó contra ella, intentando romperla.
Sobre ella, la cama se inclinó cuando él se dio la vuelta. Él estaba despierto. Maldita sea.
—Gage? —La voz era baja y urgente—. Tío, soy Denny. Abre la puerta.
No, se corrigió, Gage Jarvis no era su padre. Él era un asesino. No es mi padre. Y por eso
estaba agradecida.
Gage no se levantó de la cama, gimiendo otra súplica de que lo dejaran solo, pero Denny
comenzó a golpear la puerta.
— ¡Cállate la boca! ¡Ya voy! —La cama crujió cuando Gage se incorporó. Se tambaleó
hacia la puerta, casi tropezando con Jasmine y Janie—. Maldita sea, —gruñó, y les dio una
patada. La punta de su zapato atrapó la cadera de Jasmine, pero había perdido el
equilibrio y realmente no le dolió. No como podría haberlo hecho.
Llegó a la puerta, de espaldas a ellas ahora. Cubriendo el cuerpo dormido de Janie con el
suyo, Jasmine miró a su alrededor frenéticamente. Solo había una puerta, y la ventana
estaba cerrada. Lo sabía porque se había quejado cuando no había podido abrirla él
mismo.
Piensa. Piensa. Janie todavía estaba atada. No debería haberme detenido. No debería
haber descansado. Ella nunca los pasaría. No si llevaba a Janie. Pero no la voy a dejar
atrás. No importa qué.
Él estaba de espaldas a ellos, así que Jasmine se sentó y acercó los pies de Janie,
frenéticamente tirando de los nudos. Sólo un poco más. Un sollozo se estaba acumulando
en su garganta. No llores, se dijo a sí misma. Él te oirá. Las matará a los dos y el tío Denny
no las ayudaría.
—Estoy aquí por mamá, —dijo Denny en voz baja—. Me dijiste que viniera a buscarla.
—Déjame entrar. Llevaré a mamá a casa y podrás ir por el camino feliz. —La puerta se
movió cuando Denny trató de abrirla.
— ¿Cómo puedo saber dónde está ahora? —Gage escupió beligerante—. La última vez
que la vi estaba en el parque. Eso fue esta tarde.
— ¿Esta tarde? —Repitió Denny, con pánico en su voz—. ¿Por qué iría al parque en primer
lugar? Hay más de cien grados ahí fuera.
—Porque se encontró allí conmigo, ¿de acuerdo? Todavía estaba allí cuando me fui. Estoy
seguro de que está bien.
— ¿Qué has hecho, Gage? —Preguntó Denny, el miedo en su voz convertido en pánico.
—Nada. —Y no tengo nada más que decirte, —dijo Gage con voz ronca. Intentó cerrar la
puerta, pero Denny empujó más fuerte.
—No te envié ningún mensaje de texto. Saca tu teléfono de la puta cara. —Todavía estaba
un poco borracho, pero en su mayoría sonaba soñoliento y gruñón. Por el rabillo del ojo,
Jasmine lo vio alejar la mano de Denny—. Mira la imagen tu solo. Necesito dormir.
Su corazón latía con fuerza en la garganta mientras sus dedos arañaban la cuerda, pero
finalmente, se aflojó y ella la sacó. Janie se movió, también finalmente, pero sus ojos
estaban muy abiertos y vidriosos. Como Gage, ella todavía estaba medio dormida.
Jasmine se puso un dedo sobre los labios y Janie volvió a cerrar los ojos con una sonrisa.
—Oh no, —dijo Denny en voz baja—. Oh Dios. Esta foto no fue tomada en tu habitación.
La tomaron en el hospital. —Sonaba aún más asustado ahora, su voz baja, como si
estuviera hablando solo—. No vi los tubos antes. Está en el hospital, conectada a las
máquinas. —Su voz se hizo más fuerte y desesperada—. No enviaste esta foto. Ma
realmente no está aquí, ¿verdad?
—Te lo dije, joder. Ahora déjame en paz. Me vuelvo a dormir. —Gage se apoyó en la
puerta, pero se tambaleó hacia atrás cuando se abrió bruscamente.
— ¡Ella no está aquí!, —Gritó Denny, y la cama se inclinó cuando él y Gage cayeron sobre
ella.
— ¿Qué diablos, Denny?, —Gage balbuceó—. Maldita sea, me estás haciendo daño.
—Lo haré peor, hijo de perra. No está aquí porque está en el maldito hospital.
—Denny… —La voz de Gage era áspera y estaba sofocada, como si estuviera siendo
ahogado.
Esta puede ser nuestra única oportunidad. Sacudió el hombro de Janie de nuevo, más
fuerte.
—Le di un poco de algo para hacerla dormir, —dijo Gage con voz ronca—. Eso es todo.
— ¿Le diste un sedante? Luego la dejaste en el parque… ¿sola? ¿Con este calor? —Denny
rugió como un león—. Tú imbécil. Ella tiene el maldito Parkinson. ¡La pusiste en el
hospital! ¡Mira!
Otra pausa.
— ¿De dónde sacaste esta foto? —Preguntó Gage, de repente sonando mucho más
sobrio.
Al menos no tengo que llevarla ahora. Jasmine no había estado segura de cómo lo habría
logrado. Janie era muy pesada para ser una niña pequeña.
—Me enviaste un mensaje de texto, —gritó Denny—. ¿Estás tan borracho que no lo
recuerdas?
— ¿Eres tan estúpido? Has sido engañado, imbécil. —La cama comenzó a temblar de
nuevo y Jasmine pudo ver que sus pies cambiaban de posición cuando rodaban. Gage
tenía el control ahora, y se estremeció ante el sonido de más golpes y los gruñidos de
dolor de Denny—. La policía te engañó. Falsificaron mi número para que vinieras aquí.
— ¡Gage, no! ¡No! Baja el arma. Por favor. Piensa sobre esto. Yo te ayudé. Yo te ayudé.
Eso es. Tenemos que irnos. Jasmine agarró la mano de Janie y señaló la puerta.
—Corre rápido, —susurró —. No te detengas. —Tomó aire, dijo una oración, luego se
levantó de un salto y corrió.
La puerta todavía estaba un poco abierta. Mientras arrastraba a Janie a través de ella,
podía escuchar a Denny rogando.
—No voy a hablar, Gage. Lo prometo. No lo haría, porque también iría a la cárcel. Sólo
déjame ir. Nos escaparemos. Te ayudaré a escapar.
—No, dijo Gage. Tengo recursos. Eres una responsabilidad, Denny. Lo siento.
Estaba en la lavandería. La manija giró, y Jasmine pudo sentir el calor del exterior en su
cara. Estaba oscuro cuando irrumpieron por la puerta.
Si la policía había seguido a Denny, estaban aquí en alguna parte. Tenía que encontrarlos.
Debería haber salido por el frente. Probablemente estén allí. Al menos ahí era donde
esperaban en la tele. Ella y Janie estaban de pie en medio de una larga fila de casas. Casas
adosadas, todas conectadas. No hay callejones para cortar para llegar a la calle. Debería
haber salido por el frente. Ahora tenían que correr hasta el final. ¿Por dónde deberían ir?
¿Qué camino elegir?
—Le disparó a tío Denny, —susurró Jasmine, sacudiéndose de su sorpresa. Que Denny le
hubiera disparado a Gage era esperar demasiado.
—Corre, Janie. Tan rápido como puedas. —Obligando a sus pies a moverse, corrió,
arrastrando a Janie con ella.
Baltimore, Maryland,
—Ha estado allí por tres minutos, —dijo Joseph por la radio—. Probablemente el tiempo
suficiente para saber que su madre no está allí. Voy a entrar. JD, toma… —Dos
detonaciones bruscas en rápida sucesión lo interrumpieron.
—Mierda, —escupió Joseph—. Disparos. Héctor, pide respaldo, y luego ustedes dos suben
aquí. Deja la camioneta donde está. Ford, no dejes el vehículo. JD, vámonos.
—Sonó como dos, —dijo Ford, con la mandíbula apretada—. No significa que Gage les
haya disparado a las niñas, Taylor.
—Lo sé. Él puede haberle disparado a Denny. —Ella no podía apartar los ojos de la
pantalla—. Si Denny está muerto, lo llevamos a la trampa. Su sangre está en nuestras
manos, Ford.
—Denny sabía con quién estaba tratando, —dijo Ford obstinadamente—. Sabía lo que
Gage hizo y lo protegió. Demonios, Denny pudo haber disparado él mismo. Podría ser
Gage el que está muerto. Tú no lo sabes. Pero pase lo que pase, Denny sabía donde se
estaba metiendo.
Vio a Joseph y a Rivera entrar al frente del edificio mientras Fitzpatrick y Novak daban
vueltas en círculos hacia atrás. Era una larga hilera de casas y la que Denny había entrado
era hacia el medio, por lo que Novak y Fitzpatrick tenían que correr por un lado y por la
parte trasera. Prisa. Date prisa, maldita sea.
Su pulgar se quemó de repente y se dio cuenta de que se había mordido la uña más allá
del borde. Dobló las manos en el regazo y volvió a mirar el monitor. La vista de la casa era
estática. No pasaba nada, no había movimiento.
Pero al otro lado de la pantalla dividida… ¿Qué demonios? Se levantó y se inclinó hacia el
monitor, sin creer sus propios ojos.
—Ford, mira. —Señaló el borde del edificio más cercano a ellos, donde habían aparecido
dos pequeñas figuras, corriendo tan rápido como podían.
Oh Dios. Novak no iba a poder llegar a tiempo. Estaba fuera de la camioneta y corriendo
detrás de Ford antes de haber tomado la decisión conscientemente.
La expresión de alivio en la cara de Jazzie ayudaría a borrar el recuerdo del grito de Gage
cuando Taylor había disparado esa tarde, y toda culpa residual que venía con él. Jazzie dio
un giro brusco y Janie tropezó, arrastrando a su hermana con ella.
Aumentando la velocidad, Ford alcanzó a las chicas y las agarró, una debajo de cada brazo.
Taylor corrió tras Ford, pero incluso con su pierna herida fue más rápido, su zancada más
larga, y tuvo a las chicas en la parte trasera de la camioneta más rápido de lo que ella
podía cerrar la distancia entre ellas.
Sólo unos pocos más… El dolor explotó en su muslo y ella gritó, su voz era diminuta y
aguda hasta sus propios oídos. Él le había disparado. Al igual que le había disparado a
Clay. Gage fue a por las piernas, no por el Kevlar. Debería haber recordado eso.
Ella medio saltó, medio se arrastró hacia la camioneta, frunció el ceño cuando algo grande
pasó a su lado, rugiendo de rabia. Volvió la cabeza justo a tiempo para ver a Ford derribar
a Gage en el suelo, agarrándolo por las dos muñecas.
Ford estaba apretando la muñeca de Gage, tratando de que cayera soltara el arma, pero
Gage era sorprendentemente fuerte para un hombre al que le habían disparado en el
hombro. Durante unos segundos, Taylor observó con ojos nublados, tratando de pensar
en el dolor para descubrir qué se suponía que tenía que hacer. Oh sí. Ayuda a Ford.
Se arrastró hacia los dos hombres y se arrodilló, apoyada en la rodilla que realmente
podía controlar sobre la mano de Gage. Arrancando el arma de su agarre, ella se apartó,
levantándose sobre la rodilla buena para apuntar el arma a su cabeza.
—Te mataré, —le dijo en voz baja—. Y sabes que puedo disparar.
Ford lo golpeó de nuevo, esta vez con más fuerza, el ruido sordo del casco contra el
cráneo audible.
—Llámala con ese nombre una vez más y la dejaré dispararle a tu miserable cabeza.
Cierra tu puta boca, Jarvis. Ya has terminado.
El último golpe en la cabeza parecía haber desmayado a Jarvis, pero como el hombre era
una serpiente, Taylor no apartó los ojos de él. Así que escuchó a Novak doblar la esquina
antes de verlos.
— ¿Qué demonios están haciendo?, —Gritó Novak—. ¡Se suponía que te quedarías
quieto!
—Tampoco lo lamentamos. —Taylor apretó los dientes contra las olas de náuseas que la
atravesaban. El arma estaba temblando. No, eres tú, Taylor.
—Pero apreciaría que alguien se encargara de cubrirlo, porque creo que voy a vomitar.
— Necesita una ambulancia, —le dijo tímidamente a Novak, con las manos temblorosas—.
¿Estás herida en otro lado?, —Le preguntó.
Ella tragó saliva. No vomites. No sobre Ford. Porque eso sería… torpe. Lo absurdo de la
idea la hizo reír, lo que le dijo que estaba más cerca de entrar en shock de lo que había
pensado.
—Bueno, no estás soltando un géiser sangriento como Clay, —dijo Ford, aliviado.
—Recuérdate a ti mismo a hacer esto otra vez cuando no esté a punto de vomitar, ¿de
acuerdo? Porque es bastante impresionante, tengo que decir.
—Sí, señora. —La depositó con cuidado en el piso de la camioneta—. Voy a conseguir un
botiquín de primeros auxilios. Vuelvo enseguida.
Le lanzó una mirada agradecida, luego extendió los brazos hacia las dos chicas, que se
lanzaron contra ella, ambas sollozando.
—Oye, —dijo Taylor en voz baja, abrazándolas con fuerza—. Todo ha terminado ahora.
Ustedes están a salvo.
—No está muerto, —dijo Novak con una mueca—. Todavía, — articuló.
—N-no, él no lo es, —dijo Jazzie con triste certeza—. N-no de ninguna de las dos. Él me lo
dijo.
—Pero él… —Lo que sea que vio en la expresión de Jazzie la hizo tragar con dificultad—.
Entonces, ¿quién es nuestro papá?
—No lo sé, —le dijo Jazzie—. M-mamá sabía. Pero nunca podríamos descubrirlo ahora. B-
porque él la mató, —agregó, escupiendo la última frase con amargura.
— ¿Papá mató a mamá? —Preguntó, susurrando casi sin sonido, y el corazón de Taylor se
rompió un poco más.
— ¿Pero por qué? —Janie preguntó con tristeza—. ¿Por qué hizo eso?
Las lágrimas de Jazzie hicieron que Janie volviera a llorar. Taylor solo las sostuvo,
moviéndose para que su sangrante muslo estuviera más cerca de la puerta abierta de la
camioneta cuando Ford regresó con un botiquín de primeros auxilios. Se agachó a su lado,
aplicando vendajes de manera rápida y eficiente. Apretando la mandíbula, se concentró
en las dos niñas y no en el dolor palpitante.
Jazzie había estado viendo trabajar a Ford y ahora levantó la cara, con el horror
empañando sus ojos.
—Él había dicho que él k-k-k. — Cerró los ojos y escupió la palabra—. …Te mato porque te
hablé. — temblaba tanto que sus dientes castañeteaban, pero siguió esforzándose,
decidida a hablar—. Le dije, al principio, que no te dije nada. B-pero él… él…
Fue entonces cuando Taylor notó el moretón que oscurecía la cara de Jazzie.
—Te golpeó. Ese hijo de… —Ella mordió la maldición, tragando saliva cuando las lágrimas
llenaron sus ojos—. Está bien, Jazzie. No importa lo que le hayas dicho. Está bien. Señor
Ford, ¿hay una compresa fría en el botiquín de primeros auxilios?
Con la mandíbula apretada y las manos temblando de rabia, Ford colocó la compresa fría
en la cara de Jazzie con tanta suavidad que Taylor quiso llorar un poco más, pero logró
controlarse.
—Te protegiste, cariño, —le dijo a Jazzie—. Exactamente lo que debías hacer.
—Dijo que iba a lastimar a J-Janie, —dijo, y sus ojos le suplicaban a Taylor que entendiera.
Que la perdonara—. Ella es muy pequeña.
Pero Jazzie necesitaba hablar, necesitaba sacarlo, así que Taylor la dejó.
—Así que… Así que mentí. Le dije que te lo había dicho todo. Tomó un rifle y dijo que ibas
a estar muerta. —Una vez más, ella forzó las palabras—. Él se fue y regresó y dijo que
estabas muerta.
—Bueno, yo hice eso. Puse ese agujero en su hombro. Le disparó a mi padre y le disparó
también al señor Ford. El señor Ford llevaba un chaleco como este, —se tocó su propio
chaleco—, por lo que solo le dolió un poco. Aunque lastimó mucho a mi papá. Así que le
disparé para que se detuviera.
—B…bien, —dijo Jazzie con dureza. Entonces su cara cayó—. Eres tan valiente.
Taylor apoyó la mejilla en la cabeza de Janie y se encontró con los ojos oscuros de Jazzie.
—Tú también, Jazzie. Has salvado a tu hermana. Estoy tan orgullosa de ti.
—N-no valiente. Estaba tan asustada. Me escapé de él. Tú corriste hacia él.
Taylor hizo que sus labios se curvaran, a pesar de que su pierna ardía como el fuego del
infierno.
—Yo también estaba asustada, justo ahora, ¿no crees que no lo estaba? Pero mi padre
siempre me dijo que estar asustado y seguir haciendo lo correcto te hace aún más
valiente. —Se dio cuenta de que acababa de referirse a Clay y Frederick como su padre y
no se había sentido raro en absoluto. La sonrisa que había forzado se volvió genuina.
«Gracias Papa. Ambos.»
—Hiciste lo correcto hoy, Jazzie. Aunque tuvieras miedo. Cuando recuerdes todas las
cosas malas que hizo, debes recordar lo valiente que fuiste. Cuando mires a Janie,
recuerda que la salvaste. Podrías haber huido sola, pero la salvaste. Eso te hace una
persona muy buena, muy valiente.
Taylor levantó la vista para encontrar a Ford sonriendo ferozmente con aprobación.
—Perfecto, —dijo él, con el pecho apretado de orgullo, pero la pequeña y agradecida
sonrisa de Jazzie fue su verdadera recompensa.
— ¿Qué hay de la tía L-Lilah?, —Preguntó Jazzie—. ¿Se encuentra ella bien?
—Dijo que estaba dormida en el parque, —agregó Jazzie—. Dijo que le dio medicina para
hacerla dormir. Que no estaba muerta.
Taylor suspiró.
—La abuela no está bien, chicas. Estaba en el hospital la última vez que la vi.
—Ella nos llevó con él, —dijo Jazzie—. Pero creo que la engañó.
—Creo que tienes razón. —El estómago de Taylor eligió ese momento para hacer una
buena jugada. Había estado ignorando con éxito las pequeñas luces que parpadeaban
frente a sus ojos, pero las manchas negras comenzaron a crecer y agruparse, llenando su
campo de visión.
—Necesito estar tranquila ahora o estaré enferma realmente, y nadie quiere eso.
—Chicas, llamamos a una ambulancia para la señorita Taylor, así que en un minuto o así
ustedes dos deberán venir conmigo o con el agente Novak. ¿Pueden hacer eso?
Ambas chicas lo miraron solemnemente. Janie asintió antes de que lo hiciera Jazzie, pero
ninguna se opuso cuando abrió los brazos y las levantó.
—Está bien, —dijo Janie, pero parecía dudosa—. ¿La señorita Taylor seguirá siendo
nuestra profesora?
—Lo haré, —confirmó Taylor, haciendo que su voz sonara mucho más fuerte de lo que
realmente sentía—. Estaré como nueva antes de que te des cuenta. Ya verás.
Baltimore, Maryland,
— ¿Cómo estás? —Ford preguntó por millonésima vez mientras empujaba suavemente la
silla de ruedas de Taylor por el pasillo del hospital hacia la habitación donde descansaba
Clay. Acababa de salir de la sala de emergencias con puntos de sutura en la pierna y la
orden de no ponerle ningún peso durante unos días.
—No está mal, —dijo honestamente. Retirar la bala había dolido, a pesar de los
analgésicos que la médica de emergencia le había dado, pero afortunadamente el dolor
agudo había disminuido a un latido sordo.
Clay necesitaba quedarse solo para dormir, pero él había enviado un mensaje a la sala de
emergencias a través de Stevie, insistiendo en que Taylor subiera tan pronto como la
liberaran. Necesitaba verla, Taylor entendió. Para probarse a sí mismo que ella estaba
realmente bien.
No había teléfono, recordó con un respingo. No estaba teniendo un gran día cuando se
trataba de pantalones o teléfonos. El de prepago que Alec le había prestado se había caído
del bolsillo, probablemente mientras había estado huyendo de Gage Jarvis, y el detective
Fitzpatrick le había prometido que le pediría a uno de los patrulleros que intentara
encontrarlo.
—Um, puedes empujar un poco más rápido, —dijo, y lo observó fruncir el ceño—. No me
voy a romper y me gustaría ver a Clay antes de que le den el alta.
—Estará aquí por lo menos una semana más, —dijo Ford con seriedad.
—Lo sé. —Ella hizo su voz agria, esperando que las burlas la distrajeran de su padre. Sus
dos padres—. Pero no llegaremos a su habitación hasta la semana siguiente a este ritmo.
—Ja ja, —dijo secamente—, pero aceleró un poco el paso. Ahora era al menos tan rápido
como un caracol.
—Dijeron que había que tener cuidado. Deja de quejarte y disfruta del viaje, —agregó
suavemente.
Ella hizo lo que le pidió, pero dejó escapar un suspiro de alivio cuando llegaron a la
habitación de Clay.
—Finalmente.
Clay se recostó contra las almohadas, pálido, pero sonriendo, y Taylor sintió que una parte
de su preocupación se asentaba. Ella también había necesitado verlo. Para probarse a sí
misma que estaba bien. —Te ves muy bien allí, Pops.
—No me llames Pop, y sobre todo no me llames Pops. Prefiero que me llamen por mi
nombre a cualquier apodo paterno que tenga dos p.
—Lo consideraré. —Entrecerrando los ojos, torció el dedo—. Acércate. Ford te tiene
estacionada en el próximo condado.
—Todo el mundo es crítico, —se quejó Ford, pero obedeció, empujándola hasta que ella
pudo agarrar la mano que Clay extendió.
—Sí, pero estamos bien. — señaló su muslo con su mano libre—. Tuvieron que
desenterrar la bala y solo me dieron lidocaína17. Creo que me gane un cono de helado.
Doble, incluso. Malditas sean las calorías.
—Tuvieron que empalmar algunas arterias de mi otra pierna. Creo que eso me gane todo
el maldito bote. Pero compartiré contigo.
—Lo mismo para ti. —Clay se aclaró la garganta—. Pero ustedes dos atraparon a Gage.
Buen trabajo.
—Y salvaron a las niñas, —agregó Stevie—. Novak está cantando tus alabanzas, aunque
aún dice que te dijo que te quedaras en la camioneta.
Ford acercó una de las sillas a la cama y se hundió en ella. Parecía agotado y cansado.
Taylor no quería pensar en cómo se veía.
—Deacon tiene que cubrirse el culo con Joseph, —dijo Ford, agitando la mano con
desdén.
17
Lidocaína: Anestésico local suave.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
422
Stevie resopló.
— ¿Algunas veces? Clay, nunca has conocido una regla que te haya gustado.
La cara de Stevie se suavizó cuando ella le pasó una mano temblorosa por el pelo.
Clay soltó la mano de Taylor, bajando su brazo a un lado con una mueca de dolor. Ella no
se había dado cuenta de que sus manos lo habían lastimado.
—Estoy bien, —dijo antes de que ella pudiera decir una palabra—. Stevie me contó cómo
trabajaste con Alec para atrapar a Gage. También es un buen trabajo. No lo conviertas en
un hábito.
—Lo juro sobre una pila de biblias. Mis días de resolución de crímenes han terminado.
Incluso estoy rompiendo mi tarjeta del club de fans de Nancy Drew.
—Él y Cole fueron a buscar a Cordelia, —dijo Stevie—. Le ocultamos las noticias hasta que
Clay se despertó y encontraron a las niñas a salvo.
—Exactamente. Ella ya quiere ver a Jazzie y Janie. Tiene planes para una fiesta de pijamas
para animarlas. Le dije que necesitarían algo de tiempo para procesar todo antes de llegar
a ese punto.
La idea de que las chicas se divirtieran en una fiesta de pijamas normal hizo que Taylor
sonriera.
—Ojalá no sea mucho tiempo. Necesitan ser niñas de nuevo. Especialmente Jazzie.
— ¿Dónde están?, —Preguntó Clay. Sus ojos se habían cerrado y parecía que estaba
luchando contra la necesidad de dormir.
—Lo siento. Pero necesitas descansar. Necesito que estés rápidamente en pie de nuevo
para poder hacer mis tareas mientras estoy colgada en el inodoro todas las mañanas.
—Entendido. Y entiende que nuestro bebé me llamará papá. Es mejor que Taylor no
intente enseñarle a él o a ella, a decir “Pop”.
—No prometo nada, —Taylor soltó un gruñido, luego se puso seria—. Excepto que seré
una hermana mayor impresionante. Puedes contar con ello.
—Estaban con Maggie, pero ahora están con los Servicios Sociales, —le dijo Ford—,
porque Lilah fue interrogada. Deacon no creía que Joseph la acusara de obstaculizar la
investigación, por lo que las chicas deberían volver a casa con ella pronto.
—Pero ella tendrá que encontrar a alguien nuevo para ayudarla, —agregó Taylor con
tristeza—. Eunice murió unos cinco minutos después de que nos fuéramos para seguir a
Denny.
—Resulta que Eunice estaba tomando medicamentos para el Parkinson. Gage le dio un
sedante en el parque para poder tomar a las chicas sin pelear. Él no sabía que reaccionaría
con sus medicamentos, pero parece ser lo que sucedió. Eso fue lo que hizo que Denny se
saliera de las casillas, haciéndole atacar a Gage.
—Uno de los doctores le contó a Joseph sobre la interacción con la medicación, pero
Jazzie me contó en nuestro camino al hospital que Denny había atacado a Gage. Ya te
habías ido en la ambulancia. Ella dice que su tío tiró la puerta, enojado porque su madre
estaba en el hospital. Nuestra sesión de fotos no fue tan buena como esperábamos y
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
424
Denny vio el tubo intravenoso. Jazzie dijo que aún pensaba que Gage había enviado la
foto. Entonces Gage descubrió que habíamos engañado a Denny y lo llamó imbécil. Los
dos lucharon y Gage sacó su arma y le disparó.
Taylor se estremeció.
—Murió en cirugía. Y sí, sé que no lo matamos directamente, —le dijo a Ford cuando él
emitió un gruñido—. Sé que Gage apretó el gatillo.
—Bien. —Ella suspiró—. Pero Denny no habría estado allí si no lo hubiésemos engañado.
Clay levantó su mano solo lo suficiente para doblar su dedo otra vez.
—Ven aquí.
—Golpearte con un pollo de goma, —dijo con gravedad—. Esas chicas estaban allí porque
Denny ayudó a su hermano. Gage logró eludir a la policía durante semanas porque Denny
lo ayudó. Denny irrumpió en la base de datos de los fiscales y robó información
confidencial. Él no merece tu compasión o tú culpa.
—Gracias, Pops, —dijo ella, luego suspiró—. Missy está destrozada emocionalmente. No
tenía idea de que Denny había ingresado al servidor de la fiscalía usando su contraseña, y
no sabía que él estaba ayudando a Gage. Pobre mujer. Daphne está sentada con ella hasta
que llegue la familia.
Stevie suspiró.
—Lo siento por ella. Perder a Paul casi me rompe, y murió siendo un héroe. Ella también
tendrá que lidiar con el dolor y la vergüenza. Afortunadamente ella tiene los niños para
—Estoy muy contento de que lo hayas hecho, —dijo, y luego se volvió hacia Ford y Taylor
—. ¿Qué más? Dígame rápidamente, porque voy a necesitar otra dosis de morfina pronto.
—Jazzie dijo que Gage le dijo que no era su padre, —le dijo Ford—. Que él tampoco era el
padre de Janie. Que su madre lo engañó y por eso se fue.
—No, y Jazzie no presenció esa parte, afortunadamente. Su madre había muerto cuando
la encontró, y Gage estaba buscando dinero en el armario. Ella lo escuchó venir y se
escondió detrás de una silla. Gage podría decirle a Joseph por qué mató a su esposa, pero
es tan gilipollas que lo dudo. Me refiero a que Gage era el imbécil, no Joseph, —aclaró
secamente, y los labios de Clay se torcieron—. Aunque mamá piensa que podrían negociar
más detalles a cambio de una prisión protegida. Gage fue un abogado defensor durante
mucho tiempo y no ganó todos sus casos. Habrá algunos antiguos clientes descontentos
en la cárcel con él, y él hará un tiempo serio.
—Incluso sin el asesinato de su esposa, lo tienen por… ¿En qué más lo tienen puesto? —
Clay frunció el ceño, con los ojos cerrados otra vez—. El asesinato de Denny y el intento de
asesinato de los tres. Y el asesinato de su madre, a pesar de que algún abogado tratará de
llamarlo homicidio. Más el asesinato de esas tres personas en el callejón de ayer por la
mañana.
—Y asalto, robo y el robo de al menos tres autos, —dijo Ford—. JD me habló de esto
cuando te cosieron en la sala de emergencias, Taylor. Un hombre que coincidía con la
descripción de Gage robó a un hombre en un cajero automático la noche anterior a punta
de pistola, lo golpeó en la cabeza con la culata de la pistola y lo dejó en su automóvil,
inconsciente. Uno de los autos que Gage robó pertenecía al traficante que mató ayer. Se
llevó a otros dos cuando estaba huyendo después de dispararle a Clay.
Taylor puso su mano sobre la de Clay. Su rostro se había vuelto más tenso a medida que
pasaban los minutos, y ella descubrió que solo necesitaba tocarlo.
—Lo tengo. Solo estoy esperando hasta que llegue Cordelia. Ella necesita verme despierto.
Él sonrió débilmente.
Ella apoyó la frente contra la de él—. Creo que tiene algo que ver con la genética.
—Está bien, pero primero quiero que admitas que Pops está creciendo en ti.
—Maldita sea. No podré pasar nada más allá de eso, ¿verdad? —Ella le besó la frente—.
Nos vemos más tarde. —Cuando comenzó a enderezarse, Ford estaba allí, acomodándola
de nuevo en la silla. Su trasero acababa de tocar el asiento cuando escuchó una voz que
hizo que sus temores restantes se tranquilizaran.
—Estoy aquí, papá. Aquí mismo. Ella había empezado a levantarse de la silla para
saludarlo cuando vio la expresión de Clay.
Miedo crudo, abyecto. En un abrir y cerrar de ojos casi había desaparecido, su expresión
era en parte severa, en su mayoría neutral, la que presentaba a las cámaras.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
427
Se levantó, balanceándose sobre un pie otra vez para inclinarse sobre la barandilla de la
cama.
—Oye, —murmuró ella—. No te preocupes. Estará bien. Los puedo amar a los dos, ya
sabes.
Él asintió, su mandíbula aún más tensa de lo que había estado un minuto antes.
—Relájate. No voy a ir a ningún lado por un tiempo. —Usando la barra para mantener el
equilibrio, se volvió para sonreír al hombre que había sido su padre durante la mayor
parte de su vida. Frederick se quedó atrás en la puerta, la expresión de su rostro era
similar a la que Clay había usado. Miedo abyecto. Luego él también lo ocultó, mostrando
lo que ella siempre había considerado la cara de póker. Ella extendió la mano.
Frederick cruzó lentamente la habitación, sus ojos se fijaron en las otras caras antes de
regresar a la de ella.
Porque había temido que ella eligiera a Clay y Baltimore sobre él y a California. Tenía que
suavizar esto de alguna manera o sería una espina clavada para siempre. Pero eso podía
esperar un minuto o dos.
Él se sonrojó.
—Lo tuve en modo avión la mayor parte del tiempo y me olvidé de volver a encenderlo. —
Se detuvo al pie de la cama—. Dimos vueltas sobre Baltimore durante más de una hora,
esperando aterrizar. Lo encendí tan pronto como lo hicimos y vi todas las llamadas
perdidas, pero no contestaste tu teléfono en ese momento.
—Lo perdí. En realidad, perdí dos teléfonos hoy. —Ella señaló su pierna—. He tenido un
día ocupado.
—Por el amor de Dios, Taylor. Tenías una bala en la pierna. No le mientas al hombre
diciéndole que fue apenas un rasguño.
Taylor miró por encima del hombro para encontrar los ojos de Clay cerrados y su cara
apretada por el dolor.
Ford movió la silla de ruedas y Taylor se encontró con su padre a medio camino, cayendo
en sus brazos y colgando. Él la apretó tan fuerte que apenas podía respirar.
—No me asustes así, nunca más, —susurró en su cabello—. Por un momento pensé que
estabas muerta. Las siguientes palabras del detective fueron que estabas bien y en la sala
de emergencias siendo tratada, pero entre “disparo” y “bien” pensé que te había perdido.
Se frotó la mejilla con la solapa del abrigo deportivo de lana que debería haber estado en
la basura. Pero olía a casa, a caballos y al humo de pipa que siempre le había gustado, y
ella inhaló profundamente, dejando que los olores la llenaran y la calmaran.
—No, no es. Lo siento. Y ahora tengo que sentarme, porque todavía estoy mareada. —
Detrás de ella, Ford la tomó del brazo y la bajó a la silla. Ella respiró y levantó la barbilla—.
Bueno. Así que… presentaciones. No sean raros con esto, gente.
—Bueno. Así que, soy Taylor, —dijo lentamente, señalando a sí misma—. Pero todos
ustedes sabían eso. Este es Ford Elkhart. No te enojes, papá, pero él y yo tenemos una
cosa.
—No lo sabemos todavía, —dijo Taylor—. Te lo haré saber cuándo lo resolvamos. Esta es
Stevie Mazzetti-Maynard, ex policía y ahora esposa y compañera de negocios de este tipo
aquí en la cama, y estoy seguro de que ya has adivinado que es mi padre biológico, Clay
Maynard. Todos, mi otro padre, Frederick Dawson.
Stevie le dirigió a Taylor una mirada que prometía retribución si Clay se sentía herido por
las palabras que probablemente se intercambiarían, pero ella hizo lo que le pedía, usando
los botones para elevarlo a una posición ligeramente menos expuesta.
—Eso no es sentarse.
—Es estar tan sentado como lo vas a estar, así que lidia con eso, —Stevie dijo
bruscamente, luego se encontró con la mirada cautelosa de Frederick.
—Todo bien. Lo siento. Tiene razón, señora Maynard. Estoy muy cansado y estoy...
emocionalmente no soy yo.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
430
—Únete al club, —dijo Clay con ironía. Tomando aliento, levantó la vista y se encontró con
los ojos de Frederick—. Gracias, —dijo, su sinceridad inequívocamente pura—. Gracias por
cuidar de mi hija, por protegerla todos estos años, aunque no era el enemigo que
pensabas que era. Has sido el padre que no necesitabas ser.
Visiblemente aturdido, Frederick se congeló por un largo momento, y luego sus hombros
se desplomaron, su expresión se convirtió en una de pesar.
—Lo siento mucho, —dijo—. Nunca la habría ocultado si hubiera sabido la verdad.
—Te creo. Ella te ama. Ella dice que eres un buen hombre y eso es suficiente para mí. Para
que conste en acta, no trataré de mantenerla aquí sí está de acuerdo con que la visite
siempre que pueda. Sé que ella ha hecho una vida contigo. Sé que ella te ama.
—No pensé… Nunca lo esperé… —Él tragó saliva, vencido—. Vamos a resolver algo.
Pensé…
— ¿Pensaste que vendrías aquí y descubrirías que le había lavado el cerebro para que se
quedara?
—Algo así, sí, —admitió Frederick—. Es por eso que me apresuré a llegar aquí. Dios sabe
que estarías en lo correcto. No tengo forma de compensarte por esto.
—No es tu culpa, —dijo Clay con cansancio—. No hay nada que compensar. Sacrificaste
muchísimo para mantenerla a salvo de una amenaza que creías real. Y fuiste lo
suficientemente inteligente como para mantenerme persiguiendo mi cola durante
demasiados años, —agregó con pesar.
—No puedo olvidar eso. Ella salvó mi vida hoy. Así que gracias por eso también.
Taylor respiró su primer aliento realmente fácil… había pasado tanto tiempo que no podía
recordar cuándo. Tal vez nunca. Y Dios, se sintió bien.
Clay comenzó a levantar su mano para estrecharla, pero no tenía fuerzas—. Hoy no estoy
en mi mejor momento. —Cerró los ojos—. Mañana podemos luchar por ella.
—Y ahora es el momento de que Clay descanse, —dijo Stevie con firmeza—. Por favor, no
se ofendan, pero todos deben irse. Ahora.
—Vi una sala de espera al final del pasillo, —dijo Taylor—. Tienen máquinas con refrescos
y bocadillos, y de repente me muero de hambre. Contestaré todas tus preguntas allí. Lo
prometo.
—Y luego necesito encontrar un hotel, una ducha, una verdadera comida y una cama. En
ese orden.
—No, señor, —dijo Ford—. Tenemos mucho espacio en la granja. De esa manera también
puede ver dónde ha estado trabajando Taylor. Solo para poder quedarse completamente
a gusto.
— ¿Dónde están Daisy y Julie? —Daisy siempre estaba en casa el fin de semana, y Julie
rara vez abandonaba la propiedad debido a los problemas de movilidad causados por su
parálisis cerebral. Su ausencia solo había aumentado la preocupación anterior de Taylor.
—Uno de los agentes del FBI en este caso envió al sheriff a la casa, pero no había nadie.
—Estoy seco como un hueso por el aire en el avión, —dijo Frederick—. Buscaré algo para
beber y comer, y luego puedes contarme la historia.
— ¿Así que tenemos una cosa?, —Preguntó con una pequeña sonrisa.
—Sí. —Ella le dirigió una mirada incierta—. A menos que no quieras. Si te pone nervioso,
entiendo…
—Taylor, silencio. Quiero tenerla. —Él se rio en voz baja mientras tomaba su mano—. Y no
estoy ni un poquito nervioso. Creo que, si podemos sobrevivir este fin de semana,
podemos sobrevivir a casi cualquier cosa.
Ford se echó a reír, pero hizo lo que ella le pedía. Excepto que no fue tan rápido y su
padre tuvo que aclararse la garganta para separarlos.
Ford se retiró como si ella hubiera quemado sus labios, sus mejillas rojas como el fuego,
pero Taylor solo sonrió a su padre.
—Te dije que tenemos una cosa. Tienes que esperar un poco de eso.
—Me acostumbraré, —murmuró Frederick—. Tal vez. —Tomó la silla al lado de Ford y les
entregó botellas de agua—. Entonces, Ford, leí que eres un ingeniero.
—Dame un descanso, niña. Todavía soy un novato. Daisy no ha conocido a nadie todavía.
Pero Ford los interrumpió—. Espere. ¿Cómo supo que era ingeniero?
—Había Wi-Fi en el avión. Pensé que sería mejor familiarizarme con la gente de tu granja,
ya que es donde está trabajando mi niña. —Sacó un sobre doblado de su bolsillo. Estaba
cubierto de nombres conectados por líneas y flechas—. Tomé notas e hice una especie de
árbol genealógico, así que creo que puedo seguir tu historia.
Baltimore, Maryland,
Clay se recostó contra las almohadas de la cama de hospital, cerró los ojos y dejó que la
respiración se filtrara. Estaba tranquilo. Finalmente. Había tenido un desfile constante de
visitantes a lo largo del día, progresando en su nivel de elegancia, desde ropa de granero
hasta trajes de etiqueta y vestidos de lentejuelas a medida que el reloj se acercaba al gran
evento de Holly y Dillon.
Pero ya se habían ido todos, incluso Stevie, que se había sentado a su lado todo el día,
pero que ahora estaba en la iglesia con Cordelia, la niña de las flores más bonita de todos
los tiempos. No es que estuviera siendo parcial, en lo más mínimo, por supuesto. La boda
debía comenzar dentro de una hora, y la vería a través de Skype, pero tenía unos minutos
para cerrar los ojos y simplemente descansar.
Debió haberse quedado dormido, porque se despertó con una sacudida ante el ligero
toque de una mano en su hombro, con los puños apretados y los abdominales encendidos
mientras trataba de incorporarse.
—Sshh. Está bien. —La voz era suave y femenina y eso lo tranquilizó—. Soy yo, Becky, su
enfermera. Necesito tomar sus signos vitales, pero luego puede volver a dormir.
—Lo sé. El Cuerpo de Marines, servicio en Somalia, regresó para unirse a DCPD, y luego se
fue por su cuenta para comenzar una firma de seguridad personal.
—Estuvo jactándose.
—Parece que tiene derecho a hacerlo. También lo escuché de su pequeña niña. Cordelia,
¿verdad?
Sus labios se curvaron. Cordelia había estado dos veces, una para traerle algunos dibujos
que había hecho, especialmente para él, y la segunda para desfilar con su vestido de niña
de las flores—. Así es.
—Ella es preciosa. —Dijo Becky—. También podría haberlo oído de su socia de negocios,
ya sabe, la mujer embarazada con el cinturón negro. Y del joven que dijo que
administraría sus redes para usted de forma gratuita, pero se supone que no debo decirle
eso porque tiene facturas que pagar. —Dijo todo esto de manera burlona mientras
tomaba su presión arterial y su temperatura. Y verificó que todos los tubos dentro y fuera
de su cuerpo estuvieran conectados.
—El joven es mí... Bueno, una especie de hijo adoptivo. Alec. Él es mi chico de TI. Entró
para configurar la computadora para que yo pueda ver la boda. —Palmeó la PC que Alec
había dejado apoyada contra su cadera para poder alcanzarla fácilmente.
—Chico adoptado, ¿eh? Entonces ambos tienen suerte de haberse encontrado el uno al
otro. Usted tiene un montón de personas que se preocupan por usted, Sr. Maynard, y
cada una de ellas dijo algo como “Oh, él estará bien”. —Ella bajó la voz para sonar brusca.
“Él es un ex marine. Una pequeña cosa como una bala no puede detenerlo”.
—Eras un buen fotógrafo hoy —dijo—. Gracias por tomar esas fotos para nosotros. —
Tomó su teléfono de la mesa lateral y se desplazó a través de sus fotos. Stevie se había
llevado a la mayoría de ellas, pero la enfermera Becky había tomado algunas fotos cuando
Stevie no había estado en la habitación o estaba en la foto.
Dillon había sido su primer visitante, pasando mucho antes de que comenzaran
oficialmente las horas de visita.
—Él es el novio.
—Oh, lo sé. Cometimos el error de decirle que las horas de visita no habían comenzado,
por lo que tendría que volver más tarde. Nos dijo que no podía porque era el día de su
boda y que tenía tareas que hacer antes de casarse con la chica de sus sueños. Pero que
tenía que ver a su amigo primero. Vi a su novia cuando ella vino más tarde. Ambos son
muy dulces.
Holly había venido con su vestido de novia, solo para que Clay pudiera verla.
—Se suponía que yo era uno de los padrinos de boda. Holly me trajo la orquídea del ojal
para que pudiera usarla cuando vea la boda en Skype. Voy a dar un discurso en la
recepción si la tecnología coopera.
—Pide a uno de nosotros que te ayudemos con la flor. No queremos que te apuñales con
el pin y necesites más puntos.
—Eso apestaría.
—De hecho lo haría. Oh. —Ella inclinó su teléfono para verlo mejor—. Qué hermosa
pareja.
Clay se detuvo en la foto que Stevie había tomado de Taylor y Ford en su segunda visita.
La primera vez que se detuvieron fue esa mañana. Ford se quejaba porque Taylor no se
quedaría fuera del granero y Taylor se quejaba de que al menos podía limpiar los
cromados de la silla de ruedas. Habían venido solos, habiendo dejado a Frederick Dawson
en la casa de Maggie, aun durmiendo de su viaje a través del país desde el día anterior.
La segunda vez que lo habían visitado, estaban en sus ropas de boda. Ford usaba un
esmoquin, porque él también era un padrino de bodas, y Taylor había lucido un vestido
brillante que le había prestado Daphne.
—Ella es maravillosa.
—Entonces, tiene tanto derecho a presumir de su hija como su padre lo hizo con usted.
—Gracias, —dijo en voz baja. No había tenido mucho que ver con la persona que Taylor
había crecido para ser. Eso fue todo debido a Frederick Dawson. Clay estaba contento de
que el hombre estuviera dispuesto a trabajar con ellos para poder tener tiempo con ella
también.
—De nada. —Ella enderezó sus sábanas, charlando mientras lo hacía—. Hay una gran
diferencia de edad entre tus dos hijas.
—Catorce años, —coincidió Clay—. Y mi esposa y yo tenemos otro en camino. —Le dio
emoción solo de decir las palabras en voz alta. Y esta vez voy a ser el papá. Criaré a este
niño.
Becky sonrió.
— ¡Mazel Tov! Ahora tengo que volver al trabajo. Llame si necesita algo.
—Lo haré. —Clay se relajó de nuevo en las almohadas, permitiéndose soñar con todas las
cosas que sería para su hijo. Todas las cosas que su propio padrastro había sido para él. La
gratitud brotó dentro de él, haciendo arder sus ojos y engrosando su garganta.
Clay le hizo un gesto para que entrara—. Estoy un poco disgustado, pero puedes unirte a
mí.
—Taylor envió esto. Va con tu traje para la boda. —Él se rio entre dientes—. Pensó que
podrías usarlo con tu bata de hospital. Dijo que te haría lucir más elegante.
—Pequeña sabandija, —dijo con afecto. Lo puso sobre la mesa junto a la orquídea.
—No. Nosotros no. Aparentamos estar bien porque Taylor nos miraba con sus grandes
ojos oscuros… son como los tuyos. —Él agachó la cabeza, con los hombros caídos—. No
hemos empezado a resolver nada, porque si digo es que lo siento, es solo una gota en el
océano.
—Pensé que habíamos acordado que esto no era tu culpa, —murmuró Clay.
—Tal vez no lo fue. O tal vez no debería haber escuchado a Donna cuando me contó las
historias de horror sobre su ex abusivo. Tal vez debería haber hecho un poco de diligencia
debida antes de arrancar a mi familia de Oakland, forzar a Taylor a cambiar su identidad y
mudarme a un rancho en medio de la nada. Tal vez no debería haberle creído a Donna en
absoluto.
—Enterró la cara en sus manos, sacudiendo la cabeza. —Y tal vez solo quería ser el héroe.
—Tal vez, —dijo Clay en voz baja, pensando en el terrible precio que el hombre había
pagado por su aceptación incondicional de las mentiras de la madre de Taylor. Frederick
había perdido a su hija mayor. Y Donna todavía no le había dicho la verdad al hombre.
Clay sabía que él nunca podría saber la respuesta a esas preguntas. Pero podría ser capaz
de darle algo de consuelo a este hombre.
—Como la recuerdo, Donna podía ser bastante persuasiva. Cuando ella vino a mí en la
escuela secundaria, la creí cuando dijo que todo había terminado entre ella y su ex. La creí
cuando dijo que estaba embarazada y que era mío. Resulta que las dos últimas fueron las
únicas cosas honestas que dijo. Cuando ella quiso volver con su ex novio, me dijo que
había abortado, y yo también lo creí. Le di un divorcio sin pelea. ¿No crees que me haya
preguntado por eso a lo largo de los años?
—Eras joven.
Clay suspiró.
—Creo que debemos aceptar que Donna era una muy buena mentirosa. Ella podía
encontrar una debilidad y explotarla. Querías ser un héroe. Sinceramente, me sentí muy
aliviado cuando ella quiso el divorcio. Yo no tenía ni veinte años. No quería una esposa, y
dado el tiempo y la mitad de la distancia del mundo, ya me había dado cuenta de que no
la quería.
—Exactamente. Vas a tener que perdonarte, Frederick. No guardo rencor contra ti.
¿Desearía que hubieras hablado conmigo y me preguntaras si realmente era un maldito
bastardo? Bueno, sí. Puf, —dijo, y Frederick se echó a reír con tristeza—. Pero te habría
dicho “no”, porque nadie admite esa mierda. Aún no me habrías creído. Tenía muy pocos
amigos entonces. Ciertamente no era la red que tengo ahora. Mis mejores referencias
fueron mi madre y mi padrastro. Ellos me creyeron. Pero los padres de Donna le creyeron
a ella. Por lo tanto, no habrías tenido ninguna razón real para creer la verdad, incluso si
hubieras preguntado.
—Sé que tienes razón. Pero perdonarme a mí mismo va a tomar algún tiempo, creo.
—Después de conocerla durante tres días, no te culparía ni un ápice. Habría sido horrible
para ella, dividida en dos costas, así que probablemente me habría mudado a California.
No tenía raíces entonces. No como lo hago ahora. —Y él estaba tan agradecido por todas y
cada una de esas raíces—. No es como lo haces ahora, tampoco.
—No estoy muy seguro. No le mencione esto a Taylor, pero he estado pensando en
vender el rancho. Mi salud ya no es lo que solía ser, y cada vez es más difícil continuar con
el trabajo. Tengo varios vecinos que han expresado su interés en mis tierras. Dios sabe
que mudarse a la civilización sería mejor para mi hija menor. Conocí a Holly y Dillon hoy y
me contaron sobre su centro comunitario y todas las actividades que realizan. Los trabajos
que tienen. Maldita sea, Dillon incluso conduce. Ahora, mi Julie no tiene síndrome de
Down y sus necesidades son diferentes, pero, hombre, ¿qué tienen? Eso es lo que quiero
para Julie. Y mi hija mediana… Daisy ha estado lista para volar del gallinero por mucho
tiempo. Ella solo se quedó para ser la sombra de Taylor. —Su sonrisa era melancólica—
Ella quiere ir a París y pintar. Quiero que ella sea feliz. Quiero que todas mis hijas sean
felices. —Se encontró con los ojos de Clay—. Incluyendo la hija tuya que he tenido en
préstamo. ¿Qué dirías si me mudara?
—Tal vez. ¿Por qué no? No soy un hombre pobre, y cuando venda mi tierra, tendré más
que suficiente para comprar una casa pequeña aquí. Tal vez una que esté equipada para
mi hija más pequeña. —Él inclinó la cabeza, la maravilla se arrastró por su rostro como un
amanecer—. Tengo opciones. No he tenido opciones desde que nos escondimos.
—Es un gran movimiento por todo el país, —dijo Clay con cautela—. Podrías obtener
servicios para la más pequeña en cualquier ciudad grande de California con la misma
facilidad que aquí.
—Sí, pero Taylor no estará en California. Ella estará aquí. —El hombre sonrió de nuevo, y
esta vez no fue ni melancólico ni amargo. Era brillante y esperanzador—. ¿Por qué no
estaría ella aquí? Si nos mudáramos, ¿por qué no la acercamos a su otra familia? —Él hizo
una mueca de preocupación—. Y el chico, también. Quiero decir, me gusta Ford. Parece
un buen hombre. Pero ella es mi bebé.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
441
Clay se echó a reír a pesar de que él entendía.
—Es un buen hombre, Frederick. No tienes nada de qué preocuparte con Ford Elkhart.
Esta cosa de ellos puede no ser más que un romance de verano, pero si es más… bueno,
no podría pedir un mejor yerno.
—Entonces supongo que tampoco puedo. —Frederick recogió la caja de zapatos y movió
la tapa—. Tengo una pregunta. Tal vez la respuesta me ayude a dar sentido a todo esto.
De ti.
—Entonces pregunta.
— ¿Por qué estás siendo tan comprensivo? ¿Por qué no la llamas Sienna? ¿Por qué has
aceptado todo esto tan fácilmente? ¿Por qué no me odias?
—Son cuatro preguntas, —dijo Clay suavemente—. Pero responderé lo mejor que pueda.
Lo más fácil primero. La llamé Sienna el sábado, pero es solo un nombre. El hecho de que
fuera el nombre que su madre le había dado sin mi aporte hizo que fuera más fácil dejarlo
pasar. Además, en mi mente, Sienna era esa niña aterrorizada que gritó cuando me vio de
pie fuera de su patio de la escuela. Taylor es la hija que me buscó. Estoy bien con el
cambio de nombre.
Frederick asintió.
—Está bien. Supongo que solo puedo esperar que tomaría la misma decisión si estuviera
en tus zapatos. ¿Y la última pregunta?
— ¿Por qué no te odio? —Clay cerró los ojos—. He estado en la aplicación de la ley hasta
cierto punto durante toda mi vida adulta. Sé cómo son las víctimas. Eres una víctima, igual
que yo. Tal vez deberías haber buscado más la verdad, pero creíste a tu esposa. Se supone
que los esposos deben poder creer a sus esposas. Fuiste el mejor marido que supiste ser.
También fuiste el mejor padre que pudiste ser, y ahora Taylor es una mujer inteligente y
capaz con un corazón hermoso. No sé si podría haberla educado para que se convierta en
alguien mejor. No puedo odiarte. Pero podría comenzar si no solucionas este problema.
—Es un regalo extraordinario, este tipo de perdón. Solo puedo decir gracias.
“Estos” eran fotos. Docenas y docenas de fotos, todas de Taylor. Fotos infantiles, niñas
pequeñas. Primer día de jardín de infantes. Fotos navideñas, cumpleaños. Cada foto
estaba cuidadosamente etiquetada en la parte posterior con la fecha y la ocasión. La vida
de su hija, aquí en esta caja.
—Me senté con Donna dos meses antes de que muriera, —dijo Frederick en voz baja—, y
pusimos todas las fotos en la mesa de la cocina. Ella identificó cada foto y yo rotulé atrás.
No quería que pasara sin que tuviera un registro adecuado del crecimiento de Taylor,
especialmente porque no la conociste cuando era realmente pequeña.
—Esto… Esto era lo que Clay se había perdido. Su primer diente perdido, su sonrisa
abierta. Montando un caballo. Leyendo a su hermana menor.
Donna había robado la infancia de su hija, pero al menos tenía estas fotos. Y Frederick las
había traído antes de que supiera que Clay no le había lavado el cerebro ni la había
condenado a quedarse. El hombre había venido planeando hacer las paces, sin importar
qué.
Clay le gruñó.
—Dulzura, todo el mundo te llama así. Será mejor que te acostumbres. —Ella frunció el
ceño un poco, estudiándolo—. Te ves cansado.
—Lo sabemos, —dijo Alec cortante—. Tenemos que hablar sobre una armadura
protectora para las piernas.
—Pero más tarde, —intervino Daphne antes de que Clay pudiera objetar—. Es hora de
casar a estos niños. ¿Dónde está tu pajarita?
—Diablos, si hubiera sabido que si me disparaban me evitaba usar una corbata… —Dijo
Alec.
—Olvídalo, —Clay dijo bruscamente—. Ninguno de mis hijos tiene permitido recibir más
disparos. ¿entendido?
La sonrisa de Alec se convirtió en una sonrisa que iluminó toda su cara—. Bueno.
Frederick hizo una mueca y Clay supuso que “Freddie” no era su apodo favorito.
—Esto podría no ser capaz de perdonarlo, —dijo con amargura. Le entregó la orquídea a
Frederick—. Ya puestos, vamos a hacerlo completo. —Y puso los ojos en blanco mientras
su nuevo compañero en la paternidad sujetaba la flor a su bata de hospital.
—Holly estará feliz de verte vestido, —dijo Daphne en voz baja—. Adiós por ahora. Tengo
que tomar nuestros asientos. Si quieres ver a Taylor, ella está sentada detrás de la fila de
atrás en su silla de ruedas.
Alec colocó su laptop detrás del altar—. Espero que esto funcione. Adiós, Pops.
Clay encontró que tenía que reírse. Silenció el sonido al final y se acomodó para mirar.
—Sé que Holly es la tía de Ford, –dijo Frederick–, y que Dillon trabaja en el establo, pero
¿por qué se casan un lunes por la noche?
Clay se volvió hacia la laptop y se dio cuenta de que Frederick tenía razón. Nunca había
pensado en cómo todos estaban relacionados con todos los demás.
—Pareces sorprendido.
—Lo estoy. Esperaba que todo fuera complicado. Pero todo parece estar funcionando.
Baltimore, Maryland,
Había sido una boda preciosa, pensó Taylor mientras se dirigía hacia el ascensor del
vestíbulo del hospital. Ella también había sido capaz de moverse por sí misma ayer, pero
Ford había necesitado mantener sus manos ocupadas.
Manos ocupadas. Oh mí. Ella sonrió con una pequeña sonrisa secreta. Porque después de
que regresaran a la casa de Maggie y tuvieran a su padre en una habitación de invitados,
Ford empujó su silla hacia el establo, donde las manos de Ford habían estado muy
ocupadas. Nada grave. Sólo algunos abrazos serios.
Lo que Taylor no podía esperar para hacer de nuevo. Y lo harían una vez que terminara la
recepción y Ford hubiera regresado a Maggie. Ella sabía que él no vivía allí a tiempo
completo y que en algún momento volvería a su hogar real, donde sea que estuviera. Pero
con suerte él se quedaría el tiempo suficiente para que ellos puedan descubrir qué era
realmente esta cosa entre ellos y en qué podría convertirse. Esperemos que los asistentes
a la fiesta en la recepción no bailen toda la noche, porque Ford estaría demasiado cansado
para acurrucarse y eso sería una verdadera pena.
Taylor había esperado el corte del pastel para que ella pudiera llevarle una rebanada a
Clay. Se había despedido de la novia y el novio y luego Ford había empujado su silla hasta
la acera y le había pedido un taxi. Él había entendido que ella quería volver a sentarse con
su padre. Le dolía pensar en Clay solo, mientras que el resto de ellos festejaban y se
divertían. Ford había querido ir con ella, solo para asegurarse de que llegara a salvo, pero
había tenido que trazar la línea allí mismo. Ella necesitaba hacer algunas cosas por sí
misma, porque él no siempre estaría allí. Él también tenía una vida.
—Taylor, espera. —Stevie estaba caminando por el vestíbulo del hospital, apoyada
pesadamente en su bastón—. Sostén el ascensor, por favor.
— ¿Estás bien? —Taylor preguntó cuándo Stevie se desplomó contra la pared del
ascensor.
—Estaré bien con algo de sueño y tal vez con una bolsa de hielo. –Stevie apretó su puño
contra su espalda con una mueca–. Hoy he estado demasiado en pie y bailé demasiados
—No me sorprendió “Love Story”, porque todas las chicas quieren ser Taylor Swift,
¿verdad? Pero nunca había oído hablar de “Standing Outside the Fire” 18 en una boda.
—En realidad, Ford me dijo que fue Dillon quien eligió a Taylor Swift.
— ¡Estas bromeando!
18
Parado afuera del fuego es una canción coescrita y grabada por el artista de música country
estadounidense Garth Brooks. En el video musical emocional e inspirador, un estudiante de secundaria con
síndrome de Down llamado Brandon decide no participar en las Olimpiadas Especiales de la institución, pero
se inscribe en el evento regular. Hay muchas disputas entre el padre y la madre de Brandon sobre si se le
debe permitir o no hacer esto. El padre se opone firmemente, alegando que "se avergonzará a sí mismo".
Sin embargo, la madre cree que el padre lo desaprueba porque él mismo se avergonzará. Brandon se ve
trabajando muy duro para el encuentro. El día de la reunión estatal de atletismo, Brandon tropieza durante
una carrera y se lesiona. El entrenador intenta ayudarlo, pero su padre corre en la pista y alienta a su hijo a
terminar la carrera independientemente, en lugar de renunciar. El padre le dice al entrenador: "¡Aléjate de
él! ¡No ha terminado!" Después del aliento de su padre, Brandon se levanta y corre a través de la línea de
meta, donde sus dos padres lo abrazan emocionalmente.
REVISADO, CORREGIDO Y MAQUETADO POR: https://utopiaservices.online
447
—No. Ford dijo que era en parte molestar a Joseph por intentar asustar a Dillon para
alejarlo de Holly desde el principio. —Porque la canción tenía un tema de Romeo y Julieta
—. Aparentemente Joseph los atrapó… ya sabes. En el sofá de la sala. Ford dice que
Joseph nunca se recuperó del todo, y Dillon estuvo aterrorizado por él durante meses.
—Puedo ver cómo eso podría haberlos llevado a un comienzo difícil. Pero Joseph lo ama
ahora, así que obviamente lo resolvieron. —Ella frunció el ceño—. ¿Entonces la canción de
Garth Brooks fue la elección de Holly? ¿Por qué?
Taylor había sabido por qué en el momento en que el hombre comenzó a cantar, y ella
había estado llorando mucho antes de que la cantante lo hiciera.
—Es por el video musical. Se trata de un niño de secundaria con síndrome de Down que
quiere probar para el equipo de atletismo. La mamá le apoya, pero el papá tiene miedo de
que salga herido. Cuando el niño corre la carrera, se cae y le sangra la cara, pero es el
papá quien corre hacia la pista y se asegura de que el niño cruce la línea de meta, todo por
su cuenta.
—Maldita sea. Me alegra no haberlo sabido durante la ceremonia. Hubiera sido un lío de
llanto.
—Me alegré de estar sentada en la fila de atrás porque estaba llorando. Siempre pienso
en mi hermana cuando escucho esa canción. Julie realmente quiere tener una vida. Más
de lo que ella puede tener en casa. Es una ciudad demasiado pequeña para tener los
mismos servicios que tienen Holly y Dillon. —Taylor suspiró—. De todos modos, fue una
ceremonia hermosa y Holly estaba… resplandeciente. Era como si estuviera tan feliz que
no podía mantenerlo todo.
—Ella lo estaba, —dijo Stevie con cariño—. Y Dillon estaba tan nervioso.
—También Clay cuando dio ese pequeño discurso por Skype en la recepción.
—Ha estado obsesionado con ese discurso desde que Holly le pidió que lo hiciera, hace
meses. Me alegra que Alec haya pensado en Skype. —Ella frunció el ceño de nuevo. ¿O
fuiste tú? Ayer es como algodón de azúcar en mi cabeza.
—Alec es un buen chico, —dijo Stevie—. Él y Ford ayudaron a Holly y Dillon a arreglar su
apartamento. Estaba un poco en mal estado, pero era todo lo que Dillon podía pagar.
—Podrán ser independientes y tener privacidad. Eso es muy bueno. —La privacidad para
una nueva pareja era crítica. Taylor lo sabía, aunque tenía poca experiencia con las
relaciones. Por ahora, de todos modos. Si ella y Ford alguna vez pasaran de la segunda
base, también necesitarían privacidad.
Stevie se detuvo para sentarse en una silla colocada contra la pared, rompiendo la
concentración de Taylor.
—Solo cansada. Este hospital es demasiado grande y, por supuesto, la habitación de Clay
está en el extremo opuesto. Sigue adelante y me recuperaré.
Los ojos de Stevie se estrecharon ligeramente—. ¿Estás pensando en vivir con él?
—Sí lo hago.
—No. Al menos no lo creo. Ni siquiera lo pensé. Todo lo que quería decir era que podía
hacer el papeleo, contestar el teléfono. He hecho los libros para el rancho desde que
murió mi madre, así que puedo hacerlo para Clay. Sólo cosas básicas. No creo que quiera
hacer lo que ustedes hacen. No quiero dispararle a la gente.
Taylor abrió la boca para decir que no lo sabía y luego se dio cuenta de que sí.
—No quiero dispararle a la gente, —repitió—. Quiero volver a ponerlos juntos. Quiero
hacer lo que hace Maggie. Voy a pedirle un trabajo después de la pasantía. Ella tiene
puestos vacíos y puedo entrenar a cualquier caballo nuevo que traiga. Podríamos duplicar
el número de citas de asesoramiento y eliminar las listas de espera. Los niños como Jazzie
y Janie no deberían tener que esperar por ayuda.
Stevie se puso de pie con el bastón como palanca, alisó la mueca de dolor de su rostro y la
convirtió en una sonrisa alentadora.
—Me gusta ese plan. No creo que tengas que retorcer el brazo de Maggie para hacerlo.
—Tengo que obtener una licencia primero, sin embargo, lo que requiere que obtenga mi
maestría. Eso llevará dos años. Me registré para ir a la escuela de posgrado en California,
—Lo que nos lleva de nuevo a la cuestión de la vivienda. ¿Dónde vivirás cuando termine tu
pasantía?
Taylor vaciló.
—Clay mencionó algo sobre que ustedes tenían un cuarto extra. Solo hasta que pueda
encontrar algo que me pueda permitir. Puedo ayudar en la casa. Trabajar para mi
manutención. Puedo llevar a Cordelia a montar y hacer el trabajo pesado de Clay, ya que
él no podrá hacerlo por un tiempo y tú no podrás hacerlo durante unos meses. Realmente
no deberías estar levantando nada de peso ahora.
—De acuerdo.
—Está bien, no voy a levantar cosas pesadas, y está bien, puedes tener la habitación libre.
No tienes que trabajar para tu mantenimiento, Taylor. Tú eres familia. Queremos que te
quedes con nosotros, pero queremos que sea lo que tú también quieres. Y una vez que
estés de regreso en California, tendrás una habitación a la que volver cuando quieras
visitarnos.
Habían llegado a la habitación de Clay, posiblemente a un ritmo más lento que el arrastre
de caracoles de Ford ayer. Pobre Stevie. Si ella está así ahora, ¿cómo estará ella cuando
tenga un bebé completo? Taylor estaba viendo el reposo en cama en el futuro de la mujer,
lo que significaba que Clay tendría aún más que hacer, y aún más de qué preocuparse.
Ella no podía volver a California. Aún no. El tiempo adicional que podía pasar con Ford era
solo un beneficio secundario muy agradable.
Excepto... Stevie y Clay tenían tantas personas que los amaban, que los ayudarían.
Frederick sólo me tiene a mí.
—Mierda, —siseó ella, mientras se metía en la habitación tan rápido como podía, porque
la computadora portátil que le había prestado a Frederick se estaba deslizando de su
regazo. La recuperó justo a tiempo, colocándola en su propio regazo.
Sus dos padres estaban profundamente dormidos, Clay en la cama del hospital y Frederick
desplomado en una silla, con la cabeza hacia atrás en un ángulo antinatural. Te vas a
arrepentir de quedarte dormida así, pensó. Miró por encima del hombro a Stevie, que se
dirigía con cuidado hacia la más cómoda de las dos sillas situadas junto a la cama de Clay.
En la mesita de noche estaba el portátil y el teléfono de Clay, y una caja de zapatos que
Taylor reconoció de su casa. El solo hecho de verla hizo que le ardieran los ojos, porque
sabía lo que significaba. Sobre la tapa, dispuestos con precisión, estaban la orquídea y la
pajarita. Holly se había puesto tan contenta por el hecho de que Clay se había tomado la
molestia de usarlos. Taylor se imaginó que Clay había recibido una patada mucho más
grande por el contenido de la caja de zapatos.
—Fotos, —susurró Taylor—. Mantiene todas nuestras fotos en cajas de zapatos. Cada una
de nosotras tenemos una. Esa es mi caja. Lo decoré el año en que me adoptó y cambió mi
nombre. Papá, quiero decir, Frederick-papá. —Su corazón se retorció, pero fue un buen
giro—. Quería que Clay viera los años que había perdido. Era lo mejor que podía hacer. —
Se volvió para mirar la cara de Frederick, la cara que había amado durante tanto tiempo
—. ¿Cómo puedo dejarlo? ¿Cómo puedo hacer este tipo de elección?
—Puede que no tengas que hacerlo, —murmuró Clay gruñón antes de que Stevie pudiera
decir una palabra—. Ustedes dos realmente tienen que aprender el lenguaje de señas o
algo así. Tus susurros son lo suficientemente fuertes como para despertar a los malditos
muertos.
Tímidamente, Taylor levantó la tapa del portátil. Y soltó un aliento rápido, áspero.
— ¿Así de simple?
—Lo había estado pensando durante mucho tiempo, —dijo Clay en voz baja—. Dijo que, si
se aleja del rancho, podría mudarse aquí como en cualquier otro lugar. Puede ganar algo
de dinero vendiendo la propiedad, y darle a su hija menor los servicios que ella ha estado
necesitando. —Él giró su cabeza para encontrarse con los ojos de Taylor, cansado, pero
tan amable—. Él te ama, Taylor. Tanto que se va a arrancar de raíz para evitar que tengas
que elegir. No sé cómo tu madre logró engancharlo, pero él es un tipo increíble.
—Parece que papá también encontró una casa allí. Lo tiene marcado. Está justo en el
agua. También tiene un muelle. Y un barco.
—Él ya ha llamado a un agente de bienes raíces e hizo una cita para verlo. Papá lo llevará
allí mañana, lo primero.
—Teníamos una casa de campo de fin de semana en la playa cuando vivíamos en Oakland.
Una vez me dijo que eso era lo único que extrañaba de su antigua vida. Amaba vivir en el
agua.
Taylor todavía estaba impresionado. Frederick Dawson se había sacrificado por ella, y
ahora estaba a punto de hacerlo de nuevo.
—Permitirle vender el rancho y mudarse aquí, otro sacrificio. ¿Eso me hace egoísta?
—No cariño. Pero por lo que vale, no creo que puedas detenerlo. Ha estado pensando en
esto por algún tiempo.
Ella se dio vuelta y lo encontró en la puerta, respirando un poco fuerte, todavía con su
traje, aunque él se había desabrochado la corbata para que colgara alrededor de su cuello.
Él se veía… libertino. Lo suficientemente bueno para comer.
—Dillon y Holly me echaron. Dijeron que estaba demasiado triste después de que te
fueras y estaba amargando la fiesta. —Miró a Frederick—. Tengo un auto, así que puedo
llevarnos a todos de vuelta. ¿Qué noticias tienes?
Ella abrió la boca para decírselo, pero Clay levantó una mano.
—Intimidad. Cierto. —Ella giró hábilmente la silla y se deslizó junto a Ford tan
rápidamente que tuvo que girarse sobre sus talones para seguirla y casi tropezó.
—Sí. Pasé cuatro meses en una silla después de que un caballo me tirara y me rompiera la
pelvis. Tengo bíceps de acero maldito.
—Sí. Está bien ahora. Todo pegado con un montón de tornillos. Puse en marcha el
detector de metales en el aeropuerto, y si tengo hijos, es posible que deban ser
entregados por cesárea. De lo contrario, todo está en perfecto estado de funcionamiento.
—Levantó las cejas al decir esto—. ¿He sido clara?
En realidad, se sonrojó.
—Perfectamente.
—Bueno.
Baltimore, Maryland,
Llegaron a la sala de espera en la mitad del tiempo que había tomado el día anterior, y
Ford se sentó en una silla con mucho cuidado, haciendo una mueca de dolor ante la
repentina tensión de los pantalones de esmoquin. No quería tener que explicar un rasgón
o, Dios no lo quiera, una mancha cuando devolviera el maldito traje de mono. Eso sería
más que embarazoso.
—No, ese no es el problema. —El muslo que recibió el disparo había estado latiendo
durante toda la noche, pero no era culpable del dolor en su ingle—. Si debes saberlo,
pensar en todas tus partes perfectamente funcionales me pone duro como una roca. —
Estiró la pierna y se acomodó.
—Pobre bebé.
Él rió.
—Dime esta buena noticia que nos hará a todos muy felices.
—Guau. Eso no fue lo que esperaba. —Él se enderezó, con una lenta sonrisa floreciendo
—. Es mucho mejor de lo que esperaba. Él no te va a hacer elegir.
Ford no pudo evitarlo. Se lanzó hacia adelante, le sujetó la nuca y la atrajo hacia un beso
que los dejó sin aliento.
—Él lo hizo. Ahora depende de nosotros descubrir qué queremos que sea esta cosa entre
nosotros.
—Sé lo que quiero que sea. Quiero lo que veo en todos a mí alrededor. —Él la besó de
nuevo, esta vez con fuerza y rapidez, marcándola como suya—. Quiero una familia y un
hogar y alguien que me elija.
—No sé cómo habría elegido entre mis dos padres, pero… una vez que supiéramos que
éramos una cosa real, te habría elegido entre los dos, Ford.
—Lo sé, —susurró—. Pero estoy muy contento de que no tuvieras que hacerlo.
—Si hubieras tenido que elegir, habrías dejado parte de tu corazón. Y quiero todo el
corazón, Taylor. En caso de que alguna vez decidas dármelo.
—Para ser un ingeniero, seguro que tienes palabras bonitas. —Luego levantó las cejas y su
dulce mirada se volvió tímida—. Así que ahora que hemos cubierto mis noticias, ¿tenías
algo en mente mientras conducías para verme?
—Sí, pero no podemos hacer eso aquí. Sin embargo, recuerdo que me pediste algo ayer.
No estás a punto de vomitar, ¿verdad?
Ella rió.
Apoyó la mejilla contra la parte superior de su cabeza y exhaló en voz baja, contento por
ahora con solo abrazarla. Se sentaron en un silencio fácil por un minuto o dos cuando
Taylor comenzó a reír suavemente.
— ¿Qué?, —Preguntó.
—Me pregunto qué vamos a hacer para divertirnos el próximo fin de semana.
¿Paracaidismo? ¿La doma del león? ¿Acostado en una cama de clavos? ¿Acampar en
México? Oh, ya sé, podemos eliminar un cartel o dos mientras estemos allí.
—Tengo una mejor idea. ¿Qué tal un viaje tranquilo y agradable a mi claro después de que
terminen tus sesiones? Podemos llevarnos lo necesario para un picnic y un par de
binoculares para la observación de aves.
—Esto… La observación de aves suena divertida. ¿Pero solo un par de binoculares? ¿No
consigo el mío?
—Taylor. Noviazgo. La observación de aves es solo una coartada en caso de que alguien
venga y nos descubra haciendo lo que realmente estaremos haciendo.
Él apretó su agarre sobre ella, bastante seguro de que estaba siendo más feliz de lo que
jamás había sido.
FIN