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Estacioné mi automóvil y me dirigí al interior, con el recorte del periódico en la mano, sin saber adonde

ir o con quién debería hablar en relación con el empleo. De pronto noté a un hombre al parecer
importante, sentado a la mitad del vestíbulo de este gran hotel y quien estaba leyendo un diario. Se veía
extraño y como que no encajaba con todo el barullo y actividad que se desplegaba a su rededor:
permanecía allí por completo ajeno a todo. Me acerqué a él,Íe pregunté adonde debería yo ir para
solicitar el empleo de verano que se anunciaba. Levantó la vista y, con toda calma, se puso de pie. Estaba
vestido con un traje para golf y su apariencia era muy distinguida. Me miró con cierto asombro y por
último me preguntó qué clase de trabajo era el que yo quería. No sabiendo qué respuesta buena y sólida
podía darle, contesté " ¡Oh, cualquier cosa!". Entonces me inquirió sobre mi familia, mis estudios, mis
ambiciones y después preguntó: "¿Puede usted empezar de inmediato?" Para mi propia sorpresa exclamé
con entusiasmo: " ¡Sí!". Así, el resto de ese día y toda la siguiente semana, ayudé a limpiar todo el viejo
edificio, hice algunos mandados, sacudí, ayudé a mover muebles y traté de ser un "buen servidor", como
suele decirse.
Resultó que el hombre a quien me dirigiera en relación con la solicitud, era nada menos que el
vicepresidente de la compañía y estaba a cargo de toda la renovación y demás trabajos que se llevaban a
cabo. Su nombre era Randell Billing, pero parecía que todos le llamaban afectuosamente "Gran Bill". Mi
nuevo empleo a las órdenes de "Gran Bill" consistía en trabajar para una compañía llamada la Duron
Corporation y la cual era una empresa fundada para fomentar el desarrollo recreativo y de tierras, con
oficina principal en la ciudad de Nueva York. La Duron Corporation tenía seis nuevos proyectos en el
oeste medio de Estados Unidos y estaba iniciando otro en Pensilvania. El nombre de este nuevo proyecto
en desarrollo era el de "Haciendas Vista Verde" y poseía 7.5 hectáreas de terreno en las laderas de ese
estado, a su nombre.
Posteriormente me enteré que la Duron Corporation era una empresa de bienes raíces muy respetable y
que tenía una antigüedad de veinte años. En resumen, que había sido afortunado. Mi nuevo empleo
consistía en hacer todo y cualquier cosa que pudiera coadyuvar al plan total. Este plan era simple: la
Duron Corporation iba a convertir las Haciendas Vista Verde en una comunidad total dedicada a la
recreación y al retiro. Entre los muchos servicios que prestaría se tenían campos privados de golf,
canchas de tenis, lagos, albercas, centros poblacionales y condominios. La corporación iba a vender
terrenos (lotes) y casas construidas, junto con paseos hacia los edificios, clubs campestres y todo aquello
en que pudiera pensarse para crear lo que equivalía a una comunidad de descanso privada y bien
planeada. Para efectuar esto, no sólo eran menester contratistas y constructores, sino también personal de
ventas: en otras palabras, el grupo de vendedores mismos.
Aquí es donde, como se verá, empezó a tomar forma mi relato y donde yo en realidad empecé a encajar
perfectamente. Yo todavía no era vendedor, sino que sólo como parte del equipo de Vista Verde
comencé a reunir y desarrollar una actitud positiva, coadyuvando con alegría y entusiasmo a que
Haciendas Vista Verde llegara a su gran apertura de inauguración en el mes de julio.
Después de un tiempo y armado con mis limitados conocimientos de la compañía, mi actitud positiva y
de enorme agresividad, consideré que ya estaba listo para avanzar a una posición nueva y mejor. En
concordancia, me acerqué a "Gran Bill" y le solicité alguna plaza en relaciones públicas, como lo
anunciara el periódico. Tras una extensa plática con "Gran Bill", obtuve mi asignación a mi nuevo
puesto: estacionar automóviles durante todo el verano. Bueno, por lo menos esto era en el exterior e
incluía algún trabajo de relaciones públicas, según me figuré.
El tiempo parecía ser ahora lo más importante. Por todas partes y en todo el hotel, todo mundo se
Estacioné mi automóvil y me dirigí al interior, con el recorte del periódico en la mano, sin saber adonde
ir o con quién debería hablar en relación con el empleo. De pronto noté a un hombre al parecer
importante, sentado a la mitad del vestíbulo de este gran hotel y quien estaba leyendo un diario. Se veía
extraño y como que no encajaba con todo el barullo y actividad que se desplegaba a su rededor:
permanecía allí por completo ajeno a todo. Me acerqué a él,Íe pregunté adonde debería yo ir para
solicitar el empleo de verano que se anunciaba. Levantó la vista y, con toda calma, se puso de pie. Estaba
vestido con un traje para golf y su apariencia era muy distinguida. Me miró con cierto asombro y por
último me preguntó qué clase de trabajo era el que yo quería. No sabiendo qué respuesta buena y sólida
podía darle, contesté " ¡Oh, cualquier cosa!". Entonces me inquirió sobre mi familia, mis estudios, mis
ambiciones y después preguntó: "¿Puede usted empezar de inmediato?" Para mi propia sorpresa exclamé
con entusiasmo: " ¡Sí!". Así, el resto de ese día y toda la siguiente semana, ayudé a limpiar todo el viejo
edificio, hice algunos mandados, sacudí, ayudé a mover muebles y traté de ser un "buen servidor", como
suele decirse.
Resultó que el hombre a quien me dirigiera en relación con la solicitud, era nada menos que el
vicepresidente de la compañía y estaba a cargo de toda la renovación y demás trabajos que se llevaban a
cabo. Su nombre era Randell Billing, pero parecía que todos le llamaban afectuosamente "Gran Bill". Mi
nuevo empleo a las órdenes de "Gran Bill" consistía en trabajar para una compañía llamada la Duron
Corporation y la cual era una empresa fundada para fomentar el desarrollo recreativo y de tierras, con
oficina principal en la ciudad de Nueva York. La Duron Corporation tenía seis nuevos proyectos en el
oeste medio de Estados Unidos y estaba iniciando otro en Pensilvania. El nombre de este nuevo proyecto
en desarrollo era el de "Haciendas Vista Verde" y poseía 7.5 hectáreas de terreno en las laderas de ese
estado, a su nombre.
Posteriormente me enteré que la Duron Corporation era una empresa de bienes raíces muy respetable y
que tenía una antigüedad de veinte años. En resumen, que había sido afortunado. Mi nuevo empleo
consistía en hacer todo y cualquier cosa que pudiera coadyuvar al plan total. Este plan era simple: la
Duron Corporation iba a convertir las Haciendas Vista Verde en una comunidad total dedicada a la
recreación y al retiro. Entre los muchos servicios que prestaría se tenían campos privados de golf,
canchas de tenis, lagos, albercas, centros poblacionales y condominios. La corporación iba a vender
terrenos (lotes) y casas construidas, junto con paseos hacia los edificios, clubs campestres y todo aquello
en que pudiera pensarse para crear lo que equivalía a una comunidad de descanso privada y bien
planeada. Para efectuar esto, no sólo eran menester contratistas y constructores, sino también personal de
ventas: en otras palabras, el grupo de vendedores mismos.
Aquí es donde, como se verá, empezó a tomar forma mi relato y donde yo en realidad empecé a encajar
perfectamente. Yo todavía no era vendedor, sino que sólo como parte del equipo de Vista Verde
comencé a reunir y desarrollar una actitud positiva, coadyuvando con alegría y entusiasmo a que
Haciendas Vista Verde llegara a su gran apertura de inauguración en el mes de julio.
Después de un tiempo y armado con mis limitados conocimientos de la compañía, mi actitud positiva y
de enorme agresividad, consideré que ya estaba listo para avanzar a una posición nueva y mejor. En
concordancia, me acerqué a "Gran Bill" y le solicité alguna plaza en relaciones públicas, como lo
anunciara el periódico. Tras una extensa plática con "Gran Bill", obtuve mi asignación a mi nuevo
puesto: estacionar automóviles durante todo el verano. Bueno, por lo menos esto era en el exterior e
incluía algún trabajo de relaciones públicas, según me figuré.
El tiempo parecía ser ahora lo más importante. Por todas partes y en todo el hotel, todo mundo se
Estacioné mi automóvil y me dirigí al interior, con el recorte del periódico en la mano, sin saber adonde
ir o con quién debería hablar en relación con el empleo. De pronto noté a un hombre al parecer
importante, sentado a la mitad del vestíbulo de este gran hotel y quien estaba leyendo un diario. Se veía
extraño y como que no encajaba con todo el barullo y actividad que se desplegaba a su rededor:
permanecía allí por completo ajeno a todo. Me acerqué a él,Íe pregunté adonde debería yo ir para
solicitar el empleo de verano que se anunciaba. Levantó la vista y, con toda calma, se puso de pie. Estaba
vestido con un traje para golf y su apariencia era muy distinguida. Me miró con cierto asombro y por
último me preguntó qué clase de trabajo era el que yo quería. No sabiendo qué respuesta buena y sólida
podía darle, contesté " ¡Oh, cualquier cosa!". Entonces me inquirió sobre mi familia, mis estudios, mis
ambiciones y después preguntó: "¿Puede usted empezar de inmediato?" Para mi propia sorpresa exclamé
con entusiasmo: " ¡Sí!". Así, el resto de ese día y toda la siguiente semana, ayudé a limpiar todo el viejo
edificio, hice algunos mandados, sacudí, ayudé a mover muebles y traté de ser un "buen servidor", como
suele decirse.
Resultó que el hombre a quien me dirigiera en relación con la solicitud, era nada menos que el
vicepresidente de la compañía y estaba a cargo de toda la renovación y demás trabajos que se llevaban a
cabo. Su nombre era Randell Billing, pero parecía que todos le llamaban afectuosamente "Gran Bill". Mi
nuevo empleo a las órdenes de "Gran Bill" consistía en trabajar para una compañía llamada la Duron
Corporation y la cual era una empresa fundada para fomentar el desarrollo recreativo y de tierras, con
oficina principal en la ciudad de Nueva York. La Duron Corporation tenía seis nuevos proyectos en el
oeste medio de Estados Unidos y estaba iniciando otro en Pensilvania. El nombre de este nuevo proyecto
en desarrollo era el de "Haciendas Vista Verde" y poseía 7.5 hectáreas de terreno en las laderas de ese
estado, a su nombre.
Posteriormente me enteré que la Duron Corporation era una empresa de bienes raíces muy respetable y
que tenía una antigüedad de veinte años. En resumen, que había sido afortunado. Mi nuevo empleo
consistía en hacer todo y cualquier cosa que pudiera coadyuvar al plan total. Este plan era simple: la
Duron Corporation iba a convertir las Haciendas Vista Verde en una comunidad total dedicada a la
recreación y al retiro. Entre los muchos servicios que prestaría se tenían campos privados de golf,
canchas de tenis, lagos, albercas, centros poblacionales y condominios. La corporación iba a vender
terrenos (lotes) y casas construidas, junto con paseos hacia los edificios, clubs campestres y todo aquello
en que pudiera pensarse para crear lo que equivalía a una comunidad de descanso privada y bien
planeada. Para efectuar esto, no sólo eran menester contratistas y constructores, sino también personal de
ventas: en otras palabras, el grupo de vendedores mismos.
Aquí es donde, como se verá, empezó a tomar forma mi relato y donde yo en realidad empecé a encajar
perfectamente. Yo todavía no era vendedor, sino que sólo como parte del equipo de Vista Verde
comencé a reunir y desarrollar una actitud positiva, coadyuvando con alegría y entusiasmo a que
Haciendas Vista Verde llegara a su gran apertura de inauguración en el mes de julio.
Después de un tiempo y armado con mis limitados conocimientos de la compañía, mi actitud positiva y
de enorme agresividad, consideré que ya estaba listo para avanzar a una posición nueva y mejor. En
concordancia, me acerqué a "Gran Bill" y le solicité alguna plaza en relaciones públicas, como lo
anunciara el periódico. Tras una extensa plática con "Gran Bill", obtuve mi asignación a mi nuevo
puesto: estacionar automóviles durante todo el verano. Bueno, por lo menos esto era en el exterior e
incluía algún trabajo de relaciones públicas, según me figuré.
El tiempo parecía ser ahora lo más importante. Por todas partes y en todo el hotel, todo mundo se

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