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A través de esta guía hemos descrito una variedad de técnicas o estrategias para tratar las relaciones
conflictivas. Nuestra experiencia e investigación ha demostrado repetidamente su efectividad; sin
embargo, saber lo que las parejas necesitan hacer es sólo el principio para el terapeuta. ¿Cómo
conseguimos que las parejas se comprometan en las actividades que creemos que conducirán a una
relación más armoniosa? ¿Cómo podemos asegurar que las parejas lleven a cabo la asignación de tareas
que promoverá el mantenimiento de las técnicas de comunicación que han adquirido durante la terapia?
¿Cómo tratar con las situaciones problemáticas que ocurren durante el tratamiento y pueden amenazar
unos resultados positivos o dificultar el progreso de la pareja?
Los terapeutas de orientación conductual han sido criticados a menudo por asumir que los enfoques
orientados racionalmente hacia la tarea y hacia los datos serían favorablemente recibidos por las parejas
con disfunciones en la relación. De hecho, la resistencia a las intervenciones conductuales ocurre y pueden
ser tratadas si se sigue el tratamiento. Este capítulo ofrece sugerencias para manejar las resistencias de los
clientes a enmarcar los objetivos. a hacer los ensayos de conducta y realizar la asignación de tareas. Se
incluye una sección para tratar los problemas especiales, tales como el abandono del tratamiento por un
esposo, las explosiones inesperadas. y la inclusión de parejas no casadas en los grupos de terapia matri-
monial
SUPERACION DE LA RESISTENCIA
A LOS OBJETIVOS CONDUCTUALES
Cuando hablamos de resistencia al enfoque conductual o del aprendizaje, nos estamos refiriendo a la
falta de cooperación con los esfuerzos del terapeuta para cambiar la conducta. Cuando existe resistencia a
los procedimientos descritos en esta guía, ésta gira generalmente alrededor de dos temas:
Como se puede recordar, los objetivos de la terapia de pareja conductual son hacer que las parejas (1)
aumenten el intercambio de refuerzos positivos; (2) disminuyan sus intercambios agresivos; y (3)
adquieran las habilidades de comunicación y de solución de problemas necesarias para negociar cambios
en su relación.
Mientras muchas parejas perciben objetivos como importantes áreas de trabajo y relevantes para sus
problemas, otras no. El siguiente monólogo de un marido no preparado ilustra este tipo de resistencia:
Yo no voy allí a aprender cómo gratificar, escuchar y hablar más sensiblemente con mi esposa. Iré porque estoy
harto y cansado de sus constantes críticas sobre casa cosa que le hace infeliz. Si ella no lo ve así, voy a chocar de
nuevo con ella o dejarlo y pasar a otro tema. Quiero que me digas por qué ella es así y conseguir que deje de serlo.
Con frecuencia, la resistencia a los objetivos generales de este enfoque terapéutico orientado
conductualmente puede ser superada con las siguientes actividades
TERAPEUTA: Suena como si entendieses lo doloroso que los intercambios aversivos pueden ser.
Supongo que a nadie le gusta sentir que está siendo criticado todo el tiempo. ¿Te gustaría
que ella dejase de criticarte?
MARIDO: Sí.
TERAPEUTA: ¡Bien! Este es uno de los principales objetivos de este tipo de terapia. Es decir,
encontramos que es útil para los clientes con problemas matrimoniales aprender a
disminuir la cantidad de tiempo que ellos están constantemente criticándose el uno al
otro.
Después de volver a encuadrar los intereses del marido, se le puede preguntar qué cosas placenteras o
agradables preferiría que su esposa hiciese en lugar de criticar y quejarse.
Expectativas favorables
Una segunda aproximación para tratar la resistencia a los objetivos terapéuticos es acrecentar las
expectativas favorables del cliente hacia el resultado de la terapia. Por ejemplo, el terapeuta puede decir lo
siguiente:
Muchas de las parejas con las que hemos trabajado usando éstos procedimientos nos han dicho que están muy
agradecidos por ayudarles a resolver los problemas por los que acudieron a nosotros. Además, los seguimientos a
largo plazo han revelado que estas parejas han continuado usando estos procedimientos cuando les han surgido nuevos
problemas. Pienso, Sr. Peabody, que si concede una oportunidad a estos procedimientos, su esposa dejará de criticar y
comenzará a tratarle de una forma más placentera.
Las manifestaciones del terapeuta con el propósito de inducir expectativas favorables respecto del
tratamiento, tienen resultados si son breves y son presentadas de forma realista, no de una manera
argumentativa.
Catarsis
Una tercera forma de tratar con la resistencia a unos objetivos conductuales positivos es dar a los
clientes la oportunidad de ventilar sus sentimientos y de pasar por una catarsis, si es necesario, antes de
estructurar la terapia y enmarcar las metas. A menudo, los clientes necesitan ventilar sus sentimientos
antes de poder expresar sus necesidades. De igual forma, algunos clientes son incapaces de verbalizar de
forma calmada, racional y exacta sus respuestas emocionales a las conductas provocativas de sus
cónyuges. La ventilación de sentimientos, o catarsis, parece que ayuda a superar las resistencias a los
objetivos generales de la terapia conductual por dos razones: en primer lugar, la descarga emocional hace
a menudo al cliente receptivo a escudarse en algunos objetivos de la relación que pueden volverse futuros
trastornos emocionales. En segundo lugar, la descarga catártica puede ayudar al terapeuta a identificar de
una forma particular importantes conductas perturbadas o situaciones que la pareja puede querer modificar
o reemplazar por conductas positivas.
Se deben tener presentes algunas precauciones cuando se use la catarsis. Mientras la ventilación de
sentimientos es útil para los clientes, nosotros no consideramos esto como útil para todos los clientes o
como un fin de una meta de tratamiento. Con frecuencia, descargas emocionales similares se han usado
por las parejas para alargar períodos de tiempo como una forma de ganar atención, castigarse mutuamente,
romper la comunicación, o inducir obediencia. Nosotros desearíamos que la comunicación aprendida por
las parejas durante el tratamiento sea usada en vez de «destripar los secreto». Si la descarga emocional ha
sido una forma eficaz de ocasionar cambios deseables en la relación, la pareja probablemente no pediría
ayuda para mejorar esta relación. Mientras que la catarsis puede ser útil en el filtrado o en las primeras
sesiones para los clientes que han sido incapaces desde siempre de expresar sus sentimientos,
probablemente será de limitado valor en las penúltimas sesiones.
Una cuarta forma de ayudar a los clientes a superar la resistencia a los objetivos de la terapia es
emplear el enfoque del cliente, con el terapeuta descubriendo activamente los anhelos, esperanzas, miedos
y deseos de los clientes respecto de la experiencia terapéutica. El terapeuta ayuda a los clientes a expresar
sus intereses terapéuticos en términos conductuales claros y comprensibles para todas las partes. Un
ejemplo del enfoque del cliente con una pareja al principio de la terapia podría ser el que sigue:
Las objeciones en abstracto a los objetivos del enfoque conductual deben tratarse ignorándolas y
ayudando a la pareja a describir y especificar sus razones para venir por ayuda. El terapeuta hace esto
preguntándoles qué cosas les gustaría que fuesen diferentes, e identificando los anhelos, esperanzas,
miedos y deseos de su relación relativos a hacer posibles los objetivos terapéuticos.
Dos de las técnicas usadas en la terapia matrimonial conductual que a veces producen resistencia en
algunas parejas son realizar los ensayos de conducta y la asignación de tareas. Conocer las razones típicas
de la resistencia de las parejas a estas técnicas de participación activa, nos ayudará a identificar pequeños
problemas antes de que se interpongan entre nosotros y nuestros clientes. También, comenzando en las
primeras sesiones a moldear la participación activa en estas dos áreas, puede bloquear el desarrollo de la
resistencia.
Resistencia al ensayo de conducta
Las razones corrientes que dan los clientes para no querer comprometerse con las actividades de
dramatización son ilustradas por el siguiente diálogo:
ESPOSA: (Al terapeuta.) ¿Por qué es bueno practicar la comunicación de nuestros problemas y
necesidades delante de usted? Nosotros lo pasamos muy agradablemente siempre cuando
estamos calmados y relajados entre nosotros, pero es imposible para mí hablar con él
cuando está furioso y hoy no lo está.
MARIDO: Además, como bien sabes, alguno de nuestros problemas tienen que ver con el sexo.
Realmente no esperará que practiquemos eso con usted presente.
La resistencia de una pareja al ensayo de conducta que deriva de sentimientos de que la actividad es
artificial o de vergüenza puede ser vencida de forma típica de la siguiente manera:
En primer lugar, podemos ensayar la conducta de uno o ambos esposos mientras ellos simplemente
observan. Después pedimos a los cónyuges que critiquen, corrijan y detallen nuestra ejecución para hacer
la situación más real. Usar sus feedback para mejorar nuestra segunda puesta en escena. Después de pedir
nuevamente feedback podemos comentar la realidad emocional de la situación para nosotros y sugerir que
sería incluso más real si los esposos intentasen ahora hacerla ellos mismos. Podríamos también comentar
brevemente que el feedback de la pareja fue útil y que nos encantaría ofrecer un feedback similar cuando
ellos lo intenten.
Un segundo método que podríamos usar es ignorar las verbalizaciones resistentes y pedir al cliente
que describa en concreto, con detalles gráficos, que ocurre in vivo durante la situación problema. Cuando
los clientes están haciendo esto, nosotros sutilmente nos deslizamos hacia la dramatización. Por ejemplo:
«Cuando él dijo que sólo estabas interesada en los niños, tú dijiste -------». Después continuamos la
respuesta de la cliente con la respuesta que su marido podría dar. Después de dos o tres intercambios,
tenemos, de hecho, comprometido al cliente en la situación de dramatización con nosotros. De forma
típica, los clientes se ríen en este momento y dicen que lo sienten más real y que no es difícil de hacer.
Una tercera aproximación que se puede usar es dramatizar la escena con un coterapeuta y tener a uno
o ambos esposos haciendo de dobles o ego s auxiliares de los terapeutas. Como los terapeutas dan a los
clientes la suficiente oportunidad de llegar a estar más y más relacionados, es solamente un pequeño paso
conseguir que los clientes se comprometan directamente en el ensayo.
Una cuarta opción es hacer que el cliente resistente tome el rol de un objeto distinto a él/ella mismo.
Cuando un esposo reacio toma el papel del cónyuge, se llama rol complementario. Esto permite que el
esposo reacio se relacione en un rol que no resulta tan personalmente amenazador corno el suyo propio. Si
estamos trabajando con un grupo también podemos hacer que el cliente reacio ayude a sus compañeros de
grupo tomando un rol en una de las escenas de otra pareja.
La quinta alternativa es incitar física y persistentemente al diente reacio a levantarse y meterse en
escena con ligeros empujones, palmadas o apretones de espalda o cogerle de la mano mientras le damos
firmes y repetidos impulsos verbales de «Haz un intento». Nuestro contacto y proximidad física hace más
difícil para los clientes rechazar nuestra invitación a participar. Al mismo tiempo nuestra cercana
proximidad asegura al cliente nuestra ayuda y nuestra permanencia con él en la escena.
Finalmente, podemos reconocer los sentimientos, inhibiciones, ansiedades y razones del cliente reacio
para no querer participar, sin elaborar interpretaciones psicológica, sin persuadir con halagos y sin
excesiva repetición. Después de un breve reconocimiento, incitar al cliente a una asequible aproximación
a la dramatización. Podríamos, por ejemplo, utilizar la tercera o cuarta alternativa descritas antes como el
primer paso del cliente en esta dirección.
Una de las principales ventajas de trabajar con un grupo de parejas es la disponibilidad de opciones adicionales
para superar las resistencias al ensayo de conducta. Mientras el marco grupal puede aumentar las resistencias
debidas a la vergüenza, muchos de los otros tipos de resistencias se superan más fácilmente con la utilización del
proceso grupal
El entusiasmo engendra entusiasmo. Por lo tanto, lo primero que hay que hacer en el marco grupal
para superar la resistencia a la dramatización es comenzar con la pareja más entusiasta. Una pareja
veterana que participe con éxito en la dramatización serán buenos participantes con los que empezar.
Los clientes veteranos y entusiastas normalmente serán buenos modelos para los clientes más
resistentes.
Una segunda opción, si tenemos un grupo abierto, es permitir a los clientes nuevos y resistentes
observar simplemente durante, la primera o dos primeras sesiones. Esto les motiva a participar porque
ven que las actividades que se modelan son útiles, significativas y agradables. Además, la atención y los
comentarios del, terapeuta para activar la participación de las parejas, son poderosos reforzadores, de
los que las parejas no participantes son deprivadas.
En tercer lugar, pedir a los clientes resistentes que den sugerencias y feedback a los otros
miembros participantes como una aproximación al compromiso activo. Después de dos o tres
sugerencias podemos necesitar pedir a estos clientes que demuestren sus sugerencias a los clientes
participantes, para de esta forma moldear una aproximación a la puesta en escena de su propio
matrimonio.
En definitiva, para moldear una participación más activa en el grupo a través de estas actividades,
podemos necesitar hacer inicialmente que la pareja resistente ensaye escenas más fáciles. Se puede animar
a la pareja a que intente una escena corta y no) amenazadora sin una fuerte carga emocional. Tales
escenas incluyen presentarse a los otros en el grupo o hablar un poco sobre uno mismo a los otros
miembros del grupo.
Un quinto enfoque para tratar la resistencia de los clientes a dramatizar en la situación grupal es
pedir a otros miembros del grupo que hablen acerca de cómo superan sus resistencias y su timidez.
Típicamente, los clientes que lo han experimentado dicen que ellos tienen reservas similares, pero que
han encontrado que los ensayos de conducta son agradables y muy útiles.
Se asignan tareas a las parejas en cada sesión. La tarea consiste en que ellos practiquen las
habilidades específicas, que han ensayado durante la sesión, en casa con una base regular. Es importante
que las parejas completen las tareas porque les ayuda a consolidar y generalizar las habilidades en su
medio ambiente casero. Nuestra experiencia nos dice que las parejas que regularmente completan sus
tareas asignadas muestran mejorías mayores en su relación que las parejas que no las completan. Por esta
razón, es necesario que el terapeuta tenga unas pequeñas ideas acerca de cómo puede facilitar que las
parejas completen la tarea. Más abajo se apuntan varias de las razones comunes por las que no se
completan las tareas y algunas de las soluciones que nosotros hemos encontrado útiles al tratar con este
problema.
Una razón para no completar la tarea que se puede tener en cuenta es la posibilidad de que la pareja
no haya aprendido la habilidad adecuadamente durante la sesión de terapia. Tenerlos ensayando más fácil,
bajo la supervisión del terapeuta, mitigará este problema. La falta en la adquisición de la habilidad es más
probable que sea un problema cuando la pareja se mueve dentro de áreas más complejas y cargadas
emocionalmente, tales como la sesión ejecutiva con sentimientos negativos.
Una segunda razón que aparece es «nos olvidamos». A menudo esto sucede cuando cada esposo
desplaza la responsabilidad de iniciar la tarea sobre el otro. A veces ayuda el tenerlos decidiendo durante
la sesión quién será el responsable de recordar al otro la tarea o hacerles que pongan recordatorios en un
lugar visible.
El registrar formas usadas en el ejercicio «Pille a su pareja haciendo algo agradable», las tarjetas de
conducta del «Índice de Felicidad Familiar», y la «Hoja de Registro del Cumplimiento del Contrato» son
todas recordatorios útiles para completar la tarea. Sin embargo, para que sea óptimamente beneficioso, las
formas de registro deben de catalogar conductas limitadas, razonables y específicas. Por ejemplo, nosotros
hemos encontrado que algunas parejas experimentan dificultad al rellenar los huecos de las tarjetas de
conducta del «Índice de felicidad familiar» que requieren la especificación de qué, dónde, cuándo y cómo
debe ocurrir a menudo un nuevo evento agradable en el transcurso de la semana. Típicamente, surgen dos
tipos de problemas: ambos se piden u ofrecen un cambio demasiado grande, o uno o más de los elementos
de la conducta se dejan vagos o ambiguos. El siguiente ejemplo ilustra estos dos problemas.
Durante un largo período de tiempo Mary Peabody había esperado que su marido Arthur le ayudase en el
cuidado de los niños por la noche. En especial, ella quería que él mantuviese a su hija mayor, Lisa, ocupada mientras
ella preparaba para dormir al bebé. Por lo tanto ella seleccionó Una tarjeta de la sección de «Cuidado de los niños»
del «Índice de felicidad familiar», la cual pedía a su esposo leyera una historia a los niños. Ella rellenó la tarjeta
como sigue:
Para: Arthur Peabodv
Leer una historia a los niños
A quién(es): Lisa_______
Cuándo o con qué frecuencia: todas las noches__
Ya que Arthur no estaba acostumbrado a leer a Lisa y el «cuándo» se especificó como «todas las noches», no
era probable que él fuera capaz de hacer un cambio tan grande en su rutina habitual. Además, incluso si él leía a
Lisa todas las noches no se garantizaba que el objetivo de Mary de mantener a Lisa ocupada mientras ella preparada
al bebé para dormir sería satisfactorio. Después de suscitar algunos interrogantes con el matrimonio Peabody como
la posibilidad de pedir un cambio tan grande y la vaguedad de la dimensión del «cuándo», se cambió la petición a la
siguiente:
Para: Arthur Peabodv
Leer una historia a los niños
A quién(es): Lisa _____
Cuándo o con qué frecuencia: Lunes y miércoles entre 6:45 y
7: 15 (mientras el niño se prepara para ir a la cama)
Arthur fue mucho más positivo con respecto a completar esta tarea asignada ya que la petición fue
claramente enunciada y no incluía mucho tiempo.
También es útil llamar, o que llame la secretaria, a las parejas durante la semana para ver cómo van
las tareas. Esto actúa como un recuerdo para las parejas y acentúa más la importancia de que completen
sus tareas. Esta llamada puede también servir como recuerdo y confirmación para la fecha y la hora de la
próxima sesión. Llegar tarde al asistir a una cita concertada, o no presentarse, fluctúa alrededor del 50% en
muchos marcos de salud mental. Una breve llamada para recordar a los clientes su cita ha demostrado que
reduce el porcentaje de la no asistencia entre un 15% y un 20% de las citas concertadas; así, con un
pequeño gasto adicional se logra ahorros de coste tremendos. Nuestra experiencia ha sido que cada
llamada de recordatorio también aumenta el que se complete la tarea asignada.
Una tercera razón por la que las parejas a veces no hacen sus tareas es porque la sienten mecánica y
poco espontánea. Generalmente esto sucede después de las sesiones iniciales y tiene que ver con el dar,
reconocer y llevar el registro de las GRATIFICACIONES. Animar a la pareja a continuar sus esfuerzos,
enfatizando que en general toma tiempo el que los sentimientos cálidos acompañen a las acciones de dar y
recibir GRATIFICACIONES. Con más tiempo, los aspectos mecánicos se sustituirán por sentimientos más
cálidos y espontáneos.
Un problema que a veces ocurre es que un esposo está completando la tarea o la inicia para hacerla
conjuntamente, pero el otro no la completa o no responde a las iniciativas del primer esposo. Si esto
sucede, el terapeuta debe animar al esposo que está haciendo la tarea a expresar los sentimientos de dolor
y enojo por caminos directos, usando las habilidades de comunicación. Continuar reforzando los
esfuerzos constructivos del esposo «martirizado» y volver a poner el foco de la pareja sobre los cambios
positivos que han ocurrido en su relación.
En general, algunos principios básicos para tratar con la no realización de las tareas son:
1. Acentuar las razones de la importancia de la tarea. Explicar que las parejas sólo sacarán de la terapia lo
que pongan en ella.
2. Revisar regularmente las tareas asignadas y conceder tiempo y atención a las tareas completadas más
bien que a las excusas por no haberlas completado.
3. Cuando una tarea se da y la pareja la ha ensayado en la sesión, ayudarles a especificar cuándo, dónde y
con qué frecuencia la practicarán en casa.
4. Llamar a la pareja o tener una secretaria que les recuerde por teléfono entre las sesiones.
ABANDONOS
Un problema serio que puede aparecer es cuando un esposo decide abandonar la terapia. Cuando un
compañero abandona, puede tener un impacto traumático sobre el compañero que tiene el deseo de
continuar en counseling. Si la retirada ocurre en una situación de grupo, puede ser un factor disruptivo y
despertar ansiedad en los otros miembros. Se harán las preguntas acerca de porqué la persona o la pareja
lo dejan: si se incluye el rechazo por e terapeuta, y si los métodos realmente funcionan en todo. Qué
medida se tome dependerá, desde luego del conocimiento del abandono y del contexto situacional. Se
revisará y usará la parte del Capítulo 2 que trata con incluir al compañero reacio. Quizá la presión del
grupo animará al abandono potencial a continuar. Las sesiones individuales pueden servir para remotivar a
la persona. Si una pareja siente que sus problemas son demasiado diferentes de los del resto del grupo,
puede planificarse verlos como pareja separada en vez de en el marco de grupo. A veces un compañero
desea continuar el solo en un grupo de parejas casadas, pero esto raramente se aconseja porque conduce a
discutir acerca del compañero ausente, lo que es injusto, puede ser desleal y puede degenerar en víctima
propiciatoria y murmuraciones. Es mejor remitir al compañero que permanece a otra clase de terapia de
grupo. Si un compañero abandona el counseling de pareja, al compañero que permanece se le puede
asegurar que la terapia individual puede ser útil incluso si el compañero más necesitado no es el que elige
permanecer en tratamiento. El que abandona puede eventualmente retomar si el esposo que permanece
continúa asistiendo a la terapia y demuestra un compromiso para trabajar en la relación. Una persona que
abandona puede desear ser visto individualmente por un período de tiempo por problemas que no se
relacionan con el matrimonio pero que necesitan resolverse antes de la terapia marital; esto puede
utilizarse adecuadamente.
PAREJAS NO CASADAS
Una situación especial que puede ocurrir en el counseling matrimonial tiene que ver con las parejas
no casadas. Desde el comienzo de los años 70 más y más parejas que viven juntas tienen los suficientes
problemas en sus relaciones como para pedir la asistencia de terapeutas matrimoniales. La cohabitación ha
llegado a ser una etapa del noviazgo, a menudo sustituyendo al salir juntos o al compromiso. También, las
parejas están eligiendo vivir juntos semipermanentemente, con fuertes compromisos para mantener la
relación, pero sin el compromiso formal del matrimonio. Los problemas básicos de las parejas que viven
juntas parecen ser muy parecidos a los de las parejas casadas. Las parejas que cohabitan a menudo no
pueden comunicarse sus sentimientos de ternura y enojo, tienen dificultades en establecer condiciones
óptimas de calidez y sinceridad, y encuentran difícil enmarcar las prioridades comunes, negociar los
compromisos y tratar los problemas. Sin embargo las dimensiones de unos cuantos problemas deben de
ser comentadas y evaluadas durante el proceso de filtrado si van a empezar una terapia matrimonial. Si no
se identifican estas dimensiones, la pareja no casada puede sentir que sus intereses no están siendo
reconocidos y que la terapia es inapropiada para sus necesidades. Por otra parte, en un grupo, los
miembros casados pueden ofenderse de la participación de la pareja no casada o hablar con desprecio de
sus problemas ya que «de todos modos ellos no están realmente casados».
Necesitamos prestar atención a ciertos aspectos durante el proceso de filtrado para averiguar si una
pareja no casada puede beneficiarse de la terapia o adaptarse a un grupo de parejas. ¿Está la pareja no
casada pensando en el matrimonio y buscando un chequeo prematrimonial para ver si ellos se encuentran
a gusto juntos? Puede ser que todo lo que desean o requieran es la evaluación de las habilidades de
comunicación, las destrezas de negociación, los modelos recreativos, la madurez y las razones de la pareja
para querer casarse. Las ocho o diez sesiones de terapia marital durante las que las parejas deficientes
logran habilidades pueden ser inapropiadas para tales parejas.
¿Está la pareja experimentando inseguridad de vivir juntos derivada desde los miedos básicos de
abandono e incertidumbre hasta el miedo a la intimidad? En los procesos de filtrado descritos al principio
(Capítulo 2), se pide a las parejas que establezcan el compromiso hasta la conclusión del grupo. La pareja
no casada puede que nunca haya establecido claramente ningún tipo de compromiso para permanecer
juntos más que «hasta el día en que se harten». Para tales parejas incluso los pequeños problemas parecen
muy destructivos, como ilustra el siguiente comentario de una mujer no casada: «Estas cosas no me
preocuparían si estuviese casada, desde que sé que las más pequeñas irritaciones continuarían su curso
normal y nosotros seguiremos juntos».
Para una pareja no casada que experimenta inseguridad, las habilidades de negociación y contrato
descritas en esta guía probablemente serán muy útiles y todo lo que ellos necesitan.
Algunas parejas pueden estar usando nuestros servicios como una forma de tratar de disuadir a su
compañero. Es decir: «Tenemos demasiados problemas para casamos. Muy bien, resolvamos los
problemas yendo a ese grupo o viendo al consejero matrimonial». Si éste es el caso, necesitaremos
clarificar este punto con la pareja antes de comenzar las sesiones o incluirlos en un grupo. También
podemos necesitar ayudarles a establecer un criterio para determinar el nivel de resolución de problemas
que realmente traen para tomar una decisión de casarse. Es importante que la pareja entienda que no es
necesaria para casarse una relación libre de problemas.
La cuarta consideración a tener en cuenta cuando consideramos la inclusión en un grupo de una
pareja no casada tiene que ver con los estándares morales de las parejas casadas. Aprender a desenvolverse
de una forma efectiva con los padres y con los parientes políticos siguiendo casados es una prueba y una
difícil experiencia para muchas parejas. Este problema se exacerba con frecuencia para las parejas no
casadas por los padres que les presionan a casarse porque ven el presente arreglo como «vivir en pecado».
Si puntos tales son la causa precipitante de la búsqueda de nuestra asistencia de la pareja no casada,
colocarlos en un grupo con parejas casadas que mantienen actitudes similares a la de los padres de la
pareja, puede resultar que la pareja no casada esté siendo el desafortunado objeto de desaprobación de las
parejas casadas. Esto sería bueno si los objetivos del grupo fuesen los cambios de actitudes, el aumento de
la aceptación de las otras parejas, y la discusión de los cambios de costumbres de la sociedad. Sin
embargo, éstos no son los objetivos de la terapia de pareja conductual, sería preferible trabajar fuera de un
grupo de parejas casadas con las parejas no casadas que están experimentando dificultades con sus padres
y sus parientes políticos. Lo fundamental puede ser entonces ayudarles a expresar de forma efectiva sus
sentimientos sobre su relación vital a sus padres.
Indudablemente, habrá otros problemas especiales a los que tendremos que enfrentamos mientras
hacemos terapia matrimonial. Podríamos tener en cuenta las siguientes estrategias para tratar con las
situaciones problema en nuestro trabajo:
1. Filtrado cuidadoso para asegurar que los procedimientos son apropiados para la pareja.
2. Ofreciendo a la pareja una extensa orientación y explicación teórica respecto de las expectativas.
procedimientos y metas de este enfoque.
3. Anticipando los problemas antes de que ocurran y desarrollando un repertorio de estrategias
alternativas para enfrentarse con ellos cuando aparezcan.
4. Teniendo a la pareja o al grupo centrado en las ganancias positivas y en los progresos
recompensantes más que en los fracasos. en los pr.)b1emas y en los desacuerdos.