FICHA 5

CUENTO EL ARCA DE NOE

El Arca de Noé es un pasaje de la Biblia, por eso sucedió hace mucho, mucho
tiempo, cuando en la Tierra había mucha gente que se había vuelto egoísta, se
preocupaban de ellos y no de los demás. Unos robaban, otros peleaban, los niños
eran desobedientes y Dios estaba muy triste porque habían olvidado su mandato.
La excepción era la familia de Noe, que trabajaban muy duro y mantenían los
mandatos del Señor en su corazón. Su vida no era fácil, no pasaban hambre pero
tenían lo justo, sin embargo, nunca comían sin agradecer y bendecir sus
alimentos.
Aquella noche, mientras cenaban oyeron rascar en su puerta. Eran dos perros
hambrientos y Noé les dio algo de su comida porque pensaba que todas las
criaturas de Dios eran igual de importantes. Al anochecer, su mujer y sus hijos se
fueron a dormir pero él, no se sentía cansado y tenía un presentimiento, por eso
salió a tomar aire fresco.
Pronto oyó que Dios le hablaba y le explicó que como las personas ya no se
respetaban había decidido limpiar la tierra y comenzar de nuevo. Dios escogió a
Noé y a su familia para ayudarle porque eran los únicos que lo tenían en su
corazón… Y le pidió que construyera un arca con tres pisos y con una puerta lo
suficientemente grande como para que el animal más grande del mundo pudiera
entrar.
Noé y su familia trabajaron muy duro y terminaron el arca. Estaban muy
orgullosos, aunque sus vecinos pensaban que se había vuelto loco. Por más que
Noé advertía sobre la gran inundación, sus vecinos se reían.
Dios volvió a revelarle que debía de reunir a una pareja de animales de cada
especie y meterlos en el arca y además aprovisionarse de comida. Esto preocupó
mucho al anciano, pero… el milagro se obró y no quedó una sola pareja de
animales por acudir. Dios había hecho algo maravilloso porque todos los animales
se comportaban a la perfección, incluso los leones y tigres convivían con los
corderos.
De pronto, el cielo se cubrió de nubes, un viento frío comenzó a soplar y Dios le
dijo a Noé que había llegado el momento y que en breve tiempo comenzaría a
diluviar.
Llovió mucho, tanto que el nivel del agua cubrió toda la tierra, incluso las
montañas más altas, pero el arca de Noé navegó y todos, animales y personas
convivieron en armonía.
Pasaron varias semanas y todos comenzaron a cansarse de vivir dentro del arca,
sin embargo, tuvieron que esperar mucho más tiempo, muchos meses,
pacientemente. Y por fin, un buen día, salió el Sol, pero no se divisaba tierra. Noé
tuvo la idea de enviar a un cuervo, pero regresó sin haber localizado tierra, luego
envió a una paloma y sucedió lo mismo, pero como creía mucho en Dios, volvió a
enviar a otra paloma y esta vez cuando regresó en su pico traía una rama de olivo.
Eran excelentes noticias y Noé les dijo a toda su familia que se creían en Dios, Él
les salvaría a todos.
Y así fue como al poco tiempo el nivel del agua comenzó a bajar y el arca
desembarcó en la cima de una montaña y Dios volvió a hablar a Noé. Le dijo que
podían salir del arca sin peligro tanto ellos como los animales, que la tierra ya
estaba seca y les encomendó tener muchos hijos y predicar sobre Dios por donde
quiera que pasaran.
El Señor prometió que ya nunca más inundaría el mundo y dejó algo para que
todos los hombres lo recordarán después de cada lluvia, el Arco Iris.
Entonces, Noé y su familia dieron gracias a Dios por todo lo que había hecho por
ellos y tuvieron muchos hijos y esos hijos, más hijos y así generaciones y
generaciones que quisieron mucho a Dios.
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