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Para empezar, cabe destacar que los dos textos que venimos de analizar no hubieran
podido ser lo más lejano el uno del otro. Lo que esto quiere decir es que, si por un lado
tenemos el escritor y pensador Eduardo Galeano, que en su libro opina que los
desafíos planteados hoy en Latinoamérica son esencialmente un producto, una
herencia, un residuo del legado colonial a lo cual este continente fue sometido a lo
largo de más de quinientos años, y por lo cual la mayoría de latinoamericanos aún
sufre hoy, por otro lado, hay el ensayo del Manual del Perfecto Idiota latinoamericano,
en el que los autores argumentan que la situación de subdesarrollo en el continente no
es culpa de los ex países colonizadores, sino mejor es un falso mito, una creencia
ficticia, una pena que se ha perpetuado en los imaginarios colectivos hasta el día de
hoy. Bueno pero, ¿que tienen a ver estos dos famosos ensayos con nuestra cuestión?
Pues mucho, de verdad. El vínculo entre la memoria y la identidad se hace más claro si
lo vemos desde estas dos perspectivas totalmente opuestas: porque si de un lado
debemos de denunciar el pasado de abusos, expropiación y saqueo por parte de los
imperios occidentales de las tierras latinoamericanas, por otro lado se debería también
empezar a hacer frente a la difícil realidad que ha afectado, y todavía afecta, a
Latinoamérica. Pese a las injusticias que se han perpetuado, sería ideal que el
pensamiento latinoamericano supere esta polarización original así que, quizás, un día,
pueda independizarse de las categorías que los demás le impusieron. No será
seguramente un proceso fácil, ni tampoco rápido, eso es poco, pero cierto. De todas
formas, es comprensible como hacer la paz con tal herencia histórica que se le quedó
al continente sea tan difícil. Y si la memoria es difícil, también la formación de una
identidad "definida" lo será. Después de haber sido el "patio de atrás" por tantos y
distintos poderes desarrollados, reunir todas las poblaciones en una sola categoría
identitaria sería una inútil locura. Y si además se toma en consideración las diferentes
dinámicas precolombinas, el asunto se hace aún más complicado. Es de esa manera
que no uno, no dos, no tres, sino millones de vínculos entre memoria y identidad se
forman. A partir del legado indígena, hasta la herencia colonial, desde los bienes de la
tierra , hasta su inexorable explotación, la paz y la guerra, la democracia y la dictadura,
la autodeterminación y la subyugación, la riqueza y la pobreza, la vida y la muerte.
Aunque eso sea un reto a lo cual quizás sólo los latinoamericanos puedan contestar,
participar al discurso como heredero mismo de los colonizadores podría traer una
nueva mirada a vuestra visión. Una mirada que en el fondo de su corazón sabe que sus
aves han cometido una atrocidad sin paragones; una mirada consciente del pasado
que trae consigo; una mirada que lo siente por lo que les está pasando. Pero además,
y ojalá aún más importante, traigo un deseo de empezar de nuevo con ustedes, un
deseo de escribir una nueva página de historia, sin jerarquías, sin querer ser ni más ni
menos, simplemente nosotros, juntos, en contra de todo tipo de injusticia.
BIBLIOGRAFIA:
Galeano, E. (2011). Las venas abiertas de América Latina. Siglo XXI de España
Editores, S.A.
Mendoza, P., Montaner, C., Vargas Llosa, A. and Vargas Llosa, M. (2001). Guide
to the perfect Latin American idiot. Lanham, Md.: Madison Books.
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