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Lingua Americana

Año X Nº 18 (2006): 27 - 58

Fundamentos de una gramática


funcional actancial para el estilo
periodístico*

Antonio Franco Martínez


Facultad de Humanidades, Universidad del Zulia.
Maracaibo, Venezuela.
antoniofranco1@cant.net

Resumen

Este artículo tiene como objetivo presentar los fundamentos de


una gramática funcional actancial aplicada al lenguaje y estilo periodís-
tico, considerando la visión funcional del lenguaje en sus aspectos co-
municativo y cognitivo y motivados por la influencia que ejercen los me-
dios en el futuro de la lengua. Los planteamientos surgen de las revisio-
nes del modelo lingüístico comunicativo presentado en Franco (2004),
los fundamentos teóricos de Tesnière (1976, 1984), la teorización sintác-
tica funcional de Her nández (1995) y el sistema de casos que for mula
Pottier (1992). En el estudio se concluye con la presentación de la inte-
rrelación y configuración de un sistema gramatical funcional referido al
estilo periodístico, donde se integra la importancia del régimen verbal
con las funciones sintácticas, la funciones semánticas, las relaciones in-
tercasuales y su afinidad con las W’s en la producción periodística.
Palabras clave: Gramática funcional, valencia, actante, caso, relación
intercasual-W’s.

* Forma parte de los resultados de un proyecto enmarcado en el programa de investiga-


ción Discurso y Sociedad adscrito al Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico
(CONDES) de la Universidad del Zulia con el número CH-0686-05.

Recibido: marzo 07, 2006 / Aceptado: mayo 02, 2006


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Fundamentals of a Functional Actantial


Grammar for Jour nalistic Style
Abstract

The objective of this article is to present the fundamentals of a


functional actantial grammar applied to language and the jour nalistic
style, considering the language functional vision in its communicative
and cognitive aspects, and motivated by the influence of the media on the
future of language. The postulates come from the revisions of the linguis-
tic communicative model presented by Franco (2004), the theoretical ap-
proach of Tesnière (1976, 1984), the syntactic functional theorization of
Hernández (1995) and the case system for mulated by Pottier (1992). The
study concludes with the presentation of the interrelation and configura-
tion of a grammatical functional system referred to jour nalistic style,
where the importance of verbal government is integrated with the syn-
tactic and semantic functions, the intercase relations and its affinity
with the Wh’s in jour nalistic production.
Key words: Functional grammar, valence, actant, case, intercase rela-
tion-Wh’s.

0. Introducción
¿El periodismo necesita y se merece una gramática?
La reflexión sobre el contenido de la pregunta formulada
motiva en este artículo el objetivo de presentar los lineamientos o
fundamentos de una gramática funcional actancial orientada es-
pecíficamente hacia el estilo periodístico, dada la influencia deci-
siva que tienen los medios en el futuro de la lengua y en su preser-
vación, expansión y difusión.
El lenguaje tiene su sentido primordial en la comunicación
interhumana; lo utilizamos para transmitir nuestras ideas e in-
tenciones y expresar el conocimiento a los demás. Comunicación
y cognición son las funciones esenciales. La lengua responde a la
necesidad de lograr que las palabras del enunciador sean capa-
ces de guiar al interlocutor para que sepa de quién o de qué se
está hablando; necesitamos atribuir propiedades a los referentes
que denotamos mediante la selección lexical y así especificar la
participación de las entidades en las acciones, hechos, procesos,
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estados que determinan los eventos comunicativos, es decir, la


conexión con el contexto existente y el aporte de elementos nue-
vos a ese contexto, convirtiéndose en un discurso relevante e in-
formativo. Todo ello supone un sistema lingüístico comunicativo
debidamente articulado.
Con estas consideraciones y basados en estudios anteriores
(Franco, 2004), se organizan los lineamientos de una gramática
de la producción con caracterización funcional, actancial; es de-
cir, la configuración de la gramática que proporciona el verbo, con
el régimen actancial, el caso que marca y caracteriza al actante, y
la relación actancial manifestada y proyectada en el estilo perio-
dístico.

1. Gramática de las dependencias


La gramática de las dependencias (o valencias) tiene su ori-
gen y fundamentación en Tesnière (1976 - Éléments de syntaxe
estructurale). El autor presenta la analogía, simulación y repre-
sentación de un “drama” para proponer el proceso (acción), los ac-
tantes (actores) que intervienen en la acción y las circunstancias
en que se desarrolla dicho proceso o acción.
Trasladando el plano teatral, dramatúrgico, al plano sintác-
tico-semántico en la presentación de un evento, con las consi-
guientes limitaciones, se entiende cómo el verbo es el que deter-
mina el proceso o la acción expresada por el lexema; los actantes
(actores) son los elementos (seres o cosas) que participan en el
evento, en el proceso expresado por la predicación verbal, por el
evento que el verbo manifiesta; y los circunstantes presentan las
circunstancias (tiempo, espacio, modo,…) en que se realizan los
procesos, acciones, eventos.
Los actantes, en el componente sintáctico-semántico, están
presentes en las principales funciones manifestadas mediante
las categorías sustantivas o formas equivalentes al sustantivo; en
tanto que los circunstantes van a ser representados por los ad-
verbios o formas equivalentes a los adverbios, los cuales ejercen
las funciones circunstanciales en la cláusula.
El verbo se presenta como “nudo” de la cláusula o enuncia-
do; es el “regente”, en palabras de Tesnière. El autor introduce el
tér mino estema para determinar las relaciones existentes entre
las palabras, las conexiones presentadas mediante rasgos que
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unen las palabras de la cláusula. El estema es el “árbol de las de-


pendencias”. El verbo es el elemento más alto del estema, el ele-
mento más importante de la cláusula.
De este planteamiento surge la significación y el valor del
término predicativo o núcleo predicativo.
verbo regala

actante 1 actante 2 actante 3 Juan un libro a Luis

Los actantes dependen directamente del verbo, y son las


personas, seres o cosas que participan en la acción o el proceso
del verbo (Juan, libro, Luis). Se diferencian entre sí por su natu-
raleza, y a su vez dependen del verbo en la presencia y el número.
El número de actantes, en un enunciado, depende en princi-
pio del verbo y de la estructuración del enunciado. Consecuente-
mente, los verbos no se comportan del mismo modo respecto del
número de actantes; incluso, el mismo verbo no siempre lleva en
su proceso o acción el mismo número de actantes en cada contex-
to determinado.
Tesnière hace énfasis en la distinción de los actantes por el
número y orden. Y así señala la terminología: “actante 1”, “actan-
te 2”, “actante 3”. Esto tiene como objeto señalar que el actante
uno determina semánticamente el agente que realiza la acción,
que en la gramática tradicional se relaciona con el sujeto. El ac-
tante dos, semánticamente es el que “soporta la acción” (pacien-
te); la gramática tradicional lo designa como complemento directo
de la voz activa. El actante tres es el que se beneficia o perjudica
de la acción; para la gramática tradicional es el complemento
indirecto.
Estas correlaciones actanciales funcionales requieren revi-
sión y mayor precisión, ya que esa terminología numeral actan-
cial no manifiesta con exactitud la realidad de las funciones sin-
tácticas, siempre, en todos los casos y en dicho orden y con todas
las formas verbales.
La propuesta de Tesnière sigue teniendo presencia e in-
fluencia a la hora de señalar y explicar la estructura de la oración,
diferente a la de sujeto y predicado. Los gramáticos que siguen a
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Tesnière “piensan que el componente esencial de la oración es el


verbo, y que el sujeto, es un adyacente de ese verbo, en el mismo
nivel que el complemento directo, el complemento indirecto, el
complemento de régimen” (Leonardo Gómez, 2000: 262). Ejem-
plo:
oración

verbo

Sujeto C. directo C. indirecto etc.

La naturaleza del verbo tiene incidencia en el número y el


tipo de actante. Al número de actantes que un verbo puede “re-
gir”, Tesnière lo llama valencia, a semejanza de lo que ocurre en la
química.
Aunque, en principio, resulta bastante claro el “límite” o la
diferencia entre los actantes y los circunstantes, y su presencia
en el proceso o acción verbal, algunos circunstantes pueden pre-
sentar analogía con los actantes. Tesnière señala dos aspectos
(forma y sentido) para diferenciar los actantes de los circunstan-
tes.
Desde el punto de vista formal, el actante, en principio, es un
sustantivo (forma nominal) dependiente del verbo, en tanto que el
circunstante debe ser un adverbio, y en caso de ser sustantivo
debe ir precedido de preposición.
Considerando el sentido, el actante es indispensable para
que la acción o el proceso del verbo se realice; es decir, “forma
cuerpo con el verbo”. El circunstante, por el contrario, es faculta-
tivo, puede o no estar presente en la acción, sin alterar en esencia
el proceso verbal. Más adelante se retomará el punto del número
y forma de los actantes.

2. La valencia o actante
El eje de la oración, el nudo de la cláusula, según Tesnière,
es el verbo. El verbo tiene la capacidad de “abrir en su entorno
unas casillas vacías funcionales” (Hernández, 1995: 318) que
pueden ser llenadas por elementos, ya sean imprescindibles,
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obligatorios o facultativos. A estas relaciones de tipo sintácti-


co-semántico del verbo con las unidades, elementos o “casillas”
que dependen del lexema verbal, del contenido verbal, se las lla-
ma valencias.
Tesnière (1994: 441) define la valencia como “el número de
actantes que un verbo es susceptible de regir” y la define así por la
analogía que percibe entre el verbo y el “átomo con ganchos”.
Para Hernández (1995: 140), la valencia es la relación exis-
tente “entre el verbo y sus magnitudes”; relaciones que son de or-
den primordialmente semántico, pero con implicaciones sintácti-
cas; es decir, una relación semántico-sintáctica.
La valencia es considerada como una relación abstracta en-
tre el verbo y las “casillas vacías” que dependen del verbo; esas
casillas o posiciones estarán ocupadas por los participantes (ac-
tantes o actuantes) en la acción verbal. Las posiciones pueden ser
exigidas en forma obligatoria u opcional por el verbo. La valencia
es un tipo particular de relación de dependencia.
El término valencia designa al mismo tiempo: a) una re-
lación entre un elemento p (denominado portador de va-
lencia) y un conjunto de n elementos w; b) el conjunto de
n elementos w que se relacionan por valencia con p; c) el
número de elementos w; d) cada elemento w. (Figueire-
do de A., 1997: 6)
La valencia según Báez (1988: 85) “está constituida por el
número y la naturaleza de las posiciones de dependencia sintác-
tica del verbo, es decir, por el número de posiciones abiertas por el
verbo y la naturaleza mor fológica de esas relaciones”
La teoría de las valencias iniciada por Tesnière ha traído
aportes relevantes, tales como la importancia del verbo como nú-
cleo predicativo (marco predicativo), la concepción de oración o
cláusula como conjunto de elementos adyacentes y determina-
dos por el verbo, la exigencia del número de valencias, tipo de va-
lencias para construir un enunciado gramatical, la concepción y
clasificación del verbo por el número de valencias que rige, la na-
turaleza y función de los actantes (valencias).
Al resaltar la importancia del verbo se está retomando el ca-
rácter de “regente” y “nudo” en la cláusula, según Tesnière, y el
carácter predicativo que sugiere una de las funciones lingüísticas
fundamentales: la predicación.
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Sobre el tema del número de valencias o actantes que puede


presentar un verbo, diremos que éste es avalente, monovalente,
bivalente, trivalente.
Los avalentes son verbos sin actantes, sin valencias; expre-
san la acción por sí mismos; el evento se expresa exclusivamente
con el comportamiento en el nivel conceptual /C/; son conoci-
dos en la gramática tradicional como verbos impersonales. Son,
pues, verbos cuya acción se realiza independientemente de
cualquier actante; no tienen valencias. En el caso del verbo ne-
var, por ejemplo, la acción la realiza y desarrolla la naturaleza
sin necesidad de actantes. Estos verbos sin actantes o avalentes
son los verbos de carácter meteorológico: llover, tronar, nevar,
granizar,…
Los verbos monovalentes son verbos con un actante; expre-
san el proceso o la acción en que participa un ente (persona o
cosa); son los verbos intransitivos, los verbos de estado, de movi-
miento; verbos como dor mir, viajar, brotar, caer, ir. A veces resulta
dificultoso precisar en los verbos monovalentes si el actante es el
primero o segundo.
Los verbos con dos actantes (bivalentes) son conocidos en la
gramática tradicional como verbos transitivos, por lo tanto la ac-
ción verbal presentará un actante que realiza la acción (actante 1,
agente, sujeto) y un actante dos, objeto sobre el que recae la acción
o proceso del verbo, el término de la acción (actante 2, paciente,
complemento directo). Ejemplo: el policía detuvo al ladrón.
detuvo

el policía al ladrón

Son verbos con dos actantes: derribar, matar, ver, saber, te-
ner,…
Los verbos trivalentes son verbos con tres valencias o actan-
tes; según la gramática tradicional, también son transitivos, pero
con una valencia adicional. El verbo regalar ilustra per fectamen-
te el tipo de verbos correspondiente a esta clase: alguien regala
algo a alguien; actante uno, el que regala (los manifestantes); ac-
tante dos, el objeto regalado (claveles rojos); actante tres, el recep-
tor del regalo (a los policías).
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regalaron

los manifestantes claveles rojos a los policías

Los verbos de decir, los verbos declarativos, pertenecen a


este grupo trivalente: decir, anunciar, expresar, contar, referir,
explicar, enseñar,…; así como los verbos de dar: dar, proporcio-
nar, procurar, pagar, regalar, entregar,…
No es fácil conseguir verbos con más de tres valencias. “Si
dejamos de lado las for mas perifrásticas con valor tetravalente,
[…] no parecen existir en ninguna lengua for mas verbales sim-
ples que comporten más de tres valencias” (Tesnière, 1994:
447).
Si resulta “rarísimo”, según Hernández, y parece difícil, se-
gún lo expuesto, encontrar un verbo con más de tres valencias,
parece inaceptable la presentación de los verbos con cuatro y cin-
co valencias que registra y analiza Sofía N. Galicia (2000) en su te-
sis doctoral. Señala la autora que el verbo condenar posee cuatro
valencias, a saber:

condenar: 1- el juez El juez condena al acusado


2- al acusado a cadena perpetua por
3- a cadena perpetua asesinato
(Galicia, 2000: 92)
4- por asesinato

En el mismo trabajo (Galicia, 2000: 86), la autora cita otro


ejemplo, que según ella, también posee cuatro valencias: Juan (1)
compra un vestido (2) en la tienda (3) en 500 pesos (4).
En el caso de condenar, se puede considerar trivalente: al-
guien (1) condenar a alguien (2) a algo (3) o bivalente: alguien con-
denar a alguien. El verbo comprar tiene dos valencias (actantes):
alguien (1) comprar algo (2).
Según lo expuesto, quien escribe no acepta cinco valencias
para el verbo rentar:
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rentar: 1- María
2- un departamento María renta un departamento
3- a la compañía Zeta a la compañía Zeta en dos
4- en dos mil pesos mil pesos al mes
(Galicia, 2000: 92)
5.1- por un mes
5.2- al mes

Si la orientación se toma de Seco, Andrés y Ramos (1999:


3.896), rentar, en español, es un verbo bivalente (algo rentar algo).
Moliner lo señala como verbo transitivo o intransitivo. Galicia lo
toma en la significación mejicana, pero aún como mejicanismo, el
verbo tendría valor de alquilar, arrendar (alguien 1 arrendar algo 2
a alguien 3); las valencias 4 (por un tiempo) y 5 (por un precio) no
formarían parte de la actancia obligatoria de arrendar, sino que
se presentarían como circunstantes.
Estos ejemplos orientan la reflexión hacia la diferenciación
de los actantes y circunstantes, la diferencia en el tipo de valen-
cia.
Hernández (1995) cita a Heldig a propósito de la distinción
que hace de tres tipos de valencias o actantes, a saber: actantes
obligatorios, actantes opcionales o facultativos y complementos
libres.
Los participantes obligatorios son imprescindibles; los fa-
cultativos pueden ser eliminados en la estructura super ficial. Los
actantes obligatorios son elementos necesarios para el “funciona-
miento gramatical del verbo” (Hernández, 1995: 140); la ausencia
de actantes obligatorios determinaría estructuras inadecuadas o
inaceptables gramaticalmente; ejemplo:*asumió nuevo Presiden-
te de Planimara; *robaron un banco con una pata de cabra.

asumió robaron

alguien algo alguien algo (en algún lugar) con algo


Nuevo presidente (?) - * un banco
de Planimara - en un banco con una
pata de cabra

Repárese en el algo asumido y en el algo robado. Ambos ac-


tantes (objeto) son imprescindibles y facultativos, respectiva-
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mente, en la acción de asumir y robar. En el caso de robar, se se-


ñala como actante 2 (el objeto robado) el banco, cuando en reali-
dad indica el lugar en donde se roba (circunstante). Se asume un
cargo (actante 2- algo); se roba dinero (algo-actante dos) en el
banco.
Los actantes opcionales o facultativos resultan necesarios
para la predicación verbal o para la “configuración comunicativa
del verbo” (Her nández, 1995: 140), pero la ausencia no determina
agramaticalidad en el enunciado; ejemplo: el perro come (car ne).
“Se consideran facultativos todos aquellos complementos que por
razones contextuales pueden ser eliminados en la estructura su-
per ficial” (Báez, 1988: 45).
Los complementos libres no son necesarios para la estructu-
ra de la oración, para el “plan del verbo”. No están unidos o rela-
cionados directamente con el verbo en el proceso; pueden apare-
cer en un número indeterminado, dando diversos contenidos a
las estructuras gramaticales. Se trata de los circunstantes, en
oposición a los actantes que señala Tesnière. La mayoría de ellos
coincide con los complementos circunstanciales de la gramática
tradicional. Los complementos libres no configuran valencias.
Algunas precisiones más a modo de síntesis comparativa
entre los actantes o valencias obligatorias y las opcionales:
1. Los actantes obligatorios y opcionales o facultativos,
desde el punto de vista del contenido, deben pertene-
cer a un campo semántico común o en interacción
con el del verbo, a no ser que se produzca una ruptu-
ra o traslación del significado.
2. En este concepto de valencia podemos incluir a los
complementos predicativos y a todo tipo de comple-
mentos.
3. Los actantes obligatorios y los opcionales forman
parte de la estructura proposicional de la oración.
(Hernández, 1995: 141)

El actante, valencia, complemento, es obligatorio cuando en


la estructura super ficial no se puede eliminar y es facultativo
cuando sí es eliminable por factores contextuales.
Retomando la distinción de Tesnière, en este aspecto, el ac-
tante es la función sintáctica exigida por la valencia del verbo y su
presencia es necesaria; el circunstante no va exigido por el verbo
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y sintácticamente puede o no puede aparecer. Los actantes obli-


gatorios no necesitan justificación; su presencia los justifica; “los
actantes no obligatorios del tipo él come (pan) son tales porque no
pueden ser separados del verbo que los rige mediante una cons-
trucción con un proverbo” (Báez, 1988: 84).
Para aclarar este aspecto libre, facultativo u obligatorio de
las valencias, actantes o complementos, otros autores han acudi-
do a explicaciones y elementos más explícitos, como lo señala
Báez (1988: 86):
1. El complemento integral, que es determinado por el nú-
cleo predicativo no puede ser sustituido ni eliminado.
Ejemplo: hace frío; algo dar lugar a algo.
2. El complemento obligatorio de un núcleo predicativo, no
puede ser sustituido. Ejemplo: Manolo reside en Mara-
caibo.
3. El complemento opcional puede ser eliminado sin que va-
ríe el significado del núcleo predicativo.
4. El complemento medio marca diferencias semánticas;
puede acompañar al núcleo predicativo, pero puede eli-
minarse. Ejemplo: el policía golpeó al ladrón con un bate.
5. Los adjuntos, que pueden ir en cualquier esquema ora-
cional, pueden eliminarse. No son funciones pertinentes
en la oración.
6. Los elementos extraperiféricos, que moralizan o determi-
nan cualquier expresión discursiva, pueden eliminarse.
Presentan la posición del hablante.
Otro planteamiento reciente es la distinción que se hace en-
tre la valencia cualitativa y la valencia cuantitativa.
Ricardo Mairal (1999: 47) señala que “la valencia cuantitati-
va especifica el número de argumentos subcategorizados por un
determinado predicado”. Esta consideración de valencia cuanti-
tativa es la que justifica la clasificación en verbos avalentes, mo-
novalentes, bivalentes, trivalentes. La valencia cuantitativa es de
carácter sintáctico; en algunas gramáticas está representada por
los argumentos con los que el predicado puede combinarse; la de-
termina en número y función sintáctica el núcleo predicativo.
“La valencia cualitativa especifica la función semántica de
los argumentos en el estado de cosas establecido por la predica-
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ción” (Mairal, 1999: 51); identifica, pues, la función semántica de


los participantes en la predicación.
Tras esta lectura, en la que se ha revisado el concepto de
valencia o actante dentro de la gramática de las dependencias,
se pueden presentar algunas consideraciones. La lectura de
Elementos de sinta xis estructural, según Báez, (1988) per mite
señalar:
1. La originalidad de los planteamientos de Tesnière hay
que observarla en la presencia del núcleo principal de la
frase (estema), frente a la concepción aristotélica tradi-
cional de la oración conformada por los componentes
sujeto y predicado.
2. El verbo es el elemento más alto del diagrama de las de-
pendencias (estema) y por lo tanto el elemento más im-
portante de la cláusula; de él dependen directa o indirec-
tamente los demás componentes.
3. El verbo es el núcleo predicativo.
4. Todos los elementos dependientes del nudo central, del
núcleo predicativo, se colocan en igualdad jerárquica.
5. Las tradicionales funciones sintácticas de la oración son
determinadas por los actantes del núcleo predicativo.
6. Las cláusulas, frases, oraciones, enunciados, están de-
terminados, retomando la terminología de Báez (1988:
27), por “esquemas oracionales sintáctico-semánticos
abstractos con virtualidad predicativa”, al estilo de: al-
guien regalar algo a alguien; alguien viajar a algún lugar;
algo ser prohibido por alguien.

3. Funciones actanciales y sintácticas


La revisión de la actancia necesaria, opcional o marginal da
pie para revisar la relación actante-función sintáctica, a saber:
F1. Esta función corresponde al actante 1; sintácticamente
identifica al sujeto, el primer actante necesario de la estructura
semántica que presenta el verbo, a excepción de las formas im-
personales. “El sujeto, en la mayoría de [las] estructuras, ocupa
la casilla semántica de actor en la estructura de la cláusula” (Her-
nández, 1995: 160). Una característica del sujeto es que nunca va
precedido de preposición.
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F2. Esta función la representa el actante 2, que se considera


como imprescindible, obligatorio y a veces opcional para que la
acción, proceso o evento se realice. Es una función semántica que
delimita o concreta la acción o evento verbal. Corresponde al
complemento directo (implemento) y al suplemento. “Ambos
complementos tienen la misma función semántica complementa-
ria del verbo” (Hernández, 1995: 84). Son imprescindibles para
que la acción del verbo se realice plenamente. Su ausencia puede
determinar impropiedad o agramaticalidad, cuando el verbo los
requiere.
El complemento directo aparece marcado por la preposición
(Ø/a); generalmente cuando está identificado por los rasgos /+
animado/, /+ personificado/, /+ específico/, /+ concreto/, lleva
la marca preposicional a.
El suplemento se manifiesta marcado con preposición y es
conmutable por un pronombre tónico pero precedido de preposi-
ción.
Existe un número relativamente amplio de verbos que admi-
ten en la representación sintáctica de esta función tanto el com-
plemento directo como el suplemento. Ejemplo: creer algo; creer
en algo.
F3. Es la función que determina el actante 3. Éste es obliga-
torio o facultativo, y está marcado por los rasgos /+ destinatario/,
/+ beneficiario/, /+ animado/ del proceso verbal o evento. Se pre-
senta en la expresión nominal precedido de la preposición a. Sin-
tácticamente, esta función se identifica como complemento indi-
recto (complemento).
F4. Esta función se refiere, sintácticamente, a una parte de
los complementos circunstanciales que guardan “relación de so-
lidaridad” con el verbo; son actantes necesarios en algunos ver-
bos. Algunos gramáticos funcionalistas los llaman “aditamentos
imprescindibles”, complementos adverbiales. Ejemplo: El presi-
dente reside en Caracas.
Esta misma función representa también a los aditamentos
que no son imprescindibles. Ejemplo: Luis colocó los libros en el
estante (allí).
Un tercer grupo, en esta función, lo determinan los comple-
mentos libres, que representan los característicos complementos
circunstanciales que denotan lugar, tiempo, modo, causa, finali-
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dad, condición,… Estos actantes, marcados por esta función, son


marginales en la estructura predicativa.
Hernández (1995: 181) introduce una función más (F5) para
enmarcar los “adyacentes autónomos indirectos” o “atributos in-
dependientes funcionalmente” o mejor conocidos como atributos
y complementos predicativos.
En el caso del atributo aparece la estructura oracional con
un verbo atributivo y por lo tanto se da una relación endocéntrica,
de manera que pudiera enmarcarse en F1, pues estaría presente
un solo actante identificado con caso nominativo, como se verá
más adelante. Ejemplo: Luis es feliz.
El complemento predicativo se manifiesta como atributo,
pero a la vez como complemento del verbo; es un tipo de comple-
mento que se refiere a dos elementos de la oración. Entrarían en
juego F1 y F4. En la oración los viajeros llegaron cansados, cansa-
dos es atributo de viajeros (F1- los viajeros estaban cansados);
pero cansados también presenta relación con el verbo (F4- llega-
ron de algún modo; llegaron cansados).
Según esto no sería necesario introducir una nueva función,
pues con las señaladas se describen las funciones sintácticas
existentes.
Sintetizando lo expuesto, pueden visualizarse las funciones
actanciales en el siguiente esquema:

FIGURA 1
Funciones actanciales y sintácticas
Actantes Funciones Funciones sintácticas

actante 1 F1 Sujeto
(monovalente) Atributo

actante 2 F2 C. directo
(bivalente) Suplemento
Verbo
actante 3 F3 C. indirecto
(trivalente)

C. circunstancial
actante F4
opcional C. predicativo (F1 + F4)
(facultativo)
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Con la revisión de estos antecedentes, el módulo actancial


se presenta como el elemento relevante e imprescindible en la vi-
sión de la gramática funcional actancial de la producción que se
esboza.

4. El módulo actancial
En el modelo lingüístico comunicativo (Franco, 2004), al ob-
servar los contenidos de los niveles, el módulo actancial se ubica
en el nivel lingüístico, próximo al nivel conceptual, en la semiotiza-
ción, en la elección de lexemas, en el paso del esquema analítico al
esquema de entendimiento para formar esquemas predicativos.
El módulo tiene su germen en la producción lingüística des-
de el momento en que el emisor tiene un propósito y determina un
evento comunicativo, porque desde la determinación de un even-
to elemental base se tiene en cuenta el comportamiento. Ya en la
formación de un esquema analítico entra en juego el comporta-
miento al establecer la relación binaria con la entidad.
En el paso a la lexemización se concreta el esquema de en-
tendimiento y la presencia del módulo. El hablante considera la
“estructura memorizada del comportamiento que caracteriza a
un verbo y los rasgos casuales de sus actantes” (Pottier, 1977:
399). La elección del lexema (lexema verbal) implica la presencia
de un módulo. “Un lexema está caracterizado semánticamente y
sintácticamente por su módulo actancial: alguien ir a alguna par-
te, alguien entregar algo a alguien. Los actantes son los partici-
pantes del evento evocado por el verbo” (Pottier, 1979: 29). Molero
(1985: 58) redefine el módulo como “una estructura memorizada
que caracteriza sintáctica y semánticamente un lexema [verbal]”.
Todo usuario del español sabe por su competencia lingüísti-
ca que, si utiliza el verbo regalar, tiene que referirse a un donante
que regala (actante uno), a un objeto regalado (actante dos), y a
un receptor del regalo (actante tres), destinatario de la acción y
del objeto, receptor que se beneficia de la acción de regalar; es de-
cir, que el hablante tiene en su competencia lingüística la estruc-
tura alguien regalar algo a alguien.
Así pues, lo llamamos módulo por las características sintác-
ticas y semánticas que posee el lexema verbal seleccionado por el
hablante en su competencia lingüística; es una estructura me-
morizada y, por consiguiente, estable.
Lingua Americana
42 / Año X Nº 18 (enero-junio 2006): 27 - 58

Decimos que es actancial porque los actantes son los ele-


mentos que participan en la acción evocada por el verbo: alguien
(1) regalar algo (2) a alguien (3). “Los actantes son los participan-
tes semánticos del evento” (Pottier, 1993: 166).
El actante define y determina un alguien o un algo en el pro-
ceso del verbo, en la sintaxis y semántica del verbo. Los actantes
se manifiestan lingüísticamente a través de las categorías grama-
ticales en la lengua, sean sustantivos o formas sustantivadas, y
su presencia en el enunciado en número, forma, orden, función,
dependerán del módulo y la formulación adecuada del mensaje
elaborado por el hablante en una determinada situación comuni-
cativa.
El módulo actancial se presenta en forma de esquema abs-
tracto con “virtualidad predicativa”. Se puede pensar en las “hor-
mas lingüísticas” a las que hace mención Hernández (1995). Una
forma de presentar la abstracción es la construcción del módulo
con el verbo en infinitivo y los rasgos de alguien o algo de los ac-
tantes. El verbo en infinitivo expresa la acción, el proceso en abs-
tracto. Esto justifica la presencia del módulo como eslabón para
enlazar el esquema analítico con el esquema de entendimiento y
con el esquema predicativo.
Todo lexema verbal, se decía anteriormente, implica la exis-
tencia de un módulo y además, todo lexema (verbal) implica por
su contenido un determinado número de relaciones actanciales y
unas funciones casuales que son manifestadas por los casos pre-
sentes en los actantes. En cada módulo actancial existe un mó-
dulo casual, es decir, se da en cada módulo una “afinidad casual
de competencia” (Pottier, 1992: 165).
El caso es considerado como “una categoría gramatical aso-
ciada al sintagma nominal, cuya función sintáctica se traduce en
la oración” (Dubois, 1983: 96).
El caso puede ser “patente” y su presencia resulta necesaria
en el discurso para determinar la gramaticalidad del enunciado y
la comprensión del mensaje: alguien asumir algo – Manuel asu-
mió el cargo de gober nador. Puede ser “encubierto”, y entonces,
sintácticamente es opcional en la manifestación discursiva: el pe-
rro come (la comida). La presencia de las preposiciones con el mó-
dulo actancial se presenta como marca de caso.
En síntesis, el módulo actancial es una estructura memori-
zada, estable, que posee en competencia el hablante; se caracteri-
Fundamentos de una gramática funcional actancial
Antonio Franco Martínez / 43

za por poseer un componente sintáctico y semántico determina-


dos por el lexema verbal; se manifiesta mediante la forma abs-
tracta del verbo (infinitivo) con los actantes ligados al verbo, con
los rasgos casuales marcados por los actantes; se expresa en for-
ma de esquema con virtualidad predicativa oracional; su repre-
sentación formal y simbólica puede realizarse mediante una fór-
mula y una construcción conceptual formalizada y representati-
va con la potencialidad de producir, describir y explicar sintáctica
y semánticamente una cláusula, enunciado u oración. Véase el
siguiente cuadro:

FIGURA 2
Síntesis gramatical del módulo actancial
Propósito Entidad < relación > comportamiento
{E1, E2, E3} ¬ C E1 = candidato, E2 = claveles rojos, E3 = simpatizantes
C = regalar
Módulo alguien 1 regalar algo a alguien 2
actancial actante 1 actante 2 actante 3
FN1 + FV + FN2 + FN3
Forma nominal Forma verbal Forma nominal Forma nominal
caso caso caso

Caso conceptual
ERG AC DEST
Módulo SN 1 V SN 2 SN 3
casual nominativo acusativo dativo
Caso lingüístico

Funciones agente-donante paciente- objeto regalado destinatario


nominativo acusativo beneficiario-dativo
semánticas núcleo de la
y predicación
sintácticas sujeto complemento directo complemento indirecto
Base Predicado

Enunciado el candidato regaló claveles rojos a los simpatizantes

5. El sistema casual
El sistema casual no es una simple enumeración de casos
empíricos; el sistema mira hacia el establecimiento de casos con-
ceptuales y sus realizaciones concretas en los casos lingüísticos.
Pottier (1992) señala que el sistema de casos que él propone es el
más apropiado. Los antecedentes del sistema hay que buscarlos,
fundamentalmente, en Hjelmslev (1978) y Jakobson (1984). La
revisión de antecedentes del sistema de casos pasa por Agud
(1980), Serbat (1988), que a su vez retoman a Hjelmslev, a Jakob-
Lingua Americana
44 / Año X Nº 18 (enero-junio 2006): 27 - 58

son, De Groot, Kurylowicz, los seguidores de Tesnière en la escue-


la alemana (Haap, Heder), para concluir con Fillmore (1976).
Afirma Agud (1980: 9) que de la obra de Humbolt sobre la
concepción de la lengua se infiere que “la forma gramatical por
excelencia son los casos”, aún cuando en su obra no existe una
teoría de casos como tal, sino observaciones sobre la lengua.
Una lengua dispone de casos, los tiene y puede servirse
de ellos para esto o para lo otro. Son esquema general
por el que se encauzan contenidos particulares. Su sig-
nificado de conjunto no está entero en ningún sintagma
real, sino que en cada sintagma se actualiza sólo un
cierto aspecto (Agud, 1980: 310).
Hjelmslev (1978: 112) primero se manifiesta por la “catego-
ría casual” y señala que una “categoría gramatical se define por
su valor, no por la expresión”. Partiendo del principio del “valor
expresado”, plantea la necesidad de presentar un sistema de ca-
sos fundamentado en una teoría semántica de los casos. El valor
expresado es de dominio conceptual y se manifiesta a través de
las formas. Un aspecto que contribuye al valor esencial del caso
es su participación en la organización gramatical del discurso.
Una de las características importantes del sistema casual es
la consideración del caso no como definición individual, como
caso aislado, sino como sistema total (sistematológico, para
Hjelmslev). Hay que ver cada caso en el “puesto” que representa
dentro del sistema casual. Esta característica da pertinencia a las
zonas (evento, anterioridad, posterioridad, situación) que se pre-
sentan en el sistema. El sistema se define “como una realidad
abstracta y virtual; se revela en la norma […]. El uso constituye
[…] el conjunto de las maneras de ejecución preferidas” (Hjelm-
slev, 1978: 125). El sistema es un conjunto de posibilidades que
se presenta al usuario y de donde éste puede elegir. En este senti-
do, aclara Hjelmslev, el valor del caso no está en el empleo o uso,
sino en el “mínimo diferencial de significación” que hace posible el
uso más o menos frecuente.
El problema casual para Hjelmslev (1978: 133-151) presen-
ta varios aspectos que se pueden resumir en:
1. Significación y sistema de casos.
2. El efectivo casual.
Fundamentos de una gramática funcional actancial
Antonio Franco Martínez / 45

3. Conexión entre el sistema fundamental y los sistemas


particulares.
4. Estructura del sistema.
5. Amplitud del sistema.
6. Conexión entre la categoría de los casos y las demás ca-
tegorías.
7. Leyes que dirigen los movimientos de los sistemas.
El caso lo define Hjelmslev (1978: 105) como “una categoría
que expresa una relación entre dos objetos”, entendiéndose por
objeto el término de la relación.
Según Serbat (1988: 127), esta definición de caso es un
acierto lingüístico porque se debe hablar de caso, además de la
reflexión en las lenguas con declinaciones, en los sintagmas pre-
posicionales en las lenguas con o sin declinaciones.
“Los casos de cualquier lengua se entienden como realiza-
ciones de una serie de posibilidades, cuyo conjunto forma el lla-
mado sistema fundamental” (Agud, 1980: 294). Para determinar
la naturaleza y el rendimiento de los casos es preciso considerar-
los como un sistema. El rendimiento de un caso específico depen-
de de su valor posicional en el sistema.
“La significación general [de los casos] viene condicionada
por el sistema total de una lengua dada y sólo podrá establecerse
examinando la estructura de este sistema” (Jakobson, 1984:
240).
“Los casos forman una jerarquía, que sirve para guiar el fun-
cionamiento de ciertos procesos sintácticos, en particular el de la
elección de sujeto” (Fillmore, 1976: 174).
De la compleja sistematicidad fundamental de los casos pre-
sentada por Hjelmslev, se puede resaltar aquí, para efectos del
presente sistema casual, además de los conceptos manifestados,
la idea de dirección, eje, valor del nominativo.
El sistema casual de una lengua “se organiza sobre la base
de un solo polo de la escala significativa” (Hjelmslev, 1978: 154).
Un solo caso se selecciona para servir de pivote o eje; el resto de
los casos se agrupa alrededor de él.
Tomando como base o como núcleo el evento, en tor no a
éste y la base significativa, se orienta el sistema sobre la dimen-
sión dirección [acercamiento al caso neutro del núcleo, en posi-
Lingua Americana
46 / Año X Nº 18 (enero-junio 2006): 27 - 58

tivo (+); alejamiento del núcleo, en negativo (-); el centro, el caso


neutro (~)].
El nominativo ha sido llamado “categoría cero”; parece estar
desprovisto de significación, de ahí que se tome como pivote,
como eje y como caso neutro (~) en la dimensión dirección:
+ -
O~

Pottier parte del valor y del concepto de actancia, de la im-


portancia del evento. El núcleo en el eje de la actancia lo constitu-
ye el evento elemental. En él se ubica como caso neutro el nomi-
nativo (O~) y a ambos lados del nominativo el ergativo, marcado
con potencia positiva (+) y el acusativo, marcado con potencia ne-
gativa (-):

O~NOM

O+ERG ® O -
AC
~ _ -
O ¬ O+ ® O-
Pedro es feliz Pedro romper jarrón
NOM ERG AC
/

El actante (se mencionaba anteriormente) es el que participa


en la acción evocada por el verbo en la presentación de un evento.
Las funciones actanciales del módulo están manifestadas por los
casos. “Las funciones actanciales son las posiciones teóricas so-
bre los ejes semánticos” (Pottier, 1979: 30). Los actantes se mani-
fiestan en dichos ejes como “cumplidores” de su función actan-
cial, en el eje de la actancia o en el eje de la dependencia. La actan-
cia se manifiesta en el eje “sobre el que se sitúan los actantes
comprometidos directamente en la presentación del suceso” (Pot-
tier, 1977: 49), del evento, dependiendo de la voluntad, propósito,
intención del emisor. Según esto, se puede ubicar el núcleo sobre
los ejes de la actancia y dependencia en la dimensión dirección:

Núcleo
+ -

actancia
dependencia
Fundamentos de una gramática funcional actancial
Antonio Franco Martínez / 47

El eje de la actancia presenta las siguientes zonas: la de la


potencia (+) que se acerca al núcleo (zona del evento) y la potencia
(-) que se aleja del núcleo; la zona anterior al núcleo donde se ubi-
ca la causa, el origen, condición, instrumento, agente pasivo, que
se identificarían en los casos conceptuales: CAUS (causal), INS
(instrumental); la zona de la posterioridad al núcleo, donde se
ubican el destino, destinatario, beneficiario, objetivo, finalidad,
consecuencia, que se representan conceptualmente en DEST
(destinatario), FIN (finalidad); la zona del evento: ERG (ergativo),
NOM (nominativo), AC (acusativo); en el eje de la dependencia
(zona de la situación) se ubica “el actante marginal [correspon-
diente] al caso conceptual llamado locativo (LOC), el cual se apli-
ca a los tres campos exhaustivos de lo posible: el espacio, el tiem-
po, lo nocional” (Pottier, 1992: 163). Gráficamente, la ubicación
de los ocho casos conceptuales se presenta del siguiente modo:

FIGURA 3
Casos conceptuales

Zona B1 Zona A Zona B 2


(Zona del evento)
(Zona de la anterioridad) (Zona de la posterioridad)
+ NOM -
CAUS INS ERG AC DEST FIN

Zona C
(Zona de la situación)
LOC
Pottier 1992: 164

“Un mismo caso conceptual puede manifestarse mediante


diferentes casos lingüísticos” (Pottier, 1992: 168). Jakobson cita
sobre este particular a Hjelmslev: “Un caso, al igual que una for-
ma lingüística, no significa cosas diferentes; significa una sola
cosa, es portador de un único concepto abstracto, del que se po-
drán derivar usos concretos” (Jakobson, 1984: 241).
En los siguientes esquemas de entendimiento pueden apre-
ciarse algunas realizaciones (se expresa con mayúsculas el caso
conceptual y con minúsculas el caso lingüístico):
Lingua Americana
48 / Año X Nº 18 (enero-junio 2006): 27 - 58

alguien enviar algo a alguien


A ERG
nominativo envía O AC
acusativo a BDEST
dativo

Luis envía un regalo a María

alguien recibir algo de alguien


DEST
Bnominativo recibe O AC
acusativo de A ERG
causal (origen)

María recibe un regalo de Luis

Alguien trasladar algo a algo


ERG AC
A nominativo trasladar O acusativo a BDEST
locativo

Luis traslada la mercancía a Maracaibo

algo ser trasladado por alguien a algo


AC ERG
O nominativo es trasladado por A argentivo a BDEST
loc. espacial

La mercancía es trasladada por Luis a Maracaibo

alguien contar con algo


A ERG
nominativo cuenta con AC
O loc. nocional

Luis cuenta con la ayuda de sus amigos

alguien pensar en alguien


A NOM
nominativo piensa en AC
B loc. nocional

Luis piensa en sus amigos

Alguien traer algo (de algún modo) a algo


C trae O AC
acusativo + loc. nocional (congelada) a BDEST
loc. espacial

Luis trae la carne congelada a la carnicería

alguien dar algo a alguien para alguien


BDEST
loc. espacial dio O AC
acusativo a B DEST
dativo para CDEST
beneficiario

Luis dio los regalos a María para los necesitados

Las formas presentadas se resumen en la Figura 4.


Repárese en la importancia o fuerza semántica de los casos
conceptuales ERG (ergativo), AC (acusativo), DEST (destinatario);
cada uno de esos casos puede presentar diversas realizaciones y
manifestarse en distintos casos lingüísticos.
Fundamentos de una gramática funcional actancial
Antonio Franco Martínez / 49

FIGURA 4
Relación caso conceptual-caso lingüístico
Casos conceptuales Casos lingüísticos

CAUS Causal
INS Instrumental
ERG Agentivo

NOM Nominativo

AC Acusativo
DEST Dativo

Beneficiario
FIN Final
LOC Locativo espacial, temporal, nocional

Teniendo en cuenta la dimensión dirección con la potencia +


/ ~ / - (anterioridad y posterioridad) respecto del núcleo (zona del
evento), las funciones actanciales posicionales en los ejes semán-
ticos (actancia y dependencia), las referencias de los diferentes
comportamientos lingüísticos, las relaciones intercasuales, que
se ven más adelante, los modelos oracionales (sintaxias), los ca-
sos conceptuales, las marcas de los casos, los casos lingüísticos
del español correspondientes a los conceptuales,…, y agrupando
todo ello en un esquema, el sistema casual se organiza de la ma-
nera que puede observarse en la Figura 5.

6. Descripción de los casos


Nominativo. Como caso conceptual, el nominativo es neu-
tro y forma parte del núcleo del evento; es el eje en torno al que se
distribuyen u organizan los demás casos dependiendo de la po-
tencia (+/-).
Lingüísticamente es el caso que tiene la realización sintácti-
ca en la función de sujeto. Jakobson y muchos otros lingüistas lo
ven y presentan como un agente activo y se opone al paciente, es
decir, marca al que realiza la acción que se señala con el verbo.
Parafraseando a Charaudeau (1992: 381), se pude afirmar que es
actante humano, iniciador responsable de la acción que realiza
Lingua Americana
50 / Año X Nº 18 (enero-junio 2006): 27 - 58

FIGURA 5
Sistema casual
Zona A
Zona B1 Zona B2
(Zona de la anterioridad) (Zona del evento) (Zona de la posterioridad)

Eje de actancia
(+) (agente / paciente) (-)
CAUS INS ERG NOM AC DEST FIN
causal instrumental agentivo nominativo acusativo dativo beneficiario final
por qué con qué por quién quién qué en favor para quién para qué
de quién
a quién

-LOCATIVO (E.T.N.)
espacial, temporal, nocional
Eje de dependencia
dónde, cuándo, cómo
Sistema casual Zona C (Zona de la situación)
A. Franco - Adaptado de Pottier 1992

voluntaria o involuntariamente. El nominativo es también el caso


de la denominación, de la atribución (denominativo).
Semánticamente, el nominativo, presenta diferencias y afi-
nidades con el ergativo: no expresa modificación en la naturaleza
del objeto en la acción verbal o evento expresado, y es la base o el
sujeto en la relación atributiva. Obsérvense los siguientes ejem-
plos:
1. Juan miró el jarrón
2. Juan rompió el jarrón
3. Juan es el hijo predilecto de su padre
En 2, Juan (ergativo) modifica en la acción la naturaleza del
objeto, mientras que en 1, Juan (nominativo) no modifica el obje-
to, aun cuando realiza la acción del verbo; en 3, se presenta la re-
lación atributiva (nominativo +/-).
El ergativo es un caso que expresa al autor de una acción
que modifica el objeto en su naturaleza, características, propie-
dades. Conceptualmente es un caso diferente al nominativo, que
expresa el agente del proceso o evento. El término ergativo tiene
valor y significación de ocasionar, realizar, originar. Las lenguas
que presentan ergativo en su constitución gramatical lo señalan
como el caso del sujeto de un verbo transitivo, distinto del caso
del sujeto de un verbo intransitivo. El ergativo se presenta como
agente que provoca acción, modifica la naturaleza del objeto mani-
Fundamentos de una gramática funcional actancial
Antonio Franco Martínez / 51

festando el paso de un estado á a un estado â. Ejemplo: el estruendo movió la


piedra / la piedra se movió.
El ergativo conceptual puede presentar diversas realizacio-
nes en el uso en los casos lingüísticos: causal, agentivo, nomina-
tivo. El ergativo no es un caso lingüístico propio del español y de
ahí que en muchas oportunidades se hable de agente o de nomi-
nativo (agente activo) y gramaticalmente como sujeto en la fun-
ción sintáctica.
Acusativo. Es el caso que expresa la función gramatical del
complemento directo (implemento) de los verbos transitivos que
exigen que la acción, proceso o evento se realice en el objeto. La
significación del acusativo está estrechamente relacionada con la
acción que marca el verbo. Es el caso que presenta el paciente en
la predicación verbal de la relación activa, en oposición al agente.
El paciente es un actante no humano o humano que representa el
término de la acción evocada por el verbo, por la predicación ver-
bal. Está marcado de no-potencia (-) en oposición a la potencia
del ergativo (agente) (+).
El caso conceptual acusativo (AC) puede presentar lingüísti-
camente, en el uso, diversas realizaciones: nominativo, acusati-
vo, locativo nocional (en su semejanza semántica con el suple-
mento de la gramática funcional).
En el estudio que realiza Jakobson sobre los casos del ruso,
señala: “La oposición real entre [acusativo] y [nominativo] consis-
te simplemente en que el A indica que una acción se orienta hacia
el objeto, mientras que el N no señala en sí ni la existencia ni la ine-
xistencia de una referencia a una acción” (Jakobson, 1984: 248).
Agentivo. Expresa el agente del proceso o acción verbal sin
ser el sujeto gramatical del enunciado o la oración. En las funcio-
nes sintácticas de la oración se expresa mediante el agente prece-
dido de la preposición por en las construcciones pasivas. Ejem-
plo: el ladrón fue detenido por el policía.
Instrumental. Marca la entidad física inmediata del suceso,
la fuerza o el objeto inanimado que evoca la acción o evento, el
instrumento que participa en la realización de la acción. Ejemplo:
el policía golpeó al ladrón con un bate. Puede presentarse, en el
uso, en forma animada o personificada, como realización del er-
gativo conceptual.
Lingua Americana
52 / Año X Nº 18 (enero-junio 2006): 27 - 58

Causal. “La determinación causal designa en sentido es-


tricto la razón real, el motivo del hecho” (W. Abraham, 1981: 94),
el origen, la causa. Ejemplo: el policía golpeó al ladrón porque no
atendió la orden.
Dativo. El dativo es un caso lingüístico que se presenta
como realización en el uso del caso conceptual destinatario
(DEST). Indica que el objeto ha sido afectado por la acción. El des-
tinatario es un actante animado (humano) a quien se dirige el ob-
jeto; es receptor del objeto. No se debe confundir con el beneficia-
rio. Se relaciona, conceptualmente, con la acción de dar, regalar.
Es la entidad que acepta, recibe, experimenta o padece el efecto
de la acción expresada por el verbo: regalar, dar algo a alguien.
Sintácticamente se identifica como complemento indirecto o
complemento de la gramática funcional y siempre va marcado
con la preposición a. Ejemplo: el presidente dio los títulos de pro-
piedad de tierras a los campesinos.
Beneficiario. Indica quién se “beneficia” de la acción o
evento expresados por el verbo. Es un caso diferente al dativo, se
aleja del dativo y posee menor fuerza en el eje de la actancia. Está
marcado por la preposición para. Este caso ayuda a eliminar la
duda a la hora de identificar el dativo o complemento indirecto de
la gramática funcional. Ambos casos lingüísticos (dativo y benefi-
ciario) son realizaciones del caso conceptual DEST (destinatario).
Ejemplo: Dale esta carta al ministro para el presidente.
Final. Indica finalidad, determinación final de la intención,
hacia qué objetivo tiende la acción señalada en el evento. Suele ir
marcado con preposiciones o locuciones finales: para, para que, a
fin de que. Ejemplo: El presidente habló para tranquilizar al pue-
blo.
Locativo. Ubicado en la zona de la situación, eje de la de-
pendencia, el locativo se aplica al espacio (posición local o exten-
sión espacial), en el estado descrito por el tiempo y lo nocional.
Todo lo que no es ni espacial ni temporal se circunscribe en lo no-
cional.
El estilo periodístico en el uso de los casos a través de las
W’s, focaliza la localización y traslada el caso locativo a la actan-
cia en el contexto del evento comunicativo espacio-temporal-no-
cional del hecho presentado en la noticia.
Fundamentos de una gramática funcional actancial
Antonio Franco Martínez / 53

El hablante posee una organización conceptual-casual que


refiere aspectos semánticos en la lengua. Una concreción de esto
se observa en las relaciones intercasuales.
La situación comunicativa, adecuación, competencia lin-
güística, propósito, intencionalidad o focalización, llevan al
usuario a las diferentes posibilidades que ofrece el sistema, fun-
damentalmente en lo que se refiere aquí a la dominancia casual.
Las aplicaciones del sistema casual en los diversos análisis
de estructuras del relato, del discurso, y titulares de prensa, tra-
bajos anteriores, tales como Molero (2000), Franco y Martínez
(1999), han demostrado la presencia de la dominancia casual y
han comprobado que el lenguaje periodístico privilegia la zona del
evento, fundamental y constantemente.
Es preciso recordar que “la noción de dominancia casual
permite todas las posibilidades de juego casual por parte del lo-
cutor” (Pottier, 1992: 166); esto implica que dadas las circunstan-
cias comunicativas, el emisor puede actualizar un determinado
caso en la presentación del evento sin estar en el eje de la actan-
cia, o realizar un determinado recorrido en las áreas del evento
del rosetón predicativo. Esta actividad lingüístico-comunicativa
es muy frecuente en el discurso (estilo) periodístico informativo,
de ahí que tomando como fundamento el sistema casual y la fu-
sión de las áreas del evento a los ejes semánticos, se puede pre-
sentar una variante del sistema de casos aplicado al estilo
periodístico.

7. Las relaciones intercasuales y estilo periodístico


Los esquemas predicativos se manifiestan a través de las
sintaxias, entendidas éstas como modelos o esquemas sintácti-
cos memorizados en competencia, de ahí que “cada enunciado re-
mita a un modelo oracional en lengua” (Pottier, 1992: 141). Estos
moldes, modelos o construcciones sintácticas vienen caracteriza-
dos por las relaciones intercasuales, concebidas como se observa
en la Figura 6.
Las relaciones intercasuales, teniendo en cuenta su ubica-
ción en los ejes semánticos, pueden representarse mediante los
casos profundos, los casos conceptuales y su realización o con-
creción en los casos lingüísticos.
Lingua Americana
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FIGURA 6
Relaciones intercasuales
QUIÉN (+) hace QUÉ (-)

POR QUÉ (+) PARA QUÉ ( - )

(a causa de) ( con qué fin )

gracias a en favor de
qué ( + ) quién ( - )
DÓNDE
CUÁNDO
Relaciones intercasuales - Pottier 1993:145 CÓMO

En la presentación de un evento, estas relaciones se agru-


pan y correlacionan dependiendo de la intencionalidad comuni-
cativa: quién hace qué, cómo, cuándo, por qué, dónde, para qué.
La competencia del usuario las presentará teniendo en cuenta el
sistema lingüístico léxico-gramatical según la relevancia del
evento, tanto considerando el número (presencia de actancia)
como en el orden, jerarquización o focalización en la presentación
y desarrollo del evento.
El periodismo norteamericano creó y se ha caracterizado por
el uso del lead, es decir, la forma concisa en la que se ofrecen los
hechos sobresalientes o relevantes de una información; dicho en
términos aproximados a nuestra visión semántica, la presenta-
ción concisa del evento comunicativo a través de su actancia
principal.
La narración periodística de una información o de una noti-
cia, se presenta con una estructura tradicionalmente conocida
como pirámide invertida. Dicha técnica consiste en agrupar los
aspectos sobresalientes del evento o noticia al comienzo de la na-
rración o relato y gradualmente se presentan los aspectos infor-
mativos menos relevantes en forma decreciente. El núcleo de la
noticia se centra en el encabezamiento, primer párrafo; en el pe-
riodismo venezolano se conoce como entrada.
Cuenta C. Warren (1975:105) que un auxiliar de redacción se
enfrentaba con preocupación a su primer trabajo periodístico; lle-
naba la papelera de borradores y, por el nerviosismo que le causa-
ba verse con la hora del reloj llegando al límite, no lograba dar con
la redacción de la noticia. El redactor que observó la escena se le
Fundamentos de una gramática funcional actancial
Antonio Franco Martínez / 55

acerca y le pregunta cuál era su problema. El auxiliar le responde


que no sabe cómo empezar. El redactor recogió los apuntes y sub-
rayó unas ideas; ahí está la noticia, le dijo; continúa. La solución
aparece con la sugerencia de la redacción del primer párrafo, con
el núcleo de la noticia, con el moldeado del evento, que a juicio del
redactor debía encabezar la información mediante la respuesta a
las preguntas ¿quién?, ¿qué?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿por qué?
Surge así una técnica conocida como la pirámide invertida y uso
de las 5W’s (5 Wh’s) del periodismo clásico: Who-quién,
What-qué, When-cuándo, Where-dónde, Why-por qué.
En la presentación de un evento, el quién, el dónde, y el qué
se manifiestan como fórmula mínima esencial para identificar la
persona (agente), el hecho, (las cosas, acontecimientos) y la ubi-
cación o localización.
El agente (quién), hecho (qué), tiempo (cuándo), lugar (dón-
de), causa (por qué), finalidad (para qué), modo, manera, circuns-
tancia (cómo),… presentan la noticia, el evento periodístico. La
disposición, el orden, adecuación de los interrogantes, lo realiza
el usuario (periodista) en la presentación del evento noticioso.
Álex Grijelmo señala que “la teoría de la pirámide invertida
ha quedado anticuada” (2001: 32); y más adelante, en su manual
de El estilo del periodista, afirma que no se puede prescindir siem-
pre de la pirámide invertida para que permanezca la concisión, la
esencia del evento o noticia, en caso de ser mutilado el texto.
El hecho de no aplicar la técnica como tal (pirámide inverti-
da) no significa que la noticia no responda a cinco, seis o más pre-
guntas del evento, sino que éstas, es decir, el quién, qué, cómo,
dónde, cuándo, por qué, según quién, para qué,… se pueden
“desgranar” a lo largo de la presentación o narración de la noticia.
Su selección, orden, presentación, lo determina el usuario y la
disposición narrativa; pero siempre queda como fuente concep-
tual en la organización mental de la noticia la relación interca-
sual, la selección semántica de la actancia marcada por los casos.

8. A modo de conclusión
A modo de síntesis y conclusión de lo presentado como bos-
quejo de estos fundamentos de gramática funcional actancial,
presentamos en la Figura 7 la integración e interrelación de los
elementos que configuran el sistema o modelo.
Lingua Americana
56 / Año X Nº 18 (enero-junio 2006): 27 - 58
Modelo de gramática funcional actancial
FIGURA 7
Fundamentos de una gramática funcional actancial
Antonio Franco Martínez / 57

Se parte del verbo como elemento nuclear y la actancia que


determina en la presentación del evento, proceso, estado. Se con-
sidera la función-valencia (F) en su relación con los actantes y
complementos verbales del español que describen las funciones
sintácticas. El componente semántico está determinado por el
sistema de casos. El módulo actancial, portador del componente
semántico y sintáctico del lexema verbal que se selecciona en la
determinación del evento comunicativo, es el elemento nuclear
que permite la integración de las funciones (sintácticas, semánti-
cas, comunicativas) y de las relaciones intercasuales, las cuales
manifiestan, en la producción lingüística aplicada al estilo perio-
dístico, las W’s del evento que se comunica.

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