Está en la página 1de 988

LA CASA Y EL SACERDOCIO

© «La Casa y el Sacerdocio»


Autor: Gino Iafrancesco V. - 1992 - 2002
Los derechos son del autor.

Trabajos de sistemas y composición: Arcadio Sierra Díaz

Impresión:
Mauricio San Miguel
Publicado por:
Cris=ianía Ediciones
E-mail: cristianiaediciones@yahoo.com.mx

Impreso en:
Bogotá D. C. - Colombia

Cris=ianía ediciones
Consejo Editorial
(En orden alfabético)

Johanna Alvarado Lucía Lozano Alejandro Pacheco


Betty Durán María Mercedes Lozano Ricardo Rodríguez
Gino Iafrancesco Martha Lozano Orlando Salamanca
Miguel Guataquí Lisbeth Ordóñez Arcadio Sierra
Óscar Ordóñez

Se permite la reproducción de secciones o capítulos enteros, y la distribución gratuita del


presente tomo, siempre que se cite la fuente, a fin de guardar la fidelidad y la autenticidad del
texto.
LA CASA Y EL
SACERDOCIO

GINO IAFRANCESCO V.
1992 - 2002
INDICE

1. Bases neotestamentarias de la tipología .................................................................................7


2. Beth-el ....................................................................................................................................21
3. Un santuario para Dios ...........................................................................................................37
4. Panorámica del Tabernáculo .................................................................................................53
5. Primera introducción a la tienda .............................................................................................61
6. Cuidados en relación con el arca del pacto ...........................................................................69
7. Las medias medidas del arca del pacto .................................................................................77
8. La cornisa del arca del pacto .................................................................................................89
9. Los anillos y varas del arca del pacto ..................................................................................101
10. El testimonio de Dios en el arca del pacto .........................................................................113
11. La triple modalidad del testimonio de Dios en el arca
del pacto ...........................................................................................................................125
12. Señal para los rebeldes en el arca del pacto .....................................................................133
13. El propiciatorio ....................................................................................................................141
14. Querubines en los extremos del propiciatorio ....................................................................145
15. Allí me declararé a vosotros ...............................................................................................165
16. La mesa de los panes de la proposición ............................................................................173
17. El Candelero .......................................................................................................................225
18. El Tabernáculo ...................................................................................................................285
19. Las Cortinas .......................................................................................................................349
20. Los Corchetes ....................................................................................................................369
21. Las Lazadas .......................................................................................................................389
22. Las tablas y las barras .......................................................................................................417
23. El altar de bronce ...............................................................................................................437
24. EL Atrio ...............................................................................................................................477
25. El real sacerdocio del Nuevo Testamento ..........................................................................497
26. Sacrificios espirituales del sacerdocio neotestamentario ...................................................505
27. Funciones del real sacerdocio ............................................................................................517
28. Visión general de las vestiduras sacerdotales ...................................................................529
29. El efod ................................................................................................................................541
30. El pectoral ..........................................................................................................................557
31. El manto, la mitra, la túnica y los calzoncillos ....................................................................565
32. La consagración sacerdotal ...............................................................................................577
33. La colegialidad del ministerio .............................................................................................609
34. El óleo de la santa unción ..................................................................................................621
35. El altar de oro del incienso .................................................................................................633
36. La presencia del Señor ......................................................................................................681
37. El lugar escogido por Yahveh ............................................................................................693
38. El santuario único ...............................................................................................................705

PRÓLOGO

El presente libro: "La Casa y el Sacerdocio", está formado por la colección de varias series de
conferencias de Gino Iafrancesco V. relacionadas temáticamente con el tema del título, aunque
proferidas en diferentes lugares y tiempos a lo largo de la década que va de 1992 a 2002.
Las series de conferencias que conforman este libro, se agrupan, pues, aquí, no según un
criterio cronológico, ni geográfico, sino temático, siguiendo el orden de asuntos según éstos
aparecen en las Sagradas Escrituras. Puesto que las conferencias y sus series fueron
ministradas en diferentes tiempos y lugares, por lo tanto, a veces hay ciertas repeticiones, que
se toleran por causa de la utilidad de lo complementario.
Tales series fueron ministradas, según su cantidad, en Teusaquillo, Usaquén (localidades de
Bogotá D.C., Colombia), Guarujá (SP, Brasil), Arbeláez (Cundinamarca, Colombia), Tunjuelito
(otra localidad de Bogotá D.C.), Melgar (Tolima, Colombia), Chinauta, Ubalá (ambas también en
Cundinamarca) y Tolú (Sucre, Colombia).
Las conferencias fueron transcritas, también según su cantidad, por Marlene Alzamora,
Maximino Ramírez, Emilia de Rodas, Arcadio Sierra, Alexander de Guarujá, Alejandro Pacheco,
Germán Baracaldo, Germán Cárdenas, Johanna Alvarado, Orlando Salamanca, Andrés
Salamanca, María Mercedes Lozano y Lucía Lozano. Las transcripciones fueron revisadas por
el autor. De sistemas y subtítulos se encargó Arcadio Sierra Díaz; y de la publicación se hizo
cargo el consejo editorial de Cristianía Ediciones.
El autor agradece inmensamente a todas las personas que apreciaron el contenido de este
libro y trabajaron arduamente en todas las etapas de su publicación. Se encomienda en las
manos de Dios nuestro Salvador, y en las de aquellos que se alleguen a él con el deseo de
conocer la Palabra de Dios para obedecerla.
Así como los libros del autor: “Roma en la profecía de Daniel” y “Aproximación al Apocalipsis”
forman un binomio, y los libros “Aproximación a Crónicas” y “El Templo de Dios” forman otro
binomio, y los libros “La Administración Apostólica de los Misterios de Dios” y “Los Misterios del
Reino de los Cielos en las parábolas del Señor Jesucristo” forman un tercer binomio, y las series
“Frente a la Caída” y “Provisiones del la Cruz” están formando otro binomio que será una trilogía
al completarse “Provisiones de la Resurrección”, así también ahora, “El Libro de las Jornadas”
conforma otro binomio con este libro de “La Casa y el Sacerdocio”.

Capítulo I

BASES NEOTESTAMENTARIAS
DE LA TIPOLOGÍA1

1
Enseñanza en la localidad de Teusaquillo, Santafé de Bogotá D.C., Colombia - noviembre 8 de 1992. Transcripción: Marlene Alzamora.
Un esqueleto tipológico
La tipología se enriquece más con lo relativo al Tabernáculo, a todas sus partes, a todos sus
mobiliarios, a todas las vestiduras. En el tabernáculo la tipología es muy compleja, pero se hace
doblemente compleja en el templo de Salomón, y después en el período de la restauración,
incluso en la visión de Ezequiel. De manera que he juzgado necesario de que antes de entrar en
los detalles de la tipología, miremos en la Escritura las bases neotestamentarias de la tipología;
es decir, si vamos a ver la tipología en detalle, necesitamos estar seguros de que esa tipología
está realmente para ser interpretada de esa manera según la Biblia; y por eso, antes de entrar
en la interpretación misma, necesitamos las bases neotestamentaria de la tipología. A veces
hemos tocado una que otra de esas bases, como picoteando un poquito aquí, un poquito allá;
pero necesitamos dedicarle una revisión un poco más detenida a ese aspecto, bases
neotestamentarias de la tipología, porque son estas bases las que nos van a permitir interpretar
la tipología; de lo contrario, estaríamos en un terreno un poco raro. Necesitamos ver los
versículos que el Nuevo Testamento establece para poder acercarnos a la tipología del Antiguo
Testamento y sacar sus tesoros. Ciertamente el Nuevo Testamento nos abre una puerta acerca
del Antiguo en la tipología. No se puede ir más allá de lo que es legítimo según el Nuevo
Testamento, pero tampoco podemos dejar de entrar en ese reino de interpretación que el Nuevo
Testamento da del Antiguo Testamento. Ahora vamos a hacer una revisión, aunque sea
somera, ya que son realmente muchos versos, pero por lo menos vamos a ver los principales,
haciendo un recorrido por el Nuevo Testamento. Lo hacemos en orden, procurando tener por lo
menos un esqueleto básico que nos sirva para la interpretación futura, Dios mediante, de esa
tipología.
Principio de señales
“Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus
discípulos creyeron en él” (Jn. 2:11). Aparece aquí un principio de señales; o sea que así como
en el Antiguo Testamento las vidas de los patriarcas, las vidas de David, Salomón y de otros
9

siervos del Señor, fueron tipología acerca de Cristo, así también la misma vida del Señor Jesús,
aunque fue una vida histórica, sin embargo, los detalles históricos de su vida servían como
señales; es decir, una señal es como un símbolo y un símbolo es como una letra o una frase de
un lenguaje, y con ese lenguaje lo que se quiere es transmitir un mensaje. No es el milagro en sí,
en su aspecto histórico lo que da el mensaje, sino que el mensaje es algo más. El mensaje no
constituye el milagro mismo, sino que el milagro o cualquier acontecimiento en la vida del Señor
Jesús, es un lenguaje utilizado por el Señor para hablarnos algo acerca de sí mismo y acerca de
lo que ha hecho, acerca de los planes de Dios. Por esa razón se les llama más señales que
milagros. Las señales son para señalar un camino, para dar una idea, y por eso dice “este
principio de señales”. Cuando dice principio de señales, esa frase nos autoriza para entender
que no fue solamente una señal, sino varias; es decir, que la vida del Señor Jesús estuvo
signada por señales.
Todo lo que hacía el Señor Jesús era significativo, eran señales; no eran solamente
acontecimientos históricos coyunturales que no tenían ningún mensaje que dar, sino por el
contrario, eso acontecía para dar un mensaje. Eso es lo que significa la palabra señal. La
palabra milagro es algo sobrenatural que acontece fuera de lo común; pero si sólo vemos el
milagro, decimos: Bueno, esto solamente fue este milagro y aquí se acabó todo lo que había
que ver. Pero cuando a ese milagro se le llama señal, está significando que Dios está queriendo
dar a entender algo más allá del milagro en sí; Dios está usando el milagro como señal, como
símbolo de un mensaje de Dios acerca de quién es Jesús y qué hace el Señor Jesús para
nosotros. Por esa razón lo dice claramente la Palabra en Juan 2:11: “Este principio de señales
hizo Jesús en Caná de Galilea”. Principio porque hay más.

Adán figura de Cristo y Eva figura de la Iglesia.


10 La Casa y el Sacerdocio

Aunque no vamos a ver todo, procuremos seguir el Nuevo Testamento en orden, ya que son
bases neotestamentarias en general. El lector recordará muchos otros pasajes, pero aquí
procuraremos tener los esenciales. Por ejemplo, tanto en la epístola a los Romanos, como en la
mayoría de las demás epístolas de Pablo, se dan frases claves neotestamentarias para
interpretar el Antiguo Testamento.
“No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la
manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir” (Ro. 5:14).
Leemos en ese versículo que Adán es figura del que había de venir; o sea, de Cristo. Es una
clave neotestamentaria que nos permite leer entre líneas la historia de la creación del hombre.
No solamente Dios nos está dando una historia acerca de la creación del primer hombre y de la
primera mujer, sino que está utilizando esa historia como figura del que había de venir; es decir,
que este versículo nos autoriza a leer entre líneas la historia de Adán y Eva. Leer entre líneas no
sólo un acontecimiento del pasado, sino que en la creación de ellos Dios estaba proyectando
una figura para el futuro. Dios estaba hablando de Cristo y de los planes en Cristo a través de la
creación de Adán; es decir, que este verso es una clave neotestamentaria para no solamente
leer la historia de Adán como si fuera algo relativo sólo al pasado, sino tratar de descubrir a
Cristo detrás de Adán. Al igual que Adán, Cristo tuvo también que dormir un sueño profundo
para poder tener a la Iglesia como esposa; también tuvo que ser herido en el costado para que
le sacasen su costilla. Ahí estamos viendo esa historia, y obviamente, si Adán es figura de
Cristo, Eva es figura de la Iglesia. Muchas lecciones podemos obtener de Cristo y la Iglesia, que
son el asunto central a través de la figura de Adán. Esto podemos complementarlo con otro
pasaje que encontramos en Efesios que habla en relación del esposo y la esposa, de Cristo y la
Iglesia.
“25Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí
mismo por ella, 26para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la
Bases Neotestamentarias de la Tipología 11

palabra, 27a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni
arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. 28Así también los maridos
deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo
se ama. 29Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida,
como también Cristo a la iglesia, 30porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de
sus huesos. 31Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los
dos serán una sola carne. 32Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y
de la iglesia” (Ef. 5:25-32).
Así como, significa que Cristo y la Iglesia son modelo para los matrimonios. Como Cristo amó
a la Iglesia, se entregó a sí mismo por ella, así también los maridos; como también Cristo amó a
la Iglesia. En el verso 30 habla de Cristo y de la Iglesia, y en el 31 dice: Por esto. Viene hablando
de Cristo y la Iglesia, pero fijémonos que el misterio de Cristo y la Iglesia es la razón que
establece la conducta normal matrimonial, familiar. Por esto, es decir, por causa de Cristo y la
Iglesia, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y los dos serán una sola
carne. Aquí Pablo está citando exactamente a Génesis capítulo 2, donde Dios dice estas
palabras de Adán y Eva: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su
mujer, y serán una sola carne” (Gé. 2:24). Allí está el matrimonio de Adán y Eva, figura de los
demás matrimonios; es el matrimonio prototipo. Pero dice: “Grande es este misterio; mas yo
digo esto respecto de Cristo y de la iglesia”; o sea que utiliza el lenguaje de la primera pareja,
Adán y Eva, para hablarnos, no precisamente sólo de Adán y Eva y del matrimonio normal, sino
del matrimonio normal como una figura de Dios. Como lo dijo en Romanos, figura del que había
de venir; o sea que el matrimonio de Adán y Eva es figura de otro matrimonio. Por esto, es decir,
por el misterio más grande, grande es este misterio.
¿Cuál es este misterio? El de Cristo y la Iglesia. Mas yo digo esto, es decir, cuando yo estoy
hablando, dice Pablo, del versículo de Génesis entre Adán y Eva, estoy hablando no sólo de
12 La Casa y el Sacerdocio

Adán y Eva, no sólo de las familias, sino también de Cristo y la Iglesia; es decir, que el Espíritu
Santo nos habla del misterio de Cristo y la Iglesia a través de Adán y Eva. Vemos que tanto
Romanos como Efesios coinciden en mostrarnos desde el Nuevo Testamento, una herramienta
de interpretación del Antiguo, para no ver solamente historias, sino ver en esas historias una
proyección del plan de Dios.
“Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de
que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza” (Ro. 15:4). No es
que Dios esté diciendo cosas aburridas allá en Levítico. Cuántas veces hay que rociar la sangre
hacia el velo, dónde hay que poner los querubines, cuántas medidas debe tener el arca y todas
las cosas que les pasaron a los patriarcas; no. La intención de Dios no es aburrirnos solamente
con cosas arcaicas, sino enseñarnos que las cosas que se escribieron antes, para nuestra
enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras,
tengamos esperanza. Resaltemos estas dos palabras claves: paciencia y consolación. ¿Por
qué paciencia? Porque a veces vemos a los hombres de Dios, a las mujeres de Dios, a los
siervos de Dios, pasando por situaciones muy difíciles, en situaciones donde el diablo había
levantado un tremendo monstruo contra ellos, tan débiles y pequeñitos; pero, sin embargo,
vemos el triunfo final de ellos; es decir, vemos la paciencia y la consolación de las Escrituras y
podemos tener esperanza, y no desesperanza.

La roca figura de Cristo


Así como relacionamos los versos anteriores, vamos ahora a relacionar a Romanos 15:4 con
1 Corintios 10, en donde los versos claves son el 6 y el 11. Dice el contexto:
“1Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la
nube, y todos pasaron el mar, 2y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar;
Bases Neotestamentarias de la Tipología 13
3
y todos comieron el mismo alimento espiritual, 4y todos bebieron la misma bebida espiritual;
porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. 5Pero de los más de
ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. 6Mas estas cosas
sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos
codiciaron. 11Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amones-
tarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1 Co. 10:1-6,11).
Notemos que esa es una historia de Éxodo. Ahora Levítico, Números, Deuteronomio están
incluidos aquí en estos pocos versos. Los versos 6 y 11 nos autorizan a leer para nosotros todo
el Pentateuco; no fue escrito sólo para ellos, no; eso a ellos les aconteció, pero como ejemplo
para nosotros. Dice: y están escritas, porque Dios había podido permitir que eso se olvidara,
que no quedara registrado; cuántas cosas no sabemos. Pero dice: “Están escritas para
amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos”; es decir, que
mientras más nos acercamos al fin, más para nosotros es el Pentateuco. Uno pensaría, pero el
Pentateuco es para Moisés; pero dice, esto les aconteció como ejemplo para nosotros, los que
hemos alcanzado los fines de los siglos. No podemos prescindir del Pentateuco.
“Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente” (1 Ti. 1:8). Notemos aquí lo
que dice Pablo a Timoteo, y Pablo fue quien escribió Gálatas y Romanos, que escribió que no
estaban bajo la ley, sino bajo la gracia, no bajo el régimen de la letra, sino bajo el régimen del
Espíritu; sin embargo, desde el Nuevo Testamento Pablo nos dice que existe un uso legítimo del
Antiguo. Pablo dice que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; es decir, que se puede
usar la ley de una manera ilegítima, como para judaizar, como para someter a los hermanos al
régimen de la letra; pero así como las epístolas a los Romanos, a los Gálatas y otros pasajes de
Pablo, explican claramente el cambio de régimen que hubo a partir de la cruz de Cristo y Su
resurrección, de la letra al Espíritu, de las cosas viejas a las nuevas, del régimen de la ley al
régimen de Cristo, sin embargo, aun en Cristo existe sí un uso legítimo de la ley. Ese uso
14 La Casa y el Sacerdocio

legítimo lo encontramos en la segunda carta de Pablo a Timoteo, en los versículos 15 a 17 del


capítulo 3:
“15Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio
para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 16Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil
para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17a fin de que el hombre de
Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Ti. 3:15-17). Cuando Pablo
menciona aquí las Sagradas Escrituras, se está refiriendo a las Escrituras del Antiguo
Testamento. Le dice a Timoteo que le pueden hacer sabio, y no sólo sabio acerca de lo que
pasó allá en el desierto, y lo que pasó con David y con Isaías y con Esdras. Notemos que aun el
Antiguo Testamento tiene sabiduría respecto del Nuevo. Cuando en el verso 16 habla de toda la
Escritura, se refiere fundamentalmente al Antiguo Testamento, e incluyendo, por analogía, al
Nuevo. El Nuevo Testamento nos dice cual es el uso legítimo del Antiguo, para ser sabio en la
salvación por la fe que es en Cristo, y para hacernos útiles para toda buena obra, etcétera.

Figuras festales
“6No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?
7
Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois;
porque vuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. 8Así que celebremos la
fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin
levadura, de sinceridad y de verdad” (1 Co. 5:6-8). Pablo aquí se vale de frases típicas del
Antiguo Testamento. Esa masa de que habla, nos representa a nosotros, y la levadura al
pecado; pero Cristo es una masa sin levadura. Cuando dice que nuestra pascua es Cristo, está
haciendo el traslado del Antiguo Testamento y mostrando que éste señala al Nuevo, señalando
a Cristo. Pablo menciona las fiestas del Antiguo Testamento, pero con una interpretación en el
Nuevo. Ya no se trata de una celebración judaica, arcaica, sino una celebración espiritual; pero
Bases Neotestamentarias de la Tipología 15

aquellas celebraciones antiguas, festivas, aquella tipología festal tenía que ver con Cristo, y en
el Nuevo Testamento se celebra la fiesta de los panes sin levadura.

Sombra de lo venidero
“16Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna
nueva o días de reposo, 17todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de
Cristo” (Col. 2:16-17).
Lo de la cita anterior se nos da como ejemplo para aplicar el principio; con el principio
implícito; aquí se nos da el principio explícito. Todas aquellas órdenes antiguas sobre que no
hay que comer esto, o esto sí hay que comer, o estos animales son limpios, o estos otros son
inmundos, o esto se puede comer y esto no, y que tal novilunio y tal otro novilunio, y que tales
días de fiesta, y que la pascua, que los ácimos, que las primicias, que pentecostés, que las
trompetas, que la expiación, que los tabernáculos, etcétera, todos esos días de fiesta y sábados
(incluídos los sábados porque aquí están aparte de los días de fiesta especiales, como están los
sábados normales), todo eso es sombra de lo que ha de venir, pero el Cuerpo es de Cristo. Por
esa razón Pablo aquí está diciendo claramente que aquellas cosas tenían que señalar algo del
Nuevo Testamento. Al leer aquello hoy, es necesario leer entre líneas.
Estos versos, tanto de Corintios como de Colosenses, nos dan la clave para leer entre líneas
en el Antiguo Testamento. ¿Qué pasaba con los judíos? Que ellos leían en forma literal, lo cual
es válido y verdadero, pero no captaban el sentido de entre líneas. En esta misma línea de
interpretación fijémonos en lo que dice la segunda a los Corintios, capítulo 3.
“14Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el
antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. 15Y aun
hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.
16 La Casa y el Sacerdocio

16
Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará” (2 Co. 3:14-16).
El antiguo pacto se refiere al Antiguo Testamento. La letra del Antiguo Testamento es
legítima, es Palabra de Dios y tiene un sentido primario, gramático histórico válido, del cual no
debemos nunca apartarnos; sin embargo, estos versos nos autorizan para entender que detrás
de esas letras gramático históricas, existe un sentido espiritual; que aquella letra es como una
especie de velo, pero que ese velo se quita por medio de Cristo. Aun hasta el día de hoy, los
judíos no saben por qué siguen sacrificando animales. Ellos en sus sinagogas tienen que
sacrificar animales, corderos en la pascua, y tienen que rociar sangre y hacer todas esas cosas
simbólicas, pero no saben por qué las hacen. Están siendo fieles a la letra, pero no han visto
entre líneas. El Nuevo Testamento da el sentido espiritual detrás de estas líneas, y por eso dice
que hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto. El entendimiento de ellos
se embotó; cuando leen el antiguo pacto, tienen el velo no descubierto; pero dice que Cristo
quita el velo, Cristo permite leer entre líneas detrás de las primeras apariencias legítimas
gramático históricas, el sentido espiritual.
“21Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído a la ley? 22Porque está
escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. 23Pero el de la
esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. 24Lo cual es una alegoría,
pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos
para esclavitud; éste es Agar. 25Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la
Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. 26Mas la Jerusalén de
arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre” (Gá. 4:21-26).
Esos que querían estar bajo la ley, eran aquellos que se aferraban solamente al sentido
gramático histórico, pero que estaban ciegos y embotados respecto a su sentido espiritual.
Notemos que la ley no sólo se refiere a los diez mandamientos, sino a la Torah en general, que
incluye principalmente el Pentateuco, pero que, además, incluye todo el Antiguo Testamento.
Bases Neotestamentarias de la Tipología 17

Aquí Pablo se está refiriendo a Génesis, y tengamos en cuenta que no es solamente una
historia, sino que detrás de esa historia estuvo la mano providente de Dios organizándola para
proyectar un significado espiritual; es decir, para tomar la historia y alegorizar a través de ella,
acerca de un sentido válido espiritual; por eso dice allí que es una alegoría. En el verso 25, la
palabra corresponde es clave, porque es una llave; es decir, que las cosas gramático históricas
se corresponden con realidades espirituales. La correspondencia entre el sentido espiritual y el
sentido gramático histórico, es una alegoría que utiliza a la historia; esa historia tiene una
correspondencia espiritual.
“29Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido
según el Espíritu, así también ahora. 30Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava
y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. 31De manera,
hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre” (Gá. 4:29-31).
Aquí la clave es como entonces, y así también ahora, pues está trayendo la correspondencia
de la historia a la experiencia del Nuevo Testamento. Bendito sea el nombre del Señor, no
somos de la esclava sino de la libre.

Tipología ministerial y del templo


“12Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no
hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo
al evangelio de Cristo. 13¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del
templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? 14Así también ordenó el Señor a los
que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio” (1 Co. 9:12-14).
Pablo aquí se refería a un derecho que está desglosado en los primeros versos del capítulo 9,
o sea, los derechos del ministerio. Cuando dice, ¿no sabéis?, se refiere a ignorar el Antiguo
18 La Casa y el Sacerdocio

Testamento; ¿ignoráis las disposiciones de Dios acerca del sostenimiento del ministerio? En el
contexto dice así: “¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas comen del templo?”
O sea que había un templo físico en el Antiguo Testamento, lo mismo que un altar físico.
Cuando dice así también, quiere decir, como en el Antiguo Testamento, así también ahora en el
Nuevo Testamento; es decir, que se corresponden el Antiguo con el Nuevo. Eso significa que el
sostenimiento del ministerio en el Nuevo Testamento, descansa también en disposiciones
dadas por Dios en el Antiguo como porque dice: ¿no sabéis que los que trabajan en el templo y
los que sirven al altar participan de ello? Así también... Esa palabra así también es el puente
entre la correspondencia del Antiguo con el Nuevo.
“20Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra
del ángulo Jesucristo mismo, 21en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para
ser un templo santo en el Señor; 22en quien vosotros también sois juntamente edificados
para morada de Dios en el Espíritu” (Ef. 2:20-22).
Aquí el apóstol Pablo está usando inicialmente un lenguaje tipológico acerca del templo. Usa
la palabra edificados, del verbo edificar. Así como en el Antiguo Testamento había una
edificación que constantemente se realizaba, asimismo en el Nuevo Testamento hay una
edificación, pero ya es espiritual. Así como en el Antiguo Testamento se edificaba la casa de
Dios física, eso era figura de la nueva, también en el Nuevo se habla de la edificación de un
templo para morada de Dios en el Espíritu. Pablo dice aquí, para ser un templo santo en el
Señor. Jesucristo dijo: Yo edificaré mi Iglesia.
Jesucristo es el Hijo de David. Dios había dicho que el hijo de David le edificaría casa al
Padre; ahora Salomón era la figura del verdadero hijo de David, y él edificó el templo de Dios,
pero el verdadero Hijo de David, ya no el tipológico, sino el real, es Cristo. De manera que la
edificación del templo en el Antiguo Testamento, es una figura de la verdadera edificación de
ahora. Esta es una clave para interpretar todas esas edificaciones del templo. Hay otros pasajes
Bases Neotestamentarias de la Tipología 19

que nos hablan del templo.


“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual
tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Co. 6:19). “¿Y qué acuerdo hay entre el templo de
Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y
andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo” (2 Co. 6:16). Cuando dice que
habitaré y andaré entre ellos, se refiere al vosotros que había mencionado antes. “9Porque
nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.
10
Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el
fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire como sobreedifica” (1 Corintios 3:9-10).
Pablo aquí sigue utilizando el ejemplo del fundamento, de la sobre edificación, de los materiales
para edificar, como el oro, la plata, la madera, etcétera. Todas estas son claves
neotestamentarias para interpretar la tipología en el Antiguo Testamento.

Tipología sacrificial
“Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y
regocijo con todos vosotros” (Filipenses 2:17). Pablo aquí habla de ser derramado en libación.
En el Antiguo Testamento esa palabra libación era literal. Se tomaba una jarrita con vino y se
derramaba encima del sacrificio; pero ahora ese sacrificio es el servicio de nuestra fe, y esa
libación es la consagración de la vida hasta la muerte, porque es hasta derramar la sangre; eso
es lo que representa la libación. Aquí hay una clave para interpretar esos distintos sacrificios,
especialmente la libación en el Antiguo Testamento. En Filipenses encontramos otros tipos de
sacrificios, no necesariamente sólo la libación.
“Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo
que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios” (Fil. 4:18). Se trata de la
20 La Casa y el Sacerdocio

ocasión cuando Pablo recibió una ayuda de los hermanos allá en Filipos. Es notorio cómo usa
un lenguaje propio del Antiguo Testamento y le da un sentido espiritual: Olor fragante, sacrificio
acepto, agradable a Dios. En las epístolas a los Tesalonicenses, como se trataba de una iglesia
nueva, Pablo generalmente no usó la tipología, y, además, no eran todos de trasfondo judío. En
cambio en Hebreos sí que encontramos un libro clave de la tipología.
“5Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que
se iba a decir; 6pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos
firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza” (He. 3:5-6). Aquí la frase clave es,
para testimonio de lo que se iba a decir; es decir, todo aquello que aconteció con Moisés en la
casa de Dios, sostenida en todos los detalles, lo cual no era sólo para ese tiempo, sino que lo
que Moisés hacía con la casa de Dios era para testimonio de lo que se iba a decir; Dios quería
decir otras cosas más profundas más adelante; es decir, ahora en el Nuevo Testamento. Pero
para que esas cosas hoy se pudieran decir, Dios estableció un testimonio tipológico desde
antes. Este versículo nos autoriza a buscar el testimonio de lo que Dios dice hoy a través del
testimonio dado por Moisés en el Antiguo Testamento. Pero Cristo como hijo sobre su casa, la
cual casa somos nosotros. Aquí vemos cómo se traspasa del tabernáculo del Antiguo
Testamento a la Iglesia en el Nuevo Testamento. Eso significa que el tabernáculo era un
testimonio de lo que se iba a decir acerca de la Iglesia en el Nuevo Testamento.
“1Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanza de culto y un santuario terrenal.
2
Porque el tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo,
estaba el candelabro, la mesa y los panes de la proposición. 3Tras el segundo velo estaba la
parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo, 4el cual tenía un incensario de oro y el
arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que
contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto; 5y sobre ella los
querubines de gloria que cubrían el propiciatorio; de las cuales cosas no se puede ahora
Bases Neotestamentarias de la Tipología 21

hablar en detalle. 6Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran
los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto; 7pero en la segunda parte,
sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo, y por los
pecados de ignorancia del pueblo; 8dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no
se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del
tabernáculo estuviese en pie. 9Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se
presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al
que practica este culto, 10ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas
abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las
cosas” (He. 9:1-10).
Aquí empieza a mostrar la disposición del santuario, dando solamente las principales
directrices por medio de esta carta, pero quiere decir que hay muchas cosas más cuando
expresa no poderlo hablar en detalle. En el versículo 8 encontramos la frase clave, cuando dice:
dando el Espíritu Santo a entender con esto. Notemos que todas estas disposiciones eran para
que el Espíritu Santo nos diera hoy a entender algo; todas esas disposiciones son importantes.
El versículo 9 comienza diciendo: “lo cual es símbolo para el tiempo presente”. Aquí el escritor
de la carta a los Hebreos había tenido mucho deseo de profundizar en esto. En el capítulo 5
versículo 11, como venía hablando de Melquisedec, del orden de Melquisedec y de todas
aquellas cosas del Antiguo Testamento, había dicho: “Acerca de esto tenemos mucho que decir,
y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír”; es decir, que no sólo habría de
decir lo que está escrito aquí. Como diciendo, en este momento no puedo entrar en detalles,
solamente expongo lo principal, lo esencial, pero acerca de esto hay mucho que decir y difícil de
explicar.
“23Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las
cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que éstos. 24Porque no entró Cristo en el
22 La Casa y el Sacerdocio

santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora
por nosotros ante Dios” (He. 9:23-24). Las frases claves son: figura de las cosas celestiales y
figura del verdadero. “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen
misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente
cada año, hacer perfectos a los que se acercan” (He. 10:1). Aquí se destacan las palabras:
figura, sombra, símbolo, ejemplo, dando a entender, testimonio para lo que se había de decir,
etcétera. El Apocalipsis es el libro que culmina toda la tipología, pues prácticamente todo lo que
aparece como simbólico desde el Pentateuco y a lo largo de la Palabra, tiene su culminación en
el Apocalipsis. En ese libro vemos la culminación de los candeleros, la culminación del templo, la
culminación del altar, la culminación del incensario, etcétera; es decir, Apocalipsis es un libro
rico en señales donde resume toda la tipología de la Biblia y le da su sentido último,
escatológico. Con estos versos, aunque hay muchos más, entendemos que sí existen bases
neotestamentarias para la tipología en las cuales descansamos, y así poder entrar más adelante
en los detalles.
Bases Neotestamentarias de la Tipología 23

Capítulo II

BET-EL2

La primera piedra de la casa de Dios


El libro de Génesis, como lo dice su nombre, es el libro de los orígenes; es donde se dan las
primeras pistas que luego se desarrollan a lo largo de la Biblia y se consuman en el Apocalipsis.
En el libro de Génesis se siembran las primeras semillas, tanto del plan de Dios como también

2
Enseñanza a la iglesia en la localidad de Teusaquillo, Bogotá D. C., Colombia, en septiembre 27 de 1992. Traducción: Marlene Alzamora.
24 La Casa y el Sacerdocio

de la rivalidad por parte del enemigo de Dios; y esas dos corrientes, esa línea de la simiente de
Dios como también la de la simiente de la serpiente, corren parejas, y hay enemistad de la una
con la otra a lo largo de la Palabra conforme a la profecía de Génesis 3:15.
En el libo de Génesis se comienza a perfilar el motivo que Dios tiene en Su corazón de edificar
para Sí una casa. La intención de Dios a lo largo de toda la Palabra ha sido edificarse para Él un
templo donde Él en plenitud pueda ser contenido y pueda ser expresado y pueda hacerse uno
con el hombre en forma corporativa, de manera que Dios y el hombre lleguen a ser uno, y el
hombre llegue a ser la morada de Dios en forma colectiva, y también Dios llegue a ser la morada
del hombre, como dice en el Salmo 91; dice que Yahveh sea mi habitación3. Por una parte,
nosotros somos Su casa; y también, Él es nuestra habitación. Es una morada mutua donde
nosotros moramos en Él y Él en nosotros. Este motivo, que es central en el plan de Dios porque
es lo que está en Su corazón, se ve a lo largo de toda la Palabra; pero la primera piedra, la
primera mención del desarrollo de este programa, la encontramos precisamente en el libro de
Génesis, que es el libro de los orígenes y de las semillas primeras. Aquí vemos que Dios se
revela a Sí mismo (Él mismo lo dice de Sí mismo) como el Dios de Abraham, de Isaac y de
Jacob; es decir, que si Dios dice que Él es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, siendo que
esas tres personas vivieron en un tiempo en el que había miles de personas y había montones
de religiones paganas (estaban la de los acadios, la de los hititas, etcétera), sin embargo Dios,
habiendo tantas personas importantes, como por ejemplo, Hammurabi que es incluso de la
época de Abraham, el famoso llamado Amrafel de Génesis 14, según algunos investigadores;
sin embargo Dios no se identifica como el Dios de esos grandes personajes que estaban a la
cabeza de los imperios, como Nimrod y otros posteriores, sino que Dios dice que Él es el Dios de
Abraham, de Isaac y de Jacob. Dios mismo, incluso cuando más adelante se le presentó a
Moisés en la zarza, le dijo: “Así dirás a los hijos de Israel: Yahveh, el Dios de vuestros padres, el

3
“Porque has puesto... al Altísimo por tu habitación” (Salmo 91:9).
23

Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me a enviado a vosotros4”.


Dios se llama a Sí mismo, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, porque tiene motivos; y si
Dios se identifica con algunos personajes, es porque Dios mismo está llamando nuestra
atención a lo que Él ha revelado de Sí mismo y de sus planes en su trato con estas personas. Si
Dios no hubiera hecho una labor especial con Abraham, con Isaac y con Jacob, y si Dios no
quisiera remitirnos a su obra con estos tres patriarcas, Él no tendría por qué decirse: Yo Soy el
Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; pero si Él lo dice, y de esa manera Él se identifica con
ellos ante su pueblo, quiere decir que Él pone su trato con Abraham, con Isaac y con Jacob,
como si Dios llamara nuestra atención a la vida de esos tres patriarcas y a Su intervención, la
Divina, en la vida de ellos. Eso podemos verlo en algunos otros pasajes de la Biblia. Antes de
leer Génesis, miremos por ejemplo en la epístola a los Romanos y veamos allí cómo aquellas
cuestiones en la vida de ellos no eran cosas simples, sino intervenciones providentes de Dios,
señalando Dios de una manera especial lo que Él tenía planeado y estaba realizando sobre la
tierra. Dice en Romanos 4:11-12:

4
Éxodo 3:15
24 La casa y el sacerdocio

"11Y recibió (Abraham) la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo
estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de
que también a ellos la fe le sea contada por justicia". Esa palabra señal quiere decir que aquel
hecho en la vida de Abraham que vino de parte de Dios, era un lenguaje que Dios estaba
utilizando para señalar algo que Él quería poner en evidencia. La circuncisión significa el corte
de la carne. Dios llamó a Abraham y luego hizo que cortara su carne para poder seguir el camino
del plan de Dios. La circuncisión era un sello de justicia. Entonces el Señor le dijo: Abraham,
como tú me has creído, yo te tengo como justo, y la señal de que te tengo como justo es que
cortes tu carne; pero hay que fijarse en lo que dice el versículo a continuación: "para que fuese
padre de todos los creyentes no circuncidados"; o sea que esa señal no terminaba sólo con
Abraham, nos incluye también a nosotros; nosotros los creyentes no circuncidados, no judíos,
sino que hemos venido de entre los gentiles; la intención del trabajo de Dios con Abraham era en
función de los que vendríamos después de Abraham. Y continúa: "Para que fuese padre de
todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos (a los gentiles creyentes) la fe
les sea contada por justicia”.

Las pisadas de fe de Abraham


¿Cuál fue la fe que tuvo Abraham? Dios tenía un plan y se le reveló a Abraham. Le dijo: “Mira
ahora a los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu
descendencia. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto
obedeciste a mi voz5”. Tú serás heredero del mundo. Entonces Abraham le creyó a Dios y le fue
contada esa fe por justicia y Dios le dio la señal de la circuncisión; pero no solamente para
Abraham, sino para que los que también como Abraham, estando aún en la incircuncisión,
creyésemos a Dios, lo que Él ha planeado para nosotros y lo que Él ha hecho a nuestro favor

5
Génesis 15:5; 11:18
Beth-el 25
para cumplir Sus promesas; entonces esa fe, como la de Abraham, también en nosotros y
también a nosotros nos es contada por justicia. Y continúa diciendo en Romano 4: “12Y padre de
la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las
pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado”.Abraham sería
también padre de la circuncisión; es decir, también después de su hijo, o sea Israel. Entonces,
nótese que el Espíritu Santo por Pablo, habla de algo que llama las pisadas de la fe que tuvo
nuestro padre Abraham. Esto quiere decir, que la vida de Abraham fue una vida de fe; que él fue
dando pasos de fe; él salió sin saber a dónde iba porque Dios le llamó y le dijo: “Vete de tu tierra
y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré6”. O sea que Abraham salió
confiado en Dios. Dios es el que me llamó; Dios es el que sabe dónde me va a llevar; Dios tiene
un plan, y nosotros, dice Abraham, vamos al plan de Dios.

Fundamentos de la ciudad celestial


En Hebreos 11:8-9, notamos que cuando Dios dice que Él es el Dios de Abraham, está
poniendo a Abraham como referencia, y luego vemos que Abraham tuvo unas pisadas de fe, y
que los hijos de Abraham por fe, nosotros los creyentes en el Dios de Abraham, seguimos esas
mismas pisadas. Ahora, ¿esas pisadas de fe hacia dónde se dirigían? Para eso leemos
Hebreos, donde dice:
“8Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir
como herencia; y salió sin saber a dónde iba".
Vemos que esas pisadas de fe tienen un sentido, y ese sentido es una herencia; pero él se fue
primero a un lugar que había de recibir luego como herencia; y salió sin saber a dónde iba,
porque él se confió en Dios, se agarró de la mano de Dios y dijo: Él me va a llevar a un lugar que
Él me prometió. ¿Cómo? Eso es cosa de Dios; pero Él va a cumplir Sus planes. Dicen los versos
6
Génesis 12:1
26 La casa y el sacerdocio

9 y 10:
"9Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en
tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; 10porque esperaba (verso
clave) la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios".
Según parecía, estos tres patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob estaban viviendo en tiendas,
pero con un sentir en su corazón; con una esperanza. Dice que ellos esperaban la ciudad que
tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios; es decir, que desde Génesis en la vida
de estos patriarcas ya se preludia la Nueva Jerusalén celestial, que es donde culmina el
programa de Dios; pero nótese que ellos fueron llamados a seguir a Dios en fe, hacia la ciudad
de Dios, que es la que culmina en Apocalipsis el programa de Dios en acción ya desde
Abraham. Así que las pisadas de fe desde Abraham, Isaac y Jacob, como Dios se declara el
Dios de ellos, los pone como punto de referencia, y siendo ellos la primera mención del inicio de
ese peregrinaje a la ciudad celestial, entonces nos lleva a poner cuidado a los detalles de la vida
de ellos.
En Gálatas encontramos que la vida de ellos no era sólo cuestiones históricas; aunque sí son
históricas, la providencia de Dios dirigió los acontecimientos históricos con el fin de proyectar
una visión para nosotros; es decir, que cuando leamos la vida de ellos, no solamente estemos
diciendo: Eso fue una cuestión de Abraham, de Isaac y de Jacob, sino que entendamos que
Dios, a través de los acontecimientos históricos en la vida de estos patriarcas, nos está
hablando a nosotros, porque nosotros somos los que seguimos las pisadas de la fe y seguimos
caminando con el mismo Dios, con la misma fe y hacia la misma ciudad; solamente que ahora
estamos en un estadio más adelantado; pero debemos ver el inicio y el final para comprender el
estadio en que estamos nosotros. Leemos en Gálatas 4:21-23:
“21Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? (la Torá, o sea el
Pentateuco completo) 22Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava,
el otro de la libre. 23Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la
Beth-el 27
promesa".
Eso fue un acontecimiento histórico en la vida de Abraham. Está Agar, está Sara, está Isaac y
está Ismael; pero esos acontecimientos históricos fueron dirigidos providencialmente por Dios
en función de una enseñanza para el futuro, de una visión que su pueblo habría de entender. Por
eso dice el verso siguiente, el 24: "Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos
pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar”. Dios usó
esos acontecimientos históricos para alegorizar algo acerca de Sus planes; de manera que
cuando leemos la historia de Abraham, Isaac y Jacob, debemos percibir, además de la historia,
la alegoría, la enseñanza espiritual de parte de Dios. Dice en los versos 25-26: “25Porque Agar
es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos,
está en esclavitud. 26Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre”.
Debemos fijarnos: esto corresponde con esto; porque eso es una alegoría, un hecho histórico
que se corresponde con una situación espiritual que está siendo alegorizada; entonces,
acudamos a la vida de estos patriarcas para percibir la alegoría, mirando a qué corresponden
esos acontecimientos históricos en la vida de ellos; o sea que hasta aquí fue un preámbulo para
entrar en esa primera visión del motivo de la casa de Dios.

Cristo simiente de Abraham


Vamos de vuelta a Génesis e inicialmente al capítulo 28, y pongamos atención a la lectura
desde el versículo 10. Aquí se llama la atención. Dios había dicho primero a Abraham: “Vete de
tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”; es decir, que Dios
lo guió al lugar que habría de recibir como herencia; pero nótese que primeramente llegó al
lugar, pero en ese lugar había que ir edificando una futura ciudad de Dios. Cuando Abraham
llegó todavía no estaba la ciudad; entonces peregrinó por el lugar, pero en espera de la ciudad.
Ahora, cuando Abraham se muere, Dios le dice a Isaac: Mora en esta tierra y no salgas de aquí;
28 La casa y el sacerdocio

porque Dios los había sacado justamente porque allí era donde Él iba a desarrollar su plan; e
Isaac también moró en ese lugar y no salió para nada; moró en Beerseba, moró en esa tierra, y
nótese que también Isaac es figura de Cristo; es decir, los acontecimientos en la vida de Isaac
fueron también dirigidos por Dios providencialmente para señalar a Cristo, pues Isaac es figura
de Cristo, porque él es la simiente de Abraham.
Cristo es la verdadera simiente de Abraham; por lo tanto, Isaac nació por la intervención
soberana de Dios en Abraham y Sara, porque ellos no podían ya dar hijos. Fue la intervención
soberana de Dios; entonces Isaac es figura de Cristo; por eso vemos a Isaac subiendo con la
leña para ser sacrificado en el mismo lugar, por el mismo terreno y en el mismo monte en que el
Señor Jesús subió con la cruz para ser crucificado; pero luego Isaac fue recibido otra vez a la
vida como si hubiera resucitado de los muertos. Porque así lo dice Romanos en el capítulo 4, y
nos damos cuenta de que esto sucedió así. Dice en Romanos 4:16-17:
"16Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda
su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe
de Abraham, el cual es padre de todos nosotros 17(como está escrito: Te he puesto por
padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos y
llama las cosas que no son, como si fuesen".
Dios le había dicho: Mira, por Isaac te será llamada descendencia; y ahora él tiene que
sacrificar a Isaac, pero él está creyendo que Dios puede resucitar los muertos. Si Dios me dijo
que es por Isaac y ahora me está pidiendo que lo sacrifique, lo tengo que sacrificar, pero Dios lo
puede resucitar. Hebreos 11:19 dice de Abraham: "Pensando que Dios es poderoso para
levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir”. (Se
refiere a Isaac). Hay que notar que la fe de la resurrección estaba ya en el corazón de Abraham,
porque Abraham sabía que Dios le había prometido que por Issac le vendría descendencia; así
que si Dios le pide que lo sacrifique, quiere decir que Dios lo va a resucitar, porque Dios no
puede mentir. Le dijo que por Isaac era que le vendría descendencia, así que creyó en el Dios
Beth-el 29
que resucita a los muertos; la fe de la resurrección fue la fe de Abraham; así que Isaac es
considerado como un resucitado, como alguien que había sido entregado a la muerte, pero que
resucitaría porque Dios había dicho que por él sería que vendría la descendencia. La fe de
Abraham fue una fe de resurrección. Por eso dice en Romanos 4:17-22:
"17Delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama a las cosas que no
son, como si fuesen. 18Él creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de
muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. 19Y no se
debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien
años), o la esterilidad de la matriz de Sara. 20Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa
de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 21plenamente convencido de que
era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; 22por lo cual también su fe le
fue contada por justicia”.
Entonces Isaac es figura de Cristo. ¿Y Jacob? Dios llamó también a Jacob para poner la
primera piedra de la casa de Dios; es decir, que la revelación acerca de la casa de Dios
comenzó a darse a Jacob; pero fijémonos que tenía que ser con Jacob, porque primero es con
Abraham el llamamiento, segundo, con Isaac es la provisión, la redención; pero el motivo de la
casa de Dios que descansa en la provisión, la cual a su vez descansa en el llamamiento, tiene
que ser perfecto. Uno, dos, tres, Dios trabaja en tres, con Abraham, con Isaac y con Jacob. Con
Abraham, el llamamiento; con Isaac, la provisión; y con Jacob, la transformación y la casa. Con
ese preámbulo veamos Génesis 28:10-12:

Cristo la escalera de Bet-el


"10Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Aram. 11Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí,
porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su
cabecera, y se acostó en aquel lugar. 12Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada
30 La casa y el sacerdocio

en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y


descendían por ella".
Beerseba estaba nada menos que en la tierra que Dios les había prometido, y allí vemos que
salió y fue a Aram y empezó a devolverse, porque recordemos que Abraham estaba en Aram, y
de Aram vino a la tierra; pero ahora Jacob, como había hecho sus trampas, primero había
engañado a Esaú, y después engañó a Isaac, por eso él tuvo que huir, y al huir empezó a salirse
de la tierra que Dios había prometido, donde Él realizaría sus planes. Entonces llegó a un lugar;
es decir, cuando se estaba yendo Jacob, cuando se estaba apartando de la tierra donde Dios los
había traído a ellos, entonces Dios se apresuró a revelarle a Jacob lo importante que era esa
tierra, y el plan que Él iba a realizar en esa tierra. Las piedras de cabecera significan las primeras
piedras de edificación.
Luego encontramos en el verso 13: "Y he aquí, Yahveh estaba en lo alto de ella, el cual dijo:
Yo soy Yahveh, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado
te la daré a ti y a tu descendencia." A pesar de que él se está yendo, Dios le dice que Él lo
guardará y volverá a traerlo a la tierra. Él lo escogió y Jacob se está yendo, pero Dios va detrás
de él, y le enseña algunas lecciones. Cuando él se fue, empezó a ocurrirle lo que él hizo que le
aconteciera a otros; como dice el dicho, empezó a ser pagado con su propia moneda. Él había
engañado y lo engañaron a él. Siete años trabajando por Raquel, y le dan a Lea en vez de
Raquel; y treinta veces le cambiaron el salario; esperaba, merecía esto y no se lo daban; es
decir, empezaron a acontecerle cosas que él había hecho a otros. Él había defraudado a otros y
empezó a ser defraudado él; esa es la manera que Dios utiliza para trasformarnos, para
corregirnos, porque nos damos cuenta de cómo somos nosotros, y las cosas que hacemos a
otros. Dios sabe cómo corregirnos.
Yo voy a acompañarte, yo voy a guardarte, Jacob. Después, todo lo que se ganó Jacob,
inclusive haciendo trampa con las varas, porque cogió unas varas manchadas para pasar las
manchas al ganado, porque las manchadas eran las de él; o sea que hacía trucos para que las
Beth-el 31
ovejas fueran de él, los resultados; pero después tuvo que arriesgar todo lo que había
conseguido, porque tuvo que salir otra vez de la tierra y se tenía que encontrar con Esaú; y él
había engañado a Esaú, y entonces empezó a tener miedo, y tuvo que determinar enviar
adelante todas las ovejas para que Esaú fuera calmándose. Todo lo que se había ganado tuvo
que arriesgarlo hasta que se quedó solo, y ahí sí le dijo a Dios: No te dejaré si no me bendices;
y ahora sí confía en Dios. Dios le bendice, pero le descoyuntó el muslo; es decir, él antes se
apoyaba en sus propias fuerzas, él era Jacob; entonces ahora se va a apoyar en la bendición de
Dios, pero para eso tiene que ser tocado, dislocado su muslo, su fuerza natural, su propia
manera de hacer las cosas; fue quebrantado; ya Jacob no se podía apoyar en sus propias
fuerzas, sino que tenía que apoyarse en Dios, que era su bendición. Pero él primero hizo las
cosas a su manera. Él no aprendió la lección hasta que quedó apoyado en Dios y no en sí
mismo, y recién ahí fue que regresó y dejó de llamarse Jacob y empezó a llamarse Israel; pero
mientras tanto, esa historia y esas lecciones las aprendió mientras se iba; pero aquí donde
estamos leyendo, él todavía no había aprendido esas lecciones, pero ya Dios se le reveló y ya
Dios le mostró la visión del plan de Dios. Dice en el verso 16: "Y despertó Jacob de su sueño, y
dijo: Ciertamente Yahveh está en este lugar, y yo no lo sabía".
Él entendió, pero aun así se fue; o sea que nosotros los seres humanos, al principio
entendemos, pero como somos astutos y manejamos las cosas a nuestra manera, y nos
defendemos nosotros mismos, y nos procuramos nosotros mismos las cosas a nuestro estilo,
aunque confesamos: Dios está aquí, pero me voy para otro lado. Seguimos leyendo en el verso
17:
“Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y
puerta del cielo".
Fijémonos, él entendió la revelación de Dios, porque Dios tenía ese plan. Jacob se está yendo,
pero para poderlo traer de vuelta, Dios le revela el plan y luego vuelve y lo trae; Dios le dice: Te
volveré a traer a este lugar, la tierra donde tú estás; ahí donde vio la escalera que representa a
32 La casa y el sacerdocio

Cristo, que une al cielo con la tierra, esa primera piedra que él levantó en Bet-el, porque así la
llamó Jacob; pues si Jacob quería ponerle un nombre que sintetizara la revelación que Dios le
dio, ese nombre fue Bet-el. Bet-el quiere decir en hebreo, casa de Dios. El nombre Bet-el
sintetiza la revelación que Dios le dijo a Jacob cuando él se estaba yendo, y se la dio porque
sabía que él se iba a ir y que tenía que volverlo a traer; entonces, esa escalera representa a
Cristo. Ahora vamos a mirar en el evangelio de San Juan, algunos versos del capítulo 1, y
llamamos la atención sobre la analogía. Verso 48-51:
“48Le dijo Natanael (a Jesús): ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes
que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. 49Respondió Natanael y le
dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. 50Respondió Jesús y le dijo:
¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que éstas verás. 51Y le
dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de
Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre".
¿Cuáles son esas cosas mayores? Lo que vio Jacob fue una escalera que comunicaba el cielo
con la tierra y por esa escalera subían y descendían ángeles; pero en ese lugar donde esa
escalera se posó fue donde Jacob levantó una piedra, la piedra de cabecera, y la ungió con
aceite y la llamó Bet-el, Casa de Dios. Ahora, realmente ¿quién es la primera piedra de la casa
de Dios? ¿No es el Señor Jesús? ¿No dice la Biblia que Él es la piedra del ángulo de la casa de
Dios? Entonces Jesús es la verdadera piedra ungida con aceite, es la primera piedra, o la piedra
de cabecera, el Bet-el de Dios. Ahora, ¿saben qué van a ver ustedes? Acabaron de reconocer al
Mesías; de aquí en adelante ustedes van a ver el cielo abierto, como lo vio Jacob, y ángeles que
suben y descienden sobre el Hijo del Hombre; o sea que el Hijo del Hombre es la escalera de
Dios, porque Él es el que trae a Dios a los hombres y lleva a los hombres a Dios; El es el sumo
pontífice, el verdadero pontífice, porque pontífice quiere decir el puente, la escalera; Él es el que
nos revela al Padre; nadie conoce al Padre sino a través del Hijo, pero también el Hijo
representa al hombre porque es el Hijo del Hombre delante de Dios; es decir, que la escalera es
Beth-el 33
Jesucristo; o sea que aquel motivo que había visto en figura, en alegoría, primeramente Jacob,
ahora en el Nuevo Testamento comienza con Jesucristo; es decir, Jesucristo está empezando a
llamar a los discípulos así como Dios está llamando a Jacob para con él empezar a construir el
pueblo de Israel, y con él preparar la venida del Mesías; ahora el Mesías, Jesucristo, la
verdadera piedra del ángulo, es la piedra de cabecera de la verdadera Bet-el, de la verdadera
casa de Dios, de la cual la Bet-el de Jacob era una alegoría apenas, una figura; pero la
verdadera piedra de cabecera es Jesucristo, y la verdadera Bet-el, la verdadera casa de Dios, es
la Iglesia. Ahí encontramos una verdadera concordancia en la Palabra de Dios.
Volvamos a Génesis 28:17: "No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo"; eso fue lo
que captó. Ahora Bet-el es la casa de Dios, la puerta del cielo. Si alguien quiere saber cómo ir al
cielo, tiene que recibir el testimonio de Bet-el, porque la puerta del cielo es Jesucristo y Él es la
piedra de la casa de Dios. Nadie puede ir a Dios sin Jesucristo, y Jesucristo está en la Iglesia; el
testimonio de la Iglesia es acerca de Jesucristo para que la gente se encuentre con Dios y se
convierta en morada de Dios. (v.18): “Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había
puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite encima de ella", como el Señor Jesús
fue levantado de los muertos como señal. "Y derramó aceite encima de ella”, que es la unción de
Cristo y de la casa de Dios, que es el misterio de Cristo, el cuerpo de Cristo, come dice Efesios 3.
"19Y llamó el nombre de aquel lugar, Bet-el (que significa la casa de Dios), aunque Luz era el
nombre de aquella ciudad primero. 20E hizo Jacob voto, diciendo (aunque sabemos que lo que
Dios quiere es en ese lugar, y la revelación es que Dios va a edificar para Sí una casa, pero yo
tengo mis propios problemas, mis propios asuntos, así que): "si fuere Dios conmigo, y me
guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, 21y si volviere
en paz a casa de mi padre, Yahveh será mi Dios“. Pero mientras tanto yo me voy a donde yo
quiero. Jacob insiste en irse. "Y si me diere pan para comer"; así somos los hombres. Si Dios me
da todo lo que necesito, entonces sí será mi Dios; si no, yo sigo en lo mío; “y vestido para vestir,
y si volviere en paz a la casa de mi padre, Yahveh será mi Dios" (en el futuro, todavía no). ¡Cómo
34 La casa y el sacerdocio

somos nosotros de duros! Si me bendice, entonces en el futuro, es posible que me convenza y


"será mi Dios".
"22Y esta piedra que he puesto por señal, será (Dios ya quiere, pero yo todavía no) casa de
Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti". Allí encontramos una diferencia con
Abraham cuando diezmó, que lo hizo voluntariamente, sin que nadie se lo dijera; pero Jacob
está negociando. ¡Cómo somos nosotros de duros! También le dijo: “de todo lo que me dieres, el
diezmo apartaré para ti”. Fijémonos que cuando Abraham diezmó lo hizo voluntariamente, sin
que nadie se lo pidiera; pero aquí Jacob está negociando; o sea, Dios, si tú quieres que te dé un
diezmo grande, entonces me tienes que dar bastantito. Así somos los seres humanos al
principio; aunque fuimos escogidos por Dios, y somos llamados para la edificación de Dios,
tenemos nuestros propios negocios, nuestros propios asuntos, y estamos preocupados por
comida, vestido, casa, ropa, etcétera. Y va a ser Dios nuestro, si nos bendice en nuestras cosas,
y ahí sí le vamos seguir "la corriente" a Dios en eso de Su casa; pero eso sí, yo tengo que seguir
en lo mío.

Egipto es como una caña cascada


Después de las lecciones aprendidas por Jacob en todos esos capítulos, llegamos al capítulo
35 de Génesis; o sea, del 28 al 35. Muchas lecciones y sufrimientos de Jacob, fue lo que Dios
usó para transformarlo; entonces llegamos al capitulo 35. Fijémonos que a Abraham le sucedió
lo mismo. Abraham estaba en Bet-el, incluso antes de que lleguemos al capítulo 35. Leamos lo
que pasó con Abraham para enriquecer esta prueba de Bet-el. Esta experiencia nos va a servir
para que seamos también nosotros enriquecidos en nuestras pruebas. Miremos los capítulos 12
y 13 de Génesis. Dios llamó también a Abraham a la tierra y Abraham estaba en esa tierra; pero
fijémonos desde el verso 8: "Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el", o sea que
Abraham estaba en Bet-el, en el mismo lugar donde estaría Jacob, “y plantó su tienda teniendo
a Bet-el al occidente y a Hai al oriente; y edificó allí altar a Yahveh, e invocó el nombre de
Beth-el 35
Yahveh"; o sea, Abraham edificó un altar a Dios estando en Bet-el; es decir, un altar representa
una consagración.
Abraham se consagró al Señor en Bet-el, pero había una prueba que pasar. A un lado estaba
Bet-el, que significa la casa de Dios, y al otro lado estaba Hai, que significa ruina y destrucción.
Entonces Abraham tenía que seguir a Dios en el plan de Dios, y ahí estaba Bet-el; pero al otro
lado estaba Hai. Y mire cómo es la vida: o seguimos a Dios en Sus planes, y colaboramos con la
causa de Dios para ser edificados como Bet-el, casa de Dios, o si no, al otro lado está Hai,
ruinas. Entonces le vino una prueba a Abraham, y esa prueba nos puede pasar a todos. El curso
del sol es de oriente a occidente, de Hai a Bet-el, de la ruina a la Casa de Dios. Miremos la
prueba: "Y Abram partió de allí, caminando y yendo hacia el Neguev. Hubo entonces hambre en
la tierra". Cuando Abraham se apartó de Bet-el vino la prueba de hambre, la prueba económica,
la prueba de las dificultades, y ¿qué fue lo que le pasó a Abraham? Cuando vino la prueba de las
dificultades económicas se sintió movido a volverse para Egipto; él debía estar en la tierra y
conocer a Yahveh-Jireh, pero él todavía no había conocido a Dios como el proveedor; eso fue
más adelante cuando tuvo a Isaac; pero todavía no había madurado, entonces él buscó ayuda
en Egipto.
“10
Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era
grande el hambre en la tierra. 11Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a
Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto”. Empezó a
exponer a su esposa a otro hombre y mintió y hasta el hombre tuvo que reprenderlo; es decir, un
incrédulo tuvo que reprender a un creyente. Eso le pasó en Egipto, porque allá dejó de confiar en
Dios y empezó a confiar en si mismo, y entonces tenía que decir mentiras y arriesgar a su propia
esposa; pero Dios había dicho que por Sara vendría el heredero; entonces Dios tuvo que cerrar
el vientre de aquellas personas y amenazar a Abimelec para poder guardar a Sara para que la
simiente no se perdiera. ¿Qué pasó? Miremos el capítulo 13. Después de la triste lección,
cuando él se apoyó en Egipto, como también Israel se apoyó en Egipto, y también cuando vino
36 La casa y el sacerdocio

lo de la cautividad, se quisieron también ir a Egipto, y Dios les dice que no se vayan a Egipto;
Dios les dice que Egipto es como una caña cascada que todo aquel que se apoya en ella, se
quiebra la caña y se la entierra: pero uno es tan duro que en vez de aprender, cuando viene la
prueba se va a confiar en Egipto como hizo Abraham, como también lo hizo Israel, y luego como
lo hizo también el remanente que había quedado del cautiverio; y luego se van a Egipto, y allí fue
un problema. Y vemos que Abraham, después de sufrir, le sucedió lo siguiente:
“1Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev, él y su mujer, con todo lo que tenía, y con él
Lot. 2Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro. 3Y volvió por sus jornadas desde el
Neguev hacia Bet-el, hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Bet-el y Hai, 4al
lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Yahveh”. Es decir,
otra vez aprendió la lección de que en Egipto no encontraría sino vergüenza y peligro, y tuvo que
volver otra vez a Bet-el, otra vez al lugar donde había estado primero su tienda, a confiar otra
vez en el Señor, a poner el altar otra vez en su lugar. Así nos pasa a nosotros. Él nos llama
porque Él tiene un plan, pero de pronto viene una prueba y nosotros nos queremos ir a Egipto o
a Padan-Aram, pero después Dios nos trae.

La consagración en Bet-el
Volvamos a Génesis 35. Dios le había dicho a Jacob: Te volveré a traer a este lugar; le había
enseñado muchas cosas; se había ido solito y jovencito, y ahora llegaba viejito, con 13 hijos, 12
varones y una mujer, y con 4 mujeres: Lea, Raquel, Bilha y Zilpa. Veamos el capítulo 35 de
Génesis, desde el verso l: "1Dijo Dios a Jacob”. Fijémonos qué interesado está Dios en las cosas
Suyas, pero nosotros estamos interesados en las cosas nuestras; por eso tiene que sacarnos de
lo nuestro, volviéndonos a lo Suyo.
"1Dijo Dios a Jacob: Levántate y sube a Bet-el y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que te
apareció cuando huías de tu hermano Esaú". Allí fue que yo me revelé a ti; el plan mío es ese;
Beth-el 37
¿no entiendes que lo que yo quiero es una ciudad, cuyo arquitecto y constructor Soy Yo, y que la
primera piedra es Bet-el? Hay que entender el plan mío. En Bet-el es donde Yo quiero; eso es
vital; es en Bet-el. “Quédate allí; y haz allí un altar"; es decir, conságrate a Mí, a la causa mía, en
Bet-el; allí es donde Yo te quiero consagrado. Fijémonos, Dios le había dicho: Yo te voy a
acompañar, pero te voy a volver a traer; y aquí Dios está cumpliendo; entonces, ahora sí, "2dijo
Jacob a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre
vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos".
Antes había dicho: Bueno, si Dios me bendijere, será... pero ahora dice: Es mi Dios, el Dios
verdadero y "3levantémonos y subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que me respondió en el
día de mi angustia, y ha estado conmigo en el camino que yo he andado. 4Así dieron a Jacob
todos los dioses ajenos que había en poder de ellos, y los zarcillos que estaban en sus orejas; y
Jacob los escondió debajo de una encina que estaba junto a Siquem. 5Y salieron, y el terror de
Dios estuvo sobre las ciudades que había en sus alrededores, y no persiguieron a los hijos de
Jacob”. Vemos a Dios respaldando a su pueblo que volvía de vagar, de nuevo a Bet-el. Ahora sí
se limpió, ahora sí tuvo a Yahveh por Dios, ahora sí decidió consagrarse a Dios en Bet-el. Y dice:
"6Y llegó Jacob a Luz, que está en tierra de Canaán (esta es Bet-el), él y todo el pueblo que con
él estaba". Vemos que ahora viene con pueblo, después de que se fue solo. "7Y edificó un altar
y llamó al lugar El-bet-el"; o sea, el Dios de Bet-el; es decir, primeramente él entendió la casa de
Dios, pero ahora él entiende que hay un Dios que quiere para Él una casa. "El-bet-el, porque allí
le había aparecido Dios, cuando huía de su hermano. 8Entonces murió Débora, ama de Rebeca
(ya se cortó con el pasado), y fue sepultada al pie de Bet-el, debajo de una encina, la cual fue
llamada Alon-bacut (que quiere decir, la encina del llanto)"; es decir, donde se corta con lo viejo.
“9Apareció otra vez Dios a Jacob (aparece en Bet-el), cuando había vuelto de
Padan-Aram, y le bendijo. 10Y le dijo Dios: Tu nombre es Jacob; no se llamará más tu
nombre Jacob (ya no serás más un engañador), sino Israel será tu nombre; y llamó su
nombre Israel” (que quiere decir, príncipe con Dios). “11También le dijo Dios: Yo soy el Dios
38 La casa y el sacerdocio

omnipotente: Crece (ahora sí) y multiplícate; una nación y conjunto de naciones procederán
de ti, y reyes saldrán de tus lomos. 12La tierra que he dado a Abraham y a Isaac, la daré a ti,
y a tu descendencia después de ti daré la tierra. 13Y se fue de él Dios, del lugar en donde
había hablado con él". Fijémonos en la diferencia con la primera vez. "14Y Jacob erigió una
señal en el lugar donde había hablado con Él, una señal de piedra, y derramó sobre ella
libación, y echó sobre ella aceite. 15Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar donde Dios
había hablado con él, Bet-el”.
Nótese que la primera vez él reconoció la visión, entendió, levantó la piedra y puso aceite, que
eso es precisamente erigir el tabernáculo y llenarlo con la gloria de Dios. Dios quiere una casa
para morar en ella; Jacob entendió la revelación y lo llamó Bet-el; pero aquí él ya se consagró a
la causa de Dios; no como aquella vez que fue; es decir, volvió, porque Dios fue el que lo trajo;
Dios fue el que lo escogió, porque Dios es el que tiene el negocio y en ese negocio tiene que
estar Jacob, porque Dios quiso.
Jacob ahora sí aprendió la lección, y ahora sí, además de la piedra y el aceite, derramó
libación. La libación significa derramar vino sobre el sacrificio; representa derramar la vida en
sacrificio, un compromiso con la causa de Dios hasta la muerte. Eso es lo que en el Antiguo
Testamento significaba la libación; se ponía vino en unas jarritas, y se derramaba sobre el
sacrificio del altar, así como Jesús derramó su sangre hasta la muerte para que Dios pueda
tener casa para Él, porque lo que el Padre dijo que el Hijo le haría es que el Hijo le edificaría una
casa; y por eso Él derramó Su vida; y ahora Pablo también dice que él sufre en su carne las
aflicciones de Cristo por amor de la Iglesia, para que la Iglesia sea edificada; tenemos que ser
derramados como libación sobre el sacrificio de la fe de los creyentes.
Ahora sí Jacob entendió, y no sólo entendió, sino que aprendió la lección y se consagró hasta
la muerte por la causa de Dios; ahora sí Dios podía edificar Su casa. Había que trabajar para
edificar la casa. Nosotros somos como Jacob y tenemos que ser también convertidos a Israel.
Beth-el 39

Capítulo III

UN SANTUARIO PARA DIOS7

La ofrenda voluntaria
Ya vimos Beth-el, que es la primera mención de la casa de Dios. Es el motivo que Dios tiene,
el deseo de tener para Sí una casa en la cual Él incorporarse, para Él vivir, reposar, porque dice:
“Este es el lugar de mi reposo”; en la cual Él expresarse y también allí realizar Su Reino. En el
libro de Éxodo vamos a seguir el motivo de la Casa de Dios, que es Beth-el. Vamos a ver lo
relativo al deseo de Dios de tener un Santuario para Él. Es el preámbulo para el estudio del
tabernáculo. Antes de entrar en el tabernáculo tenemos que ver el deseo de Dios de tener para
Sí un Santuario, y también los materiales con los que Él quiere que se le edifique ese Santuario.
Veamos el corazón de Dios. Acordémonos de la situación histórica con que el Señor expresó el
mismo deseo. Fijémonos en que Él se le reveló a Jacob en Beth-el. Fue Dios quien tomó la
7
Enseñanza a la iglesia en la localidad de Teusaquillo, Santafé de Bogotá D. C., Colombia, en octubre 11 de 1992. Transcripción: Marlene Alzamora.
40 La casa y el sacerdocio

iniciativa, y después de lo relativo a Beth-el, fue Dios también quien tomó la iniciativa aquí en
Éxodo.
Analicemos los primeros nueve versículos del capítulo 25 del libro de Éxodo. “Yahveh habló a
Moisés”. Yahveh; es iniciativa de Dios, esto es lo que está en el corazón de Dios. “1Yahveh habló
a Moisés, diciendo: 2Dí a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo varón que la
diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda”. Miremos esa expresión: De corazón.
Dios no quiere algo que no venga del corazón del hombre. Si tú lo quieres yo lo querré de ti, pero
si tú no lo quieres yo tampoco lo quiero. Yo quiero lo que tú quieres. El Señor Jesús dijo:
“¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no
quisiste!”8. Cuántas veces yo quise, cuántos intentos del Señor para unir Su pueblo bajo Sus
alas, pero el pueblo mismo no lo quiso; yo quise, pero tú no lo quisiste. O sea que el Señor, si el
pueblo no quiere, Él no lo va a forzar, Él va a dejar el pueblo en lo que el pueblo quiere.
Primero, si Él va a querer algo para Sí, lo quiere tener con la libre voluntad de Su pueblo; por
eso dice: “que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda”. Dios lo dice así: “3Esta
es la ofrenda que tomaréis de ellos: oro, plata, cobre”. El Señor va a construir un santuario y Él
no lo va a construir según lo que nosotros le decimos. Nosotros no le vamos a decir a Dios lo que
le vamos a dar; es Dios el que nos pide a nosotros. A veces nosotros le decimos a Dios: Esto no
te lo voy a dar, pero esto sí; es decir, nosotros le damos quizá lo que no nos cuesta, quizás lo
que nosotros podemos dar con facilidad; pero hay cosas difíciles de dar a Dios y son
precisamente las cosas preciosas. Fijémonos que empieza con oro, y son las cosas de valor las
que Dios pide; o sea que si Dios quiere para Sí una casa, Él no la quiere si no es
voluntariamente, y si no es con lo que Él pide, y no lo que yo quiero.
Segundo, haciéndolo de todo corazón, voluntariamente, dándole a Dios lo que Dios pide; de lo

8
Lucas 13:34
39

contrario no es para Él una casa, y Él no va a estar cómodo. Primeramente leamos de corrido y


después entraremos en detalle sobre ellos. Cobre, en este caso y en el idioma hebreo, es lo
mismo que bronce.
“Oro, plata, cobre, 4azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras, 5pieles de carnero
teñidas de rojo, pieles de tejones, madera de acacia, 6aceite para el alumbrado, especias
para el aceite de la unción y para el incienso aromático, 7piedras de ónice, y piedras de
engaste para el efod y para el pectoral. 8Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio
de ellos”.
Es decir, con esto yo les digo que lo que quiero que hagan es esto: Un santuario para mí, y
habitaré en medio de ellos.

Dios quiere una casa entre su pueblo


Fijémonos en el deseo de Dios. Ustedes estaban perdidos en Egipto, en el mundo; yo los
saqué, salieron como una tromba, apurados, gracias a la pascua; asustados de los egipcios,
pero cruzaron el mar rojo y ahora son un tropel; pero ese tropel hay que ponerlo en orden, y yo
quiero que ustedes hagan algo para mí. Notemos que Él les da un motivo central para ese
pueblo que fue liberado de Egipto. Él quiere que ese pueblo tenga un objetivo en qué ocuparse,
es decir, cuando Dios nos libera, lo hace con un propósito; nos libera para algo que Dios quiere.
No solamente nos sacó de Egipto para que después no sepamos qué hacer y nos volvamos a
Egipto. Si nos sacó, nos da un sentido, nos da también una misión, nos da también un propósito.
Eso era lo que el Señor le había prometido a Moisés: Mira, Moisés, la señal de que yo te envío
es que cuando hayas sacado al pueblo, vendréis y adoraréis en este lugar. El Señor quiere
centrar a Su pueblo alrededor de Sí mismo, porque si Él mismo es el sentido de todas las cosas,
cuánto más de Su pueblo, porque todas las cosas Él las hizo para Sí mismo. Como dice
40 La casa y el sacerdocio

Proverbios 16:4: “Todas las cosas ha hecho Yahveh para sí mismo”; o sea que Él es el sentido
final de Su pueblo; Él quiere hacerse uno con Su pueblo, y Él quiere una casa entre Su pueblo.
Por eso dice:
“8Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. 9Conforme a todo lo que yo te
muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis”.
No se puede hacer el santuario para Dios sino conforme a lo que Dios pide. No es lo que yo
quiera darle, sino lo que Él pide; Él es el que sabe lo que quiere, entonces Él es el que nos
demanda. Esto es lo que pido para que yo habite en medio de mi pueblo. Pido que tú y que tú, y
que cada uno de mi pueblo, me traiga lo que Yo pido, no lo que ustedes me quieran dar; es lo
que Yo les estoy pidiendo. Ustedes pueden tener otras cosas, pero yo no les estoy pidiendo sino
estas específicas. Son cosas valiosas, pero se las pido. Entonces podemos resumir así:
1. Es Dios el que pide.
2. Lo que se le da a Dios tiene que ser voluntariamente, de todo corazón.
3. Con lo que se le da a Dios, hay que edificarle un santuario, un tabernáculo y unos utensilios
para el ministerio o el servicio.

Según el modelo de Dios


Todo lo anterior es según el modelo de Dios, según el diseño de Dios. Nosotros no diseñamos
el santuario como nosotros queremos; nosotros no diseñamos los utensilios como nosotros
queremos, ni determinamos los materiales que Él quiere; lo que hacemos solamente es querer
que Él tenga lo que Él quiere. Dios quiere un santuario conforme a un diseño y para un servicio,
con unos utensilios; y ese santuario y esos utensilios, son hechos con ciertos materiales. Dios es
el que pide. La parte nuestra es decirle: Sí, Señor, de todo corazón queremos que Tú tengas lo
que quieres. Porque es muy fácil tratar de servir a Dios según el gusto nuestro, dando a Dios lo
Un santuario para Dios 41
que nosotros queremos, y servirle según nuestro gusto. Nosotros somos egoístas, y hacemos
las cosas según nuestra manera, y damos a Dios lo que nosotros queremos. No nos importa lo
que Él nos pide; es quizás lo que nos sobra lo que le damos a Dios. Pero Él dice: No, no, Yo soy
el que pide, y Yo soy el que diseño tanto el santuario total como cada utensilio del servicio del
santuario en particular. La parte nuestra es solamente aprobar de todo corazón y con todo cariño
lo que Dios quiere, y seguirlo a Él, y no buscar que Dios nos siga la corriente a nosotros.
Observamos de nuevo en el versículo 3 y vemos las primeras cosas que Dios quiere: Oro,
plata y cobre. Al cobre en otro pasaje se le llama bronce. Observamos en la versión de la Biblia,
que el título que se le da a este pasaje es: La ofrenda para el tabernáculo, el cual no hace parte
del texto bíblico. Debajo de ese título encontramos una referencia, que es Éxodo 35:4-9. Eso
significa que ese pasaje habla de lo mismo. Por alguna razón especial el Señor lo repite; por eso
vamos a revisar lo que Dios dice en Éxodo 35:4-9; es decir, no pasemos por alto las razones de
Dios. Allí dice: “4Y habló Moisés a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: Esto es lo
que Yahveh ha mandado”. Notemos que primero habló Dios a Moisés; es decir, Dios dirigiendo
al ministerio lo que Él quiere, y ahora el ministerio transmitiendo al pueblo, conforme el deseo de
Dios. Por eso está repetido esto. Tal como el ministerio lo recibe de Yahveh, el ministerio lo tiene
que entregar al pueblo. No lo puede distorsionar, no le puede agregar, no le puede quitar; si lo
hiciera, sería un mal administrador el ministerio que no tiene en cuenta lo que Dios pidió, o si no
sabe lo que Dios pidió, o si lo descuida y le transmite al pueblo algo diferente. Por esa causa
están aquí Éxodo 25 y Éxodo 35. Parecieran lo mismo, con la diferencia de que en Éxodo 25
Yahveh le dice a Moisés, y en el capítulo 35 Moisés se lo dice al pueblo. Eso muestra la fidelidad
necesaria para el ministerio, de conseguir para Dios dentro del pueblo, lo que Dios quiere; no lo
que el ministerio quiera, ni lo que el pueblo quiera.
“4Y habló Moisés a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: Esto es lo que
Yahveh ha mandado: 5Tomad de entre vosotros ofrenda para Yahveh; todo generoso de
42 La casa y el sacerdocio

corazón la traerá a Yahveh; oro, plata, bronce (aquí traduce bronce en vez de cobre), 6azul,
púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras, 7pieles de carnero teñidas de rojo, pieles de
tejones, madera de acacia, 8aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la unción y
para el incienso aromático, 9y piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y para el
pectoral” (Éx. 35:4-9).
Todos estos son los materiales con que se construirá el santuario, los utensilios y las
vestiduras consagradas para el sacerdocio. Ahora pasemos a leer desde el verso 10 en
adelante, antes de entrar en los detalles mismos de lo que es el oro, lo que es la plata, lo que es
el azul, lo que es carmesí, etcétera, y entremos en la visión general; porque hay que ver primero
el plan general, para luego ir viendo en qué se va a usar cada cosa, y eso nos va a ayudar a
entender para qué es cada una de ellas. Veamos quién es el que presenta los materiales; es el
pueblo del Señor; es decir, Dios quiere tener lo que Él desea. Y ¿si Su pueblo no se lo quiere
dar? Imaginemos qué triste es que Dios haya liberado a un pueblo y que ese pueblo no le quiere
dar a Dios lo que es de Dios. Dios quiere aquello para lo cual Dios liberó al pueblo. Notemos que
la responsabilidad es de todo el pueblo; es decir, cada uno de nosotros tiene que estar dispuesto
a que Dios tenga de mi parte lo que Él quiera; y juntos todos, de nuestra parte, lo que Él quiere.
“10Todo sabio de corazón de entre vosotros vendrá y hará todas las cosas que Yahveh ha
mandado”.
Todo sabio de corazón vendrá y hará todo; es decir, que ninguno puede excluirse y decir:
Bueno, eso le toca a Moisés y a Aarón. No, es a todo sabio de corazón del pueblo. Cada uno
tiene que presentarse. Esto tiene su correspondencia en el Nuevo Testamento, en Romanos
12:1, cuando el apóstol Pablo dice: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios,
que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional”. ¿Qué es lo que hay que edificarle a Dios? Lo vemos en el verso 11:
Un santuario para Dios 43
Inventario del diseño
“11El tabernáculo, su tienda, su cubierta, sus corchetes, sus tablas, sus barras, sus
columnas y sus basas”.
Fijémonos que son tres aspectos exteriores visibles, y por eso hay varias clases de pieles.
Después veremos qué representa la cobertura, la casa espiritual de hombres redimidos por
Cristo. El tabernáculo, la tienda y la cobertura. Los corchetes son los que mantienen unidas las
cortinas. Las tablas son las que forman parte del santuario, las paredes. Las barras son las que
atraviesan las tablas para poderlas mantener en orden. Las columnas son las que sostienen
todo el tabernáculo, y las cortinas y los velos; y las basas son las que fundamentan las tablas.
“12El arca y sus varas, el propiciatorio, el velo de la tienda; 13la mesa y sus varas, y todos
sus utensilios, y el pan de la proposición; 14el candelero del alumbrado y sus utensilios, sus
lámparas, y el aceite para el alumbrado; 15el altar del incienso y sus varas, el aceite de la
unción, el incienso aromático, la cortina de la puerta para la entrada del tabernáculo”.
Aquí vemos ya también utensilios. Primero vamos haciendo como una especie de inventario
de todos los utensilios de la casa de Dios. Entendemos que Dios quiere una casa, pero la quiere
de una manera, con ciertos materiales y con ciertos utensilios, y cada uno conforme a Su diseño.
Hagamos el inventario para que nos demos cuenta de que la Iglesia, la verdadera casa de Dios,
es compleja, y tiene que hacerse así. Observemos que primero se menciona lo relativo al Lugar
Santísimo; luego a partir del verso 13 aparece lo relativo al Lugar Santo, y a partir del verso 16,
lo relativo al Atrio.
“16El altar del holocausto, su enrejado de bronce y sus varas, y todos sus utensilios, y la
fuente con su base; 17las cortinas del atrio, sus columnas y sus basas, la cortina de la puerta
del atrio; las estacas del tabernáculo, 18y las estacas del atrio y sus cuerdas”.
Sigue lo relacionado con las vestiduras del servicio para ministrar desde el santuario. Eso
quiere decir que no se puede ministrar sin las vestiduras; por eso tenemos que limpiarnos; venir
44 La casa y el sacerdocio

y quedarnos en el atrio un rato orando, porque en el atrio está el altar de bronce, donde se juzga
el pecado; allí también está la fuente de bronce donde se limpian los sacerdotes que van a entrar
a ministrar. Para todo eso tenemos que tener un tiempo. No podemos entrar a adorar sin
arrepentirnos, sino que es necesario arrepentirse, humillarse, limpiarse, purificarnos con la
sangre para luego poder entrar y tomar el incensario y elevar nuestras oraciones a Dios, y que
entren al Lugar Santísimo. Todo eso es un orden. Hay veces en que nosotros venimos sin haber
dado los pasos necesarios y queremos entrar al Lugar Santísimo sin pasar por el Atrio.
Recordemos que en el Atrio está un altar de holocausto, y en el Lugar Santo está un altar del
incienso. Son dos altares diferentes. Uno es para juzgar el pecado y el otro es para ofrecer a
Dios alabanzas, adoración y oración. No se puede ofrecer eso en el Santo, sin primeramente
pasar por el juicio del Atrio, el juicio de nuestros pecados en el altar que represente la cruz donde
es sacrificado el Cordero.
“19Las vestiduras del servicio para ministrar en el santuario, las sagradas vestiduras de
Aarón el sacerdote, y las vestiduras de sus hijos para servir en el sacerdocio. 20Y salió toda
la congregación de los hijos de Israel de delante de Moisés. 21Y vino todo varón a quien su
corazón estimuló, y todo aquel a quien su espíritu le dio voluntad, con ofrenda a Yahveh
para la obra del tabernáculo de reunión y para toda su obra, y para las sagradas vestiduras”.
Fijémonos de qué manera está escrito: El corazón estimulado porque el espíritu le dio
voluntad. Observemos que el alma se mueve gracias a lo que da el espíritu. Primero Dios se
mueve en el espíritu para luego reconfortar el alma, y aun poner el cuerpo al servicio íntegro;
pero todo se origina en el espíritu. El corazón estimulado y el espíritu dando voluntad, como
ofrenda a Yahveh para la obra del tabernáculo. En el Antiguo Testamento se decía “la obra del
tabernáculo”, y en el Nuevo Testamento se dice “la obra del ministerio de la casa de Dios” y “la
edificación del cuerpo de Cristo”, figurado en el tabernáculo. Es el tabernáculo de reunión.
Fijémonos en el nombre que le da Dios. La intención de Dios de tener una casa es para reunirse
Un santuario para Dios 45
y para tener comunión: Dios con el hombre y el hombre con Dios. Dios en el hombre corporativo
y el hombre corporativo en Dios; porque Dios mora en el hombre. Es una morada mutua donde
se reúnen Dios y el hombre; y los hombres juntos en y alrededor de Dios. “Y para toda su obra,
y para las sagradas vestiduras”, porque el tabernáculo de reunión tiene una obra.
“22Vinieron así hombres como mujeres, todos los voluntarios de corazón, y trajeron
cadenas y zarcillos, anillos y brazaletes y toda clase de joyas de oro; y todos presentaban
ofrenda de oro a Yahveh. 23Todo hombre que tenía azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo de
cabras, pieles de carneros teñidas de rojo, o pieles de tejones, lo traía. 24Todo el que ofrecía
ofrenda de plata o de bronce traía a Yahveh la ofrenda; y todo el que tenía madera de acacia
la traía para toda la obra del servicio”.
Con todo eso se hizo, después de fundirlo, lo que Dios quiso; o sea que pasaron por el fuego
de la fundición de Dios y tomaron la forma que Dios quería. Antes tenían una forma para el
hombre mismo: collares para el hombre, zarcillos para el hombre; pero Dios los había hecho
para Dios. Ofrecerlos a Dios es pasar por la fundición y el martillo para que tomen la forma que
Dios quiere. La ofrenda era a Yahveh, no a los hombres, porque el que quiere esa casa para Sí
es Yahveh. Para la obra del servicio significa la obra del ministerio, porque ministerio significa
servicio.
“25Además todas las mujeres sabias de corazón hilaban con sus manos, y traían lo que
habían hilado: azul, púrpura, carmesí o lino fino. 26Y todas las mujeres cuyo corazón las
impulsó en sabiduría hilaron pelo de cabra. 27Los príncipes trajeron piedras de ónice, y las
piedras de los engastes para el efod y el pectoral, 28y las especies aromáticas, y el aceite
para el alumbrado, y para el aceite de la unción, y para el incienso aromático”.

Un solo santuario
Observemos lo curioso. Primero hombres y mujeres traían lo que era el oro, zarcillos; luego los
46 La casa y el sacerdocio

hombres traían azul, carmesí. Las mujeres eran las que hilaban. Luego los príncipes; es decir,
no todos aportaban lo mismo, sino que cada uno aportaba una parte completada con la otra;
todo el pueblo; y luego se hacía el santuario, uno solo, con un servicio completo, con un
sacerdocio. El efod era una especie de hombreras que se colocaba alrededor del cuello para
poner un pectoral donde se habían colocado unas piedras. Más adelante, Dios mediante, se
verán cada una de estas cosas. Primero es necesario ver la panorámica general para entender
la visión del esqueleto esquemático; después sí se entra en los detalles.
“29De los hijos de Israel, así hombres como mujeres, todos los que tuvieron corazón
voluntario para traer para toda la obra, que Yahveh había mandado por medio e Moisés que
hiciesen, trajeron ofrenda voluntaria a Yahveh”.
Fijémonos en que el pueblo es más grande que los voluntarios, porque no dice, todo el pueblo,
sino “de los hijos de Israel”. Hay algunos que como que no quieren, que se quedan en las
afueras para que los otros hagan, pero yo no hago, que los otros preparen, pero yo no preparo,
que los otros trabajen, pero yo no trabajo; pero el Señor no quiere recibir lo que se hace de mala
gana. De entre todos, sin embargo, hay algunos de ellos, así hombres como mujeres, todos los
que tuvieron corazón voluntario para traer para toda la obra que Yahveh había mandado por
medio de Moisés, lo hicieron y trajeron ofrenda voluntaria a Yahveh. Todo hay que hacerlo en
orden. Eso lo vemos en los versos 30-35,
“30Y dijo Moisés a los hijos de Israel: Mirad, Yahveh ha nombrado a Bezaleel hijo de Uri,
hijo de Hur, de la tribu de Judá; 31y lo ha llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría, en
inteligencia, en ciencia y en todo arte, 32para proyectar diseños, para trabajar en oro, en
plata y en bronce, 33y en la talla de piedras de engaste, y en obra de madera, para trabajar
en toda labor ingeniosa. 34Y ha puesto en su corazón el que pueda enseñar, así él como
Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; 35y los ha llenado de sabiduría de corazón,
para que hagan toda obra de arte y de invención, y de bordado en azul, en púrpura, en
Un santuario para Dios 47
carmesí, en lino fino y en telar, para que hagan toda labor, e inventen todo diseño”.
Vemos acá que Bezaleel no es el único que lo tiene que hacer todo; debe enseñar a los otros
a que lo hagan también de esa misma manera. Él era de la tribu de Judá, como Aholiab hijo de
Ahisamac era de la tribu de Dan; y dentro de la distribución profética de las tribus, la más
cercana era la de Judá y la más lejana era la de Dan; entonces Dios escogió de los más lejanos
y de los más cercanos, para incluir a todo el pueblo, que fuesen representados todos; el primero
y el último.
“1Así, pues, Bezaleel y Aholiab, y todo hombre sabio de corazón a quien Yahveh dio
sabiduría e inteligencia para saber hacer toda la obra del servicio del santuario, harán todas
las cosas que ha mandado Yahveh. 2Y Moisés llamó a Bezaleel y a Aholiab y a todo varón
sabio de corazón, en cuyo corazón había puesto Yahveh sabiduría, todo hombre a quien su
corazón le movió a venir a la obra para trabajar en ella. 3Y tomaron de delante de Moisés
toda la ofrenda que los hijos de Israel habían traído para la obra del servicio del santuario, a
fin de hacerla. Y ellos seguían trayéndole ofrenda voluntaria cada mañana. 4Tanto, que
vinieron todos los maestros que hacían toda la obra del santuario, cada uno de la obra que
hacía, 5y hablaron a Moisés, diciendo: El pueblo trae mucho más de lo que se necesita para
la obra que Yahveh ha mandado que se haga. 6Entonces Moisés mandó pregonar por el
campamento, diciendo: Ningún hombre ni mujer haga más para la ofrenda del santuario. Así
se le impidió al pueblo ofrecer más; 7pues tenían material abundante para hacer toda la
obra, y sobraba” (Éxodo 36:1-7).
Fíjense en la expresión, “la obra del servicio del santuario”. En el Nuevo Testamento esa
expresión equivale a la obra del ministerio del cuerpo de Cristo o de la casa de Dios. El pueblo
trajo de sobra y se le impidió traer más; es decir, con lo ofrendado es suficiente, ya basta, no hay
que ir más allá.
48 La casa y el sacerdocio

La simbología de los materiales


Volvemos al capítulo 25 para ir identificando, por lo menos en esta primera parte, algunas
cuestiones de los materiales: Oro, plata y cobre (o bronce). En toda la Biblia, el oro siempre
representa la naturaleza de Dios. Si notamos, lo más interior del santuario era el arca. El arca
se hacía de madera de acacia y cubierta de oro, y el arca representaba a Cristo, que es el
portador de Dios y es Dios mismo; por eso las dos naturalezas de Cristo, la divina y la humana,
están representadas en los dos materiales que se usan en el arca, y que son la madera de
acacia representando la naturaleza humana, y el oro, que representa la naturaleza divina.
La plata representa la redención. Recordemos que cada uno del pueblo tenía que pagar un
siclo de plata como rescate; es decir, que el precio del rescate está simbolizado en la plata.
Entonces la redención que Cristo pagó por nosotros, que es el precio del rescate, está
representado en el material plata. El oro representa la naturaleza divina y la plata representa la
redención.
El bronce representa el juicio. Con el bronce era que se hacía el altar del holocausto donde
se juzgaba el pecado, donde se confesaba el pecado y se ponían las manos sobre el animal, y el
animal moría en lugar del hombre pecador, y era sacrificado en el altar de bronce. Por eso el
Señor aparece también en la Biblia con pies de bronce bruñido, como quien pasó por el juicio de
Dios. El bronce pertenece principalmente al juicio de Dios. Dios quiere una casa con la
naturaleza divina, lo que proviene de la redención, y lo que ha pasado por el juicio de Dios. Esos
son los materiales con los que Dios quiere construir Su casa. Claro que Él cuenta con hombres;
por eso aparece también la madera, pero esa madera es recubierta. Aparecen también pelos de
cabra, pero esos pelos de cabra significan también algo, porque son tratados. Cristo se hizo
pecado por nosotros para librarnos.
Azul, púrpura, carmesí y lino fino. Con estas cosas es que se hacen las cortinas, el velo y las
vestiduras. El azul representa lo celestial. Recordemos que el pueblo en sus vestiduras debían
Un santuario para Dios 49
tener un borde de azul, para recordar que eran peregrinos; es decir, cuando ellos iban
caminando, todos veían que los demás y ellos mismos tenían un borde azul en las vestiduras, y
era para recordar que ellos no eran de esta tierra, que esta tierra no era lo definitivo. Ellos
estaban cruzando el desierto y eran peregrinos, porque nuestro destino es con el Señor. De ahí
que lo azul representa lo celestial, para no ser arraigados aquí, sino que tengamos nuestra
esperanza en el cielo.
El púrpura representa la realeza. Los reyes se vestían de púrpura, y el Señor fue vestido de
púrpura. El velo se hacía con varias camadas de azul, con púrpura, con carmesí. Así como
Cristo es rey, y a la vez es divino y humano. El carmesí es el color rojo, que representa la sangre
derramada de Cristo y representa la redención. El lino fino, dice la Biblia, representa la justicia;
es decir, las acciones justas de los santos. Las vestiduras sacerdotales se tenían que hacer
después con esto: azul, púrpura, carmesí y lino fino; es decir, lo celestial, lo real, lo de la
redención y lo justo.
Luego vienen las pieles. Aparecen aquí cuatro tipos de cubiertas, porque estas distintas
clases de pieles y el lino fino son para hacer distintos tipos de cubiertas. La cubierta del
tabernáculo, la protección del tabernáculo, se hacía con tres clases de pieles, y toda esa
protección, la cobertura del tabernáculo, representa a Cristo. Distintos aspectos de la cobertura
que la casa de Dios tiene en Cristo. Esas son: pelos de cabra, pieles de carneros teñidas de rojo,
pieles de tejones. La otra clase de tela es el lino fino, que se ponía en el atrio. Estos son los
distintos aspectos de Cristo. El lino fino representa la justicia.
Las pieles de cabra. Las cabras en la Biblia representan al diablo, y uno pensaría ¿cómo en la
casa de Dios van a estar representadas las pieles de cabra? ¿Por qué? Porque Cristo se hizo
pecado por nosotros, y porque nosotros, que somos la casa de Dios, mientras no seamos
transformados, mientras estemos en nuestro peregrinaje como el tabernáculo, todavía tenemos
el pecado en nuestra naturaleza; la ley del pecado y de la muerte está en nuestra carne, y
50 La casa y el sacerdocio

aunque el Señor more en nosotros, nosotros somos vasos de barro; nosotros no somos el
tesoro, el tesoro es el Señor. Si no fuera por el Señor, nosotros no seríamos sino barro, y la
naturaleza humana está vendida al poder del pecado, y hay algo de pecado en el hombre.
Cristo, para poder cubrirnos a nosotros, tuvo que hacerse pecado, y por eso este aspecto de
Cristo y del tabernáculo es la relación con el pecado. Nosotros por herencia adámica, y tratado
por Cristo, que sin haber pecado tuvo que hacerse pecado por nosotros, está representado por
los pelos de cabra que se tejían para hacer una especie de cobertura.
Pero notemos una cosa, que gracias a Dios no había solamente pieles de cabra, sino también
pieles de carnero teñidas de rojo. Los carneros son los líderes de las ovejas, así como el macho
cabrío es el que guía a las cabras; por lo tanto el carnero es el que guía a las ovejas. Cristo es
este carnero, y por eso las pieles teñidas de rojo representan el sacrificio de Cristo por nuestros
pecados, porque por causa de los pelos de cabras, éstos tienen que ir cubiertos por las pieles de
carnero teñidas de rojo. Las cubiertas; es decir, la redención de Cristo, tiene que cubrir, limpiar
nuestros pecados.
Luego venían las pieles de tejones, que era la parte más exterior, la cubierta más exterior. Los
tejones son como una especie de animalitos del desierto, que están entre el mar y el desierto, y
son como una especie de ratones que no tienen ninguna apariencia bonita, pero son resistentes;
es decir, representan la humanidad de Cristo. Dice la Palabra que Cristo fue menospreciado. En
Isaías 53 lo leemos. “2No hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para
que le deseemos. 3Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores,
experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo
estimamos”. ¿Por qué? Porque aunque por dentro estaba Dios, por fuera la gente veía al hijo de
un carpintero, haciendo sus sillas y azadones; y luego, cuando sirvió en el ministerio, también
fue así. La apariencia exterior no era la de un gran rey. Dice la Palabra: “le veremos, mas sin
atractivo para que le deseemos”; es decir, era humilde, pero sin embargo, como dice:
Un santuario para Dios 51
“experimentado en quebranto”, esto es, resistente. Eso es lo que representan las pieles de
tejones, que era la cubierta más exterior de todas las que cubrían a todas las otras. Ello nos dice
de una apariencia humilde por fuera, pero por dentro el pecado tratado, y luego sí, las partes
más preciosas estaban adentro, pero escondidas.
Por eso el apóstol Juan dice también de los hijos de Dios, no sólo de Cristo, porque Isaías
habla de Cristo ese fenómeno, que por dentro está el tesoro y por fuera una apariencia humilde.
Y san Juan dice también de la Iglesia en su primera epístola 3:2: “Amados, ahora somos hijos de
Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser. Por eso el mundo no nos conoce, porque
no le conoció a él”. La gente mira lo exterior, según las apariencias, personas humildes,
personas humanas, personas con debilidades; pero no saben que el Dios de la gloria está en
sus corazones, que el arca está escondida debajo de esas pieles de animales comunes y
corrientes del desierto.
Madera de acacia. La madera representa la naturaleza humana. La madera se saca de los
árboles, y los árboles representan a los hombres. San Juan el Bautista dijo: Ya el hacha está
puesta a la raíz de los árboles. ¿Quiénes son estos árboles? Los seres humanos. Entonces la
madera que estaba arraigada en el mundo es cortada, se le dan unas medidas y se pone al
servicio de la casa de Dios; es decir, la madera representa a los seres humanos. Las tablas del
tabernáculo somos nosotros, y ellas se ponen al servicio de la casa de Dios.
Aceite para el alumbrado. El candelero tenía que alumbrar, pero no lo puede hacer sin el
aceite, y el aceite representa al Espíritu Santo. Dice también: especias para el aceite de la
unción y para el incienso aromático. El incienso y el aceite de la unción tenían ciertas especias.
El óleo del aceite de la unción era el mismo aceite de olivas machacado para el alumbrado, pero
al óleo de la unción se le añadían especias. ¿Por qué? Porque el Espíritu Santo toma lo que es
de Cristo y nos lo da a conocer. Las especias venían también de los elementos machacados que
dan su fragancia, su sabor, y esas especias eran mirra, canela, cálamo y casia, y cada una de
52 La casa y el sacerdocio

ellas representa un aspecto de la obra de Cristo.


La mirra representa la muerte de Cristo. El Espíritu Santo no viene Él solo, sino que el aceite
viene mezclado con mirra, con canela, con cálamo y con casia; y lo mismo el incienso, también
tiene especias y todas esas especias representan aspectos de Cristo. El incienso no es solo.
Sino que va con especias, porque nosotros no podemos orar a Dios directamente, sino
mezclados con Cristo, en el nombre de Cristo. Asimismo el óleo de la unción; el Espíritu viene y
nos trae lo que es de Cristo. Eso es lo que representan las especias.
Piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y para el pectoral. Estas piedras
representan al pueblo del Señor, y también las vemos a todo lo largo de la Biblia. Vemos que
nosotros somos primero barro, luego somos llamados piedras, pero al final aparecemos como
piedras preciosas. Esto es un proceso de transformación. En Génesis empezamos de barro,
pero en Corintios y en Pedro ya somos piedras vivas. Al final, en Apocalipsis, somos piedras
preciosas. La Palabra dice que los nombres de los apóstoles estaban en piedras preciosas. Así
también el pueblo del Señor en el Antiguo Testamento, los nombres de las tribus del pueblo del
Señor, estaban escritos en esas piedras, y esas piedras estaban en un pectoral, y las piedras de
ónice se colocaban en los hombros del sumo sacerdote; es decir, que Cristo, que es el Sumo
Sacerdote, lleva la carga de Su pueblo, y tiene a Su pueblo en el corazón. Por eso Él se presenta
delante de Dios con las piedras en Sus hombros y en Su pecho; como quien dice, con la carga
de Su pueblo y con Su pueblo sobre Su corazón, representándonos a nosotros delante de Dios.
Esas piedras preciosas representan al pueblo del Señor.
Y con todo eso, al final, “harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. Conforme a
todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo
haréis”; es decir, que si Dios dio un diseño es porque Él está hablando algo espiritual. Hay un
sentido espiritual el cual se representa con un diseño, y por eso le pide a Moisés y al pueblo y a
los que trabajan, hacer un tabernáculo, pero que no lo hagan como ellos quieran, ni a su
Un santuario para Dios 53
manera, sino conforme al plano de Dios, conforme al diseño de Dios. El Señor debe tener lo que
Él quiere; esto nos enseña a ser cuidadosos, a seguir la Palabra para que cada cosa que
hagamos sea conforme a ella.

El tabernáculo y la casa de Dios


La construcción del santuario en el desierto se conoce como el tabernáculo de reunión, un
templo portátil semejante a una carpa. A una persona que nunca ha levantado una carpa le
queda difícil entenderlo. En el Nuevo Testamento Dios se propuso usar a Pablo para la
edificación del Cuerpo de Cristo, entonces lo preparó en lo natural como para poder distinguir
con más facilidad la construcción de un tabernáculo. El tabernáculo representa el misterio de
Cristo, la casa de Dios. En Juan capítulo 1, a propósito el Espíritu Santo utiliza un verbo, en el
prólogo del evangelio de San Juan, y dice el versículo 14: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y
habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como el unigénito del Padre), lleno de gracia y de
verdad”. Este verbo que aquí en este versículo 14 dice: habitó entre nosotros, si lo leemos en el
idioma griego, dice: tabernaculizó entre nosotros. El Verbo de Dios tabernaculizó. Aquí dice
habitó, porque nosotros en español no usamos esa palabra tabernaculizar, pero esa fue la
palabra exacta que el Espíritu Santo le guió al apóstol Juan a utilizar. ¿Por qué justamente le
guió el Espíritu Santo al apóstol Juan a utilizar ese verbo? Para hacer la asociación.
Ahora en el Nuevo Testamento, se relaciona el misterio de Cristo y la Iglesia, con el misterio
del tabernáculo. Así como en el tabernáculo estaba la naturaleza del oro y la de la madera y
otras cosas, así también en Cristo, está la naturaleza divina y la humana, y luego también la
Iglesia llega a ser ese tabernáculo extendido del Señor. En Juan 2:19-22, leemos lo siguiente:
“19Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. 20Dijeron luego
los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?
21
Mas él hablaba del templo de su cuerpo. 22Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus
54 La casa y el sacerdocio

discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús
había dicho”. Aquí Jesús responde a la pregunta que le hicieron con relación a ¿Qué señal nos
muestras, ya que haces esto? Eso fue cuando estaba limpiando el templo de Dios, porque con el
fuete sacó afuera a todos los mercaderes del templo; entonces ellos decían que ¿con qué
autoridad, cómo es que tú haces esto? El Señor había limpiado el templo material, pero ahora
con estas palabras Él hace el traslado del templo material al espiritual. “Destruid este templo, y
en tres días lo levantaré”; esa será la señal que yo les voy a mostrar de con qué autoridad yo
estoy limpiando la casa de Dios, con celo. Por esa razón dijeron luego los judíos: “¿En cuarenta
y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?”; como si dijeran: en
cuarenta y seis años fue edificado este templo, que fue una ampliación del tabernáculo, de la
tipología, ¿y tú en tres días lo levantarás? Ellos estaban todavía con la mente veterotesta-
mentaria, en el templo tipológico. Mas Él hablaba del templo de Su Cuerpo.

El templo figura de Cristo


Fijémonos en cómo Jesús tomaba una cuestión tipológica y la trasladaba a Él. Lo mismo hizo
con la pascua. Celebrando la pascua tomó el pan ácimo de la pascua, y dijo: Este es mi cuerpo
que por vosotros es partido; es decir, que la tipología llegaba hasta Él, y a partir del Él pasaba al
Nuevo Testamento. Lo mismo sucede en este pasaje con el templo; el Señor les habló del
templo, limpió ese físico exterior y les dijo que la señal que Él les iba a dar a ellos era que
destruyeran ese templo y que en tres días Él lo iba a levantar; entonces ellos pensaban que se
refería al templo físico. ¿Cómo? En cuarenta y seis años fue edificado, pero ahora les dice el
Señor que Él hablaba del templo de Su Cuerpo. Eso lo explica San Juan por el Espíritu Santo.
Muchas de las palabras del Señor, las explica San Juan por el Espíritu Santo. Aquí vemos que
es Jesús mismo quien establece que aquel templo era figura del Él. Pero ahora el Señor mismo
dice que Él edificaría Su Iglesia y veíamos en la primera carta de Pedro, que el Señor es la
Un santuario para Dios 55
primera piedra, pero que nosotros también somos piedras vivas; es decir, que nosotros también
somos el templo de Dios. Tenemos que asegurarnos claramente que a nosotros se refiere esto.
Leamos en 1 Corintios 6:19: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el
cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”
Eso significa que incluso nuestro cuerpo es templo; no sólo nuestro espíritu, sino también
nuestro cuerpo. En 2 Corintios 6:16, también leemos: “¿Y qué acuerdo hay entre el templo de
Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente”. No hay ningún acuerdo; por
eso fue que Dios no quiso ese becerro que hizo el pueblo por medio de Aarón. No hay acuerdo.
Notemos que en la primera a los Corintios habló individualmente, cada uno incluido su propio
cuerpo, pero ahora en la segunda ya no habla sólo en lo individual, sino en lo corporativo, en lo
colegiado, y dice vosotros; es decir, la Iglesia en la localidad de Corinto.
“Vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y
seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice
el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y
vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”.
56 La casa y el sacerdocio

Capítulo IV

9
PANORÁMICA DEL TABERNÁCULO

9
Enseñanza a la iglesia en la localidad de Teusaquillo, Bogotá, D.C., Colombia, en noviembre 22 de 1992. Transcripción: Marlene Alzamora, Lucía y Mercedes Lozano
Un santuario para Dios 57
Visión global en los títulos
Primeramente vamos a mirar en el libro de Éxodo algunos títulos que se han dado a algunos
temas, desde el capítulo 25 hasta el final. Tanto en las enseñanzas como en la Palabra, por el
Espíritu del Señor, se está enfatizando lo relativo a la casa de Dios. En los primeros 9 versículos
de Éxodo 25, vimos lo relativo al deseo del Señor de tener un santuario para Él. Con la ayuda del
Señor, antes de seguir, y teniendo ya en cuenta las bases veterotestamentarias de la tipología,
quisiera que miremos un poco desde el capítulo 25 hasta el 40, aunque sólo sean los títulos, que
si bien no hacen parte del texto sagrado, sí nos dicen de qué trata este libro del Éxodo. Vamos a
ir mirando por lo menos con ayuda de estos títulos, el tema global, para luego, con la ayuda del
Señor, entrar en más detalles. Hagamos así la panorámica.
Capítulo 25. La ofrenda para el tabernáculo. Dios quiere para Sí un tabernáculo. Luego
fijémonos en que Dios empieza a describir desde lo más interior y más importante del
tabernáculo, hacia el exterior. Comienza por el arca del testimonio, que es el principal de los
mobiliarios del tabernáculo, y pertenece al Lugar Santísimo. Luego describe la mesa para el
pan de la proposición y el candelero de oro, que estaban en el Lugar Santo.
Capítulo 26. El tabernáculo. Comienza la construcción del tabernáculo mismo. Aquellos
primeros implementos estaban dentro del tabernáculo. Cuando Dios da las instrucciones,
comienza desde lo interior, desde lo más importante, hacia lo exterior. También aparece el velo
que divide el Lugar Santísimo con el Lugar Santo.
Capítulo 27. El altar de bronce. Luego sí viene lo que está ya en el atrio, y describe el atrio del
tabernáculo. Cuando ya está descrito lo esencial del tabernáculo desde adentro hacia afuera,
entonces empieza a describir lo relativo al servicio en el tabernáculo. Antes de que sigamos
mirando los títulos, vamos a marcar aquí en el capítulo 28, y a mirar a vuelo de pájaro
inicialmente en Pedro algunas expresiones que nos permiten ver la síntesis de lo que estamos
mirando en este importante pasaje largo, lleno de instrucciones del Señor acerca de construirle
Panorámica del tabernáculo 55
a él un sacerdocio. Esos dos conceptos, la casa y el sacerdocio, son los dos conceptos claves.
“4Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios
escogida y preciosa, 5vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa
espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por
medio de Jesucristo” (1 Pedro 2:4-5).
Aquí estos versos nos muestran que al acercarnos al Señor, vamos siendo edificados como
dos cosas fundamentales: Como casa espiritual y como sacerdocio santo; y esto nos lo dice en
el Nuevo Testamento. En el Nuevo Testamento, nosotros ahora debemos estar siendo
edificados, por una parte, como casa espiritual, y por otra parte como sacerdocio santo. Es una
edificación que tiene esos dos aspectos, el de casa y el de sacerdocio. Ya la vez pasada en esta
serie vimos las bases neotestamentarias de la tipología, y cómo también en el Antiguo
Testamento existe una casa y un sacerdocio. La casa y el sacerdocio del Antiguo Testamento
eran tipo y figura de la verdadera casa espiritual y el verdadero sacerdocio santo del Nuevo
Testamento; de manera que cuando leemos el Antiguo Testamento, debemos leerlo entre
líneas, no solamente como instrucciones tipológicas para el pasado, sino que detrás de esa
tipología existe un sentido espiritual para la verdadera edificación de la casa espiritual y del
sacerdocio santo del Nuevo Testamento.
Regresamos a Éxodo y vemos que desde los capítulos 25, 26 y 27, se nos dan instrucciones
para la edificación de la casa espiritual. En aquella ocasión era el tabernáculo, con sus
mobiliarios, utensilios, pero ahora es espiritual.
Capítulo 28. Las vestiduras de los sacerdotes. Desde el capítulo 28, se dan las
instrucciones para el sacerdocio. Una vez que hay una casa, esa casa es para ejercer en ella
para Dios el Padre un sacerdocio santo, real.
Capítulo 29. Consagración de Aarón y de sus hijos. Eso significa que ese sacerdote debe
consagrarse; y es lo que el Señor está pidiendo para nosotros. Luego, como se habló de los
56 La casa y el sacerdocio

sacerdotes, sus vestiduras y del ritual de la consagración, entonces el sacerdocio tiene unos
sacrificios que ofrecer; es lo que en el Nuevo Testamento dice, y es lo que leímos en 1 Pedro
2:5: “...y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de
Jesucristo”. Por eso, después de hablar de la casa y el sacerdocio, habla de esos sacrificios
espirituales, y vemos que allí habla de la ofrenda por el pecado, la ofrenda quemada, el
sacrificio en la ordenación, el altar de los holocaustos.
Capítulo 30. El altar del incienso. En este capítulo se habla también del dinero del rescate,
la fuente de bronce, que era donde se lavaban los sacerdotes; el aceite de la unción, el
incienso, que eran para prestar ese servicio sacerdotal.
Capítulo 31. Llamamiento de Bezaleel y de Aholiab. Fueron llamados para edificar todo lo
necesario, tanto a la casa como a las vestiduras del sacerdocio. Entonces ahí sí viene un
descanso, reposo: observancia del día de reposo. El lugar que Dios escogió para reposar Él,
es Su casa. En el Salmo 132:14, dice Dios de Su casa: “Este es para siempre el lugar de mi
reposo”. Cuando Dios hizo las cosas, al sexto día hizo al hombre; entonces en el séptimo fue
cuando descansó. Así que Dios quiere descansar en el hombre, y el hombre también descansa
en Dios. Una vez se ha visto el deseo de Dios de tener una casa para Él, de tener un sacerdocio
para Él, y ese sacerdocio ofrezca sacrificios espirituales mediante Jesucristo, entonces Dios
descansará, tendrá reposo y el hombre también tendrá reposo en Dios. Es una casa mutua
donde Dios mora en el hombre y el hombre mora en Dios; donde nosotros los hombres también
ponemos a Dios como nuestra habitación, como dice el Salmo 91, y a la vez nosotros somos la
casa de Dios, la habitación de Dios, el lugar de reposo de Dios. Dios quiere reposar en nosotros.
Él dijo: “Este es para siempre el lugar de mi reposo”. Entonces ahí habla de reposo.
Capítulo 32. El becerro de oro. Fijémonos en que existe asimismo una rivalidad en el
universo. El deseo de Dios es tener una casa, un sacerdocio, para Él morar en medio; pero el
enemigo, que ha querido ocupar el lugar de Dios tratando de edificar algo contrario, algo
Panorámica del tabernáculo 57

diferente, aparece allí, incluso antes de la edificación de la misma, solamente cuando se habían
dado las últimas instrucciones, cuando Dios había manifestado su deseo, pero ese deseo no
había comenzado a ser satisfecho cuando el diablo se salió con la suya; entonces, obviamente,
Dios es ofendido y quiere retirarse, pero viene el ruego de Moisés por un Israel pecador e insiste
Moisés y le dice: Señor, si Tú no vas a estar con nosotros, mejor no nos saques de acá;
entonces Moisés destruye el becerro y rompe las tablas de la ley, seguido de la mortandad por
parte de los levitas, y la intercesión de Moisés.
Capítulo 33. La presencia de Dios prometida y la renovación del pacto. A pesar de todo, de
que han pecado, voy a perdonarlos, dice el Señor, voy a renovar mi pacto con ustedes para que
ustedes hagan esa casa y ese sacerdocio.
Capítulo 34. El pacto renovado. Vienen las nuevas tablas de piedra y renovación del pacto y
advertencia contra la idolatría de Canaán; luego vienen las fiestas anuales, que representan
distintos aspectos de Cristo, pues el Señor quiere que Su pueblo lo tenga siempre presente.
Luego ya sí aparece Moisés y las tablas de la ley, que es el pacto.
Capítulo 35. Reglamento del día de reposo. Ahora sí comienza la obediencia. Hasta aquí lo
que habíamos visto es la instrucción de Dios, el deseo de Dios; Yo quiero ésto; pero cuando
Dios manifestó lo que quería, el diablo vino e hizo lo que Dios no quería; pero luego viene el
Señor y otra vez levanta Su casa. Igualmente había pasado antes. Dios hizo al hombre primero
en el Edén, pero luego vino el diablo y echó a perder lo que Dios quería; entonces viene la
redención para recuperar otra vez el plan de Dios. Aparece aquí la ofrenda para el tabernáculo
y la agrupación de los artífices. Primero era: “Habló Yahveh a Moisés”; esa es la instrucción.
Ahora es: “Y habló Moisés a toda la congreación”, poniendo en marcha el deseo de Dios. Una
vez recuperado de su situación miserable, ahora sí limpia por la gracia de Dios, por ese pacto
renovado que significa la tipología del nuevo pacto, la verdadera edificación, ahora sí, de la casa
de Dios; porque en el Antiguo Testamento estaba la tipología, pero no se edificó para Dios la
58 La casa y el sacerdocio

casa verdadera; es en el Nuevo Testamento, en el nuevo pacto, cuando sí se edifica la casa


espiritual. Dadas las cosas de esa manera, ahora sí viene la obra del tabernáculo; el pueblo
trae la ofrenda y con el llamamiento de Bezaleel y Aholiab hacen aquello para lo cual fueron
llamados.
Capítulo 36. Moisés suspende la ofrenda del pueblo. Pero como sobraba material para la
construcción, Moisés suspende la ofrenda del pueblo. Hasta aquí la ofrenda se refiere a los
materiales. Ahora esos materiales tienen que ser edificados. No es suficiente, hermanos, tener
los materiales. Todos los hijos de Dios, hermanos, al tener algo de Dios, son los materiales; pero
no todos los hijos de Dios están edificados como una sola casa. Hay distintos montoncitos de
cosas en muchas partes, pero todavía no edificados como una sola casa para Dios; entonces
viene además de la consecución de los materiales, la edificación de la casa. Igual cosa ocurrió
con David; el primer libro de Crónicas nos muestra a David luchando, conquistando el terreno,
poniendo guarniciones y consiguiendo los materiales para la casa; pero es en el segundo libro
de Crónicas cuando el hijo de David, Salomón, figura de Cristo, edifica la casa para Dios el
Padre, la casa que Dios había dicho que el hijo de David le edificaría. O sea que una cosa es
tener materiales y otra es edificar esos materiales como una sola casa para Dios. Hoy en día el
pueblo del Señor ha pasado por una historia y ha conseguido materiales para que Dios tenga
una casa; pero cuando miramos, nos preguntamos, ¿tiene Dios una casa? ¿No estamos todos
divididos como montoncitos aquí y montones de tablas allá? No estamos coordinados y
edificados como una sola casa. Entonces hay una etapa posterior a la consecución de los
materiales, y es la edificación de la casa. Por eso ahí aparece también la construcción del
tabernáculo, de las cortinas y las cubiertas y la confección del velo. Ya habían sido comprados
los materiales, pero no habían sido puestos en su lugar coordinadamente con todos los demás,
como una sola casa, que es la etapa siguiente.
Capítulo 37. Mobiliario del tabernáculo. Fijémonos en que comienza en la construcción
Panorámica del tabernáculo 59

desde afuera para adentro. Cuando Dios da las instrucciones, las da desde lo más importante,
desde el centro, empezando por el arca en el Lugar Santísimo; luego va pasando por el Lugar
Santo, luego el atrio; pero cuando nosotros vamos construyendo, empezamos por lo más
superficial, por lo de más afuera, y luego vamos profundizando más. Dios da la instrucción
desde lo más profundo de su aplicación incluso a lo más exterior; pero cuando nosotros vamos
obedeciendo lo que Dios mandó, vamos empezando por lo más sencillo, por lo más exterior, y
luego vamos profundizando. Dios no necesita profundizar; Él sale de la profundidad a
condescender con nosotros; pero nosotros comenzamos a edificar desde nuestro nivel, y vamos
profundizando un poco más.
Capítulo 38. El atrio del tabernáculo. Incluye la construcción del atrio y el altar del
holocausto; habla sobre la dirección de la obra, y el inventario de los metales usados en el
atrio.
Capítulo 39. Hechura de las vestiduras de los sacerdotes. Aparecen los materiales, la
hechura del efod, la hechura del pectoral, el manto del efod, el resto de las vestiduras; luego
Moisés examina y bendice la obra terminada.
Capítulo 40. Moisés erige el tabernáculo. Permítanme leer por el momento los versos 2 y 3
del capítulo 40: “2En el primer día del mes primero harás levantar el tabernáculo, el tabernáculo
de reunión; 3y pondrás en él el arca del testimonio, y la cubrirás con el velo”. Fijémosnos en que
Dios establece una fecha; no es cualquier día; es decir, miren ustedes, no vayan a empezar el
año con otras cosas; ustedes se ocupan de sus cosas, pero yo tengo una cosa que es lo
principal. Ustedes van a comenzar el año así. Y fijémosnos en que es el negocio de Dios, no es
nuestro negocio lo que debe ocupar el inicio del año, no; es el de Dios. Dentro del tabernáculo se
coloca el arca, la mesa, el candelero, el resto del mobiliario. Cuando Él empieza a describir lo
que Él quiere, lógicamente que tiene que comenzar por lo principal, por el arca; y cuando
nosotros construimos, primeramente construimos el tabernáculo, para poder meter el arca
60 La casa y el sacerdocio

dentro del tabernáculo. El capítulo termina justamente con este título: La nube sobre el
tabernáculo. Ahí ya vemos a Dios descendiendo con Su gloria a llenar ese tabernáculo formado
con todos esos materiales, y edificado por todo Su pueblo.

Una vista panorámica sobre el plano general


Habiendo visto toda esa panorámica, lo que nos conviene ahora es primeramente, antes de
entrar a los detalles más pequeños, ver el tabernáculo, porque es en el tabernáculo dondes
después se coloca el arca; porque habrá que dedicar después todo un estudio sólo al arca, otro
sólo a la mesa, otro al candelero. Lo que estamos haciendo hoy es ver la panorámica del
tabernáculo. Primero la parte en donde después se van a colocar los muebles necesarios. Para
ello sugiero que primero hagamos una lectura en Éxodo 26, donde está titulado, el tabernáculo,
todavía sin comentar nada; leyendo despacio y dejando que el Espíritu Santo nos vaya dando
los primeros destellos de entendimiento. Vamos a ver apenas una panorámica del tabernáculo,
sin entrar en los detalles. ¿Por qué vamos a ver primero la panorámica antes que los detalles?
Porque si nos metemos con los detalles, a lo mejor no entendemos su ubicación si no tenemos
presentes otras cosas. Cosas que se leen más adelante ayudan a entender mucho de lo que se
lee primero; entonces primero hacemos a vuelo de pájaro una vista sobre el plano general, y
luego así entramos departamento por departamento en ese plano. Vamos a leer despacio el
capítulo 26 del libro de Éxodo, sin hacer ningún comentario todavía, pero cada uno esté atento y
muy receptivo a lo que el Señor le vaya hablando a través de la lectura, porque esta lectura
manifiesta la instrucción de Dios, cómo Él quiere que se le haga una casa. Después entraremos,
Dios mediante, en los detalles.
“1Harás el tabernáculo de diez cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí; y lo harás con
querubines de obra primorosa. 2La longitud de una cortina de veintiocho codos, y la anchura de
la misma cortina de cuatro codos; todas las cortinas tendrán una misma medida. 3Cinco cortinas
Panorámica del tabernáculo 61

estarán unidas una con la otra, y las otras cinco cortinas unidas una con la otra. 4Y harás lazadas
de azul en la orilla de la última cortina de la primera unión; lo mismo harás en la orilla de la
cortina de la segunda unión. 5Cincuenta lazadas harás en la primera cortina, y cincuenta lazadas
harás en la orilla de la cortina que está en la segunda unión; las lazadas estarán contrapuestas
la una a la otra. 6Harás también cincuenta corchetes de oro, con los cuales enlazarás las
cortinas la una con la otra, y se formará un tabernáculo. 7Harás asimismo cortinas de pelo de
cabra para una cubierta sobre el tabernáculo; once cortinas harás. 8La longitud de cada cortina
será de treinta codos, y la anchura de cada cortina de cuatro codos; una misma medida tendrán
las once cortinas. 9Y unirás cinco cortinas aparte y las otras seis cortinas aparte; y doblarás la
sexta cortina en el frente del tabernáculo. 10Y harás cincuenta lazadas en la orilla de la cortina, al
borde de la unión, y cincuenta lazadas en la orilla de la cortina de la segunda unión. 11Harás
asimismo cincuenta corchetes de bronce, los cuales meterás por las lazadas; y enlazarás las
uniones para que se haga una sola cubierta. 12Y la parte que sobra en las cortinas de la tienda, la
mitad de la cortina que sobra, colgará a espaldas del tabernáculo. 13Y un codo de un lado, y otro
codo del otro lado, que sobra a lo largo de las cortinas de la tienda, colgará sobre los lados del
tabernáculo a un lado y al otro, para cubrirlo. 14Harás también a la tienda una cubierta de pieles
de carneros teñidas de rojo, y una cubierta de pieles de tejones encima. 15Y harás para el
tabernáculo tablas de madera de acacia, que estén derechas. 16La longitud de cada tabla será
de diez codos, y de codo y medio la anchura. 17Dos espigas tendrá cada tabla, para unirlas una
con otra; así harás todas las tablas del tabernáculo. 18Harás, pues, las tablas del tabernáculo;
veinte tablas al lado del mediodía, al sur. 19Y harás cuarenta basas de plata debajo de las veinte
tablas; dos basas debajo de una tabla para sus dos espigas, y dos basas debajo de otra tabla
para sus dos espigas. 20Y al otro lado del tabernáculo, al lado del norte, veinte tablas; 21y sus
cuarenta basas de plata; dos basas debajo de una tabla, y dos basas debajo de otra tabla. 22Y
para el lado posterior del tabernáculo, al occidente, harás seis tablas. 23Harás además dos
62 La casa y el sacerdocio

tablas para las esquinas del tabernáculo en los dos ángulos posteriores; 24los cuales se unirán
desde abajo, y asimismo se juntarán por su alto con un gozne; así será con las otras dos; serán
para las dos esquinas. 25De suerte que serán ocho tablas, con sus basas de plata, dieciséis
basas; dos basas debajo de una tabla, y dos basas debajo de otra tabla. 26Harás también cinco
barras de madera de acacia, para las tablas de un lado del tabernáculo, 27y cinco barras para las
tablas del otro lado del tabernáculo, y cinco barras para las tablas del lado posterior del
tabernáculo, al occidente. 28Y la barra de en medio pasará por en medio de las tablas, de un
extremo al otro. 29Y cubrirás de oro las tablas, y harás sus anillos de oro para meter por ellos las
barras; también cubrirás de oro las barras. 30Y alzarás el tabernáculo conforme al modelo que te
fue mostrado en el monte. 31También harás un velo de azul, púrpura, carmesí y lino torcido; será
hecho de obra primorosa, con querubines; 32y lo pondrás sobre cuatro columnas de madera de
acacia cubiertas de oro; sus capiteles de oro, sobre basas de plata. 33Y pondrás el velo debajo
de los corchetes, y meterás allí, del velo adentro, el arca del testimonio; y aquel velo os hará
separación entre el lugar santo y el santísimo. 34Pondrás el propiciatorio sobre el arca del
testimonio en el lugar santísimo. 35Y pondrás la mesa fuera del velo, y el candelero frente de la
mesa al lado sur del tabernáculo; y pondrás la mesa al lado del norte. 36Harás para la puerta del
tabernáculo una cortina de azul, púrpura, carmesí y lino torcido, obra de recamador. 37Y harás
para la cortina cinco columnas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro, con sus
capiteles de oro; y fundirás cinco basas de bronce para ellas”.
Fue una lectura rápida y muy constructiva, Después de leer esas instrucciones uno
comprende por qué el Señor providenció que el apóstol Pablo fuera un constructor de carpas.
Dios quiso que el oficio de Pablo en lo natural fuese hacer tiendas. ¿Para qué? Para que él
pudiera entender más fácilmente las instrucciones de la dirección del tabernáculo. Una persona
que construye tiendas, ya sabe cómo se levantan. Pablo, al leer en este plano, por haber sido
entrenado en la construcción de tiendas, podía entender más fácilmente que alguien que nunca
Panorámica del tabernáculo 63

ha levantado una carpa. A una persona que nunca ha levantado una carpa, le queda difícil
entender. Fijémonos en lo que dice. Dios iba a usar a Pablo para la edificación del Cuerpo de
Cristo; por ello lo preparó en lo natural para poder distinguir con más facilidad la construcción de
un tabernáculo.

El tabernáculo y el misterio de Cristo


Antes de que entremos directamente en las principales secciones de este pasaje, fijémonos
en forma global que el tabernáculo representa el misterio de Cristo, representa la casa de Dios.
En el capítulo 1 del evangelio de Juan hay algo que no se nota tanto en esta traducción
castellana, pero sí en el idioma griego, y es que a propósito el Espíritu Santo, en el prólogo de
este evangelio, en el versículo 14, utiliza el verbo tabernaculizar por habitar. Allí dice: “Y aquel
Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros”. Si tú lees en el idioma griego, dice:
“Tabernaculizó entre nosotros”. El Verbo de Dios tabernaculizó entre nosotros. Aquí leemos
habitó, porque nosotros en el idioma español no usamos esa palabra tabernaculizar, pero esa
fue la palabra exacta que el Espíritu Santo le guió al apóstol Juan a utilizar, tabernaculizó. ¿Por
qué el Espíritu Santo guió al apóstol Juan a usar ese verbo? Para hacer esa asociación ahora en
el Nuevo Testamento del misterio de Cristo y la Iglesia, con el misterio del tabernáculo. Así como
en el tabernáculo había la naturaleza del oro, la madera y otras cosas, así también en Cristo, la
naturaleza divina, la humana, y luego también la Iglesia, llegan a ser tabernáculo extendido del
Señor.
En la panorámica vemos varias secciones. Primeramente las cortinas, la cobertura, que se
refieren a nuestra Cabeza y los distintos aspectos de Su obra por nosotros para cubrirnos.
Luego aparece lo relativo a las tablas, sus basas y sus relaciones y medidas, lo cual se refiere a
los creyentes miembros del Cuerpo de Cristo, que es la casa de Dios. Más adelante viene lo
relativo a las barras referidas al ministerio de la casa de Dios y otras disposiciones que iremos
64 La casa y el sacerdocio

viendo, Dios mediante, en próximas ocasiones.

Capítulo V

PRIMERA INTRODUCCIÓN
A LA TIENDA10

La Iglesia, las cortinas del Señor


10
Enseñanza a la iglesia en la localidad de Teusaquillo, Bogotá, D.C., Colombia, en noviembre 29 de 1992. Transcripción: Arcadio Sierra Díaz-
Panorámica del tabernáculo 65

“Harás el tabernáculo de diez cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí; y lo harás
con querubines de obra primorosa” (Éxodo 26:1).
La vez pasada vimos una introducción panorámica del tabernáculo, pero quedamos en
poderlo ir viendo un poco más minuciosamente; entonces hoy vamos a ver lo relativo a las
cortinas. Los primeros versos de Éxodo 26 son los que nos hablan de las cortinas. Aquí
aparecen cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí. Más adelante aparecen cubiertas de
pieles de carneros teñidas de rojo y de pieles de tejones, pero las primeras o más interiores
cortinas que aparecen son estas cortinas de obra primorosa detalladas aquí.
En primer lugar entendamos que las cortinas del tabernáculo representan la morada, la
habitación de Dios. La Palabra del Señor nos dice que el arca de Dios mora entre cortinas11.
Esta expresión, por ejemplo, la encontramos en 1 Crónicas 17:1. Allí hay unas palabras del rey
David, porque él moraba en casa de madera, y se preocupaba porque teniendo él casa de
madera, en cambio el Señor moraba entre cortinas. “Aconteció que morando David en su casa,
dijo David al profeta Natán: He aquí yo habito en casa de cedro, y el arca del pacto de Yahveh
debajo de cortinas”. David pensó: Bueno, yo tengo casa, pero ¿el Señor? Fíjese en que las
cortinas representan la morada del arca. El arca del pacto habita debajo de cortinas.
Sabemos que el arca representa al Señor mismo, pero el arca habita entre cortinas; o sea que
las cortinas representan la habitación del arca; representan por una parte al Señor Jesús como
morada de Dios, siendo también Él Dios mismo; y por otra parte a la Iglesia, que es el cuerpo de
Cristo; como dice Efesios 3, el misterio de Cristo no consta solamente del Señor Jesús, sino
también de la Iglesia, del cuerpo de Cristo. El tabernáculo representa el misterio de Cristo
completo: Cristo y la Iglesia como habitación o como morada de Dios. Veamos unos versos
que nos dan también esta confianza de interpretar de esa manera las cortinas. En el Cantar de

11
Cfr. 2 Samuel 7:2
63

los Cantares vemos a la esposa del Cordero, que es la esposa del hijo de David, de Salomón,
confesándose a sí misma como cortinas. Dice ella de sí misma; es decir, ella se dio cuenta.
¿Quién era ella? ¿Cómo era ella? Dice la amada, la esposa:
“Morena soy, oh hijas de Jerusalén, pero codiciable como las tiendas de Cedar, como las
cortinas de Salomón” (Cantares 1:5).
Esto quiere decir que ella se identifica a sí misma como tienda y como cortinas. Vale la pena
decir, y me gusta mucho que sea así, que aquí el Señor nos muestra la esposa en Su Palabra,
que está simbolizada por una mujer de raza negra. Interesante, porque generalmente la raza
negra ha sido despreciada por los seres humanos, y el Señor escogió a la esposa de raza negra,
para representar a la Iglesia.
“6No reparéis en que soy morena, porque el sol me miró. Los hijos de mi madre se
airaron contra mí; me pusieron a guardar las viñas; y mi viña, que era mía, no guardé”.
Eso era solamente una nota al margen. Pero vale la pena mencionarla, porque es que
muchas veces nos imaginamos a la esposa a lo mejor rubia y de ojos azules, y pensamos que la
belleza es así. Pero el Señor piensa diferente; aquí la esposa es morena; y Moisés, que
también era el legislador, figura de Cristo, se casó con una mujer cusita, de raza negra también,
y Myriam y Aarón lo criticaron; y Myriam quedó leprosa por haber criticado a Moisés, por haber
tomado Moisés a una mujer de raza negra. Miremos cómo el Señor simbolizó a la Iglesia con
una mujer de raza negra.

Las cortinas extendidas


Vamos a Isaías 54, y vamos a relacionarlo con la epístola a los Gálatas; porque justamente
San Pablo en la epístola a los Gálatas tomó el pasaje de Isaías.
“1Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que
64 La casa y el sacerdocio

nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada,
ha dicho Yahveh. 2Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean
extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas” (Isaías 54:1,2).
Fijémonos en cómo el Señor le habla a Su pueblo, como si Su pueblo fuera una tienda con
estacas, con cuerdas, con cortinas; y le dice, alégrate y ensancha el sitio de tu tienda. San
Pablo utiliza este mismo pasaje en el capítulo 4 de Gálatas, donde interpreta esto como una
alegoría, y vamos a ver esa alegoría porque nos enriquece.
“21Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? 22Porque está escrito
que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. 23Pero el de la esclava
nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. 24Lo cual es una alegoría, pues
estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para
esclavitud; éste es Agar. 25Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la
Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud” (Gálatas 4:21-25).
Agar representa el Antiguo Pacto, y es la desamparada; porque a través del Antiguo Pacto
nadie hereda nada. Por lo tanto, por confiar en la ley, por confiar en la propia fuerza de uno, en
el propio esfuerzo de la carne para agradar a Dios, nadie va a obtener ninguna herencia; por lo
tanto, la desamparada está representada por Agar, y Agar era la que tenía primero más hijos
según la carne. Parece que la carne hace muchas cosas, pero que no hereda. En cambio el
remanente del Señor parece que son muy pocos, y parece que son menospreciados, pero el
Señor les dice: Alégrate, regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz. La que no podía dar a luz
era Sara. Entonces dice que el uno, el primer pacto proviene del Monte Sinaí, el cual da hijos
para esclavitud; éste es Agar, porque Agar es el monte Sinaí en Arabia; es decir, cuando se
repartió la tierra, a Agar le correspondió ese terreno, y corresponde a la Jerusalén actual, pues
está en esclavitud junto con sus hijos; mas la Jerusalén de arriba, se refiere al otro pacto, al
Nuevo Pacto; se refiere a la esposa del Cordero, porque esa es la Jerusalén de arriba, la esposa
Primera introducción a la tienda 65
del Cordero. En Apocalipsis aparece la esposa del Cordero, la Jerusalén celestial; y la esposa
del Cordero en el Nuevo Testamento es la Iglesia. Vemos que Pablo utiliza ese pasaje que
leímos en Isaías 54, que habla del Señor dirigiéndose a Su pueblo como tiendas, como cortinas
que deben extenderse, y fíjese en que se refiere a la Iglesia; porque dice:
“26Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre. 27Porque está
escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; prorrumpe en júbilo y clama, tú que no
tienes dolores de parto; porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido.
28
Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. 29Pero como
entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el
Espíritu, así también ahora. 30Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo,
porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre” (Gálatas 4:26-30).
Pablo aplica a Isaías 54, referido a Sara como figura del Nuevo Pacto, de la Iglesia. No
somos hijos de la esclava, no somos de la desamparada. Somos hijos de la libre; es decir, de
Sara. Entonces fijémonos que por este pasaje Pablo aplica Isaías 54 a Sara, que había sido la
estéril, la que no podía dar a luz, la que representa el Nuevo Pacto; porque las dos mujeres son
los dos pactos, y Agar representa el antiguo, la desamparada.
Todos los que pretenden confiar en sí mismos, por guardar la ley, están desamparados;
porque han caído de Cristo, porque no se protegen en Cristo, sino en sí mismos. Al ser
identificada la amparada, la libre, con el nuevo pacto, es identificada por Cristo, y Cristo también
representa aspectos de esas cortinas. Esas cortinas son de carnero teñidas de rojo.

Las cortinas representan a Cristo


Vamos a ver todos los detalles de las cortinas, las cuales representan a Cristo y también a
nosotros; pero a nosotros como cuerpo de Cristo, por el misterio de Cristo. Las cortinas
representan a Cristo y a la Iglesia, que es el cuerpo de Cristo, porque el tabernáculo representa
66 La casa y el sacerdocio

la unión de Dios y el hombre; por eso se le llama el tabernáculo de reunión, donde el Señor mora
con Su pueblo, se incorpora en Su pueblo, y Su pueblo mora en el Señor como su habitación.
“El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente”. En las
cortinas, vemos un doble aspecto. El aspecto de Cristo y el aspecto de la Iglesia, por cuanto la
Iglesia es el cuerpo de Cristo y vive por Cristo, y Cristo cubre a la Iglesia consigo mismo, y la
Iglesia es también representante de Cristo.
El estar en el Antiguo Pacto es estar sometido a la dependencia de la obediencia propia para
merecer la vida; en cambio el nuevo pacto es recibir la vida por gracia; y toda persona que
depende de las obras de la ley para justificarse delante de Dios, es una persona que está en
esclavitud y bajo maldición. Eso sucede con cualquier persona que confía en sí misma, en sus
propias obras de la ley, para salvarse por sus propios méritos; no está cubierta; y por eso es que
vamos a ver ahora las cubiertas y distintos aspectos de las cubiertas; cómo nos cubre Cristo.

La tienda de Dios
“1Harás el tabernáculo de diez cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí; y lo harás
con querubines de obra primorosa. 7Harás asimismo cortinas de pelo de cabra para una
cubierta sobre el tabernáculo; once cortinas harás” (Éxodo 26:1,7).
Las interiores son diez; las siguientes son once, porque tienen algo añadido, y son justamente
de pelos de cabra. ¿Por qué diez cortinas? ¿Qué significa el número diez en la Biblia? Con el
número diez el Señor ha identificado a lo largo de la Palabra, las naciones en general. La
estatua tenía diez dedos, eran diez las vírgenes. El número diez es el número de las naciones,
y como la Iglesia sería tomada de las naciones, por eso está representada con las diez cortinas.
El número normal es el diez.
Notemos que hay algo que se llama el tabernáculo, algo que se llama la tienda y algo que se
Primera introducción a la tienda 67
llama la cubierta. Vamos a verlo en el libro del Éxodo. En el capítulo 26 esta el mandamiento,
y en el 36 está la construcción. Vamos a ver paralelamente el mandamiento y la construcción.
“Todos los sabios de corazón de entre los que hacían la obra, hicieron el tabernáculo de
diez cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí; las hicieron con querubines de obra
primorosa” (Éxodo 36:8).
Vemos que se hizo conforme al mandamiento. Volviendo al capítulo 26, vemos que el lino
torcido representa la justicia de Dios; es decir, que las personas tomadas de entre las naciones,
diez cortinas, están justificadas por Cristo, y que viven la justicia de Dios en Cristo. Eso es lo
que representa el lino torcido. El azul representa lo celestial, la naturaleza divina en este caso.
El púrpura, que es una mezcla del azul con el carmesí, representa la realeza. El carmesí
representa la redención, la sangre de Cristo; o sea, la humanidad.
El azul es entretejido o entrecamado, porque se le llama recamador; es decir, que van
entrelazadas esas telas de azul, de púrpura y de carmesí. Nótese que aparece el púrpura entre
el azul y el carmesí, y justamente el púrpura representa la realeza, el reinado. ¿Por qué
representa la autoridad de Dios? Justamente por hablar de la encarnación de Dios. El azul
entrecamado con el carmesí nos da el rey, nos da la realeza, y a nosotros también nos hace
reyes; por eso también aparece el carmesí; tanto la realeza de Cristo como la de la Iglesia en
Cristo.

Los querubines y los dos campamentos


“Y lo harás con querubines de obra primorosa”. Miren qué interesante que el Señor quería
que en esas cortinas hechas con lino, azul, púrpura y carmesí, hubiera querubines. ¿Por qué
hay querubines? La palabra del Señor siempre nos habla de dos campamentos. ¿Recuerdan
68 La casa y el sacerdocio

de una vez que Jacob llegó a un lugar que llamó Mahanaim?12 Él era un campamento; pero de
pronto Dios le abrió los ojos y le mostró que junto al campamento suyo, terrenal, el del pueblo de
Dios, en esta dimensión humana, visible, había otro campamento de otra dimensión, que era la
de los ángeles que lo estaban acompañando; y cuando él se dio cuenta que él no era el único
campamento, sino que junto a ese campamento, detrás de él, había otro campamento, Jacob le
llamó a ese lugar: “Dos Campamentos”, que quiere decir Mahanaim. En el Cantar de los
cantares, de la esposa del Cordero también se dice de ella que es como dos campamentos.
Acuérdense que Jesús cuando empezó a llamar a los discípulos, les dijo una cosa: “De aquí
adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del
Hombre” (Juan 1:51); es decir, que hay un constante intercambio entre la otra dimensión y esta
dimensión. Nosotros somos la casa de Dios y el Señor está con nosotros, y hay un trabajo de
ángeles entre Dios y nosotros; hay una comunicación.
Permítanme contarles una experiencia que tuvo el hermano Orville Swindoll. Una vez el
hermano Swindoll estaba compartiendo la Palabra en un lugar, y de pronto decía: ¡Aleluya,
gloria a Dios! Y de pronto se calmaba. De pronto volvía a decir: ¡Gloria a Dios, gloria al Señor!
Cuando terminó, a la salida lo estaba esperando una hermana ancianita para decirle que ahí
donde estaba compartiendo, en la tarima, había un ángel grandote, y cada vez que le ponía la
mano en la espalda, el hermano decía: Gloria a Dios, Aleluya. O sea que le transmitía del Señor
mismo ese gozo. Por Su Espíritu lo hace, pero Él utiliza los ángeles, como ministradores de los
herederos de salud. La Palabra dice que los ángeles son ministradores de los herederos de
salud. Por eso es que el velo tiene que tener querubines allí, que representan este aspecto del
trabajo de ellos como ministradores de los herederos de salud y guardianes de la reverencia.
Vamos a ver un versículo en la Palabra, aparte de ese, que nos ayuda a entender esto.
Vamos a mirar allí justamente este trabajo que está representado por esa obra primorosa de los
12
Cfr. Génesis 32:2
Primera introducción a la tienda 69
querubines en el velo; y no sólo en el velo. Siempre ustedes van a ver después más adelante,
cuando se está construyendo la casa de Dios, que se les ponía en las paredes querubines, y
también otras cosas, porque la tipología se hace más compleja después. Aquí al principio era
sólo querubines, pero después le ponían palmeras, granadas y otras cosas.
“20Él me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear
contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá. 21Pero yo te
declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino
Miguel vuestro príncipe. 1Y yo mismo, en el año primero de Darío el medo, estuve para
animarlo y fortalecerlo” (Daniel 10:20-11:1).
Fíjese en ese trabajo; el ángel estaba con Darío el medo, y eso que Darío era un incrédulo,
pero Dios lo usaba, y tenía su ángel, porque cada persona tiene sus ángeles; mínimo uno,
porque el Señor dice: “Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo
que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos” (Mateo
18:10). O sea, que hay otro campamento al lado de este campamento; por eso es que se llama
Mahanaim: Por eso es que la esposa es como la reunión de dos campamentos. Nosotros
estamos viendo con nuestros ojos cosas aquí; pero aquí hay otro campamento.
En el Paraguay, en el tiempo en que murió (por que lo mataron) Somoza, el ex-dictador de
Nicaragua, se armó un ambiente muy difícil, donde se prohibían las reuniones de más de tres
personas, y los hermanos teníamos que reunirnos y ver lo que decía la Palabra. Había que
reunirse en las casas, como en secreto; y justamente en una ciudad llamada Caaguazú, nos
reunimos donde vivía uno de los ancianos, Atilano, y la hermana Martha, su esposa, estaba un
poquito asustada, pues la reunión era en su casa, como clandestina, y ella tenía como miedo de
la reunión, que de pronto bajara la policía y descubriera que estábamos en reunión. De manera
que ella, debido al susto, salió a la puerta como para fisgonear y se encontró en la puerta un
ángel grandote, parado en el portón. El Señor le permitió que viera el ángel, como cuidando la
70 La casa y el sacerdocio

reunión; es decir, que el Señor le abrió los ojos para que lo viera. Lo mismo que sucedió con
Eliseo; le rodeaban ejércitos sirios contra él, y su criado Giezi estaba todo nervioso; entonces
Eliseo le dice al Señor: Señor, abre los ojos a mi siervo para que vea; porque un poco antes le
había dicho: No temas, porque más son los que están con nosotros. Pero Giezi y el ejército
sirio no veían sino sólo a Eliseo. Pero Eliseo percibía a los ángeles alrededor. Entonces sí
nos damos cuenta de que existe un trabajo angélico para comunicar aquello que el Señor hace.
Por eso la escalera: ángeles que suben y descienden, que llevan las oraciones, que traen las
respuestas.
Las oraciones de Daniel fueron directas a Dios, pero dice la Palabra que aquel ángel traía la
respuesta, pero un príncipe se le opuso, y no lo dejaba entregar la respuesta, hasta que vino
Miguel a ayudarlo. Esto nos dice que hay una superposición del mundo visible y del mundo
invisible. Dos campamentos; no sólo este que vemos sino otro. Por eso es que en los velos
del templo, en las cortinas, después en las paredes, en el futuro, cuando ya se hizo el templo, no
el tabernáculo, había obras primorosas de querubines. Eso es lo que representa, la interacción
del trabajo angélico a favor de nosotros como ministros de salud, y guardianes de la reverencia
debida. Dice: “estuve para animarlo y fortalecerlo”. Por eso cuando el ángel le ponía la
mano, el hermano Swindoll decía, aleluya, gloria a Dios, y eso mismo pasa con nosotros cuando
estamos así.
“La longitud de una cortina de veintiocho codos, y la anchura de la misma cortina de cuatro
codos; todas las cortinas tendrán una misma medida” (Éxodo 26:2).
Fíjense en los números de las medidas. El 28 y el 4; y entre el 28 y el 4 está el 7, porque 28
dividido entre 4 es 7. Entonces el número 7 representa el número de completación de Dios,
porque Dios hace Sus obras en 7, y el número 4 representa el número de la creación. ¿Por qué
aquí representa el número de la creación? Porque el número 3 representa a Dios. El Padre,
uno; el Hijo, dos; y el Espíritu Santo, tres. Pero aparte de Dios, aunque en Dios, pero sin ser
Primera introducción a la tienda 71
Dios, ¿qué existe? La creación. El número 4 es el número de la creación. Por eso cuando se
habla de la creación en general se habla de los cuatro ángulos de la tierra; se habla de los 4
rostros de los querubines. Siempre el número 4 se relaciona con la creación. Como la casa
de Dios es una obra de Dios con la creación, por eso aparecen el número 4 y el número 7; es
decir, el 4 por 7 igual a 28. Entonces la longitud es de 28, y el ancho es de 4. ¿Por qué?
Porque es que nosotros somos el contenedor; pero el contenido es el Señor.
72 La casa y el sacerdocio

Capítulo VI

CUIDADOS EN RELACIÓN CON


EL ARCA DEL PACTO13

13
Enseñanza en la localidad de Teusaquillo, Bogotá D. C., Colombia, 5 de enero de 1996. Transcripción: Maximino Ramírez.
Primera introducción a la tienda 73
La preeminencia del arca
Lectura bíblica: Números 4:5-6.
“5Cuando haya de mudarse el campamento, vendrán Aarón y sus hijos y desarmarán el
velo de la tienda, y cubrirán con él el arca del testimonio”.
Había sido el campamento organizado por tribus alrededor del tabernáculo para su avance por
el desierto, porque somos peregrinos y constantemente se avanza; porque el Señor el Padre lo
había ordenado. Acontecen en nuestras vidas experiencias, tanto personales como colectivas,
ya sea en distintos grupos de la Iglesia o en experiencia general; existe la experiencia espiritual
que se llama “mudanza del campamento”.
Hay otros pasajes también aquí en el Pentateuco, especialmente al final de Éxodo y en
Números, que nos detallan algunos pormenores de la mudanza del campamento. Lo que
determina la mudanza del campamento es únicamente el movimiento de la vida del Señor, y la
vida de la Iglesia. Muchas veces se mudó el campamento de Israel, más toda vez que se
mudaba el campamento, habían algunos principios que el Señor les hacía conocer, para que se
tuviesen en cuenta. No importa cuántas veces se mudaran o cuántas distintas experiencias
tuviera su pueblo, en distintos estadios, las distintas estaciones. Recordemos cuántos asuntos
nos aparecen aquí como el orden de prioridades del cuidado del Señor en el avance de Su
pueblo. Las mudanzas son para avanzar; a veces el Señor también nos hace dar vueltas hasta
que muera la generación rebelde; pero si el Señor nos concede Su gracia y Su fidelidad entre
nosotros, solamente queremos señalar cuatro cosas. Hay muchas que por estar solamente en el
texto las leeremos, pero las que queremos destacar las subrayaremos: “5Cuando haya de
mudarse el campamento, vendrán Aarón y sus hijos y desarmarán el velo de la tienda, y cubrirán
con él el arca del testimonio”.
71

La preeminencia del Arca. El primer asunto a ser tenido en cuenta es el asunto del Arca. El
Arca es lo primero que se menciona, cuando el Señor empieza a describir la casa que Él quiere
para sí mismo. Dice el Señor Yahveh: “Moisés, dí a los hijos de Israel que tomen para mí
ofrenda”, y dice cuáles son los materiales de la ofrenda que Él quiere. “Y me harán un santuario
conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte y habitaré en medio de mi pueblo”14.

14
Cfr. Éxodo 25:1, 40; Hebreos 8:5
72 La casa y el sacerdocio

Eso es lo principal que el Señor quiere, habitar; cada vez va a ser más expedita, más
manifiesta Su presencia; para eso el Señor nos santifica, nos aparta, nos capacita para que
deseemos recibir Su presencia, no en el sentido de esa cualidad teológica de la omnipresencia
que enseña la Teología, no es la presencia de la omnipresencia, sino la presencia especial de la
manifestación. Dios es omnipresente y está siempre en todas partes, mas hay una presencia
especial de la presencia, de la manifestación de Su gloria en propósito, como es levantar Su
casa en su pueblo, en Sus redimidos, conforme Su eterno propósito; que pueda ser recibida en
esa Su casa la nube de la manifestación de Su presencia, realizada en medio de Su Iglesia.
Para eso el Señor establece unas prioridades. Recordemos la analogía y la concordancia que
hay entre esas cuatro cosas que el Señor establece como prioridades en la mudanza o avances
del campamento y recordemos cómo estas cosas concuerdan con el libro de los Hechos de los
Apóstoles, que son la realidad del campamento verdadero en el comienzo de la peregrinación.
Vamos a leer cómo justamente en ese comienzo de la peregrinación aparecieron en este orden
que vamos a leer aquí estos elementos prioritarios. Lo primero que comienza a describir es el
Arca; eso es la consideración prioritaria; pone atención a la gran variedad de muchos detalles
que Dios revela en la construcción y en la historia del arca, en las peripecias del pueblo con el
Arca. Así que todos debemos atender al Arca. Dice luego:

El arca, tipo de Cristo


“6Y pondrás sobre ella la cubierta de pieles de tejones, y extenderán encima un paño todo
de azul, y le pondrán sus varas”.
Cuando hagamos esta lectura en privado, recordemos que al leer atentamente vemos que es
el único lugar donde aparece el paño azul por fuera. Aquí las pieles de tejones están por dentro,
porque el azul representa lo que viene del cielo, lo que es de Dios, lo que es celestial, la
Cuidados en relación con el Arca del pacto 73

naturaleza divina en el caso del Arca que representa al Señor Jesús, el primogénito de Dios. En
el caso de Él, ya esa gloria apareció, ya en su carne fue glorificado, y por eso es que las pieles
de tejones representan la apariencia humana. En el caso de Él ya fue revestido de la gloria
celestial, porque ya sirvió; por eso es que todas las otras tenían los paños por dentro, ya fueran
de púrpura, de azul, de carmesí; y por fuera, las pieles de tejones, excepto el Arca. El Arca tenía
por dentro las pieles de tejones porque el Señor se hizo hombre para siempre, pero fue revestido
de gloria y majestad. Por eso el paño de azul estaba por fuera, y allí todo el pueblo de Israel veía
aquello que iba adelante, presidiendo la marcha, y sabían que aquel montoncito de paño de
azul, ese era el Arca. Ellos se guiaban por el Arca; el Arca era la única que iba adelante, era la
que en todas las cosas debía primar. Dice luego: “Y le pondrán sus varas”. Las varas son para el
transporte del Arca, para la movilidad del Arca. El Arca ya glorificada, digamos recubierta del
paño azul por fuera, entre todas las otras que tenían por dentro aquellos paños. En el caso del
Arca, tenía que ser llevada por esos parales; sus barras se colocaban si el Arca tenía aquí las
argollas a este lado y al otro, y se colocaban las varas para transportar el Arca, para la
movilización del Arca. El Arca se moviliza cuando pesa sobre los corazones del ministerio
pastoral. El Arca era llevada por el equipo de la compañía de los Levitas-Coatitas; el peso del
Arca sobre aquel equipo de sacerdotes, en este caso de Levitas Coatitas; el peso del Arca sobre
los hombros de los Levitas. El peso del Arca era puesto por voluntad de Dios sobre los
corazones de aquella compañía que el Señor había determinado, para que el Arca fuese
seguido por todo el campamento. Nosotros queremos marchar por muchas partes, mas
debemos aprender a marchar con el Arca de Dios adelante.

La experiencia en la marcha
Otro pasaje dice de esto en el libro de Josué, un personaje histórico que es un tipo del Señor
74 La casa y el sacerdocio

Jesús, que también se dice su nombre como Jesús y Oseas. Y este Josué, que introduce a los
hebreos por voluntad de Dios a tomar posesión de la herencia divina, aquí aparece como tipo
conduciendo al pueblo precisamente a tomar posesión de la tierra; y la manera establecida por
Dios para que se realice esta conquista está tipificada así:
“1Josué se levantó de mañana, y él y todos los hijos de Israel partieron de Sitim (una de las
ciudades) y vinieron hasta el Jordán, y reposaron allí, antes de pasarlo (o sea que no se
pasa el Jordán sino en reposo). 2Y después de tres días (representa la resurrección del
Señor), los oficiales recorrieron el campamento, 3y mandaron al pueblo diciendo: Cuando
veáis el arca del pacto de Yahveh vuestro Dios (no se puede conquistar la tierra sin ver
primero el arca), y los levitas sacerdotes que la llevan, vosotros saldréis de vuestro lugar y
marcharéis en pos de ella” (Josué 3:1-3).
Por períodos, el Señor nos hace pasar por muchas experiencias en diferentes oasis, a veces
en el desierto, o a veces a la vera del mar; y distintas experiencias tenía el pueblo, distintas
lecciones se aprendían, pero siempre había que salir cuando el Arca se movía. “Saldréis de
vuestro lugar y marcharéis”. Podría haber dicho caminaréis, pero la palabra marchar es diferente
de caminar, porque marchar es en relación con los otros juntos. Cada uno podría caminar por
donde quiera, mas no todos podemos ir como queremos. Para poder marchar tenemos que
estar unánimes, porque cuando salieron de Egipto, ellos todavía no eran un ejército, pues ellos
no conquistaron la tierra en forma individual, sino en forma colegial, en forma de campamento.
Ellos habían salido en forma individual, en tropel. Cada uno había comenzado a ser enseñado
en el camino, durante una larga peregrinación de cuarenta años en el desierto. De la mano de
Dios, con experiencias algo más agradables, otras terribles; todas ellas de la mano de Dios, y ya
cuando iban a entrar en la tierra ya no eran como aquel tropel que salió de Egipto, ahora ya eran
campamento, ahora marchaban.
Cuidados en relación con el Arca del pacto 75

El aprendizaje colectivo
También había órdenes de marchar. No marchaban como ellos querían sino como Dios había
dicho. Esto es para los que pertenecen al campamento de Dios. Si alguien es extranjero y no
pertenece al campamento, al pueblo de Dios, pues todo irá a la deriva para esa persona, toda su
andar será incierto, irá a cualquier parte, donde quiera, mas no va a estar caminando con el
Señor. El Señor va adelante, el Señor conduce el campamento, lo conduce en orden y los
conduce marchando. La marcha es todo un aprendizaje colectivo; ellos tienen que estar
aprendiendo en el desierto a caminar en forma de marcha. Al principio quizás ya han caminado
cada uno por su lado, según su propia voluntad, pero había que aprender a caminar según el
orden de Dios. “Y marcharéis en pos de ella”. Gracias a Dios que no es en pos de cualquiera;
ese sería el más grave peligro. Por eso no había que marchar hasta no ver el Arca. “Saldréis de
vuestro lugar”. Mientras tú no lo veas, no salgas de la tienda, no te apresures, no seas
engañado, no seas tonto, no seas ingenuo.
El diablo es engañador y los hombres somos engañados, por eso es necesario quedarse cada
quien en su lugar hasta ver el Arca. “Cuando veáis el arca del pacto de Yahveh vuestro Dios”.
Por eso era que el Arca tenía el paño de azul por fuera. Ahí estaba ese paño de azul
representando la gloria del Señor, porque antes esa gloria estaba oculta; por fuera estaban las
pieles de tejones y lo celestial también; el azul estaba por dentro; mas ahora en el caso del
Señor Jesús, su cuerpo mortal que murió, fue glorificado en Su resurrección. Esa es la fe
cristiana normal. La gloria del Señor se veía en la resurrección de Cristo; entonces, ¿cómo
distinguimos? por el paño de la gloria de la resurrección. Cuando veáis el Arca, cuando veáis la
gloria, cuando veáis la resurrección, cuando veáis el mover del Señor, cuando lo veáis de
verdad, saldréis de vuestro lugar y marcharéis.
76 La casa y el sacerdocio

Y como en los capítulos anteriores de Números, 1, 2 y 3, aquí también señala el asunto de la


marcha: “marcharéis y saldréis”. Marcharéis en pos del Arca, porque el campamento se muda. A
veces la nube se demora un año en una estación; a veces se demora dos años, a veces se
demora un día, y a veces una semana. Esta es prerrogativa del Señor, que conoce los tiempos y
las sazones. “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su
sola potestad” (Hechos 1:7). Pero Él es el que nos guía y nos conduce en lo que el Señor está
haciendo, y él es el que tiene que tomar la iniciativa; y Él es el que tiene que darnos la señal.
Ahora, el Señor sí es un Señor que da señal. Porque, ¿cómo vamos a ver sobre el Arca? ¿cómo
vamos a salir de nuestro lugar si Él no da la señal? Si estamos cerca de Él, veremos la señal de
Dios con Jesús al lado. Jesús decía así: “No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que
ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre
ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace” (Juan 5:19,20). Ahora, si ni siquiera el Hijo
podía hacer nada por Sí mismo sin ver las señales del Padre, cuánto más nosotros.
Cuidados en relación con el Arca del pacto 77

Capítulo VII

LAS MEDIAS MEDIDAS


DEL ARCA DEL PACTO15

El tabernáculo de reunión
Lectura bíblica: Éxodo 25:10
15
Enseñanza en la localidad de Teusaquillo, Santafé de Bogotá D. C., Colombia, 12 de enero de 1996. Transcripcióm: Maximino Ramírez.
78 La casa y el sacerdocio

“Harán también un arca de madera de acacia, cuya longitud será de dos codos y medio, su
anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio”.
Con la ayuda del Señor vamos a meditar en esto, a acercarnos a Él con temor, como es
debido; con Su ayuda. El Señor dice, harán; el Señor no dice haré, sino harán, y dice, también.
Hasta aquí el Señor había hablado prácticamente de materiales. Solamente en los versos 8 y 9
de este mismo capítulo, dice:
“8Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. 9Conforme a todo lo que yo te
muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis”.
El diseño del tabernáculo y el diseño de todos sus utensilios. Lo primero que ha mencionado
entonces es el Arca, que corresponde al mueble más importante del tabernáculo, porque
representa lo esencial, representa lo prioritario, representa al mismo Señor, representa
liderazgo, representa el trono, representa el gobierno de Dios, la voz de Dios, la palabra de Dios.
“Harán también”. Cuando aquí dice “harán”, es porque el Señor se está refiriendo por una parte
a Su pueblo. Este tabernáculo, en el contexto general de la Biblia, es llamado el tabernáculo de
reunión. Ya esa sola frase debe ser para nosotros una clave: el tabernáculo de reunión. O sea
que es una casa para Dios, para recibir a Dios, para corresponder a Dios. Digamos que la carga
de todo este primer verso que está relacionado con el tabernáculo, con ese solo título que se le
da, tabernáculo de reunión, se está dando en el sentido que para Dios tiene, y que Él quiere que
para nosotros tenga. Esa frase, tabernáculo de reunión, implica relación, alianza; por eso
también se le llama el arca del pacto, y esa palabra pacto o alianza, y la palabra reunión, son las
palabras claves.
¿El tabernáculo de qué? No dice de sacrificios, no dice de alabanzas, no dice arca de otra
cosa. Dice, por una parte, del testimonio, y por otra parte, de la alianza; y al tabernáculo se le
llama tabernáculo de reunión. Y en ese nombre, tabernáculo de reunión y arca de la alianza,
está concentrado lo esencial de la revelación, porque ese es el nombre que se le da a todo el
79

tabernáculo de reunión. Y al mueble principal que representa lo principal, se le llama arca del
pacto, de la alianza. Todo esto tiene que ver con una relación; y eso es lo que explica las
medidas que aparecen en el versículo 10. Por eso es que dice “harán”; por eso es que Dios no
dice “haré”, porque es una relación; es algo entre el Señor y Su pueblo y entre Su pueblo y el
Señor.
Desde el principio, lo que el Señor quiere es vivir en nosotros y que nosotros lo vivamos a Él,
que Él nos viva a nosotros; porque Él también quiere vivir nuestra vida. Él quiere alegrarse entre
nosotros; Él quiere que nosotros lo vivamos a Él, pero también Él quiere ser nuestro vivir. Una
parte es Él como vida, y otra parte es Él como vivir. Él quiere meterse con nosotros y que
nosotros nos metamos con Él; y por eso nos pide a nosotros que le hagamos un arca, y da las
medidas del arca. Pero todas las medidas del arca son medias medidas. Son medias porque es
para completar, es para una reunión. Cuando nosotros vemos el arca, y cuando vemos las
medidas del arca, y vemos que esas medidas son medias medidas, es como si tú encuentras
una naranja por la mitad. Si aquí hay una media naranja, es porque hay alguna otra media
naranja en otra parte; eso es lo que explica el propósito de Dios; es como dos medias naranjas
que se tienen que juntar para ser una sola naranja.
La parte nuestra es la parte que Él nos pide que nosotros le hagamos en el tabernáculo de
reunión, que es Su santuario. Entonces fijémonos en las medidas. Cuando el Señor dice “Harán
también”, lo dice por causa de que había dicho primero, “harán un santuario”, y también dice
unos utensilios. Pues como ya había mencionado de hacerle el santuario, ahora habla de
hacerle el arca, y de hacérsela de madera de acacia.

El pueblo hace el arca


Dios le pide a Su pueblo que le haga un arca; ahora, nosotros sabemos que el arca representa
80 La casa y el sacerdocio

a Cristo. ¿Cómo nos puede pedir Dios que le hagamos el arca? Pero Él dice: Me harán ustedes
el arca. Fijémonos primeramente en que antes que el Señor Jesús fuera concebido como
hombre en el vientre de la virgen María, vino el ángel Gabriel y le dijo: “¡Salve, muy favorecida!
El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres”.16 Luego le empieza a decir lo que va a
acontecer en ella. “34Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.
35
Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te
cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios”
(Lucas 1:34,35). Así que ella dijo lo que debe decir la Iglesia: “38Hágase conmigo conforme a tu
palabra”. Ella puso ese acontecimiento, esa cooperación, esa colaboración: “Hágase conmigo
conforme a tu palabra”.
Dentro del tabernáculo tenía que hacerse el arca; ahora, ciertamente que Cristo es el aspecto
divino, es el Hijo del Padre engendrado del Padre, de Su misma substancia, de Su misma
esencia, como está claramente visto en la doctrina de toda la Biblia, tomada en su sentido
apropiado, ortodoxo. Pero la cosa no termina ahí. Dios quería que ese Hijo participara de la
humanidad, pero uno dice: Bueno, pues hasta ahora estamos viendo sólo la persona del Hijo.
¿Cuál es la parte del pueblo? Porque Él le dice al pueblo: harán también un arca.
Fijémosnos en lo que está representando María. Podríamos decir que ella está representando
aquella mujer de Génesis capítulo 3, que debía dar a luz una simiente de la mujer que aplastaría
la cabeza del dragón. Hasta aquí vemos la Cabeza del Cuerpo. Pero cuando entendemos que la
voluntad de Dios es que aquel mismo Hijo eterno, Verbo eterno de Dios que se encarnó en el
vientre de la virgen María, ese mismo Cristo debe ser formado en la Iglesia, entonces
entendemos por qué el pueblo le debe hacer un santuario. Así como María le tuvo que decir:
“Hágase conmigo conforme a tu palabra”, y comenzó la encarnación, la Iglesia al igual que
María debe decir al Señor, hágase en mí conforme a tu palabra. Ese “hágase” es el
16
Lucas 1:28
Las medias medidas del arca del pacto 81
consentimiento de la Iglesia, es la cooperación de la Iglesia, es la colaboración con Dios, es el
esfuerzo en la gracia, para que ese mismo Cristo que nació de María, se forme en el interior de
la Iglesia. Y no se va a formar, si no coopera la Iglesia. Por eso aquí aparece Dios dándole un
lugar al pueblo, para que el pueblo le haga el arca. No que nosotros engendremos al Hijo. Él es
engendrado del Padre sin principio desde la eternidad y engendrado por el Espíritu Santo en lo
humano, desde que María dijo: Hágase; pero ahora el mismo Cristo, Verbo de Dios, que se
encarnó en el vientre de la virgen María, debe formarse en la Iglesia; y ese es el lugar que tiene
el pueblo de Dios, y esa es la responsabilidad del pueblo del Señor, para que en su interior sea
una sola arca hecha por el pueblo. Harán también; no solamente van a hacer el santuario
exterior como Iglesia, sino que Cristo se va a formar interiormente como Iglesia. Así como dice:
“La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha
dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un
hombre en el mundo” (Juan 16:21).
Y comienza a hablar Jesús de ese fenómeno espiritual; ese parto de la Iglesia. Por eso es que
aparece allí en Apocalipsis 12, una mujer que tenía dolores de parto, para dar a luz un hijo varón.
María es parte del pueblo de Dios, de ese remanente de Dios, con el cual Dios cuenta. Dios
quiere contar con ese remanente para realizar sus cosas. Él podría hacer sus cosas solo, pero
no quiere. Él quiere hacer las cosas con el hombre; eso es lo que está representando en la
responsabilidad del pueblo y en las medidas.

Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre


Harán también un arca en lo más íntimo de la Iglesia, en su espíritu; en el Lugar Santísimo
debe el pueblo hacerle un arca. No sólo que nosotros creemos en Cristo, sino que cooperamos
para que Cristo sea formado en nosotros; por eso el apóstol Pablo comienza a decir que él sufre
82 La casa y el sacerdocio

dolores de parto hasta que Cristo sea formado en la Iglesia17. Cristo formado en la Iglesia
significa también hacerle un arca; y cuando dice de madera de acacia, pues ya entendemos qué
representa la madera, la madera de acacia representa lo humano, la naturaleza humana.
Después vemos que la naturaleza divina está representada por el oro, el cual cubre la parte de
madera; pero el Señor quiere madera en el arca. Él se hizo hombre para que la humanidad fuese
realizada en Él. Nuestra realización humana a partir de Cristo, ha tomado de Su humanidad
también, no sólo de Su divinidad, que es ciertamente el Verbo Divino. Pero debido a que el
Señor se hizo hombre, dijo:
“Por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la
verdad”. (Juan 17:19).
Él no se santificó para sí solo, sino que Él realizó la naturaleza humana en sus máximas
posibilidades en Su persona. La naturaleza humana asumida por el Verbo de Dios, llegó a su
máxima posibilidad en la persona del Hijo de Dios, pero eso sucedió no sólo para que Dios tenga
a este hombre, que es Su Hijo Jesús, que es el Verbo hecho hombre, sino para tener otros
hombres, varones y mujeres, semejantes a Él; y fue lo que Él logró. Él se santificó para
santificarnos. Dice la Palabra que Él habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna
salvación.

17
Cfr. Gálatas 4:19
Las medias medidas del arca del pacto 83
Él es el que santifica y nosotros somos los santificados. Ahora, Él en lo divino no puede ser
perfeccionado; pero Él fue concebido como un hombre, fue gestado como un hombre,
solamente que sin participación del hombre; por el Espíritu Santo, pero como hombre fue
concebido. Es decir, la primera célula tenía naturaleza humana; divina también, pero naturaleza
humana. Concebido, gestado, nacido, crecido en estatura, en gracia, en sabiduría, por lo que
padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, varón perfecto, llegó a ser autor
de eterna salvación, llegó a ser compartido a nosotros, lo que Él logró en Su humanidad, incluso
glorificarla, y ahora se forma en nosotros. Y Cristo no es solamente Dios, sino el Dios que se
encarnó para ser también nuestra vida y también nuestro vivir, e igualmente somos
conformados a Su imagen.
Cuando la Biblia dice: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza”, la manera como Dios conforma al hombre a su imagen, es en Cristo, quien es Su
imagen. La manera como somos conformados a Cristo es a través de la cooperación voluntaria;
porque Él dijo: Todo esto me lo van a hacer voluntariamente; el que voluntariamente quisiere,
traerá estos materiales que les voy a pedir, y me harán esto. El primer requisito, lo primero que
menciona Dios es que sea voluntario, que sea de todo corazón, y ahí sí empieza a decir lo que Él
quiere; y aquí dice Dios lo que con Él es. Esos son los materiales que quiero, y estos son los
instrumentos o utensilios. Los utensilios son como una extensión de tus manos, de tus piernas,
de tus ojos. Tú no puedes fritar o asar con tus manos; necesitas utensilios. Asimismo el Señor
tiene una casa con utensilios; todos esos utensilios representan también nuestra parte. “Harán
también”; esa es la responsabilidad del pueblo en cooperar con el Señor para que Cristo sea
formado en nosotros.

La obra perfecta de Cristo


“Harán también un arca de madera de acacia, cuya longitud será de dos codos y medio, su
84 La casa y el sacerdocio

anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio”.


Nunca debemos tomar un versículo aislado de todo el contexto de la palabra del Señor. La
Palabra del Señor es una revelación completa; la verdad es la suma de la Palabra; así que
cuando nos encontramos en la Biblia con ciertas medidas, con ciertos números, debemos
entenderlo en relación con toda la numerología interna de la Biblia exclusivamente. Si esta
numerología tiene o no relación con otra, la de afuera, eso no nos importa. Lo que nos importa
es que ésta, que es inspirada y que es suficiente en sí misma, tiene un sentido y un significado
interno bíblico; no vamos a interpretarlo con categorías extra bíblicas, sino con categorías
solamente bíblicas. Si el Espíritu Santo quiso adoptar algunos categorías extra bíblicas en forma
selectiva, eso es prerrogativa del Espíritu Santo. No nos vamos a meter con la numerología de
afuera, de los pitagóricos, ni de la Cábala; solamente con la propia de la Biblia.
“Dos codos y medio”; esa es la mitad de cinco, y la anchura un codo y medio, y la altura de
codo y medio; esa es la mitad de tres. El número tres (3) y el número cinco (5) son números
bíblicos; son números que tienen sentido en la Biblia. El número tres representa lo divino: Dios
es Padre, Hijo y Espíritu Santo; en muchas partes Él se representa en tres; el tercer día y Su
Trinidad. Esa palabra, Trinidad, pues, fue incorporada por Teófilo de Antioquía en la
terminología cristiana, para simplificar con una sola palabra el misterio, el contenido. El número
cinco, también tiene significado; así como el tres representa la divinidad, el cuatro representa
que Dios no se quedó solito, sino que Él creó; y ahora existe una creación. Después del tres
viene el cuatro, porque el cuatro está representando la creación. Ahí vemos los querubines con
cuatro rostros, los llamados cuatro ángulos de la tierra; cuando aparece la adoración a Dios por
la creación, en Apocalipsis, que es el libro que consuma, la revelación aparece en el capítulo
cuatro; pero cuando Dios es adorado por la redención, ese es el capítulo cinco; porque el
número cinco es el número de la gracia. Después de que fue hecha la creación y cayó, hubo que
redimirla; entonces esa es otra obra de Dios, que en sí es uno, dos y tres, y Su creación es
Las medias medidas del arca del pacto 85
cuatro. Como ella cayó, entonces hubo que redimirla, y es un quinto paso, es un cinco. El
número cinco es el número de las medidas de la cruz. Aquí mismo, en el capítulo 27 de Éxodo,
habla del altar de bronce. El altar de bronce era donde se sacrificaba el cordero, y eso
representa la cruz de Cristo, representa la gracia de Dios, o la obra de la redención.
“Harás también un altar de madera de acacia de cinco codos de longitud, y de cinco codos
de anchura; será cuadrado el altar, y su altura de tres codos” (Éxodo 27:1).
Notemos que el número cinco aparece allí en las medidas de la gracia, en las medidas de la
cruz, en las medidas del altar de cinco codos de longitud y de cinco codos de anchura. Eso
muestra la obra perfecta de Cristo. “Consumado es”; Dios es la base de la redención de Su
pueblo, por la muerte de Cristo sobre el altar. Por eso el altar tiene una altura de tres codos y
tiene una anchura y longitud de cinco codos. En la Biblia, el número cinco es el número de la
gracia. Pero lo curioso es que aquí el arca del pacto aparece con medias medidas, para
mostrarnos que Dios tiene otra media naranja que tiene que poner aquí junto en este lugar, y por
eso las medidas son la mitad.
Volviendo al capítulo 25, vemos en el verso 10 que la longitud será de dos codos y medio
(mitad de 5), y su anchura de codo y medio (mitad de 3), y su altura de codo y medio; es decir,
medias medidas. Eso es lo que hemos estado hablando, lo que es realmente esa arca; y por eso
se le llama arca del pacto. Pero, ¿cómo puede haber un pacto con una sola parte, cómo puede
haber una alianza con una sola parte? Para que haya pacto, para que haya alianza, tiene que
haber otra parte; de lo contrario no sería pacto, no sería alianza. Es como un matrimonio.
¿Cómo se va a casar un hombre solo? Entonces el hombre es una mitad y la mujer es la otra
mitad. Dios es una mitad y su esposa es la otra mitad; y por eso, porque es una alianza, porque
es un arca del pacto y alianza de relación, no puede tener medida completa; tiene que tener sólo
medias medidas. Porque la media medida nos enseña que hay la otra media medida, que es el
otro contratante, o digamos, el otro contrayente.
86 La casa y el sacerdocio

¡Qué precioso es comprender que eso es lo que Dios quiere! Dios puede hacer las cosas Él
solo, pero Él no lo quiere así. Cuando Él dijo: “No es bueno que el hombre esté solo”, estaba
tipificándose a Sí mismo, con Adán. “Le haré ayuda idónea”. ¿Qué dice Romanos 5? Que Adán
es figura del que había de venir. Entonces Dios quiere representarse a Sí mismo y a Su pueblo
en el arca del pacto. Por eso se le llama tabernáculo de reunión y arca del pacto. Eso es el
sentido muy práctico de este versículo; no es solamente para comprender más o menos
intelectualmente; así no es la cosa, no. Esto es para comprender la cooperación que Dios quiere
de Su pueblo. Vosotros haréis también un arca de madera de acacia, con estas medidas; como
diciendo, ustedes ponen su parte y yo pongo la mía. Eso se llama cooperar o colaborar.

El principio de cooperar con Dios


Vamos a ver en 2 Tesalonicenses un versículo que nos ilustre ya en forma más explícita este
principio de cooperación con Dios. Cuando entendemos estas dos partes, podemos poner
juntos versículos que a veces parecen contradictorios, porque a veces parece que es Dios el
que hace, pero a veces parece que somos nosotros los que hacemos. Así son todas las cosas
de Dios. Miremos al Señor Jesucristo. Él es Dios y hombre verdadero. La Biblia es inspirada por
Dios pero escrita por los hombres, y aparece el estilo de Pablo distinto del de Pedro, y éste
distinto al de Amós, y el de Amós diferente al de Salomón; ahí se ve perfectamente la parte
humana. Pero es también inspirada por Dios; es perfectamente humana y perfectamente divina.
La Escritura es inspirada por Dios, pero realizada a través de instrumentos humanos, que no son
autómatas.
Muchos otros misterios están aquí tipificados; a veces hay discusiones, pero ¿al fin qué? Dios
es soberano, pero la cosa es si yo soy o no responsable, y si Dios es soberano o no; pero las dos
cosas son ciertas: Dios es soberano y nosotros somos responsables. A veces dice Pablo: El
justo es justificado por la fe, sin las obras; pero entonces dice Santiago: Veis que no solamente
Las medias medidas del arca del pacto 87
sois justificados por la fe sino por las obras. No es que se contradigan, sino que son dos medias
naranjas que se corresponden. A veces hay versículos que dicen lo que Dios hace en nosotros;
y hay versículos que dicen que nosotros hagamos. Hay versículos que dicen que Él nos purifica,
y hay versículos que dicen que se purifican a sí mismos. Hay versículos que dicen que el Señor
haga en nosotros el querer y el hacer, y hay versículos que dicen, fortaleceos vosotros mismos
en el Señor. ¿Y al fin qué? ¿Me fortalezco yo, o me fortalece el Señor? Hay versículos donde no
nos examinamos, sino que Él nos examina; y otros donde nosotros mismos nos examinamos.
Esas son contradicciones a la mente natural; y es por eso que dicen: No, la Biblia se contradice;
aquí dice que Dios no se arrepiente, y luego dice que se arrepintió. ¿Cómo es la cosa, al fin se
arrepiente o no? A la mente natural son contradicciones, pero al espíritu no lo son, porque es
que la jurisdicción de la razón y la mente natural es en un plano temporal, transitorio, donde hay
caos, hay defectos; pero la realidad divina es diferente.
Él es; no que era al principio, o que va a ser el principio, no. El es el principio y fin; es al mismo
tiempo el primero y el último, Él es el alfa y también la omega. Lo que a la mente natural son
contradicciones, en el plano espiritual son correspondientes; y por eso es misterio. Para la
mente natural Cristo es divino o es humano; esto lo hace Dios o lo hago yo. La Biblia la escribió
Dios o es sólo cosa de Pedro, o sólo cosa de Juan, o es sólo cosa de Dios. Algunos dicen: No, es
sólo cosa de Dios, no hay nada de Juan aquí; y otros dicen: Eso es cosa de Juan, no hay nada
de Dios aquí. ¿Jesucristo es sólo hombre, o no es Dios? No, es Dios y es hombre verdadero. La
Escritura es inspirada por Dios y escrita por los hombres; Dios hace con nosotros y nosotros
hacemos con Dios. Nosotros en Él, y Él en nosotros. Entendamos bien esto, porque a veces
especialmente malentendemos un lado de la mística y nos olvidamos de lo que significa
cooperar con Dios; caemos en la pasividad. Hay una fe activa y una fe que es pasiva. La fe
pasiva quiere que Dios haga todo. Yo quise, dice el Señor, pero tú no quisiste. Pero, Señor, si tú
querías, entonces ¿por qué no lo haces? Tú dices que quieres que todo hombre sea salvo, que
88 La casa y el sacerdocio

venga al conocimiento de la verdad, entonces ¿por qué no lo haces? Yo quiero, y quiero que los
hombres quieran. Por eso hizo a los hombres con capacidad de querer; claro que con la caída
esa capacidad fue afectada, pero con la gracia es devuelta. Devuelta no quiere decir anulada,
quiere decir recuperada para cumplir su función; es decir, una cooperación activa. A veces no
sabes si fue Dios en ti, o si fuiste tú en Dios. A veces tienes clara conciencia que Dios empezó,
pero cuando dices ¿cómo empezó Dios? ¿No vas a saber tú la decisión que tomaste? Resulta
que el negocio de Dios es Tú negocio; tu negocio es el de Dios y resulta Dios metido contigo y tú
metido con Él, y al fin no sabemos si esto es del esposo o de la esposa, pues ¿cómo vamos a
saber si es del esposo o de la esposa?
Esto de separación de cuerpos y de bienes, no existe en el reino de Dios. Todo lo tuyo es mío
y lo mío es tuyo. Ese es el negocio, ese es el misterio. Lo tuyo es tan importante para Dios, que
se mete en tu vida, en tus cosas, y al fin resulta que tu negocio era el negocio de Dios, y el
negocio de Dios llegó a ser también tu negocio. Hay que entender esas dos cosas siempre
juntas. A veces te olvidas de eso y quieres que sólo Dios quiera, pero Él quiere que tú quieras. A
veces quieres tú sólo, y Él no quiere. Ahí está el problema. Media naranja con media naranja; de
ahí las medias medidas del arca; porque es un arca de alianza, de pacto, de relación, en un
tabernáculo de reunión. Nosotros en Él, por causa de Él en nosotros. Y ese nosotros es todo tu
ser, todas tus funciones, toda tu razón, toda tu voluntad, todas tus emociones, pero en Él. Él en
ti, es Él en tu alma, en tu corazón; Él pensando y tú pensando, y al fin eres tú pensando con Él y
Él contigo, eres tú queriendo con Él y Él contigo.

Cristo glorificado en Sus santos


“Cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los
que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros)” (2 Tes. 1:10).
¿Él ser glorificado? ¿Acaso ya no fue glorificado? Él ya es glorificado en Sí mismo, pero Pablo
Las medias medidas del arca del pacto 89
dice que el que nos llamó, nos predestinó y ya nos glorificó.18 Lo dice en pasado, nos glorificó.
¿Cuándo? Cuando Él asumió nuestra naturaleza, la humana, y Él resucitó, fue glorificada la
naturaleza humana en Su persona; y ahora Su Espíritu toma todo lo que es de Él y lo aplica a
nosotros; y eso comienza a formarse hasta que un día, lo que es Él, aparezca en nosotros. Por
eso dice: “Cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos”. Detengámonos un
poco en esto. Una vez el Señor estaba en una situación difícil. Tenía que beber una copa que el
Padre le dio a beber; y Él en vez de ponerse a lamentarse o entristecerse, dijo: “La copa que el
Padre me ha dado, ¿no la he de beber?” (Juan 18:11); para eso yo vine al mundo.
“28Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo
glorificaré otra vez. 29Y la multitud que estaba allí, y había oído la voz, decía que había sido
un trueno” (Juan 12:28-29).

18
Cfr. Romanos 8:30
90 La casa y el sacerdocio

El Padre fue glorificado en el Hijo, y el Hijo, que es la Cabeza del Cuerpo, tiene que ser
glorificado en Sus santos. La gloria que el Padre recibió del Hijo, la quiere recibir de la esposa
del Hijo; por eso creó la esposa en el Hijo, y le dio el Hijo a la esposa, para que el Hijo se forme,
y en un sentido místico nazca de esa mujer. Ahí hay versículos raros, donde aparece que el
mismo esposo es el Hijo; como si fuese un misterioso incesto (perdonen esta palabra). En el
Cantar de los Cantares podemos leer sobre ese misterio.
“¿Quién es ésta que sube del desierto como columna de humo, sahumada de mirra y de
incienso y de todo polvo aromático?” (Cantar 3:6).
¡Qué distinto es esto ahora! En el capítulo 1, era como un caballo de Egipto, pero algo ha
pasado ahora; sigue la operación del Espíritu. Ahora es semejante a una columna de humo y
dice: Sahumada de mirra; ahora viene el olor de Cristo, cuando se niega a sí misma para
cooperar con el Señor. Y continúa diciéndole: “7He aquí es la litera de Salomón; sesenta
valientes la rodean”. Salomón representa aquí al Amado, al Hijo de David, pero él tiene una
litera, donde reina, donde se sienta. Esta que parece una columna de humo es donde se sienta
Salomón. Es como decir su trono donde él deambula en amor. Miremos cómo es la litera. Tienen
que ser valientes los que van llevando el peso, como si fuera del Arca, y es de Salomón, o sea,
el mismo Arca en este caso espiritualmente hablando.
El hijo de David es Salomón, y dice de los fuertes de Israel: “8Todos ellos tienen espadas,
diestros en la guerra; cada uno su espada sobre su muslo, por los temores de la noche”. No son
todos aquellos que no han sufrido, que no han peleado, no; así no se puede llevar la litera de
Salomón; hay que ser valiente, fuerte y diestro en la guerra. “9El rey Salomón se hizo una
carroza de madera del Líbano. 10Hizo sus columnas de plata, su respaldo de oro, su asiento de
grana (así como el propiciatorio), su interior recamado de amor (qué linda esta palabra) por las
doncellas de Jerusalén. 11Salid, oh doncellas de Sion, y ved al rey Salomón con la corona con
que le coronó su madre en el día de su desposorio (aquí hay un misterio), y el día del gozo de su
Las medias medidas del arca del pacto 91
corazón”. Su madre es la que lo dio a luz, pero ¿cuándo fue que lo coronó su madre la que le dio
a luz? El día de su casamiento; mire qué místico es este lenguaje. O sea el día en que él se
casó; es decir, que se unió con esa esposa, que estaban él por allá y ella por acá, pero se fueron
acercando hasta que llegó el día de la boda; el día del desposorio, cuando se hacen una sola
carne, cuando él y ella llegan a ser uno. El día de su desposorio es cuando su madre, o sea la
que lo da a luz, lo corona.

Cristo formado en nosotros


¿Cuándo es el Señor coronado por nosotros? ¿Cuándo le damos a luz? Cuando se está
formando en nosotros, y nosotros somos esa mujer, la que está dando a luz un varón. Por eso
Jesús dijo que tendríamos dolores como la mujer. Y por eso aparece en Apocalipsis esa mujer
con dolores de parto, para dar a luz. ¿Cuándo es que da a luz? El día de la boda; ese es el día de
la coronación. Mientras el Señor todavía no se forme en nosotros, todavía no gobierne en
nosotros, pues entonces no le hemos puesto la corona. Que corone al Señor su madre, ya no es
solamente en el sentido de Israel o de María; ahora es aquella que está preñada para dar a luz al
varón perfecto, aquel niño que tiene que nacer, ese Cristo que tiene que formarse en nosotros,
que tiene que ir reinando. El día que lleguemos a ser uno, es cuando nos casamos y es cuando
lo coronamos; por eso es que es en el día del desposorio que su madre lo corona. Esa es la
relación mística.
Al volver a Tesalonicenses, leemos: “Ser glorificados en sus santos”. No sólo ser glorificado;
Él ya lo es en sí mismo; pero Él quiere ser glorificado en sus santos. La gloria que el Padre le dio
a Él cuando Él fue glorificado, ahora Él la da. Ahora Él debe ser glorificado en Sus santos. “En
esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto. Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu
Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti” (Juan 15:8; 17:1). Qué misterio; cuando el Hijo es
glorificado por el Padre, es cuando el Hijo glorifica al Padre. Cuando nosotros glorificamos al
92 La casa y el sacerdocio

Hijo y lo coronamos, es cuando Él nos glorifica y llegamos a ser uno. Qué misterio. Es una unión,
es un casamiento, es una reunión, es una alianza. “Cuando venga en aquel día para ser
glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro
testimonio ha sido creído entre vosotros)” (2 Ts. 1:10). Ser admirado en todos los que creyeron.
Cuándo Cristo venga.
Dice en Colosenses 3:4: “Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros
también seréis manifestados con él en gloria.
Ahora seguimos en 2 Tesalonicenses: 11Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros,
para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de
bondad y toda obra de fe con su poder”. Por lo cual asimismo, ya que ese es el supremo
llamamiento, digamos la suprema vocación; no existe vocación más excelsa que la vocación de
la Iglesia. Esta es nuestra vocación; no es la de ser abogados, ingenieros o cualquier otra cosa.
Si aquello va a ser el destino, el proceso tiene que ser en función de ese destino. ¿Para qué
oramos? Para que nuestro Dios os tenga por dignos. Esta es una palabra muy misteriosa, que
Dios os tenga por dignos de su llamamiento; ese es el llamamiento, el supremo llamamiento, la
suprema vocación.
Este propósito de bondad no se refiere al de Dios, sino al de los santos, pero cumplido por
Dios. Tú te propones una bondad que Dios cumple. Me propuse, dice Pablo, tal cosa en espíritu.
No dice solamente en espíritu me propuse, sino que añade, para que no haya en mí sí y no, sino
que nuestro sí sea sí , y en Él amén. O sea que el Señor es el que hace sí a nuestro sí, y amén
a nuestro amén. Eso significa que Él es el que cumple el propósito de bondad y la obra de fe.
Obra es un ejercicio del alma, pero en unión con Cristo. Obra es una cooperación, es una
concurrencia de Dios contigo, y de ti con Él. Dios cumpla todo propósito de bondad y toda obra
de fe con Su poder. Por causa de ese misterio, de esa vocación, no cesamos de orar para que
Dios os tenga por dignos. Porque a veces lo que tú dices, Dios no lo comparte; tus propósitos
Las medias medidas del arca del pacto 93
Dios no los puede cumplir; tus obras en fe Él no las puede cumplir. Pero si te tiene por digno, si
le has hecho el arca como Él la quiere, y todo el tabernáculo como Él lo quiere ver, la gloria
puede venir y llenarlo; es decir, cumplir toda obra de fe con Su poder “12para que el nombre de
nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro
Dios y del Señor Jesucristo”.
Así es glorificado el Señor Jesucristo en espíritu, con esa cooperación de nosotros en Él. Yo
quise pero tú no quisiste; mas ahora debemos decir, tú quisiste y nosotros también, porque Él lo
que hace por Su gracia, quiere premiarlo como si fuera nuestro mérito. Claro que todos sabemos
que lo hizo Él en nosotros, pero Él quiere que creamos, como si lo hubiéramos hecho nosotros;
nos quiere premiar, tan bueno que es Dios. Es Él en nosotros, pero nosotros nos movemos en
Él. Eso es un misterio.

Esfuérzate en la gracia
Todo eso se puede hacer por gracia. La gracia es para recuperar la cooperación del hombre.
Por eso dice: “esfuérzate en la gracia”. Esto no es arminianismo; esto no es pelagianismo; esto
es en la gracia. Pero esfuérzate tú, Timoteo.
“Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza” (Ef. 6:10). “Y todo aquel que tiene
esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro” (1 Juan 3:3).
En caso de que no sea Él quien nos purifica, qué herejía está diciendo el apóstol Juan. El no
nos está diciendo ninguna herejía; él está diciendo la otra cara de la misma moneda. Es que la
moneda tiene las dos caras; nos desequilibramos cuando vemos una sola cara, pero este verso
25:10 de Éxodo, nos da una síntesis del negocio, el misterio del casamiento de las dos medias
naranjas, de la alianza, del pacto de la casa de Dios.
94 La casa y el sacerdocio

Capítulo VIII

LA CORNISA DEL ARCA DEL PACTO19

El arca y el Señor Jesús


Lectura bíblica: Éxodo 25:11:
“Y la cubrirás de oro puro por dentro y por fuera, y harás sobre ella una cornisa de oro
alrededor”.
La vez pasada estuvimos mirando el versículo 10 referente al ordenamiento de Dios de
hacerle un arca con ciertas medias medidas. Ahora con la ayuda del Señor, vamos a entrar en el
versículo 11. Lo que más nos interesa, y con la ayuda del Señor, no es sólo tener una luz
intelectual acerca del significado, para satisfacer la curiosidad de la mente. Lo que Dios quiere
con Su Palabra es transmitirnos Su propio deseo, Su propio sentir, Su propio Espíritu. El Señor
no está interesado sólo en iluminar nuestro entendimiento, lo cual también es parte de Su
trabajo en nosotros, sino que el deseo del Señor es que nosotros podamos con nuestro espíritu,
entender lo que Su Espíritu desea, lo que Su Espíritu quiere transmitir a través de las cosas que
está diciendo. Ciertamente todas estas cosas tienen un significado; un significado espiritual; es
decir, existe una realidad espiritual que está simbolizada de esta manera, y que ahora, en el
tiempo del Nuevo Testamento, lo que el Señor espera es que se forme en nosotros, y de lo cual
espera que participemos nosotros; que esa realidad espiritual que está aquí simbolizada sea
para nosotros una experiencia espiritual, porque esta es la realización de esa simbología. Dice
19
Enseñanza en la localidad de Teusaquillo, Santafé de Bogotá D. C., Colombia, 16 de febrero de 1996. Transcripción: Maximino Ramírez.
Las medias medidas del arca del pacto 95
el verso 11: “Y la cubrirás de oro puro por dentro y por fuera, y harás sobre ella una cornisa de
oro alrededor”.
Vamos a detenernos, Dios mediante, en este verso. “La cubrirás de oro”. Había dicho en el
verso anterior que el arca que Su pueblo había de hacerle era de madera, lo cual hemos
entendido que se refiere a la humanidad. El Señor quiere tener seres humanos; el Señor aprecia
la humanidad. Todo lo que es propio de la humanidad, excepto el pecado y sus consecuencias,
es algo que Dios ha planeado. Dios quiere un ser humano íntegro; un ser humano, espíritu, alma
y cuerpo. Nada de lo que Dios dio al ser humano es de desechar, puesto que proviene de la
voluntad de Dios. El pecado lo ha afectado, sí; pero la redención no lo aniquila; la redención lo
restaura, lo recibe, lo recupera. Es decir, que aquello que en la creación original, Dios entregó al
hombre, Dios quiere que el hombre lo tenga, y que eso que es humano de parte de Dios, forme
parte de nuestra relación con Él. Él quiere meterse en nuestra vida cotidiana, en nuestras cosas
humanas; pero entonces dice, “y la cubrirás de oro puro por dentro y por fuera”.
El arca tiene una parte por dentro y una por fuera. Seguramente que el Señor Jesús, cuando
leía Éxodo, entendía perfectamente a quién se estaba refiriendo la Escritura, y Él tuvo una plena
conciencia mesiánica de ser el Hijo de Dios y de ser esta arca; y Él hablaba así; Él hablaba y se
escandalizaban de Él cuando hablaba. “19Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
20
Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo
levantarás? 21Mas él hablaba del templo de su cuerpo”.20 Jesús aplicaba a Su persona toda la
tipología del tabernáculo, y seguramente que todo lo incluido en él, pero ciertamente que el
Señor Jesús no lo aplicaba solamente para Sí, porque el tabernáculo con todos sus mobiliarios
son figura del misterio de Cristo, que éste es corporativo. Y esta arca que aparece aquí, aparece
para ser entronizada en la casa de Dios, en el tabernáculo de Dios; por lo tanto tiene que ver con
la Iglesia, tiene que ver con la incorporación de Cristo en la Iglesia, y nosotros seamos

20
Juan 2:19-21
91

conformados a la humanidad perfecta de Cristo, y también a la naturaleza divina en la persona


del Señor Jesús. La naturaleza divina encaja, se corresponde perfectamente con la naturaleza
humana. Digamos que los atributos de Dios, los atributos morales de Dios, se canalizan a través
de las virtudes humanas.

Revestidos de Cristo
El hombre fue diseñado para poder ejercer virtudes, y esas virtudes humanas son, como decir,
la contraparte correspondiente con esos atributos morales de Dios. Los atributos morales de
Dios quieren ser expresados a través de las virtudes humanas; no las virtudes humanas en sí
mismas ni desde si mismas, sino en Cristo y el Padre, por el Espíritu. Los atributos divinos, la
naturaleza divina pasando, adaptando, conformando, configurando al hombre las virtudes
humanas, para que los atributos divinos se expresen a través de las virtudes humanas. Las
virtudes humanas deben ser elásticas, para poder canalizar al Señor, Su naturaleza y Sus
atributos morales. El Señor nos participa Sus atributos morales, que son los que Él ha decidido
que sean comunicables a nosotros. Hay cosas propias de Dios; Su calidad de ser solamente Él
Dios en Sí mismo. Las criaturas nunca podemos llegar a ser Dios; realmente Él será siempre
Dios. Su omnipotencia, Su omnisciencia, Su omnipresencia, son cuestiones que pertenecen a
Él; son atributos incomunicables; son cosas propias y exclusivas de Dios.
Pero hay cosas que Dios quiso que nosotros participemos de ellas. Todas las criaturas
participan de algo, una mínima parte de algo que tiene su origen y su arquetipo perfecto o su
perfección en Dios. Cada cosa que es un poquito, sella, participa de un pálido reflejo, con una
mínima medida, de la suprema belleza de Dios. Algo que tiene cierta capacidad, participa de una
pequeña y mínima medida de la gran total capacidad de Dios.
Aquí dice que esa arca hecha de madera, “la cubrirás con oro puro por dentro y por fuera”.
Esto nos explica qué es lo que Dios tiene planeado. Él quiere ser nuestra vestidura y nuestro
92 La casa y el sacerdocio

contenido. La Palabra de Dios habla de ser nosotros revestidos de Cristo, y habla también de ser
habitados por Cristo; habla de ser revestidos por dentro y por fuera. Hay partes interiores de
nuestro ser, de nuestro corazón, de nuestra humanidad, como de la humanidad de Cristo y
partes exteriores de nuestra humanidad. El Señor quiere recubrir con oro, es decir, con Su
naturaleza, tanto las partes interiores, como nuestro espíritu, nuestra conciencia, como las
exteriores. Dice el apóstol Pablo: “Mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo”;21 esto
es, la conciencia del hombre, siendo cubierta o revestida por la naturaleza divina, por el Espíritu
del Señor. También hay partes exteriores de nuestro ser, y por eso el Arca también es cubierta
de oro por fuera.
Ahora bien, la parte que es carga en el espíritu en el presente estudio, es la segunda parte del
verso, la relativa a la cornisa. Ese es el tema del presente capítulo. Nótese que no se coloca
punto después de hablar de cubrir por dentro y por fuera, sino que esa cobertura se extiende con
cierta modalidad. Al principio parece una cobertura simple; allí donde hay madera exactamente
hay oro, tanto por dentro como por fuera. Pero hay algo añadido de parte de Dios, y eso
obviamente tiene un significado espiritual. El Señor tiene Su interés que nosotros entendamos
este asunto de la cornisa. La cornisa es toda de oro, y no tiene nada de madera. “Y la cubrirás (al
arca) de oro puro por dentro y por fuera, y harás sobre ella una cornisa de oro alrededor”. La
harás de madera y cubierta de oro por dentro y por fuera. Pero el Señor añade una cornisa y la
coloca en cierto lugar. Algo quiere enseñarnos el Señor; porque no dijo simplemente que
hiciéramos el arca cubierta de oro por dentro y por fuera, sino que añade al oro una obra de arte,
una obra de refuerzo que se llama la cornisa. ¿Para qué sirve una cornisa? No sólo el arca tiene
cornisa; también la mesa; pero en otro lugar, también el altar de bronce.

21
Romanos 9:1
La cornisa del arca del pacto 93
La firmeza de la cornisa
Vamos a empezar por la cornisa del arca. Repetimos, ¿para qué sirve una cornisa? ¿qué
función cumple una cornisa? Sabemos en primer lugar que el arca es como una especie de
rectángulo; pero no en el plano, sino en el espacio. Y dice que en la parte de arriba, alrededor, es
decir, allí donde después iba el propiciatorio, allí había que hacer una cornisa. Una cornisa sirve
para muchas cosas, y cada uno de los servicios que presta una cornisa en lo natural, es una
tipología espiritual; y si el Señor pide que se le haga una cornisa al arca, significa que hay una
exigencia interior del espíritu. Nosotros tenemos que experimentar en nuestro espíritu la
exigencia de hacerle a Dios una cornisa.
Bueno, ya que el Señor está en nosotros y nosotros en Él, ¿qué quiere decir el Señor con que
hagamos una cornisa y que sea de oro? La cornisa es para reforzar. Pero ¿para qué se
refuerza? Para que no se ponga chueca el arca. En segundo lugar la cornisa sirve también para
proteger. Además de reforzar y proteger, la cornisa sirve también para señalar la parte de arriba.
En la parte de abajo hay un fondo en el arca, pero en la parte de arriba se va a colocar el
propiciatorio. Se tiene que saber la parte superior en este rectángulo espacial. La cornisa
también sirve para realzar, para adornar y para ensamblar el propiciatorio del arca, para que no
se deslice. El arca tiene que ser reforzada; si no se le hace cornisa al arca donde tiene que ser
hecha, entonces la cajita se puede ir tornando en una especie de trapecio. Pero cuando está
reforzada por una cornisa, entonces está ceñida, está afirmada, está confirmada. La Palabra del
Señor insiste mucho, en muchas partes y a través de muchos versículos, en esa experiencia
espiritual que se llama firmeza, constancia, perseverancia y resistencia. Una cornisa es un
asunto muy interesante. Vamos a ver algunos versos en el Nuevo Testamento que nos ayuden
un poco a entender esto. Empecemos por Colosenses:
“Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros,
gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo” (Col. 2:5).
94 La casa y el sacerdocio

Fijémonos aquí en dos cosas: Una, vuestro buen orden, que refleja el arca y la otra es la
firmeza en Cristo. La persona está en Cristo; quiere decir que ella le está haciendo el arca al
Señor; y si está en Cristo tiene, primero, buen orden, y segundo, las medidas apropiadas. Pero
estas medidas deben ser confirmadas, reforzadas, porque en el movimiento del arca en su
traslado, las vicisitudes del camino llevando el arca, puede suceder que la descuadremos;
entonces para que no se descuadre se necesita firmeza, la cual sirve para resistir. Si decimos
que creemos en el Señor y le oímos la Palabra, pero construimos sobre la arena, dice la Palabra
del Señor que “descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella
casa” (Mateo 7:25), y si estaba sin firmeza, sin resistencia, ¿qué pasaría? Que todo se
descuadraría; lo cual no sucede con la cornisa, porque la cornisa es un refuerzo, una
confirmación.

Defensa y confirmación del evangelio


La Palabra del Señor no solamente habla de la proclamación del evangelio, sino que también
habla de la defensa y de la confirmación. La Palabra del Señor habla de estar firmes y resistir. A
veces no nos preocupamos de hacerle una cornisa al Señor. A veces tenemos una experiencia
inicial, legítima, válida, pero no soportaría los embates de la peregrinación. A veces hacemos las
cosas y no nos dedicamos con suficiente arte y cuidado. Pero si hay que hacer una cornisa, ésta
es también un arte que se le hace al arca. A veces hacemos las cosas como por cumplir; hoy no
hay dedicación, apenas estamos cumpliendo, no hay diligencia, no hay cariño; todo se hace
como por cumplir, y esas cosas que se hacen así como por cumplir, que no se hacen realmente
para que salgan bien, y dedicándole cuidado, esas cosas no están protegidas, no están firmes,
están todavía en peligro de descuadrarse. A veces somos livianos en las cosas; el Señor
reclama en nuestro interior, que no seamos superficiales, que no seamos rápidos en hacer las
cosas, que las hagamos bien. Bien aseguradas. Algo que no se asegura bien, se cae. Algo que
uno no le dedica cariño, no es algo bonito; pero una cornisa adorna el arca.
La cornisa del arca del pacto 95
La Palabra del Señor habla que debemos agregar adorno; debemos agregar cuidado, agregar
cariño, agregar refuerzo. Perseverar en el asunto; pero muchas veces no lo hacemos así. A
veces hacemos las cosas rápidas, lo mínimo necesario, pero el Señor dice: “Y harás sobre ella
una cornisa de oro alrededor”. La cornisa tiene que ceñir el arca, tiene que ajustarla. Esa arca,
justo en el punto de la cornisa, tiene que soportar el propiciatorio de oro y los querubines, y
además ella tiene la misma medida del ancho y del largo del arca. Y si ésta se descuadra, habrá
algo que no esté cubierto por la sangre. Y cuando el trono (que eso es lo que corresponde con el
arca) no es de gracia, es de juicio. Cuando las cosas no se hacen con buena conciencia, con
seguridad, con diligencia, con esfuerzo y con arte, hay descuido. Un arca sin cornisa es algo
descuidado, algo no confirmado, algo no asegurado. El Señor confirma las cosas. Un refuerzo
significa que no es suficiente como se hacen las cosas; se debe tener algo más. Eso quiere decir
una cornisa, un refuerzo, una protección, una señal del lugar del trono de autoridad, un adorno.
Por todas partes que en la Biblia nos encontremos con la firmeza del trono de Dios y del pacto de
Dios, y con la firmeza que Él nos pide de parte nuestra, ahí se está volviendo a escuchar el
mandamiento del Señor: “Y harás sobre ella una cornisa de oro alrededor”. A veces las cosas se
hacen sin firmeza, no se confirman, no pasan la prueba, son hechas con liviandad. Una cosa
hecha con liviandad es algo a lo que no se le hizo una cornisa, es una cosa que se puede
descuadrar, mientras se está cargando; y además de eso, no es tan bonita; parece que no se le
dedicó cariño, no se le dedicó arte, se hizo como por cumplir. Dios quiere que hagamos en Él las
cosas bien hechas; y si vamos a tender una cama, por ejemplo, la tendamos bien tendida; que si
vamos a limpiar un piso, lo limpiemos bien; que si vamos a hacer una casa, la hagamos bien, la
hagamos con arte, con cariño, que haya seguridad. Todo eso representa una cornisa;
representa seguridad, confirmación, protección, resistencia.

La resistencia de la cornisa
En la Biblia hay cantidad de versículos que nos hablan de poder resistir en el día malo.
96 La casa y el sacerdocio

Podemos mirar muchos versos. Por ejemplo, de parte de Dios miremos el Salmo 93: “Yahveh
reina; se vistió de magnificencia; Yahveh se vistió, se ciñó de poder. Afirmó también el mundo, y
no se moverá”. Acordémonos que el arca en el Lugar Santísimo se corresponde con el trono;
luego delante del trono allá en Apocalipsis, estaban siete lámparas, así como en el Lugar Santo
está el candelero, y luego el atrio donde está aquella vasija de bronce, aquel mar de bronce; allí
es el mar de cristal, el cual se corresponde con el mar de bronce. El candelero se corresponde
con aquellas siete lámparas, y el arca se corresponde con el trono. Ese es el Lugar Santísimo;
allí es donde Él declara Su voluntad y gobierna con Su Espíritu, y se viste firme y gobierna. El
Señor está ahí, digamos, cubierto de oro, vestido de magnificencia, ceñido de poder; ahí está ya
la cornisa. Afirma también el mundo y no se moverá. Continúa a partir del verso 2, diciendo:
“2Firme es tu trono desde entonces; Tú eres eternamente. 3Alzaron los ríos, oh Yahveh,
los ríos alzaron su sonido; alzaron los ríos sus ondas. 4Yahveh en las alturas es más
poderoso que el estruendo de las muchas aguas, más que las recias ondas del mar. 5Tus
misericordias son muy firmes; la santidad conviene a tu casa, oh Yahveh, por los siglos y
para siempre”.
Hay otros pasajes en el Nuevo Testamento que nos siguen hablando sobre esto. “Así que, el
que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:12). Es decir, no es suficiente estar
firme; se tiene que añadir un cuidado especial, ser diligente; tiene que poner un refuerzo; tiene
que afirmar una sola cosa. Eso es lo que significa la cornisa. “Mire que no caiga”.
“3Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros, 4siempre en todas mis
oraciones rogando con gozo por todos vosotros, 5por vuestra comunión en el evangelio,
desde el primer día hasta ahora” (Flp. 1:3-5).
Ahí se ve la perseverancia, constancia, resistencia y confirmación. El Señor dijo: “En esto es
glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos” (Juan 15:8). En la
segunda frase está la cornisa, “que llevéis mucho fruto”. Pero a veces queremos llevarlo por un
rato y luego nos cansamos, y lo que había ya no lo hay más. No, el Señor quiere que lo que
La cornisa del arca del pacto 97
hacemos para Él permanezca, que no se descuadre, que no se desbarate, que nuestro fruto
permanezca; y aquí se ve la perseverancia, “desde el primer día hasta ahora; 6estando
persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día
de Jesucristo; 7como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el
corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio, todos vosotros sois
participantes conmigo de la gracia” (Filipenses 1:6-7). Ya no se trata sólo del anuncio del
evangelio, sino de la defensa y confirmación. Después vamos a ver otro pasaje tipológico que
nos ayude a entender lo que significa un refuerzo. Fijémonos en esa palabra de Filipenses; no
está hablando sólo del anuncio del evangelio. El anuncio es un aspecto, digamos, como
estamos viendo en la escuela de la obra, exegético, dogmático; pero a veces hay ataques. A
veces, mientras se transporta el peso de la gloria de Dios y el testimonio de Dios, hay
situaciones, hay resistencia de parte del enemigo; así que se necesita no sólo proclamar el
evangelio, sino defenderlo de los ataques, y confirmarlo. Por eso la Biblia no sólo habla de la
predicación del evangelio, sino también de la defensa del evangelio y aun más, de la
confirmación del evangelio; entonces por eso ahí Pablo habla de las dos cosas: “En la defensa y
confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia”. Ya que
estamos aquí en Filipenses 1, fijémonos en lo que dice el verso 27, aunque esto tiene un poco
más que ver con la cornisa de la mesa, sin embargo, vale la pena que lo veamos.
“Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que
vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu,
combatiendo unánimes por la fe del evangelio”.
Estar firmes no sólo individualmente, sino en un mismo espíritu, unánimes. Se necesita no
sólo una clase de relación superficial, que se desbarata fácilmente. Se necesita algo firme, algo
que ha pasado por la prueba y se mantiene; solamente así se le puede hacer al Señor una arca
con cornisa; porque Él es así con nosotros. Él es firme, así como su misericordia. Sus
misericordias son firmes para con nosotros, y Él quiere ver que nosotros también seamos firmes,
98 La casa y el sacerdocio

constantes, perseverantes, resistentes; que hagamos las cosas con aprecio, que hagamos las
cosas con cariño, con arte, ciñendo el arca alrededor, encima, allí donde se coloca el
propiciatorio para que no se descuadre, para que no se resbale, para que ensamble bien y cubra
con la sangre todas las cosas, y Él pueda declararse a nosotros. Porque si no hay sangre, ese
trono es de juicio, pero si hay sangre, ese trono es de gracia.

Firmeza en el corazón
Cuando el propiciatorio está exactamente sobre el arca, bien ensamblado, todo está cubierto
por la sangre del Señor, entonces nuestro corazón está firme; también tenemos firmeza en el
corazón. Como dice el apóstol Juan:
“20Pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe
todas las cosas. 21Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios”
(1 Juan 3:20-21).
Esto quiere decir que hay algo que no está debajo del propiciatorio; parece que el arca está un
poco descuadrada. Hay algo que nos está acusando, porque ahí adentro está la ley, está el
testimonio de Dios; pero cuando el testimonio de Dios está cubierto por la sangre, no hay
problema. Para que ese propiciatorio encaje y ensamble bien, está necesitando de la cornisa,
para que no haya nada descuadrado, y que todo esté en buen orden. Entonces nuestro corazón
está firme; pero cuando tenemos acusación en el corazón, no está firme, no tenemos confianza
para creer, no tenemos confianza para fluir, vivimos como si estuviéramos debajo de la espada
de Damocles. Por eso cada cosa hay que hacerla bien hecha, como debe ser; con refuerzo, con
cariño. Se sabe que el Señor también confirma. Miremos la manera cómo el Señor confirma.
“Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la
palabra con las señales que la seguían. Amén.” (Marcos 16:20).
Aleluya; hay algo que se llama confirmación, para que no haya duda de que si algo es o no es;
La cornisa del arca del pacto 99
y es confirmado; como dice: por boca de dos o tres testigos, conste toda palabra. Eso es
confirmación; eso es algo que dice el Señor. Era confirmada la Palabra con las señales, los
prodigios que el Señor hace. Miremos que el Señor Jesús tenía la naturaleza humana; y las
virtudes humanas que se desarrollaron en el Señor Jesús, fueron canal de la naturaleza divina.
El Padre obraba y actuaba en Jesús, pero Jesús dijo:
“Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis
que el Padre está en mí, y yo en el Padre” (Juan 10:38).
Es decir, que las obras dan testimonio, confirman, refuerzan el testimonio de Dios. Lo que el
Señor está diciendo es: Si se guían por la Palabra, eso está bien, ahí tenemos la madera y el oro
para la construcción; pero queda confirmado por las señales. Había un trabajo ornamentado que
acompañaba la cosa, pues el Señor fue acompañado por un arca; pero vemos a los apóstoles
predicando el evangelio con la ayuda del Señor, y había milagros, había señales, había
confirmación; entonces esto es como en muchas partes en que se habla de la confirmación, de
la firmeza, del respaldo. Las obras confirman, como lo dice Santiago 2:18: “Pero alguno dirá: Tú
tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras”.
“17Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que
arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. 18Antes bien, creced en la
gracia y el conocimiento de nuestro Señor y salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y
hasta el día de la eternidad” (2 Pedro 3:17-18).
Es decir, que de aquello que Pedro venía diciendo, y de lo cual Pablo también hablaba, era
necesario que los hermanos se guardaran; miremos que la Palabra guardar está relacionada
con la cornisa, porque una cornisa también es para guardar. Cuando las cosas no son
confirmadas, hay debilidad y podemos ser arrastrados; por eso las cosas no se tienen que hacer
superficialmente; nada de lo que hacemos tiene que hacerse a la ligera, sino bien seguro, hecho
con cariño, con dedicación; eso es hacerle una cornisa de oro al arca. El Señor por Su parte
confirma su pacto con nosotros, y también quiere que nosotros seamos firmes, que no seamos
100 La casa y el sacerdocio

de doble ánimo, que digamos sí o no, que no haya vacilación: será o no será. Vuestro sí sea sí,
vuestro no sea no. Todo sea reforzado, seguro, bien hecho.
“3Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su
divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,
4
por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas
llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que
hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2 Pedro 1:3-4).
Esas promesas son las actuales, por medio de las cuales hemos llegado a ser participantes de
la naturaleza divina; allí está la cobertura de oro. Cuando habla de la corrupción que hay en el
mundo a causa de la concupiscencia, eso es la madera de acacia cubierta por el oro; es nuestra
humanidad participando de la naturaleza divina. Pero si observamos atentamente el verso 5, ahí
empieza a describir la cornisa del arca, cuando dice:
“Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a
la virtud, conocimiento”.
El poner toda diligencia encierra el refuerzo; y el añadir a la fe virtud, y a la virtud conocimiento,
ese añadido es un arte, es creatividad en la obra, es confirmar tu fe por tus obras. Luego vamos
a ver lo de los dos pechos de la esposa, la fe y el amor, y qué se tiene que hacer con la niñita que
no tiene pechos; pero ahora terminemos analizando el texto de Pedro. A la fe se le añade virtud,
y a la virtud conocimiento; esto es una parte. Primero hay que creer para experimentar, y cuando
ya experimentas, comprendes. Si no experimentamos no podemos comprender. Primero hay
que creer; y cuando crees, experimentas; ahí hay virtud, ahí es cuando en verdad te has ceñido
de virtud.
“6Al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 7a
la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. 8Porque si estas cosas están en
vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de
La cornisa del arca del pacto 101
nuestro Señor Jesucristo. 9Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es
ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados” (2 Pedro 1:6-9).
Pero cuando hay virtud entonces hay conocimiento, ya no teórico sino por experiencia. La
paciencia es un dominio propio prolongado; por eso hay que añadir al dominio propio, paciencia;
eso es toda una elaboración. Cuando dice que el que no tiene estas cosas, no dice que no sea
creyente, pero al no tenerlas, no añadió nada, no reforzó, no confirmó. Entonces tiene la vista
muy corta, es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados.
“10Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección;
porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás”.
Ese es el refuerzo, esa es la protección, esa es la seguridad. Ya no hay duda de que nuestra fe
debe ser pasada por el fuego, lo mismo que nuestras obras hechas aparte de Dios. Si nuestra
obra se vuelve ceniza, no estaba cubierta por el oro de la naturaleza divina; era algo fuera de la
voluntad del Señor. Si se volvió ceniza, no era algo reforzado por Dios; si vinieron los ríos y se
cayó, si dimos fruto, pero no permaneció, es porque le faltó la cornisa. Hicimos el arca, se cubrió
por dentro, se cubrió por fuera, somos cristianos legítimos, somos hijos de Dios, pero no le
hicimos una cornisa arriba, alrededor para reforzar, asegurar, proteger, señalar el lugar de
arriba, el lugar del propiciatorio, para adornar, entonces toda esa obra puede peligrar. A veces
somos tan superficiales, o hacemos alguna cosa pero no la hacemos bien hecha, no la
imprimimos con suficiente fuerza, entonces no queda, se desbarata, no dura, no perdura. Pero
el Señor quiere que perdure, que sea fuerte.
“Tenemos una pequeña hermana, que no tiene pechos; ¿qué haremos a nuestra hermana
cuando de ella se hablare?” (Cnt. 8:8).
Primero habla de la esposa. El Señor habla de ella, de su belleza. Luego habla de una
pequeña hermana, y de ella se dice que no tiene pechos; que los pechos de la amada son como
gemelos de gacela, que representan la fe y el amor, porque a través de éstos es que se alimenta
102 La casa y el sacerdocio

del espíritu el remanente del Señor. Y ella también, como nodriza, se alimenta con la fe y el
amor, tipificados con los pechos de la esposa, una mujer madura. Ella es una hermana firme que
representa el remanente maduro de vencedores de la Iglesia; pero hay otros hermanos en Cristo
que están representados por esta pequeña hermana; nótese que todavía es pequeña, todavía
no tiene pechos. Dice: “¿qué haremos a nuestra hermana cuando de ella se hablare? Si ella es
muro, edificaremos sobre él un palacio de plata; si fuere puerta, la guarneceremos con tablas de
cedro” (v.9). Es decir, si es muro, hay confiabilidad en esa hermana, se sabe gobernar, se sabe
proteger; sobre ese muro se puede construir el palacio. Hay una diferencia entre ser muro y ser
puerta, porque al ser puerta requiere que se le guarnezca con tablas de cedro; requiere
protección, parece que es una chica fácil. No es prudente, no es recatada, no se sabe guardar.

El arca reforzada con la cornisa


Allí donde hay debilidad, allí donde hay peligro, allí donde algo se puede descuadrar, hay que
hacer un trabajo de guarnición. La guarnición es como decir donde están los guardas
manteniendo las cosas en su punto; eso quiere decir guarnecer, es trancarla bien. Porque si es
una puerta, es frágil; esta puerta hay que guarnecerla para que quede como si fuera también un
muro; entonces hay que ponerle tablas atrás, guarnecerla con tablas para que no se nos cuelen.
Esa guarnición, ese refuerzo, esa perseverancia, esa insistencia, esa dedicación de espíritu es
lo que está tipificado por la cornisa. El Señor es así; El Señor cumple Su Palabra; Él dice una
cosa y la cumple. Para el Señor el sí es sí, y su no es no. Eso es clave; cuando Él hace las cosas
las hace bien hechas, no las hace en forma liviana. Y así como Él es firme y Su pacto para con
nosotros, así también tenemos que ser firmes en lo que hacemos, y que lo que hagamos lo
hagamos bien hecho, bien seguro, bien protegido, bien fuerte. La orden del Señor es que el arca
fuese reforzada con una cornisa de oro, y no lo dice en un versículo aparte, sino en el mismo
versículo de la cobertura. “Y la cubrirás (al arca) de oro puro por dentro y por fuera, y harás sobre
ella una cornisa de oro alrededor” (Éxodo 25:11). Es decir, que la cornisa es parte de la
La cornisa del arca del pacto 103
cobertura del arca; para ceñirla alrededor. Pero así como sirve para reforzar el arca, también es
un trabajo de ornamentación, porque también la cornisa es adorno.
“9Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean
respondones; 10no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen
la doctrina de Dios nuestro Salvador” (Tito 2:9-10).
Ya Pablo venía hablando de los ancianos, las ancianas, las mujeres jóvenes, y luego, por lo
menos para tomar el final del contexto, sin olvidar lo que hasta aquí se había mencionado,
vemos que esta es una puesta en práctica de la fe a través del amor y las obras; todo esto es un
adorno; es algo que hace las cosas más dignas; hay más seguridad. Si nosotros vamos y
predicamos a una persona, pues esta persona observa nuestra clase de vida que ella no tiene;
observa este adorno.
“4Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los
hombres, 5nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,
6
el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, 7para que
justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida
eterna. 8Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los
que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a
los hombres” (Tito 3:4-8).
Ese lavamiento de la regeneración, es la vestidura de oro. La renovación en el Espíritu Santo
es un trabajo más elaborado a partir de la regeneración. Aquí vemos el adorno, vemos dónde
está el gobierno de Dios. La cornisa muestra dónde queda la parte de arriba, pero la cajita
muestra dónde es que está el propiciatorio, dónde se manifiesta Dios, dónde está el gobierno de
Dios. Eso se percibe en nuestra propia arca ubicada en nuestro espíritu humano, haciendo un
libre exámen del refuerzo, de protección, de resistencia, confirmación. O sea que en todo esto
vemos que el Señor no solamente quiere que le contengamos a Él, sino que seamos fortalecidos
104 La casa y el sacerdocio

con Su presencia, lo que significa la corniza; quiere que participemos de Su carácter, de Su


naturaleza y estemos firmes para llevar a cabo Su obra. “Por tanto, tomad toda la armadura de
Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” (Efesios
6:13). Se necesita estar firmes todas las veces. Todas esas cosas que tú encuentras en la Biblia
de adornar, de resistir, de reforzar, de afirmar, de perseverar, de hacer las cosas bien hechas,
todo eso está tipificado por la cornisa de oro del arca del pacto y todo se ha escrito para nuestro
provecho.
La cornisa del arca del pacto 105

Capítulo IX

LOS ANILLOS Y LAS VARAS


DEL ARCA DEL PACTO22

La movilidad del arca


“12Fundirás para ella cuatro anillos de oro, que pondrás en sus cuatro esquinas; dos anillos
a un lado de ella, y dos anillos al otro lado. 13Harás unas varas de madera de acacia, las
cuales cubrirás de oro. 14Y meterás las varas por los anillos a los lados del arca, para llevar
el arca con ellas. 15Las varas quedarán con los anillos del arca; no se quitarán de ella”

22
Enseñanza en la localidad de Teusaquillo, Bogotá D. C., Colombia, 1 de marzo de 1996. Transcripción: Maximino Ramírez.
106 La casa y el sacerdocio

(Éxodo 25:12-15).
Es el Señor diciéndole a Moisés, para que él junto con el pueblo, con algunas personas que el
Señor puso, realizara todo este mobiliario, cuyo principal mueble es el arca. El Señor es el que le
da todos los detalles; es el Señor el que siempre quiere a través de los detalles, enseñarnos
algo, algo que siempre tiene presente. El arca es lo más central; representa al Señor mismo;
representa la Presencia, representa el testimonio que el Señor da; el arca representa la Palabra
del Señor, la gloria del Señor. Y cuando el Señor da detalles, todos tienen que ver con algo que
Él quiere que le hagamos, y que tiene sentido espiritual. El final del verso 14 nos da una clave de
estos versículos, cuando dice: “para llevar el arca con ellas”. Esa frase nos muestra el objetivo
de Dios. ¿Para qué son esos anillos? Para poner las varas. ¿Para qué son esas varas? Para
llevar el arca con ellas. El Señor está diciéndonos cómo es que Él quiere que Su arca sea
llevada. Llevar el arca nos habla de la movilidad del arca del pacto, de su movimiento, sabiendo
lo que representa el arca. El arca representa la presencia del Señor entre Su pueblo, la Palabra
del Señor, el testimonio del Señor, la gloria del Señor.
Ahora, dice que eso tiene que ser llevado. Así que el Señor empieza a decirnos cuáles son
Sus delicadezas en cuanto a cómo transportar el arca, en cuanto a cómo llevarla. Tenemos
ejemplos en otros pasajes de la Biblia, de cuando las cosas no se hicieron de la manera que el
Señor quería, y cómo eso produjo desastres; entonces el Señor nos está dando las indicaciones
de la manera cómo Él quiere que el arca sea llevada. Fue después que David cometió algunos
errores, que más adelante vamos a estudiar, que preguntó: ¿Cómo he de traer el arca? Esa
pregunta está registrada por el Espíritu Santo allí por mano de Nehemías, que fue el que escribió
Crónicas. Esa frase, ¿cómo he de traer el arca? es una frase que creemos que Dios quiere que
se haga en nuestro corazón. ¿Cómo he de traer el arca? Dios es un Dios que quiere dirigir; y eso
Los anillos y varas del arca del pacto 103

es lo que significa la movilidad del arca, el mover de Dios; es lo que representan estas varas y
estos anillos. Cómo tiene que ser portado Dios, cómo tiene que ser llevado. Recordemos que a
veces, cuando había una batalla y le preguntaban al Señor: ¿Quién irá a la batalla? El Señor
respondía: Bueno, va Judá adelante y van los levitas llevando el arca; y con sólo ir el arca
adelante, surgía una gran gritería en el pueblo del Señor, y los enemigos eran esparcidos con
sólo la presencia del arca. Pero el arca debía ir adelante. Recordemos que cuando había que
cruzar el Jordán también dijo: “Cuando viereis el arca”.
El arca es movida; el arca se mueve. Cuando ellos salieron de Egipto, salieron sin haber
aprendido todavía cómo había que seguir al Señor. Ellos habían sido esclavos, habían vivido
debajo de opresión, y al salir de Egipto, pues todavía no habían aprendido a ser gobernados por
el peso de la gloria de Dios, de la Palabra del Señor, de la presencia del Señor. Ellos todavía ni
siquiera tenían idea del gobierno de Dios, y el Señor quería enseñarles cómo era que Él
gobernaba; ellos habían estado bajo el gobierno pesado de Ramsés y de los faraones en Egipto;
ahora ellos tenían que aprender a conducirse según otro gobierno. Y ese gobierno es el peso del
arca, el peso de la gloria del Señor, de la Presencia, la Palabra y el testimonio del Señor. Las
barras son para pesar sobre los hombros; las barras se colocan sobre los hombros. Cuando
colocaron el arca sobre un carro de bueyes, era algo artificial, algo natural, no era algo que
estaba pesando sobre los levitas. Cuando el arca estaba sobre los bueyes, no pesaba sobre los
levitas. Pero Dios escogió que Su presencia sea llevada cuando pesa sobre el corazón, porque
el arca sobre los hombros es prácticamente sobre el corazón; eso es lo que representa la carga
de la Palabra del Señor, de la gloria del Señor, en el corazón. Sólo así es transportado el Señor.
El transporte a través de los carros es algo artificial. Después vamos a explicar algo con
respecto a esto. El Señor quiere que el arca vaya de primero, adelante. De Egipto el pueblo salió
104 La casa y el sacerdocio

desordenado, y el Señor empezó a ordenar al pueblo, y empezó a ordenar cómo tenía el pueblo
que marchar; y empezó a organizar el orden de la marcha y la preeminencia en la marcha. Lo
primero que tenía que ir adelante, y estaba señalado por aquel manto de azul que cubría el arca.
Porque los demás mobiliarios también eran cargados, pero todos tenían por fuera una clase de
pieles. Pero en cambio el arca era cubierta de azul; es decir, la gloria visible, que es lo que
representa. Ahí estaba el liderazgo de Dios; el gobierno del mundo era uno, pero el gobierno del
Espíritu es otro. El Señor gobierna cuando pesa sobre su corazón. Como dice: “La paz de Dios
gobierne en vuestros corazones 23 ”. El Señor gobierna en el corazón. En el capítulo 4 de
Números se nos habla de lo que hay que hacer cuando se debe mudar el campamento. Lo
primero que había que hacer era colocar el arca en su debido lugar. Al final del libro de Éxodo y
también en el capítulo 9 de Números se nos dice que la nube se movía, y conforme la nube se
movía, ellos se movían de acuerdo a ese orden que aparece en el capítulo 4. Lo primero era el
arca; es decir, que la nube era la que dirigía el mover, y claro, el arca era la que se movía,
porque la nube reposa sobre el arca. De manera que esto nos representa muchas cosas
espirituales.

23
Colosenses 3:15
Los anillos y varas del arca del pacto 105

Los anillos aparecen en cuatro ángulos. En la numerología bíblica, el número cuatro


representa la creación, como los cuatro ángulos de la tierra. En el capítulo 4 de Apocalipsis, en
la culminación de la revelación, es adorado el Señor por Su creación; allí los querubines están
representando a la creación, con sus cuatro caras. También el número cuatro está representado
por los puntos cardinales. Eran cuatro los levitas que llevaban el arca, son cuatro los
evangelistas que dan testimonio del Señor Jesús, no sólo uno. Porque si sólo Mateo hablara de
Jesús, pues a Mateo le pesaría el arca, digamos a la mano derecha; pero otro levita está a la
izquierda, y los otros dos también a la derecha e izquierda; eso nos muestra la coordinación que
tiene que haber; eso nos muestra cómo el Señor tiene que ser portado corporativamente, cómo
no es suficiente un solo levita para cargar el arca, cómo es necesario que el testimonio del Señor
sea dado por Mateo, por Marcos, por Lucas y por Juan, como si se tratara de cuatro anillos para
cargar el testimonio del Señor. Porque el Señor Jesús es el verdadero arca del testimonio; y por
eso es que en la Biblia aparecen esos cuatro evangelios, como los cuatro soportes del
testimonio del Señor. Son cuatro las esquinas, que muestran la universalidad del mover de Dios;
esas barras que eran de madera, mostrando con ello que es el hombre el que tiene que portar al
Señor; pero el hombre cubierto, tratado por la gloria del Señor. Cuando hemos sido cubiertos por
el Señor, entonces le podemos cargar con el peso de Su gloria, honrarlo y santificar Su nombre.

La centralidad de Cristo
Los querubines eran guardianes defensores. Dios no necesita que otros lo cuiden; el Señor se
sabe cuidar solo. Cuando Uza trató de ayudar, cayó muerto; sin embargo, el Señor permite que
aquellos querubines, que son guardianes, sean como defensores de la honra del Señor, y eso
es lo que significa cargar con el peso, representar el sentir del Señor. A veces en juicio, a veces
106 La casa y el sacerdocio

en revelación, a veces en paciencia, a veces en Su misericordia, a veces como una exhortación,


a veces el Señor en manifestación de Su gracia, a veces como inspiración para una palabra, a
veces como amonestación, a veces como combate. A veces el arca recibe las alabanzas.
Bueno, todas esas cosas que suceden en torno al arca son muchas, de varias clases, pero el
arca es lo que está en el lugar central, es lo que está en el Lugar Santísimo, en el centro. El arca
representa la centralidad de Cristo; pero aquí estamos viendo no todos los aspectos del arca,
sino específicamente lo relativo al porte del arca. Vamos a mirar en el primer libro de Crónicas,
capítulo 13, el pasaje donde aprendemos las lecciones que el Señor nos conceda aprender.
Porque todo eso está escrito para amonestarnos a nosotros, solamente que aquí está escrito de
manera tipológica. Pero hoy nosotros tenemos esto de manera real.
“Entonces David tomó consejo con los capitanes de millares y de centenas, y con todos los
jefes” (1 Cró. 13:1). Este pasaje está íntimamente relacionado con aquel. ¿Con quién tomó
consejo David? Desde el verso uno comienza a revelarse dónde estuvo la raíz del problema,
qué aconteció en un verso más adelante. No que esté mal tomar consejo; pero tener eso en
primer lugar, eso es ya carnal. Todos podemos tomar consejo juntos del Señor, de Su Palabra,
de Su testimonio, pero el acuerdo de nuestro consejo, independiente de su peso sobre nuestro
corazón, eso puede convertirse en una democracia carnal. Pero, como mencionábamos la otra
vez, nosotros no somos una democracia, sino una teocracia, y aquí comienza la raíz del
problema. David tomó consejo, no el consejo en sí, sino que esa fue la base de la falla, ese fue el
error.
“2Y dijo David a toda la asamblea de Israel: Si os parece bien y si es la voluntad de Yahveh
nuestro Dios, enviaremos a todas partes por nuestros hermanos que han quedado en todas
las tierras de Israel, y por los sacerdotes y levitas que están con ellos en sus ciudades y
Los anillos y varas del arca del pacto 107

ejidos, para que se reúnan con nosotros; 3y traigamos el arca de nuestro Dios a nosotros,
porque desde el tiempo de Saúl no hemos hecho caso de ella” (vv.2-3).
David dice: “Si os parece bien”. Aquí aparece un concepto que se llama parecer de la
asamblea, consejo de los ancianos. También dice: Y si es la voluntad de Yahveh; ese si
demuestra que hay una vacilación, que no se estaba seguro. Había un propósito de tratar de
reunir al pueblo de Israel en torno al arca de Dios. Dice que desde el tiempo de Saúl no habían
hecho caso del arca. ¡Qué seria es esta frase! Tiempo en el ámbito del pueblo del Señor en que
no se hace caso del arca. Y aquí comienza un buen intento. Esto se logró en el capítulo 16; pero
el Espíritu nos quiso dar así, como a Ismael antes de Isaac, asimismo también antes del 16
darnos el 13.
“4Y dijo toda la asamblea que se hiciese así, porque la cosa parecía bien a todo el pueblo.
5
Entonces David reunió a todo Israel, desde Sihor de Egipto hasta la entrada de Hamat, para
que trajesen el arca de Dios de Quiriat-jearim” (vv.4-5).
Aquí vuelve a mencionar el parecer de la asamblea del pueblo. Ojalá el Señor nos conceda
seguir despacio, muy despacio las estaciones del arca. Ahora por lo pronto estamos viendo lo
relacionado con el transporte del arca.
“6Y subió David con todo Israel a Baala de Quiriat-jearim, que está en Judá, para pasar de
allí el arca de Yahveh Dios, que mora entre los querubines, sobre la cual su nombre es
invocado. 7Y llevaron el arca de Dios de la casa de Abinadab en un carro nuevo; y Uza y
Ahío guiaban el carro” (vv.6-7).
Aquí aparece el nudo del problema; aquí es donde está lo que el Señor nos quiere enseñar. A
los ojos de ellos, eso no parecía nada grave, pero cómo se sentiría el Señor, si era la nube la que
debía guiar, y el pueblo debía seguir a la nube. El arca sigue la nube, y los levitas con el arca
108 La casa y el sacerdocio

siguen la nube; es el peso del arca siguiendo la nube, pesando sobre los corazones de los
levitas que el Señor escogió; ese es el transporte; así es que se transporta el testimonio de Dios.
Pero ahora Dios estaba siendo estorbado, porque no fue en el sistema; y ahora Dios ya no podía
pesar sobre los hombros de aquellos, porque ahora el carro llevaba el arca, en vez de el arca
pesar sobre los corazones. Había algo mecánico que había tomado el lugar de la dirección de
Dios; el carro ahora tomaba el lugar: Y dice que Uza y Ahío guiaban el carro; pero es la nube la
que debería guiar el arca. Ahora aparece todo el pueblo, y Uza y Ahío llevando el arca en el
carro, conforme al parecer de la asamblea; esto es muy significativo. El parecer de la asamblea
tomó el lugar de la Palabra de Dios, y algo mecánico tomó el lugar del peso de la gloria del
Señor, la Palabra del Señor, en el corazón de las personas que el Señor escogió.

¿Cómo llevamos a Cristo?


El Señor no quiere ser transportado a través de un sistema mecánico, ni quiere que esos
sistemas mecánicos sean dirigidos por personas que tratan de ayudar a Dios, mientras que lo
están estorbando. El Señor quiere pesar sobre los corazones de las personas que Él escogió. Él
escogió a los levitas de entre todo el pueblo de Dios, la tribu sacerdotal. Y no todos los levitas,
sino que eran Aarón y sus hijos los que tenían que preparar el arca para ser transportada.
Después de estar terminada esa parte, sin avances precoces de lo que tiene que venir en
segundo, tercero y cuarto lugar, tenían que venir los coatitas y recibir de Aarón y sus hijos el
arca. Detrás venían los gersonitas, y más atrás venían los meraritas. Sí, había carros para los
meraritas, porque ellos tenían que transportar las tablas; muchas tablas. Pero los coatitas, que
era la clase de los levitas encargada de trasladar el arca conforme fuera puesta por los hijos de
Aarón, eran los que Dios había escogido, y ellos no podían llevar el arca en carros; tenía que
Los anillos y varas del arca del pacto 109

pesar. De aquí podemos aprender muchas lecciones. Sigamos la lectura para que el Espíritu
Santo nos siga hablando.
“8Y David y todo Israel se regocijaban delante de Dios con todas sus fuerzas, con cánticos,
arpas, salterios, tamboriles, címbalos y trompetas”. Vemos que, a pesar de ir un sistema
mecánico dirigiendo el arca, en vez de ser la nube y el arca dirigiendo al pueblo, el pueblo tenía
emociones religiosas; ellos estaban experimentando emociones religiosas; estaban cantando.
No podemos decir que eso no sea legítimo en ocasiones; pero en el pueblo de Dios a muchos
les gusta cantar porque se sienten felices; no es tanto para adorar al Señor, sino para sentirse
ellos mismos contentos. Y muchas cosas se están haciendo por fuera de la Palabra,
desobedeciendo, ignorando el querer de Dios; y sin embargo, las personas están cantando,
están en avivamiento; de modo que los sentimientos emocionales y religiosos tampoco son una
suficiente base para guiar; ni el parecer de la asamblea, ni el sistema, ni la parábola, ni el
artefacto mecánico, ni la inercia del asunto, y mucho menos las emociones. Aquí se tenía el
parecer, se tenía un sistema práctico y se tenían las emociones. ¿Quién se iba a imaginar que
aun podían estar contra la voluntad de Dios? Porque estaban tratando de sustituir el peso del
arca sobre los hombros de las personas que el Señor encarga, para usar otra cosa. El Señor
encarga Su peso a seres humanos, no a sistemas. Los sistemas, las personerías, los aparatos,
no le glorifican. Le glorifican personas que cargan, como decían los profetas: carga de la Palabra
de Yahveh; ese era el peso de Dios en sus hombros. No era algo mecánico, no era un sistema.
Cuántas veces el Señor es el que ha sido anulado para que el sistema siga conforme al uso
del alma humana. Todo lo que sea artificial, todo lo que le quite al Señor el derecho de pesar
sobre las personas que Él quiere, todo eso es un estorbo para el Señor. No importa que
hayamos sido diligentes en ofrecernos; si no son los mismos que el Señor quiere, no tiene valor.
110 La casa y el sacerdocio

No importa si a la asamblea le parece bien, si al Señor no le parece. Importa más el parecer de


estos cuatro levitas que tienen la carga, que el parecer de toda la asamblea; porque la Cabeza
es Cristo, no el concilio. Si el concilio sigue a la Cabeza, es legítimo; pero si el concilio se
desvincula de la Cabeza, no tiene valor; o como está profetizado en la iglesia de Laodicea, el
Señor está fuera de la iglesia, tocando y llamando afuera de la iglesia: “He aquí yo estoy a la
puerta y llamo”. Ya no podemos usar este versículo para los incrédulos, pues el Señor se lo dice
a la iglesia. El Señor se siente que está afuera y está tratando de entrar, para tener una
comunión más íntima con nosotros. Pero la iglesia está pensando ser lo que no es. Está
diciendo: “Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que
tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo” (Apo. 3:17).
En esta época de Laodicea, de los derechos humanos, la iglesia mantiene al Señor afuera;
porque no se trata de democracia, ni de asamblea, ni de concilios o de partidos, sino de Cristo
mismo. Abraham se llamaba amigo de Dios; era persona sobre la que en su corazón pesaba Su
Palabra. El testimonio de la persona puede llevar el peso de la carga de Dios. También la Iglesia
es un cuerpo, y Dios quiere que esa carga sea corporativa. Dios tiene un modelo para hacer las
cosas en la Iglesia; y por eso encontramos cuatro allí, porque se estaban haciendo las cosas
según un modelo. Ezequiel vio la gloria de Dios sobre los querubines, y allí el Señor en Su gloria.
“20Hacia donde el espíritu les movía, andaban; hacia donde les movía el espíritu que
anduviesen, las ruedas también se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los seres
vivientes estaba en las ruedas. 21Cuando ellos andaban, andaban ellas, y cuando ellos se
paraban, se paraban ellas; asimismo cuando se levantaban de la tierra, las ruedas se
levantaban tras ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas” (Ezequiel
1:20-21). Cuando había que ir a la derecha o a la izquierda o adelante o para atrás; eso lo
Los anillos y varas del arca del pacto 111

decidía el Señor desde Su gloria.


Pero cuando el sistema sustituye lo de Dios, entonces es cosa de los hombres, ya no es cosa
del reino de Dios. Ahora es la mecánica. ¿Cuántas veces se sustituye lo legítimamente espiritual
por algo mecánico? En muchas áreas; puede ser en la alabanza; puede ser en el área de la
administración de la Palabra o de los bienes de la Iglesia. Alguna vez decimos: Bueno, ¿por qué
no organizamos un sistema para distribuir las ofrendas? Pero no atendemos el peso del arca.
¿Cómo es que el Señor nos dice que administremos lo que Él decidió en Su obra? A veces el
Espíritu dice: esta parte vaya para tal, esta otra vaya para este asunto; pero el Señor de manera
fresca debe tener siempre el gobierno. Nunca debe haber una contabilidad que gobierne en vez
del Señor. En la administración de las cosas, siempre tenemos que ir juntos, pero el Señor nos
dirige a convocarnos. No es el calendario litúrgico el que debe establecer la reunión, no; el
calendario litúrgico se puede establecer siguiendo las directrices del Señor. Fue Dios el que
estableció un ciclo de fiestas. Y si Él lo estableció, Él las puede guardar; pero ¿qué es lo que
quiere el hombre? Necesitamos la dependencia directa de Dios en el trabajo corporativo.

El Señor y las instituciones humanas


La dependencia es directa; el peso de Su presencia, Su gloria, Su Palabra, Su testimonio en
nuestro corazón; pero no sólo en el nuestro, sino en el de muchos compañeros, que juntamente
con nosotros tienen la misma Palabra. Ese es el peso del sentir del Señor, cuando el Señor se
está moviendo en la Iglesia, en los cuatro ángulos de la tierra. Se mueve para la izquierda, hacia
adelante, para atrás. A veces hemos mencionado qué hacer si uno de los levitas resultaba
siendo bajito, y el otro alto; o que uno caminara rápido y el otro despacio. De modo que el que
era bajito tenía que aprender a estirarse, y el que era alto tenía que aprender a agacharse; el
112 La casa y el sacerdocio

que caminaba rápido tenía que aprender a caminar despacio, y el que caminaba despacio tenía
que aprender a apurarse para que se hallara coordinación; y ¿qué produce esa coordinación? El
peso del Señor. El Señor quiere gobernar directamente sobre nuestros corazones, pero no en
forma individual, sino en forma corporativa. Cuando nos reunimos, debemos dejar lugar al peso
del Señor. Que el Señor ponga Su peso, que Él dirija. Si Él quiere alabanza, si Él quiere la
administración de la Palabra, si Él permite algo que nos hemos propuesto; porque Él permite
que propongamos, pero tiene que ser Dios en Su soberanía y en Su voluntad; tiene que ser lo
que Él quiere. Él siempre tiende a poner la dirección fresca; Él siempre tiene que estar ahí en el
centro. Ningún sistema, ninguna costumbre, ninguna forma humana le sirve. A veces puede
parecer más práctico llevar el arca en un carro de bueyes; a veces se hacen cosas prácticas. Se
dice: Bueno, ¿por qué no sacamos una personería, hacemos unas cláusulas, hacemos unos
estatutos con esas cláusulas, y entonces decimos: las cosas van a ser así y así? En caso de
eso, obramos así; de manera que ya no tendríamos necesidad de consultar al Señor, de
entenderlo. Entonces ahora, en vez de ser personas establecidas y comisionadas por Dios, es
una institución la que toma el lugar de las personas.
Pero el Señor no trabaja con instituciones; Él trabaja con personas humanas convertidas; no
instituciones que sustituyen lo de Dios, con cláusulas. Dios ni siquiera usa la ley, sino Su
Espíritu. Él tiene que reinar: Él tiene que ser transportado. Cuando estamos alabando al Señor,
es el Espíritu el que tiene que decir si se canta, si hay profecía, si se habla en lenguas. No
importa qué cantos son los que se deben cantar; nosotros debemos cantar detrás del Espíritu, y
el Espíritu de Dios se mueve, se manifiesta como Él quiere, manifiesta Su poder. Cantamos en
la reunión, y de pronto se movió allá acompañándonos. Lo importante es que Él realmente reine
en nuestros corazones, y nosotros también lo contengamos, lo dejemos reinar, lo llevemos a Él.
Los anillos y varas del arca del pacto 113

Dice el libro de Crónicas que había dos puntas de las barras; y cuando se colocó el arca en el
templo, ya no en el tabernáculo, sino en el templo, esas dos puntas salían hacia el Lugar Santo;
es decir, que estando en el Lugar Santo, se tenía señal del arca, de la presencia del arca y del
sentido del arca; porque las dos puntas de las barras salían del Lugar Santísimo hacia el Lugar
Santo. Y eso es muy interesante, porque sabemos lo que significan esas barras. Es el mover del
Señor, el mover de Dios. Pero el mover de Dios, que es en el Lugar Santísimo, da sus señales al
Lugar Santo; digamos, del espíritu al alma. Por ejemplo, a veces el Espíritu se mueve en nuestro
espíritu, y se mueve de tal manera que no sabemos lo que es, no sabemos qué es lo que quiere.
Como dice la Palabra, que el que ora en lengua extraña, está gimiendo, entonces pida en
oración poder interpretar. Entonces el Señor también alumbra los ojos del entendimiento en
aquella dirección, por aquel mover de Dios en el Lugar Santísimo y se comunica al Lugar Santo,
o sea del espíritu a nuestra alma, del mover de la intuición a la interpretación de nuestro
pensamiento. “Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento” (1 Corintios
14:15). Por eso las puntas de las barras, aunque estaban en el Lugar Santísimo, aparecían en el
Lugar Santo, mostrando que el mover del Señor en nuestro espíritu debe mostrar la voluntad del
Señor a nuestra alma renovada para así pensar con la mente del Espíritu, sentir con el mismo
sentir de Cristo, y querer con el corazón del Señor.
Entonces ahí sí se puede decir que realmente hay un pacto, que hay una alianza y que el
Señor va guiándonos, y nos encontramos dondequiera que vamos. Es cuando realmente la paz
de Dios gobierna en nuestros corazones, y la visión de Dios es eterna y verdadera. Satanás
piensa sustituir esto de la manera más sutil; y esto es algo de lo cual siempre debemos estar
pendientes. El querer del Señor es con Su Espíritu, que es Su gobierno en nosotros, y que sea el
peso de Él en la continuación de la vida corporativa de la Iglesia; que sea por Su Espíritu que Él
114 La casa y el sacerdocio

se quiera mover. Todo esto puede ser extraño para el hombre, y siempre Satanás nos pedirá
que hagamos un sistema que, claro, es mucho más práctico; que hagamos esto así, a nuestra
manera; es decir, si ya hemos decidido de antemano lo que se debe hacer, entonces el Señor
mismo no tiene parte. Esa es la manera en que Satanás hace que nosotros, sin darnos cuenta,
echemos al Señor Jesús. Pero, ¿qué pasa cuando el arca es llevada por carros, aunque sean
nuestros? Tropiezan; y cuando viene el tropiezo, entonces hay la tendencia de querer manipular
el arca, pero Él no debe dejar de gobernar. Nada debe sustituir al Señor mismo; en eso seamos
siempre vigilantes, y que sea esto la lección que saquemos de estos versículos, con todas sus
implicaciones. “Fundirás cuatro anillos a los lados del arca”. Eso está fundido, eso está pegado,
y nunca se sacarán las barras; siempre hay que estar atentos, siempre hay que estar listos, no
se puede tener vacaciones. Por eso esas barras tienen que estar siempre ahí. A veces decimos:
Bueno, por hoy voy a descansar; no, no. Esos anillos tienen que estar fundidos, formando parte
del arca. El arca se mueve, y las barras de madera revestidas de oro, siempre tienen que estar
ahí. Nunca debe estar el arca descuidada, como en el tiempo de Saúl; siempre tiene que estar
pronta para moverse a la primera señal. Siempre tiene que estar todo listo; eso nos muestra
cómo debemos estar siempre atentos a la guianza del Señor.
Siempre debemos estar listos para que el Señor pueda pesar, pueda poner en nuestro
corazón un encargo, cualquiera que sea el encargo; y en comunión con cualquier persona que
sea la que Él escoja. No seamos nosotros los que saquemos ni el tiempo, ni la manera, ni las
personas. Las personas las escoge Dios como Él quiere, cuando Él quiere; la manera y la hora
las establece Dios. Solamente debemos estar siempre dispuestos, sin demorarnos, para seguir
el mover de Dios, junto con aquellos otros a quienes el Señor en Su soberana gracia gobierne;
sus escogidos. Nunca sacarla; siempre debemos estar todos listos para movernos en cualquier
Los anillos y varas del arca del pacto 115

instante que el Señor se levante. Que el Señor nos ayude. Amén.

Capítulo X

EL TESTIMONIO DE DIOS
EN EL ARCA DEL PACTO24

El testimonio en el arca
La Palabra del Señor nos sigue diciendo:
“Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré” (Éx. 25:16).
Esto es algo muy precioso, porque, de las cosas sagradas, lo más sagrado es lo que el arca
representa. Es lo que está en el lugar central, el lugar más íntimo, el Lugar Santísimo. Ahí
solamente estaba el arca. Y el Señor nos dice a nosotros, Su Cuerpo, y le dijo a Moisés en
relación a todo Su pueblo: “Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré”. Esto es
maravilloso y muy precioso. El poner lo es después; el testimonio de Dios es primero. Él es un
Dios maravilloso que testifica. Dios no nos engaña; Él es un Dios que habla, un Dios que revela,

24
Enseñanza en la localidad de Teusaquillo, Bogotá D. C., Colombia, 13 de marzo de 1996. Transcripción: Maximino Ramírez.
116 La casa y el sacerdocio

que actúa; Dios es un Dios que imprime, como sobre una película; cuando aparece la luz del
candelero, refleja lo que Dios revela, queda manifiesto en ello lo que Dios es. Dios es un Dios
que da testimonio. Él es un Dios que deja que nosotros demos testimonio por Él primero. Sí,
nosotros también daremos testimonio junto con Él, porque nosotros somos sus testigos.
Pero Dios es un Dios que Él mismo da testimonio. Las tablas estaban en el arca escritas con el
dedo de Dios; fueron escritas precisamente con el dedo de Dios. Fue el dedo de Dios el que
imprimió su carácter; y llegaron a ser para el hombre los diez mandamientos; y ciertamente son
mandamientos; pero antes de ser para nosotros mandamientos que nos atraen como figuras,
digamos que primeramente son testimonios de Dios. En varios pasajes de la Escritura, el Señor
habla de aquellas tablas, como de las tablas del testimonio. Nosotros hablamos de las tablas de
la ley, y ciertamente también son tablas de la ley, pero Dios dice, las tablas del testimonio. Es un
testimonio de lo que Él es.
Aquellas tablas de piedra, viéndolas ahora, pues vivimos en otro tiempo, son figuras de la obra
de Cristo; en aquel tiempo, en esas tablas de piedra, Dios comenzó a dejar rastros que
testificaban de Él. ¿Quién es Él? No tendrás dioses ajenos delante de mí, porque yo soy tu Dios,
celoso, que te saqué de Egipto. Yo te saqué; tú no podías salir, pero yo te saqué; yo hice
maravillas y te saqué; y empieza a decir:
“3No tendrás, pues, dioses ajenos delante de mí. 4No te harás imagen, ni ninguna
semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la
tierra. 5No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Yahveh tu Dios, fuerte, celoso,
que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los
que me aborrecen” (Éx. 20:3-5).
Dios empieza a revelarse como un Dios que actuó para que seamos de Él, y Él es celoso; Dios
nos quiere para Él. Un Dios que actuó, que nos compró para que seamos de Él, para que
seamos un Cuerpo para Él. Él actuó en nuestras vidas, y ahora nos reclama. Luego sigue
115

diciendo en aquellas tablas:


“7No tomarás el nombre de Yahveh tu Dios en vano; porque no dará por inocente Yahveh
al que tomare su nombre en vano”.
Al revelar Su carácter y establecer Su orden, establecer Su gobierno, el Señor dice lo que Él
es, y comienza a aparecer para nosotros como mandamiento. Porque Él es fiel, porque Él ama,
porque Él es puro, porque Él no es mentiroso, porque Él es todo lo que Él es, entonces Él dice:
No hagas esto, no hagas aquello.
Pero antes de Dios decirnos a nosotros mismos: no harás tal cosa, es porque Él es así. Por
eso cuando Él imprime con su dedo los mandamientos en las tablas de piedra en figura de lo que
estaría haciendo a partir de Cristo, imprimir sus leyes en nuestras mentes, en nuestros
corazones, poner su Espíritu en nosotros para que le conozcamos, por eso con toda razón,
aquellas tablas que eran llamadas no sólo tablas de la ley, sí llegaron a ser la ley; porque ante Él
¿cómo no vamos a ser como Él? Pero primeramente, antes de ser tablas de la ley, son tablas del
testimonio. Dios las llamó así: las tablas del testimonio. Al tabernáculo, Dios lo llamaba, el
tabernáculo del testimonio. Qué precioso es esto, hermanos, que Dios haya dicho: Te daré. Dios
no es un Dios que se calla; Él ha preparado todo un ambiente para darse a conocer, para revelar
Su corazón, Su naturaleza, Su carácter, Su gloria. Porque dice así: Pondrás en el arca. ¿Qué
vas a poner en el arca, Moisés? El testimonio. Moisés, yo te voy a dar un testimonio, y tú tienes
el encargo de tomar mi testimonio y ponerlo en lo más íntimo de mi casa; como si nos dijera a
nosotros: en lo más íntimo de tu ser. Lo que va a haber en lo más íntimo de tu ser es mi
testimonio, el que yo te daré. Yo te daré un testimonio acerca que quién soy yo, y quién eres tú
por causa de mí, dice el Señor.
El testimonio puesto en nosotros es Cristo
El testimonio es acerca del Señor, y el testimonio también es acerca de lo que Él nos hace; por
116 La casa y el sacerdocio

eso nos toca a nosotros poner el testimonio primero en el centro de nuestro ser, en Cristo, o sea
en el arca. El arca es Cristo, pero Cristo puesto en el Lugar Santísimo; Cristo formado en
nosotros para darnos a conocer al Padre. Los hombres no entienden, ellos cavilan: ¿Será que
hay Dios? ¿Será que podemos creer estas cosas? ¿No será mejor creer en lo que nosotros
opinamos? Y esto es porque no amamos a Dios, ni le hemos conocido; pero Jesús ha dicho:
“25Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y estos han conocido
que tú me enviaste. 26Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que
el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos” (Jn. 17:25-26).
El Hijo de Dios ha venido a darnos a conocer a Dios, y es Cristo el que está representado en el
arca; pero esa arca está en el Lugar Santísimo de la casa de Dios. Esa arca en el Lugar
Santísimo representa a Cristo en nosotros; y la función primera de Cristo en nosotros es
santificarnos y darnos testimonio del Padre.
“11Porque el que santifica (ese es Cristo, ese es Dios por medio de Cristo y el Espíritu y la
Palabra y la verdad) y los que son santificados (eso es la Iglesia), de uno (ese es el Padre)
son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, 12diciendo: Anunciaré a mis
hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré” (Hebreos 2:11-12).
El que santifica es Cristo; es Dios por medio de Cristo, el Espíritu, la Palabra, y la verdad; y los
que son santificados, es la Iglesia. Dice que de uno son todos; ese de uno, se trata del Padre. El
Espíritu Santo le abrió los ojos al autor de esta epístola –posiblemente Lucas, seguramente en el
círculo de Pablo–, en aquellas palabras que están aquí citadas (Salmo 22:22), que es un Salmo
mesiánico, en donde el Espíritu de Cristo hablaba por medio del salmista y luego aquí el escritor
de la epístola a los Hebreos. Por el Espíritu Santo, estos autores tienen ojos abiertos para ver
esos versículos de los Salmos, que seguramente nosotros a veces leemos tan rápido y sin
percibir el valor; pero el Espíritu de Cristo no le dejó pasar por alto, y le mostró las implicaciones,
la riqueza, la belleza de estos versos, y decía: “Anunciaré a mis hermanos”. Y dice el autor a los
El testimonio de Dios puesto en el arca del pacto 117

Hebreos: Por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos”, a nosotros. Él sabía quién había
sido yo, un pecador; pero no se avergüenza de llamarnos hermanos; o sea, nos hizo sus
hermanos.
“No se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre”.
Dos cosas hace aquí Cristo. La primera es la escalera en sentido descendente del cielo a la
tierra, como en el sueño de Jacob. “Anunciaré a mis hermanos tu nombre”. Él vino para darnos a
conocer a Dios, el nombre del Padre; Él vino a revelarnos al Padre. Y la segunda parte es la
escalera ascendente, desde la tierra hacia el cielo, y dice: “En medio de la iglesia (como dice en
el original griego) te alabaré”. Así que el Hijo nos trae al Padre. Dios a los hombres, y presenta a
los hombres en sí mismo en alabanza a Dios; porque aquí el Hijo le dice al Padre que le alabará,
pero le dice que lo alabará en la Iglesia. Ese es el puente; por eso Él sí es realmente el Pontífice.
Jesucristo es el Sumo Pontífice; Él es el puente; he allí la verdadera escalera de Jacob. Él es el
que nos trae a Dios y el que nos eleva a Dios en alabanza en Él. “En medio de la iglesia”. El
Señor nos conduce y nos presenta al Padre; a nosotros nos reconcilia con el Padre; nos da
entrada por Él al Padre; pero a la vez anuncia al Padre a nosotros, y eso es primero. “Anunciaré
tu nombre a mis hermanos”.

Jesús revela al Padre


Así que lo primero que viene a hacer el Hijo es a revelar al Padre; por eso era que hablaba por
Jesús y decía así: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe?
El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9). En el versículo 7 dice: “Si me
conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto”. Esa
es la revelación del Padre, Dios manifestado en carne. Eso es el cumplimiento del testimonio,
por quien conocer al Padre. Ahora por el Espíritu Santo han conocido que Tú me enviaste, que
las palabras que les he dado proceden de Ti. “Pondrás en el arca el testimonio”. El testimonio es
118 La casa y el sacerdocio

como decir, la grabación, la impresión que Dios mismo da de Sí; nadie puede dar testimonio en
lugar de Dios. Dios da testimonio por Sí mismo. El hombre fue diseñado como dice 2 Corintios
3:18:
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del
Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu
del Señor”.
Como en un espejo, miramos a cara descubierta la gloria del Señor. Ese, como en un espejo,
indica que nosotros somos el espejo y que éste refleja aquello que vemos, y el espejo está
mirando al Señor, va a recibir del Señor la luz, para entonces reflejar. Primero hay que recibir;
nadie puede hacer las cosas por Dios, en vez de Dios. La obra de Dios la hace Dios. Con razón
está escrito en el Salmo 127:
“Si Yahveh no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Yahveh no
guardaré la ciudad, en vano vela la guardia”.
Sí, claro que hay guardias, que hay edificadores, pero esos son sólo instrumentos; ellos son
huecos, ellos no son la sustancia ni el contenido. El contenido debe ser Dios mismo. Si Dios
mismo no está ahí, Él está callado, Él no está dando testimonio. Mas cuando Dios está ahí, una
de las cosas que Él hace, en primer lugar, es convencer. Él convence por medio de Su Santo
Espíritu; uno no tiene que imitar; uno no tiene que fraguar, no; Él toma la iniciativa, y Él obra
primero; Él va adelante. Y cuando vemos, vemos porque Él abre nuestros ojos. Si Él calla,
nosotros también. Podemos decir, mire, pero cuando Él abre los ojos, nosotros o aquellos a
quienes Él abre los ojos para ver, aquellos a quienes abre los oídos para oír, o el corazón para
entender, entonces son tocados en forma directa por Cristo.
Sí, nosotros hablamos, pero si Él mismo no habla, ese todavía no es el testimonio. El
testimonio de Dios es cuando Él mismo habla con nosotros; nosotros hablamos es detrás;
El testimonio de Dios puesto en el arca del pacto 119

nosotros damos la palabra del testimonio. El testimonio lo da Él, y nosotros damos la palabra del
testimonio. Las Escrituras dicen que los vencedores han vencido al maligno por la sangre del
Cordero y la palabra del testimonio de ellos25; pero el que da el testimonio es Él mismo. Si el
Señor mismo no convence a una persona, nosotros vamos a hablar más, vamos a decir muchas
palabras; pero si Dios obra, Dios actúa, pocas palabras serán suficientes, porque la gloria del
Señor está ahí. Jesús mismo convence y toca en el interior, porque allí donde hay gracia y amor,
el testimonio tiene que revelar. “Pondrás en el arca el testimonio de Dios”. Una misma parte,
pues del testimonio, es el conocimiento de Dios, el carácter de Dios, la naturaleza de Dios y de
todas las demás cosas que dicen las Escrituras, que el Espíritu Santo nos convence de justicia;
justicia de Dios; nos convence de pecado, nos convence de juicio, y eso es puesto en lo íntimo
del corazón de la persona. “Pondrás en el arca”. Esa es tu responsabilidad, poner, guardar en tu
corazón mi testimonio, dice el Señor. Ahora el testimonio dice: Yo te lo daré.
“Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré” (Éx.25:16).

25
Apocalipsis 12:11
120 La casa y el sacerdocio

El testimonio primeramente es acerca de quién es Dios, de quién es el Padre, qué hizo, qué
hace, qué quiere el Padre. Las cosas profundas de Dios son reveladas al Señor por Su Espíritu
en nuestro espíritu. Eso es Dios poniendo Su testimonio en nuestro corazón, y nosotros
tenemos la responsabilidad de poner el testimonio. Él lo da, pero nosotros tenemos la
responsabilidad de poner el testimonio. Nosotros tenemos que decir: Señor, ayúdanos a guardar
el testimonio en nuestro corazón. “Guarda, hijo mío, mis testimonios en tu corazón, átalos a tu
cuello”.

El Padre da testimonio del Hijo


En segundo lugar, además del Padre dar testimonio de Sí, el Padre también da testimonio del
Hijo; el Espíritu Santo también da testimonio del Hijo. “Cuando el Espíritu Santo venga, él me
glorificará”. “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de
verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí” (Juan 15:26). Es como si
dijera: “Yo confío más en el trabajo del Espíritu Santo para que os explique, pues si Yo os
explicara no me entenderíais”.
“12Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. 13Pero
cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad; porque no hablará por su
propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de
venir” (Juan 16:12-13).
Eso es el testimonio que por el Espíritu viene a nuestro espíritu, desde el cielo por el Hijo en el
Espíritu de Dios en nuestro espíritu. Del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El carácter de Dios,
el Espíritu Santo, me glorificará. Ahora la gente dice que yo soy Belcebú, otros dicen que yo soy
Juan el Bautista que resucitó de los muertos. Hay muchas opiniones humanas, y los hombres
discuten y hablan de Dios, mientras Dios calla, como lo hemos mencionado en otras ocasiones
El testimonio de Dios puesto en el arca del pacto 121

acerca del libro de Job. Ahí aparecen 37 capítulos en donde los hombres aparecen hablando de
Dios; pero como Dios todavía estaba callado, por eso ellos hablaron y hablaron; mas llegó el
momento en que Dios le habló a Job. Ya no era Eliú, ni Bildad, ni Zofar.
“Entonces respondió Yahveh a Job desde un torbellino, y dijo: ¿Quién es ése que
oscurece el consejo con palabras sin sabiduría? Ahora ciñe como varón tus lomos; yo te
preguntaré y tú me contestarás” (Job 38:1-3).
Ahí Dios comenzó a hablar. Primero hablaron ellos, mas Job seguía resistiendo. Job no era
convencido por las palabras de ellos; mas cuando habló Dios, ya se le acabaron a Job los
argumentos, y dijo Job a Dios: “yo hablaba lo que no entendía”. Eso lo dijo cuando empezó a
entender. Antes no entendía, y ahora sí entiendo. ¿Cuándo empezó a entender? No mientras le
hablaban y le hablaban y le hablaban. Hasta que Dios habló, y ahí se le acabaron los
argumentos a Job. Dios convenció a Job, le redarguyó; le trajo un montón de preguntas: ¿quién
hizo los animales, los montes, la tierra, la belleza de la naturaleza? le abrió los ojos para que
detrás de lo que era una primera apariencia empezara a descubrir la verdad y a descubrir al
Autor de todas las cosas.
“3Yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no
comprendía. 5De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. 6Por tanto me aborrezco, y
me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:3,5-6).
El Espíritu Santo convencerá al hombre de pecado, de justicia y de juicio. Ese es el verdadero
testimonio. Si Dios toca a una persona, tiene revelación. Nosotros podemos hacer grandes
esfuerzos, pero si Dios no revela, no entiende. Por eso Jesús le dijo a Pedro: “Bienaventurado
eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los
cielos” (Mateo 16:17). ¿No es esa una bienaventuranza, que Dios por Su Espíritu te revele quién
es el Hijo, y el Hijo te enseñe quién es el Padre, y el Espíritu glorifique al Hijo, y diga: El Hijo tenía
razón, las palabras de Jesús son verdaderas? “Jesús, tú tienes palabras de vida eterna”, es una
122 La casa y el sacerdocio

confesión de la palabra del testimonio. Podemos decir el eco, el rebote del soplo divino. Primero
Dios habla, Dios testifica; Él nos da a conocer quién es Él, entonces después dice quiénes
somos nosotros. “Simón, el Padre te dijo esto; ahora yo también te digo...” Y a continuación le
dijo quién era Pedro. Dios también da un testimonio acerca de Su Hijo, un testimonio que nos
revela la verdad de Dios. Pero gracias a Dios, encima del arca está el propiciatorio, donde está
la sangre que nos redime y nos cubre y limpia de la condenación. Y hay una resurrección.
Entonces ahí en el arca sí está el testimonio de Dios que nos muestra cómo es Dios y cómo
somos nosotros; cómo Él es de Santo y nosotros de miserables; pero gracias a Dios de que
también nos revela Su amor, y por eso hay una vara de Aarón en el arca, que revela la
resurrección de los muertos. Nadie puede florecer por sí solo, pero Dios hace florecer lo seco.
Ese es el testimonio que Dios te da. Cuando tú mueres, al estar separado, tú estás seco, tú eres
una vara seca, como la de los amigos de Aarón y la misma vara de Aarón; tú no puedes hacer
nada. Pero cuando la vara florece, es porque Dios existe, es porque Dios te ama, te ha dado
amor, te resucita, te revive, te vivifica.
En Ti, Señor, tengo vida, no debido a que haya hecho fuerza, ni haya soplado; no hice nada.
Tú me llamaste primero cuando yo estaba muerto; y Tú me llamaste, me diste vida; y tengo vida
porque Tú me hablaste, porque me llamaste de la muerte a la vida, de las tinieblas a la luz. Es
porque Dios existe, es porque Dios te ama, te ha dado amor, te resucita, te revive y te vivifica.
Por eso es que en el arca estaba la vara de Aarón representando la vida de resurrección. La vida
de resurrección es el testimonio que Dios da, lo que Cristo es, lo que hizo por nosotros, lo que es
para nosotros, lo que es en resurrección. Es un testimonio que Dios dice. Pondrás en el arca;
esto lo vas a retener, vas a creerlo, vas a confesarlo con gracia en el arca del testimonio que yo
te daré. Ya viene el arca, las tablas del pacto, que son las tablas del testimonio del carácter de
Dios que nos juzga. Pero también está la vara de Aarón que reverdece. La vida de resurrección.
El testimonio de Dios puesto en el arca del pacto 123

El Espíritu da testimonio del Hijo


Cuando tú tienes vida, tú no sabes de dónde salió la vara de resurrección. Es por Su
misericordia, por Su elección, por Su bondad. Antes era una vara seca; ¿qué podía hacer? Pero
Dios es el Dios que resucita de los muertos, y da vida a los muertos; que llama a los que no son
como si fuesen. Y dice: “Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré”. Por eso dice en 1
Juan 5:6-7:
“6Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino
mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la
verdad. [7Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu
Santo; y estos tres son uno”].
Esta declaración la hace Juan contra los gnósticos; especialmente los docetistas y
marcionistas, aquellos que hablaban que el Cristo, digamos pneumático, había descendido
sobre un hombre, Jesús, allí en el Jordán; y luego lo había abandonado un poco antes de la
cruz, cuando dijo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mateo 27:46). Pero
Juan nos está diciendo que ese es el Jesús de la Biblia, de los apóstoles, el verdadero. Y aquel
Verbo se hizo carne, se hizo hombre. No vino sólo mediante agua, sino mediante agua y sangre;
se encarnó. Dice: “Y sangre”. Y ahora dice: “Y el Espíritu es el que da testimonio”; es decir, que
el Espíritu Santo da testimonio del Hijo. “Cuando Él venga, Él me glorificará. Vosotros no me
entendéis ahora, pero cuando el Espíritu venga, vosotros me entenderéis, porque yo estaré en
vosotros y vosotros en mí. Ya no me preguntaréis nada, ya no necesitaréis preguntarme nada.
El Espíritu os enseñará todas las cosas y dará testimonio de mí. Ese testimonio yo os lo daré”. El
Espíritu es el que da testimonio y es la verdad. “Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el
Espíritu Santo, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan” (v.8). Tenemos, pues, las cosas
espirituales realmente hechas historia y carne.
Ahora dice (v.9): “Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios;
124 La casa y el sacerdocio

porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo”. Los hombres pueden
dar testimonio de lo que aconteció en carne. Lo vivimos, lo tocamos. El Espíritu es el que da
testimonio; y si el testimonio de los hombres, los hombres lo reciben, cuánto mayor es el
testimonio de Dios. El testimonio de Dios es mayor que el testimonio de los hombres. Es decir,
los hombres pueden decir muchas cosas, pero el que verdaderamente pone la firma es el Señor,
y la pone en nuestro ser. Podemos oír muchos argumentos; y sí, son útiles. La Biblia habla del
testimonio de los hombres. “Y el Espíritu dará testimonio, y vosotros daréis testimonio también”.
Ahora, si recibimos el testimonio de los apóstoles, mayor es el testimonio de Dios. Dios da
testimonio. Y ahora empieza a explicar en qué consiste parte de este testimonio en este
respecto; y dice así: “Porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo”.
¡Oh, qué palabra de Juan! Acerca de Su Hijo. Juan sabe lo que está diciendo. El testigo fiel y
verdadero es Jesús. “Porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su
Hijo”. Juan sabía lo que él había experimentado en su ser, y dice (v.10): “El que cree en el Hijo
de Dios, tiene el testimonio en sí mismo”. ¿Donde más lo va a tener? Tiene que ser en sí mismo,
porque es en el arca donde se pondrá el testimonio, en el Lugar Santísimo. El que cree en el Hijo
de Dios, tiene el testimonio en sí mismo”. Los creyentes creemos porque hemos recibido el
testimonio de Dios. Nuestra fe es fe en el testimonio de Dios; es decir, éste fue primero. Dios
testificó y entonces nosotros creemos; Su Espíritu nos convenció. Ahora ese testimonio lo
encontramos, dice Juan, en nosotros mismos. Claro que los hombres dan testimonio, y la
arqueología, y también las Escrituras. Dice el Señor, nuestro Dios: “Pondrás el testimonio que yo
te daré, en ti mismo”. Allí donde Cristo se está formando en nosotros, para revelarnos,
anunciarnos el nombre del Padre, allí es donde se pone el testimonio. Y dice:
“El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha
hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo”.
Primeramente ante testigos. Juan, Jacobo, Cefas. “Este es mi Hijo amado, en quien tengo
El testimonio de Dios puesto en el arca del pacto 125

complacencia; a él oíd” (Mateo 17:5b). Pero luego dice Jesús: “Cuando el Consolador venga, Él
me glorificará”. Y el Espíritu viene y nos convence acerca de Jesús, y no sólo nos convence de
Jesús, sino que en Jesús tenemos la vida eterna de Dios. Asimismo el testimonio es también la
vida eterna que Él nos ha dado. Por eso sigue diciendo (v.11): “Y este es el testimonio: que Dios
nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo”. Este es el testimonio que da el Espíritu en
nuestro corazón; en nosotros. Dios nos ha dado vida eterna. Por eso, en vez de estar
maldiciendo, estamos adorando. Gracias, Señor, por tu revelación; gracias, Señor, por tu
testimonio; gracias, Señor, por tu salvación; gracias, gracias. Por Su mismo Espíritu; y nuestro
espíritu lo recibe es impregnado, impresionado, impreso por Él. Y por eso dice: “Este es el
testimonio: que Dios nos ha dado...”. Juan estaba seguro. Estaba diciendo lo mismo que estaba
diciendo Pedro: “Tú tienes palabras de vida eterna”. Y Juan estaba diciendo: “Tengo vida
eterna”. Tenemos vida eterna en nosotros mismos. La vida eterna es Dios. “Este es el
testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en Su Hijo”. Luego sigue diciendo:
“12El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”.
Y ahora dice Pablo en Romanos 8:16: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de
que somos hijos de Dios”. Eso es lo que acontece entre los creyentes. Eso es Dios poniendo Su
testimonio en el arca. Pone Su testimonio en nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.
Exteriormente pueden tener memorias y cumplir todas las convenciones “cristianas”; pero
después no entienden; después se nota que era sólo la pintura. Pero aquel a quien realmente
Dios se ha revelado, no necesita estársele repitiendo. Él vive y tiene conocimiento, pues no se lo
reveló carne ni sangre. “Bienaventurado eres, Simón, te lo reveló mi Padre; y Yo te digo también
acerca del Hijo”. El testimonio es acerca de Dios y acerca de nosotros, porque es una escalera
de doble vía. Lo que Dios es nos revela lo que somos. Primeramente nos revela al Hijo, pero
también nos revela que Dios es justo, es el Hijo de Dios; reveló el juicio, el pecado y la justicia, y
esto por la obra de Dios en Cristo. Somos perdonados y nos da Dios vida eterna, y esa vida está
126 La casa y el sacerdocio

en el Hijo, y el que tiene al Hijo tiene la vida, y el Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu.
Ese es el Lugar Santísimo del templo, donde se pone el arca, y en el arca se pone el testimonio.
Y ¿de qué da testimonio el Espíritu? También nosotros somos hijos de Dios, porque tenemos al
Hijo, tenemos la vida eterna. Pedro, que era un pescador iletrado, ¿de dónde sacó eso de que
somos participantes de la naturaleza divina? Y él no lo está diciendo en el sentido en que lo
dicen los orientalistas, de la chispa divina de la naturaleza, que el todo de la naturaleza es parte
de Dios, como algunos están tergiversando. La manera como lo dice Pedro es en otro sentido
más profundo. Hemos renacido no de simiente corruptible, sino incorruptible, por la Palabra de
Dios. ¿De dónde sacó él que somos participantes de la naturaleza divina? El Señor lo había
dicho: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar”. Eso es
confianza más en la enseñanza del Espíritu que en la Suya en la carne. “A ustedes les conviene
que Yo me vaya. Ustedes no se dan cuenta, pero Yo sí me doy cuenta. Les conviene, ¿saben
por qué? Porque si Yo me fuere, el Espíritu Santo que les voy a enviar les dará testimonio acerca
de mí y les enseñará muchas cosas; pero si no me fuere, eso no podrá ocurrir”. Como dice aquí,
que el Señor mismo nos da testimonio por Su Espíritu, de que somos hijos de Dios. Nosotros
podemos decir a una persona que recibió al Señor, que es un hijo de Dios, y se lo debemos
decir: Ahora eres un hijo de Dios. Pero si nosotros no se lo decimos, el Espíritu Santo se lo dirá.
Pero si juntamente con nosotros Dios da testimonio, como está escrito: “Dando Dios testimonio
juntamente conmigo”, entonces ese es el testimonio de Dios.

El maná escondido
Hay otro aspecto más. Dios nos enseña cada vez más cosas. Otra cosa que se ponía en el
arca, como lo dice en Hebreos, era el maná, el maná escondido. El verdadero maná es Cristo. Él
mismo dijo de Sí que Él era el verdadero pan.
“48Yo soy el pan de vida. 49Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.
El testimonio de Dios puesto en el arca del pacto 127
50
Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. 51Yo soy el
pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre, y el
pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo” (Juan 6:48-51).
O sea que el verdadero maná es Cristo. Pero aquí habla de un maná escondido; es decir, que
el otro maná, el que no estaba en el arca, se descomponía, no duraba de un día para otro, y era
prohibido guardar maná de hoy para mañana. ¿Por qué? Porque el maná es nuevo cada día, y
por eso es que para el testimonio había un maná que estaba en la urna, y esa urna se ponía en
el arca como testimonio del alimento del pueblo de Dios durante su travesía por el desierto. Es el
maná escondido; esa es la vida eterna, la vida de incorrupción. Son los aspectos escondidos,
profundos, secretos. Al principio tenemos un conocimiento muy superficial de Cristo. Pero a
medida que el Señor nos va danto testimonio, nos va mostrando la parte escondida. Cuando
aquellos griegos querían conocer a Jesús, Él sabía que esa no era la manera de conocerle, y
dijo una cosa: “Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado” (Juan 12:23). El
verdadero testimonio del Señor Jesús es el testimonio progresivo, creciente hacia el Espíritu. Y
el Espíritu Santo se encarga de señalarnos algo de Cristo que habíamos pasado por alto o que
no conocíamos. Conocíamos un poquito de Cristo, pero cada vez lo conoceremos más y nos
daremos cuenta que es cada vez más excelente de lo que imaginábamos, y nos asombrará vez
tras vez. Siempre es algo nuevo. Por eso dice maná escondido. El maná es algo nuevo; el maná
es el alimento nuevo. ¿Qué es esto? Esto es lo que quiere decir, y ellos no lo sabían. Dios los
sorprendía cada día con su fidelidad. Maná ¿Qué es esto? Ese es el alimento de Dios, que los
está sosteniendo. El testimonio de Cristo es nuevo y nos asombra, pero el testimonio es Él
mismo. Cuando Él está ahí podemos decir: Este es Jesús. Y lo decimos porque el Espíritu
mismo lo dice. Conocemos a Jesús no según la carne, sino espiritualmente, interiormente, por el
testimonio directo; es la revelación del Hijo. Así que, preciso es que el Señor haya preparado un
arca en el Lugar Santísimo, con la intención de que nosotros pongamos en ella el testimonio que
128 La casa y el sacerdocio

Dios dice que le pongamos. Él dice: “El testimonio que yo te daré”. Los cristianos verdaderos
somos los que hemos recibido el testimonio de Su Hijo. No de sangre y carne solamente, no de
segunda mano; todo eso es legítimo; también es una institución de parte de Dios, pero sería sólo
la cáscara si no fuese acompañada por el contenido de Dios mismo.
El Señor es la realidad de los asuntos; lo nuestro son sólo palabras, acciones; pero la
verdadera sustancia está en el Señor, la legítima realidad y verdad, luz, vida eterna es Dios
mismo, es Cristo. Esto es vida. Cuando Él habla, Su testimonio es vida; pero si Él no habla,
nadie puede conocer la verdad. Él tiene que hablar para que el hombre ponga el testimonio en el
arca. El pueblo elegido de Dios, fue elegido para recibir de Dios Su propio testimonio. “Vosotros
sois mis testigos, dice Yahveh, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y
entendáis que yo mismo soy” (Is. 43:10). El mundo no me conoce; por eso hace cosas, dice
cosas, porque no cuenta con este, que en el mundo se dice, elemento de juicio. “Pero vosotros
me conoceréis, dice el Señor”.
“33Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice
Yahveh: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y
ellos me serán por pueblo. 34Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su
hermano, diciendo: Conoce a Yahveh; porque todos me conocerán, desde el más pequeño
de ellos hasta el más grande, dice Yahveh” (Jer. 31:33-34).
A partir del Señor Jesús, con Su sangre fue hecho el pacto. Dios es conocido por el Espíritu de
Él mismo. Es un privilegio haber sido comprado por la sangre del pacto, para recibir de Dios
mismo, del Hijo y el Espíritu mismo el testimonio de Dios; y entonces nosotros recibir el don del
testimonio, y ponerlo, retenerlo, leerlo, digerirlo, vivirlo, confesarlo y ponerlo en el arca. “Y
pondrás en el arca el testimonio que yo te daré”. ¡Amén!
El testimonio de Dios puesto en el arca del pacto 129

Capítulo XI

LA TRIPLE MODALIDAD DEL TESTIMONIO DE DIOS EN EL ARCA DEL PACTO26

El contenido del arca


La vez pasada nos habíamos detenido un poco en el versículo 16 de Éxodo 25, donde dice: “Y
pondrás en el arca el testimonio que yo te daré” (Éx. 25:16). Quisiéramos complementar hoy un
poco más este mismo versículo. Todavía Dios mediante no pasaremos al 17, a fin de mencionar
otros aspectos que la vez pasada se quedaron en el tintero, pues fueron mencionados a grandes

26
Enseñanza en la localidad de Teusaquillo, Bogotá D. C., Colombia, 29 de marzo de 1996. Transcripción: Maximino Ramírez.
130 La casa y el sacerdocio

rasgos, pero necesitamos detenernos un poquito más en ello. Para eso vamos a complementar
con un pasaje de la epístola a los Hebreos, tomado en el capítulo 9, desde el versículo 3. Eso
como continuidad con lo relativo al testimonio puesto por Dios en el Arca.
“3Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo”. El
segundo velo se refiere en relación de afuera para adentro. El primer velo era para entrar desde
el atrio al Lugar Santo; luego en este contexto el segundo velo se refiere a la división entre el
Santo y el Lugar Santísimo. De modo que el primer velo es del atrio al lugar santo, y el segundo
velo es del lugar santo al Lugar Santísimo.
“4El cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la
cual estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas
del pacto”. El incensario de oro estaba en el lugar santo, donde estaba el altar de oro frente al
velo, pero como el sumo sacerdote entraba una vez al año, entonces él entraba con el
incensario al Lugar Santísimo; por eso el incensario aquí en Hebreos aparece en el Lugar
Santísimo. Nos detenemos por ahora aquí para analizar lo que estaba en el Arca. Recordemos
que Éxodo 25:16 dice: “Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré”. La vez pasada nos
detuvimos un poco en esto, pero ahora aparece ese testimonio en tres partes. Fueron tres cosas
las que por orden de Dios fueron colocadas en el Arca; es decir, ese es el testimonio. Estas tres
cosas representan el testimonio. Es interesante el que justamente sean tres cosas, porque en
boca de dos o tres conste toda palabra, de manera que si es testimonio, tiene que ser dos o tres,
pues Dios escogió que sean tres. Es un triple testimonio. Por eso dice: “Tres son los que dan
testimonio”.27 Este triple testimonio fue el que Dios representó con estas tres cosas que Él
previó que fueran puestas en el Arca. Por lo tanto estas tres cosas representan tres aspectos del
testimonio de Dios.

27
Cfr. 1 Juan 5:7,8
126 La casa y el sacerdocio

“El arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la cual estaba una urna de oro que
contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto”. El Arca contenía tres
cosas: 1) Una urna de oro que contenía el maná; 2) la vara de Aarón que reverdeció, y 3) las
tablas del pacto. El Lugar Santísimo, que es la parte más interior del tabernáculo, corresponde al
espíritu humano, en el cual opera y se mueve el Espíritu divino. La Palabra del Señor nos dice
que “el Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (Ro. 8:16),
y que “el que se une al Señor, un espíritu es” (1 Co. 6:17). La versión en español añade “con Él”.
Claro, ese “con Él” fue añadido por el traductor porque le pareció que aun lo podían interpretar
en el sentido panteísta; entonces seguramente queriendo explicar eso, pues el traductor le puso
“un espíritu es con Él”. Pero si lo vemos en el griego, el original, el Espíritu Santo no inspiró ese
con Él. Claro que no es que esté mal esa traducción; lógicamente que es una buena expresión
del traductor para eliminar una interpretación panteísta; pero una vez que no le estamos dando
una interpretación errada, podemos quedarnos con las palabras exactas del original griego, que
dice: “el que se une al Señor, un espíritu es”. Claro que es un espíritu con el Señor. El Espíritu
Santo de Dios se une al espíritu del hombre, y entonces se cumple una de las promesas del
Nuevo Pacto, que Jesús nos daría un nuevo espíritu28. Ese espíritu nuevo es nuestro espíritu
regenerado por el Espíritu eterno de Dios. Cuando el Espíritu de Dios se une al espíritu nuestro,
entonces se puede decir que ahora tenemos nuevo espíritu.

El arca y nuestro espíritu humano

28
Cfr. Ezequiel 36:26
Triple modalidad del testimonio de Dios en el arca 127
Ahora, el hombre es tripartito; tiene espíritu, tiene alma y tiene cuerpo. El cuerpo se
corresponde con el atrio; el alma, la sede de nuestra personalidad, de nuestros pensamientos,
nuestra voluntad, sentimientos y emociones, se corresponde con el lugar santo, y el espíritu se
corresponde con el Lugar Santísimo. Justamente es interesante que así como en el Arca había
tres cosas, las funciones de nuestro espíritu también son tres. Y justamente también por eso el
Señor representó de tres maneras el testimonio puesto en el Arca en el Lugar Santísimo, porque
el mover del Señor en nuestro espíritu es también en tres líneas principales. Las funciones de
nuestro espíritu cuando las vemos en la Palabra del Señor, cuando tomamos, por ejemplo, una
concordancia, ojalá exhaustiva, y comenzamos a buscar la palabra espíritu, con minúscula,
podemos sintetizarlas en tres funciones principales. La palabra espíritu, cuando es el espíritu
humano es con minúscula, aunque a veces es difícil decidir si es Espíritu, con mayúscula, o con
minúscula, puesto que el Espíritu de Dios al unirse con el espíritu del hombre, llega un punto en
que nos es difícil decir si es con mayúscula o con minúscula; por eso tenemos que inventarnos
una tercera letra mayúscula-minúscula. De modo que cuando seguimos en una concordancia
todo lo relativo al espíritu humano y ponemos atención a las palabras, a los verbos que se
refieren a las acciones o a las funciones de nuestro espíritu humano, por la gracia de Dios,
podemos sintetizarlas también en tres funciones principales. Por una parte, la comunión con
Dios; por otra la intuición o percepción; y otra, la conciencia. Son tres funciones principales que
cumple nuestro espíritu delante del Señor.
Comunión. Urna con el maná. Si tenemos comunión con Dios, entonces vamos a percibir la
dirección de Dios y la aprobación o reprobación. Entonces el Espíritu del Señor se comunica con
el nuestro. La primera función del espíritu es la comunión con el Señor. Por eso es que se habla
en la Palabra del Señor de adorar a Dios en espíritu, de servirle en espíritu, o de orar en espíritu;
también se habla de tener comunión en el espíritu. Esa comunión o función de comunión de
nuestro espíritu con el Espíritu de Dios está representada justamente en la urna con el maná;
porque el maná es el pan que descendió del cielo. La manera para tener comunión es comer del
128 La casa y el sacerdocio

Señor. Dice el Señor: “Entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Ap. 3:20). Aquí el cenar el uno
con el otro quiere decir tener comunión; que el Señor pueda comer con nosotros y que nosotros
podamos comer con el Señor, y comer del Señor. Esa comunión está representada en la urna
con el maná. La función de comunión en nuestro espíritu humano con el Espíritu de Dios se
representa, pues, por la urna con el maná. El maná representa a Cristo, pero a Cristo como
alimento para comer; Cristo para tener comunión. Él dijo: “Yo soy el pan vivo que descendió del
cielo” (Jn. 6:51a). Y el verdadero maná es el Señor Jesús; eso es lo que tipifica el maná.
Entonces la función de comunión de nuestro espíritu está representada justamente por la urna
con el maná.
Intuición. Vara de Aarón que reverdeció. Pero también existen otras funciones. La función de
la intuición o percepción en el espíritu. Nuestro espíritu es el que tiene que percibir. Vemos
también ese verbo que aparece en muchas partes referido al espíritu humano. Por ejemplo dice
que el Señor Jesús “percibió en su espíritu”.29 Y querían preguntarle, pero Él no necesitaba que
ellos le preguntaran, pues Él lo percibió en Su espíritu. Se refiere a Su espíritu humano. Pablo
dice que él estaba ligado en espíritu a Jerusalén.30 Él dice que no tuvo reposo en Su espíritu por
no haber encontrado a su hermano Tito. Eso nos dice que hay conocimiento de las realidades
del mundo espiritual, de la nueva creación a través de la función, que se puede sintetizar con
esa palabra intuición, que es una de las tres principales funciones del espíritu.

29
Cfr. Marcos 2:8
30
Cfr. Hechos 20:22
Triple modalidad del testimonio de Dios en el arca 129
Si la persona no es nacida de nuevo, esa persona no puede ver el reino de los cielos. El Señor
Jesús dijo: “3El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 5El que no naciere de
agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Jn. 3:3,5). De modo que para poder ver
y para poder participar del mundo espiritual, es necesario nacer para ese mundo espiritual.
Porque hay un mundo espiritual maligno caído, pero también hay un mundo espiritual a partir de
la resurrección de Cristo. Eso es lo que está representado por la vara de Aarón que reverdeció;
pues una vara por sí sola no puede florecer a menos que se le infunda la vida; y cuando esa vida
que es por la gracia de Dios es infundida a esa vara seca, entonces empiezan a brotar flores y
almendras en esa vara. ¿Por qué? Porque recibe vida, recibe un fluir; es vida de resurrección, es
vida que pertenece al Espíritu y que pertenece a la nueva creación. Por eso cuando la persona
está meramente en lo natural, no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, las cuales se
deben discernir espiritualmente.31 Entonces ese verbo, discernir espiritualmente o ver el reino
del Espíritu, es como tener en el interior un semáforo. A veces ese semáforo se refiere a la
conciencia, pero a veces se refiere a la dirección de Dios. La Palabra dice que “todos los que son
guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” (Ro. 8:14). Una de las cosas que hace el
Espíritu de Dios en nuestro espíritu, además de que tengamos comunión con Dios, es guiarnos,
es abrir los ojos espirituales, es darnos discernimiento, es darnos percepción, es darnos
guianza; es decir, es hacernos partícipes del mundo espiritual, del reino de la nueva creación, de
la vida de resurrección. Es esa función la que se corresponde con la vara de Aarón que
reverdeció.

31
Cfr. 1 Corintios 2:14
130 La casa y el sacerdocio

Conciencia. Las tablas del pacto. La tercera función del espíritu es la función de la conciencia.
Se refiere ahora a conciencia con “c” no con “sc”, porque consciencia con “sc” es saber, pero
conciencia con “c” se refiere a la actitud moral, a la ética, se refiere a la ética de Dios y de Su
naturaleza. En la Palabra del Señor también vemos que al espíritu se le atribuye la función de la
conciencia. Por ejemplo, dice en el Salmo 51:10,12: “10Renueva un espíritu recto dentro de mí.
12
Y espíritu noble me sustente”. Por eso también en la Palabra del Señor se habla de contrición
de espíritu. Un espíritu contrito es un espíritu que reconoce que necesita del Señor, que
reconoce sus pecados, que reconoce sus miserias y que solamente puede vivir en el Señor.
Entonces la conciencia es una función del espíritu. Por eso dice la Palabra del Señor: “Y espíritu
recto me sustente”. La rectitud se relaciona con el espíritu; por eso es humano errar y rectificar;
por eso se habla de rectitud de espíritu. De manera, pues, que esa voz interior de la conciencia,
ese semáforo, en ese sentido, no en el de la dirección, ni en el de la comunión con Dios, sino en
el de la aprobación o reprobación de Dios, está representado por las tablas del pacto, en las que
estaba la ley, porque a través de las tablas era que se juzgaba: Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente”32, y esto sí y esto no. “13No matarás. 14No
cometerás adulterio. 15No hurtarás. 16No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”,33 etc. Esas
tablas estaban escritas por el dedo de Dios en piedra. Las tablas eran de piedra, y Dios había
escrito en ellas, y a través de ellas se ordenaba lo que Dios decía. Eran tablas del testimonio de
Dios, pero a la vez a través de ellas se acusaba al hombre. “Maldito todo aquel que no
permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas” (Gá. 3:10b).
Solamente que en el Nuevo Pacto, Dios decidió escribir Su ley ya no en tablas de piedra, sino
con Su Espíritu en tablas de carne en nuestro corazón.

El testimonio en la conciencia
32
Mateo 22:37
33
Éxodo 20:13-16
Triple modalidad del testimonio de Dios en el arca 131
De modo, pues, que la función de la conciencia está representada en las tablas del pacto en el
arca. En el arca, Dios dijo que había que poner un testimonio, y más adelante vemos cómo lo
resume Hebreos, que Dios fue diciendo qué era lo que tenía que ser puesto en el arca. Y vemos
que en el arca, ese testimonio de Dios aparecía en tres cosas: a) la urna del maná, b) la vara de
Aarón que reverdeció, y c) las tablas del pacto. Sólo estas tres cosas estaban en el arca del
pacto. Claro que al lado del arca estaba el rollo del libro del Sefer Haazarah,34 El Libro del
Recinto; es decir aquel rollo del templo había que ponerlo al lado del arca, porque el testimonio
del Espíritu concuerda con la Palabra. Si algo es del Espíritu, concuerda con la Biblia; por eso al
lado del arca estaba el rollo; pero el rollo no estaba adentro, sino a un lado. Porque el Señor
tenía que mostrar la realidad espiritual como distinta, aunque no discordante, de la realidad
primeramente material. ¿Dónde vemos eso? Cuando el Señor Jesús dijo: “39Escudriñáis las
Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que
dan testimonio de mí; 40y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (Juan 5:39-40). Ustedes
van a las Escrituras, pero no quieren pasar de las Escrituras a mí, para que tengan vida.
Entonces nos damos cuenta que junto con las Escrituras tiene que estar la vida; por eso al lado
del arca estaba el rollo del libro, pero dentro del arca lo único que había era esas tres cosas
mencionadas, esas tres funciones de nuestro espíritu humano que hacen que nuestro espíritu
funcione bien, cuando el Espíritu del Señor está en él, y nosotros debemos conocerlas de una
manera muy práctica.

34
Cfr. Deuteronomio 31:24-26
132 La casa y el sacerdocio

Todo lo que es relativo a la conciencia, tiene relación con el Espíritu. San Pablo dice en
Romanos 9:1: “Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu
Santo”. Es decir, que la conciencia de Pablo estaba en el Espíritu Santo; o digamos también que
el Espíritu Santo estaba en la conciencia de Pablo, y ésta, junto con el Espíritu Santo, habían
llegado a tener una misma voz. No siempre es así con la conciencia. A veces hay problemas, y
es cuando las conciencias están cauterizadas; a veces están malas, a veces están corrompidas,
a veces no tienen relación con la voz del Espíritu, sino que tienen una voz distinta; a veces son
acusadas por el acusador, por Satanás. Son acusaciones no definidas y torturantes; pero una
conciencia redimida, una conciencia donde Dios ha puesto el testimonio, es una conciencia que
da testimonio en el Espíritu Santo. Todos debemos caminar hacia esa realidad, a que por fin el
Espíritu Santo y nuestra conciencia tengan una misma voz. Debemos atender todo lo
relacionado a nuestra conciencia, porque la conciencia es función del espíritu; y cuando el
Espíritu Santo está en nuestra conciencia, Él usa nuestra conciencia. Ahí está la ley escrita en
nuestro corazón. La Palabra dice: “Daré mi ley en su mente, la escribiré en su corazón”
(Jeremías 31:36). También dice: “26Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de
vosotros, y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. 27Y
pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis
preceptos, y los pongáis por obra” (Ezequiel 36:26-27).
Como conocemos eso, ya no sólo de afuera, lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer,
lo que está bien y lo que está mal, ya no sólo se nos tiene que decir de afuera, sino que el Señor
dijo: “Pondréis en el arca el testimonio que yo te daré”. Yo te daré un testimonio adentro, ahí en
el espíritu, ahí en el Lugar Santísimo, ahí en Cristo que se está formando dentro de ti. Cristo, que
se está formando dentro de ti, te va a decir lo que está bien y lo que está mal, y tu relación con
Dios y con el prójimo, cuando estás mintiendo; no sólo lo vas a leer afuera, sino que lo vas a
saber adentro, cuando estás fornicando, cuando estás robando, cuando estás siendo
deshonesto, cuando estás siendo sutil, ahí adentro lo sabrás. Yo voy a poner dentro de ti el
Triple modalidad del testimonio de Dios en el arca 133
testimonio, y éste tiene que ver con la conciencia. En el arca pondrás el testimonio que yo te
daré. El Señor da un testimonio y ese testimonio tiene que ver, por una parte, con nuestra
conciencia. Ahora, la intuición está relacionada con la conciencia, pero nos damos cuenta que
es otra cosa. Por ejemplo, Pablo, estando en otra ciudad, dice que su espíritu percibía lo que
estaba sucediendo en Colosas. Él dice: “Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante
en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra
fe en Cristo” (Colosenses 2:5). Eso es lo que se llama discernimiento espiritual. Si un hermano
está acongojado, llevando una carga, tu espíritu lo percibe; o si tú lo estás, también lo percibe tu
espíritu; y cuando hay una liberación, también lo percibe tu espíritu, y cuando te visitó el Señor
de una manera específica, también lo percibe tu espíritu.

La vida en el espíritu
Explicar esos movimientos del Espíritu del Señor en nuestro espíritu, es difícil; porque Jesús
dijo: “De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto,
testificamos; y no recibís nuestro testimonio (Juan 3:11). Eso se debe a que el hombre natural no
percibe las cosas espirituales, porque la percepción es del espíritu regenerado. Quien no nace
del agua y del Espíritu, no puede ver el reino. El verdadero reino de Dios es en el Espíritu. El
verdadero gobierno de Dios y dirección de Dios, es en el Espíritu. Entonces, eso es lo que
representa aquella vara de Aarón; es el testimonio de Dios en cuanto a la dirección de Dios, en
cuanto al gobierno de Dios, en cuanto al mover de Dios en nuestro espíritu; es algo que no se
puede discernir naturalmente, y que es difícil explicarlo a quien no tiene la experiencia. Como le
dijo Nicodemo al Señor: ¿Pero cómo? “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?” (Jn. 3:4).
Y Jesús hablaba y decía así: “7El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes
de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”.
El Señor estaba tratando de explicar a Nicodemo algo que pasaba dentro de Jesús, y que
pasaría dentro de todos los nacidos de nuevo, pues dice: “Así es todo aquel que es nacido del
134 La casa y el sacerdocio

Espíritu”. ¿Qué pasa con esto? Que de pronto el Espíritu de Dios se mueve dentro de él. Una
persona de pronto siente esa frescura, o a veces le guía a la lucha, a veces a la alabanza, a
veces a la intercesión, a veces al reconocimiento de Su gracia, de Su fidelidad, o cualquier otra
cosa, pero es en el Espíritu. Es algo que se debe discernir espiritualmente, juzgar
espiritualmente. La Palabra de Dios dice que el hombre “espiritual juzga todas las cosas; pero él
no es juzgado de nadie” (1 Co. 2:15). Y ¿cómo las juzga? ¿cómo ejerce ese juicio o ese
discernimiento? ¿cómo ve? ¿cómo discierne? ¿cómo percibe? ¿cómo intuye? Esa es otra
función del espíritu, y ese es un testimonio interior. A veces Él te recuerda las cosas que se te
habían olvidado; a veces te anticipa las cosas que están por venir, y aquellas cosas que dijo el
Señor Jesús que haría el Espíritu Santo.
“Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad,
el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí” (Juan 15:26).
Ahora, nosotros en lo íntimo confesamos al Señor Jesús. No es sólo una convicción exterior.
Por más razonable que sea, si falta el Espíritu mismo, todavía no tenemos nada; pero si
tenemos la del Espíritu, aunque la otra sea un poco imperfecta y todavía no tengamos las
herramientas para traducirla, sin embargo ahí está. Claro que habrá que traducirla con
elementos, ojalá suficientes, pero la realidad está. Quizá nos falta el discernimiento, pero la
realidad está. Bueno, el Señor nos da las dos cosas, nos da el contenido y nos da el
discernimiento, nos da lo que es, y nos da las palabras inspiradas del Espíritu que se acomodan
a la sustancia o a la realidad del Espíritu. Todos esos aspectos se pueden sintetizar con esa
palabra, intuición. Debemos poner mucha atención al mover del testimonio del Señor en nuestro
espíritu. Hay veces en que el Espíritu Santo hace un pequeño movimiento así, y tú no le pones
atención, y pasa el tiempo y ves que Él tenía razón, que Él ya te había avisado de todo. La vara
de Aarón que reverdeció tiene que ver con las prioridades, con el gobierno de Dios, con la
dirección de Dios, con lo que Él aprueba y también desaprueba. En cuanto a la conciencia y en
cuanto a la actividad de la Iglesia, a veces te vas a meter en un asunto, y en lo íntimo no tienes
Triple modalidad del testimonio de Dios en el arca 135
paz, no tienes seguridad. La Biblia dice que cuando andamos en el Espíritu, tenemos vida y
tenemos paz; y allí es donde se manifiesta la flor de almendro. La flor es la vida de la planta. Si la
planta está seca, no tiene flores; cuando tiene vida es cuando tiene flores. De modo que cuando
estamos en el Espíritu, tenemos vida.
Todo lo relativo a la urna con el maná, tiene que ver con la comunión íntima con el Señor. Es el
maná escondido, es el alimento con el que Él nos alimenta; es la participación de Él mismo; es
un conocimiento interior del Señor Jesús. Antes había un conocimiento exterior, meramente
histórico. Claro que hay que seguir teniendo ese conocimiento histórico, porque el Señor Jesús
es histórico, Él no es una fábula, Él no es un mito, Él es de la historia. Pero conocer al Señor
Jesús de una forma histórica o al Señor Jesús histórico, es sólo un conocimiento de afuera. Dios
está interesado en poner un testimonio acerca de Su Hijo dentro de nosotros; conocer a Su Hijo;
es el conocimiento de Su Hijo; es la comunión con Él, de manera que lo vayamos entendiendo,
que vayamos comprendiendo lo que Él quiere decir, lo que Él siente, lo que Él experimenta. Lo
vamos conociendo desde adentro. Eso significa que vamos participando del Señor, a veces,
incluso de Su sufrimiento, pero ya desde adentro. Eso es el maná escondido, la urna con el
maná escondido. En el arca había tres cosas. Tres cosas representan un testimonio triple de
Dios. La vara de Aarón que reverdeció, representa la intuición. La urna con el maná escondido,
representa lo relativo a la comunión, y las tablas del pacto, lo relativo a la conciencia. Esas tres
funciones de nuestro espíritu humano en el Espíritu de Cristo, son el testimonio de Dios, que Él
nos da para que nosotros lo pongamos en el arca; es decir; lo pongamos en el centro de nuestro
ser, y allí el Señor gobierne. El Lugar Santísimo se corresponde con el trono de Dios. El arca se
corresponde con el trono.
Fijémonos en Apocalipsis cuando Juan fue llevado en espíritu; ahí estaba el trono. Y después
había 24 tronos, y un poquito más adelante estaban aquellas siete lámparas, y después, un
poco más afuera, estaba el mar de vidrio. Aquel mar de vidrio se corresponde con aquella fuente
de bronce que había en el atrio, pero aquellas siete lámparas se corresponden con el candelero,
136 La casa y el sacerdocio

porque estaba en el Lugar Santo. Entonces si el mar de vidrio se corresponde con el atrio, y las
siete lámparas se corresponden con el candelero, con el Lugar Santo, entonces el trono se
corresponde con el Lugar Santísimo, con el arca, es decir, el gobierno de Dios. Dios quiere dar
un testimonio de Sí mismo y quiere gobernar desde lo íntimo de Su trono. Está el Lugar
Santísimo en nuestro espíritu, y de ahí puede pasar a nuestro corazón. Porque nuestro corazón
es el pasaje del espíritu al alma; es la función del alma con la conciencia del espíritu; ese es el
corazón. Entonces el Señor para reinar en nuestro corazón, para fluir del interior hacia afuera,
necesita que nosotros ejerzamos nuestro espíritu, adoremos en espíritu, sirvamos en espíritu,
obedezcamos en espíritu, cantemos en espíritu, percibamos en espíritu, discernamos
espiritualmente, conozcamos en espíritu, y en espíritu seamos rectos en el Señor.
El Señor nos conceda esta experiencia. Amén.
Triple modalidad del testimonio de Dios en el arca 137

Capítulo XII

SEÑAL PARA LOS REBELDES


138 La casa y el sacerdocio

EN EL ARCA DEL PACTO35

La vara de Aarón que reverdeció


Estamos viendo principalmente tres pasajes; analizando en Éxodo 25:16, el pasaje relativo al
arca. Allí dice:
“Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré” (Éxodo 25:16).
Pondrás. Es algo que Dios espera de nosotros. Tú eres responsable de poner eso en su
lugar. Dios mediante nos detendremos un poquito más en este versículo 16 todavía. El
testimonio del Señor es muy rico, muy amplio. Vamos a detenernos dentro de esa triple
modalidad del testimonio en el arca que hemos visto. Ahora vamos a detenernos en uno de
esos tres.
Como lo vemos en Hebreos 9:4, el Espíritu Santo enseña las cosas que Dios estableció que
estén dentro del arca. Tenemos la orden, la demanda de Dios de colocar en el arca las cosas
que Él determina que estén en el arca. Una de esas cosas que vamos a profundizar hoy la
encontramos en Hebreos 9:4:
“El cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en
la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las
tablas del pacto”.
Vamos a profundizar más en uno de estos tres aspectos, que es supremamente importante.
Este es el aspecto de la vara de Aarón que reverdeció. El Señor nos demanda que coloquemos

35
Enseñanza en la localidad de Teusaquillo, Santafé de Bogotá D. C., Colombia, 12 de abril de 1996. Transcripción: Maximino Ramírez.
Triple modalidad del testimonio de Dios en el arca 139
en el arca el testimonio que Él nos da, y este es el respecto de muchos respectos.
Uno de los testimonios que Dios da tiene que ver con la vara de Aarón que reverdeció, la cual
Dios establece que nosotros la coloquemos en el Arca. La debemos colocar en el centro de
nuestro ser, en lo más íntimo de nuestro corazón. Es el testimonio que da Dios por medio de la
vara de Aarón que reverdeció. Esta vara significa muchas cosas, y una de estas
significaciones, indudablemente como todos lo conocemos, es la autoridad del Señor.

El gobierno de Dios
Debemos conocer la autoridad del Señor en nuestro espíritu, en lo íntimo de nuestro corazón,
en dos sentidos. Aquello que el Señor te delega para que tú ejerzas, lo debes conocer en tu
espíritu, y también lo que el Señor delega a otros. Dios quiere que nosotros pongamos el arca
en lo íntimo de nuestro ser. El testimonio de la vara reverdecida de Aarón representa también
la autoridad del Señor.
En el reino del Señor todas las cosas se disciernen en el espíritu. Es nuestro espíritu el que
debe recibir el testimonio de Dios, en los asuntos del gobierno de Dios. Éste debe ser conocido
en nuestro espíritu, tanto aquello que el Señor te delega a ti, como también lo que delega a
otros. Dios mismo da testimonio de Su gobierno, de Su encomienda tanto a ti como a otros.
Cuando Dios te encomienda algo a ti, para que lo representes a Él, lo sabes en lo íntimo de tu
espíritu. Es allí donde el Espíritu del Señor florece y donde Él te dice: Estás allí para que me
representes exactamente en eso. No tienes que ir ni más allá, ni tampoco tienes que quedarte
corto. Esto es lo que tú vas a hacer en Mi nombre. No vayas más allá, ni te quedes corto.
Eso en relación a la autoridad que el Señor te delega a ti. Para lo que tú tienes que hacer,
tienes un testimonio interior del Señor.
El Señor hace florecer la vara de Aarón dentro de tu espíritu. Allí tú comprendes a qué te
envía el Señor, y qué tienes que hacer, y qué tipo de autoridad debes asumir en representación
135

del Señor, y en qué medida; hasta dónde debes llegar. Todo eso lo tienes que conocer en tu
espíritu. De la misma manera el Señor también confirma en el espíritu lo que Él también
encomienda a otras personas. Eso también lo tiene que sentir el espíritu. Cuando tú conoces
el testimonio directo de Dios, se terminan las discusiones, se terminan las rivalidades, si lo
conoces directamente en el espíritu. Mientras tú no lo conozcas directamente en el espíritu,
todavía estás en un plano natural.
Cuando el espíritu da testimonio y confirma, entonces tú conoces la autoridad que el Señor ha
delegado a otros miembros del cuerpo de Cristo, así como conoces la autoridad que el Señor te
ha delegado a ti. Esto también significa colocar el testimonio en el arca. Un aspecto de ese
testimonio es el de la vara de Aarón que reverdeció, y tiene que ver con la autoridad de Dios, con
Su gobierno y delegación. Eso se tiene que conocer y se tiene que respetar; se tiene que tener,
se tiene que poner en su lugar.
En el libro de Números, capítulo 17, está el pasaje clásico a este respecto, para que
entendamos el contexto en el cual apareció lo relacionado con la vara de Aarón que florece, y
qué era lo que Dios quería señalar con esto. Vamos a leer despacio el pasaje, dejándole al
Espíritu del Señor hablarnos a través del pasaje.
“1Luego habló Yahveh a Moisés, diciendo: 2Habla a los hijos de Israel, y toma de ellos una
vara por cada casa de los padres, de todos los príncipes de ellos, doce varas conforme a las
casas de sus padres; y escribirás el nombre de cada uno sobre su vara. 3Y escribirás el
nombre de Aarón sobre la vara de Leví; porque cada jefe de familia de sus padres tendrá
una vara. 4Y las pondrás en el tabernáculo de reunión delante del testimonio, donde yo me
manifestaré a ellos”.
Aquí en este caso el Señor se manifestaría en relación al problema que habla en el capítulo
16. Si vemos cuál es el título del capítulo 16, dice: “La rebelión de Coré”. Esto es algo que
aconteció; y ya como conocemos esto, valdría la pena también leerlo en privado por causa de lo
136 La casa y el sacerdocio

extenso. También en el Nuevo Testamento se da el mismo caso, la misma situación, en la


epístola de Judas, donde en el contexto se habla de la Iglesia, y donde en el versículo 11 dice:
“¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error
de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré”.
Cuando aquí dice “la contradicción de Coré”, lógicamente no se está refiriendo a Coré, sino a
personas de la Iglesia que llegan a perecer en la contradicción de Coré; es decir, que esta
contradicción es la que se dio en Números 16, y que puede darse en la historia del pueblo de
Dios en cualquier momento; y es lo que hizo que Dios tomara las medidas del capítulo 17.

La autoridad delegada
Vamos a entender mejor el capítulo 17 de Números, si leemos el capítulo 16.
“4Y las pondrás en el tabernáculo de reunión delante del testimonio, donde yo me
manifestaré a vosotros”.
En algunas ocasiones el Señor mismo se tiene que manifestar cuando tiene que tratar con
algunas situaciones ambiguas; entonces le corresponde al Señor manifestarse. La manera
como en esta ocasión el Señor se manifestó fue haciendo florecer la vara de Aarón; y luego Él
mandó que ese testimonio que Él dio, que quiere decir el testimonio que Dios da acerca de la
autoridad delegada, Él manda que se coloque dentro del arca en el Lugar Santísimo.
Así, pues, Dios está dispuesto a certificar en lo íntimo de nuestro ser acerca del asunto de Su
autoridad, acerca del gobierno en el reino de Dios. El reino de Dios es algo netamente
espiritual. El Señor Jesús dijo: “El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el
reino de Dios” (Juan 3:5). El reino de Dios no se percibe a través del mundo natural, pues éste
discierne las cosas según las apariencias; no está capacitado para percibir las cosas de Dios.
Las cosas profundas de Dios deben conocerse con el espíritu. Y todo lo relativo al gobierno de
Señal en el arca para los rebeldes 137
Dios, a las determinaciones gubernativas de la mano de Dios, se conoce es en el espíritu.
Todo lo relativo a la medida hasta la cual tú puedes llegar, y debes llegar, y no debes pasar, sólo
lo conoces en espíritu. Es algo que Dios está dispuesto a hacer, que tú lo conozcas en espíritu.
Lo mismo en relación con el trato con los demás miembros del cuerpo de Cristo, también lo
debemos conocer en el espíritu. Nuestra mente natural, nuestra manera natural, no percibe
estas cosas. Solamente es el Señor mismo el que a veces, inclusive con amargura, como tiene
que hacer en muchas ocasiones, nos hace conocer si hemos pasado una medida que no
deberíamos pasar; o también si no hemos llenado un vacío que teníamos que llenar. Eso se
conoce es en el espíritu. Volvamos a Números 17.
“5Y florecerá la vara del varón que yo escoja, y haré cesar de delante de mí las quejas de
los hijos de Israel con que murmuran contra vosotros”.
Había quejas, había rivalidades, había competencias; entonces Dios tenía que intervenir en
forma directa; y esta intervención consistió en que entre las varas secas que nadie puede hacer
florecer por sí mismo, iba a florecer aquella que el Señor había escogido. El Señor tomaba
esas quejas, no como si fueran delante de Moisés y delante de Aarón; porque las quejas eran
respecto de Moisés y de Aarón. El Señor estaba oyendo y conociendo todas esas quejas que
eran delante de Él.
“6Y Moisés habló a los hijos de Israel, y todos los príncipes de ellos le dieron varas; cada
príncipe por las casas de sus padres una vara, en total doce varas; y la vara de Aarón estaba
entre las varas de ellos. 7Y Moisés puso las varas delante de Yahveh en el tabernáculo del
testimonio. 8Y aconteció que el día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y
he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y
arrojado renuevos, y producido almendras”.
Esa es obviamente la vida de resurrección. Las varas secas son todo lo que nosotros somos
en nosotros mismos; en cambio las flores, los frutos es lo que produce por gracia el Señor. La
138 La casa y el sacerdocio

vida de resurrección es aquello que el Señor hace florecer dentro de nosotros. Esa es la
autoridad que el Señor te concede; aquello cuando tú estás seco, como muerto delante del
Señor; pero el Señor hace florecer dentro de ti, lo que es la vida misma de Él en lo que antes era
una vara seca. Es la vida de resurrección.

Un testimonio sobrenatural
Así en la Iglesia estamos todos delante del Señor como si fuéramos varas secas también
nosotros mismos; pero el Espíritu del Señor comienza a moverse y hace florecer allí una
oración, una lectura o algún mover del Señor, incluso una reprensión. Sea lo que fuere, es algo
que el Señor hace florecer pero delante de Él todos somos varas secas. Ninguno de nosotros
puede pretender nada, ni decir de otro, sólo esperar que el Señor haga florecer la vara.
Entonces de esa manera el Señor se manifiesta a través del florecimiento de la vara seca;
todos nosotros somos esa vara seca; todos nosotros somos iguales delante del Señor; ninguno
puede pretender nada por sí mismo. Aunque David había sido puesto por rey de Israel, él se
sentaba en el piso delante del arca, sin ninguna pretensión; y sabía que era Dios quien lo había
puesto allí, no porque fuera mejor que otro; había sido algo que quiso Dios. Asimismo todos
ellos pusieron sus varas delante del Señor, y el Señor entonces, según Su querer hizo florecer la
vara de Aarón. En el versículo 8 aparecen varias cosas: flores, renuevos y almendras.
“9Entonces sacó Moisés todas las varas de delante de Yahveh a todos los hijos de Israel;
y ellos lo vieron, y tomaron cada uno su vara”.
El Señor se encargó de hacer ver lo que Él hace florecer. Porque las discusiones y los
problemas estuvieron en todo el capítulo 16, donde se describe la rebelión de Coré; era porque
ellos no habían visto, no discernían, juzgaban en lo natural, de manera que era necesario que el
Señor hiciera algo sobrenatural y la persona tuviera un testimonio sobrenatural. Esa es la
verdadera manera de conocer el gobierno de Dios y el reino de Dios, por un testimonio
Señal en el arca para los rebeldes 139
sobrenatural.
Hay personas que no conocen la autoridad de Dios; por eso a veces son atrevidos, son
osados, son descuidados porque nunca se han topado con la corriente del Señor. Pero un día,
sin que nadie trate de manipularlo, ni presionarlo, ni sonsacarlo, estas personas, todos nosotros,
porque ninguno de nosotros estamos exentos de conocer de primera mano la autoridad del
Señor, llega un momento de nuestra vida cuando conocemos y tocamos esa corriente. El niño
no sabe que pasa la corriente eléctrica, juega y es atrevido porque no sabe, hasta que un día
mete el alambre y recibe directo el choque; ese es el día que él aprende lo que quiere decir la
corriente eléctrica.
Lo mismo sucede con la autoridad que el Señor ejerce sobre ti, y lo que Él quiere que tú
ejerzas con aquella corriente sobrenatural. Lógicamente que la corriente del Señor encierra un
conocimiento sobrenatural. Cuando Dios da testimonio, Él mismo da la autoridad que Él ha
revelado a ti, o ha revelado o compartido en el cuerpo de Cristo. Eso Él lo testifica en el interior;
es allí dentro de tu corazón donde tú llegas a conocer esto. Para enriquecer esto miremos un
pasaje en el Nuevo Testamento, específicamente en 2 Corintios 5 desde el verso 11.
“11Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres; pero a Dios le es
manifiesto lo que somos; y espero que también lo sea a vuestras conciencias”
Es algo que Pablo conocía; él sabía lo que estaba hablando. Uno no tiene temor del Señor
hasta cuando no se encuentra en forma directa con la autoridad de Dios; entonces uno es muy
rápido para pensar, para hablar, para discutir y juzgar. Job podía discutir con sus amigos por
mucho tiempo porque Dios se había quedado callado, pero cuando Dios mismo habló con Job,
ya se le acabaron a Job los argumentos, y ya dejó de discutir, dejó de defenderse, simplemente
se humilló hasta el polvo. Eso fue porque Dios mismo intervino.
Mientras tanto uno podía hablar, discutir durante 38 capítulos, debido a que Dios estaba
callado. Cuando ellos habían agotado la argumentación, y aun así ni Job los convenció a ellos
140 La casa y el sacerdocio

ni ellos a Job, entonces vino Dios y los convenció a todos. Convenció a Job acerca de su
necedad y convenció también a sus amigos acerca de necedad, e hizo que le pidieran ayuda a
Job y Job orara por ellos. Habían hablado lo que ellos no conocían y argumentaban hasta
agotarlo todo, y entonces fue cuando Dios vino e intervino.
11
Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres; pero a Dios le es
manifiesto lo que somos; y espero que también lo sea a vuestras conciencias” Dios sabe y con
respecto a Dios no hay que esperar, pero con respecto a la Iglesia sí hay que esperar. “Espero
que también lo sea a vuestras conciencias”, lo que somos delante de Dios. Sigamos en
Números 17.
“10Y Yahveh dijo a Moisés: Vuelve la vara de Aarón delante del testimonio, para que se
guarde por señal a los hijos rebeldes; y harás cesar sus quejas de delante de mí, para que
no mueran”.

Una vara para señal


La vara de Aarón es para señal, y es para enseñar a nuestra rebeldía, y Dios la coloca en el
Lugar Santísimo.
He aquí una ilustración personal. Una vez un hermano en el Señor me estaba exhortando,
pero como yo no veía las cosas como el Señor las veía, entonces yo no lo tomé muy en serio, no
me di cuenta que era Dios; pensaba que sólo era el hermano, y como no atendí directamente,
cuando mi hermano se fue, empecé a justificarme con otro hermano que había estado presente
ahí; y cuando me estaba justificando, como no atendí directamente la exhortación a través del
primer hermano, entonces el Señor me reprendió directamente. Ya no fue el hermano, sino el
Señor mismo; una reprensión directa. De modo que duré asustado como tres días; como se
dice, grogui; hasta que Dios me concedió humillarme hasta el polvo y pedirle perdón al Señor.
Sentí así claramente tal como fue la reprensión del Señor, también percibí como una membrana
Señal en el arca para los rebeldes 141
que se rompía, y la sangre del Señor Jesucristo me limpiaba, y me hizo conocer en forma directa
la autoridad que no estaba viendo en mi hermano.
El Señor dice que Él da testimonio, y ese testimonio es una vara; eso lo hace conocer el
Señor. A veces cuando estamos hablando palabras que no convienen, sientes en tu espíritu
que el Espíritu del Señor se contrae para que temas, para que no seas osado. Aprendamos a
cortar con nosotros mismos, no sea que tengamos que encontrarnos con algo más serio, con
algo más grande. Tan pronto tengamos la más mínima señal del cielo de temor de Dios, del
Espíritu, cerremos la boca, dobleguemos nuestra cerviz, humillémonos delante del Señor,
dejemos al Señor todo, que Él no es injusto, Él no juzga según las apariencias, confiemos en el
testimonio tenido en el arca, en nuestro espíritu. Eso significa también la vara de Aarón puesta
como testimonio de Dios en el arca, y nos dice a nosotros que pongamos en el arca ese
testimonio, y por eso dice a Moisés: “Vuelve la vara de Aarón delante del testimonio”.
Cada uno se llevó su vara seca, pero la de Aarón no quedó seca; la de Aarón reverdeció y fue
vuelta delante del testimonio, pues no es cosa de Aarón, es cosa de Dios. No es el gobierno de
Aarón, “para que se guarde por señal a los hijos rebeldes; y harás cesar sus quejas de delante
de mí, para que no mueran”. Estas reprensiones es para que no mueran. Dice el Señor que
nos guardemos de irritarlo, de inflamar de pronto Su ira.
“11E hizo Moisés como le mandó Yahveh, así lo hizo. 12Entonces los hijos de Israel
hablaron a Moisés, diciendo: He aquí nosotros somos muertos, perdidos somos, todos
nosotros somos perdidos. 13Cualquiera que se acercare, el que viniere al tabernáculo de
Yahveh, morirá. ¿Acabaremos por perecer todos”.
Ahora sus palabras son diferentes; antes decían otras cosas, cuando conocieron el temor del
Señor. Ellos lo conocieron. Amén.
142 La casa y el sacerdocio

Capítulo XIII

EL PROPICIATORIO36

El arca del pacto


Nuevamente buscamos la Palabra de Dios y tomamos la lectura en Éxodo 25:17: “Y harás un
propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y
medio”. Qué maravilla, hermanos, que existe el versículo 17. Gracias a Dios por este versículo
17 de Éxodo 25. Si existieran todos los demás versículos, menos el 17, seguiría siendo glorioso
36
Enseñanza en la localidad de Teusaquillo, Bogotá D. C., Colombia, 20 de abril de 1996. Transcripción: Maximino Ramírez.
Señal en el arca para los rebeldes 143
para el Señor, pero sería terrible para nosotros. Pero gracias al Señor que Él haya hablado de
Su gloria, de Su rectitud, de Su señorío, de Su autoridad, de Su gobierno, de Su juicio. Este
versículo 17, nos muestra la provisión de Dios, Su gracia y Su misericordia. “17Y harás un
propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y
medio”. Qué maravilla sería hablar de Su Palabra. Si nos fijamos y comparamos las medidas del
propiciatorio, su longitud, su anchura, no son inferiores a las del arca misma. Comparemos estas
medidas con las medidas del arca en el versículo 10, cuando dice: “Harán también un arca de
madera de acacia, cuya longitud será de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y su
altura de codo y medio”. Las medidas del propiciatorio, su longitud y su anchura son las mismas
del arca, pues el propiciatorio es para tapar el arca y debe llevar las mismas medidas.

El trono de Dios y el arco iris


Miremos también que el arca está ubicada en el lugar correspondiente al trono de Dios. En el
capítulo 4 de Apocalipsis se nos describen esas disposiciones. Cuando el apóstol Juan fue
levantado, estaba el trono del Señor, pero gracias a Dios que estaba rodeado por un arco iris.
Vamos a mirar para comprender, y leemos desde el versículo 1:
“1Después de esto (después de las profecías acerca de la Iglesia) miré, y he aquí una puerta
abierta (qué maravilla, pues podía estar la puerta cerrada y nadie ver nada) en el cielo; y la
primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las
cosas que sucederán después de estas. 2Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un
trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado”. Aquí comienza a describir lo que Juan
ve en el cielo. Bueno, no comienza por los bordes. Así como Moisés comienza por el arca, así
también lo primero que Juan ve es el trono: Y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el
trono, uno sentado. 3Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de
cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda”. Al
trono lo ceñía un arco iris. La primera vez que aparece el arco iris en la Biblia y en la historia es
cuando el Señor, habiendo ejecutado su juicio en el diluvio, decide hacer un pacto con el
El propiciatorio 143
hombre; porque por Su gracia se reservó ese remanente; y utiliza el arco iris como señal del
pacto. En la prioridad del Señor para con el hombre, dijo: “11Estableceré mi pacto con vosotros, y
no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la
tierra. 12Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser
viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos: 13Mi arco he puesto en las nubes, el cual
será por señal del pacto entre mí y la tierra. 14Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la
tierra, se dejará ver entonces mi arco sobre las nubes. 15Y me acordaré del pacto mío, que hay
entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no habrá más diluvio de aguas para
destruir toda carne. 16Estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo
entre Dios y todo ser viviente, con toda carne que hay sobre la tierra” (Gn. 9:11.16).
Por eso es que también el Ángel del pacto, que es el Señor Jesús, como se le dice el Ángel del
pacto en Malaquías 3, aparece también con un arco aquí en Apocalipsis 10:1: “Vi descender del
cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era
como el sol, y sus pies como columnas de fuego”. Es el ángel fuerte, el Ángel del pacto; es decir,
el mensajero fuerte, que se refiere a Cristo en ese aspecto celestial. Apocalipsis 4 continúa
describiendo estas cosas, y dice:
“4Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro
ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas. 5Y del trono salían
relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son
los siete espíritus de Dios”. El arca ocupa el lugar central en el Lugar Santísimo. Aquí dice que
delante del trono había siete lámparas, así como en el lugar santo estaba el candelero también
con las siete lámparas. De manera que Moisés hizo tal como Dios le había dicho: “Mira y hazlos
conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte” (Éxodo 25:40). Entonces Moisés vio y
recibió la revelación de las cosas en el monte. Lo que hizo Moisés primero fue un arca, y luego
hizo una mesa con panes y un candelero, y luego hizo el altar y otras cosas en el atrio.

El trono de la gracia
144 La casa y el sacerdocio

Sigue diciendo Apocalipsis 4: “6Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al
cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y
detrás”. En el tabernáculo estaba esa base de bronce, que corresponde al mar de vidrio del
trono en Apocalipsis. El atrio del tabernáculo se caracterizaba por algunas cosas, entre ellas el
altar de bronce; allí estaba la vasija, que es lo que llamaban el mar de bronce, que se
corresponde con el mar de cristal. Los siete espíritus de Dios que están en el trono, correspon-
den con el candelero en el lugar santo del tabernáculo, y el arca corresponde con el trono. Es
importante tener en cuenta que si no hubiera sido derramada la sangre del Cordero, ese trono
sería solamente de juicio; pero la Palabra del Señor habla del trono de gracia. Dice en la epístola
a los Hebreos 4:16:
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar
gracia para el oportuno socorro”. Ese trono que en cierto momento sería juicio, vino a convertirse
en demostración de gracia, puesto que fue sacrificado el Cordero y derramó Su sangre, y
cuando hay sangre que ha sido esparcida por el propiciatorio, por la misericordia de Dios, eso se
traduce en provisión de gracia; es gracia que propicia en favor nuestro. De manera que ese
trono deja de ser trono de juicio para ser el trono de gracia.
Asimismo vemos eso en nuestra propia experiencia espiritual. Leamos en 1 Juan 3:19-22. “19Y
en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él;
20
pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las
cosas. 21Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; 22y
cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y
hacemos las cosas que son agradables delante de él”. Habla de algo que llama seguridad de
nuestro corazón. ¿Qué era lo que estaba dentro del arca? Estaban las tablas del pacto, la vara
de Aarón que reverdeció y la urna con el maná. Las tablas del pacto hablan de no hagas esto, no
hagas eso o aquello otro. Y cuando nosotros hemos fallado y el testimonio del Señor está en
nuestro corazón, nuestro corazón nos reprende; entonces estamos como debajo del trono de
juicio; pero cuando reconocemos nuestros pecados, como decir, ponemos nuestras manos
El propiciatorio 145
sobre el Cordero que nos donó Su sangre, y esa sangre es llevada en propiciación, en expiación
al Lugar Santísimo y es puesta en el propiciatorio; entonces somos perdonados y ya no tenemos
reprensión del corazón, sino que tenemos seguridad, tenemos confianza. Tenemos seguridad y
acceso con confianza. ¿Qué es lo que hace que ese trono de juicio se convierta en un trono de
gracia y misericordia? La expiación, la propiciación; de lo contrario sólo sería juicio; pero debido
a que ese juicio cayó sobre el Cordero, y la sangre del Cordero fue presentada en el lugar del
Señor, en el Lugar Santísimo, entonces el trono de juicio se convierte en trono de gracia. “Si
nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.
21
Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; 22y cualquiera cosa
que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las
cosas que son agradables delante de él”. Es el sentimiento de condenación; es decir, que
cuando tenemos el corazón acusándonos, no tenemos confianza y fe para seguirlo. Sólo cuando
estamos en paz con Dios, estamos reconciliados con Dios, entonces tenemos confianza en Él.

¿Qué es el propiciatorio?
Miremos bien el contraste entre reprensión y confianza, entre seguridad y acusación. La
diferencia la hace el propiciatorio. Que Dios mismo haya establecido qué propiciar, quiere decir
hacer lo necesario para que el que estaba en contra ahora esté en pro. Propiciar es lo contrario
de estar en contra; es estar en pro, es estar a favor. Propiciar es estar en favor de algo. Veamos
ahora que lo que propicia es la sangre. Lo que se ponía en el propiciatorio es la sangre del
Cordero. El sumo sacerdote rociaba y se ponía la sangre. Y ¿qué había dicho el Señor cuando le
dijo a Israel que saliera de Egipto? “Veré la sangre y pasaré de vosotros”.37 Si no había sangre,
había juicio, pero debido a que el juicio había caído sobre el cordero inocente, y el pueblo se
había cubierto con el sacrificio del cordero y había comido del cordero, se había identificado con
el cordero pascual, pero en su muerte, y vivido por el cordero, entonces ahora la sangre del
cordero hacía expiación o propiciación, que son dos palabras que significan lo mismo.
37
Éxodo 12:13
146 La casa y el sacerdocio

Dijo el Señor: “Veré la sangre y pasaré de vosotros”. Eso es lo que quiere decir pasar por alto.
Como habiendo pasado por alto nuestros pecados, porque derramó Su sangre. De manera,
hermanos que este versículo 17 de Éxodo 25 es hermosísimo: “Y harás un propiciatorio de oro
fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio”. Aquí no hay nada
de madera; aquí todo es de oro. Aquí no hay obra de hombre; aquí el hombre no hizo nada. Aquí
todo lo hizo fue el Señor. Es la gracia de Dios, como dice en Efesios 2:9: “Para que nadie se
gloríe”. Todo el propiciatorio, todo es de oro; es una obra del Señor. “Y harás un propiciatorio de
oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio”. La longitud y
anchura del propiciatorio serían las mismas del arca. Aquello tenía relación con el trono de Dios,
la santidad de Dios, el mandamiento de Dios. Si con todo el corazón me buscares y acudes a la
sangre del Cordero, con misericordia encuentras gracia. Podías estar bajo reprensión, pero
estás con confianza, ¿que hace la diferencia? El propiciatorio, la sangre del Cordero, Dios. ¿No
es nuestro Dios maravilloso? Él no sólo reveló lo santo que es, porque si sólo hubiera revelado
eso, pues moriríamos; como le dijo a Moisés: “No podrás ver mi rostro; porque no me verá
hombre, y vivirá”. 38 Si a veces tenemos vergüenza de nuestros hermanos, que son como
nosotros, iguales a nosotros, pero vemos en ellos a la obra del Cordero, la misma que ha sido
propicia para nosotros. Desde el comienzo el Señor hizo la provisión. ¿Tenemos nosotros algo
que nos pueda justificar siquiera un poquito? Nada de lo que hacemos sirve para algo. Todo es
hecho por el Señor. Por eso Él mismo tomó carne, y asumió Él mismo el castigo, y derramó Su
sangre, y colocó esa sangre encima del propiciatorio, y éste encima del arca, hecho con las
mismas medidas. ¡Qué precioso! Un sacrificio suficiente, y una preciosa sangre vertida en un
propiciatorio todo de oro. “Y harás un propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y
medio, y su anchura de codo y medio”. La anchura era exactamente la anchura del arca. No era
más pequeña ni tampoco era necesario que fuera más grande, sino exactamente igual. Para
poder estar delante del Señor tenía que haber sangre, pues el Señor dice: “Veré la sangre y
pasaré de vosotros”.

38
Éxodo 33:20
El propiciatorio 147

Cristo, nuestra propiciación


Gracias al Señor por el propiciatorio, pues Cristo Jesús fue hecho propiciación por nuestros
pecados; por eso somos cubiertos delante de Dios. Por ninguna otra cosa estamos delante de
Dios. Lo único que cubre y limpia nuestra conciencia de obras malas, y que con seguridad nos
traslada a la confianza, es solamente la sangre del Cordero. No es algo que nosotros hacemos.
No hay nada de madera en el propiciatorio;39 es todo de oro puro, todo es de Dios, y la sangre
es del Cordero. Lo único que limpia nuestras conciencias es esa preciosa sangre; no son
nuestras promesas, dejar pasar el tiempo, algún truco psicológico, o alguna autosugestión, nada
de eso. Solamente la sangre del Cordero, cubriendo los pecados que han sido claramente
confesados en un genuino arrepentimiento. Y puesta la confianza en el Señor Jesús, en Su
muerte expiatoria. Entonces por eso en nuestra conciencia viene a haber luz, la luz de Dios.
Entonces en Dios hay satisfacción, y Satanás es vencido en sus acusaciones. La Palabra dice
que el acusador ha sido vencido con la sangre del Cordero;40 y también dice que Su sangre
limpia nuestras conciencias, y también Dios encuentra suficiencia para perdonar; la muerte de
Su Hijo es nuestra propiciación suficiente. No tratemos de responder a las exigencias de Dios, a
la justicia de Dios, con algo menos que la sangre del Cordero. No es cosa de nuestras obras,
nuestras limosnas; todo lo que pretendamos hacer no nos da nada de justificación. Amén.

39
La madera es símbolo de la naturaleza humana.
40
Cfr. Apocalipsis 12:10-11
148 La casa y el sacerdocio

Capítulo XIV

QUERUBINES EN LOS EXTREMOS


DEL PROPICIATORIO41

El sueño de Jacob
Continuamos la serie relativa al arca detallada en el capítulo 25 del libro de Éxodo. El último
41
Enseñanza en la localidad de Teusaquillo, Bogotá D. C., Colombia, 24 y 31 de mayo de 1996. Transcripción: Maximino Ramírez.
El propiciatorio 149
verso que habíamos visto era el 17, que nos hablaba del propiciatorio. Ahora a continuación hay
otros versos que nos hablan de los querubines en los extremos del propiciatorio. Leemos, pues,
en Éxodo 25 desde el versículo 18:
“18Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos
del propiciatorio. 19Harás, pues, un querubín en un extremo, y un querubín en el otro
extremo; de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos. 20Y los
querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus
rostros el uno frente al otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines”.
Estos tres versículos nos hablan de los querubines en los extremos del propiciatorio. Muy
importante es que el Señor en esto tan estrechamente relacionado con la reunión de Él con Su
pueblo, hable de querubines. Sabemos que ese tabernáculo representa una relación de Dios
con el hombre, pero ahí no aparece solamente Dios con el hombre, sino que también aparecen
querubines.
Fijémonos en que en el sueño, o visión en sueño, que tuvo Jacob, no solamente estaba Dios
arriba y Jacob, el hombre, abajo, sino que aparecía una escalera por donde subían y
descendían ángeles.42 Y el Señor Jesús, refiriéndose justamente a este sueño de Jacob, le dijo
a Natanael, en ocasión cuando había dicho de él: “He aquí un verdadero israelita, en quien no
hay engaño” (Juan 1:47)... De conformidad con el contexto, Natanael percibió que el Señor
realmente le conocía y le apreciaba, y sigue diciendo Juan:

42
Cfr. Génesis 28:10-16
146 La casa y el sacerdocio
48
“ Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe
te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. 49Respondió Natanael y le dijo: Rabí,
tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel. 50Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije:
Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás. 51Y le dijo: De cierto, de
cierto os digo: De aquí adelante verás el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y
descienden sobre el Hijo del hombre”.
El Señor puso al hombre en un contexto del mundo visible y del mundo invisible. Lo de Dios no
pertenece sólo al mundo invisible, ni nosotros pertenecemos sólo al mundo visible, sino que una
parte de nuestro ser pertenece al mundo natural visible, y tenemos sentidos por medio de los
cuales entramos en contacto con otros seres naturales.

Ángeles probados
Pero también existe un mundo espiritual donde está el Señor, donde se mueve el Señor y
donde el Señor tiene dispuesto el reino, y donde también existe una rebelión, pero donde
algunos de esos seres del mundo invisible han sido también probados y han sido también
hallados fieles; por eso se habla también de ángeles escogidos, como cuando Pablo le escribía
a Timoteo, diciéndole:
“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que
guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad” (1 Timoteo 5:21).
Por eso es que esos querubines que aparecen allí en el propiciatorio del arca del pacto fueron
también labrados a martillo porque también ellos fueron probados. Lucifer era un querubín, pero
él no pasó la prueba; pero estos que aparecen aquí simbolizados por los querubines de oro,
labrados a martillo en los extremos del propiciatorio, fueron querubines que pasaron la prueba.
Cuando el Señor nos dice que hagamos caso, y cuando son ordenados esos detalles de la
casa del Señor, el Señor no quiere que falten esos detalles; como por ejemplo cuando hace que
147

aparezcan querubines, no sólo en el propiciatorio sino también en otras partes. Por ejemplo, allá
en las paredes, en los velos; como cuando más adelante se describe el templo de Jerusalén en
los libros de los Reyes y Crónicas. El Señor no quiere que falte ese detalle porque eso es parte
del ambiente. La Iglesia cada vez va a ser trasladada de una posición meramente natural a una
posición espiritual y sobrenatural. La nueva creación pertenece al mundo sobrenatural; la nueva
creación es introducida en ese mundo, nace en los cielos; nosotros hemos nacido en Cristo, en
lugares celestiales.
Y eso que le dijo el Señor a Natanael: “De aquí adelante verás el cielo abierto”, es como si el
Señor estuviera diciéndole, no sólo a Natanael, sino a todos nosotros: ¿Saben una cosa?
Vosotros empezaréis a ser no sólo naturales, a dejar de percibir solamente lo relativo a este
mundo; vosotros empezaréis a tener consciencia, discernimiento, percepción y participación con
otro mundo, el mundo espiritual, que es un mundo sobrenatural.

Mahanaim: Los dos campamentos


Lo encontramos en el Cantar de los Cantares. He allí en ese precioso libro una expresión
interesante, en la última mitad del verso 13 del capítulo 6. Sabemos que esta sulamita que
aparece aquí en el contexto del poema inspirado, representa a la amada del Hijo de David; es
decir, el alma de los escogidos, la Iglesia. “¿Qué veréis en la sulamita? Algo como la reunión de
dos campamentos”. Esa es la respuesta del Espíritu Santo. Esa palabra que aquí aparece
traducida dos campamentos, en el hebreo es mahanaim. Con ese nombre nos acordamos de
una experiencia interesante que tuvo Jacob; y sabemos que esa caminata de Jacob es una
tipología de la nuestra. Pero llegó cierto momento en la caminata de Jacob, en que tuvo una
experiencia cuando venía caminando de regreso para encontrarse con Esaú.
Leamos todo el contexto del capítulo 32 de Génesis, para mayor entendimiento al respecto.
Esto no es sólo una historia común, sino una historia que contiene alegoría.
148 La casa y el sacerdocio
1
“ Jacob siguió su camino, y le salieron al encuentro ángeles de Dios”. Esos ángeles de Dios
siempre habían estado merodeando a Jacob; sólo que él todavía no se había dado cuenta,
durante el comienzo de su caminata, pues avanzaba en forma muy natural; como nosotros, al
principio somos muy naturales, pero el Señor nos va entrenando a ser una casa en la cual se
mueven querubines, se mueven ángeles. A veces hay cosas que parecen casualidades, pero
son tantas las casualidades que uno empieza a darse cuenta de que como que nos acompaña
otro campamento; y esto fue lo que le pasó en cierto momento a Jacob en su caminata.
Estos ángeles habían estado allí siempre, pero Jacob no había percibido eso; y llegó una hora
en que Jacob empezó a conocer las cosas como son realmente delante de Dios, a ver las cosas
de una manera espiritual y a conducirse aquí en la tierra de una manera transcendente; no una
manera solamente natural, que no tiene en cuenta las realidades sobrenaturales, sino a
conducirse teniendo en cuenta las realidades espirituales, discerniendo las cosas espirituales.
“2Y dijo Jacob cuando los vio: Campamento de Dios es este; y llamó el nombre de aquel
lugar Mahanaim (entendido aquí, dos campamentos)”.
Fijémonos en cómo coincide esto con lo que se preguntaba en Cantar de los Cantares. ¿Qué
veréis en la sulamita? Algo como la reunión de dos campamentos”. Antes el hombre iba por un
lado, en lo natural, y Dios iba por Su lado; pero el Señor estableció un tabernáculo de reunión, y
allí Dios se reúne con el hombre; pero como Dios habita entre los querubines y está rodeado de
ángeles, entonces Él no podía dejar que esa parte no fuera tipificada aquí en el arca y en el resto
del tabernáculo; por ejemplo, en el velo aparecían querubines. En el arca aparecen nada menos
que en los extremos del propiciatorio; es decir, que existe una relación de la casa de Dios con el
mundo espiritual, y una operación espiritual; ángeles que suben y descienden, así como lo vio
Jacob en su sueño.
Jesús aquí en su encuentro con Natanael, era el verdadero Bet-el, era la verdadera piedra; y
como Natanael era una piedra asociada a Bet-el, a la casa de Dios, le dijo: “De aquí adelante
Querubines en los extremos del propiciatorio 149
verás el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del hombre”.
En nuestro caminar espiritual, aquí simbolizado por Jacob, empezaremos a percibir ese mundo
espiritual, a tener un discernimiento espiritual.
“3Y envió Jacob mensajeros delante de sí a Esaú su hermano, a la tierra de Seir, campo de
Edom. 4Y les mandó diciendo: Así diréis a mi Señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob: Con
Labán he morado, y me he detenido hasta ahora”.
Y empieza toda la historia en la cual Jacob trata de congraciarse con su hermano Esaú,
porque se iba a encontrar con su propio engaño; y cuando vio el rostro de Esaú, dice la Escritura
que lo vio como si fuera el rostro de Dios; pero tenía que enfrentarse con lo que había hecho, y
empezó a tratar de ganarse a Esaú a través de regalos. Pero después de que ya había
preparado toda su trama, delante de él no se sentía seguro; y había visto a los ángeles, y ya
había hecho toda su trama, pero todavía necesitaba algo más. Jacob estaba inseguro. Entonces
ahí fue cuando pasó al otro lado del arroyo y se encontró con un varón de Dios; Jacob luchó con
Dios. Hasta que Jacob se encontró con Dios.
Así vemos primero lo natural; luego se empieza a percibir ese mundo espiritual y se encuentra
uno con Dios mismo. Cuando Jacob se encontró con el Señor mismo, ahí descansó, porque le
dijo al varón: “26No te dejaré, si no me bendices”. Como quien dice: Yo ya he preparado esto y
esto otro, pero si no cuento con tu bendición, mis arreglos no sirven de nada. Yo lo que necesito
es tu bendición. Ahí es cuando Jacob se da cuenta de que todos sus arreglos, sus afanes y sus
temores no le iban a llevar a ninguna parte; realmente no le iban a proteger. ¿En qué momento
le mostró Dios los ángeles a Jacob? Justo cuando tenía que aprender la lección de que Dios
está delante de todos los detalles, que es el cuidado de Dios y la bendición de Dios lo que nos
lleva a buen puerto. Jacob empezó a ver esto; empezó a conocer ese mundo que él no tenía en
cuenta, pues hasta ahí parece que estaba contando solamente con sus tretas, con sus manejos,
con sus maniobras; pero resultó que se encontraba con otros que maniobraban como él, o mejor
150 La casa y el sacerdocio

que él.
Le hizo una trampa a su hermano y después se la hicieron a él; se disfrazó de su hermano y le
disfrazaron a su esposa, y resultó que le dieron otra. Y luego hacía trampas con las ovejas para
quedarse con las mejores, y entonces su tío, Labán, se quedaba con su ganado; y después de
todos esos años de maniobras, que fueron como veinte, por fin le llegó la hora de volver a Bet-el,
volver al asunto, volver al negocio, lo que Dios estaba haciendo con él, lo que Dios quería hacer
con Jacob, volver al negocio de Dios; pero Jacob tenía que gastar un poquito sus maniobras.
Cuando ya habían pasado esos veinte años, y ya sus maniobras estaban un poco gastadas, y él
regresaba, ahí es cuando le mostró Dios lo que Dios siempre había estado haciendo, y él,
Jacob, no se había dado cuenta. Dios le había dicho: “He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré
por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya
hecho (contigo) lo que te he dicho” (Génesis 28:15).
Y eso fue lo que hizo Dios cuando Jacob estaba viendo esos ángeles y se encontró con este
varón. Ahí es cuando Dios le estaba diciendo: Bueno, Jacob, ya estás a punto de aprender una
lección para mí; has sido muy tramposo, pero yo tengo planes contigo; yo estoy llevando
adelante un negocio, pero cuando estabas manejando las cosas a tu manera, entonces yo tuve
que ponerte en compañía de personas más o menos como tú, para que aprendieras algo.
Después, cuando ya Jacob sabía del negocio de Dios, empezó a ver las cosas desde el punto de
vista transcendente, empezó a ver las cosas de una manera sobrenatural, pues ahora no se
guiaba por lo que podía lograr con sus maniobras, sino que ahora sabía que tenía que depender
totalmente de Dios; sabía que Dios lo había escogido, que estaba detrás de él. Dios conocía a
Jacob como él era, pero no lo dejaba; lo corregía y lo traía de nuevo a aquello para lo cual Dios
lo había escogido. Y lo trajo de vuelta a Bet-el, y le dijo a Jacob: Ahora yo te voy a traer aquí. Y
ahí en Bet-el es cuando Jacob enterró todos los ídolos y por fin cruzó el arroyo y luchó con Dios
hasta ser bendecido.
Querubines en los extremos del propiciatorio 151
Ahora Jacob ya sabía que lo que contaba era la bendición de Dios. Él entregó todo el fruto de
sus maniobras a su hermano y se quedó solamente con Dios. Cuando Dios empezó a hacerle
aprender esa lección, él pudo ver que había dos campamentos, y por eso él llamó a aquel lugar,
Mahanaim.
Nosotros, como casa del Señor, somos personas que fuimos diseñadas por Dios de una
manera determinada; fuimos colocados para participar no sólo del mundo natural visible, sino
también del mundo espiritual invisible, en el cual se mueve el Espíritu del Señor, como también
espíritus ministradores que por voluntad de Dios se mueven en este ambiente sobrenatural.
Algunos de esos espíritus, así como también personas de cierto nivel espiritual, participan en
esa dimensión en el trabajo de Dios, de manera que el Señor nos pide que le hagamos casa. En
algunas de las instrucciones que Él da en algunas partes de Su Palabra, encontramos indicios
que estipulan relaciones espirituales del mundo espiritual; espíritus ministradores y hombres
participando de esa dimensión, lo que está representado también en la Palabra de Dios.
Detengámonos un poco más en el asunto de los querubines. Hemos enfatizado acerca de
Mahanaim, los dos campamentos, para tomar conciencia de la sincronía entre el mundo
espiritual y el mundo natural. Es una sincronía en el servicio al Señor, de ángeles que le sirven
en relación con nosotros; y el trabajo que ellos hacen para Dios en la voluntad de Dios, tiene
alguna relación con nosotros; ese trabajo debe ser también en espíritu, y lógicamente en el
mundo espiritual, en el reino del Espíritu.

Mahanaim en Daniel
Antes de pasar a la siguiente parte, para enlazar con la parte anterior del espíritu, recordemos
un pasaje que está en el libro de Daniel, capítulo 10, para enriquecer lo relacionado con
Mahanaim. Leamos algunos versos, aunque es muy interesante leer todo el capítulo, a fin de
ilustrar esa sincronía entre los aconteceres entre el mundo espiritual y el natural.
152 La casa y el sacerdocio
1
“ En el año tercero de Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar;
y la palabra era verdadera, y el conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y tuvo
inteligencia en la visión”.
Había un conflicto grande. Hubo una revelación de Dios, pero también hubo un conflicto.
Había un núcleo que podríamos decir glorioso; esto es lo que es revelación. Pero había un
contorno, que aquí se llama conflicto, pero Daniel comprendió la palabra y tuvo inteligencia en la
visión. Aquí se ve cómo pasó del espíritu al alma. Hubo entendimiento. “Por lo cual, el que habla
en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla” (1 Corintios 14:13). Ahí es cuando fluye
del Lugar Santísimo al lugar santo, cuando del espíritu pasa al entendimiento, a la mente y al
resto del alma, y luego a todo el ser. Daniel tuvo inteligencia en la visión, comprendió la palabra.
“2En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas”.
Esa palabra aquí era un conflicto, era una aflicción. Esta experiencia de aflicción por espacio
de tres semanas que tenía Daniel, era en relación con acontecimientos espirituales; es decir,
que había una participación de Daniel en medio de ese sentimiento de conflicto y aflicción, por
causa de que había una interferencia en los aires, como se puede entender en todo el capítulo;
y esa interferencia era espiritual, que tenía que ver con el gobernador de ese imperio. Porque es
que aquí, como en el capítulo 1 de Esdras, aparece Ciro, el rey de Persia; y en Esdras aparece
Ciro promulgando el edicto de la autorización para el regreso del remanente a la tierra natal de
los judíos.
Cuando leemos todo el capitulo, nos damos cuenta de que cuando Daniel tuvo la disposición
de buscar a Dios, en ese mismo momento ya Dios envió la respuesta, pero hubo una
interferencia de parte del príncipe de Persia en el sentido espiritual, no de Ciro, sino el
principado de Persia. Recordemos que en la Biblia aparece el dragón con sus siete cabezas. El
dragón es Lucifer, pero esas cabezas son los principados de Lucifer; y uno de esos principados,
es el príncipe de Persia, que justamente se sincronizaba, inspiraba, gobernada en este siglo en
Querubines en los extremos del propiciatorio 153
el imperio persa natural. Esto significa que el imperio Persa natural estaba bajo la influencia
espiritual de un principado demoníaco de una de las cabezas del dragón. Por eso en la Biblia
aparece el dragón teniendo las cabezas, y la bestia teniendo las cabezas. La bestia es la parte
exterior, digamos la parte política, la llamada civilización en el mundo natural; pero la Escritura
dice que hay gobernadores de las tinieblas de este siglo, principados y potestades en las
regiones celestes.43 De manera, pues que esas cabezas son las cabezas del dragón que se
corresponden con las cabezas de la bestia. Cuando es el mundo espiritual, es el dragón y sus
siete cabezas; cuando es en el aspecto natural, es la bestia y sus siete cabezas. Hay una
sincronía entre lo que acontece en el mundo natural y lo que acontece en el mundo espiritual.
Miremos lo que le dice a Daniel el ángel que se le apareció de parte de Dios.
"12Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu
corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras, y a
causa de tus palabras yo he venido”.

43
Cfr. Efesios 6:12
154 La casa y el sacerdocio

Miremos la importancia de la disposición de tomar una decisión para con Dios. Esa es la
manera de nosotros ejercer nuestra parte en ese mundo espiritual: Fe y disposición para con
Dios. Buena voluntad para con Dios en fe. Disponer el corazón a entender, es buscar para
comprender a Dios y las cosas de Dios. Cuando Daniel se humilló en la presencia de su Dios,
fueron oídas sus palabras, y algo cambió en el cielo, cuando cambió el corazón de Daniel. El día
que Daniel dispuso su corazón para entender y humillarse, desde ese día fueron oídas sus
palabras. Antes si no había esa disposición de corazón, podían haber palabras pero no eran
oídas. Para que las palabras sean oídas tienen que ir acompañadas con disposición de corazón
sincero y humillación. Ahí comienzan a ser oídas en los cielos, ahí es cuando verdaderamente el
ángel puede tomar algo y subir la escalinata y llevar las cosas a lo alto y luego bajar las
escalinatas y traerlas de vuelta; como lo vio Jacob, como lo dijo Jesús y como se ve aquí en la
ilustración de este caso de Daniel.
"13Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí
Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de
Persia”.
Estos eran los 21 días en que Daniel se sintió afligido. El recibió revelación, pero había un
conflicto, él estaba experimentando un conflicto; en su corazón estaba la disposición para con
Dios, pero había un conflicto, había una oposición en los aires para impedir que se realizase el
plan de Dios, para que la palabra de Dios llegare a Daniel, para que Daniel pudiera tener un más
claro entendimiento. Pero Daniel cooperó, Daniel se humilló, estuvo afligido, ayunó, siguió
luchando hasta que esa lucha en los aires terminó.
Entonces aquel ángel que estaba siendo interferido por el príncipe poderoso, más poderoso
que él, pudo llegar y traer el mensaje y pudo consolar, además de a Daniel, al rey de Persia;
porque el príncipe demoníaco de Persia se le opuso durante 21 días, pero he aquí Miguel, uno
de los principales príncipes, este es de los príncipes ya no rebeldes, vino y lo ayudó. Cuando
Querubines en los extremos del propiciatorio 155
dice ‘uno de los principales príncipes’, quiere decir que Miguel es uno de los principados que no
se rebelaron, y Satanás trata de imitar, y también tiene un principado rebelde. Dice: "Vino para
ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia”. Quizás los reyes de Persia no se dieron cuenta,
pero dice allí, con los reyes de Persia.
"14He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días;
porque la visión es para esos días".
Algo quería comunicar Dios, pero había una oposición para que eso no fuera comunicado. A
veces el Espíritu de Dios quiere moverse, quiere fluir, quiere comunicarse, quiere a lo mejor dar
una palabra o una profecía o guiar una alabanza o mover un servicio, pero hay también
oposición, y ésta se experimenta en nuestro ser natural; es una opresión que nos aflige, que
interfiere, y a veces nosotros no insistimos, no cooperamos como Daniel. Como le dijo Eliseo a
Joás, rey de Israel. Le puso una flecha y el arco, y aquel que iba a ser el rey de Israel agarró el
arco y la flecha y apuntó hasta donde le dijo Eliseo, y Eliseo se puso encima de él como
representando la parte espiritual. El rey estaba por un lado y Eliseo por el otro lado en
representación del lado espiritual; porque Eliseo tenía percepción y se colocó allí en
representación y habló: Saeta de Yahveh, saeta de Yahveh; ya no era saeta cualquiera, saeta
de Yahveh y disparó; entonces eso era la victoria que Dios le estaba dando al rey; y luego dijo:
golpea; y el sólo golpeó tres veces. Eliseo se enojó, pues si hubiera golpeado seis u ocho veces
hubiera derrotado completamente a los Sirios, pero ahora solamente tres veces los vencería;
quiere decir que no hubo la insistencia suficiente.44
A veces hay la disposición de servir al Señor, pero hay una oposición en los aires; la cosa está
difícil, está difícil alabar, está difícil leer, está difícil servir, hay oposición para cualquier cosa; se
va a hacer una reunión, hay oposición, pero uno no insiste. Le faltó un poquito; una vez, dos
veces, tres veces, pero ahí para. Como Eliseo exhortó al rey, que si hubiera golpeado cinco o
44
Cfr. 2 Reyes 13:14-19
156 La casa y el sacerdocio

seis veces, hubiera logrado exterminar completamente al ejército de los sirios. Lo de Eliseo con
el rey de Israel era algo espiritual, que luego tendría su expresión en lo terrenal. Por eso tiene
uno que insistir y, aquí vemos que Daniel insistió 21 días hasta que terminó, hasta que aquella
resistencia se acabó y pudo llegar aquel ángel, que ya estaba ahí para comunicarle a Daniel.
Ante esa interferencia, Daniel seguía y seguía hasta que pudo haber el contacto; porque es que
Satanás quiere hacer cortos circuitos, quiere hacer interferencias, y a veces nosotros no nos
damos cuenta y tenemos que impedir esas interferencias. A veces tú quieres, pero ahí algo
pasa, y a veces no sabemos qué está pasando; pero hay que seguir y seguir y seguir con
insistencia, hasta que desaparezca la interferencia.
"19Y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras
él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: hable mi señor, porque me has fortalecido”.
Note esas palabras. Primero, la paz sea contigo; y luego, esfuérzate. La paz, porque eso es en
el espíritu, la paz viene y uno la percibe en el espíritu; pero luego dice, esfuérzate; ese es el
ejercicio de la voluntad renovada por la fe en la gracia, y aliéntate. Primero es una decisión y
luego es el confort en el resto del alma: "Confortarás mi alma".
"20Él me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear
contra el príncipe de Persia; (o sea que en los aires hay una pelea); y al terminar con él (uno
piensa que la lucha se acaba y, bueno, ya todo esta listo, pero viene otra vez, era el principio
de interferencia), el príncipe de Grecia vendrá”.
El Señor sabe cuántos obstáculos se tienen que vencer para derrotar completamente al
enemigo; Él sabe cuántas cabezas tiene el dragón, tiene que golpear la estatua en los pies y
derribarlo todo. Hay muchos enemigos. Pero fíjese en la siguiente frase:
"21Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda
contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe".
Es muy hermosa esta palabra, porque hay varios principados. Miguel es uno de los
Querubines en los extremos del propiciatorio 157
principados. Así como los principados del enemigo están asignados a regiones como Persia,
Grecia, y se llaman el príncipe de Persia, el príncipe de Grecia, así el Señor al pueblo del Señor
le dice, Miguel vuestro príncipe. Él es el príncipe del pueblo del Señor; o sea que el Señor
también tiene Sus principados fieles asignados también a regiones. Seguimos con el capítulo
11.
"1Y yo mismo en el año primero de Darío el medo, estuve para animarlo y fortalecerlo".
Cuando Darío el medo reinaba, recibía animo y fortaleza; quizás él no se imaginaba que era
un ángel; y seguramente le estaba poniendo la mano en la espalda. Un testimonio del hermano
Orwille Swindoll nos ilustra bien esto: Él estaba una vez ministrando la palabra del Señor y había
momentos en que surgían esos borbotones de alegría: ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios! Y luego seguía
hablando y compartiendo la palabra de Dios, y de pronto ¡Gloria al Señor! Bueno, terminó la
reunión y cuando estaba saliendo, una hermana ancianita se acercó a él y le dijo: Hermano
Swindoll, cuando tú estabas predicando la palabra, al lado tuyo había un ángel grandote así
como tú (pues el hermano es alto), y cada vez que él te ponía la mano así en la espalda,
entonces tú decías: ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios! La ancianita vio. Lo que Satanás quiere no es
animar sino desanimar, acusar, arrinconar, humillar, aplastar. Ese es el trabajo de ese príncipe;
pero el Señor lo que quiere es edificar, animar y fortalecer.
Esta es la continuación de la vez pasada; que nos sirva de consciencia que el Señor nos está
edificando en el plano de la nueva creación, donde existe relación entre el mundo espiritual y el
mundo natural a través de la Iglesia. El tabernáculo se llamaba el tabernáculo de reunión, donde
Dios mismo se une con el hombre; pero hay también ángeles ministradores rodeando el asunto,
y por eso era que en figura, en varios lugares del tabernáculo aparecían querubines. Eran
indicios para mostrarnos ese aspecto.

Querubines guardianes
158 La casa y el sacerdocio

Estamos considerando todavía el capítulo 25 de Éxodo, versículos del 18 hasta el 20, donde
nos habla de los querubines en los extremos del propiciatorio. Volvamos a leer allí para
continuar con la ayuda del Señor considerando las cosas que el Espíritu nos conceda percibir.
“18Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos
del propiciatorio. 19Harás, pues, un querubín en un extremo, y un querubín en el otro
extremo; de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos. 20Y los
querubines extenderán por encima sus alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus
rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines".
Esta es la tercera vez que estamos en estos tres versos; y en las dos veces anteriores le
pusimos como subtítulo Mahanaim, que es la palabra hebrea que quiere decir, dos
campamentos, mostrando así la relación del pueblo del Señor con el mundo espiritual.
Ahora vamos a detenernos un poco más, no en forma general con el mundo espiritual, sino
específicamente con los querubines. Vamos a detenernos un poco más con los querubines, con
sus funciones especificas, y vamos a comenzar por una principal. La primera mención que
tenemos de los querubines en las Sagradas Escrituras, aparece en el libro del Génesis, capitulo
3, donde por primera vez aparece la palabra querubín. Obviamente que ya en el capítulo 1 está
implícita su creación pero todavía no son mencionados con su nombre; pero a partir del capitulo
3 es donde aparece por primera vez la palabra querubín. Leamos para ver cuáles son las
funciones, entre varias, que el Señor ha otorgado a los querubines. Leamos en Génesis,
capítulo 3:
“22Y dijo Yahveh Dios (Yahveh Elohim): He aquí el hombre es como uno de nosotros,
sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de
la vida, y coma, y viva para siempre. 23Y lo sacó Yahveh del huerto del Edén, para que
labrase la tierra de que fue tomado. 24Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del
huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para
Querubines en los extremos del propiciatorio 159
guardar el camino del árbol de la vida".
Qué funciones tan serias las que aparecen acá. La primera función de los querubines; se les
llama también, y se les trata aquí como guardianes, protectores, como seres celestiales que
representan la santidad del Señor, representan también el ejercicio de la disciplina de Dios. Es
como si ellos estuvieran allí para no permitir que se ofenda al Señor; para hacer caer en cuenta
a las criaturas las locuras que cometen. Por eso la primera mención de ellos es esta. Primero
aparecen en el contexto de la disciplina de Dios, dice: "Ahora, pues, que no alargue su mano”, es
decir, el hombre va a estar restringido, se va a mover dentro de ciertos límites, porque ahora el
hombre ha participado del conocimiento del bien y del mal. Ahora el hombre se ha hecho
acreedor a la muerte, y el juicio de Dios está sobre muchas cosas del hombre y sobre el hombre
mismo en lo natural, sobre todo lo que ahora llegó a ser el hombre después de la caída, y hay
límites de parte de Dios.
Dios le pone barreras al hombre en su condición caída. En Apocalipsis vemos que el que
venciere podrá participar del árbol de la Vida. De modo, pues, que este juicio no es un juicio
definitivo, sino que es un juicio en caso de que no haya acogimiento a la redención. En el
propiciatorio los querubines aparecen mirando hacia la sangre; como cuando decía Dios a
Moisés en Éxodo, capitulo 12, el día de la pascua: "Y veré la sangre y pasaré de vosotros".45
Pero si no hay sangre del Cordero expiatorio, hay juicio, hay castigo, hay disciplina; y estos
querubines justamente representan esto. Los querubines fueron colocados precisamente en los
extremos, y su primera aparición es para guardar: "Que no alargue su mano"; para mantener al
hombre dentro de su apropiado lugar; para no irse al otro extremo. Harás en los extremos del
propiciatorio dos querubines, mirándose de frente pero dirigiendo su mirada hacia la sangre,
hacia el propiciatorio, hacia la satisfacción de Dios; esa es la razón de ser de ellos, deben celar
por la satisfacción de Dios. Eso es una cosa seria.
45
Éxodo 12:13
160 La casa y el sacerdocio

Una ofensa de lesa majestad no puede quedar impune. Es justamente función de los
querubines evitar la impunidad. Puede ser que entre los hombres alguien se escape; pero de
Dios nadie se escapa, si la persona no confiesa sus pecados y se acoge al sacrificio y a la
sangre del Cordero que se coloca en el propiciatorio y hacia la cual miran los querubines; si ven
la sangre del Cordero a la cual se acoge el pecador, se aplica; lo que dice el Señor: "Veré la
sangre y pasaré de vosotros".
Pero si no hay confesión, si no hay reconocimiento del pecado, si no hay acogimiento al
sacrificio de Cristo Jesús, entonces el hombre está bajo la reprensión de Dios; el hombre está
bajo la reprobación de Dios; y no será impune.
Ahí, estas criaturas que se llaman querubines que sirven a Dios a este respecto, ellos son
guardianes, cumplen la función de guardas. Satanás era uno de éstos, pero cayó de su elevado
lugar; mas no todos cayeron.

Querubines justicieros en Ezequiel


Otra descripción de ellos podemos encontrarla en el libro del profeta Ezequiel, especialmente
en el capitulo 1 y luego en el capitulo 10. Para dar más lugar a la consideración de esto, vamos
a leerlo un poco con más detalle. En el capítulo 1, Ezequiel tuvo unas visiones. Dios abrió sus
ojos espirituales para que pudiera percibir el otro lado, pudiera percibir el mundo invisible que
nos rodea, o sea Mahanaim, el otro campamento aquí con nosotros.
"1Aconteció en el año treinta, en el mes cuarto, a los cinco días del mes, que estando yo
(dice Ezequiel profeta y sacerdote) en medio de los cautivos junto al río Quebar, los cielos se
abrieron, y vi visiones de Dios. 2En el quinto año de la deportación del rey Joaquín, a los
cinco días del mes, 3vino palabra de Yahveh al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra
de los caldeos, junto al río Quebar; vino allí sobre él la mano de Yahveh. 4Y miré, y he aquí
venía del norte un viento tempestuoso, y una gran nube, con un fuego envolvente, y
Querubines en los extremos del propiciatorio 161
alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego algo que parecía como bronce
refulgente, 5y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes. Y esta era su apariencia:
había en ellos semejanza de hombre”.
Estos seres vivientes, los hay serafines, los hay querubines; tanto los unos como los otros son
seres vivientes, pero tienen sus diferencias. Éstos, como lo vamos a ver más adelante en
Ezequiel, se refieren a querubines.
“6Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas. 7Y los pies de ellos eran derechos, y la planta
de sus pies como planta de pie de becerro; y centelleaban a manera de bronce muy bruñido.
8
Debajo de sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos de hombre; y sus caras y sus alas por
los cuatro lados. 9Con las alas se juntaban el uno al otro. No se volvían cuando andaban,
sino que cada uno caminaba derecho hacia adelante. 10Y el aspecto de sus caras era cara
de hombre, y cara de león al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los
cuatro; asimismo había en los cuatro cara de águila. 11Así eran sus caras. Y tenían sus alas
extendidas por encima, cada uno dos, las cuales se juntaban; y las otras dos cubrían sus
cuerpos. 12Y cada uno caminaba derecho hacia adelante; hacia donde el espíritu les movía
que anduviesen, andaban; y cuando andaban, no se volvían”.
Cada uno caminaba de frente hacia adelante. No era necesario volverse debido a que en los
cuatro lados tenían caras. Si había que ir al norte, iban de frente con una cara; si había que ir al
sur, iban de frente con otra cara; si había que ir a occidente, iban de frente con otra cara, y lo
mismo a oriente. Siempre iban de frente; ellos no tenían que hacer vueltas, curvas, ni girar, sino
que sus movimientos eran hacia adelante. Nunca tenían que ir para atrás, no se volvían cuando
andaban, sino que cada uno caminaba derecho hacia adelante. Qué fidelidad para interpretar el
querer del Señor, y qué coordinación entre ellos. El Señor se movía sobre ellos; eran el carro del
Señor. La coordinación de ellos era la del Señor.
“13Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como de carbones de
162 La casa y el sacerdocio

fuego encendidos, como visión de hachones encendidos que andaba entre los seres
vivientes; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos. 14Y los seres vivientes
corrían y volvían a semejanza de relámpagos. 15Mientras yo miraba los seres vivientes, he
aquí una rueda sobre la tierra junto a los seres vivientes, a los cuatro lados. 16El aspecto de
las ruedas y su obra era semejante al color del crisólito. Y las cuatro tenían una misma
semejanza; su apariencia y su obra eran como rueda en medio de rueda. 17Cuando
andaban, se movían hacia sus cuatro costados; no se volvían cuando andaban. 18Y sus aros
eran altos y espantosos, y llenos de ojos alrededor en las cuatro. 19Y cuando los seres
vivientes andaban, las ruedas andaban junto a ellos; y cuando los seres vivientes se
levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban. 20Hacia donde el espíritu les movía que
anduviesen, andaban; hacia donde les movía el espíritu que anduviesen, las ruedas también
se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.
21
Cuando ellos andaban, andaban ellas, y cuando ellos se paraban, se paraban ellas;
asimismo cuando se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban tras ellos; porque el
espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas”.
Qué descripción. Cuando ellos andaban, ellas andaban, y cuando se paraban, asimismo se
paraban ellas. Asimismo cuando se levantaban las ruedas, éstas se levantaban con ellos,
porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.
“22Y sobre la cabeza de los seres vivientes aparecía una expansión a manera de cristal
maravilloso, extendido encima sobre sus cabezas. 23Y debajo de la expansión las alas de
ellos estaban derechas, extendiéndose la una hacia la otra; y cada uno tenía dos alas que
cubrían su cuerpo. 24Y oí el sonido de sus alas cuando andaban, como sonido de muchas
aguas, como la voz del Omnipotente, como ruido de muchedumbre, como el ruido de un
ejército. Cuando se paraban, bajaban sus alas. 25Y cuando se paraban y bajaban sus alas,
se oía una voz de arriba de la expansión que había sobre sus cabezas. 26Y sobre la
expansión que había sobre sus cabezas se veía la figura de un trono que parecía de piedra
Querubines en los extremos del propiciatorio 163
de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado
sobre él. 27Y vi apariencia como de bronce refulgente, como apariencia de fuego dentro de
ella en derredor, desde el aspecto de sus lomos para arriba; y desde sus lomos para abajo,
vi que parecía como fuego, y que tenía resplandor alrededor. 28Como parece el arco iris que
está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor. Esta fue la
visión de la semejanza de la gloria de Yahveh. Y cuando yo la vi, me postré sobre mi rostro,
y oí la voz de uno que hablaba”.
Por eso la Escritura dice que Yahveh de los ejércitos mora entre los querubines.46 Ahora
saltamos al capítulo 10, complementar la lectura del capítulo 1 con la del 10, a fin de tener esas
descripciones inspiradas que Dios quiso darnos por la mano de Ezequiel.
“1Miré, y he aquí en la expansión que había sobre la cabeza de los querubines como una
piedra de zafiro, que parecía como semejanza de un trono que se mostró sobre ellos. 2Y habló al
varón vestido de lino, y le dijo: Entra en medio de las ruedas debajo de los querubines, y llena tus
manos de carbones encendidos de entre los querubines, y espárcelos sobre la ciudad. Y entró a
vista mía”.
Este varón de vestido de lino era el que aparece en el capítulo 9, donde el Señor mandó a
castigar la ciudad, pues estaba llena de pecados; entonces el Señor ordena a estos seres
espirituales a que castigaran a la ciudad y pasaran matando a todos los que no tuvieran el sello
de Dios. Aquel personaje en el capítulo anterior tenía que ir a aquellos que clamaban y gemían
por la ciudad, debido a las abominaciones que se hacían en ella; se les colocaba un sello, y toda
aquella persona que no tenía ese sello del Espíritu del Señor, entonces recibía el castigo.

Verdugos espirituales

46
Cfr. 1 Samuel 4:4
164 La casa y el sacerdocio

Puesto que esa es una de las funciones de los querubines, el de portar y hacer respetar lo del
Señor, y no dejar impune la ofensa al Señor, valdría la pena no sólo leer el capítulo 10, sino que
para entender mejor el espíritu del 10, hagamos el esfuerzo de leer también el 9.
“1Clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: Los verdugos de la ciudad han llegado, y
cada uno trae en su mano su instrumento para destruir”.
Estos verdugos no son seres naturales, sino seres espirituales. Existen ciertos fenómenos
espirituales; un trabajo de seres espirituales para con los seres humanos; inclusive en el libro de
la “Historia eclesiástica” de Eusebio de Cesarea, se cuenta una situación especial de un
hermano en Cristo que por motivo de lucro fue contratado por unos herejes para que trabajara
con ellos; y él se metió en esto debido a que fue deshonesto para con el Señor. Una noche le
dieron una tunda tal, que al otro día llegó lleno de cicatrices en medio de la reunión de la iglesia,
a pedir perdón al Señor en medio de la iglesia; por lo cual la iglesia quedó completamente
asustada.
Hay cosas que es bueno que conozcamos; por eso vimos primero Mahanaim, y ahí vimos
ángeles; a algunos de ellos se les dice el nombre de vigilantes. Acá se les da el nombre de
verdugos de la ciudad. Por ejemplo, en Apocalipsis aparece el ángel del fuego, el de las aguas,
los que son desatados de junto al río Eúfrates. A veces las personas piensan que pueden
burlarse de Dios, y no saben que Dios tiene personajes en el mundo invisible, quienes tienen
permiso de realizar ciertas tareas. Y a veces todo eso se manifiesta en el mundo natural, pero
tiene existencia en el mundo espiritual; porque Dios tiene sus vigilantes. El Señor quiere
hacernos conscientes de estas cosas, porque la Iglesia cada vez va a moverse en un plano más
espiritual, y tiene que conocer la Palabra al respecto de ciertos aspectos.
“2Y he aquí seis varones venían del camino de la puerta de arriba que mira hacia el norte,
y cada uno traía en su mano su instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón
vestido de lino, el cual traía a su cintura un tintero de escribano; y entrados, se pararon junto
Querubines en los extremos del propiciatorio 165
al altar de bronce”.
Este varón vestido de lino es el mismo que aparece en el capítulo 10. En las Escrituras, el lino
es usado para representar las justificaciones de los santos; el atrio se hacía con cortinas de lino;
era también las vestiduras interiores de los sacerdotes. Veamos, pues, cómo el Señor hacía
excepción de Su castigo; aun en Su ira se acordaba de su remanente. El altar de bronce era
donde se confesaba los pecados poniendo las manos sobre el cordero, y se sacrificaba el
cordero; ese era el lugar de juicio expiatorio.
“3Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado,
al umbral de la casa (ahí habla del celo de la casa de Dios); y llamó Yahveh al varón vestido
de lino, que tenía a su cintura el tintero de escribano, 4y le dijo Yahveh: Pasa por en medio
de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que
gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella. 5Y
a los otros (a los verdugos) dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no
perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. 6Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y
mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os
acercaréis; y comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos
que estaban delante del templo. 7Y les dijo: Contaminad la casa, y llenad los atrios de
muertos; salid. Y salieron, y mataron en la ciudad. 8Aconteció que cuando ellos iban
matando y quedé yo solo, me postré sobre mi rostro, y clamé y dije: ¡Ah, Señor Yahveh!
¿destruirás a todo el remanente de Israel derramando tu furor sobre Jerusalén? 9Y me dijo:
La maldad de la casa de Israel y de Judá es grande sobremanera, pues la tierra está llena de
sangre, y la ciudad está llena de perversidad; porque han dicho: Ha abandonado Yahveh la
tierra, y Yahveh no ve. 10Así, pues, haré yo; mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia; haré
recaer el camino de ellos sobre sus propias cabezas. 11Y he aquí que el varón vestido de
lino, que tenía el tintero a su cintura, respondió una palabra, diciendo: He hecho conforme a
todo lo que me mandaste”.
166 La casa y el sacerdocio

Los carbones encendidos, eran encendidos por el Señor mismo y representan la santidad del
Señor. Recordemos que a Isaías también vino un serafín y tomó uno de aquellos carbones para
purificarlo con fuego santo. Esto no es solamente una descripción intelectual; es experimental
en la presencia del Señor, la santidad del Señor Santo. Es un tema reverente. Quien
verdaderamente conoce a Dios no puede ser liviano, es una persona reverente, es una persona
respetuosa que se mantiene dentro de sus límites. Seguimos con el capítulo 10.
“3Y los querubines estaban a la mano derecha de la casa cuando este varón entró; y la
nube llenaba el atrio de adentro. 4Entonces la gloria de Yahveh se elevó de encima del
querubín al umbral de la puerta; y la casa fue llena de la nube, y el atrio se llenó del
resplandor de la gloria de Yahveh. 5Y el estruendo de las alas de los querubines se oía hasta
el atrio de afuera, como la voz del Dios Omnipotente cuando habla. 6Aconteció, pues, que al
mandar al varón vestido de lino, diciendo: Toma fuego de entre las ruedas, de entre los
querubines, él entró y se paró entre las ruedas. 7Y un querubín extendió su mano de en
medio de los querubines al fuego que estaba entre ellos, y tomó de él y lo puso en las manos
del que estaba vestido de lino, el cual lo tomó y salió. 8Y apareció en los querubines la figura
de una mano de hombre debajo de sus alas. 9Y miré, y he aquí cuatro ruedas junto a los
querubines, junto a cada querubín una rueda; y el aspecto de las ruedas era como de
crisólito. 10En cuanto a su apariencia, las cuatro eran de una misma forma, como si estuviera
una en medio de otra. 11Cuando andaban, hacia los cuatro frentes andaban; no se volvían
cuando andaban, sino que al lugar hacia adonde se volvía la primera, en pos de ella iban; ni
se volvían cuando andaban. 12Y todo su cuerpo, sus espaldas, sus manos, sus alas y las
ruedas estaban llenos de ojos alrededor en sus cuatro ruedas. 13A las ruedas, oyéndolo yo,
se les gritaba: ¡Rueda! 14Y cada uno tenía cuatro caras. La primera era rostro de querubín; la
segunda, de hombre; la tercera, cara de león; la cuarta, cara de águila”.
Aquí hay una revelación, y es que en el capítulo 1, una de ellas era de becerro, y aquí, en vez
de decir becerro, dice querubín, y los pies también eran como de becerro. Por eso la cara de
Querubines en los extremos del propiciatorio 167
becerro representa la cara del querubín; pero como Satanás era un querubín perverso, por eso
hoy día los satanistas también adoran la cara de becerro; como cuando aquel grupo de los
Rolling Stones sacó un disco de larga duración con una cara de becerro ahí en una paila
cocinando.
“15Y se levantaron los querubines; este es el ser viviente que vi en el río Quebar. 16Y
cuando andaban los querubines, andaban las ruedas junto con ellos; y cuando los
querubines alzaban sus alas para levantarse de la tierra, las ruedas tampoco se apartaban
de ellos. 17Cuando se paraban ellos, se paraban ellas, y cuando ellos se alzaban, se alzaban
con ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en ellas. 18Entonces la gloria de
Yahveh se elevó de encima del umbral de la casa, y se puso sobre los querubines. 19Y
alzando los querubines sus alas, se levantaron de la tierra delante de mis ojos; cuando ellos
salieron, también las ruedas se alzaron al lado de ellos; y se pararon a la entrada de la
puerta oriental de la casa de Yahveh, y la gloria del Dios de Israel estaba por encima sobre
ellos. 20Estos eran los mismos seres vivientes que vi debajo del Dios de Israel junto al río
Quebar; y conocí que eran querubines. 21Cada uno tenía cuatro caras y cada uno cuatro
alas, y figuras de manos de hombre debajo de sus alas. 22Y la semejanza de sus rostros era
la de los rostros que vi junto al río Quebar, su misma apariencia y su ser; cada uno caminaba
derecho hacia adelante”.

Poderes engañosos
Para tener en cuenta otros detalles, vamos a abordar otros dos pasajes de la Escritura. Uno
está en 2 Tesalonicenses 2:9-12. Es un pasaje muy importante de comprender, que habla del
tiempo final, especialmente del gobierno del anticristo; pero llamamos la atención sobre un
principio que aparece allí.
“9Inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios
168 La casa y el sacerdocio
10
mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no
recibieron el amor de la verdad para ser salvos”.
Engaños, prodigios, cosas sobrenaturales, fenómenos sobrenaturales, fenómenos
parapsicológicos en abundancia, a los que se pierden.
“11Por eso Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, 12a fin de que
sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la
injusticia".
No es suficiente fenómenos sobrenaturales, parapsicología. Hoy en día está tan de moda este
asunto de la regresión, la reencarnación y contacto sobrenatural, y experiencias de ese tipo en
abundancia. Eso no es una buena señal. Hay un poder que está con Satanás, que es un
querubín caído, con sus secuaces, los que están trabajando en esa área. Pero, ¿por qué Dios
permite esto? El que tiene las llaves del Hades y de la muerte es el Señor; pero dice en
Apocalipsis 9:1 que a una estrella que cayó del cielo a la tierra se le dio la llave del pozo del
abismo para que lo abriese y saliesen estas criaturas para perturbar a los hombres. Pero aquella
estrella caída, que es Satanás, no tenía la llave, pero se le dará la llave del pozo del abismo.
El que tiene las llaves de las puertas del Hades, de la muerte y del infierno, es el Señor; pero
dice que le fue dado a Satanás permiso de abrir el pozo del abismo, para que esas criaturas
inmundas salieran a hacer daño a los seres humanos. Es necesario saber por qué razón Dios
utiliza querubines en los extremos, y es para que el hombre no alargue su mano; y puso
querubines guardianes, y éstos tienen poder para castigar. Esto es una cosa un poco macabra;
puede parecer un poco rara, pero es mejor decirla, porque la Biblia habla de estas cosas.
En el primer libro de Reyes se nos cuenta el caso de Micaías hijo de Imla, a quien el Señor le
mostró una visión. Resulta que uno de los reyes de Israel, Acab, se había casado con Jezabel, y
había estado mezclado en una guerra contra Siria, pero cuatrocientos profetas que le rodeaban
le profetizaban siempre lo que él quería oír, pero no la voluntad de Dios. Ellos le profetizaban al
Querubines en los extremos del propiciatorio 169
rey que fuera a la guerra, pues Dios le iba a entregar en sus manos a la ciudad de Ramot de
Galaad. Al ser llamado el profeta Micaías hijo de Imla por sugerencia de Josafat, rey de Judá,
que eventualmente estaba por ahí, Dios abrió los ojos al profeta, y le mostró como una especie
de concilio de seres espirituales en la presencia de Dios, y Dios les dio libertad de opinar a esos
espíritus. Elías ya había profetizado en contra de Acab, y aparece Dios diciendo: ¿Qué haremos
para que la palabra que dijo mi siervo Elías se cumpla con Acab? Y Dios permitía entre los
espíritus que había en Su presencia un final democrático sobre el asunto. Y unos opinaban esto,
y otros opinaban aquello, y dice que subió un espíritu y se ofreció a ser un espíritu de mentira en
boca de todos los profetas de Acab, y Dios se lo permitió. Sobre la visión de Micaías dice la
Escritura en 1 Reyes 22:20-22:
“20Y Yahveh dijo: ¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y
uno decía de una manera, y otro decía de otra. 21Y salió un espíritu y se puso delante de
Yahveh, y dijo: Yo le induciré. Y Yahveh le dijo: ¿De qué manera? 22Él dijo: Yo saldré, y seré
espíritu de mentira en boca de todos sus profetas. Y él dijo: Le inducirás, y aun lo
conseguirás; vé, pues, y hazlo así".
Dios no fue quien hizo el mal, sino que permitió que los espíritus se expresaran; entonces le
dio el permiso a este demonio, y como consecuencia Acab le creyó a sus falsos profetas, y subió
a la guerra, y fue derrotado y muerto en Ramot de Galaad. Dios le dio un permiso a ese demonio
para actuar. Esto es muy delicado. La gente piensa que puede jugar con Dios. Uno debe
arrepentirse a tiempo. Diríamos: Bueno, lindo sería oír hablar siempre del Dios de amor. El Dios
de Israel es también el Dios que castiga el pecado, es el Dios que corrige, y tiene criaturas que
realizan ese trabajo. Y el hombre tiene límites. Dios le estableció al hombre sus límites; hasta
aquí llegas.
Herodes mandó a matar a Santiago hijo de Zebedeo, hermano de Juan, y quería matar
también a Pedro. Dice en Hechos 12 que un día estaba hablando con toda la pompa en el
170 La casa y el sacerdocio

tribunal y el pueblo le aclamaba diciendo: ¡Voz de Dios, y no de hombre! Y un ángel le hirió, y en


ese mismo momento pereció comido de gusanos.
En este mundo real en el cual nos movemos hay dos campamentos; uno aquí y el otro también
aquí pero al otro lado. Uno en el mundo visible y natural, y el otro en el mundo invisible. Y hay
espíritus incluso demoníacos que actúan a veces con permiso de Dios, y como dice allí, “con
gran poder y señales y prodigios mentirosos, 10y con todo engaño de iniquidad para los que se
pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos”. Dios mismo envía
operaciones de error.
Estos ángeles que estaban atados, llega un momento en que Dios los desata para matar la
tercera parte de los habitantes de la tierra. Como dice allí en Apocalipsis, aquellos cuatro
ángeles que estaban atados junto al gran río Eúfrates. Eso significa que ellos no pueden
moverse sin el control soberano de Dios; pero cuando las maldades de los hombres se van
aumentando, Dios tiene que ir permitiendo la intervención en disciplina de parte de estos
personajes.
Por aquí se han estado escuchando muchas cosas raras, sin exacerbar, pero tampoco sin
ignorar. De todas maneras sepamos que estas cosas existen así. Alguna vez podemos entender
cosas que nos suceden. Concentrémonos en lo que la Palabra del Señor dice. Las funciones de
los querubines es la de servir a Dios, y hacer la voluntad de Dios. Amén.
Querubines en los extremos del propiciatorio 171

Capítulo XV

ALLÍ ME DECLARARÉ
A VOSOTROS47

Los querubines sobre el propiciatorio


En el capítulo anterior estuvimos viendo las funciones de los querubines. Las funciones de los

47
Enseñanza en la localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., Colombia, 21 de junio de 1996. Transcripción: Maximino Ramírez.
172 La casa y el sacerdocio

querubines son las de ser guardianes, y son colocados en los extremos del arca para que el
hombre no se salga de sus límites; el hombre no se burlará impunemente de Dios. Él no permite
la impunidad. Los querubines están mirando al propiciatorio, están uno frente al otro. Si la
sangre del Señor Jesús fue derramada y está en el propiciatorio, dice en Éxodo 12: “veré la
sangre y pasare de vosotros”, pero si no hay satisfacción a Dios con arrepentimiento, confesión
y acogiéndose a la sangre del Cordero, ciertamente el juicio de Dios no tardará. Y Dios tiene
verdugos, y ese es el nombre que la Biblia les da: Los verdugos de la ciudad han llegado. ¡Dios
tenga misericordia! Recordemos cuando Nabucodonosor se estaba exaltando, ahí mismo oyó
una voz: Hay que cortar ese árbol; y fue cortado. Y es lo que Dios le decía a Job: Job, ¿puedes
tú vestirte de majestad y mirar a todo altivo, y abatirlo? o sea que el Señor abate al altivo, como
le aconteció con Herodes, que estaba en su altivez. Nabucodonosor estaba en su altivez y en
plena altivez fue abatido; aconteció con aquel mismo querubín, Lucero, que fue abatido por su
altivez.
Esto nos ayuda a entender que nos movemos como personas espirituales; no solamente en el
mundo natural sino en el mundo espiritual; y en ese mundo existen criaturas que actúan. Hay
ángeles, arcángeles, serafines, querubines, principados, potestades; hay estos vigilantes, estos
verdugos, hay ángeles caídos, demonios, y ellos tienen relación con los hombres controlada por
Dios. Pero a veces eso sucede por culpa de los hombres que dan lugar al diablo, entonces el
Señor tiene que permitir una incursión, a veces medida; Satanás no puede ir hasta donde él
quiere. Él protestó acerca de que Dios cercaba a Job y a sus cosas y por eso le era fiel a Dios; y
entonces Dios le dio un poco de permiso y le estrechó un poco más el cerco a Job; pero lo
preservó, le preservó la vida. Pero fijémonos en ese fenómeno. Satanás se presentaba de
recorrer la tierra. Ese es el otro campamento, el mundo invisible que nos rodea. Hay dos
mundos, el uno allá y el otro acá, y nosotros debemos estar con el Señor; caminar con Él;
reconocer con sincera reverencia nuestros pecados, pedir perdón al Señor con sinceridad y,
como está escrito: "Veré la sangre y pasaré de vosotros”; pero si no, el ángel del Señor pasa y
actúa como actuó en Egipto, como actuó con los asirios en las afueras de Jerusalén cuando la
De allí me declararé a vosotros 167
habían sitiado, y como ha actuado a veces en la vida de personajes y en la vida de cualquiera.
Ellos (los querubines) están en los extremos para evitar que nos vayamos a uno u otro
extremo; para que estemos siempre dentro de nuestros límites legítimos. Si no hubiera pecado
el hombre, Dios no hubiera puesto querubines para que el hombre no alargue su mano, pero por
cuanto el hombre es perverso, entonces, Dios tiene que ponerle juicio, tiene que poner
guardianes en los extremos, para que no se vaya a los extremos, sino que tiene misericordia de
nosotros.

La sangre en el propiciatorio
En Éxodo 25:21-22 encontramos los dos últimos pasajes relativos a la porción del Arca del
Testimonio, o del Pacto. En el versículo 21 se repite lo del versículo16; y para este último
dedicamos dos o tres ocasiones, de manera que ya es lo mismo tratarlo en el versículo 21.
"21Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te
daré. 22Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos
querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos
de Israel”.
El propiciatorio es como decir la tapa del arca. Si no hubiera el propiciatorio, el arca significaría
muerte, para nosotros sería condenación, sería juicio. Porque fijémonos lo que está en el arca:
El testimonio de Dios, el testimonio de la casa del Señor. Pondréis en el arca del testimonio de
Dios, de la santidad del Señor, y con toda claridad el Señor habló a Moisés, y con toda claridad
Dios le dijo a Moisés: “No me verá hombre, y vivirá”.48

48
Éxodo 33:20
168 La casa y el sacerdocio

Ningún hombre puede estar delante de Dios, ningún hombre puede encontrarse con Dios en
forma directa sino es a través de la sangre de la propiciación. Por esto el Señor coloca una tapa
en el arca. Miremos que cuando los filisteos en forma atrevida, osada y descuidada se les
ocurrió mirar directamente lo que había en el arca, es decir, quitaron el propiciatorio de su lugar
para ver qué es lo que había adentro, lo único que consiguieron fue acarrear para sí mismos
juicio, plagas, tumores, ratones, porque ellos fueron livianos; ellos quitaron la tapa de su lugar.49
Pero aquí dice: "Pondrás el propiciatorio encima del arca". Es decir, lo que está en el arca es
algo sagrado y es algo a lo cual no se puede acercar el hombre descuidadamente. El
propiciatorio es muy importante; quiere decir que hubo un sacrificio y la sangre de ese sacrificio
se colocó en el propiciatorio; y nadie se acerca basado en sus propios méritos, o basados en su
propia santidad. Como habíamos visto la vez pasada, es el propiciatorio el que convierte el trono
de juicio en trono de gracia. Solamente a través de la sangre del Señor podemos acercarnos a
Dios mismo, podemos tener paz con Dios en nuestras propias conciencias, y podemos tener paz
con nosotros mismos, basados en la sangre del Cordero; y también podemos responder a las
acusaciones del enemigo. Nadie puede responder al enemigo; nadie puede ser tan insensato de
tratar de responder al enemigo con su propia fuerza, con su propia astucia, con su propia
justicia. Para responderle al diablo, tenemos el sacrificio del Señor Jesús.
Lo primero que se menciona en Apocalipsis 12 es eso. Los vencedores han vencido al dragón
por medio de la sangre del Cordero. Eso es lo primero, la sangre, que es para acallar las
acusaciones de Satanás, para raer el acta de los decretos que había contra nosotros; pero
también nuestra conciencia, como dice la primera carta de Pedro 3:21: "La aspiración de una
buena conciencia hacia Dios por la resurrección de Jesucristo". Podemos tener una buena
conciencia solamente por medio de Jesucristo; no hay ningún truco psicológico que nos haga
realmente estar delante del Señor y estar en paz delante de nosotros mismos. Cualquier truco
va a resultar peligroso; aquí lo que hay que hacer con toda sinceridad, es reconocer nuestros

49
Cfr. 1 Samuel 6:19
De allí me declararé a vosotros 169
males, nuestros pecados, miserias, incapacidad; pero también la sangre del Cordero, del Hijo de
Dios, del Verbo de Dios divino y humano que murió por nosotros en la cruz; y esa preciosa
sangre está sobre el propiciatorio. El propiciatorio es una tapa, que convierte al trono de juicio en
trono de gracia y misericordia; mas a Satanás y a nuestra propia conciencia y al Señor, sólo se le
puede responder con la sangre del Cordero. Nunca con el mérito de nuestras obras, ni ningún
otro mérito.
Nadie está delante del Señor de otra manera sino a través de la sangre del Cordero. El Señor
dice: "Pondrás el propiciatorio encima del arca". La sangre es la que tiene que cubrirlo todo. La
siguiente frase ya la tratamos también que dice: "Y en el arca pondrás el testimonio que yo te
daré". Dios da un testimonio al hombre, ese testimonio está en Su Hijo. "El que tiene al Hijo tiene
el testimonio en sí mismo. Ese es el testimonio, (dice Juan): Que Dios nos ha dado vida eterna,
y esa vida está en su Hijo”, o sea lo que Dios es y lo que Dios nos ha concedido; ese es el
testimonio de Dios, lo que Él nos ha dado en Su Hijo Jesucristo, como Dios nos dio Su vida
eterna nos hace partícipes de su naturaleza a través de su Hijo por el Espíritu Santo, por los
méritos de Su muerte en la cruz y de Su sangre.

Dios quiere darse a conocer


Pero ahora llegamos al versículo 22, que es el que termina este pasaje del arca del testimonio
o del pacto. Y dice: "y de allí me declarare a ti". Esto es bien importante; Dios no quiere quedarse
oculto para el hombre, Dios no quiere ser desconocido por el hombre, Dios quiere ser
verdaderamente conocido. Todo esta preparación anterior era para culminar en esto, para Dios
hacerse conocido, para Dios declararse, porque es que el más malentendido es Dios, y el
trabajo de Satanás es hacerlo malentender, pero lo que Dios desea es ser conocido. Dice Dios:
"Todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande".50 El Señor quiere
declararse; pero aquí nos declara de qué manera el Señor se declara, dónde se declara Él, y en
50
Jeremías 31:34
170 La casa y el sacerdocio

qué contexto Él se revela, Él se da a conocer. Y dice: "de allí"; es decir, desde el Lugar
Santísimo, desde el arca y sobre el propiciatorio y bajo las alas de los querubines, ese es el allí.
Hay que entender ese allí; es muy importante entender espiritualmente ese allí de Dios. "Desde
allí me declarare a vosotros"; porque hay muchas voces mentirosas que pretenden decir que
son Dios, de modo que Dios tiene que decir Él mismo desde dónde se declara y en qué contexto,
y dice:
"De allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio".
Ese "allí" es el Lugar Santísimo. Ya comprendemos lo que significa el Lugar Santísimo; la
estructura del templo de Dios. La Iglesia es el templo de Dios; cada uno de nosotros es también
el templo de Dios. Nosotros tenemos un cuerpo que representa el atrio del templo de Dios;
tenemos un alma que representa el lugar santo del templo de Dios, y tenemos nuestro espíritu
humano que representa el Lugar Santísimo del templo de Dios. Cuando el Señor dice: "De allí
me declarare", Él está diciendo que Él no va a hablar desde el atrio, no va hablar desde la fuente
de bronce, no va hablar ni siquiera desde el candelero en el lugar santo. Él va a hablar desde el
Lugar Santísimo, que representa el espíritu, la parte más intima de nuestro ser. Él va a hablar allí
a través de la voz de la conciencia, de la intuición, en comunión con Dios. Desde allí debemos
aprehender la voz del Señor que nos habla desde el lugar santísimo en la parte más profunda de
nuestro ser. No por allá en los aires, puesto que en los aires hay espíritus, y éstos trabajan de
afuera para adentro, pero el Señor fluye de adentro para afuera, desde el lugar Santísimo.
Algunos esperan escuchar voces audibles desde afuera.
"Desde allí me declarare a vosotros". Pero luego da más detalles y dice: “De sobre el
propiciatorio”, es decir, para yo poderme revelar a ti, tiene que haber un velo que se ha roto entre
tú y yo. Ese velo es la muerte de Cristo, y ese velo es nuestra muerte, juntamente con Cristo. El
Señor habla es, como quién dice, detrás del velo. Cuando el Señor Jesús murió y derramó su
sangre, el velo fue rasgado por Dios desde arriba abajo, para que el hombre tenga acceso a
reunirse con Dios; o sea que la comunión con Dios es en el espíritu y es a través de la sangre, y
es a través de morir al ego. Porque es en el Lugar Santísimo. El ego, el yo está representado por
De allí me declararé a vosotros 171
el lugar santo, por el alma, por el velo que hace separación entre el espíritu y el alma. El Señor
dice: “Niéguese a sí mismo, y sígame”.51 No dice sígame, y niéguese, no, no. Para poder
seguirle hay que negarse, para poder oírle tenemos que negarnos a nosotros mismos. Por eso
dice: "De sobre el propiciatorio”, es decir, hubo derramamiento de sangre, hubo identificación
con el sacrificio, estamos reconociendo nuestros pecados, nuestra inutilidad, y nuestra
esperanza solamente es en lo que el Señor es; entonces podemos recibir de Dios Palabra.

Nuestra humillación delante de Dios


En los días del reinado de Ciro rey de Persia, el profeta Daniel estuvo afligido por espacio de
tres semanas. Estuvo ayunando y orando y humillándose delante la presencia del Señor,
esperando que Dios le respondiera acerca de la suerte de su pueblo. Dice en el libro de Daniel
10:12: "Entonces (el ángel) me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste
tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a
causa de tus palabras, yo he venido". Eso significa que el Señor envió la respuesta, envió Su
palabra y Su revelación a Daniel, pero dice: “Desde el primer día que dispusiste tu corazón a
entender y a humillarte”. Ese humillarte es negarse a sí mismo y entender lo que Dios tiene que
decir. Mientras yo siga teniendo que decir lo mío, pues Dios se queda callado y deja que yo
hable. Observa el libro de Job. Fijémonos que Dios espero treinta y siete capítulos que hablaran
Job y sus amigos; y Él (Dios) se quedó callado, esperando. Fue cuando Dios habló, que ellos se
quedaron callados, que se conoció lo que Dios tenía que decir.

El Señor no nos habla en los extremos

51
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24).
172 La casa y el sacerdocio

Entonces el Señor dice: "Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio".
Primero: de allí, desde el Lugar Santísimo. Segundo, dice: De sobre el propiciatorio, es decir, si
ha habido identificación con Cristo, si ha habido arrepentimiento, perdón de pecados, entonces
Él sí puede declararse a nosotros, puede comunicarse a nosotros. Si hemos estado dispuestos
a negarnos a nosotros mismos, y vivir para el Señor, pues, Él puede, pero todavía añade algo el
Señor y dice: “De entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio”. Me declararé
a ti de entre los dos querubines; es decir, el Señor no habla en los extremos. En un extremo del
propiciatorio había un querubín y en el otro extremo había otro querubín, pero miremos bien que
el Señor no habla ni en un extremo ni en el otro. Hermanos, la Palabra del Señor en muchas
ocasiones nos presenta varios aspectos, pero a veces nosotros tenemos la tendencia de ver un
solo aspecto y no el otro; o tenemos en cuenta el otro, y no el uno.
En la historia de la Iglesia ha sucedido que a veces una determinada escuela de pensamiento
sobre-enfatiza un aspecto; y así Dios permite que se levante otra escuela que enfatice el otro
aspecto que ésta descuidó; pero el Señor no está hablando solamente con una escuela ni con la
otra sino en el equilibrio de las escuelas. El Señor no está de acuerdo con los extremos. El Señor
nos quiere mantener en el camino medio, en tener en cuenta la integridad de los asuntos y tener
en cuenta la disciplina y la santidad del Señor. En los extremos Dios tiene querubines, y éstos
tienen la función de guardianes. Ellos son los que representan la santidad de Dios, y los que
ejecutan de parte de Dios el juicio.

“Veré la sangre y pasaré de vosotros”


Entonces por eso Dios fundió esos querubines con el propiciatorio y les ordenó a ellos estar
mirando al propiciatorio. Mientras los querubines ven la sangre, no hay juicio; como Él decía en
Éxodo 12:13: "Veré la sangre y pasare de vosotros". Pero si las cosas no están en el Espíritu, no
están bajo la sangre, si no hay realmente un negarnos a nosotros mismos delante del Señor, y si
nos vamos a un extremo y a otro, podemos tener la certeza que nos estamos equivocando en
De allí me declararé a vosotros 173
alguna cosa, porque el Señor dice dónde se declara Él, y de qué manera. Dios se declara
cuando ha habido arrepentimiento, cuando ha habido fe y confianza en el Señor Jesús, cuando
estamos bajo Su sangre (de Cristo), cuando hemos negado nuestro ego, cuando estamos en el
Espíritu y cuando no nos estamos yendo a los extremos.
Entonces dice: “De allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre
los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los
hijos de Israel". Interesante que Dios es un Dios que quiere revelarse, y quiere hablar y quiere
ser conocido, y que nos dice dónde es que Él habla, en medio de qué contexto está el Señor.
Dios habla en el Lugar Santísimo, o sea en nuestro espíritu. Eso quiere decir, si hemos pasado
del lugar santo al Lugar Santísimo, si hemos pasado a través del velo, y esto es saber negar
nuestro ego, haber confesado nuestros pecados, estar bajo Su sangre y no estar en extremos.
Debemos tener en cuenta los distintos aspectos de lo que la Palabra del Señor dice. Que no
sea como Satanás que le vino al Señor Jesús con “Está escrito esto”, y le mostró algunos versos
aislados; eso es un extremo. Jesús dijo: “Sí, pero es que también está escrito esto”, y le mostró
lo que decía en otras partes. 52 Necesitamos ese equilibrio entre los querubines sobre el
propiciatorio en el Lugar Santísimo. "Allí me declararé a vosotros". Si cumplimos esos requisitos
tenemos la certeza que el Señor se revelará a nosotros. Él cumplirá Su promesa. El nuevo pacto
es eso; pero en el nuevo pacto antes de decir: “Cada uno me conocerá, desde el menor hasta el
mayor”, primero dice: "Porque seré propicio a sus injusticias y nunca más me acordaré de sus
pecados y ninguno dirá a su compañero conoce al Señor porque todos me conocerán”; pero ese
verso tiene ese requisito del verso anterior. “Seré propicio a sus injusticias y nunca más me
acordaré de sus pecados y transgresiones”.53 O sea, la sangre de Cristo limpiará los pecados
que son reconocidos, confesados, abandonados a través de la sangre de Jesucristo y a través

52
Cfr. Mateo 4.
53 33
“ Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Yahveh: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
34
Y no enseñará más ninguno a su prójimo, diciendo: Conoce a Yahveh; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Yahveh; porque perdonaré la maldad de ellos,
y no me acordaré más de su pecado” (Jeremías 31:33-34).
174 La casa y el sacerdocio

de la identificación con Él en Su muerte. Para que, en el Espíritu, en resurrección, entrare al


Lugar Santísimo, como sacerdotes vestidos, y allí entonces recibir del Señor Su gracia.
Los limpios de corazón verán a Dios.54 El que quiera hacer la voluntad de Dios conocerá si la
doctrina es de Dios. Pero Proverbios 18:1 dice: "Su deseo busca el que se desvía, y se
entremete en todo negocio". Se desvía porque estableció su propio deseo, porque la persona ya
tiene de antemano algo que quiere, algo que no ha rendido, algo que no ha pasado por la cruz,
algo que no ha pasado por el altar, y ese ídolo es su amor. Eso es lo que dice: Su deseo busca
el que se desvía; pero los limpios de corazón verán a Dios. En el saludo de Pablo en la carta a
Tito dice: "El conocimiento de la verdad que es según la piedad".55 "Muchos serán limpios, y
emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos
entenderá, pero los entendidos comprenderán” (Daniel 12:10). Su impiedad no le deja entender.
Este verso es muy serio. Aquí termino mencionando Ezequiel capitulo 14. Cuando los ancianos
vinieron dizque a hacer pantomima de que consultaban a Dios, pero ellos en su corazón no
habían abandonado su propio establecimiento, ellos todavía amaban lo que amaban, todavía
tenían ídolos en su corazón. Hacían la pantomima de consultar a Dios, pero ellos ya adentro
sabían lo que querían. Entonces Dios le revela a Ezequiel la verdad de aquellos hombres.
Ezequiel 14:

54
Cfr. Mateo 5:8.
55
Tito 1:1.
“1Vinieron a mí algunos de los ancianos de Israel, y se sentaron delante de mí. 2Y vino a mí
palabra de Yahveh, diciendo 3Hijo de hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su
corazón, y han establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro. ¿Acaso he de ser
yo consultado por ellos?”
Eso significa que Dios no tiene nada que decir al que ya dijo lo que tenía que decir. Entonces,
¿para qué le pregunta a Dios si ya estableció lo que quiere? Así que Dios se va a quedar callado,
Dios no va a dejarse consultar por aquellos que ya firmaron la sentencia de juicio. Pero si la
persona realmente pasa por la cruz, realmente busca a Dios, aunque no entienda todavía a
Dios, pero si lo entendiese, quisiera de todo corazón hacer lo que Él dice, Dios no lo dejará sin
revelación. Jesús dijo: "El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de
Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta" (Juan 7:17). Que el Señor nos conceda mucha
honestidad, porque el Señor habla bajo las alas de los querubines y sobre el propiciatorio en el
Lugar Santísimo, en lo intimo de nuestro ser. Y en cambio nuestra deshonestidad, nuestros
deseos, nuestras obstinaciones no nos dejan oír la voz de Dios; en esas condiciones sólo nos
oímos a nosotros mismos, o a los demonios, que saben rascarnos donde nos gusta.
Generalmente queremos que el Señor se declare a nosotros, como dijo Jesús. Pero debemos
amarlo a Él de corazón. Él dijo (Juan 14): "15Si me amáis, guardad mis mandamientos, 21y yo me
manifestaré a vosotros, 19pero el mundo no me verá más”. ¿Por qué el Señor no se dejará ver
del mundo? Porque no me aman. Ellos se aman a sí mismos, aman sus cosas; ellos tienen los
mismos deseos de su padre el diablo. El mundo no guarda mi palabra.
“19Todavía un poco, y el mundo no me vera más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo,
vosotros también viviréis. 22Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al
mundo?”
Porque el mundo no va a entender. El Señor dice: Porque no me aman, no guardan mis
mandamientos, y la palabra que yo os he hablado es vida. De modo, pues, que si queremos que
el Señor hable, se manifieste, debemos verdaderamente amarlo. Y amarlo es guardar Su
palabra, creer e identificarnos con Él en la cruz, bajo Su sangre y en la resurrección, y andar en
La casa y el sacerdocio

el Espíritu. Entonces y sólo entonces conoceremos. Él pondrá dentro del arca un testimonio y
conoceremos a Dios desde adentro. Que el Señor nos conceda esa gracia. Amén.

Capítulo XVI

LA MESA DE LOS PANES


DE LA PROPOSICIÓN56

Figuras de las cosas celestiales


Vamos a abrir, hermanos, con la ayuda del Señor, la Biblia inicialmente en el capítulo 9 de la
epístola a los Hebreos. Vamos a hacer inicialmente una lectura de los primeros versos. Hebreos
9:1 en adelante.

56
Enseñanza en el 3° Campamento Nacional de iglesias colombianas, en Melgar, Tolima, Colombia, en junio 27 al 30 de 1998. Transcripción de Johanna Alvarado, Orlando y Andrés Salamanca.
174 La casa y el sacerdocio

“1Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal. 2Porque el
tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el
candelabro, la mesa y los panes de la proposición. 3Tras el segundo velo estaba la parte del
tabernáculo llamada el Lugar Santísimo, 4el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto
cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara
de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto; 5y sobre ella los querubines de gloria que
cubrían el propiciatorio; de las cuales cosas no se puede ahora (en el momento de escribir la
carta) hablar en detalle. 6Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo
entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto; 7pero en la segunda
parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los
pecados de ignorancia del pueblo; 8dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se
había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del
tabernáculo estuviese en pie. 9Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se
presentan (esta carta se escribió antes del año 70, cuando todavía no había sido destruido el
templo de Jerusalén, por eso dice “se presentan”) ofrendas y sacrificios que no pueden hacer
perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto, 10ya que consiste sólo de comidas
y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo
de reformar las cosas. (Ese tiempo de reformar las cosas es ahora en el Nuevo Testamento.
Hasta el Antiguo Testamento aquellas disposiciones, ordenanzas y culto eran símbolos y el
Espíritu Santo daba a entender cosas pero para el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento es
el tiempo de reformar las cosas). 11Pero estando ya presente Cristo, (ese es el tiempo en que las
cosas han sido reformadas de lo simbólico y figurativo a lo espiritual y a lo real) sumo sacerdote
de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es
decir, no de esta creación, 12y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su
propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna
175

redención.”
Vamos a saltar por lo pronto los siguientes versos y vamos a llegar hasta el 23 del mismo
capítulo 9: “23Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas
así; pero las cosas celestiales mismas, (fíjese en el contraste: por una parte en el Antiguo
Testamento, en el símbolo de las disposiciones en el tabernáculo y el templo, eran figuras de las
cosas celestiales; por otra parte, ahora en el Nuevo Testamento es la realidad espiritual, es el
espíritu de las cosas, son las cosas celestiales mismas. En el Antiguo Testamento es la figura de
las cosas celestiales, el símbolo. En el Nuevo Testamento es el espíritu, la realidad, las cosas
celestiales mismas) con mejores sacrificios que estos”. El capítulo 10 versículo 1 dice: “1Porque
la ley, (lo que leemos en el Antiguo Testamento, digámoslo desde Génesis hasta Deuteronomio
o incluso, durante toda su vigencia en el Antiguo Testamento completo) teniendo la sombra de
los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, (aquí vemos de nuevo el contraste: el
Antiguo Testamento es la sombra, el Nuevo Testamento es la imagen misma de las cosas)
nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer
perfectos a los que se acercan”.
En este capítulo, el Espíritu Santo por manos del escritor de esta epístola, posiblemente
Lucas, hace un contraste entre el Antiguo y el Nuevo Testamento mostrando la excelencia del
Nuevo Testamento en comparación con el Antiguo. En el Antiguo teníamos a Moisés, hoy
tenemos al Hijo de Dios, el Señor Jesús; en el Antiguo Testamento teníamos un santuario
terrenal, hoy tenemos el verdadero santuario celestial. En el Antiguo Testamento teníamos
muchos sacrificios de corderos, de bueyes, etc., hoy tenemos el sacrificio del Señor Jesús; en el
Antiguo teníamos la sombra, la figura, el símbolo, cosas con que el Espíritu Santo daría a
entender otras cosas espirituales, pero en el Nuevo tenemos ya no el símbolo sino lo
simbolizado, ya no la figura sino la imagen misma de las cosas, las cosas celestiales mismas y el
Espíritu.
176 La casa y el sacerdocio

Trabajo sacerdotal de Cristo


En las disposiciones que leímos, se nos describe el Lugar Santo primeramente y entonces el
Lugar Santísimo, y se nos presentan distintas tareas que tenía que hacer el sumo sacerdote
aarónico del Antiguo Testamento, en figura de las tareas que el sumo sacerdote de nuestra
profesión del Nuevo Testamento, Jesús el Cristo, realiza hoy espiritualmente delante de Dios
dentro del velo en el Lugar Santísimo en el cielo en la presencia de Dios, y también las tareas
que realiza detrás del velo, es decir, a este lado del cielo, aquí en la Tierra, en el Lugar Santo y
en el Atrio; porque en el Lugar Santísimo es en la presencia de Dios en el cielo, y fuera del velo
es esta parte que estamos viviendo todavía aquí, es decir, mientras estamos aún en la carne. El
Señor Jesucristo realiza para el Padre diferentes tareas. Esas tareas que el Señor Jesús realiza
son muchas tareas. El sumo sacerdote tiene mucho trabajo. Aquí, por tratarse de una epístola
en que está introduciendo a los creyentes que estaban saliendo del judaísmo al cristianismo,
comienza hablando con la primera de las tareas, que es la de presentar la sangre y enfatiza lo
relativo al sacrificio, lógicamente; una vez al año, el sumo sacerdote, el 15 de octubre tenía que
entrar detrás del velo y presentar la sangre; eso en figura del Señor Jesús que tenía que morir
por nuestros pecados y presentarse por nosotros ante Dios presentando ahora Su propia sangre
y Su propio sacrificio y Su propio incensario; porque así como el sacerdote terrenal entraba en el
Lugar Santísimo y presentaba el incienso delante de Dios, así el Señor Jesús ha entrado en el
cielo mismo precursándonos en nombre nuestro, llevándonos sobre sus hombros y sobre su
pecho, así como el antiguo sacerdote llevaba sobre su pecho aquellas doce piedras en el Urim y
Tumim, en el pectoral, en cada piedra el nombre de las tribus de Israel, y sobre sus hombros dos
piedras de ónice, cada piedra con seis nombres de las doce tribus de Israel, mostrando cómo el
sumo sacerdote llevaría sobre sus hombros y sobre su pecho al pueblo de Dios llevando su
iniquidad y reconciliándolo con Dios y presentándolo e introduciéndolo en Sí mismo en la
La mesa de los panes de la proposición 177

presencia de Dios.
Lógicamente que cuando el autor a los Hebreos nos dice “de las cuales cosas no se puede
ahora hablar en detalle”, quiere decir que había otras cosas que decir, pero él estaba diciendo
las primeras. Lo mismo había dicho al final del capítulo 5 de esta epístola, donde él le dice a los
hermanos en el verso 11: ”11Acerca de esto”; si vemos qué es “esto“, nos damos cuenta de que
es el trabajo sumosacerdotal del Hijo de Dios. “11Acerca de esto, (del trabajo sumosacerdotal del
Señor Jesús, dicen los apóstoles por el Espíritu) tenemos mucho que decir...”. Hay mucho que
decir acerca del trabajo sacerdotal del Hijo de Dios, pero en esta carta solamente va a decir la
primera parte; pero el Espíritu Santo, que ya había enseñado a los apóstoles lo mucho que
había que decir acerca del asunto, en esta carta solamente menciona unas cosas, pero
ciertamente el Espíritu Santo ya había enseñado en la comunión apostólica, en el ministerio del
nuevo pacto, otras cosas que aquí no fueron habladas, porque aquí en esta carta se hablaron
las primeras claves, pero igual se nos dice que de aquí hay que pasar a otras. “11Acerca de esto
(y venía hablando, fíjese en el último titulito que le pusieron al último pasaje: Jesús el gran sumo
sacerdote, de eso venía hablando), tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os
habéis hecho tardos para oír. 12Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo,
tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las
palabras de Dios”. Claro que las palabras de Dios van más allá de los primeros rudimentos; en
esta carta tienen que presentarse los rudimentos, pero ciertamente que el deseo era poder ir
más allá de los rudimentos, lo cual dice más adelante en el capítulo 6:3: “Y esto haremos (es
decir, iremos un poco más allá de los rudimentos), si Dios en verdad lo permite”. Permítanos
Dios ir un poco más allá de los rudimentos. Porque el asunto de sacrificar el Cordero es en el
Atrio. Hay otros trabajos del sumo sacerdote que son en el Lugar Santo, y hay otros trabajos del
sumo sacerdote que son en el Lugar Santísimo; o sea que el sumo sacerdote, nuestro Señor
Jesucristo, ha realizado trabajos en el atrio como morir en la cruz, fuera del campamento, no en
178 La casa y el sacerdocio

la ciudad sino allá en el monte Calvario, en el monte de la Calavera; eso era como decir el altar
de bronce en el atrio; pero Él también tiene otros trabajos que hacer, y de hecho, el Señor está
realizando muchos trabajos. Él se sentó a la diestra del Padre para realizar la plenitud de Su
trabajo sacerdotal.
Aparte de morir por nuestros pecados en el altar de bronce en el atrio, a manera de cordero,
hablándolo ahora figurativamente, ¿qué otros trabajos realiza el sumo sacerdote? Note que no
solamente está el altar de bronce para ser sacrificado, sino que también frente al velo estaba el
altar de oro con el incensario para hacer el trabajo de abogado, el trabajo de intercesor. El Señor
en el atrio hizo el trabajo de sacrificio y ahora, a la diestra del Padre, hace el trabajo de
intercesor. Ahora está haciendo la realidad de aquello que figuraba el antiguo sacerdote cuando
entraba detrás del velo y allá en el altar de oro tomaba el incensario, preparaba el incienso y
entraba dentro del velo y mecía el incienso. Ese mecer el incienso representa el trabajo de
intercesión del sumo sacerdote. Pero el sumo sacerdote también tenía otros trabajos que hacer
en el Lugar Santo; a este lado del velo. El sumo sacerdote tenía que tener delante de Dios en
orden el candelero. Ese también era trabajo del sumo sacerdote y por eso es que en el
Apocalipsis, cuando comience el libro del Apocalipsis, aparece el Señor Jesús con un cinto por
el pecho, porque los sumos sacerdotes, según las vestiduras sacerdotales, no se ponían el cinto
como nosotros en la cintura sino que se lo ponían en el pecho, porque por el pecho era que el
cinto mantenía en su lugar algo que era como unas hombreras, y esas hombreras venían por
delante y por detrás de manera que el cinto debía mantener las hombreras en su lugar para que
no se le cayeran de los hombros las ovejitas que lleva en el hombro; porque allí en las
hombreras lleva las piedras de ónice con las tribus de Israel. Significa que el pueblo de Dios está
sobre los hombros del Señor; total que esas hombreras tienen que estar bien puestas y para que
estén bien puestas, el sacerdote tiene que tener el cinto en el pecho y no en la cintura.
La mesa de los panes de la proposición 179

Entre los siete candeleros


Por eso es que en Apocalipsis vemos al Señor Jesús realizando también ese trabajo
sacerdotal. Dice Apocalipsis capítulo 1:12: “12Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo”.
Aquel que dijo: Yo soy el Alfa y la Omega, Aquel que dijo: Yo soy el primero y el último, Aquel
que envió profecía a las siete iglesias que están en Asia. “13Y en medio de los siete
candeleros...”; ahí estaba el sumo sacerdote haciendo su trabajo en el lugar santo, o sea, su
trabajo con las iglesias; porque las iglesias, mientras estamos en la carne, estamos en el Lugar
Santo y en el atrio. En cambio, el Señor Jesús que está en el cielo mismo, como precursor, Él
está en el Lugar Santísimo. Nuestro espíritu está en el Lugar Santísimo por la fe, y por la fe
estamos delante de Dios, pero ahora estamos por fe, no por vista; pero entonces cuando
seamos transformados y arrebatados, estaremos ya no por fe sino por vista en la presencia
misma de Dios; y estaremos presentes y no ausentes, como lo enseña Pablo en segunda a los
Corintios, donde el apóstol enseña lo que es estar presentes y lo que es estar ausentes. Dice
que ahora estamos por fe, ausentes, porque estamos presentes es de cuerpo aquí afuera del
velo. Mientras estamos en la carne estamos fuera del velo; cuando muramos o cuando seamos
arrebatados y entremos a la presencia misma de Dios, estaremos ahora sí ya no sólo en espíritu
sino espíritu, alma y cuerpo en el Lugar Santísimo. Por lo pronto las iglesias están en la tierra,
por lo pronto ministramos en nuestra carne mortal, por lo tanto hay un trabajo que se hace fuera
del cielo. Las iglesias están en Efeso, en Esmirna, en Pérgamo, en Tiatira, en Sardis, en
Filadelfia y en Laodicea; pero el sumo sacerdote además de realizar su trabajo de haber muerto
en el atrio por nuestros pecados en la cruz, además de estar intercediendo por nosotros a la
diestra del Padre, Él está también sentado a la diestra del Padre tratando el asunto de sus
iglesias que están en la tierra, y ese es el trabajo sumosacerdotal del Señor Jesús. ¿Qué tenía
que hacer el sumo sacerdote en el Lugar Santo? Tenía que mantener el candelero encendido
delante de Dios. Ahora, ese candelero en la tipología estaba supuesto a multiplicarse; por eso
180 La casa y el sacerdocio

cuando llegamos al templo en el tiempo de Salomón ya no hay un solo candelero sino diez,
porque la intención de Dios es que los candeleros se multipliquen, que la iglesia se multiplique
por todas las localidades de la tierra. Por eso es que el Arca no se multiplica, pero el candelero sí
se multiplica, porque el Arca, que es una sola, representa al Señor Jesús, en cambio el
candelero representa Su incorporación en Su pueblo, y cada iglesia en cada localidad es para el
Señor un candelero. Entonces aquí aparece en los versos 12 y 13: “12Y me volví para ver la voz
que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, 13y en medio de los siete candeleros,
a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por
el pecho (no por la cintura) con un cinto de oro”. Ahí vemos al Señor Jesús haciendo un trabajo
sumosacerdotal en lo que tiene que ver con el candelero.
El sacerdote tenía que echar aceite al candelero, también tenía unas tijeritas que se llamaban
despabiladeras para tratar con el pabilo, o sea, la mechita de cada lámpara del candelero,
porque el pabilo es aquel que es empapado por el aceite del candelero para que encienda la
lamparita del candelero; las siete lámparas se encienden por causa del aceite y el pabilo.
Cuando el pabilo está seco, entonces se quema y echa humo, y el ambiente se enrarece;
entonces el sacerdote tiene que tomar la ceniza, quitar la parte seca, la parte que ya echa humo,
la parte que no está ungida, la parte que no tiene aceite, y dejar solamente el pabilo húmedo de
aceite para que alumbre y no eche humo. De modo que vemos al Señor Jesús haciendo ese
trabajo en el Apocalipsis; tienes esto, tienes aquello, yo apoyo esto, estoy de acuerdo con esto;
el Señor en algunas ocasiones está apoyando lo que hace la iglesia, lo está respaldando. Es
como cuando el sumo sacerdote le echaba aceite. Pero a veces dice: “pero tengo contra ti esto”;
es cuando está usando la tijerita; no quiero nicolaísmo, no quiero baalamismo, no quiero
jezabelismo, no quiero muchas otras cosas; tienes esto, esto está bueno pero esto está malo,
para esto hay aceite pero para esto hay tijerita. Ahí vemos al sumo sacerdote, el Señor Jesús,
realizando su trabajo sacerdotal en el Lugar Santo. Pero en el Lugar Santo también estaba,
La mesa de los panes de la proposición 181

frente al candelero, la mesa de los panes de la proposición. También la mesa de los panes de la
proposición representa un trabajo que el sumo sacerdote, Jesucristo, tiene que realizar velo
para afuera delante de Dios para el Padre.
Nos hemos fijado en el trabajo que el Hijo del Hombre hace en el atrio, donde es sacrificado el
cordero, como el Señor Jesús murió, como la fiesta de la Pascua; hemos visto ya ese trabajo.
También hemos visto el trabajo de intercesión en el altar de oro, el tomar el incienso, en el entrar
detrás del velo, presentar la sangre, presentar el incienso; hemos visto ese trabajo de Él a la
diestra del Padre intercediendo por nosotros. También hemos visto el trabajo de Él en lo relativo
al candelero, moviéndose entre candeleros y haciendo lo Suyo, pero ahora nos toca también ver
el trabajo del sumo sacerdote con la mesa de los panes de la proposición, porque también eso
representa otro aspecto de la obra sumosacerdotal del Señor Jesús con el pueblo de Dios
delante del Padre.
Hace ya varios meses, quizá dos, tres meses que el Espíritu del Señor ha puesto sobre mi
corazón una carga e inclusive a veces he pasado las noches, digamos, masticando esto, el
Espíritu Santo alegrando mi corazón, enseñándome y poniéndome la carga de compartirlo con
mis hermanos; pero no podíamos tener esa oportunidad en otros lugares porque estábamos
también completando otras cargas; entonces pensé que quizá podría hacerse, si los hermanos
lo acordaran conmigo, en esta oportunidad pudiéramos tratar ese asunto. Con los hermanos allá
en Bogotá hemos seguido una serie acerca del Arca del Pacto y hemos seguido también una
serie completa sobre el candelero, hemos seguido una serie sobre el sacerdocio, sobre las
vestiduras sacerdotals, sobre el tabernáculo, pero nos falta concretar el asunto de la mesa de
los panes de la proposición, y yo pienso que el Espíritu Santo espera que sea el momento en
que pueda ser digerido por lo menos por algunos para que entonces nosotros también le
dediquemos alguna consideración en la presencia del Señor acerca de esto. El asunto de la
mesa de los panes de la proposición es también un trabajo sacerdotal del sumo sacerdote. Pues
182 La casa y el sacerdocio

lo que hemos hecho esta mañana es solamente ubicar ese tema dentro del contexto del
sacerdocio del Señor Jesús mostrando cómo en la Palabra de Dios esto tiene que tener también
un lugar. Por lo pronto, sea esta parte una introducción. No podemos descuidar ese aspecto
porque tenemos claros otros y necesitamos también tener claro éste.

El tabernáculo en el desierto
Tratamos el tema de la mesa de los panes de la proposición inicialmente en Éxodo capitulo 25.
Allí aparece una secuencia en los primeros 10 versículos. Dios le dice a Moisés que Él desea
que Su pueblo le haga ofrenda voluntaria de todo corazón de lo que Él le pide. No
necesariamente que le ofrezcamos lo que nosotros queremos sino que de todo corazón,
voluntariamente, le demos lo que Él pide. Desgraciadamente, en nuestra inmadurez religiosa sí
queremos tener relación con Dios, pero solamente a nuestra manera; por eso existen muchas
religiones. Si el hombre no quisiera tener relación con Dios, no habría religiones en la tierra, pero
vemos que hay muchas religiones. Eso prueba que el hombre de alguna manera, o de muchas
maneras quiere tener con la divinidad alguna relación, solamente que según nuestro parecer y
según nuestra propia manera. Hay personas que están dispuestas a subir de rodillas a
Monserrate, a cumplir los 9 días de la novena y a realizar muchas otras actividades religiosas a
su manera. El Señor Jesús, en Marcos capítulo 7, dice que los ancianos de Israel habían
invalidado la Palabra del Señor para seguir sus propias tradiciones. Había tradiciones de los
ancianos. Ellos no invalidaban la Palabra de Dios porque no quisieran a Dios; querían a Dios,
pero no según Su palabra. Querían a Dios según sus tradiciones. Entonces el Señor les dice que
bien invalidaban la Palabra de Dios por seguir las tradiciones de los ancianos. Acá en Exodo 25,
nosotros vemos que el Señor pide a Su pueblo los materiales con los cuales Él quiere que se le
haga un santuario, y el Señor también establece el modelo del santuario; o sea que lo que Dios
le está pidiendo a Su pueblo, es que Su pueblo voluntariamente, de todo corazón le dé a Él lo
La mesa de los panes de la proposición 183

que Él pide. Toda la humanidad procura darle lo que la humanidad quiere; como Caín que
ofreció a Dios lo que él quería, pero eso no le fue agradable a Dios. Dios nos pide que nosotros
le demos lo que Él quiere y que le hagamos el santuario; hagamos las cosas conforme al modelo
que Él traza. Si estamos dispuestos a oír lo que Dios nos pide y el modelo que Él nos presenta,
podemos caminar con Dios para, con la ayuda de Su Hijo, agradarle.
Aquí en los primeros 10 versículos del capítulo 25 de Éxodo, Dios enfatiza estas dos cosas:
Dios pide los materiales que Él escogió y Él pide que se le haga un santuario conforme al
modelo que Él diseñó. Luego, desde el versículo 10 hasta terminar el verso 39 del capítulo 25, el
Señor pide a Su pueblo que le haga ciertos utensilios, ciertos muebles, ciertos enseres. Primero
dice que va a hacer un santuario y luego comienza a describirlo por el mobiliario principal, el
Lugar Santísimo, y comienza estableciendo la prioridad o la preeminencia del Arca del Pacto
con la cual Él simboliza Su propia presencia. En el capítulo 26 aparece el tabernáculo, en el
capítulo 27 aparece el altar de bronce, y eso ya es en el atrio. Pero incluso antes del
tabernáculo, el Señor tomó espacio para describir tres muebles que Él quería: el Arca del pacto,
la mesa de los panes de la proposición y el candelero de oro. Todas estas cosas son figuras,
todas estas cosas son simbólicas y todas ellas nos enseñan algo de la relación que Dios quiere
tener con el hombre, con Su pueblo, como pueblo, y que Él quiere que Su pueblo tenga con Él.
Él le pide a Su pueblo que haga un Arca para colocarla en el Lugar Santísimo de la casa de Dios.
Lo primero que Él describe es el Arca y la ubicación del Arca, la preeminencia del Arca y su
ubicación en el Lugar Santísimo de la casa de Dios. Lo segundo es la mesa de los panes de la
proposición y el candelero de tercero. Luego aparece el altar de bronce, y otro altar de oro, el
incensario, etc.; el tabernáculo. Quisiera llamar la atención al lugar que se la da a la mesa de los
panes de la proposición en este orden de prioridades: lo primero que aparece es el arca del
pacto y entonces, inmediatamente, la mesa de los panes de la proposición, luego frente a la
mesa aparece el candelero.
184 La casa y el sacerdocio

La secuencia de Dios
Yo quisiera que mis hermanos vieran también esa misma secuencia, porque la secuencia nos
enseña mucho. La secuencia nos enseña las cosas que son prioritarias para Dios. Si no
atendemos la secuencia de Dios, entonces establecemos nosotros nuestra propia secuencia, y
cuando nosotros establecemos una secuencia diferente a la secuencia de Dios, le quitamos
importancia a cosas que Dios sí les da importancia y le damos demasiada importancia a cosas a
las que sí se les debía haber dado una importancia relativa pero después de otras. Nosotros
debemos aprender a corregir nuestra escala de valores. Nuestra secuencia tiene que adaptarse
a la secuencia de Dios. Es Dios el que dice qué va primero, qué va segundo, qué va tercero, qué
va de cuarto y no nosotros. Nosotros somos muy dados a hacer las cosas conforme a nuestras
propias valoraciones subjetivas. Yo creo que los hermanos que ya tienen algunos años
caminando con el Señor, habrán comenzado un poquito a aprender cuánto afecta a las cosas de
Dios, a la marcha del pueblo de Dios, nuestro subjetivismo. A veces nosotros somos muy
subjetivos. Vemos nuestra propia escala de valores, que es nuestra propia secuencia, nuestra
propia estimación, nuestra propia estimación de las cosas, y para colmo de males no solamente
tenemos nuestra propia estimación de las cosas sino que queremos que los demás también la
tengan, y eso sí que hace difícil el asunto. Todos debemos aprender a renunciar a nuestras
propias subjetividades personales, aprender de Dios la objetividad de la secuencia de Dios
establecida clara y nítidamente por Dios en la Palabra de Dios. La palabra de Dios establece
prioridades, la Palabra de Dios establece jerarquía de valores, jerarquía de asuntos.
Íntimamente relacionado con este capítulo, Éxodo 25, es el de Números capítulo 4, que nos
dice desde el versículo 5: “5Cuando haya de mudarse el campamento”. En repetidas ocasiones
en la historia del Pueblo de Dios, el campamento debe mudarse para seguir a la nube de la
gloria de Dios. En repetidas ocasiones, el Señor, después de haber guiado a Su pueblo en una
La mesa de los panes de la proposición 185

determinada jornada y haberlo llevado a un determinado punto espiritual y haberle enseñado


algunas lecciones, cuando Él juzga que la sazón ya está a punto, entonces la nube se levanta y
dirige al pueblo a una jornada posterior; salen de una estación y llegan a otra estación; ya han
aprendido ciertas lecciones y ahora es la hora de aprender nuevas lecciones, y los toma de una
posición y los lleva a otra posición. Así es nuestra vida espiritual tanto en lo personal como en lo
colectivo y dentro de lo colectivo, tanto dentro de lo local como en lo universal; existen unas
secuencias establecidas por el Espíritu Santo. Cuando nosotros miramos la historia de la Iglesia
en lo colectivo y en lo universal nos damos cuanta de que el Espíritu Santo detuvo la nube de
gloria en ciertos asuntos que era necesario esclarecer primero para que sirvieran de base
suficiente para tratar otros asuntos después. Difícilmente se hubiera empezado por la
Cristología si no se hubiera tenido primero claro lo de la Trinidad. El Espíritu Santo tenía que
aclarar lo relativo a la Trinidad y lo relativo a la humanidad para que se pudiera aclarar lo relativo
a la Cristología.
Y así, cuando estudiamos la historia de la iglesia, vemos que los primeros conflictos al interior
del pueblo de Dios eran para tratar de saber cómo era eso del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Sí, bueno, el Padre es Dios, pero ¿quién es el Hijo? Y se discutía si era de la misma sustancia o
de una sustancia semejante o diferente; si era Dios o si era una criatura, y si siendo Dios era la
misma persona del Padre o era una segunda persona divina; y todo eso se discutió primero, y la
iglesia tenía que quedarse bajo la nube de gloria aprendiendo la lección acerca de Dios.
Después de que la discusión acerca de Dios se decantó, entonces comenzó la discusión acerca
del hombre; si el hombre por naturaleza es capaz de agradar a Dios o si necesita de la gracia de
Dios, y las discusiones de Pelagio que decía que nosotros no heredamos el pecado de Adán
sino que el pecado de Adán afectó sólo a Adán como persona, pero que cada uno tiene libre
albedrío y con la sola fuerza del libre albedrío y de la persona ya podemos hacer la voluntad de
Dios. Eso se lo creía Pelagio, que era un hombre que seguramente pensaba que era posible
186 La casa y el sacerdocio

agradar a Dios por la sola fuerza del libre albedrío. Pero Agustín de Hipona, que había sufrido
bastante conociendo su propia debilidad humana, era muy sensible para esos versículos de la
Palabra donde dice que no solamente Adán pecó sino que por el pecado de uno, la muerte pasó
a todos y todos fuimos constituidos pecadores y que ya no es suficiente la naturaleza sino que
se necesita la gracia, y comenzó esa discusión y al mismo tiempo con esa discusión acerca de la
naturaleza humana vino la discusión acerca de quién es Cristo entonces.
Bueno, ya sabemos que Cristo es Dios; una segunda persona junto con el Padre y el Espíritu
Santo en la Santísima Trinidad, pero ¿cómo se relaciona la naturaleza divina con la naturaleza
humana en la persona del Señor Jesús? Esa era otra estación en la que se detuvo la nube de
gloria en lo colectivo, en lo universal. Hasta que estuviese esclarecido por ahí a partir del concilio
de Calcedonia en el siglo V apenas. Cinco siglos después quedó claro de que la segunda
persona de la Trinidad, el Hijo de Dios, al hacerse hombre, es perfectamente Dios y
perfectamente hombre, dos naturalezas, pero una sola persona. La definición de Calcedonia se
escribe en un solo párrafo y ese párrafo se lee en cinco segundos, pero se demoraron quinientos
años en poder llegar a la conclusión que se puede leer en cinco segundos; la definición de
Calcedonia que se lee en cinco segundos, tuvo que gestarse prácticamente cinco siglos. Un
siglo para cada segundo.
Entonces, hermanos, nos damos cuenta de que era necesario tener claro primero lo que es
Dios y lo que es el hombre para poder tener claro quién es Cristo. Sólo después de tener claro
quién es Cristo, entonces se llegó a la época de la escolástica, de la alta edad media, para
discutir el asunto de la expiación, porque cómo se va a entender la expiación si ni siquiera se
entiende a Cristo. Diez siglos para discutir a fondo la expiación; todavía en el siglo XII ustedes
oyen las discusiones de Abelardo, donde pensaba que la muerte de Jesús en la cruz era para
darnos ejemplo de sufrimiento. Hoy usted, que está en el siglo XX, dice: ¡pero cómo era tan
ciego! Pero así es. Se necesitó de varios siglos para que se decantara en la iglesia universal el
La mesa de los panes de la proposición 187

sentido expiatorio de la muerte de Cristo; entender lo que es la expiación. Pero después llegó la
época de la Reforma, y en la época de la reforma la nube de gloria pasó a otra etapa y lo que
había que tratar en esa nueva etapa era si el justo se salva por la sola fe o por la fe con las obras.
Si es expiación, la fe en esa expiación era suficiente para ser salvo eternamente, o si se
necesitaban las obras como méritos para la salvación. Y no piensen que la discusión fue fácil.
Yo pienso que una gran cantidad de muertos al interior de la cristiandad costó el llegar a esta
claridad; el justo se justifica por la sola fe, sin las obras de la ley. Cuánto hace que Pablo lo había
dicho, pero una cosa es que Pablo, el apóstol, tenga la revelación y otra cosa es que llegue a ser
una posesión universal del cuerpo de Cristo, que es otra cosa. O sea que la nube de gloria tenía
que haber tenido cocinado el asunto de la Cristología, y el de la expiación, para completar el
asunto de la justificación, y eso apenas empezó a ser claro a partir de la época de la Reforma.
Por aquella época surgió la contrarreforma, surgió el concilio de Trento, tratando de desvirtuar lo
que decía la Reforma y anatemizando nada menos que la declaración esencial del evangelio: el
justo vivirá por la fe, dice Pablo: concluimos pues que el justo es justificado por la fe sin las obras
de la ley,57 y esa conclusión apostólica fue anatematizada por el concilio de Trento. Cualquiera
que diga que lo que dijo Pablo es anatema, mas Pablo dijo: cualquiera que diga distinto a lo que
nosotros decimos es anatema. Hoy en día ya las cosas han cambiado un poco; hoy en día ya ha
habido un acuerdo entre el ministerio universal luterano con los obispos norteamericanos
católicos, y hoy en día Martín Lutero ya no es declarado un hereje sino un doctor de la iglesia,
por fin después de cinco siglos; y hoy en día los herejes son llamados hermanos, aunque
separados, pero hermanos. No es fácil avanzar. Si no se tenía claro el asunto de quién es salvo
y quién no es salvo, qué es lo que salva a una persona y qué es lo que todavía hace que la
persona no sea salva, si no se tiene clara la Soteriología, que trata del asunto de la salvación,
¿cómo se iba a tener claro el asunto de la iglesia?
57
Cfr. Romanos 1:17 y Gálatas 3:11
188 La casa y el sacerdocio

Para entrar a considerar el asunto de la iglesia a partir de aquellos hermanos del pasado que
comenzaron a considerar el asunto del cuerpo, había que tener primero claro el asunto de quién
es salvo y quién no, cómo se salva la gente y cómo no, y para eso había que tener claro lo de la
expiación, y para eso tener claro a Cristo, y para eso tener claro lo de la Trinidad y lo del hombre.
¿Se dan cuenta que son secuencias necesarias? Hay cosas que el Espíritu tenía que aclarar
primero para luego poder avanzar. Entonces por eso recién en el siglo pasado, comenzaron un
poco a fondo las discusiones eclesiológicas para aprender cual es la eclesiología de la Biblia,
porque claro, la iglesia llevaba ya diecinueve siglos andando pero basándose en eclesiologías
católicas, ortodoxas o protestantes de distintas clases, y se necesitaba llegar a una eclesiología
bíblica. Pero, ¿cómo llegar a una eclesiología bíblica y no meramente eclesiástica sin primero
tener una soteriología o doctrina de la salvación clara? Lo mismo es el asunto final, de la
escatología, de las ultimas cosas. ¿Cómo tener claro el asunto de las ultimas cosas, del
Apocalipsis, de los vencedores, sin tener en cuenta el asunto de la iglesia? Se tiene que tener
claro primero el asunto de la iglesia para poder tener claro el asunto de los vencedores y el
asunto del juicio y del milenio y de todas estas cosas de la escatología. Así que, mis hermanos,
se dan cuenta que sí existe una secuencia didáctica y que ciertas verdades para ser plenamente
entendidas necesitan de otras que se traten primero. Aveces nosotros queremos entrar de una
vez por Apocalipsis, pero nos olvidamos que Apocalipsis es el último libro de la Biblia y que en el
Apocalipsis están todas las terminales de la Escritura, y que para entender Apocalipsis
necesitamos entender primero toda la Escritura. Ya cuando tenemos en cuenta toda la Escritura,
podemos entender algo de Apocalipsis. Aquí en estos versículos que estamos viendo, nos
damos cuenta de que Dios establece unas prioridades, y, estas prioridades establecidas por
Dios, son instrucciones divinas para cuando haya que mudarse el campamento. Pienso que con
esta visión panorámica de la historia de la iglesia nos hemos dado cuenta de cuantas veces se
ha mudado el campamento, cuantas veces hubo que pasar por muchas experiencias para que
La mesa de los panes de la proposición 189

se asienten de parte de Dios, del cielo, ciertas verdades en la tierra.

El orden jerárquico
Entonces, cuando dice acá: “cuando haya de mudarse el campamento” (Num 4:5), nos está
diciendo que realmente el campamento tiene que mudar de jornada en jornada y de estación en
estación varias veces según una secuencia establecida por Dios. De tal manera que Dios le dijo
a Moisés: Moisés, escribe en un libro las jornadas. Dios estaba interesado en que las jornadas
quedaran escritas para nosotros, porque aquellas jornadas naturales de Israel, como nos
enseña 1 Corintios 10, son ejemplo para nosotros. “11Y estas cosas les acontecieron como
ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de
los siglos” .
Entonces ahora, veamos aquí el orden jerárquico de asuntos establecidos por Dios en la
marcha del campamento. Números 4:5: “Cuando haya de mudarse el campamento, vendrán
Aarón y sus hijos y desarmarán el velo de la tienda, y cubrirán con él el arca del testimonio” .
Fíjense en lo primero que se menciona; no se puede avanzar un poquito en el camino del Señor
sin tratar primeramente lo relativo al arca cubierta con el velo. A veces nosotros dejamos lo del
arca y lo del velo para lo último, pero el Señor establece lo primero. La Palabra dice que en esto
conoceréis el espíritu de la verdad y el espíritu de error: “Todo espíritu que no confiesa que
Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios” (1 Jn. 4:3). Ahí esta lo del velo, no se puede
avanzar sin tener claro este asunto del Señor Jesucristo, del Hijo de Dios, de la encarnación.
Hay personas que pueden estar de acuerdo en muchas otras cosas, pero, si en este asunto
fundamental acerca de la persona divina y humana del Señor Jesucristo no están claros, no se
puede caminar con ellos todavía. San Juan dice que si alguno viniere a vosotros y no trajere esta
doctrina con respecto a Jesucristo, como venido en carne, ni siquiera lo recibáis en casa ni le
digáis bienvenido. Entonces, ¿cómo nosotros vamos a hablar de la iglesia sin primero hablar de
190 La casa y el sacerdocio

la divinidad y humanidad del Señor Jesucristo? Lo primero que hay que tratar para poder
avanzar, es tener claro el asunto de la divinidad y humanidad del Señor Jesucristo. El primer
asunto a tratarse es el arca; aquí dice el arca cubierta por el velo. Fíjese en lo primero que Dios
establece; nosotros no podemos hacer otros trabajos, con otras personas, con otros grupos de
hermanos sin tener claro el asunto de la divinidad y humanidad del Señor Jesús.
Ahora sigue diciendo: “y pondrán sobre ella”, sobre el arca cubierta con el velo; se desarma el
velo de la tienda, que representa la carne de Cristo y con ella se cubre el arca del testimonio.
Antes de avanzar, para avanzar, se avanza en una profundización de Cristo. La única manera
de profundizar es profundizando en Cristo, profundizando en Su persona, en Su divinidad, en Su
humanidad, en Su obra en la cruz, en Su obra en la resurrección, en todo lo relativo a Su
persona y en la esencia del evangelio. Eso es lo que hace avanzar a la iglesia, una
profundización en eso. Profundizar en quién es Cristo y profundizar en qué hizo Cristo, eso es lo
que nos hace avanzar. Luego dice acá: “y pondrán sobre ella la cubierta de pieles de tejones, y
extenderán encima un paño todo de azul, y (recién ahora) le pondrán sus varas”; ahora sí se
puede avanzar. Mientras eso no esté cubierto y cada cosa en su lugar, todavía ni siquiera hay
que ponerle las varas, no hay que avanzar en eso, hasta que el asunto no esté en su lugar
respecto de eso. Cuando ya todo lo relativo al arca, al velo y al paño de azul por encima esté en
su lugar, ahora sí se le puede poner las varas. Fíjense en este detalle; ustedes van a ver de aquí
en adelante que con respecto a los panes de la mesa de la proposición que viene después, y al
candelero que viene después, el velo de azul se coloca primero, y encima de él se colocan las
pieles de tejón. Es decir que cuando usted ve esa santa procesión de levitas, de coatitas
llevando el arca, llevando la mesa, llevando el candelero, llevando el altar de oro y el incensario,
usted ve que por fuera, la mesa, el candelero y el altar, son pieles de tejones. En cambio, en el
caso del arca, por fuera es el paño de azul. En los otros casos el paño de azul está por dentro, y
las pieles de tejones están por fuera, pero en el caso del arca las pieles de tejones están por
La mesa de los panes de la proposición 191

dentro y el paño de azul está por fuera. El paño de azul por fuera, nos muestra dónde está la
vanguardia, dónde está el precursor, dónde va el arca. El arca es la que va siempre adelante, el
arca es el primer asunto, y sabemos que el arca es el primer asunto porque tiene el velo de azul
por fuera. El azul representa lo celestial. En el caso del Señor Jesús, que se hizo hombre, Él ya
fue glorificado, y por tanto, encima de las pieles de tejones están las telas azules, el paño azul.
El azul, lo celestial, ya es visible en la persona del señor Jesús porque Él ya resucitó. En el caso
nuestro, nosotros tenemos lo celestial por dentro, pero todavía por fuera tenemos la carne. En
cambio, en el Señor Jesús, Él ya sacó lo celestial por fuera, Él ya resucitó corporalmente, Él ya
es espiritual, ya es celestial, y por eso aunque es hombre, y por eso tiene madera de acacia y
pieles de tejones, sin embargo todo eso está ya revestido y cubierto de un paño azul, porque en
el caso de la persona del Señor Jesús, Él ya ha sido glorificado, y por eso es nuestro precursor;
y por eso, cuando vemos todos aquellos montoncitos de la procesión, sabemos cuál es el
primero y a cuál es al que hay que seguir. Todos los demás también tienen azul, la mesa
también tiene azul, el candelero también tiene azul, pero lo tienen por dentro. Nosotros todos
tenemos el azul por dentro, pero el Señor ya lo tiene por fuera porque Él ya fue glorificado.

El arca es lo primero
Entonces sigamos allí la secuencia. “7Sobre la mesa de la proposición”. Fíjese en lo que
continúa después de la cabeza. Lo que continúa después de la cabeza es el cuerpo; en lo
universal, después en lo local. Lo que continúa después del arca es la mesa de los panes de la
proposición; ese es el segundo lugar. Dios estableció el segundo lugar para esto, para la mesa,
incluso antes que el candelero, incluso antes que el altar del incensario o del altar de bronce del
sacrificio, la mesa de los panes de la proposición es lo que continúa inmediatamente al arca.
Aquí vemos una secuencia; estamos viendo que el lugar de este asunto de la mesa de los panes
de la proposición no es un asunto secundario, es un asunto prioritario después del arca;
192 La casa y el sacerdocio

digamos que después del arca, este asunto es importante. El arca nos refiere a Cristo, su
persona y su obra, la esencia del evangelio, pero entonces ahora viene la mesa de los panes de
la proposición, con la que trabajaba el sumo sacerdote. El sumo sacerdote tenía que preparar
esta mesa, tenía que mantener esta mesa delante del Padre de una cierta manera. Ese era un
trabajo sacerdotal como trabajo era el del sacrificio afuera, trabajo era el incensario adentro,
trabajo era cuidar los candeleros; pues yo pienso que hemos entendido ya, como ayer a la
mañana veíamos, a veces nos hemos puesto a poner atención a ese trabajo sacerdotal del
sacrificio, también hemos entendido el trabajo sacerdotal de la intercesión, también hemos
entendido el trabajo sacerdotal del sumo sacerdote en medio de los candeleros, pero ¿y qué de
la mesa? ¿cuál es el trabajo sacerdotal respecto de la mesa de los panes de la proposición?
Ahora estamos viendo que esto es un asunto de prioridad una vez que lo relativo al arca esté
claro. Lo relativo al arca es la persona y obra de Cristo, esencia del evangelio, y tiene que tener
una continuidad con lo relativo a la mesa de los panes de la proposición; y repito: proposición
que es distinto a propiciación. Como la pronunciación es parecida, a veces uno puede decir: “los
panes de la propiciación”, pero no es propiciación, es proposición. Después veremos la
diferencia.
“7Sobre la mesa de la proposición extenderán un paño azul (ahí está la mesa, luego viene el
paño azul), y pondrán sobre ella las escudillas (que en el hebreo es la misma palabra que en otra
parte se llama los platos), las cucharas, las copas (que es lo que en otras partes se llama las
cubiertas, según el hebreo) y los tazones para libar; y el pan continuo (la palabra lo dice con más
exactitud: el pan de la continuación; ya solamente con esas palabritas nos damos cuenta de a
qué nos estamos acercando: el pan de la proposición es el pan de la continuación, aquí se le
llama el pan continuo pero la palabra exacta en el hebreo es: el pan de la continuación) estará
sobre ella. 8Y extenderán sobre ella un paño carmesí”. Fíjese en que sobre el arca no había
necesidad de poner un paño carmesí, porque como el Señor Jesús no pecó, nadie necesitaba
La mesa de los panes de la proposición 193

morir por Él para cubrir los pecados de Él porque no pecó, ni siquiera Él tenía que morir por sí
mismo, porque si Él hubiera tenido que morir por sí mismo, no hubiera podido morir por
nosotros. Como Él murió por nosotros, Él se vuelve la expiación a nuestro favor, pero Él no
necesita que nadie expíe por Él, ni siquiera Él por si mismo porque Él no ha pecado. Por eso
respecto del arca, no era necesario poner un paño carmesí, pero sobre la mesa sí se necesita
poner un paño carmesí. Así que necesitamos estar constantemente cubiertos por la sangre de
Cristo, por la obra expiatoria para poder avanzar un poquito en esto de la mesa de los panes de
la proposición.
Entonces dice así: “y lo cubrirán con la cubierta de pieles de tejones; y le pondrán sus varas”.
También en esto hay que avanzar, pero las pieles de tejones están afuera. El arca también tiene
pieles de tejones, pero están adentro. La mesa también tiene un paño azul, pero por dentro
todavía, por fuera son pieles de tejones. Por eso es que cuando no se ve lo que el Señor quiere
ver en Su Iglesia, el mundo lo que ve son grandes ratones, porque los tejones son como unas
ratas grandes del desierto, no tan feas, pero tampoco tan lindas, pero el azul está por dentro.
Luego dice: “9Tomarán un paño azul (también el azul) y cubrirán el candelero del alumbrado, sus
lamparillas, sus despabiladeras, sus platillos, y todos sus utensilios del aceite con que se sirve,
10
y lo pondrán con todos sus utensilios en una cubierta de pieles de tejones, y lo colocarán sobre
unas parihuelas”. Ahí también tiene el azul por dentro y las pieles de tejones cubriendo. ¿Qué
aparece en tercer lugar? El candelero. En Éxodo 25 la secuencia era exactamente la misma:
primero empieza a describir el arca del pacto, después la mesa de los panes de la proposición, y
en tercer lugar el candelero, después venía el altar de oro que es lo que aquí aparece en cuarto
lugar. Aquí dice: “11Sobre el altar de oro extenderán un paño azul, y lo cubrirán con la cubierta de
pieles de tejones, y le pondrán sus varas”. Ahí está; el azul por dentro y los tejones por fuera. El
único que tiene el azul por fuera es el arca, porque de todos nosotros los hombres el único que
ha sido glorificado ya en forma efectiva es el Señor Jesús; nosotros somos glorificados en Él y
194 La casa y el sacerdocio

tenemos lo de Él por dentro, pero ahora tiene que pasar de adentro hacia fuera en aquel día de
Su venida.

La prioridad en la Iglesia
Ahora, hermanos, pasemos de la tipología a la secuencia con el verdadero campamento, que
es la iglesia, y vamos al libro de Hechos de los Apóstoles 2:41,42 inicialmente. En estos días en
la consideración de la mesa de los panes tenemos que ver mucho con Hechos de los Apóstoles.
Este es el comienzo de la historia de la iglesia. En Hechos capítulo 2 es cuando arranca el
campamento a caminar a lo largo de la historia. Aquí comenzó la iglesia a andar, pero fíjense
ustedes que hay cuatro cosas en que la iglesia persevera, y esas cuatro cosas tienen una
secuencia, y como mis hermanos lo verán, esa secuencia se corresponde con la secuencia que
vimos en la tipología en Éxodo 25 y en Números 4.
Hechos 2:41,42: “41Así que, los que recibieron su palabra (o sea la de san Pedro en el día de
Pentecostés) fueron bautizados; y se añadieron aquel día (digamos, la inauguración de la
iglesia) como tres mil personas”. Entonces ahí tenemos la iglesia, es decir, más o menos unas
tres mil quinientas personas, los tres mil que se convirtieron aquí y los quinientos que ya había.
Tres mil quinientos, un número muy interesante; la mitad de siete; lógicamente que para
terminar falta la otra mitad. Este es el comienzo, este es el principio, falta el fin. Este es el alfa,
falta la omega para que sea siete. Bueno, entonces, ¿qué dice el versículo 42? ¿Sabe cuánto es
el número 42? 7x6. Dice: “42Y perseveraban”. ¿Qué fue lo que estuvo haciendo la iglesia cuando
arrancó, cuando comenzó a marchar? Cuatro cosas: “42Y perseveraban (primero) en la doctrina
de los apóstoles, (segundo) en la comunión unos con otros, (tercero) en el partimiento del pan y
(cuarto) en las oraciones”. Aquí hay cuatro cosas en las que nosotros, la iglesia, desde el
principio, tenemos que perseverar. En lo primero que tenemos que perseverar es en la doctrina
de los apóstoles; pero ¿de qué hablan los apóstoles? ¿cuál es la doctrina de los apóstoles?
La mesa de los panes de la proposición 195

Vamos a leer que se trata del arca. Hechos 5: 42 dice: “42Y todos los días (estos eran los
apóstoles), en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar (¿la prosperidad; los
diezmos; casa, carro y beca? ¿qué?) a Jesucristo”. Ese es el tema de la doctrina de los
apóstoles. Ese es el tema central. El tema central es la persona, la obra y la doctrina de
Jesucristo, enseñar y predicar a Jesucristo. Todos los días en el templo y por las casas no
cesaban de predicar a Jesucristo. Ese es el arca. El arca es el Señor Jesús. Eso es lo que
representa el arca del pacto, allí es donde está el asiento de Dios, la gloria de Dios, el trono de
Dios; en el Señor Jesús tenemos la revelación de Dios, la madera representando Su naturaleza
humana y el oro representando Su naturaleza divina. Ahí es el lugar central, el lugar
preeminente en la iglesia lo tiene que ocupar el Señor Jesús. Y los apóstoles no se dedicaban a
predicar otras cosas primero, no. Jesucristo primero, Jesucristo primero, Jesucristo primero. Esa
es la, no las, la enseñanza o doctrina de los apóstoles; la persona del Señor Jesús. Quién es en
lo divino, en lo humano, cómo se relaciona Su persona divina con la del Padre y la del Espíritu,
cómo se relaciona en la persona la naturaleza divina con la humana, la naturaleza divina con la
humana en la persona del Hijo de Dios, cuál es la obra del Hijo de Dios.
En 1 Corintios 15 tenemos la prioridad de la doctrina apostólica establecida en la persona y
obra del Señor Jesús. La iglesia tiene que estar centrada en la persona del Señor y en la esencia
del evangelio; ahí es donde está el arca del pacto. Lo relativo a la esencia del evangelio es el
propiciatorio, donde se rocía la sangre, encima del arca. Hermanos, la iglesia no puede avanzar
en otras cosas si no tiene claras éstas. Estas son las prioridades, la iglesia en esto tiene que
estar bien arraigada en el Señor Jesús y en la esencia del evangelio. Dice en 1 Corintios 15:
“1Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis,
en el cual también perseveráis; 2por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado,
sois salvos (esto es lo que pone a la gente en el camino de la salvación), si no creísteis en
vano. 3Porque primeramente (ahí está, primeramente) os he enseñado”. ¿Qué?
196 La casa y el sacerdocio

¿Primeramente qué es lo que se enseña? A Cristo, ahí está la persona, el Hijo de Dios, el ungido
de Dios, Dios y hombre verdadero. “Que Cristo (segundo) murió por nuestros pecados,
conforme a las Escrituras”. Fíjese, en las Escrituras se habla acerca de la persona del Mesías y
de Su obra en la cruz y de Su resurrección.
Primero, ¿qué es lo primero cuando comenzaron los Apóstoles? Como si fueran los hijos de
Aarón; porque Aarón representa al sumo sacerdote, el Señor Jesús, y sus hijos representan el
ministerio del apostolado delegado directamente del Señor Jesús. ¿Qué representa allí?
Primero Cristo. Primeramente os he enseñado que Cristo murió por nuestros pecados conforme
a las Escrituras. Ahí está todo el anuncio acerca del Mesías y toda la tipología de los sacrificios,
los distintos aspectos del sacrificio de Cristo. Conforme a las Escrituras la profecía y la tipología,
Cristo (la persona) murió (la obra de la cruz) y fue sepultado; porque no solamente el Hijo obra
aquí en la tierra, sino que también en el otro lado el Hijo hizo obras. “4Y que fue sepultado, y que
resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”. Hizo obras en el Paraíso, y en el Hades y en el
Tártaro. Ahí está: la persona de Cristo, Su muerte y Su resurrección. Eso es lo prioritario: Su
persona, Su muerte, Su obra expiatoria (la esencia de Su Evangelio) y Su resurrección. Ahí está
el arca del pacto. Ahí está lo primero de la doctrina de los apóstoles, lo primero.

El tema central del evangelio


Primeramente os he enseñado. Perseveraban en la doctrina de los apóstoles, y la doctrina de
los apóstoles es el Evangelio de Dios y la economía divina. ¿Acerca de qué es el evangelio de
Dios? En Romanos capítulo 1, vamos a ver que el Evangelio, antes que de casa, carro y beca,
trata del Hijo de Dios. “1Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el
evangelio de Dios, 2que él (Dios) había prometido antes por sus profetas en las santas
Escrituras” Ahí se puede hacer un recorrido desde Génesis hasta Malaquías mostrando cómo
todas las Escrituras escritas por los profetas hablaban de que había de venir el Mesías, el Cristo.
La mesa de los panes de la proposición 197

Entonces dice: el Evangelio de Dios, anunciado desde antes en las Escrituras acerca de,
¿acerca de qué? ¿acerca de qué es el Evangelio de Dios? ¿acerca de qué es que hablaba el
Antiguo Testamento? ¿Cuál es el tema central? El Hijo de Dios. El evangelio acerca de Su Hijo,
el Hijo de Dios. Ahí está el arca. Está la prioridad del arca; el Hijo de Dios con Poder. “3Acerca de
su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne” Ahí está la madera
de acacia del arca. “4Que fue declarado Hijo de Dios con poder (ahí está el oro del arca), por el
Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, 5y por quien recibimos la gracia”.
Ahí está el propiciatorio, encima del arca, ahí está la esencia del Evangelio. Y entonces, ahora
sí, recibimos no sólo la gracia sino también el apostolado, porque este pan tiene que tener
continuación. “5Y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en
todas las naciones por amor de su nombre; 6entre los cuales estáis también vosotros, llamados
a ser de Jesucristo”. ¿Llamados a ser de quién? De Jesucristo. No es de la cruzada, ni de los
bautistas, ni de los metodistas, ni de los católicos, ni del hermano Gino. No, hermanos, a ser de
Jesucristo. A ser propiedad de Jesucristo, comprados por Él, poseídos por Él, guiados por Él;
una relación directa. Llamados a la comunión con Su Hijo. Una relación directa de cada uno con
Jesucristo. Ese es el arca. Todo trabajo tiene que comenzar por acá. Esa es la prioridad.
Volvemos a Hechos capítulo 2. ¿Qué viene entonces después del arca? ¿qué hay delante del
arca? Hay dos cosas, una al lado de la otra, una al norte y otra al sur. Al norte, la mesa de los
panes de la proposición, y al sur el candelero. Ahora, cuando nosotros oímos norte y sur,
nosotros aquí acostumbrados a vivir en Colombia, y hablar en esta época del hemisferio norte
de los ricos y el hemisferio sur del tercer mundo; o los que viven en Bogotá, también el norte, los
barrios ricos; el sur, los barrios pobres. No, no hay que pensar así cuando leemos la Biblia. En la
Biblia, el sol entra por el oriente; ahí es la puerta del oriente, es la entrada al tabernáculo; es en
el oriente, y el arca estaba en el occidente, de manera que norte y sur para la Biblia no son sino
los lados. A lado y lado. El norte y el sur son los lados; la entrada es el oriente y la puesta es el
198 La casa y el sacerdocio

occidente. El arca está en el occidente, pero el norte y el sur son a los lados. Usted se va a dar
cuenta que cuando una cosa está al lado de la otra, está mostrando (y lo vamos a ver después
en la ampliación de la tipología en el templo) que estas dos cosas, la mesa de los panes de la
proposición y el candelero están íntimamente relacionadas, una frente a la otra. A lado y lado.
En el tabernáculo, al norte estaba la mesa; al sur estaba el candelero; pero en el templo (ya no
en el tabernáculo en el tiempo de Moisés, sino en el templo, en el tiempo de Salomón) cuando la
tipología fue ampliada y profundizada, el arca siguió siendo una sola, pero el candelero pasó de
ser uno a ser diez candeleros. Y cinco estaban a la derecha y cinco estaban a la izquierda y la
mesa pasó a ser diez mesas. Salomón hizo diez mesas, nos lo dice Crónicas y puso también
cinco a la derecha y cinco a la izquierda. Y allí encontramos a lado y lado los candeleros y las
mesas multiplicadas por todas partes. El número diez es el número de las naciones, es el
número de la humanidad, así que Dios quiere multiplicar por toda la humanidad los candeleros y
las mesas de los panes de la proposición. Entonces digamos, la mesa de los panes de la
proposición debe extenderse por el mundo entero y el candelero debe extenderse también a
toda localidad. Eso si seguimos la tipología pasando del tabernáculo al templo. Así acá estamos
viendo que después en Hechos 2:42, después de la doctrina de los apóstoles tenemos dos
cosas, la comunión unos con otros y el partimiento del pan.
En la próxima sesión, si Dios nos concede, estaremos profundizando un poco más en por qué
estas cosas de la comunión unos con otros y el partimiento del pan están representadas en la
mesa de la proposición y el candelero. La cuarta cosa es el altar del incensario, y aquí la cuarta
cosa son las oraciones porque las oraciones se corresponden con el incensario con venida a la
presencia de Dios en el nombre de Jesucristo para adorarle y para pedirle y para conseguir.
Pero esas oraciones ocupan también el cuarto lugar así como el altar de oro del incensario
ocupa el cuarto lugar. Algunos dicen, y ¿por qué no podemos orar con los musulmanes? pero ¿a
quién y en nombre de quién? Es que el que no tiene al Hijo no tiene tampoco al Padre. Tenemos
La mesa de los panes de la proposición 199

que empezar por el Señor Jesús.


Entonces, hermanos, fíjense en la secuencia, que es lo que ahora hemos visto despacio.
Después de la doctrina de los apóstoles es la comunión unos con otros y el partimiento del pan,
que son cosas íntimamente relacionadas, así como la mesa que está al lado o frente al
candelero, el candelero frente a la mesa, y luego en el templo tenemos cinco candeleros a un
lado, a la derecha, cinco candeleros a la izquierda, cinco mesas de los panes de la proposición a
la derecha, cinco mesas de oro a la izquierda; ahora en el templo ya no es que esté el candelero
en un lado y la mesa al otro lado, sino que a uno y otro lado hay candeleros y hay mesas. Ahora
tenemos que profundizar es en lo relativo a la mesa de los panes de la proposición que tiene que
ver con lo profundo de la comunión unos con otros. La verdadera comunión unos con otros tiene
que ver con esta mesa; la mesa precisamente es para la comunión.

La mesa de los panes: la comunión


Vamos a comenzar con la tercera parte. La primera parte fue el lunes por la mañana cuando
estuvimos mirando cómo el sacerdocio sumo, de nuestro Señor Jesús, consta de varias tareas;
cómo el sumo sacerdote tenía tareas en el altar, tareas en el Lugar Santo, tareas en el Lugar
Santísimo; en el altar de bronce del atrio, o sea en el atrio. En el Lugar Santísimo tareas de
presentar la sangre una vez el año, de mecer el incensario; también tenía tareas en el Lugar
Santo con el candelero y tareas con la mesa de los panes de la proposición, tareas también en el
atrio. Luego estuvimos viendo ahora en la sesión de la mañana cómo Dios ha establecido una
secuencia, una prioridad y esa prioridad, que es el arca, se continúa inmediatamente con la
mesa de los panes de la proposición.
El Señor ha hecho una obra de reconciliación con nosotros; y Dios primeramente la ha hecho,
pero inmediatamente seguida y relacionada, una obra de reconciliación entre nosotros. Fíjese
200 La casa y el sacerdocio

en que el Señor resumió la ley en dos palabras: “Amarás a Dios sobre todas las cosas y a tu
prójimo como a ti mismo”.58 Hay una primera cosa que es amar a Dios; digamos que ese es el
palo vertical del asunto, pero sobre ese palo vertical se sostiene el travesaño horizontal: y
amarás a tu prójimo como a ti mismo. Por eso la palabra del Señor nos dice: “El que ama a Dios,
ame también a su hermano” (1 Juan 4:21). Tu no puedes amar a Dios, a quien no has visto, y no
amar a tu hermano, a quien ves.59 Entonces, esa primera prioridad de relación con Dios en
Cristo, la cabeza, se sigue con la relación con mi hermano, con nuestros hermanos en el cuerpo.
A la cabeza, le sigue el cuerpo. Al amor a Dios le sigue el amor a los hermanos. Esa es la
secuencia normal, esa es la secuencia natural. Amarás a Dios y al prójimo como a ti mismo. El
que ama a Dios ame también a su hermano.

58
Ver Mateo 22:37-39
59
Ver 1 Juan 4:20
La mesa de los panes de la proposición 201

La palabra del Señor, por una parte, nos dice que somos los miembros de Cristo, y también en
segundo lugar nos enseña que somos miembros los unos de los otros. En cuanto a miembros de
Cristo, eso primero. Pero eso nos hace miembros los unos de los otros. Por eso a la secuencia
de la doctrina de los apóstoles le sigue la comunión los unos con los otros; así como la mesa de
los panes de la proposición y el candelero están uno al lado del otro frente a frente, en el mismo
Lugar Santo, estrechamente relacionados, a lado y lado del arca al frente, así también la
comunión unos con otros y el partimiento del pan están estrechamente relacionados. Después
de la doctrina de los apóstoles viene la comunión unos con otros y el partimiento del pan. Así
como frente a frente están la mesa de los panes de la proposición y el candelero, así también
frente a frente está la comunión unos con otros y el partimiento del pan. Si tenemos comunión
unos con otros entonces podemos partir el pan juntos, pero para poder partir juntos el pan
tenemos que tener comunión unos con otros. De la misma manera, para tener comunión unos
con otros, tenemos que tener comunión con Dios. Entonces Dios vino a reconciliarnos consigo
mismo por medio de Su Hijo. Dios estaba en Cristo; el Verbo de Dios se hizo carne. Ahí tenemos
el arca, de oro y de madera. Y el propiciatorio, la obra expiatoria, la obra de propiciación. Ahí
tenemos al Hijo de Dios y la esencia del evangelio.
Pero, ¿qué es lo que continúa después del arca, después del Señor y Su obra por nosotros?
Lo que continúa después de la cabeza es el cuerpo. Lo que continúa después de la
reconciliación con Dios es la reconciliación entre nosotros. Y por eso es que ahí en Romanos
decía lo siguiente y partimos desde ahí. Romanos capítulo 1, decía en la primera parte: “3El
evangelio acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la
carne, 4que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la
resurrección de entre los muertos (ahí tenemos el arca) “5y por quien recibimos la gracia”. Ahí
está el propiciatorio encima del arca, ahí está la persona del Señor Jesús en lo divino y en lo
humano; como Hijo de Dios resucitado, en lo divino, y como del linaje de David, según lo
202 La casa y el sacerdocio

humano. Ahí está la madera del arca, ahí está el oro del arca en la divinidad, ahí está la gracia
recibida por Él. Él derramó Su sangre y esa sangre está en el propiciatorio, ahí está en el arca,
en el propiciatorio está. Es una cobertura del arca, ahí se colocaba la sangre de la propiciación,
por eso se llama propiciatorio; ahí se está refiriendo a la esencia del Evangelio. Entonces,
cuando dice: “5y por quien recibimos la gracia”, ahí ya tenemos el arca. Pero la cosa no termina
ahí; la cosa continúa. “Recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas
las naciones por amor de su nombre; (ahí está el lugar de la mesa de los panes de la
proposición) 6entre los cuales estáis también vosotros (ahí está el candelero), llamados a ser de
Jesucristo”. Ahí está la continuidad de las cosas.

Descripción de la mesa
Entonces, hermanos, vamos a ir a Éxodo a la descripción inicial de la mesa de los panes de la
proposición. Después debemos ir a Levítico a la descripción de los panes de la proposición
misma. Primero en Éxodo, se nos describe la mesa; en Levítico se nos describen los panes.
Éxodo 25:23-30. Fíjese en que esto es algo que Dios le pide a Moisés para que le diga al pueblo
que el pueblo le haga. Cuando Dios nos pide que le hagamos candelero, tenemos que hacerle
candelero. Pero también nos ha pedido que le hagamos una mesa y que le hagamos una mesa
de una cierta manera, y debemos entender qué es lo que está en el corazón de Dios. ¿Qué nos
quiere pedir Dios? Nos ha provisto de Cristo para que le hagamos varias cosas; entre estas
cosas es esta clase de mesa. Él quiere que le hagamos esta mesa. Vamos a ver cómo, incluso
los términos que aparecen aquí, aparecen también en otra parte de la Biblia y en el Nuevo
Testamento con un sentido espiritual. Vamos a hacer inicialmente la lectura.
“23Harás asimismo una mesa de madera de acacia; su longitud será de dos codos, y de un
codo su anchura, y su altura de un codo y medio. 24Y la cubrirás de oro puro, y le harás una
cornisa de oro alrededor. 25 Le harás también una moldura alrededor, de un palmo menor de
La mesa de los panes de la proposición 203

anchura, y harás a la moldura una cornisa de oro alrededor. 26Y le harás cuatro anillos de
oro, los cuales pondrás en las cuatro esquinas que corresponden a las cuatro patas. 27Los
anillos estarán debajo de la moldura, para lugares de las varas para llevar la mesa. 28Harás
las varas de madera de acacia, y las cubrirás de oro, y con ellas será llevada la mesa.
29
Harás también sus platos, sus cucharas, sus cubiertas y sus tazones, con que se libará; de
oro fino los harás. 30Y pondrás sobre la mesa el pan de la proposición delante de mí
continuamente”.
El Señor quiere que Su mesa, porque esta mesa está delante del Señor, esté constantemente
dispuesta en orden. Una de las cosas que tenía que hacer el sumo sacerdote era disponerle a
Dios esta mesa. ¿Y ustedes creen que el Señor Jesús está cruzado de brazos respecto de
nosotros? ¿No estará haciendo algo para disponer esta mesa delante de Su Padre? Es bueno
que le entendamos al Señor Jesús qué es lo que está haciendo con nosotros para realizar este
trabajo espiritual desde ahora delante del Padre. Esta mesa tiene que ser dispuesta en orden
delante del Padre.

Descripción de los panes


Pienso que es bueno que leamos ahora también de corrido Levítico 24, lo relativo al pan de la
proposición que es la continuación de este versículo 30; porque hasta aquí se habla de la mesa
y de los panes pero sin entrar en detalle con los panes; pero, hermanos, nosotros necesitamos
conocer el detalle de los panes. Entonces vamos a leer, y después volvemos sobre nuestros
pasos, verso por verso, Dios mediante. Leemos Levítico 24:5-9. El pan de la proposición; esta es
la continuación. En Éxodo 25:23-30 está la mesa de los panes de la proposición, y en Levítico
24:5-9 está lo de los panes de la proposición. Entonces, vamos a leer ahora, y después los
comentaremos juntos y los ilustraremos con la ayuda de Dios.
204 La casa y el sacerdocio

“5Y tomarás flor de harina, y cocerás de ella doce tortas; cada torta será de dos décimas”. Esta
palabra que en la traducción Reina Valera dice “de efa” es un añadido del traductor. Aquí tengo
el texto Hebreo y no aparece la palabra efa. Claro que como la décima parte de un efa era un
gomer, el traductor pensó que las dos décimas se referiría quizá a dos décimas de efa, y el
traductor de Reina Valera agregó la palabra efa. Pero si seguimos el añadido del traductor, se
nos arma un lío grande porque un efa son 37 kilogramos, de manera que dos décimas de efa
serían 7 kilogramos y pico; y hacer para una mesita tan pequeña, de dos codos de largo y un
codo de ancho (cada codo es la distancia entre el codo humano y la punta del dedo más largo,
entonces sería la mesa de más o menos como un metro de largo y cincuenta centímetros de
ancho; entonces es una mesa pequeña), doce tortas de 7 kilogramos y pico cada una, eso sería
muy grande. Un pan normal tiene más o menos un kilo. Entonces estas décimas no se refiere a
décimas de efa. Dice décimas, no más. Pero lo de efa sí lo añadió el traductor; realmente son
décimas de gomer. El gomer es 3,7 kilogramos; dos décimas serían más o menos 700 gramos;
o sea que cada torta, o cada pan, es de un poquito menos que un kilo; entonces, en esa mesita
de un metro por medio metro, había dos filas de panes, de seis cada fila, y se colocaban seis
platos y seis platos; dos hileras de seis platos y en cada plato una torta de un poco menos de un
kilo. Eso sería dos décimas, pero no de un efa, sino de gomer. Esa palabra efa es añadida por el
traductor; el original hebreo simplemente dice dos décimas. Bueno, valga la aclaración.
Volvemos a Levítico 24:5. “Y tomarás flor de harina, y cocerás de ella doce tortas”.
Hermanos, flor de harina es muy significativo. Cocidas en horno, para hacer doce tortas, puestas
en doce platos, cubiertas con doce cubiertas. No se agarran directamente, no. Esta palabra que
aquí le llama cuchara no son cucharitas chiquitas, no. Son cucharones. No se le mete la mano al
pan. No, se manipula con cucharones, de esas cucharas grandes de palo, como unas palitas.
Entonces dice: “6Y las pondrás en dos hileras, seis en cada hilera, sobre la mesa limpia” Así se le
llama a la mesa de los panes de la proposición; la mesa limpia. Y Dios no habla sólo de mesas
La mesa de los panes de la proposición 205

limpias. Él habla de otras clases de mesas.


Él dice: toda mesa está llena de vómito y de suciedad. Él habla de otras mesas. Para Dios, lo
que Él ve en el mundo, son mesas vomitadas, son mesas inmundas, pero Él quiere que Su Hijo
le ponga en orden mesa limpia; el trabajo del Hijo de Dios, del sumo sacerdote, es prepararle
sobre la tierra mesa limpia al Padre; porque cuando el Padre mira sobre la tierra, lo que ve son
mesas sucias, mesas vomitadas; así lo dice Él. Toda mesa está llena de inmundicia y de
vómito,60 pero Su Hijo tiene el encargo de ponerle en la tierra, en orden, mesa limpia al Señor.
Cuando el Señor mira toda la tierra no ve sino inmundicia, pero Su Hijo tiene una tarea
sumosacerdotal. Su Hijo tiene que reconciliarle consigo al mundo. Hay algo que Dios quiere ver
sobre la mesa y hay algo que el Hijo tiene que cocinar para presentarle mesa limpia al Padre. Y
el grano de trigo, que es el Señor Jesús, se multiplicó en muchos granos de trigo que somos
nosotros, para ser molidos y vueltos harina y hechos una torta y puestos en un plato, horneados.
Eso significa mucho, amados, eso significa mucho.
“7Pondrás también sobre cada hilera incienso puro, y será para el pan como perfume, ofrenda
encendida a Yahveh. 8Cada día de reposo lo pondrá continuamente en orden”. Fíjese en la
asociación del reposo con el orden, porque sin reposo es la agitación del alma y del ego; no hay
orden delante de Dios sino desorden; el orden sólo proviene del reposo. “8Cada día de reposo lo
pondrá continuamente en orden delante de Yahveh, en nombre de los hijos de Israel”. Así que
esas tortas representan al pueblo de Dios. Esos panes de la proposición representan al pueblo
de Dios. El pueblo de Dios son estas tortas, el pueblo de Dios son estos panes. Y dice: “como
pacto perpetuo”. Es la comunidad del nuevo pacto. Eso son estos panes de la proposición; la
comunidad del nuevo pacto. “9Y será de Aarón”. No del partido liberal, ni del conservador, ni de
los nazi, ni de los neoliberales, ni de los socialdemócratas. Será del sumo sacerdote. Algo que el

60
Cfr. Isaías 28:8
206 La casa y el sacerdocio

Señor pueda considerar: esto es mío, no es ni de Hitler, ni de Napoleón, ni de Bill Clinton, ni de


Fidel Castro, ni de Gino Iafrancesco. Del sumo sacerdote. “9Y será de Aarón y de sus hijos, los
cuales lo comerán en lugar santo; porque es cosa muy santa para él” Para él es cosa muy santa;
lo otro es todo vómito, todo mugrero, suciedad; pero Hijo, Yo te envío para que tú puedas poner
en la tierra una mesa limpia.
Él merece que se le ponga mesa limpia. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye
mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él cenará conmigo” (Apocalipsis 3:20).
Entonces dice: “porque es cosa muy santa para él, de las ofrendas encendidas a Yahveh, por
derecho perpetuo”. Derecho perpetuo. Es que en la tierra no se le ha reconocido el derecho a
Dios. Solamente la comunidad del nuevo pacto, la comunidad que vive en el Espíritu es la única
que reconoce el derecho de Dios en la tierra. Por eso una vida vivida individualmente, un
creyente individual que no está bien amasado con los otros, bien cocinado con los otros
haciendo una torta en su respectivo plato, no está todavía en su lugar.
Amados hermanos, el Señor tiene que amasarnos. Y ¿sabe qué? Antes de amasarnos, tiene
que molernos y después de molernos y amasarnos, entonces meternos en el horno. Yo sé que
esas palabras de amasar, moler, como que son duras. Parecería que ya molernos era ya
mucho, pero no. Después de la molida viene la amasada y después de la amasada viene la
horneada para que pueda haber mesa limpia para Dios en la tierra. Para que el derecho de
Dios sea reconocido en la tierra, el Señor está estableciendo comunidades a lo largo y ancho de
la tierra.

Comunión en torno de la mesa


Entonces volvamos a Éxodo 25:23 y detengámonos un poquito en el primer concepto claro
que aparece aquí. Es el concepto de mesa. “23Harás asimismo una mesa”. Una mesa es para
La mesa de los panes de la proposición 207

comer, es para sentarse y comer y tener comunión. La mesa es para tener comunión. ¿Qué fue
lo que dijo el Señor? El que abriere la puerta, yo entraré a él y cenaré con él y él conmigo. El
Señor quiere que nosotros tengamos comunión con Él a la mesa y también comunión unos con
otros a la mesa. Fijémonos en el capítulo 44 del libro de Ezequiel; leamos desde el verso 10.
Fíjese en quiénes no le están sirviendo a la mesa y quiénes sí. En ese contexto se ven
sacerdotes que le están sirviendo sólo por los bordes y algunos que le servirán conforme a Su
propósito. Hermanos, hay mucha vida cristiana, o cristianoide que se vive por los bordes, por la
periferia, pero que no le presenta la mesa al Señor, la cual Él es digno que se le presente. Miren
lo que dice acá: “10Y los levitas (los que debían servir al Señor) que se apartaron de mí...”.
Cuando uno deja de tener una comunión íntima con el Señor, se va enfriando, se va apartando,
se va endureciendo, y deja de servir a la causa del Señor y comienza a servir sólo a su propia
causa personal. Hay mucha gente en toda la tierra que está sirviendo a su propia causa
personal. “10Y los levitas que se apartaron de mí cuando Israel se alejó de mí, yéndose tras sus
ídolos...”. ¿Qué es un ídolo? Cualquier cosa que ocupa el primer lugar antes que el Señor.
Entonces el Señor no está siendo reconocido en Su derecho. Entonces, ¿qué va a pasar con
aquellas personas si no le damos el primer lugar al Señor en nuestras vidas? Mire lo que dice
acá: “llevarán su iniquidad”. ¿En qué consiste el llevar la iniquidad? No es que se perdió, no es
que no pueda evangelizar o realizar alguna obra cristiana, no. Dice así: “11Servirán en mi
santuario (sí, claro, servirán en la casa de Dios, en el pueblo de Dios pero ¿cómo?) como
porteros a las puertas de la casa (pueden evangelizar, llevar la gente de afuera para adentro,
pero hasta ahí) y sirvientes en la casa; ellos matarán el holocausto y la víctima para el pueblo, y
estarán ante él (el pueblo) para servirle”.

Servir a la mesa del Señor


Pero una cosa es estar delante del pueblo, como estoy yo acá, y otra cosa es servirle al Señor
208 La casa y el sacerdocio

en su corazón. Dice: “12Por cuanto les sirvieron delante de sus ídolos (o sea, le sirvieron al
pueblo en sus ídolos)”. Sí, a veces vemos que el pueblo no renuncia a ciertas cosas para amar al
Señor, sino que quiere amar al Señor, pero al mismo tiempo quiere retener sus propias cosas,
su propio asunto, y a veces nosotros, en vez de enseñarle a renunciar por amor al Señor, casi
indirectamente le enseñamos a renunciar al Señor y a seguir con su negocio privado. Entonces
dice el Señor: ”12Por cuanto les sirvieron delante de sus ídolos, y fueron a la casa de Israel por
tropezadero de maldad; por tanto, he alzado mi mano y jurado, dice Yahveh el Señor, que ellos
llevarán su iniquidad. 13No se acercarán a mí para servirme como sacerdotes, ni se acercarán a
ninguna de mis cosas santas, a mis cosas santísimas”. Sí, son cristianos, sirven delante del
pueblo, pueden llevar la gente de la perdición a la salvación en lo superficial, pero no pueden
entrar en la profundidad del Señor, en el propósito de Dios, en el verdadero tesoro del corazón
de Dios para satisfacer a Dios. Hay muchos cristianos, medio cristianoides que sí pueden llevar
la gente a la salvación, que sí pueden servirle a la gente, pero no al corazón de Dios. Dice acá:
“13No se acercarán a mí para servirme como sacerdotes, ni se acercarán a ninguna de mis cosas
santas, a mis cosas santísimas, sino que llevarán su vergüenza y las abominaciones que
hicieron. 14Les pondré, pues, por guardas encargados de la custodia de la casa (sí, se puede
servir a la casa, pero no al Señor), para todo el servicio de ella, y para todo lo que en ella haya de
hacerse. 15Mas (aquí están los sacerdotes levitas hijos de Sadoc, ya no todos los levitas sino
algunos apenas) los sacerdotes levitas hijos de Sadoc, que guardaron el ordenamiento del
santuario cuando los hijos de Israel se apartaron de mí...”. Sí, eran del pueblo de Dios, pero no
guardaron el ordenamiento, y por eso siguieron en el pueblo, pero en la periferia; pero el Señor
quiere gente de Su pueblo que no ande sólo en la periferia. Por eso dice acá: “15Mas los
sacerdotes levitas hijos de Sadoc, que guardaron el ordenamiento del santuario cuando los hijos
de Israel se apartaron de mí, ellos se acercarán para ministrar ante mí, y delante de mí estarán
para ofrecerme la grosura y la sangre, dice Yahveh el Señor. 16Ellos entrarán en mi santuario, y
La mesa de los panes de la proposición 209

se acercarán a mi mesa para servirme y guardarán mis ordenanzas”.


Significa que, servir a la mesa del Señor, es diferente a servir al pueblo del Señor. Uno puede
servir en la vida religiosa, estar delante del pueblo del Señor y llevar a la gente a la salvación,
pero llevar a la gente a agradar a Dios es otra cosa, llevar a los salvos a agradar a Dios es una
cosa, llevar a los perdidos a salvarse es otra cosa. El Señor no está solamente interesado que
llevemos los perdidos a salvarse, sino que llevemos los salvos a agradarle, a ser conforme a la
ordenanza de Él. Por eso lo relativo a la mesa habla de orden; “pondrá en orden la mesa de la
proposición delante de mí”. Entonces la mesa, hermanos, tiene que ver con una comunión
íntima con el Señor, no una comunión superficial, y la mesa tiene que ver también con una
comunión entre nosotros. Fíjese en que cuando había que hacer fiesta, una de las cosas que al
Señor le agradaba era que nos sentáramos a la mesa y que compartiéramos la misma mesa. La
mesa representa comunión de un manera íntima. Hay personas con quienes tenemos un nivel
de comunión, pero no que llega a tanto como para sentarnos en la misma mesa. “¡Hola! ¿que
tal? ¿cómo te va? Muy bien, y a ti, ¿cómo te ha ido?” Somos vecinos, conocidos, pero a los
amigos, cuando queremos tener comunión más íntima, los invitamos a comer, los invitamos a
sentarse a la mesa.
¿Qué sucede cuando nos sentamos a la mesa con el Señor Jesús? El Señor Jesús los sentó a
la mesa, y en la mesa se dio Él mismo; Él mismo fue el pan y Él mismo nos dio Su vida
representada en la copa, en la sangre, nos dio Su ser; eso es comunión. Entonces la mesa
representa comunión íntima. El solo concepto de que el Señor quiera una mesa, en la cual nos
sentemos Su pueblo con Él, es porque Él quiere ver aquí en la tierra una comunidad con la cual
Él pueda tener intimidad, y que también nosotros unos a otros podamos aprender a tener
intimidad, aprendamos a tener comunidad, y eso no es fácil. Para poder aprender a tener
comunidad necesitamos ser molidos, amasados y horneados. Ahora, yo sé que hay muchos
cristianos por ahí en la periferia que no se van a ir para siempre al infierno, pero que no van a ser
210 La casa y el sacerdocio

vencedores, tampoco de los cercanos; sí estarán en la Nueva Jerusalén quizá, pero en los
barrios exteriores. Pero el Señor esta buscando unas comunidades regadas por toda la tierra,
donde verdaderamente seamos delante de Él y de los hombres como una torta hecha de harina
bien molida, bien amasada, bien horneada, bien perfumada.

Moldeando seres humanos torcidos


Ahora, hermanos, la intención de Dios es tener esto en la tierra; eso es lo que Dios quiere
tener en la tierra, y para eso Él nos tiene aquí, porque Él tiene que hacer un trabajo con nosotros.
Fíjese en que ese es el testimonio de que Dios es Señor en la tierra, que ¿cómo le vamos a decir
en la tierra Señor y nadie hace su voluntad? “Me dicen: Señor, Señor, pero no hacen mi
voluntad”; dicen que son míos pero no hacen lo que Yo quiero; me ofrecen lo que ellos quieren
pero no lo que yo pido. O sea que el Señor, hermanos, nos está llamando a pagar un precio para
que Su corazón se alegre. Yo sé que para que el corazón del Señor se alegre, nosotros, yo
primero, tenemos que pagar un precio. Un precio.
Ahora, volviendo a Éxodo 25, dice: “23Harás asimismo una mesa de madera de acacia”;
significa que esta mesa es con seres humanos, es con hombres; no es con ángeles, no con
gente que nunca pecó, no; es con seres humanos. Ustedes saben que la acacia no es como un
eucalipto; la acacia es muy torcida como nosotros somos muy torcidos. ¿Usted creía que la
acacia era como un eucalipto? no, mi hermano, vaya y mire las acacias, son todas torcidas como
nosotros. Ahora, por eso en el original no sólo dice madera de acacias sino maderas de acacias;
lo dice en plural el hebreo. La madera es sitim; esa sitim es acacias. La terminación im hace el
plural en hebreo; “maderas de acacias”; maderas de sitim, en plural. Es muy importante ese
desafío, porque es que este es un desafío para el diablo. La Biblia dice: “Aderezas mesa delante
La mesa de los panes de la proposición 211

de mí en presencia de mis angustiadores”;61 es en esta tierra llena de corrupción, llena de


vómito y de suciedad, donde todas las mesas están sucias; es aquí donde el Señor quiere tener
algunas mesas limpias, es acá donde Él quiere tener lo que Él quiere: familia, comunidad del
pacto nuevo; es acá donde es el desafío. Qué fácil es decir: Bueno, aquí vivimos individualmente
y después nos vamos al cielo, no nos vamos al infierno; pero no es suficiente; el Señor quiere
avergonzar a Satanás aquí, con personas que nacimos de Adán, maderas de acacias, con un
corazón muy torcido; nuestro corazón no es fácil; está lleno de engaño como la rama de la
acacia. Con esa clase de seres humanos comunes y corrientes, el Señor va a hacernos madera
de su casa; Él va hacer esto; Él sabe cómo. Ese es el trabajo del sumo sacerdote; eso es lo que
el pueblo debe facilitarle para que se haga.

La mesa del testimonio

61
Salmos 23:5
212 La casa y el sacerdocio

Fíjese en el concepto de testimonio de esta mesa: “Su longitud será de dos codos, y de un
codo su anchura”. También allí en el capitulo 24 de Levítico, quiero llamar la atención a la
medida del dos. ¡Cómo aparece repetidamente el dos en esta mesa! Ustedes saben, hermanos,
que el número dos en la Biblia es el número de testimonio. El Señor dijo: “En boca de dos o tres
testigos conste toda palabra”.62 Por eso cuando el Señor va a juzgar al mundo manda a dos
testigos, porque Él cumple Su propia palabra. En Apocalipsis 11 aparecen los dos testigos; son
dos, porque Él va a darle testimonio al mundo; porque Él está juzgando y Él va tener sus dos
testigos. Ahora, estos dos testigos serán dos profetas, pero también representan dos pueblos: El
pueblo de Israel, un candelero, un olivo, y el pueblo de los gentiles, la iglesia tomada de entre los
gentiles, otro candelero y otro olivo. La Biblia habla de dos olivos; en Romanos 11, dice que un
olivo es el olivo bueno, que es el pueblo de Israel, y el otro olivo es el que es injertado en el
primero; son dos olivos. O sea que Dios toma como sus testigos ante el mundo primeramente a
Israel en el Antiguo Testamento; el testigo de Dios ante el mundo en el Antiguo Testamento es
Israel. “Vosotros sois mis testigos”, dijo el Señor; y ahora los testigos somos la iglesia.
El Señor les dijo a Sus discípulos: “Me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en
Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Ahora el testigo del nuevo pacto es la
iglesia; así que, un olivo es el pueblo de Israel y el otro olivo es el pueblo del nuevo pacto,
tomado de entre los gentiles. Un candelero, otro candelero; un olivo, otro olivo. Ahora, eso
culminará, se concentrará en dos profetas finales; uno que hará las obras de Moisés y otro que
hará las obras de Elías durante los tres años y medio últimos de la semana 70 de Daniel; ahí es
que se aparecen dos testigos. ¿Por qué dos testigos? porque Dios no hace las cosas sin
testigos. Él dijo: En boca de dos, mínimo dos o tres testigos conste toda palabra; entonces por
eso Él va a juzgar al mundo y no lo va a ser sin testigos. Todo el mundo va a saber por qué está
siendo juzgado, y esos dos testigos se lo explicarán bien claro. El número 2 es el número de
62
Mateo 18:16
La mesa de los panes de la proposición 213

testimonio. Dios dice que no es suficiente el testimonio de un testigo; se necesitan mínimo dos.
Entonces fíjese acá que, el número dos aparece en la longitud de la mesa, de la mesa del
testimonio; el arca también se llama el arca del testimonio, y el tabernáculo también se llama
tabernáculo del testimonio; es el testimonio de Dios en la tierra; nosotros somos los canales del
testimonio de Dios en la tierra. Por eso dice “para obediencia a la fe entre las naciones”. Nos dio
la gracia y el apostolado para obediencia a la fe de las naciones.
Fíjense en el número 2 del versículo 23 de Éxodo 25: “Su longitud será de dos codos, y de un
codo su anchura”; la longitud es el doble, y lo mismo aparece en Levítico capítulo 24, donde dice
el verso 6: “Y las pondrás (las tortas) en dos hileras, seis en cada hilera sobre la mesa limpia”,;
estas doce tortas representan el pueblo de Israel; el número doce se puede formar de tres veces
cuatro o de cuatro veces tres, como a veces se forma, por ejemplo, en el pecho del sumo
sacerdote; allí el número doce estaba en cuatro hileras de tres, pero aquí el número doce está
en dos hileras de seis; el número seis es el número de la humanidad, y Dios quiere dar
testimonio a la humanidad, testimonio a través de dos hileras de seis, y esas hileras son dos,
pero de seis; o sea, testimonio a los hombres de parte del pueblo de Dios.

La torta no volteada
Ahora, esas tortas en el Antiguo Testamento eran el pueblo. Fíjese, por ejemplo, en un
versículo que ya mis hermanos suelen oírme, que lo menciono bastante, que está en Oseas 7:8.
Ahí vamos a confirmar el significado de estos panes, o sea de estas tortas. Dice así: “Efraín
(Efraín se refiere a una de las tribus de Israel, una de las medias tribus, de los hijos de José) se
ha mezclado con los otros pueblos; Efraín fue torta no volteada”. Note esa expresión de Dios.
“Efraín fue torta no volteada”. Efraín era una tribu del pueblo de Dios, o sea que Dios compara
esa tribu, ese grupo entre los grupos de Su pueblo, con una torta; cada tribu es una torta. Fíjense
en lo que dice en Levítico 24: “5Y tomarás flor de harina, y cocerás de ella doce tortas; cada torta
214 La casa y el sacerdocio

será de dos décimas. 6Y las pondrás en dos hileras, seis en cada hilera”. Luego el versículo 8:
“Cada día de reposo lo pondrá continuamente en orden (oiga, pondrá en orden las tortas, los
panes de la proposición son estas tortas) delante de Yahveh, en nombre de los hijos de Israel,
como pacto perpetuo”; o sea que cada torta representaba una tribu de Israel; por eso el Señor
dice que Efraín fue una torta no volteada.
¿Qué es una torta no volteada? es una torta que todavía no está bien cocinada, por un lado
está quemada, lleva mucho tiempo en lo mismo, pero por otro lado está cruda; no se volteó la
torta. Las hermanas que hacen pan saben que después de moler y amasar tienen que hornear;
meten la torta en el horno. y ¿qué pasa? se cocina primero por un lado, pero cuando ya algún
lado está cocinado entonces hay que cambiar de lugar la torta para cocinar el otro lado; la sartén
que está abajo se pone arriba, y la que está arriba se pone abajo para que lo que ya se había
cocinado por abajo ahora se cocine por arriba, y lo que no se había cocinado por arriba ahora se
cocine por abajo. Entonces, cuando Dios compara a una tribu, a un grupo de personas de Su
pueblo, lo compara con una torta, pero cuando dice que es una torta que no está volteada quiere
decir que todavía no está en su punto; así cuando Dios ve la iglesia en determinado lugar, es
también como una torta. Por favor, en el Antiguo Testamento las tortas eran las tribus, pero en el
Nuevo Testamento es la iglesia de la localidad.
Vamos, por favor, a 1 Corintios 5:6. ¿A quién está hablando Pablo en esta carta? a la iglesia
en la localidad de Corinto; o sea que la carta va dirigida a la iglesia de la localidad, y ¿qué le dice
ahora en el Nuevo Testamento el apóstol a la iglesia de la localidad? le dice: “6No es bueno
vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? 7Limpiaos, pues, de
la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua,
que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros”. Entonces ¿quién es esta nueva masa? es la
iglesia; cuando hay pecado en la iglesia es una masa leudada, pero cuando se limpia de la
levadura, es una nueva masa. Ahora, ¿quién es esta masa? Pablo dice que un poco de levadura
La mesa de los panes de la proposición 215

leuda toda la masa, ¿la masa de quién? es la iglesia, la iglesia es esta masa. La iglesia en
Corinto es esta masa; cuando hay pecado es un masa leudada, pero cuando se limpia del
pecado es una nueva masa, es una masa de flor de harina limpia en una mesa limpia. Así como
en Israel cada torta era una tribu, entonces Efraín es una torta, el Señor mira la comunión de los
hijos de Efraín entre sí y con Dios, con Dios y entre sí, y dice: No, en muchas cosas están
crudos; a veces parecen que no están ni molidos, entonces es una torta no volteada. Cuado el
Señor nos mira a todos nosotros, ¿cómo nos verá? ¿crudos? ¿molidos? ¿horneados? ¡Ay,
Señor, creo que todavía no estamos ni molidos! Nos toca estar molidos, amasados y horneados.
Esa torta, ese pan, somos nosotros, en cada plato, en cada localidad, una torta, un plato para
cada torta. Efraín era una torta, Corinto era una masa, una masa y también un pan.
Vamos ahora a 1 Corintios 10:16: “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión
de la sangre de Cristo? El pan que partimos, (¿qué es el pan que partimos?), ¿no es la
comunión del cuerpo de Cristo?”. ¿Cómo se hace un pan? Bueno, un pan se hace así: Se agarra
los granos de trigo, se muelen, se hace flor de harina, se amasa con aceite, que es el Espíritu
Santo, se moldean, y después ¿qué se hace? se meten en el horno. Entonces, hermanos, yo sé
que algunos ya lo entienden pero hay otros que vienen más despacio.

El grano de trigo
Vamos a Juan para entender qué es eso de la molida de los granos. Juan 12:20: “20Había
ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta. 21Estos, pues, se acercaron a
Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, quisiéramos ver a Jesús.
22
Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús. (Los griegos
querían ver a Jesús, pero ellos pensaron que a Jesús se le podía ver desde afuera, pero para
poder ver a Jesús, hay que verlo molido) 23Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para
que el Hijo del Hombre sea glorificado. 24De cierto, de cierto os digo, (fíjense en el contexto
216 La casa y el sacerdocio

íntegro) que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva
mucho fruto. (Y ahora dice lo mismo con estas palabras:) 25El que ama su vida la perderá”. Aquí
se refiere a la vida del alma o de nuestro ego; lo que nos impide ser una torta bien cernida, bien
amasada, bien cocinada y horneada es nuestro ego. Somos hijos de Dios y tenemos la unidad
del Espíritu, pero no somos unánimes porque tenemos ego, no hemos sido vueltos flor de
harina, no tenemos comunidad, no tenemos comunión, no hemos aprendido a negarnos.
¿Entienden, hermanos, hacia dónde nos lleva el Señor? ¿Será que nos dejamos invitar por Dios
a esto de corazón sincero? no diciendo como Pedro: mi vida pongo por ti; de esa manera no; eso
no es confiable. Es realmente entendiendo al Señor, lo que El quiere.
Dice entonces acá: “25El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo,
para vida eterna la guardará. 26Si alguno me sirve, sígame”; es decir, ya le está sirviendo, pero
tiene que servirle más. A veces le servimos sin servirle del todo. A veces le servimos siguiéndole
hasta aquí pero no hasta allí, pero si ya le estamos sirviendo, hay que seguir sirviendo. “Y donde
yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará”. Fíjense
en que cuando Él habla del grano de trigo, dice que para no quedar solo, para dar fruto, tiene
que caer en tierra y tiene que morir. Ese grano de trigo es el Señor Jesús mismo, y esos granos
de trigo producidos por el Señor mismo somos nosotros. El Señor dice en Isaías 53 que Él fue
molido por nuestros pecados. ¿En qué consiste ser molidos? llevado a la muerte, llevado a la
muerte de su ego; eso es lo que quiere decir la flor de harina. Flor de harina para poder
conformar torta con nuestros hermanos, en donde nuestro ego debe ser hecho polvo. Para
poder conformar iglesia, para poder estar sirviéndole al Señor una mesa limpia, nuestra vida
egoísta, individualista, reservada, es convidada para ser puesta en el altar para ser quebrada,
para que nuestro ego sea vuelto papilla, ser humillados, humillarnos para poder ser mezclados
con los otros y tener las cosas en común, donde ninguno diga ser suyo propio nada de lo que
posea, como en la iglesia en Jerusalén; allí la iglesia era de un solo corazón, era una sola alma,
La mesa de los panes de la proposición 217

no había sólo unidad en Espíritu sino que había también unanimidad. Eso es una torta bien
molida, bien cernida, bien amasada y bien horneada.

La verdadera comunidad
Eso es lo que el Señor quiere. ¿Cuándo fue que empezó el Señor a servir este pan? pues
cuando apareció la iglesia en Jerusalén; ahí tenemos esa torta. Estaban juntos y unánimes,
ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía. No había entre ellos necesitados porque
se ayudaban mutuamente, alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo, y el pueblo daba
testimonio de ellos. Ahí está; testimonio al mundo e incienso encima del pan. Dice que encima
de la torta, que es el pan de la proposición, se le ponía incienso alabando a Dios y teniendo favor
con todo el pueblo; eran el verdadero testimonio en la tierra, la iglesia primitiva. La iglesia
primitiva; ese es el verdadero pan de la proposición, la iglesia como Dios la quiere, siendo
testimonio al mundo, alabando, orando, intercediendo, una comunidad del nuevo pacto. El
Señor quiere integrarnos de tal manera; eso cuesta. Hablar de comunidad cuando no se ha
sufrido es fácil, pero yo no quiero hablar de comunidad fácilmente; nosotros llevamos ya veinte y
tanto años y sabemos que no es fácil; sabemos cómo requerimos de lo nuestro y de nuestra
propia privacidad, sabemos que es difícil; no queremos dar discursos de esto ya. Ya no es hora
de hacer discursos, es hora de entender hacia donde Dios nos quiere llevar, y qué clase de
interrelación quiere Él ver entre nosotros. Yo sé que cuando no se ha sufrido entre los
hermanos, es fácil decir: Hermanos, tengamos todas las cosas en común, porque lo que quiero
decir es: Hermano, deja que lo tuyo sea mío; pero no, no se trata de eso; esa es la comunidad
que uno piensa al principio cuando es nuevo, lo tuyo es mío y lo de todos es mío; pero aquí se
trata es de: lo mío es tuyo; no que no fuera suyo, pero no decía ser suyo. A veces entendemos
como comunidad el pensar que lo del otro no es del otro, y el Señor estableció el principio de
propiedad; el Señor dijo: No codiciarás los bienes del otro, ni la esposa del otro, ni la casa del
218 La casa y el sacerdocio

otro, ni cosa alguna del otro.63

63
Ver Éxodo 20:17
La mesa de los panes de la proposición 219

No se trata de hacer fiesta con lo de los otros, no; no es eso. El Señor quiere que la casa de él
sea de él, pero que no tenga su casa como suya, no que tengamos la casa del otro como
nuestra, sino que cada uno ponga su casa para el Señor y los otros, que cada uno ponga lo suyo
para el Señor y los otros, que cada uno ponga lo propio; ese es el ego, eso es lo que quiere decir
la flor de harina, es el resultado de moler el trigo. Tomará flor de harina; para empezar es flor de
harina, eso representa a Cristo molido por nuestros pecados, eso representa que en virtud de
Cristo haya comunión. Cuando usted no está cerca de Dios usted no tiene este sentimiento de
comunidad; cuando usted está cerca de Dios, cuando usted está en Cristo, usted sabe hacia
donde lo lleva Cristo; cuando verdaderamente usted está en Cristo, entonces ahí usted quiere
servir, ahí deja de ser egoísta, ahí usted deja de ser avaro, ahí usted deja de ser individualista, y
ahí vamos abriendo cada uno lo suyo propio. Ninguno decía ser suyo propio lo de los otros, no;
lo que poseía Dios se lo dio y es suyo. Fíjese en que cuando Ananías y Zafira lo tenían, ¿qué
les dijo Pedro? ¿Acaso después de vender esto no era vuestro? Era vuestro, nadie se lo estaba
quitando, nadie lo estaba obligando.64 Es voluntariamente y con amor que hay que hacerle
estas tortas al Señor. El Señor quiere que se le pongan en orden estas tortas en la tierra. El
Señor quiere tener comunidades ordenadas. Esto es en serio.

La propuesta de Dios

64
Ver Hechos 5.
220 La casa y el sacerdocio

Volvamos allí un poco más a Éxodo 25. El número 2 ya vimos que significa testimonio; y si son
dos hileras de seis, seis es el número de la humanidad, quiere decir que Dios quiere dar
testimonio a los hombres. Ahora quiero llamarles la atención a otra cosa, ¿será que estamos a la
altura de esto? ¿sabe cómo se llaman estos panes? panes de la proposición. ¿Usted sabe que
es una proposición? una proposición es una propuesta; o sea que esa es la clase de vida que
Dios propone al mundo. Dios quiere mostrarle al mundo lo que Él propone. Porque el mundo
está lleno de las propuestas de los hombres. Pero Dios tiene otras propuestas que hacer. Dios
tiene otras propuestas. Y ¿quién va a encarnar la propuesta de Dios a los hombres? ¿Quién va
aceptar el desafío de servir de propuesta a los hombres? Ya no sólo como personas, sino
¿quién va demostrarle al mundo la clase de vida social que Dios quería que se viviera en la
tierra? la clase de vida comunitaria, sin conflictos de clase, sin conflictos de raza, sin conflictos
de cultura, sino todos molidos y amasados interrelacionados, bien cocinados, ya no sólo a nivel
personal, sino en cada localidad. Dios quiere que al mundo se le proponga una alternativa y esa
alternativa tiene que ser la iglesia. ¿Será que la gente del mundo nos ve crudos, todos enteritos,
nada de molidos, nada de cocinados? ¿será que nos van a aceptar como propuesta? ¿será que
seremos propuesta para alguien? ¿será que la gente nos alabará grandemente como se
alababa a la iglesia en Jerusalén?
Dice la Palabra que el pueblo alababa grandemente a la iglesia de Jerusalén. Ellos eran una
propuesta de vida para el pueblo, alababan a Dios y tenían favor con todo el pueblo. Ellos
realmente eran una proposición. Algo que Dios aprobaba. La clase de vida que Dios quería que
se viviera en la tierra, se debe vivir en la iglesia; no esperemos eso de los políticos; los políticos
no tienen la verdadera propuesta; la verdadera propuesta son los panes de la proposición, es la
propuesta de Dios. ¿Será que estamos en la altura de entenderle a Dios? ¿de entender qué
quiere Él que seamos entre todos? ¿será que entendemos lo que Dios quiere que seamos entre
todos, que seamos propuesta para el mundo? ¿que seamos comida para el Señor, presentada
La mesa de los panes de la proposición 221

delante de los hombres? que seamos mesa limpia reconciliados con Dios y entre nosotros. Si
nos reconciliamos con Dios podemos reconciliarnos entre nosotros, y si nos reconciliamos entre
nosotros podemos conformar una torta. La torta puede estar cruda, puede estar cocinada. Efraín
fue una torta no volteada, estaba cruda y además quemada. Por un lado quemada y por otro
cruda. Los corintios, bueno, eran una masa, eran todavía masa. Ahora, leudada, pero se podía
sacar la levadura para hacer una nueva masa. Porque el pan que partimos es la comunión del
cuerpo, y el pan se hace de muchos granos de trigo, que fueron molidos, que fueron amasados
y que fueron horneados; ese es el pan. Esa es la propuesta de Dios. ¿Será que Dios se queda
con las ganas de presentarle una propuesta suficiente al mundo? ¿no dice la Escritura que entre
todas las señales de la venida del Señor lo último será que el evangelio del reino sería predicado
a todas naciones, y entonces vendrá el fin?65 Pero, ese evangelio del reino ¿no tiene que venir
acompañado de todas las posibilidades de la Palabra? ¿no tenemos que ser panes de la
propuesta de Dios? ¿Panes de la proposición? Dios nos ayude.
La cornisa, la moldura y los anillos

65
Cfr.. Mateo 24:14.
222 La casa y el sacerdocio

No sé quién se le mide a la cosa, pero si alguno sabe lo que Dios quiere, si alguno se arriesga,
tenemos que empezar entre nosotros. Podemos empezar entre dos o tres, que nuestra
comunión sea tan íntima, tan sincera, tan transparente, tan respetuosa, tan delicada, que
realmente sea flor de harina. Pero si estamos consumiéndonos unos a otros, con celos, con ira,
con contiendas, con egoísmo, con avaricia, que no importa lo que mi hermano sienta, lo que a mi
hermano le falta; ¿será que podemos ser el pan de la proposición? ¿no seremos mas bien sal
sin salar? Entonces dice acá, hermanos: “24Y la (a la mesa) cubrirás de oro puro”; sí, es de
madera, pero la cubrirás de oro puro; es Dios el que nos provee lo necesario. Para que esto, que
es imposible a la naturaleza humana, sea posible gracias a Cristo. “Y le harás una cornisa de oro
alrededor”. La cornisa para la mesa es como un seguro, es como un refuerzo y como un adorno;
es como una cosa para confirmar para que la mesa no esté enclenque, que sea una mesa firme
y no sea una mesa fatua. Dios quiere que las cosas sean realmente probadas, que sean firmes,
que sean seguras. Por eso a la mesa se le adorna con una cornisa, y no sólo a la mesa, también
se le pone una moldura; miren lo de la moldura: “25Le harás también una moldura alrededor”.
¿Qué es la moldura? La mesa tenía una saliente para arriba, ahí está el palmo mayor y el palmo
menor; el palmo menor es este, el ancho de la mano era el palmo menor; la moldura de un palmo
menor; o sea que la mesa, como iban ahí los panes, los seis platos y los otros seis platos, y las
doce tortas, entonces tenían palmos así a lado y lado cubriendo. ¿No es esto muy bonito? Mire
que cuando se está cocinando un pan hay un molde, una moldura; la moldura es la que le da la
forma al pan. El pan empieza a cocinarse y llega hasta donde va la moldura, y la moldura es la
que le da la forma al pan. Ahora ¿no estamos nosotros en las manos de Dios para ser
configurados a la imagen de Cristo? Nosotros estamos en las manos de Dios para ser
configurados a la imagen de Cristo. Estamos en Sus manos, por eso la moldura. Con el ancho
del palmo menor; no un palmo mayor, no; no es mucho un palmo menor, pero estamos en Sus
manos, para no salirnos, para no caernos, pero estamos en sus manos. Nadie os arrebatará de
La mesa de los panes de la proposición 223

mi mano; yo conozco mis ovejas, dice el Señor, y oyen mi voz y me siguen, y nadie las
arrebatará de las manos de mi Padre, ni de mi mano (Cfr. Juan 10:27-30). Nosotros estamos en
las manos de Dios.
Y luego dice lo de los anillos para llevar la mesa. Esta mesa es móvil, tiene que moverse, eso
quiere decir que la cosa tiene que andar. Que tenemos que vivir así, y que debe ser así en
Jerusalén, y debe ser así en Judea, y debe ser así en Samaria y debe ser así por toda la tierra.
Esto no es para quedarse quieto en un lugar, es para que se mueva, esto es para llevarlo, para
que sirva de ejemplo y de propuesta, de propuesta de vida. Nosotros, hermanos, debemos
convertirnos en propuesta de vida para el pueblo. La manera comunitaria de vivir en el Espíritu,
debe ser una proposición que está delante de Dios y de testimonio al mundo. El mundo va a ser
destruido, pero el Señor le va a dar testimonio. Miren, lo que yo quería era esto, y van a ver un
grupito acá que lo muestra, otro grupito allá que lo muestra y así por toda la tierra; tortas, panes
de la proposición. Es la propuesta de Dios la vida de la iglesia. La vida de la iglesia en Cristo
Jesús debe ser una propuesta para el mundo. Debe dar testimonio al mundo estando delante de
Dios.

Dios obra en nosotros con nosotros


Abramos de nuevo en Éxodo 25: estamos en la porción de los versos 23 al 30. Es lo que
hemos estado viendo, pero vamos a volverlo a digerir. A veces hay partecitas que las saltamos
por hablar de otras. Entonces, inclinemos al Señor nuestro corazón y oremos. Volvamos a leer
juntos así despacio, a ver qué hemos ido captando de este pasaje de Éxodo 25:23-30. Vamos a
volver a leer, aunque ya lo hemos leído, ya lo hemos comentado, algunas cositas nos hemos
saltado, y ahora al volverlo a leer vamos a degustar más, y vamos, confiando en el Señor, a
digerirlo más. Dijo el Señor a su pueblo: “Harás”; te lo dice a ti, sí se lo dijo a Israel, pero ¿será
que tú entiendes que cuando Él le estaba diciendo a Israel: Harás, también estabas tú ahí en la
224 La casa y el sacerdocio

mente de Señor, para el llamamiento de hacerle juntos esto al Señor? Es duro hacer lo que el
Señor pide. “Harás asimismo”, así como hiciste un arca, así como permitiste al Hijo de Dios
formarse en tú corazón, así como hasta aquí habías hecho lo que te dije del arca, ponerla en el
Lugar Santísimo, y el arca representa a Cristo; así como has recibido a Cristo Dios y hombre
verdadero y Su obra expiatoria por ti y lo has recibido en tu corazón, y lo has puesto en tu
corazón, y digámosle que Dios también lo ha puesto en tu corazón; Dios ha puesto en tu corazón
a Cristo, tú también, Dios y tú, tú y Dios. Dios quiso hacerlo contigo, tú solo no puedes; Él solo sí
puede pero no quiere sin ti. Por eso dice: tú harás. Pero claro que Él hace en nosotros todas
nuestras obras, pero con nosotros. Él hace en nosotros pero no sin nosotros; Él hace en
nosotros con nosotros, por eso dice harás. Bueno, ya tienes a Dios en tú corazón, ya tienes a
Cristo entronizado, en el Lugar Santísimo del templo de Dios, la casa de Dios. ¿Qué más hay
que hacer? Bueno, lo siguiente es esto: “23Harás asimismo una mesa de madera de acacia”; tú
mismo, tal como tú eres. Dios dice: Tú vas a cooperar, como tú eres, de madera de acacia; no
eres un ángel, eres un ser humano lleno de problemas, como lo dijo Jorgito: Tan torcido y
espinoso como la acacia, pero vas a cooperar para que esa acacia nos dé madera, nos dé
madera para hacer también una mesa. Vamos a hacer también una mesa, donde se pueda
comer, donde el Señor pueda comer con nosotros, donde nosotros podamos comer con el
Señor, donde podamos comer juntos ante el Señor, y unos al lado de otros, en el Señor. Una
mesa para tener comunión, para comer juntos; para participar. Eso es lo que quiere decir
comunión, com-unión, común-unión, para comer juntos. La mesa expresa esa realidad
espiritual.
“Su longitud será de dos codos”. Eso será un testimonio. Eso va a ser para que sirva de
testimonio a los hombres, a las criaturas, incluso a los ángeles, incluso a los caídos, incluso a los
que pecaron: esto va a ser algo que se va ver en los cielos y en la tierra; incluso los que van a
estar en el lago de fuego van a ver esto que el Señor hace con nosotros y lo que nosotros
La mesa de los panes de la proposición 225

hacemos por el Señor. Sí, claro que el infierno se va a levantar en contra de esto, pero vamos a
hacer esto aun en las narices del infierno. Las fuerzas del Hades no prevalecerán contra la
iglesia; vamos a hacer esto. “Y de un codo su anchura”. Sí, no es fácil; el camino es estrecho. “Y
su altura de codo y medio”. Codo y medio es más o menos 60 o 70 centímetros; la altura de una
mesa para comer. El altar de bronce era de tres codos, a la altura de Dios, era para satisfacer a
Dios, pero aquí Dios y nosotros vamos a tener parte, vamos a sentarnos a la mesa y vamos a
sentarnos a la mesa delante de nuestros angustiadores. “24Y la cubrirás de oro puro”. Yo sé que
con lo meramente humano no podrás hacer nada, pero el Señor nos ha dado oro puro, la
naturaleza divina. Si fuéramos a contar con lo meramente humano, no llegaríamos a ninguna
parte. Ya muchos han intentado hacer algo con lo meramente humano y siempre es un fracaso.
La madera sola se pudre, la madera sola se corrompe; muchas ideas humanas han comenzado
bien; quizá había un anhelo de justicia cundo se comenzó, pero cuando se terminó era muy
diferente. Lo sustituido resultó igual o a veces peor de lo que se sustituía; la revolución no dio los
frutos que se esperaban porque era solamente cosas de hombres. El hombre solo no es
suficiente garantía para ningún logro humano. Los logros humanos se realizan unidos con Dios,
unidos con Cristo en el Espíritu de Cristo. “24Y la cubrirás de oro puro (para que no se corrompa
y sea preciosa), y le harás una cornisa de oro alrededor”. Le harás, la mesa tiene que contar
contigo, sí, madera de acacia, pero también con la ayuda que recibes de Cristo, y ese es el fin.
La mesa no va ser enclenque, la mesa va ser algo firme; en la Palabra del Señor siempre se
habla de confirmar; la iglesia no sólo debe ser establecida sino también confirmada, reafirmada,
respaldada, asegurada; o sea que debemos hacer las cosas con la suficiente consistencia en el
Señor, con la suficiente firmeza; por eso además de estar la mesa hecha se necesita afirmarla
con una cornisa, también de oro.

La misma mesa de Jerusalén


226 La casa y el sacerdocio

“25Le harás también una moldura alrededor”. Esa moldura es como para que lo que está en la
mesa no se caiga; esa moldura es como una protección. “De un palmo menor de anchura”. El
palmo mayor es el de toda la mano. Hay medidas en la Biblia que son medidas del hombre. El
codo va desde el codo hasta la punta del dedo, y el palmo es hasta donde va la palma; pero hay
una medida que es desde la punta del dedo meñique hasta la punta, digamos, del otro dedo, y
está el ancho de la mano, el ancho de la mano que es el palmo menor. O sea que la mesa, para
que no se caigan los platos con los panes de la proposición, está resguardada por un palmo
menor y otro palmo menor, y otro palmo menor, y otro palmo menor. Claro, es una moldura por
los cuatro lados. Se nos muestra el cuidado del Señor; el palmo nos recuerda las manos del
Señor; el Señor guarda Su propia obra, nosotros estamos en Sus manos. La Palabra del Señor
nos dice: Mis ovejas conocen mi voz y me siguen, yo conozco mis ovejas por nombre, y yo las
llamo, y yo voy delante de ellas, y ellas me seguirán a donde yo las llevo, y yo les doy vida
eterna; nadie las arrebatará de las manos de mi Padre. El Padre que me las dio es mayor que
todos, por eso nadie las arrebatará de las manos de mi Padre. Por el lado de los dos codos,
moldura a lado y lado, por el lado de un codo, moldura a lado y lado de un palmo menor. Nadie
las arrebatará de las manos de mi Padre, nadie las arrebatará de mis manos.66 La obra del
Señor, el pueblo del Señor está en las manos del Señor, y nadie nos arrebatará de Sus manos;
ahí estamos seguros, ahí estamos protegidos, guardados.
Y eso no sin juramento; no es que estamos guardados así más o menos un poquito pero de
pronto somos débiles y, ay, no nos guarda más; no. Para que tengamos certeza de que el Señor
no solamente nos salva, sino que también nos concede perseverar en la salvación, que la
salvación del Señor es segura y es firme, entonces no sólo le harás una cornisa a la mesa, no;
también a la moldura; también la moldura tendrá una cornisa. Por eso dice: “25Le harás también
una moldura alrededor, de un palmo menor de anchura, y harás a la moldura una cornisa de oro
66
Cfr. Juan 10:27-30
La mesa de los panes de la proposición 227

al rededor (Eso nos habla de la seguridad que tenemos en el Señor). 26Y le harás cuatro anillos
de oro, los cuales pondrás en las cuatro esquinas que corresponden a sus cuatro patas. 27Los
anillos estarán debajo de la moldura, para lugares de las varas para llevar la mesa”. La mesa
hay que llevarla, la mesa no es fija.
Lo que significa esta mesa es la voluntad de Dios que se dé en todas partes. A veces decimos:
Bueno, hermano Gino, lo que pasó en allá Jerusalén, en la iglesia primitiva, bueno eso estaba
muy bien allá. Yo a veces he leído las opiniones de algunos historiadores eclesiásticos e incluso
teólogos que piensan que la iglesia primitiva recién salida del horno, recién ungida por el Espíritu
Santo, piensan que se equivocó, que a lo mejor no fue conveniente que San Lucas se atreviera
a ser tan comunista en el capítulo dos y en el capítulo cinco de los Hechos de los apóstoles; que
quizá fue un error, y que eso no hay que repetirlo; que podemos dejar la mesa por allá en
Jerusalén, pero llevársela para Judea, para Samaria y para lo último de la tierra, eso no; parece
que no es muy práctico para algunas personas; pero Dios nos muestra que Él quiere que nos
llevemos esa mesa para dondequiera que vaya el arca. El arca arrastra la mesa; cualquiera que
siga el arca va con la mesa; no podemos pretender seguir el arca y dejar la mesa por allá en
Jerusalén reservada para la primera generación como si hubiera sido un error cometido por los
cristianos primitivos. Yo sé que mis hermanos están entendiendo espiritualmente. Todo lo que
está en la Palabra de Dios ha sido establecido para siempre. Llevar la mesa, la mesa tiene que
ser llevada. Ya fue establecida en principio, ya se dio, vamos a ver como era, vamos a
recordarlo, ya se dio y ahora esa mesa tiene que ser llevada, tiene que ir a la siguiente estación
detrás del arca; donde va la cabeza va el cuerpo. ¿Amas a Dios? ama también a tus hermanos.
¿Quieres tener comunión con Dios? tienes que tenerla también con tus hermanos. ¿Cómo
puedes decir que amas a Dios a quien no has visto, y no amas a tu hermano a quien has visto?67
No se debe tener el arca sin la mesa; claro que el arca es primero, no se puede tener mesa sin
67
Ver 1 Juan 4:20.
228 La casa y el sacerdocio

tener el arca primero; hay que tener primero el arca para tener la mesa. Hay que tener
primeramente a Cristo para poder tener la comunión en Cristo del cuerpo de Cristo. Pero si uno
sigue verdaderamente el arca, la mesa viene inmediatamente, no se demora mucho; allí donde
va el arca, ahí atrasito en segundo lugar viene la mesa. La mesa es para ser llevada a todas
partes, para que no falte nunca en medio del campamento del pueblo de Dios.

Las varas de madera de acacia


“28Harás las varas de madera de acacia”. Ah, para hacer este trabajo tan desafiante, se hará
con varas de madera de acacia; también seres humanos cargarán sobre sus hombros con esta
carga; la carga de la mesa de los panes de la proposición, va sobre los hombros de levitas muy
humanos, muy falibles, llenos de defectos; porque Dios no cuenta sino con personas
imperfectas, para llevar las cargas. Las cargas son de Dios, pero Dios no quiere hacer nada sin
los hombres; Dios sólo cuenta con uno perfecto, el Señor Jesús; los demás, todos imperfectos,
sin embargo con seres humanos imperfectos el Señor hace Su obra. El Señor pone Su carga
sobre los hombros de personas imperfectas para que Dios haga una obra perfecta con los
humanos imperfectos. Las varas con las que llevará la mesa serán también de madera de
acacia, igual como todo lo del arca se hizo con madera de acacia; el tabernáculo se hará con
madera, aun en el altar habrá madera, aun en aquel altar donde habrá fuego, sí habrá, habrá
madera; habrá peligro de que se queme, pero como está cubierto de bronce, no se va a quemar
gracias al bronce. Dice: “y (a las varas) las cubrirás de oro”. Ahí está, esa es la misericordia de
Dios, la cobertura de la gracia divina, de la capacitación divina; no que seamos competentes por
nosotros mismos, varas de madera de acacia, pero nuestra competencia proviene de Dios,
cubiertas de oro. Ahora dice: “y con ella será llevada la mesa”. Con varas de madera de acacia
cubiertas de oro será llevada la mesa.
La mesa de los panes de la proposición 229

Los panes no se manipulan


“29Harás también sus platos, sus cucharas, sus cubiertas y sus tazones, con que se libará; de
oro fino las harás”. Aquí el Señor se inventó unos utensilios, para que esos utensilios estuvieran
íntimamente relacionados con los panes de la proposición. Unos platos; los panes no van a ir
directamente en la mesa, sino en los platos; ni tampoco van a quedar destapados, no le van a
venir moscas, ni ratones, ni polvo, no; van a tener una cubierta, y nada de manipular los panes
con las manos, nada de eso; va a haber unas cucharas. Aquí esa palabra que dice cucharas,
son cucharones grandes, como lo dice aquí en el hebreo que tengo abierto; son como unas
cucharas planas, como una especie de paletas. Entonces los panes no se manipulan con la
mano, los panes se manipulan con paletas; esas paletas toman los panes, los sacan del horno,
y los deslizan suavemente en el plato; nada de meter la mano humana. Cuando metemos la
mano humana, o nos adelantamos, o nos atrasamos, o la embarramos. Dios va a tener sobre la
mesa como un testimonio delante de Él, de los hombres y de los ángeles; porque somos
espectáculo a los ángeles, al mundo y a Dios, como dice 1 Corintios 4, que nosotros, el pueblo
de Dios, somos espectáculo, estamos a la vista; entonces estas cosas se tienen que tratar con
ciertos cuidados; por eso los panes de la proposición se colocan sobre los platos, pero no se
colocan sobre platos al contacto de la mano humana. No es ninguna mano humana la que
puede poner los panes sobre los platos, son los cucharones, o palas, o paletas que dice acá de
oro fino; es la mano de Dios, es la instrumentación divina.
Hay cosas que no se ven bien entre las actividades religiosas porque se hacen con la mano
humana, con la manivela de la naturaleza humana; muchas cosas no se originaron en Dios;
muchas cosas no provienen del fuego divino, sino del fuego humano; si no tuvieron su origen en
Dios son solamente humanas. Muchas cosas religiosas se hacen solamente con el poder
humano; lo que se hace con el poder humano no es cosa santísima, pero estos panes de la
proposición y esta mesa son cosas santísimas; los panes no se manipulan. A veces nosotros
230 La casa y el sacerdocio

quisiéramos forzar a la gente a vivir en comunidad; establecemos normas, ordenanzas para que
las cosa resulten, pero a través de nuestras normas, de nuestras fuerzas, de nuestro artificio, no
resultará. Los panes tienen que ser metidos y sacados del horno con paletas de oro fino, tienen
que ser deslizados suavemente en los platos, con paletas de oro fino cada día de reposo.
Cuando haya que renovar los panes también hay que sacar los viejos y poner los nuevos sin
tocarlos con la mano humana, solamente con las paletas. Se debe ponerlos en platos y hay que
cubrirlos, y también, como vamos a volver a leer sobre ellos, se pondrá incienso, y sobre ellos se
libará. Hay unos tazones para libar; en esos tazones está el vino, porque con el vino es que se
liba; a veces se derramaba el vino encima de los sacrificios y también encima de los panes, así
como encima del sacrificio hay libación.

Los platos del ministerio


¿Qué representan los platos? Ayer nos detuvimos un poco en lo que representan los panes, y
hoy vamos a volver a rumiarlo una vez que hayamos leído bien en este pasaje en Éxodo 25,
pues vamos a volver a leer Levítico 24, para que no nos falte ningún detalle. Fíjese en que los
panes están en platos. ¿Para qué son los platos? ¿qué representan los platos? los platos son
para servir, para eso son los platos; los platos representan el servicio, la diaconía, el ministerio.
Porque cuando nosotros escuchamos la palabra ministro, parece que tuviere corbata y
estuviese por allá arriba; pero cuando decimos sirviente, ah, eso sí no; yo soy un ministro pero
sirviente, eso sí no; pero es lo mismo; sirviente es ministro. Un ministro es un sirviente. ¿Ustedes
no han visto a Germancito corriendo para arriba y para abajo? Él es un ministro. ¿El Señor Jesús
no es el ministro por excelencia del nuevo pacto? Pero se puso el delantal y les lavó los pies a
Sus discípulos; eso es lo que quiere decir ministerio, eso es lo que quiere decir diaconía.
Diaconía es ministerio, es servicio. Fíjese en que aquellos panes de la proposición descansan
en el servicio, y son servidos por el servicio. Esos platos representan el ministerio, eso es lo que
La mesa de los panes de la proposición 231

representan los platos, el ministerio que es servicio; la comunidad debe ser servida por el
ministerio, pero el ministerio ayuda a servir el pan, a los que se lo tienen que comer. Así que la
primera característica de la comunidad del nuevo pacto es que en ella se da el servicio que Dios
quiere. Nadie puede participar en la comunidad del nuevo pacto sin ser servidor. La palabra más
castiza para diacono, ministro, ministrador, es, digámonos sirvientes. Todos los hijos de Dios e
hijas de Dios somos servidores, somos siervos del Señor. Lo que caracteriza a esa comunidad
es el servicio, es el ministerio, el ministerio es el servicio.
Ahora ya escuchamos lo que significa los cucharones, las palas, las paletas; las paletas son
para el santo manejo del pan. En esa comunidad las cosas se tienen que manejar limpiamente,
las tortas se tienen que manejar santamente. ¿Saben cómo se les llama allí en Levítico? Se le
llama poner en orden delante de Yahveh los panes de la proposición. Para poner en orden esos
panes se requiere un manejo santo. En la comunidad del nuevo pacto, en la iglesia del Señor, en
el pueblo del Señor, las cosas se deben manejar santamente. Todo manejo tiene que ser santo.
Como decía Pablo en 2 Corintios 8:21: “Procurando hacer las cosas honradamente, no sólo
delante del Señor sino también delante de los hombres”. Nada de manejos turbios. Bueno, yo
voy a usar este dinerito aquí; yo sé que los hermanos no se van a dar cuenta; la próxima semana
yo lo repongo; claro, sí que iré a reponerlo; pero pasó la semana y no lo repuso, y pasaron
quince días y espero a ver si me lo perdonan; eso no es manejo santo. Todas las cosas en la
casa de Dios se tienen que manejar con santidad; cualquier cosa que no sea perfecta, va a
perjudicar, va a volver inmundo ese pan. Tiene que haber manejo santo, tiene que haber servicio
y manejo impecable. Manejo santo; todas las cosas se tienen que hacer santamente, con
rectitud, con honestidad, con transparencia, con claridad, para que esté delante de Dios como
una mesa que Él pueda llamar realmente como la llama allí, limpia. Una mesa limpia; Él puede
decir de las otras mesas sí, que están sucias, están llenas de vómito, pero esta mesa sí, sí está
limpia. En está mesa todo tiene que ser limpio, ningún manejo corrupto, ninguna cosa impura.
232 La casa y el sacerdocio

Y ahora viene otro utensilio: sus cubiertas. ¿Todos ustedes entienden esto? ¿para qué son las
cubiertas? para guardar el pan, para cuidar el pan de la proposición, para eso es que son las
cubiertas. Si el pan se queda destapado, se le entran las hormigas, se le paran las moscas o se
lo roen los ratones, o le cae polvo o quién sabe qué otra cosa. Entonces al pan, como va a estar
delante de Dios durante siete días, que representa la historia de la iglesia, entonces se le tiene
que dar una cubierta, sobre cada uno de los platos. Esa cubierta representa el cuidado. Somos
una comunidad donde nos cuidamos mutuamente, nos cuidamos; así como servimos, también
nos cuidamos. Todos servimos; claro que hay diáconos que nos lideran en el servicio, pero
todos servimos; claro que hay pastores que nos apacientan, obispos que nos supervisan,
ancianos que nos gobiernan, pero todos cuidamos, todos protegemos que no se nos meta
ninguna mosca. ¿Usted sabe lo que quiere decir Belcebú? quiere decir el señor de las moscas;
así que necesitamos cubiertas sobre los panes de la proposición para que no nos visite Belcebú,
para que no se nos cuele Belcebú; tenemos que estar cuidando, todos cuidando, todos
supervisando; claro que mucho más los pastores, mucho más los ancianos y obispos; pero
todos, y todos cubiertos, todos bajo la debida cobertura; porque al que no está cubierto se le
cuelan las moscas. Hay muchas personas que andan por ahí solas, sueltas, no están en la
comunión de los santos, nunca están orando juntos, nunca están consultándose juntamente, y
por ahí resultan desviroladitos; resultan con delirios raros, por ahí resultan divagando. Se
necesita que estemos juntos bajo la establecida cobertura del Señor sobre cada plato. La gente
anda sola por ahí y vienen moscas y se le paran en la torta; pero estando todos juntos nos
protegemos. Las puertas del Hades no prevalecerán contra la iglesia; no hay que estarnos
solos, hay que estar juntos.

Los tazones para libar


Y los tazones para libar es el siguiente punto. “29Harás también sus platos, sus cucharas, sus
La mesa de los panes de la proposición 233

cubiertas y sus tazones, con que se libará; de oro fino los harás”. Todo, los platos son de oro, las
paletas son de oro, las cubiertas o escudillas son de oro y los tazones para libar también son de
oro. El Señor puso tazones para libar en la mesa de los panes; o sea que esos panes son
libados. Vamos a leer un pasaje en el Nuevo Testamento que nos ayuda a entender el sentido
de la libación. Vamos a leer Filipenses 2:12-18, para que veamos, pues, todo completo. En el 17
es donde aparece el tazón, pero el resto del pan ya viene desde antes. “12Por tanto, amados
míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, (porque esto está
es delante de Yahveh) sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con
temor y temblor, (eso es ejercicio, eso es servicio, y con temor y temblor, como con paletas, ahí
hay platos y paletas) 13porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer,
por su buena voluntad. (Es Dios, ahí está el oro, ahí está la provisión divina) 14Haced todo sin
murmuraciones, (sí, a veces hacemos algo pero con murmuración; sí servimos pero no servimos
bien; ese plato no está limpio, no es de oro) 15para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de
Dios sin mancha (ahora lo curioso es que no es en el cielo) en medio de una generación maligna
y perversa, (ese es el testimonio que Dios quiere tener en este mundo, no allá en el cielo; claro
que allá vamos a ser sin mancha, pero el Señor quiere que seamos irreprensibles, sencillos y sin
mancha en esta generación) en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo”.
No por allá escondidos en un convento como si en ese convento no estuviese la carne de los
escondidos, no; aquí en el mundo. “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes
del mal”,68 en medio de una generación maligna y perversa, ahí, irreprensibles, sencillos y sin
mancha, vosotros, la iglesia en..., puede ser en Magangué, puede ser en Villavicencio, en
Facatativa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; porque la misma
que es la mesa es el candelero, la iglesia es también un candelero y es también un pan de la
proposición, es una propuesta de Dios; la iglesia es una propuesta que Dios extiende a los
68
Juan 17:14
234 La casa y el sacerdocio

hombres por toda la tierra, una propuesta de vida, una propuesta de vida en comunión, sencillez,
en pureza, en amor, en servicio, en cuidado de unos por los otros, en un buen manejo de todas
las cosas. ¿No es eso una propuesta? ¿No necesita el mundo esa clase de propuesta? Son los
panes que Dios propone, y nos pide que nosotros se lo hagamos; haréis esto, vosotros haréis
esto.
Un hermano estaba orando por qué el Señor nos tiene aquí tratando acerca de esto. El Señor
no está tratando del campeonato, la fiesta, el puente o el fin de semana o de la fiesta de San
Pedro, sino que el Señor está tratando con nosotros acerca de esto. ¿No es una gran honra
esto? ¿lo echaremos en sacos rotos? Entonces nos dice allí: “como luminares en el mundo;
16
asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he
corrido en vano, ni en vano he trabajado”. ¿Para qué era el trabajo y la carrera del apostolado?
para que esto esté en la tierra, en esta generación maligna y perversa delante de Dios; que el
Señor pueda decir: Bueno, no voy a maldecir la tierra, voy a quitar la maldición de la tierra por
causa de estos remanentes, estos lunares blancos. Generalmente las cosas son blancas y los
lunares son negros; ahora es al revés, en la tierra todo está negro y los lunares son blancos.
Candeleros y panes de la proposición, la propuesta de Dios como testimonio; no la van a
aceptar, pero van a tener el testimonio y van a recibir la propuesta.
Ahora sí viene ya el último de los utensilios, los tazones para libar. “17Y aunque sea derramado
en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros. 18Y
asimismo gozaos y regocijaos también vosotros conmigo”. Es decir, aunque sea derramado en
libación, gozaos. ¿Qué quería decir Pablo con ser derramado en libación? Que si después de
servir al Señor y a la iglesia tengo que derramar mi vida hasta la muerte, y ser un mártir, que es
lo que quiere decir testigo, mártir, sea; aunque sea derramado en libación. Significa que esta es
una comunidad de mártires, o sea de testigos del derecho divino, de Dios; por eso es que no
pueden faltar tazones para libar en la mesa; porque si las cosas llegan a su punto pero no
La mesa de los panes de la proposición 235

estamos dispuestos a perder la vida, el testimonio queda incompleto. Se nos pide como a la
iglesia en Esmirna, que seamos fieles hasta la muerte, que mantengamos la causa del Señor y
el testimonio del Señor hasta la muerte, incluso en medio de persecución. Si es necesario dar la
vida.69 Fíjense en que el Señor no nos engañó; Él no nos dijo que todo sería color de rosa, no; Él
dijo: Os digo la verdad, que viene la hora en que cualquiera que os mate, pensará que rinde
servicio a Dios. ¿Ya no os lo había dicho? Cuando seáis perseguidos, acordaos que os lo había
dicho. Esta no es una comunidad que va a vivir muy cómoda; es una comunidad que va a servir,
se van a cuidar, van a tener un manejo honesto, transparente, sencillo, puro; y por eso mismo va
a ser odiada hasta la muerte; pero ustedes me harán esto, dice el Señor, ustedes mi pueblo, los
que de todo corazón, voluntariamente me entiendan, dice Dios, harán esto para mí.

69
Ver Apocalipsis 2:10,11.
236 La casa y el sacerdocio

Dice Pablo por el Espíritu a los tesalonicenses: “6Porque es justo delante de Dios pagar con
tribulación a los que os atribulan”,70 pero primero vosotros seréis atribulados. Por eso a pesar de
ser servicio y de ser cuidado y amor y transparencia y rectitud, habrá también persecución junto
con estos platos, con los panes de la propuesta divina de la proposición, cubiertos, bien
manejados. Satanás se levantará con odio y os perseguirá, y seréis aborrecidos en toda la tierra,
y si es necesario sellar con la sangre, hacer libación sobre el sacrificio y servicio de la fe, así sea.
Seréis perseguidos, dice el Señor, algunos encarcelados, otros despojados. No será fácil; el
mundo quiere que todos nos acomodemos al sistema de ellos, pero el sistema de esta mesa es
tan distinto; porque el sistema capitalista dice: lo tuyo es mío y lo mío es mío; el sistema
socialista dice: lo de ustedes es nuestro, si alguno tiene algo es nuestro. Pero nosotros los
cristianos decimos: lo tuyo es tuyo, pero lo mío es tuyo, cuando lo necesites. Es una propuesta
diferente que no se puede realizar sólo por medio del corazón del hombre, que es tan torcido y
espinoso como acacia, pero si se le saca madera y se cubre de oro, se le puede hacer al Señor
esta mesa.

Nosotros somos los panes de la proposición


Volviendo a Éxodo 25, dice el siguiente versículo: “30Y pondrás sobre la mesa el pan de la
proposición delante de mi continuamente”. Esto es para que lo vea Dios; primeramente todas las
cosas son para Dios. Claro que nosotros mismos seremos beneficiados, y también el mundo
recibirá su testimonio y su ejemplo, pero las cosas deben hacerse para Dios, no sirviéndolo
como a los hombres sino como a Dios. Y pondrás en la mesa el pan; el pan es para alimentar, el
pan es para nutrir y se le llama el pan de la proposición, no de la propiciación; propiciación es la
expiación, es el sacrifico de Cristo por nosotros. Entonces es el pan de la proposición; la

70
2 Tesalonicenses 1:6
La mesa de los panes de la proposición 237

proposición es la propuesta, es una propuesta. O sea que nosotros, Su pueblo, seamos una
propuesta delante de Dios, y de los ángeles, incluso de los que se rebelaron y de los hombres;
nosotros somos estos panes, somos nosotros los panes. Recuerde, el Señor hablaba de una
tribu, de la media tribu de Efraín, y dijo que esa tribu era como una torta. ¿Quién era esa torta? la
tribu; y ¿quiénes son las doce tortas? las doce tribus; o sea, los panes somos nosotros, el pueblo
de Dios. Nosotros somos los panes. ¿Qué le dijo el Señor a la iglesia en Corinto? “¿No sabéis
que un poco de levadura leuda toda la masa?” (1 Corintios 5:6). ¿Quién es la masa? la iglesia, la
iglesia es la masa con la que se hacen los panes. Claro que la de Corinto, pues, todavía era
masa, se estaba preparando el pan; no puede haber pan sin masa, pero como tenía levadura se
leudaba toda la masa.
Y entonces el Señor dice: “7Limpiaos, pues, de la vieja levadura para que seáis (¿quién?
vosotros iglesia en Corinto) nueva masa”. ¿Qué pregunta Pablo a los corintios? Les dice: “El pan
que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?”.71 Entonces, ¿que es el pan? la
comunión del cuerpo de Cristo; la masa somos nosotros la iglesia en cada localidad, esta es la
masa para hacer este pan de la proposición. Dios nos escogió para molernos, amasarnos,
hornearnos y proponernos como este pan, y nos están mirando los ángeles y los demonios y el
acusador, y Dios y el intercesor, el Hijo de Dios, y también los hombres nos están mirando. Si la
sal se hace insípida, “no sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los
hombres”.72 Si no logramos dar el testimonio que Dios espera, nos hacemos ridículos y bajos a
los ojos del mundo.
Miremos, hermanos, otra vez Levítico 24, y ahí vamos a hacer de la misma manera que
hicimos el seguimiento en Éxodo. Levítico 24:5-9; porque ayer hicimos los comentarios de
manera saltada, y ahora estamos haciendo el seguimiento. “5Y tomarás flor de harina, y cocerás
71
1 Corintios 10:16.
72
Mateo 5:13.
238 La casa y el sacerdocio

de ella doce tortas; cada torta será de dos décimas”. Ya ayer hablamos que ese “de efa”, no
aparece en el original hebreo, pero claro, como las décimas de efa eran gomer, entonces el
copista supuso que eran de efa, pero realmente son décimas de gomer, porque un efa son 37
kgs., dos décimas serían 7,4 kgs., y tener doce panes de 7 kilos cada uno en una mesita de un
metro por medio metro, no serviría. Entonces esos décimos no son de efas; esa palabra efa no
está aquí en el hebreo; cualquier hermano que quiera comprobarlo aquí lo puede hacer.
Flor de harina. La flor de harina nos recuerda a Cristo; Cristo es el grano de trigo que fue
molido por nuestros pecados para ser vuelto harina, y ahora al pueblo se nos pide tomar de
Cristo, para que nosotros con Él y en Él seamos también molidos. Hermanos, esto no se logrará
sin dolor, esto no se logrará sin la cruz. Si el grano de trigo no cae a la tierra y muere, se queda
solo. Claro, es muy difícil vivir en comunidad si somos muy egoístas, porque para estar juntos se
necesita pagar el precio, pero si no queremos ser tocados en nuestro ego, en nuestra avaricia,
en nuestra manera personal, entonces nos quedamos solos. Como no nos podemos llevar con
nadie, nos quedamos solos. Si el grano de trigo no cae a la tierra y muere, se queda sólo. Hoy en
día la gente cree que quedarse sólo es bueno, no tiene tantos problemas, no tiene que llevar
cargas de otros; ahí está uno sólito, nadie lo mira, nadie lo critica, nadie se da cuenta de uno; es
tan fácil quedarse sólo. Cuando estamos solos, ah, somos los mejores del mundo, nadie se da
cuenta de nuestros problemas estando solos. Es cuando estamos juntos, cuando empezamos a
ser molidos; es cuando nuestras aristas empiezan a ser pulidas y nuestro ego comienza a
aparecer horrible, y nos toca confesar nuestro pecado y humillarnos. Ahí es cuando empezamos
a ser flor de harina; la comunión. Tomarás flor de harina; la flor de harina no resulta si no
después de la molienda. Para que Dios pueda tener algo de valor en la tierra con Su pueblo, por
lo menos el remanente debe estar dispuesto a ser molido, y entonces amasar y entonces
hornear. La molida se refiere a tratar con el ego, a tratar con el yo, a tratar con el individualismo,
a tratar con el subjetivismo; cuando estamos solos somos muy subjetivos, pero cuando estamos
La mesa de los panes de la proposición 239

juntos resulta que el otro ve lo que yo no veía, y qué difícil es comprender todos los santos las
medidas de Cristo. Cuando uno está sólo uno piensa que veía bien, pero cuando está con los
demás, se da cuenta que no veía tan bien, que necesitaba aprender a ver con los demás, como
está escrito en Efesios 3, comprended con todos los santos las medidas de Cristo. Flor de
harina. Primero molidos para luego cocer doce tortas.
Cocerás de ella; o sea, de lo que resulta de la moledura que es Cristo el nuevo hombre,
cocerás; es decir, esta es la masa, y meterla en el horno. Cocerás doce tortas; esas doce tortas
representan inicialmente las doce tribus de Israel. En Israel cada tribu era una torta, pero las
tribus de Israel representan el pueblo del Señor. Cuando nosotros leemos, por ejemplo, la
epístola de Santiago, claro que él la dirigió a las doce tribus de Israel; pero ¿será que usted no
piensa que esto se refiere a usted? Santiago empieza diciendo así: “1Santiago, siervo de Dios y
del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en dispersión: Salud. 2Hermanos míos, tened
por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, 3sabiendo que la prueba de vuestra fe
produce paciencia”. ¡Ah! produce, porque si no produjera no sería necesario, pero es que
produce, produce paciencia. “3Mas tenga la paciencia su obra completa”; porque es que
aguantamos la moldura hasta aquí, pero ya cosas tan duras, tenga la paciencia su obra
completa. Aleluya. “Para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”.

Las tortas son la iglesia


Entonces, hermanos, cocerás de ellas doce tortas; esas doce tortas son el pueblo de Dios; eso
es lo que debemos entender. Las tortas son el pueblo de Dios. En el Antiguo Testamento cada
torta era una tribu; por eso el Señor habla de la tribu de Efraín como una torta que no está
volteada, que está cruda, que no está bien cocinada. Pero en el Nuevo Testamento esas tortas
son las iglesias, son Corinto. El pan que partimos, ¿no es la comunión del Cuerpo? Que seáis
nueva masa, que un poco de levadura no leude toda la masa; esa es la iglesia de cada localidad.
240 La casa y el sacerdocio

En el Nuevo Testamento estos panes son las iglesias, porque las iglesias son en el Nuevo
Testamento el Israel de Dios. Así que, hermanos, tenemos que entender que estos panes que
Dios quiere proponer, estos panes de la proposición somos nosotros la iglesia en cada localidad.
Somos nosotros esos panes.
Entonces dice: “6Y las pondrás en dos hileras, seis en cada hilera, sobre la mesa limpia
delante de Yahveh”. La mesa debe ser limpia y debe ser dos hileras de seis; el número 2 es el
número de testimonio, y el número 6 es el número del hombre, el número de la humanidad;
testimonio a los hombres y testimonio ante Dios. Testimonio por toda la tierra dispuesta, seis
hileras de dos. Dos filas de a seis platos en cada fila, es decir testimonio de la iglesia, testimonio
del pueblo de Dios en toda la tierra a toda la humanidad, a todos los hombres.
“7Pondrás también sobre cada hilera incienso puro”. Y me gusta que no hubiera dicho
solamente sobre cada pan, sino sobre cada hilera, es decir que el incienso conecta todas las
hileras como un solo organismo, y ese incienso en la Biblia representa las oraciones de los
santos. Sobre los panes hay incienso, ¿por qué? porque es una comunidad que ora, es una
comunidad que lucha espiritualmente, una comunidad que adora, y en esa alabanza, en esa
adoración, en esa intercesión, estamos todos comunicados por toda la tierra; por eso es que el
incienso va por toda la hilera. Cuando ya están los panes en la mesa se le pone incienso por
toda la hilera. Esa es la comunión del Espíritu Santo, es la comunión universal de toda la iglesia,
unidos en el Espíritu, unidos orando por todos los santos, con toda oración y súplica, orando por
todas las iglesias, haciendo memoria de vosotros y de nosotros siempre delante de Dios. Por
eso cuando los santos se reúnen tienen que tomarse su tiempo para alabar, para adorar, para
interceder, para hacer memoria de los santos que están en Guayabetal, para hacer memoria de
los santos que están en Facacativá, y de todas las iglesias del Distrito, y de los que están en la
Costa, y de los que están en Costa Rica y en Holanda y en toda la tierra. Orando, una
comunidad que ora, incienso sobre los panes de la proposición, sobre las hileras de los panes.
La mesa de los panes de la proposición 241

Todos orando interconectados unos con otros mediante el Espíritu en oración, en alabanza, en
intercesión.
“Y será (el incienso) para el pan como perfume, (¡qué lindo!, es un pan perfumado) ofrenda
encendida a Yahveh”. Es lo que dice el apóstol Pablo: Llevando a todas partes el olor de su
conocimiento; esa oración de Su pueblo es el perfume de Cristo. Cuado el Espíritu de Cristo se
está moviendo guiando a la iglesia en oración, en alabanza, en adoración, el olor de Cristo se
percibe en la iglesia y lo percibe Dios. Primero para que lo perciba Dios, pero también a veces
nosotros los santos lo percibimos.

Poniendo en orden las cosas


“8Cada día de reposo lo pondrá continuamente en orden delante de Yahveh”. Esto tiene que
tener un cuidado permanente. Ustedes encuentran esa frase en la vida del ministerio del apóstol
Pablo. Las demás cosas las pondré en orden cuando yo vuelva. ¿Qué hay que poner en orden?
Por ejemplo los matrimonios, por ejemplo el asunto de la vida, el asunto de la idolatría, por
ejemplo el asunto de la señal de autoridad sobre la cabeza, o el asunto de la reunión de la
iglesia, el asunto de las lenguas, de la profecía; estas cosas se ponen en orden cada día de
reposo. ¿Cuándo es el momento de poner las cosas en orden? el sábado, es cuando estamos
en sábado. ¿Qué representa el sábado? el sábado representa el reposo en Cristo. Cristo es
nuestro sábado. El Señor dijo: Ven a mí, y yo te haré descansar;73 y la Biblia dice que los que
hemos creído en Él entramos en el reposo y descansamos de nuestras propias obras. Cuando
estamos en el reposo, cuando estamos en Cristo, las cosas se ponen en orden; pero es cuando
estamos en la carne, en el ego, en la situación del alma que las cosas se ponen desordenadas.
Si todos estamos en reposo movidos por el Espíritu, hay orden. Pero fíjense en que el orden se

73
Ver Mateo 11:28.
242 La casa y el sacerdocio

hace en el reposo. Mire lo que dice Santiago 3:18: “Y el fruto de justicia se siembra en paz para
aquellos que hacen la paz”. Los que de corazón limpio invocan al Señor siguen la justicia, la paz,
el amor, la verdad, el corazón puro; invocando al Señor así, con eso sí se puede hacer algo. El
fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz. Es en el sábado que se
pueden poner en orden las cosas. La mesa tiene que disponerse cada sábado, continuamente.
Hay que estar constantemente, semana tras semana, sábado tras sábado, poniendo en orden la
mesa de los panes de la proposición.
Entonces dice: “8Cada día de reposo lo pondrá continuamente en orden delante de Yahveh, en
nombre de los hijos de Israel, como pacto perpetuo”. En nombre de los hijos de Israel; o sea,
esos panes ordenados representan para Dios el pueblo de Dios, pero el pueblo del pacto; por
eso dice como pacto perpetuo, el pueblo que está en pacto con Dios, el pueblo que está en
relación, en alianza con Dios, es un pueblo bien dispuesto, en orden.
El último versículo de este pasaje Levítico 24:9: “Y será de Aarón”, que representa el sumo
sacerdote. ¡Eso es muy bello! Yo pregunto, tú que eres redimido, ¿será que el Señor se merece
esto? ¿será que el Señor sí se merece que le hagamos esto? Amén, entonces hagámoslo;
harás esto, tomarás flor de harina y cocerás doce tortas, harás esto. Hagámosle estas tortas al
Señor; hablo de estos panes de la proposición. Yo sé que los que están con su corazón en el
mundo no entienden esto, y más bien como los de Jerusalén, no se juntaban con éstos; porque
resulta para el ego muy mortificante estar en medio de la gente, pero el Señor lo merece. Será
de Aarón, él es el propietario, él es el heredero, él lo merece. “Y será de Aarón y de sus hijos, los
cuales lo comerán en lugar santo”. El que oyere mi voz, dice el Señor. y abriere la puerta, entrare
a él, cenaré con él y él conmigo. Comerán en lugar santo; comer juntos es una expresión de la
comunión, de la participación, de la relación en lealtad, en amor, en comprensión, en rectitud.
Esa es la comunidad que el Señor propone que seamos en toda la tierra, delante de esta
generación maligna y perversa, mientras que Él viene. “Porque es cosa muy santa para él, de
La mesa de los panes de la proposición 243

las ofrendas encendidas a Yahveh, por derecho perpetuo. Noten esa palabra, derecho de Aarón
y de sus hijos; eso es reconocer el gobierno del Hijo de Dios en la tierra. Él tiene el derecho de
comer de este pan; ¿se lo preparamos?

La flor de harina molida, amasada y horneada


Para terminar hagamos dos lecturas en Hechos de los apóstoles. Hechos capítulo 2. Por ahí
empezamos, entonces por ahí terminamos. Habíamos comenzado por el verso 41, volvamos
allí. Este fue el día del Pentecostés; esta es la inauguración de la iglesia, la casa de Dios. “41Así
que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; (ahí están las tablas de la casa, el
tabernáculo, las barras, ahí están todos los elementos, y pasaron ahí por la vasija de bronce) y
se añadieron aquel día como tres mil personas. 42Y perseveraban (este era su camino
constante) en la doctrina de los apóstoles, (eso es acerca de Jesucristo, acerca del Hijo de Dios,
de Su persona y de Su obra, este es el arca) en la comunión unos con otros, (ahí está la mesa de
los panes de la proposición, también perseveraban en la comunión unos con otros) en el
partimiento del pan (esto es la realización de la vida de la iglesia, ese es el candelero) y en las
oraciones”; este es el altar de oro con el incensario. Y ahora que lo mencionó en forma sintética,
comienza a desglosarlo de la siguiente manera: “43Y sobrevino temor a toda persona; (porque
ahora hay testimonio, ahora se está preparando un expediente para el día del juicio) y muchas
maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. (Ahí comienza el Señor a moverse). 44Todos
los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas”. Ahí está la flor de
harina amasada y cocida como una sola torta, todos los granos de trigo molidos e
interrelacionados en común, una comunidad del nuevo pacto; eso es una torta, es la comunidad
de los granos de trigo. Tenían en común todas las cosas; esta es la propuesta de Dios, ese es el
pan de la proposición. “45Y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la
necesidad de cada uno. 46Y perseverando unánimes”. Esa palabra unánimes quiere decir que la
244 La casa y el sacerdocio

almas habían sido tratadas; ya no sólo tenían al Espíritu en común, sino que también el alma
vibraba en la misma onda, un solo corazón, y una misma alma; no sólo con el espíritu, sino
también una misma alma, unánimes, homotimadòn, es la palabra en griego, un mismo sentir.
“46Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían
juntos con alegría y sencillez de corazón, (o sea, sin levadura) 47alabando a Dios, (o sea,
incienso sobre los panes de la proposición) y teniendo favor con todo el pueblo (servicio y
testimonio). Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”.
Ahora en Hechos 4:32: “Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y
ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenia todas las cosas en común”.
No era que no poseyeran nada. Aquí no dice que ninguno no poseyera nada; lo que pasa es que
lo que poseía lo poseía sin avaricia, sin ansiedad, sin angurria, sin ser angurriento; ninguno
decía ser suyo propio nada de lo que poseía. Sí poseía, pero no lo enfatizaba. Que el Señor
tenga misericordia de nosotros.
La mesa de los panes de la proposición 245

Capítulo XVII

EL CANDELERO74

El tabernáculo en la tipología veterotestamentaria


Cuando una iglesia local comienza a tomar conciencia de su posición como iglesia de la
localidad, como candelero puesto por Dios en su respectivo municipio, bueno sería que
conociera cómo el Señor hace su candelero, y qué va a ir haciendo con el candelero de la
localidad. Estudiemos, pues, con la ayuda del Señor, el tema del candelero. Cuando la
conciencia de Iglesia se adelanta, es necesario estudiar el candelero. Es necesario que la

74
Enseñanza a la iglesia en la localidad de Usaquén, Bogotá D. C., en mayo 24, junio 7, 14 y julio 5 de 1992. Transcripción: Emilita de Rodas.
246 La casa y el sacerdocio

Iglesia local entienda lo relativo a su propia formación. En Su Palabra el Señor estableció cierta
tipología acerca de todas estas cosas, incluyendo el sacerdocio.
“...los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se lo
advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas
conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte” (Hebreos 8:5).
“Los cuales”, es decir, los sacerdotes del Antiguo Testamento, sirven a lo que es figura y
sombra de las cosas celestiales. El Espíritu Santo, como Autor de la epístola a los Hebreos en el
Nuevo Testamento, nos enseña claramente que cuando el Señor le estaba diciendo a Moisés:
Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte, estaba
queriendo decir que este modelo era para figurar, para dar la sombra de realidades celestiales y
espirituales. Por eso dice que las cosas del Antiguo Pacto, el servicio del tabernáculo y todos
sus detalles, y lo relativo a la ley, etcétera, sirve como figura y sombra de las cosas celestiales; y
eso se lo advirtió a Moisés; o sea, que Moisés estaba advertido de que lo que estaba haciendo
era una figura, una sombra, un modelo, una maqueta, un tipo de las cosas celestiales, de las
cosas verdaderas. En el Antiguo Testamento, aquellos diseños del servicio en el tabernáculo,
eran servicios típicos, pero en el Nuevo Testamento ya no se trata del servicio figurado o típico,
sino del real, el servicio espiritual; es decir, que cuando estudiamos el aspecto exterior de la
maqueta, nos damos cuenta de cómo va a ser el edificio verdadero. El edificio verdadero es la
casa de Dios en el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento la casa de Dios estaba
simbolizada por el tabernáculo; y la incorporación del Señor en Su pueblo estaba significada por
el candelero. En el Nuevo Testamento también vemos que los candeleros representan a las
iglesias locales; y con eso se refiere la Palabra de Dios a la iglesia de cada localidad, pueblo o
municipio.

El misterio de los candeleros


227

El Nuevo Testamento menciona varios misterios. Nos habla del misterio de Dios, que es
Cristo, y del misterio de Cristo, que es la Iglesia, el Cuerpo de Cristo. En la Palabra del Señor
encontramos el misterio de Dios, el misterio de la piedad, el misterio de Cristo, el misterio de la
fe, el misterio del evangelio, el misterio del matrimonio de Cristo con Su Iglesia, el misterio de las
siete estrellas en Su diestra y el misterio de los candeleros, además de otros misterios por el
lado positivo. Y por el lado negativo encontramos el misterio de la iniquidad, el misterio de
Babilonia, el misterio de la mujer y de la bestia que la trae. Todos estos misterios son para ser
ministrados a los santos en el tiempo del Nuevo Testamento, o Nuevo Pacto. Entre todos estos
misterios, uno de ellos es aquel mencionado en Apocalipsis 1:20:
“El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de
oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has
visto, son las siete iglesias”.
De manera que cada iglesia local está representada por un candelero, pues de acuerdo a la
Palabra de Dios, era una en Efeso, otra en Esmirna, otra en Pérgamo, otra en Tiatira, otra en
Sardis, otra en Filadelfia y otra en Laodicea. El misterio de los candeleros entre quienes se
mueve el Hijo del hombre, significa las siete iglesias locales entre las que se pasea Cristo
haciendo Su trabajo. Necesitamos, pues, entender el misterio de las iglesias locales, el misterio
de los candeleros. Esto que aparece al final de la Biblia, tiene su comienzo en los primeros libros
de la misma. Todas estas cosas que son consumadas en el Apocalipsis tienen su inicio en
versículos y pasajes de libros bíblicos anteriores, posiblemente en Génesis, o en el resto del
Pentateuco. Luego esta tipología se va desarrollando a lo largo de toda la Palabra, y por fin se
consuma en Apocalipsis. Cuando miramos la primera y la última mención de una cuestión,
entonces entendemos mejor las partes intermedias. Es como cuando alguien quiere dar en el
blanco con una escopeta, la cual tiene dos miras; una más cerca del ojo, y otra más lejana. Si
mira a través de las dos poniéndolas en línea, dará en el blanco. Para dar en el blanco de un
228 La Casa y el Sacerdocio

tema debemos ver las primeras y las últimas menciones, y ver las menciones intermedias en esa
misma línea. Si queremos conocer a qué se estaba refiriendo el Señor con el candelero,
debemos verlo en su primera mención, en su mención final, y en las intermedias, para poder
comprender cuál es el misterio de los candeleros que el Señor ha revelado al final, pero que ya
venía introduciendo y preparando de antemano. El Señor nunca está hablando de cosas
inconexas, sino que está desarrollando un solo plan. Ese plan se viene desarrollando desde el
principio, pasando por las etapas intermedias, rumbo hacia el final.
Aquí vemos el final, en el cual se nos dice claramente que cada candelero es una iglesia
local; es decir, la iglesia de un determinado municipio. Es la incorporación del Señor en Su
pueblo. En el Antiguo Testamento Su pueblo es Israel; por eso Israel también se presenta con
un candelabro, el cual representa al Señor incorporado en Su pueblo. Ese es el trabajo que
verdaderamente está realizando el Señor: Su incorporación en Su pueblo, y esa incorporación
colegiada o corporativa del Señor en el Nuevo Testamento es la Iglesia que se manifiesta en
cada localidad como un candelero; es decir, la iglesia local. Sólo así podemos entender que el
candelero se refiere a la incorporación del Señor en Su pueblo; a la formación del Señor en la
Iglesia. Porque solamente formándose el Señor en la Iglesia, ésta puede ir creciendo a la
medida del Varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo75.
“Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros
del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo” (1 Corintios 12:12).

75
Cfr. Efesios 4:13
El Candelero 229

Quizá si nosotros hubiésemos escrito esta carta a los corintios en lugar de Pablo, tal vez
hubiéramos dicho: así también la Iglesia, porque el Cuerpo es la Iglesia; y como el cuerpo tiene
muchos miembros y todos los miembros son un solo cuerpo, así también la Iglesia. Pero el
apóstol Pablo va más allá y dice directamente: así también Cristo. Pablo presenta a un Cristo
que tiene muchos miembros, el Cristo corporativo. El Señor Jesús es el único y verdadero Cristo
de Dios, pero el Espíritu de Cristo está incorporado en toda Su Iglesia, de la cual somos sus
miembros. Dice la Biblia que somos los miembros de Cristo y, por tanto, no podemos hacernos
miembros de una ramera76.
Nuestros cuerpos son claramente llamados en la Biblia miembros de Cristo. También dice la
Palabra del Señor que somos carne de su carne y hueso de sus huesos77. El Espíritu de Cristo
se unió a nuestro espíritu humano y quiere pasar a través de nuestra alma y de nuestro cuerpo
mortal, para vivificarlo y convertirlo en Su casa, en vaso para la morada de Dios; pero no sólo en
lo individual, sino corporativamente; todos los redimidos juntos como un Cuerpo para la plenitud
de Dios. El plan de Dios es incorporarse; que lo que Él es y ha hecho por nosotros sea
incorporado dentro de nosotros mismos, de modo a Él contenerse, expresarse y ejercer
autoridad desde Su casa, la casa de Dios.

EN ÉXODO
El candelero de oro
Hemos comentado que la iglesia de la localidad está representada por el candelero. Cada
candelero es una iglesia local. En los inicios de toma de conciencia de una iglesia local,
conviene entender todo el asunto del candelero; las coyunturas de su formación. La Palabra del

76
Cfr. 1 Corintios 6:15
77
Efesios 5:30
230 La Casa y el Sacerdocio

Señor nos dice cómo debe establecerse el candelero, en qué sitio, qué elementos tiene, qué
características, que peripecias han acontecido a los candeleros, cómo han sido recuperados a
su forma y posición. Ahora nos podemos introducir, con la ayuda del Señor, en el estudio del
candelero. En el libro de Éxodo aparece por primera vez la tipología del candelero.
“31Harás además un candelero de oro puro; labrado a martillo se hará el candelero; su
pie, su caña, sus copas, sus manzanas y sus flores, serán de lo mismo. 32Y saldrán seis
brazos de sus lados; tres brazos del candelero a un lado, y tres brazos al otro lado. 33Tres
copas en forma de flor de almendro en un brazo, una manzana y una flor; tres copas en
forma de flor de almendro, en otro brazo, una manzana y una flor; así en los seis brazos que
salen del candelero; 34y en la caña central del candelero cuatro copas en forma de flor de
almendro, sus manzanas y sus flores. 35Habrá una manzana debajo de dos brazos del
mismo, otra manzana debajo de dos brazos del mismo, y otra manzana debajo de los otros
dos brazos del mismo, así para los seis brazos que salen del candelero. 36Sus manzanas y
sus brazos serán de una pieza, todo ello una pieza labrada a martillo, de oro puro. 37Y le
harás siete lamparillas, las cuales encenderás para que alumbren hacia adelante. 38Tam-
bién sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro. 39De un talento de oro fino lo harás, con
todos estos utensilios. 40Mira y hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el
monte” (Éx. 25:31-40).
El candelero está dentro del tabernáculo; pues el tabernáculo se refiere al Cuerpo de Cristo en
el sentido universal, y el candelero, a su expresión local. ¿Por qué el Espíritu Santo dio
instrucciones minuciosas sobre la manera cómo debía hacerse el candelero? Si comparamos
dos pasajes de Éxodo relativos a la hechura del candelero, capítulos 25 y 37, notamos una
repetición muy minuciosa. Con eso el Señor quiere afirmar y reafirmar que la casa de Dios, Su
pueblo, la Iglesia, Su incorporación en Su pueblo, la edificación de la Iglesia que es la edificación
de Cristo en ella, en la iglesia de cada localidad, debe hacerse exactamente conforme al plan y
El Candelero 231

diseño de Dios. En las instrucciones divinas constantemente se le dice a Moisés: Mira, hazlo
conforme al modelo; no lo hagas de otra manera. Y por eso no le es suficiente al Espíritu Santo
con dar meramente la orden en Éxodo 25; también debe darse el ejemplo de minuciosa
obediencia, como aparece en Éxodo 37. Si leemos minuciosamente los dos pasajes,
comparando verso por verso, nos damos cuenta que se trata prácticamente de una repetición,
con la diferencia de que uno es la orden y el otro es la obediencia fiel a esa orden. En nuestros
descuidos podemos estar tentados a pensar neciamente que para qué tal repetición; pero el
Espíritu Santo piensa muy distinto; a El no le interesa tanto la mera apariencia, o lo
desagradable que pudiera ser para algunos tal repetición. Al Espíritu Santo le interesa el trabajo
verdadero y de fondo, y por lo tanto presenta estos dos pasajes así, para que veamos cuán
importante es que hagamos las cosas como Él las ha dicho, tal cual se hallan en las Sagradas
Escrituras.
Dios conoce cómo somos nosotros los seres humanos. Si El no insiste como tiene que insistir,
el resultado es que nos tomamos muchas libertades y hacemos las cosas a nuestra manera, y
no como Dios quiere; y hasta queremos que Él bendiga nuestros descuidos y desobediencias.
Pero Dios le advirtió a Moisés: Mira, hazlo conforme al modelo que te fue mostrado. ¿Por qué?
Porque estaba sirviendo de figura de las cosas celestiales. Dios quiere dar la figura, la sombra,
el plano, el tipo, la maqueta correcta, para que las cosas se hagan como Él quiere,
correctamente. Si a Dios no le interesara que las cosas se hagan como Él quiere, ¿para qué
entonces insistir, repetir y volver a decir constantemente lo mismo? Pero si Él manifiesta ese
cuidado, es porque no tenemos libertad de hacer las cosas como nosotros queremos. Él es
quien sabe para qué quiere la Iglesia, y por lo tanto sabe cómo quiere que ésta sea. Él sabe de
qué manera la Iglesia le va a servir mejor. Si las cosas no se hacen de la manera que el Señor
las ha determinado, no prestan el servicio que Dios quiere que presten. Al relacionar los dos
pasajes de Éxodo relativos al candelero, hacemos notorio la fidelidad a la obediencia al plan de
232 La Casa y el Sacerdocio

Dios, y por lo cual se dice de Moisés que había sido fiel en toda la casa de Dios. ¿Por qué fue
fiel? Porque hizo las cosas conforme al modelo. “Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de
Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir” (Hebreos 3:5). La manera cómo
debe hacerse el candelero está detallada en Éxodo 25:31-40. El candelero representa la
incorporación del Señor en Su pueblo, en Su Cuerpo que es la Iglesia, la plenitud de Aquel que
todo lo llena (Efesios 1:23). Ahora pasamos a la lectura del pasaje de Éxodo 37, para percibir la
obediencia fiel, la fidelidad.
“17Hizo asimismo el candelero de oro puro, labrado a martillo; su pie, su caña, sus copas,
sus manzanas y sus flores eran de lo mismo. 18De sus lados salían seis brazos; tres brazos
de un lado del candelero, y otros tres brazos del otro lado del candelero. 19En un brazo, tres
copas en forma de flor de almendro, una manzana y una flor, y en otro brazo tres copas de
figura de flor de almendro, una manzana y una flor; así en los seis brazos que salían del
candelero. 20Y en la caña del candelero había cuatro copas en figura de flor de almendro,
sus manzanas y sus flores, 21y una manzana debajo de dos brazos del mismo, y otra
manzana debajo de otros dos brazos del mismo, y otra manzana debajo de los otros dos
brazos del mismo, conforme a los seis brazos que salían de él. 22Sus manzanas y sus
brazos eran de lo mismo; todo era una pieza labrada a martillo, de oro puro. 23Hizo asimismo
sus siete lamparillas, sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro. 24De un talento de oro
puro lo hizo, con todos sus utensilios” (Éxodo 37:17-24).
Lo primero que hemos de notar es la parte de Dios mismo en este candelero o candelabro
(Hebreos 9:2; Éxodo 40:24).

La Trinidad en el candelero
El Padre. En el candelero está tipificado el Dios Trino: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
¿Cómo está tipificado el Padre? En el material del candelero, pues era de oro puro. El oro puro,
El Candelero 233

como el metal más precioso, representa a la naturaleza más preciosa, la divina, propia del
Padre, y participada al Hijo y al Espíritu Santo. La casa de Dios, que El mismo está
construyendo, es una casa espiritual (1 Pedro 2:5), y solamente lo que proviene de la naturaleza
divina debe tener parte en el candelero. Ningún otro elemento quiere Dios utilizar para construir
el candelero, sino el oro puro; por lo tanto en la iglesia de cada localidad Dios no quiere que se
mezclen cosas meramente humanas. Todo lo que proviene de otra fuente diferente a la
naturaleza divina representada por el oro puro, no tiene derecho a tener parte en el candelero,
en la iglesia de la localidad. No podemos hacer de la iglesia una mezcla de cosas de Dios con
las meramente de los hombres. Lo que Dios utiliza de los hombres es lo propio de la nueva
creación; mucho menos del diablo. El diablo no debería tener lugar en la iglesia, aunque intente
infiltrarla. El candelero es todo, totalmente todo de oro puro y de una sola pieza; por eso en
algunos pasajes bíblicos se le llama “el candelero puro”, y en otros, usando otra traducción de la
misma palabra hebrea, se le llama también “el candelero limpio”.
Que el candelero sea de oro puro significa, pues, que Dios construye la Iglesia exclusivamente
con el material salido de Sí mismo. Todo lo que no proviene de la naturaleza divina no debe
tener parte en la Iglesia. Si se ve algo extraño, para eso está el martillo que golpea y purifica de
impurezas. El aporte del Padre lo vemos, pues, en la naturaleza divina representada en el oro
del candelero. El Señor Jesús dijo: “Todo árbol que no plantó mi Padre celestial, será
desarraigado” (Mateo 15:13). Sí, tales árboles no plantados por el Padre celestial tienen un
período de desarrollo; de hecho son árboles que hubieron de crecer poco a poco; es decir, que
el Señor les permitió crecer hasta ser grandes árboles, pero por el hecho de no haber sido
plantados por el Padre celestial, por no haber tenido origen en Dios ni en la naturaleza divina,
serán desarraigados. Por haber nacido en un vivero no de Dios, ni conforme al sentir de Dios, ni
conforme al plan de Dios, ni conforme a la Palabra de Dios, tienen un origen extraño, el cual trata
de distorsionar el plan de Dios y estorbar el programa de Dios. La mano de Dios vendrá sobre
234 La Casa y el Sacerdocio

todo lo extraño, sobre todo lo que realmente no es de Él. Por eso se dice claramente: “Toda
planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada”. Habrá un momento en que será
quitada de raíz. El candelero debe ser todo de oro.
El Hijo. ¿Cómo está representado el Hijo en el candelero? Si el Padre está representado en el
oro puro por la naturaleza divina, el Hijo está representado por la forma que se le da al oro;
porque el Hijo es la imagen del Dios invisible78. El Hijo es la incorporación de Dios; es la imagen
del Padre.
“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a
conocer” (Juan 1:18).
“...para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la
imagen de Dios” (2 Corintios 4:4b).
“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación” (Colosenses 1:15).
“Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Colosenses 2:9).
“Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer
al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero
Dios, y la vida eterna” (1 Juan 5:20).
“...el cual (el Hijo), siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y
quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder...” (Hebreos 1:3a).
Cristo es el resplandor de la gloria de Dios y la imagen misma de su sustancia (hipóstasis). En
el candelero el Hijo está representado en la forma, en la imagen; Cristo, además, se incorpora
en la Iglesia. Él es la imagen de Dios; o lo que podríamos decir, Dios en imagen. Dios creó al
hombre a Su imagen y semejanza, la cual es el Hijo de Dios. Por causa del pecado, el hombre
profanó tal imagen, pero ahora en Cristo se restaura esa imagen; y restaurada en Cristo, se
78
Cfr. Colosenses 1:15; Juan 1:18; 2 Corintios 4:4; Hebreos 1:3; 1 Juan 5:20
El Candelero 235

forma y aparece en la Iglesia. En la Iglesia debe aparecer Cristo. Ninguna otra cosa quiere Dios
que aparezca y se vea en la Iglesia, sino Cristo, que es la incorporación de Su propia naturaleza;
por lo tanto El debe irse formando en la Iglesia hasta que lo que se vea, cuando se mire la
Iglesia, sea Cristo incorporado en ella, “porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos
miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también
Cristo” (1 Corintios 12:12). Cristo es como un cuerpo que tiene muchos miembros. El candelero
representa a Cristo, pero incorporado en Su pueblo, que es, en el tiempo del Nuevo Testamento,
la Iglesia.
El Espíritu Santo. Asimismo en el candelero, ¿qué representa el Espíritu Santo? El aceite
que enciende las lamparillas para el alumbrado, porque allí surge la luz. Es allí a donde llega el
aceite y unge el pábilo para que alumbre. “Lámpara de Yahveh es el espíritu del hombre” (Pro.
20:27a). En otros pasajes de la Biblia, Éxodo, Levítico, se nos habla del aceite para el
alumbrado, que es lo que representa al Espíritu Santo en el candelero. De modo que tenemos al
Dios Trino plenamente representado en el candelero: al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
dispensándose en Su pueblo en naturaleza, imagen y semejanza, vida y luz, para incorporarse y
manifestarse a través de él. El Padre a través de la naturaleza, el Hijo a través de la imagen y
semejanza, y el Espíritu Santo a través de vida y luz, el aceite del fluir de Dios. Dios mismo, el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, quiere aparecer en la Iglesia. ¡Maravilloso!
Cuando Jacob por primera vez comenzó a entender lo relativo a la casa de Dios, en su sueño
vio una escalera por la que se ascendía a Dios y se descendía desde Dios. La escalera que nos
trae a Dios y nos acerca a Él, representa a Cristo. Cristo presenta a Dios entre los hombres, a la
vez que acerca los hombres a Dios. La escalera tenía su pie cerca de la piedra sobre la que
Jacob descansaba: era la piedra de cabecera. Al despertar Jacob, ungió la piedra con aceite y
llamó a aquel lugar Bet-el, casa de Dios; lanzando la exclamación: “¡Cuán terrible es este lugar!
236 La Casa y el Sacerdocio

No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo”79. Allí estaba representada la Iglesia. La
tipología siguió avanzando, y en Éxodo ya no se trata de la piedra ungida, sino del tabernáculo
ungido y con la gloria de Dios en él. Más adelante, en tiempos de Salomón, se amplió de nuevo
la tipología, y ya no se trató del tabernáculo, sino del templo de Dios, también lleno con la gloria
de Dios. Ese mismo templo fue el que se restauró en tiempos de Zorobabel y de Josué, hijo de
Josadac.

79
Cfr. Génesis 28:10-22
El Candelero 237

También Ezequiel había tenido la visión de la gloria de Dios en el templo; mas en el Nuevo
Testamento llegó la hora del templo verdadero, y se nos dice que nosotros somos el templo, las
piedras vivas de la casa espiritual de Dios. Hoy en día algunos le llaman “iglesia” al lugar donde
la iglesia se reúne; pero aquello es una casa hecha por manos humanas. La verdadera casa que
el Señor está edificando es una casa espiritual no hecha por manos de hombre, puesto que Dios
es Espíritu y Él quiere morar plenamente en una casa espiritual. Cada uno de nosotros los
redimidos somos una piedra viva de esa casa. Lo que hizo Jacob tipológicamente fue poner la
“primera piedra”, la piedra de cabecera de Bet-el, la casa de Dios. Todo esto, pues, significa la
incorporación de Dios mismo en Su casa. Esa incorporación debe aparecer en cada localidad
como la iglesia de esa localidad. Como hemos visto, en la Iglesia está el Dios Trino, el Padre, el
Hijo, y el Espíritu Santo; el Padre representado en la naturaleza divina por el oro, el Hijo
representado por la forma que se le da al oro, la imagen de Dios incorporado en Su pueblo, y el
Espíritu Santo representado por el aceite del alumbrado de las lamparillas.

La unidad del candelero


“Harás además un candelero de oro puro”. Un candelero. Fijemos nuestra atención en lo
relativo a la unidad del candelero. La intención de Dios es que la iglesia en cada localidad sea
solamente una. Tú no encuentras ningún versículo en la Biblia donde en una localidad
aparezca más de un candelero. En la ocasión de Éxodo, Dios le dice a Moisés: “Harás un
candelero”. Pero en vista de que las iglesias locales son varias, pues habrían de multiplicarse, y
siguiendo el orden de la tipología, más tarde con ocasión de la construcción del templo de
Jerusalén, Salomón “hizo asimismo diez candeleros de oro según su forma, los cuales puso en
el templo, cinco a la derecha y cinco a la izquierda” (2 Cr. 4:7); sin embargo, cada candelero
debe ser de “una sola pieza”. Por lo pronto estamos entrando en las primeras menciones de la
tipología, antes de introducirnos en su aplicación y desarrollo; enfatizando en la unidad del
238 La Casa y el Sacerdocio

candelero. Después de haber hablado de todos los detalles del candelero, en Éxodo 25:36 dice:
“...todo ello una pieza labrada a martillo, de oro puro”. Todo ello, es decir, toda esa edificación,
esa labranza a martillo; no labranza de labor, sino de labor a martillo. A pesar de los muchos
detalles y de los varios brazos del candelero, es de una sola pieza. Aunque tiene muchas partes
y muchos brazos, sin embargo, no están cada parte por su lado. Claro está que hay brazos a la
derecha y brazos a la izquierda, pero todos se equilibran mutuamente en un solo candelero. Qué
triste es que los hombres, en vez de levantarle al Señor Su candelero equilibrado y de una sola
pieza, estamos más bien viendo surgir sectas cristianas; algunas demasiado derechistas, y
otras demasiado izquierdistas. Unos hablan del viento de doctrina de la llamada “teología de la
prosperidad”, y otros, por otro lado, de la llamada “teología de la liberación”. Pero el Señor es
más equilibrado. ‘Él no es ni derechista ni izquierdista. Él es el Señor de todo y de todos.
Cuando la Palabra dice que el candelero debe hacerse de una sola pieza, significa que
ninguna parte legítima del candelero debe ser separada de él. Todas las partes deben ser
incluidas como una sola pieza. Asimismo la iglesia de la localidad debe incluir a todos los hijos
de Dios en ese municipio. No está bien dividir a la iglesia de la localidad en sectas mutuamente
excluyentes. Todos los santos deben tomar la posición de la iglesia de la localidad en unidad.
Son aquellos que no quieren tomar esa posición junto con los demás, quienes dividen realmente
el Cuerpo de Cristo. Son divisivos al pretender preservar sus sectas y denominaciones, y
al impedir la comunión plena de todos los hijos de Dios como un solo Cuerpo. El
candelero no debe construirse o labrarse por pedazos, sino como una sola pieza. La casa de
Dios se edifica conjuntamente.
“20Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra
del ángulo Jesucristo mismo, 21en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo
para ser un templo santo en el Señor; 22en quien vosotros también sois juntamente
edificados para morada de Dios en el Espíritu” (Ef. 2:20-22).
El Candelero 239

¿Qué está haciendo el Señor? Edificándonos juntamente con los demás hermanos para ser
morada de Dios en el Espíritu. “Labrado a martillo se hará el candelero”. Primeramente se nos
habla del material, oro puro, la naturaleza divina; luego se nos habla de la manera cómo debe
dársele forma a ese material en la vida de la Iglesia. El oro se labra a martillo. El martillo golpea
pero esos golpes son conforme a la Palabra de Dios. Todo lo que nos acontece tiene la función
de configurarnos a Cristo. El martillo representa la Palabra de Dios. “¿No es mi palabra como
fuego, dice Yahveh, y como martillo que quebranta la piedra?” (Jer. 23:29). El Señor compara Su
propia Palabra con el martillo. En la Biblia misma está la interpretación de sus figuras. Ella nos
dice que el martillo representa la Palabra de Dios. ¡Cómo quebranta la Palabra de Dios! La
Palabra es representada de varias maneras, de acuerdo a su función. Por ejemplo, es
representada como agua, o como fuego, según el trabajo que haga. Pero a veces la Palabra de
Dios es representada como martillo que quebranta la piedra; es decir, la Palabra separa lo que
es de Dios de lo que es de la carne, del diablo, del ego, de lo meramente natural. El martillo es el
golpe de Dios conforme a Su Palabra, que quita todo lo que le es extraño. Todos tenemos en
nuestras vidas cosas extrañas que a veces queremos introducir en la vida de la Iglesia; incluso
en la vida religiosa hay muchas cosas que no son de Dios, que no son puras, y a veces uno no
se da cuenta de ellas hasta que llega el martillazo de Dios. Llega el martillazo de la Palabra de
Dios y quebranta las cosas que sí se pueden quebrar. A veces el vino nuevo de Dios, destruye el
odre viejo de nuestras estructuras humanas con las que quisimos apresar a la Iglesia.
Dice, pues, la Escritura, que el candelero, en nuestro caso la iglesia de cada localidad, debe
ser labrado a martillo. De modo que no podemos evitar, hermanos, el que de vez en cuando
sintamos los martillazos de Dios haciéndonos amoldar a Su Palabra a través de circunstancias
dolorosas. El candelero sólo se labra a martillazos; y peor para nosotros si somos demasiado
susceptibles, porque nos va a doler más. Habrá dolor, porque todo lo que es extraño al Señor en
nuestras vidas y la vida de la Iglesia, será inevitablemente tratado a la luz de la Palabra. Habrá
240 La Casa y el Sacerdocio

dolor. La carne querrá salirse con la suya, pero tarde o temprano el martillo la alcanzará. Todo lo
que no es de Dios va a ser martillado, de modo que el oro de Dios resplandezca sin nuestras
impurezas, y manifieste la semejanza de Cristo; es decir, a Cristo mismo.
A veces por nosotros mismos no nos damos cuenta de que ciertas cosas no son de Dios, que
no se amoldan a la naturaleza divina, pero cuando llega el martillazo es cuando nos enteramos y
confesamos: Yo pensaba que esto era de Dios, pero ahora lo veo mejor y me doy cuenta de que
había muchas cosas del mero hombre mezcladas allí, que distorsionaban lo propio de Cristo. El
candelero debe amoldarse a la Palabra; debe ser labrado a martillo. No podemos edificar la
Iglesia de la manera que nos parezca. El Señor disciplina y corrige porque nos está dando
corporativamente la forma de Cristo; está formando a Cristo en la iglesia de cada localidad. Por
eso nuestros sectarismos, maniobras y otras cosas, no quedarán sin su respectivo martillazo.
La forma que Dios está dando a la Iglesia es la de Su propio Hijo, y no quedará satisfecho con
menos. Él está configurándonos a la imagen de Su Hijo Jesucristo, para que Él sea el
primogénito entre muchos hermanos80; de manera que todo lo que en nosotros no representa
fielmente el sentir de Cristo, expreso en el espíritu de Su Palabra, va a ser martillado, porque
toda deformación debe acomodarse a Cristo y a la Biblia. Todo lo sobrante será martillado,
porque el martillo de Dios es el que nos baja los humos y es el que coloca a cada cosa en su
respectivo nivel. Es importante que sepamos que Dios está trabajando en serio; a veces
tomamos las cosas como en juego. A veces consideramos más serias las cosas del mundo que
las del Señor y de la Iglesia. Pero el Padre sí conoce cuáles son sus negocios y cuál es la
suprema importancia de ellos. Mas como somos ligeros e informales, entonces necesitamos de
su martillo. Dios sí sabe lo que verdaderamente quiere, y es necesario que nos lo enseñe, así
sea usando la Palabra que golpea. Dios está edificando su propia casa; un templo para morada
de Su plenitud en Espíritu, Su propio porte, Su propia imagen corporativa en la Iglesia.
80
Cfr. Romanos 8:29
El Candelero 241

Cuando los hijos de Dios somos unos bebecitos, nos sentimos como jugando, como en
vacaciones; intentamos hacer las cosas que nos gustan y como nos parece. Hacemos o
dejamos de hacer según nuestro gusto y gana; nos acercamos o nos alejamos conforme a
nuestras emociones; pero llega un momento en que el Señor nos dice con un serio cariño: Hijito,
se acabó el tiempo de recreo; ahora requiero soldados valientes y disciplinados. Porque les amo
y quiero hacer un trabajo serio con ustedes, se acabó el recreo. Dios quiere que Su semejanza
aparezca en nosotros. Por esa razón Moisés salmodiaba, diciendo: “Aparezca en tus siervos tu
obra” (Salmos 90:16a); y David dice: “Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza” (Sal.
17:15b). La semejanza, pues, de Dios revelada en Cristo, debe aparecer en la Iglesia, para lo
cual no faltará el martillo de Dios. Todo nos acontece con la intención de configurarnos a la
imagen de Cristo y a la Palabra de Dios, puesto que Cristo es el Verbo de Dios.

Las partes del candelero y la tipología


En la Palabra encontramos que el candelero, no obstante constituir una sola pieza, tiene
varias cosas, entre las cuales encontramos “su pie, su caña, sus copas, sus manzanas y flores,
serán de lo mismo”; es decir, todo de oro. Son diferentes cosas, pero son todas de Dios. ¿Qué
representan el pie, la caña, las copas, las manzanas y las flores? Todo representa algún aspecto
de Cristo en la Iglesia.

El pie
El pie es el que sostiene al candelero en su sitio, delimitando el lugar exacto en que fue
colocado. No se puede poner el candelero en cualquier sitio; debe estar allí donde Dios
determinó que esté. El pie fija al candelero en su lugar exacto. Por una parte, Jesucristo es el
fundamento de la Iglesia; por otra parte, la Iglesia, según la Palabra de Dios, pertenece a su
respectiva localidad; es la iglesia del Señor en esa localidad respectiva.
242 La Casa y el Sacerdocio

La caña
La caña es como la espina dorsal del candelero, la que determina su medida, la que lo
mantiene en equilibrio al sostener sus brazos de uno y otro lado. El pie y la caña, con las demás
partes del candelero, son una sola pieza. La caña es la medida de Cristo. La Iglesia no debe
serle inferior. Cristo debe plantarse en plenitud en cada localidad a través de la iglesia de la
respectiva localidad. Caña y pie del candelero determinan su medida y su sitio. La iglesia está en
Cristo y en su respectiva localidad, como está escrito: “...todos los santos en Cristo Jesús que
están en Filipos...”81, o en Cristo Jesús en Efeso, etcétera. A veces descuidamos el pie del
candelero; pero no tenemos derecho a poner otro fundamento ni a fundar iglesias que no sean
estrictamente locales; es decir, en el sitio exacto de su instalación por Dios: la ciudad, el
municipio, la población, aldea o localidad.
En cada localidad sólo debe haber un candelero. No hay varios candeleros en una sola
localidad, ni candeleros con el pie en varias localidades. El sitio escogido por Dios para poner el
pie del candelero es la localidad: Efeso, Esmirna, Pérgamo, etcétera. Cristo debe formarse
corporativamente en la iglesia de cada localidad; ese es el sitio específico donde colocar el
candelero, el pie suyo. A veces algunos piensan que en vez de pie, un candelero podría tener un
trípode, con un pie en Jerusalén, otro en Antioquía y otro en Pérgamo o en Laodicea. Algunas
denominaciones, por ejemplo, pretenden ser una “iglesia” nacional, o provincial, o distrital, a la
vez que no son una sola pieza con otros brazos en cada localidad respectiva. Eso es un
monstruo. No es el candelero de Dios. Pero la Biblia habla de un candelero en Efeso, otro en
Esmirna, otro en Pérgamo, otro en Tiatira, otro en Sardis, otro en Filadelfia, otro en Laodicea.
¿Cuál es el sitio exacto para poner el pie del candelero? Efeso sí es la iglesia en Efeso, no más
ni menos; Esmirna sí es la iglesia en Esmirna, no más ni menos, etcétera. Nunca debe haber un
81
Filipenses 1:1
El Candelero 243

candelero que pise más de una localidad. Tampoco debe haber dos candeleros que pisen en
una misma localidad. Puesto que la Iglesia es una sola, no debe aparecer en cada localidad sino
una sola iglesia local que incluya a todos los hijos de Dios en esa localidad. En la Biblia
claramente encontramos una iglesia en Efeso, una iglesia en Esmirna, una iglesia en Jerusalén,
una iglesia en Antioquía, una iglesia en Corinto, una iglesia en Cencrea, etcétera. Dios ha
delimitado el lugar donde debe ponerse el pie del candelero; Dios ha establecido un solo
fundamento para la Iglesia, el cual es Jesucristo, y una sola jurisdicción para esa iglesia local: su
respectiva localidad. He allí el pie del candelero.
Cualquier organización religiosa humana que no tenga a Jesucristo como fundamento ni a su
localidad como límite de jurisdicción que incluye en una sola iglesia a todos los hijos de Dios del
lugar, no es una iglesia bíblica; no es un candelero de Dios. Si la autoridad y la jurisdicción no
son las de Dios, no tenemos allí iglesia conforme a las Sagradas Escrituras. Una vez que Dios
ha establecido el fundamento y la jurisdicción, el pie del candelero, éste queda establecido y no
puede cambiar. Ningún candelero debe tener más de un pie, ni ningún sitio debe tener más de
un candelero. No hay localidad para varios candeleros, ni candelero para varias
localidades. Esto debe entenderse bien puesto que Dios está edificando a la Iglesia conforme a
Sus propios planes y no parará mientras en cuanto a toda revolución que sea necesario hacer a
golpe de Su martillo. El que comenzó, también terminará Su casa según el deseo de Su corazón
expreso en las Sagradas Escrituras.

Los brazos
La caña es la que mantiene el equilibrio, y es de donde salen los brazos del candelero. El
candelero tiene varios brazos, aunque es todo de una sola pieza. Seis es el número de los
brazos; número de hombre. Seis es el número de la humanidad. Dios hizo al hombre en el sexto
día. Pero las lamparillas son siete, pues una está sobre la caña central; lo cual significa que lo
244 La Casa y el Sacerdocio

que completa al hombre, lo que lo realiza y le da su sentido pleno, es Cristo, la caña central, la
medida del Varón perfecto. Cristo es quien sostiene a la humanidad y le da su completación. El
número seis es el número de hombre, por lo cual, en varios pasajes de la Escritura, cuando
Cristo es representado en Su perfecta humanidad, es representado también usándose el
número seis, puesto que el Verbo se hizo hombre. A veces aparece el número siete para
representar la completación de la obra de Dios con Sus criaturas. El 7 es 3 más 4; es decir, la
Deidad operando en la creación. A veces aparece el número 6 combinado con el 7: el 42, por
ejemplo. 42 fueron las jornadas en el desierto, 42 las generaciones de la genealogía mesiánica.
7 por 6, 42, puesto que Dios completa en 42 Su obra entre los hombres. Su obra, 7, entre los
hombres, 6 = 42. A veces el 6 aparece mezclado con el 3. Cristo, pues, además de ser el Verbo
Divino, es también un hombre, el Varón perfecto. Entonces el número seis (6) representa en
Cristo a la humanidad. Resulta, pues, notorio que el Cristo corporativo que aparece en la Iglesia
(1 Co. 12:12) y que es representado por el candelero, tenga precisamente seis brazos.
Cristo desea formarse en toda clase de hombres, de todas las tribus, pueblos, lenguas, razas
y naciones82. En cada localidad debe aparecer el Varón perfecto a través de los distintos brazos
del candelero. Algunos brazos están muy a la derecha, y otros muy a la izquierda, pero todos se
unen y guardan su equilibrio en la caña central, en la medida de la estatura de Cristo en Su
plenitud. En la Iglesia se manifiestan los diversos aspectos de Cristo a través de toda clase de
hombres y mujeres en Cristo, sin importar su raza, nación, clase, nivel cultural, sexo, etcétera.
Toda clase de hombres es incorporada a Cristo; de ahí el número seis de los brazos del
candelero. La izquierda y la derecha encuentran su equilibrio en Cristo, como aparece
claramente en Mateo el publicano, a la derecha, y Simón el zelote, a la izquierda. En la iglesia,
siendo una sola en la localidad, vemos, sin embargo, distintos brazos, toda clase de hermanos,
de diferentes trasfondos, distintas razas, nacionalidades, sexos, clases sociales, niveles
82
Apocalipsis 5:9
El Candelero 245

culturales, diversos dones, diversos ministerios, diversas operaciones, pero todos los brazos del
candelero forman una sola pieza a través de la caña central. Los hermanos que tienden mucho a
la derecha, como los que se inclinan por la llamada “teología de la prosperidad”, y los hermanos
que tienden mucho a la izquierda, como los que se inclinan por la llamada “teología de la
liberación”, encuentran su equilibrio en Cristo Jesús mismo, la caña central, la medida del Varón
perfecto, dentro de la misma iglesia en la misma localidad. Asimismo respecto de otros aspectos
que presentan diferentes faces. En la comunión de la única iglesia en la localidad se
complementan y equilibran mutuamente.
La caña es la que mantiene el equilibrio de los brazos y eso representa el equilibrio de la
Iglesia en Cristo Jesús. La Iglesia debe tener un perfecto equilibrio. No podemos permitir que
una iglesia pretenda ser solamente de ricos, o solamente de pobres. A veces los ricos no se
sienten cómodos con los pobres, o los pobres no se sienten bien con los ricos. Los cultos no se
sienten bien con los incultos, y los incultos no se sienten bien con los cultos. Los blancos
muchas veces no se sienten bien con los negros y los negros no se sienten bien con los blancos.
Los chinos no se sienten bien con los japoneses y los japoneses no se sienten bien con los
chinos. Los nativos no se sienten bien con los extranjeros, y los extranjeros no se sienten bien
con los nativos. Esto no debe ser así en la Iglesia. La iglesia de la localidad debe acoger a todos
los hijos de Dios en unidad, comunión y complemento; sean ricos, pobres, blancos, negros,
chinos, japoneses, mestizos, vikingos, pigmeos, cultos, incultos, hombres, mujeres, niños,
ancianos, etc. En la Iglesia cabe toda clase de hijos de Dios, toda clase de dones espirituales,
toda clase de ministerios, con tal que todos sean de Dios en Cristo. Por eso está el número 6 en
la cantidad de brazos del candelero; porque representa todos los aspectos de la humanidad en
Cristo. Pero entiéndase bien, en Cristo, pues todos los brazos son también de oro.

Las copas
246 La Casa y el Sacerdocio

“Tres copas en forma de flor de almendro en un brazo, una manzana y una flor; y tres
copas en forma de flor de almendro en otro brazo, una manzana y una flor; así en los seis
brazos que salen del candelero; y en la caña central del candelero cuatro copas en forma de
flor de almendro, sus manzanas y sus flores” (vv.33-34).
Estas copas no son de vino, sino flores, copas de flor de almendro, corolas. De la corola es de
donde salen los pétalos de flor de almendro, pues las flores del candelero son de almendro.
¿Qué representan en la Biblia las flores de almendro con sus respectivas copas? Recordemos la
ocasión cuando la autoridad que Dios había dado a Aarón fue puesta en tela de juicio por otros
del pueblo de Dios. Ellos protestaban porque Aarón estaba sobre ellos, y ellos pretendían
ocupar el mismo lugar de Aarón; entonces se llenó el ambiente de murmuraciones y
habladurías, comparaciones y pretensiones, de modo que el Señor tuvo que vindicar a Su
escogido83. Él vindicó a Su autoridad delegada, por medio del florecimiento de su vara de
almendro, mientras que la vara de los demás no floreció durante la noche en la presencia de
Dios. Cada uno había traído su vara seca, representando nuestra condición natural, seca y
muerta; pues, ¿qué tenemos nosotros mismos? Nada. Somos en lo natural como una mera vara
seca. Y una vara seca, ¿cómo va a brotar flores por sí misma? ¿Qué podemos pretender
nosotros mismos a menos que el Señor soberanamente intervenga y nos dé vida?

83
Referencia ala rebelión de Coré en Números 16 y 17
El Candelero 247

Una vara seca es algo muerto; si da flores es porque la vida de resurrección le ha dado vida,
de lo contrario se queda muerta. Si una vara seca florece es porque operó en ella la savia de la
vida, la resurrección, la intervención soberana de Dios en gracia para apresurar su obra.
Precisamente a Jeremías le mostró Dios una vara de almendro significando su intervención para
apresurar su Palabra y ponerla por obra; es decir, la operación de Dios por la energía de Dios, la
resurrección (Jeremías 1:11,12). Cuando Jacob envió por medio de sus hijos un presente a José
en Egipto con ocasión de la llevada de Benjamín, los presentes fueron bálsamo, miel, aromas,
mirra, nueces y almendras 84 . José representa a Cristo que, aunque fue dado por muerto
después de vendido por unas monedas de plata, apareció a la diestra del poder después de
subir de la cisterna en que fue puesto. Bálsamo y miel son presentes para el camino, para el
dolor y la debilidad. Aromas y mirra son fragancias para la muerte; pero nueces y almendras
representan la resurrección. Cristo vivió como un varón de dolores (Isaías 53:3) y se alimentó de
miel (Isaías 7:15) en su vivir humano, santificándose para santificarnos. Por eso para Él es el
bálsamo y la miel. Pero también murió por nosotros, y por eso las aromas y la mirra; pero, puesto
que resucitó, entonces nueces y almendras.
Las flores de almendro con sus copas y corolas representan, pues, la resurrección; la vida
resurrecta de Cristo Jesús, de donde proviene la legítima autoridad espiritual. En tiempos de
Aarón todos presentaron sus varas secas, Aarón igualmente; pero Dios había dicho: “Florecerá
la vara del varón que yo escoja, y haré cesar de delante de mí las quejas de los hijos de Israel
con que murmuran contra vosotros” (Núm. 17:5); es decir, que cuando hay discusión por causa
del ministerio, el Señor señala a quiénes Él ha escogido, haciéndoles florecer su vara de
almendro. ¿Cómo? Dándoles el fluir de vida en Cristo Jesús.

84
Génesis 43:11
248 La Casa y el Sacerdocio

Puesto que todos estamos muertos por nosotros mismos, sólo la gracia de Dios hace fluir la
vida de resurrección para que florezca la autoridad espiritual después de la noche de la prueba.
Pasado el tiempo difícil y oscuro de la prueba, se verá realmente qué es lo que floreció, pues la
vida y la verdad de Dios siempre prevalecerán. Si el asunto es meramente de hombres, se
apagará, pero si es de Dios no lo podrán detener (Hechos 5:38,39). La autoridad espiritual en el
Cuerpo de Cristo proviene de la resurrección, del fluir de vida en Cristo Jesús; y la vida tiene luz,
la luz de la vida, la revelación. Sólo aquello que proviene de la resurrección tiene legítima
autoridad espiritual en el Cuerpo de Cristo. A veces el hombre quiere introducir en la Iglesia
cosas proveniente de lo viejo y de lo meramente natural, pero la Iglesia no debe admitir sino lo
que proviene legítimamente de Dios. Esa es la razón por la cual todos los brazos del candelero,
al igual que su caña central, están llenos de flores de almendro con sus copas; es decir,
reverdecidos por la vida de resurrección en Cristo Jesús. Sólo lo proveniente del fluir de la vida
nueva debe tener parte en el candelero, en la iglesia de cada localidad. El candelero está lleno
por todas partes de copas y flores de almendro. ¿Cuántas son las flores de almendro? Son 22,
pues en cada brazo había 3, y siendo seis brazos, por lo tanto son 6 por 3, igual 18, más 4 de la
caña central, total 22. Asimismo 22 son las letras del alefato hebreo, significando completación
de toda escritura, la plena vida de resurrección en Cristo dentro de la Iglesia. Tenemos también
7 por 3 igual 21; 3 veces 7 es la completación de Dios. Ocho (8) es después de 7, y es el número
de la resurrección. 22 es después de 21; es decir, después de 3 veces 7. El 22 es, pues, como 8,
la resurrección. El 3 es el número de Dios: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Al tercer día
resucitó Cristo. En cada brazo hay tres copas de flores de almendro; es decir, la resurrección. El
domingo es el octavo día, y es el primer y nuevo día después de los 7 de la semana. El 8 es,
pues, resurrección, lo mismo que el 22.
La Iglesia no es algo meramente natural. La Iglesia pertenece a la Nueva Creación que
proviene de la resurrección. La Iglesia no es un conjunto de dispares y excluyentes
El Candelero 249

organizaciones muertas, sino el organismo vivo del Dios vivo que fluye por sus pámpanos
mediante el Espíritu de vida. La Iglesia no es de este mundo, sino la obra maestra de Dios en
lugares celestiales ante principados y potestades (Efesios 3:10). La Iglesia es una creación
nueva. Todo lo referente a la Iglesia debe provenir de la resurrección. Dios se hace cargo de
todo lo que proviene de lo viejo y de lo meramente natural, mediante Su martillo labrador. Todo
lo que en los santos pertenece a la naturaleza carnal, adámica, será martillado y purificado por
Dios; será cortado. Siempre llega el momento para cada uno de nosotros en que lo que no
proviene del Espíritu en resurrección, será señalado y tratado por Dios. Las cosas naturales, las
ideas naturales, los planes naturales, los estatutos naturales, todo lo que no proviene de la
resurrección, será corregido por Dios. Cuántas veces hemos querido introducir en la Iglesia
cosas y planes naturales, meramente humanos, arreglos, estatutos, intereses sólo del hombre,
sin poner la mira verdaderamente en las cosas de Dios.
Por eso todo el candelero debe ser de oro puro, de una sola pieza y con flores de almendro de
la resurrección; la plena y rebosante resurrección. De ahí el número 22 después del 21, que es
pleno; entonces el 22 rebosante; es el deseo de Dios para cada iglesia local. La resurrección es
lo que Dios quiere que aparezca en la Iglesia; primero por el Espíritu como arras, y más tarde
también en nuestros cuerpos mortales en la glorificación. Participamos de la mesa del Señor
para alimentar el cuerpo de resurrección. En la caña central lleva cuatro flores de almendro,
puesto que el 4 es el número de la creación. Dios se representa por el 3, y después de Dios
viene la creación; después del 3 viene el 4, por eso hay 4 flores en la caña central,
representando la nueva creación, la liberación del resto de la creación con la libertad gloriosa de
los hijos de Dios (Romanos 8:21). En el candelero, pues, en la Iglesia, tenemos la plena
incorporación del Dios Trino gracias al Espíritu por la resurrección de Cristo.

Manzanas y flores
250 La Casa y el Sacerdocio

Hemos visto lo que representan las flores o copas de almendro: la vida de resurrección. En la
Biblia las flores en general representan la vida. El candelero adornado de flores representa a la
Iglesia resumante de vida, la belleza del Señor. Las manzanas son el fruto del manzano, y el
manzano es Cristo.
“3Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes; bajo la
sombra del deseado me senté, y su fruto fue dulce a mi paladar. 4Me llevó a la casa del
banquete, y su bandera sobre mí fue amor. 5Sustentadme con pasas, confortadme con
manzanas; porque estoy enferma de amor” (Cnt. 2:3-5).
En este pasaje habla la amada del Amado, la esposa del Esposo, el alma del creyente de la
Iglesia y su Salvador. El Amado es Cristo, y Él es el manzano. En el poema inspirado, la sulamita
representa a la Iglesia, y Salomón, el hijo de David, a Jesucristo. Salomón, como el hijo de
David, fue el edificador del templo, pues Dios había dicho del hijo de David que él le edificaría
casa a Dios. Cristo es el verdadero Hijo de David tipificado en Salomón. Salomón significa
“pacífico”, y Jesucristo es el Rey de paz. Ahora bien, si Cristo es representado por el manzano,
entonces las manzanas que brotan desde su savia, como fruto del manzano representan el fruto
del Espíritu. La savia del manzano es el Espíritu de vida en Cristo Jesús, quien es el que
produce las manzanas, el fruto del Espíritu. En el candelero las manzanas son 9; una en cada
brazo, y tres en la caña central; y puesto que los brazos son 6, entonces 3 más 6 = 9. Las nueve
manzanas representan el fruto del Espíritu: 1. Amor, 2. Gozo, 3. Paz, 4. Paciencia, 5.
Benignidad, 6. Bondad, 7. Fe, 8. Mansedumbre, y 9. Templanza (Gálatas 5:22,23).
La esposa, como leíamos en Cantares 2:5, pide ser sustentada, sostenida con pasas y
manzanas. Las pasas son las uvas conservadas. Las uvas también representan el fruto del
Espíritu, puesto que son fruto de la vid, la cual es Cristo (Juan 15:1). Las uvas ya pasas,
representan el fruto del Espíritu mantenido por largo tiempo, pero no es algo permanente en
nosotros; pero cuando se logra la madurez, el fruto se conserva, se mantiene, por lo cual está
El Candelero 251

representado por las pasas. Jesucristo dijo que Él es la vid y nosotros los pámpanos. Las pasas
representan el fruto recogido y conservado por largo tiempo. Lo que sustenta a la Iglesia es el
fruto conservado y permanente. La Iglesia difícilmente se sustenta con los fracasos. Los
fracasos más bien causan tropiezo, pero el fruto mantenido, las pasas, sí sustentan, al igual que
las manzanas, fruto de Cristo. En el candelero son precisamente las manzanas de la caña las
que sustentan a los brazos y los mantienen unidos como una sola pieza.
“32Y saldrán seis brazos de sus lados; tres brazos del candelero a un lado, y tres brazos al
otro lado. 33Tres copas en forma de flor de almendro en un brazo, una manzana y una flor; y
tres copas de flor de almendro en otro brazo, una manzana y una flor; así en los seis brazos
que salen del candelero” (Éx. 25:32-33).
Esto representa el equilibrio de la Iglesia. Vinos que en el Cuerpo de Cristo hay personas de
toda clase de procedencia, y que además en la Iglesia tienen diferentes funciones; sin embargo,
todos, a pesar de la diversidad en muchos aspectos, son perfectamente coordinados por un
mismo Espíritu, el Espíritu de Cristo. Todo en el candelero es resurrección. El 3, como lo hemos
explicado, es el número de Dios y de la resurrección. La perfección de la vida apareciendo en
cada brazo del candelero y manteniendo los diversos brazos unidos en el candelero, como una
sola pieza. De la mismísima Trinidad provienen las obras de resurrección en la Iglesia. Del
Padre provienen diversas operaciones; del Hijo diversos ministerios, y del Espíritu Santo
diversos dones (1 Corintios 12:4-6); sin embargo, Dios es uno, el Señor es uno y el Espíritu uno.
El Padre opera por Cristo (Juan 14:10; 5:36; 9:4; 10:25,32), quien constituye el ministerio
(Efesios 4:11), repartiendo el Espíritu a cada uno como Él quiere (1 Corintios 12:11). El Dios
Trino se dispensa en la Iglesia. El Hijo es el coordinador (Efesios 2:21) que mediante el fruto del
Espíritu mantiene a la Iglesia en cohesión y equilibrio. Por eso cada brazo del candelero tiene
copas de flor de almendro, una manzana y una flor, mostrando que está vivo con la vida de
resurrección, a la vez que está unido a todo el candelero por las manzanas de la caña central.
252 La Casa y el Sacerdocio

Aunque la Iglesia realiza diferentes trabajos, pues los miembros tienen diferentes funciones y
cada miembro tiene su actividad propia, no obstante, por venir todo del Espíritu de vida en
resurrección, está estrechamente unido y profundamente coordinado como la manifestación de
la vida misma, del Espíritu mismo. La plenitud de las funciones provenientes de las multiformes
riquezas de la gracia de Dios en Cristo, se hallan todas en la Iglesia.
“34
...y en la caña central del candelero cuatro copas en forma de flor de almendro, sus
manzanas y sus flores”.
La caña del candelero es su columna sustentaria, el Cristo resurrecto que libera a Su creación
de la esclavitud de corrupción y muerte, sosteniéndola en novedad de vida. Juntos, la caña y los
seis brazos, Cristo en la Iglesia, portan las siete lamparillas para la plena luz. Cristo es la luz
(Juan 8:12), y asimismo la Iglesia (Mateo 5:14). Los brazos sin la caña serían solamente seis,
pero con la caña son siete, el número de completación, puesto que lo que completa y realiza al
hombre es Cristo. Cristo en la Iglesia es la luz del mundo. Por eso son siete las lamparillas. El
hombre no es completo en sí mismo; necesita ser sostenido y completado por Cristo. El Nuevo
Hombre, que es la Iglesia, tiene su sustento y realización en Cristo.
“35Habrá una manzana debajo de dos brazos del mismo, otra manzana debajo de otros
dos brazos del mismo, y otra manzana debajo de los otros dos brazos del mismo, así para
los seis brazos que salen del candelero”.
Los brazos que van a diferentes lados se unen con el candelero como una sola pieza gracias a
las manzanas de la caña central. Las manzanas del amor, la paz, la paciencia, hacen que la
relación de comunión entre las diversas partes del Cuerpo mantengan la unidad del Espíritu en
la Iglesia. Las manzanas, al representar el fruto del Espíritu de vida en Cristo Jesús, representan
también el medio de la comunión en el Cuerpo de Cristo, puesto que la comunión legítima del
Cuerpo es la comunión del Espíritu Santo. Esta comunión significa un tipo de relaciones
ungidas, delicadas, oportunas; por eso dice también la Palabra en Proverbios 25:11: “Manzana
El Candelero 253

de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene”. Los brazos del candelero se
relacionan entre sí a través de las manzanas. Y la Palabra dicha como conviene es resultado del
fruto del Espíritu. La Palabra dicha como conviene implica el amor, la templanza, la verdad, la
paciencia, el equilibrio, la justicia. La Palabra dicha como conviene a veces consuela, a veces
amonesta con propiedad; siempre restaura, siempre edifica. Eso representan, pues, las
manzanas. En Proverbios dice que tal manzana tiene figuras de plata. La plata representa la
redención; y las figuras de plata representan el trabajo de la redención. De modo que si las
manzanas de oro son el fruto del Espíritu, obviamente llevan en sí el trabajo de la redención; es
decir, son manzanas de oro con figuras de plata, como lo dice Proverbios. Dios nos da Su
naturaleza y realiza en nosotros un trabajo acabado de plena redención. En el candelero mismo
de Éxodo 25 no aparece la plata; sin embargo, lo que ésta significa en Proverbios sí aparece,
puesto que la Palabra dicha como conviene, lo cual es las relaciones en la comunión del
Espíritu, están representadas en la unión de los brazos por las manzanas de la caña central.
Decir la Palabra como conviene significa expresar a Cristo en nuestras relaciones. Para eso
necesitamos la obra de la redención. El Señor está labrando Su candelero a martillo, como una
incorporación de Sí mismo en Su pueblo, en Sus relaciones corporativas. La Palabra dicha
como conviene implica también la formación del carácter de Cristo en la persona. El carácter de
Cristo es el que hace que en la Iglesia se mantenga la cohesión, la coordinación y la unidad. Si
los diversos brazos del candelero no se mantienen unidos mediante el Espíritu que nos da la
Palabra como conviene, entonces cada uno se iría por su propio lado, y el candelero no sería de
una sola pieza tal como Dios lo quiere, sino que serían pedazos dispersos e incompletos que no
son útiles para llevar la plena luz de Dios.
Por eso es que la división del pueblo del Señor es condenada por la Palabra de Dios, ya que
descuartiza el Cuerpo, no permitiendo que la plena luz de Dios sea dada coordinadamente. Eso
hace que el mundo no entienda, ni vea, ni crea. La dispersión hace que cada cual tenga sus
254 La Casa y el Sacerdocio

pocas cosas por su lado, pero es incompleto y desequilibrado en otras cosas. Solamente la
unidad y la coordinación permiten la plena luz y el equilibrio. A veces los hermanos no dicen las
cosas como conviene, y si dicen lo que no conviene, hay el peligro que se abran las puertas de la
división de la Iglesia. Para que la Iglesia se mantenga como un candelero de una sola pieza en
cada localidad, es necesario que todo sea de Dios, que cada uno renuncie a sus propios
intereses particulares, que se hable como conviene, en Cristo, conforme al carácter de Cristo.
Que El se forme en nuestras relaciones de modo que podamos conservar el equilibrio y la
unidad y la plenitud de la luz. Todo esto solamente es fruto del Espíritu. De manera que todo lo
relacionado a la vida en el Espíritu es fundamental para la Iglesia. El equilibrio implica aceptar el
aporte de los distintos miembros del Cuerpo y de los diferentes ministerios, una vez que sean
realmente de oro, de Dios. Nos necesitamos todos en el Señor mutuamente, pero a la vez debe
martillarse todo lo extraño y deforme. Si Cristo se forma en nuestras relaciones, la Iglesia podrá
mantener su equilibrio. Si no andamos en el Espíritu ni en la vida de resurrección, se perderá el
equilibrio y se romperá la unidad manifiesta. La dispersión produce desequilibrio,
exageraciones, fanatismo, discordancia, rivalidad. Todo eso se verá en el pueblo de Dios si no
se está en el Espíritu.
“36Sus manzanas y sus brazos serán de una pieza, todo ello una pieza labrada a martillo,
de oro puro”.
Este verso lo mencionamos con respecto a la unidad. Para el Señor no están completos sólo
los brazos de la derecha ni sólo los brazos de la izquierda. Tampoco son completos los adornos
separados del contexto entero del candelero. Dios requiere la plenitud de los aspectos. Por eso
la iglesia de la localidad no debe dividirse por doctrinas menores. En ella cabe toda clase de
hijos legítimos de Dios. Decíamos que el número seis en sus brazos representa a toda la
humanidad; es decir, a toda clase de hombres y mujeres regenerados en Cristo Jesús. El
martillo de Dios se encarga de labrar como una sola pieza de oro puro al candelero.
El Candelero 255

Las lamparillas
“37Y le harás siete lamparillas, las cuales encenderás para que alumbren hacia adelante”.
Son siete lamparillas. El siete en la Biblia es el número de completación, de plenitud. Dios
completa Su obra en siete. Por ejemplo: 7 sellos, 7 trompetas, 7 copas, 7 plagas; asimismo 7
estrellas, 7 candeleros, etcétera. El siete es número de Dios, que representa plenitud. Ahora
bien, se nos dice “siete lamparillas, las cuales encenderás para que alumbren hacia adelante”.
Las lamparillas en la Biblia representan el espíritu del hombre, donde el Espíritu de Dios mora y
alumbra. Proverbios 20:27, dice: “Lámpara de Yahveh es el espíritu del hombre, la cual
escudriña lo más profundo del corazón”. Que el candelero tenga siete lamparillas, significa que
la luz séptuple de Cristo debe alumbrar en la Iglesia, la cual, para facilitarlo, debe vivir en el
Espíritu. Debemos aprender a distinguir lo que es del Espíritu de lo que es de la carne, de lo que
es meramente del alma humana o de nuestra sola personalidad. También lo que es del mundo o
del diablo debe ser bien diferenciado por la Iglesia. Lo que alumbra en el candelero son las
lamparillas. La plenitud séptuple de las lamparillas significa que todos los hermanos en la Iglesia
deben estar en el Espíritu, de manera que sea la luz de Dios la que verdaderamente alumbre.
“Las cuales encenderás”; es decir, que el aceite divino, el aceite para el alumbrado, el Espíritu
Santo, debe encender nuestros espíritus humanos y hacerlos fervientes y sensibles. Por eso no
debemos permitir que nuestro espíritu humano se apague, ni debemos contristar al Espíritu
Santo (1 Tes. 5:19; Efesios 4:30). El espíritu humano debe ser encendido por el Espíritu divino.
Es el Espíritu de Dios el que da testimonio a nuestro espíritu humano de que somos hijos de
Dios (Romanos 8:16). El Espíritu de Dios debe guiarnos desde nuestro espíritu humano
conforme a la Palabra de Dios.
Para la vida de la Iglesia es fundamental todo lo relativo a la vida en el Espíritu, al espíritu del
256 La Casa y el Sacerdocio

hombre, al mover de Dios en el espíritu humano. Si no comprendemos lo que es del Espíritu, y si


no andamos conforme al Espíritu, habrá problemas en la Iglesia. No debemos descuidar el
andar en el Espíritu de Cristo, conforme a Su mover en nuestro espíritu humano, según la
Palabra viva de Dios desde las Escrituras iluminadas. No podemos seguir andando conforme a
nuestras ocurrencias, según nuestra gana, conforme a nuestras meras emociones, o a nuestra
propia luz. A veces los santos no distinguen siquiera doctrinalmente, menos experimentalmente,
lo que es del espíritu. A veces algunos no distinguen lo que es del espíritu de lo que es del ego.
A veces se falla en discernir lo que es meramente emoción o pensamiento sin espíritu. La Iglesia
debe ser alimentada con la Palabra viva desde el espíritu humano con el Espíritu divino, pues lo
que vivifica es el Espíritu. Las Palabras de Cristo son espíritu y vida, y así deben ser transmitidas
a la Iglesia. Eso es lo que representan las siete lamparillas en el candelero. El Señor Jesús dijo:
“Vosotros sois la luz; una lámpara, un candelero, la luz no se pone debajo del almud sino de tal
modo que alumbre a todos en la casa”. Primero el Señor había dicho que Él era la luz, pero
ahora dice a los suyos que ellos, la Iglesia, son la luz del mundo. Dios ha puesto, pues, Su
Espíritu en nuestro espíritu, por medio de la fe en Jesucristo.
“14Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede
esconder. 15Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y
alumbra a todos los que están en casa. 16Así alumbre vuestra luz delante de los hombres,
para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”
(Mt. 5:14-16).
Como alumbra la luz sobre el candelero, así debe alumbrar nuestra luz delante de los hombres
para la gloria de Dios. La intención de Dios es que la Iglesia, diseñada como el candelero de
Dios en cada localidad, sea la portadora de la luz. La luz está, pues, en la Iglesia. El mundo tiene
que ver la luz de Dios en la Iglesia, en la comunión de la Iglesia, en el servicio de la Iglesia, en el
testimonio de la Iglesia. No se pone la luz debajo del almud, sino sobre el candelero. ¿En dónde
El Candelero 257

debe hallarse la luz? En la Iglesia. ¿En cuál Iglesia? Pues en la iglesia de cada localidad, en la
comunión de todos los santos en Cristo Jesús que están en nuestra “polis” o ciudad, o
municipio, o aldea; es decir, en nuestra localidad. Una sola es la iglesia de cada localidad, y
abarca a todos los legítimos hijos de Dios, los cuales, como un candelero de una sola pieza,
deben dar testimonio de la luz de Cristo siendo Su Cuerpo el único vehículo por medio del cual
Su Espíritu se canaliza. En donde realmente está la Iglesia, allí se pone la luz. La plenitud de las
lamparillas encendidas está sobre la caña central y sus brazos a lado y lado como una sola
pieza. La plenitud de la vida en Espíritu, se debe hallar en la Iglesia. Allí aparece la luz del Señor,
que hace que la Iglesia sea en Él la luz del mundo. Entonces el mundo podrá creer y ver. La
Iglesia es responsable ante Dios y ante el mundo.

Las despabiladeras
“38También sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro”.
Las despabiladeras son aquellos instrumentos con los que se cortan los pabilos que humean
cuando la mecha está sin aceite. Para que la mecha o pabilo de la lamparilla no eche humo es
necesario que esté empapada de aceite, y que se le corten las partes que por secas se
quemaron y humearon. Cuando no estamos en el Espíritu, estamos secos, y es cuando
humeamos oscureciendo el ambiente y enrareciendo el aire. Cuando eso ocurre, es necesario
que, sin apagar el pábilo, con las despabiladeras se corte la parte que humea, además de añadir
aceite a la lamparilla. Esa es tarea del sacerdote, y es lo que hace Cristo con cada uno de
nosotros y con la Iglesia como una unidad. Las despabiladeras representan, pues, ese
tratamiento cuidadoso y misericordioso de Dios con Su pueblo y con nuestro espíritu. El Señor
entrena nuestro espíritu para hacerlo sensible y brillante. Pero para eso debe cortar la parte
seca, quemada e inútil, que humea oscureciendo y enrareciendo.
Mucho me consoló el Señor cuando una vez, desalentado por causa de mí mismo, me habló a
258 La Casa y el Sacerdocio

través de Mateo 12:17-21. Me sentía desanimado por causa de tanta falla, de tal manera que
hasta llegué a pensar que el Señor ya no quería nada conmigo. Mis fracasos y mis errores me
impedían tener ánimo para servirle. Pero el Señor me consoló diciéndome que El no apagaba el
pabilo que humeare. Que por más que yo pensara que ya no podía más, Él, sin embargo, no me
desecharía, no me apagaría, no terminaría conmigo. En cuanto a Él, no apagaría el pábilo que
humeare. Entonces me llenó de confianza y me restauró. Aunque a veces pensamos que ya
hemos llegado al final, y que ya no podemos seguir alumbrando más, y pensamos que el Señor
nos va a desechar por reprobados, Él, sin embargo, como fiel Sumo Sacerdote, añade aceite a
la lamparilla y corta con las despabiladeras sin apagar el pábilo que humea.
“17Para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías85, cuando dijo: 18He aquí mi siervo,
a quien he escogido; mi Amado, en quien se agrada mi alma; pondré mi Espíritu sobre él, y
a los gentiles anunciará juicio. 19No contenderá, ni voceará, ni nadie oirá en las calles su voz.
20
La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará, hasta que saque a
victoria el juicio. 21Y en su nombre esperarán los gentiles” (Mt. 12:17-21).

85
Isaías 42:1-4
El Candelero 259

La caña cascada es aquella que está rajada, como por partirse. El no la quebrará. Nosotros los
hombres decimos: éste ya se quebró del todo; con éste no hay ya más esperanza. Si apenas
está cascada la caña, nosotros los humanos la acabamos de partir. Cuando alguno resbala no lo
dejamos levantarse sino que lo hundimos más, pero el Señor no es así con nosotros, sino que El
no quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humea. El más bien alargará Su
misericordia con esperanza y longanimidad. El Señor sí se atreve a contar con aquellos con los
que el hombre ya no cuenta. El Señor quitará el sobrante seco y muerto, quemado, y añadirá
aceite para renovar el pábilo, despertando nuestro espíritu y restaurándonos. Cuando Su pueblo
estaba vencido en Babilonia, el Señor despertó el espíritu de Zorobabel y de otros con él y los
restauró de nuevo a su tierra y a su casa. Eso es lo que representan las despabiladeras de oro.
El trabajo sacerdotal de Cristo como Sumo Sacerdote, el Hijo del Hombre en medio de los
candeleros, es precisamente tratar con sus iglesias locales, renovándolas.
En Apocalipsis, el Hijo del Hombre se mueve entre los candeleros, paseándose entre las
iglesias locales, observando cómo está su luz, su aceite, sus pábilos. En Sus mensajes a las
siete iglesias, por una parte amonesta cortando con las despabiladeras, y por otra parte anima
añadiendo aceite, encendiendo los espíritus. ¡Cuán bueno es el Señor, aleluya! Aunque a veces
sentimos que estamos quebrados, o cascados, El no nos termina de quebrar. A quienes el
diablo ha cascado, Jesucristo no quiebra. La caña cascada no quebrará, ni apagará el pábilo
que humea, hasta que saque a victoria la justicia. Este “hasta” de Dios es precioso. Hasta que
saque a victoria la justicia. Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, ha tomado sobre Sus hombros
ese trabajo. Por eso se nos dice en la epístola a los Hebreos 8:1: “Ahora bien, el punto principal
de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del
trono de la Majestad en los cielos”, que lo tenemos a nuestro favor y que se muestra compasivo
con los ignorantes y extraviados; ahora está intercediendo por nosotros. Claro está que
despabilar significa cortar, pero gracias a Dios, no apagar; por el contrario, se corta para facilitar
260 La Casa y el Sacerdocio

que el pábilo alumbre sin obstáculos. Cuando se nos pide que no apaguemos el Espíritu, es
porque cuando no andamos en Él, estamos dispuestos a deslizarnos, pues la carne es siempre
débil. Sin aceite nos secaremos y entonces humearemos oscureciéndolo todo y enrareciendo el
ambiente. Si hubiéramos estado en el Espíritu, no nos habrían acontecido tales fracasos. Pero
ahora que hemos sido perdonados, limpiados y renovados por medio del aceite de Su Espíritu,
alumbremos en la Iglesia, que es el candelero delante del mundo en la presencia de Dios. El
pabilo ha sido restaurado por el trabajo del que intercede por nosotros.
Los platillos de oro
Junto con las despabiladeras se mencionan también los platillos de oro. Cuando se corta el
pabilo que humea para restaurarlo, la parte cortada no se deja en cualquier parte, pues para eso
están los platillos. Tales platillos también son de oro y representan la delicadeza del Señor al
tratar con nuestros problemas en la Iglesia. No se permitía que los restos de basura estuvieran
circulando por cualquier parte, sino que debían caer delicadamente en los platillos. Esa es la
razón por la que dice en Gálatas 6:1: “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta,
vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti
mismo, no sea que tú también seas tentado”. Con cuánto cariño y misericordia el Señor trata las
cosas. Para eso son los platillos. Gálatas nos muestra en ese pasaje el trabajo misericordioso,
cariñoso, comprensivo y a la vez cortante, con fidelidad para sanar. La basura no debe alimentar
el chisme. Por eso dice también el Señor: “Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro
refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la
vergüenza de tu desnudez” (Apocalipsis 3:18). La intención de Dios no es avergonzarnos sino
vestirnos. He allí los santos platillos del candelero.

La medida de peso
“39De un talento de oro fino lo harás, con todos estos utensilios”.
El Candelero 261

El candelero debe ser hecho con la medida exacta de peso material. No puede ser menor la
medida, ni mayor, sino la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13; 3:18). La
Iglesia es el misterio del Cristo corporativo (1 Corintios 12:12; Efesios 3:4-6). No se puede hacer
el candelero con tres talentos, porque nadie puede superar a Cristo; pero tampoco debe hacerse
con medio talento, pues la intención de Dios es llenar con Su plenitud en Cristo a la Iglesia. Un
talento es la medida exacta de material de oro. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento existen las medidas llamadas “talento”. Como estamos desglosando la Palabra en
Éxodo, tomamos entonces el talento del Antiguo Testamento. En la tabla de pesos y medidas
nos damos cuenta que un talento equivale a casi 34 kilos; es decir, cerca de 33.5 kilos. Tal
número representa la humanidad perfecta de Cristo. En el Antiguo testamento la mayoría de
edad era a los treinta años, y apenas a tal edad se podía entrar plenamente en el ministerio
(Números 4:3,23,30,35,38,43,47). Por esa razón el Señor comenzó su ministerio a la edad de
treinta años (Lucas 3:23); y lo desarrolló por cerca de tres años y medio; por lo tanto, 33.5
representa la medida plena del Varón perfecto, la cual está representada por el talento del que
debe hacerse el candelero de oro. La Iglesia, pues, se construye exclusivamente con el material
de la naturaleza divina, hasta la medida de la estatura del Varón perfecto; con un talento, pues,
de oro fino.

Conforme al modelo
“40Mira y hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte”.
Esto nos recuerda la solemne responsabilidad de hacer las cosas conforme a la voluntad
perfecta de Dios. No podemos pretender edificar la Iglesia como a nosotros nos parece, según
un diseño basado en nuestros intereses humanos, con material meramente natural. La Iglesia
está destinada a ser el testimonio de Cristo en cada localidad, Su expresión, incorporación,
formación, configuración. Sí, la configuración corporativa de Cristo en cada localidad. Por lo
262 La Casa y el Sacerdocio

tanto ninguna cosa extraña a la naturaleza divina y al plano de la Palabra de Dios en las
Sagradas Escrituras, podrá prevalecer. Desde ahora mismo debe ser juzgada por nosotros; de
otra manera Dios mismo la juzgará. El martillo de Dios confirmará lo que es realmente del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo en la Iglesia. El Señor no está contento con un nivel inferior. No
podemos pretender presentar al Señor algo que El no querrá aprobar. El solamente estará
contento con la formación de Cristo en la iglesia de cada localidad. Lo que Dios quiere es que Su
Hijo aparezca en la Iglesia por el Espíritu, de modo que Su luz alumbre a través de la Iglesia.
Muchas veces somos livianos con las cosas de Dios y nos atrevemos a jugar con ellas. Estamos
centrados en nosotros mismos y aun las cosas de Dios las tomamos en función de nuestros
propios intereses; y aunque quizá le dediquemos al Señor un pedacito de nuestro corazón, sin
embargo, no percibimos que el negocio más importante del universo es el negocio del Padre.
El negocio del Padre es la incorporación de Su plenitud en la Iglesia, de modo a contenerse y
expresarse corporativamente en Su gloria, habiendo tratado con Su enemigo. Esa es la
explicación de Sus tratos en función de derribar y construir. Pidámosle a Dios que nos libere de
la informalidad y la tibieza; de la liviandad. Que nos libre de superficialidad y que nos haga
partícipes de Su obra más profunda. Que el Señor establezca en nosotros lo que es sólido y
consistente, lo que es verdadero. Que realice en nosotros Su obra profunda, tanto en lo
individual como en lo corporativo; y que aparezca Su obra delante del mundo para que éste crea
y conozca que el Padre nos ha amado a nosotros, la Iglesia, también como a Su Hijo Jesucristo
(Juan 17:23). Que la iglesia de cada localidad se encomiende sinceramente en Sus manos para
que Él logre en ella lo que ha deseado en Su corazón desde antes de la fundación del mundo.

El candelero devuelto a su lugar


En Tesalónica se encontraba la iglesia. Si alguien viene a Usaquén, puede encontrar la iglesia
en Usaquén. ¿Por qué hemos estado estudiando el tema relativo al candelero? Porque la iglesia
El Candelero 263

en Usaquén está comenzando a asentarse, a establecerse en su posición normal, bíblica, de


iglesia en la localidad; ya no se puede decir que en esta localidad no existe la iglesia. Hay
muchos hermanos, pero el testimonio que ellos han estado dando no es el de ser la iglesia en
Usaquén, sino que algunos dicen que son tal cosa, otros otra cosa, y los que dicen que son tal
cosa, dicen que no son la otra, y los que son aquella cosa, no son ésta; de lo cual se deriva que
son testimonios sectarios y divisivos los que se han estado dando, pero no se refieren al
candelero mismo.
Cuando uno llegaba a Tesalónica encontraba la iglesia en Tesalónica, y si alguien viene a
Usaquén, puede encontrar la iglesia en Usaquén, porque se está asentando; no importa si es
grande, si es pequeña, si es nueva, si es antigua. Pero sí existe, y lo importante es que siga
existiendo, porque se da el caso de que por la misma infidelidad de la iglesia, el candelero es
quitado.
En la historia de la Iglesia varios candeleros fueron quitados. A Efeso le fue advertido que si no
se arrepentía, su candelero sería quitado, y hemos visto que hoy en día la ciudad de Efeso,
habiendo sido una ciudad cristiana, y nada menos que en un período centro de la obra en
tiempos de Pablo, sin embargo, hoy es una ciudad musulmana, no cristiana, pues prevalecieron
los musulmanes sobre los cristianos, en una ciudad donde estuvieron primero los cristianos. Sin
duda hubo algún descuido y el candelero fue quitado. Existe, pues, el peligro de que un
candelero pueda ser quitado, y es bueno entender que en donde la Palabra del Señor nos habla
del misterio de los candeleros, de la iglesia en cada localidad, registra algunas narraciones de
las vicisitudes del candelero.
Y hemos visto en Éxodo cómo es hecho el candelero, cómo es hecha la iglesia local, de qué
material, en qué forma, con qué equilibrio es hecho. Ahora estudiaremos las posibilidades de
que haya problemas, y en caso de haberlos, debemos sortearlos, y que de hecho este es el
tiempo de salir del problema; es decir, no había candelero debiendo haberlo, y eso era porque
264 La Casa y el Sacerdocio

había sido llevado fuera de su lugar.


Al estudiar la línea de la historia del candelero, vemos que esa historia no se refiere sólo al
candelero; es también la historia de la casa de Dios y de otros utensilios de la casa de Dios,
como es también la historia del pueblo de Dios en general. Pero estamos hablando del
candelero, que es la iglesia de la localidad, debido a las circunstancias específicas de Usaquén.
Pero cuando se estudia los pasajes relativos al candelero, vemos que los mismos sirven
asimismo para tratar otros aspectos, porque en la historia de la Iglesia no sólo se ha perdido lo
relativo al candelero, sino también otras cosas, y que al igual que el candelero, deben ser
devueltas a su lugar, pues deben ser traídas y tratadas en su debido momento.

Aceite para las lámparas


“20Y mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas, para
el alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas. 21En el tabernáculo de reunión,
afuera del velo que está delante del testimonio, las pondrá en orden Aarón y sus hijos para
que ardan delante de Yahveh desde la tarde hasta la mañana, como estatuto perpetuo de
los hijos de Israel por sus generaciones” (Éx. 27:20-21).
El aceite sirve para que alumbren continuamente las lámparas, porque el candelero por sí solo
no alumbra. Ese aceite debe venir del depósito, el cual contiene el aceite, lo pasa al candelero, y
éste alumbra gracias a ese aceite. El Señor dice: ‘manda a los hijos del pueblo de Dios que
traigan aceite para el candelero’; es decir, se necesita que el Espíritu de Dios se mueva
continuamente en nuestros espíritus para que el candelero pueda alumbrar. El testimonio eran
las tablas del pacto, las cuales reposaban dentro del arca en el Lugar Santísimo, en la parte más
íntima del tabernáculo de reunión. Pero la parte más visible es afuera. Por ejemplo, el candelero
es lo que se ve; desde el atrio se podía mirar, pero no se veía el arca, pues estaba ubicada
dentro, detrás del velo. Asimismo la gente no ve al Señor directamente pero va a ver el
El Candelero 265

candelero, a la iglesia. La iglesia se encuentra del velo para fuera, y el mundo ve lo que está del
velo para fuera; el Señor sí ve lo que está adentro. Si la gente que está afuera mira, sólo va a ver
el candelero, afuera, pero no puede ver el arca, adentro. Dios coloca al candelero del velo para
fuera, pues tiene una colocación de parte de Dios, y no fue colocado en el Lugar Santísimo. Por
eso el Señor dice:
“14Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede
esconder. 15Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y
alumbra a todos los que están en casa. 16Así alumbre vuestra luz delante de los hombres,
para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”
(Mateo 5:14-16).
Si el mundo no ve a la Iglesia, no ve que los santos son uno en Cristo y que sirven a Dios en
comunión, no va a creer. Debido a eso el Señor oraba: “(ruego) para que todos sean uno; como
tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea
que tú me enviaste” (Juan 17:21). Por una parte para que el mundo vea, y por la otra para que
crea; es decir, que la función de la Iglesia es del velo para fuera, para que el mundo vea a la
Iglesia; el mundo debe ver la vida de la Iglesia.
El sumo sacerdote Aarón simboliza a Cristo, Sumo Sacerdote, quien es el que pone en orden
las lámparas; es el que se mueve, como lo hace en el capítulo primero de Apocalipsis, entre los
siete candeleros. “Y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre”
(Apocalipsis 1:13a); es decir, que el Señor se mueve entre las iglesias, y dondequiera que
alguno esté echando humo, con las despabiladeras le quita la partecita seca de la mecha, sin
aceite, y que por no tener aceite despide ese humo. Existe lo que se llama las despabiladeras,
como unas tijeritas para quitar las partes que no tienen aceite. ¿Qué significa eso? Todo lo que
en nosotros no esté ungido echa humo, oscurece todas las cosas y oscurece el aire. Por eso
necesitamos estar empapados del Espíritu, para ser la luz del mundo. Se necesita de ese aceite
266 La Casa y el Sacerdocio

para hacer arder continuamente las lámparas en el tabernáculo de reunión, afuera del velo que
está delante del testimonio; para que ardan desde la tarde hasta la mañana. No cuando es de
día, sino cuando es de noche; es decir, cuando se pone el sol de la tarde, y cuando sale el sol
llega la mañana. Cuando el Señor, el sol de justicia, venga, no va a hacer falta que la Iglesia
esté; es ahora, porque ahora es el tiempo de la Iglesia. Las personas pueden decir: Bueno, sí,
tenemos que ser uno, y vivir la vida de la Iglesia; pero será cuando venga el Señor, cuando ya
haya salido el sol, en el milenio; aquí seguimos divididos, no importa; total en el cielo vamos a
ser uno.
Pero el interés del Señor es que seamos uno en la tierra. El candelero debe alumbrar mientras
es de noche, y es ahora cuando el Señor quiere un candelero en cada localidad. El no quiere
que ninguna localidad esté sin Su testimonio, pero el testimonio de Él está incorporado en la
Iglesia, y la expresión válida, legítima del Cuerpo de Cristo es la iglesia en cada localidad. Esa
es la que el Señor quiere que sea Su manifestación a esa localidad, la de Su luz, la de Su
Espíritu, la de Su naturaleza, la de Su Palabra, la de Su gracia incorporada en la iglesia, en el
candelero de esa localidad. Dios quiere que la Iglesia universal se encuentre en cada iglesia
local, porque la iglesia local es la expresión del Cuerpo de Cristo. ¿La Iglesia universal está ahí
porque los miembros de la iglesia local son unos, y los miembros de la Iglesia universal son
otros? No. ¿Quiénes son los miembros de la Iglesia universal? Pues son los miembros de las
iglesias locales; es decir, todos los que pertenecen a la Iglesia universal que están en una
localidad, deben conformar la iglesia de esa localidad, y ser el candelero, y dar el testimonio
correcto, el cual debe empezar a darse por los que empiezan a ver, no pretendiendo que ellos
son todos, pero sí son la iglesia, y están ahí en nombre de la Iglesia, y están incluyendo a todos,
aunque otros estén diciendo otra cosa. Alguien pregunta, ¿cuál es aquí la familia tal? Ahí está
una niñita de la familia, pero no sabe qué es lo que pregunta ese hombre; pero los mayorcitos sí
saben y responden, diciendo, ésta es la familia tal, e incluyen a la niña, aunque ella sola no se
El Candelero 267

incluye, pero los otros sí lo hacen, pues ella también es de la familia. Ella no sabe lo que es
familia, ni lo que es Iglesia, ni lo que es cuerpo, pero nació de papá y mamá, y es de la familia.
Los santos de la localidad saben que la iglesia en la localidad debe ser una, y que el deseo del
Señor es dar testimonio como un candelero de gente que actúa, que trabaja en esa localidad
ahora en este tiempo; no para el futuro. Dios quiere que sea ahora.

EN LEVÍTICO Y NÚMEROS
El candelero y el servicio para el Señor
“1Habló Yahveh a Moisés, diciendo: 2Manda a los hijos de Israel que te traigan para el
alumbrado aceite puro de olivas machacadas, para hacer arder las lámparas
continuamente. 3Fuera del velo del testimonio, en el tabernáculo de reunión, las dispondrá
Aarón desde la tarde hasta la mañana delante de Yahveh; es estatuto perpetuo por vuestras
generaciones. 4Sobre el candelero limpio pondrá siempre en orden las lámparas delante de
Yahveh” (Levítico 24:1-4).
Aquí encontramos lo mismo pero con algunos detallitos complementarios; esa es la razón por
la cual lo repite. Las olivas son las aceitunas, y deben ser machacadas, debido a que Cristo fue
machacado para que pudiéramos recibir el Espíritu Santo. El candelero está en el tabernáculo;
esto es muy interesante, porque el tabernáculo representa a la Iglesia en su aspecto universal, y
el candelero la representa en su aspecto local, porque en la Biblia se habla en dos sentidos de la
Iglesia: la universal, “y sobre esta roca edificaré mi iglesia” (Mt. 16:18), y la local, “Si no los oyere
a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano” (Mt. 18:17). La
epístola de Pablo a los Efesios nos habla de la doctrina de la Iglesia universal; la primera carta a
los Corintios trata los problemas prácticos de la iglesia local; Colosenses habla del Cuerpo de
Cristo, que es la Iglesia, y Hechos de los Apóstoles nos muestra la práctica de la Iglesia y de las
iglesias locales, que son aspectos diferentes.
268 La Casa y el Sacerdocio

La cita de Levítico dice: “las dispondrá Aarón desde la tarde hasta la mañana delante de
Yahveh”. Todo lo que la Iglesia hace, lo hace delante de Dios, no delante de los hombres; los
hombres no van a querer que haya Iglesia, pero Dios quiere que la haya para estos hombres, y
que estén delante de Él, y todo lo que la Iglesia hace, lo hace para el Señor. Si desde el principio
no entendemos esa frase, “delante de Dios”, entonces vamos a hacer las cosas como para los
hombres, y vamos a convertir la Iglesia en un negocio cualquiera, como una fuente de trabajo. Si
me pagan hago esto, y si no me pagan no lo hago. Así es el mundo; se trabaja para una empresa
si se recibe pago; pero aquí la empresa es del Señor; si le pagan o no le pagan, si le ayudan o no
le ayudan, si le reconocen o no. El bien que cada uno hiciere, ese recibirá del Señor, porque todo
se hace como dice: “Hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31b). Si la Iglesia
entiende eso va a barrer para el Señor; no se dieron cuenta que barrieron y volvieron a ensuciar;
no importa, lo va a hacer para el Señor. Todos los santos hacen algo. ¡Te puedes imaginar que
en la iglesia se haga algo sólo cuando alguien lo reconozca, y pueda pagar! No, se hace para el
Señor. Regala para el Señor, sirve para el Señor. El que puede dar algo material, lo da; el que no
puede dar algo material sino un servicio material, un servicio espiritual o un servicio físico, que
puede ser mecanografiar, transcribir una grabación. Alguien puede pensar: El hermano Gino no
me paga por transcribir los casetes. Si pudiera le pagaba, contrataba a alguien que transcribiera
los casetes. Pero si los hermanos dicen: Bueno, esto puede ser útil, vamos a hacerlo. Y lo hace
para el Señor, y el Señor es quien le va a pagar.
El candelero está delante de Yahveh. Todo lo que se hace en la Iglesia es ante el Señor. Si
ese sentimiento no se mantiene, todo se corrompe y la gente deja de hacer las cosas; desde el
momento que decaiga el espíritu de abnegación, de servicio al Señor, de vivir para Él y delante
de Él, desde ese momento la vida de la Iglesia se pierde; todo se vuelve desagradable. Las
cosas hay que hacerlas para el Señor, a veces hasta en secreto; puede que se enteren, puede
que no, pero el Señor sí se entera. Eso es lo que quiere el Señor, que le sirvamos a Él en Su
El Candelero 269

casa. Algunos vasos que eran para servir en la casa, se los llevaron de la casa para servir en
Babilonia, y allí los usaron; pero el Señor dice: No, no es en Babilonia donde eso tiene que
funcionar; tiene que funcionar aquí en Jerusalén, en su sitio, en la casa de Dios. En la iglesia de
la localidad es donde deben ejercerse todos los ministerios en servicio, pues a veces los
ejercitamos afuera.
“Sobre el candelero limpio pondrá siempre en orden las lámparas delante de Yahveh”. En
algunas partes se habla del candelero puro, del candelero limpio labrado a martillo. Mantener
siempre limpio y funcionando el candelero. Vemos la tarea del sumo sacerdote. Imagínate la
tarea de Cristo a la diestra del Padre. El Señor está a la diestra del Padre, porque el Padre le
está poniendo al Hijo todas las cosas bajo Sus pies, pero el Hijo está esperando que todo le sea
puesto bajo Sus pies, y el vehículo a través del cual las cosas son sujetas a Cristo, es la Iglesia;
por eso dice que Cristo es la Cabeza sobre todas las cosas dado a la iglesia86. En un pueblo
hacían lo que querían, pero de pronto uno se convirtió, después dos, luego tres, después cinco,
después diez, de tal manera que se le empezó a abrir un agujero al diablo en ese pueblo, y eso
lo hizo la Iglesia; antes el diablo reinaba, pero ahora empezó a reinar el Señor sobre uno, sobre
dos, sobre diez, sobre 20, sobre 30, la ciudad, la localidad va siendo tomada, sacándole la gente
al diablo y sometiéndoles al reino del Señor; un candelero limpio. El Señor está siempre delante
de Dios; el Hijo del Hombre velando que la Iglesia de esa localidad se someta al Reino ella
misma, ella primero, para que luego ayude al resto de su localidad a entender al Reino de Dios.
¡Qué maravilla! Era un solo hombre, pero después había doce con él, después setenta, después
120, después 500 y llenaron a Jerusalén, llenaron Judea, y después hasta lo último de la tierra.
El Señor recuperando lo que el usurpador quitó a Dios. El Señor vino a buscar lo que estaba
perdido, y ese trabajo lo tiene que hacer la Iglesia, pues el trabajo es con nosotros. El diablo
hace de las suyas para impedirlo, pero el Señor prevalecerá, porque está con nosotros.
86
Efesios 1:22
270 La Casa y el Sacerdocio

“1Habló Yahveh a Moisés, diciendo: 2Habla a Aarón y dile: Cuando enciendas las
lámparas, las siete lámparas alumbrarán hacia delante del candelero. 3Y Aarón lo hizo así;
encendió hacia la parte anterior del candelero sus lámparas, como Yahveh lo mandó a
Moisés. 4Y esta era la hechura del candelero, de oro labrado a martillo; desde su pie hasta
sus flores era labrado a martillo; conforme al modelo que Yahveh mostró a Moisés, así hizo
el candelero” (Nm. 8:1-4).
Respecto del modelo, como lo hemos enfatizado, la Iglesia no puede ser edificada como a uno
la parezca sino conforme al modelo; por eso Dios mostró el modelo, y el candelero, que
representa la Iglesia, como dice Apocalipsis que los siete candeleros son las siete iglesias, tiene
que ser conforme al modelo. El candelero tiene una parte anterior; debe estar delante de Dios y
es para que alumbre hacia delante. Todas las cosas ha hecho Yahveh para sí mismo; todo debe
ser en honor de Dios; por eso es que el candelero tenía una parte hacia delante y otra parte
hacia atrás. Dice que en los brazos tenía unas manzanas y unas flores. Las flores van colocadas
en la parte de adelante. El candelero tiene una parte delantera y otra posterior. La Iglesia existe
para Dios, para que sea un testimonio de Dios, y que delante de Dios alumbre a los que están en
casa. La Iglesia no vive para el mundo sino para Dios; ella tiene que mirar a Dios y representarlo
ante el mundo, pues no tiene que mirar al mundo; porque es que a veces la Iglesia no está
delante de Dios sino delante del mundo, y se convierte la Iglesia en un club o en una institución
de beneficencia, o en alguna otra cosa, perdiendo así su propósito. La Iglesia es primeramente
para Dios, y Dios hace que el beneficio de la vida de la Iglesia alumbre a todos los que están en
casa. ¿Para qué? ¿Para qué quiere Dios que alumbre? Para que vean nuestras buenas obras y
glorifiquen a nuestro Padre; lo importante es el Padre; lo importante es el Padre: lo importante es
que la Iglesia esté delante de Dios, que esté pendiente de Él y que esté en nombre de Él
representándolo ahí. Muchas veces quieren manipular a la Iglesia; los países comunistas
querían manipular a la Iglesia y utilizarla para sus fines políticos. Los capitalistas querían hacer
El Candelero 271

lo mismo y usarla para el anticomunismo y para respaldar al capitalismo; a veces utilizan la


organización de la Iglesia incluso para enseñar sobre anticonceptivos; y muchos, como ven que
la Iglesia organiza a la gente y que la gente le cree a la Iglesia, entonces quieren usar a la Iglesia
para las cosas del mundo; por eso el Señor enfatiza que la Iglesia debe estar delante de Dios.
La Iglesia no está para ser manipulada por los nazis, los comunistas, los capitalistas, el
Concilio Mundial, el anticristo, el ocultismo; todos ellos han querido y quieren manipular la
Iglesia, incluyendo los gobiernos, pero la Iglesia está delante de Dios, representando el sentir de
Dios, y así decírselo incluso a los reyes de la tierra. La Iglesia no puede cambiarse a favor del
mundo, sino cambiar el mundo para la gloria de Dios; eso la Iglesia tiene que entenderlo muy
bien.

La torta no volteada
Muchas cosas deben ser recuperadas, no sólo el asunto del candelero, sino otras como
cuando en la casa de Dios debe ser trasladado el tabernáculo; muchas cosas deben ser
trasladadas y entre ellas también el candelero; es decir, que la Iglesia, el pueblo de Dios, está en
un peregrinaje; no siempre estamos en el mismo lugar. A veces estamos aquí un tiempo;
aprendemos algo, y ya cuando aprendimos esta lección, cuando estamos cocinados por este
lado de la torta, entonces el Señor la voltea para que se cocine del otro lado; esa es Palabra del
Señor. “Efraín se ha mezclado con los demás pueblos; Efraín fue torta no volteada” (Oseas 7:9).
¿Qué es una torta no volteada? Que está demasiado en lo mismo, y está quemada por un lado,
pero en otras cosas está cruda. El Señor no quiere que Su pueblo sea como Efraín, como una
torta no volteada; es decir, el Señor nos hace madurar en ciertas cosas, las aprendemos, pues
no se puede aprender todo de golpe, sino que es como el ejemplo de los pollos. Los pollos se
cocinan en el asadero dando vueltas y vueltas, subiendo y bajando, por arriba, por abajo, por
delante, por detrás, por todos los lados para que se vayan cocinando parejito, de lo contrario se
272 La Casa y el Sacerdocio

achicharran por un lado y quedan crudos por el otro. Eso fue precisamente lo que el Señor dijo
respecto de Efraín, que era una torta no volteada; en algunas cosas ya estaba “refrito”, y en
otras estaba crudo. El Señor quiere que seamos equilibrados, y eso significa que en las jornadas
del pueblo del Señor, el Señor sigue a Su pueblo hasta determinado punto. Tenemos el ejemplo
que aparece en Éxodo 40:36-38, que dice:
“36Y cuando la nube se alzaba del tabernáculo, los hijos de Israel se movían en todas sus
jornadas; 37pero si la nube no se alzaba, no se movían hasta el día en que ella se alzaba.
38
Porque la nube de Yahveh estaba de día sobre el Tabernáculo, y el fuego estaba de noche
sobre él, a vista de toda la casa de Israel, en todas sus jornadas”.
Ese es el mismo proceso de la Iglesia, pues no siempre las cosas han sido iguales, sino que
existen cambios y movimientos, pasándose de una cosa a otra. ¿Qué es eso? Que así como los
hijos de Israel se movían en todas sus jornadas cuando la nube se alzaba del tabernáculo, así se
debe mover la Iglesia, al compás de la voluntad de Dios. Los Israelitas tuvieron 42 jornadas y
cada una de ellas muy significativa; en una parte se aprendió el asunto de las codornices, en
otra parte lo de la vara de Aarón, en otra parte lo del agua de la roca; en cada parte, en cada
lugar, les tenía Dios una lección que aprender, a veces dolorosa, porque se aprende una cosa y
eso no significa que ya lo aprendimos todo. Cuando aprendimos esto, falta que aprendamos
aquello, y luego que aprendamos aquello otro.
“15El día que el tabernáculo fue erigido, la nube cubrió el tabernáculo sobre la tienda del
testimonio; y a la tarde había sobre el tabernáculo una apariencia de fuego, hasta la
mañana. 16Así era continuamente: la nube lo cubría de día, y de noche la apariencia de
fuego. 17Cuando se alzaba la nube del tabernáculo, los hijos de Israel partían; y en el lugar
donde la nube paraba, allí acampaban los hijos de Israel. 18Al mandato de Yahveh los hijos
de Israel partían, y al mandato de Yahveh acampaban; todos los días que la nube estaba
sobre el tabernáculo, permanecían acampados. 19Cuando la nube se detenía sobre el
El Candelero 273

tabernáculo muchos días, entonces los hijos de Israel guardaban la ordenanza de Yahveh, y
no partían” (Núm. 9:15-19).
Mientras la nube estuviera sobre el tabernáculo, quiere decir el Señor, porque ahí estaba Su
trabajo, entonces los hijos de Israel permanecían acampados, pues cuando la nube se detenía
sobre el tabernáculo muchos días, ellos guardaban la ordenanza de Yahveh y no partían. ¿Cuál
era la señal para quedarse ahí? La nube detenida. El Señor estaba enseñando a Su pueblo que
ellos como iglesia debían seguir la nube, a la cual hay que seguir; no es la nube la que tiene que
seguir a la Iglesia donde ésta quiera ir, sino la Iglesia a la nube, donde está la gloria de Dios y va
Su Espíritu. La Iglesia sigue, no está siempre en un solo lugar. A veces nos parece como si se
haya ido la gloria, y estamos inquietos como que falta algo; sí, hay que mirar por donde va e ir
detrás de la gloria; y eso no de cualquier manera.
“21Y cuando la nube se detenía desde la tarde hasta la mañana, o cuando a la mañana la
nube se levantaba, ellos partían; o si había estado un día, y a la noche la nube se levantaba,
entonces partían. 22O si dos días, o un mes, o un año, mientras la nube se detenía sobre el
tabernáculo permaneciendo sobre él, los hijos de Israel permanecían acampados, y no se
movían; mas cuando ella se alzaba, ellos partían . 23Al mandato de Yahveh acampaban, y al
mandato de Yahveh partían, guardando la ordenanza de Yahveh como Yahveh lo había
dicho por medio de Moisés” (Nm. 9:21-23).
En la ruta del camino del pueblo del Señor hay muchas jornadas, muchas estaciones, no
siempre estamos en la misma cosa, porque a veces estamos crudos en algo y el Señor nos deja
divertir un rato con algo, y estamos felices hasta que se cocina eso, y cuando eso ya ocurre, ya
se va a orar, se va a otra parte, la nube se levanta y se va a otra parte, pues el Señor se adelanta
y acampa en otra parte, y la Iglesia debe estar atenta a la nube del Señor, a la presencia del
Señor; si el Señor se mueve debemos seguir la nube; pero el seguir la nube no es de cualquier
manera.
274 La Casa y el Sacerdocio

“5Cuando haya de mudarse el campamento, vendrán Aarón y sus hijos y desarmarán el


velo de la tienda, y cubrirán con él el arca del testimonio; 6y pondrán sobre ella la cubierta de
pieles de tejones, y extenderán encima un paño todo de azul, y le pondrán sus varas.” (Núm.
4:5-6).
A veces la Iglesia, el pueblo de Dios estuvo en algo, y de pronto llegó la hora que hay que
mudarse; a todos nos llega una hora de mudarnos; no pensemos que siempre vamos a estar en
lo mismo; el Señor está siempre mudándose, cocinando el pollo. Hoy nos sentimos muy bien, y
el Señor nos ayudó mucho, pero de pronto surge otra cosa que tenemos que aprender y
debemos de ser cocinados en otra área de la torta donde estamos crudos. Así trabaja el Señor,
de jornada en jornada; es bueno comprender esto porque de esa manera entendemos mejor
nuestra propia historia cristiana. Notemos que hay una orden de mudanza; no se puede mudar
las cosas en cualquier orden, sino obedeciendo un orden, pues hay cosas que son primero y
otras que vienen después. Primero son los asuntos del arca antes que los del resto, porque el
arca es lo central, es lo primero, el arca es Cristo mismo, y lo primero que hay que ver es el
misterio de Cristo, el misterio de la piedad, la obra del Señor y quién es Su persona; qué ha
hecho el Señor en la cruz y en la resurrección. Las cosas interiores son las principales porque el
centro no es la Iglesia misma, pues Cristo es el centro y después sí la Iglesia. Debido a eso en lo
primero en que se avanza es respecto a lo más interior, a lo fundamental que es Cristo,
representado en el arca. Los tejones eran unos animalitos del desierto a los cuales se les
quitaban sus pieles y con ellas se hacían las cortinas.

El candelero, tipo de la iglesia local; el arca, tipo de Cristo


Del Señor Jesús, al ser descrito en Isaías 53, se dice que “no hay parecer en él, ni hermosura;
le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos”. Él no vino con pompa como pensaban que
iba a venir; no, Él vino como raíz de tierra seca, humilde; también dice “fue menospreciado, y no
El Candelero 275

lo estimamos”, pero el Señor cubrió el arca y el tabernáculo con pieles de tejones, como dice
San Juan respecto del tabernáculo, “por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a
él”87. El mundo ve lo de afuera y por fuera, ¿qué ve? Animales comunes y corrientes, pieles de
tejones, y por dentro el arca. En el pasaje que estamos analizando aparecen varios paños,
algunos de ellos van a aparecer de color azul, que representa lo celestial; otros aparecen de
color carmesí o rojo, que representa la redención; otros de color púrpura, que representa la
realeza, el reino, y otros que son los de pieles de tejón; pero los paños no se colocan en todas
partes en el mismo orden, sino que se diferencian en orden, como en el caso de Cristo, que es el
del arca. Primero van las pieles de tejones y encima va el paño de azul; en cambio en el caso
nuestro es al revés, primero van las telas y después por fuera van las pieles de tejones. ¿Por
qué es así? Porque Cristo ya fue el precursor y entró al cielo como precursor, y ya está vestido
de celestial glorificado; en cambio nosotros todavía no; tenemos lo celestial adentro pero por
fuera aún tenemos las pieles de tejón; por eso es un orden distinto. En el caso de Cristo, primero
fue el arca cubierta de pieles de tejones, pero Él fue glorificado y va adelante como precursor,
entonces Él es el primero que se traslada, es el arca que va adelante; ella se defiende sola. Se la
roban los filisteos, se la llevan para un pueblo y como consecuencia hay mortandad en ese
pueblo; no saben qué hacer con el arca, la mandan para otro pueblo, y de nuevo hay problemas
en ese pueblo. El arca se defiende sola hasta que la devuelven otra vez, porque Él es el
precursor, el Señor es el que abre brechas, y debido a eso es que sobre las pieles de tejones se
coloca el paño azul, lo cual es diferente a otro caso, cuando dice:
“7Sobre la mesa de la proposición extenderán un paño azul, y pondrán sobre ella las
escudillas, las cucharas, las copas y los tazones para libar; y el pan continuo estará sobre
ella. 8Y extenderán sobre ella un paño carmesí, y lo cubrirán con la cubierta de pieles de
tejones; y le pondrán sus varas” (Nm. 4:7-8).
87
1 Juan 3:1
276 La Casa y el Sacerdocio

Estos son los instrumentos para el servicio del Señor y habla del servicio del Señor y del
ministerio de cada cual en el tabernáculo de reunión ante el Señor. Sobre el Señor no se
necesita poner un paño carmesí, porque el arca no necesita ser redimida, por cuanto Cristo es el
Redentor y Él no necesita ser redimido; en cambio nosotros los que servimos sí necesitamos ser
redimidos, y es por eso que todo nuestro servicio cuando va siendo trasladado, avanzando en
sus jornadas, tiene que ser cubierto por un paño carmesí, de la sangre de Cristo, porque
nosotros fallamos cuando servimos. Las varas sirven para llevarlo al ser trasladado. Hay tazas,
garfios y otras muchas clases de cosas, porque todos nosotros somos instrumentos diferentes;
no todos somos instrumentos iguales. Entonces primero va el Señor, nos abre la brecha, y
después va cada uno de nosotros. Cuando el candelero es llevado en cautiverio a Babilonia, lo
desbaratan, y por ese motivo de Babilonia no regresa el candelero completo sino lo que habían
desbaratado; y eso es precisamente lo que está sucediendo hoy en día. Cada uno tiene vasitos,
platicos, cositas para prestar nuestro servicio personal, pero el servicio de candelero es algo
más que el servicio personal. Tú puedes servir personalmente, pero servir como candelero es lo
que Dios quiere; Él no quiere que le sirvamos individualmente, sino como la Iglesia de la
localidad; es por eso que viene primero el Señor, después los servicios de cada cual cubiertos
por carmesí, y después sí viene la Iglesia.
Los vasitos sirven para la libación. Libar es tomar el vino y derramarlo. San Pablo dice: “Y
aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio de vuestra fe...” (Fil. 2:17); es decir, Pablo
se gastó en su servicio al Señor y a los hermanos. Eso significa libar, derramar el vino. Pablo usa
los ejemplos del Antiguo Testamento, o sea que en el Antiguo Testamento era la figura, hoy es la
verdad; ser derramado en libación es servir hasta gastarse; la vida de Pablo se gastó, se
derramó en libación ante el Señor, sirviendo al pueblo del Señor, y eso era lo que representaban
esos vasitos de la libación dentro de los distintos instrumentos del servicio de Dios.
“9Tomarán un paño azul y cubrirán el candelero del alumbrado, sus lamparillas, sus
El Candelero 277

despabiladeras, sus platillos, y todos sus utensilios del aceite con que se sirve; 10y lo
pondrán con todos sus utensilios en una cubierta de pieles de tejones, y lo colocarán sobre
unas parihuelas” (Nm. 4:9-10).
Todo tiene su orden. Esa es la manera de trasladar el candelero; no se puede hacer de
cualquier manera; debe ser cubierto por el Señor mismo, y la cubierta exterior es de pieles de
tejones, pero lo que va adentro es el candelero, y lo que hay entre el candelero y las pieles de
tejones es el paño azul, que representa lo celestial. Hay que recordar que el Señor, para que su
pueblo se acordara que no era terrenal sino que era un pueblo peregrino, les hizo poner una
cinta azul en los vestidos, para que cada vez que vieran el color azul en los vestidos se
acordaran del cielo, para que no pongan la vista en las cosas terrenales sino en las de Dios; eso
es lo que representa el azul y por eso hay que cubrir las cosas de azul. Eso de cubrir también
nos enseña que las cosas se tienen que hacer con mucho respeto, y sin mucho apresuramiento.
Hay prioridades aun en las cosas de la Iglesia, incluyendo todo el proceso que comienza entre
los santos. Cuando se empieza a tener conciencia que tiene que haber un candelero, o sea, que
comienza un proceso para que el candelero se coloque donde tiene que estar, y colocarlo
porque no estaba allí, entonces ese proceso se traduce en un movimiento; hablar, ir, venir,
conversar, charlar, trasladar las cosas a su lugar. Se trata de un traslado porque no estaba allí;
pero ahora va a estar ahí, mas antes de que esté ahí hay un proceso, el cual está siendo
realizado aquí, en el traslado del candelero; es decir, el candelero no estaba donde debía de
estar, por lo tanto debe ser llevado y debe ser puesto. Ese es un proceso. Todas las demás
cosas tampoco estaban donde deben estar y se tienen que llegar a poner; pero entre ellas una
es el candelero.
“15Y cuando acaben Aarón y sus hijos de cubrir el santuario y todos los utensilios del santuario,
cuando haya de mudarse el campamento, vendrán después de ello los hijos de Coat para
llevarlos; pero no tocarán cosa santa, no sea que mueran. Estas serán las cargas de los hijos de
278 La Casa y el Sacerdocio

Coat en el tabernáculo de reunión. 16Pero a cargo de Eleazar hijo del sacerdote Aarón estará el
aceite del alumbrado, el incienso aromático, la ofrenda continua y el aceite de la unción; el cargo
de todo el tabernáculo y de todo lo que está en él, del santuario y de sus utensilios” (Nm.
4:15-16). El aceite del alumbrado estará a cargo del sumo sacerdote, porque el Señor es el que
derrama el Espíritu; asimismo el incienso aromático, porque el Señor es la vida de la oración, la
ofrenda continua, o sea, el sacrificio de Cristo como una expresión permanente para limpiar
nuestros pecados, y el aceite de la unción.
El cargo de todo el tabernáculo y de todo lo que está en él del santuario de sus utensilios, es
decir, todo está a cargo del sumo sacerdote, o sea, de Cristo y Él a su vez va distribuyendo,
delegando funciones a los coatitas la primera parte, a los gersonitas la segunda parte cuando los
primeros hayan terminado la suya, y cuando éstos hayan realizado su parte, vienen los
meraritas y hacen la otra parte; es decir, los siervos del Señor tienen distintos trabajos, pero el
Sumo Sacerdote, que es el Señor, está a cargo de todo, y a su vez manda distintas cosas; a
unos que hagan esto, otros que hagan aquello, éstos las tablas, aquellos las estacas, éstos
trasladan aquí, aquellos cuidan allá. Es un trabajo corporativo, colegiado, de todos los siervos en
un solo tabernáculo, en una sola Iglesia que es el Cuerpo de Cristo expresado en cada localidad
como un candelero.

EN REYES Y CRÓNICAS
Los enseres y la multiplicación del candelero
“48Entonces hizo Salomón todos los enseres que pertenecían a la casa de Yahveh; un
altar de oro, y una mesa también de oro, sobre la cual estaban los panes de la proposición;
49
cinco candeleros de oro purísimo a la mano derecha, y otros cinco a la izquierda, frente al
lugar santísimo; con las flores, las lámparas y tenazas de oro. 50Asimismo los cántaros,
despabiladeras, tazas, cucharillas e incensarios, de oro purísimo; también de oro los
El Candelero 279

quiciales de las puertas de la casa de adentro, del lugar santísimo, y los de las puertas del
templo. 51Así se terminó la obra que dispuso hacer el rey Salomón para la casa de Yahveh.
Y metió Salomón lo que su padre David había dedicado, plata, oro y utensilios; y depositó
todo en las tesorerías de la casa de Yahveh” (1 Reyes 7:48-51).
Este pasaje se vuelve a repetir. Es interesante ver cómo hay ciertas cosas que el Señor no
quiere narrar en la Biblia una sola vez, sino varias; razón tendrá el Espíritu Santo para hacerlo.
Él dice: “Por boca de dos o de tres testigos se decidirá todo asunto88”. Esa es una razón para
que en 2 Crónicas 4:19-5:1 aparezca un pasaje paralelo del anterior de 1 Reyes, el cual dice así:
“19Así hizo Salomón todos los utensilios para la casa de Dios, y el altar de oro, y las mesas
sobre las cuales se ponían los panes de la proposición; 20asimismo los candeleros y sus
lámparas, de oro puro, para que las encendiesen delante del lugar santísimo conforme a la
ordenanza. 21Las flores, lamparillas y tenazas se hicieron de oro, de oro finísimo; 22también
las despabiladeras, los lebrillos, las cucharas y los incensarios eran de oro puro. Y de oro
también la entrada de la casa, sus puertas interiores para el lugar santísimo, y las puertas de
la casa del templo. 1Acabada toda la obra que hizo Salomón para la casa de Yahveh, metió
Salomón las cosas que David su padre había dedicado; y puso la plata, y el oro, y todos los
utensilios, en los tesoros de la casa de Dios”.

88
2 Corintios 13:1
280 La Casa y el Sacerdocio

Muy similar al pasaje descrito en el primer libro de Reyes, encontramos en este mismo
capítulo 4 del libro segundo de Crónicas, el verso 7, que dice: “Hizo asimismo diez candeleros
de oro según su forma, los cuales puso en el templo, cinco a la derecha y cinco a la izquierda”. Al
leer estos dos pasajes nos damos cuenta de que la casa de Dios tenía muchos utensilios,
aunque no hemos leído todos los pasajes relacionados con eso, pues nuestro interés se centra
en comentar los pasajes inmediatos al candelero, que es nuestro tema central; no obstante se
podría tratar lo relativo al altar, pues tiene que ver con la consagración; lo relativo a las mesas de
los panes de la proposición, que tiene que ver con el servicio a Dios; lo relacionado con los
candeleros, que tiene que ver con la iglesia de la localidad; lo relativo al incensario, que tiene
que ver con las oraciones y las alabanzas, y otras cuestiones todas simbolizando distintos
aspectos, y, además, todos forman parte del servicio a Dios en Su casa, y tenemos que tenerlos
en cuenta a todos en su momento apropiado.
Hay algo curioso que es importante tener en cuenta. Cuando se estableció por primera vez el
candelero en el tabernáculo, era solamente un candelero; pero ahora encontramos diez
candeleros en el templo de Salomón, o sea, que surge una ampliación. El número diez
representa en la Biblia las naciones. Por ejemplo, cuando Nabucodonosor tuvo aquel sueño,
aparecen los diez dedos de los pies simbolizando a diez naciones. Más tarde, cuando aparece la
coronación de todo el desarrollo de la civilización humana, tanto en Daniel como en Apocalipsis,
aparece la bestia final con diez cuernos, reflejando la misma simbología89. Cuando el Señor está
hablando de las vírgenes que van a esperarlo al final en su venida, habla también de diez
vírgenes. Eso nos muestra que hay una intención de Dios cuando primeramente muestra un
solo candelero y después muestra diez; eso nos indica que la intención del Señor es que los
candeleros se multipliquen, que no se quede uno solo. Hay cosas que no se multiplican, que
siempre permanecen siendo una sola. Por ejemplo, el arca siempre es una sola. En el
89
Cfr. Daniel 2 y 7 y Apocalipsis 13
El Candelero 281

tabernáculo el arca era una; en el templo el arca es una, y siempre será una. Cuando vemos
Apocalipsis, dice que se abrió el cielo y vio un arca (otra vez singular); el arca del pacto, el arca
de Dios estaba en Su templo; el arca no se multiplica. ¿Por qué? Porque el arca representa a
Cristo mismo, y el Señor es un solo Cristo; no hay sino el Señor Jesucristo que está
representado en el arca; por lo tanto no está bien en la tipología que haya más de una sola arca.
Toda la historia del arca, las vicisitudes del arca aparecen en la Palabra, en el libro de Samuel, y
más tarde en los libros de Reyes y Crónicas; sin embargo, siempre, solamente se trata de un
arca. No así los candeleros, pues Dios quiere mostrar que se deben multiplicar en todas las
naciones.
El candelero empieza como uno, así como cuando la casa de Dios empezó en Jerusalén
solamente era una, y la Iglesia también empezó en Jerusalén, y la profecía en Miqueas decía
que de Jerusalén saldría la ley90, y justamente fue en Jerusalén donde el Señor les dijo a sus
discípulos que esperaran allí hasta que fueran investidos del poder del Espíritu Santo; pero
luego les dijo que ese evangelio, después de ser predicado en Jerusalén debía ser predicado
también en Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra91; por lo tanto, la iglesia de Jerusalén
no iba a ser la única iglesia sobre la tierra, sino que otras iglesias iban a haber en Judea y
muchos otros lugares. Por eso se habla de las iglesias en Judea, de las iglesias en Samaria, de
las iglesias de los gentiles representadas en el número diez de las naciones; y por eso el Señor
en la tipología multiplicó los candeleros. Los candeleros sí se multiplican.

Tipología de la casa de Dios


Bet-el. Toda la tipología relativa a la casa de Dios se va cumpliendo con el tiempo. Al principio
la casa de Dios en la tipología era solamente una piedra con aceite. El lugar que luego se llamó
90
Miqueas 4:2
91
Hechos 1:8
282 La Casa y el Sacerdocio

Bet-el antes se llamaba Luz, lo cual está relacionado justamente con el candelero; y fue el lugar
donde Jacob tuvo el sueño y donde Dios se le reveló, en el cual él vio una escalera que
descendía desde el cielo y llegaba hasta la tierra. En la ciudad de Luz fue donde Jacob se dio
cuenta lo terrible que era ese lugar.
“10Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán. 11Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí,
porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su
cabecera, y se acostó en aquel lugar. 12Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada
en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y
descendían por ella” (Gé. 28:10-12).
Esto es muy interesante. A veces uno también camina como Jacob. Dios también se identificó
asimismo como el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; es decir, que cuando Dios dice que es
el Dios de Abraham, significa que Dios intervino en la vida de Abraham de manera que llegó a
ser su Dios, asimismo en la de Isaac y en la de Jacob. Por eso los creyentes seguimos las
pisadas de Abraham92, como dice la epístola a los Romanos, que nosotros seguimos las pisadas
de Abraham, pues hay algo que aprender de Dios en la vida de Abraham, algo que aprender de
Dios de lo que Él hizo con Jacob, y las etapas de Abraham, Isaac y Jacob son las que se van
cumpliendo en nosotros los creyentes del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Entre esas
etapas vemos una de Jacob cuando llegó a un cierto lugar. Él era ya un escogido de Dios; ya lo
había sido antes Abraham su abuelo e Isaac su padre; ya había tenido la primogenitura y ya
había realizado sus cosas, pero ahora estaba huyendo, pero resulta que antes de irse, Dios le
muestra el plan que se había propuesto tener en ese lugar donde él se encontraba. Vio ángeles
que subían y descendían. Después cuando Salomón construyó el templo, pone querubines en
las paredes, en el techo, en el velo, en distintas partes, porque los ángeles son los que ministran,
los que levantan las oraciones delante de Dios y las traen. Es como una dimensión superpuesta.
92
Cfr. Romanos 4:12
El Candelero 283

La casa de Dios es visitada constantemente por ángeles que suben y descienden.


El Señor Jesús, que era la verdadera primera piedra, le dijo a Natanael: “De cierto, de cierto os
digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden
sobre el Hijo del Hombre” (Juan 1:51); es decir, lo mismo que había visto Jacob en el sueño pero
en forma simbólica, sobre una piedra asimismo simbólica, con aceite simbólico que él le puso.
La verdadera primera piedra, que fue la de Jacob en la figura, en la realidad fue el Señor Jesús,
y por esa razón Jesús dijo que también sobre Él subían y descendían ángeles, pero no sólo
sobre Él, sino también sobre nosotros. Por ejemplo, al final del capítulo 10 y comienzos del 11
del libro de Daniel narra que un ángel del Señor estaba cerca de Darío el medo para animarlo y
fortalecerlo 93 ; quiere decir que nosotros los que estamos acá también tenemos ángeles
alrededor de nosotros, que suben y descienden. El Señor dijo: “Mirad que no menospreciéis a
uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de
mi Padre que está en los cielos” (Mt. 18:10); es decir, que la casa de Dios es visitada
constantemente por ángeles que suben y descienden, y algunas veces nosotros no nos damos
cuenta; pero cuando sentimos esa fortaleza que nos da el Espíritu, es porque los ángeles
mismos están ministrando. Personalmente he tenido experiencias con los ángeles, y muchos
otros hermanos también las han tenido. Para ilustrar podemos contar alguna anécdota al
respecto.

93
Ver Daniel 11:1
284 La Casa y el Sacerdocio

Una vez el hermano Orwille Swindoll, apóstol del Señor que vive en Argentina, decía que él
estaba predicando, y en ciertos momentos sentía mucha alegría y gritaba aleluyas y glorias a
Dios; y dice que había una ancianita que estaba mirando desde atrás, y al terminar la
predicación y el culto, la ancianita se le acercó y le dijo: Hermano Swindoll, había un ángel
grandísimo que estaba parado detrás de usted; yo lo vi, y cada vez que ponía la mano sobre su
hombro, usted decía: ¡Aleluya, gloria al Señor! Eso significa que el Señor le ministraba en su
espíritu utilizando a los ángeles; y eso mismo es lo que dice Daniel, que el ángel estaba cerca de
Darío para animarlo y fortalecerlo, y por eso fue que Salomón cuando construyó la casa de Dios,
el templo en Jerusalén, colocó querubines en ciertos lugares. ¿Por qué? Porque la casa de Dios
es visitada por seres angélicos. En el sueño de Jacob aparece una escalera. Es el Señor Jesús.
Él es el puente, el pontífice; de ahí viene la palabra pontífice, que hace puente entre los hombres
y Dios, entre el cielo y la tierra y entre la tierra y el cielo.
“13Y he aquí, Yahveh estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Yahveh, el Dios de
Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu
descendencia. 14Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al
occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en
tu simiente. 15He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por donde quiera que fueres, y volveré
a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho” (Gé.
28:13-15).
Jacob se estaba yendo de la tierra, huyendo de Esaú a raíz de la trampa que le había hecho al
comprarle la primogenitura, desplazándolo y quitándole la bendición que le pertenecía, porque
el otro se la vendió; entonces se enojó Esaú, y Jacob tuvo que escapar. Pero el plan de Dios era
allí en esa tierra, y como él se estaba yendo de ella, Dios obró como diciéndole: esa es la tierra
que he destinado para hacer un trabajo contigo y tu descendencia. A Jacob le ocurrió lo mismo
que le había sucedido a Abraham. Abraham también llegó hasta Bet-el, pero hubo una prueba,
El Candelero 285

la prueba del hambre; entonces por causa del hambre se tuvo que ir de Bet-el a Egipto, y en
Egipto falló porque mintió y expuso a su esposa a que casi se la llevara un rey. Regresó de
nuevo a Bet-el donde había estado su tienda.
Algunas veces en el camino del Señor llegamos a cierto lugar de entender lo que es la casa de
Dios, de tener la visión de lo que es la casa de Dios, pero algunas pruebas como la que tuvo
Jacob, nos hace alejarnos por algún tiempo; pero después Él nos hace regresar otra vez.
Cuando Jacob se estaba yendo, el Señor le dijo, te haré regresar acá, y lo mismo le había
pasado a Abraham, pues también se quiso ir de Bet-el y tuvo que volver a Bet-el. Siempre hay
que regresar a Bet-el. A un lado estaba Bet-el y al otro lado estaba Hai. Bet-el significa “casa de
Dios”, y Hai quiere decir “ruinas”. Abraham tenía que escoger para dónde caminaba, si para
Bet-el o para Hai; si para la casa de Dios o para las ruinas. Si servimos a la casa de Dios o
servimos a las ruinas. El propósito de Dios es con Su casa. Esto es una cosa seria. No se puede
uno escapar de la dirección por donde hay que pasar. Abraham fue edificando varios altares, y
cada altar representa una consagración más profunda. Un altar en Betel, pero de allí se alejó,
pues lo hizo volver Dios; y lo mismo le pasó a su nieto Jacob; se estaba yendo, pero antes de
que se fuera, el Señor le mostró la visión, y le dijo: te volveré a traer a este lugar, porque no te
dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.
“16Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Yahveh está en este lugar, y yo no lo
sabía. 17Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios,
y puerta del cielo. 18Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de
cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite encima de ella. Y llamó el nombre de aquel
lugar Bet-el, aunque Luz era el nombre de la ciudad primero” (Génesis 28:16-18).
Es la piedra de cabecera, la primera piedra. Esta es la primera mención de la casa de Dios; por
eso aparece una sola piedra, que se llama la piedra de cabecera; siempre se pone una primera
piedra para decir: aquí se va a construir tal cosa; pues Dios quiere construir algo, Su propia
286 La Casa y el Sacerdocio

casa, una morada para Su plenitud, pues lo que hizo en esa ocasión fue poner la primera piedra,
pero en figura; pero la verdadera primera piedra, el verdadero Bet-el fue el Señor Jesús; por eso
usa las mismas palabras cuando se dirige a Natanael: “Veréis el cielo abierto, y a los ángeles de
Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre”; como diciéndole, recuerda lo que vio
Jacob, esa primera piedra que puso de cabecera y derramó aceite sobre ella, llamándole Bet-el.
Bueno, eso es la figura, pero esto es la realidad. La primera piedra, luego un tabernáculo,
después un templo; pero ahora primero es Jesucristo y después la Iglesia. Hay una coincidencia
entre los nombres Bet-el y Luz, porque la casa de Dios es para ser luz. En el Nuevo Testamento
dice: “14Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede
esconder. 15Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y
alumbra a todos los que están en casa” (Mt. 5:14-15). Lo que aparece en el Antiguo Testamento
eran figuras. El Señor ahora lo toma y dice la realidad: Ustedes son la verdadera casa y la
verdadera luz, el espíritu de ustedes es la verdadera lámpara; ustedes son las piedras vivas.

El Tabernáculo en el desierto
La casa no es hecha por mano de hombres, pues es una casa espiritual. Entonces las cosas
del Antiguo Testamento son el tipo, y las del Nuevo Testamento son la realidad. En Éxodo
vemos que las cosas son más amplias; allí el Señor tiene siempre la iniciativa, y vemos que
después de poner la primera piedra, continúa el proceso.
“1Yahveh habló a Moisés, diciendo: 2Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de
todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda. 3Esta es la ofrenda
que tomaréis de ellos: oro, plata, cobre, 4azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelos de cabras,
5
pieles de carneros teñidas de rojo, pieles de tejones, madera de acacia, 6aceite para el
alumbrado, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático, 7piedras de
ónice, y piedras de engaste para el efod y para el pectoral. 8Y harán un santuario para mí, y
El Candelero 287

habitaré en medio de ellos. 9Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del


tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis” (Éxodo 25:1-9).
Todo esto representa aspectos de Cristo, del Espíritu y de la obra de Dios. Lo que el Señor
quiere es que se le haga a El un santuario; por esa razón empieza a mostrarle a Moisés el primer
santuario. El arca, que es la parte central; le muestra cómo hacerla; luego la mesa, el candelero,
el tabernáculo; es decir, comienza desde el lugar santísimo, avanzando hasta afuera, al atrio del
tabernáculo. ¿Qué hay en el atrio? El altar de bronce. Luego se ocupa del aceite para las
lámparas, las vestiduras sacerdotales, su consagración, sus ofrendas y el altar del incienso,
etcétera. Entonces lo que comenzó como Bet-el, la primera piedra, la piedra de cabecera ungida
con aceite, en el primer libro bíblico, en el segundo, en Éxodo, ya es un tabernáculo, y ese
tabernáculo, así como Bet-el fue ungido con aceite, al final también es ungido.
“40Finalmente erigió el atrio alrededor del tabernáculo y del altar, y puso la cortina a la
entrada del atrio. Así acabó Moisés la obra. 34Entonces (es decir, cuando se terminó el
tabernáculo, como cuando Jacob alzó la piedra de cabecera por señal) una nube cubrió el
tabernáculo de reunión, y la gloria de Yahveh llenó el tabernáculo. 35Y no podía Moisés
entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria de Yahveh lo
llenaba” (Éx. 40:33-35).
Lo que al principio de la tipología era alzar la piedra y ungirla con aceite, ahora es erigir el
tabernáculo y poner la gloria de Dios sobre él. En la primera tipología era apenas la primera
piedra, era sencilla; luego Dios amplió la tipología con más detalles en el tabernáculo.

El Templo de Jerusalén
Pero cuando la tipología se va ampliando, al llegar al libro de Crónicas, la encontramos aun
más ampliada. Es cuando Salomón edifica el templo. Es una progresión: de una piedra con
aceite, a un tabernáculo con la gloria de Dios, y ahora de un tabernáculo con la nube de gloria, al
288 La Casa y el Sacerdocio

templo con la nube de gloria; después vemos al Señor Jesús con la nube de gloria también. Él
estaba en el monte de la transfiguración y vino una nube y lo cubrió, y fue transfigurado, y dijo el
Padre: “Este es mi Hijo amado; a él oíd”94. Eso sucedió con la primera piedra, y la Palabra del
Señor dice que nosotros también seremos transformados a la imagen de Su gloria, y que este
cuerpo de la humillación nuestra será semejante al cuerpo de la gloria Suya95, y el cuerpo
resucitado de la gloria Suya se había manifestado desde la transfiguración. Primero era en
figura, pero ahora es en verdad; una piedra, un tabernáculo y el templo; después el templo más
ampliado y restaurado; y lo mismo ocurre ahora con la Iglesia. Primero es la primera piedra, la
piedra angular, la piedra de cabecera, el Señor Jesús, pero el resto de la casa es la Iglesia; por
eso es que cuando Simón conoció quién era el Señor Jesús, le dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del
Dios viviente”; entonces el Señor le dijo: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro”, o sea, que
eres una piedra, “y sobre esta roca (lo que tú has confesado, que Dios te ha revelado sobre
quién soy Yo) edificaré (y usa el verbo edificar porque todo es una edificación de Dios) mi
iglesia” (Mt. 16:16-18). El Señor le llamó Pedro, que quiere decir, una piedra; y luego dice el
mismo Pedro en su primera epístola, que no sólo él es piedra, sino que:
“4Acercándoos (nosotros, los santos) a él, piedra viva, desechada ciertamente por los
hombres, pero para Dios escogida y preciosa, 5vosotros también, como piedras vivas, sed
edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales
aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 Pe. 2:4-5).
Es la misma cosa en el Nuevo Testamento; la edificación de la Iglesia es como levantar o erigir
la piedra y ungirla con aceite; o como erigir el tabernáculo y llenarlo con la gloria de Dios; o como
construir o edificar el templo en Jerusalén y colocar el arca en el lugar santísimo y que sea lleno.
En el capítulo 3 del segundo libro de Crónicas, habla de la edificación del templo por parte de
94
Cfr. Marcos 9:2-7
95
Cfr. Filipenses 3:21
El Candelero 289

Salomón, de las columnas, del mobiliario del templo, entre los cuales está el candelero; pero nos
trasladamos al capítulo 5, que dice:
“2Entonces Salomón reunió en Jerusalén a los ancianos de Israel y a todos los príncipes
de las tribus, los jefes de las familias de los hijos de Israel, para que trajesen el arca del
pacto de Yahveh de la ciudad de David, que es Sión. 3Y se congregaron con el rey todos los
varones de Israel, para la fiesta solemne del mes séptimo. 4Vinieron, pues, todos los
ancianos de Israel, y los levitas tomaron el arca; 5y llevaron el arca, y el tabernáculo de
reunión, y todos los utensilios del santuario que estaban en el tabernáculo; los sacerdotes y
los levitas los llevaron. 6Y el rey Salomón, y toda la congregación de Israel que se había
reunido con él delante del arca, sacrificaron ovejas y bueyes, que por ser tantos no se
pudieron contar ni numerar (o sea, que eso representa el gran valor del sacrificio de Cristo).
7
Y los sacerdotes metieron el arca del pacto de Yahveh en su lugar, en el santuario de la
casa, en el lugar santísimo, bajo las alas de los querubines; 8pues los querubines extendían
las alas sobre el lugar del arca, y los querubines cubrían por encima así el arca como sus
barras. 9E hicieron salir las barras, de modo que se viesen las cabezas de las barras del arca
delante del lugar santísimo, mas no se veían desde fuera; y allí están hasta hoy. 10En el arca
no había más que las dos tablas que Moisés había puesto en Horeb, con las cuales Yahveh
había hecho pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de Egipto. 11Y cuando los
sacerdotes salieron del santuario (porque todos los sacerdotes que se hallaron habían sido
santificados, y no guardaban sus turnos; 12y los levitas cantores, todos los de Asaf, los de
Heman y los de Jedutún, juntamente con sus hijos y sus hermanos, vestidos de lino fino,
estaban con címbalos y salterios y arpas al oriente del altar; y con ellos ciento veinte
sacerdotes que tocaban trompetas), 13cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban
todos a una, para alabar y dar gracias a Yahveh, y a medida que alzaban la voz con
trompetas y címbalos y otros instrumentos de música, y alababan a Yahveh diciendo:
290 La Casa y el Sacerdocio

Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre; entonces la casa se llenó de


una nube, la casa de Yahveh. 14Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por
causa de la nube; porque la gloria de Yahveh había llenado la casa de Dios” (2 Cr. 5:2-14).
El número de los ciento veinte sacerdotes coincide con los discípulos del Señor que
esperaban el día de Pentecostés, pues se trata de una figura; en el día de Pentecostés había
ciento veinte hermanos y vino el Espíritu Santo y llenó la casa de Dios que es la Iglesia, y ellos
empezaron a magnificar a Dios; es decir, sacerdotes con trompetas anunciando la gloria de
Dios, asunto que fue simbolizado en el texto de Crónicas que estamos analizando.
Ese hecho aún no había sido simbolizado en el tabernáculo, y mucho menos en el Bet-el de
Jacob, pero aquí ese tipo se va haciendo cada vez más complejo. Dios no complica las cosas
desde el principio, sino que las presenta sencillas y luego las va complicando un poquito más
para que las podamos entender cada vez mejor; eso significa la ampliación de la edificación de
Dios. Debido a la nube de la gloria de Dios, los sacerdotes no podían estar allí para ministrar.
Lo mismo sucedió con Moisés en el tiempo del Tabernáculo; y así es en la Iglesia. Primero los
sacerdotes ayudan a poner las cosas, pero cuando ya se puso todo, no funcionaron más los
sacerdotes porque la nube sola funciona, porque el nuevo pacto consiste en la vida de Dios en
nosotros; ya ninguno enseñará a su hermano sino que serán todos enseñados por Dios96. Al
principio, se puede colaborar un poco, pero cuando madura la edificación, el Señor mismo llena
la casa.

División del Reino

96
Cfr. 1 Juan 2:27
El Candelero 291

Vemos aquí la primera parte de la tipología, la ampliación de la casa de Dios. Dentro de todas
esas cuestiones relativas a la casa de Dios está el asunto del candelero, la doctrina
eclesiológica en lo local; no es lo único, pero vemos así cómo la casa se multiplica y se extiende;
así también los candeleros se multiplican. Antes no aparecía el candelero sino el nombre de la
ciudad que se llama Luz y más tarde Bet-el. Donde antes estaba la Luz se puso Bet-el, y ahora
es lo mismo. No es que la casa quede en una parte y la luz en otra, sino que la luz está en la
casa y la casa está donde está la luz. Se multiplicó, pues las cosas no terminaron allí. Si todo
hubiera permanecido así, no habría habido divisiones. Dios había establecido un santuario único
en Jerusalén, pero a la muerte de Salomón, Jeroboam dividió el reino y multiplicó los santuarios
en el norte. Salomón, el hijo de David, representa a Cristo, y cuando las personas están
ausentes del Hijo de David, cuando las personas ya no están en Espíritu, empiezan a dividirse.
Roboam por su lado y Jeroboam por el otro; empezaron los celos y los de Jeroboam no querían
que la gente se fuera al lado de Roboam; y el triste resultado fue la rebelión de Israel y la división
del reino. El capítulo 12 del primer libro de Reyes trata este asunto centrándose más que todo en
la línea de Israel, reino del norte, en tanto que el capítulo 10 del segundo libro de Crónicas se
centra fundamentalmente en la línea de Judá. Vamos a ver algunas vicisitudes de la casa que ha
sido también la historia de la Iglesia, pero que primero sucedió en la tipología y después en la
realidad.
“25Entonces reedificó Jeroboam a Siquem en el monte de Efraín, y habitó en ella; y
saliendo de allí, reedificó a Penuel. 26Y dijo Jeroboam en su corazón: Ahora se volverá el
reino a la casa de David, 27si este pueblo subiere a ofrecer sacrificios en la casa de Yahveh
en Jerusalén; porque el corazón de este pueblo se volverá a su Señor Roboam rey de Judá,
y me matarán a mí, y se volverán a Roboam rey de Judá. 28Y habiendo tenido consejo, hizo
el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus
dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto. 29Y puso uno en Bet-el, y
292 La Casa y el Sacerdocio

el otro en Dan. 30Y esto fue causa de pecado; porque el pueblo iba a adorar delante de uno
hasta Dan” (1 Reyes 12:25-30).
Este texto nos revela el proceder de muchas personas aun en la actualidad; y eso es un gran
pecado, porque el celo religioso es la causa de la división y causa destrucción de la casa de
Dios. Jeroboam quería gobernar él sólo y temía que el pueblo volviese a la línea legítima de
autoridad; pero él quería mandar, no queriendo que fuera la línea de Dios; temía que fueran a
Jerusalén a adorar, para que el reino no se volviera a David; estaba lleno de celo religioso y
político. Estos dos becerros representan la idolatría y la obra humana. En la distribución de la
tierra a las tribus, Dan es la más lejana de la casa de Dios, pues su ubicación es en el puro norte,
en cambio Jerusalén estaba en la parte central. La casa de Dios estaba rodeada por los sumos
sacerdotes de la línea de Sadoc, por los levitas y por el príncipe; al este y oeste por la ciudad, al
sur por los levitas y por las tribus de Judá y Benjamín al sur, y luego por las tribus más cercanas.
La más lejana era Dan en el extremo norte, en donde Jeroboam puso uno de los becerros. Dios
había dicho que la persona, la familia o la tribu que adorase ídolos, su nombre sería borrado de
debajo del cielo, y por esta causa el nombre de Dan fue borrado. En el capítulo 7 del libro de
Apocalipsis, al tratar lo de los 144.000 sellados de las tribus de Israel, 12.000 de cada tribu, no
se encuentra la de Dan; son mencionadas las demás, pero Dan no aparece. Dios cumplió y todo
comenzó con un celo, un celo sobre quien maneja las cosas; ahí empezó el problema.
“31Hizo también casas sobre los lugares altos, e hizo sacerdotes de entre el pueblo, que no
eran de los hijos de Leví. 32Entonces instituyó Jeroboam fiesta solemne en el mes octavo, a los
quince días del mes, conforme a la fiesta solemne que se celebraba en Judá; y sacrificó sobre
un altar. Así hizo en Bet-el, ofreciendo sacrificios a los becerros que había hecho. Ordenó
también en Bet-el sacerdotes para los lugares altos que él había fabricado” (1 Reyes 12:31-32).
Jeroboam constituyó otros lugares rivales; es decir, que en vez de adorar juntos y celebrar
juntos la pascua, la mesa del Señor en el santuario único, unos iban a un lugar alto, otros a otro,
El Candelero 293

como está sucediendo hoy, y por eso es que el Señor se molesta tanto y dice: “Pero hizo lo malo
a los ojos de Dios porque no quitaron los lugares altos”. ¿Qué eran los lugares altos? Eran los
altares rivales donde se reunían grupos en división, y que no eran reuniones en la única casa de
Dios, que es el Cuerpo de Cristo; no en la comunión del Cuerpo sino en algo dividido; y tampoco
eran reuniones dirigidas por personas escogidas por Dios, sino que ellos mismos se hicieron
sacerdotes que no eran de la línea de Leví. Respecto de la fiesta instituida, uno pensaría que
aparentemente, exteriormente, también hay fiesta, también hay altar; inclusive hay más gente
con ellos porque con Jeroboam había diez tribus, en cambio con Roboam y el remanente sólo
había dos tribus, la de Judá y la de Benjamín; pero el Señor Jesús cuando habló con la
samaritana, ella todavía discutía, refiriéndose todavía a la tradición, y le decía: “¿Cómo tú,
siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos
no se tratan entre sí” (Juan 4:9); porque Samaria llegó a ser el reino de Jeroboam. Con el tiempo
se llamó Sebaste, Samaria, el reino de Israel, el reino del norte. Ella le insistía aludiendo a esa
tradición religiosa, y le decía: “Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros (los judíos)
decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la
hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que
no sabéis; nosotros (los judíos) adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los
judíos” (vv.20-22). El Señor le mostró a la Samaritana esa línea, que aunque eran más poquitos,
sin embargo, eran la línea de Dios; ahí estaban Judá y Benjamín nada más; en cambio el reino
del norte tenía diez tribus, pero esas diez tribus se quedaron en el cautiverio, en Asiria, y el
trabajo de Dios, la edificación de Dios, solamente se realizó con el remanente que volvió de
Babilonia a Jerusalén, los cuales reedificaron la casa.
Dice el Nuevo Testamento que estas cosas se escribieron para amonestarnos a nosotros los
que hemos alcanzado los fines de los siglos97: “Mas estas cosas sucedieron como ejemplos
97
Cfr. 1 Corintios 10:6
294 La Casa y el Sacerdocio

para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron”. No son solamente
historias del pasado, sino ejemplos; y no se escribieron sólo para saber el pasado, sino para
amonestarnos en los últimos tiempos.

La edificación de las dos ciudades


Dios tiene un plan de edificar algo, y el diablo pretende edificar otra cosa. Cuando Dios estaba
tratando con Enoc y estaba tratando con Noé, por el otro lado estaba Caín, quien había edificado
la ciudad de Enoc, y luego Lamec quería ser siete veces mayor que Caín.98 Luego por una parte
estaba Abraham con la tienda y por la otra estaba Nimrod edificando a Babel; o sea, que Babel
es la edificación rival de la tienda de Dios, pero Dios no estaba en la gran edificación de Babel
sino en la tienda con Abraham. No nos debemos guiar por las apariencias; fácilmente se puede
llegar a pensar que los católicos son millones y lo llenan todo, como en la ocasión cuando llegó
el papa de Roma y llenaron el parque Simón Bolívar, pero miremos lo que dice Lucas: “1En el
año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilatos, y
Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de
Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinea, 2y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino
palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto” (Lucas 3:1-2). En el contexto habla de
un imperio, una gran edificación que ya se había levantado, porque la Palabra dice que la
serpiente pelearía con la mujer, y luego la serpiente aparece peleando con la mujer en
Apocalipsis. Primero en Génesis 3:15 se nota que en el desarrollo de la profecía y de la historia,
habría una continua pelea entre dos corrientes: la línea de la serpiente y la línea de la mujer;
luego en Apocalipsis 12 aparece el final de esa lucha y aparecen de nuevo la serpiente y la
mujer; pero la serpiente aparece en Apocalipsis muy desarrollada, como un dragón con muchas
cabezas, que son las mismas cabezas de la bestia; y cada vez representa todo un imperio; toda
98
Cfr. Génesis 4:24
El Candelero 295

esa edificación de la línea de la serpiente es todo un imperio, y una de esas cabezas es el


imperio romano citado por Lucas; constituye una de las cabezas de la edificación de la
serpiente.
Es tremenda la edificación de la línea de la serpiente; pero la edificación de la línea de la mujer
es superior. La gran edificación diabólica era muy visible, muy sólida, aparentemente muy
grande al ojo natural, pero ahí no estaba Dios; ahí no estaba el propósito de Dios, ni el Espíritu
de Dios, ni el plan de Dios. Ahí estaba Pilato, estaba Tiberio César, estaba Anás, Caifás, que
eran los grandes líderes religiosos y políticos, pero la Palabra de Dios no vino a ellos sino a Juan
en el desierto, porque por ahí iba la línea de la mujer; por el otro lado iba la línea de la serpiente.
Siempre hay edificaciones rivales. Aquí vemos la edificación del Señor por la línea de Judá, y la
edificación rival por la línea de Jeroboam. Este también instituyó fiesta en la misma fecha de la
de Judá. Es la imitación de Satanás, pero no conforme al Espíritu ni a la Palabra, y sacrificó
sobre el altar, y así hizo en Bet-el, ordenando asimismo sacerdotes para los lugares altos que él
había hecho; es decir, que en vez de ser el Bet-el legítimo, erigió lugares altos en Bet-el. Es
interesante ver la falsificación del diablo. Hay una Jerusalén celeste, que es la esposa del
Cordero, pero también hay una misteriosa Babilonia y hay muchos hijos de Dios en esa
Babilonia, que tienen que salir y volver a Jerusalén,99 como Zorobabel, Josué y los demás
salieron, y el Señor despertó espíritu para reedificar la casa de Dios en su sitio en Jerusalén.

99
Cfr. Apocalipsis 18:4
296 La Casa y el Sacerdocio

“Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho en Bet-el, a los quince días del mes octavo,
el mes que él había inventado de su propio corazón; e hizo fiesta a los hijos de Israel, y subió al
altar para quemar incienso” (1 Re. 12:33). Hay muchas cosas que se inventan los hombres
dizque para servir a Dios; porque, ¿para qué era un altar? ¿no era dizque para servir a Dios?
Pues aparentemente la gente exteriormente está sirviendo a Dios; pero, ¿realmente era
conforme a la Palabra de Dios? No lo era; era un invento de ellos, y estaban prestando un
servicio según sus propias ideas, no según la Palabra de Dios. Todo ese ritual religioso parecía
igual al legítimo, incluso más, debido a que eran más tribus las que lo practicaban. Pero Dios no
estaba ahí; y ahí comenzó la división; y toda la historia del resto del segundo libro de Reyes y el
segundo de Crónicas, nos muestra cómo empezaron a surgir más problemas. Pero si tú ves la
línea de Judá, notas que siempre mantuvo la línea fiel, y se sucedían en el trono de padres a
hijos. En cambio, cuando estudias en el libro de Reyes la línea de Israel, ves cuando uno
destrona al otro, los abandonan, se pelean unos con otros por el trono, hay muchos asesinatos
políticos, debido a que no respetaron la legítima línea de Dios; y eso tuvo lugar en Samaria, y por
esa causa es que hasta el día de hoy se habla de las tribus perdidas de Israel, el reino del norte.
Debido a eso, antes se llamaban israelitas, y ahora simplemente se llaman judíos; Judá
prevaleció, porque estaba profetizado que el cetro de Judá no sería quebrado, y por eso Jesús
es el León de la Tribu de Judá, de la línea de David. Él mismo dijo que la salvación viene por los
judíos. Esa fue la línea de la que Él habló. Era un poco más humilde, más sencilla, pero por ahí
era. Eso nos debe enseñar muchas cosas para no desviarnos de lo legítimo de Dios, y no vivir
de apariencias; porque es que hay muchos que se mueven por las apariencias; muchos no
miran la Palabra, ni miran en Espíritu, sino las apariencias.

EN JEREMÍAS, DANIEL, ZACARÍAS Y ESDRAS


El candelero cautivo en Babilonia
El Candelero 297

Jeremías profetizó en el tiempo en que los judíos, el reino del sur, fueron llevados cautivos a
Babilonia, quienes aunque siguieron la línea trazada por Dios, sin embargo, se llenaron de
inmoralidad y perversidad, aunque hubo reyes que hicieron lo recto delante de Dios, como Asa,
Josafat, Ezequías, Josías, pero seguían esclavos de aquella situación y no quisieron volverse a
Dios, y amaron mucho a Babilonia; entonces Dios determinó que serían llevados en cautiverio a
Babilonia, pues eso era lo que amaban, pues que sean llevados allá y que se queden 70 años.
En ese tiempo fue cuando profetizó Jeremías. El profeta Daniel fue uno de los deportados a
Babilonia; aun cautivo en Babilonia, su corazón estaba en Jerusalén, y le rogaba al Señor,
diciéndole: Señor, ya se acerca el tiempo para que se cumpla lo predicho por Jeremías, y vuelva
Tu pueblo a Jerusalén.100 Y aunque estaba amenazado de muerte, abría las ventanas y oraba
hacia Jerusalén, pidiéndole al Señor que quitase el oprobio sobre su pueblo y permitiera la
restauración del santuario, pero para eso hay que salir de Babilonia. En el capítulo 52 de
Jeremías, encontramos lo que sucedió con el candelero cuando fue a dar a Babilonia. Ya no
estaba más el candelero en Jerusalén, y por eso el principio de un candelero por localidad, de
una sola iglesia local por cada municipio, se perdió en la historia de la Iglesia, y se perdió porque
estaba previsto que el candelero iba a ser llevado durante un tiempo a Babilonia, y eso es lo que
ha pasado. Pero gracias a Dios que la historia no termina en Babilonia.

100
Cfr. Daniel 9:1-5
298 La Casa y el Sacerdocio

“12Y en el mes quinto, a los diez días del mes, que era el año diecinueve del reinado de
Nabucodonosor rey de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán capitán de la guardia, que
solía estar delante del rey de Babilonia. 13Y quemó la casa de Yahveh, y la casa del rey, y
todas las casas de Jerusalén; y destruyó con fuego todo edificio grande. 14Y todo el ejército
de los caldeos, que venía con el capitán de la guardia, destruyó todos los muros en derredor
de Jerusalén. 15E hizo transportar Nabuzaradán capitán de la guardia a los pobres del
pueblo, y a toda la otra gente del pueblo que había quedado en la ciudad, a los desertores
que se habían pasado al rey de Babilonia, y todo el resto de la multitud del pueblo. 16Mas de
los pobres del país dejó Nabuzaradán capitán de la guardia para viñadores y labradores. 17Y
los caldeos quebraron las columnas de bronce que estaban en la casa de Yahveh, y las
basas, y el mar de bronce que estaba en la casa de Yahveh, y llevaron todo el bronce a
Babilonia. 18Se llevaron también los calderos, las palas, las despabiladeras, los tazones, las
cucharas, y todos los utensilios de bronce con que se ministraba, 19y los incensarios,
tazones, copas, ollas, candeleros, escudillas y tazas; lo de oro por oro, y lo de plata por
plata, se llevó el capitán de la guardia” (Jeremías 52:12-19).
Nabucodonosor, el rey de Babilonia, era nada menos que una de esas cabezas de la
serpiente, del dragón; es decir, que la edificación falsa estaba peleando con la casa del Señor;
en cambio el celo del Señor es por la casa de Dios; por eso cuando convirtieron en mercado la
casa de Dios, Él dijo: “Mi casa es casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de
ladrones” (Lucas 19:46). Nunca se había enojado tanto el Señor como por Su casa. También
dijo: “Porque me consumió el celo de tu casa” (Salmos 69:9). A los ojos de Dios, Su casa es algo
muy importante; por eso aparece en Bet-el, en el tabernáculo, en el templo, durante el cautiverio
en la visión del templo de Ezequiel, y luego Cristo, luego la Iglesia, y por último la Nueva
Jerusalén descendiendo del cielo. Esa es la línea central del programa divino a lo largo de toda
la Biblia, y ahí es donde va la corriente del Espíritu de Dios, por el camino de la Palabra. A los
El Candelero 299

caldeos no les interesaba la forma del candelero, o si había que derretirlo y hacer un lingote,
pues lo que les interesaba era el oro. Lo de oro por oro, no por candelero; el utensilio no por
utensilio, sino que si el garfio era de bronce, lo que les interesaba era el bronce para hacer lo que
ellos querían; es decir, utilizaban los materiales para otros menesteres. Dios había hecho cada
utensilio para ser usado en la casa de Dios. Cada ministerio debe ejercerse en la casa de Dios.
Todo es para ser usado y ejercerse en la casa de Dios, pero se lo llevaban a Babilonia y se
usaba en Babilonia durante un buen tiempo; pero la intención de Dios no es que se siga usando
en Babilonia, porque las cosas de Dios no son para ponerlas al servicio y usarlas en los lugares
altos, dizque para usar en Babilonia; eso es grave, pues son para volverlas a la casa de Dios.
Existen unos Salmos que se llaman “Cánticos graduales”; sólo del 120 al 134 cada salmo lleva
este subtítulo. ¿Por qué se llamaba Cántico Gradual? Porque se iba cantando en las gradas
cuando volvían a la casa de Dios, e iban dejando sus lugares, porque el Señor quería que Su
pueblo se reuniera sólo en la casa de Dios. Entonces ellos dejaban sus lugares e iban viniendo y
cantaban al Señor. Cuando llegaban a una grada cantaban un salmo, cuando llegaban a otra
grada cantaban otro salmo, y cada vez que se iban acercando más a la casa de Dios, iban
cantando otro salmo, y por eso estos salmos se llaman “cánticos graduales”. Si tú lees y
estudias la serie de los cánticos graduales, verás que los primeros están como muy lejos, como
añorando la casa, como queriendo volver; pero en el último ya están en la casa. Por ejemplo,
para comparar leamos el 120 y el 134.
“1A Yahveh clamé estando en angustia, y él me respondió. 2Libra mi alma, oh Yahveh, del
labio mentiroso, y de la lengua fraudulenta. 3¿Qué te dará, o qué te aprovechará, oh lengua
engañosa? 4Agudas saetas de valiente, con brasas de enebro. 5¡Ay de mí, que moro en
Mesec, y habito entre las tiendas de Cedar! 6Mucho tiempo ha morado mi alma con los que
aborrecen la paz. 7Yo soy pacífico; mas ellos, así que hablo, me hacen guerra” (Salmo 120).
“1Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? 2Mi socorro viene de
300 La Casa y el Sacerdocio

Yahveh, que hizo los cielos y la tierra. 3No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te
guarda. 4He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel. 5Yahveh es tu
guardador; Yahveh es tu sombra a tu mano derecha. 6El sol no te fatigará de día, ni la luna
de noche. 7Yahveh te guardará de todo mal; Él guardará tu alma. 8Yahveh guardará tu salida
y tu entrada desde ahora y para siempre” (Salmo 121).
Con este Salmo comienza la salida; como quien dice, voy a salir de Mesec, voy a ir saliendo, y
Dios me va a ir cuidando. El 120 nos dice dónde estaban, el 121 nos dice que Dios querrá cuidar
su salida y su entrada, o sea, que van a salir de un lugar y van a entrar a otro, y el 122 nos dice
cuál es el lugar, cuando nos dice: “1Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Yahveh
iremos; (es decir, que ya sabemos de dónde salen y para dónde se dirigen) 2nuestros pies
estuvieron dentro de tus puertas, oh Jerusalén. 3Jerusalén, que se ha edificado como una
ciudad que está bien unida entre sí. 4Y allá subieron las tribus, las tribus de Jah, conforme al
testimonio dado a Israel, para alabar el nombre de Yahveh. 5Porque allá están las sillas del
juicio, los tronos de la casa de David. 6Pedid por la paz de Jerusalén; sean prosperados los que
te aman. 7Sea la paz dentro de tus muros, y el descanso dentro de tus palacios. 8Por amor de
mis hermanos y mis compañeros diré yo: La paz sea contigo. 9Por amor a la casa de Yahveh
nuestro Dios buscaré tu bien” (Sal. 122).
“1Mirad, bendecid a Yahveh, vosotros todos los siervos de Yahveh, los que en la casa de
Yahveh estáis por las noches. 2Alzad vuestras manos al santuario, y bendecid a Yahveh. 3Desde
Sión te bendiga Yahveh, el cual ha hecho los cielos y la tierra” (Salmo 134).
En el 120 está angustiado, pero ahora, en el 134, está en la casa de Dios, por esas
expresiones jubilosas con que pide que se alabe a Yahveh. Cuando cantamos estos Salmos a la
luz del programa divino, resulta muy bonito y diferente. ¡Bendito Dios! Al volver a mirar en
Jeremías 52 lo que se llevaron a Babilonia los caldeos, seguimos leyendo en el verso 20: “Las
dos columnas, un mar, y los doce bueyes de bronce que estaban debajo de las basas, que había
El Candelero 301

hecho el rey Salomón en la casa de Yahveh; el peso del bronce de todo esto era incalculable”. Y
continúa contando los detalles de cómo era cada cosa de lo que se llevaba el diablo.

La restauración del candelero


En el capítulo 4 del libro del profeta Zacarías también se nos presenta una visión de Dios
respecto del candelero. Inicialmente habíamos visto cómo el Señor en los libros de Éxodo,
Levítico y Números nos presenta el candelero. Primero es uno solo; pero luego en el libro de
Reyes, cuando ya se extiende la tipología, aparecen diez candeleros, porque la intención de
Dios es que los candeleros se multipliquen, que la Iglesia se multiplique en candeleros por toda
la tierra. El candelero tuvo sus vicisitudes. Cuando el pueblo del Señor fue infiel, la Palabra de
Dios nos dice que el Señor permitió que fueran llevados cautivos a Babilonia; y el profeta
Jeremías narra que aun el mismo candelero fue llevado a Babilonia, como también los
utensilios; y fueron llevados no por su forma o su significado o uso, sino por el oro; lo que era oro
fue llevado por el oro, lo que era de plata fue llevado por la plata; pues a ellos no les interesaba
si era una vasija o si se trataba de un garfio, de un candelero; lo que les interesaba era el oro; es
decir, en Babilonia se perdió la forma. Con motivo de la cautividad, las cosas fueron llevadas a
Babilonia, y llegaron a estar en otro lugar diferente del apropiado, no en el sitio escogido por
Dios.
Así también muchas de las cosas de Dios han sido llevadas a Babilonia. También existe una
Babilonia en el Nuevo Testamento. La Palabra del Señor nos habla en Apocalipsis de una
misteriosa Babilonia. La Iglesia debe conocer los misterios de Dios, revelados en Su Palabra.
Algunos de esos misterios se refieren a las cosas de Dios, entre los cuales tenemos los
misterios del reino de Dios, el misterio de la piedad, el misterio del evangelio, el misterio de las
siete estrellas y de los siete candeleros de oro, etcétera; pero hay otros que se refieren al trabajo
del diablo, como el misterio de iniquidad, el misterio de Babilonia, el misterio de la mujer y de la
302 La Casa y el Sacerdocio

bestia que la trae. Son misterios que revelan de parte de Dios las cosas negativas. Entre esos
misterios negativos existe también una misteriosa Babilonia, rival de la Jerusalén de Dios.
Siempre el diablo ha sido rival de Dios, y ha pretendido imitar las cosas de Dios, erigir
construcciones rivales a la construcción de Dios.
Así como en el Antiguo Testamento hubo una Babilonia a la cual fue llevado cautivo el pueblo
de Dios, asimismo en el Nuevo Testamento, concretamente en los capítulos 17 y 18 de
Apocalipsis, aparece una misteriosa Babilonia, y asimismo el pueblo de Dios del Nuevo
Testamento aparece cautivo en esa misteriosa Babilonia. Por eso el Señor en el Nuevo
Testamento le dice a Su pueblo: “Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus
pecados, ni recibáis parte de sus plagas” (Ap. 18:4); o sea, que el Señor claramente reconoce
como pueblo suyo a algunos en Babilonia; no los rechaza como si no fueran Su pueblo por el
hecho de estar en Babilonia; los reconoce como suyos, porque creen en Él, pero a la vez que los
reconoce como Suyos, les dice que salgan de ella. El pueblo del Señor debe salir de Babilonia
para no participar de los pecados de Babilonia. Debemos recordar que en Babilonia, en pleno
banquete blasfemo de Belsasar, a la luz del candelero se vio la mano de Dios juzgando a
Babilonia. Hermanos, es a la luz del candelero que Dios juzga a Babilonia, como consta
claramente en el libro de Dn. 5:3-5: “3Entones fueron traídos los vasos de oro que habían traído
del templo de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y bebieron en ellos el rey y sus príncipes,
sus mujeres y sus concubinas. 4Bebieron vino, y alabaron a los dioses de oro y de plata, de
bronce, de hierro, de madera y de piedra. 5En aquella misma hora aparecieron los dedos de una
mano de hombre, que escribía delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio
real, y el rey veía la mano que escribía”.
Así como en el Antiguo Testamento, entre las muchas cosas de la casa de Dios y de los
utensilios del servicio a Dios, fueron llevados a Babilonia, asimismo hay cosas que debieran
estar sirviendo a Dios en la unidad del Cuerpo de Cristo, y ahora están pretendiendo servir a
El Candelero 303

Dios en Roma, en sectas, en denominaciones, en grupos que son diferentes y menores que la
realidad del Cuerpo de Cristo. El Cuerpo de Cristo incluye a todos los hijos de Dios. En principio
el Cuerpo de Cristo requiere que todos los hijos de Dios sean incluidos en Su comunión.
Entonces, ¿qué sucede? Que también llegó el día en que el principio del candelero que
representa a la iglesia local se perdió. Al comenzar Apocalipsis, la Palabra de Dios insiste y
proclama sobre lo del candelero; los siete candeleros son las siete iglesias; las siete iglesias
están representadas por siete candeleros; y como en el Antiguo Testamento los candeleros
fueron llevados a Babilonia, asimismo el principio de una iglesia por localidad cayó en la
confusión religiosa en el Nuevo Testamento, en la historia de la Iglesia. Son los principios que
encontramos en Hechos de los Apóstoles, en las epístolas del apóstol Pablo, en Apocalipsis.
Dios quiere y está trabajando para que esos principios sean recuperados plenamente, así como
lo hizo en la recuperación del candelero en Jerusalén en tiempos del profeta Zacarías, a la
vuelta del cautiverio babilónico. El propósito de Dios con Zacarías es alentar al pueblo para que
se continúe la obra de reedificación del Templo en tiempos de Josué y Zorobabel.
“1Volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado de
su sueño. 2Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro,
con un depósito encima del candelabro, y siete tubos para las lámparas que están encima de él;
3
y junto a él dos olivos, el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda. 4Proseguí y
hablé, diciendo a aquel ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto, señor mío? 5Y el ángel que
hablaba conmigo respondió y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, señor mío. 6Entonces
respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Yahveh a Zorobabel, que dice: No con
ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Yahveh de los ejércitos. 7¿Quién eres tú, oh
gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con
aclamaciones de: Gracia, gracia a ella. 8Vino palabra de Yahveh a mí, diciendo: 9Las manos de
Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Yahveh
304 La Casa y el Sacerdocio

de los ejércitos me envió a vosotros. 10Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces
se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Yahveh,
que recorren toda la tierra. 11Hablé más y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha
del candelero y a su izquierda? 12Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de
olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro? 13Y me respondió
diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no. 14Y él dijo: Estos son los dos ungidos
que están delante del Señor de toda la tierra” (Zacarías 4:1-14). Muchas cosas deben ser
recuperadas; no sólo el asunto del candelero. El profeta Zacarías junto con el profeta Hageo,
fueron enviados por el Señor cuando la casa de Dios estaba siendo restaurada. Al regreso de
Babilonia, el Señor despertó el espíritu de Zorobabel, hijo de Salatiel, y el de Josué, hijo de
Josadac, y del resto del pueblo para que salieran de Babilonia y regresaran a Jerusalén y
reedificaran el altar que había sido derruido y la casa de Dios que había sido destruida. Durante
ese proceso de restauración del candelero, no faltaron opositores por parte del diablo y
enemigos humanos, que se levantaron contra la restauración de la casa de Dios, pero Dios
mandó a los profetas para reanimar en el nombre de Dios. Dios toma la iniciativa y muestra una
visión de lo que El realmente quiere hacer. Es necesario ver de parte de Dios la visión de Dios.
La visión era un candelero todo de oro, con su depósito, sus siete lámparas, y siete tubos para
las lámparas para transmitir el contenido del depósito. Cuando Dios quiere la restauración de Su
casa, y ellos, por causa de sus enemigos, habían parado esa recuperación, entonces Dios envía
a Zacarías, y le muestra el candelero. Lo que Dios quiere tener es un candelero formado por
todo Su pueblo; que en cada localidad exista un candelero que tenga la luz completa.
Finalmente podemos ver que en el tiempo de la restauración Dios providenció con Esdras que
las cosas y enseres volviesen a su lugar, como está escrito en la carta de Artajerjes a Esdras: “Y
lo que a ti y a tus hermanos os parezca hacer de la otra plata y oro, hacedlo conforme a la
voluntad de vuestro Dios. Los utensilios que te son entregados para el servicio de la casa de tu
El Candelero 305

Dios, los restituirás delante de Dios en Jerusalén. Y todo lo que se requiere para la casa
de tu Dios, que te sea necesario dar, lo darás de la casa de los tesoros del rey” (Esdras
7:18-20).

Capítulo XVIII

EL TABERNÁCULO101
101
Enseñanza en reunión de la obra en Guarujá, Sao Paulo, Brasil, en septiembre de 1994. Transcripción: Alexander de Guarujá. Traducción: Arcadio Sierra Díaz.
306 La Casa y el Sacerdocio

INTRODUCCIÓN
En el asunto anterior, en el pasaje de Deuteronomio 12, creo que el Señor nos mostró algo
sobre el deseo del corazón de Dios. Dios nos habló: “¡Cuídate!” Y que en muchas cosas
tenemos autonomía, podemos hacer según nuestro deseo; pero en cuanto a las ofrendas y
sacrificios, Él dice: “Cuídate”.
Y una de estas cosas es una lección que podemos extraer, y es: El ministerio del Cuerpo de
Cristo, y nuestro servicio a Él, tiene que ser en unidad. No es suficiente servir a Dios, es
necesario y obligatorio servir a Dios en unidad. Muchas veces, sólo recibimos la carga de
servirle a Él. Dios nos salvó, nos perdonó, y tenemos que servir a Dios. Dios quiere enseñarnos
Su Palabra. Continuamente el Espíritu nos está recordando el mandamiento de Dios de que le
sirvamos a Dios en unidad. Por eso Pablo dice a los efesios: “Solícitos en guardar la unidad...”
(Ef. 4:3).
Hermanos, hemos caminado muchos años, y hemos visto que muchas veces cuando usamos
la frase “unidad del cuerpo”, nosotros mismos la restringimos. Pero el servicio de la unidad no
habla de una unidad restringida, porque si nuestra actitud fuera la de restringir la esfera de la
unidad, esa no es la verdadera unidad. La verdadera unidad se prueba en Sus hijos, en la esfera
de la unidad. Dios ha puesto ahí la prueba de la lección de nuestra obediencia. Ahora vemos que
ninguno de nosotros habíamos entendido muy bien aquellos pasajes que hablan de la unidad.
Hacíamos como un predicador bautista, y cuando leíamos aquellos pasajes en que Pablo habla
sobre la unidad de la Iglesia, veíamos la iglesia bautista, no en toda la denominación, sino en la
congregación del barrio. Aplicábamos aquellos pasajes a grupos particulares, no al Cuerpo.
Hermanos, sé que el diablo hace esto: nubla nuestra mente y quedamos limitados; hablamos de
unidad con los hermanos que conocemos; y todo el tiempo decimos que debemos ser unidos.
El Candelero 307

Defendemos la unidad particular.


Hermanos, ya vimos en el asunto anterior que la unidad no es particular; nada puede sustituir
aquello que es realmente el Cuerpo. Debemos comprender lo que es el Cuerpo, para poder
comprender con quién debemos estar en unidad; con todos los miembros del Cuerpo. Este es el
deseo de Dios. Hermanos, no debemos restringir la unidad a nuestros grupos particulares. Esto
es el reino del hombre: me agradan las palabras de la unidad para la unidad acerca de mi reino,
y uso los versículos que hablan de la unidad, para proteger “mi reino”. Pero la Biblia habla del
reino de Dios y de la unidad del Cuerpo que incluye a todos los hijos de Dios. Claro que
existen muchos “bemoles”, cosas difíciles y de cuidado, pero debemos ver los trazos principales,
después los bemoles. Muchas veces, por causa de los bemoles, que aquí representan los
mosquitos del asunto, nos engullimos el camello.
Hermanos, como vimos en el tema anterior, Dios tenía que dar en este tiempo, en el Nuevo
Testamento, un testimonio. Y todo aquello que el hizo en el Nuevo Testamento fue para
nosotros. Por eso tuvo todo ese cuidado. Nosotros los obreros, hoy, somos los encargados de
levantar el tabernáculo para Dios. Aquellos sacerdotes y levitas con Moisés, hicieron la figura;
mas hoy somos los encargados de levantar el tabernáculo verdadero, no el modelo. Existen
instrucciones minuciosas acerca de la edificación del tabernáculo, y también acerca del
candelero. Por eso, debemos prestar más atención a la construcción del candelero y del
tabernáculo, mucha atención. Dios no nos habla en vano; todos aquellos detalles están allí para
mostrarnos algo muy práctico, que tiene implicaciones para nosotros. Digamos que el asunto del
candelero está más relacionado con la iglesia local (en la ciudad); por eso en Apocalipsis, las
siete iglesias son vistas como siete candeleros (Apo. 1:20); pero el tabernáculo se relaciona más
con la iglesia en el sentido universal, global.
287

Casa espiritual
Por lo tanto, antes de que leamos Éxodo 26, recordemos que Pedro habla a todas las iglesias
que, en dos cosas fundamentales, debemos estar siendo edificados cuando llegamos a Cristo, o
nos estamos acercando. 1 Pedro 2:4-5 dice: “4Acercándoos a él... 5vosotros también, como
piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios
espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. Los apóstoles aún tenían en su
lenguaje, en el Nuevo Testamento, mucha consideración en la ordenación de sus
pensamientos, las pistas, los símbolos del plan arquitectónico del Antiguo Testamento. Por eso,
vemos a Pedro hablar así. A medida que nos acercamos a Cristo, como vemos en 1 Corintios
1:9 decir que fuimos llamados “a la comunión con su Hijo Jesucristo”; en esa comunión, al
acercarnos a Cristo, Dios hace dos cosas con nosotros: “sois edificados como casa espiritual y
sacerdocio santo”. Así como dice en Deuteronomio 12:9-11, que cuando tomasen posesión de
la tierra, entonces le edificarían el santuario. ¡Qué maravilla! En la medida en que nos vamos
acercando a Cristo, somos edificados en dos cosas: 1° - somos edificados como CASA
ESPIRITUAL. Cuando nos acercamos a Cristo, Él nos edifica como CASA, no individualmente, sino
corporativamente; porque la actual casa somos nosotros. Cuando estamos en comunión con
Cristo, Él nos conduce a la edificación, a la edificación de la casa y 2° - al SACERDOCIO SANTO.
Lo que viene después de la edificación de la CASA ESPIRITUAL y del SACERDOCIO SANTO, son los
SACRIFICIOS ESPIRITUALES. Noten que los sacrificios espirituales son ofrecidos por el
sacerdocio santo corporativo en la casa espiritual. Por eso vemos aquel orden de los asuntos
en Éxodo. En Éxodo 26 primero vemos el tabernáculo. Pero en el capítulo 25 Dios da la orden:
“2Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda... 8Y harán un santuario para mí, y habitaré
en medio de ellos. 9Confortme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo...” (Éxodo
25:1-9). O sea: Es para esto que os salvé; por eso comisteis el cordero, por eso fuisteis
288 La casa y el sacerdocio

salvos por la sangre del cordero y fuisteis separados de Egipto por el mar. ¿Sabéis para
qué? Para hacerme un santuario, con los materiales que os mandé, conforme al modelo
que os mandé. Entonces comienza a describir aquel tabernáculo de dentro hacia afuera: El
arca, después la mesa y el candelero; entonces el tabernáculo; después el altar de bronce en el
atrio. Después habla del patio y del aceite para las lámparas. Después de que Él describe la
casa espiritual, en el capítulo 28 y demás habla de las vestiduras sacerdotales, de la
consagración sacerdotal, y de las ofrendas diarias. Tenemos ahí al sacerdocio santo y a los
sacrificios espirituales.
Ahora vemos la casa espiritual, el sacerdocio santo y los sacrificios espirituales. Pedro leía
esto y entendía que Dios ahora nos está edificando como casa espiritual y sacerdocio santo
para ofrecer a Dios sacrificios espirituales. Entonces, necesitamos entender la casa espiritual en
este orden, y comprender el sacerdocio santo corporativo. Sólo que no vamos a entender el
sacerdocio corporativo sin entender la casa espiritual. Y enseguida tenemos un nivel más alto;
vemos cómo Dios revela los pormenores de las configuraciones exteriores de aquella casa;
porque aquí en Éxodo tenemos algunos símbolos de la tipología, porque tienen los trazos funda-
mentales. Mas Dios sabe que este asunto tiene bemoles, tiene complicaciones, muchas
cuestiones; entonces Él toma aquellos trazos fundamentales del tabernáculo, y los amplía
después en el templo, en la casa que construyó Salomón.
Pero Dios también sabía que sucederían divisiones, problemas, la casa quedaría derribada.
Por eso Él tipifica todo eso en los libros de Samuel, de Reyes, de Crónicas. Y la restauración
también la tipifica Él en los libros de Esdras, Nehemías, Hageo y de los otros profetas. Y cuando
vemos la visión de la casa y del sacerdocio en Ezequiel, es una cosa mucho más compleja de lo
que leemos aquí en Éxodo 26 sobre el tabernáculo; pero tenemos que quedar por aquí.
Primero Dios quiere una casa: Betel. Este es el asunto en la forma más sencilla: la piedra
ungida, la piedra que sintetiza, la piedra de cabecera de la revelación. ¡Oh! Ahora Jacob pondrá
El tabernáculo 289
un nombre en ella: Betel. Noten que al comienzo parece que tenemos visión de iglesia, el
nombre del misterio: Betel, la columna ungida. Jacob pensaba que tenía la visión de la iglesia:
levantó la columna y derramó aceite encima de ella.102 Después se fue a otra tierra y dejó la
piedra lejos, se fue a ocuparse de sus negocios, tener algún trabajo, aprender algunas lecciones
con su tío Labán lejos de Betel. Pero después de haber sufrido mucho y recogido lo que había
plantado, entonces Dios le dijo a Jacob: ¡Oh Jacob, debes regresar a Betel!103
Hermanos, Dios conoce que la visión de la iglesia no es bien comprendida al comienzo.
Nosotros vemos a Betel y levantamos la columna, derramamos el aceite; pero no hay una
verdadera consagración para Dios. Por eso, en la segunda vez que Jacob va a Betel, acontece
una cosa más: en aquella piedra con aceite, derramó libación; y la libación representa el
sacrificio de la vida de aquel que vino a Betel. Porque antes Dios me mostró a Betel, pero no me
importó; sin embargo Dios me dijo así: Oh Jacob, te voy a traer desde donde estás; te voy a traer
de regreso. Y ahora que Jacob regresara a Betel, no sólo levantó la columna y derramó aceite,
sino que también derramó libación; esto es, el derramamiento de nuestra vida. Por eso Pablo
decía que estaba siendo ofrecido como libación.104

102
Cfr. Génesis 28:10-22 y 29:1.
103
Cfr. Génesis 29:1-35:15.
104
Cfr. 2 Timoteo 4:6; Flp. 2:17
290 La casa y el sacerdocio

Al principio no entendíamos bien a la iglesia; ahora, han dicho algunos hermanos, estamos
volviendo a hablar sobre Iglesia. ¡Es que somos probados en el altar! Hubo una época en que
vivíamos una idea, pero no era un trabajo muy profundo, no había pasado la prueba de fuego.
Hermanos, Dios no recibe ningún sacrificio crudo. Debe pasar por el fuego de la prueba.
Solamente el olor suave llega a Dios, sube, la gordura no. Cuando la carne pasa por el fuego,
después de quemada la carne, entonces sube el olor suave. Mas la carne cruda tiene que pasar
por el fuego. Así también nosotros teníamos entendimiento, como Jacob tenía entendimiento,
porque fue Jacob quien comprendió el asunto y llamó al lugar Betel. Pero no le importó. Dejó a
Betel a sus espaldas. Se fue a morar con el tío Labán. Después fue a poner su tienda de nuevo
en Betel, pero después de pasar por la prueba de fuego.
Hermanos, la prueba de fuego tiene un ejemplo, y el ejemplo es que somos avergonzados,
somos corregidos por los medios de Dios, y tenemos que regresar de nuevo a buscar Su tienda
primero en Betel. Esta es una tipología sencilla. Ya en Éxodo encontramos más detalles; en
Reyes y Crónicas, más; en Ezequiel mucho más. Entonces, todos los detalles de la casa
espiritual, del sacerdocio santo y de los sacrificios espirituales del sacerdocio colectivo en la
casa corporativa, están todos tipificados en todos aquellos pasajes relativos a la casa, al
sacerdocio, etc. Muchas cosas que hablan de las peripecias, de las vicisitudes de la casa, del
tabernáculo, del arca, del sacerdocio, el reino, en el Antiguo Testamento. Las muchas clases de
situaciones están previstas por Dios en la historia de Israel, y todo aquello es para la verdadera
edificación en la Iglesia.
Noten tres cosas: 1° Casa espiritual, 2° Sacerdocio santo y 3° Sacrificios espirituales. No
somos edificados como sacerdotes en el tabernáculo; no sacerdotes, sino sacerdocio. El
sacerdocio es un servicio colectivo; por eso se habla primero de casa, después de sacerdocio. Y
ahora que nos acercamos a Cristo (1 Pedro 2:4-5) somos edificados; como dice aquel Salmo,
43:3: “Envía tu luz y tu verdad: éstas me guiarán; me conducirán a tu santo monte, y a tus
El tabernáculo 291
moradas”. La luz del Señor nos conduce a nuestra posición en Cristo, a la Casa de Dios, al
monte santo y su tabernáculo. La luz del Señor siempre nos irá conduciendo por el camino de la
edificación del Cuerpo espiritual, a la edificación del cuerpo colectivo, y distintas clases de
sacrificios espirituales, realizados colectivamente por el sacerdocio en la casa única. Esta es la
edificación que Jesús está haciendo con nosotros. Por eso entonces hay este orden que
aparece en Éxodo: primero el tabernáculo, el deseo de Dios en tener un santuario, y descripción
de dentro hacia afuera, del Lugar Santísimo hacia afuera; el arca, la mesa, el candelero, etc.
Después viene la distribución del sacerdocio, las vestiduras sacerdotales, la consagración, el
servicio sacerdotal y las ofrendas y sacrificios de los sacerdotes.

LA EDIFICACIÓN DEL TABERNÁCULO, LA CASA DE DIOS


¿Qué está haciendo Dios con nosotros? Debemos comprender que estamos en una
edificación. Jesús dijo: “Edificaré mi iglesia...” (Mateo 16:18). El trabajo del Hijo es edificar casa
al Padre. Ese es el trabajo del Hijo. Dijo Dios a David (1 Cr. 17): “4Tú no me edificarás casa en
que habite. 11Levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos. 12Él me edificará
casa. 13Yo le seré por padre, y él me será por hijo”. Aquel “hijo” estaba tipificado en Salomón,
pero no era Salomón; este era solamente un cumplimiento simbólico, tipificado. Y Salomón, rey
de paz, hijo de David, edifica el templo bajo los mismos trazados del tabernáculo; sólo que con
más detalles, porque era un trabajo de perfeccionamiento dictado por Dios. Pero el verdadero
Hijo de David, el verdadero Rey de paz, es Jesucristo. Y ¿qué le dice Dios a David? “Él (tu hijo)
me edificará casa”. Por eso Jesucristo nos está edificando como casa al Padre. Cuando nos
acercamos a Él, somos edificados casa y sacerdocio para ofrecer sacrificios espirituales. Todo,
la edificación de la casa, el ejercicio del sacerdocio y el ofrecimiento de los sacrificios
espirituales, son mediante Jesús.
292 La casa y el sacerdocio

Hermanos, con esta comprensión, regresemos a Éxodo 26, y vamos a examinarlo


pausadamente, sin precipitarnos. Vamos a dejar al Señor que nos hable algunas cosas. Este
capítulo tiene tres secciones fundamentales. La primera, que habla de la cubierta del
tabernáculo; la segunda, que habla de las tablas, barras, espigas, basas, argollas y sus
implicaciones; y la última sección, que habla de los velos. Vemos aquí tres secciones que hablan
de las partes interiores, intermedias y exteriores. La primera sección habla de la cobertura. Pero
antes, en el asunto anterior, vimos que Cristo es el centro del propósito de Dios; o sea, el arca, la
doctrina de los apóstoles, en la revelación de este asunto. Por eso vemos después, frente a
frente con el arca, la mesa y el candelero, o sea, la comunión y el partir del pan. Por eso en
Hechos 2:42 dice: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con
otros, en el partimiento del pan y en las oraciones”. Vemos entonces que el arca representa a
Cristo, que es la doctrina de los apóstoles. Todo comienza con Cristo; sin Cristo no hay casa.
Todo comienza con Cristo, la doctrina de los apóstoles. Después de la doctrina de los apóstoles
viene la comunión, el partir el pan y las oraciones. Por eso vemos en Éxodo al arca, después la
mesa y el candelero, después el altar del incienso. Y en Hechos vemos la doctrina de los
apóstoles, la comunión, el partir el pan y las oraciones.
Estamos percibiendo que en Éxodo del capítulo 25 al 29 tenemos lo que se ve en 1 Pedro 2; o
sea, casa espiritual, sacerdocio santo y sacrificios espirituales. Entones vamos a leer Éxodo 26.
Hermanos, los obreros están aquí para hacer la tienda del tabernáculo; vamos a ver que los que
están envueltos en la obra, están encargados de levantar la tienda, hoy. Entonces vamos a ver
en el capítulo 26 la instrucción de Dios. En el capítulo 36 vemos la obediencia minuciosa a Dios,
la construcción del tabernáculo. En el capítulo 26 vemos el tabernáculo, el deseo y
mandamiento de Dios diciendo: Yo os salvé de Egipto por la sangre del cordero, por el comer del
cordero, por el bautismo en las aguas, para que hagan para mí un tabernáculo. Yo voy a hacer
de ustedes un reino de sacerdotes, y me adoraréis allí.
El tabernáculo 293
Nótese, hermanos, que el capítulo 36 es casi una repetición del capítulo 26; sólo hay una
diferencia, que en el capítulo 26 sólo hay instrucciones, mientras que en el capítulo 36 es la
obediencia. Ahora vean, hermanos, cuánto cuidado tiene Dios en la obediencia minuciosa de
Sus instrucciones, que ni se preocupa en parecer reluctante. Cuando yo leía las primeras veces
estos largos capítulos hablando de muchos detalles, de tablas, de argollas, de basas, de
cortinas, de tantas cosas, yo no entendía; quedaba confuso. Y después, más adelante,
encontraba de nuevo aquellas cosas; parecía reluctante, porque no se contaba sólo que Moisés
obedeció, sino que tenía que repetir que Moisés hizo así y así. Comparaba 26 con 36, casi una
repetición de nuevo del capítulo. Mas el Señor repite y repite. Por ejemplo, mostró la edificación
de la casa en Reyes y de nuevo en Crónicas. Parece que ya has leído esta historia antes, pero
debes leer de nuevo en Crónicas la misma cosa. Es porque Dios sabe que lo necesitamos.
Leemos primero 26, ahí está la piedra ungida; pero la obediencia está en el regreso a Betel, que
quiere decir: nuestra vida por libación, que está en el 36. Jacob más adelante hace la libación
(36); ahora él es obediente.
No puede ser ni es sólo una visión, sino una visión que nos prueba y nos gobierna. Así como lo
dijo Pablo: “No fui desobediente a la visión celestial” (Hch. 26:19). La visión gobierna. No es
alguien que te gobierna, es el Señor mismo a través de la visión. Si tienes una visión, no podrás
hacer nada fuera de la visión. Si el pueblo no tiene visión, perece (Prov. 29:18; 1 Samuel 2:12,17
y 3:1-21). Pero si se tiene visión, Dios sólo quiere ahora una cosa: consagración, libación. No
podemos ser libertinos en cuanto a eso. En esto Dios dice: “¡Cuídate!” Para muchas cosas
tenemos libertad. Dios dice que podemos hacer como deseemos. Si tú quieres comer carne,
come carne, no la sangre. Tú haces diferencia entre día y día, todo bien. Juzgas iguales todos
los días, todo bien también. Comes sólo legumbres, todo bien. Pero mi casa es construida con
los materiales que Yo escogí (Éxodo 25).
294 La casa y el sacerdocio

La obra del ministerio


Dios muestra a Jacob la visión de la primera parte de la revelación; vemos esto en la piedra
ungida. Y de nuevo lo muestra en Éxodo 26 y Reyes. La otra parte de la revelación es cuando
Jacob trae la libación; y muestra esto también en Éxodo 36 y Crónicas, que es la obediencia.
Esto es la insistencia de Dios en la edificación del Cuerpo. Nuestro particularismo es un gran
problema en la edificación de la Casa de Dios. Es más fácil que edifiquemos algo menos que el
Cuerpo. Por eso Él insiste con el modelo de Moisés. ¿Y ahora? Si Dios fue tan minucioso en los
detalles tipológicos, ¿cree usted que Él va a ser menos minucioso en la edificación verdadera?
Si Dios fue así con el símbolo, ¿no sería así también con la realidad?
Al principio, cuando tenemos la visión, nos tomamos la libertad de importarnos poco, y
hacemos nuestros negocios particulares con el “tío Labán”. Y cuando el “tío Labán” comienza a
comerse todo nuestro trabajo, y perdemos todo lo que conquistamos fuera de Betel; entonces
ahora Jacob (nosotros) regresa a Betel y se queda allí. Destruye todos los ídolos, todo lo que
trajo de la casa del “tío Labán”. Ahora sí vamos a tener la práctica. Primeramente vemos la
teoría, después la práctica. Dios sabe que primero entendemos las cosas teóricamente, y entre
lo teórico y la práctica hay diferencias. Pero Dios ha previsto y tipificado a fin de enseñarnos en
la casa de Dios; para después consagrarnos de verdad, ponemos la vida en libación y sacrificio.
Entonces podemos ver Éxodo 26. Veremos que la primera sección es la cobertura, porque la
obra viene primero. Vamos a ver que esto tiene que ver con nosotros hoy, en Éxodo 36.
Veremos juntos 26 y 36. En el 36:8 dice así: “Todos los sabios de corazón entre los que hacían
LA OBRA...” Este lenguaje es el mismo que vemos en el Nuevo Testamento. El Nuevo
Testamento tiene el mismo lenguaje del Antiguo Testamento, por la dirección del Espíritu. Fue el
Espíritu Santo quien dijo: “Apartadme a Bernabé y a Saulo para LA OBRA a que los he llamado”
(Hechos 13:2). Entonces el Espíritu inspiró también a Lucas a escribir que los apóstoles fueron
encomendados a la gracia de Dios para LA OBRA que habían cumplido (Hechos 14:26). Y Pablo
El tabernáculo 295
dice que era importante quedar en el cuerpo por causa de LA OBRA (Fil. 1:21-24). Este lenguaje,
LA OBRA, es del Espíritu Santo desde el Antiguo Testamento.
De modo que Éxodo 36:8 dice: “Todos los sabios de corazón de entre los que hacían LA OBRA,
hicieron el TABERNÁCULO...” O sea, nosotros los que trabajamos en LA OBRA hoy, somos
responsables de hacer el tabernáculo. Por eso Efesios 4:11-12 dice: “11Y él mismo constituyó a
unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12a fin de
perfeccionar a los santos para LA OBRA del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”.
Apóstoles, profetas, etc.; todo en plural, para la edificación del TABERNÁCULO; por eso la misma
expresión: LA OBRA. Vamos a ver que esta expresión ya era usada, tipificada por el Espíritu. 1
Crónicas 23:4,24,28. Pero sólo para certificaros que aún estamos en el contexto. El capítulo 22
viene hablando de los preparativos para la edificación del templo, y el 23 habla de la distribución
de los deberes de los levitas. En 23:4 dice: “De éstos, veinticuatro mil para dirigir LA OBRA de la
casa de Yahveh”. Esos muchos trabajos, esas muchas clases de levitas, con diferentes tareas
cada uno, todos tenían que hacer un trabajo conjunto; y todo aquel trabajo conjunto se llamaba
LA OBRA DE LA CASA DE DIOS. Este es nuestro asunto, nuestro trabajo, nuestro negocio.
En el verso 24 hay más: “Estos son los hijos de Leví... de veinte años arriba (no neófitos), los
cuales hacían la OBRA del MINISTERIO de la CASA DE DIOS”. El 28 dice: “Y estaban bajo las
órdenes de los hijos de Aarón, para ministrar en la casa de Yahveh... y en la demás obra del
ministerio de la casa de Dios”. Todos aquellos trabajos eran un conjunto, era una sola casa;
todos aquellos sacerdotes trabajaban en conjunto en el santuario. Tenían diferentes funciones
cada uno; pero ninguna función estaba aislada, sin coordinación. Todas estaban coordenadas
en una sola casa, en un solo ministerio, el ministerio del Antiguo Pacto. Pero hoy es el
ministerio del Nuevo pacto. Hoy también existe la obra del ministerio del Nuevo Pacto, del
Cuerpo de Cristo, de la casa de Dios. Hoy, los apóstoles, los profetas, los evangelistas, los
pastores y maestros, todos juntos deben perfeccionar a los santos, para que todos juntos
296 La casa y el sacerdocio

permanezcan unidos en el Cuerpo, hasta que la plenitud del Cuerpo sea completa. O sea que
aquella edificación antigua, colectiva, corporativa, es la que debemos hacer hoy. Por eso dice
Éx. 36:8: “Todos los sabios de corazón...” Son las personas que tienen temor, que ahora,
después de algunas disciplinas del Señor, quedan temerosos de hacer cosas a su manera. Pues
si no tenemos temor, hacemos las cosas como bien queremos. Pero cuando aprendemos el
temor, no nos separamos de los hermanos, sino que nos acercamos al Señor para ser
edificados como Casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales
agradables a Dios.
Debemos ver cada una de esas cosas, pero mientras tanto, estamos en la primera parte, la
Casa espiritual. Debemos conocer muy bien todos estos asuntos del sacerdocio y de los
sacrificios espirituales, pero mientras tanto debemos quedar con la Casa. Y Dios comienza la
edificación de la casa por la cobertura. Por eso dice: “Todos los sabios de corazón de entre los
que hacían la obra, hicieron el tabernáculo de diez cortinas...” Era la obra del ministerio de la
Casa. Por eso Pablo y Bernabé fueron separados para la Obra; fueron enviados de Antioquía
después para que hiciesen la Obra. Y Pablo tenía que quedar en la carne por causa de la Obra.
Y Pablo hacía la Obra. Y nosotros hoy también estamos aquí en la Obra; en la Obra del
Ministerio de la Casa de Dios. ¿Para qué estamos aquí? Para aprender a comenzar a
construir el tabernáculo.
¿Qué hicieron los que trabajaban en la obra de Dios? Hicieron el tabernáculo. No es otra cosa;
la obra consiste en la edificación de la casa de Dios. La obra no tiene un sentido individual. Dios
constituyó apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, que son los sabios de
corazón, para perfeccionar a los santos y para instruir al pueblo en este trabajo, en la obra del
ministerio de la casa. La obra del ministerio es para la edificación del Cuerpo, “hasta que todos
lleguen a la unidad”. Y ¿por qué Pablo decía “hasta que todos lleguen a la unidad”? Porque en el
transcurso de este trabajo, unas cortinas están acá, otras cortinas están por allá; unas tablas
El tabernáculo 297
están aquí, otras allí; puede ser que estén juntas; no están edificadas, están esparcidas. Pero la
edificación es la coordinación de los materiales escogidos por Dios.
Hermanos, debemos estar dispuestos a ser coordinados, entrelazados, ajustados, puestos en
nuestro lugar por Dios, para que Su casa pueda ser edificada. Dios tiene muchas implicaciones
en las palabras tabernáculo de reunión, que somos todos nosotros, el arca de la alianza. Porque
Dios quiere descender a la tierra. Por eso en Apocalipsis 21:3 dice: “He aquí el tabernáculo de
Dios con los hombres”. Pero debemos edificar la tienda todos juntos en el Cuerpo.

LAS CORTINAS DEL TABERNÁCULO


Pasemos a leer Éxodo 26. Sin embargo, recordemos que aquellas cosas que vimos, en
Hebreos 3:5 dice que estas cosas acontecieron para testimonio de las cosas que se habían de
anunciar hoy. No es una historia del pasado, sino que fue escrito para darnos un testimonio hoy.
Nosotros, que somos obreros, que estamos aquí para edificar el tabernáculo, debemos poner
atención a esto. La primera vez que leí este capítulo, como ya dije antes, lo encontré muy
complicado. Entonces pude entender después por qué Dios hizo que Pablo fuese constructor de
tiendas (Hechos 18:1-3). Para poder entender este capítulo, Pablo tenía que entender lo de
hacer tiendas. Si Pablo no hubiese entendido lo de hacer tiendas, no hubiera entendido este
capítulo.
Pedro era un pescador de almas; tenía que saber cómo pescar las variedades de cardumes;
lanzar la red a la izquierda y a la derecha, etc. Y Pablo tenía que comprender el asunto del
tabernáculo; él fue entrenado a propósito por Dios en el oficio de hacer tiendas; porque haciendo
aquellas tiendas, él sabría lo que era la primera unión de una cortina con la otra, la segunda, la
tercera; por la derecha o por la izquierda; cómo se entrelazaban unas con otras; cómo y cuáles
eran las tablas de encima, las tablas del norte, las tablas del sur, etc.; porqué hacía tiendas. Dios
298 La casa y el sacerdocio

tuvo que tratar con Pablo en lo natural, para que entendiese este capítulo. Porque Pablo tenía el
trabajo de edificar la tienda de Dios. Hermanos, cuando yo leía esto, no entendía nada; pero
Pablo entendía este asunto.
Entonces ahora vamos a leer Éxodo 26:1-14, la primera parte, la parte de la cubierta. Noten
que, antes de Dios relatar las tablas y las traviesas, es relatado la cobertura. Porque de lo
contrario, ¿qué iría a proteger aquello? Quedaría desprotegido. Dios habla primero de lo que
protege, qué es la cobertura; por eso esto aparece primero. Hemos visto que los que tienen un
corazón voluntario, tienen el encargo de hacer un santuario para Dios, un tabernáculo. Este es el
pedido de Dios (Éxodo 25:2). Entonces ahora, en Éxodo 26, Dios comienza a dar la revelación
de la clase de santuario, de tabernáculo, que el Señor quiere. Y esta misma palabra,
tabernáculo, es usada muy a propósito por el Señor. Vemos en el texto griego de Juan 1:14: “Y
el Verbo se hizo carne, y tabernaculizó....”. Juan, inspirado por el Espíritu, usó la palabra
tabernaculizar. Y después también en Apocalipsis 21 es usada la palabra tabernáculo
refiriéndose a la esposa, el tabernáculo de Dios con los hombres. Aquí vemos los dos
aspectos del tabernáculo: el misterio de Cristo - Cristo y la Iglesia. Quiero decir que en ese
pasaje respecto del tabernáculo, vamos a estar encontrando aspectos tanto de la persona de
Cristo como de la Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo. Porque el tabernáculo es una imagen del
Cuerpo de Cristo, el misterio de Cristo. El tabernáculo es el misterio de Cristo; es la
encarnación del Verbo, pero también es el Cuerpo de Cristo. Vamos a comparar esto con la
Escritura.
En Efesios 3:3, Pablo dice que el Espíritu le reveló a él el misterio de Cristo; y el verso 4 dice:
“Leyendo lo cual podéis entender cual sea mi conocimiento en el misterio de Cristo”. Es decir, el
misterio de que habló Pablo, el tema central de los escritos de Pablo es el misterio de Cristo.
“5Misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora
es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu”. En el Nuevo Testamento, el
El tabernáculo 299
Espíritu revela el misterio de Cristo, siendo edificados con judíos y gentiles. Por eso dice “6que
los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo”. Ya vimos que este asunto del
tabernáculo está exactamente relacionado con Cristo y la Iglesia; este es el misterio. Así como
vimos en el tema anterior, en Deuteronomio 12, que “al entrar en la tierra, en la tierra se edificará
casa”. Así como también Dios de la tierra edificó a Adán y de Adán edificó a Eva, la iglesia; es
decir, entramos en la tierra, entonces se edifica la casa; nos acercamos a Cristo, y Él nos edifica
casa y sacerdocio.
Sobre todo este asunto del tabernáculo, debemos estar muy seguros, pues, que esto se
refiere a Cristo y a la Iglesia. Aquí en Efesios dice que este es el misterio: Cristo y la Iglesia. Es
el Cuerpo de Cristo siendo edificado con judíos y gentiles, los gentiles coherederos también con
los judíos, este es el misterio revelado. Pues los judíos pensaban que eran ellos solitos; pero no;
había otras ovejas que habían de ser añadidas. Dios tenía que hacer otra unión con esta primera
unión. Hermanos, nosotros que somos hoy llamados por el Señor para colaborar con Él en el
levantamiento de Su tabernáculo verdadero, debemos saber que esto es para nosotros. Esto
que estamos leyendo tiene un sentido para nosotros hoy. Debemos estar abiertos al Señor, para
recibir del Espíritu, por la iluminación del entendimiento, el significado para nosotros hoy.

LAS DIEZ CORTINAS


Éxodo 26:1: “Harás el tabernáculo de diez cortinas...”. Este es el primer detalle: diez cortinas.
¿Por qué diez cortinas? ¿Qué nos quiere hacer entender hoy el Señor acerca de estas diez
cortinas? ¿Será que tiene algún sentido, o será que es un asunto que está ahí por casualidad?
Hermanos, vemos que las medidas siempre siguen un modelo. Vemos que en la Biblia Dios usa
ciertos números: Usa el 3, usa el 7, usa el 12, usa el 50, y también usa el 6 y el 4, ciertas
combinaciones diversas. Estos números tienen significado a lo largo de las Escrituras, y
300 La casa y el sacerdocio

debemos procurar al Señor para recibir el significado de los números que Dios usa.
Aquí se habla de cortinas. Vemos que las cortinas, como todo el tabernáculo, se refieren a la
casa de Dios, se refieren a la iglesia. Vamos a ver entonces, antes de considerar el número 10,
que las cortinas se refieren a nosotros. Veamos Cantares de Salomón 1:5, donde la amada
habla de sí misma y del amado, diciendo así: “Morena soy, oh hijas de Jerusalem, pero
codiciable como las tiendas de Cedar, como las cortinas de Salomón”. Aquí la amada se
identifica a sí misma como cortinas, entre las cuales mora su amado. El amado, que es
Salomón, mora entre cortinas, y ella se siente como aquellas cortinas entre las cuales mora su
amado. A pesar de ser morena, a pesar de tener pelos de cabra en el tabernáculo, el Amado
mora ahí. ¡Aleluya!
Regresemos, entonces, al número 10. Hermanos, este asunto tiene un significado espiritual
muy especial. No podemos ser descuidados en este asunto del número 10. ¿Cuál es el uso que
el Señor hace de este número, 10, y su revelación? Vemos este número aparecer varias veces
en la revelación. Por ejemplo: Cuando se habla en Daniel 2 de aquella estatua de
Nabucodonosor, que representa la historia universal, termina con diez dedos, que son diez
naciones finales de la historia universal. También dice que la bestia tenía diez cuernos (Daniel
7:7); vuelve a usar el número 10 para referirse también a las naciones. Y también Jesús habla de
diez vírgenes, refiriéndose a Su venida. Si vamos a Génesis capítulo 10, encontraremos la tabla
de las naciones, que dice así: “1Estas son las generaciones de los hijos de Noé”. Y habla
después del diluvio, de los hijos de Sem, Cam y Jafet, y termina el capítulo así: “32Estas son las
familias de los hijos de Noé por sus descendencias, en sus naciones; y de éstos se esparcieron
las naciones en la tierra después del diluvio”. El número 10 es el número de las naciones, es el
número que representa a la humanidad en general. Por eso fue interesante que Dios escogiese
el número 10 para las cortinas de la tienda. “Harás el tabernáculo de diez cortinas”. Dios podría
haber escogido otro número, pero Él tenía razón para escoger el número 10. Y si seguimos al
El tabernáculo 301
número 10 en la revelación, percibimos que Dios quiere un pueblo de todas las clases. Todas las
cortinas son de la misma medida. Dios no hace acepción de personas; tiene pigmeos, tiene
negros, tiene blancos, tiene amarillos, tiene rojos; tiene cultos, tiene indoctos, tiene hombres,
tiene mujeres. La inclusividad del Cuerpo de Cristo está representada en el número 10 de las
cortinas.
Hermanos, es muy importante que entendamos la inclusividad del cuerpo de Cristo. ¿Por
qué? Porque muchas veces en nuestras vidas religiosas tratamos los asuntos con el
particularismo de nuestra provincia. Nosotros los hombres somos provincialistas; nos vamos
bien con las personas que son como nosotros, que tienen el mismo acento que nosotros, que
comen la misma comida que nosotros, que hablan la misma lengua que nosotros, que tiene la
misma raza nuestra, las mismas costumbres. Pero el Señor no quiere un tabernáculo de una
sola cortina; no quiere un tabernáculo de semitas o antisemitas, o de negros y blancos, o de
brasileros y chinos. Dios quiere un tabernáculo de diez cortinas, donde quepa toda la humani-
dad. De toda clase de personas, de toda clase de cultura, de las selvas y de la ciudad, de las
grandes áreas metropolitanas y de los últimos recónditos del monte, cachacos y costeños; toda
clase de hijos deben hacer parte del cuerpo de Cristo.

LA UNIÓN DE LAS CORTINAS


El número de las cortinas es interesante, 10 cortinas. Y también es interesante que Dios una
estas cortinas; habla de una primera unión, etc. Vamos a ver esto en Éxodo 26; y esto tiene
mucha implicación para la iglesia. La iglesia no es autóctona (no es originada ni exclusiva del
lugar o región en que se manifiesta), la Iglesia es nueva y espiritual. No tiene nada de judío,
nada de gentil, nada de escita, nada de bárbaro, nada de brasilero, nada de colombiano, nada
de paraguayo, nada de chino, de japonés, de coreano, nada de norteamericano. ¡La Iglesia es
302 La casa y el sacerdocio

de toda la humanidad! Es muy importante que sepamos el tipo de casa que el Señor quiere.
Tomemos el ejemplo de la iglesia en Antioquía (Hechos 13:1), y su presbiterio. Tenemos allí a
Bernabé, de Chipre, a Simón Niger (de raza negra); Manaén el que se había criado junto con
Herodes el tetrarca, de la clase alta; a Lucio de Cirene, a Saulo de Tarso; juntos en el mismo
presbiterio; personas de distintas clases sociales, distintas razas. Todos reunidos en Cristo
Jesús.
Por eso la Palabra dice en Gálatas 3:28 que en Cristo “ya no hay judío ni griego; no hay
esclavo ni libre; no hay varón ni mujer”. Pablo dice que no debería haber racismo en la Iglesia,
no debería haber clasismo, no debería haber provincialismo. Aquello aconteció con Pedro
(Hechos 10); no se aplica solamente en el caso de judíos y gentiles. En este asunto de la
uniones primeras y segundas, el Señor vino primero a los judíos. Pero dijo a los judíos: “También
tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá
un rebaño, y un pastor” (Jn. 10:16). El Señor ya lo había revelado, pero nosotros en la naturaleza
humana tenemos mucha resistencia para entrelazarnos con griegos y judíos, gentes diferentes.
Mas el Señor dijo: Diez cortinas, representando el número de las naciones, la tabla de las
naciones. Y todas de la misma medida. No podemos decir: “Nosotros somos la cortina grande,
ustedes son las cortinas pequeñas”. Para Dios todas son iguales; Él dice que ya no hay judío ni
gentil, ni bárbaro ni escita, ni hombre, ni mujer, ni siervo, ni libre. Todo está tratado en la cruz de
Cristo. ¡En la cruz de Cristo NO HAY! No dice que no debería haber; no hay. Si estamos en Cristo,
no hay esta diferencia; solamente está Cristo. En vez de la mujer, está Cristo; en vez del
hombre, está Cristo; en vez del indígena, del pigmeo, del japonés, del brasilero, del paraguayo,
del colombiano, de los costeños, de los serranos. Para Dios no hay diferencia. Su casa debe
tener gente de toda tribu, de toda lengua, de toda nación. Y nosotros, hermanos, debemos
comprender a Dios, que es Señor de los judíos y también de los gentiles; somos descendientes
de todas las naciones. Hermanos, el racismo, el clasismo, el provincialismo, el particularismo
El tabernáculo 303
son abominaciones a Dios; producen diferencias en la casa de Dios. Tenemos que superar esto;
tenemos que estar alertas, tratar con esto andando en el Espíritu. Cuando estamos en el Espíritu
se activa la destrucción de las enemistades en la cruz de Cristo. Porque en la cruz de Cristo
fueron abolidas las diferencias culturales. La casa de Dios tiene que ser hecha de diez cortinas.
Hermanos, esto no es casual. Cuando Salomón iba a edificar la casa de Dios (presten
atención a este ejemplo), el templo, algunas de las maderas eran retiradas de los montes de
Israel; pero otras eran traídas de Tiro, de los gentiles. Traían la madera de Tiro, de fuera de
Israel, representando a los gentiles. Y traían aquella madera (2 Crónicas 2) al puerto de Jope. Y
aquella madera gentil entraba por el puerto de Jope a Israel; para tomar parte de la casa de Dios
con la madera sacada de los montes de Israel; la madera de Israel y la madera de los gentiles
estaban juntas para formar la casa de Dios, y la madera gentil entraba por Jope. Y fue
justamente en Jope donde estaba el apóstol Pedro cuando el Señor le dijo: “13Pedro, mata y
come. 14Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido
jamás” (Hechos 10). Pero el Señor había dicho que era de todas las naciones.
Hermanos, nosotros también somos como Pedro; no queremos comer ciertas clases de
hermanos. Pero este asunto de las diez cortinas es muy práctico. Dios quiere toda clase de
hermanos. Justamente por Jope entraba la madera gentil. Por eso Dios escogió que
precisamente en Jope estuviese Pedro. Y en Jope recibió de Dios la revelación; porque Pedro
tenía las llaves (Mateo 16:19). En Jerusalem él hizo evidente una llave, él abrió la puerta a los
judíos, una primera unión. Pero hemos leído que el misterio de Cristo es que los gentiles son
coherederos; es decir, Dios tiene otras ovejas (Juan 10). Hermanos, en aquel tiempo el
problema era entre judíos y gentiles; hoy puede ser entre griegos y egipcios, brasileros y
paraguayos, norteamericanos y cubanos, o japoneses y chinos. Debemos observar el principio.
No es sólo bárbaros y escitas los que pueden disputar, puede ser ecuatorianos y peruanos,
diciendo que una nación no pertenece a otra, que no está en el mapa. Este principio de judíos y
304 La casa y el sacerdocio

gentiles, lo tenemos que llevar al resto de los asuntos. Este es el fundamento de las uniones.
“Tengo otras ovejas que no son de este redil”. Este es el principio; unos y otros hemos entrado
por un mismo Espíritu al Padre. Ya no hay bárbaro ni escita, siervo o libre. Este es el
fundamento, unos y otros. En aquel tiempo era judíos y gentiles, pero hoy puede ser Bosnia y
Serbia. Dios quiere serbios y bosnios en Su casa, pues es de toda tribu, pueblo, lengua y nación.
Esto debe quedar muy bien grabado en nosotros. No sabemos cómo ha influido nuestro
provincialismo en el impedimento de la edificación de la casa de Dios. Somos conscientes; es
sólo que pasemos un poco la frontera y “No tienen café, no tienen margarina con pan, o caraota
o arroz; ¡oh qué cosa difícil! No hablan nuestra lengua, parece que todos son anormales”.
Parece que los únicos normales somos nosotros. Nuestro acento es normal, pero el acento de
otro es raro. Pero es mi acento el que es raro para él.
La universalidad de la Iglesia
Hermanos, en esto debemos ser muy conscientes: LA IGLESIA ES UNIVERSAL ¡UNIVERSAL! Y
Dios trata profundamente con las enemistades adámicas. En la cruz ya no las hay. En Cristo,
todo esto ya fue tratado en la cruz. Uno de los tratamientos hechos en la cruz fue la abolición de
las divisiones de clases y regiones. Dentro de los propios países hay regionalismo, y cuando
estamos en el hombre natural nos conducimos según el regionalismo, según el acento, según el
provincialismo. Y cuando hay una reunión grande, tenemos comunión solamente con los que ya
son nuestros amigos. Pero cuando usted es tratado por Dios, usted va a buscar a los que son
lejanos, los que son diferentes de nosotros, los que representan otra cara de la humanidad que
Dios hizo. La humanidad no es sólo usted; usted solo no es la Iglesia. Dios quiere la Iglesia de
todas las clases de razas y pueblos. Hermanos, enfaticemos que en el colegio apostólico del
Señor Jesús, se sentaban a la misma mesa (Mateo 26:20), uno a la izquierda y otro a la derecha,
Mateo y Simón el zelote. Mateo era un publicano, un representante de los oligarcas cobradores
de impuestos. Los publicanos eran aquellos que cobraban los impuestos con recargos al pueblo.
El tabernáculo 305
Y Simón era de la izquierda que estaba armada contra el gobierno imperialista. Pero en la mesa
del Señor Jesús estaban partiendo el mismo pan.
Este es el asunto del candelero. El candelero es muy equilibrado, no es de derecha ni de
izquierda. Hay hermanos a quienes les gustaría hacer de la iglesia una iglesia de derecha; otros
que predican la teología de la liberación, una iglesia de izquierda. Pero el candelero tiene
brazos a la izquierda y brazos a la derecha. Algunos están un poquito a la derecha o a la
izquierda, y otros están bastante a la derecha o a la izquierda; pero también están en el
candelero equilibrándose mutuamente por la caña central, que representa a Cristo; unidos por
las manzanas, que representan el fruto de Cristo que nos alcanzó en un solo Espíritu.
Hermanos, debemos insistir en esto. Esto no puede quedar sólo en nuestros entendimientos,
anotado en los cuadernos. Tal cosa significa tal otra cosa, etc. Dios no está interesado en que
tengamos cuadernos llenos de anotaciones. El Señor quiere tener Su Iglesia universal con
toda clase de gente, toda clase de raza, toda clase de nación, toda clase de cultura. Y Dios tiene
el poder para coordinar lo que parece diferente. Dos clases de poderes: de oro y de bronce. De
oro, que es la naturaleza divina, para unir por dentro las cortinas, y de bronce para unirlas por
fuera; es el juicio de Dios; porque las cortinas son unidas por dentro y por fuera. Veremos esto
más adelante, pues son los corchetes de oro, y los corchetes de bronce. Pero es necesario que
captemos el interés del Espíritu. Dios no dejará nuestro provincialismo sin tratamiento, porque
este es Su propósito. Dios tratará con nosotros, Dios no hará acepción de personas. Todas las
cortinas, las diez, son iguales para Dios; de la misma medida. Los judíos pensaban que eran el
pueblo escogido, pero los antisemitas y algunos alemanes pensaban que los judíos son la peor
peste que haya aparecido en la tierra. Pero Dios tiene cristianos alemanes y cristianos judíos,
que dejaron de ser alemanes, que dejaron de ser judíos; ahora son parte del misterio.
Hermanos, esto es muy minucioso, esta única frase: diez cortinas. Es muy minuciosa porque
está dentro de la suma de la revelación de toda la Palabra, para mostrar el deseo y el
306 La casa y el sacerdocio

mandamiento de Dios. Y aquellas uniones de las cortinas representan la unión de gentes


diferentes, la redención producida en el hombre interior y en el hombre exterior. Tanto a nivel de
las cortinas interiores, que son fabricadas con los mismos materiales de las vestiduras
sacerdotales, que representan el nuevo hombre, con el cual debemos vestirnos, como al de las
cortinas de pelos de cabra, que son el hombre exterior, tratadas por los corchetes de bronce.
Dios tratará; Dios sabe cómo hacerlo. Debemos superar nuestro regionalismo, nuestro
provincialismo, nuestro nacionalismo, nuestro racismo, nuestro clasismo, nuestro machismo,
nuestro feminismo; todo tiene que desaparecer. Ahora es Cristo en vez de.... Cristo es todo en
nosotros.
AQUI ME QUEDE OTRA VEZ
LAS MEDIDAS Y LAS UNIONES DE LAS CORTINAS
Por eso dice así Éxodo 26:2: “La longitud de una cortina de veintiocho codos, y la anchura de
la misma cortina de cuatro codos; todas las cortinas tendrán una misma medida”. Otra vez
vemos los números. El número 4 es el número de la creación, porque 3 es el número de Dios: El
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Pero después de Dios ¿qué viene? la creación. El número 4 es
el número de la creación: Los cuatro seres vivientes, los cuatro ángeles, los cuatro rostros de los
querubines, representan la creación. En el capítulo 4 de Apocalipsis se adora a Dios por la
creación, en el capítulo 5 por la redención. El número 5 es el número de la gracia; porque
después de la creación, Dios debe hacer una redención. Por eso el número 5 es el número de la
gracia, y en las medidas del altar, de la cruz, siempre aparece el número cinco. Pero el número
4 es el número de la creación. El número 7 es el número de la completación de Dios, del trabajo
de Dios. Dios completa Su obra en siete días; Su revelación se completa en 7. Siete trompetas,
7 truenos, siete ángeles, 7 candeleros, 7 sellos, 7 copas, etc. Por eso cuando mezclamos el
número 4 con el número 7, 7x4=28, este es el número del tratamiento de Dios con Su creación.
Pero eso, las medidas de cada cortina es de 28 codos de longitud y 4 codos de anchura.
El tabernáculo 307
“3Cinco cortinas estarán unidas una con la otra, y las otras cinco cortinas unidas una con la
otra”. Esta es la regla en las cortinas en las Escrituras, que se nombra a unos y a otros; y
podemos ver en Efesios 2, que este principio de unos y otros, excluye al exclusivismo.
Hermanos, lo que más ha perjudicado la edificación del Cuerpo de Cristo es el fenómeno del
exclusivismo. Estar con unos pero no con los otros; mas existe un principio de unos y otros.
Estos unos están, por ejemplo, representados en aquel tiempo por una unión que era de los
judíos, y otros, los gentiles; y el Cuerpo entero, el tabernáculo, es como los gentiles siendo
coherederos junto con los judíos; la norma es con unos y otros; o sea, la crucifixión del
exclusivismo; es esta la norma.
Hermanos, nosotros somos muy subjetivos y muy particularistas; y Dios tratará
irreductiblemente con nuestro subjetivismo y nuestro particularismo, y nos demostrará que
muchas otras personas, diferentes de nosotros, también son de Cristo; a pesar de ser
diferentes, y no forman otro cuerpo. Ciertamente que Dios trabaja con unas cortinas para acá,
otras para allá, mientras el tabernáculo no está todo terminado: porque esto es una edificación
progresiva. Pero esta edificación tiene una meta para alcanzar: “Hasta que todos lleguemos a la
unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo” (Ef. 4:13). En Efesios 2:11-22, vemos manifestado en forma
clara aquello que en el Antiguo Testamento era apenas simbólico: “11Por tanto, acordaos de que
en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la
llamada circuncisión hecha con mano en la carne. 12En aquel tiempo estabais sin Cristo,
alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios
en el mundo. 13Pero AHORA EN CRISTO JESÚS, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis
sido hechos cercanos por la sangre de Cristo... 14de ambos pueblos hizo uno... 15aboliendo en su
carne las enemistades, la ley de los mandamientos... 19Así que ya no sois extranjeros ni
advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, 20edificados
308 La casa y el sacerdocio

sobre el fundamento de los apóstoles y profetas... 21en quien todo el edificio, bien coordinado, va
creciendo para ser un templo santo en el Señor; 22en quien vosotros también sois juntamente
edificados”. Vemos que dice que en otro tiempo éramos gentiles. Esto porque en otro tiempo
aquellas cortinas estaban fuera del tabernáculo; pero en Cristo no hay gentil ni judío, sólo hay
esto en la carne, en el exclusivismo. Pero ahora en Cristo todos fuimos unidos, todos aquellos
pueblos fueron hechos uno, o sea, las cortinas fueron entrelazadas para formar un solo
tabernáculo para Dios.
Debemos entender la edificación del cuerpo. Vimos que la ley de los mandamientos y que el
legalismo particularista y exclusivista, andan juntos. El legalismo, el exclusivismo y el
particularismo andan juntos; pero ya fueron abolidos en la cruz. Hermanos, es muy fácil que
sirvamos a Dios entre los unos, pero que sirvamos a Dios entre unos y otros requiere un
tratamiento, el tratamiento de la cruz. El tratamiento de la cruz es para que unos y otros, que es
el principio de Dios, vengan a formar un solo tabernáculo. ¿Quiénes son los otros? Sólo Dios lo
sabe, pero nosotros vamos a conocerlos. Dios quiere un tabernáculo con todas las cortinas; no
puede faltar ninguna cortina, no puede haber ningún agujero. Esto es muy práctico, muy realista.
Estar entre nosotros, entre los conocidos, es muy fácil. Pero el asunto es serio; habla de unos y
otros; y esto nos toca muy profundamente; porque los otros TAMBIÉN SON DE CRISTO.

Un solo Cuerpo en Cristo


En Efesios 2:18-19 dice así: “18Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada
por un mismo Espíritu al Padre. 19Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos”. ¡Oh, Pablo,
que era hebreo de hebreos, hablando así a los gentiles! Eso tenía que ser una obra muy
profunda. ¡Llamar hermano a Onésimo, un esclavo! (Filemón 10,16). Esto tuvo que ser una obra
muy profunda. Todo el nacionalismo, clasismo, racismo, fueron extinguidos del corazón de
El tabernáculo 309
Pablo; arrasado en la cruz de Cristo. Y tiene que suceder lo mismo en nuestro corazón.
Hermanos, Dios no quedará tranquilo si sólo tuviésemos notas en el cuaderno. El Espíritu insiste
en esto porque nuestro camino se estrechará. ¿Cómo? Dios lo sabe. El asunto es que los unos
y los otros son de Cristo. Pero la pregunta es: ¿Quiere usted esto a pesar de todo el rechazo? O
sería, ¿quiénes son de Cristo? Es esto lo que debemos aprender. Que los unos y los otros
tienen entrada, ya no hay extranjero en el cuerpo de Cristo. Somos nosotros los que tratamos a
unos como propios y a otros como visitas; unos como hermanos de primera categoría, y a otros
como de tercera, cuarta, etc.; o simplemente primos. Pero en el Cuerpo de Cristo no hay primos;
hay hijos e hijas. O es hijo y está adentro, o no es hijo y está afuera. Pero si es hijo, está contigo;
académico o ignorante. Tenemos que encarar esto con mucha seriedad y temor, y no retroceder
motivados por el viejo hombre. Debemos enfrentar esto con temor; con cuidado, pero con
sinceridad.
“20Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas... 21en quien todo el edificio, bien
coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; 22en quien vosotros también sois
juntamente edificados”. Aquí se habla de todo el edificio bien ajustado. Generalmente vemos
sólo una parte del edificio, que no es suficiente: nuestra parte. Nos gustaría que nuestra parte
estuviese bien ajustada. La de los demás, ¿a quién le importa? Pero ellos son parte de Cristo
también; y todo el edificio, unos y otros, es lo que llamamos la edificación conjunta de la casa de
Dios. Debemos aceptar que somos edificados juntamente con todo el Cuerpo. Es difícil, pero es
la verdad. Juntamente somos edificados para morada de Dios en el Espíritu. Este es el principio
que aparece simbolizado en Éxodo 26:3-4: “3Cinco cortinas estarán unidas una con la otra, y las
otras cinco cortinas unidas una con la otra. 4Y harás lazadas de azul en la orilla de la última
cortina de la primera unión; lo mismo harás en la orilla de la cortina de la segunda unión”; y
cumplido en Hechos 10:13: “Pedro, mata y come”. No quiero, Señor; -dice Pedro. Pero Dios dice
y lo harás: “Pedro, mata y come”. Pedro tenía que ir, y dice de cuánto era abominable tratar con
310 La casa y el sacerdocio

aquellos gentiles. Pedro, hermanos, el que tenía las llaves, tuvo que abrir las puertas de Jope
para que entrase la madera de Tiro. De Tiro, donde estaban aquellos reyes del diablo. Pero de
allá Dios trajo madera, por Jope, para que tomara parte igualmente con la madera de Israel, en
la casa de Dios. Y hoy Jope es justamente Tel-Aviv, donde está el aeropuerto, y a donde llegan
a Israel todos los aviones de todo el mundo. Tel-Aviv es Jope hasta hoy, y todos los gentiles que
van a Israel llegan por avión a Tel-Aviv, que es Jope. Hermanos, todas las veces que oímos
hablar de Tel-Aviv, recordamos a Jope, donde Dios habló a Pedro, diciéndole: “Mata y come”.
“4Y harás lazadas de azul en la orilla de la última cortina de la primera unión; lo mismo harás
en la orilla de la cortina de la segunda unión”. Nosotros lo tenemos que hacer. Las cortinas son
de 4 por 28 codos, y son 5 con lazada de azul en la orilla; y otras 5 con lazada de azul en la orilla.
¿Para qué las lazadas? Para entrelazar las dos partes, para hacer UN SOLO TABERNÁCULO; con
unos y otros. Esta es la regla; un equipo y otro equipo. Veamos un entrelazamiento. Por un lado
estaban trabajando Santiago, Pedro y Juan, con la circuncisión; y estaban muy contentos
trabajando con la circuncisión; pero por el otro lado estaba Pablo, Bernabé y otros, trabajando
con los gentiles. Y quedaron trabajando durante catorce años (Gálatas 2:1-9). Pero el Señor,
que es la Cabeza del Cuerpo, y quiere un tabernáculo con madera gentil y con madera judía, le
habló a Pablo (Gálatas 2:2) por revelación. “Subí según una revelación”. Este es el principio, y
debemos seguir esa norma, el entrelazamiento de los unos con los otros. Es en esto que el
Señor quiere preparar a Su pueblo. Dios tiene prisa en edificar una sola cubierta, universal, de
todos los santos.
En Gálatas vemos que Dios formó diferentes equipos de apóstoles. Por un lado Pedro,
Santiago y Juan tenían un equipo formado; por otro lado Pablo, Bernabé y Tito. ¿Quién separó a
Pablo y a Bernabé? El Señor. Y es interesante que Pablo recibió una revelación, no fue de
hombre. Gálatas 2:1 dice: “1Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con
Bernabé, llevando también conmigo a Tito. 2Pero subí según una revelación”. Esto es muy
El tabernáculo 311
importante. Dios trabajó en ellos con los gentiles por un lado, y con los judíos por otro lado; pero
llegó un momento en que aquellas primeras y segundas uniones, unos y otros, tenían que ser
coordinados. Este es un momento difícil, pero tiene que llegar. Y llegará. Llegará un tiempo en
que todos los equipos de obreros tendrán que entrelazarse con otros, en un solo Cuerpo. Puede
haber un tiempo, ¿quién sabe que sean catorce años? Allá en el comienzo estaban trabajando
los apóstoles; no dice que no eran apóstoles; sí eran apóstoles. El trabajo fue legítimo; pero la
Cabeza no quiere dos tabernáculos; es un solo tabernáculo. Aquí están las naciones. Por eso
dice: “Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén. Pero subí según una
revelación”. E iban allá; no fue que ninguno de ellas quisiera que fuesen hasta ellos. No fue el
papa Pedro que desde el Vaticano convocó una visita ad limina a los cardenales para que
estuviesen en comunión con la Santa Sede. No fue Santiago, no fue Pedro, no fue Juan; fue
Cristo mismo. Fue Cristo quien dijo: Pablo, tú estás trabajando ya hace tiempo; están haciendo
un buen trabajo. Pero Yo tengo un solo Cuerpo. Y hay un tiempo para la edificación de mi
Cuerpo. Mas si ustedes no se entienden, si no tienen comunión unos con los otros, no se dan la
diestra de compañerismo, no se reconocen mutuamente, ¿qué están edificando ustedes? Nadie
está aquí para edificar otra cosa. Todos los apóstoles, todos los profetas, todos los evangelistas,
pastores y maestros están aquí para la edificación del Cuerpo. No importa el tiempo que hayan
trabajado, esta es mi revelación: Suban a Jerusalén. Van a estar con los otros.
Estamos trabajando con los judíos, otros lo hacen con los gentiles; pero va a llegar un tiempo
de Dios, no de que estemos presos de otros, ni al tiempo establecido por el hombre, sino que
quien lo establece es Dios. Y cuando llegue el tiempo, no será necesario que suba todo el
pueblo, sino sólo algunos sacerdotes. El pueblo sube después. En Josué, el pueblo nunca
hubiera pasado por aquel lugar del Jordán; pero Dios le dijo a Josué que ordenase a los
principales para que éstos coordinaran al pueblo para que pasasen el Jordán; pues los
sacerdotes iban al frente, pero el pueblo debía quedar atrás (Josué 1:10-11; 3:1-4). Había
312 La casa y el sacerdocio

también sobre los sacerdotes un peso. Unos sacerdotes bajos, otros altos; unos más rápidos,
otros más lentos, tenían que aprender a coordinarse para poder llevar el arca. Llevar el arca
solos parecía más fácil, pero tenía que ser entre cuatro. Ellos primero tenían que aprender la
coordinación, y aproximarse bajo el peso del arca, del peso de la palabra. ¿Qué piensas en tu
corazón? La visión que te gobierna no puede dejar el arca. Tienes que atravesar por el Jordán y
quedarte allá, para que el pueblo pueda pasar. Si ustedes no se humillan, el pueblo no puede
pasar después. Nosotros tenemos que pagar el precio primero. Humillarnos hasta la muerte,
para que el pueblo pueda pasar. El pueblo no conoce este camino, nosotros tampoco. Es la
nube que va adelante; y los levitas van detrás de la nube, con el arca.
Josué dijo así (3:3-4): “3Cuando veáis el arca del pacto... y los sacerdotes que la llevan...
marcharéis en pos de ella... 4por cuanto vosotros no habéis pasado antes de ahora por este
camino. Pero entre vosotros y ella haya distancia”. Existe un orden. No son todos los hermanos
los que pueden hacer esto; porque muchas veces estos entrelazamientos entre unos y otros no
son fáciles. Deben ser los principales; o sea, ahora Tito, Bernabé y Pablo van a hablar con los
líderes de otro grupo. Y cuando hubieron arreglado todo, todo quedó claro, según el deseo del
Espíritu. Ahora entonces pueden conducir a la conclusión a todas las iglesias, en todas las
ciudades, confirmando para que haya paz. Pero debe haber paz en las iglesias, por el trabajo de
entrelazamiento; difícil trabajo.
Estamos viendo estos ejemplos en Gálatas 2:2: “Subí a Jerusalén por causa de una
revelación, y para no correr o haber corrido en vano...”. Vean cómo es de difícil. Después de
catorce años, Pablo escribió esta frase: “Subí a Jerusalén por causa de una revelación”. Sólo
por causa de la revelación. La revelación fue lo que motivó a Pablo a subir a Jerusalem.
Hermanos, subir a Jerusalem, no es fácil. Pero todos debemos subir a Jerusalem algún día, para
examinar y ser examinados por nuestros hermanos. Tanto los que trabajan entre unos, como los
que trabajan entre los otros; los que trabajan con la circuncisión y los que trabajan con los
El tabernáculo 313
gentiles; porque el Cuerpo es UN SOLO CUERPO. Sabemos que cuando se está haciendo el
trabajo de una sola cortina, no hay muchos problemas; pero al llegar el tiempo de que se
entrelacen estas cinco con aquellas cinco, ahí es difícil. Mas ese momento va a llegar. Y que
Dios abra nuestros entendimientos y nuestros ojos, y comprendamos los movimientos de Dios.
Y Dios abra nuestros ojos para que comprendamos la edificación conjunta, con gentes de todas
las clases diferentes de la nuestra.
Gálatas dice: “2Y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían
cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles”. Aquel asunto, al principio, no era
de interés público, sino sólo para los apóstoles primero, entre los diferentes equipos de
apóstoles, los que trabajan con unos, y los que trabajan con los otros. Parecía que durante
aquellos catorce años no hubiera habido necesidad de un entrelazamiento; pero llegó la hora en
que Dios dijo que había que entrelazarse: Debe haber entrelazamiento, porque Yo estoy
edificando un solo tabernáculo. Estas cortinas deben estar unidas, mas deben unirse con
aquellas cortinas también; de lo contrario, no es mi Cuerpo. Veamos la secuencia de Gálatas:
“expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles.
3
Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse”. El
Señor había hecho algo; Pablo dice que Tito, a pesar de ser griego, y aun en Jerusalén, donde
Dios había dicho que “No recibirán tu testimonio” (Hch. 22:18). Imaginen semejante aprieto.
¡Qué dificultad! Cuán difícil era para Pedro; como si dijesen: ¡Cómo es que tú vas a hablar con
esta gente allá! (Hechos 11:1-3). Mas, es así como Dios actúa. Este es el principio: los unos y los
otros, entrelazados. Diez cortinas entrelazadas, porque hay un solo Cuerpo.
“3Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse; 4y
esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para expiar
nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud”. Noten que siempre
que hay dos corrientes que necesitan encontrarse, aparecen los espías investigando. ¡Hola!
314 La casa y el sacerdocio

¿Qué está haciendo aquel allá con el otro y aquel otro? ¡Qué osadía! ¡Qué exageración! Pero
dice: “3Ni Tito... fue obligado a circuncidarse; 4a pesar de los falsos hermanos introducidos a
escondidas..., para expiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a
esclavitud, 5a los cuales ni por un momento accedimos”. Aquellos falsos hermanos confiaban en
su propia justicia. Este es el falso evangelio; por eso dice: “5a los cuales ni por un momento
accedimos a someternos... 6Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en
otro tiempo nada me importa)”. Siempre habrá dentro del pueblo algunos que son de afuera y no
entienden, y algunos que están adentro, pero son niños y pueden ser por un tiempo
confundidos. Como por ejemplo, los Gálatas, que habiendo comenzado en el Espíritu,
terminaron en la carne (Gálatas 3:3).
“7Como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a
Pedro el de la circuncisión 8(pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión,
actuó también en mí para con los gentiles)”. Vemos aquí el principio de unos y otros, de unas
ovejas y otras ovejas; el principio mostrado a Pedro: “Mata y come”. Vemos también que la obra
de Dios es el actuar de Dios delante de los hombres. La persona solamente va detrás del actuar
de Dios. Vean que no fue Pedro quien inventó la visión de Dios; no fue Pedro quien mandó al
ángel de Dios allí; no fue Pedro quien inventó aquella dirección del Espíritu; no fue Pedro quien
hizo descender al Espíritu de Dios. ¡Dios es quien va adelante!, las cosas van adelante, y tú vas
siendo llevado atrás, y enrolado en el movimiento. Este es el actuar de Dios. Hermanos, el
actuar de Dios nos pone en situaciones muy difíciles, hasta quedar en medio de dos aguas. ¿Y
saben una cosa, hermanos? Para que pueda haber entrelazamiento (edificación), tiene que
haber fundamento. Pues, los edificadores de izquierda no sabían dónde poner esta piedra.
Decían: Esta piedra no encaja con nosotros. Nosotros somos de izquierda, y esta piedra está
demasiado a la derecha. Y los edificadores de la derecha, decían: Esta Piedra no es como
nosotros; tiene un acento distinto, no come caraotas. Esta piedra no encaja aquí, es demasiado
El tabernáculo 315
izquierdista. De modo que unos decían: Esta piedra es muy izquierdista. Y otros decían: Esta
piedra es muy derechista. Pero la piedra que los edificadores rechazaron, a esta piedra Dios
puso por Cabeza del ángulo (1 Pedro 2:6).

Catalizadores en el Cuerpo
Hermanos, llegará un momento en nuestro crecimiento en Cristo, que tendremos
pacificadores de diferentes imprecaciones. He aquí una figura: En química existe el fenómeno
de la catálisis. La catálisis consiste en lo siguiente: tenemos dos sustancias, cloro y sodio. Si
juntamos sólo esas sustancias, es muy peligroso para nosotros. Pero existe una tercera
sustancia, que es el hidrógeno, que puede tomar un poco de cloro y un poco de sodio, y hacer
sal común comestible. Esto se llama catálisis -una tercera sustancia que puede hacer que se
relacionen otras sustancias que por sí solas no pueden relacionarse. Cristo es la piedra del
ángulo, y en Él está la paz del Cuerpo. Él es el canal central del candelero, donde se juntan los
brazos que están en los extremos. A veces, hermanos, ustedes tienen comunión con los
hermanos, pero no pueden permitir ser enclaustrados en todo lo que ellos quieren. Ustedes
saben que ellos son sus hermanos, pero los bautistas quieren que ustedes sean solamente
bautistas; los metodistas quieren que ustedes sean asimismo metodistas, y no haya nada con
los bautistas, y viceversa. Pero ustedes reconocen que hay cosas de Dios entre estos y
aquellos, y ustedes tienen que hacer la catálisis. ¡Sois bienaventurados! En la medida en que el
Señor vaya dando más incumbencias, y mayor responsabilidad, ustedes tienen que resolver
más contradicciones, competiciones. En la medida en que ustedes reciban más autoridad, cada
vez más vienen a nosotros contradicciones, rivalidades más difíciles. Porque Cristo es por
naturaleza la Cabeza; no es de derecha ni de izquierda, no es publicano, ni es zelote. Es la
cabeza del centro entre Mateo y Simón; y Manaén y Simón Niger. Y cuando Cristo crece en ti, tú
participas con Él como pacificador. Es preciso comprender esto en la edificación del Cuerpo de
316 La casa y el sacerdocio

Cristo. Hay hermanos que no pueden tener comunión entre sí, pero tú puedes tener comunión
con éste y también con aquél. Debes hacer el trabajo de catalizador, de entrelazamiento. Ellos
no pueden, no se soportan; pero tú puedes por la gracia de Dios. Tú tienes que ser hidrógeno
para juntar cloro y sodio, y hacer cloruro de sodio, o sal común, para comer. Debemos
comprender esta parte de la edificación del Cuerpo de Cristo; comprender que no es muy rápido,
pero también que no está estancado. Comprendámoslo, hermanos.
“8(Pues el que actuó en Pedro) para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para
con los gentiles”. Estamos hablando del actuar de Dios. Dios siempre va adelante, y nos pone en
circunstancias en que decimos: ¡Algo está errado en lo que estoy haciendo aquí! Es muy difícil
estar aquí, Señor. Unos dicen que soy muy de derecha; otros dicen que soy muy de izquierda;
pero yo estoy en el centro; no soy izquierdista ni derechista. Esto es muy difícil. Los que están a
la derecha dicen que somos de la izquierda, y los que son de la izquierda, dicen que somos de la
derecha. Quiero unir a todos, pero ninguno de ellos quiere. Es como Gorbachev, que intentó unir
el comunismo y el capitalismo, y quedó sin Rusia. Vimos que Dios también actuó. Es el mismo
principio. El mismo que actuó con éste, actuó con aquél. Este es el asunto, la Cabeza siempre
va adelante; la Cabeza siempre hace cosas que asombran a las facciones. Cuando tú estás
cerca de la Cabeza, si estás cerca de la Cabeza, vas a quedar asombrado con lo que hace la
Cabeza. Operó también en Pablo, pero operó en Pedro; hay diversidad de operaciones.
Nosotros pensábamos que había que obrar solamente como obraba entre nosotros, pero operó
diversamente allá, y operó en forma diferente acá; pero fue Dios quien operó.
¿Quieren un ejemplo de un hermano que es catalizador? Bernabé. El Espíritu se movió allá en
la dispersión de los santos, y predicaban a los gentiles en Chipre, Antioquía y Fenicia (Hechos
11:19ss). Las gentes se convertían; Dios actuó allá. Y cuando llegó esto a la iglesia de
Jerusalem, que los gentiles también habían recibido la Palabra en Antioquía, ¿a quién enviaron?
¿Creen ustedes que los apóstoles se hubieran atrevido a entregar aquello a los fariseos recién
El tabernáculo 317
convertidos? Irían a destruir la operación diferente de Dios en Antioquía. Pero enviaron a
Bernabé. Y cuando todo el mundo se cuidaba de un cierto Pablo, pues era “muy peligroso”, Dios
tenía a Bernabé, y no puede quedar sin Juan Marcos en aquel camino; él no los acompañaría en
todo el camino. “Si quieres ir con Marcos, tú te vas para allá y yo me voy para acá”. Porque en
aquel momento, Marcos, pariente de Bernabé, no fue útil a Pablo. Pero después Pablo escribió:
“Toma a Marcos... porque me es muy útil” (2 Ti. 4:11). Marcos era un personaje muy extraño; a
veces estaba con Bernabé y Pablo, a veces estaba como intérprete de Pedro; no sabía si él
estaba con este equipo o con aquel otro; porque él estaba en el Cuerpo. No hay problemas; los
sectarios son los que tienen problemas. Marcos podía estar con Pedro, pero también podía estar
con Bernabé o Pablo; porque somos un solo Cuerpo. Necesitamos, hermanos, ser tratados en
esta parte. No ser estrechos en nosotros mismos.
Hablando aún de Bernabé, dice (Hch. 11): “23Y llegando, vio la gracia de Dios, y se alegró”.
¿Qué hizo Bernabé? Cuando llegó a Antioquía, vio la gracia de Dios. Él dijo: ¿¡Oh, ustedes
están partiendo el pan con la misma clase de pan que nosotros!? Hermanos, no tiene que ser en
muchas copitas; debe ser en un cáliz grande. El pan no puede tener levadura. Él primeramente
vio la gracia; y con aquel corazón bueno, les exhortó a que continuasen así, y fue agregada una
multitud. Esto es ser catalizador. Hermanos, necesitamos de gente que comprenda a Dios. Hay
ocasión para Pablo, para Pedro; tiene oportunidad para Felipe, tiene momento para Juan
Bautista. Hay órdenes y tiempos para que se cumplan. Todo tiene su tiempo. Hay un tiempo
para que Pedro reúna. El problema es cuándo esparcimos en el tiempo de juntar, o juntamos en
la hora de esparcir. Dios tiene Su hora. Debemos saber cuál es la hora actual de Dios reunir en
Cristo todas las cosas en los cielos y en la tierra, a través de la Iglesia, del Cuerpo, del ministerio
del Cuerpo. Hermanos, nosotros como obreros, tenemos que comprender esto. No podemos ser
provincialistas; comprender este misterioso tratamiento de Dios es duro para nuestra carne: “no
seáis estrechos”.
318 La casa y el sacerdocio

“9Y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan... nos dieron a mí y
a Bernabé la diestra en señal de compañerismo” (Gá. 2). Esto es entrelazamiento de las
cortinas, el entrelazamiento de los diferentes equipos, el encuentro de unos y otros,
reconciliados en un solo y mismo Cristo, que es nuestra paz. Debemos aprender esta lección
cuando llegue la hora. No debemos buscar el momento en la carne; tampoco debemos de huir
de la hora cuando el Espíritu da testimonio. “Viene la hora, y ahora es”. “Nos dieron la diestra en
señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión”. Es
decir, ellos siguieron trabajando, pero ahora tenían consciencia de ser un solo Cuerpo no sólo
en teoría, en la doctrina eclesiástica, sino en la práctica; en la práctica que incluía ayuda a los
pobres del otro equipo. “10Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual
también procuré con diligencia hacer”. Y estos pobres eran de los que trabajaban con los de la
circuncisión; el otro equipo de hermanos fue ayudado por estos hermanos. Éstos se
encontraban deudores de los otros, y ayudaron de manera muy práctica, para resolver las
necesidades incluso materiales. Este es el Cuerpo de Cristo, este es el Tabernáculo que el
Señor está levantando.
Sigamos nuevamente en Éxodo 26:4 en adelante. “4Y harás lazadas de azul en la orilla de la
última cortina de la primera unión; lo mismo harás en la orilla de la cortina de la segunda unión.
5
Las lazadas estarán contrapuestas la una a la otra”. En la revelación, el azul representa lo
celestial, lo que es de arriba. Estas lazadas deben ser hechas por Dios, y Dios las hace. Y así
hemos llegado, hemos entrado. Son lazadas de azul. “Lo mismo harás en la orilla de la cortina
de la segunda unión”. Este lo mismo es lo que permitía la unión entre los judíos. Y es el mismo
elemento, el Espíritu, que permitía la unión entre los gentiles y entre unos y otros. El mismo
Espíritu cuidaba de ellos también; como dice Pedro: “Ninguna diferencia hizo entre nosotros y
ellos” (Hechos 15:9). Pero, hermanos, nosotros debemos traer este mismo principio a cualquier
clase de encuentro de hermanos con diferencias. Este es el principio. En aquel tiempo era con
El tabernáculo 319
judíos y gentiles, hoy puede ser con chinos y paraguayos. ¡Cuán difícil y peligroso es esto! Pero
somos uno, hermanos. Somos un mismo Cuerpo. El Señor tiene que trabajar con nosotros.
Debemos ser muy sinceros en cuanto a servir a Dios o a Moisés. “Debo servir a Dios, no tener
temor a los hombres”.
“5Cincuenta lazadas harás en la primera cortina, y cincuenta lazadas harás en la orilla de la
cortina que está en la segunda unión”. El 50 es el número de Pentecostés, el número del
Espíritu, el celestial. Todos hemos bebido de un mismo Espíritu: sean judíos, gentiles, griegos,
bárbaros, hombres, mujeres; sean siervos o libres; todos hemos recibido de un mismo Espíritu.
Es esto lo que está representado en las 50 lazadas; lo mismo aquí, lo mismo allí. “Las lazadas
estarán contrapuestas la una a la otra”. ¡Contrapuestas! ¿Qué palabra misteriosa es esta? Pues
los que parecen lados contrarios, son para proteger los extremos. Si no hubiese un querubín a la
derecha y otro a la izquierda, habría un desequilibrio; y parece que a veces, en la historia de la
Iglesia, hay hermanos que están muy para allá y otros que están muy para acá. Pero, es Dios
mismo quien providencia estas cosas para la protección de la Iglesia. Hay muchos hermanos
que son muy apresurados, muy rápidos; y a veces hay unos que van muy despacio. Porque Dios
tiene gente en la vanguardia para abrir brechas, y también tiene gente en la retaguardia, que
también son de Dios, para que la cosa sea bien segura, sin precipitación ninguna. Y el ejército es
todo esto: la vanguardia, la guardia y la retaguardia; y todo esto es de Dios. Él dijo: Ustedes van
para allá, ustedes para allí, y ustedes acullá. Es Dios quien hace todo, el Espíritu viene de Dios.
Pero necesitamos entender que no es contradicción. Esta contraposición es para
complemento, es para el equilibrio, es para protección, es como dos vigas que están para
sustentar el techo de una casa; si usted arranca una de ellas, todo cae. Por eso, a veces parece
que hay disputas. Parece que Santiago dice que el hombre es justificado por las obras y no sólo
por la fe; y Pablo dice que el hombre es justificado por la fe sin las obras. Parece que hay
contradicción. ¡Parece! Pero no hay contradicción. Solamente que si Pablo hubiese hablado sin
320 La casa y el sacerdocio

que Santiago hubiese dicho lo que dijera, nosotros mal entenderíamos a Pablo, y convertiríamos
la gracia en libertinaje; mas, si solamente hubiese hablado Santiago, y no Pablo, iríamos a
pensar que la gracia no es la manera de salvarse, sino por las obras. Entonces es necesario
usar a Pablo y a Santiago. Y parece que a veces es notoria esa presión en el ambiente de la
Iglesia. Cuando algunos llegaron de parte de Santiago a Antioquía, parece que Bernabé dijo:
“Creo que me van a entender mal los que vienen de parte de Santiago, por lo que no voy a
comer más con los gentiles”. Y Pedro también lo recuerda. Y cuando llegaron los que iban de
parte de Santiago, se sintieron un poco extraños. Pero esta es la hora de Pablo: “Por favor, no
exageren tanto; está bien, con el judío uno se hace como judío, pero no tanto; con el gentil, se
hace como gentil, pero no tanto; con el que está sin ley como si estuviese sin ley, pero no tanto.
No estoy sin ley, estoy en Cristo. Me hago como si estuviese bajo la ley, pero no tanto; en verdad
no estamos bajo la ley; estamos en Cristo”.105
Dios tiene un equilibrio. A veces algunos hermanos en el Cuerpo enfatizan el Espíritu; otros
enfatizan la Palabra. Y ambos tienen razón; el arca debe tener un querubín en un extremo y otro
en el otro extremo; y el Señor habla debajo de los extremos; no es en una ni en otra parte.
Hermanos, ¿no entendemos que las disputas que suceden en la Iglesia es para protección de
Dios? Necesitamos de todo eso. Porque es obvio que el corazón no va a funcionar como el
hígado, porque no es hígado. Hermanos, sería una locura compararnos los unos a los otros.
¿Qué prefieres tú, los pulmones o el estómago? Yo necesito los pulmones y necesito el
estómago; entonces: “Por favor, deja todo ahí adentro”. Así es en el Cuerpo, hermanos, no
entendemos la variedad y la complementación. Y, porque tenemos una comisión diferente,
función diferente, a veces entendemos mal a los demás. A veces parece que nuestros
ministerios son distintos: los unos parece que son muy rígidos, los otros parece que son muy

105
Ver 1 Corintios 9:19-23.
El tabernáculo 321
amables; pero Dios necesita de Pablo y de Bernabé, de Pedro y Juan, para el equilibrio. Si todo
fuese rigor, ¿dónde estaría la misericordia? Si todo fuese gracia, ¿dónde estaría el gobierno?
Necesitamos de todos los hermanos en un solo Cuerpo. Debemos comprender esto y
aceptarnos las diferencias, y no interpretar mal los acontecimientos, para que el diablo no saque
ventaja contra nosotros. No tenemos que luchar contra los hermanos; nuestra lucha es contra
los principados que quieren hacer que nos mal entendamos. Si yo soy evangelista, voy a estar
contra el maestro, diciendo: “Tú estás ahí estudiando la Biblia y las almas se están perdiendo
por ahí. Te estás apacentando a ti mismo. ¿Qué haces estudiando y enseñando la Palabra? Tú
debes evangelizar”. Entonces responde el maestro: “¡Y tú evangelizando! ¿Cuánta gente dice
que aceptó al Señor, y ahora están otra vez en el mundo? Porque no está estructurada.
Necesitan estar estructuradas”. Y ambos tienen razón. Dios quiere evangelistas, pero también
maestros y pastores, etc. Unos tienen que hacer una cosa, y otros tienen que hacer otra cosa.
Hermanos, no debemos juzgar a los demás con nuestra medida. Debemos comprender al
Cuerpo, las diversidades, las complementaciones; para que seamos tratados, para que Dios
pueda poner Su plenitud entre todos. Necesitamos comprender totalmente y con todos, las
medidas de Cristo; porque cada uno de nosotros es muy estrecho.106

LOS CORCHETES: INTRODUCCIÓN Y CONSIDERACIONES


Hemos estado considerando los primeros cinco versos del capítulo 26 de Éxodo, con relación
al tabernáculo que el Señor quiere que se edifique para Él. Todas las instrucciones son dadas
allí al pueblo a fin de que hagamos las cosas de manera que agrademos al Señor. Y tenemos
confianza que, por Su naturaleza revelada a nosotros, por Sus promesas explícitas y claras, si
realmente queremos agradar a Dios en nuestro corazón, debemos darnos a Él. Si nuestro
106
Ver Efesios 3:17-19.
322 La casa y el sacerdocio

corazón es limpio, veremos a Dios. Si realmente queremos ser fieles a Dios, conoceremos las
medidas de Cristo. Como también es cierto la otra cara de la moneda: si rechazamos el amor a
la verdad, seremos entregados a los espíritus de error. Pero si amamos a Dios, Él hará que
conozcamos Su verdad, el Cuerpo. A la verdad no se le conoce teóricamente; esta no es la
manera de conocer la verdad. Dios no está interesado en que tengamos un cúmulo de
interpretaciones en la mente para exaltarnos a nosotros mismos con esas interpretaciones. Dios
quiere ser nuestra vestidura y nuestra gloria. Toda gloria que no es la gloria de Dios, es una
vergüenza; es decir, la gloria del hombre es su vergüenza. Pero Dios quiere la gloria del hombre,
sin embargo sabe que la gloria del hombre es sólo una; como dijo Jesús: “La gloria que me diste,
yo les he dado” (Jn. 17:22). La Iglesia que Él quiere presentarse a Sí mismo, es gloriosa. Dios no
es egoísta con Su gloria; Él quiere introducirnos en Su gloria. Él quiere expresar Su gloria en
nosotros; nos quiere vestir de gloria. Por eso las vestiduras sacerdotales son para honra y gloria
(Éxodo 28:2).
A veces somos un tanto legalistas, y presentamos un Dios que tiene envidia del hombre y
temor del hombre. Mas Dios tiene lástima por el hombre, compasión del hombre. Su corazón
derrama lágrimas por el hombre. Dios quiere sacar este espíritu legalista del hombre. Dios no
quiere avergonzar al hombre, no quiere que todo termine en vergüenza. Sí, ciertamente
debemos pasar por el reconocimiento de la vergüenza, de la vieja vestidura, pero Dios quiere
vestir al hombre de otra vestidura, para que el hombre sea junto con Dios, una entidad que lo
exprese a Él. Dios quiso expresarse, fundirse. Dios ama tanto al hombre, que se fundió al
hombre. Todo el asunto de la creación, de la edificación del Cuerpo, es un asunto en que Dios
trae visión al hombre. No tenemos que tener la imagen de que Dios no ama al hombre; Dios ama
al hombre. A veces por algunos versos que comprendemos en cierto nivel espiritual, nos
hacemos una imagen de Dios que lo deshonra. Cuando conocemos poco a Dios, no parece tan
excelente como realmente es. Algunas cosas que Él dijo con un determinado propósito, las
El tabernáculo 323
recitamos igual a como están escritas, pero con otros propósitos, con otro sentido y otro espíritu.
Y resulta que Dios es convertido por nosotros en un monstruo perseguidor del hombre,
torturador del hombre.
Pero, gracias a Dios, que Él es bastante longánime con nosotros, y va haciendo la obra en el
hombre, a fin de ser realmente conocido. Y esto no sólo porque ama Su propio nombre. Sí, Dios
es celoso con Su nombre, pero Dios quiere darse. Y el sentido de darse de Dios, es por la actitud
del hombre, por el pecado del hombre. Dios toma la iniciativa de alcanzar al hombre pecador y
muerto en sus ofensas, así como tomó la iniciativa en el caos de Génesis 1, cuando el Espíritu
de Dios comenzó a moverse. El caos no podía hacer nada por sí mismo; si Dios no hubiera
tomado la iniciativa de moverse con movimientos exactos, el caos hubiera quedado en el caos.
Pero Dios es el Dios que ama primero, que toma la decisión de moverse sobre el caos, y poner
orden en medio del caos; traer luz donde había tinieblas, y separa las cosas de arriba y las de
abajo, y convoca a la tierra para que haya vida y edificación de Sí mismo en la tierra surgida de
las aguas del caos.

El darse de Dios
Verdaderamente, hermanos, el evangelio de Dios viene al hombre. Dios ve la oscuridad del
hombre y al pueblo morando en tinieblas en la región de sombra de muerte (Isaías 42:7), y éste
recibió la visitación de Dios. Dios descendió hasta la región de las tinieblas para activar, para
hacer la luz, para restaurar, para edificar una casa para Sí, para ser el Dios de esta casa. A
veces, cuando Dios dice que todo es Suyo, pensamos que Dios es egoísta. ¡No! Dios solamente
es realista. Dios sabe que debe llamar todo a Su responsabilidad, que Él es el sustento de todo,
que nosotros sólo seremos realizados en Él, en la realidad en la cual Él es el centro. Pero Dios,
como centro, no es un Dios egoísta. Dios es el centro para darse, para realizar. La voluntad de
324 La casa y el sacerdocio

Dios, conforme a Su naturaleza, en cierto aspecto es amor. Todo este asunto, hermanos, del
tabernáculo que estamos considerando juntos, es este proceso que Dios va mostrando de
darse. Él se da al hombre como porción; Dios quiere ser la porción del hombre, la posesión del
hombre; y Él dijo esto: “Moisés, yo voy a ser tu porción”. No fue Moisés quien habló primero. Fue
Dios quien preparó el asunto de una tierra para Moisés; es Dios que quiere ser poseído por el
hombre. Todo este proceso de entrarnos en la tierra y construir una casa, es para Dios darse al
hombre. La casa es para Él estar allí, ser conocido, ser tenido por vida de Su pueblo. Y a
nosotros, criaturas que no teníamos nada, Dios que no es egoísta, se nos dio a Sí mismo para
ser nuestra vida eterna. Sin ningún egoísmo, el Dios grande, está dispuesto a hacerse uno solo
con una pequeña criatura, un tabernáculo.
Todo este trabajo de la edificación de la Iglesia es un darse de Dios; porque la edificación de la
Iglesia es la formación de Cristo. La Iglesia se edifica cuando Cristo se forma. La edificación de
la casa, del tabernáculo, es la formación de Cristo, y aquel proceso de la gravidez de la Iglesia;
grávida de Dios. Y la edificación de la Iglesia es el crecimiento de Cristo en nosotros; y el
crecimiento de Cristo es el darse de Dios; esta es la verdadera edificación de Dios, es el darse
de Dios. No salimos ni podríamos salir de las tinieblas por nosotros mismos. Pero el Dios
misericordioso es quien nos llamó de las tinieblas a Su luz, como está escrito: “El pueblo que
andaba en tinieblas vio gran luz” (Is. 9:2). Y estando nosotros muertos en delitos y pecados, Él
nos llama, llama a los muertos a la vida. Y los que escuchamos la voz del Señor, que es la
expresión de Su amor, y que es la palabra creativa, salimos de las tinieblas, salimos de la
muerte, y somos atraídos hacia Su luz. La voz del Señor es atractiva, y nos atrae a Él mismo, y
nos aparta de nuestras tinieblas. Todos los hombres estaban en muchas tinieblas; e incluso
caminando con el Señor necesitamos ser aún más purificados. El que es santo, santifíquese
más; el que está limpio, límpiese más.107 Quien está cerca, acérquese más. El Señor no está
107
Cfr. Apocalipsis 22:11
El tabernáculo 325
engañando acerca de nuestra condición. Gracias a Dios que Él no va a descubrir nada que lo
escandalice, pues Él conoce todo lo escandaloso que hay en nosotros. Desde la eternidad Él ya
sabía todas las cosas sucias que hay en nosotros; pero es con mucha compasión que el Hijo del
Hombre vino a salvar lo que estaba perdido, lo que no podía salvarse por sí mismo. Él vino y
llamó: “Lázaro, ven fuera”. Y Lázaro no podía hacer esto por sí mismo; pero Él lo llamó:
“Lázaro...”; y Lázaro escuchó la voz de Aquel que llama las cosas que no son como si fuesen.
Lázaro estaba muerto, pero Jesús lo llamó como si estuviese vivo; porque Él le dio la vida
cuando lo llamó. Cuando Él llamó a Samuel, Samuel dijo: “Heme aquí”. Y cuando llamó a
Lázaro, Lázaro dijo: “Aquí estoy”. Cuando Él pronuncia nuestro nombre, Él genera, Él da la vida.
Y esta vida es totalmente nueva y tan poderosa como aquella simiente que fue plantada
debajo de muchas cosas complicadas; pero encuentra un pequeño resquicio, y por ahí nace esa
plantita, y va creciendo, creciendo, y va rompiendo todas las durezas que encuentra por el
camino; y abre un espacio, abre un hueco grande. ¡Oh, que Dios pueda abrir un hueco grande
en nosotros, a fin de que pase por en medio de nosotros! Pasar por medio de nuestra oscuridad
e iluminarnos. Porque Él es la luz que ilumina a todos los hombres; y Él quiere hacer esto con
todos los hombres, iluminarnos consigo mismo. Estamos hablando que la edificación de la
Iglesia es la formación de Cristo; y la formación de Cristo es el darse de Dios; es una edificación
desde el interior hacia el exterior, como dijo el Señor Jesús: “De su interior correrán ríos de agua
viva” (Juan 7:38). Corre el Espíritu; la edificación de la Iglesia es el correr del Espíritu; y el
Espíritu corre gratuitamente hacia todo aquel que quiere. Por eso la Iglesia puede ser edificada,
porque es gratis.

El entrelazamiento en el Cuerpo de Cristo


Habíamos llegado a Éxodo 26:5. Antes de abordar el verso 6, debemos considerar aún
326 La casa y el sacerdocio

algunos aspectos del verso 5, en el que estábamos considerando aquel entrelazamiento de las
cortinas iguales del tabernáculo. Estuvimos viendo cómo el Señor está formando una sola
tienda, una sola cubierta, entrelazando cortina con cortina para formar una sola tienda; porque el
Señor dijo: una tienda. Entonces que el Señor extienda Su tienda. Y dice así: “5Cincuenta
lazadas harás en la primera cortina, y cincuenta lazadas harás en la orilla de la cortina que está
en la segunda unión; las lazadas estarán contrapuestas la una a la otra”. Ahí aparece el
entrelazamiento en el Cuerpo de Cristo, de las diferentes clases de personas. En aquel tiempo
era entre judíos y gentiles; pero el principio es que el Señor toma gentes de toda clase de
personas, de toda tribu, lengua, nación, cultura, para formar un solo tabernáculo. Existe algo en
la edificación del Cuerpo de Cristo que se llama el entrelazamiento. Por eso se habla aquí de
lazadas.
“6Harás también cincuenta corchetes de oro, con los cuales enlazarás las cortinas la una con
la otra, y se formará un tabernáculo”. Antes de considerar más nítidamente los asuntos de los
corchetes (los de oro, los interiores, pues los de bronce son los exteriores), nos vamos a
detener un poco más en esta expresión: entrelazar. Efesios capítulo 4 se corresponde con
Éxodo 26, con Éxodo 36 y los demás pasajes que hablan de la edificación del tabernáculo.
Efesios 4 es el proceso de la edificación del Cuerpo. Lo que Pablo habla en Efesios 4 es cómo
se levanta el tabernáculo. Vemos que la contraparte espiritual de la tipología es la realidad. La
tipología es Éxodo 26 y 36, los pasajes de Reyes, en Crónicas, y otros pasajes que hablan del
lenguaje de Dios acerca de una realidad espiritual que vendría en el futuro. Como leemos en el
asunto anterior que Moisés fue fiel en la casa de Dios para testimonio de las cosas que se
habían de manifestar (Hebreos 3:5). Dios anunciaría en el futuro un asunto, para lo cual Moisés
habría de ser fiel en el pasado. De manera que esta fidelidad de Moisés en la casa de Dios,
testifica de la fidelidad de Cristo, como Hijo sobre Su casa. En el tabernáculo Moisés representa
a Cristo en su casa; Cristo a la diestra el Padre; Rey de reyes, Señor de señores, dirigiendo la
El tabernáculo 327
edificación de la Iglesia. Cristo sobre Su casa, la cual casa somos nosotros, la Iglesia, la
sumatoria de todos los hijos de Dios legítimos. Entonces Cristo a la diestra del Padre, sobre Su
casa, está ahora edificando el verdadero tabernáculo. De manera, pues, que Efesios 4 es la
contraparte de Éxodo 26. También vamos a leer Efesios 4 entre los presentes, para ver desde el
Nuevo Testamento, las entrelíneas de Éxodo 26. Claro que es preciso ver que desde el verso 1
ya habla de un solo Cuerpo, un solo Espíritu, incluso de un solo comportarse. Guardar una
unidad que ya existe en el Espíritu, en el interior; habla también de una edificación, una unidad
para alcanzar en la fe y en el conocimiento. Una que se debe guardar, que ya existe en el
interior; otra que se debe alcanzar, que es una meta que todos juntos debemos alcanzar en la
edificación.
Vamos a ver los aspectos interiores de la unidad, como un hecho divino, existente y presente
en todos nosotros, como hijos de Dios; y también vamos a ver otro aspecto que es más
productivo, de mayor fructificación de esta providencia de Dios. Leemos en Efesios 4:10 en
adelante. “10El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos
para llenarlo todo. 11Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12a fin de perfeccionar a los santos para la obra del
ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13hasta que todos lleguemos a la unidad de la
fe”. ¡Aleluya! ¡Descendió porque estábamos muertos, pero subió para elevarnos! Subió para
llenarlo todo. El Cristo ascendido es el Cristo que llena, el Cristo que se convierte en contenido.
Mas, ¿cómo se convierte en contenido? Llenar es darse, es convertirse en contenido, generar
de sí mismo para reproducirse. Vemos que dice también que Él constituyó a algunos, apóstoles,
profetas, evangelistas, pastores y maestros (aquí vemos, por ejemplo, las traviesas del
tabernáculo), a fin de perfeccionar a los santos (aquí vemos las tablas del tabernáculo puestas
en orden por las traviesas) para la obra del ministerio para la edificación del Cuerpo de Cristo (la
edificación del Cuerpo es la erección del tabernáculo), hasta que...
328 La casa y el sacerdocio

En el versículo 3 dice: “Solícitos en guardar la unidad del Espíritu”. Existe algo en el interior.
Por eso vamos a leer que hay un entrelazamiento con corchetes de oro en las cortinas interiores,
las cuales todas son elaboradas con los mismos materiales de las vestiduras, que corresponden
al hombre interior, al nuevo hombre; porque en la Iglesia nuestra vestidura es el nuevo hombre.
En el Nuevo Testamento dice que la vestidura es el nuevo hombre. “22Despojaos del viejo
hombre... 24y vestíos del nuevo hombre” (Ef. 4), para que seáis revestidos de Cristo. Cristo es la
vestidura sacerdotal, así como es el nuevo hombre. Dice: “Hasta que todos lleguemos”. Aquellas
cortinas interiores son hechas con los mismos materiales con los cuales se hacen las vestiduras;
porque existen varias capas. Existe una primera capa de adentro hacia afuera, que es muy
gloriosa. Esta capa es con azul, carmesí, lino, púrpura. Esta es la vestidura en el interior. Pero
cuando miramos el tabernáculo por fuera, vemos pieles de tejones; no es muy bonito por fuera,
pero por dentro es el nuevo hombre. Por dentro es de lino trabajado, lino torcido; éstas son las
obras justas de los santos108. El lino también aparece. El lino también aparece afuera, en las
obras que se ven en el exterior. Por eso las cortinas que están en el atrio son también de lino.
Pero el lino no comienza afuera; el lino comienza adentro, en las cortinas interiores. También
dice que las cortinas interiores son hechas de púrpura, azul y carmesí. Y en Éxodo 28 vemos de
qué se hacen las vestiduras. “5Tomarán oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido, 6y harán el
efod de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido, de obra primorosa”. Noten que con los
materiales que se hace el efod, que es una parte de las vestiduras, y también el resto de las
vestiduras, también se hacen las cortinas; porque en las vestiduras tenemos el efod, el pectoral,
tenemos la túnica, el manto. No tenemos calzado porque es tierra santa. Pero son los mismos
materiales del hombre interior, de la verdadera cobertura interior, de la verdadera casa de Dios.
Así vamos comparando Éxodo 26 con Efesios 4.

108
Cfr. Apocalipsis 19:8.
El tabernáculo 329
Vamos a encontrar también encima de aquellas cortinas interiores de materiales preciosos, la
existencia de otra cortina. Pero esta es con una medida adicional y con material que nos hace
pensar mucho: pieles de cabra. Vamos a ver en Éxodo estos dos niveles, de dentro hacia
afuera. Porque en el interior tenemos cortinas muy preciosas, pero estas cortinas preciosas,
están cubiertas por otra cortina que tiene una medida adicional. Las cortinas interiores son de 28
codos por 4, mientras que las cortinas de pelo de cabra son de 30 codos. Tienen un codo
adicional en cada lado; tienen un incremento en los costados del tabernáculo, que tiene que ser
tratado. Por eso aquel pelo de cabra es tratado. Dios conoce que Su casa sería hecha con
personas cuyo pecado tenía que ser tratado, de las cuales el viejo hombre tenía que ser tratado.
Por eso Dios tenía que simbolizar de alguna manera este fenómeno misterioso de Su casa. La
preciosísima casa de Dios que tiene a Cristo en su interior por vestidura, tiene por encima un
material adicional, en el hombre exterior, que es de cabra. Pero gracias a Dios, es tratado.
Debemos ver esto. Porque cuando se habla de la unidad del Espíritu, el primer nivel, se habla de
algo que debemos guardar. Las lazadas son de azul, los corchetes son de oro, que representa la
naturaleza divina, nuestra identidad con el Espíritu, en el interior. Pero en nuestro hombre
exterior existe una situación compleja; por eso los corchetes de que se trata en las cortinas de
pelo de cabra, no son de oro, son de bronce. Por eso en la unidad de la fe y del conocimiento, se
habla, no de guardar, sino de alcanzar; se habla de un proceso, de una unión, de un
entrelazamiento; de evitar las artimañas del error, y la astucia de los hombres, y de aprender la
coordinación a través de la cruz. Ya existe en el interior, pero debe aflorar en el exterior; un
proceso de tratamiento; y este proceso del interior hacia el exterior está representado por estos
diferentes estratos de las cortinas.

LOS CORCHETES: DE ORO Y DE BRONCE


Vamos a seguir entrelazando Éxodo 26 con Efesios 4. Volvamos a Éxodo 26. “6Harás también
330 La casa y el sacerdocio

cincuenta corchetes de oro, con los cuales enlazarás las cortinas la una con la otra, y se formará
un tabernáculo”. Debe haber una ligazón interior de las cortinas interiores, con corchetes de oro.
Nosotros somos ligados en el interior por la naturaleza divina, por el Espíritu de Cristo; en
nuestro interior, no como persona sino como Iglesia, como Cuerpo de Cristo; ya tenemos en el
interior la unidad del Espíritu, que es la naturaleza divina. La naturaleza divina dentro de cada
hijo de Dios, ejerce cierta presión interior. Por eso dice el apóstol Pablo: “Porque el amor de
Cristo nos constriñe, pensando eso” (2 Co. 5:14). Después sigue diciendo que Dios nos dio el
ministerio de la reconciliación, etc. Hay un constreñimiento interior de recibirnos, de
reconocernos; pero por encima de esto existe un estorbo. Por encima de estas preciosas
cortinas de Cristo puro existe un elemento, en la casa de Dios, que debería ser tratado. No
podemos negar que la casa de Dios es la Iglesia; como no podemos negar que hay problemas
en la Iglesia, y que los problemas de la Iglesia se resumen al viejo hombre, al hombre exterior, a
la carne, al asunto adámico, aquello que está afectado por la cabra.
Por eso las cortinas de pieles de cabra deben ser tratadas, y deben ser tratadas con corchetes
de bronce. El bronce ya no se refiere a la naturaleza divina; se refiere al juicio de Dios. El bronce
es el material que simboliza el juicio de Dios. Por ejemplo, el altar, que representa la cruz,
donde el cordero tenía que ser juzgado por el pecado, era de bronce. Cuando el Señor pasó la
prueba del juicio, y sufrió de Dios por los hombres, aparece como aquel que tiene los pies de
bronce bruñido, que pasó por el fuego de la prueba (Apocalipsis 1:15). Dice también que cuando
Elías lanzó juicio sobre Israel aquellos tres años y medio, los cielos se pusieron como de bronce.
Imaginen aquella sequedad, aquella polvareda que se levantó; tres años y medio sin llover.
Sequedad total. El bronce significa el tratamiento de Dios. Significa el ejercicio disciplinario del
gobierno de Dios. Oh, hermanos, nosotros para tener comunión en el hombre interior, no
tenemos problema; todos somos hijos de Dios; pero existe una parte más exterior, un elemento
que debe ser tratado. Por eso cuando se habla de la unidad de la fe y del conocimiento, se habla
El tabernáculo 331
no de guardar, sino de alcanzar. Porque para llegar a la unidad debe haber un proceso de
tratamiento; un tratamiento del hombre; tratamiento de la astucia del hombre, tratamiento de las
artimañas del error del hombre, como dice en Efesios 4. Esto no existe en el nuevo hombre. El
nuevo hombre es totalmente creado en verdad, justicia y santidad. El nuevo hombre es
totalmente del elemento Cristo. Pero el hombre exterior tiene un elemento adicional. Por eso
dice que las cortinas de pieles de cabra eran una carga adicional en los costados del
tabernáculo. Pero Dios conoce que sería así, y que eso tenía que ser tratado en la Iglesia.
“Y se formará un tabernáculo”. Hermanos, queramos o no queramos, Dios no puede tener dos
o tres tabernáculos. Para que nos tornemos verdaderos y útiles hijos de Dios tenemos que ser
entrelazados los unos con los otros. Si no fuere por corchetes de oro en el interior, será por
corchetes de bronce en el exterior. Pero Dios no permite dos ni tres tabernáculos, ni lugares
altos rivales al lugar único. Sólo existe un tabernáculo. Todas las cortinas que por un tiempo
hayan estado siendo trabajadas, llega un tiempo en que Dios no permite más que estén
separadas. El Señor comienza entonces a juntar cortina con cortina y se formará un solo
tabernáculo. Tenemos que comprender que es esto lo que Dios está haciendo. Por eso Pablo
decía: “13Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un
varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. A medida que Cristo se forma
en la Iglesia, en el vientre de la Iglesia grávida de la simiente de Dios, el camino es el entrelaza-
miento. La coordinación es lo que produce la edificación. Efesios 2:21 dice: “21En quien (en
Cristo) todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; 22en
quien vosotros también sois juntamente edificados”. Fuera de Cristo no hay coordinación; nadie
puede coordinar el Cuerpo de Cristo. Pero sí en Cristo. Noten la relación entre coordinación y
crecimiento con edificación. Dice: “vosotros también sois”. Esta palabra, “vosotros también sois
juntamente”, es la coordinación. Este es el entrelazamiento de unos hijos con los otros hijos; de
estas cortinas con aquellas cortinas, para que se forme un solo tabernáculo, un templo santo,
332 La casa y el sacerdocio

para morada de Dios en Espíritu.

Juicio por el no discernimiento del Cuerpo


Hermanos, debemos comprender que no podemos ser obstinados, ni tampoco sentimentales,
al trabajo que el Espíritu quiere hacer en nuestra coordinación. Para coordinarnos interiormente,
en nuestro espíritu, no hay problemas; el problema está en la coordinación en la capa de pieles
de cabra; ahí está el problema. En aquello que la casa de Dios tiene de cabra, esto tiene que ser
torcido, tratado y puesto bajo la presión del bronce. Por eso os digo que Dios ama, pero no
podemos negar que hay dolor en la edificación de la Iglesia. A veces el juicio de Dios, la
disciplina de Dios en la Iglesia, implica muerte; no la segunda muerte, sino la primera muerte. En
1 Corintios 11, dice que aquellos hermanos que hayan partido el pan sin discernir el Cuerpo, en
división, en la carne, sin discernimiento, deben ser juzgados por el Señor. Si nos examinamos a
nosotros mismos, Dios nos da tiempo para que nos arrepintamos. Dios dijo: “21Y le he dado
tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse”. Dios da un tiempo para que nos
arrepintamos a cada uno de nosotros; y llega un tiempo en que no nos arrepentimos, no
confesamos nuestros pecados y errores. Entonces dice: “23Y todas las iglesias sabrán que yo
soy el que escudriña...” (Ap. 2:20-23). Si no nos examinamos a nosotros mismos, Él tendrá que
examinarnos. Por eso en 1 Corintios 11, dice: “30Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados
entre vosotros, y muchos duermen”.
Hermanos, cuando no discernimos el cuerpo, cuando estamos en división o aislamiento, nos
debilitamos; somos juzgados, somos castigados con debilidades. Esto es parte del juicio de Dios
para mostrarnos, para hacernos entender que no nos hemos examinado bien a nosotros
mismos, que no nos hemos juzgado a nosotros mismos, que no hemos reconocido nuestros
pecados a la luz de Dios, respecto del Cuerpo de Cristo. Porque estos castigos de que se habla
El tabernáculo 333
en 1 Corintios 11, se refieren al asunto de la comunión y que hacen indigna la participación de la
mesa; es no discernir el Cuerpo; es participar en división, sin tratar el pecado, sin tratar los
asuntos. ¿Cree usted que Dios va a hacer excepción con usted? ¿Vamos a pensar que somos
muy especiales, que con nosotros no habrá problemas? ¿Que podemos escapar, que haremos
algo y escaparemos? ¡Oh, Dios tenga misericordia! Los que se escapan de la disciplina son los
bastardos (Hebreos 12:8). Mas el juicio de Dios comienza por Su casa; por los amados de Dios.
Somos entonces corregidos. Por eso dice: “27De manera que cualquiera que comiere este pan o
bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
29
Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe
para sí”. No es el juicio eterno, sino que es el corchete de bronce, que está allí para juntar las
cortinas de pelos de cabra; que por ser de cabra, saltan para acá y para allá; es aquella cosa
perversa que heredamos de la vieja naturaleza adámica, y cuando somos transformados en un
cuerpo glorioso de Cristo, ahí está ella. Pero tiene que estar torcida, tratada por la disciplina de
los corchetes de bronce; y esta disciplina de Dios se manifiesta de varias maneras, en diferentes
grados. Por eso dice que aquel que come del pan y bebe de la copa sin discernir el Cuerpo,
come y bebe juicio para sí. Y por haber comido juicio (participar o pretender participar del
Cuerpo del Señor en división), queda debilitado. Esto es serio. Para manejar esta situación, para
que la situación esté en nuestras manos, no podemos pretender edificar altares propios.
¡Debemos aprender el temor de Dios! No pueden existir altares rivales. El altar tiene un solo
lugar: La Casa de Dios.
Los altares rivales en los lugares altos, donde eran ofrecidos sacrificios, no eran aprobados
por Dios; pero nosotros queremos hacer como Jeroboam: “No quiero que el pueblo vaya a la
casa de Dios, a Jerusalem; pues entonces no me irán a obedecer a mí, Jeroboam, sino a aquel,
a Roboam. Y yo estoy en disputa con Roboam; puedo perder mis ovejas. No quiero siquiera que
334 La casa y el sacerdocio

vayan a saludar a Roboam”. 109 Esta actitud es digna de juicio. Hermanos, debemos ser
desgarrados por la Palabra de Dios en estos aspectos. Dios estableció orden, gobierno en Su
casa. Nosotros no podemos hacer altares a nuestra manera, y participar de la mesa del Señor,
del altar del Señor, comer de la carne del Señor en división. No debemos ofrecer sacrificios en
los lugares altos, sino en el santuario único, en el Cuerpo de Cristo. Debemos temer eso;
debemos ir despacio.

109
Ver 1 Reyes 12:25-29.
El tabernáculo 335
No siempre todas las tribus tienen la bandera. Si podemos, estudiaremos en breve la marcha
de las tribus. Queremos ser la tribu que tiene la bandera, debido a que marcha de primero. Pero
Dios decide que algunas tribus marchen en primer lugar, y otras acompañen en segundo lugar,
sin bandera; y otras en tercero, sin bandera. Las tribus que estaban con Judá: Simeón y otra, no
tenían bandera. En la marcha del campamento Dios tenía muchas tribus, pero nosotros
queremos ser la tribu que tiene la bandera; aunque esto no depende del hombre, es Dios quien
da la bandera. Debemos aprender el orden. ¿Saben por qué este libro se llama Números? Por el
orden. Números quiere decir que algunas cosas son primero, segundo, tercero. Mas nosotros
queremos siempre ser los primeros. Pero vamos de terceros, sin bandera; atrás de la otra tribu.
¡No, Dios mío! Pero Dios dice: “Sí, es como Yo quiero”.
Hermanos, este asunto de la edificación del Cuerpo es un asunto gubernamental del reino de
Dios en la tierra. No es un asunto liviano que podamos juzgar con nuestra religiosidad, haciendo
cualquier cosa. Debemos tener temor de Dios; debemos tener el estandarte de Dios; y quien
escoge esto es Dios y no nosotros. ¡Dios nos guarde! Dios dice aquí que por comer juicio hay
muchos enfermos y debilitados, y muchos duermen. Y dice también que “si nos examinásemos
a nosotros mismos...”. Este es el problema. Nosotros tenemos ojos muy penetrantes para
examinar a los demás, pero no nos conocemos a nosotros mismos. Con esto justamente
estamos desperdiciando el tiempo concedido por Dios para que nos arrepintamos, como el
Señor se lo dijo a Jezabel. ¡Es cosa seria; muy seria! Dice que si nos examinásemos a nosotros
mismos, no seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor.
Hermanos, existe algo que se llama el castigo del Señor. Este castigo es para que no
seamos condenados con el mundo; porque somos amados, porque somos hijos, somos
castigados por Dios. Si no fuésemos corregidos, si no fuésemos castigados, eso indicaría que
somos bastardos y no hijos. Pero porque no somos bastardos, Dios comienza Su juicio por
336 La casa y el sacerdocio

nosotros.110 Si un general le entrega a un teniente una parte de la batalla, y aquel teniente no


hace un buen trabajo, la reprensión no le viene a los soldados, sino al teniente. Dios comienza
Su juicio no por aquel que está más lejos. Dios comienza Su juicio por los que están cerca. El
Señor dijo en Ezequiel 9 que no se acercasen al pueblo que lloraba por la ruina de la casa; pero
estaban todos contentos; todo está en ruinas pero ninguno llora. Si encontrasen a alguien
llorando por la ruina de la casa y la ciudad, lo conservasen. “6Pero a todo aquel sobre el cual
hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario”. Adelante, que se pusiese el
sello en los que lloraban por las abominaciones de la ciudad y de la casa; atrás venía el juicio.
Pero Dios dijo: “Voy a juzgar... comenzaré por el santuario”. En aquel tiempo murió Pelatías; y
Ezequiel dijo: “¿Darás tú fin al resto de Israel?”. Pero Dios comienza el juicio por el santuario; por
nosotros comienza el juicio.
¡Hermanos, hermanos! Entre nosotros hay hermanos débiles, entre nosotros hay hermanos
enfermos, entre nosotros hay hermanos muertos; porque Dios ejerce juicio gubernamental en la
edificación de Su casa; porque por causa de la cabra impedimos juntarnos en un solo
tabernáculo. Por eso los corchetes de bronce deben hacer la presión; dividimos la Iglesia,
dividimos el Cuerpo con mucha liviandad, con mucha confianza propia en nosotros mismos, en
nuestra propia prudencia. No tenemos temor de nuestros pensamientos; no tenemos temor de
nuestras actitudes y palabras. Somos muy ligeros haciendo daño, riéndonos, burlando,
criticando. Y Dios da tiempo para que nos examinemos a nosotros mismos, y no nos
examinamos; entonces Él por amor tiene que examinarnos: “¿Tú no piensas en lo que estás
haciendo? ¿Ni siquiera comprendes que debes arrepentirte y humillarte?” Ahí viene la mano de
Dios sobre nosotros, y nos enfermamos; y aún preguntamos: “¿Por qué, Dios mío?” Nos
debilitamos, y aún preguntamos: “¿Por qué?” Y a veces el caso es tan serio, que Dios llega a

110
Ver Hebreos 12:7-8.
El tabernáculo 337
decir: “Debes venir a descansar; Yo te conozco; eres mi hijo, pero si te quedas, me vas a hacer
mucho daño”. Oh, Padre mío, sé que Tú eres fiel. Escrito está: “31Si, pues, nos examinásemos a
nosotros mismos, no seríamos juzgados; 32mas siendo juzgados, somos castigados por el
Señor, para que no seamos condenados con el mundo” (1 Co. 11:31,32). Primero comienza por
el santuario, para que no seamos condenados con el mundo. También dice: “33Así que,
hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros”. Dice también: “34Para que
no os reunáis para juicio”. Es posible que la iglesia se reúna para juicio. Es posible que las
facciones se reúnan para juicio. Es posible reunirse en actividad religiosa para juicio. Esta
reunión para juicio de que habla Pablo aquí, era un ágape (confraternización de amor) en la
iglesia de Corinto. Ellos pensaban que era muy bueno reunir a la iglesia, pero no lo hicieron con
entendimiento. No lo hicieron en el Espíritu, y se reunieron para juicio; prevaleció la carne, y no
el gobierno del Señor.
El Señor es muy paciente, pero el Señor dice: “No contenderá mi espíritu con el hombre para
siempre, porque ciertamente él es carne” (Gé. 6:3). El Señor sabe que la carne no va a poder
hacer nada. El Señor no contenderá para siempre. El Señor ha dicho: “Te he dado tiempo... te
he dado tiempo”. Pero el Señor no va a perder el tiempo. Todo tiene un plazo, todo tiene su hora;
y cuando llega la hora, se acabó el tiempo. En esto no podemos ser livianos.

LAS CORTINAS DE PELO DE CABRA: MEDIDAS Y UNIONES


Volvemos, hermanos, a Éxodo 26:7. Aquí está simbolizado lo que fue dicho explícitamente en
las epístolas. “7Harás asimismo cortinas de pelo de cabra para una cubierta sobre el
tabernáculo; once cortinas harás”. Aquí vemos el número 11, ya no el número 10. Vemos algo
adicional. Algo adicional al hombre interior. Las cortinas del hombre interior son 10, pero aquí
son 11; es una medida adicional, que debe ser tratada. “8La longitud de cada cortina será de
338 La casa y el sacerdocio

treinta codos”. La otra era de 28 (siete por cuatro); pero ésta tiene dos codos adicionales. Existe
en nosotros algo adicional a Cristo. Es el peligro de lo adicional a Cristo; y lo que nos es añadido
a Cristo, debe ser tratado. Hermanos, vamos a aprender bien que todas las cosas en nosotros
es Cristo. Entonces confesaremos, con temor, que muchas cosas son añadidas. “Una misma
medida tendrán las once cortinas”. Es porque Dios es muy justo. Algunos no son peores que
otros; todos somos iguales. En la carne somos iguales y no confiables. No se puede confiar en
uno más que en otro. La carne de alguien no es más confiable que la de otro. La carne del gran
apóstol Pablo no es confiable. Él dijo: “Mas si aun nosotros (el mismo Pablo)... os anunciare otro
evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema”.
“9Y unirás cinco cortinas aparte y las otras seis cortinas aparte; y doblarás la sexta cortina en el
frente del tabernáculo”. Noten que la cortina número 11 estaba al frente del tabernáculo, en la
puerta oriental. Noten que la puerta del oriente representa a Cristo. Y, en Cristo, aquella cortina
número 11, estaba doblada. ¡Aleluya! Estaba doblada, estaba tratada. En Cristo, el pecado fue
tratado, fue rasgado, en la puerta de entrada del sol, en la puerta de oriente; y al frente de la
puerta de oriente, el pelo de cabra estaba doblado atrás. Como dijo Jesús: “Quítate de delante
de mí, Satanás” (Mt. 16:23). Cristo fue hecho pecado por nosotros. Cristo fue hecho maldición
por nosotros. El pecado, la maldición, el diablo, el mundo, los principados, el acta de decretos
contrarios a nosotros, todas aquellas cosas negativas fueron tratadas, tiradas hacia atrás en la
puerta que es Cristo. Pero dice: “10Y harás cincuenta lazadas en la orilla de la cortina, al borde
en la unión, y cincuenta lazadas en la orilla de la cortina de la segunda unión. 11Harás asimismo
cincuenta corchetes de bronce”. Como ya lo dijimos, cuando se había de tratar con el azul, lo
celestial, con púrpura, la majestad, con carmesí, la redención; con lino torcido, la justicia, no
eran necesarios corchetes de bronce, eran de oro. Nada de lo que hay en el nuevo hombre,
necesita ser juzgado.
El tabernáculo 339
Unidad del Espíritu y unanimidad
Pero como aquí no se trata de la unidad del Espíritu, sino de la unanimidad, no se trata de la
cortina más interior, se trata de una cortina un poco más exterior, el trabajo tiene que ser con
disciplina. Por eso los corchetes para enlazar las cortinas de pelo de cabra son de bronce, no
son de oro. Dios trata nuestro hombre interior con oro, pero nuestro hombre exterior, con
disciplina. Creo que la mayoría de los hermanos conocen este asunto del hombre interior y del
hombre exterior a través de la lectura del libro “La Liberación del Espíritu”, de Watchman Nee.
Entonces voy sólo a citar 2 Corintios 4:15 en adelante: “15Porque todas estas cosas padecemos
por amor a vosotros... 16Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre
exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 17Porque esta leve
tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de
gloria”. Había padecimientos en la vida de los apóstoles. Aquellos padecimientos eran en el
hombre exterior, en el alma, que debe negarse a sí misma, que debe humillarse hasta la muerte;
a veces con la ayuda de los problemas del cuerpo o sus circunstancias. Y es la tribulación, la
disciplina, el castigo de Dios que produce un cada vez más excelente peso de gloria. Esta es la
parte agradable de la esperanza. La leve tribulación que desgasta al alma, que juzga lo
adámico, lo impuro, lo vil, produce un cada vez más excelente peso de gloria. El hombre interior
es fortalecido, pues ahí estamos unidos por lazadas de azul, por lo celestial, por corchetes de
oro, la comunión del Espíritu, de la naturaleza divina. Sin embargo, amados hermanos, la
edificación de la Iglesia requiere algo más que unidad del Espíritu. La comunión de la Iglesia
requiere la unanimidad; requiere no sólo que guardemos la unidad del Espíritu, sino que seamos
una sola alma, un solo corazón, de un mismo sentir, de un mismo pensar y parecer; que vivamos
una misma regla. Esto ya no es sólo la unidad del Espíritu. Unanimidad es llegar a ser uno en el
alma; esto es el entrelazamiento de las cortinas de pelo de cabra.
La unidad del Espíritu es más interior; pero por causa de nuestras experiencias, de nuestro
340 La casa y el sacerdocio

temperamento, etc., no somos unánimes, no pensamos una misma cosa; hay entre nosotros
divisiones; y Pablo tiene que decir: “No es sólo guardar la unidad del Espíritu. Hermanos, por el
nombre de nuestro Señor Jesucristo, que digáis todos una misma cosa”. Ya no habla del
Espíritu, sino de la mente. Dios está tratando en el aspecto de la unanimidad, a fin de que
combatamos unánimes por el evangelio. Hermanos, para que combatamos juntamente por el
evangelio, necesitamos de la unanimidad. Si no somos unánimes, no podemos combatir juntos.
Podemos ser hijos de Dios sin ser unánimes, pero no podemos combatir.
Hermanos, primeramente la casa debe ser edificada; después el ejército debe ser organizado
para combatir. No comprendemos que nuestro trabajo es combatir como un solo hombre, como
un solo cuerpo. Antes del libro de Josué está el libro de Números. No puede haber Josué sin que
haya Números. Josué iba a tomar la tierra, pero con un ejército en orden, en coordinación, en
unanimidad. Pero, ¿cree usted que hubieran podido tomar la tierra de la manera como salieron
de Egipto, todos en desorden, cada uno haciendo lo que bien le parecía? Así no se puede tomar
la tierra. Para tomar la tierra debemos entrar en orden. Debe haber Números. Hermanos, en
Éxodo encontramos el cordero; pero en Números encontramos el Hades abierto; en Números
encontramos la lepra de Myriam. En Números, las familias de Datán, Coré y Abiram
descendieron vivos al Seol. En Números las serpientes hirieron al pueblo y murieron miles.
Muchos murieron en Números. Muchos salieron en Éxodo, pero la mayoría murió en el desierto.
Números es la organización de los ejércitos; el ejército debe ser puesto por tribus. Este asunto
de ordenar las tribus es delicado. Esta es la marcha de los ejércitos. Dice Dios: “Primero va esta
tribu, Judá; en segundo lugar, sin el estandarte, que ya está con Judá, va Simeón. Y al sur va...
y al oriente va”. Hermanos, en el campamento el pueblo está organizado como un ejército. Por
eso se llama libro de Números, para hacer censo, para organizar, para distribuir el trabajo. No
puede haber Josué sin Números. Josué tomó posesión de la tierra, no personalmente sino
colectivamente. Corporativamente tomaba ciudad por ciudad. Tenemos que tomar a Jericó,
El tabernáculo 341
debemos tomar a Gilgal, debemos tomar a Betel, debemos tomar a Hai, a Siquem, etc.;
debemos tomar a todas las ciudades de la tierra. Pero no vamos a tomar posesión de la tierra en
desorden, sino en orden; no en división, sino en unanimidad. Para combatir es necesario la
unanimidad. Para ser salvo basta confesar los pecados y creer en el Señor Jesús; pero para
combatir como un ejército, como un guerrero de Dios, contra las potestades que están en las
ciudades, necesitamos ser unánimes.
Hermanos, cualquier pequeña brecha que fuere dejada para con tu hermano, por allí entra el
diablo. Él va a entrar en cualquier diferencia que tengas con tu hermano; va a ser aprovechado
por el diablo. Cualquier diferencia, cualquier defensa en nuestras almas. El Señor debe
hacernos un solo hombre, un alma, un corazón. ¡Unánimes! No sólo un Espíritu, sino también un
ánimo, un mismo sentir, un mismo pensar, en una esfera más exterior; una esfera de
tratamiento. Llegar a la unidad de la fe, y no muchos tipos de fe, divididos uno contra el otro. Esto
es lo que son las cortinas de pelo de cabra, siendo unidas, disciplinadas. Hermanos, cuando se
trata de ser hijos de Dios, andamos como hijos; pero cuando se trata de ser soldados, no
podemos andar sino marchar. Marchar es distinto de andar. Cuando vas por la calle, ves gente
andando por la calle a voluntad: uno va rápido, otro despacio. Tú tienes libertad para hacer lo
que quieras; pero cuando estás en un ejército, marchando, hay una gran diferencia. Pablo le
hablaba a Timoteo de hijos y de soldados. Como hijos, andamos. Dios tiene muchos hijos. Pero,
¿cuántos de Sus hijos sirven como soldados? Este es el asunto, combatir unánimes por el
evangelio, como buenos soldados de Cristo.
Creo que los hermanos ya han entendido la tricotomía del hombre, el aspecto del espíritu, del
alma y del cuerpo. Bien. Comprendemos también la unidad del Espíritu; pero así como hay
espíritu y hay alma, así también hay unidad del Espíritu, y unidad de vida, de corazón. Existe el
guardar la unidad del Espíritu, y también existe el tener un mismo sentir. Todos los hijos de Dios
tenemos el mismo Espíritu, pero no siempre tenemos el mismo sentir; mas la Escritura también
342 La casa y el sacerdocio

habla que seamos de un mismo sentir, que tengamos el sentir que hubo en Cristo, quien no
intentó querer ser algo, sino que siendo, se despojó, considerando a los otros como superiores a
Sí mismo. Este es el trabajo de edificación. Es Cristo morando en nuestros corazones. De modo
que en Efesios 3:16-18 dice: “16Fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; (ahí
están las cortinas, primero de dentro hacia afuera; ¿para qué?) 17para que habite Cristo por la fe
en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18seáis plenamente
capaces de comprender con todos los santos...”. Comprender con todos es el asunto de la
unanimidad. Es difícil hacer esto, pero este es el camino. Debemos aprender a comprendernos
junto con los demás hijos en el área de la unanimidad del alma, del corazón, del sentido, del
parecer; la Biblia habla de un mismo parecer. Que digáis una misma cosa; que no digáis cosas
diferentes, pues cuando alguien del mundo ve a los que se dicen hijos de Dios, distanciados
entre sí, ¿cómo vamos a ganar alguna batalla así? ¿Cómo si estamos defendiéndonos entre
nosotros, no como si fuésemos de Israel, sino como si fuésemos filisteos o madianitas? ¿Cómo
luchaba el Señor, cómo vencía Él? Los enemigos luchaban entre sí; pues parece que a veces
nos parecemos más a los enemigos que a los amigos. En vez de luchar contra el diablo,
luchamos contra los hermanos. En vez de tener luchas con los principados, tenemos luchas con
los hermanos.
Hermanos, esto ocurre porque no somos unánimes; porque no nos juzgamos a nosotros
mismos; esto es porque no tomamos la cruz; esto es porque no nos humillamos, porque no nos
preferimos los unos a los otros, porque hacemos cosas por contienda, porque hacemos cosas
por vanagloria. Todo lo que hacemos es por vanagloria, por contienda, por envidia, en la carne.
Y esto va a ser aprovechado por el diablo. ¿No fue eso lo que pasó con Acán? Todo el pueblo
fue turbado debido a que Acán participó del anatema; y el pueblo no pudo tomar aquella ciudad
por causa de Acán. Hermanos, cuando Acán perturba al pueblo, Dios perturba a Acán.
Hermanos, esto es serio. ¿Por qué fueron derrotados en Josué 7? Porque no siguieron las
El tabernáculo 343
instrucciones que tenía que tener el ejército. No fueron fieles; fueron livianos. “Ah, ¿qué tiene de
malo este manto babilónico?” Y retuvieron aquel manto babilónico, y retuvieron aquel lingote de
oro, y lo escondieron en la tierra. Y esto no perturbó sólo a aquel Acán; perturbó a todo el pueblo.
No nos perdemos porque somos hijos; pero somos castigados por no ser unánimes. No somos
condenados con el mundo, pero somos castigados por el Señor. Esto es lo que significan esos
corchetes de bronce: Instrumentos de juicio para juzgarnos, para que seamos una sola cubierta
con el resto del Cuerpo. Por eso aquel pelo de cabra debe ser tratado. Si no es tratado, no puede
estar en la casa de Dios. Pero si es tratado, y está bajo la presión de la disciplina de Dios, Dios
tiene casa con gente difícil como nosotros.

Reconociendo la gracia de Dios en los hermanos


Por eso Éxodo 26 dice: “11Harás asimismo cincuenta corchetes de bronce, los cuales meterás
por las lazadas; y enlazarás las uniones para que se haga una sola cubierta”. El número 50 es
muy importante; es el número de Pentecostés, número del Espíritu; es la disciplina del Espíritu.
Existe la unidad del Espíritu, pero también existe la disciplina del Espíritu. Por tanto, los 50
corchetes deben estar metidos por las lazadas para mantener la unanimidad del Cuerpo.
Cuando no somos unánimes, hay pretendidas coberturas que están contendiendo. Nosotros
pretendemos cubrir estos hermanos, pero contiendas de allá y nosotros vamos hacia acá, y
vienen otros de allá a cubrir con otras cosas, con otros pensamientos; y ahora las ovejas están
todas majadas. Pero veamos en Efesios 4 algo que corresponde con Éxodo 26:11, donde dice:
“12A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo, (corresponde con lo de la edificación de una sola tienda) 13hasta que todos lleguemos a la
unidad de la fe... 14para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo
viento de doctrina, por estratagema de hombres... 15sino que siguiendo la verdad en amor,
crezcamos en todo...” Cuando somos niños somos carnales, somos fluctuantes, y somos
344 La casa y el sacerdocio

llevados por todo viento de doctrina; a veces doctrinas de demonios, a veces espíritus religiosos
de error. Pero vamos a entrar en un punto ahora, que irá a necesitar del texto original griego.
Efesios 4:15-16: “15Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la
cabeza, esto es, Cristo, 16de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las
coyunturas del suministro...”. Los ligamentos de las junturas del Cuerpo de Cristo son para que
haya nutrición, para que haya unidad, crecimiento y edificación, y unanimidad. Este asunto de
conectarse unos hijos con los otros, como un solo tabernáculo, es para que haya crecimiento.
Recuérdese de aquel caso de Santiago, Pedro y Juan con Bernabé, Pablo y Tito, que dice:
“Reconociendo la gracia... nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo”
(Gá. 2:9).
Hermanos, hay algo que debemos aprender. Todos debemos aprender de Dios con
sinceridad, sin parcialidad; porque la carne no es justa. Somos injustos, somos superficiales, no
somos honestos; tenemos intereses que perturban, incomodan la dispensación de los asuntos
que hablan. Pero dice: “Reconociendo la gracia... nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal
de compañerismo”. Seremos de verdad la edificación del Cuerpo de Cristo, si en verdad
estamos por la edificación del Cuerpo. Debemos aprender de Dios a reconocer la gracia en otros
hermanos. ¡No piensen que esto es fácil! Vemos en Apocalipsis 3 lo siguiente: “7Esto dice el
Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y
ninguno abre”. Hermanos, nosotros somos injustos; queremos cerrar puertas donde el Señor
quiere abrir, y queremos abrir puertas donde el Señor quiere cerrar. Pero quien tiene la llave
para abrir las puertas es el Señor. Y, el Señor que tiene estas llaves, dice así: “9He aquí, yo
entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten;
he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado”.
Aquellos que actúan con la pretensión de ser algo que no son, el Señor hará que vengan. Ellos
quieren tener la preeminencia, que ellos son los que tienen que ser reconocidos; pero Dios es
El tabernáculo 345
quien dice: “Yo haré que vengan”. Hermanos, en la casa de Dios, en el orden de Dios, en el
gobierno de Dios, tiene que ser reconocida la mano de Dios sobre la cerviz del hombre y la
Iglesia. El Señor hace que la Sinagoga de Satanás se postre ante la iglesia de Filadelfia, la
iglesia del amor fraternal, la iglesia que no recibe reprensión. Por eso leemos en Efesios 4: “16De
quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por el auxilio de todas las coyunturas...
recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”. Esto es el tratamiento de Dios; no es una
cosa liviana, ni una cosa exterior. La unidad, el ligamento, el reconocimiento de la gracia, es
para el crecimiento del Cuerpo. Si no reconozco la gracia, Dios pondrá Su mano en mi cerviz,
para que yo reconozca Su gobierno. La sinagoga de Satanás no lo reconocía; y Dios habló: “Yo
haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado”. Hermanos, es
mejor, muy práctico, que reconozcamos la gracia que otros tienen en el Cuerpo. Si no
reconocemos la gracia que hay en otros, no hay entrelazamiento en el Cuerpo; y si no hay
entrelazamiento en el Cuerpo, no hay crecimiento, no hay nutrición, no hay unidad. Los
ligamentos son para que haya nutrición, para que haya suministro, para que haya unidad, para
que haya crecimiento. Y para eso, Santiago, Pedro y Juan reconocieron la gracia. Bernabé fue a
Antioquía y reconoció la gracia en otros.
Hermanos, todos nosotros, yo primero que ustedes, debemos aprender a reconocer la gracia
de Dios en otros. Para que el Cuerpo de Cristo sea edificado, para que LA TIENDA DE DIOS SEA
FORMADA EN UN SOLO TABERNÁCULO, debemos aprender a reconocer la gracia. Por no reconocer
la gracia en otros, por menospreciar a los demás, por engrandecerme a mí mismo, por querer
llevar siempre el estandarte, no somos unánimes, abrimos brechas para el diablo; perdemos
mucho tiempo, a veces años, por no reconocer la gracia en otros. Por eso aquí dice: “Todo el
cuerpo, bien concertado y unido entre sí por el auxilio de todas las coyunturas”. Existen las
coyunturas que unen, ligan el Cuerpo. Y, hermanos, aquí están los obreros. Ellos tienen el
trabajo de unir las iglesias. Los hermanos que están en la obra tienen la responsabilidad de ligar
346 La casa y el sacerdocio

iglesias con iglesias, hermanos con hermanos; levantar una sola tienda para el Señor, edificar
un solo Cuerpo para Cristo. Por eso existen junturas y ligamentos que coligan el Cuerpo en una
sola tienda; pero esto no acontece si no reconocemos la gracia en otros. Si no reconocemos al
Señor en otros, el Señor hará que lo reconozcamos con mano dura sobre nuestra cerviz.
Debemos aprender a humillarnos, a ver a Cristo en otros. Somos muy prontos para ver errores
en otros, pero no la gracia de Dios; pero tenemos que hacer esto.
En Efesios 4:16: “Todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas de
suministro... recibe su crecimiento”. ¿Cuáles son las coyunturas de suministro? Los apóstoles,
profetas, evangelistas, pastores y maestros que aparecen en el verso 11. Son las traviesas del
tabernáculo que ajustan las tablas. Esta es la función de sus ministros, concertar al cuerpo, los
miembros uno con el otro, en una sola tienda. Este es el trabajo de la edificación. Existen
miembros en el Cuerpo que son junturas del suministro, que mantienen ligado al Cuerpo. Por
eso dice que los apóstoles, profetas, etc. deben perfeccionar a los santos para la obra del
ministerio, para la edificación del Cuerpo. E incluso dice en Colosenses 2:19: “Ligado a la
Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y
ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios”.
Hermanos, si no discernimos el Cuerpo de Cristo y estamos aislados, somos castigados con
debilidades, o enfermedad o muerte prematura. Pero edificados, coligados en la realidad del
verdadero Cuerpo, sin particularismos, con temor y temblor, crecemos; entonces somos unidos,
somos nutridos, y el verdadero Cuerpo de Cristo en su realidad, es edificado. Hermanos, una de
las responsabilidades de aquellos hermanos que son junturas y ligamentos, o junturas de
suministro, es coligar y coordinar en virtud de la Cabeza, Cristo, para que el Cuerpo sea
edificado, para que el tabernáculo sea una sola tienda, y exista unidad, nutrición,
crecimiento y edificación. Amén.
El tabernáculo 347
LA CUBIERTA DE PIELES DE CARNEROS
Llegamos a Éxodo 26:14, que dice: “Harás también a la tienda una cubierta de pieles de
carneros teñidas de rojo”. Aun hay otra cobertura, la más exterior de todas; por eso vamos a
detenernos aquí, un poquito. Aquí en esta, que no entra en muchos detalles, nos habla
solamente de pieles de carneros teñidas de rojo. El carnero es el macho de las ovejas, el jefe de
ellas. Todos sabemos que representa al Señor Jesús, y aquel color rojo representa la sangre.
¡Qué precioso esto! A pesar de aquel tratamiento gubernamental, disciplinario de Dios, en la
casa de Dios, Dios cubre todo aquello con esta cubierta de pieles de carneros teñidas de rojo. Si
nos acordamos de los pasajes que vimos en el asunto de las pieles de cabra y de los corchetes
de bronce, como por ejemplo, 1 Corintios 11, veremos en el mismo pasaje en que vimos el
aspecto disciplinario de Dios, este nuevo aspecto de las pieles de carneros teñidas de rojo.
Entonces, 1 Co. 11:31, dice: “31Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos
juzgados; 32mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos
condenados con el mundo”. Este ser castigados es el tratamiento por los corchetes de bronce,
es el ejercicio disciplinario, gubernamental de Dios, en Su casa. Pero también dice que es para
que no seamos condenados con el mundo. Esta es la otra cubierta; aquí estamos siendo
cubiertos. Somos cubiertos por la disciplina de Dios. La disciplina de Dios nos cubre, nos
protege. Es un tratamiento de Dios a nuestra carne, a nuestro viejo hombre, a nuestra alma
egoísta, a las cosas naturales; es una cobertura y una protección. Pero cuando dice: “Para que
no seamos condenados con el mundo”, esta es la cobertura siguiente, la cobertura de pieles de
carneros teñidas de rojo. Es la disciplina pero no para juicio eterno; es el juicio temporal, es una
disciplina, pero no para ser condenados con el mundo. Es un juicio con misericordia cuyo
propósito es no ser condenados con el mundo. Por eso existe, por encima de aquella cobertura
de pieles de cabra y corchetes de bronce, otra cobertura mejor, que cubre todo lo que hay en la
Iglesia; que es la expiación.
348 La casa y el sacerdocio

Hermanos, hay un aspecto de Cristo que está representado en la pascua. Todas las fiestas,
como nos dice Colosenses 2:15-16, son figuras y tipos de Cristo. La Palabra dice claramente
que aquellos sábados, aquellas lunas nuevas, aquellos mandamientos y ordenanzas acerca de
bebidas y comidas, eran sombra de aquel que había de venir, Cristo. Entonces, aquellas
diferentes fiestas representan distintos aspectos de Cristo. Por ejemplo, en 1 Corintios 5 dice
que nuestra pascua es Cristo; y también dice en 1 Corintios que nosotros ahora en el Nuevo
Testamento celebramos las fiestas de los ácimos, de los panes sin levadura, pero ahora en
Cristo; y la sangre de Cristo, perdonando nuestros pecados, salvándonos, representa aquel
aspecto redentor. Pero Cristo no sólo murió por nuestros pecados; en el verso 21 dice que Él se
hizo pecado para tratar con el pecado. Por eso se habla también de la limpieza. Habla entonces
del perdón de los pecados, de la limpieza de la mancha del pecado, la liberación de la maldición,
y muchas otras cosas son representadas en la participación de Cristo. Porque, por un lado
(Éxodo 12), la sangre estaba afuera (aquel aspecto objetivo de la justicia imputada) en los
umbrales de las puertas; pero también, hay aquella parte subjetiva, aquella alimentación del
cordero. Aquel alimentarse significa vivir por Cristo, no sólo por una justicia imputada, sino
también por una justicia infundida; una naturaleza nueva y justa. Por eso debemos también
comer del cordero; no sólo estar bajo la sangre, sino comer de Él.

Cubiertos por la sangre de Cristo


Y justamente la fiesta de los panes, que era junto con la pascua, era para comer el cordero,
con arrepentimiento. La fiesta de las primicias, trae el aspecto de Cristo resucitado. Dice la
Palabra que Cristo es las primicias de la resurrección. Tenemos entonces a Cristo crucificado, a
Cristo consumido por nosotros, a Cristo resucitado. Y el Espíritu de Cristo derramado es
representado en la fiesta de Pentecostés; luego viene la fiesta de las trompetas. Por eso Jesús
dijo: “48Vosotros sois testigos de estas cosas. 49Quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén,
El tabernáculo 349
hasta que seáis investidos de poder desde lo alto” (Lucas 24:48-49). Y entonces seréis testigos;
porque después de la fiesta de Pentecostés viene la fiesta de las trompetas. Después que
aquellos ciento veinte sacerdotes del Nuevo Testamento recibieron el poder de Dios,
comenzaron a tocar las trompetas. Ahora era el aspecto de Cristo siendo anunciado. Y durante
el anuncio de Cristo acontecen dificultades en la Iglesia. Necesitamos entonces de otro aspecto
de Cristo que se llama Cristo abogado. Cristo es crucificado en la cruz por nuestros pecados,
Cristo también es nuestro alimento, Cristo es resucitado, Cristo es ascendido y Su Espíritu
derramado, Cristo siendo anunciado y magnificado por Su Iglesia. Pero necesitamos de otro
aspecto de Cristo, Cristo abogado, Cristo como intercesor, Cristo sumo sacerdote, mediador
entre Dios y los hombres a la diestra del Padre. Un aspecto es el de Cristo en la cruz y otro
aspecto es el de Cristo abogado a la diestra del Padre. Y nosotros necesitamos de todos los
aspectos de Cristo; necesitamos de todas las fiestas de Cristo, que representan a Cristo.
La última fiesta es la fiesta de los tabernáculos. Saliendo de nuestro tabernáculo, comiendo,
y morando en otros tabernáculos, mostrando que somos peregrinos, que nuestro destino no es
aquí. Entonces esta fiesta de los tabernáculos representa a Cristo regresando en distintos
aspectos. Pero existe el aspecto de Cristo abogado, que es muy interesante. Cuando Balaam
venía a maldecir al pueblo por contrato, Balac le dijo: “Mira desde aquí, y maldice al pueblo
desde aquí”.111 Y cuando Balaam miraba desde el punto de vista de Balac, para maldecir, Dios
convertía la maldición en bendición. Balac seguramente estaba pensando: “¡Qué extraño es
Balaam! Será que Dios no está viendo los peligros de esta gente. Vamos a ver desde otro punto
de vista. Ahora maldice al pueblo desde aquí”. Y cuando Balaam se volvía para maldecir, Dios
convertía la maldición en bendición. Y ¿saben qué decía Dios? Dios miraba y decía: “¡Cuán
hermosas son tus tiendas, oh Jacob, tus habitaciones, oh Israel!” (Números 24:5). “(Dios) no ha

111
Ver Números 23:15.
350 La casa y el sacerdocio

notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel” (Nm. 23:21). Parece que los ojos
con que Balac y Balaam miraban eran unos, y los ojos con que Dios miraba eran otros. Porque
Dios miraba por encima de la expiación; aquel pueblo estaba cubierto por la sangre del cordero;
y aquello que Balac y Balaam veían, no lo veía Dios. “¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh
Jacob, tus habitaciones, oh Israel!”. Ellos estaban cubiertos por la sangre de Cristo (Números 23
y 24).
Hermanos, el Señor mira por encima. Nosotros nos entregamos al Señor y Él es nuestro
abogado; Su sangre nos está limpiando de todo pecado. No podemos confiar en nuestras
justicias, que suben y descienden como ascensores. Si nuestra salvación dependiese de
nuestras justicias, estaría subiendo y descendiendo, subiendo y descendiendo. Pero, hermanos,
nuestra salvación siempre depende de la obra que Cristo hizo por nosotros. Debemos contener
la fe, y que nada de lo que hayamos hecho en momento alguno merecerá nuestra entrada a
Dios, sino sólo por la sangre. No importan cuantas cosas acontezcan, si sinceramente son
confesadas, reconocidas, esos pecados son puestos debajo de la expiación, pues la salvación
es Cristo. La cubierta de la expiación permanece encima de los problemas de la Iglesia. Para las
pieles de cabra existe otra cubierta superior que la cubre, que es las pieles de carnero teñidas de
rojo, que habla de la redención, de la obra del Señor.
En 1 Corintios 5 vemos un caso que tenía que ser juzgado, y justamente debía aplicarse aquí
aquel corchete de bronce, bien apretado, a fin de que no se formase un agujero en la iglesia.
Entonces dice el apóstol Pablo en el verso 4: “4En el nombre de nuestro Señor Jesucristo,
reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, 5el tal sea entregado a
Satanás para destrucción de la carne, (este es el juicio) a fin de que el espíritu sea salvo (esta es
la cubierta) en el día del Señor Jesús”. Fue disciplinado con una fuerte disciplina; pero ¿con qué
fin? Que sea salvo. No es una disciplina para entregar a Satanás en el infierno, no; es para
destrucción de la carne, para ser castigado en esta vida, para que sea salvo en el día del Señor.
El tabernáculo 351
Leamos entonces el Salmo 89:27 en adelante. El Espíritu profético de Cristo, el Espíritu Santo
hablaba aquí a través del salmista Etán ezraíta, sobre el Hijo de David, del primogénito, que es
el Mesías. “27Yo también le pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra.
29
Pondré su descendencia para siempre. 30Si dejaren sus hijos mi ley... 32entonces castigaré con
vara su rebelión, y con azotes sus iniquidades. 33Mas no quitaré de él mi misericordia. 34No
olvidaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios”. Cristo es el Rey excelso, que no se
casó en forma carnal. ¿Habría Él generado de Sí mismo? ¿Cuál era la descendencia de este
Rey excelso, primogénito de Dios, que es Cristo? Es Su pueblo; aquellos que fueron traídos al
Padre por Él, aquellos que fueron dados por hijos, como dice en Hebreos 2:13: “He aquí, yo y los
hijos que Dios me dio”. Cuando Dios trae hijos a Su Hijo, dice: “Y esta es la voluntad del Padre,
el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada” (Jn. 6:39). Volviendo al Salmo
89, del verso 30 en adelante dice: “30Si dejaren sus hijos mi ley... 32entonces castigaré con vara
su rebelión, y con azotes sus iniquidades”. Aquí está aquel tratamiento disciplinario de Dios;
pero en la secuencia está la otra cubierta, la de encima, la exterior, aleluya: “33Mas no quitaré de
él mi misericordia... 34ni mudaré lo que ha salido de mis labios”. Por encima de aquellas cortinas
de pelo de cabra, hay una cobertura que es de piel de carnero teñida de rojo, que
verdaderamente cubre la casa de Dios.

Diferencia entre salvación y galardón


Hermanos, existen asuntos en la Iglesia, en la Palabra de Dios, que tienen que ver con la
salvación, que sin los cuales no hay salvación; asuntos que si faltan, no hay salvación. Pero
existen otros asuntos también en la Iglesia, que no afectan la salvación, sino sólo al galardón.
Hay una diferencia entre salvación y galardón; no es la misma cosa. La salvación es por gracia,
sin obras, por fe. Efesios 2:8-9 lo dice muy claro: “8Porque por gracia sois salvos por medio de la
fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9no por obras, para que nadie se gloríe”. Como lo
352 La casa y el sacerdocio

dice también 2 Timoteo 1:9: “Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a
nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús”. Y en
Tito 3:5: “Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia”. Por tanto, hermanos, entendamos esto: NO HAY NINGUNA OBRA DE JUSTICIA TUYA
QUE PUEDA SALVARTE. Una o la sumatoria de millones de obras de justicia tuyas. No te engañes;
si eres salvo, no es por ninguna obra tuya. No estoy diciendo que ahora no vayas a servir más a
Dios. Claro que le vas a servir a Dios, pero no para ser salvo, sino porque eres salvo. Tú eres
salvo por la misericordia del Señor, pero para buenas obras.
Por favor, hermano, este es el único evangelio. Otro, que no es evangelio, es perturbación. No
hay otro evangelio. La salvación depende única y exclusivamente de la misericordia de Dios, de
la elección de Dios, de la obra de Cristo en la cruz; y no tiene nada que ver con tus obras. Por
favor, deja afuera esta justicia propia, romanista. Afírmate en la base de tu salvación, que es el
eterno amor de Dios, la elección en Cristo, la obra de Cristo en favor de los hombres. Jamás
podrías siquiera venir a Dios. “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere”
(Jn. 6:44,65). Tú estabas muerto en delitos y en pecados, pero Él te dio vida por una decisión
que Él tomó antes de la fundación del mundo. Esta es la base de nuestra salvación: Cristo, el
Hijo de Dios. Estamos aquí diferenciando este asunto de las obras y del galardón, porque
parece que muchos hermanos no tienen bien claro esta diferencia. Creen que la salvación
depende de sus obras. A veces su salvación sube y baja, debido a que están pensando que
depende de sus obras. Y eso es porque el evangelio no es estudiado bien. Pero Tito dice: “Nos
salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el
lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”. Esto quiere decir que no
necesitamos de obras para ser salvos; pero no quiere decir que no vamos a hacer buenas obras;
claro que no. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Ef. 2:10).
El tabernáculo 353
Volvamos a 2 Timoteo 1:9-10: “9Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme
a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús
antes de los tiempos de los siglos, 10pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de
nuestro Salvador Jesucristo”. Si nuestras obras no tienen nada que ver con nuestra salvación,
¿de acuerdo a qué nos salvó Dios? Según Su propósito y gracia. ¿Cuándo nos fue dada la
gracia? Antes de los siglos. Una cosa es cuándo Dios decreta la gracia, y otra es cuándo Dios
manifiesta la gracia que fue decretada, y otra cosa es cuándo aquella gracia decretada es
manifestada y usufructuada. Es decretada en la eternidad, manifestada en la vida, muerte y
resurrección de Cristo; pero es aplicada, recibida, usufructuada cuando recibimos al Señor por
el Espíritu. El Padre decretó, el Hijo realizó y el Espíritu Santo aplica. La gracia nos fue dada
antes de los tiempos de los siglos. Por eso el apóstol en Romanos 9 nos dice que Esaú y Jacob
no habían hecho ni bien ni mal antes que ambos hubieran nacido, pero Dios dijo: “A Jacob
escogí”. Y eso fue para “que el propósito de Dios fuese firme, según la elección”. Dios nos salvó
según Su propósito y gracia dada antes de los siglos. Por eso la voluntad del Padre era así para
con Su Hijo: “Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada” (Juan 6:39). Y Jesús dijo: “27Mis
ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28y yo les doy vida eterna; y no perecerán
jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y
nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Jn. 10:27-29). De esto es de lo que importa
la salvación; pero el galardón es otra cosa. El galardón sí es según las obras. Jesús mismo dice
en Apocalipsis 22:12: “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a
cada uno según sea su obra”. El galardón es según la obra; la salvación es por la fe; no de
vosotros, sino como don que viene de Dios. No por obras de justicia que nosotros hubiéramos
hecho, sino por Su misericordia. El galardón es diferente de la salvación; es según las obras.
Veamos otro pasaje sobre el galardón. “Porque es necesario que todos nosotros
comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho
354 La casa y el sacerdocio

mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Co. 5:10). En el tribunal de Cristo cada
uno recibirá su recompensa según lo que hubiere hecho, según sus obras, buenas o malas. Esto
es el galardón. El Señor mostró esto por medio de una parábola (Lucas 19:11). En ella dice que
un hombre noble repartió 10 minas a diez siervos, y les dijo: “Negociad entre tanto que vengo”.
Entonces uno produjo 10 minas; otro con una mina produjo cinco minas; y otro guardó la mina y
no produjo nada, y devolvió la mina sin producir. Entonces llegó el señor de ellos y le habló a
uno, diciendo: “17Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad
sobre diez ciudades”. Aquellos que son sobre diez ciudades, aquellos que son sobre cinco
ciudades, sobre los moradores de aquellas ciudades, y los que no fueron puestos sobre ninguna
ciudad, todos son salvos; estarán en las ciudades del Rey. Pero vemos que el galardón no es el
mismo. Uno tenía 10 ciudades; otro tenía 5 ciudades, y otro no tenía ciudades, pero está en el
regocijo de aquel que tiene 10 ciudades, y es salvo también. Todos son salvos por gracia, todos
aquellos que están en las ciudades del Rey; pero sus galardones son diferentes. Aquel estaba
sobre 10 ciudades porque produjo 10 minas; otro estaba sobre 5 ciudades porque con una mina
produjo 5 minas; y otro fue castigado duramente; pero allí no dice eternamente. Luego el
galardón es diferente de la salvación.
Si tú no crees, no eres salvo. Si tú no crees en Dios, si tú no crees que Jesús es el Hijo de Dios,
que Él murió en la cruz por ti, y resucitó, y es el Señor, y que tu salvación depende de Su amor y
de Su obra en la cruz a tu favor; y de la elección de Dios, tú no eres salvo. Si estás confiando en
cualquier otra cosa para ser salvo, no eres salvo. Eres salvo porque crees en Dios, y crees por
gracia de Dios, como don de Dios; crees que Jesús es el Hijo de Dios, que es el Señor, que es el
Salvador que sufrió una muerte expiatoria por ti, y tú eres justificado por Su sangre, perdonado
por Su obra; y Su Espíritu te convenció de todo pecado, te concedió arrepentimiento, te dio fe, te
dio vida cuando estabas muerto en delitos y pecados; saliste de la muerte, de la oscuridad a la
luz, por Su santo llamamiento según Su propósito eterno, y la gracia que Él preparó para ti antes
El tabernáculo 355
de la fundación del mundo. Pero ahora que apareces en un nuevo nivel, en la nueva creación,
hechura del Señor para buenas obras, ahora en Cristo como gratitud tú sirves a Dios; y entonces
Dios te va a galardonar por este trabajo; pero este galardón no es tu salvación. Tu salvación no
descansa en tus obras, pero tu galardón sí. Todos los que estaban en aquellas ciudades, sobre
diez, sobre cinco, o morando en ellas, son salvos, pero no tienen el mismo galardón. Aquel que
tiene diez ciudades, tiene más galardón que aquel que tiene cinco ciudades, y ambos son
salvos; pero la salvación es diferente del galardón.
Leamos 1 Corintios 3:10-15. Veamos aquí esta preciosa tercera cortina, esta cobertura firme
encima, de la disciplina gubernamental de Dios. Vamos a ver en este capítulo la diferencia entre
galardón y salvación, entre el fundamento y su estructura. “10Conforme a la gracia de Dios que
me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse EL FUNDAMENTO, y otro edifica encima; pero
cada uno mire cómo sobreedifica. 11Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está
puesto, el cual es Jesucristo. 12Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras
preciosas, madera, heno, hojarasca, 13la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la
declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
14
Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 15Si la obra de
alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego”.
Nadie puede poner otro fundamento. Pero sobre este fundamento unos trabajan poco y otros
trabajan mucho; unos trabajan con buen material, y otros con material malo. No es el trabajo de
ellos lo que los salva, sino lo que determina el galardón. El apóstol Pablo dijo: “Yo como perito
arquitecto puse EL FUNDAMENTO”. El fundamento, el único, Jesucristo. ¿Cuál es tu fundamento?
¿Tú mismo? ¿Tu propia obediencia? Jesucristo es el fundamento; mas tus obras son para el
galardón, y las obras malas son para castigo. Porque recibirás tu galardón conforme a lo que
hubieres hecho por medio del cuerpo. Entonces existe el fundamento y existe la edificación por
encima de este fundamento: que cada uno mire cómo sobreedifica. Con relación al fundamento
356 La casa y el sacerdocio

Pablo no dijo: “Vea cada uno cómo edifica”, no; el fundamento no se puede cambiar por otro. No
existe otro fundamento. Pero ahora si se está en el fundamento, mire cada uno cómo
sobreedifica. ¿Tú quieres comer carne o legumbres? ¿Para ti algunos días son especiales, o
todos los días son iguales? Cada uno mire cómo sobreedifica; pero en cuanto al fundamento, no
dice: cada uno vea cómo; sino que sobre el fundamento dice: “Ninguno puede poner otro”. Nadie
puede poner otro fundamento diferente del que está puesto el cuál es Jesucristo.
Hay asuntos que son del fundamento, que si no se tienen, estamos perdidos; pero si estamos
en él, estamos salvos. Pero, ¿cuál será tu galardón? Depende de cómo edifiques sobre este
fundamento; depende de lo que haces con la mina. El fuego probará nuestro servicio para Dios.
Noten que la recompensa depende de las obras, de la sobreedificación; no está hablando aquí
del fundamento. El fundamento es para salvación, y es Jesucristo; no son las obras de cada uno,
sino la obra de Dios a favor nuestro. Entonces ahora nuestra obra en Cristo a favor de Dios es lo
que determina el galardón; y la obra de Dios a nuestro favor es lo que determina la salvación.
Repito: La obra de Dios en Cristo a nuestro favor es lo que determina nuestra salvación; y
nuestra obra en Cristo a favor de Dios, determina el galardón. En el versículo 15 de 1
Corintios 3 dice que si la obra de alguien se quema, sufrirá detrimento; es decir, perderá alguna
cosa; por eso el apóstol Juan decía: “Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de
vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo” (2 Jn. 8). Sobre el galardón dice: “Retén lo
que tienes, para que ninguno tome tu corona” (Ap. 3:11). “15Si la obra de alguno se quemare, él
sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego”. Su obra se quemó,
perdió el galardón, pasó por el fuego; pero no es el fin, permaneció salvo. ¡Aleluya, qué
maravilla! “Para que no seamos condenados con el mundo” (1 Co. 11:32). “A fin de que el
espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús” (1 Co. 5:5).
Hermanos, la Iglesia tiene dos mandamientos: uno para contender ardientemente, y otro para
no contender. No son contradictorios. ¿O será que el Espíritu Santo se va a contradecir? Judas
El tabernáculo 357
dice: “3Contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos”. Y ahora Pablo
dice: “Recibid al débil en la fe, pero no para contender” (Ro. 14:1). Y no hay contradicción. Judas
está hablando de cosas fundamentales, de la fe, de la salvación común, de la obra de nuestro
Señor, de Dios. Estas son cosas fundamentales. Mientras que Pablo está hablando de personas
que están en la fe, que ya creen en lo fundamental que salva, pero su conciencia es débil.
Porque existen cosas que salvan. Mas, ¿cuál es tu evangelio acerca de lo que salva? Pon esto
en la conciencia. ¿Cuál es tu evangelio acerca de aquella cosa que salva? ¿Cómo piensas tú
que hay salvación? ¿Por qué y con qué base? Vean que el galardón depende de las obras. Por
eso dice que “si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo”
¡Aleluya! Existen dificultades, problemas entre los hermanos en la iglesia, que ciertamente
afectarán el galardón. Pero por encima de aquella cobertura de pieles de cabra tratadas con
corchetes de bronce, existe otra cobertura de pieles de carnero teñidas de rojo. Pero las gentes
del mundo no ven estas cosas; porque hay aun una cuarta cobertura, la que ellos ven, la última;
pues por encima de esta cobertura de pieles de carnero tenidas de rojo, existe otra cobertura
mencionada en Éxodo 26:14.

LA CUBIERTA DE PIELES DE TEJONES


En Éxodo 26, al final del verso 14 dice: “Y (harás) una cubierta de pieles de tejones encima”.
De la cubierta hay muchas cosas que decirse, pero por ahora vamos a resumir. Estos tejones
son animales comunes, de cierto tamaño, pero parece un ratón grande, que vive en las
proximidades del mar entre el litoral y el desierto, en las proximidades del Mar Rojo. Estos
tejones son la apariencia exterior, la masa exterior de la casa de Dios. Cuando alguien que está
afuera mira la casa de Dios, ¿qué ve? Un ratón grande; parece un tejón grande que hay en el
desierto. Porque por fuera todo es pieles de tejones. No hay apariencia ni hermosura; la obra de
Dios está escondida, está adentro. Por fuera, como dice del Señor Jesús en Isaías 53, “2no hay
358 La casa y el sacerdocio

parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. 3Como que
escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos”. ¡Oh mis queridos hermanos!
Que no acontezca con nosotros lo que acontece con el mundo, cuando se encuentra en el
desierto con este tejón gigante. Porque a veces a las cosas de Dios las menospreciamos por la
apariencia exterior; por la apariencia de los ojos naturales. Quien tiene muchos atractivos es el
diablo. Este es quien tiene muchos atractivos por fuera, y cosas terribles por dentro. Todo lo
contrario del Señor.
No hay en el Señor apariencia. Así acontece con la obra del Señor. El Señor no encontró lugar
en la posada, y tuvo que nacer en un pesebre. ¿Dónde nació Jesús? En una caballeriza. No
tenía apariencia. La señal era: “Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre”
(Lc. 2:12). Sin embargo a veces miramos con los ojos carnales, como aconteció con el propio
profeta Samuel. “6Y aconteció que cuando ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo: De cierto delante
de Yahveh está su ungido. 7Y Yahveh respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande
de su estatura, porque yo lo desecho; porque Yahveh no mira lo que mira el hombre; pues el
hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Yahveh mira el corazón” (1 Sam. 16:6-7).
Hermanos, las cosas verdaderas y preciosas de Dios, están escondidas a propósito por Dios.
Plugo a Dios esconderlas. “25Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste
estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. 26Sí, Padre, porque así
te agradó” (Mt. 11:25,26). Dios las escondió: están debajo de las pieles de tejones. Dios mismo
está dentro del arca; pero la gente de afuera no sabe que Dios mismo está adentro. “1Mirad cuál
amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos
conoce, porque no le ha conocido a él. 2Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha
manifestado lo que hemos de ser” (1 Jn. 3:1-2). ¡Ya somos hijos de Dios! Pero parecemos un
tejón grande. El asunto de la Iglesia que las gentes tanto tratan de ver, pero sólo ven pieles de
tejones. No saben de qué se trata. Somos hijos de Dios, pero el mundo, al no conocerle a Él,
El tabernáculo 359
tampoco nos conoce.
Si tú quieres ver los asuntos como Dios los ve, no podrás confiar más en tu propia prudencia.
Debes venir a Dios y esperar la luz de Él para verlo. “El mundo no nos conoce, porque no le ha
conocido a él. 2Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos
de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos
tal como él es”. Cuando Él se manifieste, como dice Col. 3:4: “Cuando Cristo, vuestra vida, se
manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”. Por cuanto el
mundo no nos conoce, las gentes miran y ven según la apariencia. Porque Dios ocultó las cosas
gloriosas. Veamos esta apariencia exterior que a propósito esconde la gloria de Dios, en el
pasaje del Señor con los discípulos de Juan 21:4 en adelante. “4Cuando ya iba amaneciendo, se
presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús. 5Y les dijo: Hijitos,
¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No. 6Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca,
y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces.
7
Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! 12Y ninguno de los
discípulos se atrevía a preguntarle; ¿Tú quién eres? sabiendo que era el Señor”. Pongan
atención a esto. Noten que al comienzo no le reconocían, pero cuando dijo algo, dio una señal,
entonces dijeron: “¡Es el Señor!” Hay una cosa diferente entre conocer según la carne y conocer
según el Espíritu. La carne no conocía, pero el espíritu sabía que era el Señor. Lo que de Dios se
conoce es en Su Espíritu, y el testimonio está en tu espíritu; pero tu prudencia distorcionada
nubla el discernimiento del espíritu, y tú miras en tu prudencia natural y sólo ves pieles de
tejones. Pero si estás en el Espíritu, puedes percibir al Señor.
“Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle; ¿Tú quién eres? sabiendo que era el
Señor”. ¡Qué contradicción! El hombre exterior dudaba. Cuando Jesús apareció en Mateo 28,
dice que algunos de los discípulos dudaban. ¿Será o no será? Porque para conocer al Señor es
preciso que el espíritu del hombre esté vivificado. Si el hombre no nace de nuevo ni siquiera
360 La casa y el sacerdocio

puede ver, mucho menos entrar. Debe nacer de nuevo, debe nacer a la nueva creación para
percibir las cosas de Dios. Si solamente tratamos las cosas religiosas del hombre exterior,
vamos a ver sólo pieles de tejones. Si realmente se quiere ver, es necesario deshacerse de la
propia prudencia, y ponerla en el altar del Señor. Si traes tu opinión sobre los asuntos de Dios,
sobre las Escrituras, sobre este o aquel pasaje, confiando en tu propia prudencia, te desviarás.
Sólo cuando tuvieres temor, y le supliques al Señor que Él te ayude, para que Él sea tu cabeza,
y tú no sigas siendo tu propia cabeza, entonces verás con el espíritu y conocerás la verdad, y la
verdad te hará libre. Pero si confías en ti mismo, dudarás. ¿Quién será éste? pero los discípulos
sabían que era el Señor. Y cuando Cleofas y otro de los discípulos iban camino de Emaús, y
Jesús iba con ellos, el hombre natural no reconocía a Jesús. Jesús y la gente de Jesús tienen
que ser reconocidos en el Espíritu; las cosas de Dios deben ser reconocidas en espíritu; porque
el reino de Dios no puede ser visto a partir de la vieja creación. El reino de Dios no puede ser
discernido a partir de la vieja creación. Adam, la carne, no puede discernir las cosas que son del
Espíritu; no tiene capacidad de hacerlo. Debe ser discernido espiritualmente. Por eso vemos
que los discípulos sabían quien era Aquel, en el Espíritu. Por fuera era como si ellos dudasen;
pero dijeron los discípulos: “32¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en
el camino?” Por fuera pensaban: “¿Quién será este forastero?” pero por dentro ardía el corazón.
Es esta la piel de tejón que lo cubre todo.
“1En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio
Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de
Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia, 2y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino
palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto” (Lc. 3:1-2). Vemos ahí la cúpula del
mundo incluyendo a Anás y Caifás en ella; pero la palabra de Dios vino a Juan en el desierto. He
ahí las pieles de tejones; la obra más preciosa que estaba aconteciendo en la historia no estaba
en los palacios; estaba allá con aquel “loco” del desierto que “tiene demonio”, aquel
El tabernáculo 361
“endemoniado” que comía langostas y vestía pieles de camello. Allí estaba la vanguardia de
Dios en la tierra. Esta es la piel de tejones; la última cubierta. Hermanos, no confiemos en
nuestra prudencia natural, pero sí en el Señor.

LAS TABLAS DEL TABERNÁCULO


Llegamos ahora a la segunda sección del tabernáculo en Éxodo 26. La segunda sección
comienza hablando de las tablas desde el verso 15 hasta el verso 25. Después también hay otra
sección que habla de las barras, y que va del verso 26 hasta el verso 30; y la última sección
habla de los velos, y va del verso 31 hasta el 37. “15Y harás para el tabernáculo tablas de madera
de acacia, que estén derechas. 16La longitud de cada tabla será de diez codos, y de codo y
medio la anchura. 17Dos espigas tendrá cada tabla, para unirlas una con otra; así harás todas las
tablas del tabernáculo. 18Harás, pues, las tablas del tabernáculo; veinte tablas al lado del
mediodía, al sur. 19Y harás cuarenta basas de plata debajo de las veinte tablas; dos basas
debajo de una tabla para sus dos espigas, y dos basas debajo de otra tabla para sus dos
espigas. 20Y al otro lado del tabernáculo, al lado del norte, veinte tablas; 21y sus cuarenta basas
de plata; dos basas debajo de una tabla, y dos basas debajo de otra tabla. 22Y para el lado
posterior del tabernáculo, al occidente, harás seis tablas. 23Harás además dos tablas para las
esquinas del tabernáculo en los dos ángulos posteriores; 24las cuales se unirán desde abajo, y
asimismo se juntarán por su alto con un gozne; así será con las otras dos; serán para las dos
esquinas. 25De suerte que serán ocho tablas, con sus basas de plata, dieciséis basas; dos basas
debajo de una tabla, y dos basas debajo de otra tabla”. Esta es la sección de las tablas.
Creo que todos nosotros comprendemos que siendo este el tabernáculo, la casa de Dios,
figura de la Iglesia, estas tablas se refieren a los creyentes, a los hijos de Dios, a los hermanos
en Cristo que, todos juntos, formamos la casa de Dios, el Tabernáculo de Dios. Inicialmente
vemos el material de las tablas; aquel material inicial que aparece aquí, es de madera de acacia;
362 La casa y el sacerdocio

y la madera, como todos nosotros comprendemos, simboliza la humanidad. El árbol representa


a los hombres, como lo dice el profeta Juan Bautista: “El hacha está puesta a la raíz de los
árboles” (Lucas 3:9). Pero estas tablas que ahora hacen parte del tabernáculo, antes también
habían hecho parte de los árboles, de la tierra; pero fueron cortadas del mundo y establecidas
sobre basas de plata. Ahora no tienen raíces en el mundo, ahora han sido enderezadas y
establecidas sobre basas de plata para que pertenezcan a la Casa de Dios. La altura de las
tablas es de 10 codos. Un codo es más o menos 45 centímetros. La altura de las tablas sería
aproximadamente de 4 metros. Ya conocemos lo que significa el número 10; todas aquellas
tablas tenían la misma altura: 10 codos. Ya vimos en el asunto de las cortinas, que el 10 es el
número de las naciones. Cuando en la tipología del templo, que es después de esta del
tabernáculo, está tipificada la entrada de los gentiles a la casa de Dios, Dios hace lo siguiente:
Salomón mandó a pedir madera gentil del exterior de Israel, en barcos. Aquellos embarques de
madera llegaban hasta Jope; y por el norte de Jope entró aquella madera a Israel. Entonces, con
madera de Israel y con madera de los gentiles fue construido el templo de Dios por Salomón, hijo
de David.
Si los hermanos recuerdan, hoy Jope es la ciudad de Tel-Aviv; esta es la antigua Jope. Allá
está el aeropuerto internacional. Ningún avión que llega del exterior puede entrar en Israel sino
por Jope, que es Tel-Aviv. La relación de Israel con los gentiles es a través de la puerta de
Tel-Aviv. Si los hermanos recuerdan, es justamente en Jope donde estaba el apóstol Pedro
cuando recibió la orden de recibir a los gentiles. Descendió aquel lienzo con aquellos animales
que representaban a los gentiles; y el Señor le dijo a Pedro: “13Pedro, mata y come. 15Lo que
Dios limpió, no lo llames tú inmundo” (Hechos 10). Entonces Pedro recibió la orden de Dios de
recibir la madera de los gentiles en el puerto de Jope, para la casa de Dios. Esto estaba
tipificado en aquel tiempo. Por eso las tablas tienen la altura de 10 codos, lo que representa las
naciones; porque son personas de todas las naciones y clases las que hacen parte de la casa de
El tabernáculo 363
Dios. Pero existe algo curioso en la anchura de las tablas; son de codo y medio. La medida
completa de Dios en las Escrituras es el número 3, pero codo y medio es la mitad del número 3.
Esto significa que ningún hijo de Dios aislado es suficiente para dar testimonio de la Casa de
Dios. Es por eso que el Señor dice: “Donde estuvieren dos o tres, allí estoy Yo”. De manera que
codo y medio no es completo; precisamos de otra tabla para hacer tres; codo y medio más codo
y medio es igual a tres, la medida de Dios; pero yo solito no puedo hacer casa. Por eso Jesús
mandó a los apóstoles ir por lo menos de dos en dos; porque un codo y medio mas un codo y
medio hacen tres, la medida de Dios; uno solo no lo hace. La Iglesia necesita comenzar con dos:
“Donde están dos o tres”.

LAS BASAS DE PLATA


Veamos ahora algunos detalles. Leemos que debajo de cada tabla había dos basas de plata.
El 2 es el número de testimonio. El número 1 habla de la unidad de Dios; el 2 habla del
testimonio de Dios; es decir, personas que están establecidas sobre el testimonio de Dios. ¿Por
qué son de plata? Porque la plata, en la tipología bíblica, representa la redención. Cuando el
pueblo de Israel tenía que pagar el precio de su rescate, en figura de lo que pagaría Cristo, ellos
tenían que pagar un siclo de plata. Entonces la plata es el precio de la redención. Nadie puede
hacer parte de la casa de Dios si no tuviere testimonio de su redención. Aquellas tablas antes
tenían raíces en la tierra, estaban en el mundo; pero hora fueron separadas del mundo y puestas
para testimonio de la redención del Señor. Ahora que somos redimidos, que somos limpios,
regenerados y unidos, ahora descansamos en la salvación de Dios. Por eso aquellas tablas
encima de basas de plata. Sabemos entonces que el Señor tiene una casa con gente de toda
clase, pero en Cristo Jesús, con testimonio probado que están en Cristo Jesús. Mas no es
suficiente, como ya vimos en la medida de la anchura de las tablas, un solo creyente;
necesitamos de dos o más para formar las paredes de la casa de Dios. Aquella pared se forma
364 La casa y el sacerdocio

por relación de las tablas entre sí. Ninguna tabla es completa en sí misma; necesitamos
relacionar unas con las otras.

LAS ESPIGAS
Dios tipifica, pues, la relación de los hijos de Dios entre sí a través de las espigas que salen de
las basas de plata de una tabla, para entrelazarse con las otras espigas que salen de las basas
de la tabla vecina. De la basa de la derecha sale una espiga hacia la derecha; y de la basa
izquierda de la otra tabla sale otra espiga hacia la izquierda; de manera que estas espigas se
cruzan y se encajan. Estas espigas significan el fruto del Espíritu; porque Cristo es el grano de
trigo que cae en la tierra y muere. El fruto de la vida de Cristo son las espigas, el fruto del Espíritu
que mantiene la relación entre las tablas, que son los hijos de Dios. Entre nosotros debe haber
amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Todo aquello es
el fruto del Espíritu que viene del grano de trigo que cayó en la tierra y murió. La espiga
representa el fruto de la resurrección de Cristo, el Espíritu, para mantener la comunión de unos y
otros.
Pero aquellas espigas no pueden salir de lo natural; sólo pueden salir de la redención, de
aquello que proviene de la redención. Por eso de las basas de plata brotan las espigas para
entrelazar unas tablas con las otras. Los hijos de Dios están todos relacionados unos con los
otros por el Espíritu, manifiesto en Su fruto. El fruto multiplicado del Espíritu es aquello que nos
mantiene juntos. Para que estemos juntos es necesario amor, paciencia, longanimidad,
templanza; esta es la relación que deben tener las tablas de la casa de Dios, unas con las otras.
Existen aun algunas cosas interesantes que vamos a ver en la sección siguiente. ¿Por qué es
que no es suficiente sólo el fruto del Espíritu para mantener unida la casa de Dios, y edificado el
Cuerpo de Cristo? Vemos que Dios tiene providenciado, además de la comunión y de la relación
de los santos entre sí, el servicio del ministerio para edificar la casa de Dios. Veámoslo en la
El tabernáculo 365
siguiente sección.

LAS BARRAS DEL TABERNÁCULO


Seguimos en Éxodo 26. “26Harás también cinco barras de madera de acacia, para las tablas
de un lado del tabernáculo, 27y cinco barras para las tablas del otro lado del tabernáculo, y cinco
barras para las tablas del lado posterior del tabernáculo, al occidente.” Las tablas del norte están
en orden gracias a las cinco barras; las tablas del sur están orden gracias a las cinco barras; las
tablas del occidente están en orden gracias a las cinco barras. Pero en el oriente no
necesitamos de las barras porque en el oriente queda la puerta por donde entra el sol, que
representa a Jesucristo. La puerta de la casa de Dios es el oriente; la puerta de entrada es
Jesucristo; sin embargo, el resto de la casa necesita de las cinco barras a fin de mantener en
orden la casa de Dios. Porque el Señor estableció que para que Su Cuerpo sea edificado, para
que los santos sean perfeccionados para la obra del ministerio, Él constituyó apóstoles,
profetas, evangelistas, pastores y maestros; las barras también son de madera, también son
humanos como los otros; pero ellos tienen la obligación en un mismo sentido, de mantener
aquellas tablas en orden. Si apenas tuviesen las espigas, podría suceder que unas tablas
quedasen por allá, y otras más acá; pero con las cinco barras que sustentan la pared en orden,
ahora el tabernáculo está seguro, no cae. Porque para el orden del tabernáculo, Él estableció
aquellas cinco barras en cada grupo de creyentes. Eso significa que existen cinco ministerios
establecidos por el Señor para la edificación de la casa de Dios. Para el perfeccionamiento, para
mantener el orden en la casa de Dios, Él estableció cinco barras: apóstoles, profetas,
evangelistas, pastores y maestros. Ahí están las cinco barras para mantener el orden en la
casa de Dios.
“28Y la barra de en medio pasará por en medio de las tablas, de un extremo al otro”. Existen
dos barras encima y dos barras debajo, y una barra en medio. Las tablas serían más o menos de
366 La casa y el sacerdocio

cuatro metros, de manera que a la altura de dos metros pasa una barra mayor, que pasa de una
a otra extremidad, la barra de en medio; es la barra que representa el equilibrio del ministerio y
de la casa. Y la barra de en medio representa el apostolado, que es el ministerio al que el Señor
dio el primer lugar. Los apóstoles están representados por las barras de en medio del
tabernáculo. No dice que las otras barras van de un extremo al otro, pero aquella de en medio sí;
porque es el ministerio más extenso, que cubre mayor campo; es la barra de en medio, la que
representa el apostolado. “29Y cubrirás de oro las tablas, y harás sus anillos de oro para meter
por ellos las barras; también cubrirás de oro las barras”. No es suficiente que Dios tenga una
casa con seres humanos. Es preciso que esta naturaleza humana sea revestida de la naturaleza
divina. Ahora somos participantes de la naturaleza divina. Por eso las tablas deben ser
revestidas de oro. Pero dice también que los anillos son de oro. Qué interesante este asunto de
los anillos. “Harás sus anillos de oro para meter por ellos las barras”. Si las tablas no tienen
anillos, las barras no pueden mantener a las tablas en orden. Para que las tablas puedan estar
en orden, necesitan sostener las barras; y las barras no pueden hacer su trabajo sin sostenerse
en las tablas. Las tablas tienen que tener anillos para sostener las barras. Por un lado, el
ministerio mantiene en orden la casa de Dios; por otro lado los hijos de Dios sustentan al
ministerio. Es por eso que tienen los anillos. Pero aquellos anillos no son de madera, son de oro;
porque sólo aquello que nace de la naturaleza divina, es lo que está dispuesto a soportar la
carga del ministerio para mantener en orden la casa de Dios. Es para esto que sirven los anillos,
para sostener las barras de la casa de Dios.
“30Y alzarás el tabernáculo conforme al modelo que te fue mostrado en el monte”. No podemos
edificar la casa de Dios sin tener en las manos, no sólo algunos sino todos estos detalles: Las
cortinas, las tablas, el oro de las tablas, sus anillos, sus espigas, sus basas, sus barras, sus
medidas, las barras todas en el mismo sentido, sus interrelaciones, etc. A veces parece que
cuando el tabernáculo no está levantado, existen muchos hijos de Dios, pero todos
El tabernáculo 367
desordenados. Hay muchas tablas y barras, todo mezclado; una está encima, otra hacia abajo;
una con un sentido, otra con otro sentido. De esta manera no se puede edificar el Cuerpo de
Cristo. Todas las barras deben tener un mismo sentido y deben estar relacionadas al equilibrio
establecido por la barra de en medio, y también relacionadas entre sí. Y deben sostener al
ministerio con temor y temblor, sin pretensión ninguna. Y la Palabra dice que los anillos deben
existir para que las barras puedan realizar bien su servicio, para que las cosas queden cada una
en su lugar. Tiene que ser conforme al modelo. No podemos simplemente hacer la iglesia como
bien nos parece. A veces decimos: “Vamos a hacer una iglesia (un pastor y una congregación)”.
Este no es el modelo. Esto es una tabla y esto es una barra; pero ¿dónde están los demás
ministerios? ¿Dónde está la plenitud del Cuerpo y la plenitud del ministerio? ¿Sólo un
evangelista? Es poco. ¿Un maestro solo? Es poco. Debe ser todo; porque dice: “11Y él mismo
constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y
maestros, 12a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del
cuerpo de Cristo, 13hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de
Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4). Vamos,
pues, a pasar a la última sección.

LOS VELOS DEL TABERNÁCULO


Hasta aquí se habla de la edificación del tabernáculo; sin embargo, en el interior de la casa
existen algunas diferenciaciones. Existen partes internas, intermedias, y otras partes exteriores.
Estos versos dicen que estos lugares se diferencian unos de otros; de cómo el Lugar Santísimo,
se diferencia del lugar santo, y que el lugar santo se diferencia del atrio, a través del velo. Los
velos hacen diferencia entre el Santísimo, el santo y el atrio. Esto se debe a que existen cosas
que son del espíritu, existen cosas que son del alma y existen cosas que son del cuerpo. De
manera que entre el mundo exterior y el íntimo, existe un velo, la carne. La Palabra del Señor
368 La casa y el sacerdocio

dice que la carne representa un velo. “19Teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo
por la sangre de Jesucristo, 20por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto
es, de su carne”. La Palabra nos dice que uno de los velos es la carne. Además de este velo, la
carne, que separa el lugar santo del atrio, existe otro velo, más interior aun, que separa el lugar
santo del Santísimo. El Santísimo representa la parte interior de nuestro ser. Nosotros, como
templo de Dios que somos, tenemos tres partes: tenemos el espíritu, tenemos el alma y tenemos
el cuerpo. En nuestro espíritu está el Señor, el arca, el testimonio de la Palabra de Dios, la vida
de resurrección, el maná escondido. Pero en el alma es donde tenemos la vida práctica de
nuestro sacerdocio, de nuestra comunión. Mas en el atrio es donde está la carne, el altar; el
pecado que debe ser confesado y debe ser tratado por la cruz. Existe un velo santísimo; aquel
segundo velo entre el lugar santo y el Lugar Santísimo, es el ego, el yo. No tenemos que morir
exteriormente, sino en nuestro ego. El Señor Jesús no sólo murió exteriormente sino que
también se negó a sí mismo, se humilló hasta la muerte. Cuando el Señor murió, exteriormente
Su cuerpo murió, pero interiormente Él se humilló para abrirnos camino a todos nosotros.
Cuando el Señor murió, el velo fue abierto, rasgado, y ahora tenemos entrada. Si estamos en la
carne tenemos que arrepentirnos en el atrio, confesar nuestros pecados y morir con Cristo; no
andar en la carne. Pero a veces andamos en el alma, en el lugar santo, que aún no es el espíritu.
Necesitamos, pues, también negarnos a nosotros mismos en el alma, a la vida del alma. No
tenemos sólo que tratar con el mundo, con el diablo, con el pecado, sino con nosotros mismos.
“31También harás un velo de azul, púrpura, carmesí y lino torcido; será hecho de obra
primorosa, con querubines”. Este velo interior que separa el Santísimo del santo, representa al
Señor Jesús mismo. Él tiene la naturaleza divina representada en el azul; pero también es el
Verbo que se hizo carne, representado en el carmesí; y también es hecho Rey, representado en
el púrpura; y practicó la justicia de Dios, representada en el lino torcido. El Señor es el templo.
Hemos visto que el Señor es el velo. Como aquel velo, Él se rasgó a Sí mismo; y también es Rey
El tabernáculo 369
de reyes, el Verbo hecho carne que hizo justicia. Por eso aquel velo tenía que ser hecho de azul
porque es el Verbo de Dios, es celeste; pero también carmesí, porque se hizo carne para
derramar Su sangre carmesí para redimirnos; pero también Él es Rey, por eso tiene púrpura.
Recuérdese que Herodes lo vistió de púrpura, porque Él es Rey. Pero también es justicia; Él es
nuestra justicia. Él agradó a Dios. Él estuvo bajo la ley y obedeció; por eso tiene lino fino torcido.
¿Y por qué tiene querubines? Por la relación que tiene la casa de Dios con la ministración de
Dios a través de los ángeles. ¿Recuerdas cuando el Señor estaba allá luchando consigo
mismo? “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
Sudó grandes gotas de sangre, se negó a Sí mismo. Entonces vinieron ángeles y fortalecieron al
Señor.112 ¿Recuerdan que Jesús es la escala por la cual Dios desciende hasta los hombres y
los hombres suben hasta Dios? Y por aquella escala subían y descendían ángeles (Génesis
28:12; Juan 1:51).

112
Ver Lucas 22:39-44.
370 La casa y el sacerdocio

Entonces existe una relación del mundo espiritual con la casa de Dios. Cuando estamos
edificando para Dios, existen ángeles que transmiten ánimo de parte de Dios, como dice en
Daniel 11:1, que aquel ángel estaba con Darío para animarlo y fortalecerlo, así como aquellos
ángeles fortalecieron al Señor Jesús. Los ángeles son espíritus ministradores, enviados para
servicio de los herederos de Dios (Hebreos 1:14). Aquel ministerio del trabajo de los ángeles en
aquella dimensión, obedeciendo el encargo de Dios para con nosotros, está representado en
estos querubines puestos allí en el velo, y después en las paredes del templo en Jerusalem. “32Y
lo pondrás sobre cuatro columnas de madera de acacia cubiertas de oro; sus capiteles de oro,
sobre basas de plata. 33Y pondrás el velo debajo de los corchetes, y meterás allí, del velo
adentro, el arca del testimonio; y aquel velo os hará separación entre el lugar santo y el
santísimo”. Vean qué interesante el asunto de estas cuatro columnas. El velo está sobre cuatro
columnas; pero la primera columna con la segunda forma una puerta; la segunda columna con la
tercera, forman otra puerta; y la tercera columna con la cuarta, forman otra puerta. Pero la
columna del medio es la que fue abierta. Dios totalmente mora en Su casa. No sólo mora el
Espíritu Santo, ni sólo el Hijo, ni sólo el Padre. Quien tiene al Espíritu Santo, tiene al Hijo
también. Jesús dijo: “Y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. Quien
recibe al Hijo recibe también al Padre; entonces dentro de la casa de Dios está el Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo. La Trinidad está en la casa de Dios. Pero no fue el Padre el que murió por
nosotros, ni el Espíritu Santo; fue el Hijo, que está entre la segunda y la tercera columna, fue
quien murió por nosotros. Por eso el velo fue rasgado en la mitad (Lucas 23:45), o sea entre la
segunda y tercera columna; haciendo así la segunda puerta, el Hijo.

Los muebles del tabernáculo


Mencionaremos entonces rápidamente, los muebles del tabernáculo y sus disposiciones. El
arca está en el Santísimo. En el arca estaban las tablas del testimonio, la vara de Aarón que
El tabernáculo 371
floreció y el maná escondido. Encima del arca estaba el propiciatorio. El propiciatorio era
como una tapa del arca; en un extremo del propiciatorio estaba un querubín, y en el otro
extremo, otro querubín; y los dos querubines miraban al propiciatorio tal como las entidades en
lugares celestiales se interesan por lo que sucede con la Iglesia. Y en el propiciatorio se
colocaba la sangre del cordero; y el Señor hablaba debajo de las alas de los querubines, sobre
el propiciatorio. Esto quiere decir que el Señor pone querubines en el Lugar Santísimo, nuestro
espíritu, guardando los extremos. El Señor no habla en los extremos. Por eso había un querubín
guardando un extremo y otro querubín guardando el otro extremo. Los querubines son
guardianes. La primera mención de los querubines está en Génesis 3:24. El Señor cerró el
camino del árbol de la vida, y puso los querubines guardianes y la espada de fuego. Los
querubines son guardianes y ellos están en los extremos, porque no habla en los extremos. Dios
habla debajo de las alas de los querubines; ni a la izquierda ni a la derecha; y cuando está la
sangre de Cristo. Cuando no hay sangre en el propiciatorio, hay juicio. Por eso la persona tiene
en su conciencia (la conciencia es una función del espíritu) condenación. Pero cuando se pone
la sangre en el propiciatorio, ya no se tiene conciencia de culpa, no tiene pecado, su interior está
libre; ahora Dios puede hablar allí en el Lugar Santísimo. Sólo que si la persona no tiene la
sangre de Cristo limpiando, Dios no va a hablar ahí. La persona está en condenación. Aquellos
querubines están allí porque ellos son los que hacen que se respete a Dios; este es el trabajo de
los querubines, hacer respetar la santidad de Dios. Son guardianes; pero si hay sangre en el
propiciatorio, si la persona confesó sus pecados, y fue limpia por la sangre de Cristo, ahora Dios
puede hablar en su interior, en el Lugar Santísimo de la Iglesia.
“35Y pondrás la mesa fuera del velo, y el candelero enfrente de la mesa al lado sur del
tabernáculo; y pondrás la mesa al lado del norte”. Dijimos antes que la Iglesia del Señor Jesús
perseveraba en la doctrina de los apóstoles, y con esto estaba el Señor Jesús representado
en el arca; y como consecuencia de esto tenían la comunión al partir el pan. Primero acontece
372 La casa y el sacerdocio

con nosotros, en el espíritu: es el Señor muerto por nosotros, que vive para nosotros, siendo el
centro de nuestra vida. Y como resultado de aquello que acontece en nuestro interior, ahora en
nuestra vida práctica, en el lugar santo en nuestra alma, tenemos comunión (ahí tenemos el
candelero representando la vida de la Iglesia, la vida del reino)l el partimiento del pan (la mesa
de los panes); o viceversa, también está el altar del incienso (las oraciones) que no está citado
en este texto de Éxodo 26. Pero el altar de oro del incienso está en el lugar santo (Éxodo 30:6).
“36Harás para la puerta del tabernáculo una cortina de azul, púrpura, carmesí y lino torcido, obra
de recamador. 37Y harás para la cortina cinco columnas de madera de acacia, las cuales
cubrirás de oro, con sus capiteles de oro; y fundirás cinco basas de bronce para ellas”. Esta
puerta es la que separa el lugar santo del atrio; pero quiero decir que ahora hay una cortina más;
porque ahora hubo ampliación. Antes era sólo el Señor, pero ahora es introducido Su pueblo;
porque el pueblo pasa a tomar parte de la casa de Dios. Ahora no está Dios sin Su pueblo, sino
Su pueblo junto con Dios. Porque al comienzo, allá adentro era el arca (la Trinidad) y el velo
entre el santo y el Santísimo. Pero ahora en el lugar santo ¿qué hay? Está el candelero, está
también la mesa de los panes, está la comunión del Cuerpo. Por eso no puede ser solamente
3, tiene que ser 4 puertas; porque el pueblo de Dios, representado en el candelero, representado
en la mesa, ahora toma parte del ministerio. De manera que ahora deben ser 5 columnas para
hacer 4 puertas, que representan el número de la creación. Porque es un tabernáculo de
reunión, el tabernáculo de Dios con los hombres, Su creación; por eso son 5 columnas.
Aquí las basas no son ya de plata sino de bronce. ¿Por qué de bronce? Porque hay diferencia
entre el atrio y el lugar santo. En el atrio, el bronce representa el juicio de Dios. Por ejemplo, la
serpiente de bronce representa a Cristo y al juicio del pecado. El altar donde sacrificaban al
cordero, donde es hecho el juicio por el pecado confesado, es de bronce. Entonces la basa de
este segundo velo exterior es de bronce. Quiere decir que para poder entrar a tener parte en la
Iglesia, en la mesa del Señor, debe haber confesado y juzgado su pecado; así podrá entrar a
El tabernáculo 373
estar con la Iglesia; pero si alguien no tiene su pecado juzgado, no puede entrar.
La casa y el sacerdocio

Por eso, las basas de este velo son de bronce. Ninguno que no haya juzgado el pecado, puede
entrar más allá. Podemos llegar hasta el atrio, y quedarnos en este nivel; pero si quisiéremos
entrar más allá, tenemos que confesar nuestros pecados, tenemos que arrepentirnos. Se tiene
que pasar por el juicio del pecado para poder tener parte en la Iglesia. Y, si quieres, no sólo estar
en la Iglesia, sino tener profunda comunión con Dios, hay aquel otro velo que tiene bases de
plata. O sea, para tener comunión con Dios se debe descansar en todo lo que fue hecho en la
cruz y en la resurrección del Señor. La obra del Señor en la cruz es lo que abre la puerta para
tener comunión con Dios; y el juicio del pecado es lo que nos permite tener parte en la comunión
de la Iglesia. Amén.
Capítulo XIX

LAS CORTINAS113

La obra de la casa de Dios


Vamos al libro del Éxodo. Tengamos abiertos simultáneamente los capítulos 26 y 36.
Inicialmente leamos en Éxodo 36:8: “Todos los sabios de corazón de entre los que hacían la
obra, hicieron el tabernáculo de diez cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí; las hicieron
con querubines de obra primorosa”. Vamos a detenernos por un momento en la meditación y
espíritu de este versículo. “Todos los sabios de corazón de entre los que hacían la obra”; de
entre los que hacían la obra, aquellos a quienes el Señor les había dado corazón sabio, muchos
hacían la obra, pero algunos de entre los que la hacían, dice acá, eran sabios de corazón, lo
hicieron de la manera como el Señor lo había pedido, porque la sabiduría de corazón consiste en
hacer las cosas que el Señor quiere y como Él las quiere. Esta expresión “la obra”, es una
expresión clara del Espíritu Santo, es una expresión que no aparece sólo aquí, sino que aparece
en lugares claves, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento; la obra, hacer la obra,
aparece aquí; aparece también en aquel pasaje de Crónicas donde se está edificando la casa de
Dios.
Esa expresión la podemos ver en el capítulo 23 del primer libro de Crónicas, y volveremos a
Éxodo. Esta es una expresión originada en Dios, originada en el Espíritu Santo. Hay algo
específico, concreto, que Dios está realizando en la tierra, y a ese trabajo lo llama claramente
Dios por el Espíritu Santo, la obra; es el Espíritu Santo el que llama al trabajo de Dios en la tierra,
113
Enseñanza de la obra en la localidad de Teusaquillo, Bogotá D. C., 17 de marzo de 1995. Transcripción: Marlene Alzamora
La casa y el sacerdocio

la obra. Hay muchas cosas que se hacen en la tierra que no son la obra de Dios, pero hay algo
que se está haciendo en la tierra que sí es la obra de Dios. Leamos 1 Crónicas 23:4: “De éstos,
veinticuatro mil para dirigir la obra de la casa de Yahveh”; esa es la expresión del Espíritu,
porque ese es el negocio que Dios está llevando a cabo en la tierra; ese es el negocio, la obra de
la casa de Yahveh. Dios no está realizando realmente sólo trabajos personales, trabajos
espirituales, devocionales a nivel personal, sino que está realizando la obra de Su casa; ese es
el asunto de Dios. Dice aquí: “La obra de la casa de Yahveh”.
En el mismo capítulo veamos esa expresión y tomemos conciencia de él en el verso 24 y
después en el 28. Primer libro de Crónicas 23:24,28. Leamos el 24: “Estos son los hijos de Leví
en las familias de sus padres, jefes de familias según el censo de ellos, contados por sus
nombres, por sus cabezas, de veinte años arriba, los cuales trabajaban en el ministerio de la
casa de Yahveh”; su trabajo, su servicio, era el servicio de la casa de Yahveh.
Mis hermanos recuerdan que cuando David quiso hacer casa para el Señor, el Señor se le
apareció y le dijo: Mira, David, tú has derramado mucha sangre; no me edificarás tú, casa, pero
tu hijo. Él podría haber dicho: bueno, tu hijo morirá en la cruz por los pecados del mundo, lo cual
es verdad y es una gran cosa; pero fíjense en que la muerte del Señor en la cruz es para que
Dios pueda tener piedras para la casa; así es que el Señor dijo: tu hijo me edificará casa; ese es,
pues, y sigue siendo, y seguirá siendo el trabajo de Dios en la tierra, edificar una casa
corporativa que es su cuerpo; en eso estamos todos los que estamos aquí presentes.
El verso 28 también usa esa expresión: “Y estaban bajo las órdenes de los hijos de Aarón para
ministrar en la casa de Yahveh, en los atrios, en las cámaras, y en la purificación de toda cosa
santificada, y en la demás obra del ministerio de la casa de Dios”; o sea que esto de ministrar en
los atrios, ministrar en las cámaras, purificar todas las cosas que deben ser santas, son también
obra del ministerio de la casa de Dios.
351

Vamos a Éxodo de nuevo. Éxodo 36:8, con el que iniciamos. Estamos procurando dar una
recapitulación y una continuidad, y hay un solo trabajo que se está realizando. Dice: “Todos los
sabios de corazón de entre los que hacían la obra”; hay algo que se está realizando para Dios,
con Dios, o digamos, algo que está realizando Dios con los sabios de corazón, y se llama la obra
de Su casa. Y ahora dice acá qué fue lo que hicieron los que hacían la obra; porque si nosotros
todos somos llamados a servir al Señor en la obra del ministerio, como dice Efesios capítulo 4:
todos los santos deben ser perfeccionados para la obra del ministerio, para la edificación de la
casa de Dios, es lo mismo que decir, la obra del ministerio de la casa de Dios. La obra que el
Señor está realizando en la tierra es edificando Su casa para Sí mismo. El Hijo edificando casa al
Padre; esa es la obra de Dios en la tierra. Entonces dice que los sabios de corazón, los que
hacían la obra, hicieron el tabernáculo; significa que los que hacen la obra, hacen el tabernáculo;
a los que el Señor les da corazón sabio quizá no hagan otras cosas, pero esta cosa sí.

Una ciudad rival edificada con sangre


Voy a recordarles un pasaje que yo suelo usar mucho para con los hermanos y los hermanos
también lo conocen; está en Habacuc y lo voy a leer en el capítulo 2; a propósito estoy repitiendo
algunas cosas que los hermanos conocen bien porque vamos a recapitularlas, refrescarlas y
tenerlas presente delante de otros hermanos que también nos acompañan desde hace poco
tiempo. En el libro de Habacuc 2:12-13: “¡Ay del que edifica la ciudad con sangre, y del que funda
una ciudad con iniquidad!” Ese es el rival de Dios, y los demonios obran en los hombres que
hacen lo mismo en menor escala. Satanás está edificando su ciudad grande, Babilonia. La
ciudad del Señor es santa, y la del diablo es grande pero no santa; la del Señor es santa, y dice:
“¡Ay!”; hay pocas edificaciones que se están realizando en la tierra. En la tierra acontecen
muchas cosas, pero nosotros tenemos que andar con el Señor para entender cuál es la
352 La casa y el sacerdocio

edificación en la que nosotros estamos. Muchas cosas se están realizando en la tierra, pero el
Señor dice respecto de esa otra edificación, de esa ciudad sanguinaria, esa ciudad que edifica
con sangre, que es del diablo; el Señor habla y dice: “Ay!”, y luego dice: “¿No es esto de Yahveh
de los ejércitos?”. Parece que las otras edificaciones no son de Yahveh; hay otras edificaciones
que tienen otros dueños, pero el único dueño legítimo de tener la edificación es Yahveh, y por
eso Él dice: “¡Ay de los que edifican una ciudad con sangre”; y luego, “¿No es esto de Yahveh?”
¿Quién es el dueño? ¿No es Yahveh? ¿Edificaremos algo que no sea de Yahveh?
¿Edificaremos para nosotros algo que no sea para Yahveh? ¿Y lo edificaremos con injusticia y
con sangre? “¿No es esto de Yahveh de los ejércitos? Los pueblos, pues, trabajarán para el
fuego”; o sea, estos son los pueblos que edifican con Satanás la otra ciudad, la sanguinaria, la
ciudad secular.
Acuérdense, hermanos, de que en Génesis 3:15, el Señor hizo una profecía de lo que sería la
historia. Le dijo a la serpiente: enemistad pondré entre ti y la mujer, entre tu simiente y la simiente
suya; o sea que la historia consiste de una enemistad entre dos simientes, la de la serpiente y la
de la mujer. La simiente de la mujer es Cristo con su cuerpo que es la iglesia, y la simiente de la
serpiente, el diablo, la serpiente antigua y los que están con él son su simiente, son los que
reciben su mentira; esa guerra va a lo largo de toda la historia; hay dos edificaciones. Esa
serpiente, que es el diablo y Satanás que en Génesis aparece simplemente como una serpiente,
ya en Apocalipsis nos encontramos otra vez a esa mujer y a esa serpiente; solamente que en
Apocalipsis ya esa serpiente tiene varias cabezas y tiene varios cuernos, y esos cuernos son la
historia universal, son los grandes imperios del mundo, son la civilización humana; la civilización
humana coincide con las cabezas de la serpiente; son la ciudad sanguinaria, son la ciudad rival
que se está construyendo también y se está edificando; es grande pero no es santa. No es santa
porque no es de Yahveh. ¿Acaso no es todo de Yahveh? Entonces hay otra edificación que se
está edificando para Yahveh, que es santa, que se edifica conforme al arquitecto celestial.
Las Cortinas 353

Debemos discernir con mucha claridad si estamos o no en la edificación de Dios, en la obra de


Dios.
Dice acá: “Los pueblos, pues, trabajarán para el fuego, y las naciones se fatigarán en vano”.
Ahora en el siguiente verso, en el 14, explica por qué. ¿Por qué el trabajo de los pueblos fue al
fuego? ¿Por qué el trabajo de las naciones fue en vano? Porque ellos simplemente colaboraron
con la serpiente, engrandecieron a la serpiente, a sus cabezas; ellos no sirvieron al Señor, ellos
vivieron para sí o para Satanás. El vivir para sí es el principio de Satanás; no vivieron para el
Señor, pero el Señor dice: ¿Acaso todo esto no es para el Señor? entonces todo nuestro trabajo
es en vano, va a ser quemado y no va a tener futuro. Les voy a decir por qué, verso 14: “Porque
la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Yahveh”. La tierra fue creada no en vano; la
tierra fue creada para ser llena, como las aguas cubren el mar, llena del conocimiento de la gloria
del Señor. Claro que hay un enemigo, hay una enemistad, y esa enemistad aparece como
cabezas, como cuernos, como civilización, como imperios, y las personas están atrapadas en
ese afán del siglo; pero los sabios de corazón que hacían la obra, hicieron el tabernáculo, la
ciudad de Dios.

Los sabios de corazón edifican la casa de Dios


Volvamos a Éxodo 36:8 que dice: “Todos los sabios de corazón”: me alegro que fueron todos,
porque si es sabio de corazón va a temer a Dios y va a saber en qué lugar colocarse; no va a
vender su primogenitura por un plato de lentejas. Y dice: “Todos los sabios de corazón de entre
los que hacían la obra, hicieron el tabernáculo de diez cortinas”; hicieron no solamente el
tabernáculo, sino que el tabernáculo lo hicieron de diez cortinas, y esas cortinas eran “de lino
torcido, azul, púrpura y carmesí; las hicieron con querubines de obra primorosa”. Aquí en el
capítulo 36 está la obediencia del mandamiento que está en el capítulo 26.
354 La casa y el sacerdocio

Regresemos al capítulo 26, porque si nosotros queremos estar en el bando de los sabios de
corazón que temen a Dios, que hacen su obra en la tierra, ahora del Hijo para el Padre que es la
de edificarle al Padre casa para que Su gloria pueda ser contenida y manifestada, entonces
debemos masticar el plano de Dios. Detengámonos ahora en el verso 1 de Éxodo 26; el Señor
dice a Moisés, no sólo para Moisés, sino dice a Moisés para Su pueblo; digamos así, dice a Su
pueblo por medio de Moisés y digamos, dice a la iglesia según el testimonio de Moisés; quería
repetir eso para que los hermanos tengan la plena confianza de que esto que estamos leyendo
en Moisés es para la iglesia. Exodo 26 queda abierto y vamos a Hebreos.
En Hebreos 3, quiero llamar la atención a una frase; dice en los versos 4, 5 y 6: “4Porque toda
casa es hecha por alguno”; el Nuevo Testamento sigue hablando de hacer casa porque ese es el
negocio de Dios, hacer casa, porque su trabajo es de arquitecto; la profesión del Señor es
arquitecto, hacer casas; también es médico y otras cosas; “pero el que hizo todas las cosas es
Dios. 5Y Moisés (fíjense en esta frase) a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo,
para...” ¿Para qué fue Moisés fiel? Hebreos 3:5 dice para qué fue Moisés fiel; noten que el
asunto no era cosa del Antiguo Testamento, no era una historia de Moisés. Hermano Gino,
¿para qué vamos a leer esto? eso de Moisés, no es solamente de Moisés: “Moisés a la verdad
fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir”. Dios
estaba perfectamente claro y consciente de lo que se iba a decir en el futuro, en el tiempo de la
Iglesia, y por eso estuvo detrás de Moisés, cuidando la fidelidad de Moisés, no tanto para con
Moisés, sino porque en el Nuevo Testamento, Dios tenía algo que decir, algo se diría en el futuro
para lo cual Moisés debía ser fiel. Esto que debía decirse, debe decirse entre nosotros hoy, y por
todo el tiempo de la Iglesia y del Nuevo Testamento, con Moisés; usamos a Moisés como testigo
de lo que hoy Dios tenía que decir. Escrito está: Moisés fue fiel en toda la casa de Dios como
siervo para testimonio de lo que se iba a decir. Dios tenía algo que decir, Dios tiene algo que
decir en el Nuevo Testamento, a través de Moisés. No vamos a leer a Moisés como se leía en la
Las Cortinas 355

sinagoga, sino con el corazón abierto vamos a leer a Moisés, convertido nuestro corazón a
Cristo; la conversión a Cristo nos quita el velo para poder leer a través de Moisés, el testimonio
actual de Dios.

El significado de las cortinas


Vamos a Éxodo 26:1 que concuerda con 36:8, con la diferencia de que el 26 es el querer de
Dios: “Harás el tabernáculo de diez cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí; y lo harás
con querubines de obra primorosa”; por lo pronto vamos a detenernos aquí un poco porque
cuando leemos a Moisés, estamos leyendo un testimonio para nosotros hoy; hoy somos
nosotros los que tenemos que hacer este tabernáculo de diez cortinas: El que hizo Moisés era
una figura de las cosas celestiales, pero el verdadero tabernáculo es la iglesia, el templo de Dios,
y todos los santos trabajamos en la obra del ministerio, un servicio que se le hace a Dios en el
nombre del Hijo que había de edificarle al Padre una casa para hacer reposar Su gloria;
entonces somos nosotros los que debemos entender el querer de Dios y sus instrucciones.
Detengámonos un poco en esto de las diez cortinas. Estas no son casualidades; Dios no usa
estas figuras sin sentido; lo primero que menciona en el tabernáculo es que son diez cortinas.
Hay otros materiales que aparecen más adelante, pero lo primero que menciona él es: harás el
tabernáculo de diez cortinas. Si estamos en Cristo y en la medida en que comprendemos a
Cristo, que nos consagramos a Cristo, que lo que queremos es el interés de Dios en Cristo,
vamos comprendiendo mejor lo que significa diez cortinas. ¿Por qué no nueve? ¿Por qué no
ocho? ¿Por qué no trece? ¿Por qué no siete, que es el número que está completo? ¿Por qué no
tres, si sabemos que Dios usa el tres? Usa el siete, usa el tres y usa el dos, ¿por qué diez? Los
números tienen significado en la Biblia. Dios no usa los números sin sentido en las Sagradas
Escrituras. En la Escritura vemos que Dios usa el tres para Sí mismo, el cuatro para Su obra; el
356 La casa y el sacerdocio

siete para consumar su obra; el seis nos representa a nosotros. ¿Qué representa el diez? ¿Qué
quiere decir hoy Dios con el número diez de las cortinas? Primero entendamos qué son cortinas
y entonces por qué son diez.
Vamos a Cantar de los Cantares. Aquí seguimos en Éxodo 26. Cantares 1:5. Aquí en este
poema espiritual inspirado por el Espíritu Santo que habla del amor del esposo y la esposa,
representando la unión de Dios con Su pueblo, de Cristo con Su Iglesia, aquí el esposo
representa a Cristo, y la esposa representa a la Iglesia; la esposa es morena así como dice aquí
en el verso 5: “Morena soy, oh hijas de Jerusalén, pero codiciable como las tiendas de Cedar,
como las cortinas de Salomón”. Así que estas cortinas la representan a ella; ella dice que ella
es codiciable como estas cortinas; o sea que las cortinas representan a la amada; ahí dice: como
las tiendas de Cedar, como las cortinas de Salomón. Salomón vivía entre cortinas. Salomón,
como hijo de David, es figura de Jesucristo, y Él vive en su casa que es Su Iglesia, y la casa de
Salomón estaba cubierta de cortinas, y también la casa del Señor está representada en Salomón
como verdadero hijo de David, pues también es con cortinas. Él quiere que le hagamos su casa
con cortinas, pero ¿quiénes son estas cortinas? Estas cortinas somos nosotros, los hijos de
Dios, la Iglesia que está representada en las cortinas. Dice: “Morena soy, oh hijas de Jerusalén,
pero codiciable como las tiendas”; la tienda del tabernáculo era codiciable para Salomón, como
las cortinas de Salomón. Codiciable quiere decir que Salomón quería estar ahí adentro, ese era
el lugar donde se sentía cómodo Salomón, ahí en su tienda hecha de cortinas; eso representa,
pues, a la esposa.

El número diez de las cortinas


Volvemos a Éxodo. ¿Por qué diez cortinas? Hermanos, tenemos que sacar de esto una
lección muy seria. Amados, yo no estoy interesado, no tengo interés en que nosotros tengamos
Las Cortinas 357

un entendimiento intelectual de lo que significan esos símbolos. Necesitamos tenerlo, pero eso
no es lo básico. Lo que nosotros necesitamos es tocar con reverencia el querer del Señor; si
nosotros no tocamos el querer del Señor, no vamos a ser delicados, y aunque conozcamos en
nuestra mente la tipología bíblica, no vamos a tener respeto por el Señor y por Su obra; así que
el interés no es aquí hacer una exégesis de símbolos, una clase de simbología bíblica, sino
conocer con nuestro espíritu las delicadezas del Señor. Al Señor no se le conoce sino en el
espíritu; sus delicadezas se conocen en el corazón. Si nosotros tenemos algunas
interpretaciones, pueden ser correctas, pueden ser bíblicamente correctas, teológicamente
correctas; sin embargo, si no conocemos al Señor en el espíritu, si no caminamos con el Señor,
nosotros no somos delicados, nosotros atropellamos; cuando estábamos en la carne
atropellábamos porque estamos acostumbrados a nuestra dureza, a nuestra obstinación, a
nuestra forma; nosotros atropellamos, nosotros pasamos, no nos importan las delicadezas de
Dios; en la medida en que conocemos al Señor vamos conociendo sus delicadezas, y es ese
conocer las delicadezas del Señor lo que caracteriza a la esposa. La esposa conoce a su marido,
y Cristo es la cabeza; por eso no comete errores con su marido, porque lo conoce, porque lo
conoce va a descubrir en Él las riquezas. El gobierno del Espíritu es a través de estas
delicadezas; el Señor nos habla delicadamente a nuestro espíritu y allí es donde conocemos al
Señor delicadamente.
Ahora, una de las delicadezas del gobierno de Dios está representado en este número diez. El
Señor dice: me harás el tabernáculo con diez cortinas; yo te voy a dejar toda una Biblia para que
tú sigas el número diez en toda la Biblia y me entiendas; voy a mandarte a que leas la Palabra; yo
te voy a dejar uno, ese libro es la Biblia, pero aparte de ésta vas a encontrar ciertos números que
yo uso en la Biblia; vas a seguir la Biblia, vas a seguir el número diez por toda la Biblia, y me vas
a entender qué es lo que yo quiero cuando te dije: me vas a hacer el tabernáculo de diez
cortinas. No nos interesa el símbolo, nos interesa obedecer la delicadeza del Señor, el gobierno
358 La casa y el sacerdocio

de Su Espíritu expresado en este número: diez cortinas.


Vamos a recordar la pista del diez. Señor danos una pista. Tú dices que tu tabernáculo te lo
hagamos con diez cortinas; noten, ya entendemos la pista de las cortinas, y sabemos qué son
las cortinas, pero ¿por qué diez? Vamos a un diccionario bíblico, y si el diccionario bíblico nos
trae de vuelta a la Biblia, estaríamos de acuerdo con el diccionario bíblico; pero es realmente de
la Biblia de donde tenemos que sacar lo que para Dios significa diez (10). Las veces que Dios ha
usado el diez, ¿con qué lo ha relacionado el Señor? ¿Con qué ha relacionado el Señor el número
diez? Con los diez mandamientos, las diez naciones, diez cuernos, diez dedos, diez vírgenes.

El diez representa a todas las naciones


Hermanos, vamos a Génesis capítulo 10 justamente. Dice así, lo que se encuentra en este
capítulo desde el verso 1 hasta terminar es: “1Estas son las generaciones de los hijos de Noé:
Sem, Cam y Jafet, a quienes nacieron hijos después del diluvio. 2Los hijos de Jafet”, fulano, etc.,
etc. “6Los hijos de Cam”, fulano de tal, etc., etc. “21También le nacieron hijos a Sem...” “22Los
hijos de Sem”, fulano, fulano, fulano. Nosotros sabemos que las naciones vinieron de Noé
después del diluvio a través de Cam, Sem y Jafet. En Génesis 10 encontramos las naciones;
luego cuando el Señor está representando aquella estatua que representa la historia universal
tenía diez dedos; por supuesto aquella bestia que es como la coronación final de la civilización
humana, tiene diez cuernos, así que podríamos decir que el número diez representa las
naciones; las vírgenes que el Señor usó en la parábola que lo estarían esperando, son diez, y
nosotros tenemos diez dedos en las manos y diez dedos en los pies.

Una Iglesia integrada por todas las etnias de la tierra


El diez es también una especie de orden, algo completo. Hay un completo de Dios en el siete,
Las Cortinas 359

en el tres, en el doce, pero cuando se refiere a las naciones es el diez. ¿Con qué otra cosa
asociaríamos el diez en la Biblia si el Señor dice que nosotros tenemos que hacer al Señor un
tabernáculo con diez cortinas? Vemos que el Señor está queriéndonos decir que Él quiere un
tabernáculo con toda clase de gente; eso es lo que quiere decir el diez, esa es una delicadeza
que el Señor nos está expresando. Cuando el Señor dice: el tabernáculo me lo vas a hacer con
diez cortinas, es como si el Señor dijera: no despreciarás a ninguna clase de persona humana;
no harás acepción de persona; habla de todas las razas, de todas las naciones, de todas las
clases sociales, de todos los sexos, de todas las condiciones culturales; eso es lo que está
representado en el número diez. Esto nos dice que si nosotros queremos que el Señor nos abra
el corazón para hacerle el tabernáculo con diez cortinas, una obra profunda tiene que ser hecha
en nuestro corazón; el Señor quiere su casa con personas de todas las clases, de todas las
razas, de todos los sexos; si no es así, el Señor no lo quiere. ¿Cómo hiciste mi iglesia? Sólo de
blancos y de clase media; eso no tiene diez cortinas, sino una sola cortina; todos los que se
reúnen ahí son de la misma clase, de la misma raza; ahí no entran los negritos pobres. Yo no
quiero esa casa; si vas a hacer la casa que yo quiero, la vas a hacer de diez cortinas; tienen que
estar también los hijos de Cus, los pigmeos, los vikingos, los europeos, los suramericanos, los
guaraníes, los chibchas, los arhuacos de la Sierra Nevada de Santa Marta, todas las tribus,
todas las clases, todos los hermanos.
Hermano, es de Adán, no de Cristo, el que las aves del mismo plumaje se juntan. A veces
nosotros nos juntamos con los que son de nuestra misma clase; parece que nos sentimos
cómodos los del norte con el norte; los del sur con el sur; pero los del norte como que no quieren
ir al sur; los del sur como que les da vergüenza ir al norte, como que no se sienten cómodos.
Mientras exista esto, todavía no está hecha la casa que el Señor quiere con diez cortinas; el
Señor quiere con diez cortinas, toda clase de hombres, toda clase de naciones. Hermanos, Marx
fue quien predicó la lucha de clases; Cristo predicó la reconciliación de las clases en un solo
360 La casa y el sacerdocio

tabernáculo. Diez cortinas. Hermanos, aquí se nos manda la inclusividad del cuerpo de Cristo, el
diez significa la inclusividad del cuerpo de Cristo, diez cortinas. Ya los demás ingredientes de
que se tienen que hacer las cortinas creo que la mayoría de los hermanos están bien
familiarizados.

Sin acepción de personas


Esas cortinas se harán de estos cuatro materiales: lino torcido, azul, púrpura y carmesí, y mis
hermanos ya saben lo que representa el lino torcido; no es solamente lino, sino torcido,
trabajado. El lino, mis hermanos, lo pueden encontrar aquí en Apocalipsis 19:8, donde se nos
dice claramente: “Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente;
porque el lino fino es (aquí está el diccionario bíblico, está en la Biblia, ¿qué quiere decir el lino
fino?) las acciones justas de los santos”. Es decir, harás un tabernáculo sin acepción de
personas, lleno de acciones justas; ese lino es torcido, ese lino es trabajado, es un pueblo celoso
de buenas obras, sin excluir raza, sexo, clase, cultura. Amados, nosotros debemos respetar la
delicadeza del Señor, y cuando percibamos en nuestro corazón que juzgamos de mala manera,
reprendámosnos a nosotros mismos, echemos ese demonio fuera.
Fíjense en lo que hacía Santiago, vamos a leer a Santiago, sé que ustedes conocen como yo a
Santiago. Santiago capítulo 2, dice así: “1Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso
Señor Jesucristo sea sin acepción de personas”. ¿Qué quiere decir una fe con acepción de
persona? Que nosotros creemos en Cristo con los que son del mismo plumaje, pero tener la fe
sin acepción de persona es otra cosa. Me gusta como Santiago es muy claro, porque él
seguramente que había visto que algunos creían en el Señor pero que seguían con su clasismo,
o nacionalismo, o racismo, o machismo, o feminismo, o cualquier otro de esos ismos. Entonces
dice Santiago: “vuestra fe en vuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas.
Las Cortinas 361
2
Porque si en vuestra sinagoga (esa es la palabra original en el griego, o sea que era una casa,
pues los hermanos que tenían la tradición judía acostumbraban tener casas para reunirse la
iglesia) entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con
vestido andrajoso, 3y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: siéntate tú aquí
en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; 4¿no hacéis
distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?” Vemos que
hacer distinciones es mal pensamiento y te constituyes en juez y juzgas por las apariencias;
juzgas con criterio de clase. Hermanos, es muy fácil para nosotros ser amigos con los que somos
más o menos de la misma clase.
Continúa diciendo Santiago: “5Hermanos míos amados, oíd: (porque parece que eso no lo
quisiera oír el mundo) ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo...?” Aquí Santiago está
sacando la cara por los pobres. Aun a Pablo dijo: Mira Pablo, acuérdate de los pobres. Dice:
nada nuevo me comunicaron, solamente me dijeron que me acordase de los pobres114.
Volvemos a Éxodo 26: “Harás el tabernáculo de diez cortinas de lino torcido”. ¡Aleluya! Eso es
lo que el Señor quiere que le hagamos, esa clase de pueblo para que esté justo, para que haya
entre nosotros justicia, comunión, consideración unos con otros, sin distinciones, sin acepción de
persona. El Señor no se siente cómodo en una iglesia de clase media, en otra iglesia de clase
alta, no; el Señor no quiere tres tabernáculos, uno chiquito, otro grande y otro grandote; el Señor
quiere un solo tabernáculo y las diez cortinas están en ese único tabernáculo, y bien
entrelazadas. ¡Bendito el Señor!

Los materiales de las cortinas

114
Cfr. Gálatas 2:10
362 La casa y el sacerdocio

El lino fino es las acciones justas de los santos; me gusta que no solamente es la justificación
por la fe, sino las acciones justas, porque el reino de Dios es gozo, paz, justicia, y la Iglesia es
actualmente el ámbito del reino de Dios, y Dios reina por su Espíritu con delicadeza en el hombre
interior. El reino del Señor no es con espada, ni con ejército, es con Su Espíritu. Mira, Pilato, si mi
reino fuera de este mundo, mis seguidores pelearían con espada115; pero hay algunos sabios de
corazón que quieren trabajar en la obra que el Señor está haciendo, porque hay algunas
personas que están trabajando en la otra ciudad, pero en la ciudad permanente, en la ciudad de
paz, en la Jerusalén de arriba, ¿quiénes trabajarán? Los sabios de corazón; y esta es la primera
delicadeza, la primera, el lino fino, azul, púrpura y carmesí. Sabemos que el azul representa lo
celestial, o sea, las cosas de arriba; es decir, que la casa de Dios se edifica con las cosas de
arriba. Buscad las cosas de arriba, no las que están en la tierra (cfr. Col. 3:1); lo celestial es lo
que representa el azul. Para que ese pueblo se acordara que era peregrino, tenía que ponerse
una cinta de azul en el vestido, y siempre que querían mirar para abajo, tenían que mirar para
arriba; siempre que estaban demasiado absorbidos por la tierra, se encontraban por ahí
barriendo la tierra, veían una cinta de azul que les decía: ustedes son del cielo, aquí son
pasajeros, éste no es su lugar, no hagan tesoros en la tierra, sino en los cielos. Así me haréis mi
casa, con azul, con cosas celestiales, los tesoros celestiales. Con púrpura, que representa la
realeza; por eso cuando Jesús fue tratado burlonamente por Herodes para representarlo como
un rey, lo vistió de púrpura y le puso una corona, porque el púrpura representa la realeza; o sea,
representa la autoridad del pueblo del Señor en la tierra; el tabernáculo tiene que hacerse
también con púrpura, tiene que representar la dignidad real del Señor; y el carmesí no puede
faltar, porque sin la sangre de Cristo no hay casa para Dios; ese elemento carmesí
representando la redención por Su sangre no puede faltar.

115
Cfr. Juan 18:36
Las Cortinas 363

Los querubines guardianes


“Y lo harás con querubines”; los querubines son esos seres celestiales cuyo oficio es guardián;
ellos son los guardias, ellos son los que vindican la reverencia que se debe al Señor, ellos son
los que hacen respetar al Señor. Por ejemplo, Adán pecó, tuvo que ser excluido de la gloria de
Dios. ¿Quiénes eran los que estaban con la espada en la puerta para guardar el camino al árbol
de la vida? Los querubines; se le llama querubín protector. Los querubines son aquellos seres
angelicales que representan la santidad de Dios, que hacen respetar; por eso la casa hay que
hacerla con querubines de obra primorosa; o sea que existe una relación espiritual, misteriosa en
la casa de Dios; dice que por la casa de Dios suben y descienden ángeles, y los querubines
estaban en los extremos del propiciatorio, y ¿por qué estaban en los extremos? Precisamente
porque son guardias; en un extremo estaba un querubín y en el otro extremo estaba el otro
querubín, y no se podía salir. Dios hablaba debajo de las alas de los querubines en el
propiciatorio; allí se declaraba. Él no se declaraba en los extremos, ni de la izquierda, ni de la
derecha. A algunos les gusta la iglesia de izquierda, como la teología de liberación, y hay
algunos que les gusta de derecha, como digamos, la teología de la prosperidad, tipo Laodicea;
soy rico, me he enriquecido, no tengo necesidad de nada, y no sabes que eres un pobre,
miserable, ciego. Ninguno de los extremos. Un tabernáculo hecho con querubines de obra
primorosa; esos querubines estaban allí entre las cortinas. Después más adelante la tipología se
enriquece y aparecen palmeras y calabazas, pero aquí aparecen sólo querubines representando
ese temor de Dios, ese equilibrio del Señor, esa reverencia de Dios; eso es lo que se llama el
temor del Señor. Gran temor cayó sobre toda la iglesia cuando Ananías y Safira murieron. La
casa la harás con querubines; los querubines es esa presencia delicada que hace respetar la
santidad de Dios. Hermanos, todos nosotros debemos hacer respetar la santidad de Dios.
364 La casa y el sacerdocio

Todas las cortinas son iguales


Nos estamos acercando a la carga principal; hasta aquí es la introducción. Vamos a tener
después otras reuniones y nos vamos a detener en más detalles. Hasta aquí ha sido la
introducción, pero la carga principal que tengo en mi corazón con la iglesia, ya comenzamos a
acercarnos a ella. Dice así: “2La longitud de una cortina de veintiocho codos”. ¿De dónde viene el
número 28? De 7 x 4; el número cuatro es el número de la creación. ¿Por qué de la creación?
Porque el tres es el de Dios, después de Dios ¿qué hay? La creación. Por eso habla de los
cuatro ángulos de la tierra, los querubines que tenían cuatro alas, los cuatro seres vivientes
representando ante Dios la creación; pero por siete; el siete es el tratamiento de Dios con las
cosas creadas; entonces fíjense en que todas las cortinas, sean de la raza que sea, de la clase
que sea, del sexo que sea, de la nación que sea, todas son iguales, todas a los ojos de Dios en
la misma medida; porque es que hay algunas doctrinas de raza en la cristiandad; hay razas
especiales que se consideran que ellos sí son los predestinados para recibir cierta revelación;
pero esos por allá, los pigmeos, no tienen importancia. Hermanos, no es así; para Dios todas las
cortinas son iguales, y su medida es la medida de la obra perfecta de Dios con la creación. 7 x 4
= 28. Me alegro que dije veinticinco y los hermanos respondieron: veintiocho. ¿Amén!
Sigue diciendo: “y la anchura de la misma cortina de cuatro codos; todas las cortinas tendrán
una misma medida”. ¡Qué delicadeza de Dios! No cortinas largas, no cortinas cortas, todas
tendrán una misma medida; a los ojos de Dios, todas las cortinas de todas las naciones, son
iguales. Hay razas que se consideran inferiores porque las han tratado mal en la historia de la
Iglesia; las han humillado, las han explotado. Algunas religiones como los mormones dicen:
bueno, lo que pasó fue que la maldición vino a los hijos de fulano, y por eso es que tienen piel
oscura; en cambio, nosotros los gringos mormones somos más bendecidos, pero los otros, no;
Las Cortinas 365

claro, ahora uno de los profetas últimos de los mormones recibió una nueva revelación: Que Dios
por fin pudo superar el racismo y recibir a los negros. Miserable demonio. Dios tenga
misericordia. Ninguno se sienta incómodo si tiene nariz larga o nariz corta, pelo liso, pelo
churrusco, tez blanca, es alto, bajito. Dice allí: “todas las cortinas tendrán una misma medida”.
Hermanos, tenemos que entenderle muy bien a Dios en este respecto. Mucho sufrimiento hay
entre los hijos de Dios que sufren por causa de los ismos de la iglesia; todas las cortinas tendrán
una misma medida; a los ojos de Dios tienen un mismo valor. Dios fue el que los hizo así, así,
así, así.
No sé si ustedes recuerdan esa canción, “Angelitos negros”, que dice que siempre pintan a los
angelitos blanquitos, rubios; pero yo tengo testimonio de hermanos que han recibido visitación
de ángeles que no eran rubios; por ejemplo, al hermano Braham se le apareció un ángel, y él
cuando lo contó dijo que era de tez morena. Todas las cortinas tendrán una misma medida.
Sigamos leyendo con la ayuda del Señor, y dejar para entrar con más cuidado:

El principio de entrelazamiento
“3Cinco cortinas estarán unidas una con la otra, y las otras cinco cortinas unidas la una con la
otra. 5Cincuenta lazadas harás en la primera cortina, y cincuenta lazadas harás en la orilla de la
cortina que está en la segunda unión; las lazadas estarán contrapuestas la una a la otra”; o sea
que el hacer del tabernáculo tiene entre otras tareas, una tarea que se llama “entrelazar
cortinas”. Dios quiere que le hagamos un tabernáculo pero con diez cortinas; pero claro, el Señor
sabe que cuando esas cortinas se pudieron conseguir para hacerle a Él Su casa, unas estaban
por allá y otras por allá; una no tenía relación con la otra, no estaban entrelazadas; pero aquí
habla de cortina con cortina; unas cortinas se unen por acá, otras cortinas se unen por allá, y
366 La casa y el sacerdocio

luego unas se unen con las otras, y la unión se tiene que hacer con lazadas de azul. Los
intereses de Dios son los que entrelazan las cortinas; las cosas de la tierra nos separan, pero las
cosas de Dios nos unen. La naturaleza divina nos mantiene en comunión, las cosas de la tierra
nos separan, los negocios de la tierra nos separan; los negocios de Dios nos unen. “3Cinco
cortinas estarán unidas la una con la otra y las otras cinco cortinas unidas la una con la otra”; así
que aquí vemos los unos y los otros.
Vamos al libro de Efesios y vamos a ver ese principio de entrelazamiento de los unos con los
otros; los unos con estas cinco cortinas y los otros con las otras cinco cortinas. Leamos, pues,
despacio Efesios 2:11: “11Por tanto, acordaos que en otro tiempo (ya no es ahora en la Iglesia,
los gentiles en cuanto a la carne, porque en el Espíritu no hay gentiles ni judíos; si alguien es
judío lo es en la carne; si alguien es gentil lo es en la carne, pero en Cristo no hay judío ni gentil,
por eso dice) vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la
llamada circuncisión hecha con mano en la carne”. Pablo usa un lenguaje como para diferenciar
la verdadera circuncisión, que es cortar con el viejo hombre mediante la cruz de Cristo; pero usó
una figura, la circuncisión en la carne; entonces como Pablo estaba hablando, él no dice los
judíos, él dice la circuncisión hecha con mano en la carne, porque ellos trataban de incircuncisos
a los gentiles, porque ellos no tenían el rito de la circuncisión en la carne hecha con mano en la
carne; ellos, los judíos, sí tenían la circuncisión hecha con mano en la carne, pero no tenían la
circuncisión verdadera del corazón. Entonces dice: “12En aquel tiempo (eso no es ahora en el
Nuevo Testamento, estas son cosas del tiempo antes de Cristo) estabais sin Cristo, alejados de
la ciudadanía de Israel (alejados, no entrelazados ni injertados, alejados y ajenos a los pactos,
sin saber en la tierra cómo Dios trataba con el hombre, se revelaba, hacía pactos con el
hombre) y ajenos a los pactos de la promesa, (Dios hizo una promesa con pacto) sin esperanza
y sin Dios en el mundo. 13Pero ahora (ahora es otra cosa distinta, ahora es en Cristo Jesús,
ahora no es lo mismo que antes; en otro tiempo era en el mundo, pero ahora, ahora es en la
Las Cortinas 367

iglesia, ahora es en el Espíritu, ahora es en Cristo) en Cristo, vosotros que en otro tiempo
estabais lejos, habéis sido hechos cercanos (¡oh Señor! nosotros los humanos en la carne
tenemos la tendencia a aislarnos, allí escondidos en nuestro rincón donde no descubran
nuestros pecados y no nos molesten, pero el Señor hace una obra que se llama: hacernos
cercanos, y la obra es todavía más grande, pero Él comienza por acercarnos) por la sangre de
Cristo”. Es la sangre de Cristo la que nos hace cercanos.

Un solo pueblo de Dios


“14Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos (de los unos y de los otros) hizo uno”.
Amados, nosotros no podemos salir de esta verdad; el Señor no tiene sino un solo pueblo, y no
somos solamente nosotros; el Señor tiene un pueblo de Dios de toda clase de personas; es
solamente uno, y hay una estrecha relación con todas ellas; porque no es nuestro conocer de
amigos el negocio en la vida de Cristo, de compartir; nuestra comunión debe ser la base de
nuestra comunión con todos los hijos de Dios; porque qué fácil es ser amplio para con los
amigos, los conocidos.
Antes de seguir aquí en Efesios, miremos 3 de Juan, desde el versículo 3: “Mucho me regocijé
cuando vinieron los hermanos (vinieron a Juan que estaba en Efeso, seguramente de Corinto;
por allá parece que estaba Gayo) y dieron testimonio de tu verdad, (miren esta expresión de
Juan: tu verdad, los hermanos dieron testimonio de tu verdad, la verdad de Gayo; ¿cuál era la
verdad de Gayo? Les habrá mostrado el credo escrito detrás de la puerta) de cómo andas en la
verdad. 4No tengo yo mayor gozo que éste, el oír que mis hijos andan en la verdad. 5Amado,
fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos”; esa es la verdad, prestar
algún servicio a los hermanos; eso es andar en la verdad; eso era lo que contaban los hermanos
a Juan, cómo Gayo los había recibido, y los había tratado; esa es la verdad, porque para Juan la
368 La casa y el sacerdocio

verdad de Gayo es eso. “Fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos,
especialmente a los desconocidos”. ¿Por qué prestar un servicio a los desconocidos es más
verdad que prestar un servicio a los conocidos? Porque los pecadores aman también a los
suyos, los borrachos aman a los suyos. Si amáis a los que os aman, no hacéis de más, dice el
Señor. ¿Qué hacéis de más? nada. Todo el mundo tiene sus compinches, sus amigos, los que
son como uno. Ahora, ¿qué estamos nosotros, la iglesia, haciendo de más? ¿Dónde se nota
más nuestro andar en la verdad? cuando no es por causa del placer que nos trae a una persona
conocida, sino alguien desconocido, pero que es del Señor. Por eso dice: “especialmente a los
desconocidos”. Claro que hay dificultades en tratar con desconocidos, pero el Espíritu esta ahí
para mostrar por la derecha, por la izquierda, por arriba y por debajo, el andar de las personas, y
distinguir a los hermanos verdaderos y maduros, de los hermanos verdaderos e inmaduros, y de
los hermanos inmaduros, de los falsos hermanos. Pero dice aquí: “Fielmente te conduces
cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos”; ahí es donde
tú no te guías por lo natural sino por el discernimiento espiritual, especialmente a los hermanos
desconocidos; allí es donde se nota tu fidelidad, allí es cuando verdaderamente ves y disciernes
el cuerpo de Cristo, porque allí sí se sabe que estás haciendo las cosas no por ese amor a los
amigos que todo mundo tiene, incluso las rameras, los ladrones, los narcotraficantes y todo; ahí
está la diferencia. Si amáis a los que os aman, ¿qué hacéis de más? pero vuestro Padre hace
salir el sol sobre buenos y malos, ahí está: para que seáis hijos de vuestro Padre; ahí es donde
está la fidelidad, no en lo que es común y fácil, sino en lo que no es común ni importante en la
tierra, pero que se encuentra en la iglesia. Entonces por eso es que viene diciendo eso: “6los
cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor”. En el verso 3 había dicho: “dieron
testimonio de tu verdad”, y aquí dice: “testimonio de tu amor; (significa que tu amor es tu verdad)
y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje.
7
Porque ellos salieron por amor del nombre de Él”.
Las Cortinas 369

Volvemos a Efesios capítulo 2. Esto lo dije para ilustrar de una manera más práctica este
asunto de “cercanos” por la sangre. Efesios 2:13: “13Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en
otro tiempo estabais lejos, habéis sido hecho cercanos por la sangre de Cristo. 14Porque él es
nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación”. De
ambos pueblos hizo uno. Me harás un tabernáculo de diez cortinas, de toda clase de personas,
con unos y con otros, y vas a entrelazar las cortinas; primero comenzarás a entrelazar a aquella
con aquella, aquella con aquella, y se van formando grupos aquí, pero al fin todos van a ser
entrelazados. Debemos entender lo que nos quiere decir el Señor con esto, que la casa de Dios
se hace por medio de entrelazamientos progresivos debidos al Señor, debidos a lo alto. Así me
harás el tabernáculo: enlazarás cinco cortinas para acá, cinco cortinas para allá, unos y otros.

El principio de unos y otros


Vamos a ver ese principio de unos y otros a continuación aquí en Efesios 2. “De ambos
pueblos hizo uno”; hizo un pueblo, no hay sino un pueblo; el Señor no tiene sino un pueblo; por
eso es una gran necedad pretender tener bautistas, metodistas, congregación tal, congregación
cual, cada uno sin tener que ver con el otro y peleando. El Señor solamente hizo un pueblo; se
formará, dice Él, un tabernáculo, como dice el Señor a sus apóstoles. Yo tengo otras ovejas que
no son de este redil, no son judíos como ustedes (cfr. Juan 10:16). ¿Cómo? Nosotros
pensábamos que éramos los únicos. Tengo otras ovejas, a esas también debo traer. Noten que
el Señor tiene otros que debe traer; hay que entender ese principio del Señor. Es muy fácil
contentarnos con nosotros mismos, pero entrar en un proceso de dejar traer a otros y de
enlazarnos con otros, eso es difícil, pero tenemos que entenderle a Dios que tenemos que pasar
por procesos de esa clase; yo sé que es difícil, pero el Espíritu está. Tengo otras ovejas que no
son de este redil. El Señor está trabajando con grupitos de hermanos aquí; cuando ya están en
370 La casa y el sacerdocio

su punto dice: Bueno, ya están en su punto y ya es hora de que ustedes encajen con estos otros;
ustedes encajen con aquellos; cuando aquellos ya encajaron, entonces éstos, aquellos y
aquellos encajan con aquellos. No es el plan del Señor dejarnos sueltos ni aislados, no es;
tenemos que entender al Señor que por delante hay un proceso de entrelazamiento de todos los
hijos de Dios de toda condición, de todas las situaciones, de todas las razas, que no es fácil, pero
que sí son hijos legítimos de Dios; ellos y nosotros seremos tratados. Aquí aparecen, más
adelantito, unos corchetitos que el Señor tiene para ayudarnos a mantener unidas las cortinas.
¿De qué nos serviría tener el tablero lleno de azul, qué significa, púrpura, qué significa, y
carmesí, qué significa, pero nosotros seguimos igual, sin seguir al Señor, sin entender al Señor
en su mover en la tierra? No hay que ser apresurados pero tampoco ciegos. A esos también
debo traer y serán un solo rebaño y un solo pastor, y ese rebaño es el pueblo único del Señor, y
ese pastor único es Jesucristo.

Derribando toda separación


Continuamos en Efesios 2:14: “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno,
derribando la pared intermedia de separación”. Pablo sabe perfectamente a lo que se está
refiriendo. ¿Qué es lo que era la pared intermedia de separación? Pablo sabe, y los hermanos
también saben. En el templo de Dios había muchos atrios, el que hizo Herodes, y uno era el atrio
de los gentiles, otro era el atrio de las mujeres y otro era el atrio de los judíos varones, y más
adelantito estaban los levitas que ayudaban a los sacerdotes, y en el lugar santo estaban los
sacerdotes, pero el Sumo Sacerdote sólo una vez al año podía entrar detrás del velo por un
rinconcito para presentar la sangre del sacrificio. Había muchas separaciones entre Dios y los
hombres y entre los hombres entre sí. Derribar la pared intermedia de separación quiere decir
que lo que se llamaba el atrio de las mujeres, significa: hasta aquí llegan las mujeres; ese era el
Las Cortinas 371

atrio de las mujeres; había un muro, las mujeres solamente pueden llegar hasta allí. ¿Cómo?
¿Cómo se van a atrever las hermanas a pasar más allá? Pero decía el atrio de las mujeres: hasta
aquí llegan las mujeres; más allá no podían llegar las mujeres; esa era una pared intermedia de
separación que había en el viejo pacto, porque en la nueva creación no hay varón ni mujer; por
eso fue derribado el muro. Cristo resucitó y en la vida de los hombres la misma vida es
exactamente todo el mismo Cristo; entonces ese atrio que dividía a las mujeres y les decía:
ustedes sólo pueden llegar hasta aquí, lo derribó Jesucristo. Ahora las mujeres pueden llegar
hasta donde sólo llegaba el sumo sacerdote; ahora pueden entrar todas las mujeres. ¿Se habrá
puesto un poco enojado el sumo sacerdote? Con razón estaban enojados con Pablo, decían que
era un apóstata de Moisés, y que estaba enseñando a apostatar de las costumbres; pero ahora
los hombres y las mujeres podían estar juntos.
Luego estaba el atrio de los gentiles; los gentiles llegan hasta acá. Se llamaba así: el atrio de
los gentiles. Cuando vieron a Pablo allá en el templo, como había andado primero con unos
efesios en Jerusalén, entre ellos Trófimo, lo acusaron de haber metido griegos en el templo, y
luego con unos hermanos judíos en el templo, y pensaron que esos judíos, como ya estaban
calvitos, los confundieron (cfr. Hechos 21:27-29). En el templo, los gentiles no podían entrar más
allá del atrio de los gentiles. Había una pared intermedia de separación que decía: los gentiles
hasta allí; y aun los judíos hasta allí, sólo los levitas pueden hasta aquí, y de los levitas sólo los
hijos de Aarón hasta aquí, y de ellos el sumo sacerdote en su turno; pero cuando el Señor Jesús
murió comenzó a rasgar los velos de arriba para abajo, de adentro para afuera. ¿Saben para
qué, hermanos? Para hacernos a todos uno con Él, sin separación ninguna. Se acabaron
grandezas, se acabaron vanaglorias, rencillas, competencias, rivalidades, quedamos todos
iguales, uno con Dios, ¡aleluya! Judíos, gentiles, ricos, pobres, sabios, ignorantes, todas las
clases de personas somos uno en Cristo, uno con el Señor, totalmente uno.
372 La casa y el sacerdocio

Abolición de enemistades y ordenanzass


Entonces dice: “15Aboliendo en su carne...”. Cuando Su carne estaba siendo traspasada por
clavos era como si las enemistades de razas, de clases, de sexos y de cultura estaban siendo
abolidas. Él no solamente murió por nuestros pecados, El murió para abolir las enemistades
entre judíos y gentiles, y semejantes a esas, porque lo de judíos y gentiles es el principio; puede
ser que alguno no tenga problemas con los judíos, pero si estás en el África, los bantúes con los
zulúes tienen problema; entonces, aunque aquí no dice bantúes y zulúes, venezolanos y
colombianos, ecuatorianos y peruanos, argentinos y chilenos, la frontera de allá y la frontera de
acá, ese es el principio, los unos y los otros. Los unos y los otros. Entonces dice: “la ley de los
mandamientos expresados en ordenanzas”; aquí está otra cosa que fue abolida, los
mandamientos expresados en ordenanzas. Claro que el Espíritu nos sigue mandando a ser
como Cristo, el Espíritu nos inspira, nos capacita a ser como Cristo, pero existen mandamientos
expresados en ordenanzas, es decir, leyes exteriores que a veces quieren obligar y encajonar a
la gente; eso fue abolido en la cruz; ahora somos inspirados por el Señor en el interior, y esa
inspiración va más allá de lo que pudiera hacer cualquier ley afuera. No hay ningún versículo en
la Biblia que diga que yo tengo que recoger la camisa del piso, pero el Espíritu Santo me dice que
debo recoger la camisa del piso, ¿verdad? Fue abolida la ley de los mandamientos expresados
en ordenanzas, pero ahora estamos con otra ley, ahora es la ley del Espíritu de vida. Ahora dice
para qué abolió todo esto. “para crear en sí mismo de los dos (de los unos y de los otros, de las
cortinas de este grupo y de las cortinas del otro grupo, un solo tabernáculo) un solo y nuevo
hombre”; porque no hay sino un solo hombre.
Esto nos tiene que hablar profundamente; no hay ningún hermano con el cual no tengamos
que ver algo. Nosotros quisiéramos decir: ojalá no tuviera que ver con aquellos hermanos
Las Cortinas 373

misteriosos y rancios, pero somos hermanos. ¡Ah, Señor Jesús! Hay un trabajo que hacerle al
Señor Jesús si son hermanos; si no, no, pero si son hermanos, sí. Hermanos, tenemos que ser
valientes, tenemos que dejarle al Señor rasgarnos adentro, tenemos que permitirle al Señor que
consiga nuestra disposición de estar en el altar y sufrir para poder encajar con toda clase de
hermanos. Es fácil encajar entre nosotros que ya nos conocemos; nos abrazamos, qué fácil es, y
los extraño; pero ¿será que extraño igualmente a otros? pero el Señor sí los ama más que
nosotros, y Él nos hará partícipes de Su amor para con esas personas que no son tan amables
para nosotros. Quizá nosotros no seamos amables para muchos; para muchos somos raros
también. ¡Cuán difíciles seremos para otros! Bueno, amados, el Señor toca esos asuntos, los
toca; el Señor no deja eso así. Hemos estado acostumbrados que lo normal es eso, la división, el
partidismo, pero no es lo santo, ni lo que Dios quiere. Lo que Su pueblo llama “normal”, a los ojos
del Señor causa tristeza y dolor. Si nos acercamos al Señor, tenemos que dejarnos tratar por Él;
no vamos a forzar nada por nuestras manos, pero no vamos a huir cuando el Señor por Su
soberana providencia nos coloque para que seamos tratados con otros hermanos. Ustedes se
darán cuenta si los estoy engañando, su espíritu les dirá; yo sé que por esto he sido considerado
un engañador terrible en muchas partes, pero remito sus conciencias al Señor.

La cruz es la que reconcilia


Sigue diciendo el verso 16: “y mediante la cruz reconciliar (el medio para reconciliar, es la cruz)
con Dios a ambos en un solo cuerpo, (los unos y los otros; esos son los ambos que dice al
principio de las cinco cortinas de la primera unión con la segunda cortina de la segunda unión;
los unos y los otros; este es el principio que en aquel tiempo se aplicó a judíos y gentiles, pero
que debe aplicarse en todos los casos similares, los unos y los otros) matando en ella las
enemistades. 17Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos y a
374 La casa y el sacerdocio

vosotros los que estabais cerca; (los unos y los otros), 18porque por medio de él los unos y los
otros...”; otra vez: los unos y los otros. ¿Por qué el Espíritu Santo le hace recordar a Pablo, los
unos y los otros? porque lo natural adámico es los unos sin los otros, o digamos, los otros sin los
unos; pero lo que está diciendo aquí es: los unos y los otros. Dejémosle al Espíritu Santo grabar,
¿qué significará para cada uno, los otros? Los otros redimidos. ¡Oh Señor, qué profunda
enseñanza en el corazón de Pablo que era judío, para ser apóstol de los gentiles y maestro de
los gentiles y defender a los gentiles de la exclusión, defender a los otros de la exclusión! Ese es
el sentir del cuerpo, de la cabeza. Y dice: “por medio de los unos y los otros tenemos entrada por
un mismo Espíritu al Padre”. Porque aquí la entrada es en Espíritu, o sea que la entrada a Cristo
es la puerta, y el Espíritu de Cristo es la entrada; o sea, en la medida en que seguimos al Espíritu
entramos con los otros al Padre, porque fíjense en cómo dice Pablo, la entrada es al Padre; esto
no es poesía sino que son realidades espirituales.

La Iglesia en el Padre y en el Señor Jesucristo


Fíjense conmigo en 1 Tesalonicenses, porque yo al principio leía esto como una fórmula de
cortesía en el saludo, pero Pablo no habla palabras sin sentido. Dice Pablo: “1Pablo, Silvano y
Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre”. ¿Dónde está la iglesia? En Dios
Padre y en el Señor Jesucristo. “Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo”. Oh hermanos, nosotros podemos reunirnos religiosamente en Tesalónica, pero no
es suficiente ser la iglesia en Tesalónica; tenemos que ser la iglesia en Dios Padre y en el Señor
Jesucristo; la iglesia entra en el Padre por el Espíritu. Dice que el Espíritu a unos y a otros nos da
entrada al Padre; por eso es aquella visión que leíamos en aquella noche, en la vigilia pasada,
que la unción vendrá y terminará con todas esas apariencias, porque el Espíritu a unos y a otros
nos introduce al Padre; es por gracia, hermanos, es por misericordia. Él nos ha perdonado, nos
Las Cortinas 375

ha soportado, a nosotros y a los otros también. Por eso dice: entrada al Padre, entrada por un
mismo Espíritu al Padre. Hermanos, esto no debe ser una poesía, medio versículo en
Tesalonicenses; esa debe ser la realidad de la iglesia; la iglesia en Teusaquillo y en Dios Padre,
y en el Señor Jesucristo; la iglesia en Puente Aranda y en Dios Padre; la iglesia en Chinauta y en
el Padre; la iglesia en el Padre con todos los hijos de Dios.
Volvamos a Efesios 2:19 que dice: “Así que ya no sois extranjeros”; el sentimiento de
extranjero es: esto no me pertenece a mí, yo estoy de paso, esto no es conmigo, esto es
solamente transitorio, no; ya no sois extranjeros, esto es lo bueno, el Padre. ¡Aleluya! “ya no sois
extranjeros ni advenedizos”, o sea recién llegados, no sois, ya no, ya no, “no sois extranjeros ni
advenedizos, sino conciudadanos de los santos”; o sea, los santos tienen una ciudad, la ciudad
de Dios; la Jerusalén de arriba es la ciudad de los santos, “y miembros”; oh no, es que yo soy
bautista, en cambio tú eres metodista, entonces tú allá y yo acá; “miembros de la familia de
Dios”; esa era la conciencia de Pablo. El pueblo del Señor es una familia, somos una familia,
entonces eso no debe ser entre nosotros una teoría, una teología, sino lo que somos; somos la
familia de Dios, “20edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal
piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21en quien todo el edificio, bien coordinado...”, y parece que
mientras las cortinas se van uniendo unas con otras se coordina la cortina uno con la dos, pero la
dos con la tres y la tres con la cuatro, y la uno con la dos, con la tres, con la cuatro y con la cinco
formando uno; y la seis con la siete, con la ocho, con la nueve, con la diez, formando otros y unos
y otros.
Hermanos, tenemos que entenderle a Dios; lo que Él está haciendo. Imagínense un señor que
tiene pollitos, y pollitos más gorditos, y gallinas ponedoras; entonces pone los pollitos con los
pollitos, las gallinas con las gallinas, pero llega un momento en que los pollitos se vuelven pollos
y las pollas empiezan a poner; cuando empiezan a poner, entran al gallinero con las otras que
376 La casa y el sacerdocio

ponen. Durante un tiempo los pollitos están allí, porque imagínense allá en el gallinero, ¡qué
terrible! Las gallinas gordas picotean a los pollitos de la otra; pero cuando ya crecen entran al
gallinero. Así el Señor tiene muchos grupos de sus hijos, porque el Señor hace muchas
operaciones; hay diversidad de operaciones de Dios. Con nosotros el Señor ha hecho una de
esas operaciones; con otros hijos de Dios legítimos que tienen también su problema como
nosotros, el Señor hace también sus operaciones; pero esas otras ovejitas que no están por
ahora en este redil, deben ser traídas al redil de Jesucristo, no al del hermano Gino, o de los
hermanos Arcadio, Cesar, Alejandro, no, al redil de Jesucristo. Y dice: “va creciendo”, o sea, el
edificio bien coordinado, “para ser un templo santo del Señor; en quien vosotros también...”, y
vosotros sois los otros, por eso ese “también”, los unos los judíos, los otros, los gentiles, los
gentiles también, “vosotros también sois juntamente edificados...”, digamos que esa frase:
juntamente edificados, es unos con otros; debemos estar preparados para ser edificados
juntamente con otros “para morada de Dios”; los otros nos necesitan, ¿verdad? nosotros
también a los otros.
Dios nos conceda un corazón tratado profundamente en este respecto; no tenemos interés en
tener colecciones teológicas, exegéticas; lo que el Señor quiere tener es este tabernáculo con
diez cortinas entrelazadas. ¿Amén, hermanos? Vamos a parar por aquí.
Las Cortinas 377

Capítulo XX

LOS CORCHETES116

116
Enseñanza en la localidad de Teusaquillo, Bogotá D. C., el 19 de marzo de 1995. Transcripción: Marlene Alzamora
378 La casa y el sacerdocio

Algunos detalles simbólicos


Abramos las Escrituras en el capítulo 26 del libro del Éxodo. Seguimos observando juntos el
plano del arquitecto celestial. Él es el que nos dejó este modelo, que en figuras parece
misterioso, pero el Espíritu Santo ha estado ayudando a la Iglesia siempre, y confiamos en que
la seguirá ayudando. Habíamos estado considerando hasta aquí más detenidamente los
primeros cinco versos de Éxodo 26, y vamos ahora a considerar otros aspectos que aparecen en
los versos siguientes. Vamos a hacer inicialmente una lectura seguida desde el versículo 6 hasta
el 14 inicialmente, y vamos a ver hasta dónde nos concede llegar el Señor en esta jornada:
“6Harás también cincuenta corchetes de oro, con los cuales enlazarás las cortinas la una
con la otra, y se formará un tabernáculo. 7Harás asimismo cortinas de pelo de cabra para
una cubierta sobre el tabernáculo; once cortinas harás. 8La longitud de cada cortina será de
treinta codos, y la anchura de cada cortina de cuatro codos; una misma medida tendrán las
once cortinas. 9Y unirás cinco cortinas aparte y las otras seis cortinas aparte; y doblarás la
sexta cortina en el frente del tabernáculo. 10Y harás cincuenta lazadas en la orilla de la
cortina, al borde en la unión, y cincuenta lazadas en la orilla de la cortina de la segunda
unión. 11Harás asimismo cincuenta corchetes de bronce, los cuales meterás por las lazadas:
y enlazarás las uniones para que se haga una sola cubierta. 12Y la parte que sobra en las
cortinas de la tienda, la mitad de la cortina que sobra, colgará a espaldas del tabernáculo.
13
Y un codo de un lado, y otro codo del otro lado, que sobra a lo largo de las cortinas de la
tienda, colgará sobre los lados del tabernáculo a un lado y al otro, para cubrirlo. 14Harás
también a la tienda una cubierta de pieles de carneros teñidas de rojo, y una cubierta de
pieles de tejones encima”.
Vamos a detenernos un poco más, con la ayuda del Señor, en estos detalles simbólicos de la
edificación del cuerpo de Cristo, en la edificación de la casa de Dios.
371

Un principio de edificación espiritual


La carga inicial del pasaje de la jornada presente, se relaciona con los corchetes. Mis
hermanos se han dado cuenta de que aparecen aquí dos clases de corchetes: Unos son de oro,
que aparecen en el verso 6: “cincuenta corchetes de oro, con los cuales enlazarás las cortinas la
una con la otra, y se formará un tabernáculo”. Llamo la atención a que los corchetes de oro se
relacionan con las cortinas más interiores; como hemos podido leer, nos damos cuenta de que
hay diez cortinas de lino fino, azul, púrpura y carmesí; esas son las interiores. Sobre esas
cortinas aparecen otras cortinas de pelo de cabra, sobre esas cortinas aparecen otras de
pieles de carnero teñidas de rojo, y por último, otras de pieles de tejones. Detengámonos por
lo pronto desde lo más interior hasta lo más exterior, porque la obra del Señor es así; el Señor
trabaja desde adentro hacia fuera. Debemos conocer ese principio de la obra del Señor. El
Señor no trabaja desde afuera para adentro. Satanás está en los aires y él trabaja desde afuera
para adentro; él trata de ofuscar nuestros sentidos, nuestra mente, nuestras emociones,
nuestros nervios, y sofocar nuestro espíritu desde afuera para adentro; el Señor, en cambio, nos
habla del fluir de Su Espíritu desde adentro hacia afuera. Él dice: El que cree en mí, de su interior
correrán ríos de agua viva,117 y dice la Palabra que mayor es el que está en nosotros que el que
está en el mundo.118
Un principio de la edificación espiritual es que fluye desde el interior hacia el exterior, como
una presencia, como una inspiración, como un burbujeo; como le dice el Señor a la mujer
samaritana: tendrá en él, en su interior, una fuente que salte para vida eterna (cfr. Juan 4:14).
Esa palabra que dice el Señor, de su interior, esa palabra “de” en el griego es ek. Si nosotros

117
Cfr. Juan 7:38
118
Cfr. 1 Juan 4:4
372 La casa y el sacerdocio

vamos a dibujar esa partícula ek, podríamos pintar un círculo y una flecha saliendo de ese
círculo; por ejemplo, Éxodo, viene de esa raíz, o exterior, o externo; entonces la palabra “ek”
significa salir de o desde, porque dice el Señor: el que cree en mí, desde su interior...; usa la
preposición “ek”, o sea, hay un proceso de edificación, de formación del Señor que va desde
nuestro espíritu hacia nuestra alma.
Primeramente el Señor impresiona nuestro espíritu; luego actúa en nuestra mente. La mente
pertenece al ámbito del alma, un poco más exterior. Nuestro espíritu corresponde al lugar
santísimo del templo de Dios, en cambio el alma corresponde al lugar santo, y el cuerpo
corresponde al atrio. En el alma está nuestra mente, nuestras emociones, nuestra voluntad; pero
antes de que entendamos, simpaticemos y decidamos, recibimos una inspiración interior, una
intuición en el espíritu. El Señor se mueve en nuestro espíritu, en nuestra conciencia, en nuestra
intuición; nos da un impulso usando nuestra propia decisión que él inspira, pero que Él no toma
la decisión; tú tienes que tomarla para que Él pueda usar tu propia decisión; Él te inspira. Ese
proceso espiritual del interior hacia el exterior aparece en otros pasajes, por ejemplo en la
primera carta a los Corintios capítulo 14; podemos mirar allí para ilustrar este proceso del interior
hacia el exterior del trabajo del Señor.
Dice 1 Corintios 14:12-15: “12Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales,
procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia. 13Por lo cual, (noten que esta edificación
de la Iglesia viene desde adentro hacia fuera) el que habla en lengua extraña...”; eso es debido al
Espíritu, eso se llama en la epístola de Judas, oración en el Espíritu; el Espíritu inspira ciertos
gemidos, ciertas intercesiones en otras lenguas, y por eso dice: “el que habla en lengua extraña,
pida en oración poder interpretarla”, e interpretar ya pertenece a un ámbito más exterior, a
un ámbito de la mente, de nuestra alma; la inspiración del don de lenguas viene del Espíritu
de Dios en nuestro espíritu, pero la intención de Dios es que aquello que está enriqueciendo y
vivificando, porque ciertamente el que habla en lenguas se edifica a sí mismo, entonces dice que
Los Corchetes 373

esa edificación interior, la intención de Dios es que del ámbito del espíritu, pase al ámbito del
alma, al ámbito de nuestra interpretación, de nuestro entendimiento; por eso dice: “el que habla
en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla. 14Porque si yo oro en lengua
desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto. 15¿Qué, pues? Oraré con el
espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también
con el entendimiento”. Entonces aquí vemos ilustrado en la experiencia de la devoción privada
este principio del Señor Jesús que dice: que desde, ek, desde su interior, correrán ríos de agua
viva. Significa que hay un río espiritual, de vida divina, que corre desde el interior hacia el exterior
del creyente.

Cortinas de pelo de cabra


Volvamos a Éxodo 26; estamos viendo aquellas camadas de cubiertas; una primera camada
interior es de cortinas de lino fino, es algo muy positivo: azul, muy positivo; púrpura, muy positivo;
carmesí, muy positivo; en esa cortina más interior el significado de todas esas partes es muy
positivo; pero un poquito más hacia el exterior encontramos un elemento extraño que se llama
“pelos de cabra”. Qué extraño que Dios haya escogido que su casa tenga pelos de cabra; claro
que tratados, pero al fin y al cabo es de cabra. La cabra no tiene buen significado en la Biblia; el
macho cabrío no tiene buen significado; las cabras en las parábolas del Señor Jesús no tienen
buen significado, pero el Señor sabe que nosotros heredamos de Adán una condición caída y
que la casa de Dios se realiza con seres humanos que pasaron por la experiencia adámica pero
que fueron tratados, y por eso los pelos de cabra son tratados en la casa de Dios.

La unidad en el Espíritu
Volvamos allí; las cortinas interiores se relacionan con corchetes de oro, en cambio las
374 La casa y el sacerdocio

cortinas de pelo de cabra, esas once cortinas de pelo de cabra se relacionan con corchetes de
bronce, y esto es muy interesante y tenemos que aprender muchas lecciones de esto. En primer
lugar, recordemos lo que en la tipología bíblica significa el oro; el oro, como el metal
tradicionalmente más precioso, representa la naturaleza más preciosa, que es la naturaleza
divina. Por ejemplo, el arca, que representa a Cristo, se hacía de madera de acacia y de oro,
porque el Señor Jesús tiene las dos naturalezas: la divina y la humana; la naturaleza humana
está representada en la madera de acacia, porque la madera nos representa a nosotros, la
humanidad. Juan el Bautista dice que el hacha está puesta a la raíz de los árboles, y esos
árboles somos nosotros, somos plantíos de Yahveh, entonces la madera representa la
humanidad, la naturaleza humana; el oro representa la naturaleza divina. Entonces aquí en el
interior, los corchetes que tratan directamente con las cortinas interiores son de oro; el oro
representa la naturaleza divina, los corchetes son instrumentos para unir; nosotros interiormente
somos constreñidos por el amor del Señor; nosotros experimentamos eso; cuando andamos en
el Espíritu experimentamos un acercamiento con los hermanos.
A veces parece que quedamos tan abrazados espiritualmente, que no es algo del exterior; es
algo que experimentamos en el interior de nuestro ser. Allí los corchetes son de oro. Cuando
andamos en el Espíritu, en el espíritu ya estamos unidos, en el espíritu tenemos la provisión de
Dios. La unidad del Espíritu es algo que ya está provisto; nosotros no tenemos que trabajar para
fabricar la unidad del Espíritu; el Espíritu es uno y nos fue dado por la fe a todos los hijos de Dios
sin distinción, y todos los hijos de Dios ya tenemos el Espíritu, y cuando andamos en Espíritu el
amor de Cristo nos constriñe.
Por eso es que dice que aquellos corchetes de oro son estos instrumentos que enlazan,
mantienen enlazadas las cortinas. Por una parte están las lazadas de azul, las cincuenta
lazadas de azul, pero aparecen también los cincuenta corchetes de oro; nosotros somos
constreñidos por el amor de Cristo debido al Espíritu en el interior; eso si andamos en el Espíritu.
Los Corchetes 375

El problema está en que estamos todavía combatiendo en esta carne, todavía no hemos sido
glorificados dispensacionalmente, todavía tenemos que soportarnos unos a otros, todavía en la
Iglesia existe una medida adicional que carga a nuestras espaldas, como leíamos en esas once
cortinas.

A veces hay pecado en la Iglesia


Las cortinas de cabra ya no son diez, son once; es un elemento adicional que entró en la
humanidad; la humanidad debía ser la casa de Dios, pero el hombre desde el primero fue
vendido al pecado, y todos hemos heredado una naturaleza adámica en la cual opera el poder
del pecado, y aun San Pablo lo dice allá en Romanos 7; él dice: en mi hombre interior y en mi
mente yo estoy de acuerdo con la ley de Dios, “23pero veo”, dice Pablo, “otra ley en mis
miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado
que está en mis miembros. 24¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?”
Por eso Pablo incluso lo llama “cuerpo de la humillación nuestra”; el pecado no es algo que está
fuera de nosotros; la Biblia le llama pecado, en singular, al pecado, no a los pecados como actos
de desobediencia; el pecado que mora en mí, dice San Pablo. San Pablo dice que el pecado
mora en él, en su carne y en sus miembros; quiere decir que hay un elemento extraño en nuestra
naturaleza; sin embargo, el Señor decidió hacer su Iglesia con nosotros aún operando en
nuestra carne la ley del pecado. El Señor nos dio vida divina, Su vida, para enfrentar el mal, pero
el mal está en la carne del hombre; lo enfrentamos a través del Espíritu, y en el Espíritu
heredamos la victoria de Cristo, pero en la carne heredamos la condición caída de Adán; y por
eso es que no solamente hay cortinas de lino fino en el templo, sino de pelos de cabra, porque el
Señor es muy realista; hay problemas en la iglesia. A veces hay pecado en la iglesia, a veces
hay envidia en la iglesia, a veces hay egoísmo en la iglesia, a veces hay fornicación en la iglesia,
hay problemas en la iglesia, y el Señor no iba a quedarse sin mostrar que Su Iglesia tiene
376 La casa y el sacerdocio

problemas que tratar; y por eso es que la medida de estas cortinas de pelo de cabra es
excedente a las medidas de las cortinas interiores.
Fíjense, comparando unas con otras, en el verso 2, hablando de las cortinas interiores, las de
lino fino, azul, púrpura y carmesí, dice: “La longitud de una cortina de veintiocho codos”;
veintiocho es el resultado de 7 x 4; pero hablando de las cortinas de pelo de cabra, dice 7: “Harás
asimismo cortinas de pelo de cabra para una cubierta sobre el tabernáculo; once cortinas harás”;
ya no son diez, sino once, o sea, es algo adicional que está ahí presente. Y luego dice: “La
longitud de cada cortina será de treinta codos”, es decir, dos codos más que cuelgan a las
espaldas del tabernáculo por todo lado, un codo para allá, otro codo para acá, y dice, como
hemos leído allí en el versículo 12: “Y la parte que sobra en las cortinas de la tienda, la mitad de
la cortina que sobra, colgará a espaldas del tabernáculo. Y un codo de un lado, y otro codo del
otro lado, que sobra a lo largo de las cortinas de la tienda, colgará sobre los lados del
tabernáculo a un lado y al otro, para cubrirlo”. Nos damos cuenta, pues, que existe un elemento
adicional allí, en la casa de Dios; obviamente que estos pelos de cabra eran tratados, eran
retorcidos para poder pertenecer a la casa de Dios; sin ser tratados no pueden formar parte de la
casa de Dios; los pelos de cabra por sí solos no hacen cortina, tienen que ser tratados para llegar
a ser cortina. 6 x 5 ═ 30. Lo humano siendo tratado por la gracia de Dios.
Vamos por parte, detengámonos primero en los treinta codos de estas cortinas. El treinta está
hecho de 6 x 5; el número seis (6) es el número del hombre; el hombre fue hecho al sexto día.
Siempre que vemos por ejemplo, la figura de Cristo en las puertas de la casa de Dios, la visión
de Ezequiel y en otros lugares, siempre vemos la medida del seis; pero aquí aparece combinada
con el 5; el número 5 es el número de la gracia en la Biblia, es el número de la redención.
Fíjense, el 1 es el número de Dios, el de la unidad de Dios; el 2 el del testigo de Dios que es
Cristo, número del testimonio, el Hijo, y el 3 es el número del Espíritu; Padre, Hijo y Espíritu;
tenemos la Trinidad; después de existir la Trinidad, existe algo más. Sí, la Trinidad quiso crear la
Los Corchetes 377

creación, así que existe la creación, es el número 4; pero hay algo más después de la creación.
Como la creación cayó, se necesita una quinta cosa, la gracia. Si ustedes ven las medidas del
altar que representa la cruz donde Cristo fue crucificado, aparecen cinco codos, aparecen las
medidas con el número 5; entonces 6 x 5 es el número del hombre recibiendo gracia. ¿Por
qué gracia? Por causa del pecado, ¿se dan cuenta? Por causa del pecado. Las medidas de las
cortinas de pelo de cabra son de treinta codos; no son de veintiocho, son de treinta. Dios utiliza
otra numerología apropiada para su significado.

El juicio de Dios
Ahora, ¿se dieron cuenta de que los corchetes con los que se mantienen unidas las cortinas
de pelo de cabra no son de oro? ¿Se dieron cuenta de qué son los corchetes? Son de bronce.
Fíjense en el verso 11: “Harás asimismo cincuenta corchetes de bronce, los cuales meterás por
las lazadas, y enlazarás las uniones para que se haga una sola cubierta.” El bronce en la
tipología bíblica no aparece en el lugar santísimo, aparece en el atrio, el altar de la cruz, el altar
del juicio, donde se sacrificaban los animales para expiación en figura de Cristo. Aquel material
del altar era de bronce; el bronce, representa el juicio de Dios. Por ejemplo, dice del Señor Jesús
en Apocalipsis, que Él estuvo muerto y vivió; por eso dice que tenía los pies como de bronce
bruñido. ¿Qué quiere decir el bronce bruñido? El bronce pasado por el fuego; el bronce
representa el juicio de Dios, representa el tratamiento de Dios con el pecado. Por eso es que las
cortinas de pelo de cabra se mantenían unidas gracias a las lazadas, pero también a corchetes
de bronce; esto es muy significativo. Cuando nosotros estamos en el Espíritu no necesitamos
ser disciplinados por Dios, no necesitamos ser juzgados por Dios. La Biblia dice que si nos
examinásemos a nosotros mismos no seríamos juzgados,119 pero si nosotros insistimos en no

119
Cfr. 1 Corintios 11:31
378 La casa y el sacerdocio

andar en el Espíritu sino en la carne, nosotros llamamos la intervención de Dios.

Las actitudes individuales no necesariamente provienen del Espíritu


Vamos a leer eso, por ejemplo, en la primera carta a los Corintios capítulo 11. Para ubicarnos
en el contexto, vamos a leerlo desde el verso 17: “17Pero al anunciaros esto que sigue”; Pablo
está escribiendo esto a los Corintios para edificación de la iglesia. Resulta que en Corinto los
hermanos no tenían discernimiento del cuerpo; por eso ellos decían por una parte, soy de Pablo;
otros, soy de Apolos; otros, soy de Cefas; y algunos pensaban que sólo ellos eran de Cristo; los
que hablan así es porque no disciernen el cuerpo; y otros vivían en pecado en medio de la
iglesia; entonces Pablo tuvo que escribir esa carta, y precisamente en esa carta es donde él
empieza a explicar el asunto del cuerpo con mucha minuciosidad, y la edificación de la Iglesia.
Entonces dice en esa carta: “Pero al anunciaros esto que sigue, no os alabo; porque no os
congregáis para lo mejor, sino para lo peor”. Aquí aparecen los pelos de cabra; lo mejor es el lino
fino, el azul, el púrpura y el carmesí, pero congregarse para lo peor quiere decir que a veces los
hermanos no están en el mismo espíritu; a veces se reúnen pero en la carne y en su propio ego,
no en el Espíritu, entonces esa reunión no resulta en lo mejor, sino en lo peor.
Sigue diciendo 1 Corintios 11: “18Pues” (y empieza a explicar qué es reunirse para lo peor) en
primer lugar, (quiere decir que no es lo único, pero en primer lugar) cuando os reunís como
iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; (esos son pelos de cabra) y en parte lo creo”. Y
me gusta que el apóstol dice: en parte lo creo; no es que lo crea todo, pero en parte sí, porque el
diablo también es exagerado y acusador; por eso me alegra mucho lo que dice Pablo: en parte lo
creo; es decir, lo que es factible, pero también sé que el diablo siempre está añadiendo pimienta
a la sopa. Luego dice: “19Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se
hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados”. Luego miren lo que pasaba en plena
santa cena: “21Porque al comer, cada uno (la cena se celebraba con el ágape, con la comida
Los Corchetes 379

conjunta) se adelanta a tomar su propia cena; y uno tiene hambre, y otro se embriaga”. Significa
que son actitudes individualistas, que no provienen del Espíritu; eso viene de esa parte
adicional que cargamos sobre nuestras espaldas, heredada de Adán. Mientras estamos aquí en
esta carne, en ella opera la ley del pecado y de la muerte y nos lleva a los pecados y a la muerte;
y si no andamos en el Espíritu, esa ley se manifiesta tan pronto tenga oportunidad; no importa si
somos hermanos de 95 años de servir al Señor, si andamos en la carne, se nos salen las garras
cuando menos esperábamos.

Pelos de cabra en la casa de Dios


Entonces dice: “22Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la
iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada?” Estos son pelos de cabra, el
menosprecio a los hermanos que tienen menos posibilidades económicas u ocupan una
posición social de menor estrato; cuando se reunían en algún ágape, había hermanos que
tenían una condición económica que Dios les dio más holgada; ellos podían traer pavo, uvas,
jugo de naranja, pero había otros hermanos pobres que a lo mejor no se atrevían a ir a la reunión
porque no tenían que llevar; pero algún hermano le dijo: vamos, vamos; no, hermano, porque no
tengo nada que llevar. No importa, vamos; y va, pero cuando llega, los que tenían el pavo no lo
ponen al servicio de toda la iglesia, sino que se lo comen entre ellos, en vez de poner todo junto
sin que se sepa quién trajo el pavo y quién trajo la arepa. Que nadie sepa quién trajo nada; todo
para todos; pero ¿qué pasaba con los corintios? Que los que podían avergonzaban a los que no
podían; esos son pelos de cabra; en la casa de Dios tienen que ser tratados. Por eso dice así:
“¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo”. Acaba de decir: en esto os alabo, pero ahora
dice: en esto no os alabo; Pablo era así tan franco como el Señor Jesús. El Señor Jesús dijo:
Ésto está a tu favor, pero tengo contra ti esto, muy claro; el Señor dice qué aprueba y qué
380 La casa y el sacerdocio

desaprueba, y Pablo es así, es muy claro; en esto os alabo, pero en esto no os alabo.120

Corchetes de bronce en el hombre exterior


Luego habla de la cena del Señor, y dice en el verso 27: “27De manera que cualquiera que
comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la
sangre del Señor”. Ser culpado quiere decir que atrae sobre sí una disciplina del Señor; eso es lo
que representan esos corchetes de bronce, porque por nosotros mismos en el hombre exterior,
no queremos estar con nuestros hermanos. En el hombre interior somos impulsados a tener
comunión con los demás, el Espíritu nos constriñe al amor, pero en el hombre exterior, no. El
hombre exterior necesita corchetes no sólo de oro, sino de bronce; tenemos que ser
disciplinados por el Señor para poder vivir la comunión del cuerpo; tenemos que discernir el
cuerpo de Cristo. Cuantas cosas que hacemos sin discernir el cuerpo de Cristo están
acarreando que el Señor venga por Su preciosa mano y ponga a funcionar ese instrumento que
se llama “corchete de bronce”, eso se llama la disciplina del Señor.

Discerniendo el cuerpo de Cristo


Hermanos, podríamos contar muchas anécdotas al respecto; cuando cada uno de nosotros
sabe que el Espíritu del Señor lo inspiró a hacer alguna cosa buena en la casa de Dios, al
servicio de Dios, pero nos retuvimos de hacerlo todo, o el Espíritu nos dijo que no hiciéramos
algo y lo hicimos, al poco tiempo nos damos cuenta de que el Señor nos va a pedir cuenta de lo
que hicimos, y experimentamos alguna cosa desagradable. Sigue diciendo en 1 Corintios 11:
“28Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa”. Probarse es
examinarse para ver si está en la fe, si está en Cristo, si está en el Espíritu; tenemos que ser
120
Cfr. Apocalipsis capítulos 2 y 3
Los Corchetes 381

honestos y darnos cuenta de cuando estamos en la agitación de nuestra sola alma o en la carne
misma, o incluso bajo presión de demonios. Continúa la Escritura diciendo: “29Porque el que
come y bebe indignamente, (¿qué es comer y beber indignamente? sin discernir el cuerpo del
Señor, (el cuerpo de Cristo es Cristo repartido en la Iglesia; lo que hacemos a un miembro de
Cristo, lo hacemos a Cristo; lo que hacemos divisivamente, que no hacemos en función de la
edificación del cuerpo, sino afectando la unidad y edificación del cuerpo) juicio come y bebe para
sí”. Este juicio no es el juicio eterno, no se refiere a la perdición eterna, sino que se refiere a un
castigo temporal aquí.
Ahora dice el versículo 30: “30Por lo cual (es decir, por haber comido juicio) hay muchos
enfermos (eso es un castigo del Señor, una disciplina del Señor) y debilitados entre vosotros,
(incluso dice:) y muchos duermen”. Hermanos, en el proceso de edificación de la Iglesia, yo he
visto morir a varios, más de uno, más de dos. En este momento me acuerdo claramente de tres
personas. El Señor nos guarde; puede haber más personas que el Señor se las llevó muy rápido,
que esperábamos que los hubiera usado más, pero no discernieron el cuerpo del Señor y el
Señor dijo: es mejor llevarte a descansar ya, y el galardón hasta aquí. ¿Por qué? Sigue diciendo:
“31Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; 32mas siendo
juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo”.
Aclaramos que este juicio no es juicio eterno, sino que se refiere a una disciplina o castigo del
Señor por causa de no discernir el cuerpo, por causa de haber actuado o comido la cena del
Señor con indignidad, por no juzgarnos a nosotros mismos.

La disciplina de Dios
Hermanos, esto es cosa seria. A veces nosotros, como nos recordaba nuestro hermano David,
no confesamos nuestros pecados, o a veces los confesamos a Dios, pero no le pedimos perdón
a la persona a quien hemos ofendido en el cuerpo de Cristo, incluso fuera de él, y pensamos que
382 La casa y el sacerdocio

como no me ha pasado nada, no me va a pasar nada de aquí a poco, que el Señor es


misericordioso. Por ejemplo, en el mensaje a Tiatira, el Señor dice: Toleras a Jezabel, y yo le he
dado tiempo para que se arrepienta, pero no ha querido arrepentirse de su fornicación; por lo
tanto, he aquí yo la arrojo en cama.121 Sí, el Señor nos da tiempo para que nos juzguemos a
nosotros mismos, el Señor es longánimo, pero a veces no entendemos la longanimidad del
Señor, y por no juzgarnos a nosotros mismos, por no reconocer nuestras faltas, por no traer a luz
nuestras miserias, confesarlas y pedir perdón, entonces al Señor le toca hacernos dar cuenta de
lo que hacemos y dejamos de hacer, y viene la corrección del Señor y las disciplinas. Una
disciplina es enfermedad. Con esto no estoy diciendo que todas las enfermedades son juicio
temporal de Dios por amor de sus hijos que Él ama, no toda enfermedad es disciplina; porque al
que Dios ama, lo disciplina; a los que Dios no disciplina es porque no son hijos, sino bastardos.
Hebreos nos dice que Dios azota a todo el que recibe por hijo para que participemos de Su
santidad;122 significa que aquella parte que no es santa, donde tenemos la mano metida, si no
sacamos la mano rápido, mientras es tiempo, y esa mano sigue fuera de lugar, recibirá un azote
del Señor.
Ahora, esos azotes pueden tener diversa intensidad, según el grado del Señor. Aquí habla, por
ejemplo, de enfermedad como juicio del Señor por no discernir el cuerpo del Señor, o puede ser
debilidad; quizá no sea enfermedad física, pero puede ser una debilidad espiritual; la persona
está débil, no madura; parece que es cristiano pero como que no tiene una vida victoriosa. ¿Por
qué no tiene una vida victoriosa? Porque está débil, porque hay algo en lo cual esa persona no
se ha juzgado a sí misma, y Dios lo está juzgando, retirándole la unción o el gozo, y la persona
se siente débil, desganada, no quiere servir al Señor; es un hijo de Dios, sigue siendo salvo, pero
está bajo disciplina porque no se ha juzgado a sí mismo; y hay otra disciplina más seria aquí que
121
Cfr. Apocalipsis 2:20-22
122
Cfr. Hebreos 12:7-11
Los Corchetes 383

incluso la debilidad, que es la muerte física antes de tiempo. De pronto pensábamos que tal
hermano estaría más entre nosotros pero el Señor lo quitó de en medio. No estoy diciendo que
todos los que mueran sea por un juicio de Dios, pero lo que la Palabra dice es que algunos
duermen por ser castigados por el Señor; pero su muerte no es para condenación, sino para que
no sea condenado con el mundo; es castigado por el Señor porque, amados, el juicio del Señor
comienza por la casa de Dios.
Para ver ese principio del Señor, fíjense en lo que sucedió hace poquito. Dice en Apocalipsis
que las estrellas serían heridas, ¿cierto? ¿Saben cuál fue el primer planeta en recibir un
latigazo? El llamado padre de los planetas, que es Júpiter, pero si hay un primer latigazo, un
cometazo, porque la órbita de los cometas es un látigo, Júpiter, el padre de los planetas del
sistema solar, fue herido. Ahí se muestra el principio de Dios de comenzar su juicio por la casa
de Dios. Dios no empieza por los lejanos; Él empieza por los cercanos. Le dice a aquel escribano
que vio Ezequiel: Vaya poniendo un sello a los que gimen por las abominaciones que se hacen
en la ciudad, y ustedes, aquellos otros intendentes de la ciudad. ¿Ustedes saben que existen
intendentes angelicales? ¿Saben lo que es un intendente? Es un supervisor. Intendentes son las
personas que están supervisando lo que acontece en la otra dimensión.

El juicio de Dios: La mortandad en Ezequiel


Por favor, vamos a leer eso en Ezequiel capítulo 9, porque puede ser que algunos hermanos
no hayan meditado aún lo suficiente en eso, o no nos hayamos metido lo suficiente en esto, y
vale la pena que lo leamos. Ezequiel 9: “1Clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: Los
verdugos de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir. 2Y
he aquí que seis varones venían del camino de la puerta de arriba que mira hacia el norte, y cada
uno traía en su mano su instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón vestido de lino
(eran siete) el cual traía a su cintura un tintero de escribano; y entrados, se pararon junto al altar
384 La casa y el sacerdocio

de bronce”. ¿Dónde? Precisamente junto al altar de bronce; ese es el lugar donde tenían que
haber preparado aquello, porque el altar de bronce es donde se juzga el pecado. “3Y la gloria del
Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado, al umbral de la casa;
y llamó Yahveh al varón vestido de lino, que tenía a su cintura el tintero de escribano, 4y le dijo
Yahveh: pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la
frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen
en medio de ella.” Estos son los que se juzgan a sí mismos, los que reconocen la maldad y sus
propios pecados sobre su pueblo; sobre éstos hay una marca protectora de parte del Señor;
ellos no necesitan ser juzgados por el Señor porque ellos se juzgan a sí mismos.
Luego dice: “5Y a los otros dijo, oyéndolo yo: (¿Quiénes son esos otros? Los seis verdugos,
intendentes, como se traduce, de la ciudad, y esos personajes no son naturales, son
sobrenaturales) Pasad por la ciudad en pos de él y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis
misericordia. Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno;
pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis, y comenzaréis por mi santuario”.
No que comenzaran por el barrio de los burdeles, no, por el santuario, por la casa de Dios. Es lo
que dice el apóstol Pedro: Cuando Pedro dice eso, no se está refiriendo al juicio del trono blanco;
se está refiriendo a la disciplina en vida, esa que tenemos ahora de la Iglesia.

El juicio de Dios en Pedro


Leámoslo en Pedro también, y sigamos allí en la primera carta a los Corintios. Para tener el
contexto, leamos en 1 Pedro 4:12-19. Estos son los corchetes de bronce en el tabernáculo, dice:
“12Amados, no os sorprendáis...”; porque es que hoy en día, sobre todo con la llamada “teología
de la prosperidad”, es muy fácil sorprendernos. Miren lo que dice antes del verso 12, el verso 1
del mismo capítulo: “Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también
armaos del mismo pensamiento”. ¿Cuál es ese pensamiento que es un arma a favor de la
Los Corchetes 385

Iglesia? La disposición a sufrir aquí; así como Cristo padeció en la carne, vosotros también
debéis armaros con ese mismo pensamiento. Las personas que no están queriendo someterse
a la mano de Dios aquí en la tierra y caminar por el camino estrecho y sufrir un poco, están
desarmados. Aquellos hermanos a quienes se les está diciendo: Hermano, nosotros somos hijos
de Dios, y no tenemos porqué sufrir, pasar por ninguna prueba, están siendo desarmados por
una mentira; el arma es la disposición a pasar las pruebas que haya que pasar, que Dios, para
nuestra purificación y entrenamiento, nos permite. Hermano, no hay cristianismo legítimo sin
este elemento. Dice el verso 2: “para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las
concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios”.
Volvamos al verso 12: “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha
sobrevenido, (aquí se llama “fuego de prueba”, dos palabras: fuego para consumir lo que no
puede soportar el fuego; lo que soporta el fuego pasa purificado a través del fuego, pero lo que
es impureza se quema sobre el fuego) como si alguna cosa extraña os aconteciese, (o sea que
el fuego de prueba no es algo extraño, es lo normal; no piense que le está pasando nada
extraño; eso no es extraño, eso es normal en la vida de los creyentes, que seamos pasados por
fuego y salados con sal) 13sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de
Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. 14Si sois
vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios
reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es
glorificado. 15Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por
entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino
glorifique a Dios por ello. 17Porque (aquí está la explicación de porqué los hijos de Dios tenemos
que pasar ese camino estrecho) es tiempo...”; para la iglesia ese es el tiempo de ser purificados,
ese es el tiempo de ser corregidos, ese es el tiempo de asumir nuestras responsabilidades con
entereza y de hacer nuestra restitución a tiempo, como el Señor le dice a Jezabel: Le he dado
386 La casa y el sacerdocio

tiempo; el Señor nos da este tiempo, “17Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa
de Dios”. Eso lo había dicho Pedro en vida. Significa que Pedro entendía esa persecución y ese
participar de los padecimientos de Cristo como un juicio sobre lo extraño, sobre lo carnal, sobre
lo natural que hay en nosotros. “Es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; (Pedro
tenía presente a Ezequiel; seguramente Pedro era un buen lector de Ezequiel; se acordaría de
ese capítulo 9 que dice: Y empezad por mi santuario. Eso, hermanos, es claro) y si primero
comienza por nosotros (y Pedro se incluye)“ ¿cual será el fin de aquellos que no obedecen al
evangelio de Dios? 18Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿en dónde aparecerá el impío y el
pecador? 19De modo que los que padecen según la voluntad de Dios (alguno dice: no, pero no
es la voluntad de Dios que padezcamos; pero esa no es la doctrina de los apóstoles; la doctrina
de los apóstoles es ésta que dice el apóstol Pedro que si alguno padece según la voluntad de
Dios) encomienden sus almas al fiel Creador (¡Aleluya! Me gustan esas dos cosas: padecer
según su voluntad, pero por la voluntad de un Creador fiel; o sea que ese padecimiento es para
purificación): y hagan el bien”.

Un plazo de purificación
Volviendo al capítulo 11 de la primera carta a los Corintios, creo que se nos aclara mucho más
eso que dice el verso 31: “Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos
juzgados”; es decir que la misericordia del Señor nos concede un plazo, un plazo de purificación;
pero si ese plazo es malgastado, entonces comienza el plazo de purificación de otra manera.
¿Ustedes quieren ver que el Señor habla de plazo de purificación? Vamos a Daniel 11:35; noten
que en el verso 36 ya habla del anticristo; desde el verso 36 en adelante nos habla del anticristo;
allí dice que el rey hará su voluntad, se ensoberbecerá, se engrandecerá sobre todo Dios, etc.;
ese es el anticristo; pero un poquito antes del verso 36 está el verso 35. Pero leamos el contexto
desde el 32 para tenerlo más completo: “32Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto; mas
Los Corchetes 387

el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará”. Eso es lo que está profetizado de los que
conocen a Dios de ese pueblo. “33Y los sabios del pueblo instruirán a muchos; (parece que ese
versículo debería terminar ahí, dice uno, están instruyendo a muchos) y por algunos días caerán
a espada y a fuego, en cautividad y despojo”. Gracias a Dios que aquí también se ve la
misericordia de Dios. “34Y en su caída (oigan, la caída de los sabios, en persecución y
sufrimiento) serán ayudados (pero) de pequeño socorro; (el Señor puede dar gran socorro, pero
aquí lo más conveniente es que el socorro sea pequeño, lo más conveniente para estos sabios
es que el camino sea estrecho) y muchos se juntarán a ellos con lisonjas. 35También algunos de
los sabios caerán para ser depurados (no para irse al infierno, no) y limpiados y emblanquecidos,
hasta el tiempo determinado; (le he dado tiempo; el Señor determina un tiempo para hacer ese
trabajo de purificación) porque aun para esto hay plazo”.

Examinarnos a nosotros mismos


Señor, ¡qué misericordioso eres tú! Que para no ser condenados con el mundo en aquel día,
sino para que juzguemos juntamente con Él a las naciones, nosotros somos juzgados primero
aquí; pero ¿cómo vamos a sentarnos a juzgar al mundo y a los ángeles si nosotros no nos
hemos examinado a nosotros mismos? Tenemos que examinarnos a nosotros mismos y ser
capacitados para juzgar; porque dice la Palabra que se sentarán con Cristo los que recibieron
facultad de juzgar; o sea que la Iglesia está en un facultamiento, estamos en la facultad de
derecho. ¡Aleluya! Porque hemos de juzgar al mundo, debemos ser juzgados primero, el juicio
comienza por la casa de Dios. Dice: purificados por un tiempo determinado. El Señor tiene su
tiempo, tiene su número; aun aquellas almas debajo del altar decían: Señor, ¿hasta cuándo no
juzgas y vengas nuestra sangre del mundo? Él les dice: esperen un tiempo.123 Esto es como si

123
Cfr. Apocalipsis 6:9-10
388 La casa y el sacerdocio

dijera el Señor: Estoy juzgando primero el pecado de ustedes, hijos redimidos; esperen que se
complete el número de los que deben ser muertos como ustedes y entonces ahí sí voy a juzgar
al mundo, pero primero los estoy juzgando a ustedes.
Hermanos, no nos engañemos, el Señor sí murió por nuestros pecados en la cruz, nos limpió y
nos perdona, pero eso no quiere decir que seamos eximidos de la disciplina temporal; somos
perdonados de los pecados y somos eximidos del juicio eterno, pero no del castigo temporal.
Cuando David pecó, organizó la muerte de Urías para quedarse con su esposa, entonces vino
Dios y le habló de su pecado por Natán, y él reconoció su pecado, se humilló a Dios, y la
Escritura dice que Dios lo perdonó; sin embargo, la disciplina temporal no fue levantada, porque
esa disciplina nos ayuda a tomar conciencia de lo que somos y de lo que hacemos. Si Dios nos
dejara sin pasar por disciplina, nosotros no tendríamos conciencia de nuestro pecado y
haríamos mucho daño; pero si aun el Hijo de Dios, Jesucristo, que nunca pecó, dice la Escritura
que por lo que padeció aprendió la obediencia.124 Así que, amados, la Escritura es muy clara; a
los que Dios ama, Él disciplina, Él corrige.
Hermanos, no nos engañemos, no nos dejemos desarmar por el diablo, sino que armémonos
con ese pensamiento. Debemos estar dispuestos a sufrir aquí para no ser condenados allá. La
salvación nos viene por la gracia, pero la purificación, el entrenamiento, el aprendizaje de la
obediencia nos viene por la disciplina aquí. La salvación no, pero el aprendizaje de la
obediencia, sí. Dice la Escritura que somos disciplinados para participar de Su santidad.125 Hay
una santidad provista en Cristo, pero aplicada en el ejercicio de la obediencia.

Para no ser condenados con el mundo

124
Cfr. Hebreos 6:8
125
Cfr. Hebreos 12:10
Los Corchetes 389

Volvamos a la primera epístola a los Corintios capítulo 11. Vamos a ir examinando los
corchetes de bronce que Dios utiliza para poder mantener la cubierta del tabernáculo por causa
de los pelos de cabra. Dice el verso 30: “Por lo cual (por comer indignamente la mesa del Señor
sin discernir el cuerpo) hay muchos enfermos”. ¡Oh! Esa palabra es seria, “muchos”; parece que
el Señor tiene que juzgar por la derecha, por la izquierda. Entonces dice: “hay muchos enfermos
y debilitados”; parece que mayormente el Señor juzga con enfermedad y con debilidad. “...y
muchos duermen”. Aquí aparece muchos, muchos, muchos, pero estos muchos son de la
Iglesia, son de la cristiandad, son del pueblo del Señor, del cristianismo; muchos enfermos,
muchos debilitados, muchos muriendo, pero ¿por qué será? Por eso, por no discernir el cuerpo,
por comer indignamente de la mesa del Señor. Entonces dice: “31Si, pues, nos examinásemos a
nosotros mismos, (ese es el plazo; primero, le da un plazo para que se arrepienta, dice el Señor,
pero la persona piensa que no está pasando nada, que no va a pasar nada de aquí a poco; no
nos gastemos el plazo determinado por Dios para nosotros mismos juzgarnos, para nosotros
mismos arrepentirnos y confesar nuestro pecado. No pensemos que la impunidad también
existe en el reino de Dios, no; en el reino de Dios no hay impunidad) no seríamos juzgados”. El
Señor comprende, tú confesaste tu pecado, te arrepentiste, te apartaste, no necesita el Señor
disciplinarte; pero si te haces o me hago el tonto, entonces dice: “32mas siendo juzgados, somos
castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo”.
Hermanos, estamos en el reino de Dios, un reino inconmovible por cuya puerta no entra cosa
inmunda. El Señor castiga a sus hijos para que el diablo no diga: ¿pero por qué solamente
castiga a los míos? El Señor castiga primero a los suyos.
Volvamos a Éxodo 26:9: “Y unirás cinco cortinas aparte y las otras seis aparte; (porque eran
diez, pero aquí son once las cortinas de pelos cabra; hay una adicional; entonces esa se
colocaba en el lugar de la puerta) y doblarás la sexta cortina en el frente del tabernáculo”. El
frente del tabernáculo es la puerta. En todas las demás partes del tabernáculo era una carga a
390 La casa y el sacerdocio

las espaldas esa cortina, pero en la puerta, que representa al Señor, esa cortina estaba
enrollada y vuelta para atrás. Primero, porque el Señor no cometió pecado, no hay pecado en Él;
pero también en Él fue tratado el pecado; por eso esa cortina no está cerrando la entrada, sino
que está tratada en la entrada de la puerta, porque el pecado fue tratado en Cristo. Cristo fue
hecho pecado por nosotros para que nosotros seamos hechos justicia de Dios en Él; esa es la
razón por la cual esta sexta cortina es adicional, está doblada para atrás en el frente del
tabernáculo que es la entrada, la cual representa a Cristo.
Unanimidad en el alma
Dice el verso 10: “Y harás cincuenta lazadas en la orilla de la cortina, al borde de la unión, y
cincuenta lazadas en la orilla de la cortina de la segunda unión”. Encontramos aquí el mismo
principio de las cortinas interiores; continúa en esto. Así como debemos estar unidos en Espíritu,
debemos estar unánimes en el alma. Creo que el Espíritu ha estado enfatizando eso a algunos
acá, según me han contado algunos. Justamente, hermanos, eso es lo que representa aquí
estas lazadas. El ámbito del Espíritu es una provisión; instantáneamente al recibir el Espíritu ya
tenemos Su unidad en el cuerpo; pero la Biblia habla no sólo de unidad en el Espíritu, habla
también de ser unánimes, o sea, en un solo corazón, una sola alma; ese es un plano diferente de
la unidad. Todos tenemos a Cristo en nuestro espíritu, pero no nos podemos llevar bien unos con
otros, hay desacuerdos; entonces, bueno, en el espíritu es suficiente corchetes de oro; somos
constreñidos por el amor del Señor; pero en el hombre exterior, en unas cortinitas más afuera,
donde tiene que ser tratado el pelo de cabra, allí los corchetes tienen que ser de bronce, allí
nuestra alma tiene que ser disciplinada, nuestro ego tiene que ser tratado; el yo, lo natural es
tratado; allí no sólo es unidad del Espíritu, allí es unanimidad. La unanimidad en la casa de Dios
está representada por la unión de las cortinas que eran de pelo de cabra. Tenemos que aprender
a comprender con todos los santos las medidas de Cristo; pero este tratamiento ya no es
solamente en el ámbito del espíritu, sino en el ámbito de nuestro subjetivismo; cuán subjetivos
Los Corchetes 391

somos. No nos damos cuenta de cuán subjetivos somos hasta que estamos entre otros. Cuando
estamos solos, todo nos parece muy claro, muy correcto. “Hay camino que al hombre le parece
derecho; pero su fin es camino de muerte” (Pr. 14:12; cfr. Pr. 16:25); y como dice otro Proverbio:
“El camino del necio es derecho en su opinión; mas el que obedece al consejo es sabio” (Pr.
12:15).

Criterio de clase
Solamente cuando estamos con otras personas distintas a nosotros, exactamente allí donde
Dios sabe que tenemos que estar, allí descubrimos que somos subjetivos. Hermano, por eso es
que el Señor quiere hacer Su casa de diez cortinas, con toda clase de personas, razas, clases
sociales, porque allí nuestro subjetivismo, nuestro criterio de clase, es confrontado. ¿Ustedes
saben que hay algo que se llama “criterio de clase”? ¿Qué es criterio de clase? Como usted está
acostumbrado a vivir cierta manera de vida, porque para usted es natural, usted nunca se pone
en el lugar de otros que están en otra condición. Tú le puedes decir a otro: Hermano, ¿por qué no
se viene en taxi? porque para ti es normal venir en taxi, pero puede ser que para otro eso sea
casi una blasfemia.
Voy a contarles una anécdota legítima de una persona que me la contó una tía mía. Ella dijo
que algunas personas estaban queriendo con todo el corazón ayudar a los pobres y meterse en
las barriadas; entonces esta persona dejó de vivir en su propio nivel, y se ponía sus botas y sus
pantalones, no de corbata, y se iba y se metía allá en las barriadas, con personas y hermanos
que viven con plásticos haciendo allí un huequito en la loma del cerro para poder tener un
plancito y allí su casita, y vivir ahí; y el agua le sale más cara que a los barrios ricos porque tienen
que llevarla en burro y tienen que pagar el transporte del agua, y le sale más caro que la que le
llega por las tuberías a los barrios que consumen el agua potable. Entonces aquel hermano,
queriendo identificarse con los hermanos más pobres, se puso su traje de faena y se fue a
392 La casa y el sacerdocio

ayudar a los hermanos, y se vino una de esas llovidas; eso fue aquí en Bogotá, se pegó una
embarrada completa, y llegó a la chocita de los hermanos que iba a visitar todo embarrado; y el
hermano se sintió muy feliz; en vez de enojarse se sintió feliz de que estaba compartiendo la
situación de aquellos hermanos que tenían que subir por aquellos barriales para llegar al lugar.
Cuando lo vio todo embarrado, le dice una de las personas que vivía en la chocita: Bueno
hermano, cuando tú llegues a tu casa te das un baño de agua caliente y te cambias de ropa; y al
hermano se le acabó la alegría, porque él sí podía volver a casa, darse un baño de agua caliente
y cambiarse de ropa, pero ellos no, ellos no podían hacer eso.
Entonces, hermanos, el Señor juzga todas las cortinas para terminar con nuestro subjetivismo
y nuestro criterio de clase. ¡Ay, hermanos! Hay congregaciones que son de clase media alta y
tienen su estilo; otros que son tipo pentecostales marginales; pero en la iglesia del Señor están
todos los hijos de Dios para aprender a ser tratados. Cuando no estamos al lado de otros no
somos tratados. Nosotros no nos damos cuenta de que somos egoístas, que somos avaros,
cuando estamos entre los que tienen más o menos el mismo modo de vida nuestro; pero cuando
estamos con los más pobres, ahí nos damos cuenta de cómo somos, y también ellos se dan
cuenta de cómo somos; se dan cuenta que tienen envidia, tienen rabia, que quisieran
aprovecharse de los ricos, y los ricos como que no quisieran ayudar a los pobres.

Nuestro subjetivismo es tratado en la comunión


No nos damos cuenta de nuestra naturaleza sino en la comunión de la iglesia según Dios la
quiere. El subjetivismo nuestro es tratado en la comunión; no es suficiente la unidad del Espíritu.
En el plan del Señor está el tratamiento en el alma; nuestro criterio de clase debe ser tratado; no
debemos ser subjetivos. No nos damos cuenta de cómo somos hasta que el Señor nos coloca
en la situación que necesitamos para aprender y ser tratados.
Los Corchetes 393

Hermanos, el Señor nos ama, estamos siendo tratados, hermanos; no estamos aquí de
vacaciones; no debemos tomar la religión como una pastillita para vivir bien, no, hermanos.
Somos convidados al altar, como decía un siervo de Dios que fue mártir en Alemania bajo el
régimen nazi.126 Él decía: “Cuando Dios llama a un hombre, lo llama para que venga y muera; el
llamamiento es para morir”. Entonces por eso aparecen allí corchetes de bronce; gracias a Dios
que por encima están esas cortinas de pelo de cabra tratado y unidas por la fuerza de esos
instrumentos del juicio y la disciplina del Señor; la disciplina del Señor para mantener Su casa; el
Señor ejerce disciplina en Su casa.

La cubierta de pieles de carnero


14
Harás también a la tienda una cubierta de pieles de carneros teñidas de rojo”. Gracias a
Dios que por encima de esas cortinas hay otra de pieles de carnero teñidas de rojo,
representando cómo el Señor perdona los pecados, problemas y debilidades de su pueblo;
porque ese carnero, que es el macho de las ovejas, representa a Cristo, y están teñidas de rojo
esas pieles porque representan la redención, el perdón del Señor, la longanimidad del Señor
para ese proceso de edificación de la Iglesia donde existe disciplina.
No nos engañemos, hermanos; la gracia del Señor viene a nosotros para conducirnos a la
obediencia de Su gobierno. La gracia no es licencia para pecar; la gracia tiene el objetivo de
conducirnos a obedecer Su gobierno. Si aprovechamos la gracia y aprovechamos el plazo y nos
examinamos a nosotros mismos, no necesitamos mayor disciplina, pero si no, seremos
disciplinados, porque somos amados, para no participar de la condenación del mundo.

La cubierta de pieles de tejones


126
Dietrich Bonheffer
394 La casa y el sacerdocio

14
Harás también a la tienda una cubierta de.... pieles de tejones encima”. La última de las
cortinas es la de pieles de tejones; es la última que aparece visible, es la última que se ve; es
decir, cuando la gente pasaba por el desierto, lo que veía era pieles de tejones; ellos no veían el
arca, no veían el candelero, los querubines, la mesa, el incensario; ellos no veían sino las pieles
de tejones. Las pieles de tejones representan lo que está visible a los ojos de los que están
afuera. Saben que los tejones no son precisamente animales muy bonitos; son como una
especie de ratones del desierto. Por ahí hay algunas enciclopedias donde aparecen los tejones.
Del Señor Jesús se dice como cantamos, y creo que vamos a terminar cantando ese canto: No
hay parecer en Él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos.127 Y San
Juan dice en su primera epístola, capítulo 3, que el mundo no nos conoce porque no le conoció a
Él; el mundo solamente ve las apariencias; el mundo juzga por las apariencias, pero el Señor
mira el corazón. El Señor representa las apariencias menospreciables de Su casa a los ojos del
mundo, por medio de las pieles de tejón.
Dice San Juan: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que
hemos de ser” (1 Juan 3:2). Por dentro tenemos el arca, pero por fuera, pieles de tejones.
Siempre que había que trasladar el campamento, todo era pieles de tejones; lo único que tenía el
azul por fuera era el arca. ¿Por qué? porque la gloria de Cristo ya fue manifestada en su
humanidad, y Él ya fue transfigurado; por eso el arca que era el liderazgo, el precursor, tenía los
tejones por dentro y el azul por fuera. Pero nosotros todavía tenemos la cortina de azul por
dentro y el tejón por fuera. Cuando seamos transformados, entonces estará el azul por fuera y el
tejón por dentro, no por apariencias. El mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él. Él fue
menospreciado porque no estaba para apariencias de los hombres sino a los ojos de Dios.
Vamos a terminar con esa canción.

127
Cfr. Isaías 53:2
Los Corchetes 395
396 La casa y el sacerdocio

Capítulo XXI

LAS LAZADAS128

Leyendo Éxodo desde el Nuevo Testamento


Con la ayuda del Señor y en Su presencia vamos a continuar con la palabra que estamos
compartiendo en estos días. Estamos en el capítulo 26 del libro del Éxodo; habíamos quedado
comentando el verso 3 y los inmediatamente siguientes. Leamos una vez más desde el verso 3
para empatar desde aquí con la anterior y continuar. Estamos mirando cómo el deseo del Señor
es que Su pueblo, aquellos a quienes el Señor por Su gracia haga sabios de corazón, le
edifiquen a Él un tabernáculo. Estos pasajes del Antiguo Testamento son solamente la figura, y
estamos confiando en el Espíritu del Señor para que nos permita mirar detrás de las apariencias
de la figura, los principios espirituales válidos y sustanciales, hoy, en el tiempo del Nuevo
Testamento; así que estamos leyendo el Antiguo Testamento desde el Nuevo Testamento. El
Nuevo Testamento dice que Dios mandó que por medio de las Escrituras del Antiguo
Testamento el misterio del Nuevo Testamento sea anunciado; eso está claramente al final de la
epístola a los Romanos. Los que quieran comprobarlo, pueden mirar los últimos versos de
Romanos; ahí se encuentra que por mandato de Dios se usasen las Escrituras de los profetas
para anunciar el misterio que nos revela en el Nuevo Testamento; o sea que estamos leyendo
128
Enseñanza en la localidad de Teusaquillo, Bogotá D. C., el 19 de marzo de 1995. Transcripción: Marlene Alzamora
Los Corchetes 397

Éxodo desde el Nuevo Testamento, para el Nuevo Testamento; las realizaciones propias de la
nueva creación
Dice así el verso 3: “Cinco cortinas estarán unidas una con la otra, y las otras cinco cortinas
unidas una con la otra.” Este principio de entrelazamiento entre los distintos grupos humanos
redimidos por el Señor para conformar Su casa, creo que lo estuvimos considerando en el día de
ayer: unos y otros; el Señor considera todas las cortinas iguales a Sus ojos, de la misma medida.
Dios no hace acepción de persona. Con todo tipo de personas y de grupos, con toda lengua,
pueblo, tribu, nación, condición social, etc., el Señor está trabajando una obra específica, que es
una casa para poder contener Su presencia en forma manifiesta. Él es omnipresente, El está en
todas partes; por eso hay versículos que dicen que la gloria del Señor llena toda la tierra; y no
dice que la llenará, sino que la llena; Su gloria está presente, pero nosotros estamos ciegos y no
vemos Su presencia, ni la percibimos, y por eso somos atropellados en ofender a Dios con
violencia y unos a otros con violencia, y eso, lógicamente, atrae la ira de Dios; pero el Señor está
edificando una casa, un tabernáculo de reunión donde reunirse con el hombre y hacer manifiesta
Su presencia, Su gloria; esa casa se realiza por medio de uniones.
“4Y harás lazadas de azul en la orilla de la última cortina de la primera unión; lo mismo harás en
la orilla de la cortina de la segunda unión”. Las primeras cinco cortinas de un lado son los unos,
las otras cinco cortinas del otro lado son los otros, y unos y otros debemos ser entrelazados
formando un solo tabernáculo. Dios no quiere que en Su pueblo anden unos por allá, otros por
acá, otros por acullá, sino que estemos todos siendo conjuntamente edificados. Hay un trabajo
de entrelazamiento celestial; digo celestial porque fíjense en que estas lazadas son de azul;
“harás lazadas de azul”. Que Dios haya escogido el azul como el elemento para las lazadas nos
muestra que no son cosas de la tierra, no son cosas del hombre, no son cosas que podamos
hacer por presunción, por entusiasmo romántico de nuestra alma, que a veces actúa
precipitadamente para realizar cosas, como en el caso de Ismael, que nació de Abraham por su
391

propia fuerza natural; por eso estas lazadas son de azul. Solamente Dios puede realizar este
entrelazamiento; tenemos que estar atentos porque ciertamente este es el trabajo de Dios por
toda la tierra; ciertamente que cuando se está fabricando cada cortina parece que Dios está
trabajando con unos por allá. Cuando se están preparando las tablas que no están en su lugar,
las barras y demás elementos del tabernáculo, parece que hay una situación muy confusa; unos
están por la derecha, otros están por la izquierda, unos por arriba, otros por abajo, realizando
partecitas; pero lo que nos muestra este capítulo es que lo que aparentemente está disperso,
está siendo conducido por el Señor para una edificación conjunta. Puede ser que en
determinado momento las cosas aparezcan dispersas, pero lo que dice el Señor es que llegarán
a estar conjuntas.
Pasemos al verso 6: “Harás también cincuenta corchetes de oro, con los cuales enlazarás las
cortinas la una con la otra, y se formará un tabernáculo”. Esa frase: Se formará un tabernáculo,
nos da la visión de la dirección que tiene la obra del Señor en la tierra; la obra de Su pueblo es
hacerle a Dios un tabernáculo. En eso consiste Su obra con Su pueblo en la tierra; y cuando dice:
“y se formará un tabernáculo”, nos está mostrando la dirección que todo servicio a Dios va
tomando, y se va concatenando en ese sentido.

Un ministerio colegiado para una sola obra


Por eso dice en Efesios 4:11 en adelante: “11Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros,
profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros”. Hasta aquí menciona muchas
clases de ministerios, seguramente con diversidad de dones, seguramente Dios operando de
diversas maneras como dice 1ª a los Corintios 12, que hay diversidad de dones y ministerios y
operaciones. Ahora, esa diversidad tiene un vínculo interno de unión; aunque son diferentes los
dones, es un mismo el Espíritu; aunque son diversos los ministerios, es uno mismo el Señor que
392 La casa y el sacerdocio

los constituye, y aunque son diversas las operaciones, y esto nos debe dar un corazón amplio
para no pretender que todas las cosas tienen que ser como son con nosotros, hay diversidad de
operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Entonces cuando
leemos acá de estos ministerios, vemos el aspecto de la diversidad, pero cuando llegamos al
verso 12 vemos lo que unifica a partir del verso 12 en adelante, todo ese trabajo que
aparentemente es disperso. No son constituidos los apóstoles para que cada apóstol haga una
obra para sí mismo, o para que cada pastor abra una obra para sí mismo; todos los apóstoles,
todos los profetas, todos los evangelistas, todos los pastores y maestros, trabajamos dentro de
una sola obra del Señor; y tenemos que tener en cuenta que nosotros debemos facilitar que el
Señor ensanche nuestro trabajo con el resto de Su trabajo a través del resto de los miembros del
cuerpo de Cristo; no debe ser algo hecho apresuradamente, pero tampoco es algo que debemos
esperar, esperar, esperar y esperar encerrados en nosotros mismos; no, hermanos; estamos
aquí siendo preparados para el trabajo de todo el cuerpo del Señor.
Dice: “12a fin (éstos, constituidos, tienen este fin) de perfeccionar a los santos para la obra del
ministerio”. Ya habíamos visto ayer esa expresión inspirada del Espíritu en el Antiguo
Testamento; la habíamos visto justamente aquí mismo en Éxodo, lo habíamos visto también en
Crónicas, precisamente en el momento de la edificación de la casa; es una expresión que no es
original de Pablo, sino que Pablo por el Espíritu y en continuidad con la revelación del Antiguo
Testamento, la está usando: La obra del ministerio de la casa de Dios. Aquí Pablo toma esta
expresión entendiendo que él está en el Nuevo Testamento, que el Antiguo Testamento era una
figura, un símbolo, una alegoría, etc. y está tomando aquellas mismas expresiones dando
continuidad al plan de Dios. Él habla de “perfeccionar a los santos para la obra del ministerio,
para la edificación del cuerpo de Cristo”. Esa es la casa de Dios. Pablo está repitiendo la
expresión: “la obra del ministerio de la casa de Dios”; los santos, todos perfeccionados no en su
vida personal solamente, en su vida devocional privada solamente, sino para la obra del
Las lazadas 393

ministerio de la casa de Dios; todo trabajo debe ser culminado en edificar para el Señor un
cuerpo donde Él more y se exprese corporativamente; “13hasta que todos lleguemos...”; aquí
vemos ese proceso de edificación del cuerpo, de entrelazamiento de las cortinas por lazadas de
azul, hasta que todos lleguemos; es decir, puede ser que en el proceso haya algunos que ya
estén más cerca, otros que están más lejos, otros que no están preparados para entrar en
comunión más profunda con otro miembro del cuerpo de Cristo; todavía el Señor tiene que hacer
un trabajo con ellos, tiene que acompañarlos, pero eso no puede quedarse así siempre; hay un
hasta, hay un objetivo, “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del hijo
de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Esta medida de
la estatura de la plenitud de Cristo es la edificación completa del Cuerpo de Cristo.

La relación Iglesia, Cuerpo y Plenitud


Aquí mismo en Efesios 1:22,23, vemos estos tres conceptos estrechamente relacionados:
Uno, iglesia; dos, cuerpo; tres, plenitud. Dios sometió todas las cosas bajo los pies de Cristo y lo
dio por cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia, la cual es Su cuerpo, la plenitud; entonces no
podemos hablar de Iglesia si no es el cuerpo; si es algo menos que el cuerpo, no alcanza a
merecer el título de Iglesia. Para que realmente sea Iglesia según la definición neotestamentaria,
tiene que ser el cuerpo. Hermanos, nada menos que el cuerpo mismo es la Iglesia; la Iglesia es
el cuerpo de Cristo. Si nosotros aplicamos la palabra “iglesia” a algo menor que el cuerpo, algo
en lo cual no caben todos los miembros del cuerpo, estamos usando ilegítimamente esa palabra
“iglesia”; pero la definición bíblica de iglesia es: “la cual es su cuerpo”, el cuerpo del Señor; y
dice: la plenitud, aquí esta palabra otra vez, “cuerpo”, es igual a “plenitud”. Si hay algo del Señor
que no queremos, si hay alguno del Señor que no queremos, y si los queremos pero no en su
plena función característica, entonces estamos restringiendo la plenitud; estamos restringiendo
394 La casa y el sacerdocio

al Señor cuando restringimos al cuerpo. Iglesia, cuerpo y plenitud son equivalentes; la Iglesia es
el cuerpo, y el cuerpo es la plenitud de Cristo en la plenitud de sus miembros, y cada miembro en
la plenitud de su funcionamiento. Cuando tenemos al Padre en el Hijo y al Padre y al Hijo por el
Espíritu en todos los miembros coordinados, y cada uno funcionando en la plenitud de su
función, ahí tenemos lo que el Señor llama “la iglesia”, lo que es el cuerpo y la plenitud. Entonces
eso está simbolizado aquí: “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del
Hijo de Dios”. Yo pienso que ese trabajo progresivo de las distintas variedades de ministerios
perfeccionando a los santos en este sentido, es lo que está tipificado aquí por esa unión de
cortinas entre sí, ese entrelazamiento por lazadas de azul.
Fíjense en lo interesante del número que aparece aquí en el verso 5 de Éxodo 26: “Cincuenta
lazadas”. Son cincuenta; el número cincuenta aparece ya desde el Antiguo Testamento, y es
justamente lo que quiere decir “Pentecostés”. Pentecostés quiere decir “cincuenta”. En el día de
Pentecostés estaban los cristianos de Jerusalén con gente de muchas partes. La lazada tiene
que ser de azul porque tiene que ser de lo alto; no es suficiente la maniobra de ningún hombre,
porque no se trata de un ecumenismo al servicio de la carne, al servicio de la enajenación del
anticristo, que quiere sentarse en el templo de Dios, haciéndose pasar por Dios, y él también
quiere la unidad. Se trata de la expresión del Señor a través de dones, ministerios y operaciones
en el levantamiento de un solo cuerpo, un solo tabernáculo. Dice: “5Cincuenta lazadas harás en
la primera cortina, y cincuenta lazadas harás en la orilla de la cortina que está en la segunda
unión”. No sé si ustedes se están imaginando cómo son estas cortinas; se forman
completamente cinco por un lado y cinco por otro lado, entonces la primera con la última se unen
y forman un solo tabernáculo; por eso dice allí: “cincuenta lazadas harás en la orilla de la cortina
que está en la segunda unión; las lazadas estarán contrapuestas la una a la otra”; es decir,
estarán para encajar perfectamente los unos con los otros. Fíjense en un detalle: Cuando cayó el
Espíritu Santo sobre los gentiles, la parte gentil de la iglesia, ¿qué fue lo que dijeron los santos
Las lazadas 395

judíos que venían de Jerusalén? ¿De manera que también sobre los gentiles ha caído el Espíritu
Santo? Se les ha dado el mismo Espíritu Santo, lo mismo que a nosotros; tenemos, pues, las
cincuenta lazadas entrelazando judíos y gentiles, unos y otros, toda clase de hijos de Dios; ese
es el principio, toda clase de hijos de Dios; unos y otros entrelazados por el Espíritu que
desciende de lo alto representado en las cincuenta lazadas de azul.

Las dos alas entrelazadas: judíos y gentiles


Ahora llegamos a algo muy interesante aquí. Antes de pasar al versículo 6, quisiera que nos
demos cuenta de un trabajo que hizo el Señor. Inicialmente vamos a Gálatas 2:8, donde hay una
expresión interesante de Pablo, hay un verbo al cual debemos ponerle mucha atención. Dice:
“pues el que actuó (ese es el verbo) en Pedro para el apostolado de la circuncisión, (los unos)
actuó también en mí para con los gentiles” (los otros). Notamos aquí, digamos, las dos alas; está
representado ese mismo principio que comenzó con judíos y gentiles; se tiene que aplicar con
diferencias de razas, diferencias de clases, diferencias de nacionalidades. Es ese mismo
principio. Ahora noten una cuestión curiosa: El Señor tomó un equipo, digamos, Pedro, y le dijo:
Pedro, tú vas a ir primero, antes, a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Por camino de
gentiles no vayáis; hay que hacer un trabajo primero, como dice también Pablo, primeramente a
los judíos; entonces allí aparecen junto con Pedro aquellos otros sabios de corazón que hacían
la obra de construirle al Señor un tabernáculo. Ellos están trabajando en Jerusalén, no hablando
primero la palabra sino a los judíos; ahí está Pedro, ahí está Juan, ahí está Jacobo y los que
estaban con ellos trabajando, digamos, dentro del ala de la circuncisión, de los judíos, de los
unos; pero también el Señor comenzó en Antioquía. Precisamente en Antioquía, los que
primeramente enseñaban la palabra a los judíos, hubo entre ellos algunos que hablaban también
a los gentiles; entonces Dios comenzó a actuar con los gentiles; y Bernabé fue claro, y movido
396 La casa y el sacerdocio

por el Señor, va y trae a Saulo; porque Saulo era el instrumento que Dios había escogido para
liderar el trabajo entre los gentiles. Ciertamente con Pedro había habido un comienzo del trabajo,
pero el trabajo de fondo, el apostolado a los gentiles le fue encomendado primeramente a Pablo;
y claro que también Dios usó con Pablo a Bernabé, a Tito y a otro grupo de hermanos. Entonces
vemos por un lado, un equipo; ese equipo está trabajando con algunas cortinas.
Si nosotros vemos cómo Jacobo comienza su carta, él la empieza así: “Santiago, siervo de
Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión”; vemos que Santiago,
es decir, Jacobo, estaba trabajando primeramente con los judíos. El Señor había dicho:
comenzando en Jerusalén, después Judea, después Samaria y hasta lo último de la tierra; y aquí
Santiago en su epístola nos muestra que él estaba trabajando en el medio judaico.

El actuar de Dios
Volviendo a Gálatas 2:8: “el que actuó en Pedro”, vemos que esta frase es más importante de
lo que parezca a primera vista. Dios tiene que actuar; por eso las lazadas son de azul. Dios tiene
que actuar; existe el operar del hombre sin el operar de Dios, pero debe ser el operar de Dios
junto con el hombre. Jesús dijo así: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” (Jn. 5:17); había
un discernimiento en el espíritu del Hijo; el Hijo discernía el actuar del Padre; Él había sido
despertado en Su espíritu; Él no se movía en un ámbito natural del alma, sino que Él se movía en
la dimensión espiritual, y con Su espíritu percibía el trabajo o la obra del Padre.
Ahora, dice Jesús: “el Padre ama al Hijo, y le muestra las cosas que él hace”, para que el Hijo
las haga igualmente (cfr. Jn. 5:19-20); o sea que el Padre podía contar con el Hijo. Mi Padre
trabaja y yo trabajo; el Padre le muestra al Hijo lo que el Padre hace para que el Hijo juntamente
con el Padre haga las cosas. Ese es el actuar de Dios; no era algo que el Hijo hacía por sí mismo;
no era algo que Pedro hacía por sí mismo; ellos estaban a disposición del Señor y veían cómo el
Las lazadas 397

Señor gobernaba las circunstancias, los encaminaba, los enviaba, providente y soberanamente
organizaba la vida de ellos; ese es el actuar de Dios. La obra de Dios es el actuar de Dios
mostrando a Sus amados lo que Él hace, para que ellos juntamente con Él lo hagan, le colaboren
al Señor. Entonces nosotros debemos amar al Padre y al Hijo para que hagan morada con
nosotros y nos muestren lo que Él hace; porque dice: ¿saben qué? “el que no me ama, no
guarda mis palabras”; el mundo no me verá más (cfr. Jn. 14:19,24). ¿Por qué el Señor dice que
el mundo no lo va a ver más? porque el mundo no lo ama; porque el mundo no me ama, no me
voy a manifestar al mundo, pero el que me ama, mi Padre le amará y yo le amaré y vendremos a
él y haremos con él morada; me manifestaré a él, al que me ama. Si amamos al Señor, el Señor
nos ama también. Él nos amó primero, pero por la respuesta de nuestro amor, le permite a Él
manifestarse. Era como cuando Jesús se apareció resurrecto en el camino a Emaús, ese pasaje
clásico, a Cleofás y al otro discípulo; y si ellos no lo invitaban a quedarse en la casa, Él habría
pasado de largo, pues dice que Él hizo como que iba de largo, pero ellos le invitaron; entonces Él
hizo Su obra. Pero si ellos no lo invitan, el Señor se queda afuera. El mundo no me verá más,
porque el mundo no me ama; el que me ama guarda mi palabra; el que no me ama, no guarda mi
palabra. La palabra que habéis oído no es mía. Es una ofensa al Señor no guardar Su palabra,
no importarnos lo que Él dice. Tenemos muchas cosas que decirle, pedirle a Dios, pero no nos
interesa lo que Dios tiene que decirnos y pedirnos a nosotros. ¿Cómo colaboraremos con Dios,
si no le amamos y si no nos interesa Su querer, y si cuando apenas insinúa un pequeño servicio
que pudiéramos prestarle, ya nos sentimos molestos, incómodos? ¿Cómo va a realizar Su obra
con nosotros?

El tabernáculo se construye en la unidad del cuerpo


Entonces dice aquí Pablo: “(el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó
398 La casa y el sacerdocio

también en mí para con los gentiles)”. Vemos, pues, con Pedro, unos; con Pablo, otros; Dios
actuando, como decía Pablo: diversidad de operaciones. Dios se mueve con un grupo de
hermanos que tienen una determinada función, pero como esa función no es suficiente en sí
misma y no es para sí misma, y como ningún ministerio es para edificar algo para sí mismo, sino
sólo para el Señor, llega la hora cuando el Señor comienza a entrelazar esta cortina con la otra y
la otra con la otra; estas cinco cortinas acá con las otras cinco allá, y se puede hablar de una
primera unión y una segunda unión; y se puede hablar de distintas uniones para formarse un
tabernáculo.
Ahora veamos aquí cómo esas lazadas contrapuestas de unos y de otros, fueron entrelazadas
por el Señor. Para ello regresamos un poquito atrás en el capítulo 2 de Gálatas para que
entendamos este proceso. Hermanos, nuestro servicio individualista al Señor, no es suficiente;
ni aun nuestro servicio colectivo, pero no en la base del único cuerpo, es suficiente; podemos
estar juntos, pero no a nivel de cuerpo; podemos trabajar para nosotros, pero no para el cuerpo.
Hermanos, si queremos trabajar para el Señor, tenemos que hacerlo en el principio de
cuerpo; eso es lo que está claramente mostrado en Deuteronomio 12: Cuídate de no ofrecer tus
holocaustos en cualquier lugar que vieres, sino en el lugar que Yahveh tu Dios escogiere; allí
presentarás tus holocaustos. Entonces, nuestro servicio al Señor debe ser en Cristo, en el
Espíritu y en el cuerpo; todo nuestro trabajo debe ser en función del cuerpo. Hermanos, Adán
nos juega una mala pasada; Adán quiere que trabajemos para nosotros, que levantemos nuestro
lugar alto donde aquí los seguidores de Jeroboam no necesitan ir a Jerusalén, no sea que
Roboam se los robe. Jeroboam no estaba trabajando en el principio del reino, del cuerpo;
Jeroboam sólo quería el reino para Jeroboam, no para Yahveh. Si Jeroboam hubiera querido
trabajar para Yahveh, hubiera permitido al pueblo ir hasta Jerusalén, porque Yahveh había
escogido a Jerusalén y había dicho a Su pueblo que se cuidara de ofrecer holocaustos en otro
lugar que no fuera allá. Por eso, todo nuestro trabajo es en función del cuerpo; cierto que ese
Las lazadas 399

trabajo tiene etapas; no todas las cortinas aparecieron entrelazadas al mismo tiempo. Para
fabricar una cortina se llevó un tiempo, y para unir cortina con cortina es mucho más difícil, pero
ese es el sentido. Dios está trabajando con grupos de hijos legítimos aquí y allá, haciendo visitas,
cuestiones, pero llega la hora cuando entendemos que estamos en esta función al servicio del
reino del Señor en todo Su cuerpo. ¿Qué nos tiene el Señor haciendo aquí? Preparándonos para
servirle a Él en Su cuerpo; no somos suficientes en nosotros mismos; una sola cosa es
suficiente: la plenitud del Señor y la plenitud del cuerpo; si tenemos esto claro, esto nos da un
claro sentido de nuestro ministerio, de nuestro trabajo.

Entrelazamiento de las cortinas


Gálatas 2. Observemos aquí estas lazadas contrapuestas, las de unos y las de otros: la de los
judíos y la de los gentiles como modelo para el resto de demás uniones que el Señor tenga que
hacer entre las diez cortinas que representan todas las personas de toda clase de tribu, lengua y
nación del mundo, bien entrelazados; aquí tenemos un modelo. “1Después, pasados catorce
años...”. ¡Ah sí! Pablo trabajó catorce años, pero eso era solamente con las cortinas de un lado;
pero llegó la hora que había que juntar, entrelazar las cortinas de un lado con las del otro lado,
porque el cuerpo de Cristo es uno solo, la iglesia es una sola; es posible que hayamos podido
servir al Señor hasta cierto punto, pero llega un momento en que el Señor te dice: Mira, tú ya no
puedes continuar como si no existieran los otros, como si tú fueras el único siervo de Dios. Llega
la hora de entrelazar las cortinas. Entonces dice así: “Después, pasados catorce años, subí otra
vez a Jerusalén con Bernabé”; porque la primera vez él subió a la iglesia en Jerusalén cuando él
era nuevito, todavía no había hecho su trabajo entre los gentiles; o sea que él había subido
inicialmente a fortalecer su fe inicial, pero esta segunda vez, ya fue para lo siguiente: “subí otra
vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito”. Ahí está otro equipo de obreros,
400 La casa y el sacerdocio

los que trabajaban con los otros; llevaba catorce años trabajando con los gentiles, con esas otras
cortinas del tabernáculo; pero dice: “2Pero subí según una revelación”. Dios hizo que Pablo,
Bernabé y Tito, los más representativos del equipo que trabajaba con los gentiles, tuvieran un
entrelazamiento con Jacobo, Cefas y Juan, que eran los más representativos del equipo que
trabajaba con los judíos. Es la voluntad de Dios, entrelazar a unos con otros; fue Dios el que dio
esta orden. No importa, Señor, pero ya llevamos catorce años trabajando, ¿qué necesidad
tenemos de ir a trabajar y ponernos de acuerdo, de conversar, de estar en común acuerdo con
Jacobo, Cefas y Juan? Además, Señor, si tú leyeras la epístola de Santiago, parece que se
contradice con la que yo escribí a los Romanos. Pero eso es solamente una broma, porque
realmente las epístolas fueron escritas después: Santiago antes, Romanos después, pero nos
damos cuenta de que podían haber pequeñas diferencias; había situaciones no fáciles, había
malentendidos; cómo era mal entendido Pablo, cómo acusaban a Pablo. Jacobo le dijo: Pablo,
se oye decir de ti que por todas partes andas confundiendo a los judíos, diciéndoles que no es
necesario circuncidar a los niños, y de estar blasfemando contra la ley de Moisés (cfr. Hch.
21:21). Uno podría tener la tendencia de decir: Mira, Pablo, tú no tienes nada que ver con
Santiago y con esos de Jerusalén. ¿Acaso el Señor no te dijo: Mira, Pablo, no recibirán tu
testimonio en Jerusalén? El Señor conocía el ambiente de Jerusalén y sabía que Jerusalén no
iba a soportar a una persona como Pablo, y el Señor le dijo: Mira, Pablo, yo te envío lejos, a los
gentiles; pero eso fue por catorce años; después de catorce años tuvo que subir de nuevo a
Jerusalén, porque no era la intención del Señor edificar muchos movimientos rivales unos con
otros, sino un santuario único. Llegó la hora, pues, en que tenían que ponerse de acuerdo los
obreros de distintos equipos.

No se puede edificar con piedras sueltas


Las lazadas 401

¡Ah! cuando estamos con los de nuestro equipo, nos sentimos suficientes, pero el Señor sabe
que necesitamos que se nos acomoden algunas tuercas sueltas por medio de otros.
Necesitamos el complemento de Cristo por los otros en Su único cuerpo. Por eso dice: “según
una revelación”; eso nos dice que había una intervención directa del Señor, revelando; y ellos
entendieron, y no ponían ninguna resistencia; una vez que entendieron no pudieron quedarse
quietos. Todos aquellos que insisten en hacer un trabajo para sí mismos, separados, no para la
edificación del cuerpo único de Cristo, son personas que no han recibido esta revelación que
recibió Pablo; no han entendido realmente lo que es el cuerpo de Cristo; creen que pueden vivir
una vida espiritual, individual, personal, porque no entienden lo que el Señor quiere. A veces
ponemos nuestro bienestar en el centro; con tal que yo me sienta bien, yo sea más santo que los
otros, entonces no hay problema. No es así, sí hay problema porque lo que el Señor quiere no es
edificarte como una piedra suelta, como un Rolling Stone, una piedra rodante, sino como una
piedra de la casa de Dios. Lo importante no es ocuparnos de nuestro propio bienestar; es honrar
al Señor, vindicarle la gloria y la honra al Señor. Realmente nuestro bienestar no es importante,
es secundario; lo importante es que el Señor sea reconocido en Su lugar, que Él sea honrado y
respetado por nosotros. No tenemos religión para nosotros sino que existimos para el Señor; es
el Señor el centro de nosotros; ya sea que estemos alegres o que estemos tristes, sea el nombre
del Señor glorificado; Su nombre sea confesado no sólo por los que están en los cielos, no sólo
por los que están en la tierra, sino incluso por los que están debajo de la tierra, que no tienen
ningún bienestar, excepto la justicia de Dios; sean sus bocas confesando al Señor, a Dios, a
Jesucristo el Hijo de Dios, como el centro. Él es el centro.
Entonces dice: “y para no correr o haber corrido en vano”; es decir, si no había este
entrelazamiento, aquello hubiera sido quizás en vano, mas para que no fuera en vano, para que
no hubiera confusión, dice: “para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado...”; noten
que algunas cosas se tienen que hacer en privado; algunas veces, cuando no guardamos estos
402 La casa y el sacerdocio

cuidados y delicadezas del Señor, causamos muchos problemas, porque ciertamente que
Jacobo, Cefas y Juan habían sido lo suficientemente preparados por el Señor, como también
Pablo, Bernabé y Tito, para poderse entender entre ellos, pero el Señor había dado testimonio
antes de Jerusalén, que no estaba preparada para entender a Pablo. El trabajo se tiene que
hacer por etapas, y se tiene que comenzar por los que el Señor puso en la vanguardia; ellos son
los que tienen que soportar ese proceso entre ellos, y después el pueblo del Señor.

Las etapas del aprendizaje


Permítanme ilustrar eso otra vez aquí en Números, y volveremos a Gálatas a terminar la
lectura del pasaje. Leemos algunos pasajes significativos del capítulo 4 de Números, pero les
ruego que en privado puedan leer todo el capítulo. Vamos a ver principios espirituales figurados.
Leamos Números desde la posición del Nuevo Testamento, como lo manda el Nuevo
Testamento. Números 4:5: “Cuando haya de mudarse el campamento”; es una frase sumamente
interesante, ya que el campamento de los santos, el campamento del Señor con Su pueblo no
está siempre en la misma posición, sino que hay un avance; son 42 jornadas que aparecen en el
libro de Números. ¿Saben qué es 42? 7 x 6; las mismas generaciones desde Abraham hasta
Jesús; muy significativo; las registradas en Mateo. 7 es el número de la completación de la obra
de Dios, y el 6 es el número del hombre, 7 x 6 = 42, un trabajo completo de Dios con el hombre.
Israel tuvo que pasar esas 42 jornadas para poder entrar a poseer la tierra, y hubo que pasar 42
generaciones para que estuviera el tiempo listo para el Mesías. Ahora leemos acá justamente:
“Cuando haya de mudarse el campamento”; o sea que existe una mudanza del campamento
donde el pueblo del Señor está en una etapa, y en esa etapa aprende, digamos, durante el
tiempo que la nube esté en eso, una lección. Entonces cuando ya esa lección se aprendió, la
nube se levanta y avanza; y se puede quedar una tarde, un día, una semana, un mes, un año,
Las lazadas 403

dos años; es la nube la que sabe que ya el pan está cocinado o si está crudo; si la torta ya se
cocinó, como lo dice el libro de Oseas. Ustedes recuerdan eso; Oseas muestra que había que
darle vuelta a la torta, hay que pasar etapas, hay que mudar el campamento, pero la mudanza
del campamento no se puede hacer de cualquier manera; como lo dice aquí: “Cuando haya de
mudarse el campamento, vendrán Aarón y sus hijos y desarmarán el velo de la tienda”; significa
que algunas cosas que estaban en una posición deben desarmarse para poder armarse en una
posición más avanzada; o sea que existen cosas delicadas en la mudanza del campamento, y no
se pueden hacer de cualquier manera, ni con presunción ni atrevimiento, sino con prudencia y
temor de Dios, y dice: “y cubrirán con él el arca del testimonio”, y luego sigue hablando de
“cubrir”: “8Y extenderán sobre ella un paño carmesí” y sigue hablando en el 11: “extenderán un
paño azul”, y luego dice el 15: “Y cuando acaben Aarón y sus hijos de cubrir el santuario...”.

Cubriendo las cosas santas


Acuérdense de que este santuario cubierto es el santuario desmantelado, desarmado, para
ser armado; luego dice un poquito más adelante: “cuando acaben Aarón y sus hijos de cubrir el
santuario y todos los utensilios del santuario, cuando haya de mudarse el campamento, vendrán
después de ello los hijos de Coat para llevarlos; pero no tocarán cosa santa”; hay cosas que se
tienen que hacer en privado, es el proceso de entrelazamiento de las cortinas con las cortinas.
Hacer avanzar el campamento de una posición a otra más avanzada, requiere mucha prudencia
y cuidado; si todos lo aprendemos, muchas cosas se pueden hacer. Hermanos, tenemos
historias que podemos contar de procesos que se estaban realizando bien hasta que algunos
metieron la mano apresuradamente y lo frenaron por un año o por dos.
Dice también aquí en el capítulo 4:18: “18No haréis que perezca la tribu de las familias de Coat
de entre los levitas. 19Para que cuando se acerquen al lugar santísimo vivan, y no mueran, haréis
404 La casa y el sacerdocio

con ellos esto: Aarón y sus hijos vendrán y los pondrán a cada uno en su oficio y en su cargo.
20
No entrarán para ver cuando cubran las cosas santas, porque morirán”. Eso nos muestra las
delicadezas del desmantelamiento del tabernáculo en una posición para volverlo a levantar, el
mismo tabernáculo, pero en una posición más avanzada.
Regresamos a Gálatas capítulo 2. Todo esto fue una ilustración de esta frase que parece tan
sencilla aquí en el versículo 2: “subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en
vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los
gentiles”. ¿Quién promovió este encuentro de obreros? ¿Quién promovió este encuentro de
apóstoles, de distintos equipos? Jacobo, Cefas y Juan estaban trabajando con la circuncisión;
Pablo, Bernabé y Tito estaban trabajando con la incircuncisión, y duraron 14 años haciendo un
buen trabajo. ¿Quién pensaría que después de catorce años habrían de rendir cuentas al otro
bando, de su manera de predicar el evangelio? ¿Quién se iba a imaginar eso? Pero la cabeza
que está edificando un solo tabernáculo, determinó el momento cuando hubiese ese encuentro.
Porque no hay sino un solo tabernáculo para el Señor en la tierra, un solo cuerpo de Cristo; por
eso el asunto denominacional pudo haber sido permitido por el Señor, por un tiempo, pero a
partir de cierto tiempo, el Espíritu empezó a inquietar a las personas que solamente se movían
dentro del ámbito de su denominación, para mostrarles que el cuerpo de Cristo es algo más que
su denominación, y que hay que desmantelarlo, derribarlo, para adorar al Señor con todo Su
pueblo, en el santuario único. Todos nosotros debemos tener estas cosas bien claras, entender
esas delicadezas del Señor, porque es el gobierno del Espíritu de Dios en nuestras conciencias,
la unción del Señor gobernando, como decía Pablo: No fui desobediente a la visión (cfr. Hch.
26:19). Cuando tú tienes visión, no necesitas que el hermano fulano, que el hermano zutano te lo
diga; tú no lo haces movido por la presión social de los demás hermanos, sino por la conciencia.
No fui desobediente, no dice a Apolos, a Bernabé, sino a la visión celestial; obedeció a la visión.
Las lazadas 405

Debemos aprender a encajar con los otros


Dice el verso 3: “3Mas ni aún Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a
circuncidarse; 4y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban
para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud, 5a los
cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio
permaneciese con vosotros. 6Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en
otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), a mí, pues, los de reputación
nada nuevo me comunicaron”. Aquí vemos el entrelazamiento de unos con otros. “7Antes por el
contrario, como vieron (qué importante es esta frase) que me había sido encomendado el
evangelio de la incircuncisión...”; hermanos, nosotros tenemos que aprender nobleza en el
cuerpo de Cristo, no ser egoístas, y aprender a ver lo que el Señor ha encomendado a otros y
aprender a encajar con los otros, que tienen una encomienda diferente pero complementaria.
Entonces dice: “vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como
a Pedro el de la circuncisión (eso hay que verlo) 8(pues (como lo vieron) el que actuó...”; ¿cómo
nos damos cuenta de que el Señor le había encomendado a Pedro determinado trabajo? Por la
manera como Dios actuaba con él, ellos vieron que Dios le había encomendado esa parte a él,
pero a la vez también ellos vieron que a Pablo también le había encomendado; “el que actuó en
Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles)”. Él
actuó; yo iba persiguiendo, pero me tumbó Dios en el camino a Damasco, y me dijo: Yo soy
Jesús a quien tú persigues, y me mandó a que fuera allá a preguntar por la calle Derecha; allá se
me iba a decir lo que tenía que hacer; y de pronto Dios mandó a Ananías. El Señor fue quien lo
mandó, y Él fue el que me dijo que era un instrumento escogido, Él fue el que me mandó, y
cuando yo oraba: Señor, yo quiero estar en Jerusalén, fue el Señor el que me mandó a los
gentiles y no fui yo el que escogió a Bernabé; fue Bernabé el que me fue a traer. Ahí se ve el
actuar del Señor. Todos nosotros tenemos que aprender a ver el actuar de Dios en otros, y cómo
406 La casa y el sacerdocio

complementa el actuar de Dios con otros y el nuestro. Si no hay actuar de Dios, estamos
perdiendo el tiempo, pero si hay actuar de Dios, tarde o temprano habrá entrelazamiento.

La diestra en señal de compañerismo


Dice Pablo: “actuó también en mí para con los gentiles) (y aquí está el otro verso clave) 9y
reconociendo la gracia que me había sido dada”; esto es madurez, reconocer la gracia dada
a los otros, porque nosotros queremos que nos reconozcan a nosotros, pero nosotros no
queremos reconocer a los otros; tenemos que tener gracia de Dios para reconocer la gracia dada
a los otros, la parte de los otros; “y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo,
Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra
en señal de compañerismo”. Somos una misma cosa, somos el cuerpo de Cristo.
Dice Pablo de una manera tan hermosa aquí en 1 Corintios 3:5-8: “5¿Qué, pues, es Pablo, y
qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno
concedió el Señor. 6Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. 7Así que ni el
que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento”. Esto es madurez. “8Y
el que planta y el que riega son una misma cosa; (eso es madurez; esa cosa, es el cuerpo de
Cristo, es el misterio de Cristo y de la casa de Dios) aunque cada uno recibirá su recompensa
conforme a su labor”.
Volviendo a Gálatas, dice: “9y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y
Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de
compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión”. Cada uno
siguió cumpliendo su labor específica, pero ya no aislados como si no tuvieran que ver con los
otros. Existe lo que se llama el entrelazamiento de las cortinas del tabernáculo; entrelazarás las
cortinas del tabernáculo, una con la otra, por medio de cincuenta lazadas de azul, y las unirás, la
Las lazadas 407

una con la otra, y se formará un solo tabernáculo.

Las lazadas y la unión


Por ahora hemos estado detenidos un poco en los versos 4 y 5 de Éxodo 26. Una vez que nos
detengamos lo suficiente en los primeros versos, los demás se hacen más fácilmente
entendibles. Todavía hay más que decir sobre estos versos 4 y 5 en mi corazón, y seguramente
el Espíritu Santo seguirá hablando después en la iglesia, a través de muchas personas. Por lo
pronto sigo detenido en los versos 4 y 5, especialmente en estas expresiones. Leámoslos de
nuevo: “4Y harás lazadas de azul (lazadas es la palabra clave) en la orilla de la última cortina de
la primera unión; (aquí también la palabra “unión” es una palabra clave) lo mismo harás en la
orilla de la cortina de la segunda unión. 5Cincuenta lazadas (otra vez la palabra “lazada”) en la
primera cortina, y cincuenta lazadas harás en la orilla de la cortina que está en la segunda unión;
las lazadas estarán contrapuestas la una a la otra. 6Harás también cincuenta corchetes de oro,
con los cuales enlazarás las cortinas la una con la otra, y se formará un tabernáculo”. Hay pues
otro concepto que debemos tener presente acá en estos versos, el entrelazamiento y la unión.
Ciertamente que estos pasajes del Antiguo Testamento habrán servido de profunda inspiración
para el apóstol Pablo, puesto que él utiliza mucho lenguaje del Antiguo Testamento en el Nuevo
Testamento.

Dejar de ser niños fluctuantes


Vamos al Nuevo Testamento y vamos a considerar otros pasajes del Nuevo Testamento.
Volvamos al capítulo 4 de la carta de Pablo a los Efesios. Vamos a mirar desde el verso 14. Ya
habíamos considerado los versos 12 y 13; pero para tener la idea completa, volvámoslo a leer
desde el 11. Voy a rogar a algunos de mis hermanos aquí del lado que juntamente conmigo
408 La casa y el sacerdocio

busquen el texto griego en Efesios capítulo 4; lo vamos a considerar juntos. Ahora vamos a
considerar desde el 14 en relación a esto. Dice: “11Y él mismo (el Señor) constituyó a unos,
apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12a fin de
perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
13
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón
perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14para que ya no...”; antes éramos,
pero ya no; antes de ver el cuerpo de Cristo, antes de ver la visión de la Iglesia no era como va a
ser ahora; era diferente; no nos importaba estar en armonía con el resto del cuerpo de Cristo;
pretendíamos hacer nuestro servicio a Dios en forma independiente, prácticamente se podría
decir de nosotros lo que se decía en el final del libro de los Jueces, cuando no había rey en Israel
cada uno hacía lo que bien le parecía. Una vez que tenemos la visión de la Iglesia, la visión del
cuerpo de Cristo, llegamos a un cierto “ya no más”; “para que ya no”. Antes de que estuviéramos
entretejidos como un solo cuerpo, estaba cada uno por su lado, siguiendo hombres, siguiendo
demonios a veces sin darnos cuenta, confundidos; pero una vez que el cuerpo de Cristo
integralmente, con todos los apóstoles, evangelistas, profetas, pastores y maestros empieza a
entrelazarse en Cristo para contenerlo a Él y estando juntos ocupando nuestro lugar en la
estructura general del cuerpo, entonces dice: “ya no seamos niños fluctuantes”. Noten que la
estructuración del cuerpo de Cristo, la ubicación de los miembros en el cuerpo, cumple varias
funciones, y vamos a ver algunas de ellas, vamos a detenernos aquí.

Se fluctúa cuando no se ve el cuerpo de Cristo


Por un lado, dice: “ya no seamos niños fluctuantes”. Cuando estamos sueltos somos niños y
somos fluctuantes, porque somos inmaduros, corremos de aquí para allá, de allá para acá; si no
me gusta este pastor de esta congregación o de este movimiento me voy a otro movimiento y allí
Las lazadas 409

me distraigo durante un año, dos o tres, depende de la habilidad allá de los caballeros; a menos
que sea realmente del Señor, en ese sentido, perdón, y después nos aburrimos otra vez;
entonces nos vamos para otra parte y estamos siempre vagando, siempre fluctuando.
Fluctuamos cuando realmente no vemos lo que es el cuerpo de Cristo, pero dice acá que cuando
somos edificados por el cuerpo en la estatura de Cristo, esto sucede para que ya no seamos
niños fluctuantes “llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres
que para engañar emplean con astucia las artimañas del error”; o sea que si no estamos viviendo
la comunión normal del cuerpo de Cristo, edificados como un tabernáculo único para el Señor,
estaremos a merced de grupúsculos dirigidos por personas, por hombres que con astucia
emplean las artimañas del error, y dice: “15sino que (en vez de estar fluctuando de grupo en
grupo, en vez de estar fluctuando de personalidad en personalidad) siguiendo la verdad”; ya no
se trata de este hombre, o de aquel otro hombre, sino de la verdad; seguir la verdad; el cuerpo
sigue la verdad; todos juntos como un cuerpo siguiendo la verdad; “siguiendo la verdad en amor,
crezcamos”; entonces aquí aparece todo elemento importante que resulta como beneficio del
entrelazamiento de todos los miembros en un cuerpo: Uno es que somos guardados de la niñez,
de la fluctuación y de las artimañas de los hombres que andan por ahí en sus negocios
particulares diferentes de los del Señor; y por otro lado, crecemos en todo: “sino que siguiendo la
verdad en amor, crezcamos en todo”.

Otro beneficio del entrelazamiento: crecer en Cristo


Así que en el entrelazamiento del cuerpo de Cristo tenemos protección y crecimiento para
maduración. Voy a leer conforme a la traducción que estamos usando aquí, que es la de Reina
Valera de 1960, pero después voy a leer al texto griego, porque allí aparecen algunas palabritas
que nuestra traducción desgraciadamente no alcanzó a captar el traductor y a decirlas. Vamos,
410 La casa y el sacerdocio

pues, a leer lo que tenemos y luego vamos a acudir al texto griego para sacar toda cosita que
está en el texto griego. Sigamos la traducción: “sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos
en todo en aquel que es la cabeza”. Cuando estamos todos unidos como un solo cuerpo,
crecemos en la cabeza; si estamos dispersos, fluctuando, siguiendo hombres, crecemos en lo
que esos hombres nos promueven, pero no en la cabeza; pero cuando estamos todos: los
apóstoles alrededor de la cabeza; los profetas alrededor de la cabeza; los evangelistas alrededor
de la cabeza; los pastores y maestros alrededor de la cabeza; todos los santos alrededor de la
cabeza, entonces crecemos en todo en la cabeza.
En lo que tenemos que crecer es en la cabeza. Cuando no estamos entretejidos como un solo
cuerpo, sino que tenemos un espíritu faccioso y divisivo, no crecemos en la cabeza, sino que
crecemos deformados, porque el Señor no vive sino en el cuerpo; se ha repartido en el cuerpo, y
en el cuerpo como cuerpo es que está el equilibrio; entonces debemos crecer es en la cabeza, y
dice: “esto es, Cristo, 16de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido...”; ahí están las lazadas
entrelazando las cortinas, a los miembros del cuerpo entre sí, a los equipos de obreros entre sí,
a los presbíteros de cada presbiterio entre sí, a los santos de la iglesia en cada localidad entre sí,
a los santos de las iglesias entre sí, a las iglesias entre sí, a las iglesias y a los obreros entre sí,
por toda la tierra, en los cinco continentes entrelazados entre sí; entonces dice: “todo el cuerpo
bien concertado”.
Existe algo que se llama “concierto de los miembros” y existe algo que se llama “un buen
concierto”. A veces existe un regular concierto y a veces no hay un concierto sino un desacuerdo
y hasta desconcierto; a veces en vez de ser un concierto parece un disierto, pero dice aquí: “bien
concertado”, creciendo en la cabeza todo el cuerpo; o sea que el crecimiento en Cristo facilita el
concierto, porque primero dice: “siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que
es la cabeza; de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido” va creciendo; o sea que el
cuerpo de esa cabeza es el que crece bien concertado.
Las lazadas 411

Un cuerpo bien concertado


Si tenemos otra cabeza, no crecemos en concierto; pero si Jesús, el Cristo, es nuestra cabeza
y seguimos la verdad en amor con todo el cuerpo, crecemos en concierto, todo el cuerpo bien
concertado; así que como habíamos visto unas palabras claves allá en el Antiguo Testamento en
Exodo 26, unión, entrelazamiento, aquí estamos viendo también otras palabras claves que
podrían decirse derivadas de aquello de la tipología. Ya no hay fluctuación, hay protección, hay
unión, hay crecimiento, hay concierto del cuerpo; dice: “concertado y unido”; así que la unión es
algo más profundo que el concierto. El concierto era cuando una parte que tiene una característi-
ca entra en una relación con otra parte que tiene otra característica, y comienza un proceso de
ajuste entre esas distintas partes, y cuando se lleva el concierto bueno al bien concertado,
entonces se puede decir: “y unido”. Cuando dice “unido”, ya se ve que es un solo organismo
donde pareciera que las diferencias desaparecieron, y empezamos a palpitar al mismo tiempo.
Durante el proceso de concertación quizá no sea tan fácil expresar la unión, pero cuando hay la
concertación en Cristo por causa del crecimiento en la cabeza, entonces también hay unión.
Y dice: “unido entre sí”. Voy a leer esta traducción, pero luego aquí ya César tiene listo el
pasaje en griego. Vamos a leer qué dice la traducción: “unido entre sí por todas las coyunturas
que se ayudan mutuamente”; aquí falta un elemento que está en el griego, que es el concepto de
“suministro”, pero entonces vamos a ver primero la traducción y luego en el texto griego: “todas
las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe
su crecimiento para ir edificándose en amor”. Significa que el crecimiento y la edificación del
cuerpo se debe al concierto y a la unión por causa de la cabeza; en la medida en que crecemos
en la cabeza, crecemos en concierto, en unión, hay crecimiento del cuerpo y hay edificación del
cuerpo.
412 La casa y el sacerdocio

En el texto griego dice así, leo desde el 15: “sino que hablando verdad en amor, crezcamos
hacia Él en todas las cosas, del cual es la cabeza, Cristo, del cual todo el cuerpo coordinado y
coligado mediante toda juntura del suministro...”; así dice en el texto griego; leo esa expresión:
todo el cuerpo bien coordinado y coligado, mediante toda juntura del suministro, “conforme a la
actividad en medida de cada una parte, el crecimiento del cuerpo lleva a cabo para edificación de
sí mismo, en amor”. Llamo entonces la atención a esta frase del verso 16: “de Cristo todo el
cuerpo coordinado y coligado”, primero; segunda parte, “coordinado y coligado mediante toda
juntura del suministro”. Notemos que existen relaciones especiales en el cuerpo de Cristo; no
solamente existen relaciones generales.

Coyunturas de suministro
Todos los hijos de Dios tenemos relación unos con otros en forma general por causa de que
todos tenemos el Espíritu de Cristo; pero existen también relaciones especiales; lo que se puede
llamar aquí “coyunturas” con actividades propias. Tomando el ejemplo del cuerpo, digamos,
todos los huesos; las coyunturas se forman por la relación entre los huesos; ahora, ciertamente
todos los huesos del cuerpo son del cuerpo, pero no todos están relacionados de una manera
especial con los demás. Podemos decir por ejemplo, que los parietales del cerebro tienen una
relación entre sí, un parietal con el otro. ¿Qué de un parietal con un maxilar o el esfenoides,
digamos, con el brazo o el antebrazo, o el tobillo con la rodilla? ¿Me comprenden, hermanos, lo
que quiero decir con relaciones especiales? Todo el cuerpo coordinado y coligado mediante toda
juntura o coyuntura; pero aquí aparece una idea más, dice: del suministro. Esa palabra,
“suministro”, nos faltaba en esta traducción. En Colosenses ya aparece el concepto de
“nutrición”, pero para que haya nutrición en el cuerpo, tiene que haber suministro. Para que haya
suministro, tiene que haber “coyuntura”; son para suministro estas junturas; lo que Dios estaba
Las lazadas 413

planeando con estas relaciones especiales era proveer un suministro; por eso se le llaman
“junturas” o “coyunturas de suministro”. Cuando estamos aislados no recibimos el suficiente
suministro, y tampoco suplimos el suministro que a otros concierne de nuestra parte; así que
existen relaciones especiales fabricadas por el Señor.

La concertación colectiva
Yo sé que mis hermanos, la mayoría, están familiarizados con un pasaje en Ezequiel, pero que
viene muy a propósito. Eso está en el capítulo 37 del libro de Ezequiel. Vamos a dar lugar a la
consideración de ese pasaje para entender cómo el Señor mira a Su pueblo; esta visión nos
ayudará. Ez. 37:1: “1La mano de Yahveh vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Yahveh, y me
puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos. 2Y me hizo pasar cerca de ellos por todo
en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran
manera”. No importa cuántos eran, pero estaban secos. “3Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán
estos huesos? Y dije: Señor Yahveh, tú lo sabes. 4Me dijo entonces: Profetiza sobre estos
huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Yahveh. 5Así ha dicho Yahveh el Señor a estos
huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, (por ahí comienza todo) y viviréis.”
Si recordamos, en Efesios capítulo 3 antesitos de comenzar el 4, ahí aparece una escalerita de
la que en otras ocasiones con los hermanos aquí hemos hablado; dice que primeramente
oramos al Padre, doblamos nuestras rodillas delante del Padre de nuestro Señor Jesucristo,
para que nos dé, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre
interior; ahí está, Espíritu en nosotros; pero ¿qué sigue diciendo Efesios 3? A fin de que, ¿para
qué ser fortalecidos? Para que Cristo habite por la fe en los corazones, a fin de que arraigados y
cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuáles
sean las medidas de Cristo. Entonces, la vida del Señor, el Espíritu del Señor, nos lleva siempre
414 La casa y el sacerdocio

a una edificación conjunta; fortalecidos en el hombre interior, ¿para qué? para que ese trabajo en
el espíritu pase a nuestra alma, a nuestro corazón. Pero ¿para qué quiere Dios trabajar nuestro
corazón, toda nuestra alma y conciencia? ¿Para qué? para que seamos completamente
capaces de comprender con; no sólo comprender yo, no sólo comprender tú, sino comprender
juntos: tú y yo; y tú y yo con; unos con otros; comprender con todos los santos cuál sea la altura,
la anchura, la profundidad, la longitud del amor de Cristo. Las medidas de Cristo se tienen que
comprender con todos los santos. Entonces comienza una vivificación; el Señor nos da vida;
llegamos a ser hijos de Dios, llegamos a ser creyentes, piedras vivas; pero ¿para qué es eso?
Para que ahora por guianza de esa vida, por conducción de esa vida, nos podamos cada vez
más poner en el altar, para ser trabajados en el altar de Dios en relación con nuestros hermanos.
¡Ah! sí, estando solos nosotros nos sentimos muy bien, porque no tenemos que encajar con
ninguno, nadie nos molesta, nadie nos critica, reinamos solitos; pero cuando el Señor nos
muestra que lo que Él quiere no es que yo sea un buen creyente solamente, sino que yo esté
edificado con todos los santos en un solo cuerpo para Él, entonces ahí yo tengo que ser guiado
y suplido por el Espíritu del Señor, por la nueva vida, ponerme en el altar; cada día debo
ponerme en el altar, cada día debo humillarme, debo sacrificarme, debo disponerme, debo
consagrarme para que el Señor tenga libertad de concertarme con otros hermanos.
Eso es lo más difícil; no es suficiente la vida individual. Necesitamos comprender con todos los
santos cuáles son las medidas de Cristo. Yo solo no puedo comprender las medidas de Cristo; tú
solo no puedes comprender las medidas de Cristo; ninguno solo puede comprender las medidas
de Cristo. Para comprender las medidas de Cristo, la plenitud de Cristo, se necesita el cuerpo de
Cristo; por eso debemos crecer en Cristo para el concierto entre los santos; un concierto que nos
ayudará a comprender a Cristo de una manera colegiada, de una manera corporativa; entonces
la vida que tenemos tiene la intención de conducirnos al altar, a la consagración para un trabajo
colectivo. Dice: fortalecidos en el hombre interior, “para que habite Cristo por la fe en vuestros
Las lazadas 415

corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de


comprender con todos los santos”; ser capacitados para comprender con otros, para que no nos
estemos siempre peleando, discutiendo y diciendo: mejor tú por allá y yo por acá, porque no
podemos vivir juntos; y con qué facilidad optamos por esa “solución”; nosotros lo llamamos
solución, pero el Señor lo llama “cobardía”, el Señor lo llama “huir de la cruz”. Hay que volver y
ponernos en el altar y decir: Señor, aquí estoy para que tú hagas Tu obra de ponerme en
concierto con mis hermanos; es una obra seria que el Señor tiene que realizar en nuestros
corazones. Entonces sí, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios, ahora sí
colegiadamente.

El Espíritu y la vida engendran fuerza


Ese es el orden que aparece aquí en Ezequiel 37 que estamos leyendo. Fíjense en que
comienza por el versículo 5: “He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros y viviréis”. Lo primero
es Espíritu; sin Espíritu seguimos secos, y cuando estamos secos no tenemos ganas de nada, ni
de nadie; sólo cuando estamos en Espíritu es que tenemos nostalgia de los hermanos y ganas
de estar junto con ellos y de pagar el precio. “He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y
viviréis.” Primero eso, entrar Espíritu, entonces viviréis; y después que hay Espíritu, hay
tendones. “6Y pondré tendones sobre vosotros (porque los tendones provienen de la vida; sin
tendones no hay fuerza; la fuerza viene de la vida), y haré subir sobre vosotros carne, y os
cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu (ahora ya es una medida mayor), y viviréis; y (esta
letra “y” es la letra vau en el idioma hebreo; se puede traducir también “entonces”) entonces
sabréis que yo soy Yahveh. 7Profeticé, pues, como me fue mandado; (miren lo que aconteció,
miren cuando la palabra del Señor salió de la boca de Dios por boca de Ezequiel y el Espíritu
comenzó a trabajar) y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos
416 La casa y el sacerdocio

se juntaron cada hueso con su hueso”. Esa es una expresión muy importante: “cada hueso con
su hueso”. Noten, esa es una expresión del Espíritu Santo; no dice que se juntaron de cualquier
manera, no; cada hueso con su hueso; es decir que Dios ha escogido coyunturas para nosotros,
coyunturas para concertarnos, coyunturas para suministro, coyunturas para crecimiento,
coyunturas para protección. No somos nosotros los que escogemos la coyuntura, es Dios el que
nos conoce. Él sabe de qué debemos ser guardados, protegidos por otro y suplidos por otro, y el
otro por nosotros.
Hermanos, aquí en español no se notan tanto algunas cosas, pero aquí en el griego sí se nota.
Vamos a Hechos de los Apóstoles 1:12. Veamos esta traducción en español. Yo sé que en
portugués dice mucho mejor que en español. En español dice solamente así: “12Entonces
volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén,
camino de un día de reposo. 13Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y
Jacobo coma, Juan coma, Andrés coma, Felipe coma, Tomás coma, Bartolomé, coma, Mateo,
coma, Jacobo hijo de Alfeo, coma, Simón el Zelote, y Judas hermano de Jacobo”. De una
manera muy a propósito y para que se acuerden dije: coma, coma, coma y coma. ¿Saben una
cosa? El traductor fue el que puso esta coma y coma; parece que Mateo coma, completito,
Felipe coma, completito, Tomás coma, completito; pero ahora voy a leerles en el griego para que
noten la diferencia. Versículo 13: “Y cuando entraron al aposento alto subieron donde estaban
alojados tanto Pedro”, y dice: “Petros kai”; necesito aquí dos testigos a la derecha y a la izquierda
para que testifiquen a todos lo que estoy viendo en el griego: “Petros kai Johanes kai Andrés”; la
palabra “kai” quiere decir “y”, es decir, no está diciendo: coma, está diciendo: Pedro y Juan y
Jacobo y Andrés, coma, Felipe cai Tomás; Felipe y Tomás, coma, Bartolomé y Mateo, Jacobo
hijo de Alfeo y Simón el Zelote; hay una diferencia; no solamente Tomás coma, Felipe, coma,
Mateo, coma, no, no, no; es Pedro y Juan, Jacobo y Andrés, y este Pedro, Juan, Jacobo y
Andrés aparecen los cuatro y juntos; este equipo central son estos cuatro; aparecen Pedro,
Las lazadas 417

Juan, Jacobo y Andrés; así dice, sin coma, Pedro y Juan y Jacobo y Andrés; ahí está la
coyuntura central de ese equipo. Fueron los cuatro primeros que fueron tenidos como columnas
y Andrés entre ellos. Y luego dice así: “Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo”. Qué diferente es
decir: Bartolomé, coma, Mateo, coma. ¿Verdad que hay diferencia? Si tú dices Felipe y Tomás,
es diferente de decir: Felipe, coma, Tomás, coma. Cuando tú dices: Felipe, coma, Tomás, coma,
tú no ves la coyuntura, tú no ves la relación especial, tú no la ves; pero cuando dice: Felipe y
Tomás, Pedro y Juan. Apartadme a Bernabé y a Saulo; Pablo, Silvano y Timoteo, ahí es muy
diferente; ahí estamos viendo claramente lo que es una coyuntura; el Señor toma coyunturas.
Aquí vemos: Pablo, Silvano y Timoteo; Pedro y Juan y Jacobo y Andrés; Felipe y Tomás;
Bartolomé y Mateo; Jacobo hijo de Alfeo y Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. Aquí ya
se puede entender esa frase de Ezequiel que dice: y cada hueso se juntó con su hueso. ¿Cuál es
tu hueso, aparte de ti? Por lo menos tienes que tener uno.

Las tablas juntas forman el tabernáculo


Volvamos a Éxodo 26. Me voy a saltar unos versos, pero todavía en el capítulo 26; porque yo
les decía que si entendemos bien estos primeros versos, ya los posteriores se hacen más claros;
así que por lo pronto me voy a saltar unos versos. Después volveremos al orden que seguíamos;
ya no habrá necesidad de explicarlo, pero ahora es necesario saltarnos los versos y llegar allí.
Estamos en Éxodo 26; dice desde el versículo 15 en adelante: “15Y harás para el tabernáculo
tablas de madera de acacia, que estén derechas. 16La longitud de cada tabla será de diez codos,
y de codo y medio la anchura”. Muy interesante esto. Dios trabaja en la Biblia con números.
Cuando dice la longitud, o sea la altura de la tabla, es el número diez; ya habíamos entrado en
ese detalle cuando comenzamos. Él quiere las personas de todas las naciones, cada tabla de
cualquier nación que sea, ahí está; pero la anchura de la tabla es de codo y medio; pero uno y
418 La casa y el sacerdocio

medio no es una medida completa en los números de Dios; el número tres es una medida
completa, el diez, el dos; pero el uno y medio es solamente la mitad; se necesitan dos tablas para
tener una medida completa. Si tú tienes uno y medio, y uno y medio, ahí tienes una medida de
Dios, tienes tres; el número tres (3) es una medida de Dios; pero un codo y medio es solamente
una mitad. Con razón Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; se necesita el
complemento. La anchura de la tabla es uno y medio. ¿Qué nos quiere decir Dios con la anchura
de la medida de la tabla? que una tabla por sí sola no es suficiente; por eso tenemos: Pedro y
Juan; y Jacobo y Andrés; y Felipe y Tomás; y Bartolomé y Mateo, etc.

Las espigas y las coyunturas


La intención de Dios es, pues, que las tablas juntas formen el tabernáculo. Una persona por sí
sola es una media medida, no es una medida completa. Por eso sigue diciendo allí en Éxodo:
“16La longitud de cada tabla será de diez codos, y de codo y medio la anchura. 17Dos espigas
tendrá cada tabla, para unirlas una con otra”. ¿Qué son las espigas? Las espigas representan a
Cristo. Cristo es el grano de trigo, entonces el fruto del trigo es la espiga; representa el fruto del
Espíritu, el operar de Cristo en cada tabla; pero ¿para qué es el operar de Cristo? ¿Por qué cada
tabla tiene que tener dos espigas? Para unirse con la tabla de al lado. Si aquí está una tabla y
aquí está otra tabla, cada tabla está sobre dos basas de plata; de esta basa de plata de la
derecha sale una espiga que se entrecruza con la espiga que nace de la tabla vecina que viene
para acá; la espiga nace de mi basa izquierda y va para la derecha; y la espiga que sale de la
derecha del otro viene a la izquierda. Tabla con tabla; y las espigas que salen de las basas, se
entrecruzan, uniendo las tablas entre sí para que haya un tabernáculo. Cada tabla por sí sola no
es suficiente; por eso es que los apóstoles cuando vieron que había necesidad en Samaria,
enviaron a Pedro y Juan, y luego mandaron a Bernabé a Antioquía, pero como que Bernabé
Las lazadas 419

sentía que le faltaba algo, se fue a Cilicia a traer a Pablo, porque ese era el que Dios había
escogido. Bernabé no estaba contento. Pablo llegó a Efeso, y dice que no tuvo reposo en el
espíritu porque le faltaba Tito, porque Bernabé, Pablo y Tito eran la coyuntura que Dios había
preparado. Cuando Bernabé fue solito a Antioquía no pudo hacer lo mismo que hicieron cuando
estaba con Pablo; y Pablo no pudo hacer lo mismo que cuando estaba con Tito; entonces el
Señor quería que Bernabé estuviera con Pablo, y por eso era que Bernabé cuando trabajaba
decía: ¡Ay!, pero si estuviera Pablo. Dijo: me voy a ir por Pablo; y se fue e hizo un viaje; llegó a
Tarso de Cilicia y se trajo a Pablo, y se trajo al que era. Eso fue de Dios; porque ¿qué dijo más
adelante el Espíritu? Apartadme a Bernabé y a Saulo. Después encajó Tito; y dice Pablo: no tuve
reposo; se me abrió puerta para la palabra, pero no tuve reposo en mi espíritu; estaba
incompleto. ¿Por qué? porque me faltaba Tito; por no encontrar a Tito preferí irme otra vez; tenía
que estar con Tito. Cuando Pablo y Tito están juntos, ahora sí cada hueso está con su hueso,
ahora sí hay coyuntura; eso es lo que quiere decir coordinación y coligación en el cuerpo.

Ministerio en equipo, no dividido


Necesitamos mucho trabajo del Señor en nuestra alma por una consagración constante de
todos los días, producida por la vida del Espíritu, para aprender a trabajar con los que el Señor
determinó; no somos nosotros los que decidimos. Claro, en este caso coincidió Bernabé con
Saulo, pero hay veces en que no coincide. Si Bernabé dijo: Bueno, me voy a traer a Saulo, y
coincidió, después el Espíritu dijo: Sí, efectivamente, el asunto es con ustedes dos juntos.
Apartadme a Bernabé y a Saulo; Pedro y Juan y Jacobo y Andrés; Felipe y Tomás; así que
nuestra traducción se queda corta en ver esos detalles, en ver esas espigas entrecruzándose,
compartiendo el fruto del Espíritu en comunión. La anchura de la tabla, un codo y medio, no es
medida completa; se necesita estar mínimo con uno; por eso es que dice: cordón de tres (3)
420 La casa y el sacerdocio

dobleces no se rompe pronto; y por eso el Señor los enviaba por lo menos de a dos, mínimo dos;
ahora, si son tres, mejor; y si son cuatro o cinco, mejor. Mínimo de a dos. Pero el Señor está
formando equipos. Hay un detalle: ustedes saben bien que siempre aparece en las Escrituras
que dice: apóstoles y profetas, o profetas y maestros. ¡Qué curioso! Había en la iglesia que
estaba en Antioquía, profetas y maestros. ¿Por qué eso? Porque no era en un barrio la iglesia de
Bernabé en Antioquía, y en otro barrio la iglesia de Lucio, y en otro barrio la iglesia de Manaén,
los de clase alta, allá en el norte; pues como Manaen se codea con Herodes el tetrarca, él puede
tener una iglesia de clase alta. Nosotros pensamos así, pero Dios no. Dios dice: había en la
(única) iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Lucio, Níger, Manaen que
se había criado con Herodes el tetrarca, y Saulo; y ministrando éstos al Señor... Ahí está el
equipo. No se puede desconocer el equipo.
Volvamos a Ezequiel capítulo 37. Cada hueso se juntó con su hueso. Sigamos leyendo a ver
qué más nos dice el Señor allí. Eso lo decía el final del 7: “y los huesos se juntaron cada hueso
con su hueso. 8Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por
encima de ellos; pero no había en ellos espíritu”. Claro que el Espíritu fue el que comenzó, pero
aquí habla de una llenura final. “9Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al
espíritu: Así ha dicho Yahveh el Señor: Espíritu, (la primera vez que veo que se invoca el
Espíritu) ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. 10Y profeticé como me
había mandado, y entró el espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército
grande en extremo. 11Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel.
He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del
todo destruidos. 12Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Yahveh el Señor: He aquí yo abro
vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de
Israel. 13Y sabréis que yo soy Yahveh, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras
sepulturas, pueblo mío. 14Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre
Las lazadas 421

vuestra tierra; y sabréis que yo Yahveh hablé, y lo hice, dice Yahveh”.

Cada hueso con su hueso


Muchas cosas hay aquí: cada hueso con su hueso, Felipe con Tomás, Pedro con Juan,
apóstoles con profetas, profetas con maestros. ¿Por qué profetas con maestros? ¿No se va a
formar un problema? ¿No ve que son distintos sus estilos, sus ministerios? Algunos que son
profetas son un poco más, digamos, espontáneos; en cambio algunos que son maestros
parecen más didácticos. De hecho la palabra en el griego es didáskalo, de donde viene la
palabra didáctica, que es una enseñanza ordenada.
Uno en orden detrás del otro; parece muy sistemático; por eso se llaman “maestros”; incluso el
Señor dice en Mateo 23: Yo les enviaré profetas y sabios y escribas. El trabajo de los escribas
era un trabajo muy erudito, rebuscando en los papeles del pasado, como Esdras. A los que son
profetas les parecen innecesarios los escribas; y a los escribas, que quieren tener todo
asegurado en los papeles en orden, les parecen muy peligrosos los profetas; pareciera que los
profetas fueran un poco descuidados, y los profetas piensan que no es necesaria tanta
meticulosidad de los escribas. Ojalá la iglesia entienda esto: profetas con maestros, apóstoles
con profetas. Imagínense, evangelistas con apóstoles; por ahí anda Timoteo con Pablo; de
pronto se va Felipe el evangelista y Dios lo usa y hace un gran trabajo en Samaria, pero era
necesario que fueran Pedro y Juan a completar la otra parte; no era suficiente Felipe, y Pedro
tenía que ir con Juan e ir al trabajo de Felipe. Felipe no trabajó para sí, Juan no trabajó para sí,
Pedro no trabajó para sí; Lucio no tenía su congregación en Antioquía distinta de la de Manaén.
Todos los hijos de Dios en Antioquía eran la iglesia, y todos estaban complementados sirviendo
en equipo. En equipo; eso es lo que quiere decir ligazones, coyunturas, conciertos, cada hueso
con su hueso, éste con éste. Dios sabe quién es el que nos va a complementar; ese
422 La casa y el sacerdocio

complemento a veces puede ser difícil, a veces puede ser doloroso, a veces pareciera que
sufrimos. ¡Ay, hermanos! Ustedes son cristianos; quizá los más nuevos no entiendan esto que
voy a decir, pero la mayoría lo va a entender. ¿Acaso a las personas lejanas a ti, puede usarlas
Dios bien para tratarte? ¿No son más bien las personas más cercanas a ti las que Dios usa para
tratarte? ¿No es tu cónyuge, tus hijos, tus hermanos, tus compañeros en la obra? Esos son los
que Dios usa para tratarnos, porque personas con las que no tenemos casi trato, ¿cómo serían
usadas para ser tratados nosotros? Como dice David: ¡Ah! si hubiese sido mi enemigo, pero el
que comía pan conmigo, éste fue (cfr. Salmo 41:9). Con los más cercanos es que somos
tratados más a fondo, porque Dios los puso ahí para tratarnos a nosotros, como nosotros somos.
Dios no se equivoca. Hermanos, no seamos ingenuos y románticos en este asunto de la
comunión de los santos y de los maridos y mujeres; no seamos ingenuos. Dios sabe lo que está
haciendo; tenemos exactamente la esposa que necesitamos, el esposo que necesitamos, el
número de hijos y la clase de hijos o la falta de hijos que necesitamos, los hermanos que
necesitamos con los errores de nuestros hermanos que necesitamos. Dios utiliza hasta los
errores de nuestros hermanos como utiliza los nuestros. Hermanos, no seamos románticos,
seamos realistas; que la vida del Señor nos conduzca al altar con conciencia para ponernos en el
altar y aceptar el trabajo de Dios en nuestras almas para el concierto del cuerpo de Cristo en el
plano de nuestras almas, coyunturas para crecimiento, para protección. Si yo sólo voy a oír a mis
corifeos, a los que son como mi eco, yo no voy a ser protegido; yo necesito escuchar a los que
piensan distinto que yo. Tenemos que aprender a oír a los que tienen otro ángulo, a ver si ellos
están viendo algo que yo no vi, a ver si yo estoy un poco desequilibrado y ellos me equilibran, o
mutuamente nos equilibramos. Tenemos, hermanos, que aprender a entregarnos y doblegar
nuestra cerviz, y someternos al examen de Dios, a la luz de Dios, a través de los ojos de otros.
Esa es la vida del cuerpo. Si nosotros huimos de eso, entonces seremos siempre niños
fluctuantes mientras sigamos así, mientras no entremos en el concierto para aprender a ser
Las lazadas 423

tratados, cuidados, protegidos unos por los otros.

El vínculo de la imposición de manos


Hermanos amados, los que andan sueltos, perturban a la iglesia. Quiero leerles algunos
pasajes en Hechos de los Apóstoles. Vamos a leer en los capítulos 13 y 15. Hechos 13: “1Había
entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros,” y dice los nombres que ya
sabemos. “2Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: (¿a quién le dijo? Al
equipo) Apartadme a Bernabé y a Saulo (por eso era que Pablo comenzaba su epístola a los
Romanos diciendo: Pablo, apartado para el evangelio de Dios. ¿Quién lo apartó? El equipo.
Pablo y Bernabé fueron apartados por Manaén, Lucio y Simón para la obra) para la obra a que
los he llamado. 3Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los
despidieron”. Bernabé y Saulo no estaban saliendo totalmente desvinculados; la imposición de
manos es un vínculo en el cuerpo que se estaba extendiendo ahora, y la cabeza hizo que los
otros los apartaran, les impusieran las manos y los enviaran. “4Ellos, entonces, (ahí está)
enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre,” etc. etc.
etc., luego regresan y dan cuenta del viaje que hicieron. Ese es el cuerpo.

Andar como ruedas sueltas


Hechos 15:22. Después de aquel concilio de Jerusalén, dice la Palabra de Dios: “22Entonces
pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y
enviarlos (qué diferencia es ser elegidos y enviados por la iglesia) a Antioquía con Pablo y
Bernabé, a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, (noten cómo Dios ya había
escogido a Silas, que llegó a ser coyuntura con Pablo en el trabajo a partir de Antioquía) varones
principales entre los hermanos; 23y escribir por conducto de ellos: (es decir, por conducto de
424 La casa y el sacerdocio

Judas Barsabás y Silvano; Pedro también escribía por conducto de Silvano; por eso es que la
primera epístola de Pedro tiene una gramática, un griego mucho más elegante que la segunda,
porque la primera tenía la ayuda de Silvano, porque escribió por conducto de Silvano; en el
griego se nota) Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los
gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud.” Noten este verso 24: “24Por cuanto
hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden...”. Por eso
dice en Efesios 4: “14para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo
viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las
artimañas del error, 15sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es
la cabeza, esto es, Cristo, 16de quien todo el cuerpo bien concertado y unido entre sí por todas
las coyunturas de suministro...”; eso es lo que está haciendo aquí. Efesios es la explicación
doctrinal, aquí es la realización en el cuerpo. Dice: “hemos oído que algunos que han salido de
nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras
almas, mandando circuncidaros y guardar la ley”. Eran personas que no estaban en la comunión
apostólica; personas que andaban como ruedas sueltas. Varias veces hemos dado el siguiente
ejemplo: los ojos más hermosos de la chica más hermosa o del varón más hermoso, en un plato,
son horribles; allí en el cuerpo son maravillosos, pero en un plato son terribles. Hay personas que
tienen manos muy bonitas, pero si usted se las encuentra solas en la calle, se puede desmayar;
una mano en la calle, terrible; puede ser muy linda, pero si está en la calle, ¡uy! Si está en el
cuerpo es otra cosa, allí está protegido, allí hay cobertura, allí hay crecimiento, allí hay
complemento, allí hay nutrición; pero suelta, no.
Las lazadas en los distintos niveles
Seguimos leyendo en Hechos 15: “...a los cuales no dimos orden, os han inquietado con
palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, 25nos ha
Las lazadas 425

parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo...”. Aquellos salían por sí solos, predicando lo que
se les ocurría y perturbando a los hermanos por todas partes, causando problemas; pero los
apóstoles llegaban entre ellos a un acuerdo, se reunían en privado para tratar los asuntos y en
acuerdo enviaban con Bernabé y Saulo, a Silvano y a Judas Barsabás para decir lo mismo que
ellos habían acordado. Eso es un cuerpo edificado y concertado; de eso es de lo que tenemos
que tener conciencia; eso es lo que nos quiere decir el Señor con esas lazadas entre las cortinas,
a nivel de obreros, a nivel de santos, a nivel de iglesias, a nivel de la obra y de las iglesias, a nivel
de las iglesias locales y de la iglesia universal; concierto, porque se trata del reino de Dios. Por
eso dice: “nos ha parecido bien, (nos ha parecido) habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones
y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, 26hombres que han expuesto su
vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 27Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales
también de palabra os harán saber lo mismo”. Ahí está; entonces dice cuál era la conclusión a la
que ellos habían llegado y cómo ellos fueron y con palabras explicaron la conclusión del concilio
de los apóstoles, la comunión de los apóstoles.

La protección la hay en la comunión


El apóstol Juan, en su primera epístola habla del Verbo de vida manifiesto a nosotros; y dice:
“eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros, y nuestra
comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo”. Ahí el apóstol habla de
“nuestra comunión”, la comunión de cada apóstol con el Padre y el Hijo, y la comunión de los
apóstoles entre sí por causa de su comunión conjunta con el Padre y con el Hijo, y la comunión
de los santos y las iglesias con los apóstoles en comunión. Eso tenemos que entenderlo. Os
escribimos esto para que tengáis comunión con nosotros. Los hermanos que rompen la
comunión, que menosprecian la comunión, se aíslan y se hinchan, y empiezan a perturbar,
426 La casa y el sacerdocio

quedan expuestos, porque son desprotegidos; porque la protección la hay en la comunión. Para
que ya no seáis niños fluctuantes; pero si no estáis estrechamente vinculados por causa de
Cristo, en la comunión normal del cuerpo de Cristo, entonces seréis niños fluctuantes llevados
por doquiera por todo viento de doctrina que aparece; llevados de aquí para allá, desprotegidos,
perturbados y perturbando. Oh, que el Señor nos ayude a entender lo que es un tabernáculo con
las cortinas entrelazadas.

Uniéndose por las coyunturas y ligamentos


Pasemos, hermanos, a otro pasaje en Colosenses, porque allí está el pasaje paralelo.
Colosenses 2:16: “16Por tanto, nadie (porque aquí están los que andan sueltos, los tuercas
sueltas) os juzgue”; porque los que andan sueltos tienen su propio criterio personal que lo
consideran el patrón universal de todas las conciencias, y donde se encuentran quieren
establecer un tronito y su reinito, y agarran con su cetrito las cabecitas de los hermanitos. ¡Ah,
Señor Jesús! Lo digo así para que nos acordemos. “Nadie os juzgue en comida o en bebida, o en
cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, 17todo lo cual es sombra de lo que ha de
venir; pero el cuerpo es de Cristo”. Aquellas personas tienen doctrinas, ocurrencias, pero el
cuerpo, la realidad de todas estas sombras, es Cristo. “18Nadie os prive de vuestro premio,
afectando humildad”. Qué manera tan sutil de quitarte parte de tu galardón. “Nadie os prive de
vuestro premio”. Juan decía: que recibáis galardón completo, guardaos, no recibáis
indiscriminadamente a cualquier persona, guardaos; o sea que esos perturbadores llevan una
tijera para recortar tu galardón y tu premio. ¡Cuántos hermanos no han entendido eso y han
salido para ser recortados, para ser mutilados en su premio. “Nadie os prive de vuestro premio,
afectando humildad”; bonita manera de quitarte el premio, “afectando humildad (una manera
muy religiosa de quitarte el premio) y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto,
vanamente hinchado por su propia mente carnal, 19y no asiéndose de la Cabeza”; aquí está lo
central: Primero, cada miembro asido de la cabeza, y como consecuencia de crecer en la
cabeza, dispuesto por la cabeza para encajar con todo el cuerpo; primero por la cabeza y
entonces por conducción de la cabeza, suplir de la cabeza, capacitación de la cabeza,
plenamente capaces de comprender con todos los santos, capacitados por la cabeza, dice:
“asiéndose de la Cabeza, en virtud (de la cabeza) de quien todo el cuerpo, nutriéndose y
uniéndose por las coyunturas y ligamentos;” fíjense, ¿mediante qué se nutre el cuerpo?
Mediante las coyunturas y ligamentos, “nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y
ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios”.
Yo creo, hermanos, que con estos versos que hemos considerado ahora, que nos provienen
de Éxodo 26:4-5, donde habla de lazadas para entrelazar las cortinas y que se forme un
tabernáculo, son muy prácticos para nosotros. Aprendamos a ser completados y
complementados, suplidos, protegidos, nutridos y unidos con otros, a través de una relación
directa con Cristo que nos guía a reconocer y discernir el cuerpo del Señor.

SIGUE 21
La casa y el sacerdocio

Capítulo XXII

LAS TABLAS Y LAS BARRAS129

Entendiendo la tipología
Vamos al capítulo 26 del libro del Éxodo. Vamos a detenernos en una porción que ya la vez

129
Enseñanza en la localidad de Teusaquillo, Bogotá D. C., Colombia, el 25 de marzo de 1995. Transcripción: Marlene Alzamora
pasada algo tocamos de ella, pero la tocamos como un adelanto, como para ilustrar el concepto
de interrelación, el concepto de las uniones, de las coyunturas y de las ligaduras que estábamos
viendo en las uniones de las cortinas, y entonces fue allí donde nos adelantamos y dijimos que
nos adelantaríamos.
Vamos a regresar allí para verlo siguiendo el plano minucioso; necesitamos ver el plano
minuciosamente. Notemos un detalle: El apóstol Pablo es aquel a quien en el Nuevo Testamento
mayormente puso el Señor a revelar el asunto del cuerpo de Cristo, y, como los hermanos creo
que ya se han dado cuenta, cómo Pablo utilizó palabras en su lenguaje, que provienen de la
tipología del Antiguo Testamento. Por ejemplo, esa, obra de edificación, obra del ministerio, todo
ese lenguaje es del Espíritu en el Antiguo Testamento; entonces vemos que el Señor iba a usar
a Pablo para este respecto. Dios hizo, pues, una preparación con Pablo; lo hizo aprender un
oficio que era de constructor de tiendas. Cuando uno empieza a leer estos pasajes aquí, las
cinco cortinas por un lado y las otras por otro lado, y la sexta doblada por atrás, la primera unida
con la otra, tiene uno que concentrarse bastante para más o menos hacerse una idea de cómo
se armaba la tienda; pero fijense en cómo el Señor había entrenado a Pablo en el oficio de hacer
tiendas, porque iba a ser usado como arquitecto en la edificación del cuerpo en el Nuevo
Testamento; entonces para poder entender la tipología con más facilidad, Dios hizo que él
tuviera ese oficio. Esa es otra de las providencias de Dios.
En el capítulo anterior habíamos llegado hasta el verso 14. Ahora entraremos en el 15. Voy a
leer inicialmente la sección de las tablas y la sección de las barras, y después de leerlas en forma
de corrido, despacio, sólo confiando en que el Espíritu nos estará enriqueciendo en la lectura
que hacemos, después volveremos comentando el punto, y está abierto, digamos el panel, para
que los que quieran enriquecer con algo que el Espíritu les haya dado, lo digamos.
Para testimonio de la Iglesia
“15Y harás para el tabernáculo tablas de madera de acacia, que estén derechas. 16La
419

longitud de cada tabla será de diez codos, y de codo y medio la anchura. 17Dos espigas
tendrá cada tabla, para unirlas una con otra; así harás todas las tablas del tabernáculo.
18
Harás, pues, las tablas del tabernáculo; veinte tablas al lado del mediodía, al sur. 19Y harás
cuarenta basas de plata debajo de las veinte tablas; dos basas debajo de una tabla para sus
dos espigas, y dos basas debajo de otra tabla para sus dos espigas. 20Y al otro lado del
tabernáculo, al lado del norte, veinte tablas; 21y sus cuarenta basas de plata; dos basas
debajo de una tabla, y dos basas debajo de otra tabla. 22Y para el lado posterior del
tabernáculo, al occidente, harás seis tablas. 23Harás además dos tablas para las esquinas
del tabernáculo en los dos ángulos posteriores; 24las cuales se unirán desde abajo, y
asimismo se juntarán por su alto con un gozne; así será con las otras dos; serán para las dos
esquinas. 25De suerte que serán ocho tablas, con sus basas de plata, dieciséis basas; dos
basas debajo de una tabla, y dos basas debajo de otra tabla. 26Harás también cinco barras
de madera de acacia, para las tablas de un lado del tabernáculo, 27y cinco barras para las
tablas del otro lado del tabernáculo, y cinco barras para las tablas del lado posterior del
tabernáculo, al occidente. 28Y la barra de en medio pasará por en medio de las tablas, de un
extremo al otro. 29Y cubrirás de oro las tablas, y harás sus anillos de oro para meter por ellos
las barras; también cubrirás de oro las barras. 30Y alzarás el tabernáculo conforme al modelo
que te fue mostrado en el monte" (Éxodo 26:15-30).
Vamos a parar en esa sección por ahora. Esta sección tiene dos partes: a) las tablas, y b) las
barras; solamente refresquemos nuestra memoria de que todo esto no es un juego del Señor.
Moisés tenía que hacer esto con fidelidad. Quizá Moisés no estaba entendiendo lo que estaba
haciendo; pero recordemos lo que veíamos que decía en Hebreos, que Moisés fue fiel en toda la
casa de Dios para testimonio de lo que se iba a decir; o sea que estas instrucciones no eran
únicamente para terminar en Moisés. Haríamos mal leyendo esto solamente como si fuera un
modelo material para el Antiguo Testamento; necesariamente tenemos que tener lecciones para
420 La casa y el sacerdocio

la iglesia hoy; ese es el propósito de todo; eso era lo que Dios quería, todo ese cuidado que tuvo
Moisés por vigilancia de Dios; por gracia de Dios, era para testimonio de lo que se iba a decir; o
sea que Dios, en el futuro, cuando llegara la hora de construir el verdadero tabernáculo de Dios,
necesitaría utilizar estos elementos del Antiguo Testamento. Por eso es que al final de la epístola
del apóstol Pablo a los Romanos, al final en el capítulo 16, ya casi terminando la carta, el apóstol
dice que por mandato del Dios eterno, por las Escrituras de los profetas, es revelado en el Nuevo
Testamento, el misterio que estaba oculto en Dios. No sé si todos los hermanos recuerden eso,
pero me gustaría que si no por todos quizá, pero por causa de algunos y por causa de que
también estamos grabando, por si acaso le llegue a una persona que no tenga la base anterior,
vamos a asegurarnos de que no tomemos livianamente la lectura que hicimos, de que realmente
entendamos que es para nosotros, que es un testimonio para la Iglesia, para la edificación de la
Iglesia; no es algo que sólo sucedió en el pasado.

El misterio es manifestado en el Nuevo Testamento


Dice en Romanos 16:25 y siguientes. "25Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la
predicación de Jesucristo, según la revelación..."; porque antes la figura era como un velo; dice
que cuando se leía a Moisés había un velo, pero el velo es quitado por Cristo; por eso dice:
"según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos". El misterio
es manifestado ahora, en la era del Nuevo Testamento, en la era de edificación de la Iglesia, que
es la verdadera casa de Dios. Recordemos que en Hebreos decía: la cual casa somos nosotros,
la Iglesia, columna y baluarte de la verdad, la casa del Dios vivo; "26pero que ha sido manifestado
ahora, ( o sea; el misterio que se había mantenido oculto desde tiempos eternos, es manifestado
en el Nuevo Testamento) y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del
Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes”; o sea, que a partir del Nuevo Testamento,
Las tablas y las barras 421

por mandato del Dios eterno, usando las Escrituras de los profetas, se tiene que anunciar el
misterio que estaba oculto desde tiempos eternos en Dios.
Nos damos cuenta de que el Nuevo Testamento no solamente nos previene del uso del
Antiguo, no sólo promociona sino que incluso manda, ordena, porque dice: "que por las
Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer”. El
misterio, pues, se debe dar a conocer a todas las gentes, ya no sólo la tipología a los judíos, sino
la revelación del misterio a gentiles de todas las naciones; y eso debe hacerse por el
mandamiento del Dios eterno, por las Escrituras de los profetas; entonces se tienen que usar las
Escrituras de los profetas para anunciar con el Antiguo Testamento; porque esas son las
Escrituras de los profetas, anunciar el misterio en el Nuevo Testamento usando el Antiguo
Testamento. Hay muchos otros pasajes que nos muestran eso; hay algún material aquí que se
llama Bases Neotestamentarias de la Tipología;130 me gustaría que los hermanos que no lo
conocen lo pudieran repasar, si quieren profundizar un poco más en eso, y haciendo mención de
él, ya no creo que necesite entrar en más detalles.
Volvamos allí a Éxodo. De modo, pues, que no estamos leyendo sólo una cosa del pasado. Si
es algo del pasado, podríamos leerlo como si estuviéramos leyendo solamente el velo; estamos
leyendo a Moisés con el velo sobre nuestro entendimiento; pero al convertirnos a Cristo, dice que
el velo se quita para entender la revelación del misterio en el Nuevo Testamento a través de la
lectura de Moisés y los demás profetas del Antiguo Testamento. Entonces, hermanos, tengamos
certeza de que no estamos leyendo una cosa liviana; tenemos que sacar lecciones para
nosotros muy prácticas, tenemos que estar abiertos al leer en la presencia del Señor, y dejarnos
enseñar por el Espíritu, dejarnos amonestar por la Palabra, dejarle al Espíritu Santo hacernos
entender.
130
Constituye el primer capítulo de esta misma obra, “La Casa y el Sacerdocio”; tema enseñado en la localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., el 8 de noviembre de 1992.
422 La casa y el sacerdocio

La Iglesia tiene que entender


"15Y harás”; ya esa sola palabra es grande, “harás"; la Iglesia tiene sentido, hermanos; es muy
triste cuando los hermanos no saben lo que tienen que hacer. Se salvaron, son creyentes, y hay
veces que pasan el tiempo sin tener claro el objetivo; a veces no tienen clara la economía divina,
no tienen claro el propósito eterno de Dios, entonces tienen una vida cristiana como si fuera de
distracción en distracción, de programa en programa; un nuevo programa para distraer a los
hermanos. Pero fijense en qué claro es el Señor cuando dice: "Harás"; son mandamientos
dados; la Iglesia no tiene que ser algo que está reuniéndose improvisadamente; la Iglesia tiene
que entender el “harás esto, conforme a este modelo”; la Iglesia tiene que entender qué está
haciendo; la Iglesia tiene que entender para qué se reúne; la Iglesia tiene que entender qué
sentido tiene su vivir. Los santos tenemos que comprender en todas las localidades por qué
estamos en esa localidad, qué debemos hacer allí, y desde allí en otras partes, qué es lo que se
está desarrollando, en qué consiste de manera específica el negocio de Dios en la tierra.
Se necesita claridad, y esa claridad está en esos mandamientos claros, "harás". "15Y harás
para el tabernáculo tablas de madera de acacia, que estén derechas". ¡Ay! si mis hermanos
tomaran algunos de esos libros de ayuda para entender el Antiguo Testamento, donde se nos
cuenta cómo era la cuestión en el desierto, cómo eran las acacias; si ustedes solamente vieran
una foto de una acacia, de las acacias del desierto de Egipto y del Sinaí. No es un árbol recto
como si fuera un eucalipto grande y que fácilmente se puede sacar una tabla de allí, no,
hermanos; es un árbol muy tortuoso, la acacia del desierto del Sinaí. Investígalo en algún libro
auxiliar, y te das cuenta que es un árbol muy tortuoso; y eso nos representa a nosotros. Nosotros
no somos como eucaliptos, no; somos muy tortuosos; la madera de acacia nos representa a
nosotros. La naturaleza humana tortuosa tiene que ser cubierta necesariamente por la divina,
Las tablas y las barras 423

tiene que ser tratada, tiene que ser enderezada; de ahí que el Señor nos representa a nosotros
con las tablas.
Juan el Bautista dijo: “El hacha está puesta a la raíz de los árboles” (Mt. 3:10). Esos árboles
son hombres, pero las tablas antes estaban en la estructura de los árboles, y los árboles estaban
arraigados en la tierra. Una tabla es ya cortada de sus raíces; antes de llegar a formar parte de la
casa de Dios, tiene que ser desarraigada, tiene que ser tratada, tiene que ser serruchada y
enderezada a la misma medida de todas; no era así antes de entrar a formar parte de la casa de
Dios, pero cuando somos tomados del mundo para la casa de Dios, somos enderezados. Harás
tablas derechas.

Dios no hace acepción de personas


Y dice el verso 16: "La longitud de cada tabla será de diez codos, y de codo y medio la
anchura". Todas las tablas aquí tienen la misma medida; el Señor aquí está mostrando que Él no
hace acepción de personas; a los ojos de Dios todos son iguales. La medida es el número diez,
el número de las naciones, el número de la humanidad. Eso está mostrándonos que el Señor
quiere hacer Su casa y considera a todos los hombres de la misma medida; no considera que los
de determinada raza o nación son superiores a otros, no; a los ojos de Dios no hay acepción de
personas, y Su casa es hecha con toda clase de gente, como veíamos en el diez de las cortinas.
A lo que llamaba la atención la vez pasada, y que hoy otra vez lo vuelvo a recordar, más que todo
porque puede llegar a algún lugar la grabación en forma independiente, es la anchura de las
tablas. Siempre tenemos que poner atención a los números que Dios usa, porque si tú te das
cuenta, Él siempre usa números claves. Dios no es descuidado con el uso de los números. ¿Por
qué no son ocho truenos y seis trompetas, y cinco sellos, y catorce plagas? ¿Por qué siete
trompetas, por qué siete ángeles, por qué siete candeleros; por qué aparece siete? ¿Por qué
424 La casa y el sacerdocio

aparece ese tres? Si tú estudias todas las partes donde Dios usa medidas, las usa con un
propósito. Nosotros tenemos que entender el propósito de las medidas que Dios usa.
Si tú te pones a leer, por ejemplo, los pórticos del templo de Dios, en la visión de Ezequiel, Él
usa medidas todas significativas. Al principio tú las lees y te parece muy complicado, pero en la
medida en que avanzas, el Señor te va haciendo entender; porque Él dice: Si se avergonzaren
de sus pecados, y si el pueblo se avergüenza, hazles entender el diseño; 131 si no, no lo
entienden; pero el Señor le puede hacer entender a uno, si se arrepiente de corazón; o sea que
Dios sí está usando estas medidas con un propósito. ¿Qué razón tiene Dios para ponerle al
ancho de una tabla una medida incompleta? ¿Por qué las tablas son de un codo y medio? ¿Por
qué no una medida completa? La medida completa, el número de Dios, es el número tres (3):
uno y medio y uno y medio.

Las espigas eliminan el subjetivismo


“17Dos espigas tendrá cada tabla, para unirlas una con otra; así harás todas las tablas del
tabernáculo”. Dios está queriendo enseñarnos algo al decir que para las tablas harás dos
espigas, y el propósito de las espigas es unir las tablas unas con las otras; entonces Dios quiere
que las tablas estén unidas, y un codo y medio no es una medida completa. Hermanos, yo quiero
seguir insistiendo en esto; no es suficiente entender que el codo y medio significa que no somos
completos en nosotros mismos; eso no es una cosa teórica. Hermanos, fijense, yo lo decía la vez
pasada, y ahora quiero insistir en eso, porque es una necesidad que tenemos. Miren, hermanos,
nosotros somos subjetivos cuando estamos solos; es muy difícil que nosotros nos conozcamos a
nosotros mismos estando solos; estando aislados; nosotros necesitamos que en cuatro o cinco
dimensiones, a través de los ojos de otros, necesitamos salir de nuestro subjetivismo, nuestro
131
Cfr. Ezequiel 43:10-11
Las tablas y las barras 425

parcialismo.
Miren, hermanos, la vez pasada hablamos del criterio de clases, que es otro aspecto del
subjetivismo; subjetivismo es que yo miro las cosas en mi mundo personal, pero nunca me he
puesto en los zapatos de los otros; por eso el Señor a veces incluso nos corrige; cuando
nosotros juzgamos a otros de una manera superficial y liviana, el Señor permite que tengamos
experiencias para que estemos en la situación del otro y ahí nos damos cuenta de que cuando se
trata de esa situación aconteciendo con nosotros, nuestra vara de medir es más misericordiosa,
nuestra vara ya no es tan estricta; ¿por qué? porque tenemos razones para justificar o por lo
menos, para pedir misericordia; pero cuando se trata de aplicar esa misma vara a otra persona
por la misma cosa, nosotros tenemos la tendencia de ser duros, de ser incomprensivos;
entonces, hermanos, esto es una cosa muy importante.
Miren, hermanos, no solamente existe subjetivismo en todo lo relativo a nuestras personas;
una persona puede hacer una cosa con un trasfondo, con un sentimiento, con un pensamiento, y
el otro interpretarlo en otro sentido. El criterio de clases es lo mismo; digamos, uno está
acostumbrado a un medio de vida y siempre se ha movido dentro de ciertos parámetros, y le es
difícil comprender a las personas que están en otros parámetros, en otras situaciones; pero en la
Iglesia el Señor incluye a toda dase de personas y pone a esas personas a Sus ojos, al mismo
nivel. Él no hace acepción de personas; “a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” (1 Co.
12:13). Si tenemos cultura, o no tenemos, si somos ricos, o pobres, o sabios, o ignorantes, o
analfabetos, o de raza blanca, o negra, o amarilla, o roja, de cualquier clase o de cualquier sexo
que sea la persona, etc., tantas cosas que nos diferencian, que nos consideramos que lo normal
es el gusto mío, y el de los otros es anormal. ¿Lo ven? El gusto mío es normal, mis apreciaciones
son normales. Hermanos, nosotros somos subjetivos. Si nosotros permanecemos aislados no
somos complementados y no somos tratados.
426 La casa y el sacerdocio

Diferencias en el ministerio
Fíjense, en el ministerio también hay diferencias. Voy a enfatizar esto del ministerio, porque
aquí los que estamos, estamos para servir, y eso es lo que quiere decir ministerio. ¿Saben qué,
hermanos? Pongan atención a esto: Si Dios ha llamado a alguien, por ejemplo, para ser
evangelista (yo ya he dicho esto en otras ocasiones), esa persona tiene unos intereses
particulares de su función, pero los intereses de Dios son mayores. Pero yo no entiendo todos
los intereses de Dios, sino los que el Señor me encomienda a mí en parte; entonces si mi
ministerio es el de evangelista, yo tengo una carga especial más acentuada por la
evangelización de las almas que otros hermanos; otros hermanos quizá Dios los hizo maestros;
entonces la carga que ellos tienen es de profundizar, y de una manera didáctica; pero el que es
evangelista considera al maestro que como que pierde el tiempo, que como se dedica a cosas
que no tienen valor. Mientras las almas perecen, él está profundizando en la predestinación, en
el beneplácito de Dios, en el propósito eterno de Dios; y las almas perdiéndose. ¿Por qué opina
así? porque él es evangelista, él tiene esa incumbencia, entonces tiene una carga especial; pero
se imagina que eso es lo único, lo normal, de manera que menosprecia al maestro.
Al maestro, a su vez, le pasa la misma cosa respecto del evangelista. El maestro dice: ¿Pero
cómo? Veamos, ¿cuántos levantaron la mano? Diez levantaron la mano; pero al próximo año la
mayoría se volvió al mundo, ¿se da cuenta? No es suficiente evangelizar; se necesita poner
buenos fundamentos, se tiene que estudiar, conocer. Él tiene otra carga, ¿por qué? porque al
maestro Dios le dio otra función, y él tiene una urgencia interior diferente, y hay que aprender
eso. El que es profeta tiene una habilidad especial para discernir el impulso del Espíritu, tiene
discernimiento. Él no es alguien muy didáctico; es más espontáneo. El profeta recibe las cosas y
las da, y comparte esas cosas con los hermanos. Pero fíjense en que el Señor habla de
Las tablas y las barras 427

apóstoles y profetas; profetas y maestros. Habla de la iglesia que estaba en Antioquia. Allí había
profetas y maestros.132 ¿Por qué profetas con maestros? Porque se necesitan entre ellos para
equilibrarse; uno solo es un codo y medio.

132
Cfr. Hechos 13:1-2
428 La casa y el sacerdocio

Voy a dar un ejemplo: ¿Qué sucedería con el maestro sin el profeta? Si el maestro estuviera
solo, él va a seguir su tendencia que Dios le dio de investigar, a ser un gran erudito; puede llegar
a ser un gran intelectual, pero necesita el equilibrio del profeta para no quedar sólo en el
intelecto, en la teoría, en el orden, en la erudición, sin la vida, sin la espontaneidad, sin el
carisma. ¿Se dan cuenta? Necesita a alguien que lo complemente en esa área, y lo envuelva en
ese ambiente de libertad del Espíritu que tiene el profeta. Lo mismo sucede con el profeta si él
está solo. El profeta subraya el rhema, pero el maestro subraya el logos, pero rhema sin logos es
algo peligroso; inclusive dice el Señor en la primera epístola a los Corintios así: El espíritu de los
profetas esté sujeto a los profetas.133 No dice los profetas estén sujetos a sus espíritus; sus
espíritus (de los profetas) Dios los puso en sujeción a sus personas, a ellos, a sus almas, a sus
propios razonamientos; no el Espíritu de Dios; el Espíritu de Dios es perfecto; pero el espíritu del
hombre hay que sujetarlo, controlarlo. Por ejemplo, en Ezequiel dice: los profetas, algunos
profetas andaban en pos de su propio espíritu y nada vieron, creían que veían, pero Dios no
habló nada; hablaban pero Dios no había hablado; o sea que existen profetas mentirosos, no
enviados por Dios.134 El énfasis del profeta es el aspecto subjetivo, y el del maestro es el
aspecto objetivo; si siente o si no siente, Dios dijo, es racional; el maestro es muy racional. El
maestro necesita equilibrar al profeta como el profeta necesita equilibrar al maestro.

Fundamentación firme
A veces yo les digo a los hermanos: Yo sé que, por ejemplo, estar orando, alabando a Dios es
una belleza, estar profetizando es una maravilla, nos hemos sentido muy edificados; pero tener,
como el niño, que tomarse unas sopas de zanahorias con espinacas, con coliflor, ¡uy! Las
133
Cfr. 1 Corintios 14:32
134
Cfr. Ezequiel 13.
Las tablas y las barras 429

cebollas se quedan todas en el plato, no se quieren tomar eso; pero los que han pasado
experiencias, y que Dios los ha preparado, saben que existen ciertas luchas en ciertas áreas,
luchas en la fe que necesitan de una fundamentación muy firme. Por ejemplo, Pedro dice en su
primera carta: "estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y
reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros" (1 Pe.
3:15); no dice presentar solamente la esperanza, sino la razón de la esperanza. Uno puede tener
esperanza, gozo, alegría, y es muy bueno; necesitamos eso. ¿Qué haríamos con tener
solamente credos, artículos, textos, eruditos, manuscritos del Antiguo Testamento, manuscritos
del Qunram y todo eso? ¿Pero qué haríamos si no lo tuviéramos? ¿Cómo tendríamos la Biblia?
¿Usted sabe, hermano, la deuda que tenemos con los hermanos eruditos, con los escribas?
Para poder tener una traducción en español, tenían que tener el texto griego; o sea que para
poder tener el texto griego se tuvo que hacer una investigación de cuáles son los manuscritos del
siglo I, los del II, los del III, etc. ¿Cuáles son los manuscritos? ¿Cuántos pergaminos son?
¿Cuáles son los pergaminos de los evangelios y cuáles no? ¿Qué variaciones textuales hay en
unos y otros y cómo poder escoger el texto más puro? El Señor tiene al servicio de la Iglesia,
dentro de la Iglesia, personas de las que tú recibes el beneficio sin conocerlo. Tú vas a las
Sociedades Bíblicas y compras una Biblia y lees la Biblia; te levantas por la mañana, lees un
Salmo y tienes una experiencia con el Señor muy buena, y tú no tienes la carga de verificar que
el texto no haya sido manipulado a través de los siglos, enajenado, sino que sea el texto más
puro comprobado por los testigos del texto de los siglos anteriores; tú no tienes esa carga porque
ese no es tu ministerio, pero quien tiene ese ministerio no está contento.

Una explicación sobre variaciones textuales


El hermano Tieschendorf le escribía a su novia; le dijo: tengo una pesada carga; el Señor me
430 La casa y el sacerdocio

dijo: Restaurad el texto griego en su pureza original. Ahora, eso para ti es algo extraño,
restaurad, ¿por qué? porque él percibía que cuando Pablo le escribía a Timoteo una carta, esa
cartita seguramente la leyó Tito. A lo mejor le dijo: Oh, Timoteo, ¿me permites sacarle una copia
a la carta? y él la copió. Yo creo que Tito era muy cuidadoso; la habrá copiado bien, y se llevó la
copia para Dalmacia, y las iglesias de Dalmacia dijeron: ¡Uy hermano! Sería lindo que nosotros
tuviéramos esa carta que trajo Tito; vamos a hacer una copia; y por ahí una frase terminaba con
una palabra igual que la frase siguiente. ¿Y qué pudo suceder? Que a lo mejor copió el final y se
saltó un versículo, y entonces luego los que copiaron de ahí en adelante, copiaron con el
versículo saltado, y luego cuando tú comparas las copias del siglo V que tenían en Dalmacia con
las que tenían en occidente, resulta que hay variación textual; entonces tú tienes que examinar
cuál fue el texto que verdaderamente escribió Pablo. A veces todos los escribas no eran fieles;
alguno de pronto le agregaba su frase. Aun yo sé que eso es así. A veces yo estoy compartiendo
la palabra; los hermanos graban, entonces la persona que está transcribiendo, aunque hay
personas que son muy cuidadosas y transcriben con toda fidelidad, pero a veces me llegaron
algunas transcripciones donde el transcriptor se tomaba su libertad; él consideraba que cierta
frase no era necesaria y se la saltaba, o que no debía decirse así sino asá, y le agregaba; cuando
yo revisaba eso, pensaba: mi hermano no entendió lo que yo estaba diciendo, y por eso pensó
que no se debía decir así sino asá y le agregó aquello; y eso que no es el texto sagrado. ¿Se dan
cuenta que eso ha sido así y que el Señor ha tenido en la Iglesia personas con esa carga?
El Señor dice en Mateo 23:34: “He aquí yo os envío profetas y sabios y escribas”. ¿Por qué
estoy diciendo todo esto, hermanos? Porque nosotros debemos ser protegidos. A veces hay
hermanos que son muy racionalistas y parece que son muy didácticos; otros parece que son
muy espontáneos, y necesitan esa unción fresca. No crea que aquel otro trabajo no está bien. Es
otro trabajo, es otro ministerio, es otra operación; se necesita el complemento.
Las tablas y las barras 431

En la Iglesia se necesitan catalizadores


Hermanos, el Señor dice: Pablo y Bernabé; no es el hombre el que lo dice; si fuera yo, yo
escogería a los que son como yo; así yo no sería protegido, mis corifeos no me protegen; me
protegen más mis enemigos; porque ellos me ponen en el banquillo y me examinan, y ello me
obliga a examinarme. Los que me aplauden me animan un poco, pero necesito la protección de
otros; por eso el Señor instituyó que en el cuerpo hubiese equipos, que la iglesia en la localidad
sea un equipo de presbíteros; que en la obra sea un equipo de obreros; y por eso entre los
hermanos debemos ser todos juntos; y ¿saben qué? incluso hay en química algo que para mí es
una figura de lo espiritual; es esto: el cloro por sí solo puede hacer daño, el sodio por sí solo
puede hacer daño, pero a través del hidrógeno se puede mezclar un poco de cloro con un poco
de sodio, y eso da cloruro de sodio, que es la sal de cocina, y resulta para aderezar la mesa y
para comer, y ya no hace daño; pero ¿por qué no hace daño? Gracias al tercero, el tercero es un
catalizador.
Hay veces que en el cuerpo uno no se puede entender con el otro; pero a través de un tercero,
que se entiende bien con el uno y con el otro, se entienden los tres. Existen hermanos
catalizadores en el cuerpo; los catalizadores son esos terceros elementos que facilitan la
integración de los que somos distintos; somos distintos, pero no somos suficientes; no se nos
pide que seamos otros; sólo se nos pide que encajemos con los otros también como ellos son.
¿Me comprenden, hermanos? Eso es lo que está ahí. Por eso dice que por abajo estarán sobre
basas de plata y por arriba con un gozne; un gozne es como una especie de yugo que se pone a
las dos tablas para que no se escapen una de la otra. Necesitamos las mismas basas y el mismo
gozne; por debajo, basas de plata, y por arriba, gozne; ese gozne es el que hace que las dos
tablas estén ahí aseguradas por lo alto; unidas desde abajo y por lo alto; eso nos enseña
lecciones, hermanos. Nosotros debemos dejar que Dios nos asocie con quien Él quiera, que sea
432 La casa y el sacerdocio

Dios el que diga: Pablo y Bernabé. Yo quisiera decir: a mí me gustaría asociarme con los que son
como yo, ¿verdad? pero no es así como el Señor hace; el Señor nos asocia con personas
diferentes para complementarnos mutuamente; esto es mutuo. No es que el uno es el bueno y el
otro el malo; todos tenemos algo de bueno y algo de malo; todos tenemos un aporte que dar y
mucho aporte que recibir; todos necesitamos equilibrio.
No debemos tener una visión parcial, sino una visión amplia de cuerpo; quizá lo que a ti no te
interesa, a otro le interesa; apoya, pues, el interés del otro aunque tú no lo sientas; tú no lo
sientes porque tú tienes otro ministerio, pero ¿qué sería de los maestros sin evangelistas? ¿a
quién le va a enseñar si la gente no se convierte? pero ¿que ganarían los evangelistas sin los
maestros? Fíjense en que hay períodos donde el Señor usa diferentes ministerios; por ejemplo,
había tres hijos de Leví: Coat, Gersón y Merari; los tres tenían encargos diferentes, pero los
encargos de los tres estaban coordinados; había momento en que tenía que trabajar Coat;
parece que Coat estaba haciendo unas cosas y sólo Coat las podía hacer de esa manera;
Gersón no las podía hacer, y si las hacía, Gersón moría; esas las tenían que hacer los coatitas;
pero una vez que los coatitas hicieron esa parte, ellos no deben pensar que eso es todo; de
hecho los gersonitas tienen que hacer la otra parte. Cuando los gersonitas complementan con su
otra función ese trabajo, los meraritas hacen otra parte.

El orden de Dios
Fíjense, por ejemplo, en el proceso de restauración de la casa de Dios y de la ciudad de Dios.
Dios comienza la restauración, pero ¿por quién va a comenzar Dios? No comenzó por los
profetas. ¿Saben con quién empezó Dios? Con Zorobabel y con Josué hijo de Josadac. ¿Por
qué? porque allí estaba representada la autoridad del reino sacerdotal. Zorobabel era el que
tenía la linea del gobierno legitimo; él era el descendiente de David, de la tribu de Judá, a quien
Las tablas y las barras 433

le correspondía el reino. Dios no escogió a otro, sino a Zorobabel; ¿por qué? porque Dios mismo
hace respetar la autoridad que Él delega, entonces tenía que ser Zorobabel. Dios puso la
plomada en la mano de Zorobabel. Le dijo: Mira, Zorobabel, la plomada está en tu mano; tú vas
a empezar esta casa, tú vas a echar los cimientos.135 Entonces Zorobabel representa el que
echa los cimientos, y con él, Josué, hijo de Josadad. Había dos columnas en el templo; en una
estaba el rey y en otra estaba el sumo sacerdote. ¿Por qué? Porque estaba la línea del gobierno
y la línea de la revelación; el sacerdote era para entrar a la presencia de Dios y tener la
revelación, pero luego eso tenía que ser puesto en orden en el pueblo a través del rey.

135
Cfr. Zacarías 4:8-10
434 La casa y el sacerdocio

Entonces Zorobabel tenía la autoridad, era un ungido, y Josué era el otro ungido; y esos dos
ungidos que aparecen allí en Zacarías 4, que dice: estos dos olivos son los dos ungidos, son dos
tubos de oro que vierten de ese aceite como oro; o sea que el depósito del Señor fluía a través de
los canales; dos canales para el candelero; el candelero era alimentado y alumbraba gracias a
que era suministrado por el rey y el sacerdote, los dos ungidos; tanto por Zorababel como por
Josué. Pero eso era necesario que estuvieran los dos, pues se complementaban mutuamente;
pero todavía no era suficiente; el trabajo de ellos era para comenzar, pero llegó un momento en
que ya no estuvo más sólo Zorobabel; llegó la hora de los profetas. Cuando la edificación se
paró, no había quien animara; entonces Dios tenía a Zacarías y a Hageo, y Hageo y Zacarías
hicieron un trabajo diferente al de Zorobabel y Josué, pero fue después. Primero los coatitas,
después los gersonitas, después los meraritas; entonces primero aquellos pioneros, después los
profetas; los profetas no van primero; apóstoles y profetas; primeramente apóstoles, lo segundo
profetas, lo tercero maestros. Fijense en que después de Zacarías y Hageo, vendría Esdras, la
carga de Esdras. El ministerio de Esdras era diferente al de Zacarías, pero Zacarías era profeta,
era segundo. Zorobabel iba primero, Zacarías iba segundo, Esdras iba de tercero.

Dos parámetros de Dios: El Espíritu y la Palabra


Fíjense en cómo dice Pablo: primero, segundo, tercero. ¿Por qué? los profetas son para
animar, pero esas cosas no tienen que quedar nebulosas. ¡Ay! cuando tú estás en una prueba, te
viene la duda de la fe; cuando escuchas los virus de Satanás que tú no buscaste, pero que ellos
te buscaron, te metiste en la cuestión, y dices: Pero, ¿para qué oí eso? ¿para que leí eso? ahora
estoy confundido. Hermano, cuando estás confundido hay dudas hasta de tus experiencias y
sentimientos subjetivos, personales tuyos; entonces ahí necesitas esa palabra objetiva, firme,
que no depende de lo que tú sientes o no; necesitas entonces de los maestros; ahí necesitas a
Las tablas y las barras 435

Esdras.
Le dijeron a Esdras que trajera el rollo del libro.136 Nadie se interesaba por ese rollo, ni guardar
ese rollo, pero Esdras sí porque él tenía el interés especial. Dice la leyenda, que no está en la
Biblia, que muchas cosas se las sabía Esdras de memoria, y a veces tenía que citarlas de
memoria, pero ¿qué pasaría si no hubiéramos tenido un Esdras? ¿Cómo hubiera sido
restaurada la casa de Dios? ¿A quién le interesaba? A nadie; ellos no creían que había
necesidad de tener y guardar el rollo de la ley; ellos pensaban que era suficiente con lo que ellos
sentían. ¿Cómo van a examinar sus experiencias espirituales? ¿A la luz de qué parámetro?
Porque el Señor nos ha dado dos parámetros: el interior, el Espíritu, y el exterior, la Palabra, y
esos parámetros mutuamente se protegen. Tú tienes que entender la Palabra a través del
Espíritu, pero tienes que comprobar si es en verdad el Espíritu y no tu discernimiento loco, tu
espíritu no sujeto, y eso lo necesitas a través de esas personas que parecen un poco escépticas;
entonces hay hermanos en que hay cierto escepticismo inspirado por el Espíritu Santo. Dice la
Palabra: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios” (1 Juan
4:1). Ahora, hay personas que tienen una tendencia ingenua a creer que todo lo que viene es de
Dios; y lo creen todo y no lo prueban, y desobedecen lo que dice el Señor. Probad, examinad.
Hay hermanos que a veces hasta se les va la mano; por eso necesitan de los maestros,
necesitan examinar las cosas.
Después de Hageo y Zacarías le tocó el turno a Esdras, y Esdras con sus compañeros y los
otros levitas enseñando, sacando el rollo antiguo; y tenían que traducir del hebreo arcaico al
arameo popular y leerlo, traducirlo, parafrasearlo. De ahí surgieron los tárgumes o targumim; y
después vino Nehemías, que es historiador y estadista, porque todo el trabajo de Dios tiene un
sentido y hay que verle el sentido.
136
Cfr. Nehemías 8:1
436 La casa y el sacerdocio

La necesidad de los Esdras y Nehemías


A Dios nunca se le olvida la totalidad, en cambio nosotros tenemos la tendencia a vivir sólo el
presente; pero fijense, el Señor en muchas ocasiones aparece en la Biblia y te recuerda las
cosas del pasado hasta aquí. Mira por dónde te ha traído el Señor, mira la cosa; ¿para qué? para
que tengas una visión global del trabajo de Dios; porque es que nosotros somos inmediatistas;
no Dios, nosotros somos egoístas; nos importa más que yo me sienta bien ahora; no importa si
estoy equivocado o no. Qué está haciendo Dios, qué va a provocar mi actitud en la causa de
Dios, no me importa; lo que importa es sentirme bien ahora. Pero a Dios no le importa eso; a Dios
sí le importa Su causa general; entonces ahí está el inicio.
¿Saben que Crónicas lo escribió Nehemías? Yo le dije a Marlene: Marlene, aunque te resulte
difícil tragarte ese mamotreto gordo de Crónicas, leételo; yo sé que al principio te va a parecer
difícil; un día eso va a ser útil; pero la vacuna hay que tomarla antes de que llegue el virus; como
dice: si muerde la serpiente antes de ser encantada, de nada sirve el encantador. Uno se tiene
que vacunar antes de ser infectado por el virus; uno tiene que tener defensas. A los hermanos
quizá, si uno les habla de la alta crítica, de la baja crítica, ellos piensan que eso no existe; pero el
avestruz, porque no ve, no quiere decir que no exista el peligro. El avestruz mete la cabeza
debajo de la tierra, y como no ve a nadie, piensa que los otros no la ven a ella. Hermanos que no
saben las luchas que existen en el camino, y de pronto los sorprenden cuando menos pensaban,
por donde menos imaginaban y no tienen las bases; tenían esperanza, pero después no pueden
mostrar las razones de su esperanza; entonces ahí es cuando se descubre que se necesitaba a
Esdras y a Nehemías. Hermanos tan cansones que le hacen a uno comer sopas con espinacas;
no es todos los días, pero de vez en cuando.
Entonces, hermanos, los hermanos que son evangelistas, séanlo, pero que de vez en cuando
Las tablas y las barras 437

estudien un poco, profeticen un poco; los hermanos que siempre se la pasan profundizando,
está bien, háganlo, pero evangelicen de vez en cuando un poco; los hermanos que están
alabando, glorificando, profetizando, es bueno que ayuden a los pobres de vez en cuando; y los
que están siempre en activismo social, es bueno que oren, ayuden de vez en cuando un poco,
para que haya equilibrio. Recuerden, hermanos, que los querubines tenían cuatro caras, y ellos
no se volvían; las cuatro caras daban el frente. Para Dios no es éste el que va al frente, el otro en
la espalda, no, no; ellos no se volvían cuando andaban porque todos estaban de frente. Cuando
era necesario el águila, el águila iba para allá; ellos no tenían que dar la vuelta porque aquí tenía
la cara el becerro; cuando era necesario el becerro, va para allá; cuando era necesario el águila,
va para allá; siempre al frente; cuando era necesario el león, va para allá. Los querubines no se
daban vuelta; siempre iban de frente, como esos platos voladores que parece que fueran como
retrocediendo. Se mueven y uno no sabe cómo, porque uno piensa que seguramente ellos
tienen que frenar y dar la vuelta; pero ellos siempre van impulsados para el frente; es la
coordinación, hermanos, la complementación.

En la coordinación hay sufrimiento


Fijense, Dios quería que al arca la llevaran por lo menos cuatro levitas. Usted ve los cuatro
evangelistas cargando el arca. Mateo, Marcos, Lucas y Juan van llevando a Cristo hasta la
Iglesia en los Hechos de los Apóstoles; porque en el templo de Dios el arca es Cristo, y está en la
Iglesia, en el tabernáculo; ese tabernáculo es la Iglesia; ahí está Hechos de los Apóstoles. Cristo
que es el tema del arca, que era cargado por cuatro evangelistas.
Ahora, el ejemplo que suelo dar a los hermanos: quizá un levita era alto, el otro era bajito, era
gordito; el uno era apresurado, el otro era muy calmado, el otro era muy pachorro, como se dice,
el otro demasiado hiper activo; entonces el que era bajito tenía que estirarse; el que era alto tenía
438 La casa y el sacerdocio

que bajar; el que era rápido tenía que frenar, el que era despacioso tenía que apurar; tenía que
haber coordinación. Ciertamente, en la coordinación hay sufrimiento, pero es necesario,
hermanos; de lo contrario, nunca seremos tratados, nunca seremos complementados.
Necesitamos entender eso, y ¿saben qué? consagrarnos en libertad, para que el Señor nos
trate; para que las tablas puedan estar una con la otra., entrelazadas por las espigas, fruto de
Cristo, que nacen de las basas de plata; es el fruto de la redención. La vida de Cristo hace que
las tablas estén juntas; un gozne por arriba, coordinación, complemento. Pedro, una mitad, Juan,
la otra mitad.
Fíjense en cómo Juan era distinto de Pedro; Juan corrió más rápido, pero no se atrevía a
entrar; Pedro llegó después, pero se atrevió a entrar; así Dios usaba a Pedro durante un rato y a
Juan durante otro rato; a veces se necesitaba a Pedro, a veces se necesitaba a Juan; a veces
Bernabé, a veces Pablo. Dios hace así, hermanos; Dios hace equipos. Por eso hablábamos la
vez pasada de que cada hueso se junta con su hueso. Tenemos que ver lo que Dios ha hecho y
dejarnos complementar por otros, dejarnos proteger por otros; hacer nuestra parte, ser
auténticos con el Señor y con nosotros mismos; pero yo solo, tú solo, no eres el cuerpo; sólo el
cuerpo es el cuerpo, y el asunto de Dios es con el cuerpo. Ustedes lo que me harán es un
tabernáculo, y me unirán las cortinas; y me harán tablas derechas y las pondrán sobre basas y
las entrelazarán por las esquinas, y le pondrán un gozne, y las cubrirán de oro, y les pondrán
anillos.

Las espigas son el fruto de Cristo


¿Ahora sí entendieron lo de los anillos? ¿Quieres ponerte en pie, hermano Alejandro?
Suponga que Alejandro es una tabla; entonces dice y hemos leído: harás cinco anillos para las
barras; o sea, si Alejandro es aquí una tabla, tiene que tener un anillo, aquí otro anillo, aquí otro
Las tablas y las barras 439

anillo y así hasta llegar a los cinco anillos; y aquí está la otra tabla, y aquí están las veinte, aquí
las veinte, allá las seis al fondo, y las esquinas. Por esos anillos pasaban cinco barras; así las
barras mantenían todas las tablas ajustadas en orden. Miren que no eran suficientes las espigas
ni el gozne; se necesitaba no sólo una, sino cinco barras para mantener en orden las tablas.
Arriba el gozne y abajo las espigas; eso es lo que quiere decir bien coordinadas, concertadas y
unidas entre sí. ¿Para qué el Señor se va a poner a decirle a Moisés que haga goznes, argollas,
espigas? ¿para qué? Por eso una tabla suelta no es nada; tenemos que ser engoznados,
argollados y embarrados. Harás esto.
Entonces, hermanos, veamos otros detalles que hemos leído allí. Dice así: "17Dos espigas
tendrá cada tabla, para unirlas una con otra; así harás todas las tablas del tabernáculo". Cada
una con dos espigas. ¿Por qué dos espigas? Una para un lado y otra para el otro lado, porque,
hermanos, nosotros a veces queremos estar para los de un lado y engoznados, pero no con los
del otro lado; pero la relación es con los dos lados. Ese es el equilibrio, hacia un lado y hacia el
otro lado. Las espigas son el fruto del trigo, y el trigo representa a Cristo. Cristo dijo que Él era el
grano de trigo que caía en tierra y daba fruto;137 entonces la espiga es el fruto del trigo, o sea, el
fruto del Espíritu es el que mantiene a los hermanos, pero tiene que ser por lado y lado. ¡Ay
hermanos! Nosotros tenemos que aprender eso del Señor; es por lado y lado. Dios tiene que
tratar con nosotros en esta área.
Y dice más: "18Harás, pues, las tablas del tabernáculo; veinte tablas al lado del mediodía, al
sur. 19Y harás cuarenta basas de plata; dos basas debajo de una tabla para sus dos espigas, y
dos basas debajo de otra tabla para sus dos espigas". Las tablas se ponían, supónganse como
sobre unos ladrillos de plata para colocar las tablas, y eran dos; no solamente era una, porque
¿saben qué? uno solo hace que se vaya para un lado. La plata es la redención; la plata era con
137
Cfr. Juan 12:24
440 La casa y el sacerdocio

lo que se pagaba el rescate de las personas. Cristo nos redimió; Él es nuestro fundamento, y el
número dos (2) representa firmeza, y es para con unos y para con otros, y testimonio equilibrado.

Hombres de resurrección
Ahora, miren otra cosa interesante aquí: Si ustedes suman las tablas, ¿cuántas tablas sumará
el total? porque dice: veinte tablas al lado del mediodía, el mediodía es el sur. ¿Por qué es el
sur? Porque ellos estaban no en Colombia, no en Brasil; ellos estaban allá en el Sinaí, o sea, en
la parte central de la tierra; o sea que el mediodía se llamaba al sur; del sur era de donde venía el
viento cálido. El Señor decía: cuando viene el viento del sur comienza a hacer calor. Nosotros,
cuando estamos en Argentina o en Paraguay, decimos: Hace frío; todo lo contrario de lo que
dice la Biblia. ¿Por qué? porque estamos en el hemisferio sur, y viene el viento de las Malvinas,
de la Antártica; va a hacer frío. Pero si ustedes trasladan ese versículo a la península del Sinaí,
que con Israel es la parte central de la tierra, pues el viento caluroso venía de la zona tórrida, y
hace calor; hay que ubicarse. Entonces ahora miren: veinte tablas del sur, más veinte del norte,
más seis del occidente, más dos por las esquinas, son cuarenta y ocho tablas; el número
cuarenta y ocho (48) se forma de la multiplicación de 6 x 8, donde el número seis (6) es el del
hombre, y el 8 es el número de la resurrección; es decir, la casa de Dios es hecha por hombres
de resurrección. La medida de la resurrección en el hombre es el elemento de la casa de Dios.
La casa de Dios es el nuevo hombre; 6 x 8 ═ 48.

¿Quiénes pueden servir de catalizadores?


Quiero llamarles la atención sobre lo siguiente: Como estaba hablando de los catalizadores,
las tablas de las esquinas; las tablas de las esquinas no quedaban mirando hacia el sur, ni hacia
el oriente, ni hacia el occidente, sino que las esquinas no eran así puntudas, sino que había una
Las tablas y las barras 441

tabla en la esquina y otra tabla en la esquina; siempre en las esquinas se necesita que haya ese
juego; un choque brusco es cortante. El Señor no es así; saben que el Señor es por excelencia,
por antonomasia, la piedra del ángulo. Hay que entender eso, hermanos, porque en los
conflictos de la Iglesia, cuando Cristo se forme en nosotros tenemos que manifestar ese aspecto.
Fíjense en esto: los catalizadores especialmente están representados en las tablas de las
esquinas. Veíamos aquella vez la visión de los hermanos pacificadores, que remiendan la red;
eso está representado en las tablas de las esquinas. Fíjense, a veces hay hermanos, como
decía, que no se pueden tratar directamente unos con otros, porque tienen funciones totalmente
distintas, y para encajar necesitan otro elemento, un pacificador, un catalizador; hay veces en
que los que están a la izquierda dicen: tú estás demasiado a la derecha; y los que están a la
derecha dicen: tú estás demasiado a la izquierda, pero los que están en el centro están tanto
cerca de la izquierda como de la derecha, de manera que ellos sí pueden servir de catalizadores.
Muchas veces se presentan conflictos en la historia de la Iglesia, pero existen los moderados;
y los moderados pueden tratar con unos, pueden tratar con otros y pueden facilitar el empalme,
un empalme que no sea chocante, que no sea brusco. ¿Me comprenden, hermanos? Porque,
digamos, sin esas tablas en las esquinas sería muy cortante la cosa; pero la tabla de la esquina
no está ni mucho hacia allá, ni mucho hacia acá; porque, bueno, tú aquí defínete: o estás hacia el
norte, o estás al occidente; estás al sur o estás al oriente; no, el Señor dice: estás ahí.

La cabeza del ángulo


Miren lo que pasaba con Jesús. Dice la Palabra: “La piedra que los edificadores desecharon,
ha venido a ser cabeza del ángulo” (1 Pe. 2:7). ¿Por qué? porque los fariseos querían a Jesús
totalmente como fariseo. A veces Jesús le daba la razón a los fariseos cuando le preguntaban,
por ejemplo, tal punto de vista; como los saduceos negaban la resurrección, Jesús apoyó a los
442 La casa y el sacerdocio

fariseos; pero otras veces apoyaba a otros, ¿por qué? porque Jesús no era de un bando ni del
otro; no era de un extremo ni del otro, sino que en Él se reunía todo; en Él era que había el
Espíritu. Eso es lo que quiere decir ser cabeza del ángulo. ¿Por qué el Señor Jesús fue
desechado? Porque decían: tú no encajas como todos. Nosotros queremos encajar a todos
como nosotros; que todos encajen como nosotros. Pero tú no encajas; contigo no podemos
trabajar, contigo no se puede; no podemos trabajar juntos. Y los otros también decían: Pero tú
tampoco encajas acá, porque nosotros hacemos las cosas así.
Pero lo que pasa es que si es un ladrillo común y corriente, va a encajar; pero si es una punta,
no va a encajar ni allá ni acá, porque su lugar es aquí, en la esquina; es la piedra de esquina.
Cuando es colocada ahí, ahí pueden hacer filo los de aquí y los de acá; es el complemento.
Entonces esas tablas de las esquinas son hermanos que a veces parece que no están con unos
ni con otros, sino con todos, y ¿qué hacen? Son catalizadores. Hermanos, necesitamos esto en
el cuerpo de Cristo. Hay hermanos que son muy radicales en una cosa y son hermanos, y otros
también son hermanos. No podemos decir que no son hermanos; pero como están viendo el otro
extremo, están en el otro extremo; entonces Dios tiene algunos que pueden reunirse un poco
con uno y con otro; aunque no tanto, porque está en medio. ¿Se da cuenta? Son desechados por
unos edificadores, son desechados por otros, pero a la larga son los que llega el Señor a usar
como ángulos. Como Su Hijo es la cabeza del ángulo, en Él se sintetizan todos los conflictos, en
Él se soluciona todo, y es la piedra del ángulo.

Las cinco barras del ministerio


Entonces, hermanos, por eso vemos allí esas tablas colocadas exactamente en ese lugar. Ya
llegamos ahí donde describe las tablas, los números de las tablas, los goznes, las basas, las
espigas, de lo cual ya hemos hablado, y llegamos al asunto de las barras. “26Harás también cinco
Las tablas y las barras 443

barras de madera de acacia, para las tablas de un lado del tabernáculo, 27y cinco barras para las
tablas del otro lado del tabernáculo, y cinco barras para las tablas del lado posterior del
tabernáculo, al occidente”. Cinco barras para mantener en orden las tablas. Eso representa el
ministerio aquí: apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, para perfeccionar a los
santos, para la obra del ministerio, para la edificación de la casa de Dios.138 Ahora, noten esto
tan importante: son cinco barras; la casa de Dios no se edifica sólo con un apóstol; se necesitan
los profetas, los maestros, los evangelistas y los pastores; entonces ahí tenemos la casa de Dios
con todo.

138
Cfr. Efesios 4:11-12
444 La casa y el sacerdocio

Hay hermanos que son pastores, que cuidan las ovejas, que van y resuelven sus problemas,
los aconsejan y acompañan. ¡Amén! Pero se necesitan los apóstoles y los evangelistas y los
profetas y los maestros. Hermanos, la Iglesia necesita todo, y el Señor quiere que le hagamos Su
casa con todos los ministerios complementándose, cada uno en su lugar; porque ahí dice: tantas
barras aquí, y tal barra por el medio; quiere decir que cada barra tiene su lugar; dice que había la
barra del medio, que era la que pasaba por el medio y parecía como si esa barra fuera especial.
Son cinco barras, pero entre las cinco, Dios hace que una sea la que mantenga el equilibrio. Eso
representa el ministerio del apostolado, porque va de un extremo al otro. ¿Ven? y es el que
mantiene equidistante a los que son profetas, a los que son maestros, a los que son
evangelistas, a los que son pastores, y en la Iglesia se necesitan todos.
¿Qué hacemos sin hermanos pastores? Pero no todos los hermanos son iguales; unos tienen
una cosa y otros tienen otra cosa, y necesitamos todas esas cosas en la Iglesia; y necesitamos
convivir juntos, hermanos. Miren, si las barras no están en su lugar, una barra en un lado, y otra
por allá por otro, esa no es la casa; las barras tienen que estar en su lugar; todas paralelas, todas
en una misma dirección. No es fácil edificar la casa de Dios, porque hay que trabajar barra por
barra, hay que hacer la barra. A esas barras hay que forrarlas de oro; y una va como muy arriba
y otra como muy abajo, otra en el medio, otra más abajito, y otra bien abajo, pero todas fueron
puestas por el Señor, todas son necesarias.
Hermanos, si entendemos esto, vamos a tolerarnos, vamos a complementarnos, vamos a
soportarnos, vamos a buscar a los otros; esto es necesario.

Las tablas y las argollas sostienen el ministerio


Ahora dice que a las tablas les haría argollas de oro. “29Y cubrirás de oro las tablas, y harás sus
anillos de oro para meter por ellos las barras; también cubrirás de oro las barras”. Significa que
Las tablas y las barras 445

tanto las barras como las tablas son revestidas de oro. El oro representa la naturaleza divina, o
sea que lo humano nuestro es revestido; gracias a Dios, por ser bautizados en Cristo, somos
revestidos de Cristo. Eso representa la cobertura de oro, el revestimiento de Cristo. Ahora, del
oro surgen aquellos anillos, aquellas argollas para sostener las barras; es decir, las barras
mantienen en orden el tabernáculo, la casa de Dios, pero las tablas sostienen el ministerio;
porque si tú no apoyas, si tú no resucitas, si tú no colaboras, ellos tampoco pueden ayudarte a
mantenerte en tu lugar.
Por eso hay esas cinco argollas, y esas cinco argollas representan el sostenimiento del
ministerio en su aspecto completo, en su aspecto íntegro; tiene que ser sostenido, y ese sostén
no viene de la madera, viene del oro. Solamente la nueva naturaleza en nosotros es la que nos
hace acatar del ministerio que nos ayuda, y apoyarlo, sostenerlo; entonces aquellas argollas
hacen que las barras estén en su lugar; si no hubiera argollas en las tablas, no podrían estar las
barras, no podrían ayudarle. Las tablas tienen que estar dispuestas para ser puestas en orden
por las barras, tienen que acatar, tienen que apoyar, y tienen que sostener. De modo, pues, que
es un trabajo conjunto: las tablas sostienen las barras y las barras sostienen a las tablas en su
lugar; se apoyan mutuamente. Si las tablas no colaboran, las barras no pueden ocupar su lugar;
si las barras no ocupan su lugar, tampoco las tablas pueden ocupar su lugar.
446 La casa y el sacerdocio

30
Y alzarás el tabernáculo conforme al modelo que te fue mostrado en el monte". Entonces
necesitamos el ensamble completo para que se pueda tener la casa de Dios conforme al modelo
de Dios. Este es el modelo de Dios. Necesitamos que todas las tablas que están sueltas, y las
barras que están sueltas, enderezar las tablas, cubrirlas de oro, ponerles sus argollas; las
tablas, las barras, todo en su lugar, los goznes, las espigas, y ahí tenemos la casa de Dios. De lo
contrario vamos a ser subjetivos, vamos a ser rivales, vamos a pelear. ¿Me comprenden?
Porque no entendemos lo que Dios dijo: Me harás, así haréis, conforme a este modelo harás. Si
amamos al Señor, nos sometemos al modelo de Dios, si lo entendemos espiritualmente.
¿Amén? Vamos a parar aquí.
Las tablas y las barras 447

Capítulo XXIII

EL ALTAR DE BRONCE139
139
Enseñanza durante el 8° Campamento Nacional de iglesias colombianas, en Chinauta, Cundinamarca, Colombia, en junio 21 y 22 de 2003. Transcripción: Germán Baracaldo B.
448 La casa y el sacerdocio

Casa espiritual y sacerdocio santo


Hermanos, inicialmente tomemos a manera de epígrafe, dos versículos en la primera epístola
del apóstol Pedro, 1 Pedro 2:4–5, que nos han sido tan preciosos en estos años. Nos dice allí el
apóstol: “4Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para
Dios escogida y preciosa, 5vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa
espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de
Jesucristo”. Aquí el apóstol Pedro exhorta a los santos esparcidos en la diáspora, en la
dispersión, como dice, expatriados de la dispersión; eran los santos que originalmente eran
judíos pero luego recibieron al Señor y estaban en la diáspora, o sea en la dispersión, fuera de la
tierra de Israel; y Pedro les escribía a estos hermanos cristianos, nuestros hermanos, y le dice a
la iglesia que seamos edificados como dos cosas: a) como casa espiritual, y b) como sacerdocio
santo; y las dos cosas, casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales
aceptables a Dios por medio de Jesucristo. La casa y el sacerdocio son para ofrecer a Dios
sacrificios espirituales, que son aceptables a Dios si son por medio de Jesucristo. Pedro
presenta aquí un orden: 1) Casa espiritual, 2) sacerdocio santo y 3) sacrificios espirituales. Ese
mismo orden lo podemos ver inicialmente en el libro del Éxodo con relación al tabernáculo.
También aparece en relación al templo.
Veamos Éxodo desde el capitulo 25; allí nos habla de cómo Dios le pidió a Su pueblo que le
hiciera un santuario para Él habitar en medio de Su pueblo; y luego describe el santuario que Él
quiere. Comienza a describir el arca del testimonio, la mesa para el pan de la proposición, el
candelero de oro, el tabernáculo (capítulo 26), el altar de bronce, el atrio del tabernáculo y el
439

aceite para las lamparas (capítulo 27). Estos capítulos nos hablan, pues, del tabernáculo, las
disposiciones del tabernáculo, del mobiliario; o sea, de lo que Pedro sintetizó con la expresión
casa espiritual. La casa espiritual está descrita en los capítulos 25, 26 y 27; pero Pedro también
dijo casa espiritual y sacerdocio santo; entonces en el 28 aparecen las vestiduras de los
sacerdotes, en el 29 la consagración de Aarón y de sus hijos. Pero ¿para qué era la casa y el
sacerdocio? Para ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo;
entonces, ¿qué viene después del sacerdocio? Las ofrendas diarias, el altar del incienso, donde
se ofrecía el incienso; y ustedes se dan cuenta de que la secuencia que aparece en el libro del
Éxodo es la misma que sintetiza el apóstol Pedro cuando habla de la casa espiritual, del
sacerdocio santo y de los sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
Con varios hermanos, ya durante un tiempo, hemos seguido una serie sobre la casa y el
sacerdocio. Con la iglesia en Teusaquillo estudiamos lo relativo al arca del pacto; en otro
campamento como este, que tuvimos en Melgar hace unos años, estudiamos lo relativo a la
mesa de los panes de la proposición; con la iglesia en Usaquén se trató lo relativo al candelero y
también al sacerdocio, tanto a las vestiduras sacerdotales como a la consagración sacerdotal.
Con respecto al altar de oro del incienso, lo estudiamos en el campamento pasado; pero nos
falta, de parte mía, para completar para mis hermanos, lo relativo al altar de bronce. La vez
pasada estudiamos el altar de oro; esta vez me gustaría detenerme con los hermanos a
considerar el altar de bronce para ir completando los capítulos de lo relativo a la casa y el
sacerdocio.

Figuras de las cosas celestiales


Entonces pasemos, hermanos, al capitulo 27, donde por el Espíritu Santo, Dios le dice a
Moisés y él escribe cómo quiere Dios este altar de bronce. El texto que nos habla del altar de
440 La casa y el sacerdocio

bronce está contenido en Éxodo 27:1-8. Primeramente vamos a hacer una lectura de corrido sin
interrupción de estos ocho versículos y luego volveremos sobre nuestros pasos para ir
considerando un poquito, en lo posible con la ayuda del Espíritu del Señor, cada uno de estos
aspectos. Acordémonos de que estas cosas eran figura de las cosas celestiales, como nos dice
Hebreos 9, que estos mobiliarios, estos ritos, estas disposiciones del tabernáculo eran para que
el Espíritu Santo nos diera a entender cosas propias del Nuevo Testamento; y dice también en
Hebreos 9 que todo esto es símbolo de los bienes venideros, los bienes celestiales. Ahora,
nosotros sabemos que la persona del Señor Jesús, Su obra en la cruz y Su resurrección son
cuestiones centrales en el evangelio. La persona del Señor está bien descrita en el arca: y la
cruz del Señor está descrita en el altar de bronce, y en los sacrificios que sobre él se ofrecían;
leamos, pues, de corrido inicialmente, y luego iremos comentando poco a poco.
“1Harás también un altar de madera de acacia de cinco codos de longitud, y de cinco codos de
anchura; será cuadrado el altar, y su altura de tres codos. 2Y le harás cuernos en sus cuatro
esquinas; los cuernos serán parte del mismo; y lo cubrirás de bronce. 3Harás también sus
calderos para recoger la ceniza, y sus paletas, sus tazones, sus garfios y sus braseros; harás
todos sus utensilios de bronce. 4Y le harás un enrejado de bronce de obra de rejilla, y sobre la
rejilla harás cuatro anillos de bronce a sus cuatro esquinas. 5Y la pondrás dentro del cerco del
altar abajo; y llegará la rejilla hasta la mitad del altar. 6Harás también varas para el altar, varas de
madera de acacia, las cuales cubrirás de bronce. 7Y las varas se meterán por los anillos, y
estarán aquellas varas a ambos lados del altar cuando sea llevado. 8Lo harás hueco, de tablas;
de la manera que te fue mostrado en el monte, así lo harás” (Éx. 27:1-8).

La obra expiatoria de la cruz de Cristo


Sabemos, hermanos, por los versos del Nuevo Testamento, que todas estas cosas son figuras
de cosas celestiales, de cosas espirituales, de cosas para nosotros centrales; porque sabemos
El altar de bronce 441
que en este altar de bronce era donde se ofrecían los sacrificios; el sacrificio por las
transgresiones, el sacrificio por el pecado, el sacrificio de paz, totalmente quemados los
holocaustos, las ofrendas encendidas, todo, que representan distintos aspectos de la obra única
del Señor Jesucristo en la cruz. Todas esas cosas se realizaban en el altar de bronce. El altar de
bronce es algo supremamente importante; la primera cosa que veían las personas que de afuera
entraban en la casa de Dios, la primera cosa con la que se encontraban era con el altar de
bronce; ya entre el altar de bronce y la entrada del lugar santo, estaba también la fuente,
también de bronce, donde los sacerdotes se lavaban; se miraban y se lavaban; pero esa pila
estaba entre el altar de bronce y la entrada del lugar santo. Lo primero que encontraban las
personas que iban a entrar a tener comunión con Dios en el Lugar Santísimo, era el altar de
bronce. En ese tiempo era el sumo sacerdote el que entraba en el Lugar Santísimo en el nombre
del pueblo llevando los nombres de las tribus de Israel sobre sus hombros y sobre su pecho; es
decir, él representaba al pueblo; era como Cristo introduciendo al pueblo a la comunión con
Dios. ¿Por qué el altar de bronce? Porque lo primero que cualquier persona que va a
reconciliarse con Dios, tiene que encontrar, descubrir, reconocer, es la obra del Señor Jesús
hecha por Él en la cruz. El Hijo de Dios se hizo hombre, el Verbo se hizo carne semejante a los
hombres, vivió sin pecado y murió una muerte expiatoria a favor de nuestros pecados, y
nuestros pecados son perdonados por Su sangre, la sangre de Su cruz, como dice Pablo, y
justificados somos por la fe. Ese es el inicio del camino hacia el Lugar Santísimo. No se puede
comenzar por ninguna otra parte; tan pronto se entra por la puerta del atrio, lo primero con que
se encuentra cualquier persona que entra en la casa de Dios comenzando por el atrio, es con el
altar de bronce. Tenemos que ver la ubicación del altar de bronce como el primer mueble que se
encuentra cualquiera que entre en la casa de Dios rumbo a la comunión con Dios en el Lugar
Santísimo; eso quiere decir que nadie puede entrar por la ventana, que la única puerta para
tener comunión con Dios es por medio de hacerse uno con Cristo por la fe, recibir al Señor
442 La casa y el sacerdocio

Jesús, que murió por nuestros pecados pero que resucitó y que nos justifica por la fe en Su
sangre.
Entonces empecemos a considerar los versos de una manera más lenta; volvamos al primer
versículo. “Harás también”; no es sólo el altar de bronce la plenitud del mobiliario que representa
la plenitud de la obra de Cristo; es uno de ellos; es el importante, es el primero, pero Dios había
ya dicho que se le hiciera un arca, que se le hiciera una mesa de los panes de la proposición,
que se le hiciera un candelero, que se le hiciera un tabernáculo, entonces por eso dice: “Harás
también”; ni siquiera una obra tan importante como la salvación por la fe nunca debemos tomarla
aislada del contexto completo de la revelación divina.

La salvación, apenas el comienzo


A veces pensamos que por llevar a las personas de la muerte a la vida, de la perdición a la
salvación, de perdidos a hijos de Dios, ya hemos terminado nuestro trabajo; pero realmente
apenas hemos comenzado nuestro trabajo. Pablo le escribió a Timoteo que Dios quiere que
todos los hombres sean salvos;140 por ahí empieza, pues el altar de bronce es lo primero que
uno se encuentra al entrar en la casa de Dios en el atrio. Dios quiere que todos los hombres
sean salvos, pero dice: “Y vengan al pleno conocimiento de la verdad”; o sea, la salvación es
apenas un comienzo; como Pablo escribía en el capítulo 3 de la carta a los Efesios. Podemos
mirarlo para que los hermanos lo graben de memoria, y al volver a Éxodo 27 podamos
entender mejor por qué dice “Harás también”; esto es, para entender ese también. Dice el
apóstol Pablo: “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta
gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo” (Ef.
3:8); pero él no pone un punto aparte aquí; el evangelio que se centra en la persona del Hijo de

140
Cfr. 1 Timoteo 2:4
El altar de bronce 443

Dios en Su muerte por nosotros conforme a las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al
tercer día conforme a las Escrituras y apareció a muchas personas,141 ese es el inicio del
evangelio. Pablo dijo que lo primero que él enseñó a la iglesia fue eso, y empezó por ahí, Cristo
murió por nuestros pecados; por la persona del Señor y Su obra en la cruz; por ahí comienza el
evangelio. Pero noten que Pablo cuando habló del evangelio en el verso 8 no puso un punto sino
que habló de “anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, 9y
de aclarar...”; o sea, me fue dada esa gracia de anunciar una cosa, coma, y otra cosa, “y aclarar
a todos cuál sea la economía del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las
cosas”; o sea, después de anunciar el evangelio, que tiene la virtud de tomar un perdido y si cree
hacerlo un salvo, una criatura hacerla un hijo, una hija de Dios, una persona sin vida a tener
vida eterna, entonces ¿qué sucede? Porque eso es lo primero que ellos hacen; pero después de
que Dios salva a una persona, Dios quiere que sea salva ahora, Dios quiere que continúe hasta
el pleno conocimiento; ese es un conocimiento no solamente intelectual; aunque claro que tiene
que usarse la plenitud del intelecto que Dios nos dio, pero es conocimiento primera y
principalmente espiritual; el intelecto solamente lo acompaña, solamente le sirve como canal;
pero la vida es espiritual, y el conocimiento espiritual es pleno de la verdad del propósito de Dios.
Aquí habla de anunciar el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y aclarar a todos
cual sea la dispensación, dice esta frase en Reina-Valera 1960; la palabra en griego es
economía, la economía del misterio escondido; o sea, Dios tenía escondido en Su corazón una
economía; ese es el objetivo final, la economía. Por eso se habla en Efesios 1:10 de “la
economía del cumplimiento de los tiempos”. Somos salvos y, después de salvos, encaminados
por el Espíritu hacia la economía del cumplimiento de los tiempos que estaba escondida en
Dios; o sea que el evangelio del perdón de nuestros pecados no se agota con el perdón, con la
justificación; esa es apenas una primera etapa. Por eso es que dice: “Harás también”; no
141
Cfr. 1 Corintios 15:1-6
444 La casa y el sacerdocio

solamente harás un altar de bronce; sí, claro, el altar de bronce es fundamental, pero así como
haces el altar de bronce, tienes que hacer también el arca, también la mesa, también el
candelero, también el tabernáculo, también el atrio, etc., etc. Entonces esa palabra también nos
muestra que la plenitud del consejo de Dios va más allá del perdón de los pecados.

La gracia nos conduce hasta el Lugar Santísimo


Leemos en Efesios 1:6b-10: “6...en el Amado, 7en quien tenemos redención por su sangre, el
perdón de pecados según las riquezas de su gracia, (ahí está la obra del Señor en el altar de
bronce, pero ahí no termina; pues dice: gracia, 8que hizo sobreabundar; o sea, la gracia para el
perdón de los pecados es abundante, pero la gracia no termina en el perdón; necesitamos
gracia no sólo para el perdón, pues la gracia también) 8que hizo sobreabundar para con nosotros
en toda sabiduría e inteligencia, 9dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su
beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, 10de reunir todas las cosas en Cristo, en la
economía del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están
en la tierra”. La gracia, pues, nos lleva mas allá del atrio; sí, la gracia nos trae desde afuera hacia
adentro del atrio, pasamos por el altar de bronce; pero la intención de Dios es que el mismo río
de gracia nos siga conduciendo a través del lugar santo y a través del Lugar Santísimo hasta
una plena comunión de identidad con nuestro Señor. Esa parte que viene después del perdón,
es lo que dice aquí: gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e
inteligencia. Primera parte de la gracia: perdón de los pecados, redención; pero que esa misma
gracia sobreabunda en revelación del misterio de la voluntad de Dios, que tiene que ver con la
economía de Dios; o sea, el arreglo administrativo final del reino de Dios. Lo que sucede en el
altar de bronce es primero, es fundamental, pero no es único; de ahí tenemos que continuar
hasta el fondo, hasta lo más intimo del Lugar Santísimo.
Después de hacer toda esta disgregación para ver las implicaciones espirituales de esta
El altar de bronce 445

palabra también, volvemos a Éxodo 27. “1Harás también un altar”. Hermanos, Dios, que es
digno, lleno de gloria, de santidad, de justicia, de amor, exige un altar; realmente dos altares,
pero empiezo primero por este primer altar, que es el de bronce.

¿Cómo ir ante la presencia de Dios?


“Harás un altar”; hermanos, delante de Dios no se puede estar sin altar; la majestad de Dios es
tan grande que cualquier persona que toque un poquito del borde de Su majestad,
inmediatamente sabe que debe ofrecerse hasta el fondo; pero uno en sí mismo sabe que todo lo
que haga no sirve para nada, que necesita identificar su ofrenda con otra ofrenda, provista por
Él, que es Cristo, en unión con la cual solamente así realmente podemos estar en Su presencia;
en la presencia del Señor no se puede estar sin altar. Recuérdese lo que Dios le dijo a Moisés
cuando preparó la pascua en Egipto, que debían sacrificar un cordero y que debían untar con la
sangre del cordero los dinteles de la puerta, y cuando el ángel del Señor que pasaba para hacer
juicio viera la sangre, pasaría de largo. Éxodo 12 habla de esa noche de la pascua, dice: 13y veré
la sangre y pasaré de vosotros”; eso es lo que quiere decir pascua: pasar por alto; o sea que
Dios está dispuesto a pasar por alto nuestros pecados, pero si son tratados en unión con Cristo;
o si no, de ninguna manera, nadie puede acercarse a la presencia de Dios; nadie puede tener
verdadera comunión con Dios si no viene por el altar. Nosotros podemos cantar cánticos muy
bonitos, pero ninguno de esos cánticos, por el efecto de la música, por el efecto de la letra, por el
efecto de la emoción y porque nos gusta, ninguna de estas cosas hace que Dios reciba esos
cánticos. Lo único que Dios recibe de nosotros es lo que nosotros ofrecemos a Él, como decía
Pedro, por medio de Jesucristo; la sangre del Señor Jesucristo es el principal requisito para ser
admitido en la presencia de Dios. Nadie puede venir cerca de Dios sin que primeramente el
Cordero haya derramado Su sangre a favor de los pecadores, y esa sangre esté en el dintel
hablando por ese sacrificio en el altar; hablando. Dice la Palabra que la sangre de Cristo habla
446 La casa y el sacerdocio

mejor que la sangre de Abel.142 ¿Qué habla la sangre? Esos que están viniendo a mi presencia,
que son dignos de muerte, alguien que era digno murió en lugar de ellos; el Cordero de Dios
murió por nosotros, en lugar de nosotros; y ahora esa sangre que habla de la muerte expiatoria
de un inocente por un culpable, esa sangre es la base, la única base para que alguien se
acerque a tener comunión con Dios. Hay muchos monoteístas en la tierra, algunos no son
cristianos, algunos son judíos, otros son musulmanes, pero si no vienen a Dios por medio del
Señor Jesucristo no tienen a Dios; el que no recibe al Hijo, no recibe al Padre; el que no tiene al
Hijo, no tiene al Padre. La sangre es fundamental para la comunión con Dios.

La aplicación de la sangre

142
Cfr. Hebreos 12:24
El altar de bronce 447

La sangre del Señor tiene que aplicarse en tres direcciones: Primera dirección. La primera
dirección es a Dios; Dios es el que ve el sacrificio de Su Hijo; eso es lo que representa la sangre,
y es sólo y únicamente el sacrificio de Su Hijo por lo cual Dios nos recibe. Hermanos, esto debe
ser algo tan profundamente arraigado en nuestro ser, que nunca vengamos a la presencia del
Señor basados en cualquier otro mérito; no importa si viviste un buen día, un buen mes o unos
buenos cien años de comunión con Dios de vida santa, nunca te acercarás a Dios en la base de
que has ayunado, que has ofrendado, que has predicado, que has trabajado, que
verdaderamente amas al Señor; nunca eso será un mérito para venir ante Dios; el único mérito
es la sangre de Jesucristo. La sangre tiene valor ante Dios porque la sangre representa el precio
de Su Hijo, el sacrificio a muerte de Su propio Hijo, humillándose hasta lo más profundo. Eso es
lo que Dios valora, lo único que Dios valora, que es la complacencia declarada del Padre, es el
sacrificio del Señor Jesús en la cruz, Su Hijo amado, y lo que su Hijo hizo; quién es y qué hizo,
eso es lo que al Padre le complace, y eso es lo que Él nos ha dado como base sobre la cual
nosotros descansar, para poder acercarnos a Dios.
Segunda dirección. En segundo lugar la sangre, después de tener el valor para Dios, dice la
Biblia, debe tener valor para nuestras conciencias. Pedro habla de purificar nuestras
conciencias por medio de la sangre del Cordero. Estábamos recordando ahora en el canto aquel
pasaje de Apocalipsis 12 donde se habla del acusador de los hermanos, el diablo, la serpiente
antigua que acusaba a los hermanos ante Dios día y noche, y sin embargo dice que los
hermanos le vencieron. La primera cosa que menciona es la que tiene que ver con el atrio; y
¿cuál es esa primera cosa? La sangre del cordero es el primer requisito. Ellos, los vencedores,
vencieron al dragón, al acusador, por medio de la sangre del Cordero. Sí, la sangre de Cristo es
lo único que tiene valor para Dios. Dios quiere que sea lo único que tiene valor para nosotros; si
el Señor aceptó esa sangre, yo también debo aceptarla; mi conciencia debe ser una con la
Palabra de Dios, con la complacencia de Dios en Su Hijo amado. Nunca encontraremos nada en
448 La casa y el sacerdocio

nosotros, nada que seamos, que vayamos a ser, que hagamos, que vayamos a hacer que sea
una base por la cual ser recibido por Dios, o ser perdonados por Dios. Alguno piensa que para
poder ser perdonado por Dios tiene que irse de rodillas hasta gastárselas con sangre; y algunas
personas quieren castigarse a sí mismas; porque, claro, saben que merecen castigo. Yo
recuerdo que una vez mi hija Silvana, cuando era pequeñita, cometió una falta; yo me quedé
mirándola, y me dijo ella: Bueno, papi, pégame ya, pues, pégame ya, pues; ella estaba
queriendo que yo le castigara para quedar tranquila; si no la corregía, su misma conciencia se
quedaba insatisfecha y ella exigía el castigo. Asimismo los seres humanos a veces nos
castigamos a nosotros mismos. Hay muchas cosas que los seres humanos hacen para aplacar
su conciencia; pero todo lo que nosotros hagamos sólo puede arruinar nuestra conciencia.
Nuestra conciencia nunca será sobornada por algo que nosotros merezcamos. Dicen: el que
peca y reza empata; de verdad voy y le robo a este, y al otro voy y le doy un poquito; y siempre
tratamos de compensar una cosa con otra. Dios dice que lo único que purifica nuestras
conciencias es la sangre del Señor Jesucristo; no es el tiempo. Algunos piensan que con el
tiempo se van a sentir más tranquilos; ahora me siento como muy incómodo con mi conciencia,
tengo remordimiento, pero esto con el tiempo se me pasa; pero no es el tiempo el que borra la
conciencia; el que limpia la conciencia, el que purifica la conciencia, no es el tiempo. No hay
ninguna otra cosa; lo único que purifica nuestras conciencias es la sangre del Señor Jesucristo.
Como la sangre de Su Hijo amado es suficiente para Dios, el sacrificio de Su Hijo es de lo que
nos habla la sangre, entonces eso debe ser suficiente para nuestras conciencias; nada más sino
la sangre derramada del Señor Jesucristo traerá descanso a nuestras conciencias, y será
verdaderamente limpio de tal manera que, como siempre recordamos, el propio apóstol Pedro,
que había negado al Señor y el Señor había dicho: el que me negare yo también le negaré; y él
lo negó y luego se puso muy triste, y lloró y lamentó profundamente, pero no fue su lamento.
Jesucristo le dijo: Simón, Satanás te ha pedido para zarandearte como a trigo, pero yo he
El altar de bronce 449

rogado por ti que tu fe no falte,143 o sea, tu fe ¿en quien? En mí, lo que Yo soy; no es descansar
en que lloraste mucho, no es suficiente llorar y sentirse triste. Judas también lloró, o digamos se
sintió triste, también se sintió arrepentido, Judas también se arrepintió. Dice que fue y tomó las
monedas de plata y las tiró, pero luego fue y se ahorcó; él quiso apagar la voz de su conciencia
por medio de la horca, pero la horca lo que hizo fue llevarlo a su propio lugar, como dice la
Escritura. En cambio Pedro creyó en la sangre del Señor Jesús; y Pedro, que había negado al
Señor, en el día de Pentecostés tú lo encuentras lleno de unción y diciendo: Vosotros negasteis
al autor y consumador de la vida. Está acusándolos a ellos de haberlo negado, como si él nunca
lo hubiera negado; claro que él había negado, pero había creído en el perdón de Dios. El Señor
intercedió; porque Él intercede, no cuando nos va bien, sino cuando más necesitamos; Él
intercede siempre por nosotros, pero con mucha más razón cuando estamos en problemas; y
Pedro estaba en problemas y Jesús le dijo: Yo he rogado por ti que tu fe no falte; o sea que
Pedro estaba creyendo en el Señor Jesús; y el Señor intercediendo por Pedro; y fue la obra del
Señor en la cruz, en cuya base Él intercede por nosotros, la que le dio una conciencia tan limpia
a Pedro, que hasta se olvidó que él había negado al Señor; y ahora le dice a los otros que son
ellos los que habían negado al Señor; y lo dice sin temor, no por que se esté haciendo el tonto.
Pedro se arrepintió, él creyó; por la intercesión del Señor su fe no se perdió; se mantuvo en la fe
de la gracia del Señor, en el valor suficiente de la sangre de Cristo, y es la sangre de Cristo la
única que limpia verdaderamente y soluciona de una vez para siempre el problema de nuestras
conciencias.

143
Cfr. Lucas 22:31-34, 54-62
450 La casa y el sacerdocio

Tercera dirección. Primero a Dios, segundo a nuestras conciencias, y tercero a Satanás.


Satanás es un acusador que constantemente nos está acusando, constantemente nos está
trayendo nuestras faltas, nuestros errores, nuestras insuficiencias para que no te atrevas a
confiar y estar delante de Dios, y menos a dar testimonio del Señor; y por eso dice Apocalipsis
12 que los vencedores vencieron al acusador por medio de la sangre del Cordero; o sea que el
acusador sabe lo que significa la sangre del Cordero; sabe que el Hijo de Dios se hizo Hombre,
fue tentado en todo conforme a nuestra semejanza. El diablo agotó todas las tentaciones y Él no
negó, y sin embargo murió en una muerte expiatoria por nosotros, y ahora fuimos comprados
por el Señor; y ahora el diablo no tiene nada que hacer.
Un satanista alemán llamado William Schnoebelen se convirtió al Señor y escribió un libro
llamado “Lucifer destronado”; él fue un satanista por mucho tiempo; el vivía de la sangre de 7 u 8
sacerdotisas satanistas; era el alimento de él; no comía otra cosa; vivía de beber esa sangre;
pero el Señor hizo un proceso con él hasta que se salvó, y escribió ese libro. Él dice que una sola
gota de Sangre del Señor Jesús, tiene más valor que todas las pretensiones de Satanás; la
sangre del Señor Jesucristo hace una separación total entre las acusaciones de Satanás contra
nosotros y nosotros; así que la sangre del Señor Jesús es la única que satisface a Dios. ¿Por
qué? Porque, ¿qué es la sangre? La prenda profunda de Su Hijo Jesucristo; por lo tanto, debe
satisfacer nuestras conciencias, y es la respuesta que Dios ha dado a Su Iglesia contra las
acusaciones de Satanás. Las acusaciones de Satanás solamente se acaban con la sangre del
Señor Jesucristo. Hermanos, esto es lo primero que tenemos que encontrar para entrar a tener
comunión con Dios; nunca en otra base; nunca lo lograremos en otra base; vengamos a Dios no
en la base de nada que hicimos, nada que sabemos, nada que merecemos; nunca tratemos de
apaciguar nuestra conciencia con otra cosa que no sea con la sola sangre de nuestro Señor
Jesucristo; y nunca tratemos de responder a las acusaciones de Satanás sino por la sangre del
Señor Jesucristo; ese es el valor fundamental.
El altar de bronce 451

Un altar de madera de acacia


Dios dijo: harás también un altar; y ese altar es de madera de acacia. La madera en la Biblia
representa la humanidad. Recuerden que dijo Juan el Bautista: Ya el hacha está puesta a la raíz
de los árboles; ¿quiénes son esos árboles? Los seres humanos. ¿De qué se hacían las tablas
del tabernáculo? De árboles de acacia. La acacia es un árbol bien torcido, como nosotros somos
bien torcidos; pero el Señor hace tablas derechas de árboles torcidos; y ahora Dios quiere que
este altar sea (primero al Padre) un altar para ofrecer a Dios lo único que satisface a Dios, que
es el sacrificio de Su Hijo; y dice que ese altar tiene que ser de madera de acacia. El Verbo de
Dios, que estaba con Dios y era Dios, por medio del cual todas las cosas fueron hechas y no hay
nada que no haya sido hecho por el Verbo de Dios, tuvo que hacerse hombre y como hombre
vivir una vida que agradara a Dios. En dos ocasiones, al principio y hacia el final del ministerio
del Señor Jesús, Dios confesó que tenía complacencia con Su Hijo amado. Cuando el Señor
Jesús vino a bautizarse, los cielos fueron abiertos, descendió el Espíritu Santo en forma de
paloma sobre el Señor Jesús y la voz del Padre dijo: Este es mi Hijo amado en el cual tengo
contentamiento. Dios declaró el contentamiento que el Padre tenía acerca del Hijo cuando ni
siquiera el Hijo había comenzado su ministerio; apenas llegaba a bautizarse, apenas iban a
comenzar los tres años y medio de ministerio del Señor Jesús y ya Dios estaba declarando Su
complacencia acerca del Hijo; entonces esa complacencia es la complacencia declarada de
Dios de la vida secreta, no publica, del Señor Jesús. Después en el monte de la transfiguración
hubo la declaración otra vez: Ese es mi Hijo amado en el cual tengo contentamiento, a Él oid.
Ahora el Padre aprueba el ministerio público de Jesucristo; pero antes de que el Padre aprobara
públicamente, diera testimonio público ante los hombres y ante los ángeles que su Hijo le
complace, primero dio testimonio de la vida secreta, la vida privada del Señor Jesús, o sea, los
treinta años del Señor Jesús allá en su casa con la virgen María, a los doce años ocupándose
452 La casa y el sacerdocio

del negocio del Padre, creciendo en sujeción a sus padres, trabajando con sus padres y
honrándolos, trabajando en la carpintería, creciendo con sus hermanos y hermanas.

La humanidad del Señor Jesús


Ustedes encuentran en el Nuevo Testamento dos cartas que a veces las personas no les
ponen mucha atención, pero yo quiero llamarles la atención a esas dos cartas: vean conmigo a
Judas y Santiago. ¿Saben una cosa? Ese Santiago era hermano del Señor Jesús, vivió con
Jesús en la casa en Nazaret, trabajó con Jesús. Y la de Judas, que está después de las
epístolas de Juan aquí en esta disposición de la Biblia, ese Judas Tadeo Lebeo, también era
hermano de Santiago y del Señor Jesús. El Señor Jesús tuvo hermanos; uno fue Jacobo, que se
llama Santiago; el otro fue Simón, el otro fue José, este otro fue Judas Tadeo Lebeo; son los
hermanos del Señor Jesús; y hay dos personas que testifican del Señor Jesús, que lo
conocieron desde niño, que conocieron su vida privada; porque uno puede venir aquí, aparecer
de vez en cuando, aparecer con una gran aureola, y luego me desaparezco, y luego en privado
hago mis abominaciones; puedo engañar a los hombres, pero al Padre nadie lo engaña; pero el
Padre escogió dos hermanos que iban a dar testimonio de Jesucristo: Santiago y Judas Tadeo
fueron sus hermanos que vivieron cuando Él vivió en Su casa una vida privada agradable a Dios,
un proceso que Dios estaba haciendo en Jesús desde niño, creciendo en sabiduría, en gracia y
en conocimiento, en sumisión a sus padres, cumpliendo los deberes humanos; y esos dos
hermanos suyos junto con Él, ellos podrían contar muchas otras cosas que conocieron. Podrían
decir: Él me quitó mi canica, e hizo esto y aquello; como unos evangelios apócrifos querían decir
inventándose cosas de Jesús cuando era niño, pero esos son evangelios apócrifos que nunca
fueron reconocidos; lo que el Señor vivió fue en privado. Dice la Escritura que la primera señal
que hizo el Señor fue cuando convirtió el agua en vino en las bodas de Caná de Galilea, en el
inicio de su ministerio público; esa fue la primera señal. Significa que esos milagros que se le
El altar de bronce 453

atribuyen de que hacía palomitas de barro, y que a veces se enojaba, no tienen fundamento.
Vemos, pues, estos testigos de Jesucristo que le llaman Señor; no le llaman hermano. Dice
Judas: “1Judas siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo”. Siervo de Jesucristo; y le llama
Cristo, y él mismo se llama hermano de Jacobo, que era un gran hombre de Dios; incluso las
historias antiguas dicen que era muy parecido incluso a Jesús. Judas se dice hermano de
Jacobo, pero de Jesús, su hermano primogénito, no se atrevía a llamarse hermano, aunque los
apóstoles le llamaban Jacobo, el mismo Santiago, el hermano del Señor, y el mismo Judas, se
llaman aquí siervos del Señor, y le llamaban Cristo, Mesías, a su propio Hermano con el que
habían vivido desde que eran niños. Nos dice algo muy grande que haya esas dos cartas en el
Nuevo Testamento como testimonio de Jesucristo; personas que vivieron con Él. “Judas, siervo
de Jesucristo y hermano de Jacobo”; y Jacobo dice también: “Santiago, siervo de Dios y del
Señor Jesucristo”. Un judío como era Santiago dice que es siervo de Dios; y él no ve ninguna
clase de problema en ser siervo de Dios y al mismo tiempo del Señor Jesús; ser siervo del Señor
Jesús su hermano mayor es lo mismo que ser siervo de Dios; y como después ustedes van a ver
en la carta, van a encontrar bases tremendas de estos hombres hablando de su Hermano. El
testimonio del Señor Jesucristo.
Por eso habla de un altar de madera de acacia; por eso estamos hablando de la humanidad
del Señor Jesús, su vida secreta; ahí están esos dos testigos; y luego su vida pública, y las dos
veces que el Padre dijo que Su complacencia era con Él, tanto en Su vida privada, que nadie
conocía sino quizás sus hermanos y Sus padres, José, su padre putativo, pues no era su padre
real, y María, su madre natural; y luego la vida pública de Jesús. Dios quería que el hombre
viviera una vida consagrada a Él, y ese único hombre fue el Señor Jesús, y nuestra identificación
con Él en Su muerte y en Su resurrección es lo único que nos hace aceptables en el Amado.
Sólo en el Amado somos aceptables. Por eso habla de madera de acacia; tenía que hacerse un
altar de madera de acacia; eso es muy significativo. Dios quiere la vida del hombre consagrada
454 La casa y el sacerdocio

a Él. Una vida consagrada no tiene derechos; hay muchas cosas que Dios no ha dicho que
quiere, pero una cosa que sí dijo que quiere es que El busca adoradores que le adoren en
espíritu y en verdad. Él quiere ser nuestro Dios, y le tenemos que adorar; y Él quiere que seamos
su cuerpo, y le tenemos que adorar.

La gracia en el altar de bronce


“Un altar de madera de acacia de cinco codos de longitud, y de cinco codos de anchura; será
cuadrado el altar, y su altura de tres codos”. El altar tiene dos claves aquí: la primera clave es la
de los cinco codos; la segunda clave es la del cuadrado. En la Biblia el 5 es el número de la
gracia, porque el 1 es el número del Padre, el 2 es el número del testigo fiel y verdadero, el
Verbo de Dios, el Hijo de Dios, y el 3 es el número del Espíritu de Dios, porque Dios es uno y
trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo; pero después de Dios ¿qué existe? Bueno, existe la creación,
que no es Dios. Dios es antes de la creación, pero Dios quiso que existiera la creación; entonces
después del 3, después de Dios, viene el 4, que es el número de la creación. En Apocalipsis
capítulo 4 aparece Dios siendo adorado por la creación. Hay cuatro seres vivientes, y aquellos
querubines tenían cuatro rostros; y se habla de los cuatro ángulos de la tierra, porque el 4 es el
número de la creación; porque después del tres, que es el número de Dios, viene el cuatro. Dice
Apocalipsis 4:11: “Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste
todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas”. Vemos que en el número 4, Dios es
adorado por la creación; pero ¿qué pasó con la creación? Que una parte celestial de la creación
se rebeló contra Dios, y luego los seres humanos nos rebelamos contra Dios, y entonces la
creación fue sujetada a vanidad por causa del pecado del hombre. “Maldita será la tierra por tu
causa”, le dice Dios al hombre; entonces la obra del hombre fue el pecado, fue la caída; de ahí
que fue necesario que Dios sacara otro as de debajo de la manga; y después del numero 4 viene
el numero 5, y ¿cuál fue la primera obra de Dios? la creación. ¿Cuál es la nueva obra de Dios? la
El altar de bronce 455

redención, la gracia, la nueva creación. Entonces si el 4 es el número de la creación, el 5 es el


número de la otra obra de Dios, es el número de la gracia, el número de la redención, que
aparece aquí en el altar de bronce. ¿De qué está hablando el altar de bronce? Está hablando de
la cruz de Cristo, en donde tenemos redención por Su sangre, por Su gracia; entonces los cinco
codos nos hablan de la gracia, es gracia suficiente; por eso son cinco codos de largo, cinco
codos de ancho, y cuadrado. ¿Por qué cuadrado? porque el cuadrado está mostrándonos el
equilibrio, está mostrándonos la justicia; no tiene una forma descuadrada porque la obra del
Señor Jesús es una obra perfecta; la obra de la salvación es perfecta; por eso el altar es
cuadrado.
Y dice algo más; dice que la altura de ese altar era de tres codos. El 3 es el número de Dios.
Un altar de tres codos de altura quiere decir a la altura de Dios; es decir, para satisfacer la gloria
de Dios, la santidad de Dios, la justicia de Dios; el altar no podía tener otra medida; tenía que ser
para satisfacción de Dios, tenía que ser a la altura de Dios; por eso las medidas del altar eran de
5 codos de largo, 5 de ancho, pero 3 de alto, a la altura del Señor; y ahora miren lo bueno que es
Dios. ¿Para qué ese altar? para que el hombre pudiera acudir allí y obtener misericordia; y para
representar eso, dice Dios: “2Y le harás cuernos en sus cuatro esquinas”; y qué maravilla, no es
solamente a la derecha, ni a la izquierda, ni al norte, ni al sur, ni al este, ni al oeste, sino al norte,
al sur, al este y al oeste; es decir, a los cuatro lados; es la misericordia de Dios para con Su
creación “2Y le harás cuernos en sus cuatro esquinas; los cuernos serán parte del mismo”.
Vemos que el altar tiene cuernos; los cuernos son parte del altar; si el altar no tiene cuernos
entonces no es el altar completo; el altar es para satisfacción de Dios, de la justicia de Dios, de la
santidad de Dios, de la gloria de Dios, pero también para perdón del hombre, para misericordia
con el hombre, para gracia para el hombre; que era lo que hacían los antiguos; según la
necesidad se agarraban de los cuernos del altar de bronce. Eso hacía David; se sentaba en el
quicio y se agarraba de los cuernos del altar de bronce para pedir misericordia. Por ejemplo,
456 La casa y el sacerdocio

Adonías, hijo de David, al ser Salomón coronado rey, por temor a que lo mataran, fue y se metió
y se agarró, ¿de donde? De los cuernos del altar de bronce.144 Eso es lo que nos hablan esos
cuernos. Estamos viendo dos aspectos del altar: un aspecto para satisfacción de Dios y un
aspecto para satisfacción del hombre; cinco codos por cinco codos y tres codos de altura para
satisfacción de Dios, pero cuatro cuernos en las esquinas para satisfacción del hombre.

El lugar de encuentro del hombre con Dios

144
Cfr. 1 Reyes 1:50
El altar de bronce 457

En el altar de bronce es donde se encuentra el hombre con Dios; el hombre empieza a


reconciliarse con Dios cuando, basado en el sacrificio de Cristo en el altar de bronce, se agarra
de los cuernos del altar y allí recibe gracia y recibe misericordia; esa es la parte de Dios a
nuestro favor. “Y lo cubrirás de bronce”. Seguramente que el Señor Jesús entendía muy bien
esta frase; el Verbo se hizo carne y se hizo hombre, y Él era un hombre, pero Él sabía lo que le
esperaba en Jerusalén. Dice Él: Yo sé que voy a Jerusalén y allí el Hijo del Hombre padecerá
mucho de los ancianos, y será azotado y escupido y lo matarán, pero al tercer día resucitará.145
Ahí ese altar de madera de acacia debería ser cubierto de bronce; el bronce en la Biblia
representa el juicio de Dios. El oro representa la naturaleza Divina, la plata representa la
redención y el bronce representa el juicio de Dios; y el Señor sabía que Él debía ser cubierto de
bronce; eso quiere decir que el juicio de nuestros pecados sería sobre Él, y por eso es que
cuando Él apareció resurrecto a Juan en la isla de Patmos, tenía los pies como bronce bruñido,
indicando que había pasado por el juicio de Dios. “Mi alma está muy triste hasta al muerte... Dios
mío, ¿por qué me has desamparado?... Consumado es”.146 El juicio de nuestros pecados cayó
sobre el Señor Jesús; la madera de acacia fue cubierta de bronce. Cuando estaba siendo
latigado, estaba siendo cubierto de bronce; cuando estaba siendo ultrajado estaba siendo
cubierto de bronce; cuando fue lanzado en el costado, fue cubierto de bronce para recibir sobre
Sí mismo el juicio de Dios.
En el versículo 3 vemos que junto con el altar aparecen unos utensilios que se utilizaban
durante los sacrificios. Primero tenía que sacrificarse el animal expiatorio, ya sea un buey o una
vaca o un macho cabrío o unas palomas o lo que fuere, y la sangre tenía que correr del altar y
ser recogida; al ser recogida, parte de esa sangre era derramada debajo del altar; la otra parte
se introducía en el Lugar Santísimo y se esparcía sobre el propiciatorio siete veces. Había
145
Cfr. Mateo 16:21; 17:22,23.
146
Mateo 26:38; 27:46; Juan 19:30.
458 La casa y el sacerdocio

sacrificios en los que una parte le correspondía a Dios y la otra parte le correspondía al
sacerdote y al pueblo. Cuando había sacrificio por el pecado, Dios lo recibía, pero el pueblo
comía un pedazo y el sacerdote comía un pedazo; en cambio la ofrenda totalmente quemada y
el holocausto eran hechos totalmente ceniza, y esa ceniza tenía que ser recogida, y mientras se
recogía se llevaba a donde tenía que ser llevada, afuera, a un lugar donde el sacrificio era
también colocado fuera del campamento; tenía que quedar el otro caldero recogiendo la ceniza;
esas piezas de aquellos animales expiatorios tenían que ser bien divididas de manera que
separaba una cosa de la otra; y eso nos habla mucho.

Los utensilios del altar de bronce


Para que eso se hiciera, se tenían que usar ciertos garfios; y también para recoger esa carne
tenían que usarse ciertas paletas. Nos damos cuenta que aquí en el versículo 3 aparecen esos
instrumentos para hacer todo un ministerio del altar. “3Harás también sus calderos para recoger
la ceniza; (la palabra sus quiere decir que le pertenecen al altar de bronce, son parte del
ministerio del altar de bronce. ¿Cuántas cosas son? Sus calderos para recoger las cenizas. A
veces los calderos son no para hacer caldo, sino para recoger la ceniza) y sus paletas (las
paletas son para agarrar y voltear, no con la mano sino con las paletas, los pedazos de carne
que estaban siendo asados), sus tazones”; en los tazones era en donde se recogía la sangre
del altar que venía por los bordes del altar, y una parte de esa sangre se derramaba y con otros
tazones se mojaba en el hisopo y se rociaba el tabernáculo y se rociaba al pueblo y se rociaba la
ley; y muchas cosas se rociaban y se purificaban con sangre; esa sangre se recogía en los
tazones, y de allí también se tomaba para llevar al Lugar Santísimo. La sangre debe ser llevada
al Lugar Santísimo. El Señor Jesús murió, pero si la persona no lo recibe y no cree, y si no viene
delante de Dios basado en esa sangre, no es salvo. Aunque Él haya muerto por todo el mundo,
no todo el mundo va a ser salvo; ¿por qué? Porque algunas personas creyeron, eso quiere decir
El altar de bronce 459

que llevaron la sangre al Lugar Santísimo, en cambio otros no se aplicaron esa sangre por la fe
ni vinieron a la presencia de Dios por la sangre, entonces esa sangre que debía aprovecharles,
fue desaprovechada tristemente por los que no trasladan la sangre del atrio al Lugar Santísimo.
No basta con saber que el Señor murió por nosotros; eso debe ser aplicado por la fe. Yo llego a
la presencia de Dios en la base del sacrificio de Cristo; es preciso rociar el propiciatorio con la
sangre, entrar en la presencia del Señor en el nombre de Jesucristo por Su sangre. Así vengo
delante de Ti, Señor; porque muchas personas lo toman como algo meramente histórico. Si
Cristo murió por mí como una historia, como algo de afuera, pero no como algo subjetivo, algo
que la persona cree y recibe, y sobre esa base se acerca a Dios, si la persona no aprovecha el
profundo sacrificio del Señor Jesús y en base de la sangre viene a la presencia del Señor, esa
persona no recibe el perdón.
El perdón fue ofrecido a todos; pero para que sea aplicado, la persona tiene que introducir la
sangre al Lugar Santísimo; tiene que orar y venir a la presencia de Dios en la base del sacrificio
expiatorio de Cristo; y una vez recibido por la fe, tener derecho a la sincera comunión con Dios,
basado en la sangre del sacrificio; eso es fundamental. Para eso eran los tazones también. Dice:
“sus garfios, (los garfios son para voltear, para agarrar, para colgar) y sus braseros; (es donde
estaba aquella leña que era encendida por Dios con la cual se quemaba el sacrificio; sobre el
altar había que poner las brasas, entonces esos braseros estaban allí para mantener el fuego
encendido y para ponerlo sobre el altar) harás todos sus utensilios”. Ese es el nombre, utensilios
de bronce, pues todos tienen que ver con el juicio que el Señor recibió por nosotros. Él fue hecho
pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él. Quisiera que no
pasemos tan a los lados por esos utensilios, sino que nos detengamos un poquito en ellos,
porque aquí lo importante no es saber y entender algunas cosas con nuestro pensamiento; lo
importante es ser tocados espiritualmente por el sentir espiritual de estos utensilios.
Los calderos. El primer utensilio que menciona aquí son los calderos para recoger las cenizas.
460 La casa y el sacerdocio

El holocausto debía hacerse ceniza. ¿Qué es la ceniza? La ceniza es el ultimo estado de la


materia; es al ultimo estado a que puede llegar la materia. La energía se transforma de una cosa
en otra. Ustedes saben lo que es en termodinámica la ley de la entropía; como la energía
disponible se va transformando de una en otra, no se pierde sino que se transforma, pero en la
medida en que se transforma va liberando una especie de calor hasta que se va perdiendo la
utilidad de la energía que se va transformando; no la energía, sino la utilidad; y cuando una cosa
se va descomponiendo, llega al punto cuando ya no se puede descomponer más, es decir,
cuando toca fondo, eso es la ceniza. La ceniza es el ultimo estado de la materia. Usted quema,
descompone, y lo ultimo que queda es la ceniza; usted puede quemar la ceniza y no queda sino
más ceniza; entonces la ceniza es lo último. La Palabra habla de que esa ceniza era recogida
por Dios en calderos; era puesta en ciertos lugares, y se usaba esa ceniza, por ejemplo,
mezclada con agua para dársela a beber a las mujeres para ver si habían adulterado o no; y si
habían adulterado, entonces al tomar esa agua con esas cenizas inmediatamente se les caía el
busto, se les salía la panza, les daba celulitis y todas esas cosas; eso era señal de que había
pecado. Porque esas aguas amargas, aguas con aquellas cenizas, se usaban en esa
circunstancia. También se usaban en otras cosas.
El Señor Jesucristo, como el holocausto de Dios, fue reducido a cenizas; eso quiere decir
mucho; porque de los otros sacrificios nos quedaba algo para nosotros comer, pero el sacrificio
totalmente quemado, el holocausto, era solamente para que Dios lo recibiera. En la obra del
Señor Jesús hay algo que es hecho para nosotros; por ejemplo, para yo ser perdonado, para yo
ser liberado, para yo ser reconciliado hay cosas que el Señor hizo en la cruz. Por eso hay un
sacrificio que se llama de transgresiones, para yo ser perdonado; hay otro sacrificio que se llama
por el pecado, para yo ser liberado; hay otro sacrificio que se llama de paz, para yo ser
reconciliado; en cambio el holocausto, claro que trae expiación para nosotros, pero el sacerdote
no comía del holocausto; sólo Dios comía el holocausto; es decir que en la obra del Señor Jesús
El altar de bronce 461

hay algo que Él hizo no sólo para nosotros sino para satisfacer a Su Padre. La justicia de Dios
fue violentada por el hombre, fue herida, fue deshonrada, también Su santidad, también Su
gloria; entonces alguien tenía que reivindicar a Su justicia, alguien tenía que satisfacer el sentido
de justicia de Dios, alguien tenía que satisfacer el sentido de santidad de Dios, alguien tenía que
satisfacer el sentido de gloria de Dios; y eso sólo lo podía hacer el Hijo de Dios; y eso no lo podía
hacer ninguno de nosotros, sólo Su propio Hijo; y por eso ese sacrificio fue hasta lo sumo; es
decir, se humilló hasta lo sumo; se hizo ceniza. Pero hay otros sacrificios donde nosotros somos
identificados con Cristo también; es decir, nosotros tenemos que poner nuestras manos sobre el
animal que va a ser sacrificado en nombre nuestro. Eso significa que nosotros somos
sacrificados. Pablo dice: Si Cristo murió por todos, luego todos murieron, para que los que viven
ya no vivan más para sí, sino para aquel que murió y resucitó por nosotros;147 o sea que la
muerte de Él por nosotros debe conducirnos a la muerte de nosotros mismos a favor de Él; o sea
que nosotros también tenemos que ser hechos cenizas; nuestro ego tiene que ser hecho
cenizas, nuestros intereses personales, nuestro orgullo, todo lo humano, todas nuestras ansias
personales; nuestros controles están destinados a ser hechos cenizas, cenizas y cenizas. El
Señor fue hecho cenizas y nos conduce también a hacernos cenizas. Niéguese a sí mismo,
tome su cruz y sígame.

147
Cfr. 2 Corintios 5:14.15
462 La casa y el sacerdocio

Las cenizas en el sacrificio de Cristo. Volvamos al pasaje en el libro del Éxodo 27:1-8, donde
se considera lo relativo al altar de bronce. Estábamos en el versículo 3, donde se nos habla de
los utensilios con que se ministra en el altar de bronce. “Harás también sus calderos para
recoger la ceniza”. Estamos hablando de la ceniza. Cómo es Dios de bueno con nosotros. A la
ceniza la dejamos que se la lleve el viento, pero el Señor recoge la ceniza; claro, primero las
cosas se vuelven ceniza, pero Él recoge la ceniza. ¡Qué precioso! Nosotros en unión con Cristo,
como lo hizo Cristo primero en unión con nosotros. Él tomó ese holocausto, llegó a ser ceniza,
pero Él llegó a ser ceniza para ayudarnos a nosotros también a ser ceniza en unión con Él,
aunque después el Padre recoge la ceniza con el Señor, que murió y fue hasta las partes más
bajas de la tierra, pero allí el Padre lo recogió; y miren dónde lo recogió, lo recogió de la muerte
y lo colocó a la diestra del Padre. Yo quisiera que nos detengamos un poquito más; aunque ya
dijimos algo respecto de la ceniza y mencionamos un verso; es bueno volver a ese verso. 2
Corintios 5:14-15: “14Porque el amor de Cristo”; eso es primero, el amor de Cristo. No hay que
pasar rápido por estas palabras, hay que conocer lo que hay en estas palabras, y pienso que no
bastará la eternidad para conocerlo, porque el amor de Cristo excede todo conocimiento; pero
hay que llevarlo hasta el límite del conocimiento, y aunque lo exceda, tenemos que conocer el
amor de Cristo, y después de conocerlo, ya no vivir para nosotros mismos. El amor de Cristo nos
constriñe, es decir, el amor de Cristo nos convida, nos une a Él, nos lleva detrás de Él por donde
Él va, nos ayuda a querer pasar con Él por donde Él pasó. 14El amor de Cristo nos constriñe,
pensando esto: (nos lleva a este pensamiento, a este entendimiento) que si uno murió por todos,
(ahí están las cenizas de Cristo, el holocausto totalmente quemado; uno murió por todos, pero
ahora eso tiene consecuencias) luego todos murieron;” es decir, el Señor murió por nosotros
para facilitarnos a nosotros también morir a nosotros mismos. El murió por nosotros para
librarnos no solamente del infierno sino para librarnos de nosotros mismos y, digamos, para
librar a otros de nosotros; porque cuando no morimos a nosotros mismos con la ayuda de Cristo,
El altar de bronce 463

en unión con Cristo, en la muerte Cristo, entonces, nosotros somos bastante complicados y
ponemos problemas a otras personas; y el Señor tuvo que venir a hacerse cargo de los platos
rotos que nosotros rompimos; tuvo que morir por nosotros; pero si Él muere por nosotros y
nosotros seguimos vivitos y coleando, seguimos haciendo daño a las demás personas, parece
que el trabajo no fue completado; entonces no solamente Él murió por nosotros, sino que a
través de Su muerte por nosotros, Él nos capacita a nuestra propia muerte también con Él; y por
eso continúa diciendo: “Luego todos murieron”.
Nosotros no podríamos negarnos a nosotros mismos si no fuera por la fuerza del Espíritu del
Señor, que contiene la muerte del Señor. El Señor pasó por la muerte y pasó por la resurrección,
y el Espíritu toma lo que es de Cristo, incluida Su crucifixión y Su resurrección; el Señor es el que
nos ayuda a pasar por la muerte; en el Señor ya estamos muertos, y por el Espíritu podemos
hacer morir las obras de la carne, porque nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con
Él. No podemos aplicar la muerte de Cristo si ella no se hubiera dado primero; pero ella se dio y
el viejo hombre fue crucificado; nosotros no lo vamos a crucificar. En la cruz de Jesucristo el
viejo hombre fue crucificado, entonces ahora en unión con Cristo por el suplir de Su Espíritu,
hacemos morir lo que ya en Él está muerto; ahora nosotros lo hacemos morir en nosotros en la
virtud de la muerte de Él. La muerte de Él es también nuestra muerte. El evangelio de Dios no
solamente anuncia la muerte de Cristo, sino que anuncia también nuestra propia muerte. Dios
nos libró no solamente del infierno sino también de nosotros mismos; nosotros los pecadores
también fuimos crucificados juntamente con Cristo; si estamos en Cristo estamos muertos a
nosotros mismos; si estamos en la carne, en la carne estamos vivitos y coleando, y pecando;
pero si estamos en el Espíritu, si estamos en Cristo, estamos muertos a nosotros mismos. Dios
sabe que nosotros, nuestro ego es el que le causa problemas a Dios, es el que le causa
problemas a nuestra familia, es el que le causa problemas a nuestros hermanos, a la sociedad,
incluso a la naturaleza; ese yo debe ser hecho cenizas; y por eso la muerte de Cristo aconteció
464 La casa y el sacerdocio

para facilitar en Él, como lo ha hecho, nuestra muerte. “Si uno murió por todos, luego todos
murieron”. Las cenizas son para nosotros; nosotros debemos llegar a ser cenizas muriendo a
nosotros mismos, como Cristo lo hizo por nosotros; y por eso dice: “y por todos murió, para que
los que viven”; ¿quienes son los que viven? Los que han recibido al Señor, los que nacieron de
nuevo; porque no solamente el Señor nos lleva a la muerte, sino también a la resurrección. “Los
que viven ya no vivan para sí”, porque el vivir para sí, el ser el centro de las cosas, ese es el
problema; para que ya no seamos el centro de todo, para que salgamos del centro, porque el
único que tiene que estar en el centro y tener toda la preeminencia es el propio Señor. “15Y por
todos murió”, ¿para que? no sólo para que no se vayan para el infierno; por todos murió, no sólo
para perdonar nuestros pecados; “y por todos murió, para que los que vivan, ya no vivan para
sí”; es decir que nuestro ego sea hecho cenizas, no vivan para sí, sino para aquel que murió y
resucitó por ellos; o sea, vivir para el Señor, pues el centro lo ocupa el Señor, el único que es
digno de ocupar el lugar central.
Las paletas. Volvamos ahora a los siguientes utensilios con los que se ministra en el altar de
bronce. En el verso 3 aparecen los calderos para recoger las cenizas, y sus paletas. Las paletas
también sirven para muchas cosas; también se recogen cenizas con las paletas hacia los
calderos, también con las paletas se toman las piezas del sacrificio, se les da vuelta; hay un
juego de trabajo con las piezas del sacrificio que se realiza con las paletas y con los garfios. Se
necesitan los garfios para pinchar y para recoger y para darle vuelta, y lo mismo se hace con las
paletas. Ya vimos que los tazones eran para recoger la sangre; se derramaba la sangre del
sacrificio alrededor del altar, pero sobre el altar alrededor, y corría hacia los tazones, y de los
tazones se recogía para que se derramara al pie del altar; con parte se mojaba el hisopo y se
rociaba el tabernáculo y se rociaban los vasos sagrados; y casi todo en el Antiguo Testamento
era purificado con sangre; las mismas personas, el mismo rollo de la ley en el propiciatorio; se
esparcía siete veces la sangre sobre el propiciatorio; esa sangre es recogida en los tazones; las
El altar de bronce 465

cenizas eran recogidas en los calderos, pero aquí aparecen también las paletas y los garfios y
los braseros. Quiero detenerme un poquito más en el juego de las paletas y los garfios. Esto que
vamos a leer aquí no es solamente para ilustrar nuestro intelecto. El interés del Señor es que el
espíritu de lo que esto significa, toque nuestro espíritu y nos constriña a ser conducidos por
Cristo hasta el punto de lo que Él quiere hacer acá. Para poder entender un poco esto de las
paletas y de los garfios quisiera que pasemos al libro de Levítico donde se nos muestra las
diferentes clases de sacrificios, y cómo se realizaban esos sacrificios, los cuales representan
primeramente el sacrificio de Cristo, y entonces mediante Jesucristo, y en unión con Cristo, los
sacrificios espirituales del pueblo de Dios. Somos hechos casa espiritual y sacerdocio santo
para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios mediante Jesucristo.
Detalles de los sacrificios en Levítico
El sacrificio único de Jesucristo es el expiatorio, lo que Él hizo por nosotros, pero eso tiene el
efecto de involucrarnos con Él y de hacer que nosotros también nos ofrezcamos también a Dios
hasta la muerte, como lo hizo el Señor Jesús. En Levítico aparecen algunos detalles de los
sacrificios; el primero que se nos describe en el capítulo 1 es el holocausto. El holocausto era
aquella ofrenda totalmente quemada, que era la que se convertía en cenizas; otros sacrificios
como por la expiación, la de transgresiones, el sacrificio de paz, el sacrificio por el pecado,
dejaba un poco de carne para que comiera el sacerdote y para que comiera el pueblo; es decir,
Dios recibía satisfacción y el pueblo recibía satisfacción. En el holocausto no quedaba nada para
el sacerdote ni para el pueblo; todo se quemaba, se volvía cenizas totalmente para Dios. El
sacrificio de Cristo es principal y primeramente para satisfacer el corazón de Dios, para
satisfacer las exigencias de la justicia de Dios, pues Su naturaleza eterna es pura, y también las
exigencias de la santidad de Dios, porque Dios eternamente es santo; por lo tanto delante de
Dios todo tiene que ser justo, o si no, Dios está insatisfecho. Todo tiene que ser santo y todo
tiene que condecir con la gloria de Dios; todo lo que no condice con Su gloria, lo que mancilla, lo
466 La casa y el sacerdocio

que menosprecia Su gloria, Su santidad y Su justicia, merece el juicio de Dios; y ese juicio sólo
puede ser detenido si hay una satisfacción, y esa satisfacción tiene que ser el sacrificio
expiatorio, el holocausto. Para que haya perdón tiene que haber satisfacción de la justicia de
Dios, de la santidad de Dios y de la gloria de Dios. Miremos Levítico capítulo 1:
“1Llamó Yahveh a Moisés, y habló con él desde tabernáculo de reunión, diciendo”. Esto se
revela desde el tabernáculo. Hay cosas que se revelaron en el monte, pero luego el interés de
Dios no era quedarse arriba en el monte. Él reveló algunas cosas en el monte preparando el
camino para que se le construyera un tabernáculo en la tierra, para bajar del monte al
tabernáculo. Él bajo del cielo al monte, pero no quiere quedarse en el monte; Él quiere que
estemos preparados para recibirlo entre nosotros. Haréis un santuario y habitaré en medio
vuestro. Al principio Él hablaba desde el monte con truenos, y todos quedaban aterrorizados,
porque Dios es santo; la santidad de Dios nos aterroriza, y esa es la realidad; la santidad de Dios
es terrible; por eso se dice de Yahveh que es terrible, es terriblemente santo, terriblemente justo,
glorioso y majestuoso; no lo verá hombre y vivirá; pero de todas maneras Él quiere vivir entre los
hombres. Él, pues, tiene que preparar, y allá desde el monte Él preparó, dio unas revelaciones
para que se le haga un tabernáculo, un santuario para Él habitar entre nosotros. Lo que Dios
quiere no es quedarse solo en el monte, sino descender del monte a estar dentro de Su pueblo,
en medio de nosotros, dentro del tabernáculo; y después, la continuidad de la revelación es
dentro del tabernáculo. Comienza a revelarnos en el monte, pero ahora comienza a revelarse en
el tabernáculo; y estas cosas son revelabas en el tabernáculo; está pre-anunciando que la
Iglesia entendería las razones de Dios, la redención de Dios, la justicia de Dios; entonces ahora
es desde el tabernáculo de reunión. Dios lo que quiere es reunión; arca de la alianza,
tabernáculo de reunión, palabras claves: alianza, reunión. El Dios santísimo aliado con
pecadores. ¡Terrible! Solamente por un intermediario que es el Verbo de Dios hecho Hombre, el
Cristo de Dios, sacrificado por nosotros, eso permite que haya alianza y que haya reunión.
El altar de bronce 467

“2Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno de entre vosotros ofrece ofrenda a
Yahveh...”; es decir, si alguno quiere presentarse delante de Dios y darle algo a Dios, ¿qué
puede suceder? Miren, es Dios el que dice qué es lo único que le podemos ofrecer; no podemos
venir a Dios a ofrecerle nuestras ideas, lo que se nos ocurre, no; si alguno quiere ofrecer algo a
Dios, Él es digno que se le ofrezca todo. Dice Dios: Yo les voy a decir qué es lo que Yo voy a
recibir. “Cuando alguno de entre vosotros ofrece ofrenda a Yahveh, de ganado vacuno u
ovejuno haréis vuestra ofrenda. 3Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo
ofrecerá...”; ¿por qué? Dios está tipificando a Cristo: sin defecto, examinado antes de ser
sacrificado; así se examinaban aquellos animales, y si no se les encontraba defecto, entonces
podían ser ofrecidos; si había algún defecto no podía ser ofrecido, porque no moriría en
expiación sino moriría por su defecto; así el Señor Jesús primero fue examinado por Pilato,
quien dijo: No encuentro ninguna culpa en Él; y se lavó las manos; y el mismo Judas que lo
traicionó dijo: Pequé vendiendo sangre inocente;148 o sea que el mismo que lo traicionó y el
mismo que lo mandó crucificar declararon que era inocente, sin defecto. Seguimos con el verso
3: “...de su voluntad lo ofrecerá a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Yahveh. (A la
puerta, eso es para entrar) 4Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado
para expiación suya”. La persona al poner sus manos sobre la cabeza del holocausto, se está
identificando; era yo el que debería morir así como este cordero, era yo el que debería ser
degollado, era yo el que debería ser vuelto ceniza; es decir, está poniendo sus pecados sobre el
cordero, y sobre el animal, el que sea; y el que sufrió lo hace en nombre propio, y nosotros
somos considerados como sacrificados.

148
Cfr. Mateo 27:4,24
468 La casa y el sacerdocio

Garfios. “5Entonces degollará el becerro en la presencia de Yahveh; y los sacerdotes hijos de


Aarón ofrecerán la sangre, y la rociarán alrededor sobre (no alrededor del lavacro de la tierra,
sino alrededor sobre el altar. Ya vimos que el altar era cuadrado, de cinco codos por cinco
codos, la sangre se derramaba alrededor, pero sobre el altar por los bordes del altar) el altar, el
cual está a la puerta del tabernáculo de reunión. (Quiero llamarles la atención sobre el contexto
del verso 6) 6Y desollará el holocausto, y lo dividirá en sus piezas”. Para esto, para desollar el
holocausto y para dividirlo en sus piezas es que se necesitan las paletas y los garfios. Note que
esto no puede ofrecerse entero, sino desollado y separado por piezas. Vamos a ilustrar un
poquito más en Levítico capítulo 3, donde se presenta la ofrenda de reconciliación.

Las ofrendas de paz


A veces las reconciliaciones no se concluyen porque no se realiza esta división de pieza por
pieza y se trae y se voltean las cosas hasta que todo queda aireado y clarificado. La ofrenda de
paz es para reconciliación. Levítico 3:1–5: “1Si su ofrenda fuere sacrificio de paz...”; aquí todos
estos sacrificios: el de paz, el de transgresiones, el de por el pecado, del holocausto, todos
representan distintos aspectos de la obra del Señor Jesús en la cruz, muriendo Él por nosotros,
incluyéndonos a nosotros en Su muerte; porque somos bautizados en Su muerte, para ser
también plantados en Su nombre en la resurrección. 1Si su ofrenda fuere sacrificio de paz, si
hubiere de ofrecerla de ganado vacuno, sea macho o hembra, (cuando dice macho o hembra,
está incluyendo a Cristo y Su unión con la Iglesia; hay cosas que solamente tienen que ser
macho, porque se refiere a lo que sólo Cristo puede hacer, pero si lo que Cristo hace involucra a
la Iglesia, entonces también es macho y hembra) sin defecto lo ofrecerá delante de Yahveh.
2
Pondrá su mano sobre la cabeza de su ofrenda, y la degollará a la puerta del tabernáculo de
reunión...”; es decir, para que haya verdadera unión, para que haya verdadera alianza, estas
cosas tienen que hacerse a la puerta. Por eso dice: si traes tu ofrenda, y te acuerdas de que tu
El altar de bronce 469

hermano tiene algo contra ti, pues, primero ve y habla con tu hermano, conversa con tu
hermano, dividan por piezas las cosas, que quede todo claro, que no quede nada sin tratar.149
Aquí hay un ejemplo de cómo se dividen las cosas por piezas. “Y los sacerdotes hijos de Aarón
rociarán su sangre sobre el altar alrededor 3Luego ofrecerá del sacrificio de paz, como ofrenda
encendida a Yahveh, (y empieza a describir los pedazos) la grosura que cubre los intestinos, y
toda la grosura que está sobre las entrañas, 4y los dos riñones y la grosura que está sobre ellos,
y sobre los ijares; y con los riñones quitará la grosura de los intestinos que está sobre el hígado”.

149
Cfr. Mateo 5:23-25
470 La casa y el sacerdocio

Vemos cómo fue separando todas las vísceras, todas las entrañas. “5Y los hijos de Aarón
harán arder esto en el altar, sobre el holocausto que está sobre la leña (que representa la cruz)
que habrá encima del fuego; es ofrenda de olor grato para Yahveh”. Vemos que el animal
expiatorio tenía que ser despedazado, dividido en piezas. Nosotros a veces pedimos perdón a la
gorda, no que a una gorda le pedimos perdón, no. ¿Qué quiere decir pedir perdón así a la
gorda? Pedir perdón así a grosso modo. Señor, perdona los pecados, si en algo he pecado, si en
algo te he ofendido, Señor, perdónanos. Bueno, eso no está separado en piezas, eso no está
bien aireado, a eso no se le ha puesto las cosas al derecho. No es, Señor, si acaso te ofendí,
perdóname, no; las cosas tienen que decirse con claridad, los garfios. Hermanos, ustedes saben
que el Espíritu Santo es muy exacto; el Espíritu Santo pone la puntita exactamente en ese
problema oculto y secreto que nosotros tenemos; el Espíritu Santo no nos deja hacer
confesiones a la gorda, a grosso modo, no; el Espíritu Santo nos lleva a confesar con puntos y
señales. Yo hice esto, yo fallé en esto, este fue mi pecado, este pecado se llama así, ese es su
nombre; es decir, una cosa bien identificada, bien clarificada; no así a la ligera; esto no es a la
ligera, esto es una cosa bien hecha, con mucho cuidado; dividirá el sacrificio por sus piezas,
pues cuando vamos a confesar al Señor nuestros pecados, no podemos decirle solamente:
Señor, si acaso he pecado, si acaso te ofendí, perdóname; ese si acaso significa que no hay
conciencia. Claro que a veces no tenemos conciencia de ciertos pecados, y la Biblia también
nos enseña que después de confesar los pecados de los cuales tenemos claridad, debemos
confesar también otros posibles pecados de los que no tenemos conciencia; como dice el
salmista: “Líbrame de los (pecados) que me son ocultos” (Slm. 19:12); pero no es que yo me
haga el tonto; hacerse el tonto no es que me son ocultos sino que no los quiero reconocer. Hay
cosas que uno no se da cuenta que son pecado sino cuando ha madurado un poquito más; ahí
es el momento cuando dice que hay pecados que se cometen por yerro. Aquí mismo en el libro
El altar de bronce 471

de Levítico aparecen pecados que se cometen por yerro; por ejemplo: fíjese en el capitulo 5:15:
“Cuando alguna persona cometiere falta, y pecare por yerro en las cosas santas de Yahveh,
traerá por su culpa...”; aun por yerro, aun sin darse cuenta; y en capítulo 6:2: “Cuando una
persona pecare e hiciere prevaricación contra Yahveh, y negare a su prójimo lo
encomendado...”; ahí era cuando se le había encomendado algo y no fue fiel a lo que se le
encomendó; en el 5:18 dice: “Traerá, pues, al sacerdote para expiación, según tú lo estimes, un
carnero sin defecto de los rebaños; y el sacerdote le hará expiación por el yerro que cometió por
ignorancia...”; no porque uno ignora una cosa deja de ser pecado; la cosa es pecado porque es
abominable a la santidad de Dios; por la justicia de Dios, por el carácter de Dios es pecado;
ahora yo no me doy cuenta de que esto que hablo es pecado, pero es pecado; entonces cuando
me doy cuenta, tengo que ponerle el nombre, este pecado se llama tal cosa; la luz de Dios nos
dice que esto es vil, la luz de Dios nos dice que esto es lujuria, esto es lascivia, esto es pereza,
esto es egoísmo, esto es avaricia; le pone el nombre exacto; y uno tiene que confesar los
pecados así al Señor, con nombre propio. Señor, yo fallé en esto, fui esto, fui mal pensado, fui
egoísta, fui adultero, fui mentiroso, fui hipócrita, fui avaro, me hice el tonto, me escabullí; es decir
con claridad, trayendo bien claro las piezas, separando pieza por pieza lo que está oculto,
quitándole la grosura de alrededor y dejando al descubierto las entrañas, y entonces las cosas
quedan aireadas y quedan visibles; y ahí eso sí es considerado después digno de ser hecho
arder delante de Dios. Dejando arder es dejar que el asunto se consuma, que el asunto se
acabe; pero si las cosas se hacen a la gorda, a grosso modo, y si no se termina hasta que se
consumen, las cosas se quedan adentro sin solucionar, entonces el mal va a echar raíces y va a
volver a brotar, porque no sacamos el mal de la raíz, solamente podamos el árbol; pero, después
que podamos el árbol, lo único que hace la poda es darle mas fuerza al árbol. Al principio parece
que se quedó sin hojas, pero si las cosas no fueron desarraigadas, sacadas de raíz, vuelve otra
vez el problema de manera más frondosa; entonces las cosas tienen que llegar hasta la raíz,
472 La casa y el sacerdocio

llegar hasta que las cosas se aclaren, hasta que todo quede claro. Fue aireado, hubo perdón, y,
como dice la Escritura, en cuanto dependa de nosotros, estemos en paz con todos. Si te
acuerdas que tienes algo que hablar con tu adversario, ve y “25ponte de acuerdo con tu
adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te
entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás
de allí, hasta que pagues el último cuadrante” (Mt. 5:25-26). El Señor quiere que arreglemos las
cosas a fondo; se limpie todo, que no haya pecado en el arreglo de los asuntos, que haya temor
de Dios, que se haga todo para honrar la justicia de Dios, que no haya injusticias, que haya
santidad, que Dios sea glorificado; entonces las cosas se ponen sobre el altar en pedazos; se
arreglaron, el Señor perdonó; y si también es con otra persona, también el asunto se arregló, si
en verdad reconociste tu falta, pediste perdón, la persona te perdonó. Pero si uno obra un poco
por ignorancia o por astucia o por cualquier otra cosa, hace las cosas; cuando otro nos ofende a
nosotros sí queremos que el otro nos pida perdón con pelos y señales; pero en cuanto a
nosotros, queremos que nos perdonen rápido, así, rápido, porque no tenemos interés en que el
otro sea sanado sino que yo quede bien.

Las ofrendas por el pecado

Por eso el Señor da unas reglas de los sacrificios de paz, cómo tienen que ser hechos; y no
sólo los sacrificios de paz, sino que también la ofrenda por el pecado tiene que tener las mismas
características que la ofrenda de paz o de reconciliación. Esto lo encontramos en Levítico
4:1-10. En el verso 10, después de haber dicho también cómo se despresaba este sacrificio,
dice: “De la manera que se quita del buey del sacrificio de paz; (los riñones, la grosura, todo lo
que vimos, todos esos detalles) y el sacerdote la hará arder sobre el altar del holocausto”. Luego
más adelante aparecen las otras clases de sacrificios, y también el modelo es esta explicación
El altar de bronce 473

que Él dio; el sacrificio debe ser desollado; se le quita la piel, se le quita la grosura, se exponen
las entrañas, se divide por piezas, y se hace arder hasta que el fuego del altar lo consuma;
entonces sí ahí las cosas verdaderamente fueron arregladas, quedaron en paz, ya no hay
pecado, ya no se requiere nada, toda raíz de amargura se desarraiga; porque dice que alguna
raíz de amargura contamina. Si tenemos alguna raíz de amargura, la amargura no va a ser sólo
nuestra, sino que va a ser también de nuestros amigos; ellos van a participar de nuestra
amargura también; después nuestra familia; la rabia que yo tengo la van a tener otros también;
yo voy a contaminar el campamento con la raíz de amargura personal mía; entonces el diablo,
como en la visión que tuvo el hermano Rick Joyner, sabe quién está amargado o amargurado, y
así lo pone allá al frente para que vomite toda su amargura y contamine a todo el mundo. El
Señor quiere que las cosas sean tratadas como deben ser tratadas; el Espíritu Santo coloca la
punta exactamente en el problema nuestro; el Espíritu Santo tiene esa característica. Cuando Él
nos ilumina, nos convence de pecado; porque ese es el trabajo del Espíritu Santo. “Cuando él (el
Espíritu Santo) venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Jn. 16:8); ese es
el trabajo del Espíritu Santo, convencernos de pecado, de justicia, de qué es lo justo, qué es lo
que estuvo mal, cómo debiera haber sido, cómo debe arreglarse la cosa ahora; de pecado, de
justicia y de juicio; es decir, si esto no se arregla a las buenas, le viene otra consecuencia peor,
a las malas. ¿Quién hace ese trabajo? El Espíritu Santo; el Espíritu Santo pone la puntita allá,
exacto; para eso son los garfios, para engarzar en el punto donde hay que engarzar, para clavar
en el punto que tiene que clavar. El Espíritu Santo viene, y si queremos hacer las cosas en serio,
tenemos que venir sin ligereza a la presencia del Señor. Sin ligereza es no pasar y ya. A veces
nosotros estamos acostumbrados a hacer todo así rápido; cantamos, hacemos, decimos, pero
Dios sabe que estamos siendo astutos, que estamos siendo hipócritas, que estamos siendo
livianos; y a veces no entendemos por qué Dios está callado, y por qué parece que no siento la
aprobación de Dios, y parece que ya Dios no me habla más, y es porque Él trató de hablarnos un
474 La casa y el sacerdocio

poquito y nosotros reviramos; entonces queremos hacer las cosas como nosotros queremos;
entonces Dios nos deja que sigamos por nuestro camino; pero en nuestro camino queremos que
Él nos bendiga, que Él nos ayude, y parece que como que Él no está. Pero, ¿qué es lo que
pasó? Lo que pasó fue que no hemos arreglado las cosas; tenemos que volver por el camino
que andamos, ver desde dónde fue que nos desviamos y arreglar los asuntos, para que Dios
pueda estar con nosotros, para que nos pueda acompañar, para que nos pueda respaldar, para
que nos pueda bendecir.

Un pacto quebrantado
Pero si no arreglamos las cosas, si no confesamos los pecados, si no restituimos en lo posible
lo que tenemos que restituir, las cosas se quedan en problemas. Usted a veces dice: No, ya me
escapé de las cosas. No se escapó de nada. A veces las cosas pueden durar años, y de pronto
sucede algo y uno ni se imagina que lo que le está sucediendo es por aquella cosa que se quedó
sin arreglar. Yo acostumbro a recordarles un ejemplo a los hermanos, el ejemplo de los
gabaonitas y de Saúl. Los gabaonitas fueron astutos y se disfrazaron como si vinieran de lejos, y
llegaron donde Josué, donde los israelitas, e hicieron pacto con él. Nosotros veníamos de lejos,
y hemos oído de vuestro Dios y queremos hacer pacto con vosotros; entonces los israelitas
hicieron pacto con ellos. No vamos a destruir a los gabaonitas, sino que vamos a hacer un
pueblo con ellos, como si fueran de los nuestros; y en fin, los gabaonitas se introdujeron en
Israel a través de un engaño. Pero los israelitas hicieron el pacto con sinceridad. Después los
israelitas descubrieron que los gabaonitas se habían disfrazado pareciendo que venían de lejos,
que los habían engañado; pero realmente ellos eran los que estaban por ahí cerca, que eran los
próximos a ser barridos, y para no ser barridos entonces hicieron el pacto; aunque el pacto lo
consiguieron con trampa, el pacto fue hecho ante Dios, y Dios reclamó la fidelidad del pacto, y
tenían que respetar la vida de los gabaonitas, porque ese fue el pacto, y lo hicieron delante de
El altar de bronce 475

Dios; ahora no podían matarlos. Bueno, así sucedió, pero de pronto subió Saúl como rey de
Israel, y Saúl era bastante racista, no respetó el pacto, y mató a los gabaonitas por puro racismo.
Bueno, parece que nadie protestó; parece que la gente estuvo de acuerdo en que se matara a
los gabaonitas; pasaron muchos años, pasaron varias décadas, y ya no estaba reinando Saúl,
ya había muerto; ahora estaba reinando David, y de pronto vino un hambre a la tierra, un año de
sequía y de hambre; los campos no producían, y solamente había que sacar de los depósitos, y
faltaba todo. Bueno, quizá pensó David, hay años malos; esto es normal; entonces vino el año
siguiente y continuó apretándose la tuerca, el hambre y la sequía continuaba, y David ya veía
que esto estaba un poco raro, pero habrá que soportarlo; puede ser que el próximo año ya todo
se normalice. Llegó el tercer año y se apretó más el hambre, y se apretó más la sequía. Ahí
entonces David empezó a preguntarse, pero esto no es normal. Si nuestro Dios es un Dios fiel,
Él siempre nos ha dado todo, debe ser que alguna cosa está errada. Él no sabía qué era; habían
pasado varias décadas del problema, la deslealtad al pacto, un tratado internacional se había
quebrantado; ese pacto, la lealtad había sido mancillada; y entonces David se puso a orar:
Señor, ¿qué es lo que pasa? ¿Por qué estamos con esta hambre? ¿Por qué estamos con esta
estrechez, con esta sequía? la tierra parece que está maldecida, Señor. Entonces Dios le dijo:
Es por causa de los gabaonitas a los cuales mató Saúl.150 Era el tiempo de David, y sin embargo
Israel no había manifestado su inconformidad sino que fue cómplice, la aprobó, no se pronunció
en contra, no dijo nada; es como si lo que hubiera hecho Saúl, no fue sólo Saúl el que lo hizo,
sino que Saúl hizo lo que todos sentían; y pasaron décadas y de pronto apareció el problema, y
la gente no sabía cuál era el problema, y Dios sí sabía. Si David no hacía nada, el problema
continuaría, ¿por qué? Porque Dios es un Dios de juicio, de santidad, de justicia, y estaba
reclamando que se solucionara ese problema; sería cometer injusticia con los gabaonitas; pero
ellos eran el pueblo elegido y los gabaonitas no; pero Dios es justo, y hacía vindicar el derecho
150
Cfr. Josué 9:1-27; 2 Samuel 21:1-6
476 La casa y el sacerdocio

que tenían los gabaonitas por el pacto.


Entonces David entendió y fue y preguntó a los gabaonitas. Bueno, nosotros reconocemos
que hemos hecho este mal, y queremos dar satisfacción a ustedes. ¿Qué es lo que ustedes nos
piden que hagamos? Entonces le dicen los gabaonitas: Bueno, tienen que sacrificar a siete de
los hijos de Saúl; tenían que ser sacrificados; y eso hizo David, tomaron a siete hijos de Saúl y
los empalaron para dar satisfacción a lo que habían hecho los israelitas contra los gabaonitas.
Como dice: ojo por ojo, diente por diente; ellos nos mataron a nosotros, ahora ellos tienen que
morir. Saúl está muerto, pero los descendientes suyos son los que tienen que pagar; y así fue
satisfecho el corazón de los gabaonitas, y quedó satisfecho el corazón de Dios, y terminaron el
hambre y la sequía. Hermanos, ¿quién se iba a imaginar que un problema quedara sepultado
por varias décadas como si ya nos olvidáramos de la cosa? Hicimos el problema y quedó
enterrado como si el tiempo y el olvido lo solucionara todo. No es el olvido, no es el tiempo, es el
reconocimiento y la satisfacción lo único que sana el problema.

Discerniendo el cuerpo del Señor


A veces quizá nosotros nos preguntamos, pero ¿qué me está pasando? ¿Por qué esto? Como
dice: “27De manera que cualquiera que comiere este pan (el pan del nuevo pacto) o bebiere esta
copa (del nuevo pacto) del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del
Señor. 28Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa” (1 Co.
11:27-28). Probándose a sí mismo, es decir, sometiéndose a un escrutinio, como cantábamos
hoy: Renuévame, Señor Jesús; y en otra canción decimos al Señor: Examíname, oh Dios;
porque nosotros a nuestra propia luz no vemos bien, pero si nos exponemos a la luz del Señor,
el Señor sí coloca la punta del garfio en el punto exacto del problema. “Pruébese cada uno a sí
mismo, y coma así (habiéndose examinado) del pan, y beba de la copa. 29Porque el que come y
bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. 30Por lo cual...”;
El altar de bronce 477

y aquí empieza a explicar por qué hay hermanos enfermos, por qué hay hermanos debilitados,
por qué algunos se murieron antes de tiempo, como Ananías y Safira, aunque no se perdieron,
sino que fueron castigados para que no se perdieran. “Porque el que come y bebe
indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. 30Por lo cual hay
muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen”. O sea, murieron antes de
tiempo, y dice en Eclesiastés: ¿Por qué habrías de morir antes de tu tiempo? por irritar al Señor;
irritamos al Señor y morimos antes de tiempo; entonces dice aquí: 31Sí, pues, nos
examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; si nosotros decimos: Señor, yo fallé
en esto, yo pequé, no me justifico, sino que viví lo que fue verdadero pecado; y luego dice: 31Si,
pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seriamos juzgados; 32mas siendo juzgados,
somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo”. Como el Señor
no quiere que Su pueblo sea condenado con el mundo, entonces lo corrige antes de tiempo. El
mundo se alegrará. Vosotros llorareis y lamentareis hasta que deis a luz aquel hijo varón; y el
mundo se está alegrando, pero la Iglesia ríe de último y ríe mejor, mas el mundo ríe al principio y
llora después. Ay de los que ahora ríen porque llorarán, bienaventurados los que lloran, porque
serán consolados. La iglesia asume el camino estrecho, el camino difícil, el camino de la
humillación, el camino de la cruz, el camino de pagar el precio. El mundo huye, pero la Iglesia
que pierde, ganará; el mundo que gana, perderá. Para no ser condenados con el mundo.

La disciplina del Señor


El Salmo 89 es un salmo donde se nos habla también de esta corrección del Señor a Su
pueblo. El Señor es fiel al pacto, pero que Él sea fiel al pacto no quiere decir que no corrija a Sus
hijos que pecan. Leamos Salmo 89:26–37: 26Él me clamará: (¿quién es este él? el hijo de David,
el Cristo) Mi padre eres tú, mi Dios, y la roca de mi salvación”. Luego dice Dios respecto de este
Hijo de David: “27Yo también le pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra”.
478 La casa y el sacerdocio

Este es Cristo, el primogénito y más excelso de los reyes de la tierra. “28Para siempre le
conservaré mí misericordia, y mi pacto será firme con él”. Lo que Dios hizo con Cristo es fiel.
Dios el Padre le dijo al Hijo, Hijo: todos los que yo te dé, tú no pierdas ninguno, sino que los
resucitas y les das vida eterna; y todo el que te vea a ti y crea en ti, tú lo resucitarás en el día
postrero, y no perecerá. Ese es el arreglo del Padre y el Hijo. Entonces dijo el Hijo: Esta es la
voluntad de mi Padre, que todo lo que me diere Yo no pierda nada. El Padre le dijo al Hijo: Hijo,
todos los que yo te dé, porque ninguno puede venir a ti si Yo no te lo traigo, todos los que Yo te
dé, tú no vas a perder a ninguno, y los vas a resucitar en el día postrero, y que no perezca. Mi
voluntad es que todo el que te ha visto y cree en ti, no se pierda y tenga vida eterna, y tú lo
resucitarás en el día postrero. Ese es el arreglo entre el Padre y el Hijo. Si dependiera de
nosotros, nosotros no sabemos, pero el Señor es el Padre. No es porque merezca, no es porque
sea bueno, no; éramos enemigos, pero nos reconcilió. Entonces, ¿que sucede si esos hijos se
ponen un poquito rebeldes? Léanlo con sus propios ojos. “29Pondré su descendencia (la
descendencia de Cristo, los cristianos) para siempre, y su trono como los días de los cielos”. Y
¿qué pasa si ellos se apartan? ¡Ah! “30Si dejaren sus hijos mi ley, y no anduvieren en mis juicios,
31
Si profanaren mis estatutos, y no guardaren mis mandamientos, 32entonces castigaré
con vara su rebelión, y con azotes sus iniquidades. 33Mas no quitaré de él mi
misericordia, ni falsearé mi verdad. 34No olvidaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis
labios. 35Una vez he jurado por mi santidad, y no mentiré a David. 36Su descendencia será para
siempre, y su trono como el sol delante de mí. 37Como la luna será firme para siempre, y como
un testigo fiel en el cielo”.
Entonces ¿qué sucederá con aquella descendencia que se porta mal? Será castigada con
vara; no dice que condenado, pero sí castigado. Volvamos a 1 Corintios 11: “30Por lo cual hay
muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. 31Si, pues, nos examináse-
mos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; (pero note que este juicio es un juicio temporal,
El altar de bronce 479

porque el Señor ya pagó por nosotros, entonces por eso es sólo una corrección temporal) 32mas
siendo juzgados, somos castigados por el Señor...”; vuelve y usa la palabra castigar; sí es
castigo, no podemos decir que no es castigo; dice en el Salmo 89 “castigaré con vara su
rebelión”, y aquí dice que somos castigados por el Señor; puede ser con enfermedad, con
debilidad en distintos aspectos, o con muerte prematura, y dice pero para qué: “somos
castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo”. Este juicio del que
come y bebe indignamente, no es un juicio eterno sino un juicio temporal a los hijos que pecan,
con el objetivo de corregirlos, y que no sean condenados con el mundo.
Incluso, un caso tan grave como el del capitulo 5, sobre el incesto en Corinto. “1De cierto se
oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles;
tanto que alguno tiene la mujer de su padre. (Se trata de madrastra) 2Y vosotros estáis envaneci-
dos. ¿No debierais más bien haberos lamentado, para que fuese quitado de entre vosotros el
que cometió tal acción? 3Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya
como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho. 4En el nombre de nuestro Señor Jesucristo,
reunidos vosotros y mi espíritu con el poder de nuestro Señor Jesucristo, 5el tal sea entregado a
Satanás (pero ahí no pone punto final, ser entregado a Satanás no quiere decir que lo manda al
infierno, a la condenación eterna, no; hay que leer todo el versículo, ser entregado a Satanás)
para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús”.
Entregado a Satanás para que el espíritu sea salvo; el objetivo no era condenarlo eternamente,
sino al contrario, corregirlo para que el espíritu sea salvo. Hay otro lugar, cuando Pablo le
escribe a Timoteo y habla también de entregar a Satanás. Es el caso de Himeneo y Alejandro.
Dice, por ejemplo, en 1 Timoteo 1:18-20: “18Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para
que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena
milicia, 19manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la
fe algunos, 20de los cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que
480 La casa y el sacerdocio

aprendan a no blasfemar”. Son entregados a Satanás, pero dice: para que aprendan; los
entregué a Satanás, no para que se vayan al infierno por siempre, sino para que aprendan a no
blasfemar; ellos blasfemaban muy fácilmente, y la corrección les hacía aprender a no ser ligeros
y no blasfemar, para aprender. Las dos veces que aparece el entregar a Satanás, tanto en
Timoteo como en Corintios, es para que el espíritu sea salvo en el día del Señor, y para que
aprendan a no blasfemar; esta es una corrección temporal necesaria para hijos de Dios que no
andan en el Espíritu del Señor, sino que aunque han recibido al Señor, a veces andan en su
carne, entonces les tiene que doler en la carne el andar en la carne, para que aprendan el andar
en el Espíritu que han recibido.
Toda esta, digamos, disgresión era para que pudiéramos entender a qué se refieren esos
garfios de Éxodo 27:3, esas paletas, con las cuales se dividen las piezas del sacrificio, con las
cuales se golpean, se recogen y quedan separadas unas de las otras, para que nosotros no
arreglemos las cosas así a la gorda, a grosso modo, sino cada cosa con claridad normal, es
decir, con sinceridad, como dice: El que nada debe, nada teme; así que, exponga las cosas; lo
que es pecado es pecado. Hay cosas que no son pecado y son tomadas como pecado; otras
que sí son pecado; en fin, que las cosas queden claras. Para eso son estos garfios y estas
paletas, para manipular el sacrificio, separar sus piezas y arreglar las cosas.
Los braseros. Los braseros son para mantener las cosas en fuego; porque es que a veces las
cosas se quedan crudas, debido a que no hay fuego; a veces no tenemos fervor en el espíritu.
Dice la Biblia que tenemos que ser fervientes en espíritu; porque si nuestro hombre interior no es
fortalecido, sabemos lo que debemos hacer, pero no lo hacemos porque no tenemos fuerza
interior. Si tú no estás en el espíritu, tú sabes lo que debes hacer; quizá debieras evangelizar a la
señora que se sentó a tu lado en el bus; o si tú venías sentado y la señora parada, quizás tenías
que pararte, darle la silla para que se siente, y comenzar una conversación y evangelizar; pero si
no estás fuerte en el espíritu, si yo no estoy fuerte en el espíritu, si no hay fuego en el espíritu,
El altar de bronce 481

sabemos lo que debemos hacer, pero no lo hacemos. ¡Ah!, yo también estoy cansado; que otro
le dé el puesto y yo me quedo sentadito; y ahí yo voy a ver cómo le voy a hablar, y qué
vergüenza me da; y no nos atrevemos a romper esa barrera; ¿por qué? Por que no hay fuego, y
las cosas están frías. Los braseros son, pues, para hacer arder el sacrificio, y la grosura se tiene
que agotar; no tiene que haber ligereza; las cosas rápidas no se arreglan delante de Dios. En
Eclesiastés 5 hay un pasaje que nos previene de la ligereza, de hacer las cosas basados en
nuestros propios sentimientos, en nuestro propio temperamento, en nuestra propia
personalidad; pasamos de largo, y es como un pato que entra en el agua y ni se moja; todo se
queda de las plumas para afuera; no somos tocados. A veces somos capaces hasta de orar
delante de Dios, de cantar, pero no fuimos tocados por el Señor, ni el Señor nos tocó. ¿Por qué?
Porque lo hicimos a la ligera.
Eclesiastés 5: “1Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; (no hay que caminar
apresuradamente, no hay que ser apresurado) y acércate más para oír (hay que oír a Dios, hay
que estar abierto a la iluminación de Dios, hay que estar abierto al garfio de Dios que ponga la
punta donde la tiene que poner) que para ofrecer el sacrificio de los necios...”; a veces uno actúa
neciamente, habla rápido, ora rápido, canta rápido; a veces ni siquiera canta en el nombre de
Jesucristo; a veces se viene a la presencia de Dios en la base de nuestra propia alabanza; ni
siquiera menciono la sangre de Cristo, como si la alabanza tuviera algún efecto para conmover a
Dios; a Dios lo único que le ha conmovido y eternamente le conmoverá es el amor sacrificial de
Su Hijo, y sólo por el nombre de Su Hijo y por Su sangre podemos venir ante Dios. “Y acércate
más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal”. Ellos
piensan que están sacrificando a Dios; pero aquí dice que están haciendo mal, están actuando
con necedad, porque están actuando con ligereza; no esperaron a ser tocados por Dios. “2No te
des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure (a veces pensamos que cualquier
apresuramiento del corazón es de Dios; lo primero que se nos ocurre lo decimos sin someterlo a
482 La casa y el sacerdocio

prueba; no te apresures) a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú
sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras”. A la presencia del Señor debemos venir a ser
tocados por Él, a abrirnos a Él. Examíname, oh Dios; en Tu luz veré la luz; necesito que Tú me
muestres las cosas como Tú las ves. Pero a veces nosotros no queremos ver las cosas como
Dios las ve; queremos que las cosas sean como nosotros pensamos que son, y si no nos
negamos a nosotros mismos, si no somos prudentes, si confiamos en nuestra propia prudencia,
y no en la intervención de Dios, Él respeta nuestra decisión, y seguimos errados por mucho
tiempo. ¿Cuántas personas hay que han creído en su propia prudencia y no han aceptado
ningún error, ni piensan que pueden estar equivocadas, y están seguras de su propia opinión?
Pero dice: No te apoyes en tu propia prudencia, reconoce a Yahveh en todos tus caminos y Él
enderezará tus veredas. Por eso tenemos que frenar y ser tocados.
Yo recuerdo en una época cuando me puse a leer las obras de William Branham, un siervo de
Dios pero que tenía algunos errores; pero como también era un siervo de Dios a quien Dios
usaba con grandes milagros y cosas, pues yo, por los milagros y las cosas, me tragué también
los errores; es decir, me comí la manzana con todo y semilla; y el mismo hermano decía: Mire, si
se está comiendo un pastel y encuentra una piedra, pues tire la piedra, no tire todo el pastel,
pero tire por lo menos la piedra; así yo estoy enseñando esto, pero si usted encuentra un error,
sáquelo, cómase lo que le sirve y lo otro déjelo afuera. Pero yo no hice eso, aunque el mismo
hermano decía; y llegué a pensar como él pensaba en todas las cosas, porque no examiné; y así
duré desde el año 1973, y así duré hasta el año 74 y 75; y a comienzos del 76 se me ocurrió
hacer una oración a Dios con sinceridad. Me fui aparte a un lugar aislado para orar a Dios, y allí
le dije al Señor así: Señor, a mí esto me parece correcto, pero eso es lo que a mí me parece;
puede ser que el Señor vea una cosa que yo no estoy viendo. Señor, a quien yo amo es a Ti, a
quien quiero seguir es a Ti. Si lo que mi hermano está enseñando es verdadero, yo quiero que
Tú me lo confirmes; pero si él tiene algún error que yo no me doy cuenta, yo quiero que Tú me lo
El altar de bronce 483

muestres; porque a quien yo sigo no es al hermano; a quien yo sirvo es a Ti. Desde el momento
en que dije al Señor, Señor, a Ti es al que yo quiero y a quien yo sirvo es a Ti, aunque esto me
parece a mí correcto, quizá haya un error que yo no estoy viendo; y me encomendé al Señor.
Señor, sé Tú el que me enseñes, porque a quien yo me encomiendo y a quien sigo es a Ti.
Desde ese momento el Señor tuvo base legal para poderme mostrar los errores; y empezó a
mostrármelos de a poquitos; no de golpe; porque si no, no hubiera aguantado.
Una vez iba en un bus lleno de gente; iba parado, y de pronto vino la luz. ¡Uy¡ pero cómo es
que aquí dijo el hermano esto, pero la Biblia dice esto; y comenzó el conflicto; ahora tengo que
decir lo que dice la Biblia. Y otro hermano decía: Ah pero, hermano, ¿usted quién es? en cambio
el hermano Branham es un profeta; mire cómo Dios resucita muertos, sana enfermos, discierne
los pensamientos de las personas, hace milagros tremendos; y yo quién era, en cambio aquel
era un gran siervo; yo era un pobre pelagatos. Sin embargo el Espíritu Santo ordena pelagatos;
el Espíritu Santo es misericordioso con los peores pelagatos que se confían de Su gracia.
Entonces el Espíritu Santo me mostró, y de ahí en adelante tuve que decir lo que dice la palabra
de Dios; y después cuando fui fiel en lo poco, entonces me mostró otro poquito más; y cuando
estuve dispuesto a pagar el precio, inclusive a ser rechazado y tratado de lo peor, me confió un
poquito más.

Renunciar a cosas ante el altar del Señor


Es cuando le permitimos a Él corregirnos, que Él nos corrige; pero si nosotros estamos
seguros de nuestra opinión, hermanos, el Señor nos va a dejar con ella, porque no le estamos
pidiendo ayuda, sino que estamos confiando en nuestra propia prudencia, en nuestro propio
ego; así por más seguros que estemos de las cosas, tenemos que renunciarlas ante el altar del
Señor, y decirle: Señor, yo necesito ver como Tú ves; prepárame para ver las cosas como Tú las
ves; Señor, no quiero engañarme más ni engañar a nadie; me dispongo, Señor, a aceptar las
484 La casa y el sacerdocio

cosas como verdaderamente son. Y el Señor va a mirar a ver si es verdad; porque a veces
nuestros labios dicen una cosa pero nosotros no decimos lo mismo con el corazón; tenemos que
convencer al Señor de que en verdad queremos que Él nos ayude. Miren lo que le dice el amado
a la amada en Cantar de los Cantares. El amado figurando a Cristo, la amada figurando el alma
de cada uno de los de la Iglesia, dice: “Aparta tus ojos de delante de mí, porque ellos me
vencieron” (Cnt. 6:5). Allí el amado se declaró vencido por la amada, se declaró convencido por
la amada; pero a veces dice: ay, mi amor, vivamos esto; pero esto no es verdadero; entonces,
dice que mejor son las heridas del que ama que los besos del que aborrece; a veces el que
aborrece por dentro, presume desaborrecimiento por un beso; en cambio a veces el que ama,
hiere, pero hiere porque ama, porque le está haciendo bien a la persona. A la larga, mejores son
las heridas del que ama; el que por amor se atrevió a decir la verdad, a la larga ese va a ser
aprobado; en cambio el que escondió el veneno en caramelo, la pildorita, al fin ese va a ser
descubierto, y va a ser menospreciado. Entonces, hermanos, dispongámosnos al Señor en ir
con sinceridad y convencer al Señor que en verdad estamos enfermos, que en verdad queremos
que Él nos transforme; que en verdad no queremos engañarnos más, que en verdad no
queremos insistir en lo nuestro, que estamos dispuestos a que Él nos corrija; y tenemos que
estar allí, volviendo, insistiendo hasta que lo convenzamos y Él haga algo; porque si no nos
consagramos, no le estamos dando la base adecuada para Él intervenir; porque Él nos dio
albedrío, y cada uno tiene que escoger, y si no le pedimos y seguimos buscando lo nuestro,
pues, estamos perdiendo el tiempo; pero Él respeta la pérdida del hijo de hombre. Que Dios nos
guarde de la pérdida de tiempo, y sigamos y volvamos. Señor, que sea lo que Tú quieras. Yo no
sé cómo me vas a cambiar; no sé cómo me vas a transformar a la imagen de Cristo, pero eso es
lo que Tú quieres; yo sé que eso cuesta, pero eso es lo que yo también quiero. Y venimos y
estamos ahí, y no salimos de ahí, como Josué. Josué no había sido llamado todavía; Dios
estaba aún tratando con Moisés; pero Josué se la pasaba a la puerta del tabernáculo. Ah,
El altar de bronce 485

cuando ya se iba a ir Moisés, ¿a quién tomó Dios? Al que estaba ahí en la puerta, a Josué, para
que Josué introdujera al pueblo; pero si Josué no hubiera andado por ahí cerca, ¿a quién habría
llamado el Señor? ¿quién irá por nosotros? Ahí estaba Isaías. Aquí estoy yo; envíame a mí. Hay
que estar ahí cerca para que el Señor pueda contar con nosotros; porque dice: “Y busqué entre
ellos hombre que hiciese vallado (que intercediera) y que se pusiese en la brecha delante de mí,
a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé” (Ez. 22:30). Busqué ese hombre,
pero no lo encontré; lo busqué, busqué a alguien que estuviera interesado en pedirme que Yo no
los castigara, pero nadie estaba interesado; ni sabían que los iba a castigar, entonces pasé y
juzgué.

La revelación de Dios
Sobre eso que leímos allí en Eclesiastés para no hacer nada a la ligera, para venir a ser
expuestos por la luz de Dios, lo que dice la palabra de Dios en Hebreos 4:12 tiene que ver con
esto: “12Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos;
y penetra hasta partir (ahí la Palabra de Dios está separando pieza por pieza; es la revelación de
Dios, la palabra viva de Dios) el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón. 13Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su
presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien
tenemos que dar cuenta”. La palabra de Dios entra y separa lo que es del alma, lo que es del
ego, de lo que es del espíritu. Al principio a nosotros se nos ocurre algo en el alma, y pensamos
que es de Dios, como en Ezequiel 13 aparece con los falsos profetas; allí dice que hablan visión
de su propio corazón; dicen que Dios dijo, pero Dios no dijo nada; pero ellos están siguiendo su
propio espíritu humano y no al propio Señor; pero a medida que venimos y nos sometemos a Él,
Él empieza a hacer diferencia; porque eso es lo que hace la espada: esto es santo, esto es
profano, esto es vil, esto es precioso, esto es del espíritu, esto es del alma, esto es de la carne,
486 La casa y el sacerdocio

esto es de arriba, esto es de abajo, esto es del mundo, esto es de Dios; en fin, la Palabra es la
que hace diferencia, como el Señor se le presentó a la Iglesia en Pérgamo. Pérgamo era una
Iglesia muy mezclada, motivos mezclados, la religión mezclada con la política, mezclada con el
dinero, cosas de Dios mezcladas con cosas impuras; ante eso tiene que venir la Palabra del
Señor y separar lo que es de Dios de lo que no lo es; las intenciones y los pensamientos del
corazón. A veces nosotros no entendemos nuestras intenciones; a veces nuestras palabras
brotan de amargura, o brotan de envidia, o brotan de rivalidad, o brotan de jactancia; a veces
nos jactamos; nuestras palabras no son puras; tampoco son puras nuestras intenciones. La luz
es lo que manifiesta todo, y el que viene a la luz, viene para que se manifieste si sus obras son
hechas en Dios o no. Dice el Señor Jesús: “19Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo,
y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20Porque todo
aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean
reprendidas” (Jn. 3:19-20). Sus obras son descubiertas porque la luz es la que manifiesta todo.
Si una persona quiere vivir en la luz, es una persona que inmediatamente reconoce su falta,
inmediatamente se somete al escrutinio del Señor; porque, ¿de qué nos sirve hablar de paletas
y de garfios, si estas cosas no nos tocan? ¿Para qué si estas cosas no nos revuelven por dentro,
y no nos traen la luz del Señor? Saber una cosa no es suficiente; lo importante es que el Señor
pueda hacer algo entre nosotros; entonces sigamos un poquito más.

El altar de juicio y de misericordia


Llegamos a Éxodo 27:4. Los utensilios son de bronce, es decir para juzgar el viejo hombre y lo
que Satanás tiene escondido ahí: “4Y le harás (esto es, al altar de bronce) un enrejado de bronce
de obra de rejilla, y sobre la rejilla harás cuatro anillos de bronce a sus cuatro esquinas. 5Y la
pondrás (a la rejilla) dentro del cerco del altar abajo; y llegará la rejilla hasta la mitad del altar”.
Voy a saltarme los versos 6 y 7 por lo pronto; después volveremos sobre eso; pero lo hacemos
El altar de bronce 487

para completar lo de la rejilla. “8Lo harás hueco, de tablas; de la manera que te fue mostrado en
el monte, así lo harás”. El altar es de madera cubierta de bronce; y dice que el altar es hueco.
¿Qué quiere decir que el altar es hueco? Quiere decir que no tiene nada por dentro; no hay nada
escondido; este altar es el altar donde Dios encuentra satisfacción y base para recibir al hombre,
por lo tanto Dios no tiene juicio contra nosotros sino que tiene misericordia; pero también
nosotros no tenemos que esconder nada, tenemos que estar abiertos y desnudos delante del
Señor. Por eso el altar es hueco por dentro. Pero ¿qué sucede cuando el altar es hueco? Dios
tiene que tomar una medida para que el altar no se desbarate; por ejemplo, a mí, que he sido
gordito, varias veces me ha sucedido que al sentarme en una silla de esas que no aguantan, se
le abren las patas de plástico y me voy de para atrás; no aguanta el peso y se va de para atrás;
entonces, para que no se desbarate el altar, para que las cosas estén en su punto, la rejilla es
colocada a la mitad del altar. “5Y la pondrás (a la rejilla) dentro del cerco del altar abajo; y llegará
la rejilla hasta la mitad del altar”. Si tenemos el altar de tres codos de altura, a la medida de Dios,
la mitad del altar es codo y medio; a la altura de codo y medio se le pone esa rejilla; están
cruzadas para evitar que las patas se abran, porque ahí reposa el peso de los sacrificios, que la
rejilla evita que las patas se abran; es para mantenerlo en su punto; esa rejilla mantiene las
patas del altar aseguradas, y el peso del sacrificio que está allí. Ahora, ¿dónde coloca Dios
cuidadosamente esa rejilla? a la mitad del altar. ¿De qué nos habla la mitad? nos habla de
equilibrio, nos habla de justicia, porque ese es un altar del sacrificio, para satisfacer el corazón
de Dios, y también que Dios tenga base en ese sacrificio para satisfacer también la necesidad
del hombre. Ese tabernáculo es el tabernáculo de reunión, donde Dios y el hombre se reúnen,
por lo tanto uno no se puede cargar sobre el otro. Además, sobre la rejilla se colocan los
calderos para recoger la ceniza. Es la delicadeza del Señor.

Dios nos perdona por justicia


488 La casa y el sacerdocio

Nosotros, por nuestra cuenta, no podemos convertir la gracia en libertinaje. Ya que el Señor
nos perdona, ¿entonces voy a pecar? Pequemos y pequemos, total Dios nos va a perdonar; eso
quiere decir que estamos convirtiendo en libertinaje la gracia de Dios; eso significa que estamos
haciendo injusticia y afrenta al Espíritu de Gracia de parte del Señor; pero al mismo tiempo el
Señor nos va a juzgar. Ahora, como ya juzgó en el altar a su Hijo Jesucristo, entonces dice la
Palabra de Dios en Juan: “1Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno
hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 2Y él es la
propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de
todo el mundo” (1 Jn. 2:1-2). ¿Quién es la propiciación? Cristo. Y ya había declarado: “9Si
confesamos nuestros pecados, él es (¿qué?) fiel y justo (¿por qué no dice misericordioso y
gracioso? ¿por qué dice justo?) para perdonar nuestros pecados...”; uno diría, bueno, si Dios
me perdona, me perdona porque me tiene misericordia; pero ¿por qué dice que me perdona
porque es justo? ¿acaso qué es lo que merecen mis pecados? ¿no es juicio? pero ¿por qué
entonces es justo que me perdone? “9Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. ¿Por que dice que Dios es fiel y justo
al perdonarnos? Porque Dios no nos está perdonando sobre la base sólo de Su misericordia;
como diciendo: Bueno, hijitos, ustedes son unos muchachos pícaros, pero Yo soy un abuelito
gordo que no les voy a tener en cuenta sus picardías. ¡No!, así no es que Dios perdona. Fue
necesario el sacrificio de Cristo; no es por misericordia solamente que Dios perdona; es por
justicia, como quien dice, Su Hijo murió por nuestros pecados, entonces, si Su Hijo murió por
nosotros, y nosotros hemos confesado nuestros pecados con sincero arrepentimiento y sincera
fe y hemos creído en Él, ¿cómo el Señor va a ser injusto con Su propio Hijo? Dios le cobró a Su
Hijo; ¿ahora nos va a cobrar otra vez a nosotros, que nos estamos refugiando con fe y
reverencia en Su Hijo, en el sacrificio de Su Hijo? Entonces Dios nos perdona no solamente por
misericordia, sino porque es fiel a Su propio Hijo y es fiel a nosotros, y es justo. Dios nos perdona
El altar de bronce 489

por justicia, porque el pago de nuestros pecados ya se dio en Jesucristo; es decir que Dios no
perdona sin la cruz, Dios no perdona sin el altar; Dios perdona sobre la base del sacrificio del
inocente Hijo de Dios; y por eso cuando hemos reconocido con sinceridad y arrepentimiento y fe
nuestros pecados, y hemos creído en Él, Él no solamente tiene misericordia, Él es justo con Su
Hijo. Imagínate que tú tienes una deuda de cincuenta millones, y tú no tienes con qué pagar,
pero tú amigo que sí tiene mucho con qué, no sólo pagar sino también regalar, y como tú no
puedes pagar, va al acreedor y le paga los cincuenta millones en tu lugar; ¿crees tú que ese
acreedor sería justo, si ya tu amigo pagó los cincuenta millones en tu lugar, ahora te los va a
cobrar otra vez a ti; te cobra a ti y le cobra al amigo? ¿Sería eso justo? No hubiera recibido lo de
mi amigo si me va a cobrar a mí; pero si mi amigo está pagando por mí, ya mi amigo pagó,
¿cómo me va a cobrar a mí también? El acreedor no puede ser injusto. Si recibió el pago del
amigo en nombre tuyo, ya no puede cobrarte a ti; ya tú quedas libre de la deuda, no porque tú la
pagaste, sino porque tu amigo la pagó por ti; entonces lo justo es que el acreedor no te cobre a
ti lo que ya cobró en el amigo.

La rejilla y el equilibrio del altar


Por eso dice aquí que Dios es fiel y es justo para perdonar; no solamente es misericordioso,
no; es justo para perdonar. Cuando Dios perdona, está actuando con justicia, porque Su Hijo
pagó nuestra deuda, pagó el castigo de muerte que nosotros debíamos, fue pagado por el Hijo
de Dios. Hermanos, en el altar está el equilibrio, en el altar está la ecuanimidad, en el altar está
la justicia; y por eso, ¿qué es lo que mantiene ese altar sin desvencijarse, sin desbaratarse? la
rejilla; y ¿dónde está esa rejilla? en la mitad del altar; y ¿qué hace esa rejilla? mantiene ajustado
el altar sobre su base. Está representando la seguridad del precio de Cristo, para recibir de parte
de Dios la justicia de Dios. Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia; y ¿qué decía
Abraham de Dios? El Dios que es el juez de toda la tierra, ¿acaso no va a hacer lo que es justo?
490 La casa y el sacerdocio

¡Claro! Si Dios va a juzgar al mundo, Él mismo tiene que ser justo primero; de ahí ese equilibrio,
esa ubicación de la rejilla. La rejilla es para mantener el altar en equilibrio, mantener el altar con
forma, en el punto medio, es decir, sin que haya iniquidad, sin que haya injusticia; eso es lo que
representa esa rejilla; esa es la función de la rejilla, tener el altar en orden y sostener los
calderos para recoger la ceniza, cual significa el aprecio por el sacrificio. Tales cenizas serán
usadas después, como en el caso de la vaca roja.

El sacrificio del Cordero de Dios


Dice también que a la altura de la rejilla, encima de la rejilla, es decir si la rejilla está a un codo
y medio, hacia afuera, subiendo un poquitito, se colocan unos anillos de bronce. “4... y sobre la
rejilla harás cuatro anillos de bronce a sus cuatro esquinas. 5Y la pondrás dentro del cerco del
altar abajo; y llegará la rejilla hasta la mitad del altar. 6Harás también varas para el altar, varas de
madera de acacia, las cuales cubrirás de bronce. 7Y las varas se meterán por los anillos, y
estarán aquellas varas a ambos lados del altar cuando sea llevado”. El altar debe ser llevado.
¿De qué nos habla llevar el altar? ¿De qué nos habla el altar? Nos habla de la misericordia de
Dios, del evangelio, de la redención, del llamamiento al arrepentimiento y a la fe. Dice Lucas
24:45-46: “45Entonces (el Señor Jesús a los apóstoles) les abrió el entendimiento, para que
comprendiesen las Escrituras; 46y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo
padeciese”. Ahí está el sacrificio del Cordero; ahí está el altar de bronce con el sacrificio
expiatorio, pero como fue a la altura de Dios y satisfizo a Dios, Dios demostró que había recibido
ese sacrificio resucitando al tercer día al Señor Jesucristo; por eso el altar tenía tres codos de
altura; fue a la altura de Dios, satisfizo a Dios; Dios demostró su satisfacción resucitando a Su
Hijo al tercer día. Ahí estamos viendo la muerte y resurrección de Cristo.

El altar de bronce debe ser llevado


“Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, (ahí esta el sacrificio) y
resucitase de los muertos al tercer día; (los tres codos de alto del altar) 47y (note, aquí están los
anillos y las varas) que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en
todas las naciones, comenzando desde Jerusalén”. Vemos que el altar de bronce tiene que ser
llevado; a toda nación se le tiene que predicar el arrepentimiento, que es la mitad del hombre; el
hombre tiene que cambiar de actitud, de entendimiento, darle la razón y satisfacción a Dios por
medio de lo que Dios le provee, el arrepentimiento y perdón de pecados en Su nombre,
comenzando desde Jerusalén, pero siguiendo a todas las naciones. Cuando allá en el atrio del
templo que Salomón construyó para Dios, había una fuente de bronce, esa fuente de bronce
estaba sobre doce bueyes; tres bueyes iban para el norte, tres bueyes iban para el oeste, tres
bueyes iban para el este y tres bueyes iban para el sur; y sobre las ancas, los lomos de los
bueyes, estaba aquella fuente de bronce con el agua para purificar. Cuando llegaban los
sacerdotes a aquella fuente, que se hacía con los espejos de las mujeres, entonces reconocían
su pecado, se arrepentían, había un sacrificio allá en el altar, y la persona ahora reconocía sus
pecados, y ese sacrificio era aplicado por la fe. Pero ¿por qué aquella fuente estaba sobre doce
bueyes? ¿por qué tres bueyes iban para el norte, tres para el sur, tres para el oeste y tres para el
este? Porque el evangelio de Dios debe ser predicado. El Señor le encomendó el Evangelio a
los doce apóstoles, y dijo: “15Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16El
que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Mr.
16:15-16). Así aquí también aparece este altar con anillos con varas para ser llevado. Es
necesario que se predique en nombre del Señor Jesús el arrepentimiento y el perdón de
pecados por Su nombre a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. La gran comisión
es la tarea de la Iglesia. La Iglesia recibe la reconciliación con Dios, pero recibe la comisión de
predicar en Su nombre el evangelio, el arrepentimiento y el perdón de pecados, el ministerio de
la reconciliación; y eso es lo que representan esos anillos y esas varas en el altar de bronce. “8Lo
harás hueco, de tablas; de la manera que te fue mostrado en el monte, así lo harás”. Dios reveló
La casa y el sacerdocio

cómo quiere que sean las cosas hechas, cómo quiere que se realicen la expiación, la
propiciación, la satisfacción para que el hombre pueda tener de Dios algo basado en la Justicia
de Dios por Cristo. Debe hacerse según el modelo de Dios; no podemos inventarnos otra
manera de agradar a Dios; no podemos inventarnos otra manera de querer satisfacer la justicia
de Dios; por aquí robo y por aquí doy un diezmo de lo que robo, y ya con el diezmo de lo que
robé, entonces ya estoy tranquilo. No me puedo inventar esas maneras. Es solamente como
Dios lo ha establecido.
Capítulo XXIV

EL ATRIO DEL TABERNÁCULO151

La parte exterior de la casa de Dios


Hermanos, permítame unos minutos para considerar una porción de la Palabra. Vamos al libro
del Éxodo 27:9-19, y veamos lo relativo al ATRIO DEL TABERNÁCULO. El atrio es la parte mas
visible desde afuera; el atrio es la parte con la que primeramente se contacta el mundo respecto
de la casa de Dios. El tabernáculo, figura de la casa de Dios, de la Iglesia, del cuerpo de Cristo,
tiene un Lugar Santísimo donde está el Arca, un lugar santo donde está la mesa de los panes de
la proposicìon, el candelero, el altar de oro del incienso, y un atrio donde está el altar de bronce
y la fuente del lavamiento. Pero también la Palabra nos revela algunos detalles en relacion al
Atrio; entonces quisiera compartir con mis hermanos este pasaje, que lo consideremos en la
presencia del Señor.
La perícopa del Atrio del Tabernáculo la vemos en Éxodo 27:9-19. "9Asimismo harás (todo lo
otro lo harás también; tienes que hacer el arca, tienes que hacer esa mesa, hacer ese candelero,
hacer ese altar, hacer todo el tabernáculo con sus tablas, sus barras, todos los detalles; pero
esto tambìen lo tìenes que hacer, esto tambìen lo harás) el atrio del tabernáculo”. Hay que tener
un cuidado especial con el atrio; el atrio es la parte más exterior de la casa de Dios, es la que se
comunica con el mundo sin pertenecer al mundo; pero el mundo no ve lo que hay en el Lugar
151
Enseñanza a la iglesia en la localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., Colombia, el 28 de junio de 2003. Transcripción: Germán Cárdenas.
La casa y el sacerdocio

Santísimo; lo único que ve el mundo es al atrio, y por fuera; y también el atrio fue dispuesto por
Dios. ¿Cuál es la relación de la Iglesia con el mundo? El Señor dijo: “15Padre, no ruego que los
quites del mundo, sino que los guardes del mal. 16No son del mundo, como tampoco yo soy del
mundo. 18Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo” (Jn. 17:15-16,18). La
Iglesia no es del mundo pero es enviada al mundo para dar un testimonio al mundo; y el mundo
sólo puede ver la casa de Dios por fuera, por el atrio. Entonces, ¿cuál es la relación de nosotros
como pueblo de Dios en el mundo? El atrio del tabernáculo.
Relación de la Iglesia con el mundo
Seguimos en Éxodo: “9... Al lado meridional, al sur, tendrá el atrio cortinas de lino torcido, de
cien codos de longitud para un lado. 10Sus veinte columnas y sus veinte basas serán de bronce;
los capiteles de las columnas y sus molduras, de plata. 11De la misma manera al lado del norte
habrá a lo largo cortinas de cien codos de longitud, y sus veinte columnas con sus veinte basas
de bronce; los capiteles de sus columnas y sus molduras, de plata. 12El ancho del atrio, del lado
occidental, tendrá cortinas de cincuenta codos; sus columnas diez, con sus diez basas. 13Y en el
ancho del atrio por el lado del oriente, al este, habrá cincuenta codos. 14Las cortinas a un lado de
la entrada serán de quince codos; sus columnas tres, con sus tres basas. 15Y al otro lado, quince
codos de cortinas; sus columnas tres, con sus tres basas. 16Y para la puerta del atrio habrá una
cortina de veinte codos, de azul, púrpura y carmesí, y lino torcido, de obra de recamador; sus
columnas cuatro, con sus cuatro basas. 17Todas la columnas alrededor del atrio estarán ceñidas
de plata; sus capiteles de plata, y sus basas de broce. 18La longitud del atrio será de cien codos,
y la anchura cincuenta por un lado y cincuenta por el otro, y la altura de cinco codos; sus cortinas
de lino torcido, y sus basas de bronce. 19Todos los utensilios del tabernáculo en todo su servicio,
y todas sus estacas, y todas las estacas del atrio, serán de bronce” (Éx. 27:9-19).
Vamos a detenernos un poquito en lo que el Señor nos quiere hablar con estos símbolos;
479

porque sabemos que estas disposiciones son símbolos de la casa de Dios, y específicamente
las del atrio; pues en el atrio de la casa de Dios hay simbología de la relación de la Iglesia con el
mundo; una relación no de amistad sino una relación de separación, por una parte en cuanto al
pecado, al mundo, pero de servicio ante Dios. Dios amó al mundo, pero al mismo tiempo nos
dice que no amemos al mundo;152 son dos tipos de amor. Amar al mundo es apreciarlo en el
sentido de querer involucrarnos con él; en ese sentido dice: No améis al mundo. Pero “de tal
manera amó Dios al mundo...” (Jn. 3:16a). Aunque no somos del mundo, el Señor nos envió al
mundo para que el mundo sea salvo por el Señor, según el testimonio de la Iglesia; ese
testimonio de la Iglesia para con el mundo tiene que ver con el atrio.

152
Cfr. 1 Juan 2:15
480 La casa y el sacerdocio

Vamos a mirar, pues, algunos detalles del atrio. El atrio tiene veinte columnas al sur, veinte
columnas al norte, diez columnas al occidente y diez columnas al oriente; en total sesenta
columnas; eso habla del nuevo hombre, de Cristo, del Hijo del Hombre, del cuerpo del Hijo del
Hombre.

La Iglesia formada por gentes de todas las etnias


Ustedes saben que el seis (6) es el número del hombre; el hombre fue creado en el sexto día;
el diez (10) es el número de las naciones; entonces diez por seis son sesenta (10 x 6 = 60); o
sea, el Señor quiere Su casa con seres humanos de todas partes. Sesenta columnas está
hablando de que la casa de Dios está formada por la generalidad de los seres humanos, que
Dios está interesado en toda clase de seres humanos, que no hay ninguna nación, ninguna raza,
ningún pueblo, ninguna lengua, que esté excluido del propósito de Dios, y del testimonio que
Dios quiere que se dé.
Desgraciadamente ha sucedido en la historia de la Iglesia, que algunas personas de corriente
hipercalvinista, que han subrayado en demasía la predestinación, que no se preocupan por
evangelizar a los demás, porque dicen que muchas personas a lo mejor no son predestinadas.
Eso es una equivocación; el Señor dijo que prediquemos el evangelio a toda criatura;153 y por
eso es que la generalidad de la humanidad está representada en las medidas de esta casa, en el
número de sus columnas, y también en el número de los codos, de su largura, la longitud; quiere
decir, cien codos; es diez por diez; esto quiere decir que el Señor quiere que de Su casa
participen gentes de toda clase, de todas las razas, naciones, pueblos y lenguas.
El ancho es la mitad, porque no todos tienen fe, no todos reciben al Señor, no todos aceptan lo
153
Cfr. Marcos 16:15
El atrio del tabernáculo 481

que el Señor ha hecho; por lo tanto entre los seres humanos hay los que se salvan y hay los que
se pierden; por eso la medida del ancho no es la misma medida del largo. La medida del largo
es: El Señor murió por todos, y en base al sacrificio del Señor, todo mundo puede ser salvo. No
solamente murió por la Iglesia. El apóstol san Juan dice algo que lo menciono muy a propósito
del hipercalvinismo. Leamos 1 Juan 2:2: “Y él es la propiciación por nuestros pecados; (ese
nuestros se refiere a toda la Iglesia, a los creyentes, pero dice) y no solamente por los nuestros,
(o sea, no sólo los de la Iglesia) sino también por los de todo el mundo". Vemos, pues, que el
Señor Jesús murió por todo el mundo.
La Palabra del Señor dice claramente que Dios quiere que todos los hombres sean salvos. Y
también nos dice la Palabra del Señor que la gracia de Dios se manifestó para salvación a todos
los hombres. "Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres”
(Tito 2:11); significa que no hay ningún hombre a quien la gracia de Dios no se haya manifestado
para salvación.

No todos los hombres han creído


El Señor quiere que a toda criatura se le predique. Dios quiere que todos los hombres sean
salvos; que la gracia de Dios para salvación sea manifestada a todos los hombres, pero no todos
los hombres han creído, no todos los hombres han ejercido su responsabilidad. La gracia está
para ayudar a la responsabilidad de todo hombre, pero la gracia nunca va a sustituir la
responsabilidad; la gracia capacita la responsabilidad del hombre incapacitado por el pecado; la
gracia está para ayudar al que quiera; la gracia le ayuda a decidir a todos; la gracia se manifestó
a todos, y está dispuesta a ayudarle a todos, pero no a tomar las decisiones por todos. Dios
nunca toma la decisión por nadie; Dios le ayuda con Su gracia a cada uno a tomar su decisión;
482 La casa y el sacerdocio

cada cual tiene que tomar su decisión, y la gracia lo ayuda pero no lo obliga.
Entonces, no es que a algunos se le manifiesta la gracia y a otros no, no. Dios quiere que
todos sean salvos, y la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres.
Pero dice el Señor a Jerusalén: Cuántas veces Yo quise, pero tú no quisiste.154 No es porque
Dios no quiere salvar a las personas; es porque las personas no quieren la salvación de Dios, y
resisten la gracia de Dios, la resisten; Dios por Su gracia nunca va a decidir por un elegido; el
elegido tiene que elegir en Su gracia, pero él tiene que elegir. Estas son cosas que tenemos que
tener claras. La salvación es para todos; Cristo murió por todo el mundo; por eso el largo del
atrio es de cien codos; diez por diez, hablando de la humanidad en general; pero el ancho es
solamente la mitad, porque no todos creen, porque no todos reciben, porque no es de todos la
fe, porque no todos se salvan, aunque el precio que Él pagó daría para que todos se salven; no
es por culpa de Dios que alguien no se salve, sino por haber resistido al Espíritu Santo y
resistido la gracia de Dios y no haber recibido al Señor y haber hecho afrenta al Espíritu de
gracia. Nadie estará en el infierno por culpa de Dios; cada persona en el infierno estará por su
propia culpa. Lógicamente que el ancho no puede ser ìgual que el largo porque, aunque por
todos murió, no todos lo recibieron; entonces esa mitad habla de los que lo reciben; y la otra
mitad que queda afuera es los que no lo reciben.
Las acciones justas de los santos

154
Cfr. Mateo 23:37 y Lucas13:34
El atrio del tabernáculo 483

Volvamos allí a Éxodo. "Al lado meridional, al sur, tendrá el atrìo cortìnas de lino torcido, de
cien codos de longitud para un lado” (v.9b). Una cosa que el Señor dice, que tiene que tener el
atrio es: "cortinas de lino torcido”, lino trabajado; el lino representa las acciones justas de los
santos. Ese pasaje lo encontramos en Apocalipsis 19:8, allí donde habla de la vestidura de la
esposa. "Y a ella (a la Iglesia) se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y
resplandeciente; porque el lino fino es (¿que es ese lino?) las acciones justas de los santos”.
Noten a dónde quiere Dios que vayan esas acciones justas de los santos, a la vista de todos los
hombres. Dice la Palabra que una ciudad puesta sobre un monte no se puede esconder;
también la luz no se pone debajo de la mesa, debajo de en un almud, sino sobre la mesa para
que alumbre a todos los que están en casa, y dice el Señor: Para que vean vuestras buenas
obras.155 El Señor quiere a la Iglesia como Iglesia; en primer lugar cristiano como cristiano, pero
el Señor cuando dice: Vosotros, cuando habla de las cortinas, cuando habla del templo, del atrio,
no está hablando sólo a nivel individual, personal, sino también a nivel corporativo; tenemos que
tener acciones justas delante de Dios y del mundo, y a nivel colectivo, como creyentes juntos;
debemos hacer acciones justas, buenas obras como pueblo, no sólo como personas, sino como
pueblo; es lo que el mundo va a ver. El mundo no va a ver lo que pasa en el Lugar Santísimo, el
mundo no va a ver ni siquiera lo que pasa en el Atrio; el mundo sólo puede ver la parte exterior
del Atrio, o sea, las cortinas; ni siquiera el mundo ve las columnas que sostienen esas cortinas;
el mundo no sabe qué es lo que sostiene las buenas obras de los santos, de los cristianos; el
mundo no ve las columnas, el mundo sólo ve las cortinas. Dios estableció que el mundo vea las
cortinas de lino fino de la casa de Dios; nada más va a ver el mundo; pero esto sí, que “vean
vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

155
Cfr. Mateo 5:14b-16
484 La casa y el sacerdocio

El mundo no ve la fe sino las obras


Es la voluntad de Dios que el mundo vea las buenas obras de la Iglesia; buenas obras,
acciones justas de los santos. El mundo no va a ver la fe. ¿Quién puede ver la fe? La fe
corresponde al Lugar Santísimo. Cuando una persona es espiritual, es una persona que vive en
la fe; cuando una persona es almática, psíquica, vive en el lugar santo. Las características del
lugar santo, del alma son: la voluntad, la mente y las emociones. Cuando la persona vive en el
alma o en el yo, en el hombre natural, el hombre psíquico, es una persona que quiere saber, su
énfasis es saber; o si no, sentir; o si no, hacer. Cuando tú ves a una persona que lo que quiere y
lo que busca es sentir, y solamente cuando siente piensa que Dios está presente, esa persona
está en el ama, está buscando sentir. Otros están buscando saber; algunos son intelectuales.
Yo soy intelectual, me gusta leer, me gusta estudiar, me gusta saber; pero si eso es lo único que
yo quiero, saber, estoy en el alma. Hay personas cuya alma se inclina más a la mente, entonces
quieren saber, no quieren tocar al Señor, quieren saber, leer para saber, y si la persona está
hablando por el Espíritu, repite muchas cosas; no, pero ya repitió, ya lo dijo otra vez. ¿Por qué
repite tanto? porque esta persona no está tocando el Espíritu, sólo entendiendo ideas; estonces
la persona que está en el alma, quiere saber, o quiere sentir. A veces la persona no es dada al
intelecto, sino que va a las emociones, porque las emociones también son del alma; entonces la
persona quiere sentir, y busca sentir, y se reúne para sentir y está feliz cuando siente, cuando
hay emociones, cuando hay cánticos y todo, y hay batería y micrófono y todo eso; la persona
piensa que está con Dios porque está sintiendo; pero los sentimientos, las emociones, también
son del alma.
Y otras personas pueden no estar en las emociones, ni tanto en la mente, pero pueden estar
en la voluntad del alma, quieren hacer y quieren moverse, y dirigir, hacer; están enfatizando
El atrio del tabernáculo 485

mucho el hacer. Hoy estamos enfatizando el hacer, pero ¿por qué? porque estamos hablando
del Atrio; pero hablo del Atrio teniendo en cuenta el Lugar Santísimo. La persona que está en el
Espíritu, está no en el saber, aunque sabe, porque ninguno niega la existencia de su alma. Tiene
el alma; Dios quiere que la tenga para que funcione a plenitud, no para que gobierne; la persona
no se puede gobernar por el saber, ni por el sentir, ni por el decidir, sino por la fe. El Espíritu es
por la fe; tú tienes que creer siempre; de lo contrario ¿qué te va a suceder? Que cuando estás
sintiendo entonces piensas que estás con Dios; se acabó la música, se acabó la reunión,
entonces ya no sientes más; parece que se fue Dios. Tienes que seguir creyendo, porque si
piensas que Dios sólo está cuando estás sintiendo, entonces cuando dejas de sentir, parece que
Dios se alejó de ti, incluso del lugar de adoración. Pero nuestro Dios no habita en el lugar santo,
sino en el Santísimo; Él está en tu espíritu, y no es por recordar o por saber o por comprenderlo
todo. A veces la mente no comprende el mover del Espíritu; por eso hay que orar para interpretar
con la mente, con el entendimiento, el mover de Dios en el espíritu. Dice: "Oraré con el espíritu,
pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el
entendimiento" (1 Cor. 14:15). Pero el entendimiento no es lo mismo que el espíritu; el
entendimiento es más exterior. Si la persona está en el alma, y se inclina por la mente, es
intelectual; si se inclina por las emociones, es emocional, es también almática; es almática de
manera diferente, pero busca sentir.

Los sentimientos también se gastan


Hermanos, yo les aconsejo que no busquen sentir, ni saber, ni hacer; créanle al Señor;
búsquenlo a Él mismo, sean tocados por Él en el espíritu cuando sientan y cuando no sientan,
cuando entiendan y cuando no entiendan, cuando quieran y cuando no quieran; porque el alma
no es la que debe gobernar; es el Señor, y Él está en el espíritu, y al Él se le conoce por la fe.
486 La casa y el sacerdocio

Una vez que crees, entonces ahí sí actúas, ahí tomas una decisión; y después le seguirán los
sentimientos, si Dios quiere, y después entenderás; pero primero es la fe; no te vayas a
preocupar cuando no tengas sentimientos. Tú sabes que los sentimientos también se gastan;
hay energías físicas; y si tú todo el día te la pasas trotando, ya no vas a poder trotar después de
un rato, se te van a acabar las fuerzas. Así también el alma tiene energías psíquicas limitadas. Si
tú siempre quieres estar sintiendo, un día se te van a acabar los sentimientos, y ya no vas a
sentir más; tienes que recargar, tienes que dormir, tienes que reponer tus energías psíquicas
para que después puedas sentir; nunca nos vamos a basar en pensar, en saber, en sentir, en
querer, sino en creer. Creemos en Él; sólo la fe nos pone en contacto directo con Él; el querer
saber sólo nos pone en contacto con nuestro propio entendimiento; el querer sentir nos pone en
contacto con nuestros propios sentimientos. Claro que Él nos da sentimientos, pero Él es mucho
más que nuestros sentimientos; Él no puede ser conocido a través de los sentimientos, ni del
entendimiento. Su amor y Su paz sobrepasan todo entendimiento;156 y no lo verá hombre y
vivirá.157 La relación con Él debe ser siempre por fe; una fe simple, una fe que no se basa en
nada propio tuyo. La fe es lo único que te pone en Él; la mente te deja en ti, los sentimientos te
dejan en ti, tus decisiones, tus quereres, todos te dejan en ti mismo; sólo la fe en Él te pone en
Él; la fe en Él. Ahora, si Él te añade entendimiento, amén. Él nos dio la mente para pensar; si nos
añade sentimientos, amen; nos dio los sentimientos para sentir, las emociones; nos dio la
voluntad para decidir; tenemos que decidir, tenemos que vivir por fe, y por decisión. La fe es
para estar en contacto con Dios, y la decisión, que es para tomar la responsabilidad, viene
directo a la voluntad.
Entonces, hermanos, por favor, no nos guiemos nunca por nada distinto a la fe en el Señor. Fe
156
Cfr. Filipenses 4:7
157
Cfr. Éxodo 33:20
El atrio del tabernáculo 487

en Él, en Su Palabra, creer en Su Palabra, en Su Persona; no busquemos sólo saber. No quiero


decir que no haya que saber; la mente existe para saber, pero ese no es el trono, no es el Lugar
Santísimo, es sólo el lugar santo. Ahora, ¿eso quiere decir que porque no hay que saber es que
no vaya a saber? Pero no hay que buscar sólo saber, ni buscar solamente sentir, y basarse en
sentir; hay hermanos, especialmente los pentecostales, que les gusta mucho el sentir; para ellos
el énfasis es sentir, hacen cultos para sentir; cantan canciones, tocan panderetas para sentir, y
cuando sienten, piensan que Dios está; pero no; Dios está porque Él dijo: donde estén, no donde
sientan, donde estén dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos.158
Entonces hay que creer. Ahora, si sientes o no sientes, eso ya es prerrogativa del Señor; no
busques conocer al Señor por el sentir. El órgano para contactar directamente el Espíritu del
Señor es tu espíritu; y eso es por la fe; tienes que acercarte a Él, no buscando saber, no
buscando sentir, no buscando ser algo tuyo, sino confiando en el Señor; vienes a Él, crees en Su
Palabra; Su sola Palabra te da vida, te hace sentir también, te hace entender, te da fuerzas, te
reanima, te fortalece.

158
Cfr. Mateo 18:20
488 La casa y el sacerdocio

Todo eso lo digo porque ahora tengo que referirme a la parte de afuera; pues si no decía lo
anterior, iba a parecer que iba a enfatizar mucho lo de afuera, pero es que también la casa de
Dios tiene atrio, y también el atrio es de lino torcido, o sea, acciones justas trabajadas; hacer, ya
que sí hay que hacer. Entonces ¿por qué dije lo que dije? Porque el hacer no es la base, es sólo
el fruto, el resultado; la base es sólo la fe; sola fe, sola gracia, sola Escritura, es el principio de
la Reforma. La Reforma restauró estos principios bíblicos en el cristianismo; la sola fe en la sola
gracia según la sola Escritura. Una vez que tú le agregues la fe a la gracia y a la Escritura, ahí
empieza a salir la fe de Cristo y estar en ti mismo. En Cristo es sólo por la fe; tiremos por la borda
lo que pensamos; aunque pensamos, y Él nos dio el pensamiento para pensar, y no vamos a
negar la razón que Él nos dio, porque Él quiere que seamos razonables, y que nuestro culto sea
racional, pero el amor de Dios excede a todo conocimiento. La razón es para comparar con la
cosas, pero no la profundidad de Su amor; en la profundidad del amor sólo hay que creer; y,
claro, cuando estamos en Su presencia, nos alegramos, y allí es cuando hablamos de Su
presencia, cuando nos alegramos, porque nos gusta sentir. Pero Él está de la misma manera
cuando tú no estás sintiendo y debes seguir creyendo; porque no nos guiamos por sentimientos;
nos guiamos por fe, pero pensamos, tratamos de amar a Dios con, no sin, con toda la mente
también; no quiere decir que ya no vamos a usar la mente. Dios quiere que le amemos con la
mente, no sin la mente. Hay que pensar y entender y procurar entender y poner todo, todo
nuestro ser, pero todo junto: espíritu, alma y cuerpo.

El atrio está en el cuerpo


También vienen las acciones; ahora ese sí es el atrio; en el atrio está el cuerpo; por eso habla
de poner el cuerpo: “presentar vuestros cuerpos en sacrificio vivo, que es vuestro culto racional”
(Ro. 12:1). El culto racional, aunque empieza todo en la fe, en la fe toca nuestro entendimiento,
El atrio del tabernáculo 489

nuestras emociones, nuestra voluntad, también tiene efecto en nuestro cuerpo, en nuestro
medio y en nuestra sociedad, en nuestro mundo. Todo empieza en la fe, pero de la fe, el río del
trono pasa al lugar santo, y del lugar santo pasa al atrio; y del atrio, ese río entra en el mar;159 y
toda alma que se sumerge en ese río que sale de debajo del trono, vivirá; o sea, la intención es
que el río fluya, no que se quede contenido en el Lugar Santísimo, en el espíritu, sino que fluya;
que ese mover que a veces no entendemos roguemos para entenderlo, y poder entender, orar.
Oraré con el espíritu, cantaré con el espíritu, pero también con el entendimiento; si oro sólo con
el espíritu, el otro no me va a entender; entonces tengo que pedir que haya interpretación; o sea
que en el alma, con su entendimiento, con la simpatía de sus emociones y las decisiones de su
voluntad, se haga uno con el Espíritu, y no se quede sólo en el alma. Ahora son acciones; el
alma le manda al cuerpo presentarse como instrumento de justicia. Instrumento de justicia y
acciones justas; ese es el lino torcido del atrio. El mundo no va a ver tu fe. Dice Santiago:
“Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras” (St. 2:18); o sea que Dios
quiere que le mostremos al mundo nuestra fe por la obras. Dios se basta con nuestra fe, y de esa
fe nos da las obras; pero el mundo necesita un testimonio, y Dios estableció el atrio como la
única pared que el mundo puede ver de la casa de Dios. Lo único que el mundo va a ver no es tu
fe; él va a ver las acciones justas de los santos. Para que vean vuestras buenas obras; no dice:
para que vean vuestra fe, sino que vean vuestras buenas obras, y entonces glorifiquen a vuestro
Padre que está en los cielos. Entonces como iglesia, aunque debemos estar en el espíritu, y no
estar buscando ni saber, aunque sepamos, ni sentir, aunque sintamos, ni decidir, aunque hay
que decidir. Todos los días estamos basados en Él, pero Él nos dio el ser íntegro, y ese ser
íntegro tiene que ser ejercido en amor y en unión con Él por la fe, esforzándonos en la gracia.

159
Cfr. Apocalipsis 22:1
490 La casa y el sacerdocio

Ahora también la parte del cuerpo; presentar el cuerpo, la parte de las acciones justas, la parte
de las buenas obras; ese es el lugar de las buenas obras en el plan de Dios. Dios no necesita
que nosotros le demos comida; es al hambriento; el que necesita comida es el hambriento; Dios
no necesita bebida, pero Él sabe que el sediento necesita una bebida, que el desnudo necesita
vestido, que el preso necesita socorro, una ayuda. Esas obras son las que Dios estableció en la
parte visible de la casa de Dios; lo que el mundo va a ver es sólo eso; el mundo no va a entender
eso de la Trinidad, de la encarnación, de la expiación, de la justificación; eso no lo va a entender;
pero si alguien le da de comer, de beber, lo cuida, le ayuda, lo entiende; eso es lo que el mundo
va a entender; y nosotros debemos comprender ese lugar que Dios le dio al lino fino en las
cortinas; es lo único que van a ver los que están afuera de la casa de Dios. Esas cortinas están
sostenidas por columnas de bronce, el bronce que representa el juicio de Dios, la separación del
mundo. El Señor dijo: Vosotros no sois del mundo;160 o sea que nosotros no somos del mundo;
estamos en el mundo pero no somos del mundo; no podemos pecar con el mundo, no podemos
meternos en la pornografía del mundo, en el consumismo del mundo, en las vanidades del
mundo; tenemos que estar separados del mundo pero haciendo buenas obras al mundo.

Separados del mundo

160
Cfr. Juan 15:19
El atrio del tabernáculo 491

Las columnas de bronce hablan de la separación de la Iglesia. No toquéis lo inmundo y yo os


recibiré.161 Ese es un muro; esas columnas de bronce son las que representan el muro de la
casa de Dios. Ya cuando más adelante aparece la casa, aparece, no columnas, sino un muro.162
Aquí en el tabernáculo ese muro está representado en columnas, que se llama el muro de
separación; porque nosotros no podemos estar mezclados con el mundo, sino separados del
mundo; no podemos reírnos con el mundo de las cosas que el mundo se ríe; no podemos seguir
al mundo en lo que el mundo haga; por eso el bronce es lo que nos separa del mundo; el bronce
es lo que sostiene; la diferencia entre lo que es de la casa de Dios y lo que no es; el bronce es lo
que sostiene las buenas obras.
En las basas las columnas son todas de bronce, pero además del bronce aparece el detalle
que ustedes vieron aquí de los capiteles y las molduras (v.10); los capiteles es la parte de arriba.
Las columnas y las basas son de bronce; eso se refiere al juicio del pecado, para separación de
la iglesia del mundo; pero los capiteles es aquella bola que está arriba de la columna; esa bola
es de plata; y la moldura, que son aquellas cosas que como que se enredan en la columna de
bronce, son también de plata; eso es la redención; o sea, está encabezada y vestida de plata. Si
hay separación del mundo es por causa de la plata de la redención. Porque tenemos al Señor
por cabeza y por vestidura. Si Él mismo no es nuestra cabeza, nuestra vestidura, y no estamos
revestidos de Él, no podemos estar separados del mundo. Por eso es que allí aparece el bronce
coronado y ceñido por la plata; eso quiere decir que el juicio sobre el pecado sólo se realiza con
base en la redención, y también que nuestras obras testifican y adornan la verdad del Evangelio
de Cristo.
Sigamos viendo otros detalles en Éxodo 27. Dice que al lado sur es de una manera, y dice en
161
Cfr. Isaías 52:11; 2 Corintios 6:17
162
Cfr. Apocalipsis 21:12)
492 La casa y el sacerdocio

el verso 11: “De la misma manera al lado del norte...”; es decir, el Señor quiere que su testimonio
no sea fuerte en unos lugares y débil en otros. Él quiere que tanto en el norte como en el sur sea
la misma cosa; es decir, el testimonio tiene que ser el mismo en todas partes. Este versículo
vuelve a contar que es lo mismo de la pared del sur. "11De la misma manera al lado del norte
habrá a lo largo cortinas de cien codos de longitud, y sus veinte columnas con sus veinte basas
de bronce; los capiteles de sus columnas y sus molduras, de plata". En el norte es lo mismo que
se explicó del sur. El Señor comenzó mencionando primero el sur, finalmente se menciona
primero, pero el Señor mencionó primero el sur y luego el norte, porque el sur es la diestra.
Luego viene el ancho. Ya hablamos del ancho. "12El ancho del atrio, del lado occidental,
(donde se pone el sol) tendrá cortinas de cincuenta codos; sus columnas diez, con sus diez
basas”. Ya vimos que el ancho es la mitad del largo, porque aunque el largo abarca diez por
diez, toda la humanidad, sin embargo no toda la humanidad recibe; entonces el ancho no puede
ser igual al largo, aunque el alcance, la obra del Señor, es por todos, unos sí reciben y otros no.
Por eso el ancho no es sino la mitad.

Cristo, la puerta de las ovejas


Luego llegamos a la parte del oriente. "13Y en el ancho del atrio por el lado del oriente, al este,
habrá cincuenta codos". En el oriente, donde sale el sol, es donde está la puerta; la puerta está
en el oriente; el sol representa a Cristo. La Biblia le llama a Cristo el sol de justicia; Su rostro
brilla como el sol.163 El sol sale por el oriente, y por el oriente es por donde uno se orienta; o sea
que Cristo es la cabeza que nos orienta. El sol sale por el oriente, y el sol entra a la casa; la luz
entra en la casa, y la puerta de la casa está en el oriente. Por eso el tabernáculo tenía tablas al
163
Cfr. Apocalipsis 1:16; 10:1
El atrio del tabernáculo 493

occidente, al norte, al sur, pero no al oriente, porque en el oriente estaba ubicada la puerta; aquí
aparece la puerta que se refiere a Cristo, el oriente; entonces esta puerta, que es Cristo, la
puerta de las ovejas,164 es de la que habla el oriente.

164
Cfr. Juan 10:9
494 La casa y el sacerdocio

“14Las cortinas a un lado de la entrada serán de quince codos; sus columnas tres, con sus tres
basas. 15Y al otro lado, quince codos de cortinas; sus columnas tres, con sus tres basas”. De los
cincuenta codos, los veinte del medio son la puerta, entonces quedan treinta, quince hacia un
lado y quince hacia el otro lado; son cincuenta codos de ancho en el oriente; de esos cincuenta
(50), empiezan quince (15) desde la esquina; faltan treinta y cinco; otros quince (15) de allá para
acá; ya son treinta; entonces quedan veinte; la puerta tiene veinte (20) codos; o sea, dos
quintos, porque son cincuenta codos; donde el número dos (2) es el número de testimonio, y el
número cinco (5) en la Biblia es el número de la gracia. ¿Por que? Porque lo primero son los
números uno (1) dos (2) y tres (3), Padre, Hijo, Espíritu Santo; el Hijo es el testigo fiel (Ap. 1:5);
en boca de dos o tres testigos.165 El número dos (2) es el número de testimonio; número tres (3)
el número de la Trinidad. ¿Qué hay después de Dios? La creación que es el número cuatro (4);
y después de la creación, ¿cuál fue la otra obra de Dios? La gracia, que es el número cinco (5);
el altar de bronce tenía cinco codos por cinco codos que significa la obra de Cristo en la cruz,
porque el altar de bronce representa la cruz. En el altar se sacrificaban los animales de la
expiación, que representaban a Cristo; el número cinco es el número de la gracia, y la puerta son
dos quintos, el testimonio (2) de la gracia de Dios (5).
¿Qué dice, pues, de esa puerta? “16Y para la puerta del atrio habrá una cortina de veinte
codos, (las demás eran cortinas de quince, de cien, de cincuenta, pero la del atrio es una sola
cortina; ¿por que? Porque representa la encarnación de Cristo; las cortinas representan la
encarnación de Cristo) de azul, púrpura y carmesí...”. El azul representa el cielo, lo celestial, el
Verbo de Dios; el carmesí representa el color rojo, la sangre, la encarnación, Cristo; el azul entró
en el rojo, la encarnación, por eso el púrpura resulta de la unión del azul con el carmesí, que

165
Cfr. Deuteronomio 17:6; Mateo 18:16
El atrio del tabernáculo 495

representa la encarnación de Cristo para ser el rey. Él derramó Su sangre, pero también resucitó
y fue hecho Señor; por cuanto se humilló hasta lo sumo, Dios lo exaltó hasta lo sumo también,166
a lo máximo, y ahora es el Señor. Entonces el azul es el Verbo, el carmesí es la encarnación, la
expiación, y el púrpura es la unión de los dos en la persona de Cristo, o sea, su exaltación;
después de la encarnación y la muerte y de derramar Su sangre, fue exaltado para ser el Señor.
El púrpura es el color real; por eso al Señor lo vistieron de un paño de púrpura, porque Él es el
Señor; aunque Herodes lo hizo para burlarse, resultó cierto; el que resultó equivocado fue otro.
La puerta, que representa a Cristo, se tenía que hacer de esas tres cosas, porque ¿quién es la
puerta? la puerta es el Señor Jesús, el Verbo encarnado que murió por nosotros, resucitó y
ascendió; eso está representado en los tres colores, el azul, el púrpura y el carmesí. El azul lo
celestial, el Verbo que estaba con Dios y era Dios (Jn. 1:1), que tenía la gloria con el Padre antes
de la fundación del mundo (Jn. 17:5). ¿Que hizo? Se hizo carne, derramó Su sangre por
nosotros para redimirnos; ahí está el carmesí; y murió y resucitó, y ahora la humanidad y la
divinidad están unidas en Su persona única, el púrpura; ahora es el Señor. Por eso dice que la
puerta tenía que hacerse con “obra de recamador” (v.16); el recamador es Dios, el que hizo que
el Verbo Suyo se encarnara para morir por nosotros. Esa es la puerta.

Tres puertas detrás de la puerta

166
Cfr. Filipense 2:8-9
496 La casa y el sacerdocio

“16Y para la puerta del atrio habrá una cortina de veinte codos, de azul, púrpura y carmesí y
lino torcido, (es la obra del Señor; está Su persona y Su obra; Su obra es cuando Él hizo lo que
tenía que hacer; se hizo pecado por nosotros, para hacernos justicia de Dios en Él; lino torcido;
el lino trabajado siempre se refiere a las obras, a los frutos de justicia) de obra de recamador;
sus columnas cuatro, con sus cuatro basas”. La puerta tenía cuatro columnas, porque había tres
allá a la derecha, y tres allá a la izquierda, son seis; como son diez en el oriente, entonces le
pertenecen cuatro columnas; las cuatro columnas forman como si la puerta tuviera tres puertas
detrás de la puerta; es decir, entre la columna uno y la dos hay una entrada; entre la dos y la
tres, otra entrada; entre la tres y la cuatro otra entrada, porque es la casa ¿de quién? la casa de
Dios; Dios es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, pero el Padre no fue el que murió; por eso no
se abre la columna uno, sino la dos, el que murió fue el Hijo, o sea, entre la dos y la tres; el Hijo
murió en la cruz; por eso se rasgó el velo (Lc. 23:45), fue la columna del medio; y la tres y la
cuatro es el Espíritu Santo; Él no murió, ni el Padre murió; el que murió fue el Hijo; entonces la
cortina de en medio es la que se abre, porque Él es el Hijo de Dios. Son cuatro columnas, para
mostrar a Dios dentro de Su casa; pero entramos por el Hijo; “nadie viene al Padre sino por mí”
(Jn. 14:6b), o sea, por la puerta entre la columna dos y la tres, que representa al Hijo, que fue
rasgado, murió por nosotros.
“17Todas las columnas alrededor del atrio estarán ceñidas de plata; (esa es la orden del Señor.
Si tú vas a ser una columna, te estás separando del mundo, y estás también llamando al mundo
a entrar a la comunión con Dios, pero sólo puedes hacerlo ceñido de plata, es decir, viviendo la
vida de Cristo) sus capiteles de plata, y sus basas de bronce. 18La longitud del atrio será de cien
codos, y la anchura cincuenta por un lado y cincuenta por el otro, y la altura (la altura, lo que
faltaba, número de la gracia) de cinco codos; (la altura de cinco codos es la gracia de Dios) sus
cortinas de lino torcido, (las obras justas de los santos) y sus basas de bronce”.
El atrio del tabernáculo 497

Las estacas del juicio del pecado


19
Todos los utensilios del tabernáculo en todo su servicio, y todas sus estacas, y todas las
estacas del atrio, serán de bronce”. ¿Para qué son las estacas? para no dejar mover, para
afirmar, como dijo el Señor, que había que afirmar. Las estacas tienen que ser de bronce; es
decir, si el pecado no se juzga, se tambalea la casa. Hay que tratar con nuestros pecados; y la
Iglesia no puede tolerar el pecado; tiene que pronunciarse frente al pecado; eso significa ser
irreprensible; no que no peca, sino que se arrepiente antes que se le reprenda; pero si la
persona no arregla las cosas se le tiene que reprender, y si no se le reprende, es como si la
iglesia le tolerara. ¿Qué le dice el Señor a la iglesia en Tiatira? “Pero tengo unas pocas cosas
contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis
siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos” (Ap. 2:20). El Señor no le habla a
Jezabel, le habla a la iglesia, al ángel de la iglesia; tengo contra ti; no le dice: tengo contra ti,
Jezabel, no; contra ti, ángel de la iglesia; la iglesia tolera a Jezabel; la iglesia tiene que juzgar el
pecado. Existe la disciplina de la iglesia; de eso se trató claramente en Facatativa. Ya está
publicada esa enseñanza por lo menos en folletitos, por la grabación y transcripción de Luis
Eduardo. La Iglesia no puede ser tolerante con el pecado. No podemos jugar con la santidad del
Señor; si nosotros no corregimos, el Señor va a corregir después. Dice el Señor: He aquí que
como ustedes no la corrigieron (a Jezabel), Yo sí la arrojo en cama; si ustedes la toleran, Yo
tengo eso contra ustedes. Por eso dice: “19... todas las estacas del atrio, serán de bronce”. Para
que no se mueva la casa, para que no se la lleve el viento; el pecado tiene que ser corregido.
Esas son las estacas de bronce manteniendo el atrio en su lugar, la separación de lo santo de lo
profano. Los santos no tienen que mezclarse con personas que diciendo ser cristianas, están
mezcladas en pecado, porque eso sería destruir el muro de la ciudad, y permitir que se entre la
498 La casa y el sacerdocio

basura; las columnas de bronce son el muro; el muro es de bronce y de buenas obras.

El testimonio de Dios en la tierra


La figura y los símbolos están en el Antiguo Testamento, pero en el Nuevo Testamento está la
contraparte espiritual, donde nos remitimos ahora; porque el Nuevo Testamento es espiritual; el
Antiguo es el símbolo, es la maqueta, es la figura; vamos, pues, a Tito 2:11: “11Porque la gracia
de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, (ahí está el testimonio de Dios
en la tierra, el tabernáculo de reunión, el arca del testimonio; ahí esta el testimonio de Dios en la
tierra; es la venida de Cristo y el Espíritu Santo y la iglesia y la Biblia; el mundo tiene acceso a
Dios si pone atención al testimonio. La gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos
los hombres) 12enseñándonos que, (aquí vienen las columnas de bronce) renunciando a la
impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa, y piadosamente, (ahí
están las columnas de bronce y las cortinas de lino; renunciando a; ese es el juicio al pecado;
vivamos, esa son las buenas obras, justamente, sobriamente y piadosamente) 13aguardando la
esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y salvador
Jesucristo, 14quien se dio a sí mismo por nosotros (ahí está la plata, el precio de la redención)
para redimirnos de toda iniquidad y purificar (las cortinas del atrio) para sí un pueblo propio,
celoso de buenas obras”. Purificar para sí un pueblo propio, que le pertenece a Él, ¿y además
qué? celoso de buenas obras. ¿Qué quiere Dios que seamos nosotros? Que hagamos buenas
obras; no sólo como personas, sino como pueblo; un pueblo propio, celoso de buenas obras.
Pasemos a Tito 3:1: “Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que
obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra”. El pueblo de Dios tiene que estar
dispuesto a toda buena obra; cada persona y como pueblo. Nosotros estamos en la fe, pero en
nuestro testimonio de fe se necesita que se vean las buenas obras de la iglesia, como pueblo.
El atrio del tabernáculo 499

Las cortinas de lino torcido


Dice Pedro del testimonio: “Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad
siempre preparados para presentar defensa (apología) con mansedumbre y reverencia ante
todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pe. 3:15)”. Nota, dice
que en nosotros hay una esperanza, pero el mundo nos demanda razón de la esperanza.
¿Cómo le vamos a mostrar la esperanza, si no le mostramos la razón de nuestra esperanza?
También habla de presentar defensa con mansedumbre y reverencia. ¿Cómo vamos a mostrar
nuestra fe al mundo? Por nuestras obras.
Hermanos, si ustedes miran la historia de la Iglesia, hay muchas cosas que ya hoy son
propiedad del Estado, aunque en estos últimos tiempos el Estado está sacando la mano de las
cosas sociales; pero fue la Iglesia la que se inventó los hospicios, se inventó los hospitales; fue
la Iglesia la que se inventó las casas donde recogían a las chicas que salían de la prostitución;
fue la Iglesia la que se inventó las casas de rehabilitación de drogadictos. Muchas de las cosas
que se tomó el gobierno tuvieron su inicio en la Iglesia, porque ella fue inspirada por el Señor.
¿Quiénes eran los que cuidaban a los jóvenes, los que daban alojamiento a los peregrinos, los
que visitaban a los presos en las cárceles? La Iglesia. Eso es lo único que el mundo ve, y
nosotros no debemos olvidar este aspecto de la asistencia social. El mundo le llama asistencia
social, pero la Biblia le llama cortinas de lino fino torcido, acciones justas del pueblo de los
santos, del pueblo celoso de buenas obras. Lo principal no son los colegios, ni
supermercados, ni cooperativas; ¿pero acaso no se puede ayudar con una escuelita? Por
ejemplo, los abogados cristianos, de los que aquí hay varios, ¿no podrían hacer una asociación
de abogados cristianos, que como abogados cristianos presten un servicio a sus mismos herma-
nos? ¿O es que vamos a seguir ejerciendo como abogados solamente al estilo del mundo?
500 La casa y el sacerdocio

Debiéramos ser abogados al estilo cristiano; imagínense una asociación de abogados


cristianos; pueden hacer muchas cosas; o una asociación de ingenieros cristianos, que pueden
reunirse por lo menos una vez al mes y decir: ¿cómo vamos a ejercer nuestra profesión
cristianamente? ¿Cómo va a servir al mundo nuestra profesión, no tan sólo a nuestro sustento,
sino al Señor, a la Iglesia? Incluso a la gente que lo necesita; esas son buenas obras, que
están desde las columnas para afuera; eso es lo que el mundo va a ver. Que haya asociaciones
de profesores cristianos que cumplan funciones especiales para ayudar al pueblo de Dios;
acciones justas, un pueblo celoso de buenas obras, dispuesto a toda buena obra. Existen
buenas obras a nivel individual, pero cuando dice: “pueblo celoso de buenas obras”, se refiere
a asociaciones; porque una cosa es una buena obra a nivel individual de la persona, pero otra
cosa es una obra del pueblo asociado; porque una sola golondrina no hace verano, pero todas
las golondrinas juntas sí hacen verano.
Una buena obra del pueblo es una cosa grande. Si nosotros miramos la historia de los santos,
vemos que ellos se ocupaban de esto. ¿Quién mejor que Pablo para decir que la salvación se
recibe por la fe y no por las obras? (Gá. 2:16; Ro. 3:20,22). Él enfatiza que la justificación es por
fe y no por obras; ese fue Pablo, sin embargo, él también organizó la colecta para ayudar a los
santos pobres en Jerusalén; ese era un trabajo. ¿Qué era esa recolecta? Eran “las acciones
justas de los santos”. Los hermanos en conjunto pusieron recursos, porque uno solo no podía
ayudar lo suficiente a los de Jerusalén, pero muchos sí; el pueblo unido podía ayudar a los
pobres de Jerusalén; eso era lo que estuvo haciendo Pablo; esas son “las acciones justas de lo
santos”; por eso los antiguos decían de la iglesia: ¡Mirad cómo se aman! Eso es lo único que
ellos van a ver: las acciones justas del pueblo. Una cosa soy yo sólo, pero necesitamos hacer las
cosas de una manera coordinada, como pueblo, de una manera más eficaz; pero si no las
hacemos como pueblo, no hay eficacia; pues como dije, una sola golondrina no hace verano.
El atrio del tabernáculo 501

Hermanos, las obras sociales de la Iglesia tienen lugar en el plan de Dios; no están en el Lugar
Santísimo, no; allí el asunto es otro; allí el asunto es comunión con Dios, el asunto es conocer a
Dios; pero resulta que desde el Lugar Santísimo fluye un río que pasa por el Lugar Santo y
también pasa al atrio (Ez. 47:1; Zac. 14:8; Ap. 22:1). Santiago dice que si alguno ve a su
hermano tener hambre y simplemente le dice: El Señor te bendiga, y lo deja allí con hambre y
desnudo (Stg. 2:15-16), ¿qué está haciendo? ¡No se hizo nada! Santiago está hablando de
comer, y de beber, y de vestido; esas son las obras justas. No debemos olvidar las obras justas,
pues tienen lugar en el plan de Dios. Claro que la Iglesia no es un colegio, la Iglesia no es un
hospital, la Iglesia no es un manicomio; pero la Iglesia sí ayuda a los loquitos, ayuda a los
enfermos, ayuda a los presos, ayuda a los pobres, ayuda a los hambrientos, a los sedientos, a
los desnudos, y hay que comenzar por la familia de la fe (1 Ti. 5:8). Pero cuando dice comenzar,
implica que hay que continuar con lo de todo el mundo. Se comienza por la familia de la fe;
entonces algunos hermanos llevan sus mercaditos. Pero posiblemente alguien se quedó sin
mercado; pero si tú pones una panela, una libra de café, una libra de fríjol, una libra de arroz, eso
ya va formando un mercado grande para quince días, para una familia pequeña; no se está
pidiendo que tú hagas las cosas solo, sino todo el pueblo celoso de buenas obras. Las buenas
obras como pueblo.

Presentar nuestros cuerpos en sacrificio


Podemos servir en muchas cosas, pero dice en Romanos: “Presentad vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (Ro. 12:1). Y entonces
explica: “... sino asociandoos con los humildes”, repartiendo, ayudando, etc. Yo pienso que la
Iglesia tiene al Espíritu Santo, y el Espíritu Santo le revelará mucho más de lo que yo pueda
decir; yo apenas estoy tratando de encontrar palabras para interpretar el sentir del Espíritu. Pero
502 La casa y el sacerdocio

muchas cosas podemos hacer como pueblo para servir en muchas cosas; servir a nuestro
propio pueblo, a nuestro propio país, a nuestra propia nación; debemos servir, y ellos verán que
los cristianos están haciendo cosas. Que hubo un terremoto, allí estuvieron los cristianos; como
en Armero, allí estuvieron los cristianos; por allí están los cristianos ayudando, poniendo el
hombro; brigadas cristianas. ¿Eso qué es? Dispuestos para toda buena obra, “pueblo celoso de
buenas obras”; ¿eso qué es? Las cortinas de lino fino que están de las columnas para afuera.
Eso es lo único que ve el mundo. El mundo lo único que ve es al cristiano hacer. Por eso muchas
personas hoy son cristianas porque muchos hermanos para poder ser misioneros tuvieron
primero que ser enfermeros, médicos; no recibían misioneros en África, ni en Asia, pero recibían
enfermeros, médicos, como exploradores, tal como David Livingstone; los presbiterianos
construyeron el Colegio Americano; ya van a hacer una universidad; no es que nos vamos a
ocupar solamente de la universidad, pero la Iglesia es la que debe mantener el espíritu cristiano
en todas las cosas de la tierra. Todas las profesiones deben ser imbuidas del espíritu cristiano.
No podemos seguir siendo meramente abogados, sino abogados cristianos en equipo; no sólo
ingenieros, sino ingenieros cristianos en equipo; no sólo profesores, sino profesores cristianos
en equipo. Que meten el cristianismo en el derecho, el cristianismo en la ciencia, el cristianismo
en el arte, en todo; buenas obras.
Podríamos hacer muchas obras si estuviéramos de acuerdo para servir en equipo; eso no nos
va a ocupar todo el tiempo, pero sí nos va a ocupar un poquito de tiempo para hacer algo que el
Señor nos muestre. A veces uno dice: ¿Qué podría yo hacer con lo que sé, con lo que tengo, con
lo que he aprendido? Podría servir en algo; tantos hermanos puestos en colegios seculares,
porque no tienen un colegio de cristianos. Y aun una universidad de hermanos; aquí hay varios
que podrían ser profesores de derecho. ¿Será que estoy exagerando mucho? ¿Por qué no se
podría tener eso? ¿Por qué no podrían los cristianos hacer obras justas en equipo? Por amor de
El atrio del tabernáculo 503

Cristo, para servir a los demás, a la familia de Dios primero, y luego a los demás. Dejemos que el
Espíritu Santo nos trabaje con su Palabra. No nos apartemos de la senda central, pero yendo
por el centro vamos dejando marcas a los costados.
504 La casa y el sacerdocio

Capítulo XXV

EL REAL SACERDOCIO
DEL NUEVO TESTAMENTO167

Nos hizo reyes y sacerdotes


“4Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era
y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono; 5y de Jesucristo el
testigo fiel, el primogénito de los muertos, el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos
amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, 6y nos hizo reyes y sacerdotes para
Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén” (Apo. 1:4-6).
Juan, a las siete iglesias. Esta palabra va dirigida a las iglesias; no va dirigida a determinado
clero, sino a las iglesias. En estos tres versículos, el énfasis para nuestro presente estudio
radica en los siguientes pasos, desde cuando dice: “Al que nos amó, y nos lavó de nuestros
pecados con su sangre, y nos hizo (pasado, no futuro; es un hecho presente) reyes y sacerdotes
para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos”. Vamos a empezar a
subrayar esta condición de reyes y sacerdotes, de todos los hijos de Dios, de todos los
redimidos, como sacerdotes. Aquí el Señor está diciendo que ha constituido sacerdotes a todas
167 Enseñanza a la iglesia de la localidad de Usaquén, Bogotá D.C., Colombia, en julio 24 de 1992. Transcripción : Emilia de Rodas.
El atrio del tabernáculo 505

las iglesias, a los redimidos, a aquellos que por la sangre de nuestro Señor Jesucristo ha
limpiado, y nos hizo reyes para reinar con Cristo, y nos hizo sacerdotes para Dios el Padre.
Cuando uno no tiene conciencia de lo que uno es, entonces uno no actúa como lo que es. Tú
no vas a actuar como abogado si no fueras abogado; pero porque eres abogado, y sabes que
eres abogado, y sabes en qué consiste el trabajo de un abogado, vas a actuar como un
abogado. Lo mismo el ingeniero; sabes cómo es el trabajo del ingeniero y actúas como
ingeniero. Lo mismo sucede en la Biblia; existe el sacerdocio del Nuevo Testamento. No
estamos hablando ahora del sacerdocio del Antiguo Testamento, que pertenecía, de entre los
levitas, a los descendientes de Aarón.
Primeramente vamos a tomar conciencia de que todos los redimidos somos sacerdotes si la
sangre de Jesucristo nos limpió de nuestros pecados, nos redimió; y además de eso,
precisamente por esa sangre, fuimos consagrados sacerdotes por Jesucristo, mediante Su
sangre para Dios el Padre. Vamos a ver los versículos que nos ayudan a tomar conciencia de
que no determinados clérigos, sino todos los redimidos somos sacerdotes para Dios el Padre,
hechos por Jesucristo mediante Su preciosa sangre. Veamos en el Antiguo Testamento un
pasaje tipológico, para ver cuál es el elemento que hace sacerdotes a los mismos. Ahí vemos la
base de cómo se ha hecho sacerdote; y aún en el Antiguo Testamento, ese elemento era el
sacrificio, era la obra de Cristo. En el capítulo 28 de Éxodo se habla sobre las vestiduras que
debían llevar los sacerdotes, pero en el capítulo 29 se habla de la consagración de los
sacerdotes.
“1Esto es lo que harás para consagrarlos, para que sean mis sacerdotes. Toma un becerro
de la vacada, y dos carneros sin defecto; 2y panes sin levadura, y tortas sin levadura
amasadas con aceite, y hojaldres sin levaduras untadas con aceite; las harás de flor de
harina de trigo. 3Y las pondrás en un canastillo, y en el canastillo las ofrecerás, con el
becerro y los dos carneros. 4Y llevarás a Aarón y a sus hijos a la puerta del tabernáculo de
El real sacerdocio del Nuevo Testamento 499
reunión, y los lavarás con agua. 5Y tomarás las vestiduras, y vestirás a Aarón la túnica, el
manto del efod, el efod y el pectoral, y le ceñirás con el cinto del efod; 6y pondrás la mitra
sobre su cabeza, y sobre la mitra pondrás la diadema santa. 7Luego tomarás el aceite de la
unción, y lo derramarás sobre su cabeza, y le ungirás. 8Y harás que se acerquen sus hijos, y
les vestirás las túnicas. 9Les ceñirás el cinto a Aarón y a sus hijos, y les atarás las tiaras, y
tendrán el sacerdocio por derecho perpetuo. Así consagrarás a Aarón y a sus hijos” (Éxodo
29:1-9).
De acuerdo a las palabras del Señor, es como si le dijese: Moisés, si esto haces por ellos,
quedan consagrados ya como sacerdotes. Por el tiempo, no vamos a entrar en todos los
detalles, sino solamente a ver la base; es decir, en base a qué se consagra un sacerdote; en
base a la obra del Señor Jesús. Todos los diferentes sacrificios: becerros, carneros, las
hojaldres, las tortas, el pan sin levadura, todos representan distintos aspectos de la obra de
Cristo. Como la obra de Cristo es tan profunda, el Señor murió en la cruz para limpiarnos de
nuestros pecados, para libertarnos del pecado, para reconciliarnos con Dios, para justificarnos,
para santificarnos, para cortar el viejo hombre, para circuncidarnos en Él, para separarnos del
mundo. Todas estas cosas hechas por Él en la cruz, están representadas por esos distintos
sacrificios; y la unción del Espíritu está representada por el aceite. De esa manera se
consagraba un sacerdote en el Antiguo Testamento. En el Antiguo Testamento todo era muy
variado, porque se trataba solamente de símbolos; pero en el Nuevo Testamento es la obra de
nuestro Señor en la cruz a favor de nosotros, y la obra del Espíritu Santo en nosotros, lo que
estaba representado por todos esos ritos del Antiguo Testamento. Esto es lo que en el Nuevo
Testamento nos hace sacerdotes. Por eso leímos en Apocalipsis: “Al que nos amó, y nos lavó
de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre”. Quien
nos amó es el Señor Jesús representado en el Antiguo Testamento por los becerros, los
carneros, los hojaldres, la flor de harina. El Señor Jesús nos amó y nos lavó; Él es el que está
500 La casa y el sacerdocio

representado por todas aquellas cosas que hemos visto en el Antiguo Testamento.

El sacerdocio neotestamentario
La obra de Jesús en la cruz es muy grande y no es tan simple. El Señor hizo mucho en la cruz
y hay que irlo viendo. Hemos leído que dice: “ y nos hizo reyes y sacerdotes”, de esta manera,
por Su obra en la cruz, y por la unción del Espíritu. Toda, toda persona que ha sido limpiada por
la sangre de nuestro Señor Jesucristo y que cree en Cristo y ha recibido a Cristo, es un redimido;
y si es un redimido, en el Nuevo testamento es un sacerdote. En el Antiguo Testamento esto se
hacía solamente para Aarón y sus hijos, pero en el Nuevo Testamento, el Señor lo hizo por todos
los redimidos. Cuando dice: “y nos hizo reyes y sacerdotes”, no está hablando de un clericado,
sino de las iglesias; esto está escrito a las iglesias en Asia Menor.
“9Y cantaban un cántico nuevo diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos;
porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre los has redimido para Dios, de todo linaje y lengua
y pueblo y nación; 10y los has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinarán sobre
la tierra” (Apocalipsis 5:9-10).
Nótese que esto viene después del versículo 8, donde dice que se le presentaron al Señor
copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos. El incienso en el Antiguo
Testamento sólo lo presentaban los sacerdotes, que era un clericado especial representando al
pueblo. En el Nuevo Testamento lo presentan todos los santos; las oraciones de los santos son
el incienso del Nuevo Testamento; antes era el sacerdote el que tomaba el incensario y ofrecía
el incienso. Hoy en día son todos los santos los que ofrecen el incienso; pero este ya no es un
incienso físico, puesto que aquel era la figura del verdadero incienso, que está representando
las oraciones de los santos en general, no solamente de un clericado.
Cuando en el versículo 9 dice, “con tu sangre nos has redimido para Dios”, la palabra “nos”, en
el original griego dice es “los”; la “n” es una “l”, lo cual es más significativo; porque si tú lees aquí
El real sacerdocio del Nuevo Testamento 501
“nos”, se refiere a los 24 ancianos, y parece que se refiere sólo a los ancianos. Pero no se habla
de ellos, sino de los redimidos; esto está hecho para todos los redimidos. La traducción correcta
sería: “con tu sangre los has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación”.
Antes los sacerdotes eran solamente del linaje de Aarón, pero aquí dice que los has redimido de
todo linaje, lengua, pueblo y nación, y los has hecho para nuestro Dios reyes (por una parte) y
sacerdotes, y reinarán sobre la tierra. Estos sacerdotes no solamente se trata de los 24
ancianos, sino de todos los redimidos, porque todos los creyentes somos sacerdotes. En el
original griego dice: Y les has hecho para el Dios de nosotros un reino y sacerdotes, y reinarán
sobre la tierra; quiere decir que el sacerdocio actual no es solamente para un clericado; es de
todo el pueblo de Dios; es decir, que en el pueblo de Dios todos somos sacerdotes.
Cuando te mires a ti mismo, no pienses que no eres sacerdote, que estarías disminuyendo lo
que nuestro Señor te ha hecho, y estarías trasladando a un clericado lo que el Señor te ha dado
a ti en persona. No voy a permitir que un clericado usurpe mis derechos sacerdotales, ¿o voy a
ser yo mismo negligente con mi derecho sacerdotal? Pongo un ejemplo: Voy a una librería y
compro una enciclopedia, y ésta comprende 20 tomos. Ya los 20 tomos han sido pagados, pero
voy a mi casa con uno o dos tomos solamente. ¿Y los otros? Tengo el derecho de reclamar los
20 tomos, puesto que ya están pagos.
Hay cosas que el Señor Jesucristo ya hizo en la cruz, que nos dieron derecho a muchas
cosas, pero nosotros reclamamos una o dos; sin embargo, ya se pagó un precio para reclamar
todos los veinte tomos; no sólo el primero y el segundo, sino todos. Por esto el Señor está
simbolizado con tantas cosas. El sacrificio es uno solo, pero una parte la representa el becerro,
otra parte la representan dos carneros, otra parte, los panes sin levadura, otra parte, las
hojaldres, otra parte, la flor de harina. Todo esto representa distintos aspectos de la obra del
Señor por nosotros, porque es muy profunda.
Fue una sola vez y para siempre que el Señor murió, pero son muchas las cosas que el Señor
502 La casa y el sacerdocio

consiguió; y entre otras cosas, una de ellas es que nos hizo sacerdotes a todos los redimidos; ya
no solamente los del linaje de Aarón, sino de todos los linajes, de todos los pueblos, de toda
lengua y nación somos hechos sacerdotes por Jesucristo, para Dios el Padre; para eso fue que
nos limpió, para entrar en el Lugar Santísimo. Antes el sumo sacerdote entraba una sola vez al
año; hoy todos los sacerdotes de todos los linajes, pueblos y lenguas, podemos entrar al Lugar
Santísimo en cualquier tiempo a través de la verdadera sangre, del verdadero Cordero, pues
hoy todos somos sacerdotes.

La casa espiritual
“4Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios
escogida y preciosa, 5vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa
espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por
medio de Jesucristo... 9Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las
tinieblas a su luz admirable; 10vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora
sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora
habéis alcanzado misericordia” (1 Pedro 2:4-5, 9-10).
Vemos en el contexto que Pedro habla a todos; esta carta no va dirigida a un clericado, sino a
todos los creyentes. Cada creyente es edificado, primero, como casa espiritual, y segundo,
como sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales a Dios por medio de Jesucristo. Aquí
la Palabra nos dice que el Señor nos está edificando, por una parte, como casa espiritual, esa es
la Iglesia; pero ¿cuál es la función de esta casa espiritual? El sacerdocio santo. Por una parte
dice, “sed edificados”; es decir, una edificación es un proceso que va creciendo, que se va
desarrollando. Como la Iglesia, somos edificados en el Nuevo Testamento; la Iglesia, porque el
Señor no tiene sino una Iglesia universal, expresada en cada localidad, porque en cada
El real sacerdocio del Nuevo Testamento 503
localidad no hay sino la iglesia en esa localidad.
Somos edificados como casa espiritual, y también tenemos que estar siendo edificados como
sacerdotes; no solamente unos, sino todos los redimidos por la sangre de Jesucristo, pues todos
fuimos hechos reyes y sacerdotes; por lo tanto debemos ser edificados como reyes y
sacerdotes. Debemos saber que fuimos separados del mundo, que ya no somos personas
humanas y mundanas comunes y corrientes, sino personas que al ser redimidas, lo fuimos para
ser primeramente edificadas como casa espiritual, para ejercer una función en esa casa; esta
función es el sacerdocio santo. Lo que debo saber es que fui separado de lo común y corriente,
y fui apartado para ser sacerdote. Somos sacerdotes y sacerdotisas; la más alta categoría de
sacerdocio que existe en el mundo; en el universo no hay otra categoría más alta que el
sacerdocio del nuevo testamento.

Según el orden de Melquisedec


Si el sacerdocio de Aarón nos parece alto, el del Nuevo Testamento, hecho ya por Jesucristo,
es muchísimo más alto, porque el de Aarón era sólo regido por el régimen de la letra; pero el
Señor Jesús es sacerdote según el orden de Melquisedec, sin principio de días y sin fin de vida;
y de ese sacerdocio, y por causa de él, es que nosotros participamos, porque somos el Cuerpo,
la carne y los huesos de Aquel que es sacerdote según el orden de Melquisedec, según el poder
de una vida indestructible, y no de la herencia natural.
Somos sacerdocio y debemos estar siendo edificados, porque ya la sangre de Jesucristo nos
ha hecho sacerdotes. Mírate a ti mismo; di tu propio nombre y descubre lo que Él te ha hecho.
No tomes solamente el primer tomo, sino toda la enciclopedia, pues yo soy sacerdote del Dios
Altísimo; el ser sacerdote es mi responsabilidad, pues yo he sido redimido y todo redimido es
sacerdote. Todo redimido es hecho sacerdote porque fue separado del mundo. El mundo no lo
es, pero del mundo Dios separó a los suyos, a sus escogidos, y por Su sangre nos lavó de
504 La casa y el sacerdocio

nuestros pecados y nos hizo reyes y nos hizo sacerdotes, y en la Iglesia debemos estar siendo
edificados como casa espiritual y como sacerdocio santo.
El sacerdocio neotestamentario implica el ofrecer sacrificios espirituales. También dice la
Palabra que somos linaje escogido; no es un linaje según la carne, sino el linaje de toda nación,
lengua, raza, etcétera; el linaje de la nueva creación, el linaje de la vida de Cristo Jesús, que
murió por nosotros, derramó Su sangre, nos resucitó con Él y nos permite entrar a Su presencia,
y a todos nos deja actuar como sacerdotes. El pueblo de Dios es la nación santa de Dios; todo el
pueblo, no es el clericado; es el pueblo adquirido por Dios. El pueblo fue adquirido, no solamente
el reverendo fulano, no. El pueblo fue adquirido “para que anunciéis”. Tú no eras el pueblo de
Dios. Entonces toma conciencia de lo siguiente: Si solamente eres del pueblo de Dios, ya eres
sacerdote, no necesariamente si estudiaste en una facultad de teología o si te nombraron
cardenal de algo, no, solamente si tú eres del pueblo de Dios, fuiste adquirido por Dios para que
anuncies las virtudes de Aquel; o sea que nadie puede desligarse de la responsabilidad de ser
anunciador. Todos fuimos adquiridos para anunciar; todos, el pueblo, “para que anunciéis las
virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”; es decir, para que yo pueda
anunciar las virtudes, tengo que ser llamado de las tinieblas a la luz. Esto solamente lo puede
hacer un sacerdote. Yo estaba en las tinieblas de afuera, y fui llamado a la luz de la presencia de
Dios; y en la presencia de Dios, conocerlo y aprender todas las virtudes para poderlas anunciar.
Primeramente Él nos llama a conocerle, y después de que le conocemos, nos convertimos, y
todo el pueblo nos constituimos en anunciadores. De manera que no podemos decir, esto no me
gusta, pues me toca ponerme a trabajar. Esto es lo que nos ha hecho el Señor, reyes y
sacerdotes. Somos anunciadores; cada uno en su propio medio, todo el pueblo tiene que ser
anunciador; no esperar que llegue el sapientísimo, o el fulano, sino que cada uno de nosotros
fuimos hechos anunciadores.
El real sacerdocio del Nuevo Testamento 505
El orden en el ministerio
“11Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros,
pastores y maestros, 12a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo, 13hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud
de Cristo” (Efesios 4:11-13).
En el ministerio, los apóstoles, los evangelistas, los profetas, pastores y maestros, no fueron
constituídos para usurpar el ministerio, sino para promocionar el ministerio de los santos. El
Señor constituyó a unos (no a todos), apóstoles; a unos (no a todos), profetas; a unos (no a
todos), evangelistas; a unos (no a todos), pastores y maestros. No todos son apóstoles, ni todos
profetas, ni todos evangelistas, ni todos pastores y maestros, pero eso no quiere decir que otra
cosa no seamos todos. A aquellos los constituyó con el fin de perfeccionar a los santos para la
obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que... Este hasta Dios se lo
puso a los santos. El ministerio (apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros), no es
para ellos controlar, usurpar ellos solos el ministerio, no. Si a alguien Dios le ha dado ese
ministerio de apóstol, etcétera, es con un fin, el de perfeccionar a los santos. Nótese que aquí no
dice, para su vida privada, para su devoción personal, para su familia, para que sean buenos
trabajadores; esto sí está incluido, pero allí no se limita. Perfeccionar a los santos para la obra
del ministerio.
Nosotros, todos los redimidos, debemos estar siendo edificados como sacerdocio santo para
la obra del ministerio. Si yo soy redimido, soy sacerdote, y si soy sacerdote, estoy en la obra del
ministerio. Los otros ministerios no están para que yo no haga nada. Si un pastor no pone a otros
a participar, si un evangelista no pone a otros a evangelizar, etcétera (pues hay que hacer la
obra del ministerio), no está haciendo la obra para la cual fue llamado. No puede hacer el trabajo
uno solo, sino que la obra es para perfeccionar a los santos, para que se trabaje en la obra con
506 La casa y el sacerdocio

los santos. Esos ministros están para que desarrollen y formen más ministros para la edificación
del Cuerpo de Cristo, pues esto no es tarea de uno solo, sino que es tarea de todos los santos.
Todos los santos debemos edificar el Cuerpo de Cristo; no solamente hasta aquí, no. El hasta lo
pone Dios. “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios,
a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.
¿Vamos a ser niños fluctuantes? Que ya no seamos niños fluctuantes, ya no. Para no seguir
siendo niños todos tenemos que ser perfeccionados para la obra del ministerio, para la
edificación del Cuerpo, hasta la medida de la plenitud de Cristo.
Amado, no te escondas; no quieras esconderte, porque a cada hijo de Dios, Él nos ha llamado
para la obra del ministerio; y Dios nos ha constituido ya sacerdotes. Este sacerdocio tiene sus
funciones especiales. Hoy estamos solamente tomando conciencia de que esto es conmigo, es
un negocio que me atañe a mí; no es para “el pastor” o para fulano; es para mí. Yo fui separado
del mundo y fui constituido, como simple hermano, como sacerdote. Yo soy santo, y todos los
santos tienen que edificar el Cuerpo de Cristo; todo santo es un sacerdote y todo sacerdote tiene
que hacer la obra propia del sacerdote.
“Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte
no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con
él mil años” (Apocalipsis 20:6).
Te pregunto, hermano, ¿tú solamente quieres tomar parte a partir de la segunda resurrección?
¿Sabes quiénes son los que van a resucitar en la segunda resurrección después del milenio?
Todos los demás, inclusive los perdidos. Los de la primera resurrección somos todos los
creyentes victoriosos; entonces esto es para mí. Así que ahora hemos sido edificados como
sacerdotes, creciendo en el sacerdocio; y cuando venga el Señor seguiremos en el sacerdocio,
porque lo que Dios siempre ha querido es un pueblo que sea real sacerdocio. En Éxodo 19:6,
Dios quería que todo el pueblo fuera sacerdote; pero el pueblo no quiso serlo, y por esta causa lo
El real sacerdocio del Nuevo Testamento 507
fueron sólo los levitas, y particularmente los de la familia de Aarón, sus hijos y sus
descendientes; pero el deseo de Dios es que el pueblo todo sea de sacerdotes. Y cuando Él
levanta ministros no es para que los ministros le quiten el sacerdocio a los santos, sino que al
contrario, lo promocionen.
508 La casa y el sacerdocio

Capítulo XXVI

SACRIFICIOS ESPIRITUALES
DEL SACERDOCIO NEOTESTAMENTARIO168

Sacrificios sacerdotales en Cristo


“4Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios
168
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Usaquén, Santafé de Bogotá D.C., Colombia, en agosto 30 de 1992. Transcripción: Emilia de Rodas.
El real sacerdocio del Nuevo Testamento 509
escogida y preciosa, 5vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa
espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por
medio de Jesucristo. 6Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí pongo en Sión la
principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en ella, no será
avergonzado... 9Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo
adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a
su luz admirable; 10vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo
de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado
misericordia” (1 Pedro 2:4-6, 9-10).
Ya hemos visto estos pasajes junto con otros, para tomar y renovar la conciencia del
sacerdocio del Nuevo Testamento. Durante un tiempo enfatizamos un poco que debemos ser
edificados como casa espiritual. Esto se refiere al Cuerpo de Cristo en general, a la familia de
Dios. Para Dios los templos, las basílicas, las catedrales, no son casa espiritual, sino aquella de
la cual nosotros somos piedras vivas, porque Dios no habita en casas hechas por manos
humanas, sino en el templo de Dios que somos cada uno de nosotros. Fuimos diseñados como
vasos para contener y expresar a Dios y ser canales de la autoridad de Dios en el universo,
incluso en Su trato con Su enemigo. Además de como casa espiritual, ser edificados también
como sacerdocio santo; o sea que nosotros debemos ser edificados como sacerdotes.
Ya hemos dicho antes, y renovamos la conciencia de que todo el pueblo de Dios en el Nuevo
Testamento es sacerdote. En el Antiguo Testamento los sacerdotes eran solamente los
descendientes de Aarón, y apenas servían, como dice la epístola a los Hebreos, a lo que es
figura y sombra de los bienes venideros, o figura de las cosas celestiales; pero el sacerdocio del
Nuevo Testamento no está restringido a un linaje especial, sino que todo el pueblo de Dios es de
ese linaje. Por eso aparece en el versículo 9: “Vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio,
nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó
507

de las tinieblas a su luz admirable”. Solamente cuando el Señor nos saca de las tinieblas y
venimos a Su luz admirable, podemos en Su luz admirable anunciar las virtudes de Aquel que
nos llamó; pero Él nos adquirió, nos llamó, nos introdujo en el Lugar Santísimo. Eso era lo que
podía hacer solamente el sacerdote, una vez al año, precisamente el 15 de Octubre. Pero ahora
todos los días, en todo tiempo, podemos entrar directamente a la presencia del Señor.
Consideremos ahora el paso siguiente. El sacerdocio espiritual y santo es “para ofrecer
sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. Los sacerdotes son
constituídos como tales para ofrecer a Dios sacrificios espirituales que sean aceptables a Él por
medio de Jesucristo. Nada de lo que se ofrece a Dios es aceptable a Él si no se hace por medio
del nombre de Jesucristo, por los méritos de Jesucristo y por la virtud del Espíritu de Cristo. Lo
que se hace en Su nombre, confiando en Él, cubiertos en Su sangre y en la virtud de Su Espíritu,
tiene la certeza de ser aceptado delante de Dios; porque dice: “aceptables a Dios por medio de
Jesucristo”; en Él somos aceptables. Nada de lo que hacemos que no sea cubierto por la sangre
de Jesucristo y que no sea dependiendo del socorro oportuno de nuestro Sumo Sacerdote, que
es Jesucristo, es aceptable a Dios. Sólo lo que sale directamente del Señor. El tema del
sacerdocio del Nuevo Testamento es bastante amplio; todos los sacrificios son aceptables a
Dios en base al sacrificio de Jesucristo, pero ese solo sacrificio produjo muchos otros sacrificios
a Dios. Fue el sacrificio de Cristo que nos lavó con Su sangre, que nos hizo reyes y sacerdotes
para Dios el Padre; el sacrificio único hecho una vez y para siempre, nos hizo reyes y
sacerdotes.
Ya hemos visto en el Antiguo Testamento, y concretamente en Éxodo, que se debían
presentar a Dios con una canastilla con carne de becerro, de carnero, con panes sin levadura
hechos con flor de harina, hojaldres, tortas sin levadura amasadas con aceite y todo eso, para la
consagración de los sacerdotes; y esto todo representa los distintos aspectos de lo hecho por
Jesucristo en la cruz. Todo lo relativo al sacerdocio y a las vestiduras del sacerdocio, a la
508 La casa y el sacerdocio

consagración del sacerdocio, a los trabajos y funciones del sacerdocio, a las peripecias del
sacerdocio, todo esto hay que entenderlo. Ahora apenas estamos tomando conciencia de que
en el Nuevo Testamento existe un sacerdocio, porque hay veces en que tenemos muy claro el
sacerdocio en el Antiguo Testamento, pero que en el Nuevo Testamento no existe algo así
parecido, y pensamos que en el Nuevo sólo somos laicos, solamente creyentes; habrá algunos
clérigos, algunos pastores, pero hoy necesitamos que en nosotros se torne muy nítido este
concepto de que existe un superior sacerdocio en el Nuevo Testamento; que así como tenemos
clara conciencia de un sacerdocio instituido por Dios y muy respetable en el Antiguo
Testamento, así mucho más está constituido un real sacerdocio, mucho más respetable, en el
Nuevo; porque aquel era la figura de las cosas celestiales, aquel trataba solamente con el
modelo de las cosas, pero hoy el verdadero sacerdocio es el que agrada el corazón de Dios;
éste sí le satisface, este sacerdocio del Nuevo Testamento. El negocio de Dios es con el
sacerdocio del Nuevo Testamento, y debemos por tanto despertar a la conciencia de este
sacerdocio real del Nuevo Testamento, del cual participamos todos los creyentes. ¿Qué nos ha
hecho sacerdotes? La sangre del Señor Jesús, quien nos amó y nos lavó de nuestros pecados y
nos hizo reyes y sacerdotes. Su obra en la cruz, donde derramó Su sangre preciosa, e hizo
muchas otras cosas más, es lo que nos convierte en sacerdotes, lo que nos da entrada directa,
siempre, a toda hora al Lugar Santísimo mismo en Espíritu y en verdad.

Diversos tipos de sacrificios


Vamos a ver varios sacrificios espirituales aceptables a Dios. Ese tipo de sacrificios y
ofrendas, nosotros como sacerdotes, debemos presentar a Dios nuestro Padre por lo que ha
hecho Jesucristo; no se trata solamente de ser creyentes de banca. Amados, cuán negligentes
hemos sido los creyentes del Nuevo Testamento respecto del sacerdocio. Cualquier sacerdote
de cualquier tribu o de cualquier denominación, es muy consagrado. Fíjense en un brujo, cuánto
Sacrificios espirituales del sacerdocio neotestamentario 509
no hace, con tanta consagración, y trabaja para su denominación como sacerdote. Y aun los
sacerdotes del Antiguo Testamento, cuán consagrados fueron y tomaron en serio su vocación;
pero nosotros los creyentes no hemos despertado a la conciencia de lo que somos, y sin
embargo somos la más alta clase de sacerdocio que existe en el universo, porque, como
miembros de Cristo, somos participantes del sacerdocio según el orden de Melquisedec, porque
éste es el sacerdocio de Cristo; y es por medio de Él, es en unión con Él, con Su sacerdocio, que
nosotros presentamos a Dios sacrificios espirituales agradables a Dios, porque son en unión con
el de Cristo, porque son por medio de Jesucristo.
Nosotros vemos personas muy dedicadas y muy conscientes de lo que son, en el sacerdocio
de una tribu indígena, o en el sacerdocio de Aarón, o de cualquier otro tipo de sacerdocio; pero
pareciera que nosotros no supiéramos que somos hechos por Dios, por Cristo para el Padre,
sacerdotes de un superior linaje, de un orden superior. Parece que no actuamos como lo que
somos; parece que cuando uno no tiene conciencia de lo que es, no actúa como lo que es.
Hemos insistido mucho en ésto; cuando el abogado no sabe lo que es, este abogado no va a
litigar; cuando el juez no sabe lo que es ser juez, no va a juzgar; cuando el ingeniero no sabe ni
toma conciencia de que es ingeniero, éste no va a ingeniar; cuando el sacerdote no toma
conciencia de sí, no vamos a sacerdotar, no vamos a actuar como sacerdotes. En el Nuevo
Testamento aparece el verbo “sacerdotar” el evangelio.
“Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo
cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer” (Hebreos 8:3).
Este versículo incluye el sacerdote del Nuevo Testamento, Jesucristo, según el orden de
Melquisedec, del cual nosotros somos miembros.
“15Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificios de alabanza, es decir,
fruto de labios que confiesan su nombre. 16Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os
olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios” (Hebreos 13:15-16).
510 La casa y el sacerdocio

Por una parte, no sólo es este un sacrificio de alabanza; es decir, que la alabanza va más allá
de meramente cantar cánticos en los que nombramos las virtudes del Señor; esto es, fruto de
labios que confiesan Su nombre. Alabar no es solamente cantar; uno puede alabar a su esposa,
no cantándole, sino diciéndole a otras personas lo que ella es, lo que ella significa para uno.
Entonces alabar al Señor no es solamente cantar o alabar, lo cual sí es una parte del sacrificio
de alabanza; por eso lo dice aquí en los versículos que estamos desglosando. Es decir, que es
más allá que cantar; es fruto de labios que confiesan Su nombre. Eso significa que se espera
que los sacerdotes estén siempre publicando sus alabanzas. “Pueblo adquirido por Dios, para
que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. De
conformidad con el versículo 16, debemos fijarnos en que por una parte habla de sacrificio de
alabanza, fruto de labios que confiesan Su nombre, pero también habla de hacer el bien; por eso
la Palabra dice que es un pueblo celoso de buenas obras; es decir, que hacer el bien es para
Dios un sacrificio, porque para que las cosas se hagan, hay que poner en el altar muchas cosas,
cosas tuyas y mías. Por ejemplo, los hermanos nos están permitiendo la sala, los muebles.
Algunas veces nos vamos y dejamos los asientos sin colocarlos en su sitio; llegamos cuando ya
están puestos; o sea que eso significa una molestia que se toman nuestros hermanos para
recibir a los demás hermanos en su casa. Pero si esto se hace delante de Dios, es sacrificio para
Dios; es útil sacrificio a Dios hacer el bien. El culto no sólo comienza cuando empezamos a
cantar, no; el servicio comienza desde que se empieza a colocar las sillas y se está preparando
la casa. El Señor ya está mirando, y esto hay que hacerlo espiritualmente; esto hay que
empezarlo a hacer con corazón limpio delante de Dios, porque esto es parte del servicio a Dios.
Hay que poner sobre el altar, o sacrificar, lo que es mi comodidad personal, y el tiempo que
tengo para mí, para dedicárselo al servicio de Dios y de otras personas. Por tal motivo la Palabra
dice, “sacrificio”. Cada vez que suena el teléfono hay que contestarlo; nosotros estamos muy
cómodos en vivir para nosotros, pero, hermanos, no puede el grano de trigo fructificar si no cae
Sacrificios espirituales del sacerdocio neotestamentario 511
a la tierra y muere; si no se sacrifica, no podemos servirle a Dios. El sacrificio es renunciar uno a
sí mismo, renunciar a lo que uno tendría derecho legítimo, pero que por amor al Señor,
descubrimos que ahí estamos en ese lugar para hacer precisamente esto; ponemos nuestro
tiempo, nuestra persona, nuestra disposición, nuestros bienes, al servicio del Señor Jesús.
Nosotros mismos los damos; nadie nos los va a quitar; nadie nos va a presionar, ni nadie nos va
a exigir. Sabemos que es el Padre el que quiere que nosotros nos dediquemos a esta parte del
servicio; ellos están en otra parte, y otros en otra parte. Hay veces en que le decimos al Señor:
Señor, yo te quiero servir; pero tan pronto Él nos pone el más pequeño trabajo, ya no lo
aguantamos, ya protestamos.
Amados hermanos, no nos olvidemos “de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis;
porque de tales sacrificios se agrada Dios”. Ayudarnos mutuamente en diferentes cosas; hay
necesidades espirituales, hay necesidades emocionales, a veces hay necesidades
intelectuales, algunas veces necesidades materiales, como en tiempo de una enfermedad, o
falta de empleo del jefe del hogar, o hay problemas, y somos nosotros, los miembros del Cuerpo,
los que debemos, en virtud del Señor, satisfacernos estas necesidades unos a otros. Por eso la
Palabra dice “ayuda mutua”. Para realizar la ayuda mutua hay que salir cada uno de su
cascarón, de su vida en cierto modo privada y cómoda, y salir a servir. El caracol, para que se lo
puedan comer y pueda servir de alimento, tiene que salir del cascarón donde está atrapado,
pues cuando sale del cascarón se lo van a comer. Así también esto es un sacrificio, y por esto se
llama sacrificio, porque es una muerte a sí mismo.

Los sacrificios en la práctica sacerdotal


“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no
tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura,
conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno” (Romanos 12:3).
512 La casa y el sacerdocio

El capítulo 12 de Romanos, se relaciona a la vida de la Iglesia en este contexto. Cuando en el


verso 3 dice: Digo, pues, este “pues” quiere decir puesto que ha sido establecido lo anterior; por
consiguiente desglosamos lo que viene. El no tener el más alto concepto de sí que el que debe
tener, significa que el creyente debe ocupar su puesto exacto.
“4Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los
miembros tienen la misma función, 5así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en
Cristo, y todos miembros los unos de los otros. 6De manera que, teniendo diferentes dones,
según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; 7o si
de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; 8el que exhorta, en la exhortación;
el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con
alegría. 9El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. 10Amaos los unos
a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. 11En lo
que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; 12gozosos
en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; 13compartiendo para las
necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. 14Bendecid a los que os persiguen;
bendecid, y no maldigáis. 15Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.
16
Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios
en vuestra propia opinión”.
En el verso anterior llamamos la atención al “pues”, y ahora nos fijamos en el “porque” con que
comienza el versículo 4. ¿Por qué? Para que entendamos estos dos versículos que vamos a
ver, porque éstos se desarrollan en los siguientes versículos en este “pues” y en este “porque”.
Por eso dice “pues”; por eso dice “porque”; por eso dice “así nosotros”, “de la manera que”,
porque esto es una continuación, una secuencia. Allí dice: el que profetiza, el que sirve, el que
enseña, el que exhorta, el que reparte, el que preside, el que hace misericordia, el amor sin
fingimiento, prefiriéndonos unos a otros, en lo que requiere diligencia, no perezosos, fervientes
Sacrificios espirituales del sacerdocio neotestamentario 513
en espíritu, gozosos en la esperanza, sufridos en la tribulación, constantes en la oración,
compartiendo para las necesidades de los santos, practicando la hospitalidad, bendiciendo, no
maldiciendo, gozándonos con los que se gozan, llorando con los que lloran, unánimes entre
vosotros. Todo esto es el desglose de los dos primeros versículos que vamos a ver, porque al
leerlos pensamos que no están hablando de nada; pero fijémonos en que dicen: “Pues”,
“porque”, “de la manera que”; por lo tanto es una secuencia, un desarrollo de los primeros
versos, los que vamos a leer.
“1Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrifico vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 2No os
conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta” (Romanos 12:1-2).
¿Por qué el versículo 1 comienza diciendo “así que, hermanos”? Porque en el último versículo
del capítulo anterior, dice: “Porque de él y por él, y para él, son todas las cosas”. Como todo es
de Él, como todo es por Él y como todo es para Él, a Él sea la gloria por los siglos de los siglos,
amén. Así que como para él es la gloria, de Él es todo, así que, hermanos, os ruego, etc..
Tengamos en cuenta que el versículo 2 sí tiene que ver mucho con el versículo 1. Cuando dice
que presentemos nuestros cuerpos en sacrificio vivo, es porque uno puede decir: Bueno, Señor,
yo presento mi espíritu; pero aquí se necesita trabajar, se necesita actuar, y para esto hay que
presentar el cuerpo, porque dice que ese es nuestro culto racional; es presentarnos al Señor, es
tener la buena disposición de servir; en lo que requiere diligencia, no perezosos. Por eso dice en
el versículo 2: “No os conforméis a este siglo”, porque en este siglo sí somos perezosos;
estamos, como dijimos, enconchados en nuestra comodidad privada, pero no sirviéndole al
Señor como sacerdotes que somos para Dios el Padre; y hay que salir y disponerse a hacerlo, y
estar presentes, y si es necesario barrer, se hace; si es necesario tomar las sillas y ponerlas, si
514 La casa y el sacerdocio

es necesario pasar a máquina unas cuestiones, si es necesario tomar unas fotocopias, si es


necesario repartirlas, repartir unos folletos, programar un ágape, preparar la Cena del Señor. Se
necesita salir de nuestra comodidad privada y ponernos a actuar, y esto lo hacemos con nuestro
cuerpo, en sacrificio vivo a Dios.
La casa de Dios no se edifica si no se restaura el altar. Lo primero es el altar y luego los
cimientos de la casa. Sin el altar no hay casa; sin el sacrificio espiritual, sin la disposición, sin el
sacrificio vivo de nuestros cuerpos al decir, aquí estoy, heme aquí, Señor, y dame fuerzas
porque yo soy perezoso, soy egoísta, soy susceptible a esto o aquello; Señor, límpiame porque
yo te sigo a Ti; sin todo eso no hay casa. El bien que tú hicieres como para el Señor, esto
recibirás. Puede que los hombres no lo vean; después de hacerlo lo mejor, puede que te vengan
a criticar; pero el Señor sí lo va a recibir; el Señor sí sabe y conoce tu corazón, y conoce si estás
presentando tu cuerpo en sacrifico vivo, y no conformándote a este siglo, sino que nos vamos
transformando por medio de la renovación de nuestro entendimiento. Esto hay que comprobarlo,
de lo contrario todo se queda en teoría, sobre el papel. Por eso dice: “Para que comprobéis cuál
sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
Volviendo al versículo 3, ya hemos dicho la causa por la cual dice: “digo, pues”; cada uno
ocupando su lugar, porque hay muchos miembros en el cuerpo y cada uno tiene su lugar. Así
que los miembros, siendo muchos, son un cuerpo, pero uno hace un trabajo, otro hace otro; es
decir, hay que presentar el cuerpo para proyectar, hay que presentar el cuerpo para servir, hay
que presentar el cuerpo para enseñar, hay que presentar el cuerpo para exhortar, hay que
presentar el cuerpo para repartir, hay que presentar el cuerpo para amar, para confraternizar,
para ser diligentes en lo que requiere diligencia, fervientes, gozosos, sufridos, orando, compar-
tiendo, practicando la hospitalidad, bendiciendo, llorando; todo esto es la práctica del
sacerdocio, el hacer el bien y la ayuda mutua, que es el sacrificio espiritual que el Señor está
esperando de toda la Iglesia. Si cada santo en la Iglesia tuviera este espíritu, qué belleza;
Sacrificios espirituales del sacerdocio neotestamentario 515
veríamos a la Iglesia alumbrando, todos trabajando con buena disposición, todos perdonándo-
nos, sobrellevándonos, pidiendo perdón, actuando, presentando nuestro cuerpo.
El Señor no solamente nos pide el espíritu sino el cuerpo, el arduo trabajo, la labor. Yo sé lo
que significa transcribir un casete a máquina, pasar una grabación; esto es un trabajo pesado;
pero si tú no lo haces, otros no lo van a tener; y estás cansado, pero le decimos al Señor,
fortaléceme, ayúdame; y a otros les va a servir, otros van s ser alimentados, otros van a ser
enseñados, y otros van a ser vivificados, en el nombre del Señor, y Su nombre va a ser
glorificado. Pero se requiere del sacrificio vivo. Antes se sacrificaban los becerros, se mataban y
punto; ahora esa muerte es a la carne, es al viejo hombre, es a nuestra actitud egoísta, es a
nuestra actitud perezosa, es a nuestra actitud indispuesta; allí es donde se aplica la muerte por
el sacrificio de la cruz.

Sacrificios de olor fragante


“17No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta. 18Pero todo
lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que
enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios” (Fil. 4:17-18). Para el análisis de
estos versículos, es conveniente estudiar todo el contexto desde el verso 10. Para Pablo sería
una vergüenza buscar dádivas, sobre todo porque se trata de la obra del Señor. Lo que Pablo
recibe de los hermanos filipenses lo llama la Palabra de Dios, “olor fragante, sacrificio acepto,
agradable a Dios”. Aquí aparece otra clase de sacrificios, otra clase de olor fragante. Lo que en
el Antiguo Testamento eran figuras, en el Nuevo Testamento es el servicio para la obra del
Señor, para que no falte a la obra del Señor, y no falte a los obreros, para que los obreros
puedan hacer su obra; vivir y hacer su obra; o sea que la Iglesia ayuda, la Iglesia colabora, la
Iglesia participa, y a eso se le llama olor fragante, y se le llama también sacrificio acepto.
“15Mas os he escrito, hermanos, en parte con atrevimiento, como para haceros recordar, por la
516 La casa y el sacerdocio

gracia de Dios que me es dada 16para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el
evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu
Santo” (Ro. 15:15-16). El verso 15 se lee igual en el texto griego, pero en el verso 16, en lo que
se traduce ministro, dice para ser liturgo, porque la palabra “ministro” se refiere a diaconía
general. Cuando en la Biblia encontramos “ministro”, se refiere a diácono; pero aquí no dice
diácono en el griego, sino liturgo, de donde viene la palabra en español “liturgia”. Cuando
Zacarías entraba al templo, se dice que él estaba presentando su liturgia; o sea que la liturgia es
un sacrificio santo, sacerdotal, a Dios. Aquí hay algo interesante. Dice: “para ser liturgo de
Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios”. Aquí se traduce ministrando lo que
en el original griego dice sacerdotando.
El verbo sacerdotar no existía en el castellano, y lo debieron traducir como ministrando. “Para
ser liturgo de Jesucristo”. Liturgo es un servicio sacerdotal de la más alta clase, de ofrenda
sagrada al Señor. Decir “ministro” uno lo toma como de una manera muy liviana, pero un “liturgo”
es alguien que está en la santa presencia del Señor, y con plena conciencia de que está
ofreciendo algo a Dios. Pero fijémonos en que en esta liturgia, lo que a Dios se le ofrece son los
gentiles santificados por el Espíritu; lo que se sacerdota (perdónenme la nueva expresión, pero
hay traducir en forma exacta este verbo), es la ofrenda de los gentiles; es decir, que los gentiles
son gente perdida, y lo que hay que sacerdotar es el evangelio, la evangelización, el discipulado,
el cuidado de los nuevos hasta formarlos como iglesia, y después presentar a la Iglesia como
una virgen pura.

Sacerdotando el evangelio
Esta es la liturgia del sacerdocio. Somos sacerdotes para evangelizar. No se trata de
evangelizar de una manera liviana, sino de presentar al evangelio para convertir a los gentiles en
ofrenda; es decir, una ofrenda son alabanzas, una ofrenda es la ayuda mutua, es ayudarnos, es
Sacrificios espirituales del sacerdocio neotestamentario 517
colaborar en la obra del Señor; pero aquí la ofrenda son personas perdidas que son
evangelizadas, son discipuladas, son santificadas, son reunidas como iglesia y son presentadas
al Señor como ofrenda litúrgica. Si tú tienes conciencia de que eres la Iglesia, sabrás cuál es tu
trabajo sacerdotal, al evangelizar y llevar las personas a Cristo, cuando se lo estás ofreciendo
como sacerdote; pero esto es solamente una parte, porque todavía no es santificada su
conducta, todavía es apenas comprada. Pero al Señor se la presentamos y el Señor la recibe
como ofrenda; pero también hay que atenderlos, hay que acompañarlos, hay que seguirles
ministrando y visitando para que sean ofrenda agradable, santificada, no solamente salvados,
sino además santificados; y no solamente santificados al nivel de personas, sino que hay que
presentarlos como sacrificio vivo, y como sacrificio corporativo de la Iglesia. En 2 Corintios 11:2,
dice Pablo que él presenta a los hermanos como una virgen pura a Cristo; esto era el ejercicio
del sacerdocio del evangelio, de lo que trata el versículo 16 de Romanos 15, lo que el apóstol
Pablo realizaba. Él evangelizaba y edificaba hasta que presentaba a la iglesia, y trabajaba en la
iglesia para presentar a la iglesia, de entre los gentiles, un pueblo para el Nombre del Señor.
Presentarle la iglesia al Señor es el trabajo de los sacerdotes; es un trabajo grande, y esto es lo
que debemos hacer. Una persona se convirtió al Señor, entonces se la presentamos; cuando
está viviendo en los caminos del Señor, yo la estoy cuidando. Señor, yo te la presento. No es
solamente llevarlos a la reunión. Hemos hecho el trabajo muy liviano; hemos sido sacerdotes
muy flojos, que no hemos llegado a ser sacerdotes de 30 años, sino apenas como de 15. En el
Antiguo Testamento, el que nacía sacerdote ya era sacerdote, pero a los veinticinco años era
que empezaba a servir, y a los treinta años entraba propiamente a desarrollar el ministerio. Por
eso Jesús, a los treinta años apenas comenzó a realizar su ministerio público.
El verbo sacerdotando de Romanos 15:16, es en griego hierorgonta. La terminación gonta es
como lo que llamamos en español un gerundio; es decir, un verbo en conjugación, como por
ejemplo, durmiendo, comiendo. La raíz hiero es sacerdote; y de ahí viene la escritura llamada
518 La casa y el sacerdocio

hierática. Hierática, en Egipto era la escritura sacerdotal; en cambio la escritura demótica era la
popular. De ahí viene también hierorgonta, que significa sacerdotando. Por eso el verbo que
utiliza Pablo es hierorgonta ton evengelion, o sea sacerdotando el evangelio, para que los
gentiles le sean ofrenda agradable. Entonces no es solamente ministrando el evangelio, sino
sacerdotando como un liturgo; aquí más santo, más sagrado. Debemos tener conciencia de que
cuando nosotros estamos evangelizando como sacerdotes, estamos preparando una ofrenda
para Dios. Cuando una persona se entrega al Señor, yo la tengo que entregar al Señor como
una ofrenda; por eso oramos y la oración de entrega se la hacemos repetir a la persona; pero
después de esto, nosotros se la entregamos al Señor como una ofrenda; pero esto es el
comienzo; apenas ha sido comprada; necesitamos seguirla para que esta ofrenda sea
santificada, y además la persona no se presenta sola, sino la iglesia. Así lo dice Pablo en 2
Corintios 11:2: “Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo,
para presentaros como una virgen pura a Cristo”.
He aquí la iglesia en general, el ministerio sacerdotal del Nuevo Testamento. “Pues os he
desposado”. Esto es lo que hace un liturgo, desposar; es el que realiza los matrimonios, pero
este matrimonio no es solamente un hombre y una mujer, sino de la Iglesia y Cristo, “con un solo
esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo”. Es decir, que nosotros debemos
presentar a la iglesia como una virgen pura, y este es un sacrificio espiritual. Por eso dice que
Cristo se ofreció a Sí mismo para presentarse una Iglesia. Pero ahora los ministros de Cristo
participamos de las aflicciones de Cristo por Su Cuerpo que es la Iglesia, a fin de presentársela
a Él. Entonces nosotros debemos tener conciencia de que somos la más alta clase de
sacerdocio que existe en toda la historia; pero este sacerdocio es una liturgia, de la cual las otras
eran símbolos. Antes el sacerdocio, usando material de oro en sus vestiduras, tomaba incienso
físico y lo ofrecía al Señor; pero hoy el incienso es espiritual. Esos panes sin levadura, el
cordero, el candelero, hoy todo eso es de carácter espiritual; lo otro era solamente la maqueta,
Sacrificios espirituales del sacerdocio neotestamentario 519
pero el interés de Dios es tener hoy todo hecho realidad. Él desea adoradores que le adoren en
espíritu y en verdad, no sólo con el sacrificio de alabanza y adoración, sino también sin
descuidar todo lo demás que implica el sacerdocio del Nuevo Testamento. Sacerdotando el
evangelio; la evangelización, el discipulado, la edificación de la Iglesia, como ofrenda litúrgica
sacerdotal del Nuevo Testamento de Dios. De modo que antes de ser abogados o ingenieros,
etcétera, el Señor desea que seamos sacerdotes. Lo anterior es necesario para los viáticos,
pero nuestra verdadera función, para la que fuimos creados, es hacer el trabajo para Dios. Nadie
puede hacerlo sino la Iglesia, los redimidos; y esto es lo que Dios quiere, y para eso Él nos
compró y nos hizo para Dios el Padre, reyes y sacerdotes. En el Antiguo Testamento había
muchos sacrificios. Se disponía el cordero separado en pedazos y al final encima del sacrificio
se libaba. Había unas jarritas y otros cántaros más grandes donde se contenía el vino y pasaba
luego a las jarritas, y se derramaban en libación sobre el sacrificio.
La libación representa el gastarse a sí mismo hasta la muerte; este era el sacrificio de libación,
el estar dispuesto a morir, a derramar su vida, su sangre en servicio de Dios y de la fe de la
Iglesia. Por eso el vino se derramaba. Derramar el vino es como derramar la sangre; es decir,
como poner la vida hasta la muerte; este era el sacrificio de libación. ¿Por qué el Señor daba
estas instrucciones simbólicas en el Antiguo Testamento? Porque hoy en el Nuevo Testamento
Él quiere esa clase de disposición, porque Él es un Dios grande, y no vamos a servirle y
presentar a Dios cosas indignas, como hizo Caín, pensando que lo que él ofrecía era suficiente
para Dios, porque su Dios era muy pequeño. Cuando se tiene una baja impresión de una
persona, se le ofrece las cosas más bajas: que se siente en el último lugar, y se le trata mal. Pero
cuando se respeta a una persona, no se le trata así; se le respeta y trata de una manera
diferente. Al presidente Gaviria se le respeta como presidente. Es lo que enseña el profeta
Malaquías, cuando dice: “Preséntalo a tu príncipe”. El libro de Malaquías es especial para
sacerdotes cuando están bajándose de su nivel; por eso vale la pena estudiar y meditar todo
La casa y el sacerdocio

este libro. El Señor nos perdone, amados hermanos, por la liviandad con que le ofrecemos a
Dios nuestros servicios. Es importante dedicarle un rato de estudio a los versículos 6 al 14, del
capítulo 1 del profeta Malaquías, donde habla sobre el pecado de los sacerdotes. Somos tan
ciegos que no nos damos cuenta de cuando menospreciamos al Señor. Por ejemplo, en el
versículo 9 vemos que no es que cuando nosotros presentamos un sacrificio al Señor le
hagamos un favor; es Él el que nos presta el favor de aguantarnos y recibir algo de nosotros,
siendo Dios, que no necesita nada de nadie; es Dios quien nos hace el favor. Allí habla de
presentar el servicio con mala disposición, de mala gana y por eso dice: “¿cómo podéis
agradarle, si hacéis estas cosas?”.
“10¿Quién también hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo
no tengo complacencia en vosotros, dice Yahveh de los ejércitos, ni de vuestra mano
aceptaré ofrenda”.
Si me pagan, bien, pero yo no sirvo de balde. ¿Cómo se le va a servir a Dios así, mis amados
hermanos? Dios no acepta eso así; ni siquiera Pablo, cuando no aceptó la ofrenda de los
corintios, pues ya ellos habían hablado mal de él, que no trabajaba. Aquí está la dignidad del
Señor en Pablo. Vale la pena estudiar Malaquías.
“Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo
y regocijo con todos vosotros” (Filipenses 2:17).
Este es el sentir de Pablo; aunque sea gastado, hasta que se muera; esa es la libación, ser
derramado en libación. Y así lo fue. La fe es un sacrificio y un servicio, porque la fe es un
arriesgar. Hay veces en que no hacemos las cosas por no arriesgarnos; nos reservamos; pero
cuando uno tiene fe, se arriesga y no se reserva, y este es el sacrificio y servicio de la fe en la
Iglesia, al que añadía Pablo su libación. Que Dios nos ayude; y pidámosle perdón al Señor por
nuestra pereza, por nuestra mala disposición, por nuestra falta de fe, porque hemos deshonrado
a Dios con un servicio barato, con un servicio indigno de Su nombre, de Su grandeza; y
digámosle: Límpianos, Señor, con tu preciosa sangre y ayúdanos a tomar conciencia de lo que
significa ser hechos y constituido reyes y sacerdotes para la gloria de Dios el Padre. Amén.

Capítulo XXVII

FUNCIONES DEL REAL SACERDOCIO169

Edificados corporativamente.
Hermanos, por la Palabra, confío que también por el Espíritu, han sido hechos conscientes por
el Señor de que Él, ahora, en el Nuevo Testamento, nos ha hecho reyes y sacerdotes. Somos
sacerdotes. “Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados por su sangre, y nos ha hecho para
Dios reyes y sacerdotes. A él sea la gloria, y reinaremos sobre la tierra... Vosotros sois linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios”. El pueblo es el sacerdocio
del Nuevo Testamento. Todo el pueblo participa del sacerdocio del Nuevo Testamento.

169
Enseñanza a la iglesia en la localidad de Tunjuelito, Santafé de Bogotá D.C., Colombia, en junio 19 de 1993. Transcripción: Arcadio Sierra Díaz.
La casa y el sacerdocio

Continuamos en esa línea, en 1 Pedro 2:5: “Vosotros también, como piedras vivas, sed
edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales
aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. ¿A quién se refiere ese vosotros? A nosotros, el
pueblo; debemos ser edificados como casa espiritual, la cual es el Cuerpo de Cristo; entonces
debemos ser edificados como el Cuerpo de Cristo. “Yo edificaré mi iglesia”. “Tu hijo, David, él
me edificará casa”. Nosotros, entonces, como piedras vivas, debemos juntos, colegiada y
corporativamente, ser edificados, primero, como casa espiritual, y segundo, debemos ser
edificados como sacerdocio santo. En Éxodo, en el tabernáculo, tenemos la figura de la casa y
del sacerdocio. Hay en Éxodo capítulos dedicados al tabernáculo, a las cortinas, a las tablas, a
las basas, al oro, a los anillos, a las barras, a las columnas, al Lugar Santísimo, al lugar santo, al
atrio, al arca, a los querubines, al propiciatorio, a la mesa, al candelero, al altar de oro, al
incensario, al altar de bronce, a las cortinas del atrio, etcétera. Todo eso es tipología de la
edificación de la casa espiritual. Pero también están los capítulos de las vestiduras sacerdotales;
del efod, del pectoral, del manto, de la túnica, de los calzoncillos y otros. También está el
capítulo de la consagración sacerdotal, por el becerro, por los carneros, por las hojaldres, por los
panecillos. Todo eso es tipología para el Nuevo Testamento. En el Antiguo es la tipología, en el
Nuevo es la realidad. Para que en el Nuevo haya un tabernáculo de Dios, hubo una tipología en
el Antiguo. Para que en el Nuevo haya un sacerdocio para Dios, lo hubo en el Antiguo. Pero hoy,
nosotros, la Iglesia del Nuevo Testamento debemos ser edificados como casa espiritual y como
sacerdocio santo.
“Para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. Esto significa
que en la casa de Dios, el sacerdocio de Dios debe ofrecer a Dios sacrificios espirituales por
medio de Jesucristo. Nosotros somos sacerdotes del Dios Altísimo, y por lo tanto debemos
edificar el sacerdocio para Dios, y ofrecer sacrificios espirituales para Dios.
Funciones del real sacerdocio 519

Sacrificios espirituales
Vamos a mirar algunos sacrificios espirituales propios del sacerdocio del Nuevo Testamento.
Tú, hermano, como miembro del Cuerpo de Cristo, del pueblo de Dios, de la Iglesia, eres un
sacerdote. En el Nuevo Testamento todos los santos son sacerdotes. Eso no significa que todos
nos hayamos puesto las vestiduras sacerdotales, y todos nos hayamos consagrado como
sacerdotes; pero todos podemos ser sacerdotes. Todos los hijos de Dios tienen acceso directo
al sacerdocio, a la presencia del Señor para ofrecer sacrificios espirituales. Para hacerlo,
debemos vestirnos sacerdotalmente del nuevo hombre, camadas de Cristo, de Su divinidad, de
Su humanidad, de Su realeza, cubrimos con Su manto nuestra iniquidad. Y también debemos
ofrecer sacrificios espirituales. Vamos a identificar algunos de esos sacrificios espirituales que
todos nosotros debemos ofrecer a Dios, ya que todos nosotros por Su sangre fuimos hechos
sacerdotes. En el Nuevo Testamento hubo un cambio de sacerdocio. Dice en Hebreos que
cambiado el sacerdocio, ahora el Señor Jesús es sacerdote no según el orden de Aarón, sino
según el orden de Melquisedec170. Y el Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec nos
hizo a nosotros en el Nuevo Testamento, reyes y sacerdotes, santos, una casa espiritual para
ofrecer sacrificios ahora, espirituales, agradables a Dios por medio de Jesucristo. Dios ha
revelado algo que Él busca; Él busca adoradores, que le adoren en espíritu y en verdad171, y esa
adoración debe expresarse a Dios de múltiples maneras. Vamos a ver algunas de esas maneras
en que ofrecemos a Dios nuestros sacrificios espirituales.

170
Cfr. Hebreos, capítulo 7
171
Cfr. Juan 4:23
520 La casa y el sacerdocio

Vemos algunas de esas maneras en Hebreos 13:15-16: “15Así que, ofrezcamos siempre a
Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.
16
Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios”.
Todo lo recibe Dios por medio del Hijo; y la alabanza es uno de los sacrificios espirituales, no es
el único, es uno de ellos. Alabanza es proclamar, confesar lo que Él es; como dice que Él nos
sacó de las tinieblas a Su luz admirable para que anunciemos Sus virtudes 172 . Anunciar,
proclamar sus virtudes, en forma cantada, en forma hablada, en forma testificada, hablando
siempre de sus virtudes y grandezas; ese es un sacrificio de alabanza; es decir, fruto de labios
que confiesan Su nombre. Confesar Su nombre, sus atributos, sus virtudes. Ese es uno de los
sacrificios que siempre debemos ofrecer a Dios. Pero no nos debemos quedar solamente en el
versículo 15, pues en el 16 aparecen otros sacrificios, que también son espirituales. No es
solamente cuando estamos alabando, y nos sentimos en la presencia del Señor, y esos
sacrificios son espirituales. También cuando estamos aquí en la tierra, pero en el trabajo,
haciendo obras para el Señor, también son sacrificios espirituales, de hacer el bien, y de la
koinonía, o la comunión, lo que aquí se traduce la ayuda mutua, no os olvidéis.
Porque obviamente, como uno se siente tan feliz alabando, nos volvemos egoístas; lo que nos
gusta es sentirnos chéveres cuando alabamos a Dios, pero no queremos ofrecer a Dios
sacrificios. Eso es muy fácil que nos reunamos para cantar a Dios, porque nos sentimos bien,
pero nos olvidamos de hacer el bien y ayudar, porque con esto no se siente uno tan chévere; eso
de que tenía 50 dólares y ahora sólo me quedan 25, que se han destinado para ayudar, como
que no es para sentirse uno tan chévere. Hay una “y” que enlaza los versos 15 y 16. Y de la
ayuda mutua, o como se dice en griego, la koinonía o la comunión de unos con otros; de eso no
nos olvidemos. El compartirse, ayudarse en todo aspecto, consolarse, suplirse las necesidades,
172
Cfr. 1 Pedro 2:9
Funciones del real sacerdocio 521
cuidarse unos a otros, protegerse, de todo eso no os olvidéis, porque de tales sacrificios se
agrada Dios. Porque estos también son sacrificios. Para hacer el bien hay que presentarse; eso
es lo que significa sacrificar, poner en el altar algo que era mío; yo lo renuncio y lo presento a
Dios. A lo mejor nos reunimos aquí en la casa de la hermana Isabelita, pero a ninguno se nos
ocurre al final traernos una bolsita de plástico y recoger el papel higiénico del baño que todos
usamos. Eso también es un sacrificio espiritual. No es necesario que alguien nos ponga en la
cartelera. Si todavía necesitamos cartelera, parece que no estuviéramos en el Nuevo Pacto. En
el Antiguo Pacto era que se ponía cartelera. Se escribía en tablas de piedra, se escribía en las
paredes, en las filacterias, en los vestidos, en las puertas; pero en el Nuevo Testamento se
escribe en el espíritu, en el corazón, con una dirección directa del Señor. Cuando ya terminamos
la reunión, debemos recoger las sillas y no dejarle la carga a uno solo. Eso es también hacer el
bien. Eso también es un sacrificio, y también es espiritual. Es más espiritual, después de cantar,
recoger el papel higiénico, que solamente cantar. Incluso vas a usar el papel higiénico y ves que
se acabó, pues cómprate un rollo y lo traes. Ese es un sacrificio espiritual. Nadie tiene que
estarte diciendo desde afuera. El Señor se da cuenta de muchas cosas que tú puedes hacer.
Hacer el bien es también un sacrificio espiritual.
Ya llevamos tres clases de sacrificios espirituales: la alabanza, que tiene muchas maneras de
alabar, con muchas clases de música, hacer el bien y la ayuda mutua. Esto tiene muchas
posibilidades; celosos de buenas obras, no porque se pueda uno salvar por ellas, sino porque ha
sido salvado en Él; por gratitud, por gusto, inspirado para hacer cositas. Que de pronto a algún
hermano le hace falta algo, que se le puede ayudar; aunque sean pequeñas cosas, son
sacrificios espirituales. Eso es ser espiritual. De pronto pensamos que espiritual no sería pelar
papas. Pero puede ser muy espiritual pelar papas. En un campamento todos están esperando
que alguien pele las papas. En un ágape todos estamos esperando que nos sirvan el plato, y
522 La casa y el sacerdocio

que nos sirvan de primero; si es necesario repetir dos y tres veces antes de que otros hayan
comido, no importa. Analicemos el capítulo 12 de la carta del apóstol Pablo a los Romanos.

Sacrificio vivo
“1Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos
en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”. Siempre que
encontramos esos “así que”, “porque”, “puesto que”, eso nos indica que no debemos tomar ese
pasaje aislado, sino en conexión, como consecuencia, o como implicación legítima de lo que ha
sido establecido hasta ahí. Por ejemplo, hasta aquí el apóstol Pablo ha estado hablando de lo
que ha hecho el Señor para tratar con nuestros pecados en la cruz, con el pecado en nuestra
naturaleza carnal, cómo ha enfrentado la vida del pecado y de la mente en nuestra carne, la ley
del Espíritu de vida en Cristo Jesús, y cómo nos ha hecho un Cuerpo, y cómo nos ha injertado en
el olivo, cómo nos ha escogido desde antes de la fundación del mundo como vasos preparados
para misericordia; todo esto, entonces, tiene una consecuencia. Así que, hermanos, puesto que
ha sido así, os ruego, puesto que son personas que se les tiene que rogar, por las misericordias
de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo.
Presentar el cuerpo al Señor significa: aquí estoy con mis brazos, con mis piernas, con el
hombro; aquí estoy todo; presentar el cuerpo en sacrificio vivo. Porque es muy fácil ser espiritual
sentado en la silla, sin presentar el cuerpo, sin decir aquí estoy, qué quieres que haga, qué haré,
Señor. Presentar el cuerpo es un acto de fe; es una fe no pasiva, es una fe activa, es una fe que
sabe que hemos sido crucificados con Cristo, y que hemos sido resucitados con Cristo, y que
nos presentamos vivos a Dios, como vivos de entre los muertos, como instrumentos de justicia
para hacer justicia práctica, porque fuimos crucificados gratis, y por lo demás fuimos
regenerados, constituídos justos. Presentad vuestros cuerpos en sacrificio vivo. Antes los
Funciones del real sacerdocio 523
sacrificios eran muertos, ahora son vivos, somos nosotros. Presentad vuestros cuerpos; es
decir, hay que estar ahí de cuerpo presente. A veces, cuando hay que presentarse, uno se hace
el tontito; y uno como que da vueltas, como eludiendo la cosa. Pero si estamos realmente vivos,
estamos presentes. Aquí estoy, en qué puedo servir, en qué puedo colaborar, qué puedo hacer,
en qué hay que poner el hombro. Presentad vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios, que es vuestro culto racional. Nuestro culto es presentar el cuerpo. El culto no
es solamente una reunión donde pasivamente nosotros pensamos en los huevos del gallo,
mientras el predicador está haciendo allá sus cosas; luego nos dijeron que había que cantar,
cuándo hay que pararse, cuándo hay que sentarse, cuándo sí se puede, cuándo no se puede;
en esa situación no hacemos nada en espíritu, no estamos en vida, no estamos delante del
Señor; estamos en la carne, lanzando expresiones, como: Ay, qué pereza que nos hagan
levantar otra vez; uf, qué aburrido. Eso no es culto. Culto es presentarse vivo para hacer todo lo
que el Espíritu te diga, para colaborar en todo, y entonces sí es presentar nuestro cuerpo en
sacrificio vivo, lo cual es nuestro culto racional. No es sacar el cuerpo, es presentarlo. A veces
somos especialistas en sacar el cuerpo, pero ser sacerdotes quiere decir presentar el cuerpo en
sacrificio vivo.
“2No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
No os conforméis a este siglo, pues en este siglo las cosas son de otra manera, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento. Una vez que el Espíritu
Santo renueve nuestro entendimiento, somos transformados; eso significa que Cristo nos va
cambiando de forma, porque Cristo se va formando en nosotros. Para que comprobéis cuál sea
la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
“3Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga
524 La casa y el sacerdocio

más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la
medida de fe que Dios repartió a cada uno”. Cada uno debe tener de sí un concepto exacto. No
más, pero tampoco menos. Que no se tenga más alto concepto de sí que el que se debe tener.
Cada uno debe tener un concepto de sí, cada uno debe saber qué es delante de Dios, y qué
debe hacer. Cuando tú vives cerca de Dios y estás vivo y te presentas, tú sabes qué tienes que
hacer. No hagas más de lo que tienes que hacer, pero lo que tienes que hacer, hazlo. Y por eso
empieza a desglosar más adelante diciendo: Sino que piense de sí con cordura, conforme a la
medida de fe que Dios repartió a cada uno. Para presentar el cuerpo como sacrificio vivo, para
hacer algo, hay que presentarlo pero sin presunción, sin ir más allá de lo que uno realmente es;
pero yendo conforme a la medida de fe, hasta donde realmente sabes que Dios te ha constituido
y qué debes hacer.
“4Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los
miembros tienen la misma función”. Ese “porque” significa que Pablo sigue tratando el asunto;
no está introduciendo un tema nuevo, no. Está desglosando la presentación del cuerpo como
sacrificio vivo, y todos juntos en unanimidad. Presentaos, dice a la Iglesia, vuestros cuerpos en
sacrificio, no en sacrificios. No es que cada cosita que yo hago es un sacrificio diferente, sino
que la coordinación de todo nuestro trabajo como cuerpo, es un sacrificio y es un culto colegiado
y corporativo. Y ese culto colegiado y corporativo es la combinación de nuestros servicios.
Cuando dice que todos los miembros no tienen la misma función, esa función no quiere decir ni
calentar bancas ni sacar el cuerpo. Función significa trabajo, servicio, estar ahí, actuar en todo lo
que el Señor ponga en ti, conforme a la medida de la fe, en coordinación con el Cuerpo. Eso es
función.
“5Así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los
otros”. Siendo muchos, somos un cuerpo. Es una máquina tremenda. Somos un cuerpo en
Funciones del real sacerdocio 525
Cristo, y todos miembros los unos de los otros, en quien nos apoyamos; y como somos
miembros los unos de los otros, entonces ¿cómo podemos desglosar eso? Pero Pablo sigue
diciendo lo siguiente.

Sacrificios prácticos
“6De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de
profecía, úsese conforme a la medida de la fe”. Si tenemos el don de profecía, úsese para
profetizar y representar el Cuerpo. Hay que estar ahí; hay que estar en Espíritu, en espíritu
atento, con ese radar sensible para percibir la carga del Espíritu. A veces hay lengua, a veces
hay interpretación, otras veces hay una palabra profética, palabra de sabiduría o lo que fuere,
úsese conforme a la medida de la fe.
“7O si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza”. Me gusta esta ensalada, y uso
esta palabra a propósito, porque a la ensalada le ponemos piña, banano, manzana, papaya, y
Pablo mezcla muy bien en esta ensalada cosas que parecen espirituales y cosas que parecen
no tan espirituales. Hay profecías, pero lo mezcla muy bien con servicio, enseñanza con
misericordia, presidencia con liberalidad; bien mezcladita la ensalada, muy práctica; nada tipo
trapecio, no; bien práctica.
“8El que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con
solicitud; el que hace misericordia, con alegría”. Repartir conforme a un don; o sea, eso es Cristo
por Su Espíritu repartiendo a través de ti. Ojalá los hermanos que reparten sean conscientes del
repartir de Cristo. Cuando están allí, por ejemplo, en un ágape y sirviendo la comida, ellos están
en el nombre de Jesucristo. Es un miembro de Cristo que está repartiendo con liberalidad, con
amor, con equilibrio; no como pasó en Jerusalén. Para los hebreos, plato grande; para los
griegos, platos chicos; para éstos, pollo; para éstos, hueso. En amor, en Espíritu. Para servir se
526 La casa y el sacerdocio

necesita estar en Espíritu. En Hechos 6, aparece que para servir en las mesas debían ser llenos
del Espíritu y de sabiduría, porque ese es el servicio de Cristo. Es Cristo formándose en Su
Cuerpo, en la Iglesia. El que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud. Me gusta que
Pablo colocó primero el que reparte que el que preside. Se nota un equilibrio en esta ensalada;
están bien mezcladas las cosas que parecen muy espirituales como profetizar y enseñar, junto
con repartir, servir y hacer misericordia. Pero en el fondo todo es espiritual; todo eso necesita
presentación en vivo, en Espíritu, de nuestro cuerpo como instrumento de justicia, en
coordinación, todos amándonos, todos sirviéndonos, todos poniendo el hombro. Esa es la
Iglesia; ese es el sacrificio vivo, que es nuestro culto; ese es nuestro culto, todo eso. Cuando se
está repartiendo es culto, cuando se está presidiendo es culto, cuando se está recogiendo las
sillas es culto; cuando se está contando la ofrenda para los santos pobres, es culto. Todo eso es
culto. Todo se hace en conciencia, todo se hace con cariño, todo se hace con amor; todos
trabajando.
“9El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. 10Amaos los unos a los
otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. 11En lo que
requiere diligencia, no perezoso; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor”. Eso es el culto.
Cuántas cosas no se hacen. Cuánto se demora la obra porque no somos diligentes. Cosas que
se podrían terminar en una semana, se demoran tres meses porque somos perezosos, porque
pensamos que lo hacemos para los hombres. Tú lo haces para Dios. Tú has resucitado, Él te
compró, eres un instrumento, estás vivo. Te presentas, heme aquí, Señor. Presentad el cuerpo;
no sacar el cuerpo. Señor, aquí estoy; con diligencia; qué hay que hacer, para que las cosas se
hagan rápido, para que la Iglesia sea edificada, y que el nombre del Señor sea glorificado.
“12Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración;
13
compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. 14Bendecid a
Funciones del real sacerdocio 527
los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. 15Gozaos con los que se gozan; llorad con lo que
lloran. 16Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis
sabios en vuestra propia opinión. 17No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante
de todos los hombres. 18Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos
los hombres”. Es muy práctico ver compartir todos juntos, en oración. Todos estos capítulos de
esta carta y de otras cartas que aparecen al final como deberes cristianos, al estilo de los
estoicos antiguos, porque ellos comenzaban con eso sin fundamento; aquí se ponía al final. Esto
es el desglose del culto corporativo de la Iglesia, con su cuerpo en Espíritu, sirviendo al Señor.
Eso es un sacrificio espiritual. En el Nuevo Testamento encontramos otro de los tipos de
sacrificios espirituales, que se espera de nosotros los hijos de Dios.

Sacrificios de olor fragante


“10En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí;
de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. 11No lo digo porque tenga
escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12Sé vivir
humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado
como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 13Todo lo
puedo en Cristo que me fortalece. 14Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi
tribulación. 15Y sabéis también vosotros, oh Filipenses, que al principio de la predicación del
evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y
recibir, sino vosotros solos” (Flp. 4:10-15). Ahí vemos a la Iglesia cuidando de los apóstoles, de
los obreros, de los siervos de Dios. Pablo estaba entrenado para ser rico o pobre; y él insiste; es
decir, no está mal ayudar al que está preparado para ser rico o pobre. Cuando se está
comenzando es muy difícil, especialmente cuando se está viajando de un lugar a otro, y en otro
528 La casa y el sacerdocio

lugar las cosas están edificadas, ya hay bendiciones, los hermanos nos conocen y ayudan; pero
de pronto hay que irse a un lugar donde hay que empezar de cero; entonces eso se llama el
principio de la predicación del evangelio. Cuando se está comenzando siempre es difícil; no hay
fruto porque se está sembrando con lágrimas. Eso que Pablo más adelante llama sacrificio
acepto y olor agradable a Dios, es la participación de la Iglesia para el principio del evangelio en
otras localidades.
“16Pues aun en Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades. 17No es que
busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta. 18Pero todo lo he recibido,
y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante,
sacrificio acepto, agradable a Dios”. Pablo buscaba fruto que abunde a favor de la Iglesia. Él no
dice, hermanos, gracia por la ofrendita que me dieron, y esa ofrendita me alcanzó para la mitad.
No; Pablo no está diciendo, hermanos, gracias pero no fue suficiente; no. Todo lo he recibido y
tengo abundancia. Por el hecho de que Pablo proclame que tiene abundancia, no es el hecho de
que los hermanos piensen que ya no se le debe ayudar más. Estoy lleno, habiendo recibido de
Epafrodito lo que me enviaste, la participación de las iglesias en el comienzo del evangelio a
otras iglesias, en el cuidado de los obreros en el principio de su trabajo en otras partes, donde
apenas se está empezando y no hay quién reconozca ni quién ayude; eso es lo que enviasteis,
sacrificio acepto, agradable a Dios. Esa es otra clase de sacrificios espirituales del sacerdocio
del Nuevo Testamento, el apoyar, el ayudar, el cuidar de los obreros, cuidar de la obra, y sobre
todo cuando se está empezando en lugares nuevos, donde no hay quién apoye, donde no hay
quién reconozca, donde hay que invertir pero no se puede cosechar, donde no es tiempo de
cosecha sino de siembra. Apoyar cuando se está sembrando en otras partes, eso es sacrificio
acepto. Si se hace sin ser manipulado, sin ser extorsionado, aquello que de todo corazón el
Espíritu te lo pone sin que nadie te obligue, sin que nadie tenga que decir: A ver, hermanos,
Funciones del real sacerdocio 529
¿quiénes se quieren comprometer con cinco dólares? ¿quiénes con diez? ¿quiénes con
cincuenta? nada de eso. Si no es movido por el Espíritu del Señor, no vale nada. Lo que vale es
el altar, no la ofrenda. Lo que vale es el templo, no el oro. Eso dijo el Señor: mayor es el templo
porque el templo es el que santifica el oro, porque lo que no está en el templo, no está
santificado, no sirve para Dios. Ofrenda que no es puesta en el altar no sirve para Dios. Es el
altar el que santifica la ofrenda, de lo contrario no es ofrenda, no es santa, no es para Dios, Dios
no puede comérsela. El altar es lo que santifica la ofrenda. Lo que es de todo corazón, lo que es
espontáneo, lo que es dirigido por Dios, eso es lo que es legítimo. No queremos hacer obra
ilegítima, no queremos hacer cosas artificiales, forzando, engañando a la gente, porque esa no
es obra para Dios. Queremos que sea lo que Dios realmente hace, lo que Dios mueve. Eso es la
obra de Dios.

La liturgia sacerdotal
“15Mas os he escrito, hermanos, en parte con atrevimiento, como para haceros recordar, por la
gracia que de Dios me es dada 16para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el
evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu
Santo” (Ro. 15:15-16). En Romanos 15 aparece otro tipo de sacrificio espiritual sacerdotal
propio del Nuevo Testamento. Explicamos estos versículos a la luz del texto griego, porque
aparece el asunto más claro, y al leerlo en el griego se le saca más provecho. Aquí encontramos
cómo Pablo entendía su ministerio. Esta palabra que se traduce “para ser ministro de
Jesucristo”, en el griego, ministro, es diákono, pero la traducción aquí no es tan exacta. Lo que
Pablo dice en el original griego es liturgo, de donde viene la palabra liturgia, que en el Nuevo
Testamento equivale al servicio sacerdotal. Cuando Zacarías, el Padre de Juan el Bautista,
estaba en el templo, la Palabra dice que él estaba presentando su liturgia cuando le apareció el
530 La casa y el sacerdocio

ángel y le anunció el nacimiento de su hijo Juan el Bautista. Pablo considera todo su ministerio,
su trabajo, su evangelización, su discipulado, la conversión de la Iglesia, la edificación de la
Iglesia, la confirmación de la Iglesia, todo eso lo consideraba como una liturgia sacerdotal, para
ser liturgo de Jesucristo. Pero luego se nota más en el verbo ministrando el evangelio de Dios;
entonces ese verbo en griego es hierorgonta, de hieros, sacerdote; y gonta para formar el
gerundio, lo que equivaldría a sacerdotando. Lógicamente que es un verbo que no existe en
español, pero que nos toca inventarlo para poderlo traducir con exactitud; es decir, que la frase
sería sacerdotando el evangelio; y eso significa que la predicación del evangelio es una liturgia
sacerdotal; o sea que lo que Dios quiere es que se le presente como ofrenda sacerdotal a los
gentiles; o sea que había por ahí unos gentiles metidos en el mundo, entonces viene el liturgo de
Jesucristo y los toma, los evangeliza, hace que sean limpiados por la sangre de Cristo y los
presenta al Señor como una ofrenda, para que los gentiles le sean presentados como ofrenda
agradable. Personas que eran gentiles, el Señor las toma. Señor, aquí está esta persona para ti;
Padre, éste se convirtió, aquí está; y lo presenta como ofrenda. Antes le presentaba espaldas de
corderos, ahora le presenta a gentiles. Padre, te presentamos a esta persona; recíbela.
Esa es la conciencia sacerdotal; un liturgo que sacerdotaba al evangelio para presentar a los
gentiles como ofrendas a Dios. Esa ofrenda no es solamente individual. ¿Sabe qué tenemos que
presentar al Señor? La Iglesia entera. Pablo decía: Porque os he desposado con un solo esposo
para presentaros como una virgen pura a Cristo.173 ¿Quién es esa virgen pura presentada a
Cristo? La Iglesia en Corinto; es decir, que el trabajo del sacerdote es traer gentiles,
evangelizarlos, santificarlos, que lleven cada día una vida más santificada en espíritu y en
verdad como tomados por el Señor, y que trabajen para el Señor; que sea una Iglesia que
trabaja; y presentarle al Señor la Iglesia. Señor, mira la Iglesia, es tuya; toma esta tu Iglesia,
173
Cfr. 2 Corintios 11:2
Funciones del real sacerdocio 531
Señor. Eso tenemos que hacerlo todos nosotros, porque ese es el trabajo del sacerdocio del
Nuevo Testamento, que es un sacerdocio corporativo. Los sacerdotes no trabajan sueltos, sino
que trabajan bajo la orden de Aarón, todos en equipo; los levitas trabajaron bajo las ordenes de
Aarón y de sus hijos, porque el ministerio de la casa de Dios es colegiado, corporativo; no
debemos trabajar sueltos, sino que trabajamos como el Cuerpo, porque trabajamos en la
edificación de la casa de Dios. Entonces, hermanos, sacerdotar el evangelio como liturgos de
Jesucristo para presentar a Dios a los gentiles como ofrendas agradables; es decir, santificados,
salvados y ahora como Iglesia trabajando en equipo para el Señor. Que el Señor reciba esa
ofrenda. ¿Cuál es la ofrenda? Los que antes eran gentiles, ahora fueron salvados, santificados y
puestos a trabajar para el Señor como la Iglesia; y ahí está el Señor recibiendo a la Iglesia como
una virgen pura. Ese es el trabajo del sacerdocio; es otra de las ofrendas y sacrificios que debe
hacer la Iglesia. Sacrificio quiere decir que hay algo que perder, que hay algo que sacrificar. Si
uno no está dispuesto a perder algo, a arriesgar algo, el Señor no lo va a recibir. Para que la
Iglesia sea edificada, uno debe ser sacrificado.
“Mas os he escrito, hermanos, en parte con atrevimiento, como para haceros recordar, por la
gracia que de Dios me es dada...”; resaltamos la gracia que me es dada, porque todo lo
recibimos por gracia; la gracia que me es dada por ser liturgo de Jesucristo a los gentiles,
sacerdotando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada
por el Espíritu Santo. ¿Cómo presentó Pablo a los gentiles? Como Iglesia; que sean ofrendas
agradables a Dios. Por eso habla del sacerdotar. Primero dice que los sacerdotes están
constituídos para presentar ofrenda. Pablo ofrecía los gentiles como Iglesia. Una en Efeso, otra
en Corinto, otra en Esmirna. Así debemos nosotros ejercer el sacerdocio del Nuevo Testamento.
Hay una cita más, dejada para el final.
532 La casa y el sacerdocio

El sacrificio de la fe
“17Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y
regocijo con todos vosotros. 18Y asimismo gozaos y regocijaos también vosotros conmigo” (Flp.
2:17-18). Aunque sea derramado en sacrificio yo me gozo, y asimismo gozaos; según da a la
Iglesia a participar en su gozo, mientras él es libado sobre el sacrificio de la fe. Aquí vemos dos
aspectos: Un primer aspecto, el sacrificio de la fe, porque la fe es un sacrificio, porque el
sacrificio es un riesgo, es un entregar, es un renunciar, y realmente cuando crees, estás
presentando a Dios un sacrificio. Cuando Pedro fue a poner el pie en el agua, eso es un
sacrificio.174 Si tú claramente buscas estar seguro para servir al Señor, no estás presentando a
Dios fe. Hay que arriesgarse completamente en las manos de Dios; siempre en Dios. Nunca
confiar en otra cosa que no sea sólo Él. Por eso se llama sacrificio de fe. Pablo habla del
sacrifico de fe de la Iglesia; la Iglesia debe vivir en fe; debe sacrificar fe al Señor, pero resulta
que sobre los sacrificios se hacía algo; es decir, que Pablo había llevado a la Iglesia a
sacrificarse a Dios en fe; es decir, a vivir como mirando al Invisible. No es basado en la
seguridad que te promete el mundo, sino como Abraham, que se sostuvo mirando al Invisible.
Es el sacrificio de fe de la Iglesia, como Iglesia. El sacrificio de nuestra fe; es la Iglesia viviendo
en fe. A eso se le llama un sacrificio.

La libación
Pero dice Pablo que sobre el sacrificio de fe se derrama la libación, porque la libación es la
parte que se ponía encima de todos los sacrificios; la cual era una jarrita de vino que se
derramaba encima del sacrificio. Es como dar la vida. Derramar el vino es dar la vida, dar la

174
Cfr. Mateo 14:29
Funciones del real sacerdocio 533
sangre hasta la muerte. La libación representa el estar listo hasta morir. Después de que la
Iglesia haya presentado ese sacrificio de fe, si es necesario ser martirizado hasta la muerte. Dice
Pablo: “Y aunque sea derramado en libación”. Me gusta el lenguaje que usa Pablo, porque
Pablo tenía conciencia sacerdotal; él conocía la tipología del Antiguo Testamento y usa esa
tipología; en su lenguaje se descubre la tipología del Antiguo en el Nuevo Testamento, y él
estaba libando cuando él derramaba su vida, cuando puso la cabeza en tiempos de Nerón para
que lo decapitaran, y finalmente fue libado sobre el sacrificio de la fe de la Iglesia. La libación
está incluida entre los sacrificios espirituales. La Iglesia debe estar dispuesta a morir, a derramar
su sangre por el Señor; a eso somos llamados. Eso es lo que significa ser sacerdote.

Resumen de los sacrificios espirituales:


- Sacrificios de alabanza (He. 13:15);
- Hacer bien y la ayuda mutua (He. 13:16);
- Nuestro cuerpo en sacrificio vivo (Ro. 12:1), para:
- servicio - confraternizar - presidir, etc.
- amar - exhortación
- enseñanza - ser diligentes
- repartir
- Ofrendas, sacrificios de olor fragante (Flp. 4:17-18);
- Liturgia; ofrecer al Señor a los nuevos creyentes (Rm. 15:16; 2 Co. 11:2);
- Sacrificio de la fe (Flp. 2:17);
- Sacrificio de libación (Flp. 2:17);
La casa y el sacerdocio

- Sacrificios prácticos, dones.


La casa y el sacerdocio
La casa y el sacerdocio
Capítulo XXVIII

VISIÓN GENERAL
DE LAS VESTIDURAS SACERDOTALES175

175Enseñanza a la iglesia en la localidad de Usaquén, Bogotá D.C., Colombia, en noviembre 1 de 1992. Transcripción: Emilia de Rodas.
La casa y el sacerdocio

Pueblo adquirido por Dios.


En reuniones pasadas hemos estado tratando algunos aspectos relacionados con el
sacerdocio y vamos a continuar en esta serie tratando hoy la parte de las vestiduras, y para ello
iniciamos en el capítulo 28 del libro de Éxodo; pero antes vamos a mirar unos versículos en
Éxodo 19. Esto lo hacemos puesto que si estudiamos solamente el capítulo 28, podríamos tener
la imaginación de que el sacerdocio es solamente para ciertas personas especiales. Realmente
en Israel llegó a ser así; allí en Israel el Señor quiso inicialmente que todo el pueblo fuera de
sacerdotes, y la prueba de esto la tenemos en Éxodo 19:3-6:
“3Y Moisés subió a Dios; y Yahveh lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de
Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel: 4Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os
tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí. 5Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y
guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es
toda la tierra. 6Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las
palabras que dirás a los hijos de Israel”. ¿Quiénes son esos vosotros? Todo el pueblo de Israel,
como se desprende de todo el contexto. Aquí el Señor se está refiriendo no solamente a la tribu
de Leví, ni solamente a la casa de Aarón, sino a la casa misma de Jacob; y cuando dice a la casa
de Jacob, se refiere a las doce tribus, a todo su pueblo en general y no solamente a la tribu de
Leví y a Aarón. Ese vosotros es todo el pueblo de Israel. O sea que el deseo inicial de Dios es
que todo su pueblo fuera de sacerdotes, no solamente la casa de Aarón y sus descendientes; no
solamente la tribu de Leví, sino todo Su pueblo; pero por causa del pecado, la infidelidad del
pueblo, solamente quedó la tribu de Leví trabajando de una manera más directa en el
tabernáculo, y de entre los levitas, solamente de la línea de Coat, porque Leví tuvo tres hijos:
Coat, Gersón y Merari; y de la línea de Coat vino Aarón y solamente Aarón y sus descendientes
llegaron a ser sacerdotes. Es decir, Dios quería hacer el trabajo con todos pero le toca hacerlo
Visión general de las vestiduras sacerdotales 531
solamente con un grupo, con un remanente; pero lo que Dios instruye para este remanente de
ejercer el sacerdocio, su intención era para todo el pueblo.
En el Nuevo Testamento, incluso con estas mismas palabras que usa el Señor para todo el
pueblo de Israel en el versículo 6, “Vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa”,
son las mismas palabras, repito, que el Espíritu Santo por mano del apóstol Pedro en su primera
epístola utiliza, ahora relacionado con la Iglesia, al pueblo integro del Señor en el Nuevo
Testamento.
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios,
para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pe.
2:9). Ya el Señor no habla exclusivamente al pueblo de los judíos, sino a los creyentes en
Jesucristo; claro que inicialmente los creyentes fueron judíos, y Pedro escribe su carta a los
expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Asia y Bitinia; eran creyentes que estaban en
las tierras de las naciones de los gentiles. Aquí vemos ese real sacerdocio, esa calidad de
nación santa, y vemos que es de todo el pueblo del Señor en el Nuevo Testamento; o sea que
este real sacerdocio empezó a ser real sacerdocio del Nuevo Testamento. Ya no es del Antiguo
Testamento, que era una introducción, una preparación; el deseo de Dios es que Su Iglesia, que
es el pueblo de Dios en general, no solamente los judíos, llegase a ser un pueblo de reyes y
sacerdotes; de manera que aquí recordamos a Apocalipsis donde nos dice que con Su sangre
nos hizo reyes y sacerdotes de toda tribu, lengua y nación.
“9Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos;
porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre los has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y
pueblo y nación; 10y los has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinarán sobre la
tierra” (Ap. 5:9,10). O sea que aquí vemos que el sacerdocio es real; y el sacerdocio del Nuevo
Testamento está compuesto por personas de todas las razas, de todas las tribus, de todas las
clases sociales; ya no es una casta como llegó a ser en el Antiguo Testamento debido a que el
mismo pueblo le fue infiel a Dios; pero la intención de Dios no era mantener solamente una casta
532 La casa y el sacerdocio

sino que todo Su pueblo fuese de esa casta, la casta de Dios. La casta de todos los hijos de
Dios, son hechos, por la sangre del Cordero, reyes para reinar con Él y sacerdotes para Dios el
Padre. Con este preámbulo, hermanos, nos vamos a leer Éxodo 28. Obviamente que estamos
leyendo sobre las vestiduras sagradas para Aarón y sus hijos, para que ellos ejercieran el
sacerdocio más perfecto que había en el Antiguo Testamento; pero sabemos que estas cosas
son figura de las cosas celestiales; es decir, que si hay un real sacerdocio en el Nuevo
Testamento, entonces el sacerdocio del Antiguo Testamento tiene algo tipológico que enseñar.
Ellos quizás en el Antiguo Testamento cuando se vestían, cuando las elaboraban de cierta
manera, cuando celebraban ciertos ritos, ellos lo hacían seguramente obedeciendo ciegamente
a lo que Dios había mandado, pero sin entender su sentido y significado, como lo dice 2
Corintios 3:15,16: "15Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto
sobre el corazón de ellos (no de la Iglesia, sino de los que seguían a Moisés; es decir, del pueblo
judío). 16Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará". Es decir, en la conversión a
Cristo, aquellas figuras llegan a mostrarnos su sentido espiritual; mientras no nos convirtamos al
Señor, aquello sigue siendo ritos incomprensibles, mandamientos que hay que obedecer pero
sin descubrirle su verdadero sentido, y por eso es que dice que cuando se lee a Moisés hay un
velo, que solamente se lee la primera apariencia, pero al convertirse a Cristo ese velo se quita y
muestra lo que está detrás de la primera apariencia; o sea su verdadero sentido espiritual. Ahora
nosotros somos los sacerdotes del Señor, todo el pueblo del Señor es real sacerdocio, y ya no
tipológico sino el verdadero. Pero entonces al leer a Moisés tenemos que leer detrás del velo, es
decir, no solamente detrás del rito, sino captar lo espiritual detrás de ello que nos lo da la
conversión a Cristo.

Las vestiduras de los sacerdotes.


Bajo este título estudiemos los capítulos 28 y 39 de Éxodo; es una referencia respecto de las
vestiduras, y vamos a tener en cuenta estos dos pasajes, porque en el capítulo 28 se nos da el
Visión general de las vestiduras sacerdotales 533

mandamiento de Dios y en el 39 se nos da la obediencia a Dios. En esta y en otras instrucciones,


el Espíritu de Dios ha sido muy minucioso, y a pesar de haber dado minuciosamente estas
instrucciones, Él sigue instruyendo en la obediencia minuciosa a estas instrucciones, y por eso
no le fue suficiente al Espíritu decir las instrucciones y luego resumir en un solo versículo,
diciendo: Y Moisés hizo lo que le ordené fielmente, y ya hubiera dicho todo; pero fijémonos en
que el Espíritu Santo sigue insistiendo en que se relatara la ejecución de sus instrucciones con
la misma minuciosidad con que se dieron; entonces vemos que en el capítulo 39:1-31, está la
obediencia a las instrucciones. Si se va comparando verso por verso con el capítulo 28, vemos
que es casi una repetición, y eso no le importó al Espíritu que tuviera apariencia de repetición,
sino que esta repetición nos recalca constantemente la obediencia minuciosa que Él requiere
para el ejercicio del sacerdocio. Observemos esto: que no se puede ejercer el sacerdocio sin las
vestiduras y sin cierta consagración; por eso es que aunque el deseo de Dios es que todo el
pueblo sea sacerdote, algunos no llegan a serlo porque les falta ponerse las vestiduras y
consagrarse. Por lo tanto debemos entender muy bien esto de que el plan divino es que todo Su
pueblo sea real sacerdote, pero que todo Su pueblo pueda serlo, no significa que todos lo
ejerzan; lo ejercen los que se ponen las vestiduras y se consagran. Entonces necesitamos ver
cuáles son las vestiduras de los sacerdotes y su manera de consagrarse para poder ejercer
fielmente el ministerio sacerdotal. Leemos en Éxodo 28:
“1Harás llegar delante de ti a Aarón tu hermano, y a sus hijos consigo, de entre los hijos de
Israel, para que sean mis sacerdotes; a Aarón y a Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar hijos de Aarón”.
Primero leemos que inicialmente eran 4 los hijos de Aarón, pero después leemos en Levítico 10
el pecado de Nadad y Abiú, y perecieron por no ejercer bien el sacerdocio y por ofrecer fuego
extraño a Dios; de manera que nos damos cuenta de que el ejercicio del sacerdocio es muy
delicado. Dios llamó a los cuatro hijos de Aarón, pero Dios juzgó la desobediencia; lo que dejó
escrito. En Éxodo 28 están las instrucciones, y en Éxodo 39 está la obediencia de Moisés a
estas instrucciones, pero en Levítico 10 está la desobediencia a esas instrucciones, y el juicio
534 La casa y el sacerdocio

sobre esa desobediencia. O sea que son tres pasajes que tenemos que tener muy en cuenta.
Existen en la Biblia otros pasajes relativos a la desobediencia a esas instrucciones, como por
ejemplo el caso del rey Uzías, que no obedeció esas instrucciones, y llegó el juicio de Dios.
“2Y harás vestiduras sagradas a Aarón tu hermano, para honra y hermosura". Vestiduras
sagradas quiere decir que es algo santo, que no es de uso común, y que no debemos permitir
que lo común tome el lugar de lo santo; que la costumbre y el hábito tomen la realidad del
Espíritu, que es algo sagrado y santo y que tiene que ser separado para el Señor; que si es algo
que se mezcla con todo lo demás como si fuera un rito de la vida corriente y cotidiana, entonces
esas vestiduras están siendo profanadas. Las vestiduras, como vemos en el versículo 2, son
llamadas "sagradas"; es decir que no es la vida cotidiana, es un ejercicio santo y reverente
delante del Señor. Las vestiduras deben expresar honra y hermosura. Cuando empecemos a
ver todos los detalles de estas vestiduras, nos damos cuenta de que todas nos hablan de Cristo,
porque nuestras vestiduras son Cristo.
A fin de que entendamos que estas vestiduras se refieren a Cristo cubriéndonos, vamos al
libro de Gálatas 3:27: “Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis
revestidos”. Fiémonos en que aquí se habla de algo que se llama revestimiento; primero ser
bautizado en Cristo; los sacerdotes primero tenían que venir a la fuente de bronce y lavarse las
manos y los pies y luego ponerse las vestiduras, y cuando salían de la fuente de bronce, esto
representa el bautismo; nosotros por la fe en el Señor nos identificamos con Él a través del
bautismo, y ya somos hechos sacerdotes por la sangre de Cristo. Por eso dice que todos los que
hemos sido bautizados en Cristo, de Cristo estamos revestidos. 0 sea que el bautismo es para el
revestimiento.

Las vestiduras de Cristo


En la Palabra, cuando habla del viejo hombre y del nuevo hombre, se utiliza vestiduras tanto
en el viejo como en el nuevo; pues nosotros teníamos una vestidura que nos habíamos hecho
Visión general de las vestiduras sacerdotales 535

nosotros mismos como hombres viejos; así como hizo Adán. Adán, el hombre viejo, él mismo se
vistió con hojas de higuera, pero luego Dios le quitó esas vestiduras y lo vistió de pieles, porque
Adán también estaba destinado a ser sacerdote de Dios. Dios le quitó unas vestiduras y le puso
otras vestiduras; con esas otras vestiduras sí se puede ministrar al Señor, pero con las
vestiduras de la hoja de higuera, con las vestiduras del hombre viejo, no se puede ministrar al
Señor. Dice en Efesios 4:22-25:
"22En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado
conforme a los deseos engañosos, 23y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24y vestíos del
nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. 25Por lo cual,
desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los
unos de los otros”. La pasada manera de vivir se refiere a la actitud común, no sacerdotal, no de
separación para Dios, sino de vivir común, mundano, humano. Por una parte las vestiduras del
viejo hombre tienen que ser despojadas. El viejo hombre trata de vestirse con vestiduras que no
son suficientes a los ojos de Dios, representadas por los delantales de hojas de higuera (de
Adán); pero aquí en el verso 24 dice: "Vestíos del nuevo hombre"; o sea que las vestiduras del
sacerdocio del Nuevo Testamento son el nuevo hombre que proviene de la resurrección de
Cristo. Fijémonos bien en que estas vestiduras se refieren a Cristo, al nuevo hombre. La mentira
de que habla el versículo 25, es parte de las hojas de higuera.
“5Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas,
malos deseos y avaricia, que es idolatría; 6cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los
hijos de desobediencia, 7en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando
vivíais en ellas. 8Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia,
blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. 9No mintáis los unos a los otros, habiéndoos
despojado del viejo hombre con sus hechos, 10y revestido del nuevo, el cual conforme a la
imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, 11donde no hay griego ni
judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y
536 La casa y el sacerdocio

en todos” (Col. 3:5-11). Este pasaje está íntimamente relacionado con el pasaje que acabamos
de ver en Efesios. Casi con las mismas palabras leemos la vida antigua y la nueva. Lo terrenal
es lo que proviene de la tierra, lo necesariamente natural, lo que es apenas adámico. Aquí se
nos dan unas pautas claves para estas vestiduras sacerdotales, cuando dice que debemos
revestirnos del nuevo hombre, donde no hay fornicación, ni impureza, etcétera, sino que Cristo
es el todo. Eso significa que esta vestidura nueva es Cristo, y en esta vestidura nueva ya no hay
nada de raza, nada relativo a clase, nada relativo a sexo, sino que todo es proveniente de Cristo.
Si uno está revestido del viejo hombre, con ira, enojo, malicia, etcétera, ya no puede servir en el
sacerdocio. Si yo acabo de pelear contigo, no puedo ministrar al Señor ninguno de los sacrificios
espirituales que los sacerdotes del Nuevo Testamento debemos ministrar. Vamos a ministrar
alabanza y no podemos, porque no estamos vestidos con las vestiduras sagradas, y no estamos
consagrados; por lo tanto debemos ir a la fuente de bronce y bañarnos, juzgarnos a nosotros
mismos y arrepentirnos allá en el atrio, donde los sacerdotes ponían las manos sobre los
corderos o becerros, diciendo sus propios pecados. Lavarnos, limpiarnos a través de la sangre,
y entonces sí vestirnos con las vestiduras del nuevo hombre para poder ministrar al Señor, y
para no ofrecer al Señor un fuego extraño, que es juzgado por Dios. Cuando nos dejamos llevar
por la inercia del servicio religioso, por cumplir el horario, por la apariencia exterior, realmente lo
que hacemos es un traslado hacia una forma de actuar, en vez de despojarnos del viejo hombre
a través de la cruz de Cristo, en la cual murió, y vestirnos del nuevo hombre a través del Espíritu
de Cristo, limpiados con Su sangre y revestidos de Cristo. Por el anterior camino, hermanos,
hacemos cosas religiosas pero que no son verdaderamente agradables a Dios; hacemos lo que
hicieron Nadab y Abiú, o lo que hizo Uzías, pero no lo que verdaderamente quería Dios que le
hicieran Eleazar e Itamar. En el verso 10 de Colosenses 3, se habla de una renovación gracias
al nuevo hombre, hasta el pleno conocimiento, donde no hay griego ni judío, etc. Nótese cómo
se relaciona este verso de Colosenses con el mismo lenguaje de Pablo en Gálatas 3. En
Colosenses habla de ser revestidos del nuevo hombre, donde no hay griego ni judío; y en
Visión general de las vestiduras sacerdotales 537

Gálatas 3:27 dice que todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis
revestidos; y luego en el versículo 28 dice que ya no hay ni judío ni griego, esclavo ni libre, varón
ni mujer. Eso significa que las vestiduras son Cristo mismo. Lo que dice Gálatas, lo dice Pablo a
los Colosenses 3:11, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni
escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo y en todos.
“12Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados de entrañable misericordia, de
humildad, de mansedumbre, de paciencia. 14Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es
el vínculo perfecto” (Colosenses 3:12,14). Vemos, entonces, que había vestiduras interiores,
otras intermedias y otras superiores. Había unas que se ponían primero, más íntimas, otras que
seguían, otras después, como las túnicas, y por último, una capa que era una vestidura que iba
por encima de las demás. ¿Cuál es la vestidura que está sobre todas las demás? El verso 14
dice, y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto; es decir, que ese
manto de azul celestial cubre todo lo demás.
Personas que no han manchado sus vestiduras
Estamos leyendo la tipología en el Antiguo Testamento, para que a la luz del Nuevo
Testamento, cuando leamos la tipología en el Antiguo, ya no miremos sólo la apariencia, sino
que tomemos el sentido completo. Hemos visto que había sacerdotes con vestiduras propias del
Nuevo Testamento, y que estas vestiduras son Cristo Jesús; además, hemos visto que hay
cosas que cubren a todas las demás.
“4Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán
conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. 5El que venciere será vestido de vestiduras
blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre,
y delante de sus ángeles. 6El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Ap.
3:4-6). Hay personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras. Sardis representa el
período de la Reforma. Las vestiduras que llevamos ahora, se refiere a las vestiduras terrenales;
pero esas personas que no han manchado sus vestiduras, andarán (en el futuro) andarán con el
538 La casa y el sacerdocio

Señor en vestiduras blancas. Esto significa que si tú ahora no manchas tus vestiduras, serás
luego vestido de vestiduras blancas. Esto es muy importante porque esto está dicho en una
promesa de recompensa. Cristo es nuestra vida, y cuando Cristo se manifieste, seremos
también manifestados con Él en gloria176; es decir, que cuando el Señor venga, la gloria que
nosotros tendremos en recompensa será aquella que hayamos trabajado en vida antes de la
transformación. Pablo dice en 1 Corintios 15:41, que una estrella “difiere de otra en gloria”, y así
será en la resurrección. También se nos habla de que algunos siervos de Dios no serán
recompensados en la tierra, para tener mejor resurrección; quiere decir que las vestiduras
gloriosas y eternas con que tú vas a aparecer allá, las vas hilando acá; es lo que permitas de
Cristo formarse en tu ser, lo que serán tus vestiduras en aquel día. Por eso hay dos etapas de
las vestiduras; una cosa es andar delante de ti, y otra es andar delante de mí. Y luego el Señor
dice: Los premiaré con vestiduras blancas. Entonces lo que tú vivas acá aparecerá allá; lo que tú
dejes que Cristo se forme en ti, significará el peso de honra que tú llevarás allá. Por eso es que
la Palabra habla del peso de gloria, y por eso habla de que una estrella es diferente de otra en
gloria. ¿Por qué? Porque no todos acá en la tierra hemos estado vestidos bien; lo que nosotros
trabajemos acá será lo que aparecerá allá. Por lo tanto, vemos acá que se habla de vestiduras
en un sentido doble: lo que hoy llevamos en espíritu y en alma, y lo que aparezca en nuestro
cuerpo también.

176 Cfr. Colosenses 3:4


Visión general de las vestiduras sacerdotales 539

“1Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos
de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. 2Y por esto también
gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; 3pues así seremos
hallados vestidos, y no desnudos. 4Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo
gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo
mortal sea absorbido por la vida” (2 Co. 5:1-4). Mientras estamos en el peregrinaje, estamos
aquí trabajando, para aparecer vestidos al otro lado, en la venida del Señor. El desear ser
revestidos con nuestra habitación celestial, esa habitación celestial es Cristo en nuestro cuerpo,
como dice en Colosenses 3:4: “Cuando Cristo, nuestra vida, se manifieste, entonces vosotros
también seréis manifestados con él en gloria”. En 2 Corintios 5:4 habla de estar revestidos, para
que lo mortal sea absorbido por la vida. Favor leer todo el contexto hasta el versículo 9. Vemos
que las vestiduras estaban hechas de camadas de azul, púrpura y carmesí; había unas
camadas de rojo, otras de púrpura, otras de azul, porque lo mortal tiene que ser revestido por lo
celestial; por eso lo que viene a revestir es el azul.
“7Gocémonos y alegrémonos y demosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero,
y su esposa se ha preparado. 8Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y
resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos” (Ap. 19:7-8).

Vestiduras para honra y hermosura


Habiendo visto ya lo relacionado al Nuevo Testamento, volvemos al capítulo 28 de Éxodo.
Vimos en el versículo 2 que las vestiduras sagradas para Aarón, eran para honra y hermosura.
Por esta frase, “para honra y hermosura”, fue que nos detuvimos a explicar el por qué estas
vestiduras son para honra y hermosura; porque es la aparición de Cristo a través de la Iglesia.
Cristo apareciendo en Sus sacerdotes, revestidos de Cristo, despojándonos del viejo hombre y
vistiéndonos del nuevo; vestirse del nuevo hombre es vestirse de Cristo; por eso las vestiduras
son para honra y hermosura. La honra es la autoridad del Señor, y la hermosura es la gloria del
540 La casa y el sacerdocio

Señor. El Señor manifestándose tal como Él es para ejercer la autoridad, porque aquí vemos la
relación entre “real” y “sacerdocio”. Real, porque es para ejercer autoridad, y esto se relaciona
con la honra; y la hermosura, porque es para expresar al Señor; por esto, quien se viste de
Cristo, se viste para expresar honra y hermosura, para expresar a Cristo, y ejercer autoridad en
nombre de Cristo. “Y tú hablarás a todos los sabios de corazón, a quienes yo he llenado de
espíritu de sabiduría, para que hagan las vestiduras de Aarón, para consagrarle para que sea mi
sacerdote” (Éx. 28:3).
¿Quiénes tienen que hacer las vestiduras? Son los sabios de corazón entre el pueblo del
Señor. Ellos tienen que hacer las vestiduras; por eso dice la Palabra: despojaos del viejo
hombre, revestíos del nuevo. ¿A quién está dirigido esto, sino a los santos de la Iglesia? Pero
como no todos son vencedores, entonces dice que por lo menos lo sean los sabios de corazón.
“4Las vestiduras que harán son estas: el pectoral, el efod, el manto, la túnica bordada, la
mitra y el cinturón. Hagan, pues, las vestiduras sagradas para Aarón tu hermano, y para sus
hijos, para que sean mis sacerdotes”.
Nótese que son varias cosas las que integran las vestiduras; todas son Cristo, pero cada una
refleja un aspecto distinto de Cristo. Cristo es el todo del nuevo hombre, que es las vestiduras
del sacerdocio del Nuevo Testamento. “Y llevarás a Aarón y a sus hijos a la puerta del
tabernáculo de reunión, y los lavarás con agua” (Éx. 29:4). Aquí no se encuentran zapatos. ¿Por
qué no usaban zapatos? Precisamente porque son sacerdotes, y el piso es sagrado. Fue lo que
le sucedió a Moisés en la zarza ardiendo, cuando el Señor le dice: Quítate tu calzado de tus pies,
porque lo que pisas es sagrado, santo. A Josué también le sucedió; quítate las sandalias de tus
pies. Esto quiere decir que como el sacerdocio es para Dios el Padre, para vivir delante de Dios
Padre, por eso los sacerdotes van descalzos, porque se camina en terreno santo. Si nosotros
fuésemos personas comunes y corrientes, que anduviéramos por el mundo, tendríamos que
estar protegidos de los peligros del camino; por eso usamos zapatos; pero como el Señor desea
que estemos cerca del Él, que siempre estemos pisando terreno santo, por eso no usamos
Visión general de las vestiduras sacerdotales 541

zapatos en las vestiduras.

Descripción de las vestiduras


Hacemos una descripción de las vestiduras. El pectoral era el que se colocaba en el pecho
con las piedras preciosas, y que representaba al pueblo, y venía unido o atado al efod, que era
unas hombreras que se juntaban la derecha con la izquierda y con el pectoral. En el efod, se
llevaba las piedras de ónice con los nombres del pueblo del Señor; es decir, la carga del pueblo
del Señor sobre los hombros del sacerdocio y sobre su corazón. A este pectoral se le llamaba el
pectoral del juicio; es decir, que cuando había dudas de que si esto era o no de Dios, se ponía
delante el sacerdote, en el pectoral, lo que se llama el Urim y Tumin, que significa luces y
perfecciones. Cuando se decía la verdad, había una luz y señal entre las piedras para significar
que eso era de Dios; y cuando algo no era de Dios, también había señales del Urim y Tumin, que
significaba que eso no era de Dios. También los sacerdotes tienen que tener en su corazón
discernimiento para hacerlo, y discernir si algo es de Dios o no es de Dios.
Figurémonos que la vestidura que menciona es el pectoral, donde iba el Urim y el Tumin,
para que haya diferencia entre lo santo y lo profano; el Urim era el que daba la sentencia si algo
era de Dios o si no era de Dios. Si algo no era de Dios, lo decía el Urim y Tumin, y lo mismo si era
verdad. Así nosotros debemos discernir lo que es de Dios o no es de Dios, porque esta era una
de las tareas que se le daba a los sacerdotes, la de enseñar al pueblo a diferenciar entre los
santo y lo profano; por esto se necesita tener sensibilidad en el espíritu, y así nosotros, como
sacerdotes, debemos ser sensibles a la voz del Espíritu Santo. No debemos estar mezclando lo
de Dios con lo profano, lo del espíritu con lo del alma, con lo del mundo y hasta con lo del diablo,
porque éste pone trampas sutiles y encubiertas. Debemos diferenciar lo de la carne, lo del ego,
lo del alma, de lo de Dios; por tanto debemos ser santos para hacer una justa elección y
diferenciar a la perfección lo que es santo y lo que es profano. Los sacerdotes no tienen por qué
tocar lo que es profano o inmundo; ellos están consagrados para el Señor, y ellos trabajan en las
542 La casa y el sacerdocio

cosas santísimas y en el Lugar Santo; por eso están descalzos. A este pectoral se le llama el
pectoral del juicio para hacer diferencia y entresacar lo precioso de lo vil.
El manto es el que cubre todas las vestiduras, y está atado también al efod; por eso se le
llama el manto del efod, que era de azul, lo cual representa lo celestial, y por eso debemos
vestirnos sobre todas las cosas, de amor, que, obviamente, es la ley de Dios, y este amor es que
el cubre multitud de pecados.
La túnica bordada era la vestidura principal. La mitra es la que se colocaba en la cabeza; y en
la frente había una lámina de oro en la que decía “Santidad a Yahveh”. Dios ponía la santidad en
la frente, en la mente, porque si no hay santidad en los pensamientos, no hay santidad en las
emociones, no hay santidad en la voluntad, no hay santidad en el camino; por eso la santidad
comienza por los pensamientos, trayendo todo pensamiento sujeto a Cristo. Esto es la mitra,
que cubre, protege la cabeza con la santidad; por eso en el Nuevo Testamento se habla del
yelmo de la salvación177, que es como un casco para proteger la cabeza, la mente, de todo tipo
de pensamiento, porque Satanás dispara pensamientos a la mente; y el cinturón, que era para
ceñir los lomos. Ya hemos visto que en la última parte del versículo 4 de Éxodo 28, el Señor dice:
“Hagan”; ahí le está hablando al pueblo; nosotros somos el pueblo, los que tenemos que trabajar
las vestiduras sacerdotales.

Los materiales

177 Cfr. Efesios 6:17


Visión general de las vestiduras sacerdotales 543

“5Tomarán oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido, 6y harán el efod de oro, azul, púrpura,
carmesí y lino torcido, de obra primorosa. 7Tendrá dos hombreras que se junten a sus dos
extremos, y así se juntará. 8Y su cinto de obra primorosa que estará sobre él, será de la
misma obra, parte del mismo; de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido”.
El oro es el metal más precioso, y por eso representa la naturaleza más preciosa, que es la
naturaleza divina; por esto es el primer material, y por eso en el Nuevo Testamento dice:
Despojaos del viejo hombre y revestíos del nuevo hombre;178 este nuevo hombre se relaciona a
la naturaleza divina. Pedro dice que somos participantes de la naturaleza divina.
El azul representa lo celestial. Este azul era utilizado para muchas cosas. Vemos el manto; el
pueblo de Israel tenía que poner el azul en los bordes de sus vestidos. Los vestidos de
peregrinaje por el desierto estaban bordeados de azul, porque ellos tenían que recordar que
eran peregrinos; no buscar lo de abajo sino lo de arriba; es decir, que nosotros no debemos
afianzarnos o afirmarnos acá en la tierra; y debemos recordar que somos peregrinos. Aquí en la
tierra no tenemos morada permanente; todo lo removible será removido, y nuestro destino es el
Señor.
Púrpura, que está en medio del azul y el carmesí; porque el carmesí es el rojo, el color de la
sangre, es el símbolo de la redención; pero si tú mezclas el azul con el carmesí, te da el púrpura,
que es el símbolo de la realeza celestial. Cristo es el Rey de reyes, el Verbo encarnado hecho
Señor. Nosotros, si andamos en Cristo por la redención, viviendo por la vida que nos proviene de
Dios, entonces también seremos reyes y sacerdotes.
El lino fino retorcido representa las acciones justas de los santos, porque las primeras telas
de colores, representan el ser; lo segundo, el lino, representa el hacer.179 El azul, el púrpura y el
carmesí representan lo que somos en Cristo, pero el lino fino retorcido representa lo que

178 Cfr. Efesios 4:22-24


179 Cfr. Apocalipsis 19:8
544 La casa y el sacerdocio

hacemos; por eso se llama lino retorcido, lino trabajado.

La intercesión sacerdotal
“9Y tomarás dos piedras de ónice, y gravarás en ellas los nombres de los hijos de Israel;
10
seis de sus nombres en una piedra, y los otros seis nombres en la otra piedra, conforme al
orden de nacimiento de ellos. 11De obra de grabador en piedra, como grabaduras de sello,
harás grabar las dos piedras con los nombres de los hijos de Israel; les harás alrededor
engastes de oro. 12Y pondrás las dos piedras sobre las hombreras del efod, para piedras
memoriales a los hijos de Israel; y Aarón llevará los nombres de ellos delante de Yahveh
sobre sus dos hombros por memorial”.
El Señor quiere que Sus sacerdotes entren en la presencia del Señor e intercedan delante del
Señor. Esto se dijo de Cristo; Él como Señor, es también Sumo Sacerdote. El capítulo 8 de
Hebreos dice: “Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos”. El Señor
Jesús se sentó a la diestra del Padre, y allí intercede por nosotros. Por lo tanto fijémonos en un
detalle: es propio de los sacerdotes la intercesión. La intercesión significa llevar la carga del
pueblo de Dios, la carga del propósito de Dios; por eso las vestiduras las tiene que hacer el
pueblo de Dios. Hoy el pueblo de Dios tiene que vestirse sacerdotalmente, y entre esas
vestiduras está el efod, que son las hombreras donde se colocan las piedras de ónice con
grabaduras de sello, con los nombres de las tribus del pueblo del Señor. Nosotros como
sacerdotes debemos tener la carga de la intercesión. Si nosotros no intercedemos, no estamos
actuando como sacerdotes.
Hoy debemos llevar la carga, así como los levitas tenían que llevar el arca del testimonio sobre
sus hombros; es decir, el peso de la gloria del Señor, el peso de la carga del Señor sobre el
corazón. Por eso en las traducciones bíblicas más antiguas se lee la carga de la palabra del
Señor; es decir, el Señor pone una carga, y por eso todo el pueblo del Señor es llamado a la
Visión general de las vestiduras sacerdotales 545

obra del ministerio. Los ministros: los apóstoles, los profetas, los evangelistas, los pastores y
maestros, son para hacer funcionar a los santos, perfeccionarlos para la obra del ministerio.
Todos los santos, no sólo algunos clérigos, todos los santos tienen que aprender poco a poco a
llevar la carga; por lo tanto todos los santos debemos fabricar el efod, y llevar la carga del pueblo
de Dios. El cinto sacerdotal del efod no se llevaba en la cintura, sino que se llevaba sobre el
pecho. “Y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una
ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro” (Ap. 1:13). Los
nombres hay que grabarlos en las piedras de ónice para que no se borre y no se olvide. En
Cantar de los Cantares, también la esposa le dice al esposo que la ponga como un sello en su
corazón. Poner un sello es para que quede tan grabado, que no se pueda borrar, y por eso sobre
el efod está la carga del pueblo, representado en esas dos piedras de ónice grabadas con los
nombres del pueblo de Israel, seis nombres en cada piedra.
546 La casa y el sacerdocio

Capítulo XXIX

EL EFOD180

180
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Usaquén, Bogotá D.C., Colombia, en noviembre 15 de 1992. Transcripción: Emilia de Rodas.
Visión general de las vestiduras sacerdotales 547

La responsabilidad sacerdotal
“6Y harán el efod de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido, de obra primorosa. 7Tendrá
dos hombreras que se junten a sus dos extremos, y así se juntará. 8Y su cinto de obra
primorosa que estará sobre él, será de la misma obra, parte del mismo; de oro, azul,
púrpura, carmesí y lino torcido. 9Y tomarás dos piedras de ónice, y grabarás en ellas los
nombres de los hijos de Israel; 10seis de sus nombres en una piedra, y los otros seis en la
otra piedra, conforme al orden de nacimiento de ellos. 11De obra de grabador en piedra,
como grabaduras de sello, harás grabar las dos piedras con los nombres de los hijos de
Israel; les harás alrededor engastes de oro. 12Y pondrás las dos piedras sobre las
hombreras del efod, para piedras memoriales a los hijos de Israel; y Aarón llevará los
nombres de ellos delante de Yahveh sobre sus hombros por memorial. 13Harás, pues, los
engastes de oro, 14y dos cordones de oro fino, los cuales harás en forma de trenza; y fijarás
los cordones de forma de trenza en los engastes” (Éx. 28:6-14).
El efod es el que sostiene al pectoral y es el que sostiene el manto del efod. Las vestiduras
todas representan al Señor Jesús, el Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec; y
nosotros, como Cuerpo de Cristo, como miembros de Cristo, fuimos hechos por la sangre de
Cristo, reyes y sacerdotes, y aprendemos en Éxodo de Cristo y de todo esto que representa a
Cristo, para nuestro propio ejercicio sacerdotal. La responsabilidad del pueblo del Señor está
sobre los hombros del sacerdote. El sacerdocio no sólo es responsable por sí mismo, sino que
fue puesto por Dios para interceder ante Dios por el pueblo de Dios. Para realizar esto se tiene
que estar en unión con Cristo, con el oro; es decir, que uno no puede ser responsable, no puede
interceder y ocuparse de esta parte del ministerio, si no es por causa de la presencia del Señor
en la persona. Solamente con oro, con azul, con púrpura, con carmesí y con lino torcido es que
543

se puede ejercer la responsabilidad del sacerdocio, el ministerio de llevar la carga, de soportar; y


si somos sacerdotes, tenemos que ser responsables, y por ser responsables tenemos que
soportar. El pueblo del Señor no llegará delante del Señor si nosotros no asumimos la
responsabilidad, y si no soportamos, soportándonos unos a otros, como dice la Palabra. Si no se
soporta no se puede llevar el pueblo al Señor.
Debemos ser como el Señor, que sostuvo a Pedro cuando cayó en la prueba. El Señor le dijo:
Yo he rogado para que tu fe no falte. Esta es la intercesión del Señor en favor de Pedro. “31Dijo
también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás te ha pedido para zarandearte como a trigo;
32
pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos” (Lc.
22:31,32). Pero el Señor desea que nosotros intercedamos los unos por los otros. Por tanto dice
en 1 Juan 5:16: “Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y
Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de
muerte, por el cual yo no digo que se pida”. Dice que pedirá a Dios, y Dios le dará vida; hay que
sostenerlo. Así vemos unos anillos de oro que sostienen el efod del pectoral, y una cinta de azul
que los mantiene unidos; eso es para sostenerlo, para que esté sujeto y bien colocado en el
efod, para que no quede torcido sino en su lugar, y esta cinta de azul, que representa lo celestial
y al Señor, que está sentado a la diestra del Padre en los cielos intercediendo por nosotros, para
sostenernos, para que no nos falte la fe, para que sigamos agarrados y sostenidos del Señor.

El sacerdocio y el candelero
El efod tiene también un cinto de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido; las hombreras son
grandes, y bajan tanto por delante como por detrás; y este cinto une por medio de las piedras el
544 La casa y el sacerdocio

pectoral, y todo queda sujeto. El cinto sacerdotal está sobre el pecho, como lo vemos en
Apocalipsis, donde aparece el Señor como Hijo del Hombre, como un Sumo Sacerdote en medio
de los candeleros. “Y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre,
vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro” (Ap.
1:3). Recordemos que la responsabilidad del sacerdote era mantenerse ocupado en Dios y en
las cosas de Dios, no en otras cosas; mantener los candeleros encendidos delante de Yahveh,
mientras transcurría la noche. Cuando llegaba la tarde, los sacerdotes tenían que prender los
candeleros y velar que éstos no se apagaran; y tenían unas herramientas llamadas despabila-
deras, para cortar un pabilo que estaba humeando, para que no se apagara el candelero, y que
esta parte seca, que no tenía aceite, no echara humo sino que la luz toda fuera uniforme y el
pabilo estuviera mojado de aceite y no ahumara. Nosotros, como sacerdotes, debemos estar
siempre en el lugar santo antes de que amanezca el día, antes de que el Señor venga. La Iglesia
con su sacerdocio, porque somos casa espiritual y sacerdocio santo, debe estar trabajando; los
sacerdotes en el nombre del Señor Jesús, haciendo que estén iluminados los candeleros. Hay
veces en que el candelero está humeando; hay veces en que el ambiente no está limpio,
diáfano; hay algo que enrarece el ambiente y está pesado, y es porque está echando humo el
candelero; entonces toca usar las despabiladeras para cortar las partes que echan humo en el
pabilo, porque está seco; es decir, que todos necesitamos añadir aceite al candelero.
Hermanos, si nos reunimos sin aceite, el candelero no alumbra; por lo tanto debemos
reunirnos y estar delante del Señor, y recibir el ungimiento del Señor y quitar todo lo que está
seco, para que el ambiente no esté pesado, sino que esté limpio, con luz grande y diáfana. El
Señor Jesús aparece aquí moviéndose en medio de los candeleros. Él está moviéndose entre
las iglesias de las localidades, y añade aceite; así vemos que unas veces el Señor consuela,
El efod 545
otras anima, levanta, fortalece, pero hay otras veces en que el Señor toma las despabiladeras y
corta. Tengo esto contra ti, que has dejado tu primer amor, retienes a los nicolaítas, etcétera; o
sea que hay veces en que está quitando lo que enrarece el ambiente, lo que hace humear el
candelero, y añade aceite. Como cuando dice: He puesto delante de ti una puerta abierta, la cual
nadie puede cerrar; lo que tienes retenlo hasta que yo venga. Hay veces en que habla de cosas
positivas, y otras veces habla de cosas negativas. Hay veces en que añade aceite y otras en que
corta lo que está seco. Aquí en Apocalipsis lo vemos ejerciendo el oficio sumo sacerdotal; pero
como había un sumo sacerdote, también estaban los hijos del sumo sacerdote que servían
juntamente con él y los levitas, así también la Iglesia participa del real sacerdocio del Nuevo
Testamento, bajo la dirección del Sumo Sacerdote, que es Jesucristo.
“12Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, 13y
en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa
que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro” (Ap. 1:12,13).
Lo curioso es que se ve la Iglesia antes de ver al Hijo del Hombre. La gente no oye la voz de
Cristo primero, sino a través de la Iglesia. La gente primero ve a la Iglesia, cómo es la Iglesia, y
después sí, en medio de la Iglesia se mueve el Señor. La gente nos mira primero a nosotros, y
según seamos nosotros, va a poder ver al Señor.

La seguridad del ejercicio sacerdotal


El Señor aparece ceñido por el pecho, porque el efod, el pectoral y el manto del efod que cubre
todos los vestidos, están atadas por el cinto, que mantiene todas las vestiduras en su lugar. Si
este cinto estuviera en la cintura, el efod quedaría flojo y se podría correr de un lado a otro; por
546 La casa y el sacerdocio

esto este cinto es para mantener todo en su lugar, y representa la seguridad del oficio
sacerdotal, de la intercesión del Señor. Es por ello que el apóstol Pablo dice en Romanos
8:31-39:
“31¿Qué, pues, diremos de esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32El que
no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará
también con él todas las cosas? 33¿Quien acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que
justifica. 34¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también
resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
35
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o
hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36Como está escrito: Por causa de ti somos
muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. 37Antes, en todas estas
cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38Por lo cual estoy
seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo
presente, ni lo porvenir, 39ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá
separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.
Por lo cual estoy seguro. En este contexto hay un ambiente de seguridad del ejercicio de la
intercesión, de llevar la carga del pueblo como sacerdote. El que nos amó, y se presentó ante el
Padre intercediendo por nosotros; y es tan firme esto, tan seguro; Él no es vacilante, nunca se le
va a caer ese manto, nunca se le van a caer esas hombreras, nunca se le va a aflojar ese
pectoral, todo está asido con el cinto y este cinto está en su lugar. Todo está asegurado y este
cinto representa la seguridad del ejercicio sacerdotal del Señor. Esto lo recordamos en otros
pasajes.
“17Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la
El efod 547
promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; 18para que por dos cosas
inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los
que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. 19La cual
tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, 20donde
Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el
orden de Melquisedec” (He. 6:17-20).
Dice que interpuso juramento, o sea la firmeza, la seguridad. En el capítulo 7 de Hebreos
habla del sacerdocio de Melquisedec, y en el verso 15 nos está infundiendo certeza de que Él no
es algo voluble, sino que Él sabe lo que está haciendo, sosteniendo a Su pueblo, dándole la
seguridad y firmeza de Su Palabra y del sacerdocio.
“15Y esto es aun más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdocio
distinto, 16no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia.
Sino según el poder de una vida indestructible. 17Pues se da testimonio de él: Tú eres
sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec. 18Queda, pues, abrogado el
mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia 19(pues nada perfeccionó la ley),
y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios. 20Y esto no
fue hecho sin juramento; 21porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos
sacerdotes; pero éste, con el juramento del que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú
eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec. 22Por tanto, Jesús es hecho
fiador de un mejor pacto. 23Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la
muerte no podían continuar; 24mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un
sacerdocio inmutable; 25por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se
acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. 26Porque tal sumo sacerdote nos
548 La casa y el sacerdocio

convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime
que los cielos; 27que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de
ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto
lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. 28Porque la ley constituye sumos
sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo,
hecho perfecto para siempre” (He. 7:15-28).
Este pasaje lo hemos transcrito para que nos dé una seguridad, y para que no seamos
vacilantes interpuso juramento, porque Su sacerdocio es firme, es indestructible, es seguro, y
esta seguridad está representada por el cinto del efod, que tiene todas las vestiduras en su
lugar.

La primogenitura
“8Y su cinto de obra primorosa que estará sobre él, será de la misma obra, parte del
mismo; de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido. 9Y tomarás dos piedras de ónice, y
grabarás en ellas los nombres de los hijos de Israel; 10seis de sus nombres en una piedra, y
los otros seis nombres en la otra piedra, conforme al orden del nacimiento de ellos” (Éx.
28:8-10).
Estas piedras son de ónice. En el mismo capítulo de Éxodo, refiriéndose al pectoral,
encontramos hileras de piedras preciosas.
“17Y lo llenarás (al pectoral) de pedrería en cuatro hileras de piedras; una hilera de una
piedra sárdica, un topacio y un carbunclo; 18la segunda hilera, una esmeralda, un zafiro y un
diamante; 19la tercera hilera, un jacinto, una ágata y una amatista; 20la cuarta hilera, un
El efod 549
berilo, un ónice y un jaspe. Todas estarán montadas en engastes de oro” (Éx. 28:17-20).
En esta lista vemos que el ónice es el penúltimo en ser mencionado. El ónice aparece una vez
en el pectoral, pero hay dos ónices en las hombreras; una en cada hombrera. ¿Qué representan
estas dos piedras de ónice sobre las dos hombreras? Representan la primogenitura. Fijémonos
en el detalle que en las piedras de ónice están grabados los nombres de las tribus de Israel, por
orden de nacimiento. En la piedra de la derecha aparecen seis nombres: Rubén, Simeón, Leví,
Judá, Dan y Neftalí; en la piedra de ónice de la izquierda continúan grabados los siguientes
nombres: Gad, Aser, Isacar, Zabulón, José y Benjamín. Cada uno de estos nombres tiene una
piedra preciosa puesta en el pectoral, pero la piedra de José es el ónice. La primera piedra que
se nombra en el verso 17 es la sárdica, la cual corresponde a Rubén, y la última es el jaspe, que
corresponde a Benjamín (verso 20). Ahora, ¿quién es el primero y el último? El Señor
Jesucristo.
“Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y
había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda” (Ap. 4:3).
La cornalina es el mismo sardio, como lo vemos en el texto griego. Es interesante que el Señor
se represente como una piedra de jaspe y otra de sardio, porque Él es el primero y el último.
Entonces la primera piedra es el sardio y la última es el jaspe. Rubén era el primero de los hijos
de Israel, y Benjamín era el último; es decir, el primero y el último en el pueblo de Israel. Ellos
sabían cuál era la piedra de cada tribu. En el caso de Apocalipsis, presenta primero el jaspe
porque el Apocalipsis es el final, y es la omega; en cambio Génesis es el alfa. Vemos a la Iglesia
semejante a una piedra de jaspe.
“Teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como
550 La casa y el sacerdocio

piedra de jaspe, diáfana como el cristal” (Ap. 21:11).


Esto se debe a que el jaspe representa un aspecto del Señor, como el último, como el omega;
todo es de él, por Él y para Él; entonces el alfa es el principio y la omega es el final o el último.
Aquí la Iglesia es la Nueva Jerusalén, es la consumación del plan divino, y por eso aparece la
piedra de jaspe. Entonces la piedra de ónice es la penúltima, y el penúltimo de los hijos de
Jacob, por orden de nacimiento, es José. La orden del Señor es que el pectoral del juicio fuese
llenado de cuatro hileras de piedras, cada hilera con tres piedras, las cuales correspondiesen a
los nombres de las tribus de Israel, así:
Primera Segunda Tercera Cuarta
hilera: hilera: hilera: hilera:
Sárdica Esmeral Jacinto Berilo =
= Rubén da = = Gad Zabulón
Topacio Judá Ágata = Ónice =
= Sime- Zafiro = Aser José
ón Dan Amatista Jaspe =
Carbuncl Diamant = Isacar Benjamí
o = Leví e = Nef- n
talí

El ónice representa a José, pero como hemos dicho, esta piedra no aparece sólo en el
pectoral, sino también en cada una de las hombreras del efod, porque este ónice representa la
El efod 551
primogenitura, debido a que el primogénito es el más responsable de todos. La primogenitura
debía haber sido para Rubén porque él fue el primer hijo de Lea, pero Rubén se subió al lecho
de su padre y se acostó con Bilha, una de las concubinas de su padre181, y por causa de este
pecado Rubén perdió la primogenitura. La primogenitura tenía derecho a tres cosas: 1) al
sacerdocio; ahora éste paso a Leví; 2) a ser rey, lo cual pasó a Judá, 3) la doble porción, lo cual
pasó a José, debido a que José fue el primogénito de Raquel, la esposa que había escogido
Jacob; entonces José es el que tiene la doble porción de la primogenitura; a eso se debe el que
José haya tenido dos tribus, porque tenía derecho a la doble porción: la tribu de Efraín y la tribu
de Manasés, que son los dos hijos de José. En cambio, cuando se lee en el capítulo 7 de
Apocalipsis lo relacionado con el cántico de los 144.000, vemos que falta la tribu de Dan. ¿Por
qué? Porque Dios había dicho que toda tribu, familia o persona que adorara los ídolos, su
nombre sería borrado de debajo del cielo, y cuando vino la división del reino, en tiempos de la
muerte de Salomón, al dividirse el reino entre los seguidores de Roboam y Jeroboam, éste puso
un ídolo en Dan, y a las gentes les dijo que esos eran sus dioses que los habían sacado de la
tierra de Egipto. “28Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo:
Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de
la tierra de Egipto. 29Y puso uno en Bet-el, y el otro en Dan. 30Y esto fue causa de pecado;
porque el pueblo iba a adorar delante de uno hasta Dan” (1 Re. 12:28-30). La tribu de Dan era la
que estaba más lejos por los lados del norte de Jerusalén, y en vez de bajar hasta Jerusalén a
adorar, adoraban sus ídolos allí en Dan, y en consecuencia se cumplió la promesa de Dios de
borrar el nombre. Al ser borrada la tribu de Dan, aparecen las tribus de José y de Manasés. ¿Por
qué no aparece la tribu de Efraín? Porque también ellos fueron dados a adorar ídolos, como dice
181
Referencia Génesis 35:22
552 La casa y el sacerdocio

el libro de Oseas 4:17: “Efraín es dado a ídolos; déjalo”. Por lo tanto aparecen la tribu de José y
de Manasés; es decir, dos tribus. En total no son 12.000 sellados sino 24.000 sellados; o sea la
doble porción del derecho a la primogenitura.
Por esto es que la primogenitura es la que lleva la mayor responsabilidad; los primogénitos
son los herederos del reino, del sacerdocio y la doble porción; son los más responsables, y por
esto las hombreras del efod representan la responsabilidad de la primogenitura. En la Biblia se
habla de la congregación de los primogénitos. Como la doble porción de la primogenitura pasó a
José, y José está representado por ónice, entonces por eso la doble porción de la primogenitura
está representada en las dos piedras de ónice en las hombreras. Por lo tanto es que son de
ónice y no de diamante o de jaspe, sino de ónice; cada cosa tiene su significado. Además, José
es figura de Jesús Cristo.

Las grabaduras
“9Y tomarás dos piedras de ónice, y grabarás en ellas los nombres de los hijos de Israel;
10
seis de sus nombres en una piedra, y los otros seis nombres en la otra piedra, conforme al
orden de nacimiento de ellos. 11De obra de grabador en piedra, como grabaduras de sello,
harás grabar las dos piedras con los nombres de los hijos de Israel; les harás alrededor
engastes de oro” (Éx. 28:9-11).
Dice que serán como grabaduras de sello en las piedras. “Ponme como un sello sobre tu
corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; duros como
el Seol los celos; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama” (Cantares 8:6). Aquí encontramos a
la esposa del esposo. En el Antiguo Testamento, Dios es el esposo, y la esposa es el pueblo de
El efod 553
Israel; en el Nuevo Testamento, Cristo es el esposo, y Su esposa es la Iglesia. Grabadura es
algo para que no se borre lo escrito; para que permanezca escrito para siempre, para que no
haya nada que lo quite o lo borre. En el versículo 5, el esposo dice de la esposa: “¿Quién es esta
que sube del desierto, recostada sobre su amado? Debajo de un manzano te desperté; allí tuvo
tu madre dolores, allí tuvo dolores la que te dio a luz”. Por eso aparece en el verso 6 lo que ella
le responde, “Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo”. Vemos
la similitud con los nombres grabados en las dos piedras de ónice y las doce piedras que
estaban sobre el pectoral; y esto se llama justamente pectoral porque está cerca del corazón,
tanto sobre los hombros como sobre el pecho están grabadas estas piedras. Ella le dice:
“Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo”, para que no te olvides
de mí nunca; eso es lo que quiere decir el Señor: nunca te olvidaré ni te dejaré; porque lo que se
borra se olvida, pero estas grabaduras no se pueden borrar, no se pueden olvidar. Ponme como
una marca, para que no te olvides de mí. El amor está unido con los celos, los celos sanos.
Vamos a ver los celos del Señor por Su Iglesia.
“4¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?
Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. 5¿O
pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos
anhela celosamente?” (Santiago 4:4-5).
Dios es celoso. Aquí dice que el Espíritu de Él, nos anhela a nosotros, y no solamente nos
anhela sino que nos anhela celosamente; o sea que nos llama adúlteros si amamos al mundo; si
amamos otra cosa Él está molesto, lo mismo que cuando un esposo ve a su esposa
coqueteando con otro, él se incomoda. No está tranquilo, se enoja y puede ponerse bravo, y con
razón ¿verdad? Entonces fijémonos en cómo el Espíritu Santo nos anhela con celos, y Él quiere
554 La casa y el sacerdocio

que estemos solamente con Él, y con celos. Esto es lo que quiere decir esas grabaduras de
sello. Así también como el Señor le dijo a Israel: “Yo soy Yahveh tu Dios, fuerte, celoso”182; yo te
quiero para mí, no quiero que andes coqueteando con dioses ajenos a mí. El amor verdadero es
celoso. En Cantares dice que los celos son como brasa de fuego, hirviendo, y por eso el Señor
hizo hombres y mujeres y les hizo tener experiencias para que entendamos al Señor.
“12Y pondrás las dos piedras sobre las hombreras del efod, para piedras memoriales a los
hijos de Israel; y Aarón llevará los nombres de ellos delante de Yahveh sobre sus dos
hombros por memorial”.

182
Éxodo 20:5
El efod 555
Esto representa la responsabilidad de la primogenitura, pues sobre sus dos hombros llevará la
carga del pueblo. Esto lo lleva el sacerdocio, y así mantener al pueblo delante de Dios. Nosotros
los sacerdotes debemos entender esto muy bien. Cuando vimos los sacrificios espirituales del
sacerdocio del Nuevo Testamento, mis hermanos recordarán que vimos en Romanos 15:16,
mirando el texto griego que decía Pablo, “sacerdotando el evangelio de Dios, para que los
gentiles le sean ofrenda agradable”; es decir, que sacerdotar el evangelio es todo un
compromiso, como decía Pablo: “Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por
vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro”
(Colosenses 2:1). Es la lucha sacerdotal de Pablo; “sacerdotar el evangelio” no es solamente
predicarlo, sino interceder, discipular y presentar la Iglesia como una virgen pura a Cristo. Es
una responsabilidad seria lo del sacerdocio, y no debemos olvidar que todos nosotros somos
sacerdotes; que no es una clase clerical especial, sino que cada uno de los hijos de Dios somos
sacerdotes y tenemos que llevar esa carga de tener al pueblo frente al Señor, de que el
candelero esté siempre encendido; que si hay algún pabilo enrareciendo el ambiente, no dando
buena luz, vengan las despabiladeras y lo corten, haciéndolo todo en nombre del Señor, como
carne de la carne y hueso de los huesos de nuestro Sumo Sacerdote, que es Cristo, según el
orden de Melquisedec. Todo esto es muy práctico. No es totalmente para que nosotros
entendamos el significado de estas piedras y estas cosas, sino para que realmente nosotros nos
apersonemos de nuestra identidad sacerdotal con su trabajo.

Los engastes de oro y los cordones


“13Harás, pues, los engastes de oro, 14y dos cordones de oro fino, los cuales harás en
forma de trenza; y fijarás los cordones de forma de trenza en los engastes”.
556 La casa y el sacerdocio

Claro, para que las piedras puedan estar allí, tienen que estar engastadas; el engaste es la
corola donde se pone la piedra preciosa. Y si es de oro es que representa la naturaleza divina,
porque solamente Dios puede mantener en su lugar al pueblo del Señor, atado, unido;
solamente la naturaleza divina es la que hace que las piedras sean parte de las vestiduras;
nosotros somos parte de las vestiduras del sacerdocio, Su pueblo, porque estamos unidos a la
vestidura por medio de los engastes de oro. La naturaleza divina es la que nos mantiene unidos
al Señor. Somos hijos de Dios, participantes de la naturaleza divina; no estamos separados de
Él, sino unidos a Él como Su vestidura, gracias a la naturaleza divina. Somos el Cuerpo de Cristo
por causa de la naturaleza divina de que somos participantes, y esto es lo que representan los
engastes de oro. Para entender lo de los cordones, leemos en Eclesiastés 4:8-12.
“8Está un hombre solo y sin sucesor, que no tiene hijo ni hermano; pero nunca cesa de
trabajar, ni sus ojos de sacian de sus riquezas, ni se pregunta: ¿Para quién trabajo yo, y
defraudo mi alma del bien? También esto es vanidad, y duro trabajo. 9Mejores son dos que
uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. 10Porque si cayeren, el uno levantará a su
compañero; pero ¡ay del solo! Que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.
11
También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno
solo? 12Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no
se rompe pronto”.
Los tres dobleces del cordón son los que forman la trenza; es decir, es estar entrelazados. Así
como nosotros en nuestro espíritu estamos entrelazados con el Señor; nosotros estamos en Él y
Él en nosotros. Estos cordones son para sostener el pectoral desde los engastes. Cuando
veamos el pectoral, éste tiene unos anillos. Los cordones son los que sostienen el pectoral,
atando los anillos del pectoral a los engastes de las piedras de ónice en los hombros; es decir,
El efod 557
estas piedras de ónice son como unos botones grandes donde cuelgan los cordones y sostienen
el pectoral. Los cordones son para sostener, para no dejar caer, y son una trenza firme, así
como nosotros estamos trenzados con el Señor y Él en nosotros, y por eso Él nos puede
sostener. Por eso es que el efod y el pectoral tienen que estar unidos, nunca separados, como
veremos luego. Y lo que une al pectoral y el efod es la trenza de oro y el cordón de azul; es decir,
nosotros en Él y Él en nosotros. Ahí está la trenza que forman los cordones que son para
sostener, para atar, para amarrar, para que no se vaya uno por un lado y otro por otro lado, sino
que estén las dos cosas juntas; nosotros en Él y Él en nosotros. Por esto es que dice, “y fijarás
los cordones de forma de trenza en los engastes”.
Vamos a considerar otro aspecto respecto de los hombros, ya que éstos representan la
responsabilidad, y esta responsabilidad representa que se puede confiar en esas personas. Si a
nosotros no se nos puede confiar ninguna carga, es imposible que se nos pueda confiar el
sacerdocio. Si nos quebramos, no estamos realmente hechos de oro, de azul, de púrpura y de
lino torcido.
“Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la
llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre” (Ap. 3:7).
Leyendo este versículo a simple vista, esto no tiene ninguna relación con el efod, pero
fijémonos en la tremenda relación que tiene. La llave de David era la llave de la casa de David,
que llevaba el tesorero. El tesorero a quien se le confiaba los tesoros de la casa de David; y este
tesorero era el que tenía la responsabilidad de los tesoros, y la llave de David se ponía en el
hombro. Esto lo vemos en Isaías 22:20-22:
“20En aquel día llamaré a mi siervo Eliaquín hijo de Hilcías, 21y lo vestiré de tus vestiduras,
558 La casa y el sacerdocio

y lo ceñiré de tu talabarte, y entregaré en sus manos tu potestad; y será padre al morador de


Jerusalén, y a la casa de Judá. 22Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y
abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá”.
Leyendo desde el verso 15, Sebna era el tesorero, y había sido infiel, y el Señor dice que le
quitaría la responsabilidad, y se la daría a Eliaquim el hijo de Hilcías, y éste fue aquel sacerdote
que encontró el rollo del templo en tiempos de Jeremías: pero vuelve otra vez el funcionamiento
de la casa de David desde el rey Josías. Pondré la llave de la casa de David sobre su hombro,
significa que la responsabilidad de los tesoros está sobre los hombros de aquel tesorero
encargado de los tesoros. La llave es para que nadie pueda abrir, cuando está cerrado, y
robarse las cosas, y también para que nadie pueda cerrar cuando el tesorero abre la puerta para
entrar y utilizar las cosas; es decir, esa es una responsabilidad del ministerio. Nótese que dice
que pondré la llave de la casa de David sobre su hombro, lo que representa el hombro, la
responsabilidad, la confianza, que se puede colgar en él como en los clavos, que son para
colgar, porque eso también está representado aquí, lo que simbolizan esos clavos. Sebna era
un tesorero irresponsable, como se lee desde el verso 15-19:
“15Yahveh de los ejércitos dice así: Ve, entra a este tesorero, a Sebna el mayordomo, y
dile: 16¿Qué tienes tú aquí, o a quién tienes aquí, que labraste aquí sepulcro para ti, como el
que en lugar alto labra su sepultura, o el que esculpe para sí morada en una peña? 17He aquí
que Yahveh te transportará en duro cautiverio, y de cierto te cubrirá el rostro. 18Te echaré a
rodar con ímpetu, como a bola por tierra extensa; allá morirás, y allá estarán los carros de tu
gloria, oh vergüenza de la casa de tu Señor. 19Y te arrojaré de tu lugar, y de tu puesto te
empujaré”.
Aquí vemos que la mayordomía es una responsabilidad, y el sacerdocio es una mayordomía.
El efod 559
Sebna era irresponsable; él era el mayordomo y era él el que tenía que tener la llave, pues
cuando se cierra, nadie entra, y cuando se abre, nadie cierra. Pero, ¿qué has hecho tú? Has
sido irresponsable. Entonces ¿qué dice el Señor? Yo te arrojaré de tu lugar y de tu puesto te
empujaré; en aquel día llamaré a mi siervo Eliaquim hijo de Hilcías, quien era el sumo sacerdote;
él fue el que descubrió los rollos en tiempos de Josías, y Eliaquim era el hijo de Hilcías; es decir,
era otro sacerdote encargado de los tesoros, porque los sacerdotes se encargan de los tesoros
de la casa. Pero aquel tesorero, Sebna, fue irresponsable, entonces le fue quitado el cargo de la
tesorería, y esto es cosa seria. Nosotros somos los sacerdotes. Si el sacerdote administraba
bien los tesoros, era porque era padre de los moradores de Jerusalén, en cambio al otro no le
importaban los tesoros de los moradores de Jerusalén. Ahí está lo que significa la llave de la
casa de David sobre el hombro; es decir, la responsabilidad de la casa, la administración de los
tesoros para que no se usen mal y para que se cubra a los moradores de Jerusalén. Eso fue lo
que pasó cuando Pablo preparó aquella ofrenda para los santos pobres en Jerusalén. Él estaba
ejerciendo esa parte del sacerdocio. Luego vemos cómo continúa en Isaías, los versos 23-25:
“23Y lo hincaré como clavo en lugar firme; y será por asiento de honra a la casa de su
padre. 24Colgarán de él toda la honra de la casa de su padre, los hijos y los nietos, todos los
vasos menores, desde las tazas hasta toda clase de jarros. 25En aquel día, dice Yahveh de
los ejércitos, el clavo hincado en lugar firme será quitado; será quebrado y caerá, y la carga
que sobre él se puso se echará a perder; porque Yahveh habló”.
Fijémonos en para qué son los clavos del tabernáculo. Un clavo firme es un clavo sobre el que
se puede colgar, sobre el que se puede confiar cosas y no las echa a perder; pero si confiamos
un trabajo y no se hace, se daña, se cae, eso es una vergüenza, no es una honra; pero llevar la
responsabilidad, ser responsable, eso es una honra y no una vergüenza. El clavo es para que se
560 La casa y el sacerdocio

cuelguen ahí las cosas; por eso dice: “Y lo hincaré como clavo en lugar firme; y será por asiento
de honra a la casa de su padre”. Sebna era el clavo hincado en lugar firme, pero sería quitado, y
en su lugar sería puesto o clavado Eliaquim el hijo de Hilcías; es decir, que ya vemos lo que
representan las hombreras, la responsabilidad del sacerdote. Nosotros somos muy
irresponsables, y tenemos que tomar conciencia de esto, porque decimos: Ah, yo no tengo
ganas de ir al culto; mejor me quedo durmiendo; y por no hacer nosotros lo que nos corresponde
es que no se hacen las cosas, no se trabaja para el Señor, no se cuida el candelero, no se
cuidan los tesoros, no se administra a los moradores de Jerusalén, no se hace lo que se tiene
que hacer. Entonces, como sacerdotes, pongámonos el cinto para que las hombreras no se
muevan de su lugar y puedan sobrellevar la carga, y eso significa realmente ser responsables.

Capítulo XXX

EL PECTORAL183

183
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Usaquén, Bogotá D.C., Colombia, en diciembre 6 de 1992. Transcripción: Emilia de Rodas.
El efod 561

Antinomianismo versus judaicismo.


“15Harás asimismo el pectoral del juicio de obra primorosa, lo harás conforme a la obra del
efod, de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido. 16Será cuadrado y doble, de un palmo de
largo y un palmo de ancho; 17y lo llenarás de pedrería en cuatro hileras de piedras; una hilera
de una piedra sárdica, un topacio y un carbunclo; 18la segunda hilera, una esmeralda, un
zafiro y un diamante; 19la tercera hilera, un jacinto, una ágata y una amatista; 20la cuarta
hilera, un berilo, un ónice y un jaspe. Todas estarán montadas en engastes de oro. 21Y las
piedras serán según los nombres de los hijos de Israel, doce según sus nombres; como
grabaduras de sello cada una con su nombre, serán según las doce tribus. 22Harás
también en el pectoral cordones de hechura de trenzas de oro fino. 23Y harás en el pectoral
dos anillos de oro, los cuales pondrás a los dos extremos del pectoral. 24Y fijarás los dos
cordones de oro en los dos anillos a los dos extremos del pectoral” (Éxodo 28:15-24).
Los materiales de que está hecho el pectoral, con excepción de las piedras preciosas, son
similares a los materiales con que se hace el efod, que son: el oro, el azul, la púrpura, el carmesí
y el lino torcido, y que todos representan los distintos aspectos de Cristo. El azul representa lo
celestial, el carmesí representa la encarnación y la redención; el púrpura, una combinación del
azul y el carmesí, representa la realeza, y el lino fino representa la justicia. El pectoral aparece
junto con el efod, y Dios quiere que estos dos estén juntos, nunca separados. Dios tiene que
juzgar el pecado y a la vez tener misericordia; porque si Él juzgara el pecado y no hubiera
misericordia, entonces no habría sino infierno; y por otra parte, si solamente hubiera
misericordia, pero no se tratara con el pecado, entonces, ¿qué sería? Un libertinaje completo;
se convertiría en libertinaje la gracia del Señor.
Los seres humanos tenemos la tendencia de irnos o a un extremo o al otro. Hay veces en
559

que somos rigoristas de tal manera, que pensamos que ya no hay caso, ya no hay oportunidad
para la gracia, y sin embargo sí hay oportunidad para la gracia, pero habiendo discernido,
corregido, juzgado y tratado el pecado, y llamado el pecado por su propio nombre; y otras veces
nos vamos al otro extremo, de que como hay “gracia”, convertimos en libertinaje la gracia de
Dios. En el Antiguo Testamento éramos acusados, pero la gracia no vino por medio de Moisés;
por éste vino la ley; la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo184. En el Nuevo
Testamento ya aparece Jesucristo con la gracia, la verdad y la misericordia, pero también
algunos quieren irse al extremo de lo que se llama el antinomianismo, y esta es la herejía
contraria al otro extremo de la herejía del judaicismo. El legalismo de los judaizantes quiere
hacer depender a los cristianos para su salvación, de las obras de la ley, del rigorismo de la ley,
que nadie se puede salvar sin cumplir la ley, estableciendo a la ley como el medio de
justificación y de salvación; este es un extremo.
Pero hay otro extremo, en el otro polo, que es lo que se llama el antinomianismo; el estar en
contra de la ley, como si la gracia fuera para estar en contra de la ley, o como decía el hermano
Watchman Nee en su libro Consejos sobre la Vida Cristiana, que la gracia no derroca el
gobierno de Dios, sino que la gracia es para facilitarnos el someternos al gobierno de Dios.
Pero la herejía antinomianista es la que consiste en que la gracia se convierte en libertinaje, en
que como estamos bajo la “gracia”, no importa cumplir o no la voluntad de Dios; entonces según
eso podemos desobedecer la ley de Dios, no la tenemos en cuenta y la podemos despreciar, y
podemos pasarla tranquilos sin temor a Dios, sin el “temor a Yahveh”. Esto es lo que nos dice
Judas en su carta, convertir en libertinaje la gracia de Dios. Pero aquí en el estudio del
pectoral, el Señor quiere las dos cosas.

184
Cfr. Juan 1:17
560 La casa y el sacerdocio

Unión del juicio y la responsabilidad


Por una parte el sacerdote tiene el efod, que representa la responsabilidad, y por otra parte
está el pectoral del juicio; y estas dos cosas, el efod y el pectoral, están unidas; por eso es que
aparecen estas argollas de oro.
“25Y pondrás los dos extremos de los cordones sobre los dos engastes, y los fijarás a las
hombreras del efod en su parte delantera. 26Harás también dos anillos de oro, los cuales
pondrás a los dos extremos del pectoral, en su orilla que está al lado del efod hacia adentro”.
Son fijados los cordones de oro en los anillos, tanto del efod adelante como en los dos
extremos superiores e interiores del pectoral; es decir, encima de la orilla superior del pectoral
está el efod, y como éste tiene unos anillos de oro, a través de estos anillos de oro, con una cinta
azul se atan el efod y el pectoral, y los anillos interiores los mantiene unidos. El juicio, o sea el
pectoral, descansa sobre las hombreras. O sobre los hombros del sacerdote, y esto quiere decir
que el sacerdote es el que lleva el juicio.
“27Harás asimismo los dos anillos de oro, los cuales fijarás en la parte delantera de las dos
hombreras del efod, hacia abajo, delante de su juntura sobre el cinto del efod. 28Y juntarán
el pectoral por sus anillos a los dos anillos del efod con un cordón de azul, para que esté
sobre el cinto del efod, y no se separe el pectoral del efod. 29Y llevará Aarón los nombres de
los hijos de Israel en el pectoral del juicio sobre su corazón, cuando entre en el santuario, por
memorial delante de Yahveh continuamente. 30Y pondrás en el pectoral del juicio Urim y
Tumim, para que estén sobre el corazón de Arón cuando entre delante de Yahveh; y llevará
siempre Aarón el juicio de los hijos de Israel sobre su corazón delante de Yahveh”.
La palabra clara que nos permite entender el significado del pectoral es juicio, que quiere
decir que el Señor trata con el pecado, y por esto es que el sacerdote tiene que hacerse cargo
del pecado. Por tal razón, nuestro Señor Jesucristo, como Sumo Sacerdote, tuvo que morir
para poder perdonar nuestros pecados, porque nuestros pecados son juzgados en Él. Dios no
El pectoral 561
perdona sin juicio. Una cosa es que Dios diga sí les perdono sin necesidad de que mi Hijo
muera; esto sería como cometer una injusticia, porque hubo pecado; y perdonar el pecado sin
juicio es tolerar el pecado. Entonces Dios no sería nuestro Padre, sino que sería como esos
abuelitos gordos, que toleran a sus nietos que les tiren las barbas y hagan lo que quieran, y ellos
parece que no toman en cuenta el pecado. Pero el pectoral es para discernir el pecado, para
discernir lo que es de Dios y lo que no es de Dios.
Allí en el pectoral estaban las piedras preciosas, que representan al pueblo de Israel, que
hemos visto cuando estudiamos el efod; es decir, que el peso del pueblo de Dios está sobre el
corazón del sumo sacerdote, como lo dice el verso 30. El Señor Jesús, para podernos salvar y
presentar delante de Dios, tuvo que llevar el peso de nuestro juicio; por eso el pectoral del juicio
cuelga del efod, que son las hombreras; pero todo esto está atado por medio de los engastes de
oro, para que no caiga al suelo. El juicio cayó sobre el sacerdocio, y esto nos quiere decir algo,
porque el Señor al delegar el sacerdocio a Su pueblo, hace a los sacerdotes responsables. Por
ejemplo, si hay corrupción en una dependencia administrativa, ¿a quién se le debe hacer
responsable? Al principal encargado, porque éste no veló para que hubiera una contraloría y
una fiscalía que tratara la corrupción; no se investiga por los de abajo, se comienza por el
responsable. Asimismo sucede en un batallón, donde la mayoría de los soldados andan mal,
entonces el problema no es de cada uno en particular, sino de los encargados del batallón; pero
si el batallón anda en general bien y hay dos o tres que son revoltosos, que están mal, no se le
puede atribuir la culpa al jefe. ¿A quién se le echa la culpa si todos los alumnos han salido mal
en la materia y están rajados; no es al profesor? Y cuando se hace la evaluación y todos han
salido mal y están rajados, se dice: el profesor no ha sabido enseñar. Ahora, si la mayoría
entendió bien y aprendió la materia y la desarrollaron toda y algunos poquitos no entendieron, la
responsabilidad va sobre los que se han rajado y no sobre el profesor. Aquí también la
responsabilidad y el juicio recae sobre los encargados; por esto es que el sacerdote lleva la
562 La casa y el sacerdocio

primera responsabilidad. San Pablo dice:

El juicio de la iglesia
“20Pues me temo que cuando llegue, no os halle tales como quiero, y yo sea hallado de
vosotros cual no queréis; que haya entre vosotros contiendas, envidias, iras, divisiones,
maledicencias, murmuraciones, soberbias, desórdenes; 21que cuando vuelva, me humille
Dios entre vosotros, y quizá tenga que llorar por muchos de los que antes han pecado, y no
se han arrepentido de la inmundicia y fornicación que han cometido” (2 Co. 12:20-21).
Que cuando vuelva me humille Dios entre vosotros; o sea que sería Pablo mismo, no la iglesia
en Corinto la humillada. ¿Por qué? Porque él la había fundado, y luego él se iba y al volver
encuentra un desastre y sería no la iglesia la humillada sino él mismo, Pablo, porque el sello del
apostolado es la iglesia; así lo dice él: “El sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor185”;
y si hay desastre en la iglesia, quiere decir que soy yo el que está mal. Pablo no lo toma como
un problema sólo de ellos, sino de él mismo. También dice: Y quizás tenga que llorar por
muchos de los que antes han pecado. Él no habla aquí de sus propios pecados, sino de
muchos de los de Corinto que habían pecado y no se habían arrepentido de la inmundicia.

185
1 Corintios 9:2
El pectoral 563
“1Esta es la tercera vez que voy a vosotros. Por boca de dos o de tres testigos se decidirá
todo asunto. 2He dicho antes, y ahora digo otra vez como si estuviera presente, y ahora
ausente lo escribo a los que antes pecaron, y a todos los demás, que si voy otra vez, no seré
indulgente; 3pues buscáis una prueba de que habla Cristo en mí, el cual no es débil para con
vosotros, sino que es poderoso en vosotros. 4Porque aunque fue crucificado en debilidad,
vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con
él por el poder de Dios para con vosotros” (2 Corintios 13:1-4).
Pablo no es aquí indiferente al pecado; él está encarándolo, así como dice Éxodo, llevando el
juicio sobre su corazón, el juicio de la iglesia. Pablo lo toma como si él mismo fuera humillado;
la iglesia está mal, y por eso él no puede permanecer indiferente. Pasamos a otro ejemplo
similar.
“20Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice
profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los
ídolos. 21Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su
fornicación. 22He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella
adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella” (Apocalipsis 2:20-22).
Fijémonos en la expresión: “si no se arrepienten de las obras de ella”. Notemos que el Señor
no habla directamente a Jezabel; Él le habla al ángel de la iglesia y a la iglesia misma, y le dice:
tengo contra ti que toleras a Jezabel; no sólo le dice a ella que se tiene que arrepentir de las
obras de ella. Quiere decir que hay que llevar el juicio del pecado en el corazón, y esto es parte
del sacerdocio. Uno no puede ser indiferente al pecado porque uno mismo queda humillado.
Jezabel hace lo que quiere, y el Señor no trata directamente con ella; Él no le dice: A ti, Jezabel,
te voy a castigar; no. El Señor no dice: Eso que tengo contra Jezabel, sino lo que tengo contra
ti, que toleras a Jezabel; o sea que el Señor tenía una autoridad sobre Jezabel en la iglesia;
tanto los responsables de la iglesia, como la iglesia misma tenían más autoridad que Jezabel
564 La casa y el sacerdocio

sola; por lo tanto el Señor no trata sólo con Jezabel. Así como el general no va a tratar con el
soldado, sino con el teniente, así el Señor no va a tratar con Jezabel sino con los responsables
de la iglesia y con la iglesia misma, porque ellos son los que están tolerando a Jezabel; o sea
que aquí la iglesia no está aplicando el juicio.

Urim y Tumim
El Señor dice que los sacerdotes enseñarían a distinguir la diferencia entre lo santo y lo
profano; y es por esto que dice que “en el pectoral pondrás Urim y Tumim”. ¿Para qué servía el
Urim y Tumim? Justamente para discernir lo que era de Dios y lo que no lo era. Por tal motivo
se llama “pectoral del juicio”, para hacer la diferencia entre lo santo y lo profano, lo precioso de lo
vil; el sacerdote tiene que hacer estas diferencias entre lo puro y lo impuro, entre lo santo y lo
profano, lo precioso de entre lo vil, y hacerse responsable y encarar estas cosas. El Señor,
siendo la máxima autoridad, dice que los responsables fueron irresponsables; la iglesia fue
irresponsable. He aquí, yo no me hago responsable; le he dado tiempo para que se arrepienta
y Jezabel no se ha arrepentido, entonces la voy a arrojar en cama, va a ser atribulada, sus hijos
van a ser heridos de muerte. Eso demuestra que el Señor sí se apersona. Él primeramente
dice: Ustedes tienen que hacerlo, pero como no lo hicieron, yo no voy a ser responsable ante el
Padre; yo sí lo voy a hacer. Entonces el Señor interviene y hace el juicio. El sacerdocio
implica llegar a tener misericordia, a interceder, pero también a hacerse cargo de las
dificultades. Urim quiere decir luces, y Tumim quiere decir perfecciones. El hecho de llevar en
el pectoral el Urim y Tumim, quiere decir que a través de las señales de luces y perfecciones que
daban las piedras en el pectoral, se discernían las cosas si eran de Dios o no lo eran. Hay otros
pasajes en que vemos la aplicación del Urim y Tumim; en donde podemos entender mejor su
función.
“Él (Josué) se pondrá delante del sacerdote Eleazar, y le consultará por el juicio del Urim
El pectoral 565
delante de Yahveh; por el dicho de él saldrán, y por el dicho de él entrarán, él y todos los
hijos de Israel con él, y toda la congregación” (Números 27:21).
Vemos aquí que el sacerdote interpreta las luces; es decir que Josué (cuyo nombre en el
hebreo es Jeshua, que quiere decir Jesús), quien es el capitán del pueblo del Señor, y es el que
lo introduce a Canaán, la tierra prometida, no puede hacerlo a su manera, sino que tiene que
consultar al sumo sacerdote, y éste tiene que dar las señales a través del Urim. Por eso es que
dice: “Él se pondrá delante del sacerdote Eleazar, y le consultará por el juicio del Urim”; es
decir, que el Urim es el que determina cuál es la voluntad de Dios y cuál no. Si Dios quiere que
vayan por acá, o por otro lado; y determinar si esto es de Dios o no lo es. ¿Quién es el que da la
señal? El Urim.
“62Estos buscaron su registro de genealogías, y no fue hallado; y fueron excluidos del
sacerdocio, 63y el gobernador les dijo que no comiesen de las cosas más santas, hasta que
hubiese sacerdote para consultar con Urim y Tumim” (Esdras 2:62-63).
Éstos, son unas personas que decían ser sacerdotes, pero no estaban seguros de que lo eran;
es decir, que como no se encontró unos registros en las genealogías sacerdotales, no se podía
saber si eran o no sacerdotes, si tenían derecho o no, y por esto es que esperaron consultarlo
para saber el juicio con Urim y Tumim.
Ahora en el Nuevo Testamento no tenemos en nuestro pecho piedras y un pectoral, pero sí
tenemos el Espíritu de Dios, y el Señor nos dice que el Espíritu de Dios nos guía a toda verdad y
nos da el discernimiento de espíritus. Cuando algo es de Dios, el Espíritu nos da testimonio a
nuestro espíritu; éste con la Palabra de Dios, tiene la naturaleza de Cristo. Y hay paz en tu
espíritu. Si no es conforme a la Palabra, si no es conforme a la naturaleza de Cristo, y si no hay
vida y paz en tu espíritu, parece que algo en lo íntimo de tu ser te está diciendo: aquí hay algo
misterioso, y hay necesidad de que sea examinado más cuidadosamente. Otras veces el
Señor te muestra con toda claridad dónde está el error. Pero ocurre a veces a muchos
566 La casa y el sacerdocio

hermanos, que antes de entender mentalmente, con el entendimiento alumbrado donde está el
error, ya tienen una intuición en su espíritu; es una intuición que no logran definir; y por eso
cuando hay una intuición del espíritu, hay que pedirle a Dios que nos diga dónde está la verdad,
hasta que el Señor lo diga, es esto, esto es lo que está mal.
Cuando había el anatema en el pueblo de Israel en el tiempo de la conquista186, cuando Acán,
pero no se sabía que era Acán, ni Acán dijo nada; pero ahí en medio se encontraba el anatema,
y todo el pueblo fue perjudicado por esto; porque el pueblo no juzgó el anatema. Si éste
hubiera sido señalado, entonces hubiera venido el castigo solamente sobre Acán; pero el pueblo
no juzgó el pecado, y el anatema estaba escondido en medio de ellos, y perdieron. Así las
cosas, el Espíritu avisó que había anatema; entonces se pusieron todas las tribus delante, y al
mirar todas las tribus, el Espíritu señaló la tribu de Judá, y las demás descansaron; luego se
organizó esta tribu por familias, y el Espíritu señaló por culpable a la familia de los de Zera, y las
demás familias descansaron; quedando esta sola familia, se descubrió a Acán hijo de Carmi
como el culpable. Como Acán perturbó al pueblo de Israel con el anatema, entonces el juicio
de Dios por medio del pueblo perturbó al perturbador; es decir, que si el pueblo del Señor no
juzga el pecado, Dios trae juicio sobre el pueblo, y nosotros los sacerdotes tenemos la
responsabilidad de juzgar el pecado.
“Y les dijo el gobernador que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese
sacerdote con Urim y Tunim” (Nehemías 7:65).

186
Cfr. Josué 7
El pectoral 567
Debemos entender y tener bien claro que el pectoral es del juicio, para juzgar, para discernir,
para hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y éste tiene que estar unido al efod como si
fueran una sola pieza; es decir, que nosotros llevamos sobre nuestros hombros el peso del juicio
del pecado del pueblo, y tenemos que señalarlo, tenemos que encararlo, y tenemos que ser
responsables. Es muy fácil hacernos los tontos. Vemos a alguna persona que está en pecado
y nos hacemos los tontos, los que no vemos, los de la vista gorda. Claro está que no debemos
actuar de una manera apresurada, de una manera inmisericorde, porque así como juzgas serás
juzgado; pero tampoco se trata de tener complicidad. Misericordia no significa no delatar el
pecado, no tratar la disciplina. Hay que disciplinar el pecado; tiene que ser puesto el dedo en la
llaga, y todo eso es de responsabilidad del sacerdocio.
568 La casa y el sacerdocio

Capítulo XXXI
El pectoral 569
EL MANTO, LA MITRA, LA TÚNICA
Y LOS CALZONCILLOS187

El manto
“31Harás el manto del efod todo de azul; 32y en medio de él por arriba habrá una abertura,
la cual tendrá un borde alrededor de obra tejida, como el cuello de un coselete, para que no
se rompa. 33Y en sus orlas harás granadas de azul, púrpura y carmesí alrededor, y entre
ellas campanillas de oro alrededor. 34Una campanilla de oro y una granada, otra campanilla
de oro y otra granada, en toda la orla del manto alrededor. 35Y estará sobre Aarón cuando
ministre; y se oirá su sonido cuando él entre en el santuario delante de Yahveh y cuando
salga, para que no muera” (Éx. 28:31-35).
Continuando el estudio de las vestiduras sacerdotales, en este capítulo vamos a ver lo
relacionado con el manto, la mitra, la túnica y los calzoncillos. El manto es la parte de la
vestidura que cubre todo el resto de las vestiduras; es decir, que cubre la túnica, los calzoncillos,
el cinto, el efod y el pectoral.

187
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Usaquén, Bogotá D.C., Colombia, en enero 24 de 1993. Transcripción: Emilia de Rodas.
566 La casa y el sacerdocio

“10Revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando
hasta el conocimiento pleno, 11donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión,
bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos. 12Vestíos, pues, como
escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de
humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13soportándoos unos a otros, y perdonándoos
unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así
también hacedlo vosotros. 14Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo
perfecto” (Col. 3:10-14).
Revestirnos del nuevo hombre significa que nos despojemos del viejo hombre con sus
hechos; es decir, el nuevo hombre son las vestiduras de los hijos de Dios, que son los
sacerdotes del Nuevo Testamento. La vestidura es el nuevo hombre; por eso dice, revestido del
nuevo hombre, y ese nuevo hombre es Cristo, Cristo es el todo, Cristo es el nuevo hombre;
Cristo desplaza las diferencias de clases sociales, Cristo desplaza las diferencias de sexo,
Cristo desplaza las diferencias de situaciones culturales, de raza, lengua; por eso ya no hay
griego ni escita, ni judío ni gentil, ni esclavo ni libre. Cristo es el elemento del nuevo hombre, y el
nuevo hombre es el vestido de los sacerdotes del Nuevo Testamento, que somos todos los hijos
de Dios. “Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto”. Ese es el
manto, lo que cubre todas las demás vestiduras. Vestíos de amor; es decir, que el amor de Dios
es la parte de la vestidura que cubre todo el resto de vestiduras. El amor de Dios es ese manto
de azul, y tenían que hacerle un coselete en el borde para que no se rasgara, no se rompiera.
Por eso es que algunos de los llamados padres de la Iglesia en el tiempo primitivo, hablando
del Cuerpo de Cristo, hablaban de la túnica inconsútil de Cristo, que no tenía costura, que no
podía dividirse; dividir la Iglesia es rasgar una túnica. Pero Dios da previsiones para que la túnica
no se rasgue, y estas previsiones consisten en que hace unos coseletes para que la túnica esté
justa alrededor de la cabeza.
El manto, la mitra, la túnica y los calzoncillos 567

Es decir, que lo que conserva la unidad del Cuerpo de Cristo es que esté alrededor de la
cabeza; si hay otro centro que no es la cabeza, entonces hay una brecha, hay algo que va a
provocar división; tiene que ser el Señor mismo el elemento unificador, y Él tiene que ser la
cabeza, y alrededor de Él y dependiendo de Él y descendiendo de Él es que viene la comunión
que cubre todo. Este manto es de azul, que representa lo celestial; nada terrenal puede
verdaderamente cubrir; sólo lo celestial puede cubrir; el amor es el que cubre. Siempre al amor
se le considera lo que cubre todo lo demás. Por ejemplo, en Pedro dice que el amor cubre
multitud de pecados188, y además el amor cubre todas las cosas. Podemos entender todos los
misterios de Dios, pero si no tenemos amor, nada somos, dice en 1 Corintios 13, y termina
diciendo que “ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos
es el amor”. Dios quiere que la cobertura de todo sea el amor. Y esto del amor de Cristo es
representado justamente por este manto de azul; por lo tanto no puede rasgarse, tiene que ser
entero, y aquí está la unidad, que es la que viene del amor, que es la que viene del amor de
Cristo.
Las granadas. Pero este manto tiene otros detalles interesantes. Las orlas, o sea los bordes
del manto tienen unas granadas hechas de azul, de púrpura y de carmesí, que son los
elementos de Cristo. La granada es una fruta que se caracteriza por las semillas, pues tiene
muchas semillas dulcecitas, y éstas representan la fecundidad, el fruto. Es una fruta a la que
Dios le dio muchas semillas, lo cual significa la fecundidad, la riqueza; y el manto tiene granadas
alrededor. Dios escogió que fueran granadas; asimismo cuando fue construido el templo por
Salomón, y había que hacer adornos a las columnas en los capiteles, Dios siempre escogió
granadas, porque representan la vida, la fecundidad, la vida que se multiplica, porque lo que
multiplica a la Iglesia es principalmente el amor. Así lo vemos en la práctica de la iglesia
primitiva.
188
Cfr. 1 Pedro 4:8
568 La casa y el sacerdocio

“42Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el


partimiento del pan y en las oraciones. 43Y sobrevino temor a toda persona; y muchas
maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. 44Todos los que habían creído estaban
juntos, y tenían en común todas las cosas; 45y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo
repartían a todos según la necesidad de cada uno. 46Y perseverando unánimes cada día en
el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,
47
alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la
iglesia los que habían de ser salvos” (Hechos 2:42-47).
Aquí la Palabra nos muestra el ambiente que el Señor quiere dentro de Su Iglesia, y esto
facilita la multiplicación. Si se persevera en la comunión unos con otros, en el partimiento del
pan, en la doctrina de los apóstoles y en las oraciones, si se persevera en todas estas cosas,
entonces eso acarrea lo siguiente, lo que dice en el verso 43: “Y sobrevino temor a toda persona;
y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles”. Primero vino una perseverancia
de esas cuatro cosas fundamentales, y como consecuencia sobrevino temor en las gentes y la
manifestación del poder de Dios por medio de la Iglesia. En este ambiente de amor de la Iglesia,
sin ser nadie forzado, sin ser nadie extorsionado, sin ser nadie manipulado, solamente por la
inspiración del Espíritu Santo, todos los hermanos movidos por el amor, todo esto creaba un
ambiente que acarreaba esas granadas en las orlas del manto, la fecundidad, y se manifestaba
en esa multiplicación de la Iglesia.
Las campanillas. Encontramos otro detalle en el borde del manto, que son las campanillas de
oro. Entre granada y granada había una campanilla; una granada de azul, una campanilla; una
granada de carmesí, una campanilla; una granada de púrpura, una campanilla, y así
sucesivamente. Las campanillas daban testimonio de que se estaba ejerciendo el sacerdocio. El
verso 35 de Éxodo 28, dice que el manto estará sobre Aarón cuando ministre; es decir, que el
ministerio no puede ejercerse si no está bajo el manto de Dios, y este manto es amor, es
El manto, la mitra, la túnica y los calzoncillos 569

fecundidad y es testimonio. Azul, granadas, y campanillas de oro, y se oirá su sonido cuando el


sacerdote entre en el santuario delante de Yahveh y cuando salga, para que no muera.
“1No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales. 2Sabéis que cuando
erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos. 3Por
tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y
nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo” (1 Corintios 12:1-3).
Aquí hay un contraste. En la vida de gentilidad, las personas son llevadas a los ídolos mudos,
pero los ídolos no oyen, no ven, no hablan, semejantes a ellos son los que los hacen, dice el
Salmo 115; es decir, que tú te transformas en aquello que tienes por ídolo o autoridad; te vas
asemejando a aquello que pones por delante de ti para honrarlo. Si tú honras un ídolo mudo, tú
vas haciéndote mudo; y por esto la adoración de los ídolos en el tiempo pagano era una
adoración muda; las personas venían y se quedaban mudas delante de un ídolo; y es curioso
que la Palabra añade, a ídolo mudo, y semejantes a ellos son los que los hacen y cualquiera que
confía en ellos. Entonces, por esto es que Dios no quiere que se le haga ninguna imagen,
porque esto rebaja a Dios. En cambio, nosotros al venir a Dios y al contemplarlo, sobrepasa todo
lo que podemos captar, y nos va transformando a Su imagen y semejanza. Depende a quién
adoremos, a quién pongamos delante, eso va a determinar en qué nos transformamos, como lo
dice en 2 Corintios 3:18:
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del
Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu
del Señor”.
Depende de lo que uno mire, en eso uno se transforma; lo que se ponga delante de nosotros.
Somos como un espejo. Si éste se pone delante de un perro, reflejará un perro; si el espejo está
frente a un árbol, reflejará un árbol. Ahora, aquí dice, como en un espejo. En el original griego no
dice en, sino como un; es decir, que nosotros fuimos diseñados para reflejar a Dios, así como la
570 La casa y el sacerdocio

luna fue diseñada para reflejar la luz del sol; el ser humano fue creado para reflejar a Dios; por
eso cuando las personas están delante de Dios, reflejan a Dios. Si una persona vive una vida
sórdida, llena de pecado, esto se refleja en su cara, aparece en sus ojos, y cualquiera que la ve,
dice: Ese tiene una cara de ladrón o de pícaro, que cualquiera se da cuenta. ¿Por qué? Porque
esto es en lo que él está enfocando, lo que él refleja. Así dice otro versículo: La apariencia de
sus rostros, testificará contra ellos.189

189
Cfr. Isaías 3:9
El manto, la mitra, la túnica y los calzoncillos 571

Aquí dice: Por tanto, nosotros, o sea la Iglesia, mirando a cara descubierta; es decir, que
cuando el Señor nos ha lavado, nos ha limpiado y ha levantado nuestro rostro en confianza y en
fe hacia Él, somos transformados de gloria en gloria en Su misma imagen, como por el Espíritu
del Señor. Somos transformados a medida que lo contemplamos, en la medida en que lo
enfocamos. Así también, si nos enfocamos en un ídolo mudo, nos haremos mudos; pero si lo
enfocamos a Él, nos transformamos de gloria en gloria en la imagen de Él. La transformación es
un efecto de estar delante de Él siempre; nosotros reflejamos aquello a que nos enfocamos. Así
si nosotros queremos ser transformados paulatinamente de gloria en gloria, y convertirnos en la
imagen del Señor, tenemos que estar siempre delante de Él a cara descubierta; esto es lo único
que nos transforma. Por eso dice: Miradme a mí y sed salvos; es decir, enfóquenme, mírenme;
el que verdaderamente me mira y me conoce, ya no puede mirar a otra parte. Cuando uno lo ha
visto a Él, lo demás le parece vano; cuando uno lo mira a Él, ya lo otro pierde sentido; uno puede
abandonarlo todo, y es porque ha visto al Señor. Miremos la diferencia entre la mudez
provocada por lo ídolos mudos, que es señal de muerte, y el sonido de las campanillas, que es
señal de vida, de movimiento en la persona del Señor.
Cuando los sacerdotes venían delante del Señor, las campanillas estaban sonando, y desde
afuera se oía cuando entraban y salían los sacerdotes para que no murieran; es decir, que el
sonido de las campanillas era señal de vida; cuando éstas no sonaban era señal de muerte. Por
eso cuando los dos hijos mayores de Aarón, Nadab y Abiú, ofrecieron fuego extraño en el
santuario, ya no se oían las campanillas, y por esto supieron que habían caído muertos, y con
lazos los sacaron. Cuando hay verdadera vida, hay sonido. Lo mismo con una persona que está
aplastada, es porque la vida no ha prevalecido, y por esto no se oyen las campanillas. Estamos
en la reunión y hay veces en que no se oyen las campanillas, estamos aplastados, como que la
muerte prevalece sobre la vida; pero cuando se viene al Señor se tienen que oír las campanillas.
¿Qué hacemos para que tengamos vida, y para que haya sonido de las campanillas? En otro
572 La casa y el sacerdocio

tiempo estábamos delante de los ídolos mudos y nosotros éramos semejantes a ellos. Pero
ahora venimos a la presencia de Dios, venimos a Él y podemos humillarnos, limpiarnos,
vestirnos, y por último nos ponemos el manto. Primero está el lavamiento, luego nos ponemos
los calzoncillos, luego la túnica, el cinto, luego el efod, el pectoral, y al final, cuando ya se pasa
ese proceso de lavarse y vestirse, se pone el manto; entonces el ministerio empieza a dar fruto;
de ahí las granadas y el sonido de las campanillas; éstas son como la demostración de que el
ministerio está en ejercicio. Todos los santos tenemos un ministerio que cumplir, y estamos en la
comunión del Espíritu, pero cuando estamos ministrando al Señor es cuando comienza el
sonido de las campanillas, y éstas están entrelazadas con las granadas; ahí está el fruto, ahí
está el ejercicio; eso se percibe desde afuera; la gente que no está dentro del santuario, sino
afuera, ellos oyen su sonido y saben que allí hay movimiento, porque están meciéndose,
presentando al Señor la ofrenda mecida, la ofrenda encendida, y se oía cuando entraban,
cuando caminaban y cuando salían, por el oír de las campanillas tintineando.
Muchas veces en una reunión, al comienzo no se oyen las campanillas, pero necesitamos
limpiarnos, vestirnos las vestiduras del nuevo hombre, estar en el Espíritu, y vamos a ver cómo
empieza a surgir el sonido, cómo empieza a surgir profecía, surgir palabra de conocimiento,
surgir servicio y fecundidad; esto es señal de vida, para que no muera. Ese sonido es señal de la
vida, que no hay muerte; cuando no hay sonido de las campanillas es que hay muerte, y por eso
es que todos nosotros debemos ministrar al Señor con campanillas para que no muramos.

La mitra.
“36Harás además una lámina de oro fino, y grabarás en ella como grabadura de sello,
37
SANTIDAD A YAHVEH. Y la pondrás con un cordón azul, y estará sobre la mitra; por la parte
delantera de la mitra estará. 38Y estará sobre la frente de Aarón, y llevará Aarón las faltas
cometidas en todas las cosas santas, que los hijos de Israel hubieren consagrado en todas
El manto, la mitra, la túnica y los calzoncillos 573

sus santas ofrendas; y sobre su frente estará continuamente, para que obtengan gracia
delante de Yahveh” (Éxodo 28:36-38).
Harás además una lámina de oro fino. El material tiene que ser de la naturaleza divina, que es
el oro; de ninguna otra cosa se puede hacer. Y grabarás sobre ella, SANTIDAD A YAHVEH. Este
trabajo debe ser grabado, pues no es una cosa superficial. Si uno pinta superficialmente, no
queda grabado; para que algo quede grabado tiene que ahondarse con suficiente fuerza, porque
tiene que ser una cosa permanente. El grabar implica un trabajo que tiene que hacer el pueblo al
elaborar esta lámina, esta diadema. Muchas veces lo que no nos permite estar delante de Dios
es que nuestros pensamientos no son puros. A veces nuestros pensamientos han sido rendidos
por nosotros mismos a la vagancia, o a la influencia negativa. Muchas veces pasa que no
podemos dominar nuestros pensamientos; nuestros pensamientos no están apartados para
Dios, sino que son mundanos, y a veces son inmundos, porque nos exponemos mucho a la
influencia de la televisión. No es que uno no pueda de vez en cuando ver un programa, pero
muchas veces caemos en pecado por la televisión excesiva, y cualquiera otra influencia como el
cine, las amistades, etcétera. Entonces nuestro pensamiento no es santo, no es puro; por lo
tanto tenemos que ceñirnos la frente con la santidad. En Efesios dice que nos pongamos el
yelmo de la salvación y el escudo de la fe, para apagar todos los dardos de fuego del enemigo,
pues llegan dardos al pensamiento; y es que nosotros estamos muy expuestos, y a eso se debe
que debamos vestirnos como sacerdotes.
Una parte de la vestidura sacerdotal es que la parte delantera de la mitra, con una cinta de
azul, sostenía la diadema de oro en la que decía SANTIDAD A YAHVEH, y ésta estaba colocada
sobre la frente; santidad en el pensamiento.
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo
puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de
alabanza, en esto pensad” (Fil. 4:8).
574 La casa y el sacerdocio

Debemos traer nuestros pensamientos a la obediencia a Cristo190; eso quiere decir ponerse la
mitra para cubrir de santidad la cabeza y la frente. Si no hacemos esto, hermanos, y controlamos
nuestros pensamientos, éstos nos llevan a las emociones, y luego de las emociones nos llevan a
cometer el pecado; cae la voluntad y caemos nosotros. Primero se concibe el pensamiento, pero
si el pensamiento no es traído a obediencia, involucra las emociones, y las emociones atosigan,
arrinconan a la voluntad hasta que la debilitan, y la voluntad se somete a esas emociones
cuando se vuelven gigantescas, tanto que ya el ser humano no puede vencerlas, y la voluntad
cae, y es entonces cuando es consumado el pecado: pero todo comienza por el pensamiento.
Antes de que la voluntad caiga, ésta ha sido sometida muchas veces a una presión emocional
muy fuerte. Mientras uno no ha sido sometido a una situación emocional intensa, uno piensa que
la voluntad es más fuerte.
El apóstol Pedro pensaba que él era muy estable en su voluntad y en sus emociones; estaba
muy seguro de sí mismo, pero tuvo que ser sometido a una amarga experiencia. Después de
que le dijo al Señor que no le dejaría solo, que estaba dispuesto a entregar su vida misma por el
Señor, vemos que hasta con maldición negó al Señor, y descubrió que no era lo que él pensaba;
que era, pues, muy inestable, porque el gigante de sus emociones prevaleció sobre su voluntad
y le hizo hacer lo que él no hubiera querido hacer. Pedro no quiso hacer lo que hizo, pero no
pudo. Las cosas empiezan, pues, por el pensamiento; por eso es que el sacerdote tiene que
ponerse una mitra, que es para cubrir la cabeza, y en la frente tiene que decir: SANTIDAD A
YAHVEH, pues la Palabra de Dios dice que sin santidad nadie verá al Señor.191 Aquello a lo que
nosotros nos enfocamos, aquello que amamos, aquello a lo que le abrimos fácilmente las
puertas, aquello en lo que nosotros nos concentramos, aquello a lo que abrimos las puertas, en
eso es en lo que nos convertimos. Si miramos al Señor, somos salvos, somos transformados a

190
Cfr. 2 Corintios 10:5
191
Cfr. Hebreos 12:14
El manto, la mitra, la túnica y los calzoncillos 575

Su imagen, pero si estamos abiertos a otras cosas, pueden sobrevenirnos situaciones


engañosas que nos pueden arrastrar; la Palabra nos advierte: “No deis lugar al diablo” (Ef. 4:27).
¿Qué es lo que tiene que decir en la frente? Santidad a Yahveh. ¿Qué quiere decir santidad?
Separación para Dios. Para que podamos ejercer un sacerdocio fiel como hijos de Dios que
somos y sacerdotes del Nuevo Testamento, el más alto sacerdocio, incluso más alto que el del
Antiguo Testamento, necesitamos separación para Dios. Cuando no estamos separados para
Dios y estamos involucrados en otras cosas, no podemos servirle a Dios, no somos capaces ni
de testificar a otra persona, estamos aplastados, y las campanillas no están sonando.
Hermanos, para ejercer el sacerdocio se necesita santidad.

La túnica
“39Y bordarás una túnica de lino, y harás una mitra de lino; harás también un cinto de obra
de recamador. 40Y para los hijos de Aarón harás túnicas; también les harás cintos, y les
harás tiaras para honra y hermosura. 41Y con ellos vestirás a Aarón tu hermano, y a sus hijos
con él; y los ungirás, y los consagrarás y santificarás, para que sean mis sacerdotes” (Éxodo
28:39-41).
Lo que representa el lino, lo vamos a recordar tomándolo de Apocalipsis 19:8: “Y a ella se le ha
concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones
justas de los santos”. Aquí se refiere a la esposa del Cordero. La túnica es de lino, lo que nos
cubre, como dice la Palabra, porque somos un pueblo celoso de buenas obras. Esto es muy
interesante porque en las acciones justas de los santos hay acciones que se ven, pero hay otras
que no se ven, pero para ser sacerdote hay que estar haciendo acciones justas secretas, que los
hombres no ven. Qué curioso; el lino representa las acciones justas de los santos, y las acciones
se ven. El Padre dice: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo5:16), pero también
576 La casa y el sacerdocio

dice: “Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha” (Mateo 6:3).

Los calzoncillos
“42Y les harás calzoncillos de lino para cubrir su desnudez; serán desde los lomos hasta
los muslos. 43Y estarán sobre Aarón y sobre sus hijos cuando entren en el tabernáculo de
reunión, o cuando se acerquen al altar para servir en el santuario, para que no lleven pecado
y mueran. Es estatuto perpetuo para él, y para su descendencia después de él”.
Como podemos ver al leer, los calzoncillos son para cubrir la desnudez; es decir, para no dejar
ver nuestras vergüenzas, como dice en Apocalipsis, “que no se descubra la vergüenza de tu
desnudez” (Ap. 3:19c). Antes de pecar, Adán y Eva estaban desnudos y no se avergonzaban;
pero después de pecar, ni siquiera el delantal de hojas de higuera era suficiente; solamente la
provisión misma de Dios en Cristo Jesús puede cubrirnos realmente; y ese importantísimo
aspecto de Cristo es el que señala los calzoncillos. Los calzoncillos debían ser de lino para no
provocar sudor. El sudor aparece por primera vez en la Biblia como señal del esfuerzo humano
debido al pecado. Que Dios no quiera nuestro sudor significa que Él sólo recibe lo que proviene
de Su Espíritu.
El orden de las cosas en el sacerdocio es el siguiente: Primero, lavarse; segundo, vestirse;
tercero, ser ungido, consagrado y santificado para ejercer el sacerdocio. Más tarde hay que ver
lo de la consagración para el sacerdocio.
El manto, la mitra, la túnica y los calzoncillos 577

Capítulo XXXII

LA CONSAGRACIÓN SACERDOTAL192

Un sacerdocio universal
Vamos a leer en el libro del Éxodo, el capitulo 29. A ese capítulo lo han titulado:
“Consagración de Aarón y de sus Hijos”; pero mis hermanos saben que aquellas cuestiones
del Antiguo Testamento eran figuras o tipos, o una tipología o alegoría, acerca del tiempo
presente; “símbolo para el tiempo presente”, dice la epístola a los Hebreos. De manera que no
estamos leyendo solamente una historia, sino leyendo entre líneas, detrás de los textos

192
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Usaquén, Bogotá D.C., Colombia, en febrero 14 de 1993. Transcripción : Alejandro Pacheco
578 La casa y el sacerdocio

históricos, de un sacerdocio exterior; desde el Antiguo Testamento vamos a ver los principios del
sacerdocio válidos para el Nuevo Testamento; o sea que no estaremos leyendo solamente algo
antiguo, sino entre líneas, extractando el sentido espiritual para el sacerdocio del Nuevo
Testamento, que el Señor estableció ahora en el tiempo de la Iglesia, y para la eternidad.
Leamos, pues, el capítulo 29 de Éxodo. “1Esto es lo que les harás para consagrarlos, para que
sean mis sacerdotes”. ¡Qué frase tan diciente! “Esto es lo que les harás (le dice Dios a Moisés)
para consagrarlos”. Consagrar es sacar de un uso común, santificar y poner en un uso y
disposición exclusiva para Dios. Dios nos ha enseñado en Su Palabra, y ya en otras ocasiones
lo hemos leído, que a través de la sangre del Señor Jesucristo, todos los hijos e hijas de Dios,
fuimos hechos sacerdotes de Dios, para llevar adelante el sacerdocio del Nuevo Testamento,
que es el sacerdocio universal de todos los creyentes; todas las personas que creemos en el
Señor, por Su sangre, somos sacerdotes. Pero fíjese que después de hablarnos del sacerdocio,
y como hemos visto en otras ocasiones lo que simbolizan las vestiduras del sacerdocio, ahora
nos habla de la consagración del sacerdocio; porque uno puede ser sacerdote, pero no estar
consagrado como sacerdote; no consagrado en el sentido de que se le haya aplicado a uno un
rito, sino de ejercer ese sacerdocio, viviendo separadamente para Dios, para la voluntad de
Dios, para el programa de Dios.
Todos los hijos de Dios somos llamados a ser sacerdotes, pero no todos nos disponemos a
ser sacerdotes; y debemos disponernos a ejercer ese sacerdocio, y eso es lo que significa la
consagración al sacerdocio. Pero resulta que uno no se puede consagrar al sacerdocio de
cualquier manera. Los hijos de Dios, todos, hijos e hijas, que hemos sido llamados al sacerdocio
del Nuevo Testamento, debemos hacerlo de la manera como realmente Dios lo ha provisto,
porque de otra manera no sería posible realmente servirle a Dios con eficacia. Aquí el Señor nos
dice la manera cómo una persona, que estaba no consagrada al Señor, puede llegar a
consagrarse al Señor; nosotros ya somos sacerdotes, pero ¿cómo servir consagradamente al
579

Señor? Se necesita hacer algunas cosas, que en el Antiguo Testamento aparecían simbólicas,
pero obviamente todo eso tiene un sentido.

Símbolos para el tiempo presente

Continuemos Éxodo: ““1Esto es lo que les harás para consagrarlos, para que sean mis
sacerdotes: Toma un becerro de la vacada, y dos carneros sin defecto; 2y panes sin levadura, y
tortas sin levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite; las harás
de flor de harina de trigo. 3Y las pondrás en un canastillo, y en el canastillo las ofrecerás, con el
becerro y los dos carneros. 4Y llevarás a Aarón y a sus hijos a la puerta del tabernáculo de
reunión, y los lavarás con agua. 5Y tomarás las vestiduras, y vestirás Aarón la túnica, el manto
del efod, el efod y el pectoral, y le ceñirás con el cinto del efod; 6y pondrás la mitra sobre su
cabeza, y sobre la mitra pondrás la diadema santa. 7Luego tomarás el aceite de la unción, y lo
derramarás sobre su cabeza, y lo ungirás. 8Y harás que se acerquen sus hijos, y les vestirás sus
túnicas. 9Les ceñirás el cinto a Aarón y a sus hijos, y les atarás las tiaras, y tendrán el sacerdocio
por derecho perpetuo. Así consagrarás a Aarón y a sus hijos. 10Después llevarás el becerro
delante del tabernáculo de reunión, y Aarón y sus hijos pondrán las manos sobre la cabeza del
becerro. 11Y matarás el becerro delante de Yahveh, a la puerta del tabernáculo de reunión. 12Y
de la sangre del becerro tomarás y pondrás sobre los cuernos del altar con tu dedo, y
derramarás toda la demás sangre al pie del altar. 13Tomarás también toda la grosura que cubre
los intestinos, la grosura de sobre el hígado, los dos riñones, y la grosura que está sobre ellos, y
lo quemarás sobre el altar. 14Pero la carne del becerro, y su piel y su estiércol, los quemarás a
fuego fuera del campamento; es ofrenda por el pecado. 15Asimismo tomarás uno de los
carneros, y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del carnero. 16Y matarás el
580 La casa y el sacerdocio

carnero, y con su sangre rociarás sobre el altar alrededor. 17Cortarás el carnero en pedazos, y
lavarás sus intestinos y sus piernas, y las pondrás sobre sus trozos y sobre su cabeza. 18Y
quemarás todo el carnero sobre el altar; es holocausto de olor grato para Yahveh, es ofrenda
quemada a Yahveh. 19Tomarás luego el otro carnero, y Aarón y sus hijos pondrán sus manos a
sobre la cabeza del carnero. 20Y matarás el carnero, y tomarás de su sangre y la pondrás sobre
el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, sobre el lóbulo de la oreja de sus hijos, sobre el dedo
pulgar de las manos derechas de ellos, y sobre el dedo pulgar de los pies derechos de ellos, y
rociarás la sangre sobre el altar alrededor. 21Y con la sangre que estará sobre el altar, y el aceite
de la unción, rociarás sobre Aarón, sobre sus vestiduras, sobre sus hijos, y sobre las vestiduras
de estos; y él será santificado, y sus vestiduras, y sus hijos, y las vestiduras de sus hijos con él.
22
Luego tomarás del carnero la grosura, y la cola, y la grosura que cubre los intestinos, y la
grosura del hígado, y los dos riñones, y la grosura que está sobre ellos, y la espaldilla derecha;
porque es carnero de consagración. 23También una torta grande de pan, y una torta de pan de
aceite, y una hojaldre del canastillo de los panes sin levadura presentado a Yahveh, 24y lo
pondrás todo en las manos de Aarón, y en las manos de sus hijos; y lo mecerás como ofrenda
mecida delante de Yahveh. 25Después lo tomarás de sus manos y lo harás arder en el altar,
sobre el holocausto, por olor grato delante de Yahveh. Es ofrenda encendida a Yahveh. 26Y
tomarás el pecho del carnero de las consagraciones, que es de Aarón, y lo mecerás por ofrenda
mecida delante de Yahveh; y será porción tuya. 27Y apartarás el pecho de la ofrenda mecida, y
la espaldilla de la ofrenda elevada, lo que fue mecido y lo que fue elevado del carnero de las
consagraciones de Aarón y de sus hijos, 28y será para Aarón y para sus hijos como estatuto
perpetuo para los hijos de Israel, porque es ofrenda elevada; y será una ofrenda elevada de los
hijos de Israel, de sus sacrificios de paz, porción de ellos elevada en ofrenda a Yahveh. 29Y las
vestiduras santas, que son de Aarón, serán de sus hijos después de él, para ser ungidos en
ellas, y para ser en ellas consagrados. 30Por siete días las vestirá el que de sus hijos tome su
La consagración sacerdotal 581

lugar como sacerdote, cuando venga al tabernáculo de reunión para servir en el santuario. 31Y
tomarás el carnero de las consagraciones, y coserás su carne en lugar santo. 32Y Aarón y sus
hijos comerán la carne del carnero, y el pan que estará en el canastillo, a la puerta del
tabernáculo de reunión. 33Y comerás aquellas cosas con las cuales se hizo expiación, para
llenar sus manos para consagrarlos; mas el extraño no las comerá, porque son santas. 34Y si
sobrare hasta la mañana algo de las carnes de las consagraciones y del pan, quemarás al fuego
lo que hubiere sobrado; no se comerá, porque es cosa santa. 35Así, pues, harás a Aarón y a sus
hijos, conforme a todo lo que yo te he mandado; por siete días los consagraras. 36Cada día
ofrecerás el becerro del sacrificio por el pecado, para las expiaciones; y purificarás el altar
cuando hagas expiación por él, y lo ungirás para santificarlo. 37Por siete días harás expiación por
el altar, y lo santificarás, y será un altar santísimo: cualquiera cosa que tocare el altar, será
santificada”.
Yo recuerdo las primeras veces que leía la Biblia, cuando se me ocurrió antes de ser cristiano
simplemente por cultura general; la leía como leer un bestseller; pues empecé a leer el Génesis
donde se cuentan historias, y me gustó; y la primera parte del Éxodo, que también cuenta
historias; pero de pronto me encuentro con esta parte final del Éxodo, que está llena de
sacrificios y de instrucciones acerca de cómo sacrificar, y un montón de ritos raros, y recuerdo
que al principio me parecía hasta aburrido; Dios me perdone; todo eso me pareció aburrido; y
quizás a algunos de ustedes al leerlo le pareció aburrido. Narración en Éxodo y Levítico bastante
sangrienta, de matadero, como de carnicería, hablando de entrañas, de intestinos, de la cola, de
la cabeza; sin embargo, todo esto ha sido inspirado por Dios. Y Dios, a través de esto, que es un
símbolo de realidades espirituales, nos quiere llevar a las realidades espirituales que están aquí
en figura. Recordemos que en el Nuevo Testamento se nos recuerda que todas estas cosas del
Antiguo Testamento son figuras de las cosas celestiales; no son las cosas verdaderas, sino la
figura, como antes de tener una casa se tiene una maqueta; claro que usted no puede vivir en la
582 La casa y el sacerdocio

maqueta, pero la maqueta te da una idea de cómo va a ser la casa; lo mismo sucede con todos
estos ritos y fiestas, etc., todas simbolizan aspectos espirituales. Dios no es un Dios al que le
gusta perder el tiempo, que se pone a darnos ritos raros como para entretenerse, porque no
tiene nada más que hacer, ¡no! Yo recuerdo que una hermana que se llama Neila de Barragán
nos decía algo muy chistoso; decía que cuando se ponía a leer la Biblia y encontraba estos
pasajes, decía : “Pero ¡ay Dios mío! cómo que Tú no tienes nada que hacer, y te pones a
inventarte todo este montón de cosas y de instrucciones raras”; y esas son las primeras
impresiones que uno recibe, cuando uno lee este capítulo; y lo quise leer entero para que lo
podamos comprender mejor en panorámica, antes de entrar en detalles.

Los diferentes sacrificios y la obra de Cristo


Fijémonos en que para consagrarnos se requería el sacrificio de Cristo, porque todos estos
sacrificios representan el de Cristo. Ustedes recuerdan que cuando Juan el Bautista vio pasar a
Jesús, dijo : “Este es el cordero de Dios que quita el pecado del Mundo”. ¿Por qué dijo cordero?
porque él lo estaba asociando con los sacrificios del Antiguo Testamento, pero ahora que se
introducía el Nuevo Testamento, todos aquellos sacrificios antiguos llegaban a cumplirse en el
Señor Jesús; pero tengamos en cuenta que el Señor Jesús es el verdadero sacrificio presentado
a Dios por nuestros pecados, y se hizo una sola vez para siempre; sin embargo, cuando Dios
quiso simbolizar el sacrificio de Cristo, para Dios, en nuestro favor, lo representó a través de
muchos sacrificios diferentes. Aquí hemos visto muchas cosas, hemos visto el becerro, dos
carneros, panes sin levadura, algunos untados con aceite, hojaldres, canastillos, y todo eso se
tenía que presentar, primero una cosa; después había que sacrificar el becerro, después un
carnero, después el otro carnero; y no con todos se hacía la misma cosa. Si ustedes estuvieron
atentos cuando estaba haciendo la lectura, habrán notado en el tono de voz, que subrayaba
ciertas cosas que diferenciaban un aspecto del sacrificio, de otro aspecto. Por ejemplo, en el
La consagración sacerdotal 583

versículo 14, cuando habla del cordero, dice que “es ofrenda por el pecado”; luego más adelante
habla de uno de los carneros, entonces dice que “es holocausto, ofrenda quemada para el
Señor”; en el tercero se le llama “sacrificios de paz”; note que en el becerro, el sacerdote no
participa en nada; en el primer carnero se quema totalmente para Dios, como quien dice: “Que
se lo coma el Señor”; en el segundo carnero, ahí sí participan los sacerdotes, ahí ellos sí comen,
y no comen en cualquier parte, sino que tienen que comer en el lugar santo y frente a la puerta
del tabernáculo de reunión.
Todas estas cosas son muy significativas en experiencias espirituales; cuando empezamos a
estudiar en la Biblia lo que el Señor ha hecho en la cruz, nos damos cuenta de que es muy
grande. Con los santos de la iglesia en Teusaquillo llevamos una serie de varios viernes,
solamente viendo lo que el Señor ha hecho en la cruz; y todavía no hemos terminado, faltando
aún muchas semanas para ir aunque sea identificando la obra del Señor en la cruz. Es tanto lo
que hizo el Señor en la cruz, que Dios no lo pudo simbolizar con un solo sacrificio, sino que tuvo
que haber miles de sacrificios y de distintas clases, porque cada sacrificio, cada clase de
sacrificio, representa un aspecto de la obra del Señor en la cruz. Para que nosotros podamos
ejercer consagradamente nuestro sacerdocio, tenemos que aplicar todos esos aspectos de la
obra de la cruz a nuestras vidas; esa aplicación, esa identificación con esos distintos aspectos
de la obra del Señor, se representa aquí. Cuando hemos leído de Aarón y sus hijos, que venían
y ponían las manos sobre aquellos becerros, sobre aquellos carneros, ¿para que lo hacían?
para identificarse que eran ellos los que deberían morir en lugar de esos carneros, en lugar de
esos becerros; no es simple lo que el Señor ha hecho en la cruz. La Biblia nos enseña, por
ejemplo, en el libro de Levítico. Si cada uno de ustedes lo analiza, va a encontrar que empieza
por describir la ofrenda por las transgresiones; luego más adelante, la ofrenda por el
pecado; luego más adelante, la ofrenda de paz; y hay la ofrenda mecida, y el holocausto
total mente quemado. Son diferentes aspectos; aquí los panes (no es un solo pan, son varios
584 La casa y el sacerdocio

panes), uno se quema totalmente, el otro se queda para que se lo coman con la espaldilla y el
pecho del cordero; unas partes se le queman totalmente para el Señor, como para que Él se las
coma, otras partes se las comen los sacerdotes a la puerta; todo esto es significativo, y nosotros,
que queremos servir al Señor, debemos ir entendiendo el significado espiritual de cada uno de
estos sacrificios.

Las transgresiones son el fruto del pecado


El primer sacrificio que se ofrece es el becerro, que es el del pecado; no se puede tener trato
con Dios sin haber tratado primero con el pecado; nadie puede acercarse al Señor sin
primeramente tratar con el pecado. Dios no admite a nadie en Su presencia sin que el pecado
sea reconocido, sin que el pecado sea confesado; por eso ellos tenían que poner las manos
sobre el becerro, y ese becerro tenía que morir, y se le llamaba ofrenda por el pecado; así
comenzaba la consagración. Cuando ellos venían con sus vestiduras, antes tenían que lavarse
y entonces vestirse y venir con los sacrificios, y luego ser rociados con la sangre del sacrificio en
las vestiduras. Nosotros no podemos venir a la presencia del Señor sin tratar primero con el
pecado. Hay una diferencia entre lo que es la ofrenda por las transgresiones, que aparece en
Levítico y la ofrenda por el pecado. Uno diría: ¿Pero acaso las trasgresiones no son pecados?
Sí, las transgresiones son los pecados, pero en plural. La Biblia nos habla de los pecados, o sea
de los actos de desobediencia que cometemos contra Dios, contra la voluntad de Dios; cada
acto, cada cosa que cometemos contra Dios, que ofende a Dios, que contradice a Dios, esa es
una trasgresión, ese es un pecado. Entonces nosotros necesitamos reconocer nuestros
pecados, y la sangre del Señor Jesús nos limpia de todo pecado; por eso dice la Biblia que
Cristo es “el cordero de Dios que quita el pecado”; y dice que Él llevó nuestros pecados, murió
en el madero por nuestros pecados. Uno pensaría: ¿Pero, hermano Gino, eso ya no es
suficiente? ¿No sabemos acaso que el Señor Jesús murió por nuestros pecados? Si, es verdad,
La consagración sacerdotal 585

pero no es suficiente, porque el Señor tiene con nosotros más problemas todavía que tienen que
ser tratados; no solamente las cosas malas que nosotros hacemos son problemas para Dios,
que nos impiden estar cerca de Dios y servir a Dios como es debido, consagradamente, como
sacerdotes; no sólo nuestros pecados nos impiden; y nótese que para la consagración del
sacerdote, aquí no se mencionó la ofrenda por las trasgresiones, sino la ofrenda por el pecado,
en singular, que es otra cosa aquí. Si tú sólo haces la lectura de Éxodo 29, no notas la diferencia,
pero como la Biblia es un todo integral, si estudias en Levítico los distintos tipos de sacrificios,
allí descubres que antes del sacrificio por el pecado, existe uno diferente que se llama: El
sacrificio por las transgresiones.
Entonces, el sacrificio por las transgresiones representa la obra de Cristo para perdonar
nuestras transgresiones, nuestros pecados; es decir las cosas malas que hacemos todos los
días, ya sea en pensamiento, en intención, en palabra, en acción o en omisión; siempre el Señor
nos recuerda y nos limpia con la sangre del Señor Jesús, que está representado por aquellos
animales sacrificados por las trasgresiones; pero el pecado, así en singular, es algo más grave
que las transgresiones, porque las transgresiones, muchas, en plural, son el fruto del pecado en
la naturaleza humana; las transgresiones son el fruto; en cambio el pecado, así en singular, es la
raíz de donde se alimentan esos frutos. No es suficiente para el Señor tratar con nuestros
pecados perdonándolos; porque hoy cometemos los pecados, le pedimos perdón; mañana
volvemos a cometer los mismos pecados, nos vuelve a perdonar; pasado mañana volvemos a
lo mismo; y si duramos una semana sin cometerlos, entonces dentro de otra semana volvemos a
cometerlos, y necesita el Señor estarnos perdonando, y es necesario que seamos perdonados
siempre todos los días; y por eso es que existe ese aspecto de la obra de la cruz, de Su muerte,
para limpiar nuestros pecados, representada en la obra por las transgresiones. Pero, ¿por qué
estamos cometiendo siempre los mismos pecados si Él nos perdona? porque hay una raíz que
es mas profunda que los actos; los actos es lo que hacemos, pero Dios no tiene problemas
586 La casa y el sacerdocio

solamente con lo que hacemos, sino con lo que nosotros somos; por causa de lo que somos es
que hacemos; así que se necesita tratar no sólo lo que hacemos, sino tratar también con lo que
somos. ¿Que somos? somos pecadores por constitución.

La transgresión de Adán afectó la naturaleza de todos


La palabra del Señor dice en Romanos 5:17: “Pues si por la trasgresión de uno solo (el
primero) reinó la muerte...”; es decir, la muerte entró por el pecado, y el pecado entró por una
trasgresión. Vemos que la trasgresión abrió la puerta para que la naturaleza humana fuera
degradada de su condición original, y así degradada se reprodujo, dando lugar a la muerte, en el
hombre primero, y en los herederos que fuimos reproducidos por aquellos primeros en un
estado de degradación. “17Pues si por la trasgresión de uno solo (subrayo ese uno solo) reinó la
muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, (también eso es por Jesucristo) Jesucristo,
los que reciben la abundancia de la gracia y del don (don, don) de la justicia. 18Así que, como por
la trasgresión de uno vino la condenación a todos los hombres...”; quiere decir que hubo algo
que pasó, porque uno podría decir: Si la cosa se tratara sólo de hechos, pues si esta persona fue
la que hizo algo, pues para esa persona es la condenación, pero, ¿cómo es posible que por la
trasgresión de uno haya venido la condenación de todos? ¿Acaso Dios no es justo? ¿Acaso no
es a cada uno lo suyo? ¿No fue este el que transgredió? ¿Por qué los demás resultamos
condenados? Porque la trasgresión de ese primero afectó la naturaleza de todos los que de él
venimos; y esa naturaleza produjo las mismas transgresiones u otras que trajeron condenación,
No es que hay injusticia en Dios en el sentido de que por el pecado de éste castigó a los otros,
sino que también los otros pecamos como ese, porque cuando ese pecó, la naturaleza humana
se degradó, y cuando se reprodujo, se reprodujo degradada, y degradada hizo que hiciéramos
las mismas cosas y que mereciéramos la desaprobación de Dios; porque Dios no puede aprobar
los pecados, y menos una naturaleza degradada del nivel al cual la creó.
La consagración sacerdotal 587

Somos pecadores por constitución


Por eso era necesaria la redención; no sólo el perdón de lo que hemos hecho, sino la
liberación de lo que somos, y ser nuevas criaturas nacidas de nuevo, con un nuevo comienzo,
vestidos del Señor, para poder ser sacerdotes, y estar cerca de Dios. “18Así que, como por la
trasgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, (aquí no se escapó nadie) de la
misma manera por la justicia de uno (Jesús) vino a todos los hombres la justificación de vida”.
Dios lo tuvo que enfrentar; como un solo hombre hizo que muchos fueran condenados (y aquí
dice no sólo muchos, sino todos los hombres condenados), así también por la justicia de uno
es posible a los demás ser salvados. “19Porque así como por la desobediencia de un (solo)
hombre los muchos fueron constituidos pecadores…”; esa frase es seria. ¿Ven por qué es que
viene la condenación a todos? por causa de la constitución; fuimos constituidos pecadores por la
desobediencia de uno. Pongan atención: No son tus pecados los que te hacen pecador, sino
que es tu constitución la que te hace cometer pecados; no es que cuando cometes el primer
pecado, te vuelves pecador, ¡no!; sino que fuiste concebido en pecado, gestado en pecado,
nacido con una naturaleza pecaminosa, que tan pronto tiene la primera oportunidad, saca las
garras y comete el primer pecado. No te volviste pecador cuando pecaste, sino que pecaste
porque naciste pecador, por constitución; no es algo que está fuera de ti; es algo que está en tu
carne. Ese es el problema grave del Señor; no es tanto lo que hacemos, porque eso es apenas
los frutos, sino lo que somos por constitución; por eso hay que atender a la obra de la cruz con
más profundidad. El Señor no sólo murió en la cruz para perdonarnos de lo que hacemos, sino
para liberarnos de lo que somos, crucificando el viejo hombre, llevando la maldición de sobre
nosotros, llevando el pecado a la muerte en la carne; eso es lo que representa la ofrenda por el
pecado.
El diagnóstico de nuestra condición. Vamos a Romanos capítulo 7, para volver a ver ese tan
588 La casa y el sacerdocio

delicado diagnostico de la condición humana, que hace la Palabra de Dios, y que por ignorarlo
nos creemos buenos y hacemos males, y después no sabemos cómo salir de esos males, y
conocemos una parte de Cristo y pensamos que con el perdón ya se va a solucionar; pues se
solucionó el perdón, se solucionó que no nos vamos para siempre para el infierno. ¡Qué bueno!
Pero lo que somos todavía no se solucionó. ¿Cómo encarar lo que somos? El Señor no sólo
murió para encarar lo que hicimos, sino para enfrentar lo que somos. Dios tiene problemas no
sólo con lo que hicimos, sino con lo que somos. El diagnóstico de lo que somos está aquí en
Romanos 7:14 en adelante: “14Porque sabemos que la ley es espiritual...”; sí, lo que Dios manda,
lo que Dios exige es justo; porque viene de Dios que es Espíritu, entonces, es espiritual. Por
ejemplo: Amar a Dios sobre todas las cosas, ¿no es muy espiritual? Amar al prójimo como a
nosotros mismos, ¿no es algo muy espiritual? Pues ahí está resumida toda la ley, y ahí está el
desglose de cada cosa. No mentir, ¿no es espiritual? No robar, ¿no es espiritual? No dar falso
testimonio, ¿no es espiritual? Honrar a padre y madre, ¿no es espiritual? La Ley es espiritual; el
problema es que nosotros en la carne no somos espirituales, entonces, por eso desobedecemos
esos mandamientos, pero los desobedecemos, no porque no somos espirituales, sino por causa
de que somos carnales, porque en la carne, por herencia genética, heredamos una condición
caída; por eso es que la educación no es suficiente; por eso ese dicho que dice que: “Aunque la
mona se vista de seda, mona se queda”; es, pero patente. Esa es la condición humana.
Nosotros podemos agarrar un chancho, lo sacamos de allá de su porqueriza, y lo bañamos bien
y lo vestimos de frac, y le ponemos corbata o corbatín y lo soltamos. ¡Con todo y corbatín se va
a ir nuevamente para el charco! porque su naturaleza es el problema, no son las condiciones
exteriores, es algo adentro de él que lo hace ser así. No es la educación, no son las
circunstancias de la vida solamente; eso es un diagnostico superficial. Pensar que con un
poquito de educación, un poquito de cultura, quizás en una condición diferente, la persona ahora
sí va a ser buena, eso es un engaño: eso es como ponerle frac al chancho.
La consagración sacerdotal 589

La solución del problema


El problema es mucho más serio; es de naturaleza. Por eso es que el Señor no dijo: “Yo vengo
a educar, a cambiar vuestra cultura”. ¡No! La cultura no te cambia; Él vino a matarnos, y resucitó
para re-crearnos, regenerarnos, comenzar de nuevo con otro elemento diferente al de la carne,
el del Espíritu, el de Su carne, que sí fue libre de pecado. Él tiene que dársenos como vida, con
un nuevo comienzo, para ser regenerados como otras criaturas; por eso es que hay que
comérselo; ahí en la puerta, ahí en el lugar santo y en la puerta, ahí hay que comerse el pan sin
levadura; porque es que este que heredamos es con levadura, y hay que alimentarnos del que
no tiene levadura, de la carne del carnero. ¿Dónde? Ahí en el lugar santo, ahí a la puerta, entre
el atrio y el lugar santo; una parte se come en el lugar santo y otra parte se come en el atrio.
Nuestro cuerpo y nuestra alma tienen que ser saturados con el alimento de Cristo, el nuevo
comienzo, el nuevo origen. No es solamente perdón lo que necesitamos; necesitamos morir a
nosotros mismos gracias a Él, y alimentarnos de Él, y vivir por Él, para poder ser consagrados
sacerdotes. Por eso es que Romanos sigue describiendo ese diagnostico: “la ley es espiritual;
mas yo soy carnal, vendido al pecado”; vemos que ya entra al singular; ya no habla de los
pecados, en plural, sino del pecado, como un poder que me obliga a desobedecer a Dios; carnal,
vendido al pecado. ¿Qué quiere decir vendido? que antes no estaba bajo ese poder, pero el
primer hombre tomó la naturaleza humana y la vendió, se sometió al poder del pecado. Antes el
pecado estaba fuera de él, pero a partir de que él abrió la puerta, para alimentarse del pecado, el
pecado llegó a ser parte constitutiva de su naturaleza, la degradó.
Ahora la naturaleza fue vendida al poder del pecado; ya no hace el bien que quiere, sino lo que
no quiere; hay un poder que se llama el pecado, que está en su naturaleza, que le hace hacer el
mal. ¿Ve que el problema de Dios con nosotros es muy serio? Por eso es que la muerte de
Cristo tenía que ser tan profunda, y hacer tantas cosas en la cruz, y ser simbolizadas de tantas
590 La casa y el sacerdocio

maneras, porque es grande lo que el Señor ha hecho en la cruz. Entonces para poder ejercer el
sacerdocio hay que andar en Espíritu, vivir una vida nueva, vestidos con esas vestiduras
sacerdotales, del nuevo hombre en Cristo, rociados con la sangre de Cristo, ungidos con el
Espíritu de Cristo; tenemos que pasar por todos esos aspectos de la cruz. Es la cruz la que hace
efectivo nuestro ejercicio del sacerdocio; la cruz es crucial, es central todo lo hecho en la cruz.
Sigamos leyendo ese diagnostico: “15Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que
quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.” ¿Acaso no te resulta aborrecible la pereza? ¿O la
lujuria? ¿O la avaricia? ¿O la ira? Yo quisiera ser puro; yo no quisiera ser avaro ni perezoso ni
lujurioso, ni enojoso, ni otras cosas, ni mentiroso, ni hipócrita, yo no quisiera ser eso, pero eso es
lo que se me levanta, está en mí; de pronto me descubro que cuando tengo que ser generoso,
como que me siento avaro, que cuando tengo que ser puro, siento la impureza, no afuera, sino
en mí; que tengo que ser diligente y la pereza está en mí. El problema es serio; está dentro de
uno; eso es lo que dice aquí; y no sólo lo que dice aquí. ¿No lo dice aquí dentro de nosotros?
¿No está en nuestra carne? Nuestra carne es el mejor documento que prueba la verdad de este
otro documento (la Biblia); nuestra carne es el mejor documento que prueba la caída. Soy yo; yo
soy el que prueba la caída del hombre, ahí está. “15Porque lo que hago no lo entiendo, pues no
hago lo que quiero sino lo que aborrezco, eso hago”. Y la prueba de que lo aborrezco es que
después que lo hago me siento como un trapo. ¿No te pasa a ti lo mismo? ¿O tú eres marciano?
Nos pasa lo mismo, ¿verdad? Entonces dice más: “16Y si lo que no quiero, eso hago, apruebo
que la ley es buena”. Es decir, estoy de acuerdo con que hay que amar, estoy de acuerdo con
que hay que amar al prójimo y amar a Dios, ¿no? Si es en el papel, hagamos una constituyente,
y una constitución maravillosa, y quitemos los auxilios parlamentarios, y rompamos la base del
concordato con el Vaticano, y etc., etc., y así es muy bonito en el papel, pero cuando viene la
realidad, ah, por dónde salen los auxilios, cómo reservar el concordato, y los milloncitos del
presupuesto y etc., etc. ¡Ah! en el papel todo es muy bonito, pero cuando nos enfrentamos con el
La consagración sacerdotal 591

monstruo, el asunto es diferente. Notemos que Dios tiene problemas con unos monstruos
terribles, y no son “los otros” solamente, somos nosotros. “17De manera que ya no soy yo quien
hace aquello, sino el pecado que mora en mí”. Yo quiero, pero veo un poder, algo diferente a mí,
algo que entró a la naturaleza humana a partir del primer hombre, y que es una molestia que me
impide, un poder que me obliga; queriendo hacer el bien, entonces hallo un problema, el pecado
que mora en mí.

¿Qué es la carne?
“18Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien”. Ayayay, qué terrible; ahora sí qué
desesperanza, ¿no? En la carne no se puede confiar; no se puede confiar en nada; nada bueno
puede salir de la carne que sea verdaderamente bueno para Dios, porque en la carne no mora el
bien. ¿Y qué es la carne? Jesús dijo: “Todo lo que es nacido de la carne, es carne”; es decir,
todo lo que heredamos genéticamente por naturaleza, a eso se le llama la carne. La carne no es
solamente los músculos; es todo lo que nació en el primer nacimiento; eso es lo que es la carne.
Por eso Jesús dijo: “El que no naciere de nuevo (del agua y del Espíritu), no puede ver (ni
siquiera ver, menos entrar) el reino de Dios” (Jn. 3:3). Este diagnostico de Dios, nos muestra,
pues, que la condición humana es horrible; y por eso el Señor no murió solamente por los
pecados, sino por el pecado; no sólo para perdonar nuestros pecados, sino para crucificar con
Él, el viejo hombre, y destruir en Él, el poder del pecado, y resucitar nuevo, y convertirse en
alimento nuevo, para una nueva criatura, que ahora sí es hecha hijo de Dios; no nacido de
voluntad de carne ni de voluntad de hombre, sino de Dios. ¿Pero cómo ejercer ese sacerdocio
sin pasar todo ese proceso de la cruz? Por eso, para consagrar a los sacerdotes había que traer
ese becerro y esos carneros, esas tortas sin levaduras, y panes y aceite y hojaldres y ofrecerlos,
y untarse la sangre, y pasar por el altar, y quemar completamente todo esto. Cosa seria.
Este diagnóstico es la clave, pues nos explica la razón de ser de ese primer becerrito. ”18Y yo
592 La casa y el sacerdocio

sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no
el hacerlo”. ¡Ayayay; cómo sirve la vida matrimonial para enseñarnos este versículo! porque
uno, si se casó es porque quiere a su esposa; la esposa, porque quiere a su esposo, tiene la
mejor intención, quiere hacerle pasar la vida más feliz; eso es querer; pero lo que dice acá:
“19Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago”. Yo no quiero hacer
sufrir a nadie, pero cuanto sufren por mi culpa; entonces, ¿cuál es el problema? Ahí dice:
“porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19Porque no hago el bien que quiero,
sino el mal que no quiero, eso hago. 20Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el
pecado que mora en mí.”. Ya no son los pecados que yo hago, sino el pecado que mora en mí.
¿Desde cuando? David lo dice claramente: “En pecado me concibió mi madre”. No que el acto
sexual matrimonial sea un pecado, no, no, sino que la naturaleza humana reproducida desde la
concepción, se transmite en su condición caída; desde que el primero la degradó al pecado, al
admitir la entrada al pecado, al vender la naturaleza humana al poder del pecado, desde ese
momento la naturaleza humana se ha reproducido pecaminosa.

Liberados de la esclavitud del pecado


Entonces el problema de Dios con nosotros los seres humanos, es más profundo que sólo
perdonarnos. La Biblia no nos habla solamente del perdón de los pecados, sino también de la
libertad del pecado. Mirémoslo aquí mismo en Romanos 6:17-18: “17Pero gracias a Dios, que
aunque erais (¿no le parece esto grande en el Evangelio, que un problema tan terrible como el
que describe allí, San Pablo pueda hablar en pasado y decir erais?) esclavos del pecado, habéis
obedecido de corazón a aquella forma de doctrina (o sea que la doctrina de Cristo y de los
apóstoles es la que transmite los hechos de Dios, para que la libertad del pecado pueda
empezar a experimentarse) a la cual fuisteis entregados; 18y libertados del pecado...”; fíjese en
la expresión; no es solamente perdonados de los pecados, sino “libertados del (singular)
La consagración sacerdotal 593

pecado, vinisteis (o llegasteis) a ser siervos de la justicia”. Aquella palabra nos habla de una
operación quirúrgica más profunda de parte de Dios, que se llama: El tratamiento de la
condición caída del hombre por el Señor Jesús. No solamente el perdón de los pecados,
sino la libertad del pecado; no solamente olvidar lo que hicimos, sino hacernos nuevos, para que
ya no estemos sujetos al poder de lo que éramos. Tenemos ahora que andar en nueva vida,
alimentados con Su carne, con Su sangre, con Su Espíritu, que fueron libres del pecado, que
destruyeron al pecado y que se constituyeron en alimento, inicio, comienzo, de una nueva
creación; es algo completamente nuevo. La obra de la cruz es algo completamente nuevo.
Hasta aquí hemos estado viendo lo relativo al becerro por el pecado; acuérdense de que hay
ofrenda de paz, que es otra cosa; ofrenda de consagraciones, que es otra cosa, holocausto
completamente quemado, ofrenda encendida, que son otros aspectos de la obra.

La base de la consagración sacerdotal


Estábamos en Éxodo 29, viendo lo relativo a la consagración del sacerdocio; y veíamos que
para la consagración hacía falta acercarse al Señor, en base a ciertos sacrificios, que
constituyen la base para la consagración. Consagrarse es disponerse como instrumento de
Dios; eso es ser consagrado. Consagrarse es estar dispuesto como instrumento de Dios; como
quien dice: Señor, heme aquí, aquí estoy. Pero la base de la consagración, para que podamos
estar dispuestos al servicio del Señor, ¿qué es? Porque la consagración es una disposición; la
falta de consagración es también una indisposición; entonces, la base de la consagración del
sacerdocio se presenta en la presencia del Señor para cumplir lo que es Su sacerdocio
integrado; la base de la consagración es el sacrificio de Cristo, los distintos aspectos del
sacrificio de Cristo.
Leamos algunas partes cruciales del capítulo 29. Una está en el verso 1, que dice: “1Toma
(¡Aleluya! qué importante es esa palabra, toma) un becerro de la vacada, y dos carneros sin
594 La casa y el sacerdocio

defecto; 2y panes sin levadura, y tortas sin levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin
levadura untadas con aceite; las harás de flor de harina de trigo”. Pero fíjese en esa palabra tan
hermosa: “toma”; o sea que para la consagración hay dispuesto un sacrificio, y ese sacrificio,
que es el de Cristo, aquí está representado en varias ofrendas; una es la del becerro, otra la de
los dos carneros, otra los panes sin levadura, otra las tortas sin levadura amasadas con aceite,
otra las hojaldres (Éxodo 29:1-2), y se hacen estas hojaldres sin levadura, se hacen de flor de
harina de trigo; pues sabemos que Cristo es ese trigo. Él dijo, refiriéndose a Sí mismo y a Su
propia muerte por la Iglesia: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo”,193 no da
fruto. Él se refería a Sí mismo primeramente, aunque eso también abarca algo para nosotros;
porque nosotros somos los otros granos de trigo, que, para dar fruto como Él, también tenemos
que morir a nosotros mismos, para vivir en la vida de resurrección y poder dar fruto. Entonces el
grano de trigo es Cristo. Dice Isaías 53 que el Señor fue molido por nuestros pecados; como
cuando el trigo es molido, resulta la flor de harina, pues la flor de harina representa al trigo
molido, a Cristo muerto por nosotros. Y ahora dice para la consagración: “Toma”, toma esto, es
decir, para que puedas disponerte al servicio de Dios como instrumento Suyo, tienes que tomar
primero esto. ¿Qué es esto? Las provisiones de la cruz. Sin tomar las provisiones de la cruz,
nos queda sumamente difícil consagrarnos; digamos, imposible. Una verdadera consagración
se hace con base a la obra del Señor por nosotros, pero la obra del Señor por nosotros es
grande y profunda, y por eso aquí está representada en varios sacrificios.

Aspectos de la obra de Cristo


Veamos lo del becerro en el verso 14: “Pero la carne del becerro, y su piel y su estiércol, los
quemarás a fuego, fuera del campamento, es ofrenda por el pecado”. O sea que el becerro

193
Juan 12:24
La consagración sacerdotal 595

representa la ofrenda por el pecado; pero luego, además del becerro dice: “y dos carneros”; por
eso el verso 15 dice: “Asimismo tomarás uno de los carneros,” y luego viene describiendo todo lo
que es con los carneros, y en el verso 18 dice del primer carnero: “es ofrenda quemada a
Yahveh”; es otro aspecto de la ofrenda. En el verso 14 dice: “ofrenda por el pecado”; es una
cosa, pero en el verso 18 dice: “es ofrenda quemada a Yahveh”; ya no se le llama de la misma
manera; aunque los dos sacrificios, tanto el becerro, como el de uno de los carneros, se refieren
a la muerte de Cristo, sin embargo, el becerro representa un primer aspecto: por el pecado, y el
primer carnero otro aspecto: holocausto, ofrenda quemada a Yahveh. Luego viene otro
aspecto, el otro carnero; en el verso 19 dice: “tomaras el otro carnero”, y da los detalles de ese
otro carnero; y al final del verso 22 dice: “porque es carnero de consagración”. Vemos un
orden. Primero: Ofrenda por el pecado, eso es primero; primero hay que tratar con el pecado.
El segundo es: Ofrenda quemada a Yahveh, quiere decir, absoluta entrega a Él; no es algo ya
para nosotros; primero había que tratar con el problema nuestro que es el pecado; luego
entonces ya es algo quemado para el Señor; es decir, ahora es algo que le pertenece a Él; ya no
es algo para nosotros. Primero era algo para mí, para tratar mi pecado, para expiar mi pecado,
era ofrenda por el pecado; pero después que el asunto del pecado fue tratado, ahora es
necesaria otra cosa: Que la pertenencia sea total de Dios, ofrenda quemada; entonces ahí sí
recién el tercero, ya es consagración: Carnero de la consagración.
Pero sigamos mirando otros aspectos también. El verso 23: “También una torta grande de
pan, y una torta de pan de aceite, y una hojaldre del canastillo de los panes sin levadura
presentado a Yahveh, (fíjese en cómo se le llama al final del verso 24) y lo mecerás como
ofrenda mecida delante de Yahveh”. Es otro aspecto de la ofrenda mecida. “25Después (es
decir, después de mecerlos) lo tomarás de sus manos y lo harás arder en el altar, sobre el
holocausto”. Nótese que es sobre el holocausto. El holocausto es la ofrenda totalmente
quemada; eso es lo que se llama también holocausto; dice: “Es ofrenda encendida a Yahveh”.
596 La casa y el sacerdocio

En el versículo 27 dice: “lo que fue mecido y lo que fue elevado del carnero de las
consagraciones de Aarón y de sus hijos, (de eso hay una parte que es para el sumo sacerdote)
28
será para Aarón y para sus hijos como estatuto perpetuo para los hijos de Israel, porque es
ofrenda elevada; y será una ofrenda elevada para los hijos de Israel, de sus sacrificios de paz”.
Otro aspecto, sacrificios de paz. Y así continúa hasta el final; son diferentes aspectos.

La ofrenda por el pecado


No conviene que nosotros pasemos muy a la ligera por estos diferentes aspectos, porque si
Dios es tan minucioso en dar todos esos detalles, aun a riesgo de que Su pueblo en una primera
impresión se aburra, y le parezca aburrido, y de que, como lo han dicho de Él desgraciadamente
algunos críticos: “Pero ese Dios tan raro, parece un Dios carnicero, le gusta la carnicería, y todos
esos becerros, y que sacarles las entrañas, y los machos ponerlos arriba”. Ellos no estaban
entendiendo que todos esos sacrificios eran figura del sacrificio de Cristo, pero el sacrificio de
Cristo fue hecho una sola vez para siempre. Pero como es tan rico, como fue tanto lo que se hizo
en él, por eso tenía que ser representado de muchas maneras; y todos esos distintos símbolos
representan unos de los aspectos, de lo que fue logrado en la cruz de Cristo. Ahora, para la
consagración es necesario apropiarse, tomar cada una de esas cosas, tomar el becerro, tomar
los carneros, tomar los panes sin levadura, las tortas, las hojaldres, todo esto. Recordémoslo
someramente: Ofrenda por el pecado, el sacrificio totalmente quemado, consagraciones, la
ofrenda elevada, la mecida, encendida, sacrificios de paz; diferentes aspectos.
Necesitamos entender cada uno de esos aspectos. Aquí aparece la ofrenda por el pecado, la
que mencioné aquí primero, y quiero llamar la atención a mis hermanos de la expresión singular:
Ofrenda por el pecado. Cuando la Biblia se refiere en singular al pecado, está refiriéndose a algo
más profundo que los pecados; de hecho en otros pasajes de la Biblia, por ejemplo en Levítico,
donde empieza a declarar las diferentes ofrendas ya con más detalle, aquí en Éxodo las
La consagración sacerdotal 597

mencionó, pero todavía en Levítico las detalla con mucho más cuidado. Si ustedes miran en el
libro de Levítico desde el principio, desde el capítulo 1, son ofrendas, las diferentes clases de
ofrendas. A Levítico capítulo 1, le titularon: Los holocaustos; luego en el 2: Las ofrendas; en el 3
dice: Ofrendas de paz; es otro nombre; en el 4: Ofrendas por el pecado; y también hace ya con
mucho más detalle la diferenciación de la que aparece allí en Éxodo 29; aquí aparece con
muchas diferenciaciones. Ofrendas expiatorias, en el capitulo 5; incluso aparte de estos títulos,
ahí, si ustedes leen en forma mimetizada van a encontrar que dentro de esos títulos existen
varias diferencias.

Los pecados son las transgresiones


Miremos un pasaje en Isaías 53, que nos ayuda a entender la diferencia entre la ofrenda por
las transgresiones y la ofrenda por el pecado. Isaías 53 es el pasaje famoso del Mesías que
esperaba Israel y que no lo distinguieron, y que aquí está profetizado, que era necesario que
sufriera, que muriera, etc. Leámoslo desde el versículo 2: “2Subirá cual renuevo delante de él, y
como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para
que le deseemos. 3Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimen-
tado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo
estimamos”. Nótese que ya en el Antiguo Testamento, a los judíos Dios les había hablado de la
profecía acerca del Mesías en este capitulo 53, de quién sería el Mesías, y qué harían con el
verdadero Mesías. Sería despreciado, desechado, quebrantado, menospreciado, no estimado.
“4Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos
por azotado, por herido de Dios y abatido”. El Mesías no sería solamente un personaje
poderoso, sino que primeramente sería un personaje sufrido. “5Más él herido fue por nuestras
rebeliones (note el plural, rebeliones), molido por nuestros pecados (en plural, pecados); el
castigo de nuestra paz (otro aspecto, por eso habían sacrificios de paz) fue sobre él, y por su
598 La casa y el sacerdocio

llaga fuimos nosotros curados”. Aquí vemos el plural en pecados, el plural en enfermedades y la
palabra transgresiones.
“11Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento
justificará...”: note que esa doctrina de la justificación por la obra del Mesías que muere
sacrificado, San Pablo la tomó de Isaías; no fue un invento de San Pablo. Algunos dicen que no,
que San Pablo fue el que se inventó la religión cristiana, y la doctrina de la justificación por la
muerte del Mesías en la cruz; pero no, eso ya era una profecía en el tiempo de Israel, 700 años
antes. Dice: “por su conocimiento justificará mi siervo”, “justificará”. Esa doctrina de la
justificación la tomó Pablo del Antiguo Testamento, de la obra del Mesías, como era profetizada:
“justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. 12Por tanto, yo le daré
parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la
muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos”, ahora ya
es singular, el pecado, “habiendo Él llevado el pecado de muchos, (anteriormente había dicho
pecados, rebeliones) y orado por los transgresores”.
Ahora, de que los pecados en plural son las transgresiones, podemos verlo también en 1 Juan
3:4: “Todo aquel que comete pecado...”. La palabra pecado en este contexto no se refiere a la
naturaleza sino al acto, porque dice: “comete”; aunque está en singular, se refiere al acto, a la
trasgresión de cada ocasión en que se peca; ese es el “cometer”. “Todo aquel que comete
pecado, infringe también la ley; pues el pecado (en este contexto, el que se comete) es
infracción de la ley”. Esa palabra se podría traducir también “transgresión”. Si nosotros miramos
por ejemplo en 1 Pedro 2:24, vemos un aspecto, dice: “...quien (Cristo, el Mesías, esto es lo que
quiere decir Cristo, el Mesías, el Ungido) llevó él mismo nuestros pecados (plural) en su cuerpo
sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por
cuya herida fuisteis sanados”. Cuántas cosas dice en este verso; este verso nos muestra
primero un aspecto, la muerte de Él, para llevar nuestros pecados; por eso era que leíamos en
La consagración sacerdotal 599

Isaías que “él llevo nuestros pecados... herido fue por nuestras rebeliones, y molido por nuestros
pecados”. Dice San Pedro que Él llevó, Él mismo, nuestros pecados en Su cuerpo, sobre el
madero”; pero fíjese que eso no termina ahí. Casi siempre lo primero que se enfatiza de la
muerte de Cristo es el perdón de los pecados, porque Cristo murió por nuestros pecados. ¡Y eso
es verdad!
Yo les mencionaba a los hermanos en otras ocasiones que es como si un papá hubiera
pagado por una enciclopedia de 20 tomos para sus hijos, y luego le da la boleta a su hijo, y le
dice: “Hijo, aquí está la factura que consta que ya esos 20 tomos, esa enciclopedia, te pertenece
a ti, y puedes ir a reclamarla”. El muchacho se va a reclamar la enciclopedia, y se viene apenas
con el primer tomo, y llega feliz a la casa con el primer tomo, y le dice el papá: “Hijo, ¿y los otros
tomos? Esa factura quiere decir que el precio se pagó no sólo por el primer tomo; tienes derecho
al segundo, al tercero, al cuarto y hasta el 20; todos los 20 tomos son tuyos, pero tú solamente
tomaste el primer tomo”.

El Mesías pagó por nuestros pecados


Bueno, así es la provisión en la cruz, lo que el Señor ha hecho en la cruz es mucho, pero a
veces nosotros sólo tomamos una parte. Suele suceder que uno toma apenas lo que disfruta; se
necesita creer todo para disfrutar todo. ¿Cuándo fue que disfrutaste el perdón de los pecados?
Cuando creíste ya el Señor había pagado ese precio, e incluso antes de que tú nacieras, ya
había venido el Mesías, el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, el Hijo del hombre, el Verbo divino,
manifestado en carne; el Mesías de Israel vino, murió en la cruz, y pagó por tus pecados, pero tú
no lo sabías, y no experimentabas el perdón porque no lo sabías, no lo creías, hasta que un día
supiste. Ese es el primer tomo; creíste y dices: “Señor, gracias porque tú moriste en la cruz por
mis pecados, y tu sangre me limpia de mis pecados; creo Señor, me arrepiento de ellos y creo
en el precio que pagaste por mis pecados”; entonces, cuando creíste, el perdón de Dios fue
600 La casa y el sacerdocio

aplicado a ti, y tú tomaste para ti el perdón que Dios te dio en Cristo; fue efectivo desde que
creíste; fue experimentado desde que creíste. Pero hay otras cosas que también fueron hechas
en la cruz, que también fueron provistas, que también hay que oírlas, creerlas, para poder
disfrutarlas; tenemos que pasar al segundo tomo, y al tercer tomo y al cuarto tomo; y por eso es
que el sacrificio de Cristo aparece como ofrenda por las transgresiones, una; como ofrenda por
el pecado, otra; la primera que aparece para la consagración no es ni siquiera la de las
transgresiones, es la del pecado, en singular.

Pecado y pecados
Ahora aquí leyendo en Pedro aparecen varios aspectos, dice: “llevó él mismo nuestros
pecados en su cuerpo sobre el madero (primera parte, pero luego), para que nosotros (no sólo
Él muera, sino nosotros), estando muertos a los pecados”; es una cosa a los pecados y otra
cosa al pecado. Las dos son provistas en la cruz, pero se refieren a dos aspectos distintos; los
pecados son las infracciones que cometemos contra la voluntad de Dios; a eso se le llama
pecados, en plural; por eso se usa el plural, pecados que se cometen; es decir, cada vez que yo
hago algo que contraviene la voluntad de Díos, eso es un pecado; pero como son varios,
entonces son pecados, y por eso se habla en plural de transgresiones, pecados en plural. Pero
entonces fíjese que el problema de Dios con nosotros no es solamente lo que nosotros hacemos
de vez en cuando. ¡No! Dios sabe que nosotros hacemos pecados, cometemos pecados como
actos de desobediencia (en plural), por causa de lo que somos.
Así que Él en la cruz no tenía que tratar solamente con lo que hacemos, sino con lo que
somos. Él no solamente murió por nuestros pecados, sino que eso lo hizo también para que
nosotros estemos muertos a los pecados; aquí a los pecados. Lo del pecado está más adelante;
pero antes de entender lo del pecado, es necesario entender lo de los pecados, para poder
diferenciar lo que es el pecado en singular, de los pecados en plural. Dice: “para que nosotros
La consagración sacerdotal 601

estando muertos”; o sea que la muerte de Cristo no fue solamente para Él, sino para llevarnos a
nosotros a morir al pecado juntamente con Él; es decir que en la cruz de Cristo no solamente
murió Cristo, sino que también nosotros hemos muerto a los pecados, y al pecado, y al viejo
hombre, la carne; todo eso fue tratado en la cruz. Hay veces en que pensamos: “Bueno, Él murió
por mí (¡gracias a Dios!) para perdonarme los pecados”; pero si yo sigo cometiéndolos, quiere
decir entonces, que no he pasado al segundo tomo, porque el primer tomo era que me perdone
lo que hice, pero Él ha hecho algo posible además de perdonarme; Él ha hecho posible que no
vuelva a cometerlos otra vez; no sólo que cuando los cometa me perdone, porque Él murió por
ello, sino que yo, también yo, muera a ellos. El morir mío a los pecados es para no cometerlos
más; el morir de Él es para llevarlos, es para perdonarme; pero el morir yo, para no cometerlos,
es para liberarme. Son aspectos diferentes. No es lo mismo, claro; en un solo sacrificio fue
logrado, pero es distinto ser perdonado que ser liberado; es distinto que Dios se olvide de lo que
hice y que yo lo siga haciendo, a que Dios me perdone y también me ayude y me provea lo
necesario para que no lo tenga que volver a hacer necesariamente.

El pecado, en singular
Ahora venimos al pecado en singular. En otros pasajes ya no se habla en plural sino en
singular. Por ejemplo en 2 Corintios 5:21, dice: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo
pecado (ahora habla en singular), para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él”.
Aquí no solamente es que Él murió por nuestros pecados, sino que Él fue hecho pecado por
nosotros; pero dice Pedro: “murió por nuestros pecados, para que nosotros estando muertos
(nosotros) a los pecados”; y aquí dice: “lo hizo pecado, para que nosotros (nosotros) fuésemos
hechos justicia de Dios en Él”. Hay algo que sufrió Él por nuestros pecados, pero hay algo que
sufrimos nosotros; nosotros sufrimos la muerte también a los pecados; y eso en vez de ser
sufrimiento es una liberación; Dios lo llama liberación. El pecado, en singular, se refiere a la
602 La casa y el sacerdocio

naturaleza adámica que heredamos, que ya no es lo que hacemos, sino una condición caída de
nuestra naturaleza sometida a un poder, y a ese poder se le llama el poder del pecado; y
además de eso, existe algo todavía más grave, que ese poder no es solamente de tanto en
tanto, sino que es una ley, que se tiene una ley para siempre en la carne, y se le llama la ley del
pecado. Es un poder que está operando siempre conforme a una ley; se le llama la ley del
pecado y de la muerte.
Dice Romanos 7:21: “Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley, que el mal está en
mí”. Esta ley es el pecado, en singular, que mora en mí. No es solamente el problema que yo de
vez en cuando cometo algo, sino que en mi naturaleza hay algo radicalmente malo; mi
naturaleza está vendida a un poder que se llama el del pecado. Entonces, Cristo no solamente
murió por los pecados, sino también por el pecado; no solamente para perdonar los actos, sino
librarme de lo que soy; porque si Él me perdona pero no me libra de lo que soy, pues, bueno, me
va a estar perdonando todos los días, y todos los días voy a seguir haciéndolos, y digo: “Señor,
me emborraché hoy, perdóname”; y mañana me vuelvo a emborrachar, pasado mañana otra
vez; o maldecir, o robar, o mentir, o tantos pecados que hay. Si esos pecados continúan
permanentemente iguales, si no disminuyen, si siquiera no se espacian cada vez más, quiere
decir que todavía no hemos creído, ni entendido el segundo tomo, sino el primero.

Lo que es para Dios y lo que es para el hombre


Hemos entendido que Él murió por mis pecados, pero no que yo también he muerto a los
pecados por causa de Él; porque Él se puso la humanidad encima, Él se puso la naturaleza
humana encima, y no permitió que el pecado se enseñoreara en Él, de Su naturaleza humana, y
el pecado fue destruido en Cristo; y ahora Cristo es nuestro alimento, nuestro sustento. Por eso
era que una parte del sacrificio se la comía solamente Dios, o sea, se quemaba totalmente para
Dios. Pero otra parte se la comían los sacerdotes; no toda se la comían; una se la comía, como
La consagración sacerdotal 603

quien dice, sólo Dios; eso era como la ofrenda totalmente quemada; eso era algo solamente
para Dios, eso era para producir un efecto en Dios; pero la parte que uno se come es para
producir un efecto en mí, entonces por eso una parte del sacrificio se la comía sólo Dios, sólo él
tiene que producir un efecto en Dios. ¿Cuál es el efecto que produce en Dios? bueno, que ya el
juicio ya no nos cae sobre nosotros.
Él acepta el juicio que cayó sobre Cristo, entonces ya Dios decide no juzgarnos a nosotros,
porque acepta que en ese sacrificio fue juzgado Cristo en lugar de nosotros. Eso es algo que
acontece en Dios. Dios me perdona en vez de juzgarme, me salva en vez de condenarme. Pero
tiene que haber algo que me suceda a mí; entonces hay otro aspecto de los sacrificios que ya no
es totalmente quemado, sino que es consumido por los sacerdotes; pero los sacerdotes se lo
comen, y eso que ellos se comen, produce un efecto en ellos. Fíjese en que cuando el cordero
de la pascua fue sacrificado, había una parte que estaba a la vista de Dios y otra parte que
estaba al interior de la casa, para el alimento de la familia. La sangre estaba afuera, la sangre
estaba en los dinteles de las puertas, y el ángel del juicio, de parte de Dios, no entraba en donde
estaba la sangre; y Dios dijo: “Veré la sangre y pasaré de vosotros” (Éx. 12:13). La sangre no era
para comérsela. Dios dijo: “Miren, derramarán la sangre en el piso, ustedes no se comerán la
sangre”; la sangre es para Dios, pero la carne es para nosotros. A ese becerro que aparece para
la consagración, se le llama ofrenda por el pecado.

Muertos y libres del pecado


Leemos en Romanos 6:17-18: “17Pero gracias a Dios, que aunque erais (no es necesario
seguirlo siendo) esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina
a la cual fuisteis entregados; 18y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia”.
Nótese que la expresión aquí ya no es “y perdonar vuestros pecados” sino que lo que hay aquí
es algo todavía más profundo: “y libertados del pecado”; es decir, el Señor me perdona lo que yo
604 La casa y el sacerdocio

hice, pero si yo sigo haciendo lo mismo, ¿cómo voy a ser yo consagrado sacerdote? Para ser yo
consagrado como sacerdote primero necesito ser “libertado del pecado, para venir a ser
instrumento de justicia”, como lo dice en los versos anteriores.
Por ejemplo desde el versículo 11 al 23, en Romanos 6: “11Así también vosotros (nosotros)
consideraos muertos al pecado”; esta no es solamente la muerte de Cristo por mí, sino la muerte
mía y tuya juntamente con Cristo, y dice que a eso lo consideremos así, es decir, que lo
creamos. Si yo solamente creo en lo adámico, en lo que yo heredé en la carne, voy a actuar así;
pero si yo creo en Él, soy una nueva criatura, que he nacido de nuevo, y que esta nueva criatura
no tiene parte con el pecado, en fe yo me levanto no solamente perdonado, sino que me levanto
libre y con fortaleza; y así no voy a volver a hacer lo que hacía; pero necesito no solamente ser
perdonado; necesito creer que he muerto al pecado y considerarlo así. “Consideraos muertos al
pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro”. En la carne estamos muertos,
pero en el Espíritu estamos vivos, y dice que nos consideremos muertos al pecado y vivos; que
nos consideremos vivos. Por eso estábamos cantando, y Clarita oraba al principio: “Si me miro a
mí mismo, no puedo yo creer, pero si miro a Cristo, ya brota en mí la fe”. Si miro a Cristo.
Aquí dice: “11Así también vosotros (Cristo murió al pecado y nosotros también) consideraos
muertos al pecado (singular), pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. 12No reine,
pues, el pecado (singular) en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus
concupiscencias; 13ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado (singular) como
instrumentos de iniquidad, sino presentaos (ese es un acto de fe: “Señor, en tu nombre”;
confiado, sin ocultar nada, perdonado, pero vivo para Dios en Cristo) vosotros mismos (esa es la
fe activa de la que hablamos) a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a
Dios como instrumentos de justicia. 14Porque el pecado (singular) no se enseñoreará de
vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. 15¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no
estamos bajo la ley (¡No!), sino bajo la gracia? En ninguna manera”; como quien dice: La gracia
La consagración sacerdotal 605

no llega sólo hasta perdonarnos; la gracia continúa hasta liberarnos, hasta redimirnos,
regenerarnos, vivificarnos, hacernos nuevas criaturas, y presentarnos a Dios, pero con
nosotros. “Vosotros mismos a Dios presentaos”, es decir, una fe activa, una fe en la que tu
voluntad es sostenida por Dios, ejercitada en Dios; por eso nos dice: “esfuérzate en la gracia”;
no es un esfuerzo solo, pero ¿es sólo la gracia? no. “Esfuérzate (¿quién? Tú) en la gracia”.
16
“¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de
aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?
17
Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos (erais, erais) del pecado, habéis obedecido...”.
Nótese que aquí esta fe es una fe activa; cuando la fe es activa es una obediencia, porque dice
Santiago que la fe se perfecciona por las obras; o sea que la obediencia es la acción de la fe, el
actuar de la fe; y dice acá: “habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual
fuisteis entregados; 18y libertados del pecado, (¿cuándo? cuando lo recibes en fe) vinisteis a ser
siervos de la justicia”. Es consagración.

El primer requisito para la consagración


La ofrenda por el pecado es el primer requisito para la consagración. No es suficiente el
perdón. Si uno es sólo perdonado, es hecho ya sacerdote, sí, pero una cosa es el nombramiento
del sacerdote, y otra cosa es la consagración del sacerdote. En el capítulo 28 de Éxodo, vimos
las vestiduras sacerdotales, pero en el 29 vimos la consagración de los sacerdotes; la sangre
nos hace sacerdotes. Dice Apocalipsis: “con su sangre”. Nos amó y derramó Su sangre por
nosotros. El Cordero fue inmolado y nos hizo reyes y sacerdotes; somos sacerdotes por la
sangre y ya, pero para que ese sacerdote se consagre, ya no recurre solamente a la sangre, el
perdón, sino a la ofrenda por el pecado, o sea, la liberación del pecado, para poder ser siervo de
la justicia. Eso es el sacerdote consagrado, “libertados del pecado (ahí está) vinisteis hacer
siervos de la justicia”. Ese es el aspecto de ser instrumentos ya presentados como vivos en fe,
606 La casa y el sacerdocio

considerándose muertos al pecado, y a los pecados, y vivos para Dios en Cristo; así se puede
servir a Dios. Es necesario ese aspecto de la ofrenda por el pecado, el primero; no vimos los
otros, pero vimos ese.
Y dice más: “19Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para
iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora
para santificación...”; esta santificación, en este aspecto (después tenemos que ver la
santificación), es la santificación apropiada, aplicada. Hay una santificación posicional lograda
por Cristo, pero hay una apropiada por nosotros. Aquí es la apropiada; después veremos la
provisión de la santificación en la cruz, y en la resurrección. Hay algo de la santificación que
viene de la cruz, y algo que viene de la resurrección; por el momento dejemos de lado lo de la
santificación posicional, y concentrémosnos en lo de la ofrenda por el pecado, para
consagración.

El orden de las ofrendas


Dice así como requisito para la consagración: “que así como para iniquidad presentasteis
vuestros miembros, para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación
presentad vuestros miembros para servir a la justicia. 20Porque cuando erais esclavos del
pecado, erais libres acerca de la justicia. 21¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las
cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. 22Mas ahora que habéis sido (y
otra vez repite) libertados del pecado...”. Pablo no está hablando aquí del perdón; está hablando
aquí de la experiencia, de una novedad de vida en Cristo, de un poder superior al del pecado,
que te permite levantarte sobre la ley del pecado, gracias a la ley del Espíritu de vida en Cristo
Jesús; no es sólo perdón. “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de
Dios...”.
Nótese el orden: “libertados del pecado y hechos siervos”; por eso era primero la ofrenda por
La consagración sacerdotal 607

el pecado; después la totalmente quemada y la de la consagración. Eran dos carneros, el


totalmente quemado y el de las consagraciones; el totalmente quemado era sólo para Dios; y la
consagración es el ejercicio; de uno sólo comía Dios, del otro comían los sacerdotes.
“22Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por
vuestro fruto la santificación”. Hay una santificación provista y una santificación usufructuada;
esta que habla aquí es la usufructuada; “tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin
(noten) la vida eterna.” Hay una vida eterna que nos es dada como principio, pero, aquí aparece
como fin; no que no haya un principio. “Estabais muertos y él os dio vida”, “el que tiene al Hijo,
tiene la vida”; pero cuando dice San Pablo: “echad mano de la vida eterna”, no es que no la
tenga ahora, pero hay una cosa que es la provisión, y otra que es el usufructo de la provisión;
necesitamos esos dos aspectos; primero ver la provisión y luego el usufructo de esa provisión;
todo por la fe, todo por medio de la fe. “23Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de
Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.

El sacerdocio en la tipología
En estos capítulos alrededor de Éxodo 29 se encuentra la tipología veterotestamentaria de lo
que es el sacerdocio santo. El apóstol Pedro, en la primera epístola, 2:5, dice que seamos
edificados como casa espiritual y como sacerdocio santo; y precisamente en el libro del Éxodo
se encuentra la tipología de la edificación de la casa y del sacerdocio. Allí tenemos el santuario
para Dios, el Tabernáculo, el Lugar Santísimo, el Arca, el lugar santo, la mesa, el candelabro, el
incensario, el atrio, el altar de bronce, todos los utensilios; esa es la Casa, el Tabernáculo, figura
del verdadero, de la casa espiritual que el Señor está edificando, que es la Iglesia, la cual casa
somos nosotros. Pero se nos dice también que seamos edificados no sólo como casa espiritual,
sino también como sacerdocio santo. En la tipología del capítulo 28 tenemos las vestiduras del
sacerdocio; el sacerdocio no se puede ejercer sin las vestiduras y sin la consagración; en el
608 La casa y el sacerdocio

capítulo 28 tenemos las vestiduras, y en el 29 tenemos la consagración.


Con la iglesia en Usaquén hemos compartido algo más detenidamente acerca de las
vestiduras del sacerdocio. Aunque el Señor nos ha hecho sacerdotes a todos sus hijos, muchas
veces no ejercemos el sacerdocio, ni presentamos los sacrificios espirituales agradables a Dios
por medio de Jesucristo, porque no nos vestimos las vestiduras, que representan el nuevo
hombre en Cristo, del que tenemos que vestirnos. Limpiados por la sangre de Cristo, y vestidos
en el poder de Su resurrección, en la santidad, podemos estar en la presencia del Señor.
Muchas veces por no vestirnos la capa, estamos en silencio, estamos amortecidos; cuando el
sacerdocio está siendo ejercido, las campanillas se oyen, no hay vejez, sino que hay vida, hay
ejercicio, hay ministración delante del Señor. Todos los redimidos somos sacerdotes, pero todos
los sacerdotes deben vestirse las vestiduras sacerdotales, y también consagrarse al ejercicio del
sacerdocio.
Como no hemos terminado de considerar lo relativo a la consagración para el sacerdocio,
necesitamos tomar de estas cosas, para que el sacerdocio sea ejercido; el sacerdote debe
vestirse sacerdotalmente y consagrarse sacerdotalmente. En el capítulo 29 tenemos ese
consagrarse, ese presentarse a Dios como vivo de entre los muertos, para instrumento de
justicia, para la gloria del Señor. Por eso es que la base de la consagración es los distintos
aspectos de la cruz de Cristo, lo que Él ha hecho en la cruz. Que la Iglesia lo comprenda, que la
Iglesia ha sido perdonada, que la Iglesia ha muerto con Él y resucita con Él y para Él, para
presentarse a Dios; eso está representado aquí. Recordemos la base de la consagración, que
es la obra profunda y rica, múltiplemente simbolizada por muchos sacrificios, hecha en la cruz.
Aunque se trata de un solo sacrificio, dice: “1Esto es lo que les harás para consagrarlos,
(consagrar algo es presentárselo a Dios, para uso exclusivo de Dios) para que sean mis
sacerdotes: Toma un becerro de la vacada”; esa primera parte es la que está aquí desde el
versículo 10, que dice: “10Después llevarás el becerro delante del tabernáculo de reunión, y
La consagración sacerdotal 609

Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del becerro. 11Y matarás el becerro
delante de Yahveh, a la puerta del tabernáculo de reunión. 12Y de la sangre del becerro tomarás
y pondrás sobre los cuernos del altar con tu dedo, y derramarás toda la demás sangre al pie del
altar. 13Tomarás también toda la grosura que cubre los intestinos, la grosura de sobre el hígado,
los dos riñones, y la grosura que está sobre ellos, y lo quemarás sobre el altar. 14Pero la carne
del becerro, y su piel y su estiércol, los quemarás a fuego fuera del campamento; (eso) es
ofrenda por el pecado”. La primera base para la consagración sacerdotal, es la ofrenda por el
pecado.

Sacerdotes vivos para Dios


Cuando estudiamos las distintas ofrendas en el libro de Levítico, vemos que hay una ofrenda
que es la ofrenda por las transgresiones, y después hay otra ofrenda diferente que es la ofrenda
por el pecado; la ofrenda por el pecado se diferencia de la ofrenda por las transgresiones. La
ofrenda por el pecado tiene que ver no solamente con lo que hemos hecho, sino con lo que
somos; lo que hemos hecho, los pecados (en plural), las transgresiones, son perdonadas y son
limpiadas por la sangre de Cristo. Pero la ofrenda por el pecado no es solamente para el perdón
de los pecados, sino para la liberación del pecado. Romanos 6, precisamente donde nos habla
de presentarnos como vivos para Dios, habiéndonos considerado muertos al pecado, nos dice
que habiendo sido “18libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia”; siervos de Dios
y de la justicia; o sea que la base para podernos presentar como vivos de entre los muertos,
como sacerdotes consagrados, es la libertad del poder del pecado, por medio de la muerte de
Cristo al pecado, de nuestra muerte juntamente con Cristo al pecado, y de presentarnos
habiéndonos considerado muertos al pecado, pero vivos para Dios.
Si nosotros solamente queremos ser perdonados, pero seguir andando en la misma
naturaleza vieja, que está vendida al poder del pecado, entonces vamos a ser perdonados, pero
610 La casa y el sacerdocio

no vamos a ver el poder de la novedad de vida. No necesitamos solamente ser perdonados, sino
ser libertados del poder del pecado; el poder del pecado siempre operará en la carne; hasta que
carguemos con esta carne, hasta el día de la transformación de nuestros cuerpos, el poder del
pecado operará en la carne. Por eso, solamente podemos ser libres del poder del pecado
habiendo muerto al pecado, nuestro viejo hombre, habiendo ya sido crucificados, lo cual se ha
dado, y plantados en la resurrección por la fe, como vivos de entre los muertos. Esa es la
primera base para poder ser consagrados como sacerdotes, para poder ser presentados a Dios,
como vivos de entre los muertos; necesitamos no sólo el perdón, sino la liberación del poder del
pecado, por medio de la cruz del Señor, y de presentarnos al Señor en fe, como vivos de entre
los muertos.

La ofrenda quemada
Después aparece: “y dos carneros sin defecto”; es otro aspecto de la obra de la cruz para ser
consagrados como sacerdotes, y eso lo dice desde el versículo 15: “15Asimismo tomarás uno de
los carneros (son los que aparecen ahí, dice dos carneros sin defecto), y Aarón y sus hijos
pondrán sus manos sobre la cabeza del carnero. 16Y matarás al carnero, y con su sangre
rociarás sobre el altar alrededor. 17Cortarás al carnero en pedazos, y lavarás sus intestinos y sus
piernas, y las pondrás sobre sus trozos y sobre su cabeza. 18Y quemarás todo el carnero sobre
el altar; es holocausto de olor grato para Yahveh, es ofrenda quemada a Yahveh”. El becerro
representa el aspecto de la ofrenda por el pecado, pero el primer carnero representa el aspecto
de la ofrenda quemada y holocausto para Yahveh. Una cosa es la ofrenda por el pecado y otra
cosa es un holocausto; las dos se dieron en la cruz del Señor Jesús, pero una tiene que ver con
lo que nosotros éramos antes, y la otra tiene que ver con la entera satisfacción de Dios; la
ofrenda por el pecado se ofrece para tratar con la naturaleza pecaminosa que heredamos en
Adán, y que ahora Cristo nos participa Su nueva naturaleza, la naturaleza divina, con leyes
La consagración sacerdotal 611

intrínsecas diferentes a la ley del pecado y de la muerte, que está en la carne; la nueva
naturaleza opera según la ley de vida en Cristo; o sea que la ofrenda por el pecado es para tratar
lo que éramos, lo heredado por la vieja creación, pero el primer carnero de la ofrenda totalmente
quemada como holocausto es para Yahveh, es algo completamente exclusivo para Dios. Fíjese
en que cuando somos primeramente liberados del pecado, lo segundo somos completamente
entregados a la voluntad perfecta de Dios, para el uso libre de Dios, es algo que no queda para
nosotros; de las otras ofrendas los sacerdotes podían participar algo para ellos, pero del
holocausto, de la ofrenda totalmente quemada, no participaba el sacerdote, él no comía nada;
eso era sólo para Dios. Así que por causa de lo que éramos, fue necesaria la primera ofrenda
por el pecado, pero una vez ofrecida primeramente esa, una vez tratado el problema de lo que
somos, ahora lo que queda es que, en novedad de vida, somos totalmente para Dios; no
pedimos nada para nosotros, no exigimos nada de esa ofrenda, no comemos nada de carne, no
nos queda ningún pedazo; esa es totalmente quemada para Dios, es holocausto sólo para Él.
Eso quiere decir que el sacerdote, además de tratar con lo que era en la carne, con lo que
todavía tiene en su carne, si anda en ella, él tiene que ser totalmente quemado para Dios, hecho
cenizas para Dios, no reservar nada. Eso es lo que quiere decir holocausto; es algo en lo cual
sólo Dios tiene el beneficio; eso es lo que Dios quiere, que lo nuestro sea hecho totalmente
cenizas para que seamos solamente de Dios, sin reservar nada para nosotros. En el Cantar de
los Cantares, la esposa cuando es nueva dice: “Mi amado es mío y yo suya”; ella lo quiere a él
para ella; luego cuando ha madurado más, ya cambia el orden y dice: “Yo soy de mi amado y él
es mío”; aunque sigue reteniendo algo para ella; pero la última vez que ella dice las cosas,
quedó hecha ella misma en cenizas, y dice: “Yo soy de mi amado, y conmigo tiene su
contentamiento”; ya no pidió nada para ella, ahora es totalmente cenizas. Primero era
comparada como una yegua de Egipto, pero después como una dócil gacela. Así debe ser el
sacerdote consagrado; no retener nada para sí mismo, es consagrado, es de Dios, queda
612 La casa y el sacerdocio

hecho cenizas, totalmente quemado para Dios; nada exige para sí, nada pide, entonces puede
ser sacerdote. Si retenemos algo, no estamos consagrados.

El sacrificio de la consagración
Luego viene el segundo carnero, porque eran dos: “19Tomarás luego el otro carnero, y Aarón y
sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del carnero. 20Y matarás el carnero, y tomarás de
su sangre y la pondrás sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, sobre el lóbulo de la oreja
de sus hijos, sobre el dedo pulgar de las manos derechas de ellos, y sobre el dedo pulgar de los
pies derechos de ellos, y rociarás la sangre sobre el altar alrededor. 21Y con la sangre que estará
sobre el altar, y el aceite de la unción, rociarás sobre Aarón, sobre sus vestiduras, sobre sus
hijos, y sobre las vestiduras de éstos; y él será santificado, y sus vestiduras, y sus hijos, y las
vestiduras de sus hijos con él. 22Luego tomarás del carnero la grosura, y la cola, y la grosura que
cubre los intestinos, y la grosura del hígado, y los dos riñones, y la grosura que está sobre ellos,
y la espaldilla derecha; porque es carnero de consagración”. Esto es otra cosa diferente. El
becerro es ofrenda por el pecado, el primer carnero es ofrenda totalmente quemada, holocausto,
y el segundo carnero, es carnero de consagración. Nótese que aquí en este tercer ofrecimiento,
el tercer aspecto de la obra del Señor, ya entra a poner la sangre en el lóbulo, en el pulgar de la
mano derecha, y en el pulgar del pie derecho; el oír, el actuar, el andar, completamente
consagrado; porque es carnero de consagración, como consecuencia de haber sido liberado del
pecado, y de pertenecerle a Dios. Lo que está representado en el becerro, lo representado en el
primer carnero, trae a continuación una consecuencia, que es la separación total para Dios, en
lo que oímos, en lo que hacemos, en lo que andamos; sin lo anterior no puede darse éste; pero
si Él trató con el viejo hombre, si somos totalmente de Dios, entonces como consecuencia, ya no
podemos andar detrás de cualquier cosa. En el lóbulo había que poner la sangre de este carnero
de consagración; ya no podemos estar accesibles a cualquier cosa del mundo, sino solamente a
La consagración sacerdotal 613

lo que el Señor quiere que estemos accesibles. Además aquí aparece también la unción del
Espíritu de resurrección.
Gálatas dice que en la cruz de Cristo fuimos crucificados al mundo y el mundo nos fue
crucificado a nosotros (cfr. Gá. 6:14). El libro de Proverbios dice así: “Cesa, hijo mío, de oír las
enseñanzas que te hacen divagar de las razones de sabiduría” (Pr. 19:27). Ahora nosotros no
podemos oír sino a Dios, ahora de Dios viene nuestra dirección, ahora no podemos exponernos
a lo que no es de Dios; ese es un sacerdote que se está consagrando para Dios; su oído ya no le
pertenece para exponerse a cualquier cosa; ahora sólo tiene que oír lo que Dios quiere, y ahora
su ser tampoco está para hacer cualquier cosa, porque ahora es consagrado, fue liberado, y es
totalmente de Dios. Por eso al desglosar lo que pertenece completamente a Dios, o sea,
pertenecer, lo que quiere decir pertenecer completamente a Dios, implica que nuestro actuar no
pueda ser cualquiera; ya no podemos hacer lo que queremos, nuestra mano ha sido marcada
con la sangre del carnero de la consagración, y también nuestro pie, nuestro andar. La Palabra
dice: “De la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él” (Col. 2:6); ahora no
podemos hacer lo que queremos, ni irnos para donde queremos; tenemos que ir para donde Él
quiere; no podemos exponernos a cualquier cosa sino sólo lo que Él quiere; no podemos hacer
cualquier cosa, sino sólo la que Él quiere. Eso es ser sacerdote, esa es la manera en que se
consagrará el sacerdote.

La ofrenda encendida
Dice Éxodo 29: “2y panes sin levadura, y tortas sin levadura amasadas con aceite”, porque eso
es lo que hay que hacer para consagrar al sacerdote, para que se pueda presentar como vivo y
como instrumento de justicia. Esto que dice aquí: el lóbulo, la mano, el pie, eso es lo que quiere
decir instrumentos de justicia, siervos de la justicia para Dios y de Dios. Ahora dice que también
hay que consagrarlo con este otro aspecto de la obra del Señor: “2panes sin levadura, y tortas
614 La casa y el sacerdocio

sin levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite; las harás de flor
de harina de trigo. 3Y las pondrás en un canastillo, y en el canastillo las ofrecerás, con el becerro
y los dos carneros”; luego dice desde el verso 23: “23También (todo lo anterior y algo más) una
torta grande de pan, y una torta de pan de aceite, y una hojaldre del canastillo de los panes sin
levadura presentado a Yahveh, 24y lo pondrás todo en las manos de Aarón, y en las manos de
sus hijos; y lo mecerás como ofrenda mecida delante de Yahveh. 25Después lo tomarás de sus
manos y lo harás arder en el altar, sobre el holocausto, por olor grato delante de Yahveh”. Todo
esto, con lo del segundo carnero, es de la consagración. Muestra nuestra separación para Dios;
pero la separación para Dios trata, como decir, con lo negativo, con el apartarse de lo que trae
muerte, del mundo; sin embargo, la ofrenda encendida presenta el aspecto positivo; es aquello
en lo cual sí se sirve. El anterior (el primer carnero) es aquello en lo que no se sirve, en lo que no
se participa; pero esto es aquello en lo que sí se sirve, en lo que sí se participa, en lo que sí se
hace. Una ofrenda encendida es como algo que está en fuego; como se decía de Apolo, que era
ferviente en el espíritu, es decir, que servia con diligencia, que hacía las cosas. Esto se ponía en
un canastillo y se presentaba como ofrenda encendida y mecida; es decir, es algo que ya está
presentándose al Señor, es algo que se esta haciendo para Él, y que se está haciendo con
fervor, con diligencia, en espíritu y en verdad.

Cristo en la simbología
Cada cosa tiene como fundamento la anterior. Si no se trata con el pecado, no podemos ser
totalmente de Él, pero si somos totalmente de Él, entonces no podemos estar haciendo otras
cosas; pero entonces, ¿qué debemos estar haciendo? Debemos estar sirviendo fervientes en
Espíritu, con diligencia. Eso es lo que representan aquellas tortas hechas de harina, aquellas
diferentes tortas y panes; la harina de trigo representa a Cristo. Cristo es el grano de trigo que
fue molido por nuestros pecados; y el aceite representa el Espíritu de Dios; entonces esas tortas
La consagración sacerdotal 615

y panes de aceite que se hacen con harina y con aceite es aquel alimentarnos de Cristo, aquel
vivir en el poder de Cristo. Cristo tomó uno de los panes sin levadura, de los que se celebraban
en la pascua, se simbolizó con él y dijo: “Este es mi cuerpo que por vosotros es partido”; “Yo soy
el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre”; “el pan que yo daré es mi carne, la cual
yo daré por la vida del mundo” (cfr. 1 Co. 11:24; Jn. 6:35,51). En la pascua había por fuera la
sangre y por dentro el cordero; la sangre era el aspecto negativo, la muerte para tratar el juicio;
el juicio ya se dio en el cordero, por lo tanto la sangre dice que el juicio ya cayó; ya no tiene que
entrar en la casa porque ya cayó en el cordero, y la prueba es que ahí está la sangre; pero así
como afuera el objetivo ante el juicio de Dios, diríamos en lo jurídico, esa sangre tiene que ser
presentada ante Dios para libertarnos del juicio, así también interiormente tenemos que
alimentarnos del Cordero, vivir por el Cordero. “Porque yo vivo, vosotros también viviréis”; “el
que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitare en el día postrero” (Jn.
14:19; 6:54); entonces ya es algo, no sólo de separación para Dios, sino de movimiento para
Dios, movimiento en Espíritu, con fervor, con diligencia, para poder cumplir el sacerdocio. Hay
distintos tipos de sacrificios sacerdotales espirituales del Nuevo Testamento; la alabanza, la
adoración, tiene que ser algo en fervor, en acción de fe o en fe activa, pero también la ayuda
mutua es también en fervor, es también en diligencia; el hacer el bien aparte de la ayuda mutua;
el bien es otro de los sacrificios espirituales, la libación, el estar dispuesto a morir por Cristo, es
otro sacrificio espiritual; el presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo para el servicio de la
Iglesia, para la profecía, para enseñanza, para exhortación, para servicio, para hacer
misericordia, para hospedar, para recibir, para visitar, todo esto requiere la presentación, el
movimiento, el fervor, la diligencia. Esos son los sacrificios espirituales del Nuevo Testamento,
del sacerdocio, en el cual nosotros debemos ser edificados.

Sacrificios de paz
616 La casa y el sacerdocio

Éxodo 29: “26Y tomarás el pecho del carnero de las consagraciones, que es de Aarón, y lo
mecerás por ofrenda mecida delante de Yahveh; y será porción tuya. 27Y apartarás el pecho de
la ofrenda encendida, y la espaldilla de la ofrenda elevada, lo que fue mecido y lo que fue
elevado del carnero de las consagraciones de Aarón y de sus hijos, 28y será para Aarón y para
sus hijos como estatuto perpetuo para los hijos de Israel, porque es ofrenda elevada; y será una
ofrenda elevada de los hijos de Israel, de sus sacrificios de paz, porción de ellos elevada en
ofrenda a Yahveh”. Los sacrificios de paz eran unos sacrificios diferentes de los del pecado y de
los de las transgresiones; el sacrificio de paz es el de la reconciliación; porque una cosa es el
perdón y otra más profunda la reconciliación; porque el perdón es olvidar lo que hiciste, pero
además de olvidar el pasado, tenemos que volver a ser amigos como antes, como si nada
hubiera pasado. Hay una reconciliación con Dios y entre nosotros. La Biblia dice que “mediante
la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo” (Ef. 2:16). El primer carnero era sólo
para Dios; del segundo carnero podían comer Aarón y sus hijos los sacerdotes; es decir, hay
algo en esta paz con Dios, en esta reconciliación con Dios y entre nosotros, por causa de Dios,
que nos beneficia a nosotros; hay algo que es sólo para Dios, por eso el holocausto; pero hay un
beneficio que nosotros obtenemos también. Dios pide algo que es de Él y sólo de Él, pero
también nos concede un beneficio a nosotros; y por eso es que Aarón y sus hijos podían comer
del carnero de la consagración, que es sacrificio de paz, es decir, la reconciliación. Cuando hay
reconciliación, en el pueblo del Señor hay comunión, terminó la guerra; cuando hay comunión,
hay circulación de los bienes del Señor, como la iglesia primitiva; quiere decir que somos
beneficiarios de la reconciliación. Algo que no se podía tener cuando no había reconciliación, se
puede tener cuando hay reconciliación; por eso somos participantes también nosotros de los
beneficios de la paz, de la reconciliación con Dios y entre nosotros.

Otros aspectos de la consagración


La consagración sacerdotal 617

“29Y las vestiduras santas, que son de Aarón, serán de sus hijos después de él, para ser
ungidos en ellas, y para ser en ellas consagrados”. Significa que lo que Cristo logró en Sí mismo,
lo hereda a la iglesia. Él dijo: “Por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean
santificados en la verdad” (Jn. 17:19). Todo lo que logró el Señor es herencia de la Iglesia, así
como el manto que cayó a Elías llegó a ser manto de Eliseo. “30Por siete días las vestirá el que
de sus hijos tome su lugar como sacerdote, cuando venga al tabernáculo de reunión para servir
en el santuario”. El 7, número de completación; 7 días vestidos significa que esto es de siempre;
prácticamente en todas las épocas hay que estar vestidos como sacerdotes. “31Y tomarás el
carnero de las consagraciones, y cocerás su carne en lugar santo”. En el lugar santo es donde
se coce la carne del cordero. El lugar santo en nuestro ser representa nuestra alma, porque el
Lugar Santísimo representa el espíritu, y el atrio representa el cuerpo, el templo de Dios que
somos nosotros; pero cocer la carne donde se cocina el cordero, ese proceso de cocimiento, es
nuestra alma, nuestros pensamientos; ahí se tiene que estar cocinando el carnero de la
consagración, eso es cocinándose en el lugar santo; en nuestras emociones tiene que cocinarse
la consagración de Cristo; en nuestra voluntad; ese es un proceso. “32Y Aarón y sus hijos
comerán la carne del carnero (es decir, Cristo transfundiéndose en nuestro ser), y el pan que
estará en el canastillo, a la puerta de tabernáculo de reunión”. Claro, eso no se come en el Lugar
Santísimo, eso se come es a la puerta, porque allí es en donde es el proceso; ese es un proceso
menor, porque nuestro problema mayor está en la carne, y está en el alma. Ser regenerados es
una cuestión de un instante, pero ser renovados es un proceso; ese es a la puerta del
tabernáculo de reunión. “33Y comerán aquellas cosas con las cuales se hizo expiación...”. Una
cosa es lo objetivo en la cruz y otra cosa es la aplicación subjetiva; con las cosas con que se hizo
expiación se comerán. Dice San Pablo que puesto que Él murió por nosotros, luego nosotros
morimos con Él; puesto que Él llevó la muerte nuestra, entonces nosotros llevamos la muerte de
Jesús en nuestra carne mortal (cfr. 2 Co. 5:14; 4:10,11).
618 La casa y el sacerdocio

“33Y comerán aquellas cosas con las cuales se hizo expiación, para llenar sus manos para
consagrarlos; mas el extraño no las comerá, porque son santas”. Quien no se ha regenerado,
de esto no entiende nada. “El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios,
porque para él son locura, y no las puede entender” (1 Co. 2:14). Continúa Éxodo: “34Y si sobrare
hasta la mañana algo de la carne de las consagraciones y del pan, quemarás al fuego lo que
hubiere sobrado; no se comerá, porque es cosa santa”. Los sacerdotes sólo tienen que comer
de lo nuevo, siempre en novedad de vida, no cosas viejas; a veces uno quiere confiarse en su
memoria, en su método, en sus tácticas, pero sin depender del Espíritu fresco para el día, para
el momento; pero todo tiene que hacerse con frescura, todo tiene que hacerse en Espíritu, para
cada ocasión; si tienes memoria, tiene que ser esa memoria revivida por la presencia actual del
Señor, ahora, nada viejo. A veces nosotros somos muy cancheros; ya estamos acostumbrados
a hacer las cosas, y ya las hacemos por costumbre; eso es dejar algo viejo para mañana; no,
hermanos, el sacerdote siempre tiene que estar en lo fresco, lo que el Señor tiene ahora vivo en
Espíritu, no una pantomima de algo pasado, que nos lo sabemos de memoria. Ayer aprendimos
un canto y hoy cantamos el canto, y dizque amamos al Señor, y dice: “esto no es sino un
mandamiento que han aprendido, pero su corazón está lejos”, eso es algo viejo, eso no es algo
fresco. Nosotros somos muy cursis y acudimos a nuestra táctica y somos muy cancheros. Ayer
yo aprendí esto, y hoy me valgo de eso. No, no; hay que desconfiar tremendamente de nosotros
mismos y suplicar: “Señor, quiero Tu presencia”. Ahora, después de estas vestiduras, lo que
viene es la súplica de Moisés por la presencia permanente de Dios. Eso es lo que hace
verdadero el servicio a Dios.
“35Así, pues, harás a Aarón y a sus hijos, conforme a todo lo que yo te he mandado; por siete
días los consagrarás. 36Cada día (eso es para cada día) ofrecerás el becerro del sacrifico por el
pecado, para las expiaciones; y purificarás el altar cuando hagas expiación por él, y lo ungirás
para santificarlo”; es decir, se santifica con la sangre y con el aceite; la sangre es la que borra y
La consagración sacerdotal 619

limpia el pasado, pero el aceite es el suministro del Espíritu para la novedad de vida. Se necesita
tratar con lo viejo y suplir con lo nuevo, la sangre y el aceite. “37Por siete días harás expiación por
el altar, y lo santificarás, y será un altar santísimo; cualquiera cosa que tocare al altar, será
santificada”. Todo lo que se ponga en ese altar Dios lo toma santo; lo que antes no era santo, al
ser puesto en el altar, Dios lo toma. Dios te había dado el ser, y tú lo usabas para ti mismo, pero
ahora lo pusiste en el altar, y ahora Dios lo usa como instrumento de Jesús: Consagración
Sacerdotal.
620 La casa y el sacerdocio

Capítulo XXXIII

LA COLEGIALIDAD DEL MINISTERIO194

194
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Tunjuelito, Bogotá D.C., Colombia, en septiembre 4 de 1993. Transcripción: Arcadio Sierra Díaz.
La consagración sacerdotal 621

Unidad en la diversidad.
Ciertamente en el capítulo 12 de la primera carta de Pablo a los Corintios, por una parte habla
el apóstol Pablo de la diversidad de dones, de ministerios y de operaciones, del Espíritu, del
Señor y de Dios, respectivamente; pero también el mismo apóstol en diversos pasajes de la
Biblia nos presenta otro aspecto, donde ya no sintetiza el aspecto de la diversidad, sino de la
complementaridad de la diversidad en un colegio. Ciertamente detrás de la diversidad del orden
del Espíritu está un mismo Espíritu, y detrás de la diversidad de ministerios está el mismo Señor;
y detrás de la diversidad de operaciones está el mismo Padre, el mismo Dios; es decir, que
aunque los dones sean diferentes y son varios y son diversos, todos los da el mismo Espíritu, los
que son legítimos de Dios; donde hay diversidad de ministerios, todos son constituidos por un
mismo Señor, y todos tienen un mismo objetivo, ya sea apóstoles, o profetas, o evangelistas, o
pastores y maestros; esa diversidad de ministerios, todos están cubiertos por un mismo objetivo,
constituidos por un mismo Señor con el mismo objetivo de perfeccionar a los santos para la obra
del ministerio. Vemos cómo la diversidad de ministerios se encamina en una sola obra de un
solo gran ministerio: la obra del ministerio para la edificación del Cuerpo de Cristo.
Entonces hay un ministerio que realiza todo el Cuerpo de Cristo, que realizan todos los santos
perfeccionados por todos los ministros legítimamente establecidos por Dios. No importa que
unos sean apóstoles, y que haya diversidad de apóstoles, que otros sean profetas, otros
evangelistas, otros pastores y maestros; toda esa diversidad de ministerios fue constituida por
un mismo Señor y para un mismo fin. Ese mismo Señor y ese mismo fin justifica la diversidad de
los ministerios en un trabajo colegiado que se llama la obra del ministerio, la edificación de la
casa de Dios, el Cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de
Cristo; es decir, la plenitud de Cristo es el elemento unificador y que hace que se complementen
611

los diversos ministerios en un ministerio colegiado, en un servicio. El Nuevo Testamento no nos


habla sólo de diversos ministerios, sino de ministerios complementarios. La Iglesia debe
comprender que en el ministerio establecido por el Señor, aparecen diversas personas con
diversos matices, pero todos ellos complementarios, porque son la expresión del trabajo de
Cristo para el Padre con la Iglesia.

Conciencia de colegialidad
Existen en la Biblia algunos pasajes que nos muestran la conciencia de colegialidad que
tenían los apóstoles en la Iglesia, desde cuando fue establecida en el libro de los Hechos de los
Apóstoles; incluso antes del día de Pentecostés ya tenían esa conciencia; y eso facilitó el trabajo
de comunión; no una comunión forzada de manera artificial, sino una comunión que proviene de
los arreglos de la Cabeza. Hay arreglos que establecemos nosotros en la carne, y hay arreglos
que hace la Cabeza. La Cabeza del Cuerpo establece arreglos, y junta personas y las
complementa unos con otros, porque el servicio al Señor no es un servicio individual, sino
colegiado; pero ese colegio lo establece el Señor a Su manera, en Su momento y ninguno de
nosotros tiene nada que ver con esa elección de Dios. La elección de Dios es la que dice:
Apartadme a Bernabé y Saulo. Es la elección de Dios la que dice, fulanos salen, fulanos quedan.
Es la elección de Dios la que asocia a unos con otros. Pero debemos entender eso, que sí
estamos diseñados como miembros de un Cuerpo, y nuestro ministerio en lo particular hace
parte de ese Cuerpo. Cualquier ministerio en su diversidad que se mueva en el Espíritu, es el
Cuerpo moviéndose en el Espíritu; y por lo tanto, como todos los hijos de Dios somos miembros
del Cuerpo, todos hacemos nuestra parte como si no fuera sola, sino como si fuera una parte de
un todo. Debemos tener conciencia no sólo de la diversidad de ministerios, sino de la
colegialidad y complementaridad del ministerio. En el capítulo 1 del libro de los Hechos veamos
dos expresiones del apóstol Pedro, lo cual nos va a ayudar a comprender que somos parte de un
612 La casa y el sacerdocio

todo, y que ese todo no es el que nosotros arreglamos. Los hombres arreglan cosas; pero aquel
es el arreglo de Dios, el arreglo de la Cabeza, a la hora y la manera como la Cabeza quiera, y en
lo que debemos estar atentos a seguir en Espíritu a la Cabeza, conforme a la Palabra, y atentos
a los arreglos providenciales de Dios.
“15En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran como
ciento veinte en número), y dijo: 16Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la
Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue
guía de los que prendieron a Jesús, 17y era contado con nosotros, y tenía parte en este
ministerio” (Hechos 1:15-17).
Esos días a que se refiere el texto anterior, se trata del lapso de diez días cuando
permanecieron los apóstoles en oración en el aposento alto con otros discípulos, los hermanos
del Señor, María y otras mujeres. El verso 17 dice que Judas era contado con nosotros y tenía
parte en este ministerio. Pedro no dice que Judas tenía su ministerio, sino que tenía parte en
este ministerio. Cuando Pedro dice este ministerio, está hablando de un ministerio singular que
compartían todos ellos colegiadamente. Es como el ponqué que nos acabamos de comer, el
cual es uno solo, pero tiene varias partes. Un ministerio del Nuevo Pacto, como un plural
mayestático, es un ponqué, y cada uno tiene parte en el ponqué, pero ninguna parte es todo el
ponqué. La suma de las partes es el ponqué. Claro que mi parte es ponqué, tu parte es ponqué,
su parte también es ponqué; pero el ponqué completo se compone de todas las partes.
Entonces la conciencia apostólica desde estos principios era que ellos eran parte de un todo, y a
ese todo se le llama el ministerio, este ministerio. Pedro ahí no utilizó el plural, sino el singular;
por eso utilizó la palabra parte; tenía parte en este ministerio.
Cuando los apóstoles se miraban entre ellos, lo hacían como una sola torta; entre todos se
miraban como un solo ponqué, y lo formaban todos. Cada uno era una parte, y todos, un pedazo
de ponqué. Bartolomé era un pedazo de ponqué, Andrés era otro, Juan otro, Jacobo otro,
La colegialidad del ministerio 613
etcétera. Así pensaban ellos de sí mismos, y es necesario que esa conciencia apostólica sea
restaurada para la Iglesia; no como algo que nosotros hacemos artificialmente, sino a lo cual
estamos sinceramente abiertos al Espíritu, para entenderlo y para verlo. También eso le importa
mucho a la Iglesia; porque es que la Iglesia a veces dice: Bueno, yo soy de Apolos; otro dice: A
mí me gusta más Pablo, porque es que Pablo es más narigoncito, es muy querida su nariz, como
para no decir otra cosa; otros dicen: No, yo soy de Cefas. Pablo tenía conciencia de por qué él
decía: Apolos también es vuestro, Cefas también es vuestro, Pablo es vuestro, todo es vuestro,
y vosotros sois de Cristo, y Cristo es de Dios195; es decir, que Cristo es el ponqué completo, y Él,
Cristo, en Su plenitud, se va depositado en la Iglesia, pero la Iglesia debe entender que cada uno
es apenas una parte, y que esa parte sola no es suficiente; aunque haga lo máximo que pueda,
debe ser completada y complementada por los otros, y nosotros debemos aprender a amar el
ponqué completo y no sólo la parte favorita de cada uno. Para algunos, la parte favorita era
Apolos, pero el Señor sabía que necesitaban también a Pablo; para otros la parte favorita era
Pablo, pero el Señor sabía que necesitaban también a Cefas. De manera que no somos
nosotros los que escogemos, sino que es el Señor el que hizo el ponqué y lo repartió como Él
quiso, y ellos tenían conciencia de eso, y nosotros los siervos de Dios debemos tener conciencia
en nuestro corazón y darnos cuenta de que el otro es parte del mismo ministerio.
Fíjate en lo que Pablo decía: Ya sea Apolos, ya sea Cefas, somos una misma cosa. La cosa
misma es el ponqué; Pablo es una tajada; Apolos es otra tajada; pero si Apolos y Pablo son una
misma cosa, esa cosa misma es el Cuerpo, es el ponqué completo, es el ministerio. Ya sea
Pablo, ya sea Apolos, así enseñamos, así hablamos. En otros pasajes de la Biblia también
aparece la conciencia de colegialidad entre los apóstoles y entre el ministerio.
“23Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a
Matías. 24Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál
195
Cfr. 1 Corintios 3:22-23
614 La casa y el sacerdocio

de estos dos has escogido, 25para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que
cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar” (Hechos 1:23-25).
Lo anterior lo hicieron para llenar el espacio de Judas entre el colegio de los doce apóstoles
(porque se llamaban los doce; pero no sólo los doce forman colegio, sino también el ministerio
general del nuevo pacto). No sólo Pedro, sino todos los demás tenían esa misma conciencia. Se
nota el respeto que ellos tenían a las disposiciones de Dios; no era lo que ellos organizaran.
Ellos invocaban al Señor y daban lugar a que el Señor estableciera todo a Su manera y gusto. A
veces uno quiere establecer las cosas al gusto de uno, a las afinidades de uno, a la manera de
uno, pero hay que dejar que sea el Señor el que coloque según ha escogido y ha repartido,
coloque cada cosa en su lugar, en Su tiempo y a Su manera; ojalá sin adelantar nuestra mano.
Cuando el apóstol Pablo llamó a los ancianos de Éfeso a Mileto, una frase él dijo: “El Espíritu
Santo os ha puesto por obispos196”; aunque era el grupo de los apóstoles y colaboradores que
los había nombrado, pero ese nombramiento no era rápido, a la manera de ellos, hasta no tener
una certeza de haber sido puestos por el Espíritu Santo. Primero los ponía el Espíritu Santo; por
eso Pablo jamás decía: los puse yo. Él decía: El Espíritu Santo os ha puesto por obispos.
Entonces no hay que apurarse, sino ir al ritmo del Espíritu Santo. El Espíritu Santo puede decir a
los apóstoles los que usó, pero los apóstoles supieron que era el Espíritu Santo, y no impusieron
las manos con ligereza. Hay que esperar que el Señor ponga, darle lugar al Espíritu de Dios; no
hay que hacer nada en forma artificial. Cada uno debe moverse guiado por el Espíritu,
entendiendo que somos un Cuerpo, y movernos como el Espíritu nos guíe en el Cuerpo.

El rumor del Espíritu


En una profecía en Ezequiel donde habla de los huesos secos, la Palabra del Señor dice que
cuando el Espíritu empezó a moverse sobre el montón de huesos secos, hubo un rumor; o sea
196
Hechos 20:28
La colegialidad del ministerio 615
que cuando el Espíritu del Señor se mueve, produce un rumor, el cual es el movimiento de
huesos, y dice que cada hueso se juntó con su hueso197; es decir, que el Espíritu es el que junta
hueso con hueso, porque el Espíritu es el que sabe: Bueno, a éste lo formé yo de esta manera
para que encaje con este otro; esta tibia encaja con este peroné; esta rótula encaja de tal
manera con la rodilla; es decir, que el que sabe cómo encaja todo es Dios; todo eso lo hace Dios,
y lo hace no conforme a nuestro gusto natural. A veces podemos adelantarnos guiándonos por
un gusto nuestro, o retroceder por una agresión nuestra. Y todo lo natural, lo que sea gusto
nuestro o agresión nuestra, debemos dejar que eso no cuente; que sean los que Dios ha puesto
y ha querido. A veces uno quisiera que estuviera determinada persona, y quisiera sólo con
determinada persona, pero no es así. Uno debe aprender a renunciar a todo lo que sea arreglo
de uno, gusto de uno, y aceptar lo que Dios ha puesto, así sea que para uno no sea bien visto.
De todas maneras el arreglo lo hace Dios.
Eso de aprender el arreglo de Dios es difícil, pero si el Señor lo ha establecido, Él hace el
arreglo como Él quiere. Él quiere utilizar a fulanos aquí y a fulanos allá, y Su Espíritu produce un
trabajo, que cada hueso se junte con su hueso; pero eso lo hace el Espíritu. Uno sólo tiene que
estar bajo el poder del Espíritu, y moverte conforme te guíe el Espíritu, y el Espíritu te dé
testimonio, y en tu conciencia tú sepas cómo eres guiado con toda claridad, y debemos dejarnos
guiar por el Señor para encajar de la manera fiel en lo que el Señor ha arreglado, sin nosotros
meter nuestra mano; temiendo de nosotros mismos y esperando que el Señor ponga cada
hueso con su hueso; porque una vez que encajen los huesos, sobre los huesos encajan los
nervios, sobre los nervios los músculos y la piel, y se forma no sólo una montonera, sino un
ejército grande en extremo. Pero ese ejército se forma es por el mover del Espíritu sobre los
huesos para que encajen, y esos huesos, dice el Señor, son Su pueblo.

197
Cfr. Ezequiel 37:1-7
616 La casa y el sacerdocio

En Hechos 1:24, los apóstoles oraron, diciéndole al Señor: “Señor, muestra cuál de estos dos
has escogido”. Eso es esperar a Dios. Ellos no decían: Señor, a nosotros nos parece que es éste
o aquél. Sí, a ellos les parecía que podrían ser Justo o Matías, pero que Dios les mostrara. Algo
similar fue lo que sucedió a Samuel con los hermanos de David. Éste no era, aquél no era; era el
último, y no estaba ahí. Ese era. Los apóstoles debían esperar que Dios mostrara Sus arreglos.
Allí dice que Dios mostrara a quién había escogido, a fin de que tomara la parte de este
ministerio y apostolado. El apostolado también es colegiado, y todo el ministerio es colegiado.
La palabra ministerio es más amplia que apostolado; el apostolado es apenas una porción del
ministerio, porque hay ministros que son ministros y no son apóstoles. Hay hermanos que tienen
parte en el ministerio y no en el apostolado; no todos son apóstoles, pero todos participan en la
obra del ministerio, en la edificación del Cuerpo hacia la plenitud de la medida de Cristo. Aquí
aparece ya la conciencia del compañero de Pedro, igual que la de Pedro. “Que tome la parte de
este ministerio y apostolado”.
“1En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los
griegos contra los hebreos, de que la viudas de aquéllos eran desatendidas en la
distribución diaria. 2Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron:
No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. 3Buscad,
pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu
Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. 4Y nosotros persistiremos en
la oración y en el ministerio de la palabra” (Hechos 6:1-4).
Los doce no aparecen de un día para otro; los doce los elige el Señor, los prepara el Señor y
los encaja el Señor a Su manera y en Su tiempo; pero una vez que lo ha hecho, ellos tuvieron
conciencia de haber sido juntamente elegidos, y juntamente llamados, y juntamente encargados
de una encomienda, colegiadamente. El trabajo del diaconado era ejercido también
colegiadamente; los siete formaban también el diaconado. Por eso en la Biblia no se habla sólo
de apóstoles, sino de apostolado; no sólo de obispos, sino de obispado; no sólo de presbíteros,
La colegialidad del ministerio 617
sino de presbiterio; no sólo de diáconos, sino de diaconado. Todo eso es colegiado. “Que tome
la parte de este ministerio y apostolado”. Cada uno de los apóstoles tiene una parte en el
apostolado; cada uno de los obispos tiene una parte en el obispado; presbítero, que es lo mismo
que obispo, tiene una parte en el presbiterio; y cada uno de los diáconos tiene una parte en el
diaconado. Algo que el Señor hizo a medida que los fue acercando a Él, fue que los puso a orar
juntos y a ministrar juntos; aunque unos acá, otros allá; a veces juntos, a veces moviéndose,
pero ellos siempre tenían conciencia de ser un cuerpo ministerial. El verso 4 habla del ministerio
(en singular) de la Palabra. La Palabra le fue confiada al colegio del ministerio. La palabra
colegio no aparece en la Biblia, pero aparece la realidad del colegio: los doce.
“5No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros
mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, 6el cual asimismo nos hizo
ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra
mata, mas el Espíritu vivifica. 7Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue
con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a
causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, 8?cómo no será más bien con gloria
el ministerio del Espíritu? 9Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho
más abundará en gloria el ministerio de justificación” (2 Co. 3:5-9).
A ese ministerio colegiado o colectivo se le llama de varias maneras. No se le llama “ministerio
de apóstol”, o “ministerio de profeta”, o “ministerio de evangelista”, o ministerio de pastor y
maestro, sino el ministerio que todos juntos compartimos (apóstoles, profetas, evangelistas,
pastores y maestros), incluyendo a los santos que han sido perfeccionados para que en el
cuerpo y para el cuerpo realicen la obra del ministerio (singular), el ministerio de los santos, que
es la edificación del cuerpo; o sea, Dios en el porte de Cristo, como un solo cuerpo de muchos
miembros.
618 La casa y el sacerdocio

La obra del ministerio


En la anterior cita bíblica, Pablo habla en plural, pero la competencia que proviene de Dios la
escribe en singular. Si existen ministros de un nuevo pacto, es porque existe el ministerio del
nuevo pacto. En griego la palabra pacto es diatheke, que también se puede traducir testamento.
Así que en el Antiguo Testamento, todo el Antiguo Testamento era un ministerio. A todo el
servicio del tabernáculo se le llamaba el ministerio de la casa de Dios, o la obra del ministerio de
la casa de Dios. Así también en el Nuevo Testamento es la obra del ministerio de la casa de
Dios, sólo que en el Antiguo Testamento la casa de Dios era en figura, y hoy en el Nuevo
Testamento la casa de Dios es la real. De modo que Aarón, sus hijos y demás sacerdotes, y los
levitas con las diferentes clases que Dios instituyó: los gersonitas, los coatitas, los meraritas,
unos se encargaban de las tablas, otros del candelero, otros de la guarda, y muchos otros
trabajos. Todos esos trabajos eran complementarios, y había un orden de Dios en el
complemento de esos trabajos; y a todo ese trabajo ordenado por Dios según a Él le pareció, se
le llama la obra del ministerio de la casa de Dios.
Aarón estaba en la obra del ministerio de la casa de Dios; Eleazar, Itamar, también estaban en
la obra del ministerio de la casa de Dios, así como los levitas coatitas, los levitas gersonitas, los
levitas meraritas; asimismo en el Nuevo Testamento, los apóstoles están en la obra del
ministerio de la edificación del Cuerpo de Cristo, que es la casa de Dios; asimismo los profetas,
los evangelistas, los pastores y maestros y los santos en general; trabajando juntos en la obra
del ministerio de la casa de Dios, pero cada uno conforme dio para cada uno ser como vasos del
ministerio. En el ministerio había pailas, había jarritas, punzones, trinches, pinzas, tijeras, de
todo; de manera que hay hermanos pailas y hermanos punzones, pero todos juntos son los
instrumentos o vasos, los utensilios del ministerio, pero el ministerio es uno solo. Para hacer un
trabajo a veces se necesita una regla, una paila, unos trinches, un cuchillo, unas tijeras; todos
juntos, todos son indispensables; y eso lo hace Dios.
La colegialidad del ministerio 619
Esto no se fabrica en forma artificial, sino que lo que debemos hacer es serle fiel a la Cabeza,
vivir unidos a la Cabeza y actuar conforme la Cabeza se mueva. Lo que la Cabeza haga en ti,
eso es lo real que tú eres. Necesariamente no te tienes que preguntar, qué soy; en lo que tienes
que preocuparte es en andar en el Espíritu, y lo que Él te ponga a hacer, eso hagas. No es
necesario para uno pensar y darse nombres y cosas; lo importante es hacer aquello que el
Espíritu quiere. El Señor está interesado en que por Su Espíritu y a Su manera, hacer que esto
sea una realidad en nosotros y no sea sólo una doctrina; porque existe el siguiente peligro: Uno
puede captar la doctrina intelectualmente, y luego en forma artificial querer maniobrarla o
manipularla, y resultamos haciendo las cosas del mundo, pues el entendimiento natural las ve,
forzándolas a nuestra manera, pero no es un pasar del Espíritu con libertad. Uno lo que debe
hacer es dejar al Espíritu del Señor pasar a través de uno y reconocer al Espíritu del Señor
pasando a través de todos los hermanos. Una vez que veas que el Espíritu de Dios da
testimonio de Sí mismo, de que Él está pasando por ahí, entonces tú con alegría sigues al
Espíritu y encajas. Esto se puede volver una cosa delicada cuando se quiere manipular en la
carne; es decir, que alguien piense que, porque otro sea miembro del Cuerpo, ya uno lo puede
perfeccionar. La palabra perfeccionar está en el ministerio del Nuevo Pacto. ¿Cómo se le llama
a ese ministerio? Ese ministerio no es de la letra sino del Espíritu; es decir, que lo que ministra
es espíritu. En el antiguo pacto se ministraba la letra, y era la letra de Dios, la que Dios escribió
con Su mismo dedo: “Yo soy Yahveh tu Dios que te saqué de Egipto”, y todo lo que dice en las
tablas de la ley, esa es la letra escrita por Dios; pero el ministerio del nuevo pacto no es el
ministerio de la letra, sino el ministerio del Espíritu. ¿Cuál es la diferencia? Uno puede ser
versiculista, y de una manera versiculada pero en la carne tratar en forma artificial de forzar una
situación que no es un crecimiento de la vida.
Lo teórico se diferencia de lo vital, en que lo teórico es una regla artificial, y lo vital es algo que
el Señor lo da en Su Espíritu; lo da, llega la hora en que lo da; somos el Cuerpo; eso es una
realidad; estamos creciendo. ¿Cuál es la medida real, lo que realmente tenemos en lo vital? No
620 La casa y el sacerdocio

es lo ideal todavía, tenemos que crecer hasta la estatura de Cristo, pero lo que realmente está
haciendo el Señor es lo que es la medida de vida que hay en cada uno. Podemos hacer una
regla artificial en la letra, pero lo que necesitamos es que las cosas crezcan, para que no sean
teóricas sino que sean la expresión de la vida divina; porque eso es lo que es el Cuerpo, un
organismo de la vida divina. Pero ese organismo está creciendo; es como una plantita que la
sabia hace crecer y le van saliendo las ramitas, y a esas ramitas les brotan otras ramitas, y así
va creciendo el arbolito desde adentro, en un crecimiento real y no precoz. ¿Qué es la
precocidad? La precocidad es como cuando un muchachito de cinco años ya está hablando de
novias, de casarse y otras cosas propias de mayores; porque para casarse, tener hijos y
mantener una familia le falta mucho. Como dice una de esas propagandas por ahí, tiene muchas
sopas que tomar.
Entonces es Cristo en vida el que va dando las apariencias de las cosas. Porque se puede dar
el caso que tú estés haciendo algunas obras para Dios, pero eso es distinto a que Dios esté
haciendo Su propia obra a través de ti, una expresión del Espíritu. Una cosa es lo que uno hace
para Dios, y otra es lo que Dios hace, y te agarra y te pone y lo tienes que hacer; no es porque tú
digas: yo quisiera hacer esto, voy a planear esto, no. Tiene que ser puesto por Dios, empujado
por Dios; Dios te tiene que agarrar y moverte; eso es lo que Él hace. Dios cuenta con nuestra
voluntad y la utiliza, pero el origen, el que inspira nuestra voluntad es el Espíritu de Dios en
nuestro espíritu y conforme a la Palabra; Él utiliza tu voluntad y tú haces las cosas, pero Él las
hace contigo, y Él tomó la iniciativa, Él te dirigió y Él organizó las circunstancias, porque Él dirige
por el Espíritu y por las circunstancias de cada uno.
En los libros de Josué y Jueces tenemos ejemplo de eso. Ahí ellos, los hebreos, tenían que
tomarse localidad por localidad, y es lo que el Señor nos puso a hacer también aquí. Algunas
veces ellos esperaban en Dios, siguiendo Sus instrucciones, y se tomaban la localidad. Está el
caso de cuando se tomaron a Jericó. Dios les dijo: A Jericó se la van a tomar así: Van a ir detrás
de los sacerdotes que van a ir tocando el cuerno, pero sólo ellos tocan el cuerno; ustedes van en
La colegialidad del ministerio 621
silencio; van a dar siete vueltas, y después ellos van a tocar siete veces y ustedes van a gritar
todos juntos, y las murallas de la ciudad se van a desplomar. Esa era la manera dirigida por Dios
para tomarse a Jericó; pero después, ¿por qué no se pudieron tomar a Hai? Porque vemos que
ellos dijeron: Vamos a ir y Dios está con nosotros; pero ellos no estaban con Dios; ellos hicieron
las cosas a su manera, entonces fueron derrotados, y no pudieron tomarse la localidad. Unas
veces eran guiados por Dios y Dios iba con ellos y delante de ellos; otras veces ellos iban solos;
pues todas esas victorias y fracasos se escribieron para nuestra enseñanza.
El ministerio del nuevo pacto o Nuevo Testamento es el que hay que compartir. Compartimos
el ministerio de la Palabra; compartimos el ministerio del Espíritu, el ministerio de la justificación,
el ministerio de la reconciliación; así se le llama a ese ministerio colegiado. El ministerio del
antiguo pacto es el ministerio de condenación. Eso significa que todos los apóstoles, profetas,
evangelistas, pastores y maestros y santos en general, ministramos Espíritu y ministramos
justificación, y ministramos reconciliación; ese es el ministerio colegiado; es decir, si no es
espíritu, justificación, reconciliación y la Palabra, entonces es algo extraño. Tiene su nombre
este ministerio: ministerio del Espíritu, de justificación y de reconciliación.
“Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el
ministerio de la reconciliación” (2 Corintios 5:18).
Todo esto, se refiere a la nueva creación, el pasar de las cosas viejas y poner las cosas
nuevas, porque de eso se trata el ministerio, quitar lo viejo y poner lo nuevo. Nosotros somos
ministros de reconciliación, de justificación, de Espíritu y de la Palabra, del Nuevo Testamento;
ese es el ministerio colegiado, el mismo que recibió Pedro junto con Andrés, junto con Felipe,
junto con Bartolomé, junto con Santiago. Ellos juntos eran ministros del Espíritu, de la
reconciliación, de la justificación, de la Palabra, del Nuevo Testamento.

Singularidad en pluralidad
622 La casa y el sacerdocio

“1Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido,
no desmayamos. 2Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con
astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad
recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios. 3Pero si nuestro evangelio
está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; 4en los cuales el dios de este
siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del
evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. 5Porque no nos predicamos a
nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por
amor a Jesús” (2 Co. 4:1-5).
Aquí se ve esa singularidad en pluralidad. Leemos que el evangelio era de todos ellos; ese era
el ministerio. El evangelio es el anuncio, la justificación, la reconciliación, el Espíritu, la Palabra
completa. “Teniendo nosotros (plural) este ministerio (singular)”. Estos versos son los que nos
ayudan a tomar conciencia de la colegialidad del ministerio. Ahora, esa colegialidad ¿quién la
establece? La establece el Señor. ¿Quién es el que dice: Bueno, Jacobo, Cefas y Juan, aquí;
Bernabé, Saulo y Tito, allá? ¿Quién es el que hace eso? El Espíritu Santo, y luego, ¿quién es el
que dice en qué momento, cuándo Bernabé, Pablo y Tito van a subir a Jerusalén a conversar
con Jacobo, Cefas y Juan? Es el Señor. No es cuestión de ninguno; tiene que ser la Cabeza.
Llegó un momento en que se reunieron, después de catorce años de ejercer el ministerio en
equipo, Jacobo, Cefas y Juan en Jerusalén para con los de la circuncisión, y Bernabé, Pablo,
Tito y otros para con los gentiles; pero no fue cosa de Jacobo, ni de Cefas, ni de Juan, fue de
alguien más alto; fue la Cabeza del Cuerpo la que dijo: Bernabé, tú vas a ir con Pablo, llevando
a Tito, y van a exponer a Jacobo, a Cefas y a Juan el evangelio que están predicando. Y Pablo
dice: Y para no correr o haber corrido en vano, subí a Jerusalén, según una revelación, y hablé
en privado con ellos; y la gracia que el Señor les había dado a ellos, fue reconocida por los otros.
La colegialidad del ministerio 623
Solamente les pidieron que se acordaran de los pobres198. Quiere decir que la Cabeza preparó
un momento. Pasaron catorce años y parecía que no era necesario, pero de pronto llegó un
momento en que era necesario; no que todos los santos se reunieran, sino en privado, unos con
otros, y conversaron en privado entre ellos; pero ¿cuándo? Cuando la cabeza movió; la Cabeza
dijo: Bernabé y Saulo van a Jerusalén a Jacobo, Cefas y Juan, y conversan allá. Cuéntenles lo
que ustedes están predicando.

198
Cfr. Gálatas 2
624 La casa y el sacerdocio

Es como si el Señor dijera: Estoy muy interesado en que ustedes estén de acuerdo; no quiero
que se presenten problemas en mi pueblo con múltiples tradiciones contrarias o diferentes;
estoy interesado en que ustedes se conozcan, conversen y estén de acuerdo y se den la diestra
de compañerismo; así unos trabajen por un lado y otros por otro, la Cabeza está interesada en el
acuerdo de ellos. Porque si ellos no se ponen de acuerdo ante la Cabeza, en el momento que
establece la Cabeza, puede suceder que cada uno diga y enseñe cosas diferentes y
contradictorias por donde se vaya moviendo, y se va formando la confusión; y para evitar eso
llega el momento en que el Señor dice: Bueno, ustedes los que están al frente, van a conversar.
Bernabé y Saulo suben a Jerusalén. El Señor hubiera podido decir: Jacobo, Cefas y Juan bajan
a Antioquía. Algunas veces somos guiados por el Espíritu a subir a donde otros, a conversar con
otros, y algunas veces otros son guiados a donde tú estás, a conversar contigo. Y eso lo decide
la Cabeza. Todos debemos estar dispuestos a subir a donde Él nos manda a subir y a recibir a
quien Él mande recibir. Eso no lo decido yo ni lo decides tú; eso lo decide la Cabeza. Debemos
ser muy sensibles a la obra de Dios, al mover de Dios, a los arreglos de Dios, para que las cosas
no se hagan en la carne, ni forzadamente, sino realmente como el Espíritu las hace, para que se
pueda decir, como decía Pablo, el Espíritu Santo os ha puesto por obispos; claro que ellos
sabían que lo había hecho Dios y no ellos.
La colegialidad del ministerio 625
626 La casa y el sacerdocio

Capítulo XXXIV

EL OLEO DE LA SANTA UNCIÓN199

El aceite de la unción.
Éxodo significa la salida, la salida del mundo; después de salir de Egipto pasamos por las
aguas de la muerte y por el bautismo del Mar Rojo; vamos caminando por el desierto hacia la
tierra de Canaán; vamos aprendiendo de Dios en cada jornada de este peregrinar. El Señor
nos ha sacado para ser un pueblo santo, un pueblo sacerdotal. El sacerdote de Dios también
ministra al Señor usando aceite de la unción y el incienso. Hoy queremos explicar este asunto.
Seguimos estudiando el libro de Éxodo.

199
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Ubalá, Cundinamarca, Colombia, en agosto 16 de 1992. Transcripción: Arcadio Sierra Díaz.
622 La casa y el sacerdocio

“22Habló más Yahveh a Moisés, diciendo: 23Tomarás especias finas: de mirra excelente
quinientos siclos, y de canela aromática la mitad, esto es, doscientos cincuenta, de cálamo
aromático doscientos cincuenta, 24de casia quinientos, según el siclo del santuario, y de
aceite de olivas un hin. 25Y harás de ello el aceite de la santa unción; superior ungüento,
según el arte del perfumador, será el aceite de la santa unción. 26Con él ungirás el
tabernáculo de reunión, el arca del testimonio, 27la mesa con todos sus utensilios, el
candelero con todos sus utensilios, el altar del incienso, 28el altar del holocausto con todos
sus utensilios, y la fuente y su base. 29Así los consagrarás, y serán cosas santísimas; todo
lo que tocare en ellos, será santificado. 30Ungirás también a Arón y a sus hijos, y los
consagrarás para que sean mis sacerdotes. 31Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo:
Este será mi aceite de la santa unción por vuestras generaciones. 32Sobre carne de
hombre no será derramado, ni haréis otro semejante, conforme a su composición; santo es,
y por santo lo tendréis vosotros. 33Cualquiera que compusiere ungüento semejante, y que
pusiere de él sobre extraño, será cortado de entre su pueblo” (Éxodo 30:22-33).
Este pasaje nos da una descripción detallada del aceite de la unción. Notemos que el
tabernáculo, el candelero, los utensilios, los sacerdotes, deben ser ungidos con este aceite de la
santa unción; pero tiene una composición muy especial, pues con este aceite Dios está
simbolizando al Espíritu Santo, el Espíritu de Dios, el Espíritu de Yahveh, el Espíritu de Cristo.
Hay que notar que este aceite no es solamente el mero aceite de olivas, sino que tiene una
composición de especias especiales, y notemos que en el aceite va otra medida, la medida
partida en dos, la de la mitad, pues su composición es: una medida de mirra de 500 siclos; 250
de canela aromática; 250 de cálamo aromático, y, la tercera medida que es 500 siclos de casia;
de modo que hay tres medidas de 500 siclos. ¿Cuál es el significado de todo esto?
El aceite simboliza el Espíritu Santo. En la parábola de las diez vírgenes, cinco de ellas, las
prudentes, tenían aceite para sus lámparas. A las cosas sin unción, les falta aceite. El aceite en
623

toda la Biblia representa el Espíritu Santo, porque es el aceite de la unción santa, y la unción es
el Espíritu; por lo tanto el aceite es el Espíritu Santo. Este aceite de la santa unción, lleva tres
medidas de 500 siclos en cuatro especias, o sea que el aceite no viene solo, sino que se hace
con tres medidas de 500, así: primera medida, 500 siclos de mirra; segunda medida, 250 siclos
de canela aromática y 250 siclos de cálamo aromático; y tercera medida, 500 siclos de casia.
Son tres medidas. El número tres (3) en la Biblia es el número de Dios.

Las tres Personas en el aceite


Dios es el Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo; por eso es que aparecen tres medidas de
500 en el aceite, porque el Espíritu Santo dice en Juan 16:13-14, así: “Pero cuando venga el
Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que
hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará;
porque tomará de lo mío, y os lo hará saber”. De modo que el Espíritu no viene por sí solo; Él
viene a hablar lo que oyere; Él toma de otro y trae. El Espíritu Santo toma lo que es de Cristo; o
sea que el Espíritu Santo no viene solo, no es sólo aceite, sino que el Espíritu toma lo que es del
Hijo y lo que es del Padre. De acuerdo al versículo 15, el Espíritu Santo no hablará por Su
propia cuenta, sino que tomará lo del Hijo; es decir, Jesús dice que el Espíritu Santo toma lo del
Hijo, y como el Hijo vino en el nombre del Padre, como todo lo del Padre es del Hijo, entonces
por eso dice que “Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo
hará saber” (v.15). Las cosas del Espíritu se tienen que discernir por medio del espíritu.
“15Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16Y yo rogaré al Padre, y os dará otro
consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17el Espíritu de verdad, al cual el
mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque
mora con vosotros, y estará en vosotros. 18No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
624 La casa y el sacerdocio

19
Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo,
vosotros también viviréis. 20En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y
vosotros en mí, y yo en vosotros. 21El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el
que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a
él. 22Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no
al mundo? 23Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre
le amará, y vendremos a Él, y haremos morada con él. 24El que no me ama, no guarda mis
palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió” (Juan
14:15-24).
El Señor dice, vendré a vosotros, y eso significa que el Espíritu de verdad no viene solo, sino
que trae lo que es del Hijo, y el Hijo lo del Padre. El que tiene al Hijo tiene también al Padre, y el
que recibe al Hijo, recibe asimismo al Padre. “Tú, oh Padre, en mí, y yo en ellos200”, dice el
Señor; y eso es lo que hace el Espíritu, nos trae al Padre y al Hijo. No tenemos solamente al
Espíritu Santo; tenemos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; las tres medidas. Sigue diciendo
en los versos 19 y 20, que todavía un poco, y el mundo no me verá mas, dice el Señor, pero en
aquel día vosotros conoceréis que Yo estoy en mi Padre. ¿Cuál es ese día? El día que venga
el Espíritu de verdad. El que recibe al Hijo, recibe al Padre, porque Dios estaba en Cristo
reconciliando consigo al mundo. No me ha dejado solo el Padre, dice el Señor, el que me envió
conmigo está; es decir, que el Padre viene a través del Hijo, y el Hijo viene por el Espíritu.
Compárese los versículos 21 y 22 con Éxodo 30:32-33. El aceite de la unción no puede ser
derramado al mundo, a cosas y personas extrañas a la Iglesia, pues es un óleo santo. En el
verso 23, el Señor usa el plural: Vendremos y haremos morada con él; es decir, que cuando
viene el Espíritu Santo, no viene solo, porque viene en nombre del Hijo, y el Hijo por el Padre.
Entonces el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, son tres medidas.
200
Juan 17:21
El óleo de la santa unción y el incienso 625
Tenemos que fijarnos en el detalle que la medida del medio está dividida en dos partes,
porque el Padre no fue crucificado en la cruz, como tampoco lo fue el Espíritu Santo; y el que fue
crucificado en la cruz, el que fue rasgado y partido en dos, como el velo del templo, fue el Hijo;
por esto es el símbolo de Cristo. La segunda medida viene dividida en dos: 250 siclos de
canela y 250 de cálamo; en cambio las medidas de mirra y casia son completas, 500 siclos. La
primera y tercera medidas son completas, pero la del medio está dividida en dos.
Acerca del velo en el tabernáculo, hay dos textos paralelos en Éxodo 26:31-32 y 36:35-36, que
dicen que el velo estaba sostenido por cuatro columnas. Cuando se pone un velo sostenido por
cuatro columnas, quedan la primera y la segunda formando una porción; la segunda y la tercera
forman una segunda porción; la tercera y la cuarta forman una tercera porción. Entonces no
fue la primera ni la tercera, sino la porción del medio, la segunda porción, en la que se rasgó el
velo de arriba abajo, la que tipifica al Señor Jesús, porque el Señor Jesús es la segunda Persona
de Dios. Es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, pero el que murió en la cruz, el que rasgó el
velo, fue el Señor Jesús, la segunda Persona.

Los elementos
Mirra. El aceite tiene estas tres medidas; la primera es de mirra. La mirra representa la
muerte, porque siempre que leemos algo sobre la mirra, está relacionada con la muerte. Por
ejemplo, cuando los magos vinieron a adorar al niño, le trajeron tres regalos: oro, incienso y
mirra. Oro que representa la deidad; el incienso, el servicio, y la mirra, la muerte. Dios
manifestado en carne para morir por nosotros. La Deidad representada por el oro; el servicio a
Dios representado en el incienso, y la mirra que representa la muerte. Cuando el Señor Jesús
murió, fueron las mujeres al sepulcro para embalsamarlo con mirra.
El Espíritu Santo nos comunica y nos aplica todo lo que el Señor Jesús logró en Su muerte.
El Señor Jesús en Su muerte hizo muchas cosas: Murió para perdonar nuestros pecados, para
626 La casa y el sacerdocio

limpiarnos de la mancha del pecado; no es lo mismo perdonar que limpiar. Por ejemplo, si
Claudia viene toda embarrada y me pide perdón; yo le digo, sí, te perdono, pero tengo que
proceder a limpiarla, tengo que quitarle todas las manchas. Por eso es que la Biblia nos habla
del perdón de los pecados y de la limpieza de la mancha del pecado. No sólo nos habla del
perdón de los pecados, que es olvidarse de lo que se hizo, de lavar y limpiar la mancha del
pecado, sino que también nos habla de la libertad del pecado; es deir, que el poder del pecado
ya no puede obrar en nosotros, si el poder de la vida de Cristo Jesús opera en mí; por lo tanto,
una cosa es perdón, otra es limpieza y otra es liberación.
Canela. Cuando tomamos agua de panela con canela, ésta le da un aroma y un sabor
deliciosísimos. La Biblia habla que después de la muerte, viene la fragancia, porque la muerte
es para tener fragancia. Por esto cuando María de Betania quebró el vaso de alabastro, el
nardo puro dio su fragancia201; o sea que después de la mirra viene la canela.
“Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de
nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento” (2 Corintios 2:14).
Somos triunfantes en Cristo, y Él obra a través de nosotros para manifestar el olor de Su
conocimiento; es decir, que abre camino a través de ese olor, pero para eso es necesaria la cruz
manifiesta en todo lugar. Cuando al Señor se le conoce, se manifiesta un olor espiritual.
“Llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la
vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos” (2 Corintios 4:10).
Siempre llevando la cruz, negándonos a nosotros mismos, para que también la vida de Jesús
se manifieste en nuestros cuerpos mortales, para que la vida de Jesús pase a través de
nosotros. La canela tiene que estar con la mirra; o sea que el Señor murió para liberar la vida.
El Señor dice: Muertos en la carne, pero vivificados en Espíritu; aquí está la canela.

201
Cfr. Juan 12:1-11
El óleo de la santa unción y el incienso 627
Cálamo. La otra mitad de la canela es el cálamo; y este es una caña que se levanta entre el
fango o barro, y representa la resurrección, porque Cristo murió por nosotros para darnos vida;
pero resucitó entre los muertos. El Espíritu toma lo que es de Cristo, Su vida, muerte y
resurrección; todo lo que Cristo logró en la cruz y la resurrección, lo toma el Espíritu Santo y nos
lo aplica. Por eso es que el óleo de la unción es para la Iglesia. La vida de Dios la trae el
Espíritu, el Espíritu trae al Padre, el Espíritu trae al Hijo, y el Espíritu nos hace disfrutar de lo que
el Señor consiguió en la cruz, lo que el Señor consiguió en la resurrección.
Casia. La casia, que es la tercera medida, es como una especie de resina que ahuyenta las
serpientes, y la resina representa también la obra del Señor y el poder del Espíritu Santo de Dios
para liberarnos de Satanás. El Señor resucitó y se sentó sobre todo poder en el cielo. Él tiene
poder para ahuyentar las serpientes que es el diablo y sus demonios, en nombre del Señor
Jesús. En la Biblia no sólo se habla del Espíritu Santo, sino también del Espíritu de Cristo.

El Espíritu aplicando el aceite


“Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto
resultará en mi liberación” (Filipenses 1:19).
Es la expresión del apóstol, la suministración del Espíritu de Jesucristo. En la Biblia hemos
oído hablar simplemente del Espíritu, pero otros pasajes hablan del Espíritu de Dios. Por
ejemplo, cuando en Génesis se refiere a la creación, dice: “El Espíritu de Dios se movía sobre la
faz de las aguas202”. En el capítulo 2, ya cuando entra en acción el hombre, Dios se revela
como persona; ya no sólo es Dios, sino Yahveh Dios, porque Yahveh es el nombre personal de
Dios; no se trata de un Dios indefinido, es un Dios personal, que tiene conciencia de Sí mismo.
Yo soy el que soy, y esto quiere decir Yahveh. Por eso es que cuando Dios se revela a los
202
Génesis 1:2
628 La casa y el sacerdocio

hombres, en Isaías dice: “El Espíritu de Yahveh el Señor está sobre mí” (Isaías 61:1). Cuando
decimos Espíritu de Dios, es en la relación de Dios con la creación, pero cuando es Espíritu de
Yahveh, es el mismo Espíritu, pero hay un entendimiento mayor, el de la relación personal con
los hombres. Cuando el Señor está haciendo Su trabajo personal, el Padre hace Su trabajo, el
Hijo hace Su trabajo, el Espíritu Santo hace Su trabajo, se llama Espíritu Santo.
Al resucitar el Señor, dice la Palabra del Señor que si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no
es de Él, y nos habla la Palabra de la suministración del Espíritu de Jesucristo, porque no es
solamente el Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo está representado por el aceite, pero Él
dice que no hablará por Su propia cuenta, sino que tomará de lo mío (del Hijo) y os lo hará saber,
como lo hemos visto en Juan 16:14,15. El Espíritu toma lo que es del Hijo, y el Hijo toma lo que
es del Padre.
“19Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en
aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. 20Porque no sois vosotros los que
habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros” (Mateo 10:19-20).
Aquí está el Espíritu del Padre, el cual está representado por la primera medida.
“Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual
clama: ¡Abba, Padre!” (Gálatas 4;6).
Aquí está la segunda medida; es decir, que el Espíritu toma lo que es del Padre y del Hijo, y no
sólo en la divinidad, sino todo lo que el Hijo logró a nuestro favor en el Calvario. Si el se hizo
hombre fue para desarrollar en Su persona la humanidad a su máxima expresión; por eso es
que Él no apareció de golpe; porque muchos dicen que por qué Jesucristo tuvo que esperar
nueve meses en el vientre de María y luego crecer como un niño y esperar treinta años en una
carpintería. ¿Porque no se apareció de repente en el templo, diciendo: Yo soy el Mesías? Si
hubiera hecho eso, no hubiera podido ayudar a la humanidad, porque Él tenía que desarrollarse
como hombre, criarse como hombre y ser probado como hombre, aprender como un hombre,
El óleo de la santa unción y el incienso 629
desarrollarse com un hombre. Él dijo: “Por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también
ellos sean santificados en la verdad” (Juan 17:19). Él tenía que ser tentado para socorrer a los
que son tentados; Él tenía que aprender la obediencia, para transmitirnos la obediencia, porque
era el Creador, que no tiene que obedecer sino mandar, pero al despojarse, siendo en forma de
Dios, no escatimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo,
se hizo semejante a los hombres y tomó la posición de siervo203, porque Él tuvo que tomar esa
posición. En Hebreos nos dice que aprendió la obediencia, y por lo que padeció fue que Él
aprendió204, y creció en sabiduría y gracia delante de Dios y de los hombres, como lo dice en
Lucas 2:52.
¿Para qué sirvió el Señor Jesús? Para en Su propia humanidad llevar a la humanidad a su
máxima expresión, y por eso Él fue el varón perfecto, la clase de hombre que Dios quiere. Ese
hombre es Jesucristo; pero luego este Jesucristo tenía que cargar con el pecado de todos
nosotros, con la mancha del pecado, con el diablo, con la incircuncisión y muchas otras cosas, y
tenía que derramar Su Espíritu; por eso que el Espíritu no había venido antes en este sentido.

Ríos de agua viva


“37En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si
alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38El que cree en mí, como dice la Escritura, de su
interior correrán ríos de agua viva. 39Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que
creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún
glorificado” (Juan 7:37-39).

203
Cfr. Filipenses 2:7,8
204
Cfr. Hebreos 5:8
630 La casa y el sacerdocio

Primero era la fiesta de la Pascua, luego las primicias; luego venía Pentecostés; es decir, que
primero Él tenía que morir, que resucitar, que ascender al cielo para que el Espíritu pudiera
descender. ¿Por qué tenía que ser este orden, mis amados hermanos? Porque el Espíritu de
Dios estaba esperando que Jesucristo consiguiera en Él todo lo que nosotros necesitamos. Si
el Espíritu venía antes de que Jesús resucitara, no podía tomar los valores de la resurrección de
Jesucristo para transmitirnoslos; Cristo tenía que morir primero, tenía que resucitar, tenía que
ascender; Él no podía venir porque Cristo no había sido aún glorificado; pero cuando fue
glorificado, cuando en la persona del Señor Jesús se manifestó plenamente la gloria de Dios y la
vida de Dios, ahora Jesucristo llevó al hombre a la máxima expresión, lo sentó a la diestra de
Dios Padre, y entonces el Espíritu Santo dice que ya no hay nada más que añadir; ya está
compuesto todo el óleo de la santa unción. Antes era solamente aceite de olivas y no tenía
mirra, pero cuando murió Jesucristo, le fue agregada la mirra, y la canela; pero sin ser
resucitado, pues le falta el cálamo y hace falta la casia. Pero ahora ya lo tiene todo; el aceite de
la unción tiene todo lo que es de Cristo; por eso ya no sólo se le llama el Espíritu Santo, sino que
se le llama el Espíritu de Jesucristo; porque todo lo que es de Él y lo que es del Padre, lo trae el
Espíritu Santo.
El Espíritu Santo tiene la función de comunicar a la Iglesia al mismo Padre, al mismo Hijo y
todo lo que el Hijo logró en Su humanidad, en Su crucifixión, en su resurrección y en su
ascensión, y al ser glorificado, el Espíritu toma todo lo que es de Cristo y todo lo que es del
Padre y lo suministra a la Iglesia. Y el Padre y yo vendremos, ya no os dejaré huérfanos. Aquí
tenemos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, y al Hijo resucitado. Todo lo que el Señor vivió es
para nosotros. A veces pensamos que la vida de Jesús es una historia del pasado, que no es
conmigo; no. Él vivió para que yo viviera, Él es mi vida. “Cuando Cristo, vuestra vida, se
manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria” (Colosenses 3:4).
Porque Él se encarnó para poder dársenos como alimento, y digerirlo, y formarse en nosotros y
El óleo de la santa unción y el incienso 631
transformarnos; y así como Él vivió, vivimos nosotros; así como Él murió, morimos a nosotros
mismos, por gracia de Él y con la ayuda de Él.
Uno muchas dice de sí mismo que es malo y que no puede negarse a su propia fuerza y
cuenta; pero para esto está el Espíritu, el aceite de la unción, para que sea aplicada la mirra.
Señor, qué miserable soy; mira lo que siento, mira lo que pienso; mira, Señor, mi egoísmo, mira
mi avaricia, mira mi pereza, mira mi lujuria; Señor Jesús, ten misericordia de mí, no quiero esto
que vivo. El Señor Jesús dice: “El que a mí viene, de su interior correrán ríos de agua viva; eso
dijo del Espíritu”. Y el Espíritu empieza a aplicar la mirra, y esto que fue tan miserable empieza
a ser resistido por la mirra. Porque, imagínense, es como si tuvieras un elixir y en este elixir hay
dos clases de elementos: unos con los antibióticos, que son los que atacan todas las
infecciones, todos los cuerpos extraños, malignos; y otros que tienen las vitaminas, proteínas,
que ya no son para atacar los males, sino que suplen lo necesario a la vida y a los tejidos. Esto
es lo que hace el Señor. El Espíritu nos da los antibióticos de la crucifixión, y las vitaminas de la
resurrección, de la ascensión.
El Espíritu de Dios es el que aplica todo lo de Cristo y se hace real en nuestra vida, en nuestra
experiencia, todo lo que Jesús vivó Él solo. El solo murió para que yo pueda morir con Él,
resucitó para que yo resucite con Él, ascendió para que yo ascienda con Él, y tú, la Iglesia, el
Cuerpo de Cristo; es decir, que el grano de trigo no está solo; la vida de Él, en otros produjo
muchos granos iguales a Él. Porque la intención de Dios es que seamos idénticos, seamos
conformados a Su imagen y semejanza; o sea que Dios está detrás de algo grande y glorioso.
Para eso Él se reveló, para eso Jesús nació, creció, vivió en el trabajo de la carpintería, para
desarrollar las posibilidades nuestras. En Su vivir y en Su morir, para liberarnos de todo lo que
Dios no quiere, y resucitar y empezar de nuevo con una vida que renuncia al pecado, a la carne,
al diablo, al mundo, a la muerte, y ascender al cielo para estar con Él y reinar con Él. Y quien
aplica todo esto, quien nos trae la mirra, quien nos trae la canela, el cálamo, la casia, es el óleo
632 La casa y el sacerdocio

de la unción, las especias con el aceite de la unción, es el Espíritu de Jesucristo.


El aceite de la unción nos trae lo que es de Cristo, y la Palabra dice que el aceite de la unción
baja por la cabeza de Aarón, desciende sobre la barba, y baja hasta el borde de sus
vestiduras205. La cabeza es Cristo, la barba es el ministerio y el resto de sus vestiduras es todo
el Cuerpo de Cristo. El aceite de la unción de Dios, baja y nos va transmitiendo y recubriendo
de lo que el Señor es. Grande es esta verdad. Esto no es sino por Él yendo al Padre. El que
a mí viene, de su interior correrán ríos de agua viva, y esas aguas vivas son el Espíritu Santo.
El Espíritu estaba esperando que Él fuera glorificado. ¿Para qué? Para que el aceite de la
unción fuera compuesto y tuviera toda la composición y todas las medidas completas, para
podérselas aplicar a la Iglesia. La Iglesia no está huérfana, la Iglesia tiene al Padre, tiene al
Hijo y al Espíritu; la Iglesia tiene a Cristo resucitado.

205
Cfr. Salmo 133
El óleo de la santa unción y el incienso 633
Habiendo muerto, habiendo cortado con todo lo negativo, ha resucitado, ha ascendido, y el
Espíritu toma esas realidades y las transmite a la Iglesia, para que la Iglesia sea el Cuerpo de
Cristo; por eso es que no vemos lo exterior. Al hablar de la Iglesia, lo que nos interesa es la
naturaleza interna de la Iglesia, la unción con este ungüento, con este aceite de que estamos
hablando, con él ungirás el tabernáculo de Dios. Ungirás el candelero; este es el candelero de
Dios; ungirás los vasos del ministerio; estos son los vasos del ministerio; ungirás a los
sacerdotes; estos son los sacerdotes; la unción de Dios para Su Iglesia, estos sacerdotes, a este
candelero, a esos vasos del ministerio y a este tabernáculo. Así que, hermanos, recibamos Su
bendición y la unción de Dios. Amén.

Breve introducción al incienso


“34Dijo además Yahveh a Moisés: Toma especias aromáticas, estacte y uña aromática y
gálbano aromático e incienso puro; de todo en igual peso, 35y harás de ello el incienso, un
perfume según el arte del perfumador, bien mezclado, puro y santo. 36Y molerás parte de él
en polvo fino, y lo pondrás delante del testimonio en el tabernáculo de reunión, donde yo me
mostraré a ti. Os será cosa santísima. 37Como este incienso que harás, no os haréis otro
según su composición; te será cosa sagrada para Yahveh. 38Cualquiera que hiciere otro
como este para olerlo, será cortado de entre su pueblo” (Éxodo 30:34-38).
Cristo es el perfumador; lo que Él hace en Su pueblo es el arte del perfumador. Aquellas
especias aromáticas mezcladas con el incienso puro que representa la oración de los santos, es
la obra del Señor. Las especias se machacaban. Cuando el Señor fue machacado para ser
recibido, no fue la oración sola, sino la oración con las especies machacadas en el nombre del
Señor.
Recordemos que el incienso representa las oraciones, y había el incienso de la mañana y el
de la tarde, y en los momentos especiales de culto, pero había una porción de incienso que
634 La casa y el sacerdocio

estaba siempre en el Lugar Santísimo, que representa la oración constante en espíritu; es decir,
ese orad sin cesar, permanentemente, aunque no sea necesariamente el momento de culto,
pero es la carga principal que estaba percibiendo en el espíritu.
Lo sagrado es lo que es para Yahveh; tan pronto deja de ser para Yahveh, pierde su carácter
de sagrado. Lo santo o lo santísimo quiere decir totalmente separado para uso exclusivo de
Dios. Cuando Dios no es el fin, el objetivo deja de ser santo. Por eso dice: “Cualquiera que
hiciere otro como este para olerlo, será cortado de entre su pueblo”. La oración no es para
olerla sino para Yahveh. A veces nosotros decimos: Este canto que vamos a cantar me
gusta, pero no se lo cantamos a Dios, sino que lo cantamos porque nos gusta a nosotros;
entonces estamos componiendo un incienso para el hombre. Cuando el canto no es para el
Señor sino para nuestro gozo y nuestra alegría, entonces estoy haciendo un incienso no para
Dios sino para mí.
Cuando algo santo es profanado, es cambiar su objetivo, o sea que no es el Señor el objetivo,
así sea bueno; aunque no esté ni fornicando, ni robando, ni asesinando, ni matando solamente;
pero está quitando el objetivo, que es Dios, se está poniendo uno mismo en el centro. Lo que
yo tengo que sentir es tan espiritual y sutil, que voy a olerlo yo, pues es evidente que cuando se
hace para Yahveh, también lo olemos, pero el objetivo íntimo es lo que cuenta.
El óleo de la santa unción y el incienso 635

Capítulo XXXV

EL ALTAR DE ORO DEL INCIENSO206

El santuario

206
Enseñanza en el 7° Campamento Nacional de iglesias colombianas, en Arbeláez, Cundinamarca, Colombia, el 29 de junio de 2002. Grabación y transcripción: Marlene Alzamora.
634 La Casa y el Sacerdocio

Vamos a dedicar un tiempito para estudiar algo de la Palabra. Todos los que puedan seguir en
su Biblia con cuidado las lecturas que vamos a hacer, por favor háganlo. Inicialmente vamos a
abrir en el capítulo 9 de la epístola a los Hebreos y vamos a ver algunas porciones conocidas.
Vamos a iniciar por aquí para recordar y subrayar algunas frases que aparecen en este
contexto, que ya son conocidas de los hermanos, pero vamos a comenzar desde allí. Hebreos 9
desde el versículo 1; vamos a ir leyendo despacio algunos versos y nos detendremos en
algunas frases claves para que a partir de allí continuemos: “1Ahora bien, aun el primer pacto
tenía ordenanzas de culto (es lo que podíamos llamar ciertos tipos de ritos) y un santuario
terrenal (es decir, una casa con mobiliario). 2Porque el tabernáculo estaba dispuesto así (o sea
que esa casa, ese mobiliario y esos ritos, tenían una disposición): en la primera parte, llamada el
Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición (aquí no menciona el
atrio y el altar de bronce porque está hablando es del santuario). 3Tras el segundo velo estaba la
parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo, 4el cual tenía un incensario de oro y el arca del
pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná,
la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto; 5y sobre ella los querubines de gloria que
cubrían el propiciatorio; de las cuales cosas no se puede ahora hablar en detalle”. Significa que
hay mucho más que decir, como lo decía en otra porción de esta carta. Hay muchas cosas que
decir, pero a los Hebreos estaba solamente introduciéndoles; quiere decir que esa introducción
es apenas para colocarnos en la línea de las demás palabras que aquí no fueran dichas pero
que sí estaban reveladas en el Espíritu; por lo cual el escritor de la carta puede decir: no se
puede ahora hablar en detalle; y en otro lugar dice: no podemos hablar ahora de estas cosas
debido a que son niños, dice sobre todo en el capítulo 5; entonces quiere decir que hay una
revelación en el espíritu de la iglesia desde los apóstoles que aquí está introducida. Pero el
Espíritu Santo desde la introducción nos lleva al contenido que ya estaba en su corazón, al cual
ellos se están refiriendo con esas frases.
635

“6Y así dispuestas estas cosas (y vuelvo a subrayar la expresión “dispuestas”; ya la habíamos
leído un poquito antes; en el versículo 2 decía: “estaba dispuesto así”), en la primera parte del
tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto”. Aquí lo dice
el autor a los Hebreos en presente, porque esta carta se escribió antes del año 70, cuando
todavía estaba en pie el templo físico; por eso él habla en presente en la época anterior al año
70: “Entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto”; claro, después del
año 70 fue destruido el templo y ya no pudieron entrar más, hasta el día de hoy.

El tiempo de reformar las cosas


“7Pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual
ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo (ahora, voy a subrayar esta frase
que es la clave); 8dando el Espíritu Santo a entender con esto que (esa es la parte que voy a
subrayar) que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la
primera parte del tabernáculo estuviese en pie (subrayo). 9Lo cual es símbolo para el tiempo
presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en
cuanto a la conciencia, al que practica ese culto, 10ya que consiste sólo de comidas y bebidas,
de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de
reformar las cosas (subrayo: “el tiempo de reformar las cosas”). 11Pero estando ya presente
Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo,
no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 12y no por sangre de machos cabríos ni de
becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo,
habiendo obtenido eterna redención”.
Vamos por ahora a parar la lectura, y vamos a rememorar algo de lo que acabamos de leer. Se
nos muestra una disposición en los ritos y en el diseño de la casa de Dios; es un tabernáculo que
636 La Casa y el Sacerdocio

tiene un Lugar Santísimo con determinado mobiliario en ese Lugar Santísimo; tiene un Lugar
Santo con un determinado mobiliario también en el Lugar Santo; no lo menciona pero está
implícito, porque está asociándolo con la tipología en el libro del Éxodo y el Pentateuco en
general; también hay un atrio con un determinado mobiliario y unos determinados ritos; hay un
sacerdocio; todas estas cosas no pertenecen solamente al pasado; hay las frases claves que
subrayamos, que nos dicen que el Espíritu Santo con estas cosas, con este Santuario, con estas
ordenanzas de culto, con estos ritos, con estos mobiliarios, estaba queriendo dar a entender
algo propio del Nuevo Testamento; o sea que cuando leímos esos pasajes del Antiguo
Testamento relativos al Tabernáculo, relativos al Lugar Santísimo, a su mobiliario, etc., Dios no
nos está hablando solamente de cosas del pasado, sino que el Espíritu Santo con esas cosas,
con esas disposiciones, con esas ordenanzas de culto, etc., estaba dando a entender a la iglesia
cosas propias del Nuevo Testamento. Así que cuando leemos esos pasajes no estamos leyendo
solamente una historia, sino que estamos leyendo para que el Espíritu Santo nos hable con
cosas del Antiguo Testamento, lo propio del Nuevo Testamento. Por eso en el verso 9 decía: “Lo
cual (o sea, todas esas disposiciones, esas ordenanzas de culto, etc.) es símbolo para el tiempo
presente”.
Así es que estaremos considerando algunas cosas del Antiguo Testamento, pero no
estaremos solamente en una cátedra de historia ni de arqueología, no; estaremos confiando en
que el Espíritu Santo nos ayudará, nos abrirá los ojos, a entender cosas del tiempo presente, del
tiempo de reformar las cosas; aquí las cosas eran tipológicas, pero el Nuevo Testamento es el
tiempo de reformar las cosas, cuando las cosas tipológicas pasan a ser las cosas espirituales y
verdaderas. Entonces hermanos, la idea es continuar estudiando las disposiciones del
santuario, las ordenanzas del culto, los muebles del santuario, lo que Dios está dando a la
iglesia en el Nuevo Testamento; y nosotros no queremos otra cosa que con todos nuestros
hermanos en todo el mundo, ser Su iglesia, conforme a Su Palabra; pues esto es para nosotros.
El altar de oro del incienso 637

Diferentes aspectos tipológicos


Con los hermanos de la iglesia en Teusaquillo, estuvimos ya estudiando lo relativo al arca del
pacto. El hermano Maximino transcribió todo; después en un campamento que tuvimos como
este en Melgar, estudiamos lo relativo a la mesa de los panes de la proposición; los hermanos
de la iglesia en Sogamoso lo están transcribiendo; con la iglesia en Usaquén, hace ya un tiempo,
estudiamos lo relativo al candelero, lo cual ya ha sido editado y está en la mano de los
hermanos; después con la iglesia en Guaruja, en Sao Paulo, Brasil, estudiamos lo relativo al
tabernáculo; y con los hermanos en Teusaquillo, en un retiro que tuvimos, estudiamos lo relativo
a las cortinas y se estudió lo relativo a las tablas, a las barras del tabernáculo, a las columnas, al
velo, etc. También con la iglesia en Usaquén se estudió lo relativo al sacerdocio, a las vestiduras
sacerdotales, a la consagración sacerdotal; entonces ahora vamos a dar una continuidad. De mi
parte, tengo en mi corazón compartir con los hermanos lo relativo al altar de oro del incienso. Ya
vimos el arca, vimos la mesa de los panes, vimos el candelero, vimos el tabernáculo, el
sacerdocio; entonces ahora estaremos complementando esas consideraciones con el altar del
incienso; estaremos estudiando el altar de oro; es un altar diferente al altar de bronce. El altar de
bronce es el altar que está en el atrio; era el altar en el cual se ofrecían sacrificios; ese no es este
altar que vamos a estar estudiando; no nos referimos al altar de los sacrificios que era de
bronce, donde se sacrificaban aquellos animales que representaban a Cristo, y que estaba en el
atrio de la casa de Dios; nos estaremos refiriendo a otro altar que está más adentro, al altar de
oro, al altar de la intercesión, al altar del incienso, al altar de la oración.
Mis hermanos saben que todas estas cosas representan diferentes aspectos de Cristo. Las
fiestas representan diferentes aspectos de Cristo. Las disposiciones representan diferentes
aspectos de Cristo y de la iglesia porque Cristo y la iglesia son el misterio de Cristo, como dice
Efesios capítulo 3. Ustedes recuerdan que la fiesta de la pascua representa el aspecto de Cristo
638 La Casa y el Sacerdocio

crucificado por nosotros; la fiesta de los panes sin levadura representa el aspecto de Cristo
como nuestro alimento. “El pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del
mundo”.207 La fiesta de las primicias representa el aspecto de Cristo resucitado, Cristo las
primicias; la fiesta de Pentecostés representa el aspecto de Cristo enviando Su Espíritu y el
Espíritu trayéndonos a Cristo; la fiesta de las trompetas representa a Cristo siendo anunciado
como estábamos cantando, predicado a los gentiles, creído en el mundo; la fiesta de la
expiación representa a Cristo como abogado, como Sumo Sacerdote intercediendo a la diestra
del Padre por nosotros, aplicando el sacrificio de la pascua, que también es la expiación para
nuestro perdón y para mantenernos delante del Señor; y la fiesta de los tabernáculos, la última
fiesta, representa a Cristo esperado, la segunda venida de Cristo. Esas distintas fiestas
presentan diferentes aspectos de Cristo; asimismo estos dos altares: el del atrio, de bronce,
donde se sacrificaban los animales que representaban a Cristo, representa la pascua; en
cambio, el altar donde se intercedía en base al sacrificio del atrio, pero que se intercedía delante
del Lugar Santísimo, se intercedía delante del arca y del propiciatorio, eso representa la
expiación. Hay una obra de Cristo que es la que se hizo en el atrio, que es la obra de la pascua,
y otra obra que es la que se realiza en el interior, que es la obra de la expiación; o sea, en una es
muerto por nosotros y ahora es intercediendo por nosotros.

Del altar de bronce al de oro

207
Juan 6:51
El altar de oro del incienso 639

Para ir complementando poco a poco estas cosas, veamos 1 Juan 1: 7 en adelante: “7Pero si
andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de
Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. Aquí cuando dice: “la sangre de Jesucristo nos
limpia de todo pecado”, se está refiriendo a la obra de Cristo en el atrio; él murió en la cruz; el
altar de bronce representa la cruz donde fue sacrificado el Cordero. Entonces aquí cuando dice:
“la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”, la sangre de Jesucristo proviene del
altar de bronce, el altar del sacrificio, el altar que está en el atrio, que es figura de la cruz de
Cristo. En ese contexto sigue diciendo: “8Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a
nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y
justo (no solamente misericordioso, sino “justo”, justo por qué? porque el Hijo pagó el precio de
nuestros pecados, y si lo reconocemos con corazón sincero, contrito, creyendo en el Señor,
entonces Dios no va a cobrar otra vez en nosotros lo que ya cobró en Cristo; por eso no sólo es
por misericordia, sino por justicia, por su propia justicia y por su propio Hijo. Dios es fiel y justo,
no sólo misericordioso; justo) para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. 10Si
decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
2:1
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado...”. ¡Ah!
ya en el atrio fue sacrificado el cordero, ya el Señor Jesús murió en la cruz, ya derramó Su
sangre para perdonarnos de nuestros pecados, pero ahora después de haber sido salvados,
después de haber sido regenerados, después de haber sido hechos hijos de Dios, después de
haber sido perdonados, a veces y muchas veces, caemos de nuevo; entonces necesitamos otro
aspecto de la obra de Cristo, el aspecto del abogado, el aspecto del intercesor a la diestra del
Padre a nuestro favor y este otro aspecto es el que está representado en el otro altar más
interior, el altar del incienso, donde se ofrece un incienso preparado de una manera especial,
que estaremos considerando esas especies que formaban el incienso, todas representativas de
distintos aspectos de Cristo.
640 La Casa y el Sacerdocio

Entonces, hermanos, seguimos leyendo en el capítulo 2 del 1 Juan: “1Hijitos míos, estas cosas
os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el
Padre, a Jesucristo el justo”. Aquí se nos presenta otro aspecto del Señor Jesús. En el atrio, el
altar de bronce es Cristo crucificado, pero en el altar de oro, frente al Lugar Santísimo, es Cristo
abogado, Cristo intercediendo por nosotros. “Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para
con el Padre, a Jesucristo el justo. 2Y él es la propiciación por nuestros pecados”. Nótese que la
intercesión de Él se basa en la propiciación. En el atrio fue realizado el sacrificio expiatorio, pero
en la intercesión se consiguen los efectos del sacrificio aquí en el atrio para Sus hijos cuando
pecan, cuando tienen dificultades en sus debilidades y caen; necesitamos la intercesión de
nuestro Señor. Hermanos, yo les digo esto: No es cuando estamos bien que el Señor intercede;
nosotros necesitamos intercesión no sólo cuando estamos bien; claro que también cuando
estamos bien con el Señor, estamos en paz, andando en el Espíritu, necesitamos intercesión
para mantenernos en el Espíritu; pero cuando caemos, cuando estamos en dificultades, ahí es
cuando necesitamos más la intercesión del Señor Jesús.
Como el Señor le dijo a Pedro. ¿Qué le dijo el Señor a Pedro? “31Simón, Simón, he aquí
Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; 32pero yo he rogado por ti, que tu fe no
falte”. Como él tenía certeza de la respuesta del Padre, añadió: “y tú, una vez vuelto (o sea,
volverás porque yo pedí por ti, y una vez vuelto), confirma a tus hermanos”.208 No solamente
tenía la certeza de que lo restauraría, sino que lo confirmaría en el ministerio. Satanás te ha
pedido para zarandearte, pero yo he rogado por ti. Fíjense, el Señor le pone pero a la zaranda, y
es la intercesión. Satanás te pidió para zarandearte, él te pidió, pero yo también te digo. Delante
del trono se presentaron dos, el acusador y el abogado; el Señor es el juez; entonces el
acusador pidió para demostrarle a Dios que Pedro era un miserable, y de hecho lo llevó a negar

208
Lucas 22:31,32.
El altar de oro del incienso 641

al Señor, pero luego el Señor también dijo: yo he rogado por ti. Hermanos, el altar de oro donde
se presenta el incienso, representa este aspecto de Cristo como abogado, pero Su abogacía es
en base al sacrificio. Estos dos altares están relacionados; lo que se presenta en el altar de oro
es sobre la base de lo que se hizo en el altar de bronce, en el atrio; por eso dice: él es la
propiciación; la palabra sinónima es expiación. Propiciación y expiación son palabras sinónimas.
Expiación proviniendo más del Antiguo Testamento y Propiciación proviniendo del Nuevo
Testamento. “Y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”. Nos
damos cuenta, pues, que hay dos altares: uno de bronce y uno de oro. En este campamento, por
parte mía, con la ayuda del Señor, nos vamos a concentrar en el altar de oro del incienso y en el
incienso.

Conforme al modelo
Ahora pasemos a otra sección. Ustedes recuerdan cuando el Señor Dios en el Antiguo
Testamento llevó a Moisés al monte y se le reveló en el monte; ustedes recuerdan que incluso
unos ancianos subieron con Moisés y vieron aquel embaldosado y escucharon aquellas voces y
estaban temblando, como después también le ocurrió a Moisés; y Dios le reveló a Moisés ciertas
cosas; ustedes recuerdan que cuando Dios le revela los detalles del tabernáculo (vamos a
leerlo), Él le dice que aquello era un modelo. Éxodo capítulo 25 dice eso, y después lo remarca
Hebreos, que esto era un modelo. Éxodo 25:9: “Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño
del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios (entre ellos, el altar de oro), así lo haréis”; o
sea que esto no podía hacerse de cualquier manera, sino conforme al modelo que había sido
mostrado en el monte.
Ahora, pasemos al capítulo 26; allí está toda la descripción del tabernáculo; en el 25 estaba la
del arca, la de la mesa, la del candelero; en el 26 la del tabernáculo; en el 27 el altar del bronce.
Fíjense, hermanos, en que la descripción del altar de oro aparece hacia el final. Está apenas en
642 La Casa y el Sacerdocio

el capítulo 30; ¿por qué? porque ¿cómo iba a haber altar de oro del incienso sin haber
sacerdocio primero, y sin haber antes del sacerdocio el altar de bronce? O sea que Dios no
colocó en desorden estas revelaciones; Él empezó por donde tenía que empezar, en lo más
íntimo, en el arca. Después de describir el arca que está en el Lugar Santísimo, describe la
mesa, el candelero, el tabernáculo y el altar de bronce, el sacerdocio, la consagración
sacerdotal, las ofrendas diarias, y entonces recién en el capítulo 30 llega al altar del incienso; o
sea que el altar del incienso tiene que tener una base; la intercesión no es escuchada sin una
base. Si el Señor Jesús no hubiera muerto, ninguna oración sería escuchada, y ninguna oración
es escuchada en el mérito de la persona o en la justicia propia de la persona. Lo único que hace
que Dios oiga nuestras oraciones es porque son hechas en el nombre del Señor Jesús, por la
muerte de Cristo y por la sangre de Cristo. Por eso el altar del incienso aparece hacia el final; el
efecto de la intercesión tiene que tener la base de la redención, de la muerte de Cristo.
Entonces, hermanos, vamos a ver aquí unos detalles. El modelo que vio Moisés significa que en
el cielo, donde le fue revelada la realidad espiritual, existe aquello que fue representado en este
tabernáculo. Por ejemplo, estaba el trono de Dios, entonces colocó el arca; y como ese trono no
es sólo de juicio sino de gracia, colocó sobre el arca el propiciatorio. Estaban aquellos siete
espíritus de Dios, entonces Dios colocó aquel candelero. Estaba un mar de vidrio, un mar de
cristal, entonces colocó un lavacro de bronce; ese lavacro de bronce se corresponde allá con el
atrio con el mar de cristal. Los siete espíritus se corresponden con el candelero en el Lugar
Santo. El trono se corresponde con el arca. Pero entonces estamos viendo que delante del trono
está el altar de oro de la intercesión. Vamos a ver que eso estaba primero en el cielo, y por eso
se convirtió en un modelo para la maqueta que se hizo en la tierra.
Vamos a Apocalipsis 8 donde San Juan está viendo lo celestial, lo que vio Moisés; lo de
Moisés es una figura. Es muy importante que sigamos con atención este pasaje de Apocalipsis
8, pues es ya la visión de lo que hay en el cielo. Recuerden que en el capítulo 4, Dios le dijo a
El altar de oro del incienso 643

Juan: sube acá; entonces Juan dejó la tierra y entró en la presencia de Dios en el cielo y vio el
trono, vio los 24 tronos, vio los seres vivientes, vio todas aquellas cosas gloriosas, y entre esas
cosas gloriosas vio esta que aparece aquí en el capítulo 8; estas cosas pertenecen a la visión de
la apoteosis del Cordero cuando abre los sellos; esa fue una visión que vio Juan cuando subió a
los cielos en espíritu. “1Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media
hora. 2Y Vi”. En ese contexto del séptimo sello aparece la letra “y”; esa letra “y” está ligando las
trompetas con el séptimo sello. Si apareciera “vi” separado, uno podría decir: los sellos se
acaban aquí y ahora comienza otra cosa; pero cuando dice “y”, quiere decir que el séptimo sello
continua con las trompetas; o sea que en el séptimo sello es que se abren las trompetas. Aquí
las trompetas se presentan para ser tocadas por siete ángeles, pero antes de ser tocadas hay
algo que acontece como resultado de las funciones en el altar de oro.

Intercesión antes de las trompetas del juicio


Pongan atención: los ángeles aparecen tan pronto comienzan las trompetas, pero no las tocan
hasta que algo acontece en el altar de oro del incienso; entonces es muy importante entender
esto, porque vamos a ver cómo ese altar de oro lleva de la tierra al cielo en el nombre del Hijo
ciertas oraciones que mueven al cielo a llevar adelante el propósito eterno de Dios, lo cual
implica derribar todo otro reino rival, como dice la Escritura, que es necesario que sea derribado
todo otro reino, dominio, para que se siente el rey verdadero que es el Señor;209 eso sucede
como respuesta al incienso que sube del altar de oro. Entonces fíjense en la importancia que
hay del altar de oro antes de que se toquen las trompetas, y después que se toquen las
trompetas, lo que hace que las trompetas se toquen, lo que hace que se anuncie el juicio de
Dios, lo que hace que se aplique el reino derribando toda autoridad rival y abriendo el camino

209
Ver 1 Corintios 15:24,25.
644 La Casa y el Sacerdocio

para el reino de Dios, lo que hace que eso suceda es lo que se realiza en el altar de oro; por eso
es muy importante entender esto del altar de oro.
Dice Apocalipsis 8: “1Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media
hora. 2Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron siete trompetas”.
Pero todavía no las tocaron; entre el versículo 2 y el versículo 6 están los versículos 3, 4 y 5. Los
versículos 3, 4 y 5 de Apocalipsis 8, antes de que se comience a tocar las trompetas desde el
versículo 6, es la base de estas trompetas. “3Otro ángel vino entonces (es decir, cuando ya
aparecieron los ángeles con las siete trompetas ese es el entonces, no antes, sino ahí) y se paró
ante el altar”. ¿Qué altar es éste? ¿Es el altar del atrio o el de oro? Por el contexto, es el de oro.
Acuérdense de que esto era la realidad en el cielo; por eso fue que Moisés hizo el altar de oro en
la tierra porque a él le fue mostrado lo mismo que a Juan y él hizo una figura; y Juan está
mostrando la realidad que fue la base de la figura. “3Otro ángel vino entonces y se paró ante el
altar, con un incensario de oro; (miren lo que acontece acá) y se le dio mucho incienso para
añadirlo a las oraciones de todos los santos”. Las oraciones de todos los santos son pocas, pero
como se hacen en el nombre del Señor Jesús, y luego estaremos viendo algunas de las
propiedades de las especies del incienso, es la obra del Señor Jesús, es el nombre del Señor
Jesús el que hace que se aumente el incienso.
Si fuéramos a depender de nuestras oraciones serían muy pocas, pero el Señor está
intercediendo por nosotros; Él está intercediendo, entonces celestialmente se le añade incienso
a las oraciones de los santos; o sea, es incienso que se le añade al nuestro, es la intercesión de
Cristo la que sustenta nuestra intercesión, es el nombre de Cristo el que hace que nuestras
oraciones sean oídas. Entonces por eso dice aquí: “se le dio mucho incienso (o sea que la
intercesión de Cristo es tremenda) para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el
altar de oro que estaba delante del trono”. Por eso fue que Moisés puso el altar de oro delante
del Lugar Santísimo frente al arca y al propiciatorio, porque en el cielo era así. El altar de oro
El altar de oro del incienso 645

estaba delante del trono. Entonces miren lo que aconteció: “4Y de la mano del ángel”; eso fue
después, no antes, después de las oraciones de los santos acrecentadas por la intercesión de
Cristo, que es lo que les da verdadero sentido y efecto. “4Y de la mano del ángel subió a la
presencia de Dios el humo del incienso con...”. ¡Ah! no dice: “de”, como si nuestras oraciones
solas fueran el incienso, no; “con”, es decir, nosotros subimos en Cristo. “El humo del incienso
con las oraciones de los santos”. Cuando llegó eso a la presencia de Dios, ¿cuál fue el efecto?
“5Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; (¿y cómo
consecuencia qué hubo?) y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto”.
Entonces, ahora sí se tocan las trompetas. ¿Para qué tiró el ángel ese incensario a la tierra?
Para producir el juicio de Dios, para que el propósito de Dios, que es el sentido de las oraciones
de los santos se cumpla; porque el Señor dijo: “9Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que
estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10Venga tu reino. (Porque lo que hay en la tierra
no es Tu reino.) Hágase tu voluntad”.210 Porque lo que se está haciendo no es Tu voluntad;
entonces Dios quiere que la iglesia tenga el interés que el cielo tiene; pero si el cielo no
encuentra “cómplices” en la tierra, entonces la voluntad de Dios no se va a hacer todavía,
porque Dios no encuentra aliados en la tierra. Una vez Sadoc quería irse con David, pero David
le dijo: Mira Sadoc, es mejor que tú te quedes en Jerusalén porque ahí tú vas a preparar mi
regreso, pues cuando yo regrese tengo que encontrar gente mía, y tú, Sadoc, eres el que vas a
preparar mi bienvenida en Jerusalén; porque en ese momento David estaba siendo rechazado;
y entonces nosotros recibimos a Cristo y nos queremos ir ya para el cielo, en vez de decir como
David a Sadoc: No, no te vengas para el cielo todavía conmigo, quédate en Jerusalén porque ¿a
quién tengo yo en Jerusalén sino a ti? Quédate ahí, prepárame el regreso; yo tengo que volver,
pero tú, Sadoc, eres el que va a preparar mi regreso. Lo mismo sucede acá; el Señor no nos

210
Mateo 6:9,10.
646 La Casa y el Sacerdocio

lleva para el cielo inmediatamente cuando le recibimos, sino que nos deja aquí en la tierra como
a Sadoc y tenemos aquí que preparar Su regreso y tenemos que estar aquí de acuerdo con Él,
que aquí se haga Su voluntad. Entonces es nuestra oración en unión con la de Cristo; porque las
oraciones que no son unidas a Él, unidas a Su propósito, son oraciones vanas, son oraciones en
la carne. Hay oraciones que Dios no responde, que no son en el nombre de Cristo, y no son
según Su voluntad. Si pedimos alguna cosa, según Su voluntad, Él nos oye; la base es según Su
voluntad; y ahí debajo de esa frase: según su voluntad está incluido el propósito eterno de Dios,
o sea, el establecimiento del reino de Dios; o sea, que venga Su reino y se haga Su voluntad
aquí en la tierra. Pero si se ora así es porque no se está haciendo Su voluntad aquí en la tierra,
y no está reinando Él; están reinando otros, está reinando el diablo.
Entonces la intercesión del pueblo comprometido con el objetivo de Dios, pujando todos juntos
para que venga Su reino, hace que el fuego del altar se encienda y el ángel toma aquel
incensario y lo arroja a la tierra y produce esto que dice aquí: truenos, voces, relámpagos y un
terremoto. ¿Eso qué es? El juicio de Dios, o sea, la remoción de las cosas removibles para que
quede el reino inconmovible; es decir, para que se cumpla el propósito de Dios; pero Dios no
quiere cumplir Su propósito sin nosotros y sin nuestra intercesión en estrecha unión con la de
Jesucristo a la diestra del Padre; intercesión en función de Su propósito, porque a veces oramos
para que el Señor nos dé trabajo secular, o para que nos suban el sueldo, o para tener un carrito
nuevo.

El altar de oro y el futuro


Claro que esas oraciones también pueden ser legítimas, pero esas no deben ser las oraciones
centrales; esas son las cosas que Dios añade, esos son los viáticos. Dios espera otra clase de
oraciones en la tierra; Dios espera las oraciones que Él nos enseñó a hacer, que Su nombre sea
santificado, no que mi sueldo sea aumentado. ¿Hay una diferencia, verdad? Que Su nombre
El altar de oro del incienso 647

sea santificado y que venga Su reino; no que me vaya bien en el negocio solamente. Que venga
Su reino y que se haga Su voluntad aquí en la tierra. Después sí, el pan nuestro de cada día;
pero nosotros pedimos el del próximo año, la jubilación, todo de una vez; el pan de cada día;
danos el pan de cada día. Entonces, hermanos, nos damos cuenta de que estas trompetas
comenzaron a sonar para introducir el juicio, y luego, las copas son derramadas a partir de la
séptima trompeta para consumar el juicio; porque las trompetas lo anuncian, lo introducen y las
copas lo consuman. Pero ahí no termina todo; eso se dio para barrer lo que no sirve y entonces
sí establecer el reino de Dios. ¿Se dieron cuenta, hermanos, cómo el futuro está relacionado con
el altar de oro? Con la intercesión de Cristo y la de los santos en Cristo. Ese es el lugar del altar
del incienso. Hermanos, nosotros hoy tenemos que estar ligados al altar del incienso.
Hermanos, vamos a hacer esa lectura introductoria en el Antiguo Testamento, porque no
estamos leyendo sólo una historia sino tipología con la cual el Espíritu Santo nos da a entender
lo propio del Nuevo Testamento; porque esto que vamos a leer es un símbolo para el tiempo
presente. Voy solamente a hacer la lectura inicial y después vamos a entrar en los detalles; no
ahora. Porque tenemos este plan: más o menos adorar al Señor, como el tiempo en que lo
hemos hecho, conforme nos dirija el Espíritu; después enseñar una hora, y la última hora de 11
a 12, vamos a dejarla para que la iglesia, los santos, ustedes, compartan lo que hemos
estudiado esta mañana. Ustedes también tienen el Espíritu Santo, ustedes también están
leyendo la misma Biblia y yo sólo hago una parte; pero el Espíritu Santo pudo haber tocado a
uno o a otro en algo de lo que leyó e incluso algo que ni siquiera se dijo, pero que el Espíritu le
pudo haber mostrado. Entonces, de 11 a 12 vamos a tomarnos el tiempo de reelaborar, la
iglesia, los santos, lo que hemos estudiado, completarlo, enriquecerlo o esclarecerlo. Por ahora,
como ya están cerca las 11, nos quedan solamente quince minutos; vamos a hacer una lectura
panorámica del altar y del incienso, y después, en lo que se trató, vamos a compartir, y en otras
reuniones vamos ya a entrar en más detalle.
648 La Casa y el Sacerdocio

La estructura del altar de oro


Para dejar la plataforma o el trampolín, vamos a Éxodo capítulo 30:1-10: “1Harás asimismo un
altar para quemar el incienso; (el incienso es provisto pero tiene que ser quemado) de madera
de acacia lo harás. 2Su longitud será de un codo, y su anchura de un codo; será cuadrado, y su
altura de dos codos; y sus cuernos serán parte del mismo. 3Y lo cubrirás de oro puro, su cubierta,
sus paredes en derredor y sus cuernos; y le harás en derredor una cornisa de oro. 4Le harás
también dos anillos de oro debajo de su cornisa, a sus dos esquinas a ambos lados suyos, para
meter las varas con que será llevado. 5Harás las varas de madera de acacia, y las cubrirás de
oro. 6Y lo pondrás delante del velo que está junto al arca del testimonio, delante del propiciatorio
que está sobre el testimonio, donde me encontraré contigo. 7Y Aarón quemará incienso
aromático sobre él; cada mañana cuando aliste las lámparas lo quemará. 8Y cuando Aarón
encienda las lámparas al anochecer, quemará el incienso; rito perpetuo delante de Yahveh por
vuestras generaciones. 9No ofreceréis sobre él incienso extraño, ni holocausto, ni ofrenda; ni
tampoco derramaréis sobre él libación. 10Y sobre sus cuernos hará Aarón expiación una vez en
el año con la sangre del sacrificio por el pecado para expiación; una vez en el año hará expiación
sobre él por vuestras generaciones, será muy santo a Yahveh”. Saltémonos lo relativo al dinero
del rescate y la fuente de bronce y lleguemos donde habla del aceite de la unción, y del incienso.
Fíjense que después de haber mencionado el altar, después de muchas bases menciona el
incienso. Después de otras bases, ¿cuáles son las otras bases que se mencionan entre el altar
y el incienso? El rescate, o sea la redención, el precio pagado, la fuente de bronce; o sea el
arrepentimiento, y el aceite de la unción, o sea la regeneración y la obra del Espíritu. Entonces,
recién se menciona el incienso. Habría podido mencionar el incienso después del altar de oro,
pero así como el altar de oro se basa en el altar de bronce, así antes del incienso se habla del
rescate, se habla de la fuente de bronce que están relacionados, y se habla del aceite de la
El altar de oro del incienso 649

unción; después se habla del incienso. Entonces vamos a leer solamente lo relativo al incienso;
después vamos a comentar. El tiempo que vamos a tomar los hermanos no es para tratar
todavía lo relativo al altar y al incienso, sino lo primero que se trató; y después entraremos en
eso. Leamos lo relativo al incienso en Éxodo 30:34-38:
“34Dijo además Yahveh a Moisés: Toma especias aromáticas, estacte y uña aromática y
gálbano aromático e incienso puro; de todo en igual peso, 35y harás de ello el incienso, un
perfume según el arte del perfumador, bien salado, (la palabra que dice allí “mezclado” es
salado) puro y santo. 36Y molerás parte de él en polvo fino, y lo pondrás delante del testimonio en
el tabernáculo de reunión, donde yo me mostraré a ti. Os será cosa santísima. 37Como este
incienso que harás, no os haréis otro según su composición; te será cosa sagrada para Yahveh.
38
Cualquiera que hiciere otro como este para olerlo, será cortado de entre su pueblo”. Entonces,
hermanos, vamos a parar aquí la lectura y vamos a dejar un tiempo para que los hermanos
participen y expongan sobre lo que se trató, lo que se vio en los versículos que leímos en
Hebreos, lo que vimos en Apocalipsis, lo que vimos de la ubicación de estos pasajes en el
contexto. Entonces, hermanos, vamos a tomar un tiempo para que toda la iglesia participe.
U U U
Vamos a abrir la palabra del Señor considerando juntos lo que se inició en esta mañana.
Ustedes son la iglesia; el Espíritu Santo está con ustedes y si ustedes también están con el
Espíritu Santo y con la Palabra, ustedes pueden discernir y juzgar todas las cosas. La iglesia es
la responsable de realizar este discernimiento en el Espíritu y con la Palabra. Sigamos al
Espíritu del Señor y sigamos la Palabra del Señor con plena responsabilidad y con plena
conciencia. La palabra que vamos a considerar en esta noche es continuación de lo que
estuvimos viendo en la mañana. Vamos pues, hermanos, allí al Libro del Éxodo al capítulo 30;
como estábamos cantando al principio, nosotros nos sentamos a los pies del Señor Jesús. Yo
juntamente con ustedes estoy sentado a los pies del Señor Jesús, tengo la Biblia que tienen
650 La Casa y el Sacerdocio

ustedes; ustedes tienen la misma Biblia que tengo yo, tenemos el mismo Espíritu Santo; que sea
uno el que está leyendo acá no quiere decir nada, lo que importa es lo que la Palabra y el
Espíritu Santo le está hablando a cada uno y los hermanos examinen y juzguen. Oremos,
hermanos, antes de leer.
Estamos en el capítulo 30 del libro del Éxodo. Ya esta mañana hicimos la lectura de corrida;
ahora juntos vamos a ir examinando. En esta primera parte, pues bueno, una persona está
presidiendo pero el Espíritu Santo está en ustedes; seguramente Él puede hablarles muchas
cosas que a mí ni se me van a ocurrir. Por eso nos tomaremos un tiempo para completar por
parte de la iglesia este examen conjunto. Empecemos: “1Harás asimismo un altar para quemar
el incienso”. “Harás asimismo”. Esta palabra “harás” junto con la palabra “asimismo” nos quiere
decir que Dios le pide a Su pueblo que Su pueblo le haga todas estas cosas, no solamente este
altar; por eso dice: “asimismo”. Ya antes el Señor le había pedido a Su pueblo que le hiciera un
arca, el arca del testimonio, el arca del pacto; luego el Señor le pidió a Su pueblo que Su pueblo
le hiciera una mesa para los panes de la proposición y que le hiciera esos panes de la
proposición, y el Señor le pide a Su pueblo que le haga un candelero, el Señor le pide a Su
pueblo que le levante un tabernáculo, y el Señor le pide a Su pueblo que le haga un altar de oro
para quemar el incienso. Esta primera palabra junto con la segunda “Harás”.

La relación de Dios con nosotros


¡Qué curioso! Dios, que es el Creador y que todos nosotros lo llamamos con justicia el
Hacedor de todas las cosas, resulta que es un novio, que es un esposo y que no quiere hacer las
cosas solo, sino Él quiere que Su esposa que es Su pueblo, o de Cristo, la iglesia, participe de
las cosas que Él hace. El Señor Jesús dijo una frase interesante: El Padre ama al Hijo y esa es la
consecuencia, porque el Padre ama al Hijo, le muestra todas las cosas que Él hace, para que el
Hijo las haga igualmente; o sea que el Padre, Él puede hacer las cosas Él solo, pero Dios no
El altar de oro del incienso 651

quiso hacer nada, absolutamente nada, sin Su Hijo; esa es la naturaleza del Padre; aún para
planear las cosas tomó como arquitecto a su Hijo. Dice Proverbios 8 que Su Hijo es el arquitecto
delante del Padre.
Ahora, después de que planeó todo con el Hijo, entonces ahora el Padre crea con el Hijo. Dios
no quiere hacer las cosas el solo; Su naturaleza es hacer partícipe de lo que Él hace a Sus
criaturas; Dios nos puede cuidar solo. ¿Qué necesidad hay de que haya ángeles? Pero Dios
quiere cuidarnos usando a los ángeles; Dios podría evangelizar solo, pero Él quiere utilizar a la
iglesia para evangelizar; así como Él lo hizo primero con Su Hijo, ahora Su Hijo lo hace con Su
Espíritu y con Su iglesia. La creación fue con el Hijo; nada de lo que ha sido hecho fue hecho sin
Él, y por Él, por el Hijo. El Padre hizo todas las cosas con el Hijo y por el Hijo, y para el Hijo.211
También la redención se la delegó al Hijo; la arquitectura, la creación, la revelación, la
redención, el juicio; el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio se lo dio al Hijo.212 El Padre es
suficiente en Sí mismo, y cuando nosotros hablamos de las “necesidades” de Dios, claro, lo
hablamos entre comillas, en forma relativa porque en lo absoluto Dios no necesita de nada; pero
como Dios es bueno y tiene un plan y quiere contar con nosotros, así como entre comillas
hablamos que Dios “nos necesita”, pero eso es de manera muy relativa. Dios quiere hacer las
cosas con Su Hijo, y Su Hijo quiere hacer las cosas con la iglesia; Dios quiere contar con la
oración de la iglesia, Dios quiere contar con la participación de la iglesia.

211
Cfr. Colosenses 1:16
212
Cfr. Juan 5:22
652 La Casa y el Sacerdocio

Ustedes recuerdan que cuando el Señor mandó a hacer el arca del pacto, las medidas que
tenía el arca del pacto eran medias medidas en relación a la numerología bíblica. La
numerología bíblica tiene los números de Dios: el número 3, es el de la Trinidad; el número 5, es
el de la gracia; el número 7, es el de la redención. Ustedes recuerdan que en el tabernáculo
aparecían las tablas con un codo y medio de ancho; quiere decir que nosotros solos somos
incompletos; una tabla no cumple el cometido; como dice el dicho: una golondrina sola no hace
verano; entonces por eso la anchura de una tabla de un codo y medio, tenía que estar con la otra
tabla para ser tres codos, que es el número de Dios; lo mismo es con el arca del pacto. El arca
del pacto está compuesta de medias medidas, como decir, la media naranja. Cuando usted ve
una media naranja, usted entiende que en alguna otra parte tiene que estar la otra media
naranja, que juntas es que hacen la naranja entera. Por eso es que el Arca se llama Arca del
Pacto; un pacto no se hace con una persona sola; claro que Dios puede jurar por Sí mismo, pero
como Dios es amor, Él ama a Su Hijo, y también por amor a Su Hijo creó todas las cosas y
también ama las cosas que creó para Su Hijo, entonces por eso el Arca se llama Arca del Pacto,
porque hay una relación, una alianza de Dios con el hombre; por eso se llama también el
tabernáculo de reunión, para reunirse Dios con el hombre. En ese tabernáculo la nube de la
gloria de Dios desciende.
Entonces, hermanos, todo lo que muestra Dios en ese tabernáculo es una relación que Él
quiere tener con nosotros; Él a través de todos los detalles del tabernáculo y del mobiliario del
tabernáculo, está mostrando la relación que Él quiere tener con nosotros; pero entonces Él le
pide a Su pueblo, que Su pueblo haga su parte. Moisés, dile al pueblo que voluntariamente me
traigan una ofrenda, y le dice cual es la ofrenda: azul, púrpura, carmesí, pelo de cabras, ónice,
piedras preciosas, oro, plata, para que me hagan un santuario; o sea, como quien dice: Moisés,
yo quiero morar en medio de ustedes, pero para eso ustedes tienen que tomar una decisión;
ustedes también quieren que yo more con ustedes. ¡Ah! pues al principio cuando yo hice a Adán
El altar de oro del incienso 653

y Eva, yo venía, descendía, visitaba a Adán y Eva y no había ningún problema; ellos me
recibían, conversábamos por las tardes en el jardín, pero después del pecado ellos me dieron la
espalda, se escondieron, se alejaron de mí; entonces yo como que no puedo aterrizar ahora en
el jardín; ahora hay como una brecha, ya no hay alianza, ya no hay reunión; ahora yo me voy
acercando, desciendo al monte Sinaí, pero ya se asustan; no, no hable Dios con nosotros, que
hable con Moisés; pero yo no quiero quedarme aquí hablando en el Sinaí, yo quiero que ustedes
me hagan un santuario voluntariamente, el que quiera, y entonces, habitaré en medio de
vosotros. Yo descenderé, yo no quiero quedarme aquí arriba en el monte, tronando,
relampagueando, yo quiero declararme a vosotros desde el Lugar Santísimo del santuario que
ustedes me hagan.

La gracia nos capacita para decidir


Entonces ese santuario, a la luz del Nuevo Testamento, es la iglesia. La palabra del Señor nos
dice: El templo de Dios sois vosotros; nosotros somos el templo de Dios; entonces para que Dios
esté con nosotros, Él vino cuando estábamos muertos en delitos y pecados; no hicimos nada
para subir a bajarlo ni para hacerlo resucitar. Como dice Pablo en Romanos 10: “6No digáis en tu
corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); 7o ¿quién descenderá al
abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos”. No, Él vino sin que nadie
subiera a bajarlo; asimismo, Él resucitó solo, nadie le ayudó. Él tomó la iniciativa; pero después
que Él toma la iniciativa y provee la gracia, la gracia no toma la decisión por nosotros, la gracia
nos capacita para el dominio propio y para el ejercicio de nuestra propia decisión en la gracia; la
gracia no sustituye nuestra decisión, la gracia la capacita, pero la gracia no decide por nosotros.
Por la caída nuestras decisiones quedaron difíciles de tomar; necesitamos la gracia para poder
decidir, pero la gracia no sustituye nuestra decisión. El Señor dijo: “¡Cuántas veces yo quise
654 La Casa y el Sacerdocio

juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!”213 Yo quise,
pero tú no quisiste; o sea que el Señor esperaba que lo que Él quiera lo quiera juntamente con Él
también Su pueblo.

213
Lucas 13:34.
El altar de oro del incienso 655

Así como el Padre le muestra al Hijo, porque lo ama, las cosas que Él hace, con la intención de
que el Hijo, discerniendo lo que el Padre esté haciendo, y entendiendo que el Padre quiere
hacerlo por medio de Él, para que el Hijo lo haga igualmente, así también la iglesia, nosotros,
estamos destinados de parte de Dios, a ser colaboradores de Dios. Por eso Él nos dice: me
harás un santuario; el santuario no se hace solo; nosotros tenemos que hacer el santuario que Él
nos pide. Él podría hacer las cosas solo, pero eso es como casarse con una muñeca de trapo; Él
no quiere eso, Él quiere una novia que tome una decisión personal. Ahora, claro que por la
caída, tomar decisiones quedó muy complicado; entonces viene la gracia; la gracia no decide
por nosotros, sino que nos capacita para decidir, nos da espíritu de amor, de poder y de dominio
propio. El Espíritu Santo de gracia nos da dominio propio para tomar la decisión, en la gracia, en
Cristo, no solamente en la naturaleza, sino en la gracia; naturaleza y gracia juntos para
colaborar con Dios; y por eso es que Él dice: harás esto, y aquí nos dice: “Harás asimismo un
altar para quemar el incienso”. No es esto lo único que tenemos que hacer; quizá, digamos, a mí
me guste la oración, la intercesión; quizás a ti te guste la lectura, a otro le guste quizá el servicio,
y claro, cada uno de nosotros tenemos nuestros gustos y siempre enfatizamos la parte de
nuestro gusto. ¡Ah! Si yo soy evangelista, voy a enfatizar evangelizar. Ustedes los maestros,
¿qué hacen allá? ¿alimentándose ustedes mismos? ¿apacentándose ustedes solos y las almas
se están perdiendo? Porque yo soy evangelista; pero si yo no fuera evangelista sino maestro,
diría: Pero, señor evangelista, usted lleva las almas al Señor, luego las deja abandonadas y se
vuelven otra vez al mundo; no sólo tiene que evangelizarlas; tiene que discipularlas, tiene que
enseñarlas, tiene que edificarlas, etc., y en fin, cada uno de nosotros conforme a su función,
conforme a su personalidad, tiene sus cosas favoritas; por eso subrayo la palabra: “Harás
asimismo”, no sólo “harás” una de las cosas que a ti te gustan. ¡Ah! no sólo evangelizarás,
también intercederás; no sólo intercederás, también servirás; no sólo servirás, también
estudiarás. A ti que te gusta lo práctico, estudias teología; y tú que te la pasas estudiando
656 La Casa y el Sacerdocio

teología, sal a lavar los pies de los santos y sal a evangelizar. Harás esto también, “harás
asimismo”.
¿Qué quiere decir esto? que el llamamiento que el Señor le da a Su casa como casa es
corporativo, como cuerpo, porque aquí este altar es un altar que está en el tabernáculo; aquí no
se refiere solamente a la oración y a la intercesión individual, sino a la oración corporativa, del
Cristo corporativo, intercediendo juntos como un solo hombre ante el Padre, para conseguir
realizar junto con Él, lo que Él se propuso. El Padre ama al Hijo y le muestra, el Padre ama a la
iglesia y le revela el misterio de Su voluntad. ¿Para qué? para que la iglesia le colabore.
Entonces, tenemos la tendencia de aislar las cosas según preferencias, entonces reforzamos
esto y menospreciamos aquello o reforzamos aquello y menospreciamos esto; no, el Señor
quiere que le hagamos el arca, o sea, que cooperemos para que Cristo sea formado en
nosotros. El Señor quiere que le hagamos una mesa con panes de la proposición, y que como
iglesia que somos un pan, seamos la propuesta de Dios al mundo. Esa es la vida de la iglesia, el
pan de la proposición, granos molidos, amasados con aceite, pasados por el horno; no granos
tostados, no; granos molidos y amasados, hechos un solo pan que pasa por el horno y resulta
una proposición, una propuesta de Dios. Dios quiere que le hagamos esa mesa y esos panes.
Antiguamente era más fácil, porque era sólo tipología; era agarrar harina y aceite, pero ahora es
agarrar el yo y molerlo y unirnos al Espíritu Santo, y con los demás hermanos; porque qué fácil
es estar con los hermanos que son como nosotros, todos los que son el eco de mi propio yo; con
ellos es muy fácil estar, ¿pero con los otros hermanos qué? ¡Ay! Dios ha engendrado unos hijos
y unas hijas tan complicados, pero son mis hermanos; aunque a mí no me guste, he de ser
molido junto con ellos, y amasado junto con ellos, y pasado por el horno junto con ellos, y ser
junto con ellos una vida de iglesia, un pan de la proposición, una propuesta de Dios, la
alternativa de Dios a los hombres a través de la iglesia; es una cosa diferente. Hacer un
candelero de oro, ¡ah, qué fácil es de oro!, si es oro el material; pero todos los hijos de Dios
El altar de oro del incienso 657

hacerle un candelero, ser un solo cuerpo en la ciudad, eso es ya más difícil; pero eso es
precisamente lo que Él nos pide que le hagamos. Me harás un santuario. Dile a mi pueblo: harás
esto, me harán una mesa de los panes de la proposición, y ese pan se hace de esta manera, con
estas medidas, con estos ingredientes; no le metan otras cosas, y me harán un candelero y me
lo harán a puro martillo. ¡Ah! a martillo se hace el candelero.

El ministerio corporativo de la intercesión


Entonces, hermanos, aquí después de esas otras cosas: del arca, la mesa, el candelero, el
tabernáculo, Dios dice: “Harás asimismo”; o sea que Dios nos está hablando a nosotros; antes
hablaba en figuras, pero ahora a través de las figuras quiere hablarnos a nosotros
espiritualmente y no sólo como individuos y no sólo esta cosa. Harás esto, pero asimismo como
lo otro; es decir, no sólo quiero que estés ducho en esto, también quiero que estés ducho en lo
otro, y no sólo ducho en lo otro, sino también en lo otro; asimismo esto; es decir, todo lo que el
Padre quiere para que haya equilibrio; porque nosotros nos concentramos en lo que nos gusta
según nuestra personalidad o nuestro don o ministerio; pero ningún ministerio es una tuerca
suelta. Las tuercas sólo funcionan cuando están en el motor; porque ustedes saben que las
tuercas sueltas como que ponen a la gente chiflada, ¿verdad? Entonces ninguno tiene que ser
una tuerca suelta, sino que tiene que estar ubicado en el contexto general, ninguno solo, todos
en el cuerpo. Claro que tienes tu don, tu ministerio, pero él no está en contra del cuerpo, ni está
rivalizando con los otros miembros del cuerpo; él está en el cuerpo complementado con el
cuerpo, alegre por lo que otros son y no sólo por lo que él es. Tenemos que agradecer lo que
Dios nos ha hecho y agradecer lo que Dios nos ha dado en otros hermanos, y que sean distintos
de nosotros, debe ser una alegría para nosotros. Dios no nos hizo distintos para pelear, no nos
hizo distintos para rivalizar, nos hizo distintos para complementarnos. Entonces, hermanos,
debemos hacerle al Señor todo esto.
658 La Casa y el Sacerdocio

Hoy vamos a detenernos en ese ministerio corporativo de la intercesión en función del


propósito eterno de Dios; o sea, el ministerio de oración de la iglesia; porque este altar no es un
altar individual; Dios no quería que se hicieran altares individuales, Dios quiere que el altar esté
en el tabernáculo; o sea que toda vida de oración, toda vida de intercesión debe ser en la
comunión del cuerpo de Cristo y en el complemento de todas las demás cosas. Dios no quiere
un tabernáculo sólo con altar de oro; lo quiere con arca, lo quiere con la mesa de los panes, lo
quiere con el candelero, con el altar de bronce, las tablas, las barras; también Dios quiere
barras; a veces nos molestan las barras, pero Dios quiere barras que mantengan en orden las
tablas. Debemos querer todo lo que Dios quiere y no sólo lo que nos gusta; debemos aprender a
apreciar lo que Dios quiere que no nos gusta, que eso es lo que más nos hace bien.
Generalmente los jarabes no nos gustan, pero son los que Dios usa para curarnos, ¿verdad?
Esto solamente lo digo para entender el espíritu de lo que está detrás de esta palabra: “Harás
asimismo”; o sea, para que Dios tenga esto que nos pide, nosotros debemos querer, como
enfatizaba Manolito hoy: disponernos.
“Harás”; Dios no va a tener esto si nosotros no queremos, porque Él quiere tenerlo sólo con los
que quieren. Dios podría unirnos a la fuerza. Cuántas veces quise unir a tus hijos como la gallina
a sus polluelos bajo sus alas. Señor, y si tú lo quieres, tú eres Todopoderoso, ¿quién te va a
impedir? Él mismo se impide. Yo puedo, pero tú no quisiste; yo quise, pero yo quiero que tú
también quieras; si tú no quieres, no es que yo no pueda, sino es que yo no quiero si tú no
quieres. ¿Cómo se va a casar un hombre solo, si la novia no se quiere casar? ¿Cómo se va a
casar? Para casarse, claro, ella tiene que querer y él también tiene que querer; entonces allí hay
alianza, allí hay reunión, allí hay matrimonio, porque Cristo y la iglesia está tipificado en el
matrimonio del varón y la mujer. De manera que esta es la parte que Dios le pide a Su pueblo;
todo es voluntario, desde el principio. Desde Éxodo 25, lo primero que Dios mencionó antes de
mencionar el material, el santuario y los muebles, fue que fuera voluntario. Ahora, si queremos
El altar de oro del incienso 659

agradar a Dios estamos entendiendo el corazón de Dios. Dios mandó a hacer unos muebles
raros, pero no era como nos contaba la hermana Neyla de Barragán, la vez pasada; ella decía:
al principio, cuando yo me ponía a leer eso, yo decía: Señor, me harán un altar, me harán un
arca; Señor, tú sí que no tienes que hacer nada y nos pones a hacer todo este montón de
muebles acá; ella misma me contaba que cuando no entendía le decía: Señor, como si Dios
estuviera perdiendo el tiempo y nosotros con tantas cosas que hacer, y ponernos a hacer dizque
candeleros, cosas de estas; pero, hermanos, hoy entendemos que cuando Dios dice: “Harás”,
Dios está dándole el sentido a nuestra vida, no sólo personal, sino colectiva. Todas las criaturas
fueron creadas por Dios con un objetivo; y nosotros los hijos de Dios como iglesia, tenemos un
objetivo y ese objetivo es agradar el corazón de Dios; ser Su casa, ser Su familia; y ¿cómo debe
ser Su familia y Su casa? Así, en todos estos detalles que aquí tipológicamente nos hablan de
realidades espirituales.
Harás esto. ¿Será que tenemos las suficientes reuniones de oración de la iglesia? Todavía no
se las hemos hecho. ¿Será que en Su pueblo está cada uno por su lado y no estamos haciendo
al candelero? ¿Será que no estamos siendo propuesta de vida de iglesia para el mundo como el
Señor quiere que estemos sobre la mesa como una proposición? Ahora, puede ser que alguien
esté interesado solamente en vivir bien y estas cosas no le van a interesar, pero si usted ama a
Dios, estas cosas le van a interesar. Usted no va a leer acerca de los muebles, sino lo que
significan estos muebles. Y este altar de oro del incienso abre el ministerio corporativo de la
intercesión de la iglesia en unión con Cristo, en función del propósito eterno de Dios. Él tiene un
propósito y no lo va a realizar sino con Sus colaboradores, con los que quieran; por eso se ha
demorado Su venida, aunque para Él no son sino dos días; pero Él dijo: en breve.
Entonces hermanos, leamos esto con ese entendimiento. “Harás”. Quiero hacer esto. Yo solo
no puedo hacer esto, esto no es algo de oración privada, esto es vida de oración colegiada. Este
altar está en el tabernáculo. “Harás asimismo un altar”, altar. La palabra “altar” significa
660 La Casa y el Sacerdocio

consagración, y miren, está relacionado con la palabra “alto”, con la palabra “alzar”; altar es
alzar, es ofrecer, es poner en las manos de Dios. Hacer un altar significa renunciar a nosotros
mismos y poner en las manos de Dios; aun (ojalá pueda explicarme) nuestra propia vida de
oración tiene que ser puesta en el altar. Una vez estaba en Paraguay, en una ciudad que se
llama Oviedo, orando, y había pasado la mañana orando, y estaba orando; qué puede ser mejor
que orar; y acababa de llegar un camión con unos hermanos que estaban bajando unos ladrillos,
y el Señor me dijo: Levántate y ayúdales a bajar ladrillos. ¡Ah, pero yo me quería quedar orando!
Pero el Señor quería que ayudara a bajar ladrillos del camión; o sea que aun nuestra vida de
oración tiene que ser puesta en el altar; oramos cuando Dios nos llama a orar y oramos según
nos guía el Señor, y oramos en unión con el Señor para el propósito de Dios. No es solamente
orar, como esta mañana enfatizábamos juntos, acerca de lo que nos interesa a nosotros. De esa
clase de oraciones han subido muchas a Dios, pero las oraciones que Él quiere que suban en
función de Su casa, han sido escasas; se necesitan oraciones de la iglesia por el propósito de
Dios. ¿Amén? Y eso es lo que Él quiere que le hagamos, un altar; altar es para renunciar a lo
nuestro y disponernos al Señor. Y dice: “un altar para quemar el incienso”. El incienso, como,
Dios mediante, si el Señor nos permite, lo estaremos considerando, fue preparado por Dios, el
plano de Dios, tiene que tener unas determinadas especies en unas determinadas medidas;
pero ese incienso que representa la oración en Cristo de la iglesia, debe ser quemado.

La carga del Hijo


El Señor es ya el intercesor; Él ya ascendió, Él intercede por nosotros, pero Su Espíritu quiere
reproducir la vida del Señor, la vida de intercesión del Señor en la iglesia. Digamos que el Señor,
el Padre, le puso al Hijo una carga tremenda y el Hijo comparte un pedacito de Su carga, un
poquito de Su carga con nosotros. Miren qué carga tremenda el Padre le puso al Hijo, porque el
Padre conoce al Hijo y sabe que Su Hijo es como para llevar esa carga. Hijo, esta es mi
El altar de oro del incienso 661

voluntad, que de todos los que yo te diere, no pierdas ninguno.214 ¡Ay, ay! no le está hablando a
los perdidos; el Padre habla con el Hijo; es un negocio entre el Padre y el Hijo; no tiene nada que
ver con nuestras debilidades. Hijo, esta es mi voluntad. A ver, Padre, ¿qué es lo que el Padre
quiere? Que de todos los que yo te dé, no pierdas ninguno. Mira, te voy a dar a Manolito, no me
lo pierdas; te voy a dar a Alejandro, te voy a dar a Mauricio, te voy a dar a José, te voy a dar a
Leovigildo, te voy a dar a Elenita y no me los pierdas; mi voluntad es que todos, no algunos, no el
99%, ni siquiera el 99.999%, no, todos los que yo te di, que no se pierdan; y esta es mi voluntad:
Que todo el que te ve a ti, cree en ti, tenga vida eterna, y lo resucites en el día postrero. Eso no
es algo que nosotros hubiéramos planeado. Nosotros ni siquiera a veces sabemos para qué
estamos en el mundo, pero el Padre sí sabe, y dijo: Hijo, esto es lo que yo quiero. Todos los que
yo te dé, no me pierdas ninguno. Claro, sólo el hijo de perdición para que la Escritura se cumplie-
se; no pierdas ninguno de los que yo te dé a ti, y esta es mi voluntad: que todo el que te vea a ti,
Hijo, y el que crea en ti, tenga vida eterna, y tú lo vas a resucitar en el día postrero. Entonces el
Padre le puso esta tremenda carga al Hijo. El Hijo está mirando cada vez 1000, 2000, 3000; en
Argentina había un promedio más o menos de 3000 convertidos al día, 3000 cargas más para el
Señor. No me los dejas perder y me lo resucitas en el día postrero; el Hijo tiene una carga
constante delante del Padre, está intercediendo.
Yo recuerdo una vez que cometí un pecado; iba en un bus y una lágrima del cielo cayó en la
ventana. ¡Ay Señor! entendí que el Señor estaba llorando por mis pecados. ¡Ay, ay, ay qué
tristeza ver esa lágrima! Una lágrima, y bajó por toda la ventana, despacio; la miré, ¡ay Señor! Él
está intercediendo, y a Él le duele. Yo sé que algunos hermanos aquí han recibido algún
poquitito de la carga del Señor; hay veces en que pasamos mucho tiempo sin ninguna carga,
pero de pronto el Señor te pone una carga; tienes que orar y no puedes seguir; tienes que parar

214
Ver Juan 6:39.
662 La Casa y el Sacerdocio

lo que estás haciendo, meterte en el Señor y estar en oración y descargar la carga. Esa carga
que a veces nos parece tan pesada, no es nada comparada con la que lleva el Señor Jesús;
pero Él quiere encontrar cooperadores en Su carga. Los profetas decían así: Carga de la
palabra del Señor. Por eso dijimos aquí al principio a los hermanos, y lo repito: Cualquier
hermano que tenga carga de la palabra, hágalo saber, porque le hacemos espacio; lo que
queremos es la Palabra del Señor, y si tiene carga de la Palabra ahí está. Yo tengo esta carga,
pero no soy el único; otros pueden tener otra; hay espacio para todos, mientras tanto, ¿me
permiten?
Entonces, hermanos: “Harás asimismo un altar para quemar el incienso”; el incienso ya fue
provisto, el incienso es Cristo resucitado intercediendo en la presencia del Padre, orando por
nosotros; pero eso que nos ha sido dado, nosotros lo tenemos que quemar; es decir, nosotros
tenemos que traer lo que Cristo es, lo que Cristo hace en nosotros y presentarlo a Dios; nosotros
no podemos venir delante de Dios con las manos vacías; nosotros solamente podemos venir
delante de Dios en el nombre de Jesucristo; pero cuando la palabra del Señor nos dice quién es
Cristo, qué ha hecho Cristo, nuestras manos son llenas de Cristo y venimos: Padre, en el
nombre del Señor Jesucristo, y ahí metidos en las llagas de Cristo, intercediendo, Padre, aquí,
desde el costado de Cristo, Padre, desde las llagas de Cristo, Padre, estoy orando en el nombre
de Jesucristo para que no dejes de hacer tu voluntad. Tú quieres esto, ¿verdad, Padre? Pues
nosotros también queremos y tenemos que convencer a nuestro Padre, que también nosotros
queremos que Él haga Su propósito. Claro, que Él lo puede hacer, pero no quiere hacerlo si
nosotros no queremos. Yo quise, pero tú no quisiste, y porque tú no quisiste, tú casa será dejada
desierta; entonces, para no quedar en el desierto, sino para quedar en casita, en el hogar,
tenemos que querer lo que Él quiere; eso es cooperar; hacer para el Señor este altar para
quemar el incienso. Hermanos, Dios nos dio el nombre de Jesucristo; todo lo que pidieres al
El altar de oro del incienso 663

Padre en mi nombre, os lo dará el Padre.215 Yo os lo daré, dice también en otra parte; pero
cuántas veces nos reunimos a pedir. Yo pienso que a veces nos reunimos más para tratar
asuntos, resolver cuentas y cosas que para orar, pero lo que el Padre quiere es que hagamos
uso de esa maravillosa promesa.

La neblina que se desvanece

215
Ver Juan 14:13; 15:16.
664 La Casa y el Sacerdocio

Hay un versículo en la Biblia donde el Señor le dice a Su pueblo: “La piedad vuestra es como
nube de la mañana, y como el rocío de la madrugada, que se desvanece” (Oseas 6:4). Hoy nos
emocionamos, nos consagramos, mañana voy a hacer, todo confiado en lo que estamos
sintiendo, todo confiado en lo que estamos queriendo, porque estamos sintiéndonos
emocionados; deseamos lo bueno así como cuando la gente hace fuerza para que gane
Alemania, para que gane Brasil, hace fuerza, hace fuerza y cree que por hacer fuerza, las cosas
ocurren; eso es el chamanismo, hacer fuerza para producir las cosas por la fuerza que uno hace;
eso es lo que es uno. Nosotros venimos al Señor no por lo que nosotros sentimos, ni por lo que
nosotros queremos, ni por la fuerza que hacemos, sino por lo que el Señor es, por lo que Él hizo.
Él nos buscó cuando estábamos muertos; sobre esa base es que venimos a Dios; nunca
venimos a Dios, hermanos, por nosotros mismos. Hermano, cuando vienes al Señor y le dices:
Ahora sí voy a ayunar, ahora sí voy a madrugar, ahora sí voy a leer la Biblia; entonces dice el
Señor: Esas piedades son trapo de inmundicia, son como la neblina que se desvanece. Nunca
confiemos en nuestras emociones aunque sean bonitas, nunca en nada que tú sientas, nunca
en nada subjetivo, nunca en nada que tú te propones. Miren, hermanos, el Señor dice: “Ninguno
puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6:44). Dice la Palabra del Señor:
“Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia”
(Romanos 9:16). Entonces cuán fácil el diablo nos engaña para hacernos basar en nuestros
sentimientos de bondad, en nuestros sentimientos de que tenemos este ministerio, siempre los
ojos en nosotros. No, hermanos, nadie es recibido delante de Dios por algo que sea en sí
mismo; todos somos recibidos en el Amado, en el Amado somos aceptos; no es algo que tú
quieres, no es algo que tú sientes, no es algo que tú puedes; es porque tú confías solamente en
el Amado, y sobre la base de lo que Él es, y no que nosotros somos mejores que otros, que
ayunamos más, que leemos más la Biblia, que tenemos un ministerio más profundo; nada de
eso, hermanos, nada propio; todo lo que es madera debe ser cubierto de oro; la madera no debe
El altar de oro del incienso 665

aparecer.
Claro que somos humanos, y claro que es con nosotros que Dios va a hacer las cosas; pero Él
es el que las va a hacer; todo lo que es humano tiene que ser cubierto de oro. Las paredes, las
cubiertas, los cuernos, todo tiene que ser cubierto de oro; todo lo humano debe quedar tapado, y
sólo lo divino debe revestirlo; de no ser así, hermanos, nunca podremos hacer nada. Siempre el
diablo te mostrará y te dirá: Mira tus pensamientos, mira tus tentaciones, mira tus intenciones,
mira lo que hiciste, mira lo que pasó allí; nunca vas a poder; y después tú haces fuerza y fuerza;
tampoco, no te dura; las piedades humanas son como neblina, nunca confíes en tu propia
piedad; nuestra piedad es como neblina que se desaparece; nunca en nada subjetivo, sino en
un Cristo objetivo que vino a buscar lo que estaba perdido. El Hijo del Hombre vino, no es que
nosotros vamos, no; Él vino. “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y
os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que
pidiereis al Padre en mi Nombre, él os lo dé” (Juan 15:16).

Los sentimientos no son dignos de confianza


Todo tiene que tener origen en Él; nadie puede venir a Él si el Padre no le trae. Tú crees que
has venido a Él, porque tú eres mejor que el otro, porque oras más que el otro, no; el Padre es el
que te trae; nadie tiene la capacidad de venir a Dios si Dios no lo trae; es Dios el que te trae;
nunca pongas tu esperanza en tu propio compromiso; nunca pongas la esperanza en tus
propias emociones religiosas; sólo en el Señor mismo objetivo, distinto de lo que tú sientes,
distinto de lo que tú eres; porque si no, te va a pasar que cuando sientes entonces estás como
en los cielos, y cuando no sientes estás como en el infierno, y lo que buscas es sentir, y a veces,
hermanos, nuestros cultos son para sentir, pero nunca debemos hacer cultos para sentir. El
incienso no debe ser para olerlo nosotros, el incienso tiene que olerlo sólo Dios. La vida madura,
espiritual, no descansa en sentimientos inestables que suben y que bajan.
666 La Casa y el Sacerdocio

Hoy dices como Pedro: Señor, mi vida pondré por ti, pero luego ante una sirvienta se
achantó. 216 Nunca nuestros sentimientos son la base; venimos en el nombre del Señor
Jesucristo, salimos de nosotros; no se miren a ustedes mismos. Miradme a mí, dice el Señor.
Señor, “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Juan 16:16). Es lo que Él es, no lo que tú
sientes, no lo que tú quieres, no lo que tú eres, no lo que tú puedes; no te mires a ti, cree en Él,
confíate en Él, en Su persona, nunca en tus sentimientos, porque entonces un día no vas a tener
sentimientos; los sentimientos se gastan. Ustedes saben que los sentimientos tienen una
medida; la parte síquica, la fuerza síquica se gasta como la fuerza física se gasta. Si tú no
duermes bien, tu fuerza síquica se gasta, no puedes concentrarte, vas a decir una cosa y dices
otra, y cuando hacemos ejercicios emocionales en la presencia de Dios pensando que eso es la
presencia de Dios, lo que sentimos, se nos agotan los sentimientos; después estamos agotados,
ya no nos da más; pero el Señor sigue igual. Nunca debemos confiar en lo que sentimos;
nuestra piedad no puede ser emocional; es fe, fe en el Invisible. Si Él te concede sentimientos,
amén; pero no busques sentimientos, busca Su persona. Si Él te concede sentimientos, amén;
si Él te concede alegría, amén; pero si no te concede, Él no ha cambiado, Él no cambió; nuestras
emociones cambian, pero Dios no cambia. Nunca nuestra base debe ser subjetiva, siempre
objetiva; el Señor me amó, el Señor me llamó, el Señor me dio el evangelio, el Señor me dio la
fe; yo creo en lo que el Señor es, sólo por Su sangre; nunca lo que yo soy, nunca lo que yo hago.

216
Ver Mateo 26:30-35,69-75.
El altar de oro del incienso 667

Todo lo que es humano debe ser cubierto por oro; sólo lo que es provisto por Dios es lo que
vale. Hermanos, la justificación es por la fe, no por los sentimientos. A veces alguien dice: Pero
es que yo no siento. ¿Y quién dijo que tus sentimientos son autoridades? Es en lo que Dios dice
que nosotros creemos. No estamos haciendo a un lado los sentimientos; Dios quiere que
nosotros tengamos sentimientos, pero no que nos gobiernen los sentimientos; nosotros vivimos
por la fe. Dios nos dio la voluntad para tomar decisiones en unión con Cristo por la fe. La vida
madura, espiritual, es la decisión en fe, en unión con Cristo por fe, sientas o no sientas, estés
alegre, estés triste, sea fácil, sea difícil; a veces Dios nos entrena así.
Cuando tú menos querías, Dios te pone a hacer un trabajo, justamente para enseñarnos a no
depender de nuestras emociones; es que no tengo ganas, no me da la gana ahora; y justamente
allí Dios nos coloca a hacer las cosas cuando no nos da la gana; ahí es cuando nos tiene que dar
la gana, no es cuando nosotros queremos; y no es del que quiere ni del que corre, sino de Dios
que tiene misericordia. Nunca descansemos en emocionalismos, porque ellos son como
neblina; hoy estás cantando, orando, prometiendo, llorando y en media hora todo se acabó otra
vez; cuando se gastó la siquis se secaron las lágrimas, vuelves otra vez a la naturalidad, y la
única manera de entrar a la espiritualidad es volviéndote a mirar al Señor. Señor Jesús, Señor
Jesús; Él es el oro de Dios, nada más, nada de sentimientos, porque los sentimientos, si nos
vamos a mover al ritmo de ellos, hermanos, vamos a entrar en muchas fantasías, en muchos
subjetivismos, en muchas mistificaciones. La fe se basa en el Señor; la madera de acacia está
totalmente cubierta. ¿Amén, hermanos?
Éxodo 30:2, dice: “Su longitud será de un codo; será cuadrado, y su altura de dos codos; y sus
cuernos serán parte del mismo”. Estas medidas nos muestran que el altar equivale a dos cubos,
uno sobre otro. Estos dos cubos del altar se encuentran frente al Lugar Santísimo. Cada cubo
tiene tres medidas y representa al Dios Trino. También la Nueva Jerusalem tiene la misma
medida en su ancho, largo y alto. La Casa tiene atrio, lugar santo y Lugar Santísimo. El 3 es el
668 La Casa y el Sacerdocio

número perfecto. Pero dos cubos delante del Santísimo nos muestra que el Santísimo es el que
completa todo. Los cuernos están sobre el segundo cubo para mostrar que la intercesión
antecede a la plenitud. El altar de oro anticipa el Santísimo. En Éxodo 40:5,26 se nos muestra la
colocación del altar de oro frente al Arca del testimonio y frente al velo; es decir, al occidente,
frente al Lugar Santísimo. Pero Hebreos 9:4 nos dice que el incensario pertenecía al Lugar
Santísimo. Es decir, que la ministración del incienso comenzaba a prepararse en el altar de oro
en el lugar santo frente al velo y frente al Arca, pero el Sumo Sacerdote introducía el incensario
al Santísimo. Esto nos muestra que en la oración en Cristo Jesús pasamos del alma al espíritu.

La cornisa de oro
Sigamos en Éxodo 30: “3Y lo cubrirás de oro puro, su cubierta, sus paredes en derredor y sus
cuernos; y le harás en derredor una cornisa de oro”. Ya cuando estudiamos el arca del pacto
vimos lo que es una cornisa. Una cornisa es como una especie de refuerzo; es también un
adorno que muestra la parte de arriba; o sea que esto es algo firme; una cornisa representa algo
firme, algo confirmado, porque ya el altar en sí mismo es firme, pero con una cornisa es
confirmado; por eso también son dos cubos que es el número dos, el número de confirmación.
“En boca de dos o tres testigos conste toda palabra” (Mateo 18:16). El número del testimonio es
el número dos, y eso también está representado en las cornisas; es decir, intercedemos porque
las misericordias del Señor son firmes; ese altar tiene cornisas para que el altar no se desbarate.
Los cubos son la medida de la altura del altar de oro. Además, es necesario persistir en oración.
Cuando usted hace una mesa cuadrada, si no está bien asegurada queda chueca, ¿verdad?
Para que no quede chueca usted tiene que hacerle un refuerzo, y eso es lo que es la cornisa, y
eso representa la intercesión; tiene una base firme; si la intercesión va a ser nuestro
subjetivismo, eso no es firme, esa mesa se pone chueca; pero si es no lo que tú eres, no lo que
tú sientes, no lo que tú opinas, sino lo que el Señor es, entonces eso es algo firme; lo que la
El altar de oro del incienso 669

palabra dice, aunque tú no lo sientas, eso es firme, lo que el Señor es.


El Señor promete que todo lo que pidamos al Padre, en Su nombre, según Su voluntad, Él lo
hará; entonces podemos venir al Señor sobre esa base segura del nombre de Jesucristo, de las
promesas de Jesucristo, de las condiciones de Jesucristo. Podemos decir: Gracias porque
hemos recibido lo que hemos pedido; no porque lo sientes, sino, Señor, tú dijiste que lo que te
pidiéramos creyéramos que lo hemos recibido, y lo recibimos; pero a veces nosotros sentimos
una cosa, pero la experiencia después nos desengaña; cuando basamos todo en lo que
sentimos; yo siento, yo opino; eso siempre desengaña.

La oración de fe
Nunca mires lo que sientes, mira lo que el Señor es y lo que el Señor dice, y créelo con la fe
más sencilla; no le añadas más cosas a esa fe simple; si de verdad crees, cree en simplicidad.
Tu oración puede ser como la del hermano George Müller; el hermano George Müller fue un
hermano muy famoso por sus oraciones. Hay un libro de él que dice: cincuenta mil oraciones
respondidas; Dios respondió más de 50.000 oraciones, y las oraciones de él no eran largas; no
se ponía a dar gritos ni nada. Padre: en el nombre de Jesucristo, muchas gracias, tal cosa; esas
eran las oraciones de George Müller, porque él no se basaba en lo que él era, en el mérito de su
ministerio de oración, nada de eso. Padre, en el nombre del Señor. Una vez iba atravesando el
Atlántico en un viaje entre el viejo y el nuevo continente por el Atlántico norte, y se armó un
problema, y él tenía que llegar temprano a dar una conferencia y parecía que no iban a poder
llegar; entonces él bajó con el capitán al cuarto de máquinas del barco y le dijo: Yo necesito estar
a tal hora en Nueva York porque tengo que dar una conferencia; no, señor Müller, no vamos a
poder llegar porque mire como está esto. No, no, vamos a orar; entonces el capitán también era
creyente; y él oró así, una oración de medio minuto; Señor, gracias porque Tú dijiste que todo lo
que te pedimos, Tú nos lo das; Tú me mandaste a dar esa conferencia a esa hora, así que
670 La Casa y el Sacerdocio

confiamos en que esto será así, en el nombre del Señor Jesús; y el otro siguió allá; no, vamos
ya, subamos a la plataforma. Cuando subieron ya había calmado la tormenta.
Oraciones así, ¿por qué? porque es que nosotros decimos: Así no es, así no tiene que ser,
esa cosa tan fácil de invocar el nombre del Señor, no; hay que subir de rodillas a Monserrate,
derramar sangre. Ese es el hombre, siempre basado en lo que él es, siempre basado en sus
sentimientos, en sus acciones; eso es lo que hacen los brujos, agarran una muñeca de trapo, la
ponen cabeza para abajo queriendo producir las cosas; claro que producen, porque los
demonios cabalgan sobre esa energía síquica y producen asuntos; por eso los demonios
quieren que ejerzamos el poder latente de nuestra alma.
Pero no es eso, no es lo que hace nuestra alma, es lo que hace el Señor, y lo único que él pide
es fe. Si tú tienes fe como un granito de mostaza es suficiente para mover montes; lo que él pide
es una fe pequeñita pero que sea verdadera en el Señor. Creo, aunque mis pensamientos, mis
experiencias sean contrarios, creo en ti. Cuando crees, Él sabe y Él es fiel; Él no puede negarse
a Sí mismo; nunca nada humano. ¿Amén, hermanos? Nunca nada humano debe venir a la vista
de Dios; todo cubierto de oro, todo en el nombre de Jesús.

Los anillos
“4Le harás también dos anillos de oro debajo de su cornisa, a sus dos esquinas (dos en cada
esquina, son cuatro, pero habla de dos en una esquina e implícitamente los dos de la otra
esquina) a ambos lados suyos, para meter las varas con que será llevado”. Interesante. Dios
dice que el altar de oro será llevado; había que trasladar el campamento de Sinaí a Kibrot
Hataava, de Kibrot Hataava para Hazerot, de Hazerot para Ritma, de Ritma para Rimón Peres,
de Rimón Peres para Libna, de Libna para Rissa, de Rissa para Ceelata y todas esas jornadas;
el tabernáculo tiene que ser llevado, cada uno de los muebles tiene que ser llevado. ¿Eso qué
El altar de oro del incienso 671

quiere decir? eso quiere decir que nuestras experiencias no serán estáticas, sino dinámicas, que
el Señor nos avanza de una posición a otra más adelantada. Estábamos en esta estación, pero
hay que llevar todo: el arca, el candelero, la mesa, todo, hay que llevar también el altar, llevarlo
todo, ¿a dónde? A una posición más avanzada de las jornadas. Esas jornadas son hacia la
plenitud de Cristo; o sea que nuestras experiencias son dinámicas, se profundizan cada vez
más.

Las varas
Al principio tienes una experiencia sencilla, legítima en la presencia de Dios como iglesia, pero
el Señor quiere llevarte de esa experiencia a una más avanzada; por eso Él previó que todo el
mobiliario, incluidos los muebles, tengan sus anillos; por eso dice: “las varas con que será
llevado”; o sea, el altar que representa el ministerio de intercesión en Cristo tiene que ser
llevado, tiene que ir de una experiencia a otra más profunda, y el Señor nos conduce a otra más
profunda, y eso está representado justamente en esos anillos para meter las varas. ¿Para qué
son los anillos? Para las varas. ¿Para qué son las varas? Para ser llevado. ¿Llevado de dónde?
De una jornada a otra más avanzada. ¿Amén? Ahora dice: “5Harás las varas de madera de
acacia, y las cubrirás de oro”. Porque las varas las llevaban los levitas; eran los levitas los que
llevaban esto; unos levitas eran coatitas, otros levitas eran gersonitas, otros levitas eran
meraritas, y unos estaban encargados de una cosa, otros de otra, porque la carga del ministerio
Dios la distribuye entre los hermanos. Un hermano comparte una cosa, otro hermano comparte
otra cosa, otro hermano comparte otra cosa, porque la carga que el Señor pone es diferente;
Dios le encarga a unos el candelero, a otros el incensario, a otros les encarga esto; a Elezar le
encarga una cosa, como decía Manolito, y él tiene que hacer partícipe, distribuir entre los levitas.
Los sumos sacerdotes tenían que tomar el arca y ponerla en determinados levitas; luego
cubrían la mesa y la colocaban encima de otros levitas; luego cubrían el candelero, etc.; iban
672 La Casa y el Sacerdocio

repartiendo esas cargas y todos iban llevando las cargas; o sea que estas varas representan el
peso del arca, el peso de ese aspecto del ministerio. Hay hermanos que tienen esa carga
especial más que otros; unos tienen una carga de intercesión más que otros. ¿Por qué? porque
a ellos les toca cargar el altar de oro del incienso; otros son totalmente cristocéntricos, les toca
cargar el arca; otros hablan más de la iglesia, incluso más que de Cristo, y es que están
cargando el candelero; pero la iglesia no puede estar atomizada. Una iglesia de sólo candeleros,
una iglesia de sólo panes; como ahora el pueblo está atomizado, unas son congregaciones de
alabanza y tienen alabanza muy bonita; otras son congregaciones de la palabra, de la palabra y
de la palabra, pero no tienen alabanza; otras son congregaciones de servicio social, pero no
entran en la palabra ni en la alabanza; y cuando está atomizado todo, entonces los santos que
deberíamos estar complementándonos, no lo hacemos. Los que tienen alabanza sirvan al
cuerpo, los que tienen enseñanza sirvan al cuerpo, los que sirven en lo social sirvan al cuerpo,
todos equilibrados; por eso en Jerusalén la iglesia era una sola; aunque los ministros eran
muchos en Jerusalén, Pedro no tenía una iglesia, ni Andrés tenía otra, ni Felipe tenía otra y
Jacobo tenía otra, no; la iglesia tenía a todos juntos. Felipe hacia su parte, Andrés la suya, y
Bartolomé lo suyo, y la iglesia tenía todo el servicio de todos.
Pero cuando estamos atomizados, ¿qué sucede? ¡Ah! los hermanos están hasta aquí de Gino
porque sólo Gino, Gino, Gino; ya están cansados de Gino; pero Arcadio tiene otra cosa,
Hernando tiene otra cosa, Alejandro tiene otra cosa, Guillermo tiene otra cosa, Isadora tiene otra
cosa; cada uno tiene algo. ¿Me entienden, hermanos? Por eso los apóstoles contaban el uno
con el otro; ninguno era el hombre orquesta que hacía todo; cada uno hace su parte. Si a mi me
toca llevar estacas, llevo estacas. ¡Ay, ay! porque si no hay estacas se cae la tienda; pero son
sólo estacas, no es el arca; pero hay lugar para tener las estacas. Entonces, hermanos, así es;
unos hermanos tienen la carga sobre unos asuntos y otros tienen otra carga; todas las cargas
deben ser llevadas pero en su debido orden; aunque las cargas son distintas no son iguales.
El altar de oro del incienso 673

Primero es el arca; primero lo de Cristo, Su divinidad, Su humanidad, la esencia del evangelio,


Su obra, la justificación por la fe; esa es el arca. Primero el arca con el propiciatorio; ahí está la
divinidad, la humanidad de Cristo; ahí está Su obra expiatoria recibida por fe. Entonces ahora sí
viene la vida de la iglesia, el partir el pan, la comunión de los santos y el testimonio de la iglesia;
y entonces así como sobre el pan de la proposición se añadía incienso, quiere decir que a la vida
de la iglesia hay que añadirle oración.
Hermanos, siempre es tradicionalmente olvidada la oración, porque es lo que el diablo más
combate; entonces ahora estemos alertas, no nos vamos a dejar robar la oración de la iglesia.
Cuando nos reunimos vamos a orar, y si hay reuniones para oración vamos a orar con la iglesia,
y si hay cualquier tipo de reuniones vamos a orar, porque ahí es donde está el poder de la
iglesia; donde más cerca quiere Dios el ministerio de la iglesia. No es que no quiera lo otro; claro,
Dios quiere servicio, quiere predicación, pero lo que más quiere es oración, intercesión. Cuando
los ministros Bernabé, Saulo, Lucio, Níger, Manaén estaban ministrando al Señor, fue cuando el
Espíritu Santo dijo: “Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado” (Hechos
13:2). Ellos se reunían a orar, estar delante del Señor orando para que el Espíritu dirija la
oración. Ahora que el Espíritu la dirija no quiere decir que tú estás orando sin ejercer tu
responsabilidad y tu dominio propio, porque el Espíritu te da dominio propio; no puedes quedarte
como un fakir o como un médium, así en blanco, y viene cualquier otro espíritu y se cuela
haciéndose pasar por Dios; es vigilando, orando, comprobando, y claro, totalmente presente en
tu personalidad, en tu sobriedad; pero el Espíritu no necesita que tú tengas la mente en blanco,
porque Él no manipula tu mente, el Santísimo no es tu mente, Él vive es en tu espíritu, y allí él te
puede indicar; tú puedes estar haciendo alguna cosa, pero cuando el Espíritu te indica algo, tú lo
entiendes claramente. ¿Amén, hermanos?

La alistada de las lámparas cada mañana


674 La Casa y el Sacerdocio

“7Y Aarón quemará incienso aromático sobre él”. Ya en pocos minutos consideraremos esto
del incienso aromático. ¿Qué es lo que hace que el incienso sea aromático? Nos vamos a dar
cuenta de que son sólo los distintos aspectos de la obra de Cristo los que hacen aromático el
incienso; no es nada del hombre, no es nada humano; es lo provisto por Dios en Cristo lo que da
el olor de Cristo; la fragancia de Cristo es el incienso aromático. Dice: Lo quemará Aarón.
¿Quién es el que tiene que mover el incensario? Es Aarón. Aarón representa el sumo
sacerdocio, representa a Cristo. Es Cristo el que está a la diestra del Padre dirigiendo nuestras
oraciones. Él no dirige solamente nuestras oraciones; Él dirige si tenemos que viajar, si tenemos
que quedarnos, él lo dirige a la diestra del Padre; el Espíritu de Jesús le dijo a Pablo: No vayas,
ni tampoco vayas allá; entonces le mostró una visión para que viera dónde tenía que ir; o sea, si
los movimientos los dirige el Señor a la diestra del Padre a través de su Espíritu, como lo dice en
el griego, el Espíritu de Jesús era el que prohibía, o el que enviaba, o el que mandaba, cuánto
más nuestras oraciones. Nuestras oraciones son dirigidas por Él. Hay oraciones que dirigimos
nosotros, ¿pero tenemos la experiencia de oraciones dirigidas por Dios? A eso nos quiere llevar
el Señor, a las oraciones, a las cargas puestas por Dios, a diferencia de las cargas nuestras que
ha sido el énfasis de los hermanos. “Cada mañana cuando aliste las lámparas lo quemará”.
¡Aleluya!
Hay algo que se llama el alistamiento de las lámparas. Las lámparas se refieren a nuestro
espíritu. Ustedes recuerdan aquel pasaje de Proverbios 20:27 que dice: “Lámpara de Yahveh es
el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más profundo del corazón”. Lo más profundo del
corazón es la parte del espíritu, y lo menos profundo es la parte del alma: los pensamientos, los
sentimientos, las emociones; hasta las decisiones no es lo más profundo; lo más profundo es la
conciencia, porque el espíritu tiene la función de la conciencia. Un espíritu recto, la rectitud de la
conciencia es la que nos debe dirigir; el corazón nos reprende. Reprender es función de la
conciencia, como estaba enseñando Arcadio hoy. ¿Amén? Entonces, hermanos, dice: La
El altar de oro del incienso 675

lámpara del Señor es el espíritu del hombre; no habla del Espíritu de Dios. El Espíritu de Dios es
el fuego que enciende nuestro espíritu; el nuestro es el espíritu humano. La Biblia habla del
espíritu del hombre y del Espíritu de Dios. Romanos 8:16 dice: “El Espíritu mismo (con
mayúscula, el de Dios) da testimonio a nuestro espíritu, (ese es el humano) de que somos hijos
de Dios”. Zacarías 12:1 dice que “Yahveh, que extiende los cielos y funda la tierra, y forma el
espíritu del hombre dentro de él”. Eso significa que nosotros todos los seres humanos, hombres
o mujeres, tenemos espíritu y el espíritu es la capital del ser humano, es la parte que está en lo
más íntimo; es el Lugar Santísimo del templo. Eso es el espíritu del hombre.
Entonces el Señor quiere enseñarnos a andar en Espíritu, y por la mañana lo primero que
tenemos que hacer es alistarlo y quemar incienso; y eso está anhelando el Señor Jesús, porque
Él intercede por nosotros; de seguro que si no nos preocupamos por alistar la lámpara, el Señor
empieza a interceder por ti, como intercedió por Pedro. Señor, concédele arrepentirse de andar
en la carne, andar así; ayúdale que te invoque, que vuelva a ti, que vuelva al aplomo, que deje
su locura, que deje el apuro, ¿verdad? Porque así apresurado no podemos hacer nada. Por la
mañana hay que alistar las lámparas; entonces el incienso se presenta junto con el alistamiento
de las lámparas. Lo vemos allí. Volvamos allí de nuevo donde estamos, en Éxodo capítulo 30.
“7Y Aarón quemará incienso aromático sobre él; cada mañana cuando aliste las lámparas lo
quemará”. Noten que estas dos cosas son al mismo tiempo: la alistada de las lámparas y la
quemada del incienso; o sea que es cuando se está quemando el incienso que se está alistando
las lámparas; o se está alistando las lámparas cuando está quemando el incienso. Cuando
nosotros en unión con Cristo, porque ese es nuestro Aarón, abrimos los ojos, al abrir los ojos lo
primero que hacemos es decir: Señor Jesús; y empezamos a orar. Ahí se empieza a quemar el
incienso y ahí se empieza a listar la lámpara; la lámpara es nuestro espíritu; si no, vamos a vivir
una vida en la carne, y eso es lo que el diablo quiere. El diablo organizó el mundo para que no
tengamos tiempo de quemar el incienso ni alistar la lámpara; tenemos que hacer esto, tenemos
676 La Casa y el Sacerdocio

que hacer aquello, no podemos invocar el Señor, no podemos orar; lo que tenemos que hacer es
orar. ¿Amén? Invocar al Señor, aunque sea un rato; si tiene una cosa muy urgente, cinco
minutos aunque sea. Cuando usted está orando en el nombre del Señor está quemando el
incienso, y al mismo tiempo que quema el incienso está alistando la lámpara; o sea, su espíritu
está siendo sensible, porque si no somos sensibles y no estamos fuertes en el espíritu, ¿cuál
será la consecuencia? Porque dijo el Señor: “El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne
es débil” (Mateo 26:41).
La carne nos llevaría a cualquier locura; aunque sabemos que no debe ser hecho lo haríamos,
porque estamos débiles en el espíritu. Lo único que fortalece el espíritu es el Señor mismo; no
son métodos, no es que, bueno, el capítulo del día es éste, no; no son métodos, no son tácticas,
es Su persona. Señor Jesús; y te agarras de Él, y comienzas a orar, a interceder; y si te da otras
lenguas en unión con Él, entonces más quemas el incienso y vas alistando la lámpara; o sea, tu
espíritu va quedando encendido, fervoroso, sensible; y por eso cuando alguien dice un chiste
sucio, tú ya no te ríes, sino que te da tristeza, porque el espíritu está encendido; pero cuando el
espíritu está apagado, amortiguado, entonces te ríes también; entonces te lleva lo que el diablo
tiene preparado para ese día. El diablo tiene todo el mundo preparado, y muchos demonios
asignados para cada persona para impedirle que ande en Cristo; y si lo primero que hacemos
por la mañana no es invocar al Señor, entonces ¿qué sucede? No hablo de tácticas, hablo de
contacto, de fe simple en Su persona; deseo demostrar al Señor que sólo queremos vivir por Él,
sabiendo que somos unos miserables; pero Él vino a los miserables. Gracias a Dios, Él se puso
a los miserables en el hombro y en el pecho; gracias a Dios porque, por causa de lo miserables
que somos, podemos descansar en Él; entonces Él nos ayuda, porque el espíritu está sensible,
está encendido, como dice más adelante, también por la noche; porque también para dormir hay
que dormir pero nuestro corazón debe seguir velando.
El altar de oro del incienso 677

No ofrecer incienso extraño


“Cada mañana cuando aliste las lámparas lo quemará. 8Y cuando Aarón encienda las
lámparas al anochecer, quemará el incienso”. También por la noche el espíritu debe estar
encendido. Por eso dice en el Cantar de los Cantares: “Yo dormía, pero mi corazón velaba”
(5:2). Antes de dormir: Señor, en tus manos me encomiendo. Por ejemplo, te van a operar, te
van a poner la careta con la anestesia. Señor Jesús, y te vas en el nombre del Señor; Él guarda
tu espíritu. Como el Señor Jesús: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23:46).
Vas a dormir. ¡Ah! pero no hacemos eso, y entonces viene el diablo y nos mete una pesadilla,
porque no encendimos el espíritu al anochecer. Por eso dice: cada mañana y cuando Aarón
encienda las lámparas al anochecer quemará el incienso; eso es lo normal que Dios quiere para
toda la iglesia y para cada uno de nosotros.
“Rito perpetuo delante de Yahveh por vuestras generaciones. 9No ofreceréis sobre él incienso
extraño, ni holocausto, ni ofrenda; ni tampoco derramaréis sobre él libación”. Porque el
holocausto, la ofrenda y la libación se ofrecen en el atrio; en el altar de bronce en el atrio, allí es
donde se ofrece; ahora ya no hay que ofrecerlo más porque ya fue ofrecido. Ahora viene, Señor,
muere por mí, no; ya murió por ti. Señor Jesús, ya viene sobre la base de lo que está hecho; no
tener que repetir una cosa que ya fue hecha, es una lección espiritual importante. A veces
nuestras oraciones no se basan en lo que ya está hecho, sino que pedimos que haga; a veces
aun la oración expresa incredulidad porque no se basa en lo que ya está hecho, sino que quiere
volver a hacer lo que ya está hecho; hay que venir sobre la base: Señor, me amas, demostraste
tu amor enviando a tu Hijo, el murió, derramó Su sangre por mis pecados; todo lo que pido en tu
nombre es cierto; como cantamos: “Por tu inmensa bondad, cuanto pido de ti, yo sé bien, tú me
das”. “Padre, gracias porque siempre me oyes”, decía el Señor Jesús; esa era la experiencia de
confianza del Señor. No hay que repetir lo que ya fue hecho, lo que ya fue pagado; el precio ya
fue pagado, ya sobre esa única base. Nuestra oración es: Señor, me darás, me darás, no;
678 La Casa y el Sacerdocio

Padre, necesito esto para caminar contigo, para servirte, gracias en el nombre del Señor Jesús.
Esa es una fe sencilla; no es necesario movilizar todas las emociones, subir, bajar, gritar, no;
solamente fe, fe; no hay mérito sino en Su nombre; nada más es meritorio. Aunque a veces
nosotros no nos damos cuenta, a veces nosotros valoramos mucho la emoción, el espectáculo,
la neblina que se desaparece la valoramos mucho; pero el Señor es muy aplomado, el Señor,
cuando se acaba toda la neblina, es cuando Él habla; mientras nosotros estamos hablando
como Job, ¿recuerdan? Job hablaba, Elifaz le contestaba y el otro decía y le contraatacaba y
Dios estaba callado; fue cuando ya se les acabó el repertorio, cuando dice: Aquí terminan las
palabras de Job, ahí fue cuando Dios habló, cuando se le acabaron a Job las palabras, cuando
él se dio cuenta que lo que hablaba no lo había entendido bien, pues dice: “Yo hablaba lo que no
entendía”; ahí fue cuando Dios habló. ¿Amén, hermanos? Nunca nos basemos en algo distinto a
Su persona; según Su palabra nada más.

Las implicaciones del incienso extraño


“9No ofreceréis sobre él incienso extraño”. Ya los hermanos hicieron mención en las
conversaciones pasadas. Incienso extraño quiere decir que no es según Dios, que tiene otra
fórmula diferente; ya vamos a estudiar de aquí a poquito la fórmula. Dios dijo: el incienso será
así, así y así. Un incienso extraño quiere decir que tiene otra cosa, que no tiene esto, pero tiene
esto otro; Dios prohíbe el incienso extraño. ¿Cuál es el incienso extraño? Es el que fabrica el
hombre, ese es el incienso extraño; ahora, el incienso que no es extraño es el que provee Dios.
Dios proveyó a Jesús; Él murió, y todos los elementos, las especies que están en el incienso
representan distintos aspectos de Su muerte; Él resucitó, también el incienso representa la
ascensión del Señor; entonces todo es provisto por Dios; lo que es fabricado por nosotros es
incienso nuestro. Ahora, Dios dice que esto es algo santísimo; o sea, nosotros Su pueblo
tenemos que aprender a no andar desbocados confiados en nuestra propia carne; debemos
El altar de oro del incienso 679

aprender a desconfiar de nosotros, pero tampoco meternos en un mar de vacilaciones, de


confusiones, porque el diablo también es así. ¡Ah! ahora que quieres agradar a Dios, tienes
que... y te empieza a dar una serie de instrucciones, y tú empiezas a caer en subjetivismos.
¿Será que estoy en el espíritu? ¿Será que estoy en la carne? ¿Será que esto es de Dios? ¿Será
que esto es mío? Quedamos todos mirando hacia nosotros mismos, como si Dios esperara algo
de nosotros; no, no te preocupes, deja de lado esas vacilaciones; el Señor te ama gratis, gratis;
estoy ante Él porque Él me amó; nada de vacilaciones, nada de sentimientos. Eso dejémoslo
que el Señor lo vaya poniendo en orden, pero no se empieza por ahí; se empieza por el arca, por
el Lugar Santísimo, después se pone en orden lo otro; incluso lo último que se pone en orden es
aprender a orar bien; así que no se preocupen si no hemos aprendido. Eso es lo último que se
aprende, a orar como iglesia y bajar del cielo las respuestas y el reino de Dios. Venga tú reino; lo
agarramos que venga. Amén.

Los cuernos de la expiación


“10Y sobre sus cuernos hará Aarón expiación una vez en el año”. Es porque hubo expiación,
que esos cuernos sirven para que uno se agarre, porque hubo expiación. “Hará Aarón expiación
una vez en el año con la sangre del sacrificio por el pecado para expiación; una vez en el año
hará expiación sobre él por vuestras generaciones; será muy santo a Yahveh”. Ahora, dense
cuenta quién subiría. Miren en sus Biblias el capítulo 30 de Éxodo, miren que uno pensaría:
Bueno, ahora que ya habló del altar del incienso, lo más lógico es que hable ahora del incienso,
pero no, no; el Señor sigue insistiendo en cuál es la base para que las oraciones suban;
entonces antes de hablar del incienso, Él habla del rescate, de la fuente de bronce y del aceite
de la unción. ¿Todo eso de qué nos habla? ¿De qué nos habla el precio del rescate? Nos habla
de Cristo. Cristo pagó el precio de nuestro rescate. ¿De qué nos habla la fuente de bronce? Del
arrepentimiento, del lavamiento de la regeneración; nosotros nos reconocemos a nosotros
680 La Casa y el Sacerdocio

mismos, cambiamos nuestra manera de ver; antes éramos los mejores del mundo; ahora,
Señor, si tú no tienes misericordia de mí, no sé dónde esconderme; ¿por qué? porque en la
fuente de bronce estaban los espejos de las mujeres de Israel; entonces uno se miraba en el
espejo y ahí es cuando uno se da cuenta de quién es; porque cuando uno no se ve a sí mismo,
uno piensa que está bien; pero cuando uno se ve es que descubre que tiene que estar bajo el
rescate y bajo la limpieza, ser perdonado, arrepentirse; arrepentirse no quiere decir llorar
demasiado; arrepentirse es ver las cosas como Dios. Antes tú veías las cosas de una manera,
ahora ves como Dios te ve, y ves como son las cosas; ahora no te engañas acerca de ti mismo ni
de nadie; sabes que todos somos unos pobres pecadores, que si Él no nos agarrara, todos
estaríamos quién sabe donde, ¿verdad?
Entonces sobre la base del rescate, sobre la base de la fuente de bronce, sobre la base del
Espíritu, sobre el óleo de la unción, ahora sí se puede hablar del incienso; o sea que el incienso
viene después del rescate, después del arrepentimiento y la regeneración, después del lavacro
de la regeneración, después de la unción del Espíritu; ahora sí es el lugar de hablar del incienso,
ahora sí hay incienso. Por eso el Señor no pasó del altar directamente al incienso, sino que
como habló del altar al final, después de hablar de todo, así también habla del incienso al final
después de hablar de todo. ¿Amén?

El incienso
Entonces ahora sí lleguemos al incienso, porque ya hemos tenido en cuenta su base. Ahí
mismo en el capítulo 30, del verso 34 al 38 se nos habla del incienso que se ofrece en el altar del
incienso. Este incienso se refiere a la oración de los santos en Cristo; o sea, la intercesión de
Cristo que Él distribuye, que Él carga en los espíritus de los santos de la iglesia, y la iglesia
entonces reproduce, ora en el Espíritu esa misma intercesión que Él a la diestra del Padre está
realizando. Él desde la diestra del Padre tiene todo dominio; Él tiene dominio de lo que pasa en
El altar de oro del incienso 681

las naciones, de lo que pasa en los hogares, de lo que pasa en el cielo, hasta en los infiernos Él
tiene dominio; Él tiene las llaves de los cielos, tiene las llaves del infierno, tiene las llaves de la
muerte, las llaves del reino, Él tiene todas las llaves; entonces Él es el que está realizando todas
las cosas. El Padre le muestra a Él lo que el Padre está haciendo, entonces el Hijo por el Espíritu
lo carga en la iglesia. Cuando los hermanos están en espíritu reciben carga de Dios, aunque sea
ir a visitar a alguien; cuando tú sientes ese deseo de ir a visitar a alguien es porque el Padre
quiere visitar a alguien, porque el Hijo quiere visitar a alguien, porque el Espíritu quiere visitar a
alguien; entonces tú vas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu. Muchos hermanos no
saben que ese hermano que llega movido por Dios a visitarlo es la visitación de Dios; un
hermano que llega a tocar a la puerta porque Dios lo encomendó, es la visitación de Dios, no
sólo de ese hermano; a ese hermano lo movió el Espíritu porque el Hijo movió al Espíritu y
porque el Padre movió al Hijo; entonces el Padre, el Hijo y el Espíritu movieron a esa persona;
eso, lo que Dios mueve, la acción de Dios, esa es la verdadera obra de Dios.
Hay muchas cosas que se hacen sin que Él mueva, como Ismael nació por la propia fuerza de
Abraham; en cambio Isaac nació por el Espíritu; el Espíritu intervino para rejuvenecer a ese
viejito y a esa viejita, ¿verdad? El que yo te daré, no el que tú me produjiste, el que yo te daré,
esa es la diferencia; lo que se hace por uno mismo eso es Ismael; lo que el Señor nos da, lo que
Él mueve, la acción de Dios, no un montón de cosas que nosotros estamos con tantos deberes
que cumplir que no sabemos por cual empezar, ¿verdad? Hay tantas cosas que hacer, pero hay
que hacer, sí, las que Dios te puso. Dios te puso en las circunstancias, te puso ahí, te dio esa
carga, te dio ese discernimiento; como le dijo Mardoqueo a Ester: Ester, Dios puede hacer esto
por otro lado, pero quién sabe si para esta hora estás tú ahí. De pronto tú te das cuenta que Dios
te puso, y que te toca a ti, y tienes esa confianza, esa luz verde en el espíritu, esa libertad en el
espíritu, y tienes que hacer eso, ¿amén?
Ahora, lo que tú haces no es todo ni es lo único; es una parte. Dios está haciendo todas las
682 La Casa y el Sacerdocio

cosas en todos, pero a nosotros nos toca nuestra parte; pero no pensando que sólo con
nosotros actúa Dios; lo que Dios hace con nosotros hagámoslo con Dios, pero démonos cuenta
de que Dios está actuando con todos Sus hijos aunque esté en la peor denominación; si está en
el Espíritu, Dios va a hacer algo; ya después Dios va a quitar toda la paja, pero mientras tanto ya
está haciendo algo, ¿amén?

El óleo que baja y el incienso que sube


Entremos ahora en el incienso. Veamos el Salmo 141, solamente para entrar. Salmo 141:2:
“Suba mi oración delante de ti como el incienso, el don de mis manos como la ofrenda de la
tarde”. Aquí nos damos cuenta por la misma Palabra como lo dice en otras partes, como lo
leíamos en Apocalipsis, aquí también en el Salmo dice que nuestra oración sube como el
incienso. ¿Amén, hermanos? Claro, nuestra oración según el arte del perfumador. ¿Amén? es
decir, en Cristo. Entonces empecemos el verso 34 del capítulo 30 de Éxodo: “Dijo además”. ¡Ay!
“además”, no sólo dijo esto; primero dijo lo de la unción, después dijo lo del incienso; inclusive
aquí los de las Sociedades Bíblicas no pusieron un título separado, pusieron: el aceite de la
unción y el incienso; aunque no es parte del texto nos muestra que estas dos cosas están juntas.
El aceite de la unción desciende de arriba para abajo, el incienso va de abajo para arriba; la obra
del Señor es una obra para abajo y es una para arriba. Del cielo nos viene el óleo, el aceite de la
unción, y de la tierra sube el incienso; o sea que la obra de Dios es: Padre, yo les he manifestado
tu nombre; el Señor es el que nos trae el aceite; el óleo viene desde la cabeza de Aarón, pasa a
la barba y sigue al borde de las vestiduras; o sea, la obra de Dios como el rocío; de abajo para
arriba es una parte de la obra del Señor en Cristo. Una parte es Dios hacerse hombre, traer la
divinidad a la humanidad; la otra parte, la del incienso, la de la resurrección.
Hermanos, ¿ustedes no saben lo que significa que en la iglesia se ore en Espíritu? ¿Saben
qué es eso? Es adelantar casi lo que va a ser la manifestación gloriosa de los hijos de Dios. El
El altar de oro del incienso 683

incienso es la humanidad siendo llevada a Dios; Dios siendo llevado a la humanidad es el aceite
de la unción; la humanidad siendo llevada a Dios, entrando en la presencia, es el incienso.
Hermanos, ¿no han notado ustedes que cuando están orando en Espíritu son otras personas?
Parece que usted no es ese bajo, ese gordo, ese lleno de problemas; parece que usted es lo que
realmente es, un hijo de Dios glorioso; porque un día este forro será quitado y seremos
revestidos de nuestra verdadera identidad. Cuando estamos en la presencia de Dios percibimos
una majestad que Dios te ha dado, que tú no la mereces pero que Él te ha hecho, porque eso es
lo que Él nos hace, hijos e hijas de Dios; llegamos allá. ¡Ah! cuando estamos en el atrio somos
mendigos, pero cuando pasamos el velo que es morir a nosotros y estar en el Espíritu, ahora
somos hijos, somos hijas, ahora tienes una majestad que puedes decir como dijo Elías: Padre,
que no llueva por tres años y medio; y eso sucede porque estás revestido de majestad; no
porque quieres, porque qué fácil es que uno, como el chamán, haga toda la fuerza, el ejercicio
para lograr algo; no, nada de eso; cuando es algo de Dios, es algo que tú te das cuenta y tienes
un gustito pequeñito de la identidad tuya en el cielo; de pronto vuelves otra vez a la realidad
terrenal y te encuentras con todas las cosas; pero el Señor nos quiere ir adaptando para el
Paraíso.
Aun este campamento es para adaptarnos para el paraíso, ir preparándonos de lo natural a lo
espiritual. Entonces, un verso para entender estos dos aspectos: el del aceite que baja y el del
incienso que sube, la obra del Señor, la divinidad en humanidad. “Dios fue manifestado en la
carne, justificado en el Espíritu, visto de ángeles, predicado a los gentiles, creído en el
mundo”;217 eso es el aceite; y ahora el incienso: “Recibido arriba en gloria”; ese es el incienso.
¿Amén? Primero es el óleo de la santa unción, ahora el incienso. Veamos esos dos aspectos en
Hebreos 2:11-12: “11Porque el que santifica (ese es el Verbo de Dios que se hizo carne y nos

217
1 Timoteo 3:16.
684 La Casa y el Sacerdocio

trajo el Espíritu, ese es el óleo de la unción que baja) y los que son santificados (esos son los
que nacen de nuevo, resucitan con Cristo y se sientan con Cristo en los lugares celestiales, los
que suben con el incienso; el que santifica es el Verbo que se hizo carne; los santificados son los
regenerados, resucitados con Cristo), de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de
llamarlos hermanos (no se avergüenza diciendo, miren la parte de bajada), 12diciendo:
Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré”. Esa es la bajada
de la divinidad a la humanidad. Anunciaré a mis hermanos tu nombre, como dice: Padre, les he
dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún;218 esa es la bajada; ahora viene la subida de
Él mismo resucitado, ascendido, morando en la iglesia y levantando la iglesia. Ahora viene la
otra parte: “en medio de la iglesia”, esa palabra que dice ahí congregación es una traducción al
español, pero la palabra en griego es ekklesía. En medio de la iglesia te alabaré; o sea que la
alabanza es no solamente nuestra, es el Señor por Su Espíritu en nosotros el que nos presenta
al Padre. Nosotros alabamos al Padre como un regalo que el Hijo le hace al Padre. El Padre le
reconcilia a los perversos, a los enemigos, a los perdidos, los limpia y los convierte en una
ofrenda para Dios, como dice Romanos: la ofrenda de los gentiles santificados; o sea que dice:
en medio de la iglesia te alabaré; ese es ya Cristo en la iglesia, dentro de nosotros, siendo
presentados a Dios. Ahora alabamos a Dios, nos dirigimos a Dios; antes estábamos dirigidos
aquí como las gallinas picoteando el piso; pero Él vino, ahí bajó, de arriba para abajo. Anunciaré
a mis hermanos tu nombre; ahora la parte de aquí abajo: y en medio de la iglesia te alabaré. No
sólo lo alaba, sino que nos resucitará en el día postrero y nos presentará con gran alegría, así
como el sacerdote presentaba aquellas gavillas, las presentaba delante de Dios. Entonces
cuando nosotros estamos cantando a Dios debemos entender eso: somos el cuerpo de Cristo,
estamos en las manos del Señor siendo presentados al Padre como el fruto de su aflicción.
¡Aleluya! El Padre valora esas alabanzas porque esas alabanzas descansan en lo que hizo
218
Cfr. Juan 17:26
El altar de oro del incienso 685

Jesucristo; nos perdonó, nos regeneró, nos constituyó hijos, nos constituyó sacerdotes, nos
constituyó una ofrenda mecida, espigas. ¿Amén? En medio de la iglesia te alabaré; esa es la
parte que va de abajo para arriba.

Olor de vida para vida


Ahora sí volvamos a Éxodo 30:34. Todo esto era para clarificar esa palabra, “Dijo además”;
primero había dicho lo de la bajada, lo del óleo que viene desde la cabeza, baja a la barba hasta
el borde de las vestiduras. Ahora dice: “34Dijo además Yahveh a Moisés: Toma especias
aromáticas”. Hermanos, la palabra aroma, es una palabra misteriosa porque uno como que no lo
ve, como que no lo oye, como que no lo toca, pero está ahí; es algo delicioso; una fragancia es
algo delicioso, es algo que como que nos hace hablar del otro lado. Fíjense en que la fragancia
a veces es en el viento, o sea, es el espíritu de la cosa. A veces estamos en una reunión, pues
sí, las sillas pueden ser muy buenas, pero el espíritu está raro; en cambio cuando Cristo está
siendo liberado, cuando los hermanos están en Espíritu, hay un espíritu en el ambiente, ese es
un aroma, eso es una fragancia. San Pablo decía que había la fragancia de Cristo, decía que
para los que se salvan, la vida de Cristo en nosotros es como un olor de vida para vida, pero
para los que se pierden, los que no quieren saber de Cristo, es olor de muerte para muerte; se
sienten condenados, porque las cucarachas están tranquilas cuando todo está oscuro, pero
cuando se prende la luz, salen disparadas. El mundo está tranquilo en sus cosas, pero cuando
los santos están viviendo una vida por la que los otros se sienten acusados, entonces dice que
es olor de muerte para ellos.
Cristo es olor de vida para los que lo reciben; pero es el juicio. Si yo no hubiera venido y les
hubiera hablado, no tendrían pecado, dijo el Señor, pero ahora no tienen excusa por su pecado.
Si yo no hubiera hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho no tendrían excusa; pero
ahora a Cristo le han aborrecido; o sea que Él es olor de muerte para los que no lo reciben y es
686 La Casa y el Sacerdocio

olor de vida para los que lo reciben; es el aroma. Hermanos, a veces cuando nosotros somos tan
naturales, no percibimos estas cosas y no les damos valor; le damos valor a las cosas que
tienen apariencia exterior; eso del toque del Espíritu, que la fragancia de Cristo, eso no. Oro,
plata, comida, eso sí como que se ve, sabe rico, ¿verdad? Pero eso de primogenitura, no. Yo
quiero lentejas, dijo Esaú; para mi lentejas son lentejas. Creo que hoy son lentejas. No estoy en
contra de la cocina, pero primogenitura, eso para Esaú parecía como algo muy místico,
hermanos. Pero nosotros no somos solamente animales, tenemos espíritu y nuestro espíritu
está capacitado para percibir esas cosas que se tienen que exprezar con palabras así: “aroma”,
el espíritu de la reunión.
Anoche me decía un hermano: Me gusta el espíritu de la hermana Isadora; ella es una
hermana, pero el Espíritu del Señor usó su espíritu, y el hermano me decía: Me gusta el espíritu
de la hermana Isadora. Es bonito encontrar y ver el espíritu de los hermanos, el espíritu de las
personas; a veces la persona puede estar muy encopetada, con una corbata bien puesta, pero
la persona tiene un espíritu raro. ¿Se dan cuenta? Hay algo que se llama el espíritu de la cosa, y
el aroma va en el viento; el aroma de Cristo lo trae el Espíritu. El Espíritu de Cristo es como una
fragancia que da vida a los que tienen a Cristo y lo reciben y que anuncia juicio a los que lo
rechazan; y en ese caso es olor de muerte para muerte. Entonces hermanos, hay cosas
espirituales que sólo se disciernen en el espíritu. Cuando nosotros somos naturales no
percibimos ese mundo espiritual; vemos las lentejas, eso es lo que vemos; pero cuando vas
madurando en el Señor empiezas a valorar algunas cosas; ahora ya no miras tanto las palabras,
sino el espíritu de las palabras. De pronto antes no te preocupabas en los gestos. Ese hermano
o esa hermana tiene unos gestos tan agradables, no son así burdos como los míos, sino que se
nota que esa persona está en el Espíritu, no importa su temperamento. Aun en un
temperamento duro, cuando es el tono de Cristo, es algo tan precioso.
Hermanos, lo que el Señor quiere es que Su gloria que llena a toda la tierra, empiece primero
El altar de oro del incienso 687

a ser olida; por ahora es olida; el olor de Cristo; después va a ser vista, pero por ahora es olida.
Fíjense, hermanos, a veces viene una persona, está con los hermanos y no sabe qué es lo que
le gusta, se siente cómodo, no sabe qué es, es la fragancia de Cristo que le hace sentirse en
paz, descomplicado, está en Espíritu, en santidad; hay algo que le hace sentir confiado. Aunque
no lo puede explicar en su mente, y su alma no lo entiende bien, su espíritu capta algo que le
gusta; porque eso es lo que hace la fragancia; la fragancia atrae. Los demonios son atraídos
como las moscas por fragancias no tan agradables; cuando ven un montón de cosas por ahí
vienen los demonios, pero los ángeles no; y nosotros también por la fragancia de Cristo somos
atraídos. La fragancia de Cristo es el verdadero secreto de la iglesia. Solamente la gente va a
ser atraída a Cristo, cuando, aunque ellos no lo entienden, reciben en su espíritu la fragancia de
Cristo; aunque no lo entiendan, hay algo en su interior que los atrae; y lo mismo es el toque de
Dios. El toque de Dios es tan difícil de explicar; pueden estar todas las personas allí. Pablo
estaba predicando, muchos le oyeron, pero Dios tocó el corazón de Lidia. 219 Hubo algo
misterioso que se llama el toque de Dios; ¿cómo explicar eso exteriormente? Pero ella fue
tocada, algo sobrenatural entró en ella y vio algo distinto, algo que no se puede ver con los ojos
naturales; porque las cosas del Espíritu se disciernen espiritualmente, y el hombre síquico no
percibe las cosas que son del Espíritu de Dios.220 Cuando oremos, oremos para que el Espíritu
toque a las personas, para que el Señor les abra el corazón, la vista espiritual, para que toquen
lo que de Cristo haya entre nosotros. Nada tiene valor de lo que nosotros tenemos, sino el
Espíritu de Cristo, el toque de Cristo, eso es lo que tiene valor.

La mezcla de las especies

219
Cfr. Hechos 16:13-15.
220
Cfr. 1 Corintios 2:6-16.
688 La Casa y el Sacerdocio

Entonces sigamos aquí en la descripción de este incienso: “Toma especias aromáticas,


estacte y uña aromática y gálbano aromático e incienso puro; de todo en igual peso, 35y harás de
ello el incienso”. Aquí el incienso es una especia, lo que se llama olíbano, esa es la especia del
incienso; el olíbano es como decir la base sobre la cual se ponen las especies, así como también
en el aceite de la unción estaba el aceite y estaban las especies que nos recordaba ayer nuestro
hermano Hernando. Venía la mirra, venía la canela, venía el cálamo, venía la casia, esas
especies se colocaban en el aceite; entonces el aceite que representa el Espíritu, porta esas
especies que representan a Cristo. “Él tomará de lo mío y os lo hará saber” (Juan 16:14). El
Espíritu toma lo que es de Cristo; el aceite trae las especies, las hace bajar de la cabeza al
ministerio, a la barba y de la barba al borde de las vestiduras, a toda la iglesia. Entonces,
hermanos, lo mismo sucede aquí con el incienso. El incienso equivale, como decir, al aceite al
que se le ponen las especies; al incienso se le ponen también especies. Las especies del óleo
son diferentes a las especies del incienso que son relativas, se relacionan. En las especies del
aceite de la unción, del óleo de la santa unción, son esas cuatro que mencioné, y las del incienso
son estas tres aquí: estacte, uña aromática y gálbano e incienso puro.
Ahí es el lugar, digamos, la base en la cual se mezclan las otras especies, y se le añade
también sal. Aquí en esta traducción que nosotros tenemos no aparece la sal, pero en hebreo
aparece la sal, y en otras traducciones aparece la sal. Reina Valera donde dice allí: “35y harás de
ello el incienso, un perfume según el arte del perfumador (esa es la voluntad del Padre, el arte
del perfumador), bien mezclado, puro y santo”, donde dice: bien mezclado, la palabra exacta en
el hebreo es “salado”, o sea mezclado con sal; es decir, el incienso tiene sal. Aquí la palabra
mezclado no dijo que era lo que tenía esa mezcla, como si fueran sólo esas especies. Cuando
vas al hebreo, ahí es donde menciona que es salado; ustedes saben lo que significa la sal en la
Biblia.
Vamos a detenernos por un tiempo en estas especies. Hermanos, este es el último día del
El altar de oro del incienso 689

retiro; quizá nos tomemos un tiempito más, no falta mucho. Aquí aparecen tres especies. Dios
siempre escoge el número tres, inclusive aunque las cuatro especies del óleo de la unción son
cuatro, son tres medidas, porque Dios es tres; es un solo Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo; un
único Dios Trino; el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un mismo Dios, pero cada uno es una
persona. El Padre es el Padre, el Hijo es el Hijo del Padre y el Espíritu es el Espíritu del Padre y
del Hijo. ¿Amén? Entonces voy a llamarles la atención a la manera como Dios lo presenta.
Vamos primero al tabernáculo, allí en Éxodo 26; quiero llamarles la atención aquí al versículo 31
y 32, para ver una cosa interesante; dice: “31También harás un velo de azul, púrpura, carmesí, y
lino torcido”. Ustedes recuerdan que el velo representa la carne de Cristo, ¿verdad? Eso lo dice
en Hebreos 10:20: “del velo, esto es, de su carne”. Entonces aquí está hablando de Cristo como
Verbo divino: azul; púrpura: rey; carmesí: redentor; y lino torcido: o sea la obra de la justicia de
Cristo, justicia de Dios. “Será hecho de obra primorosa”. Cuando Dios usa la palabra
“primorosa”, es porque para Dios Su hijo es primoroso; en Él tiene contentamiento. “Con
querubines”. ¿Por qué? porque Él es también el rey del mundo de los ángeles, no sólo del de la
tierra; Él es cabeza de todo principado y potestad, no sólo de la iglesia, Él es cabeza sobre todas
las cosas.
Miren el verso 32; fíjense en cómo este velo consta de tres partes, pero la parte de en medio
es la que se abre: “32Y lo pondrás sobre cuatro columnas de madera de acacia cubiertas de oro;
sus capiteles de oro, sobre basas de plata”. El velo sobre cuatro columnas. Imagínense:
columnas 1 y 2, forman una sección; columnas 2 y 3 forman la sección del medio; columnas 3 y
4 forman la sección final; o sea, que el velo cubre tres secciones. La palabra del Señor dice que
en el Hijo está la plenitud de la Deidad; la casa de Dios no es solamente casa del Espíritu Santo,
no sólo casa de Cristo, es casa de la Trinidad. Mi Padre y yo vendremos y haremos morada con
él; y ¿quién es el que viene? El Espíritu Santo; entonces cuando viene el Espíritu Santo, nos trae
al Hijo y cuando viene el Hijo nos trae al Padre, porque el Padre está en el Hijo. Tú, Padre, en mí,
690 La Casa y el Sacerdocio

y yo en ti; claro, por el Espíritu, en ellos; o sea que en la casa de Dios está el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo, no sólo el Espíritu Santo; Cristo mora en nosotros. Dice: ¿No sabéis que
Jesucristo mora en vosotros? a menos que no estéis aprobados; y el Padre también mora; un
Dios y Padre, el cual es sobre todos, por todos y en todos; dentro de Sus hijos el Padre también.
El Padre y yo vendremos, o sea, en la iglesia, en el tabernáculo, está el Padre, está el Hijo y está
el Espíritu Santo; por eso aparecen tres medidas; las cuatro columnas hacen tres medidas del
velo. De la primera columna a la segunda, la primera sección; de la segunda a la tercera, la
segunda sección y de la tercera a la cuarta, la tercera sección. ¿Por qué? porque es la casa del
Dios Trino, pero ¿quién fue el que murió? ¿El Padre? ¿El Espíritu Santo? ¿Quién murió? El Hijo;
por eso es la columna entre la segunda y la tercera, o sea que la sección del medio es la que se
abre. El velo fue rasgado por la mitad, de arriba abajo y no por la derecha, ni por la izquierda,
sino por el centro; por eso, la cortina va abierta por la parte del medio, porque el del medio es el
Hijo. ¿Amén?

El aceite de la unción que baja


Ahora vamos a ver el mismo principio en el óleo de la santa unción y luego en el incienso.
Entonces pasemos de nuevo al capítulo 30; vamos a ver las tres medidas, pero la del medio
partida por el medio; así como la cortina se parte por el medio, así la medida del medio se parte,
porque se refiere al Hijo. Estamos en el capítulo 30 viendo el óleo de la Santa Unción; veamos lo
que dice el verso 23, el mismo principio aparece aquí: “23Tomarás especias finas: de mirra
excelente, quinientos siclos”. Esa es una medida completa: quinientos siclos. Estas especies no
son para el incienso, sino para el aceite. “De mirra”; la mirra era la fragancia para cubrir la
muerte; los muertos huelen muy feo, entonces los embalsaman con mirra. Cuando el Señor
Jesús nació, los tres magos de oriente, de Anatolia, le trajeron tres especies: Oro, incienso y
mirra. El oro reconociéndolo como la divinidad en servicio para muerte. Oro, incienso y mirra. La
El altar de oro del incienso 691

mirra era con la que embalsamaban a los muertos; aun querían hacerlo a Jesús; las mujeres
llevaron mirra y otras especies para embalsamarlo; o sea que la mirra representa la muerte de
Cristo. Entonces el Espíritu Santo nos trae la mirra, el óleo trae la mirra; o sea que nosotros no
podemos morir a nosotros mismos sino en virtud de la muerte de Cristo; Cristo murió y es en
unión con Cristo que podemos negarnos a nosotros mismos; nadie se puede negar a sí mismo si
no está en unión con Cristo. Es la mirra que trae el aceite, la que aplica la muerte de Cristo, y
como Él murió, nosotros también morimos.
Ahora, fíjense en el medio lo que dice aquí: “Y de canela aromática la mitad, esto es,
doscientos cincuenta, de cálamo aromático, doscientos cincuenta, 24de casia quinientos, según
el siclo del santuario, y de aceite de olivas un hin”. Del aceite es un hin, y ahí al aceite se le pone:
quinientos de mirra, esa es la medida, quinientos; la otra medida: quinientos de casia; pero en el
medio es doscientos cincuenta y doscientos cincuenta, o sea, los quinientos del medio están
partidos en dos, así como el tabernáculo, el velo por la mitad que se partía en dos; así también
aquí todas estas especies hablan de Cristo. La medida, los primeros quinientos están enteros,
quinientos de mirra; los quinientos últimos, quinientos de casia están enteros, pero los
quinientos del medio están partidos en dos: doscientos cincuenta de canela, doscientos
cincuenta de cálamo. La canela representa la fragancia de Cristo, y el cálamo es una caña que
se levanta del barro representando la resurrección de Cristo. La casia es una resina que
ahuyenta las serpientes; o sea, todo eso nos habla de la obra de Cristo; la muerte de Cristo, la
fragancia de Cristo, la resurrección de Cristo y Su señorío sobre todos los espíritus; todo eso lo
trae el aceite; el aceite nos trae lo que Cristo es. Él pasó por la muerte, venció a la muerte,
resucitó, ascendió, ahora es el Señor sobre todas las cosas y nosotros estamos unidos al que
murió, muertos con Él, resucitados con Él, sentados con Él en lugares celestiales. El óleo de la
unción trayendo esas especies significa el Espíritu revistiéndonos de Cristo, de todo lo que hizo
Cristo; esa es la parte de arriba para abajo. ¿Se dieron cuenta? Que los quinientos del medio
692 La Casa y el Sacerdocio

están partidos por la mitad, doscientos cincuenta y doscientos cincuenta, porque tres medidas
son la Trinidad, pero fue el segundo de la Trinidad, el Hijo el que murió; por eso, como entre la
segunda y la tercera columna se rasgó el velo, también la segunda medida se partió en dos:
canela doscientos cincuenta y cálamo doscientos cincuenta.

El aroma que sube


Ahora, ese mismo principio pero en otro aspecto se ve aquí en las especies del incienso. El
incienso es para arriba, el incienso es el que sube, ¿verdad? El aceite baja, pero el incienso
sube, representa la resurrección y ascensión de Cristo intercediendo por nosotros, ¿verdad?
Pero miren, cuando sube el incienso, no sube solo; así como el Espíritu nos trae lo que es de
Cristo, también la oración va en el nombre de Cristo; como decíamos al principio, nada puede
llegar a Dios aparte de los valores de Cristo. En estas tres especies, vamos a ver que
representan distintos aspectos de la muerte de Cristo que se presenta a Dios. Él es la ofrenda
por las transgresiones, murió como cordero para perdonar nuestros pecados, pero también Él es
la serpiente de bronce ensartada en el asta, el sacrificio por el pecado y también es el grano de
trigo que muere para liberar el Espíritu, para que la vida del Señor entre en nosotros. Son
distintos aspectos de la obra de Cristo que están representados en estas especies. ¿Cuáles
son? Estacte, uña aromática y gálbano aromático; esas tres especies; la primera y la tercera son
resinas vegetales; la del medio es de un animalito que tiene dos partes, que es como una
especie de conchita, como una especie de ostra, que es animal. La primera especie que se
llama aquí estacte es una resina olorosa, la otra que se llama gálbano es otra resina olorosa que
tiene propiedades diferentes de la primera, pero la del medio es un animalito
En el tabernáculo, el primero y el tercero estaban iguales, pero el del medio era diferente,
estaba partido; lo mismo pasaba con la medida del aceite de la unción; la primera y la tercera
medidas completas, la del medio partida; y aquí lo mismo; la primera y la tercera de las especies
El altar de oro del incienso 693

son resinas; lo que se llama aquí estacte, esa palabra en el hebreo es nataf; es una especie de
mirra, pero no es la misma mirra, es parecida a la mirra; se le llama también estoraque; esa
resina surge cuando hieren el árbol; está en el árbol que se llama el árbol de estorash, el árbol
de estorash se traduce estacte en griego: también se traduce estoraque. Entonces le hacen una
incisión a ese árbol, lo hieren, y cuando lo hieren sale una resina que es como de ámbar, y esa
resina es un olor maravilloso y es la única de estas tres que es comestible; esa resina es una
gota; cuando la hieren produce una gota. El Señor murió para darnos vida, y ahora esa resina
que es como ámbar, el estacte que se llama estoraque o nataf en hebreo, esa se puede comer,
es comestible, y es de un sabor bueno y de un olor muy bueno; esa se mezclaba con el incienso
y con las otras especies y con sal, y se presentaba delante del Señor; esa es la primera. La
tercera es también una resina; fíjense en el mismo principio del uno y el tres, y dejando el medio
partido, porque todo habla de Cristo, porque Dios nos revela a Cristo, porque por Cristo se
revela Él mismo.
La tercera es también una resina, pero esa resina que aquí se llama gálbano, esa palabra
gálbano es muy parecida a como se pronuncia en hebreo, como se pronuncia en griego, como
se pronuncia en latín, como se pronuncia en español; es muy parecida: gálbano, guelbane,
guelbene; es gálbano; esa es también una resina, pero esa tercera resina es de sabor amargo.
Una es comestible, pero la otra es de sabor amargo; tiene también un olor, pero la característica
del gálbano es que potencia las otras fragancias; o sea, la mirra tiene por sí misma un olor, el
estacte que es otro arbolito parecido a la mirra, es como una variedad de la mirra que se llama
estacte, esa tiene un olor por sí mismo, pero cuando lo mezclas con el gálbano se aumenta la
mirra; cuando le pones el gálbano a otra especie aumenta el olor. Entonces miren qué
interesante que el Señor le pone gálbano. Pero ¿cuál es el gálbano? Es el número tres. ¿Y qué
es lo que hace el Espíritu Santo? El Espíritu Santo aumenta la fragancia de Cristo en nosotros.
Fíjate, tú tienes un don, pero el Espíritu Santo viene y lo realiza; o sea, el Espíritu Santo suple,
694 La Casa y el Sacerdocio

hace resaltar las propiedades que solitas no serían tan buenas como cuando se le añade la
tercera especie que es el gálbano. Entonces el gálbano es el que multiplica el poder de la
fragancia; y no sólo lo multiplica, hace otra cosa, lo fija; es decir, para que esa fragancia no se
desaparezca rápido, sino que permanezca, entonces ese es otro de los trabajos del gálbano. El
gálbano hace que la especie sea potenciada en su olor y quede fijado. Cuando se hace un
perfume, para que el perfume dure necesita el gálbano. ¡Cómo nos habla esto de la obra del
Señor! El Señor lo que hace es eso. Nosotros sin Él no podemos hacer nada, pero con Él
nosotros podemos dar más fruto y podemos perseverar; o sea, Él aumenta el fruto y también Él
hace que permanezca el olor, la fragancia de Cristo; esa es la función del gálbano.
Unguius oloratus. Pero dejé el segundo para decirlo aquí de tercero, que se llama la uña
aromática; esa palabra en el hebreo: sheheleck; algunas veces se traduce: onisha o onika; en el
latín es unguius oloratus; así se le llama en el latín a esta especie, unguius, de donde viene la
palabra uña en español; la n y la g, en el latín y en el italiano equivalen a la ñ. Unguius oloratus,
quiere decir: uña aromática; esa es la misma especie; esta especie es la única que es animal,
¿por qué? porque el Padre no fue el que se encarnó, el Espíritu Santo no fue el que se encarnó;
el Verbo que estaba con el Padre, fue el que se hizo hombre; por lo tanto, la especie del medio
es animal y no es vegetal. Este es un crustáceo, como un molusco, como una especie de ostra,
es de color púrpura; hay muchas especies en el Mar Rojo. Justamente en esa playa del Golfo de
Aqaba, que es en la península de Sinaí, la que sube, allí hay mucho de esta especie; es de color
púrpura, es como la ostra. ¿Ustedes saben cómo es la ostra? La ostra tiene como dos tapas.
Fíjense en que en el tabernáculo, la sección del medio está partida por la mitad, la medida en el
aceite también, y aquí también la uña aromática tiene dos partes. La ostra adentro tiene una
perla; pero ustedes saben que la perla no se forma de un día para otro, sino cuando hieren la
ostra; la espinita que hiere la ostra hace que la ostra segregue la perla, pero la perla está
escondida por las conchas, por las tapas; lo que se llama la uña aromática es justamente esas
El altar de oro del incienso 695

tapas que se vuelven polvo, se deshacen totalmente, y tiene una fragancia olorosa.
La palabra es shell; ustedes ven las estaciones de gasolina Shell; no la Esso, ni Texaco, sino
Shell; ustedes ven que el símbolo de la Shell es como una ostra, porque shell quiere decir
justamente ostra; o sea, es sacarla de la ostra. Por eso en el hebreo es sheheleck; viene de ese
tipo de ostra que es de color púrpura; entonces fíjense en que la ostra está escondiendo la perla,
pero cuando se abre como la ostra, entonces se ve la perla y surge el olor fragante; cuando se
deshace en polvo esa ostra se vuelve fragante; eso es lo que es la uña aromática; es aquellas
capas. Entonces noten: nuestros egos son como garras, porque esa ostra ustedes la ven que
parece una garra. Nosotros todo lo queremos controlar, manipular todo; estamos ansiosos para
subir, para bajar, queremos manipular todo, ¿verdad? Esa es la garra que tenemos, pero el
Señor se negó a sí mismo y nos lleva en el alma a nosotros mismos, y cuando nos negamos a
nosotros mismos entonces se va volviendo polvo y empieza a liberarse el aroma, y ese aroma
de la uña aromática es cuando se deshace la cáscara; es como nuestro ego, el viejo hombre; el
estacte es como la mirra, es el sacrificio por la transgresiones, Cristo como Cordero limpiando
los pecados; pero la uña aromática es el sacrificio por el pecado para crucificar el viejo hombre.
Por eso se deshacen las dos garras de la ostra, de esta uña aromática se deshacen. Cuando se
deshace es cuando libera el perfume, el aroma, y es también cuando se puede ver la perla; eso
es llevarnos a morir a nosotros mismos, el otro aspecto de Cristo. Cristo murió para
perdonarnos, pero también para crucificarnos con Él y liberarnos del viejo hombre y del poder
del pecado; es otro aspecto de la obra de Cristo; y el tercer aspecto es el que libera, como
dijimos, el gálbano que es el que fortalece, que es el que preserva. Cuando Cristo como grano
de trigo murió, dice que murió, pero vivificado en espíritu fue y predicó; o sea, la vida del Señor
fue liberada; es lo que hace el gálbano; el gálbano libera, fortalece y preserva la fragancia; o sea,
Cristo como Cordero, Cristo como serpiente de bronce ensartada en el asta y Cristo como grano
de trigo; o sea, sacrificio por las transgresiones, sacrificio por el pecado y ofrenda de paz; los
696 La Casa y el Sacerdocio

diferentes aspectos de la obra de Cristo están en el incienso.

La sal del pacto


Entonces cuando el incienso sube, no puede subir solo; el incienso tiene que llevar estas
especies y también la sal; la sal representa el pacto en la Biblia. No dejarás que falte la sal del
pacto de tu Dios en tu ofrenda; la sal representa el pacto, la lealtad. Por eso aquel pintor, creo
que fue Leonardo Da Vinci que pintó la Santa Cena, pintó al Señor Jesús y a los apóstoles, y allí
Judas tenía el salero tumbado porque él traicionó al Señor; quiere decir que él quebrantó el
pacto; por eso el salero se derramó. Cuando ustedes ven el cuadro saben cuál es Judas porque
tiene el salero tumbado, porque la sal representa el pacto, la alianza, la lealtad; entonces a todo
este incienso con estacte, con uña aromática, con gálbano, había que mezclarle la sal del pacto,
o sea, la fidelidad del Señor. El Señor, cuando asciende ese incienso, lleva el aroma. ¿Qué hace
el incienso? El incienso lleva el aroma de estas especies; o sea que cuando nosotros oramos, no
oramos en nuestro nombre, no oramos porque sentimos, no oramos porque hemos ayunado, no
oramos porque seamos la mejor denominación; oramos en el nombre del Señor Jesús, porque
Él murió por nosotros, porque Él nos libera de nosotros mismos, porque Él nos da Su Espíritu y
Él es leal con nosotros y nos hace uno con Él; entonces ese es el incienso que sube.
El altar de oro del incienso 697

Nuestra oración no debe ser otro incienso extraño, no debe ser nada de lo que el hombre
presenta; es lo que Dios nos dio; Dios proveyó a Jesús; es lo único por lo que podemos ser oídos
por Dios, nos presentamos en unión con Cristo a la presencia del Padre, venimos en el nombre
de Jesucristo; nuestra esperanza siempre y solamente es el mérito del Señor Jesucristo.
Entonces este incienso para Dios es santísimo porque es todo olor de Cristo. Estacte es un
aspecto de Cristo, uña aromática otro aspecto de Cristo, gálbano otro aspecto de Cristo.
Entonces dice: “35Y harás de ello (de Cristo) el incienso, un perfume según el arte del
perfumador (el arte del perfumador, esa es la obra de Dios con Cristo y el Espíritu), bien salado
(aquí dice mezclado; es salado en el hebreo; es una corrección a la traducción), puro y santo. 36Y
molerás parte de él en polvo fino”. Todo el incienso no se molía, sino poco a poco; se molía en
polvo fino y se ponía adelante. Noten, hay momentos en que nosotros venimos a orar por la
mañana, a orar por la tarde, pero hay un incienso que todas las 24 horas está en la presencia de
Dios. Nosotros tenemos momentos de oración especial, pero durante todo el día debemos estar
en comunión con Cristo. Por eso dice: “Orad sin cesar”. Orad sin cesar no quiere decir estar de
rodillas las 24 horas; puedes estar trabajando, cocinando, pero tu espíritu está en comunión con
Dios; esa es la oración sin cesar. Claro que hay momentos específicos de doblar rodilla, pero
cuando no lo estás haciendo, siempre ese perfume estará ahí.
Por eso dice: “36Y molerás parte de él en polvo fino, y lo pondrás delante del testimonio en el
tabernáculo de reunión, donde yo me mostraré a ti. Os será cosa santísima”. Eso representa la
intercesión de Cristo a la diestra del Padre por la cual estamos en comunión constante. Nosotros
después oramos en Él, pero Él es la base de nuestra oración; Su intercesión es la base de la
carga de oración en el espíritu de la iglesia, y termino: “Os será cosa santísima. 37Como este
incienso que harás, no os haréis otro según su composición”. Sólo nos fue dado el Señor Jesús;
no hay otro nombre en el que podemos ser salvos. Sólo podemos orar a Dios en Cristo Jesús; no
acepta Dios otra cosa, ni en nombre de Santa Pacha bendita, ni San Francisco de Asís, nada,
698 La Casa y el Sacerdocio

nada de eso; y no es para nosotros, esto no es para nosotros. Hermano, es que este canto me
gusta, cantemos este canto porque a mi me gusta; eso es oler para usted; los cantos son para el
Señor, no porque a ti te gustan, no son para oler nosotros, es para olerlo Dios. “Como este
incienso que harás, no os haréis otro según su composición; te será cosa sagrada para Yahveh.”
O sea, Yahveh considera sagrada la ofrenda de Su Hijo y la obra de Su Hijo y de Su Espíritu; es
lo único que Él valora. “38Cualquiera que hiciere otro como este para olerlo (el que pretenda
tomar las cosas de Dios para sí mismo), será cortado de entre su pueblo”. El Señor es el centro
y todo es para él.
Que la gracia y la paz del Señor Jesús sea con los hermanos, y que esta palabra nos ayude en
nuestra caminata. Lo importante no es saberlo y entenderlo, sino después de saberlo y
entenderlo, poderlo practicar en el espíritu. Vamos a orar.
El altar de oro del incienso 699

Capítulo XXXVI

LA PRESENCIA DEL SEÑOR221

221
Enseñanza en la localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., el 19 de marzo de 1995. Transcripción: Marlene Alzamora
700 La Casa y el Sacerdocio

Detrás de la diversidad está el Señor


Vamos a considerar algo breve de la Palabra del Señor, confiando enteramente en el Señor de
que Su Espíritu nos dé cada vez más conciencia de sí mismo, puesto que al fin de cuentas esto
es lo que cada vez sucederá. Con algunos hermanos ya hemos compartido algunas cosas de
éstas, allí en Cajanal, en una reunión que tuvimos un miércoles por causa de unas
eventualidades; pero está en mi corazón compartirlas con todos los demás hermanos. Es
curioso que el mundo está lleno de formas; hay muchos colores, muchas formas, muchas
variedades, hay tantas cosas, podríamos decir tantas distracciones, pero lo interesante es que
detrás de todas las variedades, cuando van cayendo los velos de las apariencias, nos vamos
encontrando con una unidad; es el Señor mismo detrás de todo. Por fuera vemos muchas
cortinas, columnas, velos, un atrio, un lugar santo, y en el atrio hay una serie de asuntos; en el
lugar santo hay otra serie de asuntos y aun en el Lugar Santísimo hay otra serie de asuntos; pero
ahí en el Santísimo nos encontramos con alguien que es el Señor, que es absolutamente simple
y Él mismo, donde las diversidades han quedado atrás; es decir, a nuestras espaldas; y cuando
el sumo sacerdote estaba de frente al Lugar Santísimo, ya todas las formas estaban atrás;
detrás de la diversidad estaba el Señor mismo.
Cuando el Señor empezó a hablar a Moisés y a poner en orden las cosas entre Su pueblo,
cuando ellos salieron de Egipto, ellos estaban en el fondo, y el Señor comenzó a trabajar con
ellos, empezó a poner entre ellos en orden muchas cosas, y comenzó a separar una tribu para
servirle, y decía que a las otras tribus les correspondía determinada parte de la tierra; de tal
punto a tal punto a la tribu tal y de tal cual la tribu cual; pero le quitó a la tribu de Leví, que es otra
manera de decir que le dio, pero esa es la paradoja; la paradoja es que Dios se da quitándonos,
y bueno, mirando desde el punto de vista de la tierra, y entonces sería hasta ofensivo decirlo,
683

pero, digamos, para entendernos entre los hombres, le quitó a la tribu de Leví posesión de
tierras, como las demás tribus.
Pareciera que, bueno, las otras tribus sí podían tener sus hectáreas de tierra y ocuparse de
ellas, pero no los levitas; pero, bueno, a los levitas, digamos, que les dio los diezmos; no les dio
tierra. El trabajo de ellos, la tierra que ellos tenían que trabajar era el ministerio de la casa de
Dios; entonces, como ellos no iban a vivir del aire, y Dios lo sabía, hizo que le dieran el diezmo;
pero a los levitas les dijo a la vez que ellos también dieran diezmos a los sacerdotes, porque
dentro de los levitas estaban los coatitas, los gersonitas y los meraritas, y entre los coatitas
estaban los descendientes de Aarón. Solamente los descendientes de Aarón de entre los
coatitas, de entre los levitas, solamente éstos eran sumos sacerdotes. Entonces Dios dijo: a
ellos les vamos a dar el diezmo de los diezmos; o sea, noventa va a tener el pueblo, pero la
décima parte, los levitas, y la décima parte de la décima parte, o sea, el diezmo de los diezmos,
los sumos sacerdotes; pero a Moisés, que era el que estaba representando la voz de Dios, le dijo
el Señor: Tú, Moisés, tu porción voy a ser Yo. ¡Ah, Señor! Pero tierra, no, no; tierra no; y del
diezmo tampoco. ¿Y del diezmo del diezmo? Tampoco. Señor, ¿y entonces? Yo mismo. El
Señor mismo es el asunto, es el sentido.
Yo quisiera que miráramos con los hermanos algunos pasajes que, como charlábamos aquel
miércoles con algunos de los hermanos, es la consecuencia lógica de todo el trabajar de Dios.
Esto es para que nosotros entendamos lo que el Señor está haciendo con todos nosotros en
toda nuestra vida y en la edificación de la Iglesia, hacia dónde marcha todo; y podríamos decir
cuál sería la experiencia final. Entonces leamos en el último capítulo del Éxodo, porque de allí es
de donde hemos tomado los versos con que nos hemos introducido en algunas consideraciones
de la edificación de Dios. Pero en medio de tantas consideraciones, uno puede perderse en esos
detalles; por eso es necesario concluir con algo que sigue, que es con lo que realmente yo creo,
y creo que ustedes concordarán conmigo, que Dios quiere concluir.
684 La casa y el sacerdocio

La erección del atrio


Leemos Éxodo 40 desde el verso 33: “33Finalmente”, porque fíjense en que la construcción iba
de dentro para afuera. Cuando Dios comenzó a describir el santuario, comenzó por el arca,
luego describió la mesa de los panes de la proposición, el candelero; comenzó, digamos, desde
el Lugar Santísimo para el santo y describió la casa y el sacerdocio, los sacrificios del
sacerdocio, así como el Señor va constituyéndose desde el hombre interior, o sea, desde el
espíritu, pasando a nuestra alma, llegando a nuestro cuerpo, porque nuestro cuerpo al fin será
glorificado; entonces finalmente “erigió el atrio alrededor del tabernáculo y del altar, y puso la
cortina a la entrada del atrio. Así acabó Moisés la obra”. No dice: Yahveh, sino Moisés; Moisés
acabó la obra. Esto era la parte de Moisés, esa era la parte del ministerio, del servicio; podemos
decir que esa es nuestra parte, porque es a nosotros a quienes, a través del testimonio de
Moisés, Dios nos está hablando. Todo lo que hicieron bajo la dirección de Moisés, por mandato
de Dios, era la figura; pero a quien se dirige esa figura es a nosotros. Cuando acabó Moisés de
hacer lo que él debía, lo que él tenía que hacer, lo que era su parte, él tenía que disponer las
cosas para que ahora Dios hiciera lo que Dios quiere al fin de cuentas hacer.

El verdadero énfasis de Dios


Eso también se relaciona con nosotros, cuando terminemos de hacer lo que tenemos que
hacer; Dios está allí. “34Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de
Yahveh llenó el tabernáculo”. Así termina toda esta historia del Éxodo, así termina; es una
construcción para Dios, para que al fin Dios pueda reunirse con el hombre. Pareciera que el
énfasis es al principio; bueno, era la casa, es necesario ser edificado como casa espiritual.
Segundo, sacerdocio santo; debemos ser edificados como casa y como sacerdocio; entonces
La presencia del Señor 685

empezamos a experimentar espiritualmente lo que es ser la casa de Dios y el sacerdocio; ahora


como sacerdotes tenemos que ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de
Jesucristo, como está allí en Pedro.222 Él dice que nosotros seamos edificados como estas dos
cosas: casa espiritual y sacerdocio santo; y la tercera, para ofrecer sacrificios espirituales; y en
Éxodo tenemos aquellos capítulos del santuario, del tabernáculo, aquellos capítulos del
sacerdocio, de las vestiduras, y después los capítulos de los sacrificios, de las ofrendas; ahí
tenemos la casa, el sacerdocio y los sacrificios, pero la conclusión es la presencia de Dios.

222
Cfr. 1 Pedro 2:5,9
686 La casa y el sacerdocio

Lo que Dios quiere hacer en la tierra es manifestar Su propia presencia; lo que Él ha estado
trabajando en nosotros colectivamente y en todo Su pueblo es para Él poder reposar. Por eso Él
dejó la creación del hombre para el sexto día. Él vino trabajando desde el primero, segundo,
tercero, cuarto, quinto y sexto día, y en el sexto día hizo al hombre a Su imagen, a Su
semejanza; es decir, perfectamente diseñado para portarlo, contenerlo, representarlo. Cuando
ya estaba todo listo, entonces el séptimo día descansó Dios. Dios descansa cuando encuentra
un lugar para la presencia del Señor. Yo no sé quién comenzó ese canto; no nos pusimos de
acuerdo, pero yo creo que ese último canto que cantamos en esta reunión es la esencia de la
palabra que estoy compartiendo antes de que celebremos la mesa del Señor.
Hermanos, las cosas, las formas van desapareciendo y queda el Señor mismo, nada más; Él
llenándolo todo. Al principio eso nos parece muy etéreo, porque nosotros estamos
acostumbrados a vivir en el atrio, donde hay mucha actividad, mucha diversidad, muchas cosas,
y estamos distraídos con muchas cosas, temas, asuntos; pero el Señor nos va atrayendo detrás
de las apariencias, detrás de las diversidades hacia Sí mismo; y aunque pareciera que cada vez
vamos siendo despojados de más cosas, realmente estamos siendo preparados para poseer la
porción.

Dios quiere ser nuestra porción


La porción de Moisés era el Señor mismo; pero fíjense en cómo el Señor quiere ser Él mismo
la porción. Él conoce nuestro corazón; el Señor sabe que nuestro corazón está dividido por
muchos quereres; queremos muchas cosas, queremos las cosas que ha creado el Señor,
queremos los beneficios desglosados de todo lo que ha creado el Señor, pero el Señor se nos
quiere dar Él mismo. El Señor no quiere desglosarse más; al fin de cuentas, el Señor quiere un
día poder decir: bueno, ahora que ya no tienes nada que te distraiga, no tienes nada, ahora Yo
soy tuyo; ahora sí eres mío y Yo ahora soy tuyo; ahora me tienes a Mí. Ahora, mi amor (te lo
La presencia del Señor 687

puede decir el Señor como un esposo a la esposa), ahora Yo también soy tuyo; ahora somos
uno. Todo lo que había sucedido hasta aquí, todo este proceso era para poderte libertar de las
ataduras que tenías; pero ahora ya me tienes a Mí.
Hermanos, a la carne no le gusta eso; a la carne como que no le gusta el cielo; la carne quiere
un cielo con muchos árboles, ángeles, coros, alegría, gozo, paz, bondad, bienestar; así
podríamos desglosarlo. El Señor es todo, pero el Señor sabe que estamos siendo idólatras
cuando amamos las cosas que provienen de Él, los beneficios que provienen de Él, digamos
incluso, las virtudes que provienen de Él, más que a Él mismo. A veces nosotros quisiéramos
tener algunas virtudes, algunos beneficios, algunas sensaciones; pero cuando nosotros
solamente queremos algunas sensaciones de las que tenemos con Él, el Señor no puede
todavía reposar, no puede darse plenamente, porque lo que nosotros queremos es solamente
algo de Él, algo que proviene de Él, una parte de Él; queremos alguna bendición pero
desglosadita; pero el Señor es el conjunto de las bendiciones. Ciertamente el arco iris tiene
muchas variedades de colores, pero cuando vemos juntos el rojo, el anaranjado, el azul y el
verde, el morado, cuando todos ellos están juntos es luz blanca.
A veces nosotros queremos paciencia, o gozo, o alegría, pero como está escrito, todas esas
bendiciones están en el Hijo, todas las bendiciones son de Dios. Dios es el dador de las
bendiciones, y realmente Dios es la bendición, Dios es la porción; y Él quiere ser nuestro y que
nosotros seamos de Él. Dios quiere que nosotros le amemos a Él porque Él nos ama a nosotros,
pero nosotros estamos muy distraídos con las bendiciones parciales, pequeñas, de Dios; a
veces estamos muy distraídos con las bendiciones periféricas, no la bendición nuclear.

Buscamos bendiciones desglosadas


Entonces fíjense en todo aquel asunto del trabajo del pueblo del Señor, trabajando para
688 La casa y el sacerdocio

levantar ese tabernáculo, y al fin ¿qué es lo que se quiere? No es algo poco; es Su presencia,
pero la presencia del Señor no se huele, no se toca con las manos, no se saborea con el gusto;
el oro como que sí, la carne en el atrio. Sí, digamos, el incensario, por lo menos, tiene
consistencia, pero lo que importa es la Presencia del Señor; es cuando no la conocemos que la
menospreciamos, la cambiamos, la vendemos por cualquier plato de lentejas; pero cuando la
conocemos nos basta.
Tenemos el ejemplo del apóstol Pablo. ¿Qué le dijo el Señor a Pablo? Pablo estaba queriendo
una bendición desglosada, que le fuera quitado el problema, un aguijón que tenía; parece que
era un problema en los ojos, pero el Señor le dijo a Pablo: Mira, Pablo, bástate mi gracia. Esa
palabra “bástate”, ¡ay! como que es difícil de percibir por el corazón. Señor, pero es que también
además de Tu gracia, además de Ti mismo, quisiera como que esta cosita, otra cosita y otra
cosita. Por ejemplo, es que tengo este problemita; pero que el Señor diga: Bástate mi gracia.
¡Ay, Señor Jesús! ¿Será que nosotros aceptamos el “bástate” de Dios? Al principio Moisés
seguramente que no entendió bien. Señor, pero a los otros les diste algo tangible, pero eso de
que Tú eres mi porción parece como muy intangible.
Hermanos, el camino de la fe, el que siguió Moisés como mirando al Invisible,223 es poseedor
de bienes aparentemente intangibles al principio, pero el Señor es la base, el sustento de todo lo
tangible que hay. Pero el bien mayor no es lo tangible, no son las cosas pasajeras que se ven y
que por eso pasan, sino las eternas, y ya no cosas, sino Él, el Eterno es el galardón. Cuando
Abraham peleó las batallas y venció a los reyes, cuando los reyes de Sodoma querían premiar
a Abraham, Abraham no aceptó el premio de los reyes de Sodoma, y cuando esa prueba la pasó
Abraham, de no aceptar la recompensa de Sodoma, entonces el Señor se le apareció y le dijo:
Abraham, Yo soy tu galardón, sobremanera grande.224 Para otros era menospreciado, porque el
223
Cfr. Hebreos 11:23-27
224
Cfr. Génesis 14:21-24; 15:1
La presencia del Señor 689

Dios de Abraham, ¿dónde está Dios? Muchos se preguntan ¿dónde está Dios?
Aun el profeta Jeremías decía: Señor, no seas como algo misterioso para mi, que como que no
te toco, no te siento, no puedo contar contigo, como con los billetes, que se pueden contar. Pero,
amados, la presencia misma del Señor se manifiesta porque siempre está, pero como nadie lo
quiere, pasa desapercibido.

Dios no se manifiesta al que no le ama


En verdad Dios no se manifiesta, porque Él dijo: el mundo no me quiere, el mundo no me ama,
por eso no me voy a manifestar al mundo.225 Él está en todas partes. ¿A dónde huiremos de Su
Espíritu? Dios está todo en todas partes, pero está en silencio y está sin ser amado, sin ser
querido; entonces Él no se manifiesta. ¿Cómo nos va a abrir Su corazón? Pero si alguno lo ama,
es conocido por Dios. Dice el Señor: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará,
y vendremos a él, y haremos morada con él” (Juan 14:23). Dice al final del versículo 21: “Y yo le
amaré, y me manifestaré a él”. No es que el Señor no esté, ni que sea intangible, sino que no se
manifiesta porque no le amamos. Él no puede reposar entre nosotros porque estamos llenos de
pecado, de orgullo, de miseria, de peleas. ¿Cómo va a poder Él reposar entre nosotros? Pero Él
nos va limpiando, preparando, guiando a edificarle una casa como Él la requiere, ¿para qué?
para Su propia nube. Señor, si fuera un lingote de oro, pero de gloria, ¿amén? la nube de gloria
del Señor.

225
Cfr. Juan 14:21-24
690 La casa y el sacerdocio

En el tiempo de Salomón fue la misma cosa. Pero antes de pasar allá, miremos un detalle en
Éxodo 40:35: “Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba
sobre él, y la gloria de Yahveh llenó el tabernáculo”. Aquello que era tan intangible, sin embargo
llegó a un momento tal en que no se podía cruzar; era una presencia que estaba ocupando Su
debido lugar que antes parecía que Moisés era el que se veía. ¿Recuerdan? Háblanos tú,
Moisés, habla tú con Dios. ¿Cómo va a hablar Dios con nosotros? Relámpagos, truenos. Habla,
Moisés, habla tú con Dios.226 Entonces Dios dice: bueno, Moisés, vas a hablar tú, pero ¿sabes
qué, Moisés? tú les vas a decir que me hagan esto y aquello y aquello; porque Dios sí quiere
estar en la tierra, sí quiere estar en nosotros. Él dice: habitaré entre vosotros; es que somos
nosotros el canal para que Él señoree; pero Él mismo es invisible; por Su Cristo se hace visible,
por Su Iglesia Él manifiesta Su gloria, pero nosotros, la Iglesia, debemos contener Su presencia,
debemos ser cargados de Su presencia, saturados de ella; ese es el sentido de la Iglesia.
Quizá no se veía nada físicamente, quizá no había ningún querubín en la puerta, pero Moisés
no podía entrar. Moisés no podía entrar, hermanos; el Señor mismo estaba ahí; era la presencia
del Señor, hermanos. Moisés no se atrevía a entrar porque la nube estaba sobre el tabernáculo
de reunión y la gloria de Yahveh lo llenaba. Veamos la misma historia; quiere decir que ese es el
asunto; en eso es que el Señor está trabajando entre nosotros.

Reverencia ante la presencia de Dios


Hermanos amados, yo creo que cada vez más, la presencia del Señor entre nosotros se hará
más notoria, porque, de lo contrario, hemos estado trabajando en vano, porque para ninguna
otra cosa Él edifica la Iglesia. Él edifica la Iglesia para contener Su gloria, para que Su gloria
repose y se exprese a través de la Iglesia. De manera que cada vez seremos más cuidadosos,
226
Cfr. Éxodo 20:18-20
La presencia del Señor 691

más sensibles al Espíritu. ¡Ah sí! Muchos pueden mentir a Dios, y ¿no hay ninguna reacción por
parte del Señor? Muchos pueden mentir a Dios y no hay ninguna posibilidad de que alguien se
muera, porque se morirían todos. Dios dice: voy a tener que perdonar a todos; pero cuando la
iglesia está santa, entonces ahí se puede morir uno que otro. Hermanos, no hablo en broma.
¿Quién se iba a imaginar el caso de Nadab y Abiú obrando como si Dios no estuviera?227 porque
¿qué caso tiene? parece que es un edificio vacío. Ellos quisieron hacer las cosas a su manera y
cayeron muertos. Usaron su propio fuego, y fueron consumidos por el verdadero fuego de Dios.

227
Cfr. Levítico 10:1-2
692 La casa y el sacerdocio

Otro caso. Los filisteos veían una cajita. ¿Qué será lo que tiene la cajita? Vamos a mirar lo que
tiene; destaparon y miraron y empezó la peste, tumores, ratones por todas partes, porque eran
atropellados; estaban tan ciegos que se atrevían a abrir el arca, a mirar el arca; y si Dios no
hubiera hecho nada, hubieran seguido pensando que se trataba de una simple caja; pero
cuando les salieron tumores, se dieron cuenta de que no era solamente una caja; aprendieron a
moverse con respeto, con temor de Dios. Con amor de Dios, cada vez la iglesia será así. Fíjense
en que de la iglesia primitiva se decía que de los demás ninguno se atrevía a juntarse con ellos;
les cayó gran temor; era porque el Señor comenzó a manifestarse de tal manera que la sola
sombra de Pedro era usada por el Señor para sanar la gente.228 ¿Qué quiere hacer el Señor con
nosotros, hermanos? Cada vez hacernos menos insensatos, menos insensibles, más
reverentes, más conscientes de la presencia del Señor.
En el segundo libro de Crónicas capítulo 5, leámoslo desde el versículo 1 para que veamos el
proceso; porque, amados, esto que leemos aquí en Éxodo, en Crónicas, es una enseñanza para
amonestarnos a nosotros, para enseñarnos a nosotros. ¿Amén, hermanos? El Señor nos está
dando el privilegio de estar cerca de Él, pero el Señor dice: en los que a mí se acercan, me
glorificaré, me santificaré; entonces el Señor nos está ayudando a vivir en la presencia de Dios,
el Señor nos está entrenando para el cielo.

Una enseñanza para amonestarnos


En 2 Crónicas 5:1, leemos: “1Acabada (la misma cosa que se dijo allá en Éxodo) toda la obra
que hizo Salomón para la casa de Yahveh, metió Salomón las cosas que David su padre había
dedicado; y puso la plata, y el oro, y todos los utensilios, en los tesoros de la casa de Dios”. Antes
no era de Dios, pero ahora ya es la casa de Dios. “2Entonces Salomón reunió en Jerusalén a los
228
Cfr. Hechos 2:43; 5:15
La presencia del Señor 693

ancianos de Israel y a todos los príncipes de las tribus, los jefes de las familias de los hijos de
Israel, para que trajesen el arca del pacto de Yahveh de la ciudad de David, que es Sion. 3Y se
congregaron con el rey todos los varones de Israel, para la fiesta solemne del mes séptimo.
4
Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel, y los levitas tomaron el arca; 5y llevaron el arca, y el
tabernáculo de reunión, y todos los utensilios de reunión, y todos los utensilios del santuario que
estaban en el tabernáculo; los sacerdotes y los levitas los llevaron”. Es un proceso largo. “6Y el
rey Salomón, y toda la congregación de Israel que se había reunido con él delante del arca,
sacrificaron ovejas y bueyes, que por ser tantos no se pudieron contar ni numerar. 7Y los
sacerdotes metieron el arca del pacto de Yahveh en su lugar, en el santuario de la casa, en el
lugar santísimo, bajo las alas de los querubines”. Noten, parece que Dios todavía estaba
esperando que terminaran todos los detalles; parece que todavía ellos estaban haciendo
muchas cosas.
Luego dice en el verso 11: “11Y cuando los sacerdotes salieron del santuario (porque todos los
sacerdotes que se hallaron habían sido santificados y no guardaban sus turnos; 12y los levitas
cantores, todos los de Asaf, los de Hemán y los de Jedutún, juntamente con sus hijos y sus
hermanos, vestidos de lino fino, estaban con címbalos y salterios y arpas al oriente del altar; y
con ellos ciento veinte sacerdotes que tocaban trompetas); (en figura de los ciento veinte
hermanos en el día de Pentecostés en el aposento alto) 13cuando sonaban, pues, las trompetas,
y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias a Yahveh, y a medida que alzaban la voz con
trompetas y címbalos y otros instrumentos de música, y alababan a Yahveh, diciendo: Porque él
es bueno, porque su misericordia es para siempre, entonces la casa se llenó de una nube, la
casa de Yahveh. 14Y no podían (¡ah! lo que le pasó a Moisés, le pasó también a los sacerdotes)
los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria de Yahveh había
llenado la casa de Dios”. La presencia de Dios es intangible, porque Él no se manifiesta; pero
cuando empieza a manifestarse, nadie la puede soportar. ¡Ah! los soldados llegaron muy
694 La casa y el sacerdocio

atrevidos con Judas. Él les había dicho: Al que yo besare, ese es. ¿A quién buscáis? A Jesús de
Nazareth. Yo soy; y se cayeron. Después no se cayeron, pero el Señor lo demostró
entregándose; no que ellos lo estaban atrapando. Solamente tuvo que decir: Yo soy. Cuando
dijo eso, se cayeron.229
Permítanme que les cuente una anécdota que nos aconteció en Río de Janeiro. Esto fue más
o menos como en octubre (de 1994). Estábamos reunidos varios hermanos, inclusive de varias
vertientes de la iglesia en Río, que se estaban conociendo, y de pronto en un momento el
Señor, puesto que leíamos que Uza tocó el arca, extendió la mano al arca y cayó,230 todo esto,
pues uno se lo imagina como algo del pasado, pero de pronto el Señor nos da la conciencia de
que el arca está entre nosotros hoy; y una persona estaba ministrando la palabra del Señor,
estaba diciendo algunas cosas, y alguna persona como que lo fue a parar, le puso la mano en el
hombro y ¡pa! se cayó para atrás. Todos nos quedamos asombrados. Parece que la persona
como que hizo controlar el fluir del Espíritu; yo no sé, yo no voy a explicar qué fue; pero el hecho
fue que al poner la mano, él se cayó hacia atrás. Nadie estaba haciendo un culto de esos en que
la gente se cae; algo que parecía tan simple, tan sencillo, pero en medio de un montón de
hermanos esto sucedió.

229
Cfr. Juan 18:1-8
230
Cfr. 2 S. 6:1-8
La presencia del Señor 695

Entonces nos damos cuenta de que el Señor está entre nosotros; pero nosotros estamos sin
entender al Señor; y por eso es que el Señor tiene que tener a los demonios en el infierno, en la
oscuridad, porque no aguantarían; el mejor lugar en el que pueden estar es en lo más oscuro del
infierno. Dice el Señor: no me verá hombre y vivirá; el Señor se tiene que esconder; Él llena los
cielos y la tierra; Él traspasa todo lo que nosotros somos, nuestros átomos, pero nosotros como
que no lo vemos, no lo sentimos y somos tan atrevidos. ¡Ay Señor! Entonces dice allí en el verso
14: “Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria de
Yahveh había llenado la casa de Dios”.

Edificar conforme a las delicadezas de Dios


De la misma manera como en Éxodo y en Crónicas se había descrito la edificación de la casa
de Dios, también en Ezequiel, desde el capítulo 40, se ve la edificación del templo; y el Señor
empieza a mostrar todas las delicadezas de la casa de Dios; pero ese trabajo de edificar
conforme a las delicadezas de Dios, tiene un resultado final, es para una conclusión final y esa
conclusión final es el Señor allí; esa es la conclusión.
El capítulo 40 de Ezequiel habla de la visión del templo, y empieza a describir la casa y el
sacerdocio, las medidas del santuario, sus atrios, sus pórticos, todas esas medidas, y los hijos
de Sadoc; o sea, la casa y el sacerdocio; y luego entonces las leyes del templo, y cómo Su
pueblo está distribuido, las aguas que fluyen del templo; pero el final de todo en Ezequiel 48:35,
dice: “En derredor tendrá dieciocho mil cañas. Y el nombre de la ciudad desde aquel día será
Yahveh-sama”; y si usted ve el significado en hebreo es Yahveh (está) allí; ese es el sentido final
de todo el trabajo. Él está trabajando, trabajando con nosotros, purificándonos, enseñándonos,
disponiéndonos para que Él esté allí. Él es omnisciente, omnipresente, y como omnipresente
está en todas partes; pero que esté allí, y desde allí Él se manifiesta, allí Él se reúne con el
hombre, allí Él se declara y, digamos, allí Él se entrega como porción. Mi delicia es con los hijos
696 La casa y el sacerdocio

de los hombres. Yo estoy trabajando con los hombres. Inclusive, digamos, que el trabajo de Dios
es contender con nosotros.

El Señor contiende con nosotros


La presencia del Señor 697

En Génesis dice así: “No contenderá mi Espíritu con el hombre para siempre” (Gé. 6:3); o sea,
habla de todo lo que el Señor estaba haciendo todos esos años hasta el diluvio, contender con
nosotros; pero digamos que mientras haya esperanza de que el Señor gane la contienda para
que repose entre nosotros, digámosle al Señor: Señor, contiende conmigo, no te canses de
contender conmigo. Por favor, sé longánimo, sigue contendiendo, porque te quiero como mi
porción. Nuestra porción es Yahveh, o Yahveh-sama.
Ustedes recuerdan, y termino para dar lugar a la cena del Señor, que muchas veces la última
razón que el Señor daba para sus fieles era: Yo. Decía: harás esto, esto y esto; y lo harás así y
así. Yo. Esa es la última razón. Nosotros siempre queremos una explicación final para todo, pero
y ¿por qué esto? ¿y esto por qué? ¿pero y esto? por esto; hasta que llega a una última
explicación, a un punto final, y el punto final es la firma de Dios. Yo, y se acabó. No hay más por
qué, no hay explicación, Yo soy el que soy y punto; se acabó. Yo, punto; esa es la última
explicación, es todo el misterio de Dios consumado y revelado, es Dios. Aquello que estaba
oculto, Aquel Mismísimo, aquí está; todo lo demás es un proceso, son como kinder,
preparatoria, primer grado, uno más uno: dos. M-a, ma, pero.... es el Señor ahí, Él mismo. Él
llena todo, pero se quiere expresar entre nosotros, de manera que se hace tan evidente que ya
no es necesario explicarlo; los sacerdotes ya no tienen que entrar más; Moisés ya acabó lo que
era su parte, ellos también acabaron; Salomón acabó; Ezequiel acabó; ahora es la hora del
Señor.
Hermanos, el Señor se va a sentar en la tierra por medio de la Iglesia y no habrá necesidad de
muchas explicaciones. Ahora tenemos que explicar y explicar, porque parece que el Señor está
escondido, pero cuando el Señor está ahí, ya no hay que explicar más; cuando la presencia del
Señor está, usted entiende el mensaje antes de empezar, porque Él está; pero si estamos
cerrados, ¿cómo puede hacerse esto? vamos a decir como Nicodemo, ¿Cómo puede hacerse
esto? y el Señor no le contestó cómo, sino que le dijo: ¿Eres tú maestro en Israel y no entiendes
698 La casa y el sacerdocio

esto? A veces el Señor no contestaba las preguntas; a veces las contestaba de otra manera.
Hermanos, la contestación final, la razón final, es el Señor mismo allí; como cantábamos:
Nacimos para ser un lugar para la presencia del Señor; que el Señor sea conocido en la tierra,
como llegó a serlo a través de Jesucristo, y ahora Él se está formando en la Iglesia, exactamente
para la misma cosa; porque Él no tiene ningún reparo en hacerse totalmente uno con nosotros.
Tú en mí y Yo en ellos; la gloria que me diste, Yo les he dado, para que seamos uno, y para que
el mundo crea que me has amado y los has amado.231 El Señor nos ama, y porque nos ama, lo
amamos. El Padre ama al Hijo y le muestra lo que Él hace; los demás están ciegos, no conocen
el día de la visitación del Señor. El mundo no me verá más, pero vosotros me veréis. El Señor
nos ayude a entenderlo a Él. Amén, amados.

231
Cfr. Juan 17
La presencia del Señor 699

Capítulo XXXVII

EL LUGAR ESCOGIDO
POR YAHVEH232

Recapitulación de la ley.
Antes de la lectura de la Palabra nos vamos a ubicar en el momento de la revelación. El tema
es acerca del Santuario único, el lugar escogido por Yahveh.
El libro de Deuteronomio es una recapitulación de la ley de Dios, preparando al pueblo del
Señor, que ya va a tomar posesión de la tierra prometida. La palabra Deuteronomio viene de
dos raíces griegas: “Deutero”, que quiere decir dos o segundo, y “nomos”, que significa norma o
232
Enseñanza a la iglesia en la localidad de Usaquén, Santafé de Bogotá D.C., Colombia, en mayo 4 de 1992. Transcripción: Emilia de Rodas.
700 La casa y el sacerdocio

ley; es decir, que se trata de una segunda ley o recapitulación de lo que el Señor había estado
enseñando a Su pueblo durante cuarenta años, desde Horeb en el desierto; y ya cuando
aparece la segunda generación, dirigida por Josué y Caleb, y van a entrar a la tierra prometida,
vuelve el Señor a recapitular la ley. Y como ellos iban a poseer la tierra, a poner las plantas de
sus pies en esas nueva tierra, ciudad por ciudad, iban a establecerse en esa nueva tierra de
Canaán, entonces el Señor estableció principios, y uno de éstos es el del Santuario único que
aquí leemos.

“1Estos son los estatutos y decretos que cuidaréis de poner po obra en la tierra que
Yahveh Dios de tus padres te ha dado para que tomes posesión de ella, todos los días que
vosotros viviereis sobre la tierra. 2Destruiréis enteramente todos los lugares donde las
naciones que vosotros heredaréis sirvieron a sus dioses, sobre los montes altos, y sobre los
collados, y debajo de todo árbol frondoso. 3Derribaréis sus altares, y quebraréis sus
estatuas, y sus imágenes de Asera consumiréis con fuego; y destruiréis las esculturas de
sus dioses, y raeréis su nombre de aquel lugar. 4No haréis así a Yahveh vuestro Dios, 5sino
que el lugar que Yahveh vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para
poner allí su nombre para su habitación, ése buscaréis, y allá iréis. 6Y allí llevaréis vuestros
holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, y la ofrenda elevada de vuestras
manos, vuestros votos, vuestras ofrendas voluntarias, y las primicias de vuestras vacas y de
vuestras ovejas; 7y comeréis allí delante de Yahveh vuestro Dios, y os alegraréis, vosotros y
vuestras familias, en toda obra de vuestras manos en la cual Yahveh tu Dios te hubiere
bendecido. 8No haréis como todo lo que nosotros hacemos aquí ahora, cada uno lo que
bien le parece, 9porque hasta ahora no habéis entrado al reposo y a la heredad que os da
Yahveh vuestro Dios. 10Mas pasaréis el Jordán, y habitaréis en la tierra que Yahveh
vuestro Dios os hace heredar; y él os dará reposo de todos vuestros enemigos alrededor, y
El lugar escogido por Yahveh 695

habitaréis seguros. 11Y al lugar que Yahveh vuestro Dios escogiere para poner en él
su nombre, allí llevaréis todas las cosas que yo os mando: vuestros holocaustos,
vuestros sacrificios, vuestros diezmos, las ofrendas elevadas de vuestras manos, y todo lo
escogido de los votos que hubiereis prometido a Yahveh. 12Y os alegraréis delante de
Yahveh vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos, vuestras hijas, vuestros siervos y vuestras
siervas, y el levita que habite en vuestras poblaciones; por cuanto no tiene parte ni heredad
con vosotros. 13Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que vieres;
14
sino en el lugar que Yahveh escogiere, en una de tus tribus, allí ofrecerás tus
holocaustos, y allí harás todo lo que yo te mando. 15Con todo, podrás matar y comer carne
en todas tus poblaciones conforme a tu deseo, según la bendición que Yahveh tu Dios te
haya dado; el inmundo y el limpio la podrá comer, como la de gacela o de ciervo.
16
Solamente que sangre no comerás; sobre la tierra la derramaréis como agua. 17Ni
comerás en tus poblaciones el diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias
de tus vacas, ni de tus ovejas, ni los votos que prometieres, ni las ofrendas voluntarias, ni las
ofrendas elevadas de tus manos; 18sino que delante de Yahveh tu Dios las comerás, en
el lugar que Yahveh tu Dios hubiere escogido, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el
levita que habita en tus poblaciones; te alegrarás delante de Yahveh tu Dios de toda la obra
de tus manos. 19Ten cuidado de no desamparar al levita en todos tus días sobre la tierra.
20
Cuando Yahveh tu Dios ensanchare tu territorio, como él te ha dicho, y tú dijeres: Comeré
carne, porque deseaste comerla, conforme a lo que deseaste podrás comer. 21Si
estuviere lejos de ti el lugar que Yahveh tu Dios escogiere para poner allí su nombre,
podrás matar de tus vacas y de tus ovejas que Yahveh te hubiere dado, como te he
mandado yo, y comerás en tus puertas según todo lo que deseares. 22Lo mismo que se
come la gacela y el ciervo, así las podrás comer; el inmundo y el limpio podrán comer
también de ellas. 23Solamente que te mantengas firme en no comer sangre; porque la
696 La casa y el sacerdocio

sangre es la vida, y no comerás la vida juntamente con su carne. 24No la comerás; en


tierra la derramarás como agua. 25No comerás de ella, para que te vaya bien a ti y a tus
hijos después de ti, cuando hicieres lo recto ante los ojos de Yahveh. 26Pero las cosas
que hubieres consagrado, y tus votos, las tomarás, y vendrás con ellas al lugar que
Yahveh hubiere escogido; 27y ofrecerás tus holocaustos, la carne y la sangre, sobre el altar
de Yahveh tu Dios; y la sangre de tus sacrificios será derramada sobre el altar de Yahveh tu
Dios, y podrás comer la carne. 28Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando,
para que haciendo lo bueno y lo recto ante los ojos de Yahveh tu Dios, te vaya bien a ti y a
tus hijos después de ti para siempre” (Deuteronomio 12:1-28).

La unidad del Cuerpo de Cristo en el santuario único.


Notamos aquí un interés del Señor en establecer un lugar para mantener la unión de su
pueblo. Para que el pueblo del Señor no sea dividido tiene que reunirse alrededor del nombre
del Señor, en el lugar donde Él escogió poner Su Nombre; por eso dice también en Éxodo: “Y
harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos233”. Vamos a ver en tipología algunos
pasajes donde el Señor nos habla de la hechura del tabernáculo; por ejemplo en Éxodo 26 y 36.
Las cosas del Antiguo Testamento, como son el tabernáculo, como el santuario único,
representan la Casa de Dios, el templo de Dios; y en el Nuevo Testamento el templo de Dios, la
casa de Dios, es la Iglesia; es decir, el Cuerpo de Cristo. El Señor coloca Su Nombre en Su
Casa y quiere que Su pueblo, en todas las cosas, en su vida cristiana y en su vida religiosa, viva
alrededor de Su santuario único, en función del Cuerpo de Cristo; no en muchos santuarios.
Hay un solo santuario; y no muchos cuerpos, pues hay un solo Cuerpo, y todo tiene que vivirse
alrededor de Cristo, en función del Cuerpo de Cristo.
233
Éxodo 25:8
El lugar escogido por Yahveh 697

Dios no quiere reuniones alrededor de otro nombre o en función de otra casa; todas las
reuniones de Su pueblo deben ser alrededor del Nombre de Cristo y en función del Cuerpo de
Cristo, porque esto es lo que representa el santuario único. En el contexto de Deuteronomio
12, hemos leído cómo el Señor recalca a Su pueblo: Mira que te cuides de no hacer esto en
cualquier lugar; en éstos podréis comer carne, pero cuando se trata de los holocaustos,
sacrificios, vuestros votos, vuestras ofrendas, o sea, el servicio al Señor, vas a venir al lugar que
Dios escogiere, al santuario único, que representa el Cuerpo de Cristo. Toda vida religiosa
tiene que hacerse alrededor del santuario único, y no se pueden hacer muchos santuarios en
muchos lugares, sino que debe hacerse uno solo, y debe ser en el lugar que Él mismo
escogiere. Tenemos que ver la unidad del santuario, la unidad del tabernáculo.

Símbolo para el tiempo presente.


Veamos algunas cosas referentes al tabernáculo; pero para poder leer entre líneas, vamos a
Hebreos 3:5-6:
“5Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo
que se iba a decir; 6pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si
retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza”.
Moisés tuvo que ser fiel para hacer las cosas con cada detalle como le fue mandado. En el
capítulo 26 de Éxodo aparece lo que el Señor le manda a hacer a Moisés; y en el capítulo 36,
está el cumplimiento fiel. Cada cosa la hizo conforme al plano, conforme al modelo, conforme a
la voluntad perfecta de Dios. Moisés realizó todo con pelos y señales, tal como el Señor le
había mandado. Por eso dice en Hebreos que él fue fiel en toda la casa de Dios. ¿Para qué era
esa fidelidad de Moisés? ¿Por qué el capítulo 36 es casi una copia del capítulo 26? Para
testimonio de lo que se iba a decir. O sea que Dios algo tenía que decir. Dios tenía que dar
698 La casa y el sacerdocio

un testimonio a través de la casa de Dios; y Moisés tenía que levantar la casa de Dios conforme
al modelo de Dios, y él fue fiel, porque lo que él estaba haciendo iba a ser testimonio que
hablaría al futuro. Dice en Éxodo 26:6:
“Harás también cincuenta corchetes de oro, con los cuales enlazarás las cortinas la una
con la otra, y se formará un tabernáculo”.
El tabernáculo que levantó Moisés, la casa de Dios a la que él fue fiel, era un testimonio de lo
que tenía que decirse en el futuro. Dios tenía algo que enseñar acerca de esa construcción, de
ese movimiento para fidelidad de Moisés en la casa de Dios. Pero era en función de Cristo
Jesús y del misterio de Cristo, la verdadera casa de la cual el tabernáculo era apenas una figura.
El verdadero jefe de la casa es Cristo Jesús. El tabernáculo es apenas una figura de lo de
ahora en el Nuevo Testamento; o sea que tenemos que leer entre líneas, porque se construyó
para dar un testimonio en relación de Cristo y Su Iglesia. Dice en Hebreos 9:6a,8,9a:
“6Y así dispuestas estas cosas... 8dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no
se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del
tabernáculo estuviese en pie. 9Lo cual era símbolo para el tiempo presente”.
Aquí en Éxodo 26, nos habla en todo el capítulo de cómo era la disposición de la casa, lo que
había en el tabernáculo. Las disposiciones del tabernáculo eran un lenguaje tipológico que
usaría el Espíritu Santo para dar a entender ciertas cosas. Aquí no entra en todos los detalles,
porque dice que aún son muy niños para recibirlas, y no lo dice todo, sino que pone las claves
para seguir la interpretación. De acuerdo a Hebreos, todo lo que pasaba en el tabernáculo era
símbolo para el tiempo presente, para que el Espíritu Santo a través de la disposición de las
cosas, conforme al modelo de Dios, diera un testimonio de algo que debía decirse en relación a
Cristo y Su Iglesia; Cristo y Su Casa. Aquello era una figura un símbolo, un lenguaje del
Espíritu Santo. Dice en Hebreos 9:23:
El lugar escogido por Yahveh 699

“Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero
las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos”.
Hay figuras de las cosas celestiales. Todo el tabernáculo y todo el servicio del tabernáculo, y
los sacrificios, etcétera, eran una figura de las cosas celestiales. Leemos en Hebreos 10:1:
“Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las
cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año,
hacer perfectos a los que se acercan”.
Es decir, que lo que leemos en la ley es una sombra de los bienes venideros; pero los bienes
venideros comienzan a partir del Nuevo Testamento. “La ley por medio de Moisés fue dada,
pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo 234 ”. Moisés fue fiel para dar
testimonio de lo que había de decirse, pero Cristo es el verdadero Hijo sobre Su Casa, y esa
casa es la Iglesia, la cual somos nosotros.

234
Juan 1:17
700 La casa y el sacerdocio

La Iglesia es el templo de Dios.


Hay varios pasajes donde se nos enseña que la Iglesia es el templo de Dios, el tabernáculo.
El santuario único está representando al misterio de Cristo y Su Iglesia. Leemos en 1 Corintios
3:9:
“Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio
de Dios”.
Por eso dijo Jesús: “(Yo) edificaré mi iglesia235”. Dios le dijo a David: Tu hijo me edificará
casa; es decir, que lo que Dios quiere con el Hijo de David es edificar para Dios una casa, una
casa para la plenitud de Dios. Por eso el Señor dice: Cuando ustedes vengan a poseer la tierra,
van a levantar un santuario único en el lugar que yo escogiere allí, y no lo van a hacer de
cualquier manera, ni el cualquier parte, sino en el único lugar escogido; y todo se tiene que hacer
alrededor de ningún otro nombre que el de Cristo. Por tal motivo somos sólo “cristianos”, sin
ningún otro nombre adicionado. Porque el único nombre que será invocado, será el del Señor;
y el santuario que el Señor quiere es único, y el santuario único es el Cuerpo de Cristo, es la
Casa de Dios, que se tiene que edificar conforme al plano de Dios, porque Dios ha dispuesto
esas cosas como símbolo, como figura, como sombra de los bienes venideros, como testimonio
de algo que se tiene que decir. El verdadero santuario, la verdadera Casa de Dios, somos
nosotros, la Iglesia; nosotros somos el edificio de Dios. Dice en 2 Corintios 6:16:
“¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el
templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y
ellos serán mi pueblo”.
Porque vosotros, o sea, la iglesia de Corinto, la iglesia en la localidad, todos los santos que
están en Cristo Jesús en Filipos o en Corinto, o en cualquier otra localidad, formáis el Cuerpo de
235
Mateo 16:18
El lugar escogido por Yahveh 701

Cristo, la casa de Dios; sois el único santuario. El Señor lo que desea es un santuario único en
cada localidad. La localidad, en el Nuevo Testamento, es el sitio escogido por Dios para Su
casa; una sola iglesia por localidad. Dice en Efesio 2:19-22:
“19Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y
miembros de la familia de Dios, 20edificados sobre el fundamento de los apóstoles y
profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21en quien todo el edificio,
bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; 22en quien vosotros
también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”
Miembros de la familia de Dios. Efesios nos muestra la Iglesia como el Cuerpo de Cristo,
como el nuevo hombre, como la ciudad de Dios, como la familia de Dios, como el templo de
Dios, como la casa para la plenitud de Dios. En el versículo 20 habla de “edificados”; porque
somos un edificio, hemos sido edificados. “Él me edificará una casa”, dijo el Padre refiriéndose
a Salomón, hijo de David, figura de Cristo. Luego prosigue en el versículo 21, diciendo: “Va
creciendo para ser un templo santo”; y en el versículo 22, la Iglesia, como templo de Dios,
aparece como morada de Dios en el Espíritu. Dios no habita en templos o moradas hechas por
mano de hombres, sino que el templo de Dios somos nosotros, la iglesia en cada localidad. Por
tal motivo Dios dio instrucciones de que no se hiciera sino un santuario único, porque el Cuerpo
de Cristo es uno solo; por eso sólo tiene que hacerse en el lugar que Dios escogiere, y tiene que
ser en el Nombre del Señor; no en el nombre de una sucursal de algo inferior al Cuerpo. No hay
otro testimonio sino el de Dios, y es en la casa única de Dios, y que incluye a todos los que están
en ella, alrededor de ella, y que es la depositaria del depósito de Dios. Aquí se va a enfatizar
por ahora únicamente en la insistencia de Dios en la unidad del tabernáculo. Volvemos a
Éxodo 26:1-6:
“1Harás el tabernáculo de diez cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí; y lo harás
con querubines de obra primorosa. 2La longitud de una cortina de veintiocho codos, y la
702 La casa y el sacerdocio

anchura de la misma cortina de cuatro codos; todas las cortinas tendrán una misma medida.
3
Cinco cortinas estarán unidas una con la otra, y las otras cinco cortinas unidas una con la
otra. 4Y harás lazadas de azul en la orilla de la última cortina de la primera unión; lo mismo
harás en la orilla de la cortina de la segunda unión. 5Cincuenta lazadas harás en la primera
cortina, y cincuenta lazadas harás en la orilla de la cortina que está en la segunda unión; las
lazadas estarán contrapuestas la una a la otra. 6Harás también cincuenta corchetes de oro,
con los cuales enlazarás las cortinas la una con la otra, y se formará un tabernáculo”.
Vemos las diez cortinas interiores. El número diez es un número de completación, un
número universal. Las manos se completan con los diez dedos, los pies tienen diez dedos, las
diez vírgenes, los diez cuernos; y por esto el tabernáculo es con el número diez. Las cortinas
son de lino fino torcido. El lino representa la justicia por la misericordia de Dios. Está escrito
en Apocalipsis que la esposa va vestida de lino, que es las acciones justas de los santos, por
concesión236. El azul representa lo celestial, el púrpura representa el reinado, y el carmesí o
rojo, representa la redención. Aquí aparecen unos querubines. ¿Por qué estos querubines?
Porque el trabajo del Señor tiene también la intervención angelical; por esto es que cuando el
Señor le mostró el sueño a Jacob, y allí le empezó a mostrar el motivo de Su plan divino, le
mostró Bet-el, que quiere decir, casa de Dios, y la casa de Dios era aquel lugar donde el Señor
ponía los pies en la tierra, y por esto había una escalera que comunicaba el cielo con la tierra;
entonces los ángeles subían y bajaban por la escalera 237 . Por eso hay querubines en el
tabernáculo.
Por esto Jesús le dijo a Natanael: “De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de
Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre” (Juan 1:51). Jesús es la primera
piedra, la piedra principal, la Cabeza del Cuerpo, lo que representa Jacob cuando puso la
236
Cfr. Apocalipsis 19:8
237
Cfr. Génesis 28:10-19
El lugar escogido por Yahveh 703

primera piedra y derramó aceite sobre ella, reconociéndola como la primera piedra de la Casa
de Dios, la piedra de cabecera. La piedra principal es Jesús; pero las demás piedras somos
nosotros. Por esto el Señor le dijo a Pedro: Pedro, tú eres una piedra; antes eras Simón, pero
ahora que sabes quién soy Yo, Yo te digo que eres Pedro, una piedra, y sobre esta roca (Jesús,
la roca principal), edificaré mi iglesia238. Cada uno de nosotros somos una piedra viva de la
casa de Dios.
“4Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios
escogida y preciosa, 5vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa
espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por
medio de Jesucristo.” (1 Pe. 2:4-5).
Aquí la casa de Dios es espiritual. Nosotros no vemos a los apóstoles edificando casas o
templos materiales, pero sí reuniéndose por las casas, porque la casa de Dios somos nosotros.
Somos “edificados para morada de Dios en el Espíritu”. “Habitaré en medio de ellos”, dijo Dios,
porque lo que el Hijo está haciendo es la casa de Dios, y para que more el Padre. Nuestro
interés no es otro que edificar la casa de Dios, el Cuerpo de Cristo; y cada santo es llamado a la
obra del ministerio, no para edificar misiones particulares, no para edificar denominaciones, ni
para edificar su propio auditorio privado, sino que debemos edificar el Cuerpo de Cristo.

238
Paráfrasis de Mateo 16:18
704 La casa y el sacerdocio

El Cuerpo de Cristo en cada localidad


¿Cómo aparece el Cuerpo de Cristo en cada localidad? Como un solo candelero, porque es
una sola iglesia. El candelero representa a la iglesia en la localidad, y el santuario a la Iglesia
universal. Dios no quiere que seamos edificados sólo en lo individual; él quiere edificarnos
como casa espiritual; Él desea juntarnos a todos los hijos como una sola casa, y esta casa es el
templo de Dios, el santuario único. Dios no quiere que haya lugares altos rivales del santuario
único; Dios quiere que se haga todo en el lugar que Él escogió; el lugar es el terreno donde se
edifica la casa. Pedro dice: “Sed edificados...”; es decir, por favor, déjense edificar como casa
espiritual para ofrecer sacrificios espirituales. En Hebreos nos explica que éstos son muchos,
como la oración, la alabanza, la ayuda mutua, etcétera. Ya estamos seguros de cuál es la
casa; ya no dudamos de que la casa es el Cuerpo de Cristo; la casa de Dios, la verdadera casa,
el verdadero templo de Dios, el tabernáculo de Dios, es la Iglesia; y Dios no quiere sino un solo,
y quiere que nos dejemos edificar como casa de Dios, como casa espiritual. El Señor quiere
presentarse una Iglesia santa y gloriosa. Y ¿cómo aparece la Iglesia del Señor en la tierra?
Como un candelero en cada localidad.
De acuerdo con el versículo 3 de Éxodo 26, las cortinas eran unidas una con la otra en la
construcción del tabernáculo. Con el número diez, que representa todas las naciones, Dios
quiere que se haga un solo tabernáculo, el Cuerpo de Cristo, la Iglesia universal. En el
versículo 4 aparecen unas lazadas de azul, porque es Dios quien enlaza a unos con otros con lo
celestial; y el versículo 6 termina diciendo: “y se formará un tabernáculo”. Dios con una sola
cortina no hace nada; tiene que entrelazar las cortinas, una a una con lazadas de azul, o sea con
lo celestial.
El Señor quiere el testimonio del candelero, y un solo tabernáculo, la casa de Dios, localmente
una, universalmente una. Enlazadas para que estén juntas, no para que cada uno ande por su
lado; pero no, si tú fuiste llamado, debemos adorar en la misma casa; tú y todos los hijos de
El lugar escogido por Yahveh 705

Dios, en una sola casa, que es el Cuerpo de Cristo; y Dios no quiere que andemos sin saber el
uno del otro, sino entrelazados con lo azul, para conformar un solo tabernáculo, un solo
santuario. Es difícil hacer esto, pues para hacer las cortinas, luego cortar y luego entrelazar, y
empezar a crecer, aquí recibiremos algunos agujazos y cortes; pero así es como se enlaza.
Como por ahora veremos sólo el aspecto de unidad, que es el que estamos analizando, en
Éxodo 26 pasamos al versículo 9, donde dice: “Y unirás”, y al verso 11, donde dice: “Y enlazarás
las uniones para que se haga una sola cubierta”; que se forme un solo tabernáculo, que se haga
una sola cubierta. Luego el verso 14 repite: “Una cubierta”. Hoy en día hay muchas supuestas
coberturas. Hoy no quiero estar con fulano, me voy para otra cubierta. La cobertura del
Cuerpo es Cristo, es una sola; todo el ministerio constituído por Cristo en coordinación espiritual.
Por eso es que cuando Pablo, Bernabé y Tito estaban por su lado haciendo el trabajo, y Pedro,
Jacobo y Juan por otro, vino el Espíritu Santo y les dijo: Se van a reunir todos en Jerusalén, y
van a conversar todos juntos y en privado. Los que asumimos la posición, el principio y el
terreno de la unidad, incluímos a todos los redimidos.

La edificación de la casa de Dios


Veamos cómo Ezequías celebró la pascua con corazón abierto y actitud inclusiva. Leamos
en 2 Crónicas 30:1:
“Envió después Ezequías por todo Israel y Judá, y escribió cartas a Efraín y a Manasés,
para que viniesen a Jerusalén a la casa de Yahveh para celebrar la pascua a Yahveh Dios
de Israel.”
Aquí se toma la comunión del Cuerpo; esa fue la que tomó el Señor en la Santa Cena; la de los
panes sin levadura, la comunión del cuerpo. Cuando se celebraba la pascua, se celebraba la
comunión del cuerpo. Por eso dice Pablo en 1 Corintios 5:7,8:
706 La casa y el sacerdocio

“7Limpiaos, pues de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como
sois;porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificda por nosotros. 8Así que
celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino
con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad”.
Allí se celebraba también la fiesta de los panes sin levadura. En el Nuevo Testamento
aquella fiesta era una figura de la comunión del Cuerpo. Así el Señor, cuando era la pascua,
tomó el pan sin levadura y dijo: Este es mi cuerpo; tomad y comed; y el pan que es partido es la
comunión del cuerpo (1 Corintios 10:16,17), y el pan partido es pan sin levadura; es decir, que
cuando ellos venían en tiempos de Ezequías, estaban dispersos y fueron invitados a tomar la
cena en el santuario único. Ellos fueron y se humillaron y participaron. Entonces, desde el
versículo 14 hasta el versículo 26, de 2 Crónicas 30, ellos celebran la pascua en comunión y
derriban los altares rivales. El ministerio se santifica y trabaja coordinado. Quitaron todos los
altares, los otros distintos del santuario único, porque ellos los habían tenido antes en otras
partes y no en el santuario único. Los tenían en los lugares altos; no había comunión del
cuerpo, la de la casa de Dios, la del santuario único. Las divisiones son lugares altos rivales al
santuario único.
Según el verso 26, Dios sanó al pueblo, y según el versículo 25 hubo gran regocijo. No se
había hecho cosa semejante en Jerusalén, porque cuando David preparó el terreno y los
materiales, Salomón edificó la casa; pero muerto Salomón, se dividió el reino: unos con Roboam
y otros con Jeroboam. Se dividió el reino y se formó el lío; pero el Espíritu trataba de reunir; lo
hizo con Ezequías, insistió con Josafat, con Josías, hasta que fueron llevados a Babilonia, y
después de setenta años regresaron de allí Zorobabel, Josué, Esdras, Ageo, Zacarías y
Nehemías, y fue reconstruido el templo. ¿Quiénes edificaron la casa? Los que fueron
despertados por el Espíritu y los que regresaron de Babilonia, fueron quienes construyeron la
casa. Los demás se quedaron con lo suyo propio en Babilonia.
El lugar escogido por Yahveh 707

¿Qué es la edificación de la casa de Dios? El servicio de la edificación del Cuerpo de Cristo.


Lo que el Señor quiere es que todo se haga en Cristo, por el Cuerpo de Cristo, y que nuestro
testimonio sea el del Cuerpo de Cristo; que no seamos otra cosa sino piedras vivas del Cuerpo
de Cristo. El Cuerpo de Cristo nos incluye a todos; pero si otros no quieren tomar conciencia,
como en tiempos de Ezequías, nosotros sí tomamos conciencia. Ellos dicen que son otra cosa,
pero nosotros los aceptamos como hermanos y los entendemos; ellos dicen que son de Pablo, o
de Apolos, o de Cefas, y nos tildan de raros o de otra cosa, pero todos somos hermanos, aunque
unos digan que son de Pablo, y otros de Apolos. Sabemos que Pablo es nuestro, que Apolos
es nuestro, y que todos somos de Cristo; y la Iglesia debe celebrar la fiesta de los panes sin
levadura; no en el sentido judaico, sino en el sentido espiritual neotestamentario.
¿Cuál es la fiesta de los panes sin levadura? La comunión del Cuerpo. El pan que partimos
es la comunión del Cuerpo. Entonces no es la comunión de tal misión, de tal denominación;
estos son la rivalidad de los lugares altos. De lo que se trata es de la Iglesia, la única, la que
tiene a Cristo; y todos somos de Cristo, y queremos la comunión con todos, y está abierta para
los hermanos. Algunos se burlan; el problema es de ellos. En cuanto a nosotros se refiere, no
podemos ser menos que el Cuerpo de Cristo, ni menos que la iglesia en el lugar donde el Señor
quiere que esté, en la localidad, según el Nuevo Testamento, como un solo candelero.
708 La casa y el sacerdocio
El lugar escogido por Yahveh 709

Capítulo XXXVIII

EL SANTUARIO ÚNICO239

Lectura bíblica

239
Enseñanza de la obra en Tolú, Sucre, Colombia, en agosto 12 de 1997.
706 La casa y el sacerdocio

“1Estos son los estatutos y decretos que cuidaréis de poner por obra en la tierra que
Yahveh el Dios de tus padres te ha dado para que tomes posesión de ella, todos los días
que vosotros viviereis sobre la tierra. 2Destruiréis enteramente todos los lugares donde las
naciones que vosotros heredaréis sirvieron a sus dioses, sobre los montes altos, y sobre los
collados, y debajo de todo árbol frondoso. 3Derribaréis sus altares, y quebraréis sus
estatuas, y sus imágenes de Asera consumiréis con fuego; y destruiréis las esculturas de
sus dioses, y raeréis su nombre de aquel lugar. 4No haréis así a Yahveh vuestro Dios, 5sino
que el lugar que Yahveh vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para
poner allí su nombre para su habitación, ése buscaréis, y allá iréis. 6Y allí llevaréis
vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, y la ofrenda elevada de
vuestras manos, vuestros votos, vuestras ofrendas voluntarias, y las primicias de vuestras
vacas y de vuestras ovejas; 7y comeréis allí delante de Yahveh vuestro Dios, y os alegraréis,
vosotros y vuestras familias, en toda obra de vuestras manos en la cual Yahveh tu Dios te
hubiere bendecido. 8No haréis como todo lo que hacemos nosotros aquí ahora, cada uno lo
que bien le parece, 9porque hasta ahora no habéis entrado al reposo y a la heredad que os
da Yahveh vuestro Dios. 10Mas pasaréis el Jordán, y habitaréis en la tierra que Yahveh
vuestro Dios os hace heredar; y él os dará reposo de todos vuestros enemigos alrededor, y
habitaréis seguros. 11Y al lugar que Yahveh vuestro Dios escogiere para poner en él su
nombre, allí llevaréis todas las cosas que yo os mando: vuestros holocaustos, vuestros
sacrificios, vuestros diezmos, las ofrendas elevadas de vuestras manos, y todo lo escogido
de los votos que hubiereis prometido a Yahveh. 12Y os alegraréis delante de Yahveh vuestro
Dios, vosotros, vuestros hijos, vuestras hijas, vuestros siervos y vuestras siervas, y el levita
que habite en vuestras poblaciones; por cuanto no tiene parte ni heredad con vosotros.
13
Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que vieres; 14sino que en el lugar
que Yahveh escogiere, en una de tus tribus, allí ofrecerás tus holocaustos, y allí
707

harás todo lo que yo te mando” (Dt. 2:1-14).

Cristo quita el velo


El Nuevo Testamento nos enseña que hay principalmente dos maneras de leer el Antiguo. El
apóstol Pablo, en la llamada segunda carta a los Corintios, nos habla de esas dos maneras de
leer a Moisés. «Y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel
no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. Pero el entendimiento de ellos
se embotó... » Israel cuando leía pasajes como el que acabamos de leer de Moisés, tenía el
entendimiento embotado. «...Porque hasta el día de hoy cuando leen el antiguo pacto, les queda
el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. Y aún hasta el día de hoy
cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. Pero cuando se
conviertan al Señor el velo se quitará» (2 Co. 3:13,16).
Con esto, el Espíritu Santo nos enseña lo relativo a esas dos maneras de leer a Moisés: con
velo, y sin velo. Podemos leer a Moisés como lo leían los israelitas con el entendimiento
embotado; pero podemos también leer a Moisés, ya no desde la sinagoga, sino en Cristo y
desde la Iglesia. Dios nos conceda leer a Moisés sin velo, en Cristo, penetrando en el sentido
espiritual que Dios anticipaba cuando habló por Moisés aquellas cosas.
La epístola a los Hebreos nos dice precisamente al respecto lo siguiente: «Y Moisés a la
verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se lba a decir»
(He. 3 :5). Moisés fue fiel no solamente en función de su época. Al leerlo se puede leer mucho
más que una mera historia del pasado. En los tiempos del Nuevo Pacto algo habría que decirse,
para lo cual Dios usó la fidelidad de Moisés. El Antiguo Pacto era la época de las figuras, de los
símbolos, de la tipología. Dios tenía la intención de decir hoy lo que simbolizaban, figuraban y
tipificaban las cosas ocultas tras el velo. Por eso también se dice en Hebreos 10:1 que la Ley
708 La casa y el sacerdocio

tenía «la sombra de los bienes venideros».


Cuando la luz alumbra desde atrás un cuerpo que viene, llega primero la sombra que proyecta
el cuerpo, y luego aparece la realidad. La sombra anuncia la realidad que se acerca. Cristo nos
enseña a leer en la sombra la realidad de Su misterio que produce la proyección. Por eso
escribía también Pablo a los Colosenses: «Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o
en cuanto a días de fiesta, novilunios o sábados, todo lo cual es sombra de lo que ha de
venir, pero el cuerpo (es decir, la realidad que proyectaba esa sombra) es de Cristo» (Col.
2:16,17). Hoy no estamos en el tiempo de la sombra, la figura y el mero símbolo, del velo para
afuera, sino en el tiempo de la realidad y el anticipo de los poderes del siglo venidero. Cristo nos
quita el velo para que podamos experimentar las realidades propias del Nuevo Testamento.

Figuras y realidad de las cosas celestiales


En el capitulo 9 de la epístola a los Hebreos se nos describe el tabernáculo que levantó
Moisés, lo que había en el Lugar Santo, en el Lugar Santísimo, y dentro del arca, la disposición
de estas cosas, y dice: «Así dispuestas estas cosas...», mostrando también cómo el sumo
sacerdote entraba con sangre una vez al año; y entonces en el versa 8 dice: «Dando el Espíritu
Santo a entender con esto que... »; es decir, que con las disposiciones del tabernáculo y su
servicio, el Espíritu Santo está dando hoy a entender cosas propias del Nuevo Testamento.
Por lo tanto, no debemos leer a Moisés con velo, sino penetrar detrás del velo y entender el
sentido espiritual de aquellas disposiciones. En el siguiente versículo dice: «Lo cual es símbolo
para el tiempo presente».Así que cuando nos encontramos con pasajes como este de
Deuteronomio 12, no estamos simplemente leyendo historia antigua acerca de holocaustos y
sacrificios en un santuario único, sino que también estamos leyendo figuras, símbolos, sombras,
ejemplos con los cuales el Espíritu Santo quiere decirnos algo para el tiempo presente. Hebreos
El santuario único 709

9:23 sigue diciendo: « Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen
purificadas así; pero las cosas celestiales mismas con mejores sacrificios que estos». Así que
hay figuras de las cosas celestiales, y hay las cosas celestiales mismas propias de la realidad
que introduce el Nuevo Testamento.
El capítulo 10 de la primera epístola del apóstol Pablo a los Corintios nos recuerda las
jornadas de Israel en el desierto, y en el versículo 6 dice: «Mas estas cosas sucedieron como
ejemplos para nosotros». Por lo tanto, están escritas en función de la experiencia cristiana. Lo
mismo dice el versículo 11: «Y estas cosas acontecieron como ejemplo y están escritas para
amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos». Lo mismo escribió
Pablo a los romanos: «Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se
escribieron, a fin de que par la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos
esperanza» (Ro. 15:4). Estos versículos no sólo nos autorizan, sino que también prácticamente
nos obligan a interpretar estos pasajes de Moisés y otros del Antiguo Testamento, en su sentido
espiritual para hoy.
Con esta base consideremos, pues, el pasaje leído de Deuteronomio 12 :1-14.

El verdadero santuario único


El Señor Jesús trasladó el entendimiento de Su pueblo, del templo físico a Su propia persona
y a la Iglesia. Moisés levantó el tabernáculo, Salom6n levantó el templo, templo que fue
destruido por Nabucodonosor, y restaurado por Zorobabel. Luego fue ampliado por Herodes, y
los discípulos de Jesús se lo mostraban admirados. Pero el Señor había dicho: «Destruid este
templo, y en tres días lo levantaré» (Jn. 2:19). Y le criticaban diciendo: «En cuarenta y seis años
fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?» (V. 20). Pero cuando resucitó el
Señor Jesús al tercer día de entre los muertos, el apóstol Juan dice que sus discípulos entendie-
710 La casa y el sacerdocio

ron que se refería al templo de Su cuerpo, el cual era figurado por el templo (cfr. v. 22). Y Su
cuerpo también lo es por la Iglesia, como está escrito: «...Cristo como hijo sobre su casa, la cual
casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza del principio» (He. 3:6).
De manera que la verdadera casa de Dios, el verdadero Santuario Único, de lo cual lo anterior
era apenas figura, es referido en el Nuevo Testamento como el misterio de Cristo, del cual el
Señor Jesús es la cabeza y vida, y la Iglesia los miembros de Su cuerpo. He allí, pues, el
verdadero Santuario Único. El Señor Jesús mismo es la verdadera habitación de Dios donde
Yahveh quiso poner Su nombre. El Verbo de Dios se tabemaculizó entre nosotros como hombre.
Y también este Cristo, por medio de Su Espíritu, entró a habitar en una casa espiritual que es Su
pueblo, la familia única de Dios. Por lo tanto, nosotros somos edificados como templo santo
sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, para morada de Dios en Espíritu. La piedra
principal del edificio, la del ángulo, es Jesucristo mismo. Y Él es el fundamento sobre el cual
crece coordinado el edificio del templo santo, el Santuario Único.240

240
Cfr. 1 Pedro 2:4,5,9; Juan 1:14; Efesios 2:20-23
El santuario único 711

Cuando David quiso construirle casa a Dios, se le respondió que él había derramado mucha
sangre, por lo cuaI no podría edificar tal casa; pero su hijo, el Hijo de David, Él sí le edificaría
casa a Dios, y Dios le sería por Padre, y Él le sería por Hijo. Salomón ciertamente levantó el
templo, pero eso fue apenas la figura, la maqueta; el verdadero Rey de Paz, el verdadero Hijo de
David, del cual Salomón era apenas una figura, fue el Señor Jesús, y el verdadero templo es la
Iglesia.
Así le llamó Bartimeo: “¡Hijo de David, ten misericordia de mi!” (Mr. 10:48). Y como Hijo de
David fue recibido con 'hosannas' al entrar montado en un burrito a Jerusalén.241 Por eso Mateo
comienza su evangelio reconociendo al Señor Jesús como Hijo de David. Por eso también
Esteban recuerda las palabras de Dios en Isaías 66:1,2: “El cielo es mi trono, y la tierra el
estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificaréis? Dice el Señor; ¿o cuál es el lugar de mi
reposo? ¿No hizo mi mano todas estas cosas?” (Hch. 7:49).
La verdadera casa de Dios no hecha por manos de hombres es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ustedes saben que no me estoy refiriendo a ninguna denominación especifica, sino a la suma
de todos los verdaderos hijos de Dios, efectivamente limpiados por Su sangre y regenerados por
Su Espíritu. Estos son los miembros del cuerpo, las piedras vivas de la casa, del Santuario
Único.
Por lo tanto éste se refiere al misterio de Cristo. El misterio de Cristo es el cuerpo de Cristo
encabezado por el Señor Jesús. Esa es la verdadera casa de Dios de la cual Yahveh decía:
«Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que vieres» (Dt. 12:13). Ninguna
consagración y servicio verdadero es posible fuera de Cristo, fuera de Su Espíritu y fuera de la
comunión del cuerpo de Cristo.

241
Cfr. Mateo 21:1-11
712 La casa y el sacerdocio

El lugar de la consagración y el servicio


Debemos buscar el lugar escogido por Dios. Ese es el lugar de la consagración y el servicio
legítimos. Allí es donde se ofrecen los holocaustos, los sacrificios, los votos, las ofrendas, los
diezmos, las primicias. Sólo encontraremos a Dios en Cristo, a Cristo en Su Espíritu, a Su
Espíritu en Su Palabra y cuerpo. Toda actividad religiosa del hombre es casi prácticamente inútil
si no se realiza en el único lugar escogido por Dios para adorar. Ese lugar es en Cristo, en el
Espíritu, y en la comunión del cuerpo de Cristo. Justicia propia, adoración meramente natural y
división no son consagración ni servicio verdaderos, ni son agradables a Dios. Todo lo que no
sea hecho en Cristo, todo lo que no sea hecho en unión con Su Espíritu, y en función de la
edificación de Su cuerpo, es un servicio fuera de lugar.
No es suficiente un altar; éste debe estar en su sitio, en el Santuario Único. La casa se edifica
en la buena tierra; y la buena tierra es Cristo. Debemos destruir todo altar rival en cualquier lugar
levantado. Debemos dejar tan sólo la habitación de Dios. Toda idolatría, espiritismo, animismo,
jactancia propia, sectarismo, son abominación a Dios. El único nombre en el que podemos ser
salvos es el del Señor Jesús.242 Allí puso Dios Su nombre para Su habitación y para recibir
adoración. Nadie va al Padre sino por Él. Nadie tiene vida ni puede servir verdaderamente a
Dios si no es en Él.
La cabeza del cuerpo es la primera parte del misterio; la segunda es la Iglesia, que bien
sabemos que no es un templo de piedra ni de madera. Somos la Iglesia las veinticuatro horas
del día y de la noche en cualquier lugar. No vamos a la «iglesia»; somos la Iglesia que va en Su
nombre a todas partes. La Iglesia trabaja, descansa, va al mercado, vuelve a casa, se reúne en
uno o más lugares, todo en Cristo, en el Espíritu y en la comunión del cuerpo único. Allí es donde
se ofrece a Dios sacrificios espirituales agradables a Dios por Jesucristo.

242
Cfr. Hechos 4:12
El santuario único 713

La verdadera adoración
Sólo podemos servir a Dios en Cristo, pues lo que proviene del Adán caído ya no le es
agradable. La carne y la sangre no heredarán el reino de Dios.243 Necesitamos de la inspiración
y el sustento del Espíritu de Cristo que nos ha bautizado en un solo cuerpo. Este es el lugar que
nos fue dado; éste buscaremos. Si no es en el Espíritu de Cristo, entonces es meramente en
Adán, cuya condición caída heredó nuestra carne.
La herencia de Cristo solamente la tenemos en Su Espíritu. Todo lo demás se encuentra fuera
del lugar escogido por Dios para adorar.
Jesús dijo a la samaritana que Dios es Espíritu y es necesario adorarle en Espíritu y en verdad
(Cfr. Juan 4:24). Baste ya de discusiones acerca del lugar de adoración, de consagración y de
servicio a Dios. No tomaremos el camino de Jeroboam, quien se robó para sí al que debería ser
pueblo de Dios, edificando santuario y sacerdocio rival. La viña pertenece al Hijo de Dios. A Dios
se le adora y sirve en el espíritu. El Espíritu Santo nos bautiza en un solo cuerpo (cfr. 1 Co.
12:13). Sólo andando en Su Espíritu estaremos verdaderamente en Cristo. Quien no nace del
Espíritu, no puede entrar, y ni siquiera ver, el reino de Dios (cfr. Jn. 3:3,5). La regeneración es
necesaria por causa del estado adámico caído. Solo recibiendo a Cristo y andando en Su
Espíritu estaremos en el cuerpo.

243
Cfr. 1 Corintios 15:50
714 La casa y el sacerdocio

Trabajar en la carne es hacer cada uno lo que bien le parece. Es necesario cruzar el Jordán,
muriendo en Cristo a nosotros mismos, lo que implica también morir al divisionismo sectario.
Sólo en la buena tierra tendremos reposo. La dirección de Dios es que vivamos por la fe de
Cristo, en Su Espíritu, y en la unidad y comunión de Su único cuerpo, en lo universal y local, lo
cual es la verdadera casa de Dios que el Hijo de David le edifica al Padre. Yo edificaré mi Iglesia,
dijo el Señor. La cual casa somos nosotros si permanecemos firmes hasta el fin en la confianza
del principio.
Todo este pasaje de Deuteronomio 12 es para nosotros hoy. Derribemos, pues, todo lugar de
adoración rival a la habitación donde Dios puso Su nombre. Terminemos de cruzar el Jordán y
ofrezcamos en el reposo del Espíritu nuestra consagración a Dios en la buena tierra que es
Cristo donde debemos levantar el Santuario Único.
El santuario único 715

OBRAS DEL MISMO AUTOR

" CAMINANTE
" INSTANCIAS
" AFORISMOS Y REFLEXIONES
" TRATADILLOS
" PERSPECTIVA DEL HOMBRE
" ASUNTOS ECLESIOLÓGICOS
" ENCARANDO ASPECTOS BRANHAMITAS
" OPÚSCULO DE CRISTOLOGÍA
" ROMA EN LA PROFECÍA DE DANIEL
" FUNDAMENTOS
" HECHOS EN LA CIENCIA Y LA CULTURA
716 La casa y el sacerdocio

" ¿QUÉ DE LA NOCHE?


" PRINCIPIOS DE DERECHO TRASCENDENTAL
" EDIFICACIÓN
" LUZ Y CANDELERO
" FOLIA CRISTIANA
" TROZOS DE REALIDAD
" APROXIMACIÓN A CRÓNICAS
" HACIA LA INTEGRALIDAD
" ARGUMENTOS TEOLÓGICOS, EPISTEMOLOGÍA, ÉTICA Y EXISTENCIA
" LA CONSTANTE 5 NUMERONAL
" DE LOS TEXTOS
" BREVIARIO POLÍTICO
" INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA GENERAL
" ODRE NUEVO PARA VINO NUEVO
" LA ADMINISTRACIÓN APOSTÓLICA DE LOS MISTERIOS DE DIOS
" EDIFICANDO A LA IGLESIA
" FRENTE A LA CAÍDA
" PROVISIONES DE LA CRUZ
" HACIA EL CENTRO
" LA CASA Y EL SACERDOCIO
" EL CANDELERO
" RELACIONES
El santuario único 717

" MYRIAM
" MENSAJES VARIOS EN COLOMBIA
" RIOGRACIA
" ACERCA DE LA IGLESIA
" TERREMOTO MUNDIAL
" EL TABERNÁCULO
" ACERCA DE LA OBRA
" MINISTERIO EN AMAMBAY
" LAS CORTINAS
" EPIGNOSIS
" LA OBRA DEL MINISTERIO
" ELEMENTOS PARA LA CENTRALIDAD E INCLUSIVIDAD EN LA IGLESIA
" PROLEGÓMENOS
" EL ARCA DEL PACTO
" ISAGOGIA JACOBEA
" MINISTERIO EN EL CARIBE
" TODAVÍA UN POCO
" MINISTERIO EN BRASIL
" LA MESA DE LOS PANES DE LA PROPOSICIÓN
" EL TEMPLO DE DIOS
" TRES CENTRALIDADES CONCÉNTRICAS
" SEFER GITAIM
718 La casa y el sacerdocio

" LA NORMALIDAD DE UNA IGLESIA BÍBLICA


" LOS PEQUEÑOS LIBROS
" MINISTERIO EN VILLAVICENCIO
" EL TRIPLE TESTIMONIO DE DIOS
" EPIFANÍA SÉPTUPLE
" EL LIBRO DE LAS JORNADAS
" PLATICAS EN LAS REUNIONES UNIDAS
" INFORMES DE VIAJES
" CUADERNOS
" EPISTOLARIO
" CANCIONES
" PERSPECTIVA ESCATOLÓGICA
" APROXIMACIÓN AL APOCALIPSIS
" EDIFICACIÓN Y GUERRA
" EL ALTAR DE ORO DEL INCIENSO
" LOS MISTERIOS DEL REINO DE LOS CIELOS EN LAS PARÁBOLAS DEL SEÑOR
JESUCRISTO
El santuario único 719

BLOGS DEL AUTOR

http://cristianogiv.zoomblog.com
"Gino Iafrancesco V."
Libros y artículos en general.

http://giv.zoomblog.com
"Caminante"
Libros y artículos más personales.

http://exegiv.zoomblog.com
"Escritos Exegéticos"
Libros y artículos de exégesis bíblica.

http://eklesiagiv.voyblogs.com
"Escritos Eclesiológicos"
Libros y artículos acerca de la Iglesia.

http://esqqelagiv.voyblogs.com
"Escuela de la obra cristiana"
720 La casa y el sacerdocio

Mensajes de la escuela de la obra.

http://filosofiagiv.zoomblog.com
"Escritos Filosóficos"
Libros y artículos de filosofía cristiana.

http://poemasgiv.zoomblog.com
"Escritos Poéticos"
Poemas.

http://232.bloghispano.org
"Escritos Políticos"
Artículos de política cristiana.

http://azoteagiv.blogspot.com
"Azoteagiv"
Proclamadlo desde las azoteas.

http://giv.voyblogs.com
"Giv / artículos"
Lo que no se puede acceder en otro blog.
El santuario único 721

http://givinenglishmanicfish.com
"givineenglish"
En inglés.

http://www.enunblog.com/givemportuges
"givemportuges"
En portugués.

http://givevangelio.multiply.com
"Gino's Site"
Canciones.

http://kdln-giv.blogspot.com
¿Qué de la noche?

http://hcc-giv.blogspot.com
Hechos en la Ciencia y la Cultura

http://www.bolgextremo,com/giv
722 La casa y el sacerdocio

Voz

Correo electrónico de Cristianía Ediciones:


cristianiaediciones@yahoo.com.mx

Correo electrónico con msn:


g-i-v@hotmail.com

Correo electrónico normal:


cristianogiv@gmail.com
El santuario único 723
724 La casa y el sacerdocio
El santuario único 725
726 La casa y el sacerdocio

También podría gustarte