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LA LEYENDA DE LOS SOLES (1588)

De Michel de Montaigne

“Los del reino de México eran en cierta medida más civilizados y más
artificiosos que las demás naciones de aquel lado. También pensaban,
como nosotros, que el universo estaba próximo a su fin, e interpretaron
como una señal al respecto la desolación que nosotros les llevamos.
Creían que el ser del mundo se reparte en cinco edades y en la vida
de cinco soles consecutivos, cuatro de los cuales habían ya cumplido su
tiempo, y que el que les daba luz era el quinto.
El primero pereció con todas las demás criaturas a causa de una
inundación universal.
El segundo, a causa de la caída del cielo encima de nosotros, que
ahogó toda cosa viviente, a cuya edad asignan los gigantes, y mostraron a
los españoles huesos en proporción a los cuales la estatura de los hombres
alcanzaba veinte palmos de altura.
El tercero, a causa del fuego que lo abarcó y consumió todo.
El cuarto, a causa de una agitación de aire y de viento que llegó a
abatir numerosas montañas; los hombres no murieron, pero fueron
transformados en monos — ¡qué impresiones no tolera la blandura de la
creencia humana!—.
Tras la muerte del cuarto sol, el mundo permaneció veinticinco años
en perpetuas tinieblas, en el decimoquinto de los cuales fueron creados
un hombre y una mujer que rehicieron la raza humana; diez años más
tarde, un determinado día, el sol apareció creado de nuevo; y la cuenta
de sus años empieza desde entonces por ese día. Al tercer día de su
creación murieron los dioses antiguos; los nuevos han nacido después,
poco a poco.
De lo que piensan sobre la manera en que perecerá el último Sol, mi
autor1 no ha averiguado nada. Pero su número acerca del cuarto cambio
coincide con la gran conjunción astral que produjo, hace unos
ochocientos años según estiman los astrólogos numerosas grandes
alteraciones y novedades en el mundo”. (Montaigne, pág. 1367-1368)

1
Nadie duda que el “autor” al que hace referencia Montaigne es López de Gómara, cuya
Historia de las Indias fue publicada en francés en 1568 o 1570 o 1580, 1584, 87, 97, y
según las referencias que he podido leer, incluso se da 1606 como la primera edición
francesa. No sé si será posible suponer que Montaigne, descendiente de judíos españoles,
supiera leer en castellano.

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