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Veamos esto. Para Kojève toda acción humana o animal tiende a la satisfacción
del deseo. Este deseo es el principio de acción: el deseo animal es un impulso natural
hacia un objeto que es transformado para su satisfacción (por ejemplo, el alimento). Lo
propio del ser humano, es que no sólo posee el deseo natural, sino otro tipo de deseo,
el deseo que desea deseo de otro, es decir, el deseo de ser reconocido por otro.
El deseo es antropogénico: produce al ser humano, porque sólo aquel que superó
el deseo natural, el amo, puede llamarse propiamente humano. Pero esta dialéctica del
reconocimiento es paradójica, y eso es algo de lo que el propio Kojève da cuenta. El
amo tiene un “obstaculo existencial”: sólo puede ser reconocido por el esclavo, es
decir por aquello que llama “cosa”. El esclavo es para el amo una cosa porque su vida
depende del amo. No ha ido hasta el final de la lucha por el reconocimiento y “ha
aceptado la vida elegida por otro”, es decir, por el amo. El esclavo no se ha elevado
por encima de la naturaleza por lo que permanece entre las cosas como un útil.
Partiendo de esta teoría del deseo antropogénico, el ser humano surge como
resultado de un vínculo, de una relación. Se construye de acuerdo a las relaciones
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que establece con aquello que llama otro.
Sólo puedo desear ser reconocido por aquello que reconozco como algo con el
poder de reconocerme. El poder de reconocer eleva lo otro por sobre mí, le da el poder
de objetivarme, de definir qué soy. En este sentido, el poder del otro sobre mi es
aterrador: su sola mirada me vuelve una cosa, independientemente de mi voluntad. En
el deseo de ser reconocido yo delego a otros el poder de objetivarme, de definirme y
determinar mi ser. El rol de amo lo ejerce quien tiene el poder de reconocer, de definir,
no quien es reconocido.
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objetivaciones, todos somos esclavos porque todos aceptamos “la vida elegida por
otro”, todos estamos abocados a satisfacer el deseo de lo que llamamos otro en cada
caso. Desde esta perspectiva, la sociedad sería un sistema de esclavos deseando deseos
de otros. En nuestro intento de ser amos nos volvemos esclavos: en el deseo de ser
amos del deseo de otros, nos volvemos esclavos de sus deseos. Deseamos ser lo que el
otro desea, por lo que somos seres absolutamente dependientes.
Ahora bien, si nosotros mismos somos una pluralidad de deseos, el mundo y los
otros seres en él, se nos presentan como una pluralidad de útiles. Soy un útil para un
otro deseante, y los otros son útiles para mi deseo. La objetivación es una cosificación
porque el otro y yo nos relacionamos como útiles. Aparecemos como cosas que se
relacionan de acuerdo a los roles sociales: padres-hijos, profesores-alumnos,
consumidores-vendedores, trabajadores-jefes. Necesitamos determinarnos de acuerdo
a estos roles cosificados para sobrevivir en sociedad. El deseo de reconocimiento que
Kojève considera contrario al instinto natural de supervivencia, por ser peligroso para
la vida, en realidad es socialmente necesario, porque la lucha por el reconocimiento
es indispensable para la supervivencia en sociedad. Sólo puedo existir en función de la
valoración de un otro.
Desde este punto de vista, “lo humano” es una forma cosificada de ser, porque es
un útil para el entramado de deseos de una sociedad determinada.
Y por sobre todo, el deseo de ser reconocido, es más un imitar que un sobresalir.
Somos reconocidos por imitar lo que el otro quiere de nosotros. Piensen en su propia
vida, intentar salirnos de las condiciones sociales de reconocimiento, suele tener un
costo muy elevado.
Entonces, ¿Existe la posibilidad de generar una relación con la alteridad más allá
de las relaciones sociales cosificantes? ¿Existe la posibilidad de ser algo distinto a un
útil en una sociedad? Si lo que somos se define por el tipo de relación que
establecemos con el otro, entonces al cambiar la forma en que nos vinculamos,
podemos cambiar lo que somos. Sólo cuando dejo de relacionarme con los otros como
cosas útiles para mí, me abro a la posibilidad de ser persona.
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utilización es indispensable para la vida. “Persona” no es más que una una posibilidad
dentro de una sociedad de cosas.