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Índice
1. Introducción
a. Emisor y destinatario
3. La redacción
a. Estructura y formato
b. Recursos estilísticos
c. Concisión y funcionalidad
d. Registro y tono
4. Ejemplos
5. Bibliografía
1. Introducción
Dentro del ámbito administrativo y jurídico hay un número muy elevado de tipos de textos, cada
uno de los cuales presenta una finalidad diferente: informes, actas, instancias, leyes,
constituciones, reglamentos, denuncias, testamentos, contratos o estatutos. Algunos pueden ser a
nivel de país, como la Constitución o las leyes, otros a nivel individual, como la denuncia o el
testamento, y, por último, también hay algunos que se inscriben en una colectividad, como es el
caso de los estatutos de una entidad.
En este capítulo, elaboraremos unas pautas sobre cómo redactar correctamente y de manera más
funcional unos estatutos de una entidad o asociación pequeña. Nos basaremos en el modelo que
proporciona la Generalitat de Catalunya en su web del Departamento de Justicia en lengua
castellana y en el que presenta el Gobierno de España en el portal del Ministerio del Interior. No
obstante, tendremos en cuenta la intención y el objetivo principales AD: principal? del texto y su
destinatario, por lo que valoraremos si realmente la forma como está escrito y organizado el
patrón del gobierno es el más adecuado o sería necesario hacerle algún cambio. Hemos tomado
como ejemplo los estatutos de la Associació pel Pubillatge de Vilassar de Dalt, que redactaron sus
miembros siguiendo el modelo de la Generalitat. Nos servirá de modelo para mostrar fragmentos
que no han construido de manera correcta o partes en las que sí que han redactado el escrito
adecuadamente. Además, también hemos usado como referencia el modelo proporcionado por el
Ministerio del Interior del Gobierno de España. Para obtener más información sobre la redacción
de los estatutos de esta entidad escogida como ejemplo, hemos hablado con uno de sus
exmiembros.
Preguntas:
Las respuestas nos han ayudado a determinar el destinatario de los estatutos, las carencias de
redacción que pueden tener las pautas del Ministerio del Interior o de cualquier otro organismo
administrativo oficial, los contenidos… Por lo tanto, la información obtenida de la entrevista es
presente en todo el trabajo.
Cuando se redactan los estatutos, se recomienda seguir los modelos proporcionados por el
Ministerio del Interior del Gobierno español o el órgano de gobierno correspondiente al territorio
de la entidad, ya que tienen que corresponderse con la legislación actual y con la estructura oficial
determinada. No obstante, no hace falta limitarse a rellenar los espacios en blanco de la plantilla
porque, por un lado, se puede perder el hecho de plasmar la personalidad de la entidad y los
objetivos que se plantea como fin. Por otro lado, también puede suceder que algunas actividades
que realiza la asociación no queden reflejadas en los estatutos y, entonces, no se puedan solicitar
ayudas a la Administración.
a. Emisor y destinatario
Los mismos miembros de la asociación son los que redactan los estatutos habitualmente. Aun así,
es posible pedir ayuda a un profesional de la redacción, lo cual no suele pasar porque las
asociaciones acostumbran a ser austeras y pequeñas. Van dirigidos, en primer lugar, a las personas
integrantes de la entidad, pero también a cualquier otra que quiere empezar a formar parte de
ella o, lo que es más destacable, a la Administración, que regula estas asociaciones. Por eso, es
necesario que la redacción sea correcta, clara, que contenga todo lo que la ley pide y no de pie a
ambigüedades.
· Denominación
La denominación de las entidades debe hacer referencia a los fines básicos que persigue o al
objeto principal al que se dedica y presentar un nombre propio característico. No se admiten
designaciones que consistan exclusivamente en la expresión de un territorio o puedan causar
ambigüedades en cuanto a la naturaleza de la entidad. Esto puede suceder, sobre todo, a través
de adoptar palabras o conceptos propios de personas jurídicas diferentes, que cuenten con
expresiones contrarias a la ley o que vulneren los derechos de las personas. La denominación de la
asociación no puede coincidir con la de otra entidad que ya exista ni parecérsele tanto que llegue
a causar confusión respecto a la identidad de la entidad.
· Finalidades determinadas
Los estatutos también deben fijar las finalidades de la asociación, redactadas de la manera más
clara y correcta posible. No pueden ser incluidos objetivos propios de figuras que no sean
entidades (corporaciones públicas, sociedades mercantiles, sociedades civiles, etc., ni de
asociaciones regidas por leyes especiales (religiosas, políticas, sindicales y deportivas con
competiciones oficiales, cooperativas, etc.).
· Domicilio
En los estatutos debe constar el domicilio principal (calle, número y localidad) y, si se tercia, otros
locales que utilice la asociación de manera habitual.
· Ámbito
También debe aparecer el ámbito de acción territorial donde la asociación desarrolla sus funciones
de forma principal.
Es obligatorio que haya dos órganos diferentes dentro de la entidad: la asamblea general,
integrada por todos los miembros, y la junta directiva, formada por algunos socios elegidos. Los
estatutos deben incluir los aspectos necesarios para regular las competencias y las funciones de la
asamblea general y de la junta directiva.
Es necesario que los estatutos establezcan las normas concretas de admisión de socio, así como
también de pérdida de este estatus, y determinar qué órgano directivo se encargará de llevar a
cabo esta tarea.
· Régimen disciplinario
· Derechos y deberes
Los estatutos deben mencionar todos los derechos y deberes que poseen los socios de la entidad,
sin olvidar el de voz y voto en las asambleas generales y el de escoger y ser elegidos miembros de
la junta directiva (a no ser que se trate de un cargo honorífico).
Es necesario determinar en los estatutos qué procedimiento se seguirá en el caso de que se desee
modificar estos estatutos de la asociación, lo cual debe ser acordado en asamblea general por los
miembros de la entidad.
· Patrimonio fundacional
En los estatutos también se detalla qué cantidad determinada conforma el patrimonio de la
asociación o bien se pone de manifiesto que no dispone de ninguno. Del mismo modo, se debe
concretar qué recursos económicos prevé utilizar y de qué modo.
Si se disuelve la entidad, debe ceder su patrimonio a una entidad cultural, benéfica, etc. Nunca se
podrán repartir los fondos entre sus miembros. Eso también se debe incluir en los estatutos.
3. La redacción
a. Estructura y formato
Los estatutos se estructuran por capítulos, que, a la vez, están divididos en artículos. Los capítulos
hacen referencia a los grandes apartados que incluyen los estatutos, los cuales hemos listado en el
apartado anterior. Los artículos, por su lado, presentan los diferentes puntos que tienen que ver
con el capítulo al cual pertenecen. Cabe destacar que los artículos se numeran de forma seguida,
es decir, que no empieza una nueva enumeración para cada capítulo, sino que se sucede a lo largo
del documento. Esto se hace para exponer la información de manera más concreta y poderla
recuperar más rápidamente y sin confundir ningún apartado. Cada artículo se refiere a un aspecto
determinado de las bases con las que se regula la entidad.
Para elaborar unos estatutos adecuadamente, es necesario consultar la redacción adoptada por la
administración (de leyes, etc.), ya que no hay una propuesta formal universal en este ámbito.
Según las consultas realizadas, hemos apreciado que es cierto que hay diferencias de formato en
las estructuras de los estatutos de diferentes lenguas (catalán, español, inglés), pero que el
contenido de este tipo de documento es el mismo. Ante esta diversidad en relación con los
criterios formales y estilísticos, hemos decidido proponer el siguiente formato:
Estilo y tamaño de fuente: puede ser escogida por los redactores, pero debe ser homogénea
durante todo el documento. Los estilos recomendados son Arial 11 o Times New Roman 12, que
son los académicos por defecto.
Notas a pie de página: se debe usar el mismo estilo seleccionado para el documento pero el
tamaño de fuente es dos puntos inferior.
b. Recursos estilísticos
2. m. Ordenamiento eficaz para obligar; p. ej., un contrato, una disposición testamentaria, etc.
3. m. Ley especial básica para el régimen autónomo de una región, dictada por el Estado de que
forma parte.
Por lo tanto, hablamos de un texto que tiene valor legal o jurídico. En textos de estas
características, se suele utilizar el tiempo verbal futuro para expresar una orden, tiempo que
encontramos, sobre todo, en textos en inglés y en castellano, donde se emplea mucho el futuro de
obligación. No obstante, este uso tiene dos posibles interpretaciones:
Por este motivo, en textos de valor normativo en castellano puede usarse el futuro con valor de
obligación. También puede emplearse el presente, para que la lectura se haga siempre desde el
tiempo actual del lector y no desde la perspectiva del redactor. Otros recursos son utilizar
estructuras que impliquen obligación como deber + infinitivo o tener que o el presente de
indicativo de las formas verbales, que encontramos de forma recurrente en este tipo de
documentos.
A continuación, presentamos algunos ejemplos que usan los tiempos verbales para expresar
obligación, recogidos del modelo de estatutos proporcionado por el Ministerio de Interior:
Artículo 7. Reuniones
También se acepta el uso del modo imperativo, aunque se recomienda adoptar un estilo más
impersonal. Además, estos documentos utilizan de manera recurrente el participio pasivo. No
obstante, su uso se considera un abuso de las funciones del verbo en forma personal a causa de su
valor verbal. Por este motivo, se recomienda un uso moderado de esta forma, a excepción de que
el participio tenga un complemento que pueda funcionar como sujeto de la oración. Recogemos
un ejemplo de este fenómeno a continuación:
Aun así, el participio en construcción absoluta, es una forma frecuente en el lenguaje jurídico. En
los textos administrativos su uso está aceptado dentro de la estructura una vez + [participio].
· Voz
En los textos con valor jurídico o administrativo encontramos preferencia por la voz activa, de
manera que se evitan las pasivas perifrásticas y las pronominales o reflejas. Las oraciones pasivas
pronominales son un recurso para la impersonalización, donde se omite el sujeto agente. Las
oraciones pasivas perifrásticas se utilizan para transformar en sujeto lo que sería el complemento
directo de la oración activa, siguiendo la estructura siguiente:
En casos en los que la oración en voz activa puede introducir matices diferentes, se considera
conveniente mantener la pasiva perifrástica. Por ejemplo, el valor de la oración siguiente cambia
en función de si se formula en voz activa o pasiva:
La resolución final, que ha de ser motivada y aprobada por dos terceras partes de los miembros de
la Junta Directiva [fragmento extraído]
Dos terceras partes de los miembros de la Junta Directiva han de aprobar y motivar la resolución
final [fragmento modificado]
En el segundo caso, se podría entender que la junta directiva tiene la obligación de aprobar la
resolución final, cuando en realidad lo que se quiere decir es que no se puede hacer ninguna
resolución final si no la aprueba la junta. Por lo tanto, en estos casos en los que se puede dar
confusión, se prefiere seguir usando pasivas perifrásticas. En el caso de las pasivas perifrásticas sin
agente, es preferible convertirlas en pasivas nominales, frecuentes en textos administrativos,
aunque cabe recordar que las pasivas pronominales que presentan complemento agente son
incorrectas.
Además, cuando una pasiva pronominal hace referencia a una norma que puede actuar como
sujeto gramatical, es preferible explicitar ese sujeto y convertirla en una oración activa, como se
puede observar en el fragmento extraído del modelo de estatutos presentado por el Ministerio de
Interior del Gobierno de España:
· Léxico y terminología
Los estatutos de una asociación deben ser fáciles de entender, ya que dictan los derechos y
deberes de sus socios y de la junta directiva. Por tanto, han de redactarse buscando facilitar la
lectura a sus receptores.
Sin embargo, esta característica no evita que presenten terminología, ya que se trata de
documentos especializados y, por lo tanto, se considera normal el uso de términos y léxico
especializado. Esta terminología variará en función de su destinatario y del objeto y la finalidad de
la entidad.
c. Concisión y funcionalidad
Los estatutos de una asociación deben ser funcionales, ya que tienen que cumplir eficientemente
su función (normativa, expositiva, declarativa, etc.), por lo que conviene que se redacten
ateniéndose a los principios de precisión, concisión y claridad.
Además, aplicar estos principios es algo necesario en el caso de los textos normativos para garantir
la seguridad jurídica. Las imprecisiones y ambigüedades pueden dificultar la interpretación y la
aplicación posterior de las normas y las funciones.
Así mismo, las palabras, términos y fraseología deben usarse con precisión, evitando la sinonimia y
la polisemia. La relación entre término y concepto debe ser inequívoca, es decir, debe usarse un
único término para referirse a cada concepto. La introducción de variación léxica podría afectar a
la seguridad jurídica.
El lenguaje normativo tiene que ser conciso. Por este motivo, es necesario que se eviten las
expresiones redundantes y los adjetivos innecesarios. Las ideas deben expresarse de la manera
más simple posible, sin dificultar la comprensión del documento.
Con todo eso, se busca que la redacción final de los estatutos sea clara, concisa y comprensible. El
mensaje debe entenderse fácilmente y no puede provocar ambigüedades, ya que transmite los
derechos y deberes principales de los miembros de la entidad y especifica cuáles son las funciones
y finalidades principales de esta. Precisamente por este motivo, los estatutos deben incluir solo
aquello que es esencial. La redacción por puntos en forma de lista contribuye a esta idea, ya que
se busca que cada norma y apartado se entienda.
d. Registro y tono
Por otro lado, la redacción de estatutos requiere el uso de un lenguaje con un nivel de formalidad
elevado. Por tanto, no son adecuadas las palabras vulgares o informales, las formas locales ni las
excesivamente literarias. Para determinar cuál es la palabra más adecuada a la variedad estándar,
se tendrá en cuenta el tratamiento que hace el Diccionari normatiu de la llengua catalana (DIEC2)
y el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española (RAE), en caso del catalán y
del castellano.
Finalmente, los estatutos tienen que basarse en la descripción de los aspectos que incluye la
entidad y deben expresar sus normas básicas de manera objetiva.
e. Aspectos ortotipográficos y cuestiones convencionales
Se trata de un documento legal, por lo que no puede contener faltas de ortografía ni errores
gramaticales. Debe prestarse atención sobre todo en:
· El uso innecesario de mayúsculas, las cuales deben usarse únicamente para designar personas
físicas o morales (aunque se acepta su uso para designar el nombre de la entidad y en los títulos).
· Tipo de letra
La letra redonda es la que se utiliza normalmente en la redacción de este tipo de documentos. Por
tanto, el uso de la cursiva no es adecuado, solo se usa cuando se quiere expresar:
· Mayúsculas y minúsculas
Cargos: debemos recordar que los cargos se escriben con minúscula inicial (ejemplo: el presidente
de la Entidad).
Las normas y leyes: en castellano los nombres de las leyes, tratados, decretos, etc., se escriben con
mayúscula inicial en todos los sustantivos, verbos y adjetivos. A continuación, presentamos un
ejemplo:
4. Ejemplos
Estatutos