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Teotihuacan
Historia de Teotihuacán
Debido a la ausencia de palacios reales y sepulcros (no descubiertos en ese entonces), la falta de
evidencia para el culto de una personalidad, y los jeroglíficos aún no descifrados, el sistema de
gobierno de Teotihuacán sigue siendo en gran medida evasivo para con los investigadores. Sin
embargo, la dramática arquitectura monumental y el denso tejido urbano revelan un entorno
complejo cuidadosamente planeado para apoyar a una gran población, pero también estructurado
por el entorno natural circundante y en relación a constelaciones específicas y eventos planetarios.
De acuerdo con la naturaleza estratificada de otras sociedades mesoamericanas, Teotihuacán
también se benefició de los gobernantes, o de una élite gobernante, que se encargó de los inmensos
monumentos arquitectónicos tales como las Pirámides del Sol y la Luna, y que extendió la esfera de
influencia de Teotihuacan a lo largo de toda Mesoamérica, incluso en la región maya tan alejada
como Guatemala.
Teotihuacan era un importante centro religioso, y la religión que se practicaba allí era
probablemente similar a la que se practicaba en otros lugares de Mesoamérica. Muchos de los
mismos dioses eran adorados, incluyendo la Serpiente Emplumada (Quetzalcoatl para los Aztecas)
y el Dios de la Lluvia (Tlaloc en lengua azteca). Como en las otras culturas mesoamericanas, los
teotihuacanos realizaban sacrificios humanos. Restos humanos y de animales probablemente
asociados con los rituales de sacrificio se han encontrado en las excavaciones de pirámides allí, y
los arqueólogos sospechan que los sacrificios se hacían para dedicar adiciones y expansiones a
estas monumentales estructuras.
La amplia avenida central de la ciudad, conocida como la “Avenida de los Muertos” (una traducción
de Miccoatli, su nombre en Nahuatl) está flanqueada por una impresionante arquitectura
ceremonial, incluyendo la inmensa Pirámide del Sol (segunda después de la Gran Pirámide de
Cholula) y la Pirámide de la Luna. A lo largo de la Avenida de los Muertos hay muchas plataformas
más pequeñas. Los aztecas creían que eran tumbas, lo cual inspiró el nombre de la avenida. Ahora
los arqueólogos creen que esas estructuras fueron utilizadas como plataformas ceremoniales, las
cuales fueron cubiertas con templos. Más adelante, en la avenida está la ciudadela, donde se
encuentran las ruinas del Templo de la Serpiente Emplumada, hay una gran plaza rodeada de
templos, que conforma el centro religioso y político de la ciudad. Los españoles llamaron a esta
sección de la ciudad la ciudadela, suponiendo erróneamente que había sido un fuerte. La mayoría de
los habitantes vivían en grandes edificios de apartamentos repartidos por toda la ciudad. Muchos de
los edificios incluían talleres para la fabricación de objetos de cerámica y otros bienes.
En algún momento del siglo séptimo u octavo, Teotihuacán cayó. Los arqueólogos sospechan que la
ciudad fue invadida y conquistada, o que los disturbios dentro de la propia ciudad la llevaron a su
desaparición. Existe evidencia de sequía y desnutrición, lo cual podría apoyar esta última teoría.
Después de que la ciudad fue abandonada, varios ocupantes ilegales vivieron allí. En los tiempos
aztecas, este era un lugar de peregrinación que se identificaba con el mito de Tollan, el lugar donde
el sol fue creado. Teotihuacán asombró a los conquistadores españoles durante la era posterior a la
conquista.
Teotihuacan
Durante mucho tiempo se han realizado excavaciones en Teotihuacan, las cuales se han
intensificado en los últimos años, contando con la Universidad de Arizona en un rol de liderazgo.
En el siglo XIX se realizaron pequeñas excavaciones arqueológicas, y en 1905 el arqueólogo
Leopoldo Batres dirigió grandes proyectos de exploración y restauración. La Pirámide del Sol fue
restaurada para celebrar el centenario de la Independencia de México en 1910. Las excavaciones en
la Ciudadela se llevaron a cabo en la década de 1920, bajo la supervisión de Manuel Gamio. Otras
áreas del lugar fueron excavadas en las décadas de 1940 y 1950. El Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH) llevó a cabo el primer proyecto de restauración y excavación,
supervisado por Jorge Acosta, de 1960 a 1965. Este proyecto consistió en la limpieza de la Avenida
de los Muertos, la consolidación de las estructuras que se encontraban frente a ella y la excavación
del Palacio de Quetzalpapalotl.
Pinturas