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SEPARACIÓN DE LOS PADRES

Dado el elevado número de separaciones entre parejas que se producen hoy en día, son muchos
los niños afectados por esta situación. Esta situación ha dejado de ser excepcional para pasar a
ser bastante habitual.

Además del shock emocional para los padres que supone una ruptura sentimental, éstos cargan
con el miedo de cómo toda esa situación repercutirá en sus hijos.

Las consecuencias que sufre el hijo de padres separados estará más relacionado:
- con las desaveniencias familiares previas y asociadas a la separación
- y con el papel que hacen jugar al niño en la separación más que con la propia separación.

Esto, junto con la edad y la madurez del propio niño condicionarán la forma cómo esta
separación influirá en su desarrollo.

- la edad más conflictiva para afrontar un divorcio es la comprendida entre los 3 y


los 5 años, y aseguró que «es normal» que en una primera fase el niño esté triste
y añore a su familia
-
a) Infancia (2 a 6 años)
En los más pequeños son habituales conductas regresivas como volverse a hacer pipí en la cama,
chuparse el dedo, infantilismo, querer dormir con los padres, miedos, ansiedad, etc. También rabietas,
necesidad de llamar la atención constantemente, ansiedad de separación (al dejarlo en la escuela u
otros). Vinculación excesiva normalmente con la madre que se ve desbordada y no entiende lo que
pasa. En ocasiones, el niño, pasa de la agresividad o al menosprecio a la búsqueda de un afecto
incondicional (abrazos, besos, promesas de que se portará bien, etc.).

-Alteraciones en el patrón de las comidas y el sueño.

-Quejas somáticas: dolor de cabeza, estomago, etc. no justificadas.

-Negarse a ir a casa de uno de los progenitores (normalmente el padre).

-Apatía, introversión, mutismo ante nuevas personas. Dificultades para relacionarse o jugar.

b) Niños (de 7 a 12 años)


En esta franja de edad, los niños ya disponen de mayores recursos verbales lo que en cierto modo les
ayuda a exteriorizar sus sentimientos.

Pueden seguir presentes los diferentes síntomas antes expuestos en uno u otro grado. No obstante,
hay que añadir, según las características del niño las siguientes:

-Comportamientos y conductas de recriminación a los padres con la esperanza de intentar unirlos de


nuevo si siguen sin aceptar la realidad.

-Conductas manipulativas, de menosprecio o rencor a alguna de las figuras paternas paralelamente a


la idealización de la otra (asimetría emocional).Esto puede agravarse según las actitudes que tomen
los adultos que rodean al niño.

-Sentimientos de culpa, conductas de riesgo, baja autoestima, dificultades en las relaciones con sus
iguales, baja tolerancia a la frustración, agresividad.

-Pueden aumentar la hiperactividad e impulsividad.

-Deterioro en el rendimiento escolar. Niños que habitualmente eran buenos estudiantes empiezan a
tener dificultades.
Afrontar el problema
Tal como hemos ido comentado, no es posible plantear unas orientaciones generales que nos sirvan
para todas las familias, todos los procesos de separación y que obedezcan a las diferentes realidades
de cada pareja e hijos. Cada caso requerirá la aplicación de unas u otras estrategias en función de
todas las variables existentes. En muchas ocasiones, deberá ser el profesional de la psicología el que
sirva de punto de referencia para mediar en todo el proceso. A partir de aquí intentaremos aportar
algunos de los puntos básicos que deberemos tener en cuenta para minimizar los riesgos en el
sufrimiento de nuestros hijos y el propio cuando se produce la separación.

Toda separación supone un proceso de duelo, de readaptación a nuevas circunstancias vitales. No


obstante, los más pequeños son las víctimas más propicias. A la poca comprensión de lo que sucede se
les une, en muchas ocasiones, las constantes batallas legales por la custodia de los hijos con cambios
constantes de domicilio (según régimen de visitas) y en los que el niño se convierte en una especie de
paquete que viaja de un lado a otro. Es el perfecto escenario para menoscabar su seguridad emocional
y que empiecen a aflorar todos los síntomas de una vinculación insegura.

Es básico que independientemente de las diferencias que como adultos tengan, los padres sepan
ofrecer al niño un marco único, un mensaje claro de que siguen siendo lo más importante para ellos.
Que pese a no vivir juntos estarán unidos en sus necesidades y proyectos y que incondicionalmente
estarán a su disposición.

En niños de 2 a 5 años es fundamental, tras la separación, que en la medida de lo posible introducir los
menos cambios posibles (visitas, escuela, casa, etc.) al menos de entrada. Los pequeños necesitan
reforzar su vinculación con la principal figura de referencia (normalmente la madre) tras la separación
y la partida de uno de los progenitores. Ello es debido a la necesidad de compensar una situación que
no comprenden pero que la viven con angustia (en especial si han presenciado discusiones acaloradas,
insultos o malos tratos).
Puntos básicos a tener en cuenta:
 Es fundamental que los padres sepan desvincular sus problemas como adultos (procesos judiciales,
régimen de custodia, etc.) de las necesidades de sus hijos ante una separación. Es decir,
independientemente de nuestras diferencias personales, hemos de ser capaces de consensuar un
proyecto educativo común. Los niños deben percibir complicidad y compromiso incondicional de
sus progenitores hacia ellos aunque ya no vivan juntos.

 Una de las peores situaciones que se puede producir es que uno de los padres intente manipular al
hijo en contra del otro (hablarle mal, culpabilizar a la otra parte, crear incertidumbres, etc.).
También que alguno de ellos (quizás con mayor poder adquisitivo) le colme de regalos o juguetes
para ganar su afecto. El afecto de los hijos sólo se gana dedicándoles tiempo, comprensión y afecto
incondicional, nunca con bienes materiales exclusivamente.

 Evidentemente deberemos evitar cualquier discusión delante de ellos y crear más angustia. No
obstante, desde el mismo momento de la separación deberemos hablar con nuestros hijos y
enfatizar especialmente aquello que nos une más que lo que nos separa. Explicar (adecuándolo a su
edad) la decisión tomada y que, en todo caso, ellos van a seguir disponiendo incondicionalmente de
sus padres. Que es mucho lo que les une y seguirá uniendo. Evitar excesivos detalles de las causas
de la misma. Procurar también que los hijos no se sientan en una u otra medida culpables de la
situación.

 No caer en el error de utilizar al niño como mensajero o espía de lo que sucede en casa del otro
progenitor.

 Ambas figuras paternas son importantes para el niño. La madre, pero, es la principal figura de
vinculación, especialmente hasta los 5 o 6 años. Por tanto, es muy arriesgada, una separación
maternal traumática (aunque sea temporal) y sólo debería contemplarse en casos extremos de
evidente incompetencia o enfermedad física o mental de la madre.

 Recordemos que la separación en los hijos, especialmente en los más pequeños, produce una
pérdida de los referentes principales que los mantienen seguros delante el mundo exterior. Su
forma de reaccionar, según edad, puede pasar de un incremento de miedos, inseguridad y baja
autoestima a manifestaciones de tipo conductual (rabietas desobediencia, etc.). La forma, pues, de
combatirlo es precisamente reforzando la vinculación afectiva. Una forma de hacerlo es mantener
unos espacios comunes en los momentos de transición de un hogar al otro. Por ejemplo, es habitual
que la madre deje al niño por la mañana en la escuela y por la tarde lo recoge el padre. En la medida
de lo posible se aconseja que durante la transición de hogar ambos padres dediquen un espacio
común (aunque sea corto) para intercambiar información del niño y transmitir la sensación de
complicidad e interés por su futuro. Esto puede hacerse mediante una breve merienda o encuentro
en algún parque.
 Otro de los problemas que suelen surgir es el papel de las nuevas parejas de los respectivos padres.
Estas figuras pueden establecer también vínculos afectivos con los hijos de sus parejas pero
también ser una fuente de problemas si cuestionan algunos de los principios educativos
establecidos por los padres. En todo caso no podemos imponer la aceptación de nuestra nueva
pareja a los hijos y forzar un nuevo padre o madre. No obstante, la vinculación afectiva hacia unos u
otros dependerá de los recursos que cada uno dediquen al niño y así lo perciba.

 La separación produce al igual que otras pérdidas en la vida un proceso de duelo. El período de
duración dependerá de cómo se ha afrontado por parte de los diferentes agentes y de la edad del
niño. Normalmente antes de un año los niños suelen haberse adaptado a su nueva situación y no
deberían presentar problemas significativos al respecto.

POSIBLES REACCIONES DEL NIÑO

- Reacción de ansiedad, e incluso angustia, durante el conflicto y tras la separación de los


padres. Suelen sentir miedo.

- Lloran a menudo y esto les tranquiliza. Hay que acompañarles en ese momento, y favorecer esa
expresión del dolor que sienten.

- Insisten una y otra vez en el deseo de que los padres vuelvan a estar juntos. Hasta que no
aceptan que esto no es posible, se muestran muy tristes e infelices. Acabarán aceptando que esto
no es más que una fantasía.

- Algunos se acuerdan del otro progenitor, cuando el que está con ellos les regaña; y desean tanto
estar con el otro, que incluso pueden llegar a pensar en escaparse de casa. Llegan a idealizar
más al otro progenitor, al ausente, pues sólo recuerda los buenos ratos pasados con éste.

- Probablemente, aparezcan trastornos en el sueño y en la alimentación

COMO INFLUYE LA EDAD Y MADUREZ DEL NIÑO

- Cuanto más pequeño es el niño, dispone de menos mecanismos para elaborar lo que está
pasando. En consecuencia ,suelen aparecer manifestaciones de ello a través del cuerpo: molestias
abdominales, vómitos, dolores de cabeza,...

- Cuando el niño es algo mayor puede sentirse la causa de dicha separación y, por tanto, sentir
gran culpabilidad. Suelen aparecer depresiones con fases más agresivas, repercusiones en el
rendimiento escolar, regresiones a edades anteriores (vuelven a surgir comportamientos
anteriores, de más pequeños,...),...
- En niños ya más mayores, suele desarrollarse una hipermadurez en parte positiva, pero a la vez
peligrosa que pretende sustituir al progenitor ausente.

MENSAJES CLAVES PARA RECORDAR AL NIÑO

- La decisión de separarse es exclusivamente de los padres. Ellos han tomado esta decisión
porque creen que es lo mejor para todos los componentes de la familia. Los hijos no han tenido
nada que ver en esta decisión.

- Los padres no se han separado porque el niño se haya portado mal, pues otras veces lo ha
hecho y no ha ocurrido así.

- Resaltar al niño cuántas personas se preocupan por él(abuelos, amigos, profesores,...) y


desean que sea feliz. Por tanto, ha de borrar ese miedo que siente a ser abandonado, a quedarse
sólo. Cuenta con el cariño de más personas.

- Seguirá disponiendo de ambos padres, en todos los aspectos que él precise, aunque ya no
vivan juntos.

- Siempre que le preocupe algo o se sienta mal, podrá hablar con los padres; ello le hará
sentirse mejor.

- Aunque los padres se hayan separado, el niño puede igualmente amar y ser amado; no
tiene por qué repetirse esa situación siempre.

- Los padres demuestran su amor de muy diversas maneras. Pero puedes sentir que tus
padres te siguen queriendo si intentan estar contigo todo el tiempo que pueden, si te ayudan
cuando lo necesitas y si te escuchan.

MENSAJES CLAVES PARA LOS PADRES

- No caer en la sobreprotección del hijo por pena; se le ha de seguir tratando como a un niño
"normal" de su edad. Si no "no le ayudaremos a crecer", acabará comportándose de forma
inmadura y más infantil de lo que le corresponde.

- Todas las personas tienen virtudes y defectos; también los padres. Hablar con el niño del
otro progenitor con argumentos reales, sin caer en la ficción.

- Es preferible que, los días de encuentro, no se llenen excesivamente con actividades, pues
si se ocupa el tiempo en hacer demasiadas cosas, no hay tiempo para charlar, comunicarse,...

- Los puntos más conflictivos de los padres tras la separación suelen ser: los hijos, el dinero y las
nuevas relaciones. Intente ser objetivo y no intentar poner al hijo de su parte. Hay que intentar
solucionar estas cuestiones, sin involucrar a los hijos.

- Es preferible para los niños, que vuelva a constituirse una familia compuesta por hombre y
mujer, aunque uno de ellos no sea el verdadero progenitor; ello reparará los vínculos dañados,
aunque requerirá tiempo la aceptación de esa nueva situación por parte de todos.
En general, el divorcio es muy traumático para los hijos, pero si los cónyuges consideran insoportable no
separarse, mantenerse juntos supondría un engaño para todos, una farsa familiar y, probablemente, los
niños sufrirían mucho más viendo discusiones diarias y una falta de amor o cariño patente, que si el
divorcio se consumara.
Está claro que el divorcio no es bueno y, muchas veces, dependiendo de cómo se desarrolle
laseparación puede significar un dolor difícil de superar para los hijos. Por este motivo, ante todo, hay
que evitar meter a los niños dentro del conflicto. Es importante para su estabilidad emocional, que los
padres sepan diferenciar entre el rol de pareja y el papel de padre y/o madre.

Cómo explicar a los niños la separación de los padres

Sería ideal que los hijos fuesen informados sobre la situación de ruptura matrimonialde una forma
adecuada, según la edad de cada uno, que no se hablase mal a los hijos de su padre o madre, que se
concediese tiempo a los hijos para que asimilen y entiendan la nueva realidad, que los hijos se sintiesen
seguros, y que todos tuviesen una orientación profesional y consejos que les ayudasen a comunicarse y a
resolver el problema. También sería importante que los propios padres informaran directamente a sus
hijos sobre su proceso de separación y que no se enterasen por terceras personas.
Consejos para hablar de divorcio con los hijos
- Comenta la situación con claridad. Explica a tu hijo que papá y mamá ya no pueden y no desean vivir
juntos y, que a partir de ahora, vivirán en distintas casas.
- Explícales qué es la separación y sus consecuencias. Habla con tus hijos de la realidad de la separación,
teniendo el cuidado de no culpabilizar a nadie.
- Consolida lazos de amor y cariño. Asegura repetidamente a tus hijos que ambos continuais
queriéndoles igual o más que antes. El padre o la madre que no tenga su custodia podrá verles siempre
que ellos quieran.
- Respeta la rutina de tus hijos. Mantén sin cambios la rutina habitual de tu hijo: domicilio, entorno,
relaciones con los amigos, colegio, horarios, etc.
- Evita culpabilizar. Asegura a tus hijos que ellos no tienen ninguna responsabilidad en el divorcio. Ellos
no tienen la "culpa". La responsabilidad es de papá y mamá por igual.
- Habla de una situación definitiva. Explica claramente que el divorcio es definitivo, que no existe la
posibilidad de volver atrás.
- Mantén opiniones positivas. Trata de proteger las opiniones positivas que tu hijo tenga de ambos
padres.
- Facilita la relación de tu hijo con el otro progenitor. Siendo flexible en los horarios de visitas y
cediendo en fechas señaladas, contribuirás a que tu hijo mantenga sus referentes emocionales.
- Comparte preocupaciones y tareas. Trata con el progenitor no custodio todo lo relacionado con la
educación y la salud de vuestro hijo.

Recomendaciones para los padres separados que no viven con sus hijos
- Los hijos no son objetos. Lucha no por apropiarte de ellos y sí por su libertad.
- Cariño y presencia. Es necesario estar con ellos para darles amor.
- Sigues siendo padre. Lucha por tus hijos movido por tu amor y no por el odio o el rencor.
- Eres un ejemplo para ellos. Los hijos seguirán aprendiendo de tu comportamiento. Pórtate bien. Si lo
que quieres es respeto, respeta a tu hijo.
- Valora la importancia de ambos. Los hijos necesitan al padre y a la madre. No importa lo humillado,
desprotegido que te encuentres, nadie puede darle a tu hijo lo que necesita, sólo sus padres. Para ellos, el
padre y la madre son únicos e irremplazables.
Guía para que la pareja se separe sin dañar a los
hijos
Cómo los padres pueden ayudar a los hijos a entender su divorcio
La separación de una pareja es siempre complicada y más aún cuando hay hijos por medio. Los niños
suelen ser los más vulnerables de la familia y por lo tanto, los que más sufren con ladecisión de sus
padres de separarse. Aunque la separación sea apenas de la pareja, es inevitable que los niños estén
inmersos en esta decisión. Dependerá de la actitud y apoyo de los padres preservar a los hijos del
sufrimiento.
Considerando que este es un problema que cada vez aumenta en nuestra sociedad, laComunidad de
Madrid, en España, ha publicado una Guía para afrontar la ruptura de la pareja sin dañar a los hijos. José
Manual Aguilar Cuenca, psicólogo y autor de la guía, aconseja a los padres a que afronten la separación
con la madurez suficiente, de manera pacífica y respetuosa, asumiendo que la estabilidad de sus hijos
depende en gran medida de ellos.

Algunas pautas de actuación para padres que se separan

1. Los padres deben ayudar a los hijos a


que entiendan que sus hábitos de vida
van a cambiar y que tendrán que
construir sus nuevas rutinas. Los niños
deben acostumbrarse a disponer de uno
u otro, en casas y ocasiones distintas. La
normalidad en la vida de los padres
provoca normalidad en la vida de los
hijos.

2. No se puede ignorar de que las


emociones suelen estar revueltas en la
familia cuando hay una separación de la
pareja. Los padres deben ayudar a sus
hijos a que comprendan que
sentimientos como la inseguridad,
el miedo o el desánimo pueden aparecer
y cómo pueden controlarlos. Los padres
deben encauzar sus propios sentimientos
para así poder ayudar luego a sus hijos a
hacer lo mismo.
3. Los padres deben dejar claro a sus
hijos de que los padres se divorcian, los
hijos no.
4. Los padres deben evitar llevarse por sentimientos negativos, de comentarios despreciativos hacia su
ex-pareja. Eso puede causar mucho daño y malestares a los niños, pudiendo alterar su
conducta, alimentación o sueño.
5. Los progenitores que tras la separación se ven obligados a asumir tareas y responsabilidades que antes
nunca habían tenido, e incluso limitaciones económicas, deben estar conscientes de que lo que sus hijos
más necesitan es de atención, de apoyo, de su presencia, afecto, amor… Hay que aceptar y asumir la
nueva realidad en lugar de rumiar lo que ya no podrán cambiar. Los niños saben leer el rostro, los
silencios y los sentimientos de sus padres.
6. Los padres deben hablar a los hijos sobre su separación sin dar demasiadas explicaciones y sin atribuir
culpables. No se puede subestimar la capacidad de sus hijos para entender lo que está ocurriendo. Lo
importante es que los niños sepan que sus padres seguirán a su lado y que podrán disponer de ellos
cuando lo necesiten.
7. Los hijos no son la terapia de los padres, ni tan siquiera el bastón en el que se apoyen. Cuándo más
cueste a los padres superar la ruptura, más le va a costar a su hijo asumirla.

8. Los padres deben estar al tanto de los cambios de conducta de los hijos. Observar si algo ha cambiado
en sus hábitos de alimentación, sueño, de estudio. No hay razón para alarmarse. Si los padres se
mantienen firmes en su educación y cuidado, todo volverá a la normalidad en muy poco tiempo. No se
puede volcarse en exceso en los hijos ni tampoco dejarles hacer lo que quieran.
9. No es lo mismo la separación de los padres para los hijos menores o mayores de tres años de edad. A
los más pequeños les cuesta comprender qué ocurre entre sus padres. Por eso es muy importante
reiterarles su presencia y no sentirse incapaces de atenderles. De los 3 a los 7 años, los niños ya
entienden lo que es la separación y pueden manifestar su dolor con dolores de barriga o cabeza, rabietas,
etc. A partir de los siete años y hasta la adolescencia los niños suelen mostrarse indignados, molestos y
rabiosos por la separación de sus padres. Los padres deben detener estas conductas para que no se
conviertan más severas, imponiendo sus criterios y no desautorizando entre si mismos.

10. Los padres deben evitar enfrentamientos entre ellos mismos. Vivir enfrentado obliga a odiar y el
odio no aporta nada a los niños. Deben evitar ejercer demasiada presión a los hijos, impidiéndoles, por
ejemplo, que tengan algún tipo de relación con la nueva pareja de su ex pareja o hablarle mal del otro
conyugue.
No niego el divorcio como solución a algunos conflictos de pareja -es más, en algunos casos lo
considero el menor de los males-, como tampoco niego el derecho de las personas a buscar un
matrimonio feliz; pero esta reflexión intenta alertar acerca del perjuicio que las separaciones suelen
ocasionar en los hijos.
Esos frutos siempre hermosos del amor que en un momento existió, pueden encontrar que, de pronto, su
hogar ha quedado roto y sufren las disputas de sus padres, las frases hirientes, el ambiente hostil, las
divisiones de bienes y la separación, a la par que aprenden conductas poco constructivas que podrían
comprometerles su futuro.

Los hijos en medio de la ruptura de la pareja

Quizás a estas alturas del siglo XXI estamos siendo testigos de una modificación de los modelos de
familia tal cual los heredamos. Quizás los matrimonios ya no sean más "hasta que la muerte los separe",
pero más allá de predicciones y vaticinios, las rupturas matrimoniales traumáticas dejan
alarmantes secuelas en los hijos que nada tienen que ver con proyecciones o especulaciones
sociológicas.
Otra de las circunstancias que se deben evitar a toda costa, es discutir sobre el divorcio delante de los
pequeños. Se ha comprobado que muchos niños terminan culpándose de la separación de sus padres con
las impredecibles secuelas que esto provoca en su autoestima y en su equilibrio psicológico. Se
recomienda abordar con ellos las causas que motivaron la separación, de que manera que entiendan que
el derecho a la felicidad sobre el que se sustenta el divorcio, nada tiene que ver con el amor materno o
paterno.
Pero prudencia con precipitar la entrada de los pequeños en una nueva familia: antes de presentarles a
una pareja, es preciso saber que el pequeño tiene la capacidad de asimilar esa relación. Una vez
consumado el divorcio, es preciso librarse de odios, rencores y resentimientos, más aún para con los
hijos. Resulta imperdonable condenarlos al abandono afectivo con tal de evitar los encuentros con la ex
pareja. Es importante que, por difícil que sea la ruptura, el vínculo padre-hijo no sufra más de lo que la
propia separación implique. Ese vínculo, a fin de cuentas, sí es para toda la vida.
Nada justifica convertir a los pequeños en espías que informen qué hace la otra parte, ni en rehenes del
cariño para conseguir una negociación ventajosa. En caso de ser preciso establecer un régimen de visitas,
no se debe perder la perspectiva de que la prioridad es satisfacer la necesidad de compartir juntos, hijo y
progenitor, sin hacer de esto un mecanismo de sanción. Algunos estudios aseguran que el divorcio figura
entre las causas de stress más intensa que afecta a la infancia y que esta situación puede generar por sí
misma ansiedad, miedo,inseguridad, sentimientos ambivalentes y diferentes trastornos de conducta.
De modo que si tienes conflictos en su matrimonio y el divorcio es inminente o, al menos, es una de las
soluciones posibles, no olvides que:
1. Los hijos no son culpables de los conflictos matrimoniales y no deben pagar los errores de sus padres.
2. A pesar de la distancia, ellos deben saber que contarán con el cariño y apoyo de ambos padres como si
nada hubiera pasado.
3. El bienestar, la seguridad y la salud de los hijos bien merecen dejar a un lado rencores, deseos de
venganza, odio... Es tu opción hacer que prevalezca un ambiente amistoso en la separación.
Si has crecido en una familia de padres divorciados y la experiencia le ha marcado su vida o le ha
servido para algo, te invitamos a dejarnos sus opiniones e incorporarte al debate.
Conservar un matrimonio a veces es muy difícil, pero proteger a los hijos después de un divorciopuede
ser aún más complicado. Un estudio realizado por la University College Dubrin va más allá. Revela que
los efectos del divorcio son más dañinos para los hijos que la muerte de uno de los progenitores.

Consecuencias del divorcio de los padres sobre los hijos

¿Es peor un divorcio que la muerte de un padre? Yo creo que todo es relativo. Depende de cómo lleven
los padres la separación. Los hijosmuchas veces se convierten en meros espectadores e incluso
en herramientas de las disputas, el chantaje y las amenazas entre sus padres.
De una cosa estoy totalmente de acuerdo con el estudio. Muchos padres subestiman los efectos que el
divorcio causa en los hijos. Los niños sí sufren por la separación, y los padres necesitan darse cuenta de
eso. Por más necesario que sea, un divorcio es siempre duro para los conyugues, y los hijos perciben y
viven todo.
Los resultados del estudio, que coincide con los de otra investigación llevada a cabo por la Universidad
de California en Berkeley, revela que los hijos de padres divorciados suelen sufrir depresión, tener
problemas en la escuela, y desarrollar menos habilidades sociales en comparación con otros niños.
Presentan más problemas de salud, de conducta y emocionales. Se sienten culpables, y se muestran más
irritables, desconfiados, incapaces, y malhumorados.
La psicóloga estadounidense Judith Wallerstein en su libro "Law and Divorce" (Ley y divorcio), hace un
perfil psicológico de los hijos de divorciados:
- 25 por ciento no ha terminado el colegio (contra 10 por ciento de los demás hijos)
- 60 por ciento ha necesitado tratamiento psicológico (contra el 30 por ciento)
- 50 por ciento ha tenido problemas de alcohol y drogas antes de los 15 años
- 65 por ciento tienen una relación conflictiva con el padre (sólo el 5 por ciento ha recibido ayuda
económica sustancial por parte del padre).
- Pese a que la mayoría pasa los 30 años de edad, apenas el 30 por ciento se ha casado.
- Del total de casados, el 50 por ciento ya se ha divorciado. Y vosotros,

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