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CAPITULO 8

Solución de problemas especiales

Superación de la resistencia a los objetivos conductuales


Orientación y explicación teóricas
Expectativas favorables
Catarsis
Enfoque del cliente
Hacer una terapia distinta
Superación de la resistencia al ensayo de conducta y a las tareas
Resistencia al ensayo de conducta
Resistencia al ensayo de conducta en la terapia grupal
Resistencia a realizar las tareas
Abandonos
Tratar con las explosiones de sentimientos y los conflictos
Parejas no casadas

A través de esta guía hemos descrito una variedad de técnicas o estrategias para tratar las relaciones
conflictivas. Nuestra experiencia e investigación ha demostrado repetidamente su efectividad; sin
embargo, saber lo que las parejas necesitan hacer es sólo el principio para el terapeuta. ¿Cómo
conseguimos que las parejas se comprometan en las actividades que creemos que conducirán a una
relación más armoniosa? ¿Cómo podemos asegurar que las parejas lleven a cabo la asignación de tareas
que promoverá el mantenimiento de las técnicas de comunicación que han adquirido durante la terapia?
¿Cómo tratar con las situaciones problemáticas que ocurren durante el tratamiento y pueden amenazar
unos resultados positivos o dificultar el progreso de la pareja?
Los terapeutas de orientación conductual han sido criticados a menudo por asumir que los enfoques
orientados racionalmente hacia la tarea y hacia los datos serían favorablemente recibidos por las parejas
con disfunciones en la relación. De hecho, la resistencia a las intervenciones conductuales ocurre y pueden
ser tratadas si se sigue el tratamiento. Este capítulo ofrece sugerencias para manejar las resistencias de los
clientes a enmarcar los objetivos. a hacer los ensayos de conducta y realizar la asignación de tareas. Se
incluye una sección para tratar los problemas especiales, tales como el abandono del tratamiento por un
esposo, las explosiones inesperadas. y la inclusión de parejas no casadas en los grupos de terapia matri-
monial

SUPERACION DE LA RESISTENCIA
A LOS OBJETIVOS CONDUCTUALES

Cuando hablamos de resistencia al enfoque conductual o del aprendizaje, nos estamos refiriendo a la
falta de cooperación con los esfuerzos del terapeuta para cambiar la conducta. Cuando existe resistencia a
los procedimientos descritos en esta guía, ésta gira generalmente alrededor de dos temas:

1. Resistencia a los objetivos del enfoque conductual


2. Resistencia a algunas de las técnicas y pasos concretos empleados

Como se puede recordar, los objetivos de la terapia de pareja conductual son hacer que las parejas (1)
aumenten el intercambio de refuerzos positivos; (2) disminuyan sus intercambios agresivos; y (3)
adquieran las habilidades de comunicación y de solución de problemas necesarias para negociar cambios
en su relación.
Mientras muchas parejas perciben objetivos como importantes áreas de trabajo y relevantes para sus
problemas, otras no. El siguiente monólogo de un marido no preparado ilustra este tipo de resistencia:
Yo no voy allí a aprender cómo gratificar, escuchar y hablar más sensiblemente con mi esposa. Iré porque estoy
harto y cansado de sus constantes críticas sobre casa cosa que le hace infeliz. Si ella no lo ve así, voy a chocar de
nuevo con ella o dejarlo y pasar a otro tema. Quiero que me digas por qué ella es así y conseguir que deje de serlo.

Con frecuencia, la resistencia a los objetivos generales de este enfoque terapéutico orientado
conductualmente puede ser superada con las siguientes actividades

Orientación y explicación teóricas


Orientar cuidadosamente a la pareja en los procedimientos de tratamiento que serán empleados. Las
explicaciones teóricas que se utilicen deben ser fácilmente entendidas por la pareja. Podemos, por
ejemplo, explicar brevemente y demostrar la diferencia entre intercambios gratificantes y aversivos.
Después se puede impulsar a la pareja a una breve discusión sobre las consecuencias típicas que siguen a
los intercambios positivos y negativos. De igual forma, se deben explicar claramente e ilustrar los
objetivos que hay detrás de la enseñanza de habilidades efectivas de comunicación, escucha y
negociación. Muchas parejas con problemas fácilmente atribuyen sus dificultades a fallos en la
comunicación. El enfoque conductual enseña a la pareja qué tipo de cosas comunicar y cómo es mejor
hacerlo. Junto con las explicaciones y las ilustraciones, es a menudo útil para el cliente y para el terapeuta
diluir la resistencia ilustrada por el monólogo citado más arriba, por medio de una serie de preguntas. Por
ejemplo:

TERAPEUTA: Suena como si entendieses lo doloroso que los intercambios aversivos pueden ser.
Supongo que a nadie le gusta sentir que está siendo criticado todo el tiempo. ¿Te gustaría
que ella dejase de criticarte?
MARIDO: Sí.
TERAPEUTA: ¡Bien! Este es uno de los principales objetivos de este tipo de terapia. Es decir,
encontramos que es útil para los clientes con problemas matrimoniales aprender a
disminuir la cantidad de tiempo que ellos están constantemente criticándose el uno al
otro.

Después de volver a encuadrar los intereses del marido, se le puede preguntar qué cosas placenteras o
agradables preferiría que su esposa hiciese en lugar de criticar y quejarse.

Expectativas favorables
Una segunda aproximación para tratar la resistencia a los objetivos terapéuticos es acrecentar las
expectativas favorables del cliente hacia el resultado de la terapia. Por ejemplo, el terapeuta puede decir lo
siguiente:
Muchas de las parejas con las que hemos trabajado usando éstos procedimientos nos han dicho que están muy
agradecidos por ayudarles a resolver los problemas por los que acudieron a nosotros. Además, los seguimientos a
largo plazo han revelado que estas parejas han continuado usando estos procedimientos cuando les han surgido nuevos
problemas. Pienso, Sr. Peabody, que si concede una oportunidad a estos procedimientos, su esposa dejará de criticar y
comenzará a tratarle de una forma más placentera.

Las manifestaciones del terapeuta con el propósito de inducir expectativas favorables respecto del
tratamiento, tienen resultados si son breves y son presentadas de forma realista, no de una manera
argumentativa.

Catarsis
Una tercera forma de tratar con la resistencia a unos objetivos conductuales positivos es dar a los
clientes la oportunidad de ventilar sus sentimientos y de pasar por una catarsis, si es necesario, antes de
estructurar la terapia y enmarcar las metas. A menudo, los clientes necesitan ventilar sus sentimientos
antes de poder expresar sus necesidades. De igual forma, algunos clientes son incapaces de verbalizar de
forma calmada, racional y exacta sus respuestas emocionales a las conductas provocativas de sus
cónyuges. La ventilación de sentimientos, o catarsis, parece que ayuda a superar las resistencias a los
objetivos generales de la terapia conductual por dos razones: en primer lugar, la descarga emocional hace
a menudo al cliente receptivo a escudarse en algunos objetivos de la relación que pueden volverse futuros
trastornos emocionales. En segundo lugar, la descarga catártica puede ayudar al terapeuta a identificar de
una forma particular importantes conductas perturbadas o situaciones que la pareja puede querer modificar
o reemplazar por conductas positivas.
Se deben tener presentes algunas precauciones cuando se use la catarsis. Mientras la ventilación de
sentimientos es útil para los clientes, nosotros no consideramos esto como útil para todos los clientes o
como un fin de una meta de tratamiento. Con frecuencia, descargas emocionales similares se han usado
por las parejas para alargar períodos de tiempo como una forma de ganar atención, castigarse mutuamente,
romper la comunicación, o inducir obediencia. Nosotros desearíamos que la comunicación aprendida por
las parejas durante el tratamiento sea usada en vez de «destripar los secreto». Si la descarga emocional ha
sido una forma eficaz de ocasionar cambios deseables en la relación, la pareja probablemente no pediría
ayuda para mejorar esta relación. Mientras que la catarsis puede ser útil en el filtrado o en las primeras
sesiones para los clientes que han sido incapaces desde siempre de expresar sus sentimientos,
probablemente será de limitado valor en las penúltimas sesiones.

Enfoque del cliente

Una cuarta forma de ayudar a los clientes a superar la resistencia a los objetivos de la terapia es
emplear el enfoque del cliente, con el terapeuta descubriendo activamente los anhelos, esperanzas, miedos
y deseos de los clientes respecto de la experiencia terapéutica. El terapeuta ayuda a los clientes a expresar
sus intereses terapéuticos en términos conductuales claros y comprensibles para todas las partes. Un
ejemplo del enfoque del cliente con una pareja al principio de la terapia podría ser el que sigue:

TERAPEUTA: ¿Qué esperáis sacar de la terapia de pareja?


MARIDO: Yo quiero que marchemos mejor. Sería bueno que nos comunicásemos mejor.
ESPOSA: Yo sólo quiero ser felices de nuevo.
Nótese cómo las expresiones iniciales de la pareja sobre sus metas terapéuticas son frecuentemente
vagas y mal definidas. Se consigue poco teniendo a la pareja durante un largo período de tiempo
esforzándose hasta que intentan especificar sus tres principales objetivos para la terapia.
TERAPEUTA: (Al marido.) ¿Qué cosas habrían de ser diferentes entre tú y tu esposa para que
marchaseis mejor u os comunicaseis mejor?
MARIDO: Bueno, supongo que no nos peleásemos tanto y que nos quisiésemos mutuamente más.
TERAPEUTA: ¿Qué tipo de cosas te gustaría hacer en lugar de pelearas?
MARIDO: Bueno, creo que estamos siempre teniendo pequeños desacuerdos. Me gustaría que
pudiésemos debatir nuestras diferencias sin explotar una y otra vez.
TERAPEUTA: ¿Cuándo tienen lugar estos desacuerdos y sobre qué temas discutís habitualmente?
ESPOSA: ¡Anda! No estoy segura, pero creo que normalmente nos ponemos a discutir justo antes
de cenar, y nuestra situación económica siempre parece acabar en discusión.
TERAPEUTA: Eso es muy útil. Sería correcto decir que una de las razones de que vengáis a las sesiones
es a aprender a discutir vuestra situación económica sin acabar en una gran discusión.
MARIDO: (Haciéndose eco de la esposa.) Sí, eso nos ayudaría mucho.
TERAPEUTA: ¡Bien! Creo que es una de las áreas con la que podemos empezar a trabajar.

Las objeciones en abstracto a los objetivos del enfoque conductual deben tratarse ignorándolas y
ayudando a la pareja a describir y especificar sus razones para venir por ayuda. El terapeuta hace esto
preguntándoles qué cosas les gustaría que fuesen diferentes, e identificando los anhelos, esperanzas,
miedos y deseos de su relación relativos a hacer posibles los objetivos terapéuticos.

Hacer una terapia distinta


Una cuarta forma de vencer las resistencias a la terapia de pareja es afirmar que esta terapia es
distinta y diferente de otras terapias que pueden haber fracasado en el pasado. Incluso si los intentos
previos que la pareja ha hecho para resolver sus problemas tenían que ver con alguna de las técnicas de
esta terapia, podemos señalar que nuestro enfoque actual es más comprensivo e intensivo. Las parejas que
han experimentado dificultades suficientes como para llevarlas a terapia, indudablemente han probado
varios enfoques para resolver sus problemas. Pueden haber intentado soluciones simples, como pedir
consejo a la familia o los amigos, o leer libros o columnas de consejos en los periódicos sobre los “10
pasos fáciles para conseguir un matrimonio ideal”, o soluciones más comprometidas como varios años de
terapia psicoanalítica. De una forma u otra estos enfoques pueden no haber alcanzado las esperanzas y
expectativas de la pareja. Si la pareja percibe que los objetivos generales y procedimientos de este enfoque
conductual de alguna forma son una réplica de lo que ellos han intentado antes, los dos esposos
indudablemente pueden pensar “Yo he intentado esto antes y no funcionó”. Sin embargo, el terapeuta
puede vencer esta resistencia cognitiva. Una forma de hacerlo es pedir a la pareja que explique o, si es
posible, que nos muestre cómo intentaron aplicar el enfoque que creen similar y no funcionó. Nuestra
experiencia es que la mayoría de las veces las parejas que han probado algo similar a los métodos
descritos en esta guía, casi siempre lo han hecho de una forma inconsistente, inapropiada, o sólo durante
un corto período de tiempo.
Estas sugerencias para tratar o prevenir la resistencia de una pareja a los objetivos de este enfoque de
terapia matrimonial de orientación conductual no se proponen resolver cualquier caso de resistencia que se
encuentre. Algunas veces, por ejemplo, las circunstancias de la pareja pueden haber cambiado y la
evaluación que hemos hecho de que la pareja quería mantener e intensificar su relación puede no ser ya
válida. En tales casos, las sugerencias dadas más arribas para enfrentarse a la resistencia de la pareja
probablemente no serán útiles y servirán como indicadores para reexaminar con la pareja sus compromisos
para con su relación y para con la terapia.

SUPERACION DE LA RESISTENCIA AL ENSAYO


DE CONDUCTA Y A LAS TAREAS

Dos de las técnicas usadas en la terapia matrimonial conductual que a veces producen resistencia en
algunas parejas son realizar los ensayos de conducta y la asignación de tareas. Conocer las razones típicas
de la resistencia de las parejas a estas técnicas de participación activa, nos ayudará a identificar pequeños
problemas antes de que se interpongan entre nosotros y nuestros clientes. También, comenzando en las
primeras sesiones a moldear la participación activa en estas dos áreas, puede bloquear el desarrollo de la
resistencia.
Resistencia al ensayo de conducta
Las razones corrientes que dan los clientes para no querer comprometerse con las actividades de
dramatización son ilustradas por el siguiente diálogo:
ESPOSA: (Al terapeuta.) ¿Por qué es bueno practicar la comunicación de nuestros problemas y
necesidades delante de usted? Nosotros lo pasamos muy agradablemente siempre cuando
estamos calmados y relajados entre nosotros, pero es imposible para mí hablar con él
cuando está furioso y hoy no lo está.
MARIDO: Además, como bien sabes, alguno de nuestros problemas tienen que ver con el sexo.
Realmente no esperará que practiquemos eso con usted presente.
La resistencia de una pareja al ensayo de conducta que deriva de sentimientos de que la actividad es
artificial o de vergüenza puede ser vencida de forma típica de la siguiente manera:
En primer lugar, podemos ensayar la conducta de uno o ambos esposos mientras ellos simplemente
observan. Después pedimos a los cónyuges que critiquen, corrijan y detallen nuestra ejecución para hacer
la situación más real. Usar sus feedback para mejorar nuestra segunda puesta en escena. Después de pedir
nuevamente feedback podemos comentar la realidad emocional de la situación para nosotros y sugerir que
sería incluso más real si los esposos intentasen ahora hacerla ellos mismos. Podríamos también comentar
brevemente que el feedback de la pareja fue útil y que nos encantaría ofrecer un feedback similar cuando
ellos lo intenten.
Un segundo método que podríamos usar es ignorar las verbalizaciones resistentes y pedir al cliente
que describa en concreto, con detalles gráficos, que ocurre in vivo durante la situación problema. Cuando
los clientes están haciendo esto, nosotros sutilmente nos deslizamos hacia la dramatización. Por ejemplo:
«Cuando él dijo que sólo estabas interesada en los niños, tú dijiste -------». Después continuamos la
respuesta de la cliente con la respuesta que su marido podría dar. Después de dos o tres intercambios,
tenemos, de hecho, comprometido al cliente en la situación de dramatización con nosotros. De forma
típica, los clientes se ríen en este momento y dicen que lo sienten más real y que no es difícil de hacer.
Una tercera aproximación que se puede usar es dramatizar la escena con un coterapeuta y tener a uno
o ambos esposos haciendo de dobles o ego s auxiliares de los terapeutas. Como los terapeutas dan a los
clientes la suficiente oportunidad de llegar a estar más y más relacionados, es solamente un pequeño paso
conseguir que los clientes se comprometan directamente en el ensayo.
Una cuarta opción es hacer que el cliente resistente tome el rol de un objeto distinto a él/ella mismo.
Cuando un esposo reacio toma el papel del cónyuge, se llama rol complementario. Esto permite que el
esposo reacio se relacione en un rol que no resulta tan personalmente amenazador corno el suyo propio. Si
estamos trabajando con un grupo también podemos hacer que el cliente reacio ayude a sus compañeros de
grupo tomando un rol en una de las escenas de otra pareja.
La quinta alternativa es incitar física y persistentemente al diente reacio a levantarse y meterse en
escena con ligeros empujones, palmadas o apretones de espalda o cogerle de la mano mientras le damos
firmes y repetidos impulsos verbales de «Haz un intento». Nuestro contacto y proximidad física hace más
difícil para los clientes rechazar nuestra invitación a participar. Al mismo tiempo nuestra cercana
proximidad asegura al cliente nuestra ayuda y nuestra permanencia con él en la escena.
Finalmente, podemos reconocer los sentimientos, inhibiciones, ansiedades y razones del cliente reacio
para no querer participar, sin elaborar interpretaciones psicológica, sin persuadir con halagos y sin
excesiva repetición. Después de un breve reconocimiento, incitar al cliente a una asequible aproximación
a la dramatización. Podríamos, por ejemplo, utilizar la tercera o cuarta alternativa descritas antes como el
primer paso del cliente en esta dirección.

Resistencia al ensayo de conducta


en la terapia de la pareja grupal

Una de las principales ventajas de trabajar con un grupo de parejas es la disponibilidad de opciones adicionales
para superar las resistencias al ensayo de conducta. Mientras el marco grupal puede aumentar las resistencias
debidas a la vergüenza, muchos de los otros tipos de resistencias se superan más fácilmente con la utilización del
proceso grupal
El entusiasmo engendra entusiasmo. Por lo tanto, lo primero que hay que hacer en el marco grupal
para superar la resistencia a la dramatización es comenzar con la pareja más entusiasta. Una pareja
veterana que participe con éxito en la dramatización serán buenos participantes con los que empezar.
Los clientes veteranos y entusiastas normalmente serán buenos modelos para los clientes más
resistentes.
Una segunda opción, si tenemos un grupo abierto, es permitir a los clientes nuevos y resistentes
observar simplemente durante, la primera o dos primeras sesiones. Esto les motiva a participar porque
ven que las actividades que se modelan son útiles, significativas y agradables. Además, la atención y los
comentarios del, terapeuta para activar la participación de las parejas, son poderosos reforzadores, de
los que las parejas no participantes son deprivadas.
En tercer lugar, pedir a los clientes resistentes que den sugerencias y feedback a los otros
miembros participantes como una aproximación al compromiso activo. Después de dos o tres
sugerencias podemos necesitar pedir a estos clientes que demuestren sus sugerencias a los clientes
participantes, para de esta forma moldear una aproximación a la puesta en escena de su propio
matrimonio.
En definitiva, para moldear una participación más activa en el grupo a través de estas actividades,
podemos necesitar hacer inicialmente que la pareja resistente ensaye escenas más fáciles. Se puede animar
a la pareja a que intente una escena corta y no) amenazadora sin una fuerte carga emocional. Tales
escenas incluyen presentarse a los otros en el grupo o hablar un poco sobre uno mismo a los otros
miembros del grupo.
Un quinto enfoque para tratar la resistencia de los clientes a dramatizar en la situación grupal es
pedir a otros miembros del grupo que hablen acerca de cómo superan sus resistencias y su timidez.
Típicamente, los clientes que lo han experimentado dicen que ellos tienen reservas similares, pero que
han encontrado que los ensayos de conducta son agradables y muy útiles.

Resistencia a realizar tareas

Se asignan tareas a las parejas en cada sesión. La tarea consiste en que ellos practiquen las
habilidades específicas, que han ensayado durante la sesión, en casa con una base regular. Es importante
que las parejas completen las tareas porque les ayuda a consolidar y generalizar las habilidades en su
medio ambiente casero. Nuestra experiencia nos dice que las parejas que regularmente completan sus
tareas asignadas muestran mejorías mayores en su relación que las parejas que no las completan. Por esta
razón, es necesario que el terapeuta tenga unas pequeñas ideas acerca de cómo puede facilitar que las
parejas completen la tarea. Más abajo se apuntan varias de las razones comunes por las que no se
completan las tareas y algunas de las soluciones que nosotros hemos encontrado útiles al tratar con este
problema.
Una razón para no completar la tarea que se puede tener en cuenta es la posibilidad de que la pareja
no haya aprendido la habilidad adecuadamente durante la sesión de terapia. Tenerlos ensayando más fácil,
bajo la supervisión del terapeuta, mitigará este problema. La falta en la adquisición de la habilidad es más
probable que sea un problema cuando la pareja se mueve dentro de áreas más complejas y cargadas
emocionalmente, tales como la sesión ejecutiva con sentimientos negativos.
Una segunda razón que aparece es «nos olvidamos». A menudo esto sucede cuando cada esposo
desplaza la responsabilidad de iniciar la tarea sobre el otro. A veces ayuda el tenerlos decidiendo durante
la sesión quién será el responsable de recordar al otro la tarea o hacerles que pongan recordatorios en un
lugar visible.
El registrar formas usadas en el ejercicio «Pille a su pareja haciendo algo agradable», las tarjetas de
conducta del «Índice de Felicidad Familiar», y la «Hoja de Registro del Cumplimiento del Contrato» son
todas recordatorios útiles para completar la tarea. Sin embargo, para que sea óptimamente beneficioso, las
formas de registro deben de catalogar conductas limitadas, razonables y específicas. Por ejemplo, nosotros
hemos encontrado que algunas parejas experimentan dificultad al rellenar los huecos de las tarjetas de
conducta del «Índice de felicidad familiar» que requieren la especificación de qué, dónde, cuándo y cómo
debe ocurrir a menudo un nuevo evento agradable en el transcurso de la semana. Típicamente, surgen dos
tipos de problemas: ambos se piden u ofrecen un cambio demasiado grande, o uno o más de los elementos
de la conducta se dejan vagos o ambiguos. El siguiente ejemplo ilustra estos dos problemas.
Durante un largo período de tiempo Mary Peabody había esperado que su marido Arthur le ayudase en el
cuidado de los niños por la noche. En especial, ella quería que él mantuviese a su hija mayor, Lisa, ocupada mientras
ella preparaba para dormir al bebé. Por lo tanto ella seleccionó Una tarjeta de la sección de «Cuidado de los niños»
del «Índice de felicidad familiar», la cual pedía a su esposo leyera una historia a los niños. Ella rellenó la tarjeta
como sigue:
Para: Arthur Peabodv
Leer una historia a los niños
A quién(es): Lisa_______
Cuándo o con qué frecuencia: todas las noches__

Ya que Arthur no estaba acostumbrado a leer a Lisa y el «cuándo» se especificó como «todas las noches», no
era probable que él fuera capaz de hacer un cambio tan grande en su rutina habitual. Además, incluso si él leía a
Lisa todas las noches no se garantizaba que el objetivo de Mary de mantener a Lisa ocupada mientras ella preparada
al bebé para dormir sería satisfactorio. Después de suscitar algunos interrogantes con el matrimonio Peabody como
la posibilidad de pedir un cambio tan grande y la vaguedad de la dimensión del «cuándo», se cambió la petición a la
siguiente:
Para: Arthur Peabodv
Leer una historia a los niños
A quién(es): Lisa _____
Cuándo o con qué frecuencia: Lunes y miércoles entre 6:45 y
7: 15 (mientras el niño se prepara para ir a la cama)

Arthur fue mucho más positivo con respecto a completar esta tarea asignada ya que la petición fue
claramente enunciada y no incluía mucho tiempo.

También es útil llamar, o que llame la secretaria, a las parejas durante la semana para ver cómo van
las tareas. Esto actúa como un recuerdo para las parejas y acentúa más la importancia de que completen
sus tareas. Esta llamada puede también servir como recuerdo y confirmación para la fecha y la hora de la
próxima sesión. Llegar tarde al asistir a una cita concertada, o no presentarse, fluctúa alrededor del 50% en
muchos marcos de salud mental. Una breve llamada para recordar a los clientes su cita ha demostrado que
reduce el porcentaje de la no asistencia entre un 15% y un 20% de las citas concertadas; así, con un
pequeño gasto adicional se logra ahorros de coste tremendos. Nuestra experiencia ha sido que cada
llamada de recordatorio también aumenta el que se complete la tarea asignada.
Una tercera razón por la que las parejas a veces no hacen sus tareas es porque la sienten mecánica y
poco espontánea. Generalmente esto sucede después de las sesiones iniciales y tiene que ver con el dar,
reconocer y llevar el registro de las GRATIFICACIONES. Animar a la pareja a continuar sus esfuerzos,
enfatizando que en general toma tiempo el que los sentimientos cálidos acompañen a las acciones de dar y
recibir GRATIFICACIONES. Con más tiempo, los aspectos mecánicos se sustituirán por sentimientos más
cálidos y espontáneos.
Un problema que a veces ocurre es que un esposo está completando la tarea o la inicia para hacerla
conjuntamente, pero el otro no la completa o no responde a las iniciativas del primer esposo. Si esto
sucede, el terapeuta debe animar al esposo que está haciendo la tarea a expresar los sentimientos de dolor
y enojo por caminos directos, usando las habilidades de comunicación. Continuar reforzando los
esfuerzos constructivos del esposo «martirizado» y volver a poner el foco de la pareja sobre los cambios
positivos que han ocurrido en su relación.
En general, algunos principios básicos para tratar con la no realización de las tareas son:
1. Acentuar las razones de la importancia de la tarea. Explicar que las parejas sólo sacarán de la terapia lo
que pongan en ella.
2. Revisar regularmente las tareas asignadas y conceder tiempo y atención a las tareas completadas más
bien que a las excusas por no haberlas completado.
3. Cuando una tarea se da y la pareja la ha ensayado en la sesión, ayudarles a especificar cuándo, dónde y
con qué frecuencia la practicarán en casa.
4. Llamar a la pareja o tener una secretaria que les recuerde por teléfono entre las sesiones.

ABANDONOS

Un problema serio que puede aparecer es cuando un esposo decide abandonar la terapia. Cuando un
compañero abandona, puede tener un impacto traumático sobre el compañero que tiene el deseo de
continuar en counseling. Si la retirada ocurre en una situación de grupo, puede ser un factor disruptivo y
despertar ansiedad en los otros miembros. Se harán las preguntas acerca de porqué la persona o la pareja
lo dejan: si se incluye el rechazo por e terapeuta, y si los métodos realmente funcionan en todo. Qué
medida se tome dependerá, desde luego del conocimiento del abandono y del contexto situacional. Se
revisará y usará la parte del Capítulo 2 que trata con incluir al compañero reacio. Quizá la presión del
grupo animará al abandono potencial a continuar. Las sesiones individuales pueden servir para remotivar a
la persona. Si una pareja siente que sus problemas son demasiado diferentes de los del resto del grupo,
puede planificarse verlos como pareja separada en vez de en el marco de grupo. A veces un compañero
desea continuar el solo en un grupo de parejas casadas, pero esto raramente se aconseja porque conduce a
discutir acerca del compañero ausente, lo que es injusto, puede ser desleal y puede degenerar en víctima
propiciatoria y murmuraciones. Es mejor remitir al compañero que permanece a otra clase de terapia de
grupo. Si un compañero abandona el counseling de pareja, al compañero que permanece se le puede
asegurar que la terapia individual puede ser útil incluso si el compañero más necesitado no es el que elige
permanecer en tratamiento. El que abandona puede eventualmente retomar si el esposo que permanece
continúa asistiendo a la terapia y demuestra un compromiso para trabajar en la relación. Una persona que
abandona puede desear ser visto individualmente por un período de tiempo por problemas que no se
relacionan con el matrimonio pero que necesitan resolverse antes de la terapia marital; esto puede
utilizarse adecuadamente.

TRATAR CON LAS EXPLOSIONES DE SENTIMIENTOS


Y LOS CONFLICTOS
En ocasiones pueden ocurrir durante una sesión ataques histéricos, comentarios embarazosos, revelaciones
sorprendentes, y conductas que asustan y producen ansiedad. A veces un esposo puede llegar a una sesión intoxicado o
en medio de una descompensación psicotica. Como terapeuta, y particularmente como líder de un grupo de parejas, se
deben tener algunas estrategias para manejar estos tipos de situaciones cuando aparezcan.
La mejor forma de evitar los ataques histéricos, comentarios embarazosos y otros obstáculos para el proceso de
terapia es a través de prevenir la acción. Cinco pasos que pueden tomarse para evitar tales desastres son:

1. Cuidado en el filtrado y selección de pacientes para la terapia marital.


2. Establecer reglas de bases firmes y consistentes.
3. Estar seguros de que la sesión de terapia es una experiencia positiva para ambos compañeros.
4. Incluir a un colíder.
5. Desarrollar recursos de apoyo.

Como en el filtrado, el principio «del que se destaca» indicado en el Capítulo 2, es conveniente


cuando seleccionamos las parejas compatibles en un grupo marital. Si tuviéramos una pareja que habla por
los codos en tal grado que no podemos decir una palabra o que rechaza reducir su mutuo lanzamiento de
insultos y acusaciones, decirles inmediatamente que les veremos individualmente. No dudar en ser firmes
y directivos cuando la interacción entre los cónyuges no deja de ser destructiva. No disculparse ni
explicarlo. Levantarse y conducir a uno o ambos esposos recriminados a la puerta. Las intervenciones de
crisis nos han enseñado que algunas veces, distanciando a los antagonistas a través de un inmediato time-
out. la disminución y la resolución del conflicto puede conseguirse. El time-out puede ayudar al principio
hasta que se puedan poner en juego las habilidades de comunicación más definitivas. Después, cuando
veamos a cada cónyuge individualmente estaremos en una posición mejor para evaluar la necesidad de
una terapia anterior o suplementaria y la disposición de cada uno para la terapia de pareja. Es nuestro
deber decidir el tratamiento de cambio y si cualquiera de los cónyuges tiene tan poco control que le resulta
imposible «escuchar», entonces debemos elegir recomendar una terapia individual con un counseling
matrimonial como meta posterior.
Las reglas de oro incluyen confidencialidad, puntualidad, asistencia regular y seriedad durante las
sesiones. Si uno o ambos cónyuges llegasen bajo los efectos del alcohol o de las drogas, suspender la
sesión inmediatamente. Explicar a ambos que el entrenamiento en. comunicación no se puede hacer
cuando un miembro está drogado, con un arrebato incontrolado, o silencio malhumorado o fuera de sí por
cualquier otra razón, y que es mejor posponer los intentos de una discusión seria, más que enfrascarse en
un encuentro destructivo o ser manipulado por la conducta aversiva. Las reglas de oro se pueden examinar
bien para mantenerse firme y a gusto sabiendo que si los clientes no pueden aceptar estos límites mínimos,
es que en este momento no están suficientemente motivados para beneficiarse de esta forma de
tratamiento. Por supuesto, permaneceremos disponibles para el miembro responsable, así como dejaremos
también la puerta abierta al miembro reacio.
Una forma de evitar las explosiones de ira y los ataques histéricos es asegurarse de que cada sesión
de terapia es un encuentro positivo para ambos cónyuges. Recuérdese que muchas, parejas encuentran
fácil separarse y divorciarse antes que hacer frente a lo doloroso que es intentar tratar sus problemas
mutuos. Para hacer que las sesiones sean positivas, hemos encontrado que es importante estar atento e
intervenir rápidamente si las siguientes reglas de oro son violadas durante una sesión:
En primer lugar, estemos alerta a los comentarios con mala intención. Pueden ser comentarios
sinceros, pero que tratan de puntos particular y personalmente sensibles y que a menudo tienen que ver
con algo que no puede cambiarse. Buddsh dijo: «Antes de que el hombre hablase él se preguntó a sí
mismo: ¿será verdad?, ¿será necesario?, ¿será oportuno?». Un esposo que deja caer una bomba sobre un
asunto anterior o sobre algo que no puede cambiarse, bajo el pretexto de que «Yo sólo estoy siendo
sincero» está de hecho castigando a su compañero. Medir la sinceridad sobre algo que puede cambiarse
ayuda a promover una atmósfera positiva.
Segundo, los conflictos que surgen durante una sesión no necesitan ser resueltos por el ganador.
Nosotros siempre intervenimos en las disputas para ayudar a cada esposo a expresar y clarificar su
posición y sentimientos sobre el punto que se debate. También usamos la sesión ejecutiva, el formato de
reflejar para aseguramos que las posiciones y sentimientos de un miembro son entendidas y recibidas fiel-
mente por el otro. Intentamos llevar a los esposos en lucha más allá de la disputa para hacer peticiones de
cambio constructivo de conducta. Detenerse en quién tiene razón y quién está equivocado es
contraproducente. Por ejemplo, Mary Peabody podía condenar a su marido Arthur diciéndole. «¡Eres un
padre desastroso! ¡No te preocupas de nuestra hija!». Este ataque muy probablemente conduciría a una
disputa. Interviniendo y utilizando el ejercicio de la sesión ejecutiva, se instruye y se enseña a la pareja a
la expresión de sentimientos seguida por una petición positiva, tal como «Podríais encontrar alguna forma
de pasar más tiempo con vuestra hija».
Analizando los métodos de discutir y centrando el tiempo y la atención de todos en los aspectos negativos
de la relación, se hace más fuerte el problema y con frecuencia hace de la sesión una experiencia negativa.
Es más fácil, y creemos que más productivo, simplemente reconocer que la gente consigue
inevitablemente en enfadarse con una gran cantidad de cosas; por consiguiente, es importante enseñar a
detener las disputas rápidamente y trabajar en el manejo del conflicto.
Asegurándose que cada uno de los participantes recibe algún feedback positivo basado en su
ejecución, realización de las tareas y sus positivas sugerencias, también se evitan los intercambios
destructivos. Los trabajadores de salud mental que han observado demostraciones de este enfoque de
terapia marital frecuentemente comentan que el proceso parece agradable tanto para las parejas como para
el terapeuta. Mantener una atmósfera positiva ayuda a las parejas a seguir motivados, compro metidos y
orientados hacia la mejoría de su relación más que a preocuparse de protegerse a sí mismos de nuevos
dolores.
Si la conducta destructiva en una sesión llega a ser peligrosa para el cliente u otras personas,
tendremos que usar nuestro buen juicio para decidir si llamamos a la policía o utilizamos algún otro
recurso de ayuda. Si existe un equipo de urgencia en nuestra zona y hay un solo terapeuta, podemos
necesitar utilizarlo como ayuda en un caso de emergencia. Nos sentiremos más a gusto si nos informamos
de qué servicios dispone, bajo qué circunstancias podemos llamarlos, y si tenemos a mano el número de
teléfono correcto. Lo bueno sería no tener que usarlo nunca: pero si estamos preparados, nunca nos
arrepentiremos. En cambio, si no estamos preparados, siempre existe la remota posibilidad de que nos
pillen sin saber qué hacer o dónde dirigimos. Los problemas raramente llegan a alcanzar niveles peligrosos
si al principio de la terapia se toman buenas medidas preventivas.
Se han mencionado en otra parte los grandes beneficios que tiene el coliderazgo en la terapia de
pareja grupal, pero uno de los aspectos más útiles es el tener un terapeuta disponible para cuidar a un
participante descompensado, en crisis, o por otra parte demasiado dividido. A veces es suficiente con
cambiar de sitio al cliente y sentarlo con el coterapeuta. Incluso esta medida se debe usar escasamente ya
que cuantos más problemas hay más posibilidades existen de ser manejado en el contexto de grupo. Pero
si la conducta de un único participante es la que está interfiriendo con el progreso de los demás, es mejor
invitar a esa persona a un breve time-out.

PAREJAS NO CASADAS
Una situación especial que puede ocurrir en el counseling matrimonial tiene que ver con las parejas
no casadas. Desde el comienzo de los años 70 más y más parejas que viven juntas tienen los suficientes
problemas en sus relaciones como para pedir la asistencia de terapeutas matrimoniales. La cohabitación ha
llegado a ser una etapa del noviazgo, a menudo sustituyendo al salir juntos o al compromiso. También, las
parejas están eligiendo vivir juntos semipermanentemente, con fuertes compromisos para mantener la
relación, pero sin el compromiso formal del matrimonio. Los problemas básicos de las parejas que viven
juntas parecen ser muy parecidos a los de las parejas casadas. Las parejas que cohabitan a menudo no
pueden comunicarse sus sentimientos de ternura y enojo, tienen dificultades en establecer condiciones
óptimas de calidez y sinceridad, y encuentran difícil enmarcar las prioridades comunes, negociar los
compromisos y tratar los problemas. Sin embargo las dimensiones de unos cuantos problemas deben de
ser comentadas y evaluadas durante el proceso de filtrado si van a empezar una terapia matrimonial. Si no
se identifican estas dimensiones, la pareja no casada puede sentir que sus intereses no están siendo
reconocidos y que la terapia es inapropiada para sus necesidades. Por otra parte, en un grupo, los
miembros casados pueden ofenderse de la participación de la pareja no casada o hablar con desprecio de
sus problemas ya que «de todos modos ellos no están realmente casados».
Necesitamos prestar atención a ciertos aspectos durante el proceso de filtrado para averiguar si una
pareja no casada puede beneficiarse de la terapia o adaptarse a un grupo de parejas. ¿Está la pareja no
casada pensando en el matrimonio y buscando un chequeo prematrimonial para ver si ellos se encuentran
a gusto juntos? Puede ser que todo lo que desean o requieran es la evaluación de las habilidades de
comunicación, las destrezas de negociación, los modelos recreativos, la madurez y las razones de la pareja
para querer casarse. Las ocho o diez sesiones de terapia marital durante las que las parejas deficientes
logran habilidades pueden ser inapropiadas para tales parejas.
¿Está la pareja experimentando inseguridad de vivir juntos derivada desde los miedos básicos de
abandono e incertidumbre hasta el miedo a la intimidad? En los procesos de filtrado descritos al principio
(Capítulo 2), se pide a las parejas que establezcan el compromiso hasta la conclusión del grupo. La pareja
no casada puede que nunca haya establecido claramente ningún tipo de compromiso para permanecer
juntos más que «hasta el día en que se harten». Para tales parejas incluso los pequeños problemas parecen
muy destructivos, como ilustra el siguiente comentario de una mujer no casada: «Estas cosas no me
preocuparían si estuviese casada, desde que sé que las más pequeñas irritaciones continuarían su curso
normal y nosotros seguiremos juntos».
Para una pareja no casada que experimenta inseguridad, las habilidades de negociación y contrato
descritas en esta guía probablemente serán muy útiles y todo lo que ellos necesitan.
Algunas parejas pueden estar usando nuestros servicios como una forma de tratar de disuadir a su
compañero. Es decir: «Tenemos demasiados problemas para casamos. Muy bien, resolvamos los
problemas yendo a ese grupo o viendo al consejero matrimonial». Si éste es el caso, necesitaremos
clarificar este punto con la pareja antes de comenzar las sesiones o incluirlos en un grupo. También
podemos necesitar ayudarles a establecer un criterio para determinar el nivel de resolución de problemas
que realmente traen para tomar una decisión de casarse. Es importante que la pareja entienda que no es
necesaria para casarse una relación libre de problemas.
La cuarta consideración a tener en cuenta cuando consideramos la inclusión en un grupo de una
pareja no casada tiene que ver con los estándares morales de las parejas casadas. Aprender a desenvolverse
de una forma efectiva con los padres y con los parientes políticos siguiendo casados es una prueba y una
difícil experiencia para muchas parejas. Este problema se exacerba con frecuencia para las parejas no
casadas por los padres que les presionan a casarse porque ven el presente arreglo como «vivir en pecado».
Si puntos tales son la causa precipitante de la búsqueda de nuestra asistencia de la pareja no casada,
colocarlos en un grupo con parejas casadas que mantienen actitudes similares a la de los padres de la
pareja, puede resultar que la pareja no casada esté siendo el desafortunado objeto de desaprobación de las
parejas casadas. Esto sería bueno si los objetivos del grupo fuesen los cambios de actitudes, el aumento de
la aceptación de las otras parejas, y la discusión de los cambios de costumbres de la sociedad. Sin
embargo, éstos no son los objetivos de la terapia de pareja conductual, sería preferible trabajar fuera de un
grupo de parejas casadas con las parejas no casadas que están experimentando dificultades con sus padres
y sus parientes políticos. Lo fundamental puede ser entonces ayudarles a expresar de forma efectiva sus
sentimientos sobre su relación vital a sus padres.
Indudablemente, habrá otros problemas especiales a los que tendremos que enfrentamos mientras
hacemos terapia matrimonial. Podríamos tener en cuenta las siguientes estrategias para tratar con las
situaciones problema en nuestro trabajo:
1. Filtrado cuidadoso para asegurar que los procedimientos son apropiados para la pareja.
2. Ofreciendo a la pareja una extensa orientación y explicación teórica respecto de las expectativas.
procedimientos y metas de este enfoque.
3. Anticipando los problemas antes de que ocurran y desarrollando un repertorio de estrategias
alternativas para enfrentarse con ellos cuando aparezcan.
4. Teniendo a la pareja o al grupo centrado en las ganancias positivas y en los progresos
recompensantes más que en los fracasos. en los pr.)b1emas y en los desacuerdos.

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