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HISTORIA, ANÉCDOTAS Y BIOGRAFÍA

JOSÉ CLAUDIO ANGARITA ARISMENDI

Barinas, Venezuela, diciembre 2019

INTRODUCCIÓN

Me corresponde hacer un recorrido por el camino


de mi vida. Desde cuando nací hasta la edad de cinco
años de infancia. Aunque no recuerdo infinidad de
episodios, tengo anécdotas muy importantes. Hice
viajes y di inicio a mi lucha por ganarme la vida, junto a
mis padres y hermanos.

Entre cinco y doce años, transcurrió otra etapa de


mi existencia. Aparece Claudio el agricultor, quien aún
contaba con la bendición hermosa de tener a mi padre
José Desiderio Angarita Maldonado a mi lado, como
un gran maestro, del que aprendí a trabajar el agro, a
tener mucha paciencia y a querer a su esposa y a mi
madre. El valor del amor a una compañera de vida.-

De doce a dieciséis años, fueron momentos de


mucha lucha y prueba para mí, creo que Dios en ese
tiempo, empezó a cuajarme y formarme, para el
tiempo que se me iba a avecinar y para el llamado al
ministerio de Dios conmigo en esta tierra. Perdí como
por diez años la figura de mi padre biológico. Entré en
un desierto. Quedé viviendo sólo con mi madre, y me
correspondió empezar a desempeñar el rol de jefe de
familia o cabeza de casa.

A la edad de dieciséis años y hasta los veinticinco,


me tocó tomar decisiones en mi vida y dejarme guiar
mucho por mi madre y por Dios, que acaso, también,
usaba a mi progenitora como instrumento suyo para
guardarme y protegerme. Me salí del campo, de mi
tierra natal, a vivir a la ciudad.

En todo ha estado Dios presente conmigo, como


poderoso gigante, desde el vientre de mi madre, y
desde antes de la fundación del mundo, como dice la
Sagrada Escritura. Razón por la que este libro es muy
espiritual, proviene mucho de una mente cristiana.

Desde cuando tenía veinticinco a treinta y seis


años, quemé muchas etapas en mi vida. Me casé con
mi esposa Graciela Montilla, que me la trajo Dios
desde Trujillo (Boconó). Estudié en la Universidad la
carrera de Educación Integral menciones: Castellano y
Literatura y Estudios Sociales; y empecé a trabajar
como profesor nacional de Educación Media en el liceo
bolivariano “Guillermo Tell Villegas Pulido”, en la
población de Barrancas Estado Barinas.

De treinta y seis años en adelante mi vida empezó


a cambiar mucho, pero para bien. Entregué mi vida a
Cristo, amando y adorando al Padre, Hijo y Espíritu
Santo. Fui ungido por Dios y su santa misericordia,
para servirle de instrumento muy importante en esta
tierra. Fui jubilado en el Ministerio del Poder Popular
para la Educación, y seguí trabajando en la obra de
Dios como pastor y ministro.

Espero que disfruten leyendo este libro, que


entraña muchas enseñanzas, y practicando lo leído.
Dios quiera y se enamoren mucho de nuestro Padre
Celestial y se casen con Él, y sean un solo espíritu por
la eternidad.
DEDICATORIA

Primeramente a Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo;


al alma y espíritu de mis queridos padres José
Desiderio Angarita Maldonado y María Enriqueta
Arismendi Osuna, y a toda mi estimada familia; a mi
esposa Graciela Arcángel Montilla Camacho y su
familia consanguínea y afín mía; a mis apreciadas
hijas únicas Laura Andreina y Leidy Isabé Angarita
Montilla; a mis nietos Jonás Jeremías y Henry Isaías
Matheus Angarita, a mi yerno Henry Matheus; a mi
familia espiritual santa y cristiana, a mis padres
espirituales Mauricio Velásquez y Betty Acosta y sus
familiares, a los pueblos de Barrancas, Barinitas,
Barinas y su gente, al caserío El Cucharito (El Pico
Angarita) del municipio Bolívar y mis coterráneos, a
todos mis excompañeros de trabajo del liceo
“Guillermo Tell Villegas Pulido” de Barrancas, a mis
exalumnos, y a todos los maestros y profesores que
me dieron clase en la escuela, liceo y Universidad; a
mi primo Sadil Paredes Angarita, profesor jubilado,
escritor de diez libros de tirajes de cuatrocientos
ejemplares, cronista de la Parroquia Altamira,
presidente fundador y director del museo costumbrista
“Don José Abel Angarita”de Altamira de Cáceres y,
finalmente, a todos los ministros de Dios que me han
instruido en lo espiritual: pastores, evangelistas,
maestros, apóstoles y profetas. Personas apreciadas y
amigas, que de mí tienen un concepto, que me han
conocido de vista, trato y comunicación, les deseo el
mayor de los éxitos, y espero que este libro los nutra y
les ministre sus vidas y lo amen mucho, como a mí me
han amado, les doy las gracias y les sigo ofreciendo mi
Amor: Recíbanlo y atraigo a mí el cariño de ustedes.
Unámonos cada día más.
CONTENIDO TEMÁTICO

DE CERO (0) A CINCO (05) AÑOS DE EDAD.

Partida de nacimiento.
Observaciones a la partida de nacimiento.
Abuelos, abuelas, tíos y tías.
Fecha de nacimiento y regalos recibidos.

DE CINCO (05) A DOCE (12) AÑOS DE EDAD.

Anécdota de viaje al caserío El Guayabal


Juegos Tradicionales
Inicio en la Agricultura
Inicio de Educación Formal primaria
Transporte de la época
Dios me volvió a salvar mi vida, en un accidente de
tránsito, en la peña de la Yuca
Otra vez que me escapé de matarme en un
“columpio”.
Aspecto religioso católico
Cacería en el campo
Anécdota: “susto que me hizo pasar un Guardia
Nacional”
Consorcio y Túneles para la energía hidroeléctrica en
Altamira de Cáceres.
Trabajo en finca en Barinitas, con Aníbal Peña, el
esposo de Fabiola de Peña, maestra del Cucharito
DE DOCE (12) A DIECISÉIS (16) AÑOS DE EDAD.

Viaje del Cucharito a vivir a Barinas


Pintor en Barinas
Anécdota: intoxicación
Jardinero en Barinas
Constructor en Barinas
Mi primer viaje a Colombia
Expresión aprendida: “vaciar la cartera”
Alquiler y compra de casa en Barinitas en 1976
Casi pierdo la vida en otro accidente de tránsito en
. Barinas
Quise seguir estudiando el sexto grado
Favor que le agradezco en el alma al Doctor Rinaldo
Aroldi Fontana, Ginecólogo y Obstetra
Lloraban de amor por mí
Llegué a vivir definitivamente a Barinitas y escribí .
una canción titulada: “Mi viaje a Barinitas”
Situación económica difícil en Barinitas
Recepcionista en el Hotel “Sucre Orense” en .
Barinas.
Terminé el sexto grado en la Escuela “24 de .Junio”
en Barinas y el INCE en Barinitas
Inscripción y estudios de bachillerato en el liceo
.“Cándido Antonio Meza” de Barinitas
Obtuve una beca nacional y otra estatal, que me .
permitieron terminar el bachillerato y seguir en la .
. Universidad.
Encuentro con mi padre, tras diez años sin vivir juntos
Reclutado en Barinitas en 1980
Detenido injustamente en Barinitas
Casi me mato en accidente en Barinitas, cuando
conducía una bicicleta (me lloraron amargamente)
Conocimiento de mi novia y futura esposa, madre de
mis dos ÚNICAS hijas
Inscripción y estudios en la Universidad Nacional
Experimental de los Llanos Occidentales “Ezequiel
Zamora”
Mi matrimonio con Graciela A. Montilla Camacho, el
06 de diciembre de 1985

DE VEINTICINCO (25) A TREINTA Y SEIS AÑOS

Cursos universitarios por extensión


Nacimiento de mi primera hija, 06 de noviembre de
1986
Viaje con mi esposa a vivir a la Represa Barinas, en
1987.
Nacimiento de mi segunda hija, el 02 de marzo de
1988
Fundador de Asociación de vecinos y presidente
electo y reelecto (líder vecinal)
Escritor, columnista y articulista en diversos medios de
comunicación escrita en Barinas.
Ingreso al Ministerio del Poder Popular para la
Educación (01-10-1988) Docente nacional de
Educación Media.
Secretario de Finanzas y tesorero en la escuela
básica “Lourdes Rivas de Torres”, en calidad de
representante
Mi vida en Barrancas, en el liceo “Guillermo Tell
Villegas Pulido” y mis funciones docentes

DE TREINTA Y SEIS (36) A CINCUENTA Y NUEVE


(59) AÑOS

Entrega total al Padre, Hijo y Espíritu Santo (06-04-


1996)
Fundador de iglesias evangélicas: “Cristo Vive y
Reina” en Tierra Blanca; “Luz del Mundo” , en Altamira
de Cáceres, “Luz del Mundo” en Santa Rosa y la
fundación y construcción de la iglesia “El Amor de
Dios” en Barinas.
Pastor de iglesia evangélica, registrado en el Ministerio
de Justicia en el año 2004
Participé en la fundación del consejo comunal y fui
electo vocero principal de la Unidad Ejecutiva
Operado de cataratas en ambos ojos
Jubilado del Ministerio del poder popular para la
Educación, el 01 de noviembre del 2014

DE CINCUENTA Y CUATRO (54) AÑOS EN


ADELANTE

Trabajo y servicio en la obra del Señor Jesucristo


DE CERO A CINCO AÑOS DE EDAD

Foto: prefectura de la parroquia Altamira de Cáceres, donde reposa


el libro de Registro de mi acta de nacimiento. Tomada en el año 2015
PARTIDA DE NACIMIENTO

El suscrito prefecto de la Parroquia


Altamira de Cáceres, municipio
Autónomo Bolívar del Estado Barinas

Certifica

La exactitud de la copia siguiente:


Partida Número Ciento Siete. Rómulo
Paolini, prefecto del Municipio Altamira
de Cáceres del Estado Barinas, hago
constar que hoy nueve de julio de mil
novecientos sesenta, fue presente ante
este Despacho el ciudadano Deciderio
Angarita, de treinta y nueve años de
edad, casado, agricultor, natural y vecino
de este Municipio y expuso: que el día
ocho de julio del corriente año, a las dos
de la tarde, nació un niño varón en el
vecindario San Miguel” jurisdicción de
este Municipio que lleva por nombre
JOSÉ CLAUDIO que es su hijo legítimo y
de su cónyuge ENRIQUETA ARISMENDY,
de diecisiete años de edad, casada, de
oficios domésticos, natural y vecina de
este Municipio. Los testigos presenciales
de este acto fueron los ciudadanos:
OCTAVIANO Y GENARO ANGARITA, de
cuarenta y cuarenta y cuatro años de
edad, respectivamente agricultores y
vecinos de este Municipio. Leída la
presente acta al exponente y testigos
manifestaron conformidad y no firman
por no saber hacerlo (L.S) El Alcalde
(fdo) Firma ilegible. El secretario (fdo)
firma ilegible. La presente copia es fiel y
exacta de su original que CERTIFICO y
expido en Altamira a los veinte días del
mes de febrero del año dos mil cuatro.

ARNOLDO MORENO

PARROQUIA ALTAMIRA
P
R
E
F
E
C
T
O

D
E que está al frente es "El Cucharito". Lugar preciso y
El cerro
exacto donde nací. Allá arriba se observan unas casitas de los
Angaritas, dicen que aún hay dieciséis casas en el lugar. Por esta
L trasandina Mérida-Barinas jugaba yo con carrozas, junto
carretera
a mis amiguitos. También transité cargando maletas de alimentos
para comer en casa desde las bodegas del filo de San Isidro, de
donde Manuel Sulbarán y Agapito González

OBSERVACIONES A LA PARTIDA DE NACIMIENTO


Hay algunas observaciones muy importantes en
mi Partida de Nacimiento:

PRIMERO, El lugar preciso y exacto donde nací fue


en el caserío El Cucharito y no en el vecindario
“San Miguel”. El Cucharito colinda con el caserío
“San Pedro”, el cual a su vez, colinda con “San
Miguel”, es decir, “San Pedro” está entre “El
Cucharito” y “San Miguel”. Soy cuchariteño cien
por ciento aunque aprecio mucho a la gente de
“San Miguel”, donde vivió, casi toda su vida, mi tío
Valerio Angarita, con mis primos Isabelino,
Socorro, Cristóbal, Francisca y Omesio Angarita,
hijos de él. Allá iba yo a moler caña, tenían un
trapiche y hacían muy buen dulce y panela.

SEGUNDO, mi madre sólo tenía quince años y no


diecisiete, como reza en la partida de nacimiento.
SOY HIJO DE UNA QUINCEAÑERA.
María Enriqueta Arismendi (1945-2001)

Mi madre, María Enriqueta Arismendi, es


oriunda y nativa del Estado Mérida, nació en Santo
Domingo, el 30 de mayo de 1945. Pero empezó a
migrar con sus padres desde muy pequeña, y ya,
en la década de los cincuenta, llegó al Cucharito,
municipio Altamira, Distrito Bolívar del Estado
Barinas. Se casó con José Desiderio Angarita
Maldonado, el 27 de diciembre de 1958. Vivió
aproximadamente 20 años en el caserío El
Cucharito, y fue en mayo de 1976, cuando decide
irse a vivir cerca del Río San Isidro, a orillas de la
carretera trasandina de Mérida, a una casa cedida
para que se la cuidaran al señor Demecio Toro
Maldonado; pero allí estuvo por muy poco tiempo,
y en ese mismo año 1976, se trasladó a vivir al
barrio La Cochinilla de la población de Barinitas,
donde estuvo morando durante cinco años, hasta
que en 1981 decide comprar en un barrio de
Barinas (la Represa)unas bienhechuríasy vivió allí
hasta el año 1987, decide luego vivir en las
Guayabitas y en Barrancas del Estado Barinas, y
retorna luego a vivir nuevamente al barrio La
Represa de Barinas, donde murió el 09 de junio del
año 2001.

Mi madre, María Enriqueta Arismendi, cuando me


dio a luz tenía quince (15) años cumplidos, los
había cumplido el treinta de mayo de mil
novecientos sesenta, porque ella había nacido en
el año mil novecientos cuarenta y cinco. En la
Partida de nacimiento se dice que ella tenía
diecisiete años, lo cual es falso o un error al
asentar dicha partida. Soy hijo exactamente de una
Mi papá José Desiderio Angarita
Maldonado (1921-2003) , cargando
al bisnietico Jesús Tiberia Rondón

quinceañera, que se casó de trece años cumplidos


con José Desiderio Angarita, que tenía treinta y
ocho años de edad, veinticinco años mayor que mi
mamá, razón por la cual, entre otras, que le tuvo un
ferviente Amor a mi madre, desde que la conoció
hasta que mi madre murió el nueve de junio del
dos mil uno, cuarenta y tres años permanecieron
juntos, sin contar el tiempo del noviazgo. Obvio
que en medio de muchas luchas y pruebas.

ENSEÑANZA

No nos debe faltar la cédula de identidad en


nuestras manos a la hora de hacer cualquier trámite
ante una oficina. El apellido Arismendi,
lamentablemente, lo están escribiendo como les viene
en ganas a las personas, quizás por la falta de
sabiduría de no cargar la cédula, y porque muchos
funcionarios no piden muchas veces ese importante
documento para un acto como el de asentar una
partida de nacimiento, por eso vemos el apellido
escrito así: Arismendy, Arismendis, Arismendi y he
visto Arismendiz..
Mi prima Cenaida Laguna Arismendi y mi Tia Elides
Arismendi Osuna, en el cementerio de Altamira de
Cáceres, frente a las tumbas de mis abuelos
ABUELAS, TÍOS Y TÍAS

De derecha a izquierda: mi tía Maura Arismendi


Osuna, mi abuela materna Matea Osuna Santiago y
mi madre María Enriqueta Arismendi Osuna

Tengo, como todo ser humano en esta tierra,


dos abuelos y dos abuelas, que ya murieron
físicamente. El primero en partir al otro mundo fue
mi abuelo por papá, Antonio Leocadio Angarita,
luego murió mi abuela por padre, Ceferina
Maldonado Vergara, más tarde, un 22 de julio,
década de los 70 del siglo xx, murió mi abuelo por
mamá, Antonio María Arismendi, y finalmente
murió mi abuela por mamá, Matea Osuna. Todos
ellos están enterrados en el cementerio de Altamira
de Cáceres.

ANTONIO LEOCADIO ANGARITA

(el otro apellido dicen que era Toro) se llamaba mi


abuelo por papá; cuando yo nací, ya este abuelo
había muerto físicamente. Tuvo catorce hijos en el
matrimonio con mi abuela, y una hija natural, antes
de casarse él, llamada Matilde Vergara, que es la
mamá de Faustina Vergara, la esposa de Heriberto
Rondón; razón por la cual, Faustina Vergara es
prima hermana mía y todos sus hijos primos
segundos. El esposo de mi hermana María Elda
Angarita, Pedro José Rondón Vergara, es primo
segundo mío y de mi hermana.
Yo no conocí nada de este abuelo, ni siquiera en
foto lo vi. Tengo, si, muy buenas referencias de él,
pues se trataba de un hombre hacendado y movía
mucho dinero como producto de las ventas de las
cosechas de café y otros rubros agrícolas que
cultivaba; tenía muy buena fama, y muchas
personas andinas venían a trabajar en las
haciendas de mi abuelo Antonio Angarita, en “El
Cucharito”..

Ceferina Maldonado Vergara, se llamaba la mamá


de mi papá, mi abuela paterna. La conocí muy bien,
estuve al lado de ella como doce años, hasta que
murió.

Yo nací en la casa de mis abuelos Antonio


Angarita y Ceferina Maldonado, donde mi papá
vivía recién casado con mi madre. Allí permaneció
los primeros años de matrimonio.
A
n
t
o
n
i
o

M
a
r
José Claudio Angarita Arismendi, en el cementerio
de Altamira de Cáceres, mostrando las tumbas de
sus abuelos
A y familiares
N
ANTONIO MARÍA ARISMENDI

Así se llamaba mi abuelo, el papá de mi mamá,


natural de las piedras Estado Mérida. Se vino
trabajando cuando construían la carretera Mérida
Barinas y se asentó definitivamente en “El
Cucharito”. Muchos de los catorce hijos de mi
abuelo nacieron en el Estado Mérida, entre ellos: La
primera hija, Matilde y Manuel, nacieron en las piedras;
mientras que María Enriqueta Arismendi, María Elides,
nacieron en Santo Domingo, los demás: Julio, Ismael,
Pedro, Maura, Herminda, Heriberto, Rosa Elena, Albino, y
otro hijo llamado Heriberto nacieron en El Cucharito.

Mi abuelo Antonio Arismendi, después de haber


trabajado mucho tiempo haciendo la carretera trasandina,
compró unas haciendas de café y empezó a trabajar con
ellas, y puso una bodega, con eso trabajó hasta que
murió físicamente.

Hogar final de mi abuela Matea Osuna. Aquí vivía cuando


murió, luego de haberse venido de “El Cucharito”
Así se llamaba mi abuela madre de mi mamá, oriunda
de los andes del Estado Mérida; hija de Joaquín
Osuna y Balbina Santiago. Fue acompañando a mi
abuelo hasta la muerte de éste. Se dedicó siempre a
los oficios del hogar. Tenía muy buena mano para
sembrar verduras y cambures; se le daba muy bien el
cebollín, y vendía y hacía su dinero, criaba muchas
gallinas y animales, cerdos y tenía por ello un ingreso
económico para cubrir parte de sus gastos como mujer
y ama de casa.

Conocí de vista, trato y comunicación a mi abuela


Matea Osuna Santiago, a mi abuelo Antonio María
Arismendi y a mi abuela Ceferina Maldonado Vergara,
a mi abuelo Antonio Leocadio Angarita no lo conocí,
porque ya había muerto cuando yo nací.

Mi madre María Enriqueta Arismendi Osuna de


Angarita, me dio a luz en una de las habitaciones de la
casa de mis abuelos Antonio Leocadio Angarita y mi
abuela Ceferina Maldonado de Angarita, porque mi
papá cuando se casó vivía con los padres de él, y se
llevó a mi mamá a vivir en la casa de los suegros de
ella, mientras él construía su casa, que de hecho, la
edificó a pocos metros de la casa materna de él, al
lado de donde funcionaba la escuela 199 del caserío
“El Cucharito”, legalizada y fundada exactamente en
septiembre del año 1960.

Quiero manifestar que mi ombligo no lo cortó


ningún médico ni enfermera, porque a mi mamá la
atendió fue una partera llamada Enriqueta Bencomo
de Angarita, esposa de mi tío Jenaro Angarita.

Una característica loable de mis abuelos era que


ellos formaban parte de dos matrimonios ejemplares
en “El Cucharito”; eran casados por todo, como
decimos por allá, es decir, por el civil y por la iglesia, y
esta formación y educación se la transfirieron a sus
hijos, quienes en su mayoría se casaron por el civil y la
iglesia, como sus padres; para muestra un botón:
Iglesia de Altamira de Cáceres, donde se casaron
mis padres
Otra característica de los dos matrimonios de
mis abuelos, fue que se casaron y vivieron hasta
que la muerte los separó; mi abuela Ceferina,
quedó viuda y muy compungida por el
fallecimiento de mi abuelo Antonio Angarita; de la
misma manera, mi abuela Matea Osuna, quedó
muy triste por la muerte de mi abuelo, porque
vivían con sus hombres al lado de ellos hasta que
murieron. Esta es una enseñanza para toda la
familia, y para toda persona que se mueva sobre la
faz de la tierra.

En la primera generación de mis abuelos


Antonio Angarita y Ceferina Maldonado de
Angarita, hay una cantidad de matrimonios por el
civil y la iglesia, que permanecieron hasta la
muerte física, como debería ser todo matrimonio
normalmente. Vemos como sabino Angarita vivió
con su primera esposa, Trina Alarcón, hasta que
ésta se murió, luego llevó a otra mujer al altar,
Adela García, y vivió con ella hasta que él murió.
Octaviano Angarita, vivió con su señora
Encarnación Toro, hasta que éste murió; Jenaro
Angarita, vivió con su esposa Enriqueta Bencomo,
hasta que éste murió; Félix Angarita, vivió con su
esposa Demetria Laguna, hasta que éste murió;
Desiderio Angarita se mantuvo al lado de su
señora esposa, Enriqueta Arismendi, hasta que
ésta murió el nueve de junio del dos mil uno;
Faustina Angarita, se mantuvo fielmente al lado de
su esposo Cipriano Toro, hasta que éste murió.

De derecha a izquierda: Carmen, Teresa, Tomás, Cenaida y


Maura Laguna Arismendi, todos hermanos, hijos de mi tía
Matilde y mi primo Rito, familia mía por padre y madre
Del lado de los Arismendi, del matrimonio de
Antonio María Arismendi y Matea Osuna, sus hijos,
los que se casaron, pasaron por el civil y la iglesia:
así vemos el matrimonio de Elides Arismendi con
su esposo Lino Sulbarán, los separó la muerte;
Enriqueta Arismendi y su esposo Desiderio
Angarita, los separó la muerte; Matilde Arismendi y
Rito Laguna, los separó la muerte. A Maura
Arismendi y Eugenio Lara los separó la muerte. A
Manuel Arismendi y Paula Santiago los separó la
muerte el domingo 14 de mayo del 2017. El ideal de
toda pareja que se unan ha de ser a través de las
autoridades civiles y eclesiásticas, y vivir hasta
que la muerte los separe.

Por parte de mi papá tengo los siguientes tíos:


Félix, Octaviano, Jenaro, Faustina, Alejandra,
Paula, Sabino, Valerio, Claudio, Fabricio y
Salomón, y dos que nacieron muertos; todos ellos
son Angarita Maldonado. Todos los hijos de ellos
son mis primos hermanos. Ninguno de estos tíos
existen ya físicamente.
TÍO BETO, PRIMAS Y SOBRINA LIGIA ELENA EN SANTO
DOMINGO, TIERRA DE MI MADRE
Por parte de mi mamá tengo los siguientes tíos:
Manuel Arismendi Osuna; Matilde, Elides, José
Julio Antonio, Ismael, Heriberto, Pedro, Albino,
Rosa Elena, Maura, Herminda, y dos que nacieron
muertos. Todos son Arismendi Osuna, y los hijos
de ellos son mis primos hermanos.
.

Mi tío Manuel Arismendi Osuna


FAMILIARES NATURALES

Afirman mis familiares Arismendi, que mi abuelo


Antonio María Arismendi, tenía un hijo natural antes de
casarse con mi abuela Matea Osuna Santiago, que se
llamaba Claudio Antonio Parra, residente en
Achaguas, razón por la que le decían El achagüero.
Este primo hermano murió, pero dejó una familia.

Afirman mis familiares Angarita, que mi abuelo


Antonio Leocadio Angarita, tenía una hija natural antes
de casarse con mi abuela Ceferina Maldonado, que se
llamaba Matilde Vergara, que se casó y fue la esposa
de Domingo Vergara (Domingón). Todos los hijos e
hijas de Matilde Vergara, son primos y primas míos.
Tenemos el caso de la señora Faustina Vergara, que
es sobrina de mi papá Desiderio Angarita y prima mía.
Esta prima se casó con Heliberto Rondón, y tienen una
cantidad de hijos e hijas, que son primos y primas
segundos míos. Domingo Vergara vivió muchos años
en El Cucharito; cerca de su casa hay una quebrada
de agua donde ellos tomaban para todo uso de su
casa, razón por la que la bautizaron como “Quebrada
de los Vergaras”, a esta fuente de agua cristalina, de
donde se surte de agua todo el caserío “El Cucharito”.
Hay un terraplén más allá de la casa de mi tío Félix
Angarita, por el camino real de San Juan, que lo
llaman El Hoyo de Domingón, que era donde tenía la
casa Domingo Vergara.

He reconocido como primo hermano natural a


Jenaro Ocanto, porque mi tío Sabino Angarita
Maldonado, afirmó que ese era hijo suyo y de Teresa
Ocanto. También he reconocido como primo hermano
a Rito Laguna, porque mi tío Salomón Angarita dijo
que era hijo suyo y de Demetria Laguna. A Omesio
Ángel, y a Rosa Camacho, también los he reconocido
como primos hermanos, porque son hijos naturales de
mi tío Octaviano Angarita Maldonado; el primero en la
señora Eloina Angel y la segunda en la señora Isolina
Camacho.
Estos son los ÚNICOS casos de familiares
naturales que tengo a través de mis tíos y abuelos.

DE CERO (0) A CINCO (05) AÑOS DE EDAD

De esta edad recuerdo muy poco. Mi madre María


Enriqueta de Angarita, me dijo que yo había nacido un
día martes a las dos de la tarde, el ocho de julio de mil
novecientos sesenta; así consta en mi partida de
nacimiento, que asentó mi padre, el nueve de julio de
ese mismo año, en la prefectura de Altamira de
Cáceres del Municipio Bolívar, en aquella época,
Distrito Bolívar del Estado Barinas.
Oí de mis padres, que estaban muy alegres con el
embarazo de mi mamá; era el primer hijo; mi mamá
era una adolescente de catorce años cuatro meses
cuando salió en estado para darme a luz a mí, y mi
papá de treinta y ocho años, cuando yo llegué al
vientre de mi madre. No sabían que sería lo que iban a
traer al mundo, porque en ese tiempo no había ni idea
de ECOS ni cosas por el estilo, que precisara con
anticipación, el sexo del bebé. La mujer sabía si era
hembra o varón, cuando daba a luz.

REGALOS PARA EL NIÑO RECIÉN NACIDO

Sin embargo, mi papá había sembrado un lote de


café y había prometido que esa plantación, era el
regalo para el niño que naciera; le puso un nombre a la
hacienda de café, y la llamó “AGUA REGADA”,
tomando en cuenta las características del suelo y las
aguas existentes en el lugar, que de hecho, eran
corrientes de agua que fluían constantemente dentro
de la hacienda, razón por la cual se criaban y
producían muy buenos los cambures que allí se
sembraban, y obtuvimos un hermoso conuco. Cuando
yo nací, automáticamente me hice propietario de la
hacienda. Todavía existen vestigios de esa plantación
de café y cambures.
Mi abuela Matea Osuna de Arismendi, la mamá de
mi mamá, por su parte, cuando yo nací, trajo un
cochinito negro, de su cochinera y me lo regaló, muy
alegre y contenta por mi nacimiento. Me decía mi
madre, que había mujeres que les gustaba mucho
cargarme en sus brazos, entre otras la señora Eloina
Ángel, que en esos días se sentía muy enferma, y
murió en septiembre de ese mismo año 1960, a dos
meses de yo haber nacido.
También mi madre me contaba que yo lloraba
mucho y estaba muy acostumbrado a los brazos y
a que me cargaran, y mi papá tenía, pero con
mucho amor, que le sobraba, que pasearme por
toda la casa hasta altas horas de la noche, y la
madrugada; se turnaba con mi mamá.

En cuanto a mi alimentación de bebé, tomé


leche materna, y una leche muy de moda en
aquella época y muy famosa y nutritiva: LA REINA
DEL CAMPO.

MATRIMONIO DE MI TÍA MARÍA ELIDES


ARISMENDI
Cuando tenía cuatro años de edad, recuerdo
haber asistido al matrimonio de mi tía Elides
Arismendi Osuna, que se casó en Altamira de
Cáceres, por el civil y la iglesia, con el señor
Laudelino Sulbarán, el cual era viudo, y vivió con
mi tía hasta que la muerte los separó, como lo
había separado de su anterior esposa. La
recepción de ese matrimonio fue en El Cucharito,
en la casa de la novia, donde mis abuelos Antonio
María Arismendi y Matea Osuna Santiago de
Arismendi. Había mucha comida en ese
matrimonio, específicamente empanadas; pero
muchos vagos empezaron a robarse las
empanadas por detrás de la casa, a través de un
boquete o hueco que daba hacia la cocina, y otros
vagabundos cometieron otras infracciones, que no
las cuento aquí porque me da pena ajena
sinceramente, pero todo formaba parte de la
alegría del matrimonio.

VIAJE AL GUAYABAL

Recuerdo que una vez cuando yo tenía cinco


años, me invitaron dos mujeres a un viaje para un
lejano sitio llamado “EL GUAYABAL”. Los
nombres de las amigas eran MintaTribiño y Jacinta
Tribiño, hermanitas de padre y madre, hijas del
señor Bartolo y la señora Guadalupe, vivían en San
Juan, caserío que colindaba con El Cucharito, mi
tierra natal amada. Por allá en El Guayabal vivía,
recuerdo, el señor Heriberto Rondón, con mi prima
Faustina Vergara, nieta natural de mi abuelo
Antonio Leocadio Angarita, padres de Pedro
Rondón Vergara, el esposo de mi hermana
biológica María Elda Angarita. Teníamos que pasar,
en el viaje, por un sitio conocido como “El
Maporal”, donde vivían Los Toros (Carmen Toro e
hijos) que son familia mía. Las mujeres Minta y
Jacinta habían hablado con mis padres y tenían el
permiso para que yo, de cinco años, de
pantaloncito corto, fuera con ellas y las
acompañara; ellas eran mujeres ya como de
dieciocho años, cuidado y más tenía la Minta, que
era la mayor. Me fui con ellas por La Soledad, por
un camino que había y que existe desde el negocio
de Anselmo Alarcón para arriba, por el camino del
Pagûey, El Maporal y El Guayabal. Como a las 8 am
salimos a pie, y llegamos obscuro como a las 7
pm, gastamos como once horas. Los mujeres iban
a visitar a dos hermanas que muy recientemente se
habían casado con dos hermanos, se trata de
Verónica Tribiño, que se había casado con Vicente
Toro y Bárbara Tribiño, que se había casado con
Reyes Toro. Recuerdo que comimos mucho por el
camino, en varias casas que entramos a visitar nos
daban comida, toda la gente muy buena con
nosotros, pero en la noche me hizo muy mal tanta
comida, me enfermé mucho del estómago, y fue
muy triste para mi, pasé una vergüenza, gracias
que era un niñito de cinco años.

JUEGOS TRADICIONALES

A la edad de cinco años, yo ya era un aficionado


a los juegos tradicionales de la época. Jugaba
mucho Trompo, Metras, Volante o Polla, Palmo, El
Gato y el Ratón, El Venado, El Ángel Bueno y el
Ángel Malo, La Cadena, La Doñana.

Nosotros, los niños, junto con los adultos,


empezábamos a jugar trompo desde el mes de
enero hasta llegar semana santa, y jugábamos
hasta mayo, un mes después de haber pasado la
semana mayor. Los escenarios eran los patios de
todas las casas del Cucharito. Mucho jugábamos
en la casa de Damián Quintero (el patio era de
tierra muy apto para jugar); en los patios de las
casa de Octaviano Angarita, Ceferina Maldonado,
Bartolo Tribiño, y en San Pedro, en la casa de
Anselmo Sulbarán, donde, además, había “Un
burro” para jugar.

Puedo mencionar grandes jugadores que se


reunían conmigo: Rigoberto, Andrés, Rafael, (hijos
de mi tío Jenaro Angarita) Jesús, Francisco,
Oswaldo, Omesio (hijos de mi tío Octaviano
Angarita) Pablo Laguna y Rafael Laguna, Damián,
Francisco, Justino (hijos de Balbino Quintero);
Guillermo Angarita; Cristóbal, Isabelino Angarita
(hijos de mi tío Valerio Angarita), Marcial Tribiño,
Heriberto, Pedro, Manuel, Ismael, Julio Antonio
(hijos de mi abuelo Antonio María Arismendi),
Solano, Oswaldo y Jacinto (hijos de Damián
Quintero).

MI PADRE ERA AGRICULTOR

Mi padre, José Desiderio Angarita Maldonado,


era un hombre agricultor y productor agrario. Tenía
varios lotes de terrenos y conucos de café y
cambures. Le gustaba mucho sembrar y cultivar la
Yuca: Yuca Canaguaceña, Yuca Pico de paloma,
Yuca montaraza. Sembraba maíz, martinicos,
cambures, quinchonchos y plátanos. Tenía El Café
Del Cerro (la herencia por parte del padre); El agua
Regada (el café que me sembró y me regaló
cuando nací); El café del Trapiche (herencia); el
Café del solar de la casa (conuco). De esto
vivíamos, y de sacar contratos y trabajos que
realizaba en otras haciendas, donde le pagaban en
la década de los sesenta del siglo XX, tres
bolívares en efectivo por día de trabajo.

Cuando yo tenía exactamente cinco años de


edad, un día, mi mamá le dijo a mi papá: Que me
llevara para la finca y me enseñara a trabajar.
Recuerdo que mi papá estaba limpiando el café
del Cerro y allí me llevó, fui con él y empecé a
trabajar hasta que me dio sueño, como a las diez
de la mañana, hablé con mi papá y consintió en
que yo me acostara a dormir hasta un poco antes
de que llegara mi mamá con el almuerzo, para que
no me encontrara durmiendo, me acosté y él me
arropó con un plástico; había mucha plaga
picándome: jejenes, hormigas, flecheras. Así
empecé a trabajar el campo y a esa edad. De allí en
adelante seguí acompañando a mi papá durante
siete años consecutivos, desde 1965 hasta el 23 de
septiembre del año 1972. Después de esta fecha
quedé solo en el campo con mi madre, al frente de
esas haciendas y plantaciones, a la edad de doce
años; pero ya “cuajado” como un hombre, con las
enseñanzas de mi padre.

Yo también, entre las edades de ocho a doce


años, con mi papá, trabajé ayudando a otras
personas a recoger café y desmalezar a mano y
con machetes, limpiaba haciendas para obtener
dinero para comprar alimentos para comer y
contribuir con los gastos del hogar; me pagaban
muy poco porque era muy niño, ganaba tres
bolívares en 1972. Recuerdo que le trabajé al señor
Pablo Toro, Alberto Toro, Salvador Laguna (en el
café de Santinés), entre otros dueños de
haciendas.
En esta casa que se observa destruida vivió mi tía Chona,
hermana de mi abuela Ceferina Maldonado, luego de su muerte,
siguió viviendo y formó una gran familia, su hijo Demecio Toro
Maldonado, y la casa que está en la curva es la de Pablo Toro.

RESIDENCIA DE MI TÍA CHONA Y PEDRO TORO

El señor Pedro Toro, esposo de mi tía Asunción


Maldonado, que era hermana de mi abuela Ceferina
Maldonado, madre de mi papá José Deciderio
Angarita Maldonado, vivía aquí en esta casa que
hoy se observa destruida por la edad y porque
quedó abandonada. A pesar de que la estuvo
habitando y la compró el señor Lucidio Toro
(Chillo). Pero fue que un barranco se les vino
encima y temieron de quedar tapizados en
cualquier momento y se fueron, después de que
Lucidio falleció.

En esta casa comí cantidad de veces, porque yo


era trabajador que ayudaba a Demecio Toro a
limpiar y a recoger café en tiempo de cosecha, y
trabajaba con comida. Este señor Demecio, primo
mío por los Maldonados, tenía una brillante
esposa, que aún vive en Barinitas, la señora
Carmen Sulbarán de Toro, quien cocinaba muy
bueno y era muy amorosa y cariñosa con todo el
personal que trabajaba con su marido.

En la casa que se observa en la curva, la de


Pablo Toro, también comí miles de veces, por el
mismo motivo. Yo trabajaba con el señor Pablo en
las haciendas y me daban la comida. Aquí se
criaron y nacieron una cantidad de muchachos y
muchachas, que luego se fueron a las distintas
universidades del país a estudiar y se convirtieron
en grandes profesionales: Desde hace muchos
años ya, vemos en Barinitas y Barinas una red de
casas comerciales de estos muchachos
compañeros de trabajo en la finca. Porque ellos
estudiaban, pero no se desligaban del trabajo del
campo. Pues su padre y su madre, Pablo Toro y
Evangelina Canelones, le inculcaban con el
ejemplo la cultura del trabajo agrario. Muchas son
las farmacias que tienen estos jóvenes que
estudiaron farmacia en la ULA Mérida. Otros tienen
ferreterías y torrefactoras de café, y otros trabajan
con consultorios médicos y bufetes de Derecho.

TIPOS DE COMIDAS
La comida con que nos alimentábamos eran, por lo
general, sopas de legumbres, arvejas,
quinchonchos, carotas, espagueti con sardinas.
Pues mi papá compraba las sardinas por cajas, las
llamadas tres en uno eran muy comunes. Una caja
de cien sardinas costaba en 1972 cuarenta
bolívares. La carne era muy escasa, sólo cada
ocho días mi papá compraba carne en la carnicería
que ponían los sábados cuando mataba una res el
señor Rosendo Toro, el esposo de mi tía Hortensia
Osuna Santiago, hermana de mi abuela Matea
Osuna Santiago. Mi papá compraba todos los
sábados diez bolívares de carne, que eran cuatro
kilos de carne con hueso. Era costumbre de mi
papá comprar, muy de vez en cuando, un Mute al
señor Rosendo Toro en la sala de matanza que
tenía (contenía las vísceras de la res, riñones,
tripas, estómago, librillo, corazón, pajarilla, cuero y
cabeza de la res). Este cargamento lo llevaba mi
papá, lo lavaba y lo ponía en dirección del fogón de
candela y leña, para que se secara y así comíamos:
asado, seco y en sopas.
Casa de Rosendo Toro y sala de matanza de ganado

El cambur era muy común en el plato del


cuchariteño, y la yuca. Se tomaba mucho café a base
de dulce, el azúcar era muy escasa y me gustaba
mucho. Cuando iba a las bodegas compraba
sobrecitos que valían medio. En el filo de San Isidro,
había dos bodegas donde mi papá hacía mercado; allí
le fiaban y le vendían todo el año. Una bodega era del
comerciante Manuel Sulbarán y la otra del señor
Agapito González,

Claudio Angarita en el filo de San Isidro en las bodegas


de Manuel Sulbarán y Agapito González
Casa y bodega del Maestro Segundo Edén Molina, en la soledad
LE DIO CLASE A MI PAPA

y en La Soledad, estaban las otras dos bodegas y


negocios, donde mi papá buscaba otros productos de
la dieta diaria, donde Segundo Edén Molina (El
Maestro Molina) (el que enseñó a mi papá a leer y a
escribir, trabajando privadamente en la comunidad,
antes de que llegara la escuela pública al Cucharito) y
donde Juvenal Martínez.
Bodega de Juvenal Martínez en la Soledad
Mi papá compraba productos alimenticios donde
Manuel Sulbarán, durante todo el año . Yo siempre iba
a hacer mandados a esas bodegas del Filo de San
Isidro, fundamentalmente cuando se terminaban los
fósforos y el Kerosene para las lámparas. Yo bajaba
corriendo desde el Cerro del Cucharito al Filo de San
Isidro, muy buen conocedor del camino, y gastaba
quince minutos para llegar a la carretera trasandina de
Barinas-Mérida.
En mi casa materna cocinábamos con leña y nos
alumbrábamos con lámparas de kerosén. Otras
bodegas que visitábamos eran las de la Popa, ahí esta
la bodega de Alberto Toro, y la de Laudelino Sulbarán,
esposo de mi tía Elides Arismendi de Sulbarán
La bodega de Pascual Toro y la de Gilberto, también
estaba la bodega de Cristóbal García (Mano Cristo).

Casas de Laudelino Sulbarán e Isabel su hermana,


y casa de mi tía Elides Arismendi en La Popa
ESTUDIANTE DE PRIMARIA

A los cinco años yo empecé a asistir a la


escuela pública de la comunidad del Cucharito,
que había sido fundada en el año en que yo nací
(septiembre de 1960), la escuela No 199 del Estado
Barinas. Primero empecé como oyente voluntario,
después mis padres me formalizaron la
inscripción, para que empezara a estudiar primer
grado. Ya en 1968 había sacado el tercer grado y
promovido al cuarto en otra institución; desde
entonces empecé “ a perder” varios años sin
estudiar; pues en la Escuela Estatal Nro 199 del
Cucharito, sólo daban clase hasta tercer grado. Y
fue mucho más tarde, cuando salí a Barinitas, que
continué mis estudios.

En la Escuela Estatal Nro 199, cuando ingresé


como oyente y después como estudiante regular
de la institución, me recibió un maestro de Barinas,
que iba a dar clase al Cucharito, pero una belleza
de persona, era el Maestro Esteban Salas. Era muy
buena gente, enseñaba muy bien; aunque de vez
en cuando usaba ciertos castigos y disciplinas con
los alumnos. Era muy común la palmeta, los
granos de maíz regados en el piso para hincarse
de rodillas sobre ellos, el jalón de orejas y las
exhortaciones. El maestro daba palmetazos a los
alumnos desobedientes y colocaba piedras en las
manos de los alumnos, para que las mantuviera
sujetas con los brazos estirados, hincaba a los
indisciplinados sobre granos de maíz, así por el
estilo otras penitencias para disciplinar.

Mi segunda Maestra de tercer grado que llegó a


trabajar cuando cambiaron al Maestro Esteban, fue
Diocelys Bastidas de Jerez, estaba muy joven,
recién casada, tenía un niño, pero era otra dulzura
de mujer y profesional, muy afable con los
alumnos. Esos fueron mis primeros dos maestros
de mi vida, y los tuve en la Escuela del Cucharito.
La maestra Diocelys también era de Barinas. Mis
maestros se quedan entre semana en un cuarto
especial para maestros al lado del salón de la
Escuela, y comían en la casa de mi tía Alejandra
donde funcionaba la Escuela, donde mis abuelos
Angarita-Maldonado. El gobierno regional le
pagaba la renta de la escuela a los dueños de la
casa donde funcionaba.
TRANSPORTE PARA EL CUCHARITO

Usábamos en la década de los sesenta y parte de


los setenta del siglo XX, cinco camionetas que era
lo único que existían. Unas camionetas tipo
panaderas con ventanas laterales, muy viejas,
como de 1940. Una tenía el señor Pablo Toro, que
vivía en el puente del río San Isidro, en la bajada
del Cucharito a la carretera trasandina Mérida-
Barinas. El señor Pablo Toro transportaba
pasajeros todos los días desde la Raya de Mérida
con el Estado Barinas, hasta la ciudad de Barinas
(cambió su camioneta por un autobús 350 de la
línea Barinas-Mérida y luego cambió el bus por un
carrito de la línea Barinas-Barinitas).

Otra camioneta era la del señor Lázaro Salcedo,


que vivía en la Popa, éste también transportaba
pasajeros desde la Raya hasta Barinas. Otra
camioneta era la de Don Trino Santiago, que
trasportaba pasajeros desde Las Piedras Estado
Mérida hasta la ciudad de Barinas, bajaba siempre
en la mañanita (este cambió su camioneta por un
bus 350). Otra camioneta era la del señor Marcelino
Santiago, que cargaba pasajeros desde Pueblo
Llano Estado Mérida hasta la ciudad de Barinas
(después cambió su camioneta por un bus 350),
este bus siempre bajaba a las diez de la mañana
por San Isidro. Y otra camioneta era la el señor
Edgar, que transportaba pasajeros desde las
piedras Estado Mérida hasta la ciudad de
Barinas.(después cambió su camioneta por un
enorme autobús, del cual tengo una breve
anécdota).

ANÉCDOTA DE MI VIAJE A BARINITAS A CANTAR


GLORIA, CASI ME CUESTA LA VIDA; PERO DIOS
ME TENÍA DENTRO DE SUS PLANES

Esto fue en la década de los sesenta del siglo


veinte. Era un sábado santo cuando desde el
Cucharito miramos hacia el filo de San Isidro, por
donde pasa la carretera Barinas-Mérida, y vimos
que está parado el enorme autobús del señor
Edgar, que bajaba de las Piedras Estado Mérida
con rumbo a Barinas. Ahí permaneció el autobús
casi todo el día, pues estaba accidentado.

Mi mamá me dijo la tarde del sábado santo, que


fuéramos a Barinitas al llamado Canto de Gloria,
que acostumbra a hacer la iglesia católica.
Bajamos al puente del río San Isidro como a las
cinco de la tarde, donde teníamos que esperar
carro para llegar a Barinitas. Al poco rato vimos
que bajaba el enorme bus de Edgar y traía muchos
pasajeros, ya habían arreglado el bus, y el
transportista había decidido bajar a Barinitas a
llevar un viaje de personas para el Canto de Gloria.
Entre esos pasajeros que bajaban, venían muchos
familiares de nosotros. El autobús se paró y nos
metimos para llegar a Barinitas. El hombre del bus,
siguió recogiendo pasajeros por la carretera; gente
de la Popa, la Soledad, del Castillo. Íbamos muy
emocionados y alegres, deseando llegar temprano
a Barinitas, pero un poco antes de llegar a la curva
de la Peña de la Yuca, por lo demás muy peligrosa,
oí un ruido en la parte trasera del bus, porque yo
iba delante, muy cerca del chofer, empecé a oír
unos gritos en los pasajeros que decían: “¡Dios
mío, Dios mío! Y lloraban y se movían y se
agarraban de un lado a otro muy duro de los tubos
de la unidad de transporte. Alguien gritó y dijo: “Se
le fueron los frenos”, y el autobús agarró viaje y
vuelo. Pasamos toda la Peña de la Yuca sin frenos
y la gente dando gritos. Pero el señor Edgar muy
buen chofer, y al pasar la Peligrosa Peña de la
Yuca, logró lanzarle el bus a una cuneta que está a
mano derecha y lo clavó allí, nos detuvo la cuneta,
el bus se volteó un poco de lado y por las ventanas
nos lanzamos a la maleza, que por cierto, estaba
llena de espinas. Fue sinceramente un milagro de
Dios que no nos hubiésemos matado. Dios tenía
un propósito con nosotros. Mi mamá y yo, una vez
que salimos a la carretera, mandamos a parar un
carro para que nos auxiliara y nos llevara a
Barinitas.

ANÉCDOTA, CASI ME MATO AL LANZARME AL


VACÍO COLGADO DE UN BEJUCO CERCA DE MI
CASA EN EL CUCHARITO

Otra vez que me escapé de matar, fue cuando


hice una especie de columpio con bejuco, andando
con mis primos y hermanos, y me lancé al vacío
para mecerme, pero el bejuco se rompió y yo caí
de espaldas y se me trancó la respiración por un
rato. Fue muy fuerte el golpe. Recomiendo no usar
este tipo de mecedor, porque es muy peligroso.

ASPECTO RELIGIOSO CATÓLICO

Mis padres, abuelos y demás familiares eran


muy católicos. Cuando nací ME PUSIERON EL
AGUA y el nombre con la vela y el Cristo. Allí tuve
padrinos, el que me sostuvo de la cabeza, el que
me sostuvo de los pies y quien tuvo al lado mío la
vela y un Crucifijo.

Recuerdo a la esposa de mi tío Jenaro Angarita,


la señora Enriqueta Bencomo, que fue madrina
mía. Después me llevaron a Altamira de Cáceres, a
la iglesia católica y me bautizaron, y, luego, en esa
misma iglesia, me hicieron la confirmación. Marcial
Briceño, un hacendado de la Soledad y dueño de
un Restaurant, fue mi padrino de bautismo y
Lázaro Salcedo, un transportista de la Zona, fue mi
padrino de Confirmación.

Mi padre y mi madre, muy de vez en cuando


asistían a la iglesia, aunque ellos tenían un altar en
la casa. Giraron muy en torno a un sacerdote de
apellido Hidalgo (el padre Hidalgo –le decían), que
fue el que casó a mis padres y nos bautizó a
nosotros sus hijos.

Tengo cuatro hermanos en mi padre y madre.


Yo nací el 08 de julio de 1960; mi hermana María
Elda Angarita Arismendi, nació el 28 de febrero de
1962; después nació una niña muerta, que la
bautizaron con el nombre de Alejandra, más tarde,
el 23 de junio de 1964, nació mi hermana Agripina,
y dos años más tarde, el 11 de abril de 1966, nace
mi hermano Antonio.

En el vecindario El Cucharito, en su condición


de católicos, adoraban mucho al niño Jesús, a
través de imágenes, y hacían muchos pesebres,
para recordar el nacimiento del niño Dios el 24 de
diciembre, también hacían la paradura del niño el
dos de febrero, día de la candelaria. Donde mis
abuelos Angarita-Maldonado, había un pesebre,
que tenía, según ellos “un santo niño aparecido”,
que decían que un hombre, que estaba tumbando
un árbol, se lo había encontrado después de haber
pasado el susto, cuando cayó el árbol sobre el
hombre, pero no lo mató; el niño apareció
quebrado y el hombre dijo que así era como el
hubiese quedado si no hubiera sido por la mano de
Dios que lo libró. Ese niño lo cargaban de casa en
casa, rezándole para que hiciera el milagro de
curar a los enfermos que había en los hogares, y le
pedían por todo; era una manera de dirigirse a
Dios, pero a través de ese “niño aparecido”.
Recuerdo que en el año 1973, en mi casa,
compramos un pesebre, influenciados por la alta
adoración al niño Jesús en la comunidad,
empezamos a hacer las paraduras, durante el
tiempo que seguimos viviendo en El Cucharito,
hasta el año 1976. Cuando se robaron el niño, casi
nunca sabíamos quien se lo había llevado, hasta el
día de la paradura, cuando el sonido de un mortero
nos indicaba donde estaba el ladrón. Con muchos
morteros y voladores; comidas, caramelos, pan,
vino carmania, y mucha alegría, se celebraba la
paradura del niño.

POR POCO PIERDE LA VIDA MI PAPÁ; PERO


TODAVÍA FALTABA MUCHO CAMINO POR
RECORRER. NO ERA EL TIEMPO DE DIOS

Mi papá casi se mata cuando estaba soltero, en


una paradura de niño; pero no era la voluntad de
Dios que muriera en esa época; él tenía que
casarse con mi madre, teníamos que nacer sus
hijos, y tenía Dios que cumplir su propósito y un
plan trascendental primero que nada. Mi papá
murió el 27 de diciembre del año 2003, cincuenta
años más tarde de ese acontecimiento, ya nuestro
Dios y Señor había, en esta tierra, consumado un
plan. El asunto fue que el día de la paradura del
niño Jesús, en casa de los padres de mi papá, que
era el encargado de la pólvora y de disparan
morteros y voladores en la acción del evento.
Cuando iban a hacer el paseo del niño, el momento
muy culminante de la paradura, mi papá agarró
como una gruesa de voladores y se los metió en la
correa del pantalón, para ir disparando en el
transcurso del recorrido del paseo del niño, y en
un momento, cuando él lanzó un volador, éste
retrocedió y con la candela que emitía incendió la
gran cantidad de voladores que mi papá tenía en la
cintura y sobre el estómago prensados con la
correa y todos empezaron a dispararse y a sonar, y
le destrozaron el estómago, y no se murió por lo
que dije antes y por la misericordia de Dios.

Deben ustedes tener mucho cuidado con la


pólvora, con armas de fuego y con todo
instrumento explosivo de los que usan en
diciembre y en paraduras de niño y celebraciones.
Muchas personas han muerto y otras han quedado
amputadas de miembros de su cuerpo, y conocí a
muchas personas que perdieron sus ojos y
quedaron ciegos, gracias a esos detonantes.

Cuando yo muera ya he cumplido un propósito


de Dios. Muchas han sido las veces que por poco
he perdido la vida, pero antes del plan de Dios no
es posible.
ENSEÑANZA QUE AÚN CONSERVO EN MI MENTE,
DONDE LA ESCRIBI

Anécdota de la iglesia católica de La Soledad: Una


vez mi mamá me llevó a la iglesia católica de La
Soledad, y el cura Hidalgo estaba predicando
palabra de Dios, y enseñando a la gente sobre el
bien y el mal, sobre el infierno y el cielo, sobre los
buenos y malos, y decía el sacerdote: Miren este
templo, calculen el espacio que hay. Si ustedes
llenaran esta iglesia de granos de arroz, serían casi
“incontables” la cantidad de granos; imaginen que
por cada grano que sacáramos y echáramos fuera
de la iglesia fueran cien años, que un grano
equivaliera a un siglo. Si una persona cayera al
infierno y por cada siglo de estar en el infierno
sacáramos un grano, se terminarían los granos y
esa persona seguiría en el infierno por la eternidad.
Podíamos vaciar la iglesia y la persona seguiría en
penas. Siempre recuerdo esta prédica, aunque han
pasado muchos años de haberla oído. Y el que
tiene oídos que oiga.
MI CONDICIÓN DE CAZADOR

José Claudio Angarita como cazador: En el


campo, y, en este caso, en El Cucharito, donde
nací, completábamos la alimentación con carnes
de animales de cacería. Había faros (rabipelados)
guaches, lapas, picures, puercoespín, salvajes,
lochas, cachicamos y ardillas; entre las aves más
comunes había palomas, montañeras, gallinetas,
ciéntaros y ponchas, pavas, fotes y diostedés.
Usaba mucho las flechas o caucheras para cazar
cuando estaba muy pequeño. Pero desde que tuve
como diez años, comencé a usar armas de fuego
tipo escopetas. Recuerdo que tuve tres escopetas
para cazar animalitos para comer; también usé
trampas de hierro de cacería. Muchos faros
comíamos en mi casa.

QUEDÉ MUY MARCADO Y LLENO DE MUCHOS


RECUERDOS CON EL CONSORCIO Y TÚNELES
PARA LA ENERGÍA HIDROELÉCTRICA EN LA
DÉCADA DE LOS SESENTA ENTRE BARINAS-
MÉRIDA
Consorcio y túneles para la energía
hidroeléctrica: En la década de los años sesenta
del siglo XX (1965-1975), empezó un trabajo de
mucha envergadura entre la Mitisús del Estado
Mérida y el puente de Altamira de Cáceres del
Estado Barinas. Se trató de la construcción de una
serie de túneles y frentes de trabajo en ese tramo
mencionado. Un túnel en el puente real de
Altamira, otro en San Miguel, otro en el Intermedio,
otro túnel en la chimenea, otro en San Isidro, para
luego construir la Represa del Río Santo Domingo,
para enviar el agua por gravedad a través de ese
gran túnel, para que cayera por gravedad a
Altamira y moviera las turbinas que producen la
fuente de energía hidroeléctrica.

Yo quedé muy marcado con todas esas


construcciones de túneles y carreteras. Como
estaba niño me ponía a ver las máquinas trabajar y
luego, hacía mis “máquinas” de madera y me ponía
a hacer carreteras con arena a ejemplo y
semejanza de lo que veía.

Visitaba frecuentemente la carretera y el túnel


de la chimenea, por la Soledad para arriba o por el
camino desde El Cucharito. Siempre iba los fines
de semana a recoger material que desechaba la
compañía y los obreros de esas grandes obras;
entre otras cosas, recogía botas de caucho,
cascos, guantes, plásticos, aros y pedazos de
cabilla.
Recuerdo que los fines de semana íbamos para
la compañía de la chimenea y entrábamos al túnel,
muy adentro de la tierra, hasta donde iban
haciendo las excavaciones y perforaciones, por
medio de una locomotora. Un día nos llevamos un
susto muy grande, porque cuando estábamos
dentro del túnel, el vigilante prendió el aire
acondicionado desde afuera y sentimos como que
iba un crecido río sobre nosotros dentro de la
tierra.
Quedé, pues, muy marcado y lleno de muchos
recuerdos con esa obra y ese consorcio.
MINA DE PIEDRA BLANCA Y DE FELDESPATO
PARA HACER CERÁMICA

Recuerdo muy bien cuando trazaron la carretera


hacía el túnel de San Isidro, se encontraron con una
mina de piedra blanca o feldespato, apta para hacer
cerámica, pocetas y lavamanos. Conozco esa obra
desde que la iniciaron o la descubrieron, y también
conocí la construcción de la obra en Barinitas, para
moler la piedra y llevarla a Valencia a procesarla y
hacer la porcelana y cerámica. En esta obra de piedra
trabajaron directamente muchos familiares y conocidos
míos: mis tíos Manuel Arismendi, quien de obrero,
llegó a ser operador de maquinarias pesadas, Ismael
Arismendi, Pedro Arismendi (hermanos de mi mamá),
Omecio Ángel Laguna (primo) fueron trabajadores
asiduos de esa obra y fundadores de la misma.

En todas esas obras trabajaron muchos familiares


míos como obreros; pues esa empresa pagaba bien;
cuando un obrero ganaba cinco bolívares al día en una
hacienda, el consorcio les pagaba un sueldo básico
que fluctuaba entre diecisiete y veinte bolívares el día;
pero la gente puso la mirada en el consorcio y luego
empezaron a dejar el campo y salirse a vivir a
Barinitas. De mi tierra, El Cucharito, se salieron: La
familia de Octaviano Angarita, la familia de Cándido
Laguna, la familia de Rafael Angarita, la familia de
Damián Quintero, la familia de Matea Osuna (mi
abuela), la familia de Silverio Toro Angarita, la familia
de Cipriano Toro con mi tía Faustina Angarita, la
familia de Desiderio Angarita, la familia de Isolina
Montilla, la familia de Ismael Arismendi, la familia de
Bartolo Triviño, la familia de Bernavela Camacho, la
familia de KleofeSuescum, la familia de Trina
Suescum, la familia de Leocadio Triviño, la familia de
Herminia Toro, la familia de Pablo Toro, la familia de
Demecio Toro, la familia de Rosendo Toro, la familia
de Agapito González, la familia de Manuel Sulbarán, la
familia de Santiago Angarita, entre otros, quedando de
esta manera casi solo el campo y El Cucharito donde
nací. En su mayoría se vinieron a vivir a Barinitas. Con
todas estas personas interactuaba yo en mi querida
tierra que me vio nacer.

DE DOCE A DIECISÉIS AÑOS

Cuando tuve doce años, quedé solo. Mi papá salió


de mi casa por diez años, se ausentó. Y se incorporó a
vivir nuevamente a mi lado en el año mil novecientos
ochenta y uno. Recuerdo que fue el veinticinco de
septiembre de mil novecientos setenta y dos, cuando
se ausentó mi papá. Yo seguí junto a la compañía de
mi madre, trabajando la agricultura en El Cucharito,
ejerciendo funciones de jefe o sostén de hogar, hasta
que ya iba a cumplir dieciséis años de edad. Fueron
bastante duros estos cuatro años que me tocó vivir
como niño y como adolescente en el campo. Tuve que
trabajar en otras fincas para ganar dinero para
completar los gastos económicos de la casa. Recuerdo
que trabajé en mil novecientos setenta y tres en dos
empresas con contratistas que se encargaban de
transportar el hierro para parar las torres por donde se
iban a transportar las guayas para la transmisión y
distribución de la energía hidroeléctrica desde
Altamira de Cáceres. Trabajé desde Barinitas para
arriba hasta Pueblo Llano en el Estado Mérida, donde
quedaba la torre 53, ya rumbo al páramo de Timotes,
la torre número 40 quedó en el cementerio de Pueblo
Llano. Una Empresa se llamaba “Eleven” , la que tenía
las torres más grandes, cuyo contratista de cargar
hierro era el señor Alberto Toro y la otra contratista era
“Esveca”, cuyo contratista de cargar el hierro, era
Valentín Salcedo. Con ellos trabajé, me pagan tres
bolívares por cada viaje de hierro que hacía desde la
carretera hasta la torre, generalmente hacía cinco
viajes y me ganaba quince bolívares.
Yo en aquel tiempo también rozaba, preparaba
terrenos y sembraba, como me había enseñado mi
papá José Desiderio Angarita. En este tiempo
incrementé la cacería de animales para comer mi
madre y yo, con quien ya vivía solo, porque mi
hermana Elda que me quedaba, se había venido del
campo a trabajar en casas de familia a Barinitas, la
maestra Fabiola de Peña se la había traído del
Cucharito para su casa en la carrera siete de la
mencionada población. Después se fue a trabajar en
casa de Doña Zoraida en la carrera cinco, al lado de la
Ferretería Victoria, del papá del esposo de Zoraida,
que era sobrina del esposo de la maestra Fabiola,
luego se cambió para el hogar de Aulio Camacho, de
donde salió civiliada con Rafael Moreno, un joven de la
Cochinilla Barinitas, de cuya unión nació Rafael
Ignacio Moreno Angarita, hoy día miembro activo del
Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y
Criminalísticas (CICPC) de Barinas.

Durante este tiempo de soledad en el campo


preparé un potrero y compré dos burros de carga. El
primero fue un burro pardo y color burro normal, que
preñaba yeguas y nacían machos y mulas, CHONCHO
era el nombre del burro, me lo prestaban mucho mis
tíos para echárselo a las yeguas que ellos tenían.
Después compré un burro medio marrón, bastante
grande y de cola pequeña, que me servía para cargar
productos al igual que Choncho y para cabalgar,
aunque yo nunca he tenido don de jinete. “Palo
Negro” era el nombre del burro que tuve que dejarlo un
tiempo solo cuando me vine del campo hasta que lo
vendí. Yo llegué a tenerle mucho aprecio y amor a
esos animales, por aquello de que el hombre justo
cuida de su bestia. En este tiempo yo no estudiaba en
ninguna parte, era un agricultor.

DE DIECISÉIS A VEINTICINCO AÑOS DE EDAD ME


VINE DEL CAMPO A VIVIR A BARINAS.

Un poco antes de cumplir dieciséis años, fue un


mes de mayo del año mil novecientos setenta y seis,
recuerdo que había una enorme cosecha de mangos.
Yo había quedado solo viviendo con mi mamá en el
campo, en este caso, en El Cucharito, y fue un día
domingo cuando mi mamá me dijo que nos saliéramos
del Cucharito, yo hablé con Demecio Toro-dijo, para
que me alquilara la casa que él dejó sola en la orilla
del río San Isidro, en la carretera trasandina Barinas-
Mérida. Porque Demecio Toro, que vivía en ese
mencionado lugar, se había ido con su familia a vivir al
barrio El Limoncito de Barinitas.
Sinceramente, yo me sentí muy mal cuando mi
mamá me dijo que nos fuéramos, que olvidáramos el
campo y El Cucharito. Mi mente recorrió de inmediato
mi finca, mis potreros, mi burro Palo Negro, la cacería,
el resto de mi familia que había en El Cucharito.

El asunto, entre otras cosas, y la voluntad de Dios,


era que la mayoría de las personas se estaban
mudando de un lugar a otro y estaban dejando solo el
campo. Mi mamá había comenzado a aburrirse en El
Cucharito.

D
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m
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ESTRUCTURA ACTUAL DE LA CASA DE SAN ISIDRO


DONDE MI MAMÁ EN EL AÑO 1976 SE VINO A VIVIR
En mayo de 1976, un domingo, empezó mi mamá a
arreglar la mudanza. Se vino a vivir en la casa donde
antes vivía Demecio Toro con su esposa Carmen
Sulbarán y familia.

Mi madre, ese día de la mudanza, se fue delante de


mí, con unas maletas, y yo me quedé atrás con una
carga que llevaba en el burro Palo Negro. Resulta que
cuando mi mamá llegó a la carretera y a San Isidro vía
Mérida-Barinas, justo en el momento, subían en un
mercedes Benz, un Doctor Gine-obstetra y su esposa
rumbo a Santo Domingo Estado Mérida, era el Doctor
Rinaldo Aroldi Fontana y la señora Yoni Robuschi
(italianos) trabajador del Hospital Razetti y la Clínica
del Pilar en Barinas, y le dijeron a mi mamá que si ella
no conocía un muchacho que quisiera trabajar, que
ellos querían realizar un trabajo en su casa ubicada en
el Campo Móvil de Barinas. Mi mamá de una buena
vez pensó en mí y les dijo que hablaría conmigo y que
en la tarde cuando ellos bajaran de Santo Domingo les
tenía la razón y una respuesta, y que si me decidía ir a
trabajar, me iría con ellos ese mismo día. Cuando yo
bajé con la carga de mudanza a la casa de Demecio
Toro y encontré a mi mamá, me tenía la noticia del
trabajo en Barinas, yo me animé porque iba a ganar
quince bolívares diarios y, además, la condición era
por una semana nada más, de tal manera que preparé
el viaje y me fui con los doctores en la tarde cuando
bajaban de Santo Domingo. De acuerdo con todo esto,
quiere decir que yo no viví ni un día en la casa de
Demecio Toro, a la orilla del río San Isidro. Mi mamá
se quedó sola viviendo unas semanas en ese lugar, y
yo la visitaba los fines de semana.

CLAUDIO PINTOR

El trabajo que yo iba a realizar en la casa del


médico, consistía en pintar el techo de toda la casa de
color ladrillo, tenía que subir sobre la casa y limpiar las
láminas de asbesto y colocarle la pintura, que traían de
Caracas por cajas. Ahí me estuve como un mes
pintando todo, haciendo un trabajo que jamás en mi
vida lo había realizado. Jamás había pintado ni
siquiera con cal, aprendí a pintar techos de asbesto y
teja.
CASI ME MUERO INTOXICADO AL INGERIR
CIERTA CANTIDAD DE MANGOS

Tengo una anécdota, recién cuando llegué a


Barinas, tierra muy caliente, el primer día no pude
dormir sobre la cama, y menos aún arropado con
sábanas, me bajé a dormir en el piso, semi-desnudo
las primeras horas de la noche.
Resulta que alrededor de la casa del Doctor Aroldi,
había varios árboles de mango y estaban muy
cargados de unos apetitosos mangos de bocado, era
mayo, mes de la cosecha de mangos en Barinas. La
esposa del médico, dueña de la casa, con temor de
que en cualquier momento una rama de un árbol de
mango cayera sobre la casa, porque tenían muchos
mangos, me mandó a que yo subiera con un machete
en mano y cortara las ramas, y empecé la poda; pero
montado en el árbol me di a la tarea de comer muchos
mangos, de todos colores y sabores, porque en mi
tierra damos la vida por un mango. Después que comí,
tumbé la rama y me bajé; pero al llegar a tierra se me
empezó a desarrollar un fuerte dolor de estómago casi
mortal. La señora del médico se preocupó demasiado
y me preguntó que si yo había comido mangos, y le
dije que sí había comido un mango. De una vez,
agarró el teléfono y llamó al doctor que estaba
trabajando en la Clínica del Pilar de Barinas, y le contó
todo lo ocurrido, y el médico se vino corriendo y de
emergencia con un medicamento en mano. Cuando
llegó el médico yo estaba desesperado del dolor, y me
mandó a que me acostara boca abajo para
administrarme un enorme inyección para
desintoxicarme, al poco tiempo yo sentí que me salió
como un aire y un gran gas del estómago, que me
alivió el dolor que tenía. Hay que tener mucho cuidado
al comer e ingerir mangos, muchos pueden hacernos
mal.
Yo me quedé trabajando en la casa del médico,
terminé de pintar el techo y después empecé con las
paredes de la casa, con las puertas, ventanas, rejas y
cielo razo. Mucho tiempo duré pintando.

CLAUDIO JARDINERO

Cuando terminé el trabajo de pintura, me asignaron


los jardines, para que trabajara como jardinero; era un
trabajo compatible con mi profesión de agricultor, sin
embargo, muchas cosas eran nuevas para mí y tuve
que esmerarme a aprenderlas muy bien, tales como:
cortar grama y el césped con máquinas eléctricas, me
tuvieron que enseñar; arreglar las plantas de las
cercas perimetrales, en su mayoría cayenas, con
tijeras de jardinería, a hacer injertos en plantas. Así
estuve trabajando y aprendiendo un buen tiempo.

CLAUDIO CONSTRUCTOR
Luego, estos doctores, porque eran cuatro
doctores: dos gineco-obstetras y dos doctoras
abogadas, Rinaldo y César Aroldi; y Yoni y Bona, que
viajaban por los países del mundo, vieron en
Colombia, específicamente en el Parque Santander,
una obra muy hermosa y colonial, les gustó la entrada
del Parque y sus caminerías y pisos hecho de piedrita
y ladrillos. Buscaron en Colombia información de quien
había realizado ese trabajo y dieron con el maestro de
la construcción; era un señor colombiano que
trabajaba en el Ministerio de obras públicas en
Colombia, y esperaron que saliera de vacaciones y se
lo trajeron para Barinas, para que en la casa de los
doctores, hiciera un trabajo parecido al del Parque
Santander. El constructor albañil, vivía en Villa del
Rosario, llegando a Cúcuta; empezó, pues, la obra en
casa de Aroldi, con ladrillos, piedritas y tablillas en los
pisos y la construcción de las entradas de la casa, con
techos de bambú y tejas, sobre hermosos pilares
dotados de bombillos farolitos y con su respectivo
timbre y con lujosísimos portones de madera. Yo
trabajé con ese maestro un buen tiempo y aprendí
mucho, sobre todo a pegar piedrita, a nivelar, pegar
ladrillos, y aprendí mucha terminología colombiana,
también aplicada a la construcción. Por ejemplo, lo que
nosotros llamamos clavos y cuchara aquí en
Venezuela, allá en Colombia son puntillas (clavos) y
palustre (cuchara). El colombiano tomaba muchas
gaseosas (refrescos). Cuando se le terminaron las
vacaciones al maestro colombiano y debía retornar a
su país, dejó mucho trabajo sin finalizar; pero como yo
había aprendido, los doctores confiaron en mí y me
pidieron que yo concluyera y pegara toda la piedrita
que no logró pegarla el maestro.

MI PRIMER VIAJE A COLOMBIA FUE CUANDO


FUIMOS A LLEVAR AL MAESTRO COLOMBIANO A
VILLA DEL ROSARIO EN 1977

Yo fui con la esposa del Doctor Aroldi a llevar al


maestro colombiano a Colombia, a Villa del Rosario,
me había hecho buen amigo del maestro y me quedé
una noche en su casa en Colombia, donde tenía una
familia muy afable y tratable, su esposa y sus hijas,
querían mucho a los venezolanos; me invitaron para el
teatro. Andábamos para Colombia en un lujoso
Mercedes Benz; la esposa del médico se fue a quedar
y dormir a un convento de monjas donde tenía unas
amigas en Cúcuta. El siguiente día me buscó en casa
del maestro constructor y recuerdo que al salir de
retroceso, cayó el carro en una cuneta de donde
tuvimos que sacarlo con mucho esfuerzo.
El término o expresión “vaciar la cartera”, que siempre
lo uso, lo aprendí en Colombia frente al “Almacén Lei”,
de labios de la esposa del doctor Aroldi, pues, nos
fuimos de Villa del Rosario, rumbo a Cúcuta, después
de despedirnos del maestro colombiano, y cuando
íbamos acercándonos a Cúcuta, logramos ver un
inmenso almacén, el Almacén Lei”, y fue cuando dijo la
señora Yonni: Aquí es donde los venezolanos vienen
“a vaciar la cartera”. Por cierto que nosotros también
entramos al Almacén y compramos algunas cosas. A
mi se me quedó pegada esa expresión hasta hoy.
En casa del doctor Aroldi, en Barinas, viví desde mayo
de 1976 a 1978, aproximadamente un poco más de
veinte meses o dos años. Yo trabajaba de lunes a
sábado, todo el tiempo, recuerdo que no tuve
vacaciones, mi mamá se quedó un poco de tiempo
viviendo en San Isidro, para allá iba yo a visitarla y a
llevarle dinero los fines de semana o cada quince días,
me llevaban en los carros de los médicos, y , a veces,
me iban a buscar los domingos en la tarde. Luego mi
mamá habló conmigo y me dijo que ella quería venirse
a vivir al pueblo de Barinitas Edo Barinas.
Alquilamos una habitación en una enorme casa que
tenía muchas piezas frente a la calle, allá en el barrio
La Cochinilla de Barinitas, donde antes vivía y era la
casa de Caraciolo Angarita. Pero ahí vivió muy poco
tiempo, porque mi mamá se informó que por ahí más
arriba, llegando a la bomba de gasolina de la
Cochinilla, una señora que le había comprado una
casita a los monsalves, la alquilaba. Mi mamá y yo
buscamos a los dueños de la casita Nro 98 de la
Cochinilla, que vivían por ahí cerca del Parque
Moromoy en Barinitas y nos alquilaron la casa, ubicada
frente a la carrera seis y por el solar colindaba con la
carretera nacional vía Mérida, frente al Restaurant
“Doña Carmen”. En cien bolívares mensuales nos
alquilaron la casita, y allí vivimos alquilados durante un
tiempo, como doce meses, hasta que sus dueños
decidieron vender la casita y nos la ofrecieron a
nosotros porque teníamos primera opción de compra,
y la compramos en seis mil bolívares (6.000 Bs).
Recuerdo que el documento de venta lo redactó el
abogado y doctor Cornelio Superlano, extraordinario
bariniteño, que se convirtió casi en mi apoderado.
CASI ME MATÓ EN LA BAJADA DE PUNTO
FRESCO POR LA AVENIDA 23 DE ENERO EN
BARINAS AL COLEARSE EL VEHÍCULO EN QUE
VIAJABA CON LA ESPOSA DEL MÉDICO AROLDI
Recuerdo que un día sábado, era mes de mayo del
año 1977, yo tenía dieciséis años cumplidos, ya casi
con 17 de existencia, cuando se llegó la hora de salir
para mi casa en Barinitas. Yo estaba bien bañado y
arreglado en el Campo Móvil, con un pantalón puesto y
una franela blanca. La señora esposa del Dr Aroldi me
dijo que me iba a llevar hasta el terminal de Barinas,
para que fuera yo para mi casa. Entramos al vehículo
blanco que tenía y nos fuimos, pasamos frente a Punto
Fresco, frente a la Universidad Nacional Experimental
de los Llanos Occidentales ·Ezequiel Zamora”, que
apenas estaba abriendo sus puertas en mayo de 1977
y agarramos esa bajada que hay ahí en la 23 de
enero, la señora empezó a correr, con una velocidad
alta, que pudiera haber oscilado entre 100 y 120
kilómetros por hora, pero delante iba un camión
cargado y la señora frenó y se colocó detrás del
camión, pero de repente viene un hombre conduciendo
una camioneta amarilla corriendo y pasó el carro
donde íbamos, pero también se incorporó detrás del
camión que iba delante, en ese momento la señora
Yonni Robuschi de Aroldi avanzó y trató de pasar la
camioneta y el camión que iba delante de ella, pero
también la camioneta quiso pasar al camión, y cuando
se salió para pasarlo, se le atravesó a la señora Yonni,
y ella, por no chocar, pisó el freno, pero nos coleamos
y perdió el control del volante y nos estrellamos contra
un puente ubicado sobre el canal de riego del río
Santo Domingo. El parabrisas se volvió miles de
pedazos. Un hombre conocido de la familia Aroldi,
venía detrás de nosotros y vio cuando el carro se coleo
y él pensaba que eran unos borrachos que andaban
en el vehículo, detuvo su auto, un mercedes Benz
blanco y sacó un pañuelo y me dijo que me lo pusiera
en la cara porque estaba sangrando, me toque el
pómulo con mi mano y, en efecto, un pedazo de vidrio
me había roto la cara. El mismo conocido de Aroldi me
trasladó de emergencia a la Clínica Nuestra Señora
del Pilar para que me extrajeran las partículas de vidrio
y me suturaran, me agarraron dieciocho puntos de
sutura en la herida, me dieron de alta y me fui para mi
casa en Barinitas.
Estos doctores, sinceramente, me habían agarrado
un amor muy grande y un buen cariño; querían que yo
viviera eternamente con ellos en su casa. Yo les
cuidaba todo. Cuando la señora de la casa se iba para
Italia, su país de origen, me dejaba meses solo,
cuidando la casa y trabajando; allí no se perdía ni una
aguja. Todos los perros que tenían estaban muy bien
asistidos, con pura perrarina y agua; recuerdo mucho a
un enorme perro llamado “Catire”, a una perra gigante
llamada “La Negra” y a la perrita “Titina” , que se fue a
pasear a Italia en avión y la arrolló y la mató un carro
en una calle de ese país.
SENTÍ EL DESEO DE SEGUIR ESTUDIANDO
Yo quería seguir estudiando y sacar el sexto grado
de instrucción primaria; hablé con los doctores y ellos
me dijeron que me iban a ayudar con unos amigos
educadores y directores que ellos tenían. Hablaron con
el Director nocturno de la Escuela “24 de junio”, aquí
en Barinas, cerca del terminal de pasajeros, y yo vivía
en El Campo Móvil, muy sumamente lejos y peligroso
para estudiar de siete a nueve de la noche, de lunes a
viernes, me tocaba atravesar toda la avenida 23 de
enero yo solito. Porque es bueno destacar que en toda
esta vida siempre estuve solo. Me cansé en el estudio
porque no tenía transporte, a veces me llevaban, pero
siempre me tocaba hasta llegar a pie; hasta que un día
le dije a los doctores que me sentía mal por esa
adversidad que se me presentaba con el transporte, y
ellos me dijeron que me iban a comprar una bicicleta, y
me la compraron, una azul, 28, de paseo. Con ella
empecé yo a ir y venir a la escuela; llovía demasiado y
la avenida 23 de enero se llenaba de agua y yo casi
nadaba montado en esa bicicleta. Yo sabía conducir
muy bien la bicicleta, porque había aprendido en
Barinitas, donde llegué a tener más de tres “buenas
bicicletas”, entre ellas una de reparto. Muchas veces
los sábados me iba para Barinitas en la bicicleta, que
la dejaba en Tierra Blanca, en casa de mi tía Faustina
Angarita de Toro, y los domingos cuando venía me
quedaba en el bus donde mi tía para buscar la
bicicleta.
LLORARON AMARGAMENTE POR MÍ

Pero llegó un momento en que no me empecé a


sentir bien, empezó el deseo en mí de irme a vivir junto
con mi mamá definitivamente en Barinitas; decidí dejar
el trabajo en el Campo Móvil, en casa del médico y
apartarme de la Escuela “24 de junio”, donde cursaba
el sexto grado.
Quiero resaltar que el Doctor Rinaldo Aroldi me hizo un
favor muy grande, que siempre se lo he agradecido, y
se lo sabré agradecer toda mi vida, se trata de que mi
papá perdió la vista, quedó ciego totalmente, primero
de un ojo y después del otro, teníamos que cargarlo de
la mano; pero en Barinas, en ese tiempo, había un
excelente especialista y doctor de la vista, un
reconocido oftalmólogo, el doctor Monteagudo; a mi
papá lo remitieron a ese médico, amigo, compañero y
colega de Aroldi, y a través de él y esa amistad, operó
a mi papá de los dos ojos, le quitó las cataratas, le
adaptó un par de lentes y quedó viendo bien.
Los médicos se sintieron muy tristes por mi partida
de la casa de ellos. La señora Yonni Robuschi iba a
Barinitas a hablar con mi mamá y a pedirme que no
me fuera de la casa de ellos y a llorar por mí.
Yo me vine de la casa del médico y dejé la
bicicleta que me habían comprado. Quería estar con
mi mamá, que estaba sola y sólo la veía los fines de
semana. Yo era el hombre de la casa, desde hacía
cinco años, el que trabajaba para llevar algo de comer,
pagar servicios públicos, comprar el gas; era el sostén
de hogar.

ME VINE A VIVIR DEFINITIVAMENTE A BARINITAS


A MEDIADOS DE 1977
A finales de 1977 y principios de 1978, llegué a
vivir definitivamente en Barinitas; un pueblo bastante
difícil; mucho verano en aquella época, y una escasez
muy grande de agua, y en la parte alta del pueblo, que
es la Cochinilla, casi nunca había agua, generalmente
se producían protestas pidiendo agua al gobierno,
hasta los curas del pueblo salían a gritar consignas y a
criticar con otros dirigentes del pueblo, a los gobiernos
de turno. Empezaron a incendiar la casa del INOS
(Instituto Nacional de Obras Sanitarias). En la
Cochinilla había muchos jóvenes resteados por el
problema del agua, algunos revolucionarios
encabezados por el dirigente Luis Núñez.
Trabajo y empleo en Barinitas era casi inexistente,
lo único que había eran unas panaderías y algunos
restaurantes, que ya tenían completos casi todos sus
empleados. Lamentablemente llegó un momento, en
Barinitas, en que me encontré sin ningún dinero en el
bolsillo, estaba limpio y sin trabajo. Yo no había
cumplido aún los dieciocho años.
EL DÍA DE TRABAJO MÁS FUERTE QUE YO
HAYA VIVIDO EN MI VIDA, HASTA AHORA.
Un buen día salió mi mamá al pueblo de Barinitas
y me dijo que me había encontrado trabajo en una
panadería, en el sector el bucaral de Barinitas, calle 8
del pueblo; creo que ni nombre visible tenía. Esta
empresa del pan quedaba como a cincuenta cuadras
de mi casa, de polo a polo, cinco kilómetros
aproximadamente. Yo no sabía nada de panadería,
nunca había trabajado haciendo pan; pero estaba
económicamente muy pobre; mi mamá me dijo que me
iban a pagar quince bolívares diarios (15 Bs), y que
tenía yo que presentarme a trabajar el siguiente día de
haber obtenido la información, y que tenía que
presentarme a las cinco de la madrugada lo más
tardar. Sinceramente yo tenía una bicicleta muy vieja,
que le sonaba todo, color azul, que yo mismo la había
pintado; pero que la usaba para salir al pueblo de
Barinitas. Me levanté el siguiente día y a las cinco de
la madrugada estaba tocando la puerta de la
panadería para que me abrieran para entrar a trabajar.
Me pusieron a limpiar y a engrasar un enorme montón
de latas donde meten el pan al horno; cuando terminé,
bastante cansado, me pusieron a embolsar un rincón
lleno de pan; cuando terminé me sentía súper cansado
y agotado, primero porque había trabajado mucho y
segundo porque estaba haciendo algo de lo que no
tenía conocimiento y dominio. Luego me pusieron de
puerta de horno y a trabajar con el hornero hasta más
de las doce del día; ya yo llevaba siete horas
intensivas de trabajo, cuando además del cansancio
ya tenía encima el hambre habitual del mediodía, y la
ansiedad por comer, y de salir de aquella panadería
aunque fuera un momento. La dueña de la empresa
me dijo a esa hora, ya muy cerca de la una de la tarde,
que si yo quería que fuera a comer, que tenía una hora
libre. Yo muy cansado no me sentí competente como
para subir y llegar en bicicleta hasta la Cochinilla,
decidí irme a la casa de mi tío Octaviano Angarita en
Agua Dulce, carrera 5 calle 1, que me quedaba más
cerca, a descansar un poco; llegué allá y les conté lo
que me estaba pasando y me dieron algo de comer, y
me volví al trabajo, a seguir horneando, limpiando latas
y embolsando pan, hasta las seis de la tarde. Me fui
ese día destrozado y cansadísimo para mi casa en la
Cochinilla; no me gustó absolutamente nada ese
trabajo, no sabía que hacer sinceramente.
TRABAJÉ COMO RECEPCIONISTA DE UN HOTEL
EN BARINAS EN 1978
Pero mi madre, ese día que yo me encontraba en
esa lucha y pasando trabajos fuertemente, había ido a
la ciudad de Barinas y había hablado con un español,
dueño de un Hotel de la capital, y el comerciante
empresario, cuyo nombre era Artemio Vásquez, dueño
del conocido Hotel “Sucre Orense”, le dijo que
necesitaba un muchacho para que trabajara de
recepcionista en el horario comprendido desde las diez
de la noche hasta las siete de la mañana, y dijo que el
sueldo eran veinte bolívares diarios. Cuando mi mamá
me dijo esto, acepté ir a trabajar a Barinas, y como no
tenía con que pagar pasaje, que valía dos bolívares,
me levanté el siguiente día y fui a la panadería y cobré
los quince bolívares que me debían por el día de
trabajo, y con eso comencé a trabajar en el Hotel
Sucre Orense de recepcionista; otro trabajo que yo
nunca lo había realizado. Allí trabajé durante el año
1978. Fue muy fuerte para mí ese trabajo, por el
horario nocturno que tenía; me trasnochaba toda la
noche y tenía una responsabilidad muy grande, pues
los dueños del Hotel Sucre Orense, con sus dos
hermosas hijas que tenían, a las diez de la noche,
todos los días, se iban a dormir a Alto Barinas y me
dejaban a mí El Hotel bajo mi responsabilidad, me
quedaba solo atendiendo a la gente durante la noche.
El Hotel Sucre Orense tenía 23 habitaciones para
alquilar, con aire acondicionado y con ventilador, se
cobraban sesenta bolívares con aire y cama
matrimonial. Yo me ubicaba en la recepción, con un
libro de Registro y planillas adicionales, para registrar
las personas que entraban a dormir, y cobraba.
Aprendí a ser un buen recepcionista de Hotel en la
práctica. Pero también me cansé de ese trabajo y
decidí abandonarlo y volverme a Barinitas a vivir y
estar junto a mi madre.

OBTUVE CERTIFICADO DE SEXTO GRADO Y


BOLETA DE PROMOCIÓN PARA PRIMER AÑO EL
31/08/ 1978
En el año 1978, en horario de la tarde, continué el
sexto grado que había empezado en la Escuela “24 de
Junio”, cuando me vine de la casa del doctor Aroldi y
continué trabajando en el Hotel “Sucre Orense”. En
una Escuela del Instituto Nacional de Cooperación
Educativa, en Barinitas, obtuve el Certificado de sexto
grado para trabajadores el treinta y uno de agosto de
mil novecientos setenta y ocho (31-08-78). En esta
escuela estaba terminando el sexto grado mi hermana
Elda Angarita y varios familiares más. En esta
institución estaba la maestra que nos dio clase, muy
excelente y de muy buena familia en Barinitas, la
profesora Gioconda Monzón Gómez, con mucha
vocación para el ejercicio de la educación; pronto ella
se casó con un alto funcionario de la Zona Educativa,
también de Barinitas, el profesor Luis Ramírez. Creo
que aun se mantiene firme ese matrimonio.

ESTUDIÉ MI BACHILLERATO EN EL LICEO


“CÁNDIDO ANTONIO MEZA” DE BARINITAS
ENTRE LOS AÑOS 1978-1983
Liceo “Cándido Antonio Meza” de Barinitas

En el mes de septiembre del año 1978, me inscribí


en el único y prestigioso liceo de Barinitas,(En esa
época) el “Cándido Antonio Meza”, para estudiar
primer año de bachillerato, en el año escolar 1978-
1979, segundo año estudié en el año escolar 1979-
1980, tercer año en el año escolar 1980-1981, cuarto
año en el año escolar 1981-1982 y quinto año estudié
en el año escolar 1982-1983, y egresé como bachiller
en ciencias el 29 de julio del año 1983.
En el liceo “Cándido Antonio Meza”, pasé cinco
años más de mi vida. Desde el año 1978 al 1983.
Ocurrieron muchas cosas que me marcaron.
Me dieron clase veintiún excelentes profesores en
el liceo “Cándido Antonio Meza”, sus nombre son:
Laureano Gómez, Emilio Rivas, Egilda Sánchez,
Carlos Aponte, Ligia Alarcón, Alba de Linares, Ramón
Ojeda, Anecto Bastidas, Delia de Medina, Alí Macías,
Evelio Rangel, Guido, Azuaje, Aura Elena Chirinos,
Codero, Juan Díaz, Roa, Expedito Paredes, Riera,
Wilmer Leal, Ana.Goyo. El Director titular era el
profesor Saúl Moreno y de encargado como director
por dos años estuvo el profesor Cordero, mientras que
el prof Saúl Moreno hizo su postgrado en México, con
una beca de fundayacucho. Debemos respetar mucho
a nuestros maestros y profesores que hayamos tenido
en escuelas, liceos y universidades, sentirnos siempre
como alumnos de ellos, y nunca sentir complejos de
superioridad sobre ellos.
JOSÉ CLAUDIO PANADERO

En lo económico, seguí en el año 1978, cuando no


trabajé más en el Hotel Sucre Orense, muy carente de
recursos, y en Barinitas, donde no había trabajo casi
en ninguna parte. Recuerdo, no sé que fecha del año,
pero fue a finales de 1978, cuando decidí ir a la
Panadería “Bella Vista” de Barinitas, ubicada en la
carrera 7 del barrio Bella Vista, a pedir que me dieran
trabajo. Es bueno destacar, que en esa panadería
vivía y aún vive mi prima hermana Alejandrina
Angarita, la esposa de Don Eloy Rojas, dueño de dicha
panadería. Esta prima, entendiendo mi situación
económica, aceptó que yo fuera a trabajar allá, tras de
hablar con el jefe por supuesto. Yo no sabía
absolutamente nada de panadería. Sólo un día había
estado trabajando en una panadería en el bucaral de
Barinitas. Allí trabajaba de hacía mucho tiempo mi
primo hermano Pablo Laguna, hijo de mi primo
Cándido Laguna, hijo natural de mi tío Octaviano
Angarita. Yo trabajé en la panadería los años 1979-
1980 y 1981, tres años de panadero. Empecé picando
masa de Harina de trigo para hacer pan, en una
máquina que cortaba exactamente treinta y seis
trocitos iguales. Hacíamos con ellos, pan de locha, de
medio, de real y de un bolívar. Una cuenta de pan se
vendía en cuatro bolívares. Hacíamos también pan
relleno, pan de maíz, catalinas, pan de jamón en
navidad, bizcochos y mantecadas por encargo. Me fui
formando, a base de práctica, y especializando en
hacer pan y a operar todas esas máquinas de
panadería. Llegué a ser oficial de mesa, y con
capacidad para ser maestro de panadería.

EMPECÉ A RECIBIR BECAS

Recuerdo que cuando estaba trabajando en


panadería, obtuve una beca nacional para seguir los
estudios de bachillerato. Fui informado de que estaban
llenando y repartiendo unas planillas para becas
nacionales, y que las estaban coordinando en la casa
del Doctor Gabriel Linares, y fui allá, porque la esposa
del doctor y conocido abogado bariniteño, me había
dado clase de Castellano en primer año de bachillerato
y me conocía, y obtuve beca nacional de cuatrocientos
bolívares (400 Bs).(equivalente a 20 días de salario,
porque en aquel tiempo ganaba 20 Bs diarios).Al final
de cada año escolar actualizaba mi beca, con la
presentación de las notas certificadas obtenidas en el
año y la inscripción del nuevo año escolar. Luego,
obtuve una beca regional de trescientos bolívares, a
través de la Dirección de Educación del Estado, creo
que fue a través y por intermedio del profesor Saúl
Moreno. De tal manera, que cuando me di cuenta,
estaba cobrando setecientos bolívares (700 Bs)
mensuales de beca; con eso y por esa razón, en el
año 1981, decidí no trabajar más en la panadería, sino
seguir estudiando en el liceo, pues me faltaban dos
años, 4to y 5to, para salir de bachiller en Ciencias.
Volví a ver y a encontrarme con mi papá, con quien no
había podido estar más junto desde el año 1972.
Ya yo en 1981 había quedado en Barinitas
prácticamente solo, pues mi mamá se había venido a
vivir a Barinas, y había comprado una casita en el
barrio La Represa con unas bienhechurías, el seis de
febrero 1981, después de que había trabajado en
varios hogares de Barinas. Yo quedé viviendo en
Barinitas, donde mi mamá me visitaba semanalmente,
y yo visitaba a mi mamá en Barinas. Después yo me
mudé a vivir con mi mamá a Barinas, en el año 1985, y
dejé, en la Cochinilla, la casita alquilada al señor Pablo
Peña, parrillero de la Cochinilla.

ACTO DE GRADO UNA MISA QUE ME COSTÓ CIEN


BOLÍVARES
Cuando me gradué de bachiller en Ciencias, en el
liceo “Cándido Antonio Meza” de Barinitas, tenía cien
bolívares en mi bolsillo, no hice fiesta de acto de
grado, estaba muy solo y la promoción fue de pocos
bachilleres. Pensé más bien pedirle a un cura, de la
iglesia católica del barrio La Cochinilla, que me hiciera
una misa de acción de gracias a Dios por la
terminación del bachillerato; y el cura me dijo que fuera
el siguiente domingo, en hora de misa, y mencionaba
mi nombre y me encomendaba a Dios la acción de
gracias, y así ocurrió. A esa iglesia católica era donde
yo acostumbraba a ir los domingos.

FUI RECLUTADO EN UN CINE DE BARINITAS EN


EL AÑO 1980
En el año de 1980 hubo una recluta muy fuerte,
para el ejército venezolano. La tarde de un día de ese
año, decidí, después de una jornada de trabajo intensa
y fin de semana, ir al cine “Bolívar” de Barinitas, calle
11 entre carreras 6 y 7, a ver una película China, era
mi costumbre ir a los cines: El Bolívar y El América. Me
gustaban las películas por dos razones, primero
porque eran Chinas, y segundo porque nosotros nunca
tuvimos televisor en Barinitas, ni en el Cucharito; yo
tenía dos bicicletas en aquella oportunidad en
Barinitas: una bicicleta verde de paseo Nro 28 y una
bicicleta de reparto, que la usaba mucho para el
trabajo de la panadería, aunque yo nunca llegué a
vender pan. El día que me fui para el cine a ver la
película en el horario de siete a nueve de la noche
(7pm a 9pm), me llevé la bicicleta de reparto. Me fui
con mucha confianza porque en el cine no reclutaban,
estaba prohibido. Quiero manifestar que yo tenía
veinte años de edad y dos años de renuencia al
ejército, porque ni siquiera me había inscrito en la
conscripción militar, que corresponde hacerlo al
cumplir dieciocho años. No quería hacerlo para no salir
sorteado. Entré al cine a ver la película por la entrada
de gallinero, no por preferencia, porque allí podíamos
los ciclistas guardar nuestras bicicletas y estábamos
cerca de ellas para cuidarlas. A mí me pareció muy
raro que cuando terminó la función, prendieron las
luces del cine, pero no abrieron las puertas para salir
en el momento como era normal, hasta que me fui
acercando entre la multitud a la puerta, ya había
agarrado la bicicleta de reparto e iba empujándola
hacia la salida, cuando de pronto oí una voz de alguien
que dijo: “Están reclutando”. Yo sinceramente pensé,
de una vez, en la edad que tenía, 20 años, y en los
dos años de renuencia por no haberme inscrito en el
servicio militar, y pensé que me reclutarían y hasta me
harían pagar servicio militar; sin embargo, pensé en la
bicicleta que cargaba y me confié, creí que la policía
no me metía a la patrulla con la bicicleta, sino que me
enviarían para la casa. Había un montón de patrullas
en la puerta del cine cargando jóvenes reclutados para
la policía de Barinitas. Cuando llegué a la puerta del
cine y me dispuse a salir con la bicicleta, un policía me
detuvo y me pidió la cédula de identidad, que de una
vez se la pasé y enseguida me dijo: Usted tiene 20
años y no ha pagado servicio, súbase a la patrulla, y
le dije: Pero como si tengo esta bicicleta y no la puedo
dejar tirada en la calle. El policía me dijo: “Déjala ahí
que nosotros respondemos por ella”. Detrás de mí
venía mi primo Marcos Laguna y le entregué a él la
bicicleta para que me la llevara para mi casa; de paso
mi mamá no estaba en Barinitas, no supo ese día que
a mí me habían reclutado. Me mandaron derechito a
los calabozos y patios de la policía de Barinitas; pero
en mi condición de reclutados, esos calabozos estaban
abiertos para que durmiéramos en ellos sobre
periódicos. Allí estaba lleno todo de jóvenes, porque la
recluta en el distrito hoy municipio Bolívar había sido
mucha y fuerte. Algunos hombres lloraban porque los
habían reclutado; muchos se recordaban de sus
mujeres con quienes vivían y las iban a dejar solas y
temían perderlas. Otros conversaban y meditaban.
Tres días me tuvieron en la policía de Barinitas
reclutado. No dejaban pasar visitas. Y mi mamá ni
siquiera sabía que yo estaba allí. Luego decidieron
sacarnos para el conscripto militar de Barinas, anexo
al Fuerte Tavacare. Buscaron unos buses y nos
sacaron, a los que quedamos seleccionados, porque
muchos reclutas salieron en libertad en Barinitas, por
muchas razones. Recuerdo que altos funcionarios de
la policía de Barinitas nos reunieron y nos dieron
consejos y orientaciones, y se nos pusieron a la orden,
para cuando saliéramos del ejército como reservistas,
fuéramos a buscar trabajo de policías y nos mandaron
para Barinas. Yo salí en un autobús que el Instituto
Nacional de Hipódromos (INH) había donado al liceo
“Cándido Antonio Meza”. En el Conscripto había una
gran cantidad de hombres reclutados de todo el
Estado Barinas. Inmediatamente que llegamos nos
colocaron en una kilométrica cola para cortarnos el
cabello y pasarnos la cero cero, una máquina que le
dejaba rapada totalmente la cabeza. En ese conscripto
militar estuve quince días más hasta completar
dieciocho días reclutado. Solo que mi mamá, empezó
a moverse a través de las autoridades y a sacar
papeles y constancias que le pedían para dejarme
libre. Ella alegó que yo era hijo varón único que tenía y
que era el sostén de hogar, que ella no tenía ningún
trabajo, que yo vivía solo con ella. Yo me mantuve, no
me quería anotar para ningún batallón que iban
conformando. Hasta que un día estaba yo en
formación, cuando me llamaron por el parlante del
patio, y me dijeron que me presentara en el despacho
del comandante del ejército, yo fui y me paré firme en
una cola de hombres que había y a quienes les iban
entregando la cédula y un documento o baja de salida,
y me entregaron mi cédula y baja y me dijeron que
fuera a la prefectura más cercana a mi domicilio y que
me inscribiera en el servicio militar, y que me
presentara dentro de seis meses. Yo salí corriendo,
muy alegre, salí a la vía y paré un libre y me fui para
casa de mi hermana, María Elda Angarita, que vivía en
el barrio El Milagro. Después fui a la prefectura y me
inscribí, pero poco tiempo después me dieron un
carnet militar de Diferimiento Absoluto, es decir que
nunca iba a pagar servicio militar.
LA ÚNICA VEZ EN MI VIDA QUE HE SIDO
DETENIDO FUE INJUSTAMENTE EN BARINITAS,
POR UNOS FUNCIONARIOS
Érase una vez, del año 1980, fui injustamente
detenido por dos funcionarios de civil que me llevaron
a la policía de Barinitas. Todo empezó de la siguiente
forma: Llegué a mi casa del trabajo de la panadería y
me bañé y salí a la bodega de la esquina, al lado de mi
casa, donde mi amigo Alberto Bencomo. Salí recién
bañado y ni siquiera la cartera de los documentos de
identidad me había echado al bolsillo, y había dejado
la puerta de mi casa entre cerrada, de pronto vi que en
la esquina y sobre la acera del lado de la bodega de mi
amigo Alberto, estaban unos adolescentes jugando
barajas, luego vi que por el callejón donde ellos
jugaban, el que salía a la carretera nacional vía a
Mérida frente al Restaurant “Doña Carmen”, venían
dos hombres caminando, desconocidos en el sector, y
vi que se dirigieron a los adolescentes que jugaban y
les agarraron las barajas y se las volvieron mil
pedazos y se los lanzaron en la calle. Me acerqué a
los hombres y les pregunté que por qué hacían eso
con esos niños, y me dijeron que ellos eran dos
funcionarios del gobierno; luego les dije que por favor
se identificaran para nosotros conocerlos; pero ellos
me dijeron, ya nos vamos a identificar, espérenos aquí
un momento y se fueron en una buseta del transporte
urbano. Yo seguí ahí en la bodega, cuando, de pronto,
se paró un malibú a un lado mío y me mostraron una
chapa de policía y me dijeron que me metiera dentro
del auto con las manos para atrás, y me metí sin
cartera y sin cédula, ellos llegaron a la policía y me
levantaron una gran calumnia, diciendo que yo me
estaba haciendo pasar por policía, y me detuvieron
como doce horas mientras llegaron mis testigos y mi
mamá, quienes desmontaron semejante mentira de los
funcionarios. Ha sido la única vez que he ido a la
policía, a excepción de cuando estuve reclutado, por
culpa de esa calumnia de unos personajes que
estaban abusando de poder en el Municipio Bolívar en
aquel tiempo.
CASI ME MATO EN UN ACCIDENTE CON MI
BICICLETA AL COLISIONAR CON UN VEHÍCULO
DE CACHAMITA EN EL LIMONCITO DE BARINITAS.
En esa misma época del año 1980, no me maté
porque Dios tenía un propósito muy grande conmigo y
un llamado muy especial a su viña. Esto ocurrió un día
entre semana y en tiempo de clases. Yo estuve en el
liceo “Cándido Antonio Meza” de Barinitas; estudiaba
como segundo año de bachillerato. Me había llevado
de mi casa una bicicleta de paseo color verde número
28 que tenía. Cuando salí de clase (el liceo estaba
ubicado donde hoy día funciona la Escuela de
Policía), me monté en la bicicleta y me dirigí a la
Cochinilla de Barinitas, a mi casa, cuando iba en la
travesía y una bajada que hay cerca de donde llaman
el trompillo, en el Limoncito de Barinitas, agarré vuelo,
corrían mucho en ese lugar los ciclistas, para agarrar
luego y con fuerza la subida del trompillo para arriba.
Yo vi a lo lejos que un carrito bajaba por su derecha,
pero en un momento, en fracciones de segundos, el
chofer del carrito cruzó la calle para entrar a su casa,
era el conocido “Cachamita”, que tenía un taller en la
Cochinilla y quiso entrar a su residencia en el
Limoncito. A mí no me dio tiempo de tocar los frenos
de la bicicleta, sino que le llegué de frente con mucha
fuerza. La bicicleta se estrelló contra el auto y yo pasé
por encima del carro, lo toqué un poco con una pierna
sobre el parabrisas y caí casi parado sobre un montón
de arena que había descargado un camión. Me di sólo
un pequeño golpe en una pierna a nivel de la tibia; la
bicicleta si se destruyó por delante; la horquilla se
partió, pero no me maté. Nadie respondió por el
choque; el señor Cachamita solo se comprometió a
arreglar la bicicleta. Por poco me mato.
Mis compañeros de estudio, creyendo que me había
matado, muchos de ellos que subían a pie, vieron
cuando yo me estrellé contra el carro, y me lloraron
amargamente. Hay que tener mucho cuidado con
las bicicletas.

CONOCIMIENTO DE MI NOVIA Y POSTERIOR


ESPOSA, EN BARINITAS, EN EL AÑO 1983.
Casa llena de recuerdos. Vivían mis suegros, mi novia
con quien me casé. Aquí fue la recepción de la boda, y
nació mi hija Laura Andreina. Barinitas.
En el liceo “Cándido Antonio Meza”, en el año 1983,
en el mes de junio, casi saliendo de bachiller en
Ciencias, se estaba dictando un curso titulado
“Aprender a pensar”, al cual asistían distintas
instituciones de Barinitas, fue así como asistió la
Escuela “José Vicente Unda” con sus alumnos y
alumnas de los cuales Graciela A. Montilla C, era una
alumna de esa institución, cursando el sexto grado.
Mi esposa Graciela Montilla de Angarita

Yo, en el liceo, tenía un amigo fuera de serie, que en


aquel tiempo estudiaba tercer año, era José Pedro
Montilla, mejor conocido como Pedrito. Recuerdo que
una vez que salimos del cine en Barinitas y
empezamos a caminar por la carrera seis para arriba,
al llegar a una esquina, miró una casa quinta mi amigo
Pedro y me dijo: “Aquí vive una hermana mía”. El me
dijo una noche del curso: Aquella es mi hermana. Yo la
miré y la veía cuando entraba y salía del liceo durante
el tiempo del curso; pero yo ni pendiente, inicialmente
empecé a identificarla como una hermana de mi amigo
Pedro en el liceo. Creo que un día me la presentó, y
terminó el curso y ni nos vimos más. No sé que sintió
ella por mi aquellas noches de curso, claro, no me
conocía, nunca me había visto. Confieso que yo en
esta oportunidad vivía prácticamente solo con mi papá
en la casa de la Cochinilla Barinitas.
Yo tenía dominio en muchas materias prácticas de las
que había estudiado en el liceo: Física, Química,
Matemática e Inglés, y los muchachos del liceo iban a
mí casa a practicar en un pizarrón grande que tenía
en un pasillo de mi casa en la Cochinilla y, a veces, iba
yo a casa de ellos, a practicar en las pizarras.

Siempre iba a practicar a la casa de Pedro Montilla,


fundamentalmente a explicar clases, en el barrio La
Planta de Barinitas, calle 15 entre carreras 8 y 9,
donde empecé a tener más contacto y comunicación
con la hermana de mi amigo, hasta que un buen día le
pregunté si tenía novio, y al decirme que no, le pedí
que me aceptara, y me aceptó, eso fue a finales de
1983, un poco antes de diciembre de ese año.
El escenario de esta escena de amor y noviazgo, fue
la casa del barrio La Planta en Barinitas.
Conversando con mi suegro Pedro Gonzalo Montilla

Yo visitaba en casa de sus padres a mi novia los fines


de semana, desde el viernes hasta el domingo, iba en
las tardes, nunca me quedaba, pero hacía visita hasta
altas horas de la noche, luego me iba, generalmente a
pie para el barrio La Cochinilla, solo como mi mamá
me trajo a este mundo. Finalizamos todo el año 1983
siendo novios, pasamos todo el año 1984 y todo el año
1985, teniendo un noviazgo muy sano y fiel, mucho
más de dos años, no fornicamos en ningún momento
jamás, yo la respeté y ella se dio a respetar mucho,
hasta que nos casamos el seis de diciembre del año
1985.

EN ENERO DEL AÑO MIL NOVECIENTOS


OCHENTA Y CUATRO, COMENCÉ A ESTUDIAR EN
LA UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE
LOS LLANOS OCCIDENTALES “EZEQUIEL
ZAMORA”, LA CARRERA DE LICENCIATURA EN
EDUCACIÓN INTEGRAL MENCIONES:
CASTELLANO Y LITERATURA Y ESTUDIOS
SOCIALES.
Casa del estudiante de la Universidad Nacional Experimental "Ezequel Zamora"

En este año 1984 empecé los estudios en la carrera


de Educación y toda la década de los ochenta la pasé
estudiando en la Universidad. Los primeros dos años,
1984-1985, como novio, ya como esposo, continué
estudiando en el año 1986.
Estando en la Universidad, nació mi primera hija
Laura Andreina Angarita Montilla, el seis de noviembre
de 1986, ya iba yo en el sexto semestre.
El nombre de mi primera hija lo escogimos un grupo
de compañeros de estudio, que nos sentamos a
meditar en la casa del estudiante y a considerar una
lista de posibles nombres para mi hija, hasta que
optamos porque se llamara Laura Andreina.

Universidad" Ezequiel Zamora" Barinas I

¿Por qué estudié Educación Integral? Como decía el


psicólogo Ignacio Burk, autor de un famoso libro de
psicología: “no hay conducta que no tenga un
sentido”.
Primero, desde el liceo para acá empecé a enseñar a
mis compañeros de estudio varias materias en las que
tenía dominio; empezó entonces a gustarme enseñar;
pero luego no me gustaba especializarme en una sola
materia, sino en varias, razón por la que, en el año
1983, la UNELLEZ había aprobado la Educación
Integral y decían que uno salía preparado para dar
varias materias, y me interesé por estudiar esa carrera
con esa expectativa.
Yo cuando empecé a estudiar en la Universidad no
tenía trabajo, había dejado de trabajar desde el año
1981 por dedicarme a estudiar. Me entraban los
ingresos de dos becas nacional y estatal, que
ascendían a setecientos bolívares. Pero gracias a Dios
que cuando ingresé a la Universidad en 1984, obtuve
una beca universitaria de cuatrocientos bolívares, para
que la cobrara a través del banco Mercantil, y la
cuenta la abrí en la agencia situada donde era el
mercado CADA, hoy bicentenario. Con esas tres becas
yo pude sobrevivir y estudiar en la década de los
ochenta hasta el año 1988. Luego, cuando ya estaba a
punto de salir de la Universidad, hicieron un cruce de
listados de becas en Barinas y yo aparecí cobrando
tres becas, luego me llamaron y hablaron conmigo,
autoridades de la Universidad, y me dijeron que sólo
me iban a dejar una beca, y yo opté porque me
dejaran la beca universitaria, y me quitaron la del
Estado y la nacional. Seguí, pues, muy carente de
recursos económicos, comiendo generalmente en el
comedor universitario, donde la comida valía tres
bolívares (3 Bs); y así me mantuve hasta que salí en
1989.
Yo ya me moría cuando estaba en la Universidad,
me puse muy flaco y empecé a enfermarme mucho de
fuertes dolores en mis articulaciones, como principio
de artritis; tomé muchas medicinas, y continué con un
tratamiento médico que tuve desde el año 1981 en
adelante, que consistía en dormir a base de una
pastilla y tenía que inyectarme mucha vitamina y
calcio.

MI MATRIMONIO
ME CASÉ CON MI ESPOSA GRACIELA
ARCÁNGEL MONTILLA CAMACHO EL 06 DE
DICIEMBRE DE 1985
Prefectura de Barinitas: lugar específico y sagrado donde
nos casamos Graciela y yo
En la prefectura de Barinitas, municipio Bolívar del
Estado Barinas (en aquel tiempo era Distrito Bolívar)
me casé. Yo y mi novia teníamos 25 años cumplidos.
Mi esposa nació el 02 de marzo de 1960 y yo nací el
ocho de julio de ese mismo año, sólo tres meses y
medio es mi esposa mayor que yo.
Cuando me casé yo vivía con mi papá en Barinitas
y estudiaba en la Universidad, ya iba para el quinto
semestre. Estaba viviendo económicamente de tres
becas que tenía: Nacional, regional y universitaria, me
ingresaban mil cien bolívares mensuales (Bs 1.100), y

Hospital Nuestra Señora del Carmen donde nació mi


primera hija en Barinitas
era pobre y carente de recursos económicos.
En el mes de julio del año 1985 le dije a mi novia que
fuéramos pensando en el matrimonio y acordamos
mutuamente casarnos en diciembre de1985; pero se
presentaba el problema de que mi novia vivía con su
mamá, que era una señora ya mayor y enferma;
entonces acordamos que ella, mi novia, al casarse
conmigo, permaneciera un cierto tiempo con su mamá
y así fue, nos casamos el 06 de diciembre del año
1985, y fue en el año 1987, casi dos años después,
cuando decidí vivir con mi esposa en Barinas.
En esos dos años de matrimonio que vivió en casa
de su mamá, mi esposa, salió en estado de gravidez
para dar a luz a mi primera hija Laura Andreina
Angarita Montilla.
Graciela salió en estado en la casa del barrio La
Planta de Barinitas y dio a luz en el Hospital Nuestra
Señora del Carmen en Barinitas, el seis de noviembre
del año 1986, era día jueves; teníamos exactamente
once meses de matrimonio cuando nació nuestra
primera hija, lo que significa que a los dos meses de
habernos casado salió en estado; y a mí se me
hicieron muy largos esos dos meses porque quería
que saliera embarazada rápido, yo anhelaba tener un
hijo o hija.
Yo me sentía muy solo en aquel tiempo. Mi mamá
no estaba conmigo y tampoco me aceptaba novias.
Era muy cuidadosa y celosa conmigo. Me costó mucho
para que aceptara a mi esposa, pero cuando se dio
cuenta de que ya éramos casados y vivíamos juntos y
teníamos una niña, aceptó todo y se hizo muy amiga
de mi esposa y de mis hijas hasta la muerte, como una
auténtica suegra y madre política, con un corazón de
ese tipo.
Cuando me fui a casar hablé con mi mamá y mi
hermana para que me acompañaran al matrimonio.
Ese día 06 de diciembre yo estaba muy carente de
recursos económicos y muy inexperto y sin experiencia
en matrimonios. Tenía muy pocos conocidos invitados
que tuvieran carros para que me acompañaran. Los
vehículos brillaron ese día, pero por su ausencia. Mi
traje de matrimonio fue una camisa amarilla mangas
largas y un pantalón beis que había comprado para tal
fin, y salí con mi esposa y el acompañamiento a
casarme a la prefectura de Barinitas. En la noche hubo
una recepción en la casa de mis suegros en el barrio
La Planta de Barinitas; hubo un brindis, un baile y una
comida, como hasta media noche, después nos
acostamos. No me quedó ni una foto de recuerdo,
porque no tenía con que sacar fotos y no tenía
cámara.
Yo cuando estuve de novio durante dos años y
pico, iba los viernes a visitar a mi novia y permanecía
allá como hasta las doce de la noche o la una de la
madrugada, después me iba para mi casa ubicada en
el alto de la Cochinilla de Barinitas; todo el tiempo a
pie por esas calles y nadie me hizo ningún mal.
Recuerdo sólo un caso que me ocurrió una noche
que subía de la casa de mi novia, iba a la altura de la
calle 19 de Barinitas, cuando de pronto me salió un
borracho y me saludó y me preguntó qué hacía yo por
ahí, pero luego oí una voz que dijo: Déjalo que ese es
Claudio; era la voz de Pablo Rondón que estaba
compartiendo con un grupo de familiares cerca de la
casa de su tía e impidió que cualquier ebrio se me
abalanzara encima. Pablo Rondón es el cuñado de mi
hermana Elda y primo segundo mío.
Entre la casa de mi novia y mi casa había una
distancia de tres kilómetros, más o menos treinta
cuadras, que yo transitaba los fines de semana. Nunca
me quedé una noche en la casa de mi novia siendo
novio, nunca fornicamos mi novia y yo, aunque íbamos
a los parques y paseábamos juntos en Barinitas. El
Parque Moromoy fue escenario de nuestro idilio y
amor. Luego cuando nos casamos, seguí viviendo en
La Planta los fines de semana durante casi dos años,
pero me quedaba con mi esposa los viernes, sábados
y domingos.

DE 25 A 36 AÑOS DE MI VIDA
CURSOS POR EXTENSIÓN REALIZADOS EN
LA MÁXIMA CASA DE ESTUDIOS
UNIVERSITARIOS Y OTRAS INSTITUCIONES DEL
PAÍS

PERIODISMO (FUNDADOR DE PERIÓDICO)

Periodismo escolar en el liceo

En abril del año 1992, tuve la oportunidad de


realizar un CURSO DE PERIODISMO, establecido por
la Zona Educativa del Estado Barinas, para trabajar
como periodista escolar y fundar un periódico en el
liceo nacional “Guillermo Tell Villegas Pulido”. Allí
fundé, desde esa época, un periódico titulado “El
Centauro de los Llanos”, con un grupo de jóvenes de
esa conocida institución.
En octubre de 1987, en la Universidad Nacional
Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel
Zamora, realicé un importante curso obligatorio para
los estudiantes de educación, denominado “TERCER
ENCUENTRO NACIONAL DE EDUCADORES”, que
versaba sobre ponencias de la educación en
Venezuela. Muy importante porque tuve la
oportunidad de conocer a muchos educadores de toda
Venezuela y de conocer la problemática nacional
educativa, sus nuevas visiones e implantaciones de
nuevos modelos educativos, sobre todo en la
educación básica.

CURSO DE LATÍN
En octubre del año 1985, en la Universidad
Nacional Experimental de los llanos occidentales
“Ezequiel Zamora”, realicé un importante curso por
extensión, denominado “RAÍCES LATINAS DEL
ESPAÑOL”, dictado por un excelente profesor
universitario, exsacerdote católico y profesor de
Castellano. Este curso fue motivado por el hecho de
que tras una revisión de los contenidos del pensum de
estudios de la carrera Educación Integral mención
Castellano y Literatura, estos expertos observaron que
hacía falta algo muy importante que deberían saber los
estudiantes de educación, para no salir tan mal
preparados y carentes de herramientas indispensables
que debíamos saber como es: conocer el origen de
nuestro idioma, darnos cuenta de que el Castellano
viene derechito del Latín, conocer las declinaciones
del idioma, sus conjugaciones verbales; su
vocabulario. El contenido de este curso se basó en:
Morfología latina: Elementos Morfológicos
fundamentales del Latín, y el Docente FLAMINIO
ONTIVEROS BELANDRIA, fue quien nos indujo y nos
dictó el Curso.
HOMENAJEADO EN EL MUNICIPIO “CRUZ
PAREDES” CON PLACA DE RECONOCIMIENTO
El 24 de abril del 2014, recibí en el Municipio
“Cruz Paredes”, en la Cancha Piloto de Barrancas,
UNA PLACA DE RECONOCIMIENTO de
homenajeado, con motivo del Día del Libro y del
Idioma. La razón de esta placa, es por la constancia en
el trabajo de periodismo en el Municipio y por tener
trabajando treinta y dos años consecutivos en el sector
educación como profesor de Castellano y Literatura.
La placa dice así: “REPÚBLICA BOLIVARIANA DE
VENEZUELA, MINISTERIO DEL PODER POPULAR
PARA LA EDUCACIÓN, MUNICIPIO ESCOLAR No
06, BARRANCAS, CRUZ PAREDES- BARINAS.
Otorgan el presente RECONOCIMIENTO A: José
Claudio Angarita Arismendi, por su valiosa labor de
forma constante y responsable en el trabajo que se le
ha asignado durante su trayecto como profesional en
pro de la Educación Bolivariana; por su destacado
perfil en el área de Castellano y Literatura. Barrancas,
24 de abril de 2014.

CURSO DE GRAMÁTICA

En septiembre de 1984, realicé un importante


Curso por Extensión universitaria denominado: LA
GRAMÁTICA Y LA ENSEÑANZA DE LA LENGUA,
que lo dictó una de las más destacadas figuras del
Castellano de la Universidad Nacional Experimental de
los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora, se trata de
la profesora Rosa Terán, quien se dio cuenta de que
era necesario que los egresados de Castellano y
Literatura de la UNELLEZ, supieran enseñar la lengua
y la Gramática. Quedó muy claro lo que era Gramática,
recomendable para enseñarla a partir de tercer grado
con mucho detenimiento y cuidado. Se nos
suministraron herramientas para ello. El contenido fue:
La Gramática y la Enseñanza de la Lengua, lectura y
análisis de documentos. La enseñanza del Castellano
como Lengua Materna en el país. La Gramática y el
Idioma. Análisis de los contenidos gramaticales en los
programas del primer ciclo en la Escuela Básica.

CURSO DE TEOLOGÍA MINISTERIAL


En diciembre del año 2002, realicé un curso
denominado “TEOLOGÍA MINISTERIAL”, en la iglesia
evangélica “Nuevo Remanente”, en Barinas, curso
dirigido a líderes, pastores y ministros de Dios, con
énfasis en la Ética ministerial que se debe manejar en
las iglesias, dictado por El Ministerio de Justicia y
Cultos, a través del Sistema de Capacitación
Teológica para Líderes (SISCATEL). Me fue muy útil,
porque aprendí, y me sirvió de currículum para el
Ministerio de Justicia y Cultos, a la hora de registrar la
iglesia y mi nombre como pastor No 9.173, en el año
2004.
ORDENACIÓN PASTORAL
En el mes de abril del año 2002, según
credencial, recibí de la iglesia “PRÍNCIPE DE PAZ”,
una Ordenación Pastoral para el ejercicio de la función
de pastor de iglesias evangélicas, tras de un profundo
conocimiento espiritual de mi persona por parte del
pastor Guillermo Márquez . Dice el documento:
ASOCIACIÓN CIVIL IGLESIA EVANGÉLICA
“PRÍNCIPE DE PAZ”, Personería jurídica 7386, Rif.: J-
305849870. Barrio La Paz, sector 1, carrera I c/c 7 No
191 Barinas-Venezuela. ORDENACIÓN PASTORAL
A: José Claudio Angarita Arismendi C.I. 8023265,
como pastor de la iglesia evangélica “El Amor de
Dios”, en testimonio del llamado al Ministerio Cristiano
se le autoriza el desempeño de todas las funciones
propias del ministro evangélico. Esta credencial
perderá validez cuando su beneficiario deje de vivir de
acuerdo a las leyes que rigen a nuestra organización.
Barinas, 16 de abril del 2002.

Este documento también me sirvió de currículum,


para el registro de la iglesia y de mí como pastor ante
el Ministerio de Justicia y Cultos, en el año 2004.
RECONOCIMIENTO POR MI DESTACADA
LABOR EN EL ENGRANDECIMIENTO DE LA OBRA
DEL SEÑOR JESUCRISTO
CURSO DE OBRERO Y RECONOCIMIENTO DE
LA OBRA EVANGÉLICA “LUZ DEL MUNDO”
MISIÓN III EN BARINAS.
Desde 1997 hasta el 2003, estuve sirviéndole al
Señor Jesucristo en esta importante y espiritual obra
santa, llegué como una ovejita del Señor, pero rápido
me levantó y me ungió, y ocupé cargos muy
interesantes allí. Hice un poderoso curso, que me
capacitaba para la labor cristiana y para impregnarme
muy bien de la doctrina y para evangelizar; fui
nombrado y ungido como pastor de congregación y
como maestro de Escuela Dominical para adultos.
Pero en el año 2001, en el mes de noviembre, durante
la celebración del cumpleaños de la iglesia, el pastor
de esa obra me otorgó un Reconocimiento al cual
valoro mucho, dice: “REPÚBLICA BOLIVARIANA DE
VENEZUELA, A.C Obra Evangélica Luz del Mundo,
Barinas Misión III, Registrada en el Ministerio de
Justicia y Culto bajo el No. 7563, Otorga el presente
Reconocimiento A: Angarita Claudio, por su destacada
labor en pro del Engrandecimiento de la Obra del
Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es
en vano 1. Cor 15-58, Barinas, noviembre de 2001,
Víctor Alfredo Pérez F, PASTOR JEFE DE MISIÓN”.
Este documento fue muy importante para mi currículo
ante el Ministerio de Justicia, para el Registro de la
iglesia El Amor de Dios y para mí como pastor, ante
las leyes terrenales y en Venezuela.

CURSO POR EXTENSIÓN DE MÉTODOS Y


ANÁLISIS DE TEXTOS LITERARIOS
En julio del año 1987, hice en la Universidad
Nacional Experimental de los Llanos Occidentales
“Ezequiel Zamora”, un importante curso por extensión,
denominado: “METODOLOGÍA PARA EL ANÁLISIS
DE TEXTOS LITERARIOS”. Esto surgió cuando la
profesora universitaria Rosa Terán Pérez, se dio
cuenta de que el pensum de la carrera de Educación
Integral mención Castellano y Literatura, no contenía
ningún subproyecto específico que tratara esta materia
tan importante como es el conocimiento de los
recursos fónicos y semánticos que debemos conocer
para analizar obras narrativas, líricas, teatrales y
ensayos. El contenido de este curso versó sobre
definición de términos literarios. Elementos del plano
lingüístico en un texto literario. Elementos temáticos y
compositivos. Muy importante me pareció este estudio,
porque me preparó para el análisis de la literatura, y
para la conversación diaria. Me sirvió para trabajar en
la práctica durante treinta y cuatro años de servicio en
el Ministerio de Educación, y para leer y analizar todo
tipo de texto. Recomiendo usar y estudiar
diccionarios de términos literarios.
En julio del año 2004, recibí en el liceo nacional
bolivariano “Guillermo Tell Villegas Pulido”, una placa
de Reconocimiento que dice: “ Los Integrantes de la
XXVIII Promoción de Bachilleres en Ciencias a egresar
de la Unidad Educativa Guillermo Tell Villegas Pulido,
otorgan el presente Reconocimiento a: Angarita
Claudio, como expresión de nuestra más alta
estima y admiración a quien ha sido ejemplo de
constancia, excelencia y dignidad en su actividad
profesional, Barrancas, julio de 2004”.
En julio del año 2005, recibí en el liceo nacional
bolivariano “Guillermo Tell Villegas Pulido”, una placa
de Reconocimiento, que textualmente dice: “República
Bolivariana de Venezuela, Ministerio de Educación y
Deportes, Los Integrantes de la XXIX Promoción de
‘Bachilleres en Ciencias’, ‘1805-2005 Bicentenario del
Juramento del Libertador Simón Bolívar en el Monte
Sacro’, Que egresan de la Unidad Educativa ‘Guillermo
Tell Villegas Pulido’, Barrancas Estado Barinas,
Otorgan el presente Reconocimiento al: Prof. Claudio
Angarita, como muestra de eterna gratitud, admiración
y respeto. Sus invalorables enseñanzas como
profesional, amigo incondicional que nos brindó su
apoyo y valiosa colaboración para el logro y desarrollo
de nuestras metas anheladas, Tus ahijados,
Barrancas, julio de 2005”. Aquí me dieron un
tratamiento de padrino de esta promoción de
bachilleres.
En julio de 2007, recibí una placa de
Reconocimiento en el liceo nacional bolivariano, que
dice textualmente: “República Bolivariana de
Venezuela. Ministerio del poder popular para la
Educación. Los Integrantes de la promoción de
‘Bachilleres en Ciencias’ ‘Año 2007: Educación, Moral
y Luces en todos los espacios, en todos los momentos,
en todos los lugares’ que egresan del Liceo Bolivariano
‘Guillermo Tell Villegas Pulido’, otorgan el presente
Reconocimiento Al Padrino: Prof. Claudio Angarita,
como muestra de eterna gratitud, admiración y
respeto. Quien nos brindó su apoyo y valiosa
colaboración para el logro y desarrollo de nuestras
metas anheladas. Los que hoy egresamos te
recordamos siempre. Los Graduandos, Barrancas, julio
de 2.007”

ME ENTREGUÉ A CRISTO Y MORÍ PARA EL


MUNDO. ME BAUTICÉ EN JESUCRISTO, EN LA
PIEDRA DEL PATIO DE CALDERAS
El 19 de enero de 1997, recibí de la iglesia
“CRISTO VIVE Y REINA”, ubicada en Tierra Blanca
del Estado Barinas, a través de mi pastor y padre
espiritual Dr.Mauricio Velásquez, un Certificado de
Bautismo en Agua, que dice: “ Certificado de
BAUTISMO EN AGUA, por este medio certifico que
bauticé a: José C. Angarita A, en cumplimiento del
mandato de nuestro Señor Jesucristo: ‘ id, y haced
discípulos a todas las naciones, bautizándolas en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo’
(Mateo 28:19) y ‘el que creyere y fuere bautizado será
salvo’ (Marcos 16:16), dando así testimonio público de
que renuncia a la vida antigua y afirma su fe en las
enseñanzas de las Sagradas Escrituras. Expedido en
Cristo Vive y Reina de Barinas, el día 19 de enero de
1997. Firma Mauricio como ministro y una testigo.
Esto ocurrió en el Río de Calderas, concretamente
en la Piedra del Patio, donde hice el pacto con Dios de
morir para el mundo y nacer para Cristo, como una
criatura nueva.

En junio del año 2006, recibí un hermoso


Reconocimiento como asesor de periodismo
estudiantil, en el liceo nacional bolivariano “Guillermo
Tell Villegas Pulido” de Barrancas.
En el año 2005, recibí un hermoso
Reconocimiento de parte de la Dirección del liceo
nacional bolivariano “Guillermo Tell Villegas Pulido”,
por la valiosa labor dentro de dicha institución.
El 17 de noviembre del año 2000, recibí un
Certificado de la Zona Educativa, por haber asistido a
las Jornadas de Articulación de la II y III etapa de
Educación Básica, en Barrancas.
En el año 2006, recibí un Certificado, por haber
participado como asesor en Concurso Nacional de
Ortografía del año escolar 2005-2006. Dice así:“ VII
Concurso Nacional de Ortografía, ‘Andrés Bello 2005-
2006’. Certificado que se otorga por haber participado
JOSÉ CLAUDIO ANGARITA, U.E. ‘Guillermo Tell
Villegas’, Municipio Cruz Paredes , Estado Barinas.
Firma la División de Cultura de la Zona Educativa y la
Coordinadora Regional de Letras y Periodismo
Escolar. 2006, año Bicentenario del Juramento del
Generalísimo Francisco de Miranda y de la
participación protagónica y del poder público”.
Yo era el asesor en el liceo “Guillermo Tell
Villegas Pulido”, de los concursos nacionales de
ortografía. Era quien seleccionaba el alumno
ortográfico del municipio “Cruz Paredes”, que competía
con los demás municipios y estados de Venezuela.
CONDECORADO CON LA ORDEN “ELBA ROSA DE
ACEVEDO” EL 27 DE JUNIO DÍA DEL PERIODISTA

El 27 de junio del 2006, fui condecorado con la


orden “Elba Rosa de Acevedo”, en su segunda clase.
Dice así: “REPÚBLICA BOLIVARIANA DE
VENEZUELA, MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y
DEPORTES, DISTRITO ESCOLAR NRO 2
MUNICIPIO “CRUZ PAREDES”, CONDECORACIÓN
“ELBA ROSA DE ACEVEDO” Barrancas, 16 de mayo
2006. Ciudadano (a): Angarita A, José Claudio,
presente. La comisión Evaluadora de la V
Condecoración “Elba Rosa de Acevedo” del Municipio
“Cruz Paredes”, cumple con informarle que Ud. Ha
sido seleccionado (a) para ser condecorado en 2da
Clase medalla de plata. El evento se realizará el día
martes 27-06-2006, en la Escuela Bolivariana “Las
Guayabitas”, a las 8 a.m. Le expresamos nuestras más
sinceras felicitaciones y al mismo tiempo esperamos
contar con su grata presencia. Atentamente, la
Comisión Evaluadora.
Fui condecorado por la supervisora del Municipio
Msc Maritza Villafranca, en presencia de la Alcaldesa
del Municipio “Cruz Paredes” María Guadalupe
Fernández.
En junio del 2014, recibí en mi corazón la
condecoración medalla de oro en primera clase

COLUMNISTA Y ARTICULISTA DE
PERIÓDICOS LOCALES Y FUNDADOR DEL
PERIÓDICO “EL CENTAURO DE LOS LLANOS”.

Durante la década de los 80 del siglo XX, sentí el


deseo de escribir en los periódicos regionales de
Barinas, estuve escribiendo en el conocido Diario “El
Espacio” ; escribí en el diario “De Frente” y en el diario
“El Barinés”, fui columnista y articulista en esos
importantes medios de comunicación.

INGRESÉ A TRABAJAR EN EL MINISTERIO DEL


PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN
(ANTIGUO ME) EN OCTUBRE DEL AÑO 1988
Llegué a trabajar al liceo nacional bolivariano
“Guillermo Tell Villegas Pulido” de Barrancas en el año
1988, siendo columnista en los diarios y empecé a dar
clase de Castellano y Literatura, que es mi
especialidad, y la Zona Educativa de Barinas, llamó a
los profesores de Castellano para que incentivaran el
periodismo escolar en las instituciones educativas.

En el año 1992, empecé a recibir cursos y talleres


de periodismo y en abril de ese mismo año, recibí el
primer certificado de periodismo, y el 23 de abril del
92, con un grupo de alumnos del liceo “Guillermo Tell
Villegas Pulido”, entre los que puedo mencionar a
Héctor , William Araujo, Arkalys Jiménez, Homer
Ferrer, fundamos el periódico escolar denominado : “El
Centauro de los Llanos”.
Tres motivaciones me llevaron a fundar ese
órgano divulgativo de información estudiantil:
PRIMERO, La Zona Educativa y el Ministerio de
Educación lo sugirieron.
SEGUNDO, era yo el profesor de Castellano de la
institución, y
TERCERO, soy columnista y articulista de los diarios
regionales de Barinas y periódicos locales. Estuve al
frente de este periódico como fundador y asesor desde
abril de 1992 hasta julio del 2014, veintidós años, y
aún sigo con ese medio en mi corazón, y lo tengo en
las redes sociales.

Siendo estudiante en la Universidad Nacional


Experimental de los Llanos Occidentales “ Ezequiel
Zamora”, en el año 1987, tuve la oportunidad de
participar en el tercer encuentro nacional de
educadores, en el mes de octubre, donde recibí un
hermoso reconocimiento por tal motivo, y aprendí
mucho.
NACIMIENTO DE MI PRIMERA HIJA LAURA
ANDREINA ANGARITA MONTILLA
El día seis de noviembre de 1986, nació mi hija
Laura, era día jueves, a las cinco de la mañana, en el
Hospital “Nuestra Señora del Carmen”, en Barinitas.
Yo me encontraba en Barinas, estudiando en la
Universidad, en el sexto semestre de la carrera de
Educación Integral mención Castellano y Literatura y
Estudios Sociales. No hubo modo ni manera de yo
saber cuando a mi esposa le dieron los dolores de
parto, ni cuando fue al Hospital a dar a luz. Yo no tenía
ningún tipo de comunicación por teléfono residencial,
ni mucho menos por celular, ni menos por redes
sociales, ni por computadora. En aquel tiempo, a lo
sumo, sólo existían teléfonos alámbricos residenciales,
y yo no tenía ni mi esposa tampoco. Para podernos
comunicar teníamos que hacerlo personalmente o a
través de cartas.
Mi esposa pasó el jueves seis de noviembre, en el
día, hospitalizada y la dieron de alta el viernes siete.
Yo no sabía absolutamente nada del nacimiento de mi
hija, es más, llegué inocentemente el viernes en horas
de la tarde, como a las seis, a visitar a mi esposa en
casa de mis suegros, y cuando me aproximé a la
puerta de la entrada, sentí que la niña lloró en la
habitación y me indicó que había nacido y recibí esa
gran sorpresa. Me impactó mucho esta escena y
siempre la guardo en mi corazón, pues la niña por el
espíritu, sintió la presencia de su padre, y la sangre
busca la sangre, pudiera decir yo aquí. Mi esposa
después de casada, pasó todo el mes de diciembre del
año 1985, todo el año 1986, y los primeros meses del
año 1987 con su mamá, que estaba muy sola de hijas
y muy enferma.
Bautizamos a mi hija Laura Andreina con el
nombre que le escogimos en la Universidad Nacional
Experimental de los Llanos Occidentales “Ezequiel
Zamora”.
Laurita comía muchas compotas y la leche que
tomó inicialmente, fue la marca S26, que tuvo que
tomar desde que nació, porque su mamá no dio leche
materna. Mi hija Laura es bariniteña, hija de padre del
municipio Bolívar Edo Barinas y de madre de Boconó
Edo Trujillo.

NACIMIENTO DE MI SEGUNDA HIJA LEIDY ISABÉ


El 02 de marzo del año 1988 nació mi segunda
hija; vivíamos en el barrio La Represa de Barinas.
Como a las siete de la mañana mi esposa me dijo que
sentía dolores de parto y enseguida busqué un carro
libre y me la llevé para el Hospital “Dr. Luis Razetti” .
Cuando llegamos a la entrada del Nosocomio, ya
Graciela sentía fuertes dolores, pero rápido subimos al
quinto piso por ascensor y de inmediato la pasaron a
Quirófano. Yo me quedé esperando en quinto piso que
saliera alguna enfermera para preguntarle por mi
esposa. En el momento en que yo estaba ahí, como a
los quince minutos de haber ingresado, vi que
enfermeros pasaron por el frente de mí con un niño
recién nacido y lo bajaron por ascensor, yo nunca
pensé que era mi hija, porque todo fue muy rápido, de
tal manera que cuando salió una enfermera me le
acerqué y le pregunté por mi esposa, y me dijo: “Ya dio
a luz”, a la niña ya la bajaron al retén de niños, en
segundo piso, fue la que pasó hace poco por el frente
suyo aquí, salió bien su señora- dijo la enfermera. A
las ocho de la mañana nació Leidy, un día miércoles.
El nombre Leidy salió de la mente de su mamá,
ahora Isabé, fui yo quien aportó ese nombre, es una
palabra aguda, que termina en la vocal “e” y siempre
debe llevar acento ortográfico en la última sílaba.

FUNDADOR Y PRESIDENTE DE ASOCIACIÓN


VECINAL (LÍDER)

Mi madre, María Enriqueta Arismendi, el seis de


febrero de mil novecientos ochenta y uno (06-02-
1981), compró una casita y unas bienhechurías, en el
bario La Represa de Barinas, al señor Javier Ceballos,
nativo de Colombia. Lamentablemente en el
mencionado barrio no había agua potable por tubería,
no había teléfono, ni cloacas, ni luz eléctrica propia.
Los vecinos estaban pasando muchos trabajos,
sacando agua de un “jagüey”, usando letrinas para
hacer necesidades fisiológicas, y mediante un cable,
traían la corriente eléctrica que pasaba por la vía
Barinas-Barinitas. En vista de esto, empezamos a
hacer reuniones para considerar estos casos en la
comunidad, y hubo la necesidad de fundar una
Asociación de Vecinos para buscarle solución a tantos
problemas existentes, ante los organismos del Estado.
Esto ocurrió en el año 1992. Fue así como buscamos
(yo me encargué de eso) cincuenta nombres y cédulas
de identidad de vecinos del barrio, que estuvieran
inscritos en el Consejo Nacional Electoral (en aquel
tiempo era Consejo Supremo Electoral),
encontrándonos con que mayoría de personas no
estaban inscritas. Al tener listos esos nombres, procedí
a fundar la Asociación de Vecinos del Barrio La
Represa (ASOVEBAR); registramos el documento en
el año 1992. Y, desde entonces, empezamos, ya como
autoridades del barrio, a buscarle solución a los
problemas. Yo fui presidente de la Asociación durante
más de dos periodos de dos años, y encontramos
teléfonos con CANTV, en el año 1993, en julio de ese
año se instalaron los primeros residenciales, luz con
CADAFE, agua potable y cloacas con la empresa
Hidroandes y aceras para el barrio. Me considero
Fundador de esta Asociación de Vecinos, que a partir
de noviembre del dos mil seis, pasó a llamarse
Consejo Comunal, constituido en una Asamblea
realizada en la calle la Picadora, donde quedé yo
como vocero principal del Comité de Tierra Urbana
durante varios años, y luego los mismos vecinos me
eligieron como vocero principal de la Unidad Ejecutiva
del Consejo Comunal.

ESCRITOR, COLUMNISTA Y ARTICULISTA, EN


PRINCIPALES MEDIOS DE COMUNICACIÓN
PERIODÍSTICOS EN BARINAS.
En las dos últimas décadas del siglo XX (80 y 90),
sentí el deseo de escribir artículos de prensa y
opiniones, cuyas temáticas giraban siempre en torno a
problemáticas sociales, a veces, denuncias y
posiciones ante la vida; escribí muchos artículos sobre
sexología y también sobre Gramática del idioma
Castellano. En ese tiempo yo estaba muy influenciado
por la problemática existente de la época, en lo social,
político y económico. También tenía la influencia de la
Universidad Nacional Experimental de los Llanos
Occidentales “Ezequiel Zamora”, donde recibí cursos y
orientaciones sexuales de parte de reconocidos
psiquiatras y sexólogos; igualmente estaba influido
por los estudios de la Gramática y muchos autores que
estaba leyendo, cuyos escritos versaban sobre el leer
y escribir correctamente, entre ellos: Martín Vivaldí,
con su libro titulado “REDACCIÓN” , impactó mucho
en mí; El padre Barnola, con su libro “NOTO Y
ANOTO”, me enseñó mucho y me estaba haciendo un
crítico en materia gramatical, lo mismo Alexis Márquez
Rodríguez, con aquella columna que publicaba en el
Diario El Nacional, denominada “CON LA LENGUA”,
amén de la influencia de expertos profesores
universitarios en materia lingüística como Rosa Terán,
Flaminio Ontiveros, Humberto Niño, Guillermo Lucas,
entre otros. Donde primero empecé a escribir fue en el
Diario “De Frente”, cuando funcionaba en la avenida
sucre de Barinas. Tuve mucha receptividad en ese
periódico, nunca me rechazaron ningún artículo de
opinión. También influyó mucho en mí la lucha vecinal,
como líder comunitario. Pero fundamentalmente
escribía, porque tengo vocación y don de escritor,
llevo en mi corazón ese querer y ese hacer de la
escritura. El Diario De Frente aún existe, con nueva
administración ha venido funcionando frente a la plaza
Zamora.
Después empecé a escribir para el Diario “El
Barinés”, donde tuve una excelente receptividad;
muchos artículos publiqué en ese periódico, pero
desapareció, lamentablemente. No sé qué pasó con
tan importante órgano divulgativo de Barinas.
Igualmente, escribí en el Diario “El Espacio”,
donde recibí mucho aprecio y cariño de los directivos
de ese importante medio de comunicación de masas
en Barinas.

INGRESO EN EL MINISTERIO DEL PODER


POPULAR PARA LA EDUCACIÓN
Entre los meses de julio y septiembre del año mil
novecientos ochenta y ocho (1988), logré consignar los
documentos exigidos por el Ministerio de Educación,
para optar al cargo de Docente Nacional de Educación
Media.

En la Zona Educativa me dieron el cargo de


profesor por horas, y me asignaron veintidós horas de
Castellano para trabajarlas en el liceo de Barrancas, la
única institución de Educación Media existente en el
Municipio “Cruz Paredes”, llamada “Guillermo Tell
Villegas Pulido”. Cuando llegué a trabajar en dicho
liceo,me distribuyeron las horas de trabajo en primero,
segundo y quinto año de bachillerato. A partir del
primero de octubre del año 1988 empecé a trabajar
oficialmente, y desde esa fecha me cuenta el tiempo
de trabajo el Ministerio de Educación. Manifiesto que
yo a Barrancas, sólo una vez, y de noche, había ido,
en los 28 años de existencia que yo tenía de vida
sobre esta tierra. Por allá a finales de septiembre del
año 1972 estuve en Barrancas, recuerdo que andaba
con mi mamá y nos quedamos una noche en la casa
de un policía, que vivía por la avenida Bolívar, por
donde pasaba en aquel tiempo todo el tránsito liviano y
pesado del centro del país, y frente a la casa del
funcionario había una zanja en la carretera y cuando
caían los carros hacían un estruendo muy fuerte; a mí
me habían colgado una hamaca para que durmiera, y
yo sentía que esas paredes como que se iban a caer
con el estruendo y la bulla de los carros, no pude
dormir tranquilo y dieciséis años más tarde, comencé
a trabajar en ese pueblo, donde no conocía a nadie.
Pero tuve una aceptación extraordinaria desde que
llegué a trabajar hasta que me vine jubilado, tras de
treinta y dos años de servicio, incluyendo seis años de
ruralidad, por efecto de la prima geográfica.
Las veintidós horas de Castellano y Literatura que
me dieron en la Zona Educativa, fue porque la
Profesora Coromoto Belmonte, que las tenía en el
liceo Guillermo Tell Villegas, fue trasladada para una
institución en Barinas, y habían quedado vacantes.
En el mes de noviembre del año mil novecientos
ochenta y ocho, teniendo yo apenas un mes de estar
trabajando, el profesor Germán Ricardo Avendaño,
liberó nueve (9) horas de Castellano y Literatura de
cuarto año, y la Zona Educativa me las asignó a mi
carga horaria, como único profesor de Castellano
existente en esa época en la institución, para totalizar
treinta y un (31) horas de trabajo, cuya distribución de
cátedra era: diez horas en primer año( dos secciones);
diez horas en segundo año (dos secciones); nueve
horas en cuarto año (tres secciones) y dos horas en
quinto año (una sección). En el año dos mil dos, por
una creación que hubo en el liceo, la Zona Educativa
me incrementó trece (13) horas de trabajo en la
materia Castellano, que es mi especialidad, para
totalizar cuarenta y cuatro (44) horas de trabajo, esas
horas me las distribuyeron en los mismos años con
que venía trabajando, porque trabajé en aula siempre
con primero, segundo, cuarto y quinto año, durante
veinte años. Fueron veinte (20) promociones de
bachilleres que logré formar en Castellano y Literatura,
dándoles clase directamente en aula, desde el año
escolar 1988-1989 hasta el año escolar 2007-2008.
Un director del liceo “Guillermo Tell Villegas
Pulido”, en el año 2006, me hizo la proposición de que
yo saliera de aula y me fuera de coordinador de
Biblioteca y Recursos para el Aprendizaje, para luego
él, colocarle mi nombre en vida a la Biblioteca y la
Oficina de Recursos; pero yo no acepté por el
momento, le dije que prefería seguir en aula durante
un tiempo más. La razón por la que no me pareció bien
la idea, fue porque sencillamente yo quería seguir
dando clase, que me gustaba y los alumnos me
apreciaban, y con respecto a que llevara la Biblioteca
mi nombre, no me pareció bien, porque esa Biblioteca
tenía el nombre del profesor Valdemar González, que
fue el Director que me recibió y me trató muy bien
cuando llegué nuevo al liceo; este hombre fue un
profesor de Castellano en el liceo diurno y nocturno
“Guillermo Tell Villegas”, con mucho aprecio en el
pueblo de Barrancas y murió en el año 1992.

Recuerdo que yo estaba dando clase de


Castellano, un buen día, cuando me llamó una
subdirectora académica, para decirme que si yo quería
ser coordinador o jefe de seccional que les informara,
pues ellos, los directivos, estaban dispuestos a que yo
fuera el
coordinador de primer año, en el año escolar
2008-2009, y yo acepté y trabajé como coordinador
ese año escolar y adquirí mucha sabiduría y
conocimiento y viví muchas experiencias
importantísimas como educador.
En julio del 2009, por disposición de la supervisión
del Municipio “Cruz Paredes”, que se encargó de
formar parte de las cuadraturas del
liceo, me trasladaron para la coordinación de
Biblioteca y Recursos para el Aprendizaje por cuatro
(4) años consecutivos, desde el año escolar 2009-
2010 hasta el año escolar 2012-1013, aprendí mucho y
anduve trabajando por todo el Municipio, en actos
culturales, consejos bibliotecarios y periodismo, y en
el liceo dejé en alto ese espacio, esa oficina que me
asignaron, la deje bien administrada y formé personas
que quedaron trabajando allí con parte de mi legado.
Finalizando el año escolar 2012-2013, se acercó a
mí el ciudadano director de la institución, profesor
Francisco Javier González y me llevó a su oficina, para
proponerme que en su mente estaba el hecho de que
quería que yo fuera el subdirector administrativo del
liceo, de tal manera que acepté el cargo y lo ejercí
durante todo el año escolar 2013-2014, fue mi último
cargo dentro del liceo, porque el treinta de julio de
2014, fin de año escolar, siendo subdirector
administrativo, salí con cese de funciones, para ser
jubilado, lo cual ocurrió cuando en el mes de octubre
de ese año salió la Resolución del Ministerio, que me
indicaba, que a partir del 1ero de noviembre 2014
quedaba jubilado.
Yo, exactamente, cumplí ininterrumpidamente
veinticinco años de servicio, el 1ero de octubre del año
dos mil trece. El diez de febrero del año 2014, introduje
la solicitud de jubilación ante la oficina de
Coordinación de seguros y jubilaciones de la Zona
Educativa. Trabajé hasta el treinta de julio del dos mil
catorce, aunque la Zona Educativa desde el mes de
marzo del año dos mil catorce, mediante documento y
acta, me habían concedido el cese de funciones en el
liceo, que incluía no trabajar con alumnos o matrícula,
ni en ninguna función ni poseer horario de trabajo;
luego salió la orden del Ministerio del poder popular
para la Educación, que todos los docentes que
hubieran cumplido los veinticinco años de servicio o en
funciones dentro de una institución educativa, debían
desincorporarse. El Jefe de Educación del Municipio
“Cruz Paredes” en una reunión de directivos, les dijo:
“Docentes que tengan o hayan cumplido 25 años de
servicio, no deben tener matrícula ni asumir ningún
cargo dentro de la institución, a menos que sea
voluntad propia. La Zona estará haciendo reuniones en
el municipio para captar a estas personas y
posteriormente enviará comunicado de
desincorporación. Estas personas deben comenzar a
hacer sus trámites de jubilación, ya que el Ministerio
sólo les va a cancelar 25 años”. Por esta razón me
desincorporé el 30 de julio del 2014, ya había
trabajado un año más de la cuenta y seis años de
ruralidad.
Atendí en el liceo a veintiséis promociones de
bachilleres: veinte desde aula como profesor de
Castellano; una (1) desde la coordinación de primer
año; cuatro (4) desde Biblioteca y Recursos para el
Aprendizaje y una (1) desde la subdirección
administrativa, como subdirector.
El diez de febrero del año dos mil catorce,
introduje mi solicitud de jubilación ante la coordinación
de seguros y jubilaciones de la Zona Educativa de
Barinas. Trabajé hasta el treinta de julio del dos mil
catorce. Aunque la Zona Educativa desde el mes de
marzo del año dos mil catorce, mediante documento y
acta me habían concedido el cese de funciones en el
liceo, que incluía no trabajar con alumnos ni en
ninguna función ni poseer ningún horario de trabajo;
luego salió la orden desde el Ministerio del poder
popular para la Educación, que todos los docentes que
habían cumplido veinticinco años en sus funciones,
dentro de una institución educativa, deben
desincorporarse.
La orden de la Zona Educativa decía: “Docentes
que tengan o hayan cumplido veinticinco años de
servicio, no deben tener matrícula ni asumir ningún
cargo dentro de la institución, a menos que sea
voluntad propia. La Zona Educativa estará haciendo
una reunión en los municipios para captar a estas
personas y posteriormente enviará comunicado de
desincorporación. Estas personas deben comenzar a
hacer sus trámites de jubilación, ya que el Ministerio
de Educación, sólo les va a cancelar veinticinco años”.
Esta información la dio el jefe de Municipio y la bajó la
subdirectora académica. Por esta razón me
desincorporé el treinta de julio del dos mil catorce, y la
Resolución de jubilación me llegó en octubre indicando
que a partir del primero de noviembre del 2014 estaba
jubilado, y el diecinueve de diciembre del dos mil
catorce, me depositaron el dinero de las prestaciones
sociales.
________________________________________
________
Atendí en el liceo a veintiséis promociones de
bachilleres, veinte desde aula, una desde la
coordinación de primer año, cuatro desde la Oficina de
Recursos para el Aprendizaje y una desde la
subdirección administrativa.

Fui fundador del periódico del liceo, denominado “El


Centauro de los Llanos”, en el mes de abril del año
1992, y mantuve asistiéndolo como asesor, hasta el día
que salí jubilado, el 30 de julio de 2014, durante 22
años haciendo periodismo escolar.
Recibí varias placas de reconocimiento de las
promociones de bachilleres: Fui homenajeado el Día
del Libro y Del Idioma, 23 de abril del 2014, con una
hermosa placa de reconocimiento por el sector
educativo No 06 del Municipio “Cruz Paredes”. Fui
condecorado con medalla de plata y oro, en primera y
segunda clase, con la Condecoración “Elba Rosa de
Acevedo”, que se otorga al personal del Ministerio del
poder popular para la Educación, el 27 de junio en el
Municipio “Cruz Paredes”.
Me trataron con mucho aprecio y cariño mis colegas, y
con un amor que se mantuvo durante todos los años
que trabajé con ellos.
Visité todos los Restaurantes de Barrancas, donde
comíamos juntos a medio día: Comí muchas veces en
el Restaurant “El Galerón”, muy exquisito por su
picadillo llanero, en el Restaurant “The Hunter” (El
cazador), en el Restaurant “Victoria”, donde saboreaba
ricas y deliciosas parrillas al ajillo, muchas veces
también comí en el Restaurant “Salerno”, en plena
plaza Bolívar, en el comedor popular de la Plaza y la
Alcaldía de Barrancas, visité y comí en varias ventas de
parrilla, cuyos nombres no recuerdo; en el Restaurant
de Pueblo Viejo, donde está la estación de gasolina,
saliendo de Barrancas rumbo a Caracas y muchas otras
ventas de comida, que les ignoro sus nombres, pero
que con mucho amor las tengo en mi corazón, como
grandes recuerdos históricos; comía también en casas
de familia, cerca del liceo, donde nos vendían comida,
y también comía en varios puestos de ventas de
empanadas- aparte del liceo y la cantina. Recuerdo
una rica comida en la casa de la profesora Milagro
Barroeta: un sabroso picadillo llanero acompañado de
un pasticho, con una torta; y no comí carne asada ese
mismo día porque me fui temprano del almuerzo al
cual había sido invitado.
Todos mis alumnos me quisieron y me amaron, y
ahora en condición de exalumnos, me aprecian, me
recuerdan y me saludan con mucho afecto y aprecio, y
yo también los amo mucho a todos, y desde donde
esté intercedo por ellos. Quiero mucho y aprecio al
pueblo de Barrancas, porque amor con amor se paga;
ellos sembraron amor en mí sin fingimiento ni
hipocresía.
Tres factores influyeron, para que nosotros, los
profesores del liceo “Guillermo Tell Villegas Pulido”, de
Barrancas, no volviéramos más a comer juntos en los
Restaurantes como antes lo hacíamos:
1.- En la década de los 80 y 90 del siglo XX, aún no
existía la Autopista “José Antonio Páez”, y todo el
mundo transitaba por la hoy llamada carretera vieja,
que pasa por todo el centro de Barrancas. Razón por la
cual había mucho movimiento, buenos restaurantes;
pero desde que se habilitó el paso por la Autopista,
una vez construida y terminada, muchos negocios y
ventas de comida decayeron, algunos fueron cerrados
por sus dueños.
2.-Nosotros, los profesores, teníamos un horario de
trabajo de 7am a 12:30 pm y de 2:15 pm a 6:00 pm,
de lunes a viernes en la mañana, y martes y jueves en
la tarde. Ese era el horario original del liceo. La
mayoría de profesores tenían 40 horas de trabajo
semanal. Horas de 45 minutos. Teníamos casi dos
horas libres para ir a los restaurantes a comer, los que
éramos de Barinas, casi todos. Pero cuando empezó a
crecer la matrícula de alumnos y a masificarse la
educación media en Barrancas y Venezuela, a partir del
año dos mil, tuvimos que bajar la hora de trabajo a 40
minutos y establecer un horario corrido de lunes a
viernes de 7:00 am a las 6:00 pm, en vista de la falta
de espacio físico y aulas de clase para atender a tanta
población estudiantil, que llegaron a ser miles de
alumnos. Recuerdo que la matrícula del año escolar
2007-2008 era de mil trescientos alumnos, yo le daba
clase a seiscientos alumnos de primero, segundo,
cuarto y quinto año, en mi materia Castellano y
Literatura. Cuando empecé a trabajar en el año 1988,
había una sola sección de quinto año con 25 alumnos;
y en el año 2008, tuve que atender a 12 secciones de
cuarenta alumnos cada una de ellas. Por todo esto,
cada profesor empezó a trabajar con su horario
corrido, bien específico, que casi no era compatible con
el de nadie más. Además a los profesores les
aumentaron la carga horaria, y los llevaron, a los más
antiguos, a 48 horas semanales, incluso algunos
llegaron a más de cincuenta horas de trabajo. Por esta
otra razón no salimos más a comer juntos a los
restaurantes a medio día como antes lo hacíamos.
3.- Y otro factor fue el económico, la comida
experimentó un alza en el precio que quedó fuera del
alcance del bolsillo del educador, y ya para venirme, en
julio del 2014, estaba haciendo acto de presencia un
gran desabastecimiento y escasez de productos que
estaban encareciendo aún más la comida para el
educador.
En el año escolar 1988-1989 egresó la primera
promoción de bachilleres en Ciencias del liceo nacional
“Guillermo Tell Villegas Pulido”, con los que empecé a
trabajar, en Barrancas, que era la XIII Promoción de
esa institución educativa, que llevaba por nombre
“José Antonio Anzoátegui” , de la cual fui su Orador de
Orden. Estaba integrada por los siguientes bachilleres,
que recuerdo con mucho cariño y amor y los llevo en
mi corazón, y pido a Dios por ellos. Son: Cristina
Molina, María Sulbarán, Marisol Altuve, Karel
Berrios, Javier Rates, José H Córdova, Maglis Carrillo
Camacho, Maribel Molina Soto, Nerio Martí Heredia,
Yajaira Becerra, José Enrique Monsalve,
LennyBarazarte, Douglas Gutiérrez, Richard Gutiérrez
Ruiz, Nohemí Sarmiento, José Esteban Hernández,
Isbelia Osorio, Belkis Roa Pérez, Yulit Rodríguez,
Ernesto José La Cruz, María Hilaria Castillo, María
Ramírez Paredes, Egdy Gregorio Toro B, y Silvana
Torres. En nombre de estos alumnos y de esta
promoción, le extiendo un saludo y mi amor a todos los
alumnos del liceo “Guillermo Tell Villegas Pulido”, de
Barrancas, desde el año 1972 hasta nuestros días.
Todos muy amables y cariñosos.
De treinta y cinco años cumplidos, casi de
treinta y seis, me entregué a Cristo Jesús y al
evangelio de Jesucristo, creyendo en el Padre
Jehová Dios de los Ejércitos, en Jesucristo su
unigénito Hijo, y en el Espíritu Santo, como
tercera persona de la trinidad divina.
Cuando yo vivía en mi tierra natal, llegó un
momento en que empecé a experimentar y a
sentir algo en mi cuerpo y mi alma. Confieso que
desde mi nacimiento yo era un niño muy
diferente a los demás. Me moví en mi vida de
niño y luego de adolescente, con esas
diferencias y características distintivas. Muchos
niños en mi época y jóvenes, tomaban
aguardiente y licores, bailaban y peleaban en el
mundo donde estaban viviendo; también, con
mucha facilidad, caían en tentaciones de
fornicación y adulterio. Y a mí casi nunca llegó a
gustarme el aguardiente y demás licores. Casi
nunca llegué a bailar bien como muchos y fui
muy guardado de caer en tentación. Sentí que
alguien me protegía y me guardaba del mal. No
llegué nunca a vivir con mujeres bajo techo, sino
hasta el año 1985 cuando me casé con mi
esposa Graciela Montilla. Había algo que me
protegía para que no me envolviera en la
fornicación y el adulterio. No sentí en mi espíritu
y mi corazón el deseo de robarle nunca nada a
nadie, ni de matar a alguien, ni sentí deseos de
pelear casi nunca. Siempre mis manos han
estado crucificadas.
Cuando niño, sufría mucho de parásitos,
porque comía muchos cambures maduros,
guamas, uvas y chupaba mucha caña en el
campo, y sentía fuertes dolores estomacales.
Empecé, como a la edad de catorce años, a
sentir mucho vértigo y mareos por algún tiempo.
Gracias que se me quitaron para siempre.
Viviendo en Barinitas, entre los años 1976 y
1985, empecé a sentir muchos dolores en mis
articulaciones y tuve que acudir a muchos
médicos (recuerdo al Dr. Viáfara, al Dr. Casqueti
que me recomendaban tomar muchas vitaminas
y administrarme calcio en la vena y tomar
bebidas nutritivas). Cuando estuve en la
Universidad siempre asistía al médico, y cuando
ya trabajaba en el Ministerio de Educación,
también acudía mucho al médico, a principios de
la década de los noventa del siglo XX, también
acudía mucho al internista del IPASME, hasta
que dejé de ir a consulta. Un último médico al
que acudí fue a un reumatólogo en la Clínica del
Pilar, quien dijo conocer todo lo que yo tenía y
me mandó a que comiera de todo, con tal que
fuera balanceado.
Empezaban a operarse cambios en mi vida,
que yo mismo no sabía lo que estaba pasando.
Yo siempre iba, viviendo en Barinitas, a las
iglesias católicas, a las misas. En la Cochinilla,
en Bella Vista y en la plaza Bolívar. A mi casa, en
Barinitas, llegó un amigo, vecino del barrio La
Cochinilla, hijo de una buena familia, el señor
Omar Andara, testigo de Jehová, y después que
nos conocimos bien, a finales de la década de los
setenta del siglo XX. Empezó a hablarme de
Jehová Dios y a ofrecerme un curso o estudio
bíblico. Yo acepté hacer el curso y comenzó a
desarrollar conmigo un programa de estudio
bíblico denominado: “La Verdad que lleva a Vida
Eterna”. Durante ocho meses me estuvo
visitando y dándome clases bíblica, según la
doctrina de los testigos de Jehová, y siempre me
invitaba al Salón del Reino de los Testigos de
Jehová; pero nunca llegué a ir a pesar de haber
terminado con éxito el curso bíblico. Me hice
conocido de muchos testigos de Jehová, pero no
llegué a confraternizar con ellos en el salón
donde se congregan. Agradezco mucho los
estudios bíblicos porque aprendí muchas cosas
interesantes, que me impulsaron incluso a
estudiar, junto con otras motivaciones,
Castellano y Literatura y estudios Sociales en la
Universidad. Empecé a estudiar términos nuevos
y palabras de Castellano y a armar un buen
cuaderno o carpeta de Vocabulario, y a ser más
crítico y analítico en la lectura.

La casa se cayó de
Casa y sólo
la se conserva esa
Cochinilla pared que se
Barinitas. Losve al fondo yestán
muros los árboles que yo tenía en el solar,
desmoronados
al fondo se ve un mamón. Esta foto la tomé el día viernes 06 de mayo del 2016, 31 años después de
haberme ido de ese lugar, donde viví 10 años de mi vida, desde 1976 a 1986
Yo vivía, en la Cochinilla, Barinitas, en la
década de los setenta, siglo XX, cuando conocí a
un pastor evangélico, quien fue a mi casa un día
y luego siguió visitándome y leyéndome la Santa
Palabra de Dios. Parece que era de la doctrina
de los llamados sólo Jesús y pentecostales,
porque me hablaba mucho de Jesús como el
único Dios verdadero; mucho me leía el
versículo 3:16 de la primera Carta de Timoteo,
que dice: “Indiscutiblemente, grande es el
misterio de la piedad; Dios fue manifestado en
carne, justificado en el Espíritu, visto de los
ángeles, predicado a los gentiles, creído en el
mundo, recibido arriba en gloria”. También me
leía en el evangelio de Juan 1:1, que dice: “En el
principio era el verbo, y el verbo era con Dios, y
el verbo era Dios”. Estuvo, este pastor, hablando
mucho conmigo y me invitó a una iglesia que
tenía frente al Parque Moromoy de Barinitas. Un
día visité la iglesia. Cuando llegué al culto,
todavía no había llegado nadie; pero más tarde
vi desde lejos que llegó un auto medio uso y
descendió de él el pastor y unas mujeres de la
iglesia. Yo me acerqué y entré al templo. Vi que
el pastor había pasado al púlpito y oraba de
rodillas, y las hermanas también oraban
recostadas en las sillas rodilla en tierra. Sólo ese
día asistí, no volví más. No sentí nada que me
atrajera a esa iglesia. Por cierto, aprovecho para
decirlo, que cosa extraña es no sentir nada, a
veces, tiene directamente que ver con el futuro
de nosotros y otras veces es la santa voluntad
de Dios. A cuantas personas les hemos hecho
llamados y ellas no sienten nada por nosotros ni
por Dios. Y cuantas personas hay que se sienten
cómodas en otras partes.
Yo fui enviado por la Zona Educativa y el
Ministerio de Educación, a trabajar en el pueblo
de Barrancas, en el municipio “Cruz Paredes”,
Edo Barinas, en el liceo “Guillermo Tell Villegas
Pulido” y me sentí bien y trabajé toda mi vida, ni
siquiera pedí traslado para otra parte, y le caí en
gracia a todo el mundo, que se sintió muy bien
conmigo. Por eso concluyo que fue de parte de
Dios ese pueblo y ese trabajo para mí.
Conocí a mi novia en el año 1983 y me sentí bien
con ella y sus familiares. Pasé casi tres años de
novio con ella y no me sentí mal. Luego me casé
con ella el 06 de diciembre del año 1985 y tengo
más de treinta años de casado y no me he
sentido mal con ella y su familia, ni ella se ha
sentido mal conmigo, no desea estar fuera de mí
jamás y ama mucho a mi familia. Conclusión: mi
matrimonio es de Dios y fue voluntad de Él que
esto ocurriera de esta forma. Yo me sentí mal
cuando fui a esa iglesia y no había nada que me
atrajera, porque ese no era el lugar para mí,
Dios tenía otro plan conmigo; también que la
doctrina podía estar bastante equivocada y Dios
quería que yo llegara y aprendiera una sana
doctrina, y que llegara a un sitio donde se
moviera el poder de Dios, para Él enseñarme y
ungirme.
Dios me vino librando y guardando durante
toda mi existencia y desde que nací. Recuerdo,
que una vez, tenía como cuatro años, cuando
pisé una serpiente que se desplazaba
atravesando un camino cerca de mi casa
campestre, cuando yo bajaba y no me mordió,
por el contrario, salió corriendo, porque esa era
su naturaleza huir y correr. Era una culebra de
las llamadas “Loras”, de color verde, que se
caracterizan por correr y huir. Aunque tienen la
manía, cuando están encaramadas, de
lanzársele a uno encima. Pero no fue el caso de
este animal, Dios me libró.
Una vez que yo había hecho una armadura
de piedra para cazar un faro, en una vega y
conuco de cambures, cuando me dirigí, el
siguiente día a ver que había ocurrido con la
trampa, pasando debajo de un cambur y
portando un inmenso sombrero para protegerme
de la lluvia, sentí que algo me cayó en la cabeza
y resbaló en el sombrero y cayó al piso. Pues era
una inmensa serpiente, pero no me hizo nada
malo. Dios también me protegió.
En el campo, tuve la oportunidad de
encontrarme con cientos, por no decir miles, de
serpientes, pero Dios me guardaba de todas
ellas.
Una vez me dijo mi madre que fuera a la
Popa a comprar un saco de azúcar de cincuenta
kilos. Agarré un burro muy bueno que tenía, el
nombre del cual era: Choncho, le coloqué la
enjalma y los aperos y me lo llevé a buscar el
encargo. Compré el azúcar donde Laudelino
Sulbarán y se lo cargué al burro, un saco
atravesado en el lomo del asno, pero bien
cargado, como solía yo amarrar esas cargas.
Agarré de la carretera trasandina de Mérida para
arriba por el camino del Cucharito, mi tierra
natal, como a las ocho de la noche. Yo llevaba
una linterna o foco como lo llamábamos, pero
decidí no prenderlo para que no se le
descargaran tan rápido las pilas y preferí arriar
el burro delante de mí y yo seguir al animal, a
veces, agarrado de la cola, en medio de la densa
oscuridad reinante por el tiempo y por los
árboles y vegetación de la zona. Nos fuimos
aproximando, el burro y yo, a una fuente
denominada: “La Agüita de Chillo”, como
llamaba la gente al señor Lucidio Toro, habitante
de ese lugar. Tras pasar la fuente de agua, como
una especie de caño, el burro se paró en seco y
no quiso caminar más. A mí me ardió la garganta
de tanto arriar el asno, hasta que por fin dio un
salto, en plena subida, con un peso de cincuenta
kilos encima y me pareció muy raro. En ese
momento prendí la linterna que cargaba en mi
mano derecha y alumbré el camino donde brincó
Choncho, y pude ver una enorme serpiente que
se desplazaba delante de mí, pero que buscaba
el borde del camino para desaparecer del mapa,
como, en efecto, se fue, pero no me mordió,
gracias al cuidado de Dios. Yo seguí con mi
burro rumbo a mi casa con el cargamento de
azúcar.
Es posible que haya habido hombres, que
por mis valores y virtudes, en contraste con las
de ellos, me hayan querido hacer algún mal,
como atentar contra mi integridad física; pero
no lo lograron, porque Dios ha estado ahí
siempre como poderoso gigante para guardarme
y protegerme.
Una vez, un hombre bravo y medio borracho,
subió al caserío el Cucharito, donde dijo que iba
a acabar con todo. Yo estaba parado muy cerca
de un gran patio entre la casa de mis abuelos
Angarita y mi casa, cuando vi al energúmeno,
que me miró como si el asunto fuera conmigo;
pero quizás yo estaba dentro del todo que el
mencionaba. Entró a mi casa y agarró una
escopeta para cacería y me di cuenta que me
siguió por la espalda. Salí corriendo hacia la casa
de mis abuelos donde estaba una tía mía.
Esperaba que en cualquier momento me
disparara por la espalda, pero cuando me
detuve, el hombre había desaparecido, no sé
para donde se metió ni quien le quitó el arma
que portaba. Lo cierto es que no mató a nadie y
menos a mí. Dios me libró.
Otro día se le fueron los frenos a un autobús
donde yo viajaba por la vía Mérida a Barinas, yo
salí ileso, gracias a Dios.
También, cuando andaba con la esposa de
un doctor ginecólogo y obstetra, la cual me
llevaba al terminal de pasajeros de Barinas,
chocó contra un puente en la avenida 23 de
enero, y salí sólo con una herida en un pómulo,
Dios me salvó y libró.
Otro día choqué de frente mi bicicleta en
Barinitas contra un auto en marcha, le llegué
directamente por el capó, le pasé por encima y
caí sobre un montón de arena y nada me pasó,
Dios me guardó.

Mi madre, María Enriqueta Arismendi, en


febrero del año 1981, compró unas
bienhechurías en el barrio “La Represa” del
Municipio Barinas, Parroquia Rómulo
Betancourt, y empezó a vivir allí. Se fue del
barrio La Cochinilla de Barinitas donde había
llegado en el año 1976, hacía cinco años y donde
vivíamos juntos y teníamos una casa. Yo seguí
estudiando en el liceo “Cándido Antonio Meza”,
sacando el bachillerato con dos becas que tenía,
una por el Estado y otra Nacional por el
Ministerio de Educación. El 29 de julio del año
1983 obtuve el título de bachiller en Ciencias, y
empecé a estudiar en la Universidad Nacional
Experimental de los Llanos Occidentales
“Ezequiel Zamora”, la carrera de Castellano y
Literatura y Estudios Sociales, en el mes de
enero del año 1984, ya tenía novia con quien me
casé en diciembre del año 1985, con un
noviazgo que databa desde el año 1983, mi
esposa Graciela Arcángel Montilla Camacho ( de
Angarita). En 1987 me llevé a mi esposa a vivir
conmigo al barrio “La Represa”, pues vendí la
casa de La Cochinilla y le compré a mi mamá la
casa y bienhechurías en Barinas, para donde
también me llevé a vivir a mi papá junto
conmigo y mi esposa y mis dos hijas Leidy y
Laura. Mi mamá se fue a vivir a las Guayabitas y
luego a Barrancas, y más adelante retornó a
vivir a Barinas, donde murió el nueve de junio
del año 2001, luego de haber construido una
casita; pero la metástasis de un cáncer
pulmonar y de cuello, iniciado en el útero, le
quitó la vida.

Iglesia Evangélica "Cristo Vive y Reina" en Tierra Blanca Barinas

Fue viviendo yo en el barrio La Represa,


cuando un buen día llegó a mi casa un joven
vecino, del cual, la información que yo tenía, era
que estaba estudiando para cura y sacerdote
católico. Pero él, que había conocido a una
cristiana evangélica, se enamoró de ella y se
casaron, y él se entregó a Cristo y empezaron a
trabajar en la Obra del Señor. Me refiero a mi
hermano en Cristo Mauricio Velásquez Echeverry
y Bety Acosta de Velásquez. Y me dijo mi
hermano Mauricio, con un tratado en su mano
que decía: “Señor, mi Dios, a ti levanto mi alma”
Salmo 25:1, “Tenemos el placer de invitarle
junto a su familia a un encuentro con DIOS.
Lugar: Recuperadora Don Jorge. Día sábado
Santo 06/04/96. Hora 7 pm”. También había
invitado a mi hermano en Cristo Juan Méndez
(Q.E.P.D), quien era un reconocido evangélico
habitante del sector. Yo me fui con mi esposa y
mis dos hijas al encuentro con Dios incógnito
para mí. Mi esposa tenía 36 años, la misma edad
mía, Laura tenía nueve años y Leidy ocho,
respectivamente. Yo no sabía de qué se trataba
todo aquello. Cuando llegué fui muy bien
atendido por todos los que se encontraban en el
lugar. Estaban los suegros de mi hermano
Mauricio: José Acosta y la hermana Virginia.
Algunas cuñadas de Mauricio también se
encontraban allí y Juan Méndez, el único
evangélico del barrio en aquella oportunidad.
Había muchas sillas blancas en el lugar que se
encontraba muy bien acondicionado para tal fin.
Pues era un culto y un servicio a Dios que iban a
realizar. Empezaron a Orar y a cantar himnos de
adoración y alabanzas a Dios, y a tocar con un
teclado. Por allí empezó el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo a tratar conmigo y mi familia. Lo
primero que pasó fue que me empezó a gustar
mucho todo aquello: la alabanza, adoración y la
exposición de la palabra de Dios. Pero quiero
confesar que me tocó mucho mi corazón y mis
ojos y mis oídos (sé por qué lo digo) el teclado y
su música, tocado por una mano muy
profesional y santa. Todos esos hermanos tienen
mucha experiencia y profesionalismo en Dios,
con mucha presencia del Espíritu Santo en sus
vidas y con mucha gracia de Dios. Cuando
terminó el servicio y nos dispusimos a salir, me
preguntaron que cómo me había parecido, les
respondí que muy bien. Y me dijeron que si
estaba dispuesto a asistir a otros servicios y les
manifesté que con mucho gusto. Yo esta tocado
por El Espíritu, se me había abierto el corazón
como a Lidia cuando oyó predicar al apóstol
Pablo. Un día cercano a la actividad anterior de
Encuentro con Dios, como quince días después,
me invitan nuevamente estos hermanos, pero
esta vez para una Campaña Evangelística, a
desarrollarse en la Cancha deportiva de la
Urbanización “Rodríguez Domínguez”, en la
avenida Carabobo de Barinas, pues iba a venir
un evangelista y salmista a cantar y predicar.
Era nuestro hermano “Chapeta”. Nosotros
fuimos: mi esposa, mis hijas y yo. Cuando iba
llegando al sitio, ya había empezado la actividad
cristiana, y al acercarme oí que cantaban
alabanzas y tocaban con el mismo teclado de la
actividad espiritual anterior en la recuperadora y
me llenó de agrado, y cuando llegué empecé a
darle a las palmas al ritmo de la alabanza, y
después que el hermano “Chapeta” predicó, hizo
el llamado a aceptar a Cristo en nuestro corazón
como nuestro Señor y Salvador, y mi esposa y yo
aceptamos al Señor. De esta forma empecé a
transitar en el camino de Cristo junto con mi
casa y familia.
Aquí empezó la iglesia "Cristo Vive y Reina"

El hermano Pastor Dr. Mauricio Velásquez,


alquiló en Tierra Blanca una casa para fundar la
iglesia evangélica “CRISTO VIVE Y REINA”.
Pagaba el hermano ciento cincuenta bolívares
de alquiler al mes. Allí me empecé a formar, con
Maestros de la palabra de Dios bien
experimentados y evangelistas que llegaban a
predicar.
El hermano José Acosta, suegro del hermano
Mauricio, es un hombre de Dios, usado como
Maestro de la palabra divina, y es un buen
director de alabanzas. De él recibí muchas
enseñanzas para mi discipulado previo al
bautismo en las aguas. El hermano Mauricio fue
otro gran Maestro y pastor que tuve (mi padre
espiritual) en la iglesia “Cristo Vive y Reina”. Del
hermano Acosta tengo muy buenas enseñanzas
acerca de la Armadura de Dios y de la Nueva
Vida en Cristo, como lo plantea la Biblia en el
libro de los Efesios. Recuerdo que un día visité al
hermano José Acosta en su hogar en Llano Alto
y me mostró una habitación de su casa, que
usaba como Oratorio, y donde tenía una
Biblioteca Sagrada, conformada por libros de
distintas especies, entre otros, tenía libros de
los Profetas Mayores y Profetas Menores. Quedé
muy impresionado con este siervo de Dios, y
sugiero que en la casa de nosotros, ministros de
Dios, debe haber un espacio y lugar destinado
para Dios. ¡Que dios bendiga a mi hermano José
Acosta! , quien es un jubilado de la CANTV.
Dr. Mauricio Velásquez, mi padre espiritual, junto a su esposa Mailyng Yileni
Colmenares e hijos, presentando en la iglesia a Jorge de Jesús Velásquez

A nueve meses de discipulado, nos informó


el hermano pastor Dr. Mauricio Velásquez, que
en enero, de 1997, bajaríamos a las aguas para
recibir el santo bautismo en Cristo, y fue el 19
de enero de 1997, cuando nos bautizamos cinco
hermanos nuevos creyentes de la iglesia
evangélica “CRISTO VIVE Y REINA”: Ramón
Contreras, Orlando Salcedo, Melvi de Salcedo,
Graciela Montilla Camacho y José Claudio
Angarita. El bautismo tuvo lugar en la Piedra del
Patio, en la población de Calderas Estado
Barinas.
Yo seguí congregándome con mi familia en
Tierra Blanca en la iglesia evangélica “Cristo
Vive y Reina”, durante todo el año 1997, los días
martes y domingos, y algunos sábados que
destinábamos para hacer algunos ayunos.
Mucha gente empezó a llegar a la iglesia y
orábamos mucho por la comunidad de Tierra
Blanca; salíamos y hacíamos muchos cultos de
hogar y repartíamos tratados en los hogares y a
las personas en las calles.
En la semana santa de 1977 predicábamos
las siete palabras al aire libre, en presencia de
mucho público.
El hermano pastor Dr Mauricio tenía una
camioneta azul cielo cuatro puertas, vivía en
Llano Alto y cuando subía para la iglesia nos
recogía frente a la casa en La Represa y casi
siempre nos íbamos juntos a la iglesia. Pero un
día el hno pastor habló con nosotros, los de La
Represa, y nos manifestó que él no iba a poder
estarnos buscando y trayendo siempre a la
iglesia, porque tenía otras ocupaciones y que
habría días en que él no podía subir y que iba a
dejar encargado al hermano Orlando Salcedo en
la iglesia para que dirigiera los cultos y abriera
la iglesia cuando él no estuviera. Orlando es
habitante de Tierra Blanca, procedente de la
Popa municipio Bolívar. Un martes, de 1997,a
final de año, me fui con mi esposa y mis dos
hijas pequeñas para la iglesia “Cristo Vive y
Reina” a congregarme, a participar en un culto
de oración, que acostumbrábamos hacerlo a las
siete de la noche, y cuando llegué la iglesia
estaba herméticamente cerrada y perdí el viaje,
me dijeron que había quedado encargado el
hermano Orlando y que no se encontraba en el
lugar. Me había costado mucho trabajo para
encontrar carro para ir a la iglesia con mi
familia; pero más me costó para venirme de
Tierra Blanca, casi a las ocho de la noche. Salí a
la carretera Barinas-Barinitas y me costó mucho
para llegar a mi casa, por causa del transporte. Y
no tenía esperanza de que esto mejorara, por las
palabras dichas por el pastor sobre el
transporte. Empecé desde aquel día a pensar
donde congregarme, sin que tuviera tantos
problemas.
Muy agradecido estoy con mi hermana
Lenny Acosta, cuñada del pastor, porque fue una
excelente maestra de mis hijas Leidy y Laura, en
la Escuela Dominical, las formó, las enseñó a
orar, a cantar y a dirigir un culto y servicio para
Dios. Lo mismo ocurrió con mi hermana Betty
Acosta, fue una bella persona que no escatimó
esfuerzos para enseñarnos las cosas
espirituales, la alabanza, la adoración, el
comportamiento y conducta del cristiano. Tengo
una anécdota con mi hermana Betty Acosta, y
fue que un día cuando estábamos en un culto y
todos los hermanos estaban con las manos
levantadas hacia el cielo, y ella, llegó donde yo
estaba parado orando y me dijo: alce las manos
hermano Claudio y me levantó los brazos, para
enseñarme.

Yo, trabajando en el liceo Nacional


bolivariano “Guillermo Tell Villegas Pulido” de
Barrancas, conocí en el año 1997, a una familia
cristiana que vive diagonal a esa institución, y
dos hermanas cristianas de ese hogar, eran
alumnas mías, pertenecían a la iglesia
evangélica “Luz del Mundo” de Barrancas, cuyo
pastor es el hermano Juan Tapia. Eran Nazaret y
Alcidia Rondón. Me hice hermano y amigo de ese
hogar cristiano por razones de trabajo y
estrictamente espirituales. Y un buen día me
invitaron las hermanas para una vigilia que se
realizaría el viernes cuatro de diciembre del año
1997, en Barinas, al lado de la misión III Luz del
Mundo, en un terreno de campaña y vigilia,
perteneciente a la casa de los hermanos Arón
Hurtado y Carmen Rondón. Yo asistí a esa
vigilia, que fue de gran bendición, en la que
hubo mucha unción de Dios y grandes
manifestaciones espirituales hermosas. De tal
manera que quedé tocado en el espíritu y sentí
en mi corazón el deseo de hablar con el pastor
de la Misión III Luz del Mundo para empezar a
congregarme ahí en esa iglesia, que me quedaba
cerca de mi casa. El sábado 05 de diciembre de
1997, fui a la casa del hermano Arón Hurtado,
pensando que él estaba pastoreando la Misión
III, para hablar con él; pero me dijo que el
pastor de esa misión era el hermano Víctor
Pérez, a quien llamó de inmediato y lo puso en
contacto conmigo. Y este pastor aceptó que yo
me congregara con ellos en la iglesia “Luz del
Mundo” misión III. Empecé en esa Obra
Evangélica a congregarme a partir del día
domingo 07 de diciembre del año 1997, hasta el
año 2003, seis años me congregué en la Luz del
Mundo. Empecé a asistir solo a la iglesia,
después se anexaron mi esposa y mis dos hijas
Leidy y Laura Andreina.
Durante la estadía en la iglesia “Luz del
Mundo”, participé todos los meses, el primer
viernes de cada mes, en poderosas vigilias,
recibiendo del cielo y de lo alto, unción del
Espíritu Santo y fuego. Orando con mucho poder
y gloria. Echando fuera demonios. Asistí a
muchas campañas evangelísticas, aprendiendo
los secretos y las cosas de Dios por boca de
conocidos y famosos evangelistas. Estuve en
campañas en casi todos los barrios de la parte
alta de Barinas: Santiago Mariño, La Represa,
Guanapa I y II, La Paz I y II, 5 de julio,
Continental, Brisas del Río, Las Vegas,
Guasimitos y El Paraíso. Mucha gente se entregó
a Cristo; muchos se han mantenido firmes y aún
están fortalecidos en el Señor y en el poder de
su fuerza dentro de la iglesia, y otros se han
descarriado.
Todos los domingos iba a la Escuela
Dominical de 9 am a 12 m., y al culto de
milagros, en la noche, que eran de gran
bendición, con un respaldo poderosísimo de Dios
y su Santo Espíritu.
Un buen día, el pastor de la Obra “Luz del
Mundo misión III”, el hermano Víctor Alfredo
Pérez, me invitó a una reunión que iba a tener
con ministros de Dios y me nombró y me ungió
como PASTOR DE CONGREGACIÓN. Y más tarde
me hizo el llamado y me designó como
MAESTRO DE ESCUELA DOMINICAL DE
ADULTOS. Estas dos funciones de pastor y
maestro las estuve cumpliendo como por cinco
años. Fue un honor para mí ese llamado a ser
pastor y maestro, en una Obra evangélica como
la Luz del Mundo, donde hay tanta gente
preparada y formada espiritualmente y llena del
Espíritu Santo e instruida en la palabra de Dios.
Pero hallé gracia en todos ellos, quienes desde
el pastor para abajo me tenían un profundo
respeto y aprecio y oraban mucho por mí.
Recuerdo que un día estaba yo enseñando
desde el púlpito la palabra de Dios, cuando de
pronto sentí que hizo acto de presencia, con
mucho poder y gloria, el Espíritu Santo y me
tomó y me revistió de su poder. Recibí unción de
Dios muy fuerte. Todos los hermanos se dieron
cuenta de la manifestación sobrenatural que se
operó en el lugar.
Eran gloriosos los servicios a Dios que
hacíamos en la iglesia “Luz del Mundo”.

Iglesia LUZ DEL MUNDO fundada en Altamira de Cáceres,


Observamos a mi esposa Graciela
De la iglesia “Luz del Mundo” misión III, en
compañía de un evangelista, fuimos a Altamira
de Cáceres a fundar la iglesia “Luz del Mundo”
de Altamira. Formo parte del equipo fundador de
esa obra de Dios en ese pueblo, que es mi tierra
natal. Esa obra ha permanecido en el tiempo
(anexo foto). También fuimos y fundamos la
iglesia “Luz del Mundo” en Santa Rosa de
Barinas. Me considero parte de ese equipo de
ministros de Dios fundadores.
En una celebración del aniversario de la
iglesia “Luz del Mundo” misión III de Barinas, el
pastor de la obra entregó reconocimientos a
ministros de Dios que nos encontrábamos allí. A
mí personalmente me otorgaron un
RECONOCIMIENTO que por donde quiera que
voy lo llevo en mi corazón. El texto dice, aparte
del membrete: “Reconocimiento a Angarita
Claudio por su destacada labor en pro del
engrandecimiento de la obra del Señor.
Sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es
en vano, 1era carta de los Corintios 15:58.
Barinas, noviembre de 2001.
En la iglesia “Luz del Mundo” se acostumbra
a dictar un Curso de Obreros para prepararlos
para el trabajo en el Señor, y al final se hace
entrega de un Certificado. Yo hice ese Curso,
pero cuando estaba terminando, se presentó un
problema y no fue posible culminar, aun cuando
todo era ajeno a la voluntad de los ministros de
Dios, que nos preparamos.
La iglesia “Luz del Mundo” era una Obra
cristiana de mucha oración y ayuno y vigilia,
aprendí a ayunar mucho, a vigilar y a orar con
mucho poder y gloria. También, la “Luz del
Mundo”, es muy campañera, le gusta salir y
predicar al aire libre. Me había iniciado en las
campañas. Participé en muchísimas de ellas.
El 12,13 y 14 de diciembre del año 2002,
estando en la iglesia evangélica “Luz del
Mundo”, me invitaron y ofrecieron un Curso de
Ética Ministerial, que iba a ser dictado por
expertos y profesionales del Sistema de
Capacitación Teológica para Líderes (SISCATEL)
emanado del Ministerio del Interior, Justicia y
Cultos de Venezuela. Esta capacitación me llegó
como anillo al dedo, fue de gran bendición para
mí. Tengo en mi mente, mi corazón y mi alma el
contenido de este estudio, y aun en físico lo
conservo en mi casa, lo que todo ministro de
Dios debe conocer y practicar como la Biblia.
Aprendí mucho en este importante Curso, que
para mí fue como bajado del Cielo; pues nos
expresaba cuál debe ser la conducta pastoral y
la manera de desenvolvernos en las iglesias,
para no pecar delante de Dios, nuestro Padre
celestial.
Este Curso de Ética echa por tierra las malas
costumbres y procedimientos propios y típicos
de este mundo con respecto a las ovejas del
Señor, y de la mala praxis viciada que existe en
las obras del Señor, por el facilismo quizás, la
ignorancia, la avaricia y hasta por el ladronismo
de ovejas. Recibí un bonito Certificado de este
Curso de Ética, que también me sirvió para mí
como pastor cuando tuve que registrar la iglesia
que fundé en Barinas, ante el ministerio de
Justicia y el Registro subalterno e inmobiliario.
Me sirvió de currículo. En la iglesia evangélica
“Nuevo Remanente”, que funciona en Guanapa
II, fue donde habilitó el Ministerio de Justicia,
para realizar el Curso de Teología Ministerial.
Soy fundador, presidente y pastor de una de
las grandes iglesias de Barinas-Venezuela.
Grandes – digo – por la calidad espiritual de la
obra, por la abundante y constante presencia de
Dios y por la fidelidad de sus ministros del
evangelio.
Fundador y constructor: Desde el año 2000
en adelante, empecé a sentir en mi espíritu el
deseo de construir y fundar una iglesia para el
Señor de señores y el Rey de reyes, Jesús de
Nazaret, para adorar y alabar al Padre, al Hijo y
al Espíritu Santo.
Al lado de mi casa, yo tenía un terreno
privado y un buen día me dispuse a construir el
Templo o la Casa de Oración para el Señor.
Compré un camión de arena y preparé el
terreno, que había quedado cercado con paredes
de bloque perimetrales, casi completamente, por
tres lados. Pues el vecino que había comprado al
lado, el señor Orellana, había hecho una pared
común conmigo y mi propiedad. Un día hablé
con mi mamá quien me preguntó por la
construcción, y le dije que pensaba construir
una iglesia, que ya tenía la arena, pero me
faltaba el cemento para el piso. Ella me dijo que
compraría el cemento y me dio el dinero para
veinte sacos. Esta actitud de mi madre, la
interpreté como de parte de Dios. Entendí que
ya Dios había empezado a ayudarme, porque Él
quería y estaba gustoso con la obra que yo había
empezado a hacer para Él. Así empecé, mandé
hacer el piso rústico con albañiles muy
especializados: Mi cuñado Pedro José Rondón,
luego compré el hierro y mandé soldar la
estructura de la iglesia, con un excelente y
profesional soldador, hermano en Cristo: El hno
William. Seguidamente compré el acerolit y el
mismo soldador lo colocó y techó la iglesia.
Entonces busqué la Terracota para el piso y a un
albañil, el hermano Rafael Ramírez, quien
revistió bien bonito el piso, y luego mandé a
hacer el púlpito y altar de la iglesia. Compré y
mandé hacer en Barrancas un bello atril de
madera, y coloque un hermoso portón de hierro
con tubos ornamentales y puerta de la iglesia.
A principios del año 2004 empezamos a
tramitar el registro de la iglesia. Formamos una
Junta Directiva y buscamos nombre para la Obra
de Dios. Yo tenía varios nombres, pero un día
me reuní con los hermanos de la directiva para
definir el nombre. Una hermana cristiana que
poco habla y participa en estos casos, se atrevió
a decir que deberíamos colocarle como nombre:
“El Amor de Dios”, y de una vez filtramos el
nombre por la palabra de Dios y nos
encontramos con una cita bíblica que aparece en
el libro de Romanos capítulo cinco versículo
cinco, que dice: “…El Amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones por el Espíritu
Santo que nos fue dado”. A la hermana Laura
Andreina Angarita Montilla fue a quien Dios le
reveló ese nombre. De manera que
consideramos ese nombre cien por ciento bíblico
y también de parte de Dios para nosotros.
Empezamos a sacar todos los documentos
para el registro, habilitamos un bufete de
abogados y contadores, quienes redactaron el
Acta Constitutiva y los Estatutos, y la llevaron
con todos los soportes a Caracas, al Ministerio
de Justicia para buscar El Visto Bueno, que una
vez obtenido, procedimos a la inscripción de la
iglesia y la obtención del número 9.173 ante el
Ministerio de Justicia y Cultos, y luego
registramos los documentos y la iglesia en el
Registro Subalterno e inmobiliario del Estado
Barinas. El 15 de junio de 2004, quedó
formalmente registrada la iglesia.
Una iglesia para registrarla tiene que tener
el terreno a su nombre. A esta iglesia le
notaríamos el terreno y se lo registramos, bajo
la representación de Graciela Montilla de
Angarita. Ella representa a la iglesia en la
propiedad del terreno.
Ha sido de gran bendición esta iglesia, pues
en ella hemos realizado muchas actividades
espirituales y cristianas durante varios años y
décadas. Muchas personas han venido a
congregarse y tenemos muchos testimonios de
grandes bendiciones de Dios. Desde el año 2000
hemos venido haciendo cultos y servicios en
esta obra.
ANGARITA ARISMENDI, JOSÉ CLAUDIO
Historia, Anécdotas Y Biografía
Barinas, 2019
pp. 205

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