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Victoria Salazar Cruz


Kamal Cumsille
Filosofía Política Contemporánea
09 de diciembre del 2019

¿Cómo la interpretación de la historia nos puede someter o liberar del estado de excepción?

“La tradición de los oprimidos nos señala que el


‘Estado de excepción’ en el que vivimos es en verdad la regla.
El concepto de historia al que lleguemos debe ser coherente con ello.”
(Walter Benjamin)

El presente ensayo pretende establecer un análisis entorno a la interpretación de la


historia que posibilita la aplicación y desarrollo del Estado de excepción, en relación a dos obras
particulares que en conjunto logran ilustrar el tema anterior. La primera de carácter
cinematográfico, dirigida por Elia Suleiman “El tiempo que queda: Crónica de un ausente
presente”, y la segunda un ensayo de Walter Benjamin titulado “Tesis sobre la historia”. A través
de esto, se busca problematizar los escenarios que dan paso al Estado de excepción visibilizando
principalmente el rol de la interpretación histórica para su desarrollo, intentando responder
¿Cómo la interpretación de la historia nos puede someter o liberar del estado de excepción?
Para comenzar, la película versa sobre la vida del director y protagonista Elia junto a su
familia, pues se trata de una especie de autobiografía que paralelamente narra el desarrollo del
conflicto entre Palestina e Israel con la ocupación de Nazaret por estos últimos durante la década
de los 40 hasta la actualidad. Esta comedia negra retrata la vida diaria de aquellos Palestinos que
permanecen en su país y que fueron etiquetados como "árabe-israelíes", viviendo como minoría
en su propia tierra.1 Pero, ¿Qué relación tiene esta cinta con el tópico central y las tesis de
Benjamin? La relación se funda en la importancia del sentido de hechos ocurridos en la película,
que reflejan la aplicación y desarrollo del estado de excepción, en un contexto donde la
interpretación de la historia puede ser debatible.

1
​https://www.filmaffinity.com/cl/film852716.html
2

En primer lugar, si se entiende a la historia como el relato universal de los vencedores


que resulta favorable para el dominador del momento y sus herederos, terminamos por situarnos
en un tiempo homogéneo y vacío que determina el pasado, presente y futuro de los vencidos.
Esta lectura representaría la aplicación del estado de excepción permanente que condiciona la
historia de los oprimidos, y se logra manifestar a lo largo de toda la película partiendo con la
violenta ocupación del territorio que concluye con el intento constante por asimilar al pueblo
palestino a la tradición israelí. Esto se evidencia a través de la vigilancia en todo ámbito de la
vida pública y privada -se ve en escenas como las constantes irrupciones en el hogar de la
familia, la bienvenida israelí y rectificación en el colegio, y las noches de pesca de Fuad y su
padre interrumpidas por la policía-, pues como bien señala Benjamin en su tesis nº vii “todos los
bienes culturales [...] tienen para él una procedencia en la cual no puede pensar sin horror. [...]
No hay documento de cultura que no sea a la vez un documento de barbarie [...] tampoco lo está
el proceso de la transmisión a través del cual los unos lo heredan de los otros”. A través de esto,
se puede entender que este nuevo contexto de excepción solo ha sido posible gracias a la
aspereza de los israelíes que buscan implantar un nuevo orden. Sin embargo, si se articula
históricamente el pasado desde la perspectiva del materialismo, apoderándose de un recuerdo en
un instante de peligro, se puede amenazar a la permanencia de esta tradición entendida como el
estado de excepción, y a todos sus receptores intentando arrancarla de manos del conformismo y
evitando el símbolo de ser entregados como instrumentos de la fuerza dominante, es decir, se
ataca el continuum de la historia para crear una nueva desde y para los vencidos.
En segundo lugar, si se piensa al estado de excepción como la única condición necesaria
para mantener el control sobre los vencidos, la situación termina por tornarse muy frágil y a
veces hasta incoherente con el pasar del tiempo. Por una parte, los vencedores consideran la
imagen de los vencidos como antepasados esclavizados y no del ideal de los descendientes
liberados, asignando a la clase trabajadora el papel de redentora de las generaciones futuras. Sin
embargo, cuando la misma clase oprimida combate a sus opresores llevando a cabo el acto de
liberación en nombre de sus antepasados, se logran posicionar como el único sujeto de verdadero
conocimiento histórico, pues como menciona Benjamin, el presente al no ser tránsito y entrar en
equilibrio y detención permite escribir la historia por cuenta propia, ya que su lugar es el tiempo
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del ahora. Este escenario es representado en el filme cuando el estado de excepción impuesto por
los israelíes tras un largo periodo comienza a presentar situaciones que parecen absurdas en
relación al contexto, ya que en primera instancia, el pueblo palestino pierde el miedo a la
autoridad de los ocupantes y comienzan a rebelarse en situaciones cotidianas -escenas de varias
manifestaciones, la mujer con el coche que enfrenta a la policía y el hombre que mientras habla
por teléfono es perseguido por una tanqueta- y en segundo lugar, la línea entre opresores y
oprimidos comienza a ser difusa, tanto que la madre de Elia acaba siendo cuidada por un policía
y una enfermera israelí, por lo que el rol de los vencedores se disimula mediante relaciones
interpersonales cotidianas que `humanizan` el panorama.
A modo de conclusión, el estado de excepción solo logra insertarse como regla
permanente a través de los relatos historiográficos preponderantes que facilitan el relato de los
vencedores por sobre los vencidos, a través de la rememoración de un pasado lamentable y fijo
para estos últimos, que les condiciona a vivir la historia bajo sometimiento. Sin embargo, si se
entiende a la historia como objeto de una construcción cuyo lugar es el tiempo del ahora -desde
la perspectiva materialista-, la tradición del estado de excepción puede ser combatida
reconociendo la oportunidad revolucionaria en la lucha del pasado oprimido, aprovechando la
instancia para hacer saltar a una determinada época del curso homogéneo de la historia hoy, pues
hacer saltar el ​continuum de la historia los hace permanecer como dueños de sus fuerzas. Este
fenómeno se logra visibilizar a lo largo de toda la película desde la imposición del estado de
excepción israelí, hasta la constante lucha palestina por tratar de liberarse de aquellas directrices,
pues aunque la tradición se proponga como regla, no quiere decir que esta no pueda ser
impugnada por los oprimidos. A partir de esto, dependiendo de cómo se entienda la historia, será
cómo viviremos el estado de excepción. Si el relato fue elaborado por los vencedores del pasado,
la penuria de la excepción será la regla; Si el relato es construido ahora por los vencidos, la
excepción será destruida.
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Bibliografía
● Suleiman, E. (director). (2009). The Time That Remains (Le Temps qu'il reste). FR.
Coproducción Francia-Bélgica-Italia-Reino Unido
● Benjamin, W. (2008) Tesis sobre la historia y otros fragmentos. México. Ítaca/UACM.

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