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En el campo de la administración de empresas: No es difícil encontrar un

catálogo amplio de proyectos acometidos por empresas públicas y privadas,


que han demandado tiempos superiores de ejecución comparados con los
pronosticados, que han consumido recursos financieros significativamente
mayores, que han determinado valores apreciables en lucro cesante, que han
causado perjuicios y frustración notables a la población objetivo reflejados en
incrementos significativos en tarifas o precios y en los detrimentos propios de
no disponer y disfrutar de ellos oportunamente. El paisaje urbano y rural de la
mayoría de los países de América Latina está saturado de humillantes
ejemplos de “elefantes blancos” que contaminan la vista y dejan el triste
testimonio de obras inconclusas sin utilidad alguna, que han despilfarrado gran
cantidad de recursos con costos de oportunidad incalculables que ha tenido
que pagar la sociedad, debido a la incompetencia e improbidad de funcionarios,
contratistas e interventores.

Además, no son pocos los proyectos de desarrollo empresarial, de sistemas de


información y diseño de software o soporte lógico, de reformas y mejoras en los
entes estatales, de investigaciones frustradas, que colapsan por falta de
dirección y liderazgo de sus gestores, que dado su esencia no tangible no
dejan huella material, pero sus efectos se perciben con la misma intensidad de
los anteriores. Son muchos los proyectos de diferente índole que pasan largas
temporadas en la tribunales de justicia y conciliación, derivado de la
incapacidad, negligencia, ignorancia o tolerancia ética de los asesores y
funcionarios que estructuran los contratos, de ahí la presencia de fuertes
equipos jurídicos en las empresas contratistas y muy precarios equipos
humanos al frente de las obras y responsabilidades técnicas.

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