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ASTURIAS Y LOS ASTURIANOS EN LA CHRONICA ADEFONSI IMPERATORIS por MIGUEL CALLEJA PUERTA El empleo de historias redactadas en época medieval para la reconstruceién y explicacién de las cuestiones que en ellas tienen acogida ha constituido el inevita- ble punto de arranque de numerosas investigaciones: en aquellos textos se hallaban informes de primera mano cuando relataban hechos contemporineos al momento de su redaccién, y con eso un tratamiento unitario, monogrifico y ya enfocado en una direccién precisa sobre cuestiones de dificil acceso al investigador, dado que la documentacién de archivo pertinente a su estudio permanecfa inédita o simplemen te no existia, Del mismo modo, a medida que los bistoriadores fueron ampliando sus dreas de interés hacia parcelas ajenas al basicamente politico del género en aquellas sus manifestaciones mas primitivas, los textos histéricos medievales que ya habfan sido objeto de sucesivas ediciones criticas ofrecieron también un campo fértil a los cultores de disciplinas hist6ricas de mds reciente desarrollo, por cuanto ofrecian datos ajenos a su objetivo prioritario pero asimismo validos en cuanto re~ flejo tangencial de un entorno hist6rico determinado. Pero resulta preciso, no obstante, subrayar por enésima vez la fractura existen- te entre la intencionalidad y el trasfondo ideolégico del escritor de historia en la Edad Media, y las pretensiones y objetivos del historiador que hoy trabaja sobre aquella etapa del pasado. Es imprescindible, en primer término, practicar una ade- cuada definicién de género que permita valorar el texto en su justa medida; y debe 1 Es explicito el testimonio de B.GUENEE: Toute oeuvre médiévale en général, et toute vew're historique médiévale en particulier, se sieye dans un genre, et ne peut éire jugée et comprise que par fs historiques au rapport aux lois de ve genre («Histoire et Chronique. Nouvelles réflesions sur les g Moyen Age», en Lu Chronique et "Histoire au Moyen Age, Colloque des 24 et 25 mai 1982. Textes réunis par D.POIRON, Paris, 1982. pp. 3-1 n embargo este mismo wutor reconoce que la vieja cla- siticaci6n isidoriana expuesta en las Eximologias (1, 4, «De generibus historiae») fue tantas veces repeti- snorada, y simplifiea los términos de la cuestidn remontando a Eusebio de Cesarea una divi- da como 174 MIGUEL CALLEJA PUERTA tenerse en cuenta, ademas, que los usos historiogralicos de ka Edad Media 0 simple- mente el inevitable ciclo de transmisién manuscrita hacan de estos textos objeto de no inirecuentes refacciones donde lo mismo se incorporaban datos ajenos a Ja redac-~ cin originaria que se modificaban otros en pos de intereses muy determinados, Nuestra intenci6n en el presente articulo consiste en dar cuenta de [a imagen que de Asturias y los asturianos puede obtenerse a través del prisma de la controver- lida Chronica Adefonsi Imperatoris, 0 al menos insistir en los problemas de inter- pretacidn de su testimonio, tratando de ofrecer pistas para su empleo y con ello una mis adecuada definieiGn de lo que es exactamente esa obra?, de modo que procede- remos en primera instancia a tomar en consideracidn los dos términos de nuestra in- vestigacién. Por lo que concierne a la crénica, sabemos de entrada que es una mucs- tra del renacimiento que en el siglo XII también aleanza a la historiograffa, una especie de historia oficiosa redactada hacia mediados de la centuria con la segura in tencidn de exaltar sin reservas la figura de Alfonso VIL y la empresa imperial en él encamada}. Sin embargo, la confusidn se establece desde el mismo momento en que tratamos de adseribir el texto a alguno de los géneros histéricos habitualmente prac- ticados en el momento de su redaccién, Es cierto que en las ediciones y traducciones recientes nadie duda en denominarla erénica: tan solo A.Ubieto se atrevié en su dfa sid inds sencilla entre erénica e historia, auprella nis breve en sus enuer la cronologia, ¥y ésta nui atenta a la ordenacisn termitica y las explicaciones gtobales. obra de un autor nica y cons- Ciente del mds alto Vuelo de su obra 2 No entramos agui en cuestiones de critica textual. para fo que semitimos a Ix edieidn de’ LSANCHEZ BELDA: Cronica Adephonsi hnperairis, Madrid, 1950, que, salvo indicacion contraria, seri eu adelante nuestra edicisn de referencia identificada como Chrowica. Recientemente hat publicado tuna traduecion M.PERE7, GONZALEZ («Cronies del Emperador Alfonso Vib». en &f reine de Ledn en a Alta Edad Media, IV. La monarquia (1109-1230), Leon, 1993, pp. 77-213), basiindose en la eui que difiere sensiblemente de aquel primer editor en cuanto al i ‘otorgado a las distintas versiones y la stemma en que las ordena (Ci. Chronica Adephousi Inperatoris, en el vol. 71 del Corpus Christianorun, Continuatio Medievatis, Turnout, 1990). Retrospectivamente, habia sido ampliamente utilizada y ampliada por P. de SANDOVAL (Chrniea del inetite Emperudor dle Espana Dow Alonso VIL, Madrid, 1600). y tray él Ia publicaran F. BERGANZA (Antigitedades de Ex- pana, Il, Madrid, 1721, pp, 590-624), E, FLOREZ (Fspaita Sagrada, XX1, Madrid, 766. pp. 320-409) yA HUICI MIRANDA (Las ervinicas farina de fa Reconquista, Ml, Valencia, 1913, pp. 171-430). 3 Para tay transtormaciones que experiments a historingrafia de los reinoy eristianos peninsu= lures. eft. E BENITO RUANO, «La historiografia en la Alta Edad Media espanol, Ideology y estructu- rim, Cuadernos de Hisioria de Espaita, Bucnos Aires, XVI (1952). pp. 50-104. Sin embargo, loy resor- tes que aetivan I experimentadat a pati del siglo XIE no han sido todavia coneretadlos, y 10 mismo ocurre con el Itamativo vacio historiognitico que abarea desde la segunda mi- tad det siglo hasta la década de 1230: the long silence after the Historia Compostellana and Pelave of Oviedo needs to be accounted for. “Cultural und economic backwardness’ will not serve to explain the “apparent lack of interest in the history of the past and presear which so sharply distinguished Alfonso VII's Castile from Philip Augustus’s France and Henry I's England. Late ivelfih-century Caste was siot «cultural desert: far from it P.LINEHAN: History and the Historians of Medieval Spahr. Oxford, 1993, pp. 246-247. los y cefiida ASTURIAS Y LOS ASTURIANOS EN LA CHRONICA ADEFONSI IMPERATORIS. 175 a discutir tal apreciacién para incluirla en el género de los analess. Ocutre, sin em- bargo, que en ningtin momento el anénimo autor corrabort aquelia primers y més generalizada acepcién detinigndola como crénica, y que entenderla como obra ana- listica presenta mas problemas que soluciones. A nuestro modo de ver, kt obra fue concebida por un autor muy consciente de su propio proceder que la elabors come muestra del —en a teorfa~ mais noble y cuidado gémero de la historia’ y gue consu- m6 en ella ure refinada muestra de propaganda politica: puesto que no deseamos profundizar en un debate nominalista que no nos Hlevarfa demasiado lejos, nos limi tarenyos a exponer los condicionantes inmediatos de fa Hamada Chronica Acefonsi Inperatoris y los problemas que de elJos se derivan, y no tendremos reparo en se~ guir sefiriéndonos a ella como ha venido haciéndose hasta ahora, como erénica, pendiente en cualquier caso de las premisas apuntadas®. Dos ideas fundamentales rigen su articulacién interna: provideneiatismo y feone- sismo. La primera, biisica en el deszrratio de toda la historiografia medieval, nos intere- surd menos en este trabajo7: es la segunda la que consideramos preciso poner de relieve a los efectos de la presente investigacidn, dado que la caracterizacisn de los personajes vinculados a Asturias que aparecen en la Chronica vata sittiarse ex et plano de lo politi- co, en forno a cuatro Momentes clave: fa Coronacidn real de Alfonso VIL, las rebeliones: de Gonzalo Peli, las bodas de la infanta Urraca y el asedio y toma de Almeria, En efecto, el objetivo conereto que informa Ia articulacién interna de la Crénica no es ota que fa de enaltecer la figura de Alfonso VII, y com elfo, la cristalizacion del hecho imperial en } encamado’. Se ha repetido muchas veces que su valor literario 4 ALUBIETO ARTETA: «Sugerencias sobre la Chrottica Adefonsi hapexatorion. CHE, XXV- XXVI (1957), pp. 317-326; lay permanentes indicacianes eronoligicas bien ordenadas harian de ella unos anales muy amptis y redactados por un tinico autor. peco siempre demiro de! eampo del analismo. 5 Ya hemos dicho que en su declaracién ce intenciones el autor habla de estar eseribiendo a cerdnica: la presencia de un prefacio ex considerada por GUENEE («Histoire et chronique... como se Tio dle calidad de lay historiae, y en el prefacio con que ésta da comienzo se expres ef deseo ce emnula iniientras deseribe las gestas del Emperador, kay obras eseriias ab historiagraphis entiquis. © Perasanecen en ta oscuridad, no obstante, demasiadas cugstiones tundamentales: que se descu- bra la identidad del autor no es tan nevesario por la explicitud dy sus planteamientos ideoligicos, pero aclararia muchay cosas desvelar interragantes como el del pablic al que iba dirigido y también los mo= tivos del fracaso que sultid la difusidn del texto. pues ni el Tudense ni e) Foleano parecen hitherto co- nocido, y su exhumacisin es tara: Joy més sntiguos manusctites conocidos datan del sigh XVI (CIi LSANCHEZ BELDA: Chionica, pp, LXXI-LXXXIV), 7 Tras Ja explicacidin de los acontecimientas se esconde siempre la poderosa mano de Dios, pero en intima e interesida eomunidn con la no menos firme de Alfonso Vil, que legs a ser ealitieade con pueri sui (Chrontica, | AST. 8 Cli, MRECUERO ASTRAY: Alfonso VIJ, Emperador: ef Imperio Hispanice eu el sigh XU, J.eéin, (979, Nada para ilustrar la iden como las intenciones expresadas en el preticio a los primeros versos del Poeme de Almeria, que también rezuman ese obstinado desco de halugarle: sf cemplacer im- peratori (v8) 176 MIGUEL CALLEJA PUERTA es escaso, sobre todo en los dos primeros libros; pero lo realmente significativo es que a la ordenacién cronolégica se superponga una meridiana clasificacién temitica, y que esas alteraciones en la secuencia temporal de los hechos se inseriban también en el discurso apologético que impregna la totalidad de la obra. En definitiva, no es este un ejemplo de historiogratia retériea de tradicién salustiana, sino una obra a la que Pérez Gonzilez ha calificado como ensayo histérico mds preocupado por las ideas que por la cronologia de los hechos?. Por eso mismo, aunque Util, sus informes resultan de entrada sospechosos por cuanto se silencia o tergiversa todo cuanto pueda oponerse al triunfo de la ideologfa imperial que informa toda la composici6n!; de] mismo modo, su uso para la reconstruccidn de esa secuencia histérica en el territorio asturiano presenta una utilidad relativa, circunscribiéndose fundamentalmente a las cuestiones politicas relacionadas con el Emperador y su presencia en esta tierra, mientras que los estudios de historia social y econémica encuentran en ella datos muy parciales, mas indicados para valorar el tono de [a propia obra historia que para recrear unos hechos que encuentran mejor reflejo en las fuentes diplomdticas. Cerrando ya el planteamiento del problema, atin querriz hacer una observacin con respecto al segundo término sobre el que se sustenta este articulo, esto es la le- gitimidad de hablar de Asturias y los asturianos en la primera mitad del siglo XU Deseo insistir en gue el empleo del apelativo lo asturiano en las cuestiones que va- mos a tratar debe entenderse con prudencia y flexibilidad. En este momento le re- gidn asturiana cuenta ya con una personalidad suficientemente definida en el seno del reino de Leén; son numerosas las alusiones en la documentacién coetinea a unos limites geogrficos bastante precisos y proximos a las actuales demareaciones administrativas, y existe asimismo una percepcidn fordnea de los asturianos como unidad!!; sin embargo, los personajes que tienen cabida en la crénica como tales son 9M PEREZ GONZALEZ: «Crénica..». p. 94. Los inconvenientes de ese obstinado partiismo los indica L SANCHEZ BELDA cuando adviere e6imo fa prosimidad del antara los hechos historia~ siones de su épova y del deseo de agradar al monarca, Nada tiene, por tanto, de exiraiio ver discutidas sus noticias e incluso rechazudas de plano en algunos autores modernos (Chronica, p. XXWI). Peto el problema se refiere al hecho mismo de lu narratividad, objeto de preacupaci6n en los dltimos aftoy y que resume con precisidin y énfasis H.WHITE tras haber ejempfificado el problema a aves precisa mente de obras historicas escritas en el Medievo: ;Podemos alguna ves narrar sin moralizar? («Bl va- lor de la narvativa en la representacidn de la realidad». en Bf contenido de la forma: narvativa, discurso y representucién histérica, Barcelona, 1992. p. 39), 10, No constituye, en cualquier caso, exvepeién en el ambito de la historiografia del momento. Pensemos, sin ir mis lejos, que la Historia Compostelana pasa por alto sin citarla [a coronaci6n impe- rial de 1135, el mismo acontecimiento que va a constituir el feil-motiv de la erdniva del Emperador (Cfr, EFALQUE REY (ed.): Historia Compostelfana, vol. LXX del Corpus Christianorun. Conti nuatio Medievalis, Tumbout, 1988) 11 No en vano, esta crdnica es el primer testimonio en la literatura que practiea una caracterizat cin de los asturianos como coleetivo; v. infra las consideraciones sobre el Poema de Almeria, Del mis- ASTURIAS Y LOS ASTURIANOS EN LA CHRONICA ADEFONSTIMPERATORIS 177 en realidad miembros de una nobleza de alto nivel, y esa perlenenciat « tu clase he- geménica del réino hace que sus intereses se dispersen por toda la extensién del mismo. Del mismo modo, la articulacién territorial de la regién se encuentra ahora en pleno proceso de cambio, tanto en lo referido a su estructuracién interna como a su inserei6n en el mas amplio marco del reino castellano-leonés: el régimen de te- nencias se encuentra en trdnsito de verse profundamente moditicaco y manifiesta con ello la adecuacidn de los poderes civiles a un nuevo equilibrio territorial: la geo- graffa eclesidstica, por su parte, no va a la zaga en la conmocién, y las didcesis par- ticipan en una dura lucha por ampliar espacios y competencias, constituyendo asf un ineludible contrapunto en la naciente ordenacién territorial del reino. Es de sobra conocida la cesura histérica que para el primitivo solar del reino asturiano supuso el traslado de la capital del reino a Leon en el afio 910, a la que si- guid una evidente merma de su peso relativo en el reine y un notable empobreci- miento econémico. Pero de fa misma manera que con el renacimiento general de las sociedades europeas comenzari a salir la regin asturiana de su aistamiento, su os curecimiento politico comienza también a disiparse a mediados del siglo XI. Rea- parecen personajes asturianos én las altas instancias de poder, y al mismo tiempo, vuelven a registrarse presencias esporddicas del monarca: Fernando | viaja a Oviedo en 1053, y Alfonso Vi también se acercara a la vieja capital en varias ocasiones, en lo que nos parece una operacién de acercamiento politico al poder episcopal oveten- se, a quien dota con ricas mercedes consolidando asf una colaboracién Hamada a cuajar en el futuro frente a unos poderes sefioriales laicos en pleno crecimiento!2, De hecho, Ja coronacién de Alfonso VIL y el primer perfodo de su reinado estarian jalonados precisamente por las reticencias de una clase nobiliaria habituada a cam- par por sus respetos durante el turbulento reinado de doiia Urra que ahora se re- sistia a ver recortado: s su poder ¢ influencia en Jos asuntos del reino ‘no modo, en un diplomit recogido en el eontemparnineo Liber Testamenorunn se hace uns precisa delimiter ‘ign al Rablacse de Avni inter daw fluminua One et Dew. « Pirine’ montes usgue in ora mavis (GARCIA LARRAGUETA: Cofeccitin de documentos de fa Credval de Oviedo, Ovied. 1962, 1° 6), FERNANDEZ CONDE: Fl Libro de ins Testamentos de ta Catedral de Oviedo, Roma, 1971, pp. 251-254. MASANZ, FUENTES, «Transcripciéa» en FE. RODRIGUEZ DIAZ, M.JI.SANZ FUENTES. J.YARZA LUACES y E,FERNANDEZ VALLINA: Liber Testamentorun Feclesiag Ovetensis, Barcelona, 1995. pp. 578-580), 12° Chr, E.LFERNANDEZ CONDF: «E) medievo asturiana (sigs X-XIF)», en E.BENITO RUANO y FJ.FERNANDEZ CONDE: Hivoria de Astanias, IV, Salinas. 1979, pp. 13)-279. F.BENL TO RUANO: «Asturias, siglos X-XIP>, en Hivoria de Asturias, H. La épuca medieval, Oviedo, 1990. pp. 346-364, RUIZ DE LA PENA SOLAR. J. J: «El feudalismo en Asturias: formacisin y desarrolle de los mecanismos de poder en los siglos XI al XUil>, £0 forno al feualuliso hispdnicn, 1 Congreso de Bs- tudios Medievales. Lesn, 1989. pp. 123-143 178 MIGUEL CALLEJA PUERTA En definitiva, su plena competencia en la facultad del mando, segiin el crite- rio que tambign adopta la Chronica, comienza en aguel aio de 1126, y su primera tarea habria de ser precisamente atraerse Ia adhesién de una nobleza discola en el propio Le6n, donde el gobernador de sus torres se mantenfa rebelde. Ya en ese pri- mer suceso la crénica registra la muy significativa presencia de dos miembros de la nobleza asturiana que serin objeto de atencién preferente en las paginas que s guen: Suero Vermiidez y Gonzalo Peliez, cuyo tratamiento antitético a cargo del cronista nos recuerda en cierto modo la misma dicotomfa, si bien a otro nivel, que establecfa entre Alfonso VIL y el Batallador, a quien hace una y otra vez objeto de su mis airado desprecio. Por motivos de rango, las diferencias que separan a los monareas se detallan con més minuciosidad que Jas que se tetieren a Jos magnates, pero en ambos casos el autor emplea recursos similares en la larea de enaltecer al uno denostando Ia personalidad del otro, canalizando siempre esa toma de partido hacia el objetivo concreto de glorificar a Alfonso VII como emperador y heredero de una tradicién a cuyo prestigio concurren todos los recursos literarios puestos en prictica en la redaccidn de texto Asi, apenas coronado Alfonso en Santa Marfa de Leén, comes Suarius, vir in consilio strenuus veritatisque inquisitor, qui tene- hat Astoricam, Lunam, Gordonem cum Bergidi parte, necnon Bada- biam et Flatianam, totumque vallem usque ad ripam fluminis qui dicitur Ova et usque ad Cabrunianam, cum amicis et parentibus suis, Adefonso videlicet fratre eius. filioque suo Petro Adefonsi, qui postea ab eo factus est comes, et Roderico Vermudiz cum Roderico Gonzalvi et Petro Brauldi aliisque multis, quorum nomina enarrare longum est, ad eum venit!3, Es evidente en esto que Suero Vermtidez gozaba de posicién privilegiada en el reino; sus extensos dominios dan cuenta de ello, y como miembro destacado en- tre los fieles a D* Urraca, se explica fécilmente el primer lugar que ocupa en la n6- mina de cuantos prestaron obediencia al joven Alfonso VII desde la muerte de su madre; del mismo modp, el conde Suero acta como mensajero real junto a Alfon- so Jordan ante los rebeldes de las torres de Leén, y participa en la rendicién de las mismas!4, Pero sobre todo, los calificativos de que se le hace acreedor son revela~ dores de la interesada postura gue adopta el cronista con respecto a su figura; tan- 13) Chrowiea. 1.6. 14 Post multas autem collocutiones, rex cul eos gui adhuc in turribus rebelles erant, duos comi- tes pruedictos, Adefonsum et Suarium, cum Didaco episcopo misit [..}. Mera autem die, rex eum con sulidus Adefonse et Suario aliisgue sibi adhaerentibus et cwn ipsius urbis civibus, turres expugiavit ef cepit eas (Chronica, 1.3 y 4). ASTURIAS Y LOS ASTURIANOS EN LA CHRONICA ADEFONSI IMPERATORIS 179 to es asi, que la recurrente presencia del conde Suero en la crénica, slo equipara- ble a la de Rodrigo Gonzilez, ha llevado a numerosos autores a sustentar en ella la atribucién de la erénica al obispo de Astorga, Arnaldo, sobre el argumento de que la tenencia de su territorio por parte de Suero Vermtidez serfa el motivo de un conocimiento y simpatia jamas disimulados en el texto!s. Pero no es licito conce- der pleno crédito a la crénica por el mero hecho de su explicitud; en sus momen- tos de mayor poder personal este magnate ejercié un claro dominio en las comar- cas detalladas, pero nos falta corroboracién diplomatica precisamente para e) caso de Astorga, circunstancia que anularia una de las bases sobre las que se funda- mentaba la autorfa del obispo Arnaldo, y lo mismo ocurre cov la zona del Bierzo!®, Por desgracia, la documentacién astoricense que nos interesa se ha per- dido en su practica totalidad; pero lo cierto es que ninguna de las parcas noticias Hlegadas a nosotros permiten situar esa ciudad y su entorno bajo Ia influencia de este conde, al menos durante un periodo largo de tiempo!7. Ademiéds, existe un problema de incongruencia cronolégica para aceptar Ja coincidencia de ambos en un mismo lugar, dado que las primeras noticias conocidas de D.Arnaldo datan del aflo 1144 en que comenzé a regir la didcesis astorgana, momento en el que el con- de Suero ya Hevaba varios afios muerto; en definitiva, aunque la parcialidad del autor es muy evidente para con este personaje, hay que admitir que no es posible por ahora identificarlo Es licito, en cualquier caso, dudar de la veracidad de sus palabras por Io in- discriminado de los elogios que se le tributan. Los rasgos con que la crénica adorna en lo sucesivo a este personaje constituyen, en efecto, el arquetipo del vasallo fiel que pretende Ia nueva ideologia imperial: debe ayudar al Emperador con su conse- jo, colaborar con él en el desempeiio de funciones judiciales, actuar como embaja- dor y representante suyo, acompanarlo en la guerra y en la paz y defender sus dere- chos y propiedades; pero como subsaya con agudeza Floriano Cumbrefio, aquél no 15 Asien ia obra de HSALVADOR MARTINEZ: Esta familiaridad con el conde Leonés, ex presaula con tanto detadte sobre su familia 8 amigos, es ficilmente inteligible si aceptamas ta hipdtesis de que el autor de la Cronica fue ef obispa de Astorga, el cual, por ser Suario sefior de esta ciudad. no dejaria de tener trato intimo can él (El , Por supuesto, las palabras que ambos dirigen al monarea aragonés se inscriben en toda regla en el discurso providencialista que, como ya apuntamos, rezuma la totalidad de la ernica (pugna cum eo, et cui victe- riam Dominus dederit, habeam regnum pacifice*). Pero volviendo al mero trata~ miento de los personajes, cabe sefalar que, junto al asunto de Ja jerarquia en la menci6n, los epitetos corroboran Ja extrema diferenciacién que separa a uno y otro: con el sutilisimo artificio retérico de enfrentar una cualidad moral a otra fisica, el autor condena sin remisién al que seria rebelde sin remedio, supeditando fa fifa materialidad de su poder efectivo a las dotes de fidelidad, altruismo y entrega que son precisamente comi- se suponen al conde Suero. Cuando Hegue el momento, parrafos adelante, el relato de las rebeldias del conde Gonzalo Peliez vendra a corroborar aquellos signos premonitorios de su in tencidn torcida (intentus esset ad malum?) que el autor de ta crénica habia ido des- lizando desde los primeros monrentos del relato. Siempre segtin los supuestos de este, su primer conato subyersivo habria tenido lugar en 1132, habiendo congrega- do el rey a sus hombres de armas en Atienza para comenzar una campafia ofensiva contra la frontera musulmana, y cuando Gonzalo Peléez cum consanguines suo Ro- derico Gomez habria sido sorprendido causa rebeltandi?®, sin que se nos expliquen las razones de esa rebeldia, El hecho es que, aunque el dicho complice y todos sus seguidores eran apresados, el director del complot habria tenido oportunidad de huir hacia su tierra; hasta allf lo persiguid, siempre segtin el testimonio de la crdni- ca, el propio Alfonso VII, llevando cautivos a los sublevados, y to habria encontra- do rebellantem in Tudela, castillo al que pondrfa cerco, al igual que a Goz6n et alia 23 Chronica. 1. 16 La putabra amico pudo en ocasiones equivater @ vasailo, especialmente cuando el vineulo vasullatico araba a un personaje de tan alta categoria que le repugacda emplear at dirigirse «su setior el vocablo tecnico habitual y el sefior consentia en que su vasallo se titudara ami cus y fidelis yo vasallus (H.GRASSOTTI: Las instituciones fetwlo-vavalldticus en Ledn y Castilla, Spoleto, i969, pp. 503-506), Para el significado especifico de Ja amicitia y su aplicacidn en ternitorin aasturiano por estas fechas cfr. R.PRIETO BANCES: «Los amigos en el Fuero de Oviedo», Obra eseri 1a, vol I, Oviedo, 1976. pp. 695-730. 24 Pugou cum €9, et cui victorian Dominus dederit, hahewn reynun pacifice (Chronica, 1.16) 25 Inntentus esset cel malian (Chronices 2.43) 2% Chronica,t, 30, 182 MIGUEL CALLEIA PUERTA castella alineados en ias posiciones del conde. Sin que se offezca de nuevo una ex- plicacién coherente de lo ocurrido, se habrfa firmado un pacto por un afo y casi en plano de igualdad entre Jos contendientes, con obligaciones reciprocas en virtud de las cuales el rey recibié Tudela y otros castillos, bajo el compromiso de no llevar la guerra al conde, y este remansit rebellis in Pruaza et in Buanga et in Alba de Qui- ros, quae evant castella valde fortissima , comprometiéndose asimismo a no depre- dar las tierras del rey ni encender la lucha en ese periodo de tiempo. Asi pues, concluida la campaiia por Andalucta y recordatus rex comitis Gun- disalvi, qui erat rebellis in Asturiis, venit in Asturias Oveti, petitque comite Gundi- salvo sua castella2?; y ante la nueva negativa, la tarea de su asedio y rendicién ha- bria quedado encomendada a Suero Vermiidez y al sobrino de este, Pedro Alfonso. Ahora el trabajo se detalla concienzudamente, pues el rey, tantas veces condescen- diente y generoso, también sabe actuar cuando las circunstancias lo requieren como monarca implacable y justiciero; desde luego él no se ensuciard Jas manos con la sangre de su contumaz enemigo, pero la lucha que ordene sera feroz: se rodean las fortalezas, se vigilan los caminos y las sendas de montafta, y se cercenan pies y manos a los capturados. Por fin el conde, convencido de la inanidad de sus esfuer- 0s, pacta la rendicién con sus opresores y con ellos sé ditige al rey, arrepentido y suplicante: ef misit se ad pedes eius et recognovit se culpabilem’8, Y ta dadivosi- dad de! monarca serd tanta que no le impide perdonar de nuevo y hasta otorgar las nuevas mercedes que aquél solicitaba en la tierra de Luna, No queda claro en el texto qué es lo que obtuvo, pero cabe suponer que se trate de la tenencia, por dos motivos: en primer lugar porque se le entrega a cambio de los castillos perdidos. y en segundo término porque se equipara el caso a las supuestas rebeliones que ya habia protagonizado contra la reina Urraca: accepit de comite Buangam et Prua- zam et Albam de Quiros, et iussit ei dare quod perierat, scilicet Lunam. Hoc autem factum est ne iterum rebellaret sicut rebellaverat reginae domnae Urracae, quae prius dederat ei honorem”. Pero en este punto atin cabe plantear un nuevo interrogante al testimonio nistico: en las referencias contenidas en los escatocolos de la documentacién coeti- nea, Gonzalo Peliez no aparece nunca como tenente de Luna, y es admis extraito Chronica, 1, 43. 28 Chronic, 1. 45. El gesto de entrega coincide bien con el descrito en el Poeina de Mio Cid: tos inojos:¢ las: manos en tierra los finca/ las yerbas del campo a dientes las romof lorando de los ojos tanto avie el gozo mayor/ ast sabe dar omildanca a Alfonsso so sefior/ De aguesta guisa a lox pies le cayen/ Tan grand pesar ovo el rey dem Alfonsso:? jLevantades en pie ya Cid Campeudor!/ Besad las d. de C. SMITH, Madrid, 1991. vy. 2021-2028, p. 210) 29 Chronica, 1, 45. En cualquier caso, no es imposible; algo parecido ocurrié con el tambign re- belde Rodrigo Gonzélee que, arrepentido, jue nombrado alcaide de Toledo. un puesto ce evidente res- ponsubilidud por su posicisn en la Frontera manos ca los pies no; (Poema de Miv Cid, ASTURIAS ¥ LOS ASTURIANO EN LA CHRONICA ADEFONSI[MPERATORIS 183 que se confisquen los estratégicos castillos del valle del Trubia para a continuacin conceder uno de los mas significativos accesos a la zona, como es la fortaleza que controla la ruta de la Mesa; pero acaso lo mas llamative sea el hecho de que esa te nencia, en fechas inmediatamente anteriores, habia estado en manos de quien habia defendido Jos intereses de Alfonso VII en la revuelta, el conde Suero Vermidez, y parece incoherente que el rey castigue al valedor de su posicién Postea vero, duabus vicibus, facta pace cum rege, rebellis extitit; ad ul- timum vero, Petrus Adefonsi, «ata cum militibus regis, aprehenderunt co- mite dorm Gundisalvum, et Petrus Adefonsi misit eum in Aquilare castello in vinculis, et tenuerunt eum donec rex iussit eum solvi, et prae- cipit quod statuto die exiret de tota terra sua [...] regi obediens, abiit in Portugale [...] ut inde faveret bellum per mare in Asturias et in Galle- tia. Sed Deus, qui universe conspicit, noluit hoc ita disponere [...}. co- mes febre corripitur et mortuus est peregrinus in terra aliena, Militey ta- men sui, asportaverunt eum mortuum et sepelierunt eum in Overo”. Esta es, aproximadamente, la imagen que la crdnica oftece de estos dos miem- bros de la nobleza asturiana que alcanzaron protagonismo en el reino durante el pri- mer tercio del siglo XII. Sin embargo, la realidad histérica de estos personajes, mas alla de la posicidn polémica y combativa a gue tan proctive se muestra la Chronica Adefonsi Imperatoris, parece desmenti¢ no tanto el fondo cierto de los aconteci- mientos que hubo rebeliones sucesivas, que Gonzalo Pelaez fue derrotado y suftié destierro en Portugal- como el sesgo interpretativo que se les imputa. Desde luego, la explicacién no es en absoluto sencilla, pues aun tras haber despojado de su apa- sionamiento ese siempre interesante testimonio y con el concurso de las fuentes di- plomaticas que puedan proporcionar algtin indicio de su carrera politica o su impor tancia en la region y ex ef reino, persistiran todavia lagunas insalvables desde la perspectiva actual de nuestros conocimientos. [gnoramos muchas respuestas y ha- bremos de conformarnos con expresar mas dudas razonables que certezas absolutas. Suero Vermiidez es un ejemplo caracteristico de fa alta nobleza del reino, cu- ya relacin estrecha con Ia casa real Jeonesa data de las referencias mis antiguas que tenemos de él en ta historiograffa, y cuyas relaciones familiares y patrimonio se repartian igualmente por amplios sectores del reino. Floriano Cumbreiio registra 30 Chvonica, 1, 46. Cit. GARCIA GARCIA: «Gonzalo Pelicz». pp. 61-4. Sobre este tema hemos presentado a las IV Jornaday Laso-Espanholas de Histéria Medieval (Oporto, 27-29 de oetubre de 1997) una comunicacisa con el litulo «Nacimiento de la frontera: el desticrro portugugs del conde asi iano Gonzalo Peléez» 184 MIGUEL CALLEJA PUERTA ya su presencia en la corte de Alfonso VI, su cargo de alférez del conde Raimundo y por fin sus servicios a la reina Urraca, sin que ello fuese asimismo dbice para que gozase de la consideracién de Alfonso el Batallador"!, En relacién al Emperador, la er6nica dice verdad cuando Ie sitdia desde los primeros momentos a las érdenes de Alfonso VI; la relacién entre ambos fuc asidua y cordial, pues el s6tido poder ejer- cido por aquel magnate hacia de su apoyo un interés seguro en los territorios que controlaba desde su castillo y mandacién de Salas, pero también en Jo que toca a su situacién entre los préceres del reino. Asi, a los pocos meses de su coronacién real Alfonso VII concede y delimita el coto del monasterio de Cornellana’®, que es lo mismo que gratificar a quien en los diltimos aitos se habja encargado de reunificar y enriquecer con nuevas propiedades el disperso patrimonio del cenobio, para des- pugs donarlo a los monjes de Cluny, tantas veces agraciados por el favor regio’, Sin embargo, como ya apuntibamos més arriba, no es aceptable la idealiza- cidn con que lo crénica presenta a este personaje, que también tomé en no pocas ocasiones el camino de la arbitratiedad, Ia intriga y los abusos de poder. Asi vemos MExndios de historia de Asturias. El tervitorio y le nenargitia en ta Ata Edad Media, Oviedo, 1962, p. 150 y ss. La fieidn de alféiez de Raimundo de Borgoiia lt recoge también L.SANCHEZ. BELDA, Clvonica, p.256. En cuanto a su relacidn con Urraca, ya le hallamos a st lado desde et delica- do momento de su coronacién dle julio de 1109 U.M.FERNANDEZ CATON: Culeceidin decumental del archivo de la caredval de Levin, V (1109-1187), Leén, 1990. n° 1327) y a lo largo de todo su reinado como elemento descollante en la curia regia y receptor de alguna nutrida donaeidn: asi, en abril de 1120. la de Salas de Noaia et de custelto antiquo per suos terminos propter fidelem seruicium quod mix cli fecisriy (AC FLORIANO CUMBRENO: Cornelfana, Adicidn P), La supuesta relacién con el Bax tallador ya es més polémica: resulta innegable en los primeros anos del reinado, cuando su matrimonio con doa Urraca atin se mantenia preeariamente: pero no puede aceptarse a Ta altura cle 1117. segtin lo sostiene M.RECUERO ASTRAY (Alfonso VIL p. 63) aduciendo que, ya convencido de la debilidad de Ja reina, Suero Vermiide7, Pedro de Lara y otros habrian mantenido conkactos con el rey aragonés para fortalecer sus intereses en Castilla, eligiendo el partido al que auguraban mayor éxito: después habrian abandonado la faccidn aragonesa para intentar ganarse el lavor del clero leonés. el gran aliado de quien ‘winarfa como Alfonso VIL AL menos J.MORET (Anates det Reino de Navarra, (lll, Tolosa, 1890, XVI, 4) da noticia de cierta concesi6n que le hizo el Batallador al conde Suero, pero eso no certifiea ims que su presencia en la entrevista que aquel mantuvo con la reina Lirraca, pues de hecho el magnate via seguir vineulado a esta en fechas sucesivas 821126, julio, 21 (A.C. FLORIANO CUMBRENO: Cornettana, V) 33° 1122, marzo, 7. Existen dos versiones distinias, una abreviada y otra extensa: la primera la publican A.BERNARD y A.BRUEL. (Recueil des Chartes de Fubbaye de Cluny, vol. ¥ (1091-1210) Paris. 1804, n® 3958). en nota. que exiraen de una copia tarda que se custodia en la Biblioteca Nacional de Paris, Sobre el ejemplar que se custodia en cl archivo eatedralicio ovetense han trabajado J.URIA RIU («La donaeiin del monasterio de Comellana al de Cluny, en Revista de la Universidad de Oviedo, ano 1, n° 3 (sesiombre de 1940), pp. 131-137), A.C.FLORIANO CUMBRENO (Cometlana, Adicién 3°) y SGARCIA LARRAGUETA (Cutedral, n° 143). La versién mas larga la editan A.BER- NARD y A.BRUEL (Recueil de Cluny, n? 3958). Las dos muestras editadas por los autores franceses las publica FJ.FERNANDEZ CONDE en La Iglesia de Asturias en la Alta Edad Media, Oviedo, 1972. nimteros IV y V. pp. 178-1834 ASTURIAS ¥ LOS ASTURIANOS EN LA CHRONICA ADLEONSI IMPERATORIS 185 como esa misma donacién de Cornellana a Cluny resulta sospechosa en sus inten- ciones por cuanto a la altura de 1130 el conde habja expulsado a Jos monies y se hizo preciso Hevar el asunto al concilio de Carrién, donde se ordené a Suero Ver- miidez. que reintegrase el cenobio a sus entonces legitimos propietarios™. Se evi- dencia mds ese intento de adherirse puntualmente y con una donacidn sustanciosa Jas voluntades del clero Jeonés, el gran aliado de quien reinarfa como Alfonso VII, si advertimos la prisa con que Ja donacién parece haberse Hevado a efecto. E.Ro- driguez Diaz ha advertido a tal respecto emo et pergamino empteado en fa canci- lleria del obispo Pelayo suele ser de excelente calidad y, sin embargo, el correspon- diente a esta donacién de Comellana a Cluny resulta bastante defectuoso en su preparacién, lo cual resulta Hamativo en un negocio de tanta entidad®, Del mismo modo, y una vez afianzado en el partido de Alfonso Raimindez, moveria los hilos pertinentes para desprestigiar a la casa de Lara, expulsdndola asi de la lucha por el poder mediante la grave acusacién de haberse alineado junto al monarca aragonés*, Atin mas, resulta sorprendente que el autor de tan nutrida concesién al cenobio cluniacense no aparezca en el texto cronistico como tal, pues de hecho no se menciona tal circunstancia ni en una sola ocasidn; y sin embargo, también se ha repetio insistentemente [a fifiacién cluniacense de la pluma que redact6 las pagi- nas de la crénica’?; ghabréi acaso que circunscribir esa adhesin al campo de lo pu- ramente ideolégico, sin entender en ello ningdin vinculo formal con la congrega- cién francesa a Ja que, de existir, no habria dejado de ensaizar? ,O tal vez los oscuros manejos tramados con el monasterio comellanense hicieron preferible ig- norar la cuestiGn? En todo caso, la conclusion ha de ser la misma: necesidad de contextualizar el testimonio cronistico, La controvertida figura de Gonzalo Peliez, por su parte, ha sido objeto de concienzudo estudio a cargo de E.Garefa. Su presencia en la documentacion de As- turias es asimismo temprana, remontindose también, aungue sin titulos, al reinado de Alfonso VI (1095); sin embargo, el cénit de su poder, que se extendia funda- M_A.BERNARD y A.BRUEL: Recueil ce Cluny. 1° $007: by excite paul Carricmen celelnee to conquesti sant nobis Ulgol. camerarius, et alt fratres vesii se a Suerio, comite, monasterio de Cor- nieliane injuste expaliaaos esse 35 B.F.RELLLY, en su exhaustive seguimiento de la reina Urraca, supuso que este documento ddebia haberse preparado en Lugo por un cansnigo de Legn (Queen Urrace, p. Vba). pera ocurre que trabajamos con documentos distintos. y sin duda el que vigi6 a Cluny era de mejor calidad: sin embar go, en el conservado en Oviedo consta como eseriba un candnigo de Ia catedral Hamalo Pelayo: y F RODRIGUEZ DIAZ sugiere que el pergumino atilizado en el mismo pudo haber sido material so- brante del eduice ovetense («Estudio codicoligico» en E.RODRIGUEZ DIAZ ea Liber Testamento- sun, pp. 21-22). 9 VLRECUERO ASTRAY: Alfonse VIL, p67 37 A-FERRARE «El cluniacense Pedro de Poitiers y la Chiranica Adefonsi Imperatoris y Poema de Aloreria», BRAH. CLI (1963), pp. 153-208 186 MIGUEL CALLEJA PUERTA mentalmente por las Asturias de Oviedo, lo aleanzaria durante el reinado de dofta Unrraca. En este turbulento perfodo se consotida un ascenso de las clases nobilia~ rias al que va a intentar hacer frente uego la empresa imperial de Alfonso VII, y en ese contexto Gonzalo Peliez se hard con un extraordinario dominio sobre las Astu- rias centrales que legara a poner en cuestién la autoridad de la propia reina y lue~ 20, como vimios, la de su heredero™. El elemento personal de la datacién de los di- plomas consultados expresa meridianamente ese encumbramiento politico; es cierto que a menudo, sin que importe la fecha, suscribe sin titulo alguno®, pero otras expresiones del tipo asturiensium potestas*®, caput terra! regente® 0, de modo mas escueto, Gonzalvo Pelaiz d’Esturies, evidencian a las claras esa pre- ponderancia Existen, sin embargo, vacios en la explicacién del conflicto que expone la cr6nica, por muy detallada que aquella pueda ser en el seno de Ja misma“, El pri- mer problema es el establecimiento de la cronologfa de los acontecimientos, pues si bien se ha subrayado en numerosas ocasiones el celo con que el cronista anota las fechas en el relato*, también es cierto que del mismo no se deduce e! momento en que se produjeron esas postreras insurrecciones de Gonzalo Peliéez. Recutriendo a otro tipo de fuentes E,Garefa pudo en su momento datarias con precisién*, y lo cierto es que ya en el mismo relato cronistico se observan indicios que explican ese silencio, All se dice que la primera rebeldia se prolongs durante casi dos altos, lo 38 La primera afiemacin, referide a su enfrentamiento con Doiia Urraca, se sustenta exclusiva- mente en ur pasaje de la erénica ya comentada (v, nota 29). En todo caso, Ja explicacién de la revuelta por pute del eronista es clara: si Gonzalo Peliez se levante pese a que ya Urraca le concediera merce: des, y ahora Alfonso VII te otorga nuevos honores ~honores en sentido estricto, tenencias— para mante- nerlo en su tidelidad, la clave del conflicto esta en una diversa apreciacién en uno y otro de fo que Gon- zalo Pelée7 merecia obtener de su rey; Io que se discuten son las condiciones de} vinculo que los une, el pag por la felidud 39 1110 (PFLORIANO LLORENTE, San Vicente, CXLI), 1126 (A.C.PLORIANO CUM- BRENO: Cornelfana. V). 40 P.FLORIANO LLORENTE, San Vicente, CLXIL 4! P.FLORIANO LLORENTE, Sai Vicente.CXLIV, 42 S.GARCIA LARRAGUETA, Catedral, n® 129. 43° P_ FLORIANO LLORENTE, San Vicente, CLXL 44° Cualidad naturalmente no exclusiva de Ja Cronica del Emperador: en la eontemporiinea Hisso- ria Compostelana, por ejemplo, Suero Vermiides. es mencionado sélo en dos ocasiones y de pasada, y ninguna Gonzalo Peliez. Y sin embargo tenemos por cierto que Suero Vermadez y el obispo Gelmitez se conoefan, y aunque el objeto del texto sean los hechos del arzobispo. su significativa patticipacién en ka alta politica del reine requerva necesariamente ver la presencia del magnate en muchas de las em- press que alli se describen, presencia slo corroborada por los diplomas 45. “Tales, de hecho, la base de ki teoria de A.UBIETO ARTETA en el articulo citado en que in- siste en encuadrar esta obra en el género analistico, por muy extensas que sean sus noticias. 46 «E} conde asturiano...«, p. 53 y 8s ASTURIAS Y LOS ASTURIANOS EN LA CHRONICA ADEFONSI IMPERATORIS 187 que equivale a decir hasta la primavera de (135; en consecuencia, los dos levanta- mientos postreros a que se hace una sutil referencia son posteriores « la coronacién imperial: pero se citan con el nico fin de cargar la condena sobre la infidelidad del conde, no para dejar constancia de los mismos, y desde luego su mencién no respe- ta un orden cronolégico que mancharfa la fama de! Emperador. Otra cuestién notable es que no se explican las razones de los alborotes. El texto se limita a certificar que ocurrieron, pero en ningéin momento duda de la legitimidad de} Emperador y su derecho a someter, de grado o por la fuerza, a quien se oponga a su voluntad, Ya hemos insistido suficientemente en que esta crénica no pretende narrar lo que ocurrié en el reino castellano-leonés en deter- minados afios del siglo XI, sino que relata los hechos de Alfonso VII en cuanto Emperador, y con ello se adscribe a la justificacion de un orden de cosas consi- derado sin vacilacién como el correcto y natural; los obstécutus a su estableci- miento son sélo eso, obstaculos cuyas razones no interesan: de ellos slo se con- signa su existencia y su —segin la I6gica del relato~ natural desaparicién. La aceptacién de este planteamiento ha generado durante siglos obras his- tricas empefiadas en ver el conflicto politico como lucha ascendente hacia la unidad monarquica de Espaiia; a Ja inversa, en los dltimos aiios se ha querido ver en episodios de este tipo sucesivas intentonas fracasadas en la formacién de una identidad nacional asturiana. En realidad no vemos claro ni to uno ni lo otro; el problema debe considerarse en sus propios términos, y si el caso de Gonzalo Peldez se establece en la ernica como paradigma del rebelde, creemos que habré que interpretar su rebeldfa como resistencia al modelo de imperio en- carnado en la persona de Alfonso VIL, pues lo cierto es que el conflicto no se plantea entre magnates asturianos situados a un mismo nivel, sino en escalones distintos de la estructura social: Suero Vermtidez. y Pedro Affonso participan en Ja narraci6n de las revueltas como instrumentos en manos del Emperador. Care cemos de una hipstesis sdlida capaz, de transformar el relato cronfstico, suficien- te para satisfacer los objetivos alli propuestos, en una lectura donde se expli- quen a nuestra curiosidad los términos de la oposicién planteada por Gonzalo Peldez a las nuevas pautas de comportamiento que pretenden establecerse en cl reino leonés con el acceso al trono del nieto del conquistador de Toledo, o mas bien a la posicién que se le atribufa en ese auevo orden de cosas. En todo caso, planteamos a continuacién una serie de interrogantes que pensamos pueden pro- yectar cierta luz sobre el problema Obviando la valoraciGn, implicita 0 expresa, que en la crdnica se vierte so- bre Gonzalo Peldez, no parece incoherente la actitud de espera que este mantuvo desde un primer momento con respecto a la nueva coronacidn; como se demostrs Juego, la direccién emprendida por Alfonso VII suponéa an robustecimiento del poder real que iba en pesjuicia de fas entonces muy desarrolladas autoridades se- dioriales, y por ello se ha propuesto, razonablemente, que su insistente aficién sub- 188 MIGUEL CALLEJA PUERTA versiva, manifestada hasta la muerte, constituiria acaso una reaccién ante una efectiva pérdida de poder que, a la luz de fa informacién con que contamos, no nos es posible concretar, En cualquier caso, no podemos suscribir la opinién de Floriano Cumbrefio¥, cuando afirma que Gonzalo Pelaez no perdia nada con el nuevo poder, pues eflo va en contra de las Iineas tendenciales del programa politi- co del Eniperador, concretadas en el fortalecimiento de la autoridad central. Es cierto que la erénica afirma que su acatamiento en principio no violento de la au- toridad real le valid el titulo de consul y jefe militar en Asturias y ya hemos discu- tido la fiabilidad de la noticia: pero suponemos mas bien que aquellas, de haber existido, serian mercedes honorificas, concedidas en compensacién de una pérdi- da efectiva de sus potestades previas. Es cierto que en pocas ocasiones se le ei cuentra revestido con la dignidad condal, pero ,acaso durante el reinado de Urrac no habia ejercido toda la nobleza de forma efectiva tales poderes, sin necesidad del refrendo de la autoridad monérquica? Sencillamente, la tendencia iniciada con Alfonso VIL se ditige a hacer de la nobleza militarizada y potencialmente peligro- sa un estamento cortesano, enriquecido por una incesante politica de donaciones*’, pero progresivamente desprovisto de su autonomia militar al frente de sus huestes, Parece, al menos, significativo en tal sentido que Pedro Alfonso expugne las fortalezas de] rebelde en su segunda intentona subversiva cum militi- bus regis, no con una hueste privada*® Pero la constitucién del poder imperial de Alfonso VII debe también ponerse en relacidn con el acelerado proceso de cambio que experimentan las élites aristo- craticas del rein en estos afios en los que se vit a producir el nacimiento de Ja no- bleza vieja y los linajes basados en la doble premisa de primogenitura y prelacién de la linea de varén, fenémenos que deben ser explicados en relacién con las nove- dades de la estructura politica del reino’®, En tal sentido nos parece pertinente refe- rir la engorrosa cuestién del parentesco que con toda probabilidad vincula al rebel- de Gonzalo con el fiel vasallo Suero. Nada se indica a tal efecto en la erénica, pero el entrecruzamiento de Jas informaciones contenidas en los documentos del archivo catedralicio ovetense permitié ya hace afos a Elida Garcia sugerir ka alta probabili- dad de que uno y otro fuesen primos carnaless!, lo cual no seria en absoluto extra- fio dada la tupida red de vinculos familiares que unfa & toda la nobleza del reino a 47 Esmdios...p. 162 48 Ck MRECUBRO ASTRAY: «Donaciones de Alfonso VII a sus ticles y servidores», Fir la Espana Medieval, V, vol Ik, Mavlrid (1986), pp. 897-914. 9 Chronica, 1.46. 30 Clr. LBECEIRO PITA y R.CORDOBA de la LLAVE: Paremesce, poder y mentalidud: la nobleza castellana, siglas XI-XV, Madrid. 1990. pp, 35-62 51 E.GARCIA GARCIA: «Monasterios bentedictinos y aristocracia laiea en Asturias (siglos XV y Xi». en Semana de Historia del monucato céntabro-ustur-leanés, Oviedo, 1982. p.199. 0.22. ASTURIAS Y LOS ASTURIANOS EN LA CHRONICA ADEFONSI IMPERATORIS 189 hasta constituir una verdadera nobleza nacionals?, Asf, podria explicarse que Luna pasase de uno a otro sobre el plano de una concepcidn del poder familiar camo al- g0 repartido en el seno de grandes clanes aristocraticos, @ también se aportarfa una posible luz. sobre el eclipse politico que parece suftir Suero Vermtidez en los afios subsiguientes a Ja primera rebelién de su primo, los diltimos de su vida. En la red que articula el flujo de dones y contrafidelidades que también informa las estructu- ras familiares, es l6gico que los miembros del grupo sufran también las consecuen- cias de la caida en desgracia de uno de sus miembros, al igual que se benefician de sus éxitos, Pero las reservas de la crénica atin deparan més sorpresas; resulta al menos extraordinaria la absoluta ausencia en fa misma del obispo Pelayo de Oviedo, mais todavia si traemos a coneurso Ja atin no resuelta problemitica de su renuneia 0 de- posicién de la catedra episcopal en 1129-1 130%; y Hama igualmente la atencién el hecho cle que no sea su sustituto Alfonso quien participe en el pacto que establece Ja primera rendicién de Gonzalo Peliez. sino el obispo Arias de Leén, cuando lo cierto es que el conflicto tuvo lugar en Ja didcesis ovetense y esta aun sobrepasaba la cordillera hacia tierras leonesas. Sea como sea, et problema en la mitra de Ovie- do se plantea inmediatamente antes de los primeros alborotos documentados de Gonzalo Peléez, y debe observarse que la ciudad de Oviedo se localiza muy proxi- ma al valle de! Trubia que fue el centro de la revuelta, pero también en el camino que conduce a Goz6n, donde la insurreccién fue ~segtin la crénica~ neutralizada; creemos que tal es el sentido en que Fernindez Vallina habla de un posible temor de Alfonso VII a la alianza entre el conde rebelde y el activo obispo®®. Un poder favorable en la ciudad episcopal pudo haber frenado la extensién del movimiento subversivo al Norte. Adcmds, no deja de sorprendernos que el acceso al episcopado de Alfonso se produzca con la plena aquiescencia real, pero también con la oposi- ci6n absoluta del legado apostélico, el cual llega al exiremo de excomul le, 52 Asi lo entiende M.CCARLE (Gran propiedad y grandes propietarios, CHE. LVI-LVUT (1973), pp. 1-224). V.A, ALVAREZ PALENZUELA sostiene la misins apinidn, y ha subrayao el he- cho de que. incluso a pesar de la separacidn politica de fos reinas a la muerte de Alfonso VIL, cada fa milia mantuvo sus intereses Certitoriales en los reinos vecinos, Portugal incluido, haciendo prevalecer sus lazos familiares e intereses politicos sobre las divisiones fronterizas («La nubleza del reino de Leén en la Alta Edad Median, en El reino de Ledn en la Alia Edad Media, VI, Len, 1995, pp. 153-4). 53 No es ni mucho menos descartuble que In razén de exe descenso en su imporlancia politiea fuese sencillamente su avanzada edad); como dice MRECUERO al describir su apoyo al joven Alfonso Vil en 1126, por su edad ya no representaba el futuro («El reino de Len durante fa primera mitad det > Xl», en El reine de Lesn en la Alia Edad Media, V. La monarguia (1109-12381. Ledn. 1993, p. a 54 Para lox datos en juego v. E. FERNANDEZ VALLINA, «El obispo Pelayo, en E.RODRIGUEZ DIAZ e.a. Liber Testumentovu... pp. 280 ss. 55 dhidiem. p. 281 190 MIGUEL CALLEIA PUERTA Sin que podamos dar una explicacién sélida al problema, cteemos muy pro- bable la mediacién de motivos de tipo politico; la participacién de las altas instan- cias eclesidsticas en la vida politica del reino durante el perfodo que tratamos es una pieza clave para su explicacién®®, y en la actitud de los obispos creemos detec tar la tensi6n entre dos vinculos contrapuestos: su dependencia de Roma en cuanto autoridad religiosa y su inevitable insercidn en la sociedad circundante y el poder civil de reyes y magnates con los que habitualmente se codean como sefiores tem- porales que tambign son elios mismos. Sobre el caftamazo de esa doble tendencia podria explicarse, entonces, el hecho de que Pelayo de Oviedo, partidario claro de la reforma y participe de la donacién de Cormellana a Cluny por parte de los condes Suero y Enderquina’?, no conste en Ja redaccién de un texto cronistico elaborado por alguien muy préximo a la ideologia emanada del centro borgofisn’®, fenémeno que resulta revelador de sus frias relaciones con el autor de una cr6nica abierta- mente comprometido en la causa imperial de Alfonso VIL En cualquier caso, cualquier afirmacién que en el momento actual podamos hacer sobre las actividades revolucionarias de Gonzalo Peliez, debera ir acompa- fiada de prudentes signos de interrogacién, por cuanto ningdn argumento definitive nos ampara. Es licito suponer que no actuaba solo: sus partidarios en la primera re~ vuelta, segtin la crénica, fueron apresados, pero es imposible sostener durante me- ses y sin apoyos un movimiento de resistencia en areas extensas. y ademas esos fieles mantuvieron su lealtad hasta mas alld de la muerte como era preceptivo, pues sus restos fueron trasladados por estos a Oviedo y enterrado alli. Se han expresado también opiniones que lo asociaban al Batallador como agente desestabilizador en el propio reino leonés®?, » bien a Alfonso Enriquez, que tenfa sus ojos puestos en Galicia: y se ha hablado asimismo de su resentimiento contra el amenazante poder de Suero Vermudez, que crecia a la vera del rey en su flanco occidental. Pero en Gitimo término, insistimos, ain se carece de una interpretacién definitiva de los motivos de su rebeldi 56 Asi lo entiende EPASCUA ECHEGARAY: «Hacia la formacién politica de la monarquia medieval: las relaciones entre Ia monarquia y la Iglesia castellano-leonesa en el reinado de Alfonso VIL», Hispania, 172 (1989), pp. 397-441, Pero seguimos sin conacer los origenes familiares y formas. de promociGn de los obispos en este Momento, y creemos que este es un astinlo de extraordinaria im- portancia para conocer la politica de alianzas, admota voluntate domini nostri P. Ovetensis episcopi, suoram canonicoru (1122, marzo, 7 A.BERNARD y A.BRUEL: Recueil de Cluny, n° 3958), 58 Esa ha sido al menos la Wworia sostenida por A.FERRARL «El cluniacense Pedro de Poi tiers...» 59 En este caso la noticia ya parte de la Chranica en su pasaje 114: et imperator nom erat adie vatus ex toto corde de comite Petro de Lara neque de frasre suo comite Roderico Gundisalvi, neque de comite Gundivalvo Pelagii Ovetense [..J. Et sub tabiis eorum erat labor et dolo et habebast sermonem cum Adefonso rege Aragonensiun, er ideo male perierunt sicut supraseriptum est ASTURIAS Y LOS ASTURIANOS EN LA CHRONICA ADEFONSI IMPERATORIS 19) En cualquier caso, la utilidad de! (estimonio cronistico no se cireunseribe en exclusividad a lo que se dice, sino también a lo que se calla; hemos utilizado el argumento ex silentio con respecto al obispo Pelayo con objeto de expresar las tensiones entre Iglesia y sociedad civil, y ]o mismo nos ha sido til para alumbrar la tensién existente entre nobleza y monarqufa, aspecto en el que in- sistiremos a continuacidn, Bl caso es que se ha subrayado infinidad de veces que algunos pasajes de la Cronica legan a un nivel de detalle sélo explicable por el hecho de haber presenciado el cronista los sucesos que describe: estos son ja declaracién de Imperio en 1135, la boda de Urraca con el rey navarro y las campafias de Andalucia que culminan ea el cerco de Almeria®. Sin embar- 20, si fijamos nuestra atencién en fos dos primeros sorprende la ausencia abso- luta de representacién nominal asturiana o de cualquier otro distrito del reino en la ciudad de Ledn. Por lo que se refiere a la ceremonia de coronacién imperial, constituit rex diem celebrandi concilium apud Legionem|...] cum archiepisco- pis, episcopis, et abbatibus, comitibus et principibus, ducibus et indicibus, qui in illius regno erant®, Resulta, sin embargo. sintomatico de la intencionalidad de la crénica el hecho de que ninguno de esos nobles laicos 0 eclesiasticos sea citado individualmente mas alld de su denominacién genérica, con la salvedad del obispo leonés, que participa directamente eat {a coronacién: la primacia de Alfonso en Leén es incontestable desde el punto y hora en que se le someten el rey navarro Gareja, el conde Raimundo de Barcelona, el conde Alfonso de To- losa, el musulman Zafadola et multi comites et duces Gasconiae et Franciae, esto es, autoridades ajenas al rein leonés: asf las cosas, el cronista se siente exonerado de repasar la lista de los aristécratas de los diversos territorios del reino®, Sabemos, sin embargo, que en la fecha de la coronacién tanto Suero Vermié dez como Gonzalo Peldez. se hallaban en Leén, 0 al menos asi Jo atestiguan los pri vilegios reales otorgados en ese dia y los siguientes, en ios que constan en las sus- 60 En el prologo el cronista advierte que relatart los hechos sicut ab iltis gui viderunt, didici et ‘udivi, pero para SALVADOR MARTINEZ (El Poema de Almeria, p. 80) y otros eso no excluiria su propia presencia como testigo 61 Chronica. 169 62° PLLINEHAN (History and the historians... p. 238) también se ha percatado de las lagunas en la descripcisn de una ceremonia que. segin se relata en la erdnica, resulta fisicamente imposible y Hit gicamente inconcebible, De ser ciertas las premisas de E.LOURIE alli recogidas (The will of Alfonso 1, cel Batallador», king of Aragon and Navarre: A reassessment», Speculum, 50 (1975), pp. 635-051), la cevemonia del dia de Pentecostes habria sido mas hien a piece of compensatory propaganda to cover an effective political defeat, esto es el fracaso de la intentona de anexidn de los territoriox navarros y aragoneses por parte dle Alfonso VI a la muerte dei Batallador. 192 MIGUEL CALLEJA PUERTA, cripciones confirmativas®®, En cualquier caso, su puesto en la lista de confirmantes revela una posicién claramente disminuida para el conde Suero, que habia ocupado ailos atras los primeros puestos en la curia regia: lo mismo ocurre en el caso de Gonzalo Peldez, que desde ahora va a aparecer permanentemente revestido con ti- tulo condal pero que en julio del mismo aiio verg también cémo sus bienes pasan a manos de los Condes Rodrigo Gonziilez y Rodrigo Martinez como parte de una do- nacién con gue el Emperador les hace merced: illam hereditatem det Zisner, que sunt de Gonzalvo Pelaiez, sicuti optinuit Ferrant Garzia cum Uentosa et cum Pe- trosa, et cum quanta potueritis inuenire in toto meo regno, que fuerit de Gonzaluo Pelaiez®. Uno y otro morirfan en breve; en cuanto al conde rebelde, es efectiva- mente posible que muriese en Portugal a finales de la década de tos treinta, pues entre los contirmantes de un documento de Alfonso Enriquez datado en Coimbra en octubre de 1137 hallamos a un Gundisaluus comes cuya presencia en la corte portuguesa 10s resulta desconocida antes © después de ese momento®, mientras que a la altura de 1143 la Iglesia de San Salvador de Oviedo recibe una donacién ntes y un conde Gonzalo” cuya identificacién ofrece poco rado en San Salvador de pro anima por los otorg: lugar a la duda, Igualmente, Suero Vermiidez fue ent Cornellana tras morir en agosto de 1138°7 De Jo que en Asturias iba a pasar a continuacisn, la crénica ya no estima ne- cesario hacerse eco, pero la situacién politica hasta fa mitad del siglo en que aque- la se redacté parece, en cualguier caso, muy alterada. Lo que se observa funda- mentalmente es el desplazamiente del poder de los grandes magnates que la habfan dominado durante los iltimos afios, en beneticio de unos personajes de menor peso politico que, ademis, son relevados tras muy breve plazo en el ejercicio de su car- 63 Curiosameme, la erdnica yerra al datar el acontecimiento, que sittia guarte nonas iuni.o sca €1 2 de junio, Megiante testimonios diplomiticas sabemos con eertera que tuvo lugar et 26 de mise de 1135, dia de Pentecostés, y en efecto en esa fecha se incorporan nucsteos personajes a Ip lista de confir= mantes. Asien la concordia sobre Calatayud y Daroea firmada entre don Garcia, obispo de 2 el de Sigiienza don Bernardo (T.MINGUELLA, Historia de Sigitenca. vol. I. pp. 356-7), en la cone’ sién de fuero a los habitantes del burgo de Santo Domingo de Sifos (M.VIVANCOS GOMEZ, Docu mentacidn del monasterio de Santa Domingo de Silos (9541254), Burgos, 1988, n° 47) 0 en la raific: ign de las donaciones del monasterio de Atlunza (L.SERRANO, Curniario dle San Pedro dle Arlansa, Madrid, 1925, n° 97) 64 1135, julio. MMANUECO VILLALOBOS Y J.ZURITA NIETO: Documentos de le Iglesia Colegial de Santa Mevia la Mayor (hoy Metropolitana) de Valladolid: siglos XP y XH, Valladolid 1917, n° 30. $5 Documensos Medievuis Porrugueses: Documentos regios, vol, 1 (J095-H185), tome 1, introx dduccidn diplomatica y notas por RPINTO DE AZEVEDO, Lisboa, 1958, n° 78 6 1143, junio: Gonzalo Vermtidez y sw mujer Cristina Peles dan a San Salvador la poblac\én dle Aguilar en Monte Copin pro anime comitis Gundisalyi et nostra (1.RUIZ de la PENA ea. Las peregrinaciones a San Salvador de Oviedo en la Edad Media, Oviedo, 1990, doe. Hi, pp. 205-209. 67 Ver nota 24 ASTURIAS Y LOS ASTURIANOS EN LA CHRONICA ADEFONSI IMPERATORIS {93 g0. En las titulaciones con que la documentacién de archivo refleja su posicién destaca, sin embargo, una firme sujecién a la autoridad real: ya en mayo de 1136 consta Ja presencia de Fernando Gutiérrez presidente Asturiis et Legioni®®, que en fechas sucesivas aparecerd como maiorino, maiordomus © economi®, apelatives que sugieren inevitablemente esa directa dependencia del monarca, con fa particu- laridad ademas de que ejercerd su cargo no s6lo en Asturias, sino también en tie- tras leonesas, incluso aquellas que en los aiios anteriores habian estado sometidas al conde Suero Vermiidez™. Desde 1142 se recoge Ia presencia de Gonzalo Ver- miidez en el mismo cargo de merino’!, y slo una vez superada Ja mitad del siglo se va a.a consolidar la supremacia de Unraca en lay Asturias de Oviedo y de Pedra Alfonso en kas occidentales. En efecto, en los afios inmediatos al cese de li redacci6n de la créniea destaca un personaje que en el futuro tendré una notable influencia politica en la regién; se trata de Pedro Alfonso, sobrino del conde Suero Vermtidez. Bl que llegard a ser nombrado como porestas in Asturias?, consule domno Petre Adefonsi™’, comite domno Petro in Asturiis™ o princeps in Tinegium?, hace una primera y timida apa- 68 P.FLORIANO LLORENTE: San Vicesnte, CXCU 69 1136. diciembre, 31: Maiorino in Asturias Fredenandas Guierris (P. FLORTANO LLOREN- TB: San Vicente, CXCV). 1137, abril. 13: Fredenando Guierri i Asturiis economi (P. FLORIANO LLORENTE: San Vicente, CXCVD. 1137: Fernenedas Giuerri muiovdonney in Asturiiy (8. GARCIA LARRAGUETA; Cutedral. n° 153), 101136, junio, 26° Fernanda Gutervi villicus in Legione (ME.MARTIN LOPEZ: Patrimonio Cultural de San Isidoro de Ledn, A: Sevie docunental. 1/1: Docunentas dle tos siglos X-XHL, Lesn. 1995. n® 30), 1136, julio. 1: Ferfnandio Guterric mainricus terre Legion et Lana sub imperio resis ULM.FERNANDEZ CATON: Docunentir ele fa catedval de Lesin. 1415). TI 1142, setiembre, 12: Gouzalmus Vermudes maiorinus in Asturiis (V NIGNAU: Cartalaria del monusteria de Estonca, Madrid, 1885, Documentos regios, X). 1[43, marzo, [1s Maiorino regis Gondt sale Uermnudes in Asturias (A. MARTINEZ VEGA: Santa Maria de ta Vege, 0° 2). 1143, mayo, 15 Gundissaluo Vernudi eiusdem imperatoris onaiorine dominante in Asturias (S.GARCIA LARRAGUE- TA: Catedral.” 154). 1145, junio. 29: Gundiselug Uereouudi principatun inperaris in Asturtis obti- nente (S.GARCIA LARRAGUETA: Catedvah 0° 157). HAT: Alfonso VII dona la villi de So: Gonsaluo Uernudis men militi meague maivrino propter gratunt 1 fidelen seruiciwn quod wutetiens michi fecistis et cotidie facitis (S.GARCIA LARRAGUETA: Catedral, n° 158), Cuando Urraca Alfon- so regrese a Asturias come tein, encontraremoy a este personaje en su cependencia, 1157. mayo. 29: Gunsalyus Verenurdies maiordonus regine Urrake (F.J.FERNANDEZ CONDE, L-TORRENTE FERNANDEZ y Gute la NOVAL MENENDEZ: / Monasterio de San Pelayo de Oviedo, Historia y Fuemes. 1, Oviedo, 1978, 9° 23). 1161, marzo. 4: Gunsalvus Verenudies matordamus regiue Urrake (Uniden, n° 28), 72 A.C-FLORJANO CUMBRENO: Caleceicn diplomdtiva del monasterio de Belnwnte, Oviedo. 1960, 0° 13. 78 A.C.HLORIANO CUMBRENO: Belmonte. 0° 20 74 A.CFLORIANO CUMBRENO: Belmonte, n° 20. 78 A.C.FLORIANO CUMBRENO, Comeitana, X. 194 MIGUEL CALLEIA PUERTA, ricién on la crénica entre Los nobles asturianos y feoneses que, tras la coronacion real, prestan obediencia a Alfonso VIL, y su papel se hace mayor algdin tempo des- pugs. en el asedio de las foralezas rebeldes de Gonzalo Peléez. ya en pie de igull- dai én cl orden de mando con su poderoso tio: por tiltimo. él mismo seri el encar: gado de sofocar Ja segunda insurreccién del conde Gonzalo. Sin emba iratamiento miis destacado de que se le hace acreedor ew [a erdnica se ubica en esos liltimos pasajes los que fa tradicidn historiografica ha dado nombre propio bajo el titulo de Pocma de Almeria, por las palpables diferencias que lo separan del resto de! texto cronistico, tanto en lo que se refiere a su configuracién formal come il o- no exaliado, culto. deckamatoriy iacluso, que tezuma en ef discurso, haciendo de él uno de los ejemplos miis claborados de lt poesia culta en latin en nuestro sigh XIP6, En la enumeruciéa de cuantus fuerzas participaron en la campaiia de Almeria (1147), que allf se narra, tienen su ugar los asturianos y entre ellos su candillo. Pedro Alfonso Dux fit illustris istis Petrus Adefonsi:/ nondiun consul erat, mecitis tee men ouinibus ext pardest milli moesius, in cunctis exter honestuss falget honestate, superatyue pares probinite/ pulcher wt Absalon, virtute po- Jens quasi Sanson, instructisque bonis, documenta tenet Salomemisd li redelitu factus consul, sic consulis actus / obtinuit meritis, maxno dila- ins honored inter consories veaeratur ub imperatore, regalique pie ful- gens uxore Mariuc/ nate fiir comitis, mevito fit comitissa./ gemma sur- sila perennis™. gens. sic erit per se Ln Ji etopeya de este sujeto se acomodan a su persona los utributos fisivos y cualidades morales del héroe épico, tipificado con las reminiscencias biblicas tun communes en todo el libro: fuerte, bello, honrado, sabio y noble. Le acompaiia en el elogio stt esposa la condesa Marfa, también digna de encomio en pakibras del ero- nista por el origen de su sangre y el mérito de su persona, una ide que se repite en otros pasajes de la obra y que tambign oftece pists sobre el tipo de nobleza que el rey desea: una élite donde se conjugue la noble prosapia con el mérito personal, que identificamos en el comexto de It erdnica con fidelidad a a monarqufa, Esa fidelidad y asistencia en el hecho de armas de Almeria, en efecto, via a verse recumpensaida con el titulo y el honor, o sea la tenenciat sobre un distrito. Pedro Alfonso habia sido alférez del rey en sa temprana juventud y luego desem- peas alstin tipo de representacién y dominio territorial no bien detinido; pero aun- HW LVADOR EJ estudiss mis complow al respecte os el ya cttule de ema de Aimneria «ler épiva romiinica Mavltid, 1975, TT Chraniea, Woy VRAD. ASTURIAS Y LOS ASTUR(ANOS EN LA CHRONICA ADEFONS! IMPERATORIS 195 que no esté todavia claro en téminos econémicos, politicos y jurisdiccionales el significado de estos nuevos cargos. la consolidacién de su nuevo estado se expresa con claridad a partir de su participacién en las campaiias andaluzas de la década de los cuarenta, y sobre todo desde ka fecha del suceso de Almeria’ En olvo scatido, en este pasaje comprobamos una vez mis cémo la historio- gratia medieval tiende irremediablemenie hacia el personalismo, encarando en las personas ef protagunismo y las virtudes de los pueblos. y atribuyendo a individuos el mérito de acciones colectivas como lx dicha campaiia de Almerfa. De todos mo- los, la posterior fortuna de los dos condes no vaa ser detallada aguf por cuanto eta desconoeida para el propio autor del texto que venimos analizando. y no pudo in- fluir en modo algung en su redaceion, Algo similar es lo que ocurre con el segundo de los episodios signitis el texto por la minuciosidad cle su descripcisn: corresponde a la boda, wmbign en Leda, de ki inganta Urraca en junio de 11447”, fista habia sido concebida por AL fonso Vil con Gontrodo Petri filia Petri Asturiani, a la que habfa tomado por con- cubina en el transerso de a primera rebelin de Gonzalo Pelfe2*", y fue entregada en matrimonio a Sancho Ramirez de Navarra como sello de la alianza aleanzada entre ambos reyes. Se han observado incongruencias en la cronologfa de uno y otro aconiecimiento*!, pero en cualquier caso el problema ha de verse en relacién con lt politica navarra del Emperador, asuato que por ahora queda fuera de nuestra parcela de estudio, Al igual que ocurre con Pedro Alfonso, la juvemtuid de ka infanta y Ia in- terropeién de Li endnica a mediados de la centuria impiden que se cefleje con res- pecto a ella fa interesade postura que imaginamos habrfa adoptado su autor de ha- ber conocico el conflicto que aquéll estaba Hamada a protagonizar en ef fueuro®; sin embargo, su papel en la crénica se Himita al de simple figuriinte que carece de perfit psicoligico alguno: es el mero objeto de usta transuccidn, la corroboracién ce in omnibus placuit, cacterum maxime Asturianis et tun pacto. Se dice que a deci 1 Cth. LSANCHEZ, BELDA: Chrowicu, pp, 244-245 8 Cheoniva, 1.91 8 Chyoniew, 1.32. SI \MPEREZ GONZALEZ: «Crénica..».p. 103 82° Tenemos noticias de que. tty haber envindado, Urraca regres a Asturias donde mantuyo ti lulo y ejercid et poder: sin embargo. en 1164 protagoni¢s von su auevo marido Alvaro Rodiignes un conaiy de separacién del reino que termind, no obsiante, en fracaso. Chr, F.J.CERNANDEZ CONDE 1 reine Uraica «kt Asturian», Asteriensia Medievatia, 2 97S}, pp. 65-94. M.CCASADO LOBATO: «;Un intente de sevesion asturiana cn el siglo XIP2o, Asuurieusia Medievatia, 3 1979), pp W171 196 MIGUEL CALLEJA PUERTA Tinianis, qui, sicut imperctor praecepit, optime parati certatim venerunt ad nuptias, y ciertamente el acontecimiento debis de ser importante en el seno del rei- 0 por cuanto cierra el Liber Primus de la crénica y se recoge como data histériea en algunos diplomas de ese aio; pero al igual que sucedié en el pasaje de la coro- hacién imperial tampoco hallamos diferenciacién en el seno de esa maxima turba nobilium militun et clericorum et mulierum et puellarum. Onicamente se da cuen- ta, concluida la narracién de las bodas, del destino futuro de doria Gontrodo como monja en Oviedo Verumtamen, mater reginae prefatae uxoris regis Garsiae, quam supe- rius Guntrodam nominavinus, postquam vidit, quod super onmia spec- tabat, filiae suae honorem inmensum, quae facta regina bis regis nap- tits decorata fuerat, expleto. mundano desiderio, ad coelestem in guentun potuit anhelavit, nam semetipsam offerens Deo eius farmularui sic adhaesit, in Ovetense urbe sanctimonialis facta, et ality adiuncta in ecclesia Sanctae Mariae, genitricis Dei. quam interventricem sui gaudii adiutricemque laudibus incessanser laudans placaret et exitum vitae gloriosum, tali labore desudando vorivoque desiderio ecclesiae pavi mentum fonte lachrymarum sub oratione rigans expectaret Ese no es otro que el monasterio de Santa Marfa de la Vega, y su mencién vuelve a situarnos [rente a un nuevo problema, puesto que el documento de dotacién fundacional de este cenobio, otorgado por Gontrodo Petri, estd fechado en 1153 y esa datacién nos parece diffcilmente reconciliable con Jos datos a nuestro alcance En primer lugar, el obispo Amaldo murié segtin todas nuestras referencias en I con lo cual se plantean dos posibilidades: o bien la crénica definitivamente no salis de su pluma, o es posible, entonces, gue la comunidad mondstica en cuestién estu- viese yal en funcionamiento antes de haberse puesto por escrito el hecho de su fun- dacisn. Esta tltima posibilidad es la mas tranquilizadora: al fin y al cabo, la puesta en mareha de una instalacién religiosa de este tipo requerfa tiempo, y no debe olvi- darse, en tiltimo caso, que tratamos con una sociedad que atin no ha sufrido el vuel- co que supuso la explosién documental que se consolida en el siglo XII; en estos momentos, por ejemplo, se observa en Jos procesos juridicos el principio de la con- cesién de primacia a la prueba escrita sobre los testimonios orales de testigos, pero ta tendencia atin no se ba impuesto con claridad y no es rara la divergencia temporal entre el hecho documentado y su puesta por escrito. De hecho, en aquel documento 83 Chronica, 1, 95. “Fixe publicada por A.MARTINEZ VEGA (El monasterio de Sata Maria de la Ve vii ciplematica, Oviedo, 1991, 0°, quien lo considera original ASTURIAS Y LOS ASTURIANOS EN LA CHRONICA ADEFONSI IMPERATORIS 197 la fundadora se refiere al cenobio quod ego a findamentis cepit edificare, y en otto correspondiente al afio 1147 ya manifiesta su intencidn de llevar a efecto aquella vo- luntad fundacional*s, Pero si no es asi y la creacién de la nueva comunidad monisti- ca s6lo se verifies con su oficializacién documental, Arnaldo quedarfa definitiva- mente excluido de cualquier pr al desconocido autor la enésima prueba de su compromiso con la ideologia imperial, pues los respectivos escatocolos dan cuenta del carieter real de Urraca, la hija de la fundadora; el mis antigao de los dos documentos referidos no da mas precisiones sobre el particular, pero el segundo reza Domina regina Urraca dominanie in Asti rias. y eso significaria que el cronista, si redactaba en momento tan tardfo, vuelve a ocultar otro hecho que supone macula en el poder de Alfonso VII suncién de autorfa. Y en cualquier caso se imputaria Finalmente, es preciso practicar algunas consideraciones sobre el menguado papel que se concede en |a crénica a ka regidn y el pueblo asturiano per se: en las muy contada paso por [a escena es siempre silencioso y discreto: Ja historia de los hombres sin historia debe seconstruitse recurriendo a fuentes gue ni siquicra podriamos calificar de complementarias. pues la erénica resulta, a tales efectos, tan pobre que no llega a constituir un cuerpo sélido capaz de sostener adiciones sino sélo susceptible de aportar detalles. De este modo, apenas se trasciende la mera cita nominal cuando se da cuenta de la convecatoria de hombres de armas para afrontar la campaiia de Na- jera®’; y lo mismo sucede al aludir al jubilo colectivo que habrfa embargado al rei- no ante fa celebracién de las bodas de dofia Urraca, la hija del emperador, con el rey de Navarra'?, Aun encontramos alguna otra referencia aislada, como cuando el cronista hace relacidn de las depredaciones que, desde Almeria, los piratas musul- manes Hevaban a cabo por todos los mares cercanos, Ilegando a la propia costa as- s ocasiones en que se alude a éste como entidad individualizada, su turiana’S, Sin embargo, mi siquiera la nica referencia exiensa a los asturianos co- mo grupo, sita en el Poema de Almeria’®, puede considerarse digna de gran erédito 85 p.FLORIANO LLORENTE: Sun Vicente, COXX1V. Clr. E.J. FERNANDEZ. CONDE: srr ea la Asturiana». p80. 86 sex Legionis Adefonsus festinus inssit intonare voces et praeconia regia per Galletiam et Ax tuviay e¢ per sotaan tervaun Legionts er Castellae (Chorontica. 1.9) 87 omnibus placuit, cacterun maxime Asiurianis et Cineanis. qui, sicut inyperator praccepit, op: lime parati cevtatin venerant ud nuptias (Chranica, 1,92.) 88 Gireameunres diversa maria. nure subite egressi terra Barense et terra Ascaloniy et Siciliae Ju.Lant Porngaliae et Galletiae vel Asturiavun, pracdas captives christianes navibus advertentes fe sgiebeunt (Cronica, ML. 202 89 yw 101-112, 198 MIGUEL. CALLEIA PUFRTA ala hora de evar la luz sobre ta realidad histérica del territorio asturtano en el si- glo XIL: antecede inmediatamente a ta de Pedro Alfonso que seabamos de tomar en consideracién, y reza como sigue Irruit interea non altinus impiger Axtur/ haec gens exosa nulli manet, aut tacdiosa/ tellus atque mare muntquam valet hos superare/ viribus est fortis, trepidans non pocula mortix/aspectu pulchra, spernit supres ma sepulchra/ bellandi facilis, venando non minus apta/ rimatur mon- tes, agnoscit et ordina fontes/ ut terrae glebas, sie ponti despicit un- das/ vincitur a nullo quidguid cernit superando./ Hace Salvatoris deposcens omnibus horis/ auxilium, tunidas equitando deserit undas/ et sociis aliis expansis imagitur ais. Sin embargo, puede afirmarse sobre ella, con las mismas razones que hemos aplicado al caso de Pedro Alfonso, que proporeiona mayor informacién sobre los sos histeriognificos del momento que sobre una realidad cuyos elementos traspo- ne aun plano de idealidad que concurra a la gloriticacién de la empresa reconquis- tadora y, por extensidn, de su cabeza rectora, ef Emperador Alfonso VI. Alii se ha- ce referencia, con gran empaque, a algunas cualidades genéricas del guerrero andn'iao: 1a modestia, ef arrojo en el combate, ka superioridad sobre el enemigo, el desprecio de la muerte: apenas en la escueta referencia a su habilidad para ta super vivencia en Ja naturaleza salvaje (bellandi facilis, venando nec minus apta/ cima- tur montes, agnoscit et ordine fontes) podria albergar. y es s6lo una sugerencia, una timida cita de la condicion agresie, basicamente rural, de la regién. Podria hablarse asimismo de un cierto contacto con las préctieas de la navegacién (tellus atgure ma re nunquam valet hos superare |...]: ui terrae glebas, sie ponti despicie undas...J: tumidas equitando deserit undas)?!, y también de un cierto conocimiento de las re- liquias de Sun Salvador de Oviedo, pues a esta devocidn se refiere cuando coneli- ye con un recuerdo. no menos tépico, de la constaiite encomendaci6n a la divinidad de esos guerreros. segtin corresponde a la imagen arquetépica del caballero piadoso: Salvatoris. deposcens omnibus horis... En Ghimo término, insistimos, esas breves referencias existen tan sélo desde e} punto y hora que contribuyen al enaltecimiento de la figura central del 90 Prema de Almeria, vv. VOL-112 2U hides, La fecha es ciertamente temmprans. pero fa reallichu! del estrechantiento cen ka Europa alintica por via martin parece indudable ya a estay alturas. por muy nvarginal que resulte fa rein en ese periodo en el seno de ki cost cantibriea, y ALUBIETO ha subrayado ka preocupacitin de este cronista por las cosas de It pur («Sugerencias...» p. 322). Cit, LURIA RIL: «Los erusatdos del Norte ‘en las costay de Asturias en L147 (ilustraciones ki erginiee de su expedicién », en Kevister de fe Line versided de Oviedo, MLI940). pp. 27-37 ASTURIAS Y LOS ASTURIANOS EN LA CHRONICA ADEFONS) IMPLRATORIS 199 relato, que no es otra que Alfonso VIL come depositario de le dignidad impe rial, Para llegar aun conocimiento en Je medidn de lo posible mas detallado de Ja individualidad de aquellos, es preciso entonces acudir a ly documentacién donde se reflejan sin intermediariog tan tendenciosos los negocios de la regién: como es obvio, ello Tevarfa nada menos que a la redaccién de una historia de Asturias en el siglo XII donde hacer nutridas referencias «t la referaa de las es- yevitalizacisn econémica. el principio del la exiensién de relaciones sociales y tructuras eclesizisticas, fa progresiva desarrollo urbano de Oviedo y Avilés. econdmicas que tienden a la feudalizacién, o ia penetracin de nuevos influjos culturales, algo que desde luego no seri nuesira intencidn aqui. Pero eabe al menos tracr a colgcidn algunos aspectos directamente relacinnidas con los que la eréinica refiere. Asi, en cvanto 4 1a atribucién de Ja propia dignidad imperial, [ama extra- ordinariamente la atencién el hecho de que, en la documentacisn privada, en la f6rmula del regnante, los diplomas asturianos se muestren indecisos en la atri- bucidn de la dignidad imperial @ Alfonso VIL. que desde su coronacién se la arrogaba como heredero legitimo de fa (radicién imperial vinculady a la Corona Jeonesa. De este modo, sélo a partir de 1135 hallamos a este dltimo consignado y hasta ese momento advertimos una interesantisina dialécti- como emperador ca entre los documentos particulares redactados en Asturias. y aquellos referidos al propio territorio asturiano que emanan de la caneillerf sea]. Bes jufio de 1126 en la concesién y delimitacion del cato de Cornellana®, aquél ya se intituls Adefonsus Hyspani¢ Impercioy cuando todavia han de pasar nueve anos antes de fa ceremonia del dia de Pentecostés en Leén, Sin embargo, la corriente de li ti ulacién imperial no Hega a Asturias sino trabajosamente, y atin en 1144, en kx documentacién del monasterio de Belmonte®, se le tilula Regaanre Rex Adefoni~ sus. Mas atin, @ través de los escatocotos de aquella documentacidn, A.C. Flo- sano ha advertido nuevos indicios de inelinacién a la causa de Gonzalo Pekiez cuande en ocasiones se habla. «casi cinicamente». de Gundisalva comite in re beltiene posite in Castro Buanga®), o bien Comite Gundisalvo Peliiz sedente in Castro Biranga®® 82 A.C.PLORIANO CUMBRENO: Comedian. V. 98 ACPLORIANO CUMBRENO: Behnonie, Ww" 12. Las vaciiuciones en el emplye dy ta tila -citin imperial se produjeson, de hecho, ew tas fechits hamnediatas al propio mionent Ge ls eormacin. ¥ dni PLLINEHAN advierie (istry and die hisOri0 Nos pe 2 poss conciuyentes como fy propia erdnica para la reconstruccién histirica del eyentw, signa de near ‘une un priviles Ho siete dias mas tarde no menciona ea absolute e aicontecimiient, 8) PFLORIANO LLORENTE: Sa: Vicente. CLXXXVIL 9 pFLORIANO LLORENTE: Sun Viecue. CXCHL is 300 tun que fas lirmafay cancillere o olorgzado a ty catedral anes 200 MIGUEL CALLEJA PUERTA ae Cabe, por tiltimo, y siempre siguiendo el hilo de ls referencias a Asturias de la Chronica Adefonsi Imperatoris, azar algunas consideraciones en torno a Jat ar~ ticulaci6n territorial que permiten entrever sus asertos. De este modo. advertimos una dualidad en las denominaciones geogréticas de naturaleza similar a la que se observa para el marco mals extenso de los reinos peninsulares. De la misma mane- ra que estos se diferenciaban entre sf, pero adquirfan unidad por oposicién, por ejemplo, a los francs", en el caso asturiano ocurre algo similar cuando se le con sidera regiGn unitaria?”, no confundida, por ejemplo, con unas Asturias de Santi- Hana tenidas sin vacilacién por castellanas®; pero también se advierten notables diferencias en su articulacién interna: a Gontrodo Petri se la describe como ex ma- ximo genere Asturianorum et Tinianorun®, y se redunda en la misma diferen- ciacion al decir que la boda de Urraca «la Asturiana» con el monarca navatro plu- go a todos, caeterum maxime Asturianiy et Tinianis'™, En efecto, en el seno de la crdnica se pereibe una clara divisidn entre lo que son las Asturias centrales y las Asturias de Tineo, perfectamente delimitadas éstas, ademis, en Ja enumeracién de Jos territorios situados bajo la mano de Suero Vermiidez: sotwngue vallem usque ad ripam fluninis qui dicitur Ova et usque ad Cabrunianam®!, Y mas palpables incluso se hacen las diferencias cuando examinamos, ya al margen del testimonio cronistico, la division administrativa de Ja regidn: si el espacio situado al E del Se~ lla parece encontrarse bajo la potestad del cireulo familiar de Gutierre Sebastiiniz!"2, las Asturias centrales son objeto del dominio de Gonzalo Peldez. que controla las estratégicas Fortalezas del Trubia y sus tributaries (Proaza, Buan- 9% — duces Hispani Francigenaeque (Chronica. Ml, x 1). A tal respecto. H SALVADOR MARTINEZ observ que el sigto XH constituye, para Espaita fr fraguaa de sw auulies luumanna, eb des pertar de su conciencia come nacidn injeriada en una exltura occidental ¥ eristiand (EF Poet. p H 87 Galletiue vel Asnuriorum (Chronica, Me 102). retiguit contra eum omnes asiurianos (Chroniea. 1.43) 98 Castedtané convules Petrus de Lara et frater eius Rodericus Gunsalvi, gui morabantur in terra gnaim diciast Avnrias de Sancta fuliana (Chronica, 1. 3), ascend rev in Castellam, et iat Asturias dle Sancta hulicane (Chronic, 221. 29 Chronica, 1.9L 100 Chronic, 1.92. IDE Chronic. 1.2 1021137, mayo. 29: porestas in valle Aquilare et in Kanigay Gorere Sebeastianis et Rederivo Se hastianis (MJ. SANZ FUENTES: «Documentos del monasterio de San Pedro de Villanuevit (sighs XIEXID, en Estucis: Castellonencs, 6 (1994-1995), pp. 1333-1942). Exe misma Gutierre Sebastisiniz es ef mismo que recibe en 1133 una donacisn pro bono servicio del rey Alfonso VII (ed, por J.1, Ruiz dle la Pea: EI eypucio oriental de Asturias en le Edad Media, t: Documentos (Primera Serie}, Llanes, 1989, n°8, ASTURIAS Y LOS ASTURIANOS EN LA CHRONICA ADEFONS! IMPERATORIS 201 ga, Alba de Quités), y con ello los accesos desde Leon a través de los puertos de Ventana y de It Mesa. asi como kt no menos importante de Goz6n o ke de Tudela, donde se refugid en su primera intentona subversiva; se observa. entonces, que el cronista ofrece una geografia militar bastante completa de las Asturias centrales, alli donde se localiza el conflicto, mientras que prescinde de explicar las divisio- nes administrativas no significativas en los avatares de Alfonso el Emperador. Suero Vermude2, por su parte, desde su castillo y mandacién de Salas. que le con- cediera dofia Urraca en 1124, renebar Astoricam, Lunam, Gordonem cum Bergidi parte, necnon Badabian et Flatianam, totemque vatlent asque ad ripam fluminis gui dicitur Ova et usque ad Cabrunianam, 0 lo que es lo mismo tas Asturias de Tineo, asf como importantes poderes jurisdiccionales en la montaja, desde donde también controla los pasos de la Cordillera. Su Ifmite occidental, sin embargo, no aparece perfectamente delimitado: del mismo modo que a la muerte de Fernando {{f fos concejos de la marca oriental (Ribadedeva y Pefiamellera, ésta no fraccio- nada como ahora en una alta y otra baja) se integrarn en las Asturias de Santilla- na, en el Poena de Almeria se habla de Navia como territorio mas vincufado a fa region lucense que a la asturiana, puesto bajo la autoridad del conde Alvaro Gu- tigrrez: Navia dat vires, Monsniger dat quogue plures/ terrague Lucensis munimi- na praestit ensis!©, En ambos casos. la atribucién regional de ambas cireunserip- ciones va a estar en estrecha relacién con la geografia eclesidstica mediante sendos conflictos que enfrentaron a la didcesis ovetense con las de Burgos y Lugo! Asi pues, en ta crdnica los topsnimos dominantes se refieren obviamente a los escenarios de los hechos que se describen, prisma deformador que también de- be ser corregido desde la perspectiva de Jos sighos y e] manejo de otras fuentes. Re- curriendo a los textos diplomaticos, 1a némina de las fortalezas del centro de la re- gidn enumeradas en la erénica (Tudela, Gozdn, Alba de Quirés, Buanga, Proaza, Aguilar), incluso se amplia, de modo que, contemporineamente, hallamos mencio- nes del casirum Ventosa'® 0 del castrum Sierii!®®, Pero al mismo tiempo se obser- va la presencia de un proceso de progresiva rearticulacién def espacio, que ya no va a centrarse en una torre © fortificacién sino en centros poblacionales de distinto sin del 103 Pperna de Almeria, versos 233-284. Cabe razonablemente la posibilidad de que. en Contexto, se esté refiriendo a Ja comarca lucense de Navia de Suara, 104 1 ]84, junio, 4. Sahagiin: Los obispos de Orense y Palencia, delegados por el Papa Lucio Ul, determinan la pertenencia a la diseesis de Oviedo de tas iglesias de San Vicente de Panes, Ciliergo. Merodio y Bielva (J.LRUIZ. DE LA PENA’ El espacio arieatal dle Asuras, a 12). 1154 enero. 2.5: lamanea: Alfonso VIC otorga al obispo de Oviedo ef castillo de Suarén y Las Regueras. para acabat el pleito que le enfrentab al obispo de Lugo (S.GARCIA LARRAGUETA, Cutedrat. n° 162). 105 P.FLORJANO |LLORENTE: Sait Vicente, CLXXIX 106 P.FLORIANO LLORENTE: Sun Virente, CLXXXV 202 MIGUEL CALLEIA PUERTA cariz, y que sélo aleanzar$ conerecién a partir del siglo XTI con el fendmeno ule Las polas astuzianas 1, Pero por el momento, c} desarrollo se produce con grin lentitud: tan solo Ovieda y Avilés, que reciben de Alfonso VII la confirmacidn de sus fueros en 1145 y 1155 respectivomente, presentan clerta revitalizacion de Ja vida ciudadana, con todas las corisecuencias de traslados de poblacisin, nuevas actividac nilles y akeracidn de lay mentalidades que ello coniteva. Sin embargo, ef espacio circundante sobrevive todavia afetrado a ka ruralidad y al pasado; atin se mantiene el reevierdo de ta desierta Lucus Asturunt (civitas in diebus sempiternis!), y cuan- do en las donaciones o ventas se delimita el espacio que es objeto de trate juridico, las denominaciones referidas a espacias con personalidad humana, territorios fruto de una organizacidn que sea producto de la concurrencia de las oportunidades que el paisaje ofrece y el modo que el hombre tiene de aprovecharlus. se codean cam una larga pléyade de términos referidos a aspactus puramente fisicos: un rio, un Ne, 1a orilla del mar. Junto a ellos, sin emburgo, reconocemos también un ereciente fendineno de oeupacidin, delimitacisa y, en definitiva, humanizacién de} espacio: no solo las denominaciones genéricas de «territorium sino un conjunte creciente de unidades de menor entidad que se sian en una posicién intermedia entre aque- Hos y Io que es Ia situple «hereditus» o fa villas: el alfoz, aiin carente de las impli cuciones juridieas que tal érmino tendrg en La Baja Edad Media, pera ya signo ela- ro de un principio de superior organizacia det espacio: alfice de Gaucon'. de Sieve", de Gigion'', de Satceto et de afiranda’?. alfoce de Buanga''® siutoma. en definitiva, de uaa sociedad en crecimiento. s profesio- Solo nos resla enumerar algunas conclusiones subre el ebjeto basien de nuestro estudio, este es Ja Crénica Lamada no sin motives del Emperador. Lay personalidad de su autor permanece en 1a Sombra, peto el anillisis detenido del tratamiento en la misma de los hechos vinculados a Asturias resulta revelador 0 cuando menos intrigante en algunos aspectos. En primer tagar. ta filiacién clu- cense defendida por A.Ferrari adquicre nuevos matices e interrogantes cuando WT Che LLRUIZ de la PENA, Lacs «potas» asinvianey on tt Kelatd Medicz.- Esterdios ¥ cliplowater ria. Oviedo, I8E 48) PELORIANO LLORENTE: Sein Vievaie. CIV, 10 PELORIANO LLORENTE: Sew Vicente, CNX 18 PFLORIANO LLORENTE: Su Vicente, CCNXXIL 11 BALORIANO LLORENTH: Sun Vicente, CCLVL 12 A.CPLORIANO CUMBRENO. Belay 3"7. U3 PFLORIANO LLORENTE: Sea Vicente, CXCIN. ASTURIAS Y LOS ASTURIANOS ES LA CHRONICA ADE FONSI IMPERATORIS 203 pensamos que uno de sus protagonistas, caracterizado por los mas generosos tra- Z0S, nO es tratado como avlor de uno de los hechos fundataentales par los tic luego se Je ba recordado: [a refundacidn del patrimonio cornellanense y su entre ga a loy monjes de Cluny, Ea segundo lugar, Ja candidatura del obispo Arnaldo de Astorga se tambaica ante fa endebler de uno de sus pilares fundamentales: la tenencia de Astorga por parte del conde Sucro Vermiidez, que si se produjo sélo debi6 tener lugar de forma citcunstancial. Por Gltimo, la cuestién de} monasterio de la Vega nos sitda ante una nueva disyuntiva: 0 bier Arnaldo no fue definitiva- meote el autor de la erdnica, o bien su autor estaba vinculado a Asturias y tenfa estrecho conacimicnte de tox asuntos que se (ratabart en Oviedo pricticamente al mismo tiempo que ocurrfan

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